Programa YO, SI PUEDO Fundamentación: El programa de alfabetización “Yo, sí Puedo” fue elaborado en el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) con sede en Cuba. Se aplica en 29 países y del mismo han egresado cerca de cinco millones de personas. Este Programa constituyó el instrumento fundamental que permitió declarar “Territorio Libre de Analfabetismo” a tres naciones de nuestro continente, avalado y certificado por la UNESCO. El programa, dada su naturaleza audiovisual, está concebido para acciones masivas de alfabetización lo que permite su implementación simultánea en múltiples contextos con un mínimo de recursos. Desde el punto de vista pedagógico, su concepción audiovisual, potencia los procesos de apropiación puesto que aproximadamente el 70% de la información que se procesa se incorpora a través del campo visual. Con este programa se ha demostrado que los iletrados adquieren los mínimos de lectoescritura en un lapso de solo tres meses; esto ligado a su aplicación masiva permite desarrollar un proceso óptimo y eficiente, por lo que los resultados de su aplicación permiten mostrar sus frutos de manera inmediata y en una población lo suficientemente significativa. El programa consta de 65 vídeo-clases estructuradas en la lógica del tránsito de lo simple a lo complejo y de lo conocido a lo desconocido ya que la enseñanza – aprendizaje de la lectoescritura toma como elemento de partida el dominio de los números (lo conocido) para realizar nuevas construcciones, las letras (lo desconocido). Las vídeo-clases están contextualizadas, lo que garantiza que el registro vocabular que se emplea, así como las temáticas y demás elementos culturales que se abordan, sean de total comprensión por los participantes. Además, el programa consta de una cartilla, la cual está confeccionada en total correspondencia con la información que brinda la tele-profesora en la vídeo-clase. Como componentes personales del proceso están: el facilitador y los participantes: El facilitador: Es una persona que tiene dominio de la lectoescritura y quiere compartir voluntariamente sus saberes con otros. Es el mediador entre la teleprofesora y el participante, acompaña al participante en el proceso de apropiación de saberes. El participante: Es la persona que se alfabetiza. No le denominamos iletrado o analfabeto para no lacerar su autoestima. Pueden participar del programa tanto iletrados puros (carece de todo conocimiento, no asistió a instituciones docentes), iletrados funcionales (poseen un conocimiento de base sobre la temática objeto de estudio) e iletrados especiales (aquellos que poseen determinada discapacidad). El programa es flexible en cuanto a su instrumentación, su aplicación estará condicionada por la realidad grupal que exista en cada centro de alfabetización en función del tipo de iletrado. Para garantizar el éxito en la ejecución del Programa se desarrolla paralelamente un sistema de capacitación a los facilitadores en función de las demandas de estos para desarrollar su labor. El programa permite su implementación en cualquier espacio donde exista el facilitador, los participantes, un televisor y un reproductor de DVD. En este proceso inicial se debe hacer un diagnóstico donde los resultados arrojen tanto los espacios disponibles (ya sean en las instituciones pertenecientes al estado, como particulares, ONG, etc.), el facilitador (teniendo en cuenta su relación con la comunidad, su cercanía al grupo) y los participantes (conocer el tipo de iletrados para homogenizar los grupos). Los grupos deben estar conformados idealmente por un mínimo de cinco personas y un máximo de quince. Se deberán impartir al menos 5 video-clases por semana para lograr la alfabetización de los participantes en un máximo de tres meses. El programa permite cierta flexibilidad en estos aspectos que deberán ser estudiados según la particularidad de cada grupo. Para lograr masificar el programa se armarán tantos grupos como sea posible, partiendo de la descentralización de la ciudad por distritos, permitiendo el uso racional de los recursos existentes, utilizando las relaciones y el conocimiento previo del territorio y estimulando la articulación con otros programas que se vienen implementando. En síntesis podemos plantear que el programa se basa en el voluntariado, es masivo y de corta duración en el tiempo. Que para su implementación se necesitan facilitadores, que no necesariamente son maestros, espacios físicos que cuenten con un TV y un reproductor de DVD, un grupo de personas iletradas que voluntariamente quieran alfabetizarse, y el material básico que es entregado por el estado (las cartillas y los DVDs).