BOLETÍN DE LA FRACCIÓN INTERNA DE LA CCI (selección de textos en español) N° 33 D i c i e m b r e 1 0 , 2 0 0 5 * * * PARA CONTACTARNOS: DIRECCIÓN E-MAIL: inter1925@yahoo.fr ; DIRECCIÓN POSTAL: INTER – MAIL BOXES 101 – 80, RUE LEGENDRE 75017 PARIS CONSULTE NUESTRO SITIO: http://membres.lycos.fr/bulletincommuniste S U M A R I O (se presenta en español los textos en negritas) PRESENTACIÓN DEL BOLETÍN N° 33................................................................................................................... 1 DEBATE EN EL CAMPO PROLETARIO LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA COMUNISTA Y DEL PARTIDO PRESENTACIÓN (FRACCIÓN)............................................................................................................................ 3 LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA: BASES DE DISCUSIÓN (BIPR)................................................................................. 4 INFORME SOBRE LA DISCUSIÓN (FRACCIÓN).......................................................................................................... 6 DISCUSIONES CON EL BIPR EL 30 Y 31 DE JULIO DE 2005.................................................................................... 8 SITUACIÓN INTERNACIONAL INTERVENCIÓN DE LA FRACCIÓN EN UNA SITUACIÓN SOCIAL EN MOVIMIENTO..................................................................... 9 CONTRA LA MISERIA CRECIENTE QUE NOS IMPONE LA BURGUESÍA: MULTIPLIQUEMOS Y UNAMOS NUESTRAS LUCHAS (VOLANTE DE LA FRACCIÓN – OCTUBRE 16, 2005)..................................... 11 LA VIOLENCIA EN LOS SUBURBIOS ES UNA EXPRESIÓN DE LA QUIEBRA HISTÓRICA DEL CAPITALISMO SOLO LA CLASE OBRERA PUEDE DESTRUIR AL CAPITALISMO (VOLANTE DE LA FRACCIÓN – NOVIEMBRE 10, 2005)...................... 13 COMBATIR AL OPORTUNISMO APLICACIÓN DEL ESTADO DE ALERTA CONTRA NUESTRA FRACCIÓN: LA CCI NOS PROHIBE LA CALLE Y QUIERE IMPONERNOS EL TOQUE DE QUEDA................................................................... 15 MENSAJE DEL CAMARADA RIC (NOVIEMBRE 14, 2005)........................................................................................ 16 NUESTRA RESPUESTA................................................................................................................................... 16 EL DOBLE LENGUAJE DE LA CCI SOBRE LAS REUNIONES PÚBLICAS : BÉLGICA Y FRANCIA, JACTANCIA Y REALIDAD....................................................................................................... 18 TOMA DE POSICIÓN SOBRE UNA REUNIÓN PÚBLICA DEL PCI-LE PROLETAIRE REVISTA DE PRENSA LA PRENSA DE LA IZQUIERDA COMUNISTA: UNA BRÚJULA PARA EL PROLETARIADO TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO CONTROVERSIA CON LA FRACCIÓN ITALIANA (M. – 20/04/1945) [RESPONSABILIDAD DE LOS REVOLUCIONARIOS EN EL ANÁLISIS DE LAS SITUACIONES: EXTRACTO DEL FOLLETO: "LA IZQUIERDA COMUNISTA DE FRANCIA" (CCI, ABRIL DE 2001)]............................................... 2 Presentación del Boletín 33 El lector encontrará en este boletín dos principales tipos de textos, correspondientes a dos ejes de preocupaciones y actividades de las organizaciones comunistas en el período actual: la intervención directa en las luchas inmediatas de la clase y en los fenómenos sociales que más o menos directamente le conciernen (en este caso, las “revueltas” en los suburbios de varias ciudades de Francia) por un lado; y pro el otro, el trabajo de reagrupamiento de las fuerzas comunistas, la confrontación de los puntos de vista con el objetivo de preparar la fundación, a plazo, de la organización política indispensable de la clase obrera, el Partido comunista. La vida y la actividad de las organizaciones y los militantes comunistas no se dividen en partes y, en función de sus fuerzas, de la situación, de las posibilidades, deben dar prioridad a tal o cual aspecto de su actividad. Si bien los debates con los grupos del campo proletario, la profundización política, programática, son una constante de nuestra fracción desde su nacimiento hace ya cuatro años, siempre nos hemos esforzado por pronunciarnos sobre los movimientos de luchas en nuestra clase. Además, participar activamente, procurando dar una orientación política a estos movimientos. Así, al inicio del mes de octubre pasado, luego de una jornada de acción sindical, se pudo constatar el surgimiento de una serie de luchas obreras que, no por estar limitadas en sus perspectivas, dejaban de ofrecer la posibilidad (y más bien diríamos: la exigencia) para los comunistas de dar orientaciones a nuestra clase y sus luchas. Es lo que hemos hecho con un volante distribuido en París y México, en la puerta de algunas empresas, en diferentes lugares de trabajo, en las manifestaciones de calle y en diferentes estaciones del metro. Estas luchas no lograron desembocar en una generalización, debido al copamiento sindical, a la política de silencio o denigración desplegada por los medios de difusión burgueses. Esto no quita en nada el hecho de que los comunistas debían intervenir, darles perspectivas. Así mismo, durante las “revueltas” que han tenido lugar en los suburbios obreros de varias ciudades francesas, los comunistas tenían la responsabilidad de subrayar el atolladero de esos movimientos, a la vez de denunciar prioritariamente al responsable de tales hechos: el capitalismo y su Estado. A estos hijos de obreros a quienes la burguesía no ofrece otro porvenir que la miseria, la precariedad y la exclusión de la sociedad, los comunistas tienen el deber de dar una perspectiva que les permita situarse en el combate contra el capitalismo al lado de sus padres, en el interior de su clase: el proletariado. En este sentido, nuestra fracción primero redactó y publicó en su sitio internet un comunicado, que enseguida, fue distribuido en forma de volante. Recibimos varios comentarios a propósito de este comunicado que, además, fue traducido al italiano por uno de nuestros lectores. El otro tema central de este número del boletín está consagrado al trabajo de reagrupamiento de las fuerzas comunistas; en este caso, al debate con el BIPR. Ya lo hemos dicho, el trabajo de largo aliento para la constitución del Partido es una prioridad para las minorías comunistas actualmente. Presentamos aquí una parte de los resultados a los que hemos llegado en el debate emprendido desde hace varios años con los camaradas del BIPR. Luego de las discusiones alrededor de la cuestión de la decadencia, el debate trata actualmente – y desde hace ya algún tiemposobre la cuestión del partido, su papel en la clase, la relación entre conciencia de clase y partido. No podemos publicar todos los documentos, todas las discusiones, pero nos parece que los textos y síntesis de discusiones que se podrán leer aquí constituyen un avance y una clarificación esencial sobre estas cuestiones. Corresponde al conjunto de los grupos e individuos del campo proletario retomar estas cuestiones, participar en este debate que contribuye enormemente a la preparación del partido de mañana. Al renovar el hilo de esta cuestión, la fracción y el BIPR vuelven a dar vida al ciclo de Conferencias de los grupos de la Izquierda comunista que tuvieron lugar en los años 1970 y 1980. La preocupación, el objetivo, son los mismos. Y, si bien las conferencias condujeron en parte a un estancamiento, es importante retomar los trabajos y llevarlos a un nivel superior, trazando las lecciones del pasado –incluida las más recientes, tal como la deriva oportunista de la CCI, especialmente- de clarificar los malentendidos, los bloqueos ligados a cuestiones de términos, a las incomprensiones mutuas. Al hacer esto, estamos completamente convencidos de que retomamos, de alguna manera, la antorcha que la CCI ha abandonado al encerrarse en un sectarismo cada vez más delirante. Y es a la vez la deriva de la CCI y, en contrapartida, la necesidad objetiva de un polo de referencia político para la clase en una situación de reanudación de las luchas obreras, lo que da a las minorías comunistas la responsabilidad de asumir una presencia e intervención decididas en su clase. Subrayemos que, frente a esta necesidad, los camaradas del PCI-Le Prolétaire hacen un esfuerzo sostenido y regular para asegurar una presencia política en la región parisina donde la CCI, en el mejor de los casos esteriliza las fuerzas obreras en búsqueda de claridad y, en el peor, sabotea el trabajo de los otros grupos. Informamos, pues, en las páginas de este boletín, sobre la reunión pública que el PCI llevó a cabo en París en el mes de octubre. Este trabajo regular de los camaradas es la expresión de su compromiso en esta importante región. Saludamos este esfuerzo. Así mismo, este boletín aborda una cuestión que es también reveladora, si bien en negativo, de la deriva de los liquidacionistas que dirigen actualmente a la CCI. Los lectores habituales de este boletín saben que tenemos prohibido estar presentes en las Fracción Interna de la CCI 1 Boletín 33 reuniones llamadas públicas de la CCI. Durante la última edición de estos ágapes (que debemos calificar más bien como “privados”, ya que no se permite la entrada a todo el mundo) ¡nuestros camaradas eran esperados a la salida del metro por algunos milicianos de la CCI quienes nos han impedido rotundamente pasar por la acera! Por temor, sin duda, a que nos aproximáramos demasiado al lugar de sus debates probablemente fraternales, abiertos y calurosos. Más allá del ridículo de que hace esta gente, que cree suprimir la contradicción haciendo callar a quienes la portan, se trata de un nuevo golpe contra la Izquierda comunista, de la cual estos aprendices de terroristas tienen aún el descaro de reclamarse. Pero esta actitud política indigna parece llegar a sus límites. No tanto porque creamos que la lógica oportunista pierda terreno en el interior mismo de la CCI actual. Lamentablemente, no parece ser el caso. Pero al hundirse cada vez más en esta deriva sectaria, la dirección liquidacionista provoca, en el campo proletario –y hasta entre los individuos que le eran más bien favorables hasta ahora- reacciones de rechazo. Es en este sentido que publicamos extractos de algunos mensajes que hemos recibido y que manifiestan, de manera general, preocupaciones políticas particularmente positivas. Es para nosotros la ocasión de recordar algunas lecciones fundamentales sobre la actitud que deben tener los comunistas en situaciones donde se ven confrontados a una represión física y violenta. Ciertamente, no ocultamos que estas lecciones las aprendimos en la CCI, hace ya algunos años. Razón de más para proseguir nuestro combate de fracción y poner en evidencia el hecho de que somos nosotros los verdaderos continuadores de esta organización. Finalmente, publicamos también una “revista de prensa” redactada en octubre y considerando las tomas de posición de los diferentes grupos de la Izquierda Comunista que publican regularmente: el PCI-Le Prolétaire, el BIPR y la CCI. El rápido vistazo que damos en este artículo muestra, según nosotros, que existe un enfoque común en el interior del campo proletario. Solamente la CCI se sitúa en falso, casi sistemáticamente, frente a las necesidades de la clase, frente a las orientaciones a dar. No hemos podido integrar aquí todas las últimas publicaciones de estos grupos, sin embargo, desde ahora llamamos la atención del lector sobre el más reciente número de Revolutionary Perspectivas (Nº 37), publicación del BIPR en Gran Bretaña, que incluye especialmente un artículo crítico (El papel económico de la guerra en la fase decadente del capitalismo) que cuestiona las “nuevas” teorías de la CCI que aparecen en la resolución sobre la situación internacional adoptada en su 16º congreso internacional, y que liquidan los fundamentos teóricos y políticos de la noción de decadencia del capitalismo. La fracción, 4 de diciembre de 2005. Responsabilidad de los revolucionarios en el análisis de las situaciones Extracto del folleto: "La Izquierda comunista de Francia" editado por la Corriente Comunista Internacional en abril de 2001 (…) A partir de 1937, la Izquierda italiana vivió graves dificultades políticas, ligadas todas al análisis político de la guerra. En el origen de estas dificultades se encuentra el hecho de que la mayoría del grupo, siguiendo al órgano central, comenzó a explicar que las guerras, en este periodo, tenían como principal razón de ser ya no los antagonismos interimperialistas, sino la masacre de los proletarios. (...) Citemos la “declaración política” de la Conferencia de la Fracción italiana de 1944 (Internationalisme n° 7 – principios de 1946): “El estado actual de la organización es la consecuencia, la continuación de una crisis que ha surgido en el seno de la Fracción antes de la guerra, desde 1937. Se inauguró con el abandono de las posiciones políticas contenidas en el informe sobre la situación internacional adoptado en el congreso de la Fracción en 1935 y con la revisión fundamental del análisis de la época histórica que se abrió en 1914 en la fase decadente del régimen capitalista. Al análisis marxista de esta fase, fundamento programático de la Tercera internacional y de la Fracción de izquierda comunista italiana, se le ha sustituido con todo un cuerpo teórico de una nueva doctrina: 1. Negación de la exacerbación de los antagonismos interimperialistas, llegando por momentos hasta la negación de la existencia de estos antagonismos, lo que condujo así a la negación de la inevitable guerra imperialista y a la exclusión de la guerra imperialista generalizada en la fase decadente del sistema capitalista. 2. Sustitución de la guerra imperialista generalizada por la teoría de las ‘guerras localizadas’, de la noción imperialista de la guerra por la noción de ‘guerra civil de la burguesía contra el proletariado’.” (...) Fracción Interna de la CCI 2 Boletín 33 DEBATE EN EL CAMPO PROLETARIO LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA COMUNISTA Y DEL PARTIDO Publicamos aquí una contribución de los camaradas del BIPR sobre la cuestión del Partido y de la conciencia, La cuestión de la conciencia: puntos de discusión, seguida de un informe, redactado por nosotros, de la discusión que tuvo lugar entre el BIPR y nuestra fracción. Esta discusión sobre la cuestión del Partido no cae del cielo. Desde los primeros contactos que nuestra fracción ha tenido con el BIPR incluso antes de nuestra exclusión de la CCI en marzo de 2002, se inició un debate sobre la base de la confrontación de las posiciones respectivas sobre varios temas (el lector puede remitirse al que hemos tenido sobre la decadencia, por ejemplo1). Sobre la cuestión del Partido y de la “conciencia”, además de las discusiones orales durante los encuentros, se ha llevado a cabo un esfuerzo común de lectura, o de relectura de las posiciones del BIPR y de la CCI. Éste ha permitido precisar los acuerdos, los desacuerdos, los malentendidos, el contenido político real que se ocultaba detrás de la utilización de tal o cual concepto o expresión. Es de un momento de este proceso, aún en curso, de confrontación política fraternal, de lo que queremos dar cuenta actualmente ante el conjunto del campo proletario. Porque además de la clarificación política de las posiciones, el desenvolvimiento mismo del proceso de confrontación política es, según nosotros, un ejemplo a seguir y una lección para el conjunto de las fuerzas comunistas. medida en que proporciona un marco, una base, a partir de la cual la clarificación política debe continuar. Hasta entonces, los puntos de acuerdo clarificados de nuestra fracción con el BIPR eran, sumariamente, los siguientes: - Reivindicación común del combate de Lenin, en particular en ¿Qué hacer?, contra el economismo, es decir, contra el consejismo actual bajo todas sus formas. - Rechazo común de la reapropiación desafortunada por Lenin en ¿Qué hacer?, que rechazó posteriormente, de la visión de Kautsky según la cual la conciencia comunista es aportada por “los representantes instruidos de las clases poseedoras, por los intelectuales (4)" ; - Acuerdo común con Lenin que la conciencia comunista no es el producto de las luchas inmediatas, de donde la expresión de éste según la cual “la conciencia política de clase no puede ser aportada al obrero más que del exterior, es decir del exterior de la lucha económica, del exterior de la esfera de las relaciones entre obreros y patrones”; estamos de acuerdo con Lenin cuando rechaza que se pueda “desarrollar la conciencia política de clase de los obreros, por así decirlo desde el interior de su lucha económica, es decir partiendo únicamente (o al menos principalmente) de esta lucha, basándose únicamente (o al menos principalmente) sobre esta lucha” (¿Qué hacer?, subrayados nuestros). - También acuerdo sobre el hecho de que la organización comunista, el partido, tiene como tarea “elevar la conciencia de la clase obrera”. - Y evidentemente, necesidad permanente del partido como órgano de dirección política del proletariado. Muy rápidamente, la discusión con los camaradas del BIPR natural, inevitable, necesariamente, se ha centrado sobre la cuestión de la conciencia a la vez como cuestión teóricopolítica central y como punto de divergencia “histórica” en las relaciones entre el BIPR y la CCI. Pero lejos de llevar a cabo una discusión abstracta o “filosófica”, nos hemos apegado a la historia del movimiento obrero y a sus aportes teóricos y políticos sobre la cuestión. En particular, hemos abordado y nos hemos referido inmediatamente a las concepciones de Lenin en su libro ¿Qué hacer? (1902). Una vez más y sobre todo hoy, ¿Qué hacer? nos separa de todas las variantes del consejismo, bajo todas sus formas (desde la simple subestimación del papel del partido a su rechazo y liquidación pura y simple), incluidas las más “modernas”, las más “ocultas” y las más “sofisticadas”. Nuestra fracción, en continuidad directa con “nuestra” CCI a pesar de sus imprecisiones de origen precisamente ante el consejismo, ligadas a las condiciones de su constitución (2), se reivindica plenamente de este combate de Lenin. El texto publicado aquí se redactó a continuación de una toma de posición de nuestra fracción, A propósito del texto del BIPR sobre el partido, en respuesta a un primer texto en discusión en el interior mismo del BIPR (3). Además del interés de las posiciones políticas que se presentan en el texto que publicamos, éste marca también un momento en la confrontación política de nuestras posiciones respectivas en la Teníamos también algunas interrogaciones sobre la posición del BIPR que podían estar ligadas ya fuera a formulaciones, o bien a divergencias políticas reales tales como, por ejemplo, la relación partido-clase y el momento de la constitución del partido. Por su parte, el BIPR tenía también interrogaciones críticas sobre ciertas de nuestras formulaciones, como el lector lo podrá percibir. Precisemos, finalmente, que la traducción, del italiano al francés y al español, del texto de los camaradas del BIPR y la reproducción de los argumentos y posiciones planteados por su delegación durante nuestro encuentro son responsabilidad de la fracción. Evidentemente, si cometimos errores o confusiones que el BIPR estimara necesario rectificar públicamente, lo haremos en nuestro próximo boletín. La fracción, noviembre 2005. 4 "Desde el punto de vista del materialismo histórico, es claro que debemos rechazar la formulación de Lenin, o al menos corregirla [...]. Sin embargo, la justeza central de la visión de Lenin era que la idea de que la conciencia comunista [...] no era el reflejo directo de la lucha inmediata de la clase obrera " (Class consciousness and Working Class Political Organisation, Revolutionary Perspectives 25, publicación del BIPR en Gran-Bretaña). 1 Véase nuestros boletines 19, 20, 22, 24 et 26. Véase Conciencia de clase y organización ¿Nos hemos vuelto leninistas? en la Revista internacional n° 96 y 97 (1999). 3 Para aligerar este boletín, elegimos no publicar aquí los dos textos. 2 Fracción Interna de la CCI 3 Boletín 33 TEXTO DEL BIPR LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA: BASES DE DISCUSIÓN De su documento tomamos en consideración solamente la cuestión de la conciencia porque ésta se halla íntimamente ligada al análisis de la relación partido-clase y porque necesariamente de su examen crítico emergerán, si es que existen, las eventuales diferencias de planteamiento metodológico y por tanto será el objeto de discusión durante nuestro próximo encuentro. Ya hemos hablado de esto en nuestra última reunión, por lo que nos limitaremos a confirmar algunos conceptos fundamentales. Primeramente, hay que clarificar el concepto de conciencia revolucionaria o comunista. El tema no se refiere solamente al significado de ser una clase “en sí”, una clase proletaria opuesta a la burguesía, no es solamente la conciencia (conocimiento -NDT) de parte del proletariado de ser explotado y de tener que luchar para que la explotación cese, sino que solamente se puede hablar de conciencia comunista si el proletariado asume la conciencia política del tiempo, los medios, las formas de lucha, la táctica, la estrategia y el programa político para superar de manera operativa las condiciones de subordinación impuestas por la burguesía y de la forma política de las relaciones de producción y distribución capitalistas, lo que es –para decirlo con Marx- pasar de clase en sí a clase para sí. La historia de las lucha de clases nos ha enseñado ampliamente que el proletariado, impulsado por las condiciones objetivas puede, y no necesariamente debe, colocarse en el terreno de la defensa de sus intereses inmediatos, puede dotarse de instrumentos de lucha, puede arribar a la determinación de la necesidad de la insurrección como punto de arribo último de la lucha de clases, pero en su conjunto no llega a la plena conciencia de clase, en otros términos no llega a la resolución táctica y estratégica, y menos aún al programa político completo si no ha cristalizado en su seno el partido revolucionario. Lo que distingue a todas las posiciones idealistas, mecanicistas, consejistas y economicistas, de una correcta interpretación materialista dialéctica es precisamente la cuestión de la conciencia y la relación entre el partido y la clase. La cuestión fundamental no es la de saber si la conciencia proviene del interior de la clase misma, de manera autónoma, a través de la progresión de las luchas reivindicativas que, en un cierto punto se vuelven políticas, portando con ellas la inevitable mutación de la conciencia; o bien que venga del exterior, en el sentido de que es un partido que nace en el exterior de la clase y que inyecta en ella desde lo alto, como un demiurgo, la conciencia política revolucionaria. Para nosotros, la cuestión, en esos términos, está mal planteada, porque el partido no es algo exterior a la clase, sino que es su parte más avanzada, que, al representar la síntesis de todas las reivindicaciones de la clase, las económicas inmediatas y las de su tarea histórica, necesariamente vive, en ciertos aspectos, en modo y lugar autónomos al de la clase, y por ello, y solamente en este sentido, es “exterior”. Independientemente de su composición sociológica: proletarios, pequeñoburgueses, intelectuales tránsfugas de la burguesía, el partido nace en la clase, hace suyas todas las reivindicaciones de la lucha de clase, desde las Fracción Interna de la CCI mínimas, reivindicativas, a las estratégicas generales, al programa político completo. El arsenal político del partido es el fruto de la síntesis histórica de los diferentes episodios de clase, atesora las causas de las derrotas, así como pone en primer plano las razones de las victorias. Recaba cotidianamente de los impulsos que provienen de los meandros, a veces ocultos, instintivos y sectoriales de la lucha de clases. Se los apropia para restituirlos a la clase en su conjunto, bajo la forma de tácticas y estrategia políticas. La relación es, pues, una relación dialéctica no entre una clase y un partido separado de ésta y que le lleva la conciencia desde el exterior, sino en el interior de esta clase misma, entre la masa del proletariado y su parte más avanzada, pensante, que recibe los impulsos de la base y que los restituye, elaborados en términos de estrategia política a esta misma base. Lo que no significa que la base del proletariado, en sus luchas, no pueda madurar en niveles de conciencia política, sino significa que la dominación ideológica de la burguesía, particularmente en la actualidad, el aspecto sectorial de las reivindicaciones y la falta de una visión global de la finalidad de la lucha de clase, imponen la presencia del partido que esté a la altura de proveer esta globalidad de conciencia de clase que un proletariado, incluso en lucha contra el adversario de clase, no puede expresar si no ha producido en su interior su vanguardia, su partido. Así pues, la conciencia no es aportada desde el exterior, como si cayera del cielo, porque el partido no es un cuerpo extraño a la clase, sino que la una como el otro son dos momentos inseparables que entran en relación entre ellos en términos dialécticos. Y ello porque, para nosotros, el partido, como instrumento político de la clase, debe estar siempre presente y buscar ser, en todos los momentos de la lucha de clases, el punto de referencia política. Rechazamos las tesis que pretenden que la evolución política en el sentido revolucionario de la lucha de clase podría producirse sin el partido, o bien que el partido sería solamente un organizador y generalizador de las luchas porque en cuanto al resto, la conciencia del programa político, los medios para actualizarlo, la clase misma lo piensa independientemente. Consideramos también como peligrosa la tesis que pregona la necesidad del partido solamente en las fases revolucionarias, en tanto que relega al partido –en el mejor de los casos- a un centro de estudios en las fases contrarrevolucionarias, es decir, casi todo el tiempo. Como si fuera suficiente que las condiciones objetivas, es decir las grandes crisis económicas, luego de haber empujado al proletariado a la lucha, determinaran el nacimiento del partido y todos los vínculos entre las dos entidades, en una especie de relación mecanicista en la que los dos términos de la lucha de clase, de manera casi simultánea nacieran y se fundaran. En este caso también, la historia nos ha enseñado cómo grandes luchas proletarias han naufragado políticamente y han sido reprimidas en sangre a causa de la falta de una guía política, nacida tardíamente en el curso de las luchas, pero alejado de la clase debido a un grave retardo sobre el plano de las relaciones políticas que no se inventan en un día. Las condiciones objetivas pueden poner en movimiento la lucha de 4 Boletín 33 clase, facilitar y reforzar las relaciones entre la clase y el partido, pero no crearlas a partir de la nada, y en caso que lo hicieran, sería de todos modos tarde, muy tarde. El partido debe esforzarse por estar presente ya en la fase histórica precedente a la fase insurreccional, debe haber sabido establecer relaciones orgánicas con la clase misma, puede ser pequeñas, mínimas, pero sin embargo operativas. En caso contrario los acontecimientos mismos, la crisis y la disponibilidad a la lucha del proletariado, le pasarán por encima de la cabeza al sedicente partido, dando lugar a la enésima derrota política con todas las consecuencias del caso que volverían todavía más difícil una futura reanudación de la lucha de clases. Precisamente porque el partido es un partido de la clase, es un instrumento permanente y no ocasional de la lucha de clase, o crece con ella y le acompaña en su evolución guiándola políticamente, o está destinada a la inevitable derrota. Derrota tanto más cierta cuando se teoriza que el partido nace o se inserta en la clase solamente en los momentos en los cuales ésta se manifiesta, mientras vuelve a la sombra o se retira en las fases en las cuales la lucha de clase desapareció o se expresa en niveles muy bajos. Lo que no quiere decir que el partido pueda tener una vida autónoma, independiente de todo el contexto social circundante. En las pesadas fases contrarrevolucionarias es posible que las relaciones establecidas que les ligan queden rotas, que la clase sea derrotada por el adversario y que el partido quede literalmente anulado, pero ello no impide que las vanguardias continúen el esfuerzo de dar el mínimo de continuidad política y organizativa que la situación permita. No es el partido el que elige las condiciones en las cuales interviene, nace o desaparece, al contrario son las condiciones económicas y sociales las que definen los ritmos de la lucha de clase y la posibilidad de intervención del partido, que no puede eximirse de intentar ser el punto de referencia de la lucha de clase, sea cual sea el nivel de ésta. La tarea principal del partido en las luchas reivindicativas, además de impulsar las reivindicaciones a sus límites máximos, es la de darle un significado político a la lucha. En otros términos, estar en la lucha reivindicativa, o de defensa económica del proletariado, es la condición necesaria, inevitable, para intentar cambiar los contenidos de la lucha económica, tradeunionista, al nivel político. La lucha económica surge, produce lo que puede producir en el terreno reivindicativo, luego declina sin dejar trazas políticas si no hay la intervención del partido revolucionario, que tiene como tarea actuar para transformar cualquier lucha económica que sea, ganada o perdida, en un arsenal político a restituir en la lucha siguiente, a un nivel de conciencia de clase cada vez más elevado. En términos más explícitos, la prioridad del partido es la de hacer trascender la lucha de clase de su dominio natural, que es el de la reivindicación inmediata, al político. En caso contrario, las luchas, incluso si crecen desde un punto de vista organizativo, e incluso político en lo que concierne a la conciencia de la explotación y la necesidad de combatir al adversario de clase, seguirán permaneciendo en la envoltura reivindicativa, sin salir del marco económico que las produjo. En este sentido, la presencia del partido es absolutamente Fracción Interna de la CCI necesaria, además, evidentemente, de su papel de punto de referencia estratégico que guía el asalto revolucionario y elabora el programa comunista. A este respecto la formulación “la clase obrera, cuando inicia una lucha por la defensa de sus condiciones económicas inmediata, determina objetivamente la cuestión de la conciencia de su rol histórico” está abiertamente en antítesis con toda interpretación de la relación partido-clase en relación a la cuestión de la conciencia. Si fuera así, si con la sola cuestión económica, la clase por sí misma determinara mecánicamente la conciencia de su papel histórico, con lo que alcanzaría la táctica, la estrategia y, finalmente, el programa comunista, no habría necesidad de ningún partido, todo estaría delegado al movimiento de la clase y a la maduración autónoma hacia su papel histórico. De hecho, la verdad es al contrario, es el partido, su vanguardia la parte más consciente de ésta, el que opera el salto cualitativo, al buscar canalizar las luchas del cauce reivindicativo al político. La continuación de esta misma oración tampoco vale: “Éstas (las luchas reivindicativas) son las condiciones objetivas de la conciencia, de la experiencia que la clase acumula, del alejamiento de cierto número de obreros del caos de la ideología dominante y de la síntesis y teorización de esta experiencia que, en el curso de la historia de la clase y de sus luchas, hace surgir una expresión política del proletariado: expresión política que, en cierto nivel de desarrollo, se convierte en el partido de clase”. En este caso, en primer lugar, se atribuye a la clase lo que es el papel del partido, para enseguida hacer nacer al partido en fases históricas determinadas, caracterizadas por la independencia de la conciencia política de la clase misma. El partido es por supuesto el fruto histórico de una serie de luchas económicas, de síntesis y elaboraciones que provienen de la experiencia de la lucha de clase y que, una vez vueltas táctica y estrategia, retorna a la clase para orientarla en un sentido revolucionario, rompiendo la envoltura economista que le cubre, pero no nace después de que la clase en su conjunto ha terminado independientemente su recorrido de adquisición de la conciencia, ni nace con cada reanudación de la lucha de clase como el resultado lógico de un recorrido evolucionista ya trazado. Dicho esto, nos parece haber notado una contradicción entre lo que ustedes han formulado en el texto y lo que han propuesto oralmente, aunque puede ser una falsa impresión de nuestra parte, pero tendremos la ocasión de clarificar la cuestión en nuestro próximo encuentro. En tanto, pensamos que si nos hicieran llegar en forma escrita, al menos en esbozo, sus primeras consideraciones, ello facilitaría mucho la discusión específica en el marco del transcurso de la confrontación que hemos iniciado. Estamos todos de acuerdo (BIPR y FICCI) para decir que la cuestión partido-clase no es una cuestión académica, por el contrario: la claridad y el acuerdo sobre este elemento fundamental de la teoría-praxis comunista es una condición indispensable para este proceso de agregación de las fuerzas revolucionarias coherentes que deseamos apasionadamente. BIPR, octubre 2005 5 Boletín 33 INFORME SOBRE LA DISCUSIÓN Durante el encuentro con los camaradas del BIPR, a principios de noviembre, uno de los puntos del orden del día fue, evidentemente, la continuación de la discusión a partir del texto de los camaradas. Por nuestra parte, comenzamos por tomar posición sobre su contenido y señalar los puntos de acuerdo que teníamos con: – la conciencia comunista comprendida, no como una simple conciencia de ser explotada como clase obrera y de “tener que luchar para que la explotación cese”, sino como la “conciencia política del tiempo, los medios, las formas de lucha, la táctica, la estrategia y el programa político” para destruir al capitalismo e instaurar el comunismo; – “el partido no es algo exterior a la clase”; – “el partido nace en la clase, hace suyas todas las reivindicaciones de la lucha de clase, desde las mínimas, reivindicativas, hasta las estratégicas generales, hasta el programa político completo”; – “la relación es, pues, una relación dialéctica no entre una clase y un partido separado de ésta y que le lleva la conciencia desde el exterior, sino en el interior de esta clase misma...”; – “lo que no significa que la base del proletariado, en sus luchas, no pueda madurar en niveles de conciencia política”; – “el partido, como instrumento político de la clase, debe estar siempre presente y buscar ser, en todos los momentos de la lucha de clases, el punto de referencia política”; – “consideramos también como peligrosa la tesis que pregona la necesidad del partido solamente en las fases revolucionarias”; – en las fases contrarrevolucionarias y de retroceso histórico del proletariado, puede suceder que el partido desaparezca “pero ello no impide que las vanguardias continúen el esfuerzo de dar el mínimo de continuidad política y organizativa”; – en todas las circunstancias históricas, “el partido no puede eximirse de intentar ser el punto de referencia de la lucha de clase, sea cual sea el nivel de ésta”. Es, pues, a partir de esta base, que la discusión se desarrolló. En primer lugar, el conjunto de los participantes señaló que compartíamos la misma posición sobre el partido, lo que era algo fundamental. lucha siguiente, a un nivel de conciencia de clase cada vez más elevado.” Hemos señalado que podía aparecer una contradicción en Lenin, y por tanto en el BIPR que retoma la misma formulación, entre el hecho de considerar a la clase obrera como únicamente capaz de tener una conciencia solamente “tradeunionista” y la necesidad del partido “de elevar la conciencia”, como dice Lenin, en la clase obrera a una conciencia de clase. Para los camaradas del BIPR, decir que la característica fundamental de la clase obrera es no poder superar una conciencia “tradeunionista” no quiere decir que no pueda en la ocasión realizar grandes pasos adelante, es decir avances políticos. Es precisamente por ello que Lenin insistía en la necesidad de elevar la conciencia. Pero si la clase da pasos adelante “sin el partido”, ello significa que este último está retrasado o ausente. Es verdad que el partido, al no ser infalible, puede equivocarse y estar en retraso. ¿No fue tal el caso del partido bolchevique hasta el retorno de Lenin a Rusia? Pero también es cierto que esta situación expresaba una debilidad y que sin el partido bolchevique y su “reorientación” de abril de 1917, la revolución de octubre no habría podido tener lugar. ¿No fue tal el caso en Alemania, donde el partido estaba ausente (o casi)? Luego de clarificado este punto, nuestra fracción –que se reivindica de los combates políticos y organizativos llevados a cabo en los años 1970-80 por la CCI contra las tendencias consejistas que existían entonces en su interior- ha recordado que la CCI había conocido deslices de orden consejista ligados a las condiciones de su constitución. En particular, hubo tendencias a la conciliación, por no decir a la introducción, de la idea de que el partido no podía, y por tanto de cierta manera no debía, constituirse más que durante fases revolucionarias; o también que la conciencia comunista podía surgir sin el partido. Esta precisión fue la ocasión para recordarnos que el combate político contra el consejismo, el economismo de nuestros días, sigue siendo actual, como una cuestión permanente y central, en la medida en que constituye actualmente uno de los peligros principales que enfrentan los comunistas y el proletariado. ¿Conciencia desde el “exterior”? La discusión también precisó lo que el BIPR entendía cuando retomaba la formulación de Lenin sobre la conciencia “aportada desde el exterior”. Ya hemos visto que este “exterior” corresponde a “exterior a las luchas inmediatas” de la clase obrera. Para los camaradas, decir que el partido lleva la conciencia desde el exterior no significa que el partido sea exterior a la clase. Es una parte de ella. Según los camaradas, si no se toma en cuenta que la conciencia proviene del exterior de las luchas inmediatas, entonces se presupone que la clase como un todo puede desarrollar la conciencia. Y a partir de allí, ya no hay necesidad del partido. Si se toma el ejemplo ruso, es verdad que en febrero 1917, existía una memoria de la experiencia de 1905 en el interior de la clase obrera. Dicho esto, tal “memoria” estaba mucho más extendida precisamente entre las filas revolucionarias que entre las otras “partes” de la clase. ¿Conciencia “tradeunionista” [“sindicalista”]? Enseguida, el debate trató más particularmente sobre la cuestión de la conciencia. Nuestra fracción subrayó que la conciencia de clase se desarrolla esencialmente en y por el partido, en y por las organizaciones comunistas cuando el partido no existe. Hemos remarcado la afirmación del texto del BIPR, que es una de sus posiciones de siempre, según la cual “la lucha económica surge, produce lo que puede producir en el terreno reivindicativo, luego declina sin dejar trazas políticas si no hay la intervención del partido revolucionario, que tiene como tarea actuar para transformar cualquier lucha económica que sea, ganada o perdida, en un arsenal político a restituir en la Fracción Interna de la CCI 6 Boletín 33 Por nuestra parte, si bien no retomamos la formulación “exterior”, compartimos la esencia de la posición y el combate político que implica contra el consejismo. Estuvimos de acuerdo también en afirmar que actualmente, en particular debido a las campañas ideológicas tan fuertes de la burguesía contra el comunismo luego del fin de la URSS y debido, de una parte, al stalinismo, y de otra a la sofisticación de las armas ideológicas burguesas, la necesidad del partido era todavía más fuerte. entonces la cuestión de la constitución del partido en 1943 no se plantea. Por nuestra parte, tal como para el BIPR, la discusión de esta cuestión debe tomar en cuenta las condiciones reales, concretas, que existían en aquélla época: por una parte las condiciones de vida durante la guerra –represión, falta de información, de comunicación y vínculos- y por otra parte la necesidad de asumir las tareas de dirección política en un periodo y lugar en que, por una parte, la clase obrera tendía a resurgir sobre su terreno de clase, contra la guerra y, por otra parte, frente a una burguesía que trataba de arrastrar a los obreros al terreno del antifascismo en la “resistencia” y los “partisanos”. Como se puede notar, la discusión misma aportó elementos complementarios, adicionales de clarificación política en relación al texto de los camaradas del Buró. Entre estos elementos de clarificación, algunos corresponden a precisiones y puntos de acuerdo. Otros plantean otras interrogantes o divergencias. Entre los puntos de precisión y acuerdo, queremos subrayar tres: – la conciencia comunista se desarrolla fundamentalmente en y por el partido; – el proletariado puede en ocasiones expresar avances políticos, “por delante del partido”, pero entonces conviene mostrar que se trata de una situación “anormal” y de una situación de debilidad del partido, y por tanto de la clase, sobre todo si el partido es incapaz de corregir esta situación sino lograr retomar los avances por su cuenta y trazar todas las consecuencias políticas; – el esfuerzo de continuidad política y organizativa es un combate político permanente cualquiera que sea la situación histórica, incluso en una situación de contrarrevolución; y, como consecuencia, el combate permanente por el partido, cualquiera que sea el periodo y cualesquiera que sean las posibilidades y las formas concretas de su existencia, es una necesidad permanente. La discusión también ha permitido mostrar el acuerdo de nuestra fracción con la crítica que el BIPR hacía del pasaje citado de nuestro texto, pasaje que, tomado en sí, abre la puerta precisamente a lo que nuestra fracción rechaza, a saber la conciencia comunista comprendida como producto directo y mecánico de las luchas obreras. En efecto, en un texto de toma de posición de la fracción en relación al documento del BIPR, hemos planteado la idead de que la conciencia de clase es un proceso, una dinámica y, sobre todo, una práctica. De allí desprendíamos el hecho de que esta dinámica y práctica tiene a la clase en su conjunto como campo de expresión. De allí, a dejar pensar que la conciencia ve el día y tiene como origen a la clase como un todo –es decir a la clase sin el partido- no había más que un pequeño margen, que no tuvimos el cuidado de clarificar(5). Quedan todavía muchos puntos por clarificar. Por ejemplo, nuestra fracción piensa que la cuestión de la relación entre luchas económicas y luchas políticas, tal como la presenta Rosa Luxemburg en Huelga de masas, partido y sindicato Continuidad política y organizativa El conjunto de los participantes también insistió sobre la importancia del combate permanente para “mantener el partido” y para asegurar su continuidad política y organizativa. Incluso si ocurren momentos en que ésta no es ya posible momentáneamente. Esta cuestión, este combate por la existencia del partido, es un aspecto permanente de la actividad de los revolucionarios, cualquiera que sea el periodo y cualquiera que sean las condiciones en las cuales se lleva a cabo este combate. ¿“Identidad de clase? Hemos afirmado nuestro acuerdo con la posición que el BIPR ha presentado desde hace mucho tiempo sobre la cuestión de la “identidad de clase”: “Pero identidad de clase no quiere decir conciencia comunista (...) [aquélla] sigue siendo una forma de conciencia burguesa” (Revue Communiste 2, 1984); “de hecho, la sola identidad de clase puede ser compatible con una ideología reaccionaria. En ocasiones, los obreros más reaccionarios están entre los más conscientes de pertenecer a la clase obrera” (Revolutionary Perspectives 25, Conciencia de clase y organización política de la clase obrera). Esta cuestión es tanto más importante a destacar por cuanto la CCI, la nueva CCI oportunista, ha hecho su rollo, es decir su “consigna”, “recuperar la identidad de clase”, valedera para toda ocasión y tiempo. Y especialmente cuando los obreros están en huelga, es decir cuando precisamente afirman su identidad de clase en la lucha. ¿Constitución del partido al final de la segunda guerra mundial? Todos rechazamos la posición de Perrone-Vercesi en el interior de la fracción italiana que veía la desaparición del proletariado durante la guerra y que, en consecuencia, preconizaba la disolución de la fracción. Un camarada recordó que el camarada MC, viejo militante hoy desaparecido que estuvo en el origen de la constitución de la CCI, defendía la necesidad del partido y que, incluso, había planteado su adhesión al partido creado en 1943 en Italia, cuya continuidad orgánica actualmente es el BIPR. La crítica “histórica” de la CCI no es que el partido no debía constituirse (si bien sesenta años más tarde, es más fácil ver claro) en 1943 o 1945. La crítica se refiere a las condiciones de su constitución – confusión política, reagrupamiento apresurado y sin clarificación política. Los camaradas del BIPR precisaron que, si estamos de acuerdo en el hecho de que el partido debe esforzarse permanentemente por ser el punto de referencia política para la clase obrera, Fracción Interna de la CCI 5 La fracción tratará de expresar este punto con mayor claridad, profundizándolo primero en su seno, antes de volver al respecto públicamente. 7 Boletín 33 (1906), es ciertamente un punto que deberemos abordar con los camaradas para ver el grado de acuerdos y desacuerdos que podemos tener, con el fin de clarificar lo mejor posible esta cuestión... actual. De lo que estamos convencidos, y sin duda los camaradas del BIPR también, es que el texto de este último y los puntos de clarificación a los cuales su discusión ha dado lugar, son el marco, la base, de la continuación del proceso de confrontación política y de reagrupamiento. Y, por nuestra parte, estamos también totalmente convencidos de que esta clarificación no concierne solamente a nuestra fracción y al BIPR. Cierto, establece fundamentos comunes y refuerza los vínculos y la colaboración estrecha de nuestra fracción con el Buró. Pero ésta va mucho más allá. Se dirige y debe interpelar a todos los grupos políticos que se reclaman de la Izquierda comunista italiana. Se dirige a todos los militantes comunistas que desean inscribirse seriamente en la lucha histórica del proletariado, y en particular que quieren participar en el proceso de constitución del partido mundial del proletariado. Marca un momento, una etapa importante de este proceso en el plano teórico y político. La fracción interna de la CCI. Noviembre de 2005. *** Discusiones con el BIPR el 30 y 31 de julio de 2005 Este verano hubo, en Milán, dos días de discusiones fructíferas entre el BIPR y nuestra fracción (6) en los cuales abordamos aspectos importantes de la situación internacional, la cuestión de la decadencia del capitalismo, así como la cuestión del partido. No se ha notado, de ninguna de las dos partes, una actitud que consistiera en querer imponer sus puntos de vista o mantenerse fija en sus propias certezas; ha habido, por el contrario, la paciencia para escuchar al otro y responder de la manera más seria a su argumentación, respetando de esta manera el método y el espíritu que debe haber para futuras discusiones con miras a lograr un fortalecimiento aún mayor de las relaciones entre las organizaciones del medio comunista. Sobre la situación internacional, se subrayó la gravedad de ésta en lo que concierne a la preparación de la guerra generalizada por parte de la burguesía, incluyendo en esta dinámica la utilización que ésta hace actualmente del terrorismo. Así mismo, la tendencia a la formación de bloques que sigue acelerándose, con el polo alrededor de los EUA e Inglaterra por un lado y el acercamiento cada vez más estrecho de la pareja franco-alemana, de Rusia e incluso China del otro. Los actos terroristas se inscriben en esta tendencia hacia la agudización de las rivalidades imperialistas en el mundo capitalista en crisis mortal. A través de la multiplicación de maquiavélicas campañas antiterroristas, cada burguesía, sobre todo la de las grandes potencias, aprovecha para reforzar su aparato de Estado y para desencadenar campañas chovinistas, esencialmente dirigidas contra la clase obrera, al afirmar que el terrorismo viene del exterior y que hay que prepararse en los planos militar y represivo para hacerle frente, mientras que ella y sus consortes son los primeros responsables, si no es que los jefes. En el marco de esta preparación de la guerra generalizada, se ha señalado las grandes maniobras militares que se han desarrollado en varias partes últimamente, como medio de intimidación hacia los rivales. Así, por ejemplo, el enorme despliegue de fuerzas militares que los EUA han llevado a cabo frente a las costas de China, con ocho unidades de guerra, cada una incluyendo un portavión superarmado, para tratar de intimidar al gigante asiático el cual, lejos de desanimarse ha respondido: “en este momento tenemos la capacidad de destruir 5 de las 8 unidades desplegadas por los EUA, pero en diez años seremos capaces de destruirlas todas”. También se ha notado que hace algunos meses Rusia y China hicieron ejercicios militares comunes, que Japón mismo ha hecho sus propios ejercicios militares en su propio terreno con miras a prepararse frente al aumente de las tensiones en esa región en general, pero principalmente entre las dos Coreas. Después del análisis de la situación internacional sobre el aumento de las tensiones, hemos tenido la preocupación de la necesaria denuncia, por parte de las organizaciones comunista ante la clase obrera, de esta vía que quiere abrir la burguesía hacia la guerra generalizada. Sobre el punto de la decadencia hemos desarrollado una discusión muy fructífera especialmente porque el BIPR presentó a nuestra delegación un documento, elaborado en la víspera de la reunión que muestra el grado de seriedad con el cual este grupo en general considera el debate político entre comunistas. Ha habido globalmente un acuerdo general sobre la mayor parte de los puntos, sobre todo sobre la caracterización del periodo, sobre su apertura al inicio del siglo veinte con la primera guerra mundial como manifestación esencial. Otros puntos quedaron pendientes de profundización. Sobre la cuestión del partido, hubo numerosos e importantes puntos de acuerdo, tal como el de la necesidad vital del partido, de la organización política de la clase obrera; acuerdo sobre el hecho de que este organismo no es automático y no surge espontáneamente al “calor” de las luchas. Ha habido también un pleno acuerdo sobre el hecho de que todas las fuerzas comunistas actuales deben canalizar sus esfuerzos para favorecer la aparición del partido antes de la oleada revolucionaria; así, el BIPR no se considera como el partido actualmente sino que está por su formación y concentra sus esfuerzos en ello. Uno de los puntos que queda por profundizar es la cuestión de la experiencia de la fundación del partido en Italia en 1943-45, así como la experiencia de Bilan. Todo contacto, toda relación que se mantiene actualmente entre grupos del campo proletario en la óptica de clarificar puntos políticos es de una importancia vital para nuestra clase, tanto más por cuanto uno de los protagonistas constituye actualmente el único polo serio de reagrupamiento a escala internacional. Decimos esto por razones evidentes, en relación a la CCI que, en tanto que organización ha entrado en una deriva política y organizativa desde 2001, de la cual no parece 6 . Este encuentro en Milán entre el BIPR y una delegación de nuestra fracción con ocasión del viaje a Europa de nuestros camaradas de México fue evocado en la presentación del boletín 32. Fracción Interna de la CCI 8 Boletín 33 salir; por el contrario, parece hundirse cada vez más en el abandono de la herencia política de los movimientos pasados y del legado de las organizaciones revolucionarias anteriores. Hasta 2001, se podía considerar que solamente quedaban dos polos de reagrupamiento que se expresaban a través de sus posiciones y una tradición política histórica basada en la herencia revolucionaria del pasado, a saber la Corriente comunista internacional (CCI) y el Buró internacional por el partido revolucionario (BIPR); desafortunadamente la crisis que ha estallado en este periodo, y el hundimiento político y organizativo que le ha seguido, en la CCI no dejan ya más que un polo de referencia y reagrupamiento válido para los revolucionarios, el BIPR. La deriva de la CCI no le afecta únicamente en el plano organizativo, sino a diversos niveles. De entrada, ha dejado de ser un polo de referencia para las pequeñas fuerzas comunistas que surgen en diversas partes del mundo y para quienes las crean; juega cada vez más un papel de polo de confusión y desorientación que tiende finalmente a conducir a todas las “nuevas energías que surgen” a la nada. Su política de “el que no está conmigo merece desaparecer” o de la “tierra quemada” le conduce inmediatamente a desarrollar una política destructiva, hecha de manipulaciones y calumnias contra las diferentes partes que constituyen actualmente el campo proletario serio, incluidos los que buscan unírsele. A los ataques redoblados que sufren actualmente por parte de la CCI de los “liquidadores”, los grupos y elementos comunistas serios, lejos de desanimarlos o confundirlos, responder reforzando sus lazos y las discusiones entre ellos como medio de reforzar y clarificar las posiciones en el interés del proletariado. Para concluir, afirmamos que nuestra fracción tiene la convicción y determinación necesarias para impulsar y participar en este tipo de encuentros y debates entre las verdaderas fuerzas comunistas internacionalistas que existen actualmente y que inscriben su actividad en la perspectiva de la fundación del partido. Sobre este camino, el BIPR tiene actualmente, según nosotros, una gran responsabilidad sobre sus espaldas. Septiembre 2005. *** SITUACIÓN INTERNACIONAL Intervención de la fracción en una situación social en movimiento Durante los dos meses anteriores, nuestra fracción ha intervenido en varias ocasiones, en el seno de nuestra clase, mediante la distribución de un volante de llamado a desarrollar las luchas obreras, y de una toma de posición sobre el significado de los acontecimientos sociales en los suburbios de las grandes ciudades francesas. Hemos considerado que, en un contexto general de reanudación de las luchas proletarias, a partir de 2001, después de un largo periodo de retroceso, este otoño ha sido marcado, en Francia particularmente, por un impulso de cólera y combatividad importante en el seno de la clase obrera contra la degradación acelerada e insoportable de sus condiciones de vida. Un primer volante, fechado 16 de octubre, respondía a cierto número de luchas obreras que, especialmente en Francia luego de la “jornada nacional de acción” del 4 de octubre no habían sido sofocadas ni conducidas al atolladero, a lo que esas “jornadas de acción” conducen en general. La cólera obrera se mostraba, los motivos de esta cólera eran a la vez palpables y concernían a una proporción cada vez más importante de obreros y sectores de producción. Se presentaba a los obreros la ocasión para emprender la lucha en masa. Nuestro volante se titula “Multipliquemos y unamos nuestras luchas”. El segundo documento sobre los “disturbios” en los suburbios fue distribuido en forma de volante a partir del 10 de noviembre. Se trataba para nuestra fracción de dar un análisis sobre estas revueltas en el marco marxista, resaltando en primer lugar que son la manifestación patente de la quiebra del sistema, el capitalismo, que las engendra, del atolladero en el cual éste mete a los hijos de los proletarios, así como hace cada vez más insoportable la suerte de sus padres mal Fracción Interna de la CCI pagados, sometidos a condiciones de trabajo cada vez más duras o, simplemente, al desempleo, a las condiciones precarias, al subempleo, etc. Para nosotros, la revuelta de los jóvenes proletarios en los suburbios no expresa desafortunadamente más que un odio impotente al cual solamente el desarrollo de las luchas obreras, especialmente en las empresas, puede abrir perspectivas positivas. I Las condiciones de la reanudación obrera y sus obstáculos El proceso de desarrollo de la lucha de clase no es lineal. Si bien las condiciones objetivas (económicas, sociales, políticas, etc.) definen un contexto general de relación de fuerzas entre las clases, en ocasiones suceden, en periodos cortos, oportunidades que la clase obrera logra aprovechar para impulsar su lucha. Es así como, en el contexto de reanudación global en el cual estamos desde hace algunos años, se abrió una brecha este otoño a nivel internacional y especialmente en Francia, haciendo posible un impulso significativo del combate proletario. Por no citar más que los ejemplos más recientes se puede señalar que: - En Portugal, 20,000 personas se manifiestan en las calles de Lisboa y Porto el 10 de noviembre contra las restricciones presupuestarias; - En Bélgica, los obreros expresan su rechazo a la instauración del sistema de retiros. En dos ocasiones, el 7 y el 28 de octubre, una huelga general bloqueó las empresas, transportes 9 Boletín 33 públicos y reunió masivamente en las calles a los trabajadores de los sectores público y privado, a los trabajadores precarios, etc. - En Alemania, los empleados de varias clínicas universitarias iniciaron una huelga indefinida a principios de octubre por un aumento de salario y contra la perspectiva de un alargamiento de la jornada de trabajo. Esta serie de huelgas se inscribe en una fase de reanudación obrera más general que abarca a todos los continentes, a todos los países: India, China, Argentina, Rusia, Suecia, América del Norte, e incluso Israel y la Banda de Gaza. Las informaciones sobre estas luchas son, por lo menos, “discretas” por parte de los medios de difusión burgueses. De hecho, es esencialmente a una verdadera empresa consciente de censura lo que tiene lugar. La clase dominante guarda silencio las reacciones obreras y el hecho de que, en cualquier parte del mundo en que se manifiestan, las causas y reivindicaciones son del mismo tipo, van en el mismo sentido: defensa de las condiciones de trabajo y salario, rechazo a las medidas que prolongan la duración del trabajo y retardan cada vez más la edad del retiro, disminución de los efectivos y aumento de la carga de trabajo para los que lo mantienen, precarización general de las condiciones de vida y trabajo, etc. Esta concordancia en las reivindicaciones corresponde a la uniformización de las condiciones obreras por todo el mundo. Y la burguesía debe, para asegurar la perpetuación de su dominación, ocultar este rasamiento de las condiciones y las expresiones de su comprensión en las filas obreras que podrían desembocar en una dinámica de generalización y unificación de las luchas obreras. Y cuando ya no es posible ocultar las reacciones proletarias, las dos armas que utiliza la burguesía –además del trabajo de sabotaje clásico y habitual de los sindicatos- consiste, por una parte, en tratar de provocar el rechazo a la lucha al máximo de obreros caricaturizando y denigrando a las que están en curso, y por otra parte, lo que es más nuevo, amenazando o utilizando la fuerza bruta. Es lo que se ha podido constatar en Francia recientemente. La denigración: Las presentaciones públicas de ministros y políticos burgueses que desarrollan una avalancha de discursos de desprecio e insulto hacia los trabajadores en lucha, están en primera plana de todos los medios de información como nunca antes. Los obreros son comparados con “tomadores de rehenes”, si no es que “terroristas”. Y las huelgas son declaradas “injustificadas y fundamentalmente peligrosas”(7). La fuerza bruta y la amenaza: La amenaza de una represión individual a los obreros que persistieran en la huelga fue agitada varias ocasiones para poner fin a la huelga. La huelga de los tranviarios de la RTM en Marsella fue decretada “ilegal” por las instituciones judiciales luego de 32 días; los huelguistas recalcitrantes se exponen a tener que pagar una multa de 10,000 euros. En los aeropuertos de París es... el antiterrorismo el que viene en ayuda de la dirección de la empresa CBS: luego de seis días de huelga, hizo intervenir a la subprefectura local “para restablecer el orden público y tomando en cuenta la urgencia” ligada “al contexto del plan Vigipirata”, se estableció una “orden de requisición”. Los 800 empleados de la empresa, en huelga al 100% en ese momento, tuvieron que volver a sus puestos de trabajo bajo la amenaza de sanciones ejemplares (6 meses de arresto y 10,000 euros de multa). El sabotaje sindical y, de cierto modo, el “silencio de los medios” a propósito de las luchas no son hechos nuevos, si bien la utilización que se hace de esto actualmente es mucho más sistemática. En cambio, el hecho de que la burguesía recurra de manera intensiva a la denigración y ahora a los medios de fuerza, es significativo de la situación a la cual está confrontada. Como lo hemos dicho en nuestro boletín, la clase dominante debe a la vez orientarse hacia la guerra generalizada (bipolarización, etc.) y a la vez imponer una miseria creciente a la clase obrera. Tiene, ante esta última, cada vez menos margen de maniobra y debe “actuar mediante la fuerza” si es necesario. Es lo que caracteriza a la situación en la cual hemos entrado desde hace algunos años; y la clase obrera, a través de sus luchas desde 2001, ha comenzado a oponerse directamente a estos planes de la burguesía. Sin tomar conciencia aún de la importancia crucial de lo que está en juego. Es sobre este plano que el papel de algunas minorías comunistas toma todo su sentido, toda su importancia. II La intervención de los revolucionarios En la situación presente, en la fase de reanudación que se confirma, la primera responsabilidad de los comunistas es de entrada trabajar por la clarificación política y el reagrupamiento de sus fuerzas, en el combate contra las derivas oportunistas que amenazan. Esto no significa que puedan dispensarse de una intervención “directa” en el seno de su clase cuando la situación lo exige y sus fuerzas lo permiten. Es una obviedad decir que las tareas y el papel de los revolucionarios consisten esencialmente en estar al frente de su clase, “ser su parte más consciente”, como decía Marx en el Manifiesto del partido comunista. Con estos dos volantes, nuestra fracción se esfuerza por aprovechar la brecha abierta en el frente social para llamar a extender y generalizar las luchas obrera y destacar lo que verdaderamente se halla en juego en la situación, más allá de las reacciones inmediatas contra las condiciones de vida, trabajo y salario en un caso; más allá de las explosiones de cólera impotentes de jóvenes obreros condenados a la nada social por la burguesía, en el otro caso. En particular, nuestro llamado a la “multiplicación de las luchas” se justifica igualmente, a nuestros ojos, por el hecho de que, durante este periodo (necesariamente corto), nuestra clase, por este medio tiene, además, la posibilidad de desbaratar los planes de la burguesía que hemos evocado más arriba: 7 . R. Muselier, adjunto a la administración de la ciudad de Marsella, entrevistado en un canal de la TV francesa el 10 de octubre durante los conflictos de ferrocarriles, transportes y muelles en esta ciudad, como portavoz de toda la burguesía declaraba: “Todo esto es un drama absoluto. A causa de los ferrocarriles, Marsella se pone en huelga... y por porosidad tenemos un efecto dominó en conflictos que no tienen absolutamente nada que ver unos con otros, donde quedamos atrapados como rehenes, donde los marselleses quedan atrapados como rehenes... estas huelgas son injustificadas y fundamentalmente peligrosas.” Fracción Interna de la CCI 10 Boletín 33 - Haría saltar así la capa de silencio que se pone sobre la mayor parte de las luchas obreras que existen ya y que no son conocidas por el conjunto de la clase. - Rechazaría el dejarse intimidar o desmoralizar por las mentiras y otras tentativas de desacreditar la lucha obrera, así como por la represión o su amenaza. Además del trabajo de sabotaje permanente que hacen sobre el terreno los sindicatos, y que se traduce sobre todo en el aislamiento fatal de cada lucha, con la censura y la deformación constante de la realidad, la clase dominante hace todo lo posible para que las expresiones de combatividad que existen no sirvan como ejemplo para todos los obreros, que no se extiendan como mancha de aceita; en suma, hace todo lo posible para que las lucha no se multipliquen ni se unifiquen. Mediante estas intervenciones en el seno de nuestra clase, tenemos la certeza de que nuestra fracción asume plenamente sus responsabilidades de organización política del proletariado. Nuestra tarea de comunistas consiste, de entrada y ante todo, en trazar perspectivas para su combate histórico; pero esto no debe, en ningún caso, llevarnos a subestimar y dejar de lado sus luchas “económicas” cotidianas por la defensa de sus intereses inmediatos. En este sentido, debemos ser capaces de dar a los obreros perspectivas concretas y realizables. Sin embargo, en nuestra participación en cada movimiento de nuestra clase, debemos orientar sus expresiones de cólera hacia el único objetivo concreto y realista, la lucha sin compromiso contra un sistema capitalista que no ofrece, por él mismo, otras perspectivas que mayor miseria y la guerra generalizada, para terminar. Es en respuesta a estas exigencias que nuestra fracción, presente en las diferentes manifestaciones desde el 4 de octubre y en las puertas de algunas empresas, ha intervenido en numerosas ocasiones mediante volantes tanto en Francia como en México. Noviembre 2005. Contra la miseria creciente que nos impone la burguesía MULTIPLIQUEMOS Y UNAMOS NUESTRAS LUCHAS Por todas partes, sin cesar, llueven los ataques antiobreros, ataques que los capitalistas y sus esbirros políticos y mediáticos – con la “comprensión”, por no decir la complicidad activa de los sindicatos- presentan como “indispensables, “inevitables”, e incluso “en el interés de los obreros”. Estas últimas semanas, en Europa –el corazón del capitalismo- se han expresado reacciones obreras cada vez más numerosas, las cuales muestran claramente un poderoso ascenso de la cólera y combatividad en el interior de nuestra clase. En Europa, - La primera huelga general desde hace 12 años, el 7 de octubre, bloqueó toda Bélgica y movilizó masivamente a los trabajadores contra el proyecto gubernamental de reforma a la seguridad social y los retiros. En esta huelga participó activamente tanto el sector público (transportes, maestros, hospitales…) como empresas privadas (Ford de Genk, Volkswagen de Bruselas, las varias siderúrgicas de Arcelor…). - En Alemania, por primera vez en los hospitales, millares de asalariados de las cuatro clínicas universitarias del Baden Wurtenberg se han lanzado a la huelga indefinida el 5 de octubre, por aumentos de salario y el mantenimiento de los horarios de trabajo de 38 horas y media contra las 40 que los patrones intentan reintroducir. En Berlín, el mismo día, los asalariados de la fábrica de electrodomésticos AEG estaban en lucha contra el cierre de la empresa (1,750 empleos suprimidos). Estas luchas ni siquiera son mencionadas en los medios de difusión, “ocupados” en dar cuenta del circo electoral. - En Francia, después de la jornada de acción sindical del 4 de octubre, marcada por manifestaciones que agrupaban a fuertes delegaciones de trabajadores del sector público y privado (British Airways, Aeropuertos de París, Renault, Citroen…), se desencadenaron huelgas en varias empresas del país: -Está por supuesto el largo conflicto “mediatizado” de la SNCM; - pero no hay que olvidar el de los trabajadores del puerto de Marsella, así como el de los tranviarios que entraron en lucha el 4 de octubre contra la amenaza de supresiones de empleo resultante de una reestructuración de la empresa. - En Nancy, los trabajadores de los transportes públicos tomaron el mismo camino el 5 de octubre, reivindicando un aumento de salario del 8% desde 2005. El 12 de octubre, en el noveno día de huelga, casi 77% de los conductores y 50% del personal total continuaban la lucha. - En los Correos, la tensión está al máximo grado, en los centro de clasificación de la región parisina, ante una tentativa de la dirección de someter a los trabajadores a ritmos de trabajo insostenibles. En la noche del 10 de octubre tuvo lugar un paro de labores en el centro de clasificación de Gonesse luego de una reunión de información de la CGT. Este paro se convirtió en una huelga que duró 3 días, con una participación del 75 a 80% de huelguistas. - A lo anterior hay que añadir, entro otros, la lucha que llevaron a cabo la casi totalidad de los 800 trabajadores de la CBS en los aeropuertos de París, que volvieron al trabajo luego de seis días de huelga y bajo la amenaza de sanciones sin precedente (6 meses de prisión y 10,000 euros de multa). Todas las fuerzas burguesas (gobierno, políticos, medios de difusión, sindicatos) están unidos para imponer, hasta donde puedan, una censura sobre la mayor parte de las luchas. Y cuando no lo logran, desarrollan sistemáticamente las peores mentiras acerca de ellas para desacreditarlas. Fracción Interna de la CCI 11 Boletín 33 El objetivo de esta hipócrita política es, evidentemente, hacer todo lo posible para impedir que continúe desarrollándose esta “marea ascendente”: Se hace el silencio sobre la mayor parte de los focos de luchas obreras para evitar “echar gasolina al fuego”, para evitar que sirva de ejemplo e impulso a todos los obreros que todavía se muestran vacilantes; y se deforma a propósito la realidad de las luchas más “visibles” para que las masas obreras las rechacen, para disuadirlas de que a su vez expresen su combatividad, y con ello, su solidaridad activa con las que ya están luchando. OBREROS, Estamos descontentos, y tenemos mil razones para estarlo. El capitalismo, que está en quiebra, y que tiene dificultades para camuflajearse detrás de la “democracia burguesa” y del “liberalismo”, ya sea “salvaje” o “social”, no deja de golpear, sin descanso, y frecuentemente hasta con arrogancia, nuestras condiciones de vida, de trabajo, nuestros empleos, nuestros salarios, nuestras pensiones de retiro, nuestra salud, la educación y porvenir de nuestros hijos… Ya que esta vida miserable que nos impone la burguesía es más que nunca insoportable, ya que esta clase bárbara, cínica y desvergonzada solamente nos ofrece una situación aún peor, ya es tiempo, para la mayoría de nosotros, de expresar abiertamente nuestra cólera mediante la lucha. OPONGAMOS EL FRENTE SOCIAL MÁS AMPLIO A LA BURGUESÍA, - Si queremos, por un lado, hacer saltar la capa de silencio y mentiras que nos impone con el evidente fin de debilitar nuestro legítimo combate, - si queremos, por otro lado, deshacer sus políticas criminales que son en todas partes las mismas, y que solamente defienden a sus intereses. No olvidemos nunca que nuestros intereses de proletarios y los de esta clase dominante, contrariamente a lo que su propaganda actual nos asesta, no solamente no tienen nada en común, sino que sobre todo son totalmente opuestos. La ”buena marcha” de las empresas y los “buenos negocios” de los capitalistas se logran siempre a nuestras expensas y al precio de nuestra miseria. ¿CÓMO LUCHAR? ¡TODOS Y JUNTOS! TODOS, significa: - En todas partes, en las empresas, en las administraciones, en el sector público, en el privado, cuando caigan las medidas antiobreras; - masivamente, para imponer la fuerza de nuestro número; - participar, lo más numerosamente posible, en las manifestaciones (que son, por el momento, convocadas por los sindicatos) incluso cuando no se está en huelga, y no dudar en reagruparse con los contingentes para imponer la generalización, la extensión y la unidad de la lucha a todos los sectores, como se hizo durante las huelgas de la primavera de 2003 a iniciativa de los maestros. JUNTOS, significa: - unirse por encima de las divisiones de sector, empresa, fábrica, corporación, etc.; - unirse a partir de nuestros intereses fundamentales y que nos son comunes (salarios, contra las supresiones de empleos, los despidos…). Pero, para ello, DEBEMOS CONTAR ÚNICAMENTE CON NUESTRAS PROPIAS FUERZAS, -que son inmensas- para apropiarnos de nuestras propias luchas mediante comités de huelga elegidos y revocables por nuestras asambleas generales, con el fin de organizarlas y extenderlas mediante delegaciones masivas que vayan a otros focos de lucha de los alrededores. El único responsables de la acelerada degradación de nuestras condiciones de vida es el capitalismo, así como es el único responsable de la multiplicación de las calamidades “humanitarias” (hambrunas, epidemias, destrucciones supuestamente “naturales”…), de las mortíferas guerras que están proliferando y sembrando la muerte y desolación por todo el planeta. Es la burguesía –la clase portadora y única beneficiaria de este bárbaro sistema-, especialmente la de las grandes potencias, la que nos quiere hacer creer en sus cruzadas amañadas por la “victoria de la democracia en el mundo”, y en sus hipócritas campañas humanitarias por “la solidaridad de los ricos con los pobres” y que, al mismo tiempo, rechaza odiosamente y sin piedad a las masas de miserables que huyen del horror y la muerte en sus países. Es la que fomenta, atiza, mantiene y multiplica los focos de guerras y que, sobre todo a partir de septiembre de 2001, ha inscrito en sus planes la perspectiva de una tercera guerra mundial, única “solución” a la crisis mortal de su sistema. Es un sistema y una clase que la historia ya ha condenado y que hay que derrumbar, mediante la revolución proletaria, antes de que destruyan al planeta entero. OBREROS, Solamente nuestra clase tiene la capacidad de dar otra perspectiva a la humanidad. Pero para ello, comencemos desde ahora el combate y defendamos con uñas y dientes nuestros intereses de clase dura y cotidianamente atacados, y levantemos nuestras luchas todos juntos. Fracción Interna de la CCI 12 Boletín 33 Octubre 16, 2005 Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional La violencia en los suburbios es una expresión de la quiebra histórica del capitalismo Sólo la clase obrera puede destruir al capitalismo La violencia que azota los suburbios de las ciudades francesas es una nueva expresión de la quiebra del capitalismo y del carácter de clase del Estado burgués. Si bien surgió a partir de la muerte de unos jóvenes que volvían de un partido de fútbol en el suburbio de Clichy sous Bois quienes, aterrorizados por los métodos habituales y cotidianos de la policía, querían escapar a uno más de los “controles de identificación” forzosos, tal violencia era –tarde o temprano- inevitable, previsible, e incluso “prevista” debido a la situación de miseria y desesperanza que existen en esos barrios pobres y obreros. ¿La inseguridad? ¡Es la inseguridad provocada por la clase capitalista! El capitalismo se muestra incapaz de integrar en su modo de producción a un número creciente de hijos de familias obreras (frecuentemente estas mismas afectadas desde hace décadas por el desempleo y la precariedad). Esos hijos de obreros, sin otra perspectiva que la desocupación, la miseria, caen –los más frágiles de ellos- en la violencia gratuita, en el tráfico y la delincuencia. En cuanto a los otros, la gran mayoría, que no ceden del todo a la desesperanza, la única perspectiva es la misma que la de sus padres: la “precariedad”, los pequeños empleos, la arrogancia y la dictadura de los pequeños jefes y patrones por salarios de miseria y la amenaza constante de despido. Todo esto en condiciones de vida, alojamiento, transporte, vivienda, cada vez más insalubres e insoportables. La verdadera “inseguridad de los suburbios”, es la inseguridad de las condiciones de vida impuestas por el capitalismo. La inseguridad es el capitalismo. ¿La violencia? ¡Es la violencia de la clase capitalista! La única respuesta de la burguesía y su Estado a esta situación de miseria y desesperanza es la represión. La represión contra los incendiarios y los lanzadores de piedras, pero también la represión contra esos barrios y su población. Igual que la burguesía estadounidense, después del huracán Katrina había primero y ante todo ordenado disparar sobre la población pobre de Nueva Orleans que estaba hambrienta, la burguesía francesa declara el estado de alerta e instaura el toque de queda. Esto quiere decir: presencia policíaca masiva, detenciones a lo ciego, condenas a penas de prisión “urgentes”, “para dar el ejemplo”, derecho de investigación policíaca a todas horas en los domicilios, etc... Es un verdadero lenguaje de guerra civil el que emplea la burguesía. Tal como Bush y la burguesía estadounidense utilizó los helicópteros para ametrallar a civiles, Chirac y la burguesía francesa hacen que los helicópteros hagan ronda toda la noche ensordeciendo y encegueciendo los inmuebles de las ciudades para crear as í un clima de guerra y terror acrecentado. De paso, hay que notar que es una nueva ocasión para la burguesía, después de las medidas antiterroristas, para “acostumbrar” a la población a las medidas guerreras y al estado de sitio. Para quien conoce la cotidiana actitud agresiva, insultante, altanera, provocadora de la policía, es decir en una situación “normal”, de “calma”, en particular en los suburbios obreros, es fácil comprender lo que significa concretamente, para la población obrera de esos barrios, “el estado de alerta”, el toque de queda y el despliegue masivo de las fuerzas de la policía. La “violencia” de los suburbios, es en primer lugar la violencia del Estado burgués. ¿Los incendio en las ciudades? Ninguna esperanza, ninguna perspectiva La minoría de “jóvenes” que incendian los automóviles y las escuelas son hijos de obreros. Tal como sus amigos y compañeros de escuela. Sus vecinos pertenecen prácticamente a la misma clase social, a la clase obrera. Todos, sea cual sea su origen o “creencia religiosa”, forman parte de una misma clase. Y sin embargo, atacan y destruyen esencialmente sus propios barrios, ya de por sí deteriorados, los autos de sus vecinos, las escuelas y gimnasios a los cuales han ido o siguen yendo. Y a veces incluso, algunos atacan físicamente a los individuos, padres, amigos, vecinos, lo que llega incluso a provocar la muerte. Esta violencia es tanto más ciega por cuanto se ejerce principalmente, directa o indirectamente, contra los vecinos y padres, o también contra los conductores de autobús, maestros, bomberos, etc... Es decir contra los suyos. Esta violencia, que da la espalda a una lucha organizada y colectiva contra el verdadero responsable de la miseria y de la desesperanza, es decir el capitalismo y la clase social que domina esta sociedad por medio del Estado, no tiene esperanza ni perspectiva. Peor aún, da el pretexto para imponer una presencia policíaca aún más importante, en nombre de la seguridad de los “ciudadanos”, y un control aún más fuerte de la población. Contrariamente a lo que algunos podrían creer, la “revuelta”, cuando hay realmente “revuelta”, tal como se expresa ahora, solamente sirve finalmente al Estado burgués y al capitalismo. El conjunto de trabajadores asalariados, obreros, empleados, desempleados son afectados y golpeados por las destrucciones materiales provocadas, por la presencia policíaca acrecentada, por las exageraciones y los comentarios de desprecio de los medios, por el clima de violencia y desconfianza, por no decir de terror, que se instala en esos barrios. Todos rechazan estos actos Fracción Interna de la CCI 13 Boletín 33 de violencia gratuita y ciega. Muchos rechazan también la presencia masiva de la policía y el “estado de alerta”. Todos se sienten atrapados entre el temor creciente de las bandas en los barrios que ejercen en ocasiones un verdadero terror, y el terror ejercido por la policía y el Estado. Deben rechazar dejarse encerrar en la falsa alternativa, o dejar hacer, o la represión policíaca. El capitalismo y su Estado son incapaces de responder a la miseria y la desesperanza. En realidad viven de ellas. ¿Quién puede destruir al capitalismo ? ¿Cómo hacerlo? Estos acontecimientos dramáticos expresan la ausencia de “perspectivas”, se dice por todas partes. Pero ¿quién puede ofrecer una perspectiva real, realista, y portadora de esperanza? Ciertamente, no el capitalismo. Ciertamente, no el Estado burgués. Ciertamente, no las fuerzas políticas, ni de derecha ni de izquierda, que forman parte de un modo u otro de este Estado. Solamente las luchas de la clase obrera, las que resisten a los diferentes ataques del capitalismo, son el camino para oponerse realmente al capitalismo. Solamente su desarrollo y su extensión puede ofrecer una perspectiva, la única realista, la de un enfrentamiento generalizado eficaz contra el Estado burgués. Solamente la lucha de clase, clase contra clase, puede destruir al capitalismo e instaurar una nueva sociedad en la cual la miseria, la guerra, la explotación, y finalmente la división en clases sociales desaparezcan. Esta sociedad del único futuro posible es la sociedad comunista. ¿Qué hacer ahora? Ahora, en esta situación de huelgas y “tensiones sociales”, una gran parte de los obreros, jóvenes y padres, una gran parte de la población de esos barrios, ha comenzado a debatir estas cuestiones y a discutir con los “jóvenes”. Hay que desarrollar estas reuniones, estas discusiones, y organizarse para volverlas lugares abiertos, a la vez de debates y propuestas concretas sociales y “políticas”, para sacar al mayor número posible de “jóvenes” del callejón sin salida destructivo y mortal en el cual se han metido. Al mismo tiempo, estos últimos meses ha habido huelgas y manifestaciones obreras( 8). En particular en los transportes urbanos como en Marsella, y más recientemente en Nancy, Burdeos, etc... pero también en numerosas empresas del sector privado y público, contra los despidos o por aumentos de salario. Igualmente, manifestaciones de desempleados, si bien ampliamente controladas por los partidos de izquierda del capital y los sindicatos, se han llevado a cabo. Es en la multiplicación de estos combates y en su reunión, su unificación, que los sentimientos de revuelta de los hijos de los obreros, así como de sus padres, deben poder expresarse eficazmente. En relación con estos combates, los obreros deben tomar a cargo las cuestiones y los problemas ligados a las dificultades y la miseria de la vida en los suburbios obreros; tanto a nivel concreto, inmediato, proponiendo reivindicaciones “de barrio”, como a nivel general e histórico denunciando al responsable de estas condiciones de vida, es decir al capitalismo. Corresponde al conjunto de la clase obrera, mediante el desarrollo de las luchas reivindicativas, a los asalariados, a los desempleados, pero también planteando reivindicaciones concretas, condiciones de alojamiento, transporte, escuela, el presentar al conjunto de la sociedad una perspectiva de lucha colectiva contra el capitalismo. La afirmación y el desarrollo de esas luchas a la vez de “apagar” la violencia gratuita y ciega, es la verdadera respuesta contra el capitalismo porque, aunque no sean suficientes como tales, llevan con ellas “la hidra de la revolución”, como decía Lenin. Corresponde a los comunistas, a los revolucionarios, y a los obreros más conscientes y combativos, el “ganar” al conjunto de la clase obrera para este combate, en particular a las nuevas generaciones de “jóvenes” obreros. Es la única vía frente al capitalismo y su Estado. No hay de otra. Noviembre 10, 2005 Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional 8 Ver nuestro volante Contra la miseria creciente que nos impone la burguesía, multipliquemos y unamos nuestras luchas, en nuestro sitio web. Fracción Interna de la CCI 14 Boletín 33 COMBATIR AL OPORTUNISMO Reproducimos aquí nuestra denuncia del más reciente acto de represión física de la CCI contra nuestra Fracción. Aunque fue incapaz de movilizar ni siquiera a un militante para que difundiera su prensa y su toma de posición sobre los sucesos de los suburbios durante las diferentes manifestaciones en París y en su periferia durante este período; la CCI sí logró, una vez más, convocar de provincia y Europa a una veintena de militantes que nos esperaba para intimidarnos e impedirnos intervenir políticamente en su reunión supuestamente pública en París. Notemos de paso que, nuevamente, es liquidado uno de los principios de base de la CCI: “ninguna violencia en el interior de la clase obrera”. Luego de nuestra denuncia, recibimos algunas reacciones de solidaridad e indignación. En éstas hemos notado dos cuestiones políticas planteadas por quienes nos envían correspondencia. La primera, critica, o por lo menos no comprende, nuestra orientación ante la CCI: “la actitud de gángsteres de los militantes de la CCI demuestra que las posibilidades de reconducirlos hacia una vía comunista están casi liquidadas”; “Ustedes destinan una energía exagerada para “reenderezar” a un grupo que no tiene de comunista más que el nombre, que utiliza (...) la represión stalinista. ¡Es una lástima!”. Ya hemos respondido a esta cuestión y continuamos manteniendo que la CCI oportunista sigue estando en el campo proletario a pesar de todas sus derivas y traiciones. Como consecuencia, y apoyándonos especialmente en el ejemplo de las Izquierdas de la IC y de los PC durante los años 1920-30, seguimos pensando que, a pesar de nuestra escandalosa exclusión por los “liquidadores” que dirigen actualmente a la CCI, nuestra fracción forma parte de esta organización (incluso actualmente es su única verdadera y auténtica expresión) y que todavía debe llevar a cabo un combate con miras a su “enderezamiento”, por difícil que sea. Y seguimos afirmando que el conjunto de las fuerzas comunistas actuales, no solamente no deben desinteresarse, sino que deben llevar a cabo un combate determinado contra el oportunismo bajo todas sus formas y manifestaciones, y por tanto contra el de esta organización, como lo han hecho siempre las organizaciones y las grandes figuras revolucionarias del pasado. Hemos recibido también otro tipo de cuestionamiento, al cual queremos responder aquí. ¿Qué actitud política y militante se debe adoptar frente a tal situación de violencia e intimidación? Publicamos, pues, uno de estos correos sobre esta cuestión, seguido de una respuesta por nuestra parte. Aplicación del estado de alerta contra nuestra fracción ¡La CCI nos prohíbe la calle y quiere imponernos el toque de queda! Sábado 12 de Noviembre en París, mientras que el estado de alerta era declarado en los suburbios, la CCI aplicaba el toque de queda contra nuestros militantes que iban a su reunión pública a difundir nuestra toma de posición sobre los disturbios. Fueron recibidos por una milicia de fortachones a la salida de una de las estaciones del metro cercana al lugar de su reunión. A 300 metros de allí. Nos han prohibido físicamente; es decir, violentamente, ¡pasar y circular por la calle! Los “militantes”, visiblemente muy tensos y agresivos, una vez más, nos han insultado con los “¡vete, lárgate, no tienes nada que hacer aquí! ¡Cierra la boca! ¡No tienes nada que decir!”. Hemos intentado y logrado no responder sobre este terreno, a la vez de recordarles los principios y la actitud de los verdaderos militantes comunistas y militantes de la CCI…de otro tiempo. Pero es claro que nuestra existencia y nuestra intervención política les son “insoportables” y que harán todo lo que puedan, es decir nada en términos políticos, pero mucho en términos de represión violenta, para hacernos callar y desaparecer. Ayer, aún militantes de la CCI, éramos expulsados de las reuniones internas. Después, una vez excluidos, se nos ha prohibido la palabra en las reuniones públicas, después se nos ha prohibido asistir mediante el establecimiento sistemático de un servicio de orden en la puerta de la sala de reunión. Enseguida éste se instaló en la vía pública, en la entrada del edificio donde se encuentra la sala de reunión. Y ahora, es a la salida del metro que nos encontramos con una pequeña milicia Fracción Interna de la CCI “móvil”. Y todo esto después de habernos denunciado en su prensa internacional y entre todos sus contactos como policías, provocadores, nazis, asesinos, secuestradores, etc.; y últimamente, risas aparte, como degolladores. ¿Cuándo nos van a arrancar los volantes de la mano para “prohibir” nuestra intervención? ¿Cuándo comenzarán a perseguirnos en las manifestaciones de calle? ¿Cuándo van a golpearnos para impedirnos participar en las reuniones de otros grupos? ¿Cuándo van a esperarnos a la salida de nuestros domicilios para rompernos la boca? Está en la lógica, es la continuación normal, de mecánica estalinista que han engranado. Ayer, eran los estalinistas los que hacían el trabajo sucio para la burguesía. ¡Hoy es la CCI de los “liquidadores”! ¡Y todo esto en nombre de la izquierda comunista! ¡Qué vergüenza! Pero que nadie se engañe, si hoy somos nosotros el blanco principal de estos ataques, mañana toda organización comunista o todo militante que se oponga de manera consecuente a la política y las posiciones de la CCI sufrirá la misma suerte. “El paso está dado” y todo retorno se vuelve casi imposible para los militantes de esta organización que aceptan y llevan a la práctica tal política. El enfrentamiento físico violento y sectario sustituye en ellos a la confrontación -discusión y debate contradictorio- política. Como militantes comunistas, están destruidos o en vías de serlo. La Fracción interna de la CCI, 13 de noviembre de 2005. 15 Boletín 33 MENSAJE DEL CAMARADA RIC Camaradas, Gracias por el envío de su volante. Había escuchado que se les había prohibido estar en las reuniones de la CCI. Originalmente, yo le había escrito a ésta expresándole mi acuerdo. Pero fue antes de que tomara conocimiento de la FICCI por mí mismo; en ese entonces aceptaba, sin cuestionamiento, sus afirmaciones. Estoy desolado al enterarme, a través de ustedes, de su tentativa para impedirles distribuir vuestros volantes a la entrada de la sala de reunión. ¿Lo lograron ellos? ¿O lograron ustedes pasar? Parece que la CCI se constituye como una especie de “fuerza policíaca proletaria”. ¿Cómo piensan ustedes que la FICCI y los otros puedan combatir este absurdo? Si la CCI quiere ser una fuerza de policía proletaria, sería mejor que fuera a los suburbios parisinos en lugar de batirse contra la FICCI. Esto demuestra precisamente cuáles son sus prioridades. Fraternalmente, Ric. *** NUESTRA RESPUESTA Queremos saludar el sentido político de las cuestiones planteadas por el camarada. Primero, es conveniente señalar que no nos propone abandonar el combate contra el oportunismo de la CCI, y en particular contra una de sus manifestaciones concretas, la utilización de la agresión física, la fuerza y la represión contra… los otros grupos comunistas. Quiérase o no, ignórese o no, ciérrese o no los ojos sobre esto, la política sectaria de provocaciones, acusaciones de todo género y violencias físicas de la CCI actual con el objetivo de destruir el campo proletario, es un hecho concreto que se impone, e inevitablemente va a continuar imponiéndose a todos, bajo una forma u otra. Que ésta sea hoy dirigida principalmente, aunque no únicamente, contra nuestra fracción, es debido a que estamos adelante, al frente del combate contra la liquidación oportunista de esta organización. Enseguida, el camarada plantea una cuestión política: ¿Qué hacer contra la represión e intimidación físicas violentas ejercidas por los servicios de orden de los grupos políticos – o por los sindicatos- contra la presencia e intervención de los comunistas? ¿Cuál fue nuestra actitud el sábado 12 de noviembre de 2005 frente a la milicia de la CCI? ¿Y qué lecciones políticas militantes debemos trazar? La segunda razón, mucho más importante y durable, era eminentemente política. Mediante la multiplicación de los insultos, provocaciones y ahora las agresiones físicas, la CCI busca, evidentemente, llevarnos a su terreno –que es el terreno podrido de la “liquidación”- y a utilizar los mismos medios adulterados que ella. Pero sobre todo, de esta manera, nos desviaría del terreno de clase que es el de la confrontación política abierta, del debate de ideas público y sincero con miras a la delimitación y el reagrupamiento de las fuerzas comunistas. El resultado casi cierto al cual habría conducido un enfrentamiento físico violento, si hubiéramos respondido en este terreno, habría sido el de provocar, en el campo proletario, un sentimiento de asco (“todos están locos” y “es su historia interna, su pequeña cocina”) o aún peor, de indiferencia en relación al combate político. Tanto más que la CCI seguramente habría aprovechado esta situación para dar una imagen de este campo proletario como un “nido de víboras” lanzando una nueva campaña internacional contra “los policías y degolladores” que supuestamente somos, a la vez de tratar de hacerse pasar como la víctima.10 Así, pues, pensamos que no habríamos obtenido resultado político alguno positivo, ni a nivel de nuestra intervención inmediata, ni en el plano de la clarificación del indispensable combate político contra la liquidación de la CCI. Pensamos, por el contrario, que nuestra denuncia actual es mucho más eficaz y “clarificadora”. ¿Había que intentar pasar físicamente a pesar de la milicia de la CCI? No hemos intentado atravesar el servicio de orden que se nos había enviado a la salida del metro. Y ello por dos razones políticas. La primera, la menos importante desde el punto de vista político, era que la relación de fuerzas físicas inmediata, -que para los marxistas revolucionarios forma parte de la apreciación política de una situación– no estaba, lejos de ello, a nuestro favor y no nos permitía, pues, asumir nuestra intervención en esas condiciones. Más allá de los cinco “gorilas” que nuestros dos camaradas tenían frente a ellos, más de una decena los esperaba un poco más lejos.(9) ¿Había que aceptar en ese momento, sin reaccionar, la política de represión? Sin embargo compartimos la preocupación del camarada según la cual no se trata de aceptar esta actitud policíaca y que debemos defender completamente los principios comunistas al momento, de su proceso de destrucción como militante comunista. 10 De paso, precisemos que estamos convencidos de que la pequeña facción familiar que ha tomado el poder en la CCI, los que llamamos los liquidadores, busca la pelea violenta y desea que cedamos a las provocaciones físicas. Con toda evidencia, ha “condicionado” en consecuencia a los miembros del servicio de orden, quienes estaban particularmente nerviosos y tensos, por decir lo menos. Esta facción tiene un interés personal, sectario, por no decir sórdido y vergonzoso, en que el enfrentamiento físico degenere todavía más entre nosotros y los militantes de la CCI. No es la primera vez que sufrimos provocaciones de este tipo que, no dudamos en decirlo, se parecen en todo a la manipulación policíaca. 9 Evidentemente, este tipo de acción policíaca, sin fundamento político desde el punto de vista proletario, y por tanto sin convicción política profunda entre los militantes, lleva, inevitablemente, a los que participan a “enredarse” y a “comportarse como pequeños golpeadores y granujas” a la altura de su propio temor y cobardía política. Hacer participar a los miembros de la CCI en este tipo de acción en nombre de “la defensa de la organización”, es un medio, un Fracción Interna de la CCI 16 Boletín 33 respecto, cualesquiera que sean las circunstancias. Así pues, ese día intentamos discutir con los… camaradas de la CCI y convencerlos de su “error”. Así pues, no hemos aceptado la situación y, a pesar de su voluntad permanente por hacernos callar, hemos, por el contrario desarrollado el combate en el plano político para imponer la verdadera actitud de los comunistas. Visiblemente nuestros argumentos políticos les ponían todavía más nerviosos y agresivos porque sin duda se hallaban indispuestos, si no es que cerrados… políticamente. Frente a esta cerrazón política y a una agresividad redoblada (una explica la otra) –consistente en darnos empellones cada vez más fuertes y acompañados de insultos- hemos, con justa razón, tomado la decisión de abandonar el lugar. Sin embargo, la importancia y la eficacia de este tipo de intervención no pueden ser reducidas a su resultado inmediato. Hay que inscribirlas también y sobre todo en un combate a largo plazo, tanto ante los militantes implicados, como más ampliamente ante el conjunto del campo proletario. principio, a la vez de considerar las posibilidades concretas para defenderlo, a falta de poder imponerlo, en cada momento. Una última palabra sobre el tema y la situación a la cual nos enfrentamos con la CCI. No es la primera vez que sufrimos una actitud física de violencia. La lamentable y ridícula agresión del militante Peter contra nuestro camarada Jonas en el 2002 (ver nuestro boletín 9, abril 2002) exigió de nuestra parte una reacción de defensa física que hizo ver a nuestro Peter y a su “delegación de militantes” dejar el lugar de manera lastimosa. La agresión a un militante del PCI-Le Prolétaire (ver boletín 13, octubre de 2002) estuvo sin duda alguna más ligada a un “desliz personal” si bien tal desliz fue el resultado de los efectos de la política “liquidadora” y destructiva que se establecía en la CCI. Desde entonces, hemos sufrido, ya sea en México, ya sea en París, diversas provocaciones físicas durante nuestras intervenciones en las reuniones llamadas “públicas” de las que hemos hecho mención regularmente en nuestro boletín. ¿Hasta dónde pueden llegar ahora? ¿No nos han arrebatado ya nuestros volantes de las manos de nuestros militantes en México? Se trata, pues, para nuestra fracción, y pensamos que para el conjunto del campo proletario, de una cuestión concreta que hay que tomar en serio, tanto más que este tipo de prácticas y actitudes puede conducir a las partes más débiles de la clase a este plano, aquí a los miembros más “frágiles” de la CCI, a “sentirse investidos” de una misión y derecho de agresión física contra otros militantes. La increíble violencia de los escritos de la CCI contra todos los que se oponen a su política, contra los camaradas argentinos del NCI por ejemplo, contra el BIPR en menor grado, forman parte de la voluntad consciente y destructiva de la pandilla de los liquidadores de la CCI, de establecer una atmósfera irrespirable y prácticas inaceptables en el interior del campo proletario. Inevitablemente la lógica y la dinámica de la CCI contiene agresiones físicas serias por parte de la CCI contra nuestros militantes o contra o contra otros militantes comunistas. Lo hemos advertido ya en nuestros boletines.(11) Porque, no lo dudemos, la exacerbación de la lucha de clases que es inevitable, conlleva también este tipo de situación de represión y violencia, ya sea directamente estatal, ya sea mediante milicias de todo género, incluidas fuerzas que se reivindican falsamente del comunismo. Los comunistas de hoy deben también prepararse para ello. Esta dimensión particular del combate político, la confrontación a la violencia física de la represión, forma parte integrante de la experiencia y del proceso de formación del partido comunista. ¿Cuál es la experiencia de la CCI? La CCI, nuestra CCI, ha desarrollado, en efecto, toda una experiencia sobre este tipo de situación. En particular cuando los estalinistas nos perseguían, nos prohibían acercarnos a la puerta de las fábricas y ejercían una represión física agresiva contra nosotros durante nuestras intervenciones, como militantes de la CCI, hacia los obreros, en las huelgas o asambleas obreras, en los mítines y en las manifestaciones de calle, en las difusiones en las fábricas. La táctica de los comunistas en este tipo de situación es a la vez de defender los principios proletarios, rechazar esta actitud, tanto más por cuanto es el hecho de militantes que se reclaman del comunismo; y para ello tomar en cuenta las posibilidades concretas de imponer su respeto. Por ejemplo, en los años 1970-1980, cuando nos era verdaderamente difícil –y peligroso- intervenir en la entrada de algunas fábricas, como en la de Renault de Billancourt –París (hoy desaparecida) o bien en el Puerto de Marsella, frente a los vigorosos estalinistas de la CGT, comprendimos que teníamos que presentarnos con la “masa” de los trabajadores para no ser expulsados, y ello nos permitía también especialmente llamarlos a que nos defendieran contra la represión estalinista. Y en general, esto resultaba. Al punto que los estalinistas comprendieron rápidamente que no podían golpearnos ante los obreros, bajo riesgo de inconveniencias políticas, y esperaban a que los obreros entraran a la fábrica para perseguirnos. Por nuestra parte, evidentemente en función de nuestra comprensión política de la situación inmediata –nos anticipábamos a esta entrada de los obreros, y abandonábamos antes el lugar. Y pudimos constatar que las veces en que realmente nos rompieron la cara los estalinistas, fue debido a una mala apreciación política del momento y del lugar, ya fuera porque nos encontráramos o bien físicamente, o bien políticamente aislados porque la relación de fuerzas y la dinámica de tal o cual asamblea o manifestación había cambiado al filo de las horas o los minutos. Lo que, precisémoslo al menos, no nos impedía tratar de defendernos físicamente por nosotros mismos. Estos son, pues, algunos elementos políticos de reflexión para poder desarrollar una actitud y una “táctica” para reafirmar el Fracción Interna de la CCI La Fracción interna de la CCI, noviembre de 2005. 11 17 Ver por ejemplo en nuestro boletín 26 y 30. Boletín 33 EL DOBLE LENGUAJE DE LA CCI SOBRE LAS REUNIONES PÚBLICAS BÉLGICA Y FRANCIA, JACTANCIA Y REALIDAD Es con cierto deleite que nos hemos enterado de un artículo de la publicación de la CCI en Bélgica, titulado ”El rechazo de stand a la CCI en la feria del libro alternativo de Gand y Utrecht”. Los organizadores anarquistas de esta ”feria del libro” no han querido proporcionar un lugar a la CCI. Sin vacilación alguna nos solidarizamos con la CCI y apoyamos su denuncia. A continuación, reproducimos los pasajes más importantes desde el punto de vista político, que no por ello dejan de ser los más “placenteros” desde nuestro punto de vista. El lector que acabe de leer nuestro artículo anterior, estamos seguros de su sentido del humor, apreciará también en su justo valor este texto. Reconozcámoslo sin rodeos, nuestra solidaridad no va sin una buena carcajada de nuestra parte. Pero estamos de acuerdo en el fondo de lo que dice la CCI en Bélgica, si bien algunos de los argumentos del artículo sobre el anarquismo nos parecen por lo menos marcados con el sello del oportunismo craso. En efecto, ¿cómo es que una organización comunista, sobre todo que se reivindica de la “Izquierda Italiana” puede reprochar a los anarquistas “oficiales”, es decir, que pertenecen al movimiento anarquista como tal, el que invite a los estalinistas y en cambio rechace a los internacionalistas? Pero, en fin, no amarguemos nuestro placer. “Hace ya varios años que la CCI no es admitida para tener un stand en la feria del libro anarquista en Gand ni en la de Utrecht. Varios años, los organizadores argumentaron que nuestra solicitud había sido hecho demasiado tarde, o que ya no había lugar, etc. Un poco fuerte. Cuando insistimos, los organizadores nos respondieron que no correspondíamos al perfil anarquista que ellos deseaban (…). Después de sus escapatorias administrativas, los organizadores mienten conscientemente al justificar su rechazo por razones ideológicas (¡no tendríamos el perfil!) ¿Quién no se da cuenta de los stands en esas ferias, de publicaciones, grupos y asociaciones que son abiertamente socialdemócratas, estalinistas o nacionalistas… y que no tienen de ningún modo un “perfil anarquista”? ¿Por qué entonces excluir a la CCI, una organización que se reclama del internacionalismo proletario y que denuncia todas las ideologías nacionalistas, cualquiera que sea el pretexto étnico, histórico o religioso, como una verdadero veneno para los proletarios? (…) Si los organizadores encuentran nuestra presencia indeseable, es porque elementos en búsqueda de ampliación y profundización de sus visiones políticas, se interesan en los análisis de la Izquierda Comunista, en las cuestiones que planteamos y en las respuestas políticas que aportamos y que tocan temas de interés para la clase obrera y el futuro de la humanidad. Lo que los organizadores en realidad quieren es impedir que una confrontación honesta y abierta de las posiciones políticas tenga lugar. A pesar de sus discursos (falsamente) libertarios, prefieren contar con sus vecinos estalinistas y de extrema izquierda (pro o antiestalinistas) en lugar de ver cómo la Izquierda comunista encuentra un eco para una clara perspectiva de clase internacionalista. Fracción Interna de la CCI No nos sorprende en absoluto esta actitud de los organizadores, que refuerzan así el totalitarismo ideológico del que son un engrane, aunque modesto, sin embargo indispensable para evitar que los elementos que se plantean cuestiones encuentren respuestas políticas que podrían debatir. Al negarnos un stand, el anarquismo oficial aporta su pequeña piedra al edificio del pensamiento único burgués. (…) Por nuestra parte, invitamos a todo aquel que deseé emprender una confrontación de ideas y debatir sobre los problemas del mundo, sobre la lucha de clases y el futuro de la humanidad, a participar en nuestras actividades públicas, así como en nuestras permanencias, donde se discute sobre cuestiones planteadas por los participantes, así como a nuestras reuniones públicas, donde hay un debate luego de la presentación de la posición de la CCI sobre un tema, o a encontrarnos durante la venta de nuestra prensa con ocasión de diferentes manifestaciones y en la lucha de la clase obrera.” (Internationalisme 319, publicación de la CCI en Bélgica) ¿Verdaderamente gracioso, no? Este es un ejemplo claro del doble lenguaje de la CCI actual. Sobre esta cuestión, en Bélgica, donde no hay confrontación directa, física con verdaderos oponentes políticos, tenemos derecho a grandes declaraciones sobre una defensa platónica de los principios proletario y, en Francia o México, la realidad de una CCI que adopta la misma actitud de los anarquistas o los trotskistas de Lutte ouvriere que desde hace años se rehúsan a dar un stand a la CCI durante su Festival. A decir verdad, la política de la CCI actual contra nuestra fracción es peor, puesto que LO jamás ha llegado hasta prohibirnos la entrada a sus reuniones públicas, ni intervenir. Parafraseando la publicación belga, “¿por qué entonces excluir [de las reuniones de la CCI] a una organización que se reclama del internacionalismo proletario y que denuncia todas las ideologías nacionalistas, cualquiera que sea el pretexto étnico, histórico o religioso, como un verdadero veneno para los proletarios?” ¿Es porque “los organizadores [de la CCI] quieren en realidad […] impedir que una confrontación honesta y abierta de las posiciones políticas tenga lugar” entre las posiciones de la nueva CCI y las de origen que defiende nuestra fracción? ¿No es exactamente esta confrontación política “honesta y abierta” la que tuvieron que “sufrir” durante la pasada reunión pública del BIPR en París, el 5 de noviembre, en un ambiente fraternal, no hay ni que precisarlo, una semana antes de su abuso de fuerza contra nosotros? En consecuencia, confiando totalmente en los escritos de los camaradas de Internationalisme, y “deseando emprender una confrontación de ideas y debatir sobre los problemas del mundo, sobre la lucha de clases (…) veremos la posibilidad de presentarnos también en una próxima reunión pública de la CCI en Bélgica o en los Países Bajos. Diciembre de 2005. 18 Boletín 33