¿Cómo será el Pontificado de Benedictino XVI? - FIAT

¿Cómo será el Pontificado de Benedictino XVI? - FIAT - Mater Unitatis
Escrito por Lic. Ricardo Padilla
Jueves 28 de Abril de 2005 05:05 -
Muchos especulan y aseveran que Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, es un inquisidor, y
promueven la imagen de este hombre como ortodoxo e intransigente, dividiendo a los fieles y
malinformando y manipulando la realidad. Algunos se preocupan de que no seguirá las líneas
claramente establecidas por su predecesor S.S. Juan Pablo II.
Hagamos pues un breve paseo por la historia, para tener bases más sólidas que la repetición
automática de lo que oímos en algunos noticieros sobre las cuales podría delinearse como será
el pontificado de nuestro nuevo Papa.
Se ha especulado sobre las razones que llevaron a Benedicto XVI a asumir dicho nombre. La
referencia más cercana en el tiempo es S.S. Benedicto XV a principio del siglo XX. Algunos
otros aseveran que la referencia es San Benito, que bajo el lema de “ora et labora” (“ora y
trabaja”) evangelizó Europa por influencia de numerosos monasterios que él mismo fundó.
Benedicto XV fue elegido Papa poco después de iniciada la Primera Guerra Mundial, el 3 de
septiembre de 1914. Diplomático habilidoso, se comprometió como apóstol por la paz,
promotor de la reconciliación entre las naciones. Declaró la imparcialidad y neutralidad total de
la Iglesia con el fin de poder prestar su mediación para lograr una pronta distensión y un justo
acuerdo de paz. No tuvo eco el corazón duro de los pseudo-líderes de aquella generación.
Pese a ello la Santa Sede experimentó por entonces un avance muy positivo en lo referente a
las relaciones internacionales: recibió el reconocimiento diplomático del gobierno de Inglaterra
(1914) y de Francia (1921); con el gobierno italiano se abría un camino de negociación cuando
Su Santidad explicitó que la Iglesia no pretendía recuperar los Estados Pontificios que había
perdido, con lo que se sentaban las bases para que, posteriormente, se llegase a una plena
reconciliación con el Estado italiano.
Entre sus rasgos de personalidad resaltan el de un corazón paternal, hermano solidario,
cristiano coherente, buen samaritano para la raza humana, orientó los esfuerzos de la Iglesia
hacia la ayuda a los que más sufrían como consecuencia de la guerra: repartió víveres y
material sanitario, donó dinero, organizó un servicio de búsqueda de desaparecidos por el que,
gracias a sus denodados esfuerzos y gestiones, muchos presos de guerra pudieron retornar a
sus hogares. Asimismo, cuando la Unión Soviética fue azotada por la hambruna en 1921, la
Iglesia se solidarizó con el pueblo.
Como un acontecimiento de enorme relevancia durante su Pontificado, en 1917 y siguiendo
una iniciativa de su predecesor, San Pío X, promulgó el Código de Derecho de Canónico. El
mismo año, como claro signo de espíritu ecuménico, Benedicto XV creó la Congregación para
las Iglesias Orientales. E inspirado por la idea de que “la Iglesia de Dios es católica y, por lo
tanto, no puede ser extraña a ningún pueblo”, en 1919 publicó lo que se considera la Carta
Magna de la actividad misionera: la encíclica Maximum illud. Otros documentos de su
magisterio fueron: la Encíclicas
Pa
cem Dei Munus
(1920), sobre la restauración cristiana de la paz; y
Spiritus Paraclitus
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(1920), sobre la interpretación de la Sagrada Escritura.
Al final de sus días, en enero de 1922, se ofrecía al Señor diciendo: “Nos ofrecemos nuestra
vida a Dios en nombre de la paz del Mundo”.
Décadas más tarde, sorprende al mundo la elección de un Papa polaco, cardenal Karol
Wojtyla, asumiendo el nombre de S.S. Juan Pablo II. En 26 años sorprendió por un pontificado
con cifras impresionantes: recibió a más de 1.512.300 personas, proclamó 1282 Beatos y 456
Santos, más de la mitad del total desde que en 1855 la Santa Sede asumió en exclusiva esta
tarea. Publicó 13 Encíclicas, 13 Exhortaciones, 11 Constituciones Apostólicas, 41 Cartas
Apostólicas y varios millares de cartas abiertas. Desde octubre de 1978 hasta octubre de 2004,
recibió a 426 jefes de Estado, reyes y reinas, 187 primeros ministros, 190 ministros de
Exteriores y recibió las cartas credenciales de 642 embajadores. Presidió 15 Sínodos de
Obispos, dedicados en su gran mayoría a continentes. Visitó 301 de las 325 parroquias de la
diócesis de la que fue Obispo. Con sus 245 viajes pastorales el Papa Juan Pablo II recorrió
1.163.865 kilómetros. En 1992 dio vida a la Fundación Populorum Progressio para los pueblos
indígenas de Latinoamérica. También ha fundado las Pontificias Academias para la Vida y para
las Ciencias Sociales.
Juan Pablo II, poeta y filosofo, “lanza un desafío personalista al mundo cosificado y
aparentemente desideologizado en el que vivimos, un desafío en pro de la dignidad del hombre
a la luz de Cristo y no de la ideología católica”
(Javier Sicilia).
Aseveró así que la Iglesia está al servicio del hombre, y se empleó a fondo para hacer que
todos los hombres puedan encontrar a Cristo. Para ello –dijo- la humanidad había de
enfrentarlos cuatro desafíos: vida, pan, paz y libertad.
Los puntos doctrinales que parecen fundamentales en su magisterio son:
1. La presencia universal y operante del Espíritu Santo sin límites de tiempo o espacio.
2.El Espíritu Santo que actúa por medio de la semilla de la palabra.
3. El Espíritu Santo que actúa en el corazón dándole luz y fuerza para responder a su vocación.
4.La acción del Espíritu que toca también la «dimensión social» del hombre y por ello también
las religiones.
5.La actuación completa de la Iglesia hacia esta presencia universal del Espíritu y en particular
hacia las otras tradiciones religiosas.
Fue el Papa del ecumenismo, del diálogo interreligioso con otras culturas, de la liturgia
inculturizada, el Papa del Concilio Vaticano II en su más auténtica acepción.
Juan Pablo II expresó que el capitalismo dificulta la vida familiar y el matrimonio, pero ha traído
una ola de prosperidad. En sus últimas Encíclicas advirtió que las mayorías democráticas
pueden ser totalitarias si no reconocen los derechos humanos, pero que la democracia,
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desnuda de sus iniquidades y superados sus debilidades, podría llegar a ser una deseable
forma de gobierno.
“Por una inusual conjunción de fuerzas, tener a un Papa y a un presidente estadounidense
[Regan] preparados para noquear al comunismo fue una cosa fantásticamente inusual. Luego
tuvimos, providencialmente, un hombre como Mijaíl Gorbachov, que rehusó recurrir a la
violencia para conservar el poder. La disolución del imperio soviético sin violencia fue un
milagro” (Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney, Australia).
Al final de su pontificado habló al mundo desde la cátedra del sufrimiento. Después de la
traqueotomía expresó elocuente: "No puedo hablar, pero todo lo ofrezco a Dios por vosotros.
Cristo nos revela un sufrimiento que asume un valor positivo, un sufrimiento ofrecido por amor.
Un Papa tiene que sufrir, porque tiene que amar. Es el Obispo de la Iglesia que preside en el
amor y no hay una cátedra más elevada que la del amor y la del dolor ofrecido por amor"
(Bruno Forte).
S.S. Juan Pablo II testifico el poder de la oración, los alcances de una vida interior intensa.
Ochenta y tres años después del retorno a la Casa del Padre de Benedicto XV, urdido por el
nombre Benedicto XVI se trasluce el bávaro Joseph Ratzinger. Viene de una familia sencilla de
agricultores; y cómo suele ser en estos casos, familia de una gran fe. Como muchos jóvenes
de la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial, Joseph fue forzado a prestar servicios
auxiliares antiaéreos.
Obtuvo el doctorado en Teología Escuela Superior de Filosofía en Munich, miembro de la
Comisión Teológica Internacional, y en 1977 designado por el Papa Pablo VI Arzobispo de
Munich y Freising. Es miembro asociado, de la Academia de las Ciencias Sociales y Políticas
de París. Doctor honoris causa de numerosas universidades como la Universidad Católica de
Lima y la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, la Universidad de Navarra y la
Facultad de Teología de la Universidad de Wroclaw.
Joseph Ratzinger, un intelectual poseedor de una lógica contundente, se reconoce
“agustiniano”. Ha escrito numerosos artículos y libros, muchos de ellos han sido traducidos a
numerosos idiomas. De sus obras se puede destacar el best-seller mundial, “Informe sobre la
fe”. Como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, redactó el Catecismo de la
Iglesia Católica. Ha escrito una breve autobiografía que lleva por título: Mi vida. Recuerdos
(1927-1977).
Su labor académica esta sostenida por la oración. Y debemos reconocer que, cuando se ha
llegado a tal profundidad de erudición, sin perder la claridad que la luz del sol provee en la a
nivel de la superficie del océano, es inequívocamente resultado de una rica vida interior.
Para quienes de cerca lo han conocido, la fama de fundamentalista y hosco esta lejos de la
realidad. Aseveran que es un hombre cercano, encantador, de trato fino y suave.
El 19 de abril de 2005 el cardenal Ratzinger declaró: “la disciplina tiene que ocuparse de
problemas de delitos de sacerdotes, como el de la pederastia [...] si uno se siente tratado
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injustamente por el Obispo, puede recurrir a nosotros.”
Ahora bien, considerando todos los elementos históricos anteriores, podríamos conjeturar
como se delineará el pontificado de Benedicto XVI: justicia social y paz, dialogo y ecumenismo,
vida, libertad (principalmente religiosa). En otras palabras: fidelidad al Evangelio.
La verdad es que Benedicto XVI ha aseverado, en numerosas ocasiones, que dará continuidad
a lo iniciado por S.S. Juan Pablo II. Esto tiene sentido si sabemos que él mismo estuvo detrás
de la redacción de numerosos documentos durante el pontificado de su predecesor, fue su
mano derecha. Entre otras cosas él mismo nos anticipó: “Prometo esfuerzos y dedicación para
proseguir el prometedor diálogo con las varias civilizaciones [...] estoy plenamente determinado
a cultivar cualquier iniciativa que pueda parecer oportuna para promover los contactos y la
unión con los representantes de varias iglesias y comunidades eclesiásticas” para ello no
basan “las manifestaciones de buenos sentimientos” sino “los gestos concretos” que requieren
no sólo un diálogo teológico [...] El actual sucesor de Pedro está dispuesto a hacer todo lo
posible para promover la causa fundamental del ecumenismo”.
Juzgue pues usted mismo.
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