Indice Dedicatorias Agradecimientos Introducción 1. El Viaje 2. La obesidad, ¿es sólo un problema de peso? El encuentro 3. El Análisis Transaccional: la nueva Psicología El Contrato Características del Análisis Transaccional 4. La personalidad y su Estructura: P.A.N. Los estados del Yo Las etapas del desarrollo humano 5. Análisis Funcional de la Personalidad 6. Destino o Guión de Vida ¿Qué es el Guión de Vida? 7. Los Impulsores de la Personalidad 8. El arte de la Comunicación Ejercicios de Transacciones 9. Juegos Psicológicos Otros juegos -«Juegos de Poder» Algunas ideas para librarse de los juegos 10. Resentimientos y Chantajes Descuentos /descalificaciones 11. Reconocimiento social, caricias El menú psicológico. Clasificación de las Caricias Ejercicio -«Cariciograma» Emociograma del consumidor 12. Las Emociones y la Inteligencia Concepto Inteligencia Concepto Emociones La Inteligencia Emocional y el Análisis Transaccional. 13. ¿Estar bien o sentirse bien? La Posición Existencial. 14. Simbiosis o Libertad Otros tipos de Simbiosis Simbiosis en la empresa . 15. Estructuración Psicológica del Tiempo La estructuración del tiempo 16. ¿Por qué La dieta del P.A.N.?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17. Taller de cocina y salud. Bibliografía Introducción Cuando decidimos escribir el presente libro teníamos muy claro cuál era nuestro objetivo. Hemos llegado ilusionados al final del mismo y lo hemos leído y releído buscando la máxima perfección. Hemos tenido la suerte y el honor de que reconocidos profesionales de varias ramas de la ciencia revisaran y estudiasen nuestro «borrador» aportando buenas ideas y sugerencias. Visto lo visto y escuchado lo oído, estamos convencidos que hemos conseguido nuestro objetivo. Bien, pero ahora queremos adelantarle cuáles fueron nuestros objetivos al iniciar este trabajo. Primero queríamos que fuese un libro de «autoayuda». Sí, sí, no tenemos complejos. ¿Qué entendemos por autoayuda? En primer lugar, consideramos a las personas seres capaces de pensar. A pesar de vivir en una sociedad y en un tiempo, donde el pensar y tener criterio «propio» suele estar mal visto («¡que se ha creído éste, o ésta!»). Sabemos que, en general, la mayoría de las personas son «dependientes de ....» un equipo de fútbol, un cantante, un nacionalismo, una religión, un partido político, etc. Éstas son realidades que restan autonomía, libertad y capacidad de pensar «por sí mismas» a las personas. Nosotros seguimos pensando y creyendo que el potencial del ser humano está ahí. Tenemos un potente cerebro infrautilizado, pero sus «mecanismos» están ahí, esperando que alguien los active. «El cerebro nos engaña». Sí, ¡nuestro propio cerebro! Y es que esta portentosa y maravillosa «maquinaria» tiene entre «sus» objetivos o programas funcionar con el mínimo esfuerzo; por esta razón, el «no pienses», le va de maravilla. Y así nos va, «como yo no pienso, alguien pensará por mí». Resuelta la cuestión pues. Aproximadamente un tres por ciento de la humanidad «piensa» de verdad; el resto, copia, imita, sigue, aprende, se deja guiar por los instintos, etc. Nosotros creemos en la capacidad intrínseca del ser humano y en sus posibilidades de coger las «riendas de sus vidas» y dirigirlas «ellos» hacia lugares donde el «vivir» sea placentero y con mayores momentos de felicidad. Por las razones expuestas (y alguna más que podríamos agregar) «nuestra» forma de autoayuda no consiste en «machacar al personal» diciéndole lo que es bueno o malo, lo que debe hacer o no, aquello de «usted vale mucho», «usted puede», «¡adelante!», como si estuviésemos en un colegio de niños de seis u ocho años. Nosotros, evidentemente, animamos a las personas y les decimos también, «usted puede». Pero esa no es la «esencia» de nuestro trabajo. Nosotros establecemos con nuestros lectores una relación de Adulto a Adulto (cuando lea el libro comprenderá el inmenso valor de este enfoque) y no de Padre a Niño Sumiso. ¿Y en qué consiste esa relación Adulto-Adulto?, se preguntará, estimado lector o lectora. Nosotros le aportamos los conocimientos necesarios para que «usted», con «su» esfuerzo, si está dispuesto a ello lo consiga. Sin recetas milagro, sin banalidades. Aportamos información y nuevos conocimientos contrastados científicamente, o basados en experiencias seriamente analizadas y estudiadas. Información y conocimientos de forma organizada y fácilmente comprensible. Utilizamos un lenguaje llano, claro y entendible y no por eso menos riguroso. Y finalmente le decimos «esto es lo que hay, ¡usted decide!». Nuestro trabajo está basado en las técnicas y el aprendizaje del Análisis Transaccional (A.T). Una rama de la psicología moderna sencillamente genial. Afirmamos, y usted podrá comprobarlo, que no hay otra con tanta eficacia y posibilidades de aplicación en el campo de la enseñanza, empresarial, clínico, y en todo lo relacionado con el desarrollo de las personas. La presente obra, por su título lo habrá deducido, tiene un «guiño» importante al tema nutricional y sobre todo al problema de la obesidad, ello no significa que sea un libro exclusivo para personas con problemas de sobrepeso u obesos, aunque como ha quedado mencionado, el trabajo se ha estructurado entorno a esta problemática. Toda persona que quiera ser un poco, o un mucho, más feliz, encontrará material que le puede ayudar a conseguir este objetivo. Pensamos, y ése era uno de nuestros objetivos, que el libro fuese ameno. Las «peripecias» de cinco personas, con sus virtudes y defectos, con sus emociones desbordadas o contenidas, y que a través de su devenir cotidiano, nos conducen por caminos que nos ayudarán a conocernos más y mejor, conocer más a los demás y aprender a relacionarnos con nuestro entorno, descubriendo cómo será nuestra vida en el futuro, lo que nos permitirá poder modificar o reorientar aquello que nos convenga con el fin de conseguir mayores cuotas de felicidad, aunque ya sabemos que la felicidad completa no existe (¡lástima!). A nuestros amigos y amigas con sobrepeso, por supuesto que vamos a darles información útil sobre alimentación, dietas, etc., pero el gran descubrimiento será cuando descubran, no lo que tienen que comer o no, sino «porqué» comen lo que comen y «cómo» lo comen. Comprobarán que lo más probable es que no tengan que hacer más «dietas». Descubrirán el origen de «su problema», y a partir de ahí tendrán la palabra; porque el quid de la cuestión no es tener más o menos kilos: el quid está en sentirse bien o mal. Si usted quiere sentirse mejor, en este libro encontrará las herramientas necesarias para conseguirlo. ¿Le apetece? Los autores El Viaje El camino de la verdad es ancho y fácil de hallar. El gran inconveniente es que los hombres no se molesten en buscar este camino. Confucio —¿Te acuerdas de la última vez que pasamos por esta carretera? —Marta hacía la pregunta a su compañero Ramón mientras se deslizaban con su automóvil por la N152. Habían partido de Barcelona en dirección al Pirineo. Eran las once de la mañana de un día claro y luminoso del mes de mayo. Ya estaban al final de la «Plana de Vic» rodeados de verdes campos, aunque cada vez más acosados con la proliferación de industrias en el entorno. Al fondo, verde oscuro y majestuosos, los Pirineos. Sus valles que desembocan en la «Plana», son como una invitación al viajero: «Sube a mis hombros». «Desde aquí verás la grandeza de la naturaleza». «No temas, yo te conduciré a lugares paradisíacos». Es la voz profunda, y convincente de los Pirineos. Una vez cruzado Ripoll con su magnífico monasterio, Marta y Ramón se dirigían hacia Gombrén, un pueblecito al pie del Montgrony. Nombre de un Santuario que supuso para ellos un antes y un después en sus vidas. —Sí —respondió Ramón, a la vez que cogía con cariño la mano de Marta—, cuántas cosas han pasado desde entonces... —Sí, y casi todas hermosas... Marta y Ramón, habían sentido «la llamada del Montgrony». Exactamente un año después se encontraban de nuevo en la plazoleta de aquel singular pueblecito al pie mismo del Pirineo. Aparcaron su coche en la pequeña plaza junto a la carretera y se dirigieron a una de las tres tiendas de comestibles con «productos de la tierra». Aprovecharían para hacer la compra semanal. Entraron en uno de los establecimientos, caminaban por separado entre las estanterías repletas de género; de pronto los dos coincidieron frente a una de ellas mirando una bolsa de patatas fritas. «¿Las compro o no las compro?», se miraron fijamente y como si ambos pensaran lo mismo, se sonrieron y empezaron a recordar los «viejos tiempos», que para ellos se remontaban a escasamente un año. ¿Te acuerdas, Ramón? Habían «sido» gordos desde niños, no sólo habían tenido bastantes kilos de más durante años, sino que además habían vivido como gordos, la gente así se lo hacía sentir; la ropa que les gustaba no les cabía, momentos de felicidad aparente tras algunos atracones y al final una sensación de culpa y fracaso que les había llevado a intentarlo casi todo, dietas milagro, curas depurativas, pastillas milagrosas, plantillas adelgazantes... todo lo nuevo estaba a punto de ser su salvación. Ellos habían formado parte del grupo de los más de 300 millones de obesos que hay actualmente en el mundo (sin mencionar las personas con sobrepeso que son muchísimas más) de los cuales hay actualmente 6 millones en España, donde afecta a un 13,4% de la población entre 25-60 años (11,5% varones, 15,2% mujeres), además el 39,3% presenta un sobrepeso (23,3% varones, 15,3 % mujeres) con diferencias locales según la región geográfica estudiada. Estaban en las estadísticas y pensaban que nunca podrían dejar de estarlo. Pero algo había en ellos, como en mucha gente, que les impulsaba a no conformarse y se negaban a quedar igual o peor, después de cada intento. Y en esa búsqueda a veces desesperada, un buen día, «rebuscando» en una librería, Ramón reparó en un libro que le llamó la atención. Parecía un libro «diferente». Un libro que les proponía una nueva y curiosa dieta; «¡otro más!» pensó al principio. Ojeando el índice, descubrió algunas cuestiones no sólo interesantes sino diferentes a todo lo que habían leído u oído hasta la fecha sobre dietas. Estas cuestiones hicieron que se decidiera a leerlo y a ser posible, a aprender algo del mismo. El título del libro: La dieta del PA. N. Marta llegó hasta el libro tras haberle sido recomendado por su vecina Ana; ésta le explicaba «maravillas», no sólo sobre las dietas, sino sobre todo lo relacionado con la vida de las personas. ¿Qué hizo que tomaran esa decisión? ¿Qué leyeron que no era lo habitual y tanto les interesó? De alguna manera, vieron que hablaba de ellos y de sus vidas, no sólo de calorías y recetas de cocina... ellos notaban, aún sin saberlo claramente, que frente a cualquier necesidad de cambio, cuando alguien acude a pedir ayuda para bajar de peso, o para mantenerse en un buen estado de salud, aunque quiera hacerlo por su cuenta, debería tener en consideración las vivencias personales, el conocimiento de uno mismo y de su historia familiar. De lo que le pasa, de lo que le ha llevado hasta esa situación, y con ello, el cambio tal vez sí sería posible. Marta y Ramón, aún sin conocerse, coincidían en que, haciendo sólo la típica dieta, baja en calorías, los resultados eran poco esperanzadores. La evidencia lo demostraba cada vez que empezaban un nuevo régimen. Pero de eso, de lo que va más allá de escoger vinos u otros alimentos (hablamos de ansiedad, compulsión a «picotear», adicciones, etc.) no se encargan las dietas. En todo caso, y sólo con un poco de suerte, algunos psicólogos. Así pues, pensar en unir en un tratamiento las emociones con las calorías y los kilos, complicaba mucho más todo el proceso. Si a esto añadimos que el médico y el psicólogo suelen proponer cosas diferentes, el fracaso está garantizado en la mayoría de las ocasiones. En las dietas, lo primero que se suele recomendar es quitar el pan y controlar las cantidades a ingerir. Con estas premisas, el fracaso es casi seguro. Por ejemplo, sólo permitir el consumo de un bocadillo para el desayuno hace que tengamos ganada una parte de la confianza en el éxito, y si no, compruébelo usted mismo, una comida con pan o sin pan, NO es lo mismo. Pero hay otro tipo de PA.N., el que le proponemos en nuestra dieta, el que realmente esconde la esencia de la persona, el quid de la cuestión. En la mayoría de los casos, el verdadero origen del problema. El que puede ayudarnos a entender cómo funcionamos, es decir, la explicación no al QUÉ o CÓMO comemos, sino al POR QUÉ comemos lo que comemos y cómo lo comemos. Y con esta información básica, poder buscar soluciones más apropiadas y de una vez por todas, dejar de errar en la estrategia. La Dieta del P.A.N., junto a una buena información nutricional y un poco de arte en la cocina, garantiza el éxito del proceso de cambio. La Dieta del PA.N. nos habla del Padre (P), del Adulto (A) y del Niño (N) que todos llevamos dentro. De la posición desde la que pedimos o damos algo a nuestro entorno, a la familia, en el trabajo, a nuestra pareja, a nosotros mismos. Es una dieta basada en la valoración global de la persona, de sus aspectos emocionales, de cómo sigue un «guión de vida», de si puede o no modificarlo y ser artífice de su propia historia, o al menos, de una parte de ella. Es una dieta que no habla de calorías, pero sí de «cómo nos las comemos», de lo que buscamos con las «dietas milagro», o de lo que esperamos de un médico o de una Institución Sanitaria. Llegar a comprender la esencia de la dieta P.A.N. va a permitir modificar algo si hiciese falta y así estar más cerca de conseguir nuestro objetivo: quitarnos peso de encima, y ser más felices. Marta y Ramón lo consiguieron, no sin esfuerzo, pero sí con mucho entusiasmo. Habían compartido tiempo y emociones en las largas y profundas sesiones de formación y reflexión junto a Bea, otra compañera de «viaje». En este proceso habían sido dirigidos por dos profesionales del mundo de la medicina y la psicología. Hoy disponen de la fuerza y el convencimiento necesarios para disfrutar de la vida y ser felices incluso con la comida. Tras reencontrarse de nuevo en el supermercado frente a las sugerentes bolsas de patatas chips, rememoraron los intensos y a veces divertidos momentos vividos, y para celebrarlo se fueron a almorzar. ¿Adónde? Habían realizado algunas compras. Subieron a su automóvil. Los dos tenían muy claro dónde iban a comer. Sí, un lugar que recomendaban a todos sus amigos y conocidos y donde lo mejor, aunque magnífica, no era la comida... Mientras se acercaban a aquel magnífico lugar iban recordando... «¿Te acuerdas, Marta?»