Cancún “”, Cancún Pertenece a: Quintana Roo. www.visitmexico.com/es-mx/compra s-en-cancun Cancún, como ciudad turística, está repleta de grandes centros comerciales en los que se puede adquirir de todo, desde lo más moderno, hasta la artesanía proveniente de todo el país. Los comercios admiten dólares, pesos y tarjetas de crédito, aunque con esta última suelen cobrar la comisión de los bancos. La artesanía mexicana es como sus habitantes, alegre y colorida, variada y muy rica. De una larga tradición, muchos de los objetos como las máscaras, la ropa o la joyería, se fabrican como se hacía en tiempos pre-hispánicos. Entre las artesanías más características, destacan las siguientes: cerámicas, textiles, máscaras, orfebrería, talabartería, cestería, hierro forjado, acero, muebles, hojalata, curtidos, haquira, pluma u onix son algunos de los más característicos. A pesar de las influencias españolas y chinas principalmente, aún se mantienen técnicas prehispánicas como el trabajo con plumas de aves o la imaginería en cañas de maíz. La tradición de la cerámica tiene casi dos mil años de antigüedad. En ella, como en el resto de la artesanía, priman los colores y la imaginería de un pueblo que lo expresa todo a través de su arte. Así, la variedad cromática y de temas es impresionante: hojas, flores, plantas, líneas, figuras, etc. pintadas con pinceles de pluma o cabello humano. El Estado de Oxaca tiene una gran tradición ceramista, de allí llega el jarro de barro negro de Coyotepec, la cerámica vidriada de Atzompa, el sahumerio de Ocotlán, etc. La cerámica de Jalisco se distingue por su color rosa, presente en el vidrio soplado, aunque aparecen también los colores naturales como los azules, los verdes o los bedellones: botellas, ollas, vasos, copas, floreros, etc. En Guanajuato se mezclan los motivos indígenas con los mudéjares, en una cerámica única de alegres colores. Fabrican máscaras, "judas" y "tronados" para la Semana Santa. La Cerámica de Talavera, con un estilo propio resultado de la mezcla de todos los pueblos que pasaron por allí, tiene su decoración característica, siempre de brillantes colores. De allí llegan vasos, platos, vasijas, etc. El cobre mexicano está reconocido mundialmente por su alta calidad. Los trabajos en metales preciosos para joyas y adornos de todo tipo vienen de antes de la llegada de los españoles. Hoy en día es muy fácil encontrar reproducciones en plata, oro u otros metales de los objetos rituales y joyas indígenas. Muchos de ellos provienen de la zona de Taxco, muy conocida por su tradición de orfebrería. De la misma zona llegan figurillas decoradas a base del rayado con punta de ave. Los textiles siguen fabricándose con el telar de cintura, de origen azteca y el telar de pie llegado desde España durante la Conquista. Yucatán es una de las principales zonas de esta industria que en muchos puntos mantiene su tradición y riqueza originaria. Entre la variedad de productos que se pueden adquirir están la "huipil" parecido a una blusa sin mangas realizado en lana o algodón-, el "quechquémelt", prenda femenina tejida en telar de cintura, el "jorongo" de algodón y lana decorados, "sarape" parecido al poncho y uno de los más comunes o el "rebozo" femenino en algodón, lana o seda. Los "ikat" femeninos suelen llegar, decorados a base de tintes vegetales, de San Luis de Potosí. No es difícil encontrar trajes regionales, como los provenientes del Golfo de México, donde el colorido refleja la alegría en prendas como los mandiles de terciopelo o las pañoletas de algodón. Los "jipijapas" tejen, en Campeche, los sombreros conocidos como "panamás". Chiapas, tierra de mezcla de lenguas y culturas, ofrece los "chujs" que aún visten sus habitantes. Los manteles, alfombras y colchas, siguen tejiéndose a mano en la zona de Aguascalientes. Querétaro está presente en los ceñidores, morrales, "quechquémilts", gabanes, cobijas y colchas. El Estado de México, una zona bastante fría, ofrece jorongos y sarapes, realizados en lana con técnicas como el "malacatl". Los rebozos de Tenancingo llaman la atención por sus flecos, anudados uno por uno a mano. Temoaya es muy conocido por los tapetes de lana también anudados a mano-. Del Distrito Federal llegan los "soutache" y los vestidos de algodón bordado y deshilachado, colchas y cojines. Las máscaras son uno de los elementos más importantes de la cultura indígena. Los aztecas creían que con ellas se podía dominar la naturaleza. Hoy en día han pasado de ser rituales a ser un elemento turístico pero de lo más expresivo. Muchas de ellas están tan bien hechas que fácilmente provocan tristeza, alegría o temor. Existen muchos tipos distintos: las de careta para bailar, las de casquete y las de espalda; las hay antropomorfas, zoomorfas, titomorfas, mixtas, fantasía, realista, etc. Durante la época prehispánica se realizaban en multitud de materiales como hueso, piedra, madera o barro cocido. Algunas de ellas son de gran tamaño y es muy probable que estuvieran destinadas a los muertos. Representaban a las fuerzas del mal y del bien, a los dioses, a los nahuals, etc. Aún hoy siguen utilizándose en danzas, ritos y ceremonias en los rituales indígenas que siguen viéndose en zonas como Chiapas. El Día de los Muertos aparecen las máscaras de la muerte. De la Baja California llegan las miniaturas de barquitos de vela que recuerdan los galeones españoles y los collares, coronas y pulseras de conchas. De la Barranca del Cobre, en la Zona Norte son los ceñidores negros que se colocan en las cabezas, bellamente decoradas, así como distintas máscaras de madera y exóticos instrumentos musicales. De Sinaloa, muy cerca de Barranca, se ofrecen huaraches, sandalias, chamarras, etc. Procedentes del Distrito Federal aparecen los impresionantes vidrios soplados, los muebles rústicos de madera de pino, ayacahuite, cedro rojo y caoba, huite, ratan o bambú, etc. Muchos de ellos pintados al óleo y decorados con incrustaciones de huesos, hoja de oro y pergamino. Los instrumentos musicales artesanos son otra de las grandes artesanías: guitarras, requintos, arpas, etc. muchos de ellos provienen de Tlacotalpan, donde se tocan los jarochos y los huapangos. De Chiapas llegan las marimbas, hechas con maderas de los bosques. Los muebles como las mecedoras, las cunas, los baúles, las camas, etc. proceden de Tabasco donde se utiliza la madera de la selva y otros materiales como las lianas. La cestería de Querétaro se distingue por su minucioso trabajo y su alta calidad: canas de ixtle, de palma, de mimbre o de vara. Toda ella policromada. A partir del maíz están hechos los impresionantes Cristos procedentes de Michoacán. De Tlaxcala son los bastones de madera de huejote. Una vez hechos, se decoran a base de grabados y se pintan en diversos colores. En el Valle de Mezquital los otomíes y los nahuas siguen elaborando los utensilios de uso doméstico de manera tradicional. Los primeros son los artesanos de las muñecas que visten con trajes regionales del país.