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1
n'r
DIñRE<CZT'Zyú RA.
!4úfn. 37.
S<Clisa<<l:
Ea<f el
llexiz<a
dc
2, 10,
llj ji afj de cada
iuodaz,.pei .coz<cm>a
ANdy>KLA amR>>RSS1.
2 Octubre I877.
mes,
Balmzzpda
>r>z>ce<a>z>m>
pele<el
maázzz.— l ex<i<b vziu jeveumie,— Va><lda eeu
túnica bujleuada. Tcuf u> da cóza ya> a a»laca V u<De<av<él-hj>x>a>cuca uiüa.— Vez<hiel>duezza pan ufzm Traje pita>azora,— Vestido para jeveuaicl.
V e>i<de vara iüc e.-l axlidó cuu túul<a i ara aula.-Vez<idos ceu iúujzaz de
izada pam >ese>a.— T>ujé (
lxmu ü> eiu, eeumuezle de falda rvcléuda lludca r yaje<et.-hcbzrpz í>eczz,-dubier<a
paca acerico.— i
zju
—
Tcajcc da
Vestido
cou
~
—
sae.
—
—
i 8e
publica
en
diez distintos idiomas.— Año XXVII.
Ti>u bardada á fe>leu.— puntilla boc>luda eu luj.—Cuadre de malla sidpur.—j ITRRRTURú : h
per Áui os lo Fe>uéudez Sacan.—A S tü ej llév eu zu vjzfia á Sajaiuai>az yacija lloc dazefa R
de (i. de<Canto,— Rzc>ierclas de Suiza, por Iuzuzie 3era> perche>.— Uua b<z<osa<riele, yor Salvad
r<a Fhbreauvz.—fe muerte de uu svau«e hombre par Rd nardo Fuentes.—Rj cliiuu eu lla<lii 1, por
eizeo Guerrera Garefz.— Charadaz.—Rcvueudu <lemúzijéu Rzpjieacieu <lej fisurju.
jer
—
RSI>ISB UR llÜUiS.
mismo que eu loe bordsdos,
que hechos cou lana ó seda de
La modo„acusada siu cesar
de mudable y coqueta, parece
volver uua vez por su <cueza
opiuiou¡ y oyeudo cou harta
uu
ta,s que
yor
largo tiempo
pasmo estilo.
ice le
su
Esta bondad,
las
el triste
cazo
ce
esperaba
'reñejos. Cou
adornos alternará,u los
plegados, los fruncidos y los
galones ; pero la elecciou dk
cada uuo de estos adornos es
dificil de indicar, porque debeuser conformes á la tela y á
su-
friera uua trausformacioul
todo lo mismo, mis bellas
lectoras; ninguna
bs
ser
princesa,
ui
de
vestir,
que smeusza-
zas
de
lar-
de
inspira
se
confecciones,
uus,
couocida
ó seau
sl decir
sou
cronista,
lsr-
gos ezti>caes de 108 qu8 sa18
por uu extremo uua cabeza de
mujer y por el otro uus eou-
fecciou de volsutes y guaruiciouee. Tal es, eu efecto, la
forma de esos yaletots que ci-
y la
ñen Ia ñgura y el vestido, dejando 86lo escapar el trecho
de falda cubierto de volantes
echarpes
ó encajes. La
forma,
pues, del abrigo de entretiempo es el psletot cruzado yox
delante eu biés 6 al hilo y
I
enteramente
uads nuevo que señalar eu el
campo de la moda: eu medio
'
I
adornado
de lo conocida surgen siempre lletalles nuevos que carac-
perladas.
l'
terizan la moda exclusiva de
pazamauerfas
por
<'ou esta
hechura
alterna el fichú de dos cuellos
cle cachemir
cada año.
bordsdo,
y que,
yor deciros que
tejxdoz> los nevados quc ze
iudicarou eu las telas de vera-
auudado yor delante. sbzign
siu ocultar el cueryo.
Esta es la época de las ama-
uo
zonas ;
Empezazé
cu
teudzáu su verdadera siguificaciou eu laz de invierno:
y miúutras os hego uua reseña
minuciosa de has Negadas ú
uuestros almuccues de modas,
os diré como t6sis
general que
los nevados y' ls borra de seda
sobre fondo de laza zcráu lss
telas de novedad: la borra de
mús
claro, dos
>uuzgo.
tonos
eu
ciruela,
y aunque este
ofrezca poca
se
Ic
traje
variaciou, debo
consignar que los de
I
hacen
cesa cou
la cola
vestido de esta
>
este sño
vestido
prinimyeriol uu
hechura, negro
como un
G verde oscuro;
uus limosnede piel de Rusia y un sombuero de ñeltro> forma vt>onúlra
ñaz cou velo de gasa, cuello
y
ceda es de uu efecto rico V propio de telas de iuvieruo, y los
colores que dominarán sobre
fouclos oscuros¡ sou: uutris,
nema, ozo y reseds, 6 color sobre coloz, como azul sobre azul
'
ln
producen la uua uu objeto
sdmirsciou, la otra uu abi-
Las
¡
hay
acouseja ui
abrigos de otoño
ta, de lfueas severas y cormeto estilo. No
por esto os ñguuo
palabra,
garrado coujuuto de retazos.
uos
figura,eu
jiu, dala mujer¡á juzgar por
los últimos modelos
recibidos,
seguirá sisudo ceñida esbelreis que
se
por eso, cou los mismos elementos, dos personas disfiu-
euvolverá todavjs este invierno cou severa
majestad> los
talles redondos empiezan á indicarse cou uua aldefn suplemental q<<e les da el aspecto
cle lss corazas; ls vests cou
chaleco se hará tambieu lmrs
trajes
eu uus
parte artística del traje, V'esn
vencida por la cintura
redonda, couservsrá, súu
go tiempo su dominio y
hechura;
la,
altersciou
sensible eu la hechura y aspecto de nuestros tzajes. Ls
corma
solos
estos
cuando
que ls moda
cuen-
clado seductores
de deciros á
»riucipios de Octubre
eu
para dar al vestxdo y sl bor-
conquistará, las simpapadres y maridos, proeu cambio el enojo de
elegantes, y me pone á mj
tías de
vocará
cu
srmouiceu
ocupando el lagar de Iss semillas 6 uu salpicado clsrito eu
los pétalos; es decir que llevará poco cristal, pero
algo,
cloeilidad los cousejos de sus
cletrsctores, se obstina eu con-
servar
Cono más claro que el del
vestido, se colocarán lss
puños de batista; corbata, del
j
<ti<la
euu
>u!i>. <
ó verde mir<o y verde
Como adornos, ls yasamsunia
perlada y los bordados, f ambieu cou cuentas de cristal, ze prezeutau eu primer término. Los
gustos eu la moda pudieran csliúcsrse de
periódicos, porque pasado civzto tic<u po aparecen
los delechadoe> al sucede s,hora
cou el cristal y el szsbache, que uo podrá múuos de volver á, ocupar un lugar
referente entre los bordsdos de cueutss. Siu
eiubargo,
a
imparcialidad me obliga ú, deciros que las cuentas q<ce
© Biblioteca Nacional de España
>m
V
2. Tuazzz
mzucz..
".
Tcaie
color de ls gasa del sombrero
ns
vara.
u>izszv>nx>yo.
joveurile.
l' ve»ll<u zvu
iuclicau hasta, ahcru, para bordar !u,
pasamaueria 6 rolleuar huecos dc los bardados de laza
hechos sobre el
fondo mismo dc la tejado los
vestidos, Bou suelo oxidadio. Iuz de Iuuo lazulsdas) y cuello de
se
dzs). listas
pichou (brouces-
las favoritas, las
que brillad eu primer
fúrmiuo, y con ellas sc harán además collares, brazaletes,
adorucs para la cabeza y los sombreros, y cuantos
chos,
eu
sou
<'o
capri-
fiu¡sesu susceptibles cle ten flágil adorno. Ls
colocsciou de lae
pssamauerja,
mleutzs rezá alrededor de un mofivi>
j> eu el centro de lzs
y flores, lo
hfjjus
guantes de piel de Suecia,
dsu el más elegante stavlo de
y
iúuiaz bel<evada
amazona
fantasía.
que
puede
soñar la
Eu sombreros dc vestir hsy pobreza cle
uovedades, ó
más bieu, poca seguridad para señalar los modelos
que
hau de usarse: por esto quiero zer parca eu
predicciones,
más
ls
Ulzrfa
Stuard
cou ala, algo levanpcr
que
capota
<l<la V pequeño bavolec del que parten las bridas ofrezca
coudiciones de belleza y comodidad, que aseguran
úxito,
su
y el sombrero >üuverguat de copa elevada y ancha
u<a que ys, ee iuclic6 cou fortuna este versuó
¡tieue lus
de muchas adolescentes que se eucseutrau xuás
zim>ystiss
bellas
cou esa
forma atrevida de sombrero. Eu
fiu,
uua
CORREO DR LA 5)ODA.
fi)90
viuincena
más
nos
dará todas las
segmidades
tan delicado asunto. Las frutas dominan
en
que
ellos
exige
adorno.
De lencezia habria tambien
no
poso que mencionar:
de cuellos y puños son vaziados, grandes los
de mañana, de formes máe reducidas los de tarde: ade-
más,
en
ellos zeiua el
nunca, y un plegaunidos por el pió, sirven á
capricho
muselina,
por
para
próxima;
y ya
fijas
escotado freza niña.—Es de nandelantal, y se lleva sobre faldita de piqué
blanco 6 de seda do color. (Véase el número de 18 de Setiembre.) El adorno son entredoses de tul con plegados
de la misma.tela. Igual disposicion cierza el vestido por
detras y por abajo; el entredos forma picos que sirven
de cabesa al volante y plegado.
23, Vestido coa zñaico poro oigo.— (Pare, el patron
véase el pliego del mes dc Agosto.) Todos los patronea de
vestido princesa sizven para esta túnica, cortándola poso
más aorta que la falda y recogiéndola con algunos pliegues. Nuestro modelo es de Mozambique azul claro¡cerrado en el centro de atrae y recogido uno de los paños¡
mióntrs,s el otro desciende recto. Galones de color crudo,
bordados de asnl, rodean el escote cuadrado y mangas
en su
y condiciones, en mis próximas revistas entradetsllee minuciosos de cada una de las prendas de
vestir que forman el bello conjunto de la mujer ele-
gante.
sszns.
EXPLICACION DE LOS GRABADOS.
1 Á 3. Txarxs nx
Vestido
coc,
paletot
y 9 cante. de ancho
con
terminadas
xxzxxzrxstro.
gado
sia mangos.—Dos volautes de 5
puntilla al can-
de la túuica, muy larga, se recogen por detrae bajo un
echarpe 6 csids, que tenniua en lmnts,t lasos eu las mangas y bolsillos. Sombrero de paja negra.
X. Vertido paraj cvenci (<i.— Está hecho en tela parisien
6 bengslina, y consiste eu falda redonda con volsute rizado á pliegnes en grupos¡y polonesa cerrada, en biés y
abierta en corszon del escote. El adorno son guarnicjones borde,das á, la inglesa, que pueden reemplazarse por
encajes dc hilo 6 plegados de la mistna tela. El volante
de la falda tiene 15 cents., y 7 cada grupo de pliegues.
Sombrero de paja inglesa.
Vestido
faya
cos,
negra,
eon
ondas
con
puntilla
se
14
.
neria y lazos completan el adorno. Sombrero de castor
gris con adornos defaya de color.
como
Á i. Coxzxxzss
y
FARA. Acxxroo.
punto de encaje.
z
un
hule.
El núm. 4 ofrece parte del fondo para la cubiezta número 5 ¡ que la compouen patas ó motivos largos de tren-
cilla ondulada, unidos entre si por cordoncillos y puntos
encaje. La cenefa
géuero.
de
Aunque puede cortarse esta túnica por cualquiera de
patrones recibidos, ofrecemos el er6quis uúm. 1o
para la mejor comprension: por delante cierra en diagonal, para lo cual va un bord.e más largo ¡ el cual qneda
encima, haciéndolos aún más desiguales con algunos
pliegues en el de abejot los dos costsdillos se recogen ligeramente bajo el paño del centro, dispuesto en eeharpe¡
como indica el núm. 14; y el largo de esta pieza es de
138 cante. ¡que se aumenta por un paño añadido bajo los
frunces. Ei vestido de tela ligera, como para sociedad 6
teatro, va s,domado de eutredoses de tul, plegados de la
misma tela y encojes. Mitones largos de malla.
Vzszzno
15 r 17.
(Patrou
en
el
pliego
de
vedad: el costadillo ¡
junta
al hilo
cou
la
oox
zúxrcs,
Mayo.)
Estos números muestran
como
detalle uua túuiec de noindica, el cróquis núm. 17¡
eu
espalda,
y
su
dimension
es
dc 98 á
cesta., recogiéndole por pliegues muy profundos las
dos partes de la espalda van unidas hasta la mitad de
espacios por cuadzitos de cinto, doble, y sujetos á
puuto por encima, medios picos ó triángulos todo de la
los
misma cinta.
8 Á 13. Txarxe Dz OASs PARA szzoxa v ñIzos.
3. Dclantaáhlvra pma
largo ¡cosiendo la mitad de ella en paños enteros cotúuiea princesa y la otra mitad en eorazs, que descausa sobre el delautero, entero en la parte de ls falda¡
como iudica el czóquis núm. 17. Este vestido es de dos
telas; de fays, la falda, centro de la espalda y pairo que
forma, la cola de la túnica, y de tela brochada ó rayada
de lana y seda todo el resto de la túnica„encaje y lazos
de faya la completen.
su
6zdeu do estrellas del mismo
es un
El núm. 5 muestra la cuarta parte de la cubierta número, cuyo centro forma uua estrella regular, ocupados
niña.— Ee de percal blanco ó
tela cruda para defender el
vestido,
y cierra por detrae
18. Ttxa xoxnana Á PUNTo nx vxszozx
Esta
tira, bordada en paño de color con dos cabos
szgeliua de colores vaziados puede servir para
almohadones, canastillos y otros objetos; ejecútase á punto de feston¡que es mucho más ligero que al pasado, y da
el mismo resultado, haciendo los tallos á cordoncillo largo y le,s linces á, cadeneta. Nuestro modelo es de paño gris
eon las llneas azul claro, lecho)as verdes y las fiores rosa
de seda
en
r
dos 6 tres tonos; el
las llores
rosa
el escote¡uniéndose de un ladoá otro con
anchas cintas á la sltma del talle: puede adornarlc por
con
botones
Estos númezos preseutau muy detallado
falda cozta,
un
vestido de
propio
para la calle> y que puede hacerse en
lana de pooo valor. Zs una falda, redonda con cintura
por delante y jareta por rletras túnica sencilla que muestra el núm. 25¡y paletot que presentan por delaute y por
detrae los núms. 23 y 24> que puede ir sobre un cuerpo
blusa. La falda lleva dos volantes plegadas (núm. 25, 6
uno solo más ancho con biés 6 borde
(uúm. 27). El cr6-
quis
núm. 21 muestra
falda. La túnica
lla,
montada á
claridad la disposicion de la
es tambien muy sencicintura y cortada por el eróquis núcon
rayada
uua
núm. 2o
22, pudiendo haeersc
en tela rayada como el palevestido liso. El paletot que presentan por
delante y por detrss los núms. 23 y 24 cierra en bieses
y puede cortmxe por cualquiera de los patrones ya ofrecidos.
mero
tot ó
tod~o el
23. Ecxsxrx Pxxxá.
Es
un
sede, de
zuela,
chal de cschemn uegro á de color, bordsdo con
y gran variedad de tonos. El foudo es ci-
Argel
y negra ls
cenefa,
bordsda,
contando 25o
de tapete que
puede aplicarse
muy
centímetros de largo por 5o de ancho, terminando los dos
extzemos con fieco ciruela. En el año 1872 recibieron
uuestras lectoras
un
dibujo
á este chal ¡ y que de seguro
couservan
hts stlscritoras
que coleccionan el periódico.
Joaqnrxa Baxmasxna.
15. VEsTIDo ocx xúÃzoa.
mo
Lo que hace zesaltar esta labor es una perfecta regularidad¡ y por eso aconsejamos ante todo sacar el dibujo
completo y con gran precision, sobre un papel que se hil-
vanará sobre
rsxa z,x caz,xx.
el borde de la túnica. Ple-
100
Trencilla
21 á 27. Txcrx
los
hace la túuica de pcrisien 6 cache-
mira negra, adornada de galones labrados eu cintas 6
bieses cou pespuntes á la máquina,: botones de pssama-
4
el dibu-
al borde do la falda.
túnica togoaoda.— Con falda, redonda
lisa,
en
ribete de color 6
ca, cezrada por delante con botoues, se adorna, cou s6)o un
plegado, así como el psletot sin mangas. Los delauteros
3.
entredoses, resultando tau clara su ejecucion
jo, que nos releva de toda explicacion.
como un
to, adornan la falda de este traje de lona y seda la túni-
dé
con
jovencitas.
zouk,
en
Joaqnrxa Bazx
adozna
72. Vestido princesa
aspecto
ré
se
núm. 57.
su
lasos y un cinturon de la misma
tela, que oculta la union del cuerpo á la falda, se anuda
por detrae. Este traje¡por su sencillez, es muy propio
que pronto sezán una necesidad. Mi obha sido daros una idea general de la moda
hoy
todo
¡
nica¡que
abrigo,
indica para la estseion
en
Vertido para joveacira.—Es de dos telas Oxford¡
rayada ó de cualquiera otra tela flexible: la falda
sm cola y de tela lisa, se 'adorna con un volante á pliegues de 15 centimetros de ancho, y el cuerpo, bastante
ancho para rizar, se monta á un delantero de túnica, suya espalda se corta por la de otra túnica cualquiera. Dos
cordones fruncen por delante la parte inferior de la tú-
bullonest el largo de la enagua debe corresponder al del
vestido, aunque éste lleve el indispensable volante barredero, y todas las señoras tienen tres géneros de enaguas, asi clasificadosr cortas, largas y de cola. Con más
espacio me ocupará de la forma de ellas y de las ena-
se
botones
XXV11,
un
Lb
tas que ticuen en algo el buen aire de sus vestidos. La
encgua de vestir es corta, muy corta¡y desde la rodilla
hasta el fin es una progresion continuada de volantes y
que
con
patrones
lisa y
llados de encaje, son de muy buen efecto; y el fichú aldeana se presta á tan variadas formas, que ya no es posible detenerme á enumerar detalles. La enagua sigue
siendo la prenda de atencion preferente psza las modis-
jeto
y la cola es
de
lon d.e otro color.
veces
gnas de
(Véase el pliego
ileso adornan el escote y figuzau paletot y vuelta de
manga. Este modelo es de cachemir gris con lasos y ga-
como
dos enca)es
de pretexto á un juego que nace por la mañana
para, mozir aquella misma noche. El cuello, grande ¡vuelto, y la manga Luis XIII, guarnecidos de plegados orido de
casa.—
para
paño añadido por detrae, como indicaba el.mencionado patron: el escote se abre en cuadzo
sobre camiseta plegada oon cuello vuelto, y galones y
lsrgo,
juegos
los
Traje
fg.
de Julio.)
Este traje cierra por delante
como
Año
en
abajo una guarnicion bordada 6 sencillamente un jaretoú
y )aretitas encima.
g. Vestido priacezc, pura triyía.— Puede cortarse por
cualquiera de los patrones de este género ya ofrecidos, y
Puede emplearse muy bien como adoruo dc fich, manpañuelo, y lo mismo en blanco que en negro ; pero
es sobre todo á, prop6sito
para fichú. La e)ecuciouá zur-
gas ó
cido
con
seda
dibujo, y
adornándolo
fuem el tu.l.
ligera,
bieses, plegados 'ó volantes. Nuestro
modelo es de tela de Smizna gris¡ con plegados tle 8 y 4
.centímetros y bieses de seda azult eeharpe azul que sale
de las costuras del costado, y botones de nácar.
© Biblioteca Nacional de España
del centro lleva además de
19. PUNTILLA xoxnsna xx zUL.
seguu la estacion se hará de tela más 6 méuos
con
ramo
otras azul y violeta.
el
argelina está claramente indicada en el
piquillo se cose á cordoncillo recortando por
LA MUJER.
Há pocas
nido
noches,
la
Dx tráIJÁ GUlpvxx.
agradablemente
entrete-
su pecho busca uuu
y cuando las pasioues agitan
mujer que le comprenda, con quiéu compsrtir su dicha,
con quiéu mezclar sus lágrimas. Ya es feliz, ya tiene
amores¡dulces coloquios ¡agradables veladas ¡y cuando
la luna eou sus pálidos v Pl"sendos raros alumbra la
frente de su amada, iqué hermosa le parece! )rpté llena de
lla,
encantos! No cambiara ent6nces su dicha por todo el
oro del mundo ; para el hombre, en este momento, sólo
existe el amor, y si es poeta olvida su lira, y si es músico
composicion más querida. La mujer sólo
¡s6lo pide cariño y con esto está satisfecha;
pide
dádsele y será un ángel; quitádsele y será nna mártir 6
una desgraciada. Muchos se complaceu eu hsblar mal de
no
recuerde,
su
amor
mas
>
nosotros
creemos
que más que la reilexton les
despecho¡las acusan las spostrofau pero
yo les diria : investigad bien les cansas ¡y detrae del vicio que las echaie en caza veréis siempre la msuo vueshace hablar el
20. Gusnxo
hallaba
eonversaeion de D. Manuel
literato que, si ahora vale mucho,
amena
aunque nos tachen de atrevidos, dirómos que sin el
amor el hombre no es nada. Es niño, crece y se desarro-
ella ;
Es muy á prop6sito pare, ángulos de cuello 6 fondo de
me
Lopez
con el
Calvo, j6veu
tiempo será una de lss joyas más hermosas de nuestra
patria; me hallaba entretenido, como digo ¡porque el
diálogo no podic tener mayores atractivos> puesto que ee
trataba del amor y de su inmediato resultado, la familia.
tQuién podrá sospechar que aquel jóven¡ todo cozazou¡
todo entusiasmo, nggaba lo primero y se declaro,ba eu
abierta, lucha con la segundat Ns.die; y sin embargo,
nada más cierto. Débiles contestaciones las mies, y excitándome mi amigo á que escribiers uu articulo que
defendiera la cuestion que sosteníamos, me estrech6 de
tal modo, me comprometió de tal manera, que no tuve
más romedio que ceder, poni6udome eon esto en un grave compromiso, puesto que jamás me he empeñado en
estas clases de)cebas; pero no, no le escribiré, porque
tc6mo el pobre insecto que se azrastra por la tierrs, se ha
de comparar cou el atrevido vuelo del águila que casi
toca al cielot Me limitaré á hacer algunas ligeras indicacioness sobre lo que vale la mujer, y ojs lá que con ellas
se diera por satisfecho mi querido amI o. El azuor t,quión
no le ha defiuidot tQuiéu uo ha sentido su embriagador
perfumel Recio celeste posado en los corazones, hace que
sea más bello el dia, llena de encantos la uoche. t()uién
se atreverá á negar la impresion profunda que produceu
en el hombre dos ojos negros que despiden fuego, dos
ojos azules tranquilos como ls terso, snperficie de un lagoí
Sin el amor¡ el hombre es uua planta siu perfume, y
cou
flPII,i
EL
OOQRKO
DK LA RODA
,c8~ac8r~~QM MméüMuA
© Biblioteca Nacional de España
© Biblioteca Nacional de España
2 Oclubre f877.
tre induoiéndoles sl ms!. Yo
no
negaré
CORREO DE LA jtfODA
qne el
amor
he,
conducido á algunos á la desgracia; peco á, los més los
ha llevado al templo de ia felicidad 6 de la gloria. La
embellece siempre en esto dulce sentimiento, y
grande, es más sublime cuando llega á ser madre.
!Qué abnegacion la suya, quó tiernas caricias prodiga á
sus hijos! Vedla al pió de ls sarna velando el sueño de
un pedazo de su alma vedla anhelante ó inquieta, 86lo
porque ha creido que es un poso más agitada su rgspiraeion y que está, enfermo, y qué alegr!s siente cuando,
mujer
es
se
más
lleno de salad y vida ¡ extiende
sus
pequeñas msnecitas
quiere. Yo quisiera que mi
poeefas parecen inspiradas en el cielo y que
acariciando á la que tanto le
sollgo cuye8
no oree en los dulces lazos del amor, que aborrece la
familia, viera estos cuadroe csziñosozs y de seguro com-
prurdezia
sfa del
son
que
los más pmos gocee del
tPagarémos
corazon.
nosotros
alma,
sn
ls poe-
cariño de
amantes, su fidelids,d de esposas y sus cuidados de madres, despreciándolas que es la más fea de las ingratitudes! De ninguns manera ¡ ls, mujer es mucho má,s buena
de lo que generalmente se ls juzga; es un ángel creado
por Dios para sufrir con nosotros enjugar nuestro llanto
y prodncirnos lss únicas felicidades que hay en la tierrst
el
y la familia.
amor
ANTGNIG FEBNANDEz GAEcfA.
Te ei uió ls,
Ls Paz
Será ua buen Rcy exclaman los ancianos
Eu tanta juventud pzudencia tanta,
Ls ancianidad admira; y ardorosa
—
—
Dice la juventud entusiasmadst
Ef protege las letras y bav artes;
—
Será
ua
buen
XII,
A SALANANGA.
Cusudo eu. pos de
uoche tempestuosa
Vemos apareoer ri:ueua el alba„
uns,
—
! Que dichosa será
Rcy
dc
España!
madre!
—
exclaman.
madre¡al contemplar á Alfonso,
amor y gozo vierte lágrimas.
Miradle¡es tan piadoso como sabio;
No há mucho qne dejó su zegio alcázar
Para mazehar, ferviente peregrino,
De su catolicismo haciendo gala,
A visitar la tumba del A p6stol
GINEBRA.
!Tanj6ven y piadoso!. !QInerael Cielo
Guiarle siempre, para bien de España!
Madre dicen los niños el Rey tiene
—
—
sé
qué que
Es, hijos mioe,
á todo el mundo
que
su
agrada.
ua
buen
Rcy... IDios guíe al Rcy
aurora
de
que,
exceptuando
queros.u
Antes que yo¡ ha habido algun escritor qus critique
lfnea de conducta; pero yo, turista de coravoa ¡fulmi-
esa
no un
anatema violento contra los ridfculos esclavos de
moda, que
viajar asf.
la
aseen
cumplir un deber contentándose
un sereuo
de
España!
dis,
Vevey ¡describf una parte de esa vfa férrea; por consiguiente, ne,da diré de las primeras estaciones.
Despues de Lausana, es Friburgo la poblacion impor-
rior
sus
Las fuentes y loe rios bul!idores¡
Himnos entonan de armonfa
Himnos que traducir ss,be el poeta,
Que
Y
pos de 18 tormeuta la bonanza.
!Bendito seas tú, que el uegro velo
en
De la tormenta vaporosa rasgas!
!Atrae la noche oseurs y sus tinieblas!...
!Brille
tu,
luz!oh Sol! radiante y clara!"
Como á ls
de
aurors,
un sereno
Como al Sol cuando brilla
Y
con su
en
dis,
la mañana
ardiente luz rs,sga lee nubes
placer do quier derrama,
Tu venida, Señor¡como á la aurora,
bien,
su
saludó
España.
Sumida estaba, ls matrona egregia
En negro
duelo, desgarrada
el
llorando!infeliz!,
Las
culpas
En
uno
Madre
Niño cuys,
cual Eva triste
hijos ¡predilecto,
cesar pensaba;
esplendente y régia cuna
náufrago infeliz
extranjera playa.
en
invoca
frágil tabla.
España, como madre dolorida
A quien el hijo más querido arrancan
smsntes brazos anhelosa
'
Al Cielo sin cesar por tf rogabs,
Y mucho más te amaba en la d sdlcha
De
sus
Que sl mirarte feliz
Y al
ver,
que
en
ántes te
ciencia y
amara.
eu
virtud
crecias,
Y que tu alma generosa s,nsiaba
E! ejemplo seguir de tantos héroes
Que orgullo y gloria son de nuestra patria,
Digno serás decia noble Alfonso
De ceñir la corona que te aguarda!
Bdla coroos, que á tan jóven frente
Acaso pareciera muy pesads,
—
Si
no
te
—
hubiera concedido el Cielo
Ciencia, vntnd,
valor para llevarla.v
Y viniste ¡Señor, y el pueblo ibero
Sslud6 tu venida deseada
Cun férvido
entusissmo, y sólo f!Gres
Por do quiers quefué pisó tuplanta
© Biblioteca Nacional de España
Que pisaron
templos
varones
aulas,
Parece que se eleva
majestuosa,
Que nos sigue do quier, y que nos habla.
sue
y sus
Aquí del gran Sahsgun la voz se escucha,
Que con sólo el poder de su palabra
Que cual tigre á quien roban sus cachorros,
Se agita, ruge, y cuanto ve
desgarra ¡
María,
Y del tierno y dulcfsimo Melendez
tormenta~
que al Cielo
La sombra de los!nelitos
!Oh Fray Luis de Leon! de tus idilios
plácido Zurguen los esos guarda,
Mas á, la tierna fior que Dios
protege
ysmás el huracan podrá troncharla.
Ei
pueblo esclarecido
gloria para España.
El
Fué mecida entre dichas y esperanzas
Y á, quien despues lanzara la
Suele llegar al puerto
una
Y sabios encontró que
comprendieran
Al que otros sabios loco apellidaran.
ein
Fiere, y terrible á !a
siempro
Aquf Colon, de Europa desdeñado l
Vino á buscar. aliento y esperanza,
sus
amorosa
el nombre de este
Será,
A quien el pueblo apellidó ls Brava.
de Caín tambien llorara.
de
Que
Asf terrible fué Doña
alma,
Viendo correr la sangre de sus hijos
Á rios eu los campos de batalla,
Y
Ser
su.
Abland6 !os más fieros corazones,
Y á, ls, tigre volvió cordera mansa;
Y ventura y
Como al Sol de
tiempo en eu esplendor se leve,ntars,l
lustoris, Señor¡ella merece
por tf protegida y estimada;
un
Por
Las
amorosas
Teresa de
blanca
eántigss.
paloma,
Tambien bebi6 lss cristalinas aguas
Tórmes¡y al Amor Divino
Cánticos inmortales entonsza;
De sn voz melodiosa sl tierno arrullo
Parece que resuena entre las auras.
Del claro
largo tiempo ¡
Abatida¡es verdad ¡más no humillada.
Hoy brilla un nuevo eol; de tu marasmo
Despierta, cobra vida y esperanza;
Ese rsdiente sol ¡feliz te anuncia
Prósperos dias, bienhechora calma.
Como al iris despues de la tormenta,
Como al Sol cuando brilla en ls mañana,
presencia, Señor,
como
á la aurora,
bien, hoy Salsmancs
Saluda> y con amor gozosa grita
Que! l iva filfoseo KI1 ¡ Rcy dc Españaf
su
JGSEBA Esrúvnz
S óe
getiembre ISII.
DE
G.
Sobre uu profundo precipicio ¡en cuyo fondo ruge el rio
Sazina, elévense dos puentes suspendidos y de con.truccion atrevida, que facilitan las comunicaciones de la
ciudad con las stueras. La obra es admirable, y sorprende con fundamento á quien la contempla.
Friburgo tiene cierto aspecto romántico y feudal, que
inspira no sé si melancol!a 6 tristeza. Viejos y sombrfos
torreones y baluartes erizs dos de elmenas suben por las
alturas, vestidas de hermodsimos árboles,
brazos de
un
y
rigidoz
poblscion¡
como
cuerpo colosal envuelven la
fingiendo prestarle imaginaria defensa.
Y !qué contraste el de aquellas forticaciones
decrépitas, heridas por la mano del tiempo, y la robusta vegetacion que es levanta á sn lado! Contraste de dos épocas
de ls vida; de la vejez, pr6xims á extinguirse, y de ls
juventud, que nace rica de promesas y aspiraciones. Estos paisajes, hoy bañados en randales de luz, ofrecen
otro género de encanto en momeatos de tempestad.
Una tarde regresábamos á Ginebra ¡y empezó á,
caer,
más acá, de Friburgo, una lluvia torrencial. L" l horizonte estaba muy oscuro ¡excepto por un lado, donde lucia
el sol. La antftesis de ls lluvia y' del sol era bellísima ¡y
el campo tom6 un tinta admirable. Aunque la
comparacioness vulgar, diré, en gracia de la exactitud
que la
tierrs, las casas y los árboles parecian un cuadro recien
restaurado.
En lo más fuerte de la
lluvia, cuando lss nubes cuhorizonte, desaparecieron entre 8us
vapores las montañas, y 86!o fueron perceptibles los primeros términos, ó ses las colinas
y lss largas y espesas
filss de pinos.
Ls más importante curiosidad de
Abs,tida estuviste
Como al sol de
no
campos.
gano de
! Oh Selamanca! Solitaria, en ruinas,
Para tu gloria tus recuerdos bastan.
Tu
ojos del viajezo.
Friburgo es pintoresca, pero su intesrmonizs completamente con la hermosura de
La eituacion de
brian cs,si todo el
y sentidas
Jesus,
con
El camioo que couduee de Ginebra á Berna es una
maravilla continuada. Al hablar de nuestra excursion á
La ciudad del saber y de la ciencia¡
La que segunda Atenas fué llamada,
Y que ee alza máz grande entre sns nfina8
ps,labrasr
ventara,
se
pocos
Hó aquí por quó juzgo risible la pretension de algunos
viajeros pera quienes beata, uns vez en Suiza¡ vcr un
lago, una cascada, un glacicre á fin de gritar cuando regresan á sus hogares: "Conocemos ls Suiza, hemos visitado sue montañas¡sus cascadas sus lagos y Sus ventis-
Gozosa te saluda Salamancs.
Y que expresan, Señor, estas
! Oh Sol! tíí nos prometes la
unos
distinto aspecto.
tante que se presenta b, los
mágica
halla tan
pzodigada
sitios, cuyas bellezas vienen á constitnir una especialidad son aplicables á todos ellos las mismas calificacione, las mismas
frases de entusiasmo que inspiza este privilegiado suelo.
Y sin embargo, no existe monoton!a ni cansancio en
la eontemplacion de tan repetido número de maravilles;
pues, á decir verdad, cada una de ellas impresiona bajo
Suiza,
Como al Sol cuando brilla en la mañana
Y con su ardiente luz rasga las nubes
Del astro rey la faz esplendol osas
Los insectos,!as aves y les aIuss,
BERNA,
rostro expresa
La bondad y nobleza de su alma.
Et protege al aaciaau, al desvalido...
Será
á
Ls hermosuzs de los paisajes
en
Invicto protector de nuestra patria.
Como á la
Con dulce gozo la saluda el cima;
Y cuando 'óri!Ia fúlgida eu Oriente,
Entre.celajes de zafiro y grana
su
al
conmovida8s
Su augusta
Diz que de
Fiel pzecorsora del hermoso dia,
!
Rcy,. !Dios guíe
Las mujerees al verle,
—
EN SU VISITA
DE
Esmaltados de frutos y de fiores
Ostentaron su manto de esmeralda.
un uo
S. M. EL REY DON ALFONSO
REOUERIlOS DL SU"v k.
Y los campos que el monstruo de ls guerra
Con su aliento fatal yermos dejara
—
Á
Vietoris, condu iendo
laureles adornada,
con sus
DEL
CANTG.
sn
catedral, órgano ejecutado
Fribuzgo
en
es
el 6r-
1834 por
Aloys
Mooser, y el cual goza de universal fama.
gistros y 4.B'71 tubos, algunos de ellos de
Tiene ee
ze-
10 metros de
longitud.
Renuncio á explicar el mecanismo de aquel instrnIuento; baste saber que, cuando se oye la música peregrina qne de él emsns ¡experimóntase algo inexplicable.
Los sonidoe de.la
voz
turalezs tienen cabida
humana y de las
en
el.
voces
de la
órgano. Rugidos de
ns
tem
pestsd, arrnl! os de la brisa, santos de pájaros¡ melodias
infinitas, notas qne revelan el espanto¡la ternura, la esperanza; todo, en fin, brota dM complrcedo in
cido sin dude, en un instante de iospirscion.
Y bquó significa ls inspirscion!
Cuando nos encontramos enfrente de una de esas crea
ciones del hombre que sorprenden y maraville,n no
acertamos á interpretar aquella palabra.
bEsun rayo de la Divinided! lES una manifestacion
alma, 6 es el alma mismst
No lo sabemos; pero asombra la verdad innegable ds
que un hombre dó á ls luz un átomo de belleza.
del
en
Si un hombre tiene bastante genio para proceder ael,
los demos hombres »por qué no pneden imiterlci 1Por
l,
qué son pigmeos á su lsdof »Quá separsciou oof>obilu<
que existe entre
lágrimas
A, Ls
seque si de un lado se nos presenta en la
vida social el combate que libran lss generaciones, combate de oniquilsmiento, de
otro lado surge larsvelaoion de nues-
Y
tra propia
i,
"lll »»
geles,
es
o
Basta
o.
Suerte
reconocer
)l il
u»rco<ioifoy<io»o>eco>i<r<o,tisturae
fao»go p>ov»legocc<fo>
Cruzamos sobre
j ~j )! i¡>",i!»l')
paisaje
dente.
La
cuua
un
l>nent
de
ú,h "lw>~ .I
Dcsel>ues
ll)I! l,li
cs
Goorto laceo seis, cubierta Po>o oi acerico
.:
Asi discurria, casndo vino A detener el curso de mie meditaciones el ruido metálico
del tren al pasar sobre lss plataformas de ls estaeion de Berna.
Solté del carruaje atravesé por entre los encsrgadoe de 1> foud>; respondi uega>ivamente á lao ofertas de los guise, y. para inaugurar con perfeetslógics mio paseos p >r ls
ciudad del Oro, dirigi los pasos A, un hotel ¡obedeciendc lse ex itaci nes del mác formi-
,.lÉ
dable apetito.
III
'iíl'
AU(>pero Jznxz Pzrcuuc,
j,A Ml"ERTE DE 1 N f"RANDE l-lOMBRZ.
<í
Ls, implacable segur, que lu mismo abate las altas
encinas quc las humildhs floreciil as de los campos, hs,
destrossdo eu pocos dias tres vidas coronadae de giuriaCanario, el héroe legenciario que tauto trabajó
brazos para
cl cementerio, enLa idos de colocar jnntos la iglesia, y
melaucólica
poe<is.
cierro, todo un mnndo de dulce y
En ei c unyoEu el templo desaparece ls vida de la timos.
el
santo s6!o busca el peneomiento
alu>s, do lo que hemos amado. Lo
la hu:.
es la mejor amiga de
manidad, Ella récibe o,l niño que
lo de-
Rompamos el ysralelismo que nos separo, de los den>as hombros, y unAmonos eu
el :ingulo convergoute de la vida, eu. la muerte.
Semejante union, llevada á efecto por el alma, que es el espiritu libre de los miserias terrenes, no puede ser estéril; A,ntes, al contrario, simbolizs nn holocausto en
bien de los sóres smaoos que ya no existen ; uua miraaa hAcia la patria inmortal>
lss
objeto de las aspiraciones clei iudividuo; un áxtssis purioin>u quo uoe sisla de
pasiunes, de los faltas, de lao torpezas.
hijos.
iglesia
qnó nnpo>ts
hombre, Bueno de su alba
poderoso y enérgico; olvida
quizá el origen cizáoo de su raza, el principio invariable, no más sito ni más bajo> A o
que debe su epazicion sobre ia tierrs, y ya
conquiste, el nombre de S6erates 6 el de
Neron, 6 el de Alejan<ira ó el de Sau Agustin.
<I
que
cruces de madera ; de
abrigo á aquel lngsz
parece oolocsdo slli para prestar.
sus
i,
mos't
Pero el
li
4í
clo de altas
madre que extieude
A otro individuo ; y
Ese olvido constitnve el divorcio tAcito que separe, tantas existenoiss,
ofrecen nn sello par»icular.
Aqui les yequeñss poblaciones es un
ediñcio aislado. con
pueblo. Delante de ellas hoy un cementerio
Hay una agruyacion de casas<
oslpiosu alrededor está,el
<»
es
'úorre;
laiglesis.
su esbelta, senoilla y clevacls
el templo
mudo
es una
prin-
los supremos tustsutes de
toda existencia.
esas
que he Ramav»u
pera aceptar la
descubrir más asombrosos yauoramss.
Cada po,eo de la locomotora nos permite
sin interrupciou.
Los casorios y las aldeas ee suceden caer
en la alemana.
Abandonamos le, >Suirs, francesa ysra entrar
sus
el
son
y
Diriase que
uno
drfo,
se
acariciar. A
sepúlcro
asi, porque ambo. términos, naczmieuto y muerte,
de las
la lince fárrea atraviesa las ramiñesciones
los
el
J<ua
u
entre
.>>»pez.
eleve
y
de hierro el rio Sarina¡que corre entre escarpadae
sa>lto.
y el
el Sn estrechsny ronyen las distancias que median
cipioy
cómoda yor.
buey y uu cs,bailo.
Seis igual
un
Los dos términos deis cadena
vital ze encuentran mmonizados de un modo eoriseu-
Ijl')l )I I I) lll)IIII
'l') üüi!!!i! Iüi»»I!))l
Pasamos leguas
auima hasta tm grado imposible de señalar.
montañas y
de pinos qnc arrancau en ls base de lss
de
selvas
A,
travós
y leguas
suben yor esas msgniñcss arbocaminos
Be
Multitucl
eumbrcz.
llegan hasta las
cousnvados; de manera, que forman una superledas, todos ellos perfectamente
6 yur
doud. cruzan largos canos tirscloz yor dos bueyes
El
cseion moral.
»V.
A la salida de Eriburgo,
montañas del Jorst, quc so
rocas.
idénticas, moméntos de unif>-
! l l) l !i 'il l lilil »l l l l I llil iilllll» lll-ll»>ll
j !) z!I)l l l ll)ll)i
es hermoso. La presencia de esos genios,
exactitud de mi a{irmsciou. El mundo
vemos y sentimos,
1ss irrs,diaeioues de sus alma,s, constituyen uus belleza que
uns hermosura, por más que no proceda
tambien
Sol
c»el
la
luz
constituye
coma
de nosotros.
u o>z<
sucede
hermoso!
ls existencia de
admhablez
Il
Il[)) lll T Ll)ii<ll)ll
humanidad,
reepondeis negativamente;
si estas palabras os arrancan nna
sonrisa, es que sois escépticos 6
insensibles, ó que vuestro organizomo os imperfecto.
Si
grandeza. lamauifestsfáon
de nuestro destino de ultratumba,.
La hnmauidad, pues, tiene
puntos de contacto, fases
f
consuela sus dolores, le
inocula generosas ideas y
forma una generseion de ánt Oh! i El mundo
dalas cuerdas delicadas del
sentimiento.
i
A su albedrio el sentimieuto, y que, Hámese poeta,,
pintor 4 músico, arranca
Quevibre una
todos to<
y verers cómo responden uno y otro y
hombres á la voz que les habla con la eloéueneia del
uusz
cierto 'que ls humanidad
ha tentdo ¡ t>ene y tendrá
uns familia privilegiada, A
la que pertenecieron Daute, Lamartrne ¡Bellnn, Do
uizetti Morillo'; Rafael y
autos otros. Pernil»a que
vive eu la atm6sfera de lo
subñme; familia que dirige
contrario.
hombre,
iuteligencias
4,
y otras» Tampoco'eabriamos responder
estas preguntas qne sumergen la
imaginaeion en ál cáos; pero ello es
es ess
CORREO DE LA MODA.
2 Oolubro»877
Ano XXV»», núm. S7
CORREO DE LA lRODA.
yarala libertad deGro
<ia. su patria Tlners v
Herculano, el poeta
yurtngués, que > m bten
eststuos muy»Ajos de
o probar sus doctrinas,
ua
ella acompaña hasta su ultima
morada al hombre qüe muere. Unid
al cemeuterio y vereis unila
ce ;
por esto dejamos de
y admirar so
xtza ordinaria mérito.
no
oonocer
iglesia
dos iutimamente Dios y ls humanidad. »De quó msuerat 1'or el rezo.
colocada eu la forme
T a
.
iglesia,
I
/'
v
Hé aqui algunos detalles interesantes acerca de sn muerte>
"En una pobre aldea, y en
<'«biorto t>oro ooorieo <u«ooo
ot Scot>o<tu o<>m. >.)
que señalo,
es
el vestibulo B-
la eternidad, Eu su recinto
sizve de frontera y
sa-
grado„que
de vecindad sl cementerio, eu
olvidan las preocupaciones sociales psrs, pausar en los di-
funtos, que
ee
ysnsar
en
lo
eterno.
»Pensaran loe difuntos! »Quá
y quá sublime oeupagr<ande más
aún cuando
sarta:o
cion¡y
el templo!
L>. naturaleza, humana
liza
en
<zua„,
diga
e
cuanto
se
es
un
Voo>kto
roo
táoioo. IVCom ot
© Biblioteca Nacional de España
>otouto» im. "."
pueblo rustico,
sin
majes-
tad exterior ni pompa interior
algunas bsyetse negras, ador-
nando la mezquina puerta>
annneiaban que la ceremonta
qus iba á venficarse ers de lno
to. En el centro de ]s nave
taba el steud cubierto
es
con
el
más pobrepaño mortnorio¡so-
bre uns tumba sin adornos y
sin pompa.
Un niño descalzo he,cin
acompsaadámentt>
abluciones
quiera
»o.
.' >.
ó
úobiorto de o<o>izo.
voooidoooa
iáoi
s
oo>ooiüo
f C. Ogootióo
ooo
túoi<a, <Vé1oo el srebo<fo z f>>q. »t,
CORREO DE LA MODA.
de incienso ceda vez que
uua mono
fúnebre.
amiga
alzaba, el pz "n
Aquél era la envoltura mortal del más levantado esphitu portugués, que alli yaeia con tal humildad y modestia.
Su eutierro debia coincidir eon su vida y coincidió..
Asi debia eer. El grande hombre que se llam6 Alejan-
dro Hereulano debis distinguirse en la muerte por sü
como en vida se distinguió entre los más dis-
humildad,
tinguidos.
Los
almas rudas
en sus
bondadosas, tristeza por el que fué su amigo y companero, bailaban natmal, sin embargo, que hubiese pagado sn tributo á ls muerte, y que su cuerpo yaciese añl
el del más humilde
asando vieron A los
real
con sus
hijo de is aldea. Azi es que,
dignatarios y á, la servidumbre
uniformes é
insignissr en representacion de
humilde féretro; cuando vieron á
SS.
Mhf., acercarse al
ministros, á los representantes de la Academia Real
de Ciencias y de todos los peri6diccs de Lisboa, y á muchas personas, para ellos extrañas,iucorporcrse al cortejo
fúnebre¡viniendo de léjos para rendir el último tributo
á Alejandro Hereulsno, quedáronse st6nitos, porque nc
sus
esperaban que el amigo
consejero de todos ellos en
el solitario valle de Lobos; el que les enseñaba con el
ejemplo los progresos de la agricultura, y con ellos el
secreto de pedir A ls tierra mayores y mejores cosechas;
el compañero en las faeuas campestres¡tan exento de
pompa y ajeno de fausto, mereciese tales eousideraciones A los grandes de la
tierrs¡y que nobles y personas
distinguidas fueseu á reconocer alli que todos eran pequeños ante aquel cadáver entregado á los gusanos.
"La intensa luz de aquel genio, que procuraba ocultarse, resplsndeeia sobre l túmulo. Ent6nces comprendieron los habitantes de Azota el valor de
Horca!ano, asi
como la noticia de su muerte hará
comprender A su pais
la pérdida que ha sufrido.
se
y
r
"El cuerpo del gran historiador reposa
en
el túmulo del
general Gorjao, sl lado izquierdo de ls, puerta del templo, bajo uns simple losa, sobre la cual hay una columna partida
por el fuste, y en sus dos extremos dos leoneitos de pequeñas dimeneioues.
"Alejandro Herculsno debia reposar slli, miéntras la
patria no paga tributo condigno A su memoria; alú, A la
sombra querida, de los árbole, en el aire libre de los
campos, que tanto smó y feeund6 eon su trabajo; aque-
lla columna truncada simboliza el mnnuruento tambien
truncado de
siempre;
dijo dirigiéndose á los scout.'creros, cunplid vuestra
obligaeion y colocad convenientemente ese cadáver en el
mlmero ll6 de la fila baja.
Los sepultureros pasaron adelan'.e seguidos siempre
por el jóven¡que caminaba con paso incierto y vacilante,
¡
sumido
en
mortal tristeza.
historia, y qne la muerte ha partido para
scs piés, como dominámlolas, dos
sn
teniendo A
fierse
en
vida
con su
slmbolo de las dos que combsti6 y domin6
en
pluma: el fanatismo y la ignorancia.
Ebuaxno ñioxrzs.
olvidaré
en la existencia moral, en
que el dolor
patrimonio ineludible de la humanidad,
atraen y seducen sl sér sensible con ese potente
magnetismo que impera en el alma.
El que sufre penas y dolores, deseas que dejan indele-
bles huellas
el rostro más
en
sereno
sl parecer, tieue
un
quizá desconocido compañero en su dolor,
que ¡sin participar de él
comparte sin embargo sus
efectos. Ese sentimiento es algo más que compasion ; es
misterioso y
¡
el lazo de
nado A
amor
sér
un
gicamente
fraternal
con otro
con
qne el Creador ha
sár. Ese
sentimiento,
que
sigui6 tambien al j6ven y
á los enterradores al
Cuando óstos llegaron al sitio designado ¡depositando
ls carga
el
suelo, empezaron á,
desempeñar la triste operacion.
Ent6nces el jóven, abalanzáudose
en
hacer
preparativos
para
rodillas ante él y levant6 la tape,
al
ataud, csy6
con mano
de
trémuls.
El cadáver que encerrabs la caja era el de una mujer
y hermosa, á, pesar de la destructora mano de la
que rápidamente borra los dónes de ls vida. Un
blanco sudario la envolvia ¡dejando s6lo descubierto el
rostro, que, uo obstante su marm6res palidez, evideuciabs, unas facciones perfectisimas. Dos negras trenzas
dc rizado pelo csian á los lados.
El
j6veu
la
contemplabs
; sus labios
mas
ojos preñados de lágriqoizá, una plegaria, quizá
que inspira la pérclida de
cou
murmuraban
frases de inmenso
esas
amor
querido. Los enterrsdores miéntras tanto termimaron sus preparativos, y ya iban á
apoderarse del
ataud, cuando el jóven les detuvo.
E~zperad uu memeuto, dijo con doloroso acento.
un
sér
—
Y sacó del bolsillo de
ella
su
gs,bau
pequeña
una
cartera
tijeras finas y delgadas, con las
seguida, inclinándose más soun beso en aquella helada frente, regándola al propio tiempo con sus lágrimas. Pásese
de pió con. rápido movimiento, quit6se el sombrero, cru.z6se de brazos, y cou la cabeza inclinada sobre el pecho
permaneci6 inmóvil y sileucioso el tiempo que dur6 la
fúnebre operscion. Terminsda ésta, sacó del bolsillo
quirúrgica, y de
uuzs
que cort6 laz trenzas. En
bre el cadáver, imprimi6
unas
monedas y las di6
saludándole
ron
Cuando
A los
con uns
sepultureros, que se retiraligera inclinzcion de cabeza.
qued6 solo, fué de uuevo á arrodillarse ante el
guardaba aquellos inanimados restos, y apo-
se
lugar que
yando su frente sobre el húmedo ladrillo, estuvo llorando¡6 tal vez rezando, hasta, que el guarda del cementerio, haciendo su ronda, le advirtió qne iba á cerrar.
El anciano caballero, que conmovido babia presenciado aquella escena, se aproximó sl j6ven y con sfectnoso
acento le dijo:
Dispónseme usted que me atreva á turbar su dolor,
del que, sin saber por quó¡participo desde este momento.
Si, como yo, hs perdido usted un sér querido, ponga su
confianzs, en Dios y resignase A su voluntad que 6l sabrá, recompensarle ese sacrificio, reunióndoles para no
separsrles más en la otra, vida.
El jóven volvi6 la cabeza y mir6 á su interlocutor,
murmurando al mismo tiempo:
lDios... Ia otra vida!
—
damente A
su
ciosamente
en
Componianlz,
uua
sepultureros que condueis,n en hombros un stand de pinabete mal pintado de negro. Segutales á aorta distancia un,jóven de asp cto distinguido,
aunque vistiendo desaliñado traje.
Al atravesar el vestibu.lo, el conserje, que estaba en él
fumando su pipa eon la mayor indiferencia, dijo á los
sepultureros, fijándose en lo'pobre del atandr
—
A ls fosa
No
cuatro
eomun.
mis diss,
spresur6 A decir el j6ven son apenada voz; ese cadáv r será, depositado en otro lugar. Tiene su nicho; vea nsted aqul la
patente.
Y enseñó nn papel al conserje,
que lo ley6 con de—
en
se
tencion.
Dispenge usted, caballero, dijo ózte; yo no crei...
Voy á anotsrlo en el registro. Vosotros, miéntras tanto,
—
© Biblioteca Nacional de España
amarga sonrisa de incredulidad ssom6
rápida-
El anciano lo notó, y le dijo en seguida, siempre eon el
ruismo tono:
Si señor ¡Dios ; Dios que indemuiza eon su gloria á
—
los que en la tierra
se llama felicidad.
El
j6ven
ze
no
han
podido gustar ese manjar
que
sus
haciendo éste lo propio. Despues le tendi6 la mano, que
le estrechó afectuosamente ¡ y se separaron.
La
tarjeta del j6ven deeia: Azvnnbo Bzwavíbzss doctaedzeáau y cáruyíu. Grns ¡12¡ 3.'ázgtzierda.
ea
Ea la del anciano
leis
se
simplemente
:
Axbnns Bus-
xznszxz
—
lácaso
vez
del mismo
modo,
y el
an-
SI, señor,
desgraciado
que
creyese
no
contest6 el
j6ven haciendo
un
supremo
Le compadezco á usted con todo mi oorazon, y s61o
puedo atribuir esa incredulidad. á un exceso del dolor
que en estos momentos debe experimentar.
iñh! si señor; inmenso es el dolor que siento, grande
es tsmbien mi desesperacion; pero ese Dios qne hs iuvocado usted, podria infundirme la resignacion y la calma
que necesito, ys que uo hs, querido concederme ni la más
—
—
pequeña parte de ls felicidad que puso en mi camino
cuando yo no creia en ella ni la esperaba.
—
que
Siento oirle expresarse
como
mayor
iateusidad,
en esos
términos, porque el
para sentir el dolor en su
e:tá tambien dotado de razon para
usted tiene
corazou
concebn que hay un sór que preside nuestros destinos, y
ya en esta vida mortal, ys en la otra,, nos compensa de
apurrsr.
los infortunios qoe tengamos que
El jóven no respondió¡pero otra
asomó á,
—
sus
vez
la misma sonrisa
que
sea
el vinculo que le
nna
que acaba usted de acompañar á su última
siguió el anciano fijándose en el jóven, que
á ls
mujer
morada, prono
vestia tra-
je
luto¡pido usted, invocando su nombre, me conceda su confiauza si de ella me considera digno¡ haciéndome depositario de sus penas, que quizá pneda mitigar
de
la noche de
aquel mismo dia se eneonen su. gabinete de
estudio sentado sute su mesa de despacho, con los codos apoyados sobre el pupitre y leyendo en un libro qne
en su casa
y encerrado
¡
sobre el mismo Rascan sabe.
Antes de
fijarnos en el libro que le entretenia, trazaligeramente su retrato una vez que sabemos Bu
nombre, domicilio y profesion.
rómos
¡
Tendria
unos
treinta años¡ si bien
uua
arruga prema-
dibujaba en su pálidh frente. Era de mediana estatura, bien conformado, moreno ¡de negros y rasgados
ojos suya hermosura quedaba oculta en aquel momento
por las lágrimas que los empañaban. Su graciosa boca estaba sombreada por un fiao y rizado bigote del mismo color que so, cabello, que era castaño oscuro. En sus agraciadas facciones resaltaba una palidez ca.i cs,davérics, y zus
blancas y fiuas manos, colocadas en las sienes, estaban
crispadae al propio tiempo que profundos y dolorosos
suspiros se exhalaban de su pecho. tQué tempestad se agitaba en aquel cerebrol tgué volean devoraba aquel corazonl Alfredo sufria, y su sufrimieuto era á todas luces
superior á su resistencia. Se eonocia que habis, buscado
tuza
se
¡
¡
lenitivo
un
en
la lectura, y que s6lo babia hallado
exaeerbacion á
uns
su
dolor,
que estaba
próximo
eu
ells
á esta-
llar. tQué leis Alfredol El libro que
ante sus ojos teuia
Espronceda, y estaba, abierto
por el canto tercero ¡dedicado A Teresa. Lentamente ibz,
leyendo sus octavas nutridas Re seutimiento y poesla, al
propio tiempo que se veis aumentar su palidez, notAn-
El Dáselo fifuado de
era
dose de vez en cuando que un sacudimiento nervioso
estremecia su cuerpo. Eu los cortos intervalos en que
su cabeza se iuclinsbs, pesadamente sobre el pecho yac
cerraban sus ojos, se le hubiera podido oir mormursrr
l Cuán ajeno estaba yo dc creer que el ideal de Es—
pronceda pudiera ser para mf una realidad, sieudo
más escéptico y materialista que el poeta!
Y continuaba la lectura, y otra vez murmurabsr
yo
Si tú, poeta, tuviste valor para divertirte arrsncaudo del pecho ñs propio corazas pedazos lsecho, yo no le
tengo para sobrellevar el peso de una existeucia que me
—
abruma.
Y alargó su convnlsa mano á un lado de la mesa y empuu6 una pistola que en él se veis.
¡Es¡concluyamos de una vezl
Y quedó pensativo.
Pero¡ ¡insensato de mi! tguá voy á hscerl A legar
el deshonroso nombre de suicidio á mis pobres hermanas
cuando con el auxilio de ls, ciencia puedo realizar mi
intento sin que caiga sobre mi el anatema de la sociedad.
Si, si, mejor es eso.
Y srroj61a pistola lójos de si.
Cuatro horas permanecró en tan horrrble sttuacron.
Por fia, decidido, sac6 unos papeles bastante volumino
sos, los encerró en un sobre que lacr6 y selló, y escribió
en éh Pavo estregar ol Sv. D. visires 13sstztsaste, zá
á
¡
viene
s
Acto
un
caj
preguntar por e6.
se puso de pie; fué á, una papelera; sbri6
sac6 de él un pequeño fr asqtdto suyo contenido
seguido
on ¡
bebió.
Creerán que he muerto á eonseeuencia del snenrisma que hace un año empez6 á desarrollarse. Vale mAs
—
asi.
En
seguida tom6
y ssh6
su
sombrero,
se
embozó
en uns
capa
murmurando
Dentro Re tres horas todo habrá concluido.
—
labios.
Cualquiera
Á las doce de
trz,ba Alfredo
—
serla usted tan
eso'I
—
H.
—
sonri6 otra
ciano continuó:
esfuerzo.
fúnebre comitiva entraba silenel cementerio Re ls puerta de li'uencarrah
ocazoj
nnz,
mente á,sus labios.
psicoló-
no
en
un corazon
muerte
encs~de-
mutna atraceion
digado
tor
jóven
en
puede expliéarse ¡es el que por medio de
aproxima, á los que sufren, poue de
manifiestoálosojos delmundo esos dranms latimos que
encierrsu sólo en los misteriosos pliegues del corszon
lAgrimas y sangre.
Era uns kia tarde de invierno. El sol caminaba rápiuna
que
nombre para concederle ls gratitud que me merecerá
siempre; aqui tiene usted el m'o.
El j6ven abrió su cartera y'dió al anciano su tarjeta,.
Y
Momentos hay
los más supremos momentos de
compasivo que me ha proconsuelos. Permttame usted que sepa yo su
nunca
escena
—
y ls amargura
—
mi vida hs habido
¡
UNA ITISTORIA TRISTE.
con las refi xiones y
consejos que por mis años y experiencia puedo hacerle.
Agradezco muy mucho el interes que por mi se toma,
y le suplico me dispense si en este momento no puedo
corresponder á él satisfaciendo BUB generosos deseos. No
Un anciano de venerable aspecto y con todas las apariencias de persona distigoida, que habia presenciado la
interior del cementerio.
pobres campesinos, sintiendo
y
como
Allo XXVH, núm. 57.
despues los periódicos auunciabs,n un desgra
ciado acontecimiento ocurrido en el cementerio de ls
puerta de Fuenearral. Un j6ven y estudioso facultativo,
bs,stsnte conocido en ls corte, hsbia sido hallado cadáver anteun nicho cuya lápida sólo decia: slfaydaleas.—
R. L P.—Aquel nicho estaba se3fzerta d tos gg osos
Dos diez
—
ñalado
con
Como el
el número ll6.
desgraciado Alfredo babia previsto,
zu muer
2 06!ubre ft!77.
CORREO DH LA hfODA.
te fué atribuida á la mortal enfermedad que hae!a
un
año vino anunciándose.
Don Andres Bustamante pasó
al darle la
algunos dias más tarde
hermanas, con el mayor desconnoticia de su triste fin¡ le entregaxon
püego que para él habian encontrado.
Circunstancias que no son del caso referir hicieron
conocer al autor de esta historia 1 contenido de
aquellos
papeles. El interes que su lectura le inspiró le puso en
el caso de hacerla pública, si bien variando los nombres
y las circunstancias.
La historia de Alfredo es una de aquellas que pasan
un
desapercibidas
para nuestra
sociedad,
que podria
encon-
conocimiento una enseñanza más para juzgar
eon algun acierto los hechos
y las personas, en vez de desfigurarlos ó exagerarlos ¡y de deprimir ls verdadera virtud¡ ensalzando inconscientemente el vicio y la depratrar
deja
en su
vacion.
:
investigarla;
que los médicos en
su generalidad; son materialistas más que espiritualistas.
Alfredo Benavides, distinguido alumno de San
Cárlos,
hijo de una acomodada familia de Sigüenza¡ era del número de los primeros, y no sólo rendis culto idólatra á,
ls materia, sino que además era escéptico, y
por lo tanto
no creia que haya mujeres
capsces de inspirar y sentir
una pasion pura.
pero lo cierto
En tal concepto, excusado
do
no
nos
babia tenido ni las más
es
parece decir que Alfre-
cortas
relaciones
amorosas
ninguna, y annque le gustaba el trato social de las
mujeres de talento, superior á ellas por sus couviecioues,
inspiró vivas zimpat!as y hasta amor á, algunas, sin que
á su. vez experimeutase semejante impresion.
cou
Pero lleg6 un dia en que sus ideás debieron de modificmse, y el doctor msterialista, qoe s6!o vivia
y
gozaba
por ls materia y para la materia ¡hubo de preguutarse si
hsy en el orgauismo humauo algo quc no se
el sístsvui ocrvicsc, que
contrarias é, los
principios
Llamado para el
fué introducido
señoras que
ron
con
hace seutir y
nos
que
ejercicio
de
uos
explica por
inspira ideas
abrigamos.
su profesion á
una
casa,
sposeuto en donde eucontr6 tres
la mayor amabilidad y finur le iuvitaen uu
á sentarse.
eu un
traba
era un
ser complacientes, y Alfredo se
ronfidonte. La babitaqion eu c!ue se encongsbioete amueblado con bastsute lujo. Las
tres seuorss, una, que era la enferme„ tendria uuos
años, otra frisaria en los treinta ¡y la más
renta
cua-
j6ven
.contaric, poco más de tres lustros. El s,eento de las dos
mayores deuunciaba diferentes procedencias, pues la enferma hablaba un castellano muy
cerrado, con sus corres-
.ponclientes vclay, y ls, otra pronuuciaba
populares locuciones
j6ven,
con
del
esas
graciosas
gabinete, apénas
y
hijas de Andalucía. La más
en uua marquesits en uu riu-
de las
que estaba sentada,
hablaba.
Alfredo, que era un tanto observador, se
estos detaües, y despues de enterarse de ls
fij6
eu
todos
dolenciro
que
insignificante, y prescribir lo que el caso requeria, se
levaut6 y despidi6, no siu dirigir
repetidas miradas é. ls,
era
jóven,
que le salud6
triste y alegre.
Alfredo repiti6
sus
sonriendo de
visitas,
no
uns, manera
entre
porque la enfermedad
.exigiera scplel asiduo cuidado por su parte sino para poder ver uns vez más é aqueüa j6ven
cuyo semblante tan
grabado babia quedado en su memoris,, uo sab! a por qué.
Del trato cou aquella familia¡ de ls
que quedó médico y andgo> vmo á sacar en limpio que la señora de
los cuarenta años, c!ue efectivamente era castellana se
s
bac!a llamar Doña Yetrs
edad, quo
era
Campos;
de Jerez de la
la que la
seguia en
Frontera, Remedios Nuñez
méi,j6ven, que crs vizcsina
la primera, Magdalena Aranda.
(Se coartas ará.J
y la
Sa
ni
dilacion, cog!
uvánon
I
y
pasaba por sobrina de
Manta Z+znusouzs.
KL CHINO EN It(ADRID.
cusnnos Dzz DIA.
el
Delgado y Montalvo, Espoz y Mina, núm. 7, comercio tambien de sederia y lencerla; en el de D. José Morales¡núm. 8; en el de los señores de Acero y eompañ!s,
momeutos
res
número 6;
mero 3 ¡
—
—
No lo sé.
Decididamente ls calle de Espoz y Mina
frente de
y como quiera que es la que tenemos
nuestra casa, la eleccion no es dudosa.
vamos
á comprar
—
pensé.
Creo que
no me
equivoco.
En efecto, ya
me
está tiran-
do del brazo diciendo:
Tcás lí
(1).
llegado
al
maguifioo establecimiento de
ca-
del Sr. Duthu,
es
lándome
!!s)ué mago!ficos cortisonas
pabellones! !Son preciosos!
y
eolgaduras
en
forma de
—
maqueadaz, sorprenden por zu s6lida eonstruccion
elegante forma.
Mi amiga ha elegido un psr de camas completas, las
y
cuales hicimos que
nos
llevaran á
casa
lana y
inmediatamente,
pluma
son
del
mejor
gusto, uniendo á, esto una notable econom!a en los precios. No obstante¡ tambien puedo decir otro tanto del
Lafargne, Pls,za del Angel, nú2; de la de D. Ramos Tamiz, calle del Príncipe,
núm. 27; de La Imtssrszt, cuyos dep6sitos se encuentran
en la misma calle del
Pr!naipe núm. 16, y Plaza del
almacen de la señora, de
mero
Progreso,
núm. 6, las cuales ys habíamos visitado dias
ántes.
Satisfechos de la compra de laz
camas, á
renglon
se-
como se su.ele decir, pasamos al comercio de la
viuda de Carmena é hijos, donde tuvimos no
poco placer en examinar ls variedad de telas de seda y
guido,
señora
lana para vestidos de
gusto admirable, as!
otros
Ya
que ha recibido y
señora,
de
sou
los
terciopelos, encajes y
estacion que se aproxima.
como
géneros propios para la
en los primeros diai de
la
semana
comercios de D. Tomás Labiano
visitamos los
Lopez, Pastas, 48
y 60; Lcl It'avorsta, de los Sres. Alfaro, hermanos, números 42 y 44; D. Darlo B. Ea>iuo, núms. 33
y 40; Dou
Agustin Ibarra, núm. 36; La Garza ftsot, de D. IKsr-
tin
Merino,
en
y
el núm. 33; D. Erancisco
Matute,
D. José
Grande, en el núm. 16; D. Juan
en el núm. 7, y Lo Ll'smeratsta, ñe los
Srez. Sanchez y Alfaro, en la de Zaragoza núm. 21; pero
este dia se le ocurrió á mi buen amigo participarme una
noticia no pocs> gxatas la cual me apresuro á, poner
conocimiento de mis bueuas y simpáticas lectoras.
Héla aqu!:
efecto,
durante la semana, y los establecimientos que hemos vi-
sitado; y como por otra parte¡tambien os seria molesta,
su enumeraeion¡ me concretaré tan sólo á
aquellos que
merecen particular menciou¡ reseña,udo á ls
ligera, los
damas; y esto casi á huxtadillas, porque mi amigo no
© Biblioteca Nacional de España
pañuelos
es
de seda babia espar-
muy entendido
de
seda) ¡estos pañuelos son de muy buena
tienen mezcla alguna de algodou.
cuantas docenas de
es
en
en
que ha
separado
—
un
Tcás lí kís.
Esto sl fiu
dar á
su
me
hace entender que el hombre, por agradebe reparar en ciertas mezquin-
prometida ¡no
dades.
Y asi es ls, verdad.
! Cuá,utos tesoros uo vale las más cle lss
risa de la nuljer que amamos!...
veces una son-
Mi bujía
no
se amortigua¡no sé pol qué; es de suponer
que
seráu de la fábrica de La Estrella ó Auras a, de la ca,-
lle del
Prineip:, ni de
casa
especialidad
de D.
Ignacio
de Arce Ma-
conocida;
qniera, no puedo ménos de hacer aquí
punto, mis cariñoras lectoras, Antes que mi amigo venga
á interrumpirme, ofreciéndoos más variedades en ls pr6zon, cuya
en
este
ramo
es
bien
mas, sea lo que
xima
semana.
Vuestro
siempre admirador
l' RaÃolsce Gvznnnno GARcÍA
ro
Solucioues á las charadas que apure ieron en el uúme3c de Ex, Connzo, correspondieute al 16 d Setiembre
por las señoras Doua Elvirs, Lstorxe, de B:lrbsstro; Doña
Cármen Ssnchez, do Vigo; Doña Dolores
Yautegui¡de
Santos, de Palencis; Doua Juana
Vinent, de Tarragons! Doña Joaquina Pascual¡de Ssntaudex¡ Doña Gertrúdis Jimenezs de Madrisl, y Doña
Antouia Pozo, de Sevilla.
Estells,!
Doña Jesusa
I.
Mi
amigo tiene novia, allá eu el Imp rio de la China.
sospechas quede su conducta venía yo teniendo de algunos dis,s á esta parte; porque
esto de venir é la corte pox s61o el capricho de observar
sus usos y,, costumbres, y luégo, as!, de bueuas á
prime-
Il.
Bznoazroxa
Vznná.
Es! o corrobora más las
xas
hacer multitud de compras de muebles y ropas
terrenos para edificar
un
pala"io,
CHARADA.
y
Jugué
del cual tomamos aute-
mas cou
que si
ayer las
medidas, de suponer es que de la noche á la
mañana tengamos casamiento. No diré que en ls, China
ó en la corte¡que esto toca resolverlo á los padres de lo
s
novios, como personas más previsores.
No
muy
deciros,
mis cariñosas
lectoras,
y serenidad que tiene mi amigo, que
que
me
es
uua
con
peseta..
bendito,
seyssdu y cuarta,
mscarena,
toros de pnuta
estocadas muy buenas.
Lei de
ssgssada y plq aa
las pcei!ss
tú-
preudas,
muy
gracia
despachar
admirando
selectas,
su
gran, númen,
inspirscion y su verla.
He parado en tercia y dcs
su
co-
eu
en
ocasiones diversas,
los venturosos
tiempos
de coches 6 diligencias.
Y por fin, he navegado
tal la cal-
en uu
bergantin de.vela,
e! rumbo siempre al toda
visuto fresco y mar de leva.
cou
pasma. Exa-
Joattrlrrs Entra,
(1)
Aq i.
homsdo,
con su.
mina los géneros con tal
eircunspecciou, que hasta cuenta y desmenuza los hilos de las telas.
Ayer tuve ocssion de obserrarlo en casa de los seño(l)
descuido, pierdo
He visto al
azul de cielo.
Debo
me
pero sin
encajes y primorosos
gidos, donde se anidan graciosamente grupos de rasas y
claveles. El manto y cuerpo es de
terciopelo granate
guarnecido tambien de eucajes¡y ls falda iie seda color
ma
uns préma y dr>s,
suerte tan auverea¡
señor de excelentes
admnará, por lo tanto, lectoras mias, el qne mi
amigo, deseando obsequiar al objeto de sus„amoress haya
elegido en el comercio de la Sra. Viuda de Carmeua telas pszs Unoa vestidos¡encargándola la confeceiou de
éstos en el más.breve plazo.
un
é
hasta el pv!o de lai cesas.
Conocí á, un primas a y cuarta
os
Uno de ellos, y arco que no tiene mal
gusto ¡es
nico de raso blanco con anchos
géne-
calidad y
capricho sin igual.
Debo confesar que mis bolsillos se desahogaron completamente al hacer el pago de los ps,ñnelos¡sorprendiéndome uo poco la sangre fria de mi amigo, que, si
bieu miraba y mauoseaba los pañuelos hasta couvencerse
de su buena calidad, no lo hacia asi con el dinero, pues
eon la msyor indiferencia me decia siempre:
s
No sé si conseguiré, belüsimas
lectorass coordinar mis
ideas para daros cuenta de las compras que hemos hecho
multitud. de
el
eu.
núm. 30 Brea. Buiz de Velasco, núms. 14, 1G y 13 (y los
mismos en ls, de la Montera, ntlm. 7); La Villa dc París, de D, Antonio Gordou, en el núm. 22; Lo Itcscs
Impcrsat¡ de
Diez y Diez,
el mostrador exclamól
mano
Gusta mucho de los colores. Así
con
cunas¡colchoues de
ros
unas
sentimiento la mala noche pasada.
Este establecimiento tiene fama, en verdad, de que sns
camas,
Ia
cidos por todas partes.
Segun dice mi amigo (que
no
y su
pues recuerda
cou
Te)se ti tía.
Eu
Infinitos almohadoues de viento y muelles, colgados de
uuo y otro lado, cubren las
paredes de este almacen¡y
las camas de hierro y de acero, vestidas de dorados adornos
que nos enseñarou eu un xuuestrsrio, con esae
tan finas y caxiñosss que usan los dueños y de-
pendientes del alto comercio de Madrid.
Hecha la eleccion de los vestidos, se dirigi6 á m!:
Cáíz clsafs c)scfs (1), dijo.
Acto contiuuo, y no sin gran esfuerzo por nuestra parte¡rogué á, los hijos de la viuda de Carmena que admitiesen ent6nces el importe de lss telas y adornos escogidos¡y nos fuimos sl comercio de D. Pedro Berbería
en el núm. 2 de la calle Espoz y Mina, en
donde seña-
habia
imperiales¡
camas
La Lá oda, Sres. Guixer y
elegautez
maneras
no
en
en
tuan, 23; de cuyos establecimientos salimos no poco satisfechos por la variedad de géneros á cual más graciosos
y
Entóuces supe el secreto de su mal humor.
Habia hallado la cama dura¡ inc6moda, y
podido dormir en toda la noche.
Decididamente
predi-
es su
lecta,
el de D.
Joaquiu Báguena y Andree, núClavel, núm. 2 ¡ en
el de D. Francisco Monleon y Brieva¡núm. 1; en el del
señor Reviriego y Gonzalez, plaza del Angel, núms. 13
y 14, y en el de D. Cayetano Aguado Cá,rmens 3 y Te-
el baston y los
sombrero,
guantes, y me f u! tras é1 preguntándole:
tDónde vamos!
excusas
un
Los médicos deben
seutó
algunos
complaceros.
Hab!amos
Á qué causa deba atribuirse el que el estudio de la medicina haga á gran parte de los que á él se dedican
adeptos ó sectarios de ls escuela materialista, no nos meteréá
reposo, y tengo que robar
Una de estas mañanas se levantó de muy mal humor,
dándome prisa para que le acompañase. Como no admite
—
HI.
mos
en
al sueño para
á visitar á Alfredo. Sus
suelo,
me
%95
Paga,
y
uos vamos.
CtjiiRRO DR LA MODA.
Año XXYfl,
uum.
37.
SSSQ
an
zi,
Crdcui< <te i
mueble que
s
blaureciso
supone un
aplicarse
á
o
Pira ce<u
do, basta c
tante los peq
do infatigab
priucipal en
blé 'suscrita
modo de lim
Las
pne
pr<j<
que tan fácilm
da de
conel contac
las manos, e
vau con
ponjs
ca
cion de
una
pzííé
n
dis
selle,.
amo
cinta
oo.
ecoge
Los papele
las paredes
limpian cbn uu
atrae
cus-
utelea de
de pz,n, frote,
siempre de
ba abajo eu
ñgu-
oz, do
mismo sentid
guar-
Loz encer
manchados
grasa 6 tinta
á,sido nítzi
encacon
color
do del
que se deja un
poco sobre la
gzlon. Sombrero
vil-
«.
Rpietol
i«lo
l
i
<ic«p<ll« ici;nt.
Mangas plegadas de arriabajo en la parte exte-
ba
rior. Camizets, ñchú d
za blanca lisa orillada
un biés de
crezpon
Collar de cinta roes.
Las losc,s de mármol
lavan con agua melada de ácido mmiátio; lozmázmoles de laz
el
con
hogar
LA VRLL TI>
alcohol;
se
Z<Z Z<V«1
limpia
PIIPP<lllnl
erfectsmente cou agua
POiz E. <ñíáitTIiVB
de jabou negro hiriendo.
El mármol recobra
A.venta
todos los
eu
brillantez fzotáudolo
nn
on
voz
.Cu
vpizuicp
ze seca
nieazdup. izé«ze
y
:
despuez
se
frotseeu
Sólo qne es preciso
porque luágo oon ci
m,
ze
eojnger
ta1
meten
i
l
I
l
i
es
dizcre-
la hermosura ; comuuica al rostro
m
alil:
hieu ei
cusl, Areunú 2 Frclz¡ Cálmen 1. Vi11slou, 11'uenccrral 29 y Peii ros 9. B<.ruez,
Aranni 28. G'uantepíap: de Apoyo, Cczretze 1 <. Cvaívez, Puerta, del Sol 11. Perez,
Fpueucarral 9. D p or¡lÃ1 las li pezj nmel f<i p
de Chávarri> Atocha 8 <. Séu
Jai«me, Horno de la Mata 18. Loz Arcos
¡ Corrcderc.Baja, 14, Jimenez, Serrzuo 18. Gonzalez,
Pjueucazral 'P4 y 76. Bczar de ls Uniou.
Bazar de los Diamantes.
L«'zpoziciou comezcial y otros establecimientos de Físd<id y provincias.
limpiar
luc-
.
yzklc.
éoeitc,
uuz,
pcz-
un
o1-
.
Lss Srss. Suscritoras á ls l', 2.' y 6.«
«íd<u«uip<<iv<nloli,
ull,ui,<,
Zdíczon
l'laza úe i zaboi
© Biblioteca Nacional de España
unc,
blanciua perfecta, reztituyáudole la frescura, de la juventud Precio de la caja,, ii<
rez,'cz.
puntos de venta: íciyi<ul p p íup< de paz-
lámirvarc palma < ria, etc.,
agua de,jabou uegro y dé potc-
como
eu
con
polvo fozmcria
deav gradsble.
Cuando ze trata zGIO de
,jeto,
nie zriu
1
pedazo
con un
!u contrario snccderic ci luz
remates
vul«uip
disimulada, y, sobze todo, inufenz<«u.
Eis además impslpzble invisible ; se adhiere iuzt autánez mente á la piel ; conservo,
tombien con aceite de!ino, porqne el dorado, el bronce 6 el cobre quedau eou mucho
brillo, y la madera, gana con cl contacto d<l
ras
ccu
(vi«vez<«b«du
conocidos hasta el dia, porque
Los
aceite
l'ui<tu
tc ¡
piel
objetos dc alabastro ze limpian cou
agua de Iabon, frotándoloz luégo cou talco
eu polvo.
Lcs objetoe de madera dorada, con rematas
y molduras de bronce G cobre. sn limpian
de
a
2
P
<<si«zdc zi.
de lino ¡que
de
poco de aceite
'gLLI+iygk
Ruida
ligero
eucsrnadas cou follaje chro y ciutas roes.
Fió.2." TP ajr para ni<lo.— Blusa funda de paño ligero
Habana, adornada con terciopelos negros y botones de
zequines. Cuello P«e«v ot do encaje bordado.
Fzs. 8." Traje de rm«ni un de conóanza ó teatro paraj ónen.— Vestido completo de cachemir
gris de agua. La
fa)da <le media cola lleva alrededor uu volante plegado.
La túnica-blusa, cou cuerpo fruncido á la virgen va ceñida del talle con un einturou rosa, cerrado atrae jn<jo
nu lazo y lleva todo alrededor un bordhdo sencillo ros:<.
res
e
Pro
de fleltro
ulieúo
adornado eon flo-
esponja.
himenesz
1duiuz <euciitu iré<<<p
m
mancha.
Si hubiese saltado alguna astilla de la madera de
un mueble estepa el agujero cou la
siguieute prepz;
ración:
Blanco de España 6 alhsyalde y ocre en polvu eu
paztez iguales ; el doble de serrin y uua ligezá dieoluciou de cola de Flandes. S. mezcla el todo y se pone
á cocer, y cuando se hs, obtenido una
pasta consistente, se ls pone encima del despezfecto y se la deja
secar. Luágo ze le dz, nna mano de cera sniarilla fuudida en trementina.
Para conservar los vidrios siempre bzillsutes beata pasar por ellos todos los diss uu papel mnjado,
siendo este procedimiento preferible ai <rzpo y á. la
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