FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA Y DE LA CIENCIA Valencia 2015 INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES Prefacio En esta asignatura se pretende entrar en el estudio del mundo de la filosofía de la ciencia y de la naturaleza, reflexionar sobre la naturaleza y la ciencia. Por ello su nombre es «Filosofía de la naturaleza y de la ciencia». Trataremos de la ciencia natural en cuanto objeto de estudio. Intentaremos determinar los factores que rigen el hacer y el pensar de los científicos. Buscaremos los fundamentos filosóficos de la mentalidad científica1. El carácter de nuestro estudio tiene el límite de estar dirigido a alumnos del ciclo institucional, muchas veces, sin conocimiento especializado en ninguna disciplina científica y matemática. Por eso es una «introducción» que evitará dos extremos. Por un lado, quedarnos un mero estudio estándar y simplemente «tradicional», para no ser aburridos y repetitivos, dando la impresión de estar en una asignatura «muerta». Por otro parte, no podemos presentar solamente las novedades sin tener en cuenta la tradición filosófica precedente donde aquellas alcanzan su verdadero potencial. Se trataría de llegar a un equilibrio. De esta forma, en cada capítulo, se ha puesto un énfasis especial en exponer a favor y en contra las diversas argumentaciones, con el fin de que apareciese un espacio donde el alumno pueda adquirir la capacidad de valorar por sí mismo la más plausible. Debemos contar con los límites propios de las clases, temporización por ejemplo, que dificultará tratar exhaustivamente los temas sin caer en la superficialidad. Al final de cada tema se darán una serie de conclusiones que implicarán una toma de posición razonada por nuestra parte. No podemos olvidar que el temario se desarrollará desde los posibles que ofrece la misma filosofía. Por ello la argumentación siempre es de carácter 1 Estos apuntes son un material para las clases, el eje principal ha sido la traducción del italiano del libro de L. Caruana, Fondamenti filosofici delle scienze naturali, que se ha completado con otros materiales. INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES 4 abstracto con la consiguiente búsqueda de la verdad. Por eso evitaremos en la medida de lo posible aquello que lo impida y aceptaremos aquello que lo favorezca. Tratamos de favorecer la adquisición por parte del alumno de un propio estilo filosófico. No se trata de memorizar para meramente repetir sino de filosofar. Adquirir la capacidad para buscar la verdad de las cosas. El último punto de esta introducción versa sobre la filosofía perenne. Un debate que aún ahora queda abierto. Pensamos que una filosofía perenne no es una absurdidad. Ello significa que tenemos en cuenta toda una tradición filosófica precedente y que toda novedad se instala en ella, desde una valoración propia. No es pensar que ya está dicho todo lo que hay que decir con las teorías de los grandes filósofos acerca de naturaleza y la ciencia; ni aceptar sólo aquello que se ha investigado recientemente en el tiempo. Delimitaciones introductorias Podemos decir que el objeto de la filosofía como búsqueda de la explicación última de lo real y de su valor puede concentrarse en tres palabras: mundo, hombre y Dios. El hombre es el objeto central de la filosofía, de ahí que muchas veces pueda concebirse como una antropología integral o radical, una reflexión sobre el hombre en su ser, conocer y actuar. Dios sería el término final de la búsqueda filosófica, la razón última del hombre y de su ser en general. El hombre no es un ser solitario. Nace y vive en el mundo en continuo diálogo con él. El mundo aparece no sólo como el ambiente vital, como lo pueda ser para el animal, sino que también es el objeto de su conocimiento y de su acción, sobre todo instrumento de su personalidad integral. El hombre forma parte integrante del mundo. El mundo no es algo meramente externo a él. El hombre no es sólo espíritu sino que también es materia. Cuerpo viviente y sentiente. Espíritu encarnado. Tiene algo en común con los animales, las plantas y las mismas cosas materiales e inanimadas, pero se distingue de todo ello y lo trasciende por su peculiar dimensión espiritual. Por ello decimos que una filosofía integral del hombre no puede prescindir de una filosofía del hombre. Debemos señalar que la filosofía del mundo, que es como se denominaba antiguamente esta asignatura, no sólo forma parte de la filosofía, sino que constituye la fase inicial de la reflexión filosófica. De hecho la encontramos ya prefigurada en las antiguas religiones y mitologías, ya que todas inician con una cosmología y una cosmogonía, esto es, una visión del mundo, de sus fenómenos, de sus fuerzas, de sus orígenes. Así lo vemos en la filosofía griega que es inicio de la misma filosofía y cultura occidental. La filosofía para los Jónicos era una filosofía del mundo, una teoría sobre la naturaleza y sobre los principios. Aristóteles llama a estos primeros filósoSegundo borrador, 2015 INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES 5 fos «los físicos», ya que tratan de la constitución del mundo natural. Buscan un arjé original que explique la variedad de las cosas y su cambio. Es el mismo problema que tendrán las doctrinas posteriores más elaboradas de los pitagóricos, eléatas y jónicos, como Empédocles y Anaxágoras y sobre todo la doctrina atomística de Leucipo y Demócrito. Sólo después hay una vuelta de la mente sobre sí misma, con los sofistas de manera escéptica y de manera positivo-constructiva con Sócrates y Platón. El hombre es el centro de la búsqueda filosófica, pero lo sigue siendo el mundo, ya en Platón y más aún en Aristóteles. Podemos decir que todos los grandes sistemas antiguos, medievales y modernos tienen una filosofía del mundo y de la naturaleza como una parte esencial, junto a la filosofía del hombre y de Dios, dentro de la filosofía del ser en general. El contacto con la ciencia Hoy la filosofía del mundo goza de gran importancia por su relación con las ciencias de la naturaleza. Así este tipo de filosofía tiene que ver con la ciencia, en sentido moderno del término: la matemática, la física, la química, la geología, la biología, la astronomía, la cosmología científica. Todos nosotros sabemos de la importancia y el peso de la ciencia en la cultura contemporánea. Así la cultura y la civilización moderna encuentran su desarrollo en el desarrollo de la ciencia y de la técnica en ella fundada. El peligro de nuestra cultura tal vez sea el cientismo. Decir que los elementos científicos y técnicos son la base y el metro único de nuestra cultura y civilización desprestigiando otros elementos que forman parte nuestro pensamiento como lo es la literatura, el arte, la historia, la moral, la religión. El espíritu científico y técnico puede devorar el espíritu humanista con sus valores espirituales y afectivos. Todo ello puede llevar a una materialización y utilización del hombre, disminuyendo y llegando a la aniquilación de su personalidad y por ello de su originalidad. Los progresos de la técnica, posibilitado por el desarrollo de la ciencia moderna, con el incremento de las posibilidades materiales, el creciente dominio de las fuerzas naturales, la multiplicación y dilatación de las comodidades de la vida, pueden fomentar y exaltar las pasiones inferiores del hombre, la sensualidad, el egoísmo, el sentido de autosuficiencia, su voluntad de poder y dominio, pueden llevar a la humanidad a la superación y desprecio de todas las inhibiciones de carácter psicológico, moral y social, con todas las desastrosas consecuencias, de las que ya somos espectadores. Ahora bien, nadie puede pensar que ello se soluciona eliminando la ciencia y la técnica volviendo a una cultura y a una civilización pre-científica, que hoy sería anticientífica. Segundo borrador, 2015 INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES 6 El único medio para “salvar” al hombre es la reconstrucción de un humanismo integral, en el que concurran positivamente todos los factores humanos, psicológicos, morales, religiosos, sociales y también científicos y técnicos. Por ello nos situamos ya en contra de todo mero espiritualismo y existencialismo que sólo subraye los aspectos negativos de la cultura científica contemporánea. Es necesario revalorizar positivamente los factores científicos y técnicos; y simultáneamente, reconocer sus límites internos, para contribuir todo a la salvación de la humanidad. Es necesario que la filosofía entre en contacto con la ciencia para un examen crítico y una justa valoración, para obtener los datos que directamente interesan a la reflexión filosófica sobre el hombre y el mundo, para depurarla de prejuicios filosóficos, a menudo inconscientemente, para prevenirla de injustificadas extrapolaciones, pero también para no permanecer en un saber atemporal, extraño al pensamiento contemporáneo y al mismo tiempo con un lenguaje de nuestro tiempo. Y todo ello es tarea de la filosofía del mundo entre los otros tratados de filosofía sistemática en general. Filosofía del Mundo o Cosmología Filosófica: Existencia y naturaleza de nuestra asignatura Antes de reflexionar sobre la razón científica debemos preguntarnos si más allá del conocimiento empírico y de la ciencia de la naturaleza, de la física experimental y de la física matemática y teórica, exista un grado último, esto es, una inteligibilidad «filosófica» de la naturaleza, o lo que es lo mismo, una verdadera filosofía del mundo, como una disciplina distinta de la física o de la metafísica. Buscamos una disciplina que sea no sólo epistemología del mundo sino también ontología del mundo. Una filosofía de la naturaleza distinta de la física y de la metafísica no era reconocida ni en la Antigüedad ni en el Medioevo. En nuestros días también se ha puesto en entredicho por parte del positivismo y de muchos científicos, así como por muchos filósofos espiritualistas y existencialistas. También por parte de los neo-escolásticos, que admiten su existencia pero no se ponen de acuerdo en su naturaleza formal. Debemos meditar sobre la problemática comparando las diversas opiniones para acercarnos a una solución aceptable. Así, por una parte vemos que Aristóteles, Sto. Tomás y sus seguidores no distinguen entre «ciencia de la naturaleza» y «filosofía de la naturaleza». Hablan de cuestiones de manera indistinta, que hoy se tratarían o bien bajo una u otra perspectiva. Si se admite una distinción específica entre los dos modos de considerar el mundo, será necesario distinguir en los tratados aristotélicos sobre la naturaleza, generación, corrupción, sobre los cielos…etc. las partes que pertenecen a la física como ente sensible, o aquellas Segundo borrador, 2015 INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES 7 que pertenecen a la filosofía en sentido estricto. Por ejemplo, se podría decir que a la ciencia física pertenece el análisis del movimiento según sus elementos observables y experimentables: velocidad, espacio recorrido, tiempo empleado, que es desarrollado en el libro VII de la Física; mientras que a la filosofía de la naturaleza pertenecería el análisis del movimiento como ente mediante conceptos trascendentales como el de acto y potencia, desarrollado en el libro III de la Física. Por otra parte, los filósofos y científicos en los albores de la época Moderna continúan considerando la Nueva Física como filosofía natural. Esta debía sustituir en el mismo nivel a la física aristotélica que se aprendía en la Escuela. Así tenemos el caso de Galileo que además de matemático y principalmente le gustaba considerarse filósofo de la naturaleza. Pero para éste el filósofo es el astrónomo2. Por lo que podemos decir que el primero de todos fue Copérnico, ya que primero trató de salvar las apariencias de los cielos con la hipótesis tolemaica como matemático, pero después como filósofo y considerando si tal constitución de las partes del universo podía realmente subsistir in rerum natura, y visto que no, y viendo que el problema de la constitución era digno de ser buscado se puso a investigar tal constitución3. Podemos decir que tanto Descartes como Leibniz se consideran «filósofos» en su contribución a la fundación de la ciencia moderna, pero también un científico podemos decir «puro» como es Newton, ponía a su obra capital, el primer tratado de mecánica racional en sentido moderno el título de Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (1686). Otro fundador de la ciencia moderna como lo fue John Dalton, titulaba su tratado A System of Chemical Philosophy (1808); y también señalamos a Stanislao Cannizzaro que publicaba una obra fundamental para el desarrollo de la química modera con el título de Sunto di un Corso di Filosofia Chimica (1859). Por lo tanto podemos decir que la afirmación explícita que distingue la filosofía del mundo de la física o de la ciencia es algo reciente y que se ha dado de manera gradual. La distinción se debe a los distintos desarrollos de la ciencia moderna, por una parte, y a la de la filosofía por otra. Los métodos de definición, búsqueda, de demostración, tanto de la filosofía como de la ciencia han ido acentuándose en direcciones diferentes. Las diferencias no se aprecian tanto a nivel de contenidos como sí a a un nivel formal y de principios. 2 G. GALILEI, Istorie e dimostrazioni intorno alle macchie solari (1613), in Opere, V, 102: «Gli astronomi, i quali oltre alla cura di salvare in qualunque modo le apparenze, cercano d’investigare, come problema massimo ed ammirando, la vera costituzione dell’universo». 3 G. GALILEI, Lettera a Mons. Pietro Dini del 23 de marzo 1614, in Opere, V, 102. Segundo borrador, 2015 INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES 8 Christian Wolf, introduce un término propio para la filosofía del mundo, considerada como parte de las ciencias racionales teóricas distintas de las ciencias empíricas, es decir, como parte de la metafísica especial; la llamó «cosmología» y la definió como «la ciencia del mundo o universo en general, en cuanto es ente, y éste compuesto o móvil»4. La denominación y la definición misma de Wolf fue retomada un siglo después por P. Matteo Liberatore y a través de él han pasado a los tratados de filosofía escolástica. Articulación del tratado Nuestro temario se dividirá en dos partes fundamentalmente. La primera sobre el conocimiento del mundo y la segunda sobre su naturaleza. La primera parte es de naturaleza epistemológica, donde nos preguntaremos por los grados del conocimiento del mundo: empírico, científico y filosófico; el valor fundamental del conocimiento empírico, la naturaleza y el método de la ciencia, sobre todo de la física y de la matemática. Veremos si es posible una filosofía de la naturaleza como ciencia entre la física y la metafísica. La segunda parte estará dedicada a la filosofía de la naturaleza en sentido propio. Nos detendremos en su sustancialidad y evolución. En las cuestiones del espacio y el tiempo. Meditaremos sobre el problema de la causalidad. Todo para ver el orden, la unidad de mundo justamente valorado por el mismo hombre. Temario 1. A modo de introducción 2. La observación científica 3. El método científico 4. La explicación 5. La valoración de las teorías científicas 6. La naturaleza de las cosas 7. Espacio y tiempo 8. La causalidad 9. La causa última 10. Ciencia, razón y fe 4 Chr. WOLFF, Cosmologia Generalis (1731), Verona 1779, p 1: «Cosmologia generalis est scientia mundi seu universi in genere, quatenus scilet ens, idque compositum atque modificabile est». Hoy si se quiere conservar el término de Wolff «cosmología» es necesario añadir el adjetivo de «filosófica», para distinguirla de la «cosmología científica» desarrollada sobre la base de observaciones astronómicas y de la teoría de la relatividad. Segundo borrador, 2015 INTRODUCCIÓN Y GENERALIDADES 9 BIBLIOGRAFÍA Manuales AAVV, «La ciencia: estructura y desarrollo» en Enciclopedia americana de filosofía, V. IV, Madrid, 1993. AUBERT, J. M., Filosofía de la Naturaleza, Barcelona, 1987. ARTIGAS, M., Filosofía de la Naturaleza, Navarra, 20035. BASTI, J. F., Filosofia della natura e della scienza. I, Roma, 2002. 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Segundo borrador, 2015 1 La Observación Científica La filosofía puede ser descrita como el uso de la racionalidad y de la argumentación en la búsqueda de la verdad. Ésta hace referencia a la realidad, sobre todo a las causas y a la naturaleza intrínseca de las cosas. Una investigación filosófica sobre la ciencia natural debería comenzar por un análisis de la naturaleza misma de esta racionalidad en el modo específico en el que opera con el método de la ciencia. Por eso debemos preguntarnos sobre el modo de pensar. ¿Hay uno o varios? ¿Se pueden distinguir los unos de los otros? Desde los tiempos antiguos la filosofía distinguía entre varios tipos de entidades. Por ejemplo tenemos varios tipos de seres vivientes: pájaros, mamíferos, peces etc. Si consideramos el pensar, la pregunta se hace difícil por tratarse de algo abstracto, podemos tener al respecto una gran libertad. ¿O no puedo pensar como yo quiera? Es verdad que el pensamiento, en un sentido, ni tiene límites. Es verdad también, que en ante algunas situaciones tenemos la capacidad, y muy a menudo la obligación, de decidir entre razonar bien y razonar mal. Muchos filósofos están de acuerdo en que existen dos modos de razonar o de llegar a una conclusión. Con el término deducción nos referimos al acto de llegar a una conclusión verdadera. El primer modo de deducción es el silogismo, mediante el cual llegamos a una conclusión en referencia a una cosa o a una situación particular. Por ejemplo podemos poner el silogismo archiconocido de que todos los hombres son mortales. Sócrates es un hombre. Entonces Sócrates es mortal. Nos interesa ver la forma del silogismo no el contenido. De esta manera podemos generalizar el silogismo así: Todos los A tienen el atributo P. Este particular X es un A. Entonces, este particular X tiene el atributo P. Este modo de razonar o de llegar a una conclusión se distingue de otro modo llamado inducción. En este caso, la conclusión no es una afirmación que hace referencia a una cosa particular sino a una afirmación general. La inducción se ve como una especie de silogismo a la inversa. Mientras en el silogismo se empieza con un principio general, en la inducción se comienza por un número de casos particulares con el tentativo de llegar a una conclusión que valga para todos esos caso. Por ejemplo: se comienza diseccionando el estómago de una jirafa y se ve que tiene cuatro compartimentos. Después vemos que al abrir el estómago de otra jirafa también hay cuatro compartimentos y en un tercer caso vemos que sucede lo mismo, cuatro compartimentos. Se puede concluir que todas las jirafas tienen el LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 14 estómago dividido en cuatro compartimentos. La forma de la inducción y de manera general se pude mostrar así: A1 tiene el atributo P. A2 tiene el atributo P. A3 tiene el atributo P. …. Por lo tanto, todos los A tienen el atributo P. Lo que ocurre en el pensar de la ciencia natural puede ser explicado bajo los términos de estos dos modos de pensar. Como hemos visto en el ejemplo de las jirafas, el científico comienza por observar el caso particular. Después trata de extraer de estos casos algunos principios válidos para todos los casos. Si se consigue, el principio será llamado, principio general. En su procedimiento, hasta el momento, el científico sólo está usando el modo de pensar inductivo. El principio general le permite pasar al razonamiento deductivo, silogístico, mediante el cual se podrán hacer las predicciones. Podrá prever que el próximo ejemplar que examinará también tendrá un atributo particular. Por ejemplo, después de haber llegado al principio general que todas las jirafas tienen el estómago dividido en cuatro partes, el científico puede razonar de modo inverso para concluir que, si el próximo animal a estudiar es una jirafa, el estómago de este animal estará dividido en cuatro partes. Ahora bien cada paso en esta simplísima explicación del pensamiento científico merece más atención y una ulterior reflexión filosófica. Por ello el primer aspecto a examinar es el de la observación inicial. ¿Qué es lo que observamos y cómo lo hacemos? En el próximo capítulo veremos si existen problemas en este modo de llegar a una deducción. En el capítulo III veremos el procedimiento general de la ciencia, esto es, el modo en el que las previsiones correctas hechas por una teoría nos pueden ayudar a valorizarla. La pregunta crucial es: ¿cómo podemos aceptar o rechazar una teoría de modo racional y no caprichoso? Después de tratar el método científico en los primeros capítulos, pasaremos al contenido de la visión científica, es decir a un estudio filosófico sobre la Naturaleza misma. 1. Los observables Es obvio que lo que observamos cubre una gran variedad de cosas: podemos observar por ejemplo el sabor dulce de la miel, el coraje de un soldado, o también el rojo de la rosa. Estos aspectos son a menudo llamados las cualidades de los objetos que las poseen. La cualidad de un objeto Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 15 aquí se puede entender como un aspecto particular de la forma del objeto5. Así podemos decir que las cualidades que observamos pueden ser consideradas como modos específicos en los que la forma se realiza. Una forma individual se presenta poseyendo una figura específica, una grandeza específica, un color específico etc. ¿Cómo nos puede ayudar esta explicación simple de las cualidades a comprender mejor la observación científica? La intención del científico es, primeramente, registrar las cualidades que son realizaciones de la forma. Pero tenemos que tener en cuenta que no todo lo que es observable manifiesta la forma de manera auténtica. Retomando el ejemplo de las jirafas, observamos que el científico que examina la jirafa no lo registra todo, por ejemplo nada sabemos de sus sentimientos cuando había comenzado su investigación. Él no registra sus sentimientos porque sabe que para llegar a un principio general en referencia a las jirafas sus sentimientos no ayudan en la disección. Aquello que registra son los aspectos estrechamente ligados al objeto de estudio, los aspectos ligados a la estructura de la jirafa. Esto significa que el científico debe decidir, antes de empezar su trabajo de investigación, qué cualidades están ligadas estrechamente al objeto de estudio y cuales no. En este caso los sentimientos del científico no parecen ser pertinentes para el estudio de las jirafas. Pero la distinción entre aquello que vale la pena registrar y aquello que no vale la pena no siempre está muy clara. No podemos olvidar, que incluso en este caso los sentimientos del investigador durante la disección están en un sentido amplio ligados a la jirafa, porque encuentran en ella su causa. En definitiva debemos ver si existen varios tipos de cualidades. Si la respuesta es positiva, la ciencia natural podría ser descrita simplemente como la disciplina que tiene que ver con un tipo determinado de cualidades, dejando otros tipos de cualidades para otras disciplinas. Del ejemplo anterior podemos ver que de las cualidades como las dimensiones de la jirafa pertenecen a la jirafa. Otras cualidades pertenecen evidentemente al científico. Aquello que hace referencia a la jirafa como objeto, las cualidades del primer tipo pueden ser denominadas cualidades primarias. Así John Locke en su Ensayo sobre el entendimiento humano (Vol. I, Lib. 2, c. 8), las examina y las diferencia de las cualidades secundarias. 5 No queremos entrar ahora en discusión sobre la noción de forma en el discurso metafísico, podemos al menos señalar el hecho de que cualquier cosa que se presenta ante nuestro conocimiento tiene asociada dos aspectos fundamentales: el aspecto que hace que la cosa sea un individuo, y el aspecto que hace que hace que sea un miembro de una especie de cosas similares. Aquí nos referimos a este segundo aspecto con el término «forma», como se puede ver por ejemplo en la obra de Aristóteles, Física I, 6-9. Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 16 Para explicar la diferencia entre ambas usaremos el ejemplo de sentir con las manos la temperatura de una cierta cantidad de agua. Así podemos observar que la misma agua puede ser sentida fría en una mano y con la otra caliente, al mismo tiempo. Es un algo que depende de la condición de la mano. Si la mano estaba antes en un ambiente muy frío, el agua se sentirá de manera caliente. Si la mano se encontraba en un ambiente muy caliente entonces el agua se sentirá como fría. De este experimento sabemos que el calor y el frío no están en el agua realmente. La misma agua no puede estar fría y caliente al mismo tiempo. Estas dos cualidades deben considerarse como sensaciones que el agua produce en la mente. La cantidad del agua es una cualidad muy diversa a las anteriores. Esta pertenece estrechamente al agua, o parece no depender de la persona que observa. La consecuencia que Locke extrae es que las cualidades no son todas de la misma naturaleza. Las cualidades primarias pertenecen a las cosas. Las cualidades secundarias existen solo en la mente de aquellos que observan la cosa, y por tanto no corresponde a ningún atributo de las cosa. Si la conclusión de Locke fuera válida sería posible definir la ciencia natural como aquella disciplina que estudia las cualidades primarias antes que aquellas secundarias. Esta distinción debemos matizarla porque lleva en sí misma una serie de problemas. El argumento principal a favor de esta distinción depende de una cierta relatividad perceptiva. Aquellos que serían defensores de esta distinción, como Locke, dirían lo siguiente. Desde el «punto de vista» de la mano derecha el agua se percibe caliente. Desde «punto de vista» de la mano izquierda la misma agua se percibe fría. Ya que la percepción del calor es relativa, los términos «frío» y «caliente» se refieren a cualidades secundarias. Otras cualidades que no se pueden someter a esta relatividad perceptiva son de otro tipo, esto es, cualidades primarias. Según Locke, estas cualidades primarias comprenden las dimensiones, la figura, el movimiento, la cantidad y la impenetrabilidad. Otras cualidades como el gusto, el color, el olor, el calor, son según él cualidades secundarias. Según estos se contentan con una visión muy simple de la ciencia natural reducida a las cualidades primarias. Pero debemos de preguntarnos sobre la plausibilidad de este argumento. Intuitivamente podemos comprender que la relatividad perceptiva no permite distinguir verdaderamente el tipo de cualidades. Podemos decir que una mesa redonda aparece de manera elíptica cuando se observa por un lado. En cambio, la mesa es percibida circularmente cuando se ve desde lo alto, desde una visión perpendicular al centro. De ahí que podemos decir que la cualidad primaria «figura» de Locke es algo relativo desde el punto de vista de aquel que observa, y en ese sentido no es muy diferente de aquellas cualidades secundarias. Esto sirve también para el resto de las Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 17 otras cualidades que Locke llamaba primarias. En consecuencia admitimos que no nos satisface la distinción entre cualidades primarias y secundarias que hemos hecho hasta el momento. Nuestra esperanza es describir la ciencia natural como aquella investigación que se centra en la cualidades primarias. Por el momento esto es irrealizable No se puede definir una observación científica en términos de un cierto tipo de cualidades por la simple razón de que no existe una línea clara de división entre cualidades primarias y cualidades secundarias. La expectativa de partir de una reflexión sobre la observación para llegar a una definición simple y completa de la ciencia natural era un poco optimista. La observación científica es una operación complicada que podría incluir incluso algunas decisiones por parte del observador. No es una operación totalmente pasiva. 2. Problemas para explicar la percepción Para profundizar en la naturaleza de la observación científica nos será útil saber qué hacemos con las cualidades de las cosas en calidad de observadores. La facultad humana ligada a la observación es la percepción. Así, vemos colores, sentimos el calor, etc. A menudo pensamos que toda esta información que el investigador puede registrar como cualidades de su objeto de estudio deben formar parte de su trabajo. Pensamos que todas las cualidades percibidas son importantes y tienen más o menos el mismo valor. Cuando adoptamos esta postura estamos en lo que en filosofía llamamos el realismo ingenuo. Según esta posición, todo aquello que es percibido del objeto es verdadero para ese objeto. Esta posición no deja espacio para diferenciar entre aquello que percibimos y aquello que es verdadero para el objeto. En ese sentido el realismo ingenuo es una postura extrema. En el otro extremo nos encontramos con el fenomenismo. Según esta postura, la distinción entre aquello que percibimos del objeto y aquello que es verdadero para el objeto es total, en el sentido que nada de aquello que percibimos es verdadero para el objeto. Intentaremos en nuestro discurso valorar estas dos posiciones extremas, con el objetivo de identificar los problemas a superar por una explicación plausible de la percepción. Según la primera posición extrema, cuando vemos por ejemplo un tomate rojo podemos concluir que se trata de eso, un tomate rojo. Si consideramos la pregunta: ¿el tomate, también es rojo cuando no lo miro?, la respuesta parece fácil. El tomate es rojo también cuando no lo miro, porque otro puede decirme en mi ausencia que sigue siendo rojo. Supongamos que ahora la pregunta sea: ¿el tomate es rojo, también cuando ninguno lo mira? La respuesta a esta pregunta depende mucho del modo en que explicamos la naturaleza misma de la percepción. Según los protagonistas del Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 18 realismo ingenuo, aunque no sea percibido por nadie, el objeto físico retiene todos los atributos que nosotros percibimos normalmente. El tomate posee un color específico, esto es, el rojo. Posee una figura específica, de específicas dimensiones, un específico sabor, etc. Esta posición extrema lleva consigo diversos problemas. Si adoptamos esta posición ¿cómo podemos explicar el hecho de que cometemos fallos perceptivos, fallos que llamamos «ilusiones»? Puedo estar convencido de que el gato está en la butaca del salón. Pero me doy cuenta de que aquello que he visto es una chaqueta que alguien ha dejado sobre la butaca. Había percibido algunas cualidades que me habían convencido de que se trataba del gato sobre la butaca, pero estas cualidades eran totalmente otras: no eran las de un gato sino las de una chaqueta. Este ejemplo muestra que, en algunas situaciones, aquel que percibe no puede distinguir entre una experiencia perceptiva verdadera de una ilusoria. Otros ejemplos más graves de ilusión pueden llegar a decir que no existe ningún objeto externo que podría ser considerado la causa de la percepción que podríamos tener. Estos casos de alucinación no nos permiten decir que el objeto percibido es similar a aquel real, simplemente porque en la realidad no existe nada. Los del realismo ingenuo, si mantienen que todo aquello que es percibido del objeto es verdadero para aquel objeto no podrían explicar los casos anteriores. Por lo que cualquier teoría que aceptemos sobre la percepción debe ofrecer una explicación satisfactoria sobre las posibilidad de las ilusiones y alucinaciones. El segundo problema que colegimos al realismo ingenuo es el hecho de considerar la percepción como el efecto de una causa lejana. Así deberíamos hablar de una cadena causal que ata la percepción a aquello que la causa. Aceptamos todos que cuando percibimos un tomate rojo, existe un proceso en el que la luz golpea contra la superficie del tomate, este hecho incluye que serán absorbidas todas las ondas excepto las de color rojo que será reflejado, el hecho de que esta luz roja reflejada entre en el ojo, active algunos puntos nerviosos en la retina, produzca impulsos eléctricos que lleven del nervio óptico al cerebro, con el resultado que la persona vea un tomate rojo. No se puede dudar que existe una cadena causal. Los defensores del realismo ingenuo deben admitir que aquello que registramos no puede ser identificado simplemente con una cualidad del objeto externo. Aquello que registramos parece ser el efecto final de una causa, ella misma efecto de otra causa y así sucesivamente, hasta que se llega al objeto mismo. En cierto sentido, aquel que percibe se encuentra «lejos» del objeto percibido. Aún podemos apreciar mejor este punto cuando observamos que la percepción de un solo evento adviene a través de dos sentidos diversos, por ejemplo, con la vista y el oído. O bien ocurre que los dos sentidos perSegundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 19 ciban el evento en el mismo momento. Cuando observo que un muchacho le da una patada a un balón, veo primero el movimiento antes de oír el sonido sordo de la patada. La percepción es compleja porque la cadena causal que corresponde a mi percepción visiva no es la misma que la cadena causal que corresponde a mi percepción auditiva. Esta claro que el observador, para estar seguro de que aquello que percibe pertenece verdaderamente al objeto percibido, debe poner más atención de aquel que se comporta de manera realista e ingenua. La posición opuesta a esta es la del fenomenismo. Esta posición filosófica representa el extremo opuesto a la del realismo ingenuo. Según esta posición aquello que podemos percibir se limita siempre a los atributos de un objeto. No podemos responder a la pregunta si en verdad el objeto posee o no los atributos percibidos. Cuando veo un tomate rojo, no hay rojo en el tomate. Sólo puedo decir, según esta postura, que el tomate es causa de algunos efectos que son percibidos por mí como el color rojo. Eso es todo lo que la percepción puede decirme. Respecto al objeto en sí mismo, la percepción no tiene nada que decirme. Esta claro que con esta postura se pueden explicar perfectamente las ilusiones y las alucinaciones. No podemos sorprendernos cuando el objeto no corresponde a las cualidades que percibimos. La distancia entre el objeto y la cualidad que percibimos es grande no solo en los casos raros de ilusión o de alucinación, sino también en todos los otros casos. Es evidente que esta explicación tan sencilla tiene que pagar un precio. Aquellos que adoptan esta postura deben admitir también que nuestro contacto con el mundo externo se volvería muy efímero. Con esta explicación de la percepción el fenomenismo nos mete sobre una especie de pendiente resbaladiza que conduce inevitablemente al escepticismo según el cual no conocemos absolutamente nada del mundo externo. Si adoptamos la postura de este fenomenismo ingenuo entonces abandonamos el proyecto de intentar decir algo verdadero en referencia al objeto, aunque no sea percibido. Es imposible tal proyecto porque nunca percibimos nada perteneciente al objeto. Aceptar el fenomenismo significa dejar sin significado toda cuestión que haga referencia a la naturaleza intrínseca del objeto, añadiendo que cualquier discurso sobre la naturaleza intrínseca del objeto es un dogmatismo peligroso. Para evitar debates inútiles y así no perder la paz hay que abandonar toda pregunta al respecto. De este modo, para conservar la paz, se evitan los problemas en esta doctrina filosófica. Es el estado de imperturbabilidad (ataraxia) de Pirrón, escéptico de la Grecia Antigua. Este decía a sus alumnos que se contentaran con las apariencias y que no intentaran ir más allá de ellas. Así la pendiente resbaladiza del fenomenismo puede conducir a este tipo de escepticismo que destruye poco a poco toda nuestra confianza en el conocimiento de la verSegundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 20 dad. Si nos mantenemos en decir que nada de lo que percibimos pertenece verdaderamente al objeto, estamos afirmando que no sabemos nada del objeto en sí mismo. Todo lo que tenemos son meras percepciones. No podemos decir que estas percepciones pertenezcan o no al mundo externo. Toda mi experiencia perceptiva será al final muy difícil de distinguir de una gran alucinación. ¿Quién me asegura que ahora mismo no estoy soñando que las percepciones que tengo en este momento? ¿Quién me asegura que ahora no estoy siendo manipulado por una droga que me hace tener este tipo de percepciones en este momento? A este tipo de dudas nos remite el fenomenismo ingenuo y recuerdan a aquellas de Descartes de las Meditaciones metafísicas (1ª). Hay muchos argumentos a favor y en contra del escepticismo. Algunos piensan que un escepticismo débil puede ser aceptado. El escepticismo global se contradice claramente. No se puede decir al mismo tiempo que el conocimiento sea imposible y que en cambio digamos que sabemos esto mismo de manera cierta. Adoptar el fenomenismo ingenuo conduce a este escepticismo total. Todos los problemas del escepticismo llevan a una meditación sobre la percepción. Debemos evitar por tanto las dos posiciones extremas, el fenomenismo y el realismo ingenuo. La explicación aceptable la encontramos en una posición intermedia. 3. Una explicación aceptable de la percepción Cualquier explicación aceptable de la percepción debe tener en cuenta toda la reflexión anterior que podemos resumir en: 1) El hecho que podamos cometer errores perceptivos. Podemos fallar en la percepción. 2) El hecho que percibimos mediante varios sentidos, los cuales no funcionan de la misma manera. 3) El hecho que percibimos los objetos, pero no vemos la vista en sí misma, no oímos el oído en sí mismo. 4) El hecho que nosotros seres humanos no somos los únicos seres que pueden percibir: los animales y también las plantas poseen un cierto grado de percepción y sensibilidad. El primer punto no necesita de ninguna explicación El segundo punto subraya el hecho de que la percepción es una categoría que abarca mucho más que la mera visión. A aquello que veo se añade lo que oigo con el oído y lo que puedo sentir con el tacto. Así llego a una percepción más amplia de lo que me pueda ofrecer la simple vista. Estas observaciones parecen sencillas y lo son pero tienen su importancia porque nos obliga a distinguir entre nuestros sentidos externos y nuestra capacidad interna de unificar los diversos datos recibidos de cada uno de los sentidos externos. Los sentidos Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 21 externos, a menudo llamados los cinco sentidos, esto es, la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, nos ofrecen información de naturaleza diversa, y tienen necesidad de un principio unificador y de organización. Ningún sentido externo en sí mismo puede realizar esta tarea unificadora. Sería absurdo pensar que la vista pueda unificar lo que oímos. La razón es obvia: el ojo no puede oír. Un argumento similar es el que podemos aportar para cada uno de los sentidos externos. El único modo para explicar nuestra capacidad de llegar a una percepción unificada es decir que existe un sentido organizativo cuya tarea específica es recibir los datos de cada sentido externo y ponerlos de la manera más inteligible posible. Podemos llamar a esta capacidad organizativa «sentido interno». Así si valoramos los puntos antes mencionados diremos que el P3, aunque nos parezca una banalidad, es inevitable para evitar considerar la percepción como una especie de fotografía. Una explicación de la percepción no puede implicar una falsa convicción según la cual aquel que conoce bien la estructura del ojo puede por eso mismo percibir mejor que otros que no tienen este conocimiento. No nos ayuda directamente a la percepción saber cómo el nervio óptico trasmite la información a las partes específicas del cerebro. La percepción es una cosa y la reflexión sobre la cadena causal circundante es otra. El punto final P4 subraya el hecho, bien conocido pero olvidado a menudo, de que la percepción humana es una forma de percepción animal. Una explicación de la primera no puede olvidar la segunda, como si el ser humano fuese el único ser que puede percibir. Está claro, que incluso los animales más desarrollados tienen también un cierto sentido interno. Basta recordar que la leona siguiendo a su presa es capaz de coordinar todo aquello que recibe de la vista, del oído, y del olfato para alcanzar su objetivo. Aquello que el ser humano tiene como un más de lo que tienen los animales es la facultad de hablar sobre aquello que percibe. El ser humano no sólo percibe las cosas, sino también hechos que están unidos el uno con el otro con un nexo de significado que viene descrito por las palabras. No es el sentido interno lo que describe la percepción específicamente humana. La palabra tiene un papel indispensable. Después de todo esto, ¿Cómo podemos llegar a una explicación aceptable de la percepción humana? En el ultimo punto advertíamos el papel crucial de la palabra, y ello nos lleva a considerar la percepción como un aspecto de nuestra capacidad general de conocimiento. Por ello la explicación final de una explicación de la percepción requiere tres etapas significativas. La primera etapa concierne a los sentidos externos. El papel de estos es la de registrar las cualidades de un objeto dado. Por ejemplo cuando el objeto es un caballo particular, los sentidos registran las cualidades de este caballo desde varias perspectivas. Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 22 La persona ve una figura específica, ve un color específico, oye un sonido particular, etc. La segunda etapa se refiere a la organización de los datos asociados a estas perspectivas. El sentido interno de la persona tiene precisamente este papel. La figura específica es considerada junto con el sonido particular y los demás datos obtenidos por los sentidos activos. La persona llega a tener una percepción adecuada de una percepción individual. La tercera etapa corresponde a aquello que es específico de la persona humana, esto es, se trata de la capacidad específicamente humana de comprender que este objeto particular es un caballo, la capacidad que supone entender que este objeto es un ejemplar de la especie. La persona humana que percibe posee un intelecto que descubre la similitud real entre objetos particulares. De este modo, objetos individuales son percibidos, en sus varios aspectos, como pertenecientes a las especies distinguibles. Es importante señalar que la parte del intelecto humano que tiene el papel específico de poner en evidencia estos aspectos verdaderos de las cosas no es algo pasivo, como lo son los sentidos externos. Mediante estas tres etapas tenemos una explicación de la percepción aunque haya sido explicada a grandes rasgos6. Para apreciar mejor su valor vale la pena mencionar dos puntos importantes. En primer lugar, es fácil advertir que esta explicación no se derrumba ante el hecho de que algunas veces en la percepción se pueden cometer errores perceptivos. El sentido interno puede funcionar mal poniendo por ejemplo en juego una memoria insuficiente para la organización de los datos obtenidos por los sentido externos. Por ejemplo, un niño que mediante sus sentidos externos este recibiendo varios datos de un asno en el campo organice estos datos de modo inexacto diciendo que se trata de un caballo en vez de un asno. La percepción del niño tiene la falta de una suficiencia en el conocimiento de aquello que distingue los caballos de los asnos. El mal funcionamiento puede ser incluso más radical, sobre todo en los casos de las alucinaciones causadas por una disfunción ya sea del sentido interno ya sea por los sentidos externos. El segundo punto que nos puede ayudar a valorar la explicación anterior de la percepción viene de la siguiente pregunta: ¿las cualidades que percibimos pertenecen verdaderamente a los objetos o existen sólo en nuestra 6 Esta explicación es similar a la que ofrece Santo Tomas de Aquino, que ha descrito aquello que es típicamente humano mediante los términos de «intelecto» y «voluntad». El primer término se refiere a la capacidad de conocer, el segundo a la capacidad de actuar. A grandes rasgos su intellectus agens corresponde a la facultad humana que es indispensable para manifestar o descubrir, aquellos aspectos específicos del mundo externo que determinan el modo en que los objetos particulares pertenecen a la especie. Cf. Summa Theologiae, Q. 78. Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 23 mente? Esta pregunta es muy delicada y crucial. Tomamos el ejemplo de la rosa. El rojo de la rosa, ¿se encuentra en la rosa o en la mente del que la percibe? Esta pregunta abre un gran debate en filosofía. Esbozamos una respuesta que ya indica una dirección sana de una posible investigación con un valor considerable. La respuesta, en toda su simplicidad consiste en decir que el rojo de la rosa no se encuentra ni en la rosa ni en el ojo de aquel que lo percibe. El término rojo es un término que se refiere al modo, mediante el cual el ojo reacciona ante algunos objetos. Para tener el rojo, hay necesidad de la rosa y de la persona que percibe. La rosa sola no basta para explicar el rojo ni tampoco la persona sola. Esto es un modo de solucionar un gran problema en filosofía de manera interesante. 4. Prolongar los sentidos La discusión que venimos siguiendo ha tenido como puntos centrales no sólo el objeto de la observación, es decir, las cualidades de las cosas observadas, sino también el modo de observar, es decir, la percepción. Pero es evidente que en la ciencia natural la observación no se realiza sólo con los ojos, va más allá de la mera percepción natural. Así si queremos observar lo que está muy alejado del ojo usamos el telescopio, para lo que es muy pequeño, usamos el microscopio etc. Podemos ir más allá de nuestra propia limitación natural. Pero esta prolongación de nuestros sentidos no funciona así de directa como tal vez podamos suponer. La investigación filosófica nos ayudará a comprender que no es correcto decir que la prolongación de los sentidos sea directa como lo es por ejemplo la prolongación del movimiento del brazo con un elevador mecánico. De este modo presentamos el problema, y después continuamos con una valoración para llegar a algunas conclusiones pertinentes a la observación en general. Nuestra convicción espontánea es que mediante los instrumentos científicos prolongamos nuestra visión del mundo, en el sentido que percibimos siempre de más. El resultado de esta prolongación de los sentidos no siempre está en coherencia con aquello que aceptamos cotidianamente. Esto nos debe preocupar y no podemos admitirlo: debemos aceptar la visión cotidiana o aceptar la visión diferente que resulta del uso de los instrumentos, o aceptar esta o rechazar la otra. Para apreciar mejor esta tensión presentamos dos ejemplos de la misma historia del desarrollo científico, hacen referencia uno a la prolongación hacia lo grande y el otro hacia lo pequeño. Consideramos el movimiento de la Tierra. Nuestra percepción cotidiana nos hace creer que la Tierra no se mueve. Sabemos de sobra cómo nos sentimos cuando estamos en movimiento: sentimos las fuerzas y puede que también las fuerzas con violencia en una dirección o en otra: por ejemplo podemos recordar la impresión al viajar en un autobús o en un tren. ResSegundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 24 pecto a la Tierra, no sentimos ninguna fuerza, ni otras indicaciones del movimiento. Pero gracias al telescopio podemos aportar las pruebas que nos aseguran que estamos de hecho en movimiento en torno al sol, como proponía Nicolás Copérnico y sostenía Galileo Galilei. Con el uso de telescopios de cierto tamaño, podemos observar el traslado aparente que las estrellas más cercanas muestran respecto al fondo de la órbita celeste constituida por estrellas lejanísimas. En astronomía esto es llamado «paralaje anual». Esto corresponde a lo que experimentamos cuando, desde un tren en movimiento, vemos los árboles cercanos trasladarse más rápidamente que los árboles más lejanos. Es importante señalar que aunque el tren esté en movimiento uniforme y no sentimos los cambios del terreno, sabemos que nos movemos por el hecho de que vemos estos traslados por la ventanilla. PARALAJE 1. Efecto de paralaje. Los dos coches ven el árbol en dos posiciones respecto a la casa. 2. Paralaje diurno. Dos observadores O y O’ situados en puntos opuestos en la tierra ven el Planeta P en dos puntos diversos P’ y P” respecto del firmamento. 3. Paralaje anual. Cuando se observa desde la tierra en dos momentos diversos (seis meses de diferencia) T’ y T” de la órbita terrestres una estrella S, relativamente cercana, aparece como situada en dos puntos diversos S’ y S” respecto al firmamento. Ilustración 1, ángulo de paralaje La paralaje anual de una estrella cercana fue observada por primera vez por F. W. Bessel en 18387, casi dos siglos después de la famosa disputa entre Galileo y las autoridades eclesiales. Esta 7 «Se creía que la tierra no se movía, por la poderosa razón de que, si lo hiciera, habría que notarse algún paralaje estelar. Sin embargo, la geometría interna de las Constelaciones permanece rígida. Nunca se ve que las estrellas de la Osa se adelanten unas a otras, como ocurriría si se las observase primero desde un ángulo y luego, desde otro. […] Este argumento constituía un obstáculo formidable contra todos los sistemas no geocéntricos. […] El paralaje estelar no fue observado hasta 1838 por Friedrich Wilhelm Bessel (1784-1846). Los astrónomos del año 400 a.C. trabajaban a simple vista y ni siquiera podían discernir que Alpha Centauri y 61 Cygni son estrellas dobles; cuánto menos iban a detectar en ellas (como hizo Bessel) un paralaje relativo a constelaciones más distantes» (HANSON, N. R., Constelaciones y conjeturas, 57-58). «Nunca se observa un paralaje estelar. Este hecho de observación, que confundió durante milenios a los heliocentristas (hasta Bradley y Bessel), demuestra ser continuamente el mayor apoyo empírico en favor de la formulación geostática de Ptolomeo. No se sacó la espina de este importante argumento geostático hasta el descubrimiento de Bradley de Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 25 paralaje constituye una prueba evidente de que la Tierra está en movimiento en torno al Sol. ¿Cómo podemos confrontar esta observación obtenida por los instrumentos de prolongación de la vista con la convicción obtenida por la percepción cotidiana de que la Tierra está quieta? Ilustración 2, Paralaje estelar, N. R. HANSON, Constelaciones y conjeturas, 57 Encontramos una pregunta muy parecida si consideramos un ejemplo de prolongación hacia lo más pequeño. La teoría atómica de la materia tiene una larguísima historia que empieza por los argumentos presentados, en tiempos de la Antigua Grecia, para demostrar que la materia no es algo continuo sino que está formada por pequeños trozos eternos, inmutables, la aberración estelar (en 1729), según la cual se observa que las estrellas fijas tienen posiciones angulares ligeramente distintas, según en qué dirección se mueva la tierra por su órbita a través de sus rayos; o hasta el descubrimiento de Bessel (en los años 1838-39) de un paralaje observable en aquellas mismas estrellas fijas» (ibídem, 145). Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 26 impenetrables en infinito movimiento. Algunos estudios hacia el final del siglo XVII mostraban que esta teoría antigua del atomismo podía ser muy útil para comprender cómo los cuerpos están compuestos de elementos. Irónicamente, la comunidad científica se convenció de la existencia de los átomos precisamente cuando algunos instrumentos, como los usados que la cristalografía con rayos X, produjeron pruebas claras de que los átomos mismos están constituidos por fragmentos aún más pequeños. En 1911, E. Rutherford observó que gran parte de partículas α que golpean un folio de oro atraviesan el folio sin ninguna deflexión, mientras unas pocas muestra una considerable difusión. Esta experiencia muestra que la carga y la masa del átomo se encuentran concentradas en un núcleo central pequeñísimo respecto de las dimensiones del átomo. Debemos admitir que, a pesar de las convicciones de los Antiguos Griegos, la gran parte del volumen del átomo es espacio vacío de hecho. ¿Cómo podemos confrontar esta observación Ilustración 3, Experimento de Rutherford con la percepción cotidiana de que la mesa que hay en frente de mí es solidísima? El cuadro obtenido mediante la prolongación de los sentidos sugiere de hecho que la mesa está constituida por corpúsculos microscópicos que llevan una carga eléctrica y que están en movimiento perpetuo. Además, el volumen total de estas partículas puestas juntas sería menos de una milésima parte del volumen de la mesa. ¿Es posible encontrar una coherencia entre las dos visiones de la misma mesa?8 La argumentación que se ha expuesto hasta el momento tiene cuatro etapas: 1. En primer lugar, comenzamos con la premisa que mediante el uso de los instrumentos podemos prolongar nuestra percepción del mundo. 8 Ejemplo tomado de A. EDDINGTON, The Nature of Physical World, Introducción. Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 27 2. Después, descubrimos que la visión que resulta del uso de estos instrumentos contradice nuestra percepción cotidiana. 3. La tercera etapa consiste en la conclusión que extraemos, es decir, que estamos obligados a elegir entre estas dos visiones del mundo que parecen concurrir por ocupar un puesto prioritario en nuestra mente. Parece que tengamos que rechazar una de las dos visiones para llegar a una coherencia. 4. La última etapa sería seguir la sugerencia de algunos filósofos de la ciencia que sería la de elegir la visión científica del mundo, la visión que resulta del uso de los instrumentos de prolongación de los sentidos, abandonando así nuestra visión cotidiana que empieza a parecer muy «humana», y al final, simple e ingenua. Pero esta argumentación ¿no oculta un problema? Los dos primeros puntos son sin duda aceptables. El tercero y el cuarto, en cambio, no lo son. Si reflexionamos bien sobre la naturaleza de nuestra percepción cotidiana, nos daremos cuenta que esta tiene un papel central e indispensable no sólo para aquello que se refiere a nuestra visión espontánea del mundo sino también para aquello que hace referencia al significado mismo de las palabras que usamos. En el ejemplo de la mesa, el significado mismo de la palabra «sólida» viene dado por nuestra práctica común cotidiana y no principalmente por una definición del diccionario en términos de «impenetrable» o «no constituido por espacios vacíos». Es verdad que nuestro diccionario tiene un importante papel para aprender la lengua. Pero cuando alguien se pregunta por el significado de la palabra «sólido», nuestra respuesta suele estar ligada a un gesto simple: «sólido significa esto», golpeando la mesa con el puño. Este ejemplo es típico del vocabulario que se refiere a la experiencia común cotidiana de la humanidad. Podemos decir que en general nuestra facultad perceptiva, que está unida no sólo a nuestra racionalidad típicamente humana sino también a nuestra práctica común cotidiana, se encuentra en la base del modo en que nuestro vocabulario fundamental adquiere su significado. Si aceptamos este punto, es evidente que nuestra facultad perceptiva no es un instrumento científico que supone una cierta distancia, por decirlo así, entre eso y nosotros. Mis ojos forman parte de mi vista. No veo el proceso causal que termina en ver, pero veo los objetos delante de mi. No puedo parangonar los ojos a un telescopio ineficiente. Para construir un telescopio y para estar seguro de que su uso representa verdaderamente una prolongación de la vista, debo primeramente aceptar varias teorías del campo de la óptica, teorías que explican el funcionamiento de las lentes. Del mismo modo, para construir un microscopio y para estar convencido de que su uso prolonga la vista, debo primero aceptar varias teorías. El punto crucial para Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 28 retener es que la observación mediante un instrumento es una operación que está íntimamente ligada a las teorías científicas, teorías que sirven como fundamento para sostener mi convicción de que el instrumento funciona bien en el modo en el que quiero que funcione. Estas teorías son indispensables para llegar a una interpretación correcta del resultado que obtengo del instrumento, para hacer el salto crucial de ver las cosas a observarlas y comprenderlas. Los resultados obtenidos mediante el uso de los instrumentos científicos son el producto final de un largo proceso deductivo que pone en juego estas varias teorías. En este sentido preciso, la observación mediante tales instrumentos difiere radicalmente de la percepción cotidiana que no incluye un proceso deductivo. Así vemos una primera razón para sostener que existe un papel central e indispensable de la percepción cotidiana también cuando tenemos tantos instrumentos de observación a nuestra disposición. Una segunda razón está basada en el hecho de que el uso de cualquier instrumento de observación nos obliga siempre al final a volver a nuestra percepción cotidiana. Instrumentos sofisticados, como por ejemplo la llamada «cámara de burbujas», permite la observación de partículas inobservables de otro modo solo en condiciones que el científico pueda ver y medir las huellas dejadas sobre una película fotográfica. Para comprender mejor la cámara de burbujas, se puede decir que la cámara de burbujas constituye un nexo entre la cosa muy pequeña para ser vista directamente y aquello que la persona humana puede percibir de modo normal. Esto nos sirve Ilustración 4, Rastros dejados por partípara todos los instrumentos sofisticulas en una cámara de burbujas cados de observación. Todos los instrumentos deben llegar a permitir una observación típicamente cotidiana. El instrumento debe ser calibrado con la percepción cotidiana, y no al revés. Para retomar el ejemplo de la mesa con el que iniciábamos la discusión, el deber de explicar por qué la mesa se ve como sólida a pesar de las conclusiones de la física moderna recae sobre el científico. La ciencia natural no puede quedar contenta con la sugerencia de adoptar una visión extraordinaria del mundo. Debe también explicarla, en el sentido en que debe describir cómo tal visión está ligada a lo que percibimos cotidianamente. Así, la teoría atómica no incluye solo la propuesta de que los átomos que constituyen los objetos sólidos son de hecho casi enteramente Segundo borrador, 2015 LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA 29 espacio vacío, sino que incluye también que existan fuerzas entre estos átomos que explican los efectos macroscópicos que podemos percibir en nuestra vida cotidiana. Del mismo modo y volviendo al ejemplo del movimiento de la Tierra, debemos admitir que el deber de explicar por qué no experimentamos ningún efecto del movimiento descubierto por nuestros instrumentos recae sobre el científico y no sobre la persona normal. Fue precisamente este deber el que empujó a Galileo a dar a la luz su teoría sobre la relatividad, hoy conocida como la teoría de la relatividad galileana, basándose en el hecho de que el movimiento perfectamente uniforme de un cuerpo no deja ningún rastro perceptible por un observador que sea solidario con el mismo cuerpo. Lo que nos permite concluir del argumento presentado en cuatro etapas que el tercer punto está equivocado. Hemos dicho que estamos obligados a rechazar una de las dos visiones para restablecer la coherencia: o la visión recibida por los instrumentos de prolongación de los sentidos, o la visión cotidiana. La teoría científica, para su propia justificación, tiene necesidad de estar ligada a nuestra percepción cotidiana. Podemos seguramente equivocarnos cuando tratamos de usar nuestra percepción cotidiana para llegar a la estructura más profunda de la Naturaleza. No obstante, no podemos dudar que esta modesta percepción cotidiana tiene un papel central e indispensable. Segundo borrador, 2015