Tesistas Director - Facultad de Periodismo y Comunicación Social

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Tesistas
Agustín Russo
Legajo: 18251/4
DNI: 33151069
E-mail: agu_russoeq@hotmail.com
Matías Sztelmak
Legajo: 18288/8
DNI: 34818026
E-mail: Sztelmakm@gmail.com
Sede de cursada: La Plata
Programa: Comunicación, Periodismo, Medios y Política
Número de Expediente: 1292
Fecha de presentación de Tesis: Diciembre 2013
Director
Luis Rivera
1
Resumen
La presente tesis titulada “La fabricación del pecado: las construcciones de La
Nación y Clarín sobre el Milagro de Los Andes” desarrolla un análisis discursivo en
base a los artículos publicados por los medios nombrados en el período comprendido
entre los días 23 de diciembre de 1972 y el 29 de diciembre del mismo año.
El mismo se estructura sobre ocho categorías (Milagro, Heroicidad, Situación
Adversa, Alimentación, Actitud de las familias, Condición de los sobrevivientes,
Religiosidad y Cobertura Mediática), a partir de las cuales se construyó el
acontecimiento. Cada una de ellas, está sustentada por un marco teórico o contextual
referente.
El análisis se basa en los postulados propuestos por Eliseo Verón, los cuales
fueron de gran utilidad para encontrar las huellas que La Nación y Clarín dejaron en
cada uno de los textos y para detectar las similitudes y diferencias de las
construcciones realizadas por los medios mencionados, en función de las cuales
pudimos descubrir esta lógica discursiva que hemos denominado La Fabricación del
pecado.
2
Agradecimientos
Le agradezco a mi mamá y a mi papá, a quienes les debo todo lo que soy; a mis
abuelas Ana y Rosa y a mi hermana Abril, por todo su cariño; a mi amigo Seba, mi
hermano putativo; a mi novia Yamila, por su compañía inagotable en el proceso de
escritura de esta tesis; y a la UNLP, a la cual estoy orgulloso de pertenecer.
A.R
Quisiera agradecerle a mi familia: a mi viejo por enseñarme día a día lo hermosa que es
esta profesión, a mi vieja por mostrarme lo importante que es el estudio, a mis dos
hermanas que amo con todo mi corazón. A mi abuela Angelita que, donde quiera que
esté, sé que estará contenta por mí.
M.S
Por último, quisiéramos agradecer a todas las personas que nos ayudaron para que
esta tesis sea hoy una realidad.
3
Capítulo I………………………………………………………………………….7
 Motivaciones……………………………………………………………………………….8
 Los caminos de la tesis……………………………………………………………………10
 ¿Qué es noticia? …………………………………………………………………………19
Capítulo II …………………………………………………………………………………..35
El Hecho….…………………………………………………………………………………..35
Capítulo III ……………………………………………………………………..87
Contextos ………………………………………………………………………87
 Introducción …………………………………………………………………..88
 Contexto de Uruguay …………………………………………………………90
 Contexto de Chile ……………………………………………………………103
 Contexto Argentino ………………………………………………………….123
 Antropofagia …………………………………………………………………141
 Cuestión de Fe ………………………………………………………………147
 Medios Gráficos ……………………………………………………………152
 El accidente: causas, teorías y conjeturas sobre un milagro ………………154
 Actitud de la familia: los padres en el milagro de los Andes………….………160
Capítulo IV……………………………………………………………………..163
Marco Teórico –Metodológico……………………………………………..163
 Marco teórico ………………………………………………………………..164
4
 Metodología del análisis discursivo………………………………………………169
Capítulo V……………………………………………………………………173
Análisis discursivo…………………………………………………………173
 Primer apartado – Los héroes del Milagro de los Andes ………………….174
 Conclusiones parciales I…………………………………………………………….234
 Segundo apartado – Antropofagia: construcción de la absolución …………245
 Conclusiones parciales II…………………………………………………………….295
 Conclusiones finales………………………………………………………………….307
Anexo ……………………………………………………………………...312
 Entrevista a Roberto Canessa……………………………………………………..313
 Entrevista a Javier Methol …………………………………………………..320
 Breves Relatos de la Historia………………………………………………………323
Bibliografía ……………………………………………………………………331
5
6
Capítulo I
7
Motivaciones
Mateando ideas
Esta tesis surgió en 2010, en el bufet original de la Facultad del bosque, a
mediados del mes de agosto. Agustín Russo y Matías Sztelmak cursaban el segundo
año de la carrera y aprovecharon un rato libre entre clases para sentarse a charlar.
Entre mate y mate, Agustín puso el libro Viven! sobre la mesa para buscar algo en su
mochila. Matías, sorprendido, le comentó que a él le interesaba mucho la historia de los
rugbiers uruguayos que sobrevivieron tantos días varados en la Cordillera de los Andes
en 1972 y que había leído ese libro y varios más.
Más tarde, se pusieron a hablar de un tema mucho menos grato para esa etapa: la
tesis, ese fantasma terrible de la facultad, que tarde o temprano tendrían que enfrentar.
Ninguno tenía la menor idea acerca de qué tema abordar y sus pensamientos giraban
alrededor de las penurias que les supondría articular la dura teoría comunicacional con
un hecho de la realidad social.
– ¡Qué embole eso de elegir un tema para la tesis! Tenés que ponerte a estudiar algo
que seguro ni te interesa para relacionarlo con algo todavía más jodido y, recién ahí, ver
si el jurado te la aprueba – resopló Matías, tomándose la cabeza con las dos manos. Se
alisó ligeramente el pelo y agregó alzando el dedo índice: – Y si te aprueban…
Agustín Russo lo escuchaba mientras raspaba una calcomanía gastada de la
superficie de su termo. Tomó el mate y lo llenó con suavidad para no volcar.
8
– Tendríamos que hacer algo que sí nos interese – le contestó, alcanzándole un
amargo.
Matías lo tomó y chupó lentamente de la bombilla. Luego de unos segundos en
silencio, preguntó:
–¿Y no te va hacerla con lo de Viven!?
Y así nació la idea. Más tarde, comenzamos a recabar información para ver qué
investigaciones anteriores se habían hecho acerca del tema y, de esa forma, poder
definir cuál sería el marco científico y metodológico que le daríamos a nuestro trabajo. A
pesar de la gran repercusión mediática que tuvo el caso, descubrimos que no se había
realizado ningún estudio sobre cómo había sido tratado en la Argentina.
Por ello, decidimos abordarlo utilizando una de las herramientas de las disciplinas
comunicacionales: el análisis discursivo, mediante el cual veremos, a lo largo de las
siguientes páginas, cómo los medios masivos gráficos Clarín y La Nación construyeron
la noticia, introduciendo además artículos del periódico chileno La Segunda para
contrastar las lógicas de producción discursiva que se emplearon en aquel 1972.
El referente empírico que será analizado está constituido por las tapas, crónicas,
artículos y entrevistas de los diarios argentinos mencionados, desde el 23 de diciembre
de 1972 hasta el 29 del mismo mes.
9
Los caminos de la tesis
Viaje a chile
La investigación comenzó unos pocos meses después. En la biblioteca del
Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires encontramos todo el material de
hemeroteca para reconstruir lo que los diarios más importantes del país habían dicho
respecto al accidente. Pero, ¿qué pasaba con la prensa internacional?
Habíamos leído en varios de los libros escritos por los sobrevivientes que los
medios chilenos habían tenido la primicia del descubrimiento de la antropofagia. Los
rescatistas habían tomado una foto en la que se veían restos esparcidos por la nieve y
ésta se había filtrado. Además, leímos que un diario en particular había “levantado
polvareda” al utilizar ciertos títulos controversiales. Se trataba de La Segunda.
-No, diarios chilenos no manejamos- dijo un empleado de la hemeroteca de
Senadores.- Pregunten en Capital; si no encuentran en la Biblioteca del Congreso o en
la Nacional, no hay en la Argentina.
Llamamos por teléfono: no, no había en la Argentina. Quedamos en una
disyuntiva: ¿Seguíamos la investigación dejando de lado la prensa internacional o
viajábamos a la fuente de los diarios chilenos? Dos meses después estábamos en
Santiago, en un departamento a tres cuadras de la Biblioteca Nacional de Chile.
10
Desde la calle, la biblioteca no nos pareció gran cosa. Era un edificio alto y gris,
rodeado por gruesas rejas de hierro y árboles sin flores. Pero, por dentro era todo lo
contrario: los amplios arcos de las entradas lo hacían un lugar muy luminoso, donde
resaltaban el piso de mármol blanco y el roble barnizado de las puertas centenarias.
Ahí, conseguimos los titulares y notas de diarios chilenos, en general, y de La
Segunda en particular. Como se verá, las expresiones de este medio son
impresionantes, cuando menos.
A pesar de la supuesta -o real, depende el caso que se vea1- inquina entre
chilenos y argentinos, los empleados de la biblioteca nos trataron muy amablemente y
nos brindaron toda la ayuda que estuvo a su alcance, por lo que no tenemos otra cosa
que palabras de gratitud.
Lo mismo corresponde para los periodistas y personas entrevistadas que nos
prestaron su buena voluntad y paciencia para ayudarnos a entender las lógicas que
atraviesan su país (y que serán explicadas más adelante).
Los sobrevivientes
Los pasajes aéreos a Chile los compramos por internet, sentados en una de las
mesas de la Cervecería Alemana que está en la esquina de 57 y 10. Nos habíamos
juntado a discutir algunos puntos de la tesis y a ultimar los pormenores del viaje
1
Mientras se escribían estas palabras, había trascendido un video donde, durante un entrenamiento, marinos
chilenos emitían cánticos xenófobos contra otros países sudamericanos. A continuación, se transcribe parte de los
mismos: “argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré…”
11
Charlando durante la sobremesa, recordamos que teníamos la dirección de email de uno de los sobrevivientes, Javier Methol. Nunca se nos había ocurrido escribirle,
porque pensábamos que no respondería, ya fuera por falta de interés o por falta de
tiempo. Pero esa era una zoncera nuestra.
Una vez finalizada la cena, Matías volvió a abrir su notebook y envió el siguiente
texto:
Javier:
Honestamente, es muy difícil para mí escribirle a una persona sobre la
cual leí tanto y a quien considero uno de los ejemplos de amor a la vida que
aún hay en este mundo.
Mi
nombre
es
Matías
Sztelmak,
soy
estudiante
de
Periodismo
en
la
Universidad de La Plata y estoy finalizando mi carrera. Para poder recibirme,
necesito realizar una Tesis de Investigación, con mi compañero Agustín Russo.
Nuestro tema se relaciona a su historia. Estamos investigando cómo los medios
gráficos de Argentina (nuestro país), en relación a otros internacionales,
trataron su historia.
Pero más allá de nuestro análisis discursivo, estamos convencidos de que,
con el respeto que le tenemos al tema, realizaremos una investigación única en
nuestra carrera. Por eso, nos sería de muchísimo agrado la opinión de los
sobrevivientes.
De esta manera y en vistas de que estoy por realizar un viaje a su país
en los primeros días del mes de abril, quisiera saber si usted dispone de
algún momento para poder concederme una breve entrevista que, en lo personal,
garantizo que implicará conocer a una persona que siempre me ayudó a seguir
adelante.
12
Ahora
sí,
no
lo
molesto
más,
estimado
Javier.
Espero poder recibir su respuesta en la brevedad.
Desde ya muchísimas gracias por su tiempo
Atte.:
Matías Sztelmak
Por los temores antes referidos, no queríamos crearnos falsas esperanzas acerca
de conseguir la entrevista. Sin embargo, la respuesta de Methol nos llegó a los pocos
días y descubrimos en ella la humildad de un hombre que aprenderíamos a conocer y
apreciar:
Hola, Matías: Esta Semana Santa voy a estar en Montevideo pero sí te pido que cuando llegues te
pongas en comunicación conmigo porque quizás, de 16 a 18 hrs, tenga una reunión, aún no confirmada.
Matías: tengo 8 hijos, 12 nietos, miles de amigos y todos me tutean.
El tuteo no es una falta de respeto y según cómo se use hasta es una demostración de cariño… Fijate
que al Ser que más amamos y respetamos en este mundo, a Dios, lo tuteamos:
"Padre nuestro que ESTÁS en el cielo. Santificado sea TU nombre. Venga a nosotros TU reino. . .”
Entonces Matías, si a Él que es infinitamente superior a mí, lo tuteas, te voy a pedir que también me
tutees a mí.- Gracias.-
Espero tu llamada.
Un abrazo
JAVIER
Viaje a Uruguay
Matías cruzó el río de La Plata con un cuestionario que había preparado junto a
Agustín y con la emoción de saber que iba a conocer a su sobreviviente favorito. Sin
13
embargo, Javier Methol le añadió una sorpresa al encuentro: la entrevista se haría
también con Roberto Canessa, en la casa de aquél. Una vez llegado al hotel, abrió su
computadora y anotó en su diario de viaje:
Miércoles 3 de abril de 2012
No es fácil sentarse a escribir cuando estas a horas de entrevistarte con dos
sobrevivientes de la tragedia de los Andes. Hoy me comuniqué con Javier Methol por
teléfono. Cuando escuché que del otro lado me decían “Hola, ¿Quién habla?”, no pude
responder siquiera una palabra completa, me costaba creer que estaba teniendo mi
primer contacto con un protagonista de la historia. Cuando pude decirle a Javier quién
era, me preguntó si no había problema en postergar el encuentro para el día siguiente
porque Roberto (Canessa) no estaba en su casa; y que él tenía varios recortes
periodísticos, no sólo de diarios uruguayos, sino también del resto del mundo, que nos
podían servir para la tesis.2
Durante esa noche la expectativa fue en aumento. ¿Cómo era su vida más allá de
la historia que los había hecho famosos? ¿Serían como las estrellas de cine con sus
autos de lujo y sus casas de película? Seguramente estarían agotados de contar su
historia tantas veces. Sí, seguro que por eso querría ser lo más conciso posible.
Al día siguiente, Matías llegó a la casa de Roberto Canessa, pero no se animó a
tocar timbre. En cambio, decidió esperar a que llegase Methol y entrar junto a él.
2
Crónica del Viaje a Uruguay ver Anexo
14
Suponía que aquél llegaría en un Land Rover o un BMW, pero sus prejuicios se
quebraron cuando lo vio descender de un taxi.
Methol rompió cualquier formalismo y lo saludó con un abrazo. En seguida se
disculpó diciendo:
–Esperame un cachito, que tengo que llamar a mi señora para avisarle que llegué.
Sacó su celular y se lo llevó a la oreja.
–¡Ya llegué! Sí, estoy vivo. Cuando termino te llamo.
Era su segunda esposa. La primera, Liliana, había muerto en la Cordillera de los
Andes, durante un alud. Cortó la comunicación y guardó su celular en el bolsillo. Luego,
posó su mano sobre el hombro de Matías, guiándolo hacia la puerta.
Más tarde al preguntarle por qué había ido en taxi y no en su auto, Methol
contestó que prefería disfrutar del paisaje.
-Yo ya manejé bastante ahora prefiero que me saquen a pasear.
Methol tocó el timbre. Los recibió Laura Surraco, la mujer de Canessa, quien los
saludó con mucha simpatía y los guió hacia el quincho, donde su marido solía juntarse
para contar su parte de la historia.
–Roberto está jugando al tenis, pero avisó que llega en un rato –les comentó mientras
acomodaba la mesa–. Ahora les traigo mate. Cualquier cosa me avisan. Yo los dejo
porque tengo que terminar un par de cosas.
15
Matías, que todavía no salía de su sorpresa, miraba el lugar de reuniones donde
fotos, cuadros, banderas, y regalos de distintas partes del mundo formaban parte de la
decoración. Methol, que vio la reacción, le comentó que Canessa fue el arquitecto de su
propia casa y que, por eso, muchos lugares tenían diferentes estilos. El resto de los
sobrevivientes no se privaba de tomarle el pelo.
La charla con Methol continuó sin ningún grabador de por medio. Él comentaba
cómo era su vida en Carrasco y cómo, a pesar de los años, todavía tenía que rendirle
cuentas a su actual mujer, quien lo llamaba para asegurarse de que estuviera bien.
El mate seguía pasando entre ellos, al igual que las horas, cuando los sorprendió
Canessa.
–¿Será posible, Javier? – le dijo a su amigo, mientras ponía sus brazos en jarra–. Vos
no cambias más: persona que te escribe, persona que ayudás.
Matías estaba atónito y no se animó a hablar. Methol lo presentó con total
sinceridad:
–Mirá la cara de buen pibe que tiene.
Al igual que su esposa, Canessa tenía cosas que hacer, así que pidió permiso y
se retiró, pero antes les dijo que podían quedarse en su casa el tiempo que quisieran.
Methol propuso entonces que empezaran a grabar. Canessa tendría tiempo de
contestar cuando hubiese cumplido sus responsabilidades.
Sin embargo la entrevista no demoró en ser interrumpida por el dueño de la casa:
– ¡Vamos! Javier, Matías, a comer.
16
Si algo quedó claro, era que Matías no paraba de recibir sorpresas. Compartir un
almuerzo con Canessa, su familia y Methol, Nunca había pasado por su mente. Durante
la comida, Canessa no paró de gastarle bromas y le dijo que no tenía por qué ponerse
incómodo, ya que muchísimas personas se habían sentado en esa mesa, para conocer
la historia.
–Un día mi hijo se levantó y encontró a tres personas. Ninguna hablaba español. Había
un ruso, un alemán y un italiano que me querían conocer. Por lo menos, nosotros dos
hablamos el mismo idioma.
Luego del almuerzo, que fue muy similar a esos banquetes de película, Methol y
Matías regresaron al quincho, para reanudar su entrevista y éste sintió que ésa fue la
mejor parte del día.
Methol contó cómo fueron los hechos, cómo sintió la caída del avión y, también,
cómo fue su estadía en los Andes. Matías no paraba de pensar en el privilegio que
tenía como tesista: poder presenciar el relato de un sobreviviente, sin filtros y conocer
todas esas sensaciones de primera mano, son cosas que no se pueden apreciar en un
texto. Una de las partes más intensas fue cuando Javier relató el momento del
accidente:
(…) “durante el viaje, en el avión era todo alegría y todo diversión. Y cuando tú
tienes el espíritu lleno de alegría, no ves al mal, no te lo imaginas. Los chicos en el
avión… era tal la felicidad que tenían, que todo era un juego para ellos – sonríe
recordando la actitud de esos chicos-. Estábamos en plena tormenta, la aeronave se
balanceaba por los pozos de aire y los chicos gritaban: ¡ole, ole!; tiraban la pelota de
17
rugby para un lado. Jamás pensábamos que algo iba a pasar, porque yo también
estaba dentro de ese clima.”3
De esta forma, recorrimos dos países vecinos de la mano de nuestra tesis e
incluso, uno de nosotros tuvo el privilegio de conocer a algunos de los protagonistas de
la historia de El Milagro de los Andes. Por esas razones, esperamos que este trabajo,
que tanto ha significado para nuestra formación, pueda realizar un aporte al mundo
académico de la comunicación y un nuevo capítulo de la historia para todas aquellas
personas que hayan sido movilizadas por esta historia máxima de supervivencia,
amistad y esperanza.
3
Entrevista Javier Methol. Ver Anexo
18
¿Qué es noticia?
Ya sea en las redacciones de los diarios o en los estudios de radio y televisión,
los medios reciben una gran cantidad de información por día, desde los cables de las
agencias de noticias hasta datos transmitidos por los ciudadanos a través de las redes
sociales. Sin embargo, no todas ellas terminan siendo noticia.
Son los propios medios quienes determinan cuáles serán y cuáles no. Es cierto
que son tantos los sucesos que es imposible cubrirlos todos y, mucho menos,
divulgarlos. Por eso, se aplican una serie de criterios de selección y jerarquización de
datos.
Los medios de comunicación construyen los acontecimientos periodísticos al
hacer público un hecho empírico preexistente o el resultado calculable de un
acontecimiento. De esta forma, transforman en noticia a partir de tres variables,
enumeradas por la Licenciada en Comunicación Social Adela Ruiz. Éstas son:
-El espacio: en relación a la extensión y al orden en el que se estructurarán los
artículos en función de su desarrollo material. Esto es, por ejemplo, cuántas páginas se
le otorgará en el diario o el tiempo que ocupará al aire y, particularmente en la prensa
gráfica, cómo se establece el cuerpo de la noticia en relación a imágenes fotográficas y
de pauta publicitaria.
19
-El tiempo: en función de cuánto tiempo cuenta el periodista para investigar y
desarrollar una información.
-La noticiabilidad: éste es el factor a partir del cual se produce la valoración que
permite a los periodistas o al medio determinar cuándo un acontecimiento es digno de
ser divulgado. Es decir, de ser noticia.
Es esta última noción la que trata específicamente del contenido de la noticia.
Pero, ¿es posible establecer un patrón general con el cual dilucidar qué tipo de
características debe tener la información para poder ser publicada?
En líneas generales, las nociones pueden agruparse en dos grandes grupos: el
primero, sobre el impacto que el acontecimiento tiene sobre la sociedad; y el segundo,
acerca del tipo de trabajo periodístico desarrollado.
Pero precisemos un poco sobre las variables comprendidas en estos grupos para
ver específicamente cuáles son los criterios utilizados comúnmente en cualquier
redacción o en las mesas de preproducción de los medios radiales y audiovisuales.
La designación más utilizada es la establecida por Carl Warren, de la Escuela
Tradicional Norteamericana (ETN), la cual cuenta con 8 principios de categorización.
Éstos son:
Actualidad: es el requisito fundamental para cualquier información. A medida que
los datos dejan de ser novedosos disminuye su condición noticiable, por lo que el
acontecimiento a divulgar debe haber ocurrido en el tiempo inmediato de su publicación
20
o bien debe estar a punto de suceder. También se considera novedosos a aquellos
hechos que, si bien son antiguos, han sido descubiertos en la actualidad.
Proximidad: en este caso, la cualidad noticiable del acontecimiento está basada
en la cercanía que éste tenga con el público al que la información está dirigida. Hay dos
tipos: la proximidad física, cuando el hecho se relaciona con personas, lugares u
objetos cercanos al público; y la psicológica, que hace que un acontecimiento lejano
físicamente despierte la empatía de los destinatarios del mensaje, quienes sentirán
próximo dicho suceso.
Prominencia o notoriedad: está basada en el carácter público de la persona, el
animal o el objeto que termina definiendo la noticiabilidad de una información. Así, será
noticia, por ejemplo, detalles de la vida privada de una figura del espectáculo, un hecho
ocurrido en algún lugar famoso o la historia de un animal en extinción.
Conflicto: se incluye en esta categoría a aquellas informaciones acerca de
enfrentamientos o disputas entre particulares, grupos o países. De esta forma, serán
noticia historias acerca peleas de vecinos, discusiones entre políticos de distintos
partidos o la guerra entre dos países. También se considera como conflicto las
catástrofes, ya sean naturales o provocadas por la acción del hombre.
Suspenso: aquí la cualidad noticiable subyace en que se trata de informaciones
que se desarrollan durante un período de tiempo y que requerirán de varias
publicaciones o días de cobertura para arribar a una conclusión. Es esa continuidad la
que atrapa la atención de los receptores del mensaje.
21
Trascendencia: en este factor, la noticiabilidad se funda en la repercusión que
una información actual tiene sobre la vida de un sector social o el de la sociedad en su
conjunto. En ese caso, serán noticia datos como el aumento de precios, reformas
legales o constitucionales o la creación de instituciones oficiales.
Rareza o Magnitud: aquí se comprenden a los acontecimientos curiosos que
traspasan la cotidianidad informativa. El carácter noticiable está basado en el asombro
que dichos hechos generan en el público.
Emoción: cuando el elemento principal de una noticia apunta a reflejar emociones
o sentimientos o aquellos que evocan situaciones emotivas. Así, serán noticiables
informaciones que muestren odio, celos, envidia.
Estos son los criterios que usan los medios para determinar qué es noticia. Sin
embargo, dichas informaciones deben tener una serie de características para poder ser
seleccionadas para su publicación.
En primer lugar, que el acontecimiento sea VERDADERO, es decir que haya
ocurrido efectivamente. Desde el punto de vista de la ética, publicar una información
falsa implicaría caer en el mayor de los pecados periodísticos pero, como se verá,
muchas veces los requerimientos del medio pueden llevar a que se utilice algún
material no chequeado o llanamente falso.
Uno de esos requerimientos está íntimamente relacionado con otra de las
características que debe tener la investigación: que sea INÉDITO. Esto se debe a que
los medios se encuentran en una competencia constante y buscan publicar noticias que
22
no hayan sido dadas a conocer por sus competidores. O sea, que están detrás de la
primicia.
En tercer lugar, debe ser ACTUAL, habiendo acontecido en un espacio temporal
cercano a la publicación del medio o bien, que se trate de un hecho antiguo pero que
haya sido descubierto o develado en la actualidad.
Una cuarta característica es que sea de INTERÉS para la mayor cantidad de
receptores posible. Si una información no es atractiva, el lector no tendrá ningún
empacho en abandonar la página del periódico así como el televidente no dudará en
cambiar de canal.
Finalmente, el hecho debe ser COMUNICABLE, en el sentido en que los medios
puedan darle publicidad y convertirlo en noticia.
La construcción del acontecimiento para el diario Clarín
Como el diario de mayor tirada de la Argentina, Clarín tiene un manual según el
cual tratar los acontecimientos, tanto desde una perspectiva estilística como también
desde la forma en por la cual definir contenidos.
Respecto a lo último, el diario estipula que las noticias deben respetar tres
parámetros:
-Precisión: toda noticia debe ser fiel a la realidad y de ningún modo falsa o
confusa.
23
-Integridad: la información no debe forzarse o modificarse para justificar ideología,
interés o la visión del medio o del periodista.
-Equidad: las noticias deben tratar con imparcialidad personas, instituciones y
acontecimientos.
A pesar de esto, Clarín ha recibido variadas críticas acerca de cómo sus
productos periodísticos vulneran los propios principios establecidos en su manual.
También estas acusaciones pesan sobre muchos otros medios que en el afán de
preservar ciertos intereses o de prevalecer sobre sus rivales, abordan los
acontecimientos violando preceptos éticos de manera voluntaria o involuntaria.
Interés de los medios
Los medios de comunicación son empresas. Por lo tanto, el objetivo principal de
los dueños y acreedores es que dicha empresa genere dinero. La idea cotidiana
indicaría que el medio más exitoso es el que mejor informa. Pero esto no es siempre
así.
Las empresas periodísticas viven principalmente de la publicidad, compuesta de
pauta oficial y del auspicio de otras compañías. Por eso, muchas veces los periodistas
que trabajan en ellos se ven inhibidos de publicar notas porque atentan contra los
intereses de sus inversores, lo que implicaría ir en contra de los intereses del propio
medio. No sólo existe este tipo de censura, sino que los medios también generan
24
productos dirigidos directamente a la protección de ciertos sectores a los que están
asociados.
Un caso paradigmático de esto, fue la ofensiva realizada por Mariano Grondona,
desde la revista Primera Plana, contra la presidencia del presidente Arturo Humberto Ilia
en 1966. Las sucesivas publicaciones de dicha revista mostraban una imagen lerda e
inoperante del primer mandatario, configurando una imagen y un apodo de “tortuga”
que, aún hoy, sigue siendo asociada a Ilia.
Pero la crítica no estaba fundamentada únicamente en una visión política (más
allá de que el propio Grondona fuera un detractor del presidente y bregara por un
sistema autoritario que anulara las pujas políticas de la época).
Ilia había lanzado una política que regulaba los precios de los medicamentos, a
través del congelamiento de los mismos en las bases de fines de 1963, mientras que
también imponía límites a la posibilidad de realizar pagos al exterior en concepto de
regalías y de compra de insumos.
Las mayores firmas de medicamentos eran los auspiciantes de Primera Plana,
por lo que no resultó extraño que hayan publicado una sucesión de artículos
destituyentes y una línea editorial dirigida a menoscabar la figura del entonces
presidente. En 1966 las fuerzas armadas organizaron un golpe de estado e Ilia fue
derrocado.
Por otro lado, también hay noticias que conllevan violaciones involuntarias de los
cánones éticos del periodismo. Estos casos se deben, generalmente, a que un medio
hace una publicación sin chequear las informaciones en el afán de lograr una primicia.
25
Ante todos estos casos, es oportuno describir las distintas bases que tienen estas
noticias. Según Mar de Fontcuberta, todas éstas se originan en los no-acontecimientos.
El no acontecimiento periodístico
En estos casos, las publicaciones mediáticas en vez de surgir de un
acontecimiento se construyen desde “hechos no sucedidos o que suponen
explícitamente una no-información en el sentido periodístico"4.
. El no acontecimiento altera la lógica natural de los medios, ya que se realizan
publicaciones basadas en un hecho que no se ha producido ni que está previsto que se
produzca. Por eso, no posee las cualidades de actualidad que cualquier noticia debe
tener.
Sin embargo, los medios de comunicación las utilizan con frecuencia. Respecto a
las características de cada una de ellas, pueden enumerarse tres tipos:
*Noticias inventadas
Las noticias inventadas son aquellas basadas en hechos o declaraciones
inexistentes. Puede ser que la publicación de éstas informaciones sea con la intención
de proteger a algún interés próximo a los del medio o criticar a otros que le son
contrarios; o bien, que un chequeo deficiente de las fuentes –por el fervor de conseguir
una noticia antes que la competencia- lleve a que se utilicen datos erróneos o versiones
que particulares dan en provecho propio o en perjuicio de ajenos.
4
De Fontcuberta, Mar. La noticia. Pistas para percibir el mundo. Paidós, Buenos Aires, 1993
26
Si tomamos en cuenta los principios éticos del manual de estilo del diario Clarín,
vemos que con las noticias inventadas se violan los conceptos de precisión (cuando la
información es falsa) y de integridad (cuando se publican intencionalmente datos
inexistentes o erróneos para proteger ciertos intereses).
Como ejemplo de la utilización de noticias inventadas, basta recordar un caso muy
conocido del periodismo argentino. En la década de 1970, Samuel “Chiche” Gelblung
era el jefe de redacción de la revista Gente. A pesar de su rol, no sólo evitaba reprender
a los redactores por publicar hechos no acaecidos sino que también los incentivaba. En
efecto, varios de los periodistas que trabajaron con él en aquella época aseguran que
en la puerta de su oficina había pegado un papel que rezaba: “No dejes que la realidad
te arruine una buena nota”.
Otra característica de ellas es que no reciben una rectificación posterior.
*Noticias erróneas
Se trata de las noticias que se construyen con datos presentados como
verdaderos y que terminaron siendo falsos. A diferencia de las anteriores, en este caso
los medios de comunicación reconocen su falta y se rectifican.
Las causas más frecuentes por las cuales aparecen estas publicaciones erróneas
son: la ausencia o insuficiencia de información y los datos incorrectos. De esta forma, la
desinformación se produjo porque el periodista malinterpretó algún punto de su
investigación o porque alguna fuente le suministró deliberadamente información
incorrecta.
27
*Noticias basadas en la especulación
En este caso, las noticias se construyen sobre hipótesis no comprobadas o
rumores no confirmados. Los datos obtenidos no son corroborados antes de su
publicación, por lo que se vulneran los principios de la investigación periodística.
Legitimidad de los medios
Los medios de comunicación han estado revestidos siempre por un halo de
legitimidad a partir del cual todas las noticias tienden a considerarse como verdaderas.
Si bien varias corrientes teóricas de la comunicación han remarcado que los productos
mediáticos de ningún modo son “la realidad”, la opinión pública nunca había
desconfiado de ellos hasta los primeros años del siglo XXI.
A partir de entonces, el público ha reparado masivamente en que los medios de
comunicación tienden a formar conglomerados empresariales con intereses económicos
particulares.
Sin embargo, la configuración histórica y social de la imagen de los medios hace
que, incluso los que entienden los entramados corporativos de los mismos, tomen por
ciertas informaciones repetidas por ellos a lo largo del día.
Según Echebaum y Allaola, esto se debe a que “cómo unos pocos medios de
comunicación, unas pocas empresas, conglomerados, podían tener acceso a gran parte
de las tecnologías, podían transmitir con distintos soportes los mismos mensajes,
28
podían transmitir con distintos soportes los mismos mensajes creando de esa manera
efectos de ‘verdad’ bastante importantes”.
En este sentido, se puede observar cómo la noticia publicada en un medio
particular de una corporación es replicada por el resto de los medios de la misma. De
esta forma, se marca la agenda comunicacional de la competencia, quienes tratan la
misma información aunque desde su óptica particular. En consecuencia, el hecho toma
tal trascendencia que termina insertado y determina la agenda política de ese país.
Esos “efectos de verdad” que logran los medios se explican a que éstos esconden
ese “proceso de construcción y de representación de la noticia bajo –la- ilusión de
objetividad, de la naturalidad de los hechos”, a la vez que “proponen distintos puntos de
vista que tienen estos medios de comunicación”5
Visibilidad e invisibilidad
Según Jesús Martín Barbero, el discurso no es solamente un arma con la que se
lucha por el poder, sino que es el mismísimo lugar donde se da esa lucha. Éste forma
parte constitutiva de una trama de violencia, de control y de lucha propia de la práctica
de poder a cualquier nivel. Todo esto se debe a que el discurso tiene una constitución
histórica, a la vez que está atravesado por una red de mitos provenientes del imaginario
social. A partir de ello, moldea y oprime desde dentro de la sociedad misma.
5
Echenbaum. M y Alaolla, P. Intervención en el Taller sobre Comunicación del Tercer Foro Social Mundial. Porto
Alegre, Enero 2003
29
Así, Barbero observa que en la actualidad se da un tipo de dominación basado en
el monopolio de la palabra, ejercido desde los nuevos procesos de comunicación por
medio de los cuales define y da forma a la “realidad”. Del otro lado, quedan todos
aquellos que no pueden acceder al discurso, o sea al poder. Todos ellos viven en la
Cultura del Silencio. Fue José Martí quien definió de esta manera a las masas
perimidas que sufren una acallada agonía porque se saben incapaces de visibilizar
sus penas.
De esta forma, los grupos hegemónicos de la actualidad controlan los medios de
comunicación a través de los cuales se apropian del discurso y establecen una
dominación en función de esa red de mitos que Barbero designa como los justificadores
naturalizados de formas de opresión desde dentro, ya que los propios oprimidos
también toman como natural su sumisión.
Por su parte, Pascual Calicchio retoma estos conceptos para explicar cómo, a
partir de la crisis económica y política que se produjo en Argentina a fines de 2001,
grupos marginales, conocidos como piqueteros, comenzaron a cortar rutas y calles con
el objetivo de que los medios de comunicación se presentaran. De esa manera, sus
reclamos eran visibilizados y, en consecuencia, había una respuesta política.
Sin embargo, los piqueteros comenzaron a atacar también a los medios porque
observaban que ellos utilizaban la producción del discurso en concordancia con el
poder político. A partir de entonces, dirigieron su rebelión no sólo contra el gobierno o el
Estado, sino también contra su aparato de control simbólico. “Nos mean y los medios
30
dicen que llueve” y “vos lo viste, no dejes que te sigan mintiendo” se transformaron, en
frases de la lucha piquetera.
Ante las manifestaciones en su contra, los medios de comunicación buscaron
acallar estas protestas a partir de no cubrir las manifestaciones. De esa forma,
buscaban devolver a los piqueteros a la Cultura del Silencio, es decir invisibilizarlos.
Pero estos no estaban dispuestos a ser marginados nuevamente, así que
organizaron medios alternativos para resquebrajar el monopolio de la palabra que
poseían los grandes conglomerados de la comunicación y su capacidad unilateral de
hacer visible o invisibilizar de acuerdo a sus intereses. Y el de sus aliados en el poder.
De los titulares
Aclaración
En esta última parte del primer capítulo, se explicará la importancia de los titulares,
teniendo en cuenta que éstos ocuparán un rol central en el análisis discursivo que se
desarrollará posteriormente en la presente tesis, respecto al tratamiento que Clarín y La
Nación le dieron al caso.
El Manual de Estilo y Ética Periodística de La Nación afirma que “un buen titular
debe expresar el contenido del texto al que corresponde y atraer la atención del lector
hacia su tema informando sintéticamente sobre el material que encabeza, sin exagerar
el énfasis con que la parte noticiosa es concebida”.
31
Aquí se ve la doble función del titular: mostrar de qué se trata la nota y servir de
nexo para despertar el interés del público en leer toda la publicación. Sin embargo, es
bastante difícil conseguir que éste cumpla con ambas funciones a la vez, así que la
opción entre una u otra dependerá del formato redaccional elegido.
Los titulares se componen por cuatro elementos: el cintillo, la volanta, el título y
la bajada.
El título es el elemento más importante. Es el encargado de presentar la noticia y
el máximo factor de atracción. Los autores Francisco Martínez, Lucas Miguel y Cristian
Vázquez, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad
Nacional de la Plata6, categorizan tres tipos:
-Títulos informativos: explican el sujeto de la acción, la acción misma y sus
circunstancias.
-Títulos expresivos: no se centran en la información sobre algún hecho, sino que
apuntan a algo que se presume conocido.
-Títulos temáticos: son los que sólo enuncian el tema de la información,
generalmente en noticias de poco relieve y en los textos no informativos.
Por su parte, la volanta sirve de antetítulo. Según el ya citado Manual de
Estilo de Clarín, éste “ubica y anticipa sobre lo que informa el título, es una definición
temática y puede agregar información”.
6
Martínez, Francisco; Miguel, Lucas; Vázquez Cristian. La titulación en la prensa gráfica. Material de cátedra,
Facultad de Periodismo y Comunicación Social, 2004
32
La bajada también complementa al título, a la vez que supone un desarrollo
conciso que sirve como resumen de la noticia. Para Clarín, éste “contextualiza, ordena
la información, la desagrega con datos puntuales”.
Finalmente, el cintillo es una oración no verbal que se ubica por encima del resto
de los titulares y se repite en todas las páginas en la que el mismo tema es
desarrollado. En los casos en que la noticia continúa a lo largo del tiempo, éste se
mantiene constante.
33
34
Capítulo II
El Hecho
35
Introducción
Antes de abordar los elementos metodológicos con los que se analizará la
cobertura de los diarios Clarín y La Nación con respecto al rescate de los sobrevivientes
del Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea uruguaya y el posterior descubrimiento
de antropofagia, creemos conveniente hacer una reconstrucción de los hechos.
Para ello, hemos agregado una crónica de nuestra autoría, para tener una
narración de los acontecimientos centrales del caso. La razón por la cual tomamos esta
decisión se debe a que consideramos que, a pesar de ser una historia famosa a nivel
mundial, muchos de los lectores de esta tesis pueden no estar familiarizados con ella.
Por otro lado, la crónica ampliará los conocimientos de quienes conozcan el caso
es a través de la película Viven! , dado que, a nuestro criterio, ésta deja de lado hechos
importantes de la tragedia sufrida por los jóvenes uruguayos.
Por ello, creemos necesario que la reconstrucción cubra de manera acabada los
aspectos centrales de esta historia y que garantice a los lectores la posibilidad de ver
qué hechos ocurrieron realmente y cuáles constituyen parte de la mitología que se fue
tejiendo en relación al caso, a lo largo de los años. Para lograr esto, la crónica se nutrirá
de varios libros que presentan un gran trabajo de investigación y recopilación
testimonial. La lista de los mismos es la siguiente:
36
-Viven!, de Piers Paul Read: ésta es la primera novela publicada acerca del caso
y está fundamentada en los testimonios de los 16 sobrevivientes y sus familiares,
recogidos en 1974.
-La sociedad de la nieve, de Pablo Vierci: otra novela testimonial que recopila,
treinta años después del accidente, las experiencias de los 16 protagonistas. Fue
publicada en 2008.
- Mis 72 días en la Montaña y Mi Largo Regreso a Casa: Milagro de los Andes, de
Fernando Parrado. Libro escrito por uno de los sobrevivientes, quien narra sus
vivencias en la montaña, destacando que el deseo incólume de volver a ver a su padre
fue el gran motor de su propia salvación. En los últimos capítulos se encarga de rebatir
ciertas conclusiones que Piers Paul Read expresó en su novela ya citada. Fue
publicado en 2006.
- Después del día diez, de Carlitos Páez. Otra narración de la historia por parte de
uno de los sobrevivientes. En este libro, el autor hace hincapié en el décimo día, porque
fue cuando se decidieron a recurrir a la antropofagia para sobrevivir. Fue publicado en
2004.
Además, introduciremos nuevos testimonios del sobreviviente Roberto Canessa,
tomados durante dos conferencias que éste dictó en la Argentina: la primera en 2010,
en el hotel Sheraton de Buenos Aires, y la segunda, en 2013, cuando visitó el colegio
San Luis de La Plata.
37
También se incluirán partes de las entrevistas que le realizamos al propio Canessa
y al también sobreviviente, Javier Methol, en Montevideo. Ambas serán adjuntadas de
manera completa en el anexo del presente trabajo.
Elegimos el formato de la crónica porque queremos integrar el estilo del género
periodístico con la retórica académica propia de una tesis ya que, si bien ésta se
encuentra dirigida en primer lugar a profesionales de la Comunicación Social, tenemos
el profundo deseo de que también pueda ser leída por cualquier persona que, al igual
que nosotros, se haya fascinado con el caso.
38
El regalo de la vida: Recuerdos de El Milagro de los
Andes
Cuando Pancho Delgado se sentó frente al auditorio del colegio Stella Maris, tenía
perfectamente en claro qué iba a decir. Cientos de periodistas se habían ubicado en las
butacas acomodadas a lo largo del salón y aguardaban con expectativa las palabras de
alguno de los sobrevivientes. También lo hacían los familiares de los fallecidos en la
montaña.
Delgado sabía que, en realidad, el mundo entero ansiaba escucharlo. Los relatos
acerca de cómo habían tenido que recurrir a la carne de sus amigos muertos se había
extendido muy rápido y habían eclipsado, incluso, a la repercusión de su milagrosa
supervivencia. Y, a raíz de ello, versiones desfiguradas y monstruosas habían llenado
las páginas de los periódicos.
Por eso él, que tan poco había podido ayudar en la montaña, sentía la profunda
obligación de lograr que el mundo escuchase su verdad del asunto. Más que eso: debía
lograr que los entendieran.
Que entendieran el inmenso dolor, la desesperación de ver cómo los amigos
morían día a día junto a ellos, mientras que sus propios cuerpos se debilitaban y la
muerte se hacía cada vez más segura. Que entendieran que se sabían abandonados,
solos en esa inmensidad que es la Cordillera de los Andes. Sin esperanza. O casi.
39
Porque sólo la voluntad de algunos de ellos, jóvenes de apenas veinte años, logró que
no se dejasen morir.
Y, por sobre todas las cosas: ¿entenderían que la carne de sus compañeros
muertos significaba para ellos la muestra máxima de amistad que haya existido en ese
hermoso infierno de nieve? Sus amigos les habían regalado la vida. Por ellos, Pancho
Delgado tenía la posibilidad de dirigirse al mundo, desde el auditorio del colegio Stella
Maris. Iba a honrar ese regalo.
Se acomodó en la silla, ajustó el micrófono y comenzó a hablar.
Los motivos
Uruguay es un país futbolero. Cuna de equipos campeones del mundo, no es
extraño que sus jóvenes se vuelquen masivamente a jugar a la pelota en todas las
calles y callejones del país.
Entonces, ¿por qué los muchachos que volaban en el Fairchild Hiller FH-227 de la
Fuerza Aérea iban a disputar un partido de rugby a Chile, acompañados por familiares y
amigos?
Los jugadores provenían de familias católicas, acomodadas y conservadoras, las
cuales habían confiado su formación los Hermanos Cristianos irlandeses. En este grupo
primaba la disciplina por sobre todas las cosas. Sin embargo, tuvieron que dejar de lado
el castigo corporal a pedido de los padres. En cambio, decidieron enseñarles el rugby:
40
un deporte duro a partir del cual le inculcarían a los muchachos los principios de “sufrir
en silencio y trabajar en equipo”7.
El rugby caló tan hondo en los jóvenes que, luego de que la primera promoción
terminase los estudios, un grupo de egresados decidió fundar una asociación deportiva
en 1965. Ésta fue llamada Club Old Christians, cuyo equipo se coronó campeón
nacional en 1968 y 1970.
En 1971, tras haber disputado algunos amistosos con equipos argentinos que
“eran mucho más poderosos”, según nos explicó Roberto Canessa en una entrevista,
decidieron ir a probar suerte a Chile. Para achicar los gastos, rentaron un avión de la
Fuerza Aérea Uruguaya y vendieron los asientos sobrantes a familiares y amigos,
quienes aprovechaban para pasarse unas vacaciones en el extranjero. “El éxito fue tal
que en cuanto llegaron a Montevideo, empezaron a planear otro viaje para el año
siguiente”8. Ese viaje sería el de la tragedia.
Pero la tragedia no sería absoluta, ya que a pesar de la muerte y el dolor, las
cosas que quedaron fueron otras: el amor, el deseo de regresar y la entrega hacia el
prójimo, como máxima forma de amistad.
La partida
Para octubre de 1972, el Old Christians estaba ultimando los detalles del viaje a
Chile. Con alguna dificultad, lograron vender las cuarenta plazas del Fairchild tentando
7
Read, Piers Paul. Viven! El triunfo del espíritu humano. Punto de lectura, Buenos Aires, 2007, pág. 20
8
Ibíd. Pág21
41
a los amigos, con el argumento de que allí podrían vivir bien con poco dinero- y a lo
“accesibles” que eran las jóvenes chilenas- y prepararon la partida para el día 12.
El avión despegó del aeropuerto de Carrasco a las 8.05 de la mañana con
dirección a Santiago. Además de los cuarenta pasajeros, viajaban en él cinco
tripulantes. Entre ellos, el comandante del avión Coronel Julio César Ferradas y su
copiloto, el teniente Dante Héctor Lagurara.
“El ambiente es de jolgorio, nos pasamos la pelota de rugby de un asiento a otro,
hacemos chistes, nos gastamos bromas entre nosotros”9, narró, en tiempo presente, el
sobreviviente Carlitos Páez, como si tratara de revivir la experiencia. Era, para él y para
sus compañeros, “el viaje del destete”, ya que suponía su primera oportunidad para
hacer “cosas de mayores”.
Luego de sobrevolar territorio argentino durante algo más de dos horas, el auxiliar
de vuelo, Sargento Ovidio Ramírez, abandonó la cabina y anunció que deberían
descender en el aeropuerto de Mendoza. Las malas condiciones climáticas hacían que
el cruce de la Cordillera de los Andes fuera extremadamente peligroso.
La noticia fue una gran decepción, ya que los pasajeros no querían desperdiciar
uno de los cinco días de su viaje en la Argentina, donde el cambio del dólar no era tan
favorable como en Chile. Por ello, presionaron a Ferradas y Lagurara para partir lo
antes posible. Sin embargo, los pilotos tenían mayores preocupaciones.
9
Páez, Carlitos. Después del día diez. Editorial Linardi Risso, Montevideo, 2008
42
Mientras que el paso de Juncal estaba cerrado, los informes meteorológicos
indicaban que el de Planchón se despejaría recién hacia el mediodía del día siguiente.
Eso implicaba tener que partir en un horario donde sobrevolar los Andes era una
empresa de alto riesgo.
La otra opción era retornar a Montevideo, dado que las leyes argentinas prohibían
que un avión militar extranjero permaneciese en su territorio nacional durante más de
veinticuatro horas. De ser así, deberían reembolsar el dinero de los pasajeros.
De pronto, aterrizó en el aeropuerto de Mendoza un viejo y destartalado avión de
carga, proveniente de Santiago. Los jóvenes empezaron a protestar enérgicamente,
quejándose de la excesiva cautela de los militares uruguayos.
–Si éste pasó en esa “cafetera”, ¿cómo no vamos a pasar nosotros? – preguntó el
estudiante de medicina Roberto Canessa –. ¿Es que ustedes son cobardes?
Ferradas se acercó al piloto para preguntarle por las condiciones del cruce. Aquél
le respondió que había fuertes turbulencias pero que no supondrían gran problema para
el modernísimo Fairchild. Durante el día siguiente, el piloto del carguero se enteró que
el avión uruguayo había desaparecido en las montañas.
El accidente
El Fairchild despegó del aeropuerto de Mendoza a las 14:18 horas, con los
cuarenta pasajeros y sus cinco tripulantes. A las 15:32, Lagurara le comunicó al control
de tránsito aéreo que divisaba Curicó. La torre tomó como correcta dicha afirmación y
43
autorizó el descenso a 3.500 metros, para que la aeronave se alineara con el
aeropuerto de Pudahuel.
En el descenso, el Fairchild atravesó una nube y empezó a vibrar por una serie de
bolsas de aire. El ayudante de vuelo Ramírez encendió el cartel luminoso para que los
pasajeros se abrocharan los cinturones de seguridad y dijo a través del alto parlante:
–Hay mal tiempo afuera y el avión va a bailar un poco, pero no se preocupen. Ya
estamos en contacto con Santiago y aterrizaremos enseguida.10
Pero ninguno de los jóvenes se lo tomó en serio. Con los sucesivos pozos de aire,
los que estaban más cerca de la cabina empezaron a gritar “Ole, Ole, Ole”, como en las
canchas de futbol cuando los jugadores de un equipo logran eludir a sus rivales. Por su
parte, los que estaban más al fondo, entonaron el coro de una conga y Canessa tomó
un balón de rugby y lo arrojó a la cabina como para infundir valor.
Sin embargo, cuando salieron de la nube, vieron a través de las ventanillas del
avión que el último pozo de aire los había hecho descender tan solo a diez metros de la
cordillera y que estaban volando peligrosamente entre picos filosos.
Algunos se pusieron a rezar. Otros, ya resignados, se encogieron y esperaron el
choque. De pronto, los pasajeros que estaban más cerca de la cabina oyeron el grito
desesperado de uno de los pilotos:
–¡Dame potencia, dame potencia!
10
Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 39
44
El avión comenzó a vibrar furiosamente, mientras trataba de recuperar altura. Pero
los intentos de los pilotos fueron en vano.
De pronto, el ala derecha chocó con uno de los picos, partiéndose a la mitad. Los
restos que se desprendieron arrancaron la cola y fueron despedidos dos miembros de
la tripulación y tres de los jóvenes, con sus respectivos asientos.
Luego, se quebró el ala izquierda. La muerte parecía segura y ya varios de los
pasajeros habían encomendado su alma a Dios. Otro habrá esperado el milagro. Y el
milagro se dio.
En contra de todas las posibilidades, lo que quedaba del avión aterrizó sobre su
vientre y fue desacelerando su marcha por la fricción de la nieve hasta que, finalmente,
se detuvo en un valle entre las montañas.
Pablo Vierci retrató en La sociedad de la nieve cómo José Luis “Coche” Inciarte
vivió dicha colisión:
“La aeronave ascendió bruscamente y Coche sintió cómo la espalda se le pegaba
al respaldo del asiento, en el preciso momento en que el aparato comenzó a caer hasta
que escuchó una explosión, seguida de un silbido estremecedor. Inmediatamente
percibió una abrupta diferencia en el ambiente: del clima templado de hacía instantes,
se pasó a un frío gélido, sacudido por chiflones de aire que no consiguió identificar de
dónde venían, mientras diversos objetos le pegaban en el cuerpo. Como no escuchaba
el rugido de los motores creyó que el avión estaba volando sin hélices, hasta que sintió
otro golpe, el pedazo de avión comenzó a deslizarse y ahora ya no era el viento y el
45
aire helado sino que lo que le pegaba en el cuerpo era nieve, si, nieve. Coche bajó la
cabeza y cerró los ojos para morirse”.
Pero Coche sobrevivió. Cuando logró recuperarse, vio el desastre a su alrededor
y escuchó los gritos de auxilio y los sollozos del resto de sus compañeros. Por su parte,
Carlitos Páez continuaba rezando maquinalmente el Ave María.
Los asientos habían sido arrancados de cuajo cuando el avión desaceleró
abruptamente y se habían abalanzado violentamente hacia adelante, aprisionando a los
pasajeros. Varios de ellos se habían quebrado las piernas.
Los que se encontraban ilesos, comenzaron a liberar al resto. Mientras tanto,
Gustavo Zerbino y Roberto Canessa, ambos estudiantes de medicina, trataban de
auxiliar a los heridos. Sin embargo, era poco lo que podían hacer: por un lado, porque
su experiencia era muy escasa y, por otro, porque no contaban con ningún tipo de
insumo médico. Jirones de ropa y agua de colonia se transformarían luego en los malos
suplentes de las vendas y el alcohol.
En el fuselaje, encontraron a seis pasajeros muertos, entre ellos Eugenia Parrado.
Su hijo, Fernando, yacía ensangrentado en la parte delantera del avión. Canessa lo
revisó y, si bien descubrió que todavía estaba vivo, se convenció de que moriría muy
pronto. Se había golpeado la cabeza y el coágulo de sangre había hecho que su rostro
fuera una masa irreconocible. “Ya está muerto”, pensó Canessa. La historia terminó
contradiciéndolo y Parrado recorrió a su lado la Cordillera.
Por su parte, Ramón “Moncho” Sabella había salido del fuselaje. Construyó un
camino con algunos almohadones para no hundirse en la nieve y se dirigió hacia la
46
parte delantera del avión, cuya trompa estaba aplastada por el choque. Dentro de la
cabina, encontró a los pilotos.
Ferradas había muerto. Lagurara vivía, pero tenía los instrumentos del avión
incrustados en el pecho. Sabella intentó ayudarlo, pero no pudo. Tampoco pudo hacer
funcionar el radio. Entonces, decidió ir a buscar a Canessa y Zerbino. Estos llegaron a
la cabina y también fracasaron cuando trataron de mover a Lagurara.
–“Habíamos pasado Curicó, habíamos pasado Curicó”, repetía nuestro piloto –relató
Canessa en una conferencia para médicos que dictó en el hotel Sheraton de Buenos
Aires en el año 2010. Los tesistas nos habíamos metido de colados, con carteles
identificatorios falsos-. Después, cuando se dio cuenta de que nada podíamos hacer
por él, nos pidió que le alcanzáramos su cartera. Ahí tenía un revolver.
En efecto, la cartera contenía un Smith y Wesson calibre .38. Los muchachos se
negaron a dárselo: eran católicos y no concebían el suicidio. Lagurara siguió pidiéndolo.
–¡Qué desastre! ¡Qué desastre que hice! –se lamentó, mientras la sangre le caía
profusamente de la nariz.
Los improvisados doctores supieron que le quedaba poca vida. Volvieron al
fuselaje. Debían acondicionar el lugar: ya oscurecía y era difícil que el rescate llegase
ese día. Esperaban que fuese una noche difícil. No se imaginaron que sería la peor de
sus vidas.
47
Histeria helada
Roberto Canessa y Gustavo Zerbino habían acomodado a los heridos de acuerdo
a la gravedad de su estado: los más leves próximos a la cabina, los intermedios en el
centro del fuselaje y los más graves cerca de la salida. Era poco lo que se podía hacer
por los últimos y tampoco convenía arriesgar la vida del resto. Además, así sería más
fácil sacar los cuerpos.
El capitán del equipo, Marcelo Pérez, había tratado de construir una barrera, junto
con Roy Harley, valiéndose de los asientos y las valijas. Para frustración de ambos, el
viento la tiraba constantemente. Mientras tanto, Canessa había repartido la tapicería de
nylon de los almohadones para que los sobrevivientes pudieran combatir el frío.
Pero, según cuenta Piers Paul Read en Viven! , “bastante peor que el frío fue el
ambiente de pánico e histeria que reinó entre los restos del Fairchild”.
Los quejidos de los heridos eran constantes y varios experimentaban episodios
delirantes. Desde la cabina, Lagurara seguía gritando que habían pasado Curicó y
exigía que le llevasen el arma. Todavía tenía los instrumentos clavados en el pecho.
Alfredo “Pancho” Delgado se levantó, anunciando que iba a comprar una Coca
Cola. Otros pisaban a los heridos cuando iban a buscar nieve para saciar la sed. Los
pisados los insultaban a los gritos. Sin embargo, todos intentaban mantenerse lo más
cerca posible. El calor corporal era prácticamente un lujo en el clima bajo cero del
fuselaje.
48
La señora Graciela Mariani, no contaba con ningún conocido. No tenía nada en
común con el equipo, ya que había sido parte del vuelo por mera casualidad. Su hija iba
a celebrar su boda con un exiliado uruguayo en Chile y el pasaje barato del Fairchild
había sido una oferta demasiado tentadora como para rechazarla.
Luego del choque, fue arrastrada por los asientos arrancados, quedando
aprisionada debajo de ellos. Moncho Sabella y Rafael Echevarren trataron de ayudarla,
pero moverla resultó imposible.
-¡Basta, por favor! – les había suplicado a los muchacho que intentaban liberarla–. ¡Van
a matarme!
Durante aquella gélida noche, la mujer sollozó sin parar, exasperando a algunos
de los muchachos. Carlitos Páez se dirigió a ella con la suavidad de una maza
paraguaya:
–Cállese, o iré a partirle la cara.
Al día siguiente, cuando encontraron a la señora Mariani muerta, Carlitos escondió
la cara entre sus manos por la vergüenza. Una vergüenza que le dura aún hoy,
cuarenta años después.
La sociedad de la nieve
Además de la señora Mariani, fallecieron otras dos personas. Francisco Panchito
Abal, amigo entrañable de Nando Parrado, apareció muerto tratando de cubrir del frío a
la hermana de aquél. Durante la madrugada, había implorado por una ayuda que nadie
49
podía darle. El otro deceso fue el del teniente Lagurara, cuyo cuerpo permanecería
atado a la silla del piloto durante varios días.
Susana Parrado sobrevivió la noche y tenía breves períodos de semi conciencia,
en los cuales pedía por su madre. Nadie se animó a decirle que aquella había muerto
en el choque.
Por su parte, Nando seguía vivo e inconsciente. Fue una verdadera sorpresa para
Zerbino y Canessa, quienes habían considerado que la lesión en su cabeza suponía
una muerte inevitable. Sin embargo, la hinchazón encefálica había disminuido
considerablemente y parecía bastante recuperado.
En aquel entonces no lo sabían, pero cuando lo pusieron cerca de la salida, junto
con los heridos graves, lo sometieron a un tratamiento de criogenia que le salvó la vida.
Si lo hubieran recostado en una zona más cálida del avión, jamás habría despertado.
Mientras tanto, el resto se preguntaba por el rescate, que todavía no llegaba.
Marcelo Pérez, capitán del equipo, era optimista pero también precavido. Sabía que los
helicópteros y aviones podían tener dificultades para hallarlos en el medio de la
Cordillera. Era necesario organizarse.
“Gran parte del mérito de haber sobrevivido en esos primeros días cruciales debe
atribuirse a Marcelo Pérez, cuyo decisivo liderazgo salvó muchas vidas”, contó el propio
Nando Parrado en su libro Mis 72 días en la Montaña y Mi Largo Regreso a Casa:
Milagro de los Andes. En ese momento, no estaba consciente como para notarlo, pero
cuando analizó la situación al despertar, notó que si no hubiera sido por el liderazgo de
su capitán, habrían sucumbido al pánico absoluto.
50
Pérez estableció un sistema de racionamiento para hacer durar las pocas
provisiones que tenían: chocolate, galletas, mermelada, tres botellas de vino que
habían comprado los pilotos en Mendoza, una de whisky y otras de licor. Además, a sus
órdenes, se limpió el fuselaje para hacer lugar y se construyó una barrera más estable
para que los protegiese del helado viento nocturno.
Adolfo Strauch, otro de los sobrevivientes, inventó un método para derretir la
nieve, de manera que el abastecimiento de agua alcanzase para todos. Hasta ese
momento, los sobrevivientes habían saciado su sed comiendo la nieve directamente y
se les habían quemado las encías.
El procedimiento de fusión consistía en tomar un rectángulo de aluminio obtenido
del respaldo de los asientos, doblarlo de manera en que formase una bandeja combada
y hacerle un orificio en el centro. El sol derretía la nieve y el agua caía a través del
agujero hacia una botella. Al ser una tarea que requería poca energía, se la encargaron
a los heridos que no podían moverse. De esa forma, se los hacía sentir útiles. Mientras
tanto, los sobrevivientes que estaban en buen estado se encargaban del
acondicionamiento del fuselaje y de la barrera protectora.
Así, los muchachos se mancomunaron en una única idea: sobrevivir. Todos
trabajaban por el bien común y ninguno tenía permitido rendirse. Habían formado una
sociedad. Una sociedad de lucha, cuyas características fueron definidas por Carlitos
Páez. La posibilidad de suicidarse no existía. Había que enfrentar aquel infierno helado
que resultó ser la Cordillera de los Andes. El arma de Lagurara, que le había sido
51
negada a su propio dueño, había desaparecido y, según Carlitos, de dicha desaparición
surgió la unidad y la meta en común:
“El revólver lo tiene uno y las balas las tengo yo. No hay más revólver. Les dijeron
a todos, no busquen el revólver porque no está disponible. No hay balas para matarse.
Acá la única opción es la vida, pelear por la vida ignorando el resultado. Con esa
afirmación y ese gesto comienza la Sociedad de la nieve”11
Secreto a voces
Durante esos días, el racionamiento estuvo supervisado por Marcelo Pérez. Cada
uno recibía en mano un poco de mermelada y una tapa de desodorante llenada con
vino. Por las noches, les daban una tableta de chocolate. El resto protestaba, pero el
capitán era inflexible: la comida debía durar hasta que los rescatasen.
Sin embargo, el domingo 15 de octubre un hecho dividió al grupo y menoscabó el
liderazgo de Marcelo Pérez. Hacia el mediodía de aquel tercer día, un avión sobrevoló
la zona del choque. Los sobrevivientes comenzaron a gritar y a hacer señas para llamar
la atención de los pilotos. Horas más tarde, una nave de hélices también pasó por la
zona, a una altura mucho menor que el anterior.
Esto hizo suponer a varios de los pasajeros que el primer avión había logrado
divisarlos y que el segundo había sido enviado para confirmar la posición. Además, el
11
Paéz, Carlitos. Ob. Cit. Pág.40.
52
sargento Carlos Roque Gonzáles, mecánico del Fairchild –único sobreviviente de la
tripulación-, aseguró que la nave de hélices volaba a una altura propicia para el
contacto visual.
Otros, más escépticos, argumentaron que el segundo avión, en caso de haberlos
visto, hubiera descrito círculos en la zona para hacerles entender que los habían
localizado.
La discusión se paralizó cuando oyeron a un tercer aeroplano, volando más bajo
que el segundo. A partir de entonces, la creencia general de que el rescate era
inminente hizo que menguaran las precauciones. Roberto Canessa tomó una botella de
vino para festejar, mientras que otros sobrevivientes hurtaron comida de la reserva.
Marcelo Pérez enfureció al darse cuenta de la sustracción. Acusó a los ladrones
de atentar contra la supervivencia de todo el grupo y casi se abalanza sobre Canessa.
Pero se contuvo. Tenía que reafirmar la confianza.
–Nos van a rescatar, pero tenemos que guardar la comida porque pueden llegar a
tardar hasta mañana.
Sin embargo, su optimismo se estrelló contra la realidad de los hechos. Ningún
rescate llegó al día siguiente y los sobrevivientes se inquietaron aún más. Nando
Parrado había despertado el domingo, para enterarse de que su madre había muerto y
que su hermana agonizaba. Cuando estuvo en condiciones de moverse, empezó a
barajar la idea de bajar la cordillera por sí mismo.
53
Pensaba en su padre; en el profundo dolor que debería estar sintiendo por la
pérdida de su mujer y dos de sus hijos. Nando no podía permitir eso. Debía ir hacia él y
decirle que no había perdido todo. Sí, bajaría la montaña como fuera.
–Morirás de hambre, Nando –le contestó Carlitos Páez.
–Entonces cortaré pedazos de carne de uno de los pilotos –sentenció Parrado–.
Después de todo, ellos son los que nos han metido en este asunto.
Carlitos no respondió. Se aprontó a reunirse con Roberto Canessa, Numa Turcatti
y Adolfo “Fito” Strauch, ya que los cuatro integrarían una misión para hallar la cola del
avión donde, según Roque, se encontraban las baterías para hacer funcionar la radio.
La expedición fue un rotundo fracaso. La falta de comida nutritiva los había
debilitado demasiado y una pequeña ascensión por la montaña les resultó una tarea
imposible. Cuando empezaron a volver, Carlitos recordó lo que le había dicho Nando.
Tal vez fuera la única manera.
El día 10
El día diez cambió todo. No sólo significó una transformación sustancial de la vida
en la montaña, sino que también modificó la propia existencia de los sobrevivientes. No
es extraño que Carlitos Páez haya nombrado así a su libro. También fue el factor que
hizo que se volcaran ríos de tinta en los periódicos del mundo. En algunos, la tinta fue
más amarilla que en otros.
54
La mañana de aquel 22 de octubre encontró a los jóvenes bastante abatidos.
Susana Parrado había muerto el día anterior y, a pesar de ello, Nando no se permitió
llorar. Según él mismo, sabía que “las lágrimas malgastan sal”12 y que necesitaría toda
su energía para salir de la montaña por sus propios medios.
Pero preservar la sal del cuerpo no era suficiente ni por asomo. Los sobrevivientes
estaban en pésimas condiciones físicas. “Sufrían mareos al levantarse y les era difícil
mantenerse en pie. Tenían frío incluso cuando el sol estaba alto y calentaba, y la piel se
les empezaba a arrugar como a los ancianos” 13
Varios lo habían pensado y algunos lo habían comentado entre ellos. Las
provisiones que quedaban eran exiguas y no había rastro de los helicópteros de
rescate. Roy Harley había encontrado un pequeño radiotransmisor marca Sharp y,
como estudiante de ingeniería, se había encargado de manufacturar una antena con los
circuitos del avión y, así, sintonizar algunas estaciones chilenas. Pero ningún programa
radial había hablado de rescate alguno.
Fue Roberto Canessa quien se animó a exponer abiertamente su opinión acerca
del tema. En cada una de sus conferencias cuenta cómo él, en tanto estudiante de
medicina, había analizado la posibilidad desde un punto de vista absolutamente
científico. Así expone su idea en La Sociedad de la Nieve:
12
Parrado, Nando. Mis 72 días en la Montaña y Mi Largo Regreso a Casa: Milagro de los Andes. Editorial Planeta,
Buenos Aires, 2006.
13
Read, Piers Paulpág. Ob. Cit. Pág. 99.
55
“[Yo] conocía el ciclo de Krebs, sabía que la proteína se puede transformar en
azúcar y la grasa se puede convertir en proteína, y que podíamos sobrevivir con una
dieta única a base de carne sin caer en la inanición. Y ahí estaban las proteínas de los
cuerpos de los amigos, pero yo no tenía el permiso de tocarlos, con la desesperación
agregada que no les podía pedir autorización porque yo no les podía pedir autorización
porque estaban muertos”.
Les explicó que era absolutamente necesario y que, si no lo hacían pronto, no
tendrían fuerzas ni para cortar la carne que tenían enfrente. Pero el resto seguía
reticente. La idea era demasiado horrible.
–Es carne y nada más que carne – insistió Canessa. Tal vez, ayudándolos a superar el
tapujo religioso podría convencerlos–. Sus almas ya han abandonado los cuerpos y
están con Dios en el cielo. Lo que queda de ellos no es más que la envoltura del alma
y, por lo tanto, ya no son seres humanos. Es como la carne de ternera que comemos en
casa14.
A pesar de haber presentado tan buenos argumentos, el resto no terminaba de
convencerse. Tal como lo planteó Canessa muchos años después, no sentían tener el
permiso de sus amigos muertos para comer de su carne. Fue Gustavo Zerbino quien
dio por tierra con esa idea:
–Yo pienso que si mi cuerpo muerto pudiera contribuir a mantenerlos vivos, quisiera
que lo utilizaran sin vacilar. Y aún es más, y si me muriese y ustedes no me comieran,
14
Ibíd. Pág. 101
56
regresaría de desde donde quiera que me encontrase y le daría una patada en el culo a
cada uno”15.
La generosidad de sus palabras convenció al resto y todos acordaron que, si
alguno moría, donaría su cuerpo para la supervivencia del grupo. A partir de ello, la
opinión de alimentarse de los muertos fue apoyada incluso por los que aseguraron que
no tendrían la fuerza de voluntad para hacerlo.
De esta forma, Roberto Canessa salió del fuselaje dispuesto a romper el tabú. Se
acercó a los cuerpos, que estaban acomodados a unos metros del fuselaje, mientras
rezaba para sus adentros. Dios, ayudame.
La nieve cubría casi la totalidad de los cadáveres y apenas si se divisaba su ropa.
Canessa tenía un pedazo de cristal roto en su mano. Estaba decidido. Se arrodilló al
lado de un cuerpo que estaba de espalda y clavó el vidrio en una de las nalgas.
La carne congelada era durísima, pero con mucha fuerza de voluntad cortó cerca
de veinte tiras. Ante la mirada de los que se habían animado a salir a ver la escena, se
acercó al fuselaje y puso las tiras sobre el techo, para que el sol las descongelara.
Regresó al interior del Fairchild y se quedó un rato en silencio. Nadie atinó a decir
nada. Al rato, Canessa habló en voz alta.
–La carne está en el techo secándose al sol. El que quiera puede ir y servirse.
Siguió sin haber respuestas. Entonces, Canessa supo que no podría librarse del
asunto. Debía ser él quien diera el primer paso. Empezó a salir. Dios, ayudame.
15
Ibíd. Pág. 102
57
Ya afuera, tomó uno de los pedazos pero no se le animó. Se quedó inmóvil,
vacilando con la tira de carne en la mano. Pero no podía fallarles a sus amigos. No
había otra manera. Dios, ayudame.
Se metió el pedazo en la boca y aguantó el profundo asco que le vino de pronto.
Luego, tomó un puñado de nieve para ayudarse a tragar. Más tarde, muchos otros lo
imitarían.
Habían dado el gran paso, marcando su vida para siempre. También marcaron un
punto clave del viaje, porque gracias a la carne de sus amigos muertos, algunos
lograron bajar con vida de la montaña. Muchos diarios harían carroña de aquel hecho,
pero para esos muchachos famélicos y desesperados, el día diez supuso robarle
tiempo a la muerte y darle una posibilidad a la esperanza.
Ni siquiera pensaron en la tinta amarilla. Para el momento en que tuvieron que
enfrentar al mundo, poco significaban un par de primeras planas escandalosas. Habían
sobrevivido, por el regalo de sus amigos.
Solos
El fracaso de la segunda expedición fue aún más duro para los sobrevivientes. El
grupo expedicionario había partido durante las primeras horas del día doce,
aprovechando que la nieve era más dura. Tenían la misión de hallar la cola y, si bien
suponían que iban a hallarla siguiendo el rastro del avión, no sabían a ciencia cierta su
58
ubicación. Cuando cayó la noche, con un frío tan brutal como siempre, el resto de los
muchachos los dieron por muertos.
Sin embargo, al día siguiente vieron a tres figuras bajar de una de las cumbres,
utilizando almohadones como trineos. Cuando abandonaron el fuselaje para salir a su
encuentro, los hallaron destruidos.
Gustavo Zerbino, uno de los de la partida, había vuelto prácticamente ciego y se le
habían aflojado los dientes. Sus compañeros Numa Turcatti y Daniel Maspons, un poco
menos maltrechos, narraron la experiencia.
La idea era hallar la cola, pero lo único que encontraron fueron valijas y los
cuerpos de seis de los siete pasajeros desaparecidos. Además, una noche a la
intemperie les había demostrado que no sólo la comida era necesaria para sobrevivir en
las montañas.
El frío nocturno, que rondó cerca de los treinta grados bajo cero, casi los mata.
Habían logrado soportarlo dándose golpes el uno al otro para que la sangre no se les
congelase en las venas. Zerbino, el único que no había llevado anteojos, se había
lastimado las córneas por el reflejo del sol en la nieve y había tenido que ser guiado por
los otros dos. Sí, la expedición había sido un completo desastre.
Pero había un hecho que profundizaba la sensación de absoluta derrota. Hacia el
amanecer del día anterior, Marcelo Pérez y Roy Harley trataban de sintonizar algo con
la Sharp cuando escucharon la peor noticia: habían suspendido la búsqueda.
59
Ninguno de los dos se atrevió a entrar al fuselaje a notificar al resto. Gustavo
Nicolich, quien salía del avión cuando Pérez y Harley comenzaron a llorar, se hizo cargo
de tan pesada tarea.
–¡Eh, muchachos! –les gritó–. Buenas noticias. Las acabamos de oír por radio. Han
suspendido la búsqueda.
–¿Por qué demonios son buenas noticias?
–Porque eso significa que tendremos que salir por nuestros propios medios.16
Con el fracaso de la expedición, supieron que no sería tan fácil bajar por sus
propios medios. Sin embargo, muchos estaban decididos. Entre ellos Nando Parrado. Y
si bien deberían enfrentarse a más desgracias, las palabras de Gustavo Nicolich
supieron infundirles el valor para capear lo que vendría.
Aún incluso, la muerte de varios compañeros. Aún incluso, la del propio Nicolich.
El alud
Marcelo Pérez murió en una avalancha que destruyó la improvisada barrera de
valijas y asientos, el domingo 29 de octubre. Luego de la noticia de la suspensión de la
búsqueda, había abandonado su rol de líder y se preocupó por ayudar a convencer a
aquellos que todavía no se habían alimentado de la carne de los muertos.
16
Diálogo extraído de Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 109
60
Había escuchado a Pedro Algorta explicar que comerse a los muertos era como
comulgar. Que Cristo había entregado su cuerpo y su sangre por los hombres y que
ahora Él les daba esos alimentos para sobrevivir. No debían rechazar aquel regalo
divino. Pérez se apropió rápidamente de esa argumentación.
–Es como la Comunión–insistía, sobre todo al matrimonio de Liliana y Javier Methol, los
más reticentes a comer–. Él quiere que nos salvemos.
Paulatinamente, todos se alimentaron. Liliana fue la última. Su marido logró
hacerle entender que si quería volver a ver a sus cuatro hijos, no tenía otra opción que
la vida, y la vida estaba en los muertos. “Dios desea que sobrevivamos”, le dijo Javier
ayudándola a comer el primer bocado. La lógica de Algorta, ampliamente difundida por
Pérez, había cumplido su objetivo.
Para la noche del día diecisiete, ya habían decidido que otro grupo intentaría una
expedición. Los seleccionados saldrían de entre los más fuertes. Pero las
circunstancias cambiarían las cosas y varios candidatos serían descartados por la
muerte.
Hacia las cinco de la tarde, los sobrevivientes decidieron meterse al fuselaje para
intentar dormir. La noche ya había caído y, además del extremo frío cotidiano, el viento
soplaba con bastante fuerza.
Para dormir lo más cómodamente posible, habían establecido que cada uno se
ubicaría a la inversa de su inmediato consecutivo: es decir, que la altura de la cabeza
de cada uno coincidiría con la de los pies del que se encontrase a su lado. Por la
61
posición en la que habían quedado los restos del avión, esto significaba que algunos
deberían reposar en un ángulo descendente.
Aquellos que tenían las piernas quebradas, dormían en unas improvisadas literas
que se construyeron en el espacio para colocar el equipaje. A pesar de ser un lugar en
el que se podía estar más cómodo que en el fuselaje, quedar apartado del resto
implicaba perder un elemento fundamental para la supervivencia: el calor corporal. Ni
siquiera el refuerzo de ropas y mantas podían sustituirlo. Sin embargo, aquél día les
salvó la vida.
Antonio “Tín Tín” Vizintín no tenía las piernas quebradas, pero esa noche le había
tocado ocupar una de las literas. Cuando la nieve irrumpió abruptamente en el fuselaje,
fue el primero en ayudar a los que quedaron enterrados.
Todo sucedió de repente. El desprendimiento en una de las áreas superiores al
valle arrastró hacia los restos del avión una cantidad masiva de nieve, la cual destruyó
con facilidad la barrera protectora.
El avión vibró cuando el alud se acercaba y puso en alerta a los sobrevivientes.
Sin embargo, no les dio tiempo para reaccionar. En cuestión de segundos, se
encontraron cubiertos. Algunos, lograron taparse los rostros con ropa o con las mantas,
capturando un poco más de oxígeno. Tal vez les regalase un poco más tiempo…
–Cuando me di cuenta que estaba tapado por la nieve, me sentí contento y tranquilo –
contó Roberto Canessa en una conferencia que dio en el Colegio San Luis de La Plata
en el año 2013. Cerca de quinientas personas lo escuchaban en silencio–. Ya podía
descansar e irme de ese infierno hermoso que era la Cordillera. El aire se me iba
62
acabando y yo sentí que me dormía. Y entonces una maravillosa sensación de calor me
colmó el cuerpo, haciéndome sentir bien por primera vez desde el accidente. Me había
orinado.
Pero la temporada de Canessa en aquel infierno blanco no había terminado.
Cuando ya se estaba dejando ir, unas manos irrumpieron en la nieve y le destaparon el
rostro. El oxígeno helado del fuselaje lastimó su garganta, sacándolo de su estupor.
Salió del todo con el grito de Roy Harley.
–¡Vamos, “Músculo”! Hay otros enterrados.
De pronto, Canessa recordó que su amigo Daniel Maspons había estado
durmiendo a su lado. Liberó sus brazos y comenzó a cavar con todas sus energías,
hasta que lo encontró. Estaba muerto pero, a pesar de todo, Canessa pudo reconocer
en su rostro aquella tranquilidad que él mismo había sentido unos segundos antes.
–Daniel ya no sufría– explicó en el San Luis–. Éramos nosotros quiénes debíamos
hacerlo. Sobre todo los días siguientes, que fueron los más difíciles.
Javier Methol había levantado una de sus manos cuando el alud destruyó la
barrera, así que tenía una cuota importante de aire. Desesperado, les gritaba a los
muchachos que salvaran a su esposa, que había quedado completamente sepultada.
Lo desesperaba aún más el hecho de que podía tocarla con sus piernas, pero nada
podía hacer por ella.
Cuando fue liberado por Zerbino, se apresuró a ir hacia el lugar donde suponía
que se encontraba la cabeza de Liliana y comenzó a cavar. Cuando la halló, ya estaba
63
muerta. Éste fue uno de los golpes más duros, no sólo para su esposo, sino para el
resto de los sobrevivientes, quienes habían encontrado una madre sustituta en la
señora Methol.
El panorama era terrible. Además de la “mamá de todos”, había muerto Marcelo
Pérez, que había sido su líder; Carlos Roque, el último miembro de la tripulación; y
Gustavo Nícolich, quien había infundido coraje y esperanza cuando se enteraron que
habían suspendido la búsqueda. También Juan Carlos Menéndez, Diego Storm y el ya
mencionado Daniel Maspons.
Por otro lado, los sobrevivientes tenían las ropas empapadas y estaban atrapados.
Otro alud había pasado por sobre el fuselaje, enterrándolo completamente. Además, la
tormenta continuaba. Supieron de inmediato que estarían allí un par de días.
Fueron siete, durante los cuales festejaron los cumpleaños de Numa Turcatti y de
Carlitos Páez. Este último fomentó mucho la oración y hasta los más escépticos lo
acompañaron en el Ave María.
Quería levantarles el ánimo, ya que durante ese tiempo tuvieron que comer la
carne de los cuerpos de sus amigos que habían muerto a su lado durante el alud.
Varios se debilitaron mucho por negarse a hacerlo.
–Tan pronto como podamos salir, me voy –anunció Nando Parrado–. Prefiero morir
caminando que aquí.
Los demás lo escucharon, con la plena conciencia de que lo decía en serio.
Parrado saldría caminando. Pero para que su voluntad sirviera de algo, habría que
64
convencerlo para que esperara hasta que el tiempo mejorase. Si no, moriría
inevitablemente y en vano.
Todo eso debería ser resuelto cuando salieran del fuselaje, siete días después.
Muy fuerte para Disney
– ¡Pensábamos que estábamos mal entonces, pero aquello era un lujo comparado con
esto!17 –dijeron varios de los nuevos sobrevivientes cuando tuvieron que reacondicionar
el fuselaje después del alud.
Habían tenido que quitar la nieve que los mantuvo enterrados durante una semana
y trasladar los cadáveres de sus amigos muertos, cosa que conllevó un gran desgaste
físico y anímico. Además, la sociedad de la nieve tuvo que reorganizarse.
La unidad de los tres primos Eduardo y Fito Strauch y Daniel Fernández Strauch
les había otorgado una capacidad ejecutiva que rápidamente los acomodó como líderes
del grupo. Mientras tanto, se estaba terminando de resolver quiénes serían los
expedicionarios que intentarían llegar a Chile para pedir ayuda.
Nando Parrado era una fija: su estado era bueno y el deseo de volver a ver a su
padre alimentaba una voluntad de hierro. Roberto Canessa se mostraba dubitativo,
pero era uno de los más fuertes, tanto física como mentalmente. Además, según el
17
Ibíd Pág.165
65
propio Parrado, era el que tenía “más imaginación”18. Sí, Canessa era el otro que debía
ser expedicionario.
El resto de los candidatos estaba integrado por Roy Harley, Carlitos Paéz, Numa
Turcatti, Antonio Vizintín y Fito Strauch. Pronto se planificó una expedición para el 5 de
noviembre, durante la cual se probarían la resistencia y capacidad de los participantes.
Debía durar dos días y de ella se seleccionaría a aquél que acompañaría a Canessa y
Parrado en la caminata final.
Los posibles expedicionarios gozaban de algunas ventajas. Como iban a tener que
afrontar un gran esfuerzo físico, les tocaba una porción mayor de alimento para
mantenerse fuertes.
El tema de la comida en “El Milagro de los Andes” es el que más interesa al
público en general y a algunos periodistas en particular. Cada vez que alguno de los
sobrevivientes aparece en los medios de comunicación, la pregunta sobre la
alimentación surge enseguida.
Mucha gente se ha quedado con la imagen de la película Viven! , donde el actor
que interpreta a Canessa corta un trozo del músculo de las nalgas y lo come con asco
frente al resto. En consecuencia, se suele creer que sólo se alimentaron de esa parte
de los muertos. La realidad fue otra.
–La película fue muy Disney– nos contó Laura Surraco, esposa de Roberto
Canessa en el lobby del hotel Sheraton de Buenos Aires, luego de que su marido
18
Parrado, Nando. Ob. Cit
66
hubiera terminado de dar la conferencia para médicos–. Para nosotros (sic) fue bueno,
porque cuando se estrenó estábamos con los familiares de los muchachos que se
quedaron en la montaña y teníamos miedo de que las imágenes fueran muy fuertes.
Además, en esa época nuestros hijos eran muy chicos y, por suerte, Disney cuidó
mucho las cosas que iba a mostrar.
Efectivamente, Disney había producido la película y muchas cosas fueron
atenuadas para no generar un impacto negativo en el público. Pero, ¿hay algo más
fuerte que un humano cortando carne de la nalga de otro y comerla?
Las tareas con respecto al reparto comenzaban con los Strauch, que hacían el
trabajo más desagradable: cortar los trozos grandes directamente de los cuerpos. Por
eso, se dice que sólo los primos saben a quiénes se comieron. Luego, esos trozos
grandes eran segmentados en pedazos más chicos que eran descongelados al sol y
repartidos para el consumo. Siempre se esperaba a terminar con un cuerpo para
empezar con otro.
Además, no sólo se comían los músculos. Todo, salvo los pulmones, los genitales
y la piel, era fuente de alimento. Incluso el cerebro era cortado después de que se
destrozara el cráneo de los muertos con un hacha. Imágenes muy fuertes para Disney.
Sin embargo, los sobrevivientes sólo querían escapar de la montaña y no tenían ni
la más remota idea que sus actos trascenderían hasta llegar a las grandes pantallas
cinematográficas.
Durante la expedición, Páez, Harley y Vizintín lograron encontrar la parte trasera
del Fairchild. También hallaron las baterías.
67
–Si las llevamos al avión, podremos hacer andar la radio y salir de aquí sin cruzar las
montañas–dijo uno de los muchachos que llegó a la cola.
Pero las baterías eran muy pesadas, así que decidieron que sería mejor volver al
Fairchild, sacar el aparato transmisor del panel del avión y regresar a la cola junto a Roy
Harley, el estudiante de ingeniería.
Lamentablemente, la radio nunca funcionaría y la responsabilidad volvería a
recaer en los expedicionarios, muchos de los cuales no estaban del todo convencidos.
Salvo por Nando Parrado. Mientras tanto, los heridos seguían muriendo en el Fairchild.
Contraflor al resto
“Doce de diciembre del ‘72, a las seis y media de la mañana. Todos salimos afuera del fuselaje a
despedir a Nando, Roberto y a Tín Tín, y empezaba la contraflor al resto, no había retorno”.19
Contraflor al resto, hora de jugarse el todo por el todo. Eso es lo que pensaba
Coche Inciarte cuando vio partir a los expedicionarios en lo que sería la caminata final.
Flor es un canto del juego del Truco, cuando uno de los participantes consigue
tres cartas del mismo palo. Si dos jugadores rivales obtienen una en la misma mano,
pueden competir para ver quién se queda con los puntos. Si alguno canta Contraflor al
resto, está indicando que quiere jugarse el partido entero. O dicho de otra forma, se
juega el todo por el todo.
19
Coche Inciarte, en declaraciones para el documental Stranded
68
Para Coche Inciarte, la partida de Parrado, Canessa y Vizintín era una verdadera
apuesta final y absoluta. Pero no había sido fácil poder cantar Flor, porque las tres
cartas que tenían tardaron en ponerse de acuerdo con el palo.
Mientras Nando Parrado insistía con partir lo antes posible, Canessa quería
esperar a que entrasen más en el mes de diciembre, de manera que los días fueran
más largos y las noches menos frías. Antonio Vizintín ya había sido seleccionado para
ser el tercer expedicionario, pero no quería influir en la decisión. Haría lo que decidiera
el resto.
–Tenemos que salir cuanto antes, Roberto. Cuanto más esperemos, más débiles vamos
a estar.
–Mirá, Nando. Si tú quieres, salir, andá.
El resto los contemplaba sin intervenir.
–No, yo voy a salir cuando tú digas. Yo quiero salir contigo– contestó simplemente
Parrado.
Uno de los factores que inclinaba la balanza hacia la partida inmediata surgió de
un descubrimiento de Vizintín. Durante la expedición de prueba a la cola, había hallado
aislante térmico entre las paredes de la parte trasera de la aeronave y había tratado de
componer un chaleco para combatir el frío. Al verlo, Canessa tuvo la idea de hacer una
bolsa de dormir para soportar las noches en la montaña.
Una vez que aquella estuvo terminada, las negativas del propio Canessa perdían
solidez. Pero aun así, no se decidía. Mientras tanto, el resto se impacientaba.
69
Incluso, durante esos días de duda, Fito Strauch se había acercado a Nando
Parrado para asegurarle que él mismo lo acompañaría si las cosas no se determinaban
pronto.
La definición llegó, de la mano de la tragedia. Durante el mes de noviembre,
habían muerto Arturo Nogueira y Rafael Echevarren, a causa del engangrenamiento de
sus piernas quebradas. A pesar de la tristeza, sin embargo, ésas eran muertes
esperables.
La de Numa Turcatti, no. Él se había mostrado como uno de los sobrevivientes
más vigoroso y se había ofrecido de voluntario para participar en varias de las
expediciones. A pesar de ello, a principio de diciembre, sus compañeros lo encontraron
extremadamente débil. Se notaba que le quedaba poca vida.
Hacia el 11 de aquel mes, Zerbino se acercó a Canessa y le dijo:
–Mirá, Roberto, que si no te vas, Numa no vive más de tres días. Miralo.
Turcatti murió esa misma noche.
–Roberto…–comenzó a decirle Zerbino a la mañana siguiente.
–Sí, ya sé…ya sé –contestó Roberto alzando el brazo e inclinando la cabeza–. Mañana
nos vamos.
De esta manera tan trágica, los sobrevivientes consiguieron su Flor. La situación
estaba muy difícil y las probabilidades peores, pero la partida de los expedicionarios era
la única posibilidad que les quedaba. Si no, cada uno de los heridos del fuselaje moriría
70
día a día, al igual que lo había hecho Numa Turcatti. En esos tres muchachos estaba
toda su esperanza. Se jugaban el todo por el todo.
–Contraflor al resto– repitió Coche, mientras veía como los expedicionarios subían
trabajosamente por la ladera de la montaña.
“Prefiero andar hacia la muerte que esperar a que venga por mí”
Luego de dos días y medio de ascensión, Parrado, Vizintín y Canessa estaban a
menos de cien metros de la cima de la montaña. Parrado esperaba que desde allí
pudieran verse las verdes praderas chilenas.
Canessa era más escéptico, debido a que varias veces habían estado a punto de
perder la vida por los desprendimientos de rocas y de nieve. Además, la ascensión se
hacía cada vez más vertical.
Por otro lado, él había llegado a divisar una línea en otra montaña, hacia el este, e
insistía en que debían volver para buscarla.
–Es un camino– les dijo a los otros dos.
–Eso es imposible, Roberto– le respondió Parrado–. Eso es el este y Chile queda hacia
el oeste. Tenemos que seguir.
–Puede ser un camino minero. Hay minas de cobre por aquí. Es una locura seguir,
Nando. Yo mañana me vuelvo.
–Y yo sigo –sentenció Parrado.
71
La bolsa de dormir resultó muy útil y sobrellevaron bien las noches. Hacia la
mañana del tercer día, Canessa, que todavía no se había resuelto a regresar a los
restos del avión, les dijo a los otros dos que dejasen los bolsos con él y que intentasen
llegar a la cima.
La voluntad de Parrado hizo que rápidamente dejase atrás a Vizintín. “Mientras
escalaba, pensó: ‘Me encontraré con un valle, un río y hierba verde, y árboles’.” 20
Finalmente, llegó a la cima pero el panorama que encontró no guardaba ninguna
similitud con el que él esperaba.
Vizintín, unos metros más abajo, trataba de seguir ascendiendo, cuando Parrado
le gritó:
–Alcancé la cumbre. Volvé y traé a Roberto. Decile que venga, que no lo va a poder
creer.
Así lo hizo. Canessa empezó a subir a regañadientes, dejando que Vizintín
descansase junto a los bolsos. Mientras tanto, Parrado escribió “Seler” con un lápiz de
labio en una bolsa de supermercado y la puso debajo de una piedra. “Logré escalar
esta montaña”, pensó. “Por ello, voy a darle el nombre de mi padre en honor a él”.
Cuando Canessa llegó a la cima, se le heló el alma. Ni valles verdes, ni ríos ni
árboles. Sólo veía una sucesión de altos picos nevados que se perdían en el horizonte.
–Estamos perdidos– dijo.
–No, Roberto. ¿Ves aquellas montañas gemelas? No tienen nieve.
20
Read, Piers Paul Ob. Cit. Pág. 286
72
–Pero aun así, Nando. Están a muchísimos kilómetros. Tardaremos cincuenta días. No
tenemos comida suficiente.
Parrado continuó observando el valle y pensó durante unos segundos.
–Si le decimos a Tín Tín que vuelva, tendremos suficiente para veinte días.
Canessa lo miró con seriedad y repuso:
–No lo sé, Nando. Tal vez deberíamos volver al avión y buscar el camino que vi antes.
–Escuchá, Roberto. – Nando puso una mano en el hombro de su amigo y lo apretó
cariñosamente. – Si volvemos y ese camino no es un camino, no vamos a tener ni la
fuerza ni la comida suficiente para intentar otra expedición. Moriremos en el fuselaje. Y
yo prefiero andar hacia la muerte que esperar a que venga por mí21.
Bajaron para comunicarle a Vizintín que él debía dejarles su comida y volverse.
Además, le pidieron que avisase al resto que no los olvidaran si algún avión de rescate
llegaba a ubicarlos antes de que ellos llegasen a Chile. Tres cuartos de hora después,
Vizintín había llegado al fuselaje del cual había partido tres días antes.
El fin de la nieve
Canessa tenía una diarrea impresionante. El terreno era de por sí muy difícil y se
tornaba aún más porque aquél debía detener la marcha a cada rato, para ir a hacer sus
necesidades. Además, su afección lo debilitaba bastante.
21
Parrado, Nando. Ob. Cit. Pág. 208
73
–Los expedicionarios, conjuntamente con la porción más grande de comida, teníamos
otra ventaja– contaba Canessa desde su silla ubicada sobre el escenario del Colegio
San Luis–. Nos daban un pedacito de pasta de dientes a modo de postre. ¡Era
riquísima! El problema es que estaba hecho de leche de magnesio y al tiempo yo
andaba con una diarrea galopante que apenas si me dejaba caminar.
Parrado se encontraba físicamente bien, pero el trayecto no se le había hecho
mucho más fácil. Como las subidas consumían mucho tiempo y esfuerzo, trataban de
que las bajadas fuesen menos agotadoras. Por eso, cada vez que empezaban el
descenso, se sentaban sobre unos almohadones que habían llevado y se deslizaban
por la nieve, valiéndose de un fierro para usar de freno.
Sin embargo, a pesar de las ventajas de esta metodología, una de las
experiencias casi termina trágicamente. Mientras Canessa veía a Parrado deslizarse
hacia la base de la montaña, se dio cuenta de que el cuerpo de su amigo adquiría
velocidad en vez de desacelerar. De pronto, lo oyó gritar, justo antes de estrellarse
contra una montaña de nieve.
“Si debajo de la nieve había rocas, Nando se reventó”, pensó Canessa mientras
contenía el aliento. Pasaron unos segundos hasta que notó algún movimiento. Pero
entonces, Parrado se levantó riéndose a carcajadas.
–Boludo, casi te matás –le gritó.
Parrado siguió riendo.
74
A pesar de todos esos inconvenientes, los dos muchachos lograron continuar y
aquel horizonte interminable de montañas que habían visto desde la cima del Monte
Seler llegó a su fin. Cuando se cruzaron con un río, temieron que el paso estuviera
cerrado. Eso hubiera significado el fin, tanto de ellos dos como el del resto de sus
amigos en el fuselaje.
Pero sí había paso y después del río, comenzaba un valle: un valle sin hielo.
Entonces, Parrado se puso de rodillas agradeciéndole al cielo con una sonrisa en los
labios y lágrimas cayéndole por el rostro. Después de tanta agonía, tenía por fin la
certeza de que no moriría en la nieve.
A partir de entonces, miraron maravillados cosas de lo más cotidianas: las flores,
la tierra y los yuyos. Ese estado se extendió incluso a una montaña de bosta.
– ¡Mirá, Nando! ¡Bosta!
– ¿Y qué tiene?
– ¡Qué hay vacas! O algún animal, pero creo que son vacas.
En efecto, se encontraron con una vaca a unos pocos kilómetros. Pronto, ambos
muchachos entraron en una discusión acerca de cómo se mataba uno de esos
inmensos animales. Canessa contestó con un silencio cuando Parrado le explicaba que
se subiría a un árbol con una pesada piedra y la dejaría caer sobre la cabeza de una de
ellas. La charla terminó cuando llegaron a la conclusión de que el dueño se enfadaría
mucho si hallaba muerta a una de sus vacas. Si les negaban la ayuda, toda la
expedición no habría tenido sentido.
75
Caminaron un poco más y encontraron otro objeto que desató el debate. Era una
lata oxidada de sopa marca Maggi. Canessa no pudo contener la emoción.
–Nando, por aquí pasó gente. ¡Mirá, una lata de sopa!
Parrado miró la lata, pero no se inmutó. No quería esperanzarse vanamente.
–Pudo haber caído de un avión.
–¡Cómo se va a caer de un avión si no se pueden abrir las ventanas de los aviones!
Parrado seguía dudando, así que Canessa decidió arriesgarse:
–Te aseguro que mañana estaremos durmiendo en una cama.
Estaba equivocado. Aún deberían esperar dos días más, hasta poder estar frente
a frente con el arriero Sergio Catalán.
Vengo de un avión que cayó en las montañas
Sergio Catalán era un hombre delgado pero macizo, con la piel cobriza y un fino
bigote negro. Tenía la calma propia de un hombre que arrea vacas, tarea a la que se
había dedicado desde muy chico. Para el 21 de diciembre de 1972, el día en que vio a
dos hombres haciéndole señas desesperadas desde la ribera opuesta de un río, tenía
44 años.
Esa mañana, Canessa se había levantado más débil que nunca. Apenas si podía
caminar. Parrado le había infundido ánimos para que no se rindiera. Habían llegado
muy lejos, no era el momento de detenerse. Continuaron camino cuando Parrado gritó:
–¡Creo que veo un hombre a caballo!
76
Canessa, que tenía mejor vista que su amigo, miró en la misma dirección pero no
vio nada. En cambio, se sentó en el suelo y hundió su cara entre las manos. Sintió que
no podía caminar un paso más.
Sin embargo, de repente oyeron un grito. Parrado salió corriendo y se topó con un
río, y del otro lado, tres hombres montados a caballo. Segundos después, lo alcanzó
Canessa. Ambos empezaron a hacer ampulosos gestos y a gritar por auxilio.
Sergio Catalán, uno de los tres jinetes que se encontraban arriando vacas en la
ribera opuesta, miró con asombro a esas dos personas tan exaltadas. Por un momento,
pensó que se trataría de turistas jugándole una broma. Pero cuando aquellos insistieron
con las señas, mandó a uno de sus compañeros a que les griten que volverían al día
siguiente para encontrarlos. Ese día debían continuar con el arreo.
Canessa ya no podía caminar y Parrado estaba extenuado. Sin embargo el
contacto con otros seres humanos, aunque a distancia, había renovado sus ímpetus.
Se sabían más próximos a la salvación que nunca.
Al día siguiente, durante la mañana del décimo día de caminata, Parrado volvió al
río y, nuevamente, se encontró que del otro lado estaba Sergio Catalán. El arriero se
apeó de su caballo, en busca de una piedra. Sacó un papel de su bolsillo y escribió
algo. Luego usó el papel para envolver la piedra, la cual Parrado vio caer cerca suyo.
Cuando la tomó, descubrió que el arriero le había mandado una nota. Ésta decía:
He enviado a un hombre que llegará ahí dentro de un rato. Dígame qué desea.
77
Parrado no tenía con qué escribir, así que le hizo señas a Catalán para que le
tirase también la lapicera. El arriero así lo hizo. Entonces, el muchacho escribió un
pedido de auxilio que quedaría inmortalizado en las crónicas venideras:
Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que
estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas
heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida.
Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar.
¿Dónde estamos?
Sergio Catalán leyó dos veces el mensaje. Sabía algo del caso porque el famoso
pintor Carlos Páez Vilaró -padre de Carlitos Páez- había visitado su pueblo buscando
ayuda para encontrar un avión uruguayo que había desaparecido en la Cordillera. Tomó
algo de pan y lo revoleó hacia el otro lado.
Mientras esperaban la llegada del hombre que había enviado el arriero, Parrado le
entregó un pan a Canessa, quien lo devoró rápidamente.
–Fue como saborear lo más rico del mundo– aseguró Canessa a la concurrencia del
Sheraton en el 2010. Muchos años después, cuando habíamos traído a Sergio
(Catalán) a Uruguay para hacerle una operación de cadera, le comenté “todavía me
acuerdo lo rico que estaban los dos pedazos de pan que nos tiraste a Nando y a mí”.
Entonces él me miró y me contestó: “¿Cómo dos, po? Si yo tiré 8”.
Nando comió su pieza de pan, luego de haber engullido las otras seis a espaldas
de Canessa, con sensaciones encontradas. Sí, ellos dos habían sobrevivido la
78
caminata. Él volvería a ver a su padre. Pero, ¿y el resto de sus amigos que habían
quedado en el fuselaje? ¿Quedaría alguno vivo para rescatar?
“Sí, sí que lo están”, pensó. Apretó el puño con seguridad. Ya pronto los
rescatarían. Los encontrarían débiles, por supuesto. Pero estarían vivos.
–Aguanten, que ya llegaremos–murmuró.
Seguía pensando en ellos cuando vio al hombre del arriero. Llegaba por fin la
ayuda de Sergio Catalán. La ayuda que significó la salvación.
–Le debemos mucho a Sergio–afirmó Canessa cuarentaiún años después, en el colegio
San Luis de La Plata–. Nuestra gratitud es infinita.
El rescate
–Caballeros, tengo el vivo presentimiento de que los expedicionarios lo han conseguido.
Nos rescatarán mañana o pasado mañana
22
–afirmó Daniel Fernández apenas
terminaron de rezar el rosario hacia el día número setenta en la montaña.
Carlitos Páez y algunos más sentían lo mismo. A pesar de ello, los muchachos
fueron mesurados con la celebración, porque sabían que no tenían certezas. Sí las
tuvieron al día siguiente, cuando Eduardo Strauch y Daniel Fernández sintonizaron
varias emisoras y en todas escucharon lo mismo: habían hallado a dos sobrevivientes
del avión uruguayo, desaparecido en la Cordillera de los Andes durante el mes de
octubre. La alegría fue inmensa.
22
Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 385
79
El rescate llegó cerca de la una de la tarde. Eran dos helicópteros de la Fuerza
Aérea chilena, en uno de los cuales viajaba Nando Parrado. Setenta y un días habían
pasado desde el accidente.
Durante la jornada anterior, cuando el arriero Sergio Catalán llevó a los
expedicionarios rescatados a su casa en Los Maitenes, aquellos procuraron hacer dos
cosas: comer hasta quedar pasmados y mandar a llamar a los carabineros, cuya
guarnición estaba en Puente Negro. Unas horas después, llegó un capitán de ese
cuerpo y les dijo que le indicaran dónde estaba el avión.
–Bueno–dijo Canessa terminándose una taza de café–. Camine por la abertura de ese
valle unos ocho días y después doble al llegar a la base de la montaña. Dé la vuelta y
encontrará el avión.
El capitán lo miró fijamente durante unos segundos para ver si le estaba tomando
el pelo. Cuanto entendió que no era así, mandó a un carabinero a que diera aviso en
Puente Negro para que pidieran helicópteros a Santiago.
A la mañana siguiente, se les presentaron los comandantes García y Massa de la
Fuerza Aérea Chilena. Aquellos se encargaron de hacer muchas preguntas para definir
qué ruta debían seguir para encontrar el avión. Había mucha niebla y la Cordillera era
muy grande. No querían nada librado al azar.
–Va a estar difícil –comentó García.
80
Parrado supo entonces que, a pesar del miedo que le generaba la mera idea de
volver a volar, tendría que subirse al helicóptero para guiarlos. Se lo debía a sus
amigos.
–Si me lo permite iré con usted y le enseñaré el camino– le dijo a García.
Los dos helicópteros tuvieron que luchar contra las furiosas corrientes de aire,
mientras trataban de seguir las indicaciones de Parrado. El comandante García creía
que el muchacho desvariaba.
–Es imposible que hayan podido bajar por esa montaña– le espetó cuando el
sobreviviente le indicó que detrás de una altísima montaña se encontraba el Fairchild.
–¡Sí, es ahí! ¡Siga que están ahí abajo!- gritaba Parrado desesperado. Le costaba
mucho controlar el miedo.
De pronto, reconoció un pico y, más allá, los restos del avión.
–¡Ahí, ahí!
–No veo nada–contestó García.
El helicóptero volaba con más dificultad que nunca y el comandante luchaba con
los instrumentos. Pero entonces, los vio.
–Es cierto. Ahí están.
–¡Sí, sí! Le digo que están ahí abajo –seguía gritando Parrado.
–No me hable más –le dijo García empujando la palanca del helicóptero con todas sus
fuerzas–. Prepárense para bajar.
81
Los sobrevivientes que estaban en el Fairchild oyeron el ruido de los aparatos y,
aquellos que podían caminar, salieron corriendo a recibirlos. Con mucha dificultad,
luego de varios intentos fallidos, los helicópteros lograron aterrizar.
Un grupo de andinistas bajó para ayudar a subir a los muchachos que se
encontraban en peor estado y se dispusieron a montar un campamento. Sólo seis de
los sobrevivientes se fueron en los helicópteros: la ventisca era muy fuerte. Volverían al
día siguiente para rescatar al resto.
Al ver restos humanos esparcidos por la nieve, uno de los andinistas preguntó:
–¿Los buitres se comieron los cuerpos?
–No, –contestó Zerbino. No se animó a mirarlo a los ojos–. Fuimos nosotros.
Esa noche, los sobrevivientes disfrutaron de calefacción y de comida caliente que
habían llevado consigo los rescatistas. Éstos los trataban con mucha amabilidad, pero
se los notaba incómodos. Aún con su presencia ahí, algunos de los muchachos habían
escondido carne humana instintivamente y el olor de sus ropas mugrientas era
perceptible incluso con las bajas temperatura.
Cuando los andinistas se despidieron para irse a dormir a la carpa que habían
montado, los sobrevivientes pidieron que alguno se quedase en el fuselaje para pasar
la noche con ellos. Eligieron a Sergio Díaz, porque cumpliría años el día siguiente. A
pesar de su incomodidad, éste no se quejó en ningún momento.
–Sergio Díaz era un fuera de serie –contó Methol en una entrevista que le realizamos
en la casa de Roberto Canessa en el año 2012–. Único. Cuando los demás se fueron a
82
dormir en las carpas, era lógico. Nosotros no nos dábamos cuenta, no entendíamos.
Llegar allí, ver aquel espectáculo, el olor que había allí, porque yo no me cambié la ropa
nunca desde el momento del accidente hasta que nos fuimos de la montaña. Cuando
volví la tuve que quemar porque no servía ni para lavarla. Yo siempre digo que la
comparación es como si a ti te dicen: “Mira, hoy tienes que ir a cuidar a los chanchos
porque hay un lobo que se los quiere comer”. Pero para poder matar al lobo, tenés que
dormir con los chanchos; tú tienes que ir al chiquero y dormir con los chanchos. Eso fue
lo que hizo Sergio: se quedó con nosotros allí, nos aguantó, nos dijo, nos elevó el
espíritu, nos contaba cuentos, cantaba y nos hablaba con optimismo. Nos levantó el
ánimo que era lo que más necesitábamos.
Díaz narró, también, varias anécdotas de su profesión. Luego, según consta en el
libro citado de Piers Paul Read, los muchachos le revelaron detalles de su propia
odisea. En consecuencia, el rescatista les dijo que se prepararan porque sus acciones
ocasionarían un gran impacto en el mundo.
–Pero, ¿lo comprenderá la gente? –le preguntaron los chicos.
–Naturalmente –les contestó–. Cuando sepan los detalles, todos comprenderán que
hicieron lo que tenían que hacer.23
Al día siguiente, volvieron los helicópteros y todos fueron recogidos. Era el 23 de
diciembre. Pasarían Navidad con sus familiares y serían tratados como héroes en la
capital chilena. Por lo menos por un rato, porque el 26 del mismo mes, la foto de un pie
23
Diálogo extraído de Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 414
83
humano se filtraría en los diarios y se desataría un juicio mediático en varias partes del
mundo.
A partir de entonces, el acecho periodístico se intensificó y, mientras algunos
hacían hincapié en la adversidad de las circunstancias que habían llevado a los
sobrevivientes a recurrir a la antropofagia, otros buscaban hacer que la historia se
volviera más sensacional de lo que era.
Así, por ejemplo, el diario chileno La Segunda publicaría un titular que decía: “Que
Dios los perdone”. Otros, incluso, empezaron a deslizar graves acusaciones, como un
periodista argentino que insinuó que nunca había habido un alud y que, en realidad, los
más fuertes habían matado a los más débiles para comérselos.
Los sobrevivientes se congregaron con sus familias para definir qué iban a hacer
al respecto. Decidieron que debían contar toda la verdad del asunto. Lo harían a través
de una conferencia de prensa, que se desarrollaría Uruguay. Más precisamente en el
colegio Stella Maris, el 28 de ese mismo mes.
Muchos estaban nerviosos y deprimidos. Se sentían igual de atrapados que
cuando estaban en los restos del Fairchild. El rescatista Sergio Díaz les había dicho
que todos entenderían que hicieron lo que tenían que hacer. Pero, ¿lo harían
realmente? Pancho Delgado intentaría que así fuera.
84
Cuentas al mundo
Pancho Delgado sabía que la única forma de superar la terrible situación en la que
se encontraban era contar su verdad. No dejaría que extraños enturbiaran el recuerdo
de sus amigos, a los que tanto les debían. Esa sería su forma de agradecer el regalo.
Se acomodó en la silla, ajustó el micrófono y comenzó a hablar.
–Cuando uno se despierta por la mañana en medio del silencio de las montañas y ve a
su alrededor los picos cubiertos de nieve, algo majestuoso, sensacional, que asusta,
uno se siente solo, solo, solo en el mundo excepto por la presencia de Dios. Porque les
puedo asegurar que Dios está allí. Todos lo sentimos en nuestro interior, y no porque
seamos jóvenes piadosos que se pasan el día rezando, aunque tenemos una
educación religiosa. De ninguna manera. Pero allí uno siente la presencia de Dios. Uno
siente, por encima de todo, lo que se llama la mano de Dios, y se permite a sí mismo
que esa mano lo guíe. Y cuando llegó el momento en que no nos quedaron más
alimentos ni nada parecido, pensamos en que Jesús en su última cena compartió su
carne y su sangre con los apóstoles, y aquello fue como una señal de que deberíamos
hacer lo mismo: tomar la carne y la sangre como una comunión íntima entre nosotros.
Esto fue lo que nos ayudó a sobrevivir, y ahora no queremos que esto, que para
nosotros fue algo íntimo, extraordinariamente íntimo, sea mirado o analizado o
cualquier cosa así. Intentamos explicar la cuestión a un país extranjero de forma tan
espiritual como nos fue posible, y ahora les decimos a ustedes, nuestros compatriotas,
tal como sucedió.
El micrófono quedó zumbando durante unos segundos.
85
–¿Ninguna pregunta más? -dijo el director del colegio mirando a los periodistas.
Ninguno contestó y la conferencia concluyó con un estruendoso aplauso.
Pancho Delgado se abrazó con sus compañeros. Los padres se acercaron a
saludarlo. Había cerrado con elocuencia el examen público y ahora él y el resto de los
sobrevivientes podrían continuar sus vidas.
Vidas que le debían enteramente a la esperanza, al esfuerzo grupal y al íntimo
regalo de sus amigos muertos. Porque la explicación a los periodistas habían sido sólo
para eso: para desmentir las versiones que manchaban el sacrificio de sus amigos. Ése
había sido el regalo más puro que jamás hubieran recibido y nadie tenía derecho a
contaminarlo. Supieron honrar ese regalo.
86
Capítulo III
Contextos
87
Introducción
En este capítulo, se analizarán los campos en los que se inserta el hecho, junto
con varios conceptos claves que lo atravesaron y que fueron claves a la hora de la
cobertura mediática.
De esta forma, el apartado se iniciará con los contextos históricos de Uruguay,
Chile y Argentina. En los tres casos, analizaremos los procesos constitutivos de cada
uno hasta llegar a la época contemporánea al Milagro de los Andes. Esto servirá para
comprender las lógicas propias de dichos países y el momento histórico particular que
enfrentaban hacia principio de los años ’70.
Específicamente, el contexto uruguayo servirá para comprender el país de origen
de los protagonistas de la historia, la clase social a la que correspondían y el momento
político en el que se vivía. Por su parte, el chileno enmarcará los procesos
fundacionales del país cuyo ejército se encargó del rescate, mientras que sus medios
obtuvieron la primicia del descubrimiento de la antropofagia. Posteriormente, en el
contexto de argentina se verán las lógicas propias del lugar de origen de los diarios
Clarín y La Nación, los cuales serán sometidos al análisis discursivo en capítulos
posteriores.
A continuación, haremos foco en varios de los puntos tangenciales que son de
fundamental importancia para entender ciertos aspectos del hecho. En primer lugar, nos
detendremos a analizar el porqué del tabú de la antropofagia, dado que el grupo de
88
sobrevivientes uruguayo quedó sujeto a un juzgamiento mediático y social a partir de su
quebrantamiento.
Luego, veremos cómo la religiosidad fue un eje fundamental para la supervivencia
de estos jóvenes. Aquél fue un factor que no pasó desapercibido por Clarín y La Nación
y, por lo tanto, también será sometido al análisis.
También, incluiremos la historia de ambos diarios para entender su visión de
mundo y el tipo de público al que apuntaban dirigir su producción discursiva hacia el
año 1972.
A continuación, analizaremos las distintas teorías que existen para explicar cómo
es que los uruguayos pudieron sobrevivir al accidente aéreo. Para ello, utilizaremos
varios de los testimonios brindados por Javier Methol durante la entrevista que le
realizamos en el año 2010.
Finalmente, analizaremos la importancia de las familias de los sobrevivientes
durante el período de búsqueda y, posteriormente, el apoyo que éstos les brindaron a
los jóvenes uruguayos, luego de los cuestionamientos mediáticos de la antropofagia.
89
Contexto de Uruguay
Uruguay es un país de Sudamérica que limita al noroeste con Brasil y el oeste con
Argentina. Posee una superficie de 176 mil kilómetros cuadrados, siendo el segundo
país más pequeño de este continente. Además, cuenta con una población de 3.286.314
de habitantes24.
El relieve es de poca altura, excepto por dos ondulaciones de cerros que se
extienden hacia el sur desde el límite con Brasil. El clima es húmedo y templado, con
abundantes lluvias a lo largo de todo el año. La vegetación nativa es en gran parte
pastizales que generalmente están acompañados de unas pocas flores y arbustos.
Sus habitantes originarios fueron los charrúas, pioneros en combatir a los
exploradores españoles a quienes pudieron expulsar en el siglo XVI. Sin embargo, los
primeros colonos fueron portugueses, provenientes del norte, quienes se establecieron
hacia 1680. En 1726, los españoles fundaron Montevideo y avanzaron hacia el norte
para expulsar a los portugueses, proceso en el que los nativos fueron exterminados.
Independencia
24
Estadísticas del último censo en el 2011 brindadas por el Instituto Nacional de Estadísticas de la República
Oriental del Uruguay
90
Con respecto a la independencia de Uruguay, durante muchos años existió una
pequeña controversia en cuanto a la fecha exacta. Todo esto se produjo por causa de
tres hechos significativos para la Banda Oriental.
a-
Artigas declaró la independencia de la Liga Federal en 1815.
b-
Se proclamó la independencia de la Banda Oriental del Imperio de Brasil
el 25 de agosto de 1825.
c-
18 de julio de 1830 se proclamó una Constitución.25
Aunque la ciudad de Montevideo se mantuvo fiel a las autoridades coloniales, las
ciudades del interior y de las zonas rurales apoyaban las medidas revolucionarias. A
partir de ese momento consolidó la figura de José Gervasio de Artigas, a quien su
compañero de colegio, el Gral. Nicolás de Vedia, lo recorría como:
“un muchacho travieso e inquieto, dispuesto a sólo usar de su voluntad…26
Durante su breve período como líder y gobernante de la Banda Oriental, Artigas
promovió la implementación de un avanzado programa de desarrollo social que incluía
una reforma de las estructuras agrarias que establecían un reparto de tierras con el fin
de que “los más infelices sean los más privilegiados”. Este proceso llegó a su fin con la
invasión de los portugueses.
25
Actualmente, los libros de historia toman como fecha oficial el 25 de agosto.
26
Washington, Reyes Abadíe. Artigas y el Federalismo en el Rio de la Plata. Montevideo ,Ediciones la Banda
Oriental, 1991
91
La Guerra con Brasil
Históricamente, Uruguay fue utilizado para apaciguar los conflictos que había
entre las dos potencias con las que limitaba: el Imperio del Brasil y Buenos Aíres, la
más poderosa de las Provincias Unidas del Río de la Plata, recientemente emancipadas
de España.
Había en aquella época (antes de la invención), dos clases de orientales: los
provincianos de una de las Provincias Unidas del Rio de La Plata y los cisplatinos que
eran provincianos del Brasil. Los que eran estancieros, peones, soldados chacareros,
caudillos y artesanos creían que el Río servía para unir. Los cisplatinos que eran
comerciantes del puerto y doctores de Montevideo, creían lo opuesto.27
En el Brasil se consideraba brasileños a los cisplatinos, unánimemente, porque en
el Brasil no había unitarios, lo que daba unidad nacional. En Buenos Aires había
quienes consideraban cisplatinos a los orientales. Eran los unitarios, porque los
unitarios, como su nombre lo indica, son partidarios de la unión, como las viudas, que
les dicen a los hijitos después del entierro: "Ahora que somos menos vamos a estar
más unidos". Y enseguida se ponen a buscarles un padrastro.28
Portugal siempre ambicionó con tener dentro de sus dominios a la Banda Oriental.
Así lo había manifestado a mediados de 1816 y principios de 1817. Los portugueses
tenían dos motivos por los que deseaban dominar estos territorios.
27
Jauretche, Arturo. Manual de Zonceras Argentinas
28
Ibíd.
92
En primer lugar, si el Río de la Plata se transformaba en un río limítrofe, la
navegación por el mismo sería libre. Esto permitiría alcanzar las zonas alejadas del
océano, a través de un tráfico mucho más fluido con su colonia sin la necesidad de
pasar por el interior del conteniente.
En segundo lugar, por la riqueza rural, ya que el ganado cimarrón oriental podría
ser una fuente barata de alimentación para la población brasileña, especialmente para
sus esclavos.
Artigas fue perdiendo el apoyo de sus seguidores por las constantes peleas
internas, sumado a los frecuentes incidentes fronterizos en la región brasileña de Río
Grande. Estos fueron motivos suficientes para que el rey Juan VI enviara desde
Portugal a diez mil hombres a las órdenes del general Carlos Federico Licor, barón de
Laguna, con el propósito de ocupar la Banda Oriental y, si las circunstancias lo
favorecían, también la Mesopotamia argentina.
Artigas, fue derrotado en la batalla de Tacuarembó. A pesar de todo su esfuerzo
por liberar a su país, fue exiliado en Paraguay, donde quedó prisionero, y ya nunca más
volvió a ver su Patria.
Siglos más tarde el poeta uruguayo, Mario Benedetti retrataría la vida del caudillo
en una obra titulada “Artigas”:
Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron
medio siglo después de su muerte
creó una justicia natural para negros zambos indios y
criollos pobres
93
tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once
varas
y cojones como para no echarle la culpa a los otros
así y todo pudo articularnos un destino
inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío
tres años antes que naciera Marx
y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la
convirtieran en otro expediente demorado
borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el
homenaje catastral
lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra
extraña
por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como Lavalleja ni despótico como Oribe ni astuto
como Rivera
fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías
pero se amargó profundamente con ellas
acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes
94
inauguraban el paisito
esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la
disculpa del coraje
y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos
estos conductores sin conducta estos proxenetas del
recelo estos tapones de la historia
y si decidió quedarse en Curuguaty
no fue por terco o por necio o resentido
sino como una forma penitente e insomne de instalarse en su
bien ganado desconsuelo.29
Al no tener oposición, la victoria del Rey Juan VI fue sólo cuestión de tiempo. Por
eso decidió darle alguna forma legal a la ocupación, designando gobernador a Carlos
Federico Lecor, quien organizó un Congreso Cisplatino para que decidiera si ese
territorio debería ser devuelto a las Provincias Unidas del Río de la Plata, incorporarse
al Brasil – opción que no era de la preferencia del rey – u obtener la independencia. El
gobernador Lecor digitó las elecciones hasta obtener un Congreso formado por sus
seguidores y aliados; este Congreso declaró la incorporación de la Banda Oriental al
Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, con el nombre de Provincia Cisplatina.
Pasarían cinco años más para lograr expulsar a los portugueses, debido a que en
1825 y gracias al apoyo del gobierno argentino y de otras provincias conocidas como
29
Benedetti, Mario. Cuentos Completos. Madrid, Alianza, 1986.
95
los Treinta y Tres Orientales, ingresó un ejército liderado por Juan Antonio Lavalleja
para desalojar a los ocupantes.
El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de Florida, declaró la independencia y su
unificación con las demás que conformaban las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Sin embargo, la batalla que definiría la historia sería la Batalla de Ituzaingó, en donde la
Banda Oriental venció al imperio del Brasil el 20 de febrero de 1827. En este
enfrentamiento, participaron los insurrectos orientales y el Ejército Argentino contra las
tropas del Imperio del Brasil. La victoria táctica de los primeros dio nacimiento a la
convención preliminar de la paz de 1828, celebrada en Rio de Janeiro.
La Independencia
Por aquel entonces, John Ponsonby, ministro plenipotenciario del Reino Unido,
envió el siguiente mensaje a George Canning, representante del gobierno británico, que
se encontraba en Sudamérica para las negociaciones:
Parece ser que el único remedio para los males presentes es colocar una barrera
entre las partes contendientes, y la idea sugerida en sus instrucciones, esto, es la
independencia de la Banda Oriental, parece ser la más oportuna; yo creo que la única
de posible andamiento; para hacer efectiva esta fórmula será necesario que Inglaterra
garanta a los beligerantes la libre navegación del Río de la Plata y también al tercero: el
nuevo Estado a crear.
96
La propuesta inglesa tenía como finalidad restablecer la paz en el Plata, consolidar
el comercio inglés e impedir que Brasil y Argentina fueran los dos grandes estados que
dominaran la desembocadura del rio. Esta concepción fue conocida a través de una
metáfora: “el algodón entre dos cristales”.
El diplomático convenció a las partes de negociar la paz en Río de Janeiro entre el
11 y el 27 de agosto de1828. Allí, se firmó la Convención Preliminar de Paz, por la que
se acordó la independencia del actual Uruguay respecto de los actuales Brasil y
Argentina. Ésta quedaría definitivamente sellada el 4 de octubre del mismo año cuando,
en Montevideo, las naciones firmantes canjearon las ratificaciones del tratado.
Arturo Jauretche reflejaría la verdadera intención del gobierno británico y la poca
habilidad de negociación de las autoridades de las Provincias del Río de La Plata, en su
Manual de Zonzeras Argentinas:
“…No sé si ustedes habrán visto la “mosqueta: una timba fácil de instalar (y de
levantar si viene la policía). El ‘gentleman30’ tiene tres cáscaras de nuez y un porotito y
pone, o aparenta poner éste debajo de una de las cáscaras. Los ‘puntos’, que creen
saber dónde está el porotito, se juegan enteros a su cáscara respectiva, y cuando el
‘gentleman’ la levanta resulta estar bajo una de las que no jugaron. Si el banquero es
realmente un ‘gentleman’ les regala las cáscaras y el porotito a los perdidosos. Sólo se
queda con las apuestas.
Lord Ponsomby era un ‘gentleman’.
30
Caballero en Inglés
97
Y regaló una zoncera. Ésta del algodón
Y ‘tutti Contenti’. ”
Colorados y Blancos
Dentro del período colonial, nacieron los dos partidos políticos más importantes de
Uruguay. Por un lado los partidarios del presidente Manuel Oribe (Partido Blanco) y el
grupo que apoyaba a Fructuoso Rivera (Partido Colorado).
En sus orígenes, el Partido Colorado se vinculó al Partido Unitario argentino y a
los brasileños separatistas creadores de la República Riograndense. El unitarismo
derivaba del centralismo de tiempos de la independencia y del modelo de estado
centralizado. Los unitarios fueron un grupo integrado en su mayoría por la élite,
miembros de la clase alta, intelectuales y militares.
Los colorados, en el aspecto económico, defendían el liberalismo, el libre
comercio, la libre navegación de los ríos, la modernización del sistema financiero
mediante la creación de un banco emisor de papel moneda y la contratación de
préstamos para la ejecución de obras
Mientras que el Partido Blanco, mejor conocido como Partido Nacional, se
caracterizaba por ser de un pensamiento liberal, surgido en el siglo XIX como una
reacción al estatismo y a la intervención de los gobiernos de Montevideo en el mercado.
Ya en el siglo XX, continuó como una reacción contra el proyecto reformista y
98
benefactor, con base en la oposición al centralismo y el desarrollo del interior del
Uruguay. Además, los blancos eran vinculados con lo rural, lo "criollo", con la ganadería
y con la tierra. En consecuencia, la base de su popularidad nació en los pueblos
rurales, localizados en el interior del país. En la actualidad, aquellos que son miembros
del partido Blanco se autodefinen como liberales, nacionalistas, panamericanistas y
humanistas.
Uruguay del Siglo XX
Durante mucho tiempo, el país estuvo dividido por guerras y conflictos sociales,
hasta que se impuso la dictadura militar de Lorenzo Latorre, que duró desde 1876 a
1880. Años más tarde, en 1903, el país el país y sus habitantes volvieron a unirse por el
reformador social José Batlle y Ordóñez, dándole al país un período de prosperidad
económica que se detuvo con la caída de la bolsa de Nueva York el martes 29 de
octubre de 1929. Esto derivó en un serio colapso económico que condujo a la breve
dictadura de Gabriel Terra, que comenzó en 1933 y tuvo fin en marzo de 1938, cuando
se llamó a elecciones nacionales. En ellas se impuso Alfredo Baldomir con la mayoría
de los votos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, bajo un gobierno de corte liberal, se inició un
período de auge económico, que se vio obstaculizado por el deterioro del nivel de vida
en las zonas rurales, el de los trabajadores y el de las clases medias urbanas. Esto
llevó al país a tener crecientes problemas comerciales. Para modificar esta situación,
Uruguay firmó varios acuerdos con diferentes países con la firme intención de cambiar
el panorama. Sin embargo, dichas medidas no cumplieron con las expectativas.
99
Uruguay en la época de El Milagro de los Andes
En las elecciones presidenciales de 1967, ganaron los colorados, asumiendo la
presidencia un antiguo general de la Fuerza Aérea, Óscar Gestido. Tras su
fallecimiento, fue sucedido por el vicepresidente, Jorge Pacheco, quien sería enfrentado
por un grupo guerrillero conocido como los Tupamaros. Éstos habían decidido utilizar el
conflicto armado como herramienta revolucionaria. Dicha metodología fue rechazada
tanto por los colorados como por los blancos.
En consecuencia, los Tupamaros pasaron a la ilegalidad y fueron perseguidos.
Desde junio de 1968 hasta marzo de 1969, Uruguay se mantuvo bajo una forma
modificada de ley marcial (las denominadas “Medidas Prontas de Seguridad”).
En las elecciones del 28 de noviembre de 1971, el candidato colorado Juan María
Bordaberry, y su contrincante blanco obtuvieron casi los mismos votos, pero en febrero
de 1972 la Junta Electoral proclamó presidente a Bordaberry.
En abril del 72, el Congreso declaró el estado de guerra interno y suspendió las
garantías constitucionales, mientras que una fuerza de 35.000 policías y soldados fue
lanzada a la busca y captura de la guerrilla. Ante esta situación Bordaberry manifestó:
Afirmo hoy, una vez más y en circunstancias trascendentes para la vida del país,
nuestra profunda vocación democrática y nuestra adhesión sin reticencias al sistema de
organización política y social que rige la convivencia de los uruguayos. Y va con ellos
entonces el rechazo a toda ideología de origen marxista que intente aprovechar de la
generosidad de nuestra democracia, para presentarse como doctrina salvadora y
terminar como instrumento de opresión totalitaria. Este paso que hemos tenido que dar
100
no conduce y no va a limitar las libertades ni los derechos de la persona humana. Para
ello y para su vigilancia estamos nosotros mismos; para eso además hemos cometido
esas funciones al Consejo de Estado y más allá, aún por encima de todo ello, está el
pueblo uruguayo que nunca dejó de avasallar sus libertades (...).31
Ese mismo año, el Fairchild Hiller de la Fuerza Aérea que había sido contratado
por el equipo de rugby Old Christians desapareció sobre la Cordillera de los Andes y
una de las primeras hipótesis que se barajó fue que éste había sido destruido o
secuestrado por los Tupamaros. La historia sería otra.
La conflictividad social siguió en aumento y, finalmente, Bordaberry fue destituido.
Luego, se impondría una dictadura militar que azotaría al país desde el año 1973 hasta
1985.
Familias acomodadas
Los jóvenes uruguayos que viajaban en el Fairchild pertenecían a familias
acomodadas. Todos provenían del barrio de Carrasco, famoso por ser la zona de
residencia de la clase alta de Montevideo y se dedicaban al rugby, un deporte
reservado para unos pocos.
Este hecho no pasó desapercibido por los medios de comunicación y la
desaparición de su avión fue considerado fue destacado como un duro golpe, pues en
él se encontraba “parte del futuro del país”. El diario La Nación de Argentina, ligado a
31
Conferencia de Prensa dictada por Bordaberry el 27 de junio de 1973.
101
las clases altas de su país y a las del propio Uruguay, haría eco de esos lamentos. Pero
continuaremos con este punto más adelante.
Entre los pasajeros, se encontraban los familiares de importantes figuras del
país. La gran mayoría eran hijos de hombres de negocios y hacendados. También
había parientes de personas de mucho renombre. Entre ellos, se hallaba Carlitos Páez,
hijo del pintor Carlos Páez Vilaró. Además, había dos sobrinos del presidente Juan
María Bordaberry: el sobreviviente Daniel Fernández y Daniel Shaw, quien moriría
durante un alud en la Cordillera de los Andes.
102
Contexto de Chile
La colonización española dejó gruesas cicatrices en el territorio que hoy es Chile,
al igual que lo hizo en la mayoría de los otros regiones americanas que estuvieron bajo
su dominio. A tal punto, que la mayor parte de su población autóctona murió a causa de
las enfermedades que llegaron con los conquistadores desde Europa.
Posteriormente, los colonizadores se entrecruzaron con los nativos sobrevivientes,
desarrollándose así una población mestiza y homogénea, “aunque pocos de los
habitantes deseaban admitir el hecho de que sus antepasados se hubieran mezclado
con los indios”32.
Hacia 1541, los españoles establecieron en esos territorios la Capitanía General
de Chile. Cuando las tropas napoleónicas invadieron España en 1808 y José Bonaparte
tomó posesión del trono removiendo a Fernando VII, las cuestiones acerca de la
legitimidad de las representantes de la metrópoli en las colonias pasó a ser un tema
central. Procesos similares se vivían en el Virreinato del Perú, con el cual limitaba hacia
el norte y con el Virreinato del Río de La Plata, con el cual lo hacía hacia el este.
El 18 de septiembre de 1810 se estableció la Primera Junta de Gobierno,
integrado por importantes aristócratas criollos. Al igual que la Junta de Buenos Aires,
ésta no declaraba su independencia de España, sino que decía representar un gobierno
32
Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Historia Contemporánea de América Latina. México, Ed. Crítica, 1996. Pág. 127
103
provisional autónomo que buscaba romper con el gobierno del usurpador José
Bonaparte, hasta la restitución de Fernando VII.
Un año después, se creó un Congreso Nacional, también fiel al monarca
depuesto, encargado de administrar el territorio mientras durase su encierro. A este
período se lo conoció como Patria Vieja, en el cual se empezó a difundir entre la
aristocracia criolla los ideales independentistas.
De la Independencia a la consolidación del Estado
El gobierno ilegítimo de José Bonaparte fue derrocado por el ejército inglés
comandado por Sir Arthur Wellesley33 en 1813 y tuvo que exiliarse en Francia. El mismo
Wellesley dirigiría una coalición de soldados ingleses, holandeses y alemanes34 que
pondrían fin al imperio de Napoleón en la batalla de Waterloo, en 1814.
Con la liberación y vuelta al trono de Fernando VII, la metrópoli envió sus tropas a
las colonias para recuperar el control. De esta forma, los realistas arribaron a Chile,
retomando la posesión luego de la batalla de Rancagua (1814), a partir de la cual las
fuerzas independentistas tuvieron que replegarse hacia Mendoza. Allí, se unieron con el
Ejército de los Andes liderado por el General José de San Martín. Éste dirigió sus
fuerzas libertadoras desde Mendoza hasta Santiago, con el patriota chileno Bernardo
33
Mejor conocido como el Duque de Wellington, título que se le otorgó luego de su triunfo final sobre las fuerzas
napoleónicas.
34
Los soldados alemanes provenían de los estados independientes de Prusia, Hannover, Nassau y Brunswick. La
unificación del Imperio Alemán se daría recién en 1871, luego de la guerra Franco- Prusiana. Para profundizar en el
tema, véase: Villani,P. La Edad Contemporánea: 1800-1914. Barcelona, Ariel Historia, 1996. Cap. VII.
104
O’Higgins bajo su mando, en lo que fue conocido como el Cruce de los Andes. El
resultado fue la Independencia de Chile en 1818.
O’Higgins fue designado como Director Supremo, puesto desde el cual inició
importantes reformas, como la sanción de una Constitución Nacional y promovió la
educación. “Sin embargo, el Congreso Constitucional que había prometido fue
manipulado y en 1823 la aristocracia descontenta lo obligó a dimitir”35.
La renuncia de O’Higgins fue seguida por una puja de poder entre liberales y
conservadores, que concluyó con el triunfo de los últimos en 1830. Tres años después,
se estableció una nueva constitución, ésta de carácter conservador, que estructuró un
gobierno central fuerte que dejaba el poder económico a los grandes terratenientes. A
partir de ella, se dio un proceso de estabilidad duradero que la diferenció del resto de
las nuevas naciones de América del Sur, que para entonces se debatían en cruentas
guerras internas.
Una guerra entre latinoamericanos. Mientras, el imperialismo se quedaba con los
minerales chilenos
Hacia 1861, volvió al poder el partido liberal. Sus dirigentes lograron que se
enmiende la constitución para evitar que los presidentes tuvieran acceso a más de un
mandato y, además, se sancionó el voto universal (para los varones mayores de 25
años que supieran leer). También se aplicaron políticas para atenuar el poder
35
Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Ob. cit. Pág. 127
105
eclesiástico. Este período fue denominado como “República Liberal”, un proceso que se
extendería hasta 1891.
Por otro lado, los dirigentes liberales introdujeron varias reformas para fomentar el
ingreso de capitales, de manera que prosperase la explotación del salitre. Distintas
compañías ya estaban asentadas en el norte del país, extendiéndose a la provincia de
boliviana de Antofagasta. Cuando el gobierno de Bolivia pretendió proteger su
patrimonio al aumentar los impuestos a la explotación de ese mineral, los ejércitos
chilenos invadieron el país por el sur, desencadenando la Guerra del Pacífico, que
duraría desde 1879 hasta 1883.
Eventualmente, Chile se impuso a la alianza peruano-boliviana haciéndose con
grandes territorios de ambos. Perú perdió importantes zonas salitreras y Bolivia fue
despojada de Antofagasta, en la cual se descubriría, diez años después, la mayor mina
de cobre del mundo.
A pesar de estas ventajas aparentes, Chile sucumbió al imperialismo económico
inglés (como la mayoría de los países sudamericanos). El periodista e historiador
Eduardo Galeano, citando al también historiador Hernán Ramírez Necochea, explicó en
su fenomenal obra Las Venas Abiertas de América Latina como, hacia el final de la
Guerra del Pacífico, “las inversiones inglesas en Chile se triplicaron con creces: la
región del salitre se convirtió en una factoría británica”36.
36
Cita de Hernán Ramirez Necochea en Galeano, Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Buenos Aires,
Catálogos, 2007. Pág. 184
106
Otro tanto ocurrió con la actividad minera, pero en ese caso, fueron los
norteamericanos quienes coparon el sector con sus capitales. Hacia mediados y finales
del siglo XIX, se observó un aumento impresionante de la producción minera, proceso
que se acentuó aún más hacia 1900, cuando un nuevo sistema de fundido propició una
revolución tecnológica en la forma de explotación.
A partir de entonces, la industria del cobre pasó a estar concentrada en manos de
empresas norteamericanas, que tomaban las abundantes ganancias y se las llevaban a
las sedes centrales de las compañías para destinarlas a otros negocios. Por ello, la
producción de cobre “pasó a constituir un enclave extranjero, que proporcionaría un
estímulo relativamente pequeño al resto de la economía”37.
La actividad minera se convirtió, sin embargo, en el sector comercial más pujante.
Los partidos políticos y sus dirigentes empezaron a discutir acerca de la nacionalización
del sector, pero Inglaterra y Estados Unidos no estaban dispuestos a perder sus
negocios sin pelear. Y fueron muchos más que dos presidentes de la República los que
pagarían con su vida por esa afrenta.
Balmaceda: desde las políticas de integración hasta su Testamento Político
En 1887 surgió el Partido Demócrata, que englobó a la clase media, a pequeños
comerciantes y obreros especializados, quienes se oponían a la suba de los aranceles
a la carne argentina ya que supondría un aumento de precios para el consumo interno.
37
Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Ob. cit. Pág. 132
107
Estos apoyaron al presidente José Manuel Balmaceda, candidato del Partido Liberal
que había sido electo el año anterior.
Éste aplicó una serie de políticas de desarrollo para las industrias, conjuntamente
con un programa que apuntaba a mejorar las condiciones económicas de los sectores
medios y bajos. También dedicó un gran esfuerzo estatal para realizar importantes
obras públicas, como la construcción de hospitales, cloacas, caminos, cárceles y
escuelas. Además, estableció la educación gratuita y obligatoria en todo el territorio
chileno.
Una de sus propuestas más ambiciosas fue la de romper el monopolio británico en
los ferrocarriles, para lo cual “contrató con Alemania el primer y único empréstito que
Chile no recibió de Inglaterra (…)”38 en todo el siglo XIX. Sin embargo, el crecimiento de
la intervención del Estado en los asuntos económicos chocó con una férrea oposición
de los conservadores del Congreso.
Fue en 1888 cuando se enfrentó definitivamente con el imperialismo inglés,
asegurando que para el desarrollo del país era necesaria la nacionalización de los
distritos del salitre. En función de ello, fomentó la formación de empresas nacionales y
suspendió la venta de tierras estatales de dichas regiones a los capitales extranjeros.
Los conflictos con los sectores parlamentarios fueron aumentando, al punto que
Balmaceda tuvo que cambiar doce veces de gabinete. Mientras tanto, los medios
ingleses construían una imagen tiránica de Balmaceda, tildándolo de dictador,
antisemita y asesino.
38
Galeano, Eduardo. Ob. Cit. Pág. 185
108
Finalmente, la tensión entre los dos poderes estalló en una guerra civil. En el norte
chileno, los propietarios de las minas apoyaron a las fuerzas destituyentes,
suspendiendo los ingresos tributarios por exportaciones. También aportaron tropas.
Los capitalistas británicos tampoco tuvieron tapujos en promocionar y financiar a
los enemigos del presidente y la Armada Real bloqueó las costas del país. Las tropas
de Balmaceda fueron derrotadas tras violentas batallas y éste tuvo que refugiarse en la
embajada argentina.
Permaneció allí hasta el 19 de diciembre de 1891, justo un día después de que
concluyera su mandato. La mañana de ese día, depositó sobre una mesa su
“Testamento Político”, un documento donde criticaba al sistema parlamentario chileno y
dejaba su esperanza de que los luchadores del futuro pudieran establecer una
República que fuera verdaderamente representativa del pueblo. Estos son los últimos
párrafos de dicho testamento:
"Si nuestra bandera, encarnación del gobierno del pueblo verdaderamente
republicano, ha caído plegada y ensangrentada en los campos de batalla, será
levantada de nuevo en tiempo no lejano, y con defensores numerosos y más
afortunados que nosotros, flameará un día para honra de las instituciones chilenas y
para dicha de mi Patria, a la cual he amado sobre todas las cosas de la vida.
Cuando ustedes y los amigos me recuerden, crean que mi espíritu, con todos sus
más delicados afectos, estará en medio de ustedes.”
109
Luego, escribió varias cartas a su familia y afectos y se recostó en su cama, donde
se pegó un tiro con un revolver. Ochenta y dos años después, otro presidente siguió el
mismo camino. Aunque haya preferido un fusil de asalto.
El ascenso de Alessandri y el primer golpe de estado
Tras la caída de Balmaceda, el poder fue ejercido por las elites más ligadas a la
producción agrícola. A principios del siglo XX, Chile vio el nacimiento de una clase
obrera organizada. Varias protestas fueron fuertemente reprimidas por las fuerzas del
orden entre 1900 y 1907, pero eso no redujo la combatividad de los trabajadores.
Las clases gobernantes optaron entonces por promover varias leyes de bienestar
social, que comprendían indemnizaciones y otras mejoras en las condiciones de
trabajo, que limitaron considerablemente la actividad huelguística y el poder de los
sindicatos.
Sin embargo, la Primera Guerra Mundial supuso un gran aumento de las
exportaciones de salitre, ya que éste era un químico muy importante para la fabricación
de explosivos. Así, el movimiento obrero aprovechó el favorable clivaje en la economía
para recuperar su poder de negociación y reclamar contra la inflación, que horadaba el
valor real de sus salarios.
Aunque no eran reconocidos por la ley, eran varios los sindicatos que se habían
formado. Las distintas ideologías, entre las que destacaban el comunismo, el
anarquismo y el anarcosindicalismo, habían sido traídas por inmigrantes europeos
luego de que éstos abandonaran su continente en busca de mejores condiciones de
vida.
110
Este hecho no pasó desapercibido para las clases dirigentes. Para combatir
dichas ideologías, se sancionó una Ley de Residencia por la cual el estado se arrogaba
la potestad de deportar a los extranjeros que atentaran contra el orden público, política
que rápidamente aplicaron contra los dirigentes sindicales que consideraban como
agitadores.
De todas formas, el movimiento obrero demostró tener una gran pujanza en la vida
pública del país. Para las elecciones de 1920, el abogado y político Arturo Alessandri
dirigió su campaña apuntando a la población urbana y a los obreros. “Representaba las
ideas de un sector medio ‘ilustrado’ que aceptaba la participación de la clase obrera, a
la vez que esperaba canalizarla a líneas de acción controlables”39.
El apoyo obrero dio sus frutos y Alessandri ganó las elecciones, aunque por
escasa diferencia. Ya en el poder, el presidente impulsó una reforma en el código liberal
que preveía mejorar las condiciones de bienestar social de las clases trabajadoras. Sin
embargo, la oposición conservadora del parlamento se opuso sistemáticamente a
cualquier legislación social propuesta por el primer mandatario, por lo que la tensión
entre ambos poderes fue in crescendo.
De todas formas, Alessandri aprovechó el apoyo liberal y de las masas populares
para modificar la constitución. La reforma apuntaba a cambiar el modelo
pseudoparlamentario –que tanto había criticado Balmaceda- por otro de carácter
presidencialista.
Pero los conflictos entre Alessandri y la oposición se hicieron más graves y los
militares decidieron intervenir, terminando anticipadamente el mandato del presidente
39
Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Ob. cit. Pág. 137
111
en 1924. La nueva Constitución vio aplazada su aplicación, la cual recién se daría en
1925.
Ascenso de Allende
Hacia principios de los años 60, se estableció un sistema político conocido como
“Los tres tercios”, debido a que el poder fue dividido en tres corrientes distintas: la
derecha conservadora, la democracia cristiana y la Unidad Popular, que representaba a
la izquierda.
Se había comenzado una reforma agraria y volvía a discutirse la nacionalización
de las minas de cobre. Los capitales extranjeros dedicados a la explotación de dicho
mineral estaban intranquilos ante las ideas de la Unión Popular y las de su líder,
Salvador Allende. Su posición izquierdista hacía temer la posibilidad de una
expropiación generalizada o una confiscación, así que pusieron en marcha sus
influencias para que la derecha se volcase hacia el postulante demócrata cristiano
Eduardo Frei Montalva, en detrimento de su propio candidato.
De esta forma, Frei se impuso en las elecciones de 1964. Durante su gobierno,
aplicó políticas progresistas que incluyeron una ampliación de la reforma agraria y la
Ley de Sindicalización Agraria. Además, en el marco de la Guerra Fría, los Estados
Unidos pusieron gran atención en su gobierno, en vistas de que suponía una opción
distinta al capitalismo de derecha y al socialismo, encarnado en la figura de Allende.
A pesar de la oposición de los intereses foráneos en la explotación del cobre,
Frei logró la aplicación de dos importantes políticas: la “Chilenización”, en 1965, y la
“Nacionalización Pactada”, cuatro años después. A través de ellas, el estado chileno
112
obtuvo la concesión de importantes participaciones en la producción del cobre, cuya
explotación se duplicó. Además, se creó la Corporación Nacional del Cobre de Chile
(Codelco) por medio de la cual el país se arrogaba el control de la comercialización de
dicho mineral.
Pero a pesar de esta legislación progresista, hacia el final de su mandato, en
1969, Frei sufriría una intentona de golpe de estado, cuando un grupo militar al mando
del general Roberto Viaux se acuarteló en un regimiento de la capital, en busca de
mejorar la condición salarial y profesional del Ejército de Chile.
Gobierno de Allende: de la esperanza inicial al triste desenlace
Las elecciones presidenciales de 1970 tenían como máximos candidatos a Jorge
Alessandri -quien había ejercido la primera magistratura entre 1958 y 1964 y era el hijo
del también presidente Arturo Alessandri- por parte de la derecha conservadora y
Salvador Allende, por la Unión Popular.
Los Estados Unidos no utilizaron a la CIA para presionar a los sectores políticos
chilenos, porque estaban seguros de la victoria de Alessandri. Sin embargo, los
rumores sobre la senilidad del candidato conservador, quien para aquel entonces
contaba con 74 años, comenzaron a horadar su figura.
De acuerdo con la Constitución, si alguna de las fórmulas no obtenía la mayoría
absoluta, correspondía al Congreso Pleno definir si el partido ganador podía acceder al
poder. Sin embargo, muchos sectores de la derecha esperaban que el ejército
interviniese en el caso de que la Unión Popular triunfase por un escaso margen. Sus
113
expectativas fueron dadas por tierra cuando el Jefe del Estado Mayor del Ejército dijo
que las Fuerzas Armadas acatarían la decisión parlamentaria.
El 4 de septiembre de 1970, Allende se impuso por un 36,6% frente al 34,9% de
Alessandri. El Congreso Pleno legitimó la elección con 153 votos a favor del primero,
frente a los 35 que recibió el segundo. Allende asumió la presidencia el 4 de noviembre
de ese año.
De manera inmediata, el mandatario dispuso un plan a través del cual se
desarrollaría una transición del capitalismo al socialismo, pero “a la chilena”. Así, se
estatizaron las áreas claves de la economía, incluyendo la nacionalización de la Gran
Minería de Cobre. También, se aceleró la reforma agraria. Por otro lado, se dispuso un
aumento salarial general y el congelamiento de los precios.
Consecuentemente con esta serie de transformaciones económicas, se impulsó
una reforma Constitucional que propiciaba el paso a un poder legislativo unicameral.
En vistas de estos cambios, el presidente de los Estados Unidos Richard Nixon
estimuló un boicot en connivencia con los sectores conservadores del país. La
oposición política tejió entonces una alianza con un conglomerado mediático que no
mezquinó acusaciones para menoscabar la imagen del gobierno. Éste estaba integrado
por los diarios El Mercurio, La Segunda, La Tercera de la Hora, Las Últimas Noticias, La
Prensa, La Tarde y Tribuna.
En nuestro viaje a Chile, varias fuentes consultadas nos comentaron que nunca
se vio un clima en el que los medios tomasen partido de una manera tan “abierta e
inescrupulosa” como en aquel entonces. Para entender esto, analicemos una nota
publicada por La Segunda el 29 de febrero de 1972:
114
Nos tiene absolutamente aburridos
QUE SE VAYA EL VIEJO
Para que andemos con hipocresías ni con gases atajados, como decía el inventor vasco,
mientras trataba de destapar un balón de gas licuado con los dientes. La verdad es que el
viejo nos tiene aburridos con tanta necedad.
Todo es cuestión de hace una pequeña lista mental desabastece cimientos, sectoriza,
persecusiones, tomas, usurpaciones, violaciones, en fin. Hasta violaciones, y eso que se trata
del viejo pero así es la cosa. Nunca se habían cometido más violaciones que con el viejo.
QUE CIERRE LA PUERTA POR AFUERA
Hay que hacer fuerza entre todos
Creemos que si todos hacemos fuerza mental lo podemos echar con viento fresco
pero sin achicarse, claro está porque siempre hay unos chilenos que andan con vacilaciones.
Por ejemplo, el hermano Bernardo que dice estar siempre dispuesto al dialogo. Detrás él le
pida que el viejo se quede porque de este señor se puede esperar cualquier cosa
LE DAMOS 48HS de plazo a partir de hoy. Y después que se vaya. Porque el viejo nos
tiene castigados y no se lo mandamos a decir con nadie. Que se vaya el viejo. El viejo año 72
y que le deje paso al mero año 73.
Como puede verse, en la nota se hace una comparación irónica entre el año
1972, o sea el año viejo que estaba por terminar, y Allende, quien era apodado de esa
115
manera. Punto por punto, se le achacan varias problemáticas económicas y sociales de
la época.
Además, puede encontrarse otro indicio político en la oración que dice “el hermano
Bernardo que dice estar siempre dispuesto al diálogo”. La persona aludida era Bernardo
Leighton, un diputado de la social democracia que instaba a que se mantuviera el orden
jurídico institucional y que Allende terminase su mandato. Esa idea parece no ser
compartida por el diario, el cual llama a “hacer fuerza entre todos” y a “no andar con
vacilaciones”.
Este mismo diario había titulado “Canibalismo Justificado: Qué Dios los perdone”,
el 26 de diciembre de ese mismo año, cuando se descubrió que los sobrevivientes
uruguayos habían tenido que recurrir a la antropofagia. Pero volveremos sobre este
punto en capítulos posteriores.
Todos los puntos negativos achacados al gobierno de Allende eran consecuencia
de un decrecimiento de la economía y un boicot interno, fogoneado por intereses
foráneos.
La expansión del sector público, el aumento de salarios y un sistema de tributación
que no preveía la inflación reinante en el país, propiciaron un déficit muy grande.
Además, la fijación de precios conjuntamente con un “lockout”, que incluía a los
camioneros, generó una escasez generalizada de productos básicos y el surgimiento de
un mercado negro. El gobierno tildó de “enemigos del pueblo” a estos grupos que
sembraban una discordia económica, por la cual la población se veía cada vez más
perjudicada.
116
Las clases medias prontamente se pusieron en contra del gobierno y aparecieron
“caceroleras”, un grupo de mujeres que golpeaban sus ollas vacías a modo de protesta,
conglomeradas en importantes centros urbanos.
La falta de alimentos sería utilizada por algunos medios de comunicación para
tratar de dar explicación a la cuestión alimenticia de los sobrevivientes uruguayos, de
los cuales se dijo que llevaban provisiones sabiendo “la escasez que había en Chile”.
En función de la crisis económico-social, devino una institucional. El 22 de agosto
de 1973, el Congreso aprobó el “Acuerdo sobre el grave quebrantamiento del orden
institucional y legal de la República”. A raíz de esto, se entendía que el gobierno había
avasallado las bases constitucionales y se indicaba que el país se dirigía a un régimen
totalitario. A continuación, llamaron a los ministros militares para que interrumpieran el
mandato de Allende.
Ante este escenario, el presidente le pidió a la alta cúpula de las Fuerzas Armadas
que le reafirmaran su fidelidad. Como la gran mayoría no lo hizo, Allende renunció a su
cargo como Comandante en Jefe y recomendó a Augusto Pinochet, un general
condecorado que, hasta el momento, había mostrado una actitud apolítica.
Sin embargo, al cabo de unos pocos días éste se sumó a un grupo de militares
sublevados. El 11 de septiembre de 1973, los jefes supremos de las Fuerzas Armadas a saber Pinochet, Leigh, Merino y Mendoza-, emitieron un comunicado por el cual
exigían a Allende que renunciase. Mientras tanto, todos los medios afines al mandatario
fueron silenciados. Salvo la emisora de radio Magallanes, desde la cual el presidente
daría su último discurso. Éste quedaría marcado a fuego en la memoria del pueblo
chileno:
117
Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973, 9:10 hora local.
Amigos míos:
Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La
Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.
Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral
para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile,
comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más
el señor Mendoza, general rastrero... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al
gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a
renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y
les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna
de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales
ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la
confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de
justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo.
En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes,. quiero que
aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el
clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara
Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que
118
hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir
defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que
creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra
preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales
patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por
los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que
una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que
cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al
obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en
nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados
terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y
los gaseoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban
comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será callada y el metal tranquilo de mi voz no
llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por
lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los
trabajadores.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse
arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros
hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan
119
ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes
alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en
vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la
felonía, la cobardía y la traición.
Luego de este mensaje, se refugió en el Palacio de La Moneda, junto a un
conjunto de fieles, conocidos como Grupo de Amigos Personales (GAP). Aviones de la
Fuerza Aérea y la Marina empezaron a bombardear intensamente la casa de gobierno.
Horas más tarde, se le ordenó a un comando táctico que tirasen abajo las puertas y
penetrasen en las instalaciones.
Fue entonces que Allende decidió rendirse. Pidió a los miembros del GAP que se
entregasen y, justo antes de ser capturado, tomó el rifle AK-47 que le había regalado su
amigo Fidel Castro, se lo apoyó en la barbilla y se pegó un tiro. Tal como lo había
hecho Balmaceda, 82 años antes.
Pinochet asumiría el gobierno y a partir de entonces se estableció una fisura en
la sociedad chilena que persiste aún hoy: los que consideran la muerte de Salvador
Allende como un crimen y los que creen que Pinochet salvó al país de caer en el
socialismo. A pesar de los miles de muertos que vendrían.
120
Testigos de la Fisura
La primera mañana que pasamos en Chile en 2012, fuimos testigos de una
fisura. Estábamos en la Plaza de La Moneda mirando los monumentos de los distintos
próceres, cuando descubrimos que alrededor del de Salvador Allende había una
congregación de unas cien personas.
Era el 26 de junio. Una anciana delgada y pequeña hablaba con nostalgia del
gran Allende, en ocasión por su centésimo cuarto aniversario. La concurrencia
escuchaba en silencio. Nos llamó la atención que fuesen tan pocos. También nos
extrañaba que no hubiese una multitud de jóvenes entusiastas apoyando la
conmemoración de un hombre que había muerto heroicamente por su pueblo.
No, había pocos. La mayoría era gente de mediana edad, que habían vivido
aquella época y recordaban los terribles hechos que antecedieron a la muerte de
Allende.
Y de repente, un grito. Una discusión y un pequeño tumulto.
–¡Dejen ya de joder con ese comunista!
El que había gritado era un hombre de unos sesenta años, con el pelo largo y
unos profundos ojos celestes. Usaba una boina de cuero negra y tenía la cara
contorsionada. Un hombre gordo se le acercó despacio, levantando una pierna con
cuidado para no pisar las flores que habían sido puestas al pie del monumento a
Allende.
Nosotros trasladamos mentalmente la escena a la Argentina y supusimos que
aquel viejo recibiría una golpiza. La última dictadura militar dejó profundas heridas en la
memoria de nuestro país. En consecuencia, sus partidarios no son bien recibidos en la
121
actualidad por el resto de la sociedad. Sin embargo, nada pasó. El gordo le apoyó una
mano en el brazo y lo guió fuera de la multitud.
La mujer que encabezaba el homenaje se mantuvo en silencio hasta que los
gritos del hombre se apagaron. Luego, continuó como si nada hubiese ocurrido.
Entendimos, entonces, que a diferencia de lo que ocurre en nuestro país, los
chilenos se encuentran aún divididos entre los que reivindican las políticas sociales de
Allende y aquellos que continúan todavía con las nociones, construidas hacia los años
‘70, que decían que aquel presidente llevaba al país a un totalitarismo socialista.
Estos últimos, como el viejo que se había acercado a insultar a Allende en su
homenaje, habían temido y odiado a su gobierno. Un gobierno que fue derrocado para
instaurar otro. El del terror, dirigido por Augusto Pinochet.
Pero a pesar de los miles de muertos y la persecución política, muchos siguen
pensando en el general como un héroe y en Allende como un tirano.
Ahí está la fisura. Una fisura que nosotros presenciamos en carne propia en
aquella Plaza de la Moneda, a 39 años de la muerte de Allende. Una fisura que
esperamos que se retire, como aquel viejo de boina que había insultado, en el mismo
homenaje hacia el presidente muerto.
122
Contexto Argentino
Nuestro país nació como consecuencia de la dicotomía entre dos prejuicios que
fueron creados para intentar tapar la brutalidad de las potencias europeas imperiales y
justificaron la matanza de los pueblos originarios que estaban haciendo en América
Latina.
La frase que define esta situación fue y es, Civilización y Barbarie; una
construcción de la época que Domingo Faustino Sarmiento se encargó de plasmar en
su obra Facundo, en la cual realizó una descripción de la vida social y política del país
que tiene alcances históricos, porque ofrece una explicación sociológica del país
fundada en el conflicto entre la «civilización» y la «barbarie», personificadas
respectivamente entre aquello se encontraba a favor y lo que se oponía a la institución
de la sociedad a europea.
Casi cien años más tarde, Arturo Jauretche usaría la misma oración para criticar a
todos los conceptos históricos que fueron inmortalizados por ciertos políticos argentinos
inmortalizados como próceres, según la historia mitrista, y que terminaron perjudicando
el progreso de lo nacional.
“Esta zoncera madre es Civilización y barbarie. Su padre fue Domingo Faustino
Sarmiento, que la trae en las primeras páginas de Facundo, pero ya tenía vigencia antes del bautismo en que la reconoció como suya.
123
La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos
de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado,
como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América
trasplantando el árbol y destruyendo lo indígena que podía ser obstáculo al mismo para
su crecimiento según Europa y no según América.
La incomprensión de lo nuestro preexistente como hecho cultural o mejor dicho,
el entenderlo como hecho anticultural, llevó al inevitable dilema: Todo hecho propio, por
serlo, era bárbaro, y todo hecho ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar,
pues, consistió en desnacionalizar —si Nación y realidad son inseparables—."
Pero antes de conocer el porqué de este prejuicio, es necesario comprender las
causas que llevaron a la emancipación de la Corona y qué consecuencias tuvieron con
el nuevo Estado en formación.
Antecedentes a la Revolución de Mayo
Durante el siglo XVIII, las ideas de libertad se extendieron rápidamente por el
mundo. El absolutismo, que había coincidido con la conquista y colonización de
América, estaba en franca retirada. Para entonces, el pensamiento político social tenía
su epicentro en la obra de Jean Jacques Rousseau y de los enciclopedistas, que definía
a la Libertad como elemento constitutivo del ser humano, de modo que no se la puede
enajenar sin perder lo que inherente al hombre.
124
En 1776, las colonias inglesas de América del Norte se independizaban de su
metrópoli y dictaron una constitución que establecía expresamente el reconocimiento de
los derechos individuales. En 1789 los franceses se rebelaron también contra su
monarca absoluto. La idea de libertad fue proclamada durante la Revolución Francesa
en un célebre manifiesto que lleva el nombre de Derechos del Hombre y del Ciudadano.
En marzo de 1808, un motín que estalló en Aranjuez obligó a Carlos IV, al frente
de un gobierno débil y corrompido, a abdicar en favor de su hijo, el príncipe Fernando.
Las colonias americanas habían jurado fidelidad al nuevo monarca, que había asumido
con el nombre de Fernando VII. Sin embargo, poco después el poderoso ejército
francés enviado por Napoleón invadió España.
Mientras el gobierno español se debatía en la impotencia, abatido por la invasión
francesa, en sus posesiones americanas los acontecimientos también se precipitaban.
En Buenos Aires, en Perú, en Chile, en Ecuador, Colombia, Venezuela y México
reinaba la misma inquietud. La independencia había dejado de ser un sueño para pasar
a estar en el imaginario de los más revolucionarios que se oponían a quienes querían
proteger el sistema colonial.
Revolución de mayo
El miedo de los criollos por la emancipación era más que entendible. El sábado 19
de mayo de 1810, Saavedra y Belgrano entrevistaron al alcalde de primer voto, Juan
José Lezica, pidiendo el apoyo del Cabildo para gestionar la convocatoria a una
asamblea abierta, con la prevención de que, en caso de no accederse, el pueblo lo
125
haría por sí solo. El día 20, el virrey Císneros recibió la notificación del Cabildo Abierto.
Ante ello, respondió con desazón:
“Señores, cuanto siento los males que van a venir sobre este pueblo de resultas
de este paso; pero puesto que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan
ustedes lo que quieran”40
Al oír esta frase, el pueblo se alzó. Císneros estalló en cólera. ¡Qué atrevimiento!
¿Cómo osaban atropellar a la persona del rey, representada por él? Sin embargo, tuvo
que aceptar que la asamblea era inevitable.
Así, el 22 de mayo el cabildo abrió sus puertas y en su galería tomaron asiento el
obispo, los oidores y otros funcionarios. Luego de las quince horas que duró el acto, el
consejo ordinario resolvió dejar sin efecto la continuación de la asamblea y practicar
con el más prolijo esmero el escrutinio de los votos emitidos el día anterior. Allí, se
resolvió conforme a la voluntad de la mayoría, la separación de Císneros del cargo de
virrey y designaron por su propia autoridad una Junta de Gobierno, de carácter interino,
mientras se congregan los diputados provinciales que habían de establecer la forma de
gobierno.
El 25 de mayo
En un amanecer frío y lluvioso, reducidos grupos se reunieron en diversos lugares
de la Plaza Mayor, al grito de “el pueblo quiere saber de qué se trata”
41
. Luego de
40
Pigna, Felipe. La Revolución de Mayo. Los mitos de la historia Argentina. Buenos Aires, Grupo Editorial Norma,
2007 .
41
Ibíd.
126
recibir la renuncia del virrey, los capitulares salieron al balcón. Pero la cantidad de
gente en la plaza había disminuido por las condiciones climáticas y porque las
deliberaciones se habían extendido hasta muy tarde. Uno de los fieles al virrey señaló
ese hecho para ridiculizar la pretensión de la diputación de hablar en nombre del
pueblo.
Esto colmó la paciencia de los pocos que se hallaban en la plaza bajo la llovizna.
A partir de ese momento, ocurrieron los siguientes acontecimientos, según constan en
el acta del Cabildo:
“...se oyen entre aquellos las voces de que si hasta entonces se había procedido
con prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, sería ya preciso echar
mano a los medios de violencia; que las gentes, por ser hora inoportuna, se habían
retirado a sus casas; que se tocase la campana de Cabildo, y que el pueblo se
congregase en aquel lugar para satisfacción del Ayuntamiento; y que si por falta del
badajo no se hacía uso de la campana, mandarían ellos tocar generala, y que se
abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufriría la ciudad lo que hasta entonces se había
procurado evitar42
El badajo de la campana del cabildo había sido mandado a retirar por el virrey
Santiago de Liniers tras la asonada de Álzaga de 1809. Ante la perspectiva de
violencias mayores, el petitorio fue leído en voz alta y ratificado por los asistentes. El
reglamento que regiría a la Junta fue, a grandes rasgos, el mismo que se había
propuesto para la Junta del 24, añadiendo que el Cabildo controlaría la actividad de los
42
Ibíd.
127
vocales y que la Junta nombraría reemplazantes en caso de producirse vacantes. La
Primera Junta estaba compuesta por grandes referentes políticos de la época como,
Saavedra, Castelli, Belgrano, Paso y Moreno entre otros.
La Lucha por la Libertad y la Independencia
En los años siguientes, aquellos políticos que afincaban la idea de liberarse
definitivamente de España fueron externalizándola cada vez más. Finalmente, la
independencia era la voluntad general de todos.
Sin embargo, la metrópoli no estaría dispuesta a perder sus colonias tan
fácilmente. Una vez derrotado Napoleón, España se preparó para la guerra. Desde
Buenos Aires se habían organizado expediciones militares a diferentes partes del
territorio para extender la revolución.
Para sostener estas expediciones fue necesario pedir la ayuda de la población.
Muchas personas de las ciudades y del campo colaboraron con ganado, alimentos y
dinero para la lucha contra los españoles.
Como la gran mayoría no tenía preparación militar, se formaron las milicias. El
primer gran comandante fue Manuel Belgrano, quien no tenía formación militar y tuvo
que aprender rápidamente los oficios de la guerra. Luego de algunas derrotas, cedió el
mando al General José de San Martín un militar de carrera que demostraría ser un
estratega brillante.
128
San Martín sabía que para vencer a los españoles era necesario derrotarlos en el
centro de su resistencia, en Perú. Por este motivo, decidió cruzar la Cordillera de los
Andes para dirigirse a Chile, y desde allí hacia el norte. De esta manera, aseguró la
independencia de nuestro país y contribuyó con la de ambos países vecinos.
Gracias a las batallas ganadas por San Martín, nuestro país alcanzó la
independencia Tucumán, el 9 de julio de 1816. Como símbolo de la nueva situación, el
Congreso aprobó el uso de la bandera creada en 1812 por Belgrano.
La larga espera hacia el Estado
Luego de la independencia, la inestabilidad política resultó ser la característica
más generalizada del período 1810-1870 en América Latina. Esta inestabilidad se nutría
de una cuestión fundamental: la no construcción del Estado nacional. El problema que
surgió luego de la emancipación fue la falla de los sistemas políticos para consolidar
una autoridad efectiva y duradera, tal como lo había hecho el gobierno español en la
etapa colonial; pero ¿quién ocuparía ese vacío de poder que había dejado la ruptura del
pacto de dominación?
Durante los años siguientes, los de conflictos políticos tenían como tema central la
organización del Estado nacional. Los inicios de la disputa, tuvieron sus inicios en la
Primera Junta cuando Saavedra, que era partidario de la integración de los diputados
del interior, y la de Moreno, que quería un gobierno centralizado en Buenos Aires,
dividió los pensamientos de los miembros.
129
Con la muerte de Moreno en altamar, se disolvió la Primera Junta y se formó el
Primer Triunvirato que luego fue sustituido por el Segundo Triunvirato. Éste convocó a
una Asamblea General Constituyente, gracias a la cual se abolieron los servicios de
trabajo indígena y los privilegios de los nobles.
En 1829, Juan Manuel de Rosas asumió la gobernación de Buenos Aires con
facultades extraordinarias. Además, se hacía cargo de la representación de
internacional del resto de las Provincias. Éste fue apoyado por hacendados,
comerciantes, ricos y sectores populares. Su refrán más conocido fue:
"¡Odio eterno a los tumultos! ¡Amor al orden! ¡Obediencia a las autoridades
constituidas!"43
Durante este período, Juan Manuel de Rosas se negó a dictar una constitución.
Además, mantuvo el control del puerto de Buenos Aires para administrar toda la
recaudación tributaria generada por la entrada y salida de productos.
Los detractores del régimen rosista eran perseguidos. La gran mayoría de ellos se
habían exiliado en Montevideo. Mientras tanto, la Banda Oriental se debatía en una
cruenta guerra civil entre los caudillos Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. Rosas envió
armamento y tropas al primero, quien rápidamente atacó a las fuerzas rivales y sitió
Montevideo. Por su parte, la flota del gobernador bonaerense se encargó de bloquear el
puerto de dicha ciudad.
43
Cosmelli, Ibanez José. Historia 5: Instituciones políticas y Social desde 1810. Buenos Aires, ed. Troquel, 1982.
130
Francia e Inglaterra, que abogaban por la libre navegación de los ríos internos de
las Provincias Unidas y por el principio de autodeterminación de la Banda Oriental,
instaron a Rosas para que retire el bloqueo naval, pero éste se negó. Entonces, las
armadas combinadas de ambas potencias europeas atacaron a la flota rosista.
A partir de ello, se originó la Batalla de la Vuelta de Obligado. Las fuerzas de
defensa bonaerenses habían atado gruesas cadenas y embarcaciones a lo largo de
una cuenca del Río Paraná y establecieron baterías de cañones desde las cuales
atacaron a las naves invasoras.
Inglaterra y Francia lograron imponerse, continuando su marcha río arriba. Tenían
la intención de declarar la libre navegabilidad de los causes internos. Sin embargo, la
victoria en la Vuelta de Obligado fue pírrica y los intentos comerciales que intentaron
fueron infructíferos. Así, tras tres meses de haber llegado, tuvieron que volverse a
Montevideo hambrientos, diezmados y enfermos.
El poder de Rosas parecía inagotable. Sin embargo, otro caudillo, el gobernador
de la provincia de Entre Ríos, Justo José Urquiza, se alió con Corrientes, Brasil y
Uruguay y promovió un ataque contra Buenos Aires. Rosas fue derrotado finalmente el
3 de febrero de 1852 en la batalla de Caseros.
Luego de la batalla, Urquiza convocó a los representantes de las provincias a una
reunión en San Nicolás de los Arroyos. Allí, el 31 de mayo de 1852, firmaron el acuerdo
de San Nicolás, el cual nombró a Urquiza como Director Provisional de la
Confederación Argentina y convocó a un congreso Constituyente en Santa Fe. Éste
tendría como objetivo establecer la forma del gobierno del país.
131
Los representantes de Buenos Aires no aceptaron las condiciones del acuerdo,
debido a que se negaban a compartir los ingresos de su aduana con el resto del país y
exigían tener más representantes que las otras provincias en el Congreso
Constituyente. Frente a esta situación, Urquiza ocupó militarmente la provincia y asumió
su gobierno. La intervención de Urquiza fue rechaza y Buenos Aires se separó de las
demás.
Finalmente, a partir de noviembre de 1852, el Congreso Constituyente sesionó en
Santa Fe sin la presencia de representantes de Buenos Aires. Luego de varios meses
de deliberaciones, el 1 de mayo de 1853 se sancionó la Constitución de la
Confederación Argentina.
Mientras tanto Buenos Aires, que se encontraba emancipada de las demás
provincias, tenía sus propias batallas internas entre dos grupos con visiones
antagónicas respecto a la relación que debía mantenerse con la Confederación.
Por un lado, se encontraba los nacionalistas, conducidos por Bartolomé Mitre,
quienes querían que Buenos Aires se reincorporara a la Confederación y que asumiera
el control sobre el resto de las provincias. Por el otro, estaban los autonomistas,
liderados por Valentín Alsina, quienes se oponían por completo a la incorporación de
Buenos Aires.
132
Consolidación del Estado argentino
Las diferencias que existían entre Buenos Aires y la Confederación culminaron en
un enfrentamiento armado. El primero se produjo en 1859, cuando el ejército de la
Confederación, conducido por Urquiza venció al otro bando, liderado por Mitre, en la
Batalla de Cepeda. Con la victoria de Urquiza, los representantes de Buenos Aires se
incorporaron a la Confederación.
Sin embargo las tensiones continuaron durante la presidencia de Santiago Derqui
en 1860. Las ejércitos de Urquiza y Mitre volvieron a encontrarse en los márgenes del
río Pavón. Sin embargo, luego de las primeras acciones, Urquiza dio a sus dirigidos la
orden de retirada. Ésta es una de las acciones más controvertidas de la historia
argentina, principalmente porque los historiadores se vuelcan mayoritariamente a la
idea de que las fuerzas del entrerriano eran superiores.
Pero a pesar de ello, Mitre fue el vencedor y Derqui debió renunciar. A partir de
entonces, el país fue unificado. Poco tiempo después Mitre, fue electo presidente.
Durante su gobierno y los de sus sucesores, Sarmiento y Avellaneda, se tomaron
una serie de políticas, jurídicas y militares para fortalecer el gobierno central, de manera
que la autoridad del presidente se extendiera de manera efectiva sobre todo el territorio
nacional.
Dentro de estas medidas se encuentra la consolidación de los poderes de
gobierno, se organizaron los tres poderes de gobierno. El ejecutivo aumentó
notablemente su número de funcionarios y empleados. Por su parte el poder Legislativo
sancionó leyes necesarias para el funcionamiento del país y la consolidación de la
133
Corte Suprema de Justicia. Además, se creó el Ejército Nacional para defender el
territorio de ataques externos y asegurar el orden interno.
Por otro lado, Sarmiento reveló, luego del censo de 1889, que sólo el 29% de los
argentinos sabían leer y escribir. Esto significaba que la mayoría de la población no
podía realizar tareas que requirieran especialización ni participar como ciudadanos. En
consecuencia, Sarmiento aplicó una serie de iniciativas para solucionar el problema:
incentivó escuelas primarias, bibliotecas y promovió la formación de docentes. Los
resultados se reflejaron al final del mandato, con el triple de alumnos primarios que al
inicio de su gestión.
En el año 1880, el presidente Avellaneda propuso que la ciudad de Buenos Aires
fue declarada Capital de la República Argentina. La propuesta del jefe de Estado fue
rechazada por los sectores más poderosos de la provincia y, el entonces gobernador,
Carlos Tejedor, encabezó una rebelión contra el gobierno nacional.
Después de duros combates, el Ejército Nacional derrotó a las tropas de Tejedor.
Finalmente, en septiembre de 1880 se establece instauración de la ciudad de Buenos
Aires como Capital Federal de la República Argentina y se le puso fin a un largo
proceso de constitución del Estado.
Argentina en la época de ¡Viven!
Para comprender mejor la situación de Argentina en 1972, año de la caída del
Fairchild, es necesario remontarse a los últimos días de la segunda guerra mundial. En
134
este contexto, se consolidó la figura del Coronel Juan Domingo Perón quien fue
designado vicepresidente por Edelmiro J. Farrel, el 7 de junio de 1944. Además, Perón
ejercía los cargos de Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión Social. Él
mismo había creado dicha Secretaría.
Las presiones de la oposición, la inquietud reinante en el ejército y el descontento
por el auge de la figura de Perón, precipitaron una serie de acontecimientos. En octubre
de 1945, una noticia sacudió al país: Perón había sido obligado a renunciar a todos sus
cargos y, poco después, había sido arrestado y recluido en la Isla Martín García.
Aunque la CGT había convocado para el 18 de ese mes una huelga en defensa de
las conquistas sociales obtenidas a instancias de aquél, la movilización popular no
respetó los plazos. El 17, Eva Perón se reunió con varios dirigentes sindicales y
organizaron la marcha que reclamaba la libertad del coronel; esa misma noche Perón
fue liberado y desde los balcones de la Casa Rosada, pronunció un discurso a la
multitud. Dicho momento puede considerarse como el nacimiento del movimiento
peronista.
Mientras tanto en Europa, Alemania se encontraba en la agonía luego del ingreso
de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial por el bombardeo a Pearl Harbo.
Además las fuerzas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) habían
inclinado la balanza en el frente oriental. La Argentina, que se había mantenido neutral
durante la Primera Guerra Mundial, se vio obligada a ingresar en la Segunda, luego de
que el país del norte presionara al gobierno al remover a su embajador.
135
Por su parte, Argentina se encontraba en pleno período electoral, convocado para
el 24 de febrero de 1946. Los participantes eran la formula Perón-Quijano, por el
Partido Laborista, y Tamborini-Mosca por la Unión Democrática, una coalición de
radicales, conservadores, socialistas y comunistas, que además representaba a los
intereses norteamericanos. La fórmula de Perón se impuso con el 55% de los votos.
Este hecho marcaría un antes y un después en la política Argentina.
El nuevo gobierno puso en marcha una serie de medidas para favorecer la
industria orientada hacia el mercado interno, la redistribución del ingreso por medio del
aumento de los salarios y el pleno empleo. La novedad residió en el Estado como
protagonista de la comercialización de las cosechas que antes habían estado en manos
de las grandes compañías. Aprovechando una situación externa favorable – el país
había logrado acumular divisas durante la guerra- el gobierno logró la nacionalización
de servicios estratégicos, como los ferrocarriles y teléfonos. Estos objetivos se
sistematizaron en el primer plan Quinquenal que desarrollaría Perón (1946-1949).
Los riesgos de esta política expansiva se materializaron cuando los precios
internacionales de los productos agropecuarios fueron a la baja. Sin embargo, hacia
1952, se lanzó el segundo plan Quinquenal, que implicó un cambio de rumbo en la
economía.
Por otra parte la muerte de Eva Perón provocó grandes cambios en la correlación
de poder dentro del mismo gobierno. Perón asumió la jefatura del Partido Peronista
Femenino y de la Fundación Eva Perón. En el ámbito gremial, en el cual Eva había sido
136
el puente entre los sindicatos y el Estado, el secretario general de la CGT, José Espejo,
fue destituido de su cargo.
Con la doctrina justicialista elevada a la categoría de doctrina nacional, se convirtió
en materia obligatoria en los colegios al igual que la autobiografía de Eva Perón: La
razón de mi vida. A partir de ello, se buscaba erradicar la oposición al ejército y lograr la
lealtad general. Sin embargo los resultados no fueron los deseados.
Mientras tanto el antiperonismo reunía argumentos en contra del gobierno. La
iglesia, se había sumado abiertamente al coro opositor. Hacia 1954, la anulación de la
enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas, la legalización del divorcio y la
despenalización de la prostitución precipitaron a la ruptura.
El 16 de junio de 1955, La Marina intentó dar un golpe de estado al bombardear la
Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno. El secretario general de la CGT llamó a defender
al Presidente. En agosto de ese año, Perón hizo pública su intención de dejar el
gobierno para garantizar la pacificación del país.
La CGT y el Partido Peronista se movilizaron en su apoyo y ocuparon la Plaza de
Mayo, al grito de “la vida por Perón”. Cuando el presidente salió al balcón se dirigiría a
las masas con una frase, que la oposición no perdonaría:
“Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellos”44
La estrategia había cambiado: Perón admitía que había un enfrentamiento abierto
entre partidarios y enemigos. Pero un mes más tarde, el Presidente tuvo que renunciar
44
Frase dicha por el Presidente el 18 de septiembre de 1955
137
y la CGT fue intervenida. Perón partiría a un exilio que lo tendría alejado del país
durante 18 años.
El peronismo fue proscripto por el gobierno militar instaurado por los insurrectos,
que se autoproclamaron “La Revolución Libertadora”. A partir de entonces, se
produjeron cambios drásticos en el país: los sindicatos fueron desmantelados, estaba
prohibido el uso de palabras o símbolos que hicieran alusión al régimen depuesto y, en
1956, fueron fusiladas decenas de personas por haber participado en una intentona
contrarrevolucionaria. En su obra Operación Masacre, Rodolfo Walsh narra las
ilegalidades en las que se incurrieron para apresar a los rebeldes y demostró, incluso,
que algunos de los fusilados no estaban implicados en los planes en contra de “La
Libertadora”.
Sin embargo, Perón digitaba una resistencia desde España. Por medio de pactos,
reuniones y alianzas les brindó a sus fieles seguidores las herramientas necesarias
para hacer notar a los militares que, aunque Perón no estaba en la Argentina, el
peronismo estaba vigente. A lo largo de esos años, el General aplicó una estrategia
brillante a partir de la cual logró aunar tanto al peronismo de derecha con el de
izquierda, logrando que la presión social forzara una reapertura política y, con ella, el
retorno triunfal del peronismo.
El encargado del gobierno era el general Alejandro Lanusse, quien luego de varias
negociaciones, determinó la apertura a elecciones generales para el año 1972. Empero,
había establecido una cláusula que permitía el reingreso del peronismo a la vida política
138
pero que prohibía la participación de Perón. Pero como dice el dicho: hecha la ley,
hecha la trampa…
Como Perón no pudo presentarse en los comicios de marzo de 1973 designó a su
hombre fiel: Héctor Cámpora. Vicente Solano Lima sería su compañero de fórmula. El
25 de mayo de ese mismo año, Cámpora asumió el gobierno. Esa misma noche, se
concedió un indulto presidencial a los presos políticos. Cámpora encabezó una comitiva
que viajó a Madrid para el regreso definitivo de Perón a la Argentina.
El General regresó a la Argentina el 20 de junio de 1973. A pesar de la alegría de
que el pueblo recuperara su caudillo, ese día estaría marcado por la tragedia: grupos
del peronismo de derecha se enfrentaron con células del movimiento guerrillero
peronista conocido como Montoneros. El combate dejó un total de 13 muertos y más de
365 heridos45. A este hecho se lo conoce como la Masacre de Ezeiza. Al día siguiente
de los sucesos, Perón declararía:
“Llego casi descarnado, retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la de servir
lealmente a la Patria”.
El 13 de julio y con sólo 49 días de gobierno, Cámpora renunció a la presidencia y
convocó a elecciones. En ellas se impondría la fórmula Juan Domingo Perón- María
Estela (conocida popularmente como “Isabel”) Martínez de Perón.
Sin embargo el General murió en julio de 1974, dejando al país en un ambiente de
duelo y confusión. Isabel Perón asumió el gobierno y se encolumnó con los sectores
45
Ezeiza, Horacio Verbitsky, Editorial Contrapunto, 1985, Tucumán, Argentina
139
más de derecha del peronismo. Pare ese entonces, tomó protagonismo el Comisario
José López Rega, quien empezó a manejar tras bambalinas todos los asuntos de
gobierno, en busca de alcanzar más poder.
Los resultados de éste período fueron la hiperinflación, el déficit público, la crisis
externa de pagos, la recesión interna y una brutal conflictividad social. Fue entonces
que los militares recuperaron la iniciativa política y se hicieron con el poder en el golpe
de estado de 1976, el cual que daría paso al período más oscuro de nuestra historia.
140
Antropofagia
La Base Marambio es una estación de la Fuerza Aérea Argentina ubicada en la
Antártida, que lleva a cabo investigaciones científicas en el Polo Sur. También garantiza
la presencia de ciudadanos argentinos en el continente para cuando se establezca el
diálogo por la soberanía territorial46.
Las condiciones de vida allí son muy duras. Para soportar temperaturas que llegan
hasta los cuarenta grados negativos, los habitantes de la Base deben seguir una dieta
de más de 5.000 calorías diarias. Además, todo el personal, tanto civil como militar, se
recambia completamente de año a año.
Durante la primera noche de los sobrevivientes en la Cordillera de los Andes, la
temperatura alcanzó los 30 grados bajo cero. Es claro que si los trabajadores de la
estación Marambio necesitan un régimen hipercalórico para sobrellevar la vida en un
establecimiento completamente equipado y acondicionado, un pequeño cuadrado de
chocolate y una tapa de vino diarios no podían ser suficientes para enfrentar un estado
de semi intemperie cordillerana.
46
Siete países miembros consultivos del Tratado Antártico (Argentina, Australia, Chile, Francia, Gran Bretaña,
Noruega y Nueva Zelanda) tienen reclamos de soberanía de los territorios de dicho continente, pero el mismo
tratado les impide realizar actividades militares que no estén relacionadas con el ámbito científico. Sin embargo, la
Organización de las Naciones Unidas no reconoce ninguna de dichas reclamaciones.
141
Las esperanzas estaban puestas en el avión de rescate, pero con el correr de los
días la posibilidad de ser hallados se hacía cada vez más difícil.
Entonces empezaron los íntimos y vergonzosos pensamientos y luego el
cuchicheo y luego el secreto a voces y luego la insinuación. Y luego alguien lo dijo:
- Hay que comer carne de los cuerpos, si no nos morimos.
Era lo más lógico; el único alimento del que disponían estaba a unos pocos metros
del fuselaje. Pero, entonces, ¿por qué tardaron tanto en decidirse?
El antropólogo estadounidense Marvin Harris publicó un libro llamado Bueno para
comer (1985), en el cual analizó distintos hábitos alimenticios de los seres humanos y,
entre ellos, la antropofagia.
Harris no tomó en cuenta los casos extremos donde se haya consumido carne
humana por falta de cualquier otro tipo de comida, como en la tragedia de los Andes.
Su análisis se enfocaba, exclusivamente, en aquellos lugares donde la antropofagia se
realiza a pesar de disponer de otros alimentos.
Sin embargo, esto no lo vuelve incompatible con nuestro cuerpo de análisis, ya
que, como se verá, nos ayudará a entender cómo cada grupo humano establece sus
lógicas de mundo a partir de configuraciones simbólicas inherentes al propio desarrollo.
De acuerdo a Harris, existen dos maneras de consumir carne humana: la primera
consiste en las prácticas de ciertos grupos de hombres que se dedican a cazar y a
matar a seres de su misma especie y, la segunda, se basa en el acto pacífico y ritual de
devorar los cuerpos de los parientes muertos por motivos ajenos a la acción de otro
142
hombre. A partir de estas dos modalidades, se pueden analizar los tipos de sociedades
que realizaron una u otra y rastrear las lógicas constitutivas de sus idearios.
Así, las sociedades caníbales que emplearon la violencia para conseguir alimento
han sido aquellas que no lograron desarrollar una ganadería eficiente para satisfacer
las necesidades de la totalidad del grupo.
Distinto es el caso de los grupos humanos que comían la médula de los huesos
pulverizados o la carne calcinada de cadáveres de parientes y allegados (que formaban
parte de su propia sociedad) como sagrado rito funerario.
En ellos, la antropofagia no se realizaba con fines nutritivos, sino que se había
construido un entramado de creencias en función de las cuales los devoradores
obtenían las virtudes del muerto y éste, a su vez, seguía viviendo a través de ellos.
Las sociedades occidentales, por su parte, a pesar de sus ánimos expansionistas
sobre otros pueblos y sus características guerreras, descartaron rápidamente la idea de
comerse a los vencidos porque encontraron mucho más redituable explotarlos o
transformarlos en esclavos.
Posteriormente, se naturalizó la antropofagia como tabú y se transformó en una
cuestión moral lo que en sus inicios fue un asunto de beneficios económicos
comparativos.
Con ese tabú se toparon los sobrevivientes de la tragedia de los Andes durante el
octavo día sobre la cordillera. Sabían que continuar negándose a comer podía ser fatal,
pero aun así las dudas continuaban.
143
Entonces retornamos a la cuestión inicial. Dejando de lado la antropofagia por
asesinato, vemos cómo dos tipos de sociedades tienen una visión diametralmente
opuesta respecto al consumo de carne humana. Como rito sagrado, unos; como
prohibición, los otros.
El filósofo sueco-alemán Ernst Cassirer analizó en su obra Antropología Filosófica
la diferencia fundamental entre las reacciones orgánicas animales y las respuestas
humanas, la cual está basada en la capacidad de abstracción simbólica del hombre.
En relación a eso, explicó cómo “en el caso primero, una respuesta directa e
inmediata sigue al estímulo externo, en el segundo, la respuesta es demorada, es
interrumpida y retardada por un proceso lento y complicado de pensamiento”47.
Así, Cassirer observó cómo la realidad física retrocede en relación a los conceptos
que el hombre internaliza desde su infancia y que constituyen el entramado con el que
entiende el mundo. Por ello, en vez de tratar con las cosas mismas, éste realiza
previamente un proceso relacional en que mide lo real a partir de su configuración
simbólica. “En cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo” 48, explicó el
autor.
En función de esto, pretendió corregir y ampliar la definición clásica del hombre, ya
que consideró que la acepción de “animal racional”, no coincidía con una realidad
concreta (dado que los racionalistas nunca trataron de proporcionar nociones empíricas
de la naturaleza humana sino un imperativo ético fundamental).
47
Cassirer, Ernst. La Antropología filosófica. Madrid, FCE, 1983. Pág.26.
48
Ibid.
144
“La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de
la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas son formas
simbólicas. Por lo tanto, en lugar de definir al hombre como un animal racional, lo
definiremos como un animal simbólico”.49
Si el hombre fuese un animal puramente racional, los sobrevivientes hubiesen
comido la carne de sus compañeros muertos, porque era lo más lógico. Sin embargo, la
sociedad de la que formaban parte había configurado directrices simbólicas que eran
propias a su desarrollo histórico y que hacían de la antropofagia un tabú.
Incluso, una vez que ya lo habían roto, buscaron justificación en su propio nicho
de creencias, más precisamente la religión católica: si Cristo dio su sangre y su cuerpo
para el perdón de los pecados, los muertos –y ellos mismos, si morían- darían los suyos
para salvar a sus amigos. (Las creencias religiosas de los sobrevivientes serán
ampliadas más adelante en esta tesis).
De esta forma, queda clara la fuerte raigambre simbólica que los hombres tienen
con sus culturas y, también, que no existe una moral universal inherente a todos los
seres humanos, sino que cada grupo la forma en su propio recorrido.
-Nosotros no comimos carne humana – nos dijo una vez Javier Methol-, sino que nos
alimentamos con el único alimento que teníamos en kilómetros a la redonda.
49
Ibíd. Pág.27
145
Y de la misma manera que no podemos juzgar a los uruguayos por haber decidido
sobrevivir, tampoco podemos hacer juicios de valor sobre los rituales funerarios de otras
sociedades. Después de todo, todos somos animales simbólicos.
146
Cuestión de Fe
La historia de los uruguayos que sobrevivieron al accidente siempre plantea la
duda entre llamarla milagro o tragedia. Para este grupo integrado por jóvenes de clase
alta, formados en una escuela católica, no existe lugar a dudas: fue un milagro. Y a tal
punto que cada vez que se escucha algún testimonio de los protagonistas, la palabra
religión, Dios o “ser superior” vienen a la narración.
El diccionario de la Real Academia Española define a la religión como el conjunto
de creencias o dogmas que relacionan al hombre con la divinidad. Esta historia tuvo
muchos elementos “divinos”, que ayudaron a los sobrevivientes a soportar la situación
tan desfavorable que vivieron en la montaña y les permitió mantener la esperanza de
salir con vida de allí. Pero, además, también sus familiares, amigos y seres queridos
sintieron que, por diferentes casualidades, había indicios que para pensar que los
jóvenes aún estaban vivos.
Un grupo de familiares llamó a Holanda para comunicarse con el parapsicólogo
Gerard Croisset, un famoso vidente de la época. Éste se hizo cargo del caso y les dijo:
“Es un avión blanco que nunca lo van a poder ver desde arriba, quedó como un
gusano en la nieve, perdió las alas y por último, hay vida y hay muerte. Por hoy no les
puedo decir más”50
50
Documental Stranded, Náufragos Vengo de un avión que cayó en las montañas.
147
Hay otra historia rodeada de misticismo que muchos no saben; una historia poco
conocida, incluso para los estudiosos del caso: la de la Virgen de Landabal. Según
contó la madre de Carlitos Paéz, ella se encontraba rezando en la Capilla del Colegio
Stella Maris cuando halló la imagen de esa virgen en uno de sus hombros. Al voltearse
para ver quién se la había dejado, descubrió que la iglesia estaba vacía.
Por su parte, la abuela de Roy Harley retornó de los Estados Unidos y les contó al
resto de los familiares que un desconocido se le había acercado en una capilla para
obsequiarle una medalla. La mujer la aceptó, a pesar de no conocer a la Virgen
grabada en ella. Cuando se la mostró a la madre de Páez, ésta le contestó que se
trataba de la misma que habían dejado sobre su hombro en el oratorio del Colegio
Stella Maris.
La mayoría de los videntes y médiums que fueron visitados por los familiares
ofrecieron profecías o adivinaciones erróneas. Sin embargo, una predijo la intervención
de la Virgen de Garabandal y su precisión es aún un tema de debate y asombro entre
los propios sobrevivientes. La profecía decía:
Después del Aviso, viene un gran Milagro. Será anunciado ocho días antes por
mandato de la Virgen. Viene directamente de Dios. Será un jueves, coincidirá con un
gran acontecimiento de la Iglesia, se verá en todos los sitios desde donde se puede ver
el pueblo de Garabandal.
El jueves 21 de diciembre de 1972, Parrado y Canessa fueron encontrados por el arriero
chileno Sergio Catalán y pudieron dar aviso a las autoridades para que rescatasen a los 14
sobrevivientes que permanecían en los restos del avión. Las tareas de la Fuerza Aérea Chilena
148
terminaron el 23 del mismo mes, cosa que permitió que los muchachos pudieran pasar Navidad
con sus familias. Para entonces, todo el mundo sabía del milagro. Dos días después,
trascendería la noticia de la antropofagia.
La Fe en la montaña
Mientras buscaban la forma de conocer si los jóvenes habían sobrevivido al
accidente, la fe tomó en la montaña el mismo rol que tiene el pilar en el rugby: sostener
la estructura del grupo para defenderlos del equipo contrario. En este caso, los rivales
eran la montaña y sus adversidades.
Pero en los ojos de los sobrevivientes siempre estuvo presente incluso al
momento de contar su historia al mundo en el gimnasio del colegio Stella Maris en
Uruguay:
“Llegó un momento en el que no teníamos ningún alimento u otra cosa por el estilo
y nosotros pensamos si Jesús en la última cena repartió su cuerpo y sangre a todos sus
apóstoles ahí nos estaba dando a entender que nosotros debíamos hacer lo mismo,
tomar su cuerpo y sangre que se había encarnado y eso que fue una comunión intima
entre todos nosotros fue lo que nos ayudó a subsistir y fue una entrega de cada uno.
Nosotros no queremos que esto, que es para nosotros una cosa íntima sea manoseada
ni tocada, pero debe ser tomado en su real dimensión y tienen que pensar en lo grande
que fueron esos muchachos”51
51
Primer Conferencia de prensa oficial de los sobrevivientes el 26 de diciembre de 1972
149
Durante los 72 días de la odisea, la Fe aumentó a pesar de que la muerte era
moneda común. El rezo del rosario formaba parte de su rutina al igual que la repartición
de tareas.
Los sobrevivientes aseguran que cuando uno piensa que no se tiene nada que
perder, se despoja de todo lo material, de lo vulgar y sus distracciones; y que entonces
uno se encuentra con Dios. Pero no hablan del ser majestuosamente presentado en las
imágenes de la iglesia, sino como la prueba de que todo sucede por una razón. Según
los sobrevivientes, ellos simplemente formaban parte del plan de Dios.
Además gracias al apoyo que recibieron del Papa de la época, Pablo VI, quien
declaró que habían obrado como buenos cristianos por haber defendido la vida, ante
cualquier adversidad, sirvió para fundamentar la actitud que estos jóvenes debieron
tomar.
También fue la fe quien los ayudó a superar el tabú de la antropofagia. Cuando
Roberto Canessa explicó desde un punto de vista médico que debían alimentarse de
los muertos, muchos temieron la ira de Dios. Sin embargo, Pedro Algorta, uno de los
que moriría en la montaña, trazó un paralelismo entre el sacrificio de sus amigos y el del
propio Jesús: Cristo había entregado su cuerpo y su sangre por los hombres; en la
montaña había hecho lo mismo dándoles a los sobrevivientes los alimentos para que se
salvasen.
Por último, queremos resaltar un dato interesante que nos reveló Javier Methol en
su entrevista. Los jóvenes que escucharon la noticia de que habían encontrado a dos
personas que bajaron los Andes, nunca escucharon el nombre de Canessa o Parrado,
150
pero los reconocieron por medio de una señal: antes de la transmisión de la noticia,
sonó el Ave María, la misma oración que muchos habían rezado al momento del
accidente.
151
Medios Gráficos Clarín y La Nación
Diario Clarín
En 1945, Roberto Jorge Noble inició la publicación de Clarín con una
infraestructura mínima y con un capital más bien modesto, obtenido de la venta de una
estancia de su fundador, el acierto de Clarín consistió en apuntar a ese nuevo público
de una Argentina que poco a poco abandonaba la economía agrícola-ganadera por la
del tipo industrial. La presencia de del afamado periodista Juan Carlos Petrone en su
equipo inicial dio como resultado un equilibrio entre la ideología desarrollista de su
editor y las necesidades de un público muy amplio, interesado en la importancia que la
publicación concedió además a las secciones de deportes y espectáculos, muchas
veces desatendidas por los medios tradicionales.
El crecimiento de Clarín fue paulatino e incesante. De los 60.000 ejemplares de
la década de 1950 pasó a más de 300.000 en la siguiente y, en la década del ’90, al
medio millón de ejemplares, cifra sólo acercada por Crítica en 1930 y por Crónica en la
década de 1960.
Desde 1980, Clarín es dirigido por Ernestina Herrera de Noble, quien logró
no sólo consolidar al medio gráfico como el primer diario argentino sino que también es
el líder de un monopolio de la información que aún hoy continua vigente.
152
Durante el contexto del accidente de los Andes, estos medios gráficos respetaban
sus lineamientos históricos, ya que por un lado La Nación era un medio netamente de la
cultura alta que tenía cierto nivel de vida, mientras que Clarín se perfilaba como el diario
de la clase media profesional. Por este motivo, se entiende claramente las formas de
escritura y la complejidad de cada medio.
Por otra parte hay que destacar que ambos medios ya se comercializaban en
Uruguay lo que también permite entender que las noticias que fueron escritas sobre el
accidente y los sobrevivientes se escribieron teniendo en cuenta el público al que
estaba referido.
Diario La Nación
La Nación Argentina fue fundado en 1862 por Juan María Gutiérrez con el
propósito declarado de apoyar la obra del gobierno del Presidente Bartolomé Mitre.
Aunque dejo de ser publicado en 1870, Mitre retomó el proyecto bajo el nombre de La
Nación. Cuando le preguntaron al ex presidente qué objetivo tenía para el matutino,
respondió que, si la primera etapa del diario había sido de lucha, la segunda sería de
propaganda.
A lo largo del Siglo XX, La Nación se mantuvo en manos de la familia Mitre. Con
un promedio cercano al cuarto de millón de ejemplares diarios, es el segundo diario
más comercializado junto a Clarín.
La tendencia de este diario es y ha sido conservadora siendo la vía de expresión
de sectores tales como la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas y los grandes
productores agropecuarios de la Argentina.
153
El accidente: causas, teorías y conjeturas sobre un milagro
Una de las preguntas más recurrentes al momento de hablar de esta historia se
centra en el interrogante sobre cómo fue el accidente. Con el transcurso de los años y
gracias al testimonio de quienes pudieron contarlo, se desarrollaron distintas teorías
que permitieron construir y determinar de qué manera se dieron los hechos.
Los sobrevivientes en su mayoría tenían entre 18 y 22 años, una edad en la que
los jóvenes buscan la independencia de sus padres. Por eso, un viaje de tres días a
otro país sin su presencia sonaba como unas mini vacaciones en pleno septiembre, con
amigos y el deporte que amaban.
Roberto Canessa dice que quizás todo haya sido la obra de una mano maldita que
decidió hacer un experimento macabro, colocando a los sobrevivientes de una tragedia
aérea en un infierno helado, para ver cómo reaccionaban y qué hacían para superar la
adversidad.
Durante la entrevista con Javier Methol en Uruguay, surgió la siguiente pregunta:
¿Cómo es vivir un accidente aéreo? Con la sonrisa pícara de alguien que recuerda una
travesura, comenzó su relato:
-El momento anterior al accidente era un avión lleno de jóvenes. Era todo alegría,
era todo diversión; entonces cuando tú tienes el espíritu ese, el mal no se ve, no te lo
imaginas. Para los chicos en el avión, era tal la alegría que tenían que tomaban todo
como un juguete. Estábamos en plena tormenta; el avión temblaba, agarrábamos pozos
154
de aire y los chicos decían ¡ole, ole! Y se reían; tiraban la pelota de rugby para un lado,
jamás pensábamos que algo pudiera ocurrir y yo también estaba dentro de ese clima.52
En ese momento se detuvo, aclaró su garganta y se le borró la sonrisa.
“En un momento agarramos un pozo de aire en que el avión caía, caía, caía y de
repente salimos del pozo de aíre y cuando salimos, también salimos de las nubes, para
darnos cuenta que volábamos a dos metros sobre las rocas. Ahí entró una mezcla de
desesperación con esperanza. Con Liliana nos agarramos de las manos y rezamos… cerró los ojos, hizo una pausa y recordó el momento-. Un golpe, otro, un ruido… y el
avión se detuvo, -en ese momento abrió los ojos- no sabíamos qué había pasado,
dónde estábamos, no sabíamos nada. Pero estábamos vivos (aún cuarenta años
después del accidente, todavía no cree poder decirlo), lo primero fue gracias señor ahí
empezaron los gritos de dolor, los llantos, más gritos, la desesperación. Fueron
instantes que parecieron siglos.”53
Por su parte, Carlitos Paéz, otro de los sobrevivientes, comenta en su libro
Después del día diez que al momento del accidente, comenzó a rezar el Ave María y
que si alguien alguna vez se pregunta cuánto tarda un avión en caer desde las alturas
hasta el suelo, la duración es la misma que la de aquella oración.
52
Entrevista Javier Methol, Carrasco Uruguay marzo 2012, ver anexo
53
Ídem
155
Características del Avión
El Fairchild FH227 de origen norteamericano era, en 1972, uno de los modelos de
vanguardia. El objetivo básico de la empresa Fairchild Hiller era lograr un avión que
fuera económicamente rentable, fiable y de fácil operación para las aerolíneas
regionales. Los estudios de mercado le dieron la razón, porque luego de su vuelo
inaugural, el primero de julio de1966, el libro de pedidos registraba 46 compras por las
fuerzas armadas, navales y marina de México, Perú, Colombia y Uruguay.
Sobre la composición técnica del avión, se trataba de un aparato militar y
comercial estilo chárter, con capacidad para tripulación para piloto y copiloto mientras
que en cabina entraban entre 48 y 52 personas.
El accidente
En primer lugar, hay que aclarar que el choque se produce por un error humano
compartido por dos partes: el piloto y por los miembros de la torre de control de
Santiago de Chile.
El Coronel Julio César Ferradas, junto al teniente coronel Dante Lagurara, quien
creía haber cruzado el territorio chileno, se comunicó con la torre del control informando
que acababan de pasar Curicó por este motivo iniciaría el descenso. Lagurara era quien
piloteaba el aparato.
Ante ellos, se encontraba un panorama blanco de nubes que, dada su experiencia,
no debía suponer un gran problema. Sin embargo, no tuvieron en cuenta que los fuertes
156
vientos en contra habían desacelerado el avión y, consiguientemente, había aumentado
el tiempo necesario para completar el trayecto (se presume que la velocidad de la
aeronave descendió de 210 a 180 nudos). Los pilotos estimaron en base al tiempo
habitual empleado para cruzar el Paso del Planchón (ruta internacional aérea que
conecta Argentina con Chile).
A las 15:21, Lagurara informó a los controladores aéreos de Santiago de Chile que
sobrevolaban el Paso del Planchón y que calculaba que alcanzarían Curicó a las 15:32.
Unos tres minutos más tarde, el Fairchild se comunicó de nuevo con Santiago
informando que divisaban Curicó. El avión tomó entonces rumbo norte. La torre de
control de Santiago dio por buena la posición comunicada por Lagurara, autorizándole a
descender a los 3.500 msnm54 dando por hecho que se dirigía hacia el aeropuerto de
Pudahuel, al oeste de Santiago de Chile, cuando en realidad se adentraban en la
Cordillera, aproximándose a las inmediaciones del volcán Tinguiririca , en la provincia
chilena de San Fernando.
El Fairchild comenzó su descenso a través de la niebla valiéndose de sus
instrumentos, mientras todavía se encontraba sobre las montañas. A esa altura la
aeronave entró en una nube y comenzó a dar sacudidas, que generaron que el aparato
descendiera un total de 1.500 metros. Esta serie de caídas dejaron ver que ya no
volaban sobre la montaña sino entre las mismas. En ese momento, comenzó el terror y
el miedo en los jóvenes. El choque era inevitable.
54
Metros Sobre el Nivel del Mar
157
Sin embargo, gracias al esfuerzo de Lagurara y Ferradas lograron evitar la colisión
frontal contra la montaña, que hubiera matado a todos los pasajeros, y consiguen elevar
la trompa del avión pero no la cola, la cual impactó a la altura del farallón contra la
montaña posteriormente conocida como Cerro Seler (en homenaje al padre de
Fernando Parrado). Este choque inclina el avión a menos 25 grados permitiendo una
posición para descender a lo largo de montaña en línea recta, evitando la posibilidad de
giros o tumbos que hubieran aniquilado a sus pasajeros.
Luego del primer impacto que destruyó la última parte de la cola del avión, sucedió
un segundo impacto sobre un risco a 4.200 metros sobre el nivel del mar, haciendo
perder el ala derecha. El impacto fue tan brutal que arrancó las filas de los asientos 45
a 52, - o sea las últimas dos ventanillas-.
Al golpear por tercera vez, el avión perdió el ala izquierda, quedando en vuelo
únicamente su fuselaje, a manera de proyectil. Éste, aún con bastante velocidad,
golpeó tangencialmente el terreno nevado y resbaló por una amplia ladera nevada y
empinada de más de 4 km de largo hasta detenerse en un banco de nieve. Dos
pasajeros más, atados aún a sus asientos, salieron despedidos de la parte trasera del
fuselaje.
El sitio donde quedó el avión es una pendiente de los Andes que mira al este, a
3.500 metros sobre el nivel del mar, en el valle de las Lágrimas –bautizado así por los
sobrevivientes-, en la alta cuenca del río Atuel, Mendoza en el centro-oeste de
Argentina.
158
El golpe de la nariz del avión contra el banco de nieve resultó fatal para los
tripulantes de cabina. La fuerza del impacto hizo que el tren de aterrizaje delantero,
aplastara fuertemente la cabina del avión hacia atrás, atrapando a sus ocupantes contra
el panel de mando. Lagurara quedó con su cabeza fuera de la ventanilla y con los
instrumentos incrustados en su pecho. Falleció tras agonizar toda la noche, al
amanecer del día siguiente. Ferradas había muerto en el acto.
159
Actitud de las familias: Los padres en el Milagro de Los
Andes.
La historia del Milagro de los Andes tuvo varios protagonistas y varios nódulos
narrativos destacados, como los medios de comunicación, la alimentación y la religión.
Pero también tuvieron una gran importancia los padres, quienes estuvieron
buscándolos durante los 72 días que duró la odisea ya que creían firmemente que éstos
estaban con vida.
En este sentido, podemos destacar las tareas de Carlos Páez Vilaró. El famoso
pintor uruguayo viajó a Chile a los pocos días de que el Fairchild hubiera desaparecido
y fue de pueblo en pueblo para averiguar si alguien había escuchado algún estruendo
por la zona en la cordillera. Este recorrido lo llevó a Los Maitenes, donde vivía el arriero
Sergio Catalán, quien se encontraba de ronda en el campo y no llegó a conocerlo en
aquella oportunidad. Sin embargo, esa visita sirvió para que el arriero supiera quiénes
eran esos muchachos desnutridos cuando leyó el mensaje de Parrado, pues un vecino
le refirió la historia del pintor uruguayo que buscaba el avión caído en el que viajaba su
hijo.
Por otra parte, también hay que resaltar la labor del Dr. Juan Carlos Canessa,
padre de Roberto, quien logró juntar el dinero necesario poder alquilar algún
helicóptero, de manera que pudieran recorrer la zona del accidente en un momento
donde falta de combustible generaba que muchos chilenos debieran caminar semanas
para trasladarse de un punto a otro de su país.
160
Pero sin duda, la historia más destacada del médico corresponde al 21 de
diciembre de ese año, cuando desanimado y resignado emprendía su regreso a
Uruguay. Se había trasladado desde Mendoza a Buenos Aires, donde se embarcaría en
el ferry con destino a su país. Durante su vuelo, se hizo pública la noticia que informaba
que un arriero había hallado a dos jóvenes que decían provenir de un avión caído en la
cordillera. En el aeropuerto de Ezeiza, el Doctor Canessa se tomó un taxi para que lo
llevasen hasta el puerto. En el camino, el taxista le comentó:
-¿Se enteró de los sobrevivientes?
-¿Qué sobrevivientes?
- Aparecieron dos uruguayos que dicen que son de un avión que se cayó hace dos
meses.
En ese momento, desde la radio se escuchó a un periodista confirmando el
nombre de los dos expedicionarios: Fernando Parrado y Roberto Canessa. El médico
rompió en llanto y se abrazó con el taxista.
En ambos casos, podemos ver que antes, durante y después del accidente, los
padres de estos jóvenes estuvieron presentes. Mucho más cuando las noticias de
antropofagia comenzaban a rondar por los medios. Por eso, no podemos dejar de lado
su rol, que si bien no fue estelar, supo ser el engranaje que les dio impulso a sus hijos
para volver de Los Andes, así como también el apoyo que les brindaron a esto para
soportar las acusaciones de algunos medios.
161
162
Capítulo IV
Marco Teórico Metodológico
163
Marco Teórico
Para comprender en mayor profundidad nuestra investigación, es necesario dejar
en claro ciertos conceptos que usaremos a la hora de realizar el análisis discursivo.
De acuerdo a los postulados de Eliseo Verón, los discursos son textos, es decir
“conjuntos presentes en la sociedad que se componen de diversas materias
significantes”, y para abordarlos hay que remitirse a aspectos extra textuales. Cada uno
de ellos posee condiciones productivas, que dan cuenta tanto de las restricciones
presentes al momento de su generación, como también de las determinaciones que
definen su recepción
La noción de discurso, corresponde a un cierto enfoque teórico en relación con un
conjunto significante dado. Leer un texto significa entenderlo en relación con otros
discursos, implica describirlo como un sistema de operaciones discursivas. No se puede
analizar un discurso “en general” ni “en si mismo”, sino siempre en relación con un
determinado punto de vista o nivel de pertinencia, ninguna gramática será “la”
gramática de un cierto discurso; ninguna podría ser exhaustiva.
En relación a la idea precedente, al momento de comparar las notas centrales con
las columnas o las editoriales, se tomará como referencia a Eliseo Verón y su
exposición teórica acerca del “principio de la diferencia”, del cual debe partirse para
analizar un texto. Éste explica que “algo es por lo que no es. Solo por comparación se
puede establecer características de un objeto”. A su vez plantea que “no se puede
analizar un texto, que analizar un texto es imposible. Esto significa que lo mínimo que
164
se puede analizar son dos textos y, en general, más de dos. El único principio
metodológico capaz de resolver esta pregunta de la multidimensionalidad, es el
principio de la diferencia. No se puede decir gran cosa de un texto, justamente porque
puedo decir demasiadas. Lo que sí puedo decir es que es diferente de otro, y puedo
describir esa diferencia”.
Además, consideramos pertinente analizar qué tipo de construcción de los hechos
le brindan los periodistas al público lector.
Para efectuar este proceso, nuestra idea fue apelar al concepto “contrato de
lectura” de Verón, el cual implica la relación entre el discurso de un soporte mediático,
por un lado, y sus lectores, por el otro. Este contrato está compuesto por un conjunto de
estructuras enunciativas. Ellas son las dos “partes”, entre las cuales se establece un
nexo, el de la lectura.
Un mismo contenido puede ser tomado a cargo por estructuras enunciativas muy
diferentes: en cada una de ellas, el que habla (el enunciador) construye un “lugar” para
sí mismo, y “posiciona” de una manera al destinatario.
Realizar un estudio del Contrato de lectura implica abarcar cada aspecto de un
soporte de prensa, en nuestro caso los matutinos Clarín y La Nación, en la medida que
se construye el nexo con el lector: coberturas, relaciones texto/imagen, modo de la
clasificación material presentado, formas de titulación, modalidades de construcción de
las imágenes que ilustran los acontecimientos, y demás dimensiones que contribuyan a
definir específicamente los modos en que el medio se vincula con su lector.
165
En el párrafo anterior se mencionó, en más de una oportunidad, el vocabulario en
construcción, término relevante en lo que refiere el desarrollo de la Tesis ya que nuestro
trabajo consiste en analizar discursos construidos por los periodistas de Clarín y La
Nación sobre los 16 sobrevivientes del accidente de los Andes de 1972. Aclaramos que
cuando hablamos de construcción del hecho, lo hacemos posicionándonos desde los
lineamientos propuestos por Verón en “Construir el acontecimiento”.
El autor explica que los acontecimientos sociales no son objetos que se
encuentran hechos en alguna parte de la realidad y nos son dadas a conocer por los
medios, con mayor o menor fidelidad. Por el contrario, sólo existen en la medida en que
esos medios los construyen.
En términos generales Verón establece que los medios de comunicación deben
atenerse a su ideología de la presentación, cuyo eje es la “objetividad”. Al desbordar la
multiplicidad de los modos de construcción, la eficacia de las invariables del discurso
termina por producir una unificación imaginaria y valiéndose del poder de su
designación, el acontecimiento se impone en la intersubjetividad de los agentes
sociales. Los medios informativos son el lugar en donde las sociedades industriales
producen nuestra realidad.
De acuerdo a lo explicada por Verón, la lógica de los medios tiene una estructura
temporal a la que se le agregan exigencias de producción, que pueden derivar de
normas sociales e ideológicas. Porque los factores en juego en el funcionamiento de las
comunicaciones masivas van más allá de la voluntad de los individuos que participan en
166
su producción. Este autor considera que la prensa escrita es el espacio de una
multiplicidad de modos en construcción.
Para analizar los discursos que Clarín y La Nación construyen en sus notas
centrales y secundarias durante el período seleccionado, se procederá a la búsqueda
de categorías que contribuyan a identificar el asunto o tema tratado, la configuración y
organización de elementos que conforman cada pieza, y la situación comunicacional
que construye cada texto, donde se prefigura un enunciador y un enunciatario.
Estos rasgos que son denominados por Oscar Steimberg en su trabajo
“Semiótica de los medios masivos. El pasaje a los medios de los géneros populares”
como retóricos, temáticos y enunciativos, merecen una definición en profundidad de
acuerdo a la importancia que tendrán la investigación.
Se entiende retórica “no como un ornamento del discurso, sino como una
dimensión esencial a todo acto de significación, abarcativa de todos los mecanismos de
configuración de un texto que devienen en la combinatoria de rasgos que permite
diferenciarlos de otros”. En otras palabras se considera a lo retórico como el orden de
las partes del texto.
Por su parte, lo enunciativo o la enunciación se definen como el sentido de los
procesos de semiotización por los que, en un texto, se construye en una situación
comunicacional, a través de dispositivos que podrán ser o no de índole lingüístico.
Nuestro objeto de estudio es el discurso expuesto en las notas de los matutinos Clarín y
La Nación, ya que consideramos tangible y como tal factible de análisis.
167
Otra palabra que debemos definir, es Polifonía. El término fue empleado por el
teórico ruso Mijail Bajtín para referirse a lo que él consideraba la principal característica
de la novela de Fiódor Dostoyevski. Ésta consistía en que cada personaje manifestaba
al interior de la novela su forma de ver el mundo, lo que producía que el lector
conociera tantas perspectivas vitales como personajes principales había en los textos.
En nuestro análisis discursivo utilizaremos este concepto para remarcar aquellas
veces en que alguno de los dos diarios apele a los testimonios o declaraciones de los
sobrevivientes, sus familiares o autoridades consultadas. Cabe remarcar que se
entenderá por polifonía a todas las voces introducidas en cualquiera de ambos diarios,
pero no siempre se explicará el uso del recurso para evitar la repetición excesiva.
168
Metodología del análisis
El referente temporal analizado en la presente tesis abarcó las ediciones de Clarín
y La Nación desde el 23 de diciembre de 1972, momento en que descubren a los
sobrevivientes del avión uruguayo, hasta el 29 del mismo mes, cuando luego de las
fuertes versiones deslizadas en algunos medios, los jóvenes decidieron dar una
conferencia de prensa en el colegio Stella Maris.
El descubrimiento de sobrevivientes de la tragedia aérea en la cordillera de Los
Andes será tomado como fecha inicial de nuestro análisis ya que este hecho derivó en
una cobertura periodística a gran escala, donde cada uno medios hizo una construcción
simbólica particular. Clarín y La Nación hicieron lo propio.
La fecha de cierre, por su parte, responde a que la mayoría de los autores
especializados en este caso toman a la conferencia de prensa como el último nódulo de
la historia. Piers Paul Read, da cuenta de ello en su obra ya citada: “(…) Al concluir la
conferencia de prensa, finalizó el examen público de los supervivientes, que siguiera de
modo tan inmediato a su reflexión privada, y por fin pudieron volver a sus hogares y a
sus familias, aquello que tanto desearon cuando estaban atrapados en los Andes”.
Se seleccionó como corpus a todos los artículos publicados por ambos diarios. De
esta forma, entraron en el análisis notas centrales, crónicas, entrevistas y recuadros.
Será tenida en cuenta la jerarquización que cada diario haya dispuesto, de modo que
se señalará si una noticia viene de tapa o si esta ocupa un lugar secundario o
contextual.
169
Cabe aclarar que el análisis saltará del 24 de diciembre hasta el 26 del mismo
mes, ya que no hubo publicaciones durante el día de Navidad. En la actualidad,
tampoco hay tirada los 25 de diciembre.
Con el objetivo de delimitar el análisis, hemos establecido nueve categorías en
base a los temas más recurrentes en cada una de las notas. Esto permitió que el
trabajo se desarrollase de manera más prolija y que pueda verse con claridad la
construcción final de Clarín y La Nación.
1-Situación adversa: esta categoría comprenderá a todas las referencias que
aludan a la dura situación que enfrentaron los sobrevivientes de la tragedia aérea
durante su estadía en la montaña.
2-Milagro: aquí se tomarán en cuenta todos los relatos que destaquen lo singular
que fue el proceso de supervivencia y las referencias que indiquen que ésta fue
propiciada por una intervención divina.
3-Heroicidad: esta palabra clave comprenderá las narraciones que exalten los
esfuerzos realizados por los uruguayos luego del siniestro aéreo, conjuntamente con
todas las alusiones que equiparen a la supervivencia con hechos míticos o heroicos.
4- Alimentación: en esta categoría se incluirá toda referencia acerca de cómo
hicieron los sobrevivientes para alimentarse. Reconoceremos tres líneas generales: la
comida que llevaban consigo en el avión, las especulaciones acerca de qué alimentos
pudieron conseguir en la montaña y el descubrimiento de antropofagia.
170
5-Actitud de las familias: analizaremos aquí aquellos pasajes donde se
mencionen declaraciones, hechos u observaciones de los familiares de los jóvenes
uruguayos.
6-Condición de los sobrevivientes: esta categoría tendrá en cuenta las
referencias que Clarín y La Nación hicieron acerca de las características de los
sobrevivientes. Destacaremos tres condiciones: la de deportistas, la de estudiantes y la
de clase social acomodada.
7-Religiosidad: aquí describiremos todas las actitudes religiosas de los
sobrevivientes, tanto durante su estadía en la montaña como las que practicaron luego
de su rescate.
8-Repercusiones mediática: teniendo en cuenta que la presente tesis analiza la
construcción discursiva de Clarín y La Nación, veremos también la observancia que
estos diarios hacen respecto a las publicaciones de otros medios.
En función de ordenar cronológicamente el análisis, hemos decidido separarlo en
dos apartados que titulamos: “Los héroes del Milagro de Los Andes” y “Antropofagia: la
construcción de la absolución”.
El primero abarca las publicaciones comprendidas entre el 23 y 24 de diciembre,
etapa que comprende el rescate de los sobrevivientes y los primeros relatos de su
experiencia.
El segundo está conformado por las ediciones del 26, 27, 28 y 29 de diciembre,
fechas en las cuales se descubre que los sobrevivientes habían tenido que recurrir a la
171
antropofagia y se profundiza en la reconstrucción de los acontecimientos. Durante este
período tendrán gran relevancia las declaraciones del encargado de negocios
uruguayos en el exterior, César Charlone, y el de algunos familiares.
Si bien el segundo apartado engloba más publicaciones que el primero, es
oportuno destacar que la trascendencia del rescate para el día 23 de diciembre devino
en una copiosa producción mediática. Consecuentemente, el número de notas
analizadas en cada uno es similar.
Con respecto al análisis en sí, disgregaremos cada apartado por día y cada diario
será analizado individualmente. Ambas partes presentarán conclusiones parciales,
donde se hará un análisis comparativo entre los dos medios. Para evitar caer en la
repetición de palabras, emplearemos en cada una de ellas las frases “el diario de la
familia Noble”, para referirnos a Clarín, y “el diario mitrista”, para aludir a La Nación.
Finalmente, incluiremos una conclusión final que marcará el epílogo de esta tesis.
172
Capítulo V
Análisis Discursivo
173
Primer apartado
Los héroes del Milagro de los Andes
23 de diciembre de 1972
Clarín
Publicación en la primera página:
Título: Dramático rescate en la Cordillera
Bajada: Una resurrección sin precedentes en la historia de las tragedias aéreas.
Después de las penurias de 71 días en plena Cordillera –heridos y sin víveres- 16 de
los pasajeros del avión uruguayo accidentado el 13 de octubre último, cuando volaba
hacia Santiago de Chile, lograron tomar contacto con la civilización. Helicópteros de la
Fuerza Aérea Chilena –en un gigantesco operativo- rescataron ayer a 8 de ellos,
mientras que el resto se quedó a la espera de un mejoramiento en las condiciones del
tiempo para que lleguen hasta ellos sus salvadores.
Foto: Un imagen de Roberto Canessa vestido en harapos, acompañado por miembros
del equipo de rescate. En el epígrafe lo confunden con Fernando Parrado, cuyo apellido
está mal escrito (“Parrada”).
Nota central:
174
Título: Milagro de Navidad en la Cordillera
Bajada: En un hecho único en toda la historia de los accidentes de aviación,
aparecieron con vida –luego de 71 días desde el momento en que la máquina cayó en
el corazón de la cordillera de los Andes-, 16 de los 45 ocupantes del avión militar
uruguayo que se perdió el 13 de octubre cuando trasladaba a Chile a una delegación
deportiva. Este episodio, que se llama “el milagro de navidad”, alcanza ribetes
sensacionales y fue conocido a través de la presentación de dos arrieros chilenos que
hallaron a dos jóvenes del avión siniestrado que venían caminando en busca de auxilio
desde hace 10 días.
Nota secundaria:
Volanta: Ante el inesperado vuelco de la tragedia
Título: Júbilo Indescriptible se Vivió Ayer en la República del Uruguay
Recuadro
Título: Los 16 sobrevivientes
Es una mera transcripción de los nombres de los sobrevivientes. No presenta ninguna
de las categorías de análisis
La categoría de análisis Milagro se introduce desde el título de la nota central. A
continuación, la bajada se encarga de explicar que el rescate constituye un “hecho
único en toda la historia de los accidentes de aviación”, además de resaltar que el
175
grupo uruguayo sobrevivió durante 71 días en la cordillera y que recién fueron
rescatados luego de que dos de ellos caminasen durante diez días a través de las
montañas. Aprovechando la proximidad del día de la conmemoración por el nacimiento
de Cristo, nombraron al acontecimiento como “Milagro de Navidad”.
Ya antes, en la bajada de la primera plana, había designado al descubrimiento de
sobrevivientes como una “resurrección”, entendida esta como una milagrosa vuelta a la
vida. Este hecho es famoso por ser uno de los actos divinos realizados por Cristo.
Para reforzar la idea, Clarín especifica la terrible condición en la que quedó el
avión después del choque y explica cómo el derruido fuselaje fue fundamental para la
salvación de los uruguayos:
“La máquina tenía destrozadas las alas y la parte del Milagro comprende también
que conservó intacta la cabina que hizo de casa a los sobrevivientes mitigando las
consecuencias del rigor de las temperaturas”.
La nota secundaria, por su parte, aborda a la categoría desde un principio a
través del recurso de la polifonía, citando algunas frases que pudieron haber sido dichas
por los ciudadanos uruguayos a raíz de la noticia:
“Todo desde el “no puede ser, es imposible” hasta el emocionado “gracias a Dios”,
se dijo ayer en el Uruguay al conocerse la noticia de la aparición de sobrevivientes del
avión de la Fuerza Aérea perdido en la cordillera”.
Inmediatamente después, se argumenta cómo la noticia del “sensacional” hallazgo
“acusó un fuerte impacto” en la sociedad que, emocionada, agotó rápidamente las
176
ediciones de los diarios. A partir de esto, se desprende que en el país oriental no había
una gran esperanza de hallar con vida a los pasajeros del avión siniestrado y que el
descubrimiento de sobrevivientes fue tomado por un acto del que había que agradecer
a Dios.
También en esa nota se hace un contraste entre el júbilo de aquellos familiares y
amigos de los jóvenes rescatados milagrosamente y “aquellos que pierden ahora (luego
de dada a conocer la lista de decesos) el último resto de esperanza sobre la reaparición
de sus seres queridos”.
Por parte de los afortunados cuyos parientes sobrevivieron, se vuelve a apelar al
recurso polifónico, utilizando una cita directa de la emocionada madre de Roberto
Canessa:
“Agradezco a Dios y a la virgen que hayan salvado a mi hijo. Esto es obra de Dios
y nada más…” declaró con voz entrecortada por el llanto la señora Mercedes Urta de
Canessa, madre del otro (antes se había aludido a Parrado) sobreviviente.
Como se ve, la mujer adjudica a la supervivencia a un acto absolutamente divino,
ya que lo considera a una “obra de Dios y nada más…”.
Ambos textos tienen un fuerte contenido emotivo y transmiten el júbilo de los
familiares y de la sociedad ante el milagroso descubrimiento de sobrevivientes del
Fairchild siniestrado en las montañas.
La categoría Situación Adversa es tratada únicamente en la nota central. Para
que los lectores puedan entender las condiciones a las que tuvieron que enfrentarse los
177
sobrevivientes, Clarín las desprende de las condiciones que hacen tan especial a este
caso:
“El avión se accidentó en un paraje de 4.400 metros de altura que ahonda en las
características milagrosas del episodio. No sólo por el accidente en sí sino, además que
sobrevienen a los problemas de la puna, un frío intensísimo, vientos y nieve
permanente”.
Luego de esta introducción, el diario empieza a reconstruir los pormenores del
hecho, que siguieron al coque del Fairchild:
“También se pudo saber que 15 ocupantes de la maquina habrían muerto días
después de la catástrofe al caer un alud sobre una caverna que les servía de abrigo.
Cuatro murieron más tarde a consecuencias de las heridas recibidas al estrellarse el
aparato y los restantes por las privaciones y el frío que debieron soportar”.
Ante la hostilidad del clima, Clarín explica cómo los sobrevivientes tuvieron que
paliar la terrible situación con elementos precarios:
“Los forros de los asientos fueron convertidos en las frazadas y los propios
asientos en colchones para los heridos. Todo lo utilizable fue empleado para tapar los
agujeros del fuselaje y resguardárselos del intenso frío”.
Para transmitir imágenes vívidas y lograr que los lectores puedan sentir en carne
propia los sufrimientos de los uruguayos, se introducen varios elementos polifónicos.
En primer lugar, se utiliza la cita de autoridad del Doctor César Fernández, director
del Hospital de San Fernando, donde estaban siendo atendidos los sobrevivientes.
178
Según el diario, el médico expresó que los muchachos están “afectados por la
conjuntivitis por el tiempo que han permanecido expuestos a la luminosidad de la nieve
y a los rigores del viento” y agrega que “también hay varios con quemaduras por el
intenso frío”.
En segundo lugar, se introduce un testimonio directo del propio Canessa, donde
éste narra su experiencia durante el alud:
“Quedé sepultado bajo la nieve. Ahí también creí morir. No podría respirar. Alguien
empezó a escarbar y me rescató”.
La última cita introducida al respecto de esta cuestión, es la del arriero Sergio
Catalán, quien cuenta el mensaje que le arrojó Parrado (a quien Clarín confunde con
Canessa) cuando se vieron cara a cara, en las orillas opuestas del río:
“Traía un mensaje escrito redactado por el joven Canessa diciendo que
‘necesitaban auxilio urgente pues no podrían seguir y que en el avión había 14
personas más que estaban vivas’.”
La categoría Heroicidad está centrada en Fernando Parrado y Roberto Canessa,
los sobrevivientes que bajaron de la montaña para pedir ayuda. Al haber sido los
primeros en brindar sus testimonios, la mayor parte de las notas están sustentadas en
sus dichos.
Como se verá, serán recurrentes los términos “odisea” y “epopeya”. Por eso
creemos conveniente definirlos. El primero deviene del famoso poema épico “La
Odisea”, en el cual se relatan las aventuras del héroe Odiseo (o Ulises, en su
179
adaptación al latín) en su regreso a su hogar en la isla de Ithaca, luego de haber
participado en la guerra de Troya. Por su parte, entenderemos por epopeya a la
narración de un hecho heroico que ha trascendido en la memoria de un pueblo.
De esta forma, la nota central narra que estos dos sobrevivientes habían recorrido
los cañadones de la cordillera para pedir auxilio para el resto de sus compañeros.
Inmediatamente, agrega que los “dos presentaban un estado de desnutrición evidente y
han perdido alrededor de 20 kilos”, remarcando el gran desgaste físico sufrido en la
consecución de su misión de salvamento.
Esta idea es sostenida más tarde en la nota, aun enfrentándola a aquellos
fragmentos de la misma que resaltan el clima de júbilo de la sociedad ante la milagrosa
supervivencia. Así, Clarín explica cómo dichos relatos “dejan trunco quizá la parte más
dramática: la caminata de diez días en la cordillera desierta de los dos jóvenes que
dejaron el avión para buscar auxilio”.
Como se ve, el medio apela al subjetivema “dramática” para referirse a la
caminata, de manera que define al acto de los dos jóvenes uruguayos como la parte
más traumática de toda esta historia. Precisamente, ése fue el hecho por el cual
lograron salvar al resto de los sobrevivientes.
Luego, se hace un salto cronológico para explicar que la actitud heroica de ambos
no se limitó exclusivamente a la caminata final, sino que desde un principio se mostraron
predispuestos a auxiliar a sus amigos:
“Canessa se refirió que junto con Parrado saltaron del avión y comenzaron a
ayudar a los heridos”.
180
Sin embargo, a pesar de utilizarse una cita directa de Canessa, este dato es
erróneo, ya que Nando Parrado quedó inconsciente luego del choque y despertaría
recién varios días después.
Otra equivocación en la que incurre el medio es la de confundir a Canessa con
Parrado, respecto a quién acompañó a los rescatistas en los helicópteros. Recordemos
que Canessa estaba tan débil cuando lo hallaron que apenas podía caminar. Esta
confusión, proviene de un cable erróneo de la agencia de noticias Associated Press
(AP, a partir de ahora) que, como se verá, será repetido por el diario La Nación.
En el mismo párrafo, vuelve a hacerse hincapié en los 71 días que los jóvenes
uruguayos tuvieron que soportar en la Cordillera y en el peso que habían perdido
durante ese período. En el caso de Canessa, se especifica que “su peso normal es de
80 y ahora tiene 60”.
La nota secundaria también le da un carácter central a las figuras centrales de
Parrado y Canessa, “jóvenes y fuertes deportistas”, calificándolos como los
protagonistas de una “verdadera epopeya que duró 10 días al marchar en plena
cordillera en busca de auxilio para sus compañeros…”. De esta forma, iguala la marcha
de los dos jóvenes a una epopeya.
Si bien la presencia de Canessa y Parrado en el relato es casi total, también se
incluye una historia del sobreviviente Gustavo Zerbino, quien ya había demostrado su
heroicidad dos años antes del accidente.
Según el diario, el muchacho de 19 años “había ocupado la primera plana de los
diarios montevideanos, cuando en una valiente y desesperada acción penetró entre las
181
llamas que destruyeron el Carrasco Bowling Club rescató a una mujer que se
encontraba aprisionada entre los escombros”, agregando luego que “el club había sido
dinamitado por los terroristas tupamaros y dos de ellos perdieron la vida al no poder
escapar de las bombas que antes habían colocado”.
De este modo, el medio refuerza el carácter heroico de Zerbino al narrar cómo
arriesgó su propia vida para salvar a una mujer de las llamas que consumían al bowling,
luego de que un grupo de terroristas hubiese puesto explosivos en el lugar. Al citar este
caso, Clarín pretende hacer extensiva la cualidad de héroes a los sobrevivientes en
general.
Por otro lado, que el diario se refiera a los Tupamaros como agentes del terror y
no como guerrilleros se enmarca en la lógica de la época, donde la mayoría de los
estados latinoamericanos había establecido planes estratégicos para combatir la
subversión interna y cualquier grupo que se resistiese al monopolio represivo
institucionalizado era caratulado como terrorista.
La Condición de los sobrevivientes es mencionada en ambas notas. La central
hace foco en el carácter de deportistas de los uruguayos:
“La mayoría de los que lograron salvar su vida integran el equipo de rugby de Old
Christians de Montevideo y la edad oscila entre los 18 y 20 años. En cambio perecieron
los 5 componentes de la tripulación y las cinco mujeres que viajaban acompañando a la
delegación de deportistas”.
Clarín establece aquí una comparación entre los rugbiers, a los cuales antes había
descripto como “jóvenes y fuertes”, con las mujeres y miembros de la tripulación, que
182
perecieron en su totalidad. De eso se desprende que el diario considera que el grupo de
sobrevivientes estaba integrado por los más preparados, mientras que los más débiles
habían muerto. En esa misma página, el diario incluye una foto del equipo de rugby Old
Christians.
Sin embargo, los datos que publica son erróneos. Sólo 5 de los 16 sobrevivientes
eran del equipo de rugby. El preconcepto de que habían sobrevivido sólo los más
fuertes se extendió rápidamente por los medios de comunicación e, incluso, los propios
vecinos de Carrasco lo creyeron, tal como consta en la crónica de Piers Paul Read:
“(…) Los zumbidos y chasquidos de las cámaras en torno a ellos, disimularon en
parte la tremenda realidad de que entre los que bajaban de los autobuses y ocupaban
su lugar en la tribuna, sólo había tres miembros del equipo de rugby que partió hacia
Chile: Canessa, Zerbino y Vizintín. Parrado y Harley todavía estaban en Chile. Cuando
Daniel Juan y Adolfo Gelsi observaban los demacrados y barbudos rostros, buscaban a
sus campeones –Pérez, Platero, Nicolich, Houni, Maspóns, Abal, Magri, Costemalle,
Martinez-Lamas, Nogueira y Shaw-, pero ninguno de ellos estaba allí”.
La nota secundaria retoma la condición de deportistas cuando se encarga de
describir a los dos jóvenes que habían recorrido la cordillera durante diez días para
conseguir ayuda. Además, agregan dos características más: la de estudiantes y la de
clase social.
“Parrado Dolgay, de 23 años, estudiante de ingeniería mecánica, además de jugar
al rugby es entusiasta partidario del automovilismo, motociclismo y el surf. Canessa
Urta, de 20, cursaba actualmente el tercer año de la carrera de medicina. Es dueño de
183
un físico privilegiado hasta el punto que le valió el apodo “El Musculo” entre sus
compañeros de estudio”.
Como puede verse, la condición de estudiantes universitarios es mencionada para
ambos muchachos. En el caso de Parrado, se destaca, además, su gusto por ciertos
deportes que pueden considerarse como de clase alta (eran aún más exclusivos en el
año 1972), mientras que por el lado de Canessa vuelve a hacerse hincapié en su
fortaleza física y en su sobrenombre que también alude a su fortaleza corporal.
La condición de clase social es retomada cuando Clarín remarca que algunos de
los sobrevivientes estaban emparentados con figuras prominentes del Uruguay:
“En la capital uruguaya, donde cualquier otra noticia pasó a segundo plano, los
comentarios giraban en torno a la verdadera hazaña de supervivencia cumplida por los
16 jóvenes pasajeros del F-27. Uno de los rescatados es el hijo del conocido pintor y
cineasta Carlos Páez Vilaró. Se trata del hijo de Carlos Páez Rodríguez quien se
encuentra ya en Santiago de Chile.
Por su parte los hermanos Adolfo y Eduardo Strauch, que integran el equipo de
rugby Old Christians y se encuentran en las nóminas de los sobrevivientes son sobrinos
del presidente de Uruguay, Juan M. Bordaberry”.
Al respecto de esto, el diario incluyó una foto de Carlos Páez Vilaró.
La categoría sobre la Alimentación sólo es mencionada en la nota central. En
ella, se hace referencia al método de racionamiento propuesto por el capitán del equipo,
Marcelo Pérez. Sin embargo, el medio hace énfasis en un detalle más:
184
“Es de hacer notar que el milagro tuvo en este detalle otra arista. Como tenían
noticias de que en Chile existían problemas de abastecimiento, casi todos llevaban
alimentos envasados para resolver la escasez”.
Como se ve, el medio utiliza la frase “es de hacer notar” y luego caracteriza lo
extraordinario del hecho que narra a posteriori. De todas formas, esta información es
errónea, ya que la escasa comida que pudieron racionar durante los primeros días
consistía en golosinas y algunas botellas de contenido alcohólico que habían sido
compradas para ser obsequiadas o consumidas en Chile.
Podemos aventurar que estos datos fueron tomados de las declaraciones de
alguno de los dos primeros rescatados o del encargado de negocios uruguayos, César
Charlone, quien había tenido oportunidad de hablar con ellos.
La próxima referencia que se hace respecto a la cuestión alimenticia, señala que
a pesar de esa arista milagrosa por la cual habían llevado comida de sobra, “se supone
[ésta] se terminó hace varios días y que fue remplazada por trozos de nieve con los que
se evitó la deshidratación”.
Como puede verse, Clarín introduce la frase “se supone”, lo que indica que no
quiere ser asertivo en este aspecto ya que no tiene certezas o datos confirmados.
La última referencia a este tema es agregada a través del recurso de la polifonía, a
través de una cita indirecta de Canessa:
185
“(…) También reveló una vez que se terminaron los alimentos del avión se
utilizaron los que llevaban. Por suerte había muchos chocolates que al final se
convirtieron en la base alimenticia del grupo”
Se introduce de esta forma una voz testimonial para que la gente conozca de
primera mano la forma en la que se resolvió el tema alimenticio.
Respecto a la Actitud de los familiares, la nota secundaria es mucho más
profunda que la central. En esta última, sólo se menciona que el estado chileno iba a
brindarles toda clase de facilidades de transporte para llegar al hospital de San
Fernando. La secundaria apela a varios recursos más.
El primero de ellos, es nuevamente la polifonía, agregándose al texto la voz de
Seller Parrado, padre de Nando, cuyo nombre está mal escrito.
“Al informarse del rescate, Helder Parrado, padre del joven estudiante sólo atinó a
decir: “Soy el hombre más feliz del mundo”… Poco después el señor Parrado viajó
hacia la capital chilena”.
A través de esta cita, vuelve a apreciarse la emoción de júbilo con la cual está
cargada la nota.
Otra de las referencias a esta categoría refiere al padre de Canessa, quien se
encontraba en Mendoza previo a la noticia del rescate, ya que desde un principio se
había unido a las tareas de búsqueda. Fue uno de los primeros en reencontrarse con su
hijo.
186
El último recurso utilizado para referirse al rol de los familiares es un contraste
establecido entre los parientes de los sobrevivientes y el de los fallecidos:
“(…) el júbilo de los familiares y amigos de los rescatados delineaba también la
otra realidad, la de aquellos que pierden ahora el último resto de esperanza sobre la
reaparición de sus seres queridos”
De esta forma, el diario apela a generar en el lector un sentimiento empático
respecto a la parte más triste de esta historia.
La Religiosidad es referida una sola vez en la nota central, mientras que no
aparece en la secundaria. Nuevamente el recurso polifónico aparece a través de la voz
de Canessa, quien comenta la importancia de la oración y la creencia de que Dios los
ayudaría:
“Los que podíamos trabajar lo hacíamos. Los otros rezaban. Nunca se perdió la fe
ni aún en el momento que escuchamos la noticia de que se había suspendido la
búsqueda. Sabíamos que apenas mejorara el tiempo podríamos bajar y buscar auxilio”
En relación a la categoría Cobertura Mediática, cabe destacar que Clarín no hace
mención a ninguna característica de la cobertura mediática, pero sí se remarcan los
problemas que existieron para conseguir informaciones precisas. Así lo manifiesta en el
cierre de la nota central:
“Se aguarda con interés el momento en que los sobrevivientes puedan realizar un
relato más a fondo y coherente, despejando algunas incógnitas que aún no han podido
ser develadas. Principalmente existen dos dudas y contrasentidos en lo que hace a la
187
cantidad de personas que fallecieron en el mismo momento del choque y las muertas
en el alud días después del accidente y las que perecieron a consecuencias de las
heridas”.
De esta manera, el medio expone la necesidad de un relato “más a fondo y
coherente” para despejar “incógnitas” que le impedían al diario precisar en ciertos
puntos, especialmente la cantidad de muertos a raíz del choque, los correspondientes
al alud y aquellos que sucumbieron por heridas.
También explica, de esta forma, la razón por la que tuvo que apelar a
suposiciones para construir parte del relato, como cuando especuló acerca de cómo
habían reemplazado el alimento por trozos de nieve (tal como se citó en la categoría
Alimentación). Esto permite suponer que Clarín manejaba ciertas hipótesis acerca de
cómo había sido la supervivencia pero que no podía publicarlas hasta encontrar un
soporte para hacer oficiales sus sospechas.
La Nación
Nota central
Título: Vívido relato de uno de los sobrevivientes
Nota Informativa I
Título: Dos meses perdidos en la cordillera
188
Nota Informativa II
Título: Dramáticas horas vivieron familiares de las víctimas
Nota informativa III
Título: Van a Chile familiares y periodistas
Nota Informativa IV
Título: Frustraciones y esperanzas en el proceso de 69 días
Nota Informativa V
Título: Buen estado de salud de los sobrevivientes
Nota Informativa VI
Título: Nómina de los Sobrevivientes
Como lo indica su título, esta nota repite los nombres de los pasajeros que
lograron sobrevivir. No posee ninguna de las categorías de análisis
Nota Informativa VII
Título: Los rescatados
Nueva transcripción de la nómina de los sobrevivientes. No se incluye ninguna de las
categorías del análisis.
Crónica
189
Título: La inesperada noticia conmovió a Montevideo, Por Héctor López Robledo
(Corresponsal de La Nación en Montevideo)
Entrevista (al Dr. Canessa, padre de Roberto)
Título: Cómo se efectuó la búsqueda del avión uruguayo perdido
La categoría Milagro es desarrollada principalmente en la crónica de López
Robledo. En la nota central, aparece sólo una vez, siendo introducida a través una cita
de Canessa donde aquél narra cómo sobrevivieron a la colisión:
“Sentí el choque y esperé la muerte. Pero no vino la muerte. Sentí fortísimos
sacudones y luego el avión se deslizó y se deslizó muchos metros en medio del
estruendo y el griterío de la gente. Fue algo terrible. De pronto la máquina se detuvo”.
El recurso polifónico es usado aquí para poner en palabras de un sobreviviente la
explicación acerca de cómo, a pesar del “terrible” impacto, la aeronave no se destrozó
contra la montaña, sino que logró deslizarse sobre ella hasta detenerse. Para sorpresa
de todos ellos, “no vino la muerte”.
En su crónica, López Robledo pretende reflejar el júbilo del pueblo uruguayo ante
la noticia de que habían hallado con vida a varios de los pasajeros del Fairchild
siniestrado. Para hacerlo, utiliza recurrentemente la palabra “milagro”.
La primera mención proviene de una cita del embajador de Chile en Uruguay,
Raúl Elgueta, quien le había comentado al propio autor de la crónica que “sólo un
190
milagro podría haber operado el feliz hallazgo de señales siquiera de vida en esa zona
de la cordillera”.
A continuación, el propio López Robledo se encarga de otorgarle el mismo
calificativo:
“El diplomático chileno se disponía a partir hacia su país y desde la tarde de ayer
no había logrado noticias oficiales y concretas sobre el proceso –milagroso en verdadque arrancaba a partir de la ubicación de los sobrevivientes Roberto Canessa Urta y
Fernando Parrado Dolgay”
Al introducir la frase “milagroso de verdad” entre guiones, indica que esa es una
apreciación que el narrador agrega respecto de lo que está contando y en la cual vuelca
su sentir.
Luego, el texto hace narra cómo se vivió la noticia en la casa del sobreviviente
Fernando Parrado, donde su padre Seller y varios amigos de la familia se habían
juntado, a la espera de más noticias. Según la crónica, aquellos eran “participantes del
milagroso regalo de una vida recuperada a los más adversos designios”.
En base a esto, aparece una cita del propio Seller quien dice ser un “hombre feliz”
cuando “se apresta a salir por vía aérea hacia Chile –como tantos más- a buscar a su
hijo, pero también a su esposa y a su hija porque este milagro le ha dado más
esperanzas y lo ha estimulado para aferrarse a la posibilidad que estuvo concibiendo a
lo largo de 70 días de angustiosa espera y otras tantas noches pobladas de silencio, de
soledad y de llanto”.
191
En esta última parte, pude verse que el autor establece un contraste entre la
situación de suma tristeza de Seller Parrado cuando desconocía el destino de su
familia, frente a las esperanzas que “este milagro le ha dado”. Lamentablemente, el
resto de sus familiares en el avión habían perecido.
Más adelante, se encarga de analizar el mensaje que Fernando Parrado le arrojó
a Sergio Catalán.
“Este documento de patética llaneza fue revelador de la realidad que
prácticamente nadie creía porque la Cordillera no devuelve a las víctimas pero que
todos estamos dispuestos a admitir y a disfrutar todo lo que permitiera el balance
definitivo”.
Como puede verse, el autor tilda al mensaje de ser patéticamente llano. Allí, no
hay un uso peyorativo de la palabra patético, sino que se utiliza para designar algo “que
es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afecto vehementes, y con
particularidad dolor, tristeza y melancolía”, de acuerdo a la definición de la Real
Academia Española.
Además de ello, el texto de Parrado era muy revelador ya que demostraba que
había sobrevivientes de una tragedia aérea en las montañas cuando la creencia general
indicaba que de que “la cordillera no devuelve a las víctimas”. Los muchachos
uruguayos eran los primeros.
Dentro de esa misma lógica, López Robledo narra cómo se vivió el rescate en su
país:
192
“El anuncio de éste milagroso rescate de vidas humanas, aunque parcial y por
tanto doloroso, comenzó ayer a eso de las 19 del Uruguay y se prolongaba
angustiosamente en todo el país, pendiente del desenlace estremecedor y a 24 horas
de aquel primer anuncio el milagro quedó confirmado; pero también quedó confirmada
la tragedia, entonces más desgarradora que nunca a menos que se tenga reservas
espirituales de dimensiones desusadas…”.
Aquí el autor juega con la tensión del relato de acuerdo a los distintos trascendidos
y la reacción del pueblo uruguayo frente a ellos. Tras destacar dos veces en el mismo
párrafo la cualidad de milagroso del rescate, traza un contraste con la parte trágica, ya
que en el momento en que se conoció la lista de sobrevivientes, tácitamente se reveló
la lista de los muertos.
La cuarta nota informativa aborda la categoría a través del recurso polifónico,
citando algunas apreciaciones de Seller Parrado, padre de Fernando, cuyo nombre
aparece mal escrito:
“Enrique Parrada, (…) estuvo 20 minutos con su hijo ‘que regresó de la muerte’.”
De esta forma Seller Parrado enuncia una nueva comparación de la supervivencia
de su hijo con un caso de resurrección.
Esta categoría no es incluida por ninguna de las otras notas informativas ni por la
entrevista.
En tanto, la Situación Adversa se desarrolla fundamentalmente en la nota central
y en la primera nota informativa. En el texto principal, vuelve a apelarse a los
193
testimonios de los protagonistas del accidente para que sean estos quienes narren los
sucesos. El primer citado es Roberto Canessa (vuelve a ser nombrado erróneamente
como “Fernando Canessa”), quien brinda “dramáticas revelaciones”:
“Volamos casi a ciegas, de pronto vi los picos a escasos metros del ala. Me dije
‘vamos a chocar’. Sentí el choque y esperé la muerte”.
Como puede verse, la nota central vuelve traer a colación los detalles del vuelo
que derivaron en el choque del avión y la sensación de los pasajeros respecto de una
muerte inminente. Luego, tras haber remarcado la supervivencia, el foco pasa al
desarrollo de la permanencia en la montaña durante 71 días, durante los cuales, según
el texto, los jóvenes sobrevivieron “sacando agua de la nieve y durmiendo entumecidos
en el fuselaje semidestruido”.
Más tarde, el testimonio de Canessa es utilizado para la recreación del alud:
“(…) De pronto sentí ruidos como balazos e inmediatamente una avalancha de
nieve que nos sepultó. Yo quedé atrapado entero. No podía respirar; desfallecía. De
nuevo recibí la muerte… sólo pude sacar las manos… pero de pronto alguien me
destapó la cara. Los que me salvaron no veían mi cuerpo cubierto de nieve de manera
que me pisaban y eso era muy desagradable, pero yo que me había creído morir me
sentía fenómeno”.
Así, nuevamente a través del recurso polifónico, se vuelve a hacer hincapié en las
adversidades que los jóvenes uruguayos tuvieron que enfrentar y en la sensación de
que los acechaba una muerte inminente.
194
La primera nota informativa, por su parte, recupera las citas de Fernando Parrado,
el otro expedicionario. Así, en un principio, el texto se centra en el relato indirecto del
joven acerca de cómo había perdido a dos miembros de su familia y en la forma en que
el casó lo impactó personalmente:
“Fernando Parrada, uno de los dieciséis sobrevivientes del accidentado avión
militar uruguayo, contó que había visto morir a su madre y su hermana sin poder hacer
nada para ayudarlas, y que hasta el fin de su vida se negará a subir ‘a cualquier cosa
que vuele’.
Esta última idea, por la cual Parrado afirma que no volverá a subirse a ninguna
cosa que vuele, sería repetida por varios de los sobrevivientes y recogida en las
ediciones posteriores de Clarín y La Nación.
Otra cita indirecta del muchacho uruguayo es introducida para mostrar el alud
desde otra perspectiva:
“Pero días después (del accidente del avión), durante la noche, un alud los
sorprendió, matando a siete. Parrada, a quien el profundo abatimiento lo llevó a evitar
precisiones, agregó que otros dos compañeros de viaje murieron pocos días más tarde
Por fin, él y Canessa decidieron abandonar la zona en busca de ayuda, desesperados
ya por los dos meses exactos de penuria que soportaban”.
De esta manera, el texto remarca dos cosas: en primer lugar, el gran pesar que
sufría Parrado al rememorar los hechos; y, en segundo, cómo la sucesión de hechos
desafortunados generaron una “desesperación por tres meses de penurias” que los
obligó a salir para buscar auxilio.
195
La siguiente referencia es el famoso mensaje que Parrado le arrojó a Sergio
Catalán. A diferencia del diario Clarín, La Nación publica su transcripción:
“El mensaje decía: ‘vengo desde el avión que cayó en la montaña. Soy uruguayo,
hace diez días que venimos caminando. Tengo un amigo herido. En el avión quedaron
catorce personas heridas. Tenemos que salir rápido porque no tenemos qué comer. No
podemos caminar’.”
A través de este mensaje, se vuelve a utilizar el recurso polifónico, ya que éste
supone una cita directa de Parrado, quien relata varias de las adversidades sufridas,
como el choque del avión, los amigos heridos que aguardaban en el fuselaje, su estado
de desnutrición y el agotamiento físico producto de la caminata de diez días.
En el subtítulo “El arriero” de la entrevista, se vuelve sobre este punto con una cita
indirecta de Sergio Catalán quien, según el texto, “hizo un patético relato del encuentro
con los jóvenes Canessa y Parrada, en el que narra las condiciones en las que hallaron
a los muchachos”.
Aquí, vuelve a utilizarse la acepción de patético, como algo que manifiesta una
gran carga de sentimientos. De esta forma, se remarca que Sergio Catalán estaba muy
conmovido por el aspecto que tenían los sobrevivientes.
El resto de las notas informativas y la crónica no abordan la Situación Adversa.
La categoría Heroicidad es la que mayor protagonismo tiene en la jornada, siendo
incluida en todos los textos menos en las notas informativas II y IV. En este diario,
196
también se utilizan los términos “odisea”, “epopeya” e “increíble acontecimiento” de
manera comparativa para destacar la condición heroica del hecho.
Al igual que en la categoría anterior, la nota central utiliza la polifonía en forma
recurrente, con el objetivo de expresar la valentía con la que los sobrevivientes
enfrentaron las distintas adversidades.
Para explicar la expedición final, se introduce una cita de Canessa:
“(Él) caminó diez días desde el sitio del avión ‘siempre hacia el Oeste, hacia Chile’.
Donde anoche fue ubicado por un arriero y dio comienzo al salvamento que culminó
parcialmente hoy”.
La duración del viaje y la consigna de seguir siempre hacia el este, acentúan la
férrea voluntad de los expedicionarios por conseguir ayuda para rescatar a sus
compañeros que quedaron en el fuselaje.
Por otro lado, se agrega un testimonio directo del mismo sobreviviente para narrar
los momentos posteriores al choque del avión:
“Los primeros minutos fueron terribles. Cuatro o cinco de nosotros pudimos salir y
comenzamos a rescatar a los compañeros, algunos sanos, otros heridos. Algunos ya no
respiraban. Trabajamos desesperados y en la noche caímos rendimos…”.
A través del testimonio de Canessa, se destaca el rol de un grupo de
sobrevivientes que se hicieron cargo de atender a los heridos, en el caótico marco que
sucedió a la colisión.
197
Además, a continuación de agrega una reflexión de aquél en relación a que
Parrado, su compañero durante la expedición final, “estuvo tres días desmayado” luego
del accidente. De esta manera, su figura es exaltada, ya que a pesar de haber sufrido
heridas graves, logró cruzar la cordillera para pedir ayuda.
La crónica de López Robledo, por su parte, también se ocupa de la caminata final
de los sobrevivientes. Luego de destacar que, según “un informante”, la zona recorrida
por ellos era “inhóspita”, asevera que la expedición “no tiene precedentes en el mundo y
seguramente no los tiene la cordillera andina”. A partir de esto, el autor deja sentado
que la expedición final fue una hazaña única.
Dentro de la misma línea narrativa, resalta la figura de Canessa a quien destaca
como “uno de los dos elegidos por el grupo para emprender la misión heroica de
encontrar el mundo y hacerle creer que su salvación era cierta que la de los otros (por
sus compañeros) era accesible”.
Por otro lado, también recalca la labor heroica del piloto, quien, según López
Robledo, “había realizado un esfuerzo de alta pericia para salvar un saldo valioso de
vidas a costa de su propia suerte”.
La entrevista refiere repetidas veces a esta categoría, a través de citas directas del
Dr. Canessa. Desde el comienzo, se acentúa el profundo orgullo que éste sentía por su
hijo:
“Diez kilómetros caminó el Botija para avisar que había sobrevivientes en su
avión”. Estas palabras fueron dichas a bordo del ciudad de Buenos Aires, de Aerolíneas
198
Argentinas, por el doctor Juan Carlos Canessa, padre de uno de los sobrevivientes.
Aquí su voz se quebró, pero se advirtió en su rostro emoción y orgullo”.
Como puede verse, el Dr. Canessa nombra a su hijo como “Botija”, que en dialecto
lunfardo quiere decir “pibe” o “chiquilín”. De esta forma, destaca la juventud del
muchacho, que para ese entonces tenía 19 años, quien había atravesado la cordillera
en busca de ayuda para sus amigos. Cabe remarcar, de todas formas, que el médico
comete un error al indicar que su hijo había recorrido “10 kilómetros”, cuando en
realidad habían sido diez días de caminata.
Más tarde, el artículo introduce una descripción que el médico hace de Roberto:
“¿Cómo es mi hijo? Mi hijo –lo dice en tono de cariño y admiración- tiene 19 años,
mide un metro ochenta y pesaba de 84 a 85 kilos. Es todo músculo, parece de piedra”.
En la última oración, se exalta el poderío físico del joven. A continuación, el Dr.
Canessa explica que su hijo siempre había disfrutado esquiar y andar por la montaña y
que ahora temía que le haya sentado “muy mal la cordillera”. Sin embargo,
inmediatamente después vuelve a repetir la frase con la que se abrió la nota:
“Pero el botija se caminó la montaña para salvar a sus amigos…”
A través de este último dicho del médico, el artículo vuelve a reforzar el arrojo de
Roberto Canessa.
En el subtítulo “El arriero” de la entrevista, vuelve a exaltarse la condición heroica
de los dos expedicionarios quienes, según el propio Catalán, pidieron “ayuda para los
que habían quedado en el avión”, apenas lograron ponerse en contacto.
199
La heroicidad del arriero también es resaltada conjuntamente con su humildad:
“Don Catalán Martínez es un hombre de sencillas costumbres, de porte altivo y
trato firme. Cuando habla, no titubea. Y además no recurre al tono espectacular: él
estima que no ha hecho nada fuera de lo común”.
El hecho de que él niegue haber realizado algo extraordinario es utilizado por el
texto para enaltecer su imagen de héroe.
La primera nota informativa, por su parte, destaca que Parrado y Canessa
decidieron iniciar “una marcha a pie” que duraría diez días, cuando las sucesivas
muertes de sus amigos los sumergieron en una situación desesperante.
La segunda, por otro lado, narra que “Roberto Canessa montaba en uno de los
helicópteros del Servicio Aéreo de Rescate que llegaron hasta la zona del siniestro para
traer a otros seis sobrevivientes”, subrayando que el muchacho había decidido subirse
al aparato para salvar a sus compañeros, aun habiendo sufrido una tragedia aérea. De
todas formas, debe destacarse que el texto incurre en un error, ya que fue Parrado el
que participó del rescate.
La tercera nota informativa vuelve a apelar al término “odisea”, para referirse a los
relatos acerca de los sobrevivientes que llegaban a Montevideo a través de informes
radiales y cables noticiosos.
La quinta aborda la categoría refiriendo nuevamente a la expedición final, la
duración de la misma y su objetivo:
200
“Parrada (sic) junto a Roberto Canessa fueron los que abandonaron el avión
destruido y lograron entrar en contacto con un arriero después de diez días de vagar
por las montañas, permitiendo así la salvación del grupo”.
El recurso polifónico es empleado a continuación, para reforzar la heroicidad de
Parrado. La cita directa utilizada pertenece a su padre:
“’No me preguntó nada, ni yo le pregunté nada. De 95 kg que pesaba, ahora no
pesa más de 45. Pero así y todo me levantó en vilo para demostrarme que aún tiene
fuerzas’, expresó a los periodistas”.
De esta forma, el testimonio de Seller Parrado destaca como, a pesar del
importante desgaste físico producto de la travesía por la cordillera, su hijo demostró que
todavía tiene fuerzas.
La Condición de los sobrevivientes como categoría de análisis está presente
fundamentalmente en la crónica de López Robledo. Éste hace múltiples alusiones a que
los sobrevivientes y sus familias provenían del “barrio Residencial de Carrasco”.
Dentro de esta misma línea discursiva, el texto introduce una descripción de la
casa de la familia Parrado, donde un grupo de vecinos se habían acercado para brindar
su apoyo:
“Viajaban hacia Carrasco desde el centro de la ciudad en la zona pintoresca de
Punta Gorda, una casa confortable y arquitectónicamente integrada al paisaje de la
calle Mar Ártico se había convertido esta madrugada en otro centro menos concurrido,
pero en igual medida participante del milagroso regalo de una vida”.
201
Como puede verse, los adjetivos empleados indican que se trataba de la
residencia de una familia adinerada.
Pero la referencia más saliente en la crónica responde a una consideración
personal que López Robledo expresa de manera directa y asertiva:
“Las reuniones prosiguen en las calles y en los hogares de Carrasco y seguirán
hasta tarde en la noche, mientras se sigue aguardándolo con la sensación de que serán
muchos todavía los episodios a conocer cabalmente de esta historia increíble que se
inició en la concentración de un partido de rugby que comprometía a la flor de la
juventud uruguaya en una simple empresa de alegre e inocente confraternidad juvenil y
deportiva”.
Como puede verse, el autor considera que los jóvenes muchachos que integraban
la escuadra del Old Christians eran lo mejor de la juventud uruguaya y, por ende, el
grupo más auspicioso para el futuro de su país. En las conclusiones de esta primera
parte, veremos cómo López Robledo venía deslizando esta idea en el diario La Nación
desde octubre de ese año, cuando trascendió la desaparición del Fairchild que los
trasladaba a Chile.
El otro texto que aborda la teoría es la tercer nota informativa. En ella vuelve a
incurrirse en el error de destacar que la mayoría de los sobrevivientes integraban el
equipo de rugby y que habían asistido al colegio Stella Maris.
Por otro lado, se repite un dato que ya habíamos visto en Clarín:
202
“Entre los fallecidos se cuentan la totalidad de las mujeres –madres y hermanas
de los deportistas- y los tripulantes de la aeronave”.
Esto parecería indicar que ambos diarios se nutrieron del mismo cable para
escribir sus notas. Sin embargo, La Nación se refirió de manera puntual a los muertos y
no hizo hincapié en que algunos sobrevivientes eran rugbiers, como sí lo había hecho
Clarín.
Finalmente, se destaca el parentesco de algunos de los jóvenes con personajes
importantes del Uruguay:
“Figuran entre los sobrevivientes un hijo del conocido pintor Carlos Páez Vilaró y
dos sobrinos del presidente de la República, Juan María Bordaberry”.
Esta noción fue mencionada en varias ediciones del diario del mes de octubre.
La categoría Alimentación es mencionada brevemente por la nota central y por la
cuarta nota informativa. El texto principal la introduce a partir de una cita indirecta de
Canessa, según la cual éste “dijo que chocolate y otros alimentos que llevaban en los
equipajes fueron la base de subsistencia”. Por su parte, el artículo informativo refiere
que, “desde Santiago se ha revelado (…) que el estado sanitario de los jóvenes
rescatados es muy bueno y que han podido sobrevivir por más de dos meses debido a
las reservas alimenticias y vitaminas que poseían”.
La Actitud de las familias ocupa el segundo lugar de importancia como nódulo
de análisis en esta jornada. Ésta se desarrolla principalmente en la crónica y es
mencionada por en las notas informativas III, IV y V y en la entrevista.
203
El texto de López Robledo se encarga de describir la mezcla de sentimientos que
se sucedieron en Carrasco luego de que trascendiera la noticia acerca de la
supervivencia de catorce de los cuarentaicinco pasajeros. De esta forma, la primera
referencia destaca el nerviosismo reinante en aquel barrio residencial donde “la mayoría
de las familias (estaban) afectadas por la dolorosa incertidumbre en un movimiento de
péndulo que lógicamente se fija entre la vida y la muerte”. Esto se debía a que todavía
no se había dado la lista de sobrevivientes.
Esta línea discursiva es reforzada al introducir una contradicción:
“Anoche, a la alegría, compartida con unanimidad se oponía el contraste de que
sólo dos de los viajeros estaban realmente a salvo en tanto de catorce más se sabía
que estaban bien, hace de esto diez días, cuando comenzó el peregrinaje de Canessa y
Parrado en busca de auxilio”
Como puede verse, López Robledo destaca el contraste entre la felicidad por la
noticia de que había catorce sobrevivientes con la incertidumbre de las familias por
saber, ya conociéndose los nombres de los expedicionarios, quiénes eran los catorce
restantes.
Una nueva descripción de los sentimientos de los vecinos de Carrasco acentúa la
contradictoria situación:
“Había en todos una emoción que temblaba en las palabras, que humedecía los
ojos, que se estremecía en los abrazos apretados y repetidos, pero no podía definirse
dentro de cada cual en qué proporción se mezclaban el dolor y la alegría, hecha la
204
excepción de algunos que mantenían en medio de este ambiente enrarecido de
emociones cierta serenidad de espíritu”.
Aquella solidaridad de los vecinos es trasladada luego a toda la sociedad
uruguaya ya que la crónica narra cómo eso “que se vivía en Carrasco se repetía luego
en el centro de la ciudad, en todos los lugares de reunión y en definitiva en todo el país,
que se puso decididamente al fin a participar del dolor hermano y el nervioso suspenso
común”.
Por otro lado, López Robledo utiliza el recurso polifónico, para que sean los
propios familiares quienes expliquen de qué forma estaban viviendo la noticia del
rescate de los jóvenes. Así, aparecen los testimonios de la madre de Canessa y del
padre de Parrado, los muchachos que realizaron la expedición final y quienes fueron los
primeros en ser rescatados.
“‘Pobre mi hijo querido y pobres los otros muchachos’, transcribe la emoción en un
momento de serenidad de la señora Mercedes Urta de Canessa, madre de Roberto
Canessa.
“El padre, Seler Parrado, quien se considera el hombre más feliz del mundo por la
noticia de la aparición de su hijo, tiene pendiente todavía a esa hora y lo dijo, una
cuenta con la fe, porque, como se sabe, en el avión viajaban también su esposa Xenia
Dolgay y su hija Susana”.
Otros padres a los que hace referencia el texto son Carlos Páez Vilaró, de quien
destaca “su tesón incomparable” en la búsqueda de su hijo, y el Dr. Jorge Zerbino,
205
“campeón continental de basquetbol en su juventud, abogado y cabañero actualmente”,
quien había viajado a Santiago junto a su esposa.
De este último se recoge una cita directa, en la que explica cómo había recibido la
noticia:
“Estamos contento pero no estamos en ánimo de celebrarlo y nos concretamos a
aceptar las expresiones de simpatía. Tenemos el ánimo contento pero demasiado
dolorido”.
La tercera nota informativa retoma la repercusión que la noticia tuvo en
Montevideo, resaltando que “los uruguayos hicieron a un lado hoy sus preparativos para
celebrar la Navidad y se pegaron a los receptores de radio para conocer minuto a
minuto las alternativas del dramático rescate de 16 compatriotas”. De esta forma, puede
verse que el texto remarca que para los habitantes del país oriental estaban más
entusiasmados por el salvataje de los jóvenes que en los festejos navideños, que
tendrían lugar al día siguiente.
Dentro de la misma idea, también se destaca que muchos familiares se habían
“congregado en la residencia de un radioaficionado que mantenía enlace con Santiago,
estallaron en incontenibles pero contradictorias expresiones de alegría y dolor”,
volviendo a destacarse así el contradictorio ánimo general que oscilaba entre las dos
sensaciones.
En el mismo texto, se reconstruyen, a su vez, el conjunto de acciones llevadas a
cabo por los familiares durante los dos meses en que sus jóvenes parientes estuvieron
desaparecidos en la montaña:
206
“Dos operativos de búsqueda organizados por familiares y la consulta telefónica a
un famoso parapsicólogo holandés quien alentó sus esperanzas al afirmar que había
vida a bordo, pautaron su indeclinable actitud a lo largo de los 70 días vividos desde el
13 de octubre cuando ocurrió el accidente”.
Por otro lado, vuelve a introducir las citas del padre de Parrado, a quien nombra
de manera incorrecta, y de la madre de Canessa, las cuales son muy similares a las de
la crónica:
“‘Es un milagro, es el premio de nuestra fe. Es el mejor regalo en mi aniversario de
boda. ¡Pobre mi hijo querido! ¡Pobre de los otros muchachos!’, dijo sollozando la señora
Mercedes Urta de Canessa, al enterarse que su hijo está vivo.
‘Soy pese a todo feliz’ dijo Selder Cerrados, padre del sobreviviente Fernando,
cuando aún alentaba la esperanza de encontrar también con vida a su esposa e hija,
quienes perecieron en el aparato accidentado”.
La quinta nota, por su parte, tiene información más reciente que la anterior, dado
que en ella Seler Parrado ya estaba en conocimiento de los decesos de Eugenia
Dolgay, su cónyuge, y de Susana Parrado, su hija. Así, después de destacar que
estaba profundamente feliz por recuperar a su hijo “que había vuelto de la muerte”, el
diario agrega lo siguiente:
“Y luego prorrumpió en sollozos al recordar que “por allá en la cumbre, quedaron
los cadáveres de mi esposa y mi hija”.
207
De esta forma, a través de la cita directa de Seler Parrado, vuelve a hacerse
alusión a los sentimientos encontrados que experimentaban los familiares; esta vez
aunados en la sola persona de este hombre, quien estaba feliz por la supervivencia de
su hijo y triste por el fallecimiento de su mujer y su hija.
Finalmente, la entrevista hace alusión al tema a través de una respuesta del Dr.
Canessa, donde el médico se refiere a la participación y a la persistencia de algunos
familiares en los sucesivos operativos de búsqueda:
“En Chile. Había siempre un grupo de padres o de madres. Recibimos también el
apoyo de la Fuerza Aérea Uruguaya ofreciéndonos un avión. Con ese avión salimos
desde Montevideo el 11 de este mes. Con gran asombro de los chilenos por nuestra
perseverancia y porque todo indicaba que no tendríamos éxito”.
La Religiosidad sólo está incluida en la crónica, en relación a los rezos de la
madre de Roberto Canessa y de Seller Parrado, quienes aún mantenían la fe de
encontrar con vida a la esposa de aquél y a su hija.
La Cobertura Mediática como categoría de análisis se desarrolla en la crónica y
en la tercera nota informativa. Por el lado del texto de López Robledo, resaltaba que
periodistas de todos los medios uruguayos iban “presurosos” camino al aeropuerto,
mientras “las redacciones se instalaban por teléfono en El Mercurio y los principales
diarios de Santiago para avanzar hacia la verdad todavía no conocida cabalmente, pero
prometedora esta vez sin sospecha de especulación”.
De esta forma, enfatiza la gran movilización periodística que había en el Uruguay y
cómo muchos de estos se trasladaban hacia Chile para conseguir informaciones de
208
primera mano que les ayudase a echar luz a los pormenores del caso, buscando
conseguir una verdad “sin sospecha de especulación”.
Entre los periodistas movilizados, López Robledo destaca a su hijo mayor quien
apareció de pronto en casa a una hora que debía estar trabajando en ese mismo
contagioso oficio del periodismo y luego de hacer una pausa apenas afectuosa corría al
aeropuerto para llegar a la cordillera lo antes posible”.
Como se ve, el primogénito del periodista apenas si se despidió de su padre ya
que, apurado por los tiempos del “contagioso oficio” que había copiado de aquél, debía
tomarse un avión a Chile lo antes posible.
La tercera nota informativa también hace hincapié en la búsqueda mediática por
informaciones concretas y corroboradas, pero esta vez en referencia a la prensa del
país trasandino. Así, indica que, desde el conocimiento de la aparición de los dos
expedicionarios, los órganos de prensa y las estaciones de radio locales, se lanzaron a
la búsqueda de contactos y autoridades chilenas en procura de confirmar la información
que momentos antes paralizaba el país”.
Luego, el texto transcribe los titulares de otros diarios, para destacar la relevancia
que el caso tenía en la prensa en general, a la vez que remarcaba que muchos de ellos
“enviaron periodistas hacia la zona del hallazgo dedicaron hoy sus espacios
preferenciales para informar sobre el suceso”.
“‘El milagro se hizo: hay 16 sobrevivientes en el avión’, dijo hoy con grandes
titulares en su primera plana el matutino La Mañana.
209
El Día tituló por su parte ‘Dos ya rescatados, otros catorce en el avión y refugiados
en cuevas’.
‘Confirmado: Dos ya están a salvo’ dijo a su vez El País encabezando una larga
crónica de su primera página”.
24 de diciembre de 1972
Clarín
Primera página: el hecho vuelve a tener jerarquía de tapa, pero ya no es la noticia
más importante de la jornada.
Título: Completaron el rescate de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes
Bajada: La radiofoto de AP ha documentado uno de los episodios más emocionantes
producido ayer en San Fernando, pequeña ciudad chilena donde son asistidos los 16
uruguayos que salvaron sus vidas luego del accidente del avión. Aquí se los ve en la
iglesia, junto a familiares y amigos, donde asistieron a una misa celebrada en acción de
gracias.
Nota central
Título: Noche buena en Santiago para los 16 Robinsones
210
Bajada: Helicópteros chilenos trasladaron a los últimos 8 sobrevivientes del avión
uruguayo.
Nota secundaria
Volanta: La más difícil explicación
Título: Cómo Pudieron Sobrevivir
Recuadro
Título: Ansiedad en Uruguay por el Regreso de los Rescatados
La edición de Clarín del 24 contiene la categoría Milagro en sus dos notas y el
recuadro. A diferencia de la publicación anterior, el hecho no es la noticia más
importante del día y el tono de los distintos textos es mucho más informativo. Se pierde
así la expresividad jubilosa de la jornada del 23.
La nota central contiene sólo una mención a dicha categoría. Sin embargo, ésta es
de mucho peso ya que contiene una aseveración del propio texto, por la cual se
explicita que la supervivencia fue un acto milagroso. Además, vuelve a ser asociado
con la Navidad:
“Se cree que los protagonistas del resonante episodio que será recordado como el
milagro de Navidad en la cordillera, pasaran estas fiestas en Santiago, donde ya se han
reunido con sus familiares”.
211
La nota secundaria aborda a la categoría apelando a una cita de Parrado,
respecto de su travesía por las montañas:
“Y avanzamos. Y llegamos, gracias a Dios...”
De esta forma, el diario asienta que para uno de los protagonistas principales
considera que deben su salvación a un ser superior. Esta idea es reforzada hacia el
cierre de la nota, cuando augura que los “valientes” que sobrevivieron tendrán que
contar su historia un millón de veces y “otras tantas dar gracias a Dios”.
El recuadro, por su parte, retoma la noción de “resurrección”, que tanto peso tuvo
el día anterior. El foco está puesto en cómo la sociedad uruguaya vivía el
acontecimiento. Así, se destaca que el descubrimiento con vida de algunos de los 16
pasajeros del Fairchild supuso “un gran golpe emocional”, ya que fue tomada como una
verdadera “resurrección” En el mismo párrafo, se afirma que en Montevideo “nadie
titubea en calificar de milagroso” al hecho.
La categoría Situación Adversa también es incluida en todos los textos de esta
edición. La nota central hace foco en el desgaste físico de los sobrevivientes y los
tratamientos que los médicos del Hospital de San Fernando tuvieron que administrarles
luego del rescate.
Así, el primer dato introducido tiene que ver con la importante pérdida de peso:
“El estado de salud es bueno en general, aun cuando presentan un cuadro de
desnutrición muy grande y han perdido un promedio de 20 kilos cada uno”.
212
Con respecto a la atención médica posterior, se utiliza el recurso polifónico al
introducir la cita de autoridad del doctor Raúl Zapata, a quien presenta como director
del hospital de San Fernando, a pesar de haber publicado en la jornada anterior que
ese rol era ejercido por el doctor César Fernández. Según el artículo, Zapata dijo:
“No queremos que por exceso de confianza, vaya a ocurrirles aquí, en plena
civilización, lo que no les sucedió allí, en pésimas condiciones.
A través de las palabras del doctor, se refuerza la idea acerca de las adversidades
que los sobrevivientes tuvieron que enfrentar en la cordillera, contrastándolas con los
cuidados que irían a recibir en el hospital o, en términos del propio Zapata, en “la
civilización”.
La última referencia a esta categoría en la noticia central remarca que ante la
“carencia de medios y elementos” que el grupo de jóvenes uruguayos tuvo que
enfrentar, fue fundamental “la inventiva desplegada para suplir lo que no tenían”.
La nota secundaria, por otro lado, comienza resaltando que muchos de los
sobrevivientes se sintieron “condenados a un destino peor que el fallecer en el impacto
del avión contra la montaña” y que sólo lograron superar esta depresión por el apoyo de
sus compañeros.
Luego, plantea una dimensión de la tragedia a la que califica de “insólita”. Ésta es
una referencia a los 71 días de supervivencia en la cordillera, los cuales constituyen un
record. Un record que, según el texto, rompieron “en medio de las condiciones
geográficas y climáticas más adversas”.
213
También se hace referencia a la avalancha y a sus consecuencias:
“Conscientes de que la clave para conservar sus vidas con éxito la organización
que, a la postre, daría resultado. No fue fácil, ni tampoco –según se desprende del
relato de los jóvenes rescatados- faltaron los momentos de desesperación. La
reiteración de la desgracia cuando un alud de nieve sepultó a ocho de sus compañeros,
fue un serio golpe”
La expresión “reiteración de la desgracia” refuerza el concepto de que la estadía
de los jóvenes uruguayos en la cordillera estuvo plagada por sucesivas adversidades.
Otro hecho destacado como infortunio fue “el conocimiento que tomaron (los
sobrevivientes) a través de la radio de que apenas transcurrida una semana el
accidente decaían ya las tareas de búsqueda oficial”.
Ante este problema, el diario reflexiona que el grupo de sobrevivientes “debía
adoptar alguna resolución ante la falta de rescate del ‘mundo exterior’ que ya pesaban
sobre ellos como una auténtica condena”.
La expresión “auténtica condena” implicaba que, al haberse suspendido la
búsqueda, los muchachos uruguayos habían sido abandonados en la montaña, cosa
que era equivalente a un castigo mortal.
Finalmente, el recuadro hace una única mención, apelando también a la polifonía:
Especialmente luego de escucharse las declaraciones formuladas a una radio por
uno de los jóvenes rescatados, quien dijo textualmente: “No volveremos en avión a
Uruguay. Todos hemos prometido no pisar jamás un avión en el futuro…”
214
Podemos deducir de esta declaración que los sobrevivientes habían tenido una
experiencia aérea tan tortuosa, que juraron no volverse a subir a un avión.
En la categoría Heroicidad vuelven a utilizarse palabras como “epopeya” y
“odisea”, pero en esta edición se introduce, además, un nuevo factor: el de llamar
“Robinsones” a los sobrevivientes y “naufragio” al accidente en sí.
La designación de los jóvenes uruguayos proviene de un paralelismo que Clarín
traza con la famosa obra Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, en la cual se narra la
historia de un náufrago británico que quedó varado en una isla durante veintiocho años,
durante los cuales tuvo que enfrentar un sinfín de peripecias hasta su rescate. Esta idea
ya es recogida en el título de la nota central y es retomada luego en la nota secundaria.
Volveremos sobre este en breve.
El artículo principal hace referencia a la heroicidad en su bajada, utilizando la
expresión “protagonistas de una epopeya sin precedentes” para referirse a los 16
sobrevivientes uruguayos que soportaron 71 días en plena cordillera.
Luego, emplea el término “odisea” para describir el aspecto que tenían estos
jóvenes cuando fueron trasladados a la capital chilena:
“Los sobrevivientes de la tragedia andina llegaron a Santiago con las huellas aún
frescas en sus rostros de la odisea que les tocó vivir durante casi dos meses y medio en
plena cordillera”.
La última referencia a la heroicidad en este texto viene de la cita directa de un
sobreviviente, cuyo nombre no es especificado, durante la cual exalta cómo la
215
tranquilidad y la perseverancia de los hombres son de fundamentales para sobrellevar
las adversidades:
“Aprendimos –dijo uno- que cuando el hombre padece necesidades, su inventiva
es capaz de sacarlo a flote en cualquier emergencia. Siempre que no pierda la
cabeza…”
Como ya se dijo, la nota secundaria hace foco en el paralelismo entre los jóvenes
uruguayos y la novela acerca del famoso náufrago, Robinson Crusoe. La primera
alusión a ello está incluida en la cabeza del texto, donde se vuelve a remarcar la idea
de que los sobrevivientes consiguieron su salvación por sus propios medios:
“…Es posible reconstruir cuál fue el programa de salvación material al que se
aplicaron estos náufragos de la cordillera para aprovechar al máximo sus escasas
posibilidades de supervivencia”.
La referencia vuelve a repetirse en relación al incansable deseo de los uruguayos
por sobrevivir:
“El inevitable desgranar de las vidas de aquellos que sobrevivían con gravísimas
heridas se fue convirtiendo más que en desgaste en un temple para la voluntad de
seguir en pie de los náufragos”.
Se desprende de este último párrafo que el texto indica que, incluso ante estas
gravísimas adversidades, los sobrevivientes capitalizaron el desgaste convirtiéndolo en
temple. La nota refuerza esta idea al agregar que “nada peor podría ocurrirles y en todo
caso, la recompensa por la lucha era la vida”.
216
La misma línea discursiva se repite párrafos después, cuando el diario remarca
que la lucha por continuar con vida se convirtió en un hábito que aprendieron a
controlar:
“Como modernos ‘robinsones’, liberados a sus propias fuerzas, llegaron a dominar
la rutina de la supervivencia”.
Por otra parte, la nota se encarga de narrar el proceso por el cual Parrado y
Canessa se decidieron a cruzar la cordillera en busca de ayuda. A pesar de que estos
iban a arriesgar la vida y, como sabemos, Canessa se mostró particularmente reticente
a emprender el viaje, el texto asevera que la decisión se tomó con “naturalidad”.
De esta forma, se exalta el valor de los expedicionarios quienes, a pesar de
jugarse la propia existencia, tomaron su rol como algo natural y necesario para lograr la
salvación de todos.
Esta idea es reforzada por una cita indirecta de Fernando Parrado. En este
recurso polifónico, la nota asegura que las frases del muchacho son reveladoras, ya
que “describen el auténtico estado de ánimo del hombre amenazado por el peligro,
cuando calcula con serenidad sus posibilidades. Que no fue una decisión equivocada,
hay ahora un millón de razones para demostrarlo”.
A modo de cierre, el autor de la nota se toma una licencia estilística en la que
vuelve a destacar el heroísmo de los muchachos:
“El sol brilla entre las montañas. Los valientes que viven tendrán que explicar esta
historia un millón de veces”.
217
Cabe destacar que esta frase es continuada por una oración que fue citada en la
categoría Milagro, en la cual se destaca que esos “valientes” deberán contar su historia
un millón de veces, “y otras tantas dar gracias a Dios”.
Por su parte, el recuadro no incluye ninguna referencia con respecto a la
Heroicidad.
Con respecto a la Condición de los sobrevivientes, esta edición de Clarín
vuelve a incurrir en el error de afirmar, en su nota central, que todos los rescatados eran
integrantes de la escuadra del Old Christians. En relación a ello, transcribe una cita del
director del hospital de San Fernando:
“Aludiendo al hecho de que todos los sobrevivientes son miembros del equipo de
rugby ‘Old Christians’, el doctor Zapata dijo a los periodistas, después de haber
examinado al primer grupo de ocho jóvenes: ‘Se encuentran como si hubieran jugado
un partido de rugby durante dos días seguidos…’.”
También comprende alusiones a la clase social y a su condición de estudiantes
universitarios. Respecto a la primera, remarca que todos los sobrevivientes “pertenecen
a conocidas familias de Montevideo”. En cuanto a la segunda, explica el modo en que
se organizaron las actividades en función de la carrera de cada uno de ellos:
“Mientras los que sabían medicina atendían a sus compañeros heridos, los
arquitectos, técnicos, e ingenieros resolvían los demás problemas de la supervivencia”.
La nota secundaria, ahonda en esta última cuestión:
218
“Dueños de cultura e instrucción suficiente, cada cual aprovechó su especialidad
en beneficio de la comunidad que las circunstancias forzaron de modo tan brillante de
su vida de hacer práctica general”.
Respecto a la condición deportiva, ésta contradice a la nota central ya que pasa a
referir que no todos, sino que sólo “una mayoría” de los sobrevivientes eran integrantes
del equipo de rugby:
“…es lógico suponer que en esta comunidad, cuya gestación fue favorecida por el
hecho de que la mayoría de los jóvenes, por pertenecer a la misma institución – el Old
Christians, de Montevideo- tenían previamente sólidos los vínculos de amistad entre sí”.
De todas formas, este dato también es erróneo ya que sólo una minoría formaba
parte de la escuadra de rugby.
El recuadro, por su parte, también contradice a la nota central al afirmar que “en
su mayoría, los pasajeros eran miembros del equipo de rugby del colegio Old Christians
Brothers”. Por otro lado, repite que los sobrevivientes “pertenecen a conocidas familias
de Montevideo supervivencia”
La categoría Alimentación sólo es mencionada en la nota secundaria:
“Mientras un joven agrónomo obtuvo un resonante éxito entre sus compañeros en
reconocer bajo el manto níveo la presencia de arbustos y yuyos con los cuales preparar
reconfortantes infusiones. Yerba de burro, jarilla, y otras plantas conocidas por los
arrieros cordilleranos por sus propiedades curativas y estimulantes, se incorporaron así
a la magra dieta de la comunidad”.
219
El “joven agrónomo” era Coche Inciarte. Podemos suponer que esta versión
provino de las declaraciones del encargado de negocios uruguayo, César Charlone,
quien tuvo oportunidad de hablar con los sobrevivientes.
Al explicar que dichas plantas eran conocidas por los arrieros cordilleranos,
parecería que el texto pretende otorgarle verosimilitud a la posibilidad de que hubiesen
encontrado esos componentes de la dieta en la alta montaña. De todas formas, la nota
califica de “magra” a dicho régimen alimenticio.
La Actitud de los familiares es tratada exclusivamente en el recuadro. Este texto
narra la expectativa de los parientes y amigos en relación con el inminente regreso de
los sobrevivientes. En relación a ello, el texto informa que se produjo “un verdadero
éxodo de familias rumbo a Santiago”.
La noción de unidad de los parientes es contante durante todo el texto e incluso se
la traslada a todo el pueblo uruguayo, llegándose a afirmar que “pareciera que hasta las
tribulaciones políticas y laborales que soporta el país se hubieran olvido ante la
magnitud del hecho que monopoliza todos los comentarios”.
Luego, se resalta la empatía de los sobrevivientes y su familia respecto de
aquellos que perecieron en la montaña:
“Mientras tanto, para el resto de los uruguayos la imagen predominante era una
mezcla de alegría, llantos y abrazos, con mucha emoción y un compadecido recuerdo
por los que no tuvieron la misma suerte”.
220
También se utiliza el recurso polifónico para introducir en el texto las voces de los
hermanos de Roy Harley, uno de los sobrevivientes:
“Nuestros padres están en San Fernando y ya hablamos con ellos por teléfonodijo Eduardo-. No vemos la hora de poder hacer otro tanto con Roy, pero tendremos
que esperar porque nos dijeron que los helicópteros lo llevaron directamente a
Santiago. Su hermana (Moira) acotó: “Esto ha sido tan maravilloso. No sé cómo vamos
a recibirlo cuando llegue…”.
Puede verse en esta selección una mezcla de felicidad y asombro ante la noticia
de la supervivencia.
La Religiosidad es mencionada en los tres textos. En la nota central, se introduce
a través del recurso polifónico, citando que los sobrevivientes “afirmaron que sólo su
espíritu de equipo y una indeclinable fe en Dios les habían permitido sobrellevar las
vicisitudes de su verdadero naufragio en los Andes”.
La nota secundaria retoma esta idea al asegurar que “la fe en Dios contagiada al
resto de sus compañeros por un grupo de los sobrevivientes, mantuvo viva la llama de
la esperanza”.
Según este texto, la oración también supuso un paliativo al terrible sufrimiento que
estaban vivenciando, siendo éste “el único consuelo espiritual”. Para reforzar esta idea,
la nota utiliza una cita directa de Parrado:
221
“Rezamos mucho todos los días. Por las noches nos congregábamos todos a
rezar el santo rosario. La fe en Dios nunca la perdimos. Tal vez fueron la fe y las ganas
de vivir lo que nos salvó…”.
El recuadro, a su vez, también emplea el recurso polifónico, pero esta vez para
exponer la religiosidad de algunos de los familiares. Así, cita a Mario Zerbino, hermano
de Gustavo:
“Nosotros estuvimos en paz –dice- .Aceptamos la voluntad de Dios. Y éste es un
momento raro. Estamos felices por nosotros y sufrimos por los amigos del alma, que no
pueden tener ninguna felicidad hoy…”
Este testimonio vuelve a remarcar la religiosidad, tanto de los sobrevivientes como
la de sus familias, y también el sentimiento de cariño y tristeza por los amigos muertos.
La Cobertura Mediática sólo es mencionada en el recuadro. La primera
referencia apunta a cómo los medios locales le dedicaron ediciones enteras a esta
noticia que “Montevideo lleva ya dos días celebrando”.
La segunda apunta a describir los distintos tipos de coberturas que se llevaron a
cabo en la capital uruguaya:
“Los medios de difusión locales realizaron innumerables entrevistas a familiares y
amigos de los jóvenes sobrevivientes, luego de que la lista oficial de sus nombres se
confirmó en la víspera”.
222
La Nación
Nota central
Título: Se hallan en Santiago los sobrevivientes
Son mantenidos bajo observación médica aunque su estado físico es satisfactorio;
emocionante reencuentro con familiares
Nota informativa I
Título: Victoria de la fe
Nota informativa II
Título: Espíritu de Equipo
Nota informativa III
Título: Una aventura comparable a la de Robinson Crusoe (de un enviado especial)
En esta segunda edición de La Nación, el hecho vuelve a tener una gran relevancia y
tanto la nota central como la primera nota informativa tienen jerarquía de tapa. Sin embargo,
la cobertura es bastante menor que la del día anterior. Por su parte, el artículo principal
utiliza algunas citas e informaciones que publicó Clarín ese mismo día, principalmente en lo
referente a las adversidades enfrentadas.
223
La Religiosidad tiene un rol preponderante en esta jornada, ya que es mencionada por
todos los textos -con excepción de la nota central- y profundizada particularmente por la
primera nota informativa.
La categoría Milagro pierde importancia con respecto a su tratamiento durante el 23 y
es apenas mencionada por las notas informativas I y III. En el texto primer texto, la
referencia viene aparejada con los relatos de algunos de los familiares de los jóvenes
uruguayos, quienes aseguraban que la Virgen María y la Virgen de Labandal fueron las que
“hicieron el milagro” que permitió la supervivencia de sus parientes.
La tercera nota informativa, en tanto, destaca que el padre Iván Caviele, párroco de
una localidad cercana al lugar del accidente y andinista aficionada, describió el trayecto
realizado por los expedicionarios como “una zona sumamente escarpada, de difícil tránsito y,
por eso dijo que consideraba que la supervivencia de los jóvenes uruguayos era algo
extraordinario, sobrenatural”. De esta manera, la nota resalta la cualidad milagrosa a través
del testimonio de un montañista aficionado que, a su vez, era sacerdote.
La Situación adversa como categoría de análisis es abordada por todos los textos. La
nota central, vuelve a presentar las declaraciones del Doctor Raúl Zapata –a quien también
indica como director del Hospital de San Fernando- para exponer el estado en el que se
encontraban los sobrevivientes:
“No queremos que por exceso de confianza vaya a ocurrirles aquí, en plena
civilización, lo que no les sucedió allá, en pésimas condiciones”, declaró el doctor Raúl
Zapata, director de ese nosocomio.
224
Como puede verse, la cita es exactamente la misma que fue publicada por el
diario Clarín de ese mismo día.
La primera nota informativa, por su parte, utiliza una cita de Sara Urioste de
Strauch, madre de uno de los sobrevivientes, para describir la angustia que aquél había
experimentado:
“Mi hijo – refirió- lloró al verme. Sufrió tanto por ver morir a sus dos íntimos amigos
–uno de ellos era socio de su estudio de arquitectura- y a sus compañeros”.
La segunda nota también emplea el recurso polifónico. En este caso, son los
testimonios de los propios sobrevivientes los que relatan los pesares enfrentados
durante los 71 días en la montaña.
“‘Lo peor era el frío’, comenta de pronto Carlos Páez. ‘También fue terrible cuando
pasábamos días enteros sin luz, con el avión totalmente cubierto de nieve y apenas con
espacio para movernos’, acota Daniel Fernández, quien bromeó con sus compañeros”.
Más tarde, se cita el testimonio de Fernando Parrado para describir lo desgastante
y peligrosa que fue la expedición final:
“‘Ese fue un momento realmente bravo’, dice Parrado. Con larga barba, expresa
que el intenso frío en las noches, durante la caminata que les permitió salvarse, fue
algo “realmente duro y difícil”.
Además, se resaltan las peripecias personales de dicho expedicionario, al señalar
que “perdió a su madre y a una hermana en el accidente”.
225
La tercera nota informativa, en tanto, introduce los testimonios del otro
expedicionario para retratar la falta de elementos para capear la situación posterior al
accidente y el cambio de mentalidad que los jóvenes uruguayos tuvieron que efectuar:
“Canessa afirma que sus conocimientos de medicina eran escasos y que no sabía
cómo proceder en algunos casos. Aprendió, ‘como aprendieron todos mis compañeros
– sostuvo- a vivir una nueva vida: la de sobrevivientes’.”
De acuerdo a la última parte de este testimonio, esa nueva vida de sobreviviente
implicaba entender que enfrentaban una situación que no podían controlar.
Finalmente, el texto indica que el fuselaje había caído en una zona de difícil
acceso, en la cual era casi imposible que los equipos de rescate los hallasen. Para
resaltar esto, se explica que uno los integrantes de la Fuerza Aérea Chilena “no querían
creerle que allí hubiese un avión”.
La Heroicidad como categoría de análisis aparece en todos los textos menos en
la primera nota informativa. El término “odisea” es repetido varias veces a lo largo de los
artículos, particularmente en el principal. Al igual que el diario Clarín de la misma fecha,
la tercera nota informativa emplea el término “Robinsones” en su título, haciendo
alusión a la obra mencionada de Daniel Defoe.
Para ello, utiliza una cita indirecta de uno de los médicos del hospital de San
Fernando, quien “los comparó con Robinson Crusoe, que también vivió en lo que se
llamó la isla de Juan Fernández y que ahora lleva el nombre del personaje de Daniel
Defoe”.
226
Más tarde en esa misma nota, se introduce otra comparación para justificar las
inconsistencias en los testimonios de los sobrevivientes:
“Hay muchas lagunas en los relatos de los jóvenes uruguayos, pero son
comprensibles: han vivido una aventura digna de Edgar Allan Poe”.
De esta forma, establece un paralelismo entre el caso y la obra de este autor,
conocido como uno de los padres del terror gótico, resaltando que los sobrevivientes
lograron superar una situación verdaderamente espantosa.
Por otro lado, la segunda nota informativa retoma las declaraciones de los dos
expedicionarios para explicar cuáles fueron las causas por las que lograron sobrevivir.
La primera referencia pertenece a Canessa, quien explica cómo hicieron para paliar la
falta de recursos:
“‘Pero la mayor parte de nuestros recursos salieron de la inventiva, producto del
instinto de supervivencia y, del deseo de vivir y luchar’, explicó Roberto Canessa, uno
de los primeros en ser rescatados”.
Además, los testimonios de este expedicionario son empleados para describir los
jóvenes uruguayos desarrollaron “un espíritu de equipo profundo y sin renuencias”, el
cual constituyó “el esquema del funcionamiento de la comunidad de sobrevivientes en
la alta cordillera”.
La última mención a esta categoría en este texto proviene del relato de Fernando
Parrado, a partir del cual se refuerza el arrojo desinteresado de los expedicionarios por
ayudar a sus amigos:
227
“Fernando Parrado, uno de los dos que caminaron diez días para buscar ayuda,
dice que ‘la necesidad de salvar a los compañeros y, además, la conciencia de que si
no caminábamos moríamos’, fue lo que les dio fuerzas para realizar la asombrosa y
heroica caminata”.
Como puede verse, hacia el final de esta última frase, el texto afirma abiertamente
que la expedición fue una tarea “asombrosa y heroica”, extendiéndoles dichas
atribuciones a los jóvenes que la realizaron para salvar a sus compañeros.
La Condición de los sobrevivientes es aludida en las notas informativas II y III.
En la segunda nota informativa vuelve a destacarse las carreras universitarias seguidas
por algunos de los jóvenes uruguayos y la aplicación de esos conocimientos en la
tragedia:
“Los estudiantes de medicina atendieron a sus compañeros heridos, mientras los
de arquitectura organizaban el sistema de vivienda con los precarios medios
disponibles”.
Más tarde, el texto vuelve a señalar que uno de los sobrevivientes es “hijo del
pintor uruguayo Juan Carlos Páez Vilaró”.
La tercera nota informativa, por su parte, hace una única mención a esta
categoría, empleando una cita indirecta de algunos de los sobrevivientes quienes
“atribuyeron el éxito al hecho de formar parte de un mismo equipo de rugby, amén de la
formación que recibieron en el Stella Maris College de Montevideo, que está a cargo de
los Christian Brothers”.
228
La Alimentación aparece brevemente en todos los textos menos en la primera
nota informativa. Todas las referencias están ligadas a que Coche Inciarte, estudiante
de agronomía, había hallado raíces y líquenes debajo de la nieve.
Mientas que la nota central remarca que ese hallazgo constituyó “un factor vital
para la alimentación del grupo”, los otros dos textos utilizan citas del propio Inciarte
quien comenta las distintas fuentes de comida que, supuestamente, encontró en la alta
montaña.
En la segunda nota informativa, la polifonía de ese sobreviviente indica que
preparaban una infusión con los líquenes, llamada “té de burro”. La tercera, por su
parte, introduce una cita directa:
“Lo que más me llamó la atención –dijo- fue hallar a 4.800 metros de altura
moscas y abejas, aunque a decir verdad nunca encontramos ningún panal”.
Respecto de esta última declaración, cabe destacar que ninguno de los famosos
libros que reconstruyeron la historia de El Milagro de los Andes mencionados en la
presente tesis menciona que hubiese ese tipo de insectos en la cordillera.
La Actitud de las familias como categoría de análisis sólo aparece en la tercera
nota informativa. Allí, la primera referencia destaca la reacción de alegría de Páez Vilaró
cuando se enteró de la supervivencia de su hijo:
“Lo cierto es que el pintor uruguayo Carlos Páez Vilaró les había pedido que le
informaran si su hijo se hallaba entre los sobrevivientes. Cuando por la radio el jefe de
la expedición informó al regimiento de Colchagua, el coronel Enrique Morel Donoso, le
229
dio la noticia. Y Páez Vilaró comenzó a saltar de alegría y a besar las paredes del
regimiento y el busto del fundador de esa unidad militar”.
Además, a continuación se introduce una cita textual del pintor, quien se muestra
arrepentido por haber tratado con negligencia al jefe de la expedición cuando éste fue a
visitarlo a su estudio y promete regalarle uno de sus trabajos a modo de compensación
y agradecimiento:
“Y pensar Morel Donoso que pasaste por mi estudio y te traté tan a la ligera. Si no
hubiera sido por vos, quién sabe si hallo a mi hijo. Perdón: particularizo y no debe ser
así. A nuestros muchachos los hallamos por tu decisión y porque alguien te dijo que allí
había sobrevivientes. Actuaste como si Dios mismo te hubiera iluminado. Estoy ansioso
por volver a mi casa y mandarte una de mis obras”.
Finalmente, el texto destaca que “padres e hijos uruguayos” se quedarían
“celebrando la Navidad en la residencia del embajador de su país” y volverían luego por
vía aérea. De esta forma, este texto contradice a la edición del día anterior, la cual
aseguraba que los jóvenes habían prometido no volver a subirse a un avión. Esta última
idea será repetida en las publicaciones posteriores.
Como ya se dijo, la categoría Religiosidad tiene un rol central en la jornada, a
pesar de no estar incluida en la nota central. El primer texto informativo, por su parte,
emplea algunas citas de Sara Urioste de Strauch, quien expresa su devoción por la
Virgen María y por la Virgen de Labandal de Santander, a quienes les agradecen el
milagro de la supervivencia de su hijo.
230
“Este ha sido un regalo de la Virgen Madre a las madres y por eso nosotras, las
madres de los dieciséis sobrevivientes de la cordillera, vamos a hacer oficiar una misa
de acción de gracias, aquí en San Fernando, luego otra en la catedral de Santiago y
otra en la de Montevideo. La Virgen María nos ha devuelto a nuestros hijos para que los
veamos en el preciso momento en que se recuerda la Navidad”. La señora Sara Urioste
de Strauch, madre de uno de los sobrevivientes del accidente registrado en esta región
cordillerana reveló después de estas palabras que una señora que también había
perdido a su hijo, orando en Montevideo le había pedido a la Virgen de Labandal de
Santander, España que le dijera algo sobre la suerte que habían corrido él y sus
compañeros de viaje”.
Más tarde, esta idea es reforzada inmediatamente cuando el texto indica que la
mujer que le había entregado a la Sra. Urioste la figura de aquella Virgen tomó luego la
Biblia y leyó un pasaje al azar en el cual encontró un texto que hablaba de una tribu
judía, cuya historia presentaba grandes semejanzas con la de los jóvenes uruguayos.
Así lo narraba Sara Urioste de Strauch:
“Afirmó que la señora oyó una voz interior que le dijo: ‘Ve y lee mis palabras’. La
señora de Strauch relató entonces: ‘La señora me dijo que fue y tomó la Biblia. Abrió en
una página cualquiera y leyó lo que Dios les dijo a las tribus: que marchen hacia la
tierra prometida. Pero se detuvo asombrada al ver que decía también: <<Esta tribu va a
hacer campamento>>, y que va a vivir en una especie de chizas, pidiendo frutos al cielo
porque tendrá hambre. Los judíos conmemoran el triunfo de esta tribu, justo del 15 al 25
de octubre, precisamente en el momento en que los chicos nuestros estaban
organizando para sobrevivir. Vea, hemos tenido una cantidad de cosas tan evidentes y
231
tan emocionantes de Dios, que nuestra fe nunca se desvanecía. Sí, Dios y la Virgen
nos han enviado de vuelta a nuestros hijos’”.
Con respecto a su hijo, la nota vuelve a apelar al testimonio de la señora Urioste
para remarcar que la religiosidad era compartida por los sobrevivientes:
“Ya sereno me dijo: ‘Mamá, teníamos la seguridad de que ustedes, las madres
estaban orando con nosotros’. Y era cierto.
Finalmente, el texto destaca que una madre, cuyo nombre no especifica, les pidió
a los periodistas que dijesen que “de la montaña no han bajado dieciséis
sobrevivientes, sino dieciséis apóstoles que dirán al mundo de su fe en Dios”. Ésta es
una de las declaraciones más fuertes, ya que equipara a los jóvenes uruguayos con los
hombres escogidos por Jesús para pregonar la palabra divina.
La segunda nota informativa, por su parte, aborda a la categoría a través del
recurso polifónico, ya que incluye citas de Carlos Páez Vilaró y de Fernando Parrado.
Con respecto al famoso pintor, el texto señala que aquél les había enseñado un
rosario con cuentas de hueso a algunos periodistas, comentando que rezaba todas las
noches por el bienestar de su hijo. Por el otro lado, se utiliza una cita directa de Parrado
para explicar el cambio espiritual que experimentó a raíz de su traumática experiencia:
“Antes de esto yo había perdido un poco la fe, pero ahora la he recuperado
profundamente”.
232
Finalmente, la tercera nota informativa recopila varios testimonios de los
sobrevivientes, en los cuales éstos narran cómo la fe en Dios les ayudó a sobrellevar
las distintas adversidades.
La primera referencia, proviene de una cita indirecta de Parrado, quien contó que
“rezábamos todas las noches”. Luego, aparece una declaración de Canessa, quien
remarca su creencia acerca de que la oración les valió una protección divina:
“A veces nos asustaba el viento que corría con una fuerza descomunal. Temíamos
que sacara el avión de su posición y nos lanzara al vacío. Rezábamos tres
padrenuestros y el viento cesaba”.
Para reforzar esta idea, se introduce el testimonio del padre Iván Caviele, quien
comenta que los jóvenes le habían contado que ellos siempre confiaron en Dios, pero
que sabían que “el Señor también exigía” que pusieran todo lo que estaba de su parte.
Finalmente, la nota alude a un breve diálogo que se dio entre Carlitos Páez y un
periodista, donde este último se muestra sorprendido ante tantas declaraciones
referentes a la religiosidad:
“Entonces (el periodista) reflexionó ‘Qué raro en estos tiempos’. El joven, con
firmeza, le respondió: ‘Eso es lo que usted cree’.
Con esta frase final de Páez, se destaca que el amor a Dios estaba tan vigente en
aquella época como en cualquier otra.
La categoría Cobertura Mediática no aparece en esta jornada.
233
Conclusiones parciales –Primer Apartado
En esta parte, haremos una comparación sobre cómo cada medio abordó las
distintas categorías. Éstas serán analizadas individualmente para estructurar el orden
jerárquico establecido por los diarios analizados durante los días 23 y 24 de diciembre
de 1972.
A pesar de que las ediciones de La Nación presentan varias notas informativas
más y sus textos son más extensos, podemos observar una gran similitud con la
construcción de los nódulos analíticos centrales realizada por Clarín, aunque mantienen
algunas divergencias respecto a la profundidad en ciertos puntos.
La categoría más preponderante de estas primeras dos jornadas es la
Heroicidad, la cual aparece en casi todas las notas analizadas. Los dos diarios utilizan
en reiteradas oportunidades los términos “odisea” y “epopeya” para referirse al caso y la
denominación “robinsones” para referirse a los sobrevivientes, en alusión a la obra
citada de Daniel Defoe. También coinciden en destacar la figura de los expedicionarios.
Clarín, por su parte, indica que la caminata de diez días a través de la Cordillera
supuso la parte más dramática de todo el hecho y que Parrado y Canessa adoptaron
naturalmente su rol, sabiéndolo esencial para la salvación del grupo.
Así, la heroicidad de ambos es exaltada por partida doble: primero, porque
realizaron la acción más difícil de todas y, segundo, porque asumieron sin ninguna
queja aquella responsabilidad, a pesar de jugarse en ella su propia vida.
234
La intención de destacar el rol de los expedicionarios durante los 60 días que ellos
dos pasaron en la alta montaña junto a sus compañeros lleva a que el diario comenta
un error en uno de sus textos. Éste consiste en la afirmación acerca de que Canessa y
Parrado saltaron del fuselaje después de la colisión y comenzaron a ayudar a los
heridos. Recordemos que luego del choque, Parrado permaneció tres días
inconsciente.
Por su parte, La Nación también resalta en la crónica de López Robledo que la
expedición final fue una hazaña única, ya que no tenía precedentes en el mundo. De la
misma manera, se remarca el arrojo de ambos muchachos que atravesaron la cordillera
en busca de ayuda para sus compañeros.
A diferencia de Clarín, los artículos del diario mitrista puntualizan las historias
individuales de los dos expedicionarios. Por el lado de Canessa, se destaca su gran
fuerza física y su capacidad para enfrentar a la adversidad. Su labor como médico
improvisado también es recurrente en los distintos textos de La Nación.
Con respecto a Parrado, éste último medio tiene en cuenta el joven había perdido
el conocimiento después del choque y utiliza este hecho para hacer aún más loable que
hubiese terminado bajando de la cordillera, tras diez días de caminata. Además, el
medio resalta que él mismo aseguró que la necesidad de salvar a sus compañeros,
conjuntamente con la plena conciencia de que si dejaban de caminar morirían, les dio
fuerzas para seguir adelante.
Por otro lado, ambos medios remarcan la unidad del grupo de sobrevivientes y sus
esfuerzos denodados para enfrentar la angustiante situación. Clarín señala que los
235
jóvenes capitalizaron el desgaste convirtiéndolo en temple, entendiendo que la
recompensa por la lucha era la vida. La Nación, en tanto, indica que fue la inventiva,
producto del instinto de supervivencia, la que sustituyó la falta de recursos. Este último
diario también destaca que el espíritu de equipo, profundo y sin renuencias, fue la clave
para hacerle frente a la sucesión de desgracias. Los dos diarios subrayan que un grupo
de sobrevivientes se hizo cargo de ayudar a los heridos, luego de la colisión aérea.
De manera más marginal, Clarín refuerza el carácter heroico de Zerbino al narrar
cómo arriesgó su propia vida para salvar a una mujer de un bowling incendiado luego
de un atentado con bombas. A través de esto, pretende extender la cualidad de héroes
al resto de los jóvenes uruguayos.
De esta forma, podemos concluir que ambos diarios construyeron una imagen
heroica de los sobrevivientes en general y, particularmente, la de los dos
expedicionarios.
El segundo lugar de importancia dentro de esta primera parte, le corresponde al
Milagro. Si bien está presente en todas las publicaciones analizadas, la cobertura de la
primera jornada es más extensa. Además, las narraciones publicadas el 23 presentan
una narrativa que trasluce el júbilo de las familias de los sobrevivientes y de la sociedad
uruguaya en general. Las ediciones del 24 abandonan esos relatos emotivos,
adoptando un rol eminentemente informativo.
Los dos diarios asociaron al descubrimiento de los sobrevivientes con una
resurrección. En ambos, se introducen los testimonios de familiares de los jóvenes
236
uruguayos quienes destacan que sus parientes volvieron de la muerte, estableciendo
un paralelismo con el regreso a la vida de Jesús.
Por su parte, Clarín aprovecha la proximidad del 25 de diciembre, día de la
conmemoración por el nacimiento de Cristo, para designar al acontecimiento como
“Milagro de Navidad”.
La Nación, por otro lado, utiliza el testimonio del padre Iván Caviele, sacerdote y
montañista aficionado, quien conocía la zona recorrida por los expedicionarios, y que
atribuyó la supervivencia a un acto sobrenatural y extraordinario.
Finalmente, ambos medios explican que el milagro tuvo una contraparte trágica: la
de los que no volvieron de la montaña. En relación a ello, se especifica que, a pesar de
que el júbilo por el milagroso hallazgo era muy grande, también se tenía un gran
respeto y empatía por las familias de los fallecidos.
En base a esto, podemos determinar que tanto Clarín como La Nación atribuyeron
la supervivencia a un hecho extraordinario y que los dos trazaron un paralelismo entre
el rescate de los sobrevivientes y una resurrección. De este modo, se estableció la idea
de que el hecho fue un verdadero milagro.
La siguiente categoría en orden de importancia dentro de esta primera etapa, es la
Situación Adversa. Ambos diarios utilizan las descripciones de los propios
sobrevivientes para brindarle al lector una imagen mucho más cercana y real, para que
éstos comprendan la magnitud y las consecuencias de la tragedia.
237
Dentro de los temas más recurrentes en los dos medios, resaltan la situación
posterior a la colisión aérea, la atención a los heridos con escasos recursos y con una
preparación médica incompleta y la inclemencia del frío a más de 4000 metros sobre la
cordillera. Ambos diarios remarcan también el espíritu de equipo de los sobrevivientes,
haciendo hincapié en cómo esta unidad les sirvió para superar las adversidades.
Clarín, por su parte, incurre en el error de afirmar que la desesperación cundió en
los jóvenes uruguayos cuando se vieron solos y desprovistos en el medio de la alta
montaña, cuando en realidad el mismo grupo, liderado por Marcelo Pérez primero y por
los primos Strauch más tarde, funcionó de manera tal que los sobrevivientes se
tranquilizasen entre sí.
Sin embargo, luego destaca que los propios muchachos uruguayos tuvieron el
temple para entender que debían adoptar una resolución ante la falta de rescate del
mundo exterior que ya pesaba sobre ellos como “una auténtica condena”.
Los dos diarios recurren a los testimonios de los expedicionarios para describir
algunas de las adversidades sufridas durante su estadía en el fuselaje y la caminata
final hacia Chile.
La Nación se apoya en las citas de Roberto Canessa para enfatizar lo duro que
resultó para el grupo el alud y para determinar, en la crónica de López Robledo, que la
expedición a través de la cordillera supuso una hazaña sin precedentes, debido a las
dificultades que se les presentaron en el camino recorrido.
238
Con respecto a Parrado, ambos diarios relatan que el profundo dolor que resultó
para él perder a su madre y a su hermana. Empero, los dos destacan que esta pérdida
fue capitalizada para lograr recorrer la cordillera a pie, usando zapatos de rugby.
Por último, podemos observar que tanto Clarín como La Nación citan el mensaje
que Parrado le había enviado al arriero, para darle al lector la oportunidad de conocer
en “puño y letra de los sobrevivientes” la forma en la que éstos sintieron las
adversidades. Para ello, el expedicionario decidió ser breve y escribir simplemente unas
pocas líneas:
“… vengo desde el avión que cayó en la montaña. Soy uruguayo, hace diez días
que venimos caminando. Tengo un amigo herido. En el avión quedaron catorce
personas heridas. Tenemos que salir rápido porque no tenemos qué comer. No
podemos caminar’.”
La Condición de los sobrevivientes ocupa el cuarto lugar de importancia en la
cobertura. Ambos diarios abordan la cuestión deportiva y la clase social de los
sobrevivientes, pero mientras Clarín hace un mayor hincapié en la primera, La Nación lo
hace en la segunda.
Respecto a la condición de rugbiers, los dos medios incurren reiteradas veces en
el error de remarcar que todos los sobrevivientes eran miembros del equipo del Old
Christians.
Sin embargo, en tanto el diario mitrista sólo se queda con el dato cuantitativo, el
de la familia Noble establece una comparación entre los que se habían salvado,
descriptos como “jóvenes y fuertes” deportistas, con las mujeres y los miembros de la
239
tripulación, quienes habían fallecido. Así, Clarín indica que el grupo de sobrevivientes
estaba integrado por los más preparados, mientras que los más débiles habían muerto.
Los dos medios gráficos coincidieron también en remarcar la fortaleza física de
Roberto Canessa, destacando particularmente su apodo “Músculo”. Cabe destacar,
empero, que ese apelativo le había sido colocado por su personalidad explosiva y no
por su contextura corporal.
Por otro lado, La Nación hace un énfasis permanente en la condición de clase de
los jóvenes uruguayos y sus familias. Esto responde a una lógica desplegada desde la
desaparición del avión, en octubre de 1972. Para entender esta idea, observemos el
párrafo final de una nota de un corresponsal en el Uruguay, publicada el 14 de dicho
mes:
“(…) dentro de la nómina se encontraban los sobrinos del presidente Juan María
Bordaberry al igual que el corresponsal local del diario londinense Gastón Costemalle.
Además del Doctor Nicola junto a su esposa. Por otra parte vale destacar que en listado
figuran el hijo del pintor Carlos Páez Vilaró, Javier Methol y su mujer Liliana. Quienes
son miembros de la alta sociedad uruguaya”.
Como puede verse, este fragmento de la nota resalta a varias figuras prominentes
del Uruguay –o parientes de las mismas- y explicita su pertenencia a los estratos más
altos de la sociedad.
En las ediciones del 23 y 24 de diciembre, La Nación redunda en estas ideas. En
varias oportunidades se menciona que entre los sobrevivientes se encontraban los
sobrinos del presidente Juan María Bordaberry y el hijo del famoso pintor Carlos Páez
240
Vilaró, así como también que los jóvenes rescatados pertenecían a conocidas familias
de Montevideo (otra variante empleada, es que provenían de “familias acomodadas”).
Pero la referencia más importante en el diario mitrista se encuentra en la crónica
de López Robledo quien, habiendo hecho mención de la procedencia de los
sobrevivientes y su condición de deportistas, afirma que ellos eran “la flor de la juventud
uruguaya”. De esta forma, da a entender que los muchachos eran el grupo más
auspicioso para el futuro de su país.
Con respecto a la condición social de los sobrevivientes, Clarín también destaca
que entre los sobrevivientes se encontraban los sobrinos del presidente Bordaberry y el
hijo de Carlos Páez Vilaró y que los jóvenes pertenecían a familias acomodadas. Sin
embargo, no profundiza en tanto en este punto como sí lo había hecho La Nación.
Si bien la Cobertura Mediática ocupa la quinta posición dentro de la jerarquía de
los primeros días de análisis, ésta presenta una gran importancia discursiva. Esto se
debe a que el caso se encontraba en la agenda de todos los medios, porque los ojos
del mundo se habían centraron en el Chile, cuya prensa había tenido la primicia.
La Nación destaca que los periodistas de distintas partes del globo viajaban al
país trasandino poder realizar la cobertura correspondiente. Entre los corresponsales
movilizados, López Robledo relata en su crónica que su hijo mayor había aparecido de
pronto en casa su casa a buscar su equipaje, pues él también era practicante del
“contagioso oficio del periodismo” y debía trasladarse a Santiago cuanto antes.
241
Por otro lado, el diario mitrista transcribe varios títulos de otros medios gráficos
para indicar cómo había sido tomado el descubrimiento de sobrevivientes en distintas
partes del mundo.
Las apreciaciones de Clarín, en relación a esta categoría, son mucho más
exiguas. Cabe destacar que, durante la primera jornada, el medio afirma que los relatos
de los sobrevivientes necesitaban más profundidad y coherencia para despejar varias
incógnitas. Esto permite suponer que Clarín manejaba algunas hipótesis acerca de
cómo había sido la supervivencia pero que no podía publicarlas hasta encontrar datos
concretos para hacer oficiales sus sospechas.
La Religiosidad ocupa el sexto lugar de importancia en esta primera parte del
análisis. En relación a esta categoría, Clarín sólo transcribe algunas citas de los
sobrevivientes, quienes destacaban la oración como único consuelo espiritual en la
montaña y la creencia absoluta de que Dios los ayudaría.
Por su parte, La Nación hace una cobertura mucho más extensa. Al igual que el
diario de la familia Noble, este diario también emplea varios testimonios para resaltar la
profunda religiosidad de los sobrevivientes y sus familias. Sin embargo, las
declaraciones en este caso son más profundas y extensas.
Entre ellas, cabe destacar las de la Señora Sara Urioste de Strauch, la cual
atribuía la salvación de los jóvenes a un milagro realizado por la Virgen María y la
Virgen de Landabal. La misma mujer compara el rescate con un pasaje bíblico, el cual
refería a la supervivencia de una tribu judía, dando a entender que la de los muchachos
uruguayos formaba parte del plan de Dios.
242
La cita final –y tal vez una de las más fuertes con respecto a esta categoríacorresponde a una madre, cuyo nombre no se transcribe, quien afirma que los dieciséis
sobrevivientes eran en realidad apóstoles que le contarían al mundo acerca de su fe en
Dios. De este modo, equipara a los jóvenes con los hombres escogidos por Dios para
pregonar la palabra divina.
La séptima categoría en orden de importancia dentro de este apartado de análisis
es la Actitud de las familias, respecto de la cual, ambos diarios hacen una cobertura
similar.
Los dos medios resaltan el júbilo entre los familiares y amigos ante la noticia del
rescate, a través de descripciones del clima en Montevideo y de declaraciones de los
propios parientes. Sin embargo, también señalan que dicha alegría tenía una
contracara: la de las familias de los fallecidos.
De esta forma, tanto Clarín como La Nación construyen un fuerte contraste, para
generar en el lector un sentimiento empático respecto a la parte más triste de esta
historia.
Por otro lado, ambos destacan también que varios familiares estaban ultimando
detalles para partir hacia Chile, donde se reencontrarían con los jóvenes. Los padres de
Canessa y Parrado son nombrados repetidas veces, así como también Carlos Páez
Vilaró.
La última categoría de importancia en esta jornada es la Alimentación. Respecto
a ella, tanto Clarín como La Nación reproducen algunos intentos de explicación
243
brindados por los sobrevivientes, pero en todos puede observarse una falta de fuentes
informativas.
De esta manera, el diario de la familia Noble establece la idea de que
sobrevivieron gracias a una gran cantidad de alimentos que habían llevado a Chile, a
sabiendas del desabastecimiento que había en Santiago. Este dato proviene de una
declaración de Álvaro Mangino.
La Nación, por otro lado, remarca que la dieta de los sobrevivientes estuvo basada
en el descubrimiento de raíces y líquenes bajo las rocas, por parte de Coche Inciarte,
un estudiante de ingeniería agrónoma. Esta idea es bastante poco plausible ya que no
hay ninguna vegetación que crezca a más de 4.000 metros de altura y en una
temperatura que promedia entre los diez y los cuarenta grados bajo cero.
Por todo esto, podemos concluir que el tema de la alimentación se vio soslayado
por la importancia dada a la aparición con vida del grupo, a la heroicidad demostrada
por los sobrevivientes y a la falta de informaciones concretas acerca de la dieta de
supervivencia.
244
Segundo apartado
Antropofagia: la construcción de la
absolución
26 de diciembre de 1972
Clarín
Nota informativa I
Título: Sólo tres de los sobrevivientes retornaron en avión a Montevideo
Bajada: los otros 13 volverán en ómnibus o tren
Imagen: se ve a los sobrevivientes sonrientes en el hall del hotel Sheraton de Chile, en
ocasión del brindis de Nochebuena.
Nota informativa II
Título: Conjeturas sobre la supervivencia de los 16 ocupantes del avión Uruguayo
Bajada: toman estado público informes de dos organismos que actuaron en el rescate
245
En esta edición, el diario le da al hecho una cobertura mucho menor que en las
jornadas anteriores y ya no le otorga jerarquía de tapa. Por su parte, las noticias son
mucho más breves que las publicadas el 23 y 24 del mismo mes.
Para ese entonces, ya habían trascendido las versiones acerca de que los
uruguayos habían tenido que recurrir a la carne de los muertos para sobrevivir. Ambas
notas informativas hacen referencia a la serie de adversidades que los jóvenes tuvieron
que soportar, pero sólo la segunda aborda directamente el tema de la antropofagia.
Como la Alimentación está muy ligada a la Situación Adversa, ambas categorías
serán analizadas conjuntamente.
El Milagro sólo es mencionado en la primera nota informativa, a través del recurso
polifónico, en base a una cita del doctor Shaw, padre de uno de los jóvenes fallecidos:
“(Éste) se mostró compungido, expresando, no obstante que ‘pese a que ha
muerto mis esperanzas, estoy contento ante este milagro que permitió salvar la vida de
estos grandes amigos de mi hijo’.”
La cualidad milagrosa de la supervivencia es exacerbada a través de este
testimonio, ya que es el padre de uno de los muertos quien la designa de esa manera.
Con respecto a la Situación Adversa, la primera nota informativa continúa con la
retórica de remarcar que la experiencia de los sobrevivientes fue tan traumática que
todos aseguraron que no volverían a pisar un avión.
La segunda, por su parte, la relaciona directamente con la Alimentación,
explicando las terribles circunstancias que los llevaron a recurrir a la antropofagia. El
246
título anuncia la presencia de “conjeturas sobre la supervivencia”, las cuales estaban
fundadas en los informes de los organismos de rescate.
La cabeza del texto se encarga de detallar los hechos:
“Nuevas conjeturas se tejieron en las últimas horas cerca de la forma en que los
16 ocupantes del avión uruguayo caído en la cordillera lograron mantenerse con vida
tras 71 días de total aislamiento a más de 4.000 metros de altura a partir de algunos
informes conocidos en la capital de Chile.
Un cable de EFE consigna datos de un informe confidencial del Servicio Aéreo de
Rescate de la Aeronáutica Chilena, según el cual la dramática situación por la que
atravesaron los sobrevivientes uruguayos obligó a consumir proteínas de cuerpos
humanos, tras agotarse las provisiones que tenían a bordo del avión”.
En estos dos párrafos, podemos ver cómo la noticia va entretejiendo una lógica de
justificación, dado que señala que fue una sucesión de hechos adversos la que empujó
a los sobrevivientes a recurrir a la carne de los muertos.
Así, la nota parte explicando que la situación de “total aislamiento a más de 4.000
metros de altura” y la “dramática situación que atravesaron” los jóvenes uruguayos, los
“obligó a consumir las proteínas de los cuerpos humanos”.
El verbo “obligó” es de fundamental importancia dentro de esta línea discursiva, ya
que implica que los hechos se produjeron más allá de la voluntad de los sobrevivientes,
quienes no tuvieron más opción que violar el tabú de la antropofagia.
247
La gravedad de la situación es subrayada más adelante, cuando se establece una
comparación con una misión llevada a cabo por profesionales andinistas de las Fuerzas
Armadas chilenas, quienes debían averiguar cuánto tiempo se podía resistir en la
cordillera con nulas provisiones. La nota dice:
“El récord logrado por los chilenos sin recursos habría sido de 27 días, en tanto
que los jóvenes uruguayos sobrevivieron 71, lo que según esas fuentes, se explicaría
por el hecho de haber ingerido proteínas”
De este párrafo se desprende que, mientras que los profesionales chilenos
soportaron sólo 27 días, los sobrevivientes -que no contaban con la posibilidad de ser
rescatados- lograron sobrellevar las 71 jornadas, únicamente por el consumo de las
proteínas de los muertos. Sin ellas, hubieran muerto indefectiblemente.
Luego, la nota introduce un interrogante: “¿pudieron –los sobrevivientes- salvarse
antes?”. Para responder esta pregunta, se cita la opinión de “los miembros del socorro
andino chileno y otros montañeses expertos” que estudiaron el caso. Según éstos, los
dos expedicionarios que llegaron a Chile habrían podido salir un mes antes, acortando
el “cautiverio”.
Sin embargo, el texto da su propia apreciación al respecto:
“(…) La explicación parece ser una sola. Que no tenían la menor idea de dónde se
encontraban ignoraban hacia dónde buscar auxilio. Su salida fue un acto desesperado.
Con sorprendente final”.
248
De esta forma, la referencia indica que los sobrevivientes pudieron haberse
salvado antes, pero que “no tenían la menor idea de dónde buscar auxilio” y que la
salida final fue “un acto desesperado” cuando se agotaron las opciones.
Finalmente, se introduce una cita de Fernando Parrado quien, según el texto,
prefiere no precisar “acerca de los detalles que posibilitaron su manutención sobre las
heladas laderas de las montañas cordilleranas”. Allí, el sobreviviente explica:
“Hay que estar en esas circunstancias para darse cuenta a lo que tuvimos que
recurrir”.
Este testimonio, incluido en la nota, apunta a despertar empatía en los lectores, de
manera que éstos comprendan la gravedad de la situación que llevó a los jóvenes
uruguayos a recurrir a la carne de los muertos.
Las otras referencias a la Alimentación retoman algunas ideas erróneas de los
días anteriores. La primera nota –en la cual no se contempla la antropofagia- cuenta
que los pasajeros del Fairchild “ llevaban alimentos en exceso ante la presunción de
que podría haber problemas de abastecimiento en Chile, por el anuncio de una huelga
general”. Esta información proviene de las declaraciones brindadas por César Charlone
en los días anteriores.
En tanto, la segunda narra cómo los sobrevivientes utilizaron nieve fundida para
hacer improvisadas “infusiones de yuyos y hasta algunas sopas de líquenes y hongos
silvestres”. Esta información equívoca había sido introducida el 24 de diciembre.
249
La categoría Heroicidad tiene una única mención en el texto titulado “Conjeturas
sobre la supervivencia de los 16 ocupantes del avión Uruguayo”. Allí, se continúa con la
lógica de la edición anterior, a partir de la cual se trazaba un paralelismo entre el
accidente y la novela Robinson Crusoe.
Si bien aquí no hay referencias directas a dicha obra, la idea acerca del
“naufragio” vuelve a hacerse presente:
“Los náufragos aéreos no tuvieron mayores inconvenientes –salvo el frío- durante
los primeros días después del accidente”.
La Actitud de los familiares como categoría analítica se circunscribe sólo a la
primera nota informativa. En ella, se destaca que las familias explicaron que los
sobrevivientes no darían más declaraciones porque “se les quería evitar un nuevo
shock emocional”.
Por otro lado, y si bien no se habla directamente de familiares, también se recalca
que los tres sobrevivientes que se animaron a volver a su país recibieron “cálidas
demostraciones de afecto en sus escalas”. De esta manera, el texto muestra el apoyo
de la sociedad hacia los jóvenes uruguayos.
La categoría Religiosidad también es mencionada únicamente en la primera nota.
En ella se incluye una cita directa de Roberto “Bobby” François quien declaró que “los
71 días que pasamos en la cordillera no me afectaron anímicamente, sino que me
fortalecieron espiritualmente”, en relación a la cercanía con Dios que los jóvenes
sintieron en la montaña.
250
Finalmente, la Cobertura Mediática aparece brevemente en la misma nota que
las categorías anteriores. En ella, se cita un cable de la agencia de noticias AP, el cual
informaba que “los sobrevivientes eludieron al periodismo, al ser trasladados fuera de
Montevideo”.
La categoría Condición de los sobrevivientes no se encuentra en esta jornada.
La Nación
Nota central
Título: Comenzó el regreso de los sobrevivientes a su patria
Nota Informativa I
Título: Felicitación de Allende por el rescate
Nota Informativa II
Título: Una versión sobre la supervivencia
Al igual que en el caso de Clarín, esta edición de La Nación le da una cobertura
mucho menor al caso, aunque el hecho todavía mantiene jerarquía en tapa y el título de
la nota central está acompañada por una foto del sobreviviente Daniel Fernández
Strauch rodeado por una decena de familiares.
251
El primer artículo informativo transcribe parte de un comunicado del Presidente
chileno Salvador Allende, quien felicita a los miembros de la Fuerza Aérea que
participaron en el rescate. Ésta sólo presenta referencias a la categoría Heroicidad, por
lo que no será tenida en cuenta para el resto de los cuerpos analíticos.
El segundo texto, por otro lado, introduce por primera vez las versiones según las
cuales los sobrevivientes habrían tenido que recurrir a la antropofagia para asegurar la
supervivencia y una desmentida por parte de la Policía Chilena.
El Milagro como categoría de análisis aparece mencionado brevemente en la nota
central, aludiendo a que los sobrevivientes de la “catástrofe del aparato militar”
celebraron su supervivencia durante “la Nochebuena con llantos, cantos, brindis,
abrazos, un mensaje del Presidente Juan M. Bordaberry y el recuerdo de la patria
distante”.
De esta forma, se resalta el clima de emoción y la alegría con la que los jóvenes
uruguayos celebraron el haber vuelto con vida de un viaje signado por catástrofes y
adversidades.
La idea es retomada en un párrafo posterior, donde se describen los festejos:
“La celebración de anoche según se dijo, fue altamente emotiva. Hubo llantos y
cantos, brindis y abrazos. Gritos de “Viva Chile…Viva Uruguay”. Muchos hicieron
emocionados recuerdos de la patria distante, expresando sus deseos de esperar allí la
llegada del Año Nuevo. Alrededor de la una de la madrugada, los muchachos se
retiraron a descansar”.
252
La categoría Situación Adversa se desarrolla exclusivamente en la nota central y
presenta una presencia constante de la figura del encargado de negocios uruguayos en
el exterior, César Charlone Ortega. Éste se había entrevistado con varios de los
sobrevivientes en una reunión que duró poco menos de dos horas, por lo que manejaba
bastante información.
Sin embargo, puede deducirse que muchas de las inconsistencias presentes en
las publicaciones derivan de datos erróneos que el diplomático pudo haber dado
involuntariamente.
De esta forma, la primera cita directa de Charlone que es introducida en el texto,
corresponde a una idea que será repetida en las ediciones posteriores: que los
sobrevivientes habían adoptado la decisión de “no subir nunca más a un avión” ya que
la “catástrofe aérea había dejado marcas imborrables en su memoria”. Esta frase
aparece dos veces en la nota.
Empero, el artículo agrega luego una reflexión del diplomático, donde aquél
manifestaba su voluntad de convencer a los sobrevivientes para que retornen al
Uruguay por vía aérea:
“No pasará del miércoles para el regreso de los muchachos, cuya resistencia para
viajar de nuevo por avión estamos tratando de superar con los familiares que aquí
(Santiago) se encuentran aún y celebraron anoche una feliz Navidad”.
Dentro de la misma línea discursiva, la nota subraya a posteriori que Charlone
expresó por vía telefónica que se pretendía “vencer dicha resistencia”, para lo cual
253
habría que ayudarlos a superar el trauma sufrido durante los “71 días que pasaron en la
montaña”.
De todas formas, el texto indica que el diplomático comprendía que el temor de los
jóvenes a volver a volar, por lo que había dispuesto una logística para contratar
“autobuses especiales” que los transportaran desde Mendoza a la capital uruguaya, ya
que los sobrevivientes querían “viajar todos juntos” y con sus familiares.
La Heroicidad, en tanto, es referida sólo dos veces en el artículo central a través
del término “odisea”, mientras que atraviesa toda la primera nota informativa. En ella, se
destacan las felicitaciones del presidente Salvador Allende a los pilotos de los
helicópteros que “rescataron a ocho de los dieciséis sobrevivientes del avión uruguayos
que cayó en los Andes”.
De esta manera, se resalta el rol heroico de los comandantes de las naves. A
continuación, dicha idea es reforzada a través del recurso polifónico, con la inclusión de
una cita directa del encargado de la misión y piloto de uno de los aparatos, Jorge
Massa:
“‘Estoy seguro de interpretar a Chile entero al enviarle mis calurosas felicitaciones
por la brillante labor’, dijo (el antes mencionado), quien en varias ocasiones condujo al
jefe del Estado en recorridos por el país”.
El texto destaca que el propio Presidente le había encargado a Massa “que
extendiera las felicitaciones al comandante del otro helicóptero, Carlos García”, de
modo que también se remarca la heroicidad del otro piloto.
254
Por su parte, no hay ninguna referencia a esta categoría en el segundo artículo
informativo.
La categoría Condición de los Sobrevivientes aparece también en la nota
central, pero no tan claramente como en las ediciones anteriores. Aquí, la referencia
está determinada por la repetición, en párrafos consecutivos, respecto a un mensaje de
apoyo enviado a los jóvenes por el presidente Juan María Bordaberry. Cabe recordar,
que el diario había mencionado en la publicación del 23 de diciembre -así como
también en otra del mes de octubre- que el primer mandatario uruguayo era el tío de
dos de los sobrevivientes.
La Alimentación posee el tratamiento analítico más extenso de la jornada y es
abordada en su totalidad por la segunda nota informativa. El texto hace referencia a la
categoría desde su título, donde remarca la existencia de “una versión de la
supervivencia” novedosa, dado que algunos de los sobrevivientes habrían explicado
que “tuvieron que recurrir a los cuerpos de sus compañeros muertos para subsistir”.
Que la nota indique que estas informaciones constituyen una “versión” y que luego
agregue un subtítulo que remarque una “Desmentida”, revela que el artículo intenta
menoscabar la veracidad de los trascendidos.
Dicha “versión” estaba fundada en las declaraciones de los miembros del equipo
de rescate, los cuales pernoctaron con los ocho sobrevivientes que aguardaron un día
más en la cordillera, ante quienes los jóvenes dieron “abiertamente” una explicación.
255
Más adelante, la nota remarca que los rescatistas dijeron que los uruguayos
“manifestaron su deseo de no hablar sobre ciertos temas, aunque privadamente
algunos de ellos dijeron que ‘allá arriba’ habían ocurrido cosas incontables”.
La última idea es reforzada en el párrafo siguiente, cuando se introduce una cita
indirecta de la novia de uno de los sobrevivientes, quien “afirmó que su novio le había
narrado ‘cosas horribles’”.
A través de otro testimonio, se presenta la imagen más fuerte de la categoría:
“Uno de los miembros de la patrulla de rescate narró en ésta que cuando llegó al
semi destruido fuselaje del avión uruguayo que sirvió de refugio a los sobrevivientes,
halló en su interior restos humanos colgados”.
En base a la polifonía, el texto indica de manera efectiva que esta última
información corresponde a una versión, proporcionada por uno de los rescatistas.
Por otro lado, bajo el subtítulo “Desmentida”, se destaca que la Policía chilena
negó que los sobrevivientes hubiesen “practicado el canibalismo”, en tanto que sí
confirmaban “las declaraciones de los sobrevivientes (respecto a) que se alimentaron
durante más de dos meses con raíces que encontraron bajo la nieve”.
De esta forma, la “desmentida” reafirma la información del día 23 donde se
explicaba que Coche Inciarte, estudiante de agronomía, había hallado dichos vegetales,
los cuales constituyeron la base de su supervivencia. Esta última parte, supone otra
versión, que se contrapone a la que confirmaba la antropofagia.
256
La categoría Actitud de las familias aparece solamente en la nota central. La
primera referencia señala que la ubicación de varios de los sobrevivientes iba a ser
mantenida en secreto “por decisión de sus familiares, que desean impedir que el
descanso de los tres jóvenes se vea perturbado por la curiosidad periodística”
Por otro lado, la segunda introduce una cita indirecta de algunos parientes de
Daniel Fernández y de Bobby François, quienes “manifestaron que (los sobrevivientes
mencionados) ‘están bien y contentos de haberse reunido con sus familiares para
Navidad’”.
La Religiosidad como categoría analítica es aludida una sola vez en la nota
central, donde se indica que “los 13 jóvenes y sus familiares asistieron esta mañana a
una misa en la Universidad Católica local, como acción de gracias, celebración
navideña, y réquiem por sus compañeros que murieron en la tragedia”.
No hay referencias a la Cobertura Mediática en esta jornada.
27 de diciembre
Clarín
Nota informativa I
Título: regresan los 13 uruguayos
Nota informativa II
257
Título: Justifican la actitud de los sobrevivientes
La edición de esta jornada vuelve a estar integrada por dos notas informativas en
el cuerpo del diario, de las cuales ninguna tiene jerarquía en tapa. La primera hace
hincapié en la heroicidad de los sobrevivientes, mientras que la segunda desarrolla una
lógica de justificación respecto de la antropofagia, en base a las declaraciones de
autoridad de un sacerdote y un psiquiatra.
La categoría Situación Adversa aparece brevemente en ambos textos. La
referencia en la primera nota vuelve a traer a colación el miedo de los jóvenes
uruguayos con respecto a viajar nuevamente en un avión.
De esta forma, la información plantea que “se apeló a la disertación de algunos
psiquiatras que señalaron la necesidad de ‘romper el shock’ para lo cual era menester
el uso del avión”.
Dentro de la misma línea discursiva, se explica que los profesionales indicaron, a
aquellos que “mantenían aún la negativa”, que era peor para la mente “ver la cordillera
desde abajo (donde estuvieron durante 71 días)” que desde el aire.
La segunda nota, por su parte, se refiere a la “dramática decisión” de recurrir a la
antropofagia que, según los sumarios oficiales, “fue adoptada colectivamente y luego de
varios días de conciencia en el nivel religioso y psíquico”.
De esto se desprende que la medida de consumir la carne de los muertos fue
tomada luego de un importante proceso de reflexión, a partir del cual los jóvenes
258
uruguayos determinaron que ésa era la única vía de salvación posible. Por otro lado, la
aseveración acerca de que habían llegado a una “conciencia en el nivel religioso y
psíquico” no es casual en una nota donde se citan las opiniones calificadas de un
sacerdote y un psiquiatra. Éstas serán analizadas en la categoría Alimentación.
La Heroicidad aparece en ambas notas, aunque la primera la trata con mayor
profundidad. En ella, el tema es aludido a través del recurso polifónico, por medio de la
cita directa de uno de los sobrevivientes en relación al miedo a volver a subirse a un
avión.
“Uno de los participantes de la reunión –el joven Eduardo Strauch- declaró
enfáticamente: ‘Si no superamos este miedo ahora no lo superamos jamás’.”
De esta forma, se remarca la intención de dejar atrás los temores generados luego
del accidente aéreo.
A continuación, el texto agrega que los sobrevivientes trajeron del lugar del
accidente “los documentos de todos los fallecidos así como los 80 dólares que se
encontraban desparramados por la nieve luego del choque y que serán donados a una
entidad benéfica de Chile”.
Así, se realiza una nueva exaltación de la actitud generosa de los jóvenes
uruguayos para con sus amigos muertos, conjuntamente con el gesto de donar dinero a
una asociación caritativa de Chile.
259
La nota vuelve a mencionar el término “odisea” al explicar que ésta sería relatada
“sin omitir ni el más mínimo detalle” en un libro que se editaría en Montevideo, una vez
que los jóvenes uruguayos volviesen a su hogar.
De igual manera, se destaca el rol heroico del arriero Sergio Catalán quien “será
invitado a Uruguay, donde se le entregará una medalla y mil dólares, en recuerdo de su
actitud que permitiera el rescate en medio de la cordillera”.
La segunda nota hace foco en el rol de los sobrevivientes en relación al cuidado
de los heridos. Según este texto, el grupo “luchó” para mantenerlos con vida. La
selección de este verbo denota el gran esfuerzo que empeñaron en ayudar a sus
amigos.
Esta idea es reforzada con la narración de los auxilios que los sobrevivientes les
prestaron a aquellos que se asfixiaron a causa de la avalancha de nieve:
“El día que el alud alcanzó a ocho de los sobrevivientes, el resto se turnó en hacer
respiración boca a boca a una tare que se prolongó más de 10 horas”.
Finalmente, vuelve a emplearse el término “odisea”, en relación a un “pacto
solemne” hecho por los sobrevivientes por el cual aguardarían a llegar a Montevideo
para narrar de manera completa los hechos heroicos que se prolongaron durante “71
días en el corazón nevado de la cordillera de los Andes”.
La Alimentación como categoría de análisis posee el rol más destacado en la
segunda nota informativa. Desde su título, el texto desarrolla una idea de justificación
respecto a la antropofagia.
260
Ya en el cuerpo, se citan las opiniones del sacerdote salesiano Tomás González y
del psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz quienes, según la propia nota, “justificaron la
actitud de los 16 sobrevivientes del avión militar uruguayo de haber recurrido a los
cuerpos de quienes perecieron en el accidente para subsistir”.
El recurso polifónico de emplear sus testimonios de manera directa e individual
refuerza esta lógica desde un punto de vista teológico y otro científico. Según el texto,
el sacerdote opinó:
“El cuerpo debe tener un lugar digno y, en el caso de los muertos del avión
uruguayo, ese lugar era el servir de alimento de los sobrevivientes”.
De esta idea se desprende que González considera que los cuerpos de los
fallecidos encontrarían sagrada sepultura al brindarles alimento a sus amigos.
Por su parte, el psiquiatra Sepúlveda Díaz aseveró abiertamente que “en este
caso la antropofagia está justificada”, a la vez que explica cómo será el proceso
psíquico que atravesarán los sobrevivientes:
“Llegará el día en que no sólo se absolverán a sí mismos de cualquier sentimiento
de culpa sino también que serán exonerados por la opinión pública”.
Cabe resaltar que Sepúlveda Díaz considera, aparentemente, que la sociedad
puede mostrarse recelosa respecto a estos hechos, ya que en sus dichos incluye la
idea de que la “opinión pública” debe exonerar a los sobrevivientes. De esa forma,
reconoce indirectamente la existencia de un pecado.
261
Otro recurso polifónico utilizado en relación a esta categoría proviene de la cita
indirecta de un comunicado del Cuerpo de Socorro Andino que participó del rescate de
los uruguayos, según el cual “los sobrevivientes, con los que aquellos pernoctaron
durante la prolongación del rescate, les confirmaron que habían recurrido a los
cadáveres de sus compañeros para subsistir”
De este modo, el texto vuelve a remarcar que la antropofagia fue realizada para
que los jóvenes uruguayos garantizasen su subsistencia.
La Condición de los sobrevivientes es mencionada sólo en la segunda nota
informativa. Ahí vuelven a destacarse los estudios en medicina de Roberto Canessa y
su rol como doctor improvisado, luego del accidente aéreo.
“En un caso, y utilizando, una hoja de afeitar el estudiante de medicina, Canessa,
intervino quirúrgicamente a uno de los pasajeros del avión que tenía un hierro clavado
en el estómago. Con ello logró mantener con vida tres días, usando como desinfectante
agua colonia, lo único que tenían”.
El texto parecería indicar que el pasajero herido murió tres días después de la
intervención de Canessa. Sin embargo, la redacción deja lugar a dudas. De todas
formas, cabe destacar que aquel joven era Enrique Platero, quien logró reponerse de
sus lesiones y trabajó a la par del resto, hasta su muerte en el alud.
La categoría de análisis Actitud de las familias aparece únicamente en la
primera nota informativa, con respecto a la decisión de que el retorno a Uruguay sería
en avión. De acuerdo con el artículo, esto fue definido luego de “la reunión de varias
horas con el encargado de negocios de Uruguay, César Charlone, y de la que
262
participaron todos los sobrevivientes y el grupo de familiares que se encuentran en
Santiago”.
La Cobertura Mediática como categoría de análisis es desarrollada solamente en
la primera nota informativa. Allí se informa que los testimonios de Sepúlveda Díaz y de
González fueron recogidos por la prensa chilena “que comenzó a ocuparse
abiertamente del delicado tema”.
Finalmente, el texto hace referencia a que, a raíz de un “acuerdo tácito”, el
periodismo de Chile había “eludido” tratar la cuestión, pero que “hoy se rompió (dicho)
acuerdo abruptamente y la prensa dedica gran espacio a este episodio”.
Las expresiones del diario chileno La Segunda serán introducidas en las
conclusiones de este segundo apartado para contrastarlas con la producción noticiosa
de los medios gráficos analizados en la presente tesis.
Las categorías Milagro y Religiosidad no están mencionadas en esta jornada.
La Nación
Nota central
Título: Los sobrevivientes regresarían mañana
Nota Informativa I
Título: Reacción de familiares de los sobrevivientes
263
Nota Informativa II
Título: Causas del desastre en la cordillera
Crónica
Título: Relato de un viaje trágico y un retorno inverosímil
En esta edición de La Nación, el hecho continúa teniendo jerarquía de tapa y se le
otorga una cobertura más extensa que en la jornada anterior, ya que se incluye una
crónica que narra los momentos más importantes de la supervivencia de los jóvenes
uruguayos.
Este texto y la nota central tratan en profundidad la cuestión alimenticia en relación
con las adversidades que tuvieron que enfrentar los sobrevivientes. Por eso, las
categorías Alimentación y Situación Adversa serán analizadas de manera conjunta, tal
como se hizo con la edición del 26 de diciembre de Clarín.
También tiene gran relevancia en esta jornada la Cobertura Mediática, dado que
varios de ellos habían hecho referencia a la práctica de antropofagia. A raíz de esto, el
gobierno chileno emitió un comunicado instando a que el tema fuera tratado con “el
mayor de los respetos” y sin recaer en “sensacionalismos”. La nota central transcribe
dicha declaración oficial.
El Milagro es abordado en la crónica y mencionado brevemente en la segunda
nota informativa. En la crónica, la primera referencia proviene de una descripción del
264
fuselaje, el cual se había convertido en “el frío y estrecho refugio de los sobrevivientes
durante los 69 días en que lucharon por sus vidas”. En base a esto, el texto utiliza un
apelativo para denominar al caso:
“Era el comienzo del ‘milagro de los Andes’, una lucha por la vida quizá sin
parangón en la historia de la aviación”.
Varios medios jugaron en aquel entonces con la designación “el milagro de los
Andes”. Con el tiempo, se volvió uno de los nombres más típicos a través de los cuales
se conoce al hecho.
Otra mención a la categoría es introducida a través de una cita directa del
encargado de negocios uruguayos, César Charlone, quien vuelve a ser mencionado en
esta edición, en relación al sorpresivo encuentro entre los expedicionarios y el arriero
Sergio Catalán:
“Parece increíble, y si es verdad, es definitivamente un milagro”, afirmó entonces.
Con respecto al rescate, el texto vuelve a hacer uso del recurso polifónico para
exponer, a través del testimonio de uno de los sobrevivientes, el clima de alegría que se
despertó en el grupo al ver la tan ansiada llegada de los helicópteros:
“Cuando llegaron –cuenta Inciarte- hubo una explosión de alegría. Nos tirábamos
al suelo y nos abrazábamos. Nos pusimos agua de colonia y fumamos cigarros
habanos. Incluso, nos lavamos los dientes con pasta. Hasta entonces la usábamos
como postre, un centímetro por persona”.
265
Finalmente, la crónica vuelve a repetir la frase de Seler Parrado donde éste
equiparaba el regreso de su hijo con una “vuelta a la vida”, o dicho de otro modo, con
una resurrección.
La única referencia en la segunda nota informativa, es una cita directa de Eduardo
Strauch, quien hace un balance del accidente y atribuye su salvación a un hecho divino:
“Nosotros pudimos comprobar en la cabina que desde el avión ya se había pedido
pista a Santiago, y fue un milagro que nos salváramos”.
En la nota central, la categoría Alimentación se encuentra muy ligada a la
Situación Adversa. Bajo dos subtítulos distintos, el texto explica dos alternativas
respecto a la posibilidad de que los sobrevivientes se hubiesen alimentado con la carne
de sus amigos muertos.
El primero lleva el nombre de “Desmentida”. Allí, aparece transcripto el
comunicado de la Secretaria de Gobierno de Chile, a partir del cual las autoridades
negaban los trascendidos de los días anteriores. Por otro lado, el segundo, denominado
“Afirmación previa”, recopila todas aquellas informaciones anteriores que efectivamente
indicaban que los jóvenes habían practicado la antropofagia para sobrevivir.
El primer subtítulo, en tanto cita una extensa declaración oficial del gobierno
chileno, emplea el recurso polifónico. La referencia más clara a la adversidad se
corresponde con una de las razones que el comunicado esgrime para evitar que se
siguiese difundiendo dicha idea: aquella por la cual se pide respeto por esos jóvenes
dada la “aflictiva situación por la que han atravesado”.
266
Con respecto al segundo subtítulo, el texto vuelve a tratar los trascendidos como
una “versión”:
Al ser consultado sobre la insistente versión de que los sobrevivientes debieron
comer restos de sus compañeros fallecidos en el accidente para sobrevivir a 70 días de
hambre, frío, soledad y desesperanza, el encargado de negocios uruguayo, César
Charlone, declaró que los jóvenes decidieron hacer ‘un pacto solemne’ para no decir
una palabra al respecto mientras permanecieran en Chile”.
La figura del diplomático es empleada aquí para explicar por qué los
sobrevivientes no estaban brindando precisiones respecto al cuestionamiento que se
había presentado en relación con la cuestión alimenticia. Según el texto, aquél “dijo que
la dramática decisión fue adoptada por los jóvenes en forma colectiva, con un acuerdo
general”. El adjetivo “dramática” resalta la difícil situación que aquellos estaban
atravesando, a causa de los cuestionamientos periodísticos.
Luego, en otro subtítulo denominado “Justificación”, se recogen los testimonios
que el psiquiatra Dr. Jorge Sepúlveda Díaz y el sacerdote salesiano Tomás González
habían brindado al diario chileno La Tercera de la Hora. Dichas declaraciones también
habían sido publicadas en la segunda nota informativa de Clarín de ese mismo día.
Como puede verse, el recorte en ambos diarios es casi el mismo:
“‘El cuerpo debe tener un lugar digno y en el caso de los muertos del avión
uruguayo, ese lugar era el servir de alimento a los sobrevivientes’, dijo el presbítero
González al matutino La Tercera de la Hora.
267
El mismo diario recogió declaraciones del psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz,
Según el cual la antropofagia en este caso está plenamente justificada y ‘llegará el día
en que no sólo se absolverán sentimientos de culpa, sino que también serán
exonerados por la opinión pública’.”
Así, al igual que en la nota de la edición de Clarín de la misma jornada, este texto
utiliza el recurso polifónico de ambas figuras de autoridad para justificar de manera
directa que los sobrevivientes hubiesen recurrido a la antropofagia. La justificación tiene
más peso, además, por provenir de dos campos diametralmente distintos: la ciencia
médica y la religión.
La crónica, por su parte, mantiene los testimonios originales de los sobrevivientes,
afirmando que la alimentación de los jóvenes había consistido en raíces que
encontraron debajo de la nieve y “chocolates, caramelos y otros dulces” que habían
adquirido en Mendoza.
Al tratarse de un texto eminentemente descriptivo, recorre los puntos más
importantes del hecho, destacando las distintas adversidades que enfrentaron en cada
uno de ellos.
Respecto al choque aéreo, vuelve a repetirse la cita de Canessa, donde aquél dijo
“esperé la muerte”, y se agrega el relato de las consecuencias que la colisión tuvo para
con el otro expedicionario:
“Parrado quedó inconsciente durante dos días. Su amigo Fernando Abal, que
volaba sentado junto a él, se mató, lo mismo que su madre y su hermana”.
268
Para ilustrar los días posteriores, la crónica apela a una cita de dicho sobreviviente
quien dijo que “fue poco lo que pudimos hacer” por los heridos. Luego, el testimonio de
Coche Inciarte es empleado para introducir otro revés:
“Al octavo día escuchamos que la búsqueda había sido suspendida”, dice José
Luis Inciarte (…). “Muchos lloraron, pero luego nos repusimos”.
Finalmente, el texto describe el alud y narra las funestas consecuencias
posteriores:
“Ocho murieron aplastados por la nieve, incluyendo al capitán del equipo de
Rugby, Marcelo Púrez, y el ingeniero de vuelo del avión (…). Quedaban 19 con vida,
pero otros morirían aún.”.
La segunda nota informativa, por su parte, hace referencia a ambas categorías a
través de la polifonía del sobreviviente Álvaro Mangino. Con respecto a la Situación
Adversa, se utiliza una cita directa de aquél, donde expresaba que “la experiencia vivida
fue de lo más dramática e inolvidable”. Por el otro lado, la Alimentación es aludida a
través del discurso indirecto de Mangino, por medio de la cual aseguraba que “pudieron
sobrevivir por tan largo período porque habían obtenido víveres en la ciudad fronteriza
argentina de Mendoza, donde se les habían anunciado dificultades internas chilenas.
La Heroicidad como categoría de análisis aparece en todos los textos, con
excepción de la primera nota informativa. La crónica hace múltiples referencias a ésta,
resaltando las actitudes de los sobrevivientes ante determinadas situaciones.
Así, se destaca el coraje grupal e individual. Veamos un ejemplo del primero:
269
“Con espíritu de grupo, los jóvenes unieron fuerzas contra las temperaturas bajo
cero, el viento que azotaba, y la nieve. Acondicionaron el fuselaje, derritieron nieve con
los rayos del sol reflejados en las latas brillantes para obtener agua, rompieron los
asientos para hacer frazadas con sus forros, y reunieron todo el alimento disponible
para establecer un severo racionamiento”.
Como puede observarse, aquí el texto destaca la unión de los sobrevivientes para
enfrentarse a severas adversidades y cómo utilizaron su ingenio para paliar la falta de
insumos necesarios para la subsistencia.
La misma idea es expresada cuando se indica que los improvisados doctores y
sus ayudantes realizaron “verdaderas proezas al operar con hojas de afeitar, agua de
colonia e hilo de coser rudimentario”.
Respecto al heroísmo individual, las figuras más destacadas son las de los dos
expedicionarios, en especial la de Fernando Parrado. En este punto se utiliza varias
veces el recurso polifónico para introducir las apreciaciones del resto de los
sobrevivientes con respecto a los dos jóvenes que realizaron la caminata final.
De este modo, la crónica indica que, tras la muerte de Numa Turcatti, Canessa y
Parrado decidieron salir, “resueltos esta vez a encontrar ayuda o morir”. En base a esto,
podemos ver que el texto destaca que ambos jóvenes estaban dispuestos a jugarse la
vida con tal de conseguir auxilio para sus amigos.
Dentro de la misma lógica, se cita una frase de Daniel Fernández Strauch quien
analiza por qué fueron ellos dos y no otros quienes emprendieron tan peligrosa misión
que, según él mismo, los “sacó del infierno blanco” y les “devolvió la vida”:
270
“Fueron ellos, porque si no los elegíamos se iban solos, sobre todo Fernando, que
tenía una fortaleza descomunal”.
A continuación, el testimonio de Fernández vuelve a utilizarse para resaltar que los
expedicionarios “realizaron una travesía increíble”, al tiempo que corre el foco
definitivamente hacia Parrado.
Según el texto, Fernández aseguró que aquél “salió llevando 30 kilos sobre los
hombros y terminó el viaje de 120 kilómetros (hasta que se encontró con el arriero
chileno) llevando también los bártulos de Canessa”.
De igual forma, se introduce un testimonio del propio Parrado, donde éste narra
todos los obstáculos que él y su compañero tuvieron que enfrentar durante la caminata
y donde queda establecida su incansable voluntad de rescatar al resto de los
sobrevivientes:
“Tuvimos que escalar cinco días y cinco noches, y hacía mucho frío. Habíamos
usado las cubiertas plásticas de la calefacción del avión para hacer sacos de dormir
para Canessa y para mí. Era difícil respirar debido a la altura. Dábamos dos pasos y
teníamos que parar. Al octavo día, Canessa no podía seguir. Se tendió en la nieve. No
me pidió que me quedara. No hablamos. Comprendimos. No podía quedarme y morir
con él, y dejar morir a los otros 14 también”.
La crónica destaca también la heroicidad de los pilotos de los helicópteros quienes
“enfrentaron la turbulencia” y realizaron “endiablados vuelos” para poder rescatar a los
sobrevivientes.
271
Por su parte, la nota central introduce una cita de Charlone, donde éste resaltaba
que, luego del accidente aéreo, “los muchachos lucharon con todas sus fuerzas por
mantener con vida a sus compañeros heridos (y) hasta hicieron intervenciones
quirúrgicas”.
Finalmente, la primera nota informativa hace referencia al mismo tema, apelando
al testimonio de Canessa, quien era uno de los improvisados médicos que trataba de
auxiliar a sus amigos:
“‘Cuatro o cinco de nosotros pudimos salir de los restos del avión, y comenzar el
rescate de nuestros amigos’, dice. ‘Algunos estaban bien, otros estaban heridos. Otros
ya no respiraban, trabajamos desesperadamente hasta que nos desmayamos
exhaustos”.
La categoría Condición de los Sobrevivientes aparece muy escuetamente en la
jornada, cuando la crónica destaca que Coche Inciarte y Eduardo Strauch eran
estudiantes de agronomía y que Canessa y Zerbino lo eran de medicina.
La Actitud de las familias está condensada en la primera nota informativa. Desde
el título, se indica que los familiares de los sobrevivientes tomaron con “sorpresa” las
“informaciones procedentes de Chile”, frente a las cuales dieron “muestras de
indignación”. El texto desarrolla esta idea a partir de los testimonios de la madre de
Bobby François, Sara Álvarez:
“‘Es una mentira’, dijo. ‘Me parece criminal que se esté difundiendo eso’.”
272
De esta forma, queda expresado el disgusto de la mujer frente a los
trascendidos. Para reforzar esa idea, la nota agrega que aquella “deploró que ‘lo que
parecía un milagro del Cielo se está tratando de ensuciar con una noticia semejante’”.
Los familiares de Álvaro Mangino también son mencionados en esta nota, con
respecto a que “manifestaron que preferían no hablar del tema” hasta que se
completase “la recuperación de Álvaro”.
La categoría Religiosidad aparece principalmente en la nota central y de manera
breve en la crónica. La primera referencia en el texto principal exalta la devoción
cristiana de los sobrevivientes, dado que señala que todos ellos asistieron “a una misa
en la Universidad Católica de Santiago” durante el día de Navidad. En el mismo párrafo
se destaca que el sacerdote que ofició la ceremonia era compatriota de los jóvenes
uruguayos.
Por otro lado, la nota central hace referencia a un anuncio divulgado por
Charlone, a través del cual las familias manifestaban su voluntad para que se le diese
“cristiana sepultura a las víctimas en la cumbre nevada”.
La crónica, por su parte, también hace mención a este último punto, ya que relata
las características del rito mortuorio practicado en la montaña:
“Eran días aciagos, Parrado e Inciarte cuentan cómo los muertos eran sepultados.
Una tumba, cubrir los cuerpos con la nieve y una oración”.
La Cobertura Mediática como categoría de análisis es uno de los elementos
más preponderantes de la jornada, a pesar de presentarse solamente en la nota
273
central. Allí, es introducida a través de un comunicado oficial de la Secretaría General
de Gobierno de Chile que había sido emitido como consecuencia de “las numerosas
informaciones entregadas por diversos medios de comunicación en relación con el
supuesto caso de antropofagia practicada por sobrevivientes del avión de la Fuerza
Aérea Uruguaya”.
A fines de hacer más práctico el análisis, transcribamos la declaración completa,
tal y como aparece en el texto:
“(…) esta Secretaría General de Gobierno viene en declarar lo siguiente:
1.-Lamenta profundamente estas informaciones que no tienen fundamento serio, y
entrañan la mayor gravedad.
2.-Deplora, asimismo, el sensacionalismo desplegado, toda vez que afecta a un
grupo de ciudadanos de un país amigo que en razón de la aflictiva situación por la que
han atravesado, son merecedoras del mayor respeto y consideración, además que
dañan el espíritu cordial y solidario que el pueblo y el gobierno de Chile han mantenido
y demostrado hacia ellos.
3.-Esta Secretaría General de Gobierno hace un llamado a todos los medios
informativos nacionales a objeto de que se abstengan de mayores especulaciones
sobre este caso”.
La publicación de este comunicado es un recurso polifónico. A través de él, se
señala que todas las informaciones publicadas en referencia a la antropofagia por
varios medios de comunicación “no tienen un fundamento serio”, que “entrañan la
274
mayor gravedad” y que sólo constituyen “especulaciones”, que han derivado en un
“sensacionalismo desplegado” que afectaba al grupo de sobrevivientes.
Dentro de la misma línea discursiva, se vuelve a remarcar en el subtítulo
“Afirmación Previa” que los trascendidos correspondían sólo a “versiones no oficiales”:
“Versiones no oficiales anteriores citaban un supuesto informe entregado a las
autoridades chilenas por miembros de la patrulla de rescate que entre el viernes y el
sábado último recogió a los 16 sobrevivientes del fuselaje semidestruido del avión
Fairchild de la Fuerza Aérea uruguaya, en el que permanecieron 70 días a más de 4000
metros de altura”.
Como puede verse, el texto menoscaba la credibilidad de estos trascendidos, ya
que resalta que se trata de informaciones sin ningún aval oficial, a diferencia del
comunicado del gobierno chileno publicado en el subtítulo anterior. También se pone en
duda el origen de dichos datos al deslizar que provienen de un “supuesto” informe,
indicando tácitamente que este podría o no existir.
La última alusión a la categoría aparece en una cita indirecta de Charlone, en la
cual el diplomático anuncia la voluntad de los sobrevivientes de no formular
declaraciones hasta llegar a su país.
28 de diciembre
Clarín
275
Nota informativa
Título: Aguardan hoy en Montevideo a los sobrevivientes Uruguayos
Bajada: Airada reacción de familiares ante los informes de Antropofagia
Esta edición del diario Clarín es la que menor cobertura otorga al hecho,
limitándose a una sola nota informativa. En ella, el rol de la prensa ocupa el lugar más
relevante de la jornada.
La categoría Milagro aparece una única vez en el texto, a través del recurso
polifónico. Allí, podemos ver una cita directa de Domitilia Rodríguez de Paéz, madre del
sobreviviente Carlitos Páez, en la cual protesta contra los trascendidos acerca de la
antropofagia.
“Es la canallada más grande que he visto en mi vida. Quieren ensuciar el milagro
mayor de la historia”.
Como puede verse, la mujer no duda en exaltar el hecho divino a su máxima
dimensión, al calificarlo como el “mayor de la historia”.
Con respecto a la Situación Adversa, la nota vuelve sobre la idea de que varios
de los sobrevivientes no habían “superado el trauma” del accidente aéreo y que, por lo
tanto, preferían “viajar por tierra”. En relación a ello, se señala que aún no existía “una
determinación final”, a pesar de que en la edición anterior se aseguraba que la decisión
de volar había sido determinada en una reunión de la que participaron los
sobrevivientes, sus familiares y el encargado de negocios uruguayos, César Charlone.
276
En la categoría Heroicidad vuelve a aparecer el término “odisea”:
“El gobierno chileno y familiares de los sobrevivientes del avión uruguayo
reaccionaron aireadamente a las versiones sobre antropofagia de los jóvenes durante
los 70 días que duró la odisea”
De esta forma, la nota resalta la reacción negativa de las autoridades chilenas y
de los parientes de los jóvenes uruguayos frente a los trascendidos que afirmaban que
estos últimos habían tenido que comer la carne de los muertos para sobrevivir.
Por otro lado, se insiste en nombrar la cantidad de días que aquellos estuvieron en
la montaña, para volver a dimensionar la duración de las adversidades que debieron
enfrentar.
Con respecto a la Alimentación, además de varias menciones acerca de la
antropofagia en relación a las otras categorías, se apela a la polifonía para introducir
una cita del secretario latinoamericano de la Compañía de Jesús, García del Cerro:
“La antropofagia no es correcta ni aún en los casos extremos. Hay un principio
moral y ético que dice que no juzguemos a los demás. El alimentarse de los cadáveres
de sus compañeros de viaje, vuelvo a repetirlo, moralmente no está permitido. Ahora
bien, hay que tener en cuenta los momentos tan trágicos y difíciles que han pasado”.
Como puede verse, el religioso opina que la antropofagia no está permitida “ni aún
en los casos extremos”. Sin embargo, inmediatamente advierte que hay un “principio
moral y ético” por el cual los hombres no deben juzgar a sus semejantes, de lo que se
desprende que García del Cerro pide a la sociedad que no condene a los
277
sobrevivientes por sus acciones. Además, y a pesar de haber dicho que la antropofagia
no era correcta en ninguna forma, remarca que debían tenerse en cuenta todas las
adversidades que estos habían enfrentado.
La Actitud de las familias como categoría de análisis refiere a los preparativos
que los parientes de los jóvenes uruguayos dispusieron para el regreso de éstos a su
país. También se destaca que entre todos había determinado que no se brindarían más
declaraciones hasta que los sobrevivientes llegasen a Montevideo, donde se darían
“respuestas a todas las preguntas”.
Como ya se mencionó, la Cobertura Mediática ocupa el primer lugar de orden en
esta edición. La mayoría de las referencias que se traen a colación tienen que ver con
el tratamiento que se le ha dado al tema de la antropofagia.
La primera mención apunta a una fotografía de la agencia AP que mostraba
“restos humanos disecados junto al avión”. Luego, se comenta cómo ha obrado la
prensa uruguaya respecto a un tema tan sensible acerca de sus compatriotas:
“Por su parte, en Montevideo esta clase de noticia fue ignorada por la mayoría de
los diarios salvo ‘El Popular’, que reproduce cables de agentes internacionales”.
En contraposición a las publicaciones mencionadas, se cita un comunicado oficial
de la Subsecretaría General de Gobierno chilena, en el cual se pedía a los medios
informativos nacionales que “se abstengan de tocar este tema”, dado que las
informaciones divulgadas por algunos de ellos “no tienen fundamento serio y entrañan
la mayor gravedad”.
278
Las categorías Condición de los sobrevivientes y la Religiosidad no están
incluidas en esta jornada.
La Nación
Nota central
Título: Regresan al Uruguay casi todos los sobrevivientes
Nota secundaria
Título: Conmovedora carta de una de las víctimas
En esta edición de La Nación, la cobertura vuelve a menguar y la publicación sólo
incluye dos artículos.
La categoría Situación Adversa tiene una gran relevancia en esta jornada y está
íntimamente relacionada con la Alimentación, la cual, sin embargo, aparece de manera
tácita.
La nota central cita varios pasajes de un artículo del diario El Mercurio de Chile, en
donde se critica fuertemente a otros medios chilenos por no respetar las adversidades
enfrentadas por los sobrevivientes. A partir de esto, se establece una lógica de
justificación.
279
En todos los extractos, se resalta que el contexto enfrentado por los jóvenes
uruguayos derivó en una situación de lo más urgente que los llevó a tomar la difícil
decisión. Como ya se dijo, en ningún momento se nombra de manera explícita a la
antropofagia. Veamos algunos de ellos:
“Nadie sin embargo podría tener a su respecto otro juicio que el que deriva de las
especiales circunstancias a que se vieron sometidos, las que sortearon con implacable
resolución después de haber estado asomados al borde de la muerte”.
En este párrafo, el foco está puesto en las “especiales circunstancias” que
supieron sobrellevar a pesar de “haber estado asomados al borde de la muerte”. Por
ello, cualquiera que juzgase la situación debería sopesar dicha situación. La siguiente
cita de El Mercurio ahonda en los detalles de la actitud de los jóvenes frente a la
adversidad:
“Ante la dura urgencia de sobrevivir, los pasajeros del avión uruguayo actuaron
con energía y valor. Sometidos a extrema necesidad, no se les presentó otra conducta
lícita posible que la que siguieron. Quedan pues, plenamente justificados y lograron con
su sacrificio afirmar una vez más el derecho a la vida”.
Aquí, la polifonía destaca la “extrema necesidad” padecida por los uruguayos y la
imposibilidad de apelar a “otra conducta lícita”. Inmediatamente después, se hace una
justificación explícita al resaltar que, a través de ese acto, los jóvenes sólo afirmaron su
“derecho a la vida”.
Esta idea es reforzada por el párrafo siguiente:
280
“Corresponde ahora que la opinión pública internacional y que el juicio de quienes
los rodean cooperen a que se reintegren a su existencia habitual, eliminando toda
secuela negativa de su participación en la tragedia”.
De esta forma, el texto citado por el artículo de La Nación subraya que ante la
adversidad de la situación y teniendo en cuenta que la tácita antropofagia había sido la
única salida, debía borrarse “toda secuela negativa” que pesase sobre ellos.
Por su parte, la nota secundaria centra esta categoría en una carta escrita por
Gustavo Nicolich, uno de los jóvenes fallecidos en la cordillera. A través de ella, el texto
describe el duro contexto empleando las citas directas del propio Nicolich.
De este modo, el artículo inicia con una frase que el difunto les dedicaba a sus
seres queridos:
“Los extraño mucho... y constantemente pido a Dios que si me quiere llevar hacia
el infinito por lo menos me deje verlos un día más”.
Luego, una cita indirecta hace referencia a “los fracasos de algunos intentos de
abandonar el lugar del desastre”, mientras que también “da cuenta de rudimentarias
tareas médicas llevadas a efecto por algunos de sus compañeros, que eran estudiantes
de medicina, como es el caso de Roberto (Canessa)”.
La Heroicidad como categoría de análisis aparece únicamente en la nota central.
La primera mención está ligada a la figura de los expedicionarios:
281
“Parrado y Canessa son los dos que, después de una caminata desesperada por
las montañas nevadas durante diez días, tomaron contacto finalmente con el arriero
que en definitiva puso en marcha su salvación”.
La condición heroica se remarca a partir destacar que la “desesperada” travesía
duró diez días y que ésta determinó su salvación y la de sus compañeros.
Luego, el texto cita al diario El Mercurio, el cual exaltaba la valentía, la entereza y
la determinación de los jóvenes uruguayos:
“‘El observador no sabe si elogiar más la extraordinaria resistencia física de los
sobrevivientes o el coraje, la decisión y el método con que ellos supieron organizarse
para afrontar la terrible prueba’, dice el diario santiaguino”.
A continuación, una nueva transcripción del diario chileno refuerza lo anterior al
recalcar que la supervivencia fue prodigiosa y repite que, en tanto sus actos estaban
completamente justificados, no debían ser aprovechados por medios sensacionalistas:
“Los que no han sufrido peligros y ansiedades semejantes se afanan ahora en
especular sobre el modo como los jóvenes uruguayos sobrevivieron prodigiosamente y
en hacer todo ellos materia de comentario y de explotación morbosa”.
La categoría Condición de los sobrevivientes aparece una sola vez en la nota
secundaria. En ella, se cita un pasaje de la carta de Nicolich, donde aquél explicaba
que, luego de la colisión, Gustavo Zerbino y Roberto Canessa auspiciaron de médicos,
con la colaboración de Diego Storm, otro estudiante de medicina, y que él en cambio, a
pesar de ser estudiante de veterinaria, “operaba poco en esos casos”.
282
La Actitud de las familias es abordada por la nota central. En ella, se destaca
que luego del vuelo de regreso de los sobrevivientes, se produjo un violento altercado
de insultos”, cuando Estela Ferreira de Pérez del Castillo, madre de Marcelo Pérez, “se
le acercó y tuvo violentas expresiones” contra el encargado de negocios uruguayos en
Chile, César Charlone.
Según el texto, “otro familiar de Pérez del Castillo explicó que cuando viajaron a
Chile para hacer posible la recuperación de los restos, Charlone habría dicho que él ‘no
podía hacer nada y que esperaban el deshielo’, tras lo cual el familiar criticó
cáusticamente ‘cómo (aquél) se portó con nosotros’”.
La Religiosidad es mencionada sólo en la nota secundaria, a través de un
extracto de la carta de Nicolich, conjuntamente con una explicación posterior, la cual
apunta a la formación religiosa de los sobrevivientes:
“Nuestra fe en Dios es increíble”, dice la carta en otro de sus párrafos, refirmando
la fe religiosa exteriorizada en muchas oportunidades por los jóvenes del grupo, todos
ellos educados en un colegio católico, antes de ingresar en la universidad”.
La Cobertura Mediática es tratada por los dos artículos. La nota central lo aborda
a partir de la ya mencionada transcripción de varios párrafos de El Mercurio, el cual
“condena en su principal editorial lo que califica de historias morbosas escritas en tono
de 16 jóvenes uruguayos que se salvaron de un accidente aéreo ocurrido el 13 de
octubre en la cordillera de los Andes”.
Como ya hemos visto en la categoría Situación Adversa, toda la lógica discursiva
del diario chileno exigía que se tuviese en cuenta las terribles contingencias
283
enfrentadas por los sobrevivientes y que se entendiese que la decisión adoptada
constituía el único camino para lograr la salvación. Dentro de la misma lógica, la nota
refiere que “el periódico reclama también para los jóvenes un trato más comprensivo
para que puedan reintegrarse a su existencia habitual”.
Por su parte, la nota secundaria hace una única mención a esta categoría, al
explicar que la carta de Gustavo Nicolich había sido llevada a Montevideo por los
sobrevivientes y publicada por el periódico El País.
La categoría Milagro no aparece en esta jornada.
29 de diciembre
Clarín
Nota informativa
Título: Sobrevivientes Uruguayos: Admiten haber tenido que recurrir a la antropofagia
Bajada: la revelación fue hecha tras el arribo a Montevideo
Esta última edición de Clarín se centra en la conferencia de prensa brindada por los
sobrevivientes en el auditorio del colegio Stella Maris, donde hablaron por primera vez y
de manera abierta al tema de la antropofagia.
284
El encargado de dialogar con la prensa fue Francisco Delgado Salaverry. La nota
informativa de esta jornada se encarga de recoger todas las referencias que este
sobreviviente hizo respecto a las situaciones que los llevaron a consumir la carne de
sus amigos muertos. En tanto el texto depende fundamentalmente de citas directas,
podemos afirmar que la polifonía es el recurso más utilizado.
Las categorías Situación Adversa y Alimentación están estrechamente
vinculadas en esta edición y, por ende, serán analizadas de manera conjunta. La
primera referencia describe la apertura de la conferencia de prensa:
“Ante centenares de periodistas y fotógrafos uruguayos y del extranjero, Francisco
Delgado Salaverry que ofició de vocero del grupo, confirmó que ‘debido a la difícil
situación en que llegaron a encontrarse no tuvieron otra alternativa que llegar a la
antropofagia’.”
De esta forma, la nota sienta desde un principio que las circunstancias
enfrentadas resultaron ser tan adversas que los sobrevivientes tuvieron que recurrir
necesariamente a la carne de los muertos.
Una nueva cita de Delgado refuerza esa idea:
Y agregó “Nosotros debimos llegar a eso para poder sobrevivir”.
El verbo “debimos” acentúa lo imperiosa que era la situación.
Luego, la nota profundiza en los pormenores del accidente, explicando que los
jóvenes uruguayos se enfrentaron a “la única situación de consumir parte de los
cuerpos” luego de que se hubiera agotado “todo lo que llevaban en el avión”. De esta
285
manera, vuelve a subrayarse que la antropofagia fue el recurso extremo, cuando ya no
quedaban otras opciones.
La nota vuelve a citar a Delgado para que explique por qué aguardaron a llegar al
Uruguay para explicar lo sucedido:
“’Aquí, en nuestro país, queremos decir cómo ocurrió todo, cuál fue la única
salvación que tuvimos y por qué actuamos como lo hicimos’, acotó”
Como puede observarse, el sobreviviente vuelve a resaltar que la antropofagia fue
“la única salvación” posible en esas circunstancias. Esto es reafirmado por otra
declaración de Delgado, donde afirmaba que “era una cuestión de vida o muerte”.
La última referencia a esta categoría proviene de una nueva polifonía. Esta vez, el
citado es Pedro Algorta, quien había sido el primer sobreviviente en reconocer la
antropofagia. Según el joven, el grupo recurrió a la carne de los cuerpos cuando “ya se
tenía la certeza que se había suspendido la búsqueda”.
Además, se agrega su opinión acerca del mal manejo informativo al respecto del
tema y que hubiese sido más apropiado tratarlo con “naturalidad y dignidad, pues “fue
algo natural y toda la gente normal lo entiende, no así las mentes extraviadas”. De esta
forma, Algorta remarca que no cometieron pecado alguno, sino que actuaron acorde a
la situación que estaban atravesando.
La Condición de los sobrevivientes vuelve a recalcar que todos los
sobrevivientes eran jugadores de rugby y que la mayoría de ellos se había educado en
el colegio Stella Maris, el establecimiento ubicado “en el elegante barrio residencial”.
286
Como ya se mencionó, sólo una minoría de los jóvenes uruguayos integraba el
equipo del Old Christians. La referencia acerca de la locación de la escuela en un
sector residencial destaca su condición de clase.
La categoría Actitud de las familias es mencionada sólo una vez, en relación a la
conferencia de prensa brindada por Delgado, ya que a ella habían asistido los parientes
de los sobrevivientes, así como también las familias de los fallecidos.
Según el texto “la confesión del joven fue recibida con una cerrada ovación por
parte de la muchedumbre que colmó las instalaciones del colegio”.
La Religiosidad es introducida a partir de una cita de Delgado, en la cual equipara
el consumo de carne humana con el sacramento de la comunión:
“Cristo brindó su cuerpo y su sangre en la última cena por la salvación del prójimo.
(…)Para nosotros (la antropofagia) – enfatizó- fue una comunión”.
La Cobertura Mediática como categoría de análisis resalta que las versiones de
los días anteriores “habían causado una verdadera sensación en todo el mundo” y que
éstas “habían sido corroboradas por los propios protagonistas”.
Además, se vuelve a destacar el pacto de silencio entre los sobrevivientes para no
hablar de la antropofagia en el extranjero. A raíz de ello, el texto introduce una cita
indirecta de Delgado quien confirmó la existencia de dicho convenio y “pidió a los
hombres de prensa que trataran de no hacer erróneas especulaciones en torno del
caso”
287
En esta última edición de Clarín no hay referencias de las categorías Milagro y
Heroicidad.
La Nación
Nota informativa I
Título: Acusación de Charlone Ortega
Nota informativa II
Título: Confirman la versión acerca de la odisea
Nota informativa III
Título: Comprensiva Reacción para los sobrevivientes
Nota informativa IV
Título: Arribaron a Montevideo diez de los sobrevivientes
Esta nota no posee ninguna de las categorías analíticas.
Esta última edición de La Nación le otorga una cobertura un poco mayor que la del
día anterior, ya que incluye dos notas informativas más. La Alimentación es la categoría
más destacada de la jornada. Ésta es desarrollada por las notas informativas II y III, a
través de las declaraciones de Pancho Delgado en la conferencia de prensa que brindó
288
en el colegio Stella Maris y en algunos dichos del Doctor Hellios Valleta, padre de uno
de los muchachos fallecidos en la cordillera.
La categoría Situación Adversa tiene una única mención en la tercera nota
informativa, cuando se introduce una narración de Pancho Delgado, acerca de la
sucesión de reveces que experimentaron en la montaña:
“Y llegó el momento en que todas las provisiones y las cosas que teníamos a
mano, después que nos habíamos recuperado anímicamente para salir de expedición…
a los seis días viene el alud y nos mata a nuestros mejores compañeros”.
La Heroicidad es aludida en las notas informativas I y III. En la primera, vuelve a
mencionarse el término “odisea”, a través de una cita de Charlone donde éste afirma
que “nada puede empequeñecer, de ninguna manera, lo que significa que reintegremos
al Uruguay a estos 16 muchachos que son protagonistas de las cosas más grandes del
mundo”.
La tercera nota informativa, en tanto, rescata un testimonio del Doctor Valleta,
quien destacó el coraje de todos los amigos de su hijo que habían logrado sobrevivir, y
especialmente el de Delgado, por haber hablado afrontado la difícil tarea de hablarle al
mundo a través de los periodistas:
“El valor que demostraron venciendo a la muerte hoy quedó empequeñecido, por
el valor y la hidalguía de todos ellos, fundamentalmente de Delgado, que enfrentaron
esa conferencia de prensa para contarlo todo, absolutamente todo; realmente me
emocionó. La hermosa frase que este chico empleó para decirlo fue el mejor
homenaje”.
289
La Condición de los sobrevivientes es abordada en la tercera nota informativa,
donde se vuelve a destacar erróneamente que todos los sobrevivientes eran jugadores
del equipo de rugby Old Christians y que la mayoría de ellos se había educado en el
colegio Stella Maris, “ubicado en el elegante barrio residencial de Carrasco, y por tal
motivo fue elegido para dar la conferencia de prensa conjunta”.
La categoría Alimentación posee el rol más destacado de la jornada y es
abordada en por los textos informativas II y III. La segunda nota hace referencia a la
conferencia de prensa brindada por Pancho Delgado en el colegio Stella Maris.
Según ella, el joven “confirmó que hubo casos de antropofagia durante la
dramática lucha del grupo por sobrevivir durante los 70 días que permanecieron
aislados en la cordillera”.
La mención de la cantidad de días en los que se encontraron solos y sin ayuda
en la alta montaña, responde a una lógica de justificación que será reforzada en el
artículo siguiente.
En la misma nota II se indica también que luego de la confirmación, Delgado “dijo
ante centenares de periodistas, fotógrafos y camarógrafos uruguayos y extranjeros que
se había tratado de ‘un acto íntimo’ y expresó el deseo de que no fuera interpretado en
forma indebida”.
El tercer texto informativo retoma la recepción de la noticia por parte del pueblo
uruguayo:
290
“El
Uruguay
acogió
comprensivamente
la
explicación
brindada
por
los
sobrevivientes rescatados de la cordillera de los Andes, quienes admitieron
públicamente haber recurrido a los cuerpos de sus compañeros durante su aislamiento
de 72 días en la montaña”
Como puede verse, aquí vuelve a repetirse la cantidad de días que pasaron en la
cordillera –si bien hay una diferencia de dos días- y también que se habían encontrado
en una situación de “aislamiento”.
A continuación, se introduce la explicación de por qué tuvieron que practicar la
antropofagia:
“La creciente expectativa desatada poco después que se recibieron de Santiago
las primeras noticias sobre la existencia de 16 sobrevivientes del desastre, en el que
perdieron la vida 29 personas, y los medios a que debieron apelar cuando se agotaron
los alimentos”.
Al destacarse que la decisión fue tomada luego de que se acabara la comida se
complementa con los datos anteriores que referían al aislamiento de más de 70 días,
reforzándose así la justificación.
La nota agrega, además, una cita textual de Delgado en donde aquél explica la
forma en que los sobrevivientes veían a la antropofagia:
“Pero llegó ese momento en el que no teníamos más alimentos. Y nosotros
pensamos que si Jesús en la última cena repartió su cuerpo y sangre a todos sus
apóstoles, nos estaba dando a entender que nosotros teníamos que hacer lo mismo,
291
tomar su cuerpo y sangre que se vería encarnado. Y eso fue una comunión íntima entre
todos nosotros. Fue lo que nos ayudó a subsistir”
De esta forma, se utiliza la polifonía para que sea uno de los jóvenes quien
explique que ellos justificaron la práctica de antropofagia al asociarla con el sacramento
de la comunión; y, en la última oración, se da a entender que no habrían subsistido si
no lo hubieran hecho.
Las últimas dos alusiones provienen de las declaraciones del ya mencionado
Doctor Helios Valleta y del monseñor Andrés Rubio, obispo auxiliar de Montevideo.
Ambos contribuyen a la lógica de justificación.
El primero, si bien admitía que no podía arrogarse el derecho de ser portavoz del
resto de los padres, remarcaba que él sabía “positivamente que todos estamos
completamente de acuerdo con lo que hicieron los muchachos”.
Con respecto al segundo, éste manifestaba que “no se puede condenar a un ser
desesperado que hace lo que puede para salvarse”, resaltado así que la antropofagia
había sido la única forma que tuvieron los jóvenes para preservar su vida.
Inmediatamente después, el texto utiliza otra cita del religioso para subrayar que la
actitud de los sobrevivientes no debía ser juzgada:
“‘¿Qué haríamos nosotros en una situación semejante?’, se preguntó luego. ‘Es
fácil juzgar en frío y dejarse llevar por los estereotipos de la repugnancia. Es
absolutamente necesario saber comprender. La iglesia no puede condenar una
situación como esa: sólo puede comprenderla. Juzgarlo de otra manera sería inmoral’”.
292
La Religiosidad aparece en las notas II y III. Todas las referencias a ella
provienen de las declaraciones de Pancho Delgado en la conferencia de prensa. En la
segunda nota informativa, la cita del joven establece una comparación entre la
antropofagia y el sacramento de la Comunión:
“Así como Cristo brindó su cuerpo y su sangre por la salvación del prójimo, así
también algunos compañeros nuestros lo entendieron para poder sobrevivir”.
El tercer texto informativo, por su parte, emplea la polifonía de Delgado para
resaltar que los sobrevivientes sentían la presencia de Dios en la cordillera:
“Uno se siente sólo solo frente al mundo y les puedo asegurar que Dios está ahí.
Todos experimentamos esa sensación dentro de nosotros, dijo luego de describir el
escenario en que se encontraban”.
Finalmente, el artículo agrega otra cita en la que el sobreviviente mencionado
señala que los jóvenes que fallecieron en la montaña habían sido llevados por Cristo,
dado que eran los mejores:
“Los compañeros que han muerto, todos, creemos nosotros en que Dios los llevó
porque eran mejores. Porque cada uno en su momento, cuando murió nos dejó a todos
una enseñanza, un ejemplo de valor, de abnegación”.
La Cobertura Mediática es aludida brevemente por las notas informativas I y II.
En el primer texto, aparece a través de una cita de César Charlone, quien acusó a la
prensa chilena de desplegar “sensacionalismo barato” con respecto al descubrimiento
de casos de antropofagia en la cordillera de los Andes.
293
La segunda nota informativa, por su parte, indica que luego de la conferencia,
Delgado pidió a los periodistas que “trataran de no hacer erróneas especulaciones en
torno al caso”. A raíz de esto, el artículo señala que “estas expresiones determinaron
que ningún periodista formulara preguntas al joven”.
No hay referencias a las categorías Milagro y Actitud de las familias en esta
última jornada.
294
Conclusiones parciales – Segundo apartado
En esta segunda parte, analizaremos de manera comparativa la construcción
discursiva de los diarios Clarín y La Nación durante el período comprendido entre el 26
y el 29 de diciembre de 1972.
Durante el 25 de dicho mes se habían producido los primeros trascendidos en
relación a que los jóvenes uruguayos habían tenido que recurrir a la carne de los
muertos para sobrevivir. Debido al feriado de Navidad, ambos diarios debieron esperar
un día para hacer sus primeras publicaciones al respecto.
Sin embargo, el tema de la antropofagia fue tratado con mucha cautela durante los
días 26 y 27, generalmente utilizando lenguaje condicional y destacando que dichas
informaciones respondían a versiones sobre el asunto.
Para
organizar
el
análisis,
las
distintas
categorías
serán
separadas
individualmente, en base al orden jerárquico determinado por Clarín y La Nación, salvo
por la Situación Adversa y la Alimentación, ya que éstas se encuentran íntimamente
ligadas en varias de las ediciones, para establecer una lógica de justificación respecto a
que los jóvenes habían tenido que recurrir a la carne de los muertos.
Esta conjunción de categorías es la más importante dentro de la jerarquía de
esta segunda etapa. Durante los primeros dos días, ambos diarios subrayan que dichos
datos configuran “conjeturas” y “versiones”. Sin embargo, Clarín empieza a introducir
295
desde un primer momento que, en caso de haber sucedido, la antropofagia había sido
determinada como consecuencia del sinfín de adversidades enfrentadas.
Así, el diario de la familia Noble explica que la situación de “total aislamiento a
más de 4.000 metros de altura” y la “dramática situación que atravesaron” los jóvenes
uruguayos los “obligó a consumir las proteínas de los cuerpos humanos”.
Como ya se explicó, el verbo “obligó” es de fundamental importancia dentro de
esta línea discursiva, ya que implica que los hechos se produjeron más allá de la
voluntad de los sobrevivientes, quienes no tuvieron más opción que violar el tabú de la
antropofagia.
Esta idea de obligatoriedad es reforzada cuando el diario establece una
comparación con un grupo de andinistas enviados por las Fuerzas Armadas chilenas
para comprobar cuánto tiempo podían soportar sin provisiones. Estos profesionales
sólo lograron aguantar 27 días. De esta forma, se da a entender que los jóvenes
pudieron sobrevivir los 71 días a través del consumo de la carne de los muertos.
En una de las ediciones posteriores, el diario de la familia Noble señala que la
decisión de recurrir a la antropofagia “fue adoptada colectivamente y luego de varios
días de conciencia en el nivel religioso y psíquico”. En concordancia con esta última
aseveración, Clarín introduce las citas calificadas del sacerdote Tomás González y del
psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz.
El cura había explicado que “el cuerpo debe tener un lugar digno y, en el caso de
los muertos del avión uruguayo, ese lugar era el servir de alimento de los
296
sobrevivientes”, dando a entender que los fallecidos encontrarían sagrada sepultura al
brindarles alimento a sus amigos.
Por su parte, en la cita de Sepúlveda Díaz, éste aseveraba abiertamente que “en
este caso la antropofagia está justificada”, a la vez que explica cómo será el proceso
psíquico que atravesarán los sobrevivientes:
“Llegará el día en que no sólo se absolverán a sí mismos de cualquier sentimiento
de culpa sino también que serán exonerados por la opinión pública”.
Como puede verse, Sepúlveda Díaz consideraba que la sociedad podía mostrarse
recelosa respecto a estos hechos, ya que en sus dichos incluye la idea de que la
“opinión pública” debe exonerar a los sobrevivientes. De esta forma, también reconocía
indirectamente la existencia de un pecado.
Clarín también cita la opinión del secretario latinoamericano de la compañía de
Jesús, García del Cerro quien afirmaba que la antropofagia no estaba permitida ni en
los casos más extremos, pero inmediatamente remarcaba que debían tenerse en
cuenta todas las adversidades que habían enfrentado. Además, destacaba que hay un
principio moral y ético por el cual los hombres no deben juzgar a sus semejantes, a
través del cual pedía a la sociedad que no condenase las acciones de los
sobrevivientes.
La Nación, por su parte, enfatizó durante los primeros dos días de la cobertura que
los trascendidos acerca de la antropofagia constituían “versiones no oficiales”, ante las
cuales interpone sucesivas notas para desmentirlas. Entre ellas, apoya las
declaraciones de los sobrevivientes donde estos explicaban que habían sobrevivido dos
297
meses comiendo raíces que encontraron bajo la nieve. Clarín también había esgrimido
estos testimonios en su publicación del 26 de diciembre, en detrimento de las hipótesis
que referían a un caso de antropofagia.
Con el correr de los días, La Nación le da más entidad a los trascendidos, si bien
continúa tratándolos como versiones. La primera cobertura en profundidad viene a
través de la transcripción de varios pasajes del diario El Mercurio de Chile, donde se
explica que la terrible situación había forzado la ingesta de carne humana. Empero, en
ningún momento de la nota se nombra el término antropofagia o alguna alusión similar.
Así, La Nación justifica, a través del medio gráfico chileno mencionado, que las
circunstancias de “extrema necesidad” y el “haber estado asomados al borde de la
muerte” fueron los hechos que llevaron a los sobrevivientes a apelar al recurso extremo.
Las opiniones del Dr. Sepúlveda Díaz y del padre González también son citadas para
darle a dicho acto un aval religioso y científico.
Finalmente, ambos diarios utilizaron la conferencia de prensa de Delgado para
anunciar abiertamente que la antropofagia había tenido lugar, pero destacando también
todos los argumentos paliativos a partir de los cuales el sobreviviente justificaba su
accionar.
Así, los dos medios gráficos citaron las declaraciones del joven donde éste
explicaba que la antropofagia había sido “la única salvación” posible, una vez que se
hubiera agotado todo lo que llevaban en el avión. Por ello, la decisión se había tratado
de una cuestión de vida o muerte. Otro relato de mucho peso que es recogido por
ambos medios proviene de una narración del mismo joven, quien explicaba que ellos
298
habían consumido la carne de los muertos como si se tratase del sacramento de la
comunión.
De esta forma, podemos concluir que, tanto Clarín como La Nación, protegieron a
los sobrevivientes en relación a la práctica de la antropofagia. Esta defensa se basó en
dos puntos: en primer lugar, menoscabando la credibilidad de los trascendidos ya
mencionados, al tildarlos de “versiones”; y en segundo lugar, justificando la
antropofagia, al remarcar que fue la terrible situación adversa la que los empujó al
consumo de la carne de sus amigos muertos.
La Cobertura Mediática ocupa el siguiente lugar en la jerarquía estructurada por
los medios analizados en esta segunda parte. Desde un principio, ambos destacan que
los trascendidos sobre la antropofagia en algunos medios chilenos eran versiones no
oficiales.
Clarín explica que todo el periodismo del país trasandino había eludido tratar la
cuestión pues había un “acuerdo tácito” que fue roto el 26 de diciembre. A partir de
esto, la prensa le había dado una gran cobertura.
Luego de que dichos trascendidos se hubieran divulgado, La Nación transcribe un
comunicado de la Secretaría de Gobierno Chileno por el cual se le pedía mesura a los
distintos medios ya que varios de ellos habían publicado datos que no tenían “un
fundamento serio”, que entrañaban “la mayor gravedad” y que sólo constituían
“especulaciones, que habían derivado en un “sensacionalismo desplegado”. Clarín
haría mención a este documento, pero de manera más periférica.
299
El mismo comunicado oficial tildaba a dichas versiones de “morbosas”. Pero, ¿a
qué medios se refería? Luego de nuestra visita a la hemeroteca de Santiago y tras
haber analizado la mayoría de los diarios importantes de aquella época, podemos
afirmar que el documento de la Secretaría de Gobierno Chilena se refería a las
publicaciones de La Segunda.
Este medio gráfico tituló en su primera plana “¡Qué Dios los perdone! Canibalismo
Justificado” e introdujo varias descripciones explícitas sobre los restos de los muertos
en la cordillera. Sin embargo, varias de ellas parecen exageradas, teatrales o erróneas.
“El jefe de la patrulla, Claudio Lucero, pisó una mano de mujer que sobresalía de
la nieve con las uñas pintadas y que tenía arrancada parte de la palma y del antebrazo.
Vio diseminados trozos de cráneos, restos de piernas y otros miembros de cuerpos
humanos.”
Como puede verse, esta fuerte descripción abunda en detalles, como el de la
mano femenina con las uñas pintadas, que hacen más truculento el relato. A esta idea,
se le suma una en la que el propio Lucero aparece representado casi como un
personaje shakespeariano:
“Mientras se dirigían hacia el fuselaje del avión que habían habilitado como
eventual vivienda, cogió un cráneo y mostrándoselo le preguntó: ¿De quién es? El jefe
del grupo de sobrevivientes le respondió que correspondía al piloto del avión.”
Más allá de lo inverosímil que suena que el jefe de patrulla andina hubiese tomado
una calavera sin ningún tipo de asco o pudor, podemos afirmar que este dato no se
300
transcribe en ninguna de las crónicas que abordan el caso ni tampoco en el resto de los
diarios de la capital chilena.
Además, cabe señalar un error publicado por La Segunda:
“Solamente quedaron sin ser tocados seis cadáveres: tres de mujeres y tres de
varones. Entre las primeras, la azafata.”
La equivocación subyace en que no había ninguna azafata en el Fairchild
siniestrado.
A través de la publicación del comunicado, Clarín y La Nación buscan separarse
de dichas hipótesis, resaltando que se tratan de informaciones sin aval oficial. Más
tarde, cuando la antropofagia fue confirmada por Pancho Delgado en la conferencia de
prensa, ambos diarios se encargan de extraer las expresiones donde éste afirma que
fue la imperiosa situación la que obligó a los jóvenes uruguayos a recurrir a los cuerpos
de los muertos.
Además, ambos transcriben que Delgado “pidió a los hombres de prensa que
trataran de no hacer erróneas especulaciones en torno del caso”. La Nación profundiza
más en esta última idea y asegura que, “estas expresiones determinaron que ningún
periodista formulara preguntas al joven”.
De esta forma, podemos concluir que ambos diarios pretendieron despegarse de
las versiones morbosas que habían trascendido en La Segunda a través de dos lógicas
que variaron con el correr de los días: primero, quitándole entidad a los trascendidos
por medio de tildarlos como “versiones no oficiales”; y segundo, justificando la
301
antropofagia al determinar que aquella había sido la única manera de salvación frente a
la situación adversa. Exactamente la misma construcción desplegada en las categorías
Alimentación y Situación Adversa.
La categoría Heroicidad ocupa el cuarto lugar en importancia dentro del
presente apartado. Tanto Clarín como La Nación vuelven a emplear el término “odisea”
para referirse al hecho y la designación “robinsones” para aludir a los sobrevivientes.
A diferencia de la cobertura durante la primera parte, en ésta los diarios le otorgan
una igual jerarquía al coraje grupal y al de los dos expedicionarios. En relación al grupo,
ambos medios remarcan la unión de los sobrevivientes para enfrentar las adversidades
y el empleo de su ingenio para sustituir la falta de recursos, en especial para el cuidado
de los heridos.
Respecto a este último punto, Clarín exalta que ellos lucharon para mantener a
sus compañeros con vida, dando a entender que tuvieron que hacerle frente a la terrible
situación para tratar de ayudar a sus amigos.
En una lógica similar, La Nación resalta cómo los jóvenes sobrevivientes
realizaron verdaderas proezas con el fin de socorrer a los lastimados, empleando hojas
de afeitar como bisturíes, agua de colonia como esterilizante e hilo de coser
rudimentario como sutura quirúrgica.
Muchas de las citas empleadas para exaltar el rol heroico de los jóvenes
provienen de las declaraciones del encargado de negocios uruguayos en el exterior,
César Charlone, quien no mezquinó elogios para sus compatriotas. Por otro lado,
302
desestimó las versiones de antropofagia y pidió que éstas no enturbiasen la “verdadera
proeza” que habían logrado.
Con respecto al coraje individual, ambos diarios vuelven a remarcar la duración de
la expedición de Canessa y Parrado a través de la cordillera y la voluntad inamovible de
ambos por lograr arribar a Chile lo antes posible, para conseguir ayuda para sus
amigos.
Finalmente, cabe destacar que tanto Clarín como La Nación señalaron la
heroicidad de algunas personas que participaron en el proceso de rescate de los
sobrevivientes. Los aludidos fueron el arriero Sergio Catalán, los miembros del equipo
de salvamento andino y los oficiales de la Fuerza Aérea chilena.
El quinto lugar de importancia en el análisis de este apartado corresponde a la
Religiosidad. La cobertura de Clarín es bastante escueta y sólo el testimonio de dos de
los jóvenes rescatados presenta una verdadera trascendencia analítica. El primero de
ellos pertenece a Bobby François, quien explicaba que la experiencia en la montaña lo
había fortalecido espiritualmente. El segundo, es un extracto de la conferencia de
prensa brindada por Pancho Delgado donde aquél equiparaba a la antropofagia con el
sacramento de la comunión.
La Nación, por su parte, hace hincapié en la fuerte impronta que los
sobrevivientes, sus familiares y sus amigos tenían respecto de la fe cristiana. En
primera medida, se recalca que todos ellos habían asistido a una misa realizada como
homenaje a los jóvenes que habían regresado de la montaña, como celebración
navideña y como réquiem para los compañeros que habían muerto.
303
Por otro lado, también se subraya los ritos religiosos practicados por los
sobrevivientes en la cordillera. Así, se narra como el grupo rezaba todos los días el
rosario, dado que los jóvenes consideraban que ese momento íntimo con Dios les
permitía sortear las grandes dificultades que se encontraban en Los Andes. En base a
esto, podemos indicar que La Nación da a entender que la religión jugó un papel central
en la supervivencia.
Finalmente, este diario también transcribe la parte de la conferencia de prensa
donde Delgado traza la comparación entre la antropofagia y el sacramento de la
comunión, conjuntamente con la apreciación de éste acerca de que sus amigos
muertos habían sido llevados por Dios, dado que eran los mejores entre todos ellos.
La Actitud de las familias ocupa el sexto lugar de importancia en el análisis, ya
que está se conecta profundamente con los temas principales de nuestro análisis. En
un primer momento, cuando hallaron a los jóvenes uruguayos, ambos medios gráficos
utilizan a las familias en forma recurrente para resaltar júbilo indescriptible por saber
que sus hijos habían regresado de la muerte.
Sin embargo, una vez comenzadas las conjeturas sobre la alimentación, los
parientes adoptan un nuevo papel: el de la protección de los sobrevivientes. Así, se
convierten en sus oradores, su palabra autorizada, dado que las familias decidieron que
los jóvenes uruguayos no harían más declaraciones a la prensa hasta volver al
Uruguay.
Por otro lado, tanto Clarín como La Nación resaltan la indignación que los padres
manifestaron cuando la antropofagia era tema común en varios medios. Por este
304
motivo, los familiares decidieron resguardar a los sobrevivientes y le informaron a la
prensa que solamente declararían una vez llegados a Montevideo.
Finalmente, los dos medios gráficos analizados indican que los parientes
adoptaron un rol comprensivo luego de la conferencia de prensa brindada por Delgado.
De esta manera, puede verse que, si bien esta categoría no tiene un protagonismo
principal, sirve para demostrar el apoyo incondicional recibido por los jóvenes
uruguayos al momento de enfrentar al mundo con respecto a las prácticas de
antropofagia.
La anteúltima categoría en este apartado es el Milagro, cuya importancia en la
construcción discursiva cae de forma muy importante en relación a su papel en la
primera parte.
El dato más relevante aparece en La Nación, cuando uno de sus textos se refiere
al caso como “Milagro de los Andes”. Este apelativo, introducido aquí por primera vez,
se volvió, eventualmente, en uno de los nombres más reconocidos con los que se
conoce a esta historia. Por otro lado, este diario vuelve a equiparar el rescate de los
sobrevivientes con una resurrección.
Por su parte, la mención más importante en Clarín destaca que la madre de
Carlitos Páez había enfurecido ante los trascendidos sobre la antropofagia, pues estos
querían “ensuciar el milagro mayor de la historia”.
La última categoría de análisis es la Condición de los sobrevivientes, la cual
también experimentó una importante caída con respecto a su jerarquía discursiva. En
esta segunda parte, los dos diarios vuelven a destacar el carácter universitario y
305
deportivo de los jóvenes uruguayos, así como también que pertenecían a la clase alta
de Montevideo.
La única diferencia sustancial entre ambos subyace en que, mientras Clarín hace
varias alusiones acerca de la pertenencia de los sobrevivientes al equipo del Old
Christians, La Nación vuelve a remarcar la filiación de dos de ellos con el presidente
uruguayo, Juan María Bordaberry.
306
Conclusiones finales
Comenzamos esta tesis partiendo de la idea que los medios en general habían
construido el acontecimiento remarcando el pecado intrínseco cometido por los
sobrevivientes al romper el tabú de la antropofagia. Sin embargo, cuando nos tocó
analizar las publicaciones de Clarín y La Nación, caímos en la cuenta de que su
cobertura había tratado de forma tangencial -y con respeto- la cuestión alimenticia.
Más aún: al profundizar la investigación, pudimos reconocer una intencionalidad
absolutoria o de justificación por parte de los diarios analizados en el presente trabajo.
Esto generó incertidumbre entre nosotros, ya que habíamos planteado como punto de
partida y título para nuestra tesis “La construcción del pecado en el Milagro de los
Andes”. Y, entonces, nos dimos cuenta de algo: al justificar o absolver a los
sobrevivientes, Clarín y La Nación estaban reconociendo la existencia de un pecado
preexistente. La existencia de la absolución se justifica únicamente en un pecado
previo: nadie perdona a quien no ha pecado. Pero, ¿por qué decidieron no hablar
abiertamente de ello?
Como primera respuesta a este interrogante, podemos indicar la cobertura inicial
otorgada al caso, tratada en esta tesis en el primer apartado de análisis, el cual abarca
las publicaciones de los días 23 y 24 de diciembre. Durante este período, las categorías
más destacadas fueron Heroicidad, Milagro, Situación Adversa y Condición de los
Sobrevivientes.
307
Allí, ambos diarios destacaron el coraje de estos jóvenes que se habían salvado
milagrosamente de un accidente aéreo y enfrentaron 72 días de privaciones en la alta
montaña, a 4000 metros de altura, con temperaturas que rondaban los 30 grados bajo
cero y que, ante la falta de ayuda del mundo exterior, se vieron forzados a realizar una
marcha de diez días a través de la Cordillera de los Andes para buscar ayuda.
Por otro lado, los dos medios subrayaron repetidas veces la condición social,
deportiva y académica de los estudiantes. En relación a esto, cabe destacar que Clarín
le dio más trascendencia a que eran universitarios y deportistas, mientras que La
Nación lo hizo en relación a su estatus social. El diario mitrista, además, profundizó en
la religiosidad de jóvenes uruguayos y sus familias. También, ambos resaltan la filiación
de algunos sobrevivientes con reconocidas personalidades de su país.
De esta forma, los dos diarios remarcaban las cualidades de los sobrevivientes
que más se asemejaban con las de los lectores a los cuales cada uno apuntaba:
sectores instruidos, por el lado del diario de la familia Noble, y los estratos sociales
altos, por el de La Nación.
Hasta esa parte, las únicas referencias a la alimentación aludían a que habían
encontrado raíces bajo la nieve y a que habían llevado consigo grandes provisiones
debido a que sabían del desabastecimiento que sufría Chile en esa época. Hay que
resaltar que Clarín protestó por la falta de informaciones concisas en las declaraciones
de los sobrevivientes, tal vez sospechando que esas versiones eran inverosímiles. Sin
embargo, probablemente no contasen con las suficientes pruebas para aseverar que
sus dudas respecto a dichos testimonios .
308
Entonces, durante el 25 de diciembre de 1972, hubo una serie de trascendidos
que indicaban que los jóvenes uruguayos habían tenido que recurrir a la carne de los
muertos para sobrevivir. Como el día de Navidad no hay publicaciones, todas las
informaciones debieron ser guardadas para el día siguiente. Durante este segundo
apartado, el cual comprendió los ejemplares publicados entre el 26 y el 29 de
diciembre, las categorías más importantes son Situación Adversa/Heroicidad,
Cobertura Mediática y Heroicidad.
Luego de esta primera etapa, en la cual habían destacado el milagro logrado por
estos jóvenes héroes, ambos diarios trataron los datos acerca de la antropofagia como
“versiones”. La Nación, incluso, los puso en contraste con documentos oficiales en un
subtítulo que introducía una desmentida.
A pesar de esta retórica de negación, Clarín empezó el mismo 26 de diciembre a
establecer una lógica justificatoria. En ella, asoció íntimamente la decisión de los
sobrevivientes de recurrir a la antropofagia con la situación adversa atravesada, que los
obligó a obrar de dicha manera.
La Nación, por su parte, comenzaría a recorrer el mismo trayecto el día 27,
aunque no dejó de mencionar que estas informaciones correspondían a versiones no
oficiales. Durante esta jornada, ambos diarios citaron al sacerdote salesiano Tomás
González y al psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz quienes justificaron la actitud de los
jóvenes uruguayos desde sus respectivas disciplinas; o sea, la religión y la ciencia
médica.
309
Cabe resaltar que en la publicación de ese día Clarín había remarcado, previo a la
transcripción de estos testimonios, que la decisión de consumir carne humana había
sido adoptada por todo el grupo, luego de varios días de conciencia en el nivel religioso
y psíquico, cosa que sería reafirmada a posteriori por el propio medio, en base a las
declaraciones de los especialistas ya citados.
De esta forma, ambos diarios buscaron separarse de otras lógicas discursivas que
habían tenido características sensacionalistas o morbosas, centrándose en cambio en
que los jóvenes habían hecho lo necesario para sobrevivir.
Finalmente, a través de la conferencia de prensa de Alfredo Delgado, tanto Clarín
como La Nación, resaltaron los motivos que llevaron a los jóvenes a consumir carne
humana empleando los propios testimonios de los sobrevivientes, quienes siguieron
siendo mostrados como los héroes que habían sobrellevado un sinfín de adversidades.
Retomando los lineamientos planteados en nuestra primera hipótesis, en relación
a “La construcción del pecado en el Milagro de los Andes”, podemos concluir que
ambos medios aseveran y reconocen de forma tácita que éste ha existido al desarrollar
una profunda construcción absolutoria. De esta manera, si bien Clarín y La Nación
tomaron partido justificando el accionar de los sobrevivientes, los dos reafirmaron el
pecado al otorgarle a los hechos un manto de perdón.
En definitiva, la construcción discursiva del pecado fue inherente a la propia
cobertura de los dos diarios analizados. Aun con los esfuerzos propios de la redacción
para no hacerlo tan abiertamente, el posterior armado de un discurso justificatorio o
absolutorio reafirma esa idea presente del pecado: como quedó dicho, se absuelve a
310
quien se equivocó, no hay perdón sin ofensa anterior, no existe una justificación si no
hay previamente algo que lo amerite.
Así, el pecado de los sobrevivientes (haber comido del cuerpo de sus compañeros
y/o amigos) se justifica en la extrema necesidad que tuvieron para poder seguir
viviendo. Se cierra así un círculo que los diarios La Nación y Clarín, por todo lo
descripto, no se animaron a plantear en términos de pecado, pero terminaron
consolidando con la imagen final de la absolución.
311
Anexo
312
Entrevista a Roberto Canessa
Bueno, Roberto, la primera pregunta sería: ¿cómo viviste el accidente y los
momentos posteriores?
Muy mal, muy mal, porque en un momento estás en una situación de diversión y,
de repente, te estás muriendo. Los momentos posteriores de tratamos de organizarnos,
¿no?
¿Ahí asumiste el rol de médico?
Cada cual asumió lo que pudo, alguno no podían asumir nada, pero bueno.
La siguiente pregunta, ¿cómo te cayó la noticia que no los buscaban más?
No me cayó tan mal, porque era un poquito obvio qué estaba pasando. Nos
habían decretado como muertos, el tren de la vida seguía y es raro que te den por
muerto cuando estás vivo.
¿Cómo creían que serían recibidos por la sociedad cuando volviesen?
Nosotros sabíamos que cuando volviéramos al mundo real, iba a ser difícil de
explicar. Me acuerdo claramente que mi idea era ir a conversar con los padres de mis
amigos y decirles lo que había pasado, que tuvieran ellos la primera versión. No nos
preocupaba si iban a entender o no, pero me parecía que era lo que correspondía: que
les dijéramos toda la verdad.
313
Vos explicás eso en “La sociedad de la nieve”. Sin embargo la información
se filtró y empezaron a salir las noticias sensacionalistas. ¿Cómo viviste la
cobertura mediática de todo lo que habías vivido?
Lo que pasa es que nosotros pensábamos que íbamos a volver e iba a estar todo
tranquilo, que no iba a tener trascendencia. Era una historia para contarles a nuestros
nietos y cuando llegamos a Los Maitenes pensando cómo íbamos a hacer para
conseguir un boleto de tren, había un camara de la BBC. Yo le pregunté: ¿qué haces
acá? Y me contestó esto: es una noticia mundial. Me costó mucho tiempo darme cuenta
que un hecho público no pertenece a nadie, le pertenece al público y ahora estoy muy
contento con eso, porque la historia de Los Andes es una leyenda que va aparte de mi
vida. Antes me ocupaba de aclarar esto, y lo otro. Ahora que vaya por su lado. Yo tengo
que levantarme, ir al hospital, trabajar. Entonces, la leyenda tienes sus propias piernas
y camina sola por el mundo y la gente opina. Antes me preocupaba si el libro (por
“Viven!) estaba bien o estaba mal. No me preocupa nada que diga la prensa, porque yo
creo que la historia ya se sabe. Había que darle un buen relato. Costó mucho hacer el
libro, porque había personas que no estaban de acuerdo, pero era necesario que
hubiera un documento oficial; como lo es “Viven!”. Además, es considerado la biblia, tal
así que a veces dos sobrevivientes discuten de cómo fueron los hechos y se fijan en el
libro qué es lo que pasó. Es un poco gracioso, porque en realidad el libro es una
interpretación de lo que sintió la gente.
Sin embargo ustedes hace unos años sacaron “La Sociedad de la Nieve”.
“Viven!” tiene el relato cronológico de los hechos…
314
(Canessa interrumpe)…la narrativa, vos podés hablar mal del libro viven, pero
todos los libros que se hicieron después se basaron en “Viven!”.
La pregunta apuntaba a que “La Sociedad” está enriquecida, porque allí
ustedes cuentan cosas que no aparecen en “Viven”!
O de repente no la sabíamos, o no las habíamos vivido, somos personas
diferentes 30 años después
¿Hay alguna noticia que vos recuerdes?
No me acuerdo de eso. Yo creo que lo que me preocupaba era la familia de mis
amigos. A mí no me iba a impresionar nada de lo que dijeran ello. Si nosotros lo
habíamos vivido. Solamente esa nota que salió en Brasil, en una revista que se llamaba
7 días o no sé qué, que había dicho que el alud no había existido y que nosotros
habíamos matado a todas esas personas para que nos alcanzara la comida. Fue la
única cosa que me pudo haber molestado.
Como te decía la tesis apunta a eso: creemos que algunos periodistas
chilenos hicieron una cobertura sensacionalista del hecho. Ahora, con esta
entrevista, queremos saber cómo fue la relación de los sobrevivientes con ellos.
Yo creo que los chilenos trataron con seriedad lo que pasó. Ellos fueron los que
tuvieron la primicia y la gente se peleaba. Incluso, algunos padres de los sobrevivientes
querían ir a pegarles a los periodistas y nosotros le decíamos que no, que todo eso era
verdad.
¿Qué buscaron con la conferencia que brindaron en el Colegio Stella Maris?
315
Lo que pasa es que el mundo nos había decretado muertos, por eso en varios
diarios titulan resucitados. Es decir, lo que el mundo creía, se tomo como verdad.
Entonces cuando tú ves que el 90% piensan algo y después se equivocan, se
preguntan ¿qué paso? Eso fue lo que llevo a la conferencia de prensa, porque era
imposible que dos meses después del accidente hubiese sobrevivientes. Eso es la llave
para entender por qué la historia recorrió el mundo.
En esa conferencia, Panchito Delgado dice: “llegó un momento en que no
teníamos más alimento, no teníamos qué comer y pensamos que si Jesús había
muerto por sus amigos en la eucaristía nuestros amigos habían hecho lo mismo”.
¿Qué hubieras dicho vos en ese momento?
Yo creo que pancho estuvo brillante. Realmente nadie podría haberlo hecho mejor
que él y fue en el momento justo. Y también fue un momento histórico. Porque las
primeras impresiones fueron: “es imposible que haya sobrevivientes”, “están todos
muertos”. Luego las preguntas: “pero, ¿cómo sobrevivieron?”, “¿y qué comían?” y
“¿cómo hicieron para salir?”. Entonces, la gente se engancha con la historia y quiere
saber, y saber; y es esa relación de hechos la que estaba faltando. Y Pancho, bueno,
puso el eslabón que estaba faltando en el momento justo y después Daniel Juan, el
presidente del club -que dirigía la conferencia de prensa- dijo: “creo que está todo
dicho, no más preguntas”, y ahí se terminó y salieron todos los periodistas corriendo a
dar su historia y su versión de todas las cosas que el público quería saber. Así,
empezaron a aparecer relatos que la gente iba siguiendo y se iba enterando.
Incluso el audio de la conferencia termina con una ovación del gimnasio…
316
Bueno, porque ahí estaban los amigos. Tenés que entender que el mundo se
preguntaba cómo hicieron.
Es la primera pregunta que te hacen en Los Maitenes…
Claro, claro. Pero para la gente que estaba vinculada a los afectos, era “qué
suerte verlos de vuelta, los queremos abrazar y queremos estar con ustedes y qué lindo
verlos”. Entonces, de todo ese público que se moría de ganas por abrazarnos surge la
emoción de la ovación.
¿Qué sentiste cuando estando arriba del caballo, vino el periodista de la
BBC y te preguntó?
No, yo dije “pucha, esto va a ser famoso en todo el mundo y voy a terminar como
Marilyn Monroe, cuando se veía vieja y tomaba pastillas, sintiendo que vivía de la
historia y ya no era quien supor ser. Yo tengo que salir de esto y tener un presente,
tengo que volver a mi vida, porque si cuando estaba en la cordillera me moría por volver
a mi casa, ahora porque sea famoso no me voy a dedicar a ser famoso”. Había que
luchar contra eso, ¿no?
¿Algún periodista les pidió disculpas públicas?
No, porque la gente tiene sentido común y sabe lo que está bien y está mal. Lo
que sí fue muy importante, fue un telegrama del Papa Pablo VI, que en cierta manera
refrendó lo de Los Andes y dijo que habíamos cumplido con nuestro deber de conservar
la vida, que eso legítimo desde el punto de vista de la religión. Yo quiero agregar una
cosa: es que el tema de la comida, era un tema que al principio era inabordable porque
317
el mundo era diferente. Yo creo que con el paso del tiempo, cuando aparecieron los
trasplantes de órganos, el mundo cambió: se destapó. Y también las familias de los que
no volvieron pudieron aceptar todo lo terrible que había pasado. Otra cosa que quiero
destacar, es el apoyo de las familias que no volvieron. Eso nos ayudó mucho. Su
apoyo y la grandeza que tuvieron al decir públicamente “dejen a los chicos tranquilos,
les costó mucho sobrevivir”. Las familias Nicolich, Nogueira… tuvieron esa grandeza
que también cortó con el sensacionalismo, porque los sobrevivientes siempre dijimos la
verdad y la historia nunca tuvo recovecos.
En vistas que se cumplen 40 años desde el accidente, ¿piensan hacer una
conmemoración particular?
Yo creo que hay que celebrar, de poder salir de los andes y de la ayuda que Dios
nos dio y que eso tiene que quedar para las nuevas generaciones como un legado de
los mensajes de la vida. Yo creo que mucha gente que la está pasando mal encuentra
nuevas fuerzas y esperanzas en nuestra historia. Es importante que eso se sepa en el
mundo, habiendo tanta porquería
Incluso, ustedes citan a una mujer que, dando marcha atrás, atropelló a su
hijo. Ella se acercó a una conferencia tuya y de Parrado y los abrazó llorando,
para decirles que la historia de Los Andes le servía para sobrellevar el dolor. Y yo
creo que más allá de todo el sensacionalismo que se pudo ver en los medios, lo
que queda de la historia. Lo que hace que ésta perdure es la amistad, el valor y
ese es el ejemplo que dan ustedes a través de su historia. Por eso, nuestra tesis,
quieras o no, es como un homenaje a ustedes.
318
Yo creo que la tesis periodística, y perdona que me meta en lo tuyo, es un poco la
evolución de la historia. Porque está bueno ver también cómo la historia fue cambiando
de raíz; la forma en la que un hecho histórico, tiene un encare más humano. El Titanic
sucedió hace 100 años. Prácticamente no quedan sobrevivientes, pero sigue siendo un
hecho histórico y lo periodístico es para analizar desde la película, desde los libros. Es
decir, el encare periodístico de este hecho también tiene un cambio, porque tiene 40
años de evolución. Entonces, ustedes tienen que englobar todo. Tanto las cosas malas
del periodismo, como las cosas buenas, porque también tuvo cosas buenísimas: logró
que la historia se difundiera en el mundo, logró que le llegara la información, logró ser
un medio constructivo para la gente. Yo creo que no te podés quedar solamente en el
sensacionalismo.
Ahora que hablaste con nosotros, vas a ver un montón de cosas que antes no
veías, porque tiene 40 años la historia, ¿no?
319
Entrevista a Javier Methol
¿Cómo viviste el accidente y los momentos posteriores?
El momento anterior al accidente era un avión lleno de jóvenes. Era todo alegría,
era todo diversión. Entonces, cuando tú tienes el espíritu, no ves ese mal, no te lo
imaginas. Los chicos en el avión…era tal la alegría que tenían, que tomaban todo como
un juguete (Sonríe). Estábamos en plena tormenta, el avión temblaba, agarrábamos
pozos de aire y los chicos decían “¡ole, ole!”. Y se reían. Tiraban la pelota de rugby
para un lado y para el otro… Jamás pensábamos que algo pudiera ocurrir. Y
yo
también estaba dentro de ese clima.
De repente agarramos un pozo de aire y el avión caía, caía, caía y, de repente,
salimos del pozo de aíre y cuando salimos del pozo de aíre, también salimos de las
nubes, para darnos cuenta que volábamos a dos metros sobre las rocas. Ahí entró
mezcla de desesperación con esperanza. Con Liliana nos agarramos de las manos y
rezamos… (Cierra los ojos y hace una pausa). Un golpe, otro, un ruido… y el avión se
detuvo. (En ese momento abre los ojos) no sabíamos qué había pasado, ni dónde
estábamos. No sabíamos nada. Pero estábamos vivos. Lo primero fue “gracias, Señor”
y ahí empezaron los halles de dolor, los llantos, los gritos, la desesperación. Fueron
instantes que parecieron siglos.”
¿Recién al salir se dieron cuenta dónde estaban?
320
No salimos al primer momento. Salimos al día siguiente y vimos con Liliana que
estábamos en un valle de nieve. Era una desolación total, un desierto de nieve. No
había nada, no se veía ningún tipo de vida alrededor. Liliana ahí me preguntó: ¿te
parece que saldremos de esta? Y yo mire la huella que había dejado el avión, que
nacía de la cima de la montaña y llegaba hasta donde estábamos nosotros y eso era
increíble. ¡Habíamos aterrizado en el medio de lo imposible! Entonces le dije: “Liliana
explícate dónde estamos y vivos. Si nosotros estamos acá, es porque tenemos una
misión”.
¿Cómo veías el rol de madre de Liliana en la montaña?
“Liliana era una madre perfecta. Tenía cuatro hijos y no sólo que se ocupaba de
ellos, sino que en cualquier lugar donde se pudiera ayudar, ahí estaba Liliana. Y allá en
la montaña, esa madre perfecta que era con sus hijos, fue la madre de todos esos
chicos jóvenes que extrañaban a su madre más que nadie, porque todavía estaban
colgados de la pollera de la mama (Ríe).
Vos siempre decías que intentabas ayudar de lado del humor, ¿qué era lo
que hacías?
En un momento trágico, en un momento que sólo hay tristeza, una risa o algo de
alegría, es algo así como estás muy sucio, muy sucio y te bañas; te refrescaste.
Entonces se hacían broma para causar risa, que eran como un rayo de sol…
¿Por qué empezaste a dar conferencias ahora”
321
Nunca tuve ningún problema en hablar de nada desde el accidente. No tenía
ningún dolor de la cordillera. De la montaña bajé todo el amor, la amistad, todo lo bueno
que compartimos y aquello malo, quedó enterrado allí. Porque tengo la idea que uno no
se olvida nada de las cosas que le pasaron en la vida, de nada; pero tienes dos formas
de recordarlo: hay gente que vive recordando todo lo malo y son infelices y yo vivo
recordando todo lo bueno y me considero una de las personas más felices del mundo.
Porque aprendí a ver las cosas buenas que tienen las cosas malas y aferrándome a
eso, pude cambiar lo malo en bueno.
¿Cómo te cayó la noticia de que se abonaba la búsqueda?
Evidentemente fue un shock. Pero el que nos informó fue el Coco Nicolich, quien
nos dijo: “traigo una mala noticia y una buena noticia”. Para nosotros, todos los días las
noticias eran buenas: que nos estaban buscando, que apareció una cosa del avión, que
tal otra, que las fuerzas aéreas chilenas o argentinas estaban trabajando en nuestra
búsqueda. Siempre eran buenas. Entonces entró Coco y nos dijo “suspendieron la
búsqueda” y fue como que nos tiraban un balde de agua fría. Pero antes de que el agua
nos tocara, Nicolich dijo “también es una buena noticia, porque ahora no dependemos
de nadie para salir de acá y también sabemos que nosotros podemos salir con la
nuestra”… Lo dijo con tal fuerza que nosotros comprendimos que estaba diciendo la
verdad y ahí mismo nos pusimos a planear cómo salir. Ya éramos optimistas, pero de lo
nuestro, de lo que nosotros podíamos hacer pasa salir de ahí.
¿Pensaron acerca de las reacciones que iban a tener la sociedad?
322
En la montaña, sabíamos que estábamos vivos y éramos los únicos que sabíamos
eso. Para ellos, estábamos muertos. Jamás pensamos que nos iban a recibir como nos
recibieron. ¡Si nosotros teníamos pensado que cuando llegáramos a Chile íbamos a ir
en ómnibus hasta encontrar un teléfono para llamar a Montevideo y avisar que
estábamos vivos! Después, que nos íbamos a ir hasta Buenos Aires para cruza en el
vapor a Colonia y después en ómnibus a Carrasco. Jamás pensamos que nos iban a
recibir como seres extraterrestres, poco menos.
¿Pensaron que su historia no iba a tener trascendencia?
Por supuesto que no. Nosotros estábamos muertos. ¿Cómo nos iban a recibir, si
teníamos que dejar plata guardada para la llegada a la civilización? Todo lo que nos
ocurrió después, en ningún momento se nos pasó por la cabeza (Ríe).
Hay una cita en el libro viven que dice así: “los ocho muchachos se sintieron
ofendidos cuando los andinistas rechazaron su invitación a pasar la noche en el
fuselaje, aunque algunos suponían que el avión no olía igual para los
sobrevivientes que para los rescastistas”. Díaz celebró su cumpleaños con
ustedes dentro del fuselaje y escuchó atentamente su historia y les dijo que su
testimonio causaría un alto impacto en el mundo. Sin embargo, les aseguró que
debían quedarse tranquilos ya que la gente lo iba saber entender. ¿Qué sensación
tuviste en esa última noche en la montaña, cuando escuchabas a Díaz?
Sergio Díaz era un fuera de serie. Único. Por eso, cuando los demás se fueron a
dormir en las carpas, era lo lógico. Pero nosotros no nos dábamos cuenta, no
entendíamos. Pero llegar allí, ver aquel espectáculo, el olor que había allí… porque yo
323
no me cambié la ropa nunca. Desde el momento del accidente hasta que nos fuimos de
la montaña estuve con la misma ropa. Cuando volví, la tuve que quemar porque no
servía ni para lavarla. Yo siempre digo que la comparación es como si a ti te dicen
“mira, hoy tienes que ir a cuidar a los chanchos porque hay un lobo que se los quiere
comer”. Pero para poder matar al lobo, tenés que dormir con los chanchos. Tú tienes
que ir al chiquero y dormir con los chanchos. Eso fue lo que hizo Sergio: se quedó con
nosotros allí, nos aguantó, nos elevó el espíritu, nos contaba cuentos, cantaba y nos
hablaba con optimismo. Nos levantó el ánimo que era lo que más necesitábamos.
Esa noche, ¿de qué se hablaba con los rescatistas?
Charlábamos de todo: anécdotas, cuentos, historias. Sergio nos trajo cosas lindas.
No hubo charla de lo nuestro, prácticamente nada. Fue muy delicado porque no nos
preguntó de las cosas malas que habían pasado.
¿Qué sentiste vos, cuando descubriste que los diarios habían cubierto la
historia de manera sensacionalista? ¿Hubo alguna noticia que te dolió más?
Mirá, sentí bronca, pero bronca momentánea, porque lamentablemente el
periodismo es así. No es culpa del periodismo, sino que es culpa de los que escuchan y
los que leen. Porque el periodista no hace otra cosa que hacer lo que el público pide y
el público es sensacionalista. De lo nuestro, lo que más chocaba fue nuestra
alimentación. ¿De qué nos alimentamos? No era noticia que estábamos vivos, había
que darle un sensacionalismo. Te doy un ejemplo: si tú ves la misma noticia en dos
diarios, una que dice se cayó un ómnibus y cinco niños murieron aplastados entre los
fierros; que tuvieron que venir con máquinas para poder sacar los cuerpos mutilados de
324
los niños. Mientras tanto, el otro titula que se desbarrancó un micro y 35 niños
sobrevivieron, ¿cuál compras? Eso es lo que pide el público. El sensacionalismo de
nuestra noticia lo daba la alimentación y eso fue lo que hicieron los periodistas.
Entonces había que respetarlo, entendimos que estaba mal. Después se corrigieron y
así fue.
¿Cómo que entendieron “que estaba mal”?
Que estaba mal, no lo que hicimos nosotros, sino que la prensa obraba mal y es lo
que vemos todos los días en las noticias. Porque las noticias malas son las que venden.
Si los diarios dijeran todos los días: hay sol, las flores salen, todos los pajaritos cantan,
las mariposas vuelan; ese diario no vendería ni un solo ejemplar.
Pero con su historia siempre hay dos títulos: uno habla de tragedia y el otro
de milagro. Parece más producente decir que fue un milagro…
Tú prendé la televisión, el noticiario de las siete de la mañana y verás que en el de
las once de la noche, se repiten todas las noticias malas.
¿Hay alguna noticia que vos recuerdes?
Vos sabes que tengo una virtud: tengo mala memoria. Entonces las cosas malas,
no las guardo. Sé que hubo, pero no me digas cuál…
Es una buena filosofía. Y cuando volviste ¿cómo fue el reencuentro con tus
hijos?
Nosotros estuvimos muertos para todo el mundo y, un día, a mis hijos les dijeron
“papa está vivo”. La primera impresión fue: ¿cómo puede ser?, ¿resucitó?, ¿de dónde
325
salió? ¿Y mamá? La única que me preguntó fue la más chiquita. Yo le hubiera
contestado a cada uno, pero ya eso está en “La Sociedad de la Nieve”, cuando le digo
mamá está con Dios.
Para cerrar, te quería decir que nosotros no comimos carne humana, nosotros nos
alimentamos con el único elemento que teníamos en kilómetros a la redonda y que,
además, teníamos objetivos muy fuertes para vivir. Sabíamos que teníamos que vivir y
la única manera de vivir era alimentarnos con el alimento que teníamos.
326
Breves relatos de la historia
Valentía, según Methol
Yo te digo la verdad: el acto de mayor valentía fue el momento en que se dio el
primer bocado. Yo no hubiera sido el primero. Es más, si hubiera estado solo, no
hubiera sido valiente; no hubiera tomado esa determinación. Por supuesto que lo
comprendí y nunca lo condené. Admito que me pareció una locura, pero no lo condené.
Después me di cuenta que no era tan así.
Liliana no se animaba. No quería comer. Nosotros habíamos dicho el primer día,
cuando salimos del fuselaje, que el verdadero milagro había sido sobrevivir a tamaño
accidente. Liliana me dijo: “Javier ¿saldremos de esta?” Y le contesté: “mirá dónde
estamos y, encima, con vida. Si nosotros estamos con vida acá, es que Dios tiene una
misión para nosotros”. Ahí, nos comprometimos a tener un hijo más.
Sentimiento a la distancia
Matías Stelmak acababa de devolverle un mate a Methol, cuando se le ocurrió
preguntarle por la parte espiritual del viaje y acerca de cómo muchas madres sentían
que sus hijos continuaban con vida. Entonces, Methol se acordó de la madre del
capitán del equipo, Marcelo Pérez.
–La madre de Marcelo, luego del accidente, le insistía a su familia que su hijo
estaba vivo. “¡Está vivo, está vivo”, repetía, e iba infundiéndole esperanza al resto.
327
Hasta que, después de la noche del alud, estaba sentada a la mesa con su familia y
dijo: “no lo busquemos más, Marcelo se murió”. Y tenía razón.
Humildad
Matías Sztelmak:- La humildad que ustedes tienen, es sorprendente. Su historia
es muy grande: tienen 16 libros, dos películas, más de cien charlas en total,
documentales de National Geograpic, History Chanel. Hasta el día de hoy muchos
andinistas se preguntan cómo hicieron…Yo lo hablaba con mi mama y con Agustín. Me
sorprendió mucho la sencillez con la que me contestaste el mail, Javier. Me levantó
todos los días a las 7 de la mañana y miró los mails en el celular. Un día arranqué y vi
tu mail. Estuve todo el día con una sonrisa; no lo podía creer.
Javier Methol:- No nos buscaban más. A mí me dijo el jefe de la Fuerza Aérea
Uruguaya, que estuvo trabajando en nuestra fundación hace algunos años, que ellos
estuvieron estudiando y mirando nuestro caso desde todos lados y, todavía, no pueden
encontrarle una explicación. ¿Por qué? Porque un avión que va más de 300km/h no
puede aterrizar en una montaña y menos cuando no hay lugar para hacerlo. Nadie se
salva. Hasta para la Fuerza Aérea fue un milagro. Un milagro es cuando algo bueno
ocurre y no hay ninguna explicación razonable humana. Y me dijo: mirá, si el avión se
hubiera partido unos poquitos metros antes o unos poquitos metros después no se
salvaba nadie. El avión se partió en el momento justo. ¿Cómo no voy a ser humilde?
Música para los oídos
Cuando Nando y Roberto se fueron, depositamos todas nuestras esperanzas en
ellos. Pero la espera era insoportable. Además, ya estábamos acostumbrados a creer
328
que venían y al final no pasaba nada. Porque cuando se estrelló el avión, todos
sabíamos que nos iban a buscar y, sin embargo, nadie vino. Entonces, nos
convencíamos de que llegarían el día siguiente. Pero a medida que pasaban los días, la
preocupación subía y Marcelo Pérez nos daba ánimo y nos decía que el avión que
había sobrevolado la zona había sacado fotos para ampliarlas y, así, podrían ubicarnos
en el mapa. El rescate vendría con esquiadores y equipos de supervivencia. Nos
hacíamos el bocho de que nos estaban buscando y que nos iban a rescatar, pero
después las ilusiones se derrumbaron. Más aún cuando nos enteramos que no nos
buscaban más.
Entonces, luego de la partida de los expedicionarios, tratamos de no hacernos
ilusiones. Cuando empezamos a sentir el ruido de los helicópteros, fue como música
para los oídos. Salimos del fuselaje y, al verlos que llegar, sentimos una sensación
brutal. Por eso, cada vez que veo en algún documental la escena de la llegada de los
helicópteros, todavía hoy, me corre una cosa por la espalda.
La conferencia de prensa, desde las gradas
Mientras Pancho Delgado hablaba al mundo desde el escenario montado en el
auditorio del colegio Stella Maris, el “Lagarto” Milborne, primo del fallecido Coco
Nicolich, lo observaba en silencio desde las gradas.
En aquel entonces, era amigo de muchos de los jóvenes sobrevivientes y, al igual
que el resto del mundo, esperaba con ansias el relato de lo sucedido. Cuarenta años
después, aún mantiene intacta su amistad con ellos. Casualmente, cuando Matías
329
Sztelmak fue a entrevistar a Methol y a Canessa, él se encontraba en la casa de este
último y pidió dar su opinión con respecto a la importancia de la conferencia:
“Yo quiero destacar que tengo el recuerdo de cuando Daniel Juan (presidente del
equipo) dijo “alguien quiere hacer más preguntas”. El respeto que yo sentí de la prensa,
fue impresionante. Primero, porque era el gimnasio del colegio, y todo lo que eso
significa para todos nosotros. Y la prensa hizo silencio…la prensa quedó muda. Fue
una devolución del respeto, y nadie pregunto más nada.
330
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