Año 2011

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INDICE
1.- La Patagonia tiene quien le escriba, pero tiene quien la lea…?
Bandieri Susana –Investigadora del Conicet
Susanabandieri@fahu.uncoma.edu.ar
2.-La lógica del galpón. Algunas reflexiones sobre el rol de las instituciones
estatales en el Noroeste del Chubut. 1983-2011.
BLANCO, Daniel. Presidente BRITTOS, Horacio.
Centro de Formación, Investigación y Documentación (CeFIDoc).
cefidoc@elbolson.com
3.- Entre la desnacionalización, la privatización y el concesionamiento: Crisis y
desarticulación de las comunidades sociolaborales asociadas a los yacimientos
extractivos estatales de la Patagonia Austral, Argentina, 1976-1999.
Mag. Daniel Cabral Marques (Docente investigador de la UNPSJB y de la UNPA, miembro
del Grupo de Estudios sobre Historia Social de la Patagonia Central-Austral, GEHISO.
dacmarques@yahoo.com.ar
4.-.El poblamiento de El Valle del Río Manso a principios del siglo XX.
CABRERA, Sebastián: Profesor de historia, Universidad Nacional del Comahue, sede
Bariloche.
rihemet14@yahoo.com.ar Sebastián Cabrera
5.- Gramsci y la construcción de la subjetividad en la norpatagonia. Actualizaciones
y posibilidades de análisis
Alan CANZUTTI
Universidad Nacional del Comahue
E-mail: alancanzutti@gmail.com
6.-Ganado Trasandino en la Industrializacion de Valdivia.Luis Carreño Palma
Universidad de Los Lagos - Osorno
7.-Tejueleo artesanal en los bosques, un oficio en riesgo de extinción; testimonios
de identidad, historia y patrimonio cultural de la región de Aysén.
Carlos CASTILLO LEVICOY1, Marcelo SANHUEZA ULLOA1, Elisa CORCUERA
VLIEGENTHART a & Pilar RETAMAL SIEFERT - e-mail: carlos_nicolascl@yahoo.es
8.-Recuperación del patrimonio histórico de Gaiman
Stella Maris DODD - Gaiman - Chubut
9.-La Conmemoración Obrera en Comodoro Rivadavia durante el primer
peronismo.
Ester Elizabeth Ceballos
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco-Facultad de Humanidades y Cs.
Sociales. Sede Comodoro Rivadavia
esterceballos@uolsinectis.com.ar
10.- La escuela como constructora de subjetividad barrial. Interrelaciones entre el
trabajo de los padres/vecinos y el de los docentes en dos barrios de San Carlos de
Bariloche.María del Mar ESTAPÉ, Daniela Isabel PAZ, Susana ROMANIUK
11.- La necesidad de un Observatorio de Ciencias Sociales.
Susana ESTEVES, Norma GAJARDO, Hernán GÓMEZ
12.- Historias máximas: El largo regreso del cacique Inakayal a las tierras de Tecka.
Prof. Ricardo Omar FERNÁNDEZ.
Institución: CEHIR-ISHI-CONICET-UNCO.
ricafer68@yahoo.com.ar
13.-Lecturas otras de la temporalidad de la Nación.
Horacio O. IBARRA. Ana María TRONCOSO. Matías Fernando JONES. Gastón Alejandro
OLIVERA.
hoibarra@infovia.com.ar
14.- UCTM-Unión Cooperativa de Trabajadores de la Música. (1995 1997) Trelew. Un
acercamiento a un proyecto colectivo alternativo.
Alejandro Martin JARAMILLO.
15.- Nahuelpan: lecturas subalternas de la Nación Argentina en el Oeste del Chubut.
Matías F. JONES
matiasfernando2001@yahoo.com.ar
16.-Fragmentación social en Bariloche: contexto socio-histórico y situaciones
emergentes - (2004 - 2010)
Maximiliano Javier LEZCANO
Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche, CONICET
e-mail: mjlladeranorte@gmail.com
17.-Banderas y ciudadanía: educación y migración chilena en el oeste del territorio
de Río Negro. 1910 -1945.
UER: CEHIR-ISHIR-CONICET/UNCO
Liliana LUSETTI, Ma. Cecilia MECOZZI
lusetti@bariloche.com.ar
18.- La aplicación, en Aisen – Chile, de la ley indígena 19.253.Conclusiones y
recomendaciones. Borbónica.
José MANSILLA CONTRERAS
jmansilla@patagoniachile.cl
19.- Sobre la persistencia de algunos estereotipos entre los cultores de la historia
fronteriza. Las fronteras meridionales en la época borbónica
Raúl José MANDRINI:
Facultad de Filosofíay Letras, Universidad de Buenos Aires.
rmandrini@mixmail.com
20.- Descripción y análisis de un parte policial de Carabineros del Ejército sobre la
persecución de los bandidos Wilson, Evans y Gibbon (1911-1912)
Enrique MARTÍNEZ SAAVEDRA - Mauricio OSORIO PEFAUR
Puerto Aysén - Chile
martinezsaavedra@gmail.com - maurotejedor@yahoo.com
21.- Aportes para la historia ambiental de la Patagonia. Estudios sobre las
sociedades del bosque andinoen la larga duración.Mg. José María MENDES
Universidad Nacional de Río Negro22.-La estatua de Roca y la celebración del poder. Reflexiones en torno a una
“historia vigente.”
Laura Marcela MÉNDEZ - Maximiliano LEZCANO
Universidad
Nacional
del
Comahue,
Centro
Regional
Universitario
Barilochelauramendezbari@arnet.com.ar.
23.-Poniendo en foco. “Una propuesta metodológica historiográfica para considerar
los archivos fotográficos como documentos”.Edith A. MOSCHES - Liliana V. PIERUCCI
UNCO-CRUB/CEHIR-ISHIR-CONICETedimoch@gmail.com
24.-El Touring Club: un espacio de relaciones
Cintia NAVAS,
cintianavas@yahoo.com.ar
25.-Investigación en curso: Impacto socio-económico-ambiental de la instalación del
Complejo Hidroeléctrico Futaleufú.Prof. Jorge ORIOLA: Lic. Laura FORTI:
UNPSJB.
e-mail: jorge.oriola@speedy.com.ar.- lauforti@gmail.com
26.-La construcción de los sectores dirigentes de Esquel entre los inicios y 1930 y el
relato histórico instituido.
Jorge Omar ORIOLA
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco -sede Esquel e-mail:
jorge.oriola@speedy.com.ar / j.oriola@yahoo.com.ar
27.- “Amontonarse para sobrevivir”. La experiencia migratoria y la construcción de
una comunidad. Sirios y Libaneses en el valle del Chubut. 1900-1940.
Liliana E. PÉREZ.
Universidad Nacional de la Patagonia. Sede Trelew.
lilianaperezsaenz@gmail.com
28.-“Entre pedales y esquíes”. El tiempo libre en el entorno natural de la región del
Nahuel Huapi, 1930-1945.
Adriana PODLUBNE - María CHIOCCONI*
Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad Nacional del Comahue.
orionpatagonia@infovia.com.ar - mariachiocconi@hotmail.com
29.- Disputando silencios y olvidos: experiencias de niños indígenas en escuelas
chubutenses con internado.
Lic. María Emilia SABATELLA. - Prof. Valentina STELLA. - Lic. Fabiana NAHUELQUIR.
UBA-IIDyPCa.
30.- Educación Física en el Territorio Nacional de Río Negro, una mirada desde la
prensa.
Lic. Cristina SACARELO1
CEHIR-ISHIR-CONICET-CRUB-Universidad Nacional del Comahue.cristinasacarelo@speedy.com.ar
31.- Alternativas pedagógicas de trabajos con historia oral.
Bruno SANCCI - Martin JARAMILLO - Sergio MONTES FERREIRA - Cintia NAVAS Evelyn BEROIZA - Lorena ANTILEF - Fernando CARMONA VIVONA.
32.- Estrategias agropecuarias, sustentabilidad ambiental y políticas públicas el el
noroeste del Chubut: hacia una investigación interdisciplinaria.
Marcos SOURROUILLE,
Centro Nacional Patagónico, CONICET
soumarcos48@gmail.com
33.-Hans Steffen en las cuencas superiores de los ríos Palena, Futaleufú y Puelo –
Manso.
Wolfgang STAUB,
Coyhaique
wolfstaub@gmail.com
34.- El alerce en la historia de Chiloé, Patagonia Septentrional Occidental, siglos XVI
al XIX.
María Ximena URBINA CARRASCO
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
maria.urbina@ucv.cl
35.- Boroa (lugar de huesos): 1790-1825. Tras la huella de los Queos.
Alejandra WASSNER SOLARI*
Cehir-ishir/Conicet-UNco
ale_solari@yahoo.com.ar
36.- El Su o Succarath de la Patagonia: su representación original por Thevet (1558 y
1575), las modificaciones de su imagen en el tiempo y por diferentes autores, y una
aproximación a la identificación del animal y a la etimología de su nombre.
David WILLIAMS.
Trelew, Chubut, Argentina.
37.-La prensa regional y la problemática educativo-sanitaria de la Norpatagonia
Andina en la década de 1930.
Silvia Rosalía ZAMPA
Centro Regional Universitario Bariloche. Investigadora del IISHIR-CEHIR CONICET
silviazampa@hotmail.com.
1.- La Patagonia tiene quien le escriba, pero tiene quien la lea…?
Panelista: Susana Bandieri – investigadora del Conicet
susanabandieri@fahu.uncoma.edu.ar
“Transcurrieron dos meses sin que viéramos ningún habitante del país. Un día, cuando
menos lo esperábamos, un hombre de estatura gigantesca se presentó ante nosotros.
Estaba sobre la arena casi desnudo, y cantaba y danzaba al mismo tiempo, echándose
polvo sobre la cabeza [...] Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas
a su cintura [...] Nuestro capitán llamó a este pueblo patagones”.
Así escribía, en el año 1520, con una alta dosis de exageración, el cronista de la
expedición de Hernando de Magallanes, Antonio Pigafetta, uno de los dieciocho
sobrevivientes que completó la vuelta al mundo regresando a España luego de travesar el
estrecho que unía ambos océanos, conocido desde entonces con el nombre de su
presunto descubridor. Numerosas disquisiciones se han hecho respecto del significado de
tal denominación, que no viene al caso detallar ahora. Pero lo cierto es que, desde
entonces, la Patagonia siempre tuvo quien le escriba…
Primero, los cronistas, aquellos que describieron las características de sus costas pero que
pocas veces se aventuraron en su interior desconocido, que se imaginaba poblado de
seres mitológicos y fantásticos. La percepción de un continente estéril, tal y como lo
describiera Darwin, el naturalista inglés que acompañó a Fitz Roy en alguna de sus
reiteradas incursiones por los mares patagónicos, se instaló en el imaginario de la época y,
curiosamente, perduró y perdura, no pocas veces, cada vez que se vincula a la Patagonia
con la idea de “desierto”. Campaña al “desierto” se llamaron, y todavía se llaman en
algunos manuales escolares, las guerras de conquista que el Estado argentino realizó
sobre estos territorios en la segunda mitad del siglo XIX, hasta entonces ocupados por las
sociedades indígenas. Un “desierto” que, cabe aclararlo, no se pensaba vacío de
pobladores sino vacío de “civilización”. De aquí se desprende una idea presente en buena
parte de la historiografía nacional, como veremos más adelante, donde los espacios
indígenas siguen apareciendo todavía como “espacios vacíos”.
En segundo término, debemos mencionar las obras clásicas, de carácter más general, que
a mediados del siglo XX se escribieron sobre la Patagonia, como las de Ricardo Caillet
Bois o Armando Braun Menéndez, entre otros, donde la Patagonia aparecía, acorde a una
tendencia generalizada por entonces, encerrada en los límites del Estado-Nación, donde la
frontera era pensada como área de conflicto más que como espacio de interacción entre
las sociedades de Argentina y Chile, tal y como se pretende en este encuentro.
Luego siguieron las historias de provincias, en gran parte incentivadas por la aparición de
una colección muy importante de la Editorial Plus Ultra, que justamente apuntaba a ese
propósito. Cabe citar, como ejemplos, la Historia de Tierra del Fuego de Arnoldo Canclini
(1980), o la Historia de Chubut de Clemente Dumraut (1992). En estos casos, los límites
políticos aparecían también como límites de la construcción historiográfica regional. Tema
delicado si se tiene en cuenta que los mismos respondieron, en el caso de los territorios
nacionales patagónicos, a accidentes geográficos como ríos y cordilleras, o a líneas
convencionales como paralelos y meridianos. Este encuadre, si bien útil para tratamientos
político-institucionales, se mostraba sin duda poco apto para la comprensión de los
fenómenos económicos, sociales y culturales que siempre exceden los espacios
jurisdiccionales.
Por otra parte, hace no más de veinte años que la historia indígena comenzó a ser motivo
de preocupación entre los historiadores. Las primeras obras de Mandrini, Varela y Bizet, y
Casamiquela, entre otros, a los cuales se agregarían luego muchísimos trabajos
producidos sobre y desde la Patagonia misma, comenzaron a romper con la fragmentación
epistemológica que hizo de la Arqueología, la Antropología y la Historia, campos
disciplinares autónomos e independientes. Otras producciones referidas a la etapa postconquista se agregaron a éstas y la historiografía patagónica se renovó y complejizó en los
últimos años.
Varios son los mitos de la historia patagónica que, a mi juicio, se corrigieron con estas
nuevas producciones. Uno tiene que ver con la existencia de una “frontera interna” que,
cual límite físico, parece separar al mundo indígena del hispano-criollo. Hoy son
muchísimas las producciones que revisan exhaustivamente esta idea, mostrando que no
solo el conflicto sino que también, y particularmente, el intercambio de bienes y personas,
eran características propias de ese espacio fronterizo, en tanto que la organización
político-económica de las sociedades indígenas muestra un alto grado de complejidad,
especialmente en el siglo XIX, que transformó radicalmente la idea generalizada de grupos
nómades dedicados exclusivamente al saqueo, la caza y la recolección.
Un segundo mito se vincula con la idea de que el límite entre los Estados nacionales
argentino y chileno constituido por la cordillera de los Andes, funcionó como tal para las
sociedades involucradas a partir de la conquista por las armas de los espacios indígenas.
Hoy sabemos que las relaciones de todo tipo entre las áreas andinas de la Patagonia
argentina y el sur chileno perduraron con idénticas formas, con viejos y nuevos actores,
vinculados ahora a las formas capitalistas de producción, hasta avanzado el siglo XX.
Una Patagonia poblada exclusivamente desde el Atlántico es otra de las creencias
generalizadas que quienes hacemos historia regional hemos revisado. Si bien es cierto
que los territorios con puertos sobre el Atlántico se incorporaron rápidamente a una
economía ovina en expansión, no lo es menos que las zonas andinas siguieron
manteniendo los intercambios económicos y sociales en las áreas fronterizas, proveyendo
a los mercados del Pacífico sur de ganados, especialmente vacunos para el consumo
interno o para la fabricación de suelas, tasajo, velas y jabón, que Chile exportaba por sus
puertos. Esto se acompañaba de importantes flujos migratorios de población de ese origen
que traspasaba permanentemente la cordillera en busca de tierras o mejores posibilidades
ocupacionales, en tanto que eran comunes las inversiones de capital en tierras del oriente
cordillerano.
La imagen de un Estado nacional tempranamente exitoso en su penetración en los
espacios ganados al indio que suele mostrar la historiografía tradicional, debió también
revisarse a la luz de las nuevas investigaciones. Sin duda así lo fue en lo que hace a las
formas de penetración coactiva o represiva, por usar la conocida caracterización de Oszlak
(1982), pero para nada lo sería en lo referente a los aspectos materiales e ideológicos,
donde la ausencia del Estado resulta evidente hasta las décadas de 1930 y 40, cuando la
preocupación por “argentinizar” la Patagonia se volvió preocupación esencial de los
gobiernos nacionalistas que por entonces dominaban el escenario político nacional
(Bandieri, 2009).
Esto indica, por de pronto, la necesidad de revisar las periodizaciones todavía vigentes en
la historiografía nacional con respecto a considerar a los años 1880 como un hito
fundamental en la conformación definitiva de un Estado nacional y, en consecuencia, de un
mercado interno plenamente constituido, con lo cual se habrían cortado definitivamente los
vínculos que distintas regiones del país mantenían con los espacios limítrofes. Nada más
lejos de la realidad para las áreas andinas, no solo de la Patagonia, sino del conjunto
nacional, marginales al proceso de integración del país al modelo agroexportador con clara
orientación Atlántica.
Esta y otras periodizaciones del pasado nacional son imágenes básicas que han arraigado
en el sentido común de los argentinos y también, por qué no decirlo, en el de muchos
educadores. Lo mismo ocurre con los límites territoriales que la construcción de ese mismo
pasado nacional encierra. Nos referimos, particularmente, a la construcción de una historia
encerrada en los contornos actuales del Estado nacional argentino. Llama la atención, no
obstante, la notable supervivencia de estas mismas cuestiones en el ámbito académico
actual, como veremos más adelante.
Esto amerita algunas reflexiones. No hay duda de que muchos repiten estas versiones
porque comulgan con esa interpretación de la historia nacional y de la geografía –o de la
geopolítica, para ser más precisos- y con sus contenidos ideológicos. Pero, en otros
casos, resulta absolutamente dudoso que se trate de esos motivos. Creo que hay mucho
de ingenuidad en los historiadores que usamos los mapas e imágenes con un sentido
absolutamente ilustrativo, sin detenernos a analizar los preconceptos que esos elementos
contienen. Tal vez cabría recuperar, para estos casos, la noción de “saber olvidado” de
Max Scheler, es decir, lo que queda en el fondo de nuestra conciencia una vez que
olvidamos los contenidos específicos que aquellas nociones portaban (Romero, coord.,
2004:18). Digo esto porque las imágenes que vamos a ver a continuación no son producto
de mentes reaccionarias, sino creaciones de colegas que merecen en muchos casos
nuestro mayor respeto como historiadores socialmente comprometidos y progresistas.
Veamos algunos ejemplos:
El mapa siguiente, incluido en un Atlas Histórico publicado en el año 2000, lleva por título
“Grupos étnicos del territorio argentino (S XVI)”. Obsérvense los límites del Estado-Nación
que sirven de base a la distribución de los grupos étnicos –encerrados en esos mismos
límites- en el Siglo XVI (¿?).
En el mismo texto, de amplísima consulta académica, se incluye el siguiente mapa, que
lleva por título: “El territorio en el siglo XVI” (¿?)
El mapa que veremos a continuación representa los “Circuitos mercantiles de la era
colonial”, incluido en una historia económica del siglo XIX publicada muy recientemente.
Aquí pueden verse claramente dos cosas, los escasísimos vínculos del espacio
rioplatense con el conjunto colonial, por ejemplo con el territorio chileno (¿?), y dos
espacios grisados claramente delimitados como “territorios indígenas” que no guardan
ninguna relación con el conjunto espacial representado (¿?). Es decir, persiste la idea del
territorio indígena como “espacio vacío”.
Los circuitos mercantiles de la era colonial del
Virreinato del Río de la Plata
En la imagen que mostramos a continuación, “Las rutas comerciales tras la independencia
(Siglo XIX)”, se insiste en la misma idea para el resto del período decinomónico. Sólo dos
vinculaciones visibles se marcan entre los espacios chileno y argentino, mientras que
ninguno se reconoce entre las áreas indígenas y el resto del territorio (¿?)
Las rutas comerciales tras la independencia
El siguiente texto ha sido extraído de un material de cátedra utilizado en la Facultad de
Ciencias Económicas de la UBA, que cuenta con múltiples ediciones, y que deja
claramente explicitada la idea de que el tendido de líneas férreas habría provocado la
ruptura de las tendencias centrífugas de los circuitos mercantiles, iniciando en
consecuencia la conformación plena de un mercado nacional hacia los años 1880, con lo
cual se desconocen los múltiples contactos socioeconómicos que perduraron en las áreas
fronterizas hasta avanzado el siglo XX:
"Su
aparición [se refiere al
ferrocarril] durante los años '60 y
'70
significó
una
verdadera
revolución en las comunicaciones
[...] El acceso al interior de
manufacturas europeas mucho
mas baratas que las procedentes
del Pacífico fueron reorientando
hacia el Atlántico a todas las
regiones argentinas, revirtiendo
las tendencias centrífugas, y
operando
una
unificación
económica que sentó las bases
para la formación de un mercado
nacional" (Ossona, 1992)
La imagen de “El nuevo mapa para la Argentina en el último cuarto del siglo XIX”, que se
incluye a continuación, repite la misma idea en el texto de historia económica antes
mencionado. En este caso, se extienden al conjunto nacional las características de la zona
más favorecida por el modelo agroexportador, desprendiendo de ello la conformación
plena de un mercado nacional hacia fines del siglo XIX, en tanto se muestran
absolutamente cortados los vínculos con los países limítrofes (¿?) De la estructuración de
las comunicaciones que muestra este mapa, absolutamente funcional al modelo
exportador, con clara orientación atlántica, se desprende la unificación económica del país
y el corte definitivo de los contactos en las áreas fronterizas. La unificación política del país
resultaría entonces acorde, en tiempo y espacio, con la unificación económica del mismo.
Un nuevo mapa para la Argentina (último cuarto siglo XIX)
Pero podríamos sumar a esto una cantidad infinita de ejemplos. Se sigue hablando de
una sociedad argentina esencialmente blanca, con fuertes componentes europeos por
efectos de la inmigración masiva -invisibilización del indio-; del fin de la fórmula alberdiana
de la “república posible” con la ley Sáenz Peña del voto secreto y obligatorio de 1912, a la
cual se atribuye la categoría de universal aunque excluya a las mujeres y a los habitantes
de los Territorios Nacionales, que recién se convirtieron en ciudadanos plenos de la nación
a mediados de la década de 1950, entre otros.
Algunos aportes de la historiografía regional:
También cuando comenzamos a realizar investigación histórica regional de manera más
sistemática, allá por mediados de la década de 1980, lo hacíamos imbuidos de algunos
preconceptos sólidamente instalados en la bibliografía y muchas veces incorporados en la
documentación oficial. Partíamos en principio de hacer una historia de Neuquén encerrada
en los límites del antiguo Territorio Nacional, luego Provincia de igual nombre:
Mapa Provincia de Neuquén
Aunque conocíamos los importantes vínculos socioeconómicos existentes entre las
sociedades indígenas y las hispano-criollas, que articulaban al norte de la Patagonia
argentina con el sur chileno desde tiempos inmemoriales, antes de que los Estados
nacionales se definieran como tales, entendíamos que la llegada del ferrocarril al vértice
oriental del territorio y el consecuente cambio de la capital desde Chos Malal, en el norte
neuquino, a ese punto, había reorientado definitivamente el funcionamiento socioeconómico de la región hacia el Atlántico. La misma documentación oficial así parecía
indicarlo:
“... me ha traído al convencimiento
de que la capital del Neuquén debe
levantarse en el amplio valle que
comienza al pasar el río. Si bien es
cierto que esta posición no es
materialmente central con respecto
al territorio, es en cambio de alta
significación económica y política,
primero porque consulta los agentes
mas poderosos de civilización actual
y segundo porque en vez de impulsar
el comercio de adentro hacia afuera,
como sucede hoy, lo incluirá
fuertemente de afuera para adentro,
siguiendo las corrientes centrípetas
auxiliadas por vías férreas y fluviales
que concurren al Atlántico con su
gran puerto de Bahía Blanca...”
(Archivo Histórico Provincial, Libro Copiador
T/1904, Telegrama del Mtro. del Interior Dr.
Joaquín V. González al Gdor. Bouquet
Roldán, 7-4-1904)
Con el avance de nuestras investigaciones pronto descubrimos que el centro socio
económico regional, pese a los buenos deseos del Ministro Joaquín V. González, seguía
estando en las áreas andinas, lo cual era fácilmente comprobable en diversas fuentes
cualitativas y cuantitativas, como los censos. Esto nos llevó a reconstruir los circuitos
mercantiles y a comprobar la supervivencia de las antiguas formas indígenas de
comercialización del ganado regional en el mercado chileno. En un claro ejemplo de
economías complementarias, mientras el área de cría se encontraba en el oriente
cordillerano, la transformación, el consumo y la comercialización se efectuaban en las
ciudades y puertos del Pacífico Sur. Por supuesto que la llegada del ferrocarril había
introducido cambios, pero estos no habían afectado en demasía el funcionamiento
tradicional de las áreas andinas. La pregunta era entonces ¿hasta cuándo habían durado
estas formas tradicionales del funcionamiento socio-económico regional? Futuros avances
en la investigación indicaron que recién alrededor de los años 1930 ambos Estados,
argentino y chileno, habían comenzado a tomar medidas arancelarias y a colocar límites al
comercio cordillerano de ganado, que se habría cortado definitivamente, al menos en
términos legales, en la segunda posguerra. La hipótesis que entonces manejamos era que
la crisis del modelo agroexportador y la profundización de la etapa sustitutiva de
importaciones habría necesitado de mercados nacionales más firmemente controlados.
Esta nueva periodización, que resultaba válida para Neuquén, también lo era para otras
áreas andinas productoras de ganado del país, marginales y periféricas al modelo
agroexportador, tal y como demostramos con la publicación de una serie importante de
trabajos de colegas argentinos y chilenos (Bandieri, coord., 2001).
La verdadera integración al mercado nacional de estas regiones habría sido entonces
producto de un proceso muy largo y complejo, especialmente para los sectores de escasos
recursos que antiguamente comercializaban sus animales en el mercado trasandino, y no
se había producido en 1880, sino en las décadas del 1930 y 40. Mas recientemente,
hemos demostrado que esta periodización no solo es válida en términos económicos, sino
que es aplicable a una serie importantísima de factores vinculados a la preocupación por
“argentinizar” la Patagonia, preocupación por cierto no ajena a las huelgas de los obreros
rurales santacruceños de la década de 1920 y a la intencionalidad de los grupos
nacionalistas que desde la década siguiente dominaron la política nacional. De esa
manera, una serie de instituciones y agentes estatales se hicieron presentes en la
Patagonia (Gendarmería, Vialidad y Parques Nacionales, escuelas de frontera, sucursales
del Banco de la Nación Argentina, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Yacimientos
Carboníferos Fiscales, etc.) consolidando una presencia estatal hasta entonces
relativamente débil (Bandieri, 2009).
En el caso de la Patagonia entonces, la investigación regional sugiere una nueva
periodización para una presencia estatal más definitiva, que no se corresponde con los
años 1880 sino con las décadas de 1920, 30 y 40, cuando los gobiernos de turno
realmente se preocuparon por “argentinizar” los territorios del sur, lo cual también puede
relacionarse con el otorgamiento del voto a sus habitantes a mediados de la década de
1950. Asimismo, se impone una nueva espacialización de las relaciones socioeconómicas, no sujeta a los límites políticos nacionales y/o territoriales, donde la Cordillera
de los Andes deje de ser una valla para convertirse en un espacio social. En resumen, las
variables espacio-temporales se han modificado a partir de la investigación regional.
En conclusión, insistimos en la importancia de remarcar estos resultados para rectificar una
historia nacional demasiado generalizante y encerrada en los límites territoriales del
Estado-Nación, tarea que consideramos imprescindible de incorporar en el campo de la
enseñanza de la historia. Pero, además, y esto es fundamental para quienes hacen
investigación, la periodización válida para nuestros trabajos nunca debe establecerse “a
priori” -porque repetiríamos aquello que estamos tratando de corregir-, sino que debe surgir
como producto del propio objeto de estudio. Lo mismo con los alcances espaciales de la
región, que nunca es un espacio previamente delimitado sino un sistema abierto que
“empieza y termina donde empieza y termina su explicación” (de Jong, 2001). Para ello hay
que romper con las concepciones historiográficas tradicionales y transformar los límites en
fronteras, o sea en espacios sociales construidos históricamente, de gran dinamismo y alta
complejidad.
Bibliografía citada
Bandieri, Susana, coord. (2001) Cruzando la cordillera... la frontera argentino-chilena como
espacio social, Serie Publicaciones CEHIR-UNCo., Neuquén.
Bandieri, Susana (2009) “Cuando crear una identidad nacional en los territorios
patagónicos fue prioritario”, en Revista Pilquen, Sección Ciencias Sociales, Revista
Digitalizada, Año XI, nº 11, Viedma, Centro Universitario Zona Atlántica –CURZA-, UNCo.
de Jong, Gerardo (2001), Introducción al método regional, Neuquén, LIPAT-UNCo.
Ossona, J. L. (1992) “La evolución de las economías regionales en el siglo XIX”, en
Rapoport, M., comp., Economía e Historia. Contribuciones a la Historia Económica
Argentina, Buenos Aires, Edit. Tesis.
Oszlak, Oscar (1982) La formación del Estado Argentino, Buenos Aires, Ed. de Belgrano.
Romero, Luis Alberto (Coord.) (2004) La Argentina en la escuela. La idea de Nación en los
textos escolares, Buenos Aires, Siglo XXI.
2.- Algunas reflexiones sobre la gestión de las instituciones estatales en Chubut.
1983-2011.
BLANCO, Daniel. Presidente
BRITTOS, Horacio. Secretario
Centro de Formación, Investigación y Documentación (CeFIDoc).
cefidoc@elbolson.com
Introducción
Históricamente, la democracia se ha manifestado siempre
como una promesa y un problema a la vez. Promesa de un
régimen acorde con las necesidades de la sociedad, fundada
sobre la realización de un doble imperativo de igualdad y
autonomía. Problema de una realidad que a menudo está muy
lejos de haber satisfecho estos nobles ideales.” (Ronsavallon:
2007,22)
Las dinámicas estatales que observaremos, discurren entre los años que van desde la
restauración democrática, la crisis del 2001-2002, y algunas continuidades.
Se trabaja sobre un presente que no puede desembarazarse del todo de los tiempos en
que la democracia se vio encorsetada por los paradigmas económicos neoliberales que
dominaron hegemónicamente la escena política entre el Proceso de Reconstrucción
Nacional y el fin de la convertibilidad.
La convertibilidad culmina con la catástrofe final1 de un Estado Nación que había sido
cuidadosamente desmantelado durante 25 años. Es en el marco de esa catástrofe, y a la
luz de la actual crisis del modelo neoliberal a escala mundial, que el “redescubrimiento” de
la Patagonia tiene lugar. Como un nuevo percatamiento del capital financiero hacia un
lugar con bienes naturales inconmensurados, enormes extensiones áridas y agua de fácil
acceso, abundante aunque concentrada. Un espacio visualizado como una oportunidad
para la aplicación de mecanismos financieros que acompañan a las denominadas
tecnologías de punta (minería a cielo abierto), las compensaciones por el cambio climático
(bonos de carbono), o el acaparamiento de tierras que incluyen, en todos los casos, el
acceso al agua.
La vieja idea de Hardin2, retomada luego por Ronald Coase (uno de los mayores
exponentes de la escuela de Chicago y Nobel en 1991), de que las externalidades pueden
conducir a ineficiencias sistémicas por la ausencia de derechos de propiedad, subyace en
estos emprendimientos aunque no se explicita en los considerandos de los decretos,
resoluciones y sentencias que privatizan el acceso a bienes comunes.
Por otra parte y producto de la pugna de intereses sectoriales y de proyectos nacionales y
regionales disimiles, como señala Guimaraes, “se viene dando un tratamiento maníacodepresivo al Estado en América Latina (y en Argentina está a la vista, agregamos
nosotros). En la fase maníaca, los actores sociales lo bendicen y le piden que otorgue
préstamos a tasas de interés real negativas, asigne favores fiscales, haga obras de
infraestructura, etc. En la fase depresiva, lo denigran y lo minimizan, acusándole de
1
La catástrofe Estatal se define como ruptura de una estructura sin constitución de otra, la catástrofe post-estatal se define por la ruptura
del mismo principio estructural- En este sentido, la catástrofe post-estatal implica la liquidación de cualquier noción de estabilidad.
(Grupo de Reflexión rural en dialogo con Ignacio Lewkowicz. Pág. 24-25)
2
Garrett Hardin, biólogo de tendencia social-darwinista, lo expuso en su artículo "The Tragedy of the Commons" publicado en 1968.
,"The Tragedy of the Commons" publicado en 1968.
representar el interés exclusivo de las clases dominantes, o bien exigiéndole el recorte de
su aparato burocrático y del gasto público.”
La provincia de Chubut ha sido un escenario notable de esta situación, solo a modo de
ejemplo hay que recordar que el Estado Nacional y Provincial fueron los factores
dinamizadores de su desenvolvimiento, estuvieron fuertemente presentes en todo
momento desde la ocupación efectiva del espacio por parte del Estado Nacional a fines del
siglo XIX. Así las empresas estatales como YPF, Agua y Energía, las leyes de promoción
industrial, que permitieron la instalación de empresas, la promoción del enclave de ALUAR,
a través de líneas de financiamiento, entre otras acciones, generaron una presencia estatal
mucho más significativa que en otras regiones del país. Cuando en la década del ´90 se
desmantela este esquema en todo el país, los efectos en nuestra provincia fueron
devastadores. Y a los problemas ambientales que se arrastraban de los paradigmas
desarrollistas se agregaron aquellos que derivaron en la visión neoliberal que imperó/a en
numerosos exponentes del poder político y económico.
Las Instituciones como “galpones”
En ese marco las instituciones de control y construcción de subjetividades, reparticiones
públicas, escuelas, agencias estatales diversas, dependientes del Estado tanto nacional
como provincial devinieron en lo que Ignacio Lewkovicz denomina “Galpones”. Asi
Lewcovicz señala que “las condiciones generales con que tienen que lidiar (las
instituciones) no son estatales sino mercantiles, no son estables sino cambiantes. La
velocidad del mercado amenaza la consistencia ya fragmentada de las instituciones,
nacidas para operar en terrenos sólidos. De esta manera – sin función ni capacidad a priori
de adaptarse a la nueva dinámica- se transforman en galpones.” ( Lewkovicz 2007:32)
Esto es aplicable a la mayoría de las agencias estatales que carecen de un sentido (hacia
donde ir) que no sea la lógica que impone la agenda del mercado, y potenciado ésto por un
excesivo individualismo insolidario, lo que Bleichmar denomina narcisismo, genera un tipo
de actor que por una parte descree del estado y por otra demanda de él una acción
totalizadora que le de protección. Pero sin dudar también es aplicable como veremos a los
gobiernos. Y tomaremos los casos en la Comarca Andina.
Por ello, trabajar en una institución galpón, sea agencia o gobierno, donde se carece de
cohesión lógica y simbólica, donde de lo que se trate sea un coincidir puramente material
de los cuerpos en un espacio físico, no garantiza una representación social compartida por
los ocupantes del galpón, de allí que en ese mismo espacio pueden confluir lógicas,
propuestas y acciones totalmente disimiles y contradictorias. (Lewkovicz 2007:32)
La idea de galpón se opone a la de sistema, es decir ya no estamos en un lugar donde las
cosas que hacemos tienen una lógica común que deviene de la lógica de la sociedad en su
conjunto, pensemos en el desarrollismo que dominó el pensamiento político social en los
albores del nacimiento de nuestra Provincia, a fines de los ´50 y durante toda la década del
´60.
Así, reiteramos, la lógica del mercado es el individuo no el sistema, por ende existe una
tensión permanente, muy grave, entre necesidades actuales y necesidades futuras que
impide una mirada del largo plazo social.
Desde este punto de vista, miremos nuestro mapa reciente de conflictos ambientales. Una
conflictividad que convulsiona por su naturaleza aparentemente dilemática: reconocer la
legitimidad de la demanda de desarrollo y – a la vez- del reclamo de preservar las mejores
condiciones ecosistémicas del territorio.
Existe así una creciente conflictividad ambiental en la Provincia del Chubut. Se reedita
cada tanto en Esquel, en la áreas petroleras y se abre ahora en la Meseta Central.
Coexisten proyectos de “crecimiento”, “desarrollo”, de control de la desertificación y
mejoramiento ovino, de ampliación de la superficie irrigada para emprendimientos
agrícolas, ofertas de turismo especializadas, “abastecimiento” de agua y energía,
necesidad de infraestructura y de minería a cielo abierto.
¿De qué desarrollo hablamos? Nuevos aportes conceptuales para la reflexión.
Durante cincuenta años el debate en torno al contenido del desarrollo, dominó una buena
parte del intercambio entre economistas del Norte y del Sur. Es significativo que –a la luz
de las conceptualizaciones actuales- el tiempo dedicado a esto, los ríos de tinta y las
montañas de papel, finalmente se haya arribado a la conclusión de que se trata de un
concepto vacío.
Las crisis ecológicas manifiestan una disfunción del sistema político (Guimaräes, 2003).
Las causas de estas problemáticas hay que buscarlas en el cimiento político social: la
explotación sin límite de los ecosistemas tiene el misma racionalidad que los esquemas de
explotación que algunas personas (físicas o jurídicas) ejercen sobre otras (Kovel, 2005).
En busca de superar las conceptualizaciones del crecimiento, el desarrollo, el desarrollo
sostenible e, incluso, el de desarrollo sustentable, surgió en los últimos años un
convincente consenso en torno al potencial de maduración, movilización y articulación
política que ofrecía la idea de Sustentabilidad para las organizaciones sociales y en
especial para el movimiento ambiental.
Por un lado, porque quiebra el sinsentido que implica indagar acerca de los dilemas del
desarrollo y el crecimiento (casi siempre vinculados a la falsa opción “empleo, aún con
daño a los ecosistemas” vs “desocupación con ecosistemas inmaculados”) sin integrar, en
el análisis, al ambiente como una dimensión fundamental de la problemática. De este
modo, al incorporar el ambiente, se amplía la mirada de las organizaciones
tradicionalmente ocupadas de cuestiones sociales como la pobreza, la falta de empleo o
de vivienda, los bajos salarios o las variadas discriminaciones asociadas al género, que,
hasta cierto punto, coincidía con la visión clásica que percibe a la economía como un
subsistema cerrado, donde no hay externalidades ambientales.
Por otra parte, y como contrapartida, ha enriquecido y amplificado el marco conceptual en
el que desarrolla su acción una parte muy representativa del movimiento ambiental al
incorporar las dimensiones sociales, económicas y políticas en su fundamentación,
protestas y propuestas.
Esta línea de pensamiento, que asume el carácter complejo de las problemáticas
ambientales (y por ello se resignifica en cuatro dimensiones: ambiental, social, económica
e institucional) autoriza el tránsito sobre superficies reflexivas que incluyen la indagación
acerca de la gobernabilidad democrática y de las prácticas institucionales de participación
ciudadana en la decisión e implementación de proyectos. En el nivel micro, esta dimensión
política se concreta en la democratización territorial, y a nivel macro, en la democratización
del Estado.
Esta herramienta de análisis, nos permite unir causalmente la degradación de los
ecosistemas y la pérdida de calidad de las políticas estatales de promoción social.
Políticas en el galpón.
En el primer semestre de 2009 se inauguró en Epuyén, Chubut, una agencia de Desarrollo
Local en la Comarca, con fondos nacionales. Una idea interesante, si no fuera porque
hemos visto en los últimos 25 años, sucederse agencias, planes, proyectos locales, etc.,
etc. sin que los resultados de ese gasto (la mayor parte, deuda fácil) hayan producido
cambios visibles. Con nombres diversos en esos cinco lustros el INTA trabajó contra la
desertificación, dictó cursos de formación ( sobre esquila, cuidados sanitarios,etc.), en
apoyo a crianceros minifundistas, se propuso intervenir en las cadenas de comercialización
de lana y carne, fomentando cooperativas, llevó adelante el Programa Mohair, impulsó
Planes de Mejoramiento Ovino, tanto genéticos, como de higiene, desarrolló Planes de
Fijación de Médanos etc. etc. La lectura de esos proyectos nos muestra que, en el diseño
de sus programas de extensión3, se han manejado con los mismos parámetros que en los
programas de investigación. Así un proyecto de extensión está formulado igual que un
proyecto productivo o uno de investigación. En cuanto a ello, es posible sugerir que una
parte del problema principal radique en la formación de sus técnicos, mayoritariamente
Ingenieros Agrónomos o Veterinarios. Una formación autocentrada en la disciplina, con
debilidades epistémicas para intervenir en contextos culturalmente diversos y socialmente
inestables.
Donald Worster ( 2005) refiriéndose a este mundo de técnicos, tomando como ejemplo a
los ingenieros hidráulicos sostenía que “Necesitamos estudiar más del cerca esta “
cofradía” de ingenieros, muy internacional y con capacidad de desplazamiento, que predica
el credo del imperialismo y el desarrollo económico (…). ¿Quiénes eran y cuál fue su
entrenamiento? ¿Dialogaban en un lenguaje común a pesar de sus diferencias nacionales?
¿Qué concebían como los fines de su ciencia y su técnica? ¿Cuales eran sus actitudes
hacia la naturaleza y el agua? ¿Cuáles fueron sus metáforas dominantes que usaban al
pensar en ríos, inundaciones o aridez?.
A esto hay que agregarle que hay siempre, en la metrópoli porteña y a la cabeza de las
agencias, especialistas en bajar el discurso dominante, acomodándolo a cada época. El
sistema Científico - Tecnológico está lleno de lugares de privilegio y se alimenta a sí
mismo4.
Esto nos introduce en el segundo caso. En la segunda quincena de marzo del presente
año 2011, cuando aún humeaban enormes extensiones de bosques nativos quemados en
un incendio intencional que, iniciado en Lago Puelo, Chubut , se extendió hasta El Hoyo y
afecto casas, mejoras, instalaciones públicas, etc., sucedieron en simultaneo dos
acontecimientos de trascendental importancia, el primero con un decreto5 el 268/11 que
transfiere la tierra publica fiscal provincial, no asi, aclara expresamente a los bosques
nativos que estén sobre su superficie, bosques que -.en el caso de Lago Puelo, uno de los
Municipios demandantes de la norma- acababan de desparecer bajo las llamas. Es decir
queda solo la tierra que, ahora sí, el Municipio puede disponer de manera discrecional.
Pocos días después, en críptico comunicado radial, ese mismo Municipio notifica la
realización de un Taller de Diagnóstico Participativo para debatir el Plan de Ordenamiento
Territorial de Lago Puelo. Al cónclave concurrió un reducido conjunto de funcionarios de los
ámbitos provincial y local, de diversas áreas probablemente involucradas en la tarea de
“operar sobre el territorio”; y una escasísima representación de particulares miembros de
una ONG vinculada a problemáticas de Desarrollo Local. Las organizaciones de vecinos y
otras entidades intermedias no estuvieron presentes, porque no fueron invitadas o porque
no se sintieron participadas de la actividad.
La cita era la instancia de consulta social prevista en el diseño del Plan de Ordenamiento
Territorial, realizado por un equipo técnico, con respaldo institucional de la Secretaría de
Infraestructura, Planeamiento y Servicios Públicos de la Provincia de Chubut y
financiamiernto del Banco Interamericano de Desarrollo. El experto que explica los
alcances de la convocatoria señala que el principal insumo de la presenta acción de
3
Freire sostenía:“ la acción extensionista implica, la necesidad que sienten aquellos que llegan hasta la otra parte del mundo,
considerada inferior, para, normalizarla.”. E insistía que la extensión es antidialógica, es un camino de domesticación. (Cfr.Freire,P,
1975: 26-46)
4
Cecilia Gargano analizó los cambios operados en las tareas de investigación y extensión del INTA durante el proceso militar. Cambios
que no pudieron ser superados en el marco del neoliberalismo imperante hasta bien entrado el corriente siglo y que aún impregnan
algunas estrategias de la agencia.
5 Días después dejado en suspenso.
planeamiento es el trabajo realizado por la UNPSJB – UATA durante los años 2006-2007,
cuyo objetivo era, precisamente- delinear un Plan Estratégico que descubra las líneas
tendenciales del crecimiento de la localidad y debatir participativamente “el futuro
deseado”. Una situación parecida se plantea en localidades vecinas. El presente afán de
elaborar un Plan que haga previsibles y consecuentes a las políticas públicas, se plantea
como la “necesidad de contar con una herramienta clave que oriente a las actuales y a la
próximas gestiones municipales”.
Se refuerza así la lógica que impera en las instituciones estatales cruzadas por intereses
enormes que no pueden ser controlados.
Es la misma lógica del mercado a falta de demanda se genera una oferta (a medida de las
consultoras que crecieron en la ola neoliberal).
Siempre hay algún Plan. Los hubo, los hay y –parece ser- que los habrá.
Uno como continuación de otro, cambiando los ejes del anterior, o como creación lateral.
Proposiciones nacidas al calor del financiamiento externo que atraviesan tanto los ámbitos
académicos, las agencias y en los últimos tiempos también fijan agendas de numerosas
Organizaciones no Gubernamentales creadas Ad-Hoc.
En numerosos trabajos publicados sobre la meseta del Chubut, los profesionales, aceptan
el principio de que hay que mejorar los animales, lograr una menor y mejor majada, y así
evitar un poco el sobrepastoreo (fenómeno que se repite durante los últimos 120 años sin
que se haya podido limitar de manera significativa el proceso de degradación ambiental,
erosión-desertificación). Entretanto, no se detiene el lento, pero cada vez más pronunciado
proceso de abandono del campo de los crianceros en Patagonia para ir a instalarse a la
vera de las ciudades. Se evita mencionar que el proceso de desertificación6 comienza en el
mismo momento que la Oligarquía pampeana decide trasladar la explotación ovina a la
Patagonia, respondiendo a las necesidades del Imperio Inglés. El impacto del ovino sobre
los pobres pastizales patagónicos fue terrible. Expertos de diversos organismos técnicos
provinciales, nacionales e internacionales, acuerdan que el fenómeno se debe, al menos
aquí, al sobreuso del suelo potenciado por los factores climáticos. Esa conjunción llevó a
un agotamiento del recurso natural, base de la explotación lanar extensiva. Ya en la
década de 1910 para Bayley Willies esto era un dato inequívoco. Solo 25 años después de
su introducción masiva.
A partir de ese momento, hubo sucesivos análisis efectuados por políticos (como el
Gobernador Pagano en su informe de 1936 al Gobierno Nacional en Río Negro) y por
especialistas, los primeros a fines de la década del 50 como Alberto Soriano, a los que hay
que agregar en los años 60’s y 70’s los del técnicos del CFI.
Desde entonces se repitieron proyectos de remediación sin abarcar a la totalidad del
subsistema ovino, por ende, la mayoría de los planes fueron capitalizados por los
eslabones más fuertes del circuito: grandes acopiadores, lavaderos de lana porteños o
extranjeros, mientras que los minifundistas, señalados por la mayoría de los escritos como
los principales responsables de la desertificación, estaban cada vez peor.
A pesar de tantos esfuerzos, la insuficiencia del conocimiento generado sobre este tema
resulta palmaria en la opinión de P. Borelli: “[…] todavía no se conoce cuanto pasto
producen los pastizales, que especies son preferidas, cual es la resistencia al pastoreo y,
en consecuencia, cuanto pasto se puede cosechar a través de los animales“. 7
6
“La desertificación es la extensión de las condiciones de desierto como resultado del impacto humano, en ecosistemas de regiones
áridas, semiáridas y sub-húmedas (...) el no control del fenómeno provocaría no solo un avance en las condiciones de desierto sino, y
como consecuencia de ello, una menor productividad de los ecosistemas" (Bertolani, 1989).
7
Pablo Borelli (técnico de INTA - EEA Río Gallegos) citado por Larry Andrade.
Incluimos en esta lista inacabada, al Programa Social Agropecuario8. Dirigido
esencialmente a pequeños productores con N.B.I, el PSA fue diseñado claramente como
un paliativo, en el marco neoliberal de las denominadas políticas compensatorias de
los´90. Los técnicos que trabajaron para el Programa hasta el año 2008, revistaban en una
relación contractual tan precaria, que sus ingresos dependían de la presentación de
proyectos. Por otra parte el mismo diseño del programa los conducía a atender a cada
productor en forma individual, sin interrelación comunitaria, lo que les impedía proponer
financiar esquemas que provocaran sinergia social.9
En el ámbito privado, un jugador frecuente es la Fundación para el Desarrollo Humano
Sustentable de la Patagonia (FDHSP)10, una iniciativa empresarial ligada a agencias y
entidades multilaterales extranjeras. En el Noroeste, la Fundación tuvo como contraparte a
la Cooperativa Agrícola Paralelo 42 (El Hoyo, Ch), a las Municipalidades de la comarca,
INTA Bolsón, Ministerio de la Producción; utilizando financiamiento estatal y del BID. 11
En los Municipios cordilleranos vemos como el patrón antes descripto se repite; cunde la
urgencia por contar con un Plan Estratégico. Esquel avanzó en el año 1997 y lo culminó en
1999, se lo denominó Esquel SEAS. Allí, las agencias intervinientes fueron la Unidad
Académica de Temas Ambientales ( UATA) de la Universidad de la Patagonia y la ya
mencionada Fundación. Esta última, propone la idea y con ella el financiamiento, ya
preacordado, del BID.
En el Municipio de El Bolsón para la misma época (1997) con la coordinación de Facultad
de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, de la Universidad Nacional de Córdoba.
Se trabajó con referentes de la comunidad y de allí surgió un informe preliminar
denominado “El Bolsón. Provincia de Río Negro. República Argentina. Bases para la
elaboración de un plan estratégico.
Simultáneamente y está vez incluyendo a todos los Municipios de la Comarca Andina del
Paralelo 42 se formó el CODECAP, Consejo para el Desarrollo de la Comarca Andina del
Paralelo 42. Quién elaboró un Informe final “Proceso participativo para la formulación y
gestión institucional y social de un proyecto de desarrollo sustentable”, junto a las
Universidades Nacionales de La Plata, del Comahue y de la Patagonia S. J. Bosco.
La crisis del fin de siglo en la Argentina, discontinuó transitoriamente la “asistencia” de las
entidades financieras transnacionales.
Recién luego del default soberano del 2001 y la posterior renegociación de la deuda,
nuevamente las agencias internacionales intervienen en la agenda regional y así, por una
parte reaparecen los planes de Plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos en las
localidades, pero además, sin tener una evaluación de los logros o dificultades, de las
razones de su no aplicación en las localidades involucradas, se inician hacia el año
2006/007 nuevos trabajos de elaboración de planes estratégicos, otra vez la Unidad de
Asistencia en Temas Ambientales (UATA) de la Universidad Nacional de la Patagonia San
Juan Bosco, sede Esquel elabora, esta vez para Lago Puelo un documento, “Directrices
de ordenación para el desarrollo territorial de Lago Puelo”12.
8
El Programa Social Agropecuario (SAGPyA, 1993) fue “…una propuesta de promoción dirigida a los pequeños productores
minifundistas de todo el país, tendiente a superar las restricciones financieras, productivas y sociales y lograr, a través de una estrategia
organizativa grupal, una inserción social más plena y equitativa de los mismos”.
9
Entrevista al Ingeniero Gustavo Boldin de Epuyén .
10
La Fundación para el Desarrollo Humano Sustentable de la Patagonia (FDHSP) dice ser “una iniciativa
empresarial orientada a promover el desarrollo de la Región, pensado como sustentable, asentado en la participación y en el rol social
de la empresa”.
11
La información fue extraída de la página web de la Fundación.
12
“por caso el de la localidad de Lago Puelo, cuyas autoridades municipales (2007) recurren a la Universidad Nacional de la Patagonia
San Juan Bosco (demanda social) requiriendo asesoramiento en materia de ordenamiento territorial dada una importante crisis en
materia de conflictos de usos y desactualización de su Código de Planeamiento.” (Bondel 2008:163)
Aún sin saber qué destino tuvo el trabajo en cuestión, sin que mediara entre los actores de
la comunidad ninguna evaluación, ni discusión sobre este informe, a fines del 2010 y con
financiamiento de la Dirección Nacional de Preinversión13 (DINAPREI) se inicia un nuevo
estudio sobre Planeamiento Territorial que se llevará adelante con una única reunión de
contacto con la comunidad. El proyecto cuyo costo de elaboración fue tasado en cerca de
$500.000 pone como insumos lo elaborado por la UATA pero en su presentación no hace
ninguna consideración a las razones por las cuales el mismo fue superado y exige hacerse
otro.
Simultáneamente, un programa similar es coordinado por la Fundación (FDHSP) en El
Hoyo con el objeto de elaborar su Plan de Ordenamiento Territorial.
Esta descripción no pretende rigor contable. La sumatoria de las enormes cifras volcadas
en la región durante estas décadas es un objetivo que supera los bordes propuestos para
este trabajo.
Muchos de los programas mencionados antes solo fueron anuncios, otros lanzamientos y
conformación de colegiados, otras veces, ejecución con seguimiento muy modesto. No un
encadenamiento lógico, eficaz y eficiente.
El desarrollo local, así entendido, o el crecimiento con sus ideas neoliberales implícitas,
ideas que primaron en el discurso de la etapa que se analiza, pretende adecuar la
producción territorial para insertarse mejor en el mercado internacional. El mito
desarrollista que manda crecer económicamente para distribuir se anuda al discurso
metafórico de la torta (cuanto más grande, mas para repartir) y se repitió con matices
desde los 60’s, hasta que se cambió por la de la copa y el derrame con el neoliberalismo
en los 90’s. Con la mediación del Estado o del Mercado según la época, en la región se
ejecutaron políticas, incluso de radicación de población, de corte economicista, ni social, ni
ambientalmente sustentables.
Se observa con claridad el debilitamiento de las condiciones de soporte natural del sistema
productivo, a través de la pérdida de recursos y de la degradación de los ecosistemas.
Externalidades del proceso capitalista que adquieren singular característica según su
relación de integración a los mercados internacionales. La franja mesetaria central que
sufrió históricamente la sobrecarga ovina, es una clara manifestación de estos efectos, que
no han sido peores debido a la caída del precio y del consumo de lana en la industria y su
paulatino reemplazo por fibras sintéticas.
A manera de conclusión
“Esto es efímero
Ahora efímero
Como corre el tiempo!..
(El tic no alcanza a tac)”
Patricio Rey y los redonditos de ricota
El déficit político que impide construir desde la experiencia colectivamente capitalizada, es
endémico en los últimos 20 años e invade otros ámbitos de frecuente consulta técnica, por
caso el de la planificación. Los Planes, los estudios, las “consultas” se superponen, lo
nuevo de una gestión municipal se convierte en viejo para la gestión siguiente.
De todos modos, es gratis. Hay quien “celebra” un convenio con Organismos Multilaterales
de Crédito, el crédito empieza a bajar por diversos escalones de una cascada,
favoreciendo a unos, causando la envidia de otros, y, nuevamente el flujo de fondos agita
13
La sola denominación de esta agencia estatal nacional ya denota el sesgo desarrollista que la enmarca.
a los consultores y entusiasma a los Intendentes. Como una rueda, los pasos de la
metodología se reiteran con nuevo despliegue técnico y rimbombancia de “futuro deseado”.
La misma racionalidad que trasmuta necesidad por satisfactor y oferta por demanda en
problemáticas rurales, se encuentra también en áreas urbanas. Podría argüirse que
aparece la “solución” antes que se advierta el problema.
Cual vendedores ambulantes haciendo el “puerta a puerta”, consultores con tintineantes
contactos internacionales recorren pueblos y ciudades14 ofreciendo el herramental que
embellece a su propio know how: una metodología práctica y probada, con
acompañamiento académico, una poderosa comunicabilidad política montada sobre una
retórica moderna y seductora, y –por supuesto- el financiamiento indispensable.
La planificación, en tanto modo de dar coherencia, orden y previsibilidad a la acción
territorial de los gobiernos locales, de ser una materia siempre pendiente en el ámbito
político tan predispuesto al cortoplacismo y al discurso de inauguración, deviene en
ejercicio repetido, estimulado y conducido por equipos técnicos. Ora una Universidad, ora
una fundación, ora una consultora con respaldo institucional en estamentos superiores. El
financiamiento siempre preacordado y disponible.
El impacto que el desmantelamiento estatal de los ‘90s, señalado en la primera parte de
este trabajo y su correlato de cooptación de los técnicos a través de la obligación de
autosustentar sus investigaciones, que empezaron a estar cada vez más ligadas a las
agendas extranjeras, llevó a muchas agencias nacionales y a la propia academia a ser
activas colaboradoras en interpretaciones interesadas de soluciones ambientales (por
ejemplo, proyectos de manejos forestales ligados a los bonos de carbono, reconversiones
productivas que conducen a nuevas formas de monocultivo o inclusiones al subsistema de
producción exportable de frutas finas, informes de impacto contratados por las empresas,
etc.)
La región operó como un importante sumidero de recursos financieros exógenos. La gran
mayoría de estos planes en los últimos 30 años se concretaron con la financiación del
Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Europeo de
Inversión (BEI), Agencia de Cooperación Alemana (GTZ), etc..
Los donantes y los financiadores construyen ideología, e imaginarios colectivos.15
Profesionales de fuste, técnicos reconocidos, coordinados por una Fundación asociados
con una Cooperativa, con fondos multilaterales, patrocinaban la implantación de berries en
el Noroeste del Chubut casi como un monocultivo a inicios del siglo XXI. El futuro tenía
cara de frambuesa y era inexorable. El pensamiento único tiene más de una máscara.
El discurso que presentaba la investigación previa, los gráficos, las tablas de precios
internacionales, los precios en góndola en USA o en Ámsterdam, exigían una rápida
reconversión, los plantines estaban listos. Quien no plantaba frambuesa padecería
eternamente “miedo y rechinar de dientes”.
Otras “salidas” al laberinto de la recesión doméstica eran aún más exóticas: en la zona
Esquel –Trevelin florecieron numerosos criaderos de zorros, financiados por el Fondo
Financiero Permanente ideado en la década del ´90 por el Gobernador Maestro en el
Chubut.
Al cabo de unos pocos años, ya que no la condición económica de los productores,
aumentaron al menos sus deudas. Retroalimentándose ad infinitum, esta misma situación
14
“En febrero de 1998, integrantes de la Fundación para el Desarrollo Humano Sustentable de la Patagonia realizaron una serie de
visitas y entrevistas con actores locales. En agosto de 1998, la Municipalidad de Esquel solicitó a la Fundación, asistencia técnica y
financiera para el proyecto”. (Carlos Baroli, 2007).
15
“[…] nutren un nuevo tipo de colonialismo cultural y económico y una nueva dependencia. Los proyectos se diseñan -o al menos se
aprueban- dentro de las "pautas" de prioridades de los centros imperiales o sus instituciones. Ellos son administrados y "vendidos" a las
comunidades.” (Petras, 2002).
(la morosidad creciente) abrió la posibilidad a nuevos y viejos gabinetes de investigación,
diagnóstico y propuesta. La versión microemprendedora del cuento de la buena pipa.
Los expertos contratados debieron ser conscientes de esta primer y gran limitación, pero,
por convicción (el optimismo tecnológico), por necesidad o simplemente por conveniencia,
aceptaron el pago de honorarios como retribución por el trabajo de campo.
En la década del 90 este dinero, primero para las consultoras externas (se llevan la parte
del león) y luego para las locales, eran por lejos el grueso de los recursos con que contaba
la academia y las agencias estatales.
Países latinoamericanos que han investigado oficialmente la génesis y la consolidación de
la Deuda Externa como modo de impedir procesos de desarrollo autónomo en el Tercer
Mundo han descubierto que, en muchos casos, “el principal destino de los fondos fue para
pago de consultorías16, asistencia técnica y capacitación”, con un promedio de pago del
37% del monto del crédito. Un promedio, como se dijo, ya que se denunciaron empréstitos
en que la proporción destinada al pago de consultorías superó el 60% (contra el 17% que
se utilizó para la compra de equipos y vehículos y el 16% a obras civiles). 17
En cierto modo, puede sostenerse que los brillos de la “Edad de Oro” de las consultoras se
van opacando con los acordes del réquiem que suena para los regímenes neoliberales en
la transición de los milenios. En Argentina, su actividad tuvo auge durante las
privatizaciones y los sucesivos cambios de mano de los paquetes accionarios de las
empresas desestatizadas. El último escándalo público que ventiló asociación entre las
Consultoras Privadas y el uso de créditos de entidades multilaterales data de 2002. En
ese entonces la justicia federal y “la Auditoría General de la Nación (AGN) detectaron en
algunos proyectos presuntas irregularidades vinculadas con la contratación de consultores”
18.
Otro informe sostenía que: “Un programa financiado por el BID, destinado a grandes
conglomerados urbanos ejecutado el Ministerio del Interior, en 1999 ($1 = U$S 1), pagó a
los consultores un promedio de $ 5342 la hora cátedra para dar capacitación en
informática”. La “irrazonabilidad" en el precio de los cursos, fue percibida y notificada al
Ministerio de Interior por … otra consultora19.
Finalmente se denunció que: La mayor parte de los gastos se realizó en la Secretaría de
Coordinación del Ministerio del Interior. El funcionario20 a cargo de la Secretaría se ofendió
por los reiterados "objetivos desvirtuados" de los programas y responsabilizó a los
organismos internacionales por la ausencia de un control eficaz.
En los últimos años, algunas áreas del PEN vienen ejerciendo de modo crítico la tarea de
contraparte local de las obligaciones crediticias asumidas con las entidades financieras.
Motivadas por el afán de autonomía que caracterizó el discurso nacional en la negociación
de la salida del default con estas entidades, o por el afán de optimizar el uso de esos
fondos, la contratación de consultoras extranjeras (a precios internacionales y pagadas con
divisas) viene disminuyendo21. Esto es de alguna manera un avance que esté en pugna
16
“Los altos costos dentro de este mercado se deben principalmente a que se trata de un mercado tribal. Una tecnocracia”. Según el
diario “EL OBSERVADOR ECONÓMICO” de Managua, en Nicaragua existe “la tendencia de complementar los bajos salarios en el
sector público con contratos de consultoría”. /www.elobservadoreconomico.com/archivo_anterior/147/principal.php
17
ECUADOR, Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público. Informe 2007
www.auditoriadeuda.org.ec/index.php?option=com_content&view=frontpage&Itemid=1
18
Diario LA NACIÓN, “Presuntas irregularidades en préstamos del BID y del BM”, 3 de junio de 2002.
19
Deloitte & Touche, una compañía del Reino Unido. www.deloitte.com
20
Néstor Perl. Un ex gobernador de Chubut que abandonó el cargo amenazado por un juicio político por malversación de fondos. En su
rencor, denunciaba que la maniobra para desplazarlo había sido pergeñada por el Secretario General de la Gobernación, Mario Das
Neves.
21
Tal el caso del programa LADA , allí estaba previsto una fortuna para capacitadores de origen mexicano, los técnicos del INTA
resistieron airosamente este robo y lograron redireccionar los fondos de una manera más coherente con los intereses locales.
con la lógica del autofinanciamiento que, impuesta en la época menemista, aún impregna
agencias estatales y universidades.
Bibliografía
Bertolani, Miguel A.: “Ecología y desertificación en Patagonia”. Revista Patagonia
Agropecuaria. Año V. Nro. 16, 1989.
Baroli, Carlos “Desarrollo local en Esquel y noroeste de Chubut Del Plan Estratégico
Participativo a la gestión integrada de proyectos”, recopilado por Rubén Zárate en
“Ciudadanía,
territorio
y
desarrollo
endógeno”,
Biblos,
2007.
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Página oficial
Diario La Nación
3.- Entre la desnacionalización, la privatización y el concesionamiento: Crisis y
desarticulación de las comunidades sociolaborales asociadas a los yacimientos
extractivos estatales de la Patagonia Austral, Argentina, 1976-1999
Mag. Daniel Cabral Marques (Docente investigador de la UNPSJB y de la UNPA, miembro
del Grupo de Estudios sobre Historia Social de la Patagonia Central-Austral, GEHISO
PaCeAl).
dacmarques@yahoo.com.ar
Resumen de ponencia
En esta ponencia se analizan los impactos sociales de los procesos de
desnacionalización de las empresas estatales extractivas de la Patagonia Austral
consecuencia de una política orientada al vaciamiento de la capacidad operativa de las
dichas compañías en un contexto represivo (1976-1983), de ajuste heterodoxo (19831989) y de privatización o concesionamiento de tales entidades en el marco de premisas
de fuerte sesgo neoliberal (1898-1999). Estas iniciativas se expresaron en una profunda
reestructuración de las comunidades sociolaborales asociadas a las explotaciones
petroleras, gasíferas y carboníferas estatales establecidas históricamente en el espacio
patagónico generando una pluralidad de situaciones sociales cada vez más segmentadas,
allí donde antes existía un escenario relativamente unificado.
Introducción:
En esta ponencia se analizan los impactos sociales de los procesos de
desnacionalización de las empresas estatales extractivas de la Patagonia Austral
consecuencia de una política orientada al vaciamiento de la capacidad operativa de las
dichas compañías en un contexto represivo (1976-1983), de ajuste heterodoxo (19831989) y de privatización o concesionamiento de tales entidades en el marco de premisas
de fuerte sesgo neoliberal (1898-1999). Estas iniciativas se expresaron en una profunda
reestructuración de las comunidades sociolaborales asociadas a las explotaciones
petroleras, gasíferas y carboníferas estatales establecidas históricamente en el espacio
patagónico generando una pluralidad de situaciones sociales cada vez más segmentadas,
allí donde antes existía un escenario relativamente unificado.
Básicamente, esta dinámica estuvo vinculada con la contracción en las posibilidades
de inserción ocupacional que dichas empresas irradiaban sobre la región, y con la
privatización de gran parte de las modalidades de protección social que cubrían a los
trabajadores ligados a tales comunidades laborales. En estos casos, la “expulsión” de
amplios contingentes de operarios antes integrados a los beneficios del sistema formal de
coberturas sociales, inauguró un ciclo de acelerada descomposición de las relaciones de
dependencia asalariada e instaló en la región un horizonte inédito, definido por la
precariedad laboral, el deterioro en la calidad de vida de la población y la endeble
participación en los mecanismos institucionales de la seguridad social. En relación a cada
uno de estos procesos se consideran las consecuencias de la acelerada desestructuración
de una organización sociolaboral antes homogénea y sólidamente integrada al dispositivo
de coberturas institucionales definido por su inserción plena en el mundo del trabajo. A
partir de entonces se propició un escenario que estuvo caracterizado por la emergencia de
situaciones de fragilidad, y por la vulnerabilidad de una trama social que se insinuaba como
un claro exponente de la descomposición de aquellos actores colectivos constituidos por la
dinámica de la experiencia generada históricamente al interior de las “comunidades de
fábrica”.
El proceso de transformación y reestructuración de YPF22 e YCF23 en la década de
los ‘90.
Hasta fines de los años 80 la actividad petrolera en la Argentina se caracterizó por el
liderazgo de la empresa estatal YPF y por la fuerte intervención reguladora del Estado en
materia de extracción, refinamiento y distribución de combustibles fósiles. El predominio
del Estado se sostenía en la necesidad de asegurar el autoabastecimiento del recurso,
favorecer la apropiación social de la renta generada por éste y definir políticas para el
desenvolvimiento del sector a través del establecimiento de precios y condiciones para el
desarrollo de la producción.24
En la década de los 70 y en una dinámica que proyecta sus inicios sobre los años
finales del segundo gobierno de Juan Domingo Perón, era ya evidente el proceso de
transformación del modelo de relaciones sociolaborales que
había caracterizado
históricamente a las empresas estatales extractivas en los distintos yacimientos a lo largo
del país. En efecto, en función de las modificaciones que fueron operándose en el
escenario nacional en materia de política económica comenzaron a introducirse,
paulatinamente desde la década del 60 y en modo explícito desde los años 70, cambios
significativos en la funcionalidad tradicional de estas empresas, básicamente en relación
con la sustentabilidad de sus comunidades laborales asociadas. La necesidad de llevar a
cabo una paulatina reestructuración productiva, se expresó en esta etapa a través de
distintas estrategias entre las cuales se destaca la “privatización” de las viviendas y la
consiguiente transferencia de los ámbitos residenciales del personal (campamentos y
barrios del yacimiento) al nuevo marco regulatorio representado por las vecinas
administraciones municipales (Comodoro Rivadavia en Chubut, Caleta Olivia, Río Turbio y
28 de Noviembre en Santa Cruz). En el mismo proceso, se impulsó el recorte de los
compromisos que la actividad petrolera y carbonífera había institucionalizado para la
reproducción de sus trabajadores en la esfera del consumo, restringiendo gran parte de los
servicios sociales establecidos formalmente desde los inicios de la explotación
(Proveedurías, Hospitales, Transporte público, etc.).
En el caso de YPF, los límites en la capacidad de sostenimiento de las modalidades
de intervención social que habían caracterizado por décadas a la explotación estatal
empezaron a hacerse significativas hacia fines de la década del 60, al potenciarse ciertos
problemas crónicos relacionados con la falta de capitalización de la actividad petrolera. De
hecho, la necesidad de concentrar esfuerzos en el ámbito de la inversión productiva
generó en los círculos decisorios del gobierno nacional y de la petrolera estatal la urgencia
por racionalizar los costos y asegurar la rentabilidad de las operaciones. Esta tendencia
restrictiva en materia presupuestaria puede observarse con nitidez en los denominados
“planes de austeridad” que comenzaron a institucionalizarse en el ámbito de YPF hacia
fines de los años 50, en el marco de una política empresaria preocupada por hacer
eficiente el funcionamiento de la actividad petrolera del Estado. Estas distorsiones llevaron
a una transformación paulatina de la imagen de autosuficiencia, ya tradicional en el
Yacimiento Fiscal, que sería erosionada por el repliegue que desde la petrolera comenzó a
22
Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Yacimientos Carboníferos Fiscales
Pablo Gerchunoff y Guillermo Canovas, “Privatizaciones en un contexto de emergencia económica”. Desarrollo Económico. Vol.
34. Nro. 136 (enero-marzo 1995). (pág. 502).
23
24
operarse en relación con la “asistencia” a su personal. La disolución de ese modelo de
relaciones sociales implicó de hecho la paulatina separación entre la esfera de la
producción y la esfera de la reproducción de los trabajadores por parte de la política de la
empresa. Cada vez más, la esfera de la reproducción fue cobrando autonomía,
asegurando al trabajador un margen de independencia respecto de la empresa en cuanto a
la provisión de los elementos básicos para la subsistencia. En cada caso, estas
modificaciones supusieron un impacto significativo sobre la población asistida al afectar
gran parte del desenvolvimiento de la vida cotidiana de la comunidad petrolera mucho
antes de instalarse en el escenario nacional de los años 90 la política de privatización de
las empresas públicas que, en el caso analizado, se tradujo en la reestructuración y
desaparición de “YPF Sociedad del Estado” con elevados costos económicos, sociales y
simbólicos para sus comunidades asociadas. Esta tendencia sería profundizada en el
marco del uso discrecional de los recursos generados por la petrolera estatal que se haría
corriente en el marco del Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) y que
avanzaría en el desfinanciamiento y la reducción operativa en la capacidad empresarial de
YPF. Tal cual lo han demostrado varios analistas YPF fue la empresa nacional que más
endeudó la Dictadura y su situación se convirtió en el caso emblemático de la
desnacionalización estatal.25 En el plano de la comunidad socio-laboral de los 50.555
trabajadores existentes en 1975 -máximo histórico en la petrolera estatal- la Dictadura
Militar fue despidiendo personal hasta llegar a 1983 a los 32.772 operarios26. Con la
restauración de la democracia en 1983 la política implementada por el gobierno radical de
Raúl Alfonsín, instrumentó una serie cambios en el sector petrolero que apuntaban la
preparación del terreno para, como mínimo, una profunda desregulación o una
privatización parcial (asociación con el capital extranjero). Los sucesivos Planes definidos
para el sector (Plan Houston, Plan Huergo, Plan Comodoro Rivadavia, y Planes Olivos I y
II) impulsaron la renegociación de los contratos en las áreas marginales y en las áreas
centrales, la posibilidad de la participación accionaria del capital privado en un margen de
hasta el 49 % en la estructura en YPF para la explotación en dichas áreas y la
desregulación paulatina del mercado petrolero. Sin embargo estas políticas no afectaron
significativamente la fisonomía de la planta de personal que mantuvo, e incluso
incrementó, su tamaño pasando de 32.772 operarios en 1983 a 35.673 en 1988.27
Por su parte, la explotación carbonífera de Río Turbio vivió durante los años 60 un
importante período de expansión, en el marco de la demanda energética sostenida por la
profundización del modelo de sustitución de importaciones a escala nacional. La necesidad
de ampliar la capacidad energética del país con la instalación de nuevas usinas
termoeléctricas dio un gran impulso al yacimiento carbonífero con inversiones en
equipamiento y con una reorganización de la comunidad sociolaboral sostenida a través de
la mayor demanda de profesionales y técnicos argentinos atraídos desde otros puntos del
país por las diferencias salariales.28 El proceso impulsó la segmentación laboral y la
complejización de la fuerza de trabajo con la materialización de nuevas categorías y
jerarquías ocupacionales y la diferenciación interna de las formas de organización de
trabajadores, empleados, personal técnico y directivo. El aumento de la población y los
25
La práctica más frecuente, inculcada por los organismos financieros internacionales, era la de tomar créditos externos -en dólares- a
nombre de YPF y posteriormente dirigirlos hacia gastos corrientes y el mercado cambiario. Hacia la compañía sólo se destinaban fondos
en pesos para el funcionamiento administrativo. César V. Herrera y Marcelo García: “A 10 años de la privatización de YPF. Análisis y
consecuencias en la Argentina y en la Cuenca del Golfo San Jorge”, Centro Regional de Estudios Económicos de la Patagonia
Central, Comodoro Rivadavia, 2003.
26
Anuarios y Boletines de Informaciones Petroleras de YPF.
27
Anuarios y Boletines de Informaciones Petroleras de YPF.
28
Agustín Salvia y C. Muñoz: “Proceso histórico y transformaciones en un espacio regional. Crisis y reestructuración del
Complejo Minero de Río Turbio”, La Patagonia privatizada. Crisis y cambios estructurales en el sistema regional patagónico y sus
impactos en los mercados de trabajo. Colección CEA-CBC. Universidad de Buenos Aires (UBA) - Universidad Nacional de la Patagonia
Austral (UNPA). Buenos Aires. Mayo de 1997. (pág. 68-70).
elevados ingresos percibidos por los trabajadores dieron impulso al comercio y los
servicios locales, revitalizando el desarrollo socio-comunitario al punto de marcar una
“edad de oro” en la vida social y económica de la comunidad carbonífera. Sin embargo, en
la década del 70 la explotación del carbón fue paulatinamente marginada de la “ecuación
energética nacional”, lo que llevó a la pérdida de rentabilidad del yacimiento, la reducción
de la demanda interna del carbón y a la merma en las inversiones por parte del Estado
Nacional. La pérdida de productividad, el deterioro comercial y financiero se agravaron a
partir de 1976, con las estrategias de reducción de gastos y la reorganización de la planta
de personal29 operadas por el gobierno de facto que contribuyeron a distorsionar la
estructura de funcionamiento de la mina y de su comunidad laboral y residencial asociada.
Desde entonces la explotación carbonífera estatal nunca volvería a recuperar el lugar de
relevancia que había desempeñado en los años 50 y 60 en el marco del modelo industrial
sustitutivo hasta llegar en los 90 a la reestructuración, la reducción compulsiva de personal
y su concesionamiento a un grupo empresario privado en 1993.
Pero sería a partir de la instauración de un nuevo gobierno en 1989 que se propició
un amplio proceso de privatización y desregulación petrolera-carbonífera, cuyos objetivos
básicos fueron crear mercados competitivos en las distintas etapas de la actividad, abrir las
transacciones al comercio internacional y mejorar el nivel de eficiencia productiva de estas
compañías.30 Los principales instrumentos aplicados por las autoridades fueron la
privatización de reservas petroleras, la desregulación de precios, la eliminación de trabas
al comercio exterior, la reducción de alícuotas impositivas, la privatización de YPF y el
concesionamiento de YCF.
En el caso de la actividad petrolera estatal dos grandes procesos de reforma se
llevaron a cabo en la empresa YPF desde fines de 1990. Ambos apuntaron -según
definiciones de la propia cúpula directiva- a convertir a la entidad en una compañía
moderna y con capacidad competitiva en el mercado nacional e internacional. Uno de
estos procesos, el que se inició primero, se conoció como Proceso de Transformación y
buscaba en esencia definir las actividades estratégicas para la Sociedad, a fin de
determinar su eficiencia y su interés económico. Sobre la base de un estudio requerido a
una consultora internacional (Mckinsey y & Co.Inc.) se diseñó un programa de reforma a
los efectos de lograr “una empresa que fuera integrada, equilibrada y rentable. Una
empresa de derecho privado, de capital abierto y que cotizara sus acciones en
bolsas locales e internacionales”. 31 A estos fines se ideó un plan de acción y se
contrataron consultores internacionales especializados en cada área que colaboraron en
aspectos legales y técnicos. Este proceso de transformación se llevó a la práctica
formalmente con la entrada en vigencia del Decreto Nro. 2.778/90 del Poder Ejecutivo
Nacional, a partir del 1 de Enero de 1991. Dicho decreto estableció la modificación de la
organización jurídica de la Sociedad, abandonando la figura de Sociedad del Estado para
convertirse en una Sociedad Anónima de capital abierto, con autonomía empresaria para
asociarse con inversores privados en función de actuar dentro de las nuevas condiciones
que promovía la desregulación del mercado petrolero32. Posteriormente, el 24 de
Setiembre de 1992, el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nro. 24.145 (la “Ley de
Privatización de YPF”) que reafirmó y otorgó el marco el marco legal a la privatización de la
29
El contexto signado por la inminencia de un conflicto bélico con Chile en 1978 llevó al Gobierno de Facto a la expulsión de un
importante contingente de trabajadores de origen chileno que se desempeñaban en las tareas “productivas” y “extractivas” de la mina de
Río Turbio, avanzando de este modo en la reducción de personal y en la desarticulación de la lógica de funcionamiento de la comunidad
laboral. Agustín Salvia y C. Muñoz: Ob. cit. (págs. 70-71).
30
Pablo Gerchunoff y Guillermo Canovas, ob. cit. (pág. 503).
31
YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992.
32
YPF Sociedad Anónima (Decreto 2778/90). Boletín de Informaciones Petroleras. Tercera Epoca. Nro. 25. Año 8. Marzo de 1991.
(págs. 2 a 13).
Sociedad y la estrategia de reorganización establecida por el Decreto de Transformación.33
La transformación consistió, fundamentalmente, en la concentración y focalización en las
operaciones prioritarias de la Sociedad y la venta de activos no considerados necesarios
para el desarrollo futuro de la política de la empresa. De acuerdo a definiciones de los
propios protagonistas de este proceso “la empresa tenía áreas que no podían
explorarse o explotarse adecuadamente, refinerías, equipos de perforación y
oleoductos con capacidad ociosa, buques, aviones, astilleros, supermercados,
clubes y hospitales propios [...]. Se dispuso la venta de todos aquellos activos cuyas
operaciones relacionadas carecían de rentabilidad potencial, como los referidos a la
perforación y la mayor parte de la flota de buques y de aviones. Otros activos
considerados no estratégicos pero con rentabilidad potencial, como los derechos de
exploración y algunas concesiones en las cuencas Austral y Noroeste, fueron
involucrados en acuerdos con terceros o en uniones transitorias de empresas”.34
La transformación de YPF S.A. estaba concluida al 31 de diciembre de 1992. A
partir de allí se profundizó la segunda etapa, denominada de “Reestructuración de la
Empresa”, que implicaba una profunda reorganización de la estructura interna de la
Sociedad, iniciando un proceso de reducción de gastos y de modificación de la dinámica
de funcionamiento de la compañía. Esta fase del programa incluyó una nueva dirección
que implementó nuevos sistemas y controles y un moderno sistema de contabilidad e
información, con la definición de una nueva estructura administrativa al interior de la
empresa. Como en el caso de la Transformación aquí también se contó con la asistencia
de una consultora internacional (Arthur D. Little Int. Inc.) y conforme a las modificaciones
propuestas se le dio una nueva forma a la Sociedad a partir de la instrumentación del
principio de unidades estratégicas de negocios con la constitución de unidades de gestión
que serían medidas por sus resultados y su contribución a la ganancia.35
Dentro de las iniciativas que planteaba la reestructuración de YPF SA una de las de
mayor relevancia y la que más interesa a los fines de nuestro trabajo fue la que impulsó la
reducción y reorganización de la fuerza laboral de la empresa que pasó de un total
aproximado de 51.000 empleados cuando se inició el proceso en 1991 (incluidos unos
15.000 empleados bajo contrato) a 7.500 operarios al 3l de diciembre de 1993.36 Esta cifra
continuó decreciendo a lo largo de los años subsiguientes hasta llegar a un total de 5.501
operarios registrados dentro de las actividades de YPF SA para el 31 de diciembre de
199537. Durante 1991, 1992 y 1993 la empresa implementó sucesivas reorganizaciones y
eliminaciones de tareas que tuvieron como resultado la disminución de su dotación de
personal y la consecuente eliminación de una significativa masa salarial.38 A lo largo de
este período se promovió una política de derivar a cursos de capacitación, por el término
de un año a los agentes que revistaban como convencionados de acuerdo a lo establecido
oportunamente por la firma de sucesivos Convenios Colectivos de Trabajo con la
Federación SUPE39. Según la perspectiva de la empresa esta operatoria tenía por objeto
“relevar de sus tareas habituales al personal a efectos de lograr una especialización
33
YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 38).
Daniel Roiter, “La privatización de YPF”. Boletín Informativo de Techint. Nro. 277. enero-marzo de 1994. (pág. 8). En Guillermo
Yeatts, ob. cit. (pág. 232).
35
YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992 . En 1992, YPF reorganizó sus operaciones,
agrupando las actividades de exploración y producción en la Unidad Estratégica de Negocios Upstream y las actividades de refinación,
comercialización y transporte en la Unidad Estratégica de Negocios Downstream. YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos
Aires. Argentina. (pág. 24).
36
YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 22).
37
YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance 1995. Buenos Aires. Argentina. (pág.46).
38
Estas reducciones significaron una disminución de la nómina salarial mensual de $ 51 millones en diciembre de 1990 a $ 17 millones
en diciembre de 1993. YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 22).
39
YPF Sociedad Anónima. Informe de Gestión Anual 1990. Sindicatura General de Empresas Públicas) e YPF. Sociedad del Estado.
Memoria y Balance General. Ejercicio Nro. 14. (1990) y 16 (1992).
34
que permita su futura inserción en el mercado laboral”.40 Este mecanismo, que
establecía la percepción de un salario al trabajador durante el lapso en el cuál estuviera
abocado a las tareas de formación que suponían dichos cursos, posibilitó a la empresa la
progresiva desvinculación de un enorme contingente de empleados de acuerdo a las
modalidades del Despido con Indemnización y el Retiro Voluntario, previstas como figuras
para la reducción de la dotación de recursos humanos desde el inicio mismo del proceso
de transformación de la empresa.41 Al 31 de diciembre de 1994, se habían desvinculado de
la empresa un total de 29.933 trabajadores bajo la figura del despido con indemnización
constituyendo esta cifra casi el 88% del total de las bajas registradas desde la puesta en
marcha de la política de reestructuración de la compañía.42 Las indemnizaciones
estuvieron reguladas por las leyes laborales vigentes y preveían un monto de dinero que
se establecía en base a un coeficiente en el que se consideraba tanto la trayectoria como
la antigüedad del empleado dentro de la empresa. En general las sumas ofrecidas a
quienes se acogieron al programa de desvinculación, definido genéricamente como “retiro
voluntario” oscilaron entre los $ 25.000 y los $ 80.000.43
Reestructuración de la planta de personal de YPF entre el 31/12/1990 y el 31/12/1995
Año
1990 1991 1992 1993 1994 1995
Cantidad de empleados al fin del 36.935 23.404 12.773 7.514 5.839 5.501
ejercicio
s/d
13.531 10.631 5.259 1.675 338
Bajas en la dotación
Elaboración propia en base a las siguientes fuentes: Memoria y Balance 1992, 1993, 1994
y 1995. YPF SA ; Informe de Gestión Anual 1990. YPF SA. Sindicatura General de
Empresas Públicas. Abril 1991; Programa de Reforma de Empresas Públicas (PERAL).
Ministerio de Economía. República Argentina 31/03/93.
El programa de racionalización de la planta de personal implicó además la puesta en
marcha de un mecanismo de emprendimientos a partir de la conformación de sociedades
de ex-agentes con contratos por tiempo limitado para el desarrollo de tareas secundarias y
de baja importancia estratégica. 44 La definición de estas sociedades de trabajo, supuso la
descentralización de funciones por parte de YPF SA, y se inició formalmente a fines del
año 1991. Hacia el 31 de diciembre de 1992, se habían constituido en todo el país 207
sociedades que involucraban alrededor de 6.000 operarios.45 Estas entidades adoptaron
en su mayoría la figura legal de las Sociedades Anónimas o de Responsabilidad Limitada y
constituyeron -desde el inicio- un conjunto heterogéneo de unidades económicas con
diversas perspectivas de inserción en el mercado de acuerdo al tipo de actividad que
desarrollaban, a los términos de la vinculación contractual con YPF SA, a las posibilidades
de capitalización y a la capacidad de gerenciamiento de sus cuadros directivos.
En el caso de la empresa carbonífera YCF, la política de privatizaciones encarado
por la administración Menem, también enmarcada en la Ley 23.696 de Reforma del Estado
40
YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992.
Al 31 de diciembre de 1993 la previsión para el pago de indemnizaciones por despido ascendía a $ 31 millones. Esta previsión se
utilizó durante 1993, al desembolsarse sumas para ex-empleados conforme con los acuerdos de extinción de la relación laboral. La
Sociedad realizó estos pagos con fondos generados internamente. YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina.
(pág. 30).
42
Boletín de Informaciones Petroleras. Nro. 41. Año 11. Marzo 1995. (pág. 117).
43
Ministerio de Economía, Memorándum Dirección Nacional de Control de Gestión y Privatizaciones. Nro. 138, 2 de setiembre de 1992.
44
Estas iniciativas estaban amparadas en la Ley 23.696 de Reforma del Estado que, en su art. 16, hace alusión a quienes tienen
preferencia para la adquisición de las empresas, sociedades y bienes “sujetos a privatización” y establece, entre otros, a “los
empleados del ente a privatizar, organizados en Programa de Propiedad Participada o Cooperativa u otra entidad intermedia”.
(María Susana Palacios: “Una modalidad de privatización. La conformación de sociedades de ex-agentes de YPF en Plaza
Huincul y Cutral-Có”. Favaro, Mases y otros (comp.) : Estado, Capital y Régimen Político. El espejo. Buenos Aires. 1993.
45
YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992.
41
impulsó su entrega en concesión por vía de decreto del Poder Ejecutivo Nacional. En el
complejo carbonífero de Río Turbio, el “saneamiento” de la empresa estuvo a cargo de una
intervención dispuesta por el Gobierno Nacional y entre sus principales actuaciones se
destacaron la aplicación de un programa de racionalización orientado a la reducción
de su personal, la liquidación de inmuebles improductivos y la transferencia a la provincia
de Santa Cruz de la provisión de los servicios públicos históricamente brindados por YCF
(decreto 988/93).46 Una vez finalizado el proceso de “saneamiento”, el PEN habilitó la
concesión integral del complejo carbonífero, ferroviario y portuario propiedad de YCF
por un plazo máximo de veinte años. Asimismo, comprometió un subsidio estatal fijo con asignación prioritaria al pago de cargas laborales- como forma de saldar la diferencia
entre los ingresos por la explotación del complejo y sus gastos operativos (decreto
988/93). En esta situación la “expulsión de trabajadores” se inició con las políticas de
“saneamiento” de la empresa, también bajo la forma extendida del retiro “voluntario”. En
los años previos a la transferencia (a partir de 1992), el Estado nacional gestionó el retiro
de 1.710 agentes, de forma que, en 1994, YCF transfirió un total de 1.290 trabajadores al
consorcio YCRT SA. De acuerdo a los análisis realizados durante la década de los ’90 esta
tendencia continuó, pero a menor escala, durante la gestión privada de la mina.47
En ambos casos la reducción de personal se vio acompaña por una creciente
política de terciarización y “flexibilización” del personal (modificación de las políticas de
contratación, aumento de la jornada laboral, relocalización de trabajadores, reducción del
salario nominal combinada con la desaparición de las formas de salario indirecto aportas
históricamente por estas empresas, debilitamiento y desconocimiento de las
representaciones sindicales preexistentes, etc.).
La difícil inserción ocupacional de los ex-operarios de YPF-YCF en el contexto de los
años 90: opciones y estrategias.
La privatización de estas compañías estatales y la racionalización de sus plantas de
personal, crearon un nuevo escenario en la vida económica de la región, promoviendo la
aparición de nuevas situaciones de la mano de las variadas estrategias de inserción laboral
por parte de aquellos trabajadores que finalizaban su relación de dependencia asalariada
con la empresa petrolera. Este acelerado proceso de transformación resultó en la
desestabilización de un sector significativo de la población de la región, que en periodos
anteriores había alcanzado todas las ventajas inherentes a la posesión de un empleo
estable y relativamente bien remunerado, asociadas a la seguridad que otorgaban los
dispositivos institucionales de Estado Benefactor. Bajo las condiciones que impuso el
proceso de contracción del empleo, estallaron los viejos criterios de organización de la
actividad económica local, y aparecieron nuevas situaciones ocupacionales que en muchos
casos dejaban librada la posibilidad de la reinserción laboral a la capacidad individual de
cada uno de los actores involucrados. El nuevo escenario fue definiéndose cada vez más
sobre la emergencia de dos grandes polos, el de la exclusión total con la expansión del
desempleo abierto y el de la inclusión parcial o defectuosa de aquellos que a partir de sus
propias estrategias adaptativas pudieron situarse temporariamente sobre las distintas
franjas del empleo urbano..
En principio, y tal como sucedió en los distintos yacimientos a lo largo del país, la
reestructuración de YPF generó en todo el radio de influencia de la actividad petrolera en el
46
Carolina Nahon: “La Privatización de Yacimientos Carboníferos Fiscales ¿negocios privados = subsidios y (des) control
público?”, Realidad Económica, Nro. 209, Año 2005.
47
En el año 2000, la dotación de personal estable era un 31,1% menor que al inicio de la concesión (889 agentes). Carolina
Nahon: Ob. cit.
Golfo San Jorge la constitución de un importante número de emprendimientos formalizados
inicialmente por ex-agentes de la empresa que tomaron a su cargo algunos de los servicios
de apoyo y tareas secundarias que antes eran realizados directamente por la compañía
estatal. En la mayoría de los casos estas unidades económicas se constituyeron en base a
las figuras jurídicas de Sociedades Anónimas y Sociedades de Responsabilidad Limitada e
iniciaron sus actividades en diversos rubros a partir de la puesta en vigencia de contratos
de trabajo con YPF.SA, por los cuales se les garantizaba de uno a dos años de
funcionamiento en relación a la demanda asegurada por parte de la empresa petrolera. En
el lapso de casi tres años (1991-1993) aparecieron en escena veintiocho emprendimientos
instalados en la ciudad de Comodoro Rivadavia dedicados a tareas tan diversas como
servicios viales, desmonte de suelos, relevamientos topográficos y sísmicos, radio y
telefonía, tendido de cañerías, cementación de pozos, transporte de cargas, imprenta
gráfica, construcciones y premoldeados, etc. Estas sociedades nuclearon a alrededor de
1.300 ex-operarios de YPF (casi el 25% del total de la planta de personal que se retiró de
la petrolera desde 1991) y a su vez se transformaron en activas demandantes de mano de
obra al proveer de empleo a más de 800 nuevos trabajadores no vinculados originalmente
a la empresa madre. En la zona norte de Santa Cruz (Eje Caleta Olivia, Pico Truncado y
Las Heras) durante el mismo periodo se organizaron veintidós emprendimientos, que
ocuparon durante 1994 a 478 socios ex-agentes de YPF y a 628 personas contratadas.48
Estas pequeñas y medianas unidades empresariales atravesaron durante sus
primeras etapas de funcionamiento un conjunto de dificultades operativas derivadas -entre
otras cosas- de problemas relacionados con la capacidad de gerenciamiento, de la
obsolescencia tecnológica del equipamiento utilizado y la imposibilidad financiera de captar
créditos que permitiesen su renovación, y de las desventajas para sostener una inserción
competitiva en el mercado frente a los costos que imponían las compañías privadas de
mayor envergadura y trayectoria. En general, aquellas sociedades que se organizaron en
base a una estructura más amplia (con filiales en los distintos yacimientos del país o con
un mayor volumen de asociados) y que se insertaron en el mercado a partir de la oferta de
servicios relacionados directamente con la actividad petrolera e industrial tuvieron mayores
opciones de continuidad y capitalización. Por el contrario, las condiciones fueron mucho
más hostiles para aquellas pequeñas unidades que proveían servicios auxiliares a la
actividad petrolera (imprenta, transporte) y que por su propia dinámica constitutiva tenían
un radio de acción limitado geográficamente al propio yacimiento originario.
En el plano de la lógica de funcionamiento empresarial, gran parte de estas
sociedades de ex-agentes reprodujeron en escala reducida la racionalidad económica de la
unidad mayor a la que antes habían pertenecido. Esta situación, producto de la incidencia
cultural de un agente que formó su experiencia laboral en una empresa altamente
burocratizada, fue destacada permanentemente como uno de los principales obstáculos
para el crecimiento del sector “todo pasa por el conocimiento del trabajo... no es lo
mismo salir de una relación de dependencia que insertarse en la actividad privada...
muchas de las sociedades han tenido muy buenos contratos y fracasaron porque
cuando vieron que llegaba una facturación, cobraban una enormidad de plata, no
sabían qué hacer… empiezan a querer largar para todos lados, se pusieron salarios
muy altos y después pagaron las consecuencias... acostumbrados a la mentalidad
de YPF en donde tenía una categoría, era esa y punto...ya no podía hacer otra cosa...
para ser empresario hay que tener la mentalidad de empresario, no es sólo el
48
Salvia, Agustín: “Análisis de Coyuntura Segundo semestre de 1994 - Primer Semestre de 1995”. Tercer Informe Laboral de la
Provincia de Santa Cruz. Mayo de 1995. Ministerio de Trabajo de la Nación. Universidad Federal de la Patagonia Austral. (pág. 29).
inscribirse en un registro y tener un número de empresa”. 49 En otro orden, las
entrevistas realizadas al personal que administraron algunos de estos emprendimientos,
ponen en evidencia las notorias dificultades que existieron para que el personal pudiera
asumir la doble condición que establecía, por un lado su adscripción a la empresa como
socio en virtud del capital invertido para su constitución, y por otro su inserción laboral
como trabajador que revista jerárquicamente bajo las directivas de una autoridad
formalmente establecida “todos los socios, a excepción mía (gerente) son empleados
de la planta, yo con ellos tengo dos tipos de reuniones, como gerente con los
empleados y con la misma gente (salvo dos que son contratados) como socio... ese
es un tema que me costó hacerlo entender, la diferencia de roles... algunos decían
porque voy a hacer esto si yo también soy socio ?...tienen dos tipos de relaciones
como socios y como empleados... eso recién lo están comprendiendo”.50 Dicha
circunstancia se tornó aún más conflictiva en aquellos casos en que quién ejercía el rol de
gerente o administrador de la sociedad era un antiguo compañero de trabajo, de sus
dirigidos, y pasó a cumplir dicha función por ser el principal inversor o por propia decisión
de la asamblea de accionistas “en TIPSA., ellos no tienen ese problema porque la
jefatura que era antes de YPF siguió estando como jefatura en esta sociedad, se
mantiene la misma estructura, pero otras sociedades tuvieron problemas en la
conducción por no saber diferenciar los roles... conozco empresas que han
cambiado tres veces de gerente porque los que estaban antes tuvieron muchas
dificultades... en casi todos los casos los gerentes y la conformación del Directorio
son parte de la sociedad”. 51
Uno de los escollos más difíciles de superar para estos emprendimientos estuvo
asociado a las presiones que ejerció el mercado petrolero para la reducción de costos
operativos, como requisito básico para asegurar la renovación de contratos anteriores o la
firma de nuevos compromisos de trabajo. Particularmente, desde el plano sindical, se
destacó el rol que jugó YPF.SA en la definición de las nuevas reglas de juego: “YPF.SA
realiza ajustes permanentes en los contratos, exige bonificaciones, fija sueldos para
el personal, divide los contratos por zona y nos obliga a trabajar con costos que son
operativamente difíciles de sostener”. 52 Además, la misma empresa estableció como
condición para la renegociación de los contratos “la incorporación de capital de trabajo
y la incorporación de equipamiento nuevo, equipamiento que por supuesto era de la
empresa estatal y que había sido vendido por dicha empresa a los nuevos
emprendimientos”.53 La necesidad de responder a estos condicionantes para asegurar la
viabilidad del emprendimiento se evidenció, entre otras cosas, en la reducción de gastos
sobre la base de un ajuste sostenido sobre las dotaciones de personal “se da una
contradicción, porque los mismos trabajadores (ahora empresarios) despiden a sus
contratados, pagando la indemnización al 50% de su valor...esto ocurre en zona
norte de Comodoro, por la falta de una defensa homogénea de todos los
emprendimientos, ante la exigencia de YPF.SA...En estos casos el trabajador no es
socio de la empresa y no tiene por qué compartir los riesgos de esta, ya que
tampoco comparte las ganancias”.54
49
Entrevista a personal directivo de las empresas “Gases Comprimidos San Pablo SRL”, “GEOVIAL” y “UGASA” (Sociedades de Exagentes de YPF). Comodoro Rivadavia. Mayo a Octubre de 1996.
50
Entrevista a personal directivo de las empresas “Gases Comprimidos San Pablo SRL”, “GEOVIAL” y “UGASA” (Sociedades de Exagentes de YPF). Comodoro Rivadavia. Mayo a Octubre de 1996.
51
Entrevista a personal directivo de las empresas “Gases Comprimidos San Pablo SRL”, “GEOVIAL” y “UGASA” (Sociedades de Exagentes de YPF). Comodoro Rivadavia. Mayo a Octubre de 1996.
52
Representantes de sociedades de ex-agentes de YPF, zona norte de Santa Cruz (Diario El Patagónico, 16 de mayo de 1997, pág. 19).
53
Jorge Soloaga, Secretario General SUPE, Filial Santa Cruz Norte (Diario Crónica, 10 de abril de 1996, pág. 25).
54
Carlos Gómez, Secretario de Prensa del Sindicato Petroleros Chubut. Diario Crónica, 9 de Junio de 1996. (pág. 22).
En muchos casos, los propios emprendimientos constituyeron una opción para los
trabajadores desvinculados de YPF durante el proceso de reestructuración. Más allá de
sus limitaciones operativas, representó un nicho de actividad económica y una fuente de
empleo alternativa para aquellos que en primera instancia se propusieron, sin éxito, llevar a
cabo tareas por cuenta propia a partir de la inversión del dinero recibido por indemnización.
Sin embargo, el cuentapropismo a partir del ejercicio de nuevas actividades económicas
fue la salida más corriente para quienes se desvincularon de la petrolera estatal. Un
enorme contingente de operarios, de difícil estimación, con diversas edades y variados
niveles de calificación, optó por canalizar sus recursos hacia la actividad comercial
(kioscos, tiendas, casas de comida, bares) o los servicios personales promoviendo la
aparición de una extendida atomización empresaria conformada por unidades de escaso
tamaño, muy baja productividad y permanentes dificultades financieras y comerciales. La
aplicación del capital resultante de los retiros voluntarios sobre los mismos rubros de
actividad supuso la proliferación de actividades de índole similar que llevaron rápidamente
a una drástica reducción de los márgenes de rentabilidad de dichas inversiones: “la gente
dilapidó el capital en quiosquitos, fue el boom de los multirubros, que no le
produjeron ningún beneficio ni a sus propietarios, ni a la actividad comercial, porque
además fueron manejados por gente que no supo hacerlos producir como
correspondía, entonces no pudieron capitalizarse...”. 55 Otro rubro hacia el que se
orientaron mayoritariamente los capitales generados por las indemnizaciones fue el de los
servicios de transporte de pasajeros, lo que llevó a la constitución de un número muy
importante de cooperativas de taxis y agencias de remises, con un crecimiento explosivo
que excedió en poco tiempo la capacidad de la demanda.56 En este caso, los agentes
retirados invirtieron sus indemnizaciones en la compra de unidades automotrices para
integrarse a los mencionados servicios, formalizando cooperativas de trabajo, aunque en la
realidad estas organizaciones desarrollan actividades como emprendimientos
cuentapropistas.
En los hechos, gran parte de estas estrategias de generación de ingresos resultaron
infructuosas y tuvieron una muy corta duración, ya que a los límites de autosostenimiento
en lo comercial y financiero, se sumaron el escaso conocimiento que estos agentes
económicos tenían sobre el funcionamiento de este tipo de emprendimientos y la falta de
una imagen clara respecto de las reales posibilidades de expansión del mercado existente.
La profunda recesión que atravesó la región hacia 1995, contribuyó a acentuar la crisis de
estas iniciativas económicas, resultando en un agravamiento de las condiciones de
subsistencia de aquellos que habían optado por esta vía.57 En general, la reducción en los
ingresos y el creciente endeudamiento de estas microempresas fueron paliados en gran
medida por el esfuerzo y las estrategias de auto-organización del grupo familiar.
Muchas de estas alternativas de “autoempleo precario” fueron implementadas como
estrategias para contrarrestar los efectos de la desocupación, asegurando una mínima
fuente de divisas al grupo familiar, ante la dificultad creciente por la plena inserción del jefe
de familia en un empleo asalariado en los años sucesivos al retiro. En estas situaciones, la
inserción ocupacional de otros miembros de la familia (esposa, hijos, hermanos) se
transformó en una opción viable para permitir, a través del acceso a ingresos alternativos,
la reproducción del propio grupo familiar. 58
55
Entrevista a directivos de la Cámara de Comercio, Industria y Producción de Comodoro Rivadavia, Mayo de 1996.
La resultante de este proceso fue un prolongado conflicto entre las cooperativas de taxis y las agencias de remises por el
reconocimiento municipal en virtud del estricto marco regulatorio para el otorgamiento de patentes que pusieron en vigencia las
autoridades comunales durante los años 1995 y 1996.
57
Entrevista a Gerente de Gases Comprimidos San Pablo S.R.L. Mayo de 1996.
58
Entrevista a la hija de un ex-operario de YPF. Comodoro Rivadavia. Diciembre de 1995.
56
La pérdida de la condición asalariada, y las dificultades de reinserción laboral de los
operarios que se desvincularon de la empresa petrolera, estuvieron fuertemente
condicionadas por la edad de los empleados y por su nivel de calificación. Un estudio
realizado por docentes de la UNPSJB en 1995, a partir de la instrumentación de encuestas
a ex-agentes de YPF, puso en evidencia que el mayor porcentaje de trabajadores
reincorporados al mercado laboral (casi un 67%) estuvo situado sobre una franja de
población en edad central, cuyas edades oscilaba entre los 30 y los 41 años.59 A medida
que se superaba ese margen descendían concomitantemente las posibilidades de acceder
a un puesto de trabajo en relación de dependencia dentro del sector formal. En esta misma
orientación, aquellos que a lo largo de su pertenencia a YPF se habían capacitado en la
práctica de un oficio definido, tuvieron una chance mayor para ofrecer sus servicios en el
cada vez más selectivo mercado laboral de la región. La situación fue mucho más crítica
aún para quienes dentro de la empresa habían ejercido tareas específicos de baja
calificación. Una situación corriente entre muchos de los que accedieron al retiro voluntario,
fue la rotación permanente en distintas actividades laborales, con ingresos transitorios al
empleo formal y largos períodos caracterizados por situaciones de precariedad en términos
de ingresos e irregularidad en la cobertura social o previsional. Estas condiciones tuvieron
un significativo impacto en las estrategias de reproducción de los hogares, propiciando el
deterioro en la calidad de vida de sus integrantes, y exigiendo una fuerte respuesta
adaptativa en los hábitos de vida de todo el núcleo familiar “...Cuando mi papá trabajaba
en YPF nos podíamos comprar ropa más seguido, y ya estábamos acostumbradas...
y con esto que pasó queríamos algo y no podíamos y nos teníamos que arreglar con
lo que teníamos...”.60
Estas condiciones se replicaron, aún en tono más traumático, en la Cuenca
Carbonífera de Río Turbio. De hecho, entre 1991 y 1993, los procesos de transformación de
la empresa provocaron una caída general del empleo, lo cual generó a su vez una importante
emigración poblacional o el desarrollo de actividades económicas de riesgosa rentabilidad y
muy baja productividad. Algunos estudios estiman que en dicho período la planta de personal
de la empresa estatal disminuyó en más de un 45 %. Como en el caso de las comunidades
petroleras vinculadas a YPF, el comercio y los servicios tradicionales se vieron afectados por
la reducción ostensible de de la demanda y una fuerte competencia intra y extra regional. La
administración pública municipal y provincial se convirtió casi en el único sector de refugio
ocupacional para desocupados y jóvenes en búsqueda de su primer trabajo. Asimismo, la
situación también generó un importante crecimiento de actividades comerciales y de servicios
informales, basadas en el autoempleo y la ayuda familiar no remunerada.61
La ruptura normativa y la lógica de fragmentación de la comunidad.
Los efectos del deterioro del mercado laboral, además de una significatividad
económica para los hogares expuestos a la reducción de ingresos, tuvo una dimensión
social de amplio alcance, al constituir el trabajo una de las actividades que más
fuertemente organizaba la cotidianeidad de los sujetos y sus familias en este tipo de
organizaciones. La crisis del empleo, en el marco de comunidades laborales con un
definido sentido de pertenencia, como es el caso que aquí analizamos, supuso también la
desorganización de todo un mundo de relaciones y valores sociales. La representación que
59
Mastrángelo, Riera, Díaz y Sandobal: “Panorama de la desocupación en Comodoro Rivadavia. La otra cara del desempleo”..
Diario El Patagónico. 4 de mayo y 9 de junio de 1997.
60
Entrevista a R. C., hija de un ex-operario de YPF. Comodoro Rivadavia. Diciembre de 1995.
61
Salvia, Agustín: “Sectores que ganan, sociedades que pierden: Reestructuración y Globalización en la Patagonia Austral”, en
Agustín Salvia (comp.): La Patagonia de los noventa. Sectores que ganan, sociedades que pierden, Editorial La Colmena, Buenos
Aires, 1999.
cada sujeto y cada grupo había construido sobre el empleo y el desempleo, y el grado de
dependencia que tuvo el trabajo en la construcción de su identidad fueron elementos que
definieron con claridad posicionamientos y reacciones ante situaciones de pérdida del
trabajo: “Yo me he encontrado con mucha gente que no ha vuelto más a su lugar de
trabajo, porque le hace mal...yo lo he llegado a racionalizar, pero uno lo puede
racionalizar cuando uno puede encontrar alguna cuestión fuera, que más o menos
llene el vacío...pero en tipo que no ha encontrado nada afuera que lo proteja esto es
más jodido todavía...hay gente que todavía te dice, acá en este hospital le salvaron la
vida a mi hijo, o otro que te dice en la proveeduría iba a comprar todos los días las
galletitas... están insertos en un marco de referencia que no termina de romperse”.62
Este tipo de comunidades laborales se había caracterizado históricamente por
ofrecer a sus miembros un modo de vida estable y previsible, poniendo al alcance de los
sujetos una multiplicidad de mecanismos que garantizaban el acceso a determinados
bienes y servicios a partir de la contraprestación que se generaba por el ejercicio pleno de
las capacidades productivas en el mundo del trabajo. La transformación de esta estructura,
a partir del quiebre de la condición asalariada tuvo un impacto en los distintos planos de la
vida del sujeto, y supuso la instauración de un nuevo escenario signado por la ruptura de
las seguridades y las certezas que el propio individuo había construido desde el plano
simbólico en la proyección de su historia personal: “Yo al momento que me retiré, había
cumplido 20 años de antigüedad, y esto tiene que ver con una historia, que mi viejo
se jubiló en la empresa, que mi viejo vino acá a laburar, que la casa era de YPF, toda
una historia mía de protección... yo siempre pensaba que en tal año de acuerdo al
sistema previsional vigente me iba a jubilar en YPF... hoy todavía a mí ir al hospital
me cuesta mucho, porque veo que no es el hospital donde yo nací, mi vieja me tuvo
en ese hospital, cuando voy ahora no puedo pensar en el hospital así...”63
En algunos casos, la ruptura, simbolizada en la decisión del “retiro voluntario”, fue
vivida con una carga de autoculpabilización retrospectiva. En estas situaciones, y a pesar
de un contexto que no ofrecía muchas alternativas para otro tipo de opciones, se solían
atribuir responsabilidades al hecho de no haber sabido prever ciertos cambios acaecidos
en el propio ámbito laboral, y de haber vulnerado toda una trayectoria dentro de la empresa
en pos de la supuesta salida económica que representaba el monto de la indemnización o
el retiro: “había dólares... había necesidades económicas que cubrir y los dólares son
siempre muy tentadores y me fui detrás de los dólares y dejé toda mi vida, todos mis
recuerdos, todo aquello hermoso que yo viví... y lo abandoné...”,64 “...cuando ingresé
a la oficina de personal (a solicitar el Retiro Voluntario), me sentía un traidor... cómo
podía abandonar YPF, si ella me había dado todo. Dentro de ella había crecido,
progresado, prácticamente era mi familia... Tendría que alejarme de mis amigos de
tantos años, de los lugares conocidos y queridos, donde mi vida hasta entonces
había transitado”.65 Esta sensación, aparecía ligada a las consecuencias negativas de la
experiencia individual que se desarrollaba con posterioridad al retiro, fundamentalmente en
aquellos aspectos vinculados con la restricción en la “redes sociales” que contenían al
sujeto en función de su inserción en la comunidad laboral y que contribuían a fortalecer las
bases de su status personal en función del reconocimiento colectivo. En este tipo de
organizaciones, en las que el trabajo era percibido por el individuo como la actividad
estructurante de su identidad social y de su proyección comunitaria, las situaciones de
retroceso social no estuvieron vinculadas solamente con la amenaza que suponía la
62
Entrevista a H. L., ex-empleado de YPF que cumplía funciones en el Hospital Presidente Alvear, (Mayo de 1996).
Entrevista a H. L, ex-empleado de YPF que cumplía funciones en el Hospital Presidente Alvear, (Mayo de 1996).
Entrevista a R.M, ex-agente de YPF en Comodoro Rivadavia (Agosto de 1996).
65
Carlos Alberto Reinoso: Cementerio de Cigüeñas. Ediciones Mapuche. Caleta Olivia. 1995. (pág. 148).
63
64
insuficiencia de los recursos materiales, sino que básicamente estuvieron asociadas a la
fragilidad que implicaba la desorganización del tejido relacional. Desde esta perspectiva,
no solamente fueron poblaciones en vías de pauperización, sino además en curso de
desafiliación, es decir de ruptura del lazo societario. En el extremo del proceso, la
precariedad económica devino en desamparo, la fragilidad relacional en aislamiento.66 De
este modo, el empobrecimiento aparecía como la resultante de una serie de rupturas de
pertenencia y de fracasos en la constitución de un sólido vínculo societario, que
paulatinamente empujaban al sujeto y al grupo a un estado de ambigüedad y flotación: “la
separación del trabajo es traumática, dolorosa... te separan de grupos humanos con
los que vos cultivaste toda tu vida, te separan de afectos, te separan de lugares, no
estábamos preparados para eso... era como empezar la vida otra vez y eso es muy
difícil...”,67 “Los 28 años de vivir permanentemente en contacto con la empresa, me
habían enseñado a quererla. Para los que vivimos en YPF, nuestra labor terminaba a
una hora determinada pero seguíamos, fuera de horario, en contacto con la empresa,
saludando y hablando de trabajo con nuestros compañeros, en las farmacias, en los
supermercados, en la calle... ¿Cómo podría desprenderme de golpe de una parte tan
importante de mi vida?”.68 Al quedar excluido del mundo laboral y sus implicaciones, se
dejaba de participar de un terreno de intereses comunes, y se vivía la privación como un
proceso individual, una situación de extrañamiento respecto de los propios grupos de
referencia que organizaban la vida diaria del sujeto en el mundo del trabajo.
En situaciones como las aquí analizadas, en las que los sujetos que han configurado
mayoritariamente sus actitudes hacia el trabajo en el marco de las confianzas y
certidumbres que deparaba la presencia de un Estado-empresa al que se percibía como
protector, la ruptura representó una crisis personal y colectiva con enormes proyecciones
sobre el propio equilibrio psíquico de los individuos involucrados: “Yo ingresé en el sector
viviendas, era administrativo y ahí me inicié... anduve por varios sectores...
(después) pasé a ser jefe de capacitación y relaciones humanas... (cuando vinieron)
los cambios fueron difíciles de asimilar... fue dolorosísimo y yo lo viví en carne
propia todo eso... estaba en un estado depresivo tremendo cuando me retiré de YPF,
me sentí echado de YPF... no me sentí reconocido...”69. Para gran parte de quienes
estructuraron su experiencia laboral en empresas del Estado, la transformación en la
situación asalariada, implicó un hecho traumático definido a través de un doble proceso.
Por un lado la pérdida de la casi totalidad de los referentes anteriores en el plano de los
comportamientos sociales, y por otro la emergencia por afrontar las nuevas exigencias que
planteaba un medio para cuya competitividad muy pocos estaban preparados. Frente a la
crisis de la condición asalariada, una de tendencias más difundidas en las actitudes
individuales fue la permanente “deflación del valor de la imagen de sí mismo”70, lo que
evidenciaó la conciencia del envilecimiento del valor social del sujeto como agente
económico puesto frente a las condiciones de un mercado laboral recesivo y altamente
selectivo: “Indudablemente no estaba preparado psicológicamente para soportar una
inactividad laboral que surgía de improviso...Comenzó a crecer en mí una sensación
de soledad, que me fue llevando poco a poco a encerrarme en mi mismo...Las
reuniones con mis amigos, no me atraían...Los dólares de la indemnización
comenzaban a desaparecer en gastos sin sentido. Luego de pagar las deudas, mis
66
Robert Castel: “Los desafiliados. Precariedad del trabajo y vulnerabilidad relacional”. Esprit (La Cuestión Social). Septiembre de
1990. (pág. 3).
67
Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996).
68
Carlos Alberto Reinoso: ob. cit. (pág. 171).
69
Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996).
70
Vicente Galli y Ricardo Malfé: “Desocupación, identidad y salud”. Luis Beccaria y Néstor López (comps.) Sin Trabajo. Las
características del desempleo y sus efectos en la sociedad argentina. Unicef/Losada. Buenos Aires. 1996 (pág. 179).
recursos monetarios habían mermado considerablemente. Con lo que
quedaba...podía
iniciar
algún
negocio?...posiblemente
sí.
Poner
un
kiosco?...comprar un taxi o un remis?...quizá una tienda?...Tal vez. Aparte de no
tener ánimo para nada me daba cuenta que no era comerciante, ni conductor, ni
tendero. Siempre fui empleado... Un simple empleado!”. 71
La fragmentación acelerada del soporte social que integraba al individuo a un tejido
relacional caracterizado por la vigencia de normas propias de las "comunidades de fábrica"
tuvo diversas implicancias en la práctica cotidiana de los protagonistas del cambio. En una
situación que poseyó muchos puntos de contacto con otras experiencias de desocupación
estudiadas para el mismo período en referencia a otros procesos de la Argentina,72 uno de
los espacios que en mayor medida fueron afectados por la crisis y la atomización de las
formas de sociabilidad fue el propio ámbito familiar. En efecto, una de los escenarios más
recurrentes en este tipo de situaciones fue aquel que se configuró a partir de la emergencia
de conflictos cotidianos vinculados con el repentino incremento de la incertidumbre
económica, o con la acelerada modificación de los roles familiares frente a la desocupación
del jefe de familia. En aquellos casos, en que se observó esta última situación, existió una
marcada tendencia a la desvalorización del rol masculino, dada la imposibilidad de
sostener una dinámica culturalmente establecida en virtud de la cuál es el padre de familia
quién tiene a su cargo el sostenimiento económico del hogar a partir de su vinculación con
el mercado de trabajo: “...después de conocernos tanto con mi mujer, de compartir
miles de cosas, de muchas vivencias, cuando suceden cosas traumáticas en la vida
del hombre... que te cortan por el medio, como fue cuando tuve que irme de YPF, yo
tuve problemas, y los problemas dentro del hogar fueron originados por mí, por mi
estado depresivo... todo esto pasa cuando te quedás sin trabajo, y entonces al
quedar sin trabajo te sentís huérfano, desprotegido, tu mujer empieza a mantener el
hogar y vos te sentís un inútil... para el hombre no hay nada peor que sentirse un
inútil...”. 73 A su vez, y como ya se indicara más arriba, otra faceta de este mismo
problema fue aquella que se originó en la necesidad de captar ingresos alternativos para
asegurar la reproducción del grupo familiar, a través del ingreso en el mercado laboral
(muchas veces en situación de precariedad) de los propios hijos. Este hecho, si bien en la
práctica resultó funcional a la existencia del núcleo doméstico al diversificar las estrategias
de autosostenimiento, en otro plano se convirtió en factor de profundos conflictos, al entrar
en directa confrontación con una ideología familiar tradicional, que menosprecia la
sustitución de roles y en la que la nueva disposición, a pesar de ser asumida como una
salida transitoria, fue vivida con una fuerte carga estigmatizante por la totalidad del grupo:
“A medida que los dólares mermaban, aumentaban los conflictos y peleas en mi
seno familiar... tenía la certeza de que había perdido el timón de la familia... Para mis
hijos, notaba que ya no era papá quién solucionaba los problemas...papá era un
desocupado... un hombre no puede, ni debe vivir así... sobre todo un hombre que a
la palabra dignidad le dio un lugar preponderante en su existencia”. 74
En otro sentido, la crisis que se originó con el cambio en las condiciones
establecidas se percibió en el plano de la erosión de una identidad colectiva, que hasta no
hace mucho tiempo atrás era factor de orgullo y símbolo de distinción. La pérdida de
prestigio social que la pertenencia a la empresa estatal YPF o YCF aseguraba a los
71
Carlos Alberto Reinoso: ob. cit. (págs. 172-173).
Gabriel Kessler: “Algunas implicancias de la experiencia de desocupación para el individuo y su familia”. Luis Beccaria y Néstor
López (comps.) Sin Trabajo. Las características del desempleo y sus efectos en la sociedad argentina. Unicef/Losada. Buenos Aires.
1996 ; Miguel Murmis y Silvio Feldman: “De seguir así”. Luis Beccaria y Néstor López ob. cit.; Alberto Minujín y Gabriel Kessler: La
nueva pobreza en la Argentina. Grupo Editorial Planeta. Buenos Aires. 1995.
73
Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996).
74
Carlos Alberto Reinoso: ob. cit. (págs. 173-174).
72
empleados y trabajadores, apareció como un factor corrosivo que se agregó a las
dificultades que se potenciaron desde el inicio de la transformación empresaria, y que puso
en riesgo el universo simbólico que dio sentido histórico a la experiencia social de toda la
comunidad. En muchas ocasiones, esta situación de fragilidad en la propia condición social
se proyectó en la decepción que se hizo manifiesta al observar el desmantelamiento de
una estructura que se contribuyó a edificar: “yo me retiré en el 91, y volví a Cañadón
Seco recién en el 93, que triste... tristísimo... yo había trabajado en muchos sectores,
montaje, energía, comunicaciones, capacitación, producción... y ver todo eso
abandonado, todo en un silencio total y absoluto... como que le faltaba la esencia, el
hombre, que se haya luchado tanto por conseguir algo, y cuando se logró,
desapareció,...”.75 La ligazón de la propia experiencia a la experiencia colectiva
depositada en la trayectoria histórica de la empresa, nos remite a la efectividad en la
capacidad de integración social que distinguió al modelo encarnado por este tipo de
organizaciones.
La metamorfosis que en los años ‘90 atravesó a esta función socializadora ejercida
por las empresas estatales YPF o YCF, puede ser explicada a partir de lo que Robert
Castel denominó “la desestabilización de los estables”, en referencia a la crisis y ruptura de
aquel sector de la sociedad que dada su inserción plena en el mercado laboral, se sostenía
en posiciones seguras con amplios dispositivos de protección social a su disposición.76
Este proceso de transformación planteó la emergencia de una situación extendida en la
cuál tanto el individuo, como la comunidad laboral de pertenencia estuvieron atravesados
por la “pérdida de la identidad por el trabajo”, marcando la disolución acelerada de todos
aquellos círculos de construcción de sentido social (el sindicato, el barrio, el taller) que
fueron organizados a lo largo del tiempo por la experiencia del trabajo.77 En la situación
que promovía la condición anterior a la transformación empresaria, el individuo se inscribía
en una colectividad, en la cual las regulaciones, las prescripciones, y los mecanismos de
protección social producían formas de sociabilidad sólidas e intensas, que daban
estabilidad a la propia existencia, al asegurar una estructura de participación dentro de un
marco comunitario que asignaba lugares y establecía roles definidos “...uno se levantaba
a la mañana, y veía chatas de YPF, al mediodía gente de YPF, a la tarde gente de
YPF, a la noche gente de YPF, vivíamos en un mundo con la sigla de YPF... entonces
se aprende a querer esos lugares, se aprende a quererlos mucho... queda una
imagen de todo eso, es una proyección interior a la que uno se aferra mucho...”.78
Esta articulación de los colectivos, se encuentra aún hoy en vías de disolución,
avanzando en dirección a una rápida segmentación y flexibilidad de aquella comunidad
originaria, mitificada por la propia experiencia de quienes participaron de ella. La vida
social de los propios actores de este proceso fue profundamente modificado por la lógica
de la “desinstitucionalización”, entendida como la desvinculación respecto de los marcos
objetivos que estructuraron la existencia de los sujetos tanto individual como
colectivamente.79 El nuevo escenario fue apareciendo como definido cada vez más por la
vulnerabilidad de la trama social, y por la progresiva desafiliación de aquellos que no
encontraron canales apropiados para superar el aislamiento social que les proponía su
precaria inserción en el mundo del trabajo. La que otrora fuera una comunidad social
integrada y claramente organizada por mecanismos de regulación de los comportamientos
75
Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996).
Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Buenos Aires. 1995 (pág. 414).
77
En este sentido, estamos haciendo alusión a aquella concepción que define al trabajo como “un principio, un paradigma, que se
encuentra en las diversas integraciones afectadas y que por lo tanto hace posible la integración de las integraciones sin hacer
desaparecer las diferencias o los conflictos” Yves Barel : “Le grand intégrateur”, (págs. 89 y 90) en Robert Castel: La metamorfosis
de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Buenos Aires. 1995 (pág. 415).
78
Entrevista a R.M, ex-agente de YPF en Comodoro Rivadavia (Agosto de 1996).
79
Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Buenos Aires. 1995 (pág. 471-472).
76
sociales en la esfera de la producción y en el terreno de la reproducción de sus
trabajadores, ha dejado su lugar a una heterogénea gama de situaciones sociales a partir
de la emergencia de variadas e irregulares formas de inserción de quienes formaban parte
de dicha comunidad. La dinámica de la “explosión de los vínculos de reconocimiento
colectivo”, ha instalado sobre los comportamientos sociales de la región una suerte de
“desanclaje” de los sujetos individuales con respecto a los soportes tradicionales que
constituían el basamento de las identidades sociales.
4.- El poblamiento de El Valle del Río Manso a principios del siglo XX.
CABRERA, Sebastián.
rihemet14@yahoo.com.ar
INTRODUCCION
Este trabajo aborda la migración y la cuestión limítrofe en la norpatagonia andina
durante el proceso de consolidación de los Estados-nación argentino y chileno (fines del
Siglo XIX y principios del XX). Se abordará, a manera de estudio de caso, un paraje
ubicado en la mencionada región, más específicamente el Valle del Río Manso. 80
En una primera instancia se analizará brevemente el contexto histórico finisecular de
Argentina y Chile en lo que se refiere a la región, observando las políticas que los Estados
en cuestión, aplicaron sobre las tierras australes, luego se hará una breve revisión sobre
las cuestiones limítrofes entre Argentina y Chile, posteriores a la ocupación del territorio
con el propósito de realizar un análisis general del conflicto.
El principal objetivo de este análisis es observar las motivaciones que causaron la
migración hacia la mencionada región y aquellas representaciones que construyeron los
pobladores de principio de siglo XX sobre la presencia del Estado argentino en la misma.
Y por otra parte indagar si la implantación definitiva de estos límites desarticuló, o no las
relaciones socioeconómicas en la región mencionada.
En este trabajo se tomaron los aportes de la denominada “Historia oral”, la cual
constituye una estrategia de investigación, que a través de la técnica de entrevistas semiestructuradas, se convierte en una herramienta teórica/metodológica que permitirá
repensar el proceso poblacional de las primeras décadas del siglo XX en la región de El
Valle de El Manso en su complejidad.
Para ello, se realizaron una serie de entrevistas con antiguos pobladores que
permitirán reconstruir una perspectiva del pasado de la región desde testimonios actuales,
que pueden dar cuenta de diferentes motivaciones, representaciones y formas de
organización socio-económica de los pobladores, a través de la transmisión de la memoria.
LAS REGIONES AUSTRALES DENTRO DEL PROCESO DE CONSOLIDACIÓN DE LOS
ESTADOS NACIONALES DE CHILE Y ARGENTINA
Hasta la segunda mitad del siglo XIX, Chile y Argentina- por diferentes coyunturas
históricas propias de cada país- no habían demostrado gran interés por las regiones
australes del territorio. Esta situación cambió a partir de la inserción más decidida de
ambos países en un mercado internacional que día a día aumentaba la demanda de
materias primas. La ampliación de las fronteras productivas se convirtió, entonces, en uno
de los principales objetivos para estos emergentes Estados-nación.
En consecuencia partir de la segunda mitad del siglo XIX ambos países, organizaron
una estrategia para la ocupación definitiva de los espacios australes. Esta estrategia llevó
a una escalada de conflictos con las parcialidades indígenas que habitaban esos espacios
y que finalizó con las llamadas “Pacificación de la Araucanía” en Chile, y” la Conquista del
desierto” en Argentina.
80
La cuenca del río Manso se encuentra situada en la región Noroccidental de los bosques andino-patagónicos y tiene una
superficie total de 22400 ha., ubicada al sudeste de la actual provincia argentina de Río Negro, entre las actuales ciudades de Bariloche
y el Bolsón. (ver anexo mapa)
Estos procesos acabaron con la mayoría de la población que habitaba la región en
ambas vertientes de la cordillera, a los sobrevivientes, cada gobierno les otorgó según el
caso, diferentes destinos.
En Chile a los sobrevivientes se los obligó a vivir en reducciones. Estas consistían
en que al lonco de cada localidad se lo radicaba con toda la gente que “le pertenecía”
(familia, allegados y otras familias que le eran asignadas).
.El gobierno argentino, no tuvo en principio una política clara, respecto a cómo
resolver el tema de los indígenas que habían sobrevivido. Una alternativa fue aplicar el
denominado sistema de distribución, que significaba el exilio forzoso de la población. Los
indígenas reducidos fueron trasladados a destinos determinados por el gobierno nacional,
siendo los más frecuentes el ejército y la marina para los hombres, el servicio doméstico
para las mujeres y los ingenios y los establecimientos rurales para otros grupos.
Este sistema presentaba problemas, debido a la cantidad de indígenas y a los
gastos que esto ocasionaba al Estado argentino. Por lo cual se presentó en el Congreso,
en 1885, un proyecto que preveía la conformación de colonias agrícolas pastoriles (de
hasta treinta hectáreas) que estarían a cargo de caciques. Este proyecto se debatió
durante varios años en el congreso que nunca llegó a ejecutar en forma clara esta ley.
Finalmente a algunos grupos se les concedió en su mayoría terrenos de mala calidad,
en condiciones de vida que aumentaron la marginalidad y la pobreza, sumada también a la
venta de alcohol, que fue otros de los factores destructivos de la sociedad indígena.
Luego de “despoblarlas”, tanto el gobierno argentino como el chileno sometieron las
tierras conquistadas a la implantación de leyes tendientes a incorporarlas a nuevas formas
de producción regidas por la apropiación privada de los recursos. Estas leyes, en teoría,
tenían como objetivo poblar las áreas de frontera, pero en la práctica, fomentaron el
latifundio y la especulación de tierras
En cuanto a los problemas limítrofes finiseculares entre Argentina y Chile, cabe
aclarar que, hasta fines del siglo XIX, los territorios australes fueron ocupados por
poblaciones indígenas. Los Estados argentino y chileno reconocieron esta situación,
aceptando la vigencia de los parlamentos realizados entre hispanocriollos e indígenas e
incluso numerosos mapas de la época presentaban las tierras australes como territorios
separados de aquellos países.
En consecuencia, la disputa territorial por el espacio austral comenzaría antes de
que estos tuvieran una ocupación efectiva del espacio, incluso antes de tener un
conocimiento cabal del territorio. El científico argentino Francisco Pascasio Moreno era
claro al respecto: “…discutimos sobre las tierras australes sin conocerlas, hablamos de
limites en la Cordillera, punto de separación de las aguas; y aun no sabemos que dirección
sigue, ni donde concluye y si puede servir de limite natural o no…”81
POLÍTICAS DE TIERRAS, MIGRACIÓN Y PRESENCIA ESTATAL
Debido a que poblamiento del Valle del Río Manso a principios del siglo XX está
compuesto principalmente por familias que atravesaron la Cordillera de los Andes, desde
distintas zonas del Sur de Chile, sería adecuado remitirnos al contexto histórico político,
económico y social de la época en ambas vertientes de la Cordillera, ya que en mismo
residen factores importantes del proceso de migración.
CHILE: TARDE O TEMPRANO TODAS LAS POLÍTICAS CONDUCEN AL LATIFUNDIO.
81
Moreno, 1878: 8
En Chile el gobierno, ya en 1866, había legislado que los terrenos pertenecientes a la
Araucanía serian tratados como fiscales. Leyes posteriores como las de 1874 y 1883
reforzaban la política estatista, se prohibía a los particulares la compra directa de tierra, se
trataba de que el territorio quedara habilitado para aplicar una política de colonización, que
atraiga, sobre todo colonos europeos.
Sin embargo las prohibiciones en torno a la concentraci6n de tierras quedaron en
letra muerta, y existieron numerosos casos en los que un mismo propietario se hacía cargo
de extensiones de varios miles de hectáreas.
Otra forma de constituci6n de latifundio en esta zona se produjo por la sucesiva
compra de predios rematados por personas que no tenían la intcnci6n de tomar posesión
de ellos, sino que simplemente asistían a los remates como una forma de especulaci6n
financiera. Los predios rematados comenzaron a agruparse en unidades mayores,
principalmente porque no hubo políticas estatales claras de apoyo y fomento a la pequeña
y mediana propiedad.
Otra de las políticas que fomentó el latifundio fue la denominada “política de
concesión de tierras”, con la cual el Estado concedía tierras a empresas o particulares.
Justificaban este accionar argumentando que el Estado tenía un difícil acceso a las tierras
australes por lo que consideraban que era mejor encargar la administración a particulares,
que literalmente se convertían en un Estado dentro del Estado
En la región de Valdivia, Osorno y Llanquihue parte de sus tierras fueron sometidas
con éxito (por lo menos por un tiempo) a la colonización extranjera. Colonos (que un su
mayoría provinieron de Alemania) pudieron transformarse en propietarios, de esta manera
la pequeña y mediana propiedad permitió a esta región desarrollar una próspera economía.
Sin embargo, a partir de principios del siglo XX, el Estado chileno (con la élite de
Santiago a la cabeza) comenzaría un lento pero seguro proceso de absorción de la
economía de esta región hacia el centro del país. Este proceso fue extendiendo el
latifundio, por todo el espacio en cuestión, que paulatinamente fue destruyendo la pujante
economía de los pequeños y medianos productores.
Vale la pena resaltar que la colonización, en un principio no beneficio a colonos
chilenos. El gobierno de Chile había declarado oficialmente su intenci6n de poblar con
extranjeros aquellos territorios. Los colonos denominados “nacionales” no tenían acceso a
la tierra, tampoco contaban con dinero suficiente para comprar los lotes que se licitaban o
remataban. De esta manera la colonización de los territorios quedó limitada a extranjeros
en virtud de la ley de 1874, por lo que muchos chilenos comenzaron un proceso de
migración masiva hacia el Este de la cordillera (sobre todo al territorio de la actual provincia
de Neuquén)
Esta situación, el gobierno chileno trató de modificarla en algo años mas adelante,
como afirma el autor José Aylwin: “La necesidad de resolver la situación que afectaba a
estas familias chilenas, así como los peligros en conflicto con Argentina, llevaron al
Congreso Nacional a aprobar la Ley Nº 380 de 1896, que vino a poner término a la
prohibición que afectaba a los chilenos para colonizar con autorización del Estado las
tierras australes”82
Sin embargo esta modalidad de colonización operó en base a la apertura de las que
fueron denominadas “fajas” de colonización. Estas se ubicaban en terrenos relativamente
marginales pre-cordilleranos, que en su mayoría limitaban con las reducciones a las cuales
habían sido confinados obligadamente las parcialidades originarias de la región. Esto,
sumado a la gran demanda de tierra que existía por parte de colonos nacionales, hizo que
estas zonas de colonización sean altamente conflictivas.
82
Aylwin, José 1995: 48.
Como afirma el autor chileno José Bengoa “La propiedad en la Araucania comenz6
mal. Las proyecciones de los partidarios de una colonización industriosa fracasaron. Se
impuso la política del “dejar hacer y dejar pasar”, la que condujo a las especulaciones de
tierras, a los remates, a las grandes conseciones, en fin, a reproducir el latifundio
depredador e insuficiente en la zona sur del país” 83
ARGENTINA: CONTROLAR MAL PARA ADMINISTRAR PEOR
En el caso argentino se pusieron en práctica leyes y decretos relacionados con la
distribución de la tierra pública de los territorios nacionales, las modalidades que se
adoptaron fueron la donación, la venta o el arrendamiento.
Estas leyes, en teoría, tenían como objetivo poblar las áreas de frontera, pero en la
práctica, fomentaron el latifundio y la especulación de tierras. La oligarquía, aliada al
gobierno, fue la principal beneficiada con estas políticas, incrementando su patrimonio
económico, a través de la adquisición de tierras por donación o a precios muy bajos. La
mayoría de los “nuevos” propietarios, entre los cuales también figuraban capitales
extranjeros, no ocuparía ni explotaría sus campos.
Las leyes de colonización como la de 1876 Nº 817 (denominada “Ley Avellaneda”)
o la implantada en 1884 Nº 1517 (también conocida como “Ley del Hogar”) nunca
previeron los instrumentos necesarios para asegurar el cumplimiento de sus objetivos.
Como sostiene Bandieri “Ante el fracaso de la mayoría de los intentos de
colonización oficial, fueron las grandes propiedades particulares las formas características
de la organización social del espacio patagónico.”84
Para 1884 se promulgó la ley Nº 1532 que dividía la gobernación de la Patagonia
(creada en 1878) en los territorios nacionales de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz
y Tierra del Fuego.
.Como veremos y ampliaremos mas adelante, el tratado limítrofe del 28 de mayo de
1902 determinó entre otras cosas, que la región de El Valle de El Manso quedará sometida
a la soberanía Argentina. Aunque la administración y control sobre este territorio por parte
del Estado argentino fue problemática, como afirma la historiadora Susana Bandieri “El
poder ejecutivo nacional designaba a los funcionarios, recaudaba las rentas y fijaba los
impuestos, en una pesada burocracia centralizada que quitaba eficiencia a la
administración local. Esta poseía una autoridad muy limitada, especialmente orientada al
poder de la policía”85.
Justamente las primeras instituciones estatales que se establecieron en el espacio
analizado tienen que ver con los ámbitos policiales. La creación del destacamento de El
Manso, a principios del Siglo XX, tenia como principal objetivo vigilar el paso Cochamó.
Aunque su ineficacia hizo que las autoridades creyeran oportuno la creación de un cuerpo
especial de policía “La fronteriza” Este cuerpo fue creado por un decreto de 1911 con el
objetivo de combatir el bandolerismo en la zona de frontera. Sin embargo los excesos
cometidos (y la poca efectividad) de esta institución, hizo que el gobierno la desmantelara
para 1914.
Se podría afirmar que el accionar de instituciones estatales en la zona (entre los
que también se destacan las labores de la comisión de límites, comisión inspectora de
tierras, el proyecto de Bailley Willis, el Parque Nacional del Sud, entre otros) fue más
esporádico que sistemático. Esta particularidad se extenderá en esta región, por lo menos
83
Bengoa, José 1990: 175.
Bandieri, Susana 2005 152
85
Ibíd. 2005: 157
84
hasta la década de 1930, cuando se establecerán en el lugar las primeras instituciones
escolares y el gobierno argentino decrete la creación del Parque Nacional Nahuel Huapi.
CUESTIÓN DE LÍMITES.
En 1787, la Corona española había definido como límite natural, entre el Virreinato
del Río de la Plata y la Capitanía General de Chile, la Cordillera de los Andes. Esta fue la
percepción general vigente que se mantuvo luego de las acciones emancipadoras de 1810.
Pese a que por muchos años corrientes historiográficas nacionalistas de ambos países,
sostenían que, por un lado Chile poseía jurisdicción sobre la Patagonia, y de la otra parte
se sostenía que Argentina poseía soberanía sobre la Araucanía. Como sostiene el autor
Pablo Lacoste “Hasta el estallido de la polémica por las cuestiones limítrofes, en la
segunda mitad del siglo XIX, ni Argentina pretendió punto alguno sobre el Pacífico ni tierras
aledañas, ni Chile en el Atlántico o Patagonia. Se mantuvo la continuidad cultural en
materia de jurisdicciones territoriales, desde la época colonial hasta la crisis de 1840 y
principios de 1850”.86
La primera disputa surge tempranamente en 1847, con la fundación, por parte de
Chile, de Punta Arenas en el estrecho de Magallanes, lo que generó un reclamo por parte
del gobierno argentino, en ese entonces a cargo de Juan Manuel de Rosas. De esta
manera ambos gobiernos encargaron a un grupo de intelectuales (encabezados por Pedro
de Angelis por Argentina y Miguel Luís Amunategui por parte de Chile) la recopilación de
títulos y derechos coloniales para defender las diferentes posturas. Finalmente, luego de
varias refutaciones, en 1856 se llego a un tratado de Paz, Amistad, Comercio y
Navegación, que fue ratificado por ambos congresos. En este tratado se reconocía los
límites que ambas partes tenían al desaparecer el Virreinato y el recurso del arbitraje en
caso de desacuerdos, comprometiéndose a “no recurrir jamás a medidas violentas”.
Sin embargo, durante las décadas de 1860 y 1870, las disputas diplomáticas por
diferentes puntos de los territorios, se seguían manteniendo (Argentina defendía el criterio
de “altas cumbres”, mientras que Chile el de “división de aguas”). Solo que las coyunturas
políticas, sociales y económicas de ambos países hacían que hayan conflictos más
“urgentes” que resolver que los mutuos problemas limítrofes.
A partir de la ocupación definitiva del territorio y la desarticulación del mundo
indígena, los roces entre ambos gobiernos se hicieron más evidentes.
En 1878 se reavivaría más decididamente el conflicto, por lo que se firmó un
acuerdo por el cual se aceptaba un tribunal arbitral para resolver definitivamente las
cuestiones limítrofes.
El enfrentamiento de Chile, contra Bolivia y Perú, durante la denominada Guerra del
Pacífico, volvió a cambiar la situación. Chile requería la neutralidad de Argentina en aquel
conflicto, ya que, si bien poseía un ejército “bien preparado” no podía hacerse cargo de
tantos frentes a la vez.
En consecuencia, el 23 de Julio de 1881 se resolvió: fijar como límite hasta el
paralelo 52º, la Cordillera de los Andes, la línea fronteriza correría en extensión por las
altas cumbres que dividían las aguas. Las dificultades que pudieran surgir en los valles
formados por la bifurcación de la cordillera, donde no fuera clara la línea divisoria de
aguas, serían resueltas amistosamente por dos peritos nombrados por las partes.
Este tratado, sin embargo, no fue definitivo. La existencia de lugares donde no era
clara la aplicación de los criterios ya mencionados hizo que el conflicto siguiera
perdurando. A efectos de realizar las demarcaciones definitivas se designo a los peritos
86
Lacoste, 2001: 198
Francisco Moreno y Diego Barros Arana, al continuar las diferencias en algunos puntos se
acordó finalmente someter el conflicto a un arbitraje que estaría a cargo de la Corona
británica.
Estas cuestiones limítrofes instalaron un clima de tensión entre ambos países,
desde 1898 hasta 1902. La carrera armamentística llevada a cabo por los dos ejércitos,
resultó imparable, alimentada por una parte de la intelectualidad, que desde la prensa de la
época jugaba un papel importante, resaltando cuestiones nacionalistas, que no hacían otra
cosa que alentar posibles acciones bélicas. Pese a esto, los esfuerzos diplomáticos dieron
el resultado esperado y frenaron una posible guerra. Esta diplomacia triunfo gracias al
apoyo recibido por la embajada británica. Este apoyo por evitar la guerra, se debió a que
gran cantidad de financistas ingleses habían realizado fuertes inversiones en la región, por
lo que en esta oportunidad los intereses británicos estaban a favor de la paz.
El 28 de mayo de 1902 se firmaron en Santiago los llamados “Pactos de Mayo”, que
pusieron fin al conflicto (al menos en esta etapa). A fines de aquel año se aceptan las
condiciones que resolvía el laudo arbitral británico, que reafirmaba los criterios acordados
en 1881. Además Argentina se comprometía expresamente a no involucrarse en el
conflicto del Pacífico, por lo tanto Chile podía terminar tranquilamente los acuerdos con
Bolivia y Perú, que todavía no se concretaban desde la finalización del litigio a principios de
la década de 1880. Por ultimo ambos gobiernos establecieron un acuerdo de limitación de
armamentos.
Como concluye el autor Lacoste “El debate de fines del siglo XIX llego a feliz
termino. Los tratados de 1881 y 1902 permitieron resolver los problemas limítrofes sin que
ninguno de los dos países se sintiera derrotado. La prueba más evidente fue el amplio
consenso que lograron en los respectivos parlamentos. Esta situación se mantuvo vigente
durante medio siglo aproximadamente.”87
MIGRACIÓN, REPRESENTACIÓN DE LAS INSTITUCIONES ESTATALES Y
CUESTIONES LIMÍTROFES. UN ESTUDIO DE CASO: EL VALLE DEL RÍO MANSO
DURANTE LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX
Este es el contexto histórico en el cual se inscribe la ocupación y asentamiento de
pobladores en el Valle de El Manso de principios de Siglo XX. Estos llegaron a un espacio
no ocupado efectivamente en ese momento por ninguno de los grupos conquistadores. Es
decir, que durante el corto lapso comprendido entre 1885 y 1899- fecha en que se registra
la primer entrada de Santos Turra desde Cochamó- las tierras del valle quedaron
desocupadas como consecuencia del avance final del ejército de Villegas contra distintas
parcialidades indígenas que ocupaban este espacio, por lo menos desde hace 1500 años
AP según registros arqueológicos.88
Los pobladores del Siglo XX arriban al valle por el paso natural que comunica con
Chile, Paso Cochamó (ver mapa anexo). Estos se establecieron en forma permanente al
margen Norte del río Manso.
El principal factor que motivó la migración del Oeste de la cordillera hacia El Valle de
El Manso fue la esperanza de ser propietarios de tierra, cuestión que por el contexto socio
económico del Sur de Chile (descrito anteriormente), de donde provinieron la mayor parte
de los migrantes, resultaba en extremo difícil. Como afirma la autora Carmen Norambuena
Carrasco: “En el Sur de Chile a fines del Siglo XIX, lo que falta es tierra y mas bien una
adecuada distribución de los terrenos disponibles”89
87
Ibidem, 2001: 202
Para ampliar esta información véase Bellelli, Scheinsohn y Podestá, 2008.
89
Norambuena Carrasco, Carmen 1997: 89
88
También existieron otros factores que motivaron la migración como por ejemplo las
situaciones de enfermedades en el Sur de Chile, durante las últimas décadas del siglo XIX,
convergieron con las razones económicas, para que muchos migraran a la otra vertiente
de la cordillera. Al respecto destaca una antigua pobladora
“Entre otras cosas había viruela, moría mucha gente, mucha gente estaba mal”90.
Sin embargo fue la búsqueda de tierras para asentarse la principal motivación para
cruzar la cordillera, y en esto coinciden la totalidad de los testimonios, entre los cuales nos
parece oportuno destacar algunos de ellos:
“Mi padre migró sólo. El vino buscando tierra, un lugar para vivir, porque en Chile era muy
difícil”. 91
“Mi padre vino primero a Bariloche, pero ahí le dijeron, no se quien, que para el lado del
Manso era mas fácil conseguir tierra”92
“La gente venía buscando campos donde había un lugarcito uno sabía que se podía poner
a vivir”93
La ocupación de las tierras fue directa, estas no fueron ni vendidas, ni otorgadas en
propiedad. En general se le concedía al poblador un permiso precario de ocupación si
construía un mínimo de mejoras en el terreno, por otra parte se otorgaba un permiso de
pastoreo válido por un año. Estos permisos no fueron controlados en forma efectiva debido
a los problemas de organización y presupuesto administrativo remarcados anteriormente
Como afirma la autora Graciela Suárez “La ocupación de la tierra se realizó con
permisos precarios, o aún sin ellos, bajo la categoría de “usurpadores” para los registros de
la Dirección Nacional de Tierras”.94
Estas situaciones hicieron que los pobladores construyeron una representación de un
Estado semi-ausente, con instituciones cuyos responsables “visitaban” poco el lugar y que
en la mayoría de los casos no afectaban su acceso a la tierra, ni sus formas de vida y
producción. Al respecto destacan los antiguos pobladores:
“Los del censo no venían, o venían poco. La verdad que no me acuerdo que mi viejo
me haya contado sobre eso”95
“Mi papá hizo una casa y después, mucho después vino la policía para ver quien era
y que hacia. Pero ya había pasado mucho tiempo de cuando el había llegado. Igual no le
dijeron nada, ni que se vaya, ni nada”. 96
“Había un puesto de policía pero la mayoría de las veces no había nadie, menos en
invierno, capas que en verano si más, pero era raro que saliera a recorrer el pago”.97
Mis padres vinieron y se pusieron acá porque sabían que acá nadie te decía que te
tenías que ir y dejar la tierra. Mi viejo decía que si trabajabas la tierra sin hacer macanas, ni
meterte en cosas raras te podías quedar”.98
Quizás uno de los pocos acontecimientos (por no decir el único) que marcó una
“amenaza” hacia la propiedad y la forma de vida del los pobladores de El Manso a
principios del Siglo XX, haya sido el accionar de la policía “fronteriza”.
Esta institución se llevó entre 1911-12 a la mayoría de los hombres adultos de la zona
y los mantuvieron presos, acusados de ser cómplices de los bandoleros o cuatreros que
90
Entrevista antiguos pobladores
Ibíd.
Ibíd.
93
Ibíd.
91
92
95
Suárez, Graciela 2005: 87
Entrevista antiguos pobladores
96
Ibíd.
97
Ibíd.
98
Ibíd.
95
pasaban por el lugar y que contrabandeaban, en general, ganado para Chile, por el paso
Cochamó.99
Una de las antiguas pobladoras recuerda sobre aquello:
“Se llevaron a Willer, Bayer, Oyarzo, a todos los hombres a Bariloche o a Viedma”.
100
Cabe la pena aclarar que, como afirma la autora Graciela Suárez, este accionar de la
“fronteriza” no formó parte de una política estatal punitiva ejercida deliberadamente contra
ciudadanos chilenos residentes en la zona (quienes conformaban la gran mayoría de los
detenidos). Los artículos de la prensa escrita de la época y los expedientes judiciales
aseveran esta afirmación.101
Pero lo ocurrido con esta institución se considera que fue la excepción que confirma la
regla, ya que por lo general, era extraño que hubiera accionar policial o representación de
autoridades nacionales en forma permanente en aquellos años, por la zona, y cuando
existió (como en el ejemplo mencionado) fue más para castigar que para vigilar.
Será a partir de la década de 1930, con la creación de la escuela Nº 92 y con la
instalación definitiva del Parque Nacional Nahuel Huapi, que los pobladores de la región
analizada tengan una representación efectiva y cabal de la presencia del Estado argentino
en la zona.
Por otra parte, la resolución de las cuestiones limítrofes luego de los Pactos de Mayo
de 1902 (con la posterior colocación de los hitos por parte de los peritos), no significó
grandes cambios socio-económicos en los espacios fronterizos patagónicos.
Esto se evidencia en la Norpatagonia andina en general, y en el Valle del Río Manso
en particular donde los testimonios orales de actuales pobladores, que recuerdan lo
contado por sus padres demostrando, que si bien a partir de 1902, los limites entre
Argentina y Chile estaban ya definitivamente demarcados, en la práctica esto no fue tan
así, incluso hasta bien entradas las décadas del siglo XX.
Relacionado con esto y en referencia a la presencia de controles estatales y su
efectividad, los testimonios coinciden en que éstos eran escasos y de efectividad relativa o
nula. Por ejemplo, se sostuvo que:
“Si había un puesto de carabineros y después uno de gendarmería, pero no te
decían nada, podías ir y venir con cosas y no pasaba nada.”102
“Fíjese que a veces uno pasaba por el puesto del gendarme y no había nadie.”103
“Los Bahamonde se pusieron en un terreno, donde esta eso… cómo se llama lo que
separa a los países, eso lo tiene en el medio del patio! Y nadie le dijo nada.”104
Indagados acerca de los medios de subsistencia y las actividades económicas
preponderantes del valle, los entrevistados coincidieron en que se practicaba una
economía de subsistencia, fuertemente vinculada al comercio chileno. “Se comía lo que
se tenía o hacía, las cosas que no tenía se las cambiaba a algún vecino, el mercado de El
Bolsón, que era el único que había, quedaba muy lejos.”105
“A veces venía gente de Chile a hacer harina en el molino, en el nuestro o en el de
los Turra, y traía algo, tipo sal o alguna otra cosa para que se los deje hacer la harina.”106
99
Para ampliar información sobre estos acontecimientos consultar el trabajo de Graciela Suárez citado anteriormente
Entrevista antiguos pobladores
101
Para ampliar información sobre estos acontecimientos consultar el trabajo de Graciela Suárez citado anteriormente
102
Ibidem
103
Rafael Andrade, entrevista realizada el 17 de Mayo del 2008
104
Ibidem
105
Audolia Turra, entrevista realizada el 15 de Marzo del 2008
106
Víctor Orrego, entrevista realizada el 20 de Abril del 2008
100
“Mi viejo me contó que la Cochamó le había dado trabajo, para hacer un camino,
después por ese camino pasaban para Chile, cantidad de vacas, a veces ovejas también
pasaban.”107
Como se puede apreciar con estos testimonios, la organización socioeconómica de
las zonas fronterizas siguió actuando por encima de la imposición de los límites acordados
por los Estados argentino y chileno de fines del siglo XIX. En estas regiones predominaron
durante mucho tiempo acuerdos comerciales entre ambos países, donde primó la fórmula
de “cordillera libre” para el intercambio de ganado en pie, hombres, capitales y bienes
diversos.
ALGUNAS REFLEXIONES FINALES
Las políticas llevadas adelante por ambos gobiernos sobre los territorios
conquistados favorecieron el latifundio sin lograr implementar políticas de colonización
(salvo en la región de Llanquihue, pero solo se trató de colonos extranjeros, mas
precisamente alemanes).
La ocupación del territorio de El Valle de El Manso por algunas familias se realizó
sin relación directa a las políticas principales de asentamiento del Estado argentino, que
propiciaban en teoría, la llegada de colonos a la zona para la conformación de centros
poblados.
La principal motivación que tuvieron los primeros pobladores para llegar al Valle de
El Manso, a principios del siglo XX fue la de conseguir tierras donde asentarse, algo que
resultaba muy dificultoso en el Sur de Chile (lugar del cual provinieron casi la totalidad de
migrantes) debido principalmente a las políticas de tierras llevadas adelante por el país
trasandino.
Estas políticas motivaron que el acceso a la tierra en una zona donde, la densidad
demográfica era bastante grande, resultara muy difícil. Si se logró, fue en tierras poco
productivas, lo que generó la paulatina pauperización de la población, que en
consecuencia comenzó a desplazarse en busca de mejores condiciones de vida.
En este contexto, la débil presencia del Estado argentino esta zona rural andina
norpatagónica, impidió la conceptualización por parte de los pobladores de la idea de
jurisdicción territorial nacional. La representación que tuvieron fue la de instituciones
estatales casi ausentes, con poco control y casi nula influencia en su vida cotidiana
El efectivo establecimiento de instituciones nacionales permanentes, solo se hizo
presente en el Valle y en la vida cotidiana de los pobladores de manera más contundente a
partir de la década de 1930
Los territorios australes comenzaron a ser disputados por Argentina y Chile aun
cuando estos estaban bajo dominio y ocupación indígena. Luego de la ocupación militar
del espacio, esta disputa se acentuó y tras varios años de controversias, finalmente el
litigio se resolvió en 1902. Sin embargo, como demuestran los distintos testimonios, el
límite político impuesto, no afectó el funcionamiento socio-económico que se venia
manteniendo en la región norpatagónica andina, desde la época indígena. Se podría
afirmar que la desarticulación del mundo fronterizo, no significó el fin de los circuitos que
los indígenas construyeron y afianzaron, vinculados con los puertos del Pacífico, esto fue
así, en gran parte, debido a la política de “cordillera libre” que se prolongó hasta las
primeras décadas del siglo XX.
107
Ibidem
ANEXO MAPA
EL MANSO
Fuente: Xicarts 2009
Entrevistas
Se realizaron en la localidad de El Manso, sur de Río Negro, entre 2002 y 2008. Antiguos
pobladores de El Valle de El Manso.
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5.- Gramsci y la construcción de la subjetividad en la norpatagonia.
Actualizaciones y posibilidades de análisis
Alan Canzutti – Universidad Nacional del Comahue
alancazutti@gmail.com
El presente trabajo se enmarca en el grupo de investigación titulado:”Barrios en
perspectiva histórica y cultural. Subjetividad, mundo del trabajo y religiosidad, Bariloche en
el siglo XX” que pretende entre otros objetivos indagar sobre la interrelación entre los
procesos de construcción de la subjetividad y el mundo del trabajo con el objetivo de
encontrar herramientas teóricas para repensar la región de la norpatagonia Argentina. En
este sentido mi objetivo específico es analizar desde una perspectiva filosófica los
procesos de construcción de la subjetividad y para ello es que pretendo utilizar como base
el pensamiento de Antonio Gramsci.
El primer problema que considero que se debe abordar es de carácter teórico. La
pregunta que subyace este trabajo en la cual no me explayaré por cuestiones de espacio
es si nos encontramos ante una nueva etapa histórica. No es menor la pregunta en
términos metodológicos ya que debemos enfrentar el problema de los conceptos y las
teorías con las que abordamos la realidad. Dicho problema supone entonces
necesariamente tomar posición porque debemos responder si “los anteojos” con los que
enfocamos la realidad siguen vigentes o debemos buscar un nuevo par. No es cuestión de
poca importancia aceptar que la realidad no impone repensar nuestras categorías de
análisis.
El asunto sería que si aceptamos con Gramsci que lo nuevo aún no nació y lo viejo
no termina de morir escribir con categorías modernas implicaría escribir sobre los residuos
o por lo menos sobre problemas que estarían condenados a desaparecer. Pero Gramsci lo
está pensando dicho cambio en términos revolucionarios y no sistémicos (en este sentido
creo que el enfoque deleuziano es más acertado como contraparte). El principal elemento
que considero que debe tenerse en cuenta es pues que seguimos viviendo en sociedades
capitalistas, por lo que es imprescindible notar las mutaciones que el mismo ha producido
en su interior, pero sin embargo considero también imprescindible tener especial atención
a las continuidades pues en ellas podrían encontrarse los núcleos que componen el
sistema y que en caso concreto permiten vislumbrar a la vez las distintos procesos en tanto
continuidades y rupturas en la región.
Considero que el pensamiento de Gramsci es moderno el pleno sentido de la
palabra y considero que dicha situación no quita que existan elementos novedosos o por lo
menos actuales en su pensamiento. El presente trabajo pretende indagar sobre algunas
conceptualizaciones filosóficas de Gramsci que permiten entrever la fundamentalidad de
diversos aspectos, económicos, ideológicos, políticos, filosóficos en la conformación de la
subjetividad y la individualidad.
Pues entonces, para empezar creo que el gran aporte de la teoría de Gramsci es
que permite abordar la diversidad de nuestra región sin perder por ello la necesaria
interrelación con el desarrollo del capitalismo en esta parte del mundo.
Sin embargo el enfoque que pretendo presentar es de carácter filosófico por lo que
aunque mencionaré ciertos aspectos económicos no me centraré en ellos (el mismo
Gramsci no se centró en esos ejes para su trabajo sino que se centró en el estudio de
las cuestiones superestructurales).Por ello propongo en este desarrollo seguir un camino
“descendente”, es decir, de lo macro a lo micro, de la sociedad al individuo. Dicho camino
supone ubicar al individuo en un contexto determinado y aportar categorías para luego
abordar el proceso de construcción tanto de la subjetividad que es colectiva como de la
individualidad que se encuentra atravesada por las relaciones sociales. Pero para poder
abordar dicha cuestión resulta imprescindible indagar primero sobre la sociedad.
La sociedad
La definición de dicho concepto supone una dificultad que no se busca resolver en
este trabajo. Sin embargo, en el pensamiento Gramsciano “que no pueda concebirse al
hombre sino viviendo en sociedad, es lugar común” (Gramsci, 1997; 35). El problema
entonces es como aparece esta noción polisémica en el pensamiento gramsciano porque
depende pues del enfoque que se establezca los conceptos que se puedan utilizar, siendo
no contradictorios entre sí.
Por una parte podemos referirnos a la sociedad como una unión de la estructura con
la superestructura, el llamado por Gramsci “bloque Histórico” o como lo explica Portelli una
situación histórica global” (Portelli, 2003; 9) a su vez podemos referirnos a los aspectos
superestructurales, en ellos una sociedad no es un todo homogéneo sino que esta
conformada por sectores en lucha por la hegemonía y desde esta perspectiva también se
puede analizar la conformación de la sociedad en relación con la separación entre Estado
y sociedad civil o como también establece entre la sociedad política y la sociedad civil.
Dichos conceptos han sido centrales en los estudios posteriores sobre gramsci y han
formado parte de intensos debates entre algunos intérpretes.
En principio pues resulta imprescindible desarrollar la noción de bloque histórico en
términos de relación entre estructura y superestructura donde radica uno de los aportes
más interesantes del marxismo gramsciano. En este sentido y ubicándose enfrente a las
tradición ortodoxa, Gramsci postula que no se debe pensar la superestructura como
totalmente determinada por la estructura. En este sentido afirma criticando al
economicismo que “La pretensión de presentar y exponer cada fluctuación de la política y
la ideología como una expresión inmediata de la estructura, debe ser combatido
teóricamente como un infantilismo primitivo” (Gramsci, 1997; 104). Existen múltiples
interpretaciones acerca de la relación entre estructura y superestructura en Gramsci.
Considero que Portelli interpreta a Texier para ubicarlo en un lugar clásico pero adscribo a
la idea de que no estarían en desacuerdo en torno a la primacía y la determinación que
impone la estructura sobre la superstructura, pero que dicha estructura es consolidada
además por factores políticos que cumplen un rol central en la organización del movimiento
histórico. Por lo tanto es importante separar el análisis en estos términos porque pueden
existir en determinada sociedad elementos ideológicos o filosóficos que se encuentren en
contradicción con los desarrollos del capitalismo. En este sentido, el margen que da
gramsci para el análisis de lo superestructural permite contar con herramientas más
actuales para pensar la realidad de la norpatagonia, es decir, no todo es cuantitativo ni
reflejo de ello, idea que retomaré más adelante.
En este sentido, la noción de supestructura podía pensarse en el bloque histórico
según Portellli a partir de las nociones de sociedad política y civil, o sociedad civil y estado.
Para ello, considero que es valedera la postura de Perry Anderson quien en su libro las
Antinomias de Antonio Gramsci menciona sintéticamente las tres posibles relaciones entre
estado y sociedad civil: “En otras palabras, el estado mismo oscila entre tres definiciones:
estado en contraposición a sociedad civil, estado abarca a sociedad civil, estado es
idéntico a sociedad civil” (Perry Anderson, 1981; 11)
Es de esta forma que las nociones de sociedad civil y política son presentadas
usualmente en escritos sobre política, o sociología principalmente, pero considero que
resultaría interesante poder indagar sobre la posible forma en la que se articula la relación
entre los dos términos en nuestra región. En este sentido es importante pensar dichas
conceptualizaciones de forma dinámica. Es decir considero que en gran parte nos
encontramos frente un acrecentamiento de la sociedad civil y de una forma de entender el
par consenso- coerción con un fuerte eje en el consenso. De más esta decir que en la
región de Neuquén la gobernabilidad sistémica durante la década del noventa estuvo
asentada en el consenso al principio y prontamente tuvo que asentarse en la coerción.
Hechos recientes como los Asesinatos de Bariloche o quizás el funcionamiento de la
policía en algunas zonas rurales permitirían pensar que el consenso por más asentado
que esté es siempre acompañado por la coerción como lo establece Gramsci.
Por lo tanto, resulta posible nos encontramos en un m omento con una fuerte
primacía del consenso por sobre la coerción. La pregunta a continuación según Gramsci
pues sería quienes son los “agentes constructores” del consenso. La respuesta dada
apunta pues a los intelectuales ya que son ellos quienes median entre la estructura y la
sociedad civil y política. Su misión de garantizar la mediación entre la estructura económica
y la superestrucura. La superestructura actual de la región es evidentemente de carácter
capitalista. ¿Cómo se sostiene? ¿Quién la sostiene? En este sentido debemos referirnos a
la categoría de intelectual gramsciana en tanto podemos decir que cada uno de los
estratos de la sociedad está conformado en función de los intelectuales. En este sentido,
su influencia ha sido importante en la redefinición de este concepto. Para él todos los
hombres son intelectuales, pero no todos cumplen esa función en la sociedad. El ser del
intelectual consiste en “su participación activa en la vida práctica, como constructor,
organizador “persuasivo permanente” no como simple orador” (Gramsci, 1997; 14). Así
esta categoría no se refiere a los trabajadores del pensamiento de los estratos superiores,
sino que un gerente de una fábrica, un maestro, etc. son intelectuales en la medida que
organizan la actividad práctica de los hombres en función de cierta construcción social.
El intelectual no es un ser que está aislado ni lo intelectual puede ser reducido a los
estudios de la alta cultura burguesa. Es este abanico de posibilidades que nos pone ante la
posibilidad de pensar de forma concreta la construcción de la sociedad o siendo más
restringido en el nivel de análisis “sociedades”. Es en este sentido que resultaría
interesante desde esta perspectiva analizar la importancia de los procesos migratorios en
los últimos años en la región y la correspondiente “importación” de intelectuales orgánicos
con sus respectivas concepciones del mundo (elemento que se explicará luego). En ello
radicaría posibilidad de estudiar la influencia de los estancieros nacionales y extranjeros,
los docentes de otras partes de país, ingenieros, médicos e incluso los procesos
migratorios del interior hacia la capital de Neuquén, etc. De esta manera son determinados
individuos aquellos que son responsables de garantizar la solidez del bloque. Nos
encontramos pues en este proceso descendente ante el problema del individuo y la
conformación de su individualidad en función de las relaciones sociales que componen
determinada sociedad.
El individuo
Para Gramsci, los individuos existen y lo subjetivo es fundamental, por ello, se
puede hablar de un individuo en un sentido ontológico pero sin embargo estos no son
entidades ajenas al mundo, sino que están en el mundo, y a partir de él es que se forman,
piensan, sienten y sobre todo actúan. Heredero del pensamiento Occidental moderno,
Gramsci acepta los preceptos del idealismo Alemán y sostiene que la filosofía de la praxis
ha sido un momento de la cultura moderna. En este sentido la reconoce a la filosofía de la
praxis como una corriente de pensamiento moderna y original que las supera al
integrarlas en una nueva concepción del mundo que aparece como dialectizando la alta
cultura y las culturas populares. Gramsci busca superar el pensamiento moderno, pero
como buen heredero de Hegel esta presuponiendo ciertos niveles de conservación. Por lo
tanto, buscará formular una concepción subjetivista de la realidad, pero que ya no se
presente como una forma ideológica alienada sino que se propondrá encontrar en esa
tradición los fundamentos de su filosofía de la praxis.
Para ello, recurre en primera instancia a la noción política moderna de individuo y su
correlato el sujeto. Afirma que lo que existen son individuos pero que la realidad es
producto de la construcción dialéctica con una leve preponderancia de lo subjetivo.
Sostiene Alfaro “El factor subjetivo es de crucial importancia para la comprensión de los
procesos históricos, así como también para la explicación de los procesos cognitivos108”
(Alfaro, 2010; 10 ) Resulta, sin embargo, imprescindible aclarar la diferencia conceptual
entre individuo y subjetividad ya que la primera haría referencia a la existencia material
individual sede de la conciencia y de la voluntad y centro de anudamiento de las relaciones
y la segunda podría comprenderse según Kohan Néstor refiriéndose a que “ no es el sujeto
individual, propietario burgués de mercancías y capital, autónomo, soberano,
racionalmente calculador y constituyente del contrato… Este otro sujeto, (…), es la clase
obrera en su conjunto. Es un sujeto colectivo, no individual. Su racionalidad no es
instrumental ni calculadora. La teoría política que intenta defender sus intereses
estratégicos no es el contractualismo de factura liberal ni su ontología social corresponde a
las mónadas aisladas (leibnizianas), donde cada hombre se convierte -vía el mercado en
un lobo para el hombre (Hobbes) y cuyas trayectorias individuales mutuamente
excluyentes son organizadas por la "mano invisible" (de Adam Smith y sus discípulos
contemporáneos). Esta distinción elemental entre dos concepciones diametralmente
opuestas acerca del sujeto debería estar en la base de toda discusión al respecto”
(Kohan N , 2007; 23). Es así que la realidad tiene un componente prioriario subjetivo pero
no es sólo individual sino que el contenido de la subjetividad es social y colectivo. Y a partir
de ello se podrá establecer en relación con lo objetivo en tanto Gramsci se pregunta ¿Es
posible que exista una objetividad extrahistórica y extrahumana? (Gramsci, 1997; 150) Lo
nouménico es inaceptable porque indica la existencia de espacios por fuera de lo humano
e implica según él ponerse en el punto de vista del cosmos en sí por ello, afirma que la
objetividad es en realidad lo universalmente subjetivo o humanamente subjetivo. A su vez
reconoce que inmediatamente dicha perspectiva universal sería resultado del fin de las
divisiones que tiene la sociedad y por ello, la existencia de un clima cultural colectivo y
unitario. En el contexto actual establece la existencia de una lucha por la objetividad que es
la lucha por la unificación del género humano.
Gramsci establece que la pregunta por el hombre es una pregunta compleja ya que
supone una serie de problemas a resolver. En principio reconoce que la humanidad
presente en cada individuo no puede ser reducido a la individualidad. Seguir esta línea de
pensamiento supone continuar de una u otra forma la tradición católica. Es por ello que
sostiene “que la humanidad que se refleja en cada individualidad esta compuesta de
diversos elementos: 1) el individuo; 2) los otros hombres; 3) la naturaleza. Pero el segundo
y tercer elemento no son tan simples como puede aparecer” (Gramsci, 1997; 34) Esto es
debido a que el hombre no entra en relación con los demás en segundas instancias sólo
por cercanía sino que lo hace de forma orgánica (alude, sí, al carácter estructural de los
fenómenos sociopolíticos, pero al mismo tiempo concebidos fundamentalmente como
históricos y dinámicos). Por ello no se puede pensar un individuo aislado y previo a estar
en sociedad en tanto que lo social es constitutivo de la subjetividad y de la individualidad.
Por ello, el individuo es en realidad producto de las relaciones que entabla ya que no
existe una conciencia previa al contacto social. Esto implica que según Gramsci “la
individualidad es un conjunto de estas relaciones, crearse una personalidad significa
adquirir conciencia de esas relaciones, y modificar la personalidad significa modificar el
108
Alfaro S,O “Gramsci y la sociología del conocimiento”.
conjunto de esas relaciones” (Gramsci, 1997; 34) Este punto será retomado a
posteriormente cuando se trate el mejoramiento individual en términos éticos.
De esta forma y a partir de la cita se puede verificar que son las relaciones las que
van a configurar al individuo y son esas relaciones las que van a determinar como se
relaciona el este con el mundo externo y tal como afirma Gramsci “el hombre no entra en
relación con la naturaleza simplemente por el hecho de ser el mismo naturaleza, sino
activamente, por medio de la técnica y el trabajo.” (Gramsci, 1997; 34) Y además sostiene
que estas relaciones son activas y con cierto grado de conciencia con lo cual está
sosteniendo que el sujeto opera constantemente con su entorno natural de forma activa y
por ello estas relaciones no son mecánicas. De hecho gramsci sostiene que lo necesario
es “elaborar una doctrina en la cual todas las relaciones sean activas y estén en
movimiento, fijando bien claramente que la sede de esta actividad es la conciencia de cada
hombre que conoce, quiere, admira, crea en cuanto ya conoce, quiere, crea, etc de cada
hombre concebido no aisladamente sino rico de posibilidades provenientes de otros
hombres y de la sociedad de las cosas, de las cuales no puede sino tener cierto
conocimiento” (Gramsci, 1997; 35)
Es necesario sin embargo aclarar que para Gramsci estas relaciones son en parte
necesarias y en parte voluntarias y que en la medida que se las conoce y por ello se tiene
conciencia de ellas, ya se las modifica. “las mismas relaciones necesarias, en cuanto son
conocidas en su necesidad, cambian de aspecto y de importancia. En este sentido, la
conciencia es poder” (Gramsci, 1997; 36)
Aunque es imprescindible aclarar que para Gramsci, el individuo no es sólo “la
síntesis de las relaciones existentes, sino de toda la historia de estas relaciones, esto es, el
resumen de todo el pasado” (Gramsci, 1997; 36)
En este sentido, lo que se afirma es que existen los hombres y mujeres individuales
y que viven en sociedad pero en el fondo dicho elemento perceptivo no responde a nada
puesto que “que no pueda concebirse al hombre sino viviendo en sociedad, es lugar
común” (Gramsci, 1997; 35) y afirma que es necesario sacar de ello todas las
consecuencias necesarias. En este caso, lo que existe entonces es una importancia de la
conciencia individual, pero ello es incapaz también por sí de explicar algo.
Por ello, Gramsci no descuida la importancia del factor subjetivo ni de la voluntad,
ya que son herramientas escenciales para la transformación social, solo que ahora, en esta
concepción se sostiene la continuidad entre dentro y fuera. Tal como afirma Gramsci, “por
ello se puede decir, que cada cual se cambia a sí mismo, se modifica en la medida en que
cambia y modifica todo el conjunto de las relaciones de las cuales es el centro de
anudamiento” (Gramsci, 1997; 34)
Ahora esas relaciones constitutivas no son un producto arbitrario ya que como se vio
tienen una historia y son producto de determinada sociedad. Por ello, no se puede pensar
la conformación de un sujeto ahistórico. Esto no significa que la determinación sea
absoluta, pero sí indica que al ser relaciones históricas dependen de determinada
organización a la cual Gramsci llamará bloque histórico en tanto unión de economía y
política, cantidad y calidad.
En este sentido existe en el marxismo y en Gramsci por lo tanto, una intima
dependencia entre la vida material de los hombres y su pensamiento. Esta vinculación
permite comprender la multiplicidad de relaciones que tienen su asiento en la vida material
de los hombres pero Gramsci advierte que dicho elemento no es suficiente para explicar
las distintas concepciones del mundo y en esto radica también su originalidad. Referido a
esto se pregunta por la unidad del ser humano y la conclusión a la que arriba es que ni lo
biológico ni la razón pueden unificar al ser humano, sino que lo que se piensa es lo que
une o separa a los hombres y su causa debe ser buscada en las relaciones anteriormente
citadas y las concepciones del mundo correspondientes.
Sin embargo es necesario afirmar que la concepción del mundo a la que se
pertenece no es producto individual sino que supone que cuando “esta no es crítica ni
coherente, sino disgregada y ocasional, se pertenece simultáneamente a una multiplicidad
de hombres masa, y la propia personalidad se forma de manera caprichosa” (Gramsci,
1997;8) Dicha afirmación no entra en contradicción con lo que anteriormente se mencionó
con respecto al ser colectivo del ser humano, en este sentido Gramsci afirmaba que “Por la
propia concepción del mundo se pertenece siempre a un determinado agrupamiento, y
precisamente al de todos los elementos sociales que participan de un mismo modo de
pensar y de obrar. Se es conformista de algún conformismo, se es siempre hombre masa u
hombre colectivo” (Gramsci, 1997; 8) El pensamiento aunque sea individual en tanto lo
realiza un individuo, es social por el contenido y en ello se encuentran atravesadas
múltiples filosofías que están presentes en él.
Es por ello que para Gramsci es necesario realizar un “inventario” donde se de
cuenta de las huellas que dichas relaciones han dejado en uno “conócete a ti mismo” como
producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora y que ha dejado en ti una infinidad
de huellas recibidas sin beneficio de inventario” (Gramsci, 1997; 8) Es por esto que al
tornar conciente la propia concepción del mundo y al tomar conciencia de las relaciones
que constituyen a lo individual se empieza a modificarlas. En este sentido “transformar al
mundo externo, las relaciones generales, significa fortalecerse a sí mismo, desarrollarse a
sí mismo. La idea de que el “mejoramiento” ético es individual es una ilusión y un error: la
síntesis de los elementos constitutivos de la individualidad es individual, pero no se
realiza y desarrolla sin una actividad hacia el exterior, modificadora de la relaciones
externas” (Gramsci, 1997; 42) De esta manera, para Gramsci es imposible por la propia
constitución “ontológica” del individuo la posibilidad de un mejoramiento individual. Queda
descartada porque al modificar las relaciones de las cuales el individuo es el centro de
anudamiento modifica la realidad externa, puesto que desde esta perspectiva no se puede
ir adentro sin ir hacia afuera, no se puede pensar en una autorrenovación sin que sea
inmediatamente un acto político hacia el exterior y que por ello modifique las relaciones
que el sujeto tiene con lo externo. El hombre nuevo es una construcción individual en tanto
síntesis pero colectiva en cuanto a las relaciones que los constituyen debido a que el ser
humano es siempre un sujeto colectivo, hombre masa y
defender la idea de un
“individualismo antihistórico” “que se manifiesta en la apropiación individual de la riqueza”
(Gramsci, 1997; 42) supone una construcción ideológica.
En este sentido Gramsci distingue en dos clases las ideologías, unas históricamente
orgánicas que son necesarias a una estructura, que organizan a las masas humanas y
“forman el terreno en el cual se mueven los hombres, adquieren conciencia de su posición
luchan etc.” (Gramsci, 1997; 56) Y otras ideologías arbitrarias que son individuales y que
sólo sirven para crear polémicas en algunos ámbitos restringidos. En este sentido resulta
interesante comprender a partir de lo mencionado con anterioridad que lo que une o
separa a los hombres es lo que se piensa. También había afirmado que no “existe” el
pensamiento individual por ello es importante para comprender uno de los nudos del
pensamiento gramsciano que es su concepción de la filosofía en tanto no es considerada
de forma peyorativa sino que es una importante herramienta teórica para comprender los
procesos de subjetivación, es decir, que permiten comprender que piensan determinados
sectores y por ende cuales son los trasfondos que inciden presentes y pasados en los
individuos.
Gramsci sostiene que todos los hombres son filósofos, porque la filosofía es una
concepción del mundo, sin embargo no lo son todos de la misma forma, es decir existen
los filósofos técnicos que son aquellos que han estudiado la historia del pensamiento y que
por ello están en condiciones de dar respuestas más coherentes e históricamente más
acertadas. La otra clase, que es la que se rige por el sentido común, Gramsci la llama
filosofía espontánea y esta se encuentra: a) en el lenguaje, b) en el sentido común y en el
buen sentido c) en la religión popular entendiendo por esta el sistema de creencias de los
sectores populares, otras veces llamado folklore.
Gramsci sostiene que en la más básica de las actividades intelectuales “la del
lenguaje está contenida una determinada concepción del mundo” (Gramsci, 1997; 7) y no
siendo el lenguaje una creación individual (aunque puede existir en ciertos casos
específicos como inventar conceptos, pero siempre en relación a determinado trasfondo
social) lo que el autor sostiene es que por compartir esos contenidos con los demás se es
siempre hombre masa o colectivo por la concepción del mundo que se tiene. Se pertenece
siempre a un determinado agrupamiento. Se comparten significaciones que son
construidas por los agrupamientos sociales
De esta manera se puede constatar la posibilidad de que el lenguaje sea apropiado
por determinados sectores y resignificándolos en función de ciertos agrupamientos
sociales para imponer lo que Gramsci llama hegemonía. Ahora sin embargo esta
construcción y apropiación del lenguaje puede tener un fundamento en la ideología, en la
medida que ella presenta de forma distorsionada las relaciones alienadas de los hombres
en el plano de la vida material
Se describió recientemente la concepción de Gramsci de la Filosofía, y como se
hallaba esta dispersa en el lenguaje, en el sentido común y en el folklore. ¿La pregunta es
porque Gramsci dedica tanto tiempo a la cuestión del sentido común? Pues es ahí donde
reside una de las causas de la hegemonía, Gramsci sostiene “no tomes a lo habitual como
natural”. Tampoco se puede afirmar la existencia de un solo sentido común, sin embargo
se puede comprender como un nombre colectivo que hace referencia a determinadas
concepciones del mundo que se presentan de forma disgregada, dispersa y sobre todo
contradictorias pues es el producto del devenir histórico. En este conviven lenguajes
presentes y pasados de forma simultánea y por ello, quien piensa en él, piensa atravesado
por un conjunto de “tradiciones distintas”, Un ejemplo de esto se puede encontrar en la
palabra negro, cuyos sentidos racistas, no han sido erradicados y por ello, quien diga la
expresión, “las cosas se pusieron negras”, no podría ser acusado de racista, pero eso no
quita que haya concepciones del mundo antiguas presentes (se reconoce igualmente que
el racismo no ha desaparecido, sólo que no es una concepción del mundo dominante).
Gramsci pone el ejemplo de las palabras desastre o baco que hacen referencias a
creencias astrológicas o de divinidades paganas y sin embargo son “prueba de que la
civilización moderna es también un desarrollo del paganismo y de la astrología” (Gramsci,
1997; 155) Por esto la tarea revolucionaria para Gramsci consiste también en clarificar el
lenguaje, a través de un proceso de pensamiento que redefina las palabras que se utiliza.
Dicha comprensión pues permitiría identificar en la región múltiples concepciones del
mundo que conviven.
Dicho análisis supera en riqueza a la estrecha consideración del el desarrollo del
sistema capitalista en la región y sólo sería necesario un estudio de carácter cuantitativo.
Gramsci sostiene que en el estudio de las sociedades y en este caso de los individuos es
necesario pasar de lo cuantitativo a lo cualitativo Es de esta forma que Gramsci esta
sosteniendo que el conjunto de las relaciones sociales de producción no pueden ser
consideradas igual a la suma de cada una de las relaciones. En este sentido critica a
Bujarin debido a que “ el autor del ensayo no ha pensado que si cada agregado social es
algo más (y también distinto) que la suma de sus componentes, esto significa que la ley o
el principio que explica el desenvolvimiento de la sociedad no puede ser nunca una ley
física, puesto que la física no se sale nunca de la cantidad, a no ser metafóricamentei” En
el caso de los individuos no se puede reducir el análisis a los elementos cuantitativos que
son fundamentales pero no son los únicos que inciden. Las filosofías pasadas permanecen
tanto en el sentido común como en el lenguaje. En ello radica la riqueza de nuestra región,
en la multiplicidad de filosofías que permanecen. En este sentido comparto la concepción
de filosofía de Gramsci que saca a la filosofía del ámbito académico y la ubica en el centro
de la vida de los individuos. Por lo tanto resultaría importante además de analizar el
desarrollo del capitalismo industrial, agrario y financiero en la región poder considerar que
“piensa” la población en tanto síntesis y permanencia del pasado en forma de
contradicciones entre lo que se piensa y lo que se hace. Ello permitirá obtener una
radiografía más precisa de ciertos procesos que quizás parecen olvidados pero que
podrían emerger de diversas formas y que podrían dar lugar
colaborar en las
transformaciones sociales que requiere nuestro tiempo y nuestra región.
Bibliografía
•
Alfaro Salvador O. (2010): “Gramsci y la sociología del conocimiento. Un análisis de
la concepción del mundo de las clases subalternas” Colección Emancipación
Obrera. Colombia
• Gramsci A, (1997) “El materialismo histórico y la filosofía de B. Croce” Nueva
Visión, Bs. As Argentina
• Kohan Néstor (2007). “Gramsci y Marx: Hegemonía y poder en la teoría marxista”
Cátedra
Libre
Antonio
Gramsci
Edición
digital:
http://www.rebelion.org/izquierda/kohan170301.htm Consultado Agosto 2011
Portelli Hughes (2003) Gramsci y el Bloque histórico Siglo XXI Argentina
6.- GANADO TRASANDINO EN LA INDUSTRIALIZACIÓN DE VALDIVIA
Luis Carreño Palma
Universidad de Los Lagos
Osorno
La historiografía chilena y argentina hasta algunas décadas, frente a las relaciones
interétnicas, presentaba un enfoque parcial y poco critico, situación que obstaculizaba la
percepción de algunos problemas fundamentales. Las propuestas metodológicas del
liberalismo y positivismo del siglo XIX, unido al destino del Estado Nacional y de una
nación étnicamente homogénea, obvió la existencia de una sociedad india.
Afortunadamente esta situación ha sido superada y en los últimos años a nivel nacional el
quehacer historiográfico ha avanzado, llegando a renovar casi totalmente sus
metodologías y entregando al historiador nuevas herramientas, desde esta perspectiva ha
surgido el interés por impulsar los estudios de carácter regional e interétnico, logrando un
papel protagónico dentro de las temáticas de investigación histórica. Con el desarrollo de
las historias regionales, se plantean nuevas alternativas que han llevado a considerar la
totalidad del territorio lo que ha significado que los hechos de las regiones estén presentes
en la historia nacional, posibilitando el análisis e interpretación de lo que fue la realidad
chilena en su totalidad. Por otro lado la idea de una nación excluyente y étnicamente
homogénea ha comenzado a ser reemplazada por una concepción más amplia y pluralista
capaz de reconocer, aceptar y respetar las diferencias, sean sociales, de género o étnicas.
Reconstruida la historia indígena en las últimas décadas, quedan todavía diversos factores,
situaciones y personajes que no solamente no conocemos sino que, en cambio, cuando
nos son revelados no se ajustan al molde construido por la historiografía decimonónica.
Nos parecía imposible pensar en poblaciones indígenas ajenas a la jurisdicción de la
Corona como de las Repúblicas, que desarrollaron su economía en un mercado mundial
del cual fueron proveedores y compradores, caciques con enormes riquezas y poder,
incluso de negociar directamente con las altas autoridades de la República, junto con ser
dueños de ganado y controladores de los pasos cordilleranos.
Otro aspecto a considerar, dice relación con mirar la cordillera de los Andes desde
otra óptica. Tradicionalmente se ha visto el macizo andino como un biombo, que aísla y
obstaculiza la circulación humana y los intercambios entre Chile y Argentina, la cordillera
por el contrario, durante la colonia y hasta las postrimerías del siglo XIX, ha sido un
espacio permeable, transitado en forma regular y frecuente por diversos tipos humanos y
objetivos diferentes. Desde indígenas hasta terrateniente y funcionarios, desde el comercio
hasta el pillaje, la circulación transcordillerana marcó latitudinalmente la historia económica
y social del cono sur de América.
(1) Financiado por DIULA Universidad de Los Lagos Osorno
Chile se manifiesta como una economía que, mirando hacia el Pacifico, sin embargo tenía
tras sus espaldas una compleja red de rutas e intercambios comerciales con distintos
destinos y alcances. Tal es el caso del comercio de Valparaíso y Cuyo, Concepción con
Neuquén y Valdivia con las pampas Trasandinas. Sin embargo las historias nacionales han
desintegrado artificialmente esos espacios. Requieren mayores estudios de conjunto,
“especialmente hoy en día por la reactualización de algunos de esos circuitos mediante
corredores de libre comercio a través de su reinserción mediante los nuevos tratados de
cooperación o integración económica” (Cavieres 2003.pp.95)
Durante los siglos XVIII hasta fines del XIX mapuches, pehuenches y Huilliches serranos
controlaron una compleja red de caminos que unió la cuenca del Plata con Valdivia, que
permitió satisfacer las necesidades de los indígenas y no indígenas, complemento sus
actividades económicas y a la vez generó un alto grado de interdependencia entre ambos
grupos, situación que permitió su articulación al resto de la economía colonial primero, y
posteriormente con la republicana, a través de circuitos comerciales que impactaron la
producción y el comercio de la macroregión de Valdivia, Araucanía y las Pampas.
El comercio interoceánico controlado por las poblaciones indígenas, al ser reconstruido por
la historiografía argentina ha quedado trunco en sus ramificaciones en el Pacífico, la
historia del circuito pareciera desaparecer al trasponer los límites de la cordillera.
El mapa de la provincia de Valdivia dibujado por Claudio Gay a mediados del siglo XIX,
muestra las rutas que atravesaban la cordillera desde Antuco por el norte hasta Ranco por
el sur, de los cuales tres caminos convergían a Valdivia (Gay 2004). Lamentablemente
esta información temprana no significo investigaciones sobre el tema, es más, fue
invisibilizado por la historiografía chilena
Nuestra propuesta se centra en estudiar la configuración de un régimen de
intercambio de vieja data, entre la región de Valdivia y los grupos indígenas asentados en
la precordillera andina y las pampas, que en la segunda mitad del siglo XIX estimulo
fuertemente la economía ganadera de la norpatagonia como la industrial chilena.
Intentando así demostrar que el desarrollo económico de la región de Valdivia no
solamente se debió al aporte de los colonos alemanes, sino que el mundo indígena
cumplió un importante papel en el funcionamiento de uno de los pocos intentos exitosos de
la industria chilena en el siglo XIX, como fueron las derivadas de la ganadería, como las
curtiembres, fabricas de jabón, velas, cola de pegar, charqui y tasajo. La escasez de
ganado en la región por la falta de praderas y la estrechez del territorio chileno para la
crianza de ganado vacuno a gran escala, materia prima básica para las curtiembres, facilito
la transformación del indígena en proveedor de ganado para dicha industria y a la vez en
mercado consumidor de la producción de alcohol de grano de las destilerías de Valdivia.
Durante las últimas décadas han comenzado a surgir tímidas voces que han
comenzado a cuestionar no solamente la rigurosidad del análisis estructural del proceso
colonizador sino, también, los prejuicios expresados en su reconstrucción.
Por su singularidad temporal, fueron los investigadores argentinos quienes primero
comenzaron a preocuparse de las dinámicas económicas vividas en la Patagonia y sus
ramificaciones al Pacífico vía la ciudad de Valdivia. Ellos realizaron las primeras tareas de
identificación del tráfico de ganado realizado por los indígenas (Pehuenches y Huilliches,
preferentemente) junto con un primer intento de cuantificación de las cifras derivadas de
aquel comercio. Para el caso chileno, sectores minoritarios de la llamada tendencia
historiográfica de Estudios fronterizos comenzaron, durante la década de los ochentas del
siglo pasado, a preocuparse de la importancia de este mercado interoceánico y,
marcadamente, de sus gestores. Aquella preocupación por los sectores indígenas
desplazó, nuevamente, a los sectores de nacionales y extranjeros que se beneficiaron de
los excedentes de este pujante tráfico.
La industria austral aparece como una excepción dentro del universo chileno, así los
investigadores que han escrito sobre estas industrias han optado por el llamado “embrujo
alemán”, que ha llevado a los historiadores, a sostener que el progreso de la región de
Valdivia fue producto exclusivo del aporte de los colonos alemanes. No vamos a poner en
duda,
el papel desempeñado por los inmigrantes en la
creación de dichos
establecimientos, mediante el aporte de capital, tecnología, gestión, y experiencia, pero no
es menos cierto, que mientras se alaba al extranjero y sus descendientes, se minimiza o
excluye la intervención del chileno y de la población indígena de la región, que sin duda
fueron también un aporte para el funcionamiento de dichos establecimientos, como mano
de obra, abastecimiento de materia prima, insumos y mercado para su producción. Nuestra
hipótesis descansa que sin los sectores indígenas y su tráfico de ganado habría sido
imposible el desarrollo industrial de la región
TRAFICO TRASANDINO
El trafico trasandino se remonta a los tiempos prehispánicos, ya que los grupos que
habitaban a ambos lados de la cordillera de los Andes mantenían relaciones, quizás no
permanentes ni estables desde los tiempos prehispánicos. En el siglo XVII este carácter
esporádico de estos contactos tuvo cambios, cuando el interés del mapuche se centró en
la riqueza ganadera de las pampas. Fue la base sobre la que se conformó y consolidaron
los grandes circuitos ganaderos de la pampa que fueron estrechando los vínculos de las
poblaciones de ambas vertientes de la cordillera de los Andes.
En la Norpatagonia las relaciones económicas de los indígenas de las pampas y la
precordillera andina comenzaron a tener cierta regularidad con la plaza fuerte de Valdivia a
partir de su refundación en 1645, y fue constituyéndose en un polo de atracción para los
indígenas de la región. Según Isauro Martínez soldado y vecino de Valdivia las relaciones
con los indígenas “aunque siempre temidas, no han quebrantado con claridad su palabra;
han sostenido el comercio con el presidio; han concurrido a los parlamentos de cada
gobierno a ratificar sus fidelidades”.109 Las dos sociedades se beneficiaron y empezaron a
requerir los productos que la otra ofrecía. En más de una oportunidad los indígenas
fueron los únicos proveedores para el mantenimiento de los pobladores de Valdivia.
A mediados del siglo XVIII las relaciones de los indígenas de las pampas y precordillera
andina con la plaza de Valdivia, tuvieron un prolongado periodo de relativa paz, situación
que, facilitó el intercambio de productos. La intensidad y regularidad del comercio entre
ambos grupos fue advertido por viajeros, funcionarios y exploradores que por distintos
motivos y variadas procedencias recorrieron la Norpatagonia, es el caso del Coronel Pedro
Andrés García, Basilio Villarino piloto de la Armada española, Luis Cruz alcalde de
Concepción, Fray Antonio Menéndez y Pedro Isauro Martínez vecino y soldado de la plaza
de Valdivia, todos ellos nos entregan valiosos testimonios de las características de dicho
comercio. La información que entregan sobre la capacidad de los indígenas para
movilizar grandes cantidades de ganado es relevante. Villarino manifiesta que se encontró
con una partida de 300 indígenas que llevaban 8000 cabezas de ganado vacuno y caballar
para vender en Valdivia, Luis Cruz se cruzó con un arreo de 10.000 cabezas de ganado,
ambos arreos procedían del sur de Buenos Aires de las sierras del Tandil y Ventanas. y se
dirigían a Valdivia.
A las autoridades coloniales les preocupaba dicho comercio, debido a que se utilizaban
pasos cordilleranos, emplazados en territorio indígena no controlados por las autoridades
españolas, situación que permitía la introducción ilegal de productos que la Corona tenía
expresamente prohibido vender o intercambiar a los indígenas, como hierro y licor. Por tal
109
MARTINEZ DE BERNABE, Pedro “La verdad en campaña” Biblioteca Geográfica Hidrográfica de Chile publicado por Nicolás Anrique
1898. Pag. 100
motivo en reiteradas oportunidades las autoridades enviaron expediciones militares con
orden de cerrar los pasos cordilleranos. Las medidas no surtieron efectos, porque los
indígenas de las pampas trasandinas siguieron cruzando la cordillera y comerciando con
los indios de Ranco y los pobladores de Valdivia
Como espacio fronterizo marginal la plaza de Valdivia, funcionó como articulador de las
relaciones de los hispanocriollos con los indígenas de la precordillera y las pampas
trasandinas. Para estos, Valdivia era vista como un lugar de encuentro y plaza comercial
que les permitía adquirir productos imposibles de conseguir o fabricar en su territorio. En
cambio para los habitantes de Valdivia, el comerció con los indios era visto como una
posibilidad para abastecerse de productos que necesitaban (ganado, ponchos) y poder
acceder a los excedentes de la producción indígenas que eran comercializados en los
mercados del Pacífico y a la vez satisfacer las demandas de los indígenas (Telas, alcohol,
añil, hierro y otros).
Las guerras de la independencia perturbaron seriamente las actividades productivas de la
región, pero no tuvo un efecto desarticulador del circuito económico, pero ocasionó
la
contracción del comercio de la plaza con las poblaciones indígenas, y fue en este período
cuando Pehuenches y Huilliches serranos consolidaron su control en la pampa trasandina
y los pasos cordilleranos, limitando su contacto con la banda occidental, a pequeños canje
de artículos producidos en las misiones religiosas.
Afianzada la independencia se restableció el tráfico comercial, pero la crítica situación
económica de la región, que fue seriamente afectada por el conflicto, que sumado al
pequeño mercado local, determino que gran parte del ganado que llegaba a Valdivia de las
pampas trasandinas fuera enviado a Concepción a través de la Araucanía. Vicente Pérez
Rosales conocedor de la región advierte de este tráfico “al aproximarse la primavera,
grandes cantidades de animales vacunos arreados desde Valdivia para dirigirse a los
mercados de Concepción, atravesando, sin escolta el territorio araucano”110
COLONIZACION E INDUSTRIALIZACION.
A mediados del siglo XIX llegaron a la región las primeras familias alemanas, las
que traían nuevas ideas y métodos de organización y trabajo que en la región eran
desconocidos, traían el espíritu capitalista que valoriza la ganancia y la inversión rentable
sobre el gasto. Entre los pobladores había artesanos, comerciantes, industriales y
agricultores, pero dada las condiciones geográficas y características de la región, la mayor
parte de los colonos se estableció en el campo. Pronto se percataron que la agricultura era
insignificante, lo que se producía no tenía precio por la falta de mercados, situación que
llevó a muchos colonos abandonar el campo y establecerse en la ciudad, donde
desarrollaron actividades artesanales y comerciales. Aquellos que se dedicaron al
comercio se percataron del potencial económico del tráfico de ganado con los indígenas.
En un primer momento enviaban ganado y cueros en pelo a Concepción, pero su bajo
precio los llevó a optimizar la producción y darle un mayor valor agregado a los derivados
de la agricultura y ganadería
Establecieron talleres e industrias caseras, iniciándose en diversos oficios mucho de los
cuales los habían desempeñado en su patria.Los comienzos fueron precarios, con
110
PEREZ ROSALES, Vicente “Ensayo Sobre Chile” Ediciones de la Universidad de Chile” 1980, pág. 206
vacilaciones y fracasos, por general el artesano trabajaba en su casa y empleaba a sus
hijos y dos a tres trabajadores. En un primer momento su producción estaba destinada a
satisfacer las necesidades de los colonos, el limitado mercado local y un excedente para
intercambiar a los indígenas. Los pequeños talleres crecieron y se consolidaron como
empresas familiares, incorporan nuevos socios y se constituyen en Sociedades Anónimas.
El éxito de los productores locales va a depender de la capacidad para activar las redes y
circuitos de vieja data, que utilizaban los indígenas para trasladar el ganado desde las
pampas trasandinas a la plaza de Valdivia, situación que va a permitir a los productores
locales abastecerse de ganado en forma regular y bajo costo. A esto se añadía la
posibilidad de acceder a un mercado para comercializar el alcohol , que comenzaban a
producir con los excedentes del trigo y la cebada. El desarrollo de las destilerías de alcohol
de grano se debió al limitado mercado local y a las dificultades para exportar los cereales
a los mercados del centro y norte del país, por la falta de medios de transporte y vías de
comunicación, además del conocimiento que tenían de la actividad algunos colonos. La
actividad rápidamente se desarrollo llegando la región a producir un tercio de la
producción nacional.
La producción de alcohol de grano permitió a los industriales de Valdivia ahorrar los costos
de importación de destilados desde la zona central, producto que tradicionalmente se
utilizaba para hacer intercambio con los indígenas.
La escasa presencia del Estado en la norpatagonia permitió la reactivación y
supervivencia de un circuito comercial, que va a funcionar con un esquema propio al
margen del control de Estado, no regido por el modelo vigente de Chile y Argentina, que se
mantuvo en vigencia hasta fines del siglo XIX por encima de los límites políticos
administrativo de los nuevos Estados.
Los establecimientos industriales que funcionaban en Valdivia en la segunda mitad
del siglo XIX, abarcaban las más diversas ramas de la producción, curtiembres, destilerías
de alcohol de grano, cervecerías, tonelería, zapatos, charqueo, jabón, velas, cola, molinos,
astilleros y conservas. Pero las que mayor desarrollo alcanzaron fueron las curtiembres
(41), destilerías de alcohol de grano (11) y cervecerías (23), que por la cantidad de mano
de obra empleada, materia prima utilizada, tecnología, volumen de producción que
distribuye a los mercados nacional e internacional, pueden ser consideradas como las
actividades más relevantes y pilar de la economía de la región.
Debido al elevado número y diversidad de establecimientos industriales que funcionaban
en
Valdivia en la segunda mitad del siglo XIX, limitaremos nuestro análisis a los
complejos industriales más destacados, cuyo desarrollo y funcionamiento fueron similares.
Nos referimos a la Compañía Industrial de Valdivia, Hoffmann Hnos. Sucesión Schuller
Hnos. y Luis Rudloff e Hijos.
La Compañía Industrial de Valdivia. En 1851 Hermann Schulke fundó una pequeña
curtiembre en la isla Teja. Una década después, se incorporo como socio y administrador
Eduard Prochelle. Se constituyó en Sociedad Anónima cambia la razón social a
Compañía Industrial de Valdivia y diversifico la producción, contruyen un molino, una
destilería de alcohol de grano, fábrica de cecinas, jabón, velas y cola, llegando a
convertirse en uno de los complejos industriales más grandes del país.
Hoffmann Hnos. Alberto Thater en 1856 puso en marcha una destilería de alcohol
de grano en la isla Teja, posteriormente incursiono en otros rubros, instalando curtiembre,
refinería de azúcar, fabrica de conservas de carne y cecinas, velas y jabón. La destilería
de alcohol de grano y la curtiembre fueron las de mayor importancia del país, con una
producción anual de 1.500.000 de litros de Alcohol de 96° y 10.000 suelas al año. En 1890
se incorpora como socio Pablo Hoffmann y cambia de razón social, Hoffmann Hnos.
Schuller Hnos. El año 1860 los Schuler establecieron una curtiembre que luego de
algunos años se organizo como empresa familiar bajo la razón social, Schuller Hnos.
Amplio sus actividades económicas instalando destilería de alcohol de grano, matadero,
fábrica de cecinas, de jabón y velas.
Luis Rudloff e Hijos. Christian Rudloff, en 1853 se inició con una pequeña fábrica de
zapatos que rápidamente se consolidó en el mercado. Con el aumento de la demanda la
empresa tenía problemas con el abastecimiento de suelas para la fabricación de calzado,
debido a que las curtiembres locales orientaban su producción al mercado alemán. Para
hacer frente a dicha situación Cristian Rudloff monto una curtiembre para bastecerse de
suelas. En dicho establecimiento instaló los métodos más modernos para la fabricación de
calzado y suelas, con una producción de 900 zapatos diarios y 10.000 suelas. Además
instaló una fábrica para la concentración de tanino, insumo básico para la fabricación de
suelas.
Todas tienen la misma trayectoria, se inician como talleres o industria casera, instalando,
ya fuera un molino, una destilería de alcohol de grano, una curtiembre o un taller de
calzado. Prosperaron y se consolidaron como empresas familiares y comienzan a ampliar y
diversificar sus actividades, introducen tecnología y formas capitalistas de organización y
manejo, ingresan nuevos socios y se constituyen en Sociedad Anónimas. Como grandes
empresas no sólo acceden al mercado nacional con productos de gran calidad. En el caso
de las suelas la mayor parte de la producción eran enviadas al puerto de Hamburgo donde
eran reconocidas por su calidad con el nombre de suelas de Valdivia.
Los establecimientos “estaban organizadas como fábricas, es decir, como empresas
modernas, que disponían de maquinaria movidas por vapor o electricidad, que pagaban
salarios en efectivo”111 y todas ellas empleaban a más de 10 trabajadores, Lo más
destacable es que los industriales de Valdivia conformaron verdaderos complejos
industriales, integrando actividades productivas del ámbito primario y secundario. Los
excedentes de la producción de trigo eran utilizados para obtener alcohol de grano, y de
los desechos de la cáscara del trigo de las destilerías, eran utilizados para alimentar
cerdos que, eran faenados en la fábrica de cecinas.
La producción de alcohol era enviada a los mercados del centro y norte del país, como
alcohol industrial. Pero como la producción era mayor que la demanda un alto porcentaje
era entregado a los conchavadores que lo trasladaban a las pampas trasandinas donde lo
intercambiaban a los indígenas por ganado, que trasladaban a Valdivia para abastecer las
industrias derivadas de la ganadería. Beneficiado el ganado se obtenían suelas, charqui y
cecinas, la grasa y el sebo se utilizaba para la fabricación de jabón, y los huesos para la
obtención de cola de pegar.
111
BERNEDO, Patricio “Los industriales alemanes de Valdivia” En Revista Historia Vol. 32, Santiago 1999: 5-42. Instituto de Historia de
la Pontificea Universidad Católica de Chile.
ABASTECIMIENTO DE GANADO PARA LA INDUSTRIA VALDIVIANA
María Cristina Hebilla manifiesta, que no ha sido reconocido el aporte del ganado
trasandino en la industria chilena de derivados de la ganadería para la exportación, que
funcionaron en Valdivia y Concepción en el siglo XIX.
En relación al abastecimiento de ganado para las industrias derivadas de la ganadería, la
historiografía chilena especuló que provenía de los productores locales y del valle central.
Sin embargo la estadística comercial de la segunda mitad del siglo XIX, desde el puerto de
Valdivia-Corral, se exportó un numero de suelas anuales, que considerando la masa
ganadera de la región, debería haber utilizado toda la capacidad de ganado vacuno de
Chile. Ante la imposibilidad matemática de esta exportación nos obliga a considerar que el
único mercado que permitió abastecer la demanda de dichas industria fue el mercado
ganadero trasandino, donde el indígena tuvo un importante papel.
La historiografía argentina decimonónica y las autoridades de la época han colocado
excesivo énfasis en el robo de ganado desde las estancias del sur de Buenos Aires como
el principal abastecedor del mercado chileno. La lectura desapasionada y crítica de
viajeros y exploradores, como Guinnard, Munster, Olascoaga, Zeballos, Moreno y Cox, nos
permite sostener que el tráfico de ganado que se realizaba desde las pampas trasandinas
hacia Chile, no sólo era producto de los malones realizados por los indígenas, sino fruto
del surgimiento de una economía pastoril indígena al sur de la provincia de Buenos Aires,
Neuquén, Rio Negro y Chubut, resultado de las transformaciones que había sufrido la
sociedad indígena en los siglo XVII y XVIII.
Es indudable que una parte del ganado que los traficantes trasladaban a Valdivia,
era producto de los malones realizados a las estancias rioplatenses, pero los indígenas
tenían diversas formas de proveerse de ganado para enviar a los mercados del Pacífico:
las raciones que el gobierno argentino entregaba a los principales caciques, situación
relatadea por un testigo,“yo he visto, con mis propios ojos mil cabezas de ganado vacuno
en marcha con destino a Roque, Saihueque estaba esperando mil doscientas”112 Otro
modo de abastecerse, era el ganado libre que hasta fines del siglo XIX era posible
capturar en los valles cordilleranos meridionales, situación señalada por Munster, y Cox.
El desarrollo de una economía pastoril por parte de los indígenas, que incluía la
mantención, crianza y cuidado de animales que hacendados chilenos dejaban a su cargo
en las veranadas cordilleranas, “hay otros caciques que hacen de capataces de
hacendados chilenos y reciben en guarda miles de animales que devuelven religiosamente
después de invernarlos”113 También los indígenas operaban
como intermediario de
hacendados argentinos del sur de Cuyo, que para ingresar el ganado a Chile y evitar el
control de las autoridades lo enviaban por territorio indígena. Como la producción chilena
del valle central no podía satisfacer la demanda de ganado de las curtiembres, los
industriales Valdivianos “comenzaron a comprarlos a los productores intermediarios de
Cuyo y ocasionalmente de la Pampas, siempre utilizando mano de obra indígena”114. Maria
Cristina Hebilla manifiesta que este tráfico estuvo oficialmente silenciado para evitar el
pago de impuestos.
112
MUSTERS; George “Vida entre los Patagones” Ediciones Solar, Buenos Aires 1991, Pág. 46
OLOSCOAGA, Manuel “Estudio Topográfico de la Pampa y Río Negro” Editorial EUDEBA. Buenos Aires 1974, Pág. 23
HEBILLA, María Cristina “San Juan. El papel cambiante de una frontera” En Scripta Nova Revista Electrónica de Geografía y
Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona Nº45, agosto 1999
113
114
Cuanto ganado procedente de las pampas trasandinas ingresó a Valdivia, es una
cuestión complicada y difícil de resolver con exactitud. El hecho de ser un comercio
informal que funcionaba al margen del control del Estado, con un esquema y
características propias, con tratos de palabra, no reglamentado por legislación aduanera y
comercial, incidió en la falta de documentación.
En cuanto al número de animales movilizados, debió alcanzar miles al año. Los
datos que manejaban las autoridades argentinas nos hablan de 40 a 80 mil cabezas al
año, promedio que no parece excesivo, si se tiene en cuenta el elevado número de
curtiembres que funcionaban en Valdivia y cantidad de suelas exportadas.
ESTADISTICA 1883
EXPORTACIÓN DE SUELAS
200.000
SUELAS EXPORTADAS
156.000
PROCEDENTES DE LAS CURTIEMBRES DE VALDIVIA
ANIMALES FAENADOS
100.000
ANIMALES FAENADOS A NIVEL NACIONAL
75.000
ANIMALES FAENADOS REGIÓN
PRODUCCION DE GANADO
NACIONAL
267.310 ANIMALES VACUNOS
REGIÓN
15.852 ANIMALES VACUNOS
Fuente: Anuario Estadístico de la República de Chile 1883 – 1884
De los datos estadísticos se desprende, que la producción de ganado de la región
no estaba en condiciones de satisfacer la demanda de las curtiembres de Valdivia,
igualmente la producción nacional, debido a que por temporada sólo se podía faenar el
25% de la producción. Ante la imposibilidad de abastecer las curtiembres de Valdivia con
ganado nacional nos obliga a considerar que el único mercado que permitió aprovisionar a
dichas industrias fue el mercado ganadero trasandino.
CONCLUSIONES
La existencia de un régimen de intercambio de larga duración, que relacionaba la
plaza de Valdivia con los grupos indígenas de la precordillera andina y las pampas
trasandinas, permitió el funcionamiento de las industrias de los derivados de la ganadería
en la segunda mitad del siglo XIX en Valdivia. Fue la complementariedad de redes
indígenas con redes capitalistas lo que permitió el funcionamiento de uno de los pocos
intentos exitosos de la industria chilena en el siglo XIX, como fueron las industrias
derivadas de la ganadería, donde el indígena tuvo una importante participación que la
historiografía chilena ha ignorado. Que sumado a otros factores nos permiten comprender
dicha situación.
Durante el periodo colonial el ganado trasandino siempre fue importante para la
gobernación de Chile, la falta de praderas y la estrechez del territorio para la crianza de
ganado vacuno a gran escala y la facilidad para adquirirlo a los indios, permitió satisfacer la
demanda interna y transformó al indígena en proveedor de ganado para los mercados del
Pacífico.
A mediados del siglo XIX se incremento la dependencia del ganado trasandino para a
abastecer el mercado chileno. La exportación de trigo a los mercados de Australia,
California y Atlántico, impulso a los agricultores chilenos a aumentar los cultivos de
cereales en el valle Central, incorporando tierras a la agricultura que antes eran utilizadas
para la ganadería. De ahí la importancia histórica del ganado trasandino para abastecer la
demanda de los mercados del Pacífico.
La situación favorable de Valdivia dentro del espacio indígena y su marginalidad de los
centros de poder del nuevo Estado, permitió hasta fines del siglo XIX la supervivencia de
un espacio fronterizo, integrado por Valdivia, Araucanía y las Pampas, situación que
facilitó la circulación y comercialización de ganado a gran escala, y se convierte en soporte
de la economía indígena y de los industriales de Valdivia.
Los grupos indígenas además de proveedor de ganado para las industrias de derivados
de la ganadería fueron el mercado consumidor de la producción de alcohol de grano que
producían las destilerías de Valdivia con los excedentes de trigo y cebada que no podían
comercializarse. El circuito comercial se vio facilitada por la existencia de numerosos
pasos cordilleranos a baja altura, continuación de la ruta ganadera más importante de las
pampas, la rastrillada de los chilenos. Por lo demás la crianza de ganado de los territorios
del interior de la norpatagonia alejados de la costa, siempre estuvieron vinculados a los
mercados del Pacífico.
Finalmente debemos precisar que al hablar de industrialización de Valdivia, en ningún caso
estamos planteando, que se puso en marcha una revolución industrial con implicancias
económicas y sociales, sino que en el ámbito regional y local se impulsó un cierto
desarrollo de la actividad industrial siguiendo algunos patrones de países industrializados
que la historiografía chilena ha pasado por alto, donde el mundo indígena tuvo una
importante participación.
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7.- Tejueleo artesanal en los bosques, un oficio en riesgo de extinción; Testimonios
de Identidad, Historia y Patrimonio Cultural de la región de Aysén
Carlos Nicolás Castillo Levicoy, Elisa Corcuera Vliegenthart, Marcelo Sanhueza Ulloa y
Pilar Retamal Siefert - www.tejueleoenpatagonia.cl
ORIGEN DEL TEJUELEO EN LOS BOSQUES NATIVOS DEL SUR DE CHILE
El tejueleo es un oficio arraigado en el sur de Chile. Centró sus orígenes con las primeras
explotaciones de los bosques de alerces (Fitzroya cupressoides (Mol.) Johnston.),
ocurridas desde el siglo XVII en adelante, en las zonas de Chiloé, Puerto Montt, Osorno y
Valdivia115. Durante este proceso de explotación, los productos madereros obtenidos del
alerce fueron enviados a la zona norte del país para la confección de durmientes de la
línea férrea y construcciones habitacionales. En décadas posteriores y con la migración de
los trabajadores alerceros hacia el sur del país, rápidamente comenzó a expandirse el
oficio y a traspasarse el conocimiento del tejueleo a las generaciones más jóvenes durante
las actividades cotidianas de trabajo en el bosque. Este modo de vida (tejueleo) pasó a
formar parte de la identidad cultural del individuo, así como para la comunidad donde
estaba inmerso este oficio maderero.
La utilización de las tejuelas en la construcción, se centraba en paredes exteriores y techo.
El largo inicial estaba por sobre el metro, de grosor variable y el ancho se ajustaba a lo que
diera la pieza de madera trabajada y la calidad de la tejuela dependía estrechamente de la
sanidad, rectitud y diámetro del árbol. Con el paso de los años, las dimensiones originales
de la tejuela artesanal fueron cambiando drásticamente, debido a la pérdida significativa de
los árboles de mayores dimensiones a causa de la explotación masiva de los bosques.
IDENTIDAD Y CULTURA DETRÁS DEL TEJUELEO
Cuando hacemos referencia a la oralidad, a la tradición y a las formas tan particulares de
habitar el mundo, se esta hablando de personas con un sentido colectivo que acomodan y
reacomodan sus fronteras identitarias a partir de una memoria histórica y una experiencia
anclada en las vivencias cotidianas. La cultura del tejuelero es forjada por la experiencia de
vida en contacto con la naturaleza en lugares remotos, sin comodidades básicas y el arduo
trabajo físico. Estas experiencias crean un perfil de personalidad autosuficiente y
conocedor de los detalles naturales.
La identidad es una construcción social, donde los integrantes de una comunidad
contribuyen con sus saberes, prácticas y narrativas al establecer parámetros para la
comprensión de si mismos. Como construcción social, la identidad se constituye en un
producto de la cultura, moldeando el comportamiento y los modos de pensar que las
personas tenemos sobre nosotros mismos y nuestra comunidad. Las identidades sufren un
proceso de transformación constante, desechando y apropiándose de elementos que
permitan su existencia en un mundo tan fragmentado y globalizado como el actual. Es
necesario, al momento de estudiar la identidad y cultura, considerar tanto su continuidad
como sus transformaciones. Actualmente, cuando la tejuela, el producto palpable y visible
del oficio, se ocupa cada vez menos, la identidad del tejuelero desaparece junto con sus
últimos cultores.
Para comprender la identidad, debemos refugiarnos en los mismos sujetos que viven estas
prácticas culturales. Aquí el trabajador tejuelero inmerso en su oficio cotidiano “tejueleo”,
posee una historia donde la identidad se recrea, se hace palpable y visible.
115
Molina, et al. (2006).
TEJUELEO EN LA REGIÓN DE AYSÉN
La región de Aysén posee una superficie de 108.494 km2, siendo la tercera región con
mayor extensión territorial del país (Chile). Localidades y ciudades se ubican entre los
valles de la Cordillera de Los Andes, sin embargo, la población regional esta concentrada
en Puerto Aysén y Coyhaique (87% del total)116.
El bosque se caracteriza por la presencia de especies arbóreas que se distribuyen
geográficamente en distinta proporción. Dentro de las especies más comunes destacan;
Nothofagus pumilio (Lenga), Pilgerodendrom uviferum (Ciprés de las Guaitecas),
Nothofagus betuloides (Coigüe de Magallanes), Podocarpus nubigena (Mañio de hojas
punzantes), Nothofagus antartica (Ñirre), Drymis winteri (Canelo), Nothofagus dombeyi
(Coigüe común), entre otras.
La explotación y uso de la madera en la región de Aysén ha sido una constante cultural
desde tiempos remotos (siglos XVIII y XIX). Los indígenas canoeros (Kawésqar y Chonos)
la utilizaron como leña, como material para construir sus embarcaciones, viviendas
temporales y para construir astiles de herramientas y armas. Las primeras explotaciones
comenzaron en el archipiélago de los Chonos, para abastecer en aquellos años la
demanda de durmientes para la construcción de vías férreas en Copiapó (Chile), en Perú y
Argentina, y para las plantaciones de vid que aumentaban poco a poco en el centro del
país. Más al continente, los indígenas tehuelches y mapuche huilliche también usaron la
madera para abrigo, vivienda, herramientas e incluso utensilios de hogar117.
Desde el año 1900, comenzaron a verse las explotaciones madereras en la zona
continental de la región, estando localizadas en los sectores de colonización de los
pobladores.
Llegada del tejueleo a la región
Los antiguos pobladores encontraron en la madera la fuente material para construir sus
viviendas, que aunque precarias, fueron expresión de asentamiento y lucha con el
ambiente en la firme decisión de poblarse en la región de Aysén. En este proceso el
“tejueleo” como oficio tradicional llegó para ser transformado y adaptado a las exigencias
locales requeridas, y fue así, que adquirió una identidad cultural propia de aquellas
personas que comenzaron a vivir de este oficio maderero.
Los primeros hombres que se desempeñaron en el “tejueleo”, pudieron ser pobladores que
llegaron desde Chiloé y sectores cercanos a Puerto Montt. Su amplio conocimiento sobre
la explotación y uso de las maderas nativas existentes en su lugar de origen, les
permitieron desenvolverse sin muchos inconvenientes en cualquier nuevo lugar a
colonizar, y hacer uso de un recurso muy abundante en la región para levantar sus
viviendas, “Cuando surgieron los primeros poblados en Aysén, allí estuvieron, haciendo
tejuelas, armando casitas de dos aguas, plantando papas, arvejas, árboles, criando cerdos,
recetando curas de hierbas, compartiendo secretos ancestrales y dando sin esperar recibir,
que es la marca del ancestro chilote en Aysén y donde quiera que vaya”118.
Este oficio forma parte de la vida del pasado, un trazo relevante con el cual se ha
esbozado el perfil de la identidad de los aiseninos. Detrás del oficio hay imágenes de
espacios, con rasgos identificadores del paisaje de Aysén, donde destacan cipreses,
coigües, mañíos, lengas con su porte, aroma y colorido inconfundible. Las construcciones
heredadas de una tradición hecha para el diálogo entre el habitante y su entorno pueden
observarse aún.
116
AYSEN, 2009: p. 28-29.
Osorio M, 2002. La Cultura de la madera en Aysén (doc. No publicado).
118
Chiguay, et al. 2001
117
Las etapas del tejueleo
El tejuelero recorre el bosque seleccionando los mejores árboles en pié, siendo éstos los
que destacan en la rectitud, sanidad, diámetro y madurez del tronco. Estas cualidades
permiten obtener una tejuela de calidad. Posteriormente, se procede a marcar el árbol,
viene el volteo y posterior trozado a medida estándar. Luego viene el metaneado, partida y
el labrado manual de la tejuela. Le sigue el encastillado o amarrado y el traslado al lugar de
utilización definitiva (construcciones).
SINTESIS FINAL
Debido a la inexistencia de archivos escritos, gráficos y audiovisuales que detallen el
“tejueleo” en décadas pasadas, este trabajo representa una primera aproximación para
conocer este oficio maderero y las historias de vida de sus cultores, “los tejueleros”.
La oralidad refleja una cultura que no ha perdido la estrecha relación entre la explotación
maderera y el bosque. Existe una terminología propia del oficio que es compartida entre
cultores de distinta ubicación geográfica (región de Aysén y Los Lagos) y que no ha sufrido
mayores cambios. Sin embargo, la técnica usada en el tejueleo alercero difiere de la usada
en otras especies, debido a las distintas características que poseen las especies arbóreas.
El tejueleo como oficio tradicional fue adaptado a las condiciones preponderantes de la
región sur austral de Chile, agregando un valor cultural distintivo y propio de los habitantes
que se han visto inmersos en este oficio.
Se sientan las bases para comenzar a comprender más acerca de este oficio maderero
que actualmente está en vías de desaparecer. Comenzar a reconstruir la historia de un
pueblo, a través de los testimonios de vida de sujetos inmersos en un oficio tan antiguo en
los bosques como lo ha sido el “tejueleo”, viene a potenciar cuales son las fuentes reales
que alimentaron la vida del pasado, cuales son los trazos relevantes con los que se debe
esbozar el perfil de nuestra identidad. Este trabajo es un apoyo para que aflore la
esperanza de conservar lo nuestro, nuestra identidad, conservar esa relación de vida que
nace entre los trabajadores de la madera y sus raíces.
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Carlos N. Castillo Levicoy, es Ingeniero Forestal, titulado en la Universidad Austral de
Chile. Email: carlos_nicolascl@yahoo.es
Elisa Corcuera Vliegenthart, es Periodista, titulada en la Pontificia Universidad Católica de
Chile. Email: elisa.corcuera@parquekatalapi.cl
Marcelo Sanhueza Ulloa, es Ingeniero Forestal, titulado en la Universidad Austral de Chile.
Email: msanhuezau@gmail.com
Pilar Retamal Siefert, es Antropóloga, titulada en la Universidad Católica de Temuco.
Email: pilar.retamalsiefert@gmail.com
8.- GAIMAN Y SU ARQUITECTURA
Una breve aproximación
Stella Dodd
Fundación de Gaiman
En este breve trabajo de investigación, se pondrá de manifiesto la preocupación que
causa, ver cómo lentamente, los edificios históricos de Gaiman están perdiendo esa
fisonomía que le ha dado a lo largo de casi ciento cuarenta años, una identidad propia.
Esta localidad se halla a unos 80 km de Puerto Madryn y a unos 15 km de Trelew,
dos poblaciones demográficamente importantes. En cambio Gaiman en la actualidad,
cuenta sólo con unos 6.000 habitantes en la zona urbana y unos 4000 más en la zona
rural, lo que resumiría, unos 10.000 habitantes.
Es una comunidad agrícola-ganadera, que forma parte de la zona denominada
“Valle Inferior del Río Chubut”. Y si bien en un momento dado fue el centro poblacional de
la Provincia, pues aquí se instaló el Primer Municipio, luego las localidades vecinas, por
tener una ubicación más estratégica crecieron más rápidamente.
Por lo tanto es una localidad pequeña, pero la que mejor ha conservado la tradición
galesa desde su fundación. No sólo por sus características edilicias, sino también por sus
tradiciones culturales. Basta para ello observar que los nuevos locales que abren sus
puertas al público, emplean palabras galesas para denominarlos. Como por ejemplo: “Siop
Bara” (Panadería) “Ty Gwyn” (Casa de Té de Blanquita), etc.
Cuando en 1874, David D. Roberts llegó a Chubut, proveniente de los Estados
Unidos, venía con la ilusión de recuperar, al menos en parte, su amada Gales, dejada atrás
hacía ya varios años. Primeramente se asentó en Rawson, única población existente hasta
ese momento.
Estos nuevos contingentes de colonos galeses, notaron que las mejores tierras
cercanas a Rawson, ya habían sido ocupadas, entonces algunos de ellos comenzaron a
buscar nuevas tierras para explotar, y remontaban el río hacia el Oeste. Dos de ellos, el
Sr. David D. Roberts ya mencionado y el Rvdo. John C. Evans, también recién llegado,
pero directamente de Gales, decidieron instalarse en lo que es hoy Gaiman y levantar sus
casas próximas a las parcelas que cultivaban para traer a sus familias más cerca.
El primero en construir su vivienda fue David Roberts, y lo hizo en la margen norte
del río. Ocupó un lugar protegido por las bardas. Así se lo habían aconsejado los nativos.
Ellos le dijeron que los fuertes vientos soplan por lo general desde el Oeste y que era
conveniente estar cerca del agua del río, pero la casa debía estar lo suficientemente alta
como para prevenir las inundaciones.
Y los galeses fundaron así la segunda población del Chubut, respetando el nombre
que los nativos le daban al lugar: Gaiman (Punta de piedra)
Fig. 1
Gaiman y su entorno
Este trabajo de investigación va a tomar sólo dos viviendas a modo de pequeña
muestra de lo que está ocurriendo con sus edificios históricos:
¾ la “Primera casa de Gaiman” o “ Casa de Piedra” construida por el Sr. David Roberts
y
¾ la casa construida por el Rvdo. John Caerenig Evans.
De este último, sería su segunda vivienda, porque la primera la construyó en la
margen Sur del río, lugar que le habían otorgado para instalar su chacra.
Dice el Arq. Fernando Williams en su trabajo de evaluación sobre la situación de la
“Primera Casa de Gaiman”: “Desde los comienzos de su asentamiento en el valle los
galeses llevaron adelante una forma de apropiación del territorio que daba cuenta de una
cultura del hábitat diferente a la del país receptor. Esta cultura se manifestaba en una
tendencia al asentamiento disperso que bien podríamos llamar ruralista dónde los edificios
integrantes de los núcleos tanto urbanos como agrícolas, se estructuran a partir de
caminos o de bordes naturales.
Esto contrasta con la tradición hispánica del trazado en damero con una plaza
central donde los edificios conforman en su alineación la manzana regular, alrededor de
ella”
La apropiación del espacio del Valle del Chubut se desarrolló como un diálogo entre
estas dos culturas urbanas diferentes. Uno de los primeros ejemplos es el trazado
cuadricular de las chacras llevado a cabo por decisión oficial. Dicho trazado no sólo fue
cuestionado por los colonos sino que frecuentemente lo ignoraron en acciones tales como
la construcción de los primeros caminos, los canales de riego (en estos se tenía el cuenta
el descenso del nivel del terreno en relación con el río Chubut que desembocaba en el
mar), el uso de la tierra y el asentamiento de las viviendas rurales.119
Fig.2 y 3 (Dos planos del pueblo: Rawson y Gaiman)
En la zona urbana también se pretendió organizar a la población de acuerdo a ese
trazado preestablecido, entonces Rawson recibió la mensura oficial en el año de su
fundación, en 1865. No obstante los colonos no construyeron sus viviendas de acuerdo a
ese trazado, sino al que les resultaba más cómodo, como era el de asentarse a la vera del
río.
Gaiman en cambio, nació sin esa estructura ya que no tuvo una mensura previa.
Nació con la Primera Casa al pié de las bardas y como una parcela agrícola que abarcaba
un terreno que llegaba hasta lo que, luego se llamó “Gaiman Nuevo”. Los demás galeses,
que los imitaron, se fueron acomodando a lo largo de de las bardas siguientes,
acomodándose a la estructura natural de estas, como hacían en Gales. Recién en 1896,
llegó la mensura al pueblo.
A partir de entonces, nos dice el Arq. Fernando Williams, las casas a las que él
denomina: “cottages”, comienzan en Gaiman a respetar el trazado urbano, primero
alineándose y luego llegando hasta la línea municipal. Es por ello que si se accede a los
patios posteriores de las viviendas, se encuentran construcciones de piedras del lugar que
se usan como viejos depósitos familiares. No obstante no respetaron demasiado el
amanzanamiento, sino que la mayoría de las veces, este se ve interrumpido por las
bardas, otras veces por el río Chubut, o por el canal de riego que atraviesa la pequeña
población.
Se podrá apreciar en esta propuesta que, las dos viviendas elegidas se diferencian
tipológicamente, del resto de las que se encuentran en la localidad. Sobre todo la de la
Primera Casa. Ya que se trata de lo que el Arq. Williams llama “Cottage Simple”: 1 x 2
habitaciones,
Fig.4: Plano 1ra. Casa
119
WILLIAMS, Fernando. Casa de Piedra. Propuesta para su recuperación. Proyecto presentado ante la Municipalidad de
Gaiman. Sin editar. 1995. Pág. 2
En cambio, la Casa de J. C. Evans, también de piedra, lo que llama “Cottage Doble”:
de 2x2 habitaciones (en este caso 2 plantas: baja y alta) y de fachada simétrica, más
común entre los galeses, sólo que el la edificó en piedra y de dos plantas en un período
donde la construcción ya había evolucionado bastante.
La construcción más común de viviendas, en el Valle Inferior del Río Chubut era la
del Cottage Doble con planta de 2x2 habitaciones en planta baja y fachada simétrica, pero
de ladrillo, no la piedra como en estos dos casos.
Fig. 5: Plano casa J. C. Evans
Dice el Arq. Williams: La combinación del factor cultural y el natural dan como
resultado una permeabilidad al espacio rural y confieren a Gaiman un carácter semirural.
Estos dos factores crean, en diálogo con el trazado cuadricular, un caso único de espacio
urbano en el país ya que se trata de un verdadero punto de encuentro entre dos culturas
urbanas diferentes. Esta es, sin duda, una parte central del patrimonio propio y que
conserva la impronta de la colonización.120
Fig. 6: Plano común del Cottage doble
La primera casa de Gaiman
Como ya se dijo, estaba construida en piedras recogidas en el lugar y se las colocaba
así, sin tallar y sin revocar. Fueron asentadas en barro y su techo era de paja al que se lo
recubría también con una capa de barro. Al principio constaba de un dormitorio, una
cocina y una habitación posterior que podía ser otro dormitorio o una despensa. En su
aspecto externo tenía dos ventanas al frente, una en el dormitorio y otra en la cocina y en
ésta última también la puerta de acceso a la casa, y una pequeña ventana en la parte
posterior, en la otra habitación. Todas de madera.
En el interior, las paredes de la casa, fueron revocadas, excepto la habitación posterior
(posible despensa). Se cree que fueron cubiertas desde el origen de la casa. Y los apoyos
del techo están sobre palos y ramas. La cocina y el dormitorio poseen un fogón cada una.
Todos los pisos eran de tierra y así se mantienen hasta hoy. El baño era una
construcción muy precaria, separada de la casa, también de piedra y estaba ubicado a su
izquierda.
Fig.7 Foto Casa de piedra hoy.
Fig. 8: su plano con terreno
Mientras la familia de David Roberts vivía en esta vivienda, iba construyendo en su
chacra a la que llamó “Tyddewi” (Casa de David), una casa más cómoda y amplia, que
estaba ubicada en donde hoy está “Gaiman Nuevo” en dirección Oeste del pueblo.
En 1885 dejaron la Casa de Piedra y se mudaron a la chacra. Entonces la
Compañía Mercantil Chubut, recientemente creada, pasó a ocupar esta vivienda. David
Roberts junto con su amigo John C. Evans y otros agricultores fueron los fundadores de la
Cooperativa, por lo tanto fue casi natural que le cediera su Casa de Piedra. La cocina se
usaba como salón de ventas y la despensa como depósito de cueros.
William Meloch Hughes recuerda aquel momento fundacional diciendo: “Se
mantiene muy viva en mi memoria el recuerdo de aquella reunión. Allí están en a cocina de
la humilde casa, de muros de piedra, piso de tierra y techo de barro... En una silla de
120
Op. Cit. Pág. 4.
madera de sauce de fabricación casera sentábase el reverendo John C. Evans (...) En la
esquina de una mesa frente a una ventana protegida en su lado exterior por varias tablas
sentado en un taburete de tres patas estaba el secretario...” 121
Enseguida quedo chico el lugar y hubo que agregarle otra habitación de las mismas
características de las anteriores y con un fogón en su esquina. En este caso las paredes
externas fueron talladas, lo que de dio un aspecto más prolijo a la construcción.
Con el tiempo, el techo de paja y barro se reemplazó por chapas corrugadas. Es
muy curioso ver aún en esas chapas deterioradas, los sellos de las firmas de Inglaterra
desde donde provenían. Esto da cuenta de que el modo de vida en el pueblo, iba
evolucionando en la mejora de sus edificios.
Lástima que las dos chimeneas de piedra ya no están. Fernando Williams estima
que, muy probablemente desaparecieron al retecharse la casa.
Según una foto de 1902, se puede observar la nueva casa de ladrillos, que estaba
construyendo Jane, la hija de D. Roberts, casada con Williams M Hughes, en el mismo
terreno de la Casa de Piedra, por lo que una vez terminada, y habiendo hecho la
Compañía Mercantil su edificio propio, la vieja casa pasó a usarse como depósito de las
herramientas agrícolas y demás enseres caídos en desuso para la familia.
Fig. 9: Foto de 1902
Mas tarde, estos descendientes de Roberts, necesitaron un Garaje para su vehículo.
Así que alrededor de 1925 se derribó la pared frontal del dormitorio de la parte original, se
colocó un portón de chapas y se lo habilitó para este nuevo destino.
Así estuvo la casa hasta que en 1996, debido a su importante estado de deterioro, la
Municipalidad, luego de ver el estudio realizado por el Arq. Fernando Williams, ya citado,
decidió intervenir para que la casa no se viniera abajo.
La familia Hughes le cedió la propiedad en comodato a la Municipalidad. Entonces
ésta, reconstruyó la pared y la ventada original del dormitorio. Se le dio además el destino
de Museo. Por lo tanto ahora está ambientada con un dormitorio, una cocina y una
despensa.
Fig.10: foto actual antes 1996
Descripción técnico-ambiental
Se halla ubicada sobre la Parcela nº 16, de la Manzana nº 48 de Gaiman, con una
superficie total del terreno de 523,46 m2 y una superficie cubierta de unos 100 m2
aproximadamente. , sita en la calle J.C. Evans 268, entre las calles Avda. E. Tello y 28 de
Julio. Está en el centro de la localidad, rodeada por la Plaza Julio A. Roca, la
Municipalidad, el Banco del Chubut S. A., el Correo, la Biblioteca Popular “R. J. Berwyn” y
Seros.
Son sus propietarios, los biznietos de David Roberts, los hermanos: Dewy, Moira,
Gwynfor, Beneth y Thelma Hughes. En la actualidad está cedida formalmente en comodato
a la Municipalidad de Gaiman.
Esta casa nació dentro de un espacio rural que se fue transformando con la
formación paulatina del pueblo y el paso del tiempo. Hasta el 2010 conservó esa impronta
semirural, ya que se encontraba rodeada por algunos frutales, hiedra y una cortina de
tamariscos del lado Oeste que la protegía de los vientos junto con las bardas.
121
Hughes, William Meloch. A orillas del río Chubut en la Patagonia. Rawson: Comisión Oficial de los Festejos del Centenario de la
Colonización Galesa en el Chubut, 1965.
Ahora, en este año 2011, la Municipalidad está realizando una intervención para
mejorar su funcionamiento como Museo, agregando en la parte externa y separada de la
casa, una construcción moderna de Oficina, cocina y sanitarios. Como consecuencia esto
hizo que se quitara la cortina de tamariscos mencionada. Resta saber si una vez terminada
la obra, se recuperarán. No se sabe por qué la nueva construcción no respetó el estilo de
la existente. Y además no debe perder su aspecto semirural.
Dice el Arq. Williams: La escala de las habitaciones, el gran tamaño de los fogones y
la expresión de los materiales como la piedra o la madera cortada a hacha de los dinteles
da al interior de esta casa una calidad que la diferencia de la mayoría de las viviendas de
los colonos. Se trata muy probablemente del exponente de carácter más vernáculo con
que cuenta el legado arquitectónico de la colonia. Es esta fuerza de lo vernáculo uno de los
principales valores a conservar.122
Fig. 11: Foto 2011
Casa del Rvdo. John Caerenig Evans
A la familia del Rvdo. John Caerenig Evans, le correspondió en el reparto de las
chacras, la que bordeaba – como se dijo antes – la margen sur del río Chubut. Pero
también una fracción del lado Norte, donde hoy se asienta el Hospital de Gaiman, a quien
él le donó sus tierras y que muy merecidamente lleva su nombre.
La margen Sur del río fue el destinado a las chacras. Y por muchos años la zona
urbana quedó del lado Norte del mismo.
Luego, a principios del siglo 20, cuando ya el caserío había crecido, construyó esta
hermosa casa de dos plantas, en el lado Norte del río. Se cree que su constructor fue el
Ing. Thomas DaviesEra una familia numerosa, tal vez por eso, fue única en su tipo, pues fue levantada
de dos plantas, y construida con piedra tallada del lugar. Sus techos fueron de chapa
corrugada y sostenidos por parantes de madera. Tiene cinco ventanas en su frente. Dos en
la planta baja y una puerta de acceso, y tres en la plata alta, todas realizadas en madera.
Alrededor de las ventanas está rodeada por una piedra de color rojizo, muy usada por las
viviendas de entonces y que según cuenta en su diario, Henry Bowman el fotógrafo y
picapedrero, las traían de las lomas de Bryn Gwyn. Simulaban ser de ladrillo, pero no lo
son.
En el interior, encontramos un pasillo enfrentado a la puerta de acceso y la escalera
de pinotea que lleva a la planta superior. A sus lados se encuentran las dos habitaciones
de la planta baja: la cocina y una sala. En la plata alta: dos dormitorios y una habitación
más pequeña, que se cree que era destinada a la higiene familiar. En el patio posterior, un
baño precario.
Las paredes interiores estaban revocadas y los techos con cielorrasos de madera
pintada. Posee un fogón decorado a los costados con mayólica y dos bibliotecas a sus
costados de la misma madera de la escalera.
Los ambientes nos marcan un mejor pasar económico de esta familia, en un tiempo
dende la población contaba ya con más adelantos técnicos que los encontrados por David
Roberts cuando recién llegó.
Esta vivienda fue heredada por los descendientes de la familia. En la década de
1950 se le construyó al frente, un kiosco que destruía el valor arquitectónico e histórico del
edificio. Afortunadamente en la década de 1990 la casa fue vendida y sus nuevos dueños,
122
Op. Cit. Pág. 8
quitaron el kiosco del frente y reciclaron la vivienda. Estuvo desocupada por varios años
hasta que se dio en arrendamiento. Hoy es usada como negocio y en el muro que divide la
propiedad con la del vecino se ha instalado una vidriera. Lamentablemente se apoyó en la
pared del frente, lo que hace peligrar nuevamente la construcción de origen.
Fig. 12: Casa con kiosco
El era un pastor de almas, agricultor y poeta. Los feligreses de entonces lo
describen como un ser bondadoso, un gran mediador y un líder que supo guiar a su rebaño
por el buen camino del espíritu.
Conclusión
La historia de Gaiman, tanto desde su punto de vista arquitectónico, como desde su
punto de vista gráfico, es muy abundante. Tomar la decisión de elegir estos dos edificios
no ha sido fácil.
En el caso de la primera casa de Gaiman, por el alto valor estético y artístico a pesar
de su humildad, se ha trasladado desde Gales a un pequeño lugar de la Argentina, una
vivienda tipológicamente única y que pudo producir una simbiosis con lo patagónico.
Por sus valores paisajístico-ambientales, guarda dentro de la ciudad su carácter
semirural único.
Por sus valores histórico-testimoniales, es la casa fundacional del pueblo, donde se
estableció el Primer Municipio del Chubut. Es un testimonio vivo de las vicisitudes por las
que tuvieron que pasar los colonos al llegar a esta provincia.
Por su valor simbólico, asó tan despojada, concentra en si misma toda la pobreza
económica que traían los primeros inmigrantes que arribaron a nuestras costas y que
transformaron en un valle floreciente.
En el caso de la segunda casa detallada, el valor estético y artístico está dado por la
originalidad de su estilo. Haber sido construida en dos plantas, en un lugar tan amplio y
haber elegido la piedra, cuando ya el ladrillo era lo más corriente.
Por su valor paisajístico ambiental, le otorga un aire de ciudad a un pueblito que
recién tenía una sola calle principal y unas diez manzanas ocupadas. En contraposición a
la primera.
Por su valor simbólico, muestra la evolución económica de los edificios de la
localidad, y del buen gusto traído por los galeses, que aprovechando los elementos que les
brindaba la Patagonia, ellos los podían volver un monumento estético para la posteridad.
Creo que todo esto, ofrece a los visitantes de Gaiman, una síntesis de lo que fue el
tesón apoyado en la fe religiosa, de ese pequeño grupo de galeses, que se aventuraron a
fundar una provincia en la Patagonia, tierra habitada sólo por los aborígenes.
Bibliografía
Hughes, William Meloch. A orillas del río Chubut en la Patagonia. Rawson: Comisión Oficial
de los Festejos del Centenario de la Colonización Galesa en el Chubut, 1965.
Jones, Lewis. Una nueva Gales en Sudamérica. Rawson: Comisión Oficial de los Festejos
del Centenario de la Colonización Galesa en Chubut, 1965.
Matthews, Abraham. Crónica de la Colonia Galesa en la Patagonia. Rawson: El Regional,
1986.
Williams, Fernando. La Casa de Piedra, una propuesta para su recuperación. Proyecto
Municipal, Sin editar. Buenos Aires. 1995.
9.- La Conmemoración Obrera en Comodoro Rivadavia durante el primer peronismo.
Ester Elizabeth Ceballos
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco- Facultad de Humanidades y Cs.
Sociales. Sede Comodoro Rivadavia
esterceballos@uolsinectis.com.ar
Introducción
La Conmemoración obrera en Comodoro Rivadavia, durante el primer peronismo nos
remite al período en que nuestra localidad pertenecía a la Gobernación Militar; y registra
antecedentes previos (Ceballos, Ester: 2007), basados en una tradición obrera influenciada
primordialmente por el anarquismo durante las décadas 1910, 20, 30 y por el comunismo, en
la década 1930. Me propongo indagar si persisten estas tradiciones, y si variaron con el
peronismo, como así también si este último incidió dentro de las organizaciones obreras,
como el S.U.PE. (Sindicatos Unidos Petroleros del Estado), creado en nuestra localidad en
1946. Dentro de estas cuestiones se intenta conocer el accionar de la delegación local de la
CGT en el contexto de la Gobernación Militar (Crespo, Edda: 2005).
Igualmente tomaré en cuenta la participación del PPF en la conmemoración obrera
(Ceballos, Ester: 2008), que nos permitirá visibilizar a las mujeres a partir de 1950 no sólo
en la Elección de la Reina del Trabajo, sino también en el discurso desde el palco central
que se ubicaba en nuestra Plazoleta San Martín, donde se intentaba recrear la unión entre
el líder Juan Domingo Perón y el Movimiento Obrero123.
Para conocer las particularidades locales de esta Conmemoración y la relación con los
actos desarrollados en la Capital Federal, he recurrido a los periódicos locales disponibles.
Accionar de la Gobernación Militar
La Gobernación Militar fue una división administrativa creada por Decreto ley Nº
13941 del 03 de mayo de 1944 (del Presidente de facto Edelmiro Farrell), con capital en
Comodoro Rivadavia, siendo su objetivo la integración del espacio económico de la Cuenca
del Golfo San Jorge, cuya centralidad era la explotación petrolera, por lo que en Comodoro
Rivadavia se ubicaba también, la Administración de Y.P.F. Esta división administrativa cobra
vigencia hasta el 28 de julio de 1955.
Al respecto Daniel Márquez y Mario Palma Godoy (Palma Godoy y Marquez: 1993)
destacaron las obras públicas que llevaron a cabo los sucesivos Gobernadores Militares,
como la creación de caminos y puentes, que acompañaron al desarrollo edilicio y urbanístico
de los centros poblados, expandiendo los servicios públicos; y la construcción del Mercado
Regional y el Frigorífico, para asegurar el abastecimiento de la ciudad. Con el mejoramiento
del nivel de vida mediante la acción social gestada desde las áreas de salud, educación y
cultura los sectores más humildes fueron incorporados a los beneficios sociales del estado
peronista. Así se concluye que la Gobernación Militar instrumentó la concepción del estado
planificador, permitiendo el desarrollo integral patagónico.
Edda Crespo(Crespo, Edda: 2005) coincide con estos conceptos que señalan también
que el Gobernador Militar que era un oficial superior del Ejército en actividad, propuesto por
el Ministerio de Guerra y nombrado por el P.E.N.; estaba facultado para designar en forma
directa a los comisionados municipales, las comisiones de fomento y los jueces de paz, lo
cual nos da la pauta de su amplio poder. Respecto a los cinco Gobernadores Militares que
se sucedieron entre 1944-1955 indica que “…apelaron a otras formas, ceremonias,
123
Si bien destaco la presencia del PPF en la conmemoración obrera local a partir de 1950, los periódicos de la época señalan la
llegada de las primeras mujeres censistas en 1947.
símbolos, invención de rituales, a fin de garantizar su dominio sobre el conjunto de la
población.” (Crespo, Edda: 2005, 149).
Gabriel Carrizo (2007) tomando estas consideraciones acota que por las facultades
que poseían los Gobernadores Militares, la población local no podía elegir Concejo
Municipal lo cual generó desconfianza sobre el rol de los militares, que además tomaron
medidas de control social y moral, exhortando la persecución de militantes comunistas y
quienes fuesen señalados como agitadores sociales. Al efecto, deberá tomarse en cuenta
que el crecimiento de la obra pública logró disminuir tal desconfianza.
La Conmemoración obrera en décadas previas al peronismo:
Analizando las fuentes disponibles para la década del 20124 la Conmemoración Obrera,
se desarrollaba de acuerdo al programa de actos de la Federación Obrera Departamental
(FOD), los días 30 de abril y 1º de Mayo. Éstos consistían de una velada teatral, en ambas
fechas, en las que se recreaban obras como “Ramón el Albañil”, “Hijos del Pueblo”, “La
Fiesta del trabajo”, con proyecciones como “Germinal”, “Huelga General”, o películas de
Emilio Zola de carácter reivindicativo, además de disertaciones. Igualmente se incluía una
colecta en apoyo a la Escuela Racionalista, lo cual nos permite ver la fuerte presencia
anarquista (Ceballos, Ester: 2007), dado que la selección de obras y películas contribuían a
la construcción de la identidad colectiva de los trabajadores. Se concluía el 1º de Mayo con
la concentración obrera donde se alternaban varios oradores, y de acuerdo a las noticias
periodísticas125 se destacaba una numerosa participación de trabajadores del “pueblo” y de
los “yacimientos.”126
En la década del 30 se sucedieron numerosos conflictos en las empresas petroleras
extranjeras, donde los trabajadores fueron representados por la UGOP –Unión General
Obreros Petroleros ó también definida como Unión General Obreros del Pueblo-. La UGOP
poseía mayor cantidad de afiliados que la F.O.D y estaba adherida al Comité de Unidad
Sindical, con el apoyo del Partido Comunista. A comienzos de esta década, la
Conmemoración Obrera era organizada separadamente por la FOD y la UGOP,
destacándose en 1932 que luego de la caminata callejera compartieron la tribuna de
oradores. Aunque en 1933 los actos estuvieron prohibidos por las autoridades del Territorio,
en los años siguientes, su organización estuvo a cargo del Círculo Socialista; y ya para 1938
los actos se realizaban sólo el 1º de Mayo, sumándose el Partido Socialista y la Liga de
Defensa de los Derechos del Hombre, en tanto al año siguiente se destacó la participación
de la FORA, ATE y la UCR.
Sin embargo en la década del 40, la Conmemoración Obrera estuvo influenciada por el
posicionamiento en torno a la Segunda Guerra Mundial y en relación a los conflictos que
vivían diferentes gremios. Así, en 1942 fue ampliado el programa deportivo en adhesión a la
conmemoración, y se cambiaron las películas de acuerdo a lo dispuesto por el estado de
sitio; mientras que en 1943 la conmemoración fue muy concurrida, reflejándose los
conflictos en las empresas petroleras, y en cambio en 1944, las autoridades nacionales no
autorizaron actos. Por otra parte, en 1945 fue la CGT quien ordenó a los trabajadores no
participar en manifestaciones ni paros colectivos.
124
Se relevó Diario “El Chubut” en Hemeroteca de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, Comodoro Rivadavia.
Según relevamiento del Diario “El Chubut”.
Se definía como pueblo el actual casco céntrico de nuestra ciudad y los yacimientos – de Y.P.F., Astra, Diadema, etc- ubicados en
los km. de la actual zona norte del ejido de Comodoro Rivadavia.
125
126
La Conmemoración Obrera durante el primer peronismo:
Cada año durante el primer peronismo la Conmemoración obrera fue tomando
distintas connotaciones, que nos permitirán percibir una lucha por el espacio público
simbólico, por lo que también debemos considerar que se realizaba en el contexto de la
Gobernación Militar, cuyo objetivo era el control social, y por ende intentaban el
disciplinamiento de los trabajadores, entre los que además subsistían las ideas, tradiciones
y prácticas de décadas anteriores. Así en los primeros años de este período, había cierta
discrepancia entre los objetivos de los Gobernadores Militares y la estrategia del peronismo,
ya que éste no intentó en los primeros años de gobierno, una ruptura con las tradiciones
previas sino asumir la existencia de un pasado amargo, desde donde Perón encarnase la
hermandad con los trabajadores, para luego marcar el inicio del cambio (Plotkin, Mariano:
1993)
En la confluencia del accionar de los Gobernadores Militares y la estrategia del
Peronismo, se fue modificando el rol de los distintos actores, y ello permitirá captar cómo
influyó el peronismo no sólo en los trabajadores y sus organizaciones, sino también en el
ejercicio de las funciones del Gobernador Militar. Por eso atendiendo al desarrollo de la
Conmemoración en cada año, es posible observar las variantes.
En 1946 el acto del 1º de Mayo127 estuvo organizado por una Comisión intersindical,
que, según las noticias periodísticas128solicitó con antelación a las autoridades el permiso
requerido para estos eventos. De acuerdo a lo programado previamente, ese día los
trabajadores se concentraron en el local de la CGT – Brown 595- , y desde allí salieron en
manifestación callejera129 hasta la Plazoleta San Martín; recorriendo un amplio sector del
centro de la ciudad, como era práctica en décadas anteriores, y de modo similar a lo
ocurrido en Buenos Aires sólo que allí, la columna estuvo presidida por Juan D. Perón. Por
otra parte, el Diario “El Chubut” comentó que los oradores hicieron referencia a la
significación de la fecha, aunque no brinda mayores detalles. Se agregó a los actos, la
palabra del Presidente de la Nación – Gral. J. D. Perón- escuchada desde los altavoces que
se ubicaron en la plazoleta, y luego se produjo la desconcentración obrera. La jornada
finalizó con la proyección de la película “Juventud errante”, en el Cine Teatro “Español”,
práctica de décadas pasadas pero sin el sentido ideológico que se planteaba anteriormente.
Sin embargo debemos destacar que se recaudaron fondos a beneficio de la Universidad
Popular de la Patagonia, Biblioteca y prensa de organizaciones sindicales.
En cambio en 1947, aunque la Conmemoración estuvo organizada por la Comisión
Intersindical, no contó con la caminata callejera, sino solamente con la concentración en la
Plazoleta San Martín. Además aparecieron otras innovaciones, ya que los palcos fueron
ocupados no sólo por los oradores y dirigentes obreros, sino también por el Gobernador
Militar y otros altos funcionarios militares y civiles. A partir de este año la prensa mencionaba
que la Conmemoración se iniciaba con la entonación de nuestro Himno Nacional,130
agregando que además de los dirigentes gremiales asignados, también pronunció su
discurso el Crnel. Barreta en representación del Gobernador Militar Gral. Raggio, ausente en
la zona. Por su parte los tres dirigentes gremiales que arengaron representaban a los
Obreros de Km. 20, a los de Diadema y al Sindicato Obreros y Empleados de YPF; en este
último caso el dirigente Francisco Salvador destacó la importancia de las conquistas
obreras, indicando que para aumentarlas era necesario la unidad. Estaba previsto escuchar
a continuación, la palabra del Presidente de la Nación por altavoz, pero el fuerte viento
127
Como ya se venía realizando desde 1938, la conmemoración obrera sólo se hacía el 1º de mayo.
Diario “El Chubut”, 26/4/1946, pág. 5
129
Desde el local tomaron calle Ameghino, doblaron por Belgrano, hasta San Martín que recorrieron hasta Gúemes, de allí por Rivadavia
hasta llegar a la Plazoleta San Martín, frente al actual Hotel Comodoro, aproximadamente diez cuadras.
130
Diario “El Chubut” del 03/05/1947, pág. 4
128
obstaculizó la recepción de la transmisión. Para entonces, tanto Plotkin (1993) como Suriano
y Lobato (2003) coinciden en indicar que el peronismo intentó la resignificación de esta
fecha, convirtiéndola en un día de fiesta, pero la escasa cobertura periodística no permite
apreciarlo. Como parte de los actos se proyectaron dos películas en el Cine Teatro Español
“El Cuarto 313” policial y “Orquesta de señoritas”, cómica – nacional; o sea sin objetivo
ideológico; y no se menciona ningún tipo de recaudación. Se destaca que el 1º de Mayo se
produjo en calle Pellegrini 765, la inauguración de la Biblioteca Pública de la Gobernación
Militar.
Si bien debiera llamarnos la atención que en 1947 el dirigente Salvador planteara la
necesidad de unidad de los trabajadores, fue en 1948 cuando la Conmemoración registró el
eco de las divergencias entre los petroleros estatales. Para ese año, el comunicado de los
medios131 indicó el cambio de lugar para los actos, ya que se convocaba frente al
Monumento del Gral. San Martín en Playa Sud, aunque el programa era similar a años
anteriores. Se puede evidenciar el avance del peronismo sobre las organizaciones
gremiales, observando que en la misma página de este comunicado, se publicó la columna
de SUPE que además de invitar al Acto y mencionar los oradores, decía “durante el mitín
compañeras de nuestra organización obsequiarán escarapelas argentinas y provistas de
alcancías realizarán colecta para la Obra Social que dirige la Sra. María Eva Duarte de
Perón”. Como vemos, existe la apropiación de una práctica anterior, la colecta, pero se la
resignificó. (Plotkin 1993)
En referencia a la Conmemoración obrera, el 2 de Mayo Diario “El Chubut” señaló
que tuvo una destacada proyección, y fue programada por la Intersindical Patagónica, con
una gran concurrencia.132 Debemos tomar en cuenta que al mencionar a los afiliados a
SUPE, señaló que primero se concentraron en la Plazoleta San Martín (calle Rivadavia) y
desde allí, con pancartas y carteles se dirigieron al lugar de concentración en Playa Sud,
donde abrió y cerró el acto el Sr. José Panciroli, delegado de la CGT; luego de los oradores
se escucharía la palabra del Gral. Perón. Se transcribieron las palabras del Sr. Milton
Hughes, en representación de las Cías petroleras privadas, que pidió la unidad de los
trabajadores, resaltando que deberían tomarse en cuenta las cualidades ejemplificadoras
del Gral. San Martín, mencionando también que “nacionalizar las industrias es pedir lo que
es nuestro…para cumplir con nuestro deber como ciudadanos y como trabajadores, para
poder incluir sin recelo nuestros derechos en la Constitución Nacional…” y señaló que todos
los trabajadores deben merecer iguales consideraciones y respeto. A continuación el Sr.
Francisco Salvador –SUPE- dijo que se había acabado el tiempo de la oligarquía y de los
ingresos a la Universidad sólo para los favorecidos por la fortuna, acotando que antes
hubiera sido imposible esa crítica sin ir al calabozo, y elogió a Perón como intérprete de los
anhelos de justicia social del pueblo argentino, agregó “…antes nosotros mirábamos hacia
fuera... pero ahora ocurre lo contrario miran Argentina como faro de esperanza…” Lo que
no mencionó Diario “El Chubut” el 2 de Mayo, sin embargo, salió a la luz en los comunicados
de prensa de SUPE y de la CGT el día 7 de mayo. En este último el delegado de la CGT
acusó a un sector de SUPE de no respetar el Acto, ni a los compañeros reunidos, ni a las
figuras de Perón y Eva Perón ya que se retiraron con cantos agresivos, en el momento en
que él estaba pronunciando su discurso. En respuesta el SUPE argumentaba que el acto
ya estaba organizado por la intersindical, y aún así se allanaron a reformularlo a instancias
de la llegada del delegado de la CGT y a su pedido, sin embargo, no aceptaban presiones
para afiliarse a la CGT, y así fue pactado en una reunión previa, por lo que ese tema no
sería hablado. Por eso acusaban de falsedad al delegado de la CGT, que aprovechó la
tribuna de la Conmemoración obrera para volver a presionar sobre el mismo tema. De modo
131
132
Diario “El Chubut” del 30/04/1948, pág. 5
Al efecto se disponía de colectivos especiales para el traslado de los trabajadores de los yacimientos.
que esta situación conflictiva da cuenta de la influencia de las cuestiones políticas
partidarias hacia el interior de las organizaciones gremiales. También debe mencionarse el
despliegue partidario del peronismo desde 1946, en la visualización de comunicados de la
Agrupación Femenina “Juan Domingo Perón” y la Asociación Patriótica Argentina Peronista,
a la que adhiere la antes nombrada en 1947; donde se dieron a conocer las profusas
actividades en la zona. También debemos tener en cuenta que desde este año el gobierno
nacional profundizó su estrategia para homogeneizar la peronización de la Conmemoración
Obrera (Plotkin, Mariano: 1993), por lo cual no es casual el arribo a nuestra ciudad de un
delegado de la CGT.
Lo novedoso del gobierno nacional fue implementar para el año 1949, la adhesión de
las escuelas al 1º de Mayo, por iniciativa del Ministro de Educación Oscar Ivansevich,
estableciéndose que en la mañana del 30 de Abril en todas las escuelas del país, se
realizara un Acto alegórico que incluiría la entrega de un libro – provisto por el Ministerio- a
un agente de policía, un bombero, un cartero y a una obrera designada por la CGT.
Corresponde acotar Oscar Ivansevich, era desde 1948 el encargado de elaborar la liturgia
peronista, con el objetivo de reforzar el aparato simbólico oficial. (Plotkin 1993)
En la Gobernación Militar el Acto central se realizó en el Colegio Deán Funes, y
simultáneamente en cada escuela urbana y suburbana de la Gobernación. En el acto central
estuvo presente el Profesor César Vázquez destacado por el Ministerio de Educación y el
discurso quedó a cargo del Director Ing. Juan Rolando. Este año, no sólo los Sindicatos
convocaron al Acto Conmemorativo del 1º de Mayo, sino también en recuadro destacado lo
hizo la Secretaría de Informaciones de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia que
describía el programa de Actos.133 Creo importante resaltar, el comunicado que en la misma
página y fecha publicó SUPE: “Compañero de YPF tenéis una cita de honor que cumplir,
estrechad filas junto a los compañeros de clase134en este 1º de Mayo, fecha de
reafirmación de los claros conceptos que sintetizan la lucha unitaria de los trabajadores
argentinos… reafirmación democrática de nuestros justos derechos y disposición a seguir
defendiéndolos bajo el amparo del gobierno revolucionario del Gral. Perón”. Lo particular de
este Comunicado, es la expresión “compañeros de clase” y “gobierno revolucionario de
Perón”, en principio porque nos retrotrae al discurso de décadas anteriores, y a la vez
implican asimilación al proyecto peronista, que si bien fue reformista, no se concibe como
revolucionario. Pero cabe destacarse que la magnitud de los cambios hacía pensar a
muchos en el advenimiento de una revolución.
Por otra parte, Diario “El Chubut” destinó el 03/05/49 toda la primera plana a la
Conmemoración local, donde se destacó una numerosa concentración horas previas al inicio
del acto, observándose varias mujeres y abanderados de escuelas. Resulta llamativo el
comentario sobre el Gobernador accidental Crnel. Scher que presidió el Acto, y al indicar la
ausencia del Gral. Lagos por encontrarse en gira por Tierra del Fuego, el auditorio respondió
vivando “Lagos! Lagos! Lagos!”. Aquí cabe destacarse la popularidad que había alcanzado
este Gobernador Militar, probablemente en base a la obra pública que ya se había
concretando. También resalto algunas palabras del discurso del Sr. Perelló -del Centro
Empleados de Comercio- “…en este 1º de Mayo queremos y debemos rendir tributo al
sacrificio del proletariado argentino que al conjuro de la nueva era de justicia social inspirada
y sustentada por nuestro Presidente el Gral. Perón…”; y del discurso del representante de
los Ferroviarios, Sr. Bersán “…al nacer en nuestra Patria los postulados de nuestro querido
líder el Gral. Perón murieron las amenazas y las persecuciones a los trabajadores. Han
dejado de ser “chusmas” los huelguistas y “agitadores profesionales” los dirigentes obreros,
133
Dicho comunicado de casi ¼ de página, fue publicado en Diario “El Chubut” del día 30/04/1949, pág. 5
la negrita es mía, para destacar esta expresión que se repite en otros dirigentes como parte de una concepción que difiere del
peronismo, y no forma parte de su discurso..
134
tal como los denominaba la oligarquía. Hoy los dirigentes obreros no tienen que trabajar
ocultos en las sombras como parias…tildados de elementos anarquistas…” Estas
expresiones marcan la confluencia de la imagen positiva de los Gobernadores Militares y el
gobierno nacional, no sólo por la vivencia de la “justicia social”, sino también por la atracción
que ejerce el peronismo, y amalgama la visión de un Estado interventor opuesto al de 1924,
cuando se produjo la segunda intervención del Consejo Municipal local, basado en “falsos
argumentos sugeridos por el Director General del Petróleo en convivencia con el pequeño
círculo político…”135; dado que los argumentos de la intervención era poner fin al accionar de
los “huelguistas” y “agitadores profesionales” como se tildaba a los gremialistas.(Ceballos,
2007). La noticia periodística también indica que al acercarse a la tribuna el Secretario del
Sindicato de Obreros y Empleados YPF (SUPE Mayoritaria) fue muy ovacionado. Su
discurso reivindicó a los Héroes de Chicago “…el sacrificio de aquellos compañeros de
clase… sigue ascendiente la determinación de esta franca lucha entre dos clases de la
sociedad, el capitalismo inhumano y sórdido y la clase obrera …muchos héroes han caído
en el mundo y en nuestra propia tierra, ingrato es recordarlo pero necesario, la metralla
homicida armada dirigida por la oligarquía segó más de una preciosa vida proletaria…a la
voz de nuestro Primer Mandatario ya han salido a la calle los trabajadores de la patria
dispuestos a sostener, reafirmar e imponer si fuera necesario el mantenimiento de sus
conquistas…La sigla de YPF símbolo de…expansión de la soberanía y ejemplo de la
capacidad industrial argentino ha sido y es una barrera infranqueable a las pretensiones
coloniales del imperialismo foráneo, gracias al esfuerzo y la identificación de aquellos
trabajadores de la Repartición … una vez más reafirmamos la urgente necesidad de
nacionalización de nuestro petróleo…” En estas palabras se refleja la asimilación de la lucha
de clases al programa de reformas laborales del peronismo, y a la nacionalización de los
recursos naturales. Igualmente el representante de los Obreros de Empresas Privadas Sr.
Milton Hughes, mencionó a los Héroes de Chicago, resaltando la jornada laboral de la que
se gozaba y los derechos incorporados a la Carta Magna. El discurso del Crnel. Scher se
adecuó a la ideología gubernamental, al señalar la jornada como una fiesta en la que se
exaltaba y glorificaba el trabajo, a la vez que pidió unidad por el camino del respeto a las
ideas ajenas, indicando que no podía haber acción sindical pura, si los gremios buscaban el
camino de las cuestiones extrañas a su finalidad específica. Su discurso reflejó el clima
gremial conflictivo, que coincidió con la noticia publicada el mismo día por Diario “El
Chubut”136 relatando que mientras se esperaba la palabra del Primer Mandatario, se
enfrentaron afiliados a la CGT y a SUPE, y las autoridades secuestraron un revólver y un
cuchillo, mientras los trabajadores se acallaron ante las palabras mediadoras del dirigente
Francisco Salvador.
Ese año -1949-, parece haber sido el más belicoso entre los Sindicatos, o al menos el
que concitó tan detallada cobertura periodística, ya que no se mencionan incidentes para
1950. La Conmemoración fue presidida por el Gral. Lagos y se registraron varios oradores,
entre ellos, un representante del Sindicato Obreros y Empleados YPF (SUPE), otro del
Sindicato Personal de YPF adherido a la CGT , Unión Obreros de la Construcción, obreros
telefónicos y de taxi, destacándose igualmente en la lista el Delegado Regional del
Ministerio de Trabajo y Previsión Sr. Mateo A. Carrizo. Creo preciso destacar las palabras
del Gral. Lagos “…con sentimiento altamente democrático he cedido esta tribuna a todos
los gremios para que suban todos los oradores y digan aquí la verdad con amplia libertad…
135
El Director General del Petróleo era el General Mosconi y el pequeño círculo político adhería a sus objetivos de “nacionalizar” y
disciplinar la mano de obra, por lo cual consideraban que el Concejo Municipal y la F.O.D. amparaban a los huelguistas, ya que en el
“pueblo” se encontraba el local de la F.O.D.
136
Diario “El Chubut” del 03/5/49- pág 5.
limitación única el respeto por las ideas ajenas… he de estar siempre con la comunidad y
sentimientos ideales del obrero, no con la prepotencia ni con encubiertos y solapados…”137.
Vale destacarse, en función de las modificaciones que se fueron realizando a la
Conmemoración Obrera, que al principio del primer peronismo su organización y la
convocatoria estuvieron a cargo de una Comisión Intersindical, el primer avance de las
autoridades locales lo vimos al incorporarse desde 1947 al Palco y a las convocatorias al
acto, luego desde 1948 la organización se realizaba en la Sede de la Gobernación Militar y
posteriormente, en las instalaciones de la Delegación de Trabajo y Previsión, por
convocatoria de la Delegación Regional de la CGT, con presencia del Gobernador Militar,
que presidía los actos. Ello nos permite inferir el desplazamiento de los dirigentes gremiales,
la apropiación del escenario público y simbólico, hasta llegar a la expresión del Gobernador
Militar “...he cedido esta tribuna”. Podríamos preguntarnos, no es la tribuna de los
trabajadores?
Por otra parte, es necesario destacar que desde 1950 en nuestra localidad
comenzó a realizarse la elección de la Reina del Trabajo. Este evento fue importante, al
punto de movilizar a todos los gremios locales casi desde mediados de abril. Eran los
trabajadores y sus familias quienes participaban de la reunión danzante que se hacía al
efecto, en el local gremial, para coronar a la representante que luego competiría en ocasión
del Gran Baile en el Salón Luso, con numerosa concurrencia según mención de los
periódicos de la época138 entre los que se detallan los representantes de los distintos
Sindicatos, de la CGT, autoridades civiles y militares, partidarios – especialmente censistas
y del PPF local y agrupaciones-. Incluso en algunos años se puso medios de transporte para
los trabajadores que vivían en los Campamentos; además las tarjetas para asistir estaban
disponibles varios días antes en el local de la CGT. El evento se jerarquizaba, y como en el
nivel nacional, quien tenía a su cargo la organización era la C.G.T.; y remedando a la
autoridad máxima – el Presidente Perón- estaba el Gobernador Militar, que parece haber
compartido la simpatía de los obreros con el Comisionado Municipal, Sr. Staforini. Nadie
reemplazó la figura de Eva Perón,139 y tal vez la autoridad femenina se reconocía en la
figura de las representantes del PPF, prestigiosas por la marcada actividad política en la
zona. De este modo el Peronismo introdujo nuevos sentidos a la conmemoración obrera,
confluyendo política, cultura e ideología, tanto a nivel nacional como local. Los valores
culturales que se difundían y consumían estaban relacionados con canciones y bailes donde
se reforzaba lo nacional y la ideología dominante. La exaltación de la belleza, cobró vida
internacionalmente y el peronismo preservó la nueva imagen, para contraponerla a la
imagen del cuerpo de la mujer trabajadora desgarbada, fruto de momentos ya superados.
(Mirta Lobato, Lizel Tornay y Marina Damilakou, 2005)140.
Debe destacarse que entre 1950- 1955, las Reinas, las trabajadoras, las políticas; la
mujer vinculando belleza, relaciones de género y poder se mostró públicamente a la luz del
peronismo, con la marcada intervención del PPF. Las Reinas, por tal condición, ganaron no
sólo una competencia, sino también la posibilidad de hacer conocer su pensamiento y sus
sueños, que reprodujeron las páginas de los periódicos locales. (Ceballos, Ester, 2008)
Respecto a 1951 la Conmemoración obrera se realizó igualmente en la Plazoleta San
Martín, pero la tribuna de oradores cobró ribetes particulares, ya que estuvo ocupada por el
Delegado Interino de la CGT Rocambole Haedo, su Secretario General Donato Marí, el
Secretario Gremial de la Gobernación Militar Vito Palazzo y el Gobernador Militar, como
137
Diario “El Chubut” del 03/05/1950, pág. 5
Diarios “El Chubut” y “El Rivadavia”.
139
en la elección de la Reina del Petróleo, cuando se realizaba en nuestra localidad, coronaba la madre del Presidente Perón “Doña
Juana”, que residía en Comodoro. (Crespo, Edda, 2005)
140
Mirta Zaida Lobato, Lizet Tornay y María Damilakou “Las reinas del Trabajo bajo el Peronismo”, en Mirta Lobato (editora) Cuando las
mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX Editorial Biblos,Bs. As. , 2005, pp.77-120.
138
vemos, desplazamiento total de los dirigentes gremiales. Llamativamente el Diario “El
Chubut” no publicó dicha conmemoración, pero sí los pormenores de la Elección de la
Reina del Trabajo.
El año 1952, por su parte, tuvo un programa particular que incluía la Misa por la salud
de Eva Perón en horas de la mañana, y por la tarde, luego del Himno Nacional se entonó la
Marcha de la CGT y “Los Muchachos peronistas”, posteriormente se escuchó la palabra del
dirigente de la Unión Ferroviaria Ramón Carrizo en representación de los trabajadores, del
Delegado Regional de la CGT Rocambole Haedo y se leyó el mensaje del Gobernador
Militar Gral. Fernando Carlés, ausente en Capital Federal. El Diario “El Rivadavia” destacaba
algunos tramos de ese discurso “…. en nuestra organización actual donde rige una perfecta
armonización entre Estado, el Capital y el trabajo ha favorecido una situación de bienestar…
ha logrado el justicialismo que la fecha dolorosa y trágica de la protesta universal sea entre
nosotros, de auténtico regocijo para los trabajadores…. Debe permanecer en el corazón,…
la decisión indeclinable de mantener y llevar adelante cada día con mayor fuerza el Plan
económico…” No estaba anunciado previamente, pero la tribuna de ese año también contó
con el discurso de la Srta. Adelina Andrés del Centro Empleados de Comercio, destacando
la labor desarrollada por la mujer en todos los sectores de trabajo, y también expresó “… en
la Nueva Argentina, la mujer ocupa un elevado lugar en la sociedad, ese es el mayor logro…
de una Nación como la nuestra Libre, Justa y Soberana…”141 Cabe agregarse que Doña
Juana Sosa –madre de Perón- dedicó en este año un saludo a todos los trabajadores.
Para los años siguientes, hasta 1955 la Conmemoración del 1º de Mayo incluyó la
misa en horas de la mañana, la concentración en la Plazoleta San Martín donde luego de
entonarse el Himno Nacional, “Los Muchachos peronistas” y “Evita Capitana”, se hacía el
minuto de silencio en memoria a Eva Perón, contándose desde 1953 con la presencia del
Gremio Docente y su discurso desde la tribuna. Este gremio también participaba con su
candidata en la Elección de la Reina del Trabajo. En estos actos también fue destacada la
intervención de la Delegada Censista del PPF Elena Arecco de Sánchez Uncal142, y como
detalle importante la organización de la Conmemoración estaba a cargo de la CGT, en tanto
los discursos a cargo de representantes gremiales, culminándose con la Marcha de la CGT.
Conclusión:
La recurrencia a las fuentes periodísticas, ha permitido conocer las características de
la Conmemoración Obrera en nuestra localidad, durante el primer peronismo, y de este
modo se pudo verificar que progresivamente se fueron transformando las prácticas de los
trabajadores, si bien en algunos aspectos por directiva de los Gobernadores Militares,
fundamentalmente por la influencia del peronismo que fue homogeneizando las mismas,
para infundirle similares connotaciones a las registradas en Buenos Aires. Si bien en
nuestra localidad pudo percibirse en los discursos de los dirigentes obreros, la persistencia
de expresiones propias de décadas anteriores, se fue dando una simbiosis provocada por el
efecto de la legislación laboral que fue profundamente valorada, al igual que la figura del
Presidente Perón, luego vimos con claridad que desde 1948 se fue consolidando la lucha
por el espacio público político, que marcó el desplazamiento de varios dirigentes gremiales
que evidentemente fueron perdiendo lugar en el palco oficial, por apropiación tanto de las
autoridades de la Gobernación Militar, como de la CGT alineada al peronismo. Por otra
parte, la profusa actividad política del PPF se vio reflejada en la presencia en todos los actos
141
Diario “El Rivadavia”, del 03/05/1952.
El PPF había ganado prestigio por su ardua labor partidaria, que incluía la inauguración de varias Unidades Básicas en distintas
localidades de la Cuenca petrolera, tanto en zona aledaña a Comodoro como también en el norte de la actual provincia de Santa Cruz.
Además desde 1951 estuvieron abocadas a la difusión del Plan económico, y sus discursos enseñaban la necesidad del ahorro.
142
referentes a la Conmemoración Obrera, a lo que hay que sumar que la Mujer cobró
visibilidad no sólo en la elección de la Reina del Trabajo, sino también en tanto trabajadora,
como parte de la estrategia inclusiva del peronismo. No obstante estas modificaciones, creo
significativo que los discursos de los dirigentes gremiales fueron poniendo de relieve sus
concepciones y sentimientos de reivindicación hacia una lucha que conoce precedentes en
épocas anteriores al Peronismo, ya que es lo que permitirá que la persistencia del
movimiento gremial de nuestra localidad, aún después de 1955.
También deberá considerarse nuestro precedente como Territorio Nacional, con lo
que implicó en la vida comunitaria y política de sus habitantes, para comprender el
protagonismo de las autoridades de la Gobernación Militar que a fines de la década del 40
tenía legitimado su poder, con el aval que le daba la cuantiosa obra pública que concitó la
confianza de la comunidad. Ello permitió en gran parte, que sostenidos en los objetivos del
Gobierno peronista desplazaran y debilitaran las posiciones de los gremios independientes,
dado que el Peronismo intentó una ruptura y un cambio en el sentido de esta
Conmemoración, sobre la base fundamental de la armonización de las relaciones entre
Capital y Trabajo, y la apropiación del significado del día del Trabajo, identificándolo con el
festejo por el reconocimiento de los derechos laborales concretados por el estado peronista,
tal como se percibe en el discurso oficial de los 50, en nuestra localidad. Aunque creo
importante destacar, que salvo en la década del 30, no existieron otros momentos en que
los trabajadores erigieran dos escenarios, dos espacios o más, diferentes para Conmemorar
el 1º de Mayo en nuestra localidad, no se puede afirmar que la homogeneización se haya
concretado realmente hacia el interior de las organizaciones gremiales. Asimismo, debe
tomarse en cuenta que desde 1953 la CGT retomó el protagonismo de la Conmemoración
obrera, lo que nos permite más bien, tomar lectura del alejamiento de los militares respecto
a Perón, pero además observar el efusivo despliegue de la liturgia peronista.
Bibliografía:
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Crespo, Edda Lía “Madres, esposas, reinas… Petróleo, mujeres y nacionalismo en
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Lobato, Mirta Cuando las mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo
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Lobato Mirta y Suriano Juan La protesta social en la Argentina, Fondo de Cultura
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Márquez Daniel y Palma Godoy Mario Comodoro Rivadavia en tiempos de cambios. Una
propuesta para la revalorización de nuestra identidad cultural. Edic. Proyección Patagónica.
Julio 1993
Plotkin Mariano Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el
régimen peronista (1945-1955),Ariel, 1993.
FUENTES: DIARIO “EL CHUBUT”, DIARIO “EL RIVA
10.- La escuela como constructora de subjetividad barrial. Interrelaciones entre el
trabajo de los padres/vecinos y el de los docentes en dos barrios de San Bariloche
Proyecto “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo y
religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, Universidad Nacional del Comahue,
AUTORES
María del Mar ESTAPÉ143, (integrante del proyecto citado)
Daniela Isabel PAZ144
Susana ROMANIUK145, (integrante del proyecto citado)
Este trabajo, en el marco de un proyecto de investigación sobre subjetividades barriales de
Bariloche, intenta elaborar un encuadre teórico-conceptual para abordar el siguiente
problema: en qué medida las instituciones educativas contribuyen a la construcción de la
subjetividad barrial y, viceversa, en qué medida ciertos barrios -por su identidad propiainfluyen en la de la institución escolar, qué funciones puede cumplir el trabajo docente
como constructor de esa subjetividad, en relación a las realidades laborales y sociales de
la comunidad barrial de referencia, y sus relaciones de mutua incidencia.
Como referencia para la investigación, nos centraremos en dos barrios suburbanos con
características humanas y geográficas con diferencias destacables entre si, en los cuales
las instituciones escolares presentan formas de trabajo peculiares en cuanto al
fortalecimiento de la identidad barrial. Creemos que la escuela a veces le da determinada
fisonomía e identidad al barrio; y, a veces, viceversa, es el barrio quien imprime sus rasgos
a la escuela, cambiando la gramática propia de ésta.
Para examinar cómo se interrelacionan las formas de trabajo docente y las de los
padres/vecinos de esos barrios elegidos, deberemos situarnos en los cambios económicos
y sociales más importantes que se han producido en las últimas décadas, en un intento de
comprender cómo las transformaciones en el mundo del trabajo pueden estar afectando
las identidades barriales y las maneras de interactuar de los vecinos, entre sí y con las
instituciones educativas.
Desarrollo
El Barrio El Frutillar, el más extenso de Bariloche, se encuentra en la periferia, a 6 km. al
sur de la ciudad en un valle árido. Es una zona poblada en los años ’70 con viviendas muy
precarias al principio, pero que fueron mejorando con el tiempo. Sus primeros pobladores
fueron, en general, de origen chileno, o provenientes de la zona sur de Río Negro. La
mayoría de los antiguos pobladores son propietarios de los terrenos con créditos a largo
plazo. Algunas de las familias más jóvenes construyen sus viviendas en el predio de sus
padres. En los inicios no tenían los servicios básicos, con los que sí cuentan en la
actualidad. El último fue la conexión de gas natural, pero aún no todos están conectados,
entre ellos, las escuelas. Hay servicio regular de transporte y de comunicaciones en
general. Cuenta con varios establecimientos escolares: dos primarios comunes (una de
gestión social), dos jardines de infantes (uno de gestión social), dos secundarios (uno de
gestión social), y primario y secundario de adultos. Hay un Centro Periférico de Salud, una
Junta Vecinal, una radio comunitaria, una iglesia católica y pequeñas iglesias de culto
protestante. Hay muchos comercios, entre ellos, dos hypermercados.
143
Avenida Bustillo 9500 Bariloche – Argentina – mariaestape@yahoo.com.ar
Los Molles 1730 Bariloche – Argentina – danisabelpaz@gmail.com
Ceramistas 5862 Bariloche – Argentina – suromaniuk@hotmail.com
El texto consta de 10 páginas
144
145
El otro barrio elegido es Villa Los Coihues, que está ubicado a 13 km. del centro de la
ciudad, a orillas del Lago Gutiérrez en una zona boscosa al pie del Cerro Catedral. Si bien
hay casas muy antiguas, el loteo que dio forma y nombre al barrio es de los años ’80. En
general, la construcción es de tipo cabañas de diferentes dimensiones, con algunas casas
precarias, todas en grandes lotes. En la orilla del lago, las viviendas son lujosas y de
grandes dimensiones. Hay varios hoteles de turismo, cabañas de alquiler, camping y
acceso a las playas. Sus primeros pobladores provenían de la misma ciudad con acceso a
terrenos de bajo costo, los más alejados del lago. Desde sus inicios contó con electricidad
y agua, y desde comienzos del 2000, con gas natural. Hay un solo servicio de transporte.
Cuenta con comunicaciones pero, en el caso de la televisión, la mayoría solo podría ver
Direct TV, ya que un cerro cercano impide la conexión a los otros cables o a los canales de
aire. Cuenta solamente con una Escuela Primaria con tres secciones anexas de nivel
inicial. La secundaria más cercana está a 6 km. Hay Junta Vecinal, una Capilla y un
pequeño Museo Paleontológico. No hay Centro de Salud ni farmacia. Hay varios negocios,
especialmente de alimentos y artesanías, y un pequeño supermercado. Se señala como
hito fundamental en el crecimiento del barrio la instalación de la red de gas natural, que ha
producido un aumento en la valorización de los terrenos y una afluencia de gente de
sectores socioeconómicos más acomodados, que no esperan del barrio ni de la escuela lo
mismo que los viejos vecinos del lugar, y muchas veces inscriben a sus hijos en otras
escuelas, más cercanas al centro de la ciudad, factor que podría incidir en la formación de
la identidad barrial.
Como recorte temporal tomaremos la última década tratando de observar cómo esas
escuelas respondieron a las fuertes transformaciones laborales de la década del ’90.
Si tomamos en cuenta las transformaciones producidas en el mundo del trabajo en las
últimas décadas del siglo XX, vemos cómo la aplicación de políticas neoliberales en
nuestro país y en Latinoamérica en la década del ´90 implicó la precarización de las
condiciones de trabajo y la pérdida de derechos laborales, bajo los eufemismos de
“racionalización” y “flexibilización”, que afectaron fuertemente tanto los docentes como los
vecinos/padres de los barrios que nos ocupan.
Al caracterizar el mundo del trabajo actual, muchos autores señalan el impacto de la
informatización, el paso del fordismo al toyotismo en el trabajo fabril, los cambios en el
sistema de comunicación entre la fábrica y el mercado, entre la producción y el consumo.
Muchas economías, sin embargo, no completaron la etapa de la industrialización antes de
pasar a la de informatización146 : algunas regiones combinan una economía agrícola con
una industrialización parcial y una informatización parcial. Creemos que ése es el caso de
Argentina, siempre desde una posición de subordinación en la jerarquía internacional.
En este sentido, el “trabajo” tiene entre nosotros significados diversos, que no siempre
coinciden con la significación que le atribuye Gorz (1995: 25 y ss.), en tantoinvención de la
modernidad, del industrialismo. En efecto, el “trabajo” en sentido moderno se caracteriza,
según Gorz, por ser una actividad en la esfera pública, demandada, definida, reconocida
como útil por otros y, como tal, remunerada por ellos, por la cual conseguimos una
existencia y una identidad sociales, y se nos confieren derechos. Según el autor, el trabajo
en sentido moderno se distingue tanto del trabajo doméstico (tareas que se repiten día a
día, para el mantenimiento y reproducción de la vida), como de la labor o trabajo artístico
(que uno realiza para un cometido del que él y los suyos son los destinatarios o
beneficiarios) y del trabajo autoproductivo (que se emprende de motu propio, y sólo le
importa a uno mismo). Ahora bien, en los dos barrios en que nos centramos, se dan en la
actualidad formas de trabajo precapitalistas, similares a lo que Gorz llama “trabajo
146
Como señalan Hardt y Negri (2002: 268).
artístico”, que ofrecen experiencias relacionadas con un “nosotros” comunitario -concepto
del que habla Sennett (2000: 144) y que tomaremos más adelante. En uno de los barrios,
muchos de los vecinos todavía intentan resistir la racionalización económica moderna, que
a partir del capitalismo fabril, se extendió -como ha señalado Weber- a todas las esferas de
la vida, e hizo que el único vínculo entre los hombres pasara a ser -como hicieron notar
Marx y Engels- el interés, deshumanizando al sujeto, transformando la actividad productiva
en trabajo abstracto, separado de su sentido, dividiendo el tiempo de trabajar y el tiempo
de vivir, eliminando la satisfacción de trabajar en común y de crear. En este sentido, vale la
pena preguntarnos si las escuelas aludidas están creando la posibilidad de recuperar esa
satisfacción de trabajar con otros, de aunar el trabajo con la vida.
Esa satisfacción se vuelve subjetivamente tanto más necesaria cuando, con el devenir del
capitalismo, se avanza hacia “una economía de mercado informatizada que relega la
actividad productiva a un segundo plano, y prioriza los bienes y servicios, los
conocimientos y saberes, colocándolos en un primerísimo lugar de relevancia” (Gigli,
s/año: 2), intensificando ese proceso por el cual el trabajo se fue convirtiendo, ya no en
algo que da sentido a la propia vida, sino sólo en un medio para ganar con qué comprar lo
producido por una maquinaria social que define sus necesidades de consumo. En efecto,
el nuevo capitalismo permite un trabajo desencarnado, extraterritorial, volátil e inconstante,
sin regularidades, con condiciones fluctuantes, sin autoridades visibles, donde se vuelven
innecesarios los dispositivos disciplinarios tradicionales, como señala Gigli. La
consecuencia de estas transformaciones, dice el autor, siguiendo a Sennett, es que en el
capitalismo tardío “el trabajo ha dejado de ser un lugar privilegiado en la formación de la
subjetividad. […. el paradigma actual] exige la fragmentación, la inmediatez y la flexibilidad
en todos los órdenes de la experiencia y por lo tanto, ha desencadenado múltiples tramas
de ser sujetos en las cuales los individuos apenas pueden reconocerse” (Gigli, s/ año: 3).
Como muestra Sennett al comparar los relatos de vida de Rico y Enrico, actualmente la
subjetividad individual ya no se construye alrededor de un trabajo en un tiempo lineal y
previsible, sino a través de experiencias cambiantes e inciertas que amenazan “la
capacidad de la gente de consolidar su carácter en narraciones duraderas” (Sennett, 2000:
30). Los individuos quedan sometidos a los ritmos que impone el empleo, la precarización
y el desempleo, con lo cual la subjetividad de hoy se caracteriza por la fugacidad propia de
los individuos fragmentados, que viven en un mundo marcado por la flexibilidad y el cambio
a corto plazo.
La inestabilidad está integrada en las prácticas cotidianas del capitalismo actual. En
nuestra población objeto de estudio la vemos representada en la dualidad empleodesempleo, la tercerización, los trabajos temporarios relacionados al turismo y la
construcción, sujetos a cuestiones estacionales.
Como resultado, la clave para la construcción de la subjetividad actual parece ser el
consumo, y el no poder consumir destruye tanto la subjetividad personal como los vínculos
sociales. En los barrios que nos ocupan, sin embargo, quizá las propuestas de las
instituciones escolares hacia la comunidad permiten otros procesos de construcción de
subjetividad, bajo otras claves, más ligadas a las formas de trabajo moderno y
premoderno.
En el recorte que pretendemos trabajar en este caso, al analizar el trabajo docente y las
ocupaciones de los padres/vecinos de los barrios elegidos, podemos encontrar dos o más
paradigmas que conviven actualmente: por un lado, aparecen formas de trabajo
premodernas (artesanos, etc.); tenemos también el trabajo docente, que podemos
caracterizar como una actividad que surge en los tiempos sólidos de la modernidad; y, por
otro lado, las ocupaciones o situaciones de desempleo de los padres/vecinos de las
poblaciones escolares, que suponemos pueden estar teñidas de las características del
tiempo líquido, a corto plazo, flexible, incierto, propio del capitalismo tardío.
En nuestro caso de estudio, los docentes por ser trabajadores de escuelas estatales,
tienen previsibilidad, dada por la estabilidad de cada cargo en particular, por un horario
prefijado, por un calendario escolar preestablecido, por un sueldo -bueno o malo, peroconocido y defendido por las paritarias docentes, por un estatuto que establece vacaciones
y licencias pagas, un porcentaje pagado por la antigüedad en el cargo, una definición del
cargo que se ocupa (secretaria, maestra de 4º grado, etc.).
El trabajo docente tiene rasgos peculiares porque nace en la modernidad, con rasgos
típicamente modernos, y, sin embargo, no ligado en forma directa a la producción de
bienes industrializados. De hecho, en la Argentina, el trabajo docente, producto de la Ley
1420, nace en el marco de un modelo agroexportador, no industrial147. Podemos decir que
era un servicio en una era en que el factor predominante de la economía nacional era la
producción de bienes (materias primas). Y hoy, en la era de la informatización en que el
factor predominante es el de servicios, el trabajo docente es considerado un resabio de la
modernidad, por ser un servicio pero de viejo cuño, por conservar algunos estilos de
trabajo propios de las sociedades disciplinarias del siglo XIX148 y por estar moldeado por
necesidades que no son directamente las que marca el mercado, ya que éstas son
mediatizadas por el Estado149. Se trata de lo que Hardt y Negri (2002: 270) llaman trabajo
inmaterial –que da por resultado “un bien inmaterial, tal como un servicio, un producto
cultural, conocimiento o comunicación”, productos intangibles, como un sentimiento de
comodidad, de bienestar, de satisfacción, de emoción o pasión-; y se incluiría en el trabajo
inmaterial de tipo afectivo, ya que implica producción y manipulación de afectos y requiere
contacto humano, produciendo redes sociales, formas de comunidad, de biopoder, en que
la acción instrumental se une a la acción comunicativa.
En la Argentina, desde la etapa fundacional del sistema educativo, se forjó una identidad
de trabajo docente -como la denomina Raúl Díaz (2001: 32-34), quien toma el concepto de
Graciela Batallán- que estuvo al servicio de la constitución del Estado Nación. Fue una
construcción social de la identidad del trabajo, colectiva, cultural y política que, signada por
la tradición normalizadora, instauró los mandatos fundacionales del magisterio en
Argentina, a saber: disciplinar, civilizar, patriotizar, higienizar, etc.
Aunque esa identidad fundacional ha dejado una impronta aún hoy muy fuerte, ha ido
cambiando históricamente, sufriendo interpelaciones, frente a las cuales los docentes
ponen en juego diversas estrategias de identificación, con lo cual se hace necesario hablar
de una heterogeneidad de identidades de trabajo docente en los contextos actuales. Es en
ese sentido que queremos examinar las formas que asume el trabajo docente en los dos
barrios mencionados, no sólo como producto de transformaciones del mundo del trabajo y
de los modelos de Estado, sino también por las particularidades de la subjetividad barrial
en que se desarrolla. Y también la inversa: cómo cierta identidad de trabajo docente puede
fomentar una determinada subjetividad barrial.
En nuestra ciudad, por ejemplo, se presenta una diferencia notoria de identidades
institucionales entre las escuelas públicas: en las escuelas periféricas, hay una identidad
de trabajo docente que enfatiza la dimensión político-comunitaria de la práctica, ya que se
siente que la escuela pertenece al barrio. El peso atribuido a lo comunitario y lo barrial se
147
Sólo en la época del peronismo y del desarrollismo, y ahora a partir de 2003, se pone en función de un modelo tendiente a una mayor
industrialización.
148
Ver Foucault, M., Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, México, Siglo XXI, 1985.
149
El trabajo docente en el ámbito privado probablemente sí se hace más “a gusto y medida del cliente”, pero nunca del todo; en el
ámbito estatal las demandas del mercado están claramente mediatizadas por el Estado.
ve mucho más en el trabajo docente en los barrios periféricos que en las escuelas
céntricas, ya que en los barrios se trabaja cotidianamente con los centros periféricos de
salud, los comedores municipales –cuando proliferaron luego de la crisis de 2001-, las
juntas vecinales, las parroquias, etc. En cambio, a las escuelas céntricas concurren chicos
de muy diversos barrios; sus docentes, al no sentir una pertenencia con una comunidad
barrial determinada, suelen manifestar que su compromiso es “con la educación”, “la
sociedad”, “el Estado”, entidades mucho más abstractas.
El trabajo docente –especialmente en escuelas periféricas- se vio fuertemente interpelado
por el hambre y la desocupación, generados por las políticas neoliberales de la década del
´90, que culminaron en el estallido social de diciembre de 2001. Se vio tensionado entre la
tarea pedagógica y la asistencial, lo que causó mucho malestar en los docentes. Aunque la
escuela nunca dejó de enseñar para asistir, la tarea asistencial, calificada y criticada como
“asistencialismo” –asociada a la beneficencia, al clientelismo partidario, etc.-, fue vivida con
culpa y resistida por los docentes por considerarla funcional a los intereses neoliberales
contra los cuales el movimiento docente luchaba.
Por otra parte, centrarse en el polo pedagógico de la tensión enfrentaba a los docentes
durante los años ´90 con otro dilema: el de identificarse como profesionales o como
trabajadores de la educación. El Estado neoliberal incitaba a la “profesionalización” de la
tarea docente a la vez que denigraba laboralmente a los docentes con rebajas salariales y
pérdida de derechos laborales anteriormente conquistados. El discurso hegemónico
evitaba su identificación con los trabajadores y las luchas gremiales, y fomentaba que
muchos docentes, respondiendo a una velada amenaza de la pérdida del puesto laboral,
se lanzaran a una feroz competencia entre sí, inscribiéndose en cursos de actualización y
perfeccionamiento continuo, y buscando postitulaciones para ganar puntaje.
El desmantelamiento y la desfinanciación de la escuela pública durante los ´90, con sus
consecuentes problemas de infraestructura, mantenimiento, etc. llevó a buscar diversas
alternativas por parte de maestros y maestras, generando diversas formas de subjetividad
docente: así, Cantarelli (2003: 36-38) distinguía tres tipos de subjetividad docente, que
denominaba estatal (que demandaba al Estado cumplir sus roles proveedores
tradicionales), mediática (que buscaba visibilizar las protestas a través de los medios
masivos de comunicación) y post-estatal (que buscaba nuevas formas de organización
colectiva para la transformación de las situaciones de precariedad). Otra investigación,
local (Paillalef-Romaniuk, 2004), clasificaba las identidades de trabajo docente
barilochenses en 2002 y 2003 en: a) estato-céntrica moderna, centrada en la función
pedagógica, que tiende a concebir la sociedad como un todo homogéneo e integrado
funcionalmente; b) pastoral/redentora/asistencialista, que busca soluciones a problemas
sociales por medio de la caridad, la beneficencia, el afecto, la salvación espiritual, etc., no
por la vía política, salvando individuos más que comunidades organizadas, fomentando
escasa autonomía y participación por parte del que recibe la ayuda; y c) progresista/crítica,
que –posicionada desde las teorías sociales del conflicto- propone la transformación social
basada en el conocimiento crítico y en la acción política desde las bases populares para
así revertir situaciones de opresión y desventaja social.
Estas caracterizaciones de la identidad de trabajo docente tradicional, y de las formas que
asume en las últimas décadas, pueden resultarnos un encuadre teórico-conceptual útil
para plantear hipótesis de investigación en las instituciones escolares de los barrios que
queremos investigar, para ver en cuál de esas categorías se encuadrarían los docentes de
las escuelas de estos barrios, cómo enfrentan los nuevos desafíos que les plantean el
contexto actual y, en particular, las características sociales de cada barrio. Algunos de ellos
eligen trabajar en esas escuelas y proyectan su trabajo allí a largo plazo. En el caso del
Barrio Los Coihues, muchos de ellos incluso viven en el barrio, y se insertan al mismo
tiempo como trabajadores de la educación, pero también como vecinos, estableciendo
lazos particulares con los padres/vecinos de la comunidad barrial; situación que va
modificándose ligeramente junto a los cambios que está viviendo el barrio. Los
docentes/vecinos se sienten ampliamente comprometidos con la apertura de la escuela a
la comunidad, inclusive organizando actividades en los fines de semana. Los que toman el
cargo pero viven en otros puntos de la ciudad, participan y se comprometen, pero en los
horarios laborales. El caso del Jardín del Barrio El Frutillar tiene características propias: la
mayoría de los docentes no viven allí, sólo una maestra y las porteras, pero desarrollan
actividades con todas las organizaciones intermedias -Centro Periférico de Salud, otras
escuelas, la Dirección de Minoridad. Los días viernes tienen un programa en la radio local
adonde concurre la Directora, a veces las maestras y los niños, con el objetivo de acercar
la escuela a la comunidad desde lo pedagógico, cultural y social.
Pasando al otro polo de la relación que investigaremos, el de los padres/vecinos, nos
interesa examinar cómo incide el trabajo –o la falta de trabajo- de ellos en la construcción
de subjetividad barrial. Un primer acercamiento a la escuela de Los Coihues y del Frutillar
para indagar sobre las características laborales de los padres y madres de los niños que
concurren a estas escuelas nos brinda unos datos preliminares, que luego serán
profundizados en el marco de la investigación.
En El Frutillar, muchos son empleados de comercio, de la construcción, gastronómicos,
empleadas domésticas, o de servicios en general; hay pocos profesionales. El ser ama de
casa es considerado un beneficio que indica que el padre puede mantener el hogar, o no
se plantea, es algo naturalizado. De todos ellos, un número relativamente amplio (sobre
todo mujeres) es trabajador temporario en servicios turísticos, con un régimen laboral
flexibilizado con contratos epocales y remuneraciones diferentes según la alta o baja
temporada. Pocos trabajan en el mismo barrio o en sus casas; en su mayoría, se
desplazan al centro urbano o a hoteles o casas particulares lejos de su hogar, lo que
implica tiempo de viaje, no siempre en las mejores condiciones.
En Villa Los Coihues, la diversidad laboral de padres y madres es mayor. Hay empleados
que se trasladan a la ciudad, muchos de ellos profesionales; pero también hay un número
importante de artesanos que trabajan en su hogar y luego venden sus productos en ferias
artesanales, negocios del centro de la ciudad, hoteles, etc. La mayoría son independientes
o agrupados en cooperativas. Un número importante de madres trabaja no solo por rédito
económico sino también para la propia satisfacción y reconocimiento. También hay
muchas amas de casa por propia voluntad, quienes probablemente se insertarán al mundo
laboral una vez que sus hijos hayan crecido. Es muy probable, dato que podremos
constatar en el transcurso de la investigación, que muchas familias pasen bastante tiempo
en su barrio.
Retomando los aportes de Richard Sennett sobre los impactos en la subjetividad a raíz de
los cambios en el mundo del trabajo, deberíamos analizar cuál es el vínculo que el tiempo
laboral (dentro o fuera del hogar) permite establecer entre los miembros de un mismo
barrio. El autor sostiene que: “Durante la última generación apareció un nuevo tipo de
barrio residencial, más independiente del núcleo urbano desde el punto de vista
económico, pero sin ser tampoco una ciudad o un pueblo. […] Esas comunidades no
carecen totalmente de un componente social o de barrio, pero en ellas nadie se convierte
en un testigo de por vida de la historia de otra persona” (Sennett, 2000: 19). En este
marco, el aspecto fugaz de la amistad y de la comunidad local constituye una gran
preocupación. Las exigencias laborales no permiten programar las actividades familiares.
Las identidades barriales se conforman de manera muy diferente según si los barrios
significan para los vecinos “lugares para siempre” o si viven en ellos un tiempo -el que les
condiciona un empleo, o el tiempo de la infancia de sus hijos- y luego se van; y esas
diferentes formas de vivencia de lo barrial impactan en la escuela y en las formas de
trabajo docente en ella.
Sennett hace hincapié en la diferencia en los tiempos, en el marco de un trabajo capitalista
tradicional y en el moderno capitalismo. En el primero, el tiempo es lineal, con pocos
cambios en lo cotidiano, con logros acumulativos, predecibles. Las reglas son inamovibles
y los sindicatos protegen los puestos de trabajo hasta el momento de la jubilación, como
hemos señalado en el caso del trabajo docente. En el nuevo capitalismo, el mercado global
y las nuevas tecnologías organizan el tiempo, especialmente el del trabajo, bajo el lema
“nada a largo plazo”. El mercado es demasiado dinámico para permitir hacer las cosas del
mismo modo año tras año, o simplemente hacer la misma cosa; cree que el rendimiento
rápido se genera mejor si se instaura un rápido cambio institucional. “Nada a largo plazo”
es el principio que corroe la confianza, la lealtad y el compromiso mutuos.
Muchos de los padres/vecinos de estos dos barrios, que trabajan en instituciones
enmarcadas en el nuevo capitalismo, con organización a corto plazo, ven limitada la
posibilidad de que madure la confianza informal. Si una organización, dice Sennett, sea
vieja o nueva, opera como una estructura de red flexible más que con una rígida estructura
de mando en la cumbre, la red también puede debilitar los vínculos sociales. Los vínculos
sólidos dependen de una asociación larga; en un plazo más personal, dependen de una
disposición a establecer compromisos con los demás. Para hacer frente a esa realidad
actual, el desapego y la cooperación superficial son una armadura mejor que el
comportamiento basado en los valores de lealtad y servicio. En el nuevo capitalismo, “nada
a largo plazo” significa moverse continuamente, no comprometerse y no sacrificarse.
Estas nuevas realidades laborales sin duda impactan en la vida comunitaria de los barrios,
afectando los lazos de confianza y lealtad. Ahora bien, si lo laboral en el nuevo capitalismo
es cada vez menos lo decisivo para la construcción de la subjetividad, tal vez ésta se
construya a partir del tiempo libre y las necesidades de la comunidad. En tal sentido, es
interesante examinar en cada barrio si los vecinos se conocen y relacionan sin importar
cuál es su trabajo, si participan en las juntas vecinales, en asambleas, en eventos
comunitarios. Creemos que en el nuevo contexto, en que predominan relaciones laborales
e identidades “líquidas” –según la expresión popularizada por Bauman-, la escuela es
todavía un lugar fuerte de construcción de la subjetividad en esos barrios. En efecto, para
quienes tienen empleos temporarios y no pueden construir su subjetividad en torno al
trabajo, tal vez sea la escuela un factor importante que contribuye a darles esa identidad,
un poco más sólida, en un mundo líquido. De hecho, en las escuelas los padres que tienen
trabajos temporarios muchas veces tienen más tiempo para colaborar en tareas solidarias,
escolares y comunitarias. Y ello les devuelve una dignidad y un reconocimiento que no
obtienen a nivel laboral.
Sennett señala que para las familias modernas el problema es cómo proteger las
relaciones familiares para que no sucumban a los comportamientos a corto plazo, el modo
de pensar inmediato, y, básicamente, el débil grado de lealtad y compromiso que
caracterizan al moderno lugar de trabajo. En lugar de los valores cambiantes de la nueva
economía, la familia –dice- debería valorar la obligación la honradez, el compromiso y la
finalidad.
Quizá es la escuela en parte la que permite cultivar esos valores y perseguir objetivos a
largo plazo en una sociedad cortoplacista, la que permite sostener relaciones sociales
relativamente duraderas, la que posibilita a los miembros de la comunidad desarrollar un
relato de identidad y una historia vital en una sociedad compuesta de episodios y
fragmentos.
A modo de conclusión
Hemos visto, con los aportes de Sennett, que el capitalismo del corto plazo amenaza con
corroer el carácter individual y principalmente aquellos aspectos que unen a los seres
humanos entre sí y que brindan a cada uno de ellos una sensación de un yo sostenible.
Creemos que tal vez las instituciones educativas de estos barrios pueden estar
contribuyendo a conformar ese carácter que ya no logra construirse a través del trabajo y
las relaciones comunitarias que el capitalismo de mercado destruye.
En el ámbito laboral, en este capitalismo, la incertidumbre y el riesgo son desafíos, pero
esta forma de comportamiento flexible no sirve a nivel familiar o comunitario donde se
buscan relaciones sociales más duraderas. Hay cualidades del carácter que son “a largo
plazo” como la lealtad, el compromiso, los objetivos y la resolución. Los relatos a largo
plazo dan forma al avance del tiempo, sugieren motivos que explicarían por qué ocurren
las cosas, muestran sus consecuencias. Son relatos con sentido en un mundo
burocratizado. El nuevo capitalismo implica un mundo marcado por la flexibilidad y el
cambio a corto plazo que no ofrece muchas cosas que se parezcan a una narración, ni
económica ni socialmente.
Acordamos con Sennett sobre la significación del “nosotros” que convierte un lugar en
comunidad en sus dimensiones sociales y políticas. Las incertidumbres de la flexibilidad, la
ausencia de confianza y compromiso con raíces profundas, la superficialidad del trabajo en
equipo, y el fantasma de no conseguir nada de uno mismo en el mundo, de hacerse una
vida mediante el trabajo, animan ese deseo impulsando a la gente a buscar otra escena de
cariño y profundidad. Y ese lugar de encuentro, podría ser la escuela.
En ese contexto, apostamos al papel que puede cumplir el trabajo docente en la
construcción de esa “otra escena de cariño y profundidad”, de “confianza y compromiso”,
de profundo “trabajo en equipo”. Si, como señalan Hardt y Negri, el trabajo inmaterial
incluye inmediatamente interacciones y cooperaciones sociales, a través de redes
lingüísticas, comunicacionales y afectivas, y de esa manera “provee en potencia un
comunismo espontáneo y elemental” (2002: 273), el trabajo docente puede contribuir a
conformar una identidad comunitaria barrial que provea ese sentimiento de comunidad que
el actual mundo del trabajo no proporciona.
Bibliografía mencionada:
Cantarelli, M. (2003), “¿Quién cuida a la escuela? Notas sobre una experiencia de
cuidados post-estatales”, en Cuadernos de Pedagogía Rosario, Año VI, Nº 11, Noviembre.
Díaz, R. (2001), Trabajo docente y diferencia cultural. Lecturas antropológicas para una
identidad desafiada, Buenos Aires, Miño y Dávila.
Gigli, F., “El problema del trabajo en la actualidad. Redefiniciones y desafíos, ponencia
presentada al Corredor de las Ideas”, ponencia, sin datos, facilitada por el autor.
Gorz, A. (1995), Metamorfosis del trabajo, Madrid, Sistema.
Hardt, M. y Negri, T. (2002), Imperio, Buenos Aires, Paidós.
Paillalef, A. - Romaniuk, S. (2004), informe final del proyecto de investigación “Escuela e
identidad axiológica en contextos de diversidad. Interpretación de la relación entre las
identidades axiológicas de alumnos y docentes”, I.F.D.C. Bariloche.
Sennett, R. (2000), La corrosión del carácter, Barcelona, Anagrama.
11.- Observatorio de Ciencias Sociales “Huberto Cuevas Acevedo”
Esteves, Susana
Gajardo, Norma
Gómez, Hernán
hegugo@gmail.com
Marco teórico:
La educación es una condición inherente a la condición humana. Nadie más que el hombre
puede relacionarse a través de la educación. La educación no es una realidad sustantiva,
por el contrario es una acción adjetiva. Trátase de una acción accidental por que genera
cambios sustanciales.
Como el humano conocimiento se funda en la realidad, y no solo en la potencia cognitiva,
al preguntarnos si existe la educación nos encontramos con una respuesta solidaria que
nos demuestra que ella es una estructura entitativa de la esencia de esta.
Por lo tanto la educación es existencia esencial inherente a la condición humana, que
provoca cambios existenciales en la persona.
Ahora, la educación no es algo a lo que se pueda acceder por realización de operaciones
simples, sino que requiere un acto solidario de dos personas: Un sujeto que aprende y uno
que enseña.
Por ello, la educación no tiene esencia absoluta, sino que es relativa al hombre en su
condición de educando. La entidad de la educación se refiere a la esencia que le garantiza
el existir.
Esta esencia hace a la capacidad de las perfecciones del hombre.
Ante los cambios y avances realizados en materia de educación, surgen como principios
fundantes, que la educación ante todo es un derecho que se desprende de los principios
constitucionales. El artículo 14 de la Constitución Nacional nos garantiza el derecho a
aprender. Por su parte, el artículo 75 inciso 19 indica que se deben dictar planes de
estudios acordes con las realidades locales, regionales y provinciales.
En base a estos lineamientos constitucionales, el Congreso Nacional ha dictado la ley
26.206, denominada Ley de Educación Nacional.
En ella encontramos que la “educación es una prioridad nacional y se constituye en política
de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional,
profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y las
libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico – social de la Nación”. (Ley
26.206 artículo 3)
“La educación brindará las oportunidades necesarias para desarrollar y fortalecer la
formación integral de las personas a lo largo de toda la vida y promover en cada
educando/a la capacidad de definir su proyecto de vida, basado en los valores de libertad,
paz y solidaridad”.
Sin embargo, el dilema surge en la trasmisión de conocimiento. En los momentos de mayor
crisis, es donde el valor del conocimiento se pierde de vista.
A esto se suma la enorme dificultad del presente momento, donde las instituciones de
trasmisión de valores, la familia y la escuela, se encuentran altamente cuestionada.
Pero, mientras la primera ha desertado de su mandato fundante en la sociedad, la segunda
a pesar del cuestionamiento, no solo se mantiene ejerciendo su rol, sino que se le asignan
los abandonados por la familia.
Fundamentación:
Es una clara observación que el desarrollo de competencias áulicas, no se ve favorecido
por innumerables factores que predisponen a los alumnos a niveles de fracaso que los
empujan fuera del sistema escolar.
La falta de compromiso, la ausencia de motivación, el accionar de agentes externos que
alteran el normal rendimiento del alumnos, lo predispone a un fracaso, que en muchas
casos es asumido como tal y como que todo esta perdido.
Este desgano y la ausencia de un correcto seguimiento por parte de la autoridad escolar,
hacen que la educación inclusiva, como se concibe a los nuevos paradigmas educativos,
sea algo muy elegante en la letra de las declaraciones de principios, pero se vuelve
inaplicable porque se transforma en imposible.
El fracaso se ve expresado en los altos niveles de fracaso que se observan en los
establecimientos escolares, los alumnos superan más de dos repitencias, lo que era
imposible hace diez años, y que produce el abandono y un desgranamiento de las
matrículas escolares.
La necesidad de demostrar que la educación en los términos inclusivos, se vuelve
prioritario. Es posible que el alumno desarrolle competencias en aprendizajes de
conocimientos, partiendo por la recuperación de la importancia del valor por el saber.
Frente a los resultados obtenidos por el proyecto “Volver al País de los Trenes”, se
considera optimo la posibilidad de desarrollar proyectos interdisciplinarios, que permitan
desarrollar competencias de aprendizaje y de procedimientos, saliendo del modelo de
traspolación didáctica tradicional, generando compromiso en el alumno y estimulando la
apropiación de conocimiento y la generación de conocimiento.
Es posible reducir el fracaso escolar a través de proyectos interdisciplinarios en un
contexto escolar inclusivo en lo actitudinal.
Frente al ejemplo ya mencionado, se puede observar en sus resultados. En el trabajo
realizado se tuvo en cuenta, la apropiación de conocimiento, la relación de conocimientos
específicos trasmitidos por cada espacio curricular, el desarrollo de habilidades, el análisis
de fuentes documentales, la toma de conciencia sobre la importancia del objeto de
estudios, el respeto por las pautas de trabajo y la solidaridad con compañeros y docentes.
En el primer trimestre del 2010, los alumnos participantes en el proyecto fueron cuarenta,
de los cuales solo desaprobaron trece, siendo solo cuatro los aplazados. En el segundo
trimestre sobre un total de treinta y nueve alumnos participantes, fueron desaprobados
once, de los cuales solo uno fue aplazado.
Estos valores indican que mediante la realización de estos proyectos se puede lograr un
mayor estímulo en el alumnado, el cual responde a modelos paradigmáticos muy
diferentes, y sobre los que la escuela no puede quedar al margen.
De todas formas, el problema a afrontar radica en los sectores de la población escolar
que, por incidencia de factores externos y por la acción de prejuicios que aún existen,
consideran que ya son un fracaso y que no es posible el estudio para ellos.
Objetivo general:
Demostrar que mediante trabajos extra áulicos y alternativos, se pueden desarrollar
aprendizajes significativos de los conocimientos en Ciencias Sociales en conjunto con
otras áreas de conocimiento.
Instrumentar experiencias que permitan la incorporación de conocimientos en alumnos que
presenten dificultades por su historia escolar.
Objetivos específicos:
Desarrollar en aquellos alumnos que históricamente tienden al fracaso, competencias que
le demuestren que pueden incorporar conocimientos y ser generadores de conocimiento.
Recuperar en los alumnos la capacidad de valorar el conocimiento, mediante el
compromiso con un espacio de traspolación de conocimiento.
Favorecer en el desarrollo de los trabajos a realizar, la participación de exalumnos que
desean tener continuidad en el vínculo con la institución.
Marco institucional propuesto:
Para lograr los objetivos se propone la creación de un Observatorio de Ciencias Sociales.
Es objetivo de esta propuesta, que el mismo sea un ámbito de trabajo donde converjan los
proyectos surgidos en el plan de acción, para monitorear el desarrollo de estos.
Un observatorio es un ámbito donde convergen diferentes posturas sobre un tema de
investigación, lo que permite desarrollar un análisis amplio del mismo y obtener
conclusiones fehacientes y de utilidad para la comunidad. La ciencia social, como
sostienen los miembros de la escuela de Frankfurt debe tener incidencia en la comunidad,
por ello aporta juicios de valor dispuestos a alentar cambios, a fin de mejorar la dignidad de
los miembros de la comunidad.
Sería además, un espacio abierto, donde los espacios curriculares de otras ciencias
podrían participar en algunas de las instancias de los proyectos. De esta forma, se lograría
alentar la interdisciplinariedad completa a mediano plazo e institucionalizar a través de la
práctica y los resultados, una nueva manera de enseñar y aprender.
Los recursos humanos con los que cuenta la institución escolar son idóneos, además de
contar con la infraestructura escolar, la cual debería ser optimizada a tal fin.
Se debería rediseñar estrategias de convivencia dentro del establecimiento para agregar el
compromiso de los padres a esta propuesta, junto con el régimen de acreditación,
promoción y asistencia vigente.
Se propone nombrar al observatorio: “Observatorio de Ciencias Sociales Huberto Cuevas
Acevedo”
Motivo del nombre:
Huberto Cuevas Acevedo fue un médico que de joven recorrió a caballo la cordillera de
Neuquén y Río Negro. Esto lo llevó a radicarse en la Patagonia y en especial en Trevelin.
Allí desarrolló su labor médica principalmente entre los pueblos originarios
Después de esta vida de avatares, dirigió su camino hacia los claustros universitarios
donde vertió su gran experiencia entre los estudiantes.
Fundó en Comodoro Rivadavia la sede de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos,
al igual que en Tandil, donde fue docente de la Universidad Nacional del Centro y llegó a
decano de la Facultad de Humanidades.
Escribió innumerables libros sobre la Patagonia, sus historias, cuentos y leyendas. Al igual
que una importante obra sobre la geografía patagónica.
Es nuestro objetivo rendir de esta forma, el merecido homenaje a este aventurero que
dedicó su vida a nuestra tierra. Por ello, lo elegimos como emblema y es el nombre de
nuestro observatorio.
Metodología de trabajo:
Será primordial dar continuidad a la metodología utilizada por el proyecto “Volver al País de
los Trenes”.
Como parte de una experiencia piloto, se pretende dar continuidad a los trabajos
realizados, contando con la colaboración de exalumnos del establecimiento que desean
mantener participación en ellos.
Los docentes actuaran como referentes y asesores ad hoc de los temas de trabajo según
sea necesario para el desarrollo del trabajo.
Se trabajará en post de concretar la publicación de los trabajos realizados a fin de que
tengan conocimiento por parte de los actores de la comunidad y de esta en su conjunto.
Plan de acción:
El trabajo interdisciplinario sobre los espacios curriculares de 3° año polimodal dándole
continuidad al tema de la recuperación del ferrocarril, el desarrollo de líneas de acción para
su reapertura, y la profundización mediante el trabajo de análisis sobre la problemática de
la tenencia de la tierra.
Con los alumnos de 2° año polimodal se propondrá dar continuación al proyecto de ley
sobre 30 de Abril “Día de Pertenencia a la Nación Argentina”, a fin de concretar la sanción
de la ley.
Con los alumnos de 1° año polimodal se propondrá iniciar un trabajo de análisis sobre la
preservación de los recursos naturales y el uso de energías no renovables.
Bibliografía:
1 Carli, Sandra; Los dilemas de la transmisión en el marco de la alteración de las
diferencias intergeneracionales; Clase preparada para el Diploma Superior en Gestión
Educativa (virtual) de FLACSO 2006
2 Carli, Sandra; Pensar la educación, dilemas del presente y conceptos disponibles;
Publicado en la Revista Trampas de la Comunicación. Año 3, No20, pp44-51. 2004.
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Investigación en Comunicación y
Educación. Límites, alcances y perspectivas. Universidad Nacional de la Plata. Ediciones
Periodismo y Comunicación.
3 Gurevich, R.; Blanco, J.; Fernández Caso, M.V.; Tobío, O.: Notas sobre la enseñanza de
una Geografía renovada. Edit. Aique, 1997.
12.- Historias máximas: El largo regreso del cacique Inakayal a las tierras de Tecka
Autor: Prof. Ricardo Omar Fernández
“Que a Inakayal lo cobije el suelo del que nuca debió ser expulsada su estirpe, será
justicia. Que todos apoyemos esa iniciativa, tal vez no nos redima, pero puede que nos
gane algunas indulgencias”.
Editorial diario El Oeste, viernes 15 de junio de 1990, Esquel,
provincia de Chubút.
El presente trabajo forma parte de reflexiones derivadas de un análisis mayor
que se encuentra en etapa de elaboración como futura tesis de licenciatura.
Habiendo focalizado el estudio en los espacios de fronteras y particularmente
al de la zona andina a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, se decidió visibilizar a un
cacique patagónico de fuerte presencia en estas tierras que protagonizó un complejo
proceso de relaciones.
Las miradas fragmentadas del registro historiográfico surgidas desde la historia
patria respecto a los conflictos y las luchas de poder en la zona del Nahuel Huapi,
invisibilizando desde el Estado a protagonistas que tuvieron igual participación respecto a
otros, fue una de las preocupaciones. Otra, de fuerte repudio y debate ideológico en el
presente, fue la exposición de los restos humanos del cacique en cuestión y parte de su
familia en el Museo de Ciencias Naturales de la Plata.
En la segunda mitad del siglo XIX se conformaron y consolidaron en la
Norpatagonia y en la zona andina en particular grandes cacicazgos en función de
contrarrestar el avance de las parcialidades blancas. Por lo tanto, asume relevancia para
un historiador, la percepción del sujeto como protagonista, línea que se ha adoptado como
principio de la investigación.
En ese sentido la historiografía reconoce entre uno de los liderazgos con
mayor protagonismo el ejercido por Valentín Sayhueque, el cacique manzanero. Sin
embargo es escasa la producción respecto a las relaciones conflictivas entre éste y
aquellos caciques que disputaron el poder y que la Historia patria solo les dedicó paginas
ubicándolos como protagonistas secundarios de los procesos políticos, sociales y
económicos que se suscitaron en esta época.
Dentro de este grupo, es relevante la figura del cacique Modesto InaKayal
que junto a Foyel marcaron sus diferencias. Ejemplo de ello fue cuando reivindicaron como
propia el área de salida del río Limay o Tekel Malal desafiando el poder territorial con
Sayhueque.
Fue George Musters quien precisó las diferencias existentes entre ellos y
Sayhueque, quizás provocadas por la emergencia de la jefatura de este último que
suplantaba la autoridad de Paillacán y Huincahual, padre de InaKayal. Disgustaba que los
Picunches, súbditos del manzanero, controlaran los boquetes cordilleranos e interfirieran
constantemente el paso de su gente cuando viajaba a Valdivia para efectuar intercambios
(Musters, 1964:316).
A pesar de la importancia del cacique, la historiografía oficial limitó su producción
solo a anécdotas de relaciones periféricas y alejadas de toda posibilidad de analizar al
cacique desde sus disputas por el poder territorial o sus diferencias en las formas de
resistencia ante el avance militar. Es decir la preponderancia del “gran cacique manzanero”
que la Historia registró, invisibilizó la figura de Inakayal a quien solo se lo presenta como
un subordinado despojado de posibles posicionamientos diferenciados.
Este trabajo pretende, por un lado, acercar el análisis histórico al proceso de
relaciones en espacios de fronteras a partir de la visibilización de caciques que solo fueron
observados históricamente como detrás de escena planteando líneas de análisis que
permitan reubicar, en este particular al cacique Inakayal, a partir del relato biográfico en el
justo lugar donde se desarrollaron los conflictos y se tensionaron las relaciones.
Se adhiere al género biográfico entendiéndolo desde el planteo del Prof. Raúl
Mandrini quien señala que la clave esencial de su valor y la principal justificación de su
empleo están en el carácter específico de las relaciones sociales que caracterizaron al
mundo indígena como a las áreas de frontera propiamente dichas. (Mandrini, 2006:13)
Primeramente se contextualizará el período político-económico, a partir del sujeto
histórico de interés, en el cual se suceden los procesos históricos que protagonizan las
parcialidades indias en la zona del Nahuel Huapi y la mirada que de ellas se tiene desde el
Estado Nacional que sirvió como justificativo para el avance militar sobre sus tierras.
Luego se centralizará en torno a la figura de Inakayal y la justa e inacabada
lucha de las distintas comunidades de pueblos originarios para la repatriación de los restos
del cacique, finalmente se concluirá con una síntesis reflexiva y la apertura a nuevos
interrogantes.
Inakayal, el “indio amigo”
“Modesto” Inakayal fue un líder tehuelche que vivió entre 1835 y 1888 en la
zona norte de la Patagonia. Formó parte de la numerosa familia del cacique Huincamal y
entre sus parientes figuran sus primos hermanos Foyel y el poderoso cacique Valentín
Sayhueque, amo y señor del País de la Manzanas, en la zona del Caleufú.
Un para de años antes de su nacimiento, Juan Manuel de Rosas había
realizado una campaña contra los pueblos indígenas que llegó hasta el corazón de la isla
de Choele Choel. Si bien no se estableció población blanca efectiva en territorio indio, la
campaña militar dio origen a un largo período de negociaciones, pactos y alianzas entre el
gobierno criollo y los pueblos originarios: sueldos y raciones (en especial yerba, azúcar y
tabaco) a cambio de colaboración en la política interna nacional y freno a los malones, que
en busca de cautivos y hacienda, era una práctica habitual de ambos grupos. Comenzó así
a fortalecerse la posición de algunos caciques de la Patagonia norte quienes actuaron
como intermediarios y tuvieron la capacidad de disponer de lanzas para eventuales
enfrentamientos y de distribuir los bienes que recibían a cambio de conservar la paz.
Inakayal y su grupo formó entonces parte de los “indios amigos” del gobierno.
De niño fue llevado a Buenos Aires y cristianizado por una familia porteña quien lo bautizó
como “Modesto” y le enseñó las primeras prácticas de la lengua castellana. Treinta años
después, Utrac, hijo del cacique, repitió esta situación y fue allí donde conoció a Francisco
Moreno quien lo recibió en su casa y le regaló una bandera argentina.
Inakayal y la conquista militar
La guerra contra el indio estaba en sus instancias finales, cuando el 3 de abril de
1881 el general Conrado Villegas, máximo responsable de la Campaña al Nahuel Huapi,
enarboló la bandera argentina en el cerro Carmen. En su informe sostuvo que habitaban la
región más un millar de “chilenos” con unas 10.000 cabezas de ganado. En el Gran Lago
vivía el cacique Inacayal, con alrededor de 30 familias indígenas. El informe de Villegas
sostenía que “allí se produce trigo (blanco y colorado), cebada, maíz, quinua, porotos,
arvejas (blanca y colorada), zapallos, papas, batatas, etc. etc.”
José S. Daza, teniente coronel participante de la campaña militar, recordó que,
en esa oportunidad, Inakayal y Foyel se acercaron al improvisado fortín para someterse al
Estado argentino y manifestaron:
"Que, en verdad, eran indios errantes, pero que a nadie habían robado, cautivado
ni muerto; siempre habían sabido vivir de su trabajo y esto lo podían atestiguar con las
poblaciones de Chubut y Patagones.
Agregaron que la desgracia los ha hecho pobres, que en esta pobreza habían
nacido y crecido en sus propios campos, legados por sus mayores y les sería penoso dejar
ese pedazo de suelo donde habían vivido hasta llegar a la avanzada edad de la vejez, que
algunos de sus hijos residían en la cristiandad, siguiendo espontáneamente las costumbres
de la civilización, a lo cual ellos nunca se habían opuesto.
(Dijeron) Sí, señor general; exigirnos someternos a otras sociedades de distinta
religión, en desconocidos lugares, a nosotros nacidos en las soledades de los bosques,
acostumbrados a vivir en el silencio de los campos, sería condenarnos mucho a sufrir, lo
que aceleraría nuestra muerte de “ las pocas lunas” que nos queda de vida.
Preguntóseles el número de familias que tenían, con cuántas lanzas podían
presentar las tribus tehuelches en caso de invasión extranjera. A lo cual contestaron que
había cerca de 3.000 familias, muy desparramadas en varios puntos de la Patagonia.
Podían poner sobre las armas mil hombres aguerridos y diestros para los combates y para
el manejo de la lanza: pero que también la mayor parte andaba en los campos con las
boleadoras.”
Villegas también recordó ese hecho y encontró en los acontecimientos
posteriores la justificación a la arremetida final contra el indígena. “En la operación que
llevé en 1881 hasta el lago Nahuel Huapi, había tenido en mi poder al cacique Inakayal con
sus caciquillos, capitanejos e indios, más, como tenía la creencia de que dicho cacique era
de índole mansa, después de hablar largamente con él, dándole consejo de obediencia y
de respeto a las leyes de la Nación, resolví dejarlo en su territorio, pero con la condición de
no admitir en él al cacique Sayhueque, lo cual me prometió Inakayal. Más tarde supe que
no sólo Sayhueque se había refugiado en los territorios del sur del Limay, sino también que
el hijo de Inakayal cuidaba de los intereses del cacique Ñancucheo, el indio más reacio e
indómito de los que habitaban la Patagonia. Convencido, pues, de la índole desleal y falsa
de los indios; resolví, al efectuar la operación que acabo de terminar, no dejar indio que no
sintiera el poder de la Nación, sometiéndoles a sus leyes o exterminándolos.” 150
Como puede observarse, para Villegas ya no hay lugar para indios amigos en un
Estado que quiere hacerse dueño tanto de sus hombres como de sus territorios. Al final de
la ofensiva militar, no se los distinguió ni por su procedencia ni por la historia de vínculos
amistosos con los blancos, sino que se vio en todos ellos a enemigos de la nación.
La comunidad Inacayal trasladó su campamento hacia la provincia de Chubut,
estableciéndose en lo que hoy es la localidad de Tecka. Desde allí al Alto Río Senguer, se
preparó junto a Foyel para dar batalla en su último de libertad. Fueron en los llanos de
Appeleg donde -tras un brutal enfrentamiento armado- se quebró la resistencia india.
Más al sur, no fueron necesarias nuevas incursiones. La arremetida militar
culminó recién en enero de 1885, con la presentación del cacique Sayhueque en Junín de
los Andes al teniente coronel Nadal con 700 indios de lanzas y 2.500 de chusma.
Terminaba así, al menos temporalmente, una larga resistencia que incluyó estrategias de
supervivencia que admitieron momentos de alianza, de paz y de guerra.
Una vida tras las rejas del Museo
Cuando en 1879 el cacique Inakayal recibió a Moreno en Tecka, a unos
trescientos kilómetros aproximadamente del Lago Nahuel Huapi, no imaginaba que su vida
150
Parte sobre el Combate de Apulé o Appeleg elaborado por Villegas y trascripto por Teodoro Caillet –Bois, en Patagonia, citado por
Álvarez, Gregorio (1985:309, tomo V).
terminaría siendo prisionera en el museo de Ciencias Naturales de La Plata, y muchos
menos que conviviría con los restos de sus coterráneos expuestos en una vitrina.
Años después, una tarde, mientras se dirigía a Palermo, llegó a Francisco
Moreno la noticia de que los caciques Inakayal y Foyel se encontraban prisioneros en un
penal de la isla Martín García. Inmediatamente se dirigió al encuentro de esos “viejos
amigos del desierto.” Pero el cuadro con el que Moreno se encontró distaba mucho de
reflejar la respetuosa altivez que aquellos caciques le habían mostrado durante sus
expediciones por las tierras del sur. En un cuarto en penumbras se vislumbraba un toldo
improvisado habitado por hombres y mujeres sucias y desalineadas. Inakayal estaba
acostado, Foyel en cuclillas, con la cabeza mirando el suelo. Desde el interior de la sala,
una niña notó la presencia de una persona a la que inmediatamente reconoció. Al levantar
la vista, los dos caciques se apuraron a saludarlo. “Moreno”, le dicen, mientras extienden la
mano derecha, “¿qué van a hacer de nosotros? ¿Por qué nos separan?”
Al día siguiente, Moreno utilizó sus contactos directos con autoridades de la más
alta jerarquía del gobierno, como Carlos Pellegrini, y consiguió la autorización formal para
que Sayhueque, Foyel e Inakayal fueran liberados de su cautiverio donde permanecían
recluidos. Los dos últimos fueron trasladados a las instalaciones del recientemente
fundado museo de La Plata, junto a un número no definido de indígenas cautivos. Inakayal
pasó a desempañarse como portero de la institución y como partícipe obligado de las
exhibiciones vivientes de indígenas, que mostraban a la argentina “civilizada”, los últimos
vestigios del “indio bárbaro”.
La secuencia de muertes ocurridas en el Museo hacia 1887 dejó un manto de
dudas sobre lo acaecido con el grupo de Inakayal. El 21 de septiembre muere una de sus
hijas menores, el 2 de octubre su esposa y a los ocho días su hija mayor. El cacique vivió
un año más y sobre su final se han escrito relatos de diversas grandilocuencias, originados
en cierto ritual que habría realizado antes de morir. Si de algún modo supo anticiparse a su
muerte, lo arrojaron por las escaleras al desnudarse o se suicidó ante el tormento de ver
expuestos los huesos de su gente, es objeto de disputas irresolubles. Sobre sus últimas
horas escribió Clemente Onelli:
"Un día, cuando el sol poniente teñía de púrpura el majestuoso propileo de aquel
edificio (...), sostenido por dos indios, apareció Inakayal allá arriba, en la escalera
monumental; se arrancó la ropa, la del invasor de su patria, desnudó su torso dorado como
metal corintio, hizo un ademán al sol, otro larguísimo hacia el sur; habló palabras
desconocidas y, en el crepúsculo, la sombra agobiada de ese viejo señor de la tierra se
desvaneció como la rápida evocación de un mundo. Esa misma noche, Inakayal moría,
quizás contento de que el vencedor le hubiese permitido saludar al sol de su patria"
(Vignati 1942: 25).
El día después
Según el Centro Mapuche Tehuelche de Chubut, que hacía 15 años había
iniciado el reclamo por los restos del cacique, una vez llegados los originarios patagónicos
a Buenos Aires fueron disgregados: “los niños regalados a distintas familias porteñas, las
mujeres destinadas a trabajar como domésticas y los hombres envidos a la isla Martín
García a picar adoquines para las calles de las ciudades” (Silvia Ametrano, actual directora
del Museo).
En 1886 Francisco P. Moreno gestionó un nuevo sitio para los caciques: el
Museo de Ciencias Naturales de La Plata. La intencionalidad del traslado ha generado
polémicas diversas que sitúan al perito desde un lugar de buen corazón y buena esencia a
un personaje roquista perteneciente al grupo más oscuro de la organización Liga Patriótica
presidida por Manuel Carlés.
La intervención de Moreno permitió que fueran recluidos en el edificio del bosque
platense Inacayal y su mujer Tafá (una alacaluf originaria de Tierras del Fuego) y Foyel
junto a su mujer y su hija Margarita, entre otros. Este último pudo regresar a la Patagonia y
a cambio de reivindicarse como argentino, se le “cedieron” algunas tierras que el Estado
consideraba “fiscales”.
El cacique rebelde, en cambio, se negó a resignar su identidad y siguió en
cautiverio. “Fue fotografiado, estudiado, utilizado como sirviente y expuestos a los curiosos
nacionales y extranjeros” (Gustavo Politis, arqueólogo, entrevista Diario Página 12, 1990).
El cientista recuerda un escrito sobre la psicología del cacique realizado en esa
época por un empleado del Museo: “dice que nunca habla, sólo cuando está borracho, que
duerme todo el día y es propenso a la pelea. Eso demuestra un malestar: no era una
estancia pacífica o placentera”. En cartas de Moreno se señala la baja de ración de comida
para ver si el cacique cambiaba de actitud.
Hace muchos años que las distintas organizaciones indígenas del país, reclaman la
devolución de los restos de sus antepasados que aún siguen siendo expuestos en museos
de diferentes ciudades como trofeos victoriosos para aquellos sectores que aún hoy creen
que el avance militar sobre tierras indígenas era inevitable.
En lo que respecta al cacique al cacique Inakayal, sus restos fueron devueltos
a la tierra chubutense mediante la sanción de la Ley N° 23940 fechada el 22 de mayo de
1991 del Honorable Congreso de la Nación luego de la iniciativa del aquel entonces
Senador Nacional Hipólito Solari Irigoyen.
Bajo el expediente N° 51-5-90 y el orden del día 903 se autorizó el traslado
desde el Museo de Ciencias Naturales Florentino Ameghino de la Plata a la localidad de
Tecka.
El Boletín Oficial N° 27167 indicaba “Establécese que el PEN dispondrá el
traslado de los restos mortales del cacique Inakayal a la localidad de Tecka, provincia de
Chubut”.
Allí llegó el 19 de abril de 1994 en coincidencia con el día del indio americano.
La urna fúnebre fue trasladada desde la escalinata del avión por dos jóvenes
representantes de pueblos originarios hasta las instalaciones aeronáuticas secundada por
una doble guardia de honor compuesta por efectivos del Ejército argentino como
caprichosa imagen de un pasado y un presente inevitables.
Su gente rodeó el féretro para dar comienzo a la ceremonia de bienvenida a
cargo de las ancianas y ancianos de las comunidades asistentes quienes en lengua dieron
sentido al regreso de uno de sus lonko.
Mercedes Nahuel Pan reivindicó la importancia del regreso del cacique a sus
tierras porque “fue uno de los que opuso resistencia a la conquista del hombre blanco”.
“Somos los verdaderos dueños de esta tierra, pero que le vamos a hacer” sostuvo como
una clara sentencia de lo mucho que aún queda por pelear.
¿Se hizo justicia? Este es el interrogante que aún soslaya al presente histórico
que podrá responderse cuando el camino de la reivindicación señale que todos los viejos
ancestros descansan en sus terruños.
A modo de reflexión se puede indicar, por un lado, que el plan preliminar
buscaba “limpiar” de indígenas el territorio entre la frontera y el río Negro, ya fuere
quebrando su moral, reduciendo sus comunidades o privándolos de sus haciendas.
Manteniendo el sobresalto en ellos, se los obligaría a someterse voluntariamente o a
emigrar hacia el interior del “desierto”. El plan de desgaste había dado su éxito. En este
contexto se planifica el golpe final: la “Conquista del Desierto” que conllevó un proceso de
exterminio y desarticulación cultural que desde hacía más de medio siglo se estaba
llevando a cabo.
Desde las elites morales y políticas del país existió desde siempre una mirada
muy particular respecto a la población indígena. Aunque la legislación sólo reconocía un
homogéneo “otro” indígena que debía ser argentinizado, evangelizado y civilizado en las
prácticas se veía a dicha población con diferentes posibilidades de incorporación a la
“civilización” y a la “comunidad nacional”. Estas distinciones eran operativas a los distintos
frentes de avance del capital en los territorios incorporados y a la implementación de las
políticas de Estado.
Así sobre la base de una visión de “barbarie”, “salvajismo”, e “incivilización”,
el Estado dispuso que algunos grupos demandaban una transformación más compleja
antes de poder ser “asimilados”, mientras que otros dispondrían de un cierto capital cultural
para incorporarse a la vida económica de la Nación.
Bibliografía
Bandieri, Susana: “Historia de la Patagonia”, Editorial Sudamericana, Bs. As., 2005.
Acerca del concepto de región y la historia regional. La especificidad de la
Norpatagonia”, Neuquén, Revista de Historia N° 5, Uncoma, 1993.
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(1862-1863)”, Ediciones Continente, Bs.AS., 2006.
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la Patagonia, 1872-1943” Edit. Univ. Nac. de Quilmes, Bs. As., 2005.
Manara, Carla y Varela, Gladis: “Dinámica histórica de un espacio cordillerano
norpatagónico. De las primeras sociedades indígenas a los últimos cacicatos”, en Hecho
en Patagonia, Editorial Educo, CEHIR, UNCO, 2005.
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Moreno, Francisco Pascacio “Reminiscencias del Perito Moreno”, Editorial Elefante
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Musters, George: “Vida entre los patagones”, Editorial Elefante Blanco, Bs. As.,
2005, segunda reimpresión.
Vignati, M.: “Iconografía Aborigen. Los caciques Sayeweque, Inakayal y Foyel y sus
allegados”, Extracto de la Revista del Museo de La Plata (Nueva serie), Sección
Antropología, Tomo II, 1942.
13.-Lecturas otras de la temporalidad de la nación
IBARRA, Horacio O ,TRONCOSO, Ana María. JONES, Matías Fernando. OLIVERA,
Gastón Alejandro
hoibarra@infovia.com.ar
El pasado ya aconteció y por lo tanto no es verificable ni experimentable porque no posee
existencia presente. No es verificable en los términos de las ciencias naturales o exactas,
porque los procedimientos de demostración de la historia poseen otras vías de respaldo
para sus afirmaciones. No es experimentable en tanto quienes hacen historia no pueden
comprobar por si mismos mediante la observación directa puesto que no son
contemporáneos al objeto de estudio, y tampoco pueden experimentar, al modo de otras
disciplinas y ciencias, repitiendo el pasado, o someter a sujetos, actores y hechos a
pruebas y contrapruebas, para avalar sus resultados investigativos. Los historiadores
pueden analizar, explicar e interpretar las experiencias individuales y colectivas, en sus
dimensiones íntimas, sociales, económicas, políticas, etc., pero no pueden hacer
experimentos.
“Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan.”
Jorge Luis Borges. Obras Completas. Ficciones
Esta ponencia tiene su origen en la reflexión crítica motivada por nuestra participación en
un proyecto de investigación y registro de datos para la construcción de una línea de
tiempo, promovido por el estado nacional a través del Consejo Federal de Inversiones, con
motivo del Bicentenario. La directiva estipula que cada provincia releve su campo espacio
temporal ordenando su pasado linealmente y clasificando eventos relevantes por
categorías temáticas: institucionales, económicos, culturales y social-poblacionales. Al
abordar la tarea asumimos que el estado se presenta como protagonista y controlador del
proceso histórico y que, como expresión de la nación, aspira a que ésta se narre a sí
misma.
El Proyecto Genoma Provincial del Consejo Federal de Inversiones tiene como propósito
producir una Línea de Tiempo en cada una de las provincias argentinas, siendo su objetivo
específico: “…con sustento científico, en directa relación con la Línea de Tiempo elaborada
a nivel nacional, que favorezca la comprensión de las raíces de los procesos históricos que
fueron conformando la sociedad provincial y su relación con el espacio que ocupa en el
territorio nacional. Esta tarea ponderará, especialmente, la conformación regional. La
información presentada debe ser adecuada para poder situarse histórica y espacialmente.
O sea, comprender los antecedentes de su región y/o provincia, su relación con el tejido
socio-histórico que conforma la nación, su relación con otras regiones próximas de países
limítrofes o relativamente cercanos, y una referencia a la llamada historia universal. Esta
tarea se centrará en la historia social, cultural, económica e institucional del territorio
provincial desde sus orígenes”.
La Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut organizó para esta tarea equipos por
regiones. Para cubrir la zona Este y Central, el equipo estuvo integrado por los
investigadores de la Sede Trelew de la Universidad Nacional de la Patagonia Horacio
Ibarra, Ana María Troncoso, Matías Jones y Gastón Olivera.
Para reunir la información y realizar el registro y partiendo del objetivo general del proyecto
se configuró una matriz cronológica considerando procesos y hechos que permiten
comprender la constitución de la sociedad chubutense, tanto en sus sistemas simbólicos
que manifiestan diferentes identidades como en las relaciones establecidas con el
ambiente. Buena parte de la información que se registró provino de investigaciones
históricas realizadas en el campo académico, que no han sido editadas todavía.
Teniendo ese proyecto el propósito de producir una narración desde el mismo estado y en
los marcos del discurso de la nación, observamos en primera instancia que se nos
planteaban una serie de problemas, entre los cuales podemos mencionar la dificultad para
visualizar o hacer visibles otros procesos protagonizados por personas y organizaciones
civiles, que generan tensiones y negociaciones dinámicas entre lo público y lo privado
(cooperativas, comunidades, prensa, liderazgos); que la clasificación por categorías
temáticas imponía la fragmentación de la realidad social, que es multidimensional; por otra
parte, la línea de tiempo, que es pura temporalidad y está hecha para permanecer, permite
visualizar la tensión e interdependencia entre procesos (estructurales) y hechos
(coyunturales), y la interacción entre lo macro y lo micro. Aún así, y considerando que la
línea fue propuesta como una matriz que no sólo predeterminaba el registro de información
sino que tenia por protagonista al estado, nos propusimos abordar la tarea de registrar y
articular los acontecimientos más significativos de la zona Este y Central del Chubut.
La narración de la nación
La Historia es retrospectiva: partimos del presente hacia atrás hacia los orígenes de la
nación, y podemos caer en la visión naturalizada de que Argentina existió igual a sí misma
desde sus orígenes. Cabe entonces considerar algunas precauciones al acercarnos a la
narración de nación.
En las décadas de los ’80 y ’90 del siglo XX, precisamente en momentos en que el estado
nación parecía haber cumplido su “misión histórica” y se vaticinaba su desaparición, una
serie de especialistas profundizaron su estudio (Hobsbawm, 1991; Anderson 1992; Gellner
1988) ampliando y renovando las líneas de abordaje y resituando el tema en la agenda de
la
historiografía europea151.
Más allá de las diferencias y especificidades de cada caso, todos ellos abordaron de
manera sistemática uno de los aspectos centrales del proceso histórico contemporáneo: la
formación del estado nación moderno o, mejor, la historicidad de una construcción
naturalizada. Establecida la “novedad” histórica del estado nación (Hobsbawm, 1991)
desde finales de siglo XVIII y principios del XIX en el espacio de Europa Occidental, estos
autores se propusieron desagregar sus componentes para interpretar cómo se había
constituido y manifestado en discursos y en prácticas.
Ha predominado en esos trabajos la idea de ‘construcción de una nación’ (Nation-building)
y esta noción ha sido analizada, por un lado, desde la constitución de formaciones sociales
nacionales, de sus redes e instituciones y, por otro, desde las políticas estatales de
cohesión social y de construcción de una identidad.
En ese sentido fue clave el abordaje de Anderson (1992), quien entendió a la nación como
un artefacto cultural distinguiéndose de quienes habían encuadrado a los nacionalismos
entre las ideologías. La idea ya clásica de la nación como una “comunidad imaginada”,
venía a polemizar con la interpretación de Gellner (1988) quién había concebido a la
nación como falsa conciencia, haciéndose eco y recogiendo las interpretaciones clásicas
del materialismo histórico. Para Anderson, en cambio, el emerger de la nación significó la
respuesta (histórica) a las particulares condiciones sociales y culturales por las que habían
atravesado las sociedades del Ancien Régime. Pero el despliegue geográfico del modelo
151 Este interés se traslado también a nuestro continente. Entre las producciones para el caso argentino se destacan las
interpretaciones de Tulio Halperín Donghi, Ozlack, Sábato, Ansaldi, L. A. Romero, en particular ocupados en analizar las características
de las modernas formaciones estatales que habían dado lugar a las dictaduras cívico-militares que asolaron la región latinoamericana
desde los años ’60.
político del estado nación no se limitó a Europa, sino que por sus características de
modular (Anderson, 1992) se convirtió en la forma generalizada de diseño estatal moderno,
siendo el formato político de la modernidad (Llobera, 1994). Así su universalidad se
sostiene en la particularidad: todos adoptan el modelo estado nación a la vez que todos
sostienen la especificidad al interior de las fronteras, destacando justamente la diferencia y
la construcción de nosotros y otros, lo que resulta en procesos identitarios complejos, a los
que la nación pretende imponer una inercia hacia la homogeneización, aún con
construcciones de alteridad hacia su interior (Briones, 2005). A la vez, esta diferenciación
hacia afuera tiene la potencialidad de tornarse en ocasiones amenazante y peligrosa
(Berlín, 1986).
En esa dirección Hobsbawm introdujo la pregunta: ¿fue el estado el que construyó a la
nación o fue la nación la que construyó al estado? y en esa clave posó su mirada en lo que
entendía eran los elementos protonacionales que sustentaron a los nuevos estados
nacionales. Estos como facilitadores desde abajo de la integración a las entidades políticas
se complementaron con la valoración de la perspectiva gubernamental, como estrategia de
creación de lealtades y de fortalecimiento de la gobernabilidad en los nacientes estados
pos revolucionarios. Así, desde arriba se pusieron en práctica aparatos ideológicos y
discursos que contribuían a la construcción de la nación y del nacionalismo.
La sospecha inicial en todos estos abordajes ha sido, entonces, que la nación o la idea
nacional fue, sino creada o inventada, sí al menos gestionada por el estado o los estados
en formación y sus clases dirigentes o dominantes. La pregunta por la forma en que
consiguió hacerlo, los modos en que logró desplegarse y conseguir su efectividad
ideológica sobre las sociedades respectivas requería otro tipo de preguntas y así derivó en
desarrollos teóricos y estudios de caso ligados a los estudios culturales y enriquecidos por
la perspectiva de los estudios poscoloniales.
La tarea para estos nuevos estudios no fue ya identificar el emerger de la idea nacional
como derivado (legitimador) del hecho estatal. Esta había sido la característica de buena
parte de las investigaciones iniciales, a veces excesivamente ligadas a la perspectiva
historicista que suponía la ocurrencia de un hecho como equivalente al de su idea,
criticada entre otros por Chatterjee (2008). Abordajes como los de Homi Bhabha (2002)
han mostrado que identificar la capacidad estatal de re-presentarse (de narrarse a sí
mismo152) es sólo el primer paso en el camino a interrogar la naturaleza discursiva de la
nación y las posibilidades que habilita. Los estudios que han considerado al pueblo, a la
nación o a la cultura nacional como categorías sociológicas empíricas o entidades
culturales holísticas han evidenciado dificultades para avanzar en esa dirección puesto
que, en la perspectiva del autor: “…los historiadores, absortos en el hecho y orígenes de la
nación, nunca hacen la pregunta esencial de la representación de la nación, como proceso
temporal” (Bhabha, 2002,178).
Este giro analítico propuesto por Bhabha intenta poner en consideración las
contradicciones, las disyuntivas, las aporías que producen tensiones al interior del discurso
nacional, habilitando así la posibilidad de interrogarla como narración. El ejercicio de
objetivar esos elementos dilemáticos que hacen al discurso nacional algo no
completamente cerrado, nos permite iniciar la tarea de desmenuzar su lógica discursiva,
pero siempre atendiendo a que todo discurso es también una práctica y, por ende, nunca
cristalizado ni acabado.
Este es, precisamente, el problema que debemos abordar: a través de variados medios, la
nación despliega una narración que le permite decirse y es, en parte, gracias a ello que se
152 Volviendo a la pregunta de Hobsbawm, es posible también considerar: ¿es el estado el que narra la nación o la nación la que narra
el estado? Justamente esa legitimación recíproca es la que estimula la producción de este discurso.
convierte en un aparato de poder simbólico, cuya fuerza cultural es a un tiempo creadora y
garante de la moderna cohesión social.
Así, el tiempo en la nación resulta vertebrador de su discurso. ¿Por qué es tan importante
esa pregunta por el tiempo al pensar la nación? En primer lugar, esta nación encuentra su
legitimidad al proyectarse en la plenitud del tiempo: desde el pasado, en el presente, hacia
el futuro. Pero es sobre todo dirigiéndose hacia el pasado que consigue representarse
como la hacedora de la historia: los acontecimientos que han ocurrido, son aquellos que
asistieron a la conformación del cuerpo orgánico de la nación. Así, no hay representación
por fuera de ella. Por medio de este mecanismo selectivo y excluyente consigue postular
no sólo su perennidad, sino también su cualidad de ineludible, necesaria, insustituible.
Es por ello que al hacer uso de la Historia, la nación se narra a sí misma enmascarando su
historicidad y proyectándose en una temporalidad ampliada donde sus orígenes se hacen
difusos. En este más allá de la Historia, por fuera de la historicidad, se sitúa una serie de
hitos que devienen fundacionales y que se articulan de tal forma que encuentran el
principio de la regularidad o la naturalidad. En ese sentido, la nación es un proyecto, tan
histórico como presente y es, adicionalmente, un sentimiento. Porque la nación, en su
forma afectiva, organiza nuestra subjetividad de las maneras más diversas. Por un lado, es
interiorizado en tanto discurso que habilita la formulación de un proyecto político como lo
es el de conformar un estado y que tiene como propósito su materialización. Por otro, la
nación tiene una existencia afectiva como sentimiento en las construcciones de la identidad
al experimentar la pertenencia de nosotros y de otros. “En realidad-señala Bhabha- el
ejercicio del poder puede ser tanto políticamente efectivo como psíquicamente afectivo,
porque la liminaridad discursiva a través de la cual es significado puede proporcionar más
alcance para la maniobra y negociación estratégica” (2002,181). Interrogar el tiempo de la
nación, no es sólo volver a situarla en la historia, es desnudar su narración y el tiempo
contradictorio que habita en ella, tal como expone el autor: “Las fronteras problemáticas de
la modernidad están representadas en estas temporalidades ambivalentes del espacionación. (…) El lenguaje de la cultura y la comunidad está equilibrado sobre las fisuras del
presente transformándose en las figuras retóricas de un pasado nacional” (2002, 178).
La narración de la nación presenta así su rostro más versátil: es siempre dinámica, es
siempre narrada desde el presente y en ese sentido es siempre un discurso político. Por
ello, un pasado incesantemente recreado y convocado resulta en una historia inacabada,
un hacer el pasado para permitir decir cada presente. Cada revisión y convocatoria del
pasado permite presentar en cada presente un presente certero y clausurado. Esto es lo
que Bhabha entiende como el tiempo complejo de la narrativa nacional. Esa disyuntiva o
tiempo disyuntivo, hace que nunca termine de predominar, que siempre haya margen para
escribir otras historias y para imaginar otros futuros153.
Y así como la nación realiza estas operaciones en las que se sitúa en un tiempo específico
nacional también crea su cartografía (por sobre otras pre existentes o de producción social)
sobre las que inscribe su relato y existencia. Y esta es otra de las características del
discurso de la nación: produce la espacialización del tiempo histórico, transformando, no
exenta de violencia, un “espacio terrestre en un lugar de vida histórica para el pueblo”
(Bajtín citado por Bhabha, 2002, 179). Es válido en este sentido destacar que uno de los
componentes de la narrativa de la nación argentina ha sido (y es) el de desierto para
153 Al reconocer esto, el objetivo no es saldar esa distancia, ese impasse, sino tratar de representar de manera más compleja la real
performance de los hacedores de la historia. Evitando o excluyendo toda pretensión colonizadora dentro de la narración de la historia, es
posible atender a la experiencia de sus actores conforme a las perspectivas y a los conceptos que crearon para pensarse a sí mismos.
Para Bhabha, la tarea no es ya narrar sino escribir la nación e inscribir así la diversidad de prácticas y formas de identificación. Sólo de
ese modo es posible entender la localización de la cultura que deberá, necesariamente, ser menos territorializada para eludir los
artilugios de la nación en la formación de nuestras identidades, tanto como en la forma en que representamos la historia. (Bhabha,
2002).
representar a la Patagonia. Como imaginario político y como artilugio del discurso de una
elite creado por intelectuales, viajeros, burócratas y gobernantes (López, 2003; LivonGrosman, 2003) se ha desplegado de manera versátil y dinámica, acomodándose a
diferentes épocas y desde diversas perspectivas para producir imágenes de tierra vacía y
de habitantes tan desiertos como la geografía. Y se ha convertido en una idea muy
popular. Es una imagen sumamente arraigada y naturalizada –y todo lo naturalizado está
del lado del poder- que se alimenta también con la literatura, con el cine, con los relatos de
quienes se asumen foráneos y ajenos cuando la recorren o se instalan transitoriamente.
Una de las formas discursivas del desierto es la presentación de la geografía sin estado,
en la que éste funda una dinámica y da lugar a la historia. Lo precede, según esta versión,
una geografía inhabitable, en especial atendiendo al clima, la vegetación y otros recursos
descriptivos que adjetivan o presentan analogías que remiten a paisajes lunares o tiempos
remotos. En estas representaciones los habitantes del “desierto” componen una Otredad, y
toda otredad supone formas relacionales y por tanto, propósitos y posicionamientos. Los
mapas oficiales de principios del siglo XX, por ejemplo, registran toponimia sin habitantes u
ocupantes de tierras. De esa manera queda capturada oficialmente la nominación y se
estatiza, en tanto la representación del desierto omite los sujetos que nominaron el
espacio.
Este ha sido un recurso para imprimir en el relato la idea de poblamiento mediante la cual
se representa en la historia el espacio patagónico vacío antes de que se produjeran los
procesos de territorialización. La reubicación, el asentamiento y el arraigo de las
poblaciones originarias e inmigrantes se inscriben luego como novedades ocurridas dentro
del relato estatal.
Así consideradas, esas narrativas nos informan sobre la cristalización de relaciones de
fuerza, locales y nacionales pero, como advierte Foucault, es importante tener en cuenta
que los discursos, en tanto prácticas discontinuas, se cruzan, a veces se yuxtaponen, pero
también se ignoran o se excluyen (Foucault, 2005). Por ejemplo, esta territorialización del
espacio-tiempo nacional tensiona con las narraciones preexistentes del espacio
(¿patagónico? ¿chubutense?) y esa tensión se percibe en las nominaciones de las nuevos
asentamientos o las nuevas poblaciones154. Ejemplo claro de esto es la nominación que
encabeza este proyecto: Línea de Tiempo de la Ocupación del Espacio Chubutense.
La puesta en escena de estas problemáticas deviene en desafíos que apunten a
considerar los artilugios del discurso de la nación en las representaciones de la historia
chubutense, inscripta como está en el mismo discurso que se pretende objetivar. Resulta
así más que oportuna la pregunta: “¿Cómo se escribe la modernidad de la nación como el
acontecimiento de lo cotidiano y el advenimiento de lo memorable?” (Bhabha, 2002, 177).
La inscripción de historias particulares en los relatos estatales: El estado nacional y
la colonia galesa del Chubut
Los aportes teóricos arriba sintetizados nos permiten considerar algunos ejemplos. La
colonización galesa constituyó un evento fundacional y trascendental para Chubut. Los
galeses llegados a la Patagonia en 1865, imaginaron la “Nueva Gales en Sudamérica”
(Jones, 1966) como una comunidad agrícola, políticamente autónoma, moralmente
cristiana, socialmente igualitaria y culturalmente galesa: “Llegará el día en que el territorio
del Chubut cuente con decenas de miles de habitantes. Y confiamos en que la raza galesa
154
La nominación que la nación hace de sus lugares es, también, profundamente histórica y dinámica: queda por ver hasta qué punto la
re-nominación de “Aldea de las Pampas” bajo la denominación de “Dr. Atilio Oscar Viglione” conseguirá consolidarse en la práctica y
subjetividad de los pobladores del lugar o si, en cambio, terminará siendo una ajena construcción de la necesidad política (pedagógica)
de la nación. Una vez más la nación marcando la agenda de lo que debe recordarse, de lo que funda su institucionalidad, su
gobernabilidad.
sea bastante emprendedora para posesionarse enteramente de la región” (Mathews, 1985,
137).
Los componentes utópicos que orientaron la acción del líder Lewis Jones eran: “En la faz
comercial, el socialismo engendra el cooperativismo, en la faz política tiende a la supresión
de las diferencias de clases (...). En la Colonia esta idea aflora en el cooperativismo, que
impide que las ganancias sean distribuidas entre los intermediarios y, en lo político, en la
forma comunal de gobierno” (Jones, 1966, 207). Abraham Matthews hace referencia a los
ideales que algunos forjaban en Gales para la nueva tierra de esperanza a mediados del
siglo XIX: “El ideal era conseguir un país deshabitado, (...) al cual pudieran emigrar en
forma suficientemente numerosa como para echar los cimientos de un futuro gobierno
galés, para tener congregaciones galesas, escuelas galesas y conseguir un dominio tan
absoluto sobre el territorio como para no desaparecer, absorbidos por otros pueblos
vecinos” (Matthews, 1985).
Durante los primeros años los galeses gozaron de cierta autonomía política, casi sin
interferencia del estado: “(...) los mismos colonos eligieron una Comisión de doce
miembros que serían renovados anualmente, y cuyo presidente sería considerado como
gobernador de la Colonia. Enseguida de desembarcar se sintió la necesidad de una
legislación y un tribunal, y se dispuso la elección de un juez y un jurado (Jones, 1966, 95).
El Perito Moreno, a su vez, observaba que: “La distancia y los pretendidos privilegios de
esa colonia, que no quería otro idioma que el galés, la ha mantenido aislada y como
separada de las otras poblaciones argentinas, de las cuales sólo se ha acordado cuando
sentía necesidades” (Moreno, 1982, 50). En el mismo sentido, en un informe del año 1897,
el Gobernador O´Donell expresaba que: “El Gobierno nacional durante 20 años, sólo se
ocupó de esta población cuando tuvo que donar tierras a sus habitantes, o alimentarlos en
los años que no supieron hacerla producir; pero dejándola olvidada en este desierto
entregada a sí misma, (...), sin preocuparse de incorporar sus masas a la nacionalidad, ni
asimilarlas a nuestras iniciativas y costumbres” (citado en Paesa, 1967, 91)155.
El estado nacional en formación, veía con buenos ojos que se poblara su territorio con
inmigrantes del norte de Europa, como aspiraba Alberdi, pero exigiendo el reconocimiento
de su soberanía y autoridad. En una carta del ministro Rawson a Lewis Jones le dice: “Ud.
recordará que cuando vino (...) a establecer las bases del contrato de Colonización, tuve la
oportunidad de expresarle (...) cuáles son los ideales del Gobierno sobre la materia; ideas
que estaban en completa contradicción con Ud., y sólo cuando me manifestó que aceptaba
el modo de ver de la autoridad nacional, procedí a formular el contrato (...)”. Y más
adelante: “El gobierno desea la población de su territorio con una inmigración de todos los
puntos del globo, con el fin más evidente de formar ciudadanos argentinos (...) pero sin
consentir que se organicen grupos aislados de una sola nacionalidad con exclusión de
otros que no pertenezcan a ella. (...) la Colonia queda sujeta a las autoridades del país y a
la legislación correspondiente, por consiguiente el Gobierno necesita tener allí un agente
propio (...). Repito a Ud. que el pensamiento de vivir aislado, sin oír otro idioma que el
suyo, sin contacto con otras gentes, es un pensamiento absurdo (...)”156.
En la medida en que el estado se consolidaba, hizo sentir su autoridad. En 1876, se creó
en la Colonia Galesa del Chubut una comisaría a cargo de Antonio Oneto, quien no objetó
las instituciones galesas de gobierno local. Pero en 1881 el gobierno nacional creó una
administración más compleja, enviando un subprefecto de Puerto Rawson, un jefe de
aduana, al comisario Juan Finoquetto y un grupo de policías. Y aquí comenzó la
confrontación: Juan Finoquetto desconoció las autoridades del colectivo galés,
155 Archivo de la Provincia del Chubut, Libro de Notas Nº 4, nota 2, 564, Págs. 86-87.
156 Carta de Rawson a Lewis Jones del 16 de septiembre de 1865.
manifestándoles “os advierto que no existen en esta Colonia, aparte de las autoridades
nacionales, otras autoridades legales reconocidas por el Gobierno” (Jones, 1966, 150).
El conflicto empeoró, los colonos protestaron y Lewis Jones junto a Ricardo Berwyn fueron
apresados y enviados a Buenos Aires. El incidente llegó a manifestarse en el diario La
Nación, donde Juan Finoquetto expresó: “En las escuelas de esta Colonia no se enseña
sino el galés y sus libros de texto contienen enseñanzas que no se deben tolerar, o sea
que la colonia ha sido fundada para mantener vivas las costumbres y la lengua galesa
(...)”. Para luchar contra la “opresión oficial” Lewis Jones imprimió el periódico Ein Breiniad
(Nuestros derechos) donde escribió: “Aquí todos somos libres, y no sólo nos corresponde
decir cómo y quién nos gobernará, sino que también somos quienes debemos gobernar”.
Otro conflicto estuvo relacionado con la negativa de los colonos –protestantes- a realizar
ejercicios militares en domingo, día de guardar. H. S. Ferns escribe respecto del fallido
intento de dos colonos de instalar en Gran Bretaña la idea de incorporar la colonia al
Imperio Británico (Ferns, 1984, 481). J. M. Thomas fue comisionado para elevar un
petitorio al gobierno nacional en 1897, existiendo copia de una carta, con fecha 22 de
mayo de l899, dirigida por él al Presidente Roca: “Me es honroso acusar recibo de la nota
en la que Ud. se ha dignado participarme el recibo de la mía en la cual solicitaba el indulto
para los Guardias nacionales que no se habían enrolado: comunicándome al mismo tiempo
que quedaba acordado mi pedido, por lo cual le quedo agradecido tanto por mí como por
los interesados” 157.
Al igual que en otras colonias de inmigrantes en la segunda mitad del siglo XIX, en el
Chubut, poco margen de autonomía les quedaba ya ante un estado consolidado y decidido
a hacerse presente en la región luego de la “Campaña del Desierto”, con un nuevo
ordenamiento político, jurídico y territorial que se plasmó en la ley Nº 1532/84 que
establecía la división en territorios nacionales, y el envío simultáneo del teniente coronel
Luis J. Fontana como Gobernador del Territorio del Chubut. El momento coincidió con la
plena ocupación del valle inferior del río Chubut y nuevas expectativas de expansión.
Según Abraham Matthews: “En los últimos años de este período hubo intensas
exploraciones tierra adentro, realizadas por varias personas. Ya con anterioridad los
señores Lewis Jones y John M. Thomas habían explorado mucho por el sur, norte y oeste
de la región (...)” (Mathews, 1985, 116). “En algunas ocasiones los colonos intervinieron
para suplir lo que consideraban carencias de las autoridades competentes. (...)” (Gallo,
1984, 385-386).
La inquietud de los galeses por buscar nuevas tierras se correspondía con uno de los
atributos del estado: el ejercicio de la soberanía territorial. En este sentido dice Glyn
Williams que “(...) siendo los galeses gentes deseosas de poblar una zona que para ellos
era un ambiente favorable mientras que las autoridades argentinas estaban prontas a
apoyar la empresa en orden de agregar esa zona a su ya extenso territorio. Entonces, se
podría considerar, en cierto sentido como un trabajo cooperativo, debido en gran parte a la
buena voluntad demostrada por el primer gobernador del territorio, Luis Jorge Fontana,
para enfocar desde un ángulo favorable los propósitos, principios y conducta de los
pioneros galeses” (Williams, 1975, 5).
Aunque los colonos no resignaran su identidad, redujeron sus pretensiones de autonomía y
modificaron su actitud confrontativa por otra de integración. A finales del siglo XIX varios
referentes de la colonia galesa estaban integrados al aparato estatal. En 1902, la
existencia de la colonia 16 de Octubre cuando pasó por allí la Comisión de Límites, fue un
elemento de gran peso para que el laudo arbitral de su majestad británica reconociera la
soberanía argentina sobre ese y otros valles andinos en litigio.
157 Colección J. M. Thomas del Museo Regional “ Pueblo de Luis”.
Cabe concluir que la colonia galesa no fue en su etapa inicial una prioridad del gobierno
nacional, que los recursos con que la subsidió en los primeros años de frustraciones fueron
limitados, y que la superficie que se otorgó a los colonos fue reducidísima en comparación
con la asignada a las compañías latifundistas. Incluso la ocupación de los valles
cordilleranos, un asunto por demás sensible para la soberanía, fue una acción iniciada por
la expedición de los rifleros del Chubut y financiada por los propios colonos,
recompensados a posteriori con tierras por un estado al que se lo consideró como legitimo
dueño y distribuidor de la tierra, el que terminó oficializando el emprendimiento en palabras
de Fontana (Fontana 1976)
Hacia fines del s. XIX resultaba claro y evidente que la posibilidad de un estado galés se
había tornado definitivamente inviable, al interrumpirse la inmigración galesa y
transformarse los galeses en un grupo más dentro de una población crecientemente
cosmopolita en la que dejaron de ser protagonistas, y en la que la conflictividad había sido
superada por la integración. Así, la colonia galesa fue integrada al estado nación argentino
y sus esfuerzos privados y particulares absorbidos por éste, que además los integró al
relato de la “argentina blanca” a la que aspiraba, disimulando su historicidad y registrando
este repoblamiento como el comienzo de la territorialización de Chubut.
Los galeses, los otros y la construcción de alteridades en la narración de la nación
Al proponer este tipo de lectura, es posible producir un descentramiento del relato lineal del
estado-nación, en especial sobre su presencia en Patagonia y Chubut desde tiempos
inmemoriales. Hemos tomado como ejemplo el caso de los galeses, un contingente de 153
personas venidas del país de Gales a las costas chubutenses en 1865. Este dato es
registrado por la agencia estatal provincial como el relato fundacional de la historia de la
provincia del Chubut y forma parte del pasado de la narración de la nación.
La colonización galesa se inscribe dentro de un proceso mundial de movilidad de
mercancías, capitales y mano de obra ocurridos entre 1820 y 1930 (Ashworth, 1978). En
dicho periodo de tiempo Europa exportó 62 millones de personas de las cuales 2/3 partes
fueron a Estados Unidos y el 10% vino a la Argentina158. Dentro de ese porcentaje
tenemos que incluir a los galeses que formaron parte de la población reubicada, favorecida
por la política inmigratoria propiciada por gobernantes como Mitre, Sarmiento y Avellaneda,
que veían como elemento deseable de población a los inmigrantes europeos. La narración
de la nación argentina se construye a partir de la inmigración pero no es el país que más
inmigrantes recibe si tomamos las cifras a escala planetaria. Sin embargo, el relato
fundacional de la identidad provincial ha sido construido a partir de la llegada de los
galeses. Esto habilita un relato que destaca el protagonismo de los agentes nacionales.
Por ejemplo, el capitán Julián Murga (encargado del fuerte Carmen de Patagones, punto
de máxima avanzada del estado en el sur) fue quien vino oficialmente a entregar las tierras
a los colonos en el nuevo pueblo y colonia del Chubut, bautizado como Trerawson, en
honor a Guillermo Rawson por sus gestiones. El que domina, nomina: en tanto Trelew y
Trevelin conservaron el prefijo galés, la capital y asiento del gobierno, Rawson, lo descartó.
Los ausentes en el relato fundacional son los pueblos originarios, que entran en la historia
a partir de los intercambios y el trato “pacifico” con los colonos. Se omite la otra cara de la
moneda que tiene que ver con los tratados políticos que firmaron las autoridades
nacionales con los principales líderes de parcialidades mapuche y tehuelche159 antes de la
158
Cabe destacar las políticas diferentes de distribución de la tierra y su impacto en lo que hace al repoblamiento de inmigrantes en
ambos países. Y cabe reflexionar sobre el imaginario político del desierto y la colonización galesa.
159
Como “identidades impuestas” porque quienes fueron contenidos por esta denominación no se reconocían a sí mismos como tales,
existiendo además una gran diversidad de pueblos e identidades que se invisibilizaron en aquella otra (Nacuzzi, 2008)
llegada de los galeses. Casimiro Bigua, gamakia tehuelche se entrevistó con el presidente
Mitre en 1864 y fue reconocido como “Cacique Mayor y Jefe del Gobierno Argentino”
(Dumrauf, 2003, 9) recibió también un sello con la leyenda “Casimiro Bigua, cacique de
San Gregorio” con el que debía autenticar sus comunicaciones con el estado argentino. El
tratado se firmó recién en 1866 y la jurisdicción de Casimiro se extendía desde el río
Chubut hasta el Estrecho de Magallanes. En Carmen de Patagones debía retirar las
raciones que el estado se había comprometido a entregar a cambio de prestar servicios
militares en caso de guerra y protección a la colonia galesa. El estado reconocía la
preexistencia de los pueblos originarios en la zona y necesitaba los acuerdos para que se
pudiera establecer la colonia galesa, por ello no es extraño que la primer visita a la colonia
la realice el “cacique” Francisco Chiquichano, sobrino de Casimiro Bigua y beneficiario en
el reparto de las raciones que debía retirar en Carmen de Patagones a fin de no molestar a
los colonos y defenderlos en caso de ataques de otras “tribus”. La historia que continúa
nos muestra el derrotero que atravesaron los diferentes sujetos históricos. Los galeses
formaron sus poblaciones a lo largo del valle inferior del río Chubut con extensión en
Sarmiento y en el valle “16 de Octubre”, al pie de la cordillera de los Andes. Mientras que
los tehuelche-mapuche, y mapuche-tehuelche sobrevivientes de las campañas militares y
los campos de concentración, pasaron a formar parte de “colonias aborígenes”, “reservas”
o simplemente ocupantes de tierras fiscales.
Igualmente cabe llamar la atención sobre la matriz diseñada para el proyecto nacional de
línea de tiempo en la que la denominación territorios libres independientes considera la
inscripción de la situación de diversas poblaciones, al período anterior al ejercicio efectivo
de la soberanía territorial y de la autoridad por parte del gobierno nacional. Tras las
campañas militares de Roca la situación cambia y debemos hablar de “pueblos originarios
relocalizados”, puesto que se trata de colectivos que son confinados en espacios acotados
y forzados a reformular sus culturas y formas de vida.
Por ello, es escasa la información luego de 1880 en este registro de la línea de tiempo
porque han perdido su calidad política de territorios libres independientes (entiéndase con
respecto al estado argentino). Hemos tratado de sortear tal dificultad manteniendo la
existencia y visibilidad de los pueblos originarios, aún en las condiciones de alteridad a las
que los adscribieron el estado, sus registros, sus agentes y sus intelectuales orgánicos.
Pero, siendo la denominación territorios libres independientes una definición de carácter
político jurisdiccional, ésta se torna inadecuada para referir sujetos o colectivos que
acataron (por las vías que fueran) la presencia de un estado por encima de ellos.
Otras lecturas posibles: hecho y proceso
Una lectura posible de la línea de tiempo es la coexistencia de hechos protagonizados por
sujetos históricos diversos que han tenido relevancia en el contexto de su producción. Esto
permite visualizar y colocar en un mismo plano temporal a la agencia estatal con las
agencias subalternas, coexistencia que no necesariamente significa una relación de
jerarquías y subordinación sino un reclamo justo a la participación y al dialogo en el
proyecto de las formaciones estatales nacional y provincial. De todas maneras son
historias locales que adquieren potencialidad en el discurso del estado-nación, un hecho
insoslayable que ha atravesado tanto lo macro como lo micro en el proceso histórico de su
formación.
El hecho de pensar en historias paralelas en el tiempo viene a resguardar y a visibilizar a
aquellas historias consideradas “pequeñas” por ocurrir en ámbitos jerarquizados
marginales, periféricos a los centros (por ejemplo el ámbito rural) representados por los
grandes relatos de la agencias nacionales y provinciales a través de los censos, las
estadísticas de índole agropecuaria, demográfica, etc., que los convertían en simples datos
de dichas taxonomias. Son historias locales geo-históricamente situadas (Mignolo, 2000)
cargadas de densidad. Veamos un ejemplo: Zoilo Moreira, poblador de Colilache, meseta
central norte del Chubut, en el año 1922 dona a Vicente Calderón, inspector seccional de
escuelas, un predio para que se construya el edificio escolar. ¿Cómo se explica esta
acción de parte de Moreira? ¿Es sumisión o una estrategia de integración del sujeto
subalterno? El accionar del sujeto subalterno nos muestra un acto de reconocimiento al
estado como dueño legitimo de la tierra que ocupaba. Pero la historia no termina allí,
¿Quién es Zoilo Moreira? ¿Cómo accedió a la tierra? Zoilo Moreira formaba parte de la red
familiar de José María Yanquetruz, uno de los principales lideres que firmó tratados
políticos con las autoridades nacionales antes de las campañas militares de conquista y
sometimiento de los pueblos originarios. Por el trato y cooperación de Yanquetruz con las
autoridades nacionales, en 1916 la Oficina de Tierras de la nación le adjudicó 52 leguas de
tierra, en carácter de tenencia precaria, para que la utilice el “cacique” y su “tribu”.
Podemos ver como se inscribe en la historia Zoilo Moreira al ser él quien cede un terreno
para que se cree la escuela. Y aún más: ¿qué significó esta relación entre Moreira y el
estado argentino hacia el interior de la comunidad local? Esta pregunta nos vuelve a
posicionar en los términos de una perspectiva micro que recupera la densidad de los
procesos locales, las más de las veces devorados por los relatos de grandes procesos del
relato nacional.
Otra lectura posible, de carácter interpretativa con respecto a los hechos registrados es la
del corte vertical. Por ejemplo en 1902, se puede ver un despliegue panorámico de
diferentes hechos desde lo más grande a lo mas pequeño (de lo global a lo local). Los
datos consignados son: “Internacional: culmina la guerra anglo-boer. Institucional:
plebiscito en la colonia 16 de octubre, por el diferendo limítrofe entre Argentina y Chile con
la presencia del árbitro inglés Thomas Holdich. Económico: José María Cual inicia sus
reclamos por sus tierras ante el estado nacional. Sociopoblacional: Ante las inundaciones
en el Valle Inferior del río Chubut varias familias galesas migran hacia Choele Choel y
emigran hacia Canadá. Llegan colonos boers a Comodoro Rivadavia”.
La lectura permite formular preguntas y problemas, por ejemplo acerca de la insuficiente
asistencia estatal a la colonia galesa que produce expulsión de población, el contexto con
expectativas de un poblamiento blanco desde la perspectiva gubernamental tanto por la
“argentinización” de los galeses en el río Corintos, como por la llegada de los boers al
mismo tiempo que la familia Cual hace su demanda desde la meseta central como
“indígenas argentinos” y simultaneamente considerar el efecto de acontecimientos lejanos
como la guerra anglo boer en el proceso de repoblamiento patagónico.
En el mismo sentido, haciendo lecturas en planos mayores, verticales y horizontales,
relacionando datos consignados podemos analizar estas “pequeñas historias” en el marco
del auge de la Patagonia como región binacional autónoma (1890-1919). En ese marco
temporal -cuarto de siglo que precedió a la Primera Guerra Mundial o la Belle Epoque-, los
movimientos de personas y mercancías eran intensos, fluidos y abarcaban el mundo. La
Patagonia era visualizada como un espacio único y supranacional y, en realidad, así
funcionaba. En palabras de Elsa Barbería “la combinación de las excelentes condiciones
internacionales para la exportación de lana, de la importancia del estrecho de Magallanes
en la navegación mundial, con la política liberal nacional en relación a la distribución de la
tierra, y la suspensión de la aduana, caracterizan a la etapa de auge (…)Durante la etapa
de ‘auge del ovino’, el sur de Chile, Tierra del Fuego y Santa Cruz (también Chubut,
aunque en menor medida) integran una región con autarquía, dedicada fundamentalmente
a la producción y exportación de lana. El centro de esta región fue la ciudad de Punta
Arenas, de donde llegan los capitales, la mano de obra y hacia donde se dirigirán las
ganancias. ..” (Barbería, 1995, 49-50).
Roberto J. Payró, en sus notas de viaje de 1898 para La Nación, destacaba ese
protagonismo, en contraste con la falta de presencia argentina en la región (Payró, 1994,
83-91). Varios de los centros urbanos alineados en la franja costera atlántica de la
Patagonia Argentina para el intercambio comercial, mantuvieron e incrementaron ese rol y
su importancia, aún cuando después de 1930 el transporte naval fue desplazado por el
automotor y la ruta 3 paralela a la costa, concentrándose en esa franja el 80 % de la
población patagónica.
Cuando el presidente Julio A. Roca se encontró en 1902 con su colega chileno Errázuriz
en el “abrazo del estrecho”, habló con los grandes terratenientes establecidos en territorio
chileno, y les ofreció, en el territorio argentino de Santa Cruz y Tierra del Fuego,
concesiones y condiciones tan liberales como las que tenían en Chile.
De ello resultó que la ocupación ovina del territorio santacruceño y fueguino tuviera las
mismas características latifundísticas y estuviera en las mismas manos que las estancias
chilenas limítrofes. Así lo explica el nieto de José Menéndez e hijo de Mauricio Braun, los
dos mayores protagonistas de ese proceso: “La visita del general Roca a la Patagonia tuvo
efectos inmediatos y perdurables,… en primer lugar, atrajo a los estancieros y hombres de
negocios… de Magallanes, que conoció durante su visita a Punta Arenas, quienes…
radicarían sus capitales y promoverían cuanta empresa fuera útil para el progreso regional:
líneas de navegación, casas de comercio, empresas de luz eléctrica y de teléfonos,
aserraderos, frigoríficos, establecimientos ganaderos. Así se pobló la Patagonia con los
mejores hombres con que ha contado hasta hoy… Para promover el progreso y el
bienestar de aquellos habitantes de la República que vivían en el peor clima y en la región
más desierta del país, el general Roca suprimió la aduana” (Braun Menéndez, 1965, 97). Y
proseguía diciendo “…el problema que se llamó ‘del desierto’ y de quien mantenía en él su
señorío: el indio… Era una rémora que no sólo limitaba la acción civilizadora del trabajo
nacional, sino que afectaba profundamente su moral. El problema… había sido dominante
para todos los gobiernos que se sucedieron desde la Independencia. Aún no podían
librarse del salvaje, que con sus correrías limitaba el campo de las labores agrícolas y
ganaderas de los habitantes del país. Roca… creía que el mejor sistema para acabar con
el salvaje, ya sea extinguiéndolo o arrojándolo al otro lado del río Negro, era el de la guerra
ofensiva. Ya no sería el indio el agresor; ahora lo sería el soldado, realizándose lo que se
llamó con acierto ‘una serie de malones invertidos” (Braun Menéndez, 1965, 9-11). La
“Campaña del Desierto” de Roca, en 1879, constituyó la primera iniciativa estratégica del
estado nacional respecto de la Patagonia y, al decir del autor antes citado, “sobrepasó las
más fundadas esperanzas: la posesión efectiva de más de quince mil leguas, la reducción
de millares de indios….”
Con la apropiación del enorme territorio patagónico, y sacralizando la división internacional
del trabajo, las políticas de tierras y aduanas aplicadas hasta la segunda década del siglo
XX estimularon y consolidaron la formación de sociedades ganaderas latifundistas
extensivas con poca creación de puestos de trabajo, y de un oligopolio de empresas
comerciales, financieras y de transportes, que se apropiaban del excedente generado en la
región y lo externalizaban. Mantener las condiciones de seguridad y privilegio exigido por
tales empresas fue objetivo constante del estado, como se corroboró al colapsar el modelo
de acumulación y externalización con la crisis de la primera posguerra, y destinarse tropas
de línea para reprimir y fusilar a los peones rurales, rebelados contra las formas extremas
de explotación a que eran sometidos.
Así consideradas, estas pequeñas historias –protagonizadas, por ejemplo, por quienes
demandaron tierras como “indígenas argentinos” desde la meseta central, o por colonos
que decidieron marcharse de la colonia galesa- vuelven a situarse en los grandes procesos
en los que se desarrollaron. Al reinscribirlas de ese modo, se habilitan las preguntas por
las experiencias particulares, las estrategias y posibilidades de los sujetos subalternos en
la trama de sus sociedades respectivas.
Conclusiones
La “Línea de tiempo de la ocupación del espacio chubutense”, en cuya construcción hemos
participado, no es sólo un recurso didáctico: es una operación historiográfica sobre cuyo
significado e importancia epistémica hemos querido llamar la atención. Procuramos
objetivarla, develar sus secretos y los artilugios de la nación para narrarse a sí misma en
su bicentenario.
A la afirmación “sólo una línea de tiempo” (por ende, mero rescate y clasificación de datos
y fechas históricas), hemos antepuesto la pregunta: ¿Cómo es esto posible? Esta
pregunta, evidentemente, perturba las pertenencias más arraigadas y nuestras filiaciones
identitarias, abriendo el camino a otros cuestionamientos: ¿Cómo dar cuenta de la
presencia de la bicentenaria nación en un territorio en donde su existencia efectiva es a
todas luces reciente? Y más aún, ¿sobre qué base se construyó en Chubut la idea
nacional, y cómo se inserta ésta en el engranaje mayor de la Nación Argentina?
La narración de la nación nos muestra con acontecimientos y fechas precisas que lo que
antecede no es diferente al estado nacional. Pero interpretándola como una construcción
moderna, hemos notado que el relato nacional se despliega temporalmente en busca de
orígenes remotos que le den una capacidad de cohesión o de integración de la población
que involucra. La invención de la nación nos remite así a sus padres fundadores,
apropiándose de la historia, de sus mitos originarios o construyendo un relato.
Como corolario de este intento de desandar el relato nacional, hemos puesto de relieve a
través de algunos ejemplos de la historia regional uno de los procesos centrales del último
siglo y medio: la presencia e instalación creciente del estado que desplegó sus organismos
y se apropió del territorio, pero cuya construcción se nos presenta al fin y al cabo hibrida,
parcial, negociada en cada realidad local, todo lo cual reactualiza a cada paso la pregunta
de Anderson: ¿Porqué las naciones celebran sus canas, y no su asombrosa juventud?
(Bhabha, 2002, 178).
La Línea de Tiempo, aún reconociendo que es un importante medio para conocer nuestro
pasado, puede tornarse problemática si pensamos que la Historia chubutense está
representada íntegramente en ella. Hay omisiones, porque hay un relato. Pero es en lo que
(efectivamente) dice donde hemos procurado notar los posibles riesgos de su
representación del pasado y, al mismo tiempo, habilitar posibles formas en que los mismos
datos puedan ser convertidos en otras lecturas: debemos tener la capacidad de proponer
lecturas de procesos a partir de hechos, interviniendo historiográficamente sobre ellos y no
teniendo una actitud contemplativa. Esto nos obliga a sospechar de sus encasillamientos,
de sus modos de clasificación, de sus omisiones pero, también, de sus formas de registrar
o inscribir las alteridades.
No es sólo un modo de leer y ver lo que está en juego, sino -sobre todo- un proyecto
político que nos interpela en lo más íntimo de nuestras prácticas profesionales y que
debemos, al menos, considerar. Es preciso que la estrategia del historiador sea montar
formas alternativas de representación. En ese sentido, Bhabha señala: “necesitamos otro
tiempo de escritura que pueda inscribir las intersecciones ambivalentes y quiasmáticas de
tiempo y lugar que constituyen la experiencia “moderna” problemática de la nación
occidental” (bastardillas en el original, Bhabha, 2002, 177). La tarea en cada escritura de la
historia es encontrar la vía (crítica) donde podamos plasmar esa experiencia problemática
de la nación que las múltiples historias nos muestran si hacemos las preguntas adecuadas,
si sabemos interrogar y no sólo clasificar cada documento, cada relato oral, cada práctica e
itinerario personal y social.
¿Pero cómo hacerlo en el caso de una Línea de Tiempo? Nos propusimos rescatar el
accionar de individuos y colectivos que interactúan entre sí y con el territorio, modificándolo
y modificándose, además de refutar la idea de la Patagonia como “desierto” previo, puesto
que era ya un espacio vivo antes de la génesis de la nación, habitado y transitado, en el
que se desarrollaban intercambios, conflictos sociales y transformaciones culturales;
instalar, en consecuencia, la idea de “repoblamiento” para la nueva ocupación de fines del
siglo XIX bajo el imperio de la nación que termina de constituirse, en un proceso en el que
un estado inicialmente débil que convive con organizaciones sociales fuertes, pasa a ser
hegemónico tras la campaña de Roca; problematizar el proceso histórico, incluyendo otras
narrativas interpretando los datos aportados por la línea de tiempo; dar visibilidad a los
sujetos (que hacen) por sobre los hechos (que ocurren); preservar la identidad de los
pueblos originarios en el proceso de argentinización, y finalmente, propender a una visión y
presentación que resulte entendible y útil en el ámbito escolar para construir lecturas
críticas de la historia.
Declarativamente, el estado moderno nos representa a todos y por consiguiente su misión
es propender al bien común y defender los derechos de todos, pero en el ejercicio del
poder en él delegado es sensible a las diferencias de peso relativo de los intereses en
juego.
En toda sociedad se configuran estructuras jerárquicas de poder económico, preeminencia
política y status social. Como consecuencia de ello el estado no es neutral, sino que los
intereses de los sectores hegemónicos están sobre-representados en él. Esta asimetría
que apunta a preservar desigualdades y privilegios, se sustenta en la naturalización del
statu quo como si fuera una situación consensuada y virtuosa que mantiene a los sectores
hegemónicos y a los sectores subalternos en los espacios que respectivamente les
corresponden. De allí que la historia estatal tienda a iluminar grandes escenarios con
protagonistas selectos como encarnación suya. Esos protagonistas y sus hechos son
ensalzados como épicos y constitutivos de la construcción de la nación. En cambio, muy
poca o ninguna atención merecen las historias mínimas que transcurren en pequeños
espacios con protagonistas modestos, anónimos, solo conservadas por la transmisión oral,
que se extinguirían con la muerte del último memorioso, si no fuera porque la memoria
social también ha desplegado sus recursos.
Esas historias tienen la viveza de lo cotidiano y tejen un tramado de relaciones, proyectos y
sentimientos que configuran la identidad y pertenencia de las comunidades y los pueblos.
Esa(s) otra(s) historia(s) merecen ser escuchadas y estudiadas antes que las borre el
tiempo, el tiempo que es el olvido.
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14.- LA UCTM- UNION COOPERATIVA DE TRABAJADORES DE LA MÚSICA. (1995
1997) Trelew
Un acercamiento a un proyecto colectivo alternativo.
Por Alejandro Martín Jaramillo
Introducción
El siguiente texto es la presentación de un trabajo en construcción, más precisamente una
investigación para presentar como tesis de licenciatura en la carrera de historia de la
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de la ciudad de Trelew.
A fines de 1995 en la ciudad de Trelew surge la UCTM (UNION COOPERATIVA DE
TRABAJADORES DE LA MUSICA) formada como una sociedad de adhesión voluntaria
de, en primera instancia, jóvenes vinculados a las bandas de estilo heavy metal de la zona,
y por extensión a todo aquel que quisiera sumarse a esta empresa colectiva con ganas de
realizar actividades sin fines de lucro y trabajar con la valoración de la cultura nativa
patagónica.
La concreción de la cooperativa se materializa con el alquiler de una casa ubicada en la
calle Ameghino al 172 en el barrio Oeste de la ciudad de Trelew, ese lugar fue el centro de
actividades del movimiento, y allí convivieron a lo largo de 2 (dos años) una sala de ensayo
equipada, donde se podía acceder a sonido e instrumentos de buena calidad, hospedaje
para aquellos músicos que se aventuraran a realizar recitales en nuestra ciudad, una
escuelita de mapuche y lenguas nativas denominada “Tata Ankamil”, el dictado de talleres
de música, como también un lugar de contención y reuniones para jóvenes que quisieran
acercarse al proyecto.
El avance de trabajo de tesis que aquí se expondrá intentará relatar, reconstruir y analizar
desde diversas aristas el proceso histórico que se vivió en Argentina a mediados de la
década del 90, a través un proyecto que aun, (15 años después) hoy resulta novedoso y
una buena alternativa para enfrentar la realidad de los barrios de la República Argentina y
generar desde la música una posibilidad de ayudar y ayudarse.
Los noventa
A medidos de la década del 90 Argentina se encontraba atravesando una situación
particular, es año de elecciones nacionales, la competencia por el sillón presidencial tiene
dos candidatos fuertes; el presidente en funciones Carlos Saúl Menem y el gobernador de
la provincia de Río Negro Horacio Masaccessi.
Por otro lado América en general vivía el despertar de algunas corrientes de pensamiento
y acción vinculadas al americanismo, ofreciendo nuevas visiones sobre sucesos históricos
y voces que anteriormente habían sido silenciadas comienzan a aflorar en medio de las
grietas de una situación de aparente progreso material y bienestar infinito.
El subcomandante Marcos hace su “aparición” desde la selva Lacandona, con una
proclama clara y con mucha presencia. El neoliberalismo y sus políticas estaban
empezando a ser cuestionados en todo el continente.
Esta contextualización escueta busca situar al lector en el momento específico en el que se
encuadra este trabajo.
En un ámbito más cercano, la ciudad de Trelew (Chubut) no era ajena a ese contexto
macro que muestra una fragilidad económica, inestabilidad laboral y una supuesta entrada
feroz a un primer mundo que ilusoriamente nos aguardaba en un horizonte que nunca
apareció.
Los cierres de comercios, las privatizaciones, la quita de subsidios del parque industrial de
Trelew, (columna vertebral de la economía de la ciudad) la flexibilización laboral, produce
un malestar muy poco manifiesto en la sociedad trelewense que, salvo contados casos, no
veían con malos ojos la situación que se podría venir a futuro.
La UCTM
La Unión cooperativa de trabajadores de la música surge como un híbrido en el cual
convergen revistas independientes (fanzines), programas de radio que difunden heavy
metal, bandas musicales y gente en general. Todos ellos nucleados a través de la música y
la identidad cultural como ejes vertebradores de este proyecto; y de todas las actividades
que tuvieron lugar durante el transcurso activo de la cooperativa.
La génesis de la idea se da con la reunión de dos muchachos de larga y reconocida
trayectoria dentro de la escena Under: Milton “Tucán” Tomasso y Fabián “Vikingo”
Colhueque; quienes además de conocerse de los recitales de las bandas que lideraban,
compartían espacios colectivos y de lucha similares.
Participación desde el escenario en el “primer encuentro por la lucha contra el no olvido de
los pueblos indoamericanos”. Allí entre otros números participaron Volkaninka de la ciudad
de Trelew y Sequedal de la vecina ciudad de Rawson. Este encuentro es el primer hecho
clave para el proceso de reunión y crecimiento colectivo que se vendría: La realización de
una cooperativa de músicos.
Si bien el cooperativismo no es una novedad para 1990, el tipo de organización que
presenta la UCTM, con sus objetivos y sus políticas, aparecen como una alternativa más
que interesante para la época en donde se desarrolla, ya que la asociación no persigue
beneficios económicos para sus integrantes. Y debido a su originalidad y a sus
particularidades, se presenta también como un proyecto que nace e interpela a la
sociedad, desde una estética, que para mediados de los años 90, todavía era considerada
marginal: el heavy metal.
Algunos objetivos y particularidades de la UCTM
• A lo largo de dos años (lo que dura el alquiler de la casa) La UCTM reunió en
diferentes momentos hasta 9 bandas de heavy metal y otras que se formaron en su
interior. En búsqueda de poder sostener el trabajo de las bandas asociadas de
forma colectiva.
• Tocaron en “la noche de las velas” realizada en la plaza independencia de Trelew,
ocasión para la que compusieron la canción “Chubut está de pie” que representaba
la lucha por la no instalación del repositorio nuclear en Gastre.
• Realizó varios eventos y giras, recitales totalmente a beneficio, en diferentes barrios
y con diferentes destinatarios (pueblos del interior, escuelas, comedores, jardines de
infantes, comisión indianista, chicos que necesitaban operarse)
• Se buscó establecer un lugar fijo donde realizar diversas actividades (sala de
ensayo, escuela de lengua mapuche, alojamiento de bandas etc.) Sosteniendo el
proyecto con una cuota social.
• Se montó una sala de ensayos equipada y lograr el acceso de los que recién
empiezan a equipos de buena calidad.
• Se intentó luchar desde la cultura por el reconocimiento de las culturas nativas
americanas.
• Lograr ser un lugar de inclusión social y de crecimiento.
Como se ve entonces la UCTM surge como un intento de agrupar
gente con ideas de crecimiento, inclusión social, y artísticas, más allá de los diversos
objetivos individuales. Sostenido todo, de forma solidaria, con el trabajo de aquellos que
sumaran su presencia y voluntad.
Una de las novedades importantes del proyecto de la UCTM, es la posibilidad de acceder a
instrumentos musicales de buena calidad, conocimientos y también a una sala de ensayos
equipada entre todos los miembros de la cooperativa, con el solo hecho de participar y
tener ganas de hacer música.
Sin dejar de perder la atención en aspectos musicales la otra idea fuerte que se trabaja
intensamente, es la lucha por la causa indigenista160 . El reconocimiento de las culturas de
nuestra tierra, sus costumbres y cosmovisiones, y a la vez realizar de manera abierta una
convocatoria a aquellas personas que se interesaran por la causa.
La música heavy metal, con toda la carga social que conlleva ha sido el eje sobre el cual
se da la participación y fundación de UCTM en primera instancia. Letras que incitan a la
lucha por un mundo mejor, a renovar la esperanza que muchos jóvenes veían marchitarse
y con un mensaje, en general, constructivo; sumado a la fuerza de un ritmo potente y con
sonidos fuertes, eran una carta de presentación más que atractiva para muchos chicos que
tenían ganas de tocar, de participar en actividades varias y de lograr cambios al mundo
que les toca vivir.
Párrafo aparte para un detalle; la unión de gente con una misma pasión (en este caso la
música) provenientes de Rawson y de Trelew es una situación bastante inédita en sí
misma. La rivalidad existente entre ambas localidades ha sido generalmente un obstáculo
para la realización de actividades colectivas, o para generar eventos de cualquier índole.
Sobre este tipo de agrupaciones.
Los análisis sobre cooperativas son casi nulos, en lo que refiere a la dinámica interna de
las mismas. Generalmente se analizan haciendo foco en lo económico, pero se olvida que
se tratan de asociaciones compuestas por personas con diferencias conceptuales,
culturales y “un gran etcétera” que pueden, o no, dar una dirección particular al desarrollo
de la misma.
Realmente trabajar estas cuestiones “alternativas”, por denominarlas de una forma,
requiere un trato especial, poco acostumbrado a la general de los trabajos investigativos
que antes se mencionaban.
Este trabajo se inscribirá en varios puntos de análisis, uno de ellos es la estética y para
lograr un desglosamiento y una buena explicación de las especificidades que presenta el
caso, se hará necesario recurrir a un diálogo interdisciplinario entre la historia, la sociología
y también la antropología.
Fuentes
Este trabajo de reconstrucción de una historia en particular se servirá de varias de las
herramientas de recolección de datos e información disponibles. En este caso se trabajará,
de forma acentuada con testimonios, historia oral como forma de reunir información sobre
el objeto de estudio.
Gran parte de la información es reunida a través de la realización de entrevistas,
básicamente, historia oral, ya que los principales personajes, que conformaron o han
estado vinculados a la cooperativa, han colaborado o están predispuestos a realizarlo, con
sus testimonios y sus silencios sobre ciertos temas.
El resultado de ese trabajo de campo es el de intentar volcar al papel – de la mejor manera
posible- algunas expresiones y sensaciones que surgen de la palabra hablada.
160
Se utiliza este término tal cual se autodenominaba la gente que pertenecía a la comisión indianista en aquel entonces.
Tanto la palabra viva de los protagonistas de los hechos como todos aquellos elementos
que nos brinden sus testimonios sobre la UCTM constituirán un documento histórico,
utilizable para la reconstrucción de nuestro objeto de estudio, este punto no carece de
importancia ya que:
“La historia oral reivindica el valor de las fuentes orales en la moderna historia social como
forma de proporcionar presencia histórica a aquellos cuyos puntos de vista y valores han
sido oscurecidos por la historia “desde arriba” (1)”
Además de “iluminar” esas zonas oscuras en lo historiográfico, la
dinámica de la historia oral nos permite también, reconocer otras cuestiones que suelen
ser claves a la hora de interpretar y explicar el proceso trabajado:
Los informantes, testigos presenciales que cuentan el relato de sus
vidas, lo hacen en su doble calidad de de individuos singulares y de sujetos colectivos.
Cada uno de ellos es único, pero al mismo tiempo en la construcción de su subjetividad
han sufrido la influencia familiar, barrial, social, socio-económica, cultural, que han vivido y
viven.
Como sujetos singulares encarnan de manera única e irrepetible los
valores, las modas, costumbres, normas, mitos del orden familiar, grupal, social, etc.; que
los incluye y lo hacen dentro de un contexto social que no es estático sino, por el contrario,
está continuamente afectado por las contradicciones, rivalidades y tensiones de sus
miembros (2)
Sumado a la riqueza que aportan esas fuentes, encontramos también que las acciones
emprendidas, por los integrantes de la cooperativa dejaron una documentación propia, que
demuestra su existencia, como así también exhibe una postura ante la sociedad y una
cosmovisión particular sobre ella. En este caso contaremos con la utilización de Fanzines
(revistas independientes) entre las que se pueden nombrar el “Puño de hierro” (elaborado
por la gente que compone la cooperativa) y también “Legión sureña” realizado por gente
vinculada al underground local.
Los programas de radio “Para aquellos que están en el rock” y el posterior “Perros de la
lluvia” se nos ofrecen como fuentes y a la vez testimonio en pos de esta reconstrucción
que aquí se intentará.
No solo los aportes de los protagonistas son la base de esta investigación. Si no que
además de realizar el estado de la cuestión, se debe realizar una pesquisa bastante
minuciosa sobre las apariciones sociales que puede haber realizado la UCTM. En este
caso se recurrirá a los archivos de los diarios locales para apoyar y demostrar los análisis
que aquí se realicen.
Por otra parte se utilizarán los materiales disponibles de la época, recortes aportados por
los protagonistas de la historia, grabaciones de programas de radio, información de los
fanzines, videotapes, resoluciones municipales, fotos y hasta películas servirán como
fuentes en ésta investigación.
Las fotografías aparecen en éste trabajo como un elemento clave para su elaboración y
desarrollo. Un alto porcentaje de imágenes, con las que se trabajará han sido tomadas por
sus protagonistas, y gracias a ellos se ha podido reunir una buena cantidad de imágenes
sobre el momento y sobre la UCTM en funcionamiento. Este no es un hecho menor, como
dice Mario Díaz Barrado:
…la idea básica de la que se parte es la posibilidad que la fotografía nos ofrece de
movernos por el espacio y el tiempo, hacia adelante y hacia atrás, y recrear así el proceso
vivido por un país, una institución o un colectivo, de la misma forma que, como individuos,
organizamos en el cerebro de manera conjunta nuestros recuerdos y experiencia. (3)
Estado de la cuestión
El cooperativismo como tema no ha sido problematizado más que en búsqueda de
explicaciones de índole económica. Por ello, que al surgir una idea diferenciada,- como el
que se trabaja aquí-, con una forma aparentemente distinta del cooperativismo tradicional,
consecuentemente no hay análisis teórico que contemple situaciones como las que se
presentan. Mucho menos un enfoque que logre integrar esas situaciones al contexto donde
se desarrolla la UCTM.
Es por ello que se hace necesario presentar desde una óptica diferente una alternativa
analítica a este tipo de objetos de estudio. Al redimensionar el factor humano se desenfoca
el tradicional punto de análisis, y genera otra problematización de las cooperativas.
En este sentido, es necesario aclarar que sí existen trabajos donde se retoma el
movimiento asociativo en su conjunto para diversos períodos históricos en Argentina, como
el que realiza Luis Alberto Romero (4), junto con otros historiadores, el cual brinda un
pantallazo general de la historia del cooperativismo en nuestro país, pero su análisis llega
hasta el año 1990.
Si bien, en el ámbito del rock en Argentina se ha hablado algunas veces de
cooperativismo, no se ha dado una tradición clara y sostenida sobre esta forma de trabajo.
Como ejemplo podemos citar una experiencia, aislada, que se dio a mediados de la
década del ´70, en nuestro país, más precisamente en el barrio de La Boca, con M.I.A
(Músicos Independientes Asociados):
Es una cooperativa musical independiente que le ha abierto el camino al talento evitando
totalmente los circuitos comerciales de difusión (…) el grupo se fue formando alrededor de
esa casa en la cual Rubens daba sus clases de piano (…) la novedad fue que, en los
recitales, le hacían llenar una ficha al público para formar un mailing, a través del cual se
mantenían informados a sus seguidores, y vendían los discos por suscripción, antes de
editarlos. (5)
Si bien la metodología de reunión puede considerarse similar a la de la UCTM, el objetivo a
perseguir era otro: grabar discos y venderlos.
Finalmente la M.I.A culmina convirtiéndose en el C.E.C.I (Centro de Cultura Independiente)
para inicios de los años 80, con otros objetivos más abiertos a otras ramas del arte.
Otro intento cooperativo que ha quedado registrado, es el denominado “Mentes abiertas”
en el año 1992, también en Buenos Aires, el cual reunía a varias bandas de Hardcore, bajo
el posicionamiento ideológico del straight edge (nada de alcohol, droga y sexo promiscuo),
éstos editaron el compilado que lleva el mismo nombre “Mentes abiertas: la verdadera
invasión” siendo considerado el primer manifiesto hardcore porteño.
Por otra parte, pero vinculado al mismo tema, encontramos una muy breve referencia en
un trabajo de Cecilia Benedetti (6) cuando analiza el caso del grupo de rock La Renga,
pero, una vez más, no aparece análisis alguno con respecto al tema tratado
específicamente aquí.
A pesar de la importante referencia que ello significa para la escena musical actual,
aparentemente nadie ha intentando anteriormente trabajarlo o al menos publicar algo
analizando aquellas experiencias colectivas del pasado.
De todas maneras no hay más que una cantidad escasa de notas en revistas
especializadas, sobre estos intentos cooperativos y siempre vinculado a lo económico.
En cambio sí es posible encontrar una gran cantidad de información relacionada al heavy
metal y sus especificidades en el trabajo de tesis realizado por el licenciado en historia
Javier Prado (7) se analiza profundamente los mecanismos del under, que, justamente, es
el ámbito en donde se da el surgimiento de la UCTM.
Prado hace una descripción muy buena e interesante del momento, pero no es su idea
trabajar el cooperativismo. Se trata de la única referencia cercana que tiene este trabajo.
La presente investigación se nutre de los logros de esta última y profundiza algunas de las
cuestiones que quedan a resolver.
Con respecto a los análisis que se han realizado sobre la situación de la región geográfica
donde se encuentra nuestro objeto de estudio encontramos varias referencias
bibliográficas, muchas de ellas, incluso realizadas por investigadores vinculados a nuestra
universidad.
Como es el caso de los libros Patagonia, desarrollo y neoliberalismo (8) de López, Gatica,
Monedero y Pérez Álvarez; y El Chubutazo, Octubre de 1990 de Sancci y Paniquelli (9),
ambos trabajos presentan una gran cantidad de análisis y datos contextuales que son una
referencia clave y obligada para tener en cuenta a la hora de realizar este trabajo.
Si bien estos dos últimos trabajos presentan una óptica de análisis diferente entre sí,
logran presentar de manera sólida el escenario político, social y económico sobre el que se
pone en marcha el proyecto de la UCTM.
Cierre
A modo de cierre la exposición de este trabajo encierra una doble intención. La primera
es mostrar algunas ideas que se irán trabajando de aquí en adelante, como así también la
de poder encontrar en este camino de construcción, nuevas voces, otras ideas, análisis
diversos y opiniones que puedan enriquecer el trabajo a realizar.
En segunda instancia revalorizar la noble tarea que emprendieron estos jóvenes, quienes
dedicaron más de dos años de su vida, apostando a un proyecto alternativo que vinculaba
lo social con lo musical de forma tal que cuesta mucho separar uno de otro para su
análisis.
Citas
1) BARELA, Liliana… BARELA, Liliana… et al. Algunos apuntes sobre historia Oral. Bs. As.
Instituto histórico de la ciudad de Buenos Aires. 1999. Página 6.et al. Op cit. Página 7.
2) BARELA, Liliana…et al. Op cit. Página 12
3) DÍAZ BARRADO, Mario. His toria Oral. S/D
4) ROMERO, Luís Alberto… et. al. De las cofradías a las asociaciones de la sociedad civil.
Historia de la iniciativa asociativa en la Argentina. Buenos Aires, Edilab Editora, 2002.
Página192
5) LERNOUD, Pipo y otros. “Enciclopedia rock nacional 30 años de la A a la Z”. Mordisco
ediciones musicales. Pag . 155
6) BENEDETTI, Cecilia. “Tradición y rock nacional. El caso de la renga”. En cuadernos
revista de la facultad de humanidades y ciencias sociales. 2002
7) PRADO, Javier. (TESIS DE GRADO) “Under...inmensa minoría....La resistencia cultural.
El análisis de la actividad subterránea de las corrientes heavy, punk, thrash, death,
grindcore. 1980 – 2002
8) GATICA, LÓPEZ, MONEDERO Y PÉREZ ÁLVAREZ. Patagonia, neoliberalismo y
desarrollo. Buenos Aires, Imago Mundi, 2005.
9) SANCCI; PANIQUELLI. El chubutazo, Octubre de 1990. Buenos Aires, de los cuatros
vientos, 1995
Bibliografía
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15.- Nahuelpan: lecturas subalternas de la nación argentina en el oeste del chubut
JONES, Matías Fernando. Prof. y Tesista de la Licenciatura en Historia. Docente de la
Escuela Abierta Semipresencial N° 900 de Rawson. Dirección Postal: Hudson 284. CP
9103. Rawson. matiasfernando2001@yahoo.com.ar
Nahuelpan: lecturas subalternas de la nación argentina en el oeste del chubut
Una vez concluidas las campañas militares de conquista y sometimiento de los Pueblos
Originarios (1879-1884), el Estado Argentino diseño políticas para tratar la denominada
“cuestión indígena”161. En el año 1884 se crean los Territorios Nacionales siendo una de
las funciones de los gobernadores inculcar a los “indígenas” los hábitos de la “vida
civilizada”. Los agentes del estado: funcionarios, maestros, religiosos, comerciantes fueron
los encargados de llevar a la práctica las pautas que posibilitaran la gobernabilidad,
mediante las ideas de Nación y de “civilización”.
Dicho proyecto no fue recibido de manera pasiva y acrítica por parte de los sujetos
subalternos sino más bien las posturas oscilaron entre el acuerdo, el conflicto y la
resistencia.
El presente trabajo tiene por objetivo dar cuenta de las estrategias de inclusión a la Nación
Argentina planteadas por el longko Francisco Nahuelpan en el marco del avance del
Estado Nación y la conformación del Territorio Nacional Chubut. .
Como marco temporal se establece el periodo 1880-1920 que tiene particular relación con
las acciones del longko Francisco Nahuelpan, “capitanejo” y baqueano de la “Gobernación
Indígena de las Manzanas” devenido “cacique” en el “Boquete de Nahuelpan”.
De la “gobernación indígena de las manzanas” a la “reserva nahuelpan” en chubut
Francisco Nahuelpan era hijo de Wente Nawel162 y Quintunay Tureupan (Díaz, 2003),
integraba la “Gobernación Indígena de las Manzanas” liderada por el longko Valentín
Sayhueque. La procedencia de Nahuelpan se ubicaría en lo que hoy es la actual provincia
de Neuquén, entre la zona de los ríos Limay, Neuquén, cordillera de los Andes y lago
Nahuel Huapi. Hacia el año 1881 Sayhueque habría facilitado dos baqueanos a Moreno
para que lo acompañen hacia la zona sur de la cordillera de los Andes en el marco de la
disputa por la soberanía entre Chile y Argentina. Moreno fue designado por el Estado para
explorar la cordillera patagónica como miembro integrante de la Comisión de Límites que
defendía la teoría de las altas cumbres como límite natural entre Argentina y Chile. Dentro
de esos baqueanos se encontraba Nahuelpan que era un “capitanejo” en la jerarquía de la
Jefatura de Valentín Sayhueque. Lo acompaña en el viaje Utrac, hijo del longko Inacayal, y
cuñado de Nahuelpan163. Las relaciones de parentesco comportan también alianzas
políticas elaboradas hacia el interior de la jefatura. Ambos capitanejos guiaron a Moreno en
su travesía cordillerana por los valles de Esquel, Cholila, Puelo, Leleque, Corintos y Tecka
(Díaz; 2003). Por lo tanto podemos establecer que tales “capitanejos” tenían un amplio
conocimiento del espacio en el que se movían y dan cuenta de la extensa territorialidad de
la jefatura de las manzanas.
161
Es la expresión que usaban las elites dominantes de la década del 80 para referirse a las relaciones entre el estado y los pueblos
originarios. Tal relación supone subordinación de dichos pueblos al estado-nación. En Walter Delrio. Memorias de expropiación.
Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia. 1872-1943. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005.
162
Según el maestro Harrington Wente Nawel formaba parte de las familias que integraban el lof del longko Inacayal. En Tomás
Harrington. “Contribución al estudio del indio Gününa Küne”. Revista del Museo de La Plata, Sección Antropología II, 1946.
163
Nahuelpan se casó con Mercedes Inacayal en primeras nupcias con quien tuvo cuatro hijos. En segunda nupcias se casó con Josefa
Cano con quien tuvo cuatro hijos más. Los datos me fueron facilitado por el ingeniero Caffa del IAC (Instituto Autárquico de Colonización
y Fomento del Chubut) elaborados en base a un informe del inspector Manuel Bonini.
En cuanto al nombre del longko Nahuelpan, responde a la práctica ancestral del lakutun164,
y por tal motivo habría tomado el nombre Francisco del perito, quien interceptó a favor del
longko para que el Estado le otorgara tierras por los servicios prestados en la demarcación
de límites. El hecho de tomar nombres externos al pueblo mapuche, era una práctica
habitual en las relaciones entre pobladores originarios y criollos que tenía que ver con los
compadrazgos. Por la documentación revisada sabemos que hacia Noviembre de 1895
aparece Francisco Nahuelpan solicitando las tierras que ocupa en el “Paso de Eiskel”. En
el mismo año había sido visitado por el prebistero Bernardo Vacchina quien lo nombra solo
por su Kupalme165, es decir, Nahuelpan.
Para entender el cambio en la condición política de Nahuelpan, el pasaje de “capitanejo” a
“cacique”, tenemos que hacer foco en las relaciones políticas de construcción de la
aboriginalidad.166 Siguiendo el planteo de Walter Delrio (Delrio, 2005) entendemos que el
concepto “tribu” ha sido utilizado por las agencias de la clase dominante que interpelan a
un líder visible y reconocido “el cacique” representante de un colectivo “su gente”. Por lo
tanto Nahuelpan deviene en “cacique” por los servicios prestados a la Comisión de Límites
como baqueano portador de un mapeo de la zona que era necesario relevar para definir
las fronteras nacionales. Así en el año 1908 el presidente Quintana mediante decreto
otorga en calidad de reserva las tierras que ocupa Francisco Nahuelpan y su “tribu”en el
Boquete situado en la entrada al valle “16 de Octubre”. En total las tierras redundan en
19.088 hectáreas 86 áreas y 22 centiáreas.
El proyecto “civilizador”
¿Cómo se presenta el proyecto de la “civilización” en el Boquete de Nahuelpan? La
pregunta nos lleva a indagar el despliegue de las instituciones estatales y sus funcionarios,
sumado a los agentes que también encarnan dicho proyecto como es el caso de los
comerciantes.
El Estado se presenta como el dueño legitimo de las tierras y necesita que la población
reconozca su autoridad y soberanía y genera la necesidad de relacionarse con él. En el
año 1895 se realiza el Censo Nacional en todo el Territorio Nacional Chubut, tiempo
después el segundo167 funcionario en visitar la zona es el gobernador de Territorio Eugenio
Tello acompañado por el prebistero Bernardo Vacchina y un piquete de voluntarios. La
finalidad del viaje era sofocar una “rebelión” liderada por Cayupul y Salpú168, miembros de
la “tribu” de Sacamata. Este era uno de los principales problemas, el otro tenía que ver con
la presencia de pobladores de origen chileno en una zona en disputa entre Chile y
Argentina. Tal preocupación quedó reflejada en una nota que el reciente gobernador envía
al Ministro del Interior: “Apenas llegado al Territorio del Chubut en carácter de Gobernador,
supe que había esparcidos en el interior y contiguo a la Cordillera de los Andes, varios
chilenos que ocupan de hecho varios campos fiscales, sin el permiso de nuestra
autoridad”169. Por el censo de 1895 se sabe que los “intrusos” chilenos eran ciento tres. Tal
situación genera temor en el funcionario por el hecho de que la ocupación sea explotada
favorablemente por la republica trasandina como antecedente en la disputa territorial. En
164
práctica mapuche que consiste en la adopción de un nombre por apadrinamiento.
El kupalme en el pueblo mapuche se relaciona con la identidad familiar.
Seguimos la idea de Walter Delrio sobre la necesidad de contextualizar y situar históricamente el término tribu para entender el
proceso de construcción de la aboriginalidad. En Walter Delrio. Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la
Patagonia. 1872-1943. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005.
167
El primer funcionario en arribar a la zona fue el gobernador Fontana en 1885.
168
Este tema es abordado por Erica Guiñazu y lo plantea como una estrategia de resistencia milenaria a las nuevas condiciones
hegemónicas planteadas por el Estado. Para más detalles remitirse a: Guiñazu, Erica: “La rebelión del Dios Cayupul en el oeste del
Chubut: el nguillatún como estrategia de resistencia a la imposición del Estado hacia 1890”. II Jornadas Nacionales de Investigación en
Ciencias Sociales. Trelew, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, 2008.
169
Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 288
165
166
dicha visita diferentes pobladores aprovechan la situación para pedir formalmente la
posesión de la tierra que ocupan con ganado menor y mayor170. La mayoría de las
peticiones las escribió Bernardo Vacchina dado que los pobladores no sabían los
procedimientos formales para pedir la tierra y en algunos casos eran analfabetos. Entre
ellos se encuentran Francisco Nahuelpan, José Hainqueu, Tejeda Katrenhel, reconocidos
como “ciudadanos de la Republica Argentina” ubicados en el paraje denominado “Boquete
de la Colonia”. En el Censo Nacional de 1895 José Hainqueu171 figura como procedente
del Neuquén y de oficio “boleador”. Otros pobladores que se presentan con la misma
petición son Enrique Huanqui, Francisco Trafian, Pedro Katrual, reconocidos por la fuente
como “indígenas chilenos” y Manuel Nahuel-pan presentado como “ciudadano argentino”.
El lugar donde ocupan se denomina “Paso de Eiskel”. Por otra parte Juan Huenukeu,
Manuel Kaifeñil y Francisco y Juan Kintulipy se presentan como “ciudadanos chilenos”
solicitando permiso para establecerse en el paraje denominado “Lila”. Por último se
presentan Foyel Pailakan, Juan Kintunahuel, Juan Rayñanco Pailakan y Mariano
Kacillanka, todos “ciudadanos argentinos” ubicados en el paraje denominado “Filunheyen”
a las faldas de la cordillera. El gobernador Tello, refrendado por el comisario de “16 de
Octubre” Martín Hunderwood, otorga a cada uno de ellos un permiso provisorio de
ocupación sin que ello implique derechos de propiedad o posesión con justo título hasta
que el gobierno nacional resuelva sobre el destino de las tierras. Al momento de la entrega
de los permisos de ocupación, la zona en cuestión, “16 de Octubre”, se encontraba dentro
del litigio limítrofe entre Argentina y Chile. En cuanto a la identificación con la nación,
algunos pobladores se reconocen o son reconocidos por el agente estatal como argentinos
y otros como chilenos. Recordemos que Francisco Nahuelpan había trabajado para la
Comisión de Límites dirigida por el perito Francisco Moreno y de allí proviene la relación de
identificarse con la nación argentina aunque como veremos mas adelante nunca dejo de
visitar el Gulumapu172 donde tenía parientes. De esta manera los miembros de pueblos
originarios son incluidos y reconocidos por la agencia nacional pero como “otros internos”
(Delrio, 2005) en condiciones de desigualdad respecto de otros pobladores, por ejemplo
los galeses de “16 de Octubre” que obtuvieron concesiones de tierra con posibilidad de
acceso a títulos de propiedad en 1888173.
El discurso de la nación necesita de los “otros” para justificar su proyecto, el “nosotros” la
“mismidad”. La idea de “civilización” necesita de un Nahuelpan “indio”, “salvaje”, y
“bárbaro”. La escuela fue la primera institución estatal presente en el Boquete. El director
Luis Funes, enviado por el inspector de escuelas Marcelino Martínez arribó al Boquete en
1905. Su discurso está impregnado del binomio civilización-barbarie, ventana a través de la
cual mira y analiza a los pobladores del Boquete. Instala la escuela en el centro de la
“reserva” porque considera que es la mejor ubicación para que puedan asistir todos los
niños cuyas viviendas se encuentran dispersas por los campos y faldas de las cordilleras.
Realiza una breve descripción de la población de la comarca caracterizada por la
presencia de tres componentes: el británico (se refiere a los galeses), el chileno y el “indio”.
Dice del primero; su casa es de adobe, con ventanas de vidrio, tiene vagones y su campo
alambrado. El chileno es agricultor, siembra, tiene su huerta, su casa es de madera, firme.
170
La necesidad de relacionarse con el Estado para acceder a la tierra generó desplazamiento de 20. 30, 40 y hasta 80 millas de parte
de pobladores “indígenas” para solicitar permisos y bautizar a sus hijos. En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la
Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 311.
171
Según testimonio de Francisco Cheuqueguala Antiguala de Lago Rosario, José Ainqueo era “segundo cacique” de Francisco
Nahuelpan. En la crónica del prebistero Vacchina aparece escrito como Ahinqueo. En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un
Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 306
172
En mapuzungun, la lengua de la tierra, significa el lugar por donde se pone el sol, la tierra del oeste.
173
la entrega de lotes urbanos es llevada a cabo por el Presidente y el Ministro del Interior. Solicitaban a los colonos la permanencia de
un año en el lugar con sus respectivas familias para luego gestionar el titulo de propiedad privada. Los galeses debían respetar las leyes
de la nación. Esta claro que la medida tiene un fuerte carácter político porque poblar generaba un antecedente de ocupación en una
zona disputada con Chile. Archivo Histórico Provincial. Carpeta 04 año 1896.
Por último el “indio” tiene su ruca, su toldo de cuero, con palos, y presenta pocos hábitos
de higiene. Los estereotipos del maestro quedan fijados en dos imágenes; por un lado la
“civilización”, lo deseable, representado en la población galesa y chilena cuyos hijos son
bien prolijos y arreglados y sus padres dedicados a la agricultura, actividad pulcra y signo
de progreso, por otra parte la “barbarie” es encarnada por los niños mapuches rústicos,
sucios, harapientos, de pelo largo cuyos padres son propensos al alcohol y desinteresados
por la educación de sus hijos. De esta manera el sujeto subalterno convertido en un “otro”
se encuentra en estado de culpabilidad, por oponerse a la “civilización, es un ser
incompleto que está en condiciones de inferioridad, y es necesario el sacrificio, esto
permite colocar a la “modernidad” como fuerza emancipadora que viene a redimir a sus
victimas. (Dussel, 2001). El maestro en tanto agente civilizador tenía por misión no conocer
sino cambiar las pautas culturales de sus destinatarios con quienes trató cara a cara.
Responsabiliza a los padres de los logros o fracasos civilizadores. Para que prospere el
“proyecto civilizador” Funes propone como única solución posible la creación de un
internado, los niños aislados de su hogar aprenderían lectura, escritura, aritmética, moral,
higiene e historia, principales materias. De lo contrario en sus hogares solo aprenden la
desconfianza y el rencor a la patria argentina, el apego por su tierra y costumbres que
rememoran en cada parlamento174.
La agencia estatal clasifica, homogeniza el colectivo subalterno, los despoja de su
identidad originaria marcando sobre sus cuerpos la herencia colonial (“indios”, “indígenas”)
y con el paso del tiempo la admisión de una nueva identidad común negativa (“indígenas
argentinos”) que da cuenta de la colonialidad del poder (Quijano, 2001) bajo la cual se
presenta el discurso de la nación argentina en el Boquete de Nahuelpan. La construcción
de los estados nacionales comportó para los Pueblos Originarios una nueva forma de
colonialismo interno. Las políticas diseñadas por el estado así lo demuestran. En primera
instancia los pobladores originarios son tratados como menores de edad, que no pueden
actuar por si mismos y por lo tanto necesitan ser representados por otro, más capaz: el
gobernador territoriano, figura paternal que debía crear “misiones indígenas”, una de las
funciones estipulada en el artículo 7 del inciso 11 de la ley 1532, para traer “gradualmente”
a los “indígenas” a la vida “civilizada” 175. En el año 1894 el Código Rural prohíbe las
boleadas de guanacos y choiques, una práctica habitual de los mapuche y tehuelche que
además de alimentos se procuraban materia prima para confeccionar objetos que luego
intercambiaban a los comerciantes. El gobernador Tello, que estuvo en la zona y trato con
los pobladores, notificaba al Ministro del Interior que no podía prohibir la disposición legal
que sancionaba dichas prácticas porque si lo hacía morirían de hambre o se convertirían
en ladrones, ya que ellos “no saben sembrar y carecen de frutas silvestres y de raíces
alimenticias en los campos”176. Tal disposición la cumpliría una vez que se resuelva la
creación de misiones. Tello propone crear Escuelas de Artes y Oficio, manejadas por los
salesianos, para que los mapuche y tehuelche aprendan un oficio y de este modo se
inserten en la vida “civilizada”. Para los gobernantes del territorio la preocupación por fijar a
los mapuche y tehuelche a la tierra y coartar sus prácticas de caza, tenía particular relación
con la necesidad de disciplinarlos como mano de obra “civilizada”, los beneficios que se
podrían obtener quedan expresados en la memoria que el gobernador Lezana eleva al
174
Para Funes la bandera argentina les traía malos recuerdos porque recordaban la época en que los ejércitos terminaron con la vida
errante de los pueblos originarios. En Funes Luis. “Territorios Nacionales. Cómo avanzan las primeras luces en el desierto austral.” El
Monitor de la Educación Común. Buenos Aires. Consejo Nacional de Educación, 1906. Pág. 647
175
El artículo menciona que entre los deberes y atribuciones del gobernador se encuentra la creación de las misiones indígenas para
traerlos a la “vida civilizada” pero no lo facultaba a otorgar tierras, función que recaía en la Dirección General de Tierras y Colonias. En
consecuencia la instalación de las misiones se demoraba. En Dumrauf Clemente. El último malón. Subsecretaria de Cultura de la
Provincia del Chubut. Rawson, 2003. Págs. 17 y 18.
176
nota del gobernador Eugenio Tello al Ministro del Interior emitida el 8 de octubre de 1895. en María Marta Novella. “Composición
poblacional del Oeste Chubutense en 1895”. Pueblos y Fronteras. Año 6 Nº 6. 2005. Pág. 25. El destacado es mío.
Ministro del Interior en el año 1905: “El indígena es un excelente elemento de población,
sumiso, respetuoso de la ley, honrado, el peón o puestero más barato. Bien dirigido es
trabajador en negocio de campo.”177 La idea de acceso “gradual” a la “civilización” para los
pobladores originarios nos demuestra la ambivalencia del discurso estatal que se presenta
como un diseño global (Mignolo, 2000) a seguir, lo deseable e imitable, pero al mismo
tiempo marca una diferencia, la colonialidad (Mignolo, 2000), la cara oculta, que viene a
recordarles a los mapuche manzaneros de Nahuelpan que nunca accederán a la totalidad
del proyecto, nunca serán plenamente “civilizados”. El prebistero Vacchina se encargó de
recordárselo a una mujer de la familia del “capitanejo” Ahinqueo aludiendo a que la pintura
que utiliza en su rostro no le queda bien, no es para ella. La mujer le responde “¿Y las
mujeres cristianas no pintando?”178 La pregunta lo deja perplejo, no esperaba tal respuesta
de la “india camuflada”179 entonces la aleja del proyecto respondiéndole “No, las cristianas
buenas no se pintan”180.
Desde el punto de vista de los inspectores de tierras, la “civilización” y el “progreso”,
grandes premisas del proyecto estatal, se presentan por medio de la agricultura y la
propiedad privada. Dos elementos que están fuera del alcance de la comunidad según el
informe de tierras del año 1920. En cuanto a la primera, la agricultura, el inspector da
cuenta de la predilección de los pobladores del Boquete por el ganado equino, con poca
dedicación a la cría de ganado lanar y caprino, actividad que en la perspectiva del agente
estatal, no redunda grandes beneficios económicos porque los yegüarizos y caballos
consumen más pastos y agua que las ovejas y chivas y no aportan ganancia alguna ya que
la lana de las ovejas y el pelo de chivo valen más dinero que un animal equino. En realidad
las tierras aptas para la agricultura son pocas y solo algunos pobladores cultivan avena y
alfalfa. El inspector se queja de la falta de razonamiento económico capitalista y encuentra
que el problema radica en el uso comunitario de la tierra, es decir no existe la propiedad
individual, privada, segundo elemento identificatorio del proyecto estatal en cuanto a la
tierra. Dicho discurso no se limita solo al uso de la tierra, también incluye el tipo de
vivienda, los hábitos de vida, las condiciones higiénicas y la moral, elementos que al decir
del inspector, no se encuentran presentes en el Boquete de Nahuelpan. En este sentido
contrasta la acción de Nahuelpan con otros pobladores originarios que han adherido al
proyecto estatal como Miguel Ñancuche Nahuelquir y su gente en Colonia Cushamen.
Para el inspector la presencia de comerciantes turcos y sirios en la “reserva” han
contribuido a la degradación de los pobladores por el incentivo a las bebidas alcohólicas. El
informe concluye que dado el tipo de economía que practica la comunidad se hace
necesario una extensión de tierras para ser usada como veranada y que no se puede dar
la adjudicación definitiva de las tierras hasta tanto no se la subdivida.
La religión cumple un rol destacado en la difusión del proyecto “civilizador” en tanto viene a
convertir a los paganos al cristianismo. Bernardo Vacchina, prebistero, de la orden de los
salesianos, debía celebrar bautismos, contraer matrimonios y convertir al catolicismo a los
pobladores originarios asentados en la zona de la “Colonia 16 de Octubre”. El religioso
acompañó al gobernador Tello y su comitiva que venían a sofocar una “rebelión” en las
tolderías de Sacamata. Cuando llega al Boquete la primera impresión que tiene sobre el
lugar es la fertilidad de los valles precordilleranos, llenos de arroyos y bosques. Describe la
vivienda de los pobladores; casas de ramas revocadas con barro, amplias, fuertes siendo
la del longko Nahuelpan, a quien identifica como “indio manzanero”, la más imponente. La
177
La propuesta de Lezana para los pobladores originarios existentes en el territorio era la creación de misiones o colonias ganaderas
con el objetivo de concentrarlos en un punto fijo y de esta manera erradicar la vida nómada. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut.
Carpeta 03 año 1905.
178
Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 308
179
ídem. Pág. 308
180
ídem. Pág. 308
gente con la que se encuentra no entiende el castellano y muchos están avocados al
trabajo de la esquila. Se queja de la escasa atención que le prestan como agente de la
verdadera “fe”, exclama los “pobres indios e infelices (…) no quieren recibir el llamado de
Dios”181. Para cometer su empresa no dudo en aprender algunas palabras del
mapuzungun y se valió de algún lenguaraz para que actúe de intermediario. El agente de
la “civilización” toma elementos de la cultura del subalterno para poder realizar su empresa
con máximos beneficios. Vacchina les habla en “idioma indio” para que entiendan el
catecismo y los principales preceptos de la religión y no tiene problemas en instalarse en
un toldo (a pesar de sus prejuicios estéticos e higiénicos) para misionar.
Por último los comerciantes presentes en la zona, también forman parte del discurso
estatal y su proyecto “civilizador”. Al respecto se genera un interesante debate en torno a la
inclusión de los pobladores originarios dentro de la categoría ciudadano. Los comerciantes
presentes en “16 de Octubre” que tenían comercio con diferentes pobladores de la zona,
incluidos los de Nahuelpan, elevan una nota al gobernador interino Alejandro Conesa en
1891 solicitando se deje sin efecto el decreto que prohíbe el comercio con los “indios”. El
argumento que utilizan es que por el hecho de poseer patente para el comercio ambulante
(permisos de vivanderos)182 pueden ejercer libremente su actividad con todos los
ciudadanos incluidos los pobladores originarios a quienes reconocen como “indios
sometidos”183 pero que también son “ciudadanos argentinos con todos sus deberes y todas
sus garantías”184. Por su parte la contestación de Conesa deja en claro que en tanto
máxima autoridad del territorio puede adecuar los reglamentos y ordenanzas según los
intereses que crea conveniente y como una de sus funciones era traer “gradualmente” a
los “indígenas” a la “vida civilizada” no permite el comercio de bebidas alcohólicas con los
“indígenas”. Por otra parte reconoce que “si bien es cierto que los indios son hombres
libres, no lo es menos que habitan en campos fiscales, no pudiendo desconocerse el
derecho de las autoridades, que les permite ocuparlos, de imponerles las condiciones que
considere oportuno.”185 El discurso de los comerciantes se presenta como emancipador en
tanto la conversión del “indígena” en ciudadano representa la madurez del ser, su
liberación del tutelaje del estado, la adquisición de derechos y garantías. Por su parte el
agente estatal fija la diferencia, la territorializa, en tanto dueño y repartidor de la tierra que
ocupa el poblador originario, debe velar por su tutelaje ya que lo considera un menor de
edad que no está en condiciones de decidir por si mismo. De ahí la necesidad del proyecto
“civilizador”.
Lecturas subalternas de la nación argentina
Siguiendo el planteo de Delrio (Delrio, 2005) las fuentes oficiales, en tanto repositorios de
una historia oficial, marcan los límites de aparición del otro, imponen las subalternidades y
construyen el espacio desde donde se los representa fijándolos como signo de la
diferencia. La difícil tarea que tenemos quienes trabajamos con las agencias de Pueblos
Originarios es la falta de fuentes de primera mano, escritas por los sujetos subalternos, no
obstante ello se pueden encontrar las voces del otro en las ausencias, las negaciones y
181
Paesa Pascual. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 306.
Los comerciantes aducen que sus permisos fueron otorgados por el Congreso de la Nación mediante la Ley Nacional de Patentes
para ejercer el comercio ambulante en los Territorios Nacionales. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del
Chubut.
183
los comerciantes en tanto portadores del discurso liberal y a pesar de reconocer a los “indígenas” como ciudadanos, no escapan de la
lógica estatal y del discurso “civilizador” colocando al poblador originario en el lugar de la diferencia colonial, sigue siendo un “otro”. Libro
de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut
184
La nota menciona que son hombres libres como todos los que habitan el país y por lo tanto deben ser reconocidos como tal. Libro de
Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut.
185
nota del gobernador interino Alejandro Conesa al jefe de policía Arturo Woodley en respuesta a la nota de los comerciantes. Libro de
Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut.
182
presencias del discurso hegemónico. (Delrio, 2005) Dicha empresa implica leer entrelíneas
las fuentes documentales que dan cuenta e interpelan al sujeto subalterno.
La presencia del proyecto “civilizador” del estado en el Boquete de Nahuelpan fue recibido
de diferentes maneras. En primer lugar tenemos las diferentes estrategias de inclusión a la
nación planteadas por el longko Nahuelpan que se mostró cooperativo con el estado y sus
funcionarios. La principal preocupación del longko era la tenencia de la tierra. Situación
que generó tensiones con los vecinos galeses del valle “16 de octubre”. En el 1899 varios
pobladores del Boquete secundados por Policarpo Galarza (un correntino asentado en la
zona, alfabeto según el censo de 1895) dirigen una nota al gobernador del territorio para
que interceda a favor de sus derechos ya que acusan a los colonos galeses de
hostigamientos hacia la comunidad e intentos de desalojos. La respuesta del Gobernador
O`Donell no se hizo esperar e inmediatamente envió una nota al comisario de “16 de
Octubre” Martín Underwood para que se respeten los derechos de los pobladores de
Nahuelpan que habían obtenido permiso de la gobernación para establecerse en dicha
zona186. La tensión por las tierras obligó al longko Nahuelpan a desplegar diferentes
estrategias para ser parte de la “civilización” proyectada por el estado y acatar las leyes, no
sin resistencias y negociaciones.
En el año 1902 tiene lugar en la Escuela Nacional Nº 18 un plebiscito donde participan los
galeses de “16 de Octubre” el representante ingles, sir Thomas Holdich, el representante
chileno, Hans Steffen y el perito por Argentina, Francisco Moreno. En este plebiscito los
galeses habrían manifestado al árbitro inglés su deseo de vivir bajo la soberanía argentina
y poner fin a la definición de límites. Como habíamos comentado en líneas anteriores
Francisco Nahuelpan también fue protagonista de este hecho, su rol como baqueano fue
relevante para establecer los principales hitos de las altas cumbres. En el mismo año del
plebiscito cumple con la función de enrolarse acudiendo al Juzgado de Paz de “16 de
Octubre”. Años más tarde colabora con las autoridades del Territorio Nacional facilitando
su casa para que se instale la primera escuela. De esta manera en el año 1905 llega al
Boquete el director: Luis Funes para hacerse cargo de la educación. El reconocimiento del
estado implicaba una oportunidad de acceder a la tierra, y así lo demuestran las visitas de
los inspectores de tierras, los viajes de pobladores a buscar sus papeles y las notas
enviadas a las oficinas de tierras. Transcurrían los años desde la participación en la
comisión de límites y el fallo arbitral y aún no lograba la tenencia oficial de la tierra que
ocupa su comunidad. Por lo tanto en el año 1905 Francisco Nahuelpan sigue insistiendo en
su petición y envía nota187 al gobernador del territorio Lezana solicitando la posesión de la
tierra que ocupa junto a su red familiar. El gobernador reenvía la nota al Ministerio del
Interior para su evaluación y este lo deriva al Ministerio de Agricultura para la resolución
que corresponda. Siguiendo el análisis de Delrio (Delrio, 2005) en la primera década del
siglo XX la Ley del Hogar188 ya no era el marco legal que regulaba la situación de las
tierras fiscales, siendo la modalidad predominante la concesión de permisos precarios de
ocupación. Bajo esta última modalidad por decreto del 3 de julio de 1908 el gobierno
nacional dispuso la entrega de tierras al “cacique” Nahuelpan y su “tribu” en el Ensanche
de la “Colonia 16 de Octubre”. Como se desprende del informe de tierras del año 1920 la
“reserva” de Nahuelpan quedó incluida dentro del ensanche de la “Colonia 16 de Octubre”
cuyos lotes habían sido mensurados en el año 1906 por los ingenieros Molinari y Pigretti.
De ahí que las tierras entregas al longko nunca fueron parte de una nueva Colonia sino
simplemente tierras fiscales reservadas.
186
nota del gobernador O’Donell al Comisario de 16 de Octubre Martín Underwood. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la
Provincia del Chubut
187
Informe de inspección de tierras del año 1920. IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento del Chubut)
188
Ley mediante la cual se formaron colonias agrícolas y pastoriles como Cushamen en 1899.
En el año 1911 se crea la Policía Fronteriza por disposición del presidente Roque Saenz
Peña y el Ministro del Interior Indalecio Gómez. El piquete con asiento en Chubut estuvo
bajo el mando de Mateo Gebhard. (Delrio, 2005). La creación de la fuerza policial responde
al problema del bandolerismo y el “cuatrerismo”. En esta coyuntura Francisco Nahuelpan
ofrece189 caballos y baqueanos al jefe de la policía fronteriza Mateo Guebhard quien
perseguía al bandolero norteamericano Wilson.
Si bien los pobladores de Nahuelpan se mostraron abiertos a los nuevos cambios
impuestos por el estado pronto aprendieron a subvertir el proyecto de la “civilización”
tomando aquellos elementos que les eran útiles, apropiándoselos pero de manera
reoriginalizada (Quijano, 2001). De esta manera muchos pobladores aceptan la conversión
al cristianismo pero con ciertas reservas y salvedades. Por ejemplo cuando el prebistero
Vacchina, ayudado por el interprete Huenuquen, desea convertir al cristianismo a la familia
de Ahinqueo, logra administrar 14 bautismos y bendecir 3 matrimonios, pero no pudo
convertir a Ahinqueo y a un hermano de este, por el tipo de vida patriarcal, ambos tenían
dos esposas, una práctica ancestral propia del pueblo mapuche, y sobre todo de los
hombres más ricos que podían pagar por la dote de varias esposas, práctica a la cual se
oponía fervientemente el religioso. Ahinqueo acepta la conversión de parte de su familia
pero no permite la conversión de sus mujeres y la suya porque significaba que debía
deshacerse de una de ellas y por lo tanto le responde a Vacchina que “no podía abandonar
a una mujer cargada de hijos pequeños, no siendo esa la costumbre entre ellos”190. El
dialogo culmina en una negociación. Vacchina manifiesta su cariño por la gente y la
posibilidad de volver a misionar, a lo cual el “capitanejo” Ahinqueo contesta que también
sienten afecto por su persona y le facilitará los medios para su estadía a cambio de que el
misionero enseñe a sus muchachos a “hablar con papel”191. La escritura se había
convertido en un mecanismo de poder ya que las nuevas relaciones sociales impuestas
por el Estado generaban la necesidad de entenderse por el medio escrito, sobre todo en
relación a la tierra. Por esta misma razón el “capitanejo” Huanqui le entrega un hijo a
Vacchina para que lo lleve a Rawson al colegio de los Salesianos y que se eduque en la
cultura letrada ya que “es el único y debe ser mi ayuda”192
La escuela uno de los símbolos de la inclusión y demostración de aceptación del cambio y
el nuevo orden social se convirtió en uno de los lugares mas resistidos. Fue la primera
institución estatal presente en el Boquete. El mejor exponente de esta tensa y ambigua
relación es el director Luis Funes, llegado al Boquete en 1905. ¿Por qué encuentra tanta
resistencia a su proyecto? Funes se responde de la siguiente manera: “Para el indio
¿Quién es el maestro? Un huinca intruso y nada más; que viene á separarles de sus hijos
por varias horas cada día, á enseñarles á no ser indios!”193 Para el longko Nahuelpan
permitir la instalación de la escuela en sus tierras significaba un acto de inclusión al estado
y la búsqueda de la tenencia de la tierra, una forma de adscribir a la nación y reconocer la
soberanía. Ello no aseguraba que los niños asistan con continuidad a clases ni manifiesten
un interés por la patria y su historia. Las actividades económicas de la “reserva”, orientada
a la cría de animales, demandaban mano de obra en épocas de esquila, invernadas y
veranadas, razón por la cual los niños no eran enviados a la escuela. Otro momento en el
que no concurrían a clases era en el verano cuando se dedicaban a la recolección de
frutillas Las principales resistencias que encontró el director Funes en su estadía en el
Boquete tienen relación con prácticas culturales propias de la cultura mapuche como la
189
Telegrama fechado el 14 de septiembre de 1911. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut.
En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 307.
191
Ídem. Pág. 308
192
Ídem. Pág. 315.
193
Destacado en el original. En Funes Luis. “Territorios Nacionales. Cómo avanzan las primeras luces en el desierto austral.” El Monitor
de la Educación Común. Buenos Aires. CNE, 1906. Pág. 646
190
celebración del kamaruko, los parlamentos donde se cuentan relatos épicos, ngtram,
relativos a la historia mapuche, las boleadas y la vida itinerante.
A pesar de la presencia de algunas instituciones estatales, como la escuela, y los intentos
de los agentes nacionales por imponer el proyecto “civilizador” la comunidad pudo darse su
propia organización y continuar con sus prácticas sociales, económicas, políticas y
culturales por el lapso de tres décadas. Las fronteras nacionales no cortaron los viajes
hacia el Gulumapu (Panguillen) donde el longko Nahuelpan tenía parientes. Tampoco
evitaron el arribo de población proveniente de dicha zona, situación que registra la
inspección de tierras de 1920: “Actualmente, con los indígenas netamente argentinos están
mezclados araucanos chilenos, pues las uniones matrimoniales legítimas o nó, han traído
a la reserva estos elementos en que indiscutiblemente poco reparan los más viejos
descendientes de Nahuelpan y menos aún las mujeres.”194. Las relaciones de vecindad
con otras comunidades mapuche de la zona quedan registradas en la crónica del religioso
Juan Muzio195 mediante la cual sabemos que la gente del longko Nahuelpan participaba
del kamaruko que se levantaba en la zona de Languiñeo.
La figura de la “reserva” dejaba en manos del “cacique” la organización interna de las
tierras decidiendo sobre la inclusión o exclusión de pobladores. El 17 de mayo de 1916
Francisco Nahuelpan y otros pobladores de la “reserva” piden el desalojo de Ignacio
Cayecul considerado un “intruso”. Un año después el longko, ante la presencia del Sr.
Sienra, inspector de tierras, declara que Ignacio Cayecul junto a Salvador Asim
(comerciante), Miguel Zeiden (comerciante) y Pedro Pailafan son “intrusos”, no forman
parte de los primeros habitantes del lugar y por lo tanto solicita su intervención para
desalojarlos. La categoría “intruso” era usada por la agencia estatal para referirse a
aquellos pobladores que ocupaban un lote sin permiso de la autoridad estatal. El longko se
apropia del discurso de la agencia estatal para aplicarlo en contra de otros pobladores
mapuches que llegaron buscando donde instalarse. El sujeto subalterno también
subalterniza. En 1918 fallece Francisco Nahuelpan quedando como longko su hermano
Martín Cañumilla Nahuelpan quien había prestado servicios militares en el Ejército
Argentino, era analfabeto, con relativa autoridad sobre su gente pero no así con los
comerciantes. De está manera se cierra una etapa en la vida de la comunidad Nahuelpan
que estuvo signada por el accionar de su líder fundador.
A modo de conclusión
El proyecto de la “civilización” se presentó como un discurso a seguir, el “progreso” y la
“modernidad” eran los tópicos deseables e imitables que debían adoptar los Pueblos
Originarios para salir del estado “salvaje” y “atrasado” en el que se encontraban. Para ser
parte de la nación, el “nosotros” era necesario que los “otros” realicen ajustes de tipo
económicos, políticos, culturales. La construcción de los estados nacionales comportó para
los Pueblos Originarios una nueva forma de colonialismo interno. Los agentes estatales no
venían a conocer sino a cambiar las pautas culturales de los pobladores originarios,
controlar sus cuerpos, habilitar los espacios para la reproducción de la vida, inculcarles
nuevos pensamientos y modos de ver y sentir en el nuevo orden social. Las fuentes
oficiales nos permiten interpretar las diferentes respuestas de las agencias subalternas al
proyecto estatal. Nahuelpan como líder visible y reconocido por el estado, el “cacique”,
elaboró estrategias para demostrar su acatamiento e integración a la nación. En primera
instancia participó como baqueano en la Comisión de Límites, servicios que le permitieron
acceder a la tierra junto a su red familiar, aceptó la presencia de religiosos católicos en la
194
195
informe de tierras del año 1920. IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento del Chubut). El destacado es mío.
En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 451
“reserva”, se enroló en el juzgado de paz de “16 de Octubre”, facilitó la instalación de la
escuela en 1905 y ofreció sus servicios para perseguir a los bandoleros que hacían
estragos en la cordillera en las postrimerías de la primera década del siglo XX. El discurso
de la “civilización” no fue recibido ni acatado de manera mecánica, las posiciones oscilaron
entre la resistencia y la negociación. La temporalidad lineal del estado-nación y sus
premisas de un avance hacia adelante, al “progreso” y la “modernización”, es contrapuesta
y desafiada por la temporalidad cíclica mapuche. Ambas temporalidades convivieron en la
“reserva”. Los mapuches de Nahuelpan continuaron celebrando kamaruko, a pesar de ser
bautizados y convertidos en católicos, algunos “capitanejos” no abandonaron la vida
patriarcal mientras que otros miembros aceptaron la monogamia. Los viajes al Gulumapu,
Chile, dan cuenta de la permeabilidad de las fronteras que no pudieron cortar las
relaciones de parentesco y la circulación de personas dentro del Wallmapu, territorio
ancestral mapuche. Cuando muere Francisco Nahuelpan el mando de longko lo toma su
hermano Martín Cañumilla Nahuelpan.
Las voces del subalterno localizadas en las ausencias, las negaciones y presencias del
discurso hegemónico nos permiten la reescritura de una historia otra que viene a crear
nuevos lugares de enunciación de aquellos olvidados y ha contribuir a pensar en un
dialogo conjunto por futuros mas democráticos y justos.
Bibliografía
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Paesa, Pascual. R. El Amanecer del Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca, Ed.
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16.- Fragmentación social en Bariloche: contexto socio-histórico y situaciones
emergentes (2005-2010)196
LEZCANO, Maximiliano Javier197
Presentación
El presente texto representa un acercamiento preliminar a la problemática
de la fragmentación social en San Carlos de Bariloche, en particular desde la perspectiva
del sector de barrios de menores recursos conocido como “el Alto”, al sur del centro de la
ciudad. En este marco, enfoco aspectos de la realidad socio-económica del sector y los
imaginarios sociales que se construyen entorno a ese espacio y sus habitantes. El título
remite a una realidad de fragmentación social vigente en San Carlos de Bariloche,
manifestada recientemente en conflictos sociales que tuvieron amplia trascendencia
mediática. Aquí haré referencia a tres acontecimientos clave que tuvieron como
protagonistas a sectores populares del Alto: los sucesos de violencia que culminaron con la
muerte de un remisero en 2005 y que generaron un virtual “estado de sitio” en el Alto; el
conflicto en torno a la instalación en el Alto de un hipermercado de la empresa Wal-Mart en
2009 y finalmente la muerte de tres jóvenes en 2010 que determinó un “estado de
emergencia social” en la ciudad.
Estos hechos, enmarcados en el contexto de marginalidad y exclusión
socio-económica en el que se encuentra el sector del Alto, aquí son vistos como
situaciones emergentes de procesos de larga duración que involucran varias décadas y
cuya raíz puede rastrearse incluso en los propios orígenes de la ciudad, a principios del
siglo XX. En este sentido y de acuerdo al perfil historiográfico del trabajo, considero que los
conflictos sociales más recientes en la ciudad son por un lado punto de partida de una
historia que se proyecta hacia atrás en el tiempo y por otro de llegada como resultante de
procesos previos, a diferencia de perspectivas sincrónicas de la realidad social.
En el proceso de fragmentación social en Bariloche reconozco dos
dimensiones: una material, reflejada en la distribución espacial de los sectores de la
población y en el acceso diferencial a bienes y servicios y una inmaterial, reflejada en los
aspectos discursivos que hacen a la discriminación, marginación, exclusión y xenofobia
que afloran en determinadas situaciones y contextos sociales. En esta propuesta me
interesa indagar en aquellas manifestaciones discursivas que tienen que ver con
determinados imaginarios, con cómo se perciben y como son percibidos los sectores
populares del Alto y el espacio que ocupan. Así, veo los conflictos en clave social y
cultural, como epifenómenos de las relaciones de clase, e ideológica, como
manifestaciones de actitudes, intereses y valoraciones atravesados por las estructuras
ideológicas de pensamiento.
En el análisis de los conflictos sociales que trato me planteo la existencia
de causas estructurales que subyacen y dan lugar a problemas del presente; problemas
que frecuentemente son tratados ahistóricamente desde la superficialidad del día a día del
conflicto. Espero así contribuir a la complejización de estos hechos, a desmontar visiones
hegemónicas e interpretaciones simplistas y/o funcionales, indagando en las condiciones
de producción de los hechos y en los imaginarios sociales que éstos realzan. No es mi
intención hacer una descripción detallada de los acontecimientos que enfoco, ni
extenderme en su complejidad social, política y económica, sino a partir de ellos aportar a
196
Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo,
religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, Código FH/124 (2010-2012), Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del
Comahue.
2
Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche, CONICET, Museo de la Patagonia, San Carlos de
Bariloche, Argentina, mjlladeranorte@gmail.com
la reconstrucción del proceso de fragmentación social en Bariloche y poner en tensión
diferentes imaginarios sociales en torno a los sectores populares del Alto en el marco de
una ciudad “imaginada”. El presente trabajo es de carácter introductorio y demanda la
profundización y ampliación de diferentes aspectos. En ese sentido, el análisis es en
principio y sobre todo cualitativo, aunque futuras entrevistas y análisis de fuentes y
bibliografía pueden brindar un sustento más cuantitativo a las interpretaciones.
De historias vigentes, ideologías e imaginarios sociales
La temática aquí propuesta incluye la plena vigencia social y la trascendencia políticosocial que suele tener el objeto de estudio de una historia del presente198 o una Historia
Inmediata199 con todas las connotaciones ideológicas, políticas y metodológicas que ello
implica. Estimo que el análisis de un pasado vigente que gravita en el presente, la
historización de aspectos sociales relevantes y frecuentemente urgentes del presente
inmediato, así como la consideración de pasados generalmente traumáticos en continuidad
con el presente y su efectividad en la sociedad comportan un particular enfoque de la
historia del presente que denomino historia vigente200, el cual desarrollo en un trabajo
enviado a publicación. En este marco, considero que la noción de presente histórico como
historia vivida201 y en particular de pasado vigente es la que mejor define el objeto de una
historia vigente, más allá de su inscripción en un pasado cercano o más lejano.
La escala de análisis del presente trabajo se inscribe en la Microhistoria202
y desde lo local203, permitiendo distinguir particularidades con respecto a otras áreas del
espacio regional. La reducción de la escala de observación, como en este caso a una
ciudad patagónica como Bariloche y dentro de ella un sector socio-espacial definido,
implica cambiar el enfoque con que se analizan los problemas; complejizar, articular
espacios, tiempos y sociedades, enfocando la estructuración de las relaciones sociales en
el tiempo en una construcción socio-histórica dinámica que involucra comportamientos y
variables complejas y móviles204.
Perspectivas como las de una historia desde abajo analizan a la sociedad
permeada por sus componentes ideológicos y políticos y en constante tensión a partir de
las relaciones desiguales entre los actores sociales. Para el caso que motiva este escrito,
me concentraré en la perspectiva de los imaginarios sociales de Bronislaw Baczko205 y los
imaginarios urbanos de Nestor García Canclini206, dentro de un contexto más amplio en el
198
Aróstegui, Julio. “La Historia del presente: ¿una cuestión de método?”. Actas del IV Simposio de Historia Actual. Carlos Navajas
Zubeldía (ed.). Octubre de 2002. Logroño, Gobierno de la Rioja: Instituto de Estudios Riojanos, 2004, pp. 41-75.
199
Barros, Carlos. “¿Es posible una historia inmediata?”. Ponencia dictada en el II Seminario Internacional Nuestro Patrimonio Común,
Cádiz,
el
23
de
abril
de
2002,
por
la
Asociación
de
Historia
Actual.
En
http://www.hdebate.com/cbarros/spanish/articulos/mentalidades/inmediata.htm. Consultada en Julio de 2011.
200
Lezcano, Maximiliano J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del “Alto”. Pilquen [Viedma,
Universidad Nacional del Comahue], Sección Ciencias Sociales: Año XII, Nº 13, 2010. En:
http://www.revistapilquen.com.ar/SumarioCS13.htm.
201
Julio Aróstegui op cit.
202
Revel, Jacques. “Microanálisis y construcción de lo social”. Quaderni Storici Nº 2 Nuova Serie, Bologna, agosto de 1994. Versión
traducida por Leticia Prisley y Juan Suriano en Entrepasados, Buenos Aires, N° 8, 1995.
203
Morín, Edgard. Introducción al pensamiento complejo, Barcelona, Gedisa, 2001.
204
Jacques Revel op cit.
205
Baczko, Bronislaw. Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas. Buenos Aires: Nueva Visión, 1991.
206
García Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos, Buenos Aires, Eudeba, 1997.
cual influyen los marcos de pensamiento ideológico207 y las conflictivas relaciones entre
Estado, sociedad y ciudadanía208.
Baczko trabaja el concepto de imaginario social y urbano como una de las
fuerzas que regulan y controlan la vida colectiva, ya que a través de los imaginarios
sociales se designan identidades y se elaboran representaciones de la realidad, se
distribuyen papeles y posiciones sociales, creencias y modelos formadores que regulan y
controlan la vida colectiva. Para las personas y grupos sociales “Designar su identidad
colectiva es, por consiguiente, marcar su “territorio” y las fronteras de este, definir sus
relaciones con los “otros”, formar imágenes de amigos y enemigos, de rivales y aliados”.
En términos de Canclini, se puede decir que imaginamos lo que no conocemos, donde lo
imaginario remite a un campo de imágenes diferenciadas de lo empíricamente observable,
como elaboraciones simbólicas de lo que observamos o de lo que nos atemoriza o
desearíamos que existiera. En Bariloche se imagina más de lo que se conoce; las
representaciones simbólicas del “otro” social conforman imaginarios que están en la base
de la fragmentación social.
Los imaginarios sociales que actúan en las diferentes visiones del conflicto
social en Bariloche están fuertemente atravesados por la ideología y la política, los que
juntos predeterminan el conjunto de las relaciones entre sectores de la sociedad y entre
éstos y el Estado, aspectos todos en los cuales gravita el concepto de ciudadanía en sus
diferentes acepciones209, como fundamento del Estado Capitalista210 Así, veo a los
conflictos de la última década en Bariloche como expresiones de lucha de clases, en el
sentido innovador de Adam Przeworski211, para el cual ni los ocupantes de espacios ni los
participantes en acciones colectivas son clases; clase es la relación que hay entre ellos y,
en ese sentido, la lucha de clases tiene que ver con la organización social de esas
relaciones. Algunas de las situaciones generadas a raíz de los conflictos se relacionan con
la idea de protesta social como forma de acción colectiva de carácter contencioso e
intencional que adquiere visibilidad pública y que se orienta al sostenimiento de demandas,
centralmente frente al Estado212. Esta perspectiva aporta a la comprensión de la
problemática aquí tratada.
En este análisis considero que las diferentes percepciones sobre igualdaddesigualdad que se materializan en la opinión pública barilochense representan formas de
pensar la sociedad que se enmarcan en la díada izquierda-derecha, en el sentido
propuesto por Norberto Bobbio213 en cuanto a que … “la distinción entre izquierda y
derecha retoma el distinto juicio positivo o negativo sobre el ideal de la igualdad, y este
deriva en última instancia de la diferencia de percepción y de valoración de lo que hace a
los hombres iguales o desiguales” … La movilización de la opinión pública en los conflictos
aquí analizados remite a posicionamientos ideológicos que hacen referencia a la aún
vigente díada de la derecha y la izquierda, no sólo como ideologías sino como programas
socio-económicos contrapuestos, como conjuntos de intereses y valoraciones excluyentes,
antitéticos.
207
208
Bobbio, Norberto. Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, 1995,187 pp.
Therbon, G. Cómo domina la clase dominante, Madrid, Siglo XXI, pp. 30-48, 1979, pp.151-163 y O’Donnell, Guillermo. Catacumbas,
Buenos Aires, Prometeo, cap. VI, 2008, pp. 215-265.
209
Opazo Marmentini, J. E. Ciudadanía y democracia. La mirada de las ciencias sociales. Departamento de sociología, Facultad de
Ciencias sociales, Universidad de Chile, 2002.
210
Guillermo O’Donnell op. cit.
211
Przeworski, A. Capitalismo y Socialdemocracia, México, Alianza, 1988.
212
Manzano, Virginia. Movimientos sociales y protesta social: una perspectiva antropológica, Buenos Aires, OPFYL, 2004. En:
http://www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/antropo/catedras/sistematica1a/sitio/catedras/neufeld/ASI_neufeld.htm. Consultada en octubre
de 2010.
213
Norberto Bobbio. Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, 1995, pp. 148-149.
Un ejemplo interesante de estas dicotomías lo podemos encontrar en
comentarios de Sivia Delfino214 cuando destaca que uno de los modos de funcionamiento
de la ideología es la lucha por el sentido; como en el caso del sentido del concepto de
democracia, cambiante según un criterio y una acción de izquierda (libertad de expresión y
activismo) o de una derecha neoliberal (orden y control). Para esta autora las ideologías
activas en nuestra sociedad … “nos proveen los modos de producir sentido acerca de las
relaciones sociales y de nuestro lugar en ellas”. Es justamente la constitución de sentido
común y la lucha por sus diferentes sentidos, mediado por las ideologías, lo que produce
una conexión entre las intervenciones del estado y las instituciones de la sociedad civil,
aspecto que se refleja en los hechos aquí analizados.
La ciudad y su gente
San Carlos de Bariloche es una ciudad norpatagónica asentada en la
margen sur del lago Nahuel Huapi (Figura 1), en un ámbito fronterizo signado por la
cercana frontera con Chile, como área de contacto e intercambio fluctuante a través del
tiempo. Cuenta con uno de los ejidos urbanos más extensos del país, con 27455 Ha., y
una estimación aproximada de unos 140000 habitantes, en un ámbito donde existen
profundas diferencias en el acceso a los recursos sociales, culturales y económicos.
La economía de San Carlos de Bariloche hoy depende básicamente del
turismo, actividad sustentada en una profusa red de servicios que abastecen la demanda
de turistas de diferentes partes del mundo. La ciudad muestra desequilibrios producidos
por el crecimiento poblacional y por la creciente marginación socio-económica de una parte
de la población, con claros signos de falencias en las áreas de salud, educación, vivienda y
servicios. Como agravante, la falta de alternativas económicas hace que los fenómenos
naturales (como escasez de nevadas y episodios volcánicos) y culturales (crisis
económicas externas) influyan fuertemente en la economía de la ciudad, hecho
particularmente visible entre el 2008 y el 2010.
La ciudad se fue conformando inicialmente a partir de la instalación de pobladores
indígenas llegados después de la expulsión de las comunidades originarias en el marco de
lo que se llamó la “Campaña del desierto” de Julio A. Roca, finalizada en 1885, chilenos en
busca de trabajo y europeos principalmente germano-chilenos. Su composición social es
diversa, agregada, definida espacio-temporalmente según las principales corrientes
inmigratorias externas e internas entre fines del siglo XIX y la actualidad, según Laura
Kropff215 agrupadas en torno a determinados intereses y motivaciones. La población
“pionera” con fuerte impronta europea y de carácter eurocéntrico, mantuvo un
protagonismo excluyente hasta los 70’, con un imaginario europeizante cristalizado en la
metáfora de la “Suiza Argentina” hasta comienzos de los 80’, donde es reemplazada por la
de la “ciudad de las dos caras”216, en alusión a la marcada desigualdad socio-económica.
La población muestra fuertes contrastes de nivel socio-económico:
marcada fragmentación socio-espacial entre, por un lado barrios de clase económica
media-baja, media y alta, con pobladores de origen europeo, migrantes bonaerenses y de
otras grandes ciudades y sus descendientes “nacidos y criados” (NyC) y por otro, barrios
mayoritariamente de clase económica baja, con migrantes rurales criollos y descendientes
214
En Caldelari, María et al. ¿Cómo se cuenta la historia?, María Caldelari y otros (comps.), Ciclo de mesas redondas interdisciplinarias
del Centro Cultural Rojas, del 2 de abril al 11 de septiembre de 2003, Primera edición, Buenos Aires, Libros del Rojas, 2004, p.
69.
215
Kropff, Laura. Migración e identidad en San Carlos de Bariloche, V Congreso de Antropologia Social, La Plata, Argentina, Julio-Agosto
1997. Ponencias publicadas por el Equipo NAyA, http://www.naya.org.ar/info@naya.org.ar, 1997. Consultada el 18/10/2010.
216
Kropff, Laura. Bariloche: ¿una Suiza argentina?, Desde la Patagonia difundiendo saberes [CRUB, UNCo, San Carlos de Bariloche],
2:32-37, 2005.
de pueblos originarios, migrantes chilenos y de otros países limítrofes y sus descendientes
“NyC”. Así, en la ciudad conviven identidades sectorizadas socio-espacialmente217, con
contrastes marcados entre las áreas bajas cercanas al lago, en particular “el Centro” y “los
kilómetros” y los barrios de menores recursos, ubicados principalmente en la zona
conocida como “el Alto”, en la parte alta al Sur del Centro de la ciudad (Figura 1).
La porción de la sociedad que muestra mayores necesidades
insatisfechas, con frecuentes condiciones de marginalidad y exclusión social, se encuentra
ubicada en los barrios altos de la ciudad, en una clara fragmentación socio-espacial. Allí
habita una porción significativa del total de la población de Bariloche, en muchos casos en
condiciones de hacinamiento y acentuada pobreza218 agravadas por el rigor climático
propio del sector y por el fuerte contraste con el modo de vida de sectores que gozan de
prosperidad económica. En Bariloche la pobreza se sufre más, sobre todo viviendo en
casas precarias, con calefacción insuficiente, frecuentes nevadas en invierno y muy bajas
temperaturas.
Los barrios populares están integrados por trabajadores de diverso origen,
aunque con una fuerte impronta de gente llegada de Chile y de las áreas rurales de la
provincia, en particular de tramos cercanos de la Línea Sur, en sucesivas oleadas
inmigratorias pero dentro de un proceso constante219. Esta población de menores recursos
tiene posición socio-económica subalterna en el desarrollo de la comunidad, en general en
empleos relacionados con en el sector de servicios turísticos y la construcción, excluida de
la oferta laboral dirigida a sectores más capacitados. Por lo menos en el caso de la
migración rural interna, el Estado tiene plena responsabilidad al no ofrecer alternativas
para mejorar el sistema de producción rural y, en última instancia, preparar a los migrantes
para su nueva vida en la ciudad.
Si bien existe una clara diversidad de situaciones socio-económicas en los
barrios populares del “Alto” y existen pequeños núcleos de sectores de menores recursos
al Este y al Oeste del centro de la ciudad220, es notorio que las dicotomías “alto-bajo”,
“centro-alto” o “arriba-abajo” forman parte de la realidad y del discurso popular. La
identidad conjunta del “Alto” es utilizada como estrategia de bloque ante situaciones
coyunturales221, en el marco de realidades socio-económicas y culturales compartidas222.
Destaco aquí el valor de esta faceta de “homogeneidad coyuntural” dentro de la
heterogeneidad, en principio porque en ocasiones resulta una elección de los propios
actores orientada a fortalecer determinadas luchas, facilidades para la ocupación de la
tierra, recepción de subsidios, servicios, etc., aunque sin dejar de ver aspectos negativos
como la estigmatización vía generalización por parte de otros sectores de la sociedad.
La ocupación marginal masiva del Alto ocurrió en los años 70’,
coincidiendo con políticas de desplazamiento de población de menores recursos asentadas
en áreas más cercanas al lago, migración de exiliados políticos desde Chile y grandes
ciudades de Argentina más la migración interna rural. El Alto es una categoría socioespacial relativamente moderna, surgida probablemente en los 80’ a raíz de la creación de
217
Matossian, Brenda. Expansión urbana y migración. El caso de los migrantes chilenos en San Carlos de Bariloche como actores
destacados en la conformación de barrios populares. Scripta Nova, Universidad de Barcelona, Vol. XIV, núm. 331 (76), 2010.
Fuente: Diario Río Negro, “El 36% de los inmigrantes de la periferia de Bariloche es pobre”, 08/09/2010. En:
http://www.rionegro.com.ar/diario/. Consultada el 13/04/2011.
219
Kropff, Laura. Migración e identidad en San Carlos de Bariloche, V Congreso de Antropologia Social, La Plata, Argentina, Julio-Agosto
1997. Ponencias publicadas por el Equipo NAyA, 1997. En: http://www.naya.org.ar/info@naya.org.ar y Brenda Matossian op
cit.
220
Nuñez, Paula; Fuentes, Daniel; Vallecillo, María G. La identidad como base de participación una experiencia originada en el barrio
Pilar I de San Carlos de Bariloche, en Concurso Nacional de Publicaciones, “Recuperando los Saberes de las Organizaciones
de la Sociedad Civil”. Buenos Aires Consejo: Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, 2008.
221
Lezcano, Maximiliano J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del “Alto”. Pilquen, Sección
Ciencias Sociales: Año XII, Nº 13, 2010. En: http://www.revistapilquen.com.ar/SumarioCS13.htm.
222
Núñez, Paula. “Prólogo”, en Fuentes, D. y Núñez P., Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds., San Carlos
de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 12.
218
la mayoría de los barrios altos, en general en condiciones de marginalidad socioeconómica. El arquitecto Carlos Abalerón223 da para Bariloche en 1991 un total de
población de 81277, de los cuales más de un tercio era marginal.
En este contexto, Bariloche está acumulando una historia de violencia
social y de violencia delictiva, individual, que aquí conviene separar. En los últimos años se
registra una creciente ola de delitos y de conflictos barriales, que además de los atentados
contra la propiedad privada, muestran cada vez más episodios de violencia y agresión
física, incluso con numerosas muertes. Angel Tissot denuncia la urgente situación social de
violencia social y muerte que se vive en los barrios altos de Bariloche y que afecta
principalmente a los jóvenes, una realidad que no es desconocida pero que “la mirada
oficial” no analiza en profundidad. “La sociedad local en su conjunto está dando la espalda
a la situación, percibe el problema como ajeno y solamente se escandaliza cuando la
violencia llega al centro de la ciudad.”224, expresión que se ajusta muy bien a los hechos
que ahora analizamos.
Como expresa el autor, cuando se habla de violencia en Bariloche se
piensa en conflictos entre grupos juveniles del Alto y en robos violentos, cuando hay otras
situaciones sociales que no son vistas como formas de violencia: el profundo contraste
económico, la falta de trabajo, la explotación laboral, la falta de comida: “Que la gente
recurra al basurero para comer, que vivan los chicos en la calle, que un obrero no consiga
trabajo, no es visto como violencia. La sociedad, en todas sus esferas, parece acordar que
las propias víctimas son las culpables de lo que les pasa.”225. Así, la exclusión y la
pobreza, la marginación socio-económica, la droga, el alcohol son todas causas y formas
de violencia que se instalan como forma de vida.
Se habla mucho de la gravitación de la violencia individual en los
problemas de nuestra sociedad, pero poco de otra violencia naturalizada: la del tejido
social, que adquiere continuidad ante un Estado y una sociedad que omiten
concientemente derechos básicos y desconocen la responsabilidad social del acceso a la
tierra y a los servicios. Se desconoce la responsabilidad del conjunto social en un ejercicio
de integración, … “cuya inexistencia se justifica, paradójicamente en la misma violencia
que la desigualdad construye: “no vayas al alto porque te roban o te matan” es una frase
común de los sectores medios locales.”226
Así, en la última década en Bariloche se siente la “inseguridad” que reina
en otras ciudades, hecho que está profundizando aún más las grietas que separan a la
sociedad barilochense, en donde se conjugan imaginarios sociales fuertemente arraigados
en el tiempo.
El contexto de la fragmentación socio-espacial
Para entender los conflictos sociales del presente es necesario un marco
histórico y contextual que considere procesos socio-económicos que les dan sentido,
aunque es necesario tener en cuenta que la historia es manipulada a partir de la propia
administración de la memoria y el olvido y por lo tanto de lo que se convierte en historia o
nó, ya que como expresan Daniel Fuentes y Paula Nuñez227, “la historia oficial de San
Carlos de Bariloche es el producto de un determinado ejercicio de la memoria.”. Como
223
Abaleron, Carlos A. Tendencias de crecimiento poblacional y espacial en San Carlos de Bariloche con énfasis en el sector marginal.
Informe Final, San Carlos de Bariloche: Fundación Bariloche, 1992.
224
Tissot, Angel. “Según dónde se mire”, en Fuentes, D. y Núñez P. Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds.
San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 120.
225
Angel Tissot op cit., p. 126.
226
Angel Tissot op cit., p. 125.
227
Fuentes, Daniel y Núñez, Paula. “Historia oral, archivos barriales y política pública en San Carlos de Bariloche: un encuentro
necesario”. Presentado en las III Jornadas de Historia de la Patagonia. San Carlos de Bariloche, publicación en CD, 2008, p. 2.
suele ocurrir en otras ciudades, en Bariloche los sectores populares habitualmente quedan
fuera de la memoria oficial. A lo largo del tiempo y desde diferentes instancias, Bariloche
ha sido presentada por su propia sociedad como una ciudad al margen de muchas
necesidades sociales, una ciudad alegre y festiva. Bariloche se presenta así como una
ciudad-postal donde claramente no tienen cabida los sectores populares, con su "carga" de
problemas y necesidades sociales y sus "diferencias" con respecto al modelo socioeconómico hegemónico, más acorde al perfil turístico de la ciudad.
Una historización de los procesos de fragmentación social y de exclusión y
estigmatización de los sectores populares en la ciudad de Bariloche nos permite
remontarnos a las dos última décadas del ante-siglo pasado, con la desestructuración del
modo de vida de los pueblos originarios a raíz de las campañas militares de Julio A. Roca y
la instalación de los primeros asentamientos de europeos, norteamericanos y de otros
orígenes en cercanías del Lago Nahuel Huapi228. Los sectores populares de Bariloche, en
particular de origen indígena, fueron invisibilizados por distintos dispositivos de poder y
control estatal y por visiones hegemónicas de la sociedad, con fuerte impronta del espíritu
“civilizador”, “integrador” y “argentinizador” de la “generación del 80’”, bien vigentes en las
primeras cuatro décadas del siglo XX229, en el marco de los principios positivistas de
“orden y progreso” y del ideal sarmientino de “civilización o barbarie”.
Así, el origen de la actual subestimación y marginación de los pueblos
indígenas y de los sectores populares se puede retrotraer a estos imaginarios
decimonónicos, con la visión negativa del indio y del gaucho, marcado a fuego por la
generación del 80’ y sus predecesores. A partir de los 40’ este imaginario es reemplazado
por otra visión peyorativa en el mismo sentido, en el marco de las políticas sociales de
integración llevadas adelante por el peronismo, con el rechazo de la “clase media” y alta a
la gente del “interior”; los llamados “negros” o “cabecitas negras”. Este imaginario ingresó a
Bariloche con los sucesivos aportes de inmigrantes bonaerenses, sobre todo a partir de la
década de 1980.
La presencia de los sectores populares en Bariloche fue invisibilizada por
una imagen de Bariloche como “la Suiza argentina”, reemplazada en parte por la
percepción de la “la ciudad de las dos caras” (en mención a la cara oculta de la pobreza) a
partir de los 80’. Para la autora esta nueva construcción de “sentido común” emerge de
procesos socio-políticos locales y nacionales de las últimas dos décadas del siglo XX
(Kropff 2005:36). La percepción de la “ciudad de las dos caras” remite a dos “ciudades”
como construcción de imaginarios urbanos en el sentido de Canclini230, aunque en
Bariloche es posible distinguir otras ciudades imaginadas, como “la ciudad turística, la
ciudad céntrica comercial permanente, la ciudad de los barrios y la ciudad de la
marginalidad”231.
Así, la ciudad “imaginada” no coincide con el espacio físico que la define,
sino que se refiere a uno o más sectores que son percibidos como “la ciudad”, marginando
al resto. La zona de barrios “populares” del Alto se conforma como un área de marginación
socio-económica, un área escindida socio-espacialmente del resto de la ciudad; una “zona
de sacrificio social” que ha producido nuestro sistema y nuestra sociedad capitalista, que
228
Méndez, Laura. “El estigma del origen. Chilenos e indígenas en el gran lago 1880-1935”. En Historias de las familias Mapuche Lof
Paichil Antrito y Lof Quintriqueo, Compilación Archivos del Sur, Subcomisión de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer (Villa La
Angostura), Neuquén, Gráfica Inacayal, 2009, pp. 55-74 y Méndez, Laura y Iwanow, Vladimiro. Bariloche: las caras del pasado.
Neuquén: Editorial Manuscritos, 2001, 223 pp.
229
Laura Méndez op cit.
230
García Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos, Buenos Aires, Eudeba, 1997.
231
Fulco, Carlos A. Proyecto de ordenamiento integral de infraestructura de servicios para la ciudad de San Carlos de Bariloche,
provincia de Río Negro V.16 Informe final. La Plata: Consejo Federal de Inversiones, 1993.
recuerda a las áreas de sacrificio ambiental que propone Andrés Dimitriu232. En ese
sentido, la gradual conformación en la última década del imaginario social del Alto como
lugar peligroso, marginal, delictivo actúa como catalizador de las diferencias, estimulando
prejuicios y discriminaciones y perpetuando fragmentaciones.
En el sentido de Jordi Borja y Manuel Castells233 estimo que en Bariloche
la segregación residencial se combina con la discriminación étnica y cultural, resultando en
altos índices de pobreza, viviendas inadecuadas, desempleo, falta de oportunidades y altos
niveles de delincuencia y criminalidad. La segregación residencial puede ser impuesta o
elegida; en el caso que me ocupa planteo que la segregación es creada por políticas de
Estado, aunque este es un proceso complejo y variable a través del tiempo ya que, en
ocasiones, una segregación impuesta por el Estado o por las circunstancias socioeconómicas puede ser continuada como elección. Un mapeo de la localización de grupos
sociales en Bariloche234 muestra un espacio altamente segregado, dado que en muy pocos
sectores diferenciados reside la gran mayoría de los integrantes de diferentes grupos
sociales, incluyendo el de menores recursos.
Sin dudas la estigmatización de los sectores populares barilochenses en
buena medida deviene de su origen y contexto socio-económico235, que los define y a la
vez los margina, en el marco histórico de una fragmentación y marginación socio-espacial
creada236. En Bariloche existe una diferenciación espacial que margina claramente a los
que menos tienen, partiendo de un momento donde la distribución de los asentamientos
humildes para las décadas 50’-60’ aún era saltuaria237, incluso en áreas cercanas al lago.
A partir de la década del 70’ y 80’ se va evidenciando una clara polarización, con amplios
asentamientos marginales en los barrios altos, hasta hoy donde nos encontramos ante una
acentuada polarización socio-espacial entre “el Centro” y “el Alto”, como parte de una
fragmentación de la ciudad más diversa y compleja.
Podemos rastrear orígenes de la segregación residencial en el contexto de
la planificación urbana de Bariloche y en la repartición de tierras, donde el ingeniero
Apolinario Lucero, quien en 1903 fue encargado de realizar las mensuras y el primer relevo
de la población existente en la colonia para la entrega de tierras, aconseja desplazar de
zonas productivas cercanas al lago a chilenos e indígenas y reemplazarlos por colonos de
origen europeo238. Así, la historia de desalojos y desplazamientos de asentamientos data
de principios de siglo XX, coincidiendo con la revalorización de la tierra, con ímpetu
renovado en la década “infame” del 30’ y en los 70’, donde muchos vecinos de escasos
recursos fueron trasladados al Alto mediante los desalojos violentos de la última dictadura
(Barrios Muticias y Arrayanes). Este último es un caso extremo de acción política que se
dio en 1977 para contribuir al imaginario de ciudad postal y a intereses inmobiliarios, a
partir de una serie de medidas tomadas por la dictadura militar en el marco del Plan de
Erradicación de Villas. En plano local significó la adopción de una política destinada a
alejar la pobreza del centro urbano y provocó a corto plazo la concentración espacial de la
misma en los espacios considerados ajenos a la ciudad. En coincidencia con esta situación
aumentan las órdenes judiciales de desalojo de tierras ocupadas239.
232
Dimitriu, Andrés. ¿Nuevas fronteras con múltiples cercamientos?: hacia una revisión crítica de la política territorial y extractiva en la
Patagonia, comp. Publifadecs, General Roca, Pcia. de Río Negro, 2010, 164 pp.
Borja, Jordi y Castells, Manuel. “La ciudad multicultural”. La Factoría (Colomers), N° 2, 1997. En:
www.lafactoriaweb.com/articulos/borjcas2.htm
234
Matossian, Brenda op. cit.
235
Laura Méndez op cit.
236
Maximiliano J. Lezcano op cit.
237
Carlos Abalerón op cit.
238
Carlos Abalerón op cit.
239
Fuentes, Daniel. “El espacio social de 34 hectáreas: 2 de Abril y Unión”, en Fuentes, Daniel y Núñez, Paula, Sectores populares:
identidad cultural e Historia en Bariloche, eds. San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, pp. 89-118.
233
En este contexto, nos encontramos “Ante la imagen de una ciudad ideal
que dispositivos mediáticos y estatales contribuyen a sostener y cuyos problemas sociales
de violencia, desocupación, fragmentación social y marginación se consideran
ahistóricamente derivados de un presente cuyos propios actores sociales, los "sectores
populares", serían los responsables.”240. Para esta autora, “Los sectores populares han
sido sistemáticamente negados por esta sociedad, llegando incluso a ser disociados de la
"ciudad" como tal; sus problemas son vistos como "ajenos" y producto de factores
"extraños", actitud que muestra facetas de xenofobia y discriminación”241. Si aceptamos
que para el sistema capitalista la pobreza es un problema porque desnuda la falacia de su
“progreso” ilimitado, para la sociedad barilochense los pobres lo son también porque con
su presencia y su voz ponen en cuestión el “orden” social naturalizado por décadas y el
imaginario de “ciudad postal” y “ciudad feliz”.
Como expresan Fuentes y Núñez242, por lo general las representaciones
que se construyen desde otros ámbitos sobre los barrios populares son las que los
identifican con el clásico juego clientelar, con la lejanía espacial y con la estigmatización
como “zona de peligro”. Situándonos en la problemática actual que nos ocupa, la realidad
de los barrios populares no refleja una imagen superadora ya que “En los últimos años se
agudizó una situación explosiva que tiene, como telón de fondo, a la continuidad de un
modelo político y económico que naturaliza la vida de varias generaciones en un marco de
exclusión y desigualdad, marginalidad y continuo enfrentamiento con las fuerzas de
seguridad.”
Emergentes de la fragmentación social
En el clima de creciente violencia social, individual y estatal que sufre la
ciudad en la última década los conflictos y las protestas sociales son cada vez más
frecuentes a partir de las movilizaciones de diciembre de 2001, generadas como respuesta
a las políticas económicas de los gobiernos nacional y provincial.
Estado de sitio en Bariloche
Entre 2003 y 2005 se registró una escalada de violencia que culminó en un
virtual “estado de sitio” en Bariloche. Un grupo de Vecinos Autoconvocados por la
Inseguridad denunciaban a principios del 2004 la creciente ola de delitos que asolaba a la
ciudad, luego de meses de pedidos de seguridad, justicia y participación en la ciudad y de
falta de respuesta a un petitorio que habían elevado en julio de 2003 pidiendo seguridad243.
Meses más tarde una nota de trascendencia local y nacional en el mismo medio anunciaba
“¿Bariloche en estado de sitio?”244. Para esa fecha el incremento de hechos delictivos y las
demandas de la población por seguridad llevó al ejecutivo municipal a convocar a la
gendarmería, hecho cuestionado por vecinos de la ciudad que denunciaban que bajo
presión de la burguesía local el municipio había impuesto un estado de sitio no declarado
en el Alto de Bariloche.
Más de un año después y en el marco de recurrentes hechos de violencia,
la muerte del remisero Néstor Cid en manos de un joven del Alto reactiva en los medios el
tema de la violencia. Las protestas y un paro del transporte generados por el hecho
240
Núñez, Paula. “Prólogo”, en Fuentes, D. y Núñez P., Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds., San Carlos
de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 14.
241
Núñez, Paula. “Prólogo”, en Fuentes, D. y Núñez P., Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds., San Carlos
de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 15.
242
Daniel Fuentes y Paula Núñez, op cit., p. 5.
243
Fuente: Agencia de Noticias Bariloche, “Sienten que las autoridades no les prestan atención por la seguridad”, 8/01/2004. En
www.anbariloche.com.ar. Consultada el 8/08/11.
244
Fuente: Agencia de Noticias Bariloche, 23/05/2004. En www.anbariloche.com.ar. Consultada el 8/08/11.
llevaron ahora sí a las autoridades municipales a firmar una resolución en la que
declararon a Bariloche en "estado de emergencia en materia de seguridad".
Paralelamente, se estudiaba la implementación de un operativo de patrullaje de la Policía
de Río Negro junto a personal de Gendarmería, Prefectura y la Policía Aeronáutica245.
El conflicto “Wal-Mart”
En otro orden de conflictos sociales en la ciudad, en 2009 se destaca el
“conflicto a raíz de la propuesta de instalación en la zona del “Alto” (Figura 1) de un
hipermercado de la empresa multinacional. El hecho polarizó las opiniones de la sociedad,
generó el primer referéndum popular de la ciudad, disparó la protesta social del sector del
Alto como bloque unificado y puso en cuestión realidades socio-económicas naturalizadas,
como la marginación socio-espacial y el acceso profundamente desigual a los recursos
económicos, sociales y culturales .
He tratado este tema anteriormente246 así que lo mencionaré aquí
brevemente. Las posturas a favor del proyecto se relacionaban principalmente con el tema
de los precios bajos que prometía la empresa multinacional y con la disponibilidad de
nuevos puestos de trabajo, mientras que las posturas en contra se referían en general al
perjuicio que ocasionaría la empresa en los pequeños y medianos comerciantes (con el
consecuente desempleo) y a las facetas negativas de su política laboral. Luego de la fuerte
polémica desatada en torno al voto negativo del Consejo Municipal, que incluyó diversas
expresiones de descontento por parte de representantes del “Alto” 247, las autoridades
decidieron convocar a un referéndum popular para votar por SI o NO a Wal-Mart en
Bariloche248, que finalmente se efectuó el día 30 de Agosto de 2009, con resultado positivo
para la empresa.
En Agosto de 2009 efectué una entrevista a la dirigente barrial Elizabeth
Rivera y a vecinos del barrio 28 de Abril, en un sector del Alto, que transcribo aquí sólo en
parte. La entrevista, pese a estar orientada claramente al tema Wal-Mart y al inminente
referendum, giró principalmente en torno a la situación del barrio y de los vecinos, las
necesidades y las estrategias que aplican para revertirlas, las luchas, las esperanzas, los
fracasos y los éxitos. El discurso claramente trascendía al barrio y se proyectaba a todo el
sector del Alto, ya que, opinan, “la realidad es parecida”.
El problema del desempleo y la falta de actividades para los jóvenes
ocupa un lugar principal en la larga lista de necesidades y preocupaciones: … “en
Bariloche hay mucha gente que está desempleada, hay juventud de 17-18 años que está
amontonada” … “¿por qué hay tanta droga?, ¿porque hay tanta delincuencia?.” … “A estos
chicos les falta educación, trabajo y ocupación, ese es el grave problema en Bariloche”.
Encuentran una clara relación entre el creciente desempleo, la inseguridad y la droga, que
remite a causas estructurales: “Ahora en la parte alta igual es como que está volviendo a
brotar mayor inseguridad”; … “si hay un montón de gente despedida, ahora en esta
semana, un montón de acá, y que están despidiendo gente y dicen que van a despedir
más” … “esto hace que empeore más la situación.” “Ahora cambió, los robos son con más
245
246
247
248
Fuente: Diario Clarín, nota de Mariano Cordero “Coordinaran patrullajes de policías, gendarmes y prefectos. Bariloche, sin transporte
por el crimen de un remisero”, 21/11/2005. En: http://edant.clarin.com/diario/2005/11/21/policiales/index.html. Consultada el
8/08/11.
Lezcano, Maximiliano J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del “Alto”. Pilquen
[Viedma, Universidad Nacional del Comahue], Sección Ciencias Sociales: Año XII, Nº 13, 2010. También en:
http://www.barilochense.com//opinion/opinion/si-o-no-a-wal-mart-en-bariloche-una-perspectiva-desde-los-sectores-populares,
del 27 de Agosto de 2009 y http://www.bariloche2000.com/comentarios/columnistas/41677-walmart-si-o-no.html, del 28 de
Agosto de 2009, entre otros.
Fuentes: “Vecinos del Alto pidieron por Wal Mart en el Centro cívico”, en http://www.elcordillerano.com.ar, 30 de Mayo de 2009.
Fuente: El Cordillerano edición digital, “El Deliberante rechazó la llegada de Wal Mart”, 30 de Mayo de 2009. En:
http://www.elcordillerano.com.ar. Consultada el 18/08/2009.
violencia, como en los barrios Omega, Frutillar, 400 viviendas” …(aquí y en adelante el
texto en cursiva y entre comillas es reproducción textual del discurso de los vecinos).
Argumentando el apoyo a la instalación del hipermercado, remarcan que
… “nosotros buscábamos en ese supermercado el tema de ir cambiándole la cara al Alto,
que empiece a sentirse como un lugar a donde también se puede venir, o sea, no
solamente tener que bajar sino que ahora empiecen a subir también” … “íbamos por lo que
iba a significar para el sector, a la gente, que se iba a ahorrar el colectivo, que se iba a
ahorrar el taxi, que iba a comprar más barato, que iba a generar puestos de trabajo, a eso
fuimos, por que eso era lo que no teníamos” … El “conflicto Wal-Mart” cobra una particular
significación en cuanto a la fragmentación socio-espacial de la ciudad, como evidencian los
vecinos al destacar que … “dejó muy marcado lo que nosotros siempre discutimos, la
diferencia que hay entre el Centro y el Alto.” … “eso sirvió muchísimo para mostrar las dos
partes, la parte alta y la del centro” … “sí, hay mucha diferencia entre el Alto y el Centro” …
“parecería que fuéramos indios de otra época, no?.” En torno a este tema los vecinos se
refieren a efectos negativos de la ciudad turística, ya que … “el turismo genera trabajo pero
la distribución no es igualitaria.”
Un vecino especula con clara proyección histórica; “Yo creo que va a
pasar como hace muchos años, que Bariloche terminaba en la 25 de Mayo; para arriba era
otra cosa y sin embargo ahora nos fueron empujando cada vez más arriba, más arriba,
entonces viene como quedando el centro hasta Brown y un poquito más arriba a lo mejor y
para arriba otra cosa.” En este sentido, las constantes referencias a “arriba”, “abajo”, “subir”
y “bajar” no se relacionan únicamente con la variable espacial y altitudinal, sino que
remiten a la existencia de espacios diferenciados social, económica y culturalmente
separados por un área de “frontera”.
La entrevista finaliza con una reflexión: “Difícil que eso [la ciudad] funcione
como una sola cosa, difícil por que todo no cambia tan fácilmente.” … “nosotros vamos a
seguir la pelea de querer vivir igual que en el Centro; con el asfalto, con veredas, con los
servicios, con la gente regularizando su situación con la tierra”. Estas expresiones tienen la
fuerza y el espíritu de rebelarse ante una sociedad y un sistema económico “irracionales”
(en el sentido de K. Marx), que naturalizan desigualdades intolerables y que marginan a la
mayor parte de la población.
La problemática socio-económica generada en torno a la llegada de la
empresa Wal-Mart a Bariloche revela que el “conflicto Wal-Mart” trasciende ampliamente
los planteos de costo-beneficio económico que se manejaron mediáticamente, reactivando
conflictos sociales profundamente arraigados en la sociedad barilochense. La propuesta de
la empresa es vista por parte de la población como una forma de reducir la desigualdad en
el acceso a los recursos. En este sentido, además de las ventajas económicas también se
abre una vía de “visibilización” del sector; una forma de atraer la atención, de ser
percibidos y con ello sus demandas y expectativas. Esta intención queda evidente en la
frase enarbolada durante el reclamo en el centro cívico de la ciudad: “El Alto también
existe”.
Emergencia social en Bariloche
A un año del anterior conflicto, hechos ocurridos en el barrio Boris Furman
del Alto entre el 17 y el 18 de Junio de 2010 sacudieron las estructuras sociales de la
ciudad y tuvieron amplia repercusión mediática en medios provinciales y nacionales249. A
raíz de la muerte del menor Diego Bonefoi en manos de la policía numerosos vecinos, en
su mayoría jóvenes, manifestaron enérgicamente agrediendo a la policía y efectuando
249
Bendersky, Melissa 2010. “Los hechos”, en 17 y 18 de junio. De esto hay que hablar, Arde Morales, invierno de 2010, 0:2-5,
Bariloche, Edición especial.
destrozos. En la represión policial participaron efectivos de la comisaría 28 y del grupo
especial BORA; los resultados fueron otros dos jóvenes muertos, Nicolás carrasco y Sergio
Cárdenas, más unas 20 personas heridas de distinta gravedad, incluyendo otra persona
con heridas de bala de plomo. Estos hechos desataron nuevas manifestaciones que
llegaron hasta el Centro Cívico y la calle Mitre, donde un grupo de unos 30 o 40 jóvenes
manifestantes se enfrentaron nuevamente con los efectivos policiales. Los enfrentamientos
en el Alto continuaron hasta el día siguiente.
El municipio permaneció cerrado y se suspendió el transporte público, en
un clima de alerta y consternación por parte de toda la población. Mientras se pedía la
intervención de la gendarmería nacional algunos vecinos detenidos formularon serias
declaraciones denunciando maltrato verbal y físico, amenazas de muerte y sustracción de
efectos personales. El sábado 19 de junio se dieron cita en la sala de prensa municipal
diversas organizaciones, instituciones y vecinos para conformarse en Asamblea
Permanente Multisectorial Contra la Represión Policial, de marcado perfil de izquierda, con
la adhesión de setenta y cuatro instituciones civiles. Mientras tanto, el gobernador Miguel
Saiz pedía que “no hagan política con la tragedia”250. El gobierno municipal decidió retirar
la comisaría 28 del barrio Boris Furman, actitud que generó opiniones muy encontradas en
la población, entre quienes veían cumplidas sus expectativas de reclamo y quienes
consideraban que era “una batalla perdida contra la delincuencia”. Esta última medida
generó opiniones de numerosos vecinos que se nuclearon en torno a tres páginas de
Facebook bajo consignas como: “No al cierre de la comisaría 28”, “No a los delincuentes
que destruyen nuestro Bariloche” y “Apoyemos a la policía de Bariloche”251.
A esta altura de los acontecimientos, los distintos medios reflejaban las
opiniones contrapuestas entre diferentes sectores de la población, donde afloró la
xenofobia, el racismo y la intolerancia por parte de vecinos que reclaman contra la
escalada de hechos delictivos que afecta a la ciudad. A una primera marcha de familiares y
amigos de las víctimas y miembros de la Multisectorial reclamando justicia por las víctimas
de la violencia policial, seguida de otras hasta hoy, siguieron dos marchas multitudinarias
conformadas por vecinos comunes, comerciantes, empresarios, punteros políticos,
familiares de policías, concejales y los propios uniformados en apoyo a la policía y en
reclamo de seguridad y justicia por las víctimas de la delincuencia. Entonaban cánticos
como “la policía no se va …”, “apoyemos a la policía”, “queremos seguridad”, “policías si,
chorros no”252. Esta actitud fue criticada por parte de la ciudadanía y los medios, sobre
todo por el tono subido de corte fascista y discriminatorio que acentuó aún más la
sensación de fragmentación social existente en la ciudad.
La defensora del pueblo, Ana Piccinini se mostró crítica con el gobierno
provincial, denunciando negociados y convivencia de la policía con la delincuencia, a la vez
que sostuvo: “En el caso de Bariloche ha habido abandono de políticas públicas y de
ausencia del Estado”, para la funcionaria, las muertes ocurridas fueron producto de “una
policía corrupta” y del “desinterés del gobierno provincial por los sectores más pobres de
Bariloche.” Destacó que en la provincia de Río Negro existen distintos casos de jóvenes
muertos y heridos en comisarías: “Nosotros lo venimos denunciando en todos los foros, en
todos los ámbitos, y hemos dicho en la Legislatura que la Policía de Río Negro incurre
250
251
252
Fuente: Diario La Prensa, “No hagan política con la tragedia, reclamó el gobernador rionegrino”, 20/06/2010. En:
http://www.laprensa.com.ar/Note.aspx?Note=361226. Consultada el 3/04/2011.
Fuente: El Cordillerano Edición digital, “Espontánea movilización en apoyo a la policía provincial en el centro de Bariloche”,
21/06/2010, En: http://www.elcordillerano.com.ar. Consultada el 23/10/2010.
Fuente: El Cordillerano Edición digital, “Espontánea movilización en apoyo a la policía provincial en el centro de Bariloche”,
21/06/2010, En: http://www.elcordillerano.com.ar. Consultada el 23/10/2010.
permanentemente en apremios ilegales”253, señalando al ex jefe de policía y actual
secretario de Seguridad y Justicia, Víctor Jufré.
Con los sucesos de Junio la rutina soporífera del capitalismo se rompió en
mil pedazos, junto con las vidrieras de la céntrica calle Mitre. Los marginados se
manifestaron, tiraron piedras, insultaron, se movilizaron, “bajaron” al centro de la ciudad;
confrontaron realidades y conmovieron los cimientos de una parte de la sociedad
barilochense. La gravedad de los hechos ocurridos y las profundas connotaciones sociales
que implican despertaron la opinión pública incluso nacional y la movilización de diferentes
sectores sociales, mostrando una significativa dicotomía en la interpretación de los
sucesos, de los actores sociales y de diferentes aspectos de la realidad socio-económica
de la Ciudad de San Carlos de Bariloche, de claro perfil ideológico-político y, en ocasiones,
xenofóbico.
La sociedad polarizada
Una vía para enfocar aspectos conflictivos de la realidad social como el del
17 y 18 de junio en Bariloche es el análisis de las opiniones vertidas en notas periodísticas
de medios informativos locales de edición digital254, en comentarios y cartas de lectores
relacionados y en diversos sitios Web como redes sociales, blogs y foros. Los discursos
que se articulan en torno a este y otros conflictos permiten identificar diferentes imaginarios
construidos en torno a la realidad socio-económica, al espacio urbano y a los actores
sociales.
En un análisis preliminar afloran visiones dicotómicas y polisémicas en
torno a la percepción de conceptos como: inseguridad-seguridad, justicia-injusticia,
igualdad-desigualdad, en sus múltiples sentidos según los diferentes sectores de la
sociedad. Otras palabras llenas de sentido que resuenan en sitios Web consultados entre
2009 y 2010 son: “paz social”, “derechos ciudadanos”, “derechos humanos”, “justicia
social”, “represión policial”, “gatillo fácil”, “derecha”, “izquierda”, “zurdos”, “fachos”, “rojos”,
“negros”, “negros de mierda”, “pobreza”, “marginación”, “fragmentación social”,
“desigualdad”, “inseguridad”, “justicia”, “falta de políticas sociales”, “asistencialismo”,
“clientelismo”, etc. Me concentraré en estas construcciones discursivas porque estimo que
es el que más aporta a la problemática de la fragmentación social, dejando de lado por
ahora las múltiples inferencias posibles en cuanto a las conflictivas relaciones entre
sociedad, ciudadanía y Estado que pone en evidencia el conflicto.
Al igual que otros conflictos registrados en la ciudad el conflicto en torno a
los hechos del 17 y 18 de Junio polariza a la sociedad en sectores internamente
heterogéneos que sostienen posturas fuertemente encontradas según cómo son afectados
por la realidad socio-económica vigente. Como la delincuencia afecta a diversos sectores
socio-económicos, las expresiones de adhesión a la policía provienen de distintos
sectores, incluso de los populares, aunque es cierto que predominan las de sectores
medios y altos, más acosados por el delito.
Por otro lado, los sectores más afectados por la discriminación y la
represión policial sin dudas son los sectores populares, en particular del Alto, por lo que las
posturas en contra de la represión policial provienen más de estos sectores. Sin embargo,
hay que tener en cuenta que parte de las posturas en contra de la represión proceden de
sectores medios con fuerte compromiso social y que frecuentemente forman parte de
instituciones de corte socio-ambiental y socio-político consideradas por Elizabeth Jelin el
253
Fuente: Barilochense digital, “La defensora se refirió a la Policía de Río Negro”, 18/06/2010.
http://www.barilochense.com/notas/la-defensora-se-refirio-a-la-policia-de-rio-negro. Consultada el 23/10/2010.
254
www.elcordillerano.com, www.bariloche2000.com, www.barilochedigital.com, www.barinoticias.com.ar, www.anbariloche.com.ar.
En:
“tercer sector”: ONGs y otras asociaciones civiles mediadoras entre los excluidos o
marginados y el Estado y organismos internacionales255, como aquí el colectivo de la
“Multisectorial”.
Así, mientras unos piden que acabe la represión policial, otros la
estimulan; mientras unos piden castigo para los policías culpables otros lo piden para los
delincuentes en general; mientras unos piden justicia social para los marginados, otros
más efectividad judicial para prevenir y castigar muertes; unos seguridad social y otros
seguridad policial; unos hablan de la inseguridad por la falta de políticas sociales por parte
del Estado, otros de inseguridad por el aumento del delito y la inoperancia de las fuerzas
de seguridad y del sistema judicial; un sector pide una policía más profesional para que no
genere más muertes y otro para que tengan más éxito en el control de la delincuencia.
Mientras unos se quejan de la inseguridad y piden más seguridad policial, otros sufren la
inseguridad que provoca la “criminalización de la pobreza”, evidenciada ante la
persecución de habitantes del Alto por “portación de cara”256. La información recabada
muestra el prejuicio fuertemente arraigado en la población de relacionar pobreza y
necesidad con delincuencia.
En este contexto, podemos replantearnos la noción de “inseguridad”, que
parece estar en el centro del conflicto social aquí tratado. Un sentido que surge en primera
instancia es el de la falta de seguridad provocada por el accionar de la delincuencia en
contra de la salud de las personas y de sus bienes. Sin embargo, hay otras percepciones
que aquí están en juego; inseguridad de tener un buen empleo, de llegar a fin de mes, de
poder alimentar bien a los hijos, de poder ofrecerle una educación adecuada, de contar con
una atención médica suficiente, de tener calor en invierno, en fin, de realizarse. Como
expresó un detenido durante los sucesos del 17 y el 18 de junio, … “a la gente que sale a
pedir seguridad le pido que se fije también qué seguridad está pidiendo” … “la seguridad
no viene por ese lado, viene por la educación genuina, por el trabajo genuino, pasa por
darnos un futuro.”257.
Otro concepto polisémico es el de “justicia”, donde su pedido al Estado en
este contexto puede significar una demanda de mayor efectividad del poder judicial para
condenar y recluir al delincuente, protegiendo al “buen ciudadano”; cuando otros sectores
de la sociedad además piden “justicia social”, políticas sociales que tiendan a prevenir el
delito, que apunten a un desarrollo social en condiciones más igualitarias y que consideren
la real contención y recuperación de los que delinquen. Mientras unos ven a la Justicia
como un medio para continuar accediendo a los beneficios sociales, culturales y
económicos de nuestro sistema, otros la reclaman para llegar o para que otros llegan algún
día a acceder a ellos.
De lo expuesto surge que en el conflicto participan dos paradigmas
discursivos aparentemente excluyentes: el de la “delincuencia y la inseguridad” y el de la
“injusticia social y la desigualdad”. El primero, centrado en la necesidad de más seguridad
y justicia, demanda más acción policial y mayor efectividad del sistema judicial. El segundo
demanda un cambio en la sociedad y en las políticas de estado, tendiente a reducir la
desigualdad: plantea que hay causas estructurales que explican y predisponen el delito y la
violencia social e individual. La marginalidad social genera marginalidad ante la ley, se
255
En Manzano, Virginia. Movimientos sociales y protesta social: una perspectiva antropológica, Buenos Aires, OPFYL, 2004. En:
http://www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/antropo/catedras/sistematica1a/sitio/catedras/neufeld/ASI_neufeld.htm, Consultada
en octubre de 2010.
256
Fuente: Informe Urbano, “Denuncian más casos de violencia policial en los barrios del Alto”, 4/07/2010, Por Gisele Sousa Días,
Bariloche, Enviada Especial. En: http://informeurbano.com.ar/Noticia/2133/Denuncian-mas-casos-de-violencia-policial-en-losbarrios-del-Alto/. Consultada el 23/10/2010.
257
Fuente:
Arde
Morales,
invierno
de
2010,
N°0,
Bariloche,
Edición
especial.
En:
http://issuu.com/hernanpiratomazza/docs/arde_morales_n_mero_cero. Consultada el 15/8/2011.
criminaliza la pobreza y se estimula la represión violenta, alentada por el sector de la
población que sostiene el primer paradigma en forma excluyente.
Las posturas que sostienen ambos paradigmas suelen ser pensados
equivocadamente en términos de la oposición “vecinos que piden seguridad” vs.
“defensores de delincuentes” o “a favor o en contra de la policía” o “a favor o en contra de
los delincuentes”. En estos sentidos, la principal dicotomía excluyente para el sentido
común parece ser la de “zurdos”, que hablan de desigualdad, injusticia social y derechos
humanos y “fachos”, que hablan de inseguridad y piden más acción policial. Estas
polarizaciones remiten a la plena vigencia de la derecha y la izquierda en el sentido de
Bobbio258 y a imaginarios urbanos como visiones parciales de la ciudad y de la realidad
social en el sentido de Canclini259.
La pregunta es cómo hacer para que la sociedad entienda que estos
paradigmas no son excluyentes; no hay dudas que existe delincuencia e inseguridad pero
también que hay profundas carencias económicas y exclusión social que están influyendo
decisivamente. Estas realidades coexisten y están íntimamente relacionadas, de manera
que no se puede solucionar una sin solucionar la otra y viceversa. Es posible sostener que
hay una fuerte relación entre pobreza y delito, entre delito e insatisfacción social y esto
genera responsabilidades al estado y a la sociedad; el acceso a los recursos económicos y
culturales es muy desigual. La desigualdad, condición sine qua non del capitalismo, es tan
marcada en Bariloche que genera un profundo descontento y resentimiento social.
Las posturas que sostienen el paradigma de la “delincuencia y de la
inseguridad” en forma excluyente, incondicional, suelen relacionarse con planteos
discriminadores al considerar a los sectores populares como la raíz del problema, incluso
considerando que ese sector de la población no es capaz de superarse y de acceder a los
beneficios que están disponibles, por desidia, abandono personal, mala educación,
debilidad o ignorancia. Algunos comentarios clásicos en la población en ese sentido son:
“yo tuve que trabajar mucho y a ellos les dan los servicios por que son pobres”, “tenemos
que mantenerlos”, “no quieren laburar”, “es más fácil recibir un plan”, “son todos
drogadictos y delincuentes”, “no tienen respeto por nada”, “yo no tuve trabajo y no salí a
robar”, siempre con el “conveniente” sesgo de la generalización.
En un plano más interpretativo de la realidad socio-económica el conflicto
también disparó otras voces y visiones, como las del sociólogo Vladimiro Iwanow260 y el
Monseñor Maleti261, que hicieron referencia al profundo marco de marginación social que
sufre parte de Bariloche. Se destacan también los numerosos comunicados de
instituciones educativas y ONG, como el de estudiantes del Centro Regional Universitario
Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue262. Dentro de la diversidad de
opiniones, que no es posible mostrar aquí, predominan los ¿Qué? y ¿cómo? más que los
¿por qué?, en un contexto informativo y de opinión de sobre la realidad social
predominantemente descriptivo.
En el marco de los hechos aquí tratados, el nuevo imaginario del siglo XXI
en nuestra sociedad es el de la violencia y la inseguridad, por lo que cabe preguntarse,
¿cómo hemos llegado a este estado?, ¿qué no funciona en nuestro sistema socioeconómico y político?. Una postura es pensar que el problema sencillamente tiene que ver
258
259
Bobbio, Norberto. Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, 1995,187 pp.
García Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos, Buenos Aires, Eudeba, 1997.
Fuente: Diario Río Negro, nota de Wladimiro Iwanow “¿Puede aprender a convivir Bariloche?”, 25/06/2010. En:
http://www1.rionegro.com.ar/diario/debates/2010/06/25/24379.php. Consultada en Septiembre de 2010.
261
Fuente: Diario la Nación, “El obispo de Bariloche pidió "cordura" tras el homicidio del joven”, 19/06/2011. En:
http://www.lanacion.com.ar/1276739.
262
Fuente: Barinoticias, “INSATISFACCIÓN SOCIAL por un lado e INDIFERENCIA ESTATAL Y SOCIAL por el otro”, 21/06/2010. En:
http://www.barinoticias.com.ar. Consultada el 21 de Junio de 2010.
260
con la deficiencia del sistema policial, judicial y carcelario, aunque también es posible ver
que la inseguridad tiene causas estructurales que la sostienen y la acrecientan;
básicamente la insatisfacción de buena parte de la población; el acceso profundamente
desigual a los recursos, la alienación de nuestro sistema capitalista y de los actores
sociales, la drogadicción, el modelo de violencia vigente en nuestra sociedad, etc. La
decisión por la represión violenta para contrarrestar el efecto de inseguridad en nuestra
sociedad muestra la faceta deficiente del sistema, desnuda la dominación capitalista en el
sentido de O’donnell263. Por eso y en torno a la idea de “inseguridad” es oportuno analizar
quiénes la plantean, cómo la perciben y que solucionen piden o aportan.
Comentarios finales
La sociedad barilochense es una sociedad heterogénea social y
culturalmente, que sufre un proceso de fragmentación y marginación social relacionado
con aspectos identitarios que tienen que ver con el origen (fuertemente marcado por las
principales corrientes inmigratorias), la ubicación socio-espacial, el origen socio-económico
y cultural de sus integrantes, el posicionamiento político-ideológico y las posibilidades de
acceso a los beneficios de la sociedad capitalista. Estas divisiones son de carácter
histórico, como manifestaciones socio-económicas variables a través del tiempo. La
hegemonía marcada de ciertos sectores sociales y la estigmatización de otros han sido
fuentes de constantes tensiones y resistencias en Bariloche.
En el manejo de la problemática social en Bariloche es evidente el enfoque
parcial, estático y ahistórico de algunas posturas signadas por la inmediatez, separadas de
una percepción socio-económica de conjunto y de una visión global de la ciudad; que no
percibe las causas estructurales que determinan efectos en el presente, incluso en
funcionarios políticos directamente involucrados en los conflictos. También se nota la falta
de un análisis social de los actores, de intereses, demandas, necesidades y limitaciones de
cada parte que inciden en la evaluación-valoración de los conflictos. Es necesario superar
la perspectiva de los paradigmas excluyentes, lograr una visión más de conjunto, con
profundidad histórica y sin falsas pretensiones de objetividad. No alcanza con mostrar “lo
que pasa” sino que es necesario analizar “por que pasa lo que pasa”, en un plano
interpretativo como camino a la reflexión y a la búsqueda de posibles soluciones a los
problemas de nuestra sociedad.
El contexto socio-cultural y socio-económico aquí esbozado permite
entender que muchas de las posturas y actitudes de los sectores populares instalados en
la zona comúnmente conocida como “el Alto” se comprenden en el marco histórico de la
realidad social de necesidad y urgencia que vive ese sector, excluido de muchos beneficios
comunes a otros sectores de la ciudad. Así, los conflictos van más allá de lo aparente;
responden a causas estructurales, hunden sus raíces en una sociedad escindida socioespacialmente, reactivando conflictos sociales profundamente arraigados en la sociedad
barilochense. Los acontecimientos analizados dispararon la protesta social de sectores
populares y pusieron en evidencia y en cuestión realidades socio-económicas
naturalizadas, como la marginación socio-espacial y el acceso profundamente desigual a
los recursos económicos, sociales y culturales. En este contexto la protesta social es una
forma de negociación ante el estado y una forma de mostrarse, de decir “estamos acá”,
“somos de acá” en el marco de un proceso de oposiciones generadoras de identidades,
estrechamente relacionadas con la percepción de ciudadanía y con cierta perspectiva de la
lucha de clases.
263
O’Donnell, Guillermo. Catacumbas, Buenos Aires, Prometeo, cap. VI, 2008, pp. 215-265.
Pienso que los diferentes marcos de pensamiento (ideologías) y los
conflictos socio-económicos a lo largo del tiempo habilitaron dicotomías en torno a
realidades de la sociedad barilochense que evidencian un proceso de profunda
fragmentación social, en una sociedad con marcadas actitudes maniqueistas. Es evidente
que en los conflictos analizados se han instaurado dicotomías discursivas excluyentes
como confrontación de sentidos contrapuestos que responden a imaginarios sociales y
urbanos fuertemente arraigados en la sociedad barilochense, que crean barreras en la
comunicación entre los diferentes sectores y dificultan la integración de la sociedad como
claras muestras de la fragmentación social existente. Se trata de romper con estas
dicotomías excluyentes, conciliar a las partes en pos de beneficios en común. En ese
sentido, es posible sostener que la forma humanitaria, eficaz y duradera de lograr la paz
social y la seguridad (en sus múltiples sentidos) no es incrementando y optimizando la
acción policial y judicial sencilla e incondicionalmente, sino mejorando la situación social,
reduciendo la insatisfacción y las carencias económicas, atacando decisivamente a la
pobreza, atendiendo las demandas tanto de unos como de otros.
Un desafío de los diferentes actores sociales y del Estado radica entonces
en considerar los múltiples sentidos de la realidad social, asumiendo su acentuado carácter
dicotómico y “polisémico”. La profunda fragmentación socio-espacial y marginación
económica que sufre Bariloche está en la base de estas dicotomías, atravesadas
claramente por aspectos ideológicos, políticos y económicos. Así, un análisis del conflicto
debería considerarse en clave socio-económica e ideológica, saliendo de enfoques
simplistas que reducen un conflicto como el del 17 y 18 de junio a posturas a favor o en
contra de los delincuentes o de la policía o bien que lo consideran como mera
confrontación entre delincuentes y policías.
Aunque parezca ocioso tener que remarcarlo, es posible sostener que
efectivamente hay una fuerte relación entre la escalada de violencia y hechos delictivos
que presiona a diferentes sectores de la población y la profunda fragmentación socioespacial y marginación económica que se vive en Bariloche, acentuada por los marcados
contrastes económicos de una ciudad turística que a la vista superficial se veía próspera y
exitosa. Es en este aspecto donde hay que centrar esfuerzos; en ponernos como meta una
ciudad unificada y más equitativa que asegure la satisfacción de las necesidades básicas.
Es tarea de los diferentes sectores de la sociedad y en particular del Estado tomar las
medidas necesarias para que el cambio se produzca.
En ese sentido, los historiadores tienen un importante rol social que cumplir al historizar
aspectos sociales relevantes y frecuentemente urgentes del presente inmediato. La
práctica de una historia vigente como línea de investigación y como agenda del historiador
implica generar nuevas construcciones de sentido que eventualmente permitan re-significar
e incluso transformar la realidad social, contribuyendo a mostrar caminos alternativos más
allá del futuro decantado por visiones hegemónicas. Considero así que los acontecimientos
barilochenses aquí analizados dispararon conflictos en torno a problemas que demandan
la historización del presente; que traen al presente un pasado oculto, negado, marginado.
Así, el proceso de fragmentación social en Bariloche involucra un largo pasado vigente y
traumático en continuidad con el presente, en el cual hay claves para comprender y
explicar aspectos fundamentales de nuestra sociedad.
Referencias
Figura 1. Detalle del ejido urbano de San Carlos de Bariloche en cuya parte inferior se
aprecia el sector del Alto, con indicación de barrios citados en el texto.
17.- Banderas y ciudadanía: educación y migración chilena en el oeste del
territorio de Río Negro. 1910 -1935
Liliana Lusetti: Universidad Nacional del Comahue lusetti@bariloche.com.ar
Ma. Cecilia Mecozzi-Instituto oscaceci@elbolson.com
Presentación
Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en la Argentina comienzan a tener
lugar una serie de procesos a partir de los cuales se intenta consolidar el Estado
Nacional. Entre estos se encontraban los procesos que desembocarían en la
conocida inmigración de masas y también los que dieron origen a lo que hoy
conocemos con el nombre de sistema educativo moderno. De modo que historia de
la inmigración e historia de la educación en la Argentina son dos objetos de estudio
íntimamente relacionados.
En el intento de formación y consolidación del Estado Nacional a fines del
siglo XIX, la población constituía uno de los pilares fundamentales, por lo que su
conocimiento se constituyó en una cuestión prioritaria. La ideología hegemónica de
la época influyó en el conocimiento de la población al hacer visible, a nivel
cuantitativo, sólo una parte de la misma: la argentina y la extranjera europea,
mientras que se invisibilizó a la población originaria, preexistente a la formación del
Estado. Por otro lado las políticas de población del Estado nacional no
consideraron al migrante de origen limítrofe, en la primera mitad del siglo XX, como
un migrante “deseable”.
Con la creación de la Gobernación de la Patagonia y posteriormente del Territorio
Nacional de Río Negro en 1884, las autoridades implementaron una serie de censos
con un discurso similar a los aplicados en el orden nacional, destinados a conocer el
estado de la población, en los cuales desconocieron cuantitativamente la diversidad
cultural, pues la población originaria fue ignorada o incluida en la argentina o chilena.
(Moldes-Entraigas, 2007:72)
El oeste del Territorio de Río Negro, tras la ocupación militar organizada por el
Estado nacional, continuó con los viejos patrones sociales y económicos que lo
unían desde épocas pasadas a Chile. Desde fines del S XIX, se produjeron
continuas migraciones de origen trasandino configurando una nueva dinámica en las
relaciones sociales en la región, debido a la irrupción de nuevos actores y la
exclusión de las comunidades originarias. Como sostiene Laura Mendez, el grupo
social de origen de mayor peso económico fue, desde principios del siglo XX, el de
los extranjeros de origen europeo o germano-chileno, vinculados a la actividad
ganadera y comercial. En segundo orden se encontraban las clases subordinadas,
formadas por chilenos e indígenas que, o bien vivían del trueque, con una economía
de subsistencia, o trabajaban como mano de obra barata en los emprendimientos de
los grupos sociales dominantes1.
El Estado, a partir de la sanción de la Ley 1420 en 1884, le demandó a la escuela
que fundara la “conciencia nacional” del ciudadano argentino “moderno”. Flavia
Terigi señala - al hablar de la necesidad de fundar un sistema educativo modernoque: en principio se entendió que implicaba darle estatuto legal, y por eso durante la
década del 80 la política educativa del Estado nacional se centró en la sanción de
las leyes que regirían su funcionamiento. Pero en los años que siguieron el trabajo
pedagógico fue orientado hacia la codificación y homogeneización de la cultura
1
MENDEZ , Laura: “Bariloche 1880-1935: procesos migratorios, prácticas políticas y organización social”, en RUFFINI, M y
MASERA, F (Coord) Horizonte en Perspectiva. Contribuciones para la Historia de Río Negro (1884-1955), Viedma, Fundación
Ameghino, Legislatura de Río Negro, V I, 2007, p.366.
escolar, con el fin de construir un ‘sujeto pedagógico’ homogéneo”2. En tal sentido,
en la década de 1880, comenzaron a desarrollarse los trazos del modelo
asimilacioncita en educación, el cual proponía que las diferencias étnicas,
nacionales y lingüísticas fueran homogeneizadas a través de un proceso en el que
se alcanzara la pérdida de esas pertenencias originarias y se incorporaran las de la
sociedad dominante.
En este sentido, en primer lugar, la enseñanza obligatoria, gratuita y laica promovida
a través de la ley 1420, se propuso garantizar la masificación de la alfabetización
exclusivamente castellana y promover los valores patrios. Desde el poder político
gubernamental y a través de un fuerte dispositivo escolar se instituyó un proceso a
partir del cual comenzó a construirse el relato referido a la “argentinidad” y una visión
de la argentina como “país de inmigración europea”. En esa narración no debía
tener lugar la historia de la conquista de los pueblos originarios ni la imagen de un
país con otros migrantes. En segundo lugar, en el contexto de una composición
social culturalmente heterogénea y con el objeto de construir una “conciencia
nacional argentina”, la escuela debió valerse de ciertos mecanismos específicos, uno
de los cuales fue la invención de una “tradición argentina”. Se pone en práctica la
sistematización de una liturgia pedagógica, que acompañará masivamente a los
actos escolares de ahí en más el himno, los cantos patrióticos, el culto a la bandera,
las fiestas cívicas. La idea justamente era que “lo diverso” sea desintegrado y
transformado en homogéneo. 3
Ahora bien, Dolores Juliano sostiene que: “(...) en Argentina, no todas las minorías
inmigrantes sufrieron de la misma manera la presión desintegradora. La escuela
oficial fue para todas aséptica y uniformizadora, pero las minorías con mayores
recursos económicos (alemanes, ingleses, daneses, galeses, según las zonas)
podían tener sus propios institutos (...) Las minorías con menores recursos
(inmigrantes internos o de países limítrofes, indígenas) no tenían posibilidades
reales de utilizar estos mecanismos de autoafirmación (...)”4
Estas iniciativas civilizadoras produjeron categorías estigmatizantes, indio y chileno
entre otras, que llevaron al exterminio y a la segregación de la población que
habitaba ese territorio porque su existencia hacía "peligrar la unificación identitaria
de ‘lo argentino’" (Trpin, V;2004:21). Lo chileno emerge como significativo en
relación a la empresa nacionalizadora que ejerce el dispositivo escolar, sobre todo
en regiones que, como la zona cordillerana, estuvo habitada por altas proporciones
de población trasandina. La herencia chilena "amenaza" el sentido de argentinidad
de estas sociedades en formación. La chilenidad aparece asociada a la nacionalidad
por medio del proceso de etnificación. Al clasificarse y ser clasificada como chilena
es simbólicamente excluida de la comunidad nacional al tiempo que es integrada en
términos económicos enfatizando su condición de trabajadores explotados. Por ello,
chileno no sólo significa "mantener inclusión de cierta fidelidad a sus orígenes
nacionales, alude a mecanismos institucionales de exclusión/inclusión de grupos
sociales tendientes a la producción y control de la fuerza de trabajo en la región.
(Trpin,V; 2004:80).
Explicitando marcos teóricos
2
TERIGI, F. Z.: “El ‘caso Vergara’. Producción y exclusión en la génesis del sistema educativo argentino”, en A. PUIGGRÓS
(dir.): Sociedad civil y Estado en los orígenes del sistema educativo argentino, Historia de la Educación en la Argentina, Tomo
II, Buenos Aires, Galerna, 1991, p. 226.
3
DEVOTO, F. Historia de la Inmigración en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2003, P. 279
Juliano,D.: Las minorías étnicas en Argentina. La autorreproducción social y el tratamiento escolar de la diferencia (18801980), Memoria de Investigación, 1993, PP. 97-98.
4
La escuela argentina de principios del siglo XX nace con un fuerte mandato de
inclusión, favoreciendo el ingreso de los/as estudiantes de diferentes orígenes
étnicos o nacionales, pero privándolos de la posibilidad de ser beneficiarios/as de
una enseñanza que contemple sus diferencias, promoviendo el intercambio de sus
saberes y el respeto a las diferencias.
La ley 1420 de Educación Común, promulgada en 1884, incluyó expresamente a la
Patagonia en su objetivo de creación de escuelas, el proyecto y los instrumentos
empleados se convirtieron en verdaderos dispositivos de nacionalización que las
élites políticas desplegaron a los fines de homogeneizar a la población culturalmente
heterogénea.
En este sentido, el incipiente “sistema educativo argentino” desplegó una serie de
prácticas de asimilación, que concibieron a la “otredad” como algo que debe ser
“borrado”, y sobre lo cual deben “imprimirse” los saberes, costumbres y valores de la
cultura dominante. María Sagastizabal sostiene que para la modalidad de la
asimilación “(...) el ‘otro’, aquel que es distinto a nosotros, no tiene consistencia, no
tiene derecho a diferir o a ser ‘otro’, por lo tanto se debe ‘hacer semejante’ para ‘ser’.
5
La diversidad cultural “es un problema” de modo que ante la presencia de niños/as
con orígenes nacionales diversos y, en ocasiones, con diferentes pertenencias
étnicas, se lo intenta resolver promoviendo la invisibilización de esos orígenes.
Ahora bien, se considera en este trabajo que la diferencia es construida cuando se
imaginan y asignan determinados rasgos o características a ciertos conjuntos
sociales o culturales de manera arbitraria o fundada. Según Gerd Bauman (2001:83)
“la etnicidad se crea para parecer que se basa en diferencias absolutas y naturales,
en lugar de basarse en elecciones relativas y culturales de diferenciación o de
diferencias creadas”.6 Esto ubica a los otros diferentes en un determinado lugar, lo
cual sugiere preguntarse por el lugar que ocupan y la relación que mantienen los
sectores subalternos con la cultura escolar dominante. A su vez, de acuerdo al peso
material y simbólico de cada colectividad y las representaciones que recaen sobre
ella en función de su mayor o menor “extrañeza” (determinada por la lengua, las
costumbres, la religión, etc.) y, su posición en la estructura social y su identidad de
clase, el otro diferente es visto como amenaza y aceptado o rechazado en mayor o
menor medida. En efecto, las características reales o atribuidas que hacen que el
hijo de inmigrantes se diferencie del resto suelen cristalizarse en una identidad
étnica o nacional “ajena”. Como sostiene Claudia Briones “ninguna nación posee
naturalmente una base étnica, pero a medida que las formaciones sociales se
nacionalizan, las poblaciones que contienen, se reparten o dominan dichas
formaciones son ´etnicizadas´, es decir, representadas en el pasado o en el futuro
como si constituyeran una comunidad natural, dotada por si misma de una identidad
de origen, de cultura y de intereses que trascienden a los individuos y las
condiciones sociales”7
Desde este trabajo se entiende la etnicidad como el concepto que permite delimitar
“círculos sociales” a través de mitos y símbolos. Esta es sin duda la esencia de la
constitución de una etnia. La etnicidad se vuelve un concepto importante para la
comprensión de las relaciones que establecen en los nuevos contextos migratorios.
El creciente uso del término etnicidad está relacionado con el aumento de
inmigrantes procedentes de sociedades poscoloniales y de economías
dependientes, hecho considerado por muchos como generador de un problema
5
Sagastizabal, M. A.: “Diversidad cultural y educación” en M. A. SAGASTIZABAL (Directora): Diversidad cultural y fracaso
escolar. Educación Intercultural: de la teoría a la práctica, Rosario, Ediciones IRICE, 2000. P. 22.
6
Bauman, G. citado por Briones, C. (editora) Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y formaciones provinciales de
alteridad. Buenos Aires, Editorial Antropofagia , 2008.
7
Briones, C., op. Cit.
político, un problema cultural y un problema de identidad. Tanto en Europa como en
los Estados Unidos, la asimilación de nuevos inmigrantes tomó la noción de
pertenencia étnica o de identidad étnica más importante para las Ciencias Sociales
que los conceptos de clase. (BENENCIA Roberto; 1999: 433) 8
La noción de formaciones nacionales de alteridad no sólo produce categorías y
criterios de identificación/clasificación y pertenencia, sino que –administrando
jerarquizaciones socioculturales– regulan condiciones de existencia diferenciales
para los distintos tipos, formando parte de la sociedad sobre la cual un determinado
Estado-Nación extiende su soberanía. Así, aun cuando tales contingentes son
construidos como parcialmente segregados y segregables en base a características
supuestamente “propias” que portarían valencias bio-morales concretas de
“autenticidad”, los mismos van quedando siempre definidos por una triangulación
que los especifica entre sí y los (re)posiciona vis-à-vis con el “ser nacional” (Briones,
2008).
Dinámica de poblamiento en el oeste del territorio de Río Negro
En la Cordillera Patagónica las montañas están separadas por numerosos valles
transversales de orientación oeste-este. Algunos de estos valles se encuentran a
baja altura y son de fácil acceso (la altura media es inferior a los 3.500m) Los pasos
internacionales están por debajo de los 1.000 metros y por ese motivo son muy
utilizados como pasos para establecer comunicaciones terrestres con Chile. Así
ocurre, por ejemplo, en el Paso Cardenal Samoré (Neuquén), Paso de El León (Río
Negro) o en el Paso Puelo (Chubut).
Estas posibilidades geográficas favorecieron el proceso de poblamiento del área,
iniciado desde el sur de Chile por mapuches y posteriormente, ya avanzado el siglo
XX, por diferentes corrientes de poblamiento de diversos orígenes y procedencias,
como chilenos, alemanes, españoles, italianos, libaneses, centroeuropeos.
Desde finales del siglo XIX, impulsados por una corriente pobladora que se
abría camino desde el norte hacia el sur de Chile, favorecido por la orientación de los
valles cordilleranos de la región y por la posibilidad de hallar tierras libres para el
pastoreo, comenzaron a llegar a la región andinopatagónica los primeros colonos
transandinos en busca de tierras para el pastoreo. Chilenos y alemanes comienzan a
establecerse en esta parte de la cordillera y es en esta corriente migratoria en la que
se reconocen los nombres y apellidos de los primeros pobladores de los parajes
andinos del territorio.
“D.C.: La mayoría de los vecinos venían de Chile, de otros lados no, casi todos
venían de allá, los que llegaron con mis padres, cerca de 1902.
E: ¿Y ud. sabe por qué sus padres eligen migrar hacia acá?
D.C.: Y, bueno, era la idea, me parece que pasaron por el paso León, se vinieron
con dos hijos que nacieron allá. A caballo llegaron. Me parece que se vinieron a
rumbo, buscando lugar donde vivir. Antes no se compraba, donde había lugar para
vivir, allí se afincaba uno, aunque escuché que Don Victoriano Asenjo le compró las
mejoras a un indio llamado Don Segundo Huechucoi.”9
Algunos de los primeros pobladores rurales del paraje Mallín Ahogado de El Bolsón
entrevistados comentan que sus padres optaron por volver a migrar con sus pocos
bienes hacia el este de la Cordillera una vez “finalizada” la “conq uista del desierto”.
Cuenta, al respecto, Próspero Inalef: “…nuestros padres vinieron desde Puyehue
buscando otros horizontes porque acá se vivía mejor, había pocos hombres y se
8
GUIBERNAU Y REX (1997), citado por Roberto BENENCIA “El fenómeno de la migración limítrofe en la Argentina:
interrogantes y propuestas para seguir avanzando”, Estudios migratorios Latinoamericanos, Año 13/14, Nº 40-41, 1998-1999,
p. 433.
9
Entrevista realizada a Doña Carlina Quisle, 10 de diciembre del 2005.
podía tener animales… yo creo que fue con la historia del descubrimiento, no, del
desierto, de la conquista del desierto, la gente se había borrado para Chile y estaban
pensando que tenían que volver cuando pase la historia.”10
Otros migrantes trasandinos se afincaron en la región, mostrando que la línea de
frontera con pasos fronterizos franqueables durante gran parte del año, no
constituyó un obstáculo para el permanente tránsito de personas y mercancías
hasta fines del período considerado. Así Don Adolfo Quintriqueo recuerda que sus
abuelos vinieron de Chile: “…Vinieron provisorio…hasta que le extendieron la tierra,
unas hectáreas de Tierras y Colonias, se ubicaron en Cuyín Manzano, allí les dieron
el lote que les correspondía…Sí vinieron, él era de Lonquimay y ella de Perquenco,
casi cerca de Temuco y así se fueron ubicando, y también llegó el hermano de mi
abuelo, mi tío abuelo…”11
En 1895, la totalidad de la población censada fue definida como: “población rural”.
De acuerdo a los datos, la mayoría de ella se dedicaba a actividades agropastoriles.
Conformaban este grupo medianos y pequeños productores, para los cuales el peso
del trabajo doméstico era sustancial. El porcentaje de extranjeros llegaba casi al 70
%, este censo no discriminaba nacionalidad, de los 186 americanos 62 poseían
nacionalidad argentina, de lo cual se podría inferir que de los 124 pobladores
restantes la mayoría serían de nacionalidad chilena.12
Hacia las primeras décadas del siglo XX, se inicia un movimiento poblacional nortesur que reúne una tipología diversa y que se caracteriza por ser más sistemático. La
inmensa mayoría son expulsados, de una u otra forma, del sistema de su lugar de
origen, chilenos, españoles e italianos, y finalmente, una minoría de argentinos
enviados por el gobierno en algunos casos, para cubrir vacantes oficiales en
empleos públicos. (Méndez, Blanco, 2003: 22).
La proporción de extranjeros sobre la población total se invirtió en el Censo Nacional
de 1914 y en el censo de territorios nacionales de 1920, en los que, en la zona
andina rionegrina, se evidenció una supremacía de argentinos sobre los extranjeros:
4129 argentinos y 2780 extranejros en 1914, es decir, un 59,76 %, de argentinos y
un 40,24 % de población extranjera. Por su parte, el Censo Nacional de 1920,
registró 1716 chilenos, sobre un total de 2202 extranjeros. El tercer grupo
mayoritario, tras argentinos y chilenos, era el de los españoles, seguidos por
italianos y alemanes. También hubo un importante contingente de árabes (sirios y
libaneses, llamados generalmente: “turcos”), aunque la mayoría no se asentó en la
región a ndina, sino en la meseta y precordillera rionegrina. 13
Un informe de 1928 arrojó 972 habitantes en toda la parte rionegrina de la zona
Andina, siendo la composición de la población según sus nacionalidades la
siguiente: 588 eran argentinos, 320 chilenos y los restantes 64 en su mayoría,
españoles y árabes, y unos pocos de diverso origen. Aclara el autor del informe, sin
embargo, que sólo 9 de los 588 argentinos se habían radicado allí proviniendo de
otros lugares, todos los otros eran hijos de chilenos. (Varpnarsky, 1983)
Es importante hablar de un continuado movimiento poblacional desde el país
trasandino más que una gran oleada migratoria pero que se termina de consolidar a
partir de la década del treinta por dos causas: el cierre de las fronteras y la atracción
que ejerce Bariloche como centro regional económico en expansión hecho que
obliga a replantear los circuitos económicos vigentes hasta el momento (Méndez, L.,
10
“Breve reseña histórica de la Pampa de Mallín Ahogado”, Revista Conociendo Nuestra Gente Nº 3, Mallín Ahogado, 2001.
Don Adolfo Quintriqueo nació en la Isla Victoria el 1 de octubre de 1928, su historia de vida se encuentra publicada en
Archivos del Sur, Nº2, Diciembre 2005, Villa la Angostura, Neuquén, p.9.
12
Datos extraidos del artículo de Méndez, L. Barilocche: 1880-1935. “Procesos migratorios, prácticas políticas y organización
social.”En Ruffini,M-Masera,R. (comp.) Horizontes en perspectiva. Contribuciones para la Historia de Río Negro 1884-1955,
Vol.I. Viedma, Fundación Ameghino, 2007, pp. 366-367
13
Datos extraidos de Méndez, L, op. Cit, pp 367 -368.
11
2005:1) y provoca un salto cuantitativo y cualitativo en la evolución socio-económica
de El Bolsón y su comarca. (Méndez, J. M., Blanco, D., 2003:60).
Ser chileno en la escuela: Los alumnos chilenos en escuelas de frontera con
mandatos fuertemente homogeneizadores.
El interrogante que guía este apartado es responder ¿Fue suficiente el accionar de
la escuela para instalar su mandato homogeneizador en estas zonas durante el
período abordado? En sociedades de frontera, la abrumadora mayoría chilena fue
percibida en el sistema educativo como una “población problema”. Ante un fuerte
discurso de educación patriótica, la población chilena, sufrió fuertemente la
discriminación y la xenofobia. Plantea una vecina de origen español: “Mi papá no iba
a ninguna casa de chilenos, se mantenía una conversación, pero amistades nada,
no teníamos amistades con esa gente, para nada.” 14
Al clasificarse y ser clasificada como chilena, ésta porción de la población es
excluida simbólicamente de la comunidad nacional, al tiempo que es integrada como
trabajadores y campesinos. Por ello “chilenos” no sólo significaba mantener cierta
fidelidad a sus orígenes nacionales, designaba también una forma de vida, un
conjunto de mitos y símbolos, un sistema de relaciones considerado por muchos
como generador de problemas políticos, problemas culturales y problemas de
identidad.
La escuela asumió la función política asociada a la formación de ciudadanos y de
disciplinamiento social. Los programas de estudio y las prácticas escolares
demuestran una clara tendencia ejemplificadora. La historia debe enseñarse de
manera que permita la identificación de los niños con valores nacionales y con
personajes (héroes) de conducta ejemplar.
El énfasis en la característica “natural” del sentimiento patriótico y el mandato
homogeneizador de la escuela se asocia con la incapacidad de pensar la diferencia
más allá que como una amenaza. Un docente de la escuela Nº 118 de Mallín
Ahogado dice:
“Hablando de materias de escuelas es un común denominador la colaboración de un
grupo de vecinos que se constituían como grupo que se ponía a trabajar para
levantar la escuela. Considérelo así, como un grupo que se accionaba para ejecutar
las necesidades de hacer la estructura de la escuela […] Se movilizaban porque
cada uno era protagonista, a diferencia de ahora, que son espectadores o figurones.
La gente se movilizaba porque tenía otras aspiraciones, eran otros valores, porque
quería que la prole tuviera un destino diferente, la gente decía con orgullo he dado
tantos hijos a la Patria, he tenido tantos hijos varones, la patria ha contado con
mis hijos para el servicio militar…” 15
La necesidad vecinal de superación e integración a la “patria” se funde e identifica
con la necesidad nacional de inventar una nación en estas sociedades de frontera,
para continuar con el plan de efectivizar la plena ocupación de los territorios
patagónicos reposicionados en el imaginario y discurso nacionalista de la década del
’10, acentuados hacia 1930 con el propósito de confirmar, sostener y defender las
fronteras del país.
La asimilación, desde la escuela, siguió siendo una política nacionalista eficaz. Estos
grupos que se reconocían como chilenos, muestran de qué manera los procesos de
nacionalización corren paralelos a los procesos de desnacionalización y
extrañamiento de esta población considerada indeseable.
14
Entrevista a Doña Pepa Azcona, junio del 2005.
Entrevista realizada al señor Don Félix Merino, maestro de la escuela Nª 118 entre los años 1959-1962 e intendente del
Bolsón en 1989, junio del 2005.
15
Los grupos de chilenos e indígenas, a pesar de ser invisibilizados bajo la postal de
la “Suizo -Argentina”, mantuvieron en el espacio regional tradiciones y festejos de
Chile, como maneras visibles de preservar su adscripción identitaria.16
En los encuentros y festejos, estos grupos, mantuvieron sus tradiciones y
fortalecieron lazos sociales. Los festejos del día de la independencia chilena en la
región fueron muy importantes. De la lectura de los periódicos regionales de la
época, puede inferirse que el 18 de septiembre, fiesta nacional chilena, era muy
celebrado. Según su relato, durante la década del 20 los festejos duraban no menos
de tres días, de los que participaba el Cónsul chileno en función. Durante esos días
se organizaban comidas típicas, como asado con cuero, curanto y cazuela de
gallina, siempre “harto picantes” y acompañadas de cuantiosa chicha, lo que hacía
necesaria la intervención policial para evitar desmanes producto de borracheras.
También se realizaban juegos de destreza campestre, como la topeadura, la chueca,
la corrida de sortija, y el fútbol17. Sin embargo, estas fiestas fueron narradas, desde
el discurso oficial y de los funcionarios del Estado como una amenaza al orden
público.
Los inspectores de escuelas y el problema de la chilenidad en zonas de frontera
Los inspectores educativos cumplieron una función primordial en el ámbito educativo
de zonas fronterizas, no solo desde la organización burocrático del sistema, sino
también, en la fiscalización de las políticas de argentinización. Desde la supervisión
del ordenamiento burocrático del sistema educativo actuaron como nexo entre el
poder político central y los docentes que, desde las escuelas, desplegaban acciones
tendientes a la construcción/vigilancia de la vida cultural. En ellos la tarea de
homogeneización se impuso como “misión cultural”.
Los inspectores del CNE, como agentes estatales entendían que la educación en
tanto inculcación de hábitos, normas, valores, costumbres, rutinas y rituales era una
urgencia y necesidad en las zonas de frontera pobladas mayoritariamente por
indígenas y chilenos. La inmigración chilena y el poblamiento indígena se
constituyeron en un problema hacia el cual debía acudir el Estado nacional creando
instituciones educativas que afianzaran la nacionalización efectiva y duradera de la
región, mediante la formación de la conciencia nacional, las prácticas simbólicas, la
enseñanza de la historia como instrumento de moral cívica, la superación de la
“barbarie” como instancia ideológicos de legitimación. La migración de población de
origen chileno favorecía la continuidad de una relación social-económica anterior a
la ocupación militar, pero además la pervivencia de lazos culturales y sociales con el
país trasandino provocaba el temor por la “chilenización” de las costumbres, serio
obstáculo para el éxito del proyecto de nacionalización.
A su vez, como demuestra Brígida Baeza para la zona de Futaleufú en el Territorio
de Chubut, los chilenos de la zona cordillerana del Territorio de Río Negro, fueron
ubicados en un punto intermedio entre el inmigrante chileno-europeo que pobló esta
zona y los indígenas.18 En ese sentido la preocupación por educar se dirigía
principalmente hacia esos sectores subalternos de la sociedad, que fueron
categorizados y clasificados. De esta manera ser chileno, implicaba para los
funcionarios educativos: desapego/ ignorancia/ vagancia/pobreza/desidia/abandono,
16
Lo mismo ocurre en toda la Patagonia, siendo numerosos los testimonios de perpetuación en la cotidianeidad de bailes y
tradiciones chilenas. Véase TEOBALDO, M. y GARCIA, A. (2000), Sobre Maestros y Escuelas. Una mirada a la Educación
desde la Historia. Neuquén, 1884-1957, Rosario, Arca Sur.
17
Cuaderno de Pedro Alcoba Pitt, Museo de la Patagonia.
18
BAEZA, Brígida. Fronteras e identidades en la Patagonia central (1885-2007), Rosario, Prohistoria ediciones, 2009, p. 71.
imponiendo desde sus lugares de poder operaciones de racialización del otro 19y
naturalización de las diferencias culturales.
Las opiniones que los inspectores dejaban asentadas en los libros de inspección en
las escuelas eran leídas por los docentes, de manera que podemos inferir la fuerte
influencia que tenían estas representaciones sobre los modos de encauzar las
prácticas educativas según la población de destino. A modo de ejemplo, citamos
algunas referencias explícitas que distintos inspectores dejaron registradas en
diferentes documentos:
El Inspector seccional de la Zona III, Olivio Acosta, decía en 1908, en un informe
elevado al Inspector General: “En la parte oeste (de Río Negro) el 80% de la
población es de nacionalidad chilena, que viven en campos fiscales, sin vínculos de
nacionalidad, sin lazos que los atajen a las tierras que habitan, sin amor al trabajo,
sin anhelos de mejorar, sin medios de vida, sin fuerzas que asimilen y transformen
sus costumbres”20
Para Próspero Alemandri, autorizado por su vasta experiencia en la Inspección
escolar y en la vocalía del Consejo Nacional de Educación, el problema es instruir a
los niños donde se encuentren y como se pueda. Para lo cual consideraba: “Obra
patriótica, altamente patriótica, sembrar de escuelas la Cordillera y las fronteras,
cerrando los ojos ante muchas reglamentaciones, porque no es posible medir con el
mismo cartabón el costo de la educación del niño, en el centro urbano, en el campo
o en la montaña, ni se puede exigir, mientras se carece de recursos, edificios de
construcción pedagógica en plena cordillera… ni es posible tampoco,…mantener el
radio escolar fijado por la ley {…} La mayor parte de la población son chilenos
emigrados del sur de Chile. Muchos han adquirido la propiedad de la tierra y han
construido las casas en que viven. Otros la ocupan desde hace mucho tiempo y
esperan que les sea escriturada. Hay quienes arriendan y hay intrusos en tierras
fiscales…” para sostener en otra cita que “En los centros más grandes de población:
San Carlos de Bariloche, Río Negro y Esquel (Chubut), se han construido
últimamente edificios escolares adecuados para que sirvan a los intereses de la
zona. El resto de la gente, los que se hallan más dispersos, viven en estado
completo de analfabetismo, en una resignada depresión de ánimo, amoldándose los
hijos a las modalidades de sus progenitores insensibles a toda innovación” 21
Pero el problema no es sólo la nacionalidad, directa o indirectamente se manifiesta
la idea de que el estado de abandono y pobreza en que viven muchos de los
alumnos tiene mucho que ver con su condición de ser chilenos. Decía al respecto el
inspector Ranulfo Escudero en su inspección de 1935: “Encontré 33 niños inscriptos
y 23 presentes. Todos chilenos analfabetos al primer día de clase…”22
Continúa diciendo el Inspector Escudero: “…al mismo tiempo es necesario tener en
cuenta a la escuela para proveerla de ropa, calzado y alimentos. Es muy pobre y
foráneo el vecindario y en ese ambiente se crían niños enfermos y con hábitos
viciosos. No es posible favorecer esas inclinaciones...”23 Para terminar afirmando
19
El racismo como ideología se remonta al S XIX paralelamente al auge que experimentaron las Ciencias Biológicas y en
relación al desarrollo del liberalismo político en sociedades de capitalismo avanzado, e impregnó el ideario pedagógico junto al
positivismo. MONTESINOS, María Paula, sostiene que el principio de la igualdad individual de los ciudadanos posibilitó que el
desarrollo de las ciencias biológicas en ese período jugara un papel central en la legitimación de las desigualdades. Al no ser
social o política, la diferencia devenía “natural” y biológica. La novedad introducida por el racismo es el imponer el determinante
biológico en la justificación de las jerarquías sociales. MONTESINOS, María Paula. “En torno a la diversidad sociocultural.
Algunas relaciones posibles entre migraciones, Estado, sociedad y educación en Argentina”, en DOMENECH, Eduardo E.
(comp.), Migraciones contemporáneas y diversidad cultural en la Argentina, Centro de Estudios Avanzados, U.N.C, 2005.
20
Informe al Inspector General de Territorios y Colonias Nacionales D. Manuel B. Fernandez del Subinspector General de
Territorios, Gregorio Lucero, 1907, en Educación común en la Capital, Provincias y Territorios Nacionales. 1906-1907, Talleres
Gráficos de la Penitenciaría Nacional, Buenos Aires, 1909. Citado por TEOBALDO, Mirta Elena “Los inspectores escolares en
los orígenes del sistema educativo en la Patagonia Norte. Argentina: 1884-1957”, en Educare Revista de Educación, V I, nº 2,
2006, p.16.
21
Alemandri, Próspero. Notas sobre enseñanza, Buenos Aires, Cabaut y Cía Editores, “Librería del Colegio” 11934, pp. 64,65.
22
Escudero, R., op.cit., 2 de abril de 1935, foja 6.
23
Escudero, R., op.cit., idem.
que “… la población en su casi totalidad chilena... indolentes y apáticos, que dada
su crasa ignorancia y estado un tanto primitivo en que viven y actúan no se dan
cuenta de la misión de la escuela y por cierto no cooperan en la medida que fuera de
desear para la mejor marcha de los establecimientos escolares” {..} .“…pese a las
insistentes gestiones nada se ha conseguido pero hay que convenir que el obstáculo
es insalvable y debe darse el verdadero significado que esta palabra tiene en boca
de un maestro, la miseria de esta zona de influencia es impresionante y así lo
demuestran niños mal alimentados, enfermizos y raquíticos, viven en chozas
insalubres y en la promiscuidad más desagradable”. “...lo ideal sería poder tener al
alumno pupilo o semi-pupilo y así abstrayéndolo del ambiente malsano en que vive,
se haría obra más efectiva y duradera sobre esos cerebros tardíos y a los que en las
reducidas horas de labor actuales no se puede llegar con toda eficacia”. 24
El Inspector González reafirma lo antes mencionado sosteniendo que “el problema
de la argentinidad en las escuelas cordilleranas es un asunto serio...Felizmente se
cultiva de veras el nacionalismo, respetando como es natural todas las
nacionalidades. Los niños quieren bien la escuela argentina y sus sagrados
símbolos”. 25
Los maestros y la chilenidad
Los docentes cumplían con su tarea de argentinización en la sociedad local, de nexo
entre la Nación y la comunidad, su formación en los Magisterios Nacionales
“normalizadores” y las indicaciones que recibían de los inspectores del CNE que año
tras año supervisaban el desarrollo de la enseñanza en los Territorios Nacionales, le
permitían desarrollar esta labor. Su tarea debía incluir impartir las “pedagogías
cívicas” 26 y de esta manera, las prácticas sociales de conmemoración como los
actos escolares vinculados a fechas patrias trascendían el espacio escolar para
transformarse en una gran fiesta de celebración en las cuales participaba toda la
comunidad. Según los pedagogos del Consejo, debía forjarse un ciudadano que
trabajase no por su interés personal sino por la patria.
De esta manera el nacionalismo en la escuela comenzó a formar parte del
imaginario y formación docente, saturado de enunciados patrióticos y de una captura
moralizante del niño como miembro de una patria. Se pasa a entender a la
educación como “un proceso de adquisición y creación de cultura. Un acto de
espíritu, en el cual maestro y niño se confundirán generando un hecho cultural que
formaría al hombre de la nueva generación” (Carli, 2005:239) Hay una
interpelación del Estado al maestro como sujeto de la nación. “Muy buen concepto
merece el director de esta escuela, que trabaja empeñosamente para despertar
entre los vecinos, por intermedio de los niños, sentimientos de amor a lo nuestro, a
nuestro glorioso pasado, a nuestro brillante presente y al luminoso porvenir a forjarse
en el trabajo fecundo de los hijos de esta tierra. Creo que esta escuela está
haciendo obra positiva en pos de nuestra grandeza espiritual. En una próxima visita
tendré oportunidad de ver con más detalle la obra que cumple el Señor Franchi.
Mientras tanto debe proseguir tesoneramente la tarea encomendada.”27
Un docente entrevistado sostiene que “En la zona de la cordillera de Río Negro
había muchos habitantes y eran casi todos chilenos, entonces había que
nacionalizarlos a través de la escuela. Muchos no sabía de qué lado estaban, si en
Chile o Argentina. Vuelvo a repetir, las escuelas del paraje se fundaron en función
24
Escudero, R., op.cit., idem.
Libro Histórico de la Escuela 103
26
Baeza, B.. “Las prácticas sociales de conmemoración en el Departamento Tehuelches. Los actos cívicos en la época
Territoriana”, Artículo presentado en las “V Jornadas de Historia Regional.” U.N.P.A. 1 y 2 de Noviembre de 2002, Río
Gallegos, Santa Cruz., pág.14
27
Ortiz, Nicolás . Inspector de Zona. Libro de Inspección de la escuela Nº 118, 10 de diciembre de 1939, foja 17-18
25
de las necesidades del país y de los parajes. La escuela argentina que nace al
amparo de la ley 1420 es de una ejemplaridad…, que va a ser, eran las
necesidades que en ese momento había.”28
La clasificación establecida por los agentes estatales contribuía a afianzar las
fronteras sociales entre “los elegidos” y aquellos que no lograban trascender el
espacio escolar a través del trabajo intelectual.
En el ítem “Acción nacionalista”, una docente informa que: “siendo la ubicación de la
escuela que dirijo de frontera y habiendo en estos lugares un 90% chilenos se ha
trabajado enormemente para que la acción nacionalista diese resultados óptimos -por lo que he dado en el curso escolar conferencias- se conmemoraron con un
sencillo acto reuniendo al vecindario las fechas más destacadas: 12 de octubre, 2 de
noviembre por los muertos por la patria, el cincuentenario de la muerte de
Sarmiento, el 25 de mayo en que se conmemoró con entusiasmo el día de nuestra
libertad confundiéndose en un solo grito Viva a la Patria demostrando toda la
población de la localidad en que actúa esta escuela amor, respeto y cariño al suelo
en que vive”.
Maestros y directores de escuelas actuaron denunciando desórdenes e indisciplina
de la población chilena. Ante una denuncia que realizan algunos padres, hace su
descargo la misma docente : “en mi calidad de encargada del Registro Civil tengo
que saber cosas muy tristes de moral que son mucho peor que enseñarles un tango,
(“El pañuelito blanco”) pues creo Sr Inspector que si en vez de enseñarles algo
nuestro les hubiese enseñado unas cuecas chilenas le aseguro que soy el modelo
de directora”. “...Debe tener en cuenta que todos los firmantes son chilenos y la
mayoría con antecedentes policiales... muchos de ellos no conocen la escarapela
argentina y no conocerían la bandera si no la vieran en el mástil de la escuela... sólo
13 padres son los firmantes y las familias más indeseables ...Los buenos y malos
maestros se ven en el trabajo efectuado en la escuela y no como lo consideran los
firmantes que son buenos aquellos que los acompañan en sus fiestas poco aptas
para un educacionista”. 29
O como registra un docente en sus numerosas quejas al Inspector General de
Territorio sobre lo dificultosa que se hace la tarea en estos territorios “…Veomé en la
necesidad de molestar a V.S. solicitándole el siento de un autoridad en esta porque
la vida se hace intolerable con los continuos desmanes que cometen los bandoleros
chilenos el suscrito mismo ha sido saltado por cinco individuos de malos
antecedentes y recientemente han robado varios animales. Puedo asegurarle que en
seis años que vivo en los territorios no he visto un paraje donde se refugie tan malos
elementos…”30 y en otra cita, el mismo docente manifiesta que “en la noche del 17
sorprendí un sujeto que intentaba abrir una ventana del aula fugándose al verme. A
la siguiente noche cerca de la escuela ha sido asesinado un vecino. El bandidaje
chileno ensoberbecido se pasea a toda hora. Durante tres días he sufrido toda clase
de insultos por grupos que pasaban frente al edificio, pretenden
asustarme”…Firmado Jorge Gibelli31
Un problema con el que se encontraron los directores de los establecimientos
educativos de la zona andina del territorio fue que los padres no contaban con las
partidas de nacimiento correspondiente “a los efectos de obtener los datos
necesarios para el Libro de Comprobación de edad perteneciente al archivo de esta
28
. Entrevista realizada al señor Don Félix Merino, maestro de la escuela Nª 118 entre los años 1959-1962 e intendente del
Bolsón en 1989, junio del 2005.
29
Datos extraídos del trabajo realizado por la docente Mirta Gariglio “Historia de la Escuela 103”, El Bolsón, 2003. Es
importante que la referencia que hace la docente Clara Granollers es del año 1937, más de 50 años de acción nacionalizadota
y civilizadora estatal y todavía se levantaban voces docentes de lo “infruc tuoso de la tarea”.
30
Libro Histórico escuela Nº 30, El Bolsón, 9 de julio de 1910.
31
Libro histórico escuela Nº 30, El Bolsón, 22 de septiembre de 1910.
escuela. La mayoría de los padres me expusieron que como la población de El
Bolsón careció hasta hace tres años de Juzgado de Paz, sus hijos se hallaban
asentados en el Registro Civil de Ñorquincó o Bariloche y de varios niños la partida
se hallaba en Chile por ser naturales de aquel país. Además alegaban
inconvenientes para conseguirlos, dada la distancia de estos lugares 32
Consideraciones finales
El proceso de institucionalización comenzó al finalizar las campañas militares contra
los pueblos originarios de los territorios patagónicos en 1885. Fue entonces cuando
el Estado Nacional apeló a un amplio repertorio de acciones y agentes con el fin de
incorporar a la nueva y vieja población a la nación argentina. Sin embargo, en la
zona andina rionegrina, debido a las distancias, la escasez de funcionarios y las
dificultades en las comunicaciones entre la región y la capital territoriana, existieron,
de hecho, un amplio espectro de prácticas y decisiones que escaparon de la mirada
atenta de los poderes centrales.
La población que comenzó a habitar esta fracción del territorio fue muy heterogénea
en cuanto a su origen. En el oeste rionegrino convivieron inmigrantes europeos,
argentinos, un grupo poblacional muy numeroso de origen chileno e indígena
sobreviviente a la razia militar
En estas sociedades de frontera en conformación, la abrumadora mayoría chilena
fue percibida en el sistema como una “población problema”. Ante un fuerte discurso
patriótico, la población chilena mayoritaria en la zona cordillerana, sufrió fuertemente
la discriminación y la xenofobia. El Estado argentino elaboró distintas estrategias de
“deschilenización” de la población, entre ellas, el fomento de la inmigración
extranjera europea a través de la cesión de tierras fiscales; el incremento de la
presencia militar, la construcción de caminos y la extensión de la educación pública
para los nuevos espacios “civilizados.”
Este trabajo pretende abrir interrogantes respecto a la eficacia del Estado Nacional
para imponer en la práctica este discurso unificador e indagar sobre aquellas
evidencias que permiten identificar identidades territorianas propias y singulares,
evidenciadas en los discursos y prácticas. Estas primeras indagaciones nos permiten
inferir que tanto los grupos chilenos como indígenas, a pesar de ser invisibilizados
bajo el concepto de lo “argentino” eran mayoría en las primeras décadas del siglo XX
en la región andina del Territorio de Río Negro y mantuvieron en el espacio regional
tradiciones y festejos de Chile, como maneras visibles de preservar su adscripción
identitaria.
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32
Este fragmento corresponde a una sección del libro histórico de la escuela escrito por la señora directora Evangelina Collado
en 1930.
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18.- LA APLICACIÓN, EN AISEN – CHILE, DE LA LEY INDIGENA 19.253.
Conclusiones y recomendaciones.
Jose Mansilla Contreras
jmansilla@patagoniacnile.cl
INTRODUCCION.
La presente comunicación proviene de una investigación sobre la ley indígena 19.253 en la
Región de Aisén. Dicha indagación se realizó en los años 2007-2009 y consideró la
entrevista a 24 personas líderes indígenas y funcionarios municipales de seis comunas de
la región de Aisén.
De sus resultados, se informan en esta ponencia, las conclusiones y recomendaciones que
permitan a instituciones reflexivas y flexibles, provocar cambios relevantes en su relaci{on
con el mundo indígena de Aisén.
CONCLUSIONES.
Las conclusiones del presente estudio, se relacionan directamente con el problema de
investigación que propone la realización de una evaluación que determine de qué forma se
ha traducido la Ley Indígena en programas locales y el impacto que ella ha producido en
las organizaciones y comunas de la Región de Aisén.
Asimismo, las conclusiones se vinculan también a los objetivos, que en primer lugar,
buscan describir el sentido asignado por los municipios a la Ley Indígena; en segundo
lugar, permite conocer la implementación de la Ley mediante las observaciones de los
subsistemas municipales y de las organizaciones indígenas. Y, en tercer lugar, la
aplicación de este articulado en cada comuna.
Con relación, al primer objetivo, el sentido asignado por los municipios a la Ley Indígena,
se establece una primera distinción, esto es, que no existe conocimiento adecuado
respecto de este cuerpo legal. La información expresada por el subsistema municipal,
proviene de las diversas operaciones parciales de diferenciación que ejecutan los sujetos
o de las interacciones que se produce con los modos de operación a través de la opinión
pública que se constituye en un medio de autodescripción del Sistema Político y sus
implicancias en asuntos indígenas, sin que dichas operaciones establezcan una visión
integradora sobre el tema. En este ámbito no se observa una red de producción de
elementos, que irriten, establezcan relaciones o promuevan el empalme estructural entre
los subsistemas organizaciones y los subsistemas municipales con el Sistema Político.
En este sentido, se trata de la producción de nuevas acciones que configuren una
interrelación más favorable con el subsistema Conadi. De esa forma, el entorno del
sistema político puede proveer de información adecuada sobre el futuro de las relaciones
con todos los subsistemas afectados e influenciados por el tema indígena. Se trata de
elaborar nuevas estructuras que amplifiquen las diversas dimensiones de la ciudadanía
indígena en esta zona del país. Lo anterior, se enlaza, por ejemplo, con la necesidad de la
generación de políticas públicas locales sobre el tema en que el Sistema político, considere
procesos de participación, donde se incluyan las consultas sobre los temas indígenas, pero
también las implicaciones y transformaciones de otros subsistemas asociados a
preocupaciones emergentes de la sociedad chilena como el tema género y mujer, cultura,
discapacidad o medio ambiente.
Asimismo, el subsistema municipal debe recurrir a su entorno y activar desde él, diversas
operaciones de distinción que promuevan observaciones e informaciones pertinentes,
sobre ejes tales como: conocimiento/ desconocimiento de la historicidad indígena;
educación formal/educación informal sobre las cuestiones indígenas o también
discriminación/ no discriminación o de manera más específica autodiscriminación o
heterodiscriminación. Se requieren observaciones del entorno sobre las operaciones y las
dinámicas propias de los subsistemas indígenas, o la necesidad de explorar desde la
heterorreferencialidad la existencia de grupos étnicos actuales en la región y sus
transformaciones a la luz de nuevos elementos incorporados en las dimensiones
temporales y sociales de sus desarrollos.
Las autorreferencias provistas desde las observaciones del sistema municipal en cuanto al
conocimiento de lo indígena, más bien tiene que ver con una memoria dada por la
educación formal, más que por el contacto con personas de origen indígena, que en
comunas con pocos habitantes, serían perfectamente identificables, sin embargo, se
producen omisiones en base a una discriminación silenciosa o al desconocimiento por los
propios vecinos. En este sentido, se deben activar heterorreferencias que incorporen los
elementos que el entorno provee, como formas de incentivar acciones de información que
sean aceptadas y promovidas a otros subsistemas que se interrelacionan con los
subsistemas organizaciones indígenas y que debieran incorporar la distinción aceptación/
no aceptación en su comunicación e intercambio.
De este modo, se debieran llevar a cabo, procesos de diagnósticos sobre el entorno
indígena comunal/local. Información que puede actuar eficazmente como principio
ordenador de las acciones, operaciones y experiencia municipal.
Los municipios de Aisén, se constituyen en observadores externos, sin participar de los
acontecimientos de los subsistemas organizaciones indígenas. Consideran que no son
responsables ni entidades participantes en las preocupaciones del mundo indígena y
desplazan los temas hacia otros subsistemas. Sólo en algunos casos, manifiestan su
compromiso, cuando ha existido una operación legal o formal que los haya incluido en los
procesos, como por ejemplo en lo relativo al subsistema Becas Junaeb y en el Subsistema
Serviu y la postulación a viviendas propias. Sin embargo, el subsistema municipal debe
proveer autodesdripciones y autoobservaciones en su entorno, a fin de favorecer aquellas
operaciones que logren una comunicación que incluya comprensión selectiva sobre los
subsistemas indígenas.
En el subsistema municipal y su relación con el sistema político se deben promover
operaciones, que establezcan diferencias con el entorno, en la búsqueda de relaciones
posibles donde se produzca una reducción de la complejidad, que permita que los
municipios seleccionen sus operaciones para sus intercambios con los diversos
subsistemas. De esta manera las políticas públicas nacionales, pueden establecer un
empalme más pertinente con los subsistemas municipales, pues no existe conocimiento de
la mayoría de ellas y algunas tienen sentido, en la medida en que se han formalizado, vía
convenios, aunque otras requieren de operaciones que se adecúen a las condiciones del
subsistema municipio, con el objeto de no amenazar su estabilidad interna, pues actuar,
por ejemplo, con relación a la postulación de becas, requiere de recursos financieros y
humanos para disminuir la complejidad que se ha generado en la implementación de esta
política pública y en la producción de expectativas que esta operación ha provocado en los
subsistemas indígenas.
En cuanto al segundo objetivo, que corresponde a la implementación de la ley, se conoce
ampliamente que la Ley, dio paso a la creación de la Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena, sin embargo no se conocen suficientemente las líneas programáticas de la ley,
los objetivos de ésta y lo que es más importante, no se conoce el rol fundamental señalado
por la Ley, respecto de los convenios que la Conadi, debe celebrar con los municipios a fin
de generar desarrollos locales. En éste ámbito pareciera aconsejable constituir identidad,
en cuanto a que mediante una relación adecuada con los subsistemas municipales y
organizaciones, el sistema político puede establecer las diferencias que posee con el
entorno para producir posteriormente nuevos elementos que sirvan a la aplicación de la
Ley.
Asimismo, se observa que el sistema político, a través de su modo de operación que es la
Ley, no promueve un desarrollo adecuado en diversos programas y fondos de que dispone
el subsistema Conadi nacional. Tampoco fortalece una mejor relación y comunicación con
los diversos Servicios Públicos, que tienen que ver con el tema indígena. Se trata un
instrumento que todavía no permite suficientemente la aceptación y comprensión de la
sociedad para con el mundo indígena, donde importa consolidar el sentido, en cuanto a las
identificaciones comunes que sujetos integrantes de estos subsistemas deben tener
respecto de sus objetivos y metas.
El sistema político y la Ley observada en profundidad, no incorpora la apropiación de las
personas y organizaciones de la cultura que les pertenece. No ayuda a conservar las
culturas originarias, en el sentido de rescatarla y vivenciarlas en contextos distintos a los
considerados históricamente y en las condiciones que la sociedad promueve en la
actualidad. Se requiere aquí de establecer en su dimensión real la atribución externa de la
experiencia, en cuanto a que el sistema político y sus subsistemas relacionados, deben
interactuar con el entorno en búsqueda de la información que releva a la historia como
selección de posibilidades como base o soporte para los tiempos actuales y que permita,
además, la asimilación de los saberes producidos en torno de la tradición.
Con relación, al tercer objetivo, los observadores concuerdan que no ha existido aplicación
sistemática de la ley, salvo en algunos aspectos específicos, como el Programa de Becas
Indígenas, que en varios municipios se ha formalizado a través de convenios. Tampoco
existe aplicación si las instituciones y servicios públicos asociados al tema, no contienen
redes adecuadas para dar respuestas a los ciudadanos y además con total
desconocimiento legal, lo que induce a tramitaciones sin sentido, que provoca acciones
circulares, sin el reconocimiento explícito de la falta información adecuada para
entregársela a los interesados. Como consecuencia de lo anterior, se observa la necesidad
de constituir a la comunicación, como forma de operar entre los sistemas y subsistemas
implicados. Se requiere de dinámicas comunicativas que promuevan la selección de la
información, pero también de la comprensión selectiva, de manera que los implicados
puedan aceptar o rechazar, comprender o no comprender, y en esa red de relaciones, se
vaya constituyendo lentamente una comunicación e internalización adecuada de los
procesos que importa validen la aprehensión de la Ley.
Tampoco existe aplicación de la ley porque el subsistema Dirección Nacional de la Conadi
y los subsistemas Direcciones Regionales, se encuentran lejos del territorio de Aisén, lejos
en sentido de la interrelación directa entre mundo indígena e institucionalidad y lejos en el
sentido geográfico. Por tanto, no se conocen los programas y acciones que se
implementan, pues la información llega frecuentemente tarde. Tampoco existe asesoría
profesional para las personas indígenas que por su formación educacional requieren de
intermediación. Menos hay una difusión adecuada, tanto del subsistema Conadi como del
programa PIDI, para que los ciudadanos se enteren con claridad de los programas y
acciones de la Institucionalidad Indígena.
Lo indicado en el párrafo anterior, sugiere la consideración de la inclusión social, como
forma de ofrecer posibilidades a los habitantes indígenas de la región en el acceso a
sistemas funcionales como el sistema político, que ofrece mayor diversidad de servicios en
el resto del país y que pueda involucrar nuevas operaciones para acercar las políticas a la
región.
La participación tampoco es efectiva en los subsistemas de servicios públicos, pues no se
cumple ni siquiera lo que indica la Ley, en cuanto, a incentivar la presencia de
representantes indígenas en las diversas esferas de decisión pública, tanto en los ámbitos
locales como en el ámbito regional. En este sentido, el sistema político, debe recurrir al
entorno, para buscar allí principios de relación con la ciudadanía que impliquen su
intervención activa, ocupando el sitial de las operaciones heterorreferenciales, sin perder
de vista las autorreferencias que implican que el sistema en sus acciones y eventos puede
establecer las condiciones para una presencia ciudadana más activa.
Tampoco existe participación en los propios subsistemas organizaciones indígenas, pues
sus integrantes se motivan cuando existen recursos económicos, sin advertir todavía que
existen móviles más profundos para constituirse como entidad organizada, tales como la
tradición familiar, primer resorte para reconocerse en la propia construcción identitaria
individual y colectiva. Ello supone, que la búsqueda de sentido de las organizaciones,
refiere a metas comunes, compartidas por todos, una de las maneras de reducir la
complejidad para conseguir miembros más interesados en interactuar en su organización.
Personas que revelan o expongan comportamientos que sirva a la red de relaciones y
operaciones que estos subsistemas deben generar desde sus autorreferencias.
RECOMENDACIONES
Una primera estrategia, necesaria a la luz de lo observado, es que debe existir
imperiosamente una red adecuada entre los distintos servicios públicos con llegada al
territorio, de otro modo toda acción se diluirá y no constituirá ningún efecto y no provocará
una concreción de la política en cuestión. Se requiere de sistema acoplados
estructuralmente, con límites definidos por su sentido, objetivos y estrategias, y en la
activación de posibilidades para transformaciones en los diversos subsistemas
interactuantes.
El subsistema Conadi, debe celebrar convenios adecuados e interesantes, para
entusiasmar a los municipios en su participación y en la implementación de políticas
públicas indígenas, Por lo demás, es esta institución la que está mandatada por la ley
19.253 para consolidar alianzas pertinentes con los municipios.
Se trata de generar identidad mediante el entorno para producir nuevos elementos que
colaboren en red para nuevas distinciones o diferencias. Como ejemplo, se debe buscar, la
creación de Institutos de Desarrollo Indígena, que promuevan la investigación, el estudio y
toda acción encaminada a mejorar el bienestar de las personas del mundo indígena. Dicho
instituto puede funcionar con recursos iniciales de los municipios, pero también puede
gestionar recursos de otras instancias públicas, como también de recursos privados que
bien pudieran estar interesados en colaborar en el desarrollo indígena local.
Junto con lo anterior, no se debe perder de vista, la instalación de programas comunales
de educación indígena, que implique una relación coordinada con los currículos de
Enseñanza Básica y Media; que construya la necesidad de conocer en profundidad las
culturas indígenas, desde sus cosmovisiones hasta sus prácticas materiales que aún se
preservan. Y en particular, releve el aprendizaje de los idiomas que son parte de estas
etnias, junto con el interés en comunicarse y establecer relaciones a partir de lenguajes
primigenios e importantes históricamente.
Se trata de establecer interacciones con el Sistema Educacional, sistema que en sus
distinciones contiene los procesos de selección social, que a su vez permite una valoración
de las culturas y los elementos, y sujetos propios de lo indígena.
También debe existir un convenio entre Conadi y los Municipios, que signifique el
desarrollo de políticas comunales indígenas, que impliquen la participación de
Comunidades y organizaciones, y permitan engrosar el Plan de Desarrollo Comunal.
Dichos programas locales, insertos en la planificación local, permitirán trabajar de forma
más continua y ordenada en torno de los intereses y necesidades de los pueblos
originarios presentes en cada comuna. Esta relación ya señalada, debe fortalecerse con la
participación del Gobierno Regional de Aysén, entidad que en la región promueve y
fortalece el establecimientos de políticas en diversos sectores de la vida pública, entre
otros cultura, turismo, mujer, y por cierto, el sector que nos ocupa.
Igualmente, es urgente e importante, que se instale en la región una Dirección Regional de
la Conadi, con presupuesto y personal propio, de este modo la cercanía de esta
institucionalidad, permitiría que la comunidad indígena de la región, cuente con información
cercana y de primera mano. A su vez, esta oficina, puede posibilitar la ampliación de los
ámbitos de aplicación de la Ley Indígena en la región. Temas como: uso y derechos de
agua, uso de tierras, áreas indígenas, fondo de desarrollo indígena, educación indígena, y
ley de borde costero, tendrían su atención inmediata y permitiría establecer las redes
adecuadas con otras instituciones del Estado, a fin de buscar soluciones a demandas que
hoy se encuentran a la espera de un mejor fortalecimiento de la institucionalidad indígena
en el territorio de Aysén.
Así el subsistema Conadi, puede establecer interacciones adecuadas con otros
subsistemas, que a su vez se constituyen en su entorno, a fin de seleccionar posibilidades
que reduzcan las complejidades que hemos reseñado en este estudio.
Por otro lado, es preciso, la instalación de procesos efectivos de participación que
impliquen que tanto el Gobierno Regional, como los Municipios y los Servicios Públicos,
otorguen formas de integración del mundo indígena y que éstos tal como lo plantea la Ley,
sean consultados en decisiones que puedan afectarle o que puedan tener espacios de
participación como dirigentes o representante ciudadanos en los ámbitos comunal,
provincial o regional. Estos procesos de participación, debieran implicar no solo la entrega
de información, ojalá adecuada y eficaz, sino que la incorporación en temas de relevancia
ciudadana que impliquen una convivencia más fraterna.
De otro modo, se busca que se establezca la unidad en la diferencia entre los subsistemas
participantes, donde el modo de operación sea efectivamente la participación y la
legitimación tanto de los actos ciudadanos como de la Ley, como medio de operación para
la generación de acciones y experiencias compatibles con las expectativas de los
ciudadanos indígenas.
Y lo más importante, debe existir un proceso sostenido para que la Ley Indígena, sea
conocida ampliamente por los funcionarios de los municipios, no sólo aquellos que
pudieran relacionarse con personas indígenas, sino que todos los funcionarios, para una
compresión más cabal del tema y en procura de atender de mejor forma a estos usuarios,
Asimismo debe establecerse estrategias para que los integrantes de Organizaciones y
Comunidades, puedan conocer los principales aspectos de esta Ley.
Aquí importa que exista una continuidad de la comunicación, donde los conflictos que se
incorporan, sean vistos como nuevas formas de comunicación en procura de clausuras
operacionales adecuadas o en la producción de nuevos elementos para las supervivencias
de los subsistemas participantes.
Dicho conocimiento, implica difundir sus principales tópicos a través de los medios de
comunicación regional, en diversos formatos, microprogramas, programas de opinión,
noticias, spot. En otros ámbitos, es necesario, organizar charlas, encuentros, jornadas y
todo tipo de eventos que ayuden a la difusión de este cuerpo legal.
Junto con ello, lo más esencial, es que se resuelva, la brecha histórica entre las actuales
generaciones y el mundo más antiguo de las distintas etnias, pues existe una distancia
notable sobre los principios y fundamentos de las distintas etnias que habitan el país y la
visión urbana y desconocida que los actuales integrantes de los pueblos originarios tienen
sobre las bases de sus identidades y expresiones culturales mas tradicionales. Desde una
marginación provocada por la visión del Estado moderno, con perspectiva unitaria, que
implicó durante siglos, la existencia de una cultura única, hoy se requiere dimensionar los
diversos aspectos de la diversidad étnica y cultural que contiene el territorio chileno. Un
puente que se construye en base a conocimientos, costumbres, identidades, nuevos lazos
que sólo el quehacer e intercambio, puedan dar para beneficio de las etnias presentes en
la región de Aisén.
De esta manera se puede relevar la dimensión temporal, en el sentido de considerar las
operaciones del pasado, como material para el presente y el futuro, donde la historia que
se seleccione recupere nuevas modalidades de las culturas indígenas y pueda
recomponerse lo descompuesto, para establecer las diferencias y las distinciones en
nuevos horizontes de posibilidades para el desarrollo indígena.
Finalmente será adecuado que se establezcan nuevas líneas de investigación, que
interroguen por subsistemas locales y la efectividad de sus políticas públicas,
especialmente en temáticas relevantes hoy: mujer, discapacidad, cultura, adultos mayores.
E igualmente se requiere de la creación de líneas de investigación que evalúen la
implementación de programas específicos dirigidos al mundo indígena en los territorios
locales, que es donde finalmente se verifica la efectividad de las políticas públicas.
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Entrevista, Sr. Pedro Mansilla, Organización Ayuntum Mapu, Mayo de 2008.
Entrevista, Sra. Marina Loncon, Municipio Chile Chico, Junio de 2008.
Entrevista, Sra. Jessica Andrade, Municipio Chile Chico, Junio de 2008.
Entrevista, Sra. Fidelina Rocco, Organización Antu Ñi Fotum, Junio de 2008.
Entrevista, Sra. Gloria Cayún, Organización Antu Ñi Fotum, Junio de 2008.
Entrevista, Sr. César Peralta, Municipio Cisnes, Agosto de 2008
Entrevista, Sr. Jorge Aynol, Municipio Cisnes, Agosto de 2008
Entrevista, Sra. Lucila Torres, Organización Trawulun, Agosto de 2008
Entrevista, Sr. José Gallardo, Organización Rayen Lafquen, Agosto de 2008.
Entrevista, Sr. Omar Muñoz, Municipio de Coyhaique, Noviembre de 2008
Entrevista, Sr. Carlos Araneda, Municipio Coyhaique, Noviembre de 2008
Entrevista, Sr. Luis Quiniyao, Organización Rakiduamtun, Noviembre de 2008
Entrevista, Sra. María Chiguay, Organización Indígena Regional, Noviembre de 2008.
Entrevista, Sra. Mirna Turra, Municipio Las Guaitecas, Enero de 2009
Entrevista, Sr. Eric González, Municipio Las Guaitecas, Enero de 2009.
Entrevista, Sr. Daniel Caniullán, Organización Wuille Newen, Enero de 2009.
Entrevista, Sr. Cesar Gallardo, Organización Chegual, Enero de 2009.
Entrevista, Sra. Ida Díaz, Municipio Río Ibáñez, Febrero de 2009.
Entrevista, Sra. Pamela Godoy, Municipio Río Ibáñez, Febrero de 2009.
Entrevista, Sra. Zulema Antrillao, Organización Waiwen Mapu, Febrero de 2009.
Entrevista, Sra. Beatriz Traillanca, Organización Waiwen Mapu, Febrero de 2009.
19.- Viejos y nuevos estereotipos. La frontera meridional rioplatense en tiempos de
los Borbones
MANDRINI, Raúl José
Universidad de Buenos Aires.
rmandrini@mixmail.com
Durante los últimos veinticinco años, aproximadamente, centré mis investigaciones en el
análisis de la historia de las poblaciones aborígenes de las llanuras y planicies
meridionales así como en las fronteras entre esas poblaciones y los asentamientos
hispano criollos establecidos luego de la invasión europea al continente iniciada a fines del
siglo XV. Durante estos años, se pusieron en duda los presupuestos que habían sostenido
las visiones del problema dominantes durante muchas décadas –en realidad desde el
momento mismo en que el estado nacional argentino decidió la ocupación militar del
territorio– y se repensó desde distintas perspectivas, las historia de esas fronteras y de los
pueblos aborígenes. En otros trabajos he sintetizado esas trayectorias de la antropología y
de la historia (Mandrini 1993a; 1998; 2007). Con el tiempo, sin embargo, pareciera que
algunos nuevos estereotipos reemplazaran a los antiguos, hoy vilipendiados. Sin embargo,
más adecuados o no, estos nuevos estereotipos –algunos recuerdan a los antiguos
aunque se los exprese de otro modo– siguen siendo estereotipos y en muchos casos
oscurecen el análisis histórico y la comprensión y explicación de los procesos históricos
analizados. Me propongo analizar esta cuestión, o al menos algunos aspectos de ella,
centrando el tema en el último siglo de la dominación colonial, una época particularmente
rica por las transformaciones que se operaron en ambas sociedades. Permítaseme
referirme primero a un episodio particular.
Un año crucial en las relaciones hispano-indígenas
1740 fue un año difícil para Buenos Aires -pequeña ciudad apenas poco más que una
aldea, perdida en la inmensidad de las llanuras meridionales de los dominios españoles- y
para los escasos pobladores de su entorno rural. Entre octubre y noviembre, los indígenas
atacaron algunos “pagos” vecinos (Argentina. AGN 1930: 190-191), pero lo peor llegó a
fines de noviembre, cuando los caciques Cacapol y su hijo Cangapol realizaron una terrible
incursión para vengar una cruel matanza ordenada por el maestre de campo Juan de San
Martín durante una entrada en territorio indio realizada poco antes (Argentina. AGN 1930:
193).
Sin encontrar resistencia, los indígenas asolaron las tierras fronterizas, particularmente el
pago de Magdalena, causando estragos en el ámbito rural y pánico en la población de la
ciudad. La cuidadosa planificación del ataque y la violencia con que se realizó conmovieron
a los testigos, todavía poco acostumbrados a tales situaciones. Los relatos conservados,
como los del misionero jesuita Tomás Falkner (2003: 178-179) y del procurador de Cabildo,
Miguel Antonio de Merlo (Copia de los Autos 1740), recuerdan aquellos dramáticos
episodios y nos permiten conocer algunos detalles. La cantidad de atacantes, alrededor de
un millar, fue realmente alta si tenemos en cuenta la baja densidad de población de la
llanura y sólo una alianza de diferentes grupos, como allí se menciona, la hacía posible.
Ese dato está indicando que esos jefes -Cacapol en este caso- poseían una autoridad y
una capacidad de movilizar guerreros que excedía los límites de una banda o una tribu. La
cantidad de víctimas y el botín obtenido, cautivos y animales, fueron considerables. Las
noticias corrieron con rapidez por la ciudad cuya población entró en pánico y se temió que
los indígenas la asaltaran, pero los caciques prefirieron retirarse con el botín conseguido,
sin que las fuerzas españolas pudieran hacer algo. El ataque mostró la debilidad del
sistema defensivo y su recuerdo perduró en el tiempo (Argentina. AGN 1930: 259, 264).
El carácter de las relaciones fronterizas
Estos brotes de violencia se habían iniciado poco antes, a mediados de la década de 1730,
y se repitieron en las décadas siguientes, hasta mediados de la de 1780, alternando con
momento de relativa paz. Pese a estos intervalos pacíficos, la amenaza indígena fue un
problema siempre presente que las autoridades coloniales debieron enfrentar. Por otro
lado, los momentos de conflicto abierto no interrumpieron totalmente los lazos entre ambas
sociedades, especialmente el comercio. En efecto, durante esos años los momentos de
extrema violencia –ataques que los jefes indígenas organizaban como respuesta a los que
consideraban agresiones o abusos de los españoles, o campañas de represalia encaradas
por el gobierno colonial– alternaron con momentos de relativa paz y, recién a partir de
1784-1785, se pudo articular un sistema defensivo capaz de asegurar las relaciones
pacíficas con los indígenas meridionales y que perduró hasta fines de la primera década
revolucionaria (Mandrini 1993b).
Por otro lado, y de allí el impacto que tuvo el episodio, la escalada de violencia iniciada
hacia 1740 carecía de antecedentes en el Río de la Plata donde las reducidas necesidades
de su temprana población no impulsaron una ocupación importante del espacio ni
generaron conflictos de consideración con las poblaciones indígenas que vivían en las
llanuras vecinas (González Lebrero 2002: 152-163). A diferencia de los que ocurría en
otras fronteras coloniales –el norte de Nueva España, el oriente andino y la Araucanía, en
el centro-sur de Chile– ambas poblaciones parecieron ignorarse y las relaciones entre ellas
fueron escasas y relativamente pacíficas. La amplitud del territorio, la baja densidad de la
población nativa y española, y la abundancia de ganados asalvajados permitieron a ambas
sociedades coexistir sin mayores conflictos.
Un análisis aun superficial de estos episodios muestra que algunas afirmaciones
defendidas durante mucho tiempo por los historiadores deben ser profundamente
revisadas. Influenciados por el nacionalismo decimonónico, los viejos historiadores –y
algunos no tan viejos– sólo consideraban a la frontera como un límite, como una línea que
separaba mundos o espacios diferentes y opuestos –“nosotros” de los “otros” – cuyas
relaciones se caracterizaban por la competencia, el conflicto y la violencia. En
consecuencia, la historia de la frontera se redujo al análisis de la guerra contra los
indígenas y a la ocupación final de sus tierras. Obviamente, guerra y violencia estuvieron
presentes en las fronteras, pero la conmoción que provocaron los hechos de 1740 sugiere
más bien que tales situaciones no eran tan comunes. Por el contrario, la guerra sólo fue
significativa en algunos momentos, aunque cierto grado de violencia estuviera siempre
presente en la vida fronteriza.
Esta situación también indica que las relaciones en los hispano-criollos y los pueblos
nativos que vivían más allá de la frontera – los “salvajes” o “bárbaros”, como se los
consideraba en la época– eran mucho más complejas, involucraban a todas las instancias
de la vida social y se transformaron a lo largo del período colonial. Así, junto a la situación
del mundo colonial, será necesario considerar en la historia de la frontera, la situación de
los pueblos aborígenes, los cambios que experimentaron y el papel que esos pueblos y
sus jefes jugaron en la determinación de las políticas fronterizas.
Con estas cuestiones en mente, intentaremos acercarnos a la historia de las fronteras
pampeanas durante la última etapa de la época colonial. Podemos ahora, en principio,
intentar una periodización de la historia de esa frontera colonial que no esté subordinada a
lo que sucedía en el mundo colonial. Reconocemos en ella al menos tres períodos: los
contactos tempranos (c. 1580 a 1730); la intensificación de los contactos entre ambas
sociedades expresada tanto en el incremento de los conflictos como en el fortalecimiento
de relaciones pacíficas (c. 1730 a 1785); la estabilización de relaciones de paz a lo largo
de la frontera (c. 1785 a 1820).
La visión tradicional de las fronteras y el mundo indígena
Pareciera innecesario referirme aquí, una vez más, a esta cuestión, pero no considero
reiterativo hacerlo. Tuve, y tengo todavía, que confrontar con esa visión y con sus
sostenedores: aunque rechazadas por los investigadores dedicados al tema, esas posturas
reaparecen regularmente en medios académicos, entre muchos historiadores aficionados,
y dominan el imaginario colectivo.
La fuerte tendencia a reducir la historia fronteriza a la guerra contra los aborígenes, una
guerra percibida como cruzada civilizadora, es sólo un aspecto de esa postura. En general,
los historiadores argentinos no consideraron ningún otro tipo de relaciones entre
aborígenes y europeos, fueran económicas, sociales, políticas o culturales y, por supuesto,
no intentaron siquiera comprender a la sociedad indígena misma. El rico proceso histórico
que se desarrolló en el mundo indígena pampeano fue virtualmente ignorado, como en
algunos casos la sociedad indígena misma. Algunos de estas ideas penetraron incluso en
historiadores alejados, en otros aspectos, de esa historiografía tradicional.
Los historiadores, y en general también los viejos etnólogos, vieron asimismo a los grupos
aborígenes como sociedades muy simples en su organización y funcionamiento. Así, por
ejemplo, consideraron a su economía simplemente como depredatoria, basada en la caza
y recolección; los calificaron como bandas nómades, y vieron a sus territorios como
verdaderas barreras que separaban a los distintos espacios del mundo hispano criollo.
Estos supuestos, formulados en términos menos agresivos y degradantes, sobreviven
entre muchos historiadores, y algunos antropólogos, y reaparecen incluso en obras
recientes, pese a la significativa producción historiográfica y antropológica del las últimas
décadas.
Los nuevos desarrollos
Estas perspectivas históricas comenzaron a cambiar durante las últimas tres décadas.
Hoy, por un lado, y más allá de diferencias individuales, un número importante de
historiadores tiende a considerar las fronteras como un “espacio social”, una zona de
contacto entre al menos dos sociedades distintas donde se operan procesos históricos
específicos. Por otra parte, algunos historiadores, como en mi caso, hemos tenido un
creciente interés en las sociedades indígenas, en su historia, su organización y su
funcionamiento. Además, aprendimos que los pueblos aborígenes cambiaron
profundamente después de la llegada de los invasores europeos y que estos cambios
afectaron todos los niveles o instancias de la vida social indígena. El análisis puntual de
todos estos avances, excede el espacio de que dispongo y, por otro lado, en buena medida
los avances realizados pueden rastrearse en un buen número de publicaciones. Por eso,
sólo voy a puntualizar algunos aspectos que estimo importantes, considerando
principalmente aquellos vinculados a las sociedades aborígenes.
Reconsideración de la economía indígena
Sabemos ahora que la economía indígena fue muy compleja, diversificada y especializada
en la obtención y/o producción de bienes para el intercambio. Así, por ejemplo, en la
segunda mitad del siglo XVIII, los aborígenes que vivían en el sur de Buenos Aires habían
desarrollado una importante actividad pastoril que muy pronto alcanzó un alto grado de
especialización. Este núcleo pastoril estaba localizado entre las sierras de Tandil y
Ventana, una zona –aún hoy– con abundante agua y pastos; hacia fines de ese siglo se
había transformado en un proveedor privilegiado de ganado para los circuitos comerciales
que se dirigían hacia el oeste. Pero, como ocurre en este tipo de sociedades, un núcleo
pastoril con esas características necesita para sobrevivir garantizar el acceso a otros
bienes, especialmente productos agrícolas y manufactures que eran producidas
principalmente en el mundo hispano criollo. El incremento de los intercambios con Buenos
Aires fue una respuesta a esta demanda (Mandrini 1991; 1993; 2001; 2006; Ortelli 2003)
Podemos así sostener que las sociedades indígenas jugaron un importante papel en la
formación de los principales circuitos comerciales americanos; por medio del comercio,
esas sociedades integraron sus economías a aquéllas del mundo colonial y contribuyeron
a articular distintos espacios coloniales americanos. En el extremo meridional del imperio
español, una extensa red de caminos y un complejo sistema de intercambios comerciales
vinculó a las poblaciones aborígenes de las pampas, Patagonia, la Cordillera y la
Araucanía entre si y con los espacios coloniales del Río de la Plata, Cuyo y Chile, sus
respectivos hinterlands e indirectamente con los grandes centros del comercio del Atlántico
y el Pacífico (Mandrini 1993; Pinto Rodríguez 1996) La intensificación de esos intercambios
comerciales entre 1750 y 1820, aproximadamente, fue exitosa pues beneficiaba tanto a los
grupos indígenas como a la sociedad colonial.
Los aborígenes como actores en la vida fronteriza
Aprendimos en estos años que los pueblos aborígenes fueron realmente participantes
activos, o actores, de su propia historia. La historiografía tradicional, y alguna no tan
tradicional, los consideró como pueblos “pasivos” y acostumbró atribuir las decisiones y las
políticas fronterizas a la acción, buena o mala, de las instituciones y funcionarios
coloniales, especialmente cuando eran exitosas. Conforme a esta perspectiva, los pueblos
aborígenes, cuya economía era considerada dependiente, por definición, para su
supervivencia, debieron ajustar sus decisiones y comportamientos a aquellos impuestos
por el estado colonial. Ese enfoque, muy simplista, no se ajusta empero a la información
documental. Sabemos, en efecto, que los principales caciques tomaban sus propias
decisiones y que jugaron un papel significativo en la definición de las políticas fronterizas.
A veces incluso, imponían límites y confrontaban con éxito las iniciativas del gobierno
colonial que objetaban; en otras ocasiones, demostrando al mismo tiempo fuerza y
habilidad diplomáticas, tomaban la iniciativa para imponer políticas que consideraban
convenientes (Weber 2005: 9-11)
Así, por ejemplo, la historiografía argentina atribuyó la paz alcanzada a fines del siglo XVIII
a la exitosa política de fronteras llevada a cabo por los virreyes Vértiz y Loreto. Sin
embargo, los jefes indígenas tuvieron mucho que ver en el establecimiento de esas
relaciones pacíficas: uno de los propósitos de los ataques realizados a comienzos de la
década de 1780 fue justamente presionar al gobierno colonial para firmar tratados de paz
que beneficiaban, especialmente a los grandes caciques, con el comercio, los regalos y el
reconocimiento y apoyo que recibían (Crivelli Montero 1991; Coluhuanque 1780). Años
después, en 1822, Pedro Andrés García afrontó momentos difíciles ante las fuertes
demandas comerciales presentadas por los caciques (García 1836: 95-96).
Otra vía de acceso a bienes foráneos la constituía el botín producido por los ataques a
asentamientos fronterizos o a las partidas comerciales que circulaban cerca de las
fronteras, especialmente por el Camino Real que iba de Buenos Aires a Mendoza; estos
ataques proporcionaban a los caciques un rico botín que incluía vino y licores,
manufacturas europeos como armas y ropas y cautivos (Villar y Jiménez 2000: 698;
Alamano y Carlón 2009: 28-29). Por último, también podían ser obtenidos como regalos
efectuados por las autoridades coloniales o como rescate por la liberación de cautivos
hispano-criollos obtenidos en las incursiones fronterizas o malones.
Otros buenos ejemplos de encuentran durante el desarrollo de los conflictos y luchas
internas en el mundo indígena, que se incrementaron durante las últimas décadas del
siglo XVIII y llevaron a un largo y cruento ciclo de guerras. Esas guerras estaban asociadas
a antiguas rivalidades étnicas, como las que enfrentaban a pehuenches y huilliches, y a la
creciente competencia por tierras, animales y rutas de comercio. En el transcurso del
conflicto algunos caciques pehuenches aprovecharon y manipularon la amistad con las
autoridades españolas para obtener hombres, armas y ayuda en sus guerras contra los
huilliches, sus antiguos rivales étnicos (Villar y Jiménez 2003; Mandrini y Ortelli 2002: 246250; Jiménez 2006) En este caso, esos jefes aprovecharon la política de los funcionarios
coloniales que alentaban los conflictos entre distintos grupos indígenas a fin de reducir la
violencia a lo largo de la frontera. Sentimos así que, en algunos momentos, parecen ser los
jefes indígenas quienes establecen la “agenda” en la frontera.
En este punto coincido con Kathleen Du Val (2006: 5-6) cuando analiza la situación de los
grupos que vivían en el valle central del río Arkansas para esa misma época. Du Val, quien
ve en el enfoque tradicional un uso abusivo de la teoría de la dependencia, considera que
los indígenas no eran tan dependientes y que usaron diferentes estrategias para confrontar
con el mundo colonial: reacomodaron sus propias estructuras económicas y sociales,
adoptaron selectivamente bienes, prácticas e ideas del “otro”, y las resignificaron en el
contexto de su propia cultura. Recuérdese, por ejemplo, la transformación de las
ceremonias de Semana Santa entre los Rarámuri (Merrill 1983; Weber 2005: 128)
Historia y comparaciones: las otras fronteras
Por último, y me parece relevante, algunos de estos procesos parecen haber tenido
similitud con los que ocurría en otros espacios fronterizos, a pesar de las especificidades
que cada uno de ellos presenta. Considero especialmente, los casos de la Araucanía, el
borde oriental de la cordillera andina y la llanura vecinas de los ríos Amazonas, alto Paraná
y Paraguay, y las tierras del norte de Nueva España y grandes planicies centrales de
América del norte.
Así, por ejemplo, el violento ataque que Cacapol y Cangapol a los distritos rurales de
Buenos Aires en 1740, ya mencionado, nos recuerda el ataque comanche contra la misión
de San Sabá, en Texas, pocos años más tarde, en 1758 (John 1953; 1996 [1975]: 297303; Simpson 1959). En ambos caso, el alto número de atacantes –al menos cerca de un
millar–, la planificación de la campaña y la violencia y facilidad con que se realizó,
demostraron la fragilidad de los sistemas defensivos españoles; pero estas características
indican también la fuerza y autoridad de los caciques que organizaron los ataques y su
capacidad para movilizar un gran número de guerreros y dirigir y importante alianza de
distintos grupos étnicos. Pero, si analizamos con más cuidado estos episodios, veremos
que, al igual que en el sur, los comanches y sus aliados controlaban extensas redes
comerciales que articulaban distintos espacios económicos.
De modo similar, a lo largo de los grandes ríos navegables del Chaco y la Amazonia,
amplias redes comerciales conectaban el espacio andino colonial con los asentamientos
colonias del Atlántico, incluyendo las colonias portuguesas del Brasil. En ambas áreas, las
comunidades indígenas ribereñas, así como las misiones situadas en los bordes de los
Andes orientales, fueron fundamentales en el funcionamiento de esas redes comerciales.
Los desplazamientos e intercambios a lo largo de los grandes ríos fueron importantes
desde tiempos prehispánicos, como lo muestras la arqueología y las fuentes españolas
más tempranas (Palermo 1986: 167-170; Santamaría 1993: 51-61; Teruel y Santamaría
1994: 48-81).
En el norte del Paraguay, por otra parte, el análisis de las llamadas guerras guaycurúes de
mediados del siglo XVIII, revela las complejas relaciones establecidas en esa frontera entre
los hacendados españoles, los mineros portugueses que explotaban el oro de Guayra y las
comunidades payaguá y mbayá, ambas de lengua guaycurú, aliadas a españoles y
portugueses respectivamente. Hacendados, mineros y aborígenes encontraron en esa
guerra –formalmente un conflicto entre comunidades nativas– el modo de realizar de modo
encubierto un comercio de oro por ganado, prohibido por ambas monarquías (Santamaría
1992: 121-148; 1993).
También en el norte de Nueva España y en los grandes planicies de América del norte, las
sociedades indígenas jugaron un papel relevante, aunque aquí la situación fue más
compleja: por un lado, la movilidad de los grupos indígenas fue mayor, especialmente
hacia el sur y el oeste; por otro, debido a la presencia de otros rivales imperiales como
Francia e Inglaterra y, más tarde, de los Estados Unidos (John 1996 [1975]; Weber 1992).
En ese contexto, desde 1750 y durante casi un siglo, los comanches construyeron un
extensa unidad cultural, económica y política que involucró a otras comunidades nativas –
kiowas, pawnes, kansas, iowas, wichitas, apaches occidentales y pueblo, principalmente–
y mantuvo relaciones con varios asentamientos europeos –españoles de Nuevo México;
franceses e ingleses y luego angloamericanos en el Mississippi. Una situación similar
vivían por entonces los grupos que poblaban el valle del Arkansas (Hämäläinen 1998;
2008; Du Val 2006).
En ese contexto, los comanches –el pueblo dominante en el Sudoeste– manipulaban y
aprovechaban en su beneficio las relaciones con los asentamientos coloniales de Nuevo
México, Texas, Luisiana y el norte de México. La comunidades del valle del Arkansas, por
su parte, eran las que, con frecuencia, determinaban el carácter de las relaciones
interculturales con sus vecinos europeos y Du Val rechaza explícitamente la posibilidad de
aplicar en este territorio de concepto de “Middle Ground” elaborado por Richard White y,
sin negar la validez del mismo para otros casos, prefiere el de “Native Ground”, un espacio
donde los pueblos nativos mantuvieron su independencia e identidad y fueron capaces de
tomar sus propias decisiones (Hämäläinen 2008: 2; Du Val 2006: 4-5). En muchos
aspectos, esas situaciones me recuerdan lo que ocurría en algunos momentos en las
pampas y las tierras vecinas.
Ese concepto de “Middle Ground”, sin duda valioso, ha sido adoptado y utilizado
profusamente por muchos historiadores y etnohistoriadores argentinos, específicamente
para el caso pampeano patagónico. Frente a la información empírica de que disponemos,
me pregunto si ese uso no es, a veces, abusivo y sino estamos creando un nuevo
estereotipo.
Conclusiones
El innegable avance de nuestros conocimientos durante las últimas décadas nos permite,
como vimos, cuestionar algunos estereotipos sobre el tema, pero también abrió otras
cuestiones que deberemos considerar en el futuro. Entre ellas, es necesario primero definir
claramente el carácter de las relaciones fronterizas y de los cambios que se operaron en
los espacios de frontera. En segundo término deberemos analizar con más profundidad el
impacto que esas relaciones tuvieron sobre ambas sociedades. Finalmente, necesitamos
definir una cronología y una periodización más adecuadas para poder construir una historia
fronteriza a partir de la especificidad de los procesos que en ellas se operaron. Tenemos
preguntas, pero faltan aún muchas respuestas.
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20.- Descripción y análisis de un parte policial de Carabineros del Ejército sobre la
persecución de los bandidos Wilson, Evans y Gibbon (1911-1912)
Enrique Martínez Saavedra.. martinezsaavedra@gmail.com
Mauricio Osorio Pefaur.. maurotejedor@yahoo.com
Es bien sabido que la historiografía de la región de Aysén describe y valoriza el proceso de
colonización del territorio –librado desde fines del siglo XIX en adelante-, como un hito
fundacional del desarrollo sociocultural del área. Este proceso ha sido abordado creemos
desde perspectivas generalistas, intentando dar cuenta de un proceso relativamente
homogéneo en cuanto a su dinámica (destacando en ello la dimensión sacrificial del
fenómeno para las familias protagonistas), donde los episodios de violencia han sido sino
sublimados, al menos condensados en sólo un gran evento que sintetiza la gesta
colonizadora: los sucesos del lago Buenos Aires.
Otros episodios como homicidios, violencia contra las mujeres y niños, hechos derivados
de las huelgas obreras de Santa Cruz, y en particular el bandolerismo han sido
mencionados marginalmente en los relatos historiográficos, como hechos anecdóticos para
graficar las crudas condiciones de vida y desarrollo social de la época.
Por nuestra parte consideramos necesaria la aproximación a estos fenómenos marginados
por la historiografía, aunque tal vez no marginales al proceso histórico del poblamiento de
principios del siglo XX en Aysén. Necesaria por cuanto permitirán comprender de mejor
forma el cuadro sociocultural de aquella época, y por qué no decirlo, los procesos
posteriores.
Por ello este trabajo se propone abordar un episodio particular de la historia patagónica –la
persecución de un grupo de bandoleros norteamericanos-, pero desde la perspectiva de un
oficial de los antiguos carabineros del Ejército de Chile, el Cuerpo de Carabineros, hacia
principios de la segunda década del siglo pasado.
Intentaremos, a través del análisis de un documento inédito que describe la campaña de
persecución llevada adelante por un piquete de carabineros, abordar el contexto social de
la época, con los abusos a pobladores chilenos por parte de la Fronteriza, el rol algo
ambiguo de las compañías ganaderas, las dinámicas de solidaridad entre los mismos
pobladores y también la presencia del estado chileno en un área que desconocía todavía.
Antecedentes de la presencia policial en Aysén
Se ha sostenido hasta nuestros días, tanto por los estudiosos296 como por la misma
Institución de Carabineros de Chile (sucesora legal, a partir de 1927 del Cuerpo de
Carabineros del Ejército), que la presencia policial en lo que actualmente corresponde a la
región de Aysén se inició en el año 1913.
En efecto, cuando en la Estancia Baker “… se produjo un crimen de mucha resonancia,
pues se trató del homicidio del contador de la Sociedad Ganadera, como no existía un
policía en más de 500 kilómetros a la redonda se hicieron las gestiones para que
296
Araya, Baldo (1979): “Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro”. Pág. 114; “El Gran Reportaje de Aisén” (1998). Pág. 292. Véase
a
también el documento “Carpeta con antecedentes históricos de la XI Región de Aysén, del General Carlos Ibáñez del Campo”.
a
Carabineros de Chile XI Zona Aysén Prefectura Aysén N R 27. Año 2002, investigación realizada a pedido de la Jefatura de la
Institución, donde se repite la misma información.
concurriese personal policial del norte del país a realizar la investigación del caso (...) Se
envió al Sargento de carabineros Domingo Zambrano Chávez con la misión de resolver el
hecho de sangre.”297
Este episodio es el que ha permitido afirmar hasta ahora que serían el Sargento Zambrano
Chávez, junto a un subalterno los primeros representantes de la institución policial en lo
que más tarde será el Territorio de Aysén.
Sin embargo el Informe Policial que hemos encontrado en el Archivo Nacional de Chile,
fechado el 13 de enero de 1912 y cuya autoría corresponde al entonces Alférez Julio Ivars
de Gayá, nos permite concluir que la presencia policial es anterior, específicamente fines
del año 1911, fecha en que se hacen presente los primeros efectivos de la policía chilena
en el área. En esa ocasión, un destacamento de 19 integrantes del Cuerpo de
Carabineros, pertenecientes a IV Grupo, con asiento en Puerto Montt, llegó a Puerto
Chacabuco298 en la Escampavía “Yelcho” con la misión de internarse en el territorio hasta
llegar al río Baker299, usando como vía de penetración el río Aysén, con el objetivo de
perseguir un grupo de bandoleros norteamericanos que asolaban con su fechorías varios
lugares del país vecino, entre ellos el Territorio del Chubut. Así, la presencia de estos
bandoleros va a ser la causa de la llegada de una fuerza policial a la cuenca del río Aysén
y sus alrededores.
La primeras noticias oficiales que tuvieron las autoridades chilenas, de la presencia de
estos bandoleros norteamericanos, uno de los cuales resultó ser argentino, data de julio de
1911, ocasión en la cual el Capitán Comandante del Escuadrón del Cuerpo de
Carabineros, Sr. Salas, indica al intendente de Puerto Montt de ese entonces que:
“Se habla de una partida de bandoleros yanquis, que merodean por esos lados; pero datos
concretos no se tienen”300.
Con el transcurrir de los meses la situación se hizo más difícil, dado que los delincuentes
ampliaron su radio de acción, lo que llevó a Mateo Gebhard, Mayor de la Policía Argentina
de la Frontera, más conocida como “La Fronteriza”301, a comunicar a las autoridades de
nuestro país que los malhechores habían cruzado a Chile, en dirección al Pacífico,
solicitando además apoyo para su persecución en el territorio nacional.
Este intercambio de información, entre las autoridades policiales de ambos países, ya se
había producido cuando Adrián del Busto, Jefe de la Policía Fronteriza de Bariloche, en
conjunto con un destacamento del Cuerpo de Carabineros habían perseguido un grupo de
bandidos en el sector de Cochamó302, en la primera mitad del año 1911.
La internación de los bandoleros en dirección al oeste, llevó a la Dirección del Cuerpo de
Carabineros a telegrafiar al III Grupo del Escuadrón Puerto Montt, ordenando que una
297
“Carpeta con antecedentes históricos…”, p. 4.
La bahía fue bautizada por el capitán Enrique Simpson el 05 de marzo de 1870. Es importante destacar que en 1911 no había
población establecida en ese lugar.
299
50
El parte oficial, N° 395, fechado en Puerto Montt el 25 de noviembre de 1911, señala “… hoi, a las 4 A.M. en cumplimiento a lo
dispuesto por la superioridad, zarpó a bordo de la Escampavía Yelcho el Alférez Julio Ivars de Gayá con 17 hombres a cumplir la
comisión de perseguir el bandidaje en Rio Backer”
300
Oficio N° 251, del 27 de julio de 1911. Del Comandante Salas al Intendente de la provincia de Llanquihue.
301
Gavirati, 2005; Maggiori, 2004.
302
Trasmitir esta información es la causa principal del Oficio aludido en la nota anterior
298
fuerza expedicionaria partiera desde dicha ciudad, por vía marítima -la única vía posibleen dirección al sur.
El alférez Julio Ivars de Gayá
Hasta antes de la ubicación del documento motivo de este trabajo, el Alférez Ivars de Gayá
era casi un desconocido para la Historia de Aysén. Solo una alusión a él se encuentra en la
obra del ingeniero Pomar, quien cita el Informe del subdelegado de Río Simpson, con
fecha 31 de enero de 1922, enviado al intendente de Llanquihue, en el cual señala que el
21 de enero del mismo año se habían producido “sucesos subversivos” en la estancia Río
Frías de la Sociedad Ganadera Río Cisnes, lo que había obligado al traslado al lugar de los
hechos de “Fuerzas venidas de Puerto Montt al mando del capitán de carabineros D. Julio
Ivars”303
Llama la atención que este personaje de la historia aysenina, de aparente rol secundario,
no haya nacido en Chile. De acuerdo a la información contenida en una importante página
de genealogía304, nació en Alcoy, ciudad española de la Comunidad valenciana, el 29 de
febrero de 1884. Desconocemos cómo y por qué se trasladó a Chile, pero sabemos que se
incorporó al Cuerpo de Carabineros y alcanzó un importante grado en dicha institución.
Falleció en Puerto Montt el 19 de marzo de 1930. En dicha ciudad formó su familia con una
descendiente de colonos alemanes con la cual tuvieron cuatro hijos. Su labor como
carabinero del Ejército la ejerció siempre en Puerto Montt, desde donde habría salido en
más de una comisión de servicios hacia territorio aysenino. Creemos que su relación con
Aysén recién empieza a descubrirse.
303
Pomar, José (1923): “La concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo y Junio de
1920” Pág. 106.
304
http://www.genealog.cl/Alemanes/M/Mechsner/. Sitio visitado el 19 de noviembre de 2010.
Primera página del Parte Policial del Alferez Ivars de Gayá
La Fuerza expedicionaria del Alférez Ivars. Participación de ella en la persecución de
los bandoleros norteamericanos y su visión de la “realidad aysenina” de 1911-12.
Con la partida de la tropa expedicionaria el 25 de noviembre de 1911, al mando del Alférez
Julio Ivars de Gayá y compuesta por 18 personas a los que se sumaría un efectivo más en
Chiloé; se produce una nueva colaboración entre las policías chilena y argentina, en un
esfuerzo conjunto por combatir y neutralizar el bandolerismo en este sector de la
Patagonia.
La llegada del contingente al pequeño puerto Chacabuco ocurrió dos días después, sin
novedad. Allí tuvieron la suerte de embarcarse en un pequeño vapor, propiedad de la
“Compañía Industrial de Rio Aysen”, según versa el parte, embarcación que los llevaría a
Puerto Dun. El 29 de noviembre comenzó el traslado al interior y con él las dificultades. En
efecto, mientras que el equipamiento de la tropa fue llevado en carreta, ésta debió iniciar la
internación a pie, siguiendo el camino que bordeaba el río Aysén. Desde las instalaciones
de Coyhaique, se había despachado una caballada facilitada por Augusto Macphail,
administrador de la Sociedad Industrial del Aysén. El encuentro con los caballos se produjo
al día siguiente logrando así llegar con más rapidez al valle del río Coyhaique. Una vez en
este lugar el oficial a cargo tuvo más información de los individuos que buscaban y de
algunos de los delitos de los cuales se les acusaban:
“Se practicaron averiguaciones acerca de los bandoleros norteamericanos y se supo que
eran tres individuos Wilson, Yvans y Gibon, éste último de nacionalidad argentina, estos
habían robado hacía pocos días treinta caballos más ó menos á la ‘Sociedad Pastoril Rio
Frias’ y que perseguidos por la policia Argentina, huyeron hacia el sur en dirección al Valle
de Backer.”305
En el parte, el Comandante de la Expedición señala que de los tres bandidos, solo dos
continuaban en dirección al sur, ya que Gibon habría decidido dirigirse al este donde tenía
su familia.
Ivars agrega a renglón seguido haberse enterado en el mismo “Coihaique” que Carlos F.
Von Flack, que acompañaba al grupo de Carabineros desde Puerto Montt con dirección al
Baker pues decía ser dueño de los terrenos y animales de dicho territorio, “…se
encontraba perseguido por la Policia Argentina, por estafa, robo de animales, y atentado
contra la vida de unos pobladores en el Valle de Backer.”306
Este antecedente resulta de gran interés para la historia de Aysén, por cuanto Von Flack
es un personaje profusamente citado por protagonizar hechos de violencia y abuso en
distintos momentos de las primeras dos décadas del s. XX307; siempre atribuidos a su
propia voluntad o empresa. Pero debemos decir que llama la atención que, de acuerdo a la
redacción del documento, la policía argentina lo persiguiera por lo sucedido en territorio
chileno: “atentado contra la vida de unos pobladores en el valle del Baker”, mientras que
los integrantes del Cuerpo de Carabineros ignoraran algo que era, al parecer ampliamente
conocido en Argentina. ¿Qué relaciones tenía Von Flack con las autoridades nacionales,
que le permitían movilizarse junto a tropa oficial chilena? ¿Es esta relativa cercanía con la
autoridad militar la que le permitía utilizar como estrategia hacerse pasar por militar él
mismo para amedrentar a los pobladores como relata Pomar en su libro? Son preguntas
que surgen a raíz de lo consignado en el documento analizado.
Pero retornemos al parte policial. Con el objeto de unir sus fuerzas y de contactarse con el
jefe máximo de la Fronteriza, Carabineros se desplazó al Chubut, a las inmediaciones del
lugar donde se ubicaba el establecimiento del comerciante Emilio Layauté Pierre308. En el
trayecto el Comandante Ivars procuraba recoger información de la situación de las
personas por los lugares donde pasaba:
“En algunas de las informaciones recojidas, descollaban protestas de los chilenos
residentes en la Frontera contra la Policia Argentina por atropellos castigos y
aprehensiones hechas en territorio chileno por dicha Policia. En la Estancia de Rio Aysen,
que dista como 20 leguas más ó menos del limite divisorio, la Policia Argentina ha
efectuado hace poco tiempo aprehensiones allanando las casas. En Rio-Huemul (Chile) la
Policia Argentina, ha sacado á un tal Foisich enfermo de la cama y ha sido castigado y
preso, según informaciones de su esposa” 309, 310
En este párrafo es posible apreciar la posición adoptada por la principal empresa ganadera
del área, la Sociedad Industrial del Aisen frente a la acción de la policía argentina. Ivars
305
Ivars de Gayá, Julio, Parte Policial, p. 2.
Ivars de Gayá, Julio, Doc. Cit., p. 3.
La participación de Carlos Von Flack en la historia aysenina no es de los más encomiable: Es el responsable de la expulsión de
pobladores mapuche –huilliches del sector de Balmaceda, intimidación de pobladores, participación en los lamentables sucesos de Chile
Chico en el año 1918, etc.
308
Comerciante de origen francés que se estableció en el curso medio del río Mayo en el año 1896. Aguado, Alejandro: La colonización
del Oeste de la Patagonia Central, p. 46 a 49.
309
De acuerdo a la información que conocemos, el personaje es Eduardo Foitzick. Según Pomar, Foitzick se estableció en el Huemul en
1909, 1910 o 1911. Su llegada, si ocurrió en cualquiera de los años indicados lo convertiría en el primer representante de esa familia que
se estableció en Aysén. Su esposa fue Doralisa Vásquez.
310
Ivars de Gayá, Julio: Loc. Cit.
306
307
indica que dicha policía habría incursionado en territorio chileno hasta “20 leguas” (100 km)
para realizar sus batidas. ¿Estos allanamientos habrán sido con el permiso de la
empresa?, ¿a solicitud de ésta? No se debe olvidar que esta compañía poseía también
intereses en el lado argentino de la frontera. Dar facilidades para que un cuerpo policial –
extranjero en este caso, a falta de uno chileno- realizara funciones represivas y de control
de la población trabajadora y los colonos libres, permitiría generar un clima de relativa
seguridad para los intereses de dicha empresa.
El piquete al mando de Ivars llega el 04 de diciembre al boliche Loyaute, con la esperanza
de reunirse con las tropas argentinas, pero la información proporcionada por un gendarme
de la Fronteriza no resultó alentadora: el grueso de la tropa no estaba en ese lugar sino en
el “Valle Coslowsky”311. Debiendo superar la falta de caballos los integrantes del Cuerpo
de Carabineros se trasladaron a dicho valle, donde confirmaron nuevamente las denuncias
de abusos de la Fronteriza hacia pobladores chilenos. De hecho los mismos carabineros
fueron testigos que varios chilenos eran conducidos por territorio argentino, en calidad de
reos; todos habrían sido detenidos en territorio chileno, incluso en lugares ubicados a
varias leguas de la frontera. Se los acusaba de diversos delitos, según indagó Ivars, entre
ellos de encubridores de los bandoleros norteamericanos.
Es en este lugar donde el Alférez Ivars se entera que los bandoleros Wilson e Yvans no se
encontraban ya en el Backer –si es que allí estuvieron en algún momento- y que
posiblemente, después de haber dado vuelta al lago Buenos Aires se habrían dirigido al río
Huemul. Esto le obligó a dividir su tropa en tres grupos para rastrear su presencia en el
mencionado río. A su vez, el encargado de la tropa apostada en Huemules, le informó que
el Mayor Gebhard se había dirigido al Deseado en persecución de Gibon.
Aquí ocurre un hecho interesante: la Fronteriza identifica entre la tropa chilena a Von Flack,
que seguía acompañando a los Carabineros, siendo aprehendido de inmediato.
Después de recorrer infructuosamente el valle Huemules, encontrando nada más que un
espacio geográfico sin pobladores; y otros sectores que incluían territorio chileno y
argentino, la fuerza expedicionaria chilena se reunió en la “casa Lumberg”312, donde el 09
de diciembre, recibió información que el Sargento de la Fronteriza que se encontraba en el
valle Koslowsky, por orden del Mayor Gebhard, debía dirigirse al norte, a la zona de Río
Pico donde habían sido vistos los norteamericanos. Frente a esto el Alférez Ivars decidió
acompañar a la Fronteriza en su desplazamiento hacia ese lugar, uniéndose a las fuerzas
de la policía argentina para lo cual, junto a su tropa debió regresar a Río Mayo, a la casa
del comerciante Loyaute. En ese lugar, se repitieron los problemas ocasionados por la falta
de caballos para el traslado de los Carabineros. Si bien la Fronteriza disponía de una
importante tropilla (reunida por diversos medios), no estuvo dispuesto el gendarme a
cargo, de facilitar animales para la tropa chilena, argumentando por último que los
animales debían descansar todavía. Una vez allí, el jefe de los Carabineros era partidario
de continuar lo más pronto posible en dirección al lugar donde se encontraban los
delincuentes. Entre las razones por las cuales el oficial a cargo de las tropas chilenas
desea partir cuanto antes al norte se encontraban:
311
En Argentina se llamaba así al Valle del río Huemules; actualmente en Chile, los pobladores llaman Huemules a un afluente que se
une al río Simpson en el sector de Villa El Blanco, pero también en las primeras décadas del siglo XX se denominó de esa manera al río
Simpson hasta la confluencia con el río Coyhaique.
312
F. Olof Lundberg, extranjero de origen finlandés, se definía como “propietario de un fundo en Río Huemul”, en su solicitud de permiso
para cargar armas, que data del año 1914. Vivía en el sector conocido actualmente con el nombre de Balmaceda.
“…que Río – Pico estaba lejos, tenía poco tiempo y también para evitar que los
carabineros al reunirse con la Policia, bebieran, pues en la anterior pudo observar el
Alferez Ivars que individuos de la Policia Argentina se embriagaron y tropezaban con las
carpas en las que dormían tranquilos todos los Carabineros. Como á las 6 A. M. del 10 de
Diciembre salieron solos los Carabineros…”313
Después de conseguir los animales necesarios para el traslado entre los pobladores del
área, se desplazaron en dirección a Río Pico, camino que hicieron por etapas. Para lo
anterior contaron con el apoyo de un conocedor del sector, un chileno de apellido Solís.
También se recurrió a la estrategia de disfrazar de paisanos a dos integrantes de la tropa y
enviarlos delante del resto de los Carabineros con el objetivo de conseguir más
información. Finalmente al llegar al lugar indicado, el 12 de diciembre, se enteraron que el
09 del mismo mes los dos norteamericanos habían caído muertos en un enfrentamiento
con el destacamento de la Fronteriza de Zúnica y que en la refriega también había fallecido
un chileno integrante de la Gendarmería argentina:
“Despues de haber adquirido estas noticias procedió el Alferez Ivars a averiguar si existían
mas individuos que formaran parte de los capturados por la Policia y persuadido de que no
habian más resolvió regresar. En las jornadas de regreso se ocupaba el Alferez, en adquirir
informaciones jenerales y devolvia al mismo tiempo los caballos que le habian prestado”314
Es interesante destacar que la búsqueda de información acerca de la realidad de la
población ubicada en los territorios recorridos por el oficial Ivars fue algo permanente y así
lo consigna en su Informe:
“De paso por algunas casas, tuvieron ocasión de saber por padres de familia que tienen
hijos no legalizados por falta de facilidades y que en la Argentina, no los querian tampoco
legalizar diciendo no les correspondía. En las defunciones ocurre lo mismo que en los
nacimientos y aun los matrimonios, todo esto ocurre sin legalizarse de ninguna forma. No
sucede esto con el registro de ganado, guias, marcas, etc., en este caso los habitantes que
viven en Chile en la frontera (chilenos) la Policia exije el cumplimiento de las leyes para
estos casos. El valor de registro de marcas es de $ 230? moneda argentina, para el
ganado vacuno, el ganado caballar y el ovejuno los valores son mas bajos”315
Es interesante analizar que a la población de origen chileno radicada en territorio
argentino, y con mayor razón los que están en el espacio físico chileno no les estaba
permitido legalizar sus matrimonios, el nacimiento de sus hijos, las defunciones, frente a
autoridades argentinas, pero curiosamente las mismas autoridades eran rigurosas en velar
por el cumplimiento de las leyes en relación al registro del ganado, las guías y las marcas,
las cuales eran exigidas incluso a los chilenos que se encontraban en su país, pero
ubicados en el sector fronterizo.
Después de vencer numerosos obstáculos, el 21 de diciembre la tropa llegó a
Coyhaique316 donde repusieron fuerzas para dirigirse luego a puerto Dun. El 26 el vaporcito
de la Compañía los trasladó a Chacabuco, donde esperaban embarcarse el día siguiente
en la escampavía “Yelcho”. Lamentablemente éste no llegó hasta ocho días después,
313
Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 8
Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 9 y 10.
315
Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 10
316
Se llama así a las casas y dependencias administrativas de la Sociedad Industrial de Aysén. La ciudad fue fundada con el nombre
Baquedano, el 05 de diciembre de 1929, algunos años mas tarde pasará a llamarse Coyhaique (1938).
314
situación que obligó a los expedicionarios, ya sin víveres a cazar aves silvestres y
alimentarse con plantas para sobrevivir. Recién el 04 de enero de 1912, se embarcarán
rumbo a Puerto Montt.
Conclusiones
En primer término queda claro a la luz del documento analizado, que existió comunicación
y colaboración en más de una oportunidad, entre organismos policiales chilenos y
argentinos, frente al problema del bandolerismo que afectaba a la Patagonia. Sin embargo,
esta relación no se verificaba con regularidad en el territorio de Aysén como sí podría
haberse producido en el área noroeste de la entonces provincia de Llanquihue.
Lo anterior se debía a que, aunque en Chile la policía tenía una larga data, en Aysén no
tenía presencia permanente y cuando era necesario se debía solicitar su presencia a
Puerto Montt; en cambio, en el Chubut, existía un cuerpo militar encargado de velar por
la seguridad que si bien era poco numeroso considerando la extensión del territorio, estaba
establecido de manera permanente.
Por otra parte, Aysén era en aquella época un territorio aislado y aún desconocido por las
autoridades que por normativa debían velar por su administración.317
Las comunicaciones de dicha zona con el resto del país eran bastante difíciles, situación
que se agravaba debido a que los vapores no ingresaban al final del fiordo Aysén, menos
aún a Puerto Dun, por ello se debía tomar dos embarcaciones para salir al norte: un vapor
pequeño que trasladaba los pasajeros de Puerto Dun a la bahía de Chacabuco y el vapor
de línea que los trasladaba a Puerto Montt. Se comprueba con esto además que la
Sociedad Industrial del Aysén no estaba dando cumplimiento a uno de sus compromisos,
cual era el de dotar de servicio regular de vapores al territorio.
Esta compañía en todo caso prestó colaboración a la tropa de Carabineros, tanto en la
facilitación de caballada, lugar para pernoctar y alimentarse en las instalaciones de
Coyhaique, como también el traslado en el vaporcito de la empresa entre Puerto Dun y
Puerto Chacabuco. Tal vez ello se repitió en Argentina, en la estancia que la compañía
tenía en Arroyo Verde.
El parte policial permite considerar que el área de frontera que comprendía todo el territorio
de Aysén entre Lago Verde y Baker, estaba bajo vigilancia y control de la policía Fronteriza
que se preocupaba de hacer cumplir la ley de su país tanto en su territorio como en el
chileno, aún en zonas alejadas de la frontera misma; y especialmente en lo que se
relacionaba con aspectos económicos.
En relación con los aspectos institucionales, el comportamiento de los Carabineros era
más disciplinado que el de los integrantes de la Fronteriza. Ello puede encontrar su
explicación en que ésta última era un organismo en formación, con una tropa bisoña
formada por elementos de distinta procedencia (había presencia de chilenos); en cambio el
Cuerpo de Carabineros tenía una larga existencia y estaba integrado casi en su totalidad
317
En otro documento inédito que obra en el Archivo de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén se ha podido leer que todavía en
1912, la Intendencia de Llanquihue no tenía muy claro dónde se encontraba el territorio. (Solicitud elevada por José A. Silva O. a la
Intendencia de Llanquihue. Con antedecentes).
por chilenos, aunque llama la atención que su comandante el Alférez Ivars haya sido de
origen español.
Finalmente, el documento que hemos presentado, nos confirma la presencia de varios
pobladores chilenos establecidos en el espacio aysenino, además de los funcionarios de la
SIA. Un ejemplo de ello es Foitzick y su familia; también están los pobladores interrogados
por el Alférez Ivars, que no son individualizados, pero que “confiesan” sus dificultades
especialmente a manos de la Fronteriza. También había extranjeros, como Olof Lundberg.
Lo que llama la atención es la ausencia, al menos en el Informe, de población mapuche
huilliche, los que de acuerdo a la tradición oral y algunos documentos, ingresaron al
territorio en los comienzos del siglo XX.
Referencias bibliográficas
Araya, Baldo 1979. Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro. Coyhaique.
----1998. El Gran Reportaje de Aisén. Coyhaique.
Gavirati, Marcelo 2005. Buscados en la Patagonia. La Bitácora de la Patagonia y
Patagonia Sur. Argentina.
Maggiore, Ernesto 2007. La Cruzada patagónica de La Fronteriza. Cuadernos de Historia
patagónica nº 2. Bohemia Ediciones.
Pomar, José 1923: La concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un
viaje de inspección en Mayo y Junio de 1920. Imprenta Cervantes. Santiago, Chile.
21.- Aportes para la historia ambiental de la Patagonia. Estudios sobre las
sociedades del bosque andino en la larga duración
José María MENDES
josemariamendes@elbolson.com
LAS SOCIEDADES DEL BOSQUE ANDINO EN LA LARGA DURACIÓN, ENSAYO DE UN RELATO
Las poblaciones del Valle de El Bolsón o Valle Nuevo –en torno al paralelo 42° S- y las
áreas rurales adyacentes, se asentaron sobre los bosques de la Patagonia andina y en
ellos vivieron durante los siglos XIX y XX. En este trabajo se propone una periodización de
la historia de esos bosques considerando las relaciones que estas sociedades
construyeron con el sistema natural por medio del estudio de casos específicos; las
articulaciones entre los distintos componentes del ambiente, es decir las formas
productivas, la organización social, la valoración y el uso que se hizo en cada etapa de los
ecosistemas y las transformaciones ocasionadas en el bosque, como resultado de las
intervenciones realizadas.318, en la que se explican las relaciones entre los procesos de
poblamiento inicial, migraciones y repoblamientos que se produjeron en el siglo XX, con la
constitución de los diversos actores sociales y económicos en los casos estudiados,
reconociendo las trasformaciones que esos cambios produjeron en los bosques y los
efectos de la integración de la región al mercado regional y nacional, en el modo de
explotación de los bosques y del uso de la tierra. Metodológicamente son los conflictos
ambientales los que revelan las interacciones entre la sociedad regional y los ecosistemas
y permiten establecer las fases coyunturales por la que atraviesa un ambiente. Las dos
operaciones básicas de la historia: “periodización” y “regionalización” definen unidades de
análisis en torno a conflictos específicos. La visualización material de las articulaciones y
las conexiones se produce en los conflictos ambientales. Se presentará un cuadro síntesis
en el que se registran los niveles del método utilizado y se formula una periodización.
Este estudio priorizó la construcción de un relato que muestre articulaciones diacrónicas y
sincrónicas que hagan visible el proceso regional, desde los primeros pobladores de los
que se tiene evidencia en el holoceno tardío hasta las últimas décadas del siglo XX. Este
relato no estaba escrito y era necesario hacerlo para posibilitar una profundización en cada
momento específico. Para esto se revisaron fuentes de muy distinto tipo entre las que se
pueden mencionar las arqueológicas, los relatos de viajeros, los informes técnicos, los
estudios dendrocronológicos, contabilidades comerciales, correspondencia, expedientes
administrativos, etc.
Se priorizó el tiempo largo y, en él, se identificaron coyunturas y momentos estudiados a
través de conflictos específicos. En el cuadro adjunto se pretende reflejar el método y la
síntesis. El método parte de la base natural y, atravesando los niveles de análisis de la
historia social, incorpora al ambiente en tanto analiza sus transformaciones. La idea era
partir de una base natural (siempre contextualizada históricamente, no en abstracto),
visualizar en ella a la sociedad y sus formas de transformación, para concluir en el
ambiente que sintetiza el proceso e integra a sus componentes.
A continuación se presenta un esquema que muestra los niveles de análisis de la historia
ambiental con la necesaria aclaración de que su orden no es sucesivo sino dinámico y
complejo.
318
Por razones de extensión las fuentes y bibliografía sobre las que se basa este trabajo se citan detalladamente en Mendes José María
(2010). Sociedades del bosque. Espacio social, complejidad ambiental y perspectiva histórica en la Patagonia andina durante los siglos
XIX y XX. (Tesis de Maestría. Programa de Estudios de Posgrado de CLACSO. Convenio CLACSO-FLACSO. Maestría en “Teoría y
Metodología de las Ciencias Sociales”).
Base natural en el Valle Nuevo y valles Transformaciones del bosque
cercanos
Valorizaciones y
Producción
percepciones del
bosque
Circulación
Situación
o
Integración regional
conflicto
vías
de
comunicación
Formas sociales
sujetos sociales
Intervención
Estado.
de
Tecnología forestal
Tecnología agrícola
En cada etapa se repite el análisis. En el cuerpo de la tesis estos cortes se matizan, se
solapan y se visualizan las continuidades. Son dos formas de apreciar el proceso de larga
duración en la convicción de que cualquier relato de la historia es una construcción y
admite diversas formas de ser presentado.
Esto se traduce en un cuadro síntesis que se sugiere leer desde abajo hacia arriba (al
menos la primera vez). En sentido vertical se recorre cada período y en sentido horizontal,
cada nivel de análisis. Se postulan coyunturas o ciclos de transformación de 20 años que,
en el cuadro síntesis, son coincidentes con veintenas estrictas (1890-1910; 1910-1930;
1930-1950; etc.). Se tomó esta opción (a sabiendas de su arbitrariedad) ante la dificultad
de definir precisamente una fecha ya que en cada coyuntura hay más de un hecho que
justifica el corte. Por ejemplo el año 1930 marca la crisis mundial y la crisis política en
Argentina, con un redireccionamiento de la economía hacia el mercado interno, pero es en
1932 cuando Adalberto Pagano se hacer cargo de la Gobernación del Territorio de Río
Negro, imprimiendo un fuerte cambio a la integración regional, que luego se continuará
durante el peronismo.
El Bolsón de los Cerros
En torno al paralelo 42, en el oriente de la cordillera, se halla un valle longitudinal conocido
como Valle Nuevo o El Bolsón; hacia el sur, el valle se abre en dos direcciones: al este
hacia el Lago Epuyén y hacia el oeste culmina en el Lago Puelo. A su vez estos dos lagos
se comunican y las aguas que surcan la zona vierten en el Pacífico. En el norte de estos
valles corre hacia Chile el Río Manso y su tributario, El Foyel. De Norte a Sur por el Valle
Nuevo circulan los ríos Azul y Quemquemtreu, que confluyen apenas al sur del paralelo
42° y desembocan hacia el sur en el Lago Puelo, que a su vez vierte sus aguas en el Lago
Puelo Inferior y en el Río Puelo, para desaguar en el océano Pacífico.
El término Valle Nuevo se tomará en el sentido que le asignó en 1913 el geólogo Bailey
Willis, al denominar así al valle longitudinal que nace al norte de El Bolsón y llega hasta el
Lago Puelo. La expresión Comarca o Comarca Andina involucra, además, a un conjunto de
pequeños valles en el que se asentaron poblaciones vinculadas a El Bolsón en su
dinámica social y económica (Bondel 1996:58). Fuera de este primer círculo de
vinculaciones, en dirección Este encontramos los parajes de El Maitén, Ñorquinco, Río
Chico y Cushamen, área que concentrará el grueso de población hacia la década de 1920,
pero que desde 1930 comenzará a sufrir un éxodo orientado a los valles de la Comarca.
En dirección oeste, y después de 1937, se incorporan a los circuitos de intercambio los
asentamientos de Segundo Corral y Llanada Grande.
Tomando como centro a El Bolsón y en un radio que se extiende más allá de los 200
kilómetros, se localizan los centros nodales de articulación con los grandes centros de
intercambio: al Norte, San Carlos de Bariloche; al Este, Huahuel Niyeo o Ingeniero
Jacobacci; al Sur, el Valle 16 de Octubre y, al Oeste, Puerto Montt y Puerto Varas, en
territorio chileno. Cabe aclarar que estos puntos entran en relación con el Valle Nuevo en
distintos momentos del proceso y, a través de las fuentes, se pueden advertir sus diversas
formas de interrelación.
La cordillera de los Andes tiene numerosos valles transversales y alturas bajas, por lo que
la circulación desde uno a otro lado es posible. En esta zona se destacan particularmente
dos pasos: al norte, el paso de El León (Río Manso Inferior) y, al sur, el Paso Puelo. Si bien
estos dos son los principales en el mapa mencionado, pueden apreciarse otros valles
transversales. Pero la travesía por estos pasos encuentra la dificultad de un tupido bosque
que, especialmente en el occidente y en los valles más húmedos, toma las características
de selva valdiviana con árboles de gran altura y un espeso sotobosque. Las lluvias
registran entre 2.000 y 4.000 milímetros anuales; esto favorece la formación de un bosque
con gran diversidad de especies vegetales. En Chile el área continental se reduce, ya que
la franja costera que más al norte es una llanura y aquí desaparece bajo el mar, da lugar a
una formación insular y a un relieve accidentado que dificulta o directamente impide la
circulación por tierra.
En los Bosques Andino Patagónicos se encuentran diferentes especies forestales
dominadas por fagáceas del género Nothofagus y coníferas de las familias Cupresaceae,
Podocarpaceae o Araucariaceae (Rothkügel, 1916; Laclau 1997:11). Están ubicados en
torno a la cordillera de los Andes desde el paralelo 35ºS hasta el paralelo 56ºS,
aproximadamente. En Chile, el bosque se extiende hasta el Océano Pacífico; en la
Argentina, los bosques se desarrollan hasta el límite con la estepa patagónica, en una
franja estrecha inferior a los 80 km de ancho (Dimitri, 1972). Cubren en ambos países una
superficie de 153.000 km2, incluyendo a los ecosistemas asociados de humedales,
roquedales y pastizales.
El territorio chileno es más húmedo y con mayor regulación térmica, debido a su exposición
oceánica y a la menor altura sobre el nivel del mar, en cambio en la Argentina los bosques
se encuentran confinados a laderas y valles de la cordillera andina y sierras subandinas,
con menos precipitaciones y temperaturas más bajas, acompañadas por una mayor
variación estacional (Laclau 1997: 11).
Los bosques de la región están modelados en su estructura y en su composición florística
por perturbaciones o catástrofes de diferente escala e intensidad, como terremotos,
erupciones volcánicas o incendios y plagas. Debido a ello, el ciclo de desarrollo de los
bosques se interrumpe periódicamente y, en consecuencia, las especies que lo dominan
son en su mayoría típicamente pioneras (Laclau 1997: 2).
Conviene precisar la composición del bosque en torno a El Bolsón o Valle Nuevo. Los
valles, laderas y cimas ubicadas, que se elevan hasta los 1500 m, están cubiertos por
asociaciones boscosas, en las cuales las especies dominantes son: ciprés (Austrocedrus
chilensis), coihue (Nothofagus dombey), ñire (Nothofagus antarctica) y lenga (Notofagus
pumilio)319. También existen otras asociaciones de árboles, como la vegetación de
transición a la estepa y en la zona altoandina.
El bosque de ciprés se extiende por el valle longitudinal de El Bolsón, la zona de Mallín
Ahogado (con excepción de “La Pampa”), la Loma del Medio y en todo el valle del Río
Azul, en el que se asocia con el coihue (Dezzotti y Sancholuz 1991: 43-52). Hacia el Este
predomina el coihue. En el piso superior se extiende la lenga entre los 900 y los 1400
m.s.n.m.320 y se presentan lugares específicos con ñire (Seibert: 1982:79).
Referencias metodológicas
El método regional como camino para el análisis histórico y la metodología de la historia
ambiental, aunque se generen en contextos académicos distintos, son compatibles y
complementarios. Posibilitan un camino para el estudio de la historia del bosque que parte
del conocimiento de la dinámica natural de los bosques en un momento histórico dado,
luego analiza las interacciones con las formas sociales que se desarrollan en una región,
para luego volver a estudiar el bosque pero, en esta instancia, tomado como un concreto
social-natural, es decir como un ambiente. La compresión de las sociedades del bosque en
toda su complejidad es una meta, una pretensión máxima, un deseo intelectual, que se
entronca con el llamado de Annales a la “historia total” y la tradición de la “historia social”.
Está claro que alcanzar esa meta no es fácil y, en el caso de esta tesis, se propone un
intento, una aproximación al desarrollo de una metodología para el estudio de la historia de
los bosques.
Metodológicamente son los conflictos ambientales los que revelan las interacciones entre
la sociedad regional y los ecosistemas, y permiten establecer las fases coyunturales por
las que atraviesa un ambiente. Las dos operaciones básicas de la historia: “periodización”
y “regionalización” definen unidades de análisis en torno a conflictos específicos. La
visualización material de las articulaciones y las conexiones se producen en los conflictos
ambientales.
Hombres y bosques, la formación del ambiente
La evidencia arqueológica permite identificar presencia humana en estos valles hace más
de 3000 años; la ubicación de las pinturas y la dispersión de algunos productos del bosque
en zonas de la meseta admite la inferencia de una circulación en sentido Oeste-Este entre
estepa, bosque oriental y bosque occidental. Puede inferirse una circulación por los pasos
más bajos (El León y Paso Puelo) entre el oriente y el occidente de la cordillera. También
los grupos de nómades que habitan la meseta van a circular por los bosques en busca de
recursos pero también en sentido Norte-Sur siguiendo el corredor de los Lagos entre en
Nahuel Huapi (y tal vez más al norte) y los Lagos Puelo, Epuyén, Rivadavia, Verde y
Futalaufquen.
El mismo estilo de pinturas rupestres hallado en toda la zona (estilo de Grecas) es una
evidencia de la presencia de sujetos de rasgos culturales afines. La caña colihue, ciertas
maderas, algunos frutos, plantas de uso medicinal, resinas y hongos eran los productos
más requeridos por los habitantes de la meseta. El bosque era un lugar ceremonial y ritual
si se considera la cantidad de sitios con pinturas rupestres, algunos de ellos con escenas
de animales y caza.
Los bosques fueron una zona transitada y utilizada por los grupos nómades de la meseta,
por los canoeros del Nahuel Huapi y por los grupos que se asentaban en el actual territorio
chileno. La existencia de paraderos en los bosques obedece a la abundancia de ciertos
319
En adelante se utilizarán las denominaciones corrientes lenga, ñire, ciprés, coihue, etc. Salvo en las citas
textuales.
320
La unidad en que suele medirse la altura sobre el nivel del mar es msnm, es decir, "metros sobre el nivel
del mar"
recursos como pesca, caza del huemul, plantas medicinales y tintóreas, frutos, hongos;
además de tierras para el pastoreo tanto del ganado vacuno como del equino. Las
prácticas de quema del bosque provienen de costumbres de control ecológico, de
estrategias de caza y de liberación de la cubierta vegetal para el pastoreo, arraigadas tanto
en las sociedades del holoceno tardío como en las identificadas en la etapa histórica.
Serán los incendios intencionales el primer conflicto ambiental que se identifica y revela
varias cosas. Si se acepta la baja probabilidad de incendios espontáneos, debido a las
condiciones de humedad de los bosques mésicos, se debe concluir que la intensa
actividad incendiaria, coincidente con el proceso contemporáneo en Chile, revela la
liberación de la cubierta vegetal para el pastoreo de ganado y para la caza del guanaco en
el ecotono, o del huemul en el bosque.
Los estudios de Kitzberger y Veblen (1997) y Veblen et al. (1999) [tomado de Veblen et. al.
2005:25-26]
Referidos a 17 sitios de ciprés en el norte de la Patagonia que registraron incendios en el
mismo año. Los sitios con cicatrices de fuego permiten identifica incendios frecuentes
desde el siglo XVII con una intensificación de los mismos en el XVIII y más aún en el XIX.
Coincidentes con la adopción del caballo por las sociedades indígenas y con la incursión
de pobladores provenientes de occidente de la cordillera (hoy Chile).
Es posible afirmar que, mucho más temprano que lo que se viene sosteniendo, con certeza
desde el siglo XVII, de acuerdo con los estudios dendrocronológicos, la actividad humana
provocó incendios en los valles cordilleranos del paralelo 42°. Los incendios revelan que
esta actividad es muy anterior a las fechas sostenidas por los textos publicados sobre la
zona y, si se comprueban desde el siglo XVI, resulta posible acercar mucho el registro
arqueológico con las fechas de las cicatrices de fuego y las fuentes históricas sobre las
sociedades indígenas. Esto significa que de ningún modo se está ante un área “vacía”. Por
el contrario la reconstrucción propone una región dinámica, transitada constantemente y
utilizada como fuente de recursos.
La huella del fuego, las pruebas de fuego
Los incendios que se intensifican en el siglo XIX llegan a un momento crítico en las dos
primeras décadas del Siglo XX. La historiografía chilena y las investigaciones
dendrocronológicas son pruebas para esta afirmación. Estos datos deben relacionarse con
los procesos de expansión de la economía trasandina y, un poco más tarde, con el proceso
de ocupación militar de la Patagonia por parte del Estado argentino.
El fuego marca al bosque de dos formas, en primer lugar lo mantiene joven y en segundo
lo transforma en un ambiente, ese concepto social-natural que atraviesa esta investigación.
Se conforma un ambiente porque hay una sociedad que interactúa con el ecosistema de
manera regular con un objetivo de subsistencia. Las quemas tenían varias procedencias,
por una parte eran las prácticas de los pequeños crianceros criollos o mapuches para
obtener tierras para el pastaje y la agricultura. Por la otra, la tradición española avalaba
este método como método de limpieza previo a la roturación. También usaban el fuego –
desde mucho antes- los grupos tehuelches para cazar guanacos o huemules o para el
pastaje una vez incorporado el caballo y el ganado vacuno.
Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX buena parte de la cubierta vegetal fue
desmontada por incendios intencionales y talas extensivas para liberar tierras. Resultan
muy útiles los datos cuantitativos -escasos en las fuentes de la época- que nos brinda
Rothkugel (1916: 56):
Superficie de bosques del Territorio de Río Negro
Superficies cultivadas
Trigo
800 hectáreas
Bosques
de
Coihue,
Lenga, Ñire y Ciprés
Bosques quemados
Propiedad particular
Total
que
han
sido
explotados
Total de área boscosa
127.000 hectáreas o 1270 kilómetros o 20.8 leguas
185.000 hectáreas, o 1850 kilómetros o 74.0 leguas
15 %
5000 hectáreas, 50 kilómetros o 2 leguas
312.000 Hectáreas o 3120 Kilómetros o 94.8 leguas
Se puede observar la escasa superficie “explotada” en relación con los “Bosques
quemados” que superan en superficie a los que quedaron en pie. Esto permite deducir que
la agresión a los bosques proviene de las quemazones. Rothkugel (1916:62) no duda de
que los incendios sean provocados con tres finalidades principales: para el pastoreo de
ganado, para la siembra de cereales y para hacer caminos. El Valle Nuevo y las áreas
adyacentes fueron poblados por un conglomerado heterogéneo. Los que encontramos en
estos valles, y que las pocas referencias nos dejan ver, son unos sujetos en transición de
aquellas formas sociales del mundo indígena a un perfil de crianceros en busca de un
asentamiento más o menos definitivo, luego de la crisis de su posición anterior como
resultado de la “pacificación de la Araucanía”, de la expansión del Estado chileno, del
proceso de colonización y de la reconversión productiva de la zona de Valdivia y Ancud.
También los grupos Tehuelches fueron afectados por la conquista militar en Argentina y si
bien se puede seguir el itinerario de algunas comunidades, es posible que algunos de ellos
hayan optado por asentarse en los bosques o en el ecotono debido a sus condiciones más
protegidas y a la existencia de recursos. Hacia 1890 se asientan en la zona que se estudió
pobladores con componentes étnicos bastante heterogéneos entre los cuales se
encuentran los mapuches, tehuelches, criollos, mestizos y europeos. Se inicia un período
de transformación del Valle Nuevo en tierra agrícola, quedando desplazada la ganadería a
otros valles adyacentes. Las primeras décadas del siglo son intensas en transformaciones
ambientales, aunque localizadas a un conjunto pequeño de valles: los más accesibles, los
más bajos, los libres de heladas en Población ganadera en cabezas
verano. Por eso es pertinente decir que Ovinos
2445
se trata de una sociedad del bosque, este Bobinos
1200
que rodea completamente este núcleo Equinos
850
rural que se hizo su lugar a costa del Caprinos
775
desmonte de aquel.
El informe de la Comisión Inspectora de la Dirección de Tierras (1919-1920) 321 nos permite
conocer algunos datos de la producción agrícola y ganadera:
321 Archivo Histórico Provincial, Sección Tierras, Libro de informes de la comisión inspectora N° 307 , años 1919-1920, Vol. XVII.
Páginas 282 a 284.
Avena
Hortalizas
Frutales
385 hectáreas
124 hectáreas
6 hectáreas
El informe manifiesta que el principal mercado consumidor de estos productos era el área
de “precordillera”, es decir la zona localizada entre Huahuel Niyeo (punta de rieles distante
a 150 km) y Ñorquin-co. Esto confirma que para esa fecha aquella zona seguía estando
más poblada que El Bolsón.
Desde 1920 la actividad económica se acelera y los vínculos con la meseta y con la punta
de rieles de Jacobacci se intensifican. La población crece y las áreas agrícolas se
expanden. La población y sus demandas van a producir un efecto regresivo sobre los
bosques, que no solo se desmotan para la actividad agrícola y ganadera sino para la
provisión de madera para la construcción y leña para la calefacción. El creciente ingreso de
dinero es una señal importante de la incorporación gradual de la región al mercado
nacional. Esto es una tendencia que no se detendrá y que será decisiva en el proceso de
transformación del bosque. En el medio siglo que media entre la llegada de Pablo Hube al
Valle Nuevo y el desalojo de sus herederos, se produjo un cambio en las formas de
sociedad y economía, y una interesante transición en la relación entre un uso mixto de las
tierras (silvo-pastoril-agrícola), cuyo destino era casi exclusivamente con destino al
autoabastecimiento. La adquisición del molino en 1901 y de la maquinaria agrícola
muestran la transición hacia establecimientos con producción de excedente e integración al
mercado utilizando maquinaria moderna.
partir de 1930 se produce un aceleramiento de la acción del Estado que define una
presencia efectiva. Este proceso se da en consonancia con la necesidad de redefinir el
perfil económico de la Argentina a raíz de la crisis de 1930. Estos cambios produjeron el
aumento del dinero circulante debido a los salarios de los empleados públicos y se apreció
una marcada llegada de nuevos pobladores para cubrir puestos en las escuelas, el
Hospital, Policía y Gendarmería. El aumento de la presencia estatal con las estrategias
progresistas del gobernador Pagano impulsaron el desarrollo de un centro protourbano en
la planicie más baja del Valle Nuevo. Eran tierras agrícolas desmontadas (por última vez) y
destoconadas a fines del siglo XIX.
Ya no volverá el bosque, y aunque el área se mensura y se diseña una ciudad jardín, los
pobladores continuarán destinado las parcelas a los cultivos durante unos cuantos años
más, cuando el crecimiento demográfico cambie definitivamente la fisonomía y las tierras
agrícolas pasen a ser tierras urbanas. Esta transición de bosque nativo a tierras agrícolas
(fines del siglo XIX-1930) y de espacio rural a espacio urbano (1930-1950) será el gran
cambio de esta etapa y la década del 30 condensa los factores de ese cambio, marcado
por la integración a un proceso económico y político nacional.
La apertura de mercados aumenta la presión sobre los bosques, aunque la tecnología
utilizada para el corte de los árboles (trozador y hacha) todavía tenía el límite de la
capacidad de los hombres para el hachado y procesamiento. Si bien los aserraderos tenían
fuerza mecánica hidráulica o a vapor, el corte inicial limitado a la posibilidad de la fuerza
humana ponía freno a la disponibilidad de materia prima.
El período1932-1943, coincidente con la Gobernación de Adalberto Pagano, marcó la
integración de estos parajes en el sistema nacional, a través de instituciones, obras
públicas y caminos que no se detendrán en la etapa posterior del peronismo.
La ubicación por parte de Pagano del lugar en donde se establecerá el centro urbano
consolidaría a su vez los espacios rurales que lo abastecerían y fortalecería sus
interconexiones. Imágen12. Comercios y Servicios comparación 1930-1945. Elaboración
(Blanco y Mendes 2003)
Las áreas de bosque que entran en tensión con el poblado son las adyacentes al Valle
Nuevo: Loma del Medio, Mallín Ahogado, el faldeo del Cerro Piltriquitrón y la Rinconada de
Nahuelpan; de aquí se sacará madera y se ingresará ganado. La consolidación del
asentamiento sobre un espacio agrícola en producción producirá la derivación de esas
actividades a las áreas mencionadas y, por lo tanto, generará una presión sobre el bosque.
Con la crisis de la industria harinera y de la producción cerealera como principal excedente
comercializable hacia fuera de la región, se abrirá entonces un período de fuertes talas. El
bosque proveerá de una mercancía de rápida salida para un mercado ampliado por las
nuevas rutas y la demanda de Bariloche.
La mensura de 1938 y 39 limita los espacios de expansión de una población que con un
crecimiento vegetativo alto camina rumbo a la densificación que se manifestará décadas
más tarde.
Si hasta los años cincuenta la integración al mercado significaba que los productos
“salieran” de la región o se distribuyeran dentro de ella a través de los almacenes de
Ramos Generales, la tendencia cambia en las décadas posteriores y es el mercado el que
“invade” la circulación local. Los almacenes de ramos generales, que dominaban la
actividad comercial, se enfrentan a los comercios y supermercados que se abastecen fuera
de la localidad. Cada vez hace falta más dinero en moneda y cada vez se venden menos
los productos locales. En el sector rural, la carne, leña y madera son fuentes de ingresos,
entonces más animales en el bosque, más cortes de plantas y, por consecuencia, menos
bosque.
La tecnología será fuertemente condicionante del ritmo de corte de plantas: En los sesenta,
la motosierra y en los setenta la electrificación rural, cambiarán el tiempo necesario para
talar un bosque. Pero el deterioro ambiental no es solo la reducción del bosque.
En los años setenta se inicia así un ciclo que resultó devastador para los bosques nativos y
para las sociedades del bosque: con la creación del Instituto Forestal Nacional se define
una política netamente desarrollista, orientándose a la promoción de la producción de
madera y consecuentemente de la industria forestal más que a la defensa, regeneración,
mejoramiento y ampliación de los bosques como recurso integral. Se estimula la tala rasa
de las especies nativas y su sustitución por especies exóticas de rápido crecimiento. Estas
especies transformaron zonas enteras debido al alto consumo de agua, y a la resina y
agujas que alteraron la composición del suelo y expulsaron a la flora y fauna originarias.
Sin embargo, un proceso reflexivo, investigativo y también de compromiso militante en el
campo de lo ambiental, logró frenar y en cierto modo revertir la tragedia que tendía a
sustituir al bosque por plantaciones. Desde el Vivero de Mallín Ahogado, desde el Campo
Forestal General San Martín y desde el Servicio Forestal Andino se generan medidas de
producción de plantines de especies nativas y de restricciones al corte de plantas nativas
verdes abriendo una etapa de restitución de la biodiversidad a ciertos sectores del bosque.
El proceso de creación de la Reserva Forestal Loma del Medio- Río Azul, analizado en
perspectiva temporal, permite ver que sin la participación activa del Estado, es muy
probable que las 1432 hectáreas del Bosque nativo en la Reserva ya fueran tala rasa o su
grado de deterioro fuera irreversible. En este caso se revela la altísima conflictividad del
bosque y la interacción de los conocimientos técnicos, los saberes y necesidades propias
de los hombres de campo, los intereses políticos locales y las políticas activas del Estado.
Conflicto, negociación, consenso y una administración permanente parecería ser la clave
para un bosque sustentable.
La actividad turística valoriza el paisaje y la renta extraordinaria de las finanzas, el petróleo,
la soja y otros productos se vuelcan a la adquisición de parcelas o, en algunos casos, de
grandes extensiones en la Comarca Andina. Esto crea condiciones para un cambio de
actores o de las características socioeconómicas de los mismos. La tierra tiende a cambiar
de manos, y las nuevas manos saben que, en buena medida, su valor depende del paisaje.
En los finales del siglo XX, y siempre refiriéndonos al área de estudio, las tendencias son
contradictorias: por un lado la extranjerización, el parcelamiento y el crecimiento urbano
comprometen los bosques no comprendidos en áreas protegidas. Al mismo tiempo, el
desarrollo de una conciencia ambiental, la acción de las agencias estatales, la valoración
del paisaje y la disminución del valor de la madera redujeron las presiones que sufrió el
bosque durante las décadas anteriores.
Se ha estudiado un bosque como espacio social, tratando de analizarlo en su complejidad
en la medida en que recurrimos a conocimientos producidos por distintas disciplinas y se
pudo establecer un relato de las transformaciones de ese ambiente en una perspectiva de
dos siglos (por cierto, con énfasis en uno de ellos). Se priorizó la profundidad temporal a la
concentración en determinados períodos, tarea que queda pendiente para avances en la
investigación.
La historia del ambiente es una respuesta de las Ciencias Sociales tanto a la crisis
ambiental como a las interpretaciones simplificadas de esta. La crisis ambiental que
atraviesa el mundo requiere una elaboración de las ciencias sociales y de la historia desde
un pensamiento complejo, que posibilite la comprensión de los procesos de producción de
esas crisis. Para esto se hacen necesarios estudios históricos regionales integrados en
una visión interdisciplinaria, en el marco de una concepción compleja del objeto de estudio,
que hagan visibles las rugosidades de los espacios concretos, aportando la perspectiva
temporal al pensamiento ambiental. No se trata solo de explicar la realidad, también se
torna dramáticamente necesario cambiarla.
Los bosques son el escenario de la vida de muchas sociedades, comprender ese concreto
social-natural en perspectiva temporal es un paso importante para superar los conflictos y
limitar las amenazas que se ciernen sobre los ambientes. La historia de los bosques de la
Patagonia da sus primeros pasos. Gracias a los bosques y a las selvas podemos respirar
y, de su existencia, depende que sigamos haciéndolo.
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Periodo
SXIX
Transformaciones Incendios
frecuentes
del bosque
bosques
regenerados.
1910-1930
Construcción de
una forma social
en
torno
al
bosque.
Generación de
tierras agrícolas
y
ganaderas
sobre el bosque
nativo. Impacto
limitado
pero
extendido por la
dispersión de la
población.
El
aislamiento y la
escasa
población
resguardan
al
bosque.
de
Valorizaciones y Proveedor de Proveedor de Proveedor
recursos
recursos
percepciones del recursos
tierras
para tierras
para
bosque
Tierras para pastoreo
y pastoreo
y
pastoreo
cultivos
cultivos.
Proveedor
de
madera y leña
para
consumo
local.
Situación o
1880-1910
Intensificación
de incendios
en torno a los
valles.
bosque
regenerado.
Desmonte y
destronque
del
Valle
Nuevo
Articulaciones Continuidad
Continuidad
1930 1950
Tensiones
sociedad-bosque
nativo
por
uso
intensivo con fines
productivos
o
extractivos.
sin
regulaciones
Sin
estrategia
antiincendios.
transformación
de
parte del bosque en
tierras agrícolas y
otra s en tierras
urbanas.
1950-1970
Conflicto
sociedad-bosque
nativo por uso
intensivo
con
fines productivos
o
extractivos.
Regulaciones
débiles.
Estrategia
antiincendios
ineficaz.
Retroceso
del
ecosistema.
1970-1992
Momento crítico y de
incertidumbres
socioculturales
para
el
ambiente. Cambio de
actores
por
aportes
migratorios nacionales,
sustitución de especies,
mercantilización,
extranjerización.
Estrategia antiincendios
ineficaz.
Importante electrificación
y apertura caminera
rural.
1992-2010
Etapa
de
contradicciones
Expansión del negocio
inmobiliario.
Parcelamientos
y
densificación
poblacional.
Mayor conciencia social
de la importancia del
bosque.
Mayor control
Mejoramiento
de
la
estrategia antiincendios
Proveedor de dinero
en
efectivo
por
extracción y venta de
madera y leña.
Proveedor
de
dinero
en
efectivo
por
extracción
y
venta de madera
y leña.
Incipiente
valorización
turística.
Valorización
turística
ampliada.
Valorización inmobiliaria.
Reconocimiento
del
valor
paisajístico
y
ecológico del bosque
nativo.
Primeros
proyectos
ecologistas
Inicio de desarrollo de
conocimiento
territorial y ambiental
Valorización
turística
ampliada.
Valorización inmobiliaria.
Reconocimiento
del
valor
paisajístico
y
ecológico del bosque
nativo.
Desarrollo
de
organizaciones
ambientalistas.
Generación
de
conocimiento territorial y
ambiental
de Desalojo
de
Pablo
1880-1910
reserva
Hube,
José La
Francisco Hube y forestal loma del
Máximo Muller del medio.
lote 22.
Transformación
Consolidación de
de del ambiente en
sociedad
de Migración
chilenos a Segundo Mallín. Retroceso
frontera
Corral y Llanada del bosque
Desalojo
de Grande
Pablo
Hube,
y
José Francisco Ocupación
Hube y Máximo desmonte en Mallín
Muller del lote ahogado
22.
1910-1935
1935 1950
1950-1970
Regulación
estatal
ninguna
ninguna
Tecnología
agrícola
Molino
Cosechadora
de
materiales
conflicto
la articulaciones
analizado en esta entre
meseta,
el mesetatesis.
bosque y el bosque-chile
occidente
Formación de
andino
la
sociedad
de frontera en
torno
al
bosque
andino
SXIX
articulaciones
meseta-bosquechile
Administración
Nacional
de
Bosques- Primeros
guardabosques.
Requerimiento
de
autorización para el
corte
previa
marcación
de
plantasineficaz
servicio
contra
incendios.
Distribución
y
planificación de la
tierra pública
Dos
molinos Auge y crisis de los
industriales,
molinos.
La reserva forestal loma Reserva Loma del medio
del medio.
Parcelamiento
y
Parcelamiento en Mallín densificación en Mallín
ahogado
Ahogado.
1970-1992
1992-2010
Dirección
provincial
de
Bosques
(Servicio Forestal
Andino)
IFONA. Estimula tala Servicio Forestal Andino
rasa y sustitución por restringe el corte de
exóticas
de
rápido madera verde.
crecimiento (pino).
Disolución de IFONA
Dirección provincial de Cambio de política en el
IFONA (Instituto Bosques
(Servicio INTA
se
frena
el
Forestal
Forestal Andino)
estímulo a las exóticas
Nacional)
subsidios y créditos a la en esta región.
plantación de exóticas.
Primeras
plantaciones
Construcción sistemática Difusión técnicas de
de de canales
producción orgánica.
Tractor
En
convivencia
con
formas
más
artesanales
Tecnología
forestal
Rozado
fuego
a Rozado,
Desmonte,
hacha
trozador
varios
molinos
familiares
Cosechadora
Tractor
Rozado,
desmonte, hacha
y y trozador
Pocos
aserraderos con
máquina
de
vapor o fuerza
hidráulica
Industria
Desarrollo
maquinaria agrícola
Disponibilidad
de
combustible en la
localidad.
Primer
taller
mecánico
Se
detienen
los
rozados
por
prohibición.
Incendios
“accidentales”
Aserraderos
con
maquina de vapor o
fuerza hidráulica
producción
de Producción
de
harina
para harinas e
consumo zonal
industrialización
primaria de madera
para consumo zonal
Comienzo
Caminos vías de Paso del león Comercio de Comunicación
a
Chile. ganado con con Jacobacci y comunicación
comunicación
de
por
desarrollo de fruticultura Consolidación
Lúpulo.
Peletización. Uso (finas) y surgimiento de producciones
ampliado
de primeras cámaras de frutihortícolas
frío.
maquinaria
agrícola.
Después de 1960 Generalización de la
primeras
motosierra
motosierras
Aserraderos con fuerza
Aserraderos con motriz eléctrica
fuerza
motriz
eléctrica
Inicia
actividades
el
Vivero Forestal de Mallín
Inicia actividades Ahogado,
primero
Campo Forestal produce
exóticas
General
San después
de
1986
Martín (IFONA)
desarrolla nativas)
en
Aserraderos fijos
Desarrollo
de
aserraderos portátiles.
Vivero Forestal de Mallín
Ahogado
produce
y
asesora plantación de
nativas.
Campo Forestal General
San Martín (IFONA)
Vivero con producción
de nativas y exóticas
para reforestación de
áreas incendiadas.
Industrialización
Industrialización primaria Ingreso
de
madera
primaria de la de
la
madera aserreada
madera
(aserraderos)
para extraaregional.
(aserraderos).
consumo zonal
Intensificación de Ingreso
de
madera Procesamiento de la
actividad
aserreada extrarregional madera en el lugar de
maderera
para
corte. para consumo
consumo zonal
zonal
Fortalecimiento
Vuelos de Lade y Desenclave caminero y
en la relación vial condición de Área de de enlaces telefónicos y
Incursiones
Chile
de Indios de
la meseta
Circulación
paso
de paso
de
ganado
en ganado
en
pié
hacia pié
hacia
Chile
Chile
Producción
Territorio
utilizado por
poblaciones
provenientes
del occidente
cordillerano.
Rozado
a
fuego
para
pasturas
silvo-agropastoril
con
excedente
ganadero
básico para el
intercambio
regional
ruta con Bariloche. con Bariloche y Frontera. Regularización
de transporte automotor
Desarrollo
del El Maitén
de
pasajeros
con
Freno
al automotor sustitución
Bariloche y en menor
comercio
con de carros.
medida con Esquel.
chile.
comercio local y comercio
local
y comercio local y Comercio
ramos
regional ramos regional
ramos regional
ramos generales
generales
generales
generales
Comercio regional y con
comercio
comercio regional
comercio
Buenos Aires.
regional
regional y con
focalizado
en Abastecimiento
de Buenos Aires
Jacobacci (?)
madera y leña a
Bariloche y local
1970-1992
silvo-agrosilvo-agro-pastoril
1950-1970
Producción ganadera
pastoril
con con excedente silvo- silvo-agropara
excedente
agro-ganadero 1930- pastoril
con Agricultura
agroganadero
1950.
excedente en la consumo local
Axpansión
de
la
1910-1930
producción
Plantaciones
de forestal
y actividad maderera
Desarrollo creciente del
papa.
ganadera,
retracción de la turismo
Plantaciones de Lúpulo
actividad
y fruta fina
cerealera
limitada
al
consumo local.
Primeras
plantaciones de
lúpulo.
Plantaciones de
papa y hortalizas
varias
con
destino
a
Bariloche
Cushamen.
virtuales.
Intensificación
del
comercio regional y con
Buenos Aires.
Actividad
comercial
diversificada
y
en
expansión
1992-2010
Actividad
turística
diversificada
Producción ganadera
Agricultura
para
consumo local
Actividad maderera
Plantaciones de Lúpulo
y fruta fina
Boom de la constucción
Base natural en el Bosque
Valle Nuevo y regenerado
joven
por
valles cercanos
incendios
entre 100 y
200 años
Bosque
regenerado
joven
por
incendios
entre 100 y
200
años.
Apertura de
tierras para la
agricultura y
la ganadería
a las que el
bosque nunca
volverá
Bosque
intervenido
localizadamente
y desmontado en
las
tierras
destinadas a la
agricultura.
El
ganado
pasta
libremente en el
bosque los que
reduciendo
en
sectores
y en
buen medida sus
posibilidades de
regeneración en
algunas áreas.
Bosque en retroceso
o en las áreas
periurbanas y zonas
ganaderas.
e
robustece
la
extracción de leña y
madera por lo que
hay un retroceso de
la superficie
( Mallín, Faldeo del
Pitriquitrón, Loma del
Medio)
Bosque
fuertemente
comprometido en
las
áreas
periurbanas
y
zonas
ganaderas.
Continua
la
extracción
sistemática
de
leña y madera
con
su
consiguiente por
lo que hay un
retroceso de la
superficie
( Mallín, Faldeo
del Pitriquitrón,
Loma del Medio)
Proceso de sustitución
de especies nativas por
exóticas
de
rápido
crecimiento.
Periodo de Se sostiene
la extracción de madera
y leña. Aumenta el
retroceso del bosque
nativo por el aclarado
residencial en la periferia
urbana.
Bosque deteriorado en
áreas periurbanas y
rurales. Inicio de un
proceso de reforestación
con espacies nativas en
zonas
urbanas,
periurbanas rurales.
22.- La estatua de Roca y la celebración del poder. Reflexiones en torno a
una “historia vigente”322
MÉNDEZ, Laura Marcela323 y LEZCANO, Maximiliano Javier324
Presentación
Compuesta por elementos artificiales y naturales, por tiempos y escalas
superpuestas, las ciudades contienen por lo general una serie de monumentos
que tejen la trama temporal de su identidad. En este trabajo, hemos elegido
como eje a debatir la estatuaria urbana, concebida ésta como hechos
monumentalizados y como celebración del poder.
En San Carlos de Bariloche, la estatua del general Julio Argentino Roca,
gestor de la campaña militar contra los pueblos originarios de la Patagonia
acaecida entre los años 1878 y 1885, se enclava en el corazón de la plaza
“Expedicionarios del Desierto” en el Centro Cívico de la ciudad. En torno a ella
se han articulado, a través del tiempo, diferentes narrativas que dan cuenta de
las posibles lecturas que existen para la comprensión y crítica del pasado, así
como de las disímiles posturas ideológicas y discursivas de quienes desde el
ejercicio del poder o desde la reacción contra-hegemónica, han construido
para ella los más dispares sentidos y significados.
El propósito de esta ponencia es analizar la genealogía de estas
valoraciones desde la perspectiva del historiador y desde una práctica
historiográfica a la que denominamos “historia vigente”, concebida como
aquella que habilita nuevos discursos e intereses que toman al presente como
preocupación y ocupación y se alejan de décadas de cauto y respetuoso
silencio historiográfico. Para dar cuenta de ello hemos historizado –de manera
sintética- a la estatua en tres momentos: su inauguración en enero de 1940, la
interpelación a su presencia tras la vuelta a la democracia en los años 80 y su
puesta en escena como problema del presente en los años 2004 y 2005.
Acompañamos estas reflexiones con aportes teóricos que desde la llamada
“historia del presente” concebida en este trabajo como “historia vigente”
permiten replantear el lugar del historiador y su compromiso social frente a la
realidad de la cual forma parte.
Memoria, patrimonio e historia local: un recorrido desde los monumentos
El ocaso del paradigma del Estado-nación como objeto exclusivo del
análisis histórico condujo a la historia social a una profunda reorientación y
permitió incluir como centros de interés a otros ámbitos de la realidad alejados
del formato nacional, entre ellos las historias regionales y locales.
Desde una perspectiva antropológica se percibe a lo regional-local como
lugares vividos y como espacios sociales con un mínimo de coherencia y
especificidad, que constituyen una envoltura esencial, anterior al acceso a
entidades más abstractas y más desviadas de lo cotidiano. Lo local, como
322
Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades,
mundo del trabajo, religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, Código FH/124 (2010-2012), Facultad de Humanidades,
Universidad Nacional del Comahue.
323
Docente de la Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche. Investigadora del
CEHIR-Ishir-Conicet Nodo Comahue. UNcoma. San Carlos de Bariloche. Argentina. lauramendezbari@arnet.com.ar
324
Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche. CONICET. mjlladeranorte@gmail.com
sostiene Edgard Morin325 presenta la posibilidad de aprehender lo global, de
vislumbrar en la parte la manifestación del todo pero de una manera singular a
partir de las vinculaciones inter-retroactivas u organizaciones que se
establecen entre las partes y la globalidad.
La ciudad es una construcción humana que constituye un sistema
complejo en un territorio real. En ella se evidencian las transformaciones que
experimentan la dinámica de acumulación, los desarrollos sectoriales y las
relaciones de mercado en la economía. La dimensión local es también el
resultado de una obra colectiva en el tiempo y el espacio inmediato de
construcción social de resistencias, conflictos y luchas políticas que median y
buscan intervenir en el desarrollo de tales transformaciones326.
Compuesta por elementos artificiales y naturales, por tiempos y escalas
superpuestas, la ciudad contiene por lo general una serie de monumentos que
tejen la trama temporal de su identidad. Hemos elegido como eje a debatir los
monumentos urbanos, concebidos éstos como hechos monumentalizados y
como celebración del poder. Como sostiene Horst Hoheisel, “los monumentos
están vivos mientras se discute sobre ellos. Una vez instalados, esas moles de
mármol, bronce o concreto, por más grandes que sean se vuelven invisibles,
se olvidan. Vuelven a estar vivos cuando se empieza a pensar en su
demolición.”327
Los hombres (hay escasísimas mujeres monumentalizadas y eso dice
mucho también acerca de los combates pendientes de la historia) que se
materializan en monumentos deben ser analizados superando las versiones
individualistas de la historia, en las que imperan los visionarios y los
prohombres.
Al convertirse el monumento en tema de debate actual se significa como
contenido de la historia reciente. En ese sentido, indagar y debatir sobre un
monumento urbano, permite incluir distintos géneros de memoria, identificar las
luchas simbólicas para la imposición de sentidos en lo que se recuerda y
olvida. Como sostiene Inés Dussel328 con el recuerdo convocamos a una
actitud ética y política y con el entendimiento a una acción de conocimiento,
sosteniendo que “el entender viene de la mano del conmoverse", es decir que
no son operaciones que se repelen sino que al conocer uno puede distanciarse
de la experiencia y darle un sentido construyendo memorias.
Reflexionar sobre las memorias a partir de la vigencia de un
monumento, su origen, historia y representaciones para los distintos grupos,
constituye un ejercicio que permite rescatar el presente que toda historia
pasada tiene. Este tipo de análisis posibilita posicionarse en un modo del
tiempo donde somos actores /espectadores de acontecimientos históricos que,
lejos de estar cerrados, se encuentran en proceso de elaboración y donde las
líneas de fuerza de la realidad que se despliegan ante nuestros ojos nos
invitan a intervenir en ella329. Hablamos de memorias que construyen desde el
tiempo presente, desde los interrogantes de esta realidad, “que se lanza al
Morin, Edgard: Introducción al pensamiento complejo, Barcelona, Gedisa, 2001.
Castels, Manuel: Crisis urbana y cambio social, Madrid, Siglo XXI, 1981
327
Citado en Macón, Cecilia: Trabajos de la Memoria: arte y ciudad en la pos-dictadura argentina, Buenos Aires, Lado
sur, 2006, 92.
328
Dusell, Inés, Gojman, Silvia, Finocchio, Silvia: Haciendo Memoria en el país de nunca más, 2da. Ed., Buenos Aires,
Eudeba, 2003.
329
Una ampliación de esta idea puede encontrarse en Funes, Alicia G. “Patrimonio identidad y memoria en la
enseñanza de la historia reciente”, en Ballesteros, E., Fernández, C., Molina y J. Moreno, P. El patrimonio y la didáctica
de las ciencias sociales, AUPDCCSS UCLM, Cuenca España, 2003.
325
326
pasado para traerlo, como iluminación fugaz, como relámpago, al instante de
peligro actual”, en términos de Walter Benjamín330.
Historiar los monumentos de la ciudad permite, además de los aspectos
mencionados, incluir como contenido de la historia la cuestión patrimonial. El
patrimonio es un concepto selectivo y restrictivo, circunscripto a un grupo de
poder que considera desde una determinada concepción axiológica e
ideológica qué cosas vale la pena conservar y qué no. Ante la generalizada
ausencia de políticas de Estado para preservar lo que es considerado
patrimonio cultural, histórico, arquitectónico y natural de las comunidades,
creemos que la historia puede, a partir del abordaje de los monumentos como
lugares de la memoria331 y centros de interés del historiador, construir
capacidades para detectar y reconocer objetos plausibles de transformarse en
bienes patrimoniales, lo que permitiría una democratización en la
conceptualización misma del patrimonio de una sociedad.
El patrimonio cultural no sólo nos remite a analizar un monumento, un
edificio, un objeto u otra representación intangible, sino a entender que es una
construcción socio histórica, y que sólo un bien se convierte en cultural cuando
es legitimado socialmente. Como sostiene Alba González332 “Cada uno de los
bienes potencialmente patrimoniables, necesitan ser activados para formar
parte del patrimonio, esta activación se entiende como el paso de la potencia al
acto… es decir, elegir ciertos referentes vinculados al pool naturaleza, historia,
inspiración creativa, y exponerlos de una determinada forma”. Evidentemente,
son los poderes públicos y los agentes económicos, aquellos que en diferentes
períodos históricos y sociedades, han cargado de valor simbólico algunos
repertorios, los han erigido en bienes culturales, los han activado por razones e
intereses diversos, legitimando su poder, ejerciendo una conservación
selectiva de lo patrimonial. Mientras que también podemos visualizar que
existen contrapoderes que resisten y ejercen acciones activando los bienes
patrimoniales.
El Estado, por lo general, tiene una relación ambivalente con el uso
social del espacio público: por un lado desconfía y teme que las cosas se
vayan de control y que se cometan excesos, y por otro admite la funcionalidad
de algunas manifestaciones, como los festejos –por ejemplo, el aniversario de
la ciudad, del bicentenario y los efímeros triunfos argentinos en el mundial de
futbol- como instancias en que la población puede reparar u olvidar
sufrimientos y privaciones vividos cotidianamente, a la vez que generar un
sentir común, aunque sea momentáneo y fugaz, de sentirse miembro de un
colectivo social que comparte ideas, tiempo y emociones. Como sostiene
Elizabeth Jelín333 siempre habrá a la luz de un monumento, una estatua, una
plaza muchas historias, otras memorias e interpretaciones alternativas ya que
“el espacio de la memoria es un espacio de lucha política y no pocas veces
esta lucha es concebida en términos de lucha contra el olvido”.
Benjamin, Walter (1994: 178) citado en Aguiluz Ibarqüen, Maya: Memoria (in)cognitas. Contiendas en la Historia,
Méjico, UNAM, 2007, 237.
331
Nora, Pierre (dir. ); Les Lieux de Mémoir; París, Gallimard, 1984. (Tomo I, II y III)
332
González, Alba Susana: Patrimonio, Escuela y Comunidad, Buenos Aires, Lugar Editorial, 2009.
333
Jelin, Elizabeth y Langland, V. “Introducción: Las marcas territoriales como nexo entre pasado y presente” en Jelin,
E. y Langland, V. (comps.) Monumentos, memoriales y marcas territoriales, Madrid, Siglo XXI, 2003.
330
Acerca del general y su ciudad
Enclavada en el corazón del lago Nahuel Huapi, en el actual oeste
rionegrino, la ciudad de San Carlos Bariloche fue fundada oficialmente por un
decreto presidencial el 2 de mayo de 1902. Su signatario, Julio Argentino
Roca, había sido uno de los responsables de la campaña militar que casi dos
décadas antes avanzó sobre el mundo indígena y, a través del ejercicio de una
denudada violencia, impuso un nuevo orden organizado en la lógica del
Estado-nación y los principios del “orden y progreso” propios de la “generación
del 80” en el poder. A partir de entonces el espacio urbano comenzó a
organizarse recibiendo a un heterogéneo contingente migratorio, en especial
de origen chileno y germano chileno y albergando a los sobrevivientes a la
campaña militar, convertidos ahora en sectores subalternos y habitantes
precarios de territorios fiscales.
La región del Gran Lago se organizó como un pueblo de frontera
vinculado económicamente al mercado chileno al que proveyó de ganado en
pie, lanas, cueros y plumas de avestruz, estos tres últimos bienes con destino
final el puerto de Hamburgo, en Alemania. Entre la década de 1920 y 1930 un
conjunto de factores, vinculados al contexto internacional y las crisis
económicas y al avance de las medidas proteccionistas aduaneras a ambos
lados de la cordillera, llevó a que hacia los años 30’ el modelo económico
estuviese agotado y urgiera pensar en nuevas alternativas. En este contexto, el
año 1934 se erige como un año decisivo en cuanto a que la llegada del
ferrocarril desde Buenos Aires a Bariloche permitió la inserción del espacio
regional en un mercado nacional, mientras que la creación de Dirección de
Parques Nacionales define al Nahuel Huapi como destino turístico de elite.
Para transformar el espacio regional en un centro turístico internacional
Parques invirtió en propaganda e infraestructura: servicios de cloacas y gas,
caminos, hoteles y un centro cívico que albergara las instituciones centrales
del modo de vida urbano. Con el diseño del arquitecto Alejandro Bustillo,
hermano del director de Parques Nacionales Exequiel Bustillo, se construyó el
lujoso hotel Llao Llao, y, con los planos del arquitecto Ernesto Estrada, el
Centro Cívico. En este último caso, los fondos para la construcción del centro
administrativo y cultural se lograron con los aportes y gestiones del entonces
vicepresidente de la Nación, el doctor Julio Roca, hijo del general, quien a
cambio de ver en el centro de la plaza la estatua de su padre, gustoso cedió
parte de los fondos, que fueron completados con el aporte de otros roquistas y
del Ministerio de Obras Públicas de la Nación. Como aclaró Bustillo:
“...no es que el Centro Cívico fuese construido para servir de marco a la
estatua del general Roca, ni mucho menos. Pero no hay duda (...) que ambas
ideas nacieron asociadas, como si al satisfacer la necesidad que este Centro
Cívico venía a llenar, sirviese al mismo tiempo de decoración al gran homenaje
que la Patagonia debía a quien había conseguido liberarla del indígena que la
asolaba”. No fue el azar, ni la casualidad, ni el deseo de un hijo que llevó la
estatua allí: era la connivencia del poder central con el poder local, la
complementariedad de sus objetivos y la concordancia de sus ideas, en un
período de profundización de sentimientos nacionalistas y xenófobos, lo que
hizo que la estatua se instalara en el corazón de la ciudad como símbolo de
una memoria del poder.
Realizada por el artista italiano Emilio J. Sarniguet (1887-1943), la
estatua se inauguró en enero de 1941 en la plaza Expedicionarios del Desierto,
con el objetivo de fusionar el culto de la naturaleza con el de otros héroes para
celebrar mediante monumentos y ceremonias a los padres de la patria. Julio
Argentino Roca (h) no quedó conforme con el trabajo ya que la figura
representaba a un anciano, mientra que su padre tenía solo 36 años cuando
lideró la avanzada contra los pueblos originarios. El que sí recibió muchos
elogios fue el caballo.
Tras la inauguración, el arquitecto Alejandro Bustillo proyectó construir
un mapa local de estatuas que dieran a la ciudad el perfil de centro urbano
civilizador y centinela de la nacionalidad argentina con el fin de, a través de la
difusión de una simbología patriótica en la región, cuya soberanía parecía
incierta, consolidar la frontera nacional y los sentimientos de nacionalidad, al
mismo ritmo que la progresiva “privatización” de las tierras fiscales. El monolito
a San Martín tendría diez metros de altura, el busto de Moreno recordaría que
sus restos están sepultados, como fue voluntad, en la isla Centinela del lago
Nahuel Huapi.
A partir de entonces, la plaza y la estatua del Centro Cívico se
convirtieron en sede reiterada de la conmemoración, el festejo y el reclamo. El
calendario festivo local tenía en la plaza su escenario: por allí marcharon las
procesiones religiosas y cívico militares de la década del 40’ y el 50’, las fiestas
locales como la de la nieve, el festejo del mundial de futbol de 1978, el inicio de
la guerra en Malvinas y el regreso de la democracia en 1983. Fue justamente
con el regreso de la democracia estable cuando la estatua deja de ser
escenario para trasladarse en el centro de interés.
La estatua cobra vida
Hasta que los leones tengan sus propios
historiadores, las historias de cacería seguirán
glorificando al cazador" (Proverbio africano citado por
Eduardo Galeano).
La “primavera democrática” instalada en 1983, la reforma constitucional
rionegrina de 1984, la implantación de políticas provinciales a favor de la
conservación y difusión del patrimonio cultural y reconocimiento de derechos a
las minorías étnicas y religiosas y muy especialmente, la gran nevada de 1984
que produjo una mortandad nunca vista de ovejas en la meseta rionegrina,
llevó a que las comunidades originarias del territorio comenzaran a organizarse
para superar la crisis económica y recuperar años de invisibilidad y silencio. La
conformación del Concejo Asesor Indígena (1985) y el Centro Mapuche en la
Provincia de Río Negro fueron buenos y nuevos aires en este sentido. La
reforma de la Constitución Nacional de 1994, que atendió los derechos de los
pueblos originarios en el artículo 75 inciso 17, significó una coyuntura
importante. En este contexto, la permanencia de la estatua de Roca en el
corazón de la ciudad, comenzó a ser cuestionada por los mapuche, grupos e
instituciones locales y regionales.
A mediados de 1996, un grupo de barilochenses autodenominado
``Ciudadanos comunes'', acompañado por un sector de la comunidad mapuche
Anecón Grande, inició una campaña de firmas en reclamo de que el
monumento al general Julio Argentino Roca fuera sacado de la plaza por
considerarlo ``un agravio a los pueblos originarios''. La Comisión Nacional de
Museos, Monumentos y Lugares Históricos consideró que la estatua de Roca
en Cívico de Bariloche formaba parte de la totalidad del monumento histórico
nacional constituido por ese centro y no debía cambiarse su ubicación. La
presidenta de la Comisión, Magdalena Faillace, señaló que ésta no tomaba
partido ideológico, ya que sus miembros podían tener diferentes posturas
sobre la “conquista del desierto”, pero que la estatua, como monumento
nacional, no podía ser desplazada, según ley nacional 12.665.
La respuesta de la Comisión Nacional movilizó a la opinión pública y a la
ciudadanía local. Comenzaron a hacerse visibles un abanico de posturas,
evidencias de la profunda fragmentación social e ideológica imperantes en el
espacio regional. El debate sobre el presente se trasladó a los océanos del
pasado: ¿Fue Julio Argentina Roca un genocida o un héroe civilizador? La
disputa por los usos del pasado había comenzado, en el marco de un
revisionismo histórico creciente.
Unos años más tarde, un conjunto de manifestaciones a favor de la
Campaña de Roca y del exterminio de los pueblos originarios volvieron a
movilizar a la ciudadanía y trascendieron los límites regionales. En julio del
2003, el por entonces ministro de la producción Néstor Alcalá justificó el
genocidio llevado a cabo en las mal llamadas "Campañas del Desierto" de
fines del siglo XIX.
En concordancia con esta postura, Juan José Cresto, presidente de la
Academia Nacional de la Historia, director del Museo Histórico Nacional y
habitual colaborador de las páginas de la Nación, en noviembre del año 2004
publicó en ese diario la nota “Roca y el mito del genocidio”, versión ampliada
de un primer artículo anónimo que había aparecido como editorial del mismo
diario el 13 de junio anterior bajo el título “Respetemos nuestra historia”.
Cresto acusó a “una historiografía carente de toda documentación” de
actuar con “supina ignorancia” o movida por “intereses de reivindicaciones
territoriales” al aplicar el concepto de genocidio a la campaña dirigida por Julio
Argentino Roca en 1879. Según su opinión, Roca fue un ejecutor exitoso de
una política de ocupación territorial cuyos orígenes deben remontarse por lo
menos a los primeros gobiernos patrios. Para Cresto, son tres los argumentos
principales que obligan a reivindicar el accionar del general:
1) las pampas estaban enteramente desiertas cuando en el siglo XVI
empezaron a ocuparlas los primeros españoles, 180 años antes de que se
iniciara desde Chile la expansión araucana gracias a los elementos culturales
que los indígenas adoptaron de los europeos (caballo, vaca, hierro, etc.);
2) estos indios de origen chileno vivían exclusivamente del malón, lo
que legitimaba cualquier “guerra defensiva” que se emprendiera contra ellos,
pues constituían en plena era del progreso un obstáculo para los honrados
inmigrantes que querían trabajar la tierra;
3) no hubo tal genocidio (que Cresto no define) ya que los prisioneros
de guerra indígenas fueron atendidos en sus dolencias y se les asignaron
grandes reservas, aunque posteriormente fueran cercenadas por “individuos
inescrupulosos”.
A ojos de Cresto, no habría habido en la región pampeana grupos que
pudieran reclamar el carácter de autóctonos: “Los indios iniciaron su ocupación
180 años después [de la llegada de los españoles]”. La anexión de esos
territorios por el Estado argentino no habría tenido por objeto el acaparamiento
de sus tierras sino la defensa de la vida y la propiedad de los pobladores
criollos frente a la agresividad de indios llegados de Chile y la campaña militar
dirigida por Roca fue la ocasión de un despliegue de humanitarismo hacia los
prisioneros de guerra. Cresto concluye afirmando que “mencionar al indio
como tal es un insulto”, ya que no hay indios sino argentinos con los mismos
derechos y obligaciones, que “no merecen ningún tratamiento especial ni más
derechos que otros”.334
Tal toma de posición no sólo revelaba un sorprendente desconocimiento
de la antigua y compleja historia del poblamiento indígena de las pampas y de
la variada gama de interrelaciones pacíficas (comerciales, diplomáticas,
biológicas, laborales) que predominaron durante largos períodos entre las
sociedades indígenas y el fronterizo mundo hispanocriollo, sino que lanzaba al
gremio de los historiadores serias e infundadas acusaciones. Como era
natural, varios de ellos reaccionaron enviando cartas al diario La Nación, que
prefirió silenciar toda opinión discordante con lo expresado por Cresto, al
tiempo que daba cabida en sus páginas a una seguidilla de elogiosas cartas de
lectores que fueron incluso más lejos que el propio Cresto al sostener que los
únicos “indígenas” de la región pampeano-patagónica habrían sido los
tehuelches, aniquilados por los mapuche-araucanos que ingresaron
violentamente al territorio desde Chile, con lo cual los verdaderos genocidas
serían ellos. Según estos lectores, los indígenas que hoy revindican una
ascendencia mapuche en las pampas no podrían ser considerados aborígenes
ni merecerían ningún trato o derecho especial.
Las argumentaciones a favor de la campaña militar produjo la respuesta
de la comunidad de historiadores en la voz de Claudia Salamón Tarquini y
Pedro Navarro Floria entre otros, en el marco del revisionismo histórico de esta
etapa de nuestra historia. Salamón Tarquini, Licenciada en Historia de la
Universidad Nacional de La Pampa, en una extensa nota que se difundió a los
medios señalaba algunas de las falacias de las aseveraciones vertidas. Entre
ellas: el trabajo acrítico de las fuentes citadas, la parcialidad de los
historiadores consultados, el desconocimiento de los aportes provenientes de
la etnohistoria y la negación de investigaciones recientes que matizan, y en
muchos casos refutan, cuestiones como el nomadismo, la adscripción nacional
y la belicosidad indígena. Finaliza Tarquini sosteniendo que:
“En resumen, como miembro del "gremio de los historiadores"
quizás deba hacerme una autocrítica porque nuestras posturas no
alcancen a veces la necesaria difusión de manera tal que no se
incurra en errores por ignorancia de las últimas tendencias en
historiografía, de manera que quería aprovechar este espacio para
destacar estos aspectos y para dejar en claro que todos los
historiadores de una u otra manera tienen una visión parcial de la
realidad: tanto aquellos a los que debe referirse el señor ministro
como la que suscribe las tenemos, y ello no nos hace menos
científicos, sino más o menos serios en el desarrollo de nuestra
profesión.”
Otra de las respuestas a Cresto la escribió el 26 de noviembre del 2004
Pedro Navarro Floria, historiador, investigador del CONICET y Director del
Centro de Estudios Patagónicos de la Universidad del Comahue. De la
334
La Nación. Editorial del 13 de junio del 2004: “Respetemos nuestra historia”
negativa del diario “La Nación” a publicar su escrito, surgió la iniciativa de
lanzar una campaña de adhesiones a la carta de Navarro Floria, reclamando al
diario su publicación en virtud del derecho a réplica y del principio de la libertad
de opinión. Al cabo de unas semanas se habían reunido más de cien firmas,
en su gran mayoría de profesionales de las ciencias sociales del país y del
extranjero, enviadas al diario el 20 de diciembre. Pese a tan vasto apoyo, “La
Nación” no dio lugar a la publicación de la carta de Navarro Floria, quien
culminaba su misiva sosteniendo que:
“Si a fines del siglo XIX no había una palabra que definiera
eficazmente esa barbarie, la Convención para la Prevención y Sanción
del Delito de Genocidio adoptada por la ONU en 1948, hoy
incorporada a nuestra Constitución Nacional, sí nos la brinda: la
destrucción total o parcial de un grupo étnico mediante la muerte, la
lesión grave a la integridad física y mental, el traslado forzado de niños
fuera de sus familias, etc., se llama genocidio. En esta caracterización
de un proceso histórico y social no hay ni ignorancia ni ocultas
reivindicaciones territoriales. Sí hay la intención de conocer más y
mejor el pasado y el presente, de reconocer las cicatrices aún visibles
de tanta violencia en la piel de nuestra querida nación mestiza, y de
construir un futuro común sobre los valores de la vida y no sobre la
muerte del otro.”
En este clima de ideas alrededor de la figura de Roca y su accionar, a
partir de una iniciativa del escritor Osvaldo Bayer, en junio de 2004 se
conformó en Buenos Aires la comisión Anti-Monumento a Julio A. Roca, la cual
elevó un proyecto de ley a la legislatura porteña donde se propone como
primera medida, “dentro de un proceso más amplio de revisión, la destitución y
eliminación de la figura de Julio Argentino Roca del lugar privilegiado que
ocupa dentro de la jerarquía iconográfica de los símbolos nacionales que se
imponen dentro de los distintos sistemas educativos”. Los fundamentos del
proyecto de ley son la responsabilidad directa de Roca en el asesinato de
decenas de miles de mapuche y otros pueblos originarios, lo que no sólo
significó el genocidio sino la apropiación de sus tierras que fueron otorgadas a
propietarios corruptos nacionales y extranjeros, en lo que significó el origen de
los grades latifundios.
Bayer criticó las expresiones del reconocido director de la revista “Todo
es Historia”, el historiador Félix Luna, quien sostuvo que Roca sólo había
matado a unos cientos de indios y había realizado muchas cosas valiosas para
el país, como por ejemplo, el ministerio de Obras Públicas. También Bayer
fustigó las manifestaciones de la cineasta María Ester Vázquez quien sostuvo
que los indios se robaban las mujeres de los blancos, desconociendo las
violaciones, la tortura y las vejaciones que durante el avance de la tropa
sufrieron las mujeres indígenas. Los reclamos de Bayer y su grupo –cada vez
con mayores adeptos-, se mantuvieron desde entonces hasta el presente, así
como la presión al Congreso de la Nación para desmonumentar a Roca,
acusado tanto como militar responsable del genocidio y racismo y sindicado
como el presidente que reprimió a obreros, dictó la ley de residencia y propició
el latifundio.
Las estatuas de Roca en la Capital Federal a metros de Plaza de Mayo
y la de Bariloche fueron los monumentos en torno a los cuales se articularon
estos discursos, con fuerte presencia de grupos de adscripción mapuche. Los
frecuentes graffitis que cubrían la estatua porteña, como “Mejor un Mayo
Francés que un Julio Argentino”, “Roca = Videla” y “Genocida”, provocaron
nuevamente la reacción del diario La Nación en la nota “Roca: el monumento
más atacado”, del 26 de marzo del 2006, donde se indicaba que “Tan
recurrente es esta manía por ensuciar ese pedestal que hasta miembros de las
comunidades indígenas han plasmado allí su credo” …
En Bariloche la polémica acerca del sentido y el destino de la estatua
continuaban y el general de a caballo resignificaba su presencia llenándose de
cicatrices en forma de graffitis (Figura 1), inscripciones en mapuzundun como
“marichi weu” (diez veces venceremos); epítetos como “Roca genocida”,
“asesino”; reclamos territoriales como “no al desalojo, justicia, usurpadores,
comunidad Leleque”, entre otros como “fuera winca”; “Pueblo mapuche”, “no
más represión”, “monumento a la muerte”. Se han impreso en la estatua
manchas rojas figurando sangre y pañuelos blancos simbolizando la lucha de
las madres; se la cubrió con un manto oscuro un 12 de octubre de los 90’ e
incluso fue cubierta por un gigantesco kultrum a través del cual los mapuche
hacían visible el reclamo por la propiedad de la tierra y la preservación de su
cultura. Diferentes gestiones municipales se han ocupado de borrar estas
inscripciones, que sistemáticamente son reemplazadas por otras.
Mientras las organizaciones mapuche-tehuelches reclamaban en organismos
nacionales e internacionales la remoción de la estatua y la devolución de la
tierra a sus dueños legítimos, la ciudadana y docente, hoy abogada Marina
Schifrin sostenía entonces:
“Sería interesante que aportaran al debate sobre Roca los estudiantes y
docentes de la Carrera de Historia que se dicta en la Universidad Nacional
del Comahue en nuestra ciudad. Bariloche es una ciudad multicultural, y
hoy existe un nuevo concepto de ciudadanía, que no es el que existía
cuando se levantaban monumentos a Roca. Ese monumento ofende a una
parte importante de gente de nuestra ciudad, por sus orígenes mapuches, y
ofende a los derechos humanos en general. Por suerte, esas ideas que
antes no estaban presentes, hoy lo están.”335
En síntesis, desde que la estatua se convierte un monumento vivo y en
un espacio de disputa entre la historia, la memoria y los procesos identitarios,
la comunidad de los historiadores es reclamada para que se expida al respecto
y brinde no sólo información sino que evidencie toma de postura y opinión
fundamentada. ¿Deben los historiadores asumir ese compromiso?, ¿Forma
parte de su hacer profesional participar de estas coyunturas reveladoras de
ideologías y estructuras desde su capital intelectual?. Consideramos que la
llamada “historia del presente” comprendida como “historia vigente” puede
arrojar luz en este sentido. Veamos de qué se trata.
La Historia Vigente
Muchas hechos sociales actuales se constituyen en manifestaciones
discursivas que traen al presente un pasado considerado por largo tiempo
como “cerrado” pero cuya reapertura le confiere un particular carácter de
vigencia, aspecto clave en torno al cual pensamos que se puede articular la
335
“Polémica por General Roca en Bariloche”, Kolectivo Mapuche Lientur, 17 de Julio de 2003, En
http://www.nodo50.org/kolectivolientur.
práctica de una historia vigente como particular enfoque de la historia del
presente336.
El conflicto en torno a las estatuas de Roca como íconos de un pasado
puesto en cuestión desde el presente es uno de esos acontecimientos
disparadores que reactivan un pasado “latente”, que permanece en la memoria
y que en determinados momentos adquiere vigencia. Este carácter dinámico y
cambiante del pasado nos lleva a reflexionar sobre la vigencia del pasado y
sobre la práctica del historiador que enfoca el presente histórico como objeto
de estudio. Aquí haremos una breve reseña de la temática, mencionada en un
estudio de caso337 y tratada en extensión en otro trabajo enviado a publicación.
Como sabemos toda producción historiográfica está permeada por el
“largo presente del historiador”, donde un rasgo del presente y de alguna
manera de vigencia radica en que siempre su trabajo responde a una demanda
de algún sector de la sociedad, aunque sea únicamente la de su propio círculo
académico. Sin embargo no necesariamente toda historia, incluso del presente
histórico, atiende temas sociales vigentes ya que una cosa es el propio marco
temporal del pasado reciente y otra la relación de ese pasado con problemas
del presente, vigentes, generalmente asociados a situaciones traumáticas.
Ciertos temas del pasado están estrechamente relacionados con los
problemas del presente, incluso inmediato; se trata de procesos cuyo
desarrollo y/o percepción es aún vigente en mayor o menor medida, que
gravitan sobre la sociedad y que por lo tanto forman parte de una historia
vigente que se resignifica en el presente. Este pasado “abierto” o
circunstancialmente reabierto se puede distinguir de aquellos pasados en
apariencia “cerrados” o “clausurados”338.
El carácter de vigencia del pasado no se refiere únicamente al
desarrollo de los procesos históricos en sí mismos, como procesos “abiertos” o
“en curso” desde el planteo de la Historia del presente de Aróstegui o del de
una Historia inmediata339, sino en cuanto a su percepción y relevancia social, a
su reobjetivación coyuntural; a su resignificación incluso tiempo después de
que se los considere procesos “cerrados”, como en el caso que aquí nos
ocupa. Se trata de un carácter que define al objeto de estudio de una historia
vigente, relativamente independiente del tiempo generacional transcurrido
entre éste y el presente del historiador.
Adherimos aquí a un enfoque “generacional” para enmarcar el presente
histórico340, que no tiene un contenido cronológico sino coexistencial
(coetáneo), ya que los hombres viven una historia común desde edades
distintas. El presente histórico es siempre un tiempo relativo, que coincide con
la experiencia vital y con la experiencia intergeneracional de cada hombre, de
modo que el tiempo presente funciona por la acumulación de la experiencia de
Aróstegui, Julio 2004. “La Historia del presente: ¿una cuestión de método?”. Actas del IV Simposio de Historia
Actual. Carlos Navajas Zubeldía (ed.). Octubre de 2002. Logroño, Gobierno de la Rioja, Instituto de Estudios Riojanos,
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Barros, Carlos 2002. “¿Es posible una historia inmediata?.” Ponencia dictada en el II Seminario Internacional
Nuestro Patrimonio Común, organizado en Cádiz, el 23 de abril de 2002, por la Asociación de Historia Actual, presidida
por Julio Pérez Serrano. En http://www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/mentalidades/inmediata.htm
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Mudrovcic, María Inés 1998-2000. Algunas consideraciones epistemológicas para una historia del presente.
Hispania Nova, N°1. En http://hispanianova.rediris.es/general/articulo/013/art013.htm.
336
individuos y generaciones, como historia “vivida”341. Salir de encuadres
temporales rígidos para enmarcar el presente histórico permite adaptarnos
mejor a los cambios en las demandas, valoraciones y percepciones de la
sociedad en torno a los temas del pasado.
Este particular rasgo de la dinámica de las sociedades está
estrechamente relacionado con los marcos ideológicos y políticos, flexibles y
cambiantes en el tiempo más allá de periodizaciones impuestas. Así, la estatua
de Roca en el centro Cívico de Bariloche y el pasado que simboliza no fueron
particularmente puestos en cuestión durante las dictaduras militares y los
gobiernos liberales y neoliberales posteriores, aunque en la última década
asistimos a su pleno cuestionamiento en el marco del proceso de
reivindicación mapuche iniciado a partir de la década de 1980 y de su
renovado tratamiento historiográfico342.
Nos referimos entonces a una historia vigente como a una historia de
temáticas vigentes y problemáticas, inscriptas en un pasado generalmente no
muy lejano, dentro del horizonte de la experiencia vivida por las generaciones
actuales, aunque también pueden trascenderla, y mucho. En este sentido, una
historia vigente no puede ser periodizada estrictamente porque el carácter de
vigencia social del pasado es tan cambiante como las mismas sociedades y
sus contextos ideológico-políticos y económicos.
El objetivo de una historia vigente y del historiador del presente histórico
es entonces al de historizar y re-significar el presente a partir de la indagación
de las condiciones de producción de los hechos que forman parte de la
realidad actual, en particular de aquellos que son problematizados por la
sociedad, lo que muchas veces implica proyectarse bastante atrás en el
tiempo. En una historia vigente se destaca la intención de re-significar y de
transformar la realidad social; de contribuir a mostrar caminos alternativos más
allá del futuro decantado por las visiones hegemónicas, desestructurando y
desmontando “historias oficiales”.
Historizar el presente desde esta perspectiva remite así a esa capacidad
de la historia y del historiador de ejercer una función social; de complejizar y de
construir sentido, de encontrar en el pasado claves explicativas para la
comprensión del presente en una dimensión eminentemente interpretativa de
la realidad social más que sólo descriptiva.
Comentarios finales
La problemática enfocada en este trabajo nos permitió dar cuenta de un
pasado insospechadamente vigente pese a los años transcurridos desde la
mal llamada “Campaña del desierto”. Los diferentes discursos articulados en
torno la figura de Roca y su materialización en las estatuas que lo recuerdan
muestran la vigencia de un pasado cuya percepción para parte de la sociedad
dista mucho de estar “cerrado”. En las últimas dos décadas el monumento a
Roca en Bariloche pasó de ser una simple estatua como testimonio de una
historia aparentemente y convenientemente “cerrada” a convertirse en el
centro de discusión de una historia abierta y vigente. Marcar estas vigencias,
realzar discursos contrahegemónicos, desmontar historias “oficiales” son todas
341
Julio Aróstegui, op. cit.
Del Río, Walter M. 2005. Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia, 18721943. Bernal [Buenos Aires], Universidad Nacional de Quilmes, 310 pp.
342
atribuciones que el historiador puede (¿debe?) asumir como parte de su rol
activo en la sociedad.
Enfoques como los de la historia del presente, en particular como
historia vigente, permiten encarar los problemas del presente inmediato, actual,
para decididamente re-significarlos en una historia que considere la
multiplicidad de visiones y responda a las demandas sociales. El análisis de un
pasado vigente que gravita en el presente, la historización de aspectos
sociales relevantes y frecuentemente urgentes del presente inmediato, así
como la consideración de pasados generalmente traumáticos en continuidad
con el presente y su efectividad en la sociedad comporta una historia vigente
como particular enfoque de la historia del presente, como línea de
investigación y como agenda del historiador, en cuanto a profesional
comprometido con la realidad de la que se nutre, de la que forma parte y a la
cual intenta comprender y por qué no, incluso transformar.
Referencias
Figura 1. Monumento a Julio A. Roca en la plaza “Expedicionarios del Desierto”
en el Centro Cívico de Bariloche. Año 2006.
23.- “Poniendo en foco”. Una propuesta metodológica historiográfica
para considerar los archivos fotográficos como documentos
MOSCHES, Edith A.; PIERUCCI, Liliana V.
edimoch@gmail.com , lipierucci@gmail.com
“Las fotografías son antigüedades
instantáneas. Son una inagotable
invitación
a
la
deducción,
la
especulación
y
a
la
fantasía.
Coleccionar fotografías es coleccionar
el mundo”. Susan Sontag
Imágenes del mundo - un mundo de imágenes
En este trabajo proponemos un método para el análisis documental de
las fotografías y para ello, se revisan algunos aspectos de la imagen como
modo de representación de la realidad, a la vez que como documento de
carácter informativo, social e histórico.
“La imagen ha pasado de ser un documento complementario a
convertirse en parte integrante de la investigación, que permitirá al espectador
(confrontado a los dilemas de la representación) otras posibles
interpretaciones.” (Brisset, 2002:101)
Desde su surgimiento, la fotografía se viene expandiendo alcanzando
mayor calidad y durabilidad en las producciones. La imagen fotográfica es
polisémica por naturaleza, es decir que puede ser pasible de portar
innumerables significados. Es relevante no solo por lo que puede decir del
pasado en relación a la historia de las ideas, de los valores, de la vida
cotidiana, sino también porque resulta un documento “sensible”, que puede
tener interpretaciones variadas, estimular una respuesta desde la empatía,
incluso hasta poética, respecto del pasado. En este sentido como fuente,
implica una mirada flexible hacia el pasado, dependiendo del interés y
formación de quien la analice. Para ser utilizada necesita ser organizada y
clasificada. Implica análisis y definición de temáticas, permitiendo así su
almacenamiento y recuperación.
Para los investigadores, la fotografía se constituye en un documento con
características particulares para la reconstrucción de los procesos históricos.
Resultan de especial interés los archivos fotográficos locales, regionales y
nacionales que se están conformando (que se suman a las fotografías que
están incluidas en los álbumes familiares, en la prensa, etc.). Trabajar con
estas fuentes implica abordar tanto aspectos conceptuales de la imagen, como
el contexto histórico que porta y plasma cada fotografía.
Es importante considerar diferentes dimensiones de la misma, en tanto
documento, al momento de su análisis. Por un lado, aquellas fotografías que
se consideran relevantes sólo como registro de un momento particular de la
historia (batallas, inauguraciones, eventos públicos, etc.) y por otro, las que
refieren a las historias personales de los sujetos que se retratan. Toda imagen
fotográfica es un testimonio que se constituye luego de una selección, un filtro
cultural, al tiempo que es una creación visual. A la vez que porta implícitamente
un doble testimonio: aquello que nos muestra del pasado retratado y aquello
que nos informa de su autor.
Memoria y fotografía
La fotografía es “memoria congelada”. La memoria congela las imágenes
como lo hace la fotografía, como si fueran cuadros pictóricos. Memoria y
fotografía remiten al instante pasado. (Sontag, 2003) Las dos comparten una
zona que se diluye: la memoria en el olvido, la fotografía en las sombras. Sin
embargo, la fotografía permite reconstruir y recuperar algunos aspectos de la
memoria, cuando sus imágenes traen al presente eventos, vivencias y seres
queridos que no están, donde los significados nos interpelan como
espectadores individuales, a la vez que permiten construir una memoria en
común, la de la historia colectiva.
Al respecto, Halbwachs343 plantea que “las memorias individuales están
siempre enmarcadas socialmente. Estos marcos (sociales) son portadores de
la representación general de la sociedad, de sus necesidades y valores.
Incluyen también la visión del mundo, animada por valores, de una sociedad o
grupo. (…)” La fotografía permite reconstruir el pasado con los recuerdos de
otros y con los códigos culturales compartidos, aun cuando, como dice
Ricoeur344, “las memorias personales son únicas y singulares”. Y como “esos
marcos son históricos y cambiantes, en realidad, toda memoria es una
reconstrucción más que un recuerdo”. (Namer345, 1994)
Es importante conservar el patrimonio fotográfico porque la foto señala
lugares y sucesos. Es un documento que conforma identidad: individual, social
e histórica. Por ejemplo, nos permite ver la transformación de cualquier espacio
urbano y reconocer los procesos, cambios y continuidades de la “modernidad”.
Mirar una imagen implica abordar su contenido, su significado y
finalmente “la cuestión de los usos, efectos e impactos como testimonios sobre
la sociedad y el entorno en que se manifiesta en el momento en que se narra,
así como las apropiaciones y sentidos que distintos públicos podrán darle a lo
largo del tiempo.” (Jelin, 2002: 80), lo que vincula la fotografía con memoria,
identidad e historia.
Orígenes de la fotografía
En las primeras décadas del S. XIX, la imagen fotográfica fue muy
apreciada por “la fidelidad” que no resistía comparación con los retratos
realizados por los pintores de época.
En el proceso de desarrollo histórico de la fotografía, la daguerrotipia fue
el primer procedimiento de impacto social. Se considera a Nicéforo Niepce
(1764-1833) y a Louis J. M. Daguerre (1787-1851) los inventores del
daguerrotipo. El primero concretó en 1826 fijar una imagen desde una ventana
de su casa en una placa de estaño. Daguerre perfeccionó el método y lo dio a
conocer en 1839. Ese mismo año, el inglés Talbot tomó la primera fotografía
sobre un papel, captando imágenes negativas.
En nuestro país, la actividad fotográfica se inició en 1843, cuando se
publicaron en un diario de Buenos Aires los avisos publicitarios del “primer
daguerrotipista profesional fotógrafo” del que se tiene registro, el
343
En: Jelin, 2002: 20
Op.cit. pp 20
345
Op.cit. pp 21
344
norteamericano John Elliot, quien abrió una galería de retratos en Plaza de
Mayo. A él se debe el daguerrotipo fechado más antiguo de nuestro país (en
1844), que se conserva en el Museo Naval de Tigre y que retrata al Almirante
Guillermo Brown y su esposa Elisa Chitty.
Los primeros daguerrotipos se entregaban enmarcados y con estuche,
oscilando su valor entre 100 y 200 pesos, cuando el salario de un dependiente
era de veinte pesos mensuales. Hacia 1845, otro norteamericano John
Bennet, abrió la segunda galería de daguerrotipos de Buenos Aires en la calle
La Piedad 121 y hacia 1848 había en la ciudad diez daguerrotipistas, todos
ellos extranjeros. Otros artistas reconocidos por la cantidad de retratos
realizados fueron Charles Fredricks, el alemán Adolfo Alexander, que se
desempeñó en las provincias de San Juan y en Mendoza, Antonio Pozzo
(1829-1910), Federico Artigue (1826-1871), Tomás Helsby, el francés Amadeo
Jacques, entre otros.
La realidad plasmada en cada fotografía responde al punto de vista de
cada fotógrafo. Por esto, trabajar con estas fuentes documentales tiene el
doble desafío de analizar lo representado tanto como identificar a los autores.
Reconocer a los artistas fotógrafos daguerrotipistas es de especial relevancia
para los estudiosos de la temprana iconografía fotográfica nacional, aunque los
datos son parciales y en general, no hay registros de firmas. Avanzando en el
S. XIX determinar quiénes son los fotógrafos, implica un trabajo de campo y
recopilación de diversas fuentes, tales como hemerotecas, los folletos de las
exposiciones industriales del momento, los periódicos, las cédulas
testamentarias, las casas fotográficas de la época.
La complejidad de la imagen fotográfica
A primera vista las fotografías parecen objetos simples. Sin embargo son
extremadamente complejas, pues al abordarlas se requiere tener en cuenta
una triple dimensión de análisis: la mirada del fotógrafo, la situación del
fotografiado y también la lectura de quien la interpreta posteriormente.
Podemos plantear la relación autor-fotografía-lector como un diálogo en
el que interviene la subjetividad y el capital simbólico y cultural de cada
individuo, donde está en juego la emocionalidad. En síntesis, implica un lector,
un mensaje y un sentido dentro de un proceso de comunicación. El emisor es
el fotógrafo y el receptor es el público.
Desde una perspectiva multidisciplinar, consideramos a la fotografía
como un texto visual, entendiendo a la imagen como “una unidad discursiva
superior a una cadena de proposiciones individuales aisladas, que se
manifiesta como un todo estructurado e indivisible de significación que puede
ser actualizado por un lector o destinatario” (Vilches, 1999: 39). También hay
que tener en cuenta que “toda imagen fotográfica supone de manera
automática la elección de un espacio que se decide mostrar y la eliminación
simultánea del espacio que queda más allá de los límites del encuadre”.
(Zunzunegui, 1998: 133). Como resultado de estas dos premisas, esta imagentexto debe ser leída e interpretada como cualquier otro documento, es decir
teniendo en cuenta el contexto de producción, que a su vez implica un recorte
de la realidad.
Como todo texto, la fotografía forma parte de un código y conlleva una
serie de convenciones culturales preestablecidas comunes a emisor y receptor.
Por último, implica la posibilidad de analizarla en un plano de expresión,
simultáneamente que en un plano de contenido, lo que algunos investigadores
sintetizan en cómo se muestra (forma) y qué se muestra (contenido).
En general, las fotografías hasta hace unos veinte años no tenían la
referencia y eran el complemento de las palabras escritas, meras ilustraciones.
Posibles enfoques y metodologías para el análisis de la fotografía como
documento
Para poder estudiar estas fuentes, en primer lugar se tiene que armar un
corpus documental, recopilándolas a partir de distintos criterios: formales,
morfológicos o temáticos. Esta clasificación facilita manejarlas cómodamente,
informar sobre ellas, ordenarlas de forma sistemática para finalmente,
utilizarlas como documento.
“El lector, sea o no documentalista, que se enfrenta a una fotografía
pone en práctica diversas competencias (VILCHES, 1987) que le llevan a su
correcta (o, a veces incorrecta) interpretación y comprensión. Casi todas ellas
son aprendidas, por lo que siempre admiten entrenamiento y mejora.”
(Gastaminza, 2001)
Como la fotografía fue realizada para diferentes usos: el arte, la
sociología, la antropología, la historia, la fotografía misma, su análisis tiene que
tener en cuenta diversos enfoques metodológicos provenientes de distintas
disciplinas (la historia, la estética, la semiótica, la antropología visual y cultural,
la iconología, etc.), que posibilitarán aproximarse al lugar geográfico de la
toma; a la trayectoria del fotógrafo; a la vida de la gente fotografiada, sus
valores, hábitos, su cotidianeidad; las temáticas y sus contenidos simbólicos;
para así recuperar los significados que de otra manera pasarían
desapercibidos.
Por ejemplo, la Antropología visual da un marco teórico, en tanto que
la Historia ubica las obras en su contexto. La metodología comparativa,
herramienta proveniente de la Sociología, permite contrastar formas de
expresión y modos de comunicar los significados. La Iconología nos da
categorías que permiten la clasificación por temas.
Posibles enfoques de análisis
Los estudios sobre la fotografía llevados adelante a partir del S. XX se
concentran en el modo de producción de la imagen, considerándola una huella
intervenida por el fotógrafo, quien elige qué plasmará y para qué.
Desde una perspectiva semiótica se tiene que tener en cuenta
significado y significante. El significado referido a aquellos conceptos que
construye cada sujeto (plano del contenido) y el significante a la parte material,
en este caso, el papel fotográfico empleado. Desde esta perspectiva se
derivan dos dimensiones de análisis: la expresión (¿cómo se muestra?) y el
contenido al que remite la fotografía (¿qué se muestra?)
Barthes (1970) hace una interpretación semiótica de la imagen,
identificando un representamen (el signo que representa y que es plasmado en
algún soporte), un objeto (el referente que se muestra) y un interpretamen (que
se refiere a la mente del intérprete que lee un signo en una imagen). Para este
autor, la fotografía es a la vez objetiva y contenedora de valores, un hecho
tanto técnico como cultural, lo que define como “estatus paradójico” (Barthes,
1961). El mensaje fotográfico es denotado cuando es literal (el analogon en sí,
en estado puro) y connotado, simbólico (cuando es leído por la sociedad
reflejando lo que ésta piensa). El código de connotación dice Barthes es
histórico-cultural. La lectura de la fotografía depende del saber del lector.
También, la imagen fotográfica presenta la “conciencia de haber estado allí” y
permite una categoría de espacio-tiempo: local, inmediata y anterior.
Siguiendo esta línea de trabajo, Dubois (1986) planteará tres etapas
para la lectura de la imagen fotográfica. Un primer momento para identificar los
iconos partiendo de la premisa que la fotografía no es reflejo fiel de la realidad
y que el fotógrafo no es imparcial, pues toma la foto desde su universo
simbólico. Un segundo momento, donde se analiza el símbolo en relación con
el referente, las convenciones y los códigos culturales: si no compartimos el
código no podemos captar más que aquellos aspectos que provienen desde el
propio capital cultural. Un tercer momento para analizar los índices: aquí los
significantes tienen una relación de contigüidad con el referente, es decir de
causalidad, que permite establecer una relación causal imagen-referente
(denominada por este autor, huella o índice), lo que indica la prueba de
existencia de ese referente.
Otro autor, Aumont (1992) propone una perspectiva tríadica en el
análisis de las imágenes considerando tres funciones principales: simbólica (en
la relación de la imagen con el mundo), epistémica (en relación a la información
que aporta una imagen sobre el mundo) y estética (en general la fotografía está
destinada a producir un efecto en el espectador).
Fichado y clasificación de las imágenes
“El análisis documental de fotografías se articula en dos niveles
totalmente diferentes: el primero es el análisis morfológico y afecta a todos los
aspectos técnicos y compositivos de la imagen, el segundo es el análisis del
contenido y afecta a lo fotografiado y a sus posibles significados”. (Gastaminza,
2001)
Al momento de abordar el contenido de una fotografía debemos tener en
cuenta tres aspectos diferentes: la denotación (lo que aparece en la
fotografía), la connotación (lo que ésta sugiere, lo que hace reflexionar al lector)
y el contexto en el que se produce.
La expresión de la denotación surge de una lectura descriptiva de la
imagen y señala con claridad lo que realmente aparece. Como ya dijéramos, en
el campo de la semiótica se entiende por denotación la indicación que se
desprende de la relación directa entre un significante y un significado.
Entonces, el significado denotado sería aquel contenido explícitamente
reconocido de forma unívoca, tanto por el emisor como por el receptor, (en una
foto, un árbol es un árbol, una casa es una casa). La analogía existente entre la
fotografía y el referente permite al lector identificar el contenido.
El análisis de la denotación puede hacerse teniendo en cuenta diferentes
indicadores:
• Vinculación de la fotografía con su contexto de presentación documental:
lugar de aparición, epígrafes, material textual o visual complementario,
año de publicación, etc.
• Información global representada: personas, objetos, lugares o
situaciones. Lo que se ve, concreta y objetivamente. Por ejemplo, los
componentes vivos (seres humanos y animales), los componentes
móviles (si hay medios de locomoción, agua, nubes, fenómenos
naturales) y por último, los componentes estables (montañas, árboles,
edificios, objetos en general)
• Composición, formas visuales, sentido estético.
• Secuencias narrativas: si se poseen más de una fotografía de la misma
situación.
• Tema, referido a lo que representa la imagen, sobre lo que trata.
• Emotividad, sentimientos que se transmite: lo que la imagen sugiere de
manera abstracta y subjetiva.
• Argumentos y significados
Para los investigadores el desafío será completar la información
reconociendo por ejemplo, a las personas que aparecen retratadas y qué es lo
que “realmente” refleja la foto. Es necesario poder situarla en su contexto
histórico, en tiempo y en espacio.
Al respecto, hacemos propio el planteo de Gastaminza (2001): el
documentalista tiene dos posibilidades no excluyentes a la hora del análisis de
la imagen: buscar lo que el autor quería expresar o buscar lo que esta dice,
independientemente de las intenciones del autor. En el último caso se presenta
una tensión entre dos posibilidades: lo que muestra la fotografía (un sistema de
significación cultural) o lo que le sucede al que la mira (relacionando su
interpretación al propio mundo simbólico).
El autor propone interrogar la imagen aplicando las cinco W’s
características de la noticia periodística y que permitirán acercarnos a la mayor
parte de su contenido:
• ¿Quién aparece en la fotografía? Tratando de identificar a las personas
que puedan ser consideradas protagonistas de la misma, con nombre,
edad, sexo, profesión, función, etc.
• ¿Qué situación o qué objetos están representados en la fotografía?
buscando identificar situaciones, objetos, infraestructuras, animales, etc.
• ¿Dónde se ha hecho la fotografía? ¿Qué lugar representa? La propuesta
es poder precisar el lugar geográfico.
• ¿Cuándo se ha hecho la fotografía? Se debe establecer con la máxima
precisión la fecha, estación, época. Caso contrario se deberá especificar
que se desconoce o hacer una referencia aproximada.
• ¿Cómo? Describir las acciones de las personas, objetos, animales, etc.
Otra propuesta de catalogación es la presentada por Brisset (2002:108109) quien propone dos instancias: estructurar la indización de cada imagen,
para después ingresarlas a un archivo visual. Con este criterio el catálogo
deberá incluir: números de referencia, lugar de conservación, registro de
página, autor, título de la obra, fecha y origen, soporte, color o blanco y negro,
entre otras. Esta información se tienen que sumar a un registro iconográfico
donde conste: leyenda, decorado, temas, personajes, lugares, elementos
naturales, objetos, inscripciones incluidas dentro de la imagen, etc.
Por la propia experiencia de trabajo en la clasificación de imágenes,
proponemos tener en cuenta la utilización de palabras claves referidas a temas
y subtemas establecidos a priori, que una vez recopilado el material a clasificar,
servirán para que sean recuperadas en siguientes investigaciones. También
hacer referencias sobre el aspecto morfológico de la fotografía, tal como el
estado de conservación (muy bueno, bueno, con marcas y ajaduras,
parcialmente velado, entre otros) y sobre cuestiones técnicas referidas a
composición y tipo de toma (píxeles, horizontal o vertical, tipos de objetivos,
encuadres y marcos, etc.)
Los archivos fotográficos: guardar y preservar la memoria colectiva
En la actualidad son muchas las instituciones que han iniciado proyectos
de digitalización y catalogación de aquellas fotografías que son consideradas
por su valor histórico y testimonial, dignas de pertenecer a las colecciones y
archivos. Estas iniciativas proponen no sólo garantizar la conservación de las
imágenes en custodia sino que además, posibilitar una consulta más ágil y
eficiente por parte de los investigadores, docentes e interesados.
En tal sentido para conformar estos archivos históricos digitales, se
toman en cuenta aquellas fotografías que remitan a lugares, edificios,
personajes o hechos reconocidos por cada comunidad, a fin de enriquecer el
conocimiento del patrimonio cultural y local.
A partir de la década del 90, los museos, archivos, bibliotecas y otras
instituciones que protegen documentación histórica, empezaron el camino de
digitalizar y conservar con los medios adecuados estos reservorios. Por
ejemplo, el Archivo General de la Nación (AGN), el Museo Nacional, el Museo
de la Ciudad de Buenos Aires, entre otros. En general en la tarea de
conservación, las instituciones no han incorporado aspectos técnicos como los
referidos al control de humedad y temperatura, (exigencia mínima para la
estabilidad de los materiales en blanco y negro, porque los de color tienen
exigencias mayores). Quienes son los encargados de proteger estas fuentes
documentales, “deben contar con una amplia experiencia en distintos campos
de la conservación así como un entendimiento científico de los factores
químicos involucrados” (Priamo, 2006).
Por otra parte, entre las dificultades con que se encuentra un
investigador, es que estas instituciones no tienen instrumentos para entregar
copias o duplicados.
No existe una ley específica que proteja el patrimonio fotográfico, sino
que estos documentos se encuadran en lo previsto por la ley 15.930 del año
1961, que legisla las atribuciones y obligaciones del Archivo General de la
Nación respecto de la fotografía argentina. Lamentablemente es una ley que no
tiene reglamentación y que en general no fue respetada, ni siquiera para
aquellos materiales que fueron generados en la órbita del Estado. Es
interesante ver que en su ARTICULO 1° se considera como finalidad del
Archivo General de la Nación, la de reunir, ordenar y conservar “con criterio
histórico” la documentación que la ley le confía, así como hacer copias de los
documentos guardados en otros archivos, para difundir el conocimiento de las
fuentes de la historia argentina, facilitando la consulta de sus colecciones. De
esto se desprende que la realización de inventarios y catálogos, es tan
importante como la divulgación de los documentos que están bajo su custodia.
La citada ley en su ARTICULO 16° establece que se consideran
“documentos históricos” a “los de cualquier naturaleza relacionados con
asuntos públicos, expedidos por autoridades
civiles,
militares
o
eclesiásticas, ya sean firmados o no, originales, borradores o copias,
como así también sellos, libros y registros y, en general, todos los que hayan
pertenecido a oficinas públicas o auxiliares del Estado y tengan una antigüedad
no menor de treinta años”, haciendo referencia en su inciso d a las “fotografías
referentes a aspectos o personalidades del país”. En este sentido,
consideramos que son varios los aspectos a reconsiderar, pues el enfoque de
la Ley sobre lo que se considera histórico y digno de guardar, no contempla
aspectos de la vida cotidiana y familiar, sujetos sociales subalternos, ni
tampoco las fotografías de reciente producción.
En la actualidad, el acento de la conservación de los materiales
fotográficos está puesto en la preservación y prevención, más que en tareas de
reparación y restauración (intervenciones que sí se realizan con las obras de
arte pictóricas o escultóricas musealizadas).
Desde el punto de vista técnico, es necesario adaptar los ambientes que
permitan guardarlas evitando riesgos de combustión o de descomposición, los
cambios bruscos de temperatura y humedad, la exposición a luz, ataque de
insectos, etc.
A modo de conclusión
Cada fotografía que podemos analizar plasma la memoria de sus
protagonistas, es testigo de su época, representa identidades individuales y
colectivas. Tiene una carga de especificidad histórica y cultural. Es un
fragmento del pasado que comunica, seduce, informa…se deja leer.
Los interrogantes que nos plantean las imágenes son de carácter
personal y social, pues reflejan sucesos puntuales tanto de la vida de una
comunidad como particular, de cada individuo. ¿Qué recuerdo?, ¿qué quiero
yo que se recuerde de mí, de mí familia y de todos nosotros? ¿qué vale la pena
recordar? ¿qué voy a querer volver a mirar de aquí a tantos años?...
Tal como plantea Niedermaier (2009), cada imagen funciona como “una
variable que une lo disperso y lo discontinuo y por tanto, viabiliza la
comprensión de la estructura que subyace en distintos acontecimientos”. Le
compete a cada investigador revelar estas estructuras, así como los
estereotipos y modelos de poder que porta cada imagen-texto.
El aporte de nuestro trabajo es una breve introducción al estado de la
cuestión sobre la historia de la fotografía en nuestro país, los archivos
nacionales y algunos enfoques y criterios para el análisis de una imagen
fotográfica, intentando presentarles a aquellos investigadores (historiadores en
particular), herramientas para el uso de la foto como otra fuente documental.
El desafío es poder reconstruir la relación que hay entre contextos,
textos escritos y fotografías. Como en el tiempo se van modificando los
significados e interpretaciones, no podemos pensar que un marco interpretativo
sea único y general. No se trata de construir modelos como marcos cerrados,
sino en relación a cada disciplina, objeto de estudio y temática de investigación.
Por último, la complejidad que nos presenta la imagen es tanto
interpretar lo que está fotografiado, como comprender al autor de la obra (quien
eligió cada pose, la luminosidad, el tema, en síntesis: el instante en que
disparar su obturador).
Proponemos que en los registros y colecciones privadas visuales, así
como en los archivos fotográficos, se busquen no solo cuestiones de carácter
objetivo u histórico sino expresiones de los sentimientos y sensibilidad que
configuran las prácticas sociales, que no están enunciados en fuentes oficiales:
“lo que la (s) convierte en un documento precioso para los estudios de época. Y
no solo eso, capta aspectos del hecho histórico que un documento histórico no
revela: aspectos emotivos o cómo el hecho es apreciado por la opinión pública”
(Rojas Mix, 2006:23)
La imagen fue y es un medio de comunicación de la humanidad. Hoy las
nuevas tecnologías nos plantean una comunicación donde ella tiene un lugar
preponderante y si bien presenta una importancia extraordinaria como
portadora de innumerables significados, puede ser fácilmente manipulada.
Como historiadoras que utilizamos dentro del campo de la imagen, a la
fotografía como documento, es preciso no perder de vista este último aspecto.
Creemos necesario incorporar estas fuentes como parte de las nuevas
formas de hacer historia, dándoles un lugar complementario a las fuentes
tradicionales.
Bibliografía
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24.- EL TOURING CLUB
Cintia Navas.
cintianavas@yahoo.com.ar
El presente trabajo constituye el avance de un proyecto de tesis en el
cual busco ver ¿Cómo se conectan diferentes redes sociales de Trelew en el
espacio de la cafetería del TOURING CLUB? –Hotel y cafetería localizado en
terrenos aledaños a la ex-estación del Ferrocarril Central del Chubut (actual
Fontana y 9 de julio)-. A nivel macro, el objetivo se relaciona con ver cómo y
por qué el Touring Club se convierte en un ámbito compartido por diferentes
grupos sociales: partidos políticos, intelectuales, gente que se reúne para ver
fútbol, boxeo, etc.
Me parece interesante rescatar la idea que el escritor Martín Kohan
expone en uno de sus artículos relacionado con ésta cafetería, al decir que el
“…Touring es las dos cosas: la transitoriedad y la historia. Es puro presente,
como todos los hoteles, pero contiene al mismo tiempo al pasado, mucho
pasado, todo el pasado de Trelew”346
Por ello desarrollaré un breve recorrido histórico del edificio, a la vez que
plantearé diferentes acepciones relacionadas con el concepto de propiedad
privada, ello ayudará a entender el hecho de que a pesar de que el Touring
Club constituye un local de propiedad privada, las personas que allí concurren
se apropian del espacio y se sienten parte de él.
EL TOURING CLUB: AYER Y HOY
Es imprescindible hablar del desarrollo histórico del edificio del Touring
Club, ya que a partir de allí podremos ver cuál fue la importancia de su
construcción y cómo se fue trasformando hasta llegar a ser lo que hoy
conocemos: un lugar pequeño, ubicado en Fontana N° 240, que alberga gran
cantidad de recuerdos, vivencias que forman parte de la vida de las personas
que concurrieron y concurren allí, acompañando el desarrollo de la propia
ciudad en la cual se encuentra –TrelewLas tierras aledañas a la estación del ferrocarril pertenecían a The
Argentine Southern Land Company (Compañía encargada de construir las
líneas férreas que unirían Puerto Madryn y Trelew). Para la venta de dichos
terrenos se estipuló, bajo ciertas cláusulas,la instalación de determinadas
actividades:
Tal fue el caso de la primera cuadra de la Avenida
Fontana, que nacía frente a la estación del ferrocarril:
sobre ambas aceras se alinearon los establecimientos
comerciales y hospedajes más importantes, construyendo
el centro comercial originario.347
A mitad de cuadra sobre la acera Este, se destinaron dos terrenos
contiguos a la construcción de dos alojamientos: en 1896 fue construido uno de
346
KOHAN, Martín. “Mirar alrededor. Notas sobre el Touring”. En: La caja negra. S/D.
IBARRA, Horacio. Hotel Touring Club (ex Hotel Martino) En: Curso de perfeccionamiento del programa
de maestría. Área 2. 1996.
347
ellos, denominado pensión Stagni348; mientras que el otro lote fue adquirido por
Francisco Pecoraro quien antes de comenzar a construir vende el espacio a
Francisco Dichara, éste edificará un hotel denominándolo Hotel y Restaurante
del Ferrocarril.
Éste último será comprado, en 1906, por Agustín Pujol construyendo el
Hotel Martino, el mismo “…constaba del actual salón-confitería al frente y
quince habitaciones hacia el callejón trasero”349. Posteriormente el señor Pujol
adquirirá el hospedaje aledaño para demolerlo, pudiendo ampliar y modernizar
su hotel. La obra comenzó en el año 1924, para ello se contó con mano de
obra - en gran medida se trató de trabajadores italianos- y materiales traídos
desde Europa.
La inauguración del Hotel con la denominación de Touring Club350 se
concretó en el año 1926. El mismo constaba con un gran salón de fiestas, un
comedor, 50 habitaciones, una escalera de granito, pisos de pinotea, roperos
de roble con vidrio biselado, vajilla de cristal y loza inglesa; muchas de estas
piezas son conservadas actualmente por sus dueños. Manuela Fernández
(actual dueña) dijo: “Las comodidades que tenía eran todo un adelanto: tenía
máquina de lavar y de planchar sábanas”, constituyó un hotel de avanzada
hasta la década 1950.
En 1949, 23 años después de su inauguración, los hermanos Luís y
Rafael Fernández se hacen cargo de la administración del lugar, lo remodelan
instalándole gas natural y construyendo habitaciones con baño privado que
incluían bidet (ello resultaba ser una novedad en Europa).
En 1962 Ana Jones (viuda de Pujol –fallecido en 1930- ) vende a los
hermanos Fernández las instalaciones y 7 años después uno de ellos, Rafael,
revende su parte del hotel a su hermano Luís, quien pasa a ser propietario del
edificio junto a su esposa (Manuela Fernández), desde entonces el lugar no ha
dejado de ser un negocio familiar, así como
…un lugar de políticos, enamorados, estudiantes,
deportistas, bohemios, locos con ideas luminosas que se
han hecho realidad y otras…lugares de exámenes y
encuentros…351
EL TOURING CLUB: ¿ESPACIO PÚBLICO? ¿ESPACIO PRIVADO?
Al momento de arribar la problemática me fue de suma utilidad poder
encontrar categorías analíticas que se relacionen con la historia y la sociología.
Una de ellas y sobre la cual me centraré en éste escrito, es la de Espacio
público, ya que me resulta central a la hora de desarrollar el tema de tesis.
Para ello trabajé principalmente con cuatro autores que me ayudan a
definir el concepto, comprenderlo y poder utilizarlo, ellos son Hanna Arendt,
Richard Sennett, Michael Foucault y Jürgen Habermas.
HANNAH ARENDT contribuye a que se piense lo público como un
proceso que separa y/o une a quienes intervienen en su construcción, como un
espacio donde se relaciona la pluralidad.
348
Luego recibiría el nombre de Hotel del Globo.
IBARRA, Horacio. Op cit
Uno de los hijos de la actual dueña comentó que parece haber recibido ese nombre porque estuvo la intensión de
inscribir el hotel al Touring Club Argentino –una especie de ACA actual-.
351
Dicha cita fue extraída de un folleto escrito y diseñado por los dueños del hotel.
349
350
Esta idea es una cuestión muy interesante en relación al Touring Club ya
que éste puede ser visto como un espacio que si bien es privado –es propiedad
de una familia, los Fernández- es tomado por quienes lo frecuentan como un
espacio público. Se evidencia una apropiación del lugar por parte de los
sujetos, de alguna manera se puede decir que éste se construye a partir de las
interrelaciones, de las redes sociales que participan en él.
Al entrevistar al señor Fernández comentó que algunas de las personas
que concurren allí tienen elegidas sus mesas y siempre que visitan el lugar se
sientan en el mismo sitio. Otra de las historias que comentaba es que un
visitante al tomar un café allí descubrió que en una de las tantas fotografías,
que en el espacio del Touring se exponen, había una imagen de su abuela, la
única que éste nieto tiene; por ello siempre que puede se dirige a la cafetería a
tomar algo en la mesa que se encuentra junto a la fotografía, de alguna manera
se siente acompañado por su abuela. Como puede verse en ambas historias se
da, de diferentes formas, por sentimiento, comodidad o “tradición”, la
apropiación del espacio por aquellas personas que concurren a la cafetería.
A fin de ampliar el concepto de esfera pública y esfera privada recurrí a
un libro Hannah Arendt denominado La condición humana352, en el cual plantea
cual era el significado y la relación que durante la Grecia clásica se le atribuía a
ambas esferas para terminar expresando como ello se desarrolla en la
actualidad. A partir de ese análisis llega a la conclusión de que el límite que
anteriormente era posible establecer entre la ambas esferas353 (durante la
Grecia clásica) desapareció ya que hoy por hoy podemos ver como las
cuestiones relacionadas con el hogar y las actividades económicas (asociada
en tiempos anteriores a lo privado) pasaron a ser intereses colectivos y
públicos, según la autora: la lógica del trabajo y el consumo pasaron a dominar.
[…] Puede observarse perfectamente en la
progresiva transformación de la propiedad inmóvil hasta
que finalmente la distinción entre propiedad y riqueza …
pierde todo significado, ya que la cosa tangible se ha
convertido en un objeto de «consumo»; perdió su privado
valor, de uso y adquirió un valor exclusivamente social…
relacionándola con el común denominador del dinero.354
Esta convivencia de cuestiones relacionadas con lo público y lo privado
pueden darse dentro del espacio de la
cafetería del Touring Club: mientras que
en algunas mesas tienen lugar reuniones
de tipo políticas, en otras es posible ver
charlas entre amigos.
A pesar de coincidir con el planteo
de Arendt en la realidad no puedo
observar directamente esa falta de límites
entre ambas esferas, hipotéticamente
352
ARENDT, Hannah. La condición humana. Barcelona, Paídos, 1998. ISBN: 84-7509-855-X.
Respecto a ello deja clara evidencia de que se trataba de dos esferas distintas: lo público se relacionaba con
cuestiones políticas, de participación, dándosele suma importancia a que cada persona se destaque del resto, mientras
que lo privado hacía referencia a la vida familiar, hogareña.
354
Loc. cit.
353
puedo decir que se trata de una cuestión que no puede distinguirse a simple
vista pero que sí tiene lugar al interior de cada una de las charlas y de cada
una de las mesas.
Por otro lado RICHARD SENNETT, plantea una tendencia creciente al
abandono de lo público, favoreciéndose el predominio del individualismo.
Es interesante tomar la idea de la creciente individualización asociada al
Touring Club ya que, como anteriormente dije, allí es posible ver como se da la
convivencia de grupos de amigos, estudiantes, partidos políticos, etc. frente a
un extremo individualismo que se hace presente en quienes pueden verse
solos frente a sus computadoras, o mirando el diario, leyendo un libro, etc. Ésta
observación también fue realizada por uno de los dueños del lugar “Acá cada
uno se sienta en su mesa y vive en su mundo” dijo Rafael Fernández355.
Visitando éste espacio se puede observar que las conversaciones entre las
personas, frente a frente, muchas veces resultan ser sustituidas por charlas
mediadas por artefactos tecnológicos, es decir que no se establecen diálogos
entre quienes se encuentra en mesas colindantes pero sí con otro sujeto que
se encuentra del otro lado del teléfono o de la pantalla de la computadora.
Así mismo, Sennett, en El declive del hombre público356 brinda una
explicación a la creciente individualización que es posible observar en los
ámbitos públicos “… el hombre se trasformó en una criatura suficiente y
alienada en manos de un sistema horrible…”357. El autor además habla de la
muerte del espacio público, considerando que con el avance del sistema
capitalista, de sus premisas, la competencia y el acrecentamiento de las
relaciones impersonales dentro del ámbito laboral, y otra cuestiones que
parecen más evidentes en un plano económico, se extienden hacia todas las
actividades que el hombre realiza, tendiendo así a que las personas generen
una creciente autosuficiencia, haciendo prescindibles las relaciones
interpersonales.
Llevando esta idea al ámbito del Touring Club podría decir que se da
una tendencia contraria a lo planteado ya que el espacio de la confitería es
utilizado y valorizado por quienes concurren allí. Si bien es cierto que se da la
convivencia de individualismo y grupos de personas, no es posible decir que se
ignora éste espacio como público, sino que más bien se tiene en cuenta ya sea
como lugar de reunión o de comunicación con alguien que se encuentra fuera
de él, en definitiva a pesar de que es posible observar el aislamiento de
algunos individuos no se da la depreciación del espacio y menos aún su
abandono.
El tercer autor que trabajé es MICHAEL FOUCAULT, de él me resulta
muy interesante la idea de cómo el poder pone en juego relaciones entre
individuos o grupos, generándose así redes en las cuales convergen el
consentimiento y el ejercicio de la violencia, a fin de que se estructure un
campo de acción tanto para quien ejerce el poder como para aquel sobre el
cual es ejercido. Habla de que las relaciones de poder se encuentran
355
“El primer café de muchos: eso es el Touring”. En: Diario JORNADA, Trelew, 17/04/2007.
RICHARD, Sennett. El declive del hombre público. Barcelona, Península, 1978. ISBN: 8433963222.
357
Ídem p. 45
356
enraizadas en nexos sociales, ya que el poder constituye una de las
dimensiones en las cuales el hombre se relaciona.
Los conceptos trabajados por Foucault son retomados en un interesante
artículo de Rodrigo Hansen titulado El espacio público en el debate actual358,
en él da cuenta del desarrollo histórico del espacio público que realiza
Foucault, destacando la permanente referencia que hace respecto a este tipo
de espacios como lugares donde es posible ejercer y expresar relaciones de
poder, “…no siempre se relacionan con el fomento de la sociabilidad y el
encuentro social, sino más bien con la expresión del poder en la sociedad”359.
Esto tiene mucha relación con el espacio del Touring, ya que éste puede
ser visualizado como un ámbito de poder donde tienen lugar relaciones, redes
de poder. El autor del artículo explicita la enorme complejidad que significa
definir el espacio público, y plantea como esencial valorizar lo espacial sin dejar
de lado el análisis histórico atendiendo a lo urbanístico, lo estético y la función
social que éste cumple. Ésta perspectiva resulta ser un puntapié muy
interesante ya que me permite analizar, global e íntegramente al Touring Club,
teniendo en cuenta diferentes aspectos que intervienen en su construcción
tanto física como social.
Pero además de ser un ámbito de poder, éste espacio público, puede
verse según las ideas HABERMIANAS como un ámbito donde de forma
racional se intercambian ideas, pareceres, puntos de vista, es decir que
funciona como escenario de discusiones.
Respecto a ello pueden verse incontables ejemplos en el espacio del
Touring Club tanto de cuestiones que se relacionan directamente con la política
provincial, con lo académico-universitario y, por supuesto, otras relacionadas
con la cotidianidad de la vida de cada una de las personas que visita y hasta
hacen propio éste espacio.
Sumado al análisis de los cuatro autores, retome otros artículos que
ofrecen otro acercamiento a la problematización de la categoría analítica de
Espacio Público:
• Ramírez Kuri, Patricia. La fragilidad del espacio público en la
ciudad segregada
• León Balza, Sergio. Conceptos sobre espacio público, gestión de
proyectos y lógica social.
En el primer artículo, llamado “La fragilidad del espacio público en la
ciudad segregada”360, la autora, además de dar algunas referencias a autores
“claves” para el desarrollo de la temática como lo son Arendt y Sennett,
expresa la idea de que en el espacio público se han producido grandes
cambios en los últimos tiempos como consecuencia lógica de los procesos
sociales y urbanos acaecidos en éste último siglo.
Además plantea que dentro de las esferas públicas se generan vínculos
que emergen de la vida cotidiana y pueden derivar en movimientos sociales u
organizaciones. Éste podría ser el caso del espacio del Touring Club donde
358
HANSEN, Rodrigo Salcedo. “El espacio público en el debate actual: Una reflexión crítica sobre el urbanismo postmoderno”.En: EURE (Santiago) v. 28 n.84. Santiago Septiembre 2002.
359
Ídem p.4.
360
RAMÍREZ KURI, Patricia. “La fragilidad del espacio público en la ciudad segregada”. En: Seminario pobreza,
desigualdad y exclusión en la ciudad del siglo XXI. Misiones, IIS-UNAM, 2006.
tienen lugar discusiones y perspectivas que serán abordadas por distintos
grupos en otros espacios; de ello puede darse innumerables ejemplos:
@ En cuanto a la comunicación se puede hablar de la reunión de la
Asociación de Guías de Turismo del Noreste del Chubut (13 de julio
de 2011) reunida en el Touring Club para hablar del panorama
turístico y económico de la región como consecuencia de la
disminución del arribo de turistas a la zona.
@ Otro ejemplo significativo relacionado con la comunicación y la
política lo constituye el hecho de que en el corriente año -2011durante las campañas políticas previas a las elecciones de
gobernador, intendentes, etc. muchas de las reuniones tuvieron lugar
en el Touring Club. También en éste año candidatos nacionales
visitaron Trelew y eligen la cafetería como espacio de difusión.
Los candidatos, tanto del oficialismo como otros que se encuentran
en contra del mismo, solían reunirse allí y realizar diferentes
actividades que les permitiera fortalecer su figura como futuros
intendentes, gobernador, etc.
@ Ésta visión que relaciona la comunicación y la política, en el espacio
del Touring, también se generó, “tuvo en cuenta” el gobierno
argentino en años previos a la última dictadura militar, ello se
evidencia en una carta del año 1974 escrita por la Triple A dirigida a
los dueños del Touring Club, “sugiriendo” la conveniencia de no alojar
en el hotel a familiares, amigos o defensores de “inmunda alzada
marxista”361.
Como estos hay miles de ejemplos, hasta es posible ver la utilización del
espacio de la cafetería para realizar casting de películas, exposiciones de
diseñadores, reuniones de vecinos en pro del mejoramiento de la ciudad, etc.
Ello da cuenta, además, de cómo el espacio es apropiado tanto por grupos
políticos como por individuos que no siempre se encuentran a favor del
gobierno de turno.
El segundo artículo, “Conceptos sobre espacio público, gestión de
proyectos y lógica social: reflexiones sobre la experiencia chilena”362, da cuenta
de definiciones que son atribuidas al espacio público en diferentes países,
destacando cual es el desarrollo legal que se ha realizado del tema, llegando a
la conclusión de que en general se lo asocia solamente a espacios verdes. Por
considerar esta definición escueta, sesgada, propone la utilización un nuevo
término espacios urbanos colectivamente usados para referirse no sólo a
espacios verdes sino también a otros que la población de la ciudad utiliza, ya
sean públicos o privados.
En ésta ampliación del término es donde puedo incluir al Touring Club ya
que cumple con estas características a pesar de constituir, como antes dije, un
espacio privado.
361
Dicha cita fue extraída de la carta enviada.
LEÓN BALZA, Sergio F. “Conceptos sobre espacio público, gestión de proyectos y lógica social: reflexiones sobre la
experiencia chilena”.En: EURE (Santiago) [online]. 1998, Vol. 24, no. 71 [citado 29-05-2009]. Disponible en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71611998007100002&lng=es&nrm=iso.
362
El autor habla de algunas funciones que éste espacio debiese cumplir:
recreación, embellecimiento de la ciudad, uso social, cultural, educacional,
político, etc.
A grandes rasgos éstas serían cuestiones que
se dan dentro del espacio del Touring, sobre todo en
la cafetería del hotel, donde tienen lugar actividades
de índole cultural como cafés literarios, muestras de
diseñadores, charlas sobre diferentes temáticas.
Además suelen hacerse visitas guiadas a turistas o
personas interesadas en la historia del edificio, y en
los mitos generados alrededor de él, como ejemplo
de ello es posible observar una habitación en la
planta baja del edificio la cual refleja el paso de los
famosos bandoleros Butch Cassidy y Sundance Kid
por el hotel.
Por tanto la definición que el autor propone (espacios urbanos
colectivamente usados) es atinada a mi objeto de estudio:
El espacio urbano de uso público…puede ser definido
como aquel espacio de propiedad pública o privada, que
es de libre, aunque no necesariamente de gratuito acceso
a la población de una ciudad, comuna o vecindario, para
que ésta pueda desarrollar actividades sociales,
culturales,
educacionales,
de
contemplación
y
363
recreación.
En cuanto al Touring como espacio recreativo y de embellecimiento de la
ciudad se puede decir que éste resulta ser uno de los atractivos turísticos de la
ciudad por su infraestructura, la conservación de materiales antiguos; algunos
de ellos permanecen allí desde la inauguración del edificio en 1926, muchos de
ellos provenientes de Italia e ingresados a la zona por medio del puerto de
Madryn: como muebles y aberturas de pinotea, molduras, etc. Es importante
destacar que el espacio ha sido tenido en cuenta como sitio a recorrer cuando
en la ciudad se han establecido circuitos turísticos o caminatas históricas.
CONCLUSIONES:
A partir de éste pequeño recorrido -que forma parte del avance de mi
proyecto de tesis- y la confrontación con la realidad de mi objeto de
investigación, la cafetería del Touring Club, se hace evidente la dificultad que
implica el análisis y la definición de un espacio público ya que dentro de él se
generan situaciones contradictorias y hasta opuestas pero que forman parte de
un mismo paisaje: por un lado es evidente que en un espacio como éste se
tiende a establecer lazos, relaciones de poder, entre diferentes personas, ya
sean conocidas o no; otras veces puede funcionar como válvula de escape a
problemas que se desarrollan en la vida privada y cotidiana de las personas.
Frente a éste paisaje se puede observar el creciente individualismo del
que Sennett nos habla, personas que no se relacionan con las que están
alrededor, pero que tal vez sí lo hacen con otra que se encuentra en un espacio
diferente –mediante el uso del celular o Internet -. Es decir que podemos
363
Ídem p.5.
observar la convivencia de la socialización con el aislamiento; a pesar de que
todos comparten algo: el sentido de pertenencia al lugar, la identificación con
ese espacio antiguo que les resulta acogedor y en muchos casos familiar.
Es necesario destacar la importancia de plantear al Hotel y Cafetería
Touring Club como un espacio urbano antiguo (de una gran complejidad) usado
por diferentes grupos de personas o individuos a lo largo del tiempo; teniendo
en cuenta su importancia como ámbito de reunión como resultado del
desarrollo histórico del edificio, asociado a lo urbanístico y a las diferentes
funciones que le fueron atribuidas por quienes concurren, concurrieron y
concurrirán a este lugar.
Si bien es un tema que presenta una gran complejidad la utilización de
categoría y conceptos que no son propios de la Historia me ayudan a realiza
una mejor definición de las situaciones diversas que existen y conviven -a la
hora del análisis- dentro del espacio.
En cuanto a la definición de espacio público me parece atinado retomar
el concepto que León Balza propone: espacios urbanos colectivamente
usados por las amplias implicancias que éste termino brinda. Por medio de él
puedo dar cuenta de muchas
de las variadas características
propias del espacio del Touring
Club,
como
lugar
de
recreación, con uso social,
cultural, educacional, político.
Considero que a partir de esta
definición me será posible
articular variables relacionadas
con:
la
conexión/límites
existentes entre la esfera
privada y la pública de la cual
nos habla Arendt; el individualismo que se genera en dicho espacio; la puesta
en valor y la utilización del lugar en contraposición al concepto de la muerte del
espacio público de Sennett; las relaciones de poder –como expresión social- e
intercambios de ideas que se generan tanto dentro de la cafetería como en el
mismo hotel.
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25.- Impacto Socio – económico – ambiental de la instalación del
Complejo Hidroelectrico Futaleufu.
Oriola Jorge – Forti, Laura
Introducción
El Impacto socio-económico-ambiental de la instalación del Complejo
Hidroeléctrico Futaleufú es una investigación en curso, la primera de carácter
multidisciplinar al respecto, cuenta con el aval de la secretaría de Ciencia y
Técnica de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
(UNPSJB). La dirección del proyecto está a cargo del profesor e historiador
regional Jorge Oriola y la licenciada en economía Laura Forti, ambos estamos
convocando a colegas y estudiantes para formar un equipo de investigación
multidisciplinario con el propósito de dar cuenta de los impactos que produjo en
el medioambiente y en la comunidad la construcción e instalación del Complejo
Hidroeléctrico Futaleufú.
Hoy es un sitio de paseo turístico para algunos, espacio de trabajo para pocos,
fuente de energía eléctrica para quienes habitamos esta región cordillerana de
Chubut, insumo para una gran industria en la provincia, leyenda para los
arribados a la región con posterioridad a la construcción y un recuerdo vivo,
colmado de emociones, anécdotas, alegrías y algunos sinsabores para todos
los trabajadores que construyeron el complejo y sus familias, que supieron
acostumbrarse a vivir con los hombres en los campamentos por largas
semanas lejos del hogar, hijos que estudiaron y jugaron con niños de extraño
acento para la Patagonia, hijos de trabajadores migrantes.
La socialización del estado del arte de esta investigación, así como el planteo
de los interrogantes-guía y lecturas preliminares de la información obtenida al
momento son los contenidos de esta ponencia.
Dicho complejo, inaugurado en 1978, marcó un hito en la historia local y
regional; así lo cuentan los vecinos que aún residen en localidades cercanas,
algunos que se han marchado pero lo han vivido en primera persona, como
fotógrafos, topógrafos, mineros, administrativos, camioneros, comerciantes,
bioquímicos, ingenieros, etc. Todos ellos relatan con orgullo haber sido
protagonistas y generalmente coinciden en el éxito del proyecto, el tremendo
impacto económico causado, la magnificencia de la ingeniería nacional, la
ignorancia o subestimación –durante ese tiempo-, referida a cuestiones
ambientales.
Unas décadas más tarde, somos testigos de otros marcos culturales y técnicos,
la escala de valores sociales parece reclamar nuevas perspectivas para
abordar un proyecto de construcción en gran escala capaz de transformar el
ambiente.
Son objetivos de la investigación:
Comprender el contexto político, económico, ambiental, social y cultural local,
regional, nacional e internacional durante el inicio del proyecto y desarrollo del
Complejo Hidroeléctrico Futaleufú.
Sistematizar y socializar la información disponible -aún dispersa-sobre este
Complejo hidroeléctrico y sus impactos, para las etapas de construcción y
puesta en marcha del mismo.
Reflejar la voz de los protagonistas del proceso de construcción.
Comparar la realidad socio-económica-ambiental-cultural de Trevelin, Esquel y
sus alrededores antes del inicio del proyecto, durante la construcción y luego
de inaugurado.
El marco metodológico
No contamos con conocimientos firmes acerca del proceso general ni sobre
impactos causados en la zona, salvo apreciaciones de vecinos, trabajadores y
algunos académicos, por lo que nos abocaremos a la búsqueda de toda
información posible: datos, cuadros estadísticos, documentos oficiales,
fotografías, relatos de protagonistas, publicaciones periodísticas y
bibliográficas. Realizaremos entrevistas, consultas a fuentes, recopilaciones
fotográficas, archivos, etc. A medida que se produzcan significativos avances
elaboraremos conferencias y talleres de difusión que a la vez servirán de
nuevas convocatorias a interesados informantes.
Transformaciones en Patagonia
La Patagonia Argentina y Chilena enfrenta problemáticas comunes, planteadas
en las últimas décadas y aún pendientes de resolución, una de ellas es la
cuestión energética, para abordarla parcialmente se proponen grandes
proyectos hidroeléctricos, tanto al este como al oeste de la Cordillera de Los
Andes, muchos de ellos en cuencas compartidas, involucrando pequeñas
comunidades, su cultura, su ambiente, sus recursos.
Estos proyectos generan controversia, implican millones de dólares, posiciones
políticas, movimientos sociales, grandes corporaciones, transformaciones de la
estructura productiva, profundas discusiones sobre el tipo de modelo de
desarrollo. Resolver las problemáticas energéticas es una asignatura pendiente
para este siglo en todos los países de nuestra América Latina en general y de
nuestra Patagonia en particular.
Por lo pronto, nos compete a los investigadores dejar relatos de lo sucedido,
aportar a la construcción de la memoria colectiva, contribuir a la Historia
Regional y que ésta permita pensar el futuro aprendiendo de los aciertos y
errores. Es una asignatura pendiente de la academia estudiar transformaciones
como éstas, ahora objeto de nuestro estudio, en localidades patagónicas como
Esquel y Trevelin.
Una gran obra hidroeléctrica, inaugurada en 1978, transformó la cotidianeidad
de un tranquilo pueblo ubicado en un valle cordillerano. Antes del
emplazamiento de la obra los chicos concurrían a la escuela a caballo, las
familias tenían sus huertas y criaban animales a orillas del Lago Situación o en
las cercanías del río Frey; en verano la gente de campo solía recibir visitas
provenientes del pueblo, los inviernos eran más fríos, con más nieve, los
caminos simplemente huellas, los alfalfares limitaban el casco urbano, las
frutillas silvestres dominaban las praderas, los cóndores custodiaban las alturas
mientras los pumas merodeaban las laderas de montañas; los rápidos del
Futaleufú rugían con furia, unos trabajadores comenzaban a construir una ruta
turística entre la desembocadura del río Frey y las Palanganas abriendo
camino en el bosque nativo, imaginando a turistas paseando pocos años
después.
En el pueblo, pocas casas y comercios tenían acceso a la energía eléctrica, en
horarios restringidos, gracias a una usina que funcionaba a gasoil. Un solo
puente de una vía permitía el cruce de personas, materiales y vehículos a la
otra margen del río Percy. Apenas se distinguía el casco urbano del actual
Trevelin, unas pocas casas más cercanas entre sí que en la zona de chacras.
La vista desde Aldea Escolar era amplia, sin los actuales sauzales; la escuelita
era rural, pocos alumnos. Las chimeneas humeantes indicaban la presencia de
sus residentes. Un paisaje agreste, silencioso, habitado por cálida gente poco
comunicada con otras regiones, desconocedora de procesos mundiales.
Repentinamente, los habitantes del “pueblo del molino” y sus parajes aledaños
recibieron un primer enorme camión cargado de materiales que, luego de
cruzar el puente, debía interrumpir su paso para derribar a motosierra parte de
la vegetación que le impedía llegar a la actual Portada Sur del Parque Nacional
Los Alerces (en adelante PNLA), y desde entonces durante casi diez años los
camiones circulaban en hilera, marcando un camino sobre tenues huellas,
musicalizando la vida en la región con su marcha constante.
¿Por qué es un hito la presa Futaleufú?
La historia reciente nos brinda elementos para reflexionar sobre el hito que
representa el Complejo Hidroeléctrico Futaleufú. Pocos años atrás, en 2005, al
delinearse la Planificación Estratégica de Trevelin, se realizó un diagnóstico de
la localidad, de forma participativa (con vecinos, referentes de las diversas
instituciones y equipo técnico que organizaba) y se resaltó la figura de los
nacidos y criados (nycs) y los venidos y quedados (vyqs), donde son nycs
aquellos que aún sin haber nacido llegaron antes de la finalización del
Complejo Hidroeléctrico Futaleufú.
La presa es mucho más que una imponente obra de ingeniería para quienes la
construyeron, marcó un antes y un después en la identidad de un pueblo. Las
experiencias vividas y compartidas por la comunidad son una marca indeleble
en la memoria colectiva de los protagonistas.
Actualmente, se señala la represa como un punto turístico en la región, quienes
trabajaron en la presa critican fuertemente al discurso que los guías hacen
referida a esta obra de ingeniería, pues sus vivencias allí no están reflejadas.
Orgullo
Un común denominador entre las personas que trabajaron en la construcción
de la represa es el orgullo de haber sido parte, la plena confianza en cuanto a
la calidad de la obra, a la satisfacción de haber cumplido con una misión
especial. Orgullo de saber que la obra es producto de ingeniería nacional, de
gente toda muy capaz, calificada, comprometida con su trabajo, que se hicieron
bien las cosas, cada uno cumplió con su parte. Todos coinciden en que
técnicamente es una hazaña argentina. Todo planificado, todo organizado, todo
secuenciado en etapas, metas que se iban concretando y daban paso a etapas
sucesivas. Solo
Laura Forti/Jorge Oriola se podía haber logrado con mucha capacidad de
organización, coordinar tanta gente, tantas tareas simultáneas, con tantos
requerimientos de materiales es algo que deslumbró a quienes vivieron el
proceso.
El “argentinismo” quedó grabado a fuego entre los constructores de la presa.
La prensa local contribuyó fuertemente durante los 70s para reforzar esta
imagen de orgullo, de dominio del hombre sobre la naturaleza, de progreso, de
hazaña argentina, de ello dan cuenta los periódicos y otras publicaciones
alusivas.
Progreso
En tiempos donde en América Latina predominó una corriente “desarrollista”,
con grandes obras encaradas desde la administración pública, la teoría del
desarrollo (una de las ramas más modernas de la teoría económica) había
sufrido una segunda “ola” en las ideas centrales a fin de promover el desarrollo.
En la primera oleada de ideas pro-desarrollo el énfasis en esos momentos se
ponía sobre el crecimiento económico; se creía que el crecimiento económico
podía resolver todos los problemas de la pobreza y, a su vez, se entendía el
crecimiento económico como la mera acumulación de trabajo y capital. El
instrumento para promover el desarrollo económico consistía básicamente en
la cooperación al desarrollo, cuyos ejes eran la cooperación técnica y las
transferencias de capital. Pero faltaba equidad en la distribución de la renta, los
factores institucionales y políticos o la necesidad de un cambio en las
estructuras de las economías atrasadas. Una segunda oleada de ideas prodesarrollo comienzan a considerar el proceso de desarrollo económico como
un proceso de crecimiento y cambio estructural de las economías (transición de
una actividad económica basada en las actividades primarias a otras más
productivas, básicamente la industria, pero también los servicios). De este
aspecto concreto se ocupan las primeras teorías del desarrollo económico
propiamente dichas, aquí se inscribe el desarrollismo. La perspectiva ambiental
estaba claramente fuera de la teoría del desarrollo, la problemática era avanzar
hacia la industrialización, incorporar cadenas productivas dentro de las
economías, la naturaleza se percibía como abundante y fuente de recursos
listos para ser aprovechados.
En este sentido una serie de frases incluidas en un suplemento especial
dedicado a la presa Futaleufú, editado durante la etapa de la construcción se
permite interpretar la lógica de aquel momento, la misma que coincide con los
relatos de personas entrevistadas (que vivieron en primera persona la
construcción de la presa en Trevelin): “Aprovechar las aguas de los ríos
ociosos es crear riquezas.”(…) “fecundar la tierra, convertir la corriente de los
ríos en energía, unir al país a través de un sistema nacional de interconexión,
equivale a realizar la ‹‹segunda conquista del desierto››, pues vivificando lo
muerto, fecundando lo árido empezamos a integrar el país. La línea de alta
tensión se elevará sobre la meseta patagónica pregonando a los cielos su
cántico de triunfo. Miles y millones de kilovatios transitarán su alma de aluminio
y cruzando de oeste a este, jugándole al sol su diáfano camino, portarán la
energía que un torrentoso con nombre indígena, posibilita al hombre el vigor de
su conquista.”(...) “En este lugar de inapreciable belleza –una conjunción
armónica en el que la naturaleza desató su poder creativo-los hombres
exploran las pétreas y colosales moles y abren túneles de osadas dimensiones.
Hasta ayer fueron dominios del huemul y del puma, del jabalí y del cóndor. Hoy
las explosiones conmueven la zona y desvían el curso de sus aguas. Es el
progreso.”
Decisión incuestionable
Enmarcado el gobierno nacional en las teorías desarrollistas, la visión de
disponer de insumos estratégicos para la industria nacional como la energía y
el aluminio (clave para una potencial industria aeronáutica), los grupos
económicos ejerciendo influencia, la creencia colectiva que la naturaleza es
abundante, infinita y recurso ocioso en estado natural, la abundancia del crédito
internacional a bajas tasas de interés, unido a la disputa limítrofe por las altas
cumbres o línea divisoria de aguas el gobierno militar sin titubeos recopiló los
estudios del Instituto Geográfico Militar y de la empresa pública Agua y
Energía, seleccionó el emplazamiento técnicamente más eficiente para la
construcción de una Central Hidroeléctrica capaz de abastecer a una nueva
empresa privada argentina: ALUAR S.A. perteneciente a un importante grupo
económico del momento. El contrato del Estado nacional con ALUAR fue
duramente cuestionado por la Comisión Bicameral del Congreso de la Nación
en 1975 que aconsejó una anulación que no se produjo (Solari Yrigoyen, 1976).
El escándalo previo en el Senado por temas de corrupción vinculados al
proyecto junto con la normativa de los Parques Nacionales de preservar el
ambiente con poco impacto del hombre, rápidamente pasaron al olvido.
Laura Forti/Jorge Oriola
El proyecto
Salvo algunos materiales periodísticos contemporáneos y pocos estudios
parciales, no hay a la fecha una investigación multidisciplinar que abarque la
producción de conocimientos sobre la historia de la construcción y sus
impactos generales.
El potencial energético del Río Grande y su cuenca ya había sido estudiado por
dos intelectuales viajeros: Bailey Willis y Emilio Frey, a principios del siglo XX.
Ellos recorrieron y relevaron mapas de la región, hicieron estudios globales
donde calcularon cuánta energía eléctrica podría allí obtenerse a partir de la
fuerza propia del agua de la cuenca a fin de promoverse el desarrollo industrial.
Varios decenios después, en medio del primer gobierno peronista la política
económica concentrada en el desarrollo industrial nacional retoman y
profundizan estudios sobre el aprovechamiento energético de la cuenca de
modo tal que resulten un insumo para la industria interna. Se preponderaba la
industrial y el empleo, la naturaleza se la concebía solamente como fuente de
recursos para la producción.
Una vez que el Gobierno nacional tomó la decisión de avanzar con la obra,
Agua y Energía Eléctrica, conocida como A&E, empresa estatal, fue la
encargada de realizar los estudios previos y llamó a licitación para la ejecución
de la Obra, la adjudicada en primer término fue VIALCO S.A. en diciembre de
1970 El Gobierno Nacional mediante créditos blandos contribuyó al
financiamiento de esta empresa. Años después, con la empresa declarada en
quiebra el Estado Nacional le alquila las máquinas necesarias para terminar la
obra, las mismas máquinas que le había financiado, sin que la empresa privada
hubiera cancelado íntegramente los créditos públicos percibidos…
La cuenca consistía en una serie de lagos y ríos, el Lago Situación, los Lagos
1,2 y3, los ríos que se conectaban y el mismo río Frey derivado del Lago
Krugger, todo desembocando el Río Futaleufú con pendiente hacia el Pacífico.
Las obras centrales eran: el emplazamiento de un dique sobre la
desembocadura del Lago Situación en el río Futaleufú, la toma de agua y el
sistema de aducción, un vertedero de excedentes, la sala de máquinas con los
turbogeneradores y su correspondiente playa de disyuntores.
El embalse pasaría a unir los cuatro lagos y parte del río Frey en un nuevo gran
lago: el Amutuy Quimey, para ello era necesaria la construcción de un murallón
de contención de las aguas. El murallón sería de 600m. de largo, 140 de alto y
otro equivalente de base está compuesto por un núcleo de arcilla, piedra de
voladura y relleno, todo de la zona.
La arcilla de la zona, proveniente de una loma en Trevelin es óptima, decían los
españoles contratados para la seguridad de la represa, por la adaptabilidad a
movimientos sísmicos, mucho mejor que si fuera solo a base de hormigón. Se
compactó la tierra con mucha arcilla, para hacerla impermeable.
Adicionalmente, y es otra característica importante, colocaron una cantidad de
sensores enterrados en medio del núcleo de la presa, de modo tal que las
alarmas suenen y avisen, como en el caso de un sismo u otra contingencia
para alertar al personal y a la ciudadanía. Para poder construir el murallón
debieron cavarse dos túneles para desviar temporalmente las aguas del río.
La obra fue monumental, cientos de tareas debieron hacerse, enormes
maquinarias arrastraron material y cavaron túneles, miles de explosivos fueron
utilizados para desmoronar cerros y preparar el espacio del embalse,
centenares de camiones levantaron el dique, miles de horas hombre
prepararon la chimenea de equilibrio, la sala de máquinas, japoneses lloraban
ante el incumplimiento de plazos en la instalación de turbinas. La mayoría de
las obras fueron un paso intermedio para la presa tal como actualmente la
conocemos, mucho quedó bajo el agua, como la pintoresca casita del
guardaparques de piedra y madera –solo parcialmente desmantelada-, o entre
rocas.
“El ruido y el polvo permanentes alejaron aves y otros animales autóctonos.
Muchos obreros murieron en accidentes; en algunos casos, ni siquiera se pudo
recuperar los cuerpos. Posiblemente fueron menos de los que la memoria
popular imaginó, pero más de los que oficialmente se dio a conocer, tal vez por
“razones de Estado” (…) Los cambios más importantes se dieron en lo
ambiental y social. Se perdieron 11.600 hectáreas de bosque nativo y parte de
selva valdiviana; unas tres millones de toneladas de materia orgánica en lenta
descomposición contaminaron durante años las aguas y se perdió para
3
siempre una región de grandes potenciales turísticos”. .
3
Oriola, J. Del sismo al no a la mina. Edición de autor. Esquel, 2007.
Laura Forti/Jorge Oriola
VIALCO S.A. en la obra se organizó por sectores: campamento principal,
margen izquierdo, margen derecho, túneles, casa de máquinas, puente de
tubería, vertedero, chimenea de equilibrio, obra de toma. La cantidad de
personas en estas áreas variaba según la etapa de ejecución de obra y las
necesidades propias de las tareas. Entre las profesiones que cubrían los
puestos se cuentan: soldadores, carpinteros, albañiles, choferes, serenos,
buzos (para pozos de abducción, esto no fue previsto originariamente pero
necesario para brindar soporte sólido al puente de tubería). Diversas obras
básicas debieron incorporarse para el funcionamiento de la empresa, como
obradores, caminos de acceso, estación de abastecimiento de combustible,
silos de almacenaje, polvorines, casa para el gobernador, un hotel para
personal jerárquico –hoy en ruinas-, una capilla, etc.
Por incumplimiento de contrato, A&E revoca el contrato a VIALCO S.A. (la
empresa se declara en quiebra) y se hace cargo de la finalización de la obra,
contratando a la mayoría de los trabajadores. Finalmente, unos años más tarde
de lo previsto, varios millones de pesos desembolsados por parte del Gobierno
Nacional, en 1978 llega a la región el expresidentes de facto Videla a inaugurar
la obra presionando el botón que da inicio a la transmisión de energía.
Pueblo y ciudad a tres velocidades
El cambio fue brusco, repentinamente Trevelin un pueblo, de características
rurales, con escasos servicios públicos, habituado a los caballos, ganado y
alfalfares resulta ser el punto de paso a una gran ciudad con 3000 habitantes e
infraestructura para ellos, pabellones de dormitorios, oficina bancaria, red de
agua potable, centro de atención sanitaria, club, restaurante, lavandería,
servicios de transporte público de pasajeros con múltiples frecuencias a
Esquel, asfalto, puente nuevo de doble vía para cruzar el río Percy, camiones,
retroexcavadoras, grúas, nuevos barrios completos, conocer las bondades en
la extensión de los caminos de asfalto.
Las 3000 personas que trabajarían en la construcción necesitaban donde
alojarse, se montaron nuevos barrios en Trevelin, viviendas premoldeadas, se
construía una plataforma y sobre ella un camión descargaba casas armadas.
Pocos se alojaron en Trevelin, la mayoría lo hizo en la “nueva ciudad” llamada
campamento principal, ubicada en las cercanías de la actual portada sur del PN
Los Alerces. Tanto la empresa contratista principal como las subcontratadas
por ésta montaban sus propios campamentos, proveyendo infraestructura más
deslumbrante y funcional que la disponible en el pueblo al momento.
Con la misma modalidad de los entonces nuevos barrios en Trevelin (y luego
demolidos o desmantelados) se construyeron plataformas de hormigón donde
se montaron pabellones que alojarían a la gente, contaban con calefacción
central, agua fria y caliente las 24hs. Se construyo una red de agua potable,
extraída de la cascada hoy conocida como “los tambores”, justamente por unos
tambores vinculados a la toma de agua en los años 70.
Se construyo un centro de salud, con médico, enfermeras y equipamiento más
completo del disponible para el Hospital rural de Trevelin. Se disponía de una
ambulancia y un avión sanitario en el aeropuerto de Esquel, disponible para los
operarios.
El personal jerárquico utilizaba las instalaciones del lujoso e imponente hotel
construido especialmente para la obra, con pisos de parquet, calefacción
central, restaurante, cocina, todo de amplias dimensiones con espectacular
vista a la obra y al valle.
Los trabajadores migrantes eran muchos, los pabellones pronto resultaron
insuficientes. Llegaron también provenientes de Bolivia trabajadores para los
túneles principalmente, muchos de ellos no tenían donde alojarse, la empresa
concesionaria Vialco les brindó algunos materiales y fueron improvisando sus
viviendas al otro lado de un arroyo, hoy seco, se termino constituyendo un
barrio, marginal, carecían de los servicios y comodidad de los pabellones del
campamento principal. En ese barrio surgieron algunos comercios, lavanderías
más económicas, algunas mujeres lavaban ropa a mano, en el arroyo de agua
helada por menor precio que la lavandería de los pabellones.
Vida social en la ¿presa o represa?
Por aquellos años, en plena construcción, imaginando que ese trajín duraría
por siempre, la vida social contaba con diversos espacios para desarrollarse,
tanto en los campamentos como en Trevelin y Esquel.
Los trabajadores hablaban de presa y represa, al referirse a la represa hacían
alusión al Complejo Hidroeléctrico Futaleufú, mientras que por presa se
referían a la “casa de niñas bonitas”, los prostíbulos eran negocios rentables
aquellos días y abundaban tanto en Trevelin como en la vecina ciudad de
Esquel.
Laura Forti/Jorge Oriola
En el campamento principal se contaba con un área de “club”, la cual contaba
con pool, cancha de fútbol, cancha de bochas, metegol, entre otras actividades.
Allí los obreros podían distraerse. Las apuestas eran clandestinas, no había
agencia de lotería habilitada pero si proliferaban personas dispuestas a asumir
el riesgo de levantar apuestas aún con la gendarmería pisándole los talones,
buscando rastros y deteniendo a los presuntos culpables del juego de apuestas
clandestino. Muchos obreros poco después de cobrar estaban pidiendo
préstamos a los compañeros para poder comprar vales de comida para la
quincena, se trataba de apostadores compulsivos, víctimas del juego
clandestino.
En los campamentos el alcohol estaba prohibido, tanto como el juego
clandestino, sin embargo se consumían bebidas alcohólicas tanto o más que la
circulación de apuestas. El personal jerárquico solía concurrir a confiterías en la
ciudad de Esquel. Allí los hoteles como el Huemules o Tehuelche, tenían
confiterías muy de moda, abrían sus puertas todos los días y noches para
ofrecer distracción: música, baile, bebidas...
Los trabajadores podían distraerse en Trevelin, allí varias confiterías todas las
noches tenían actividad, cada una tenía un estilo diferente (música,
ambientación, señoritas) y las visitaban estilos de personas diversas. Una de
ellas La Pantera, se podía tomar algo y bailar allí, muy visitado este lugar por la
gente joven.
Un evento cultural despertó el entusiasmo de todos los trabajadores,
comerciantes, sindicato y empresas, el Festival Folklórico Futaleufú, contando
con shows en vivo de las figuras más reconocidas en el país.
Organización del trabajo
La mayor parte de los obreros y personal jerárquico eran hombres, las tareas
femeninas se vinculaban al área administrativa y limpieza.
A una ingeniera mujer encargada por un periodo de la construcción de túneles
le fue prohibido por los operarios de allí, principalmente de nacionalidad
boliviana, acceder a los túneles. Incluso los trabajadores detuvieron el trabajo e
impidieron el ingreso de la mujer. Esta situación fue producto de las creencias
de los trabajadores, pues señalaban como presagio de desgracia, que una
mujer ingrese a un túnel.
Buena parte del personal jerárquico eran accionistas de las empresas
contratistas, varios de ellos militares retirados, todos argentinos.
Las personas rotaban de tareas y de lugar de ejecución de las mismas. Todo el
que quería trabajar podía ingresar, varios menores de edad, personas mayores
trabajaron, les pedían cierta idoneidad en la tarea (por ej. Carnet de conducir y
verificaban que supiesen). Las condiciones de trabajo eran claras, se
penalizaba el incumplimiento, muchas veces con el despido. Cada empleado
conocía bien su función, reconocían los límites que podían trascender. Los
turnos eran de 12hs, una semana de día y otra de noche. La misma lógica la
desarrollaban las diferentes empresas que actuaban en el lugar.
Los sueldos se abonaban quincenalmente en efectivo a los obreros, en la sede
del banco provincia en el campamento principal, solían verse largas colas los
días de cobro. Las horas extras se reconocían. Todos los trabajadores debían
fichar al ingresar al turno. Vehículos dispuestos especialmente llevaban a las
personas del campamento a sus lugares de trabajo y a las gamelas para el
almuerzo en tres turnos.
Los sueldos abultaban los bolsillos de los trabajadores, muchos hacían crecer
la circulación del dinero entre los comercios de Esquel y Trevelin. Algunos
trabajadores quedaban meses en los campamentos y en el momento menos
pensado iban a Esquel en transporte público y regresaban conduciendo una
propia camioneta 0km…
Mucha actividad secundaria creció aquellos años, incluso un laboratorio
bioquímico, analizando agua, otras muestras, detectando sífilis, tuberculosis…
de eso no se hablaba. como en buen gobierno militar… había mucho de lo que
no se hablaba, no estaba permitido, se sancionaba.
La policía y gendarmería estaban muy atentas, controlaban celosamente los
polvorines en la obra e invitaban a los ciudadanos a estar en sus casas por la
noche, a no juntarse grandes grupos a conversar de política, a garantizar la
“seguridad” de materiales y del régimen político.
Relación costo-beneficio
Un concepto central en economía es el costo de oportunidad, éste es el costo
de la mejor opción a la que uno debe renunciar al tomar una decisión. Si bien
este concepto es de origen económico es aplicable a cuestiones subjetivas y
no solamente a aspectos monetarios o
Laura Forti/Jorge Oriola cuantificables. Al aplicar el costo de oportunidad a una
inversión uno establece cuanto ganaría al invertir en una serie de opciones, se
establece un ranking con las opciones, se decide por la más rentable y aquella
que queda en segundo lugar es el costo de oportunidad.
La gran pregunta vinculando el costo de oportunidad con el tema de esta
investigación es: ¿cuál es el costo de oportunidad de la presa Futaleufú? En
principio podemos reflexionar acerca de las respuestas por grupos sociales…
para un gobierno desarrollista la dependencia de insumos del exterior
acarreando demanda de divisas y mayor desempleo; para un trabajador la
posibilidad de acceder a una vivienda propia o un vehículo propio y menos
tiempo con su familia por una cantidad de años; para los kayakistas la
adrenalina del descenso de los rápidos del Futaleufú (probablemente hoy
categorizados como nivel 6, convirtiéndolo en un lugar privilegiado a nivel
mundial); para Vialidad Nacional la construcción y mantenimiento de una ruta
turística en cercanías del río Frey; para los ambientalistas la pérdida de
biodiversidad; para los bancos internacionales que prestaron dinero al gobierno
nacional varios millones de dólares en concepto de intereses; para los vecinos
de Esquel y Trevelin disponer de energía eléctrica en sus hogares; para un
aserradero vender tablones de los cipreses sepultados bajo el agua; para los
dueños de campos debajo del tendido de las líneas de alta tensión el importe
percibido como indemnización por el uso del espacio aéreo, establecer las
torres y la prohibición de construir viviendas 100m alrededor del cableado, para
los millones de cipreses hundidos el costo de oportunidad es el sueldo de los
burócratas que no circularon los permisos de tala a tiempo… podríamos
continuar con una extensa lista, a fin de completarla es necesario indagar entre
los referentes sectoriales a fin de obtener costos de oportunidad precisos.
Incluso podemos reflexionar entre aspectos que podemos medir en el corto
plazo y en el mediano o largo plazo, como pueden ser temas vinculados a la
salud y la presunción del riesgo cancerígeno por el tendido eléctrico. Por lo
pronto, todos los que llegamos a la región con posterioridad a la inauguración
nos perdimos de contemplar un paisaje único y cientos de trabajadores
alimentan a sus familias con su salario por trabajar en ALUAR S.A…
Tema de discusión: mega represas hoy en la Patagonia
En los últimos años los flujos migratorios, el acceso, la disponibilidad y fluidez
de información en paralelo a una necesaria presión de las grandes
corporaciones para expandir las fronteras productivas, fundamentalmente para
el acceso a insumos (agua, energía, minerales) –ahora escasos en áreas
centrales del planeta en general y de nuestros países en particular-se generan
situaciones conflictivas en al menos cuatro aspectos:
El primero de ellos, considera el ámbito político-institucional, el rol de los
gobiernos nacionales, provinciales y municipales, la legislación vigente,
organismos de control, el debate público, la consulta ciudadana, el
funcionamiento de los poderes, la propiedad y derechos sobre las aguas
continentales, el peso de instituciones locales referentes, la independencia de
los poderes, los acuerdos y tratados binacionales (como en el caso del uso de
cuencas compartidas: cuenca de los ríos Puelo, Futaleufú, Carrenleufú, entre
otros), el poder de los medios de comunicación, etc.
El segundo, el ámbito civil y comunitario, la reacción de quienes habitan y/o
defienden las características socio ambientales de los recursos, en sentido
amplio, de las áreas donde se emplazarían los proyectos, la presión de otros
actores extraterritoriales interesados, los costos y los beneficios que implican a
las localidades durante la construcción de los emprendimientos hidroeléctricos,
el empleo que luego queda en la localidad, los cambios en patrones culturales,
los beneficios en la calidad de vida de las personas derivados del
aprovechamiento de la energía, cuestiones religiosas, tradiciones, flujos
migratorios, cuestiones sanitarias, prestaciones de servicios, la presión de otras
comunidades alejadas de la localidad que emplazaría el emprendimiento
hidroeléctrico, etc.
El tercero, el ámbito económico, el monto de la inversión, la rentabilidad de las
empresas constructoras de las centrales hidroeléctricas, los empleos y sueldos
generados en la construcción, producción y mantenimiento de estas centrales,
así como el conjunto de la actividad económica derivada de la nueva energía
generada (pudiendo destinarse a consumo residencial, minero, comercial,
industrial…), la fuente de financiamiento de tal emprendimiento, los impuestos
recaudados por el fisco directa e indirectamente, las ganancias derivadas de
actividades secundarias tales como comercios y servicios varios durante la
construcción del complejo hidroeléctrico, las importaciones de maquinarias
(turbinas, máquinas viales) y servicios técnicos especializados (consultoras
internacionales), la infraestructura básica complementaria al complejo que
luego queda al servicio de comunidades (caminos por ejemplo), los
presupuestos públicos afectados directa e indirectamente por estas obras (ej.
Laura Forti/Jorge Oriola Servicios sanitarios para la población migrante para la
construcción), los valores de los alquileres ante movimientos migratorios,
indemnizaciones por afectación de tierras al embalse, a las torres de
trasmisión, el movimiento comercial, etc.
El cuarto incorpora los aspectos ambientales, físicos y técnicos, la geografía de
la región, la disponibilidad de cursos de agua abundantes, con pronunciadas
pendientes, imprimiendo técnicamente condiciones eficientes para la
generación de energía hidroeléctrica, acorde a los estándares internacionales,
la pérdida de biodiversidad, la transformación de ecosistemas mediante la
creación de grandes embalses, la pérdida de capital natural, las modificaciones
en los paisajes, en los sistemas de drenaje de las aguas de lluvia, en los
sedimentos que dejan de arrastrar los ríos aguas debajo de los embalses,
dióxido de carbono generado por la putrefacción de bosques y especies
hundidas en lagos creados detrás de los diques, la migración de la fauna
nativa, la afectación a las rutas migratorias de aves, la afectación a los ciclos
de los peces para los desoves, los impactos derivados de obras intermedias
para generar la presa (canteras, rutas, explosiones...), etc.
Podemos en el plano regional hacer mención a dos situaciones concretas: el
proyecto – insinuado-de instalación de una central hidroeléctrica de pasada en
el arroyo Baguilt despertó el accionar colectivo en oposición al mismo en 2010
dentro del Municipio de Trevelin y el movimiento No a la Mina que mediante un
proceso participativo ciudadano forzó a las autoridades a cambiar su posición y
negar la actividad minera a cielo abierto en Esquel en 2003, aunque el
movimiento continúa y la presión de las empresas se reanuda a partir de la
cotización del oro actualmente, se trata de un capítulo abierto donde el juego y
compromiso de los actores sociales sigue presente.
Conclusiones
Todos los conocimientos, opiniones y vivencias de protagonistas, mitos y
leyendas entre los vyqs y visitantes en la región en torno a lo que hoy
conocemos como Presa Futaleufú pretendemos plasmarlo disciplinalmente,
entre un grupo de académicos, en el marco de una universidad pública y
gratuita. Sistematizar y difundir lo sucedido a lo largo del proceso de
planificación, construcción y puesta en marcha del Complejo Hidroeléctrico
Futaleufú es un recurso cultural, informativo, útil para conocer parte de las
raíces de un pueblo, saber de dónde venimos nos posiciona para identificar
cómo podemos avanzar mejor, nos permite aprender del pasado.
La emoción con la que transmiten su experiencia los protagonistas de la obra
entrevistados es una motivación para continuar indagando, ellos relaman y
merecen hacer presente ese pasado vivo en sus corazones. Son innumerables
las personas en buena parte de la provincia que algo tienen para decir respecto
de la presa.
Este congreso de Historia de la Patagonia es campo fértil para sugerir caminos
a seguir, esta investigación descriptiva avanza en tantas direcciones como
sugerencias se reciben, como indicios surgen.
Más de un trabajador de la presa hoy si tuviera la oportunidad pensaría dos
veces en que bienes y servicios destinaría su salario quincenal. Más de un
vecino hoy pensaría dos veces antes de aceptar incondicionalmente un
megaproyecto en el patio de su casa.
Lo que sabemos en términos económicos y ambientales de los impactos de la
obra son conocimientos muy intuitivos, pretendemos interiorizarnos con datos
ciertos sobre estos aspectos y a partir de allí brindar una herramienta para el
análisis para evaluar nuevos megaproyectos en la Patagonia y ante todo, saber
de dónde venimos y por qué transitamos estos caminos para llegar hasta aquí.
Bibliografía
Solari Yrigoyen, Hipólito: El escándalo ALUAR. Edición de autor, Bs.As., 1976.
Feldman, Bernardo: Suplemento Especial dedicado a Futaleufú. Editorial Luis
Feldman Josín, n/d. Córdoba, Mario: Seminario-Taller Complejo Hidroeléctrico
Futalufú. Edición de autor, Esquel 1998. Rodrigo, P.; Orrego, J. (2007).
Patagonia chilena sin represas. Disponible en: www.patagoniasinrepresas.cl
Demarchi, Gabriela (Coordinadora): Plan Estratégico Participativo Trevelin.
Edición digital, Trevelin, 2006. Oriola, Jorge: Esquel, del sismo al No a la Mina.
Edición de autor. Esquel, 2006. Barrios Napurí, C. –Compilador-: La relación
global – local: Sus implicancias prácticas para el diseño de estrategias de
desarrollo. Publicación de la Red Académica Iberoamericana Local – Global,
2007. Disponible en www.eumed.net
Prensa escrita y radial: Diarios “Esquel”, “El Oeste” y periódico “Páginas del
Sur”, Esquel, de 1960 a 1980. Oriola, Jorge: Programa radial “La otra historia
esquelense”-FM Fénix, Esquel, 2002. Oriola, Jorge: Programa radial “La otra
Historia patagónica”, LRA 9 Radio Nacional Esquel, 2003 al 2006 Maggio, M. y
Scandizzo, H. (2007). “Paraíso de Represas.” Suplemento AZDomingo del
Periódico Azkintuwe.
26.- La construcción de los sectores dirigentes de Esquel entre los inicios
y 1930 y el relato histórico instituido
Jorge Omar ORIOLA
jorge.oriola@speedy.com.ar - j.oriola@yahoo.com.ar
Introducción
La ponencia resume una investigación en curso que aborda varias
intenciones:
1) desconocer validez a la versión elaborada por la dirigencia de Esquel,
Chubut, hacia 1950, en cuanto al origen demográfico local, que definía como
hecho fundacional la instalación del telégrafo en la ciudad en 1906, versión
rebatida por varios trabajos oportunamente citados.
2) visibilizar, con datos del Registro Civil, a familias indígenas que
trabajaban en este espacio social, el valle del arroyo Esquel, al menos desde
1896, negadas por la precaria historiografía local inspirada por el Diario
“Esquel”, portavoz de aquella dirigencia.
3) apreciar cómo se fue conformando dicho sector dirigente dentro de un
grupo heterogéneo de inmigrantes europeos y migrantes criollos que,
instalados a partir de 1906 iniciaron los trámites de solicitud de tierras para
diversas ocupaciones y actividades, según consta en una importante fuente
primaria: los expedientes de la Dirección de Tierras.
4) confirmar el desplazamiento de los primeros ocupantes indígenas
hipotetizando desalojos, mudanzas y presiones legales a partir de la
constatación documental según la cual no hay peticionantes indígenas de
tierras.
“Acá había indios, luego llegaron los blancos y se quedaron con la tierra”
Esta formulación es una sencilla manera de expresar, con un lenguaje
no académico, un aspecto crucial del proceso histórico de cualquier espacio
patagónico. Como parte del discurso propio de sectores originarios, tiene
sentido. Como parte de aseveraciones de memoriosos, nacidos y criados en
Esquel, fuentes orales obligadas, adquiere mayor seriedad.
La primera aproximación historiográfica en busca de un relato sobre el
origen del poblamiento en Esquel fue durante largos años la Edición 25º
Aniversario del Diario Esquel364, editada en 1950. Fue la única disponible hasta
1993, utilizada como un “relato oficializado” en escuelas y medios de
comunicación. Dicha obra, del diario portavoz de los sectores socioeconómicos dirigentes, planteaba dos cuestiones básicas: 1) el pueblo de
Esquel había nacido alrededor de la instalación del telégrafo el 25 de febrero
de 1906, suceso considerado “fundacional”. Así, el telegrafista italiano Medardo
Morelli, fue convertido en “fundador” omitiéndose aclarar la inexistencia del acta
correspondiente; 2) la población se había concentrado en el valle a partir de la
llegada de migrantes criollos y muchos inmigrantes extranjeros, reconociendo
como antecedentes la creación de la primera escuela en una chacra de familia
galesa en 1903, el inicio en ella del funcionamiento de la primera capilla,
también galesa, en 1904, y ciertos comerciantes al llegar los ingenieros que
demarcarían el pueblo.
Con ambos planteos y la omisión absoluta de la presencia indígena en la
zona, salvo referencias a la Reserva Nahuelpan, creada en 1908, este relato
364
Número Especial del Diario ESQUEL en sus Bodas de Plata. Esquel, 1950
“oficializado” se enmarcaba en los lineamientos políticos del Estado nacional a
fines del siglo XIX y principios del XX: los migrantes chilenos radicados en el
valle no eran bien considerados y los indígenas, literalmente, intrusos. La
categoría de “poblador”, destinada a unos vecinos blancos de origen europeo
con cierto capital e instrucción, rápidamente consagrados como “pioneros”.
Las omisiones invisibilizaron, especialmente en la prensa esquelense
desde 1924, a gran parte de la población subalterna no sólo en esos dos casos
sino también a trabajadores pobres, inmigrantes eslavos, peones rurales,
mujeres amas de casa, proletarios en general,.
Recién en 1993, a partir de la presentación de una primera visión
disciplinar sobre el origen de Esquel,365 del historiador local Marcelo Troiano,
comenzó a rebatirse la “teoría del telégrafo” como fundacional y visibilizarse a
los primeros ocupantes indígenas que vivían y trabajaban en el valle en tierras
sin demarcar. Utilizó datos del Libro 1 de Nacimientos del Registro Civil y
organizó listas de población destacando su origen chileno o argentino y
muchos apellidos de ascendencia indudablemente mapuche. Mencionó el
primer nacimiento registrado oficialmente en el valle, ocurrido en 1897.
Además, demostró rastreando noticias de prensa que no hubo festejo alguno
por la instalación del telégrafo ningún 25 de febrero antes de 1950, y que dicho
relato “fundacional” fue elaborado por el diario “Esquel”. También usó el
Informe de ingenieros que demarcaron el pueblo entre setiembre de 1904 y
enero de 1906.
En los últimos años, el autor de esta ponencia profundizó el tema de los
antiguos pobladores indígenas tomando como fuente también el Libro
Nacimientos y los Libros Matrimonios y Defunciones de dicho Registro Civil y
se pudo apreciar la problematización de la vida cotidiana y el peregrinaje de
muchas familias indígenas hasta asentarse en esta zona. Por ejemplo, la
primera muerte consignada oficialmente fue en 1896.366
Con motivo de los festejos del Centenario de la ciudad, donde se
institucionalizó aquella fecha “del telégrafo” desde 1950, el Gobierno del
Chubut entregó a la Municipalidad un voluminoso legajo de expedientes de la
Dirección de Tierras en el cual figuran las solicitudes originales entre 1912 y
1920 y las conclusiones de la Comisión correspondiente, un extenso Informe
respecto de las características del pueblo de Esquel y otros expedientes que
llegan a 1927367. En estas fuentes se puede ver con claridad que los lotes
urbanos y periurbanos son enteramente fiscales, salvo excepciones, la mayoría
baldíos, y que los solicitantes son todos de origen no indígena. El autor agregó
el análisis de un material original del Archivo del Banco Nación que reseña los
trámites realizados por la instalación de la sucursal local en 1925 y en él,
registros de pobladores con capital, actividades profesionales, industriales y
comerciales.368
Podemos afirmar que aquella sentencia inicial que resumía cualquier
proceso histórico similar en Patagonia, también se ratificaba en Esquel. Hubo
una dispersa población indígena asentada, al menos registrada desde 1896, y
ninguno de sus miembros pudo acceder legalmente a la tierra; sí, en cambio,
trabajadores, pequeños ganaderos, profesionales, estancieros, comerciantes
(ninguno de ellos indígenas), mediante la tramitación y expedientes pertinentes.
365
Troiano, Marcelo: “…Y nació Esquel”. Edición de autor. Esquel, 1993
Oriola, Jorge (compilador y coordinador): “Esquel 100 Años”. Municipalidad de Esquel, 2010
Ministerio de Agricultura. Dirección General de Tierras. Expedientes varios, 1927. Municipalidad de Esquel
368
Oriola, ob.cit.
366
367
De este grupo, heterogéneo en ingresos y ocupaciones, surgió la dirigencia
local que se hizo del poder político-económico varias décadas y tuvo su relato
histórico en 1950.
Esquel fue Esquel antes de ser Esquel
El primer registro escrito del topónimo Esquel aparece como voz
tehuelche en los escritos del marino británico George Musters durante el
verano de 1869-70. Mientras las familias lideradas por Orkeke acampaban,
cazaban y jugaban cerca del Esquel actual, el expedicionario, que viajaba con
ellos, preguntó al indígena chileno Juan Antonio el nombre de este lugar. La
respuesta, segura, fue “Esgel Kaike” y así lo escribió Musters más consultas.369
El libro de Musters fue utilizado por el perito Moreno y el gobernador
Fontana, entre otros expedicionarios. El primero, en su viaje de 1880,
observando desde cierta altura topográfica el valle del arroyo Esquel, escribió
que auguraba para un futuro no muy lejano la conformación de alguna ciudad y
destacaba las potencialidades geográficas del escenario.370 La ciudad de
Esquel deriva del “Ensanche Esquel”, nombre del arroyo y su valle, Era el
“ensanche” de la Colonia 16 de Octubre, al Noroeste de ella, creada por
Fontana con una donación oficial inicial de 50 leguas para sus expedicionarios
de 1885.
Este “Ensanche Esquel” fue elegido por los técnicos enviados por el
Estado Nacional en setiembre de 1904, ya solucionados los problemas
limítrofes por el arbitraje británico de 1902, para ubicar y mensurar un pueblo
fronterizo. Terminaron el plano y lo comunicaron oficialmente el 30 de enero de
1906. A su vez, la línea telegráfica terminó de conectarse y comenzó a
funcionar desde Esquel el 25 de febrero de ese mismo año. Otros datos
históricos completan la cronología: en 1903 inició sus clases en la chacra de la
familia galesa Freeman, cerca de la línea demarcatoria del Ensanche, la
primera escuela primaria, luego denominada Nº 20 y mudada al centro del ejido
municipal. En aquella misma escuela, un rancho precario de pared francesa y
techos de paja, se abrió la primera capilla galesa, en 1904.
Se debe citar que este amplio espacio incorporaba la ruta de los arreos
de la Colonia 16 de Octubre hacia el Valle Inferior, pasando por el denominado
“Valle Chico”, entre el macizo donde se halla el Cerro de La Cruz y el cerro
Nahuelpan, para luego tomar el Paso Eskel, senda que actualmente bordea la
ruta de acceso a la ciudad.371 Según historiadores de la zona, hacia noviembre
de 1895, Manuel Nahuel Pan, junto a otros pobladores de origen chileno, envió
la solicitud al gobernador del Territorio del Chubut, Eugenio Tello, para ocupar
tierras en el “Paso Heiskel” aunque ya las venían ocupando con crianza de
ganado y labranza desde hacía poco tiempo antes. Tello se expidió
favorablemente aclarando que era una ocupación accidental sin derecho a
propiedad. A partir de entonces, el sitio se conocería como “Boquete
Nahuelpan”. Pedidos de otros pobladores, chilenos y argentinos, fueron
autorizados; seguramente algunos más se asentaron y no necesariamente con
369
Musters, George C.: “Vida entre los patagones”. Ediciones Solar-Hachette, BsAs., 1964, cap. VI. Probablemente el
sitio haya sido a orillas de la laguna próxima al aeropuerto local.
370
Oriola: ob.cit.
371
Oriola: ob.cit.
permiso. El paraje se poblaba diez años antes de la mensura y la llegada del
telégrafo.372
Según Troiano, la conformación de Esquel como centro urbano
respondió a un patrón de surgimiento de base productiva agro-ganadera y a
servicios comerciales asociados a ella. Las características de este proceso
determinaron un desarrollo autónomo, endógeno y autosostenido con escasa
necesidad de mano de obra. Entonces, el crecimiento poblacional fue
paulatino, sin demandar en ningún momento aumentos excesivos del flujo
inmigratorio.373 Las historiadoras María Marta Novella y Débora Finkelstein
consideran que uno de los problemas que enfrentó la región en esta etapa, al
que Esquel no fue ajena, fue el de las distancias hasta los mercados donde
ubicar la producción. La tendencia predominante era volcarse hacia mercados
chilenos, especialmente en venta de ganado. Estas transacciones se
efectivizaban a través de largos arreos desde nuestra región hasta los pasos
neuquinos, o mediante la venta a compradores chilenos que recorrían la zona.
Las dificultades de la primera modalidad hicieron que entre 1893 y mediados
de la década del ’30 se hicieran gestiones, sin éxito, para abrir a través de la
cordillera caminos más cercanos que los entonces utilizados.374
En el Registro Civil…
En julio de 1898, el Juez de Paz de la Colonia 16 de Octubre, Juan
Milher, decidió trasladar la sede del juzgado al “Boquete Eskel”, argumentando
que era la ruta de arreos y allí existía una pequeña colonia de familias e indios
chilenos. Era la primera autoridad nacional que se instalaba en las
proximidades del actual Esquel y desde allí enviaría sus informes.375
Los libros archivados en el registro Civil de Esquel nos permiten conocer
datos concretos de los primeros pobladores del paraje antes de 1906. Además,
el análisis de esos datos, mínimos, facilita la comprensión de un tiempo difícil,
plagado de carencias y obstáculos para los vecinos más pobres. Los libros de
Nacimientos, de texto escueto por seguir fórmulas sencillas, nos dejan rastrear
los más antiguos ocurridos en la zona. Los de Matrimonios tienen mayor
extensión y registran largas fórmulas de datos parentales y aceptación de
casamiento por cada uno de los contrayentes. Nos ofrecen datos de parejas
que han arribado a la zona y desde dónde, generalmente con varios hijos, y en
algún momento decidieron “legalizar” su situación civil. En cambio, los de
Defunciones, si bien sencillos, registran causales y testigos, si hay testamento
y situaciones específicas de cada caso: tragedias familiares, muertos al nacer,
madres fallecidas después del parto, suicidios, accidentes, enfermedades hoy
superadas. El Juzgado de Paz denominaba al paraje, a veces, simplemente
Esquel o Eskel; otras, Boquete Esquel, Paso Esquel. Los denunciantes eran en
mayoría argentinos y chilenos.
El dato más antiguo corresponde a una muerte registrada en marzo de
1896. Ante Martín Underwood, comisario, y Antonio Miguens, Juez de Paz, se
dejaba constancia que el día 15 “…en el paraje conocido por de ‘Esquel’,
falleció ahogada en un arrollo (sic) del mismo nombre, Mercedes Antiego, que
era de sexo femenino, de un año de edad, argentina, domiciliada en la misma
372
Jorge Fiori y Gustavo De Vera: “Trevelin. Un pueblo en los tiempos del molino”. Municipalidad de Trevelin (Chubut,
Argentina), 2001.
Marcelo Troiano: IV Congreso de Historia Argentino-Chilena, Trevelin (Chubut, Argentina), 1999
374
María Marta Novella y Débora Finkelstein en Oriola: ob.cit.
375
Fiori y De Vera: ob. cit.
373
casa de los padres en el dicho paraje ’Esquel’, hija de Juan Antiego, argentino,
y Mercedes Antiego, argentina, residentes ambos en este Departamento.” Se
aclaraba que los testigos firmantes del acta y H. G. Hammond “habían visto el
cadáver.”376 La letra no impide imaginar la tragedia; el análisis histórico permite
suponer la localización de esta familia cerca del arroyo, en algún lugar del valle.
Argentinos, quizás miembros de un mismo grupo parental, de origen mapuche,
nada más se sabe de su vida y procedencia.
No es la única tragedia que nos muestra el archivo. En julio del mismo
año, Francisco Nahuelpan, 38 años, argentino, vecino del Boquete Nahuelpan,
denuncia que el día 13 “…nació una criatura de sexo masculino a quien vio
muerta en el expresado domicilio…” Era hijo del denunciante y de María
Lenquitruz, 34 años, argentina.377 La muerte de niños, común en esos años,
continuó afectando a esa misma familia. Según registro de mayo del año
siguiente, el hombre denunciaba nacimiento y deceso de una niña, hija de la
misma pareja.378 Pocos días después, la muerte de su compañera “de fiebre
pulpural (sic) y hemorragia…” en su propia casa, el día anterior.379 No había
médicos en la zona. Recién en 1907 llega desde Rawson, temporariamente y
de modo itinerante, el italiano Hércules Musacchio380
Otros casos no menos terribles nos brindan un panorama de las
dificultades de estas familias aisladas. Tal lo sucedido en el hogar de José
Simón Yanquín, domiciliado en “Eskel”. En octubre de 1896 denunció la muerte
de su hija Antonia, de 16 años, que apareció ahorcada en su propia casa.381 A
fines de octubre hacía lo mismo respecto de su hijo Antonio, 21 años, “…según
se cree, de hidrofobia.”382 Más muertes demuestran el panorama que ofrecía la
zona, sin atención sanitaria. El 8 de noviembre de 1900, falleció en el Boquete
Esquel Segundo Enrique Castro, nacido el 29 de octubre, “…por inflamación al
vientre.” La gripe, “influenza” en los registros, se llevó a Carmen Ainqueo, de
apenas 40 días de edad en julio de 1898; también a Enrique Castro, chileno, de
60 años, en febrero de 1901, padre del niño antes citado. La “tos convulsa”
hacía estragos. Jaime Gibbon denunció la muerte de Lewis Bladdyn, de cuatro
días de edad, hijo natural suyo con Catalina Denis, en su domicilio de Esquel,
julio de 1903. Fue causa de muerte de Rosa Catrihual, dos años, diciembre de
1904 y Juana Catrihual, de 14 meses, el 23 de ese mes, domiciliadas con sus
padres, Joaquín Catrihual y Carolina Castro.383
Los registros matrimoniales son escasos pero nos facilitan conocer
integraciones de parejas, oficios y la movilidad familiar; en ciertos casos se
denuncian los hijos naturales que ya existían antes del casamiento civil. Tal es
el de Benjamín Puw Roberts con Lizzie Freeman, pobladores del límite del
Ensanche desde 1902; contrajeron matrimonio en julio de 1895 (cuando
residían aún en Colonia 16 de Octubre) y denunciaron tener cuatro hijos.
Volviendo a la zona del Ensanche Esquel y el Boquete Nahuelpan, en 1900
registraron su matrimonio Juan Antonio Delgado, chileno y agricultor de 39
años, con María Macías, argentina y tejedora de 15 años, ambos domiciliados
376
Registro Civil de Esquel. Libro Defunciones, Acta nº 6, 17 de marzo de 1896
Idem anterior, Acta nº 9, 14 de julio de 1896
378
Idem anterior, Acta nº 15, 31 de mayo de 1897
379
Idem anterior, Acta nº 16, 23 de junio de 1897, Seguramente el término correcto seria “puerperal”
380
Edición Especial del Diario Esquel…, ob.cit.
381
Idem anterior. Acta nº 11, 3 de octubre de 1896
382
Idem anterior. Acta nº 12, 30 de octubre de 1896. No hay demasiados casos de este tipo de muertes en la zona
patagónica, quizás producto de algún contagio canino derivado de tropas de carros llegadas desde el Norte
383
Idem anterior. Partidas varias entre 1900 y 1904
377
en el último paraje mencionado. Allí mismo denuncian la existencia del hijo de
ambos José Delgado, nacido en octubre de 1899. Por su parte, en noviembre
de 1901 Fernando Cayecul, argentino y ganadero de 35 años, casó con Juana
Payalef, tejedora de 40 años, en el Boquete Esquel. Según el Acta, las edades
son aproximadas porque desconocían las fechas de nacimiento. El registro de
sus hijos demuestra la movilidad familiar en busca de la morada final. Fernando
era de Caleufú, cerca de Junín de los Andes, Juana había nacido en Nahuel
Huapi, cerca de 1860. Marcelina, 10 años, era de General Roca; Irene, 8 años,
oriunda de Piedra Pintada; Fernando, 4 años, del Boquete. Otro caso llamativo
es el de Pedro Catrihual: en 1903 casaba con Carolina Castro, ya vistos con las
defunciones. Pedro, 36 años, ganadero chileno residente en Esquel y Carolina,
34 años, nacida en Neuquén, hija de chilenos, en ese acto denunciaban ocho
hijos; los dos primeros, chilenos, el resto argentinos.384
Los nacimientos consolidan la imagen de un Esquel con familias
residiendo desde antes de 1906. El primer caso registrado fue de Lucía
Caramillo el 30 de enero de 1897.385 En ese mismo año se anotaron siete
nacimientos más: cuatro figuran en Esquel, uno en Paso Esquel y dos en
Boquete Nahuelpan. Los denunciantes son de apellidos Caramillo, Wenequeu,
Rainalca, Montesino (Manuel y Vicente), Quintulipi, Ancalipe. Cuatro son
argentinos y tres chilenos. Más nacimientos fueron anotados en las actas
correspondientes a lo largo de los años 1898 en adelante, lo que demuestra el
crecimiento poblacional del paraje y la vecindad del Boquete, la gran mayoría
de ellos con origen mapuche, según demuestran los apellidos. Troiano brinda
la cantidad de nacimientos registrados en esos años: entre 1895 y 1906, 45 en
Esquel y 16 en Boquete Nahuelpan. En todo el Departamento 16 de Octubre,
206. 386
El detalle de los casos mencionados sirve como ejemplo de cómo se
vivía y moría en el paraje en esos años, la movilidad familiar hasta el
asentamiento en la zona -que no fue definitivo en la mayoría de los nombrados, la búsqueda de cierta “legitimidad” en las uniones, quizás para facilitar el
reconocimiento de su existencia civil y poder solicitar permisos para pastaje o
incluso la tierra misma. En definitiva, a casi dos décadas de los últimos
combates y persecuciones de la autodenominada “Conquista del Desierto”,
sectores indígenas, crianceros mestizos y los chilenos reconocían y aceptaban
las reglas de juego del estado nacional.387
Listas, nombres, fechas y datos domiciliarios nos informan que, al menos
entre 1896 y 1906, diez años antes del telégrafo, había numerosas familias en
el valle. Pocos días antes del telégrafo y la fecha que se transformó en
fundacional sin serlo se había terminado la mensura de la futura localidad. Los
registros de informes de los ingenieros también daban cuenta de la existencia
real de familias asentadas y otros escritos, reclamos y litigios posteriores,
alrededor de 1926, nos dicen que varios pobladores extranjeros también
reclamaban quintas y chacras pedidos expresamente a dichos ingenieros y
algunos habrían sido, precariamente o no, adjudicados. Sólo algunos de esos
pobladores originales de cuyas desgracias o felicidades nos hablan las actas
384
Registro Civil de Esquel. Libro Matrimonios. Partidas varias entre 1900 y 1903
Troiano, Marcelo: ob.cit.
386
Marcelo Troiano (ob. cit.)
387
Datos del Censo Nacional de 1895 que no presentan la categoría “indígenas” permiten reconocer a muchos de ellos
por sus apellidos y sus oficios u ocupaciones: boleadores, crianceros, tejedoras. Ver Filkenstein, D. y Novella, M.M.: “El
Poblamiento en el Noroeste del Chubut”
385
del Registro Civil tuvieron acceso a la tierra; ninguno de apellido indígena o
mestizo chileno. Los primeros beneficiarios, criollos o europeos, fueron
notificados oficialmente de los trámites exitosos el 25 de mayo de 1910, por
telégrafo, obsequio del Centenario.388
La demarcación del pueblo
Dirimido ya el conflicto limítrofe en 1902, era lógico imaginar un centro
urbano que aglutinara los servicios requeridos por la población del noroeste
chubutense y afirmase la soberanía argentina en la región. En 1904, el Estado
nacional decidió instalar, en principio desde la mensura y la cartografía, un
pueblo en la Colonia 16 de octubre u otro sitio conveniente y encargó la tarea a
los ingenieros Pigretti y Molinari. Se lo ubicaría, por decisión de este último, en
el ensanche Norte de la Colonia, zona conocida como Esquel.
Las tareas de mensura y demarcación determinaron la fisonomía que
habría de tener el pueblo: el tradicional trazado en damero tan característico de
otras zonas del país, con 50 manzanas de 100 m. de lado separadas por calles
de 20 m., tres anchas avenidas y alrededor quintas (de 4 manzanas) y chacras
(de 4 quintas), sin tener en cuenta las particularidades de un valle aluvional de
zona montañosa. Estos trabajos finalizaron el 30 de enero de 1906 y así se
informó por telégrafo, que aun no estaba en Esquel, a Buenos Aires. Dos años
después, el 3 de julio de 1908, el presidente Figueroa Alcorta firmaría el
decreto correspondiente de aceptación de la mensura del pueblo de Esquel; en
el mismo, creaba la reserva Nahuelpan, unas 19.000 hectáreas para nuclear en
ellas las familias indígenas ligadas al cacique Francisco.389 Allí se habrían ido
congregando, por decisión y relativa seguridad o por desalojo o presión,
muchos de los vecinos nombrados en actas del Registro Civil. Propio del
liberalismo oligárquico: “indios” en reservas; pueblos y alrededores para
blancos.
El Telégrafo
El 25 de febrero de 1906, el operador del telégrafo Medardo Morelli,
hasta entonces en Súnica, se trasladó a Esquel y realizó la primera transmisión
desde el nuevo emplazamiento. Esta fecha es la que tradicionalmente se
reconoce y celebra como aniversario de la localidad. Medardo y Valeriano
Morelli están íntimamente ligados a los inicios de Esquel: atención del
telégrafo, el correo, oficina de tierras y otras funciones estatales provisorias,
fábrica de ladrillos y aserraderos, y el segundo periódico fundado en la
localidad, el periódico “Esquel”, de 1925.
La conexión telegráfica aportó la primera batalla contra el aislamiento; a
diferencia de otras ciudades patagónicas, que crecieron desconectadas del
resto del país, Esquel se desarrolló ligada al mundo; el cable telegráfico era, en
ese entonces, la Internet del siglo XIX, ya a principios del XX. El equipo
dedicado a colocar hilos y postes y conectar la red, llegaba a Esquel a fines de
febrero de 1906, cuando la mensura estaba lista y el pueblo tenía nombre y
futuro. Se ligaba a la línea Neuquén-Comodoro Rivadavia. Medardo Morelli era
el telegrafista.390
388
Fiori y De Vera: ob.cit.
Troiano: ob.cit.
Murió en Esquel, en 1968. El diario “Esquel”, cuyo director propietario había instalado la leyenda fundacional del
telégrafo en su edición aniversario de 1950, lo había designado “fundador” del pueblo, y así lo despidió aquel día.
389
390
Datos ya mencionados refutan la fecha del 25 de febrero de 1906 como
fundacional. En 1903 se crea la primera escuela primaria en la zona a la cual
asistirán en su mayoría hijos de familias galesas pero también de otro origen; la
casita, sencilla y precaria, funcionó varios años en la chacra “Las Margaritas”,
propiedad de los Freeman, a corta distancia del limite del Ensanche.391 En
1904 los galeses crearon su propia capilla para no viajar los domingos al futuro
Trevelin, unas cinco leguas de pésimas huellas; funcionó varios años en esa
misma escuela.392 Otro dato lo marcan las celebraciones. La Colonia y Esquel
festejaban, además de las fiestas patrias de mayo y julio, dos ligadas a la
historia galesa en la zona y la “llegada” del estado nacional al valle. Eran el 28
de julio, “Día del Desembarco”, el arribo del “Mimosa” a las playas del futuro
Puerto Madryn, en 1865, y el 25 de noviembre, de la comitiva exploradora del
Gobernador Fontana. Por la primera de las fechas las actividades se centraban
en la capilla galesa, desde 1915 con edificio propio sobre la calle Rivadavia;
por la segunda se creó el monolito conmemorativo del 50° aniversario en el
cruce de las avenidas Fontana y Ameghino.393
Además, la indagación semanario por semanario, diario por diario
archivados en la Hemeroteca Municipal de la Biblioteca Municipal “Nicolás
Avellaneda”, incluso algunos editados un 25 de febrero, arroja como resultado
que en ninguno de ellos se menciona el día como fundacional; es más, la fecha
es ignorada hasta 1950. No obstante haber sido elegida en la actualidad
aquella mencionada fecha como “Día del Pueblo”, opción simbólica y de liturgia
ciudadana, y pese a haberse demostrado desde 1993 que no fue así, que no
hubo acta ni acto, que había familias desde antes, muchos discursos políticos,
medios de comunicación gráficos y radiales, docentes en las escuelas y
vecinos antiguos siguen reiterando, instituyendo la decisión de “hacer” historia
que tuvo Luis Feldman Josin en su diario en 1950.
Tierras y otros reclamos
La Edición Especial del “Esquel” de 1950, tras un breve capítulo sobre
pueblos originarios, mencionados como “primitivos habitantes”, aborda la
llegada de inmigrantes, pobladores, artesanos y profesionales o comerciantes
con nombre y apellido, muchos de los cuales aún vivían en aquella fecha o sus
propios descendientes participaban en la vida local.
De este modo, visibilizando expresamente a los que aportaron su trabajo
y su capital, los periodistas del “Esquel” van recordando a sus lectores quiénes
y desde dónde, con qué oficios o profesiones, se fueron asentando
respectivamente en los años 1906, 1907, 1908, 1909 y 1910, agregándolos a
otra breve lista de los pocos que, dispersos en el valle, vivían en el momento
de la demarcación. Todos ellos son de origen europeo (vascos, españoles,
italianos, algún eslavo, galeses o descendiente de ellos) o argentinos del Norte
de la Patagonia, los menos. Son ladrilleros, carpinteros, panaderos, carniceros,
telegrafista, un médico, un maestro de escuela, ganaderos, comerciantes
(ramos generales), hoteleros, funcionarios del Estado. Ninguno es registrado
como indígena o al menos se lo identifica con apellido de ese tipo. En cambio
sí aparece un poblador chileno muy bien reputado en la comunidad, muy
representativo entre sus connacionales.
391
Macchi, Gabriela: “La escuela nº 20 de Esquel. Origen y desarrollo dentro del marco político nacional” En
Filkenstein, Novella, Macchi, Oriola Historias de la Cordillera Chubutense. Edición de autores, Esquel, 2007
392
Novella, M.M. y Oriola, J.:”Historias de la Capilla Seion”. Asociación Galesa de Esquel, 2004
393
Oriola: ob.cit.
Las listas siguen después de 1910, año por año, hasta 1917, reiterando
el modelo con distintos nombres. Sin embargo, se citan dos asuntos de
trascendencia: 1) que los vecinos Ángel V. Moré y Juan de Dios Troncoso, en
1909, hacen un petitorio al gobierno central, solicitándole adjudicación de
solares, quintas y chacras en nombre de numerosos ocupantes; 2) el 25 de
mayo por la noche, en pleno festejo del Centenario, el telégrafo informó que el
Estado adjudicó tierras a 50 vecinos, de Esquel y de la Colonia 16 de Octubre,
y el medio de prensa dice: “el pueblo vive horas de júbilo”.394 Fue la primera
adjudicación oficial de tierras. Un estudio posterior de la Comisión
correspondiente aportará datos tales como que la resolución oficial data del 12
de mayo de 1910, significando un claro gesto a estos pobladores “que el
gobierno también consideraría “pioneros”, y que algunos solares no fueron
ocupados o no se cumplieron condiciones de poblamiento y mejoras y se
declararon caducadas las concesiones.
Migrantes argentinos del Norte de la Patagonia e inmigrantes europeos,
sumados a los trasandinos, siguieron arribando al valle del Esquel asentándose
en tierras baldías y solicitando la tenencia precaria o el derecho a compra de
dichas tierras, sea para ocupar solares urbanos o trabajar en agricultura,
hornos de ladrillos o ganadería en las tierras periféricas, chacras y aledañas.
Los trámites duraban varios años de gestiones personales e intermediarios; a
veces, algún viaje a Buenos Aires. La prensa local mencionaba “tales
injusticias”.
Todos los pedidos de solares urbanos, quintas, chacras y sectores
aledaños por fuera de la primera traza (Ejido y Pastos Comunes) eran
individuales y se abría un expediente que se completaba con más reclamos,
notas de oposición de otros demandantes por el mismo sitio o bien las
impresiones de los miembros de la Comisión de Geodesia. Numerosos
expedientes iniciados en 1912 ó 1914 y los que siguieron fueron resueltos por
la Comisión recién en 1920; se remitía el acuerdo o desacuerdo respecto del
pedido de cada particular, sea uso de la tierra para hacer ladrillos, poblar y
colocar hacienda pagando un arriendo o el deseo de comprarla; finalmente el
Ministerio emitía la decisión. Se recomendaba una licitación cuando varios
vecinos pedían el mismo solar o quinta. Los resultados tardaban demasiado y
por ello, muchos demandantes ocupaban directamente el espacio pedido.
Si bien los reclamos obtuvieron el éxito de radicar en 1925 la Oficina de
la Dirección General de Tierras y Colonias, la prensa se hizo eco de problemas
de los pobladores rurales, ocupantes de lotes fiscales, por su situación legal y
pagos de impuestos, en Esquel y Patagonia. En febrero de 1926, “El Libre del
Sur” decía que existían ocupantes que hacía veinte años que introducían
mejoras, pagaban pastajes y moraban en esos parajes sin obtener estabilidad
legal en la tierra. Había intrusos que de la noche a la mañana levantaban
ranchos y robaban haciendas e, incluso, pagaban pastaje al fisco, lo que
generaba situaciones confusas e injustas. Si había sequía y moría la hacienda,
no podían evitar el pago del tributo por pastaje. Si la lana abarataba, no había
394
Número Especial del Diario ESQUEL… ob.cit. Entre tantos apellidos publicados, advertimos: Justiniano Mermoud
(carpintero franco suizo), Emilio Kubin (herrero), Amador Palma (carpintero), Remigio Montaña (herrero), Mauricio y
Eduardo Humphreys (hoteleros, de Viedma); Pedro y Cipriano Arbe; los hermanos Utalice, Aducindo, Benito… y… La
lista continúa; no se observan apellidos mapuches.
recorrida para el cobro de impuestos, que se acumulaban. El semanario decía
que este tipo de situaciones estimulaba el despoblamiento de lotes fiscales.395
Además, el 21 de agosto del mismo año, presentaba una larguísima lista
de vecinos que habían podido regularizar su situación. “Las superficies
concedidas varían entre 350 y 2500 varas cuadradas y los precios entre 30 y
60 centavos el metro.” Es decir, entre 2 y media hectáreas y 17 y media
hectáreas. Por ellas se pagaron entonces entre 110 a 130 pesos hasta 800
pesos, a valores promedio. Es interesante que el valor de un metro de tierra
equivaliera entonces a 5 centavos más que un ejemplar del semanario ese año.
Entre más de 200 vecinos se hallan Nicanor y Lorenzo Amaya (médico y
abogado, respectivamente, además ambos y su hermana Gualberta,
ganaderos y futuros dirigentes de la Sociedad Rural), José Codesal, Luis
Garzonio (comerciante), Idelfonso Cabada, Nemesio Sánchez (comerciante),
María Luisa Pieruzzini de Morelli (docente, directivo de escuela primaria),
Pedro Menphis Paggi (escribano), Felipe Arratibel (comerciante y hotelero),
Armando Caveri (farmacéutico), Francisco Garrido (hotelero), Santiago Decó
(constructor), Alfredo Moré (comerciante), Mary Grace Jones de Roberts,
Washington Moré (periodista, cónsul uruguayo), José Aleuy (comerciante),
Manuel Antón (comerciante).396 De la extensa lista publicada, se deduce que
los ocupantes de varios años atrás a los que se aludía en notas anteriores,
eran en su mayoría de origen español, inmigrantes o hijos de ellos, pocos de
otras colectividades y una minoría de origen galés.
En cuanto a los expedientes de Tierras, fuente primaria antes
anunciada, son materiales que permiten apreciar cuestiones interesantes: 1)
efectivamente, como sucedía en toda la región patagónica, los trámites
demoraban años y no siempre se resolvía a favor del demandante; 2) a veces
varios vecinos reclamaban un mismo solar, quinta o chacra y en esos casos,
tras una “limpieza de lista” según antecedentes, se recomendaba una
licitación; 3) hay informes muy detallados y firmes a favor de ocupantes de
varios años por las mejoras hechas, las que se detallaban y tasaban en
pesos, y conceptos que se tienen de ellos y suelen coincidir con personajes
destacados; otros informes, en cambio, son terminantes en cuanto a
rechazos, sea por malos conceptos o por considerar que no era conveniente
aceptar las solicitudes, desestimando tanto a figuras “respetadas” en la
comunidad o solteros cuyas cualidades morales, se decía, no eran buenas; 4)
existe un Informe sobre el pueblo, en 1920, que lo caracteriza por sus
expectativas futuras en lo potencial pero se apunta la poca predisposición al
trabajo de muchos de sus pobladores, la excesiva cantidad de bares en una
localidad de sólo 1200 almas, demasiados ranchos de pared francesa, un
cementerio ubicado muy cerca del arroyo de cuyas aguas se sirven para riego
algunas chacras, pantanos que se forman en numerosas calles céntricas, la
falta de luz eléctrica, etc.
Esta Comisión trabajaba en Buenos Aires y solía llegar a visualizar
cada caso in situ por medio de inspectores u otros funcionarios. No siempre
veían directamente a los solicitantes, porque no se encontraban en ese
momento o vivían en otro solar o sitio. De todos modos averiguaban a
terceros para confeccionar una especie de concepto que complementase lo
395
Semanario “El Libre del Sur”, creado por el italiano Hugo Roggero en 1924. Hemeroteca Municipal de Esquel.
Febrero de 1926
396
Idem anterior, agosto de 1926
visto, medido, revisado en cada espacio. Para ello, esta Comisión se guiaba
por directivas y lineamientos generales de la política estatal en materia de
tierras,
referencias de terceros, solicitando comentarios de vecinos
“destacados”, y criterios de moralidad de códigos cerrados y discriminatorios,
propios de los albores del siglo XX.
¿Qué ocurrió con aquellas primeras familias y la tierra?
Una simple y rápida lectura de los listados de primeros pobladores
comparados con los apellidos de las familias que recibieron en adjudicación los
diversos lotes permitirá advertir que los crianceros que habitaban y trabajaban
en aquellos años fundacionales, fines del siglo XIX y principios del XX,
desaparecen como ocupantes de las tierras del valle y no figuran en las listas
de propietarios. ¿Qué pudo haber sucedido? Los trámites para adjudicación de
lotes siempre fueron engorrosos y prolongados; pese a la instalación
relativamente temprana en Esquel de una oficina dependiente de la Dirección
de Tierras, dichos trámites se resolvían directa o indirectamente en Buenos
Aires y mediante buenos oficios políticos; los demandantes de lotes que no
eran de origen indígena siempre estuvieron mejor posicionados para concretar
tales gestiones. Es decir, hay facilidades propias de los sectores dirigentes, la
incipiente burguesía local conformada por comerciantes, agricultores,
ganaderos, profesionales, pequeños industriales que, independientemente de
su capital inicial, estaban mejor vinculados con el poder político que los
diversos grupos de crianceros indígenas o mestizos.
A su vez, el Estado oligárquico del Centenario desataba una dura
campaña pública contra los ocupantes de tierras de nacionalidad chilena, no
sólo negándoles posibilidades de nuevas tramitaciones sino promoviendo la
pérdida de derechos previos y hasta el desalojo no necesariamente oficial ya
que no eran considerados inmigrantes y, como a los indígenas, calificados de
intrusos. En cambio, inmigrantes europeos y nuevos pobladores venidos de
centros extra patagónicos fueron reconocidos más allá de los mencionados
trámites largos y dificultosos. En general, a miembros de estos sectores se los
ha denominado tradicionalmente “pioneros”. Los otros, los primeros en llegar y
producir, los más pobres y marginados, no tuvieron la misma suerte. En todo
caso, y ése sería el argumento de muchos políticos, funcionarios y por qué no,
de “pioneros” y sus descendientes, los indígenas bien podían vivir en las
“reservas”, extensiones de tierras no siempre buenas para la cría de ganado,
cuya distribución quedaba en manos de caciques, sin posibilidad de
adjudicación en propiedad.
A diferencia de los informes elaborados más adelante por los
Inspectores de Tierras, que solían caracterizar tanto como chilenos o indígenas
a los pobladores oriundos del país trasandino y a los no blancos, mezclando
dos categorías distintas, nacionalidad y tipo étnico, las Partidas del Registro
Civil refieren directamente a la primera. Así podemos distinguir pobladores
específicamente chilenos o argentinos pero no siempre su origen indígena.
Como ha sucedido con otros migrantes en tiempos inmediatamente
posteriores a las últimas campañas militares en la región cordillerana y en el
área ecotonal (entre pre-cordillera y meseta), las denuncias de existencia de
hijos anteriores que se realizan durante la inscripción de los matrimonios facilita
la comprensión del proceso de desplazamientos o mudanzas desde la zona de
Junín de los Andes hasta el valle del Esquel o el Boquete Nahuelpan.
Las autoridades nacionales distinguían “poblador” de “ocupante”. Aún sin
tierra adjudicada, el jefe de familia asentada en un área con ganado que
levantaba al menos un rancho precario y podía comenzar a realizar los trámites
pertinentes ante la Dirección de Tierras, podía ser poblador si era “blanco”,
criollo, inmigrante europeo, excepcionalmente chileno si reunía características
“aceptables” en cuanto a su comportamiento reconocido, presencia, mínima
instrucción, dedicación al trabajo, cantidad de reses. En cambio, los indígenas
casi siempre eran maltratados en los informes de Tierras; los inspectores los
calificaban de manera generalmente despectiva: poca contracción al trabajo,
abuso de alcohol, promiscuidad, vida miserable, poca disposición para edificar.
Eran ocupantes o intrusos.
La nueva dirigencia local: pobres y ricos pero blancos…
Queda claro, al menos hasta aquí, que los primeros grupos asentados,
sin respeto ni consideración alguna por parte del Estado nacional, fueron
desplazados. Repasando numerosos desalojos rurales y en especial de
familias indígenas, y en particular el caso de la Reserva Nahuelpan en 1937
por instigación de los hermanos Lorenzo y Nicanor Amaya397, podemos
entender los medios y mecanismos de presión que debieron haber existido
para que esos primeros pobladores abandonaran sus precarios ranchos, el
espacio donde criaban sus ganados, tejían o cazaban para vender plumas y
cueros a los mismos “bolicheros” del pueblo.
Los que fueron tramitando y obteniendo solares, quintas y chacras y
tierras aledañas, los nuevos “pobladores” a los que la historia oficializada
denominó “pioneros”, todos blancos y de origen europeos, conformaron la
dirigencia local. Sin embargo fue un grupo heterogéneo. No obstante, la
mayoría de los primeros solicitantes e incluso adjudicatarios en principio, poco
antes y poco después del Centenario, no se asentaron definitivamente. En los
trámites figuran casos de solares, quintas y chacras que vuelven a ser
solicitadas habida cuenta de que los interesados sabían que no estaban
“pobladas” o sus adjudicatarios no estaban en la zona, acumulaban más de un
pedido o había evidencias de no cumplir con los requisitos de alambrado,
construcción de viviendas y galpones, pozos de agua y letrina, arbolar y vivir
efectivamente en dicho asiento. En esos casos, nuevos interesados solicitaron
tierra en el ejido y los alrededores o pastos comunes; la mayoría de los que
tuvieron informe positivo de la Comisión de Tierras pidieron o tomaron los sitios
durante la década de 1920.
Muchos de ellos fueron parte de un subgrupo subalterno: ganaderos con
poca hacienda, trabajadores rurales con poco capital, artesanos, ladrilleros,
pequeños industriales, vivían con ingresos reducidos. Según los Informes y
Expedientes de la Dirección de Tierras casi todas las viviendas eran precarias,
muchas de adobe y hasta de pared francesa (barro y cañas); pocos techos de
zinc y muchos de paja; tenían letrinas y se cavaban pozos de agua ya que el
sistema de agua potable no tuvo difusión hasta la década del ’40 y en forma
limitada; no había luz eléctrica salvo en pocos sectores céntricos y con una red
que recién comenzó lentamente a extenderse en el sector urbano en la década
del ’30. Muchos se autoabastecían gran parte del año con sus pequeñas
397
Díaz, Chele: “El desalojo de la Tribu Nahuelpan. 1937”. Los Amaya impulsaron el desalojo tras obtener del
presidente Justo la anulación del Decreto de 1908 y luego otro por el cual se les concedía dicha tierra a ellos, su
hermana Gualberta y varios “destacados” vecinos (ganaderos, comerciantes, funcionarios) de Esquel.
producciones de huerta y granja y obtenían algo de circulante, que escaseaba,
de la venta de facturas de cerdo, carne, lana, manteca y verduras en el pueblo.
Tenían cuenta en almacenes de ramos generales, abundantes en Esquel, y
pagaban anualmente con la zafra o saldaban pero seguían endeudados.
Participaban de reclamos y petitorios colectivos, generalmente efectuados por
los más encumbrados.
¿Quiénes eran estos otros actores sociales? Los ganaderos y
comerciantes rurales, que contaban con mayores extensiones de tierra en las
zonas rurales, a veces obtenidas por medio de los documentos ejecutados a
deudores; los comerciantes urbanos, que con prácticas similares ocupaban y
tramitaban tierras para haciendas en esas áreas más alejadas pero seguían
residiendo en Esquel, profesionales o dueños de periódicos u hoteles, que
disponían de buena posición económica e instrucción y también, en algunos
casos, adquirían nuevas viviendas, solares o campos ampliando no sólo su
capital inicial sino además una interesante variedad de ocupaciones. No es
raro, entonces, hallar los mismos apellidos en las listas de comisiones
corporativas, como la Sociedad Rural, las de colectividades, como la siria,
italiana o española, culturales o deportivas, como el Club de Tiro o
posteriormente el Aero Club. También se reiteraban en listas de candidatos
para el Consejo Municipal.
En el archivo que contiene las fuentes relacionadas con los trámites para
crear la sucursal del Banco de la Nación Argentina en Esquel hay documentos
que muestran la potencialidad de la cartera de clientes de la zona y del pueblo
que hasta ese momento trabajaban sus capitales con la lejana sucursal de
Trelew. Esquel pasaba los 1000 habitantes en el último censo poblacional,
alrededor de 1200 cerca de 1923 y por ello se creó la Municipalidad, conforme
a las disposiciones de la Ley de Territorios; se había formado la Sociedad Rural
y se gestionaba la sucursal bancaria, ambas en 1925.
Según Informe del Inspector Manuel Gómez al Presidente del Banco
desde Trelew, el 26 de febrero de 1923398, por Esquel-Trevelin se registraban
49 firmas con un capital de 4.033.000 pesos y una deuda de 204.361,32 pesos.
Veamos el detalle por actividad y los apellidos para apreciar cómo había
crecido la economía local y quiénes la conducían.
Había 4 hoteleros (Vicente Ayestarán, Salsamendi Hnos. y Lassa, José
Salsamendi, Manuel Lostra); 16 casas de ramos generales (Álvarez y Quiroga,
Arratibel y Ayestarán, Salim Aleuy, Francisco Calatayud, S. Daer, Amsi Félix, J.
Giorgía, G. Kapelinan, Nemesio Sánchez, Roberto Savio, E. Schat, J. Salazar,
S.A.I.E.P., Cooperativa Mercantil Chubut, Amado Zardeu, C. Capredoni); 10
agricultores (Abeneer Austin, Roger Brunt, José Freeman, Daniel J. Gibbon,
Alberto J. Gibbon, Evan Lloyd Hughes, Eduardo Humphreys, Yago Hughes,
John Lewis, Vicente Velazco); 7 hacendados (Guillermo Barber, Victoriano
Brugo, Pedro Cabrero, Julio Gómez, John Halliday, Eleuterio Prieto, Nicanor
Sifuentes); 5 troperos (J. Cortadi, Santiago G. Gallo, José del C. Gallegos, José
Mattius, José M. Oballe); 1 ingeniero (Luis Hipólito Giaccone); 1 ladrillero: (José
Bosch); 1 médico (Hugo Roggero); 3 industriales (Medardo Morelli, Ervedo
Rossi, Molino Harinero “Andes”). En esta lista no figura la totalidad de
comerciantes, industriales, propietarios de campos sino aquellos que operaban
con el banco en Trelew. Los mayores capitales iban de $119.000 (V.
398
Archivo del Banco de la Nación Argentina. En Oriola: “Esquel 100 años”, ob.cit.
Ayestarán, hotelero) hasta $500.000 (Sociedad Anónima Importadora y
Exportadora de la Patagonia) y 700.00 pesos (Cía. Mercantil Chubut)399
Entonces, podríamos aventurar, esquemáticamente, cuatro tipos de
grupos, no homogéneos, en la estructura poblacional y económica de Esquel a
fin de los años ’30:
1) un sector dirigente, con sujetos de notorio capital, propietarios, radicados en
el ejido urbano con diversificación de actividades productivas y de servicios,
que se expresaba políticamente como conductor y accedía a puestos
destacados del municipio
2) un sector de clase media de menor capital, formado por pequeños
propietarios e industriales como molineros, ladrilleros, zapateros, peluqueros,
mecánicos, fabricantes de escobas o de cerveza, mosaístas, carpinteros, en el
sector urbano, y chacareros y quinteros de la periferia
3) un sector más pobre, trabajadores del riel en plena construcción del
ferrocarril, la mayoría de éstos de origen eslavo, de los cuales muchos pasaron
en la década del ’40 al ámbito del comercio; peones pobres y changarines,
peones rurales, obreros de la construcción recién sindicalizados a partir de
1941 cuando se formó la Unión Obrera Local, migrantes rurales dedicados a
ocupaciones sin sueldo fijo, apiñados en barrios precarios de la periferia urbana
4) sectores indígenas de origen rural sin oficio ni ocupación estable; cumplían
tareas urbanas menos remuneradas y también se iban ubicando en la periferia
en condiciones miserables.
Es posible que en Esquel las minorías dirigentes, propietarias, instruidas
e informadas, volcaban sus esfuerzos políticos en armar partidos locales,
haciendo valer esa condición de fronterizos y relegados del poder central, el
mismo poder que enviaba a las gobernaciones personajes desconocidos y
desconocedores, en general, de las problemáticas principales y coyunturales
del Territorio y sus regiones. No obstante, la ocasional presencia de estos
funcionarios movilizaba a actores sociales locales a reunirse, reclamar,
compartir recepciones, tratar de ubicarse cerca para pedir y obtener algunas
satisfacciones.
Conclusiones
En los primeros años del siglo XX poco aportaba el estado oligárquicoliberal. Todo se conseguía a partir de reclamos, viajes de comisiones, presión
de la prensa local, asociación de vecinos: la Sala de Asistencia Pública, luego
el Hospital; las escuelas, que carecían en general de edificio propio, la Sala de
Maternidad, la Biblioteca, la sucursal bancaria, las delegaciones de otros
organismos estatales como la Dirección de Tierras o el Juzgado Letrado. En
tales tareas se agrupaban casi todos los vecinos, encabezados por los grupos
que asumían el carácter dirigente, los propietarios más ricos, influyentes e
instruidos.
Esa dirigencia implementó mecanismos de influencia propios de las
relaciones de poder del capitalismo y tuvo el apoyo de sectores subalternos.
Pero la base de dicho poder residió en el acceso a la tierra y en su condición
de pobladores “blancos” y de origen europeo, desplazando en los inicios del
siglo a los primeros ocupantes. Las segundas generaciones, ya afianzada la
situación económica obtenida con trabajo y empeño por sus padres, resaltaron
399
Como dato comparativo podríamos tomar el sueldo anual de un inspector de la Municipalidad en esos años: 1200
pesos anuales.
aquellos esfuerzos propios de las zonas de frontera, en épocas de aislamiento
geográfico y de “olvido y postergación” y elaboraron para aquellos el carácter
de “pioneros”, aplicando una serie de representaciones simbólicas que
aquilataron aquellas características de vida sacrificada y llegaron, incluso, a
esbozar oralmente y luego por escrito, una primera Historia del lugar. Un relato
que tenía a sus ascendientes como verdaderos y únicos protagonistas,
invisibilizando por su mayor pobreza a sectores originarios desplazados y a
migrantes.
Bibliografía
Díaz, Chele: “El desalojo de la Tribu Nahuelpan. 1937”. Ediciones Esquel, 2003
Filkenstein, D. y Novella, M.M.: “El Poblamiento en el Noroeste del Chubut”.
Fundación Ameghino, Esquel, 2005
Fiori, Jorge y De Vera, Gustavo: “Trevelin. Un pueblo en los tiempos del
molino”. Municipalidad de Trevelin (Chubut, Argentina), 2001.
Musters, George: “Vida entre los Patagones”. Ed. Solar Hachette, BsAs.,
Oriola, Jorge (compilador y coordinador): “Esquel 100 Años”. Municipalidad de
Esquel, 2010
Oriola, Jorge: “Esquel, del telégrafo al pavimento”. Congreso de la Nación,
Bs.As., 2004
Troiano, Marcelo: “…Y nació Esquel”. Edición de autor. Esquel, 1993
Troiano, Marcelo: IV Congreso de Historia Argentino-Chilena, Trevelin (Chubut,
Argentina), 1999
Macchi, Gabriela: “La escuela nº 20 de Esquel. Origen y desarrollo dentro del
marco político nacional” En Filkenstein, Novella, Macchi, Oriola Historias de la
Cordillera Chubutense 2. Edición de autores, Esquel, 2007
Novella, M.M. y Oriola, J.:”Historias de la Capilla Seion”. Asociación Galesa de
Esquel, 2004
Ministerio de Agricultura. Dirección General de Tierras.1927. Municipalidad de
Esquel
Número Especial del Diario ESQUEL en sus Bodas de Plata. Esquel, 1950
Registro Civil de Esquel. Libros Defunciones, Nacimientos, Matrimonios
Semanario “El Libre del Sur”, Hemeroteca Municipal de Esquel.
27.- Título. “Amontonarse para sobrevivir”. La experiencia migratoria y la
construcción de una comunidad. Sirios y Libaneses en el valle del
Chubut. 1900-1930
Liliana E. Pérez.
lilianaperezsaenz@gmail.com.
Amontonarse para sobrevivir.
La experiencia migratoria y la construcción de una comunidad.
Sirios y Libaneses en el valle del Chubut. 1900-1930
Introducción
Hablar árabe y ser católicos maronitas en una comunidad galesa
protestante, fue un común denominador de la mayoría de los inmigrantes de
Siria y Líbano, arribados al valle inferior del rio Chubut, a principios del siglo
XX.
La mayor cantidad de familias se concentró en el pueblo de Gaiman, y
se agruparon en la zona nor-este de la localidad, conformando un barrio de
“paisanos” llamado Jerusalén. Este barrio reunió un ochenta por ciento de
libaneses católicos, y un veinte por ciento entre drusos, musulmanes y judíos,
entre 1900 y 1930. La impronta historiográfica fundacional del territorio,
predominantemente galesa los invisivilizó y el valle es aún hoy, en el imaginario
social, sinónimo de poblamiento y cultura galesa. En este sentido, así como el
análisis de la identidad galesa es muy prolífica, el estudio de las identidades
“no galesas” es aún incipiente.
No contamos con ningún intento historiográfico nacido dentro de la
propia comunidad, ni ha existido en la zona lo que se denomina prensa étnica.
Sí existen, como todos sabemos, crónicas literarias que nos informan del
contacto de otros actores con miembros de esta colectividad u otras que
relatan las propias experiencias de estos inmigrantes en el medio rural400.
En esta saga es habitual la repetición de estereotipos acerca de la
peculiar incursión de estos inmigrantes en zonas del interior. Arrastramos
desde hace décadas, una re-escritura constante de relatos que fueron
construyendo, especialmente al espacio mesetario, como margen, y a sus
pobladores como sujetos remanentes, desechos de un proyecto civilizatorio
que les quedaba holgado y de un capitalismo directamente asociado a la
exitosa organización de las grandes estancias, y de los comercios mayoristas y
sociedades anónimas de costa y cordillera.
Existe una predilección de los autores por el relato de determinadas
anécdotas acerca de la viveza de “los turcos”, que aparecen asociadas con
otros tópicos literarios célebres, como el de las peleas en los boliches o de
andanzas de bandoleros. De un capítulo a otro el lector puede tener la ilusión
de que lee la “realidad” histórica; esa de un mundo de hombres solos, muchos
de ellos perdidos en el alcohol, desahuciados de toda civilidad, en pujas
perdidas ante el avance del progreso. Así se fue alimentando un imaginario en
donde lo contingente, o lo intermitente ; como el vicio, la burla, la violencia, el
engaño, o incluso los episodios que incluyeron la muerte de mercachifles
árabes en manos de presuntos pobladores aborígenes en la línea sur del Río
400
Son muy abundantes las crónicas regionales. Ver alguna de ellas en apartado de bibliografía general.
Negro401, fue reproducida hasta darse por regla. La repetición de estas
anécdotas, que lejos de aclarar, entorpecen el análisis, encasilla a los sujetos
en categorías difíciles de desmontar, si no es a la luz de nuevos enfoques que
habiliten diálogos críticos con la literatura patagónica consagrada como
clásica.402
Mi interés en el tema surgió hace algún tiempo cuando analizaba las
etapas de re-poblamiento rural y las relaciones sociales en la meseta norte del
Chubut, 403 tema a partir del cual pude estudiar algunos de los itinerarios de
estos inmigrantes llegados al territorio, sus formas de acceso a la tierra, así
como el tipo de relaciones que entablaron con criollos, aborígenes y otros
inmigrantes en la meseta chubutense.
Al igual que en otras zonas del país, sobre todo en el Gran Buenos Aires
y el Noroeste, los inmigrantes sirios y libaneses del Chubut aparecen
vinculados al comercio, y en especial al comercio rural, tanto en actividades
ambulantes, itinerando desde la costa y los valles cordilleranos hacia el interior
del territorio, como al frente de los boliches404. En el contexto de la meseta del
Chubut, los pobladores del interior rural protagonizaron contactos que
estuvieron atravesados por conflictos y consensos, en las cuales el comercio
era uno de los ejes medulares. Los comerciantes (no solo sirios y libaneses)
fueron actores clave en el flujo e intercambio de bienes y servicios, y su
presencia en la zona fue de central importancia, ya que no solo funcionaban
como comerciantes en estricto sentido, pues muchas veces, por ejemplo,
actuaban como emisores de crédito, y sus boliches como espacios en los que
funcionaban instituciones como la escuela, el correo o los juzgados de paz.
Incluso sus dueños podían ejercer diferentes roles, que hemos estudiado
particularmente en las lógicas relacionales que articulan esta sociedad, en un
entramado social mucho más complejo que el que los relatos antes
referenciados reflejan405.
En la actualidad, nuestro eje de investigación está dirigido a comprender
las formas en que este grupo inmigratorio vivió la experiencia, y de qué manera
dieron significación a su inserción en este nuevo espacio, llevando a cabo la
tarea a través de la interrogación e interpretación a distintos y diversos
soportes documentales: bibliográficos, orales, fotográficos, epistolares, etc.
La experiencia migratoria y las construcciones identitarias
401
Chucair, Elías. Partidas sin regreso de árabes en la Patagonia. Editorial de la Patagonia. Rio Negro. 1993
Un ejemplo de esta posición crítica es el artículo de Salguero, Pablo. “De polifonías y miradas. La Patagonia que
encarna y narra”. En Pasado por-venir. Revista de Historia. N°5 Año 5. 2010-2011. UNPSJB. Trelew. Chubut.
403
Pérez Liliana. “Aportes para una Historia Social de la Meseta Norte. Crianceros y Comerciantes. Chubut 1890-1930”.
Formato electrónico. CD. I Jornadas de Ciencias Sociales. Comodoro Rivadavia. 2007.
404
Como producto del estudio de esta inserción en áreas cercanas a nuestro espacio se han realizado análisis
historiográficos en base a la lectura de las redes de boliches: Boschin, María Teresa, Vezub, Julio. “Punta de boliches”.
Inmigración Libanesa, poblamiento y redes comerciales en la Patagonia. En AAVV. Patagonia. 10.000 años de Historia.
Museo Leleque. Editorial Emecé. Buenos Aires. 2001. Esta es una característica no solo de los Almacenes en la zona
de la meseta. Ver Mendes, José María, Blanco Daniel: La historia de Handem Cerieldin, de su almacén y de algunos
cambios sociales en el valle del Bolsón. (1920-1950). Bandieri, Susana, Blanco, Graciela, Varela, Gladys.
(Directoras).En Hecho en Patagonia. La historia en una perspectiva Regional. C.E.H.I.R. Universidad Nacional del
Comahue. Neuquén. 2006. Otro tipo de enfoques privilegian el estudio de los llamados “memoralismos” de estos
autores regionales, que analizan diversas representaciones de esta inmigración. Ver Chávez, Matías. El boliche como
espacio de tránsito de subalternidad a través de las narrativas sobre el interior patagónico septentrional (1900- 1930).4°
Jornadas de Historia de la Patagonia. Santa Rosa. Septiembre de 2010.
405
Pérez, Liliana. Vivir en las “Márgenes”. La construcción social de un espacio de relaciones complejas y actores
ocultos. La meseta Norte del Chubut. 1890-1930.Tesis doctoral inédita. UNCPBA. Tandil. 2010
402
La cantidad de inmigrantes Sirios y Libaneses ingresados al país en los
primeros quince años de siglo fue de 65.000406. Entre 1914 y 1920 el flujo
relativo bajó considerablemente debido a la primera guerra, que afectó el
tránsito marino.
Una segunda etapa de arribo es la que va desde la finalización de la
guerra a 1945, en la que el componente inmigratorio arriba con pasaporte
francés, y está compuesto mayoritariamente por musulmanes y drusos,407 ya
que los cristianos maronitas, perseguidos anteriormente por las autoridades
turcas, fueron aliados protegidos del protectorado francés a partir de la década
del 20408. Por lo tanto, uno de los principales problemas que presenta el estudio
de esta migración, es el de identificar la diversa pertenencia de los actores
implicados, que no se reduce a su sola nacionalidad en los términos
convencionales. Sus territorios de nacimiento estuvieron bajo el Imperio
Otomano hasta fines de la primera guerra mundial, luego de la cual se disolvió,
ya que en 1922 la Liga de las Naciones se repartió el territorio de la antigua
Siria entre dos países; El Reino Unido, que recibió Transjordania y Palestina; y
Francia, que recibió la zona de la actual Siria y el Monte Líbano, que pasaron a
ser la Siria y el Líbano del presente, luego de sus independencias en la década
de 1940409. Después de la derrota del Imperio Otomano en manos de los
aliados, y los proyectos para su partición como resultado de la misma, se
originó también el movimiento independentista turco que terminaría en una
guerra de liberación, estableciéndose en 1922 la republica de Turquía.410
Entonces no es casual que mucha de esta población llegada a la Argentina con
pasaporte otomano fuera conocida vulgarmente como “turcos”, nominación que
operó la más de las veces en un sentido descalificativo, ya que las autoridades
nacionales, al igual que ocurrió en otros países americanos, tenían sus
preferencias a la hora de abrir las puertas a la inmigración. Las preferencias
estaban puestas en la inmigración europea del norte que en rigor nunca llegó
en importante volumen, en tanto que los llamados “turcos”, eran vistos con
desdén, como inmigración exótica e indeseada.411
A pesar de ello, sirios y libaneses constituyeron la cuarta corriente
inmigratoria en el país, luego de los italianos, españoles y franceses. Entre las
causas más destacables de este fenómeno podemos mencionar la
precarización de la situación económica, la expansión demográfica, así como la
deserción al reclutamiento militar forzado. A saber:
406
Cifras relevadas por el tercer censo nacional de 1914. En Devoto, 2003, p.294.
Muchos de estos drusos escaparon a América luego de oponerse infructuosamente a las autoridades imperiales
francesas en los años 1926 y 1927, escapando a la represión subsiguiente. Ver Procacci, Giulano. Historia General del
Siglo XX. Ed. Crítica, 2001.
408
Actualmente se estima que existen alrededor de 3.500.000 inmigrantes y descendientes de éstos viviendo a lo largo y
ancho del territorio nacional. (Fuente www.Fearab. (Confederación de entidades argentinas-árabes).
409
Tras la derrota turca en la primera Guerra Mundial, el protectorado de Francia se prolongó hasta1943, año en que el
Líbano se constituyó como Estado, si bien había proclamado su independencia en 1941, no fue reconocida hasta dos
años más tarde). Siria se proclama y es reconocida por las Naciones Unidas como estado independiente en 1946.
410
Mustafá Kemal, como primer presidente de la nueva república, introdujo una serie de reformas de gran alcance con
vistas a crear un Estado moderno, democrático y secular. Actualmente, el 99% de la población turca es de religión
musulmana, de los cuales más del 80% pertenecen a la rama sunní del islam. Solo cerca del 0.2% de la población
pertenece a distintas ramas de religiones cristianas (protestante, ortodoxa griega, católica romana, ortodoxa siria,
judaísmo).
411
Un buen ejemplo de esta construcción estereotipada de lo “turco”, de lo árabe, en la Argentina de principios del siglo
XX; (retomando los planteos de Edward Said, en “Orientalismo”), es el libro de TAUB, Emmanuel. Otredad, orientalismo
e identidad. Nociones sobre la construcción de “otro oriental”, en la revista Caras y Caretas. 1898-1918.Universidad de
Belgrano. 2008
407
“La enorme dependencia económica de un solo producto, la seda, de la
población libanesa del siglo XIX, fue en parte resultado de la difusión del
capitalismo en el Monte Líbano y de la división internacional del trabajo.
Después de algunas décadas de prosperidad y altos precios de la seda en el
mercado mundial, el Líbano afronta serias dificultades económicas, provocadas
por una repentina y constante caída de los precios en el mercado internacional.
Esto arruinó a muchos productores y fabricantes de seda, así como de
campesinos que cultivaban la morera y cuidaban los gusanos y los capullos. La
ruina económica, que coincidió con los intentos otomanos de centralización y la
imposición de altos impuestos para el Líbano, fue una de las causas principales
de la migración masiva de libaneses. Contribuyó también el desmedido
aumento de la población, pues ante las dificultades económicas, la situación se
hizo insostenible. Otras de las razones fueron los enfrentamientos de clase que
también adquirieron un cariz religioso, y las persecuciones y prácticas de
discriminación confesional. Durante las primeras décadas del siglo XX, otro
hecho que contribuyó a la emigración de los cristianos del Líbano y de otras
áreas de la Gran Siria, principalmente de Palestina, fue que a partir de 1909,
los cristianos también tuvieron la obligación de hacer el servicio militar en el
Imperio Otomano. […] Los libaneses, pero también los palestinos y los sirios;
en su mayoría población rural y cristiana, salieron en busca de mejores
condiciones económicas, de libertad religiosa y política, desde las últimas
décadas del siglo XIX. “412
Llegados a estas tierras, los inmigrantes se encontraban con la gran
dificultad de la barrera que les imponía el idioma, y que se evidenciaba en
primer término en la brutal transfiguración de sus nombres, de mano de los
funcionarios estatales de la aduana, y su gran apuro al no saber leer los
pasaportes y la documentación (cuando los había, y los inmigrantes no
llegaban como polizones). En nuestra zona, a pesar de la denominación
generalizadora de “turcos” que les fue impuesta, la mayoría apeló a ser
reconocida como sirios y libaneses resguardando una memoria territorial, sobre
todo para los de religión católica llegados en la primer etapa de la inmigración,
provenientes de ciertas aldeas y pueblos de Monte Líbano y Palestina, que
fueron víctimas de enfrentamientos con los musulmanes y con los drusos
durante décadas. La religión, como veremos, no fue un aglutinante menor en
este proceso, cuyos rasgos intrínsecos se ven acentuados por el mecanismo
de la cadena de llamados, mediante la cual los sujetos asentados en nuestra
zona convocaban a familiares y conocidos con quienes compartían todo un
universo cultural. Es posible pensar que los católicos maronitas profundizaron
su identidad como un colectivo en la propia experiencia diaspórica, producto de
la persecución impuesta por el imperio turco. Y en esta experiencia la religión
fue un lazo importante; no así entre los musulmanes, drusos y judíos arribados
en la segunda etapa de la inmigración, que llegaban a un país oficialmente
católico, y luego a una zona de mayoría protestante.
En este punto del proceso, para la mitad de la segunda década del siglo
XX, cuando ambos grupos provenientes del mismo espacio pero disímiles entre
sí se encontraban asentados en Gaiman, la religión pasó a ser un elemento
aglutinante menor, e incluso en algunos casos a ser un punto de conflicto. Ante
412
Guzmán, Roberto Marín. Las causas de la emigración libanesa durante el siglo XIX y XX. Un estudio de historia
económica y social. Estudios de Asia y África. XXXI.3.1996
la necesidad, para poder imaginarse como una comunidad mayor, los actores
implicados debieron hacer hincapié en su identidad territorial, en el idioma, en
ciertas tradiciones sociales, o en las actividades compartidas, más que en el
componente religioso, para crear lazos que les permitieran coexistir y ayudarse,
organizados en comunidades y/o asociaciones.
El barrio “Jerusalem” en Gaiman: como imaginar una comunidad
La mayoría de los Sirios y Libaneses llegados al valle del Chubut en las
dos primeras décadas, se radicó en un mismo sector de Gaiman413. El barrio
Jerusalén, como ellos mismos lo llamaban, se fue delimitando a lo largo de dos
cuadras en la zona alta cercana a la ribera noreste del río Chubut. Este dato no
es menor ya que la lenta conformación de un lugar común de residencia
respondió a las necesidades del idioma, y a la puesta en práctica de otras
pautas culturales, y en esto fue esencial “amontonarse para sobrevivir”, como
relató uno de los descendientes de estas familias414.
Cuando hablamos de cultura o pautas culturales lo hacemos según la
define Clifford Geertz415, como un sistema de concepciones expresadas en
formas materiales y simbólicas, por medio de las cuales la gente se define a sí
misma y ante los demás, se comunica, transmite y desarrolla conocimientos.
Entendemos a la cultura como una urdimbre de significados a partir de los
cuales los sujetos interpretan los fenómenos sociales, y dan sentido a su
existencia. “Amontonarse para sobrevivir” expresa mucho más que un
agrupamiento localizado de familias en un sector del pueblo. Esta estrategia
residencial posibilitó nada menos que hablar y pensar en árabe, con sus
códigos de significación, con sus formas de ejercer la aceptación o el rechazo
de los nuevos miembros y sobre todo de transitar “la diferencia”, la alteridad, en
un camino de inserción a esa comunidad mayor, que era la sociedad de
Gaiman a principios del siglo XX.
Esta lógica de vivir en un espacio circunscripto no era nueva.
Reproducía de algún modo la lógica de estos grupos en su lugar de origen, que
tenían una larga historia tanto de trabajo en campos y aldeas que pertenecían
a grandes señores “feudales” —especie de príncipes locales que se dividían el
poder sobre las zonas del Monte Líbano—, como de conflictos religiosos, que
camuflaban en realidad intereses políticos y económicos entre grupos de
cristianos, drusos y musulmanes.
413
El primer censo en el que aparecen identificados como tales es el de 1914, en el cual son censados 203 otomanos
en todo el territorio, ocupando así el octavo lugar entre los extranjeros, que sumaban el 40% de la población del
Chubut..
Este censo de 1914 deja como saldo que el 60% de la población de origen otomano (unas 120 personas) fue registrada
residiendo en el departamento Gaiman y Rawson, que abarcaba la población de la costa norte del Chubut hasta casi la
mitad del territorio hacia la cordillera, y de ellos alrededor de 100 personas fueron censadas como urbanas, es decir en
pueblos como Gaiman, Rawson y Trelew. Para 1920 el censo de Territorios Nacionales da un total de 183 otomanos, lo
que pareciera que lejos de acrecentarse, la inmigración disminuyó, ya sea por los efectos de la gran guerra,
migraciones o índices de mortalidad que aún debemos investigar.
414
Existen muchos ejemplos en América de obras que analizan estas formas de organización barrial de la migración
árabe. Uno de los tantos ejemplos es el de Cuba: Menéndez Paredes Rigoberto:” Del Medio Oriente a la mayor isla del
Caribe: los árabes en Cuba” […] Dentro de los asentamientos principales el primer lugar pertenece a La Habana como
capital, e incluso en ella se distinguen varios núcleos urbanos donde hubo fuerte presencia numérica de los inmigrantes
árabes, entre ellos lo que denominamos el barrio árabe de Monte, una zona ubicada mayormente en el área de Centro
de la Habana y donde se desarrolló la vida comercial, religiosa y asociacionista de los inmigrantes con mucha fuerza,
sobre todo en las décadas de esplendor de la colectividad”]. En: AAVV. Contribuciones Árabes a las identidades
latinoamericanas. Edición: Casa Árabe-IEAM, 2009.Calle Alcalá, 62. 28009 Madrid. España (pp21-22)
415
Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas. Editorial Gedisa. Buenos Aires. 2005
En cuanto a sus versiones acerca de las causas de la colonización
paulatina del valle del Chubut, los inmigrantes repitieron ciertas ideas que
fueron construyendo memoria en sus descendientes a los que entrevistamos,
acerca del destierro y la experiencia migratoria. Como Joel Candau416,
pensamos que en la conformación de nuevas comunidades/identidades, el rol
de la memoria, menos que trabajar en una pretendida restitución fiel del
pasado, opera como constructora de nuevas definiciones sociales, políticas, de
clase o de género, que tensionan continuamente los relatos y renuevan o
entorpecen la circulación de los recuerdos.
Atendiendo los alertas de estos lineamientos, hemos percibido que en las
representaciones del espacio patagónico, la idea de “desierto” fue menos
explotada que la idea de llegar a un “oasis”; y la de “comunidad pacífica”, más
que la sensación de soledad o desamparo417. Muchas zonas del Líbano, Siria y
Palestina tenían paisajes parecidos a los del valle del Chubut, y la sensación
de los inmigrantes de estar unidos en un sector del pueblo y la posibilidad de
vivir en paz, alejados de latentes persecuciones religiosas y políticas, fue un
sentimiento vivido intensamente, tanto como para contrarrestar la lejanía de
sus parientes y amigos.
La idea de mantenerse juntos en un sector del pueblo podría pensarse en
un doble sentido. Por un lado les permitía construir una comunidad unidos por
el idioma, favoreciendo vínculos tradicionales, adaptándolos a nuevos
contextos. Por otra parte este agrupamiento de familias podría haber
funcionado como zona de delimitación, de diferencia, frente a la comunidad
galesa, con la cual no sabemos aún en profundidad, cuáles fueron las lógicas
relacionales. Todo esto en momentos en que el gobierno nacional pujaba por
extender su hegemonía a esta comunidad, y en el cual las esperanzas de una
autonomía galesa estaban en las últimas etapas de su desarticulación. La
llegada de otros contingentes alejaba más aún la idea de este “paraíso celta”.
En este contexto, los inmigrantes que aspiraban a una mayor y más rápida
inserción social en el espacio local, debían aprender no sólo el castellano sino
también el galés, como sucedió en el caso de algunos miembros de la familia
Saleg-Abdala. “Mi abuela Wadia Saleg de Abdala, aprendió galés con la Sra.
de Williams418 y en honor a su amistad y ayuda le puso Pepina a su hija, ya que
era el seudónimo de una de las hijas de la galesa, llamada Josefina.”419
En este sentido, por ejemplo, la propia experiencia escolar de los niños
comenzaba con esta dificultad a sortear. En la primera Escuela Nacional de
Gaiman N° 34, a principios del siglo XX, el Estado Nacional obligaba a dictar
clases en castellano, aunque si el maestro era galés, no renunciaba fácilmente
a dejar de pronunciar la primera parte de la clase en este idioma, atendiendo a
los niños de su colectividad, para traducirla luego al castellano. Pensemos que
ya para 1915, estamos frente a un aula en la que se mezclaban alumnos que
hablaban galés, árabe, idish, italiano, mapuzungun, como lengua madre. Es
416
Candau, Joel. Memoria e identidad. Editoriales del sol. Buenos Aires. 2002
Todas estas ideas surgieron de los relatos de hijos de inmigrantes que aun viven en el valle del Chubut, que vinieron
con sus padres, o nacieron al poco tiempo de llegar. Hasta ahora hemos realizado entrevistas a 15 familias y estamos
trabajando también con sus fotografías, cartas, pasaportes, etc, así como documentación del Juzgado de Paz de
Gaiman,
418
La dueña de la que más tarde se transformaría en la Casa de Té Plas y Coed.
419
Parte de los testimonios de Cristina Alide Abdala, nieta de Chiqre Abdala Saleg. Sus recuerdos y la gran cantidad de
documentación que aportó, fue medular para acercarnos a diversas problemáticas. Mi agradecimiento más profundo
por su colaboración y compromiso con este proyecto.
417
decir, asistimos a una complejidad de formas de relación y de códigos de
comunicación que superaba con creces la idea imperante de una comunidad
homogénea galesa. Esta “babel” en Gaiman, se fue formando por la llegada no
sólo de inmigrantes árabes, sino de italianos, españoles, alemanes, búlgaros,
chilenos, etc. Algunos, como Henry Bowman, de procedencia inglesa, llegaron
a tener cargos de autoridad. Este, por ejemplo, firma en 1912 un acta junto a
varios vecinos libaneses, [Abraham Nicolás, José Saleg, José Cura, etc.] a fin
de solicitar a la municipalidad la construcción de un puente sobre el río Chubut.
Además, como fotógrafo realiza uno de los primeros retratos de familias
libanesas en la chacra de José Saleg, en honor a la visita de inspector de
Tierras de la Nación. Esta foto de 1913, retrata a dos familias que se
encuentran extendiendo sus lazos políticos y sociales, lo cual será un
denominador común de aquellos que empiezan su afianzamiento económico en
la nueva comunidad. Gaiman seguía siendo, en los primeros años del siglo XX,
un punto nodal donde convergían troperos, reseros, y comerciantes. Una postal
imaginada de esa época podría mostrarnos a aborígenes como Nahuelquir
Chiquichano o José María Cual, entre otros, que venían por trámites y trueques
desde la meseta central, chilenos como los Sandoval o españoles como los
hermanos Oribe, que se abastecían en los mayoristas de la zona, para sus
boliches en el campo. Suecos como Lundquist traían animales, lanas y cueros
desde San Martin o Sarmiento, y podríamos ver a judíos, como Issac
Esquenazi con ropas al hombro, vendiendo casa por casa por todo el valle.420
Residencia, parentesco y redes sociales.
Esa misma postal imaginada, podría mostrarnos, una serie de casas
distribuidas a lo largo de dos cuadras aproximadamente, en las que se fueron
agrupando los sirios y libaneses que llegaron, en busca de parientes y amigos.
Algunos inmigrantes arribaron a la zona con sus hijos, como el caso de Abi
(José) Saleg, que llegó cerca del 1900, acompañado con tres de ellos (Wadia,
Tufi, y José), habiendo dejado a su esposa y a otros hijos en el Líbano, quienes
nunca quisieron migrar421. Otros llegaron en compañía de hermanos y en busca
de sus primos, como Chiqre y Saud Abdala:
“Mi abuelo Chiqre Abdala Saleg vino cerca de 1901.Él venía ya con
bastante posición, y se vino en busca de paz, y de su prometida, Wadia Saleg.
Mi abuela Wadia ya estaba en Gaiman, había venido con su papa y sus
hermanos. Mi abuelo y su hermana Saud, se casaron entre primos, esa fue una
tradición en mi familia por varias generaciones. Se vino con 300 baúles con
ropas, objetos y adornos de valor, entre ellos un narguile, sábanas bordadas,
como para poner una casa.”422.
Otros vinieron en busca de algún pariente que ya estaba en la zona,
como Salvador Miguel, quien se encontró con su hermano que estaba instalado
420
Esta pequeña enumeración solo intenta ser un ejemplo y dar nombres a las cifras censales, que registraban para la
época esta diversidad de orígenes, lenguas, costumbres. El censo de 1914, registró para el departamento Gaiman, la
existencia de inmigrantes de veinte, nacionalidades diferentes. Los otomanos ocupaban el 6° lugar. El porcentaje de
extranjeros entre 1900 y 1920, rondaba el 40% en todo el territorio del Chubut. AGN (Archivo General de la Nación).
Buenos Aires.
421
Esta historia esta brevemente relatada, en un artículo titulado “Historia de Trelew, Biografía de una ciudad, de
Manuel Porcel de Peralta; en Chubut Fuerza Viva, Año XXVIII. Edición N° 284. Mayo de 2002. Parte de esta historia
nos fue ratificada por su bisnieta, residente en Gaiman actualmente.
422
Relato oral de Cristina Abdala. Enero de 2011. Gaiman.
como productor de una quinta de cerezas a orillas del río, y como vendedor
ambulante. En Gaiman se caso también con una hija de un matrimonio libanes:
“Mi mama, Luisa Sharfen, vino con sus padres del Líbano a los 3 años
de edad, y la abuela la prometió de chica a Salvador Miguel, mi padre. Él vino
en 1910, en busca de su hermano Cecilio que ya estaba en Gaiman. Papá la
duplicaba en edad. Ella tenía 14 y él cerca de 30 años cuando se casaron en
1918. Antes era así, los padres mandaban. La mujer árabe era vista como una
princesa, protegida adentro de la casa y teniendo los hijos, mi padre la trató
como tal, él ya tenía negocio de Ramos Generales y buena posición en Gaiman
y no le dejaba hacer nada en la casa, la llenaba de regalos y la abuela Sharfen
era la que mandaba sobre hijos y nietos”423.
Ambas historias son representativas de la importancia de los
casamientos endogámicos424 y, en el caso del primero, de uniones
consanguíneas, que fueron desplegando relaciones de parentesco, que
favorecieron vínculos e influencias sociales y económicas entre los inmigrantes.
La autoridad patriarcal siguió siendo una premisa cultural muy profunda, y los
hombres y las mujeres la ejercían en la vida comunitaria, y sobre todo al interior
de la familia, para con sus hijos. Los padres tenían una autoridad absoluta
sobre ellos, una tradición heredada, que incluía mandatos acerca de la
pertinencia de tal o cual casamiento, algunos de los cuales se concretaban
cuando sus hijos, sobre todo las hijas mujeres, eran adolescentes. Las mujeres
se convirtieron en el vehículo que garantizaba alianzas y producían
obligaciones y lógicas de reciprocidad al interior del grupo. El casamiento con
un hombre mucho mayor, que ya había logrado posición y reconocimiento
económico en la comunidad, servía de seguro social para la familia de la novia
y permitía, en no pocos casos, la fundación de sociedades de trabajo y capital
relacionados a las actividades productivas y comerciales, que estaban en pleno
auge para la época. La autoridad “patriarcal” y las mujeres como “princesas”,
aparecen en los recuerdos de los hijos de inmigrantes, en un doble registro:
como tradición que identifica “lo árabe”, y como crítica a esa tradición que
soportaron, pero que no quisieron repetir425.
En el siguiente relato de Elena Jarme, aparece clara la intención de
preservar la memoria no solo familiar sino de la comunidad. Sus recuerdos,
junto al de otros hijos de inmigrantes nos están permitiendo cartografiar el
barrio y los vínculos familiares.
El “barrio árabe” funciona en casi todos los testimonios como el lugar de
una memoria compartida, ya que hablar de una memoria colectiva es
inapropiado426, porque la memoria funciona a nivel individual en primera
instancia. Sí, es posible, que las narraciones personales repetidas entre las
familia en determinados contextos, sean productores de memorias grupales y
colaboren a un sentimiento de pertenencia e identidad frente a otros.
423
Relato oral de María Esther Miguel. Junio del 2011. Gaiman.
En un 70 % de las familias relevadas hasta el momento, pudimos consignar la presencia de casamientos
endogámicos.
425
Esta tradición patriarcal no era monopolio de “lo árabe”, pero, es cierto, que está mucho más marcado que en otras
familias del valle. Con el paso de los años, la transformación de las condiciones sociales y en contacto con otras
culturas, la continuidad de estas prácticas, comenzaron a entrar en crisis y no son pocos los casos de hijos e hijas que
relatan los profundos conflictos con sus padres
426
Para ampliación de este concepto y su crítica ver Candau, Joel. Op cit.
424
“El barrio árabe se conformaba asi; de un lado estaban las lomas y del
otro lado el río que cruza toda la ciudad. Al empezar el barrio estaba la familia
de Abraham Juan Nicolás, con su esposa Doña María y sus tres hijos; al lado
vivía Chiqre Abdala, con su señora Wadia Saleg y sus cinco hijos, también sus
cuñados, los hermanos José y Tufi Saleg junto a sus esposas e hijos427 […]
Años después a este barrio lo llamaron Jerusalem428, y allí los árabes se
reunían por las noches o los sábados a conversar y recibir noticias de sus
parientes que quedaron en su país” 429.
Elías Garipe nos profundizó aspectos de esta práctica:
“Cuando yo era chico [década del 30], la colectividad más grande era la
de Gaiman, y se reunían en el barrio para la Navidad y para Semana Santa,
eran todos muy religiosos católicos, se juntaban todos los árabes, como cien
personas, la gente de antes acá en la comunidad tenían un líder, que era el
que más consultaban y respetaban y en Gaiman era Abraham Nicolás, que era
pariente de mi madre A los niños cuando llegábamos a donde estaban reunidos
nos obligaban a besarle un anillo que tenía como líder de la comunidad430.
También los sábados se juntaban y se ponía a fumar con el narguile, de dos o
tres bocas, cuanto más bocas tenía era de más status, y era más caro; luego
de fumar y conversar, se ponían a jugar al tute cabrero, las cartas, pero solo los
hombres, ¿eh?, y estaban desde la una o dos de la tarde hasta las ocho o
nueve de la noche, y las mujeres desaparecían, se juntaban también, pero
aparte, las mujeres eran de la casa, tenían muchos hijos…431
Estas prácticas de jefes de familia reunidos alrededor del narguile432,
fumando y compartiendo bebidas y comidas árabes, son muy recordadas por
los entrevistados. La economía de casi el ochenta por ciento de estas familias
dependía del comercio y de la ganadería, por el tanto el centro de la atención
de estas reuniones de hombres, pasaba también por la posibilidad de juntarse
a contar anécdotas relacionadas con los viajes al campo, discutir los precios de
los productos, o las posibilidades de nuevas rutas comerciales.
Las reuniones femeninas tenían dispositivos de socialización paralelos,
pero alrededor de las tareas domésticas. Bordar y coser en grupo así como
427
[…]También recuerdo a Juan Antonio Nárez y su esposa Elena, a Don Abraham Isaac y su esposa Malaca, Juan
Nicolás y Doña Sara, Jorge Andradis y su esposa Valeria Rafael, Jorge Anna y su esposa Matilde Miguel, Cecilio
Miguel y Dona María, la familia Jasal, Severo Abdala y Doña Faride, José Rafael y señora e hijos. También recuerdo a
Juan Garipe y Doña Elena Cura, los hermanos Juan y José Cura, Don Abraham Shede y familia, Jorge Majul y Doña
Mariana, Don José Isaac, Gabriel Abdala y esposa, Doña Enriqueta Miguel, Jorge Fara y su esposa María Abdala, y
más cerca del centro, Salvador Miguel y su esposa Luisa Sherfen.
428
Este fue el primer nombre del barrio, que podría leerse en una lógica puramente cristiana, y también de cohesión
con judíos, y musulmanes, ya que Jerusalén, representaba una historia de encuentro de estas tres tradiciones
religiosas unidas por ciertos relatos del antiguo testamento. Por una propuesta al Concejo Deliberante de Gaiman, en el
año 2000, se le puso el nombre de “Inmigrantes Árabes”, a una plazoleta cuidada por los vecinos, especialmente por
Jorge Garipe (ya fallecido), hermano de Elías Garipe.
429
Agradecemos a la señora Adela de Jarme, quien vive en Gaiman, por este relato que fue cedido a Julia Chaktoura,
hace unos años atrás, de su propio puño y letra. Entreviste a Elena también hace algunos años, y ambas entrevistas
sirvieron para complementar nombres de familias así como para comparar con otros relatos de miembros de la
comunidad. A ambas un especial reconocimiento por su interés en ayudar a construir la historia de la colectividad en el
valle.
430
El dato de un “líder” es una pista para seguir investigando a fin de comprender su función y su alcance en la
comunidad, pero aun no contamos con mucha más información.
431
Relato oral de Elias Garipe. Madyn. Mayo de 2011.
432
El narguile o narguilé, también llamado shisha o pipa de agua, es un objeto que se emplea para fumar tabaco de
distintos sabores, que tiene diferentes boquillas que salen de un núcleo central en forma de horno sobre una pata de
metal muy decorada Si bien por tradición su uso no está restringido para mujeres y niños, muchos entrevistados nos
comentaron que en la zona, solo los hombres participaban de estos encuentros.
preparar las vísperas de las ceremonias y ritos católicos, ocupaba un lugar de
prioridad. Las mujeres católicas más ortodoxas, no sólo hacían estricto el
ayuno de la cuaresma, sino que se vestían de negro, rezaban varias veces al
día el rosario, iban a misa y organizaban las dietas en base a la prohibición de
la carne, presionando sobre las conductas de esposos e hijos.
La Acción Católica Argentina (ACA), fue una institución creada para la
década del 20 en la zona del valle, y era un espacio en el que se educaban las
mujeres que accedían a estudios primarios y secundarios, tanto externas como
pupilas, sobre todo la de las familias más encumbradas. La religión no
solamente opera en términos espirituales sino que, sabemos bien, es un taller
de modos y costumbres que reglamentan las conductas sociales y sexuales de
sus miembros, y que fijan también, mediante las fotos de esos rituales y su
circulación, la pertenencia y el compromiso para con la comunidad católica y
sus valores.
Para esas mujeres y esos hombres, formar la comunidad a partir de un
punto nodal en la zona como fue el barrio Jerusalén, significó establecer una
red de relaciones familiares y sociales, y desplegar códigos culturales que les
permitieran construir y transitar la alteridad. La Patagonia significaba seguridad
y prosperidad económica, ya que el mito de oro de la lana funcionó sólidamente
como argumento de esa cadena de llamados. En esta nueva comunidad primó
la religión católica maronita, ya que según los datos hasta ahora obtenidos,
solo hubo una o dos familias judías provenientes de Turquía, y algunas pocas
familias musulmanas, a los que los propios libaneses llamaban “turcos”, como
forma de marcar la diferencia, en que la religión pudo ser un factor importante,
pero no el único.
“Judíos casi no había en Gaiman, recuerdo a Isaac Esquenazi, que
vendía ropa casa por casa y luego puso una tienda que se llamó La Feria
Franca. Según recuerdo había un solo turco, Santos Jalil, que era pariente de
los Miguel de Gaiman, los demás eran todos libaneses católicos. Los turcos no
congeniaban con nosotros allá, había una guerra religiosa con ellos, y me decía
mi mamá que se vinieron para acá, huyendo de eso, pero acá se llevaban bien,
no hubo problemas”433
Es clara la diferencia entre “nosotros y ellos”, en esta parte de su relato.
Pareciera que judíos, musulmanes y drusos, se amalgamaron con los católicos
“sin grandes conflictos”. Estos conceptos fueron vertidos por varios
entrevistados y están presentes en el imaginario local, alimentados también por
varios artículos de la prensa local y algunas crónicas434.
“Don José Danil ha nacido el 10 de octubre de 1884 en Garife, Líbano.
Es hijo de Hosain Danil, venerable alcalde del lugar y descendiente de una
patriarcal familia drusa. Llega a nuestros lares en 1908 y junto a sus hermanos
Angel y Alberto, funda una importante firma comercial cuyas actividades cubren
un vasto sector geográfico. Se intalan en Laguna Blanca, con sucursal en
433
Elías Garipe. Junio del 2011.Puerto Madryn.
Varios artículos de Porcel de Peralta, por ejemplo, son reproducidos en revistas que tuvieron mucha circulación en
la zona, como El Regional, Chubut Fuerza Viva, La Gaceta del Valle, entre otras. También ha tenido mucha difusión los
cinco tomos del libro Trelew, Un desafío Patagónico, de Mattew Henry Jones, una crónica minuciosa de historias
locales y de acontecimientos sociales, con una implícita aspiración a forjar memorias y gestas de “pioneros”.
434
Colán Conhué y escritorios en Esquel y Trelew. El nombre del negocio es
original: “La bandera otomana” de Danil hnos”.435
Estas historias ciertamente edulcoradas, muestran una trayectoria e
inspiran la imagen del pionero. Poco sabemos aun acerca de cómo hicieron su
capital, y la relación con la comunidad del valle, pero es importante el nombre
del negocio, que jamás hubiera sido puesto por un libanés católico. Estas y
otras historias circulan entre las comunidades del valle, y como sabemos
producen sentido y ocultan procesos de articulación social y económica en
formato de anecdotarios. Una lectura a contrapelo de las mismas puede aportar
conocimiento y ser punto de partida, pero jamás de llegada.
Las posibles diferencias o las rispideces entre distintos miembros de
esta comunidad de sirios y libaneses, de las cuales tenemos alguna
información, podrían hacer pivote más en los conflictos de intereses
económicos, de clase, que con la pertenecía religiosa. Seguramente el análisis,
aún pendiente, de las actividades y roles de estas familias al interior de la
Sociedad Sirio Libanesa, fundada en la década de 1940 en Trelew, podrá
indicarnos mayor claridad en este camino de investigación. Queda pendiente
también profundizar en la historia de ciertas familias, judías y musulmanas, a
modo de estudios de caso, analizar sus estrategias de inserción, y sus
representaciones sociales de la experiencia migratoria, a fin de poder
establecer comparaciones con las de las familias libanesas católicas, ya que
todas ellas, aun con sus tensiones y diferencias, formaron parte de la
colectividad.
Algunas ideas finales
Retomando algunos conceptos vertidos al comienzo de este trabajo,
decíamos que es frecuente leer en la literatura regional que el medio rural
patagónico resultaba hostil para muchos inmigrantes, percepción totalmente
opuesta a la que construyeron en los relatos las familias del valle entrevistadas.
También es destacable que el epíteto “turco”, funcionó no sólo como estigma
hacia ellos, sino entre ellos, ya que definía una frontera que separaba al mundo
árabe libanés católico, de los musulmanes y drusos, y que es posible que
oculte diferencias de status social o de intereses económicos, más que
religiosos, hipótesis que debemos seguir trabajando. Al estereotipo de turco
mercachifle solitario en la meseta, hay que oponerle sus lógicas residenciales y
la peculiaridad de sus vínculos familiares, que permitieron la construcción de
una nutrida comunidad. A la idea de sujeto manipulador que aprovecha
ventajosamente la pretendida inocencia de otros pobladores rurales, hay que
oponerle la idea de disputa por los espacios tanto en el plano material como
simbólico con criollos e inmigrantes galeses, españoles, italianos, suecos, etc,
todos relacionados con la producción y el comercio, articulando lógicas de
poder, sujetos que lejos están de pertenecer siempre a un mismo colectivo
homogéneo de grupos dominantes o subalternos.
Agustín Pujol, Francisco Pecoraro, o Los Martínez Hnos, comenzaron
como “mercachifles” que se internaban durante meses en la meseta, sin
embargo no son recordados por ello, sino como parte de la burguesía local
435
Porcel de Peralta, Manuel. Chubut Fuerza Viva. N° 284. Año 2002.
exitosa y del funcionariado436. Al igual que ellos, muchos de esos mercachifles
“turcos” de la meseta, eran los mismos que compartían en otras épocas del
año, junto a sus esposas, reuniones con las autoridades del territorio, alrededor
de mesas vestidas con manteles bordados, y que cantaban en los coros
galeses, o rezaban el rosario junto a la curia católica local. A esa idea tan
afianzada en el imaginario de relacionar o estereotipar a los árabes, como
nómades en el desierto, hay que sumarle la de árabes agricultores y
fabricantes de ladrillos que abastecían a la comunidad del valle, en expansión
hasta la década de 1920. Otros actuaron también como agentes del Estado,
produciendo una complementación comercial y política interesante. El “saber”
popular, ha sido alimentado por estas crónicas, de gran éxito editorial que
exaltaron determinadas circunstancias que, narradas una y otra vez, fueron
productoras de sentidos, es decir de “realidad”. Considero que al hacer
historiografía necesitamos revisar a contrapelo diversas tipos de
documentación; ya sean testimoniales, literarias, censales, u otros registros
oficiales, y que el análisis lineal y sobre sólo alguna de ellas, pueden llevarnos
a errores en la comprensión de las relaciones sociales, como en los procesos
de construcción de memoria social. Cada registro opera con una determinada
lógica de aquello que memoriza u olvida, aquello que decide mostrar y aquello
que oculta. Este es nuestro objetivo final; analizar no solo cómo y porqué se
construyeron determinados imaginarios, sino comprender un proceso histórico
más global, en el que haya espacio para discutir los comportamientos de clase,
así como los étnicos y de género, y sus formas de representación, y ser
conscientes que tales cosas son factibles de ser medianamente objetivadas, en
tanto se sometan a discusión las narraciones que las produjeron.
Bibliografía General.
AAVV. Contribuciones Árabes a las identidades latinoamericanas. Edición:
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de las narrativas sobre el interior patagónico septentrional (1900- 1930). 4°
Jornadas de Historia de la Patagonia. Santa Rosa. Septiembre.2010
436
La mayoría de estos comerciantes rurales fueron muy exitosos, sobre todo hasta fines de la década del 20,
momento crucial en que la crisis mundial afectó todas las economías regionales insertas en el circuito agroexportador
nacional e internacional, y fueron artífices de una época de mucha actividad comercial y financiera, aportando crédito,
servicios y bienes materiales y simbólicos de una gran importancia en el juego de relaciones sociales, asi como
protagonizaron tensiones y disputas por la apropiación de los excedentes y el manejo local del poder político (Pérez L.
2007 y 2010). Ver Bibliografía General
Devoto, Fernando. Historia de la inmigración en la Argentina. Editorial
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28.- “Entre pedales y esquíes”. El tiempo libre en el entorno natural de la
región del Nahuel Huapi, 1930-1945.
Adriana Podlubne orionpatagonia@infovia.com.ar
María Chiocconi mariachiocconi@hotmail.com
Introducción
En la región del Nahuel Huapi, la década del 30 estuvo atravesada por
prácticas corporales recreativas emanadas y planificadas por la esfera estatal
nacional437. Entendidas como prácticas sociales, estaban orientadas a políticas
verticalistas con propósitos previamente establecidos que respondían a
propuestas normativas dependientes del poder central con un sentido
disciplinador y uniformador de conductas. Desde estas líneas de acción, un
conjunto de instituciones se organizaron para completar la labor educadora
escolar y las prácticas corporales, encuadradas dentro de los mandatos del
Estado Nacional. El proyecto educativo del centro social de San Carlos de
Bariloche y las actividades físicas, recreativas, y gimnásticas en el entorno
natural propuestas por el movimiento scout438, fueron concebidos como
espacios de sociabilidad en los que los habitantes territorianos aprenderían un
nuevo uso del tiempo libre: tiempo de esparcimiento útil, que junto a las
conmemoraciones, festejos, juegos y diversiones plasmaron formas de sentir y
actuar en sintonía con la pertenencia a un nosotros caracterizada por rasgos
identitarios propios y la reproducción de los discursos hegemónicos que
transmitían pautas de argentinidad homogéneas. La belleza natural fue
entendida como potencial generadora de patriotismo y las propuestas para el
tiempo libre fueron organizadas en programas que incluyeron actividades
físicas e intelectuales.
En contraposición a esta realidad, se configuraron otros espacios que
promovieron prácticas corporales con un sentido del tiempo libre diferente al
planteado desde las elites del poder. Se realizaron prácticas sociales
recreativas, entendidas como tiempo de libertad, transformadoras del hombre
que permitieron experimentar un estado de plenitud existencial, tanto en su
dimensión objetiva como subjetiva439. Estas prácticas representaban una
diversidad de experiencias físicas, motrices y recreativas en las que el valor de
la libertad para su elección proponía un desanclaje témporo-espacial de las
rutinas cotidianas con un sentido centrado en el placer, o en la mejora de algún
aspecto personal y de la calidad de vida individual y colectiva.
Este sentido del uso del tiempo libre, destinado a actividades libremente
escogidas vinculadas al placer y al goce, es lo que nos ocupa en este escrito.
El esquí y el ciclismo durante las décadas de 1930 y 1940 se presentaron en la
región como actividades recreativas elegidas por fuera de una intencionalidad
estatal. Nos preguntamos acerca de las particularidades de dicha elección y la
incidencia cultural de prácticas y tradiciones de ciertos grupos sociales que
437
PODBLUNE, A. , CHIOCCONI, M. y otros, Historias en Movimiento. Cuerpo, Educación y Tiempo Libre en la
Norpatagonia. 1883-1945. En prensa.
438
Ver CHIAPPE, M. CHIOCCONI, M. y PODBLUNE, A. “¡Todo por la Patria! Nacionalismo, Prácticas corporales y tiempo
libre enasociaciones civiles. Región del Nahuel Huapi. Primera mitad del siglo XX” en Historias en Movimiento. Cuerpo,
Educación y Tiempo Libre en la Norpatagonia. 1883-1945. En prensa.
439
SUÁREZ, Silvana “Una aproximación a la representación social de la recreación en Argentina. Aportes para
resignificar el concepto” En GOMEZ, Christianne y otros (organizadores) Tiempo libre, ocio y recreación en
Latinoamérica Brasil, EDITORAufmg, 2009
conformaban la comunidad barilochense. En este trabajo profundizaremos
acerca de las características y desafíos de prácticas corporales alternativas
como el ciclismo y el esquí y las motivaciones que favorecieron dicha elección
en jóvenes de nuestra localidad.
De los juguetes a las bicicletas
Hablar de ciclismo implica remontarse a la invención de distintas máquinas que
dieron origen a la bicicleta. Si bien en la antigüedad existieron culturas que
habían creado artefactos con dos ruedas unidas por una barra440, las primeras
noticias que se tuvieron sobre una bicicleta datan del año 1490
aproximadamente, en la obra Codex Atlanticus, de Leonardo da Vinci. En dicha
obra aparece un boceto de una bicicleta con transmisión de cadena impulsada
por unos pedales, similar al método empleado por las actuales.
La bicicleta fue el resultado de la evolución de un juguete, más precisamente el
llamado Celerífero (Célérifère) que venía a ser un chasis macizo de madera
con forma de animal y con dos ruedas con el que sólo se podía ir en línea
recta. Como indica su nombre, este juguete nació en París en 1791 en plena
revolución francesa, según dicen, de la mano del conde Mede de Sivrac. Su
genial idea fue colocar las dos ruedas en tandem en lugar de una lado de otro
como se venía haciendo desde la antigüedad. Este tipo de juguete era
accesible sólo para niños de clase acomodada y permaneció inalterado por
espacio de 20 años antes de que alrededor de 1816 el ingeniero alemán Karl
Von Drais le colocara un artilugio para realizar cambios de dirección. Estas
modificaciones dieron origen a la llamada draisiana la cual, pareciéndose más
a las bicicletas actuales se manejaba impulsándose por el arrastre de los pies
sobre el suelo. Los modelos fueron perfeccionándose, apareciendo el
velocífero, hasta llegar al velocípedo que en 1861 de la mano de Pierre
Michaux y su hijo Ernesto le agregaron un mecanismo para impulsar una de
las ruedas: pedeville o más conocido como pedales, creando así un
velocípedo con tracción delantera mediante unas bielas fijas en el eje de la
rueda. De esta manera el desplazamiento permitía alcanzar 5 km/h haciendo
30 vueltas de pedal por minuto, impensable para los modelos anteriores. A
partir de este adelanto, comenzó la industria de los velocípedos modificando su
modelo, creando ruedas delanteras más grandes y traseras más pequeñas.
El 31 de mayo de 1868 fue una fecha especial para la popularización del
ciclismo. Los hermanos Olivier, asociados a la fábrica de Michaux organizaron
una carrera en el parque de Saint Cloud de París con 1.200 m de recorrido en
la que tomaron parte 7 ciclistas con los velocípedos de Michaux. El ganador fue
el británico James Moore que hizo el recorrido con su velocípedo en 3 minutos
y 50 segundos. A esta carrera le siguió en 1869 la Paris - Rouen con 123 km
que nuevamente se la adjudicó James Moore tras 10 horas y 40 minutos.
El 23 de mayo de 1891, fecha histórica para el ciclismo se corrió la primera
Burdeos - París. Los participantes se impulsaban por pedales, bielas y cadena
adherida a unos piñones de la rueda trasera, utilizando el adelanto tecnológico
de los frenos acoplados al manillar. A este tipo de artefacto se lo comenzó a
llamar bicicleta, surgiendo así la fiebre del ciclismo.
440
El antiguo Egipto, la cultura china y la azteca tenían artefactos que podrían tomarse como antecesores de la
bicicleta
Geo Lefèbvre, colaborador del reconocido recordman y periodista Henri
Desgrange, le propone una idea: organizar una gran carrera ciclista por etapas
que dé la vuelta a toda Francia. Es así como el 1º de Julio de 1903 nace el
Tour de Francia, la prueba reina del calendario competitivo del ciclismo
profesional en el mundo con un recorrido de 2483 km.
Seis años después, el 13 de mayo de 1909, Italia, que ya contaba con
extraordinarias carreras de un día de duración como la Milán - San Remo y el
Giro de Lombardía, estrena su primer Giro de Italia.
Entre ruedas, teatro y música. El Ciclismo como práctica alternativa en el
entorno natural
El proceso de inmigración masiva que atravesó la Argentina a partir de los
años 1880 produjo un importante aumento del porcentajes de extranjeros que
habitaban en el país, así como una modificación en las lenguas, las tradiciones,
las costumbres y el uso del tiempo libre, producto de la heterogeneidad de los
orígenes de la nueva población. Entre las colectividades extranjeras que fueron
conformándose, la italiana ocupó un lugar de privilegio tanto por la
contundencia de su número como por su dispersión geográfica, ya que se
diseminaron por todas las provincias argentinas e incluso en la lejana
Patagonia.
El ciclismo como actividad, fue introducido en Argentina en el año 1898 por la
comunidad italiana que se radicó a partir de la gran ola inmigratoria que se
extendió entre 1850 y 1950, organizándose en el tradicional Club Italiano de
Buenos Aires, llamado inicialmente Club Ciclista Italiano441.
Federico Eduardo Baratta, inmigrante italiano oriundo de un pueblo cercano a
la ciudad de Florencia, a partir de los estudios cursados en su localidad natal,
adquirió distintos títulos que influyeron en los trabajos que realizó
posteriormente en Buenos Aires y la región del Nahuel Huapi. Perito en minas,
agrimensor, tenedor de libros, y con estudios en Meteorología, luego de realizar
el servicio militar en su país natal junto a Primo Capraro, se embarcó en
Génova y arribó al puerto de Buenos Aires en el año 1900. Durante esa etapa,
se estaba gestando la colonia Nahuel Huapi, y a partir de sus conocimientos de
agrimensura y con ayuda de un primo despachante de aduanas se contactó
con la Dirección de Tierras colaborando afanosamente con la división de
sectores sobre los planos de la región. Desde este trabajo, decidió su futuro:
adquirir el lote Nº 8 (lindante al actual hotel Correntoso) y llamar a su antiguo
amigo de armas Primo Capraro a que viniera a la región para establecer en la
misma zona una colonia agrícola. Federico E. Baratta, llegó al Nahuel Huapi en
1902, tomando posesión de las 625 hectáreas, comenzó a trabajar en su tierra.
Convenciendo a su amigo Capraro, éste arribó a la región en 1903 para ocupar
un lote lindante que había reservado. La empresa forestal y agrícola que había
soñado Baratta no duró mucho tiempo ya que Capraro decidió abandonarla y
dedicarse a la construcción de casas. Si bien el proyecto planeado no tuvo
éxito, Don Baratta, cansado de tantas dificultades para avanzar en sus planes,
hacia 1907 aproximadamente se trasladó a San Carlos de Bariloche
empleándose en la Compañía la Chile - Argentina como tenedor de libros
hasta que la misma se disolvió. Durante 1910 conoció a su futura esposa doña
441
Htpp//: www.wilkipedia.es.
Rosa Andrade, proveniente de Valdivia, Chile, con quien tuvo dos hijos:
Eduardo y Leopoldo.
Leopoldo Baratta, nació en la localidad en el año 1920. A la edad de 11 meses
perdió a su padre que dejó de existir a causa de una neumonía. Como todo
barilochense, estudió en la escuela nº 16 donde comenzó a trabajar en tareas
de la biblioteca, organizando los archivos y una campaña para suscribir socios
a domicilio y repartir libros. Otro de sus empleos, fue en el Banco Nación,
aprendió algo de contabilidad y se ocupó de realizar un archivo de libros
nuevos y usados. Con su grupo de amigos armaron una especie de club en el
que realizaban distintas actividades: aprendían guitarra, alemán, armador de
radios y todo lo que cada integrante o conocido podía aportar.
Hacia la década del 30, distintos grupos de la comunidad según lugares de
procedencia, también se asociaban y organizaban en función de gustos y
experiencias previas para realizar diversas prácticas físicas, creando nuevos
espacios como actividades recreativas para las relaciones sociales y el
desarrollo personal. Tal fue el caso de los inicios del ciclismo en San Carlos de
Bariloche, que promovido desde las mismas bicicleterías instituyó a partir de
las carreras de bicicleta un tercer tiempo de sociabilidad: los bailes, la familia y
el encuentro con amigos. Uno de sus principales protagonistas fue Don
Leopoldo Baratta quien dedicó gran parte de su vida a difundir la actividad.
En aquellos años, la bicicleta era un artículo suntuoso que no estaba destinado
al uso cotidiano de los habitantes. Por el contrario, existían pocas máquinas en
la localidad y solo se utilizaban para realizar actividades físicas y recreativas.
Tener una bicicleta y saber usarla daba jerarquía. Para ese entonces era difícil
obtener repuestos ya que éstos debían ser solicitados a la ciudad de Buenos
Aires.
Leopoldo Baratta, hacia sus 18 años adquirió su 1º bicicleta usada. Como
debía cambiarle partes y adecuarla al terreno, y ante su ignorancia para
solicitar a Buenos Aires determinados repuestos, fue acumulando distintos
accesorios que le permitieron dar inicio a una nueva actividad comercial de
reparación y venta de artículos para bicicletas. Si bien ya existían locales de
esta índole en la ciudad, Leopoldo Baratta se ocupó de mejorar la calidad del
servicio, ya sea reparando, vendiendo o alquilando bicicletas para la zona,
perdurando su negocio a lo largo de su existencia. También comenzó a
organizar carreras en las cuales competía habiendo logrado algunos premios.
En una entrevista realizada por una revista local en el año 1996, comentó que
alrededor de 1935 se había corrido la primera carrera de bicicletas en la calle
entre dos participantes: Don Tito Pefaure y Don Carlos Boock,
desconociéndose el resultado ya que cada uno de ellos se adjudicaba el 1º
puesto.
Con orgullo comentaba que con esfuerzo habían logrado enviar a una carrera
nacional a un representante, Víctor Valdez, experimentado ciclista, habiendo
obtenido una destacada actuación.
Con el correr del tiempo, la actividad ciclística tuvo un efecto multiplicador
siendo cada vez más los jóvenes que la practicaban; su entusiasmo surgía
debido a las posibilidades que les brindaba como medio de desplazamiento y
locomoción para que a partir de carreras y de excursiones recorrieran y
conocieran el entorno. Distintos diarios solían anunciar la realización de
eventos deportivos en la región. El 18 de junio de 1938 el diario La Nueva Era
publicaba:
“Toma incremento el ciclismo en San Carlos de Bariloche.
En ocasión de las Fiestas Mayas se realizaron dos
carreras ciclistas que fueron disputadas por numerosos
competidores.
Doble Playa Bonita de 15km. 1º, Leopoldo Baratta, 30´
minutos; 2º Ernesto Schumacher, 30´40”
Un día, un comerciante de Bariloche, Don José García Valle, les propuso al
grupo de ciclistas organizar un Club, comprometiéndose a aportar los premios
de las carreras. Fue así que durante 1940 surgió en la ciudad el 1º club de
ciclismo el “Pedal Club Bariloche” siendo su fundador y socio honorario Don
García Valle, y su 1º presidente Leopoldo Baratta.
Los diarios de la época continuaron realizando sus anuncios dando a conocer
los avances del ciclismo en la localidad. Nuevamente el 12 de abril de 1940 el
diario La Nueva Era proclamaba:
“Se corre en ciclismo el Circuito Cerro López- Llao Llao”
La creación del Pedal Club promovió la expansión de una organización formal
en torno al desarrollo y práctica del ciclismo como actividad deportiva
institucionalizándose en
la región, realizando distintos eventos con
participantes de otras localidades. El 21 de diciembre de 1940 se publicaba:
“Ciclistas de Viedma y Patagones participarán en una
carrera a disputarse en Bariloche. Invitados por el Pedal
Club de Bariloche, el club Emilio Mitre y el Pedal Club de
Viedma, participarán de las pruebas. “ 442
En agosto de 1944, el Pedal Club Bariloche organizó una carrera ciclística
sobre una distancia de 100km a Llao Llao con la ruta ya asfaltada. Esta
institución no solo se dedicó a las prácticas de ciclismo sino que también se
destacó por la realización de actividades sociales, teatro, atletismo y ajedrez.
En este sentido, la práctica del ciclismo como actividad física, deportiva y
social, planteó otra construcción posible de identidad local y uso del tiempo
libre para los sujetos que la eligieron creando nuevos procesos de producción
cultural. Esta actividad deportiva, permitió a jóvenes de Bariloche conocer y
recorrer la región a través de carreras y excursiones, tender puentes con otras
localidades como por ejemplo El Bolsón, realizar acciones colaborativas y
solidarias, reconocer accidentes geográficos, tomar precauciones para recorrer
distancias más largas y mejorar las características de las bicicletas con
accesorios adecuados a las necesidades que imponía el entorno. El Pedal Club
fue una entidad abierta a la comunidad tanto en lo social como en lo deportivo.
Si bien en la década de los años 50 dejó de funcionar, esta institución pionera
dio lugar durante los años 60 a la creación del Pedal Club 9 de Julio,
comenzando así una nueva etapa del Ciclismo en San Carlos de Bariloche
442
Diario La Nueva Era, sábado 21 de diciembre de 1940
De medio de transporte a elemento de recreación
El esquí también nació en Europa, en este caso, en la península escandinava.
Fue utilizado como medio de subsistencia ante las dificultades que le
presentaba la naturaleza al hombre; “la nieve es un elemento que siempre ha
creado problemas al hombre. Sobretodo, y principalmente, a los habitantes de
las regiones en donde el blanco elemento cubre las tierras y las campiñas
durante casi la mitad del año. Por ello, es natural que el esquí, o el patín de
nieve, o la raqueta, nacieran en las regiones nórdicas habitadas por el hombre”
(Aróstegui-Gilabert, 1980:11). El siglo XIX es el
protagonista de la
transformación del uso de estos elementos. “Pequeños y mayores, chicos y
chicas, todos se entregaron a la embriaguez de un juego que distaba mucho de
lo que era transitar por obligación sobre la nieve. El esquí dejaba de ser un
simple medio de subsistencia, podríamos decir, y ofrecía nuevas perspectivas,
se convertía en juego alegre, en divertimento, en distracción” (ArósteguiGilabert, 1980:18). Hacia 1866 comenzaron las primeras competiciones, de
distancia, de bajada y de salto y poco a poco mejoraban el equipamiento.
Inclusive, les esquíes permitirían concretar hazañas cruzando y conociendo
tierras inexploradas anteriormente, como lo hizo Fridtjof Nansen, cuya aventura
sería ampliamente difundida en el resto de Europa443.
Sin embargo, las
características geográficas de montañas escarpadas de los países como
Austria, Suiza, Francia o Italia, difieren de las nórdicas, de terrenos llanos y
ondulaciones leves, lo que hizo que el esquí se fuera “adaptando” a las altas
montañas. Posteriormente, un inglés, llamado Arnold Lunn, luchó
profundamente por introducir las pruebas alpinas dentro de las competencias
de la Federación Internacional de Ski, como también para que sean
modalidades olímpicas. Fueron los ingleses quienes lucharon para adoptar
normas y reglamentos en común. También surgieron
muchos centros
vacacionales a los que comienzan a frecuentar las elites de los distintos países.
Su práctica comenzó a tomar características deportivas. La Revolución
Industrial y la aparición del ocio con un nuevo valor, trajo popularidad al esquí,
que ahora era practicado por la emergente clase media y los más pudientes
como una práctica deportiva. Los Juegos Olímpicos modernos recientemente
resurgidos imprimían aires favorables para el nacimiento de los deportes
modernos, y el esquí era uno de ellos. Hombres y mujeres europeos fueron los
que llevaron a la Argentina y sobre todo a la región del Nahuel Huapi, los
conocimientos de este deporte. La primera posguerra marcó un momento
importante para la migración europea a Bariloche, en búsqueda de nuevas
posibilidades y de una región similar a los lugares de su origen.
Entre esquíes, mates y bailes
El desarrollo del esquí en la región del Nahuel Huapi data de principios de
siglo, sin embargo, el origen de su uso recreativo se establece a principios de
la década de 1930. Anteriormente su uso se manifiesta como medio de
locomoción, al igual que la evolución en Europa. Los años 30 son realmente
significativos, ya que en ellos no sólo se desenvuelve una práctica
443
El proyecto de cruzar Groenlandia que se realizó en 1988 era visto como una “inconciencia” y por ello fue objeto de
varias burlas, como lo muestra una nota que publicó el periódico de Bergen que decía “Fridtjof Nansen proyecta
realizar el próximo año una prueba de fondo con esquís a través de Groenlandia. Localidades de asiento en las grietas
de los glaciares. No se precisan billetes de vuelta” (citado por Aróstegui-Gilabert, 1980:19)
específicamente local de la actividad, sino que la participación de una nueva
entidad creada desde la nación, la Dirección de Parques Nacionales, marcó
una impronta diferente en el esquí, vinculado a un proyecto nacional de
convertir a Bariloche en un centro turístico de elite. Aunque la segunda pasó a
tener mayor preponderancia por sobre la primera, ambos desarrollos continúan
dándose paralelamente durante las próximas décadas.
El esquí, había tenido desde inicios del siglo XX, algunas manifestaciones
aisladas en tiempo y espacio. Los esquíes se usaban para superar las
dificultades que presentaba la naturaleza en los crudos inviernos en los que la
nieve imposibilitaba el uso de carruajes para trasladarse de un lugar a otro.
Estas primeras experiencias tenían que ver con las actividades que
desempeñaban sus protagonistas, que en general siendo extranjeros,
adoptaron lo que conocieron en su lugar de origen, o crearon estos “artefactos”
como medios de transporte alternativos ante condiciones que impedían el
transporte por vías normales. Las actividades económicas de estos actores y
su ubicación geográfica hacen comprender más claramente la necesidad de
movilizarse y de utilizarlos en un pueblo de frontera comunicado todavía, más
hacia el otro lado de la cordillera que hacia las regiones argentinas.
En los años 30 esta actividad toma un cariz diferente al nuclearse en el Club
Andino Bariloche444 que luego de su primer año de vida reunía 118 socios, de
los cuales 4 eran socios protectores445 Esto cobra significancia al tomar en
cuenta que para entonces la población de Bariloche aún no alcanzaba los 3000
habitantes.
El esquí fue entonces concebido como una actividad más dentro de las que se
realizan en la montaña. La exploración, el montañismo, las excursiones, la
escalada, el esquí, el cuidado de la naturaleza y su disfrute son partes de un
mismo concepto integral de relación del hombre con el entorno: un entorno que
hay que conocer pero también cuidar y respetar. El valor simbólico del espacio
natural es manifiesto. Adquiere la montaña, la categoría de lo que Joan-Eugèni
Sánchez446 denomina bien de uso, esto es, un bien útil, con capacidad e interés
por ser usado.
En la región del Nahuel Huapi, se esquiaba en las pendientes que rodeaban
Bariloche y también realizaban excursiones a otras montañas cercanas. Los
cerros Otto, Ventana, Villegas, Carbón, López, entre otros, son los ámbitos de
mayor presencia de estas actividades. Se salía a conocer, explorar la zona; se
subía caminando, con los esquíes al hombro, o con sogas rodeando las tablas
a modo de piel de foca447 en las laderas nevadas para luego descender con los
esquíes colocados en los pies por la nieve honda. Muchas de estas montañas
eran desconocidas para éstos pioneros que buscaban con la ayuda de esquíes,
explorarlas y apropiarse del entorno natural. Subían hombres, mujeres y
jóvenes448 que se consideraran aptos para realizar estas actividades y que las
444
Fundado el 13 de Agosto de 1931
Los cuatro socios protectores del CAB eran tres hermanos Ortiz Basualdo, Fermín, Luis y Nicolás, oriundos de
Capital Federal pero con propiedades en torno al lago Nahuel Huapi, y una importante empresa de turismo a nivel
nacional domiciliada también en Capital Federal llamada Exprinter, de la cual Reynaldo Knapp era representante en
Bariloche. Memoria CAB 1932.
446
SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, Espacio, economía y sociedad. Madrid, Siglo XXI, Cap 1: “El espacio geográfico”, 1991.
447
La piel de foca es un elemento utilizado por montañistas, sobre todo en el esquí de travesía, para poder ascender
con esquíes colocados en los pies. El pelaje de este animal permite deslizarse cuando se lo usa en una dirección y
tiene un fuerte agarre cuando se lo utiliza a contrapelo. Hoy en día se utiliza material sintético.
448
Dos años después del nacimiento del CAB, se acepta la nueva categoría de cadetes que abarca a jóvenes de 13 a
15 años y aclara que deben tener aptitud física para realizar las actividades de montaña que lo determinará la Comisión
Directiva (Acta del CAB 14ª Sesión Asamblea General del 02-11-1933) La categoría infantiles recién se creará en 1951
(Acta CAB 3ª so 06-09-1951).
445
realizaban los fines de semana, cuando el descanso laboral lo permitía.
Exploraban y lo daban a conocer, se recopilaba la información y se publicaba
en distintos organismos oficiales o no oficiales, revistas científicas y de
divulgación449 que lo solicitase. La intención era lograr que se conozca, que se
disfrute y se valore el ámbito natural con la condición que se lo proteja y se lo
cuide.
La falta de equipo fue subsanada con la fabricación local, con materiales
propios de la región, y al principio, con mucho ingenio. Eran alquilados desde el
mismo Club Andino o vendidos por artesanos del esquí, que se las iban
rebuscando para mejorar sus técnicas de fabricación. Se usaban maderas de
árboles regionales como la lenga o el ciprés para dar forma al esquí, al que una
vez cortado se arqueaba con vapor, agua caliente y prensas para que adopte
su forma definitiva, luego se lo pintaba para impedir que penetre humedad y se
hinche. Se atornillaban chapas en los laterales de la base para facilitar el
agarre en el hielo y la base se trataba con parafina para que deslice mejor.
Leopoldo Baratta, si bien no fue el primer fabricante, fue quien pervivió con su
fábrica de esquíes por décadas, siendo un referente en el tema, hasta casi
entrada la década del 70 en el que se masificó la importación de esquís desde
Europa. Era práctica común entre los esquiadores poner los esquíes en una
prensa para que no trabajen en la época en que no se usaban. Los botines, de
cuero y acordonados, debían ser engrasados diariamente luego de haber sido
puestos a secar en una prensa para que no se arquee la suela. Los bastones
eran de caña colihue con empuñadura de cuero y un aro o ruedita de aluminio
que permitía que no se hundiera en la nieve.
La competencia también estaba presente. Carreras de bajada, de subida y
bajada, de larga distancia y de estilo (slalom) se combinaban en los distintos
cerros. La carrera del zorro era una de ellas, que consistía en subir hasta la
cumbre del Cerro Otto desde la cancha de esquí Hoewëcamp (emplazada en
las cercanías de la actual Piedras Blancas) para luego retornar, persiguiendo a
quien portaba la cola del zorro para sacársela. Las señoritas recorrían un
slalom sencillo marcado con banderas, únicamente de bajada. También
existían carreras de bajada que consistía en descender desde un punto hacia
otro eligiendo cada uno el mejor camino. Las carreras en el cerro Otto eran las
más concurridas por su cercanía al pueblo y porque la características de sus
pistas permitían que pudieran concursar esquiadores sin mucha experiencia.
De mayor dificultad eran las del cerro Ventana y más aún las del cerro López,
donde las prácticas se realizaban generalmente en los meses de primavera.
Aunque la dificultad limitara el número de participantes, no dejaban de ser
frecuentadas por espectadores que se sumaban a la fiesta que significaba la
excursión completa. Es notorio en ellas participantes en común con las
competencias ciclísticas: Bubby Schumacher y Camilo Pefaure estaban
siempre presente en ambas, obteniendo generalmente resultados
sobresalientes. La competencia quedaba en un segundo plano. Lejos estaban
los medios mecánicos de ascensión, aunque no lejanos en el tiempo. Las
salidas de fin de semana eran vividas como verdaderas fiestas, en las que la
recreación y diversión eran las protagonistas.
449
En las Actas del CAB se refiere a varios pedidos de información de distintos organismos científicos y de divulgación.
Entre éstos, el Comité Nacional de Geografía dependiente del Ministerio de Guerra solicitó en 1939 el envío de la
memoria que publica el Club anualmente. (sesión del 6 Julio de 1939).
Caminatas, esquí, asado popular, mate, bailes, música en los refugios, eran
parte de una misma jornada en la que compartían estos barilochenses amantes
de la montaña. También se hacían presentes las carreras con concursos de
disfraces y las elecciones de la “reina de la nieve”.
Las celebraciones eran importantes para la vida social del Club Andino. Se
realizaban fiestas asiduamente, sobre todo para la celebración del aniversario
de la institución, generalmente en el Hotel Suizo. Eran muy concurridas y se
consideraban un acontecimiento importante para el pueblo. Se bailaba el
pericón y el minué y se contrataba la Banda municipal. La organización de
kermeses y reuniones eran habituales. Era un espacio más de esparcimiento y
socialización de esta comunidad de montañeros.
Vacaciones en la nieve
En 1934 arribó entre vítores del pueblo, el tan esperado tren que permitió la
llegada de cientos de turistas a la región, cifra que fue constantemente en
aumento. Ese mismo año se creó una nueva institución nacional: la Dirección
de Parques Nacionales (DPN), pilar fundamental de la transformación de
Bariloche como ciudad turística.
La DPN decidió la contratación de un austriaco de renombre internacional que
había competido en esquí alpino y había trabajado en el diseño y
establecimiento del centro de esquí de Sestriere, Italia. Hans Nöbl debía iniciar
el deporte y asesorar en la implantación del centro de esquí en la región del
Nahuel Huapi. Su fuerte personalidad, junto a la gran autonomía otorgada por
Parques Nacionales, haría de él una figura central en el desarrollo del deporte
en Bariloche.
Desde su llegada en 1936 se dedicó a organizar carreras en las laderas del
cerro Otto, a las cuales se podía participar si se poseía invitación especial de la
institución de Parques Nacionales. El esquí comenzaba a ser selectivo. Su
figura y la fuerte promoción dada por la institución nacional comenzaban a dar
fuerza a la imagen de un Bariloche moderno parecido a Europa. Así lo
muestran diversos medios periodísticos nacionales y europeos. Uno de ellos
enunciaba:
“Las pistas de esquí del Nahuel Huapi son elogiadas en
Paris. El territorio de Río Negro –publica Le Figaro- posee
magníficas montañas que nada tienen que envidiar a las
de Francia! La primera competición internacional de este
año se ha celebrado, no en Suiza, ni en la Saboya ni en el
Tirol, si no en territorio argentino de Río Negro,
participando en ella junto con el belga Van de Steen,
varios notables esquiadores alemanes, suizos, austriacos
y argentinos, organizada desde el Cerro Otto hasta
Bariloche y dirigida por el gran profesor de esquí Hans
Nöbl”450
Al mismo tiempo habían comenzado las obras en el cerro Catedral, montaña
escogida por él para el desarrollo del centro de esquí, descartando el
anteriormente escogido cerro Dormilón por su lejanía y por tener que acceder a
450
Periódico La Nueva Era, 11 de diciembre de 1937, Archivo Histórico Provincial de Río Negro, Viedma.
él vía lacustre desde Bariloche. Se desmalezó y limpió y comenzaron las obras
del camino de acceso desde Bariloche, el “alambre carril”, los refugios, hotel,
obras sanitarias, capilla, y por supuesto la implantación de medios mecánicos
de ascensión, con el “ansia de construir y construir para cambiar, de una vez
por todas, la fisonomía de aquel desierto”451.
Estas obras de infraestructura desarrolladas por Parques Nacionales, muchas
concesionadas a privados para su construcción o explotación, fueron
acompañadas por liberación de la venta de tierras fiscales, que había estado
limitada por una ley del gobierno radical. La concepción era modificar el
entorno, construir, para poder disfrutar. Se percibe entonces una nueva
concepción del espacio natural, que en términos de Sánchez452, pasa a ser
considerado como un valor de cambio, en donde se pone en relieve el aspecto
económico.
Muchos de los que frecuentaban el cerro Catedral y disfrutaban de las clases
impartidas por Nöbl era gente de Buenos Aires y fue allí, en una reunión social
de la alta sociedad, donde se decide la formación del Club Argentino de Ski
(CAS), el 28 de Noviembre de 1940. Los vínculos de este club de ski con la
Dirección de Parques Nacionales son significativos. Su sede inicial se situaba
en Santa Fe 690 de Capital Federal, en oficinas del edificio de Parques
Nacionales. Antonio Lynch, Luis Ortiz Basualdo, Jaime Lavallol eran algunos de
los miembros de la Comisión directiva en el que también figura Hans Nöbl
como socio, entre otros. En Bariloche tuvieron su oficina en los primeros
tiempos en el Hotel Llao Llao.
El acontecimiento que marcaría el inicio del esquí competitivo fue la formación
de la Federación Argentina de Ski y Andinismo, FASA, en 1941, por iniciativa
del CAS y a la que el CAB decide pertenecer, junto al Club Andino Barreal de
San Juan. A partir de entonces, estar federado un requisito obligatorio para
participar de las competencias oficiales. El esquí como práctica deportiva
independiente había nacido; lejos quedaban las excursiones familiares de los
barilochenses hacia las cumbres nevadas que les permitía divertirse con un
par de esquíes a bajos costos.
La práctica deportiva del esquí en la montaña acompañó e influyó en el perfil
económico de la ciudad. Desde una perspectiva local representada en las
actividades del Club Andino Bariloche, el uso del tiempo libre se caracterizó por
ser una actividad física y psíquica mas asociado a lo amateur, familiar,
recreativo en un escenario de montaña, que se convierte en parte intrínseca de
la actividad misma. La práctica del esquí que se desarrolla en el cerro Catedral
por iniciativa de la institución nacional (DPN) transmuta en un doble sentido.
Por un lado, se desarrolla el esquí deportivo competitivo. Lo que existía en la
primera etapa no era exactamente deporte, sino juego, un juego deportivo. “La
diferencia radica en que mientras el juego implica un esfuerzo físico y psíquico,
de acuerdo con unas determinadas reglas, el deporte es la organización formal
del juego”453. Por otro lado, se percibe la veta económica y se lo convierte en
una actividad recreativa ofrecida al turista.
451
BUSTILLO, Ezequiel, El despertar de Bariloche, Sudamericana, Bariloche, 1999, p. 346.
SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, Espacio, economía y sociedad. Madrid, Siglo XXI, Cap 1: “El espacio geográfico”, 1991.
Moscoso, David J. y González Fernandez, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on
line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.1
452
453
La bicicleta y los esquíes ¿actividades libremente escogidas?
Al inicio de este trabajo, presentamos estas dos actividades, el esquí y el
ciclismo de las décadas del 30 y 40, como actividades libremente escogidas
por parte de sus practicantes. Esta afirmación cobra sentido en oposición a
otras prácticas corporales, recreativas o deportivas que, planificadas desde las
instituciones estatales, intentaron “normalizar” a los sujetos.
Sin embargo, considerar al esquí y al ciclismo como prácticas sociales hace
colisionar al concepto de “libre albedrío”, en el que se busca explicar la
propensión deportiva a partir del individuo mismo, sus gustos y aptitudes. “Y es
que, en efecto, el deporte, aparte de constituir una actividad milenaria del ser
humano, es también un espacio de interacción que permite indagar en la
naturaleza de las estructuras y los cambios sociales. En efecto, tal como señala
Guay (1993), «el deporte está ampliamente abierto a un entorno que le da
forma y del que es reflejo: es un microcosmos que remite a un macrocosmos,
que es la cultura». Por esa razón pensamos que toda actividad deportiva
representa un magnífico observatorio de la realidad social.”454.
Ello explicaría que un determinado grupo social estuviera más predispuesto a
realizar una modalidad deportiva que otra. “Existe una relación entre el orden
social, cristalizado en grupos, clases y otros grandes agregados que
interactúan y se interrelacionan —a menudo jerárquicamente—, y las prácticas
que realizan —o cómo las realizan— las personas que pertenecen a cada uno
de esos agregados.”455
En este sentido, el esquí y el ciclismo eran actividades que a nivel local fueron
escogidas principalmente por jóvenes y adultos, argentinos e inmigrantes
originarios de tierras alemanas, italianas, suizas, españolas y libanesas. Siendo
comerciantes, empresarios, profesionales y empleados, estos migrantes habían
llegado a la región en la década de 1920 a pesar de que para entonces la
región sufría una crisis económica debido a la ruptura del circuito económico
agro-pastoril que lo había unido con Chile. Atraídos por las posibilidades de
crecimiento a través de la actividad comercial que se ligaba al incipiente
turismo y por la similitud del entorno natural con las regiones de procedencia de
algunos de ellos, habían tenido que dejar sus lugares de origen por las
atrocidades y hambrunas que dejó la primera posguerra. Los extranjeros de
origen europeo eran el grupo social más importante y de mayor relevancia
económica. Este grupo estaba abocado al comercio y a actividades de
servicios. Eran quienes podían permitirse las horas y días de descanso laboral
que estas actividades recreativas requisieran, como así el costo que implicaba
su equipamiento. Por un lado, había hombres y mujeres que ocasionalmente se
desplazaban por la montaña sin fines claros, sin objetivos definidos más allá
del hecho en sí de encontrarse en ese espacio, en ese ambiente cargado de
emociones (por amor a la naturaleza o al paisaje) y con un sentido
antropológico trascendental como la recreación, el goce, el descanso. La
montaña era vista como un espacio de relajación de las preocupaciones de la
vida cotidiana y también como lugar de diversión. A este grupo pertenecían
454
Moscoso, David J. y González Fernandez, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on
line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.2
455
Moscoso, David J. y González Fernandez, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on
line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.5
sobre todo aquellos excursionistas que participaban de las salidas familiares
sin mayores dificultades, hombres, mujeres y ocasionalmente, algunos niños.
Pero también estaban los montañistas habituales o frecuentes para quienes la
montaña pasó a ser un terreno más deportivo que emotivo. Un terreno de juego
valorado como segundo hogar, de uso de todo tiempo libre existente. También
estaban aquellos vecinos que simplemente participaban en los bailes,
kermeses o contribuyendo para juntar fondos para la construcción de algún
refugio como espacios de encuentro social de los sectores medios, de perfil
urbano y de inmigración europea. Por fuera de las actividades de montaña
quedaba gran parte de la población de la zona, como los trabajadores más
humildes, los chilenos pobres y los indígenas.
Analizando las motivaciones de elección de uno u otro deporte, según Moscoso
y Fernandez G. (2004), la elección de las distintas prácticas físicas y
deportivas, implicarían un esfuerzo de distinción de los grupos o agentes
sociales a través de prácticas desarrolladas regularmente, las cuales se
convierten así, en parte de una estrategia de materialización de intereses en
relación con la estructura de dominación.”456 Es decir que se busca lograr cierta
distinción a través de un deporte o práctica que tiene una buena consideración
social. Un ejemplo de ello sería el desarrollo del esquí en el Cerro Catedral que
desde su génesis estuvo vinculado a un proyecto turístico dirigido
especialmente para las elites nacionales e internacionales.
En el espacio regional, el desarrollo del ciclismo se inició como práctica física y
recreativa, logrando lentamente desarrollarse como deporte. El esfuerzo estaba
centrado en la necesidad de un entrenamiento sistemático con el fin de superar
marcas y en la valoración del desarrollo de capacidades físicas como la fuerza,
la velocidad y la resistencia en conjunción con la habilidad en desafiar y
explorar el entorno natural y del mejoramiento tecnológico de las máquinas.
A modo de cierre
Las prácticas deportivo – recreativas del esquí y el ciclismo, surgieron de la
iniciativa de habitantes de la localidad principalmente de impronta europea y no
desde políticas organizadas por instituciones de la órbita estatal. Las
asociaciones o clubes que las albergaron no tuvieron apoyo económico ni
logístico para su desarrollo.
Elegidas como actividades de tiempo de libertad, transformadoras del hombre
que permiten experimentar un estado de plenitud existencial, tanto en su
dimensión objetiva como subjetiva, ambas actividades privilegiaron el valor del
entorno natural como espacio recreativo, ya sea por el interés de conocerlo y
explorarlo como también por su belleza paisajística. La falta de opciones
variadas para realizar durante el tiempo libre, y la idea de ser “los primeros” en
llevar adelante prácticas deportivas alternativas en relación a las habituales,
también debe haber actuado como propiciador.
Cada una de ellas transitó por caminos diferentes: el Pedal Club continúo el
desarrollo deportivo ciclístico, siendo pionero en la localidad en este tipo de
actividad. En décadas posteriores, y habiéndose creado otros clubes que se
especializaban en el ciclismo, se creó la Asociación de Ciclismo de San Carlos
de Bariloche.
456
Moscoso, David J. y González Fernández, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on
line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.5
En el caso del esquí, en cambio, por tratarse de una actividad deportiva con un
alto valor económico debido a su potencialidad como bien turístico, grupos de
poder con la anuencia de algunos funcionarios estatales se interesaron por
coptarla, para su propio beneficio. El Club Andino Bariloche resistió a esta
lógica hasta donde pudo….
Otra de las características de la elección de este tipo de actividades, en tanto
prácticas sociales y culturales, es el valor simbólico y cultural de distinción que
tienen para ciertos actores sociales imprimiendo una modalidad en los
comportamientos, que muchas veces no se perciben conscientemente pero sí
están presentes en quienes las practican. Como plantean Moscoso Sánchez y
González Fernández:
….“las cosas que hacemos no son casi nunca gratuitas —
o, de otro modo, no son espontáneas—: responden a un
contexto
histórico
y
relacional,
encontrándose
generalmente dirigidas a perpetuar las características de
ese contexto”….457
Entrevista
Mojensen, Jorge, Vecino nacido en San Carlos de Bariloche. Fue
Secretario de Deportes de la Municipalidad de San Carlos
de Bariloche (año 1975). Entrevista realizada en mayo
del 2011
Fuentes
Actas del Club Andino Bariloche, 1932-1950
Anuarios y Memorias del Club Andino Bariloche
Archivo Histórico del Museo de la Patagonia. Colección Emilio Frey
Periódico La Nueva Era. Carmen de Patagones. 1919-1940
Revista Todo por usted, Año 2, Nº 17 Bariloche, Julio de 1996
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29.- “Disputando silencios y olvidos: experiencias de familias indígenas
en escuelas chubutenses con internado”.
Nahuelquir, Fabiana (UBA-IIDyPCa); Sabatella, María Emilia (UBA-IIDyPCa) y
Stella, Valentina. (UBA-IIDyPCa)
Introducción.
Los análisis disponibles sobre la relación entre pueblos originarios y educación
en la región patagónica abordan el período histórico territoriano y se focalizan
sobre todo en algunos aspectos de la realidad educativa--fundamentalmente,
los relacionados con la organización del sistema educativo, sus objetivos y las
disputas entre agencias estatales y eclesiásticas en torno a la orientación y
principios que organizaban los fines de la educación (Puiggros, 1993. Teobaldo
et al., 1993a; 1993b; 2000. Nicoletti, 2003).
En estos trabajos subyacen algunos supuestos relacionados con la ausencia o
presencia del estado en la concreción de la misión educativa en la región. En
estos casos los autores enfatizan el rol de la sociedad civil la que, a través de
instituciones como la iglesia, la organización de sectores prominentes de la
sociedad458 ó las asociaciones de padres en torno a cooperadoras escolares,
ocupó un lugar de vacancia dejado por la autoridad estatal. Estos enfoques
explican la situación educativa ponderando la distancia geográfica, la novedad
de la organización territoriana y las dificultades de instituir el orden estatal en la
región por ser la patagonia una zona de frontera. Los estudiosos destacaron las
dificultades que enfrentaba el estado en las escuelas de la región según los
actores de esa época:
Hijos de este suelo, despertarán en aquellas generaciones,
desposeídas de toda cultura social, que sólo aman sus
campos por instinto, el sentimiento noble del amor a la
patria. Pero ante la falta de maestros formados en nuestras
escuelas Normales, sólo resta echar mano a los
extranjeros… seleccionando los mejores, en cuanto se les
pueda seleccionar. El sistema de oposición es comúnmente
reputado como bueno; pero tratándose de las
gobernaciones no se debe ni se puede implantar… (Citado
por Teobaldo et al.; 1993a:349) (Itálicas del original)
Siguiendo esa línea de interpretación, las autoras observaron las dificultades
del sistema educativo para argentinizar la región patagónica:
“La escuela es uno de los factores importantes para
nacionalizar la población menuda del territorio que crece y
458
Por ejemplo en un periódico del Territorio de Chubut, se publicó bajo el título: “Contribuciones al
fondo Pro-Escuelas, la siguiente información: Por la Gobernación del Chubut, se informó que
proveniente de los aportes de distintos funcionarios, hasta ayer habían sido depositados en la sucursal
Trelew del Banco de la Nación Argentina, en la cuenta Pro Edificios Escolares del Territorio Nacional
del Chubut, la suma de 5 mil 227 pesos con 10 centavos”. Diario El Rivadavia. Fecha: 27 de Julio de
1944
se desarrolla en medio de un ambiente esencialmente
chileno y es por lo tanto a esta obra de patriotismo hacer
sentir la soberanía argentina despertando esos cerebros a la
vida nacional sustrayéndolos a la vez de la ignorancia en
que permanecen.” (Citado por Teobaldo et al; 2000:169-70)
(Itálicas del original)
El análisis se centró sobre las implicancias de los procesos de homogenización
cultural para la conformación de una identidad nacional y la formación de
sujetos productivos, los dos principales fines de las prácticas educativas en los
territorios nacionales. Asi, los trabajos han puntualizado la ingerencia de las
prácticas educativas en tanto instrumento de sujeción de las particularidades
de grupos determinados -indígenas, entre otros-. Estas perspectivas elaboraron
sus conclusiones partiendo de la saturación de sentidos de identidad que
impuso la hegemonía estatal.
Como maquinaria territorializadora (L. Grossberg, 1996), la escuela habría
tenido el deber de producir un individuo que transformara con su brazo zonas
desiertas y las convirtiera en fuentes fecundas de riqueza agrícola, brindando
los conocimientos técnicos necesarios. En tanto daban cuenta de estas
implicancias en la educación, las citadas investigaciones, han concluido que:
“los indígenas, inmigrantes y criollos fueron nivelados en el objetivo civilizatorio,
sin reparar en las características particulares de cada uno de estos grupos”
(Teobaldo et al.; 1993a: 352).
En el presente artículo, nos interesa volver a poner en relación los mecanismos
de subalternización que devienen de las prácticas educativas en tanto
portadoras de valores hegemónicos que, naturalizando sentidos de pertenencia
a la nación, producían sentidos de alteridad (Briones, 1998) para los indígenas.
Estos mecanismos particularizaban la diferencia indígena como sujeto de
políticas de invisibilización (Delrio, 2010) a través de prácticas de asimilación a
la cultura nacional, donde la escuela fue un agente activo. Sin embargo, en
este artículo acentuamos el análisis de memorias de determinadas
experiencias escolares –de la comunidad de Vuelta del Río--, poniéndolas en
relación con un contexto histórico donde está en disputa la producción de
silencios y olvidos respecto de la pertenencia indígena de las familias.
Antecedentes y contexto histórico en el que surge el Internado.
La política educativa que instaló la modalidad de aldeas escolares con régimen
de internado y que involucró a las familias indígenas tuvo su origen en la Ley
Nº 12.558, de 1938, conocida como la Ley Palacios. Con su promulgación, se
crearon los primeros 18 hogares escuelas en la zona. Esta decisión formó parte
de un proceso que pensó la intervención del estado detectando supuestas
dificultades en la misión de la escuela y el rol asignado a las familias para la
reproducción de la pedagogía utilitarista y homogenizadora con que se
construyó el sentido de una nación para el estado.
Las nuevas relaciones entre los niños separados de sus familias y el estado
allanaron y acentuaron la producción de sujetos útiles a la nación, propiciando
una intervención activa y directa del estado a través de uno de sus aparatos
ideológicos en la adaptación de las personas a la lógica de producción
económica predominante en la región. En efecto, según Teobado (1993b), la
modalidad de Escuela Hogar estaba regida por un sistema de internado que no
sólo propiciaba la concentración de la población escolar dispersa sin demandar
una formación específica para su reproducción por ser una escuela agrícola
ganadera, sino que constituía el instrumento para combatir la despoblación por
emigración a las grandes ciudades.
Se trató de un contexto donde el estado compitió y se opuso a las familias en
torno a la socialización de los niños. Para el estado, este proceso se
condensaba en la educación y lo impuso como un imperativo que, aún
operando por coerción o consenso, logró asociarlo, en este momento histórico,
con la asistencia alimenticia y los cuidados de la salud. Este posicionamiento
se alcanzó construyendo primero a las familias como entidades deficientes e
insuficientes para concretar el proceso de transformación y adaptación que
suponía en este contexto la instancia de incorporación de las personas a la
sociedad.
Por un lado, aduciendo carencias económicas, falencias culturales ó distancias
geográficas, el estado impuso el criterio de la concentración de los niños en los
establecimientos, haciendo equivaler el encierro a ideas de protección, cuidado
y prolongación de los beneficios de la sociedad moderna. Por el otro, la
agencia estatal superpuso la misión de construcción de la nación con la
defensa de la soberanía por parte de estas escuelas dado que, bajo el
propósito de evitar la emigración de las familias a centros urbanos, persiguió
como objetivo el resguardo de sus fronteras. En consecuencia, valores cívicos,
morales y utilitaristas condesaron los significados de la desición que logró imponer el estado. Asi, la prensa se hacía eco de estas determinaciones:
“Hemos dicho ya que la estructuración de la enseñanza
primaria reclama reformas fundamentales y revolucionarias.
Sobre la base de los mismos conceptos y refiriéndonos a la
función social de la escuela en la Patagonia consideramos
urgente la creación de los internados. La importancia que su
establecimiento reviste no ha sido estimada aún en sus
justos quilates, salvo contadas oportunidades, puesto que
las más de las veces asignósele a la iniciativa un propósito
discutible y equívoco […] La enseñanza versará sobre
materias fundamentales, dedicándose mayor atención a los
rudimentos de la moral individual y ciudadana. Desde allí y
con carácter paulatino, el niño debe adquirir la noción de su
responsabilidad política en la orientación de los destinos de
la nación”459.
Si bien la iniciativa de la instalación de las escuelas con internado –según la
prensa- fue objeto de controversias y sus intenciones generaron dudas, se
planteó sin embargo como necesidad la reclusión y el manejo de los cuerpos a
partir de la función simbólica de formación moral de los niños como futuro de la
nación. Esta instancia de homogenización apeló a la aplicación de rutinas y
organización de conductas entre otras formas de sistematicidad afianzando, de
este modo, la producción de un individualismo que, a su vez, domesticó y
disciplinó a los niños para poder adaptarse a un utilitarismo social. En este
contexto proponemos analizar lenguajes y comportamientos en y sobre la
institución escolar a fin de descifrar sus objetivos en el lenguaje y los
459
Diario EL Rivadavia. Fecha:14 de Marzo de 1944
comportamientos que caracterizaron la dinámica de funcionamiento de los
internados.
Desde antes de la década del '30, la política de tierras planteaba evitar la
formación del latifundio. En este sentido, las autoridades nacionales acusaban
al indígena de constituir un elemento de intereses foráneos porque, a
consecuencia de su atavismo, actuaban como instrumento de aquellos
sectores. Ana Ramos y Walter Delrio (2006) analizan cómo ante las denuncias
efectuadas por las familias indígenas se iniciaban expedientes que producían
información para constatar los hechos. Sus procedimientos administrativos, con
el control de la información por parte de las autoridades, culminaban en la
desacreditación de las demandas indígenas.
La Comisión Honoraria de Reducciones de Indios, para la época, se
instrumentó como un ente especializado en problemas de la población
indígena. Aplicó una mirada diferencial entre los indígenas del norte y sur del
país. Buscó sedentarizar al indígena del norte y transformarlo en clase
trabajadora. Sostenía que los indígenas del sur se inclinaban al sedentarismo,
aunque no estaban estabilizados porque la tenencia precaria los exponía al
despojo. También, esta agencia se defendió de las acusaciones de sectores
privados que deseaban más libertad en el manejo de contingentes de
trabajadores. Estos procuraban la invisibilización y estigmatización del indígena
para correr alambres. No obstante, teniendo presente la situación antes
mencionada, vio a los indígenas como seres inferiores, menores de edad y
necesitados de la tutela del estado. (Delrio, 2005:261).
Se viabilizó como alternativa de las expropiaciones de lotes, a través de la
Comisión Honoraria de Reducciones de Indios, designar interlocutores para la
comunicación con los grupos indígenas. En efecto, manifestó en la memoria de
1932, que elegiría “indios puros” que se dedicarían a recorrer el sur del país.
Posteriormente esta comisión elaboró un informe en que solicitó a las
autoridades que se contemple la situación de los aborígenes en tierras fiscales
y se los eximiera del pago de derecho de pastajes. En consecuencia, la
Dirección de Tierras mencionó que era ése un beneficio para indígenas
argentinos y a las agrupaciones se les aplicaría el decreto Nº 76.904, del 1 de
Mayo de 1916, por el que se autorizaba a la Dirección de Tierras para
condonar, en caso de insolvencia, los cargos en concepto de derecho de
ocupación de los “aborígenes argentinos”. (Delrio, 2005: 263). Aunque
posteriormente, en 1936, se autorizó por decreto a condonar deudas en
concepto de derechos por ocupación de lotes. Con estas medidas, en un
contexto de invisibilización, se favorecía a indígenas dispersos y no a las tribus.
Entre tanto –menciona Delrio - en la región aumentó la expropiación de tierras
por el incumplimiento del pago de pastajes y los sistemas de endeudamiento.
Por la derogación de la Ley del Hogar se produjo la instalación de pequeños y
medianos comerciantes que, por el mecanismo de la prenda agraria,
endeudaron a los indígenas y corrieron alambrados. Gendarmería, la policía y
el Juez de Paz fueron sindicados como los colaboradores o cómplices en los
desenlaces de la expropiación de la tierra. Sumado a esto, las políticas
nacionales erosionaron y cuestionaron el rol de los representantes comunitarios
que gestionaban sus respectivos reclamos. En consecuencia, las familias se
vieron obligadas a migrar del hogar en búsqueda de trabajo para complementar
su economía. Al impacto de la crisis, se le sumó la sobreexplotación de las
tierras y su imposibilidad de absorber la nueva fuerza de trabajo. Por su parte,
las autoridades describían a los indígenas viviendo en un estado avanzado de
desnutrición, los acusaban de merodeo y cuatrerismo.
El internado como práctica de disciplinamiento social.
La modalidad de formación que el Poder Ejecutivo entendió se debía aplicar
con los niños indígenas en los internados se hace evidente a través del Decreto
6216/44, el cual apareció en una publicación periodística460. Brevemente
analizamos este conjunto de prescripciones destinadas a la atención de la
salud de los alumnos, a partir del aporte de Michel Foucault (1992) para el
análisis de las sociedades disciplinarias. En tal sentido, la incorporación de
estos establecimientos a la esfera de la Dirección Nacional de Salud Pública y
Asistencia Social circunscribió el lenguaje y los comportamientos seleccionados
para cumplir los objetivos biopolíticos de saneamiento y normalización de los
niños indígenas en estas instituciones.
Los procedimientos vinculados a la vigilancia de la salud y su asistencia a partir
del control de la conducta de los internos formó parte de un conjunto de
instrucciones que médicos y enfermeros residentes en los internados debieron
cumplir y hacer cumplir, como las disposiciones establecidas por las leyes de
vacunación antivariólica y antidiftérica y toda otra indicación profiláctica que
dispusiera la Dirección mencionada (Art.5º). Estas disposiciones
comprendieron tanto procedimientos de prevención, como de sofocación de
diversas patologías -considerando por éstas ciertas conductas vistas como
disfunciones biológicas- que presentaran los niños. Dichos agentes actuaron a
partir de, al tiempo que inculcaban, una serie de reglas conducentes a la
adquisición de determinados hábitos, como obligar a que todos los internos se
bañen por lo menos 3 veces por semana. (Art. 19ª). La disposición de espacios
destinados a actividades precisas, en tiempos puntuales, permitió un riguroso
cumplimiento, planificando acciones al detalle en el control del tiempo y
espacio, para hacer eficaces las actividades destinadas al consultorio, la
enfermería, los baños ó la sala de internación. Así esta sección del Internado
asumió su propia dinámica y tuvo un carácter definido, convocando personas
que cumplieron funciones para usar/producir saberes específicos a fin de lograr
el orden y cohesión del internado como un todo. En tanto engranaje de la
máquina escolar, esta dimensión institucional se especializó en articular una
capacidad específica –la de sanear-, aplicando una forma de comunicación
puntual –el discurso médico- y un poder específico -para reglamentar
conductas-. Estas tres dimensiones aparecen entrelazadas en el decreto
estatal para convertir a los niños en futuros ciudadanos de la nación.
A través del reglamento sanitario, el Internado apareció como un vasto sistema
de control que se ejerció sobre los niños. Se encadenó de modo jerárquico a
todos los actores sociales desde una lógica horizontal de intervención del
espacio cuya distribución panóptica permitía la vigilancia de las aulas,
dormitorios, baños, sala de juegos. Así mismo, se aplicó una lógica vertical
que, atravesando distintas posiciones, hizo descansar parte de su objetivo
general en diferentes funciones destinadas a cada uno de sus responsables.
Este control establecía: “Los internos tendrán un mínimo de horas destinadas al
sueño, recreación, juegos y ejercicios físicos que se determinan a continuación:
460
Diario El Rivadavia: Fecha 25 de Agosto de 1944.
niños menores de 10 años, 10 horas de sueño….” (Art. 20º). Estas medidas
presuponían reorientar la ausencia de horarios, hábitos, rutinas-comportamientos todos que, atribuidos a la negligencia familiar, se
consideraban marginales a la vida social. La meticulosidad del Internado se
vinculó con las concepciones que la sociedad tenía de los indígenas como
portadores de conductas inmutables:
“cercado por su propia manera de ser, reducido a la mínima
expresión como criatura humana, no es extraño que el indio
acuciado, por el espíritu de conservación, apele al único
recurso para sobrevivir: el robo. El robo se ha convertido asi,
hasta en la ley natural para el indígena y, para el que
detenga a observarle, anotará que hasta en los niños
indígenas se nota una propección marcada a apoderarse de
lo ageno”461.
Tales apreciaciones construían una realidad social, describiendo un contexto
de vida que, en última instancia, dependió de determinados (pre) juicios de
valor efectuados sobre las familias indígenas. La sociedad explicó el
funcionamiento de la realidad indígena como inmodificable porque presupuso
que ellos actuaban a través de conductas innatas. En consecuencia, se
convirtió al núcleo familiar en elemento inútil para producir niños sanos,
obedientes, racionales. Por este mecanismo se les asignó a las familias
determinados atributos, lo que habilitó al resto de la sociedad a identificarlas
como grupos problemáticos y necesitados de normalización.
Posicionadas las familias indígenas como enemigas de la comunidad
imaginada de la nación (Briones, 1998), se las definió como una entidad
opuesta y resistente a la higiene, el orden y la obediencia que exigía un
sistema de explotación laboral. Concebidas como portadoras de determinados
hábitos y costumbres - junto a la ausencia de otros- se las concibió como entes
improductivos e inertes. En la medida en que el hogar transmitía formas de vida
propias, se consideró que enfermaba al tejido social. Frente al orden del
internado, las dinámicas familiares quedaban al margen, en tanto se
superponían, separaban y recreaban modos de socialización alternativos. Por
esto, se las configuró como el enemigo interno de la sociedad, del Internado y
del propio niño indígena.
En efecto, ante "la perturbación social" endilgada a la vida comunitaria, el
estado destinó médicos y enfermeros para cumplir programas y sugerir planes
de intervención, que inculcaran en los niños horarios, tareas, conductas a
través de la planificación de las comidas, vacunas, el disciplinamiento tanto de
tiempos de descanso, como de recreación o pautas de higiene. La aplicación
de estas medidas se justificaba como reparación de falencias en la educación
del hogar y, al mismo tiempo, anticipaba la dislocación del vínculo familiar. El
justificativo del estado fue inocular vínculos amenazantes a los que estaban
expuestos los niños, lo que se tradujo en los efectos de un proceso de
homogenización social. Aún ante el exilio familiar y el aislamiento los niños
continuaron posicionados como factor inapropiado e incorregible frente al
colectivo más amplio de la comunidad nacional, en la medida en que el
461
El Rivadavia. Fecha 30 de Enero de 1943
internado se pobló solo de niños indígenas. En esta dirección, es que también
se evitaría que las familias emigraran a los centros urbanos.
El régimen del internado impartió en los niños ritmos de vida diferenciados de
acuerdo a su edad. Por ejemplo, “Los varones internos menores de 6 años se
levantaban no antes de las 7 horas en verano y 7:30 en invierno; los mayores
de 6 años no antes de las 6:30 horas en verano y 7 horas en invierno”. (Art.
17º). Esta diferenciación fragmentante de la comunidad de los internos se
reprodujo en otras instancias mediante actividades, rutinas ó controles. Esto es,
se superponían subdivisiones y reticulaba cada instancia de la vida según
sexo, edad, estación del año ó tarea. Estas formas de distribución del espacio y
del tiempo, además de facilitar la vigilancia creaban espacios útiles. En efecto,
organizaban espacios de aprendizajes pero también de control de cuerpos e
individualización de enfermedades desde donde se ejercía control también
hacia las familias y hogares de los niños. Con estas medidas la escuela
garantizaba transformar a los niños en sujetos productivos, competitivos y
autosuficientes económicamente. A fin de facilitar la obtención de información
necesaria para perfeccionar el control, se confeccionaban fichas sanitarias
individuales por niño, completando su seguimiento cada 6 meses. Según el
decreto citado, estos datos apuntaban a colaborar con los profesores en su
vigilancia psico-pedagógica. Este saber acumulado cumplió la misión de hacer
inteligible al niño en tanto objeto de reforma, sumisión y uso. El cuerpo
enajenado de los niños pasó a ser parte de dispositivos médicos que preveían
e impusieron movimientos, actitudes, valores y comportamientos.
En los talleres realizados en la Comunidad Vuelta del Río, en el verano del año
2011, se reflexionó sobre las consecuencias que habían dejado las
experiencias de internación. Amalia aseveró cómo en la escuela “nos
olvidamos de donde venimos”. En consecuencia, se analizó que esa institución
operó sobre las producción de memoria social comunitaria limitando y
condicionando la producción de sentidos de pertenencia, por esto Nilda afirmó
que “la escuela desvalorizó y prohibió le lengua y la cultura”. Los asistentes al
taller evaluaron el proceso de escolarización como pérdida y silenciamiento de
prácticas culturales al explicitar que “no nos ha quedado otra que ir a la
escuela, pero nos ha hecho renegar de nuestra propia historia”. En síntesis, se
analizaron los impedimentos para expresarse, la imposición de lealtades al
estado- nación y su historia y cómo se desacreditó los accesos a la transmisión
del pasado comunitario y otras prácticas culturales.
El modelo de disciplinamiento que se implementó en el Internado prescribió las
funciones de cada persona y el camino para conseguirlo. Se asentó sobre la
base de un poder que separó a los niños indígenas del resto de la sociedad
para, paradójicamente, garantizar su incorporación a ella. Bajo el supuesto de
formar una comunidad pura y homogénea, los niños indígenas debían ser
recluidos y sus vínculos familiares cortados y estigmatizados. Al mismo tiempo,
en tanto este orden se instaló como respuesta necesaria, construyó su
positividad argumentando que ponía en igualdad al indígena con el resto de la
sociedad y al Internado como el espacio que garantizaba y resguardaba ese
supuesto. En conclusión, la práctica de internación se postuló como un bien
que alcanzaba a todos, de ahí que se haya naturalizado el encierro en tanto
tiempo invertido en la construcción del futuro nacional.
El internado como espacio de circulación social.
El Internado guardó una lógica de organización del espacio que impuso a los
niños modos de movilidad, actividades, horarios, trayectorias de vida dentro de
un esquema gradual con formas específicas de habitarlo. Diferenciando a los
niños por su cultura los encerró para homogenizarlos a la nación. La circulación
por las aulas, habitaciones, la enfermería, los baños, el patio los territorializó a
ritmos de producción de eficiencia de los proyectos pedagógicos. Al someterlos
a prácticas y controles sanitarios se los posicionó asimétricamente como
sujetos a modificar. En síntesis, dispuso a través de su organización espacial
maneras de existir y significar la existencia de los niños, violentando las
experiencias subjetivas con la que llegaban al lugar.
Retomando los planteos de Grossberg (1996), buscamos en este apartado
identificar en las narrativas de las familias de la Comunidad Vuelta del Río
formas de circular por ese espacio, así como tiempos habilitados para actuar,
junto a acciones que establecieron en el internado, más allá de que ese
espacio estuvo estructurado por determinadas dinámicas de funcionamiento.
En efecto, se desprende de los relatos que lograron recrear momentos y
lugares en el encierro y, con ellos, articularon y produjeron efectos que
contradecían y desplazaban los condicionamientos del sistema de internado.
En estas narrativas remiten a vínculos afectivos, actividades grupales y
significaciones colectivas que unían sus identificaciones y pertenencias con la
trama de relaciones familiares provenientes del seno del hogar.
Los accesos al conocimiento y la reglamentación de las conductas infantiles
estaban determinados por los lugares desde, y por los cuales, los internos
experimentaron esa realidad. Ellos por lo corriente actuaron para y desde una
geografía de vínculos y afectos localizada fuera de los muros del Internado. Los
vínculos y relaciones afectivas que conformaron su subjetividad estaban
depositados en lugares de apego desde los cuales experimentaron el
disciplinamiento y la domesticación escolar. Fueron los espacios de la intimidad
familiar y las geografías propias y cotidianas de sus vínculos, su entorno y
actividades, los que se recreaban a través de los juegos y se superponían al
orden establecido. Con sus acciones, los niños remitieron a tareas, momentos
de vida familiar o los roles asumidos dentro ella. Ellas tenían sus propias
lógicas de sentidos con ámbitos, valores, dinamismos y creencias comunitarias.
Estas instancias habilitadas por los niños les permitieron sostener conexiones
con sus sentidos de pertenencia.
En la Comunidad Vuelta del Río –Chubut-, Doña Segunda nos contaba cómo
los maestros los castigaban, porque cuando ingresó a la escuela ellos
hablaban en mapuzungun. Aún cuando sus padres les habían advertido de las
sanciones esperables por hacerlo, ésta era su lengua diaria. La audiencia
atenta que fue parte del relato de Segunda fue interactuando con ella y
contando sus propias experiencias. Sus hijos contaban de cómo entre los niños
jugaban a bolearse entre ellos, y que esas conductas eran sindicadas como
comportamientos regresivos. Los niños que todavía asisten al internado nos
contaron los diálogos con los compañeros esperando una salida del internado
para el encuentro familiar. Estas acciones permiten, dentro del tiempo y el
espacio del encierro, instituir acciones, momentos y espacios donde se
construyen vínculos familiares y significados de las trayectorias escolares. A
estas instancias remitían las experiencias de Marcelo, quien nos contó que con
los varones hacían marcaciones, pialaban, hacían fiestas cuando iban a la
escuela.
A través de estas contadas, también podemos interpretar que cuando los
docentes les transmitían a sus alumnos que eran apáticos, taciturnos, que
tenían dificultades de adaptación ó problemas de aprendizaje, o cuando les
replicaban a nuestros interlocutores que
su contexto y entorno familiar operaba como un obstáculo para sí mismos, se
iba poniendo en evidencia que la subjetividad de los niños circuló por otros
espacios de significados, deseos, experiencias, normas de socialización o
valores que atravesaron el espacio del internado para oponerse, superponerse,
encogerse o extenderse en él. Este era un espacio en el que se movía una red
de relaciones infantiles.
Prepararse para esperar a los padres que iban a buscarlos para llevarlos al
hogar implicó para los niños actualizar los sentimientos de apego a ceremonias
que se practicaban en la comunidad, a los afectos que los unían a la trama de
vínculos que se articulaban en torno a señaladas, visitas, los viajes ó recorridas
cuidando los animales cuando acompañaban a sus mayores.
Dichas
actividades formaban parte de prácticas que articulaban una intensidad de
vínculos, valores y prioridades propias. Estos momentos pautaron muchas de
las direcciones que dentro del internado tomó la trayectoria escolar de los
niños. Constituyeron paradas, moradas de apego, donde los niños efectuaron
inversiones afectivas porque mantenían relaciones activas con su hogar.
En el homogéneo y reticulado espacio del estado nación que conformaron los
Internados, las instancias de agencia que los sujetos lograron articular fueron
entramadas desde su posición de alumnos pero intercalando otras posiciones
provenientes del ámbito de su comunidad de pertenencia colectiva. Al mismo
tiempo, las prácticas que se propiciaron en el internado dejaron como efecto
entre los alumnos la producción de significados de autoridad, representaciones
de orden y de sí mismo. No todas estas nociones producidas asumen
significados equivalentes; tampoco indican espacios en constante
confrontación, ni se solidifican en el discurso. Antes bien, son empleadas en
función de los contextos presentes de interacciones cotidianas, definiendo el
presente de las relaciones sociales y formando parte de consignas para
cambiar la realidad.
La separación de los padres de al lado de sus hijos buscó destruir el orden de
familia y reconstruir un orden cívico de individualidades para los niños
indígenas. El internado atribuyó valores desiguales a cada uno de estos
órdenes y enfatizó esas desigualdades como diferencias irreconciliables; sin
embargo, las identificaciones subjetivas y sentidos de pertenencia de los niños
remitieron en la vida cotidiana al hogar. En juegos, dibujos, estados de ánimo ó
actitudes contestaron el mensaje de invisibilización, silenciamiento, olvido y
borramiento de sus trayectorias de vida que les propuso el Internado.
Por un lado, el orden imperante en la lógica que organizó la estructura del
internado y el contexto histórico específico de los niños y sus familias no estuvo
exento de tensiones. Por el otro, ambas instancias de estos procesos sociales
tuvieron efectos múltiples y contradictorios, tanto en el plano del Internado
como en el seno de las familias indígenas. En consecuencia, todavía hoy
numerosos niños parten desde la Comunidad Vuelta del Río hacia escuelas
con Internado, mientras sus padres se reúnen para hablar del desarraigo
comunitario que este sistema provoca a la comunidad y sueñan con proyectos
como el de hacer una escuela diferente.
Los silencios y olvidos del Internado y las memorias indígenas.
Los enfoques que investigan sobre la producción de memorias en contextos
de encierro parten de algunas hipótesis que colocan en primer plano la
sobredeterminación de las articulaciones hegemónicas sobre las que
descansan las prácticas de reclusión en una sociedad. En ellos las memorias
describen mecanismos de represión, sometimiento, intromisión ó
supervivencia. En estas miradas, se entiende que la memoria opera como una
prolongación del pasado en el presente, donde quien recuerda reproduce un
contexto social de orden binario; así la memoria conserva y fija la reproducción
de sentidos sobre esas experiencias sociales (Carnovale, 2006).
Otros investigadores que se han interesado por la función que cumple la
memoria en grupos que fueron sometidos a experiencias de opresión, en sus
argumentos ponen en suspenso la subjetividad personal, para explicitar la
desintegración del sujeto, la pérdida de su identidad y el quiebre de la
conciencia de sí. Parten de concebir a la persona como un ser racional y
coherente donde el encierro supone tanto una situación de anormalidad
psicológica, como cierta dificultad para la adaptación social. En tanto, la
memoria conformaría un medio y un fin para sanar heridas, superar el pasado
ó liberarse de él. Restablecer la relación entre memoria e identidad les
permitiría a las personas re-ajustarse al tejido social (Candau, 2001).
Los aportes anteriores retoman conceptos de Ricoeur (1990), quien considera
que la memoria constituye una huella ó marca que deja el pasado en el
presente de las personas. Estas huellas son las que las personas
reacomodarían en las narraciones de sí y que, en ese proceso, tenderían hacia
la coherencia interna a partir de objetivar en el presente aquello que impide
poner en orden el mundo interior de las personas y la sociedad. Lo anterior
operaría como una condición para que el individuo construya una identidad
personal caracterizada por la estabilidad y la continuidad de si mismo.
En relación con aquellas concepciones de memoria, los olvidos y silencios son
equivalentes. Ambos se asumen como ausencias ó vacíos de información
sobre las experiencias de encierro. De esta forma, el olvido es la contra cara de
la memoria, por lo que todo olvido sería el resultado implícito y explícito de un
trabajo de memoria. En consecuencia los olvidos también terminan
explicándose como efecto de imposiciones en el ejercicio de un orden social
dominante.
Otros autores, identifican que los olvidos y los silencios dependen, y son
continuidad, del funcionamiento de determinado contexto social que los hace
posibles, que los genera y sostiene. Entonces conciben que las personas
actúan en respuesta a los estímulos del medio. Como el medio es el que
impone el silencio, las personas, entonces, responden con un distanciamiento
de la sociedad y un encierro en sí mismos (Jelin, 2006).
En relación con los planteos expuestos, nuestro análisis parte de la perspectiva
de autores (Löwy, 2005) que retoman el enfoque de Walter Benjamin para
conceptuar procesos de memoria. Estos consideran como punto de partida
criticar y desplazarse de las visiones teleológicas ó deterministas en el análisis
del pasado y, en su lugar, conciben al proceso histórico como instancia abierta
a un campo de posibilidades. Consideran que es desde el presente que se
hacen determinadas aperturas del pasado. Entonces, el pasado no subyace
incólume sino que se presenta como un conjunto de opciones viables que se
configuran desde la posición de quién apela al mismo. En consecuencia,
cuando el presente abre el pasado lo hace, al mismo tiempo, en relación a
futuros posibles que se interpretan como oportunidades para el devenir.
Cuando la gente narró sus experiencias en la escuela con internado iban
precisando, en ese proceso, las características de la escuela que querían y, al
mismo tiempo, una disparidad de sentidos en torno su proceso de
escolarización. Esta permaneció enfrentada a la comunidad porque los “chicos
cuando salían de la casa volvían distintos y sus comportamientos con la familia
cambiaban. La escuela les hacía olvidar de dónde venían y así los desvalorizó”.
Estas circunstancias se ponen en discusión porque la familias aseveran que
“nosotros en todas las edades y de todas la maneras aprendemos, nosotros
aprendemos juntos, nuestro conocimiento es circular, en cambio, en la escuela
te ponían uno detrás del otro”. Se pone en controversia aquella insistencia de la
escuela por los olvidos y los silencios y se recrean con ellos otros sentidos
posibles para la educación. Estos otros sentidos se condensan en la necesidad
de “seguir siendo mapuches, preparándose para enfrentar lo que viene con
proyectos para que la comunidad salga adelante”. Mientras el proyecto de
educación estatal representa valores de competitividad, individualismo y
aislamiento, estas familias expresan que “los ancianos tienen ricos
conocimientos que deben transmitir a los jóvenes para mejorar la calidad de
vida de las familias en el lugar”. En consecuencia ahora se trata de pensar una
escuela que respete los tiempos de la gente, tras lo cual Doña Segunda
expresaba:
“Uno va a la escuela y le preguntan algo, uno no dice nada,
no lo explica porque no lo sabe y nos toman como ignorantes
a nosotros. Y no, no es así. Muchas veces ellos hablan de
una manera y capaz no hace entender. Si uno le entiende lo
que ellos hablan le responde lo que es. Eso es lo que pasa.
De trabajo claro que sabemos”. (Segunda. H.)
Las memorias familiares surgen del diálogo con proyectos enfrentados que van
conformando una heterogeneidad de sentidos con respecto a diversas
concepciones de educación y ponen en evidencia cómo se fue encauzando el
proceso de homogenización cultural. A la par, se concibe una alternativa de
cambio para la realidad que enfrentan los niños que en el presente asisten a
las escuelas con internados radicadas en centros urbanos como Esquel,
Cholila ó Trevelin. Surge así la necesidad de una escuela alternativa porque
quedan memorias como las que contaba Doña Segunda cuando decía que “en
la escuela se ha sufrido mucho”. Uno de los jóvenes que pasó por un internado
explicó:
“Y vamos a decir con una realidad que en el pueblo es tan
encerrado el ambiente, vamos a decir, que el chico que
viene de origen del campo no puede ver. Como que el chico
entra en un sistema de arrebato. Se arrebata el chico y no
termina siendo nada” (Roberto. T).
Las experiencias de trayectorias por los Internados parten de una voz y de un
pensamiento pero, simultáneamente, replican en ellas una multiplicidad de
voces, actores sociales, vínculos que van definiendo situaciones de interacción
que permiten analizar cómo el proyecto de la Escuela con Internado era
recibido en la práctica, con qué prácticas y valores se lo asociaba. En los
relatos, el Internado emerge como un discurso tensionante para la subjetividad
de las personas, y sus prácticas entran en contradicción con la justificación de
sus propios discursos. Esta contradicción se evidencia cuando los padres de
Roberto llegaban a la escuela. Él hace unos años que dejó el internado y así
recuerda esas experiencias:
“Sí que se puede [Levantar una escuela]. Se 
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