Rec. de Med. ¡,,·. G. Narnrra l: 236. 1957 LABORATORIO DE HEMATOLOGlA DE LA CLINICA MEDlCA DEL PROFESOR A. PEDRO PONS. DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE BARCELONA Ciril Rozman-Bo1-stnar RESUMEN Se realiza un estudio sistemático del esplenograma normal proponiéndose algunas modificaciones al esplenograma de Moeschlin. Se describe por primera vez en estudios citológicos sobre el esplenograma la probable célula de la pared de los senos venosos, incluyéndola en la sistematización de la serie reticular esplénica. Se estudian también esplenogramas en diferentes enfermedades analizando los datos más valiosos para su correcta interpretación. El estudio de la bibliografía sobre punción esplénica revela una cierta escasez de estudios sistemáticos. Por eso hemos creído útil realizar un examen minucioso de todo el material disponible, para comparar nuestros resultados con los de otros autores y obtener alguna nueva conclusión. Las punciones biópsicas de diversos órganos, practicadas sobre todo con finalidad diagnóstica, ocupan un lugar destacado en estudios clínicos en general, y sobre todo en Hematología. De las tres punciones principales, medular, ganglionar y esplénica, esta última es la medular estudiada, debido quizá a que su utilidad es menor, y también a que no está exenta por completo de peligro. No queremos decir que su estudio esté prácticamente por hacer, puesto que se han publicado varias monografías y múltiples artículos, sino que -aparte de los estudios de Perles 53 y Weil y colaboradores s.1, algo antiguos ya dentro del rápido desarrollo de la Henntología moderna y los de Moeschlin 38-12- son pocos los trabajos sistemáticos sobre los productos obtenidos me- <liante punciones esplénicas. Muchos artículos modernos hablan de los diagnósticos establecidos mediante el examen de las células obtenidas por punción del bazo, pero muy pocos profundizan con detalle en los porcentajes obtenidos, hecho ya de sobra establecido en la sistemática diaria por lo que respecta al hemograma y el mielograma y brillantemente iniciado en lo referente al material esplénico por Moeschlin ,¡z, pero no del todo continuado por el resto de Jos hematólogos, que se resisten de cierta manera a la práctica usual de la punción esplénica y más todavía a su estudio detallado y expresión porcentual de los resultados obtenidos. Sólo unos cuantos textos de hematología recomiendan la práctica sistemática del esplenograma 1s, 19, 2s, s2, s~1. En nuestra exposición prescindiremos de la técnica de la punción esplénica, por lo demás perfectamente estudiada por muchos autores que concuerdan sobre su inocuidad si es practicada correctamente 7, 21, 42, etc., para limitarnos exclusivamente al esplenograma. En el presente trabajo hemos examinado 84 extensiones de productos de punción esplénica o de frotis de bazos extirpados quirúrgicamente. y teñidas por el método corriente de Septbre., 1961 May Grünwald-Giemsa, contando a continuación 1.000 elementos celulare3 :Je cada prepara.:ión y calculando luego el pcrcentaje de los mismos. Como ha demostrado Moeschlin 42, los resultados del esplenograma obtenido por punción esplénica o por frotis de trozos obtenidos q uirúrgicamente, son perfectamente superponibles; de aquí que no se hagan diEtinciones sobre su procedencia al exponer los diversos esplenograrnas. Para que no hubiera lugar a ninguna sugestión posible, examinamos dichas preparaciones sin el conocimiento previo del diagnóstico de la enfermedad que padecían los pacientes en cuestión, en múltiples ocasiones ya establecido. Sólo más tarde, cuando todo el material estaba ya examinado, confrontamos los resultados o bten:dos con las historias clínicas de los pacientes y demás exploraciones hernatológicas, para precisar el diagnóstico y complecar los datos. Después de agrupados todos los esplenogramas en diversos capítulos, examinarnos muchos de ellos de nuevo en busca de otros hallazgos que pudieran ser de interés. Por falta de datos en sus historias clínicas, o por deficiente conservación de las preparaciones, se prescindió de 12 es::ilenogramas. Otros 10, si bien sirvieron para la elaboración de alguna· estadística,· poseen poco interés y no se presentan. Todos los demás, 62, se exponen por grupos de enfermedades en la parte especial, discutiéndose a la luz de los datos bibliográficos modernos y del cuadro clínico general. EL 237 CONTHIBUC!(JN AL ESTUDIO DEL ESPLENÜGHA\L\ ESPLENOGRAMA NORMAL En la bibliografía se citan muchos esplenogramas considerados como normales n. 42, 73. 7s. 77, 81. a3. El estudio comparativo de los mismos es hasta cierto punto difícil por la diferente nomenclatura que utilizan los autores y por la intervención inevitable de los factores subjetivos. En su comparac10n se prescinde de los de Weil 83 y de Tempka 75 : el primero es poco exacto, tanto en el aspecto porcentual como en su nomenclatura, mientras que el segundo incluye las células destruídas, lo cual dificulta su enjuiciamiento, puesto que todos los demás autores prescinden de ellas. Como base para la obtención de un esplenograma normal, se pueden aceptar, pues, los cinco restantes. Moeschlin 42 ha hecho los estudios más profundos respecto a la composición celular normal del bazo. Comparó los esplenogramas obtenidos por punción de un mismo bazo en sus dos partes extremas (polo superior e inferior), observando que la diferencia era muy escasa. lo mismo que entre los esplenogramas obtenidos por punción o frotis de bazos extraídos quirúrgicamente. Para que los resultados sean válidos, aconseja guardar ciertas normas, como contar por lo menos 1.000 elementos celulare5 para la confección del esplenograma, cambiando además el lugar de la extensión donde se cuentan las células (un tercio en la parte superior de la misma, otro tanto en la parte media y otro tercio en la parte inferior), procedimiento seguido por regla general, en este estudio. Para poder comparar los valiosos estudios de Moeschlin 42 con los obtenidos por los demás autores, se presentan en la tabla I todos los datos unificados; se han sumado todas las células pertenecientes a una determinada serie, para que su comparación se hiciera más sencilla. De dicha tabla se ha excluído, aparte de los esplenogramas de Weil 83 y de Tempka 75, ya ci,tados, el de Vegh 77, por ser prácticamente idéntico al de Moeschlin 42, añadiéndose, en cambio, una observación propia. Respecto a la serie reticular que tan difícil es de homogeneizar por la nomenclatura y subdivisiones dispares de los diversos autores cree- TABLA.-1. MOESCHLIN (!!) ---~-~----- Serie reticular Eritroblas\os Granul. inmaduros Granul. neutr. madur. Eosinof. maduros .. Basófilos maduros Mono citos Linfoblastos Linfocitos total 0.5 o 0.05 11 0.2 0.1 1.2 o . 58 183 0.2 0.3 31 1.1 ] J 2.4 0.2 89 STREICHER Y CHATTERJEA (42) 4.05 0.25 0.45 34.25 0'4 muy 1aros LO -- 5.25 o 0,25 63 92.5 1.0 o o 5.5 o -- SANDKUHLER (73) -------- WATSON Obscr(81) vación propía 1,2 L7) 0.50 0,3) 0,07 o 6.8) 5.1 ( 3,2 0,8) 0.4 ( 0.1 0,2) O.l ( o 1,3) O,Ol ( o 1,25 ( 0.65- 1.81 88.4 184.3 92 ) o o 0,75 10.25 0.5 0.25 0,25 0,0 87.25 0,3 8.3 0,3 0.2 0,3 0.1 0,98 o ( 0,2 -- - ~- 89 C)•JO "''-'º C!RIL ROZ\!.\N-llORST;\ \l{ mos que las cifras de Moeschlin 42 son ~orrec­ tas. En ella se han incluído los macrofagos, las células reticulares plasmáticas, las células de la pulpa, las células cebadas de tejido, los plasmoblastos y proplasmocitos, las . células plasmáticas linfoides, las células endotehales d_e los senos las células endoteliales de los capilares. las' células reticulares grandes, los fibrocitos y los fibroblastos. Una vez su_madas todas estas células, se observa en dicha tabla e ue las cifras de los diversos autores concuerd:rn bastante. Unicamente el límite superior dado por ChaHerjea y col. ll está en desacuerdo, debiéndose probablemente a un exceso de células plasmáticas. Los eritroblastos son, según el acuerdo común, muy escasos o del todo ausentes. . Los granulocitos inmaduros (mieloc1tos y metamielocitos) oscilarían entre O y 0'75 por ciento. La suma de los leucocitos neutrófilos segmentados y en banda puede oscilar más intensamente de lo que establece Moeschlin 4 2 : 3'2 a 34'25 por ciento. Ello depende, naturalmente de la cantidad de sangre mezclada durante la' punción o el frotis. Es evidente, sin _embargo, que el límite inferior de Moeschlm 42 es demasiado elevado. Los linfoblastos son muy escasos. La cifra total de linfocitos, es bastante importante para la interpreta_ción, como se _verá más tarde· tendría los límites supenor e mferior algo 'más altos que los establecidos por Moeschlin 42. En conjunto, pues, y examinados todos estos datos, podemos aceptar como básico el esplenograma de Moeschlin 42 , con dos correcciones fundamentales: disminuir el límite inferior de los granulocitos neutrófilos maduros hasta 5,2 por ciento, y elevar el superior de los linfocitos hasta 92,5 por ciento. Con ello, creemos, nos acercamos en mucho al esplenograma normal. Consideraciones sobre la citología esplénica normal.-Al examinar los esplenogramas normales referidos por diversos autores, es fácil percatarse que es precisamente en la serie reticular, donde más diferencias de nomenclatura existen, y es por tanto, la más discutida. Ello se comprende, ya que incluso histológicamente, la estructura del bazo no es fácil de entender, y de ahí que existan diferencias Vol. 1 subjetivas de apreciación de diversos autores. Puesto que las desviaciones de la serie reticular no poseen gran importancia diagnóstica en el esplenograma, nos ha parecido suficiente, para este estudio, establecer_ sistemáticamente sólo tres apartados de la sene reticular. En el primero (macrófagos) se han contado todas las células fagocitantes que en su protoplasma contenían substancias fácilmente visibles (pigmento, células destruídas, etc.). En el segundo (células reticulares plasmáticas) se han incluído todas las células plasmáticas fácilmente definibles por su morfología. Al encontrar, a veces dificultades en diferenciar las c~lulas reticula;es plasmáticas linfoides (diferencia trazada por Moeschlin 12), no se han separado estas últimas en un grupo aparte, smo que se han contado junto con las células reticulares plasmáticas. Del mismo modo han procedido otros autores 11. 81, 93. En un tercer grupo se han colocado todas las demás células reticulares (células cebadas hísticas, células de la pulpa, etc.). . Por lo demás, hemos mantemdo en el esplenograma los mismos apartados que p;opusiera Moeschlin 42. Varios autores prescmden de la diferenciación un tanto artificial y excesiva de los linfoci-tos en cuatro grupos (linfocitos pequeños inmaduros o jóvenes, linfocitos grandes inmaduros o jóvenes, linfocitos pequeños maduros o viejos y linfocitos grandes maduros o viejos) que estableciera Moeschlin_ 42 . En este trabajo no obstante, se ha mantemdo dicha división, 'para observar en qué medida tiene valor. Prescindiendo ya de la sistematización celular, utilizada para el estudio de los diversos casos expuestos en la parte especial, cabe ahondar algo más en la composición de Ja sene reticular esplénica, aunque su interés sea más teórico que práctico. . . Moeschlin 42 describe como típicas y propias del tejido esplénico, las llamadas por él células de la pulpa, que corresponderían probablemente a las llamadas por los histólogos, cél ulas de los senos esplénicos o endoteliales de los senos. Vegh 77 también las cita en su esplenograma, al igual que Streicher y Sandkühler 73 que, además, añaden las células endoteliales de los capilares. Chatterjea 11, en camb10, niega la posibilidad de su diferenciación: las células inmaduras de la pulpa no podrían distinguirse de las células reticulares .(reti_cu_lum cells), mientras que las maduras senan ident1cas a los monocitos. Watson 81 no las menc10na. Haschen 24 refiere un caso muy curioso en el que las células de la pulpa esplénica llegaron a circular incluso en sangre periférica (alcanzando el 32 por ciento entre 31.000 células nncleadas por mm3) debido a la existencia de Se¡Jtbre .. JC!.)7 C:O'iTJ\IJt\:t:J(¡'; ·\l. ESTUJlltJ llEL ESl'LE"OGH \ \f ~ Figuras l, 2 y 3.--·Cé!ula3 de la pared de los senos venosos. La de la figura 3 contiene en el interior de sus prolongaciones protoplásticas, gránulos de pigmento (Aumento 1000 x). una peliosis lienis (en analogía de la peliosis hepatis descrita por Barner 1). Es una lástima que en el libro de Moe3chlin 12 no exi3ta una abundante iconografía sobre dichas células. Después de todas nuestras observa:iones, nos parece cierta su existencia, aunque su diferenciación pueda ser, en ocasiones, difícil. Existe, sin embargo, en el esplenograma, ctra célula constante, que con toda probabilidad también es de la pulpa esplénica, formando las paredes de los senos venosos, pero que se diferencia bastante de la descrita e ilustrada por Moeschlin '12 , Streicher y Sandkühler 7:i y Haschen 21 . Por ser una célula muy característica y por no encontrar su descripción en otros trabajos sobre el esplenograma, vamos a describirla detalladamente. Su núcleo es muy característico. Generalmente oval, puede ser también redon- fl ol. l UR!L l\OZ\!Ai\-BORSTNAR do. El diámetro menor del núcleo suele oscilar entre 7,5 y 10 micras con un promedio de 8,4 micras, mientras que el diámetro mayor oscila entre 9 y 12 micras con un promedio de l 0,9 micras. La diferencia de tamaño con respecto a las células de la pulpa descritas por Moeschlin 42 es patente, puesto que aquéllas poseen un grueso núcleo de 15 a 20 micras. La estructura nuclear es finamente reticulada, esbozándose a veces, uno o dos nucléolos, aunque casi nunca de una manera clara. La membrana nuclear se dibuja perfectamente y su trazo más oscuro, respecto a la estructura cromatínica más clara del núcleo, es una buena característica diferencial. El protoplasma posee propiedades inconfundibles, pero es, en ocasiones, muy difícil de observar. Muchas veces apenas posee color, por lo que da la de que estamos de un núcleo desnudo. nunca rodea a toda la sumo una mitad de la dose en forma de un:i o, con más frecuencia, dos colas hacia una distancia vade miriable que oscila entre 20 y cras. El color de las ral suave, otras veces posee su interior y otras, En un caso de ictericia hemolítica hemos observado en su interior de pigmento, probablemente hemosiderínico. El je de dichas células oscila entre 0,05 y 0,4 por ciento. En las figuras 1, 2 y 3 se ilustran los datos expuestos. Sin pretender emplazar a dichas células con seguridad y exactitud en la estructura esplénica, vale la pena discutir este punto. Nos parece muy probable que a lo que Schumacher 63 considera endoteliales y también llama fibras esplénicas llamadas fibras, puesto que poseen esdo los esquemas y las tructura histológica del bazo parece que dichas células corresponden a las forman la pared de los senos llamadas las células de células bastonadas. En la pulpa, descritas por 42, podrían corresponder a las que forman el retículo es- plénico. Estas últimas serían macrófagos móviles y las primeras, macrófagos fijos .16. La sistematización de la serie reticular en la citología esplénica podría ser, pues, la siguiente: macrófagos (células reticulares de cualquier clase que contienen en su interior substancias fagocitadas), células de la pulpa de dos clases: las del retículo esplénico y las de la pared de los senos venosos, células cebadas de los tejidos, observadas por nosotros en un 8 por ciento de los casos, y células reticulares plasmáticas. En el esplenograma normal pueden encontrarse aún otras células, que al parecer, nada tienen que ver con la citología esplénica, sino que procederían del peritoneo visceral. Durante el acto de la punción serían arrastradas por la punta de la aguja hacia el interior del bazo y de allí aspiradas junto con el resto del material esplénico. Son las llamadas células sero4 y 5). Su conocimiento posee mupuesto que pueden confundirse con células neoplásicas 11, s1. La frecuencia con que las encuentran los diversos antores varía bastante. Moeschlin 12 las considera raras, las encontró 11 veces en 170 punciones. 11, por el contrario, las considera muy frecuentes, mientras que Vegh 77 las incluye incluso como constantes en el esplenonormal. Entre 64 punciones las hemos en nueve ocasiones (14 por ciento). Es característica su presentación en grandes grupos celulares, dato que junto al resto de la descripción puntnalizara ya Moeschlin 42. EL ESPLENOGRAMA EN DIFERENTES ENFERMEDADES Cloranemia aquílica.-Sabido es que en la cloranemia aquílica el bazo no posee ninguna intervención y que la enfermedad se debe a una absorción deficiente del hierro por falta de ácido clorhídrico en el estómago. Sin embargo, se presenta en la tabla II el esplenograma de una cloranemia aquílica, no porque presente alguna alteración específica, sino porque no se conoce nada sobre él en la literatura hematológica. Unicamente Watson y colaboradores a1 refieren un caso de anemia ferropénica grave, de origen alimenticio, en la cual el esplenograma fue normal, al igual que en nuestro caso, también perteneciente al grupo de las anemias ferropénicas. Corno único comentario del caso se Cü'iTRiBUCIÓi\ Al. ESTUDIO llf:L ESl'LE\(Jf,JH\f \ Septbre., 19.57 :241 Figuras 4 y 5. ···Células serosas a diferente aumento (J 80 x, 1000 x). Tabla Hemograma Esplenograma Hematíes Hemoglobina 3'0 30 oi, Leucocitos Neutróf. segment. Neutróf. banda 8140 48 6 6 2 Eosinófilos Basófi!os Monocitos Linfocitos Eritro blastos 5 31 puede concluir que no siempre cuando se encuentran eritroblastos en la sangre periférica, existe hematopoyesis extramedular esplénica: a pesar de un 2 ciento de eritrohlastos circulantes en sangre, en el esplenograma no se encontró ni una célula roja inmadura entre 1.000 elementos. Cél. reticulares M etamieloci tos Neutróf. no segment. Neutróf. banda Eosinófilos Basófi!os Monocitos Linfoblas,tos Linf. inm. peq. Linf. inm. grandes Linf. mad. peq. Linf. mad. grandes Linf. total !'2 0'3 3'8 4·5 0'3 0'2 0'3 O'l 8'4 0'8 78'4 l'7 89'4 28 Anemia considera que imagen de la anemia perniciosa, observada en el material esplénico la megalocitosis sería extendido es más intensa y más neta aún que en la la reacción megaloblásconstante y típica de la afecincluso en los casos :21:2 CIHJL ROZ\L\N-BORSTNAR que no cursan con una megaloblastosis en la sangre periférica. Weil y colabs. 83 obtuvieron resultados parecidos, observando, al igual que Introzzi 2R, megalocitosis, además de una hiperplasia de la serie mieloide leucopoyética: esfuerzo compensador eritroleucopoyético del bazo en vista de una reacción medular insufi:iente. Niegan empero, la especificidad de los megaloblastos. Moeschlin n halló en un caso 13'6 por ciento de megaloblasto' típicos en el esplenograma, algunos en mitosis, mientras que en la sangre periférica había sólo un megaloblasto por 100 células blancas; con ello se confirma el origen esplénico autóctono de dichm megaloblastos. En este caso existió además una discordancia de maduración entre los mega 1oblastos de la médula ósea y los esplénicos, siendo éstos mucho más maduros. Un paciente de Watson y colabs. a1 confirma dichas observaciones, pues presentaba en su esplenognma un 20 por ciento de megaloblastos, mientras que en su sangre periférica había sólo un 1 por ciento de células rojas nucleadas. En la tabla l!I se presenta el esplenograma Tabla Vol. 1 de tipo megaloblastoide (véase el párrafo referente a las leucosis agudas). En el esplenograma del caso referido, observamos, en cambio, la existencia de macrófagos de pigmento -probablemente hemosiderínico- posibles exponentes de una discreta hemolisis que tan frecuentemente se halla en la anemia perniciosa genuina. Anemias hemofüica§.-El esplenograma posee escaso valor en el diagnóstico de las anemias hemolíticas de cualquier tipo. No es de despreciar, sin embargo, su descripción, especialmente por el valor que pueda tener su conocimiento en la interpretación patogénica de los hechos. Perles :i3 refiere en su tesis el esplenograma de un caso de anemia hemolítica familiar tipo Minkowski-Chauffard, en el que destaca m. Esplenograma Hemograrna ---··-----------·-~ Hematíes Hb Leucocitos Neutr. segm. Neutr. banda Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfocitos Plaquetas 2'1 55 ~:) 4890 35 10 10 2 41 de un caso de anemia perniciosa típica, en el cual puede observarse la falta total de la hematopoyesis extramedular compensadora. Con ello se demuestra que no siempre ocurre una hiperplasia eritropoyética megaloblástica en el bazo de los perniciosos; probablemente se presentaría sólo en formas muy graves de la misma. Respecto a la especificidad de los megaloblastos esplénicos, consideramos que no puede afirmarse categóricamente, pues hemos observado que las leucemias agudas, cuyas células durante su intensa proliferación comumen abundante principio antipemicioso, cursan, a veces, con una hematopoyesis esplénica Macróf. de pigm. Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. Neutr. no segm. Neutr. segm. Eosinófilos Basófi!os Monocitos Linfoblastos L. inm. peq. L. inm. grandes L. mad. peq. L. mad. grandes 0'3 0'6 2'1 8'5 4'7 5'7 0'9 6'9 O'l 4'8 1'3 61'6 2'5 una monocitosis importante, un 2 por ciento de normoblastos y, sobre todo, el hallazgo de abundante pigmento hemosiderínico extracelular en la extensión, al parecer, característico de esta afección. Moeschlin 42, presenta seis casos de anemia hemolítica, encontrando constantemente un aumento de macrófagos de pigmento y la existencia de algunos eritrobbstos, generalmente policromatófilos o acidófilos. Nunca encontró el fenómeno de la eritrofagocitosis. Morrison y colabs. 44, 45 insisten sobre Ja mínima o nula hematopoyesis extramedular, tanto en las anemias hemolíticas adquiridas como en las congénitas (microesferocitósicas, Septbre .. ]'J.)7 COC\TRIHlíCir)"' \T. E~TUJllO drepanocíticas y las talasemias de Cooley): en ninguno de los ocho casos referidos pudieron encontrar eritroblastos en el esplenograma. Vegh y Ban 77 hallaron en la anemia hemolítica adquirida un aumento de monocítos y de células de Ja pulpa, pero insisten también en la falta de la eritropoyesis lienal. Chatterjea y colaboradores 11 encontraron en un caso ele anemia hemolítica adquirida un discreto aumento de los leucocitos neutrófilos y un 1.5 ° de eritroblastos, mientras que en 2 casos de anemia hemolítica congénita, el esplenograma era normal, sí se exceptúa Ja presencia de los macrófagos de pigmento. Watson y colabs. HI pudieron estudiar el esplenograma de bastantes casos de anemia hemolítica: todos sus pacientes afectos de anemia de Cooley s presentaban normoblastos entre 3 y 21 °0 , con sólo 2-10°0 en b sangre periférica; junto con ello, existía en el bazo una intensa leucocito0 llEL ESPl.EC>OGR,"111 poyesís (míelocítos entre 4 y 21 '\, ); entre sus 9 drepanocítémicos, sólo dos presentaban normoblastos esplénicos (6 y 10°0 respectivamente); de sus 4 casos de anemia hemolítica adquirida, uno tenía 1º 0 de normoblastos, y 3°º de mielocitos, mientras que el resto presentaba el esplenograma sin alteraciones, sí se exceptúan los gránulos de hemosíderína, esparcidos extracelularmente por la prep3.racíón, presentes en todos sus hemolíticos. Aparte ya de las posibles alteracion~s de la serie reticular, eritropoyétíca y leucopoyétíca, Moeschlín 42 observó en una anemia hemolítica asociada a b brncelosis vacuna de Bang, Ja presencia de megacariocitos; en dicho caso existía, además, abundante hematopoyesis extramedular con 9,2 °0 de eritroblastos y 0,7° 0 de mielo citos. En la tabla IV se recogen las observaciones propias. Las anemias hemolíticas recogidas aquí eran de distintos tipos: Jos primeros cuatro Tabla IV. e 2 3 2.2 44'«, 62í0 44 9 1 2 2_5 45° 0 1420 40 5 3 a o 4 5 6 7 Hemograma Hematíes Hb Leucocitos Neutróf. segment. Neutróf. banda Eminófílos Basófílos Mono citos Linfocitos Eritroblastos Mielocitos 3.1 60",, 8690 47 6 l l 7 38 2 6 38 10 42 3.2 6~" ~" 4180 46 JO 8 2 3 31 3.1 60°,, 3630 42 6 3 2 9 38 1.36 30",, 10.230 66 3 1 1 4 25 3.8 81 . " 6890 5 43 4 O' 9 39 Esplenograma Macróf. pig. Plasm. Otras ret. Eritroblastos Míelocít. Metamieloc. N. banda N. segment. Eosinóf. Basóf. Monocí-t. Linfoblast. Linf. inm. peq. Linf. inm. gr. Linf. mad. peq. Línf. mad. gr. Total linf. Megacariocitos_ 0.1 1.0 l.9 0.3 0.3 9.1 11.3 0.8 l 1.6 0.1 2.3 2.1 55,l 4,0 62.4 0.3 0.5 l. 7 0.8 0.7 0.7 9.1 4.3 !. I 0,7 6.3 3.9 L1 64,1 4.7 73.8 + 0.6 0.2 Ll 0,4 0.3 0.3 0,2 0,9 0,2 5.3 5.1 81.3 4,1 96.0 0.9 0.6 0.3 0.1 0.5 0.9 0.3 0.5 3.9 3.8 0.5 l 3,8 20.4 2.1 0.1 7.1 2.9 72,7 4,8 87.6 LO 0.6 4.7 0.2 2.0 2.7 0.1 1.4 0.5 0.1 2.7 1.3 54.8 2.5 61.4 O,l 2.1 0,8 83.5 1.7 88.2 Ü.J o.:=. 0.2 0.3 0.3 6.2 8.7 0.2 0.3 7.7 0.3 3.0 u 68.9 2.1 75.6 Cll~lL HOZ\IA~-BOHSTt\ ,¡~ casos fueron diagnosticados de anemia hemolítica congénita microesferocítica de Minkowski-Chauffard, en el quinto se trataba de una cirrosis hepática que cursaba con un:t anemia hemolítica asociada: el sexto era un:1 anemia hemolítica adquiri:h idiopática por autoanticuerpos de tipo Loutit, mientras que en el último la hemolisis era debida probablemente a una hiperesplenia metabrucehr. Entre nuestros hallazgos destacan los siguientes hechos: ] .-Los macrófagos de pjgmento (figura 6) probablemente hernosiderínico, los hemos hallado en todos los casos. En algunos de ellos, el pigmento no sólo era intracelular, sino que se esparcía bergar gránulos en su interior, que, además, se disponen siempre en el origen de sus prolongaciones protoplasmáticas, al lado del núcleo la flg. 3). También es interesante el hecho de que se haya encentrado el máximo porcentaje de macrófagos de pigmento en el caso de la anemia hemolítica adquirida que cursó de un modo mucho más agudo (forma clínica de Lederer-Brill) que las otras anemias hemolíticas, la mayoría de ellas crónicas, cuyos brotes hemolíticos no suelen ser tan intensos. El mismo caso cursó también con un aumento importante en la serie reticular esplénica. 2.-A diferencia de los hallazgos de Moeschlin 42 , y más en consonancia con los de Morrison 1-1. 45, y Ban y los de y colabs. 11 , se han encontrado eritroblastos sólo en dos casos, y aun en ellos escasamente aumentados (0,8 y por ciento). En uno de ellos se tratab1 de la anemia hemolítica adya mientras que el otro la forma congénita microesfepero de larga evolución (32 como si en estos casos duraderos fuera más fácil que la hematopoyesis extramedular tuviera tiempo de establecerse ante prolongadas exigencias periféricas producidas por la hemolisis persistente. Figura de pigmento (Aumento x). por tod3. la preparación. L1s célul3.s con capacidad macrofágica enn de distintos tipos; las células descritas en la parte general como formadoras de l3. pared de los senos esplénicos, también pueden al- 3.-Se ha buscado con insistencia la posible existencia del fenómeno de la eritrofagocitosis, o sea, de macrófagos que fagocitaran hematíes, pero, al igual que Moeschlin 42, fracasamos en su búsqueda. Sabido es que en algunas anemias hemolíticas, fundamentalmente adquiridas y agudas, se encuentra dicho fenómeno en la sangre periférica y posee no poca importancia diagnóstica. Dacie 12 aconseja para Ja investigación de este fenómeno, incubar previamente la sangre a 37° durante 30 a 120 minutos, antes de practicar la extensión; mediante esta tpcnica el hallazgo sería más frecuente. Bonnin y Schwartz R estudiaron cuidadosamente los anticuerpos de los que dependía dicho fenómeno. Según ellos, se produciría sólo cuando el sín~lrome hemolítico dependiera de las hemolisinas, es decir de los anticuerpos que hemolizan a los hematíes en presencia del complemento. Así se explica el que fracasáramos en la búsqueda de ·Ja eritrofagocitosis esplénica. Se sabe Septbre., ]1)57 CONTRIBUC!óc> .U E~TUDIO DEL ESl'LENÓ(;RAM.\ que Ja anemia hemolítica microesferocítica pocas veces presenta anticuerpos contra los hematíes (casos, l, 2, 3, 4); Jos casos 5 y 7 cursaban sin anticuerpos, mientras que en el caso 6 ellos eran incompletos y del tipo de las aglutininas. 4.--0tro dato, observado en todo:; los casos de anemia hemolítica microesferocítica (1, 2, 3, 4), fue el extraordinario número de p]a .. quetas observadas en las extensiones esplénicas. Se sabe que ya en condiciones normales, las plaquetas son muy abundantes en el esplenograma, pero en los casos citados tuvimos la impresión (difícilmente objetivable en forma numérica) ::le un intenso aumento de trombocitos, puesto que las agrupaciones de los mismos eran muy extensas y numerosas. En el caso 2 se encontró además algún megacariocito. 5.-La monocitosis, puesta de manifiesto por Perles 53 y Vegh 77, se ha registrado en los casos 1, 2 y 7. 6.-Finalmente, vale la pena llamar la atención sobre el porcentaje tola! de la serie linfática en el caso n.º 3 (96° 0 ). Su importancia se discute en el párrafo dedicado a las leucosis linfáticcis crónicas. O~teomieforretkufosis. Bajo la denominación de osteomielorreticulosis entendemos, hoy en día, con Rohr 5s-6o, un cuadro morboso, bastante bien delimitado clínica, hematológica y anatomopatológicamente, que se caracteriza por una gran esplenomegalia, originada por una metaplasia mieloide especial con células gigantes, probablemente megacariocitarias, una hipoplasia o aplasia de la médula ósea, causada por una mieloesclerosis, y caracterizado, por una leucoeritroblastosis ,.,,,.r,f,,,.,,,Q mieloesclerosis ganos también una tendencia más o menos pronunciada h'1cia h fibrosis. Según que domine en el cuadro descri1o una u otra de las características fundamentales de la enfermedad, se han empleado designarla numerosas sinonimias. Rohr 60 ha recogido todos eslos cuadros bajo el mismo nombre. En Espafia han sido estudiadas por Farreras-Yalentí 15 y Gilsanz 22, El esplenograma posee muchísima importan- cia en el diagnóstico correcto de todos los cuadros acompañados de hematopoyesis extramedular que tan constante, exagerad.1 y llamativa es en la osteomielorreticu]osis. Ya Weil 83 habla de las reaccicines megacariocitarias esplénicas, presentando en su monografía un caso con hematopoyesis extramedular esnlénica intensa (6°;, de mielocitos, 2°;, de hemocitoblastos, 28 de eritroblastos y abundantes megacariocitos). Los linfocitos, cuya cifra tendría mucha importcmcia en el diagnóstico diferencial. como luego veremos, sumaban el 30%. Moeschlin l" presenta en su libro tres casos de anemias osteoscleróticas y uno de leucosis osteosclerótica. En todos ellos encontró elementos jóvenes de la serie ro ja y blanca, mientras que los megacariocitos estaban presentes sólo en los tres primeros. El porcentaje total de linfccitos en los casos de anemias osteoscleróticas era de 59,0, 60,4 y 51,4°~, respectivamente, mienlras que en la leucosis osteosclerótica alcanzaba sólo el 19.4~6. Dichos datos y otros estudios 39 hacen concluir al autor que por medio del esplenograma "puede diferenciarse claramente una leucosis osteomieloesclerótica de una osteosclerosis con esplenomegalia puramente compensadora, condicionada por la metaplasia mieloide", encontrándose en las osteosc!erosis de origen leucémico una notable disminución del número de linfoci1os (10 a 25'\,), causad'! por la intensa proliferación esplénica de las células leucémicas, mientras que en las metaplasias comoensadons, el porcentaje de linfocitos permancería alto (más del 50%). Block 7 diagnosticó mediante el esplenograma 8 osos de metaplasia mieloide esplénica, todos e!los indiagnosticados ante:; de practicar dicho examen, pero no refiere los porcentajes cibtenidos. Chatlerjea y colabs. ll publican haber examinado l J esplenograméE de individuos afectos de mielosclerosis idiopática con metaplasi•i mieloide, no precisando tampoco los porcentajes de las diversas células; insisten, no obstante. en que la rducción de la serie linfocitaria fue más intensa en la leucemia mieioide que en dichos casos, Ferris y Hargraws 2U el para d diagnóstico de medular. no ks. ~splénica, cscihi ban entre leucemia mieloide o.uedaban reducidos a autor difereñc1a ambos cuadros, además, por la cantidad de eritroblastcs contenidos en el esplenograma: estos elementos serían abundantes en la hemamientras que en la leuno superarían el 2 °~. Dicha posibilidad diagnóstico-diferencial del esplenograma entre las leucemias mieloides y 2),() CIHIL IWL\f\!\-BORST!\.\l\ las metaplasias mieloides, también posee sus detractores. Streicher y Sandkühler 73 aconsejan mucha prudencia en la valoración del porcentaje de linfocitos, como decisivo para aquél diagnóstico diferencial. Stodmeister, Sandkühler y Laur 71 publican una tabla sobre el esplenograma de la osteomielorreticulosis: el porcentaje de la serie linfática en 11 casos era, ~espectivamente, de 2%, ll'\,, 16°{,, 41,8° 0 , 59",,, 49~;,, 23'i:,, 10,5 19,4°0 y 53,25°;,. Con ellos demuestran que el número de linfocitos esplénicos no posee un valor diagnóstico-diferencial definitivo, opinión en la que abundan también, entre otros, Rohr 59, 60 y Briellmann 9. El caso de leucemia mieloide crónica aleucémica referido por Vegh y Ban" con un 51,2°;, de linfocitos en su esplenograma, parece confirmar dicha posición. Otro problema que se discute dentro del esplenograma de las osteomielorreticulosis, es el de las células gigantes encontradas constantemente en el mismo, y etiquetadas en general, de megacariocitos. Esta es por lo menos Ja opinión de muchos autores, hasta que Rohr 58 en 1945 aboga por la naturaleza reticular y poIicariocítica de dichas células, tesis en la que insiste posteriommente (1956) 60. Moeschlin 42 no participa de la misma opinión, definiéndose claramente en favor de la naturaleza megacariocítica de dichos elementos celulares. Hutt 27 las califica de "megacaryocyte-like cells" (células parecidas a los megacariocitos). Briellmann 9 habla prudentemente de células gigantes de parecida estructura e igual tamaño en sus ambos casos, y de gran semejanza de dichos elementos con los megacariocito3. Termina diciendo que probablemente existen en el bazo de la osteomielorreticulosis dos clases de células gigantes: los megacariocitos y los policariocitos. Oechslin rn estudiándolas histológicamente las encuentra agrupadas en diversas colonias, describiéndolas detalladamente: su protoplasma es homogéneo, de límites irregulares, bastante eosinófilo y rojo brillante con el reactivo de Schiff. A veces fagocitan leucocitos po!inucleares; sus núcleos varían de tamaño, forma y número. Más rara vez se hallan núcleos desnudos, gigantes y ovales. Son algo lobulados y la reacción núcleo-protoplasma está desviada claramente a favor del núcleo. Las mitosis son raras. Por regla general, la célula gigante contiene muchos núcleos, en general más de l O, encontrándose todas las transiciones desde las formas gigantes hasta los núcleos pequeños redondos y vesiculosos. Las formas de transición muestran, a veces, una segmentación evidente. En la tabla V s.; presentan los esplenogramas de 3 casos de osteomielorreticulosis, que servirán como base para la discusión de los problemas planteados. En los tres casos expuestos se trataba de Vuf. l cuadros clínicos- hematológicos y radiológicos que pueden incluirse con todo el derecho dentro del concepto de la osteomielorreticulosis. El conjunto de los datos obtenidos, la evolución e incluso la comprobación biópsica de múltiples órganos y necrópsica acompañada del examen histológico en el caso 2, despejaron todas las dudas diagnósticas. Los esplenogramas surgieren las siguientes consideraciones: Examinando el tipo de metaplasia que existe en dichos tres casos, podemos percatarnos que en el primero de ellos, la metaplasia es intensa y típica, afectando las tres series hematopoyéticas mieloides, es decir, la roja, la blanca y la trombocítica. En el segundo caso, predomina con mucho, la metaplasia trombocítica, o mejor, megacariocítica, mientras que existen escasos eritroblastos, mieloblastos y rnielocitos, todo ello de acuerdo con el examen de la sangre periférica que presentaba el paciente. En el tercer caso, la metaplasia roja es muy escasa, la blanca considerable, pero bastante circunscrita a un solo tipo celular (mieloblastos), mientras que existen, al igual que en los casos anteriores, abundantes megacariocitos o células gigantes. Dichas diferencias cualitativas de la metaplasia mieloide esplénica concuerdan con la creencia de Wyatt y Sornrners 85 , según los cuales, la hematopoyesis extramedular de la osteomielorreticulosis tienen una tendencia, a medida que evoluciona, a mostrar una proporción creciente de células inmaduras, especialmente «stem cells)). Si la enfermedad progresa lentamente y durante mucho tiempo, puede ocurrir que en la necropsia no se encuentre metaplasia mieloide esplénica, exceptuando algunos megacariocitos o células gigantes. Para Hutt 27 , en cambio, la esplenomegalia no sería debida a la metaplasia mieloide, sino únicamente a la infiltración por el proceso proliferativo tumoral. Ello podría explicar el porqué algunos enfermos no empeoran con la esplenectomía (Videbaek, 78). Creemos probable que las observaciones expuestas expresen tan solo los diversos momentos evolutivos de la enfermedad. En una pri- CONTR!BUCWN .\L ESTUD!(J DEL ESPLENOGRA,IA Tabla V. e a s :N7 o Hemograma Hematíes Hb. Leucocitos Neutr. segmenL Neutr. en banda Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfocitos Metamielocitos Mielocitos Mieloblastos Eritroblastos 2,0 2 3 1,2 1.9 42 '\, 1000 56 20 lÜ'i~ 40°;) .. 3410 3520 40 13 1 3 8 30 33 17 5 7 23 8 3 14 2 5 2 6 Esplenograma Macrófagos Cél. retic. plas. Otras céL ret Proeritroblastos Eritrobl. basóf. Eritrobl. poli. Eritrobl. orto. Mieloblastos Promielocitos Mielo citos Metamielocitos Neutr. band'.1 Neutr. segment. Eosinóf. Basófilos Monocitos Linfoblastos Linf. inm. peq. Linf. inm. grand. Linf. mad. peq. Linf. mad. grand. Total linf. Megacariocitos y cél. gigantes Plaquetas 0.2 0.3 0,8 7,9 o1 1.5 0.3 4,9 17,9 8,1 º"' 1.2 0.9 1.5 O..i 0.1 5· ¡ 0.2 0.6 0.3 4.0 LO 3,'11 2.4 3.1 0.5 2.2 0,4 1.0 0,1 0.3 0,5 0,7 1.1 5.5 3.7 10.6 0,3 0.4 0,8 0,1 2.1 0'6 7.8 2'5 33'S 70.2 2.3 38.5 85,5 2.9 0,1 (abund) muy abund. mera fase la proliferación se circunscribiría a la médula ósea, acompañándose entonces de una metaplasia mieloide extramedular, y por tanto, también esplénica. En un segundo período, la proliferación retículofibrosa también afectaría a la víscera esplénica ahogando la mielopoyesis aquí existente y conduciendo a la muerte. 0,1 (abund) muy abund. 2.2 0.1 6.l 1.0 71.2 3.0 8 l.4 presentes escasas Así se explican también las diferencias encontradas en cuanto a la serie reticular. En el caso 1, cuyo esplenograma se practicó en un momento evolutivo precoz, la serie reticular es escasa, abundando, por el contrario, la metaplasia. El esplenograma núm. 2, en cambio, se practicó muy tardíamente, pocos meses antes de la muerte del paciente: la serie reticular está muy aumentada y la metapbsia escasa. El caso 3 estaría en un momento intermedio entre los dos anteriores. l:IiUL l\OZM.\N.BOl\oTNAR Vol. l En cuanto al problema tan debatido del porcentaje total de la serie linfática, podemos percatarnos que el órgano linfoide propio del bazo se conserva muy bien en los casos 2 y 3, mientras que está reducido en el paciente n.º l, pero tampoco con la intensidad con que suele operarse dicha reducción en la leucosis mieloide crón;ca. Creernos, por tanto, a base de estos datos y los revisados en la literatura. que el dato del porcentaje total de la serie linfática obtenido en el esplenograma. aunque de ningún modo definitivo y p:ttognómico, no deja de tener un valor orientador respecto a la naturaleza de un tejido hematopoyético mieloide encontrado en el esplenograma. Puede concluirse que. en líneois generales. por lo menos. las metástasis leucósicas mieloides cursan con una reducción mucho más importante de la cifra total de linfocitos que las metaplasias mieloides. sobrepasando en Figura 8.---Núcleo desnudo ::le megacariocito con abundantes plaquetas a su alrededor (Alimento 1000 x). Figura 7. Megacariocito 1000 x). típico iAumenlo aquellas muy rara vez el 35 por ciento. mientras que en estas lo hace con frecuencia. El dato diferencial propuesto por Watson 81 -el porcentaje de eritroblastos- no se confirma en nuestras observaciones. Otro problema muy discutido es el referente a los llamados megacariocitos o células gigantes. Según Rohr 60 , dichas células nunca de presentarse en la osteomielorreticulosis. y sin su presencia debe dudarse mucho sobre lo correcto del Los megacariocitos pueden en el esplenograma de diversas como por ejemplo. las inflamaciones crónicas, leucemia mieloide intensas. anemias hemolíticas, etc., pero en ninguna de ellas poseen tanta constancia como en el cuadro morboso aquí discutido. Hablarnos de megacariocitos y no policariocitos, porque en ninguno de los ca- CO.'iTfUBUCIÓi'i AL t:STUlllO DEL t:SPLENOGRAMA 249 Púrpuras trombocitopénicas. - Existe escasa bibliografía respecto al esplenograma que se obtiene en las púrpuras trombocitopénicas. Moeschlin 42 refiere tres esplenogramas de sendas trombopenias, en los que desaca, sobre todo, la presencia de megacariocitos en dos de ellos. Los macrófagos, en cambio, no aumentaron o incluso disminuyeron, por lo que el autor, apoyado además en otros datos, cree muy improbable que el bazo actúe, en las trombopenias idiopáticas, por fagocitosis de los trombocitos. sino probablemente por elaboración de una eventual trombocitolisina. Streicher y Sandkühler 73 hallaron en dos esplenogramas de pacientes afectos de trombopenia idiopática de Werlhof, una metaplasia mieloide intensa con mitosis en las células mieloides. También observaron una franca reacción reticular, y en uno de ellos, además, la serie linfática alcanzaba el 95:\, de las células del esplenograma. Insistimos sobre este porcentaje, por la importancia que puede tener en el diagnóstico de la leucemia linfática crónica, como se discutirá en el párrafo dedicado a la misma. faltaron. también otras célubastante de los y, finalmente, otns. que son francamente policariocitarias. Parece, pues, acertada la creencia de Briellmann 9 , sobre dos clases de células : los megacariocitos típicos y los También ello dependería ciel momento evolutivo de la enferm?dad: fase los mede la inmientras que serían los policariocitos los del proceso proLt suposición expues~··,~'""" pues en el caso 1 se encontraron sólo megacariocítos típicos, mientras que en el dos. había, además de ellos. policariocitos. En las figuras 7 a l O se ilustran estos sos 4 Figura 1O. Elemento celular policariocítico (Aumento 1000 x). 2.)0 Ult!L RODL\í\.Jl(Jl{ST'\.\H En la tabla VI se resumen los esplenogramas correspondientes a 4 casos de púrpura trombocitopénica. Los dos primeros pacientes. sufrían una púrpura trombocitopénica idiopática, tipo Werlhof, el tercero era un tuberculoso pulmonar cavitario y el cuarto presentó la púrpura trombocitopénica en el transcurso evolutivo de su endocarditis lenta. Vol. 1 timos en el interés de dicho hallazgo, puesto que al parecer, no ha sido observado previamente. La patogenia de las divers1s trombopenias se ha estudiado mucho en los últimos años. La demostración de las iso -·y autotrombocitoag!utininas y de las iso-- y auto-trombocitolisinas posee, al parecer, no poca importancia patogenética en la producción de algunas púr· Tabla VI. e a s o ----------- Hcmograma -------- 2 --- Hematíes Hb. Leucocitos Plaquetas Neutr. seg. Neutr. b. Eosinófi!os Basófilos Monocitos Linfocitos 4.6 65 ';[1 6270 ... 2300 69 5 4 55 8200 19500 34 2 5 3 '!~ 40 (,);) 7970 5200 4 57 lo 4090 37760 53 5 3 3 4 15 8 51 3 36 Esplenograma -------~----- Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. Mielocitos M etamielocitos Neutr. banda Neutr. segment. Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfoblastos Linf. mm. peq. Linf. mm. grand. Linf. mad. peq. Linf. mad. grand. Linf. total Megacariocitos 0.3 0.3 l.2 0.5 2.5 :u 1.3 0.1 l.i O. 1 8.1 2.4 76,3 3.6 90.5 El primero de ellos posee. a nuestro entender, un interés notable. Se trataba de una enfermedad de Werlhof de evolución crónica. En el esplenograma, cuyo recuento diferencial proporcionó un resultado que está dentro de los límites normales, se han podido encontrar algunos macrófagos conteniendo plaquetas. Insis- 2.3 0.5 4.7 8.3 9.3 10.7 0.1 2.J' 0.8 59.1 2.1 64.2 7.5 0.5 0.8 15.3 11.5 1.1 O.l 6.3 0.1 4.2 1.5 46.6 4.5 56.9 0,6 0.7 2.5 0.3 25'9 18,6 0.9 0.l 8.6 l.Y 0.5 37.5 1.9 41.8 sí (núcleos) puras lrombocitopénicas, sobre todo en la forma aguda de la enfermedad de Werlhof, y en las trombopenias producidas por sensibilización a los más diversos fármacos (sedormid, quinidina, etc.) (Stefanini y Dameshek 'º). La trombopenia se efectúa, entonces, probablemente, por lisis dire2ta o por secuestración de las plaqueLts en los diversos órganos. Es probable que. sobre todo, en la forma aguda de la enfermedad de Werlhof. existan muchos meca- Se!!tbre .. /1):)7 COYrHIBUCI<)1\ AL 1-:tiTUDIO Dl-:L J-:Sl'LJ-:NOGl\A.\L\ nismos patogenéticos. Lo evidente es que el bazo posee un papel cierto en la producción de las más diversas trombocitopenias. Sobre todo, cuando circulan en la s1ngre periférica los anticuerpos antitrombocíticos del tipo de las trombocitoaglutininas, parece confirmarse que el bazo secuestra a las plaquetas dañadas por dichos anticuerpos (Stefanini y colabs. 68, rn, Harrington y colabs. 2°). No es descabellado pensar que esta función del bazo pueda efectuarse mediante un mecanismo fagocítico. Nuestro hallazgo que así parece confirmarlo, es evidentemente aislado y sin un valor absoluto para asegurar la participación fagocítica esplénica en el acarreo de las plaquetas, pero no deja de ser una notable sugerencia. En el caso 2 se halló una discreta reacción 2Sl reticular, de acuerdo con los datos de Streicher y Sandkühler 73, y monocitosis. La eosinofilia esplénica, importante en este caso, ha sido observada con anterioridad en el mielograma de la enfermedad de Werlhof (Schwartz 61). El caso 3 corresponde a un individuo afecto de tuberculosis pulmonar cavitaria que junto a ello presentaba esplenomegalia con trombopenia importante. Es perfectamente equiparable a otros pacientes observados por Lapp 33, Kellert n y Reggiani 56. En el caso 4, cuya trombopenia no fue muy intensa, se encontraron abundantes núcleos de megacariocitos, hallazgo superponible al de Moeschlin 12. Cabe pensar que el mecanismo patogenético que produjo la trombocitopenia Tabla VH. e a s o ------- 2 Hemograma 3 --------- Hematíes Hb. Leucocitos Neutr. segm. Ncutr. banda Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfocitos Parablastos Promielocitos Mielocitos Eritroblastos 2.8 millones 57 \,\_) 22.440 12 2 L6 mil! 28 ~~) 4.400 31 4 l 6 24 46 4 3 11 23 26 3 1 954.000 15 u,;) 4.900 65 6 r 1 2 21 l 1 1 1 Esplcnograma ----·--·----- Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. Eritrobl. bas poli. )) orto. Parab!astos Promieiocitos Mielocitos Metamielocitos Neutr. banda Neutr. segm. Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfo blastos Linf. mm. peq. Linf. mm. grand. Linf. mad. peq. Linf. mad. grand. Total linfoc. Megacariocitos 0,4 3,3 2.6 l.7 1.5 2.8 54,3 0.2 2.1 rJ .,_,_," O,G 0.1 0.1 l.3 2.1 0.5 21.2 1.4 25.2 sí L5 0,3 2.4 2,1 4,2 35,5 5,5 3,6 6,5 7.5 0,2 3,3 2,4 0.3 24,1 0,6 27,4 no l ,3 0,7 l,3 l',5 1,7 7,: 6.1 5.6 2,1 3,3 7'8 0,7 0,7 0,2 0,1 3,6 2.1 50.9 3,1 59'8 no C!k!L ROZA!Ai'i-Bl)HSTN.'dl celulares. El aumento henal de mieloblastos precedió a la diseminación mieloblástica terminal. La cifra de promielocitos es algo superior a la de mieloblastos. En nuestros casos osciló entre 1,7 y 5,5%. Los mielocitos y los leucocitos rieutrófilos en banda son los más numerosos, mientras que los neutrófilos segmentados y los metamielocitos no abundan tanto. Existe siempre cierta eosinofilia y, sobre todo, basofilia, en general más importante ésta que aquélla (casos 2, 3 y 4). Si los leucocitos eosinófilos o los basófilos aumentan considerablemente en número, puede tratarse de las raras variedades de leucosis eosinófila o basófila. Las células de Ja serie eritropoyética siempre aumentan en el esplenograma de Ja leucosis mieloide crónica. Dicho aumento sería para Watson 81 muy escaso (menos del 2 %) a diferencia de las metaplasias miel01des lienales que arrojarían una cifra superior de elementos eritropoyéticos. Chatterjea 11 también halló eritroblastos sólo en 2 de sus 5 casos, mientras que en los de Moeschlin 12 y los nuestros, su presencia es constante, y, además, superior al 2%. La presencia de los elementos rojos inmaduros está considerada por Chatterjea 11 como expresión de una hematopoyesis extramedular; otros autores, en cambio, creen que en la leucosis mieloide crónica proliferan las tres series medulares: en general predomina la leucopoyética, pero también pueden proliferar predominantemente la serie eritropoyética (eritroleucemias) o la trombopoyética (leucemias megacariocíticas). La presencia de megacariocitos la comprobó Moeschlin 42 en 14 de sus 16 casos. mientras que Chatterjea 11 la menciona tan sólo en 1 de sus cinco pacientes. Weil los encontró excepcionalmente y Watson 81 no los menciona. Creemos que su hallazgo es casi constante si se buscan detenidamente: en ninguno de nuestros cuatro casos faltaron. La serie linfática pierde en el esplenograma de la leucosis mieloide crónica su predominio fisiológico reduciéndose muchísimo. Su estudio porcentual posee interés por las posibilidades diagnóstico-diferenciales con la osteomielorreticulosis. Weil 83 y Perlés 53 citan corno promedio de 2 a 6% de linfocitos. En los casos de Moeschlin 12, dichas células oscilaron entre 1,4 y 31,5%. Chatterjea 11 los considera también "drásticamente disminuídos». Watson 81 refiere cifras inferiores al 6 %. En nuestros casos su cifra varió entre 8,2 y 22,0%. En conjunto, pues, es evidente, que la reducción de la serie linfática es, por regla general, mucho más intensa en la leucosis rnieloide crónica que en la osteornielorreticulosis, aunque el porcentaje no posea un valor diagnóstico definitivo. En la leucemia mieloide crónica, la cifra total de linfocitos rara vez sobrepasa el 35%, mientras Vol. 1 que en la osteornielorreticulosis, Jo hace con frecuencio1, si bien puede ser también inferior a dicho límite. B) Leucosis mieloide crónica de tipo eosinófilo. Respecto al esplenograma de la leucocis eosinófila M oeschlin 42, a pesar de no tener a disposición ningún producto esplénico, supone se deben encontrar abundantes mielocitos eosinófilos con disminución del porcentaje de los linfocitos. Morelli y Maurea 43, que en ocasión de estudiar un caso propio, hacen una amplia revisión de la bibliografía, apenas hacen mención al esplenograma en dicha revisión; en cambio. presentan el de su enfermo, al igual que Ravetta si. Dittrich I:l también presenta un caso propio, pero no expone el esplenograma diferencial, describiendo únicamente el aspecto de la preparación: en ella predominaba la rnielopoyesis, con abundantes eosinófilos y sólo unos pocos linfocitos; los eritroblastos también eran escasos. A continuación presentamos el esplenograma de un enfermo propio. l,2 Cél. reticulares 1,0 Eritroblastos basóf. 2,3 Eritroblastos palier. 0,9 Eritroblastos orto. 0,1 Mieloblastos 2,3 Promielocitos neutró. 7,4 Mielocitos neutrófilos l,3 Mielocitos eosinófilos Total eosinófi!os: 46% 2,5 Metamielocitos neutróf. 5,0 Neutróf. no segment. 44,7 Eosinófilos maduros 2,8 Neutróf. segment. 3,9 Basófi!os .. 1,4 Monocitos 23,2 Linfocitos total Se observa hematopoyesis lienal, de tipo granulopoyético (neutrófilo y eosinófilo) y eritroblástico. La reducción del porcentaje de linfocitos (1,7 por ciento, 27 y 23,2 por ciento) es intensa en los tres esplenogramas mencionados de Morelli y Maurea 'u, Ravetta 51 y el nuestro. Es interesante, sin embargo, que en ninguno de ellos, los granulocitos eosinófilos inmaduros se presenten en una cantidad tan abundante como ocurre con los granulocitos neutrófilos inmaduros en el caso de la leucosis mieloide crónica de tipo neutrófilo. A ello se debe con toda probabi- Scptbre., 19.17 COYI'HlllliCIO;\ .\ L ESTUJJI() DEL ESPLE\OL;J\.\\i .\ lidad, el que en la sangre periférica de los pacientes afectos de leucosis eosinófila, no se encuentren formas eosinófilas inmaduras, o, por lo menos, no abundantes. De todos modos, nos parece fundamental, para establecer el diagnóstico de la leucosis eosinófila, encontrar en el esplenograma por lo menos algunos eosinófilos inmaduros (figura 12), acompañados o no, de la mielopoyesis lienal neutrófila y eritroblástica. valoración excesivamente rígida de los porcentajes hallados y recomendando suma cautela al establecer diagnósticos basados en ellos. Para apoyar sus reoaros, citan el caso de un paciente afecto de la enfermedad de Werlhof en cuyo esplenograma los linfocitos alcanza- APENDICE: El paciente no mejoró ni clínica ni hematológicamente durante el tratamiento con prednisona (20 mg. diarios durante tres semanas) -·-al contrario de lo que consiguió Donohue u con ACTH en un caso-; Ja cifra de leucocitos se redujo al administrarle de 4 a 6 mg. diarios de dimetilsulfonoxibutano (milerán), alc::mzando a los tres meses la cantidad de 5.000 por mm1. entre los cuales, sin embargo, persistía aún un 45°:, de eosinófilos maduros. Leucosis linfática crónica. - El esplenograma puede tener gran importancia en el diagnóstico de la leucosis linfática crónica -también llamada leucosis linfocítica, nombre que prefieren algunos autores para no presuponer el factor evolutividad-, en especial cuando se trata de leucosis linfáticas sub o aleucémicas, es decir, cuando dicha hemoblastosis se circunscribe únicamente a los órganos hematopoyéticos sin traducción en la sangre periférica. U na de las características fundamentales del esplenograrna de esta afección es un enorme predominio de las células de la serie linfática en el mismo, expresión de una intensa infiltración linfática del bazo. Moeschlin 12 encontró en el esplenograma de sus 18 pacientes un promedio de 96,2% de células de la serie linfática, con oscilaciones entre 92 y 99~,,. Como conclusión de sus estudios establece el límite de 95 º,, de célula3 linfáticas, por encima del cual ya podría asegurarse que estamos en presencia de una leucosis linfática. Streicher y Sandkühler 73 expresan ciertas reservas respecto a la posibilidad de valorar dicho límite, desaconsejando, en conjunto, una Figura 12. -- Leucosis cosinófila 1000 x). (Aumento ban el 95%. Chatterjea y colabs. 11 refieren tres casos propios de leucosis linfática crónica, que presentaban además, una anemia hemolítica adquirida. El porcentaje de linfocitos osciló entre 93 y 99%. Watson y colaboradores 81 destacan la hipercelularid,1d en el esplenograma de la afección; el porcentaje discutido osciló en sus casos entre 90 y 98'\,. Otra característica del esplenograma de la leucosis linfática crónica es la intensa desviación a la izquierda que se observa en la serie linfática. Los linfoblastos aumentan con frecuencia (a 2,4°¡, en un caso de Moeschlin ·12 y a 8 '\, en uno de Chatterjea 11, con algunas mitosis). Con frecuencia se observan además aumentos porcentuales de los linfocitos inmaduros tanto grandes como pequeños. La morfología de los linfocitos posee, al igual que en la sangre periférica, mucha importancia. La agrupación de la cromatina nu- i:nt!L !WU!Ac'l-BÜHST\-\H clear en unos grumo3 bastantes groseros, o sea el «état grume-lén de Strunge 74, es valorada en el esplenograma por Moeschlin 42 y Morrison y colabs. !4. Las sombras de Gumpre,';11, es decir, los restos de los núcleos linfocíticos destruídos- al parecer, tan lábiles en esta enfermedad, se encuentran a3imismo profusamente en el esplenograma, al igual que en la sangre periférica. Por ello se aconseja practicar el recuento en las zonas donde las células c)lán mejor comervadas. Moeschlin -12 insiste también sobre la disminución o desaparición de las células de la pulpa. Por otra parte, diferencia las Ieucosis linfáticas de los linfosarcomas esplénicos, por presentar estos últimos, elementos celulares conteniendo grandes nucleolos, intenso polimorfismo y plasmobasofilia. A Ferris y Hargraves 20_ en cambio, les parece muy difícil diferenciar morfológicamente las células inmaduras y patológicas de la serie linfática. Morrison y colabs. •11 llevan su capacidad diferenciadora hasta el extremo de distinguir por esplenograma las Ieucosis linfáticas crónicas de las agudas y del Iinfosarcoma. Las primeras presentarían linfocitos de característic'tS ya descritas (núcleos con cromatina grumosa, sombras de Gumprecht), en las ser;undas las células linfáticas serían mucho 'nás grandes y nucleoladas, mientras que en el Iínfosarcoma, el tamaño sería igual, pero las células no presentarían nucleolos. Los eritroblastos fueron observados en la mitad de los casos de Moeschlin 42 y en todos los de Chatterjea 11 que cursaban, por otra parte, simultáneamente con una anemia hemolítica adquirida. tan frecuente en las leucosis linfáticas. En la tabla IX se presentan los esplenogramas de 5 casos propios, a base de los cuales se discutirán los problemas planteados. Respecto al porcentaje total de la serie linfática puede observarse que oscila entre 94,4 y 99,4 por ciento, con un promedio de 97,8 por ciento. En conjunto es, pues, algo más elevado que el observado por Moeschlin. El límite de 95 por 100 establecido por dicho autor como definitivo para el diagnóstico de la leucosis linfática, no puede aceptarse con seguridad. En efecto, el caso de Streicher y Sandkühler 73 en el que tratándose de una enfermedad de Werlhof, presentaba un 95 por ciento de linfocitos así lo confirma. En el mismo sentido orientan los si- Vol. 1 guientes casos propios: una anemia hemolítica con 96 por ciento de linfocitos (tabla IV, n.º 3) y dos síndromes bantianos con porcentajes muy cercanos al 95 por ciento (tabla n." 2 y 4). El dato del porcentaje elevado de linfocitos posee un valor indudable, sobre todo considerado en conjunto con otros datos hematológicos y clínicos, pero nunca deben ser valorados por sí solo, como definitivo. Mucho más valor posee, según nuestra experiencia, la intensa desviación hacia la cuando se izquierda de la serie presenta. El aumento del número de linfoblastos (casos l y 5), y el aumento de linfocitos inmaduros (casos 1, 2 y 5), cuando son intensos, orientan muchísimo hacia el diagnóstico de la leucosis linfática. Lo mismo cabe decir de la de mitosis abundantes en la serie tan raras, en en dicha serie. La disminución de la serie reticular es evidente en nuestras observaciones, aunque no se trate de un dato específico. Es tan solo expresión de una infiltración difusa del órgano por células que borran la estructura del mismo. otra parte, la proporción de células linfáticas en la Jeucosis es mucho mayor que en el estado normal, de aquí que las células estromáticas presenten. además, una disminución relativa. El estado grumoso y ]a3 sombras de Gumprecht las hemos observado en todos los casos. Respecto a la posibilidad de diferenciar Ja leucemia linfática del linfosarcoma, parece que es factible. Este punto se discutirá más tarde (esplenomegalias tumorales). No poseemos material disponible de leucosis linfáticas agudas o linfoblásticas, por otra parte, consideradas como muy raras.- Los eritroblastos los hemos observado sólo una vez (caso núm. 3). Finalmente, en todas las Jeucosis linfáticas aleucémicas es necesario efectuar un detenido diagnóstico diferencial con la llamada macroglobulinemia de Waldenstréim s1 que se caracteriza por una intensa proliferación linforreticular en los órganos hematopoyéticos y presencia en el plasma de los pacientes, de unas proteínas de gran peso molecular (moléculas millonarias). CO!\Tll!HULH)l\ AL ESTUDIO ])EL ESPLENOG!Ll.\L\ Tabla IX. Hemograma Hematíes Hb. Leucocitos Neutr. segment. Neutr. banda Eosinófilos Basófilos :v!onocitos Linfocitos Linfoblastos Eritroblastos e 2 3.4 50'\. ''' 76.340 5 l í ,59 30°',O 10.940 6 o 3 4J 70~:, 144.000 3 4 5 3,1 4,4 40° 0 269.000 2 70~\} 30.000 4 5 88 5 a 257 92 98 94 ¡ j Esplenograma Cél. re!. plasm. Otras cél. ret. Eri tro blastos Neutr. banda Neutr. segment. Eosinófilos Rasófi!os Monocitos Linfoblastos Linf. inm. peq. Linf. inm. grand. Linf. mad. peq. Linf. mad. grand. Total cél. linf. 1.2 1.3 0,2 0.3 0,3 0.7 2.1 l,7 0.3 0.1 0.2 3.2 28.7 7.3 59. ¡ 0.5 98.8 berg, características de esta afección, ha permitido diagnosticarla a no pocos hematólogos. Introzzi 29, fue, al parecer, el primero que diagnosticó una enfermedad de Hodgkin mediante la punción esplénica. Le siguió Storti 72. Perles 53 y Weil s3 también hallaron células gig1ntes de Sternberg y células «endoteloídes". Los eosínófilos no aumentaron notablemente en sus casos, mientras que abundaban los neutrófilos y las células plasmáticas. Batiistoni Perazzini s estudiaron extensamente la hodgkiniana en la médula ósea, y bazo. Farreras Valentí y Vílar consideran imprescindible Ja práctica del esplenograma en las forma3 abdominales de la enfermedad de Hodgkín que cursan sin ganglios al alcance de la biopsia, máxime diferenciándose las células de Sternberg mejor en los exámenes cítológicos 76, 42. Las células linfogranulomatosas (tanto las epitelioides como las de Sternberg) se aprecian mejor en el esplenograma que en el adenograma s1. Para Block 7, el esplenograma sería de poca ayuda diagnóstica en Ja enfermedad de Hodg- 0,6 0.9 O./ 0,3 J 9.3 3.J 7 l.9 4.2 98.8 0,1 0,7 7,5 88.5 2,6 99,4 0.3 2,7 0.7 91.7 2,6 98.0 2.2 10,9 19,9 46,7 14.7 94,4 kin, puesto que en múltiples ocasiones no se puncionan los focos típicos Llebaría Regalado 35 refiere 8 punciones en 6 enfermos, en 3 de los cuales, el diagnóstico se hizo gracias al esplenograma. En éste aparece, además de las típicas células de Sternberg y las epitelíoides, un aumento de las células de la pulpa, eosínófílos y granulocitos segmentados. en banda e incluso metamíelocitos y mielocitos. Moeschlín 38. 40-42 se ocupa ampliamente del problema, trazando los límites de las células de Sternberg con los megacariocitos y señalando un parecido de las mismas con las células del sarcoma retotelial. De sus 4 casos, 3 presentaban células linfogranulomatosas oscilando entre 1,3 y 4,5 %; las células plasmáticas reticulares no sobrepasaron los límites normales, los eosinófilos se elevaron notablemente sólo en un caso; por lo demás observó un aumento de las células de la pulpa, una monocitosis evidente y desviación hacía la izquerda de la serie neutrófila. Morrison y colabs. 44 insisten sobre el aumento de las «Células monocítoides". Vegh y Ban n refieren la presencia de las células de Sternberg, aumento de granulocitos, dísminucí0n de linfocitos, monocítosis, incremento de las células de la pulpa y normali- Voí. l CJIUL ROLl!AN-BORSTN.Ül 25H dad del porcentaje de los eosinófilos. Ferris y Hargraves 20, que en conjunto encuentran grandes dificultades en la diferenciación de las células tumorales, exceptúan de dicha dificultad a las células de Sternberg encontradas en el esplenograma. Watson y colabs. in, observaron, además de la neutrofilia, eosinofilia, monocitosis y aumento de células reticulares, acúmulos de células de Dorothy-Reed (Sternberg). En la tabla X se presentan seis esplenogramas correspondientes a 5 enfermos afectos de límites normales; la reacc.on neutrófila con desviación hacia la izquierda fue casi constante, mientras que la eosinofilia faltó muchas veces. La cifra total de linfocitos se conservó bastante bien. A veces se presenta metaplasia mieloide evidente (caso n." 2). La monocitosis es frecuente. Nunca hemos encontrado crjstales proteínicos, observados por Horster 2 r• en tres Tabla X. 2 Hemograma e a s o 4 3 5a 5b ------- ----- 3.5 45 ('.() . 2.000 62 16 Hematíes Hb. Leucocitos Neutr. segment. Neutr. banda Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfocitos Metamielocitos 6 16 1.7 35 ''o 6.820 49 24.5 1.5 6.5 14 4.5 4.1 60 ºn 12.620 80 6 4 6 4 3.5 65 º;, 7.300 70 8 2 7 13 3.3 65 ",, 8.080 65 15 1.4 20 ü('.J 1.970 60 22 3 7 !O 11 7 Esplenograma - --- - - - - - - - - - -- - Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. Eritroblastos Míelocitos Metamielocitos Neutr. banda Neutr. segment. Eosinófilos Basófilos .. Monocitos Linfoblastos Linf. inm. peq. Linf. inm. grand. Linf. mad. peq. Linf. mad. gran. Células preternbergianas Sternberg 0.1 9.1 J. 7 3.1 5.2 6,5 2,7 2.5 18,2 7.7 0,7 0,1 5.8 0,1 5,4 8.3 D l,l 63.3 4.1 30,2 47.l 2.3 6.5 0.7 3.1 0.3 4.9 2.3 0.4 l'.I y 0,8 0.2 19.5 14.5 1.0 6.l 9.7 0,2 0.7 1.9 0,5 0,2 48,3 5.2 0.3 0.1 6.1 6,3 0,6 28.4 2.3 0.1 0.8 0.1 0.2 0.3 0.5 21,4 20,5 2.2 0,1 4,6 0,3 0,9 1,0 44.3 2.7 l.O 7.3 l.6 1,3 2,9 0,7 76,7 2,1 de linfogranulomatosis maligna. Los esplenogramas número 5a y 5b cm-responden al mismo individuo. De dichas observaciones se pueden hacer las siguientes deducciones: en todos los casos hubo reacción reticular esplénica; las células reticulares plasmáticas se encontraron, en general, dentro de los 1.2 6.4 punciones ganglionares de sendos casos de linfogranuloma maligno. Sería interesante comparar en extensiones las células gigantes atípicas encontradas por Schwartz 6" en procesos leucémicos lienales. Es de interés comparar los esplenogramas 5 y 6, pertenecientes a un mismo individuo y Septbre .• l!J.57 CO'ITHIHUCIÓN AL ESTUDIO llEL ESl'LENOGH \,\H practicados con nueve meses de intervalo. En ,;u primera exploración el paciente presentaba tan solo adenopatías laterocervicales y no se Je palpaba el bazo. El esplenograma reveló entonces neutrofilia con desviación hacia la izquierda y eosinofilia. Nueve meses después, Ja enfermedad se extendió a muchos órganos afectando también el bazo; en el esplenograma mostraba un aumento de Ja serie reticular y presencia de células Jinfogranulomatosas (figura 13 ). Se adivin't claramente· que en este caso. Ja fase inflamatoria lienal precedió a la granulomatosa tumoral, cuyas células gigantes y reticulares barrieron a los neutrófilos y eosinófilos. 2~9 del bazo estaba invadida pero que quedaban zonas intactas. También diagnosticaron con el esplenograma tres caso3 de sarcoma de Kaposi. Otros sarcomé\S del bazo (linfoblastoma folicular gigante, sarcomas de células polimorfas y de células gigantes), son mucho más raros. Wachstein ;g pudo diagnosticar un heman- tumorales. - El esplenograma posee gran valor especialmente en aquellos tumores que pueden comenzar sus manifestaciones en la víscera lienal. Ocurre, a veces, que el linfosarcoma o el retículosarcoma se manifiestan primariamente por una esplenomegalia. Puncionando entonces el bazo y practicando el esplenograma, puede lograrse el diagnóstico correcto de estas esplenomcgalias solitarias. Moescblin 12 describe detenidamente las células del linfosarcoma que se diferenciarían de los elementos linfáticos jóvenes, principalmente por su acentuado polimorfismo y, en especial, por sus nucleolos grandes y vesiculosos, muy típicos. Chatterjea y colabs. 11 practicaron el esplenograma en siete casos de linfosarcoma, hallando linfocitos atípicos, inmaduros, la mayoría de los cuales presentaban nucleolos, además de encontrarse algunos en mitosis. Morrison ·1"1, en cambio, dice que Ja célula del Jinfosarcoma es grande, con escaso protoplasma, pero sin nucleolos, a diferencia de los linfoblastos de Ja leucemia linfática aguda que cursa a expensas de células blásticas con nucleolos. Watson Hl encuentra siempre nucleolos muy grandes, además de la tendencia de las células linfosarcomatosas. de presentarse en acúmulos. En el rctículosarcoma. Moeschlin 12 encontró células bastante grandes y con nucleolo3 azules, hasta cierto punto parecidas a las gigantes de Sternberg. Chatterjea 11 pudo diagnosticar mediante el esplenograma un caso de retículosarcoma, confirmándolo posteriormente con el examen histológico de Ja autopsia. Watson y colabs. 81 practicaron el esplenograma en tres casos de retículosarcoma. uno de los cuales fue decisivo para el diagnóstico. En otro el esplenograma fue normal, y la autopsia demostró, pocas semanas después, que la mitad Figura 13. - Célula gigante de (Aumento 1000 x) Sternberg giosarcoma primitivo de bazo mediante la biopsia por punción esplénica. En el mielonn de Kahler, el revela casi constantemente un aumento células reticulares plasmáticas de tipo mielomatoso üü. Puede ocurrir también que el tumor puncionado no sea bazo, puesto que, a veces, la semiología del hipocondrio izquierdo es muy difícil. En efecto, así ocurrió en varios casos de hipernefroma s:i. 1.2. y de carcinoma suprarrenal 20. De aquí que el diagnóstico exacto del tumor sea, en general, muy difícil, y, sobre todo, poco seguro. Es necesaria una gran cautela al enjuiciar las células tumorales muy indiferencia- l:rnIL Í\0;'.\IAN-JHJHST'HH das que sólo un examen histológico posterior clasificará debidamente. Ocurre con cierta frecuencia que la temeridad o la falta de experiencia del citólogo llevan a errores de diagnóstico. Un caso considerado como reticu!osarcoma esplénico resultó ser un seminoma; un caso considerado como linfogranu!oma de Hodgkin, resultó ser un carcinoma pancreático 7:J_ Casi siempre se observan algunos mielocito3 y metamie!ocitos neutrófilos. Los neutrófilos en banda y segmentados estaban aumentados en casi todos los casos, apreciándose un franco predominio de los primeros en la mayoría de ellos. Los monocito; aumentaron principalmente en las formas más crónicas -en todos los casos de endocarditis lenta-. En los casos 2, 4 y 7, se hallaron abundan- Tabla XI. e Hemograma Hematíes Hb. Leucocitos Neutróf. banda Neurtóf. segm. Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfoótos /1 o!. I a o 2 4'3 75 10.700 64 8 4 4.7 100·. 5.290 6ó 15 6 1 18 18 0.3 0.2 0.7 l.5 0.7 0.7 0.6 20.0 14.1 1.2 0.3 0.3 Esplenograma Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. Eritroblastos Mielocitos Metamielo'Citos Neutróf. no segm. Neutróf. segment. Eosinófilos Basófilos Monocitos Total linfocitos Cél. tumorales Mitosis En la tabla XI se exponen dos esplenogramas, correspondientes a sendos casos de reticulosarcoma, comprobados ambos histológicamente en la autopsia. Esplenomegalias inflamatorias. - A) Varias.-En la tabla XII se exponen los datos referentes a diversas esplenomegalias inflamatorias: fiebre tifoidea (casos l y 2) endocarditis lenta (3, 4 y 5) y sepsis estafilocócica crónica (6 y 7). En conjunto se puede observar un aumento de la serie reticular. Las célula3 reticulares plasmáticas estaban muy acentuadas en ambos casos de fiebre tifoidea. 0.1 2.5 2.6 0.3 0.1 20.0 74_¡ abundantes 3 í,6 22.l presentes tes linfocitos conteniendo granulación azurófi!a. Es sabido que durante diversas infecciones anmenta la proporción de dichos linfocitos en la sangre periférica (Altnnig 1), la naturaleza de los cuales sería probablemente globulíniC3., formadora de anticuerpos. B) Tuberculosis del ba:w.-La primera observación de tuberculosis esplénica fue publicada por Rendu y Widal 57. Nassau 17 hizo el diagnóstico de tuberculosis miliar al hallar en el producto de la punción esplénica bacilos de Koch. Perles 53 y Scemama 62, refieren casos parecidos. Moeschlin 12 es el primero en encontrar en el esplenograma células epitelioides y las de Langhans. La tuberculosis esplénica puede acompañar a otras lesiones tuberculosas, o presentarse Septbre., 195,- CONTRIBUCf(¡;¡ .\L J<:STUUIO UEL ESPLENOGRAl>LI Tabla XU e a s 261 o ------··-·- Hemograma 2 4 3 5 6 7 ·----------- -- - - - - - - · - - - Hematíes Hb. Leucocitos Neutr. segmeni. Neutr. banda Eosinófilos Basófi!os Monocitos Linfocitos Cél. plasm. 4.4 89'-'c. 8330 31 24 0.5 JO 34.5 3,0 63°0 2420 47 17 2 33 2,J 40° 3080 31 0 17 l 6 45 3.5 40(,);') 7480 80 5 1 13 2.9 5'ºº' 1 lo 4090 3, 1 60°,:. 2750 53 5 55 3 3 2 3 36 j? 8 4.2 70°~) 4480 45 3 6 46 l Esplenograma Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. Eritro blastos Mielo citos Metamielocitos Neutr. no segm. Neutr. segm. Eosinófi!os Basófilos Monocitos Linfoblastos Linf. inm. paq. Linf. inm. grand. Linf. mad. peq. Linf. mad. grand. Total linfocitos 0.3 3.0 3.3 l l,7 5.1 1,3 0.1 3,7 1.2 67,3 3.0 73.3 0.6 0.7 3.7 0.3 2.l 2.S O,:í 0.7 4,6 13,9 0,3 0,2 4,3 5,1 0,7 4.7 3.5 0,1 0.1 0,3 8.7 4.6 1,2 0,5 3,7 1,3 65.0 6.3 76.8 también aislada. La expresión clínica de la misma varía mucho: poliglobulia 57, gran leucopenia y anemia febril ss, anemia hemolítica, pancitopenia con metrorragias 6, hiperesplenismo 37, púrpura trombocitopénica 33, 32, 56, presentación en forma de un absceso frío 49, rotura espontánea -i9, acompafiando a una cirrosis 67, etc. El aspecto del esplenograma varía según los auton:s. Para Perles 53, Weil 83 y Scemama 62 es macrofágico. Moeschlin 42 encuentra c~lulas epitelioides y gigantes de Lmghans (hallazgo én modo alguno constante) y un esplenograma de tipo inflamatorio agudo o subagudo. Ravina y co!abs . .\.\ hablan de una reacción linforreticular junto a la presenci1 de células gigantes de Langhans y células epitelioides. 01rner y colabs.19, destacan entre sus hallazgos la neutrofilia, un gran aumento de la serie histicmonocitaria y ~·eticular y un aumento notable de plasmocitos. Watson y colabs. a1 obtuvieron el esplenograma en siete pacientes afectos de tuberculosis miliar y esplenomegalia. En dos de ellos, él examen sirvió para descartar el plasmocítoma. pues los míelogra- u 4,5 O, l 10,0 3,3 64.3 2,3 80,0 o.,,, 3,1 6,6 0,9 60,3 3,5 71.3 0.1 0.5 0.7 0,3 0,1 0,1 23,6 6,9 0,5 1,9 0,5 37,5 1,9 0.5 0,5 21,2 5,4 0,7 0.3 1,7 0,1 4,6 1,5 59,í 3.1 4L8 68.4 2.5 25,9 18,6 0,9 0,1 8.6 1,3 1.8 o,:. 6,5 0.3 5,3 1,9 47,9 3,3 58.7 mas contenían 23 y 34 por ciento de células reticulares plasmáticas, respectivamente, mientras que el esplenograma dio sólo un 1 y 2 por ciento de dichos elementos celulares. Con ellos se descartó la mielomatosis que cursa siempre con un gran aumento de células retictllares plasmáticas en el esplenograma, equiparable al del mielograma 66. En otros dos pacientes hallaron células epitelioides, y sólo en uno, escasas células gigantes de Langhans. En la tabla XIII (n." 1) presentamos el esplenograma de un paciente con un cuadro febril ondulante, resistente a los antibióticos, con esplenomegalia discreta, anemia hipocroma, dolores abdominales, dispepsia y prurito. El hallazgo de abundantes células gigantes de Langhans (figura 15), esclareció el diagnóstico en el sc:ntido de una tuberculosis esplénica. Se instauró un tratamiento a base de P AS intravenoso, gota a gota, preconizado en 264 C!RIL ROZMAN-BORSTNAR enfermos de cirrosis hepática, encontrándolo en cuatro de ellos prácticamente dentro de los límites normales, si se exceptúa una discreta monocitosis y un ligero aumento de las células reticulares plasmáticas. En el restante, que cursaba con la esclerosis de la médula Vol. l gastrorrágio pancitopénica, cuyos esplenogramas se presentan y discuten a continuación. En la tabla XV se refieren ocho esplenogramas de cirrosis hepática que clasificamos según la revisión efectuada recientemente por Pedro Pons y Bacardí-Noguera so. Los primeros cinco Tabla XV. e a o ---------- Diagnóstico Hemograma -----. Hematíes Hb. .. Leucocitos Neutr. s. Neutr. b. Eosinóf. Basóf. Monocit. Linfocit. Mielocit. n. Plaquetas 2 3 4 5 6 7 8 Lacnncc Biliar Postheprimit. patítica Es p 1 e n o m e g á 1 i c a s - - - ---- ---· , ----~- __________ ----- - - - - 3,9 2.7 2,6 3.5 2.3 4,8 4,6 4.1 85°/ 30º• 95° 40% 55% 45% 30% 45% . · -3020 ... 3100 3400 3520 6570 10730 8250 4800 66 38 62 46 42 69 43 58 "7 ¡ 10 ~ 1 12 15 JO 19 13 ¡ 8 2 3 4 4 l 1 l 3 l 4 4 7 4 4 5 19 14 30 34 32 14 30 20 í l 'li .. 41000 94000 41800 59540 294000 Esplenograma Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras c. r. Eritobl. Neutr. n. s. Neutr. seg. Eosinóf. Basófilos Monocitos Linfoblastos Linf. inm. p. Linf. inm. g. Linf. mad. p. Linf. mad. g. Total Iinf. Metamiel. Mielocit. 0.9 3,5 0,2 0.1 4,7 6,7 1.7 0.1 3.0 0.1 4.0 2.7 67.1 5,2 79.0 1,8 0.9 0,3 0,1 0.5 14,4 9.1 1,0 0,3 5.1 0,1 7,4 2,3 55.3 1.4 66.5 ósea, encontró una franca metaplasia mieloide. Admite la posibilidad de la coexistencia de una cirrosis hepática con osteosclerosis, que causaría la metaplasia mieloide Iienal; según él, el mismo estímulo que produce Ja cirrosi,·, podría dar lugar a la fibrosi3 de la m'dula ósea, primero, y luego a la esclerosis de la misma. La osteosclerosis aparecida en el curso de la cirrosis hepática ha sido observada por otros autores 17. En las hiperesplenias esplenomegálicas, Chatterjea 11 encontró unos esplenogramas parecidos a los de la cirrosis hepática. En este trabajo hemos estudiado ocho casos de cirrosis hepática y seis de esplenomegalia 0,5 6.2 0,6 l.! 0,5 3.4 5,7 3,0 O.l 0,4 0,1 13,6 4,7 2,6 0.3 0.3 4.1 3,9 0,2 0.3 5,3 0.3 3,8 3,6 68,5 4,., ,1 80.9 2,1 0.1 5,0 1,9 71,2 4.2 82.4 5.8 0.5 5,6 0,9 59.8 1,8 68.6 LO 0.5 2.5 0.3 0,4 :u 0.2 0,3 8,1 2,7 0,1 0.2 1,9 8.1 5.8 1.8 0,6 4.8 0.2 10.7 2,2 66.3 3,6 82,8 9,6 1.7 59.0 4.7 75.'2 0.2 1 0.3 0.3 !O.O 26.5 1.2 0,1 8.1 0.1 2.7 1.3 44.1 2.7 50.9 casos están etiquetados de cirrosis con esplenomegalia o cirrosis esplenomegálica, el caso 6 es una cirrosis de Laennec, el caso 7, corresponde a una cirrosis biliar primitiva de tipo perico!angítico, mientras que el esplenograma 8 es de una cirrosis posthepatítica o un brote hepatítico en el curso de una cirrosis. En la tabla XVI se presentan seis casos de esplenomegalia gastrorrágica panhemocitopénica de Pedro Pons, también llamada esplenomegalia congestiva de Greppi o síndrome bantiano. Repasando los hemogramas de las cirrosis esplenomegálicas y los de las esplenomegalias Septbre., 1957 <;ONT!l!BUCIÓN AL ESTUDIO DEL ESPLENOGRAMA Tabla XVI. e 2ó3 o a "·---------·-- Hemograma j 2 -------·-- ----------- Hematíes Hb. Leucocitos Neutróf. segment. Neutróf. banda Eosinófi!os Basófilos Monocitos Linfocitos Plaquetas 3.0 45 2530 66 3,2 70 º., 3210 49 JO j 1 2 l 4 17 . 12.000 J 15 24 54.000 0,3 0,6 0.5 0.5 0.9 o ~-~--- ~-~--- 3.0 60 % 4600 60 6 7 5 22 140.000 - 4 3.9 57 ~;. 2050 68 3 2 24 59.000 5 6 ~--·-.-, 3,8 2,6 58 % 55 ~u 1320 2640 26 35 36 24 6 5 1 2 6 30 29 131.000 Esplenograma Macrófagos Cél. ret. plasm. Otras cél. ret. plasm. Eritroblastos Mieloc. Neutróf. Neutróf. no segment Neutróf. segment. Eosinófilos Basófilos Monocitos Linfoblastos Linf. inm. peq. Linf. inm. grand. Linf ruad. peq. Linf. ruad. grand. Total linfocitos 8,0 . 31.5 1,4 0,5 4.3 6.7 1,3 . 44,l 0,8 52.9 gastrorrágicas, podemos percatarnos que en ambos grupos existe una pancitopenia intensa sin que existan datos diferenciales entre dichos grupos. Al considerar los esplenogramas de ambos grupos, llama la atención el que la reacción reticular, considerada en conjunto y sin que se puedan establecer datos porcentuales, es más intensa en las cirrosis que en las esplenornegalias bantianas. El aumento de las células reticulares plasmáticas en la cirrosis hepática se encuentra, pero no constantemente (tabla XV, casos 2 y 4). Otras alteraciones registradas con frecuencia en las cirrosis fueron Ja desviación hacia la izquierda en la serie neutrófila y eosinofilia, mientras que la rnonocitosis fue casi constante. Durante un brote de hepatitis, probJblemente vírica, en una enferma cirrótica, encontramos en el esplenograma los llamados virocitos .H, o sea, células parecidas a las que se hallan en la mononucleosis infec:::iosa y otras enfermedades víricas. Observando la tabla XVI, cuyos esplenogramas corresponden a las esplenomegalias 5 l.l 2.7 0.7 0,3 5.7 3.4 79, l 5,ó 94.1 3,5 (pig.) 0,3 3,8 0,3 6,0 4,6 14,9 0,5 l.7 0,7 4,9 1,3 55,2 2,3 64.4 0,3 0.5 2,5 1,1 0,2 O,l !,O 0.3 8,3 4,8 71,9 9,0 94.3 0,3 3.5 0,2 15.0 12.6 0,7 0,1 0,2 0,1 3,5 1,2 59,7 2,9 67.4 ü,5 0.1 0,2 0,3 20,3 7,2 2,1 0,9 3,6 0.1 0,9 0,7 62,0 1.1 64.8 bantianas, nos percatamos de los siguientes hechos: En conjunto, la serie reticular no es tan numerosa corno en las cirrosis hepáticas; la cifra de monocitos, está dentro de los límites normales en cuatro de los seis casos (66 por ciento), mientras que en el grupo cirrótico ello ocurre sólo en dos casos de entre ocho (25 por ciento). En los casos l y 6 se observaron linfocitos conteniendo granulaciones azurófilas, cuya significación se discutió en el capítulo dedicado a hs infecciones. Los casos 2." y 4." de la tabla llaman Ja aknción por su gran porcentaje de la serie linfütica total. Resumiendo, pues, el esplenograma de las cirrosis hepáticas y las esplenomegaIias panhemocitopénicas no es característico. Pan diferenciar los diversos tipos de cirrosis hepáticas no existen datos diferenciales suficientes. Parn 2óó C!RIL ROZMAN-BORSTNAR diferenciar. en cambio, las cirrosis esplenomegálicas de las esplenomagalias bantianas, existen algunos datos poco importantes: aumento de la serie reticular en Vol. l las cirrosis, monocitosis mucho más constante en las cirrosis. tendencia hacia la linfocitosis en algún caso de esplenomegalia bantiana. CONCLUSIONES Se han practicado 84 esplenogramas, contando 1.000 células para la confección de cada uno de ellos. En la Pa1ie General se efectúa un estudio comparativo sobre el esplenograma normal, proponiéndose, a base del mismo, algunas modificaciones del esplenograma normal de Moeschlin 12 . Se describe detalladamente, y al parecer por primera vez en los estudios citológicos, sobre el esplenograma, la probade los senos venoble célula de la sos, incluyéndola en la sistematización de la serie reticular esplénica. En la se presentan 62 esplenogramas, agrupados por distintas enfermedades, analizando de cada uno los datos más valiosos para su correcta interpretación. Las conclusiones de este estudio son las siguientes: .-El esplenograma de la cloranemia aquílica cae dentro de los límites normales. 2.-La anemia perniciosa no siempre se acompaña de megaloblastosis esplénica. 3.-En las anemias hemolíticas es constante la presencia de macrófa¡:ws de pigmento, probablemente hemosiderínico. La eritronoyesis esplénica es nula o muy escasa. No hemos observado el fenómeno de la eritrocitofagocitosis. 4.-La cifra total de linfocitos no constituye un dato dia1rnó<>tico-diferencial seguro entre las metaplasias mieloides esplénicas y la leucosis mieloide crónica, pero puede ser de cierta utilidad como orientadora. Las células gigantes encontradas en la osteomielorreticulosis son de dos tipos: megacariocitos y policariocitos. La predomi- nancia de unas u otras al igual que el tipo de se trate de la fase precoz o tardía de la enfermedad. 5.-Entre las múltiples patogenias de las púrpuras trombocitopénicas. se sugiere el mecanismo fagocítico de las plaquetas, secuestradas en el bazo. 6.-En las leucosis agudas hemos registrado eritropoyesis esplénicas de megaloblástico. 7.-El porcentaje de linfocitos casi nunca supera el 35 por ciento en las leucosis mieloides mientras que en las osteomielorreticulosis lo hace con freun esplenograma de leucosis con revisión de otros y discusión de su valor diagnóstico. 9.Se demuestra que el límite máximo de un 95 por ciento de células entre las correspondientes a la serie no es seguro para el diagnóstico de la leucosis linfática crónica. Tiene más valor la intensa desviación hacia la izquierda de la serie linfática. En este caso es útil la minuciosa subclasificación de los linfocitos. 10.-El esplenograma posee gran importancia para el diagnóstico de la variedad abdominal de la linfogranulomatosis maligna. Sólo se asegurará cuando en el mismo se encuentren células de Sternno berg. 11.-Con el que aventurarse a hacer un diagnóstico exacto de las esplenomegalias tumorales, sino sólo establecer un dictamen provisional o de orientación. 2.-El diagnóstico de tuberculosis esplénica sólo se establecerá cuando se hallen en el esplenograma células de acompañadas de las epitelioides. o se extraiga caseum en e! que se demuestre el bacilo de Koch. Septbre .. 19.57' COl\TRIBUC!(JN .\L ESTUDIO DEL ESPLENOGRA~!A 267 SUMMARY Spfonic Puncture 84 splenic punctures were performed, l 000 cells being counted in each one. In the General Part a comparative study is made on the normal splenic puncture picture using as basis sorne modifications of the normal splenic picture of Moeschlin. The probable cell of the venous sinus waii, is described in detaii and, it appears, for the first time ih the cytoiogical studies of the spienic puncture, it being inciuded in the systematization of the splenic series. In the general portion 62 splenic pictures are presented, grouped according to diseases, the most importan! data of each one being analysed to enable its corree! interpretation. The conclusions of this work are the following: l.--Achyiic chlorosis shows a normal splenic picture. 2.--Pernicious anemia is not always accompanied by spienic megalobiastosis. 3.-In hemolytic anemias a constan! finding is the presence of pigment macrophages, probably of hemosiderin. Splenic erythropoyesis is ni! or very slight. We have not observed the phenomenon of erythrocytophagocytosi.s. 4.The _total figure for Iymphocytes does not constitute certain differentiai diagnostic data between splenic myeloid metaplasias and chronic myeloid ieucosis, but it can be of sorne use as an indication. Giant cells found in osteomyeloreticulosis are of two kinds: megacariocytes and policariocytes. Predominance of one and the other varies, as does also the type of metaplasia, depending on whether one is dealing with the early or late phase of the disease. 5 -Among the many possible pathologicai theories of the thrombocytopenic purpuras, we suggest the phagocytic mechanism of the plateiets in the spleen. 6.-In the acute leucoses we have found spienic erythropoyesis of a megaloblastic type. 7.The total percentage of lymphocytes is hardly ever more than 35°~ in chronic myeloid leucoses, while in the osteomyeloreticulosis it frequently passes this figure. 8.-A splenic picture of eosinophil leucosis is presented with revision of sorne others, and its diagnostic value is discussed. 9.-It is shown that a maximum limit of 95'' 0 of cells corresponding to the lymphatic series does not make a certain diagnosis of chronic lymphatic leucosis. The intense desviation to the left of the lymphatic series is of more value. In this case a minute subclassification of lymphocytes is useful. 10.The splenic picture has great importance in the diagnosis of the abdominal variety of malignan! lymphogranulomatosis. It can be made with certainty only when Sternberg cells are found. 11.-The splenic picture should not be used to make a precise diagnosis of a tumour splenomegaly, but rather to establish a provisiorí.al view or orientation. 12.-Diagnosis of splenic tuberculosis can be made only when typical Langhans ce!ls accompanied by epithelioid cells, are found in the splenic picture or when caseous material showing Koch's bacillus is extracted. BIBLIOGRAFÍA l. 2. ALTlJNIG, A.: !Gin. BACARDÍ NOGUERA, l2. 195.J. W.: Histologie nnd mikroslwpische Anatomie des Jl¡J enschen. l 9.J6. BARNEH. F. R.: 7, bl. Pathol., 88: 41 l. 19.)2. BATTISTONI. L. ) F. PERAZZINJ: Haenwtologica. 30: 89. 1941. 1-JENHAMOli. E .. R. BOURGEON LAFFAHGlJE. B. 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