Historiografía latina - WikiClasic-36

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tratado en él es la decadencia de la oratoria, que ya se había planteado también Quintiliano en un escrito
perdido titulado De causis corruptae eloquentiae (Sobre las causas de la corrupción de la oratoria).
-De vita Iulii Agricolae, publicada en el 98, es una biografía apolegética de su suegro, en la que no sólo
describió la ocupación romana de Britania, sino que también pasó revista a las condiciones necesarias para
la libertad individual y el trabajo historiográfico, así como al problema de la conducta a seguir por la clase
dirigente bajo un gobierno tiránico: habla de la pérdida de la vida... "nosotros no sólo hemos sobrevivido a
aquellos otros, sino a nosotros mismos" (3,2). La obra fue redactada tras la muerte de Agricola a los 53 años
de edad. Por ello sigue en gran medida la tradición del elogio fúnebre (laudatio funebris) tradicional que
pronunciaba un familiar en el entierro de los personajes destacados según la tradición romana. Pone su
énfasis en las conductas y actuaciones personales de Agrícola que encajan en el marco de la vieja virtus
aristocrática.
-De situ et moribus Germanorum (o Germania) es una monografía etnográfica en la que describe a los
germanos y su país. Tuvo que escribirse muy poco después del primer año del reinado de Trajano (98), que
fue también el de su segundo consulado, pues Tácito utiliza esta fecha como referencia para calcular cuánto
tiempo había transcurrido desde los primeros ataques de los cimbrios La obra es en general muy objetiva.
De sus fuentes literarias Tácito solo menciona a César, pero hay que añadir a Plinio el Viejo entre otros.
-Historiae: narran el periodo que va desde la subida de Galba al poder (68) hasta la muerte de Domiciano.
Probablemente constaban de 14 libros. Se han conservado los cuatro primeros y aproximadamente la mitad
del quinto. Tienen su origen en la muerte de Nerón en el año 68, durante el cual el imperio pasa por las
manos de tres emperadores, Galba, Otón y Vitelio, hasta que la victoria militar de Vespasiano estabiliza la
situación con la inauguración de la dinastía Flavia. Lo conservado finaliza con las campañas de Tito contra
Jerusalén. A medida que avanza en esta obra, Tácito se hace más amargo y construye un cuadro triste de la
historia de los primeros emperadores.
-Annales: tienen como título completo Annalium ab excesu divi Augusti libri («Libros de anales desde la
muerte del divino Augusto»). San Jerónimo escribe de Tácito que «refirió la vida de los césares en treinta
libros desde Augusto a Domiciano.» De ello se desprende que Annales e Historiae formaron una secuencia
sin solución de continuidad. Si las Historiae cubrían desde Galba a Domiciano, los 16 libros de Annales
recogen la historia inmediatamente anterior, desde la muerte de Augusto a la de Nerón. Pero no ha de
olvidarse que se trata de dos obras distintas en su planificación y desarrollo. En Annales 16 libros cubren 54
años, mientras que los 14 de Historiae habían servido para historiar solo 27. Es evidente, pues, que la
narración es mucho más detallada en las Historiae, quizá por la mayor proximidad de los hechos que en
ellas se tratan. Es significativo que en ellas los cuatro primeros libros se dediquen a un solo año, el 86.
B.5. BIOGRAFOS IMPERIALES
A partir del s.I se imponen ciertos subgéneros, como las biografías de emperadores de Suetonio, que son el
polo opuesto a la historiografía de Tácito. Escribe biografías, de las que se han conservado sobre doce
césares. Ha servido de modelo de una de las obras más discutidas de la historiografía latina, la Historia
Augusta, de diferentes autores. También se escriben los epítomes de Floro, el Breviario de Eutropio… El
cambio de géneros refleja el cambio que se iba experimentando en Roma, una Roma dominada por el
emperador y su respectivo círculo, en un régimen que empujaba al historiador al elogio, al retrato y al
panegírico en unas obras dirigidas a un público inculto que desconoce el pasado glorioso de Roma.
B.6. AMIANO MARCELINO (Antioquía, c.330 d.C- Roma c. 400)
El siglo IV (Bajo Imperio-284 a 430 d C-), fue un período decisivo cuyos numerosos cambios y amplia
diversidad cultural quedaron reflejados en la obra de su principal historiador de origen griego Amiano
Marcelino, el último gran representante de la historiografía latina. Escribió una historia de Roma en 31
libros, las Res Gestae desde el nombramiento de Nerva (96 d.C) a la muerte de Valente (el 378 d.C en la
batalla de Adrianópolis contra los godos), pero se han perdido los trece primeros libros, así que sólo
conservamos la historia de Roma desde el año 353 hasta el 378.
Amiano es consciente de la problemática social, política y religiosa de su época, hacia las que mantiene una
actitud moderada, racional y moralista, a pesar de que critica todo aquello que no le gusta e intenta recordar
las grandes virtudes de la Roma del pasado, la cultura, la gravitas, la pietas y el orgullo de ser romano.
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valor científico. Se presenta como un autor reaccionario y odioso contra los gracos y los republicanos Casio
y Bruto. El tono de adulación es totalmente diferente al utilizado por Veleyo; admira al emperador como
garantizante de las leyes y de la paz y destaca la supremacía de la disciplina militaris. Su obra encierra un
sentimiento hostil contra la plebe
-Quinto Curcio escribe La Historia Alexandri Magni, en diez libros, de los que nos faltan los dos primeros,
relata, como su nombre indica, las hazañas del famoso Alejandro. Su mayor originalidad consiste en fusionar
en un conjunto coherente y claro los tratamientos contradictorios que hasta aquel momento había recibido la
figura de Alejandro. Su valor histórico ha sido muchas veces puesto en entredicho pues no sólo reproduce los
errores de sus fuentes, sino que a veces introduce errores nuevos de carácter geográfico y cronológico. No
considera necesario recurrir a documentos de primera mano para hacer historia de un periodo que otros ya
han relatado. En esto se ajusta a una tradición que antes de él ya había seguido Tito Livio. Las cualidades
literarias de Quinto Curcio son menos discutidas que su valor como historiador. Está más interesado por el
orden artístico que por el histórico. Tito Livio procede del mismo modo. Tácito a menudo critica esta técnica
historiográfica según la cual la historia constituye un pretexto y no un fin en sí misma.
B.3. TROGO POMPEYO
No se sabe nada de su vida, pero fue autor de las Historias Filípicas (Historiae Philippicae), una historia
universal en 44 libros, hoy perdida pero conocida por medio de un epítome de Justino (siglo III) y de los
llamados Prólogos (sumario algo más tardío). Supone un cambio porque vuelve la atención hacia la historia
ajena a Roma, y toma de Polibio una visión mundial de la Historia.
B.4. TACITO
Cayo Cornelio Tácito (Roma?, h. 55-?, h. 117) fue otro historiador romanode cuya vida se conocen pocos
datos; parece que desarrolló una brillante carrera y fue el gran historiador del Imperio bajo los Flavios,
llevando a la cima la prosa poetizante que se había ido desarrollando desde Virgilio.
Era de distinguida familia y se casó con la hija de Julio Agrícola, alto dignatario imperial, conquistador y
goberndor de Britania. Fue, pues, miembro de la clase senatorial dirigente, buen conocedor de la Retórica, un
hombre que había recorrido con éxito el cursus honorum, llegando a pretor (año 88) y a cónsul (año 97). Su
experiencia del tiránico reinado de Domiciano (81-96) le indujo a escribir sobre la difícil y penosa
supervivencia en la vida pública bajo el mandato de semejante, y esta visión fatalista y amarga marcaría de
manera determinante el resto de su obra.
A pesar de ello se hizo famoso en vida y gozó de la amistad de insignes colegas como Plinio el
Joven. De modo parecido a su predecesor y modelo, Salustio, también organizó su vida y su obra en
dos fases principales. Hasta los 40 años su vida fue la normal de un orador y abogado, pero después
siguió el período de actividad pública, el período de trabajo literario; en su obra, a las tres
monografías preparatorias siguieron los dos grandes relatos históricos.
LA OBRA DE TÁCITO: Tácito dice escribir “sine ira et studio”. No se han conservado discursos de
Tácito, por lo que es imposible conocer sus cualidades en el ámbito de la retórica. Es característico de Tácito
el extremo cuidado del estilo. Su lenguaje es acerado, de construcción breve, muy sintético, dado a la
braquilogía. Huye de los periodos cuidadosamente organizados y busca la asimetría. Todo ello hace muy
densa su expresión, de un barroquismo conceptista en el que la agudeza de la idea prima sobre cualquier
tendencia ornamental. No duda en emplear neologismos. Su principal modelo estilístico es Salustio, aunque,
en contra de lo que hacía aquel, esquiva cualquier rasgo de arcaísmo: muy al contrario, su intención artística
se canaliza en una consciente busca de la modernidad. Los rasgos del lenguaje de Tácito mencionados lo
llevan en ocasiones a un tipo de narración de pincelada grande y suelta, donde se estimula la imaginación del
lector para que supla lo no explicitado.
-El Dialogus de oratoribus («Diálogo sobre los oradores»), a pesar del pronunciamiento en contra de
algunos estudiosos, se acepta generalmente como obra de Tácito. Es ciceroniano en su concepción y estilo,
que se adapta aquí al género y es muy diferente del que el autor emplea en las obras históricas. El asunto
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que llevan al apogeo y triunfo de Roma, bajo la guía de personajes religiosos y respetuosos con las mores
maiorum.
Procedía de familia acomodada y burguesa, amante de las tradiciones y de la paz. Marchó a Roma en el año
30 a.C., y conoció a Augusto, con cuyo programa patriótico se identificó. Totalmente alejado de la vida
política (por primera vez no se da el binomio senador/historiador) Tito Livio consagra toda su vida a las
investigaciones que le exige su obra literaria: la historia romana. Transcurre así plácidamente su existencia,
alterada únicamente por la publicación progresiva y exitosa de las sucesivas "décadas".
LA OBRA DE LIVIO: Su obra es Ab urbe condita, en 142 libros que no se ha conservado entera, y que,
junto con la Eneida, es el monumento literario erigido a la memoria del pueblo romano. Con esta obra, que
fue célebre desde la época misma en que la escribió, Livio contribuyó a la política imperial de la promoción
de los valores morales y religiosos de la antigua Roma. Se extiende desde la fundación de la ciudad hasta el
año 95 aC. Sólo nos quedan 35 libros que contienen los orígenes y caída de la monarquía (libro1), el
comienzo de la República y la toma de Roma por los Galos (2-5), conquista de Italia (6-11), 2ª guerra púnica
(21-30), guerras contra Siria y Macedonia y 3ª guerra púnica (31-40). Para suplir el contenido de las partes
que faltan disponemos de las llamadas períocas, una especie de sumarios de cada libro publicados aparte de
la obra completa.
Las fuentes para esta ingente obra son de lo más variado: recurre a sus antecesores por lo que en su obra
parecen elementos míticos y de la tradición latina, además de los puramente históricos. Muestra influencia de
Salustio, y fue elogiado por Quintiliano, que habla de su lactea ubertas, su fecundidad.
Livio considera la historia como patriota (admiración por el pasado de Roma), ejemplarista (valoración de
las costumbres de los antepasados) y artista (su obra se plantea como defensa de los valores tradicionales y
su lengua tiene un cierto carácter arcaico y poético), de ahí que como historiador no debe ser juzgado según
las ideas modernas pues el valor histórico de su obra es muy desigual, aunque tiene el mérito de haber
conservado leyendas, hechos de tipo religioso y social de gran valor comparativo a la hora de estudiar la
psicología de un pueblo. No es un escritor militar, por lo que sus descripciones de batallas son muy poco
técnicas.
Es un gran maestro de la narración, en la que busca elementos pintorescos; utiliza mucho los discursos que le
sirven para caracterizar personajes y situaciones, y en los que se mantienen todas las partes fijadas por
las escuelas de retórica. Lo que el público pedía al historiador era precisamente que le recreara las
circustancias que habían acompañado los raves momentos de las gestas de su patria. Utiliza la
composición de tipo analístico (año a año).
B.2. HISTORIADORES MENORES
Junto a Livio, hay otros autores que también miliaron contra el régimen augústeo y contra Tiberio. SU obra
no nos ha llegado, bien porque el régimen la hizo destruir, como en el caso de Labieno, Publio Rufo, Aufidio
Baso, Plinio el Viejo…En el otro extemo, hubo escritores adictos al régimen como Veleyo Patérculo, Valerio
Máximo o Quinto Curcio, que no pueden relatar la verdad, sino acontecimientos que no los comprometan.
-Veleyo Patérculo (19 a.C.-31 d.C.) Protegido por Tiberio, a quien debe su carrera política, fue pretor. Su
Ad M. Vinicium libri duo (29 d.C.) relata la historia de Roma desde los orígenes. El libro II es un interesante
cuadro de su época. Su obra, apología continua del Imperio, de los emperadores y de Tiberio, muestra a Veleyo
como un agente político. Su Historia Romana está dedicada a Vinicio, cónsul del año 30 y describe, en dos libros,
toda la historia del mundo grecorromano desde la Guerra de Troya. Su obra, que quiere ser analítica, no es
más que un monumento elevado a la memoria de tres cesares: César, Augusto y Tiberio, en lo que refleja su
influencia de Salustio y su alejamiento de Livio. Tiberio será el personaje central de su obra en quien
convergen todas las líneas de fuerza, aunque no pasa por alto el sentido político del Principado.
-Valerio Máximo Dejó nueve libros de Hechos y dichos memorables (Factorum et dictorum memorabilium
libri novem), dedicados al emperador Tiberio, que formaban un manual donde filósofos y retóricos hallaban
numerosas anécdotas morales, clasificadas por temas, sin valor histórico, pero extraídas de los historiadores
latinos y griegos. Una invocación a Livio y un discurso contra Sejano, datan la composición de su obra
alrededor del 29-32 d. C. Es un constante adulador de Tiberio, que se interesa por la anécdota como ejemplo
de la personalidad de la figura que trata. Tiende a ver en la historiografía romana una logomaquia entre las
virtudes o los valores del pueblo y las seducciones decadentes de lo extranjero. Su obra Facía et dicta
memorabilia es útil como una enumeración de hechos a veces callados por otros autores, pero carentes de
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trataba pues de un político poco escrupuloso que participó activamente en todas las luchas políticas de su
tiempo. La muerte de César significó el fin de su carrera política.
En sus obras adopta una actitud moralista, propia de su tierra (el país de los sabinos era famoso por su alta
moralidad), que no concuerda con su propia vida, y fustiga duramente a la sociedad de su época,
incluyéndose a sí mismo en sus críticas, aunque luego se autodisculpa con excusas poco convincentes y se
dedica a la reflexión. ¿Hipocresía o amarga reflexión de un hombre desencantado? El caso es que nos lega un
cuadro muy pesimista de la sociedad de su época.
Salustio es el creador de la Historia como género literario. Ésta es ante todo un arte para él: una narración
histórica, más que Historia propiamente dicha, en función de unos objetivos morales concretos. No era
ningún investigador de temas de historia militar, lo que le fascinaba era ante todo el ser humano, los sucesos
del acontecer histórico y la atmósfera de la época. Por eso, el valor informativo de sus excursos históricos y
geográficos es muy variable
LA OBRA DE SALUSTIO: Salustio, en los casi siete años que pudo dedicar a escribir, compuso dos
monografías y una extensa obra de historia de la época, de autenticidad indiscutida: elige temas
aparentemente triviales como la Guerra de Yugurta y la Conjuración de Catilina, sobre los cuales tenía
información de primera mano, ya que fue procónsul de Numidia y vivió la crisis causada por Catilina.
De Coniuratione Catilinae: trata la Conjuración de Catilina que tuvo lugar el 63 a.C., durante el consulado
de Cicerón. Realiza un relato extenso de las causas lejanas de la conjuración, así como de la ambiciones de
Catilina, noble degenerado y sin escrúpulos.
Bellum Iugurthinum: trata la guerra de Jugurta rey de los númidas, entre los años 111 y 105 a.C., con el
pueblo romano, contra cuya voluntad se había proclamado rey y el "gigantesco escándalo colonial" que
desveló a raíz de ésta.
(cf. http://elenegp.wordpress.com/2007/10/05/la-guerra-de-yugurta-bellum-iugurthinum/)
Historiae: parece ser que se centraba la obra en temas históricos próximos a su época y que se asemejó la
obra a las anteriores tanto en su estructura como en su forma artística. Era su obra más ambiciosa y madura,
que abarcaba en cinco libros los doce años transcurridos desde la muerte de Sila en el 78 hasta el 67 a.C. De
esta obra sólo nos quedan algunos fragmentos, cuatro discursos y dos cartas.
La elección de estos temas le permitió seguir la dirección de la monografía y hacer el retrato de los hombres
más importantes de su época, César, Cicerón... o de la anterior, como Mario, Sila o Metelo. En las dos obras
encuentra Salustio excusa para mostrar la corrupción moral en que había caído el Estado romano.
Desde el punto de vista literario, Salustio incorpora la técnica de Tucídides (historiador griego clásico):
busca los antecedentes de los hechos y presenta a los personajes desde una perspectiv psicológica. Su estilo
es claro, a veces seco, con un lenguaje ligeramente arcaico o arcaizante a diferencia de César, en el que
combina viejos giros latinos y construcciones imitadas del griego y busca de modo preconcebido la asimetría
y la sorpresa. Destacan especialmente los retratos o etopeyas, de gran penetración psicológica, y los
discursos que pone en boca de sus personajes, muy trabajados y con sentencias breves y brillantes.
A.4. POLIÓN
Su obra se ha perdido, pero sabemos que fundó la primera biblioteca pública de Roma en el 39 a.C., en el
Atrium Libertatis. Trató de hacer historia críticamente, retomando asuntos ya tratados por otros como las
Guerras civiles, abarcando desde el año 60 al 42. Fue admiraado por autores como Apiano y Plutarco por su
imparcialidad.
B) EPOCA IMPERIAL
La literatura de esta época viene marcada según sea el autor partidario o adversario del cambio de régimen.
B.1. LIVIO (Padua 59 -17 aC)
Tito Livio, como Virgilio, vive plenamente en la época de Augusto y participa con su obra en el programa de
regeneración moral impulsado por el princeps. La historia de Roma es para T. Livio una sucesión de hechos
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Respecto a los contenidos, en una primera visión superficial, podemos decir que tras una descripción
geográfica de la Galia el autor va siguiendo sus conquistas y enfrentamientos con los Belgas, los Germanos,
expediciones a Britania, levantamiento general de la Galia dirigido por Vercingetórige y triunfo final de
César con la toma de Alesia
De Bello Civili consta de tres libros en los que se narra el enfrentamiento del propio César con Pompeyo para
hacerse con el poder en Roma. Comienza con la exposición de las causas de la guerra y sigue con los sucesos
principales de la misma: la huida de Pompeyo hacia Oriente, la toma de Marsella, derrota en Hispania de los
lugartenientes de Pompeyo, enfrentamiento y derrota definitiva de Pompeyo en Farsalia y, por último, huida
de éste a Egipto y su posterior asesinato.
Su propósito al escribirlas fue sobre todo político ya que trataba, con la primera, de conseguir una
prorrogación de sus poderes consulares y justificar unas campañas militares que nadie le había pedido que
hiciera y, con la segunda, de exculparse de toda responsabilidad en la guerra civil, presentando al Senado y a
Pompeyo como responsables del conflicto. César fue un genial propagandista de sí mismo y logró sus
propósitos mediante varios recursos:
-Una narración de aparente simplicidad y objetividad, bajo la cual se esconden las habilidades
propagandísticas de César.
-El recurso a la tercera persona para referirse a sí mismo. Nunca habla en primera persona, "yo", y así
se despersonaliza, produce un distanciamiento que nos hace olvidar que está hablando de sí mismo, y
por tanto subjetivamente, creando una falsa ilusión de objetividad.
-La separación de acontecimientos lógicamente concatenados.
-La explicación previa al relato de su propio punto de vista.
-La omisión de detalles que podrían resultarle desfavorables.
b. CONTINUADORES.
Lejos de César están los que continuaron su obra. El llamado Corpus Caesarianum termina con otras tres
obras: La guerra de Alejandría (Bellum Alexandriae), la Guerra de África (Bellum Africum) y la Guerra de
Hispania (Bellum Hispaniense), que relatan las citadas campañas de César tras la muerte de Pompeyo. Están
escritas en un estilo distinto y de peor calidad. No se conoce a los autores, pero sin duda la primera es la
mejor escrita de las tres, tal vez por un militar, una especie de ministro de propaganda de César.
c. NEPOTE
Cornelio Nepote no es comparable a la calidad literaria de César pero es de su misma época. Pertenecía al
orden ecuestre y era amigo de Catulo y conocido de Cicerón. Escribió también poesía, pero es la
historiografía lo que le ha hecho llegar hasta nosotros. Su De viris illustribus es una obra de tipo moral, trata
de aleccionar poniendo en paralelo las vidas de grandes generales, oradores o políticos no romaos con los
que se les puede comparar de Roma. Divide su obra según los personajes biografiados, de los que sólo nos
han llegado 23 biografías de diferente extensión.
A pesar de todo, Nepote es considerado un mal escritor, con personajes poco perfilados que parecen
responder a estereotipos. Quizá la biografía más destacable es la de Aníbal.
A.3. SALUSTIO (Amiterno 86 a.C- Roma 35a.C.)
Contemporáneo de César y protegido suyo, Salustio desarrolló toda su carrera política al amparo de éste.
Empezó de cuestor bajo el patrocinio de César y completó más o menos su cursus honorum con notables
altibajos, como su expulsión del Senado en el 50 a.C. Rehabilitado por César, siguió la guerra civil de César
y alcanzó el grado de pretor en la guerra de África. En el 46 a.C. alcanzó el cargo de gobernador de la
provincia de Africa Nova, donde acumuló una enorme fortuna de dudosa procedencia y que le obligó a hacer
frente a una denuncia de concusión1, denuncia que no prosperó gracias de nuevo a su amistad con César. Se
1
Comete el delito de CONCUSIÓN el servidor publico que con el carácter de tal y a titulo de impuesto o contribución, recargo, renta, rédito,
salario o emolumento, exija, por si o por medio de otro, dinero, valores, servicios o cualquiera otra cosa que sepa no ser debida, o en mayor cantidad que la
señalada por la ley.
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A. 2. LA BIOGRAFÍA
En esta época aparecen ya las primeras muestras de biografía, memorias escritas por los grandes generales
romanos, como las del cónsul Emilio Escauro, el literato Q. Lutacio Cátulo y Lucilio Rufo, citados por
autores posteriores. La primera figura destacada será la de Gayo Julio César.
a. CÉSAR (100- 44 a.C.)
César representaba perfectamente el ideal romano: intelectual, político y militar. Narrar la vida de César
equivale a escribir la historia de su época, caracterizada por dos notas fundamentales, la crisis de la
República como institución, y la lucha de individualidades por el poder.
Además de historiador, y antes de ello, fue la personalidad política más importante de su época, el
protagonista de la evolución fundamental por la que Roma pasó de un régimen republicano oligárquico a
otro basado en el poder personal. No en vano se le han adjudicado definiciones populistas, pero
rigurosamente ciertas, que retratan a la perfección al personaje y su circunstancia.
Su vida fue muy agitada. Nació en el año 100 a.C., el 12 del mes de Quinctilis que luego se llamó julio en su
honor. Procedía de una de las más nobles familias patricias, aunque poco pudiente. El matrimonio de su tía
Julia con Mario y el suyo, a posteriori, con Cornelia, la hija de Cinna, definieron desde muy joven sus
simpatías políticas por el partido democrático, enfrentado a la oligarquía senatorial. Dichas simpatías le
resultaron muy peligrosas durante la dictadura de Sila que intentó obligarle a separarse de su mujer. Tuvo
que huir de Roma y, arrestado, salvó la vida gracias a la mediación de sus amigos más influyentes.
Tras este episodio prefirió alejarse de Roma con un viaje a Asia Menor y no volvió hasta la muerte de Sila.
Entonces, este "monstrum activitatis" al decir de Cicerón, comenzó una carrera política, compaginando
cargos, y se ganó el fervor popular gracias a sus modos amables, elocuencia y generosidad. De entonces data
su amistad con el riquísimo Craso que financió toda su carrera. Logró reconciliar a éste con Pompeyo y entre
los tres establecieron una alianza para controlar la vida política en Roma: el primer triunvirato. Craso
aportaba el dinero, César el poder sobre la plebe y Pompeyo el ejército.
Elegido cónsul en el 59 a.C. junto a Cornelio Bíbulo, gobernó por procedimientos casi revolucionarios,
prescindiendo de su colega y del Senado, e intentó realizar el proyecto de reforma agraria.
Al finalizar su consulado se le confió el gobierno de la Galia Cisalpina, Narbonense e Iliria para cinco años.
Entonces empezó su carrera militar. En siete años conquistó la Galia, realizó dos expediciones a Britania y
dos a Germania, consiguiendo un enorme botín.
Estas hazañas provocaron los celos de Pompeyo y, muerto Craso, el enfrentamiento se hizo inevitable.
Cuando el Senado nombró a Pompeyo cónsul sine collega, éste empezó a maniobrar contra César. César
trató de llegar a un acuerdo, proponiendo licenciar los ejércitos de ambos, pero Pompeyo obligó al Senado a
rechazar su propuesta. La guerra civil, inevitable, resultó larga y cruenta, pues aunque Pompeyo fue vencido
en Farsalia (Grecia) y asesinado en Egipto, sus partidarios siguieron con la guerra, que se libró en tres
escenarios: Grecia, África e Hispania. Estaba en juego la misma continuidad del sistema republicano.
Al quedar como único vencedor inició un nuevo tipo de gobierno unipersonal de corte monárquico, sentando
un precedente para lo que luego sería el imperio. Hizo muchas refor-mas: el calendario, distribución de tierra
a los soldados, reforma del abastecimiento de las provincias e impulso de la romanización. El 15 de marzo
del año 44 a.C. Bruto y Casio lo asesinaron en el Senado. Así se inició una nueva era de guerras civiles.
Su talante conciliador y sus numerosas reformas legislativas y sociales no fueron suficientes para ganarse las
simpatías de todos los senadores, algunos de los cuales aterrados ante la idea de la pérdida de poder que
conllevaría al final la República, promovieron la conspiración que acabó con la vida de uno de los estadistas
y autores literarios más influyentes y fundamentales en la relación y desarrollo del proceso histórico.
LA OBRA DE CÉSAR: Su obra literaria abarca desde tragedias hasta un tratado de gramática, si bien aquí
sólo hablaremos de sus textos históricos: la Guerra de las Galias (De bello Gallico) y la Guerra Civil (De
bello civili). Son autobiografías, a semejanza de las que escribieron Emilio Escauro y Quinto Lutacio Catulo,
en las que narra sus gestas y justifica sus acciones (son biografías "oficiales", en las que no hay ninguna
referencia a su vida privada).
De Bello Gallico consta de ocho libros, cada uno de los cuales se corresponde con un año de la campaña de
conquista que él llevó personalmente a cabo entre el año 58 y el 51 a.C. De estos libros sólo el VIII no es
obra de César, sino de su lugarteniente, Aulo Hircio.
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LA HISTORIOGRAFÍA LATINA
A) EPOCA REPUBLICANA.
La historiografía antigua no fue, en Grecia ni en Roma, lo que entendemos hoy por historiografía como
ciencia social. Lo limitado del material histórico con el que contaban y su falta de experiencia histórica no
les permitía tener un sentido del desarrollo y de las causas y consecuencias de los procesos históricos a un
nivel global. Pero ellos tuvieron el mérito de intentar separar lo legendario de lo auténtico y de tratar de
hacer historia "universal" más allá del ámbito local.
La historiografía romana fue, a pesar de lo dicho anteriormente, mucho menos rigurosa que la griega y de
intención más moralizante. El romano no transmitía objetivamente los hechos antiguos, sino que los juzgaba
y los describía desde su propio punto de vista. De hecho, la Historiografía romana puede considerarse un
género literario en el cual el autor asigna menos importancia a la exactitud de sus informaciones que a la
forma en la cual se expresa y al ideal que lo anima, ideal patriótico y senatorial casi siempre. Los
historiadores más destacados fueron:
REPÚBLICA
-Analistas
-Catón el Censor (232 a.C.-?, 147 a.C.)
-César (101 a.C - 44 a.C) y
-continuadores
-Cornelio Nepote (ca. 100 - 30 a. C.)
-Salustio (85-35a.C.)
-Polión (s. I a.C.)
IMPERIO
-Tito Livio (59 a.C.-17 d.C.)
-Trogo Pompeyo (s. I )
-Tácito (55 – 117 d.C.)
-Suetonio (c. 70-140 d.C.)
-Amiano Marcelino (c. 330-?, c. 400
d.C.)
A.1. ANALISTAS.
La historia como género literario surge cuando Roma es ya toda una potencia. Los primeros analistas
escribían en griego, lo que aseguraba una difusión mayor de sus obras. Sin embargo, siguiendo la tradición
romana de los pontífices y otros magistrados, ordenan los sucesos año por año y dan a sus obras el nombre
de Annales, de donde les viene el nombre genérico de analistas (<annus, “año”). Su visión de la historia es
estrecha y nacionalista, carente de todo rigor crítico y cronológico. Se contentaron con narrar los hechos
acaecidos sin establecer relaciones temáticas o de causa y efecto, entremez-clándolos, eso sí, con fábulas y
relatos de prodigios. Además de una falta de respeto por la realidad escribían con notable parcialidad, desde
un punto de vista aristocrático y nacionalista.
Con Catón (234-149 a.C.) y su obra Los orígenes encontramos ya una evolución respecto a los analistas
pues Catón, además de escribir en latín, no concibe la historia como una serie de hazañas de los grandes
generales romanos, sino que centra su interés en las principales ciudades de Italia y en el pueblo romano
como verdadero protagonista de la historia. Concibió la narración histórica desde el punto de vista del orden
lógico de los sucesos y con la temática de Italia como eje central de la misma: ya no se trata de "Roma y el
mundo helénico", sino de "Roma e Italia".
A finales del s. II a.C. ya empiezan a diversificarse tendencias, aunque sigue floreciendo la analística en
autores de principios del s. I como Claudio Cuadrigario, Valerio Antias y Celio Antipatro, de los que sólo
sabemos detalles.
-Claudio Cuadrigario: había escrito su obra en 23 libros, arrancando desde el 369 a.C., fecha en la que él
situaba el incendio de Roma.
-Valerio Antias: escribió 75 libros hasta la muerte de Sila.
-Celio Antípatro (L. Caelius Antipater) comienza la historiografía de tema al contar, en vez de todo lo
ocurrido, sólo aquello que él considera importante. Muestra gran influencia del historiador griego Polibio y
fue muy ensalzado por Cicerón por su Bellum Punicum.
-Sempronio Aselión, (c.160 aC- ¿? ), contemporáneo del anterior, escribió catorce o quince libros de Res
Gestae, de los que tenemos algunos fragmentos.
-Lucio Cornelio Sisenna es el primero que designa a sus obras como Historiae.
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