Relatos pedagógicos en y del trabajo colaborativo María Susana Gallardo sgallardo@arnet.com.ar. Marisa Alicia Olivieri marisaolivieri@gmail.com. Institución: ISFD N ° 54 de F. Varela- Bs. As. Resumen: Resulta ineludible reconstruir el sentido de la formación de profesionales, pedagogos y trabajadores de la educación, apuntando a consolidar una propuesta educativa democrática y de calidad. Adherimos a la noción de que el trabajo colaborativo en las instituciones formadoras posibilita contrarrestar lo instituido, potencia el desarrollo profesional y fortalece el diálogo permanente entre la didáctica general y sus especializaciones. En un escenario con esos atributos se legitima la producción compartida de diseños formalizados rigurosamente para ser puestos en acto con flexibilidad de tiempos y espacios comunes. Los relatos pedagógicos, como dispositivos de formación, posibilitan recuperar los sentidos y significados del acto docente per se y explorar la urdimbre de las interacciones de los sujetos involucrados en una práctica social comprometida con el crecimiento y superación de sí mismo en el otro para el arribo del nosotros en el devenir curricular. Esta comunicación nos permite dar cuenta de las voces de protagonistas-formadores en viaje colaborativo para el progreso de una construcción práctica, reflexiva, transformadora y las voces de protagonistas-maestros en formación, que hilan su textum a través de dudas, revisiones, avances y retrocesos en el proceso de construir y construirse en la residencia y en la socialización profesional. Introducción Los Institutos de Formación docente, como cualquier institución educativa conllevan cierta complejidad en el hacer docencia. Se constituyen entre otros universos, de profesionales de muy diversa raíz teórica y de variada experiencia en la formación de maestros, que los encuentra con un mismo propósito, pero a veces con sentidos diferentes. El escenario se completa con los aspirantes a la carrera docente, que también conforman un grupo diverso, ya sea por los variados motivos en la elección profesional como por las diversas concepciones que portan sobre el oficio del ser maestro. Observamos con preocupación la distancia existente en las concepciones pedagógicas enseñadas en los profesorados, con respecto al ejercicio profesional 1 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” del maestro en la escuela. Recuperamos la voz de Gimeno Sacristán cuando sostiene que la formación inicial es poco operativa porque incide muy poco en proporcionar esquemas prácticos alternativos. Si la teoría tiene tan poca relación con la práctica es porque incide escasamente en el análisis y reconstrucción de esos esquemas dominantes. El esquema práctico no debe entenderse como una receta, sino como una estructura moldeable, potencialmente reflexiva y contextualizable para poder decidir su utilidad (saber profesional). Lo que da flexibilidad al esquema es el conocimiento de su estructura y explicitación de la racionalidad que le es inherente: formación reflexiva y crítica sobre la práctica. Y es este el sentido que nos aglutina en la formación. Desde esta perspectiva, el desarrollo interno de los profesorados y los actuantes en él son la pieza clave de la renovación de la escuela con diseño de itinerarios formativos que tengan su punto de partida en las necesidades y prioridades de las instituciones como interfase de su accionar en la comunidad. Al interior del I. S. F. D. 54 de Florencio Varela, los docentes estamos inmersos en una etapa en que las ideas centrales “pueden intercambiarse entre las diferentes áreas sin perder su potencialidad, tal como se expresa en su tratamiento compartido entre las variadas disciplinas y en diálogo permanente entre la didáctica general y sus especializaciones” (Davini 1999:63) a través de los docentes a cargo de una y otras. Así se está intentando consolidar, desde los espacios de Lengua y su enseñanza III y de la Práctica, algunas “ideas fuerza” al decir de Davini: por un lado, considerando que la especialización didáctica tiene su desarrollo en este campo disciplinar, pero no puede actuar como disciplina autónoma; al menos como parte de un diseño curricular de formación. De allí que se tome como óptimo a la colaboración como un nuevo modo de desarrollo profesional. La perspectiva profesional ha puesto de manifiesto que los compañeros de trabajo son un estímulo para el desarrollo de la práctica reflexiva; trabajar como un colectivo, en nuestra institución, significa que la mirada de unos formadores se constituye en catalizadores que fortalecen la actividad de otros. La colaboración permite, entre otras cuestiones, desarrollar una relación creciente con los demás miembros del grupo; permite compartir diagnósticos de una situación, buscando soluciones y facilita el análisis de problemas y a la postre redundarán la construcción de pivotes en los recorridos de la formación. Nuestra historia acontece en el ISFD 54, ámbito de la formación docente en F Varela, allá por el año 2004 en tiempos de mucho cambio, teníamos una nueva directora 2 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” que invitaba a hacer una institución mas abierta en una dinámica de trabajo diferente: el encuentro. En nuestro caso fue la propuesta de narrativa, un taller de formación que organizaba para los docentes en servicio (entre tantas otras opciones), el Equipo del Laboratorio Políticas Públicas. Así se presentaron el Prof. Daniel Suárez y la Prof. Liliana Ochoa del equipo Memoria Docente y Documentación, con su propuesta de Narrativa de Experiencias Pedagógicas. El camino se abrió aquel sábado frío de agosto. Nos fuimos enterando que la narrativa de experiencias pedagógicas se trataba de contar historias, como si fueran cuentos, pero donde pudiéramos mirarnos, pensarnos en la acción y reflexionarnos en la teoría para dar cuenta de los saberes que los docentes construimos todos los días en el aula. Ese saber que se produce en silencio a veces a puertas cerradas, otras no, pero el secreto está en escribir, documentar en texto para poder recordar y develarlo a otros. Lo interesante es que al primero que se le devela la incógnita es al que escribe, al autor. Además podemos tomar la palabra ya que muchas veces al escribir reconocemos algo que aprendimos en ese momento de nuestra vida que pareció tan insignificante. Es que evocando lo ocurrido en esa experiencia improntada en lo más profundo de nuestra memoria, reconocemos ese algo diferente que lo hace contable; ahí está lo aprendido. La transformación empezó en esos momentos y sigue provocando cambios. De allí nuestras ganas de comunicar nuestro proceso que acontece desde el pretexto literal y metafórico hasta la “fusión de horizontes” de Gadamer. Pre-textos Instrumentar a los relatos como dispositivos estratégicos de las etapas preactivas, activas y post activas del alumno- residente nos posibilitó movilizar procesos cognitivos nuevos, aprender a mirar-NOS, analizar-NOS y comprender textos, prácticas y aulas resolviendo problemas prácticos y reconstruyendo los esquemas teóricos. Tal como nos dice Larrosa: “Un dispositivo pedagógico será, entonces, cualquier lugar en el que se constituye o se transforma la experiencia de sí, cualquier lugar en el que se aprenden o se modifican las relaciones que el sujeto establece consigo mismo” (Larrosa 1995:291). 3 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” Una de las ideas-fuerza en este trabajo colaborativo, didáctica-lengua es la adhesión al sostenimiento de espacios de escritura de relatos pedagógicos. Como dice Anna Camps: “la complejidad de las relaciones que se establecen con el contexto social e institucional, tiene como consecuencia la diversidad de los espacios en los que se construye el discurso sobre la didáctica de la lengua.” (Camps 2004:24). Esos espacios compartidos son propuestos y validan a los relatos de los actores como herramientas en el acto de residencia. Ángela, una docente en formación dice: “Ahora que he terminado esta etapa de residencia, puedo decir que la disfruté mucho, también que cometí errores; pero aprendí mucho. Sobre todo aprendí que a pesar de que las cosas se vean de una manera o ‘sean’ de una manera, se pueden revertir si uno está dispuesto a poner a los niños en la más alta consideración. Debo mencionar también el importante papel que desempeñan en esto, el constante apoyo de la profesora de práctica, de los profesores de área y el ánimo entre compañeras de residencia. La residencia es parte de mi formación como docente, es parte de mi aprendizaje y como dicen renombrados psicólogos como Cesar Coll o Piaget ‘solo hay aprendizaje cuando se produce un desequilibrio’ y ¡vaya desequilibrio que me provocó mi residencia! Este ha sido el comienzo de mi nuevo ser.” La narrativa fue una opción surgida como pretexto, pero que formalizó, solventó y pretextualizó nuestro trabajo colaborativo de docentes formadoras. Así de a poco empezamos a contar nuestras historias, y las escribimos…lo interesante es que fui encontrando a ‘otros’ con los que podía andar en ese rumbo. ¡Querida Susana! ¡Qué camino recorrido! cuanto aprendizaje compartido… Documentamos la primera historia, participamos de ateneos donde fuimos a compartirlas con docentes que también escribían sus historias. Y llevamos a nuestros alumnos…. Los invitamos a escribir y así empezó este viaje de la formación de la mano de los relatos de experiencias pedagógicas, ofreciendo oportunidad para verlos y mirarnos, contarnos y contarles en definitiva no es nada más ni nada menos que permitirnos la posibilidad repensarnos como docentes para poder definir sentidos de trabajo y aprender. Generalmente los formadores tenemos disponibilidad de variados dispositivos porque al decir de D. Suárez: “Los soportes ‘convencionales’ de documentación son parte del flujo de información que el propio aparato educativo demanda para administrar, gestionar y controlar. Sin embargo las voces de los docentes, de los alumnos, - rara vez son requeridas, oídas, analizadas y por ende, legitimadas.” (Suárez 2003) 4 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” Texto La producción de la Primera Novela de Residencia en 2005 significó ser parte del continuum que ocurrió desde las actividades de Proyectos en ejecución pasando por los momentos de acreditación hasta la búsqueda del placer estético: pretextos, evocación, análisis de experiencias, búsqueda de materiales, flujo de ideas, autores diversos y la producción como un hacer sobre nosotros mismos, sobre nuestros procesos y también sobre el hacer con ‘otro’ maestro OrientadorProfesores del ISFD / otro par / otro niño de EP para alcanzar cierto grado de teorización provisoria hasta el hallazgo de situaciones nuevas que serán viejas, pero al fin otras. Desde nuestra mirada, la narrativa docente se constituye en una estrategia básica para que cada actor tenga su voz y en el entrecruce de todas las voces se logre el fortalecimiento de ese texto participativo y plurívoco, propio de instituciones escolares democráticas y en transformación. La documentación narrativa se dirige, de esta manera, a innovar en las formas de interpelar y convocar a los docentes para la re-construcción de la memoria pedagógica de la escuela, en los modos existentes para objetivarla, legitimarla y difundirla, y en las estrategias utilizadas para ponerla en circulación y deliberación públicas. Para eso, elabora y desarrolla modalidades de trabajo pedagógico que se orientan a brindar no sólo la posibilidad de anticipar, sino también de volver sobre lo hecho, vivido y cargado de sentido a ras de la experiencia escolar, a través de la escritura, la lectura, la conversación y el debate entre pares. A través de ellas, los procesos de documentación narrativa llevados a cabo colaborativamente por docentes e investigadores se presentan como vías válidas para la reformulación, la ampliación y la transformación de la propia práctica docente que incursiona en lo inédito, en lo silenciado, en lo aún no descrito ni dicho (Suárez 2007:11). Cuando invitamos a decir, primero planteamos buscar un momento de ‘impacto’ y construir la versión provisoria de él. De alguna manera, es la exposición de nuestra propia individualidad: el yo sujeto-autor-yo-narrador-yopersonaje se entremezcla en ese textum-tejido como parte de la trans-formación de cada quién y la decisión de entrega de nuestra propia individualidad: sujeto de experiencia a sujeto de narración y poner en palabras nuestro yo íntimo, el cual en el momento de la lectura se verá involucrado-tocado por el mismo relato en un espejo borgeano. Al decir de Ricœur. “Actuar siempre es hacer algo de manera que alguna otra cosa acontezca en el mundo. Por otra parte, no hay acción sin relación entre saber hacer (el poder hacer) y lo que éste hace acontecer.” (Ricœur 2001:161) 5 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” Gisela dice: Conocí en el aula a personas comprometidas con la tarea. Sentí que cada uno trascendía las fronteras que los mayores les habían marcado, redefiniendo el sentido del aprendizaje. Hubo acuerdos y desacuerdos, diversos sentimientos generados, esfuerzos individuales que se volvieron grupales sin descartar el magnífico lugar que tuvo la imaginación en esos otros mundo a los que penetramos, creamos, internalizados. En este contexto nos atrevimos y abrimos el telón a esta realidad pedagógica que no sólo nos posibilitó un encuentro de nosotras con nosotras mismas, o con los autores, sino que nos encontró en las pistas del fortalecimiento del trabajo colaborativo de formación. El texto hace posible la materialización de una ilimitada presencia en el instituto formador, si se piensa como dispositivo “...para dar sentido a la experiencia y organizarla en un cuerpo de conocimiento práctico.” (Gudmundsdottir 1998:67) Romina dice: “Para mis compañeros de 2° año de la carrera les dejo como mensaje que siempre apuesten al logro de sus alumnos, que busquen caminos para llegar a todos, que los etiquetamientos de algún maestro orientador no les haga perder lo más hermoso de este trayecto, que es realizar y disfrutar de nuestra tarea en forma coherente y aportar lo máximo de nosotros para favorecer los aprendizajes y la socialización de los niños”. El narrador entonces deviene como protagonista de la residencia, como sujeto en un intento de objetivarse y como sujeto que construye y se construye a través del propio texto, el cual lo prolonga en tiempos y espacios y posibilita el trabajo colaborativo aún in absentia. Podríamos decir que la etapa de la textualización es la de identidad narrativa, tal como propone Ricœur. De esta forma, la dimensión temporal y la espacial de cada quién y de la acción misma relatada, ponen en diálogo la misma identidad narrativa con la identidad ipse y por eso el autor dice que la experiencia ordinaria oscila entre los polos de la mismidad y de la ipseidad. En el nos-otros, es donde la identidad narrativa revela su fragilidad, revelando la primera persona en un desnudo yo, el cual a través del relatos pedagógico, será otro en correlato. Las palabras de Ivone: “Hacía un año que había llegado de Jujuy. Todo era nuevo para mí: el lenguaje, la gente, el barrio y la escuela. Recuerdo el primer día de clase: todos estábamos ansiosos por saber de qué se trataba la carrera que habíamos elegido. Por el aula pasaron muchas personas, cada una con su historia 6 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” y yo también, con la mía la cual era tan, tan diferente pero que ahora es una y a la vez otra” Vanesa revela: Mi ingreso al profesorado se vio demorado a lo largo de algunos años por dos motivo: el primero por que tenía un trabajo que limitaba mis horarios, el segundo simplemente por los comentarios desfavorables circulaban a mí alrededor: ‘Los chicos están imposibles’, ‘es un trabajo mal pago’, etc. Pero el trabajo pasó y me dije ¿Por qué no desafiarme. Mara dice En el primer año del profesorado creía que con tener en claro todo lo que me enseñaban en el Instituto era suficiente. Pero, al comenzar mis prácticas de segundo año en la escuela N º 13 me fui dando cuenta de lo mucho que me faltaba aprender y me esforcé por lograrlo, aunque confieso que no fue nada fácil. Como expresara con sabiduría Ernesto Sábato: ‘el ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. Y una formadora: Evoco aquellas tardes de mi infancia, en las cuales mi madre encendía la radio y mi padre se aprestaba a oír una voz remota que daba indicaciones a los campesinos con deseos de alfabetizarse… Sin la mediación de mi madre, no hubiese sido posible el proceso. Así comencé a tener noción de la necesidad del otro para los aprendizajes. Tampoco la motricidad ayudaba a aprender en soledad aún así, esas manos surcadas por el trabajo cotidiano, tomaban su lápiz y daban forma a las escrituras. Pero esos logros eran la condición para sostenerse en un rol de conducción logrado sólo por laboriosidad, creatividad y honestidad. Allí aprendí de la importancia de aprender. La horizontalidad colaborativa El sentido de encontrar-Nos en torno de la escritura y en el recorrido de formación docente, implicó e implica crear un espacio de relaciones simétricas. Este lugar, donde todos los actores que participamos del proceso de residencia estamos convocados por la horizontalidad del contar-nos es lo que devendrá luego como escritura: ese otro residente-docente no es ya el personaje testigo de la historia narrada, sino es el copartícipe en diálogo, en encuentro con otros, sus formadores y con él mismo. Como nos caracteriza Ricœur: los hablantes en presencia mutua, pero también están presentes la situación, el ambiente, el medio y el contexto discursivo, donde ese discurso se significará plenamente hacia una referencia sobre lo cual se habla. Cada quien proporciona información sobre los significados atribuidos a los significantes identitarios que compartimos unos y otros y construimos esa historia que nos une al fin y que se consolida con la ‘fusión de horizontes’. Esos horizontes son formativos porque implican desanudar analíticamente esos aconteceres y como la piedra en el estanque de Rodari, los círculos concéntricos acercan a los autores de los campos 7 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” disciplinares en un movimiento centrífugo y a la vez centrípeto que se aquieta como saber construido. Erica explica:”En el último período de residencia tuve la posibilidad de estar frente a un grupo de 6° afectado por muchas problemáticas: desfasados, repetidores, con dificultades de aprendizaje y problemas familiares. Ellos me dieron mucho en ese intercambio, me permitieron entrar en sus mundos, conocerlos, descubrir sus dudas y expectativas, quererlos. Yo ofrecí lo que tenía: mi tiempo, mis ganas, mi dedicación y mi compromiso. Espero que más allá de que hayan aprendido una serie de contenidos, haya dejado esa enseñanza que me han dejado a mí, mis maestros y profesores” Comprender lo ajeno en la medida en que no es posible abstraerse de esa pertenencia en el devenir histórico, hace posible la comunicación y el encuentro con aquello otro que también conlleva a la propia pertenencia. De esta manera ponemos en juego el encuentro de miradas en torno al mismo horizonte y que se permiten evocaciones de sus propias vivencias, de sus propios vuelos de goce, sus propias resonancias. Andrea comparte: Cuando llegué a cuarto, me di cuenta que efectivamente se me abría un mundo nuevo. Una de las cosas que denotaron ese cambio fue el tema asignado por la maestra para el área de Lengua: Poesía. Imagino a muchas de mis compañeras suspirando y diciendo ‘qué lindo tema’. Pero para mí ciertamente no lo era. A mí me gustan los cuentos, las novelas, pero poesía… Bueno, lo cierto es que cuando le comenté a la profesora, me orientó, me leyó prácticamente al oído la propuesta de una autora y me acercó ideas para contextualizar la realización de una antología. En ese momento comencé a avizorar un futuro un poco menos negro de lo que imaginaba. Cuando por fin me decidí a formular el proyecto ¡oh, sorpresa! Me di cuenta que tenía mucho material en mi casa, en los que había varias poesías que realmente me gustaban. Me invadió una alegría enorme. También descubrí mi libro de 5º grado, en el cual había muchas poesías hermosas. Pero ahí no acaba la historia, para coronar este momento recordé o encontré empolvada en algún rincón de mi memoria, una antología poética hecha por mí cuando transcurría mi adolescencia. Comencé con el trabajo en el aula, los niños de 4º se apropiaron del tema y lo resignificaron. Cada uno realizó su libro, grabaron un cassette con poesías sonorizadas, utilizando para ello distintos instrumentos como: bongó, violín, pandereta, palo de lluvia. Creo que ninguno sospechó que la seño había perdido por un tiempo la sensibilidad y la capacidad de disfrutar de la poesía por la inestabilidad de la etapa de residencia Leticia evoca: Recuerdo, que nos habían repetido hasta el cansancio que nos cuidáramos de tocar, agarrar, abrazar, acariciar o incluso de mirar fuerte a los alumnos porque a una residente le había pasado ‘que sé yo qué’ y era mejor evitar cualquier contacto. Primero dio clases mi Pareja Pedagógica (me gusta usar ese apodo para quien se convirtió luego en mi hermana del alma). Cuando llegó mi turno, los nenes de 2º sintieron la diferencia, estaban mudos y con cara de susto, creo que podía escucharse el tic-tac de mi reloj. Al sonar el timbre de mi primer día, una parva de enanos vino a abrazarme como lo hacían con mi Pareja Pedagógica. Instintivamente levanté los brazos y miré hacia abajo. Sentía el miedo en mis piernas como cuando temía a la oscuridad. Miré a mi Pareja Pedagógica y ella entendió lo que sentía: ¡no sabía que ellos sí me podían tocar a mí! Con gestos, desde la esquina más lejana del salón me dijo: ¡abrazalos! Ese abrazo que se repitió 8 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” cada día es un recuerdo que vuelve con la ayuda de la memoria de todo mi cuerpo. Siempre se me eriza la piel al mencionarlo. La función referencial en el texto escrito se encuentra de alguna forma suspendida, liberada con respecto de la realidad, será el cuasimundo de los textos según Ricœur o mundo creado en el texto y con su presencia. Cabría agregar que la noción de ‘mundo’ debe ser comprendida en el sentido heideggeriano de ‘ser en el mundo’. Ricœur dice bellamente: “Esta transferencia hacia el lugar del texto – lugar que es un no lugar- constituye un proyecto particular con respecto al texto” y continúa: “el lector decide mantenerse en el lugar del texto y en la clausura de este lugar.” Romina ilustra: En la residencia hubo y habrá quienes digan ‘no se puede’, pero no es precisamente lo que se nos inculcó en la formación; yo comprobé y aprendí que depende de mí creer, querer, intentar, probar todo hasta agotar las posibilidades. Puedo decir con plena seguridad ‘sí puedo, pero depende de mí’ y acepto ese desafío porque lo que cuesta trabajo al final reconforta y da satisfacciones. Me siento feliz de haber elegido esta profesión. Ver las producciones de los alumnos y sentir en mí que es posible trabajar de la forma que hasta este período veía sólo en textos teóricos o en experiencias contadas por otros, fortalece y reafirma mis convicciones. Partitura El propósito de nuestro trabajo de colaboración en y de la narrativa es el de ir más allá del sentido textual como fin en sí mismo, sino que el texto sea una mediación necesaria para el encuentro de cada autor- alumno consigo mismo, es decir, que cada sujeto ‘interprete’ su universo, interprete el mundo de la formación y nos trascienda como formadores en colaboración. Retomando a Ricœur, “La lectura es como la ejecución de la partitura musical: marca la realización, la actualización de las posibilidades semánticas del texto. Este último rasgo es el más importante, pues es la condición de los otros dos” (Ricœur 2001:140) Elena reflexiona: Relatar provoca reflexionar sobre lo hecho en nuestras prácticas diarias, sin duda útil y necesario para responder a algunos interrogantes que se me plantean, ¿me uniré casi por inercia a una práctica monótona, carente de significados y de logros? O ¿seré capaz de callar las voces que se niegan a los desafíos y unirme a los pocos que creen en la educación como herramienta para la emancipación de los pueblos? Analía confiesa A lo largo de mi vida aprendí a reír, a llorar, a soñar y a crecer, a esconderme y luego tratar de salir, aunque salir a veces cuesta, pero intentar es lo que cuenta. Durante estos años de estudio fracasé, comprendí, aprendí, escuché y rezongué, entendí que todavía me queda mucho por hacer, pero tengo la seguridad de que en el Instituto empecé a transitar el camino que me ha permitido encontrarme 9 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” Relatando historias aprendimos mucho, básicamente que los docentes sabemos y todos los días en las aulas damos cuenta de ello con las decisiones que tomamos y que ‘fijate no están en ningún libro’, pero que resultan como producto de las lecturas hechas y su conjunción con la experiencia práctica. Los relatos se potencian en y del trabajo colaborativo. Así nos ha permitido interpelar colaborativamente a las escuelas y sus docentes así como a otras instancias responsables de la formación práctica. Pensar codo a codo instancias superadoras de yuxtaposiciones y disyunciones para construir un ‘saber enseñar profesionalizante’. Nos ha permitido interpelarnos desde la puesta en relación con el aprendizaje de los alumnos y el propio. Reconocer ese saber, darlo a conocer contándoselo a otros, formar una comunidad de docentes autores, fue la invitación del Equipo de Narrativa y ahora es el nuestro para reescribirnos como formadores y reescribir a las instituciones formadoras. Como decimos, la producción del texto ofrece la ocasión para re-pensarse, pero el acontecimiento del encuentro de todos en torno a las lecturas de los relatos, resulta el momento cúlmine en el proceso transformador que se inicia al decidir contar la historia. Se trata de encontrarnos para la lectura, es decir para leerle en voz alta al otro la historia que elegimos documentar, dice una de las profesoras relatoras: resulta una experiencia de intercambio tan intensa que al intentar contarla temo traicionar el espíritu de cambio verdadero que allí Nos acontece... ¿como explicar aquello que me provoca el escuchar las historias de los residentes y luego las profundas reflexiones de ellos, mis alumnos y ahora ya casi son maestros? Diría que me cuesta reconocerlos. Por esto es que comprendo que aprendo del otro... reconozco mi propia incompletad... y puedo entender que el trabajo con otro resulta indispensable para el cambio en el hacer del profesorado. Vivo en la experiencia las palabras del pedagogo: “dejar aprender no es no hacer nada, sino que es un hacer mucho más difícil y mucho más exigente que enseñar lo que ya se sabe. Es un hacer que requiere humildad y silencio. Pero que también exige audacia y hablar alto porque para dejar aprender hay que eliminar muchos obstáculos. Entre ellos la arrogancia de los que saben (Larrosa, 1996:45). Se trata de un viaje, siguiendo a Larrosa, en el que se superponen varios viajes y de una lectura que se sobreimpone a otras lecturas que la preceden y la impulsan. El empleo de la primera persona en el relato de una experiencia pedagógica, da cuenta de procesos reflexivos pluralizados de un nosotros. Se trata entonces de la experiencia de un verdadero intercambio, donde las voces se entrelazan llegando a pensar- pensarse -pensarnos buceando en el abanico teórico pedagógico estudiado a lo largo de la formación, intentando finalmente desarticular viejas construcciones históricas sobre el oficio del maestro. “Sin este 10 V JORNADAS sobre “La Formación del Profesorado: docentes, narrativas e investigación educativa” momento de lectura no hay posibilidad de diálogo y conversación horizontal con el “otro” (Suárez–Ochoa 2005:15) Resulta una invitación a repensarnos juntos, para lograr algún impacto en el ejercicio de la profesión, en el sentido de Gimeno, tornar más operativa a la formación inicial dando espacio desde el trabajo colaborativo, a la construcción de esquemas prácticos alternativos que permitan superar la naturalización de los estereotipos modélicos en el aprendizaje del oficio de maestro. Bibliografía Alliaud, A. (2002) “Los residentes vuelven a la escuela” en Davini, C. 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