EL ESPACIO COMO ESPEJO CULTURAL. REFLEXIONES ECOCRÍTICAS EN AMÉRICA LATINA A PRINCIPIOS DEL NUEVO MILENIO by Maria Alessandra Woolson __________________________ Copyright © Maria Alessandra Woolson 2014 A Dissertation Submitted to the Faculty of the DEPARTMENT OF SPANISH & PORTUGUESE In Partial Fulfillment of the Requirements For the Degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY WITH A MAJOR IN SPANISH In the Graduate College THE UNIVERSITY OF ARIZONA 2014 2 THE UNIVERSITY OF ARIZONA GRADUATE COLLEGE As members of the Dissertation Committee, we certify that we have read the dissertation prepared by Maria Alessandra Woolson, titled “El espacio, un espejo cultural. Reflexiones ecocríticas en América latina a principios del nuevo milenio” and recommend that it be accepted as fulfilling the dissertation requirement for the Degree of Doctor of Philosophy. _______________________________________________________________________ Date: August 1, 2014 Dr. Malcolm A. Compitello _______________________________________________________________________ Date: August 1, 2014 Dr. Laura Gutiérrez-Escarpita _______________________________________________________________________ Date: August 1, 2014 Dr. Abraham I. Acosta _______________________________________________________________________ Date: August 1, 2014 Dr. Carl J. Bauer Final approval and acceptance of this dissertation is contingent upon the candidate’s submission of the final copies of the dissertation to the Graduate College. I hereby certify that I have read this dissertation prepared under my direction and recommend that it be accepted as fulfilling the dissertation requirement. ________________________________________________ Date: August 1, 2014 Dissertation Director: Dr. Malcolm A. Compitello ________________________________________________ Date: August 1, 2014 Dissertation Director: Dr. Laura Gutiérrez-Escarpita 3 STATEMENT BY AUTHOR This dissertation has been submitted in partial fulfillment of the requirements for an advanced degree at the University of Arizona and is deposited in the University Library to be made available to borrowers under rules of the Library. Brief quotations from this dissertation are allowable without special permission, provided that an accurate acknowledgement of the source is made. Requests for permission for extended quotation from or reproduction of this manuscript in whole or in part may be granted by the copyright holder. SIGNED: Maria Alessandra Woolson 4 TO IAN, THOMAS AND CHRISTIAN, WHO GIVE MEANING TO MY LIFE AND IN LOVING MEMORY OF TERESA LAMPERTI MONDINI, WHO TAUGHT ME THAT UNCONDITIONAL LOVE AND CURIOSITY HAVE NO LIMITS 5 AGRADECIMIENTOS Esta tesis doctoral no hubiese sido posible sin la colaboración desinteresada de las personas que se mencionan a continuación y el apoyo incondicional de mis hijos, mi familia y mis amistades. En primer lugar deseo expresar un profundo agradecimiento a mis directores de tesis, el Profesor Malcolm Compitello y la Profesora Laura Gutierrez Escarpita. Trabajar bajo la dirección de ambos ha sido una aventura en el aprendizaje más allá de la temática de la tesis doctoral o del trabajo académico. Con enorme generosidad, ambos han compartido conmigo su forma de mirar el mundo, generando oportunidades críticas e interrogantes desde diversas perspectivas, ya se trate de intersecciones con el espacio mediante los estudios literarios, culturales y geográficos o desde los estudios de performance y corporalidad. Ha sido un honor y un placer investigar, escribir e incursionar en nuevos territorios intelectuales bajo el ala de ambos profesores. De igual manera me gustaría agradecer al Profesor Bauer, miembro de mi comité de disertación, cuyo conocimiento en política internacional de aguas, y cuyo sobresaliente trabajo en mercados de agua en Chile me proveyó de una clara y amplia comprensión de la institucionalidad que sostiene el territorio y las relaciones humanas en materia ambiental. Su enfoque pragmático y su experiencia en jurisprudencia han sido sustanciales en la construcción argumentativa de esta tesis. 6 También deseo agradecer a otros profesores y miembros de la academia que, a lo largo de los cuatro año de duración de este doctorado, me apoyaron con ideas o conocimiento clave para su desarrollo. Para empezar, deseo mencionar al Dr. Javier Durán por su generosa aportación desde el campo de los estudios fronterizos, y a la profesora Sarah Moore desde la geografía cultural. Agradezco a ambos el tiempo y atención que me dedicaron durante la primera fase de este doctorado. Al Profesor Acosta, agradezco que haya aceptado formar parte de mi comité de disertación a último momento, aún desconociendo mi trabajo previo. Su perspectiva crítica respecto a estudios poscoloniales y consideraciones sobre subalternidad han representado un aporte de enorme valor para los últimos pasos de esta tesis. Fuera del círculo inmediato de la Universidad de Arizona, quisiera expresar mi gratitud al Dr. Enrique Leff, investigador de la Universidad Autónoma de México, cuyo trabajo continúa siendo una fuente de inspiración que me ha estimulado por más de una década a incursionar en la aventura intelectual de la materia medioambiental. El Dr. Leff ha sido un mentor más allá de la especificidad disciplinaria, abriéndome la puerta al pensamiento ambiental latinoamericano y conectándome con el trabajo de intelectuales y profesionales de diversas naciones de América latina. Agradezco también al Dr. Federico Aguilera-­‐Klink, de la Universidad de la Laguna, quien ampliamente compartió conmigo su trabajo en el campo de economía política y la economía ecológica. En la temática de la sustentabilidad quisiera mencionar al Dr. Kelly, especialista y director de sustentabilidad de la Universidad de New Hampshire, quien confió en mi trabajo experimental y estimuló mi enfoque multidisciplinario desde el principio a esta tesis 7 doctoral; y al Dr Miguel Fernández de Middlebury College, quien por años me ha apoyado en materia de experimentación académica y riesgo intelectual. Quisiera agradecer especialmente a todas las personas de la comunidad Rapa Nui que me recibieron y colaboraron con el trabajo de campo. En particular, agradezco la asistencia de Evelyn Huke, quien guió mis recorridos por la isla y me ofreció su visión singular de los espacios y conocimiento cultural, que representa parte de la gran riqueza del patrimonio Rapa Nui por proteger y conservar; al personal del Parque Nacional Rapa Nui (CONAF), a su director técnico Enrique Tucki y al plantel de guardaparques, mediadores incondicionales entre una cultura singular y la normativa estatal; a Lorena Zuñiga León, directora de la Aldea Educativa por compartir conmigo una visión educativa innovadora y respetuosa del significado de comunidad cultural e identidad colectiva; a Francisco Torres, director del Museo Antropológico Padre Sebastián Englert, por facilitar el acceso a los archivos; a Mike Rapu por compartir historias, preocupaciones y su ejemplo de responsabilidad hacia la comunidad y el medioambiente en materia empresarial; a todos aquellos de la comunidad Rapa Nui que me asistieron en conocer la cultura, la historia, el idioma y la política de Rapa Nui. Agradezco la ayuda financiera recibida de la Universidad de Arizona, especialmente aquella del departamento de Español y Portugués, pero también del Instituto del Medioambiente por financiar viajes a conferencias y de la fundación Tinker del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Arizona, por haber financiado el trabajo de campo en Rapa Nui. 8 A mis hijos, mi más profundo y sincero agradecimiento por la paciencia, el entusiasmo y el cariño incondicional con el que me apoyaron en este camino desde el primer día. A mi madre, gracias por disfrutar de mi escritura e inspirar mi coraje. A mi familia, mis amigos más cercanos y aquellas personas que han compartido conmigo momentos intelectuales especiales, gracias por el estímulo y el apoyo. 9 ÍNDICE DE CONTENIDO ÍNDICE DE FIGURAS 12 RESUMEN 14 INTRODUCCIÓN 16 1. 2. 3. Ecocrítica como aproximación transdisciplinaria. Importancia para el campo de estudio Consideraciones temáticas 2.1 Crisis medioambiental, ¿una crisis sintomática? 2.2 La sustentabilidad, ¿retórica o episteme? 2.3 La globalización ¿inevitabilidad universal? 2.4 Perspectivas individuales hacia la interdisciplinariedad 2.5 La cultura, “motor y medio para el desarrollo sostenible” Desarrollo de los capítulos CAPÍTULO I 20 24 24 25 26 27 29 30 35 Marco teórico-conceptual 1. 2. 3. 4. Cultura, discurso, lenguaje y semiosis social Canon literario, periodización y colonialidad Trayectoria ecocrítica Medioambiente y literatura como forma de activismo El caso de La loca de Gandoca CAPÍTULO II 37 42 56 61 69 79 La sustentabilidad como marco ecocrítico en el análisis literario contemporáneo. El caso de Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda 1. 2. 3. 4. El qué y el porqué de un enfoque sustentable Imaginación y medioambiente: naturaleza y apropiación social del medio natural Problematizar la naturaleza: modernidad y culturas originarias Conclusión 84 90 99 108 10 CAPÍTULO III 119 Instalaciones: arte efímero en espacios públicos 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Intertextualidad visual, espacio y semiosis social Marta Minujín: performance y espacios urbanos Binarismo y convenientia: la significación visual hacia una racialización y feminización de la naturaleza Desafíos a la construcción sociocultural de la naturaleza Referente y el ensamblaje estético-ambiental en la obra de Helen Escobedo Intervenciones efímeras del espacio público en la obra escultórica de Helen Escobedo 6.1 Memoria colectiva y Memoria del silencio 6.2 El hoy de hoy Helen Escobedo: un lenguaje estético de imaginación colectiva 7.1 Negro basura, negro mañana (1991) 7.2 Hidrovochos (2004) 7.3 Refugiados (1997) Exodus (2009). Una paráfrasis del mundo moderno. Apreciaciones finales CAPÍTULO IV 119 122 125 129 138 144 147 150 152 153 156 159 164 176 Voces silenciadas, sabiduría olvidada. Limitaciones discursivas de la representación cultural en la era de la globalización 1. 2. 3. 4. 5. 6. Introducción Consideraciones temáticas: globalización y tensiones discursivas. El subalterno Introducción al trabajo de campo El trabajo en Rapa Nui 4.1 Contexto teórico y metodológico 4.2 Antecedentes históricos 4.3 Contexto institucional chileno 4.4 Casos puntuales que ilustran paradojas discursivas 4.5 Narrativa del espacio y resiliencia Comentarios evaluativos 5.1 Avance en materia educativa 5.2 Cuestiones territoriales y desterritorialización 5.3 Discurso y conservación 5.4 Imaginarios, lengua y lenguajes Conclusiones 176 182 189 194 197 199 203 207 214 217 219 221 225 229 235 11 CONCLUSIÓN 244 1. Algunas consideraciones 2. El libro del silencio. Espacios, palabras y memoria olvidada ANEXOS A.1 A.2 B. ____ Caso mediático del Hotel Hanga Roa Fuentes metodológicas del trabajo de campo Informe del trabajo de campo BIBLIOGRAFÍA 251 253 ___ 260 260 261 266 273 12 ÍNDICE DE FIGURAS CAPÍTULO III 1. La torre de James Joyce de pan. Marta Minujín, 1980. 123 2. Partenón de libros. Marta Minujín, 1983 125 3. America. Theodor Galle en base a un dibujo de Jan Van der Straet, ca. 1580 128 4. Oda a la nauraleza II. Carlos Gallardo, 2014. 130 5. A toda orquesta. Carlo Gallardo, 2013 131 6. Coloraciones de Nicolás García Uriburu, 1968, 1974, 1989. 133 7. Utopía del Sur. Nicolás García Uriburu , 1993 134 8. Utopía del Bicentenario. Nicolás García Uriburu, 2010 134 9. Summer Fileds. Helen Escobedo, 2008 138 10. Juanito Laguna. Antonio Berni, 1962 140 11. Sólo para ángeles. Helen Escobedo, 1987 142 12. Acid Rain. Helen Escobedo, 1992 143 13. El artista y su amigo. El artista y su público. Helen Escobedo, 1963. 144 14. Marea nocturna. Helen Escobedo, 1994. 146 15. Memoria colectiva. Helen Escobedo, 2001. 148 16. Memoria del silencio. Helen Escobedo, 2001. 150 17. El hoy de hoy. Helen Escobedo, 2008. 151 18. Negro basura, negro mañana. Helen Escobedo, 1991. 154 19. Hidrovochos. Helen Escobedo, 2004. 157 20. Ecobicicletas en Ciudad de México, 2012. 158 21. Refugiados. Helen Escobedo, 1997. 160 22. Refugiados. Helen Escobedo, 1997. 163 23. Migraciones. Helen Escobedo, 2004. 167 24. Exodus. Helen Escobedo, 2009. 168-169 CAPÍTULO IV 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Cartel de protesta. Parlamento autoconvocado Rapa Nui. 2012 Cartel de entrada al Parque Nacional Rapa Nui. 2012. Costa y Volcán Rano Kau, reproducción fotográfica de LAN. 2012 Recipientes para reciclaje público. 2012 Eco hare Rapa Nui y Eco hare subsidiado por Coca Cola. 2012 Hotel Hanga Roa. 2012 Vista aérea de la cantera. 2012. Tallado que simboliza la presencia de agua. 2012 Pukao. 2012 Papá Mangó. 2012 Playa de Ovahe. 2012 196 208 209 210 211 212 213 214 215 216 217 13 12. 13. 14. Artesanías estudiantiles de la Aldea Educativa. 2012. Manavai, vivero y pesca artesanal. 2012 Equinos subidos al Ahu (altar) Ko Te Riku; Vacunos en zona de avance desértico 220 220 228 14 RESUMEN Esta disertación examina diversas expresiones artísticas y literarias de finales del siglo XX y principios del XXI desde una perspectiva ecocrítica. La tesis sostiene que la literatura contemporánea y el arte en general ofrecen experiencias por medio de las cuales se puede reconceptualizar lo que hoy se conoce como crisis medioambiental, para dar a conocer su dimensión ética y entenderla como una crisis moderna del conocimiento. El enfoque ecocrítico es una intersección de teoría crítica y estudios ambientales que ha abordado la dicotomía culturanaturaleza como un dualismo cartesiano convencional. Este trabajo complejiza la dialéctica de sujeto y objeto, integrando perspectivas de la teoría poscolonial y los estudios de performance, y examina cómo la representación se apropia de espacios retóricos y epistémicos para intervenir en la percepción que el individuo tiene de la realidad. Como resultado, de este estudio emerge un marco analítico que se identifica con la sustentabilidad y logra responder a ciertas tensiones sociales y culturales contemporáneas que se tejen entre el conocimiento local y las fuerzas globales. Mediante la inclusión de perspectivas acotadas de investigación, el estudio mantiene la referencialidad de las obras y permite plantear interrogantes sobre la naturaleza ontológica y epistémica de los estudios culturales. Esta tarea se aborda a lo largo de tres ejes: un análisis de las instalaciones de la escultora mexicana Helen Escobedo y de los artistas argentinos Nicolás García Uriburu y Marta Minujín, un examen de obras literarias –principalmente La loca de Gandoca de Anacristina Rossi (Costa Rica) y Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda (Chile)– y un trabajo de campo llevado a cabo con la comunidad Rapa Nui de Isla de Pascua (territorio chileno). Este último eje revela aspectos de una cosmovisión diferente, 15 perteneciente a una identidad colectiva en búsqueda de reconocimiento dentro del mundo multicultural latinoamericano. La tesis concluye con un epílogo que, como un ciclo que regresa a los orígenes, analiza brevemente El libro del silencio de Ricardo Chávez Castañeda (México). A modo de síntesis, mediante juegos del lenguaje, esta novela expone la modernidad contemporánea como una crisis mucho mayor que se reproduce en múltiples dimensiones, donde el desequilibrio medioambiental se reconstituye en síntoma de una crisis de la civilización. 16 INTRODUCCIÓN Since the larger goal, in my view, is to try to understand the world and the human condition as fully as possible, we must keep in mind that individual disciplines are only a means to that end. Carl Bauer, Siren Song, 2004 A más de 20 años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medioambiente y el Desarrollo (Agenda 21, Río de Janeiro, 1992), el discurso ambiental ha adquirido una dimensión política y mediática que abarca transformaciones tanto sociales como culturales. La comunidad internacional ya había enlazado explícitamente estos temas, al enunciar el concepto de desarrollo sustentable, el cual sitúa al medioambiente en el marco social y cultural (WCED, ONU, 1987, Comisión Brundtland). Este escenario de transformaciones discursivas lleva a considerar perspectivas empíricas más complejas y comprensivas acerca de la sustentabilidad, que asimismo dan pie a distintas interpretaciones disputadas sobre lo que es la cultura y sobre su relación a las alteraciones ambientales. En otras palabras, el sostén futuro de la humanidad y de la salud biofísica del planeta recae no sólo en una reconceptualización y rearticulación de las prácticas productivas y de apropiación de los recursos naturales, sino en la visión ética y los valores que le asignamos al mundo; dependen también del imaginario social que le da forma a esa visión ética y del poder persuasivo de palabras e imágenes. Esta mayor visibilidad del papel que desempeña la cultura en las transformaciones socioambientales ha dado cabida a alternativas discursivas capaces de reformular metanarrativas culturales. En ese sentido, la representación artística contemporánea ofrece experiencias por 17 medio de las cuales se accede a conceptualizaciones menos convencionales sobre la crisis socioambiental dado que acercan al individuo a su dimensión ética. Esto hace que los problemas ambientales sean vistos como corolario de una crisis moderna del conocimiento o, en palabras del filósofo y ambientalista Enrique Leff, como “una crisis de la civilización” (Leff, Saber ambiental). Así, el arte y las letras otorgan visibilidad a ciertos puntos de tensión que ponen de manifiesto importantes contradicciones y conflictos de la modernidad presente. Esta tesis tiene como objetivo investigar algunas de estas tensiones que resisten el avance del paradigma moderno y demostrar cómo lo cultural y lo artístico cumplen un papel fundamental en la concientización de los pueblos del Norte y del Sur del continente, acerca del deterioro acelerado del planeta y de la vida de sus habitantes. Aplicando la teoría crítica en su intersección con los estudios ambientales, también conocida como ecocrítica, se examinan diversas formas de expresión artística de América latina en el umbral del siglo XXI. La tesis sostiene que esta aproximación ecocrítica, la cual integra otros tránsitos disciplinarios, responde a la gama de tensiones sociales y culturales que se despliegan hoy día, entre el conocimiento local y las fuerzas globales. A este nivel, se planeta un interrogante sobre la globalización y la noción e impacto del desarrollo, y se expone el residuo colonial que incide en la región, en detrimento de la calidad de vida de millones de personas. El resultado es un estudio que mantiene la referencialidad de las obras pero procura acceder a apreciaciones más profundas, de naturaleza ontológica, que se desprenden de la experiencia artística, afín de examinar con ojo crítico las relaciones de poder según se materializan discursiva y materialmente en el espacio. Para ello, se analiza el papel semiótico que ejerce el espacio en la representación artística y cultural, que le devuelve al observador una metáfora de vida cotidiana. 18 A un segundo nivel, la hipótesis plantea que la indagación de las interacciones recíprocas entre cultura, sociedad y medioambiente mediante el estudio de la expresión creativa y cultural representa una importante contribución para comprender cuán vital es el espacio y el medio ambiente para la constitución de la identidad. Esto a su vez provee una visión matizada de los discursos sobre el desarrollo, incluso los discursos verdes sobre desarrollo sustentable que profesan respeto a la individualidad cultural, los que se hallan están cada vez más en conflicto con un proyecto de vida global basado en una ética del bien común y mutuo reconocimiento. Se observa así, como el privilegio conferido a la racionalidad occidental está íntimamente relacionado con la denominada crisis medioambiental, de dimensiones nunca antes vistas, estrategia que invita a reflexionar sobre el contexto y la trayectoria intelectual de América latina. Como tarea, la identificación en la representación artística, de nuevos espacios desde donde enunciar argumentos divergentes ante el discurso hegemónico, es un reto multifacético. Este desafío es especialmente complejo cuando con él se busca promover una mayor conciencia solidaria acerca de los efectos de la modernidad operante y desmitificar los imaginarios que la constituyen subjetivamente. La compleja simbología frente a la cual se encuentra hoy el individuo es a veces críptica y otras ambivalente o polivalente, lo que obliga a descifrar constantemente el conflicto de valores que se manifiesta en la multidimensionalidad poética, ideológica, política, social, etnocultural y ambiental, en que se vive. Esto hace que el estudio incursione en la relación que mantiene el ser humano con su entorno biofísico y lo trate como punto de restauro de una fractura epistemológica de la vida contemporánea. A un tercer nivel, formal, la tesis investiga la capacidad de la ecocrítica, como perspectiva analítica que emerge de los estudios literarios, para abarcar las relaciones culturanaturaleza en múltiples esferas de representación cultural y artística, incluso aquellas historias 19 narradas por voces cuyas expresiones no privilegian el texto escrito. En este sentido, la adopción de la ecocrítica como perspectiva de estudio tiene una triple finalidad: 1) establecer una visibilidad más amplia de ciertos fenómenos latinoamericanos que hasta la fecha han sido reconocidos de manera incompleta en la representación artística; 2) descubrir algunas de la cualidades singulares del pensamiento ambiental latinoamericano que entiende de manera integral la naturaleza, la cultura y la sociedad; 3) identificar espacios de enunciación para acceder a la compleja red de los fenómenos involucrados en esta crisis del siglo XXI, que incluyan voces y discursos silenciados. El diseño de la investigación se organiza en torno de tres ejes metodológicos que, a su vez, condicionan la división del trabajo a tres secciones. Los temas abordados en cada una de ellas son precedidos por una discusión teórica, seguida de un estudio puntual de obras significativas. 1) El primer eje metologógico es una aproximación a la literatura latinoamericana contemporánea considerándola como discurso privilegiado bajo criterios de la comunicación, en un contexto de semiosis social (Pizarro; Franco). Esta sección incluye dos capítulos y analiza principalmente dos obras literarias, La loca de Gandoca, de Anacristina Rossi (Costa Rica) y Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda (Chile). 2) Un segundo eje consiste en representaciones artísticas visuales o experienciales como modos de intervenciones epistémicas del espacio público. Las obras en este caso son las instalaciones públicas al aire libre, en particular las creadas por la escultora mexicana Helen Escobedo durante el último decenio del siglo XX y el primero del XXI. La inclusión de la representación en el espacio material, en la forma de una instalación, sugiere una transgresión del privilegio literario como objeto de estudio ecocrítico. Este eje se propone como un modo de 20 ampliar el acceso al discurso socioambiental, a fin de incluir la variedad de acuerdos lingüísticos, visuales y culturales entre diversos signos, que disponen como se perciben y conciben las cosas (Massumi; Roach; Hall Representation). 3) El tercer eje consiste en la caracterización de una visión integrada de vida, comunidad y territorio. Se presenta en esta sección un análisis cualitativo de un trabajo de campo en la comunidad Rapa Nui de Isla de Pascua, el cual revela aspectos de una cosmovisión diferente, lejos de las raíces europeas. Mediante una estrategia disciplinaria que incorpora perspectivas de la geografía cultural, se vislumbra la expresión de una identidad colectiva que lucha por encontrar su lugar en un mundo multicultural. La conclusión, a modo de cierre cíclico, retoma el análisis de una obra literaria con la prosa de El libro del silencio de Ricardo Chávez Castañeda (México), dado que esta novela sintetiza la crisis moderna sobre la manera de conocer el mundo e invita a reflexionar sobre sus corolarios. 1. ECOCRÍTICA COMO APROXIMACIÓN TRANSDISCIPLINARIA. IMPORTANCIA PARA EL CAMPO DE ESTUDIO Ampliamente definida como el estudio de la literatura que examina las relaciones del hombre con el ambiente biofísico, la ecocrítica, se desarrolló inicialmente en el ámbito literario anglófono, en paralelo a la creciente conciencia ambiental y movilización política que se desplegó en el mundo industrializado (Heise; Buell, The Future of Environmental Criticism,; Murphy). Este trabajo es, en cierta forma, un desvío de las tendencias más frecuentes en lecturas ecocríticas recientes, que tienden a estudiar un tipo de escritura en la que sobresale una consciente valoración de la naturaleza. En efecto, la ecocrítica ha propendido a tratar el binomio cultura-naturaleza como un dualismo cartesiano convencional. Sin disminuir la gran importancia 21 de este corpus crítico, este trabajo persigue otro tipo de interrogatorio y complejiza la dialéctica sujeto-objeto, para situar tal relación inserta en una trama de relaciones dinámicas y elásticas; es decir, una relación que no se ajusta a una única manera de percibir la realidad, o visión naturalista (Descola citado en Kohn). En este sentido, el análisis atiende a la omisión de un registro de recientes tensiones entre el conocimiento local y los cambios antagónicos impulsados por las fuerzas globales. De hecho, la justicia social ha sido una preocupación seminal entre los autores latinoamericanos que se dedican a temas ambientales contemporáneos (Barbas-Rhoden). He aquí la importancia de un enfoque que valore los avances hechos hasta la fecha en las perspectivas críticas del campo de estudio, y que al mismo tiempo busque su apertura ante nuevos contextos. ¿Qué intersecciones interdisciplinarias son capaces de ofrecer una perspectiva ecocrítica para acceder al amplio espectro multicultural de la representación artística actual? Según Patrick Murphy el valor de la ecocrítica como marco de análisis crítico, radica en evocar “la responsabilidad del crítico y reestablece(r) la referencialidad como actividad fundamental y primaria de la literatura” (1, mi traducción)1. Así, en este trabajo la ecocrítica se define como un abordaje sistémico del análisis literario y cultural que resalta la interdependencia entre el objeto de estudio y la compleja red dinámica en la que se encuentra contextualizado, incluyendo su medio ecológico. La confluencia de perspectivas de análisis toma en cuenta la contemporaneidad de la representación y evita un encuadre disciplinario anacrónico. A partir de un amplio marco referencial de los estudios culturales y literarios, el enfoque transdisciplinario permite observar la trama de relaciones socio-ambientales-culturales, “(and) should remain pivotal in its grounding orientation, through the pursuit of disciplinary contexts and circumstantial appropriation of principles of analysis” (Murphy 1). 22 El resultado es una visión amplia y comparada de la ecocrítica que incorpora enfoques teóricos de la ecología política, los estudios poscoloniales y los estudios de performance. Como aproximación a los estudios culturales, este enfoque ecocrítico se apoya en una lectura atenta de texto y discurso, pero también integra el aprendizaje mediante la experiencia. Se establece entonces una continuidad entre literatura y otras formas de expresión artística para apreciar la variedad discursiva que rodea la dinámica socio-ambiental, una continuidad que ha sido poco e inconsistentemente reconocida en lecturas ecocríticas convencionales. Desde la sustentabilidad, se discierne cómo las letras y el arte, a manera de espejo cultural, entretejen la concepción material de la naturaleza con el simbolismo cultural. De esta manera, con esta lente se expone también la imperativa necesidad de descolonializar tanto las prácticas productivas como el conocimiento privilegiado en la era moderna, a fin de adoptar una política de la pluralidad y una ética de la diversidad. Se da por sentado también, que las expresiones culturales no sólo reflejan los desafíos del mundo del que surgen, sino que inspiran espacios imaginarios capaces de cambiar la percepción individual y colectiva. Y dado que, como conciencia colectiva, el imaginario social es un espacio de mediación entre el hombre y su entorno, la expresión artística pasa a representar un recurso único hacia la autorreflexión.2 Específicamente, se adopta aquí la idea de Lawrence Buell que identifica la literatura como expresión de la “imaginación ambiental” (Writing for an Endangered World) y considera que la obra de arte se apropia de espacios retóricos y epistémicos para intervenir en la percepción de la realidad. En cada una de las obras bajo análisis, se enuncia un argumento productivamente divergentemente respecto del discurso hegemónico. Asimismo, las obras, denuncian o integran algún aspecto del deterioro ambiental y su consecuencia social. Muchas de las tensiones 23 reflejadas en las obras responden a dinámicas globales, como expresión de la expansión económica mundial, pero también como respuesta a la ubicuidad discursiva compuesta por un vertiginoso flujo de imágenes, de signos, del carácter masivo del consumo simbólico y del también masivo desplazamiento migratorio de sur a norte (Cárcamo-Huechante, “Dislocamientos de la poesía”). En América latina, estos cambios han provocado el desarraigo de la población de su entorno natural, que a su vez es causa de la disolución de identidades colectivas, el quiebre en la solidaridad social y la pérdida de prácticas tradicionales (Leff, Saber ambiental). De las obras emerge también un impulso por reevaluar el entorno performativo de la relación entre la sociedad y el mundo material o mundo del consumo. En la aprehensión de esta relación, se expone la invisibilidad a la cual siguen siendo condicionadas múltiples cosmovisiones regionales, que son integrantes vitales de la pluralidad latinoamericana. Como expresiones culturales, los objetos de estudio, muestran entonces una epistemología de la diferencia dentro del pensamiento ambiental latinoamericano, mediante el cual el individuo negocia estratégicamente un sentido de identidad compartida y colectiva. Vale aclarar que no se han seleccionado obras que evidencien exclusivamente un problema ecológico o un mundo narrativo distópico, sino que se apunta a una lectura de múltiples formas de representación que, por medio de la intertextualidad con su contexto inmediato, saque a luz las tensiones sociales, culturales, políticas con las que la obra directa o indirectamente interactúa. De esto, se destacan dos aspectos. Uno, es la selección de arte contemporáneo que está en busca de algo nuevo, temática y formalmente. Otro, es la flexibilidad multidisciplinaria que llega a su máximo potencial cuando el marco de estudio emerge del objeto mismo. O sea, elucidar las complejidades de hoy, requiere de una flexibilidad integrativa de 24 múltiples perspectivas. Como resultado del enfoque de estudio, las obras seleccionadas se organizan según su estrecha conexión con el espacio. Esta referencia corresponde tanto a un espacio físico como discursivo, que apela a una visualidad material o imaginada. De sus variadas acepciones se desean subrayar los aportes analíticos de dos áreas de estudio. Una es el campo de la economía política, la filosofía y la geografía, que tomando el espacio como punto de confluencia de tensiones sociales y políticas, reflexiona sobre cómo se concibe, se vive y se representa el espacio en un mundo capitalista contemporáneo. Otra, siempre tomando al espacio como referente, es la de teorías de performance como campo multidisciplinarío de los estudios culturales, que invitan a una toma de conciencia sobre el significado que se produce en la materialidad del espacio mediante la experiencia físicocorporal. Asimismo, la integración de dichas teorías sugiere una reevaluación del privilegio que la tradición occidental le ha conferido al texto y a la palabra escrita en la producción de significado y en la construcción del conocimiento. 2. CONSIDERACIONES TEMÁTICAS 2.1 Crisis medioambiental, ¿una crisis sintomática? Desde las ciencias sociales, se ve la crisis ambiental como un síntoma de otra crisis más profunda, resultante de una sobrevalorización del discurso racional y la consecuente trayectoria hacia el paradigma científico-económico de la modernidad, cuyo impacto sobre el desarrollo humano no se ha cuestionado lo suficiente (Leff, Racionalidad ambiental). Del mismo modo, desde las humanidades se ha cuestionado la trascendencia del racionalismo por cuanto su asumida capacidad de descifrar el mundo a través de la razón generó el hábito de considerar que la ciencia revela cómo son las cosas, dando la ilusión de que mediante la tecnología se puede 25 dominar la naturaleza (Toulmin). Por ende, esta crisis resulta sintomática de hasta que punto las fronteras del abordaje metafísico han jerarquizado el saber, impidiendo que los seres humanos se relacionen unos con otros, con respeto mutuo aceptando y viviendo las diferencias. Asimismo, ha restringido la capacidad de percepción de otras formas de producir significado y limitado el entendimiento sobre la naturaleza generativa del lenguaje en la comprensión del ser humano (Echeverría). Esta crisis sintomática se aborda desde múltiples ángulos a lo largo de las tres secciones de la tesis: en el espacio narrativo espejo de un territorio y su grupo humano; en la corporalidad y materialidad tridimensional de la relación entre el ser humano, los objetos y el espacio; en la trama discursiva inaudible pero represora de voces que se resisten a ser silenciadas. A lo largo del siglo XX, el proyecto positivista y la racionalidad económica se han manifestado explícitamente en una concepción del mundo antropocéntrica y materialista de concebir el mundo, y han profundizado el distanciamiento del hombre de su entorno. Plantean además una fuerte tensión entre la entronización de lo individual, propia del pensamiento occidental, y la forma colectiva de concebir el mundo de muchos grupos originarios de América latina. Por consiguiente, las sociedades de fines del siglo se encuentran en búsqueda de principios epistémicos capaces de reintegrar externalidades socio-ambientales y rescatar los saberes pluriculturales que fueron negados por la “racionalidad mecanicista” de la era moderna (Leff, Saber ambiental). Estos principios epistémicos son lo que hoy se entienden por sustentabilidad, tópico subyacente de todo este trabajo. 2.2 La Sustentabilidad, ¿retórica o episteme? Se emplea, entonces, el concepto de sustentabilidad como un marco capaz de responder al amplio panorama social-ambiental-cultural de hoy, que como hilo conductor permite la 26 interacción de múltiples perspectivas de estudio en un diálogo cultural. Llegados a este punto, cabe definir el tratamiento conceptual con el cual se emplea el término sustentabilidad. Vista inicialmente como la capacidad regenerativa del planeta para satisfacer las necesidades de las generaciones de hoy sin comprometer las necesidades de generaciones futuras, se la ha presentado típicamente como un equilibrio entre la “sociedad”, el “ambiente” habitable y la “economía” motor de las actividades productivas. Sin embargo, este modelo de equilibrio triangulado ha resultado ineficaz para responder a la complejidad del mundo moderno y se lo ha descalificado por su carácter retórico al no reconocer el papel primordial de la cultura en un desafío hacia el bien común. Como propuesta que atiende a la responsabilidad intergeneracional y a la integridad sistémica del planeta, la sustentabilidad también debe tratar cuestiones de equidad. En este trabajo, se maneja el concepto como una epistemología de la interdependencia y coevolución entre la cultura y el medio natural, en todas sus escalas, que celebra la diferencia para superar la otredad, y responde así a una obligación ética intergeneracional. Esta interpretación concibe tales relaciones como complejas y propone un tratamiento contextual y sistémico. Las preocupaciones ecológicas y la creciente conciencia sobre la condición humana y su medio, han invadido diversos campos del saber y del arte. El interés de este trabajo radica en este último, en el cual expresión simbólica de las relaciones entre el ser humano y el mundo se traducen a lenguajes estéticos, y en el cual la representación cultural latinoamericana contemporánea confiere visibilidad al registro de tensiones que se manifiestan en identidades locales o regionales obligadas a hacer frente a la globalización. 2.3 La globalización, ¿inevitabilidad universal? 27 La globalización, como expresión de la expansión económica, ha generado un fenómeno discursivo de ubicuidad hegemónica, con un incesante flujo de imágenes y un consumo simbólico de masas (Cárcamo-Huechante, “Dislocamientos de la poesía”). A su vez, estos fenómenos son responsables de transformaciones que generan muchos de los aspectos menos sustentables de la racionalidad moderna, en particular relacionados con modelos de desarrollo. No obstante, a pesar de la intensificada figuración económica y simbólica de la globalización, que apoyada por lo medios audiovisuales ha consolidado el paradigma productivo de racionalidad económica de corte boreal, siguen vigentes en América Latina epistemologías desde el sur que reflejan la experiencia y vida de un continente (Leff, Discursos sustentables). En particular, en este estudio se analizan aquellos puntos de tensión que ponen de manifiesto contradicciones y conflictos de la dinámica económico-global que siguen generando impactos negativos sociales-ambientales en el mundo de hoy. Se pretende otorgar centralidad a la interacción hombre-medioambiente, a la hora de cuestionar tanto el proyecto moderno como las premisas de su desarrollo. Cabe entonces preguntar el cómo y el porqué de los impactos adversos a las múltiples formas de vida del planeta y las causas detrás de la enorme pérdida de diversidad cultural, que forma parte de los múltiples modos de vivir en el mundo. El análisis apunta a este cuestionamiento, observando los sedimentos relacionales, históricamente constituidos, que reconfigurados hoy bajo nuevas apariencias se reproducen en conflictos raciales, socioeconómicos y socioambientales. Variados aspectos de este cuestionamiento sobre la manera de entender el desarrollo se incluyen en diferentes capítulos. 2.4 Perspectivas individuales hacia la interdisciplinariedad La interdisciplinariedad persigue la provocadora sugerencia de crear un puente hacia un intercambio dialéctico. Dentro de las consideraciones sobre el espacio en el ámbito de la 28 geografía, David Harvey plantea el advenimiento de un cambio cultural en los últimos años causado por el modelo capitalista posmoderno de acumulación flexible 3, que condiciona los procesos productivos hacia una aceleración creciente de máximo beneficio económico. Como resultado, la “hiperrealidad” creada por la rapidez de la concepción del tiempo, el flujo vertiginoso de imágenes, espacios cibernéticos y urbes alienantes (Justice, Nature 278-9), destruye las barreras espaciales hacia una percepción de un espacio universal, el cual a su vez desprovisto de un lugar concreto altera la experiencia humana de tiempo y espacio. El tiempo cotidiano se mimetiza con la ficción de un tiempo económico y se aplica entonces una lógica de fragmentación en la dimensión espaciotemporal. Dicho de otro modo, se produce una desterritorialización del espacio como locus de permanencia, esto es, como lugar con el que nos identificamos (294). El resultado, por un lado enmascara las repercusiones sociales, culturales y ambientales del paradigma tecnocrático de producción que tienen lugar en espacios delimitados y tiempos “reales”; por otro lado, la propuesta explica que si se llegara a comprender esta reconceptualización espaciotemporal en su dimensión material, representacional y simbólica, sería capaz de ofrecer posibilidades emancipadoras en la construcción de espacios futuros alternativos (326). De aquí que este análisis observe las obras como intervenciones del espacio destinadas a alterar el orden preestablecido. En cuanto al marco teórico de los estudios de performance, en primera instancia se aplica abiertamente como flujo dinámico que circula entre drama social y estético, según la propuesta de Richard Schechner, para luego verlo también por medio de lo que Victor Turner identifica como rituales de saneamiento social, que en América latina arrastran la tradición del escenario “circumatlántico” (Roach). Se utiliza también la idea de performance como una lente para identificar posibles quiebres respecto de convenciones e interpretaciones codificadas sobre el 29 comportamiento social y proponer el objeto de estudio como una “intervención” capaz de interrumpir subjetividades y espitemologías con las que, sin advertirlo, los agentes sociales se mueven cotidianamente. Con este acercamiento se espera llamar la atención al significado que se produce mediante el comportamiento ritualizado y las cualidades performativas del espacio material, para sugerir entonces una apreciación diferente y consciente de la conducta de vida. 2.5 La cultura, “motor y medio para el desarrollo sostenible” 4 La noción de cultura no es monolítica. Existe una diversidad de lecturas sobre cómo se entiende la producción de significado a partir de su estudio. Sobre tal multiplicidad conceptual, Stuart Hall argumenta, desde una óptica de la cultura visual, que se trata de “un proceso, una serie de prácticas, que se preocupan principalmente con la producción e intercambio de significado, entre miembros de una sociedad o grupo” (Rose 2, mi traducción).5 Por su parte, desde el panorama de las ciencias políticas, Hajer la ve como “una manera de vivir en el mundo compartida por un grupo de personas que está fundamentalmente involucrada con cuestiones de crecimiento y consumo” (8, mi traducción).6 Por lo tanto, la voluntad de entender la crisis medioambiental ya sea a partir de una particular producción de significado y construcción de conocimiento, o bien a raíz de ciertas características fundamentales del capitalismo, como el crecimiento económico y la expansión material del capital, requiere de una profunda reconsideración de las siempre abundantes propuestas a partir de un discurso científicotecnológico y de su consecuente rearticulación desde una perspectiva cultural. Las palabras, los relatos y su expresión en el espacio suelen mediar nuestras acciones, en cuanto son representaciones semióticas de eventos conectados significativamente de forma causal y temporal (Hall, Representation). Entonces, dado que responden a contextos 30 socioculturales contemporáneos que albergan aserciones epistemológicas, las expresiones literarias y artísticas no sólo reflejan el discurso circulante sino que pueden aun transformarlo. 3. DESARROLLO DE LOS CAPÍTULOS Las tres secciones del trabajo se agrupan en cinco apartados. Los capítulos pueden entenderse como entidades que exponen un análisis exhaustivo de ciertos puntos teóricos que, a su vez, cuentan con numerosos vínculos internos de manera que algunos aspectos teóricos propuestos en la introducción van reforzándose con el avance de la lectura. El capítulo I discierne sobre el reto que presenta la tarea de identificar y describir espacios en la producción artística desde donde enunciar argumentos productivamente divergentes respecto del discurso hegemónico. Se parte de una revisión crítica de algunas tradiciones, y se reorienta el análisis hacia una apreciación de las obras bajo el criterio de la comunicación literaria que lo considera un discurso jerarquizado en la semiosis social (Franco, “Latin American Literature in Social Context”). Este enfoque se aproxima al texto literario como un objeto de estudio en sí mismo y a la vez en relación al sujeto-receptor que decodifica la naturaleza codificada de su enunciación (Hall, Representations). Se sugiere la existencia de fronteras formadas por círculos de poder simbólico, en donde el contexto lleva a silenciamientos, sustituciones y apropiaciones mediante una dinámica de la diferencia. Asimismo se propone un quiebre con aproximaciones de estudio que condicionen la obra a la periodización, a la identidad de un Estado-Nación o la división literaria en géneros, y se resiste una compartimentalización de la producción cultural. Este capítulo también revisa el canon, afín de que las obras puedan entenderse en cuanto a su conexión a otros ejemplos de literatura latinoamericana contemporánea, y rastrea la 31 trayectoria académica de la ecocrítica. Se incluyen ejemplos de algunos escritores, cuyo tono poético es en general más directo, y se hace uso frecuente de un lenguaje sencillo y cristalino, adquiriendo con la narrativa un enfoque visual, casi cinemático. Sin embargo, dada la internacionalización comercial de las editoriales desde los años sesenta, los intentos de ubicar históricamente la producción literaria contemporánea en un canon dominante, requieren considerar las influencias del mercado tanto en los procesos receptivos como creativos. En última instancia, este capítulo confirma el potencial de la literatura como espejo cultural y sugiere la integración de otras formas de expresión artística como objetos de estudio. El capítulo concluye enunciando la sustentabilidad como metamarco que da contexto al marco ecocrítico, seguido de un breve análisis de La loca de Gandoca de Anacristina Rossi. El capítulo II se concentra en ilustrar temas presentados en el capítulo anterior con el análisis de la novela Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda. Aunque en ambos casos se trate de novelas regionalmente situadas, ambos casos han adquirido una amplia popularidad y connotación latinoamericana hacia fines del siglo XX que perdura hasta el presente. El marco analítico ecocrítico da cuenta de múltiples aspectos relevantes para la concientización del deterioro ambiental y social. El capítulo III entabla un diálogo entre el texto y otras formas de expresión artística, y expande así la noción de discurso mediante la exploración de instalaciones como representaciones visuales o vivenciales en lugares públicos. El enfoque metodológico incorpora la teoría visual y los estudios de performance, que posibilita identificar una variedad de rituales sociales. Estas consideraciones teóricas sobre la instalación en espacios públicos se explican con obras de la artista argentina Marta Minujín. Su intersección con temas ambientales se reconoce en la obra de un pionero del arte ecológico, el arquitecto paisajista Nicolás García Uriburu, 32 también argentino. Seguidamente, se explora la obra tardía de la artista plástica mexicana Helen Escobedo y se identifica en su obra una articulación coherente entre el lenguaje estético y la epistemología ambiental. El análisis exhaustivo del arte efímero de Escobedo expone el papel desempeñado por la performatividad del espacio en la producción de significado, lo que posibilita una reflexión matizada sobre la identidad e imaginación colectivas. El capítulo IV se basa en observaciones de un trabajo de campo que responden a los desafíos metodológicos de descontextualizar un discurso culturalmente situado. Se trata de un caso de estudio de la comunidad Rapa Nui de la Isla de Pascua, en el que se examina cómo estos isleños polinesios originarios de la isla expresan su cosmología, la cual sirve de base al negociar identidades colectivas en un territorio en contienda. Se explora la composición ecosocial de la comunidad y sus historias, con el propósito de entablar un diálogo entre el estudio etnográfico, los relatos producidos por la comunidad y el espacio en el que se manifiestan. Estas expresiones culturales no son congruentes con las interpretaciones continentales que intentan explicar esta cultura singular, lo que lleva a interrogarse la legitimidad de las representaciones literarias y académicas que se han producido desde espacios intelectuales ajenos a la comunidad. A nivel local, la comunidad está tratando de superar el legado de las prácticas de exclusión que se remontan al siglo XIX, mientras que a nivel internacional la comunidad es vista como un ejemplo documentado de ecocidio, o sea, de una mala gestión cultural del acervo de recursos naturales. El argumento que se construye es que, por un lado, los relatos isleños sacan a la luz la interdependencia entre el elemento humano, sus prácticas ancestrales y el lugar. Por otro, transmiten la apremiante necesidad de descolonializar no sólo los discursos de conservación cultural y ambiental apoyados por el uso de una lengua franca, base de la organización social e 33 institucional chilenas, sino también la investigación académica, entre ellos los estudios culturales. Por último, el quinto apartado o conclusión compendia los puntos principales de los capítulos anteriores y regresa al dilema original sobre la comprensión de nuestra dispersa modernidad como una crisis de conocimiento. Vista con la lente de la sustentabilidad y a modo de síntesis temática y formal, se analiza la novela titulada El libro del silencio de Ricardo Chávez Castañeda. En ella se entretejen experiencia, conocimiento y la dialéctica binaria sujetoobjeto, en un aparente laberinto lingüístico. Este laberinto formal y conceptual reproduce expresivamente el caos de una modernidad urbana y logra, mediante la reflexión, resaltar aspectos normativos de la lengua y la interlengua tendentes a la destrucción de la identidad colectiva y de los espacios que la constituyen. El texto se completa con la inclusión de dos anexos sobre el trabajo en Rapa Nui. NOTAS 11 “the responsibility of the critic and reinstates referentiality as a crucial and primary activity of literature” (Murphy 1) 2 El concepto de imaginario social que adopto en este trabajo parte de la definición de Castoriadis, que relativiza la influencia del materialismo en la vida social sin necesariamente cancelarlo. Se refiere más específicamente a una conciencia que comparte símbolos y memoria, que refuerzan el sentido de comunidad, que a su vez condicionan la manera en que la sociedad se percibe, se representa y define sus instituciones. O sea, el imaginario es el contexto referente que proporciona autoreferenciales a la institucionalidad en la que se vive. 3 Se entiende por este modelo lo que también se conoce como post-fordismo, o sistema de producción actualmente presente en la mayoría de los países denominados “industrializados”, que se diferencia del “fordismo” (según su aplicación a las plantas automotrices de Henry Ford de producción en línea, de trabajadores concretos con tareas especializadas repetitivas) en cuanto a que se caracteriza por nuevas 34 tecnologías de información, énfasis en el consumidor (no en las clases sociales), trabajadores en área servicios, feminización de la fuerza laboral y globalización de los mercados financieros. En palabras de Arriola y Vasapollo, “ El nacimiento de los nuevos modelos de acumulación flexible supone el desarrollo de una nueva fase del capitalismo caracterizada por procesos de transformación del trabajo con predominante contenido inmaterial. El trabajo inmaterial se entiende como un trabajo que produce el; “contenido informativo y cultural de la mercancía”. El desarrollo de la comunicación, del lenguaje en el ámbito de la producción, es el verdadero origen del cambio económico y productivo que estamos viviendo.” (Arriola y Vasapollo, 2005) 4 Frase de Catherine Cullen, de Lille-Métropole, presidenta de la Comisión de cultura de CGLU, quien en ocasión del evento "Ciudades sostenibles" de las Naciones Unidas celebrado en Nueva York, el 13 diciembre de 2013, afirmó: "en todas las ciudades del mundo, la cultura es al mismo tiempo un motor y un medio para el desarrollo sostenible" (Agenda 21 de la cultura, Web 15 May 2014 file:///Users/mariawoolson/Downloads/info83.pdf ) 5 “a process, a set of practices, primarily concerned with the production and exchange of meaning, between members of a society or Group” (Rose 2) 6 “a way of living in the world shared by a group of people that is fundamentally implicated with issues of growth and consumption” (Hajer 8) 35 CAPÍTULO I Marco teórico- conceptual. Ecocrítica Este capítulo, dividido en cuatro secciones, tiene por objeto delinear el contexto de análisis para las obras seleccionadas. Se plantea como una revisión crítica de las aproximaciones teóricas con las que se construye el marco analítico interdisciplinario. Incluye una primera sección en la que se discuten cuatro conceptos básicos para una investigación que considera tanto el objeto de estudio –el texto literario- como su impacto sobre un referente colectivo –el discurso, el lenguaje, la cultura y la semiosis social–. La segunda parte traza un breve recorrido del canon latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX, para situar los textos en la tradición que los antecede y señalar las nuevas tendencias. Paralelamente, se abre el interrogante sobre la supuesta necesidad, o riesgo, de ordenar secuencialmente la producción literaria con un criterio periódico. La tercera y cuarta parte, a fin de aclarar las especificidades de la perspectiva ecocrítica, revisa su trayectoria y analiza brevemente las oportunidades de activismo ambiental que emergen de textos literarios. Esto también confirma la capacidad transformadora de la literatura hacia una mayor concientización socioambiental, dado que como dijo Felix Guattari, “al final de cuentas, la problemática ecosófica es la producción de la existencia humana en nuevos contextos históricos.” (34, mi traducción).1 El capítulo culmina con un breve análisis de La loca de Gandoca de Anacristina Rossi, la primera novela abordada en este trabajo. Las ópticas teóricas incluidas determinan el subcontexto de diversas partes del análisis y entran en diálogo bajo un marco ecocrítico que reside en la sustentatibilidad. De esta manera, existe un destino conceptual común, que se sintetiza temáticamente en la 36 obra. El enfoque rompe, ante todo, con la tradicional separación entre las ciencias y las letras y propone un análisis teórico–crítico que se adentra en la complejidad de paradigmas errados sobre los cuales se han basado por años los mitos del progreso y el desarrollo (Leff, Discursos sustentables; Sachs, Development Dictionary). El resultado da lugar a un amplio campo de relaciones entre los estudios literarios, el discurso ecológico y la política ambiental y otras disciplinas asociadas tales como la antropología, la filosofía, la sociología, la psicología y la ética (Glotfelty). Como objetos de estudio, se incorporan otras formas de expresión artística además de las letras, en las cuales se expresa una preocupación por el fenómeno de la globalización y con la subjetividad social de la sociedad de consumo. Dicho de otro modo, la selección de obras artísticas aquí efectuada prioriza manifestaciones actuales de lo que podemos entender como crisis de la modernidad en un contexto ecosocial. La aclaración inicial de ciertos conceptos, tales como cultura y discurso, tiene el propósito de evitar ambigüedades. Se observan a continuación las tendencias analíticas sobre el lenguaje y se argumenta la necesidad de romper con el privilegio cultural que se le ha asignado al texto escrito en la producción de significado. Esto justifica la inclusión de otras formas de expresión cultural en los capítulo III y IV, más allá de la palabra escrita, en las que se identifica una sintonía temática con un discurso comparado. Una vez asentada la propuesta de diversificar la expresión cultural y adoptar una perspectiva interdisciplinaria se problematizan las tendencias a la periodización en el estudio de la literatura y la cultura. Esta problemática servirá de vehículo para interrogar, a su vez, cómo se construye la historia cultural. La ruptura con la periodización induce a analizar el objeto de estudio como obra en sí misma, fruto de una trayectoria 37 artística, y además como espejo cultural que no sólo es un reflejo del contexto que lo genera, sino también un factor constitutivo en la semiosis social. La segunda parte del capítulo, como ya se ha indicado, revisa a manera de grandes pinceladas, el canon literario latinoamericano. La intención es entender las relaciones o conexiones entre diversos textos dentro de una coherencia de lenguaje estético y artístico. Asimismo se argumenta la inevitabilidad de integrar una perspectiva poscolonial para revelar la reproducción de mecánicas de dependencia y silenciamiento aún operantes hoy en día. Por último se rastrea la trayectoria académica de la ecocrítica y se observa un aspecto particular vinculado con la popularidad reciente de ciertos textos, los cuales representan una forma de activismo social, ambiental y político. En definitiva, las primeras tres secciones de este capítulo formulan el contexto para las tres novelas que se abordarán, La loca de Gandoca de Anacristina Rossi, Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda y la obra final de cierre del trabajo, titulada El libro del silencio de Ricardo Chávez Castañeda. 1. CULTURA, DISCURSO, LENGUAJE Y SEMIOSIS SOCIAL. El concepto de cultura es discursivamente multifacético. Es además un término al que se interpreta de múltiples maneras según la perspectiva empleada. Desde una óptica transdisciplinaria la cultura equivale a una serie de saberes, creencias y prácticas entre miembros de un grupo o sociedad involucradas en la producción e intercambio de significado (Hall, Respresentations). Se trata de un tipo de intercambio que condiciona a sus miembros a seguir ciertas pautas de conducta sociales en la comunicación y modula la manera de relacionarse unos con otros. Simultáneamente, desde las ciencias sociales se argumenta que la cultura es una manera de vivir en el mundo compartida por un grupo de 38 personas, la cual condiciona y está condicionada por el crecimiento – o expansión material – y el consumo (Hajer). En este caso, incorporando las definiciones anteriores y las teorías de la comunicación, se entiende la cultura como un espacio discursivo y metafórico, en el que se produce y se intercambia significado por medio de lenguajes múltiples, inclusive la intertextualidad que se produce entre signos visuales, lingüísticos, materiales, experienciales y la materialidad asociada a diversos espacios. La interpretación de estos signos o códigos semióticos hacia la comunicación debe a su vez ser vista contextualmente dentro de un marco de relaciones de referencia y del poder simbólico del consumo. Stuart Hall explica que “la representación es la producción de significado a través del lenguaje” (Representations 21). Es esta una referencia a cómo el lenguaje, elemento básico en la constitución de un texto literario, no es "un medio transparente de comunicación" (Massumi 41). Más bien, se trata de un criterio normativo en sí mismo, un medio que tiene una fuerza estructural, propicia para ciertas construcciones de valor y verdad. Sin entrar en consideraciones metafísicas de la ontología del lenguaje, se puede decir que los seres humanos modelan el yo y el mundo que nos rodea, a través del lenguaje. Se ha argumentado también, que el advenimiento del alfabeto tuvo un profundo impacto en la transformación de las categorías mentales que utiliza el ser humano para dar forma a la idea del yo y del mundo (Echeverría). Lo que se sugiere es que hay profundas implicaciones para las sociedades sobre el papel que juega el lenguaje en la producción de significado, incluyendo la reproducción de jerarquías de poder heredadas a través de su estructura. Justamente, ver la literatura como representación desde una perspectiva semiótica, para discernir algunos puntos de tensión en la relación entre la 39 cultura y el medioambiente, o entre lo que hoy se aprecia como simbolismo cultural y mundo biofísico materializado, es lo que se propone en la primera sección de este trabajo (capítulos 1 y 2). Las palabras, los relatos y su expresión en el espacio suelen mediar nuestras acciones, en cuanto son representaciones semióticas de eventos conectados significativamente en una forma causal y temporal (Ibíd.). Por ejemplo, ¿qué determina la abstracción relativamente uniforme con la que suele referirse el público al medio natural? Reflexionar críticamente sobre como la lengua contribuye a dar forma a las comunidades humanas, permite comprender mejor su naturaleza mutuamente constitutiva en la articulación del poder y la construcción de conocimiento. Según las teorías culturales de Bahktin, enunciar es contextualizar la palabra, y todo aquello que se enuncia conlleva un punto de vista que está ligado a un ambiente social. En otras palabras, las sociedades crean y constituyen sus identidades mediante el lenguaje y el lenguaje desempeña un papel fundamental en la forma en que se percibe y construye la vida social. En ese sentido, la lengua no es sólo un medio de comunicación social, sino que es en sí mismo "una metáfora de la realidad cultural" (Kramsch 11). Desde la óptica de la semiosis social, el lenguaje es una red integral de diversos signos en los que estamos inmersos, incluyendo gesticulaciones, silencios, posturas, símbolos gráficos, visuales y acústicos. Estos signos le dan forma al contexto en el que se configura el significado, invitándo a responder a él. De esta manera, el lenguaje representa estructuras sociales que retransmiten un sistema compartido de valores (Halliday citado por Kramsch). He aquí la importancia que conlleva una observación del lenguaje exhaustiva, dado que la modulación discursiva y la regulación idiomática 40 pueden resultar una herramienta ideológica. Abordar la diversidad de conocimientos desde la empatía es entonces un paso fundamental hacia la integración intercultural. En este contexto se encuentra la producción literaria. Como representación cultural es una reproducción e interpretación crítica de valores y creencias. El lenguaje acarrea la experiencia del pasado que está almacenada en su estructura y en su significado heredado (Massumi). Por lo tanto, la lengua puede funcionar, aún, como una herramienta de conquista o de un colonialismo alfabetizador, al que muchas etnías latinoamericanas de lenguas minoritarias se encuentran sometidas por el contexto cultural de la sociedad moderna. A lo que se alude es a que por ejemplo, en las sociedades ágrafas, la herencia cultural incluye la transferencia de una gama de significados asignados a símbolos verbales, un acervo material de recursos culturalmente valorizados y la transmisión de pautas de conducta de continuidad intergeneracional que se asegura con el lenguaje (Goody). En este contexto, entender la literatura desde una perspectiva de semiosis social, conlleva la necesidad de reflexionar sobre la jerarquización discursiva y lo que Walter Mignolo ha denominado el “locus de enunciación” hacia una semiosis colonial y colonizada (citado por Moraña et al.). 2 Partiendo de esta premisa, se ve la literatura como objeto de estudio dentro de una estética que estimula sensorial e intelectualmente la imaginación de sus lectores, y también como sujeto emisor de un discurso codificado destinado a un receptor. O sea, todo enunciado conlleva un punto de vista codificado de acuerdo a un ambiente social frente al cual el receptor decodificará su significado. Por ejemplo, tanto Sepúlveda como Rossi escriben sus textos después de una experiencia personal de vida en el contexto y destino en el que sitúan la trama. Desde allí se dirigen a un amplio público y por ende el 41 texto y su historia actúa de mediador entre dos mundos. Una contextualización del espacio desde donde se enuncia el discurso emisor, permite apreciar aspectos intertextuales que transforman el objeto de estudio, en manifestaciones discursivas convergentes o divergentes frente a un poder simbólico. Con esto último, se alude también a la manera explícita con que se distinguen obras dentro de un canon, o dentro de una institución, en un proceso selectivo. Se refiere también a los modos implícitos de valoración de un texto literario que son de menor visibilidad, como la subjetividad social, las tendencias de la cultura de consumo o las políticas del mercado editorial. Por ejemplo, en cuanto a la subjetividad social, el carácter normativo de la performatividad implícita en el lenguaje (concepto proveniente de las teorías de los actos del habla de Austin) es de baja visibilidad. Sin entrar en un análisis teórico de la dimensión política del estudio de la representación simbólica, esta referencia pretende llamar la atención sobre como el texto literario se ve sujeto a un poder simbólico que produce fronteras y discontinuidades. Cuando este poder simbólico acota la producción creativa, el resultado son préstamos, apropiaciones discursivas y silenciamientos, entre los cuales se perpetúa la mediación de voces subalternas y el enmudecimiento de voces que no han sido recogidas. En otras palabras, existe socialmente, un imaginario que refleja la experiencia individual y colectiva, como puede serlo la imaginación ambiental (Buell), que coexiste con un imaginario del lenguaje. Esta coexistencia puede presentar contradicciones a la hora de representar a grupos subalternos. Dentro de este marco de referencia lingüísticamente hegemónico del cual no escapa la literatura, un ordenamiento periódico de la producción literaria presenta en sí 42 mismo un mecanismo estructural articulado mediante políticas de la representación. Como tal, el mismo proceso de crear un ordenamiento cronológico o canónico, genera posibles lagunas, como en el caso de la expresión de grupos originarios, que aún disputan un espacio en las sociedades multiculturales. Esta observación reafirma la necesidad de ampliar la lente ecocrítica hacia otras formas de representación. El capitulo III hace precisamente esto, al extender el análisis hacia la representación visual, cinestésica y experiencial, que al promover la participación del público, estimula la vivencia de una experiencia seguida de la reflexión. El capítulo IV, identifica espacios de diálogo o enunciación de una comunidad originaria. 2. CANON LITERARIO, PERIODIZACIÓN Y COLONIALIDAD Al hablar de literatura latinoamericana es inevitable mencionar tendencias y tradiciones tanto estéticas como literarias. Se puede sostener también que la periodización condiciona la forma como se plantea la historia del proceso creativo y que puede actuar en modo predeterminado sobre cómo se percibe una obra (Cuadros). Este trabajo propone un quiebre con la identificación de períodos literarios tratados como cotos temporales o histórico–culturales, dado que tal esquema reproduce un proceso de formación cultural para América latina que difiere en muchos aspectos de su evolución efectiva. Esto se refiere a que existe una tensión entre experiencia y representación, debido al deslinde que se ha hecho entre como se vive la cotidianeidad individual y colectiva de un continente con múltiples etnias y diferentes visiones epistemológicas, y cómo se ha representado discursivamente a su gente y documentado su historia social. Por lo tanto, el proceso mismo de acotar una obra dentro de la periodización literaria corre el riesgo de reproducir una tradición que ha ordenado desde afuera el desarrollo en América latina. Este 43 desarrollo ordenado sólo reconoce parcialmente la producción autóctona y sus formas y ritmos propios en la formación cultural (Pizarro). Por ejemplo, sería forzado ver tanto la novela de Sepúlveda como la de Rossi con una perspectiva estrictamente ecologista o indigenista. Sin embargo se nutren de ambas herencias, cuya mutua dependencia sí puede contemplarse en un marco ecocrítico sustentable. A diferencia de la periodización historizada tradicionalmente empleada en la academia, que integra las diversas culturas migratorias llegadas al continente, Ana Pizarro explica que existen otras aproximaciones más recientes a los estudios de la cultura latinoamericana. Cita como ejemplo el caso de Cornejo Polar en el Perú, donde se “ha puesto en evidencia el carácter de heterogeneidad, o de unidad plural de su cultura y su literatura conformadas por distintos sistemas que remiten a su vez la pluralidad social” (566). Estas consideraciones son fundamentales también desde un punto de vista práctico, puesto que con un enfoque restrictivo se puede condicionar a priori la identificación del objeto de estudio y sus relaciones de intertextualidad, dado que todo método de análisis delimita el objeto. Así, este trabajo postula una apertura en la capacidad representacional de la obra que no alude específicamente a un orden secuencial periódico. Tal análisis considera el contexto espaciotemporal y artístico del que emerge la narrativa y también su impacto en un referente. En la búsqueda de semantizar el lenguaje de acuerdo con dinámicas y discursos contemporáneos, se reconoce que se recreen inevitablemente técnicas literarias y otros aspectos de ciertos artistas. Sin embargo, también se atiende a cómo se recontextualizan en un espacio, referente y tiempo diferentes, lo que las pone en diálogo con procesos actuales. Esto incluye la revitalización del capital cultural al que se suele 44 identificar como indígena, proveniente de grupos cuyas sociedades han evolucionado en forma paralela a la criolla. Se integra, entonces, una perspectiva poscolonial para dar lugar a posibles enunciados marginales o silenciados que se identifican con el trabajo de campo realizado en Isla de Pascua (territorio Rapa Nui). Para contextualizar la trayectoria literaria latinoamericana, a modo de grandes pinceladas, se parte de la interpretación sistemática iniciada por Pedro Henríquez Ureña, dado que éste integra la literatura dentro de un marco de lexpresiones culturales. En particular, se quiere destacar en esta tendencia, el trabajo crítico de Ángel Rama en La ciudad letrada y el de Ana Pizarro en Lectura crítica de la literatura americana como problema historiográfico. El argumento de Rama sobre la división entre el mundo letrado y el iletrado permite entender el papel de la cultura urbana en el proceso de transculturación. Rama se refiere al mundo letrado como un discurso socialmente constituido y constitutivo de un discurso históricamente estatal, a la imagen europea. Como se sostiene más adelante, este fenómeno perdura aún hoy matizado por la retórica de la globalización y el desarrollo. Asimismo, dado que este discurso letrado, como práctica social, responde a prerrogativas definidas se puede ver cómo ciertos espacios que organizan la vida cultural (institucionales, intelectuales, públicos, políticos) son también responsables de una perpetuación en la construcción de otro mundo, el iletrado. Esta división es una manifestación de lo que Mignolo ha llamado la semiosis colonial. Según Jean Franco, la voz – una voz mediatizada por la escritura a lo largo de la historia latinoamericana – es “una metáfora para la gran división socialmente construida (y quizás imaginaria) entre el mundo letrado e iletrado, el primer y el tercer mundo, el mito y la historia” (¿La historia de quién?11). Esta fractura se perpetúa de alguna manera 45 a lo largo del siglo mediante las diversas técnicas de la narrativa – novela, cuento, producción de cultura de masas – dado que éstas se relacionan con la memoria y con modos de inscribir la vida social reproduciendo categorías y subjetividades. No obstante, sostiene Franco, “no se trata aquí … de categorías ideales. La singularidad del desarrollo desigual de América latina ha permitido la persistencia de una cultura oral en áreas rurales y barrios de población marginal en las ciudades; ha mantenido por siglos una serie de limitaciones estructurales relativas a la alfabetización y al desarrollo de una cultura de imprenta; y en la actualidad ha tratado de facilitar la integración de la población latinoamericana al proceso de “modernización” capitalista a través de los medios de comunicación masiva.” (Franco 2002: 737) En otras palabras, como espejo cultural, la expresión artística por medio de las letras no es sólo un reflejo de la compartimentalización social ejercida por cierto sector de la sociedad – típicamente las elites urbanas – sino que cumple un papel constitutivo en tal división por cuanto perpetúa la construcción de un tipo de otredad, en la que se encuentran hoy millones de personas, la del sector menos cultivado en la trayectoria letrada, otro símbolo moderno. Cito nuevamente a Franco, quien resume el proceso refiriéndose a una trayectoria de dependencia: No study of Latin American literature, even in the twentieth century, is balanced unless oral performance is taken into account and unless there is some notion of the dialectics of oral and written literatures... After the colonial period, Latin American literature is strongly marked by a liberal 46 cultural nationalism with strong didacticism and emphasis on print as the tool of the Enlightenment, and later by the predominance of mass media. All these aspects –the importance of oral literature, of cultural nationalism, and of writing as a confrontation with mass media – are rooted in dependency, and this in turn has meant that authors confront writing as a form of control and metropolitan literatures as a dominant system. (Franco 1976) Las obras bajo estudio confrontan directamente este modelo metropolitano. La primera cuenta con un personaje central femenino en quien convergen una variedad de mundos paralelos: en ella se conjugan sin conflicto lo indígena, lo africano y lo europeo, lo cual entabla un diálogo transgresor que reformula la identidad latinoamericana de fin del siglo XX. La segunda sitúa su mundo narrativo en la selva amazónica, donde la mentalidad urbana se revela en todas sus contradicciones, incapaz de sobrevivir sin devastar. En la última, la inversión se produce cuando la erudición letrada en manos de la protagonista se topa con un mundo ontológicamente desconocido, que la lleva al abismo interior por medio del silencio. Otros escritores, cuyas influencias tienen relevancia para las generaciones de los últimos treinta años, ya sea por elementos estéticos, preocupaciones temáticas o por buscar contrastes, son aquellos del conocido fenómeno del boom. Como vanguardia en América latina, los autores incluidos en él, desafiaron las convenciones de la época con su trabajo experimental y su resistencia ideológica se encontró en gran medida en oposición a las ideas subyacentes del mismo fenómeno económico globalizador que fomentó la popularidad de sus textos. En dicho sentido, con los protagonistas del boom se 47 podría hablar de una paradoja literario–económica, dada la intervención del fenómeno moderno de comercialización global en la promoción de escritores latinoamericanos a partir de los años sesenta. El Boom representa las primeras novelas latinoamericanas que se publican en Europa traducidas a múltiples idiomas con efecto casi explosivo. Este fenómeno se hizo posible por la internacionalización del mercado editorial. Impulsada por un mercado que comenzaba a ser global, la comercialización facilitó la amplia distribución del trabajo del grupo de novelistas jóvenes que a su vez diseminaba las ideas críticas, anticonvencionales, de muchos de ellos.3 De manera similar, tanto Sepúlveda como Rossi escriben desde la diáspora y sus novelas, cuya popularidad se debe en gran parte a un consumo literario globalizado son contextualmente regionales. Asimismo, como resultado de este fenómeno – que inicialmente incluye cuatro escritores y luego se expande según diversas críticas para abarcar entre precursores y autores hasta veintidós nombres – se observa un tipo de periodización literaria en que prácticamente no figuran referencias a una pluma femenina.4 Luisa Ballesteros, ha llamado a esta exclusión de la mujer escritora como parte del fenómeno del boom, una “doble marginalización … a pesar de la calidad y la importancia de sus obras”; y agrega que “las escritoras tuvieron que afrontar una exclusión conscientemente orquestada por los prejuicios sexistas del conjunto de crítica literaria y la marginalización sistemática de las empresas editoriales,” como una conspiración de silencio (194). En cambio, en este trabajo entabla un diálogo socioecológico entre la obra Luis Sepúlveda y Anacristina Rossi. En el relato de Rossi se entiende la construcción de la identidad femenina, con una narrativa intimista, seductora y provocadora. En la obra de Sepúlveda, los personajes femeninos están victimizados. 48 El período del boom abarca un panorama político latinoamericano en agitación, como también es el caso del clima político y diplomático internacional influido por las grandes potencias.5 La tensión geopolítica endurece las autocracias latinoamericanas. Por un lado la represión de libertades individuales se reproduce en diversos destinos del continente mediante golpes de estado y nuevas dictaduras militares, lo que provoca una diáspora intelectual, por otro se registran fenómenos sociopolíticos de alto voltaje en la arena internacional, como por ejemplo la primavera del ’68 en Praga y el mayo de ese año en París, así como los eventos, ese mismo año, en Tlatelolco o los asesinatos de King y Kennedy en los Estados Unidos.6 Estas novelas de proyección internacional, son vistas por el público como la narrativa característica de los sesenta. En ellas se enfatizan las ideas políticas y una defensa ideológica a la acción social. Muchas ofrecen una mirada del mundo que comparte raíces y tradiciones, en que las costumbres, el lugar, la cotidianeidad se priorizan como campo de acción; ello incluye una clara sensibilización hacia culturas originarias, como también una búsqueda existencial de corte individual. Con temas indistintamente rurales o urbanos, se renuevan técnicas narrativas y se percibe una indagatoria de soluciones a problemas morales, psicológicos y sociales. En ese sentido, esta literatura abre las puertas a las generaciones siguientes, como es el caso de los textos que se prestan a una lectura ecocrítica. Otro precedente por destacar es la experimentación con el lenguaje. Esta adopta diferentes niveles que subrayan un conocimiento más profundo de la realidad social de los personajes y pone en manos de la voz narrativa tanto juegos de palabras como lengua vernácula. La introducción de neologismos y la interpretación del lenguaje literario se 49 vuelven una refracción de cómo se vive la realidad moderna, la realidad metropolitana y lo que Franco llama las culturas dependientes de ella. En este contexto, el ejercicio de la libertad lingüística es una manifestación de tales relaciones. Por ejemplo, se entrelaza el alcance estético con el ideológico, como será el caso de Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos. Se rompen barreras entre lo considerado fantástico y lo mundano lo que da lugar al realismo mágico. Con Cien años de soledad como el más conocido ejemplo, Gabriel García Márquez expresa una incapacidad de explicar la realidad que se vive, así lo irreal se torna fantástico y lo imaginario se mezcla con representaciones de lo real. Estas trayectorias permiten entender la voz narrativa en La loca de Gandoca que se personifica en el “dueño del monte” cuando dice: Estaba acostada, entregada al dolor, sollozando cuando llegó un bicho verde, greñudo y gordito. Lo reconocí enseguida: era el “dueño del monte”, entidad legendaria de cuentos y consejas. —Lo primero que te voy a pedir, Daniela, es que aclarés a los lectores que no soy una metáfora ni un recurso de estilo. Que esto no es realismo mágico. Mi presencia es verdad […] Yo soy mágico pero no porque lo quiera tu estilo ¿entendés? Explicá que soy un espíritu de los bosques, el espíritu de la enmontazón. Explicá que tenés aliados vegetales, aliados naturales. (75) En cuanto a la alteración cronológica del tiempo novelístico se suele tratar desde diferentes puntos de vista distorsionando un progreso lineal y estructural, como por ejemplo Pedro Páramo de Juan Rulfo o en Rayuela de Julio Cortázar. En esta última obra, una técnica de vanguardia propone diversas formas de leer la novela, con un 50 lenguaje sencillo que hay que saber interpretar entre líneas, dislocando situaciones cotidianas, distorsionando el tiempo y el espacio en una especie de introspección que nos ofrece un corte irracional representativo de la infelicidad del hombre moderno y urbano. De modo similar, en El libro del silencio de Ricardo Chávez Castañeda se presenta intuitivamente el “estrés urbano” que sigue la trayectoria de Cortázar como forma narrativa estructural podría, de alguna manera, verse recreada en la construcción novelística de esta novela que se analiza en el último capítulo. Implícito en los laberintos lingüísticos y estructurales, el lenguaje literario coloca a los lectores en un papel activo en búsqueda de significado. Sin embargo, más que una crisis que se subsume en el existencialismo individual, que agoniza en el aislamiento de la urbe moderna, la novela de Chávez Castañeda orienta su búsqueda hacia lo plural, hacia las fisuras casi imperceptibles que corroen toda capacidad de permanencia de identidades colectivas, que no cuadran con una modernidad capitalista, de corte uniforme e individual. Por otro lado la sencillez del lenguaje desposiciona el testimonio de los ochenta y desterritorializa la narrativa del post–boom (y su discurso), lo cual reactiva su capacidad para la producción de significado, en cuanto aborda una exploración psicológica y política. Muchos de los rasgos estilísticos también se evidencian en escritoras mujeres, menos comentadas por la crítica a la hora de revisar el canon literario latinoamericano (ver nota número 4). En este estudio, el reconocimiento de este quiebre de género en la trayectoria crítica, se busca en un equilibrio. No obstante, este equilibrio no se refiere sólo al sexo del artista, sino a las diferentes y paralelas trayectorias que se forjaron en las últimas décadas a partir de una experiencia artística desde diferentes géneros. En otras palabras, un entendimiento exhaustivo de la representación contemporánea en materia 51 socioambiental se enriquece al reconocer la influencia del mercado y de la crítica en lo tocante a la experiencia de una escritura femenina. Como identidad latinoamericana, estas generaciones de escritores, no dejan de pertenecer al mundo letrado. Como tal, muchos aspectos tienden a reproducir la urbanidad de la cual se origina su discurso intelectual, ya sea temática o formalmente, como es el caso de Cortázar, o creando un espacio representacional de voces subalternas, lo cual no deja completamente de ser un espacio mediado por la cultura urbana. Dado que el espacio que se proyecta en lo que leemos, no es sólo metafórico sino la representación de un espacio real, la proyección del espacio en las obras puede ser entendida como una interpretación del mundo vivido en el imaginario del autor. En otras palabras, es un espejo cultural de lo que se vive. No obstante, hay que considerar también que el lector o referente, tiende a plasmar en los espacios que son representados, su construcción imaginaria; un imaginario típicamente cargado de elementos urbanos, puesto que el espectáculo de la ciudad tiene un efecto activo en la construcción de la identidad moderna. Sin embargo, esta subyacente imaginación urbana o ciudad imaginada, en general no concuerda con la ciudad real latinoamericana, la ciudad vivida en un continente donde la experiencia que prevalece es la de un desarrollo desigual. David Harvey, en sus estudios urbanos, postula que las ciudades son hoy una suma de personas que se identifican según su condición laboral, donde ante las situaciones de marginación en las que vive tanta gente se responde con incredulidad, o sea se desvía la mirada (Vich) de aquello que no entra en el imaginario de la modernidad. Así, la ciudad aparece como una circunscripción del 52 capital. Para Harvey, el laberinto de la ciudad es un laberinto simbólico que se ve reforzado por el imaginario representativo de una modernidad abrumadora. Como aportante a este imaginario, cabe también mencionar la creciente cultura de masas, que de manera efectiva integra al pueblo en el seno de una sociedad orientada a la industrialización y el consumo. Esta ofrece productos que “ obedecen al principio de repetición mecánica; sólo hace falta una pequeña variación en su contenido para que aparezcan como algo nuevo” (Franco, “Narrador, Autor, Superestrella”, 132). A pesar del impacto inicial de la novela vanguardista frente a la fuerza de la cultura pop, la mayoría de los novelistas mencionados se conecta de alguna manera con este fenómeno. Uno de los ejemplos más claros es la parodia de la literatura popular y el cine de Manuel Puig. La inclusión de diversos formatos y otros recursos típicamente utilizados en el cine – focalizaciones, escenas, montaje, entre otros– en su experimentación narrativa y le confiere al texto una agilidad visualmente imaginativa de efecto casi cinematográfico. Este tipo de agilidad podrá leerse en la trama de Sepúlveda, en la que la prosa adopta un efecto casi cinemático en el que el lector encuentra una estética familiar. La década de los años ochenta se distingue por la democratización y liberalización económica que da lugar a una segunda dispersión y diáspora de intelectuales latinoamericanos. La mecánica de la reproducción, en una subjetividad no conciente, se encuentra ahora inserta en una transformación cultural dada por la liberalización del mercado, la acumulación flexible del capital y el precipitado flujo de imágenes, información y tiempo fraccionado de los medios masivos de comunicación. Esta ruptura temporal, también vista como la compresión tempo-espacial que resulta de una sociedad inmersa en una mentalidad de mercado, desconecta al individuo de su 53 entorno, de su historia, y establece una nueva relación material con ambas dimensiones. Se trata de una valoración económica de tiempo y espacio, en que la eficiencia prevalece sobre otros tipos de valoración, como lo son las relaciones con otras personas y con el medioambiente. Frente a este panorama, Hernán Vidal ve en la última década, una necesidad de restaurar la dimensión política en el estudio de la representación simbólica y la subjetividad social (Moraña et al.). O sea, las políticas de liberalización económica pro mercado produjeron un vacío político en las teorías de crítica literaria, dado que esta forma de capitalismo flexible adviene tras el colapso del socialismo y produce una nueva hegemonía neoliberal que abarca también la cultura (Cárcamo-Huechante Tramas del mercado). El mercado permea todos los aspectos de la vida urbana y margina la diferencia, que queda convertida en otredad. Emerge entonces una nueva modalidad en los estudios poscoloniales, la cual toma en consideración el fenómeno de la globalización como manifestación contemporánea de la modernidad. Esta intersección concierne a este trabajo. Hablar de un proceso de globalización no es nuevo. En efecto se lo puede observar y puede adoptar formas ligeramente diferentes a lo largo del siglo XX. Empero, la particularidad de la nueva hegemonía global como fenómeno activamente creciente es la invisibilidad de la mencionada semiosis colonial y procesos asociados de marginalización, silenciamiento y creciente desigualdad socioeconómica. Como explica la geógrafa Lousie Amoore al referirse a la globalización y al imaginario de políticas de frontera que la sostiene, la separación que se crea y recrea por medio de discursos proteccionistas no sólo separa 54 ‘our globalization’ of legitimate and civilized business and leisure travel from ‘their globalization’ of trafficking and illegal migration – in that way– the category of migrant illegality actively supports the ‘legitimate’ worlds. (2006: 348) Frente a tan complejo panorama, este estudio identifica la poscolonialidad como perspectiva que se apoya en las ideas conectadas pero también presta atención a cómo se genera o sostiene la otredad, en su intersección con procesos globalizadores. Esto mismo es parte de lo que Walter Mignolo llama el locus de enunciación, “ the disciplinary, neocultural, and ideological space from which discourses of power and resistance are elaborated (citado en Moraña et al. 2010: 3). Se entiende el ya comentado proceso de semiosis colonial, como una expresión de la modernidad actual. Como se verá tanto en los ejemplos literarios como en los plásticos y experienciales, esto toma en cuenta consideraciones lingüísticas - dado que el lenguaje refleja la naturaleza de las interacciones entre culturas dominantes y dominadas – discursivas – que se producen como resultado de la intertextualidad visual –formales – que cuestionan los marcos analíticos empleados en la investigación académica. Por ejemplo, el trabajo de campo discutido en el capítulo IV, busca evitar la reproducción de ciertos enfoques de las ciencias sociales y naturales de aparente neutralidad, que frecuentemente sostienen silencios y le conceden voz implícitamente a procesos convencionales. El geógrafo Paul Robbins, en Research is Theft explica que “the argument that environmental research is expropriative and has often normatively undesirable results is rooted in the global colonial experience, one that promulgated European expertise” (pag # ). Así, se busca evitar la reincidencia de modos de 55 investigación, que, ya colonizados, corren el riesgo de continuar colonizando el futuro a priori. Esta disyuntiva es central en el argumento psicosocial de El libro del silencio. Por lo tanto, a la hora de adoptar un enfoque ecocrítico de la producción artística y cultural de un continente pluriétnico, que desde una variedad de posiciones continúa en búsqueda de modos de priorizar la diversidad cultural hacia una empatía del conocimiento, todo aporte que saque a la luz el aspecto poscolonial es un elemento necesario. Ver el neoliberalismo como una dinámica poscolonial permite comprender el proceso de la modernidad en América latina como “ neocolonial pacts” entre una burguesía nacional y diversas potencias internacionales, principalmente Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, “which strengthened economic and political dependency and deepened inequality in Latin American societies” (Moraña et al. 9) . Este argumento presupone que al reinventarse la colonialidad en nuevas formas de poder hegemónico escapa la atención del público en su reproducción (5–6). Distantes del boom tras una fase de exilio o expatriación, muchos de los escritores escogidos para este estudio, emplean un tono poético más directo, hacen uso frecuente de un lenguaje sencillo y cristalino y adquieren con su narrativa un enfoque de mucha riqueza visual en la construcción de imágenes que alimenta nuestro imaginario representacional de carácter cinemático. Frente al discurso impersonal propalado por los medios de comunicación a los que se está expuesto cotidianamente, y a la constante circulación de información, la literatura y en particular estas obras, resisten la dinámica impersonal y permiten que el lector ingrese en un campo imaginario en que vibra la experiencia. 56 Se observa un quiebre dialéctico en el texto narrativo y se acentúa la manera en que la forma articula la construcción de significado. En los textos seleccionados se distingue un lenguaje perfilado según una dinámica de la imagen, lenguaje que a su vez juega con un fenómeno contemporáneo de ubicuidad hegemónica: el exceso de información, la velocidad de su distribución y el fenómeno híper-representacional del consumo global. Esta híper-información a la que se ve sujeto el ser humano hoy, que no se vive de la misma manera en todo un territorio, perpetúa la tensión entre lo que Ricardo Piglia distingue como la dualidad entre la experiencia que permite reconstruir un evento y la información ya procesada por el medio que la comunica, frente a la cual sólo se tiene la posibilidad de aceptar o rechazar la versión que nos entregan. Así, la poética de un texto literario cuenta con una capacidad generativa, dado que un autor no necesariamente revela el contenido de una obra en su obra, elemento que es fundamental a la hora de ampliar la propuesta de quiebre con los medios masivos de comunicación. “El mundo de la novela nos otorga el privilegio de juzgar, nos muestra el significado en lugar de decírnoslo” a diferencia de, por ejemplo, el caso del periodismo (Piglia). 3. TRAYECTORIA ECOCRÍTICA La lectura ecocrítica de los textos literarios ha evolucionado principalmente en el ámbito de las letras de lengua inglesa como un fenómeno cuyo origen es paralelo a la creciente conciencia y movilización política ambiental en el mundo industrializado (Barbas-Rhoden 2005). A menudo referida como un tipo de crítica literaria que se interesa por la relación entre literatura y medioambiente, la ecocrítica abarca en la actualidad una amplia gama de variantes de lo que comenzara como un análisis que adopta una perspectiva ecológica. Según Cheryll Glotfelty, la trayectoria de la teoría 57 ecocrítica sigue una serie de etapas que parte inicialmente de una búsqueda dentro de la literatura más clásica de imágenes sobre la naturaleza, e identifica estereotipos particulares acerca de su construcción –como el Edén, el Paraíso, o similares – o ausencias significativas (1996). En segunda instancia, se rescata la tradición marginada de los textos naturalistas escritos con una perspectiva retórica sencilla que busca un acercamiento al mundo natural. Por último, sigue una fase teórica, preocupada por las construcciones literarias del ser humano en relación con su entorno, a partir de la cual surge el interés por poéticas ligadas a movimientos como la ecología “profunda” el ecofeminismo y las narrativas de un mundo ecológicamente distópico.7 Si bien en la tradición ecocrítica anglófona puede verse el desarrollo de movimientos teóricos, en el caso de la literatura latinoamericana, ciertos enfoques recientes en ecocrítica han observado un registro de tensiones entre puntos de vista antagónicos. Por un lado se manifiesta el conocimiento local que típicamente choca con cambios ajenos a tal contexto e impuestos desde afuera, por la globalización. Por otro, la literatura contemporánea de la región parecería apropiarse de una "retórica del mundo natural para impulsar a un primer plano –del debate– temas de justicia social y ambiental " (Barbas–Rhoden 2005: 3, mi traducción). En efecto, las preocupaciones sobre justicia social y justicia ambiental se vuelven seminales para los autores latinoamericanos que dedican sus escritos a temas ambientales. Como resultado, le confieren a la naturaleza un papel que difiere de la escritura que se ha priorizado en la ecocrítica de los países industrializados, la cual cuenta con un fuerte componente realista. Por otra parte, desde esa misma perspectiva de la literatura anglófona, Lawrence Buell señala que "la noción de otredad ha recaído doblemente sobre la naturaleza en el 58 pensamiento moderno" (2005: 20), en el sentido que a la naturaleza se la ha objetivado, o, en palabras de Leff, “cosificado”, se la ha romantizado y se la ha transformado en elemento de consumo masivo por medio del pensamiento racional. Esta transformación del mundo natural lleva a preguntas fundamentales acerca de su impacto y significado, cuando se la yuxtapone con el fenómeno anteriormente mencionado de expansión económica moderna global, que entraña el desarraigo de la población de su entorno natural y la pérdida de prácticas tradicionales (Leff 2008, Buvinic 2005). Por lo tanto, en el presente trabajo se construye una corriente particular de ecocrítica en respuesta a la complejidad de este paisaje dinámico latinoamericano y global, que extiende la tradición de la escritura sobre el medio natural para abarcar una exploración más ecléctica de las expresiones artísticas que integran la cultura, la naturaleza y el espacio. Un aspecto importante de un punto de vista analítico ecocrítico más amplio es la visibilidad que se procura dar a los problemas contemporáneos, que presta atención a cuestiones de temporalidad, justicia ambiental y desigualdad. Esta reorientación ecocrítica ofrece excelentes oportunidades para captar el significado local que se expresa en una amplia gama de obras artísticas de América latina surgidas en respuesta a un registro de tensiones ante la continua presión de una modernidad globalizada y uniforme sobre los diversos paisajes culturales. Precisamente, las expresiones artísticas que ocupan el espacio entre estas visiones conflictivas del mundo resultan de particular interés e importancia para el estudio. Las obras representan la tensión entre una coherencia global concebida en oposición a la singularidad del lugar, cuya forma de expresión se funda en la manera de significar y el significado del lugar mismo. Existen saberes y cosmologías que no se ajustan al carácter 59 dual de la dialéctica occidental, pero que son seminales a la naturaleza pluricultural de América latina. Son expresiones sobre la vivencia del lugar, las cuales frecuentemente logran un acercamiento a otra que expresada artísticamente toca al observador emotiva y estéticamente. Es también una manera de hacer más personal un mensaje acerca del alto costo de nuestro mundo moderno acelerado, en el cual la pérdida de la diversidad planetaria verificada en los últimos 50 años es una pérdida de formas de vida, una pérdida de lenguas, una pérdida de costumbres y tradiciones, pero también una pérdida fundamental de "deseos y sueños (que) se ha producido en lo profundo del subconsciente de la sociedad" (Sachs, Development Dictionary, xviii). De hecho, el paisaje social contemporáneo está abierto a muchos interrogantes, se plantean conceptos aceptados como universales ya se hable de naturaleza, recursos naturales, medioambiente o progreso. Este proceso de universalización naturalizado es parte de la "confusión semántica provocada por el concepto de desarrollo" (Sachs, Planet Dialectics, x). El desarrollo ha llegado a ser una especie de norma universal, que salvo en ambientes académicos en los que se ha puesto en tela de juicio su su significado y repercusión, se suele revelar como el determinante jerárquico, invisible, mediante el cual las personas y las sociedades se autovaloran, o incluso, miden su grado de civilización (Sachs 2010). En el caso de América latina, un continente de culturas múltiples, además del cuestionamiento de las narrativas dominantes sobre el desarrollo, se debe abordar el tema de la colonialidad remanente en tales narrativas, a fin de adoptar una política de la pluralidad y una ética de la diversidad. El arte que invita un estudio ecocrítico conlleva una estética que invita a reconceptualizar la dialéctica sujeto, objeto en la relación entre naturaleza material y 60 cultura simbólica. Además, es una expresión que valora historias propias del lugar, de la tierra y de otras formas de vida. También intenta legitimar las múltiples culturas de la región que ven la naturaleza como un ente viviente, en las que las interacciones con el medio natural son holísticas y ecocéntricas. Son culturas cuyas prácticas tradicionales están en sintonía con los ciclos de la vida, para las cuales el mundo natural es parte constitutiva de la identidad y para quienes el sentido de comunidad no es una suma de individuos sino una forma de vida compartida con un objetivo común, el bien común. Como explica en su reciente libro el antropólogo mexicano Miguel Sánchez Álvarez, originario de la comunidad maya-tzotzil de Huixtán, Chiapas, cuyo territorio reúne a pueblos originarios de lengua tzotzil y tseltal y la sociedad ladina o mestiza mexicana, Cada pueblo se caracteriza por su forma de organización social, de relacionarse con su territorio y recursos naturales en apego a sus conocimientos, lengua, cosmovisión y cultura heredada desde diferentes etapas históricas: prehispánica, colonial, poscolonial o independencia, revolución y actual … Hablar del patrimonio biocultural significa articular las ciencias naturales o ambientales y las ciencias sociales, religar los conceptos y conocimientos sobre el territorio, ecosistemas, biodiversidad, la relación entre el hombre y la naturaleza, como sus formas de uso y aprovechamiento; pero también significa considerar los elementos cosmogónicos y simbólicos que establece el hombre en su hábitat o territorio. (Sánchez Álvarez 25) 61 Los desafíos que la forma actual de capitalismo corporativo, el multiculturalismo y la globalización plantean lo que señala Sánchez Álvarez, reiteran la necesidad de integrar una lente poscolonial e interdisciplinaria al enfoque ecocrítico, para abordar un estudio que abarque las relaciones cultura-naturaleza de comunidades que no privilegian los textos escritos como expresión cultural. En ese sentido, la hipótesis es en parte la formulación de un marco flexible que va creciendo a medida que se observan diversas formas de expresión y se captan múltiples modos de generar significado en interrelaciones recíprocas de cultura, sociedad y medioambiente. Para llevarlo a cabo, el trabajo de campo en Rapa Nui – Isla de Pascua – da lugar al empleo de una perspectiva biocultural como la mencionada en el caso de la comunidad maya–tzotzil. Este marco de análisis de diversidad biocultural reconoce la inseparabilidad e interdependencia entre el ser humano, el lugar, la comunidad y sus prácticas ancestrales (Luque 2010, Rozzi 2012). Se trata de situar el análisis en la intersección entre la cultura y la biodiversidad, que capte aquellas particularidades que se pierden con enfoques de investigación tradicionales construidos a la medida de la experiencia occidental. 4. MEDIOAMBIENTE Y LITERATURA COMO FORMA DE ACTIVISMO Rob Nixon en su libro Slow Violence destaca la responsabilidad de los medios de comunicación por la manera distorsionada con que llega al público la información sobre los acuciantes problemas ambientales. En particular, se refiere a la velocidad con que se transmiten las imágenes y a la percepción de inmediatez que esto crea en la dimensión temporal del que observa, que a su vez condiciona la manera de percibir la violencia como algo exclusivamente inmediato, explosivo y claramente visible (3). Esto mismo, visto con la perspectiva de la ética y de la política de la estética, enjuicia la 62 responsabilidad de los medios de difusión en generar una acepción efímera acerca de ciertos hechos terribles dada la brevedad de la transmisión de las imágenes violentas asociadas. A esto se suma la arbitrariedad con que se maneja la duración asociada a las noticias trágicas. Tal manejo de la información fomenta una empatía momentánea sobre el suceso, sin que se produzcan como resultado, espacios alternativos de conversación para argüir el significado de los hechos (Shapiro 182). Desde otro espacio discursivo, hace algunos meses se refería a esto mismo el escritor Ricardo Piglia. En una de sus conferencias públicas, explicaba la obra de ciertos escritores argentinos, señalando que la labor literaria intenta convertir la información ya procesada y sintetizada por los medios masivos de comunicación en una experiencia personal. En palabras de Piglia, estamos en medio de una circulación alucinatoria de información donde nos encontramos acorralados por la circulación de información frente a un discurso impersonal. El mundo de la novela nos muestra el significado en lugar de decirlo y nos otorga el privilegio de juzgar. (programa 3) Estas observaciones dan contexto a lo que Nixon llama la invisibilidad de la ‘violencia lenta’, con la que se suceden los problemas ambientales, la cual además directamente se asocia a temas de justicia social y ecológica. En palabras de Nixon, how, in an age when the news media venerate the spectacular, when public policy and electoral campaigns are shaped around perceived immediate need, can we convert into image and narrative those disasters that are slow–moving and long in the making, anonymous, starring nobody, attritional and of indifferent interest to our image–driven world? (2) 63 Esta noción de una violencia paulatina y gradualmente creciente ilustra la necesidad de reorientar la visión pública hacia cuestiones de temporalidad, justicia ambiental, equidad y sentido común, en un mundo posmoderno. Frente a una cotidianeidad incongruente, ciertas obras han emergido como señal de alarma ante este “desgaste devastador y paulatino” (3) que pareciera seguir incrementándose a lo largo de múltiples escalas temporales y espaciales. Se trata de un tipo de arte que es también una expresión concreta de activismo ambiental como lo fuera el caso de La primavera silenciosa de Rachel Carson que, en 1962, se convirtió en un clásico de la concientización ecológica al fomentar cambios en la política de manejo de pesticidas. Sin embargo, en su libro Nixon también alude a otro fenómeno que subvierte el discurso ambiental convencionalmente que se maneja en países industrializados, al intersecarlo con cuestiones geopolíticas sobre corrientes hegemónicas en la difusión del conocimiento. O sea, frente a un discurso universalizado en materia medioambiental, en el que la globalización económico-simbólica representa “un proceso de franca y renovada hegemonía boreal” en un espacio virtual sin localización ni territorialidad (Cárcamo– Huechante, “Dislocamientos de la poesia” 9), las palabras de Nixon son una alerta sobre la necesidad imprescindible de abordar la “política de lo invisible”. Por ejemplo, desde las humanidades es posible exponer la desesperación que surge cuando las condiciones de sustento de vida de amplios sectores poblacionales se degradan rápidamente a la sombra de megaproyectos lo que los empuja al desarraigo de su entorno natural. Explica nuevamente Nixon: to reconfigure the environmental humanities involves acknowledging, among other things, how writer–activists in the Southern Hemisphere are 64 giving imaginative definition to catastrophes that often remain imperceptible to the senses, catastrophes that unfold across a time span that exceeds the instance of observation or even the life of the human observer. In a world permeated by insidious, unspectacular violence, imaginative writing can make the unapparent appear, rendering it tangible by humanizing drawn–out calamities inaccessible to the immediate senses. (4) La violencia que menciona Nixon tampoco está distante de lo que Jean Franco señala como una ansiedad sobre la modernidad según ha sido definida y representada por América del Norte y Europa (la cual) con demasiada frecuencia contribuye a que los gobiernos establezcan una vía rápida (de desarrollo) que no pasa por los difíciles caminos de la democracia y margina a pueblos indígenas y afrodescendientes. (2) El análisis de Franco acerca de la crueldad explícita e implícita de los tiempos modernos cuestiona el papel tanto de las tecnologías que se utilizan como del pensamiento moderno que las sostiene. Al respecto, Enrique Dussel explica cómo los projects of modernization were built on the colonial structure of separation. Not only culture but skin color was a problem as long as civilization was identified with whiteness. For modernity, the barbarian is at fault for opposing the civilizing process, and modernity, ostensibly innocent, seems to be emancipating the faults of its own victims. (citado en Franco, Cruel Modernity, 9) 65 En la producción literaria latinoamericana reciente, se encuentran textos que a la manera del de Carson evidencian explícitamente un aspecto de degradación ambiental. Es el caso de Fordlandia del argentino Eduardo Squiglia, o del mundo narrativo distópico basado en escenarios futuros de crisis ecológicosocial que puede verse en Darío Oses (Chile en llamas, 1998) u Homero Aridjis (La leyenda de los soles, 1993). En este trabajo, la atención se concentra en una aproximación que permita dilucidar este mismo tipo de tensiones sociales, culturales y políticas, pero que también tenga un lenguaje estético de búsqueda, capaz de estimular la reflexión y la introspección. En otras palabras, una expresión que formalmente procure interrogar los valores éticos que se aplican al mundo de hoy. Esto lleva a considerar la intersección entre medioambiente y pluralidad etnocultural que plasma cuestiones de identidad y derechos. Ella está presente en otras obras del mismo período, emplazadas narrativamente en otras latitudes, con problemáticas diferentes y de autores de diversas regiones del continente. Por ejemplo, Mundo del fin del mundo (1993), de Luis Sepúlveda, muestra un ímpetu por exponer la ilegalidad internacional de la caza de ballenas en regiones remotas del Pacífico, y la desidia del gobierno chileno en tiempos recientes respecto de este tipo de actividad lucrativa pero ilícita. Sin embargo, destaca al mismo tiempo la omisión que existe en el discurso circulante sobre conservación de la biodiversidad, al confrontar la invocada protección de los mares y océanos, y con la otredad operante en las latitudes más australes del continente que ha incluido el exterminio aborigen llevado a cabo en la región - yahganes, onas, kaweskar o alcalufes, patagones -. En otro ejemplo, Isabel Allende sitúa su cuento “Walimai” (Cuentos de Eva Luna, 1989) en la región fronteriza entre Brasil y Venezuela, 66 territorio yanomami, a modo de visibilizar un pueblo que sigue siendo sometido a los abusos más disímiles provocados por la fuerza expansiva del capital: la extracción de caucho hasta mediados del siglo XX, seguida de la invasión ilegal de “gairimpeiros”8 y la aún vigente extracción de oro. Sin embargo, la narrativa de Allende sobrepasa la idea de resistencia ideológica y subsume al lector en una óptica de vida diferente. La historia es narrada por Walimai, el personaje central, cuya visión del mundo permite acceder a otras epistemologías, y propone un quiebre con el clásico dualismo ontológico. No hay mención del grupo tribal al que pertenece el protagonista, tampoco se leen en el cuento acusaciones explícitas. La reconstrucción espacio-temporal, desvinculada del tiempo económico y los procesos urbanos, está en manos del lector a partir de un marco referencial que por un lado es minucioso y preciso en todos sus detalles históricos, geográficos y culturales, y por otro estimula una rica imaginación ambiental. 9 Por medio de una narrativa en primera persona, abundante en metáforas e imágenes vistas con los ojos del protagonista, al que la escritora suma un juego de alteraciones simbólicas, surge una visión del mundo en la que el ser humano es parte de los ciclos naturales y el hábitat es comunidad. En otras palabras, la propuesta es una invitación a la reflexión e introspección hacia una vida moderna de mayor respeto y mutuo aprendizaje, que a su vez genere una renovada relación con el espacio y el tiempo. Esta revisión crítico-teórica lleva entonces a enunciar la sustentabilidad como marco analítico que da cuenta de los aspectos más relevantes en que la expresión artístico-cultural incluye una ética del bien común en las relaciones con el medioambiente. Este marco abarca también la conectividad que existe entre diversas formas de expresión artística. El concepto de sustentabilidad es un paradigma emergente, 67 interdisciplinario y transdisciplinario. Se la ha considerado una propuesta necesaria en el esfuerzo por reintegrar externalidades socio-ecológicas a la vida pública. Asimismo, debería representar un enfoque proactivo en el planeamiento integrado de las políticas públicas y las actividades productivas. Sin embargo, en la práctica, se lo tiende a limitar a sus aspectos biofísicos, privilegiando un enfoque técnico derivado de los estudios científicos. Desde una perspectiva analítica, la sustentabilidad permite enfatizar el contexto y la contextualización del objeto de estudio, y accede a la interdisciplinaridad abordando varias dimensiones de la colonialidad imperante en gran parte de América latina. En este sentido, la sustentabilidad comparte objetivos que han sido atribuidos a la ecocrítica. A los propósitos de este estudio, la sustentabilidad se entiende como un proyecto complejo, definido por una epistemología de la interdependencia y co-evolución entre la cultura y el medio natural en todas sus escalas que, celebra la diferencia para superar la otredad, y responde así a una obligación ética intergeneracional. A tal efecto, se incluyen objetivos específicos, como la reducción de la pobreza y la inclusión social, y se contextualiza críticamente en la región la incongruencia del actual modelo de desarrollo. Se da por sentado también que la propuesta de sustentabilidad como ética del bien común, apela a la necesidad de una participación colectiva para la edificación de un conocimiento cumulativo y robusto que responda a los intereses comunes. Con una perspectiva del hemisferio sur, Enrique Leff explica la sustentabilidad como un criterio normativo de reconstrucción del desarrollo humano, reintegrando externalidades socioambientales y saberes pluriculturales, 68 negados por la racionalidad productiva, mecanicista y unidimensional de la era moderna. (Discursos sustentables, 47). Esta conceptualización, sitúa la cultura y el conocimiento en paralelo a la dimensión social y ecológica de las sociedades contemporáneas y contrasta con el concepto de desarrollo sustentable convencionalmente aceptado que tiende a omitir la centralidad del rol de la cultura para un futuro sustentable. Según Leff, la sobrevaloración del discurso racional y de su trayectoria como vehículo hacia el paradigma científico económico de la modernidad, ha sufrido de una falta de cuestionamiento sobre el impacto directo en la relación hombre-ambiente. Como proyecto positivista, tal racionalidad se manifiesta explícitamente en la manera antropocéntrica y materialista de concebir el mundo, y continúa distanciando al hombre de su entorno. Por consiguiente, los principios epistémicos de la sustentabilidad intentan reintegrar o “rescatar” saberes pluriculturales, o dicho de otra forma, generar una empatía del conocimiento para que se produzca un diálogo entre estos saberes (Leff, Discursos sustentables). En palabras de Leff, se trata de una aventura del conocimiento que busca el horizonte del saber, nunca el retorno a un origen de donde zarpa el ser humano con su carga del lenguaje; es el eterno retorno a una reflexión sobre lo ya pensado que navega por los mares de los saberes desterrados. (Aventuras de la epistemología, 13) El planteo de este trabajo, se orienta entonces a expresiones que se hallan en busca de un lenguaje que estimule la reflexión por medio de la introspección, y que – como ya se ha dicho – resulten asequibles por medio de un enfoque ecocrítico alineado con la sustentabilidad. Por medio de metáforas y una resemantización de la existencia 69 humana, los ambientes cuyos cambios acelerados preocupan cada día más, pueden comprenderse en su amplia complejidad, incluido el interrogante ontológico de lo que Enrique Leff identifica como una “crisis del conocimiento” (Ibíd.). El caso de La loca de Gandoca, de Anacristina Rossi La loca de Gandoca , 1991, novela de la escritora costarricense AnaCristina Rossi, representa el activismo abogado por Nixon. Se trata de una obra de ficción, en la que la autora incorpora un hilo narrativo autobiográfico, para ofrecer una experiencia a sus lectores en la que integra la existente diversidad étnica y pluralidad cultural latinoamericana, con un criterio claro de reconstrucción del desarrollo humano a partir de la sustentabilidad socio-ecológica. En su directo emplazamiento en la zona del Refugio Manzanilla Gandoca, la narrativa de Rossi expresa la resistencia comunitaria al poder político que, enmascarado bajo los intereses económicos del ecoturismo, se impone social, material y culturalmente. La publicación del libro incitó una movilización que al llegar hasta la legislatura costarricense, hizo que se interviniera la construcción hotelera de la zona del refugio requiriendo su demolición. El libro es un viaje retórico de una narrativa íntima, personal y femenina, construida a partir de la lucha de una mujer por proteger un refugio natural de vida silvestre. Al mismo tiempo, la voz de la protagonista - Daniela Zermat, una costarricense que ha vivido por años en Europa – busca la reconstrucción de su propia historia. Integrando elementos autobiográficos y eventos contemporáneos, la narrativa comporta una verosimilitud que le ha hecho frente a la abundante producción de textos conservacionistas, “neo–naturistas” y científicos sobre la región, provenientes de las ciencias sociales y naturales (Izaguirre). Se ha también sugerido la conexión de la novela 70 con el movimiento ecofeminista. Esta perspectiva, que representa el empalme entre el pensamiento ecologista y los estudios feministas, ve la destrucción medioambiental como resultado de un abuso del poder patriarcal (Kerns). Sin embargo la escritura de Rossi complejiza estas categorías, no sólo en cuanto al género sino a lo que podría verse como una perspectiva exclusivamente ecológica. En efecto, la inclusión de una alteridad tanto étnica como de género desdibuja una codificación como podría ser aquella ecologista. Formalmente, la estructura deriva de una constante transición entre dos hilos narrativos paralelos, superpuestos y mutuamente significantes. Uno, personal e introspectivo, expresa la identidad de la protagonista en la que se conjuga pasado, presente y futuro. El otro, es un recorrido que persigue la protección ambiental y se vale de un discurso ambientalista y profesional, el cual ve al Refugio Gandoca como un bien común en todas sus escalas, local, regional, nacional y global: “hay que protegerlo para los costarricenses y para la humanidad” (Rossi 20). El tiempo lineal de los eventos en este segundo hilo narrativo se ve intercalado con un “tiempo” emocional y el retorno cíclico de la experiencia, en sucesivos ciclos. El final, que regresa a un principio resiginificando y reconfigurando la novela, es el momento en el que el lector da cuenta de la historia. La mencionada calidad íntima - y a veces sensual - de la narración se entreteje con matices etnográficos mediante una codificación contextualizada desde la experiencia. Con ella, Rossi recrea una dimensión espiritual a través de los espacios y transmite sutilmente el contexto histórico de una tierra que ha absorbido memorias de vida, lo que conecta así al lector con múltiples matices de lo que significa para la región la marginalización, la afrodescendencia y la presencia del poder extranjero: 71 De esa primera vez recuerdo lo húmedo, el olor delicioso de tus axilas, la empapada ondulación del zacate de mar. Me presentaste a la señora del Atlántico, aquí y en cualquier sitio Yemanyá de Benín (…) Y sellamos nuestra unión en ese mar, el sitio más hermoso sobre la tierra. El sitio más hermoso sobre la tierra era de los negros, era de los indios, era Talamanca, allá me llevaste. (12) Su narrativa es directa, sencilla y dinámica. Con ella los espacios toman vida y se convierten en lugares con los que la protagonista interactúa en diversas dimensiones: material, emotiva y espiritual. La naturaleza es entonces una alianza con la vida, en la que Daniela, por ejemplo, “vive el exceso de luz como una medicina” (96). El entorno es también testigo de los momentos más constitutivos de la identidad del personaje como indica el párrafo anterior al decir “y sellamos nuestra unión en ese mar, el sitio más hermoso del mundo” (13). Es además un sistema vivo de amparo – “Yemanyá, ella es tu hija. Protégela siempre, Yemanyá” (12) –y es espiritual, dado que “sentarse en las playas del Refugio Gandoca es trascenderlo todo, incluso su propia arbitraria belleza, sus flores y sus algas eternas, perfumadas, putrescibles” (25). Esta integración de un perfil ecológico con una cosmología no occidental en manos de Daniela, ofrece una visión hispanoamericana (o local–costarricense) en la que conviven sin conflicto creencias populares con los aspectos más convencionales de la vida moderna del personaje. Por ejemplo, por un lado Daniela siente la tierra de una manera más significativa que cualquier discurso racional, donde el medio natural es vida. Por otro, su fuerza radica en que también es capaz de articular sin preparación previa, un 72 discurso informado de “experto” al dirigirse a su nueva vecina francesa que intenta emprender un desarrollo edilicio: -- Debe poner una planta de tratamiento de aguas cloacales. Es terreno arcilloso y coralino, lluvioso, empantanado, además tan pequeño. Los excrementos de sus turistas van a ir a dar a mi pozo y a la playa. Mis hijos se pueden enfermar. Debe poner una planta de tratamiento. (63) La aparente doble faz del personaje, se desdibuja una con otra, y transforma al personaje de Daniela en una excelente mediadora y porta voz de un activismo concientizado – que se puede observar en paralelo al de Rossi – dado que Daniela establece la equivalencia entre la protección del refugio y la preservación de la vida misma. Como ya se ha visto, la autora distancia esta narrativa de aquella del realismo mágico y con ello reafirma una visión hispanoamericanista de coexistencia entre dos maneras de concebir el mundo: una eurocéntrica y otra tradicional no europea. Esta coyuntura tiene dos resultados. Por un lado ver dentro de un mismo ámbito la existencia del medio natural y la existencia humana, donde ambos representan un “todo”, y la consecuente vivencia de que la degradación ambiental es una profanación de la vida del ser humano. Por otro, llamar la atención la necesidad de generar empatía hacia la pluralidad, pero no solamente étnica y cultural, sino en cuanto a modos de construcción del conocimiento que difieran del privilegiado en la tradición occidental.10 La novela, que su autora identifica como “obra de denuncia” (Culturacr), además le hace frente a lo que George Yúdice llama el “acercamiento entre el consumo capitalista y el multiculturalismo” (161), en el cual la producción mediática adopta características 73 performativas afines a los intereses del mercado, y vela cuestiones de identidad, inequidad y derecho ciudadano. La argumentación sobre el discurso del desarrollo emerge en la escritura de Rossi como la tensión central del conflicto de Gandoca, donde a la constante insuficiencia institucional se suma la necedad burocrática. En efecto, ¿a cuántos desarrolla el desarrollo? Rossi articula esta pregunta tácitamente, y reconstruye la dialéctica de conservación que suele presentar el conflicto entre modernización y protección ambiental como un patrón universal de preservación ecológica. Este patrón relativamente uniforme, no da cuenta de los supuestos subyacentes al desarrollo – qué desarrollo y para quién –, ni del contexto local y sus habitantes. Además, “los inversionistas eran personas que odiaban los barriales, los insectos, la selva y la humedad” (29) o sea, eran una fiel fieles exponentes del medio urbano. La escritora presenta este argumento mediante un juego de construcciones retóricas que colorea con la ironía. Por ejemplo, frente a la construcción del megaproyecto hotelero en la zona del refugio, pondrá en voz del ministro lo siguiente: El slogan puede ser : “Con la conservación nos moriremos de hambre”. Perfecto. No olvidés la palabra mágica: el desarrollo sostenible. Hay que presentar el hotel “Ecodólares” como desarrollo sostenible – agregó el ministro – Y no mencionar nada, repito, la urbanización. (67) Esta retórica expresa también, una objetivización del discurso del otro. Rossi coloca este tipo de lenguaje en manos de los empleados municipales, empleados públicos e inversores, como forma de negar la subjetividad mediante la manipulación de términos y de anular la individualidad, descontextualizando los eventos. Las figuras políticas que aparecen en La loca de Gandoca, objetivizan la naturaleza. No sorprende entonces que, 74 en la novela, las jerarquías gubernamentales y los puestos de poder estén en manos a hombres y que se identifique como sujetos marginales a los indios, a los negros y a las mujeres. Sin embargo, a pesar de esta exposición, Rossi ofrece también un modo de reconciliación entre el constructivismo racional y la vida misma. Lleva a sus lectores a la génesis propia de la identidad y la memoria mediante un enfrentamiento reflexivo con la ética del sujeto humano que cada uno lleva dentro. El tono discursivo posiciona en ocasiones al lector como si interrumpiera lo más íntimo de la voz narrativa “ Me abrazabas, me besabas, […] las palabras se hundían en la vegetación” (70). Este acercamiento emotivo tiene el resultado de sumergir al lector en el problema ecológico del refugio como si fuera propio. Alimentando la posible conexión entre el ser y la percepción de su entorno, Rossi entreteje la ecología y la vida de su personaje en la imaginación del lector hasta que naturaleza y vida personal resultan indistinguibles emotivamente. El diálogo íntimo reaparece a lo largo de toda la novela, interrumpiendo, reciclando y alternando una posible linealidad temporal en la trama: Vos me trajiste aquí. Me raptaste, Carlos Manuel, para darme una lección completa sobre el amor y sobre la función espiritual de la luz. Yo amaba desde la infancia la lluvia y la selva. Vos me enseñaste que llueve y hay selva en el fondo del mar. (15) Tal vez, uno de los aspectos más sobresalientes de esta novela a los fines de la reconstitución de la relación del ser humano y el ambiente es la síntesis con la que Rossi aborda la complejidad sin que su crítica caiga en posibles paradojas. Por ejemplo, en cuanto a las etnías, se ha observado cómo en una crítica indigenista, en la que se busca 75 deconstruir los límites raciales con un afán de reivindicación, a menudo se reafirman las diferencias con el mismo proceso de identificarlas (Postema). En La loca de Gandoca, las diversas etnías costarricenses no adoptan centralidad narrativa a lo largo de la historia, pero sí contribuyen a la inversión sustancial que se produce al final del libro. La novela cierra como un ciclo, y con él la historia cambia para el lector: La voz de Robinson adquiere un tono solemne. Me dice: “Daniela, hace pocos meses […] dijiste: “Ahora solamente me queda la palabra.” Y Beto, tu amigo de Cahuita observó que eso era mucho. Porque los negros ni siquiera la palabra hemos tenido. Y Beto agregó entonces “la palabra es historia”. Vos dijiste, “Sí, la palabra escrita”. Y es que, Daniela, los negros ni siquiera hemos tenido la palabra oral, esa que se lleva el viento.” (105) La atención a temas de justicia social conectada a categorías raciales y preocupaciones ecológicas es ya parte de la narrativa latinoamericana (Gioconda Belli, Miguel Ángel Asturias, Arturo Arias, Isabel Allende, entre otros). La particularidad de la prosa de Rossi en La loca de Gandoca reside en su capacidad de desdibujar fronteras - en lugar de resaltarlas para su cruce, lo cual, visto bajo una lente ecocrítica de la sustentabilidad, propone que existe en América latina una epistemología ambiental de la diferencia y una esperanza hacia la ética del respeto mutuo. Notas 1 Echosopic is a term by which Felix Guattari implied an understanding of Ecology as the study of complex and interconnected phenomena, including human psychologically influenced subjectivity, the environment, and social relations. 76 2 From Moraña et al. (2010): “in order to overcome the hegemony of the alphabet–oriented notions of text and discourse, Mignolo proposed the term colonial semiosis as an overarching concept that, in addition to materials of the lettered tradition, could include cultural artifacts such as quipus, maps, myths, calendars, oral narratives and discourses produced in indigenous languages, thus allowing for a wider exploration of dominated cultures (1993).” 3 Los principales escritores considerados bajo esta demarcación son Julio Cortázar (argentino), Gabriel García Márquez (colombiano), Carlos Fuentes (mexicano) y Mario Vargas losa (peruano), aunque deben también considerarse otras importantes figuras literarias como Juan Rulfo (mexicano), Augusto Roa Bastos (paraguayo), José Lezama Lima (cubano) y Jorge Amado (brasilero), escritores como José Donoso (chileno) y Manuel Puig (argentino) que se los ve como de transición hacia el post boom, y aquellos vistos como precursores: Jorge Luis Borges (argentino), Miguel Ángel Asturias (guatemalteco), Juan José Arreola (mexicano), Alejo Carpentier (cubano), José María Arguedas (Perú). 4 Por ejemplo, no hay mención de la Mexicana Rosario Castellanos, cuyo libro Oficio de tinieblas comparte inquietudes y características de la generación del Boom, o de Silvina Ocampo, escritora argentina coetánea de J.L. Borges y J. Cortázar. Otras escritoras ausentes, aunque ciertos críticos las hayan identificado como miembros de una generación posterior o post boom, son Elena Poniatowska (México), Isabel Allende (Chile), Luisa Valenzuela (Argentina), Clarice Lispectr (Brasil), Cristina Perri Rossi (Uruguay), Carmen Naranjo (Costa Rica), y más recientemente Laura Esquivel (México), Ángeles Mastretta (México), Gioconda Belli (Nicaragua) y Fanny Buitrago (Colombia). 5 Se hace referencia a la Guerra fría y a las repercusiones que en este contexto tendrá la revolución cubana (1959) y la ola de golpes de estado asociados al plan Cóndor (Chile, 1973; Argentina, 1976 ; Uruguay, 1973; Bolivia, 1971) además de las ya vigentes en Brasil y Paraguay. 6 Las referencias históricas son las siguientes: matanza de My Lai en Vietnam del Sur (marzo 1968); primavera de Praga o período de liberalización entre enero y agosto del ’68 que termina con la represión soviética; el asesinato de Martin Luther King (abril 1968); las protestas estudiantiles contra la sociedad de consumo en París que concluyen con un llamado a elecciones anticipado (mayo 1968); el asesinato de Robert Kennedy (junio 1968); la masacre de Tlatelolco anticipando las olimpíadas en Ciudad de México (octubre 1968), golpe de estado en Panamá (octubre 1968). 77 7 Some of the key theoretical movements of key theoretical movements of the Anglophone ecocritical tradition include nature writing, social ecology, eco–feminism, deep ecology and animal studies. For a thorough review and discussion about its trajectory see Buell, Lawrence, Heise, Ursula K. and Thornber, Karen, Literature and Environment (November 2011). Annual Review of Environment and Resources, Vol. 36, pp. 417–440, 2011. http://dx.doi.org/10.1146/annurev–environ–111109–144855 8 Palabra en portugués para referirse a un buscador de piedras preciosas, típicamente oro, de la Amazonía. Viven en condiciones infrahumanas y utilizan maquinaria riesgosa buscando los metales o piedras del aluvión. En el caso del oro, utilizan mercurio como compuesto para amalgamar el mineral, también dañino a la alud de los obreros, al medioambiente y a las comunidades originarias de las regiones explotadas. 9 La expresión “imaginación ambiental” se utiliza de acuerdo a la idea a Lawrence Buell que identifica la “fuerza de la imaginación” de la literatura como vehículo para transformar lo que denomina el “environmental unconscious” hacia una conciencia ambiental o “environmental awakening” (Buell 22). 10 Este trabajo sigue la yuxtaposición ontológica propuesta por el antropólogofrancés Philippe Descola, que ve funadmentalente cuatro ontologías como sistemas de propiesadaes que los seres humanos atribuyen a los seres vivos. En palabras de Descola: These ontologies vary as to the contrasting ways in which people ascribe the fundamental qualities of interiority (intentionality or selfhood) and physicality (the ways in which bodies permit action) to beings in the world. Just to recap, the four modes you identify are: 1) animism, in which differently embodied kinds of humans and non-humans share a similar interiority, this is exemplified by Amazonian multinaturalism; 2) naturalism, where humans and nonhumans share a physicality but only humans have an interiority, a mode best exemplified by modern western science; 3) totemism, where certain groupings of humans and non-humans are united because they share interior as well as physical attributes, a mode found in Aboriginal Australia; and, 4) analogism, in which humans and non-humans are understood to be made up of fragmented essences, essences whose relationships can be mapped onto similarly linked essences possessed by 78 other entities, this is a mode exemplified, as you note, by the ancient Inca State. (Descola 2006:139). 79 CAPÍTULO II La sustentabilidad como marco ecocrítico en el análisis literario contemporáneo. El caso de Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda. Este capítulo regresa a la premisa inicial, sobre como la vida, las comunidades humanas y la salud de la tierra no sólo dependen de cambios en las prácticas actuales de producción y en la apropiación de recursos naturales, sino de la ética y los valores con los que se ve el mundo y del imaginario social que le da forma a esa visión. Dado que este imaginario depende también del poder persuasivo de las palabras e imágenes que median diariamente las relaciones, el siguiente análisis literario se enfoca en las múltiples intersecciones formales, retóricas y estilísticas que enriquecen el espacio narrativo. Al centrarse en el imaginario social como lugar de mediación de las relaciones entre sociedad y ambiente, la obra opera como un reflejo discursivo y, por consecuencia, cuenta con la capacidad de transformar tanto el imaginario como los discursos que media. A partir de esta comprensión de la literatura como una forma de representación dentro de un sistema de códigos semióticos que juega un papel en reconectar estéticamente la sociedad y el medioambiente, en este capítulo se explora la poética de la imaginación ambiental 1 en Un viejo que leía novelas de amor, obra de fines del siglo 20 que ha ganado múltiples premios, y ha sido traducida a varios idiomas con notable éxito comercial. El enfoque ecocrítico parte de las ideas de Lawrence Buell y su énfasis en identificar estímulos de un despertar ambiental mediante el "poder imaginativo" de obras literarias, tal que desafíe la pasividad y promueva la concientización socioambiental (Writing for Endangered, 22). Este enfoque toma en cuanta, también, que la literatura es un medio que transmite valores con un profundo impacto: 80 how we narrate, mythologize and philosophize about the environment along with religious and ethical values that we ascribe to the natural world are not only frames of imagining and understanding but of acting and living in the world.” (Swearer 10) La selección de esta novela y de un marco analítico que parte del concepto de sustentabilidad, es demostrar que la obra, como espejo de un momento histórico y humano de gran complejidad, le devuelve al lector una realidad integrada – o sea sistémica - de los múltiples fenómenos causales de los conflictos de hoy, donde el medioambiente juega un papel primordial. Mediante novelas como ésta, no sólo es esta realidad comunicada de modo asequible a un público vasto – a diferencia de los miles de informes científicos archivados bajo llave – sino que provee de oportunidades transformadoras para un futuro común a través de la imaginación, sugiriendo respeto mutuo y cautivando al lector con la picardía de la escritura. El libro seleccionado es, una obra de ficción multifacética, del escritor chileno Luis Sepúlveda. Como tal, ofrece a sus lectores modos alternativos de apreciar la crisis global actual, ya sea que esta crisis se entienda como ambiental, como una crisis de conocimiento, o como una de dimensiones éticas.2 La transformación que propone la novela hacia la reflexión comienza por una toma de conciencia de lo que representa un futuro sustentable para una región pluricultural y étnicamente diversa. En otras palabras, se concibe un futuro sustentable a partir de una epistemología de la diferencia, que no sólo considera el valor ecológico del medioambiente sino aquel humano. La narrativa de Sepúlveda estimula una apertura empática hacia otras formas de conocimiento, lo cual a su vez invita un despertar sobre las repercusiones de paradigmas modernos no 81 cuestionados. Como ya se mencionó en el capítulo anterior, la lente ecocrítica adoptada para el análisis reconoce la importancia que tienen los temas de justicia social para los autores latinoamericanos, que en su escritura se comprometen con temas ambientales. El resultado es un texto que confiere a la naturaleza un significado y un papel diferente en muchos aspectos, de aquel otorgado por una escritura arraigada a la valorización del medio natural como parte del binario dicótomo naturaleza- cultura. Situada en un pueblo remoto llamado El Idilio en lo profundo de la amazonía ecuatoriana, la historia se centra en la existencia cotidiana de un viejo: Antonio José Bolívar Proaño. A través de este personaje central, Sepúlveda encuentra maneras de expresar el día a día y la cotidianeidad de la vida de un hombre que ha internalizado en la práctica la sabiduría de formas más sencillas de vida en armonía con su entorno; prácticas aprendidas de pueblos originarios de la selva amazónica. En términos generales, la historia sigue la vida de Antonio en relación a un evento central que narrativamente Barbas–Rhoden interpreta como un "recuento de una clásica trama de un 'hombre contra la naturaleza’" (61). Sin embargo, dentro de esta secuencia de acción se ve entrelazada una profunda comprensión de los impactos duraderos causados por las economías modernas de extracción y por una reinscripción discursiva en estas nuevas dinámicas desarrollistas de la condición del Otro. O sea, la novela le hace frente a la jerarquización discriminatoria de base étnicocultural que se continúa perpetuando sobre las poblaciones locales, sus tradiciones e historias bajo una retórica de progreso. Dado que tal proceso – origen de la otredad – refleja en eventos puntuales las históricas raíces y relaciones coloniales del continente, se puede decir que Un viejo que leía novelas de amor reformula las aún vigentes relaciones de dependencia y colonialismo. Presentando cierta 82 rutinas diarias, Sepúlveda cambia el sentido común acerca de cómo se percibe la existencia urbana moderna, y por medio de la inversión, le ofrece al lector una visión de vida integrada con la selva, a la imagen de formas de conducta indígena. El enfoque analítico que se adopta para acceder a la trama narrativa y la estética de la obra contempla la multiplicidad de procesos que constituyen los actuales fenómenos socioambientales. Por consiguiente el marco analítico está pensado a partir de la sustentabilidad en todas sus esferas de influencia. Como ya se ha dicho, la sustentabilidad es un concepto complejo que integra múltiples campos de conocimiento, los cuales interactúan productivamente sobre la intersección entre los sistemas naturales y sociales. Sin embargo, su naturaleza inclusiva, de gran valor para acercarse a los problemas contemporáneos, representa a la vez, un reto importante. Por ejemplo, la sustentabilidad está en desacuerdo con la compartimentalización disciplinaria dominante con la que concebimos el conocimiento, por lo que mantiene una apreciación significativa acerca de las interacciones que se dan entre amplias áreas del conocimiento (Kelly, “Education for Sustainability”). La propuesta atiende a la responsabilidad intergeneracional, acerca de tópicos como la reducción de la pobreza e integridad del sistema terrestre. Para el propósito de este análisis, que adopta la sustentabilidad como un enfoque ecocrítico dentro de los estudios literarios, se reitera su aplicación como una epistemología de la interdependencia y coevolución entre la cultura y el medio natural en todas sus escalas que, al celebrar la diferencia para superar la otredad, responde a una obligación ética intergeneracional. A tal efecto, se contextualiza críticamente en la región la irresponsabilidad de nuestro actual modelo de desarrollo y se asume una ética del bien común, que apela a la participación 83 colectiva multicultural en la edificación de un futuro compartido. Por consiguiente, el marco analítico integra diversas perspectivas disciplinarias, como forma referencial para entender las estructuras económicas y territoriales contemporáneas que se entreven en la historia. La estrategia demuestra que la complicada red que componen las relaciones humanas y su entorno biofísico abarcan múltiples manifestaciones de poder simbólico. Como una propuesta vanguardista incluyente y sensible, este enfoque permite que el lenguaje de la representación exprese una visión ambiental emergente desde la región. Esto incluye múltiples significados ontológicos acerca de la naturaleza y los recursos naturales que frecuentemente están en conflicto con los supuestos normativos de la economía global. El análisis está organizado en tres secciones. La primera describe los principios que justifican la selección de la sustentabilidad como herramienta ecocrítica y sus principales atributos como paradigma emergente para los estudios transdisciplinarios. Seguidamente, se reflexiona sobre algunos de los conceptos que han dado forma a la manera de pensar sobre el medioambiente hoy y se examina cómo la novela de Sepúlveda problematiza la idea de la naturaleza. Esto a su vez, lleva a una interrogación crítica de la manera actual en que las sociedades se apropian de recursos naturales y de cómo el medioambiente debe ser conceptualizado como un conjunto complejo y amplio de dinámicas que involucran el poder del mercado y la política. Sobre la base de estos argumentos, se explora el tratamiento que Sepúlveda le concede al espacio en la representación, y se analiza cómo éste contribuye a una apreciación del discurso del poder y su impacto territorial (Foucault, Power/Knowledge). Las imágenes de entornos naturales descritas y creadas por el autor incluyen una reconsideración de la relación 84 local-global, sugiriendo lo que Buell, Heise y Thonber describen como “how to shape human’s real-life interactions with the natural world in ways that are historically and culturally distinctive” (Buell et al. 419). En este sentido, se concluye que la novela de Sepúlveda tiene un gran alcance, dado que alienta una apertura hacia la valorización de otras formas de conocimiento y la polinización de ideas sobre la naturaleza humana. 1. EL QUÉ Y EL PORQUÉ DE UN ENFOQUE SUSTENTABLE En cuanto al porqué de un enfoque desde la sustentabilidad, éste tiene la finalidad de captar la amplia potencialidad imaginativa de la novela y dar espacio a la expresión de su riqueza creativa. El medioambiente, global o local, urbano o rural, consta de componentes relacionados entre sí cuyas relaciones son complejas y no se ajustan a las categorías construidas de “cultura o naturaleza”. Por lo tanto, es imposible hacerle frente a los múltiples tipos y grados de cambio inherente al entorno contemporáneo sin conectar unidades discretas de estudio. El resultado es una identificación productiva del principio de sustentabilidad como perspectiva analítica del objeto de estudio y como metanarrativa o hilo conductual que abarca diversos campos de acción, inclusive el pedagógico. En cuanto al qué de un enfoque sustentable, éste se forja a partir del reconocimiento sobre los límites del crecimiento. Definido en su origen como “a development that meets the needs of the present without compromising the ability of future generations to meet their needs,” una articulación concreta de la sustentabilidad hacia una atmósfera de cambio ha sido desafiada e interpretada diferencialmente desde su concepción original. 3 No obstante, históricamente su identidad cultural y humanística son inconfundibles, como lo es también su perspectiva holista y transdisciplinaria. Thomas Kelly, en The Sustainable Learning Community, resume sus efectos al decir que: 85 Sustainability, it turns out, has pulled us all back from our scattered modernity to face the ancient questions of civilization: What is a good life and how do we sustain a good life for ourselves and future generations on the only pale blue dot that we know of that can sustain life? (Kelly, Sustainable Learning Community, 44) Esta propuesta hacia una reflexión sobre lo que significa "vivir bien", superpuesto al escrutinio propuesto por Leff sobre la racionalidad productiva y la aún dominante visión del desarrollo, invita a reevaluar los discursos privilegiados tales como las narrativas que intentan “vestir de verde” los mercados globalizados.4 Esta referencia incluye tanto a un discurso que limita el concepto de sustentabilidad al campo científico como aquel que no dista de una perspectiva tecnocrática del crecimiento económico. Es en el contexto de este tipo de reconsideración, que la voz artística puede reconectar al lector con una dinámica eco–lógica dentro del marco de la sustentabilidad. En el caso de Un viejo que leía novelas de amor, al situarse la acción en un pequeño pueblo amazónico, pueblo al que el estado ha intentado poblar, o en palabras de Sepúlveda "colonizar", la historia se enfrenta a múltiples controversias sobre los supuestos naturalizados de la modernidad y las percepciones urbanas del buen vivir. Una reflexión ontológica sobre las repercusiones de estos modos de pensamiento racional moderno proviene de la filosofía. En Return to Reason, Stephen Toulmin explora el significado conceptual de la razón, desafiando las nociones convencionales sobre racionalidad y seguridad, heredadas por los intelectuales de hoy. Toulmin argumenta que la ausencia de sensatez complementaria, a la hora de aplicar esquemas racionales teóricos, es una limitación fundamental en la apreciación de la razón. Como resultado, 86 agrega, se ha llegado a una forma de racionalidad que, si bien ha dado forma a las sociedades actuales, no permite vivir sin "necesidades o certezas absolutas" (12). En otras palabras, la contingencia de la experiencia de vida cotidiana demuestra que la racionalidad o la razón, en su plena abstracción, ha sido desconectada del mundo que intenta explicar. En palabras de Toulmin, the invention of disciplines, a change that began in the seventeenth century, involved both intellectual and institutional factors. Intellectually, Descartes’ use of geometry as a model for knowledge provided its slogans; institutionally, the division of labor into professions and disciplines gave it wings. But the change did not happen quickly, and it has reached its peak only in the twentieth century. (29) Esta información confirma la urgente necesidad de profundizar en un análisis de las tradiciones humanistas en las culturas del mundo, para reconsiderar el significado del concepto de civilización y un potencial de cambio, adaptativo. Los privilegios otorgados a los avances tecnológicos han sido “implicated in the development of modern science and the rise of distinctively instrumental and capitalistic values with respect to the human use of the natural world” (Harvey 121). De hecho, si se busca una transformación destinada a limitar o revertir las desproporcionadas presiones antropogénicas, y si al hacerlo, la intención es la de hacerle frente al tipo de cambio ambiental que sigue amenazando las comunidades económicamente marginales, y si ésta incluye un desafío a la mentalidad colonial, tanto regional como internacional, entonces el logocentrismo de las ciencias arraigado a los principios cartesianos necesita ser interrogado y articulado por 87 medio de una lente cultural más amplia. Un viejo que leía novelas de amor aborda estas propuestas. Escrito en una prosa directa, la novela incluye un recuento de acontecimientos históricos, sociales, políticos y etno-ambientales del Oriente ecuatoriano. También cultiva una conciencia hacia epistemologías divergentes que busca concientizar al lector con la identidad eco-cultural de las comunidades indígenas y su imaginación ambiental colectiva. Además, la contribución fundamental de esta novela radica en un enfoque renovado para la observación de las interacciones dinámicas de la cultura y la naturaleza. No se percibe un impulso normativo en la narrativa de Sepúlveda. Más bien, se expone al lector a una cosmología que es holista, integrada, ecocéntrica y cíclica, vital para la identidad colectiva de los pueblos Shuar de la amazonía ecuatoriana (Khon). El autor apela a su público con un conjunto de información referencial que posiciona al lector en un rol participativo hacia la construcción de significado. Este posicionamiento, como mecánica de reconstrucción social subjetiva, es un estímulo propicio para generar imaginación ambiental de dimensiones éticas. La sustentabilidad como marco de análisis se presenta entonces 1. para reflejar el pleno alcance de la expresión creativa de autor 2. para captar como la novela ofrece una amplia comprensión de la degradación medioambiental que permite interpretarla como una "crisis de civilización" 3. para revelar la colonialidad inherente a los problemas de justicia social, que subyacen en los problemas ambientales. A través de esta lente, la novela de Sepúlveda puede ser vista como una obra de ficción que retrata la complejidad de los conflictos actuales que alimentan su historia. No obstante, también ofrece una voz, que aunque se vea mediada por la pluma de un escritor, permite apreciar la coevolución 88 étnico-ecológica de los pueblos indígenas, fenómeno raramente tratado en el discurso ambiental normativo, dado que contrasta con la visión convencional de progreso y de espacios naturales. Cabe mencionar también, que discursivamente la sustentabilidad tiene también sus limitaciones. Las mismas se deben principalmente al excesivo uso del término "sustentable" como adjetivo ambiguo y polivalente, y a la dependencia conceptual del desarrollo sustentable de la tríada: economía, ecología y sociedad. Esta versión surgida de convenciones internacionales y celebrada durante la década de los noventa, tiende a omitir la centralidad del papel que desempeña la cultura en la integración de los tres dominios. La cultura, vale reiterar, es una terminología difícil de definir dado que no sólo es una apreciación estética o una manera de cultivar la mente, sino una forma de vivir en el mundo, compartida por un grupo de personas. Y la cultura está fundamentalmente comprometida con el consumo, y con cómo enmarcamos los problemas ambientales (Hajer 8). Por lo tanto, la comprensión de los fenómenos socioecológicos que evolucionan rápidamente en consecuencia a la expansión material del capital, confirma la necesidad de ampliar las discusiones sobre la sustentabilidad y entender la crisis actual como una crisis del paradigma moderno. Volviendo entonces al marco analítico centrado entorno al concepto de sustentabilidad, se lo emplea como un cuestionamiento efectivo a la modernidad de hoy, que no puede eludir los problemas ambientales. En Un viejo que leía novelas, Sepúlveda se enfrenta a la naturaleza paradigmática de la producción moderna y a sus prácticas extractivas, cuestionando directamente la idea de lo que significa “vivir bien” en la voz del personaje principal de la novela. Por ejemplo, después de los primeros capítulos, 89 cuando grupos de colonos, de buscadores de oro y de norteamericanos llegan a El Idilio, el anciano observa sin animosidad cómo "los colonos destrozaban la selva para construir la obra maestra del hombre civilizado: el desierto" (60). Con esta alegoría, el autor está registrando directamente el hecho que los ciclos de vida son esenciales e integrales para los flujos naturales de vida del planeta. Alude también a la idea de que los símbolos llamados desarrollo moderno, como por ejemplo la alteración del flujo de los ríos o la transformación de la selva en campos de monocultivos, han cegado al hombre a tal grado de crear un boomerang ecológico propio que restringe la subsistencia de la vida humana en el planeta. Pero este desierto al que hace referencia el protagonista, Antonio José Bolívar Proaño, no sólo representa la aridez física, sino que se convierte en una metáfora de la escasez espiritual y ética de este mundo globalizado. Es en estos espacios de reflexión profunda, que de la novela emerge una epistemología ambiental renovada y encaminada hacia la integración con el conocimiento tradicional, proponiendo una ética de la inclusión, e integrando múltiples culturas y cosmologías. América Latina es un continente de diversidad étnica, donde la pluralidad se manifiesta no sólo culturalmente sino epistemológicamente, donde grandes sectores de la población viven y conceptualizan el mundo bajo diferentes procesos de significación. En palabras de la teórica norteamericana Mary Evelyn Tucker, "a sustainable future will depend on the emergence of pluralistic, multiform planetary civilization concerned with identifying the shape of mutually enhancing human-Earth relations” (2). Como tarea colectiva basada en la pluralidad, toda propuesta multicultural requiere de una empatía hacia otras formas de conocimiento, hacia otros saberes tradicionales (Leff Aventuras de la epistemología). Asimismo, implica una identificación afectiva del ser 90 humano con aquellos aspectos no humanos del medio natural. Los Shuar en la novela de Sepúlveda se ven a sí mismos como parte integral de los ciclos de la selva; de hecho, su identidad está íntimamente ligada a su hábitat. 2. IMAGINACIÓN Y MEDIOAMBIENTE. NATURALEZA Y APROPIACIÓN SOCIAL DEL MEDIO NATURAL Como se mencionó en el capítulo anterior, el abordar una empatía del conocimiento hacia la integración intercultural lleva reconocer que las sociedades se crean y se reconocen a través del lenguaje. De hecho, el lenguaje desempeña un papel fundamental en la construcción de nuestra vida social, ya que es en sí mismo "una metáfora de la realidad cultural" (Kramsch 11) y es un criterio normativo en sí mismo (Massumi). También según Leff, el medioambiente es un concepto de búsqueda epistemológica conectado al lenguaje: “una aventura del conocimiento que busca el horizonte del saber, nunca el retorno a un origen de donde zarpa el ser humano con su carga de lenguaje" (Aventuras de la epistemología, 13). En otras palabras, conceptualmente, el "medioambiente" ya ha sido afectado por el conocimiento que lo construye, por el lenguaje que lo describe y por la productividad de los procesos de significación que lo preceden en cuanto a un pensamiento con historia. Con el propósito de examinar cómo la novela pone de manifiesto la colonialidad inherente a los problemas socioambientales, esta sección comienza por ver la manera en que el lenguaje, en un sentido de semiosis social, es capaz de funcionar como una herramienta colonial a la que las minorías étnicas con lenguas autóctonas se ven sometidas dentro del contexto cultural de la sociedad moderna. Se busca identificar qué tipo de respuesta dialógica ofrece la novela frente al discurso colonial y cómo este mismo 91 discurso, una vez normalizado, contribuye a que las sociedades modernas actúen de determinada manera sobre el medio natural. Tomando el uso de la ironía como vehículo a la satirización de un drama de mayores dimensiones, Sepúlveda establece las pautas para llevar a cabo múltiples consideraciones sobre los diferentes niveles de relaciones de poder. Por lo tanto, se presta especial atención a los intercambios lingüísticos y a como tales relaciones se manifiestan espacialmente. Esta lectura facilita también una apreciación de cómo construimos, a través del lenguaje, diversos espacios imaginarios y cómo al asignar significado con palabras materializamos la vida e ignoramos de forma no conciente los impactos violentos de la transculturación asociada y la comercialización de la naturaleza. Asimismo, Sepúlveda construye un contexto referencial, en el que sitúa a sus personajes, que incorpora discretamente y en profundidad importantes eventos históricos que han afectado la región. Esta herramienta narrativa tiene dos resultados importantes, los cuales apoyan formalmente la representación de la colonialidad y el proceso de desterritorialización cultural. Por un lado, le confiere verosimilitud a la trama, elocuentemente situando la historia en un entorno contemporáneo verificable. Por otro lado, presenta la compleja lucha Shuar por la reivindicación tácita de sus derechos ambientales colectivos, que en última instancia no son otra cosa que el derecho al espacio, a la tierra, ya ocupada por sus tribus desde hace siglos. El papel del lenguaje es una herramienta fundamental en este fenómeno. Así lo expresa con claridad el líder Shuar Isawant Chumpi, en la siguiente declaración por él hecha hace algunos años: 92 Ellos dicen que yo soy el ‘integrado’ porque, yo no estoy hablando ahora mismo el idioma de Shuar, pero en cambio, su idioma, español. Las gentes indígenas se integran a través del idioma. Nosotros nos preguntamos cuando quienes hablan español se integrarán en la realidad de esta nación aprendiendo a hablar nuestros idiomas. (“El mundo del Shuar”) El comentario de Chumpi reitera la importancia de la identidad lingüística y confirma cómo la imposición de una lengua sobre otra, como acto legitimizado por el estado, ya sea mediante su uso institucional o comercial, transforma el potencial multicultural percibido en el bilingüismo a una forma empírica que reincide en relaciones desiguales de poder. El resultado también debe ser considerado como una forma de violencia simbólica (Makihara “Linguistic Syncretism”), que Sepúlveda presenta en varias instancias de la trama. Los intercambios más evidentes de este tipo, empleados por el autor para ilustrar el despliegue de poder colonial en manos de funcionarios estatales, son aquellos que involucran al alcalde. El alcalde es un personaje pensado con humor, diseñado a la medida de una caricatura militar de bajo rango, que como estereotipo autoritario podríamos encontrar en muchos rincones de América Latina. Es una especie de blanco satírico en el que se reúne una parodia de la modernidad, como veremos más adelante, con un patriarcado crudo, mediante una retórica del sarcasmo y la ironía. En cierta medida, la expresión de Sepúlveda con el lenguaje de sus personajes, conlleva ciertas característica compartidas con escritores anteriores: el uso de un lenguaje vernáculo, que aunque medido, llega a ser grotesco. Uno de los primeros ejemplos de colonialidad lingüística se da con la llegada de dos indígenas Shuar en una canoa, en la que 93 transportan el cadáver de un extranjero. El breve diálogo o intercambio lingüístico es seguido por un golpe físico por parte del alcalde, el cual deja ensangrentado a uno de los hombres: – ¿Dónde lo encontraron? Los shuar se miraron entre sí, dudando entre respondedor o no hacerlo. – ¿No entienden castellano estos selváticos? – gruñó el alcalde. Uno de los indígenas decidió responder. – Río arriba. A dos días de aquí. – (...) Ustedes lo mataron. Los shuar retrocedieron. – No. Shuar no matando. (25–26) No obstante, un segundo tipo de intercambio revela como estas relaciones desiguales entre diversos grupos humanos se consolidan, también de manera más sutil. El personaje del dentista, con quien es más fácil simpatizar debido a sus comentarios explícitos sobre justicia social en contra de los poderes del Estado, utiliza un discurso cuestionable cuando se refiere a sus interlocutores indígenas como "macacos":5 Los jíbaros sonreían mostrando sus dientes puntudos, afilados como piedras del río. –¿Y ustedes? ¿Qué diablos miran? Algún día van a caer en mis manos, macacos – los amenazaba el dentista. Al sentirse aludidos los jíbaros respondían dichosos. –Jíbaro buenos dientes teniendo. Jíbaro carne de mono comiendo. (17) 94 Abordar estas tensiones sociales desde una perspectiva de la sustentabilidad revela la existencia de diversos niveles sistémicos de problemas complejos. A lo que esto se refiere, es a como un prejuicio colonialmente arraigado toma diversos matices en su capacidad de reproducción, en particular cuando resulta imperceptible en un intercambio lingüístico. En efecto, la legitimación de narrativas mediante las cuales las sociedades organizan sus instituciones, sus relaciones mutuas y su espacio, deben la licencia a múltiples fuerzas constitutivas. Sin embargo, ciertos tipos de usos retórico o de discurso normalizado tienden a eludir una crítica acerca de su capacidad de reforzar o resistirse a la colonialidad heredada de la que no escapa la experiencia de América Latina. La narrativa de Sepúlveda y su inversión simbólica, invita entonces a reflexionar sobre algunas de las ideas que se dan por sentado en la manera de referirse al medio natural, a lo que se entiende por medioambiente y en consecuencia al concepto de naturaleza. Como ya se ha explicado, a pesar de la universalidad y uniformidad asumida con la palabra, la naturaleza, no es una entidad evidente, compuesta por elementos que pueden definirse en sí mismos. Culturalmente, se puede rastrear su origen a una tradición occidental causal de prácticas extractivas y de la forma de apropiación de tierras y recursos. También se puede asociar el término con el valor estético y poético que se ha asignado tradicionalmente a la vida silvestre y a los paisajes naturales, o sea a los espacios que no han pasado por una transformación urbana o industrial. El historiador WJ Mitchell explica que un paisaje “is both represented and presented space, both a signifier and a signified, both a frame and what the frame contains, both a real place and its simulacrum, both a package and a commodity in the package” (99). Es decir, la naturaleza es algo materialmente concreto, pero es también una construcción discursiva y 95 por lo tanto no es ontológicamente indiscutible. El geógrafo Noel Castree ofrece una visión amplia cuando dice que: all claims about nature are discursively mediated. Knowledge and language are the tools we use to make sense of the natural world, that is both different from us and yet which we are part of (…) Different individuals and groups use different discourses to make sense of the same nature/s. These discourses do not reveal or hide the truths of nature but, rather, create their own truths. (12, énfasis original) La novela comienza con una descripción del paisaje natural en el que tiene lugar gran parte de la trama, presente en la modesta localidad amazónica de El idilio: El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas. El viento tibio y pegajoso barría algunas hojas sueltas y sacudía con violencia los bananos raquíticos que adornaban el frontis de la alcaldía. (Sepúlveda 1) Distante de representar una naturaleza prístina, Sepúlveda establece el escenario de lo que será una experiencia sensorial sobre la selva tropical. Esto lo logra por medio de imágenes visuales cruzan metafóricamente el hilo narrativo al referir otros sentidos, como si tomara por sorpresa la intuición del lector sobre una Amazonía exótica. De hecho, la narrativa del autor acerca del medio natural incorpora una referencia codificada yuxtapuesta a la experiencia personal, en el oriente ecuatoriano. Como resultado, el mundo natural está intrínsecamente vinculado a la experiencia sugestiva del autor, confiriéndole a los espacios imaginados de la novela un tono íntimo, que es a su 96 vez un elemento constitutivo de la identidad de los personajes. Efectivamente, los espacios en una narración no son solamente imaginados por quien escribe, sino que reflejan espacios reales en la memoria del autor. Antonio, al llegar a ser anciano, "se vio a sí mismo como parte innegable de esos lugares en perpetuo cambio, como un pelo más de aquel infinito cuerpo verde " (48); se vio incorporado de manera holista en la armonía de una selva que es material y también es identidad. En Un viejo que leía novelas, Sepúlveda altera intuitivamente las nociones convencionales de lo que entendemos por naturaleza. Además, ofrece una representación emotiva de la búsqueda del buen vivir, y de lo que significaría recobrar el sentido común como principio ético. Un ejemplo es la inversión conceptual que produce durante un pasaje descriptivo sobre las lluvias torrenciales o diluvio que se impone en la zona durante la temporada de lluvias. Limitando la visibilidad en cuestión de minutos, donde “era imposible ver más allá de un brazo extendido" la lluvia crea el "violento y monocorde murmullo del agua omnipresente" (73). Este tipo de evento sería convencionalmente visto como un impedimento a los ritmos de una vida urbana. Sin embargo, para el viejo que convive con los ciclos tropicales, se trata de un momento anticipado que representa una oportunidad, puesto que un incremento del nivel de barro en el cauce del río, facilita la captura de "camarones gordos" para el desayuno. En otras palabras, como ficción narrativa, este tratamiento del ambiente natural y la descripción de sentir como un crustáceo se prende de la mano desnuda, mientras el cuerpo se sumerge en un río de fondo fangoso que ruge con una fuerza descomunal, bajo una lluvia diluvial, resultaría engañoso para el eco-romántico “that feeds back-to-nature harmonious fantasies” (Zimmermann 57). 97 El río corría espeso hasta en el fondo, pero sus manos expertas tantearon el fango luego de mover una piedra, hasta que los camarones se le prendieron de los dedos con sus vigorosas tenazas. (Sepúlveda, Un viejo que leía, 75) Acercando el lector a “lo mejor de la estación de lluvias" (ibid.) por medio de esta perspectiva del protagonista, la validez del punto de vista de Antonio se convierte en una cuestión de congruencia entre el sentido común necesario para sobrevivir en armonía con los ciclos de la selva y un posicionamiento preexistente asumido en la vida urbana. Este contraste se acentúa mediante un uso conjunto de otras herramientas satíricas como la normalización de la violencia ya sea discursiva o proveniente del medio físico. La escritura de Sepúlveda es fundacional en este proceso. Con esto se entiende decir que una aparente escasez de palabras transforma la complejidad de la trama y de su entorno en un apacible flujo de lengua, no afectada, que por un lado compenetra al lector con el misterio de la aventura, y por otro representa el reflejo de una realidad observada astutamente. Como explicó el autor durante una entrevista, we are a society marked by wrongly used technology and lies, called styles and virtue by television. We are overwhelmed by problems that cannot be overcome by moralizing tones and subtle styles. (Graham-Yooll 578) Sus descripciones son intensas y carentes de un exceso de retórica o artesanía verbal. Por otra parte, Sepúlveda se refiere a su escritura como “adventure stories with the basic purpose of hooking readers and bringing them back to reading” (566); explicando que los lectores de hoy en día se enfrentan a un mundo contemporáneo inmerso en imágenes 98 veloces y "quieren historias que se puedan ver". Los lectores "quieren sentir la magia de la realidad" (570, mi traducción). En ese sentido, Sepúlveda, entra y sale de la historia sin esfuerzo, y le concede a sus lectores la sensación de que la historia toma su propio rumbo, donde las palabras proveen nuevas experiencias que despiertan los sentidos a través de la imaginación. Dentro de esta propuesta, abundan también el humor y el sarcasmo, mediante los cuales el autor establece su tono crítico. Desde los pequeños detalles, como la denominación que le da a esta remota ciudad de la selva, El Idilio; o la asignación del nombre de un prócer ecuatoriano, Sucre (nombre del libertador de Ecuador), para designar la barcaza que navega a la ciudad dos veces al año, el uso casi satírico de la ironía es una significativa expresión de resistencia - a la autoridad y al control estatal. Como herramienta retórica, captura la atención del lector y elabora un espacio narrativo que permite una inversión del sentido común convencional moderno. Con ese fin, en lugar de una forma de activismo que prescribe alternativas, Sepúlveda inspira reflexión y coloca al lector en el papel activo de reconstruir el significado de la historia, con el mismo acto de la lectura. Es como si se buscara la concreción de una cadencia interrumpida, donde se construye una progresión armónica con formas que son familiares; como lo es imaginar la exuberante selva tropical y la aventura por la que pasan sus personajes, sólo para ser sorprendidos por situaciones desconocidas que alteran la anticipación contigua. Varios cambios en el argumento de la novela sirven para acumular tensión, dado que emergen en discrepancia con cualquier patrón anticipado, retrasando así una posible resolución secuencial. Esta combinación de estrategias literarias, deja al lector dando sentido a la experiencia que se articula por 99 medio de las palabras. De esa forma, Sepúlveda desafía al lector a imaginar nuevamente el mundo natural. 3. PROBLEMATIZAR LA NATURALEZA, MODERNIDAD Y CULTURAS ORIGINARIAS. Hay maneras de imaginar y dar sentido a la naturaleza, pero no hay forma objetiva de conocerla. Por el contrario, los intentos de objetivar los ambientes naturales excluyen su ambigüedad metafórica y dan lugar a suposiciones subjetivas sobre la materialidad que circunscribe las relaciones sociedad –medioambiente y las prácticas productivas dominantes. En efecto, “la naturaleza, es un concepto complejo, no sólo porque se refiere a muchas entidades diferentes, sino porque también tiene múltiples significados" (Castree 5, mi traducción). Sólo uno de ellos ha predominado en la tradición occidental, y se ha interpretado en abstracta oposición a una comprensión espacial urbana. Sin embargo, lo urbano representa la manera en que los seres humanos se relacionan con el mundo material y confiere no sólo un significado al medio natural sino una configuración espacial. Esto permite entrever como, históricamente, los ambientes naturales se han convertido en objeto del "lenguaje de dominación" (Fitzsimmons). O sea, se puede advertir como la externalización de la naturaleza como algo "primordial" y prístino, ha servido de base para subordinar bajo un lenguaje de dominación a los ambientes naturales y sus habitantes originales. La novela juega directamente con esta percepción, haciendo presente su contradicción. Por ejemplo, los colonos recién llegados al pueblo desde la sierra, son incapaces de adaptarse a los ciclos naturales de la selva, menester necesario para sobrevivir: 100 se les terminaron las provisiones y no sabían qué hacer … [aislados] … se consumían en la desesperación de saberse condenados a esperar un milagro, contemplando la incesante crecida del río y su paso” (Sepúlveda, Un viejo que leía, 42). Además, al igual que en obras de otros intelectuales latinoamericanos, el discurso que se percibe sobre el medio natural refleja el que se ha empleado "en diferentes momentos históricos ya sea para apoyar o resistir la transformación de la región," que responde a una economía globalizada (Barbas-Rhoden 6, mi traducción). De hecho, el pensamiento ecológico que distingue la relación entre lo global y lo local, está ligado a un discurso geopolítico, “Las aves sabían que poderosas lenguas avanzaban desde occidente hurgando en el cuerpo de la selva. Enormes máquinas abrían caminos y los Shuar aumentaron su movilidad” (52). Esta formulación confirma la profunda interconexión que la región ve entre el medioambiente y la apropiación del capital natural por parte de intereses extranjeros y regionales multinacionales, donde la normatividad de un discurso universal acerca de la naturaleza es incompatible con temas de justicia social. Esta perspectiva también se distancia en cierta mediada, de una escritura utópicamente solidaria como la de la ecología profunda, dado que si bien en ella se protege el valor intrínseco de todos los seres vivos, lo hace sin problematizar cuestiones geopolíticas. De igual forma, las abstracciones aplicadas al concepto naturaleza - imaginadas, románticas o tecnocráticas que se han manifestado en la producción creativa y filosófica de las disciplinas humanísticas desde la Ilustración, son justamente las ideas subjetivas acerca de la selva amazónica que desafía la escritura de Sepúlveda. Estas ideas han alimentado la base de 101 conceptos racializados y feminizados sobre los ambientes naturales, que se examinan en el capítulo siguiente (Gregory). Estas dinámicas han sido importantes influencias en las transformaciones territoriales y culturales de América latina que, como refleja la novela, ocurrieron bajo el dominio de las estructuras coloniales estimuladas por una imaginación históricamente contextualizada. Sobre las diferentes maneras en que evolucionó tal contextualización, es preciso llamar la atención a la relación colonial que se ha forjado con las personas y la tierra. La visión eurocéntrica del continente americano se remonta a los filósofos europeos, naturalistas y economistas desde el 17 al siglo 19. 6 Sin embargo, las expresiones contemporáneas de esta forma de pensar son menos visibles, a pesar de ser parte constitutiva de la manera "correcta" de identificar problemas y soluciones (Robbins 312). Se podría también argumentar, que la manera de abordar el conocimiento global y las formas de estudio que ha perfeccionado la academia del norte, se promulgan "en el mundo conceptual del observador experto" (313, mi traducción), inclusive en los estudios culturales. Para acceder a estos tópicos, la novela incorpora eventos importantes de la región que están conectados directamente a prácticas extractivas y a una resultante reestructuración de la relación de la gente y su territorio. De los ejemplos que incluye Sepúlveda, uno es el de la industria de los hidrocarburos. Durante la primera mitad del siglo XX, Ecuador otorgó concesiones a corporaciones de Estados Unidos para la extracción de petróleo y gas. En esta primera parte del siglo también se vio un creciente interés en las exploraciones de índole geográfica y antropológica de alcance internacional. Estos hechos no ocurren aislados, sino que la información de uno apoya la 102 actividad del otro, fomentando puntos de vista acerca de la región y reforzando una percepción colonial de sus pueblos originarios. En la novela, los "gringos" provienen de las instalaciones extractivas norteamericanos. Hacen su aparición como intrusos curiosos ocasionales en pasajes acentuados por un suspicaz sarcasmo. Son una expresión de ignorancia y desinterés por el lugar, por un medio natural desconocido, combinada con la soberbia de quien jerarquiza las relaciones de dependencia y actúa impunemente en base a ellas: Y estaban también los gringos venidos desde las instalaciones petroleras. Llegaban en grupos bulliciosos portando armas suficientes para equipar un batallón, y se lanzaban monte adentro dispuestos a acabar con todo lo que se moviera. Se ensañaban con los tigrillos, sin diferencias crías o hembras preñadas, y, más tarde, antes de largarse, se fotografiaban junto a las docenas de pieles estacadas. (Sepúlveda, Un viejo que leía, 60) Es más, estos gringos de la novela creen poder extender su derecho de apropiación de recursos naturales en el subsuelo - adquirido legalmente con permisos estatales - al espacio de toda una selva y su gente, más allá de la extracción minera, Sin pedir permiso entraron en la choza, y uno de ellos, luego de reír a destajo, insistió en comprar el retrato que lo mostraba (al anciano) junto a Dolores Encarnación del Santísimo Sacramento Estupiñán Otavalo. El gringo se atrevió a descolgar el retrato y lo metió en su mochila, dejándole a cambio un puñado de billetes encima de la mesa. (Sepúlveda, Un viejo que leía ,87) 103 La historia de la región se pone de manifiesto en estos intercambios de ficción que encarnan la creciente presencia de extranjeros experimentada en el oriente ecuatoriano desde 1920. Con derechos concedidos inicialmente a las compañías petroleras norteamericanas, y más tarde a las multinacionales, la exploración de hidrocarburos ha contaminado con regularidad la tierra y las aguas en gran escala, y ha tenido impactos destructivos sobre la población indígena. 7 Sin embargo, existe también la influencia de la información publicada y "verificable" que impacta el imaginario social, contribuyendo así a forjar una versión convencional y consensualmente aceptada de las cosas. El siguiente ejemplo, ilustra esta influencia. Se trata de un estudio topográfico y geográfico de principios del siglo 20 que fue publicado en National Geographic, en octubre de 1921. El artículo representa la imaginación colonial de la época, que no sólo no representa datos fehacientes sino que reproduce claramente la idiosincrasia de los Estado Unidos. Se sostiene que es necesario invocar el nivel de responsabilidad que corresponde al las "verdades" asociadas a la investigación académica dado que incluso en circunstancias imprevistas, pueden reforzar asimetrías de diferencia étnica y racial: The third element of the Ecuadorean population comprises the wild and savage Indian tribes of the Oriente, typified by the Jivaro or head-hunters. These latter Indians are (…) in many respects as primitive today as when America was discovered. The Indians of the Oriente are much more savage, and uncivilized than their brother of the western Andes, the Quichuas, (and) wage a constant warfare among themselves for which polygamy is the direct cause. (National Geographic)8 104 Como representación, el párrafo recrea la diferencia, en lugar de fomentar la diversidad, e induce a un espacio imaginado proclive a los intereses de consumo. El 'jíbaros salvaje’ representado en el discurso científico ha sido una etiqueta que por décadas han tenido que sobrellevar los Shuar y otras tribus, una impregnada de una justificación colonial. En el caso Shuar, esto se dio inicio durante la subyugación inicial por la fuerza a partir del siglo XVI y que se continuó mediante el proceso de aculturación en manos de misioneros y militares, todo ello reforzando la dinámica de apropiación de recursos y territorio (Descola). En la novela, este fenómeno etno-social está representado por tres personajes identificados como "jíbaros". Jíbaro, en este contexto, se refiere a indígenas Shuar que viven en El Idilio entre los "colonos", y que han abandonado sus comunidades originarias inmersas en la selva: Había una enorme diferencia entre un shuar altivo y orgulloso, conocedor de las secretas regiones amazónicas, y un jíbaro, como los que se reunían en el muelle de El Idilio esperando por un resto de alcohol” (Sepúlveda, Un viejo que leía, 17). Los dos hombres y la mujer de la trama de Sepúlveda han perdido la mayoría de sus marcas culturales de origen, su idiosincrasia y su identidad. Sin embargo, en lugar de una verdadera asimilación a la nueva comunidad, estos tres jíbaros viven a la margen de ella, sin acceso a los derechos sociales atribuibles a otros habitantes del pueblo, hecho que confirma un patrón vertical de discriminación. Recordó también cómo, en una oportunidad, vio a un buscador de oro tumbando a una jíbara, una pobre mujer que deambulaba entre los colonos y los aventureros implorando por un buche de aguardiente. El que tuviera 105 ganas la arrinconaba y la poseía. La pobre mujer, embrutecida por el alcohol, no se daba cuenta de lo que hacían con ella. (83) A pesar de la calidad ficticia de la narrativa, este párrafo, por desgracia, no concibe en un ejemplo extremo de violencia, sino uno factible. La "pobre mujer" es la destinataria de un doble proceso de discriminación: es victimizada como mujer, desprotegida en un entorno social dominado por los hombres, y discriminada como miembro de un grupo étnico indígena. La verdadera tragedia que se ve representada en la narrativa de Sepúlveda, no es sólo la pérdida de una identidad individual en la mujer, sino la desorientación epistemológica en la que es posible perder toda forma de reconocimiento de sí mismo. Otros tres temas territoriales convergen espacialmente en la zona geográfica donde se desarrolla la trama, integrando historia y eventos históricos siginificativos. Uno de los temas uno representa la colonización tardía de la región amazónica durante el siglo XX, como proyecto de expansión productiva subvencionado por el estado de Ecuador. Considerado un esfuerzo nacional de apropiación de un territorio indómito, ocupado por grupos indígenas, es un caso que se repite en otras partes del continente. 9 La segunda transformación territorial a la que hace referencia la novela, es la minería ilegal de oro, ejemplo de actividad extractiva conectada a los mercados mundiales y a las transformaciones sociales consecuencia del crecimiento económico. El tercer tema, tiene que ver con un territorio específico, causa de un conflicto armado con Perú, que concluyó cuando, bajo la presión internacional, una gran porción de tierras ecuatorianas ocupadas por los shuar y otros grupos, fueron cedidas al Estado peruano. 10 11 106 En el primer caso, el libro indirectamente hace referencias a dos leyes colonizadoras en apoyo de la expansión territorial y las fronteras productivas. Estas leyes, fomentaron el subsiguiente desplazamiento de un sector urbano de pocos recursos desde la metrópoli de la Sierra al espesor de la selva (leyes de colonización de 1964 y 1977). Los colonos provenientes de la sierra, tenían sólo su experiencia por reproducir, a lo que no se añadió ningún plan coherente desde el estado para desarrollar de los asentamientos. Esta gente no tuvo entonces la posibilidad de adaptarse al clima y biota de la selva tropical. Austeramente, el ojo observador del narrador lo describe de esta manera: “[t]anto los colonos como los buscadores de oro comentían toda clase de errors estúpidos en la selva. La depradaban sin consideración, y esto conseguía que algunas bestias se volvieran feroces” (59). En el segundo caso, la novela presenta los daños cometidos por la minería ilegal de oro en toda su capacidad devastadora, actividad llevada a cabo en su mayoría, por un sector desposeídos de la sociedad Siendo un fenómeno frecuente en Brasil, esta clase de minería ilegal remunerada es una verdadera tragedia para las aguas de la Amazonía, para sus comunidades y para los ecosistemas. “Eran buscadores de oro sin recodo fijo. Peregrinos, los llamaban las gentes, y no les importaba si el oro lo encontraban en los ríos o en las alforjas del prójimo” (8–9). 12 En cuanto al conflicto armado entre las dos naciones, el autor expone claramente distanciamiento sideral que existe entre los intereses de los lugareños – en su mayoría Shuar, que no pueden concebir como propios estos conflictos del estado – y el resto de la sociedad ecuatoriana. Las idiosincrasias sobre soberanía del conflicto armado, según son referidas en la novela, buscan el control o apropiación de un territorio, que a su paso deja 107 una devastadora huella de destrucción humana, asistida por discursos de tierras deshabitadas. La mención estratégica de Sepúlveda de estos eventos históricos, no es visible a primera vista, resultando aún más exitosa como estrategia porque como dato colateral - pero sustancial – no interrumpe la íntima conexión entre el mundo de los personajes, la imaginación del lector y el espacio geográfico concreto de la experiencia humana que dio origen a la narración. Explica el narrador, “Nushiño llegó un día con una herida de bala en la espalda, recuerdo de una expedición civilizadora de los militares peruanos” (49). La novela afirma también el sentido de pertenencia por el entorno natural que es propio de los pueblos indígenas y comunidades rurales. Por medio del ejemplo Shuar, se interroga entonces la inconsistencia que sigue existiendo en reconocer el espacio físico como lugar comunitario, como lugar identitario y la contingencia de las diversas formas de relacionarse con el espacio. Alegóricamente hablando, todo espacio resulta un punto de convergencia capaz de manifestar tensiones y conflictos. Además, la materialidad del espacio, se asociada fácilmente al crecimiento económico y a la expansión del capital. Pero un lugar, es más que una representación espacial; es una sumatoria de historias y acciones que se amalgaman en un paisaje familiar. Un lugar tiene “an effect on the formation of subjectivity, identity, sociality and physicality in myriad ways” (Brady 8). De hecho, hablar de identidad es afirmar creencias colectivas ligadas a lo que materialmente designa un lugar. Los eventos que se narran en Un Viejo Que Leia novelas de amor, directa o indirectamente, lleva a la reflexión sobre la disyuntiva provocada por la modernidad en los diversos espacios: un planeta atravesado por intereses corporativos, por migraciones trasnacionales y por diversas formas depredadoras del poder del Estado. 108 El medioambiente es, después de todo, una condición necesaria para la existencia. La naturaleza es un concepto fluido, aferrado a la cultura y constitutivo de las narrativas sobre el medioambiente. Toda narrativa arrastra consigo suposiciones, valores y puntos de vista que una vez naturalizados se tornan invisibles y se institucionalizan. De manera inversa, cuando se interrogan sus presunciones, y se reinterpretan o redefinen tales narrativas, emerge la oportunidad de un cambio. Esta novela representa una oportunidad hacia la reflexión sobre la propia posicionalidad a la hora de actuar sobre el ambiente y sobre cómo se definen las relaciones con el entorno, ya sea próximo o lejano. 4. CONCLUSIÓN En este capítulo se implementó una perspectiva crítica basada en el concepto de la sustentabilidad, que integra la literatura con una propuesta ambiental que desafía la imaginación mediante la reflexión. Un viejo que leía novelas de amor no sólo captura la imaginación de sus lectores y los lleva a una aventura a tierras lejanas, lo hace con humor, perspicacia y un respeto sincero por el ser humano. Al mismo tiempo, los diversos personajes construidos en la novela pueden conceptualizarse como una suma de grupos subalternos que llegan a esa calificación mediante diferentes procesos: buscadores de oro, jíbaros, indígenas, colonos. Ya sea por un proceso de desterritorialización cultural o material, mediante una retórica de la colonialidad o un intento de reordenar los espacios a partir de la experiencia urbana, la novela plantea críticamente el modo en que el proceso moderno construye un mundo subalterno. Sepúlveda también captura el corazón de la tradición y de las memorias locales de las comunidades Shuar que conoció en su trayectoria personal. El libro está dedicado a: 109 Mi lejano amigo Miguel Tzenke, síndico shuar de Sumbi en el alto Nangaritza y gran defensor de la amazonía. En una noche de narraciones desbordantes de magia me entregó algunos detalles de su desconocido mundo verde, los que más tarde, en otros confines alejados del Edén ecuatorial, me servirían para construir esta historia. (Sepúlveda, Un viejo que leía, 11) La exposición de una posible cancelación o silenciamiento de prácticas ancestrales hoy, que desde la profundidad de la selva amazónica habían escapado por siglos la transformación civilizadora colonial de América Latina, expone que "el pasado es, de hecho, una presencia cultural en el presente," a la cual atender (Philo 4). A lo largo de la lectura, se aprecia cómo la pérdida de las tradiciones originales es también la supresión de identidades colectivas. No obstante, en la novela este tipo de manifestaciones ocurre como por accidente, sin percibirse con ello un quiebre narrativo. Mediante la palabra, los lectores de Sepúlveda acceden a la cultura shuar y su cosmología, la cual confiere un simbolismo espiritual a las plantas, el agua y la fauna local, donde todo está enlazado y el hombre es un vínculo más de esta totalidad. Para los shuar, hábitat y shuar son la misma cosa; y el consumo de recursos es un mecanismo de subsistencia que prácticamente no perturba los ciclos naturales de los cuales forma parte la comunidad. Por lo tanto, la devastación ecológica se revela en paralelo y simultaneidad a la desterritorialización cultural. Resulta entonces que la destrucción de la base de recursos naturales y el consecuente desarraigo de la población de su entorno original es el principal responsable de la disolución de las identidades colectivas. Este planteamiento que hace Sepúlveda, en 110 otras palabras, enfrenta al lector con un fenómeno que se reproduce otros países latinoamericanos, donde nuevas tecnologías empleadas en capitalizar la tierra han interrumpido la "relación cultural y la coevolución etnoecológica de gran parte de la población rural e indígena de América Latina " (Leff, Saber ambiental). Abordar el tema de los derechos ambientales colectivos y los principios básicos en los que se apoyan tales derechos, se convierte entonces en importantes avances hacia la reconstitución de la relación entre naturaleza humana y un futuro sustentable. América Latina tiene más de 130 millones de personas que carecen de servicios de agua potable, lo cual es una paradoja frente a la abundancia de recursos hídricos del continente (Leff, Discursos sustentables; Bakker, Privatizing Water). Este es un problema profundamente sociocultural que Sepúlveda también aborda en la trama. Como se mencionó anteriormente, el uso frecuente de una irónica inversión de roles es una estrategia narrativa en la que se integran escenarios complejos y múltiples temas. En esta inversión simbólica, la barbarie es sabia y la civilización es necia. El primer ejemplo de este recurso se observa entre los dos personajes centrales, donde el alcalde es blanco satírico y el viejo es un amalgama de perspicacia sarcástica y sabiduría de sentido común. Los diferentes ejemplos a continuación, exponen la variabilidad humorística con que Sepúlveda crea la parodia entre un hombre arrogante, falto de sentido común, que dice ser letrado – el alcalde – y otro hombre sencillo y empático, que desde la humildad descubre el placer de las letras. A esto se suma un uso del humor con el que se ridiculizan estructuras institucionales. Por ejemplo, la voz del narrador explica que “el alcalde, único funcionario, máxima autoridad y representante de un poder demasiado lejano como para provocar temor, era un individuo obeso que sudaba sin 111 descanso” (23). Este tipo de descripción desestabiliza una posible expectativa sobre la máxima autoridad del lugar que rompe mediante el estereotipo con un orden jerárquico autoritario. Mediante el sarcasmo, la autoridad del alcalde adquiere un sentido de inutilidad y los diálogos desmantelan estructuras formuláicas de relaciones de poder. – Monten las escopetas. Más vale andar preparados – ordenó el gordo – ¿Para qué? Es mejor llevar los cartuchos secos en las bolsas. – Yo doy las órdenes aquí – A su orden, excelencia. Total, los cartuchos son del Estado. (97) En última instancia, con el sarcasmo, el anciano no sólo resiste la autoridad sino que también revela la falta de pertinencia contextual del poder estatal invertido en el alcalde. En ese sentido, se pueden interpretar los intercambios como una parodia que subvierte el autoritarismo militar de las décadas recientes: – Cómo se nota que usted es instruido, excelencia. El bicho las tenía todas en contra. Era cuestión de dejarlo pasear hasta calcular a qué distancia estaba. Dos paseos más y lo hubiéramos tenido a tiro. – Ya. Ustedes se las saben todas. A lo mejor le di – se justificó el gordo – Vaya a ver, si quiere. Y si lo ataca un mosquito no lo mate a tiros porque nos va a espantar el sueño. (116) El humor es también una herramienta narrativa para introducir simbólicamente la modernidad tecnológica en su representación material más básica: un paraguas, un impermeable y botas de goma, todo lo cual resultará engorroso y contraproducente para la tarea de caminar por la selva en plena temporada de lluvias. 112 El gordo no era, por cierto, un gran estratega. Tras comprobar aparatosamente la craga de su Smith and Wesson, …, se enfundó. Ninguno de los cuatro hombres hizo el menor comentario. Gozaban viéndolo sudar como un oxidado grifo interminable. «Ya verás, Babosa. Ya verás qué tibiecito es el impermeable. Se te van a cocer hasta los huevos ahí dentro.» Exceptuando el alcalde, iban todos descalzos. (96) La inversión de la utilidad de los objetos va en contra del impulso moderno, y de esa manera, alienta una evaluación contextual de las necesidades artificiales del mundo consumista de hoy. Como expresión simbólica de nuestro tiempo, las botas y el impermeable también sirven metafóricamente para reflexionar sobre la vida urbana y enriquecer así la imaginación ambiental. La novela interroga también procesos coloniales y modos de acumulación de capital, pero lo hace con un juego de alteración del orden simbólico. En este espacio creativo las “necesidades” materiales se reconstituyen en obstáculos que dificultan las rutinas diarias. El clima tropical y otros fenómenos naturales dejan de ser inconvenientes urbanos para ser felizmente recibido como parte de un ciclo. La frugalidad se entiende como la única forma de vida de lógica en la selva. Por lo tanto, como relato de ficción que resiste el poder transformador del capital y la producción moderna, su alcance es transformador. Formalmente, es una prosa que se desarrolla con una calidad dinámica, casi cinemática. La prosa directa de Sepúlveda es abundante en metáforas e imágenes y cuenta con una espontaneidad en las palabras que conceden a la lectura fluidez y agilidad. 113 El resultado es una serie de espacios visualmente ricos en los que confluyen diferentes hilos narrativos. La dinámica de la historia crea entonces una yuxtaposición entre lo familiar y lo desconocido, entre situaciones reconocibles y eventos foráneos, elaborando de este modo una especie de metamorfosis de paisajes remotos inconmensurables con una experiencia personal íntima, de la que emerge una combinación sugestiva. Con esta narrativa, el autor expone cómo privar a un pueblo de sus conexiones ancestrales con el medio circundante no es sólo una pérdida parcial de la cultura, sino una forma de exterminio cultural. La historia refleja las insuficiencias de lo que en la actualidad se asume como integración de población rurales e indígenas a la sociedad convencional y devuelve una imagen de lo que es la resultante marginación socioeconómica, fenómeno compartido por otras comunidades indígenas de Ecuador y América latina. La forma efectiva, y hasta exitosa, con la que el viejo se maneja gracias al aprendizaje recibido, su reproducción y su respeto por aquellos conocedores del mundo de la selva, propone indirectamente una reapropiación de la naturaleza como manera de resignificar el mundo Shuar. "Él no era uno de ellos, pero era como uno de ellos” (Sepúlveda, Un viejo que leía, 56). O sea, no hay en esta propuesta una integración a través de la mímesis, sino que abre en la imaginación del lector una gama de posibilidades. Habiendo analizado tanto elementos formales como temáticos de la novela, este capítulo concluye que el empleo de una lente ecocrítica amplia que parte de la sustentabilidad es efectiva tanto para un análisis crítico como para un propósito metanarrativo del proceso creativo en sí. La trama de la novela de Sepúlveda es una observación matizada de la experiencia moderna en sus dimensiones culturales, ambientales y éticas. Además, como teoría crítica, permite aislar unidades de 114 significación para estudiarlas dentro de un marco semiótico que toma en cuenta el contexto geográfico, histórico, social y político. Este marco resuelve no sólo la yuxtaposición de los acontecimientos, en tiempo y espacio, sino interrogar y reconstituir los valores y la ética con la que se vive. La inversión de sentido entre la víctima y victimario en el misterio de un asesinato aparente, es tal vez un medio que interroga y transforma estructuras ideológicas. Es de esta manera que la novela “instaura una fe en el lector que aún existen soluciones y que éstas se encuentran dentro de nuestra lente de soluciones” (Gomides 1, mi traducción), distantes de las actuales prácticas antropocéntricas.13 Un viejo que leía novelas fue escrito en un momento crucial para la historia del medioambiental regional y global. Publicado poco después del asesinato del activista ambiental Chico Méndez en la Amazonía brasilera, y poco antes de la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, se dirige a un público que vive la década de los noventa en pleno éxito del modelo neoclásico de desarrollo. El posicionamiento de la historia en el corazón de varias tensiones de la época, estimula la reconsideración de la región como un lugar de una rica cultura, historia y ciclos de vida. Esta riqueza se presenta en contraste al modelo económico predominante en la década de los noventa que perdura hasta nuestros días. 14 Esto revela cómo la sociedad, en general, ha perdido su conexión íntima con el mundo natural haciendo de una economía moderna y globalizada una trama que alcanza todos los rincones del mundo. No obstante, la Amazonía resiste: "Las especies sobrevivientes se tornaron más astutas, y, siguiendo el ejemplo de los shuar y otras culturas amazónicas, los animales también se internaron selva adentro, en un éxodo imprescindible hacia el oriente (60). 115 La narrativa de Sepúlveda invita a considerar una convicción consciente hacia una vida esencialmente más frugal, a valorar las prácticas ancestrales y el significado espiritual de otras culturas. Lo hace mediante una integración efectiva de una empatía por otras formas de conocer el mundo, de la solidaridad y del reconocimiento que aprender de otros es posible y enriquecedor, además de éticamente justo. También invita a leer y ofrece una reflexión sugerente de lo que debe haber sido un viaje asombroso para el autor, ( ... )I intended to write something that was a metaphor for the possibility of living in an environment different from one’s own, that harmony is possible in a culture that is not one’s own, and that this possibility is defined and is decided only when a deep respect for other exists ( ... )The main character is a man who lives in exile, not in his place of origin, who had to migrate for various motives and faces life’s challenges without trauma, transforming the experience into one huge metaphor of life and beauty. (Queiman 21) La transformación que las novelas de amor tienen en la vida del viejo, son un espejo de lo que Un viejo que leía novelas se propone hacer con sus lectores. A través de sus historias de amor, Antonio batalla la soledad y alimenta su imaginación. Asimismo. el poder y la alegría de su literatura se extienden más allá de los textos escritos, a las tradiciones orales de los Shuar. Para los Shuar, la poesía es parte del amor cotidiano, “sin dejar de entonar anets, poemas nasales que describían la belleza de sus cuerpos y la alegría del placer aumentado infinitamente por la magia de la descripción" (Sepúlveda, Un viejo que leía, 52). En última instancia, la literatura es el mecanismo con el que el 116 anciano reconstituye su vida, de la misma manera que Un viejo que leía novelas, ofrece a sus lectores la oportunidad de reflexionar sobre la suya. Notas 1 I use the term “environmental imagination” as conceived by Lawrence Buell and in reference to what he identifies as the “power of imagination” of literary works. 2 Como aclaración, de entiende el término novela de manera abierta y polimorfa, como una obra literaria en prosa que anima un mundo ficticio (RAE), formalmente como un relato escrito que no es ni teatro, ni lírica. 3 From Our Common Future. Our Common Future, Report of the World Commission on Environment and Development (Oxford: Oxford University Press 1987) The WCED is also known as the Brundtland Commission, in the name of Gro Harlem Brundtland, the former Prime Minister of Norway (Kelly 45). 4 As used colloquially and in the economic/marketing fields, in reference to transactions and products that are presumed to be environmentally safe or concerned wit the environment. 5 El macaco es un género de primates y el término es utilizado erróneamente para referirse al concepto de mono. 6 Examples spanning 17th through 19th century are French naturalist Buffon and philosophers Voltaire and Montesquieu, German philosophers Kant, Hegel and Schelling, Scottish philosopher-economist D. Hume and economist T. Malthus. 7 Ecuadorian Shuar and Achuar Indians Say "NO" to Burlington Oil Company by Leo B. Gorman, April 11, 2002 8 Jívaro for the Ecuadorian society refers to the Shuar and Ashuar tribes. Jívaro for the Shuar means an acculturated native Shuar that has chosen to live among the ‘colonos’ 9 For example, neighboring Brazil had in place the plan Avanza Brazil at a similar time. 10 Known as the War of 41, this conflict moved the border between these two countries, after Peru occupied a vast Amazonian area of Ecuador to defy the 1936 status quo borderline agreed in 1936 117 and to implement a “de facto” possession version of the territory the treaty recognized. The dispute was settled with the Protocol of Peace in the Rio de Janeiro with international participation. It is known as the Rio Protocol and it has since been controversial for many Ecuadorians. 11 This conflict began in July 1941. After long diplomatic bickering and a series of border incidents, the Peruvian army invaded, seized much of the disputed Amazonian area, and devastated the province of El Oro (Ecuador had lost territory to each of its more powerful neighbors during its troubled history). The Ecuadorian forces, poorly trained and equipped, were easily defeated, and the disgrace caused the overthrow of Arroyo del Río. Major international powers were too preoccupied with the war to allow such small conflicts to destroy Allied unity or to disrupt the production of vital raw materials. A Peace Conference in Rio de Janeiro in 1942 forced Ecuador to relinquish its claims to much of the Amazonian region. Subsequently, Ecuador repeatedly attempted to reopen the question, claiming that the Protocol of Rio was imposed by force and that the new borders were therefore invalid. 12 See various cases of Gairimpeiros interactions with Brazilian indigenous groups, such as the Yanomami 13 En este trabajo adopto la definición de antropocentrismo de Lawrence Buell, que la define como: the assumption or view that the interests of humans are of higher priority than those of nonhumans. Often used as an antonym for biocentrism or ecocentrism. Anthropocentrism actually covers a multitude of possible positions, from the positive conviction (strong anthropocentrism) that human interests should prevail, to the belief that zero-degree anthropocentrism is not feasible or desirable (weak anthropocentrism). So it is entirely possible without hypocrisy to maintain biocentric values in principle while recognizing that ins practice these must be constrained by anthropocentric considerations, whether as a matter of strategy or as a matter of intractable human self-interestedness. (2005: 134) 14 1) Economic growth, which is built energetically on fossil fuels, financially on debt and dynamically on unsustainable consumerism 2) Individual rights and needs that we resolve by the appropriation of natural resources in relation to the needs of the earth system 3) Technology, a 118 problem in itself because we have gone down the path of technological growth without thinking about how we really manage technology. 119 CAPÍTULO III Instalaciones: arte efímero en espacios públicos 1. INTERTEXTUALIDAD VISUAL, ESPACIO Y SEMIOSIS SOCIAL El objetivo general de este capítulo es llevar a cabo una lectura cultural de ciertas manifestaciones artísticas de fines del siglo XX y principios del XXI, desde donde se enuncian argumentos productivamente divergentes al discurso hegemónico contemporáneo. Se transgrede la perspectiva más frecuentemente adoptada por la ecocrítica, que la ve como una aproximación a los estudios literarios, y se entabla un diálogo con otras formas de expresión artística. El objetivo formal, resulta entonces una ampliación del análisis discursivo que atiende a la temática socio-ambiental – corolario de crisis de la modernidad – desde otra vía de significación. Como tal, el análisis representa también un quiebre más allá de las palabras que desafía el privilegio del texto escrito en la representación ecocrítica, extendiendo el enfoque que se aplicó a la prosa de Sepúlveda en el capítulo anterior, a las artes plásticas y visuales. El principal desafío de esta propuesta, es identificar los mecanismos con los que las obras subvierten la política de la representación. En otras palabras, se busca el locus de resistencia que se produce a partir de y con la obra de arte, frente a prácticas de poder discursivas y materiales que subjetivamente generan el sujeto estable y universal (Butler). La dependencia cultural de un conocimiento codificado –ordenado, archivado, textual, digital – ha sustituido en general la confianza en la percepción, en lo espontáneo, en lo intuitivo, y en el significado que se genera desde el cuerpo y el espacio. A tal propósito, se explora la expresión plástica de la instalación, como una representación visual y experiencial que valoriza lo fugaz y coyuntural. En ellas, el artista busca una experiencia transformadora para el espectador, que se vale de la materialidad 120 del espacio para revelar aspectos inesperados del mundo cotidiano. Asimismo, la experiencia registra una estética sensorialmente estimulante que recrea memoria emotiva. Las obras consideradas estuvieron pensadas para espacios públicos, convirtiéndose en un modo de intervención epistémica de los lugares que ocupan. Mediante una articulación entre lenguaje visual, materialidad, transitabilidad y epistemología ambiental, las instalaciones a continuación intervienen y se apropian de espacios físicos y retóricos, poniendo en evidencia procesos constitutivos y naturalizados de las dinámicas sociales. A manera de espejo, esta forma de expresión artística ofrece una apreciación a veces provocadora y otras veces, poéticamente reveladora, sobre los problemas que afectan al mundo hoy. Como en el capítulo anterior, la premisa temática plantea que a partir de la interacción entre la obra y el espectador se confiere visibilidad a puntos de tensión en la relación que la sociedad tiene con su entorno. Se parte de obras que han sido representativas de una concientización ecológica o arte ambiental, de fines del siglo XX. Progresivamente se profundiza en cómo las obras ponen de manifiesto importantes contradicciones y conflictos humanos actuales. Siguiendo entonces la misma línea evolutiva planteada en la introducción, se observan estas contradicciones, como evidencia de las fronteras que la aproximación racional ha creado con la jerarquización del saber y ha limitado nuestra capacidad perceptiva hacia otras formas de saber y conocer. El capítulo está organizado en tres partes. Una primera, abarca el marco teórico de análisis, integrando un enfoque metodológico de los estudios de performance, vistos siempre desde la lente ecocrítica. El concepto de "performance" - o teatralidad - se adopta deslindado de aquel de texto dramatizado o práctica corporal especializada. Al mismo, se lo trata como un flujo dinámico que circula entre drama social y estético (Schechner, Taylor 2005), invitando a una apreciación de elementos visuales y físicos de "rituales" sociales subyacentes a toda práctica 121 cultural (Turner citado en Babcock 1987). Esto a su vez crea oportunidades de concebir mecanismos de emancipación social (Babcock). Tal perspectiva analítica se ejemplifica con dos obras de la artista argentina, Marta Minujín, pionera en performance art e instalaciones públicas. i Se profundiza entonces el tratamiento de los espacios, que en el capítulo anterior fue abordado mediante la imagen recreada visualmente a partir del texto, en el imaginario del lector. En este caso, la interacción con la instalación es un performance, y como tal involucra tanto el cuerpo en actividad - del espectador - como la performatividad - o semiosis - del espacio mismo. La segunda parte, interroga el concepto que comúnmente denominamos naturaleza, y examina los efectos de la estructuración dicotómica, basada en el lenguaje, del discurso visual intertextual que se produce entre imágenes, espacio y la memoria que persiste en el imaginario. De esta manera, se destaca la trama de relaciones de las que se nutre tal imaginario. O sea, se investiga como los dualismos alimentan la forma de producir significado, más allá de la perspectiva lingüística, y se observa cómo su base estructural genera procesos de racialización y feminización. Se reitera también el carácter social que define la naturaleza, y se destaca su impacto sobre cómo se percibe el espacio natural – y el urbano - desde una cosmovisión occidental. Esto contribuye a que las instalaciones se vean como procesos no convencionales. Por último, a modo de concretizar lo argumentado en la primera y segunda parte del capítulo, se analiza la obra escultórica de la artista plástica mexicana Helen Escobedo, correspondiente a las últimas dos décadas de producción, antes de su muerte en 2010. El análisis atiende a la relación entre objeto y receptor, y examina el rol de ese referente cuando el proceso creativo le asigna de antemano un papel constitutivo en la instalación. Con este estudio detallado de la obra de Escobedo, se aprecia con más amplitud las múltiples esferas que entran productivamente en diálogo con la expresión plástica acerca de la crisis moderna. ii 122 Entiéndase también, que la referencia a prácticas materiales involucra el espacio y la corporalidad. Entonces, si se acepta que el discurso hegemónico es una expresión del binomio foucaultiano poder-saber que invisibiliza convenciones y contextos de producción, las instalaciones seleccionadas intervienen el espacio, interrumpen la naturalización de actos reiterados a través del discurso e interfieren con las políticas de representación. En las obras se entreteje la materialidad del medio natural con el simbolismo cultural que ilustra, entre otras cosas, el fraccionamiento conceptual que existe entre el ser racional y su entorno natural. Si además esta reconexión se plantea dentro de un amplio entendimiento de la sustentabilidad, se accede a la íntima relación que existe entre la política ambiental convencional y la colonialidad.iii Esto lleva a advertir la imperante necesidad de decolonializar tanto el discurso y las prácticas sociales, como el conocimiento, a fin de adoptar una política de la pluralidad. La propuesta se aborda temática y formalmente, resultando en una lectura crítica que compromete la imaginación eco-ambiental. Consecuentemente, así como el marco formal transgrede el enfoque ecocrítico tradicional – anglófono en origen - las obras aquí seleccionadas transgreden las fronteras de la racionalidad devolviéndonos una imagen de nosotros mismos, como sujetos sociales. 2. MARTA MINUJÍN: PERFORMANCE Y ESPACIOS URBANOS The work of art is the instant, in which the individual lives, not the thing. Marta Minujín, 1980 La expresión artística escultórica y las instalaciones en particular, por la propia naturaleza, reconfiguran el espacio refuncionalizando los objetos. Para el espectador, es tanto una experiencia visual como corporal, en cuanto a que la tridimensionalidad del objeto resulta un espacio compartido físicamente, y su interacción con el espacio interroga el saber subjetivo que 123 depositamos en él. Al situar una instalación en un lugar público, urbano, cabe reflexionar sobre el tipo de intervención que se lleva a cabo y si existe en tal experiencia la capacidad de trascender el ámbito político-social o socio-ambiental. Por ejemplo, cuando la artista argentina Marta Minujín decide crear para la Bienal de Dublín (University College Dublin 1980) una replica de La Torre de James Joyce en pan, involucrando a los mismos irlandeses tanto en su construcción como en su consumición (el público se llevó y se comió los panes al finalizada la bienal), pone en escena tanto al mito popular de la ciudad como su historia. iv Tras una larga trayectoria artística marcada por la experimentación y el excentricismo, que exalta el arte de acción, el happening y performance art, Minujín sintetiza en la instalación lo que denomina “arte efímero,” (Minujín 2010) o “la aventura de lo real” (Lerma 2008): un arte que se sale del plano bidimensional, destinado a sobrecoger al espectador e integrarlo desde una premisa formativa. Los materiales utilizados no son permanentes, la expresión plástica resulta efímera en cuanto el proceso desplaza al objeto y la experiencia lleva al espectador a conectarse con una herencia simbólica y cultural por medio de la acción. v La torre de James Joyce de pan. Dublín, Irlanda, 1980. (Marta Minujín Official Web) Si bien esta conexión podría verse como una forma más de restauro de un mito socialmente construido, interrogar la construcción cultural identitaria adopta un papel importante frente a una sociedad de consumo cuya vida cotidiana se ve mediatizada por un sinfín de imágenes y rituales guiados por objetos. En palabras de Guy Debord, “[t]oda la vida de las 124 sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos” (2002). Y este espectáculo, o “performance” social que pasa frecuentemente inadvertido, moldea una amplia gama de comportamiento humano. Así, a raíz de acciones repetidas - o restauradas, como explica Schechner - se articulan convenciones y epistemologías mediante las cuales concebimos el tiempo, el espacio y nuestras relaciones. Podemos entonces intuir como la materialidad del espacio, cuenta culturalmente con una capacidad performativa a la que respondemos en la práctica con un comportamiento acorde, como sujetos socialmente disciplinados.vi En otras palabras, el discurso no es sólo lenguaje; se constituye y se manifiesta concretamente en el espacio, permitiendo así observar las tensiones discursivas que en él se materializan y pueden ser visualizadas. Intervenir el espacio en la esfera pública es entonces desafiar los límites y las especificidades de lo público (y lo privado) con una apertura crítica que interroga el saber subjetivo que el espacio contiene. En palabras de Lefebvre, “’Our’ space thus remains qualified (and qualifying) beneath the sediments left behind by history, by accumulation, by quantification [where] the qualities in questions are qualities of space not qualities embedded in space” (2010: 230). Otro ejemplo de una instalación pública de Minujín, colectivamente emancipadora, fue El Partenón de libros (1983), creada como expresión celebratoria del retorno a la democracia argentina. Con ella la artista generó el diálogo entre los eventos del momento y el pasado inmediato bajo la autocracia militar. Se trató de una réplica del Partenón de Atenas, de igual tamaño, cuya estructura recubrió de libros que con ayuda del público. Todos los libros eran ejemplares de los títulos prohibidos por la dictadura militar, que habían permanecido en sótanos de librerías y editoriales. 125 Partenón de libros. Buenos Aires 1983. (Marta Minujín Official Web) La obra fue una expresión estética intangible, con principio y fin, dado que la muestra terminó cuando los libros fueron distribuidos entre el público. La instalación, también se transformó en leyenda materializada, del momento en que se produjo. Llevada a cabo en un espacio urbano que previamente no admitía esa clase de acceso, convertida en experiencia colectiva, la obra sugiere el retorno de rituales que conjugan historia y proponen nuevos símbolos de saneamiento social. 3. BINARISMO Y CONVENIENCIA: LA SIGNIFICACIÓN VISUAL HACIA UNA RACIALIZACIÓN Y FEMINIZACION DE LA NATURALEZA La representación como práctica de significación adopta un rol fundamental en la construcción del concepto de ‘diferencia’, o sea en el resultado de la articulación de un contraste que produce al “otro” (Hall 276). En esta “otredad” por lo tanto se encuentran involucradas múltiples estrategias o prácticas de representación, las cuales suelen estar apoyadas por binarios. Los dualismos, o pares de conceptos opuestos, no sólo tienen la capacidad de reconfigurar el concepto mediante el contraste, sino que suelen jerarquizar los miembros del par, produciendo asi un significado encuadrado en una organización de signos. La oposición binaria en el lenguaje es un mecanismo fundamental en esta organización. Dicho de otra manera, existe “una afinidad común entre las cosas y el lenguaje,” dado que la relación entre objeto y palabra, se designa 126 mediante un proceso de observación, distinción y diferencia llevado a cabo lingüísticamente (Foucault 132). Los dualismos conducen entonces a una organización dicotómica, que se extiende al conocimiento. Tal oposición binaria, necesaria cuando se trata de pares mutualmente excluyentes, se torna problemática al momento en que naturalizan jerarquías artificiales. Me explico. Aparear conceptos implica crear una diferencia dado que al definir un término por antagonismo, se asume la existencia de otro que lo ha precedido y que adopta un papel dominante. Por su naturaleza secuencial, el proceso de diferenciación facilita una asignación jerárquica de términos, que al alinearse “en paralelo tienden a reforzarse mutuamente”(Sayer 284). Esto significa que los dualismos generalmente funcionan como mecanismo de verificación mutua. Por ejemplo, alineando los pares «primero, segundo»; «hombre, mujer», se construye un orden en que el primer par refuerza el orden del segundo, como es el caso de tal relación en la Génesis cristiana. De esta manera, se crea un estructura cuyo significado se reduce en complejidad, dado que la linealidad anula cruces referenciales y genera una alta probablidad de asimetría. La tensión de la construcción dicótoma radica en la imposibilidad de escapar la tendencia deductiva-inductiva de su linealidad que ofrece discursivamente sólo dos opciones: continuidad sincrónica o enfrentamiento antagónico, condición inherente a la formulación del pensamiento racional. La relevancia del argumento a los fines de este trabajo, reside en que la naturalización de estos binarios es un paso necesario en la construcción de regímenes racializados de representación. De igual manera, se produce en las construcciones de género. Desde una perspectiva gramsciana sobre las relaciones de poder, se puede entender como los discursos hegemónicos se apoderan de imágenes en la construcción binaria referente al “otro”, las cuales, 127 una vez naturalizadas, refuerzan la hegemonía dominante. Al considerar la idea de hegemonía, o sea de discursos privilegiados que consolidan su significado por medio de narrativas y representaciones visuales, estamos simultáneamente aludiendo a la existencia de políticas de representación, y a cómo el poder que se ejerce con esa ideología condiciona “el conocimiento, la representación, las ideas, el liderazgo y autoridad cultural” (Hall 261). A partir de esta aserción, se pasa a considerar el escenario formal de procesos que han sostenido o sostienen la colonialidad, o lo que Jean Franco denomina el “colonialismo endémico”. Tomemos el ejemplo de este mecanismo generativo en las relaciones de raza y de género que se ha transferido al concepto de naturaleza. Como construcción social, la vulnerabilidad asociada al concepto y su consecuente discurso de apropiación del medio natural, están paradigmáticamente anclados en el pensamiento moderno. Esta construcción tiene sus raíces en el pensamiento filosófico de la Ilustración europea, el cual ha progresivamente posicionado la otredad en un discurso cultural. En otras palabras, la secularización socialmente articulada y la exaltación del individuo son elementos básicos del discurso de dominación, estimulado por un imaginario en el cual la normalización de ciertos binarios ha facilitado la dominación del “otro” - o sea del medio natural y de los seres humanos que lo habitan. Por otro lado, este imaginario ha sido fundacional en las estructuras patriarcales y en sus repercusiones de dominio colonial. Actualmente, esta forma de dominio colonial persiste en las prácticas de producción, en relaciones geopolíticas, y a través del lenguaje, en la manera de formular gran parte de la investigación académica.vii La dominación colonial eurocéntrica sobre lo natural y sobre la población originaria, se remonta a representaciones visuales y relatos del siglo XVI, como es el caso del grabado America, de Theodor Gaulle (basado en un dibujo de Jan 128 Van der Straet). Este grabado es un buen ejemplo de la capacidad semiótica de la representación visual mediante lo que Michel Foucault llamó: convenientia (1994: 18). La imagen representa la llegada de Américo Vespucio. Según el concepto de convenientia de Michel Foucault sobre la retórica de la prosa, las cosas semejantes se acercan o corresponden y el mundo es una cadena de correspondencias. Desde esta perspectiva, el hombre y la mujer de la imagen forman un par conveniente. La representación femenina coincide con la imagen de belleza renacentista, y su posición reclinada y expuesta le confiere vulnerabilidad frente a la imagen masculina de poder y control. Este par conveniente resulta entonces análogo a otra correspondencia de más difícil representación, la de los continentes. Dado que dentro de la semejanza del par, un elemento puede dominar al otro asimétricamente, nos encontramos frente a un binarismo apoyado por un binomio de género con implicaciones jerárquicas de raza. El marino europeo, porta una cruz, un astrolabio y sus embarcaciones. América, feminizada, exotizada, sin ciencia (frente al astrolabio del marino), sin religión (frente a la cruz), sin tecnología (ante la naves) está desprovista de civilización – de hecho está semidesnuda frente a un marino vestido. Aunque, tal vez, el simbolismo más significativo sea aquel que se produce, 129 frente al conocimiento europeo. La representación de los habitantes de América, los muestra en completo desconocimiento del pecado de comer carne humana – el mito del canibalismo está representado centralmente en el grabado redefiniendo un paisaje que sin él podría considerarse armónico. La imagen encuentra en la codificación europea una situación de superioridad, asociada a la representación visual por medio de analogías, que no sólo justifica la subyugación de América, sino que justifica la dominación que ahora se hace por el bien del hombre americano (Cevallos 1997). El tipo de eurocentrismo expresado en el grabado fue además consolidado por los filósofos, naturalistas y economistas europeos de los siglos 17 hasta 19.viii Los modos de ver el medio natural tienen su origen en esta relación colonial, donde Europa representa el pensamiento racional letrado y América, desprovista de civilización y conocimiento, está conceptualizada por tierras en busca de dominación. Consecuentemente, el triunfo de Europa visto por medio del grabado de Gaulle, representa también el triunfo de la cultura sobre la naturaleza. (Gregory 87) 4. DESAFIOS A LA CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL DE LA NATURALEZA La construcción social de la naturaleza y la imaginación del medio natural resultan representativas de las ideas dominantes y prácticas que circunscriben las relaciones sociedadnaturaleza. Esta relación se traduce también al contraste creado por las elites urbanas frente a la población rural. La naturaleza y el medio natural han sido externalizados, internalizados, romantizados, cosificados y comodificados. Entender la centralidad de estos conceptos en los discursos hegemónicos permite interrogar tanto la insostenibilidad de las prácticas convencionales corrientes como los procesos socioculturales que perpetúan la discriminación y las construcciones raciales. El desafío a estas construcciones que se produce a partir de las instalaciones artísticas, interviene y se vale del espacio. El medio natural es algo altamente 130 subjetivo. Como lo propone el historiador W.J Mitchell, quien confirma este binarismo al referirse al paisaje natural como both represented and presented space, both a signifier and a signified, both a frame and what the frame contains, both a real place and its simulacrum, both a package and a commodity in the package. (Mitchell 99) Dentro de este marco de subjetividad, la propuesta estética es una de reconexión para superar el enfrentamiento entre lo natural y lo urbano, entre la naturaleza y la cultura; por la integración del “objeto” al “ambiente”; del “hombre” a su “entorno”; … por la integración del objeto a su ambiente – a escala humana- al paisaje urbano y al paisaje natural, es decir concebía el volumen como medida entre el hombre y el área que le rodea. (Helen Escobedo 1989) De la oposición binaria “urbano- natural” resulta una construcción-puente que expone la interdependencia de dos conceptos construidos. Un ejemplo plástico que exhibe esta intencionalidad de reintegro, es la obra Oda a la nauraleza II, originalmente titulada A toda orquesta II, del artista plástico - pintor, fotógrafo, escenógrafo y diseñador de vestuarios- Carlos Gallardo 131 Oda a la nauraleza II, Isla del descanso, Tigre, Buenos Aires, 2014. La obra se compone de una serie de 36 atriles que contienen césped en lugar de partituras. Como arte conceptual, se trata de una orquesta imaginaria que reproduciría simbólicamente los sonidos de la naturaleza. La obra se encuentra hoy en un lugar reservado en el delta del Tigre, de acceso restringido, mediante visitas especiales bajo un tarifario que limita su accesibilidad. A toda orquesta II, Plaza Lavalle, Buenos Aires, 2013. Originalmente, en diciembre del año 2013, se armaron los 36 atriles con césped, en un espacio clave frente al teatro Colón, sobre la Plaza Lavalle y dispuestos en dirección al teatro como preparados para la función (Agenda cultural). La obra permaneció dos meses y su inauguración conmemoró al artista. Su simbolismo en el espacio público fue un llamado al diálogo entre cultura y natura, entre lo urbano inerte y lo natural vivo. Orientada conceptualmente a una experiencia del espacio público integra también memoria, tiempo, presencia y ausencia. El pasar del tiempo modifica la textura, el color y la manifestación de vida; la memoria que genera no se ajusta a un archivo, dada la ausencia de partituras codificadas, sino a los elementos emotivos producto de un estímulo estético. ________ 132 En cuanto a transgresiones estéticas como alertas ambientales, cabe mencionar la obra de Nicolás García Uriburu – artista plástico, pintor y arquitecto – quien hace varias décadas designó el color verde como símbolo de denuncia. El verde es su lenguaje “unitario” – es único, une, y es inteligible desde cualquier punto cardinal. Al igual que se mencionara en el caso de la literatura, el performance del agua, con agua y sobre el agua de García Uriburu es una forma de activismo socioambiental. Su coloración de las aguas es una metáfora para resguardo del recurso, de su valor simbólico-cultural, y para bienestar de generaciones futuras. Hace más de cuarenta años que intento dar una alarma contra la contaminación de ríos y mares, y es a través de mis acciones artísticas en distintos puntos del planeta que he transformado mi obra en una suerte de alerta contestaria globalizadora. Hoy y con más motivos que hace cuarenta años, sigo denunciando la contaminación del agua, y la salvaje destrucción que hacemos de las reservas del planeta. Un planeta que en nuestra ciega omnipotencia creemos inagotable e indestructible. (García Uriburu citado en Alvarado 2010) ¿Cómo se componen los espacios de su desafío? Según García Uriburu, el momento de inflexión importante en su carrera se da cuando a partir de 1968 decide “salir a la calle y empezar arte social, colorear las aguas, meterse con otro público – fuera del espacio de la galerías de arte encontrar público en la calle y trabajar en la misma dimensión” (Secretaría de Cultura 2013). O sea, sale al exterior y al espacio público. Al igual que el caso de Marta Minujín, la audacia artística se desenvuelve en sitios extranacionales, donde se llevan a cabo las bienales.ix Como una forma de activismo materializado estéticamente, García Uriburu interfiere grandes espacios mediante un Performance en agua, valiéndose de substancias biodegradables. Específicamente, adopta como fundamental tintura un producto utilizado para colorear la cornea de los ojos y 133 desarrolla una “hidrocromía intercontinental” (ibid.). Auto-identificándose como comunicador, pasa a concebir sus expresiones artísticas como en comunicación con un público no especializado, con “el gran público… salir de la galería de arte y entrar al espacio vital de la gente” (ibid.). Como intervenciones en la naturaleza, su arte tiene un mensaje claro referido a la defensa del agua o un “himno a la limpieza” de las aguas. Estéticamente es arte efímero. Por ejemplo, con ocasión de la Bienal de Venecia, G. U. colorea de verde (1968) y multicromático (1970) tres kilómetros del Grand Canal. La colocación de la sustancia en el agua, cantidad y anticipada distribución del color en el canal, dependían de la marea, de la profundidad en diversos sectores. Tanto el color como su intensidad se modificaban al pasar la gente y animar de movimiento el agua con sus embarcaciones. Por la noche, al retirarse la marea la coloración desapareció sin haber contaminado. En este sentido, el Performance en agua de G. Uriburu es efímero, es experiencia, es transitable, simbólico y fugaz. Coloration du Grand Canal, Venecia, 1968; Coloración del Puerto de Niza, 1974; Coloration Fontaine du Louvre, París, 1989. Considerado un precursor del Land Art, García Uriburu explica que no se coincide fundamentalmente con ese grupo de artistas cuyo trabajo frecuentemente encierra, ensucia y contamina. No comparten el “hilo conductor verde” del artista: la ecología. En sus coloraciones al 134 igual que sus cuadros cartográficos, en lugar de separar, une; el primer caso mediante la circulación natural del agua, en el segundo desafiando al colonialismo mediante un continente unido por sus ríos. Utopía del Sur MBNA, Buenos Aires, 1993. Años después, en ocasión del día mundial del agua, el 22 marzo de 2010 se vale de sustancias biodegradables similares para aportar visibilidad a uno de los ríos más contaminados del mundo, activando una campaña de limpieza que ha tomado vitalidad en los últimos dos años. 135 Utopía del Bicentenario (1810-2010) 200 años de Contaminación (2010) Coloración del Riachuelo de Buenos Aires, en ocasión del Día Mundial del Agua. __________ El proceso de búsqueda en Helen Escobedo (1934-2010), es un caso único para la generación de artistas plásticos latinoamericanos, que se forman durante la segunda mitad del siglo XX. Escobedo encuentra con su obra la oportunidad de reintegrar espacios, que realiza mediante la interrupción de flujos naturalizados en espacios públicos o con la irrupción inesperada de un objeto que se resignifica en su función. Escobedo, es probablemente la escultora más reconocida de México del siglo XX, aunque no sin tropiezos con el mercado del arte mexicano.x Una de las precursoras de instalaciones en espacios públicos y del land art, dedicó gran parte de su vida a una búsqueda que integra el arte y el espacio, a gran escala. Su obra escultórica se caracteriza por un interés en responder artísticamente al sitio específico desde donde se estimula la creación, como una expresión de la relación ser-entorno. Como explica Octavio A. Trujillo, quien entrevistó a la artista por última vez, siempre se adelantó a su tiempo; no sólo como artista sino también como gestora: fue la primera en montar una exposición de arte geométrico mexicano en 1957 en el MUAC y la primera también en realizar una exposición sobre problemas ecológicos en 1970. (92)xi Entre 1961 y 1978 fue directora de los museos y galerías de la Universidad Autónoma de México (UNAM), cargo que también ejerció en el Museo Nacional de Arte y el Museo de Arte Moderno de Ciudad de México, donde era directora al momento de su muerte. Fue allí donde se concretó mi interés personal por la obra de Escobedo, cuando en mayo de 2010, poco antes de su prematura muerte, asistí al homenaje que se le rendía con la exposición retrospectiva Helen Escobedo: A escala humana. 136 En palabras de la crítica Graciela Schmilchuk, curadora de la muestra, [la obra de Escobedo] no es sólo una pieza en el espacio público, que abundan en la ciudad [de México], sino pretende generar espacio público, entendido éste como la posibilidad de todos de escuchar y ser escuchados, mirar y ser mirados; de ser alguien para y con nosotros. (A escala humana 2010) Según Jorge Reynoso Pohlenz del Museo de la Universidad Autónoma de México (MUAC), “for her, the artistic event was a place that made it possible to represent, make visible, and conscious what was in the public interest.” Sin embargo , qué representa el interés público no siempre está claro en el entretejido de normas , convenciones e intereses dominantes que se naturalizan en las ciudades modernas hasta operar como parte de la misma gramática cultural. Escobedo trata al espacio natural como un marco codificado de comunicación yuxtapuesto a la experiencia personal y reproduce en la obra una percepción ilusoria del mismo. A través de su arte, Escobedo estimula y expone, combina optimismo con nostalgia, humor con cinismo, todo entendido hacia una reorientación visual, desde una experiencia provocadora. Invierte las expectativas del observador como por accidente, como cuando coloca objetos manufacturados en un bosque o en un prado. Por ejemplo, abordando críticamente el simbolismo de un paisaje inglés domesticado, la artista organizó Summer Fields. Llevada a cabo en el parque de Yorkshire, Gran Bretaña en 2008, la instalación interviene la armonía del paisaje de manera inesperada con estructuras de metal que se asemejan a los fardos de heno recogidos durante el verano. Cada objeto consiste a su vez de dos cilindros concéntricos de mallas metálicas. Estos fardos que irrumpen en el espacio, aportando una síntesis cromática de tonos cálidos primarios, afín con la síntesis de la representación de una tipo de actividad primaria de contacto con la tierra. Redefinen el discurso 137 performativo de un paisaje armonizado, aludiendo a su domesticación, la cual raramente evocaría nuestra atención. En este sentido, la presencia de ovejas en el espacio resignifica aún más al objeto y su funcionalidad, posibilitando una comunicación entre el lenguaje expresivo del artista y la decodificación del espectador. Asimismo, esta instalación aporta visibilidad a las diferentes prácticas que operan regularmente sobre el prado ofreciendo más de una posible lectura. Por ejemplo, la intersección que se presenta entre una percepción nostálgica de paisaje natural – y entendido como prístino y organizado según un orden original de un pasado preindustrial – y la domesticación de ese mismo paisaje mediante prácticas artesanales. Sin embargo, la nostalgia podría orientarse justamente a la paulatina desaparición de estas prácticas y del arquetipo de campo que ha construido nuestro imaginario, frente a la avasalladora realidad de la industrialización de espacios verdes y del campo donde los fardos de heno han sido sustituido por una maquinaria de producción rápida. En la apreciación de Escobedo de Yorkshire Park, de un "antes y después ", las piezas crean una percepción ilusoria de un objeto volumétrico que es en realidad una red hueca de hilo alámbrico. La armonía plástica de lo que a la distancia se percibe como círculos, elipses y transparencias crean en su obra un atractivo que contrasta con el frecuente discurso tóxico paralizante de alerta a la destrucción ambiental. Sin embargo, La fugacidad del momento, del acto de comprensión contextual se asemeja a lo fugaz de nuestra conciencia ambiental. En otras palabras, ofrece “el don de otra mirada”; una imagen visual que metafóricamente intersecta la experiencia sensorial, creando una mirada sorpresiva, así sólo sea por un instante, que obliga al observador a preguntarse, por lo menos, por qué y para qué. 138 Con frecuencia, los paisajes y la naturaleza que nos rodea, se encuentran desligados de las historias de nuestras vidas. Creando una disolución de estos límites conceptuales, los fardos de heno de Escobedo alteran la percepción natural de este espacio para llamar la atención a las prácticas culturales. 5. REFERENTE Y EL ENSAMBLAJE ESTÉTICO-AMBIENTAL EN LA OBRA DE HELEN ESCOBEDO. Es en el marco de esta estética, que entiende al arte como formas de representación capaces de reestablecer mediante la sensibilidad, la conexión que se ha perdido entre ambiente y sociedad, exploro lo que denomino el ‘lenguaje de la estética’ de la instalaciones en espacios abiertos y públicos de la artista mexicana Helen Escobedo. Se trata de obras que se originan en una intersección entre dicho lenguaje y la epistemología ambiental articulada por Leff. Como estudio de la representación, vale mencionar que la expresión artística representa un punto de convergencia de varias formas de significación, las cuales a forma de espejo son constitutivas de como percibimos y vivimos en el mundo contemporáneo. El argumento sostiene además, que la integración ecocéntrica, cíclica e integral propuesta por las obras seleccionadas no sólo expone la multiplicidad de procesos constitutivos de la actual crisis ambiental y tensiones sociales 139 asociadas, sino que ofrece una forma alternativa de entender el mundo moderno, respondiendo a lo que Leff identifica como “crisis de la civilización” (Leff 2007). Mejor vistas como " intervenciones artísticas ," las obras de Escobedo desafían ciertas ideas universales normalizadas en nuestro contexto cultural, dado que operan no sólo como reflejo sino como inspiración imaginativa. Las instalaciones, responden e interactúan con dinámicas sociales contemporáneas, y llaman la atención sobre el contexto ecológico donde se producen. En sus palabras: Mi quehacer creativo como artista tiene que ver con mi identidad ecológica como ser humano. Busco el “genus loci” o espíritu del lugar para intervenirlo y conjugar sus dos presencias, visión y realidad. Encuentro la solución para ese espacio en ese momento preciso del tiempo en que vivo. (Escobedo, Museo de Arte Moderno, 2010) Adoptando un perspectiva apoyada por el trabajo de Stewart Hall y Roland Barthes, podemos decir que como forma estética de manifestación cultural, la representación está inserta en un sistema de diversos códigos semióticos, contextualmente usados dentro de un marco formal y dinámico de relaciones de referencia, que constituyen significado (Hall 2008). Desde una perspectiva constructivista, esta construcción de significado estaría mediada por el lenguaje, imágenes visuales y auditivas y por su correspondiente interpretación en un momento y sitio determinado. En este marco, el alcance de la expresión artística está sujeta tanto a los cánones estéticos en que se inserta la experiencia del artista como en los discursos privilegiados del referente que consolidan el significado en la obra (Barthes 124). A lo que me refiero con producción de significado en manos del referente, puede apreciarse mejor con un ejemplo, como es el caso de las serie de colages del artista plástico 140 Antonio Berni, de 1962. xii Juanito Laguna, el personaje del cuadro y la serie del mismo nombre, fue ideado por Berni como una respuesta a sus preocupaciones sociales. El pintor recolectaba desechos por las calles de Buenos Aires, y luego los utilizaba como material de sus obras para enfrentar al espectador directamente con el mundo material de su personaje: la basura. Sin embargo, años después, su obra se resignifica como una metáfora del consumismo o reciclaje. Para quienes están familiarizados con el énfasis de riesgo social de la crisis ambiental en Sudamérica, esto no aparentaría conflictivo. Sin embargo, mediante tal resignificación se corre el riesgo de ignorar las dinámicas socioeconómicas aún operantes en países en vías de desarrollo, que dejan a un sector de la población espacialmente marginado y sin los derechos básicos de la ciudadanía. Juanito Laguna. Antonio Berni, Buenos Aires, 1962. Como representación estética el arte es también una expresión altamente subjetiva desde la experiencia sensorial, capaz de estimular una forma imaginada o ilusoria de percibir el mundo. Por lo tanto, además de poder ser vista como fenómeno comunicativo en el que se produce e intercambia significado, una obra es un estímulo sensorial y emotivo. 141 En el caso de Helen Escobedo, existe una intencionalidad en integrar al “referente” en la producción de significado de las instalaciones creadas durante el último período de su vida. La participación y la centralidad del rol que adquiere el espectador demuestran no sólo una forma de resistencia a procesos naturalizados en el entorno del consumo cultural sino un profundo entendimiento de que la transformación que necesita la sociedad contemporánea hacia la sustentabilidad es la que se concibe colectivamente, integrándose con el “Otro, que para ella es un NOS-OTROS, que en cada obra forma comunidad” (Museo de Arte Moderno, 2010).xiii Sus instalaciones son concebidas contextualmente, son estéticamente estimulantes y entablan un diálogo con la comunidad y el entorno en que fueron previstas, Llego sin ideas preconcebidas. Me inspiro al familiarizarme con el espíritu del lugar, con su luz, su público, su realidad particular. La obra podrá ser interior o exterior, efímera o permanente, pero siempre está hilada a las voces y los ecos de su particular entorno. (Helen Escobedo 2001) Por lo tanto la articulación epistemológico-estética de la obra de Escobedo refleja no sólo un entendimiento de la compleja red de relaciones que componen nuestro entorno, sino también del desarraigo que sufre el hombre de su entorno, el cual Escobedo manifiesta con un ensamblaje de información referencial destinada a ser reconstruida, reinterpretada y resignificada por el observador. Ofreciendo el “don de otra mirada” (Museo de Arte Moderno, 2010) la obra de Escobedo abre nuevos espacios imaginativos capaces de penetrar y alterar las percepciones colectivas sobre la relación entre ambiente y sociedad, dado que “como narramos, mitificamos y filosofamos sobre el medioambiente, junto a los valores éticos y religiosos que le atribuimos al mundo natural no sólo son marcos de imaginación y comprensión sino de la forma en que actuamos y vivimos en el mundo” (Swearer 10, mi traducción). En otras palabras, el significado 142 que se produce como resultado de la interrelación entre representaciones racionalmente articuladas y atributos de naturaleza reiterativa que al producirse imparten una fuerza emocionalmente poderosa sobre nuestro inconsciente, influencian los mitos y fantasías concretas que condicionan nuestra percepción como grupo humano capaz de construir conocimiento. Desde esta perspectiva la obra de Escobedo expone y construye, como vehículo hacia la transformación invirtiendo expectativas como por accidente, al colocar objetos que inesperadamente irrumpen en la aparente armonía del espacio, transformándolo. Sólo para ángeles, Quebec, 1987. Esta acción suscita la reflexión y significación, facilitando en ella una metáfora visual. La irrupción en el espacio del caso de Acid Rain incluye un llamado más directo a los imperativos modernos de crecimiento y consumo. Designada para concientizar al público sobre los impactos de la industrialización en comunidades europeas, esta instalación de paraguas que protegen la arboleda se manifiesta como una alerta a la toxicidad bajo la cual vivimos las sociedades modernas. Además, evidencia un frecuente conflicto entre lo que identificamos como local -un lugar específico con historia y dinámicas propias- y lo global - las prácticas de crecimiento sostenidas mediante políticas ajenas al espacio afectado. En este caso, los paraguas 143 que sirven para protegerse de la lluvia, cumplirían aquí como protección de la vida del árbol frente a la acidez atmosférica, causada por industrias a distancia, que se materializa en lluvia ácida. El lenguaje estético de Escobedo personaliza la experiencia del lugar y le da una dimensión humana a un conflicto como lo fue en su momento el de la lluvia ácida. Acid rain, Wilhelm Lehmbruck Museum, Duisburg, Germany, 1992. Desde una perspectiva epistémica, la capacidad innovadora de la creación de Escobedo radica tanto en la temática que expone la obra, como en su forma. Estas instalaciones del último período de su vida descritas a continuación, no fueron concebidas ante el espectador como objetos de prefigurada visibilidad, sino como procesos que involucran público, espacio, objetos y participación. Esta cualidad le confiriere a la obra una autonomía en cuanto a dinámicas de significación que residen en lo colectivo de la experiencia. Yo pienso que usar el sentido kinestésico, que es la comunicación directa entre el ser conciente y el subconsciente, es una parte fundamental del uso del espacio, y es aplicable a muchos procesos creativos. (Helen Escobedo, Ilce, 2008) 144 En este sentido, la expresión artística de Escobedo trasciende un “arte ambiental”, dado que puede conducir a nuevos espacios de imaginación ambiental, por un futuro común, a través de una reflexión éticamente comprendida. 6. INTERVENCIONES EFÍMERAS DEL ESPACIO PÚBLICO EN LA OBRA ESCULTÓRICA DE HELEN ESCOBEDO El artista y su amigo El artista y su público Helen Escobedo, 1963. Helen Escobedo, 1963. Las obras que se incluyen a continuación, representan los últimos veinte a˜õs de trabajo de Escobedo, que se remonta al año 1991. La piezas incluyen "Negro Basura Negro Mañana" (1991), "Refugiados" (1997), “Memoria colectiva” (2001), “Memoria del silencio” (2001), "Hidrovochos" (2004), "Summerfields" (2008), “El hoy de hoy” (2008) y su última creación, "Éxodo" (2009-2010). Estéticamente, veremos que de estas intervenciones artísticas se desprende un discurso divergente, que permite reevaluar los contornos performativos de la relación entre sociedad y mundo material. Las instalaciones de Escobedo sugieren que la identidad colectiva, eco-cultural, es parte de nuestra realidad y que puede ser adoptada por cualquier persona y por todos nosotros, si sólo permitiéramos que la imaginación despertara la conciencia social y medioambiental (Buell 2001). 145 Su trayectoria incluye varias etapas, destacándose entre ellas la composición de bronces – como los que figuran más arriba – seguida de una experimentación en la que transgrede fronteras: del pedestal a los grandes espacios; de la galería de arte al ambiente público al aire libre, éste último considerado por la crítica de “bajo” prestigio expositor; de piezas por encargo que vendían muy bien a esculturas monumentales no remuneradas. Al igual que García Uriburu, hay una búsqueda de nuevos públicos. De sus obras, unas treinta se basan principalmente en problemas urbanos y ecológicos. Su acercamiento a la naturaleza, incluye una estética que a veces es lírica y otras dramática, e incluye ambientes efímeros con estructuras transparentes memorablemente ligeras. Como complemento al comentario ecológico, Escobedo usó materiales de desecho orgánico como ramas, troncos, hierba y hojas secas en muchas de sus instalaciones. A partir de los años noventa, se comienza a apreciar en su trabajo un claro elemento de activismo público. Por ejemplo, en 1994, al visitar las ciudades fronterizas de Tijuana y San Diego, creó una flotilla de tres barcas en la playa tijuanense que aludiendo a las carabelas de Colón simbolizaban una contraconquista de otro tipo: la del cruce.xiv Impactada por la asimétrica realidad de la frontera y frente a tantos migrantes intentando cruzar al norte en búsqueda de una mejor futuro, Escobedo comentaría: hice mis tres barcazas imposibles contra el muro. Decía: lo único que tienen que hacer es nadar alrededor de la barda y ya están del otro lado. ‘Pero allá están los barcos patrulleros’, me dijeron. Entonces, les puse cocos a las catapultas inservibles para ‘darles de cocos’, cosa que no les cayó nada en gracia a los estadunidenses. En la revista Newsweek se publicó un artículo muy fuerte en mi contra, pero aquí lo entendieron con el sentido del humor mexicano, que eso nunca me falla. (McMasters 2009) 146 Marea nocturna, Tijuana, México. 1994 (Foto: Museo de Arte Moderno - MAM) Como eventos u objetos inesperados, sus piezas emergen en espacios públicos e invitan al espectador a tomar conciencia del significado que se produce por la materialidad del espacio y por su naturaleza performativa. Si aceptamos que en ese aspecto performativo del espacio residen muchas de las epistemologías que intervienen cotidianamente en nuestras acciones, entonces las expresiones culturales, tales como las instalaciones de Escobedo, actúan como intervenciones de estos paisajes físicos y narrativos y de su codificada ontología. Es como si las obras propusieran una interrupción de un continuo espacial predecible, creando un paréntesis en los lugares por los que circulamos diariamente, rompiendo barreras, esbozando preguntas capaces de interrogar e incluso invertir epistemologías normalizadas. La obra de Escobedo se encuentra dentro de un paisaje de la representación artística latinoamericana contemporánea que es tan diversa como su gente, y abarca una pluralidad de relaciones y expresiones culturales. Esto presenta dos desafíos para la interpretación de la expresión artística en relación al medioambiente: en primer lugar, la aplicación de marcos de referencia que cedan espacio a las diversas voces de esta pluralidad cultural que en las obras se representan; en segundo lugar, la aplicación de una perspectiva integral al abordar el tema ambiental para que se haga luz sobre la interacción mutua que existe entre recursos naturales y 147 procesos culturales. Como se señaló anteriormente el acercamiento que se adopta este estudio de la obra de Escobedo puede interpretarse como una forma emergente e híbrida de ecocrítica. El término híbrido indica, a su vez, un compromiso con la complejidad multidimensional del cambio ambiental y de la obra misma, dado que se trata de una crítica que parte de los estudios literarios y se flexibiliza hoy como marco analítico mediante la integración con otros campos disciplinarios. 6.1 Memoria colectiva y memoria del silencio (2001) En Memoria colectiva, una creación in situ o instalación que creó para el parque ecológico Xochitla, Tepoztlán, México, la artista reprodujo espacialmente un cementerio como alerta a la deforestación en curso de todo un continente o tal vez, como referencia al ciclo que es la vida y la muerte, donde reciclar es también recordar. Jugando con la epistemología de una naturaleza muerta, Escobedo invierte la composición y transforma la materia orgánica inerte, representada por ennegrecidas ramas de árboles, en una muerte que es simbólica y material. Como representación artística de una muerte, la imagen complica la familiaridad del espectador con la disposición espacial de un cementerio, facilitando la confrontación directa entre espectador y árboles calcinados, destruidos por el ser humano, que al ocupar tumbas simétricas resignifican la imagen del cementerio. El resultado es una instalación que a primera instancia parece una inversión simbólica con cierto sentido del humor. Sin embargo, después de reflexionar, se la puede entender en su significación de muerte colectiva. Es un llamado a la memoria ecológica. Imagen y título estimulan tanto la consideración medioambiental como la ambigüedad simbólica, dado que como memoria colectiva podrían ser interpretada como otro tipo recuerdo común, aquel en manos de un receptor sensible al contexto de hace pocos años y a la memoria histórica en América latina. 148 Memoria colectiva, Parque ecológico Xochitla, México, 2001. Fotografía de la muestra en Museo de Arte Moderno. Foto: Maria Alessandra Woolson, 2010. Dinámicas complejas de este tipo se encuentran presentes en todas las etapas de la obra de Escobedo. Contextualmente concebidas, estéticamente estimulantes, sus instalaciones están en diálogo con la comunidad y el lugar en que se concibieron. Explica la artista: Llego sin ideas preconcebidas. Mi inspiración evoluciona a medida que familiarizarme con el espíritu del lugar, con su luz, su gente, su realidad particular. La pieza puede ser interior o exterior, efímero o permanente, pero siempre se encadenan junto con las voces y los ecos de su entorno particular. (A escala humana 2001) El deseo de Escobedo de reflexionar sobre las "voces y ecos" del particular entorno que contiene la pieza corrobora el papel que juega la cultura dentro de la compleja naturaleza de lo que entendemos hoy como la "crisis medioambiental". Desde esta perspectiva, comenzamos a abordar la actual crisis ambiental como una "crisis del conocimiento" (Leff 2002) y en consecuencia, la epistemología ambiental emerge como una oportunidad para conciliar la tradición occidental con otra forma de conocer el mundo, o lo que Leff lama otros saberes, proponiendo una nueva ética de la inclusión que comprende la convivencia de múltiples culturas. Esta reconceptualización ontológica admite retomar la idea de reevaluar lo que entendemos por desarrollo humano así como también el paradigma aún vigente de la 149 modernidad. En otras palabras, una nueva evaluación mediante la sensibilización estética no sólo es deseable, sino también necesaria, como forma de reflexión sobre la transformación moderna que ha cambiado el significado de la "buena vida" y "calidad de vida”, para todos, dentro del contexto de las prácticas culturales. Al igual que lo que se observó en la literatura, muchas de las piezas de Escobedo enfrentan directamente la modernidad y las percepciones materialistas de una buena vida. Esto se ve representado tanto temática como formalmente. Por ejemplo, en 1991 Escobedo crea un río de basura producida en el parque público de Chapultepec para componer la pieza in situ Negro basura negro mañana, que se discute más adelante en este capítulo. Otro ejemplo, que se reprodujo en la muestra retrospectiva de 2010, es la obra Memoria del silencio. Esta obra, fue creada en 2001, el mismo año de Memoria colectiva. Esta compuesta de cajas de instrumentos de cuerda, las cuales están cubiertas de polvo, colocadas en una esquina de una habitación oscura, con una tenue luz que las ilumina difusamente. Como un discurso visual que señala una posible pérdida cultural en nuestra sociedad moderna, los instrumentos son un mecanismo activador de la imaginación silenciada. La imagen poética evoca placidez, tiempos sin límite y sonidos perdidos que invierten al mundo de hoy, de producción y consumo permanente de imágenes y productos culturales bajo condicionamiento de una economía de medios y cambios vertiginosamente rápidos. En efecto, todo cambia vertiginosamente en el ambiente urbano, y el consumo todo lo devora, creando nuevos tiempos de eficiencia económica. 150 Memoria del silencio, 2001, reproducida para la muestra en Museo de Arte Moderno. 2010. Foto: Maria A. Woolson. 6.2 El Hoy de hoy (2008) En su composición El hoy de hoy, las computadoras recicladas se sientan a los pies de una placa madre gigante, desafiando al espectador con otro "gigante" abstracto: el exceso de consumo moderno materializado en desperdicio. La obra, como el poder de la tecnología, no surge de un espacio virtual neutro universalista. Por lo contrario, se contextualiza en la materialidad misma del espacio y resulta antagónica a los universos virtuales que hoy creemos inevitables guías de nuestra realidad. Este antagonismo es tanto temático como formal. Físicamente trasforma el simbolismo digital de la abstracción virtual en un hecho visible, e invade el espacio material antagonizando así otro espacio en nuestro imaginario, aquel estéticamente limpio producto de la fantasía tecnológica digital. En efecto, el simbolismo abstracto de nuestra era digital es raramente transparente a las enormes cantidades de residuos duraderos que produce y a los hilos de poder que por un lado controlan la producción tecnológica y por otro se generan dentro de este medio controlando a su vez la producción de significado de esta nueva forma de existir. Como una reunión de valores 151 materializados en el residuo tecnológico, Escobedo expone la dinámica prototípica de la modernidad de hoy: la objetivización o cosificación de la vida misma. Lo que recientemente fue innovador, que promovió una producción masiva, poco después se transforma en obsoleto y resulta material de descarte que nadie ve. Y cabe agregar que lo hace con humor. El hoy del hoy, 2008. reproducida para la muestra en Museo de Arte Moderno. 2010. Foto: Maria A. Woolson. Como espejo cultural, Escobedo nos ofrece con la instalación una expresión de lo irracional de nuestra racionalidad aplicada, o sea de cómo se sostiene la cultura de consumo de hoy mediante verdades a medias que se validan con el desarrollo tecnológico. Frente a las contingencias de la vida, estas verdades justificadas por nuestra racionalidad selectiva, como lo es nuestra relación con la tecnología moderna, enmascara la desconexión que existe entre este privilegio que concedemos al pensamiento racional y el mundo que intenta explicar (Toulmin 12). Hasta que el logo- centrismo de las ciencias arraigadas en los principios cartesianos sea interrogado desde una lente bio-cultural más amplio, por medio de, precisamente, este tipo de 152 experiencia estética, la imaginación del público seguirá excluyendo el sentido común como parte de la discusión. 7. HELEN ESCOBEDO: UN LENGUAJE ESTÉTICO DE IMAGINACIÓN COLECTIVA Escobedo comenzó a experimentar con las grandes estructuras en el espacio público a principios de su carrera. Sin embargo, no fue hasta 1980 que en ellas se percibe claramente un discurso ecocéntrico. Sus esculturas e instalaciones, por la naturaleza misma del objeto, reconfiguran y refuncionalizan el espacio en que están situadas. Pero el espacio público no es neutro. Intervenirlo, como lo hace el arte de Escobedo, es perturbarlo, así sea sólo como una instancia estética; es también postular un desafío a los límites y la especificidad de lo que es público - y lo que es privado - e interrogar el conocimiento subjetivo almacenado en y alrededor de estos conceptos. Como dijera el filósofo francés Henri Lefebvre “Our space … remains qualified (and quantifying) beneath the sediments left behind by history., by accumulation, by quantification (where) the qualities in question are qualities of space not qualities embedded in space” (230). Por lo tanto, cuando las obras de arte como las de Escobedo se colocan en lugares públicos, representan una oportunidad para involucrar a la comunidad en una experiencia digna de cuidadosa reflexión. Al respecto, Escobedo comentó lo siguiente: [ … la instalación es] una obra temporal donde el espacio es materia. Hay en ella un hilo conductor que es la idea, el concepto del artista, quien relaciona varios objetos transformando el espacio y provocando al espectador para que penetre físicamente la obra y se adentre en esa idea. (Addenda 2010: 64) Las sociedad de consumo de hoy, en la que los objetos que intervienen nuestras vidas guían una interminable circulación de imágenes y rituales, incluyendo una "enorme acumulación 153 de performances" (Debord 1). Si entendiéramos estas actuaciones como acciones repetidas o "restauradas",xv podemos ver cómo se traducen a una serie de convenciones y epistemologías que se convierten en la base de nuestras interacciones con el espacio y con los demás. A su vez, una intervención espacial, tal como las de estas obras, puede revelarnos la naturaleza performativa en este espacio, en cuya reacción pública se traslucen atributos y conducta social. A partir de las ideas de Guy Debord sobre la manera en que el consumo de objetos domina la vida social contemporánea, las instalaciones de Escobedo pueden verse como si representaran un compromiso con la materialidad del objeto, que en lugar de reemplazar la experiencia de vida con la representación sorprende al observador con un auténtico acontecimiento social. 7.1 Negro basura, negro mañana (1991) Por ejemplo, en 1991, Escobedo escoge hacerle frente a la sociedad de consumo es la instalación Negro basura, negro mañana (Escobedo 1991). La instalación puede ser considerada un auténtico acontecimiento social. Realizada en el Bosque de Chapultepec y anticipando la multitud del fin de semana, la artista intervino espacialmente el esparcimiento de la población con diez toneladas de desechos recolectados en lo que representaba según las estadísticas, un día de tal recolección en el parque. Enfrentando a los transeúntes con un producto de lo que ha sido llamado “un exceso de modernidad” (Moore 428), la primera exposición del “río” de basura recolectada, de 100 m x 3 m, fue entendida como un descuido y produjo una crítica pública. Por otro lado, esta crítica demuestra que la pieza aún no había llegado a su plena expresión. El público comentó, debatió y participó en un diálogo acerca de la presencia del la pieza y hasta “las propias autoridades reaccionaron con disgusto” (Schmilchuck 194). Integrando una perspectiva psicoanalítica a la interdisciplinariedad de los estudios de perfomance y siguiendo el concepto del abyecto de Kristeva, podemos esclarecer la reacción en 154 Chapultepec de aquel día. El abyecto se define como un pre-objeto; o sea su configuración precede la formación del objeto frente a cuya oposición se reconoce el sujeto (Kristeva, 1992). De esa manera, el rechazo a la presencia de basura es subconsciente pero construido y naturalizado, y como tal está representando la incongruencia del exceso de consumo que no reconoce el ulterior producto material del consumo mismo. Entonces, como abyecto excluido del campo perceptivo de las imágenes “limpias” normalizadas por el proyecto moderno del crecimiento capital, los residuos de la instalación de Escobedo fueron cubiertos por una malla de metal y pintados de negro al día siguiente, creando así un distanciamiento conciente entre basura como material de un medio artístico y el residuo abyecto de un sistema cultural simbólico (imágenes #1 y #3). En definitiva, la adopción de este marco crítico que se vale de los conceptos de Kristeva permite ver la fragilidad que existe entre el desecho urbano y la construcción simbólico-moderna de una urbe “limpia” de basura (Moore 427). Image 1 Image 2 Image 3 Negro basura, negro mañana. Parque de Chapultepec, 1991, reproducida para la muestra en Museo de Arte Moderno. 2010. Foto: Maria A. Woolson. Como representaciones artísticas, estas instalaciones son expresiones altamente subjetivas destinadas a estimular una experiencia sensorial en el espectador y provocador una 155 interrogación de nuestras rutinas diarias. Estéticamente, se articulan también en un sistema codificado y contextualmente se enmarcan en relaciones referenciales que constituyen significado (Hall 1997, 21). A lo que me refiero es a que la obra de arte es un fenómeno comunicativo en el que se produce y se intercambia significado, mediada por la interacción del lenguaje y las imágenes visuales y auditivas que codifican una serie de creencias y valores sociales (Hall 2008). En Negro basura negro mañana, el hecho de incluir residuos sólidos en su creación artística es en sí mismo una crítica que reconoce códigos culturales, los cuales luego la artista subvierte mediante la transubstanciación de la basura misma. Para ello se vale de una irónica inversión en su función: de residuo pasa a ser material artístico que luego será constitutivo de un simbolismo residual. Sin embargo, la codificación también está sujeta a una “decodificación" o a cómo se interpreta en un momento determinado, en un lugar específico, el lenguaje y las imágenes de la composición artística. Esto también significa que el alcance de la representación artística está sujeta no sólo a la esfera de acción de la artista, sino también a los discursos privilegiados en manos al referente, que consolidan el significado en la pieza. Como se mencionó en el capítulo anterior, Escobedo integra deliberadamente el papel de referente en estas instalaciones. En particular, aquellas al aire libre, son concebidas como un conjunto de información referencial para ser reconstituido, reinterpretado y resignificado por el observador. La creatividad de Escobedo se desarrolla entonces, a partir de una atención equilibrada al contenido de los temas que expone en sus obras y a la forma expresiva. Este equilibrio es fácilmente observable en ésta y las siguientes instalaciones analizadas en este trabajo, las cuales en lugar de ser concebidas como objeto de concreta visibilidad para el espectador, fueron pensadas como estímulo de procesos participativos. De esta manera, la autora 156 transfiere la acción creativa a la pieza misma, dado que la significación reside en los aspectos colectivos de la experiencia. En el caso de Negro basura, se vale formalmente además de una estética perturbadora. La primera impresión es el efecto de un río de basura concretamente situada frente al espectador. Sin embargo la perturbación significativa se produce a partir de la interacción que se genera entre la obra y un algo vigente sobre las rutinas de vida diaria de la sociedad, que aunque sabido, se suele ignorar o tratar con indiferencia: la visibilidad del exceso de desecho, producto de un exceso de consumo. La concientización que resulta de obras como esta radica entonces en el proceso, que interrumpe o altera abruptamente el curso natural – o naturalizado convencionalmente - del movimiento urbano. Escobedo en esta obra también cumple con su propósito de contextualizar la obra en el espacio del que surge y al que pertenece, aprovechando los materiales del lugar. Por otro lado, la noción de transferencia de significado a los aspectos experienciales de la obra hace de la instalación una arte efímero, que mediante la acción conecta al espectador con un patrimonio cultural simbólico. 7.2 Hidrovochos (2004) Trece años después, con Hidrovochos, Escobedo interviene estéticamente el espacio del centro de la Ciudad de México, valiéndose de una flotilla de “vochos”, el Volkswagen Sedán, transformado en símbolo de la cultura popular mexicana. Considerado como el auto más popular de la historia (Soong 2003), el vocho representa en México al “auto de la gente” (2), que más que demarcar una topografía de clase ha significado orgullo, autorrealización o por lo menos una identidad sociocultural para los mexicanos.xvi Como parte del proyecto Agua-Wasser y con la intención de contribuir al debate sobre el valor del agua, durante el Simposio Internacional Acuapolis (2002), los veinte taxis ecológicos o vochos de Escobedo transformados en veleros 157 virtuales, circularon por las que fueran las vías acuíferas de Tenochtitlán, armados de vela y preguntando a los usuarios: “¿Qué hace usted por el agua?” Hidrovochos. Ciudad de México, 2004, reproducida para la muestra en Museo de Arte Moderno. 2010. Foto: Maria A. Woolson Desde una perspectiva de estudios de performance, la circulación de los Hidrovochos es arte efímero por cuanto el proceso desplaza al objeto. Además, la experiencia del espectador lo lleva a conectarse con una herencia simbólica y cultural por medio de la acción, la cual reclama imaginativa o intuitivamente lugares o espacios de un tiempo ajeno. Es efímero también porque la obra se concreta en el proceso mismo que transcurre con el público y “sólo vive en el presente” (Phelan 146). En los Hidrovochos congrue conceptualmente una apelación a la memoria de lo que fuera una ciudad acuática transformada en desierto subterráneo con la kinestética circulación temporal de una pintoresca figura mediatizada, el icónico vocho verde, que altera la vía pública con una cartografía simbólica, registro de un archivo. Dijo la artista al respecto, 158 la permanencia no existe. Por ejemplo, yo te puedo preguntar si has visto (…) la ciudad de México, que no está exactamente como estaba y nosotros, los seres humanos, mucho menos... entonces, la permanencia es ficción. (citada por Mansilla) Los Hidrovochos, entonces, son una expresión estética convertida en experiencia con la que el público interactúa, la interpreta y le confiere significado frente a una propuesta para reflexionar sobre como distorsionamos el mundo. México enterró literalmente el agua, negándola como medio de transporte y como identidad comunitaria, convirtiéndose en una urbe desértica, construida y fraccionada, con vías rápidas para nueve millones de habitantes. Hoy, hace ya varios años que, en Ciudad de México (DF), se prohibió la circulación del taxi ecológico Volksvagen o "vocho verde." No obstante, en la plaza principal de la ciudad, junto a la catedral, en el mismo sitio que fuera la ubicación central de los hidrovochos de Escobedo se encuentran una serie de eco-bicis. Se trata de taxis tirados por un ciclista que llevan pasajeros a sus destinos, cuyo aspecto recuerda los vochos que una vez fueran parte de la instalación. Ecobicicletas, Ciudad de México, agosto 2012. Foto: Maria Alessandra Woolson Este tipo de experiencia interroga cómo nos movemos dentro de epistemologías no cuestionadas, donde la materialización del medio natural y la apropiación de los recursos se han 159 convertido en actos normalizados de expansión del capital, facilitados por la subjetividad discursivamente articulada de una cultura visual de consumo y una externalización de la naturaleza. “Por la integración del objeto a su ambiente – a escala humana- al paisaje urbano y al paisaje natural” (Helen Escobedo 1989). La búsqueda de la integración objeto-ambiente, del hombre y su entorno, resulta una construcción-puente que reestablece la interdependencia de dos conceptos socialmente construidos y reforzados mediante una oposición binaria asimétrica: lo urbano y lo natural. En este marco de acción, la calle, como espacio público de ciudades fracturadas resulta adecuado para propuestas de diálogo e interrogantes acerca de los valores y costumbres de la vida urbana. Asimismo, que el arte tome una escala humana tiene que ver con el espectador y con que “l espectador interactúe físicamente con la obra y se compenetre con la idea. Esta idea es fundamentalmente transformadora. Desde una perspectiva como la de Walter Benjamin se la podría considerar como “el momento en el que el arte se vuelve un bien común, … porque lo importante no está en lo que ella articuló, sino en la manera en que los otros se lo apropian” (Addenda 2010: 66). Desde una perspectiva ecocrítica, es arte en contexto, en diálogo con la comunidad y con el ambiente e incluyen un sentido responsable hacia la ecología. Como muchas de sus piezas, estas piezas obligan al espectador a pensar y a tomar decisiones; por lo tanto, desde el marco de la sustentabilidad son piezas que estimulan una ética del bien común. 7.3 Refugiados (1997) Años antes, en los Refugiados (1997), Escobedo crea una instalación en la que aborda el tema de la inmigración. La experiencia comenzó una mañana cuando cientoún estructuras de heno seco, asemejando figuras humanas que representaban refugiados, aparecieron en 160 Moorweide Park, Hamburgo, Alemania. La última, significaba “los que aún no han llegado pero vendrán” (Escobedo 2010, A escala). El proyecto no fue concebido en su origen como un producto final , sino que el significado de la pieza estuvo abierto a la transformación dinámica con el público. Posteriormente, las esculturas de heno se quedaron en el parque para interactuar con los visitantes, y transeúntes, generando una interacción experimental destinada a transformar los objetos y a crear una relación entre percepción y referente. Además, este tipo de interacción con las figuras, estimula una concientización sobre el tema. Comentó Escobedo sobre el evento, que luego de algunos días el viento deshizo varias piezas, pero llegaron unos bailarines a presentar una coreografía, recogieron a los caídos y los colocaron junto a los que quedaban de pie. Ello me mostró que había grupos familiares, idea que retomé en las siguientes instalaciones. (citada por McMasters 2009:4) Refugiados (Refugees). Moorweide Park, Hamburg, Germany, 1997. Desde una perspectiva de la corporalidad, de los bultos de heno representan una presencia física y abstracta del cuerpo mismo, que como entidad perceptible nos ofrece un nuevo horizonte de interpretación y analogías. La corporalidad, en general, persigue el propósito de observar mecanismos de comunicación y significación que dan centralidad al cuerpo en un sistema de símbolos. Es otra forma de desafiar el ya mencionado privilegio que le hemos asignado a la 161 palabra escrita, a las letras, que por su naturaleza abstracta se lo percibe como provisto de una identidad propia, de “hablar por sí mismo”, desprovisto de interlocutor (Echeverría, 20). Según Helen Thomas, el cuerpo es una construcción social y cultural, dado que nuestro comportamiento está condicionado por un aprendizaje previo (19). Consecuentemente, analizar el cuerpo como elemento central de análisis, implica una descentralización del lenguaje verbal y por lo tanto, una resistencia a lo convencional. Podemos considerar que desde el momento en que la sociedad condiciona espacialmente el comportamiento del cuerpo a través de códigos sociales y culturales, lo está manteniendo bajo control de un modo tácitamente impuesto y naturalizado. Mientras el cuerpo se encuentre dentro de este espacio está sujeto “socialmente” al lenguaje del poder, a una forma de control por parte de quienes lideran la cosmovisión del paradigma sociocultural en el que nos reconocemos. En este contexto, me interesan los espacios que interactúan simbólicamente con el individuo, como los que produce Escobedo en estas esculturas de cuerpos inherentes, cuya significación kinestética pasa por los canales menos concientes de nuestro cuerpo: la experiencia sensorial. Como perspectiva, la corporalidad permite que entendamos la intensidad sugestiva de la obra Refugiados y de la capacidad generativa de las figuras humanoides en instalaciones posteriores. En el caso de los 101 refugiados, la experiencia visual y el anonimato conferido estéticamente a las figuras de heno mediante la uniformidad, sugiere un acercamiento a comprender la deshumanización intrínseca a la pérdida de identidad que se experimenta con la dislocación espacial de una persona, quien al dejar un ‘lugar’ que ha definido su identidad colectiva e individual, pasa a un nuevo espacio sin referentes culturales. La obra fue dinámicamente transitoria. Escobedo confirió temporalidad a la estructura a partir de un material dócil, biodegradable e impermanente. Según explicó Reynoso Pohlenz, lo 162 que llevó a Escobedo a la selección de materiales fue la decisión de crear “instalaciones efímeras, que ella llamó instalaciones artísticas, hechas de desechos orgánicos (ramas, troncos y hojas secas, entre otras cosas), colocadas al exterior espacios públicos de esparcimiento” (85). Asimismo, en el heno con el que esculpió las siluetas se inscribe la “diferencia” dado que al caer se incorporaba al césped, pero no dejaba de ser distinguible debido a su color ocre visualmente llamativo. Con este tipo de instalación pueden interpretarse múltiples significados. Por ejemplo, el heno puede ser visto como un material natural, biodegradable, que representa un arte ambientalmente responsable; las figuras pueden adquirir una connotación extranjera, intrusa, móvil, despersonalizada y deshumanizada, entre otras cosas. La integración (o falta de integración) del heno en el prado se puede interpretar como una metáfora referente a fenómenos migratorios recientes. Sin embargo, lo más importante, dentro del contexto particular y específico del parque del Hamburgo hacia finales de la década, es que la instalación estimuló la reflexión sobre la relación entre percepción humana y referente público, y entre capacidad a la empatía o indiferencia egoísta. Sin embargo, con Refugiados, lo más relevante fue que la misma comunidad debió enfrentarse al significado de los actos de vandalismo y destrucción en manos de jóvenes y adolescentes que terminaron con el proyecto quince días antes de lo anticipado. Es entonces que considero como el aspecto más innovador de las obras de Escobedo, el que su significado no esté predeterminado y en búsqueda de una audiencia, sino que se construya en diálogo con ella, para que la observación del “otro” se transforme en un “nos-otros” de la experiencia comunitaria. 163 Refugiados (Refugees). Moorweide Park, Hamburg, Germany, 1997. A escala humana, 2010. Foto: Maria Woolson En efecto, nuestro impacto es el resultado de las múltiples dinámicas y procesos diarios, tal como ocurrió en Moorweide Park, Alemania con Refugiados (Escobedo 1997). Desde una lente postcolonial, la instalación o intervención del espacio urbano y parque público se enfrenta directamente al concepto de otredad de un modo provocador y generador, dado que la instalación queda sujeta a las dinámicas que se generan con los espectadores y a partir de ellos. Desde un enfoque sustentable también se trata de una obra con posibles leturas temáticas que entretejen el complejo fenómeno de la inmigración, la problemática agraria figurada por el heno y el entorno del prado, así como capas de significado simbólico que generan a partir del dramatismo de las figuras que fueron creadas con un material frágil y caduco destinadas a ser vulnerables. Por otro lado, la obra se sostiene en base a su contexto, y este tipo de contextualización espacial de un fenómeno a través de la auto-reflexión, tiene la capacidad de reconectar al espectador la ética hacia un bien común en la interacción cotidiana. La obra de Escobedo no sólo tuvo el poder de capturara la imaginación de los espectadores. Su acercamiento a la resignificación de la epistemología ambiental a través de la expresión artística demostró una comprensión profunda de que nada en nuestro entorno es 164 estático y que nuestros impactos son el resultado de intervenciones y procesos diarios, como los que tuvieron lugar en Moorweide Park después de la entrada de estas al espacio del parque. De hecho, la comunidad tuvo que darle sentido a las respuestas de los visitantes, inclusive los actos de vandalismo en manos de la juventud. 8. EXODUS (2009). UNA PARÁFRASIS DEL MUNDO MODERNO. APRECIACIONES FINALES Desde una perspectiva de la sustentabilidad, como la que fue propuesta en la introducción, el significado local que emerge de las instalaciones de Escobedo evoca la tensión que existe entre las historias locales que codifican un lugar y el impacto que sobre ellas tiene la tendencia homogénea de la globalización. En piezas como Refugiados y El Hoy de Hoy, o Lluvia Acida hemos visto las imperantes marcas modernas de lo que significa el crecimiento, el consumo y sus efectos. A medida que la modernidad se manifiesta globalmente mediante el avance de bienes de mercado, prácticas de producción y modos de expansión material, la política del lugar entra en conflicto con las normas y convenciones que las sociedades modernas perpetúan bajo la idea de crecimiento, sostenido por una estrecha visión de desarrollo. De manera inversa, el lenguaje estético de Escobedo personaliza la experiencia del lugar y le da una dimensión humana al conflicto. En particular, con respecto a las urbes contemporáneas, se aprecia una experiencia constantemente coreografiada por imágenes, lemas y prácticas de consumo, que califican los espacios por los que se mueve la gente todos los días. De esta manera, imperceptiblemente, se le confiere a esos espacios un carácter performativo que se superpone – o reemplaza - a los ya referidos “sedimentos” históricamente constituidos (Lefebvre 230). Este aspecto es fundamental para entender el alcance de las instalaciones de Escobedo, dado que sus obras se presentan como 165 apropiaciones epistémicas de espacios con historia y con presente, tales como los caso urbanos en Negro Basura, Negro Mañana e Hidrovochos. Hemos visto también, como éstas y algunas de sus otras piezas no siempre fueron percibidas como obras de arte, y su significado simbólico no siempre fue interpretado como un mensaje explícito, sino como un acertijo a ser resuelto por el espectador. No obstante, su sugestivo uso de códigos artísticos hace que las piezas sean atractivamente expresivas y estimulen la reflexión. Haciendo frecuente uso de descartes o desechos que la Escobedo aprovecha como materiales primarios de la expresión artística, su estética provocadora transforma el espacio en una metáfora; la cual devuelve una realidad enriquecida, de modo que incluso después de un encuentro efímero, la memoria retiene la experiencia. Durante la muestra retrospectiva, A escala humana, realizada en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México en mayo de 2010, una placa registraba sus palabras y reflexiones sobre el legado de su obra escultórica: Quizás el lugar por excelencia de Escobedo no sea el espacio físico ni el objeto, sino aquel donde se construyen la experiencia y la memoria colectiva, ahí aspira a inscribir la huella de su obra aceptando la pérdida y la fugacidad” (Museo de Arte Moderno, 2010). Durante esa misma muestra, en El hoy de hoy y Memoria del silencio, Escobedo cuestiona la producción urbana occidental contemporánea y su proyecto civil, civilizador, simbólico, unidimensional y mercantil. La proximidad física de estas dos obras, escogidas para la muestra, delicadamente expone aspectos de la cultura occidental como proyecto civilizador sin capacidad reflexiva, lo que Leff ha llamado una crisis del conocimiento (2002). La dicotomía presentada por los descartes de la tecnología que invade el espacio conspicuamente, frente al 166 silencio auditivo y simbólico representado por los instrumentos en sus cajas cubiertas de polvo, es otra manifestación de la incapacidad occidental de concebir el potencial autodestructivo del proyecto materialista que denominamos modernidad. Como se sugirió anteriormente, en su obra se expresa una comprensión acerca de las posibilidades de introspección y significación colectiva que residen en la experiencia comunitaria. Este significado, sin embargo, no es evidente a simple vista. En general, al encontrarse con expresiones artísticas de este tipo, el público tiende a proyectar su propia experiencia en los objetos que ve delante suyo. Por lo tanto, como ocurre con el arte de performance – o performance art - el observador toma elementos de lo que se representa y en el proceso de darle sentido a lo que ve, recicla los objetos para proyectar su propia experiencia en ellos (Abramovich 2010). Es aquí, donde el contexto elegido por la artista para enmarcar el objeto o la inversión simbólica de una pieza, tienen la capacidad para interceptar la experiencia personal, y como un espejo cultural, transformar la instalación en un reflejo los valores éticos colectivos que suscriben a la sociedad. A modo de conclusión de la lectura de las instalaciones de Helen Escobedo realizada en este capítulo y de las consideraciones anteriores que la contextualizan, se considera la última obra de la artista titulada: Éxodo. Esta instalación actúa como síntesis de sus trabajos anteriores. También es como un epílogo del argumento desarrollado sobre la manera en que las instalaciones subvierten posiciones de subordinación a un discurso codificado y naturalizado, que mediante prácticas de resistencia confieren una oportunidad de acción frente a las políticas de representación actuales. Es además un legado de la preocupación de la artista por la condición humana en nuestro tiempo. En efecto, una de las más poderosas historias humanas que motivaron su arte, fue la constante preocupación durante los últimos años de su vida, por los cientos de 167 miles de migrantes globalmente desplazados ya sea por guerras, hambre o tragedias naturales, que perdidos vagan por diversas latitudes de nuestro planeta. En este sentido, las migraciones de los siglos XX y XXI, como fenómeno moderno proporcionan una síntesis reflexiva, oportuna para entretejer e integrar en una última pieza, las diversas perspectivas críticas que se emplearon hasta ahora en la observación de las instalaciones de Escobedo. En 2004, Escobedo reprodujo una versión de la instalación Refugiados, en la que 61 figuras de heno vestidas con harapos, parecían estar peregrinando sin destino, caminando todas en una misma dirección. Esta muestra podría entenderse como una continuación temática comenzada con Refugiados y estéticamente precursora de Éxodo. La ocasión fue la exposición Niños refugiados, organizada por la fundación alemana Deutsche Stiftung für UNOFluechtlingshilfe (ACNUR). Las marionetas de Escobedo no tenían cara u otros detalles que permitieran diferenciarlas unas de otras, aunque la posición del cuerpo inspiraba cierta narrativa en el espectador. Otra versión del mismo tema que inspiró Refugiados, la muestra fue presentada conjuntamente con una serie fotográfica de Sebastião Salgado, acerca del desplazamiento masivo de personas en los últimos tiempos. El proyecto de Salgado, titulado Migraciones, se enfocaba temáticamente en los niños y lo había sido completado después de viajar por 41 países durante la década de 1990. Photograph published ACNUT News, 01/08/2004 http://www.acnur.org/index.php?id_pag=2006 168 En noviembre de 2009, con el número de las 101 figuras originales de Refugiados, Escobedo crea sus marionetas de cemento, barras de metal y malla de alambre, la cuales miden 1,80 metros de altura y están cubierta de retazos de tela donados por los empleados de la Secretaría de Cultura del Gobierno del DF (ibid). Inicialmente esta instalación fue exhibida frente al edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la Plaza Juárez, a poca distancia del centro histórico de la ciudad. Allí, intervino y reconfiguró el espacio, refuncionalizando la noción de espacio público dado que interrumpió historias normativas de un punto neurálgico de la metropolis, porque como observó la crítica de arte Raquel Tibol, la obra “más que política es pública; tiene una relación fuerte con la historia de México” (Tibol citada por McMasters 2009). Además, fueron todas figuras femeninas que llevaban la cabeza inclinada hacia delante. En fila una detrás de la otra, se orientaban hacia lo que es ahora el Museo de la Memoria y Toleracia de Ciudad de México – que en su momento estaba en construcción - y hacia la sede de la cancillería, “como si fueran a pedir permiso de entrada o salida, con humor todo esto,” explica la artista (Escobedo citada por McMasters 2009). Image 1 Image 2 169 Image 3 Exodus, Ciudad de México, 2009 (image 1 & 2). South Exodus Ixtepec, Oaxaca (image 3) Éxodo, es una intervención de arte urbano que enfrenta al público directamente con el fenómeno de la inmigración. Como etapa final de un viaje artístico que comenzó con Refugiados en un contexto europeo, la obra se transformó en una exposición itinerante que continuó existiendo después de 800 kilómetros y 19 meses de viaje, y se detuvo en el refugio “Hermanos en el Camino” de Ixtepec, Istmo de Oaxaca, bajo el nombre de "South Exodus". Este refugio es una figura destacada en la defensa de los derechos humanos de los centroamericanos en la frontera sur de México y del derecho a la movilidad humana, dado que por allí cruzan aproximadamente 500.000 personas cada año, 100, 000 de las cuales nunca llegan a la frontera norte del país. A semejanza de lo que ocurre con el arte de performance, la obra es una especie de conversación activa entre la imagen de cuerpos itinerantes y todo aquel que entra en contacto visual con la instalación, inclusive a la distancia el lector de este texto, mediante la reproducción fotográfica. De esta forma, el espectador entra en diálogo con la enunciación de la artista sobre un tema contemporáneo apremiante. En palabras de Escobedo: Soy un artista visual, todo lo que siento en mi interior , tiene que salir en tres dimensiones. La migración ha cambiado el país , algo terrible que vemos entre los 170 que vienen desde el sur para cruzar y entre nuestra propia gente , en busca de una vida mejor o más dinero para enviar a sus familiares. Es una situación muy triste. (2009) El compromiso de Escobedo con la migración es un enfrentamiento con la ética (o la falta de ética) de un mundo concebido bajo la abstracción de la vida moderna; es también una comprensión de dinámicas que pueden ser rearticuladas a partir de una ética de la sustentabilidad, o sea de una ética que busca el bien común y es capaz de redefinir el mundo globalizado, sin la antedicha violencia lenta, cotidiana. Dicho de otro modo, el sustento del planeta y de sus poblaciones humanas dependen tanto de repensar y reformar las prácticas actuales de la apropiación de los recursos como de la visión y los valores éticos que se le asignan al mundo. Por lo tanto, depende de la imaginación y del imaginario que le da forma a esas impresiones, y de la fuerza persuasiva de la palabra y la imagen. Al considerar estas tragedias - la hambruna, los desastres naturales, los conflictos armados por poseer tierras o controlar recursos - a través de la lente ofrecida por Enrique Leff, sobre una coherente y amplia conceptualización de la epistemología ambiental, se puede comenzar a comprender la crisis socio- ambiental contemporánea como resultado de la manera en que las formas modernas de racionalidad guían los modos de producir y tomar decisiones. En otras palabras, la racionalidad cartesiana que dio paso a una lógica predominante de producción y desarrollo económico, sigue siendo uno de los motivos principales de la grave degradación ecológica, de las interrupciones sistémicas de ciclos naturales y de la disolución de centenares de comunidades arraigadas a su lugar de origen. Además, las ideas de Nixon presentadas en el capítulo uno, encuentran resonancia en la clase de perspectiva implícita del trabajo de Escobedo, mediante el cual se aprecia la devastación 171 y el desgaste producidos por la dinámica global de crecimiento y consumo; una forma de violencia paulatina que desciende sobre gran parte de la población mundial más vulnerable, incluyendo las comunidades rurales e indígenas. Una violencia lenta, moderna, "anónima, protagonizada por nadie" (Nixon 2, mi traducción) que se expresa claramente en la peregrinación silenciosa de cuerpos agazapados de la escena de Éxodo. Las 101 figuras sin rostro con sus ropas en jirones son una imagen dramática que parafrasea los miles de desplazados que cada día se movilizan por el mundo en busca de mejor suerte. Una noción de violencia que no dista de lo que Jean Franco señala en América Latina, como the anxiety over modernity defined and represented by North America and Europe (that) all too often set governments on the fast track (of development) that bypasses the arduous paths of democratic decision making while marginalizing indigenous and black people. (2013: 2) El análisis exhaustivo de Franco en su reciente libro Cruel Modernity sobre la perpetuación de la crueldad, tanto explícita como implícita del siglo XX, interroga el papel de la tecnología y del pensamiento moderno que ha llevado a aceptar niveles tan altos de violencia, abalados por el estado. Citando a Enrique Dussel, explica la modernización como projects that were built on the colonial structure of separation. Not only culture but skin color was a problem as long as civilization was identified with whiteness. For modernity, the barbarian is at fault for opposing the civilizing process, and modernity, ostensibly innocent, seems to be emancipating the faults of its own victims. (9) Éxodo representa todo esto. Hay en las figuras una naturaleza anónima, una representación de la deshumanización del individuo producida por la experiencia migratoria y 172 una pérdida identitaria provocada por la falta de "pertenencia". De hecho, hablar de identidad es afirmar creencias colectivas y acciones que unifican un grupo, a través del lenguaje, de artefactos materiales y de conductas que contribuyen a la subjetividad y la sociabilidad. De esta manera, Éxodo, es también una manera de cuestionar la legitimidad del sistema. Es una manera de perturbar la cotidianidad con una instancia estética. Según Graciela Schmilchuk, en Éxodos no se hace una representación de un problema económico, político, social y cultural, sino una alusión por medio de una cadena de escenas. Esta referencia poética espera, a su vez, una respuesta emocional, claro, mediante la sorpresa, en aras de una reflexión posterior. (citada por McMasters 2009) La elección de la obra de Escobedo como objeto de estudio se debe a que demuestra un profundo entendimiento que todo en nuestro ambiente es dinámico y transitorio, y que nuestro impacto es el resultado de las múltiples dinámicas y procesos diarios. Como intervenciones discursivas en espacios urbanos, estas obras interrumpen percepciones colectivas normalizadas en la vida cotidiana, provocan una correspondencia visual y espacial seguida de una inversión simbólica, que en sí misma es percepción y crítica, es subjetiva y es concreta. En este contexto, el imaginario social, visto como un sitio de mediación de las relaciones sociales y socioecológicas, reitera la idea de que una obra de arte no sólo refleja los discursos que circulan, sino que también tienen el poder de transformar el imaginario y los discursos que por él son mediados. La transferencia en la significación de la obra a sus aspectos experienciales hace de la instalación una expresión artística efímera, donde el objeto conecta al espectador con un patrimonio cultural simbólico a través de la acción. A medida que el público reconfigura sus piezas, y la materialidad de la obra refuncionaliza el espacio, las obras interrumpen convenciones 173 urbanas y crean conciencia sobre el poder que existe en las actuaciones diarias de la vida cotidiana. Esto a su vez se presenta como una oportunidad emancipatoria hacia el cambio social. La creación artística de Escobedo en su exposición de problemas ecológicos, como por ejemplo su propuesta de ofrecer temporariamente “el don de otra mirada” a los restos de la civilización moderna, hace referencia indirectamente a la destrucción, la muerte del objeto, la desmaterialización que se produce a pesar de la intencionalidad acumuladora de la sociedad de consumo (MAM 2010). Con sus obras, ya sea como creadora visual que ofrecen una mirada incómoda, o como expositora de la dialéctica del medio urbano, Helen Escobedo cuestiona la propia existencia moderna y occidental que privilegia lo individual sobre lo colectivo, lo material sobre lo espiritual, lo concreto sobre lo abstracto, la racionalidad productiva moderna sobre cualquier otra alternativa cosmológica de supervivencia del ser humano. Sin embrago, su obra no deja de ofrecer también una posibilidad de imaginar alternativas, proponiendo la integración de la dependencia hombre-entorno que puede provocarse por medio de la visualidad, tanto como proceso consiente como en su capacidad performativa o inconsciente. Cuando veo un sitio -antes de proponer una obra- veo qué le sobra, y acaso después, qué le falta. (Escobedo citada por MAM 2010) Desde un marco estético epistémico de una propuesta hacia un futuro sostenible, la plástica y expresión artística de Helen Escobedo se manifiestan en el dinamismo de los procesos transformativos; en la transición de lo individual a lo colectivo; en la estética de un objeto como revelación de la textura y del juego lumínico que de modo abstracto concentra la atención en el espacio del objeto y de su contexto. Las obras de Helen Escobedo aquí comentadas intervinieron también un aspecto físico o material de la memoria. Su trabajo no incluyó estrategias antagónicas con el propósito de exponer los actos de la degradación ambiental. Por el contrario, valiéndose 174 muchas veces de un irónico sentido del humor, las instalaciones entablaron siempre un diálogo con la comunidad y con el entorno en que fueron previstas. En este sentido, la expresión artística de Escobedo trasciende un “arte ambiental”, dado que puede conducir a nuevos espacios de imaginación, a través de una reflexión éticamente comprendida. NOTAS i Marta Minujín es una artista plástica argentina, de Buenos Aires, conocida por sus obras vanguardistas desde la década de los años 1960. Estudió Bellas Artes, ganó becas en Francia y Estados Unidos y fue una de las precursoras de la contracultura argentina. El período que se distingue para este estudio es la década de los años ochenta, cuando se vuelca al arte ambiental (Repollos (1977) , Toronjas (1977), Pasto) y los proyectos que desacralizan mitos populares (como los mencionados en este texto y El obelisco de pan dulce (1979) ii Mi interés por la obra de Escobedo, se concretó en mayo de 2010, cuando poco antes de su prematura muerte, asistí al homenaje que se le rendía con la exposición retrospectiva Helen Escobedo: A escala humana, en el Museo de Arte Moderno de Ciudad de México, donde era directora al momento de su muerte. iii Se reitera que el concepto de sustentabilidad se adopta como una epistemología de la interdependencia y coevolución entre la cultura y el medio natural en todas sus escalas que, al celebrar la diferencia para superar la otredad, responde a una obligación ética intergeneracional. iv Bienal ROSC, Dublín, Irlanda. La original torre de James Joyce es una torre Martello que diera origen a su novela Ulysses (Joyce 1922) y actual museo James Joyce. El pan fue donado por la panadería, Downes, mencionada en un cuento de J Joyce, que todavía existía. Una vez que la grúa acostó la torre, cuenta Minujín que la gente se llevó y comió el pan. v La hambruna de Irlanda ha sido un determinante simbólico de la identidad colectiva irlandesa. vi La noción de “sujeto disciplinado” se articula a partir del trabajo de Foucault y la sociedad disciplinada explicado y discutido en Disciplione & Punish. The Birth of the Prison. 175 vii Este comentario alude a los paradigmas de construcción del conocimiento, como por ejemplo el científico, que están fuertemente anclados en la idea de control, un control racional que es masculina. Para más detalle ver Robbins en el capítulo 1 para una explicación más detallada. viii Ejemplos pertinentes son el naturalista francés Bufón, los filósofos franceses Voltaire y Montesquieu, los filósofos alemanes Kant, Hegel y Schelling, el filósofo escocés y economista D. Hume y el economista T. Malthus. ix Entiéndase por Bienal (o Biennale) los encuentros internacionales de arte que se llevan a cabo cada dos añosy organizados principalmente como muestras contemporáneas, que tienende a exhibir las vanguardias artísticas y suscitan polémicas y debates. x ADD events at the museo de la UNAM xi MUAC is the aconym for the Contemporary Art Museum of UNAM, Universidad Autónoma de México xii El año 1962 es el mismo año de la publicación de Silent Spring de Rachel Carson. Ese año, Berni también gana el premio Oficial de Grabado y Pintura de la Bienal de Venecia por sus obras sobre Juanito Laguna. Pintor de trayectoria surrealista, influenciado de joven por el cubismo iutaliano, tuvo siempre una preocupación por la marginalidad y la miseria, por la pobreza y en particular el desamparo de las villas miseria. xiii Un NOS-OTROS que en cada obra es comunidad (Museum de Arte Moderno, Mexico City, 2010). xiv Cabe recordar que en el año 1994 entra en vigencia el tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), evento que estimula tanto el interés como el viaje y la respuesta artística de Helen Escobedo. xv el término " restauración" se utiliza siguiendo la teoría de la actuación de Schechner xvi Originalmente comisionado y producido por la Alemania nazi, para ser el auto utilitario de la gente corriente, pasó luego a ser símbolo hippie, a extenderse y fabricarse en África y América Latina, y a ser el primer automóvil global. De fácil arreglo, en México está considerado como el “auto del pueblo, barato, curioso, compacto” que evoca para muchos, historia y recuerdos: un auto propiamente mexicano. 176 CAPITULO IV Voces silenciadas, sabiduría olvidada. Limitaciones discursivas de la representación cultural en la era de la globalización. The only true voyage, the only bath in the Fountain of Eternal Youth, would be not to visit strange lands but to possess other eyes, to behold the universe through the eyes of another, of a hundred others, to behold the hundred universes that each of them beholds, that each of them is. Marcel Proust, En busca del tiempo perdido (la prisionera), 1927 1. INTRODUCCIÓN Retomar el argumento de Rama sobre la división entre el mundo letrado e iletrado, es un buen punto de entrada a la temática de cómo desposicionar un discurso culturalmente situado que perpetúa la transculturación.1 Metodológicamente, se trata de un desafío disciplinario, dado que propone examinar no sólo contenido y forma de ciertos discursos naturalizados, aceptados como verdades, sino también considerar el imaginario social que como conciencia colectiva condiciona comportamiento e instituciones.2 A diferencia del análisis de secciones anteriores, que consideraron aproximaciones a las expresiones artísticas de diversos medios, en esta sección se hace uso de un medio afín a la geografía cultural, que incluye observaciones de un trabajo de campo e investigación etnográfica. La tarea se aborda mediante la identificación de límites, sustituciones y lagunas que se producen en la representación, cuando al adoptar un medio 177 comunicativo lingüística o artísticamente hegemónico, se prioriza la cosmovisión de la trayectoria urbana occidental. Como fenómeno cultural, esta diferencia entre sectores de sociedades multiculturales, se entrelaza hoy con la dinámica de la globalización; un tipo de globalización que se ve acelerada por el flujo de capital, por una cultura de masa formalmente uniforme, y por una estética de mercado que fomenta lo que se llamará la desterritorialización del individuo. Sistémicamente, esta estética representa un proceso donde se asimila una compresión imaginaria de tiempo y espacio, de consecuencias transformadoras a cómo se percibe el entorno y la vida misma. Entonces, este capítulo cuestiona aspectos formales del tipo de discurso privilegiado en la sociedades modernas de hoy: el texto escrito, el pensamiento racional, y en particular la orientacióracionalidad económica (Leff, Aventuras), que estimulan un performance social y las convenciones del imaginario. Temáticamente, se incluye una breve discusión sobre la globalización y sobre el concepto de subalternidad, como expresión de diferencia. También se interroga indirectamente la ecocrítica en su capacidad de estimular una concientización integral sobre las relaciones cultura-naturaleza, dado que su origen analítico pertenece al discurso de la tradición literaria y por ende corre el riesgo de acentuar matices sobre el imaginario naturalista.3 Enmarcando las observaciones en términos de semiosis social, el análisis utiliza un ejemplo materialmente diferente de lo visto hasta este punto, que se origina y se basa en el trabajo realizado en la Isla de Pascua (2010-2012), también conocida como Rapa Nui. De esta manera, se esclarecen algunos de los mecanismos discursivos que conducen a las mencionadas exclusiones, límites y lagunas, desde la observación de la materialización discursiva en un trabajo de campo. Todo marco analítico debe entenderse como una vía de acceso a la trama discursiva que, a manera de espejo, se cultiva creativamente en la obra de arte. De ahí que 178 acceder a ciertos discursos por otra vía, es una manera de extender el estudio ecocrítico de la representación y cruzar una tercera frontera epistémica, que se acerque a voces silenciadas. Por otro lado, la jerarquización del conocimiento se da tanto en el arte como en los discursos que una vez institucionalizados supeditan las relaciones dentro de la sociedad. Entonces, como propuesta a una ampliación de perspectivas ecocríticas, las observaciones que emergen del trabajo en Rapa Nui exploran contradicciones del conocimiento que se adjudica a una comunidad específica, cuya expresión cultural y significación no ha privilegiado prioritariamente el texto escrito. Se trata del pueblo Rapa Nui, cuyo nombre identifica la comunidad, su lengua y el territorio. Esta comunidad es un ejemplo de cómo un reconocimiento incongruente de la dimensión cultural contribuye a lo que se referirá como discursos colonizados de conservación cultural y ambiental. El argumento sostiene también, que gran parte de los textos literarios y artefactos culturales adjudicados a la cultura Rapa Nui, emergen de un intento de describir y dar voz a un pueblo originario, desde estructuras epistémicas originadas en la experiencia occidental que explícita o implícitamente reproducen la colonialidad. Sin embargo, esta contradicción discursiva no se limita a la dialéctica y se materializa espacialmente, perpetuando las restricciones territoriales impuestas históricamente por el estado chileno y cancelando la posibilidad de que una epistemología de experiencia de vida pueda ser expresada. Como tal, la investigación en campo se compuso de una observación empírica y un estudio etnográfico, que examina el significado y la importancia de la autorepresentación. Esta indagatoria sobre las relaciones de poder se extiende más allá del texto y la teoría, e incluye un enfoque capaz de responder a los desafíos metodológicos de desposicionar un discurso culturalmente situado. La historia e historias del pueblo Rapa Nui han llegado a nosotros a lo largo del siglo XX, por medio de textos transcriptos, traducidos y publicados por académicos, lingüistas, religiosos y 179 estatistas. Este proceso mediado, se llevó a cabo en la lengua franca continental, el español. De esta manera, reforzó fronteras discursivas y creó nuevos filtros lingüísticos y culturales. Considerada hoy una lengua ancestral en peligro crítico (Moseley), el Rapa Nui - lengua originaria de Isla de Pascua - fue reinsertada oficialmente en la educación primaria formal, recién en los años 90, aunque sólo hasta el cuarto grado de educación primaria, después de varias décadas de prohibición institucional. Por lo tanto, interrogar algunos de los relatos que han circulado sobre la isla y la cultura Rapa Nui en las últimas décadas, los cuales siguen condicionando el territorio, su gente y las posibilidades de sostener una identidad de origen polinesio, es un primer paso hacia el aprendizaje de cómo escuchar a este grupo humano con una singular experiencia de vida. Como dice Diana Luque en el contexto de su trabajo con la comunidad comcáac del desierto mexicano de Sonora, “por más capacitado que alguien se crea, no puede trabajar con los Comcaac si no se gana día a día, en los hechos, su confianza” (23). Rapa Nui no es diferente, razón que convalida aún más el uso de una fuente de información de un trabajo de campo desde la comunidad. Ciertos textos publicados recientemente confirman la información relevada mediante las entrevistas del trabajo de campo, acerca de una conciencia Rapa Nui sobre el legado de colonialidad y discriminación por parte del estado chileno.4 Por consiguiente, conectar este ejemplo concreto a una discusión teórica, se entiende como una oportunidad de entrever el silenciamiento de voces que aún hoy se ven sometidas a diferentes escenarios excluyentes. Estos escenarios no son nuevos o exclusivos de Isla de Pascua. Sin embargo la particularidad del caso Rapa Nui, es la ambigüedad contradictoria que imponen hoy el discurso académico – considerado erudito – y el discurso universalmente aceptado como verde, puesto que ambos asumen una calidad discursiva de experto, considerada progresista. Valorar un "lugar" y 180 preservarlo puede adoptar diversas formas dependiendo de las relaciones de poder que están implicadas con él. Del mismo modo, la defensa de un patrimonio cultural reconocido, o de un entorno natural, puede enfrentarse a las iniciativas industriales del estado o del capital privado, pero al mismo tiempo afirmar en la práctica formas problemáticas de un conocimiento constituido y representativo de la paradoja que existe en el contexto del desarrollo en occidente. En otras palabras, se da que frecuentemente un intento proteccionista dotado de una retórica de responsabilidad intergeneracional, se confunde con acciones que no reconocen los derechos de las comunidades originarias a su propia epistemología del territorio. Para ilustrar lo que entiendo por posicionamiento discursivo el análisis cuestiona por un lado la representación cultural construida a partir de los estudios arqueológicos y lingüísticos, y por otro las narrativas ecologistas propias de la conservación medioambiental, ambos pertenecientes a lo que llamaré el discurso continental. A esto se suma una retórica alimentada por políticas de estado, cuyos intereses se basan aún hoy en el paradigma mecanicista y reduccionista de las sociedades industriales. No es difícil reconocer que la conservación pueda ser disputable; muchos son los casos que han sido causa de contienda cuando conservar significa entrar en conflicto con intereses económicos. Este caso en Rapa Nui va más allá de este tipo de disputa. Se trata de un ejemplo en el que la conservación está en conflicto con el concepto mismo de conservar; dado que conceptualmente se origina en dos visiones diferentes del mundo, en dos culturas. Usando el término de transculturación de Rama, podemos entonces apreciar algunas de las dinámicas causales de lo que aún hoy es una transformación cultural con raíces en la colonialidad, que al estar estructuralmente insertas en la política ambiental y en aserciones estatales de patrimonio cultural, dan la impresión de proteger. La hipótesis que se maneja es que la captura de las 181 interacciones recíprocas de la cultura, la sociedad y el medioambiente a través de un trabajo de campo sobre la narrativa en Rapa Nui, agrega una comprensión más profunda de lo vital que son el espacio y el medio natural para el mantenimiento de la identidad colectiva y de la comunidad, permitiendo una más matizada comprensión del conflicto, cada vez mayor, que existe entre los discursos de desarrollo sustentable y el mantenimiento de la cultura y ecología de la isla. Las observaciones del trabajo de campo de Rapa Nui se basan en la investigación del verano de 2012, en la que se empleó un marco de análisis de diversidad biocultural. Como intersección entre cultura y biodiversidad, este marco analítico se basa en el principio de inseparabilidad e interdependencia entre ser humano, ambiente y prácticas ancestrales (Luque; Rozzi; Maffi). El objetivo del trabajo en agosto del 2012, fue captar un panorama amplio e integral de la comunidad y su territorio, para identificar algunos de los silencios creados por una reproducción cultural desde los principales discursos externos: aquel del mercado, el de la academia y el del Estado-Nación, que se perpetúa hoy en la normativa territorial. Con tal fin, el marco contextual de referencia identifica la trama discursiva y expone la resistencia de la comunidad frente a la pérdida de su cosmología polinésica, rica en patrimonio cultural ancestral que convive cotidianamente con el mundo moderno. En un marco de diversidad biocultural, se busca dar legitimidad a los saberes que forman parte del acervo cultural local, en este caso Rapa Nui. Tal reconocimiento ofrece a su vez, oportunidades de reapropiación de la naturaleza hacia la conservación del territorio a largo plazo, y de un proyecto político de recreación identitaria. El aparente eclecticismo disciplinario de este análisis pone también de manifiesto la paradoja que representaría restringir disciplinariamente un estudio sobre una cultura originaria a la cual se desea conocer. Cabe mencionar también que la investigación académica, en cuanto réplica de marcos disciplinarios originados en la tradición 182 europea, impone sus propias limitaciones epistémicas, que pueden condicionar los resultados. Esto último es particularmente problemático en el caso de pueblos de cosmovisiones diferentes, como el Rapa Nui, dado que supedita la posibilidad de un aprendizaje cultural a un pensamiento ya colonizado. La diversidad cultural, también reconoce la interdependencia mutua que existe en los procesos ecológicos y socio- culturales que operan a diferentes escalas, permitiendo una síntesis socio-espacial-discursiva que incorpora la dimensión ética. 2. CONSIDERACIONES TEMATICAS: GLOBALIZACIÓN Y TENSIONES DISCURSIVAS. EL SUBALTERNO A modo de profundizar el análisis sobre la disyuntiva entre lo global y lo local, la siguiente sección incursiona en cómo repercute la globalización en diversas latitudes de la región y en el significado de la noción de subalternidad. El argumento que se construye es uno de complejidad que conduce a situar el análisis en puntos de confluencia disciplinaria - o intersección transdisciplinaria. Convencionalmente matizado por una retórica de la globalización y del desarrollo, el privilegio discursivo de lo que aún sigue siendo simbólicamente el mundo letrado, responde hoy como práctica social a prerrogativas de ciertos espacios institucionales, intelectuales y políticos. En consecuencia, nos encontramos textualmente frente a loci de enunciación, que si bien divergen intencionalmente de un tratamiento convencional en materia temática, en términos formales siguen formando parte estructural de lo que Mignolo llama semiosis colonial.5 Simultáneamente, las vanguardias intelectuales han buscado oportunidades, mediante la representación, de dar cabida a voces marginales y culturas originarias. O sea, existe conceptualmente una búsqueda creativa que celebra la diferencia. De hecho, la representación de voces subalternas mediadas por la expresión artística, responde en muchos casos a un intento de 183 “redefinir las formas de agencia política” (Moraña), de buscar modos de resistencia a la hegemonía desarrollista en sus diferentes escalas y de reivindicar a aquellos cuya representatividad política y cultural sigue sin concretarse. Sin embargo, simultáneamente, estas representaciones de lo subalterno, son voces registradas por un discurso letrado, que al valorar la diferencia distingue su carácter singular – o exótico – desde donde surge otra paradoja. Me refiero a cuando lo subalterno se transforma en artefacto cultural, cuya imagen folclorizada es seguidamente apropiada por el mercado como producto de circulación internacional. Mabel Moraña, ve en la academia un extremo de este tipo de fenómeno, al que llama la “tecnocracia de un humanismo postmoderno.” Como parte de otro tipo de “boom” literario, al que denomina “boom subalterno,” Moraña describe un fenómeno que, hace alusión al montaje ideológico-conceptual que promueve la subalternidad como parte de una agenda exterior, vinculada a un mercado donde aquella noción se afirma como un valor de uso e intercambio ideológico y como marca de un producto que se incorpora … al consumo cultural globalizado. (Moraña 221)6 Este tipo de consideración, lleva a una pregunta fundamental para complementar la propuesta de este trabajo, sobre ecocrítica aplicada a la representación artística contemporánea, que se conecta con temas de justicia socio-ecológica. Si la propuesta de abordar la complejidad cultural e intercultural de relaciones transnacionales incluye una ética del bien común y del respeto mutuo, como lo propone el concepto de sustentabilidad medioambiental, ¿cómo crear un espacio sin interferencia para que voces que siguen siendo silenciadas tengan oportunidades de constituirse? ¿Desde dónde enunciar la imprescindible necesidad de aprender a escuchar al otro, desarrollando una empatía del conocimiento que integre otros saberes a la trama discursiva 184 privilegiada?7 ¿Cómo distinguir la apropiación inversa de retóricas políticas como mecanismo de residencia desprovisto de un discurso auténticamente productivo hacia la emancipación? ¿Es necesaria la distinción de autenticidad para valorizar una experiencia ajena a los parámetros convencionales? Ante estas preguntas, la propuesta de considerar espejo cultural a la representación artística, y en particular a la literatura, resulta una propuesta incompleta como puerta de acceso a la complejidad socio- ambiental contemporánea de América latina. Tal propuesta tiende a reproducir, al menos formalmente, la compartimentalización de un proyecto urbano privilegiado. Asimismo, presenta el riesgo de reincidir en un colonialismo interno del que persiste en los países latinoamericanos. Estamos frente a un cuestionamiento, que aunque matizado en el tiempo presente, se asemeja a postulados anteriores, como los sugeridos por Moraña en 1998, cuando preguntaba: ¿Cómo arbitrar la entrada a la postmodernidad de formaciones sociales que viven aún una (pre)modernidad híbrida, donde se enquistan enclaves neofeudales, dependientes, patriarcales, autoritarios, donde sobrevive la tortura y el colonialismo interno, la impunidad política, la explotación, la margialidad? Más aún, se trata también de profundizar en la propuesta de decolonizar las mismas prácticas de investigación que se manejan en la academia. Vuelvo a citar a Moraña: ¿Desde qué autoridad (autoría, autorización) reivindicar el programa de una nueva izquierda letrada, entronizada en la academia, en las fundaciones de apoyo a la cultura, en la tecnocracia de un humanismo postmoderno, sin dar la espalda a los derechos humanos, las clases sumergidas, y a la esperanza de una integración real, de igual a igual, entre las regiones globalizadas? 185 Acercándonos a fines del siglo, las vanguardias artística de América latina, continúan desafiando convenciones y buscan la resistencia ideológica en el trabajo experimental. En el contexto de la tensión que existe entre lo local y/o global, se ha apreciado la representación literaria de “lo universal, como predicado de lo moderno” (Siskind “Conference Presentation”). O sea que se ha visto en la misma modernidad una enunciación constitutiva de la trama discursiva universal – o global – dentro de la tradición letrada latinoamericana. Esta autorepresentación de la propuesta universal (Siskind, Cosmopolitan Desires), se entreteje con dinámicas socioeconómicas impuestas por modelos capitalistas de producción, frente a los cuales también existe una respuesta que se resiste local o regionalmente. En otras palabras, aparece una resistencia política y epistémológica frente al fenómeno económico globalizador, dado que la represión de libertades individuales ya no está en manos de un aparato estatal autoritario como en décadas recientes, sino que proviene del consumo mismo. Del mismo mercado surge una estética de la exclusión, que crea un abyecto universalizado, reproducible y reproducido, a medida que el progreso avanza por los territorios. El efecto migratorio y la diáspora de corte socioeconómico proveniente de los países del Sur es un ejemplo de esta construcción del “otro”, el subalterno, el abyecto de las urbes latinoamericanas idealizadas de hoy, como se vio representado en los cuerpos itinerantes de las instalaciones de Escobedo del capítulo anterior. De hecho, la marginalización que el fenómeno globalizador perpetúa, resulta poco visible al discurso del mercado de consumo, el cual ha permeado todos los aspectos de la vida urbana. Se trata de una marginalización de la diferencia que se convierte en otredad, en el marco del espectáculo social del fin de siglo; se han dejado atrás las autocracias estatales para reemplazarlas por aquella del consumo. 186 Sin embargo, también existen fisuras productivas hacia la emancipación; en lugar de un Tlatelolco silenciado por el estado (1968) se produce una guerra por el agua en Cochabamba8 (2000). O sea, que un renovado orden social, ha encontrado un espacio de enunciación políticamente productivo, que ha dado lugar a propuestas populares con claras aserciones sobre la globalización. Por ejemplo, ha sido descrita como el Proyecto que amenaza la vida no respeta fronteras, por eso lo llaman Globalización … No solamente están a riesgo nuestras culturas, nuestras comunidades, nuestros pueblos y familias. Empero, la vida misma corre riesgo de ser destruida. (Congreso Indígena y Popular, Consulta en el Cauca frente al TLC, Proclama Pública, 2004) Toda la humanidad se enfrenta hoy a un paisaje globalizado. Es éste un paisaje de movilidad internacional, en el que se producen constantes intercambios de ideas y tradiciones, generándose una creciente interdependencia. Pero es también una globalización alimentada por el invasivo avance tecnológico, por el constante flujo de imágenes y símbolos; y por una internacionalización del flujo de capital, de la producción y de las relaciones desiguales de poder (Hajer; Sachs, Planet Dialectics; Leff, Aventuras; Escobar). Menos visible dentro de esta imagen dinámica es otra paradoja, que nos subsume: la fragmentación cada vez mayor que la visión planetaria trae a nuestro mundo, a nuestras sociedades y al medio natural, en múltiples escalas (Sachs, Development Dictionary; Harvey, Justice, Nature). Los retos ecológicos y culturales a las comunidades locales y de todo el mundo le están dando forma al cambio global y a la herencia de generaciones venideras. Y en este escenario de transformaciones las expresiones culturales mediadas por formas de comunicación privilegiadas, como el arte y la literatura, 187 conllevan un rol constitutivo del mundo de hoy que se extiende más allá de una apreciación simbólica. Cito nuevamente la Proclama Pública del Congreso Indígena y Popular en el Cauca, Colombia, 2004, que enuncia la urgencia de una visión local al considerar los daños que provoca la expansión globalizada: … es la razón instrumental y utilitaria. En un territorio descubren lo que quieren explotar para conquistarlo, extraerlo, transformarlo en mercancía, venderlo y acumular poder y riqueza. Lo que no tiene utilidad inmediata es destruido. Al servicio de estos consorcios han estado las tecnologías que han utilizado como armas de expansión y acumulación en el tiempo. Las industrias, las ciudades que crecen ocupando espacio y devorando vidas y el poder corporativo supranacional. Alrededor de las ciudades globales corporativas, crecen por la vía de la guerra, de la confusión, de la propaganda y del negocio las metrópolis del tercer mundo y el paisaje global se convierte en basurero, contaminación, villas-miseria, en monocultivos, en cuevas, orificios de donde sacan los minerales, los gases, el petróleo y todo lo que pueden transformar en mercancía y ganancia. Convierten a los pueblos en mano de obra. A su paso dejan desiertos, pobreza y destrucción, enmascarados y encubiertos por la felicidad y el disfrute que deja la ilusión engañosa del derecho al consumo convertida en tentador privilegio de unos pocos. (Congreso Indígena Popular, 2004) Y el desarrollo es un proyecto tanto económico como cultural (Leff ,Aventuras; Escobar; Cárcamo-Huechante, Tramas del mercado). En este sentido, la intensificación de una cultura monetarista avanzada por el capitalismo de corte neoclásico en décadas recientes, ha permeado la 188 sociedad en todos los aspectos de su experiencia diaria y su expansión urbana. Por lo tanto, la búsqueda de un diálogo horizontal entre este tipo de argumento y la esfera intelectual contemporánea, justifica aún más el empleo de un ejemplo desde un marco interdisciplinario. Si se considera que en toda representación de la subalternidad no se puede evitar la mediación, y como dice Jean Franco, se reconoce que aquellas voces que no han podido ser recogidas no son siquiera registradas, se encuentran vacíos creados por el mismo proceso (“¿La historia de quién?”). Entonces el campo etnográfico propone una comprensión más amplia del horizonte de significación de la expresión cultural, que mediante artefactos culturales, exclusivamente, no llega a alcanzar. En cuanto a la producción literaria del siglo XX, Mariano Siskind propone una lectura enmarcada en una dualidad, producto de una dinámica relación entre el “deseo de universalidad” por un lado, y el quiebre hacia la singularidad por otro. Este último, es el que se produce mediante la apropiación de lo subalterno e incluye la tradición oral, popular y regional. Siskind explica que la literatura latinoamericana del siglo XX está siempre pensada “con un otro, un “otro” reprimido o que está en un lugar ontológicamente privilegiado” (Cosmopolitan Desires 14). O sea, la enunciación y emplazamiento discursivo parecerían estar condicionando formalmente de antemano las posibilidades de expresión múltiple. ¿Cómo abarcar plenamente una epistemología de la diferencia fuera de esta dualidad? Se reitera entonces que considerar diversos matices de la diversidad cultural hacia la pluralidad, exige que se interroguen aquellas construcciones discursivas que dominan el imaginario social, inclusive aquellos aspectos colonizados del conocimiento académico de este trabajo. Cabe también mencionar que con la adopción de este ejemplo de una comunidad originaria, no se asume el otorgar espacios a voces silenciadas ni encontrar propuestas resolutorias al conflicto de tener arraigado un pensamiento 189 que coloniza hoy, el mañana. Se pretende, en cambio, acceder a la complejidad del proceso que representa la identificación de algunas de sus dinámicas causales y señalar las posible limitaciones al adoptar una perspectiva de estudio ecocrítica 3. INTRODUCCIÓN AL TRABAJO DE CAMPO El trabajo atiende a la composición eco-social de la comunidad Rapa Nui que habita el territorio de la Isla de Pascua,9 para entablar un diálogo entre un estudio etnográfico de epistemologías originarias y las construcciones discursivas impuestas desde afuera. A nivel local, la comunidad está tratando de superar un legado de exclusión que se remonta al siglo XIX. Situada en el Océano Pacífico Sudeste, la Isla de Pascua o Rapa Nui es un territorio geográficamente aislado que fue anexado a Chile en 1888 (Delsing). Debido a su ubicación y composición geomórfica la isla representa un sistema ecológico único dado que está geográficamente circunscrito por kilómetros de océano. Asimismo, estas características físicas han sido y siguen siendo altamente determinantes en el desarrollo humano. El avance de los derechos humanos y derechos de los pueblos originarios – también referidos como derechos indígenas - en el contexto democrático post-Pinochet ha involucrado la política ambientalista, mediante la cual las culturas latinoamericanas manifiestan diversas expresiones de resistencia a la invasión de la globalización, desde un contexto local. En Chile, este mismo período de transición democrática, avanzó durante la década de 1990 un programa de estrategias de libre comercio y privatización (Bauer Siren Song) Mediante esta política económica, se corre el riesgo de perpetuar un enfoque universal en gestión de recursos, que ha conducido a la degradación ecológica y la disolución de prácticas tradicionales (Leff Aventuras). Para Rapa Nui, la adopción de prácticas o políticas de desarrollo de corte universal es particularmente problemática. Es más, al acudir a las instituciones gubernamentales para 190 promover y proteger la integridad de la comunidad, la población se encuentra hoy con un Estado dominado por los intereses del capital privado y extranjero (Sennett). A nivel internacional, se enfrenta también a una construcción impuesta desde afuera que la designa como un ejemplo documentado de ecocidio, o sea de una mala gestión cultural de la base de recursos naturales, la cual se origina en el canon ecológico de conservación (Diamond). A pesar de la extensa investigación que comprueba lo contrario (Hunt & Lippo, Revisiting Rapa Nui; Rainbird), esta narrativa se ha perpetuado, ofuscando tensiones que rigen la relación entre lo que se podrían llamar concepciones contradictorias de los programas de desarrollo y desarrollo sustentable. Entonces, la perspectiva que se adopta en este caso, atiende a un colonialismo impuesto desde afuera, representado tanto por el rol político-económico de las multinacionales y del capital extranjero, como la comunidad intelectual. No obstante, el caso atiende también a un colonialismo desde adentro, circunscripto dentro de las fronteras de la nación por el discurso hegemónico de las élites. El territorio está regido por la institucionalidad chilena y su integración tardía a la economía de mercado de los últimos años que continúa transformando la cultura. Un indicador muy significativo de esta entrada al mercado, es la fractura social creciente entre los grupos familiares o clanes, según tengan acceso a privilegios de actividades remuneradas. La integración comercial, comparte además síntomas de marginalidad política y alta dependencia económica, en la que se encuentran muchos otros pueblos originarios del continente. Internacionalmente existe también una percepción sobre las políticas económicas aplicadas en Chile durante las últimas décadas. En consecuencia, dentro del marco institucional, las particularidades de Rapa Nui ponen de relieve el impacto sociocultural que resulta de políticas de estado fundamentadas en soluciones de mercado, que fomentan un tratamiento de la isla y sus 191 habitantes como territorio a ser gestionado eficientemente. De igual modo, el caso destaca la urgencia concomitante de contextualizar los problemas y soluciones de un lugar en el sitio mismo en que ocurren, bajo principios de gobernancia territorial – en lugar de recursos - que además concedan voz política a sus habitantes.10 En cuanto a la normativa y mecanismos regulatorios, la intersección entre estado y mercado ejemplifica también el impacto de la trama discursiva impuesta en la isla. En ella se entrecruzan tres tipos de discurso: el continental del estado chileno, el mercantilista en manos de la industria turística y el intelectual, del letrado experto, proveniente de una cosmovisión urbana. Enrique Leff, ha asociado la actual crisis medioambiental a este último punto. Define las causas de tal crisis como una crisis del conocimiento, y distingue sus raíces en la persistente "otredad" de saberes y tradiciones que no entran en la corriente del pensamiento racional (Leff, Saber ambiental). En otras palabras, en el manejo de soluciones que excluyen el conocimiento local, persiste una colonialidad que adopta nuevas formas de manifestarse. Frente a este fenómeno, Leff propone una reevaluación del valor del pluralismo hacia la reconciliación política con prácticas culturales tradicionales (Discursos sustentables), lo que supone también un fortalecimiento democrático de las instituciones que esté guiado por una ética del bien común (Aguilera-Klink, Calidad de la democracia). Ahora bien, en el caso de Rapa Nui, la propuesta de Leff se traduce a una convocatoria hacia la integración de la pluralidad de conocimientos y a la autorepresentación cultural. Esta construcción debe tomar en cuenta lo autóctono, lo ambiental y lo participativo. De esta convocatoria, surgen tres áreas de interés en las que se manifiesta y afirma la semiosis colonial: (a) la lengua – o cuestiones lingüísticas – dado que el español media las interacciones entre cultura dominante y dominada; (b) las cuestiones discursivas que se producen mediante un 192 lenguaje visual desde dos tipos de espacio: uno, el que ha sido ocupado por un mercado cultural y turístico; otro que responde a la performatividad de los espacios y su sedimento histórico (Lefebvre); (c) las restricciones territoriales prescriptas por un discurso continental jerarquizado, que evidencia las relaciones de poder. Las observaciones provenientes de este estudio etnográfico, a manera de espejo cultural, persiguen entonces una serie de objetivos explícitos e implícitos a los fines de este trabajo sobre ecocrítica: • buscar correspondencia empírica con el factor verosímil de la concientización ambiental propuesta por el activismo de la expresión artística • corroborar desde una perspectiva de la semiosis social, las limitaciones que existen en una estética que, si bien se renueva creativamente mediante fisuras discursivas aparentemente emancipadoras, no deja de estar lingüísticamente y estructuralmente situada en una tradición letrada, ontológicamente occidental. • corroborar la limitación que significa querer explicar lo subalterno exclusivamente desde una perspectiva disciplinaria perteneciente a las universidades del hemisferio Norte. • abrir la discusión sobre el significado de la empatía del conocimiento para dar lugar a espacios de enunciación de un diálogo con otras cosmovisiones y con expresiones de voces silenciadas. El empleo específico de Rapa Nui, representa un ejemplo en el que además confluyen diversas dinámicas: • como pueblo originario, la comunidad Rapa Nui ha demostrado una resiliencia y capacidad adaptativa extraordinaria como se evidencia a lo largo de casi dos siglos. 193 • desde una perspectiva de la expresión, sus voces han sido silenciadas a tal punto que hasta la comunidad intelectual, principalmente la académica dentro y fuera de Chile, las ha tratado como culturalmente extintas. • desde una perspectiva política, que observa la Declaración de los Derechos Humanos y la Declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) de los Derechos Ambientales de los grupos indígenas, se trata de un pueblo que fue reprimido al extremo del genocidio en más de una ocasión y al cual hoy aún no le son reconocidos sus derechos. • desde una perspectiva internacional existe tanto una apropiación conceptual de su patrimonio, en cuanto designado patrimonio de la humanidad, como una apropiación material del territorio y de los espacios comunitarios por parte de políticas de mercado. • desde una perspectiva de la estética, vida y expresión se manifiestan espacialmente mediante una representación que no cumple con el simbolismo de la tradición occidental, ni con su síntesis lingüística o conceptual. Esto a su vez revela el potencial de aculturación que existe en la transcripción y traducción de las historias y tradiciones, cuando éstas son narradas por extranjeros sin un diálogo transcultural. • por último, desde una perspectiva ambientalista, Isla de Pascua puede analizarse como un ejemplo de discurso político paradójico, en cuanto a que por un lado su “ecocidio” ha contribuido al avance de un discurso ecologista históricamente necesario, y ha sido explicado con respaldo científico, que lo ha avalado como conocimiento “verificado” e “ incuestionable”. Por otro, esa misma narrativa ha impuesto una visión de la cultura insular, que borra el pasado de la comunidad de 194 hoy. De esta forma, el discurso ecologista de conservación contribuye indirectamente a un quiebre sistémico tanto ecológico como cultural de un ambiente vulnerable. 4. El TRABAJO EN RAPA NUI Este trabajo de campo fue concebido como una evaluación cualitativa que integra un aspecto factual, un aspecto interpretativo y otro evaluativo, que a su vez informa lo que se ha denominado espejo cultural. Las apreciaciones teóricas se traducen a una serie de ejemplos documentados mediante un relieve fotográfico y comentarios puntualmente extraídos de las entrevistas semiestructuradas que se llevaron a cabo. La investigación se apoya en la idea de que una visión detallada de la forma contemporánea en que esta comunidad resiste el discurso chileno continental - y la imagen internacional que parece ignorar la existencia de una cultura aún resiliente y en evolución – contribuye a una mayor comprensión sobre la relación entre cultura y ecología. Se sostiene, además, que la tensión entre lo local y lo global que emerge del caso tiene relevancia más allá de este ejemplo específico. Rapa Nui, es un ejemplo de la desconexión que ocurre cuando se desatienden los matices culturales en discusiones socioambientales. Es también un ejemplo de institucionalización de la colonialidad en las relaciones que se ven expresadas a través del territorio y de la tierra. Para poder apreciar la simultaneidad de la condición post-moderna y pre-moderna de la "existencia" de estas comunidades que habitan la isla, cabe examinar primero la trama discursiva que les es impuesta a partir de los diversos grupos e intereses que atraviesan física y discursivamente su espacio.11 Un ejemplo de investigación etnográfica reciente del campo de la antropología, que profundiza este tipo de análisis de discurso en Rapa Nui (Young, Unwriting Easter Island; 195 Delsing), sugiere que la construcción de una trama discursiva es el resultado de la circulación de una variedad de lenguajes de poder, incluyendo la industria turística, la arqueología y la burocracia estatal. Al respecto, el antropólogo Forrest Young observa que “in the context of transnational flows of capital, knowledge, people and technology, the meaning of anything Rapa Nui is destabilized” (2). En otras palabras, no existe en la imagen consecuente de la isla un reconocimiento congruente de la identidad Rapa Nui, ausentándose del espacio y de la cultura insular la experiencia colectiva de vida aún vigente, puesto que las relaciones de poder condicionan su capacidad de expresión. ¿Cómo revelar a la cultura moderna la importancia constitutiva que tiene el territorio para una identidad de un pueblo originario? ¿Cómo rebatir el convencionalismo que acepta el crecimiento económico como primordial justificativo para el control de los recursos, el espacio y las personas? La falta de reconocimiento de una comunidad originaria a sus derechos de autorepresentación cultural y autogestión territorial se ve reflejada en los espacios. Como explica Young, “the State is keeping the majority of the island reserved as a national park for tourists, archaeological sites for research and selected locations for Chilean militarization” (20). Este conflicto de acceso al territorio no es insignificante, porque para los Rapa Nui el espacio es narrativa y en los espacios se concretizan las relaciones de parentesco con el pasado y con los ancestros – o por lo menos con la identidad cuya significación está íntimamente conectado a tales relaciones. De igual manera, en el tratamiento Rapa Nui de la tierra se revela la relación singular y holística de esta comunidad entre lo humano y no humano – o biofísico - del ambiente, que sigue marcando hoy su forma de vida insular (Young ,“IHe Koe?”; Simpson). 196 Como reflexión oportuna, Hugh Brody - antropólogo canadiense- capta sintéticamente las contradicciones asociadas a la percepción contemporánea que se tiene sobre las comunidades indígenas según la lógica convencional de la asimilación : In a colonial situation, the colonized may find that any challenge or resistance to the new order is acutely difficult […] Can persons who have become dependent upon intruders, while keeping their real selves hidden from prying and moralistic eyes, come out into the open and demand that the invasion go no further? (cited in Torgenson 190). Cartel en la calle principal de la isla, Atamu Tekena, paso obligado de todo turista que llega, junto a la sede del autoproclamado y autoconvocado Parlamento de Rapa Nui, en 2009. (Fotografía de Maria Woolson, 08/12) La notoriedad internacional de la Isla de Pascua sobre sustentabilidad cultural y ambiental se debe en gran parte a la popularidad del libro Collapse de Jared Diamond, en el que describe la isla como caso de "ecocidio". Collapse es un libro debatido que ha dominado la imaginación científica sobre la capacidad autodestructiva del ser humano y ha divulgado una versión histórica sobre la isla, que ve a los "Rapa Nui como una parábola de nuestra actual crisis global" (Hunt & Lipo, “Revisiting Rapa Nui,” 601, mi traducción). A pesar de fundamentar su 197 justificación con investigación arqueológica, el libro deja de lado no sólo la evidencia paleo ambiental, sino otro rasgo fundamental: el contacto histórico entre seres humanos – o contacto con el europeo - que enmarcaron los acontecimientos y la casi aniquilación de la población Rapa Nui (Rainbird; Hunt & Lipo, “Late colonization”; Haun). Además, en materia de lenguaje, la arqueología es un discurso disciplinar con orígenes e intereses ontológica y epistemológicamente europeos, extranjeros a la población local, que carga con un historial de tipo imperialista, y codifica la experiencia en otra lengua y otro lenguaje. Cuando este discurso arqueológico se utiliza para construir una representación de una cultura como la Rapa Nui, el mismo tiende a borrar a la comunidad aún presente, coartando la posibilidad de que una cultura autóctona contribuya significativamente a la sustentabilidad de su propio patrimonio cultural. 4.1 Contexto teórico y metodológico El trabajo se emplazó en la intersección disciplinaria de la ecología política (Robbins; Leff , Saber ambiental; Bakker, Privatizing Water) y los estudios poscoloniales (Dussel, Mignolo, Wainwright). Se ilustra un tratamiento de desarrollo que informa la relación entre cultura y economía de mercado desde la economía política (Bauer, Siren Song ; Aguilera Klink, Calidad de la democracia; Sennett). La metodología usa elementos de las teorías sobre territorio y gobernanza que exploran las transformaciones socioculturales (Ther Ríos; Harvey, Justice, Nature) y sitúa la interdisciplinariedad en el proyecto de Sustentabilidad (Kelly, Interview; Hajer; Luque 2010). Con respecto a las apreciaciones sobre lengua y narrativa, el enfoque crítico humanista se localiza en la confluencia de la antropología lingüística (Makihara; Young) y la ecocrítica (Buell; Elder), que en un contexto latinoamericano, reconoce las tensiones entre el conocimiento local y los cambios provocados por las fuerzas globales (Heise; Barbas-Rhoden). 198 De hecho, temas de justicia social y ambiental han sido durante mucho tiempo un punto de interés intelectual latinoamericano. Sin embargo, un enfoque que cruza las fronteras lingüísticas y disciplinarias para un estudio de Rapa Nui está aún ausente del repertorio español de América. Esto explica que la investigación se informe contextualmente en aportes de estudios del Pacífico (Young) y culturas indígenas de otras regiones (Descola; Simpson). Metodológicamente, el modelo se apoya en la investigación de la socióloga Diana Luque Agraz, quien durante más de una década estudió la diversidad bio-cultural del grupo Comcáac (Seri), incluyendo un mapeo cartográfico y una limitada, pero coherente, reapropiación del medio natural y la identidad cultural. Una descripción de su proyecto y la metodología de trabajo desde la ecología política en territorio de pueblos originarios, se encuentra adjunta en el Apéndice A. Además cabe mencionar que la investigación fue motivada por observaciones realizadas por la autora durante nueve años de enseñanza universitaria, sobre culturas de América Latina, y por la experiencia adquirida en planeamiento ambiental. Durante estos años, se observó como los discursos fracturados e investigaciones descontextualizadas no alcanzan a comprender la complejidad de los lugares y de las comunidades bajo estudio, limitando así el alcance productivo de la propia investigación (Robbins). En el caso de Rapa Nui, una relación entre narrativa y espacio, que sigue siendo fundamental en la manera de vivir de hoy, está significativamente ausente de las transcripciones y textos histórico-literarios (Englert, Leyendas; Fisher; Haun; CONAF o Corporación Nacional Forestal). El archivo digital de historia oral Rapa Nui que está siendo creado en la actualidad por el lingüista Miki Makihara es esencial para el mantenimiento de la cultura Rapa Nui; sin embargo hay una amplia gama de narrativa asociada a los espacios que podría desaparecer. Este vacío es una oportunidad para abordar en las historias narradas, aquellas contradicciones emergentes en la política de conservación y en las estrategias 199 impulsadas por el desarrollo. Por último, el trabajo de Carl Bauer, investigador en política internacional de aguas y experto en los mercados de agua en Chile (1998-2010) es fundamental para la comprensión del marco institucional, la Ley Ambiental del 2010 y la política ambiental chilena. 4.2 Antecedentes históricos Situada en el Océano Pacífico Sudeste, a 2.000 kilómetros del núcleo poblado más cercano - Chile al este y Tahití al noroeste, y a 5 horas de vuelo de Santiago, la Isla de Pascua o Rapa Nui es un territorio geográficamente aislado que fue anexado a Chile en 1888 (Delsing). La isla ha recibido recientemente rango constitucional, como parte de los "territorios especiales" de Chile, aunque hasta que se promulgue en ley, Rapa Nui seguirá siendo parte de la V Región, o Provincia de Valparaíso. 12 Antes de la anexión, la población de la isla estuvo al borde de la extinción, cuando las islas del Pacífico Sur a principios de 1860, se veían sujetas a redadas piratas en busca de esclavos (ibid). Posteriormente y durante gran parte del siglo 20, los Rapa Nui continuaron siendo sujetos explícitos de prácticas de exclusión y abuso, cuando el uso estratégico de la isla pasó a manos de la marina (Stambuck).13 Tal segregación espacial y racial ya había comenzado con ímpetu al momento de la anexión, cuando se concedió el derecho de usufructo y la explotación de isla a intereses corporativos transnacionales que convirtió el pequeño territorio en un rancho de ganado ovino. Se amuralló el pueblo de Hanga Roa y la población, que vivía previamente dividida en clanes distribuidos en zonas familiares a lo largo y 200 ancho de la isla, fue usurpada completamente de su espacio y asignada al perímetro del único lugar designado como zona habitable (Delsing 12). David Sibley sostiene que existen dos tipos de prácticas de exclusión. Una de ellas es visible y explícita, como en el caso de la segregación espacial de la población durante los siglos 19 y 20. Otro tipo menos visible, es el tipo que “do not make news or are taken for granted as part of the routine of daily life, […] are important because they are less noticed and so the way on which control is exercised in society is concealed” (IX). Esta segunda forma de exclusión espacial es relevante y aplicable al caso de Rapa Nui, articulada a través de regulaciones débiles, y de una variedad de prácticas y actividades comerciales controladas por inversores privados. En 1988, un plebiscito puso fin a 17 años de dictadura de Augusto Pinochet y se inició en Chile una "transición a la democracia." Durante la siguiente década, los chilenos experimentaron una serie cada vez mayor de medidas económicas encaminadas a promover estrategias de libre comercio y privatización según el programa neoclásico de desarrollo iniciado por la dictadura de Pinochet. Esta "transición a la democracia" fue también un período que permitió el avance de programas de derechos humanos y movimientos indígenas, y dio lugar a un reconocimiento formal de la naturaleza multiétnica de Chile.14 Mientras que este reconocimiento tuvo repercusiones principalmente en el área de la educación, una tensión surgió inevitablemente entre los dos fenómenos. En casos en que las correspondientes metas entraban en conflicto con la apropiación de recursos, tenencia de tierras o identidad, las reivindicaciones de las comunidades indígenas no se ajustaban, ni se ajustan, al programa neoclásico. Al acudir a sus instituciones gubernamentales para promover y proteger la integridad comunitaria, los grupos indígenas se vieron apelando a la autoridad de un Estado dominado por intereses del capital privado y la inversión extranjera.15 En otras palabras, a pesar de la aprobación legislativa de ciertos derechos 201 territoriales, sociales, económicos y culturales de los pueblos indígenas, en Chile, el reconocimiento constitucional de estos derechos aún no se ha conseguido. La relación entre las transformaciones estructurales en la organización económica e institucional del Estado están arraigadas en la Constitución de 1980, la cual aún debe ser abordada como posible obstáculo a una ejecución eficaz de apoyo a la equidad social, el multiculturalismo o la justicia ecológica (Bauer, Cooprogetti). Como resultado, en Rapa Nui, muchos de los esfuerzos por proteger estos derechos no alcanzan una acción jurídicamente vinculante en nombre de los habitantes de la isla, lo que debilita la dimensión étnico-política del debate, y socava la política basada en los derechos establecidos destinados a potenciar las poblaciones indígenas hacia una equidad de derechos. Por ejemplo, pese a las promesas públicas a principios de 1990 de restitución territorial completa y modificaciones relacionadas con el sistema de tenencia de la tierra, o "Titulo Dominio", sólo unas pocas parcelas se han redistribuido. En 2005, sólo el 18% de la superficie total de la isla era propiedad de ciudadanos de origen Rapa Nui (Cooprogetti 2005). La mayoría son tierras fiscales administradas por el sistema de parques nacionales - CONAF - y una institución del Estado para promover el "desarrollo"- CORFO o Corporación de Fomento de la Producción-, que gestiona la filial SASIPA de agua y energía, actualmente asociada al banco español Santander (ibid). El resultado ha sido la continuación del hacinamiento demográfico en la única ciudad de la isla, Hanga Roa, dejando las restricciones espaciales de las prácticas del pasado prácticamente sin cambios (Rochona-Ramírez citado en Young, Unwriting, 20). En la isla, la tierra ha sido un punto de controversia permanente entre la comunidad local y el Estado (Young, Unwriting Easter; Delsing; Cooprogetti; Woolson, “Field research Report”). Geológicamente, la isla se compone de un material poroso y está formada por tres volcanes 202 coalescentes. Si bien esta información acerca del territorio es vigente y data del trabajo de campo sobre Rapa Nui de los años 2010 y 2012, más recientemente se observan una serie de procesos que conducen al aumento de la probabilidad de que el acceso al agua dulce pronto se una el debate de la tierra. Desde el punto de vista hidrológico, los recursos de agua subterránea se asemejan a un acuífero insular clásico, delimitado por el Océano Pacífico. El agua dulce cumple un papel fundamental en la definición de la calidad de vida de este territorio remoto. Entonces, escoger el agua como un punto focal de análisis, permite ver este recurso primordial, inserto en su contexto ecológico y cultural. A su vez, esto concretiza el argumento y permite que emerjan las contradicciones sobre la institucionalización de prácticas económicas que cumplen un papel central en la materialización de la trama discursiva. En el mundo de hoy, los debates sobre políticas de agua son cada vez más complejos dado que hay una conciencia creciente sobre la crisis mundial y sobre lo que representa la falta de acceso a agua dulce, el aumento en su demanda, su escasez y degradación. Esto universaliza el imaginario global. El paradigma dominante de desarrollo basado en la suposición de un suministro inagotable del recurso ha acelerado la transformación sistémica del ciclo hidrológico. Para Rapa Nui, esto tiene repercusiones particulares, dadas las extremas limitaciones geográficas y geomórficas de la isla. Se ha alterado este ciclo mediante represas, extracción y riego excesivos y con el cambio climático. Mientras muchos ríos ya no llegan al mar, el uso del agua continúa creciendo a más del doble de la tasa de aumento poblacional del siglo pasado.16 En términos humanos, lo que esto significa es que gran parte de la población mundial carece de agua potable y un número aún mayor carece de servicio sanitario adecuado, mientras más de mil millones de personas viven en lugares donde el agua subterránea se extrae más rápido de lo que puede ser repuesta.17 Esto separa los imaginarios según regiones geopolíticas. La inequidad social que esto 203 representa se convierte en un desafío de crucial importancia internacional cuando da cuenta de un gran número de enfermedades y muertes prevenibles, que son transmitidas por el agua. Como resultado, los suministros de agua potable y su distribución son cada vez más valiosos y políticamente controvertidos (Bauer, Siren Song). 4.3 Contexto institucional chileno En Chile, existe un conjunto de mecanismos institucionales consecuencia de que el país ha defendido un enfoque de libre mercado que abarca ley, economía y política (Bauer, “Market Approaches”). Económicamente, el país se ha convertido en “the world’s leading example of a free-market approach to water law and water resources management, the textbook case of treating water rights not merely as private property but also as a fully marketable commodity” (Bauer Siren Song).18 Cabe aclarar que los mercados de agua adoptados en Chile han sido respaldados por el Banco Mundial y propuestos como modelo de reforma neoliberal para ser reproducido en otros países de la región (Briscoe). Esto se dio principalmente durante la década de los noventa a pesar que la estrategia carecía de evidencia empírica, hasta el estudio de Carl Bauer sobre los mercados de agua de Chile (Against the Current, Siren Song).19 A nivel local, este enfoque económico se observa en la técnica de toma de decisiones orientadas a estimular el mercado (Bakker, “The “Commons”). Los impactos de estos acuerdos institucionales afectan todas las áreas de la producción estatal. Frente a una institucionalización de este tipo de políticas de estado y de modelos que enfatizan los beneficios de las privatizaciones, se destacan algunas consideraciones de contexto que distinguen su funcionamiento y mecanismos en el hemisferio sur de aquellas del hemisferio norte. 1. En América latina existe un quiebre a los efectos de una aplicación descontextualizada de modelos que se han desarrollado a partir de naciones industrializadas, bajo arreglos 204 institucionales específicos, donde los sistemas democráticos integran una noción universal de derechos y responsabilidades de la ciudadanía 2. La aplicación de tales modelos en la región, donde muchos de sus ciudadanos están excluidos del ejercicio de los derechos civiles, culturales y/o sociales de la ciudadanía, resulta inefectivo. 20 3. Considerar la participación comunitaria toma una importancia substancial en regiones de pueblos originarios o de poblaciones con una larga trayectoria rural. La experiencia local puede mejorar hoy no sólo temas de equidad, sino también de prácticas sostenibles a largo plazo, a través de la integración de otras formas de conocer un recurso, como lo es el agua. Sin embargo, nuevas direcciones en gestión de agua a menudo se olvidan de integrar consideraciones epistemológicas. Por otro lado, como en el caso de Rapa Nui, muchas culturas de todo el mundo creen que el acceso al agua es un derecho humano inalienable y constitucional, considerado como un bien común de todos los ciudadanos. En el marco latinoamericano, esto entra en conflicto cuando también se lo trata como un bien económico. He aquí una oportunidad para discernir entre dos ópticas sobre la ciudadanía: una asume que los derechos básicos inherentes de la ciudadanía son universales y accesibles a toda la población; la otra es conciente que el reconocimiento de las garantías materiales de la ciudadanía escapan a gran parte de la población. A lo que alude esta enunciación es a que, por ejemplo, mientras los problemas del agua comprenden una dimensión socio-política en cualquier sociedad, en América latina existen patrones históricos de las relaciones desiguales que son parte estructural de la sociedad y de la cultura de gobierno cívico ; y estos patrones están típicamente conectados a estructuras coloniales excluyentes, que siguen desempeñando un papel importante en la actualidad. Por ejemplo, las urbes de la mayoría de las naciones en desarrollo presentan redes fragmentadas de abastecimiento de agua que confirman la dimensión social subjetiva de la gobernabilidad del recurso en el contexto urbano (Bakker, “The 205 “Commons”). A su vez este tipo de dinámica contribuye al hecho que hoy, más de mil millones de personas carecen de acceso a agua potable y segura (Leff, Discursos sustentables). Podría afirmarse también, que existe una correlación entre el aumento en la fragmentación de acceso al agua limpia y el desarrollo económico neoliberal de las últimas décadas. De hecho, las prácticas de privatización y la adopción de una liberalización financiera, designada como oportunidad de avance tecnológico a ser transferido desde los países industrializados, deberían ser interrogadas en cuanto a las promesas de desarrollo que prescriben. En las últimas décadas, esta transferencia de conocimientos técnicos fue influenciada directamente por los organismos multilaterales de crédito y el Banco Mundial, los cuales jugaron un papel destacado en la configuración de la política de desarrollo para los países de América Latina (Stiglitz).21 El economista Joseph Stiglitz ha confirmado la presión con la que los organismos internacionales, representados por las naciones desarrolladas del Norte, actuaron sobre el resto del mundo e influyeron en la adopción de un modelo económico que ha cambiado el papel del Estado. La institucionalización de la economía neoliberal en las últimas tres décadas se aprecia claramente en el caso chileno. SE hace aquí una pausa para aclarar la manera en que se emplea el término neoliberal, que ha venido a significar una variedad de cosas en una variedad de contextos diferentes. Este trabajo lo aborda según la descripción de Carl Bauer, para referirse a un "enfoque político explícito" diseñado por el gobierno militar chileno y sus asesores civiles, que se "institucionalizó en la Constitución de 1980 y en las reformas de los gobiernos subsiguientes" (Bauer, Against the Current ; “Hydroelectric power”). El golpe de estado llevado a cabo en el año 1973, tuvo un alcance ideológico más allá de su oposición violenta a las políticas igualitarias y eliminación de opositores ideológicos. La propuesta implicó profundos cambios económicos e institucionales 206 que fueron dirigidos a reducir a un mínimo el poder discrecional del Estado sobre producción y distribución de bienes, la maximización de la eficiencia económica y la liberalización del comercio. Estos objetivos se realizaron a través de la privatización de las actividades económicas, del establecimiento de límites a la regulación estatal y el aumento de libertad en la fijación de precios (Bauer, “Market Approaches”). A partir de este modelo, tres aspectos son relevantes a la tensión epistemológica, mediante los cuales se sugiere que los mecanismos de gestión de mercado y aspectos técnicos deben ser tratados como materia de gobernanza, en lugar de ser el factor determinante de una gestión de los recursos. Siguiendo entonces con el ejemplo del agua para examinar los efectos del marco institucional chileno, se debe considerar en primer lugar, que el Código de Aguas de Chile es del 1981, período de un gobierno militar; y que incluso después de una serie de enmiendas, sigue estando determinado por el mercado, “with strong private property rights, broad economic freedoms and weak government regulations” (Bauer, Siren Song). Este marco legal destinado a estimular las transacciones comerciales representa un ejemplo de una política que manifiesta tácticas para habilitar el mercado, las cuales están abiertamente vinculadas a la inversión internacional, en lugar de poseer la capacidad reguladora que salvaguarde el acceso equitativo y continuo al agua para todos los ciudadanos. En segundo lugar, se ha hecho evidente que las instituciones que regulan el agua y el paradigma de eficiencia no son apolíticos o neutrales, y que las instituciones chilenas carecen de transparencia. En tercer lugar, al adoptar un entendimiento de la propiedad privada como una institución para la asignación de recursos, se pasa a suponer que el recurso es divisible en entidades discretas y por lo tanto puede ser asignado individualmente (Waldron; Bauer & Prieto, “Hydroelectric power”). Esto último contradice en principio y en la práctica la naturaleza multifacética del agua. En Rapa Nui, se debe sumar la 207 herencia colonial, expresada en extremo hasta hace muy poco mediante la segregación y el abuso. 4.4 Casos puntuales que ilustran paradojas discursivas Sistémicamente, los recursos hidrológicos de la isla se enfrentan a riesgos sin precedentes, a pesar de la aparente disponibilidad de agua. La isla no tiene aguas superficiales, y las reservas subterráneas, en un único acuífero, se asemejan a un cojín que está bajo la estructura volcánica (Milad). Los riesgos de contaminación del agua de la isla tienen orígenes diversos y recaen bajo la jurisdicción de múltiples arreglos institucionales.22 Este solapamiento institucional da lugar a una falta de regulación efectiva sobre las actividades productivas de alto impacto, dejando al público sin posibilidades de resolver problemas evidentes. Por lo tanto, la importancia del agua como recurso primordial para la supervivencia de la isla permite que se aprecie como la superposición institucional impide que la normativa territorial pueda ser aplicada coherentemente para el bien común y la salud del ecosistema. Por ejemplo, la isla es un sitio de patrimonio de la humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura); agua y energía son controlados por SASIPA, una filial de una organización gubernamental, CORFO. Sin embargo, la isla entera es un parque nacional bajo la jurisdicción del organismo forestal CONAF. Es también un monumento nacional y es patrimonio fiscal chileno en virtud del que hasta 1980 fuera el Ministerio de Tierras y Colonización; cuando en realidad, la isla de Pascua constituye un parque arqueológico habitado por una comunidad de pueblos originarios. No obstante, al llegar a la entrada del destino central al visitar el parque, ¿con qué se encuentra el visitante? El panel de entrada ilustra tres símbolos y cuatro nombres, que entre ellos crean un discurso visual sobre autoridad responsable por el espacio al que se accede: UNESCO – dado que la isla es patrimonio 208 de la humanidad –, World Monument Fund – entidad internacional sin fines del lucro para la protección de patrimonio cultural -, CONAF - gobierno de Chile -, y American Express. ¿American Express? Sin ningún aval institucional, el mercado aparece como una autoridad de facto en un patrimonio de la humanidad, del estado chileno y de la comunidad Rapa Nui. (Fotografía de Maria Woolson, 08/12) La superposición y mutua exclusión entre los organismos reguladores sobre territorio Rapa Nui es también un resultado de la naturaleza fracturada de las instituciones. Otro ejemplo de operaciones en la isla que carecen de transparencia es LAN, la aerolínea chilena de propiedad privada. Como única aerolínea comercial, LAN controla indirectamente el acceso a la isla e influencia los flujos demográficos. La población permanente ha experimentado un crecimiento relativamente estable, una situación que de por sí sería manejable (CONAF). Sin embargo, la población temporaria se compone en gran parte de turistas y personal asignado desde Chile continental, que sigue creciendo en los miles, sin un mecanismo claro que regule el crecimiento de acuerdo a la capacidad de carga del territorio.23 Esta situación es en gran parte debido a la falta de transparencia en las decisiones del sector privado, tales como las que manejan a LAN. Además, sus tácticas de mercadeo son cuestionables. En un ejemplo de avisos en medios internacionales tales como la revista Outside, se lee “Relaxing on dramatic sandy beaches, hiking 209 around volcanic craters” (10/2012). Estas actividades no pueden llevarse a cabo en Rapa Nui debido a que su costa es volcánica, tiene sólo una pequeña playa, y sus volcanes están cerrados al público debido al peligro de desmoronamiento. Además, según las entrevistas realizadas, estas tácticas modifican el tipo de turismo masivo que está llegando a la isla actualmente. Según el personal de parques nacionales, el cambio en la calidad del turista es muy relevante, dado que: “Sol y playa vende. No sirve ese turismo. Ese turismo no está interesado en el patrimonio Rapa Nui. Es más destructivo a su paso. Sí, en cambio, el que viene a saber y conocer la cultura” (Informante 1 citado en Woolson 2012c). (reproducción fotográfica de Maria Woolson 10/12; fotografía de Maria Woolson, 08/12) En otra instancia, según las mismas entrevistas, el incremento de los vuelos no pasa por una cuota de acceso regulada inter-institucionalmente. Desde 2005 el volumen se ha más que triplicado y LAN, en años recientes, se había negado a llevar de regreso la basura producida a bordo de sus aeronaves. Esto comenzó a causar presiones inconmensurables al único relleno sanitario de la isla, que en realidad no es un relleno puesto que no cuenta con las necesarias membranas protectoras para prevenir el filtrado de lixiviado. Un aumento del número de visitas, ha significado también un aumento en plásticos, particularmente de botellas, cuando no hay 210 posibilidades efectivas de reciclaje. De hecho, a pesar de los cestos de reciclaje que LAN consiguió instalar construyendo un discurso visual ambientalista para bienestar del turista , la población permanente sabe que todo producto de desecho, reciclable o no, tiene prohibición de regresar al continente. Esto se debe al posible peligro de transmisión del Nao Nao (o Dengue), vector de enfermedades de transmisión sanguínea. (Fotografías de Maria Woolson, 08/12) La utilidad del reciclaje está en la reutilización de materiales, práctica que ya existía en la comunidad independientemente de las iniciativas municipales o del capital privado. Otra contradicción puede verse en construcción de las "Eco-Hare" (o casa ecológica). La municipalidad, siguiendo un discurso ecologista continental, está construyendo un eco-hare, cuya construcción se lleva a cabo con latas de bebida segregadas. La particularidad del proyecto es que la segregación tiene como objetivo reutilizar sólo latas de la empresa Coca Cola. Se crea así un discurso visual que fluctúa entre mercadeo y responsabilidad ecológica, que es promocionado como una alternativa ecológica para el futuro. Sin negar la validez de este tipo de iniciativa en otros contextos, la tensión se produce aquí porque las prácticas de reciclaje ya existían en la isla, y aunque de manera limitada, se realizaban a base de una segregación de material de reuso según su utilidad y resistencia. O sea, en una aparente iniciativa sustentable, la municipalidad permite 211 que los intereses del capital extranjero dominen visualmente el imaginario del turista y su aparato comercial. Más seriamente, estas acciones no contemplan las prácticas ya establecidas, demostrando una falta de compromiso institucional con los principios que aparenta promover, puesto que el auténtico reuso de diversos materiales es ignorado. Eco hare en un barrio de Hanga Roa. Proyecto municipal financiado por Coca Cola. (Fotografías de Maria Woolson, 08/12) Estos hechos incrementan la tensión entre una nueva generación de Rapa Nui decidida a reivindicar sus derechos a una identidad cultural autoreferida y autogestionada, y la mentalidad continental que trata el territorio de Pascua y sus habitantes sencillamente como chilenos (Young 2011). Hay hoy, en la isla, un amplio repertorio de evidencia sobre el agotamiento y la degradación del hábitat por parte de múltiples actividades comerciales que son producto de las políticas promotoras de la inversión de capital y el crecimiento económico de la isla (Informante 2 citado por Woolson 2012). Por consiguiente, se puede ver una consecuencia casi inmediata al efecto que tiene un modelo de desarrollo donde los límites del crecimiento no han sido proactivamente incorporados y donde la cultura ha sido relegada a una externalidad. Un ejemplo llamativo de inversión extranjera, cubierto por la prensa chilena, ha sido el caso del Hotel Hanga Roa. Este hotel es la única propiedad de la isla que ha llegado a manos 212 privadas. Su propietario no es ni Rapa Nui, ni chileno, sino alemán. Esto ocurrió mediante una serie de traspasos, algunos remunerados y otros no, que de manera abusiva no acataron la ley de Pascua (1969) ni cumplieron con el decreto 2882 (1979). La venta de manos del estado a manos del primer propietario privado de la isla se produjo durante el gobierno de facto de Augusto Pinochet, cuya transferencia y controversia hoy, se describen en el Adjunto A. El hotel tiene un aspecto fortificado, en un destino donde ni siquiera se cerca el ganado, el cual refuerza explícitamente un discurso de poder del capital extranjero y la impunidad política, que recrea una imagen colonial de espacios segregados en el siglo XXI. El Hotel Hanga Roa, fortificado. Unica propiedad cercada de la isla fuera del aeropuerto. (Fotografía de Maria Woolson, 08/12) Además del problema de la tierra en la que se encuentra el hotel, existen una serie de actividades relacionadas que presentan alto riesgo para el ecosistema de la isla y su patrimonio arqueológico. Para la construcción del hotel se usaron materiales secos de una cantera que había sido usada para reparo de caminos, con impacto reducido. A pesar de la naturaleza volcánica porosa de la isla, la cantera usa explosivos en la extracción de material. Estando bajo jurisdicción del parque, adyacente a restos arqueológicos (como se observa en la foto), estas actividades violan abiertamente las reglamentaciones a la vez que amenazan la integridad estructural de un importante sitio arqueológico vecino: la Aldea Ceremonial de Orongo. 213 Vista aéra de la erosion causada por la cantera y de su proximidad al vertedero y al volcán Rano Kau. Proximidad de restos arqueológicos y Moai techados para ser protegidos de las explosiones (Fotografía de Maria Woolson, 08/12) Otro caso discutible, son las recomendaciones incluidas en el estudio hidrológico realizado recientemente por la Universidad de Chile (Milad) para el manejo y gestión de agua. Este estudio y otras evaluaciones menos formales de acceso público (Rivera), representan un ejemplo clásico de cómo la estructura institucional condiciona la adopción de modelos de gestión que carecen del contexto suficiente para garantizar su éxito. Es un informe matizado de la base de recursos naturales actuales que documenta los impactos de las actividades productivas que presentan riesgo. El análisis está contextualizado adecuadamente dentro de un enfoque interdisciplinario y evalúa la dinámica ambiental, proporcionando valiosos datos. Sin embargo, el plan de gestión propuesto para la "Gestión de la Calidad de Aguas Subterráneas" (Milad), sigue un conjunto de recomendaciones metodológicas provenientes del Banco Mundial, y un plan técnico que refleja la gestión de agua urbana implementada en el Chile continental. Este tipo de la reproducibilidad y la transformación metabólica de agua que propone es preocupante a 214 muchos niveles, pudiendo significar una pérdida de recursos de consecuencias graves, ya que la relación con el agua es una importante característica de la cultura y vida cotidiana Rapa Nui (Stevenson). Por otra parte, las recomendaciones dejan de lado muchos aspectos de la política de Estado, incluyendo la necesidad de una evaluación sistémica exhaustiva de la capacidad de carga de la isla en relación a la gama de posibles impactos de la inversión privada en turismo. Se asume además una homogeneidad de conocimiento acerca del agua y de sus modos de utilización, que entra en conflicto con las observaciones realizadas en torno a Rapa Nui; como por ejemplo, la falta de integración de prácticas agropecuarias estacionales que se valen de roca volcánica para retener la humedad (ver Manavai en pg. 209). 4.5 Narrativa del espacio y resiliencia. Cabe también acentuar, la importancia cultural del agua. El acceso al agua se ve representado históricamente por una figura que marca algunos sitios rocosos capaces de acumular agua estacional, debido a sus características geomórficas. Esta particularidad relacionada al agua, más que un interés como reapropiación tradicional, revela una representación y narrativa del espacio que es ininteligible con la cultura continental dado que se trata de dos cosmogonías, mediadas por una variedad de filtros. La figura referida identifica estos y otros lugares que simbolizan fertilidad (fotografía a la derecha). (Fotografías de Maria Woolson, 08/12) 215 Sin embargo, la cultura Rapa Nui no es una cultura simbólica (Informante 5 citado por Woolson 2012c). La misma figura asociada al agua es la que se ve tallada en la base de los Pukao (ver siguiente serie de fotografías, izquierda y centro), demostrando un caso en que la epistemología Rapa Nui entra en conflicto con la cosmovisión occidental. La descripción de lo que es un Pukao tanto en la literatura (Englert, La Tierra de Hotu Matu’a) como en el material de acceso al turista y los libros de historia, es la de un sombrero. Mucho se ha escrito acerca de su origen volcánico diferencial –roca roja en lugar de gris- su posición sobre el moai y otros detalles arqueológicos. Pero poco se menciona acera de su función, y en particular el origen de la talla inferior que lo calza sobre la cabeza rocosa. Esta talla, de forma oblicua, representa la fertilidad. Frente a tal sorpresa, resuenan las palabras de uno de los informantes: el Pukao no es un sombrero, como tuvieron que decirle las generaciones anteriores al padre Englert. Imagínate, un sacerdote alemán que los mantenía encerrados, ¿cómo le iban a hablar de fertilidad entre el ancestro (el moai) y el Dios? ¿cómo le explicas a un cura que no se trata de un “sombrero” sino de una forma de cópula, de cómo el Dios asegura la fertilidad de la población a través del ancestro? (Informante 5 citado por Woolson 2012c) (Fotografías de Maria Woolson, 08/10) 216 Frente a este panorama, la capacidad de recuperación y resiliencia de la comunidad prevalece. Un ejemplo importante de mediación productivamente implementada es el papel notable de los guardaparques Rapa Nui, quienes como guías del parque ocupan un espacio híbrido entre el sistema de parques nacionales y la cultura insular. En este caso, su identidad colectiva como miembros de la comunidad precede y coexiste, por propia iniciativa, con su responsabilidad como representante del estado. Como tal, el guardaparques es un mediador incondicional y efectivo entre la comunidad y el estado. Otro caso en el que iniciativas de conservación se contradicen epistemológicamente en cuanto persiguen objetivos descontextualizados, es el caso de la recientemente designada "reserva marina." Destinada a proteger el océano circundante, la concepción de esta reserva ignora y desacredita la riqueza de los conocimientos locales y tradicionales sobre el medio marino y sus recursos pesqueros. Esto no sorprende en cuanto la misma ha sido pensada de manera universal, desde afuera (Informante 3 citado por Woolson 2012c), mientras que los conocimientos locales han sido transmitidos intergeneracionalmente de forma oral y experiencial. Entonces, la nueva iniciativa proteccionista impide que la comunidad local continúe con la pesca artesanal de subsistencia que ha definido su dieta y hábitos. Papa Mangó (Fotografía de Maria Woolson, 08/12) Papa Mangó, es un petroglifo de la costa norte representativo del conocimiento ancestral sobre pesca artesanal, originalmente distribuido a todo el entorno perimetral de la isla, cuyo acceso se 217 dividía por familias. Si bien el acceso fue severamente restringido por décadas, el conocimiento heredado para la pesca artesanal perdura entre muchos de sus habitantes. La voluntad adaptativa Rapa Nui, también ha influido en la respuesta local a una nueva situación: la necesidad de la industria turística de mantener una estética prístina y los efectos causados por el Remolino de basura del Pacífico Sur – también conocido como Pacific Garbage Gyre o Sopa de plástico - y por las actividades de los buques factoría.24 En el primer caso, sobre las costas de Rapa Nui se depositan residuos de alta mar diariamente, en cantidades copiosas. En el segundo caso, los buques han devastado el ecosistema marino del Pacífico, incluyendo la zona circundante a la isla. Con esto ha desaparecido la fauna para pesca de subsistencia y la biodiversidad de las zonas costeras inmediatas. Antes esta nueva fuente de desperdicios, un grupo de ancianas Rapa Nui, remunerada modestamente por iniciativa de otro residente Rapa Nui, recorre las costas regularmente recogiendo la basura que llega de alta mar. Luego, la depositan en bolsas, al borde de la única ruta de la isla, donde son recogidas por un camión y llevadas al vertedero. (Pequeña playa de Ovahe. Fotografías de Maria Woolson, 08/12) 5. COMENTARIOS EVALUATIVOS La mayor parte del tejido discursivo de la vida contemporánea en Rapa Nui, sigue estando impregnado de una mentalidad colonial continental que se reproduce bajo la noción de desarrollo, condicionado por el crecimiento económico. A éste se suma hoy un discurso ambientalista de conservación que no termina de reconocer la dimensión cultural y su 218 cosmovisión autóctona. Esto no sólo representa una pérdida de oportunidades eco-lógicas, sino una mentalidad que anula la autorepresentación. Por otra parte, la contradicción entre un discurso Rapa Nui y aquel no indígenas que se materializa en el espacio a través de los organismos reguladores crean una interpretación cartográfica dispar del territorio y del lugar, entendiéndose que un lugar es también un hogar. Por ejemplo, y volviendo al caso de las estrategias de conservación, la noción de cultura designada por la institución de Parques desde el continente (y se aclara, no de los guardaparques Rapa Nui) descuida la imagen singular de muchas tradiciones originarias que enriquecen y enaltecen los espacios de interés turístico, como el volcán Rano Kau o la aldea ceremonial de Orongo. En otro caso más dramático, el gobierno ha designado para la construcción de una gran variedad de edificios de acceso público, como una escuela y una discoteca, sitios que representan memoria del horrible trato recibido bajo la explotación del territorio (Young, ‘IHe Koe?”; Schmilchuck). Sin embargo, hay quienes en Hanga Roa consideran que la recuperación de algunos de estos espacios históricamente trágicos, como el leprosario donde hoy se ubica la Aldea Educativa, pueden generar una memoria de saneamiento colectivo para las nuevas generaciones (Informante 7 citado por Woolson, “Field research Report.”). El verdadero conflicto es, entonces, aquel que resulta de una falta de debate comunitario donde intercambiar ideas e información involucre tanto la opinión experta como la no experta. La identificación de espacios de diálogo permitiría vislumbrar una mayor variedad de oportunidades y es una componente esencial para una democracia participativa (Aguilera Klink, Calidad de la democracia). 5.1 Avance en materia educativa 219 Como se mencionó en los antecedentes históricos, la transición a la democracia postPinochet, tuvo repercusiones significativas en el campo educativo. La Aldea Educativa o escuela secundaria y técnica es una institución en la que se han hecho grandes esfuerzos para la recuperación y florecimiento de la herencia cultural Rapa Nui. Construida en el año 2005, es una escuela pública, bilingüe (español-Rapa Nui) y polivalente, ofreciendo tres tipos de grado y una variedad de programas y actividades. Con el apoyo del gobernador y de CONAF, se modelaron muchos aspectos de los programas según asesoramiento recibido en Tahití y Nueva Zelanda. En 2011 fue ganadora del premio Diseño en Educación, calificada de ser un “Compendio con Instalaciones Educativas ejemplares” (OCDE, 2011), cuya misión es "fomentar la más amplia participación de la comunidad en la educación y proporcionar un lugar de encuentro fuera del horario escolar” (ibid.).25 En efecto, las observaciones y entrevistas de este trabajo de campo, demostraron una perspectiva de vanguardia en la educación para el siglo XXI. Integrando una pedagogía participativa y multimodal, la escuela cuenta con un modelo de gobernancia fundamentado en la comunidad. En un aparente desafío a los mandatos educativos formalmente prescriptivos que llegan del continente, la escuela cuenta con un programa de literatura hispanoamericana de muy alto nivel, que incluye autores contemporáneos de múltiples regiones, sin descuidar la tradición Rapa Nui (Woolson, “Field research Report.”). También cuenta con un programa de artes plásticas y teatrales de igual nivel, que integra técnicas tradicionales (como es el caso de murales y escultura en piedra y madera reproducidos en las fotografías) y prácticas contemporáneas universalmente progresistas (como las aplicadas en la construcción de lámparas y objetos útiles a partir de plásticos u otros materiales reciclados). Toda la escuela está enteramente decorada por trabajos realizados por los estudiantes, como miembros de la comunidad, una práctica educativa de experiencia colaborativa – no competitiva. 220 (Artesanías de estudiantes de la Aldea Educativa - Fotografías de Maria Woolson, 08/12) Hay también un aspecto sostenible en las prácticas empleadas por diferentes miembros de la comunidad que a pesar de un origen cultural común, incluyen una diversa gama. Esta diversidad está a riesgo de perder algunos enfoques tradicionales que se han transmitido de generación en generación, a la luz de la manera en la que las actividades comercialmente rentables promueven la inversión privada. Algunos ejemplos son las prácticas agrícolas, el estilo de vida tradicionalmente de bajo consumo y una producción determinada por la sustentabilidad estacional.26 Explica otro informante: Los Rapa Nui están bien entrenados en el vivir. Saben de todo, conocen todos los recursos que pueden ayudar en el vivir diario. Hay muy buena adaptación de la gente. Cuando está bueno el mar, soy pescador. Si se pone malo y llueve, soy artesano. Y si deja de llover y el mar está malo, entonces voy a cultivar. Bien entrenado en el vivir. (Informante 4 citado en Woolson, “Field research Report.”) (Manavai con toromiro - Pesca artesanal – Vivero CONAF/Universidad de Chile para la recuperación de plantas autóctonas en reforestación y uso agrícola - Fotografías de Maria Woolson, 08/12) 221 5.2 Cuestiones territoriales y desterritorialización En otras palabras, frente a una necesidad crítica de aproximación a la protección de los recursos, existe una riqueza de conocimientos cuyo silenciamiento representa una amenaza para la ecología de la isla y el sustento de la comunidad. El análisis socio-ecológico que debería ser colocado al centro de la toma de decisiones de una manera sistémica, es relegado y sometido a propuestas estrechamente concebida para la gestión de los recursos, que descontextualizada el asesoramiento de expertos. Además, el ser regulado por organismos institucionalmente débiles frente al capital privado hace que falte la representación pública local significativa. Este fenómeno desterritorializa al individuo y es particularmente problemático en Rapa Nui, dado que la isla ha estado bajo una amenaza constante e insistente por parte del Estado chileno, frente a la reivindicación territorial. En las últimas décadas se han promulgado leyes y decretos que enfatizan la privatización de las actividades terrestres y comerciales, superponiéndose incongruentemente a la Ley de Pascua.27 Un estudio reciente de las cuestiones de la tierra y la soberanía (Delsing) hace eco de estos resultados de investigación. Institucionalmente se ha buscado sustituir la propiedad colectiva de la tierra, que ha caracterizado a los núcleos familiares Rapa Nui, por la propiedad privada, la cual persigue una asignación de los derechos individuales. Esta transformación está teniendo efectos adversos en la comunidad dado que quebranta la resistencia cultural del grupo que sobrevivió durante más de un siglo. En efecto, the separation of Rapanui from their ancestral lands (kainga) and the relentless insistence on the benefits of small-scale private landownership have eroded Rapanui customary law. (73) 222 Las observaciones realizadas en campo confirman un profundo fraccionamiento de la sociedad que se intensifica cuando se involucran las posesiones materiales y privilegios políticos. Sin embargo, este análisis sostiene que el efecto de desterritorialización consecuente es fundamental en el proceso paulatino de transculturación o aculturación. El concepto de desterritorialización, se entiende como un desplazamiento físico del espacio, que como lugar o morada, interactúa con la identidad colectiva de quienes lo habitan. En consecuencia, tal interacción representa un proceso que descontextualiza no sólo los aspectos materiales de la cotidianeidad, sino las relaciones y los símbolos que proporcionan al grupo social una base cultural común. Esta perspectiva se acerca más a una visión antropológica del concepto, que ve un debilitamiento de las conexiones entre cultura y espacio de lo que viene a ser el lugar, el cual resulta en un desarraigo de la cultura de su territorio constitutivo mediante múltiples procesos foráneos a la comunidad. Si se acepta además, que las relaciones de poder se materializan en el espacio por medio del discurso, se comienza a ver la complejidad involucrada en la desterritorialización epistémica de un grupo como lel Rapa Nui, donde los espacios están íntimamente conectados a la herencia, a los ancestros y por ende a la identidad. Como dijo un joven Rapa Nui: Yo me visto como los ancestros y ando por los sitios arqueológicos, porque es el lugar de mis ancestros. Pero además hay otras razones. Primero para que el turista vea y aprenda que existe en la isla una comunidad Rapa Nui, que no hemos muerto todos hace trecientos años. Pero más importante, en un acto de rebelión - o activismo -, recupero trozos de mi identidad como pueblo, para mi hija. Tengo una hija a la que no voy a poder dejarle bienes materiales porque no los tengo, ni los voy a tener. Lo único que tengo para dejarle es el orgullo de conocer su 223 herencia, de conocer su historia Rapa Nui y respetar a los ancestros. (Informante 6 citado en Woolson, “Field research Report.”) La desterritorialización se produce entonces en una confluencia de procesos que entrelazan la expansión del capital, el arraigo a transformaciones coloniales de tierra y cultura, que tanto a nivel social como a nivel individual involucran procesos conscientes e inconsciente. Y es a este nivel inconsciente que la alteración de la comprensión del tiempo en el mundo moderno de hoy, acarrea un sentido fracturado del espacio que se ve reforzado por un discurso de eficiencia y consumo. Por lo tanto, este análisis de la superposición discursiva en política medioambiental, que se conecta con las relaciones de los mercado globales y a la naturaleza profundamente política de la gestión territorial, esclarece algunos aspectos de la compleja intersección entre justicia social, territorio y preservación cultural-ambiental de un espacio determinado. En este contexto, hay quienes ven la transculturación como algo inevitable. Las históricas estructuras coloniales de exclusión diezmaron la población y violaron hasta los derechos más básicos de sus habitantes. El sistema de tenencia de la tierra impuesto por el Estado chileno en el espacio geofísico de la isla, choca con la cartografía de parentesco del imaginario Rapa Nui, cuya fragmentación epistémica sigue alterando la forma en que este pueblo originario de Isla de Pascua se conecta con su lugar, con su espacio, con su estilo de vida. Esto resulta en una pérdida de continuidad cultural que define la identidad colectiva e individual, la cual se agrava con las presiones impuestas por el mercado, hoy. Bajo esta situación, que confirma la existencia de una dimensión social subjetiva subyacente a la omisión de la dimensión cultural, es de valor recordar la advertencia de David Sibley: Because power is expressed in the monopolization of space and the relegation of 224 weaker groups in society to less desirable environments, any text on the social geography of advanced capitalism should be concerned with the question of exclusion. (IX) Se propone entonces la necesidad de una complejización de las afirmaciones sencillas relacionadas al sistema de tenencia de la tierra de la Isla, y al incumplimiento de las promesas estatales de restitución del territorio, adicionándole al argumento el impacto discursivo internacional y aquel que llega desde el Chile continental. Asimismo, permite cuestionar las aserciones sobre la representación Rapa Nui en la literatura publicada. Por otro lado, los quiebres sociales históricamente perpetuados y las luchas de poder y de clase, necesitan ser desafiados en su contexto, que bajo la nueva Ley Indígena28 han encontrado nuevas oportunidades de representación ciudadana. De hecho, existe una creciente tensión discursiva. Es esta también una tensión entre vulnerabilidad y poder, entre la vulnerabilidad históricamente impuesta sobre la población y la nueva fuente de poder representado por las leyes sobre el territorio y sobre el reconocimiento de los derechos de pueblos originarios. Esto ha transformado algunos espacios del territorio insular en una dimensión donde la tensa relación entre comunidad y Estado puede ser explotada por los Rapa Nui, un grupo que históricamente ha tenido pocos o ningún recurso para proteger sus derechos. Además, los derechos colectivos ambientales y la reconstitución de las relaciones hombre-naturaleza como un derecho inalienable, han sido afirmados por consenso interamericano en la Declaración de los Derechos Ambientales como Derechos Humanos de los grupos indígenas de la Organización de Estados Americanos (OEA) debido a la centralidad que tienen el ambiente natural y la tierra en la cosmovisión de pueblos originarios. La idea de que hay una riqueza de conocimientos tradicionales a ser reintergrado puede parecer remoto y 225 abstracto para las urbes modernas, donde la diversidad sucumbe al discurso del consumo global y la asimilación cultural. Sin embargo, para el contexto de América Latina, la composición pluricultural y étnicamente diversa de sus ciudadanos implica con frecuencia cosmovisiones que chocan con los fundamentos privilegiados en la producción y economía mundiales, y en la fabricación tecnológica en constante expansión. En este panorama, las nociones de democratizar el conocimiento para permitir el acceso a epistemologías y prácticas tradicionales debería concebirse como una participación más equitativa, en particular respecto a los espacios y el territorio. 5.3 Discurso y conservación La importancia fundamental de interrogar las visiones éticas y valores que le asignamos al mundo para dar forma a las actuales prácticas de conservación y de apropiación de recursos tiene una relación directa con el imaginario social que le da forma a esas visiones. Entender la condición humana como les es impuesta a Rapa Nui implica entonces una decodificación de narrativas naturalizadas, principalmente aquellas sobre desarrollo, progreso y calidad de vida, que fueron discutidas al principio de este capítulo. A su vez, fomenta una voluntad empática hacia otros saberes y experiencias del día a día. Por lo tanto, como señala Joel Wainwright, hay una necesidad de desafiar la autoridad epistémica con la que el "desarrollo " se ha utilizado retóricamente e intentar su decolonización. Más concretamente, una lectura contemporánea de los efectos políticos del capitalismo debería incluir "el presente colonial, de una manera que investiga simultáneamente la base espacialontológica del territorio"(24, mi traducción). Perpetuar mediante el discurso la posición del sujeto colonial, refuerza las prácticas del pasado de segregación étnica; y viceversa. En el caso de Rapa Nui, un proyecto descolonizador podría generar un replanteamiento espacial del 226 territorio, una reevaluación de los derechos de propiedad y de prácticas de restitución, pero también requiere un saneamiento colectivo a través del auto-reconocimiento y la autorepresentación (Broyles-Gonzalez). Como lo expresó recientemente un anciano de la isla, " los problemas no son simplemente de la tierra, sino también sobre la colonización de las mentes de Rapa Nui y el espíritu" (Young, ‘IHe Koe?”, 21). Esto debería dictar una decodificación en la aproximación de estudio que toma conciencia sobre su posible ontología colonizada, hecho que explica el enfoque ecléctico de este trabajo. En efecto, la forma en que las palabras e imágenes son expresadas espacialmente median las acciones, ya que son representaciones semióticas de eventos que están significativamente conectados de manera causal y temporal (Hall). Como lo demuestran los ejemplos de Rapa Nui, las construcciones discursivas tienen un impacto concreto al materializarse en el espacio.29 Con respecto a Rapa Nui, existe una fisura entre el discurso continental proveniente de la tradición occidental y los propósitos de conservación y desarrollo sustentable que conceptualmente persigue, dado que la tensión epistemológica se traduce a mecánicas incompatibles con principios de justicia social y ambiental, y con los derechos culturales a la autorepresentación. En este sentido, se interrumpe una manera activa de sustentar la cultura y el medio natural. La experiencia de este pueblo originario comparte un patrón interrelacionado entre conocimiento humano, comportamiento y prácticas productivas. Todo esto debería ser considerado como un tejido dinámico que está en flujo continuo, buscando maneras de retener las marcas de una identidad. Tal vez lo más relevante sea su singular cosmología, que en el caso de Rapa Nui es una en la que el parentesco define los espacios, a partir de una memoria propia que interactúa con la vida cotidiana epistemológica y ontológicamente (Young, Unwriting Easter Island). 227 De ahí, que la mayoría de las iniciativas de conservación representen valores y principios embebidos de lo que Phillipe Descola llama como una sola de cuatro rutas ontológicas o "formas de configurar el mundo": el naturalismo y la tradición europea de la protección de la naturaleza (7).30 Este punto recrea el análisis sobre ecocrítica de capítulos anteriores, que interroga el alcance de un marco cuyo origen proviene de tradición letrada y anglófona.31 La destrucción de la base de recursos naturales y las tecnologías modernas promovidas por la capitalización de la tierra han interrumpido la "relación cultural y etnoecológica de mucha población rural e indígena de América Latina" (Leff , Saber ambiental). Este desarraigo de la población de su entorno natural ha sido causa de disolución de identidades colectivas y prácticas tradicionales, impactando adversamente la solidaridad social. En América Latina, la tradición eurocéntrica se ha matizado con elementos vernáculos, generando la transformación de paisajes y comunidades que han dado lugar a élites y relaciones de dependencia. La conservación de Rapa Nui incluye su medio natural y sus sitios arqueológicos. Espacialmente, esto restringe el acceso público – tanto al turista como a la población local – a amplias zonas del parque con el propósito de proteger su arqueología o prevenir la desertificación. Sin embargo, esta normativa no tiene jurisdicción sobre el ganado de propiedad de unos pocos residentes empoderados; en este caso, se aplican antiguos permisos comunales de libre circulación de los animales. En definitiva, ¿qué se conserva y para quién? O sea, por múltiples razones, el patrón normativo en la conservación no se muestra congruente. 228 (Equinos subidos al Ahu (altar) Ko Te Riku; Vacunos en zona de avance desértico Fotografías de Maria Woolson, 08/12) Hoy, la protección de la isla se razona convencionalmente como un bien universal de interés común internacional, hecho que pareciera eximir a los criterios normativos de justificar la legitimidad de su construcción discursiva. Por ejemplo, la designación de la mayoría del territorio de Rapa Nui como Parque Nacional, se puede decir que vacía aún más la tierra de su gente. En un sentido figurado el turista, el arqueólogo y el militar atraviesan el territorio hoy, como si lo hicieron las ovejas libremente hace un siglo: Rapa Nui are no longer strictly confined to Hanga Roa by the repressive power of the nineteenth and early twentieth century state and capitalist imperialism, they are trammeled by the “discursive imperialism” of archeology, tourism, and state bureaucracy that is circulating. (Smith 21-23 cited by Young) Como ya se dijo, el poder marginador del estado ha sido reemplazado hoy por aquel del mercado. La adopción de una perspectiva sustentable significaría, entonces, reconocer la interdependencia y la coevolución de la cultura y la naturaleza en todas sus escalas espaciales. Metafóricamente, se han dado formas de resistencia a este tipo de quiebre discursivo impuesto espacialmente a través de una reinscripción del lugar con una cartografía de parentesco, que no sólo mira al pasado sino que esta en diálogo con las generaciones venideras. Tal ha sido el caso 229 de los Comaác de la Isla Tiburón, en Sonora, México (Luque) y de la Aldea Educativa, según fue descrita por su directora (informante 7 citada en Woolson, “Field research Report.”). La representación cartográfica de la intersección discurso-espacio, es una práctica que vista en un marco de la comunicación, está inserta en un conjuntos de relaciones y lenguaje del poder, el cual puede ser apropiado con propósitos emancipadores (Harley, Cosgrove). O sea, dado que la cartografía geográfica, para hacerse inteligible y útil, debe seleccionar, abstraer, simbolizar y representar una realidad que depende de convenciones - a base de prejuicios explícitos e implícitos –, existen en ella mensajes subyacentes que pueden servir como texto de un discurso político. Por el momento, Rapa Nui, ha sabido salvaguardar sus tradiciones durante décadas, y es posible que continúen haciéndolo, hecho dificultaría la adopción de una propuesta de este tipo, distanciando así este ejemplo de propuestas como el caso de los Comcaac en México (Luque) o del parque etnobotánico Omora – Yagán -, al sur de Chile (Rozzi ) . 5.4 Imaginarios, lengua y lenguajes En el estudio se sostiene, de manera preliminar, que existe una conexión entre lenguajes, lengua y cosmovisión, la cual se ve mediada por un imaginario socialmente construido. En virtud de esta observación, se concluye el capítulo con consideraciones de dos tipos. Primero, aquellas pertinentes a cómo el imaginario de la sociedad de consumo contribuye a un proceso de desterritorialización. Segundo, se incluyen consideraciones pertinentes al lenguaje, el bilingüismo y la interacción entre dos culturas mediante una lengua franca. En cuanto al primer punto, David Harvey argumenta que la sociedad moderna de hoy experimenta un cambio cultural como resultado de la forma en que el modelo capitalista posmoderno de acumulación flexible condiciona los procesos productivos.32 Esto se traduce a que exista una continua aceleración hacia máximo beneficio – económico – de lo que emerge 230 una co-dependencia espacio-temporal que se ajusta a los aspectos "flexibles" y “líquidos" del capitalismo de hoy. Para este tipo de capital circulante, el recurso humano ideal es un ávido consumidor que puede disociarse de su experiencia pasada (Sennett). De esta manera, se produce una adaptación al consumo que crea una ansiedad en la percepción de la dimensión temporal, reduciendo el tiempo que transcurre entre: inversión y capitalización de las ganancias; entre el deseo (en el sentido Lacaniano) y consumo destinado a satisfacer ese deseo; entre el aumento súbito y desaparición de la necesidad. Como resultado, existe una nueva concepción del tiempo sujeta a la velocidad de acumulación que crea una "hiper-realidad" de flujos vertiginosos de imágenes, de un ciberespacio y de una urbanización alienante (Harvey 278-9 ). Esta desmesurada realidad consume y destruye barreras espaciales hacia una percepción universal de los espacios que priva la presencia del espacio como aquel que es también lugar. Es aquí donde la experiencia humana con la dimensión espacio-temporal se distorsiona, sobre todo en un contexto urbano, donde una mimesis entre tiempo de vida diaria y tiempo económico produce una lógica fragmentada. En otras palabras, una nueva percepción del tiempo y del espacio se traduce en una ruptura con la experiencia pasada, resultando en una desterritorialización del espacio como lugar de pertenencia colectiva. Simultáneamente, si esta reconceptualización espacio-temporal se entendiera íntimamente, en todas sus dimensiones – material, representacional y simbólica – conduciría a la construcción de espacios futuros alternativos como posibilidades emancipadoras (ibid.). Para el caso Rapa Nui, este argumento proporciona un contexto capaz de conectar el impacto del capital que opera bajo las dinámicas globales del libre mercado, con el efecto psicológico relacionado, que inciden en el imaginario continental chileno e internacional. Por lo tanto, su valor radica en aportar una dimensión adicional a la comprensión del proceso de 231 desterritorialización y vislumbrar oportunidades de cambio. Por ejemplo, el apoyo (o rechazo) público al veto presidencial de mayo del 2012 que revoca la restricción constitucional de la migración indiscriminada a Isla de Pascua, podría significar la rescisión de años de trabajo para reconstituir el sentido comunitario del territorio.33 Sobre el segundo punto, y a manera de contraste, perdura en la isla una cosmovisión diferente a aquella continental. La misma puede entre-leerse en los cuentos y poemas del taller de escritores Rapa Nui – la más reciente antología publicada en forma bilingüe – en la que se percibe una conceptualización de tiempo y espacio más flexible. Con respecto a esta antología, la mayoría de los autores, narran historias semiautobiográficas, en las que la definición de un contexto espacio-temporal pareciera tomar importancia secundaria. Al igual que los espacios, el tiempo no se ajusta a una métrica fiel, sino que adopta características puntuales. Si bien la sencillez de las historias, resulta en una narrativa secuencial, los hitos que definen tal secuencia son más sensoriales o emotivos que visuales o espacialmente reconocibles. El tiempo se transforma en un corolario de la acción, cuyas referencias son relativas. De esta manera, los espacios son narrativa, y no cuentan con descripciones contextuales para la trama, mediante la imagen figurada. De igual manera, las observaciones del trabajo de campo y las entrevistas reflejan una construcción lingüístico-narrativa con otros ritmos internos, sugiriendo la carencia de una relación espacio-temporal como la descrita por Harvey. Con respecto a la lengua, La Ley Indígena ha proporcionado una oportunidad para crear conciencia sobre el papel de la lengua Rapa Nui y sobre el impacto de la práctica sincrética con la experiencia del español, lengua de facto y administrativa del estado chileno. Este sincretismo ha sido visto recientemente como factor que rompe la "diglosia colonial" (Makihara, “Rapa Nui ways”), lo que sugeriría una forma emancipatoria.34 Sin embargo, esta visión entusiasta hacia el 232 reconocimiento de la multiculturalidad, de la que el bilingüismo es una componente necesaria, podría eclipsar una forma moderna de colonialismo a las que las minorías étnicas se ven sometidas contextualmente. En otras palabras, cuando la imposición de una lengua sobre otra es legitimada por el uso del estado y de todos los asuntos institucionales y comerciales, la reivindicación del bilingüismo a nivel institucional resulta empíricamente ausente (Zurob), y uno se encuentra con otra forma de reforzar las relaciones de poder a través de la lengua, lo que a su vez es una forma de violencia simbólica de base colonial (Makihara, “Linguistic Syncretism”). El bilingüismo de las comunidades originarias no puede ser visto superficialmente como sistemas de códigos coexistentes (o lenguas coexistentes) o de sincretismo lingüístico, sino que debe ser entendido como un mecanismo mediante el cual se difunden valores y verdades continuamente. Por ejemplo, la representación de la comunidad Rapa Nui en los medios de comunicación, abre un interrogante acerca cómo y qué reproduce tal representación y cuál es el papel de los medios en la mediación o silenciamiento de sus voces (Wallmapu). O sea, quién determina a quién se escucha – como en los medios de comulación masivos - o cuándo los relatos en el lenguaje del poder ya han sido legitimados antes de comenzar a hablar. De igual manera, se podría cuestionar este trabajo académico y la idea de bilingüismo en la antología Rapa Nui. En 1996, como parte del reconocimiento de la identidad originaria Rapa Nui expresada en la Ley Indígena de 1993, se estableció la educación en lengua Rapa Nui, como la segunda lengua de instrucción de la escuela pública hasta el cuarto grado de primaria (BEI o Educación Intercultural Bilingue). No obstante, este esfuerzo se vio coartado por la aparición de escuelas privadas cuatro años más tarde donde no se enseña el Rapa Nui. Tal impulso económico, pone en 233 riesgo el éxito del lento proceso de recuperación cultural y crea una polaridad socioeconómica incuestionable, que reincide en la diferencia en lugar de reforzar la pluralidad. Las escuelas son una institución cultural. Desde siempre, la escolaridad ha estado entretejida con la lengua y la construcción identitaria. En Rapa Nui, la lengua ha sido también una reproductora de colonialidad y silenciamiento de voces locales. El siguiente extracto de Tres historias de Rapa Nui (Tuki Tepano) ilustra lo antedicho. Tenía cinco años cuando mi mamá me envió a la escuela. Entonces fui por primera vez al Colegio. Las profesoras que enseñaban allí eran monjitas. Mi hermana fue quien me llevó. Cuando vi a las monjitas me tembló todo el cuerpo y me puse a gritar y a llorar. Ellas trataron de calmarme, pero me dio aún más miedo y seguí llorando. Pasó una semana y me acostumbré con las monjitas. Ya no tenía miedo. Al comenzar la segunda semana, nos ordenaron ponernos en fila recta, y lo dijeron en español. No obedecimos porque no entendíamos sus órdenes en español. Recién dos años después pude entender lo que ordenaban en castellano. Ahí sí nos poníamos en fila y las monjitas se alegraron. (…) Pasaron unos tres años hasta que comenzaron a asistir a la escuela los hijos de la gente de afuera, que prestaban servicios en la isla. Esos niños se burlaban continuamente de sus compañeros rapa nui. Decían que éramos niños indios. Los isleños no sabíamos lo que quería decir esa palabra, indio. Por fin supimos lo que significaba tal palabra. Cuando volvieron a tratarnos de indio, les contesté: — Ustedes son los indios mapuches araucanos. ¡Ustedes fueron civilizados por los españoles! 234 Al saber la monjita todo esto, nos pegó con una varilla de bambú a todos los niños isleños. Pasó un mes y nuevamente me dijeron: — ¡Indio comegente! Yo les contesté: —¡ Ustedes son los indios! ¡Indios amansados por los españoles! Me oyó la monjita cuando gritaba así, y me llamó para que entrara en la sala. (…) Me dijo en castellano: — ¡Agáchate y pon las nalgas hacia arriba! Yo no sabía lo que significaba eso de poner las nalgas para arriba. Como no me agachaba, me tomó del pelo; me hizo agachar y me pegó. Lloré y grité del dolió de los varillazos que me dio. (…) Desde entonces, como dejé de ir a la escuela, me ocupé de visitar a los mayores. (220-221) Un reflejo de este tipo de relación asimétrica de poder es aquella que se configura con las interacciones entre la lengua originaria – lengua colonizada que resiste - y la lengua del Estado o lengua franca - lengua colonizadora. Recientemente, se ha visto que estas relaciones asimétricas han influido en las denominadas relaciones lingüísticamente simétricas que la comunidad mantiene en su lengua de origen (Makihara, “Linguistic Syncretism”). Este nuevo fenómeno sugiere que un cambio puede estar ocurriendo hacia nuevas formas de expresión y de flexibilidad de código en las generaciones más jóvenes, lo cual podría tener repercusiones culturales profundas, que perpetúan la transculturación (Makihara, “Linguistic Syncretism”; “Rapa Nui ways”; Zurob). El lenguaje conlleva una fuerza ordenadora; pero en cierto sentido, no es discursiva puesto que el significado literal y lógico de las palabras es contextualmente 235 secundario a los discursos a cuya producción contribuyen (Massumi). Y ése ímpetu organizador del lenguaje, es también una fuerza discursiva que se manifiesta institucional y espacialmente, dándole forma a las relaciones de poder. 6. CONCLUSIONES Este capítulo persiguió el propósito de desposicionar el discurso continental chileno - al cual se lo consideró como discurso convencional y privilegiado – para poner de relieve la manera en que se producen límites y lagunas que reproducen la exclusión y el silenciamiento. Se escogió el contexto de grupo originario Rapa Nui y se llevaron a cabo una serie de observaciones interrelacionadas, en base al trabajo de campo realizado en 2010 y 2012, y la investigación etnográfica llevada a cabo en la segunda ocasión. Como resultado, se identificaron mecanismos que, a pesar de aparentar un manejo sustentable y respetuoso del territorio y la comunidad, contradicen tanto las políticas ambientales y de conservación, como los principios de respeto civil que persigue. Estos mismos mecanismos demuestran también cómo se perpetúa, directa e indirectamente, el proceso de transculturación de una comunidad originaria. El marco de relaciones de las observaciones realizadas, se propuso además para interrogar, bajo una lente cultural, conceptos convencionalmente aceptados como el desarrollo y el progreso, tan íntimamente conectados a la globalización. A tal fin se identificaron puntos de tensión discursiva entre la cosmovisión local y la global, y entre las presiones externas y las prácticas tradicionales que sostienen identidad y territorio. Deposicionar el discurso, requirió entonces de consideraciones formales – lengua, tipos de discurso, jerarquías discursivas y modos de asignar significado – y aspectos conceptuales que revelan la importancia de la base ontológica y epistemológica de todo espacio de enunciación como vínculo conductor a la transculturación. En base a las premisas planteadas desde un principio – sobre sustentabilidad, derechos del 236 ciudadano y derechos de los pueblos indígenas - se entiende entonces la transculturación como una gran pérdida de riqueza sociocultural para la humanidad, y a su vez como el incumplimiento de los derechos culturales, sociales y ambientales de la población originaria, tanto colectivos como individuales. La transculturación no es inevitable. En este marco de relaciones, se examinó la tensión entre lo local y lo global expresado esto último por medio de diversos agentes. Se vio como la globalización, mediada por un discurso jerarquizado, tiene un impacto material y culturalmente significativo sobre el núcleo poblacional Rapa Nui. Además, se concluye que gran parte de los textos y artefactos culturales adjudicados a la cultura Rapa Nui, no alcanzan a dar voz a este pueblo originario, y más aún, reproducen estructuras epistémicas originadas en la experiencia colonial. En consecuencia, la propuesta de considerar espejo cultural a la representación artística, y en particular a la literaria, resulta una propuesta insuficiente como puerta de acceso a la complejidad socio- ambiental contemporánea de la región. En efecto, la lente ecocrítica devuelve una imagen enriquecida de la expresión artística de fines del siglo XX y principios del XXI, pero tal expresión, dado que es principalmente un producto de un contexto letrado – o urbano –, no alcanza a dar cabida a las múltiples cosmovisiones latinoamericanas. Se confirmó, que la mediación transcultural es también un proceso incompleto, dado que se vale de filtros lingüísticos y conceptuales, para que los procesos de significación discursiva de una cosmovisión diferente sean inteligibles. Esto se evidencia mediante las transcripciones y recopilaciones del Padre Sebatián Englert (Leyendas de Isla, La Tierra de Hotu Matu’a), mediante los materiales informativos de acceso turístico y la información proveniente de ciertas fuentes oficiales. La trayectoria letrada, el alfabeto y la escritura no pueden evitar la reproducción, al menos formalmente, de la compartimentalización hacia la abstracción simbólica 237 e individual de un proyecto ilustrado, occidental. Como tal, se corre el riesgo de reincidir en un colonialismo interno. A manera de concluir la argumentación, se sostiene entonces que la transculturación no es inevitable, pero evitarla requiere de una conciencia sobre los factores que impactan el imaginario y la ansiedad moderna de la población, y los mecanismos de comunicación que permiten o perturban el diálogo. Aquellos símbolos y memorias compartidos que refuerzan el sentido de comunidad condicionan cómo se percibe y se representa a sí misma la sociedad, cómo se comporta consecuentemente y qué valores subyacen en las instituciones que rigen la estructura social. En efecto, la transculturación puede evitarse mediante una ética del bien común que integre con respecto la pluralidad de saberes que coexisten en silencio (Leff, Aventuras de la epistemología). Se trata de cultivar una empatía del conocimiento, y en las sociedades modernas latinoamericanas de hoy, esto requiere, además, de un fortalecimiento democrático representativo (O’Donnell). Notas 1 Según la RAE, la transculturación es la "Recepción por un pueblo o grupo social de formas de cultura procedentes de otro, que sustituyen de un modo más o menos completo a las propias", que en el caso de Rama se relaciona a la función ordenadora de la escritura en procesos sociales y de aquellos que de la escritura hacen un arte. 2 El concepto de imaginario social que adopto en este trabajo parte de la definición de Castoriadis, que relativiza la influencia del materialismo en la vida social sin necesariamente cancelarlo. Se refiere más específicamente a una conciencia que comparte símbolos y memoria, reforzando el sentido de comunidad, que a su vez condicionan la manera en que la sociedad se percibe, se representa y define sus instituciones. O sea, el imaginario es el contexto referente que rinde autoreferenciales a la institucionalidad en la que se vive. 238 3 En cuanto a la visión naturista y su conexión con la idea de universalidad y privilegio discursivo, el antropólogo Phillipe Descola observa lo siguiente: Now, modern universalism flows directly from naturalist ontology, based as it is on the principle that beyond the muddle of particularisms endlessly churned out by humans, there exists a field of truths reassuringly regular, knowable via tried and trusted methods, and reducible to immanent laws the exactness of which is beyond blight from their discovery process. In short, cultural relativism is only tolerable, indeed interesting to study, in that it stands against the overwhelming background of a natural universalism where truth seekers can seek refuge and solace. (2008:8) 4 Vease los trabajos de Forrest Young (2012), Patricia Stambuk (2010), Riet Delsing (2012), Beverly Haun (2008). 5 From Moraña et al. (2010): “in order to overcome the hegemony of the alphabet–oriented notions of text and discourse, Mignolo proposed the term colonial semiosis as an overarching concept that, in addition to materials of the lettered tradition, could include cultural artifacts such as quipus, maps, myths, calendars, oral narratives and discourses produced in indigenous languages, thus allowing for a wider exploration of dominated cultures (1993).” 6 Moraña se refiere al Boom subalterno, como un fenómeno que teniendo ciertas carácterísticas del Boon sufre de un “trasiego teórico que intenta totalizar la empiria híbrida latinoamericana con conceptos y principios niveladote y universalizantes” que forma parte de la visibilidad que la noción de subalternidad adquiere en círculos académicos del hemisferio Norte como vanguardia teórica globalizante. “ la diseminación ideológica de una categoría englobante, escencializante y homogenizadora por la cual se intenta abarcar a todos aquellos sectores subordinados a los discursos y praxis del poder.” 7 El término saberes se entiende dentro de la propuesta de Enrique Leff. Enrique Leff es un académico mexicano que ha escrito extensamente sobre el medioambiente y el desarrollo, incluyendo el tema del agua. En particular, aboga por un cambio en nuestro paradigma actual de la producción al abordar la forma en que la racionalidad económica (o racionalidad) ha infiltrado omnipresente no sólo nuestra cultura de la producción, sino la vida misma. Como resultado, los valores y la ética están sesgadas para dar cabida a una mentalidad consumista y la eficiencia económica, junto con la acumulación de material y el avance tecnológico se convierte en el objetivo principal en torno al cual se organizan las instituciones. 239 8 Bolivia, ver “La Guerra del agua” ADD book reference 9 El nombre original de Isla de Pascua es Rapa Nui. 10 My use of the term governance, which I treat in opposition to the concept of management, acknowledges that the need to incorporate political views and relations, new developments and updates of present needs vs past needs, and it requires that older treaties and agreements be adressed as well. 1111 La expresión pre y post-moderna se refiere a una existencia que convive con muchos de elementos típicamente asignados a uno u otro período sin que su coexistencia implique conflicto. 12 After annexation in 1888 and until 1917, the island was turned into a sheep ranch. In 1917, Rapa nui was declared a subdelegation of the Naval Department of Valparaíso (Subdelegación de la Gobernación Marítima de Valparaíso), effectively naming Navy officials the representatives of the Chilean government (Delsing 2012). In July 2007, Law 20.193 reformed the Chilean Constitution granting Rapa Nui the category of Special Territory (together with Archipiélago Juan Fernández), which gives these territories some level of administraive authority, but no political self-determination. 13 Múltiples ejemplos de abusos y practicas represivas de índole racial fundamentadas en las relaciones entre estado y pueblo originario, se encuentran registradas en recopilaciones de trabajos etnográficos de la última década, como es el de Patricia Stambuk. Anecdóticamente, estos casos fueron corroborados por mi investihgación. Por ejemplo, las violaciones de las niñas Rapa Nui por personal de la Armada eran frecuentes y no llevaban asociado ningún castigo. También lo eran los azotes y la determinación arbitraria de internar a alguien fuera internado en el leprosario. Cecilia Cardinali: Yo era una niña, nadie me había explicado las cosas y no entendía bien lo que estaba pasando, pero sabía que era algo malo. Sentir ese llanto de desesperación y sin poder ayudar, me dejó muy mal por mucho tiempo, en realidad vivo con ese dolor … el enfermero [oficial del a armada] Gómez – me cuerdo muy bien del apellido – la violó ahí 240 mismo. Así conocí lo que es la violación. Y no fue la única que me tocó vivir … Después me tocó a mí (250-251). 14 In1993, the Ley Indígena 19253 brought rights and demands to the national agenda and the Corporación Nacional del Desarrollo Indígena, CONADI, was formed. This was followed in 2001 with the creation of a government entity –under president Ricardo Lagos– of the Comission of Historic Truth and New Relationships with Indigenous People (Comsión de Verdad Hstórica y Nuevo Trato para Pueblos Indígenas). For Rapa Nui, this produced the ratification of the “Agreement of Wills” from 1988 by the National Congress, whereby the Rapa Nui’s right to land ownership of Easter Island was recognized and a statute of autonomy was created (Delsing 2012). In 2001, it led to the creation of CODEIPA or the Comission for the Development of Easter island. 15 My observations, which began in 2005 continued in 2010 and were formalized in 2012, echo the work of other scholars on Easter Isalnd from the fields of anthropology (Makihara, Delsing 2012, Young 2012). Of particular impact in this are: the Ley Pinochet, or Decree 2885 from 1979, which is referred to as the Decree of privatization and is aimed at privately assigning urban land in contradiction with collective ownership, practices and ancestral values; the Decree 2536 also from 1979, aimed at dissolving communal Mapuche land to advance private investement and seen in all of Chile as the “anti-communal indigenous land ownership” decree. 16 Recent published reports also indicate that we have drained 1/2 of the global wetlands, built 48,000 dams, caused 55 % decline in freshwater species between 1970 and 2000, and extraction, mining and daming are responisble for sinking 2/3 of major deltas. (NASA/SEDAC, NOAA cited in Gaffney). 17 Reports indicate 800 million people lack safe drinking water and 2.5 million lack adequate sanitation, while 1.4 billion live in areas where groundwater is extracted faster than it can be replenished, including 60 % of European cities (UNWWDR4). 18 My use of the term private property aligns with an understanding of it as an institution that involves rules for governing access and control of scarce resources, which include certain assumptions. One of such suppositions are that as a resource water can be divided into discrete entities, which can then be individually assigned to some particular individual, who can in turn exclude others from gaining access to the property in question by virtue of ownership (Waldron 1988, Bauer 2012). Pprivate property is in turn understood as an institution for allocating a scarce resource, which manifests itself in rules for governing and controlling access to water. 241 19 Water Markets implies trading water resources. This could be interpreted as trading water rights (Bauer 1997). Water markets treat water as a commodity, and the transfer of information is produced through pricing. A market approach to water does not integrate externalities (which involve all elements external to the transaction) and therefore does not represent a systemic approach. However, markets exists within institutional arrangements. 20 These categories follow political scientist Guillermo Donnell’s analysis on problems facing new democracies and how state and institutional weaknes have shaped their character (O’Donnell 1999). Democracy, as a political form of government is understood in terms of its ability to facilitate a democratic society that functions in fours dominions: political, social, civic and cultural (Natanson 2006). 21 Joseph Stiglitz was Senior Vice President and Chief Economist at the World Bank between 1997-99 22 Los riesgos incluyen desde la extracción excesiva, a la contaminación por lixiviados de eliminación de residuos urbanos, la contaminación de un mayor número de pozos negros y de almacenamiento de combustible y la contaminación de las actividades agrícolas. 23 Capacidad de carga ADD definition 24 The Pacific Garbage Gyre (o Sopa de plástico) is ADD description 25 http://edfacilitiesinvestment-db.org/facilities/4 26 Prácticas agrícolas promovidas por el personal local de parques nacionales o CONAF - que entra en conflicto con programas de reforestación y agricultura prescriptos desde el continente – y por la Universidad de Chile. Incluyen la recuperación estacional de especies, la adpatación de jardines de piedra para control de humedad y el mantenimiento de la agricultura de consumo local a base de una gestión del terreno con roca volcánica. Se han llevado a cabo intercambios profesionales y de capacitación con Lanzarote, Islas Canarias donde se aplican técnicas similares. 27 Ver nota anterior sobre la “Ley Pinochet” y el Decreto de la Propiedad Privada. 242 28 Law Nº 19.253 de 1993 (Ley Indígena): recognizes Chilean indigenous people as “human groups that have lived on the Chilean national territory since pre-Columbian times when land and water where the foundations of their existence and cultural development” (Sir 2009, 22) nationally identifying and declaring the recognition of the following ethnic groups Aymara, Atacameño, Quechua, Colla, Mapuche, Rapa Nui y ‘fueguino’ groups.Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), 1993, creada por medio de Ley Indígena 19253 para Protección, Fomento y Desarrollo de los Indígenas. 29 Cabe aclarar que este enfoque emplea el término discurso como el resultado de una variedad de ordenamiento de signos lingüísticos, visuales y culturales conectados mediante patrones de relaciones que se repiten, sobre los cuales se estructura el pensamiento y la forma en que actuamos sobre la base de ese pensamiento 30 Add brief description of Descola’s four ontological views of the World. ADD Descola’s descrptions of 4 epistemologies 31 Algunos de los movimientos teóricos claves de la tradición ecocrítica anglófona incluyen la escritura sobre la naturaleza (o naturista), la ecología social, el eco-feminismo, la ecología profunda y los estudios animales. Para una profunda revisión y discusión sobre su trayectoria ver Buell, Lawrence, Heise, Ursula K. y Thornber, Karen, Literatura y Medio Ambiente (noviembre de 2011). Revisión Anual de Medio Ambiente y Recursos, vol. 36, pp 417-440, 2011. Http://ssrn.com/abstract=1955082 o http://dx.doi.org/10.1146/annurev-environ- 111109-144855. 32 Reference to this model is also known as post-fordism or the production system currently present in the majority of “industrialized” countries. This is different form “fordismo” (a system that was applied at Henry Ford’s automobile plants’ production lines, with workers performing repetitive tasks) because it is characterized by new information Technologies, emphasis on the consumer (not on social class), service workers, feminization of the workforce and globalization of financial markets. 33 Durante el primer gobierno de Michelle Bachellet, bajo órdenes del mismo, se llevó a cabo un plebiscito sobre la migración indiscriminada a la isla (bajo decreto 124 del Mideplan). La población Rapa Nui respondió con un 94% a favor de que se restringieran “los derechos de libre circulación, permanencia o residencia, con el fin de proteger el medioambiente y el desarrollo sustentable en Rapa Nui, incluyendo la protección de los grupos humanos que vivan ancestralmente en el territorio a cautelar.” Esta consulta dio lugar a un proyecto de reforma constitucional, aprobado por el senado nacional, que incluía los siguientes términos: 243 "Artículo Único.- Incorpórase, en el artículo 126 bis de la Constitución Política de la República, el siguiente inciso segundo, nuevo: "En los referidos territorios especiales, con el fin de proteger el medio ambiente y propender a su desarrollo sustentable, podrá restringirse el ejercicio de los derechos de permanencia o residencia, como asimismo el de libre circulación hacia ellos, en los casos y en la forma que establezca la ley orgánica constitucional respectiva." Según el informe de Rafael Tuki Tepano, representante Rapa Nui en CONADI, el Presidente de la República hizo uso de sus facultades constitucionales y formuló una indicación sustitutiva al Proyecto de ley que ya había sido aprobado por el Senado (…) la indicación del Sr. Presidente (Piñera) es inconsulta y deja abierta la puerta para que el día de mañana se pueda incluso limitar el derecho de los Rapa Nui a vivir en la Isla por cualquier razón que la mayoría de los congresistas estimen suficiente. (CONADI diciembre 2011) El resultado fue la siguiente declaración con fecha 21.12.2011: Como representante electo del Pueblo Rapa Nui ante la CONADI, quiero manifestar mi más absoluto rechazo a la forma de actuar del Gobierno quien en forma inconsulta modificó un proyecto de ley consensuado con el Pueblo Rapanui restringiendo en forma inaceptable sus términos, además quiero invitar a los parlamentarios a respetar nuestra dignidad y derechos aprobando la reforma constitucional en los términos en que fue originalmente presentada y posteriormente aprobada por el Senado de la República. (Rafael Tuki Tepano, Representante pueblo Rapa Nui, Presidente Comisión Consulta Indígena CONADI) 34 Makihara describes the sociolinguistic hierarchy and functional compartmentalization of languages between Spanish and Rapa Nui that resulted from the colonial practices of segregation and repression as a colonial diglossia 244 CONCLUSIÓN Las lenguas son espejos donde queda recogida la historia de los pueblos en los territorios entre los seres de la vida. Las lenguas recogen y cuentan sobre especies, costumbres, alimentos y relaciones. Allí quedan grabadas las identidades y las culturas entre los seres vivos en la tierra. Cada lengua es una autonomía, el recuento de una experiencia de vida y de un proyecto particular. El conjunto de la vida, del SER, de los territorios, de las relaciones, de las autonomías, va quedando recogido en la diversidad de las lenguas como proyecto, memoria y sabiduría. La convivencia entre los pueblos es el encuentro de significados y sabidurías de las experiencias diversas, de vidas y relaciones múltiples contenidos en los relatos y posibilidades de las lenguas. (Congreso Indígena y Popular, Convocatoria en el Cauca, 2004) Con este último apartado concluye el análisis de un conjunto de expresiones artísticas y culturales que revelan una preocupación por la relación del hombre con su entorno. El recorrido se inició con una perspectiva ecocrítica sobre la producción literaria de fines del siglo XX que se enfocó principalmente en dos libros: La loca de Gandoca, de Anacristina Rossi, y Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda. A modo de síntesis, como un ciclo que regresa a los orígenes, la tesis se cierra con un breve análisis de El libro del silencio, de Ricardo Chávez Castañeda (2006). Esta novela del siglo XXI, es una obra en la que se puede apreciar la visión de 245 Leff sobre la crisis medioambiental, que la considera un desequilibrio sintomático de otra crisis mayor, una crisis de la civilización. La literatura es una expresión simbólica de las relaciones entre el ser humano y el mundo (Ostria 2010), y existe hoy una profunda preocupación por las drásticas transformaciones de ese mundo y su deterioro biofísico. A su vez, el medioambiente no es una noción uniforme ni únicamente material, a pesar de ser soporte de los elementos que aseguran la vida sobre el planeta, sino también un concepto subjetivo. ¿Acaso, interactúa el individuo con el medioambiente o con lo que percibe que es el ambiente? Esta apreciación en sí misma es suficiente para asignarle a las obras artísticas una nueva valoración de carácter ético (Gloftfelty). Las dos novelas de la primera sección han tenido éxito desde su publicación – entre los lectores, ante la crítica y desde el punto de vista comercial. Fueron seleccionadas debido a que son obras que reafirman una visión hispanoamericana de coexistencia entre diversas maneras de concebir el mundo. Esta coexistencia tiene un resultado importante que matiza el pensamiento medioambiental (rural) de la región: la certeza de que el medio natural y el ser humano existen integrados, y son parte de un “todo” que vive sobre el planeta. Como se observó en el caso de Un viejo que leía novelas de amor, para los shuar, hábitat y shuar son la misma cosa, y el consumo de recursos se lleva a cabo como parte de la subsistencia que no perturba los ciclos biofísicos a los cuales pertenece la comunidad. En La loca de Gandoca, el significado espiritual que cobra el entorno natural se traduce en el alejamiento de un estilo de vida consumista y la vivencia de que la degradación ambiental es una profanación de la vida humana. La perspectiva ecocrítica que se aplicó se entendió dentro del marco amplio de la sustentabilidad, lo cual permitió apreciar la dimensión ética de un acercamiento a la compleja trama representacional en la que sus autores construyeron el mundo novelístico. Se consideraron, 246 además, el aspecto comunicativo y su capacidad de influencia en la semiosis social (Pizarro; Franco, ¿La historia de quién?). Las primeras dos obras integran una cuidadosa combinación de temas actualmente conflictivos desde una prosa sencilla, ágil y dinámica, rica en imágenes visuales y sensoriales, con un lenguaje cristalino que incorpora un perspicaz sentido del humor. Ello hace que el alcance de ambos textos sea amplio e internacional. Esta consideración del sujeto-receptor es importante, porque indica que un público diverso decodifica la naturaleza de la narrativa, conectándose con un dinamismo casi cinemático, en Sepúlveda, o con un lenguaje que oscila entre lo personal y lo periodístico, en Rossi. El recorrido prosiguió luego con una ampliación del campo de estudio, a representaciones visuales o experienciales, en este caso, las instalaciones de la artista plástica Helen Escobedo. A modo de intervenciones epistémicas del espacio público, este tipo de representación espacial y material amplía la noción de discurso. Su relevancia para la temática de este trabajo se debe a que las narrativas y discursos legitimados mediante los cuales las sociedades organizan sus instituciones, sus relaciones y su espacio, deben su "licencia" a múltiples fuerzas constitutivas, aun cuando se privilegie la lengua, el texto y su estructura significante de códigos lingüísticos. Por lo tanto, a través de su fusión con el espacio, se pueden ver las obras de Escobedo como intervenciones materiales de la memoria que entablan un diálogo con la comunidad y con el entorno para el que fueron pensadas. Una tercera frontera se cruzó en el capítulo IV, también identificado como tercer eje, donde se concretó una caracterización integrada de comunidad y territorio. Las observaciones se apoyaron en un trabajo de campo, llevado a cabo en Rapa Nui (Isla de Pascua) que consideró los impactos de los procesos socioculturales en el espacio. Se amplió entonces el marco de trabajo a lo que se conoce como diversidad biocultural, que trata la inseparabilidad e interdependencia 247 mutua de comunidad humana, lugar y prácticas ancestrales (Luque; Rozzi). Se rastrearon así algunos de los impactos provocados por la conjunción de discursos nacionales e internacionales sobre la conservación ambiental y arqueológico-cultural, para concluir que no existe respecto a la dimensión cultural un reconocimiento compatible con las diversas dimensiones de la política ambiental. El trabajo observó la persistencia de la marginación política, económica y étnica de los habitantes originarios de la isla y una aceleración de la degradación de los recursos vitales para su supervivencia. A estas observaciones se suma entonces la necesidad de cuestionar las políticas que regulan el territorio de la isla desde la ética y la colonialidad, como también la de decolonializar prácticas institucionales y académicas frecuentes en la investigación actual (Wainwright; Young; Woolson, “Field research Report”). Aplicando esta interrogante al propio análisis de este estudio, se consideró entonces la importancia del lenguaje tanto en los modos de interrelación con el medio natural como en las relaciones de dependencia. Estas últimas apreciaciones invitan a que este epílogo o conclusión cierre con un examen del dominio ideológico del lenguaje. Dentro de la misma naturaleza narrativa de un texto existe un dominio ideológico. La ideología dominante está implícita en la subjetividad del lenguaje y en los términos con los que se generan el discurso y las imágenes. Por ejemplo, el lenguaje conlleva un sentido de espacio en las preposiciones, un concepto de materia en los nombres, un concepto de tiempo y causalidad en los verbos, que no son compartidos por todas las lenguas y tradiciones, en particular las culturas ágrafas. El modo como el lenguaje conceptualiza el tiempo se convierte en un patrón de organización intuitiva y contribuye a los modelos mentales que dan forma y sentido a la vida cotidiana. Así, existe un determinado sentido de espacio, de tiempo y de materialidad dentro del mismo lenguaje. Cuando esta estructura se potencia con una cultura de consumo y una 248 racionalidad económica –tópico ya discutido a lo largo de este trabajo –, resulta mucho más difícil, a simple vista, ver la gran des-conexión física y emocional que tiene el ser humano moderno de su lugar, en el espacio que ocupa en un mundo que no deja de estar interconectado. Como se verá a continuación, El libro del silencio interfiere estos patrones intuitivos, ya sea formalmente a través de su construcción narrativa, o bien temáticamente a través del lenguaje. Otro ejemplo de este dominio ideológico del lenguaje que concierne a las obras analizadas es el caso de la presencia corpórea. En los textos vistos hasta aquí, la presencia, a pesar de ser abstracta, influye subjetivamente en el lector respecto a la manera cómo percibe y entiende el contenido narrado, dado que el cuerpo y el discurso tienen la habilidad de transformarse mutuamente. ¿Cuál es la relevancia de la corporalidad para el argumento crítico de la relación hombre-ambiente? En la formulación discursiva se manifiestan las construcciones culturales del cuerpo, como por ejemplo la que diferencia lo femenino de lo masculino y consolida la heteronormatividad. Esta visualidad de género, a su vez supone típicamente un observador implícito masculinizado. Volviendo a observaciones de tipo estilístico sobre el lenguaje, Elizabeth Grosz explica que uno de los dominios de análisis narrativo entiende las normas imperantes en las reglas gramaticales y sintácticas como simbólicas o patriarcales, en contraste con las consideraciones materiales que son vistas típicamente como femeninas (11). Este argumento refuerza la dialéctica sujeto-objeto en paralelo a una dicotomía heteronormativa, en la cual la materialidad de la naturaleza se feminiza frente al simbolismo masculinizado de la cultura, lo que refuerza la jerarquización de la relación. Tanto el mundo narrativo de Un viejo que leía novelas de amor como el de La loca de Gandoca, subvierte esta dinámica de géneros mediante la alteración simbólica o una codificación que no se ajusta a la heteronormatividad. En el primer caso, los personajes son todos masculinos, 249 a excepción de dos personajes puntuales secundarios. Sin embargo, el hecho de que el personaje principal sea un anciano que lee novelas de amor incorpora vulnerabilidad simbólica. Por otro lado, la violencia más implacable que perciben los habitantes de El idilio está en manos de la naturaleza: la dinámica de los ciclos naturales, el clima, los vectores de enfermedades, la biota autóctona. De manera factual, la naturaleza de Sepúlveda ha perdido toda connotación femenina convencional desde las primeras páginas. Sin embargo su escritura no deja de ser masculina. En el caso de La loca de Gandoca, las limitaciones impuestas por la mecánica del sistema de signos utilizados para crear la narrativa condicionan la posibilidad de crear un discurso estilísticamente femenino. Rossi desafía estos límites, creando sujetos desprovistos de una posible codificación anticipada. Deja así a sus lectores en una aparente ambigüedad respecto al género de aquellos personajes que como elementos naturales personificados, son sagrados, espirituales o constitutivos de la identidad. Este aspecto de la narrativa de Rossi ha sido analizado desde la perspectiva de la teoría queer (Kerns 2012). Desde la perspectiva del análisis ecocrítico de esta tesis, más que ver este desafío como una subversión de una construcción, heteronormativa, que se reemplaza por otra, la queer, se propone la inclusión de la ambigüedad sexual a partir de la experiencia, una experiencia ligada a otra cosmovisión en la que no se manejan las mismas tensiones jerarquizadas de género. En otras palabras, las líneas definitorias del discurso de poder en paralelo a una separación de género están desdibujadas; por ejemplo, el carácter erotizado de la figura sagrada de Yemanyá no se mantiene fijo dentro de un marco femenino. En la tendencia lingüística e ideológica a la dualidad, se buscó también complejizar la dialéctica entre sujeto y objeto, que típicamente ha visto en el binomio cultura-naturaleza un dualismo cartesiano convencional. La teorización cultural en ocasiones no supera el tipo de problemas inscriptos en el enfoque dualista, hecho que tiene repercusiones significativas para 250 una apreciación multimodal. O sea, todo enfoque conlleva también una estructura que circunscribe la producción de significado. La complejización dialéctica se consiguió entonces mediante la intersección con perspectivas de los estudios de performance y los estudios poscoloniales. Esto llevó a observar el papel semiótico del espacio en múltiples escalas y dimensiones, tanto en el campo de las representaciones artísticas como en lo cotidiano. La trama de interconexiones reconceptualiza la actual crisis ambiental en su complejidad ontológica, hasta llegar a verla como síntoma de problemas mayores, tales como una crisis de la manera de conocer el mundo, o crisis de la modernidad (Leff, Discursos sustentables). Como resultado del análisis de los tres ejes mencionados, se concluye que el perfil ecocrítico adoptado a lo largo del estudio, debe entenderse como una lente sistémica. Esta distinción sistémica permite una lectura renovada que conecta elementos constitutivos de la cultura, y su simbolismo, con el medio natural, y material más allá de una propuesta dual, y accede a múltiples matices que se representan en textos y artefactos culturales de hoy. La amplitud analítica, que se planteó desde la sustentabilidad, tuvo la finalidad de realzar los aspectos espirituales y míticos que algunas culturas reconocen en los ciclos biológicos, además de los meramente materiales, dado que en ellos se conjugan historia, lengua, geografías e identidades. Como lente híbrida, se comprobó que supera las limitaciones de lineamientos disciplinarios tradicionales y constituye un vehículo para el reconocimiento de los varios lenguajes que componen las identidades de America latina. Por ejemplo, en Rapa Nui se vio la existencia de un lenguaje compartido, una lengua franca, que es común a todos y diferente al mismo tiempo; donde la palabra de ese lenguaje compartido, el español, tiene otro sentido, otra significación, otro orden, otros tiempos internos para la comunidad insular, cuando se conjuga con una cosmovisión propia y autóctona. 251 Además, el acercamiento ecocrítico permitió subrayar aspectos sociales y culturales contemporáneos que se ven modulados entre lo local y lo global, que son representativos de las relaciones transculturales e intercambios de poder. Esto último es parte de la síntesis temática que se presenta con el breve análisis de El libro del silencio. Además, esta novela podría apreciarse como un contraste estilístico respecto de la prosa de Rossi y Sepúlveda, razón que podría explicar la menor amplitud del público lector, a pesar de haber sido igualmente ponderada y galardonada. La manera formal en que la obra acerca al lector las disyuntivas del mundo de hoy es plasmándolo plenamente dentro del caos urbano en el que se vive, caos que en lo cotidiano resulta velado por un imaginario consumista y un tiempo acelerado y economizado. En un océano de constantes posibilidades y apremiantes decisiones, Chávez Castañeda se vale de la palabra para subvertir toda preconcepción del lector, inclusive la de cómo debe leerse una novela. A continuación, previo al breve análisis, se incluyen algunas consideraciones conceptuales. 1. ALGUNAS CONSIDERACIONES El lenguaje La dicotomía lingüística del alfabeto es ya un marco impuesto de comunicación al que toda cultura rica en tradición oral y la narrativa espacial debe ajustarse en América latina –la transcripción, los filtros, la expresión escrita y la adaptación al texto lineal. El lenguaje conoce al sujeto, pero no a la persona (Echeverría). En el lenguaje escrito este sujeto está desprovisto de los actos del habla que lo definen como sujeto-humano, lo cual es suficiente para retener el lenguaje. La imagen 252 Comparativamente, las imágenes resultan visiones fugaces. Por ejemplo, las instalaciones analizadas en la segunda sección capturan la naturaleza efímera de la memoria, pero simultáneamente expresan las consideraciones filosóficas de las ideas propuestas. Palabra y memoria Las palabras tienen un papel importante en la creación de la memoria, dado que cambian la recolección o interpretación de un mismo evento. En este contexto, la intertextualidad entre la imagen, la palabra y la importancia de la palabra corporizada, o del cuerpo en el contexto narrativo, representan no sólo una memoria cognitiva sino también sensorial. El texto escrito En cierto sentido, el texto ha sustituido la memoria y la acción de memorizar, dado que puede producirse como archivo. Pero el texto ha sustituido también la experiencia como medio de construir conocimiento. La lectura trae nuevas experiencias a través de la imaginación y devuelve los sentidos por medio del concepto. Sin embargo, no hay que olvidar que la cultura letrada prefiere el raciocinio a la intuición. La memoria ¿Es inalterable el pasado? Es resistente en cuanto reside y se reproduce en el presente. Se lo concibe inalterable por cuanto se lo registra y consolida en un archivo que se presume verosímil. Sin embargo, la percepción del pasado evocando la memoria permite que se modifique cada vez que se vuelve a narrar o interpretar. Los hechos históricos son por ende menos importantes que las historias que se cuenta sobre ellos. Con la narración, el sujeto receptor se acerca a la importancia de los eventos. Por lo tanto, el lenguaje con el cual se relata una historia es la manera en que se refiere al pasado en el presente. 253 La literatura tiene la capacidad de dar voz y otorgar un lugar en la historia a aquellos cuyas voces apenas se registran, incorporándolas así en la memoria colectiva. Aunque la escritura implique un proceso mediado, aunque el lenguaje resulte un filtro en el proceso de transcripción, es a través de la narración que estas voces encuentran un espacio en la historia. Como narrativa fragmentaria, El Libro del silencio forma un mosaico a semejanza de cómo se registran en la memoria las experiencias, imágenes que mediante la interpretación redefinen el pasado como imágenes de la memoria. 2. EL LIBRO DEL SILENCIO. ESPACIOS, PALABRAS Y MEMORIA OLVIDADA De la misma manera que se ha concebido el espacio como un punto donde se manifiestan las tensiones sociales, el texto puede verse como un punto convergente de formas de significación de aquellas. El Libro del silencio de Ricardo Chávez Castañeda (2005) interna a los lectores en una narrativa astutamente articulada y laberíntica, cuyo destino es imposible de prefigurar o imaginar. Una fórmula narrativa con aparentes ecos de Rayuela de Julio Cortázar atrapa al lector en un juego de la imaginación, en una aventura al ártico y en un continuo viaje a los recovecos existenciales más profundos del ser; todo ello con un honesto respeto por el ser humano. En una aparente yuxtaposición de hilos narrativos, con una prosa rica en imágenes, Chávez Castañeda hila y se adentra en una trama lingüística que desafía la secuencialidad e indirectamente la tendencia deductivo-inductiva del lenguaje y su consecuente linealidad estructural. Dirá la narradora “[…] qué palabras son importantes. No esos conceptos abstractos que la humanidad ha ido alcanzando con tanto esfuerzo, vanidad e ineficacia” (212). En el análisis acerca de la relación entre el pensamiento racional, el deterioro ecológico y la epistemología ambiental, Enrique Leff nos recuerda que todo nuevo horizonte de la “aventura 254 del conocimiento” debe cargar con el lenguaje (Leff, Aventuras epistemología ambiental, 13). El lenguaje, como se ha indicado, no es “un medio transparente de comunicación” sino un criterio normativo en sí mismo, un medio que contiene una fuerza sistemática hacia la estructuración, y que imperceptiblemente conduce a valoraciones preferenciales de lo que se considera verdadero (Massumi 41, mi traducción). Por lo tanto, en un desafío a la experiencia moderna por medio de la construcción del lenguaje, el aparente caos del espacio narrativo de Chávez Castañeda acerca al lector a una introspección que cuestiona las posibles consecuencias del privilegio asignado a la racionalidad y la resultante otredad que de él deriva. Las primeras páginas del libro advierten que su lectura requiere de un sacrificio, que se trata de un libro inconcluso, que puede ser leído a partir de cualquier palabra, dado que, en efecto, si el lector busca linealidad en la trama, se encuentra frente a un laberinto. Falto de patrones formulistas, el texto confiere al lector no sólo la tarea de articular la yuxtaposición de eventos para resolver el misterio de Riaggoé en tiempo y espacio, sino de interrogar los propios valores y ética con que se mira el mundo. La voz narrativa está en manos de Jana, una lingüista de tradición occidental, que ha ido al pueblo de Riaggoé, en territorio Inuit del Círculo Artico, a estudiar su lenguaje singular en peligro de extinción. Sin embargo, en este destino remoto de Riaggoé ocurre un fenómeno nunca antes visto: la erupción de un fuego destructor que emana del suelo helado, el cual parece estar destinado a erradicar la palabra escrita mediante la quema. Jana realiza múltiples intentos, seguidos de fracasos, para comprender este mundo desconocido. Los fuertes lazos de Jana a Europa son parte del obstáculo – transformado en obsesión – de los esfuerzos por acercarse a un universo Inuit que ha existido en paralelo a la trayectoria europea sin un punto de encuentro con ella. Se trata de un universo que Jana vislumbra por medio de la palabra: 255 Una vez apoyé mi mano abierta en la nieve y luego señalé la silueta resultante. “Huella”, dije. La mujer inuit que iba conmigo comenzó a posar la mano también pero iba dejando huellas que apenas variaban en su posición, […] un tapiz de manos blancas que habían sido llamadas todas de manera distinta. (Chávez Castañeda 150) La danza de manos en la nieve, dinámica imagen en un campo blanco del Artico, se expande espacialmente en la imaginación del lector como un performance discursivo, en una dirección contraria a la síntesis de un lenguaje descriptivo. Al reconocer la imposibilidad de una sincera comunicación con el lenguaje propio, al darse cuenta de su instinto que desea utilizar como mecanismo reproductor de la experiencia del “otro”, Jana sufre vértigo y transita en la alternativa de la “antipalabra”. O sea, busca redimir en el silencio autogenerado la concientización de que el habla de uno – de ella y de los suyos – condiciona el silenciamiento del otro, aun cuando el objetivo sea rescatarla. Frente a tal revelación sobre su propia colonialidad, Jana se pregunta: “¿Se puede hacer una historia no del aprendizaje del habla sino del aprendizaje del callar?” (133). “¿Pude engañarme un segundo al menos creyéndome elegida por el silencio pleno de quien todo lo ha dicho?” (141). El emplazamiento de la historia en los extremos boreales del planeta y la aparición de un fuego que derrite nieves eternas y seca el suelo, puesto que “no ha nevado allí no sé desde cuando a pesar de estar rodeado de un océano de hielo” (159) podrían considerarse en sintonía con preocupaciones ambientales contemporáneas. O sea, sería un punto congruente con una perspectiva ecocrítica a la que concierne la transformación planetaria de lo que hoy se da a conocer como el Antropoceno.i Sin embargo, la excepcionalidad de esta novela a los fines de este trabajo está en la síntesis conceptual, que llega al lector mediante una transformación 256 dialéctica de espacios fronterizos culturales, lingüísticos, epistemológicos y ontológicos. Se trata de fronteras construidas a partir de la experiencia urbana, letrada, de una urbe posmoderna. En ella, la experiencia fracturada da Jana debe ser compaginada y recompuesta por el lector. Las fracturas se manifiestan por medio de dicotomías simbólicas, en las que el lector puede identificarse en cuanto sujeto de un mundo moderno urbano, y así volcar la propia experiencia en reconocer la tensión de diferentes binomios: vida y muerte, fuego y hielo, necesidad y rechazo, palabra y silencio. Se llega entonces al remolino de la novela, a la búsqueda de aquello que explique el misterio de este pueblo remoto, cuya concreción se puntualiza con la siguiente pregunta: ¿cuál es el beneficio del silencio? Para Jana, entender el silencio autoimpuesto en Riaggoé, “un silencio sin fisuras […], una mudez que mina el derredor de un terreno de significaciones y espera” (208), es entender su misterio. Y en el silencio colectivo se conjuga la necesidad de autosilenciamiento como única forma de resistencia a la expansión moderna y a la imposibilidad de retener el derecho comunitario inuit, a su identidad, su espacio y sus tierras tribales ancestrales. Quemarse o ser quemado para ayudar a la desaparición, igual que hicieron los científicos con la telaraña de cuerpos antiquísimos que descubrieron cerca de aquí. Quemarlos. El fuego de Riaggoé no es una alianza con el cazador sino con la víctima. (207) El libro del silencio aborda entonces los límites impuestos por el lenguaje, mediante el poder sugestivo de la palabra y el juego dialéctico. Asimismo, desafía los límites de la literatura creando un texto laberíntico. Pero la renovación del medio expresivo de la novela, está en su política de negociación: entre Jana y los habitantes de Riaggoé, entre Jana y ella misma, entre el lector y la voz narrativa. Está también en evocar el rol del silencio como elemento discursivo de 257 negación a la palabra, un mecanismo que limita el alcance del habla del otro, una forma de cancelación del discurso privilegiado y hegemónico frente al cual un pueblo originario, en este caso el inuit de Riaggoé, no ve alternativa de supervivencia colectiva. Con un lenguaje de búsqueda, que lleva al lector a frecuentes impasses reflexivos, Chávez Castañeda se vale de una construcción dialógica compuesta de aparentes monólogos sin un marco simbólico común, que en lugar de comunicarse en una secuencia lógica simplemente cumplen con un ordenamiento sin comunicación. Y es entonces aquí donde surge como alternativa el intercambio figurativo, el lenguaje físico, la conexión emocional y la comprensión del derecho a la existencia ancestralmente concebida; entendimiento que interrumpe éticamente la posibilidad de documentar la vida del otro y reducirlo así al espacio discursivo del conocimiento europeo. Porque como explica su narrador, cada grupo humano, cada lengua es un recipiente de su historia, sus hábitos, sus vicios, sus olvidos […] Cada una es un instrumento para ordenar “la realidad”, pero es específica para configurarla a su propia manera. En fin, cada lengua es en sí misma un juicio sobre el mundo […] son memoria de su propia evolución, un registro de lo asimilado y de los caminos no optados. (45-46) En síntesis, la empatía del conocimiento, el respeto mutuo entre grupos humanos hacia una ética del bien común, son fundamentalez si la propuesta, como sostienen los principios de sustentabilidad, es una responsabilidad planetaria intergeneracional que celebre la diferencia no sólo hacia una diversidad de biotas, ecosistemas y mecanismos de sustento material, sino en la pluralidad cultural a fin de superar la otredad. Desde la perspectiva epistémica, El libro del silencio manifiesta el dinamismo de un proceso de transformación capaz de reorientar perspectivas, puesto que interviene no solamente la dimensión del espacio sino aquella de la 258 memoria. En este sentido, se evidencia un patrón común entre las obras artísticas y las manifestaciones culturales analizadas en este trabajo, dado que se trata de expresiones creativas capaces de interrumpir la ontología del caos urbano del siglo XXI, el performance de sociedades industriales e industrializadas, y alternativamente estimular una imaginación ecológica y humanamente sustentable. En este contexto, que se valió de un diálogo entre diversos marcos de análisis, se vio también que los saberes autóctonos y el conocimiento experiencial pueden, y deben, integrarse dentro de una propuesta ética-pragmática de la sustentabilidad ambiental, para que exista el diálogo hacia una compatibilidad entre propuestas globales, locales y regionales. Como dice Diana Luque Agraz, debe establecerse “toda una diversidad de ‘posibilidades’ de ‘ser’ y de ‘habitar’’ el mundo. La praxis de la naturaleza puede tomar múltiples senderos creativos si somos capaces de entablar el ‘diálogo con la otredad’ ” (351). Recurriendo entonces a las palabras del antropólogo Phillipe Descola, se puede entender el contexto de tal diálogo mediante el intercambio y reciprocidad hacia la sustentabilidad planetaria, que “se basa en un principio de estricta equivalencia entre los humanos y los no humanos que comparten la biósfera, la cual es concebida como un circuito cerrado homeostático” que se mide en la vitalidad genérica del cosmos (Descola:110). O sea, las escalas de los intercambios recíprocos son múltiples y contemplan equilibrios más allá de la cuantificación discreta. Como se señaló en la introducción, el discurso ambiental ha adquirido una mayor dimensión política y mediática e involucra transformaciones tanto sociales como culturales. Y es esta mayor visibilidad del papel que juega la cultura en las transformaciones socioambientales lo que ha dado cabida a la integración de alternativas discursivas desde el lenguaje estético del arte hacia una reformulación de metanarrativas culturales. En síntesis, “el sostén futuro de la 259 humanidad y de la salud biofísica del planeta recaen no sólo en una reconceptualización y rearticulación de las prácticas productivas y de apropiación de los recursos naturales, sino en la visión ética y los valores que le asignamos al mundo; dependen también del imaginario social que le da forma a esa visión ética y del poder persuasivo de palabras e imágenes” (introducción 1). Recíprocamente, esta tesis sostiene la propuesta de fomentar una empatía del conocimiento a fin de adoptar una política de la pluralidad y una ética de la diversidad, no sólo en la relación entre culturas, sino también con la naturaleza mediante nuevos paradigmas de integración. Notas i El término Antropoceno se propuso a partir del año 2000 como sustituto (y derivado etimológico) del concepto geológico Holoceno para subrayar el significativo impacto global que las actividades humanas han tenido y continúan teniendo sobre los ecosistemas terrestres. 260 ANEXO A 1. CASO MEDIÁTICO DEL HOTEL HANGA ROA. Artículo del 15 de septiembre de 2010 sobre el conflicto que involucra el Hotel Hanga Roa El artículo describe en detalle como llegó a construirse un hotel en manos privadas extranjeras, el problema legal, y los eventos de protesta. Se evidencia en ello lo que yo he llamado en este estudio de caso, “privilegios políticos” y “estructuras coloniales de exclusión”. “La reclamación de la familia Hito pone en serio riesgo la existencia del Hotel Hanga Roa. El 7 de enero de 1970, Verónica Atamu Pakomio, viuda de Ricardo Hito, realizó “una cesión de derechos eventuales” al fisco de 6,7 hectáreas ubicadas entre Hanga Roa y el borde costero. Un terreno que en sí es una península y que tiene una hermosa vista a gran parte de la Isla. Esta cesión o préstamo, lo hizo la viuda de Hito luego que representantes del Gobierno le solicitaran esta tierra para construir un hotel (tal como refrendó a este corresponsal el ex alcalde Alfonso Rapu), argumentando que el proyecto traería gran desarrollo para la Isla. Como permuta por este préstamo o cesión, se le construyó una pequeña casa a la señora Atamu en otro paño de su propiedad. Verónica Atamu no dominaba el idioma español, menos su escritura. A pesar de eso, en el contrato se planteó que ella sí lo manejaba. En diciembre de 1970, el Fisco de Chile, amparado en la inscripción de la totalidad de tierras de Pascua que hiciera el fisco en el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso, en 1933decidió traspasar este terreno a Corfo. En diciembre de 1974 CORFO, inauguró el hotel Hanga Roa en dicho terreno; En 1981, lo vendió a Hugo Salas Román en $31 millones, convirtiendo a éste en el único no rapa-nui poseedor de terrenos en esta Isla, lo que contravenía en forma flagrante la Ley Pascua, de 1966, así como el decreto 2882, dictado en 1979. En 2005, Salas traspasó la propiedad a la Sociedad Hotelera Interamericana, 261 controlada por Cristoph Schiess. Éste hizo esta transacción a sabiendas que las tierras eran reclamadas por los Hito, que hoy ocupan el remozado edificio y pretenden crear un centro de educación y cultura Rapa Nui, “que sea luz de un nuevo tiempo, en el que se respeten los derechos humanos y la diversidad cultural”, como dice Marisol Hito. En torno al Hotel Hanga Roa hay más: los Schiess son socios de Daniel Platovsky en la empresa comercializadora Mellafe y Salas. Platovsky, hombre de confianza de Piñera, fue designado por éste director de Sasipa, empresa estatal que maneja la carga y descarga de barcos y la administración de las mejores tierras isleñas. A Platovsky algunos isleños lo sindican como uno de los personeros que quiere “privatizar” la isla, como ha denunciado el consejero regional UDI Enzo Muñoz, que denunció el proyecto del empresario de construir un resort con canchas de golf en el fundo Vaitea, además de un casino.” (Marín 2010) Marín, Francisco. “Otro conflicto indígena: La rebellion en Rapa Nui,” desde Hanga Roa, Rapa Nui. The clinic online http://www.theclinic.cl/2010/09/15/elotro-conflicto-indigena-la-rebelion-en-rapa-nui/ 2. FUENTES METODOLÓGICAS DEL TRABAJO DE CAMPO Socialización de la naturaleza y los territorios Comcaác Seri. Un estudio de caso del Norte de México. The case study presented in the book Naturalezas, saberes y territorios comcaac (seri) details the work of Diana Luque, a researcher for the Centre for Research in Food and Development, Mexico (CIAD) in the Sonora desert region. The research builds upon her previous work “The appropriation of the Comcaác Nature: towards a democratization of knowledge.” (Luque: 2006) i Luque takes an interdisciplinary approach to the project and its broad range may be understood as an intersection of political ecology, conservation discourses and semiotics of culture and space, which relies on qualitative analysis and considerations of existentialist philosophy and ethics. Methodologically, the work is grounded in a collaborative compilation that combines modern technologies, systemic analysis, and ancestral Comca’ac knowledge. The outcome is a culturally rich 262 mapping of the territory and of the many practices and signifiers that have sustained the land and its people for over one thousand years. In other words, it is a collective registry and spatial manifestation of a dialogue between traditional knowledge and practices, and contemporary approaches to scholarly research study. The project was conceived in response to three primary developmental pressures external to the community that together threatened further dissolution of the group’s social structure, traditional practices and access to their territory. Conservation, conventionally conceived around biodiversity preservation; a national initiative of tourism development in the region; and alteration of the group’s natural resource management practices, as imposed by the national government that transformed sustenance harvest and agriculture into commodity production to integrate with external markets. Conservation actions in the Gulf or California, which is the majority of what remains of the Comcaác original territory began with the designation in 1963 of a National Nature Reserve and Wildlife Refuge on the Island of Tiburon. Initially unaware of this decree, the Comcaác later expressed that these legal requirements around biodiversity conservation ignored their sustainable co-existence with their habitat, which is based on the preservation of natural resources (42). The Comcaác see themselves as part of the biological cycles of the sea and the desert, conferring sacred significance to desert plants, marine turtles and other local wildlife. (24) For them, habitat and the Comca’ac are the same thing. Thus, practicing a sustainable use of resources for subsistence and protecting the natural resource base is a way of life and the basis for adapting to external economic and social pressures. Additionally, conservation models resulted in a limited ecological protection reach that increased political state control of the land, with a potential further spatial segregation and transformation of what is still a traditional lifestyle. Integration into the national State and market economy has negatively impacted the Comcaác in a variety of ways including a cultural transformation into sedentary life in two localities, the necessity to reconceptualize territorial patterns and property rights, and an expansion and transformation of subsistence production. Another consequence of this integration into conventional Mexican society has been a 263 slow process of cultural identity loss for younger generations and the early signs of political and economic marginalization of the population, a phenomenon widely shared by other indigenous people of Mexico and Latin America. (27) A tourism project for the Sea of Cortes, that was a priority of Vicente Fox’s government, launched a stream of persistent attempts from private investors to access Comcaác authorities with developmental proposals. As these proposals were ultimately identified to promote the loss of their ancestral knowledge and identity, the Comcaác sought assistance from the INI (Indigenous National Institute) and received support from the INE (Ecological National Institute). (42) Recognition of the contradictions in the legal aspects of the national environmental policy facilitated an approach that framed the community’s development as culturally centered sustainability. On one hand the legality was imposed on traditional resource management systems with potential adverse outcomes. On the other hand environmentalism offered opportunities to the community for the appropriation of a conservationist discourse to recreate a collective identity based on ancestral knowledge. (39) With regards to the method of study, Luque and her team understood that they had to serve the interests of the Comcaác as well as the region’s ecological needs within a framework of national and international environmental protection. In order to accomplish such task, they spent the necessary time to integrate the projects initial academic frame with an intercultural dialogue of indigenous knowledge, biodiversity and modern demands. Mexican scholar Enrique Leff in the prologue of the book identifies her work as a “sailboat trip” that began with a “post-modern instrumental of satellite georeferences and a global position system (GPS) to capture the heart of tradition and to localize memories still alive in the ‘sage’ elderly, in a Map of Cultural Value.” (16) The desert referred to as the neighboring space in which the Comcaác and the Island of Tiburon are located, is defined in geo-ecological terms, but is also used metaphorically to identify a symbolic aridity of ancestral practices eroded and transformed by a history of colonial “civilizing” domination. The project required five years of collaborative work to complete. An integrated team designed to incorporate local community interests included the community itself in 264 pivotal roles such as decision making and reassessing the proposed project goals. With the understanding that depriving a people of their ancestral connections to the natural environment is a form of cultural extermination, Luque set out to find how a reappropriation of nature could enrich a re-signifying process of their world. While such resignifying cannot reverse previous transformations of collective identity and is not assumed to do so, it can reconnect ancestral sustainable practices with a reality of limitations imposed by Mexican policy, governmental bodies and modern society. Three central themes structured the research: 1. Environmental, 2. Indigenous and 3. Participatory. Framed initially as a study in political ecology and designed to evaluate conservation/resource protection strategies, the framework had to expand to include the subject of indigeneity. Environmental sustainability was approached as situating the project around culture. The combination of the aforementioned factors dictated that in order for the study to be successful the process had to be participatory with the Comca’ac setting the criteria of analysis. The outcome was a proposal of an ethnically unique system of socializing nature (SESN) that could evaluate a process of knowledge hybridization, which integrates the normative and spiritual beliefs submerged in the culture-nature relationship of the Comca’ac people and its modern context. The resulting compiled Historic Episteme and Cartography of Comca’ac Knowledge provides a publicly well-informed understanding of their ethics, beliefs and practices. This has the ability to strengthen the agency of the community in participatory processes within the larger frame of a democratic government. It also serves as a written archive of Comca’ac history, of their sites of cultural value and their way of living in the world that can be formally shared with younger members of the community and with scientists and politicians of the rest of the nation. The integrated articulation of the study and its outcome may further encourage decisions about natural resource management that are immersed in a context that is simultaneously physical, biological, social, cultural and spiritual. And more important, it is the outcome of a dialogue of pluricultural knowledge and it is an example of the value of empathetic knowing, a necessity in addressing the ecological and social justice component of sustainable development. 265 Value of this case-study for proposed research of the Rapa Nui of Easter Island Despite the different locations, cultural heritage, ethnicity and colonial history, the two cases share a number of components that render the Comcaáac Seri case study one of value in addressing similar conservation/ tourism pressures on the Rapa Nui communities of Easter Island. The two groups identify their current territory as an island that is also part of nature reserve (protected territory) and is of interest to NGOs, investors and government due to either its fragile habitat or its tourism potential. They both also face ambiguity with the subject of individual versus collective property rights to their land and a decrease in their population. Additionally, both populations have been undergoing cultural transformation as the result of language and cultural contact with Spanish speaking societies, and as indigenous groups of Latin America, both groups had to historically face some shared governmental idiosyncrasies as part of a history of subjugation and territorial loss. i www.ciad.mx/desarrollo/dra.-diana-luque-agraz-2.html 266 ANEXO B INFORME DEL TRABAJO DE CAMPO Tinker Foundation Travel Grant for Latin American Studies The University of Arizona Field Research Report 1. Name: Maria Alessandra Woolson 2. Department: Spanish & Portuguese 3. Email: mwoolson@email.arizona.edu 4. Project Title: “Rapa Nui as Cultural Mirror of Colonized Conservation Discourses.” 5. Rapa Nui or Easter Island, Chile. 6. Duration of research work on the field: 8/12/2012 – 09/4/2012 7. Abstract: ABSTRACT Discourses of sustainable development related to Rapa Nui (Easter Island) obscure the contradictory impact of environmental and cultural conservation policies. This project examines the contradictions produced by contemporary practices and the narratives that inconsistently recognize the cultural dimension in which environmental discourses and politics are situated. This inconsistency continues to impact the island’s original people, risking a continuous and gradual dissolution of collective identities, social solidarity and traditional practices. Integrating multiple perspectives, the analysis proposes an ethical interrogation of the discursive fabric supporting regulatory policies and institutions, and evaluates the feasibility of a participatory cartographic project of Rapa Nui epistemology. 267 INTRODUCTION This research project examines the discursive fabric of environmental politics and the socio-ethical nature of a distinct cultural positioning, to enhance insights into the environmental problematique of contemporary Latin America. Specifically, the selection of Rapa Nui (Easter Island) aims at building a vivid case study of place-based cultural practice as a means to identify spaces of enunciation of a discourse that has yet to find a productive means of expression in the pursuit of socio-environmental sustainability. The complexities involved in what I will call a deterritorialization of Rapa Nui epistemology, or absenting voices and local knowledge, is seen as the result of a confluence of processes that are dependent on capital expansion, that are rooted in colonial transformations of land and culture, and that at the individual and social level are as much a conscious process as they are unconscious. It is at this level that an altered sense of time and lived experience is reinforced or resisted by the way discourse circulates. In the study I employ a biocultural diversity framework that treats the inseparability and mutual interdependence of people, place, and ancestral practices (Luque 2010, Rozzi 2012). When applied to national and international discourses of conservation related to Rapa Nui, fundamental contradictions emerge that impact the island’s lived space and community. The research is therefore a mechanism to empirically assess spatial impacts of socio-cultural processes and elucidate on the contradictions between a highly vulnerable insular land and its original people, and the policy and discourse that responds to a variety of actors and interests that traverse it.1 Specifically, a fundamental tenet that guides biocultural diversity is that of interinstitutional cooperation that can foster a participatory approach to problems. This proved a productive analytical frame given the visibility it brought to the fractured nature of the institutions that control the territory and the lack of transparency of private sector decisions, as for example the case of the privately owned Chilean airline, LAN. 2 1 The island is designated a world heritage site by UNESCO, a National Park under the jurisdiction of CONAF, a forestry agency, when it actually constitutes an archaeological park with a living community, and it is also a National Monument or Chilean fiscal patrimony under a Ministry that until 1980 was identified as that of Land and Colonization. 2 The airline has monopolized civilian air traffic for years, directly conditioning tourist flows and the associated waste production, thus exerting a disproportionate pressure on numerous aspect of 268 FIELD RESEARCH GOALS My original research goal was to evaluate the feasibility of conducting a participatory cartography of Rapa Nui epistemology to represent a spatial meaning of place unique to the community. To date, work of this nature with Rapa Nui is distinctly absent from the Spanish/Latin American repertoire, which explains why my research plan was informed by Pacific studies and projects from Mexico and Canada. As indicated subsequently, my approach had to be altered based on what I encountered after being exposed to the fabric of contemporary life on the island, although the central questions remained the same. What are the spatial and discursive practices that enable or prevent the Rapa Nui population from sustaining their cultures and environment? To what extent do their practices resist hegemonic Chilean discourse and the international discursive image? What is the role that is played by recent conservation efforts framed under a language of sustainable development? Additional contextual research was carried out in the following areas: of water resource management, solid waste management, fauna and flora conservation strategies, desertification prevention, archaeological preservation and sustainable vs. nonsustainable architecture and tourism, education and language acquisition. Preliminary work suggested a need to ethically interrogate practices and policies that regulate the island and a need to decolonialize not only contemporary conservation discourses but also research practices applied to natural resource use and cultural studies (Wainwright 2008, Young 2011, Woolson 2012). The latter therefore became a fundamental inquiry of my approach as I addressed to what degree of flexibility does one’s research method need to be pushed to remain empathetic to a different cosmology while pursuing scholarly work in the US Academy. FIELD ACTIVITIES the island, such as on the waste disposal site that operates beyond its carrying capacity and the subsequent threat to the only underground fresh water resource. 269 Research activities included 1. a photographic record of various landscapes and specific sites that represent examples of conflicting phenomena3, and 2. ethnographic fieldwork that informed the contradictions produced by contemporary practice and narratives that inconsistently recognize the cultural dimension in which environmental politics are situated (Hajer 1999, Castree 2001). The semi-structured interviews I conducted involved open-ended questions that sought to understand the presence or absence of a particular spatial meaning of place, for the community. Parties interviewed included: i. CONAF4 officials, administrator and technical director, research fellows and park rangers; ii. Sernatur5 public office personnel; iii. tourist guides6; iv. researchers and scholars in the area of anthropology, archaeology and social sciences7; v. business owners8, vi municipal personnel in particular related to the recycling programs9; vii. museum director and librarian10; viii. the high school principal11; ix CONADI representative12. RESULTS My research, confirms a tension between a new generation of Rapa Nui that is advancing their rights in terms of their cultural identity and the continental mindset, See attached examples and photographs of sites on appendix 1 Coorporación Forestal (Forestry Corporation) under which operates the National Parks 5 Servicio Nacional de Turismo, (National Tourism Office) housed under the Ministerio de Economía, Fomento y Turismo 6 Tourist guides in Rapa Nui have to be Rapa Nui or have resided on the island for many years and passed a course and exam. 7 Connected to the island Museo Antropológico Sebastián Englert, Museo Fonck, the University of Hawaii and Universidad de los Lagos. 8 Including Explora Hotel, which EIA from 2005 at the time of construction I was very familiar with 9 Such as the reuse of materials for construction of an “Echo-Hare” (eco-home in rapa nui), for the arts program at the High school and in teacher’s education, since no waste, not even recyclable washed waste can return to the continent due to potential presence of a blood-borne disease vector. 10 The only Museum and library of the island is the Museo Antropológico Sebastián Englert 11 Aldea Educativa, the public Highs school is a bilingual (Spanish-Rapa Nui), polyvalent school offering three degree types, with many program and activities modeled after other Pacific locations (Tahiti and New Zealand), that was the recipient of the 2011 the Designing for Education: Compendium of Exemplary Educational Facilities (OECD, 2011) and which missions is “to encourage the wider participation of the community in education and to provide a meeting place outside school hours.” (http://edfacilitiesinvestment-db.org/facilities/4) 12 Corporación Nacional del Indígena 3 4 270 largely unquestioned outside of the Rapa Nui community that treats both the Easter Island territory and its people as simply Chile and Chileans (Young, 2011). This situation gets further complicated by international discourses that are shaped to various interests, such as tourism and scholarly research (Hunt & Lipo, 2009). In other words, the field research confirmed how discourses obscure the contradictory impact of environmental and cultural conservation policies and reinforce a political, economic and ethnic marginalization of much of the island’s original people while enabling an accelerated degradation of vital resources for survival. 13 Furthermore, the addressed concrete examples reinforce the contradictions between commercial and conservation goals at national and international level for Rapa Nui. 14 Among this repertoire of resource depletion evidence and habitat degradation at the hands of multiple activities to advance capital investment and economic growth on the island, resilience from the Rapa nui community was commonplace. A most interesting example is the unique role of the rapa nui park rangers, who as park guides occupy a hybrid space within the national park system and rapa nui culture. In this case, their collective identity as community members precedes and coexists with their responsibility as a state representative. As such, rangers are unconditional mediators between community and state. 13 Documented examples, including photographic record can be found in Appendix 1. 14 Examples of this contradictory dynamics are i. the case of the "marine reserve" intended for the surrounding ocean that ignores and discredits the wealth of local and ancestral knowledge about the marine environment and its fisheries, thus preventing the local community to continue with subsistence fishing (pesca artesanal) that has defined their diet and habits for centuries; ii the municipal response to the tourist pressure on eth island’s aesthetics that are affected by the effects of the South Pacific garbage gyro and factory ships, which in addition is negatively impacting the marine ecosystem for subsistence fishing, including immediate coastal areas and the related biodiversity. Iii. A troubling juxtaposition of the quarry’s activities, including the use of explosives despite the porous volcanic nature of the island’s geology, that feeds dry materials for new construction to house tourists (almost none was seen to be directed to resident’s construction except foe the repaving of roads), and that openly violate all park regulations threatening the structural integrity of a most important archeological sites: the Orongo Ceremonial Village. 271 The cartographic goal, as proposed, proved to require a reduced scope reorienting its participation towards the education sector. Otherwise, it would require a longer period of evaluation to expand it to the larger community.15 IMPACT ON PROFESSIONAL DEVELOPMENT AND DEGREE GOALS A quantitative and qualitative enrichment of key portions of the research was enabled by a greater amount of fieldwork related to my case study and the acquisition of materials to complete the analysis. Travel to Rapa Nui (Easter Island) increased the access to primary sources, higher resolution characterization of particular spaces and more detailed understanding of in situ perspectives on the island. This was most productive not only for gathering data to complete my dissertation but for further research in generating fresh ideas in interdisciplinary work, as an area of research that addresses the omission of a recent registry of tensions that evolve between the insights of intimate local knowledge in confrontation with explicit and implicit changes brought about by global forces. APPENDIX 1 Of Field Research Report Tinker Foundation Travel Grant for Latin American Studies The University of Arizona Partial list of specific sites 1. Orongo Ceremonial Village – Risk of structural integrity to Southern end of village on the volcano lip 2. Soil erosion and examples of unaccounted impacts of free animal grazing in protected areas of Poike peninsula and Rano Kau Park 15 This is due to the “clan-like” structure of the society, rooted in ancestral traditions that have for decades protected themselves from the full grasp of the outsider. Furthermore, most Rapa Nui do not identify themselves as an indigenous population of Chile, but rather as “original” people of a Polynesian island, representing a case of Canadian anthropologist Hugh Brody identifies in his book Maps and Dreams: Can persons who have become dependent upon intruders, while keeping their real selves hidden from prying and moralistic eyes, come out into the open and demand that the invasion go no further? (cited by Torgenson 190). 272 3. Reforestation of heavily eroded sector of Poike Peninsula 4. Greenhouse work aligned with plan for the recovery of endemic endangered species, subsistence species, fire-retardant species and other for organic buildup of soils. This plan is overlooked by the Continental office and their continental model of reforestation. 5. Hanga Roa - Evidence of unsustainable initiatives by LAN 6. Signs of explicit Rapa Nui resitance to state policy and conventional discourses, including a very original form of activism 7. Fours sites of contrasting construction in pparallel categories: Explora Hotel, Hanga Roa Hotel; Ecohare subsidized by Coca Cola at the hands of the municipality and an Ecohare constructed by a family with recycled materials collected by the community including materials regularly washed ashore from the gyre effect. 8. Recycling and waste disposal facilities 9. Quarry and adjacent archaeological sites 10. All areas of the National Park open to the public 11. Places on the island of ancestral meaning that are either of limited or no access to the public. 12. 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