El Desarrollo del concepto científico de "Energía" Jorge Arturo Reyes Bonilla Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica. SEPI Programa de la Maestría en Ingeniería de Sistemas. Laboratorio de Multimedia. U. P. Zacatenco. 07738 México D. F. E-mail: troya1@prodigy,net.mx Resumen El desarrollo del concepto de energía ha estado ligado a nuestra comprensión del movimiento de la materia, de las diferentes formas en que se manifiesta y de las leyes que lo rigen. Así, lo que hoy conocemos como movimiento térmico, la electricidad e incluso las reacciones bioquímicas que dan lugar a la vida, cuando no eran explicadas por la teoría de los fluidos sutiles, se asumía resultado de la acción de una fuerza misteriosa, de una "vis viva". Fue en el campo de la termodinámica con las observaciones y experimentos de Benjamín Thompson en 1778 que se logra esclarecer la naturaleza del "calor", contribuyendo a la derrota del "calórico"; pero la gran difusión de la terminología no científica, así como la resistencia a despojarse de las fuertes connotaciones religiosas de la misma, hacen que aún en 1847 el propio Hermann Helmholtz nos hable "Sobre la conservación de la fuerza" (Über die Erhaltung der Kraft); con todo, el término energía en su acepción científica es producto del siglo XIX, iniciándose su uso con Thomas Young y generalizándose gracias a William Rankine. Sin embargo, la nueva etapa de la física que emerge con la primera y segunda discontinuidad cuántica, no ha hecho más que volver a replantear el problema entorno a la energía, cuya resolución no parece estar en manos de las relaciones matemáticas, sino que más bien con éstas se pretenden justificar concepciones filosóficas y/o inconsistencias de muchos científicos, que han llegado a aceptar como natural separar la materia del movimiento; la energía hipostasiada, ha pasado de ser una propiedad de la materia a una sustancia, al modo del calórico. En este trabajo se discute el desarrollo del concepto de energía y se explica su sentido en química y bioquímica, a la vez que se realiza la crítica a las desviaciones del campo científico Palabras clave: Energía, movimiento, energía química, cuanto de luz. Abstract The development energy concept, has been bound to over understanding of movement of matter, the different forms of manifest the movement and the law that govern. This way, which today we know as thermal movement, electricity and the biochemical reactions, was explain by the subtles fluids theories or by action of mysterious force, of a "vis viva". Was in 1778 in the field of thermodynamic with Benjamin Thompson observations and experiments, that achieve the explain the nature of the "Heat", contributed to defeat of "caloric", but the great spread of the no scientific terminology, so as the refuse to deprive his strong religious connotations, does yet 1847, it himself Hermann Helmholtz speak us "On the force conservation" (Über die Erhaltung der Kraft), however the term energy in the scientific sense is product of XIX century, begining the use with Thomas Young and generalized thank William Rankine. However, the new stage of Physic that arose with the first and second quantum discontinuity has not done any more that return to has restate the problem around the energy, which resolution no seem to be in the mathematic relations with these they try to justify philosophical conceptions and / or inconsistencies of many scientists, who have to reach to agree like natural to separate the matter of the movement, the energy hipostasiada, it has passed of being a property of the matter to a substance like the caloric one. In this paper discuss the development of energy concept and explain their sense in chemistry and biochemistry, also make the criticism to the deviation of scientific field. Keyword: Energy, movement, chemistry energy, quantum 1. ενεργεΐα, los fluidos sutiles y la vis viva La palabra ενεργεΐα o “energía” fue retomada de la obra Metafísica del filósofo griego Aristóteles, utilizada por éste para referirse al acto, término que según él, en relación al movimiento se ha dado “a la potencia activa”.[1] Afirma Aristóteles que el movimiento “parece ser el acto por excelencia”. Por esta razón “no se atribuye al movimiento a lo que no existe”.[2] “El poder o potencia -dice Aristóteles- se entiende del principio del movimiento o del cambio, colocado en otro ser, o en el mismo ser en tanto que otro. Así el poder de construir no se encuentra en lo que es construido: el poder de curar, por lo contrario puede encontrarse en el ser que es curado, pero no en tanto que curado. Por poder se entiende, ya el principio del movimiento y del cambio...”.[3] Puede parecer extraño citar Aristóteles, en el ámbito de la ingeniería, si no fuera porque la ciencia occidental, en las ideas de sus grandes desarrolladores, se ha nutrido de las reflexiones de ese gran filósofo. En su Metafísica, Aristóteles discute sobre lo que hoy entendemos como la posibilidad y la realidad del movimiento; no es difícil descubrir en ello el germen de lo que siglos después se describe como la energía potencial y cinética, así como el convencimiento de la transformación de una forma de movimiento en otra, con toda razón dice Aristóteles: “El Hermes está en potencia en la madera”, [4] Sin embargo, ενεργεΐα o energía, no es un término que se hubiere conservado en el uso cotidiano de la ciencia positiva en occidente, menos aún cuando había prohibiciones explícitas del papado durante la edad media de la difusión de la filosofía de Aristóteles y será hasta 1128 cuando Jaime de Venecia, traduce la Lógica y Dialéctica que conforman el Organum.[5] La religión que permea fuertemente la sociedad feudal europea y las reminiscencias de ésta incluso en los adentros del siglo XVIII, es la razón por la cual el movimiento de los entes materiales (de los astros y de los máquinas) y de las leyes que los rigen, se explicaran por la acción de fuerzas misteriosas o en el mejor de los casos por algún fluido sutil. Así los fenómenos térmicos, se asumen resultado de una “sustancia del calor” o “calórico”; análogamente, los fenómenos eléctricos debían ser producto de un fluido que por cierto podía almacenarse. En 1778 Benjamín Thompson (Conde Rumford), realiza experimentos de horadación de cañones que contradicen las suposiciones sobre el calórico y aunque sus trabajos marcan el inicio del proceso de extinción de las teorías de los fluidos sutiles, ello no impidió que sustentándose en la teoría del calórico se realizaran en 1812, experimentos y cálculos de calores específicos de muchos gases a presión atmosférica por Delaroch y Bërad, los cuales sirvieron para preparar el terreno en 1824 a la obra de Sadi Carnot Reflexiones Sobre la Potencia Motriz del Fuego, con la cual se funda la Termodinámica, pero aún de cabeza, en cuanto se sustenta en el calórico y no en el movimiento de la materia. Paradójicamente, la explicación de los fenómenos térmicos por el movimiento es antigua, por no decir milenaria, se basa en la observación de la relación de la fricción con la llama y de la movilidad de ésta. Pero también ante el hecho de que “los muertos están fríos”, hacen suponer también su relación con la vida; se asume entonces al calor como un vehículo para la salud. Esa opinión general la expresa muy bien Aristóteles “El principio de la curación es probablemente el calor y se produce el calor por medio de fricciones. Ahora bien, el calor producido en el cuerpo es un elemento de la salud o va seguido de otra cosa o de muchas que son elementos de la salud”.[6] Desde el siglo XVII en Inglaterra un grupo de estudiosos de la naturaleza entre los que se cuenta Francis Bacon, Robert Boyle, Robert Hooke ya sostenían una concepción muy ajena a la idea del calórico. Bacon en 1620 había dicho “El calor en si mismo, en esencia, es movimiento y nada más”. Boyle había expresado el mismo punto de vista, su discípulo y amigo, el eminente físico Robert Hooke había descrito el calor diciendo que no era “nada más que una agitación rápida y vehemente de las partes del cuerpo”.[7] Si a pesar de los adelantos del siglo XVII en Inglaterra, en la Europa continental de los siglos XVIII y aún de comienzos del XIX no se logra desterrar las ideas del calórico y de las fuerzas misteriosas que pretenden explicar tanto el movimiento mecánico como la vida misma, es porque la religión permea toda la sociedad, como puede evidenciarse en los escritos de Gottfriel Wilhelm Leibniz,. Leibniz había estudiado los experimentos de Galileo Galilei relativos a la caída de los cuerpos; donde éste había concluido que caen a la misma velocidad cualquiera que sea su peso; sin embargo, Leibniz observó que el daño que causan no es igual; el análisis lo llevó de un lado a proponer el término vis viva (fuerza vital), para referirse a la cualidad de un cuerpo de causar daño y de otro, para calcularla, a la relación mv2. Leibniz en su escrito Discurso de Metafísica de 1686, hace una crítica a Descartes y a los cartesianos por calcular la fuerza viva mediante mv, ya que debe “estimarse por la cantidad de efecto que puede producir”.[8] Leibniz nos aproxima al concepto de energía cinética, pero bajo una terminología que permite el paso del pensamiento religioso, de hecho la vis viva, en el campo de las ciencias biológicas es la explicación “natural”, el sucedáneo del soplo divino ante la ignorancia de los procesos bioquímicos. 2. El paso de la vis viva a la energía en la ciencia moderna Entrado el siglo XIX el término “fuerza vital” se había generalizado tanto que Hermann Helmholtz en su libro Über die Erhaltung der Kraft (Sobre la conservación de la fuerza) de 1847, todavía lo utiliza como sustituto de energía.[9] Por cierto, en esta obra Helmholtz propone expresar la fuerza viva por 1 2 mv . (1) 2 La introducción del término energía en el ámbito de la ciencia moderna, se debe a Thomas Young quien lo utilizó en su obra A Course of Lecture on Natural Philosophy and Mechanical Arts de 1807 para referirse a mv2. James Clerk Maxwelll expresó que el “uso del término energía, en un sentido preciso y científico para expresar la cantidad de trabajo que puede hacer un sistema material, fue introducido por el Dr. Young”.[10] Si todavía a finales del siglo XVIII no había el interés, ni especulación alguna sobre las interrelaciones del calor, el trabajo y el movimiento mecánico, con el desarrollo de las máquinas de vapor, se hace evidente la conversión de una forma de movimiento en otra. La relación del calor con la energía mecánica lo hallará James Prescott Joule, quien comienza sus experimentos en 1845: A un recipiente cerrado y aislado térmicamente se le adaptó un dispositivo de paletas rotatorias (agitador) alrededor del eje externo se enrolla una cuerda que pasa por una polea y sostiene un peso. Este cuerpo se deja caer a una velocidad constante, eliminando toda aceleración excepto la de la gravedad del lugar. Después de la caída del cuerpo se halla un incremento en la temperatura del agua agitada por las palas.[11] Joule halla la dependencia entre el movimiento mecánico y el térmico, entre la energía mecánica y térmica. No obstante la todavía errónea concepción del calor y la energía mecánica hicieron definir la unidad de calor en forma distinta a la de la unidad de trabajo. Fueron sin duda los ingleses quienes más fácilmente asimilaron el término “energía” y así William John MacQuom Rankine hacia 1853 recompone sus teorías moleculares en términos de energía y sus transformaciones, quien distingue entre la "energía actual", la cual se perdía en un proceso dinámico y la "energía potencial" (término acuñado por él) por la cual se reemplazaba. Supuso que la suma de las dos energías era constante, idea de la conservación de la energía que aunque no muy difundida se iba haciendo familiar. Rankine introduce una “función termodinámica” que resultará idéntica a la entropía de Clausius y establece la ciencia de la energética William Thomson (Lord Kelvin) vio en la idea de la conservación de la energía un gran principio unificador de la ciencia, el propone en 1856 el término energía cinética. A pesar de ello, aun en obras de 1867 sigue utilizando la terminología de Leibniz: “La fuerza viva o energía cinética de un cuerpo que se halla en movimiento es proporcional a su masa y, al mismo tiempo al cuadrado de su velocidad”.[12] Es evidente que se trata de la transición hacia el definitivo abandono de la vis viva, al menos dentro del ámbito académico y científico. Como remate de esta etapa, Joule en 1858 acuña el término Termodinámica, para designar la ciencia de las relaciones entre el calor y poder. 3. Energía en la Química y Bioquímica Los químicos modernos han heredado lo mejor del pensamiento científico que se enfrentó al oscurantismo que por cierto aún hoy continúa agazapado incluso entre relaciones matemáticas que pretenden convencernos de que la materia y el movimiento se pueden separar hasta convertirse éste último en una cosa, una sustancia. Energía, término que en su connotación moderna emanó de la mecánica, sin dejar de aludir al movimiento, ahora también lo identifica: energía eléctrica, eólica, mareomotriz, geotérmica. En termodinámica se investiga esencialmente la energía térmica, en otras palabras el movimiento caótico de las moléculas y cómo utilizarla de forma eficiente para realizar trabajo; es decir, movimiento sobre otros cuerpos, en esta tarea requiere también considerar los movimientos moleculares como la rotación, vibración, etc. La energía química alude al movimiento de la materia caracterizada por la ordenación de los átomos que implica la ruptura y formación de enlace. En el proceso de la reacción química, aparecen formas de movimiento que conducen a configuraciones de resonancia, inestables (complejo activado). El movimiento de las partículas es mayor en el “complejo activado” que inevitablemente da lugar a una forma estable. Para llegar al estado de complejo activado, las partículas de los reactivos a la luz de la teoría cinética, deben “chocar”, así se logra “romper” los enlaces; esto es, provocar un acercamiento de las nubes electrónicas y conseguir la configuración de complejo activado. Pero si las moléculas chocan a velocidades pequeñas las fuerzas repulsivas de Van der Waals las obliga a rebotar elásticamente, por ello es necesario el incremento de la temperatura: La velocidad de muchas reacciones se duplica aproximadamente por cada 10% de incremento de la temperatura. [13] En la trayectoria histórica de las ciencias naturales se desarrolló la teoría del simple desplazamiento de lugar, la mecánica de los cuerpos celestes y de las masas planetarias, viene luego la teoría del movimiento molecular y del movimiento de los átomos, es la era de la termodinámica, la química y la física. Tras este desarrollo ha sido posible abordar con éxito los sistemas biológicos con las formas de movimientos propios de ellos. Las fronteras biológicas habían permanecido en occidente, por casi 1700 años obstinadamente herméticas, de un lado porque el estudio anatómico del cuerpo humano debía mantenerse oculto a la represión religiosa y de otro, dar una explicación coherente al porqué todo ser vivo tiene que alimentarse y respirar, requirió del desarrollo de la fisicoquímica; este retraso ha incidido de tal forma en la propia bioquímica que aún se habla en términos de “extraer energía” de los alimentos o “almacenarla” en el Adenosin 5’ trifosfato (ATP). Más lo que hay en juego durante la reacción bioquímica y la hace diferente de muchas reacciones de la naturaleza “inanimada”, es la presencia de enzimas, catalizadores biológicos que aceleran la reacción, reducen la energía de activación, pero no alteran la termodinámica global de la reacción. La función del ATP es mediar la formación de un compuesto fosforilado intermedio muy reactivo, Se crea así una ruta de reacción termodinámicamente viable. 4. La “energía” hipostasiada. Aún con lo matices heredados de la época del calórico que arrastra la ciencia, los químicos y físicos jamás han hallado indicio alguno de cierto ente material (“energía”) que requiera ser “acumulado” o “liberado” durante las reacciones químicas o bioquímicas. Sin embargo, a finales del siglo XIX y comienzos del XX se desarrolló una corriente en la física que derivó en variantes del idealismo filosófico y entre cuyos representantes se hallaban científicos notables como Whilhem Ostwald, Ernst Mach, Hernri Poincare entre otros. Ostwald desarrolló la corriente del “energetismo”, en tanto que Mach la del empiriocriticismo. Ambas corrientes pretendieron apoyarse en los descubrimientos de la física particularmente en lo tocante a la radiactividad, llegando a la conclusión de la desaparición de la materia. Cuando Max Planck para explicar los resultados del comportamiento del cuerpo negro, propone que la absorción y emisión de radiación electromagnética (primera discontinuidad cuántica), se realiza por cuantos de energía, ello se concluye con extrema cautela por parte de Planck, porque se sabe que el movimiento vibratorio (en este caso de la onda electromagnética), al derrumbarse la teoría del éter (experimento de Michelson y Moreley de 1887), ha dejado de tener un portador, el movimiento “la energía” parece desprenderse de la materia, por ello Planck no extiende sus explicaciones a la propagación de la radiación. El “energetismo” y las diversas sectas del empiriocriticismo con el descubrimiento del “quantum” de energía, que pudieron haber pasado de moda y reducido en cuanto a seguidores a un pequeño grupo con problemas existenciales, cobró entonces nuevos bríos. Ostwald y Mach de algún modo continuadores de lo más idealista de la filosofía de Immanuel Kant, es bien sabido influyeron filosóficamente en Albert Einstein quien propone al explicar el efecto fotoeléctrico, que la radiación electromagnética no sólo se absorbe y emite, sino también se propaga en “paquetes” de energía (segunda discontinuidad cuántica). Nadie en su época habla de fotón, ni conoce la naturaleza del mismo, por ello la interpretación de que Einstein en su escrito de 1905, donde trata este problema, habla de un fotón-partícula, es una mera especulación que no toma en cuenta el contexto y que se ha dejado crecer por la más amplia variedad de autores, su concepción de la “energía” como una entidad ajena a la materia será una constante en él.[14] Einstein nos habla de granos o paquetes de "energía", pero no tiene evidencia, ni quiere suponer que se trata de partículas. La interpretación filosófica de sus hallazgos previos lo empujaron a concebir el "quantum", "grano" o "paquete" de energía como algo muy distinto de la materia. Einstein en torno a la relatividad, antes de su explicación del efecto fotoeléctrico había hallado la relación E = mc2. (2) La ecuación (2) expresa la ley de interenlace de la masa y la energía, muestra la relación entre magnitudes de la masa y la energía, las cuales ante la aparición de la teoría de la relatividad se consideraban independientes una de la otra. No se puede considerar que la relación de la masa y la energía confirmen la posibilidad de transformar la masa en energía y mucho menos la materia en energía. La masa y la energía son sólo propiedades de la materia. La primera es una medida de su inercia, la segunda una medida de su movimiento, por eso ellas no se reducen una a otra, ni se transforman una en otra.[15] Einstein con el sustrato de las ideas de Ostwald de forma natural llega a concluir la posibilidad de conversión de la masa en ¡energía pura!. La serie de reacciones desatadas en un reactor nuclear y las cuales son aprovechadas para generar corriente eléctrica, no hace más que evidenciar el error de los seguidores del energetismo, pues no hay liberación de “energía pura”. Ahí donde se detecte “energía” (movimiento), sea en el reactor nuclear o en las profundidades del cosmos, es porque ésta es portada por una partícula. El movimiento no existe sin materia, como tampoco hay materia sin movimiento. En una central nuclear el proceso de fisión libera partículas de núcleos más ligeros, hay colisiones (movimiento caótico) en las paredes del reactor, lo que se acompaña de radiación electromagnética; ésta última consiste de fotones, partículas de masa en reposo cero (pero con masa dinámica, pues su estado natural no es el reposo), responsables de la radiación térmica. Tanto partículas fotónicas, como de fermiones (protones, neutrones, electrones, etc.), entran en el juego de la reacción nuclear controlada, todas contribuyen a calentar el reactor, el cual puede ser enfriado con agua, el vapor resultante mueve turbinas que a su vez generan electricidad, el movimiento de cargas que realizará trabajo de las máquinas industriales. ¿Dónde se halla entonces la “energía” pura, desprendida de la materia? Conclusiones La ciencia a través de un proceso de varias centurias había llegado a la aceptación general de la energía como medida del movimiento de la materia. Sin embargo, el hecho de que algunos científicos en su interpretación de relaciones matemáticas, nos lleven a proponer cuando no la separación de la materia y el movimiento, una energía hipostasiada, sustantivada, con existencia paralela a la materia, en una versión moderna del calórico, todo ello muestra que aún no puede considerarse cerrada la polémica en torno a la energía. Hoy los científicos tienen el deber de polemizar, de entrar al debate filosófico y extenderlo a la población, en donde el espiritualismo encubierto de cientificidad, bajo la bandera de una supuesta “física” o “mecánica cuántica”, pretende volver a emerger el viejo energetismo de Wilhelm Ostwald y con ello en vez de liberar su conciencia, retroceda y quede a merced del nuevo oscurantismo. Referencias [1] Aristóteles. Metafísica. Libro noveno (Th). Editorial Porrúa. 2000. Pp. 191 y 193. [2] Aristóteles. Libro noveno (Th). Editorial Porrúa. 2000 Pág. 191 [3] Aristóteles. Libro quinto (D). Editorial Porrúa. 2000. Pág. 109 [4] Aristóteles Capítulo (Th). Editorial Porrúa. 2000 Pág. 193 [5] Historia Universal. La Edad Media, Tomo 10. Salvat Editores. Perú 2005. Pp. 326 y 329 [6] Aristóteles. Capítulo Z. Ob. Cit. Pág. 150 [7] Sadi Carnot. Reflexiones sobre la potencia motriz del fuego y sobre las máquinas aptas para desarrollar esta potencia. IPN. México. 1976 Pág. 160 (Nota 12 D.S.L. Cadwell) [8] W. L. Gottfried “Discurso de Metafísica” en Monadología y Discurso de Metafísica. Sarpe Madrid 1985 Pp. 100-101 [9] F. Engels. Dialéctica de la Naturaleza. Grijalbo Mèxico 1963. Pàg.68 [10] J. C. Maxwell. Materia y Movimiento. IPN. México 1987 Pág. 135 [11] D. M. Burghardt. Ingeniería Térmica. Harla México 1984. 2ª edición. Pág. 40. [12 ] Cita de F. Engels de la obra Thomson y Tait. A Traitase on Natural Philosopie. Oxford 1867 en Dialéctica de la Naturaleza. Grijalbo México 1961 Pág. 68 [13] L. Pauling. Química General. Aguilar España 1970 Pág. 530 [14] Véase para comprobar ello de forma más explícita. en A. Einstein, L. Infierld. La evolución de la física (1938). Biblioteca Científica Salvat. Barcelona 1986. [15] M. J. Karapatiants, S. I. Drakin. Estructura de la sustancia. Mir Moscú 1974. Pp. 3536 .