1 n'r DIñRE<CZT'Zyú RA. !4úfn. 37. S<Clisa<<l: Ea<f el llexiz<a dc 2, 10, llj ji afj de cada iuodaz,.pei .coz<cm>a ANdy>KLA amR>>RSS1. 2 Octubre I877. mes, Balmzzpda >r>z>ce<a>z>m> pele<el maázzz.— l ex<i<b vziu jeveumie,— Va><lda eeu túnica bujleuada. Tcuf u> da cóza ya> a a»laca V u<De<av<él-hj>x>a>cuca uiüa.— Vez<hiel>duezza pan ufzm Traje pita>azora,— Vestido para jeveuaicl. V e>i<de vara iüc e.-l axlidó cuu túul<a i ara aula.-Vez<idos ceu iúujzaz de izada pam >ese>a.— T>ujé ( lxmu ü> eiu, eeumuezle de falda rvcléuda lludca r yaje<et.-hcbzrpz í>eczz,-dubier<a paca acerico.— i zju — Tcajcc da Vestido cou ~ — sae. — — i 8e publica en diez distintos idiomas.— Año XXVII. Ti>u bardada á fe>leu.— puntilla boc>luda eu luj.—Cuadre de malla sidpur.—j ITRRRTURú : h per Áui os lo Fe>uéudez Sacan.—A S tü ej llév eu zu vjzfia á Sajaiuai>az yacija lloc dazefa R de (i. de<Canto,— Rzc>ierclas de Suiza, por Iuzuzie 3era> perche>.— Uua b<z<osa<riele, yor Salvad r<a Fhbreauvz.—fe muerte de uu svau«e hombre par Rd nardo Fuentes.—Rj cliiuu eu lla<lii 1, por eizeo Guerrera Garefz.— Charadaz.—Rcvueudu <lemúzijéu Rzpjieacieu <lej fisurju. jer — RSI>ISB UR llÜUiS. mismo que eu loe bordsdos, que hechos cou lana ó seda de La modo„acusada siu cesar de mudable y coqueta, parece volver uua vez por su <cueza opiuiou¡ y oyeudo cou harta uu ta,s que yor largo tiempo pasmo estilo. ice le su Esta bondad, las el triste cazo ce esperaba 'reñejos. Cou adornos alternará,u los plegados, los fruncidos y los galones ; pero la elecciou dk cada uuo de estos adornos es dificil de indicar, porque debeuser conformes á la tela y á su- friera uua trausformacioul todo lo mismo, mis bellas lectoras; ninguna bs ser princesa, ui de vestir, que smeusza- zas de lar- de inspira se confecciones, uus, couocida ó seau sl decir sou cronista, lsr- gos ezti>caes de 108 qu8 sa18 por uu extremo uua cabeza de mujer y por el otro uus eou- fecciou de volsutes y guaruiciouee. Tal es, eu efecto, la forma de esos yaletots que ci- y la ñen Ia ñgura y el vestido, dejando 86lo escapar el trecho de falda cubierto de volantes echarpes ó encajes. La forma, pues, del abrigo de entretiempo es el psletot cruzado yox delante eu biés 6 al hilo y I enteramente uads nuevo que señalar eu el campo de la moda: eu medio ' I adornado de lo conocida surgen siempre lletalles nuevos que carac- perladas. l' terizan la moda exclusiva de pazamauerfas por <'ou esta hechura alterna el fichú de dos cuellos cle cachemir cada año. bordsdo, y que, yor deciros que tejxdoz> los nevados quc ze iudicarou eu las telas de vera- auudado yor delante. sbzign siu ocultar el cueryo. Esta es la época de las ama- uo zonas ; Empezazé cu teudzáu su verdadera siguificaciou eu laz de invierno: y miúutras os hego uua reseña minuciosa de has Negadas ú uuestros almuccues de modas, os diré como t6sis general que los nevados y' ls borra de seda sobre fondo de laza zcráu lss telas de novedad: la borra de mús claro, dos >uuzgo. tonos eu ciruela, y aunque este ofrezca poca se Ic traje variaciou, debo consignar que los de I hacen cesa cou la cola vestido de esta > este sño vestido prinimyeriol uu hechura, negro como un G verde oscuro; uus limosnede piel de Rusia y un sombuero de ñeltro> forma vt>onúlra ñaz cou velo de gasa, cuello y ceda es de uu efecto rico V propio de telas de iuvieruo, y los colores que dominarán sobre fouclos oscuros¡ sou: uutris, nema, ozo y reseds, 6 color sobre coloz, como azul sobre azul ' ln producen la uua uu objeto sdmirsciou, la otra uu abi- Las ¡ hay acouseja ui abrigos de otoño ta, de lfueas severas y cormeto estilo. No por esto os ñguuo palabra, garrado coujuuto de retazos. uos figura,eu jiu, dala mujer¡á juzgar por los últimos modelos recibidos, seguirá sisudo ceñida esbelreis que se por eso, cou los mismos elementos, dos personas disfiu- euvolverá todavjs este invierno cou severa majestad> los talles redondos empiezan á indicarse cou uua aldefn suplemental q<<e les da el aspecto cle lss corazas; ls vests cou chaleco se hará tambieu lmrs trajes eu uus parte artística del traje, V'esn vencida por la cintura redonda, couservsrá, súu go tiempo su dominio y hechura; la, altersciou sensible eu la hechura y aspecto de nuestros tzajes. Ls corma solos estos cuando que ls moda cuen- clado seductores de deciros á »riucipios de Octubre eu para dar al vestxdo y sl bor- conquistará, las simpapadres y maridos, proeu cambio el enojo de elegantes, y me pone á mj tías de vocará cu srmouiceu ocupando el lagar de Iss semillas 6 uu salpicado clsrito eu los pétalos; es decir que llevará poco cristal, pero algo, cloeilidad los cousejos de sus cletrsctores, se obstina eu con- servar Cono más claro que el del vestido, se colocarán lss puños de batista; corbata, del j <ti<la euu >u!i>. < ó verde mir<o y verde Como adornos, ls yasamsunia perlada y los bordados, f ambieu cou cuentas de cristal, ze prezeutau eu primer término. Los gustos eu la moda pudieran csliúcsrse de periódicos, porque pasado civzto tic<u po aparecen los delechadoe> al sucede s,hora cou el cristal y el szsbache, que uo podrá múuos de volver á, ocupar un lugar referente entre los bordsdos de cueutss. Siu eiubargo, a imparcialidad me obliga ú, deciros que las cuentas q<ce © Biblioteca Nacional de España >m V 2. Tuazzz mzucz.. ". Tcaie color de ls gasa del sombrero ns vara. u>izszv>nx>yo. joveurile. l' ve»ll<u zvu iuclicau hasta, ahcru, para bordar !u, pasamaueria 6 rolleuar huecos dc los bardados de laza hechos sobre el fondo mismo dc la tejado los vestidos, Bou suelo oxidadio. Iuz de Iuuo lazulsdas) y cuello de se dzs). listas pichou (brouces- las favoritas, las que brillad eu primer fúrmiuo, y con ellas sc harán además collares, brazaletes, adorucs para la cabeza y los sombreros, y cuantos chos, eu sou <'o capri- fiu¡sesu susceptibles cle ten flágil adorno. Ls colocsciou de lae pssamauerja, mleutzs rezá alrededor de un mofivi> j> eu el centro de lzs y flores, lo hfjjus guantes de piel de Suecia, dsu el más elegante stavlo de y iúuiaz bel<evada amazona fantasía. que puede soñar la Eu sombreros dc vestir hsy pobreza cle uovedades, ó más bieu, poca seguridad para señalar los modelos que hau de usarse: por esto quiero zer parca eu predicciones, más ls Ulzrfa Stuard cou ala, algo levanpcr que capota <l<la V pequeño bavolec del que parten las bridas ofrezca coudiciones de belleza y comodidad, que aseguran úxito, su y el sombrero >üuverguat de copa elevada y ancha u<a que ys, ee iuclic6 cou fortuna este versuó ¡tieue lus de muchas adolescentes que se eucseutrau xuás zim>ystiss bellas cou esa forma atrevida de sombrero. Eu fiu, uua CORREO DR LA 5)ODA. fi)90 viuincena más nos dará todas las segmidades tan delicado asunto. Las frutas dominan en que ellos exige adorno. De lencezia habria tambien no poso que mencionar: de cuellos y puños son vaziados, grandes los de mañana, de formes máe reducidas los de tarde: ade- más, en ellos zeiua el nunca, y un plegaunidos por el pió, sirven á capricho muselina, por para próxima; y ya fijas escotado freza niña.—Es de nandelantal, y se lleva sobre faldita de piqué blanco 6 de seda do color. (Véase el número de 18 de Setiembre.) El adorno son entredoses de tul con plegados de la misma.tela. Igual disposicion cierza el vestido por detras y por abajo; el entredos forma picos que sirven de cabesa al volante y plegado. 23, Vestido coa zñaico poro oigo.— (Pare, el patron véase el pliego del mes dc Agosto.) Todos los patronea de vestido princesa sizven para esta túnica, cortándola poso más aorta que la falda y recogiéndola con algunos pliegues. Nuestro modelo es de Mozambique azul claro¡cerrado en el centro de atrae y recogido uno de los paños¡ mióntrs,s el otro desciende recto. Galones de color crudo, bordados de asnl, rodean el escote cuadrado y mangas en su y condiciones, en mis próximas revistas entradetsllee minuciosos de cada una de las prendas de vestir que forman el bello conjunto de la mujer ele- gante. sszns. EXPLICACION DE LOS GRABADOS. 1 Á 3. Txarxs nx Vestido coc, paletot y 9 cante. de ancho con terminadas xxzxxzrxstro. gado sia mangos.—Dos volautes de 5 puntilla al can- de la túuica, muy larga, se recogen por detrae bajo un echarpe 6 csids, que tenniua en lmnts,t lasos eu las mangas y bolsillos. Sombrero de paja negra. X. Vertido paraj cvenci (<i.— Está hecho en tela parisien 6 bengslina, y consiste eu falda redonda con volsute rizado á pliegnes en grupos¡y polonesa cerrada, en biés y abierta en corszon del escote. El adorno son guarnicjones borde,das á, la inglesa, que pueden reemplazarse por encajes dc hilo 6 plegados de la mistna tela. El volante de la falda tiene 15 cents., y 7 cada grupo de pliegues. Sombrero de paja inglesa. Vestido faya cos, negra, eon ondas con puntilla se 14 . neria y lazos completan el adorno. Sombrero de castor gris con adornos defaya de color. como Á i. Coxzxxzss y FARA. Acxxroo. punto de encaje. z un hule. El núm. 4 ofrece parte del fondo para la cubiezta número 5 ¡ que la compouen patas ó motivos largos de tren- cilla ondulada, unidos entre si por cordoncillos y puntos encaje. La cenefa géuero. de Aunque puede cortarse esta túnica por cualquiera de patrones recibidos, ofrecemos el er6quis uúm. 1o para la mejor comprension: por delante cierra en diagonal, para lo cual va un bord.e más largo ¡ el cual qneda encima, haciéndolos aún más desiguales con algunos pliegues en el de abejot los dos costsdillos se recogen ligeramente bajo el paño del centro, dispuesto en eeharpe¡ como indica el núm. 14; y el largo de esta pieza es de 138 cante. ¡que se aumenta por un paño añadido bajo los frunces. Ei vestido de tela ligera, como para sociedad 6 teatro, va s,domado de eutredoses de tul, plegados de la misma tela y encojes. Mitones largos de malla. Vzszzno 15 r 17. (Patrou en el pliego de vedad: el costadillo ¡ junta al hilo cou la oox zúxrcs, Mayo.) Estos números muestran como detalle uua túuiec de noindica, el cróquis núm. 17¡ eu espalda, y su dimension es dc 98 á cesta., recogiéndole por pliegues muy profundos las dos partes de la espalda van unidas hasta la mitad de espacios por cuadzitos de cinto, doble, y sujetos á puuto por encima, medios picos ó triángulos todo de la los misma cinta. 8 Á 13. Txarxe Dz OASs PARA szzoxa v ñIzos. 3. Dclantaáhlvra pma largo ¡cosiendo la mitad de ella en paños enteros cotúuiea princesa y la otra mitad en eorazs, que descausa sobre el delautero, entero en la parte de ls falda¡ como iudica el czóquis núm. 17. Este vestido es de dos telas; de fays, la falda, centro de la espalda y pairo que forma, la cola de la túnica, y de tela brochada ó rayada de lana y seda todo el resto de la túnica„encaje y lazos de faya la completen. su 6zdeu do estrellas del mismo es un El núm. 5 muestra la cuarta parte de la cubierta número, cuyo centro forma uua estrella regular, ocupados niña.— Ee de percal blanco ó tela cruda para defender el vestido, y cierra por detrae 18. Ttxa xoxnana Á PUNTo nx vxszozx Esta tira, bordada en paño de color con dos cabos szgeliua de colores vaziados puede servir para almohadones, canastillos y otros objetos; ejecútase á punto de feston¡que es mucho más ligero que al pasado, y da el mismo resultado, haciendo los tallos á cordoncillo largo y le,s linces á, cadeneta. Nuestro modelo es de paño gris eon las llneas azul claro, lecho)as verdes y las fiores rosa de seda en r dos 6 tres tonos; el las llores rosa el escote¡uniéndose de un ladoá otro con anchas cintas á la sltma del talle: puede adornarlc por con botones Estos númezos preseutau muy detallado falda cozta, un vestido de propio para la calle> y que puede hacerse en lana de pooo valor. Zs una falda, redonda con cintura por delante y jareta por rletras túnica sencilla que muestra el núm. 25¡y paletot que presentan por delaute y por detrae los núms. 23 y 24> que puede ir sobre un cuerpo blusa. La falda lleva dos volantes plegadas (núm. 25, 6 uno solo más ancho con biés 6 borde (uúm. 27). El cr6- quis núm. 21 muestra falda. La túnica lla, montada á claridad la disposicion de la es tambien muy sencicintura y cortada por el eróquis núcon rayada uua núm. 2o 22, pudiendo haeersc en tela rayada como el palevestido liso. El paletot que presentan por delante y por detrss los núms. 23 y 24 cierra en bieses y puede cortmxe por cualquiera de los patrones ya ofrecidos. mero tot ó tod~o el 23. Ecxsxrx Pxxxá. Es un sede, de zuela, chal de cschemn uegro á de color, bordsdo con y gran variedad de tonos. El foudo es ci- Argel y negra ls cenefa, bordsda, contando 25o de tapete que puede aplicarse muy centímetros de largo por 5o de ancho, terminando los dos extzemos con fieco ciruela. En el año 1872 recibieron uuestras lectoras un dibujo á este chal ¡ y que de seguro couservan hts stlscritoras que coleccionan el periódico. Joaqnrxa Baxmasxna. 15. VEsTIDo ocx xúÃzoa. mo Lo que hace zesaltar esta labor es una perfecta regularidad¡ y por eso aconsejamos ante todo sacar el dibujo completo y con gran precision, sobre un papel que se hil- vanará sobre rsxa z,x caz,xx. el borde de la túnica. Ple- 100 Trencilla 21 á 27. Txcrx los hace la túuica de pcrisien 6 cache- mira negra, adornada de galones labrados eu cintas 6 bieses cou pespuntes á la máquina,: botones de pssama- 4 el dibu- al borde do la falda. túnica togoaoda.— Con falda, redonda lisa, en ribete de color 6 ca, cezrada por delante con botoues, se adorna, cou s6)o un plegado, así como el psletot sin mangas. Los delauteros 3. entredoses, resultando tau clara su ejecucion jo, que nos releva de toda explicacion. como un to, adornan la falda de este traje de lona y seda la túni- dé con jovencitas. zouk, en Joaqnrxa Bazx adozna 72. Vestido princesa aspecto ré se núm. 57. su lasos y un cinturon de la misma tela, que oculta la union del cuerpo á la falda, se anuda por detrae. Este traje¡por su sencillez, es muy propio que pronto sezán una necesidad. Mi obha sido daros una idea general de la moda hoy todo ¡ nica¡que abrigo, indica para la estseion en Vertido para joveacira.—Es de dos telas Oxford¡ rayada ó de cualquiera otra tela flexible: la falda sm cola y de tela lisa, se 'adorna con un volante á pliegues de 15 centimetros de ancho, y el cuerpo, bastante ancho para rizar, se monta á un delantero de túnica, suya espalda se corta por la de otra túnica cualquiera. Dos cordones fruncen por delante la parte inferior de la tú- bullonest el largo de la enagua debe corresponder al del vestido, aunque éste lleve el indispensable volante barredero, y todas las señoras tienen tres géneros de enaguas, asi clasificadosr cortas, largas y de cola. Con más espacio me ocupará de la forma de ellas y de las ena- se botones XXV11, un Lb tas que ticuen en algo el buen aire de sus vestidos. La encgua de vestir es corta, muy corta¡y desde la rodilla hasta el fin es una progresion continuada de volantes y que con patrones lisa y llados de encaje, son de muy buen efecto; y el fichú aldeana se presta á tan variadas formas, que ya no es posible detenerme á enumerar detalles. La enagua sigue siendo la prenda de atencion preferente psza las modis- jeto y la cola es de lon d.e otro color. veces gnas de (Véase el pliego ileso adornan el escote y figuzau paletot y vuelta de manga. Este modelo es de cachemir gris con lasos y ga- como dos enca)es de pretexto á un juego que nace por la mañana para, mozir aquella misma noche. El cuello, grande ¡vuelto, y la manga Luis XIII, guarnecidos de plegados orido de casa.— para paño añadido por detrae, como indicaba el.mencionado patron: el escote se abre en cuadzo sobre camiseta plegada oon cuello vuelto, y galones y lsrgo, juegos los Traje fg. de Julio.) Este traje cierra por delante como Año en abajo una guarnicion bordada 6 sencillamente un jaretoú y )aretitas encima. g. Vestido priacezc, pura triyía.— Puede cortarse por cualquiera de los patrones de este género ya ofrecidos, y Puede emplearse muy bien como adoruo dc fich, manpañuelo, y lo mismo en blanco que en negro ; pero es sobre todo á, prop6sito para fichú. La e)ecuciouá zur- gas ó cido con seda dibujo, y adornándolo fuem el tu.l. ligera, bieses, plegados 'ó volantes. Nuestro modelo es de tela de Smizna gris¡ con plegados tle 8 y 4 .centímetros y bieses de seda azult eeharpe azul que sale de las costuras del costado, y botones de nácar. © Biblioteca Nacional de España del centro lleva además de 19. PUNTILLA xoxnsna xx zUL. seguu la estacion se hará de tela más 6 méuos con ramo otras azul y violeta. el argelina está claramente indicada en el piquillo se cose á cordoncillo recortando por LA MUJER. Há pocas nido noches, la Dx tráIJÁ GUlpvxx. agradablemente entrete- su pecho busca uuu y cuando las pasioues agitan mujer que le comprenda, con quiéu compsrtir su dicha, con quiéu mezclar sus lágrimas. Ya es feliz, ya tiene amores¡dulces coloquios ¡agradables veladas ¡y cuando la luna eou sus pálidos v Pl"sendos raros alumbra la frente de su amada, iqué hermosa le parece! )rpté llena de lla, encantos! No cambiara ent6nces su dicha por todo el oro del mundo ; para el hombre, en este momento, sólo existe el amor, y si es poeta olvida su lira, y si es músico composicion más querida. La mujer sólo ¡s6lo pide cariño y con esto está satisfecha; pide dádsele y será un ángel; quitádsele y será nna mártir 6 una desgraciada. Muchos se complaceu eu hsblar mal de no recuerde, su amor mas > nosotros creemos que más que la reilexton les despecho¡las acusan las spostrofau pero yo les diria : investigad bien les cansas ¡y detrae del vicio que las echaie en caza veréis siempre la msuo vueshace hablar el 20. Gusnxo hallaba eonversaeion de D. Manuel literato que, si ahora vale mucho, amena aunque nos tachen de atrevidos, dirómos que sin el amor el hombre no es nada. Es niño, crece y se desarro- ella ; Es muy á prop6sito pare, ángulos de cuello 6 fondo de me Lopez con el Calvo, j6veu tiempo será una de lss joyas más hermosas de nuestra patria; me hallaba entretenido, como digo ¡porque el diálogo no podic tener mayores atractivos> puesto que ee trataba del amor y de su inmediato resultado, la familia. tQuién podrá sospechar que aquel jóven¡ todo cozazou¡ todo entusiasmo, nggaba lo primero y se declaro,ba eu abierta, lucha con la segundat Ns.die; y sin embargo, nada más cierto. Débiles contestaciones las mies, y excitándome mi amigo á que escribiers uu articulo que defendiera la cuestion que sosteníamos, me estrech6 de tal modo, me comprometió de tal manera, que no tuve más romedio que ceder, poni6udome eon esto en un grave compromiso, puesto que jamás me he empeñado en estas clases de)cebas; pero no, no le escribiré, porque tc6mo el pobre insecto que se azrastra por la tierrs, se ha de comparar cou el atrevido vuelo del águila que casi toca al cielot Me limitaré á hacer algunas ligeras indicacioness sobre lo que vale la mujer, y ojs lá que con ellas se diera por satisfecho mi querido amI o. El azuor t,quión no le ha defiuidot tQuiéu uo ha sentido su embriagador perfumel Recio celeste posado en los corazones, hace que sea más bello el dia, llena de encantos la uoche. t()uién se atreverá á negar la impresion profunda que produceu en el hombre dos ojos negros que despiden fuego, dos ojos azules tranquilos como ls terso, snperficie de un lagoí Sin el amor¡ el hombre es uua planta siu perfume, y cou flPII,i EL OOQRKO DK LA RODA ,c8~ac8r~~QM MméüMuA © Biblioteca Nacional de España © Biblioteca Nacional de España 2 Oclubre f877. tre induoiéndoles sl ms!. Yo no negaré CORREO DE LA jtfODA qne el amor he, conducido á algunos á la desgracia; peco á, los més los ha llevado al templo de ia felicidad 6 de la gloria. La embellece siempre en esto dulce sentimiento, y grande, es más sublime cuando llega á ser madre. !Qué abnegacion la suya, quó tiernas caricias prodiga á sus hijos! Vedla al pió de ls sarna velando el sueño de un pedazo de su alma vedla anhelante ó inquieta, 86lo porque ha creido que es un poso más agitada su rgspiraeion y que está, enfermo, y qué alegr!s siente cuando, mujer es se más lleno de salad y vida ¡ extiende sus pequeñas msnecitas quiere. Yo quisiera que mi poeefas parecen inspiradas en el cielo y que acariciando á la que tanto le sollgo cuye8 no oree en los dulces lazos del amor, que aborrece la familia, viera estos cuadroe csziñosozs y de seguro com- prurdezia sfa del son que los más pmos gocee del tPagarémos corazon. nosotros alma, sn ls poe- cariño de amantes, su fidelids,d de esposas y sus cuidados de madres, despreciándolas que es la más fea de las ingratitudes! De ninguns manera ¡ ls, mujer es mucho má,s buena de lo que generalmente se ls juzga; es un ángel creado por Dios para sufrir con nosotros enjugar nuestro llanto y prodncirnos lss únicas felicidades que hay en la tierrst el y la familia. amor ANTGNIG FEBNANDEz GAEcfA. Te ei uió ls, Ls Paz Será ua buen Rcy exclaman los ancianos Eu tanta juventud pzudencia tanta, Ls ancianidad admira; y ardorosa — — Dice la juventud entusiasmadst Ef protege las letras y bav artes; — Será ua buen XII, A SALANANGA. Cusudo eu. pos de uoche tempestuosa Vemos apareoer ri:ueua el alba„ uns, — ! Que dichosa será Rcy dc España! madre! — exclaman. madre¡al contemplar á Alfonso, amor y gozo vierte lágrimas. Miradle¡es tan piadoso como sabio; No há mucho qne dejó su zegio alcázar Para mazehar, ferviente peregrino, De su catolicismo haciendo gala, A visitar la tumba del A p6stol GINEBRA. !Tanj6ven y piadoso!. !QInerael Cielo Guiarle siempre, para bien de España! Madre dicen los niños el Rey tiene — — sé qué que Es, hijos mioe, á todo el mundo que su agrada. ua buen Rcy... IDios guíe al Rcy aurora de que, exceptuando queros.u Antes que yo¡ ha habido algun escritor qus critique lfnea de conducta; pero yo, turista de coravoa ¡fulmi- esa no un anatema violento contra los ridfculos esclavos de moda, que viajar asf. la aseen cumplir un deber contentándose un sereuo de España! dis, Vevey ¡describf una parte de esa vfa férrea; por consiguiente, ne,da diré de las primeras estaciones. Despues de Lausana, es Friburgo la poblacion impor- rior sus Las fuentes y loe rios bul!idores¡ Himnos entonan de armonfa Himnos que traducir ss,be el poeta, Que Y pos de 18 tormeuta la bonanza. !Bendito seas tú, que el uegro velo en De la tormenta vaporosa rasgas! !Atrae la noche oseurs y sus tinieblas!... !Brille tu, luz!oh Sol! radiante y clara!" Como á ls de aurors, un sereno Como al Sol cuando brilla Y con su en dis, la mañana ardiente luz rs,sga lee nubes placer do quier derrama, Tu venida, Señor¡como á la aurora, bien, su saludó España. Sumida estaba, ls matrona egregia En negro duelo, desgarrada el llorando!infeliz!, Las culpas En uno Madre Niño cuys, cual Eva triste hijos ¡predilecto, cesar pensaba; esplendente y régia cuna náufrago infeliz extranjera playa. en invoca frágil tabla. España, como madre dolorida A quien el hijo más querido arrancan smsntes brazos anhelosa ' Al Cielo sin cesar por tf rogabs, Y mucho más te amaba en la d sdlcha De sus Que sl mirarte feliz Y al ver, que en ántes te ciencia y amara. eu virtud crecias, Y que tu alma generosa s,nsiaba E! ejemplo seguir de tantos héroes Que orgullo y gloria son de nuestra patria, Digno serás decia noble Alfonso De ceñir la corona que te aguarda! Bdla coroos, que á tan jóven frente Acaso pareciera muy pesads, — Si no te — hubiera concedido el Cielo Ciencia, vntnd, valor para llevarla.v Y viniste ¡Señor, y el pueblo ibero Sslud6 tu venida deseada Cun férvido entusissmo, y sólo f!Gres Por do quiers quefué pisó tuplanta © Biblioteca Nacional de España Que pisaron templos varones aulas, Parece que se eleva majestuosa, Que nos sigue do quier, y que nos habla. sue y sus Aquí del gran Sahsgun la voz se escucha, Que con sólo el poder de su palabra Que cual tigre á quien roban sus cachorros, Se agita, ruge, y cuanto ve desgarra ¡ María, Y del tierno y dulcfsimo Melendez tormenta~ que al Cielo La sombra de los!nelitos !Oh Fray Luis de Leon! de tus idilios plácido Zurguen los esos guarda, Mas á, la tierna fior que Dios protege ysmás el huracan podrá troncharla. Ei pueblo esclarecido gloria para España. El Fué mecida entre dichas y esperanzas Y á, quien despues lanzara la Suele llegar al puerto una Y sabios encontró que comprendieran Al que otros sabios loco apellidaran. ein Fiere, y terrible á !a siempro Aquf Colon, de Europa desdeñado l Vino á buscar. aliento y esperanza, sus amorosa el nombre de este Será, A quien el pueblo apellidó ls Brava. de Caín tambien llorara. de Que Asf terrible fué Doña alma, Viendo correr la sangre de sus hijos Á rios eu los campos de batalla, Y Ser su. Abland6 !os más fieros corazones, Y á, ls, tigre volvió cordera mansa; Y ventura y Como al Sol de tiempo en eu esplendor se leve,ntars,l lustoris, Señor¡ella merece por tf protegida y estimada; un Por Las amorosas Teresa de blanca eántigss. paloma, Tambien bebi6 lss cristalinas aguas Tórmes¡y al Amor Divino Cánticos inmortales entonsza; De sn voz melodiosa sl tierno arrullo Parece que resuena entre las auras. Del claro largo tiempo ¡ Abatida¡es verdad ¡más no humillada. Hoy brilla un nuevo eol; de tu marasmo Despierta, cobra vida y esperanza; Ese rsdiente sol ¡feliz te anuncia Prósperos dias, bienhechora calma. Como al iris despues de la tormenta, Como al Sol cuando brilla en ls mañana, presencia, Señor, como á la aurora, bien, hoy Salsmancs Saluda> y con amor gozosa grita Que! l iva filfoseo KI1 ¡ Rcy dc Españaf su JGSEBA Esrúvnz S óe getiembre ISII. DE G. Sobre uu profundo precipicio ¡en cuyo fondo ruge el rio Sazina, elévense dos puentes suspendidos y de con.truccion atrevida, que facilitan las comunicaciones de la ciudad con las stueras. La obra es admirable, y sorprende con fundamento á quien la contempla. Friburgo tiene cierto aspecto romántico y feudal, que inspira no sé si melancol!a 6 tristeza. Viejos y sombrfos torreones y baluartes erizs dos de elmenas suben por las alturas, vestidas de hermodsimos árboles, brazos de un y rigidoz poblscion¡ como cuerpo colosal envuelven la fingiendo prestarle imaginaria defensa. Y !qué contraste el de aquellas forticaciones decrépitas, heridas por la mano del tiempo, y la robusta vegetacion que es levanta á sn lado! Contraste de dos épocas de ls vida; de la vejez, pr6xims á extinguirse, y de ls juventud, que nace rica de promesas y aspiraciones. Estos paisajes, hoy bañados en randales de luz, ofrecen otro género de encanto en momeatos de tempestad. Una tarde regresábamos á Ginebra ¡y empezó á, caer, más acá, de Friburgo, una lluvia torrencial. L" l horizonte estaba muy oscuro ¡excepto por un lado, donde lucia el sol. La antftesis de ls lluvia y' del sol era bellísima ¡y el campo tom6 un tinta admirable. Aunque la comparacioness vulgar, diré, en gracia de la exactitud que la tierrs, las casas y los árboles parecian un cuadro recien restaurado. En lo más fuerte de la lluvia, cuando lss nubes cuhorizonte, desaparecieron entre 8us vapores las montañas, y 86!o fueron perceptibles los primeros términos, ó ses las colinas y lss largas y espesas filss de pinos. Ls más importante curiosidad de Abs,tida estuviste Como al sol de no campos. gano de ! Oh Selamanca! Solitaria, en ruinas, Para tu gloria tus recuerdos bastan. Tu ojos del viajezo. Friburgo es pintoresca, pero su intesrmonizs completamente con la hermosura de La eituacion de brian cs,si todo el y sentidas Jesus, con El camioo que couduee de Ginebra á Berna es una maravilla continuada. Al hablar de nuestra excursion á La ciudad del saber y de la ciencia¡ La que segunda Atenas fué llamada, Y que ee alza máz grande entre sns nfina8 ps,labrasr ventara, se pocos Hó aquí por quó juzgo risible la pretension de algunos viajeros pera quienes beata, uns vez en Suiza¡ vcr un lago, una cascada, un glacicre á fin de gritar cuando regresan á sus hogares: "Conocemos ls Suiza, hemos visitado sue montañas¡sus cascadas sus lagos y Sus ventis- Gozosa te saluda Salamancs. Y que expresan, Señor, estas ! Oh Sol! tíí nos prometes la unos distinto aspecto. tante que se presenta b, los mágica halla tan pzodigada sitios, cuyas bellezas vienen á constitnir una especialidad son aplicables á todos ellos las mismas calificacione, las mismas frases de entusiasmo que inspiza este privilegiado suelo. Y sin embargo, no existe monoton!a ni cansancio en la eontemplacion de tan repetido número de maravilles; pues, á decir verdad, cada una de ellas impresiona bajo Suiza, Como al Sol cuando brilla en la mañana Y con su ardiente luz rasga las nubes Del astro rey la faz esplendol osas Los insectos,!as aves y les aIuss, BERNA, rostro expresa La bondad y nobleza de su alma. Et protege al aaciaau, al desvalido... Será á Ls hermosuzs de los paisajes en Invicto protector de nuestra patria. Como á la Con dulce gozo la saluda el cima; Y cuando 'óri!Ia fúlgida eu Oriente, Entre.celajes de zafiro y grana su al conmovida8s Su augusta Diz que de Fiel pzecorsora del hermoso dia, ! Rcy,. !Dios guíe Las mujerees al verle, — EN SU VISITA DE Esmaltados de frutos y de fiores Ostentaron su manto de esmeralda. un uo S. M. EL REY DON ALFONSO REOUERIlOS DL SU"v k. Y los campos que el monstruo de ls guerra Con su aliento fatal yermos dejara — Á Vietoris, condu iendo laureles adornada, con sus DEL CANTG. sn catedral, órgano ejecutado Fribuzgo en es el 6r- 1834 por Aloys Mooser, y el cual goza de universal fama. gistros y 4.B'71 tubos, algunos de ellos de Tiene ee ze- 10 metros de longitud. Renuncio á explicar el mecanismo de aquel instrnIuento; baste saber que, cuando se oye la música peregrina qne de él emsns ¡experimóntase algo inexplicable. Los sonidoe de.la voz turalezs tienen cabida humana y de las en el. voces de la órgano. Rugidos de ns tem pestsd, arrnl! os de la brisa, santos de pájaros¡ melodias infinitas, notas qne revelan el espanto¡la ternura, la esperanza; todo, en fin, brota dM complrcedo in cido sin dude, en un instante de iospirscion. Y bquó significa ls inspirscion! Cuando nos encontramos enfrente de una de esas crea ciones del hombre que sorprenden y maraville,n no acertamos á interpretar aquella palabra. bEsun rayo de la Divinided! lES una manifestacion alma, 6 es el alma mismst No lo sabemos; pero asombra la verdad innegable ds que un hombre dó á ls luz un átomo de belleza. del en Si un hombre tiene bastante genio para proceder ael, los demos hombres »por qué no pneden imiterlci 1Por l, qué son pigmeos á su lsdof »Quá separsciou oof>obilu< que existe entre lágrimas A, Ls seque si de un lado se nos presenta en la vida social el combate que libran lss generaciones, combate de oniquilsmiento, de otro lado surge larsvelaoion de nues- Y tra propia i, "lll »» geles, es o Basta o. Suerte reconocer )l il u»rco<ioifoy<io»o>eco>i<r<o,tisturae fao»go p>ov»legocc<fo> Cruzamos sobre j ~j )! i¡>",i!»l') paisaje dente. La cuua un l>nent de ú,h "lw>~ .I Dcsel>ues ll)I! l,li cs Goorto laceo seis, cubierta Po>o oi acerico .: Asi discurria, casndo vino A detener el curso de mie meditaciones el ruido metálico del tren al pasar sobre lss plataformas de ls estaeion de Berna. Solté del carruaje atravesé por entre los encsrgadoe de 1> foud>; respondi uega>ivamente á lao ofertas de los guise, y. para inaugurar con perfeetslógics mio paseos p >r ls ciudad del Oro, dirigi los pasos A, un hotel ¡obedeciendc lse ex itaci nes del mác formi- ,.lÉ dable apetito. III 'iíl' AU(>pero Jznxz Pzrcuuc, j,A Ml"ERTE DE 1 N f"RANDE l-lOMBRZ. <í Ls, implacable segur, que lu mismo abate las altas encinas quc las humildhs floreciil as de los campos, hs, destrossdo eu pocos dias tres vidas coronadae de giuriaCanario, el héroe legenciario que tauto trabajó brazos para cl cementerio, enLa idos de colocar jnntos la iglesia, y melaucólica poe<is. cierro, todo un mnndo de dulce y En ei c unyoEu el templo desaparece ls vida de la timos. el santo s6!o busca el peneomiento alu>s, do lo que hemos amado. Lo la hu:. es la mejor amiga de manidad, Ella récibe o,l niño que lo de- Rompamos el ysralelismo que nos separo, de los den>as hombros, y unAmonos eu el :ingulo convergoute de la vida, eu. la muerte. Semejante union, llevada á efecto por el alma, que es el espiritu libre de los miserias terrenes, no puede ser estéril; A,ntes, al contrario, simbolizs nn holocausto en bien de los sóres smaoos que ya no existen ; uua miraaa hAcia la patria inmortal> lss objeto de las aspiraciones clei iudividuo; un áxtssis purioin>u quo uoe sisla de pasiunes, de los faltas, de lao torpezas. hijos. iglesia qnó nnpo>ts hombre, Bueno de su alba poderoso y enérgico; olvida quizá el origen cizáoo de su raza, el principio invariable, no más sito ni más bajo> A o que debe su epazicion sobre ia tierrs, y ya conquiste, el nombre de S6erates 6 el de Neron, 6 el de Alejan<ira ó el de Sau Agustin. <I que cruces de madera ; de abrigo á aquel lngsz parece oolocsdo slli para prestar. sus i, mos't Pero el li 4í clo de altas madre que extieude A otro individuo ; y Ese olvido constitnve el divorcio tAcito que separe, tantas existenoiss, ofrecen nn sello par»icular. Aqui les yequeñss poblaciones es un ediñcio aislado. con pueblo. Delante de ellas hoy un cementerio Hay una agruyacion de casas< oslpiosu alrededor está,el <» es 'úorre; laiglesis. su esbelta, senoilla y clevacls el templo mudo es una prin- los supremos tustsutes de toda existencia. esas que he Ramav»u pera aceptar la descubrir más asombrosos yauoramss. Cada po,eo de la locomotora nos permite sin interrupciou. Los casorios y las aldeas ee suceden caer en la alemana. Abandonamos le, >Suirs, francesa ysra entrar sus el son y Diriase que uno drfo, se acariciar. A sepúlcro asi, porque ambo. términos, naczmieuto y muerte, de las la lince fárrea atraviesa las ramiñesciones los el J<ua u entre .>>»pez. eleve y de hierro el rio Sarina¡que corre entre escarpadae sa>lto. y el el Sn estrechsny ronyen las distancias que median cipioy cómoda yor. buey y uu cs,bailo. Seis igual un Los dos términos deis cadena vital ze encuentran mmonizados de un modo eoriseu- Ijl')l )I I I) lll)IIII 'l') üüi!!!i! Iüi»»I!))l Pasamos leguas auima hasta tm grado imposible de señalar. montañas y de pinos qnc arrancau en ls base de lss de selvas A, travós y leguas suben yor esas msgniñcss arbocaminos Be Multitucl eumbrcz. llegan hasta las cousnvados; de manera, que forman una superledas, todos ellos perfectamente 6 yur doud. cruzan largos canos tirscloz yor dos bueyes El cseion moral. »V. A la salida de Eriburgo, montañas del Jorst, quc so rocas. idénticas, moméntos de unif>- ! l l) l !i 'il l lilil »l l l l I llil iilllll» lll-ll»>ll j !) z!I)l l l ll)ll)i es hermoso. La presencia de esos genios, exactitud de mi a{irmsciou. El mundo vemos y sentimos, 1ss irrs,diaeioues de sus alma,s, constituyen uus belleza que uns hermosura, por más que no proceda tambien Sol c»el la luz constituye coma de nosotros. u o>z< sucede hermoso! ls existencia de admhablez Il Il[)) lll T Ll)ii<ll)ll humanidad, reepondeis negativamente; si estas palabras os arrancan nna sonrisa, es que sois escépticos 6 insensibles, ó que vuestro organizomo os imperfecto. Si grandeza. lamauifestsfáon de nuestro destino de ultratumba,. La hnmauidad, pues, tiene puntos de contacto, fases f consuela sus dolores, le inocula generosas ideas y forma una generseion de ánt Oh! i El mundo dalas cuerdas delicadas del sentimiento. i A su albedrio el sentimieuto, y que, Hámese poeta,, pintor 4 músico, arranca Quevibre una todos to< y verers cómo responden uno y otro y hombres á la voz que les habla con la eloéueneia del uusz cierto 'que ls humanidad ha tentdo ¡ t>ene y tendrá uns familia privilegiada, A la que pertenecieron Daute, Lamartrne ¡Bellnn, Do uizetti Morillo'; Rafael y autos otros. Pernil»a que vive eu la atm6sfera de lo subñme; familia que dirige contrario. hombre, iuteligencias 4, y otras» Tampoco'eabriamos responder estas preguntas qne sumergen la imaginaeion en ál cáos; pero ello es es ess CORREO DE LA MODA. 2 Oolubro»877 Ano XXV»», núm. S7 CORREO DE LA lRODA. yarala libertad deGro <ia. su patria Tlners v Herculano, el poeta yurtngués, que > m bten eststuos muy»Ajos de o probar sus doctrinas, ua ella acompaña hasta su ultima morada al hombre qüe muere. Unid al cemeuterio y vereis unila ce ; por esto dejamos de y admirar so xtza ordinaria mérito. no oonocer iglesia dos iutimamente Dios y ls humanidad. »De quó msuerat 1'or el rezo. colocada eu la forme T a . iglesia, I /' v Hé aqui algunos detalles interesantes acerca de sn muerte> "En una pobre aldea, y en <'«biorto t>oro ooorieo <u«ooo ot Scot>o<tu o<>m. >.) que señalo, es el vestibulo B- la eternidad, Eu su recinto sizve de frontera y sa- grado„que de vecindad sl cementerio, eu olvidan las preocupaciones sociales psrs, pausar en los di- funtos, que ee ysnsar en lo eterno. »Pensaran loe difuntos! »Quá y quá sublime oeupagr<ande más aún cuando sarta:o cion¡y el templo! L>. naturaleza, humana liza en <zua„, diga e cuanto se es un Voo>kto roo táoioo. IVCom ot © Biblioteca Nacional de España >otouto» im. "." pueblo rustico, sin majes- tad exterior ni pompa interior algunas bsyetse negras, ador- nando la mezquina puerta> annneiaban que la ceremonta qus iba á venficarse ers de lno to. En el centro de ]s nave taba el steud cubierto es con el más pobrepaño mortnorio¡so- bre uns tumba sin adornos y sin pompa. Un niño descalzo he,cin acompsaadámentt> abluciones quiera »o. .' >. ó úobiorto de o<o>izo. voooidoooa iáoi s oo>ooiüo f C. Ogootióo ooo túoi<a, <Vé1oo el srebo<fo z f>>q. »t, CORREO DE LA MODA. de incienso ceda vez que uua mono fúnebre. amiga alzaba, el pz "n Aquél era la envoltura mortal del más levantado esphitu portugués, que alli yaeia con tal humildad y modestia. Su eutierro debia coincidir eon su vida y coincidió.. Asi debia eer. El grande hombre que se llam6 Alejan- dro Hereulano debis distinguirse en la muerte por sü como en vida se distinguió entre los más dis- humildad, tinguidos. Los almas rudas en sus bondadosas, tristeza por el que fué su amigo y companero, bailaban natmal, sin embargo, que hubiese pagado sn tributo á ls muerte, y que su cuerpo yaciese añl el del más humilde asando vieron A los real con sus hijo de is aldea. Azi es que, dignatarios y á, la servidumbre uniformes é insignissr en representacion de humilde féretro; cuando vieron á SS. Mhf., acercarse al ministros, á los representantes de la Academia Real de Ciencias y de todos los peri6diccs de Lisboa, y á muchas personas, para ellos extrañas,iucorporcrse al cortejo fúnebre¡viniendo de léjos para rendir el último tributo á Alejandro Hereulsno, quedáronse st6nitos, porque nc sus esperaban que el amigo consejero de todos ellos en el solitario valle de Lobos; el que les enseñaba con el ejemplo los progresos de la agricultura, y con ellos el secreto de pedir A ls tierra mayores y mejores cosechas; el compañero en las faeuas campestres¡tan exento de pompa y ajeno de fausto, mereciese tales eousideraciones A los grandes de la tierrs¡y que nobles y personas distinguidas fueseu á reconocer alli que todos eran pequeños ante aquel cadáver entregado á los gusanos. "La intensa luz de aquel genio, que procuraba ocultarse, resplsndeeia sobre l túmulo. Ent6nces comprendieron los habitantes de Azota el valor de Horca!ano, asi como la noticia de su muerte hará comprender A su pais la pérdida que ha sufrido. se y r "El cuerpo del gran historiador reposa en el túmulo del general Gorjao, sl lado izquierdo de ls, puerta del templo, bajo uns simple losa, sobre la cual hay una columna partida por el fuste, y en sus dos extremos dos leoneitos de pequeñas dimeneioues. "Alejandro Herculsno debia reposar slli, miéntras la patria no paga tributo condigno A su memoria; alú, A la sombra querida, de los árbole, en el aire libre de los campos, que tanto smó y feeund6 eon su trabajo; aque- lla columna truncada simboliza el mnnuruento tambien truncado de siempre; dijo dirigiéndose á los scout.'creros, cunplid vuestra obligaeion y colocad convenientemente ese cadáver en el mlmero ll6 de la fila baja. Los sepultureros pasaron adelan'.e seguidos siempre por el jóven¡que caminaba con paso incierto y vacilante, ¡ sumido en mortal tristeza. historia, y qne la muerte ha partido para scs piés, como dominámlolas, dos sn teniendo A fierse en vida con su slmbolo de las dos que combsti6 y domin6 en pluma: el fanatismo y la ignorancia. Ebuaxno ñioxrzs. olvidaré en la existencia moral, en que el dolor patrimonio ineludible de la humanidad, atraen y seducen sl sér sensible con ese potente magnetismo que impera en el alma. El que sufre penas y dolores, deseas que dejan indele- bles huellas el rostro más en sereno sl parecer, tieue un quizá desconocido compañero en su dolor, que ¡sin participar de él comparte sin embargo sus efectos. Ese sentimiento es algo más que compasion ; es misterioso y ¡ el lazo de nado A amor sér un gicamente fraternal con otro con qne el Creador ha sár. Ese sentimiento, que sigui6 tambien al j6ven y á los enterradores al Cuando óstos llegaron al sitio designado ¡depositando ls carga el suelo, empezaron á, desempeñar la triste operacion. Ent6nces el jóven, abalanzáudose en hacer preparativos para rodillas ante él y levant6 la tape, al ataud, csy6 con mano de trémuls. El cadáver que encerrabs la caja era el de una mujer y hermosa, á, pesar de la destructora mano de la que rápidamente borra los dónes de ls vida. Un blanco sudario la envolvia ¡dejando s6lo descubierto el rostro, que, uo obstante su marm6res palidez, evideuciabs, unas facciones perfectisimas. Dos negras trenzas dc rizado pelo csian á los lados. El j6veu la contemplabs ; sus labios mas ojos preñados de lágriqoizá, una plegaria, quizá que inspira la pérclida de cou murmuraban frases de inmenso esas amor querido. Los enterrsdores miéntras tanto termimaron sus preparativos, y ya iban á apoderarse del ataud, cuando el jóven les detuvo. E~zperad uu memeuto, dijo con doloroso acento. un sér — Y sacó del bolsillo de ella su gs,bau pequeña una cartera tijeras finas y delgadas, con las seguida, inclinándose más soun beso en aquella helada frente, regándola al propio tiempo con sus lágrimas. Pásese de pió con. rápido movimiento, quit6se el sombrero, cru.z6se de brazos, y cou la cabeza inclinada sobre el pecho permaneci6 inmóvil y sileucioso el tiempo que dur6 la fúnebre operscion. Terminsda ésta, sacó del bolsillo quirúrgica, y de uuzs que cort6 laz trenzas. En bre el cadáver, imprimi6 unas monedas y las di6 saludándole ron Cuando A los con uns sepultureros, que se retiraligera inclinzcion de cabeza. qued6 solo, fué de uuevo á arrodillarse ante el guardaba aquellos inanimados restos, y apo- se lugar que yando su frente sobre el húmedo ladrillo, estuvo llorando¡6 tal vez rezando, hasta, que el guarda del cementerio, haciendo su ronda, le advirtió qne iba á cerrar. El anciano caballero, que conmovido babia presenciado aquella escena, se aproximó sl j6ven y con sfectnoso acento le dijo: Dispónseme usted que me atreva á turbar su dolor, del que, sin saber por quó¡participo desde este momento. Si, como yo, hs perdido usted un sér querido, ponga su confianzs, en Dios y resignase A su voluntad que 6l sabrá, recompensarle ese sacrificio, reunióndoles para no separsrles más en la otra, vida. El jóven volvi6 la cabeza y mir6 á su interlocutor, murmurando al mismo tiempo: lDios... Ia otra vida! — damente A su ciosamente en Componianlz, uua sepultureros que condueis,n en hombros un stand de pinabete mal pintado de negro. Segutales á aorta distancia un,jóven de asp cto distinguido, aunque vistiendo desaliñado traje. Al atravesar el vestibu.lo, el conserje, que estaba en él fumando su pipa eon la mayor indiferencia, dijo á los sepultureros, fijándose en lo'pobre del atandr — A ls fosa No cuatro eomun. mis diss, spresur6 A decir el j6ven son apenada voz; ese cadáv r será, depositado en otro lugar. Tiene su nicho; vea nsted aqul la patente. Y enseñó nn papel al conserje, que lo ley6 con de— en se tencion. Dispenge usted, caballero, dijo ózte; yo no crei... Voy á anotsrlo en el registro. Vosotros, miéntras tanto, — © Biblioteca Nacional de España amarga sonrisa de incredulidad ssom6 rápida- El anciano lo notó, y le dijo en seguida, siempre eon el ruismo tono: Si señor ¡Dios ; Dios que indemuiza eon su gloria á — los que en la tierra se llama felicidad. El j6ven ze no han podido gustar ese manjar que sus haciendo éste lo propio. Despues le tendi6 la mano, que le estrechó afectuosamente ¡ y se separaron. La tarjeta del j6ven deeia: Azvnnbo Bzwavíbzss doctaedzeáau y cáruyíu. Grns ¡12¡ 3.'ázgtzierda. ea Ea la del anciano leis se simplemente : Axbnns Bus- xznszxz — lácaso vez del mismo modo, y el an- SI, señor, desgraciado que creyese no contest6 el j6ven haciendo un supremo Le compadezco á usted con todo mi oorazon, y s61o puedo atribuir esa incredulidad. á un exceso del dolor que en estos momentos debe experimentar. iñh! si señor; inmenso es el dolor que siento, grande es tsmbien mi desesperacion; pero ese Dios qne hs iuvocado usted, podria infundirme la resignacion y la calma que necesito, ys que uo hs, querido concederme ni la más — — pequeña parte de ls felicidad que puso en mi camino cuando yo no creia en ella ni la esperaba. — que Siento oirle expresarse como mayor iateusidad, en esos términos, porque el para sentir el dolor en su e:tá tambien dotado de razon para usted tiene corazou concebn que hay un sór que preside nuestros destinos, y ya en esta vida mortal, ys en la otra,, nos compensa de apurrsr. los infortunios qoe tengamos que El jóven no respondió¡pero otra asomó á, — sus vez la misma sonrisa que sea el vinculo que le nna que acaba usted de acompañar á su última siguió el anciano fijándose en el jóven, que á ls mujer morada, prono vestia tra- je luto¡pido usted, invocando su nombre, me conceda su confiauza si de ella me considera digno¡ haciéndome depositario de sus penas, que quizá pneda mitigar de la noche de aquel mismo dia se eneonen su. gabinete de estudio sentado sute su mesa de despacho, con los codos apoyados sobre el pupitre y leyendo en un libro qne en su casa y encerrado ¡ sobre el mismo Rascan sabe. Antes de fijarnos en el libro que le entretenia, trazaligeramente su retrato una vez que sabemos Bu nombre, domicilio y profesion. rómos ¡ Tendria unos treinta años¡ si bien uua arruga prema- dibujaba en su pálidh frente. Era de mediana estatura, bien conformado, moreno ¡de negros y rasgados ojos suya hermosura quedaba oculta en aquel momento por las lágrimas que los empañaban. Su graciosa boca estaba sombreada por un fiao y rizado bigote del mismo color que so, cabello, que era castaño oscuro. En sus agraciadas facciones resaltaba una palidez ca.i cs,davérics, y zus blancas y fiuas manos, colocadas en las sienes, estaban crispadae al propio tiempo que profundos y dolorosos suspiros se exhalaban de su pecho. tQué tempestad se agitaba en aquel cerebrol tgué volean devoraba aquel corazonl Alfredo sufria, y su sufrimieuto era á todas luces superior á su resistencia. Se eonocia que habis, buscado tuza se ¡ ¡ lenitivo un en la lectura, y que s6lo babia hallado exaeerbacion á uns su dolor, que estaba próximo eu ells á esta- llar. tQué leis Alfredol El libro que ante sus ojos teuia Espronceda, y estaba, abierto por el canto tercero ¡dedicado A Teresa. Lentamente ibz, leyendo sus octavas nutridas Re seutimiento y poesla, al propio tiempo que se veis aumentar su palidez, notAn- El Dáselo fifuado de era dose de vez en cuando que un sacudimiento nervioso estremecia su cuerpo. Eu los cortos intervalos en que su cabeza se iuclinsbs, pesadamente sobre el pecho yac cerraban sus ojos, se le hubiera podido oir mormursrr l Cuán ajeno estaba yo dc creer que el ideal de Es— pronceda pudiera ser para mf una realidad, sieudo más escéptico y materialista que el poeta! Y continuaba la lectura, y otra vez murmurabsr yo Si tú, poeta, tuviste valor para divertirte arrsncaudo del pecho ñs propio corazas pedazos lsecho, yo no le tengo para sobrellevar el peso de una existeucia que me — abruma. Y alargó su convnlsa mano á un lado de la mesa y empuu6 una pistola que en él se veis. ¡Es¡concluyamos de una vezl Y quedó pensativo. Pero¡ ¡insensato de mi! tguá voy á hscerl A legar el deshonroso nombre de suicidio á mis pobres hermanas cuando con el auxilio de ls, ciencia puedo realizar mi intento sin que caiga sobre mi el anatema de la sociedad. Si, si, mejor es eso. Y srroj61a pistola lójos de si. Cuatro horas permanecró en tan horrrble sttuacron. Por fia, decidido, sac6 unos papeles bastante volumino sos, los encerró en un sobre que lacr6 y selló, y escribió en éh Pavo estregar ol Sv. D. visires 13sstztsaste, zá á ¡ viene s Acto un caj preguntar por e6. se puso de pie; fué á, una papelera; sbri6 sac6 de él un pequeño fr asqtdto suyo contenido seguido on ¡ bebió. Creerán que he muerto á eonseeuencia del snenrisma que hace un año empez6 á desarrollarse. Vale mAs — asi. En seguida tom6 y ssh6 su sombrero, se embozó en uns capa murmurando Dentro Re tres horas todo habrá concluido. — labios. Cualquiera Á las doce de trz,ba Alfredo — serla usted tan eso'I — H. — sonri6 otra ciano continuó: esfuerzo. fúnebre comitiva entraba silenel cementerio Re ls puerta de li'uencarrah ocazoj nnz, mente á,sus labios. psicoló- no en un corazon muerte encs~de- mutna atraceion digado tor jóven en puede expliéarse ¡es el que por medio de aproxima, á los que sufren, poue de manifiestoálosojos delmundo esos dranms latimos que encierrsu sólo en los misteriosos pliegues del corszon lAgrimas y sangre. Era uns kia tarde de invierno. El sol caminaba rápiuna que nombre para concederle ls gratitud que me merecerá siempre; aqui tiene usted el m'o. El j6ven abrió su cartera y'dió al anciano su tarjeta,. Y Momentos hay los más supremos momentos de compasivo que me ha proconsuelos. Permttame usted que sepa yo su nunca escena — y ls amargura — mi vida hs habido ¡ UNA ITISTORIA TRISTE. con las refi xiones y consejos que por mis años y experiencia puedo hacerle. Agradezco muy mucho el interes que por mi se toma, y le suplico me dispense si en este momento no puedo corresponder á él satisfaciendo BUB generosos deseos. No Un anciano de venerable aspecto y con todas las apariencias de persona distigoida, que habia presenciado la interior del cementerio. pobres campesinos, sintiendo y como Allo XXVH, núm. 57. despues los periódicos auunciabs,n un desgra ciado acontecimiento ocurrido en el cementerio de ls puerta de Fuenearral. Un j6ven y estudioso facultativo, bs,stsnte conocido en ls corte, hsbia sido hallado cadáver anteun nicho cuya lápida sólo decia: slfaydaleas.— R. L P.—Aquel nicho estaba se3fzerta d tos gg osos Dos diez — ñalado con Como el el número ll6. desgraciado Alfredo babia previsto, zu muer 2 06!ubre ft!77. CORREO DH LA hfODA. te fué atribuida á la mortal enfermedad que hae!a un año vino anunciándose. Don Andres Bustamante pasó al darle la algunos dias más tarde hermanas, con el mayor desconnoticia de su triste fin¡ le entregaxon püego que para él habian encontrado. Circunstancias que no son del caso referir hicieron conocer al autor de esta historia 1 contenido de aquellos papeles. El interes que su lectura le inspiró le puso en el caso de hacerla pública, si bien variando los nombres y las circunstancias. La historia de Alfredo es una de aquellas que pasan un desapercibidas para nuestra sociedad, que podria encon- conocimiento una enseñanza más para juzgar eon algun acierto los hechos y las personas, en vez de desfigurarlos ó exagerarlos ¡y de deprimir ls verdadera virtud¡ ensalzando inconscientemente el vicio y la depratrar deja en su vacion. : investigarla; que los médicos en su generalidad; son materialistas más que espiritualistas. Alfredo Benavides, distinguido alumno de San Cárlos, hijo de una acomodada familia de Sigüenza¡ era del número de los primeros, y no sólo rendis culto idólatra á, ls materia, sino que además era escéptico, y por lo tanto no creia que haya mujeres capsces de inspirar y sentir una pasion pura. pero lo cierto En tal concepto, excusado do no nos babia tenido ni las más es parece decir que Alfre- cortas relaciones amorosas ninguna, y annque le gustaba el trato social de las mujeres de talento, superior á ellas por sus couviecioues, inspiró vivas zimpat!as y hasta amor á, algunas, sin que á su. vez experimeutase semejante impresion. cou Pero lleg6 un dia en que sus ideás debieron de modificmse, y el doctor msterialista, qoe s6!o vivia y gozaba por ls materia y para la materia ¡hubo de preguutarse si hsy en el orgauismo humauo algo quc no se el sístsvui ocrvicsc, que contrarias é, los principios Llamado para el fué introducido señoras que ron con hace seutir y nos que ejercicio de uos explica por inspira ideas abrigamos. su profesion á una casa, sposeuto en donde eucontr6 tres la mayor amabilidad y finur le iuvitaen uu á sentarse. eu un traba era un ser complacientes, y Alfredo se ronfidonte. La babitaqion eu c!ue se encongsbioete amueblado con bastsute lujo. Las tres seuorss, una, que era la enferme„ tendria uuos años, otra frisaria en los treinta ¡y la más renta cua- j6ven .contaric, poco más de tres lustros. El s,eento de las dos mayores deuunciaba diferentes procedencias, pues la enferma hablaba un castellano muy cerrado, con sus corres- .ponclientes vclay, y ls, otra pronuuciaba populares locuciones j6ven, con del esas graciosas gabinete, apénas y hijas de Andalucía. La más en uua marquesits en uu riu- de las que estaba sentada, hablaba. Alfredo, que era un tanto observador, se estos detaües, y despues de enterarse de ls fij6 eu todos dolenciro que insignificante, y prescribir lo que el caso requeria, se levaut6 y despidi6, no siu dirigir repetidas miradas é. ls, era jóven, que le salud6 triste y alegre. Alfredo repiti6 sus sonriendo de visitas, no uns, manera entre porque la enfermedad .exigiera scplel asiduo cuidado por su parte sino para poder ver uns vez más é aqueüa j6ven cuyo semblante tan grabado babia quedado en su memoris,, uo sab! a por qué. Del trato cou aquella familia¡ de ls que quedó médico y andgo> vmo á sacar en limpio que la señora de los cuarenta años, c!ue efectivamente era castellana se s bac!a llamar Doña Yetrs edad, quo era Campos; de Jerez de la la que la seguia en Frontera, Remedios Nuñez méi,j6ven, que crs vizcsina la primera, Magdalena Aranda. (Se coartas ará.J y la Sa ni dilacion, cog! uvánon I y pasaba por sobrina de Manta Z+znusouzs. KL CHINO EN It(ADRID. cusnnos Dzz DIA. el Delgado y Montalvo, Espoz y Mina, núm. 7, comercio tambien de sederia y lencerla; en el de D. José Morales¡núm. 8; en el de los señores de Acero y eompañ!s, momeutos res número 6; mero 3 ¡ — — No lo sé. Decididamente ls calle de Espoz y Mina frente de y como quiera que es la que tenemos nuestra casa, la eleccion no es dudosa. vamos á comprar — pensé. Creo que no me equivoco. En efecto, ya me está tiran- do del brazo diciendo: Tcás lí (1). llegado al maguifioo establecimiento de ca- del Sr. Duthu, es lándome !!s)ué mago!ficos cortisonas pabellones! !Son preciosos! y eolgaduras en forma de — maqueadaz, sorprenden por zu s6lida eonstruccion elegante forma. Mi amiga ha elegido un psr de camas completas, las y cuales hicimos que nos llevaran á casa lana y inmediatamente, pluma son del mejor gusto, uniendo á, esto una notable econom!a en los precios. No obstante¡ tambien puedo decir otro tanto del Lafargne, Pls,za del Angel, nú2; de la de D. Ramos Tamiz, calle del Príncipe, núm. 27; de La Imtssrszt, cuyos dep6sitos se encuentran en la misma calle del Pr!naipe núm. 16, y Plaza del almacen de la señora, de mero Progreso, núm. 6, las cuales ys habíamos visitado dias ántes. Satisfechos de la compra de laz camas, á renglon se- como se su.ele decir, pasamos al comercio de la viuda de Carmena é hijos, donde tuvimos no poco placer en examinar ls variedad de telas de seda y guido, señora lana para vestidos de gusto admirable, as! otros Ya que ha recibido y señora, de sou los terciopelos, encajes y estacion que se aproxima. como géneros propios para la en los primeros diai de la semana comercios de D. Tomás Labiano visitamos los Lopez, Pastas, 48 y 60; Lcl It'avorsta, de los Sres. Alfaro, hermanos, números 42 y 44; D. Darlo B. Ea>iuo, núms. 33 y 40; Dou Agustin Ibarra, núm. 36; La Garza ftsot, de D. IKsr- tin Merino, en y el núm. 33; D. Erancisco Matute, D. José Grande, en el núm. 16; D. Juan en el núm. 7, y Lo Ll'smeratsta, ñe los Srez. Sanchez y Alfaro, en la de Zaragoza núm. 21; pero este dia se le ocurrió á mi buen amigo participarme una noticia no pocs> gxatas la cual me apresuro á, poner conocimiento de mis bueuas y simpáticas lectoras. Héla aqu!: efecto, durante la semana, y los establecimientos que hemos vi- sitado; y como por otra parte¡tambien os seria molesta, su enumeraeion¡ me concretaré tan sólo á aquellos que merecen particular menciou¡ reseña,udo á ls ligera, los damas; y esto casi á huxtadillas, porque mi amigo no © Biblioteca Nacional de España pañuelos es de seda babia espar- muy entendido de seda) ¡estos pañuelos son de muy buena tienen mezcla alguna de algodou. cuantas docenas de es en en que ha separado — un Tcás lí kís. Esto sl fiu dar á su me hace entender que el hombre, por agradebe reparar en ciertas mezquin- prometida ¡no dades. Y asi es ls, verdad. ! Cuá,utos tesoros uo vale las más cle lss risa de la nuljer que amamos!... veces una son- Mi bujía no se amortigua¡no sé pol qué; es de suponer que seráu de la fábrica de La Estrella ó Auras a, de la ca,- lle del Prineip:, ni de casa especialidad de D. Ignacio de Arce Ma- conocida; qniera, no puedo ménos de hacer aquí punto, mis cariñoras lectoras, Antes que mi amigo venga á interrumpirme, ofreciéndoos más variedades en ls pr6zon, cuya en este ramo es bien mas, sea lo que xima semana. Vuestro siempre admirador l' RaÃolsce Gvznnnno GARcÍA ro Solucioues á las charadas que apure ieron en el uúme3c de Ex, Connzo, correspondieute al 16 d Setiembre por las señoras Doua Elvirs, Lstorxe, de B:lrbsstro; Doña Cármen Ssnchez, do Vigo; Doña Dolores Yautegui¡de Santos, de Palencis; Doua Juana Vinent, de Tarragons! Doña Joaquina Pascual¡de Ssntaudex¡ Doña Gertrúdis Jimenezs de Madrisl, y Doña Antouia Pozo, de Sevilla. Estells,! Doña Jesusa I. Mi amigo tiene novia, allá eu el Imp rio de la China. sospechas quede su conducta venía yo teniendo de algunos dis,s á esta parte; porque esto de venir é la corte pox s61o el capricho de observar sus usos y,, costumbres, y luégo, as!, de bueuas á prime- Il. Bznoazroxa Vznná. Es! o corrobora más las xas hacer multitud de compras de muebles y ropas terrenos para edificar un pala"io, CHARADA. y Jugué del cual tomamos aute- mas cou que si ayer las medidas, de suponer es que de la noche á la mañana tengamos casamiento. No diré que en ls, China ó en la corte¡que esto toca resolverlo á los padres de lo s novios, como personas más previsores. No muy deciros, mis cariñosas lectoras, y serenidad que tiene mi amigo, que que me es uua con peseta.. bendito, seyssdu y cuarta, mscarena, toros de pnuta estocadas muy buenas. Lei de ssgssada y plq aa las pcei!ss tú- preudas, muy gracia despachar admirando selectas, su gran, númen, inspirscion y su verla. He parado en tercia y dcs su co- eu en ocasiones diversas, los venturosos tiempos de coches 6 diligencias. Y por fin, he navegado tal la cal- en uu bergantin de.vela, e! rumbo siempre al toda visuto fresco y mar de leva. cou pasma. Exa- Joattrlrrs Entra, (1) Aq i. homsdo, con su. mina los géneros con tal eircunspecciou, que hasta cuenta y desmenuza los hilos de las telas. Ayer tuve ocssion de obserrarlo en casa de los seño(l) descuido, pierdo He visto al azul de cielo. Debo me pero sin encajes y primorosos gidos, donde se anidan graciosamente grupos de rasas y claveles. El manto y cuerpo es de terciopelo granate guarnecido tambien de eucajes¡y ls falda iie seda color ma uns préma y dr>s, suerte tan auverea¡ señor de excelentes admnará, por lo tanto, lectoras mias, el qne mi amigo, deseando obsequiar al objeto de sus„amoress haya elegido en el comercio de la Sra. Viuda de Carmeua telas pszs Unoa vestidos¡encargándola la confeceiou de éstos en el más.breve plazo. un é hasta el pv!o de lai cesas. Conocí á, un primas a y cuarta os Uno de ellos, y arco que no tiene mal gusto ¡es nico de raso blanco con anchos géne- calidad y capricho sin igual. Debo confesar que mis bolsillos se desahogaron completamente al hacer el pago de los ps,ñnelos¡sorprendiéndome uo poco la sangre fria de mi amigo, que, si bieu miraba y mauoseaba los pañuelos hasta couvencerse de su buena calidad, no lo hacia asi con el dinero, pues eon la msyor indiferencia me decia siempre: s No sé si conseguiré, belüsimas lectorass coordinar mis ideas para daros cuenta de las compras que hemos hecho multitud. de el eu. núm. 30 Brea. Buiz de Velasco, núms. 14, 1G y 13 (y los mismos en ls, de la Montera, ntlm. 7); La Villa dc París, de D, Antonio Gordou, en el núm. 22; Lo Itcscs Impcrsat¡ de Diez y Diez, el mostrador exclamól mano Gusta mucho de los colores. Así con cunas¡colchoues de ros unas sentimiento la mala noche pasada. Este establecimiento tiene fama, en verdad, de que sns camas, Ia cidos por todas partes. Segun dice mi amigo (que no y su pues recuerda cou Te)se ti tía. Eu Infinitos almohadoues de viento y muelles, colgados de uuo y otro lado, cubren las paredes de este almacen¡y las camas de hierro y de acero, vestidas de dorados adornos que nos enseñarou eu un xuuestrsrio, con esae tan finas y caxiñosss que usan los dueños y de- pendientes del alto comercio de Madrid. Hecha la eleccion de los vestidos, se dirigi6 á m!: Cáíz clsafs c)scfs (1), dijo. Acto contiuuo, y no sin gran esfuerzo por nuestra parte¡rogué á, los hijos de la viuda de Carmena que admitiesen ent6nces el importe de lss telas y adornos escogidos¡y nos fuimos sl comercio de D. Pedro Berbería en el núm. 2 de la calle Espoz y Mina, en donde seña- habia imperiales¡ camas La Lá oda, Sres. Guixer y elegautez maneras no en en tuan, 23; de cuyos establecimientos salimos no poco satisfechos por la variedad de géneros á cual más graciosos y Entóuces supe el secreto de su mal humor. Habia hallado la cama dura¡ inc6moda, y podido dormir en toda la noche. Decididamente predi- es su lecta, el de D. Joaquiu Báguena y Andree, núClavel, núm. 2 ¡ en el de D. Francisco Monleon y Brieva¡núm. 1; en el del señor Reviriego y Gonzalez, plaza del Angel, núms. 13 y 14, y en el de D. Cayetano Aguado Cá,rmens 3 y Te- el baston y los sombrero, guantes, y me f u! tras é1 preguntándole: tDónde vamos! excusas un Los médicos deben seutó algunos complaceros. Hab!amos Á qué causa deba atribuirse el que el estudio de la medicina haga á gran parte de los que á él se dedican adeptos ó sectarios de ls escuela materialista, no nos meteréá reposo, y tengo que robar Una de estas mañanas se levantó de muy mal humor, dándome prisa para que le acompañase. Como no admite — HI. mos en al sueño para á visitar á Alfredo. Sus suelo, me %95 Paga, y uos vamos. CtjiiRRO DR LA MODA. Año XXYfl, uum. 37. SSSQ an zi, Crdcui< <te i mueble que s blaureciso supone un aplicarse á o Pira ce<u do, basta c tante los peq do infatigab priucipal en blé 'suscrita modo de lim Las pne pr<j< que tan fácilm da de conel contac las manos, e vau con ponjs ca cion de una pzííé n dis selle,. amo cinta oo. ecoge Los papele las paredes limpian cbn uu atrae cus- utelea de de pz,n, frote, siempre de ba abajo eu ñgu- oz, do mismo sentid guar- Loz encer manchados grasa 6 tinta á,sido nítzi encacon color do del que se deja un poco sobre la gzlon. Sombrero vil- «. Rpietol i«lo l i <ic«p<ll« ici;nt. Mangas plegadas de arriabajo en la parte exte- ba rior. Camizets, ñchú d za blanca lisa orillada un biés de crezpon Collar de cinta roes. Las losc,s de mármol lavan con agua melada de ácido mmiátio; lozmázmoles de laz el con hogar LA VRLL TI> alcohol; se Z<Z Z<V«1 limpia PIIPP<lllnl erfectsmente cou agua POiz E. <ñíáitTIiVB de jabou negro hiriendo. El mármol recobra A.venta todos los eu brillantez fzotáudolo nn on voz .Cu vpizuicp ze seca nieazdup. izé«ze y : despuez se frotseeu Sólo qne es preciso porque luágo oon ci m, ze eojnger ta1 meten i l I l i es dizcre- la hermosura ; comuuica al rostro m alil: hieu ei cusl, Areunú 2 Frclz¡ Cálmen 1. Vi11slou, 11'uenccrral 29 y Peii ros 9. B<.ruez, Aranni 28. G'uantepíap: de Apoyo, Cczretze 1 <. Cvaívez, Puerta, del Sol 11. Perez, Fpueucarral 9. D p or¡lÃ1 las li pezj nmel f<i p de Chávarri> Atocha 8 <. Séu Jai«me, Horno de la Mata 18. Loz Arcos ¡ Corrcderc.Baja, 14, Jimenez, Serrzuo 18. Gonzalez, Pjueucazral 'P4 y 76. Bczar de ls Uniou. Bazar de los Diamantes. L«'zpoziciou comezcial y otros establecimientos de Físd<id y provincias. limpiar luc- . yzklc. éoeitc, uuz, pcz- un o1- . Lss Srss. Suscritoras á ls l', 2.' y 6.« «íd<u«uip<<iv<nloli, ull,ui,<, Zdíczon l'laza úe i zaboi © Biblioteca Nacional de España unc, blanciua perfecta, reztituyáudole la frescura, de la juventud Precio de la caja,, ii< rez,'cz. puntos de venta: íciyi<ul p p íup< de paz- lámirvarc palma < ria, etc., agua de,jabou uegro y dé potc- como eu con polvo fozmcria deav gradsble. Cuando ze trata zGIO de ,jeto, nie zriu 1 pedazo con un !u contrario snccderic ci luz remates vul«uip disimulada, y, sobze todo, inufenz<«u. Eis además impslpzble invisible ; se adhiere iuzt autánez mente á la piel ; conservo, tombien con aceite de!ino, porqne el dorado, el bronce 6 el cobre quedau eou mucho brillo, y la madera, gana con cl contacto d<l ras ccu (vi«vez<«b«du conocidos hasta el dia, porque Los aceite l'ui<tu tc ¡ piel objetos dc alabastro ze limpian cou agua de Iabon, frotándoloz luégo cou talco eu polvo. Lcs objetoe de madera dorada, con rematas y molduras de bronce G cobre. sn limpian de a 2 P <<si«zdc zi. de lino ¡que de poco de aceite 'gLLI+iygk Ruida ligero eucsrnadas cou follaje chro y ciutas roes. Fió.2." TP ajr para ni<lo.— Blusa funda de paño ligero Habana, adornada con terciopelos negros y botones de zequines. Cuello P«e«v ot do encaje bordado. Fzs. 8." Traje de rm«ni un de conóanza ó teatro paraj ónen.— Vestido completo de cachemir gris de agua. La fa)da <le media cola lleva alrededor uu volante plegado. La túnica-blusa, cou cuerpo fruncido á la virgen va ceñida del talle con un einturou rosa, cerrado atrae jn<jo nu lazo y lleva todo alrededor un bordhdo sencillo ros:<. res e Pro de fleltro ulieúo adornado eon flo- esponja. himenesz 1duiuz <euciitu iré<<<p m mancha. Si hubiese saltado alguna astilla de la madera de un mueble estepa el agujero cou la siguieute prepz; ración: Blanco de España 6 alhsyalde y ocre en polvu eu paztez iguales ; el doble de serrin y uua ligezá dieoluciou de cola de Flandes. S. mezcla el todo y se pone á cocer, y cuando se hs, obtenido una pasta consistente, se ls pone encima del despezfecto y se la deja secar. Luágo ze le dz, nna mano de cera sniarilla fuudida en trementina. Para conservar los vidrios siempre bzillsutes beata pasar por ellos todos los diss uu papel mnjado, siendo este procedimiento preferible ai <rzpo y á. la zc. un hado yjsbon b co po aehe- empap una cn V<51 y te se enzuc p u ruelbll uuui án con el!c n<l. número el FIGUftifq 1LUFHIRABO, y ízs de 1 ' 2 ', y jé.', el pliego de dibujos para l, u<«p plupu«u<n. <,uiuz braza<. hordsdos.