Artículo 1 - Senado de la Nacion

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Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
(S-0605/09)
PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados,...
Artículo 1°.- Modifíquese el Artículo 8 del Título Preliminar de la Ley
22.248 sobre Régimen Nacional del Trabajo Agrario, el que quedará
redactado de la siguiente manera:
“Artículo 8.- El empleador no podrá efectuar entre sus trabajadores
discriminaciones fundadas en razones de sexo, edad, raza, etnia,
nacionalidad, religión, estado civil, opinión política o gremial, salud,
orientación sexual, identidad de género, discapacidad, criterios
estéticos, posición económica, condición social o caracteres físicos”.
Artículo 2°.- Incorpórese como Artículo 8 Bis a la Ley 22.248 sobre
Régimen Nacional del Trabajo Agrario, el siguiente texto:
“Artículo 8 Bis. El empleador debe dispensar a todos los trabajadores
igual trato en identidad de situaciones. Se considerará que existe trato
desigual cuando se produzcan discriminaciones arbitrarias fundadas
en razones de sexo, edad, raza, etnia, nacionalidad, religión, estado
civil, opinión política o gremial, salud, orientación sexual, identidad de
género, discapacidad, criterios estéticos, posición económica,
condición social o caracteres físicos”.
Artículo 3°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
María C. Perceval – Eric Calcagno.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Cotidianamente, millones de personas ven -más allá de sus
capacidades o de los requisitos del puesto de trabajo-, cómo se les
niega el acceso al trabajo, se les destina a determinadas ocupaciones
o se les ofrece un salario más bajo únicamente por motivos de sexo,
salud, nacionalidad, religión o por el color de su piel. En los peores
casos, la discriminación que sufren determinados grupos, como las
mujeres, las personas con capacidades especiales, las minorías
étnicas o raciales y los migrantes, hace que sean propensos a que se
vulneren sus derechos a expresarse y a participar plenamente, no
solamente en su lugar de trabajo, sino también en la vida comunitaria.
Aunque algunas de las formas más flagrantes de discriminación
parecen haber desaparecido, muchas permanecen, y otras han
adoptado nuevas formas o son menos visibles. Los cambios en la
estructura y dinámica de los mercados de trabajo, que resultan de
procesos políticos, económicos, sociales y culturales de mayor
alcance, definen nuevos modelos de estratificación y movilidad
sociales. Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se
señala que “el efecto combinado de la migración global, la redefinición
de los límites nacionales y los crecientes problemas y desequilibrios
económicos han exacerbado la xenofobia y la discriminación racial y
religiosa. Más recientemente, nuevas formas de discriminación
vinculadas a la discapacidad, el VIH-SIDA, la edad o la orientación
sexual son causa de preocupación creciente” (La hora de la igualdad
en el trabajo; OIT; 2003)
En su informe, la OIT denuncia que la discriminación laboral sigue
siendo un problema en todo el mundo, y que entre sus víctimas más
frecuentes están quienes tienen trabajos mal remunerados o "en
negro".
También son motivo de preocupación creciente la discriminación por
motivos de edad y aquella que se ejerce contra las personas afectadas
por el VIH/SIDA. En el primero de los casos, la discriminación se
manifiesta imponiendo un límite de edad para el acceso a un puesto
de trabajo o a través de sutilezas tales como solicitar un exceso de
experiencia laboral para un cargo, limitar el acceso a la formación y la
exigencia de condiciones que obligan prácticamente a que el
trabajador opte por la jubilación anticipada. En el segundo de los
casos, la discriminación por VIH/SIDA puede adoptar numerosas
formas, incluidas la exigencia de realizar pruebas previas al acceso a
un puesto de trabajo (pudiendo dar lugar a una negativa a la
contratación) y, en algunos países, la imposición de pruebas
obligatorias a los/as trabajadores/as migrantes. Otras modalidades de
discriminación comprenden el despido sin pruebas médicas,
notificación o entrevista, el descenso de categoría profesional, la
denegación del seguro por enfermedad, y las reducciones salariales.
Es también una de las formas más extendidas de discriminación
aquella motivada por razones de sexo, y son las mujeres quienes
representan claramente uno de los grupos más vulnerables. Aunque
aumenta el número de mujeres que trabajan, la brecha salarial entre
hombres y mujeres sigue siendo significativa en la mayoría de los
países, y es cada vez más habitual encontrar a mujeres en los
empleos peor retribuidos y menos seguros y enfrentando tasas de
desempleo superiores a las de sus pares masculinos.
Las personas a quienes se niega igualdad de oportunidades, igualdad
de trato y dignidad en el trabajo son a menudo víctimas de
discriminaciones también en otras esferas de la vida social.
Por ello, señala la OIT, el lugar de trabajo, ya sea una fábrica, una
oficina o el mismo hogar, representan lugares estratégicos para iniciar
la lucha contra las discriminaciones. "Si se reúne a personas de
diferente raza, sexo, edad, extracción social y capacidad física, y se
las trata equitativamente, el lugar de trabajo contribuye a reducir las
tensiones provocadas por los prejuicios y a demostrar que la vida
social y el trabajo sin discriminación son posibles, efectivos y
deseables". Ello conlleva a una situación en la que puede reducirse el
peso de los prejuicios y es posible llegar a superarlos. “Un ámbito
laboral que propicie la inclusión social ayuda a prevenir y remediar la
fragmentación social, los conflictos raciales y étnicos y las
desigualdades de género" (La hora de la igualdad en el trabajo; OIT;
2003)
La discriminación es una violación de los derechos enunciados en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es definida en el
Convenio 111 sobre la Discriminación (1958) de la OIT como
“cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de
raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u
origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de
oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación” (C111 de la OIT,
Art. 1, inciso 1a)
Al ratificarlo, los Estados parte se obligan a formular y llevar a cabo
una política nacional que promueva la igualdad de oportunidades y de
trato en materia de empleo y ocupación (C111, Art. 2) Para ello,
tienen obligación de promulgar leyes y promover programas
educativos que por su índole puedan garantizar la aceptación y
cumplimiento de esa política y derogar las disposiciones legislativas y
modificar las disposiciones prácticas administrativas que sean
incompatibles con ella (C111, Art. 3, inc. b y c)
Asimismo, en las Recomendaciones sobre la Discriminación en
Materia de Empleo y Discriminación al Convenio 111, la OIT destaca
que la política nacional encaminada a impedir la discriminación en
materia de empleo y de ocupación debe tener plenamente en cuenta
como principio el fomento de la igualdad de oportunidades y de trato
en materia de empleo y ocupación como un asunto de interés público
(R111, Formulación y Aplicación de la Política, 1958, inc. a)
De la misma manera, se recomienda establecer medidas para que
todas las personas -sin discriminación- gocen de igualdad de
oportunidades y de trato en relación con la seguridad en el empleo, la
remuneración por un trabajo de igual valor, y con las condiciones de
trabajo.
También se encomienda a los Estados parte establecer medidas para
que los empleadores no practiquen ni toleren discriminaciones al
contratar, formar, ascender o conservar en el empleo a cualquier
persona o al fijar sus condiciones de trabajo; y que en las
negociaciones colectivas y en las relaciones de trabajo, las partes
respeten el principio de igualdad de oportunidades y de trato en
materia de empleo y ocupación, y se cercioren de que los contratos
colectivos no contengan cláusulas de carácter discriminatorio.
Finalmente, que las organizaciones de empleadores y de trabajadores
no practiquen ni toleren discriminación alguna respecto de la afiliación,
la conservación de dicha afiliación o la participación sindical de los/as
trabajadores/as (R111, Formulación y Aplicación de la Política, 1958,
inc. b, c, d, e y f)
Se argumenta desde el informe La hora de la igualdad en el trabajo
que la discriminación en el lugar de trabajo no se origina únicamente
como consecuencia de actos aislados de un/a empleador/a o de un/a
trabajador/a, o de una única medida política. Más bien son los
procedimientos, las prácticas y las instituciones del mercado de trabajo
los que generan y refuerzan las discriminaciones, o los que, en
definitiva, rompen el ciclo de la discriminación.
En este sentido, la iniciativa que ponemos a consideración de este H.
Cuerpo propone modificar el Artículo 8 de la Ley 22.248 sobre
Régimen Nacional del Trabajo Agrario e incorporar un Artículo 8 Bis en
lo que respecta a discriminaciones e igualdad de trato en el lugar de
trabajo.
En el primer caso, proponemos la modificación del Artículo 8 a los
fines de ampliar los motivos por los cuales se prohíbe cualquier tipo de
discriminación entre los/as trabajadores/as. A los ya contemplados
motivos de sexo, edad, raza, nacionalidad, estado civil, opiniones
políticas, gremiales o religiosas, se incorpora la prohibición de hacer
discriminaciones por motivos de etnia, salud, orientación sexual,
identidad de género, discapacidad, criterios estéticos, posición
económica, condición social o caracteres físicos.
En segundo lugar, proponemos se incorpore un Artículo 8 Bis donde
se explicite que el empleador debe dispensar a todos los trabajadores
y las trabajadoras igual trato en identidad de situaciones, y que existe
trato desigual cuando se produzcan discriminaciones arbitrarias
fundadas en razones de sexo, raza, etnia, nacionalidad, religión,
opinión política o gremial, edad, salud, orientación sexual, identidad de
género, discapacidad, criterios estéticos, posición económica,
condición social o caracteres físicos.
Los beneficios que se derivan de la eliminación de la discriminación y
la mejora de la igualdad de trato entre hombres y mujeres en el lugar
de trabajo rebasan el ámbito individual y las relaciones interpersonales
y alcanzan a la economía en general y a la sociedad toda. La igualdad
de trato y de oportunidades refuerzan la autoestima y la motivación de
los/as trabajadores/as, lo que conlleva a mejores relaciones laborales
con sus consecuentes implicancias positivas para la productividad en
general. Y, fundamentalmente, la eliminación de la discriminación en el
trabajo y la promoción de relaciones igualitarias es uno de los
elementos indispensables de cualquier estrategia para reducir la
pobreza y alcanzar un desarrollo sostenible en clave de derechos
humanos.
La discriminación en el mercado de trabajo no desaparecerá por sí
sola; tampoco el mercado se ocupará por sí mismo de erradicarla. La
lucha contra las discriminaciones requiere de acciones y estrategias
articuladas, consensuadas y permanentes. Las empresas, las
organizaciones de empleadores, los sindicatos y gremios, las
personas víctimas de discriminaciones, las organizaciones sociales y
la comunidad toda tienen un papel de vital importancia que
desempeñar a la hora de lograr la igualdad en el trabajo.
El proyecto tiene como antecedente una iniciativa que presentara en el
año 2007, y que perdiera estado parlamentario (Expte. S-481/07, ref.
S-3448/05)
Por los motivos expuestos, solicito a mis pares me acompañen en el
presente proyecto de ley.
María C. Perceval – Eric Calcagno.
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