Tesistas Agustín Russo Legajo: 18251/4 DNI: 33151069 E-mail: agu_russoeq@hotmail.com Matías Sztelmak Legajo: 18288/8 DNI: 34818026 E-mail: Sztelmakm@gmail.com Sede de cursada: La Plata Programa: Comunicación, Periodismo, Medios y Política Número de Expediente: 1292 Fecha de presentación de Tesis: Diciembre 2013 Director Luis Rivera 1 Resumen La presente tesis titulada “La fabricación del pecado: las construcciones de La Nación y Clarín sobre el Milagro de Los Andes” desarrolla un análisis discursivo en base a los artículos publicados por los medios nombrados en el período comprendido entre los días 23 de diciembre de 1972 y el 29 de diciembre del mismo año. El mismo se estructura sobre ocho categorías (Milagro, Heroicidad, Situación Adversa, Alimentación, Actitud de las familias, Condición de los sobrevivientes, Religiosidad y Cobertura Mediática), a partir de las cuales se construyó el acontecimiento. Cada una de ellas, está sustentada por un marco teórico o contextual referente. El análisis se basa en los postulados propuestos por Eliseo Verón, los cuales fueron de gran utilidad para encontrar las huellas que La Nación y Clarín dejaron en cada uno de los textos y para detectar las similitudes y diferencias de las construcciones realizadas por los medios mencionados, en función de las cuales pudimos descubrir esta lógica discursiva que hemos denominado La Fabricación del pecado. 2 Agradecimientos Le agradezco a mi mamá y a mi papá, a quienes les debo todo lo que soy; a mis abuelas Ana y Rosa y a mi hermana Abril, por todo su cariño; a mi amigo Seba, mi hermano putativo; a mi novia Yamila, por su compañía inagotable en el proceso de escritura de esta tesis; y a la UNLP, a la cual estoy orgulloso de pertenecer. A.R Quisiera agradecerle a mi familia: a mi viejo por enseñarme día a día lo hermosa que es esta profesión, a mi vieja por mostrarme lo importante que es el estudio, a mis dos hermanas que amo con todo mi corazón. A mi abuela Angelita que, donde quiera que esté, sé que estará contenta por mí. M.S Por último, quisiéramos agradecer a todas las personas que nos ayudaron para que esta tesis sea hoy una realidad. 3 Capítulo I………………………………………………………………………….7 Motivaciones……………………………………………………………………………….8 Los caminos de la tesis……………………………………………………………………10 ¿Qué es noticia? …………………………………………………………………………19 Capítulo II …………………………………………………………………………………..35 El Hecho….…………………………………………………………………………………..35 Capítulo III ……………………………………………………………………..87 Contextos ………………………………………………………………………87 Introducción …………………………………………………………………..88 Contexto de Uruguay …………………………………………………………90 Contexto de Chile ……………………………………………………………103 Contexto Argentino ………………………………………………………….123 Antropofagia …………………………………………………………………141 Cuestión de Fe ………………………………………………………………147 Medios Gráficos ……………………………………………………………152 El accidente: causas, teorías y conjeturas sobre un milagro ………………154 Actitud de la familia: los padres en el milagro de los Andes………….………160 Capítulo IV……………………………………………………………………..163 Marco Teórico –Metodológico……………………………………………..163 Marco teórico ………………………………………………………………..164 4 Metodología del análisis discursivo………………………………………………169 Capítulo V……………………………………………………………………173 Análisis discursivo…………………………………………………………173 Primer apartado – Los héroes del Milagro de los Andes ………………….174 Conclusiones parciales I…………………………………………………………….234 Segundo apartado – Antropofagia: construcción de la absolución …………245 Conclusiones parciales II…………………………………………………………….295 Conclusiones finales………………………………………………………………….307 Anexo ……………………………………………………………………...312 Entrevista a Roberto Canessa……………………………………………………..313 Entrevista a Javier Methol …………………………………………………..320 Breves Relatos de la Historia………………………………………………………323 Bibliografía ……………………………………………………………………331 5 6 Capítulo I 7 Motivaciones Mateando ideas Esta tesis surgió en 2010, en el bufet original de la Facultad del bosque, a mediados del mes de agosto. Agustín Russo y Matías Sztelmak cursaban el segundo año de la carrera y aprovecharon un rato libre entre clases para sentarse a charlar. Entre mate y mate, Agustín puso el libro Viven! sobre la mesa para buscar algo en su mochila. Matías, sorprendido, le comentó que a él le interesaba mucho la historia de los rugbiers uruguayos que sobrevivieron tantos días varados en la Cordillera de los Andes en 1972 y que había leído ese libro y varios más. Más tarde, se pusieron a hablar de un tema mucho menos grato para esa etapa: la tesis, ese fantasma terrible de la facultad, que tarde o temprano tendrían que enfrentar. Ninguno tenía la menor idea acerca de qué tema abordar y sus pensamientos giraban alrededor de las penurias que les supondría articular la dura teoría comunicacional con un hecho de la realidad social. – ¡Qué embole eso de elegir un tema para la tesis! Tenés que ponerte a estudiar algo que seguro ni te interesa para relacionarlo con algo todavía más jodido y, recién ahí, ver si el jurado te la aprueba – resopló Matías, tomándose la cabeza con las dos manos. Se alisó ligeramente el pelo y agregó alzando el dedo índice: – Y si te aprueban… Agustín Russo lo escuchaba mientras raspaba una calcomanía gastada de la superficie de su termo. Tomó el mate y lo llenó con suavidad para no volcar. 8 – Tendríamos que hacer algo que sí nos interese – le contestó, alcanzándole un amargo. Matías lo tomó y chupó lentamente de la bombilla. Luego de unos segundos en silencio, preguntó: –¿Y no te va hacerla con lo de Viven!? Y así nació la idea. Más tarde, comenzamos a recabar información para ver qué investigaciones anteriores se habían hecho acerca del tema y, de esa forma, poder definir cuál sería el marco científico y metodológico que le daríamos a nuestro trabajo. A pesar de la gran repercusión mediática que tuvo el caso, descubrimos que no se había realizado ningún estudio sobre cómo había sido tratado en la Argentina. Por ello, decidimos abordarlo utilizando una de las herramientas de las disciplinas comunicacionales: el análisis discursivo, mediante el cual veremos, a lo largo de las siguientes páginas, cómo los medios masivos gráficos Clarín y La Nación construyeron la noticia, introduciendo además artículos del periódico chileno La Segunda para contrastar las lógicas de producción discursiva que se emplearon en aquel 1972. El referente empírico que será analizado está constituido por las tapas, crónicas, artículos y entrevistas de los diarios argentinos mencionados, desde el 23 de diciembre de 1972 hasta el 29 del mismo mes. 9 Los caminos de la tesis Viaje a chile La investigación comenzó unos pocos meses después. En la biblioteca del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires encontramos todo el material de hemeroteca para reconstruir lo que los diarios más importantes del país habían dicho respecto al accidente. Pero, ¿qué pasaba con la prensa internacional? Habíamos leído en varios de los libros escritos por los sobrevivientes que los medios chilenos habían tenido la primicia del descubrimiento de la antropofagia. Los rescatistas habían tomado una foto en la que se veían restos esparcidos por la nieve y ésta se había filtrado. Además, leímos que un diario en particular había “levantado polvareda” al utilizar ciertos títulos controversiales. Se trataba de La Segunda. -No, diarios chilenos no manejamos- dijo un empleado de la hemeroteca de Senadores.- Pregunten en Capital; si no encuentran en la Biblioteca del Congreso o en la Nacional, no hay en la Argentina. Llamamos por teléfono: no, no había en la Argentina. Quedamos en una disyuntiva: ¿Seguíamos la investigación dejando de lado la prensa internacional o viajábamos a la fuente de los diarios chilenos? Dos meses después estábamos en Santiago, en un departamento a tres cuadras de la Biblioteca Nacional de Chile. 10 Desde la calle, la biblioteca no nos pareció gran cosa. Era un edificio alto y gris, rodeado por gruesas rejas de hierro y árboles sin flores. Pero, por dentro era todo lo contrario: los amplios arcos de las entradas lo hacían un lugar muy luminoso, donde resaltaban el piso de mármol blanco y el roble barnizado de las puertas centenarias. Ahí, conseguimos los titulares y notas de diarios chilenos, en general, y de La Segunda en particular. Como se verá, las expresiones de este medio son impresionantes, cuando menos. A pesar de la supuesta -o real, depende el caso que se vea1- inquina entre chilenos y argentinos, los empleados de la biblioteca nos trataron muy amablemente y nos brindaron toda la ayuda que estuvo a su alcance, por lo que no tenemos otra cosa que palabras de gratitud. Lo mismo corresponde para los periodistas y personas entrevistadas que nos prestaron su buena voluntad y paciencia para ayudarnos a entender las lógicas que atraviesan su país (y que serán explicadas más adelante). Los sobrevivientes Los pasajes aéreos a Chile los compramos por internet, sentados en una de las mesas de la Cervecería Alemana que está en la esquina de 57 y 10. Nos habíamos juntado a discutir algunos puntos de la tesis y a ultimar los pormenores del viaje 1 Mientras se escribían estas palabras, había trascendido un video donde, durante un entrenamiento, marinos chilenos emitían cánticos xenófobos contra otros países sudamericanos. A continuación, se transcribe parte de los mismos: “argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré…” 11 Charlando durante la sobremesa, recordamos que teníamos la dirección de email de uno de los sobrevivientes, Javier Methol. Nunca se nos había ocurrido escribirle, porque pensábamos que no respondería, ya fuera por falta de interés o por falta de tiempo. Pero esa era una zoncera nuestra. Una vez finalizada la cena, Matías volvió a abrir su notebook y envió el siguiente texto: Javier: Honestamente, es muy difícil para mí escribirle a una persona sobre la cual leí tanto y a quien considero uno de los ejemplos de amor a la vida que aún hay en este mundo. Mi nombre es Matías Sztelmak, soy estudiante de Periodismo en la Universidad de La Plata y estoy finalizando mi carrera. Para poder recibirme, necesito realizar una Tesis de Investigación, con mi compañero Agustín Russo. Nuestro tema se relaciona a su historia. Estamos investigando cómo los medios gráficos de Argentina (nuestro país), en relación a otros internacionales, trataron su historia. Pero más allá de nuestro análisis discursivo, estamos convencidos de que, con el respeto que le tenemos al tema, realizaremos una investigación única en nuestra carrera. Por eso, nos sería de muchísimo agrado la opinión de los sobrevivientes. De esta manera y en vistas de que estoy por realizar un viaje a su país en los primeros días del mes de abril, quisiera saber si usted dispone de algún momento para poder concederme una breve entrevista que, en lo personal, garantizo que implicará conocer a una persona que siempre me ayudó a seguir adelante. 12 Ahora sí, no lo molesto más, estimado Javier. Espero poder recibir su respuesta en la brevedad. Desde ya muchísimas gracias por su tiempo Atte.: Matías Sztelmak Por los temores antes referidos, no queríamos crearnos falsas esperanzas acerca de conseguir la entrevista. Sin embargo, la respuesta de Methol nos llegó a los pocos días y descubrimos en ella la humildad de un hombre que aprenderíamos a conocer y apreciar: Hola, Matías: Esta Semana Santa voy a estar en Montevideo pero sí te pido que cuando llegues te pongas en comunicación conmigo porque quizás, de 16 a 18 hrs, tenga una reunión, aún no confirmada. Matías: tengo 8 hijos, 12 nietos, miles de amigos y todos me tutean. El tuteo no es una falta de respeto y según cómo se use hasta es una demostración de cariño… Fijate que al Ser que más amamos y respetamos en este mundo, a Dios, lo tuteamos: "Padre nuestro que ESTÁS en el cielo. Santificado sea TU nombre. Venga a nosotros TU reino. . .” Entonces Matías, si a Él que es infinitamente superior a mí, lo tuteas, te voy a pedir que también me tutees a mí.- Gracias.- Espero tu llamada. Un abrazo JAVIER Viaje a Uruguay Matías cruzó el río de La Plata con un cuestionario que había preparado junto a Agustín y con la emoción de saber que iba a conocer a su sobreviviente favorito. Sin 13 embargo, Javier Methol le añadió una sorpresa al encuentro: la entrevista se haría también con Roberto Canessa, en la casa de aquél. Una vez llegado al hotel, abrió su computadora y anotó en su diario de viaje: Miércoles 3 de abril de 2012 No es fácil sentarse a escribir cuando estas a horas de entrevistarte con dos sobrevivientes de la tragedia de los Andes. Hoy me comuniqué con Javier Methol por teléfono. Cuando escuché que del otro lado me decían “Hola, ¿Quién habla?”, no pude responder siquiera una palabra completa, me costaba creer que estaba teniendo mi primer contacto con un protagonista de la historia. Cuando pude decirle a Javier quién era, me preguntó si no había problema en postergar el encuentro para el día siguiente porque Roberto (Canessa) no estaba en su casa; y que él tenía varios recortes periodísticos, no sólo de diarios uruguayos, sino también del resto del mundo, que nos podían servir para la tesis.2 Durante esa noche la expectativa fue en aumento. ¿Cómo era su vida más allá de la historia que los había hecho famosos? ¿Serían como las estrellas de cine con sus autos de lujo y sus casas de película? Seguramente estarían agotados de contar su historia tantas veces. Sí, seguro que por eso querría ser lo más conciso posible. Al día siguiente, Matías llegó a la casa de Roberto Canessa, pero no se animó a tocar timbre. En cambio, decidió esperar a que llegase Methol y entrar junto a él. 2 Crónica del Viaje a Uruguay ver Anexo 14 Suponía que aquél llegaría en un Land Rover o un BMW, pero sus prejuicios se quebraron cuando lo vio descender de un taxi. Methol rompió cualquier formalismo y lo saludó con un abrazo. En seguida se disculpó diciendo: –Esperame un cachito, que tengo que llamar a mi señora para avisarle que llegué. Sacó su celular y se lo llevó a la oreja. –¡Ya llegué! Sí, estoy vivo. Cuando termino te llamo. Era su segunda esposa. La primera, Liliana, había muerto en la Cordillera de los Andes, durante un alud. Cortó la comunicación y guardó su celular en el bolsillo. Luego, posó su mano sobre el hombro de Matías, guiándolo hacia la puerta. Más tarde al preguntarle por qué había ido en taxi y no en su auto, Methol contestó que prefería disfrutar del paisaje. -Yo ya manejé bastante ahora prefiero que me saquen a pasear. Methol tocó el timbre. Los recibió Laura Surraco, la mujer de Canessa, quien los saludó con mucha simpatía y los guió hacia el quincho, donde su marido solía juntarse para contar su parte de la historia. –Roberto está jugando al tenis, pero avisó que llega en un rato –les comentó mientras acomodaba la mesa–. Ahora les traigo mate. Cualquier cosa me avisan. Yo los dejo porque tengo que terminar un par de cosas. 15 Matías, que todavía no salía de su sorpresa, miraba el lugar de reuniones donde fotos, cuadros, banderas, y regalos de distintas partes del mundo formaban parte de la decoración. Methol, que vio la reacción, le comentó que Canessa fue el arquitecto de su propia casa y que, por eso, muchos lugares tenían diferentes estilos. El resto de los sobrevivientes no se privaba de tomarle el pelo. La charla con Methol continuó sin ningún grabador de por medio. Él comentaba cómo era su vida en Carrasco y cómo, a pesar de los años, todavía tenía que rendirle cuentas a su actual mujer, quien lo llamaba para asegurarse de que estuviera bien. El mate seguía pasando entre ellos, al igual que las horas, cuando los sorprendió Canessa. –¿Será posible, Javier? – le dijo a su amigo, mientras ponía sus brazos en jarra–. Vos no cambias más: persona que te escribe, persona que ayudás. Matías estaba atónito y no se animó a hablar. Methol lo presentó con total sinceridad: –Mirá la cara de buen pibe que tiene. Al igual que su esposa, Canessa tenía cosas que hacer, así que pidió permiso y se retiró, pero antes les dijo que podían quedarse en su casa el tiempo que quisieran. Methol propuso entonces que empezaran a grabar. Canessa tendría tiempo de contestar cuando hubiese cumplido sus responsabilidades. Sin embargo la entrevista no demoró en ser interrumpida por el dueño de la casa: – ¡Vamos! Javier, Matías, a comer. 16 Si algo quedó claro, era que Matías no paraba de recibir sorpresas. Compartir un almuerzo con Canessa, su familia y Methol, Nunca había pasado por su mente. Durante la comida, Canessa no paró de gastarle bromas y le dijo que no tenía por qué ponerse incómodo, ya que muchísimas personas se habían sentado en esa mesa, para conocer la historia. –Un día mi hijo se levantó y encontró a tres personas. Ninguna hablaba español. Había un ruso, un alemán y un italiano que me querían conocer. Por lo menos, nosotros dos hablamos el mismo idioma. Luego del almuerzo, que fue muy similar a esos banquetes de película, Methol y Matías regresaron al quincho, para reanudar su entrevista y éste sintió que ésa fue la mejor parte del día. Methol contó cómo fueron los hechos, cómo sintió la caída del avión y, también, cómo fue su estadía en los Andes. Matías no paraba de pensar en el privilegio que tenía como tesista: poder presenciar el relato de un sobreviviente, sin filtros y conocer todas esas sensaciones de primera mano, son cosas que no se pueden apreciar en un texto. Una de las partes más intensas fue cuando Javier relató el momento del accidente: (…) “durante el viaje, en el avión era todo alegría y todo diversión. Y cuando tú tienes el espíritu lleno de alegría, no ves al mal, no te lo imaginas. Los chicos en el avión… era tal la felicidad que tenían, que todo era un juego para ellos – sonríe recordando la actitud de esos chicos-. Estábamos en plena tormenta, la aeronave se balanceaba por los pozos de aire y los chicos gritaban: ¡ole, ole!; tiraban la pelota de 17 rugby para un lado. Jamás pensábamos que algo iba a pasar, porque yo también estaba dentro de ese clima.”3 De esta forma, recorrimos dos países vecinos de la mano de nuestra tesis e incluso, uno de nosotros tuvo el privilegio de conocer a algunos de los protagonistas de la historia de El Milagro de los Andes. Por esas razones, esperamos que este trabajo, que tanto ha significado para nuestra formación, pueda realizar un aporte al mundo académico de la comunicación y un nuevo capítulo de la historia para todas aquellas personas que hayan sido movilizadas por esta historia máxima de supervivencia, amistad y esperanza. 3 Entrevista Javier Methol. Ver Anexo 18 ¿Qué es noticia? Ya sea en las redacciones de los diarios o en los estudios de radio y televisión, los medios reciben una gran cantidad de información por día, desde los cables de las agencias de noticias hasta datos transmitidos por los ciudadanos a través de las redes sociales. Sin embargo, no todas ellas terminan siendo noticia. Son los propios medios quienes determinan cuáles serán y cuáles no. Es cierto que son tantos los sucesos que es imposible cubrirlos todos y, mucho menos, divulgarlos. Por eso, se aplican una serie de criterios de selección y jerarquización de datos. Los medios de comunicación construyen los acontecimientos periodísticos al hacer público un hecho empírico preexistente o el resultado calculable de un acontecimiento. De esta forma, transforman en noticia a partir de tres variables, enumeradas por la Licenciada en Comunicación Social Adela Ruiz. Éstas son: -El espacio: en relación a la extensión y al orden en el que se estructurarán los artículos en función de su desarrollo material. Esto es, por ejemplo, cuántas páginas se le otorgará en el diario o el tiempo que ocupará al aire y, particularmente en la prensa gráfica, cómo se establece el cuerpo de la noticia en relación a imágenes fotográficas y de pauta publicitaria. 19 -El tiempo: en función de cuánto tiempo cuenta el periodista para investigar y desarrollar una información. -La noticiabilidad: éste es el factor a partir del cual se produce la valoración que permite a los periodistas o al medio determinar cuándo un acontecimiento es digno de ser divulgado. Es decir, de ser noticia. Es esta última noción la que trata específicamente del contenido de la noticia. Pero, ¿es posible establecer un patrón general con el cual dilucidar qué tipo de características debe tener la información para poder ser publicada? En líneas generales, las nociones pueden agruparse en dos grandes grupos: el primero, sobre el impacto que el acontecimiento tiene sobre la sociedad; y el segundo, acerca del tipo de trabajo periodístico desarrollado. Pero precisemos un poco sobre las variables comprendidas en estos grupos para ver específicamente cuáles son los criterios utilizados comúnmente en cualquier redacción o en las mesas de preproducción de los medios radiales y audiovisuales. La designación más utilizada es la establecida por Carl Warren, de la Escuela Tradicional Norteamericana (ETN), la cual cuenta con 8 principios de categorización. Éstos son: Actualidad: es el requisito fundamental para cualquier información. A medida que los datos dejan de ser novedosos disminuye su condición noticiable, por lo que el acontecimiento a divulgar debe haber ocurrido en el tiempo inmediato de su publicación 20 o bien debe estar a punto de suceder. También se considera novedosos a aquellos hechos que, si bien son antiguos, han sido descubiertos en la actualidad. Proximidad: en este caso, la cualidad noticiable del acontecimiento está basada en la cercanía que éste tenga con el público al que la información está dirigida. Hay dos tipos: la proximidad física, cuando el hecho se relaciona con personas, lugares u objetos cercanos al público; y la psicológica, que hace que un acontecimiento lejano físicamente despierte la empatía de los destinatarios del mensaje, quienes sentirán próximo dicho suceso. Prominencia o notoriedad: está basada en el carácter público de la persona, el animal o el objeto que termina definiendo la noticiabilidad de una información. Así, será noticia, por ejemplo, detalles de la vida privada de una figura del espectáculo, un hecho ocurrido en algún lugar famoso o la historia de un animal en extinción. Conflicto: se incluye en esta categoría a aquellas informaciones acerca de enfrentamientos o disputas entre particulares, grupos o países. De esta forma, serán noticia historias acerca peleas de vecinos, discusiones entre políticos de distintos partidos o la guerra entre dos países. También se considera como conflicto las catástrofes, ya sean naturales o provocadas por la acción del hombre. Suspenso: aquí la cualidad noticiable subyace en que se trata de informaciones que se desarrollan durante un período de tiempo y que requerirán de varias publicaciones o días de cobertura para arribar a una conclusión. Es esa continuidad la que atrapa la atención de los receptores del mensaje. 21 Trascendencia: en este factor, la noticiabilidad se funda en la repercusión que una información actual tiene sobre la vida de un sector social o el de la sociedad en su conjunto. En ese caso, serán noticia datos como el aumento de precios, reformas legales o constitucionales o la creación de instituciones oficiales. Rareza o Magnitud: aquí se comprenden a los acontecimientos curiosos que traspasan la cotidianidad informativa. El carácter noticiable está basado en el asombro que dichos hechos generan en el público. Emoción: cuando el elemento principal de una noticia apunta a reflejar emociones o sentimientos o aquellos que evocan situaciones emotivas. Así, serán noticiables informaciones que muestren odio, celos, envidia. Estos son los criterios que usan los medios para determinar qué es noticia. Sin embargo, dichas informaciones deben tener una serie de características para poder ser seleccionadas para su publicación. En primer lugar, que el acontecimiento sea VERDADERO, es decir que haya ocurrido efectivamente. Desde el punto de vista de la ética, publicar una información falsa implicaría caer en el mayor de los pecados periodísticos pero, como se verá, muchas veces los requerimientos del medio pueden llevar a que se utilice algún material no chequeado o llanamente falso. Uno de esos requerimientos está íntimamente relacionado con otra de las características que debe tener la investigación: que sea INÉDITO. Esto se debe a que los medios se encuentran en una competencia constante y buscan publicar noticias que 22 no hayan sido dadas a conocer por sus competidores. O sea, que están detrás de la primicia. En tercer lugar, debe ser ACTUAL, habiendo acontecido en un espacio temporal cercano a la publicación del medio o bien, que se trate de un hecho antiguo pero que haya sido descubierto o develado en la actualidad. Una cuarta característica es que sea de INTERÉS para la mayor cantidad de receptores posible. Si una información no es atractiva, el lector no tendrá ningún empacho en abandonar la página del periódico así como el televidente no dudará en cambiar de canal. Finalmente, el hecho debe ser COMUNICABLE, en el sentido en que los medios puedan darle publicidad y convertirlo en noticia. La construcción del acontecimiento para el diario Clarín Como el diario de mayor tirada de la Argentina, Clarín tiene un manual según el cual tratar los acontecimientos, tanto desde una perspectiva estilística como también desde la forma en por la cual definir contenidos. Respecto a lo último, el diario estipula que las noticias deben respetar tres parámetros: -Precisión: toda noticia debe ser fiel a la realidad y de ningún modo falsa o confusa. 23 -Integridad: la información no debe forzarse o modificarse para justificar ideología, interés o la visión del medio o del periodista. -Equidad: las noticias deben tratar con imparcialidad personas, instituciones y acontecimientos. A pesar de esto, Clarín ha recibido variadas críticas acerca de cómo sus productos periodísticos vulneran los propios principios establecidos en su manual. También estas acusaciones pesan sobre muchos otros medios que en el afán de preservar ciertos intereses o de prevalecer sobre sus rivales, abordan los acontecimientos violando preceptos éticos de manera voluntaria o involuntaria. Interés de los medios Los medios de comunicación son empresas. Por lo tanto, el objetivo principal de los dueños y acreedores es que dicha empresa genere dinero. La idea cotidiana indicaría que el medio más exitoso es el que mejor informa. Pero esto no es siempre así. Las empresas periodísticas viven principalmente de la publicidad, compuesta de pauta oficial y del auspicio de otras compañías. Por eso, muchas veces los periodistas que trabajan en ellos se ven inhibidos de publicar notas porque atentan contra los intereses de sus inversores, lo que implicaría ir en contra de los intereses del propio medio. No sólo existe este tipo de censura, sino que los medios también generan 24 productos dirigidos directamente a la protección de ciertos sectores a los que están asociados. Un caso paradigmático de esto, fue la ofensiva realizada por Mariano Grondona, desde la revista Primera Plana, contra la presidencia del presidente Arturo Humberto Ilia en 1966. Las sucesivas publicaciones de dicha revista mostraban una imagen lerda e inoperante del primer mandatario, configurando una imagen y un apodo de “tortuga” que, aún hoy, sigue siendo asociada a Ilia. Pero la crítica no estaba fundamentada únicamente en una visión política (más allá de que el propio Grondona fuera un detractor del presidente y bregara por un sistema autoritario que anulara las pujas políticas de la época). Ilia había lanzado una política que regulaba los precios de los medicamentos, a través del congelamiento de los mismos en las bases de fines de 1963, mientras que también imponía límites a la posibilidad de realizar pagos al exterior en concepto de regalías y de compra de insumos. Las mayores firmas de medicamentos eran los auspiciantes de Primera Plana, por lo que no resultó extraño que hayan publicado una sucesión de artículos destituyentes y una línea editorial dirigida a menoscabar la figura del entonces presidente. En 1966 las fuerzas armadas organizaron un golpe de estado e Ilia fue derrocado. Por otro lado, también hay noticias que conllevan violaciones involuntarias de los cánones éticos del periodismo. Estos casos se deben, generalmente, a que un medio hace una publicación sin chequear las informaciones en el afán de lograr una primicia. 25 Ante todos estos casos, es oportuno describir las distintas bases que tienen estas noticias. Según Mar de Fontcuberta, todas éstas se originan en los no-acontecimientos. El no acontecimiento periodístico En estos casos, las publicaciones mediáticas en vez de surgir de un acontecimiento se construyen desde “hechos no sucedidos o que suponen explícitamente una no-información en el sentido periodístico"4. . El no acontecimiento altera la lógica natural de los medios, ya que se realizan publicaciones basadas en un hecho que no se ha producido ni que está previsto que se produzca. Por eso, no posee las cualidades de actualidad que cualquier noticia debe tener. Sin embargo, los medios de comunicación las utilizan con frecuencia. Respecto a las características de cada una de ellas, pueden enumerarse tres tipos: *Noticias inventadas Las noticias inventadas son aquellas basadas en hechos o declaraciones inexistentes. Puede ser que la publicación de éstas informaciones sea con la intención de proteger a algún interés próximo a los del medio o criticar a otros que le son contrarios; o bien, que un chequeo deficiente de las fuentes –por el fervor de conseguir una noticia antes que la competencia- lleve a que se utilicen datos erróneos o versiones que particulares dan en provecho propio o en perjuicio de ajenos. 4 De Fontcuberta, Mar. La noticia. Pistas para percibir el mundo. Paidós, Buenos Aires, 1993 26 Si tomamos en cuenta los principios éticos del manual de estilo del diario Clarín, vemos que con las noticias inventadas se violan los conceptos de precisión (cuando la información es falsa) y de integridad (cuando se publican intencionalmente datos inexistentes o erróneos para proteger ciertos intereses). Como ejemplo de la utilización de noticias inventadas, basta recordar un caso muy conocido del periodismo argentino. En la década de 1970, Samuel “Chiche” Gelblung era el jefe de redacción de la revista Gente. A pesar de su rol, no sólo evitaba reprender a los redactores por publicar hechos no acaecidos sino que también los incentivaba. En efecto, varios de los periodistas que trabajaron con él en aquella época aseguran que en la puerta de su oficina había pegado un papel que rezaba: “No dejes que la realidad te arruine una buena nota”. Otra característica de ellas es que no reciben una rectificación posterior. *Noticias erróneas Se trata de las noticias que se construyen con datos presentados como verdaderos y que terminaron siendo falsos. A diferencia de las anteriores, en este caso los medios de comunicación reconocen su falta y se rectifican. Las causas más frecuentes por las cuales aparecen estas publicaciones erróneas son: la ausencia o insuficiencia de información y los datos incorrectos. De esta forma, la desinformación se produjo porque el periodista malinterpretó algún punto de su investigación o porque alguna fuente le suministró deliberadamente información incorrecta. 27 *Noticias basadas en la especulación En este caso, las noticias se construyen sobre hipótesis no comprobadas o rumores no confirmados. Los datos obtenidos no son corroborados antes de su publicación, por lo que se vulneran los principios de la investigación periodística. Legitimidad de los medios Los medios de comunicación han estado revestidos siempre por un halo de legitimidad a partir del cual todas las noticias tienden a considerarse como verdaderas. Si bien varias corrientes teóricas de la comunicación han remarcado que los productos mediáticos de ningún modo son “la realidad”, la opinión pública nunca había desconfiado de ellos hasta los primeros años del siglo XXI. A partir de entonces, el público ha reparado masivamente en que los medios de comunicación tienden a formar conglomerados empresariales con intereses económicos particulares. Sin embargo, la configuración histórica y social de la imagen de los medios hace que, incluso los que entienden los entramados corporativos de los mismos, tomen por ciertas informaciones repetidas por ellos a lo largo del día. Según Echebaum y Allaola, esto se debe a que “cómo unos pocos medios de comunicación, unas pocas empresas, conglomerados, podían tener acceso a gran parte de las tecnologías, podían transmitir con distintos soportes los mismos mensajes, 28 podían transmitir con distintos soportes los mismos mensajes creando de esa manera efectos de ‘verdad’ bastante importantes”. En este sentido, se puede observar cómo la noticia publicada en un medio particular de una corporación es replicada por el resto de los medios de la misma. De esta forma, se marca la agenda comunicacional de la competencia, quienes tratan la misma información aunque desde su óptica particular. En consecuencia, el hecho toma tal trascendencia que termina insertado y determina la agenda política de ese país. Esos “efectos de verdad” que logran los medios se explican a que éstos esconden ese “proceso de construcción y de representación de la noticia bajo –la- ilusión de objetividad, de la naturalidad de los hechos”, a la vez que “proponen distintos puntos de vista que tienen estos medios de comunicación”5 Visibilidad e invisibilidad Según Jesús Martín Barbero, el discurso no es solamente un arma con la que se lucha por el poder, sino que es el mismísimo lugar donde se da esa lucha. Éste forma parte constitutiva de una trama de violencia, de control y de lucha propia de la práctica de poder a cualquier nivel. Todo esto se debe a que el discurso tiene una constitución histórica, a la vez que está atravesado por una red de mitos provenientes del imaginario social. A partir de ello, moldea y oprime desde dentro de la sociedad misma. 5 Echenbaum. M y Alaolla, P. Intervención en el Taller sobre Comunicación del Tercer Foro Social Mundial. Porto Alegre, Enero 2003 29 Así, Barbero observa que en la actualidad se da un tipo de dominación basado en el monopolio de la palabra, ejercido desde los nuevos procesos de comunicación por medio de los cuales define y da forma a la “realidad”. Del otro lado, quedan todos aquellos que no pueden acceder al discurso, o sea al poder. Todos ellos viven en la Cultura del Silencio. Fue José Martí quien definió de esta manera a las masas perimidas que sufren una acallada agonía porque se saben incapaces de visibilizar sus penas. De esta forma, los grupos hegemónicos de la actualidad controlan los medios de comunicación a través de los cuales se apropian del discurso y establecen una dominación en función de esa red de mitos que Barbero designa como los justificadores naturalizados de formas de opresión desde dentro, ya que los propios oprimidos también toman como natural su sumisión. Por su parte, Pascual Calicchio retoma estos conceptos para explicar cómo, a partir de la crisis económica y política que se produjo en Argentina a fines de 2001, grupos marginales, conocidos como piqueteros, comenzaron a cortar rutas y calles con el objetivo de que los medios de comunicación se presentaran. De esa manera, sus reclamos eran visibilizados y, en consecuencia, había una respuesta política. Sin embargo, los piqueteros comenzaron a atacar también a los medios porque observaban que ellos utilizaban la producción del discurso en concordancia con el poder político. A partir de entonces, dirigieron su rebelión no sólo contra el gobierno o el Estado, sino también contra su aparato de control simbólico. “Nos mean y los medios 30 dicen que llueve” y “vos lo viste, no dejes que te sigan mintiendo” se transformaron, en frases de la lucha piquetera. Ante las manifestaciones en su contra, los medios de comunicación buscaron acallar estas protestas a partir de no cubrir las manifestaciones. De esa forma, buscaban devolver a los piqueteros a la Cultura del Silencio, es decir invisibilizarlos. Pero estos no estaban dispuestos a ser marginados nuevamente, así que organizaron medios alternativos para resquebrajar el monopolio de la palabra que poseían los grandes conglomerados de la comunicación y su capacidad unilateral de hacer visible o invisibilizar de acuerdo a sus intereses. Y el de sus aliados en el poder. De los titulares Aclaración En esta última parte del primer capítulo, se explicará la importancia de los titulares, teniendo en cuenta que éstos ocuparán un rol central en el análisis discursivo que se desarrollará posteriormente en la presente tesis, respecto al tratamiento que Clarín y La Nación le dieron al caso. El Manual de Estilo y Ética Periodística de La Nación afirma que “un buen titular debe expresar el contenido del texto al que corresponde y atraer la atención del lector hacia su tema informando sintéticamente sobre el material que encabeza, sin exagerar el énfasis con que la parte noticiosa es concebida”. 31 Aquí se ve la doble función del titular: mostrar de qué se trata la nota y servir de nexo para despertar el interés del público en leer toda la publicación. Sin embargo, es bastante difícil conseguir que éste cumpla con ambas funciones a la vez, así que la opción entre una u otra dependerá del formato redaccional elegido. Los titulares se componen por cuatro elementos: el cintillo, la volanta, el título y la bajada. El título es el elemento más importante. Es el encargado de presentar la noticia y el máximo factor de atracción. Los autores Francisco Martínez, Lucas Miguel y Cristian Vázquez, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de la Plata6, categorizan tres tipos: -Títulos informativos: explican el sujeto de la acción, la acción misma y sus circunstancias. -Títulos expresivos: no se centran en la información sobre algún hecho, sino que apuntan a algo que se presume conocido. -Títulos temáticos: son los que sólo enuncian el tema de la información, generalmente en noticias de poco relieve y en los textos no informativos. Por su parte, la volanta sirve de antetítulo. Según el ya citado Manual de Estilo de Clarín, éste “ubica y anticipa sobre lo que informa el título, es una definición temática y puede agregar información”. 6 Martínez, Francisco; Miguel, Lucas; Vázquez Cristian. La titulación en la prensa gráfica. Material de cátedra, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, 2004 32 La bajada también complementa al título, a la vez que supone un desarrollo conciso que sirve como resumen de la noticia. Para Clarín, éste “contextualiza, ordena la información, la desagrega con datos puntuales”. Finalmente, el cintillo es una oración no verbal que se ubica por encima del resto de los titulares y se repite en todas las páginas en la que el mismo tema es desarrollado. En los casos en que la noticia continúa a lo largo del tiempo, éste se mantiene constante. 33 34 Capítulo II El Hecho 35 Introducción Antes de abordar los elementos metodológicos con los que se analizará la cobertura de los diarios Clarín y La Nación con respecto al rescate de los sobrevivientes del Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea uruguaya y el posterior descubrimiento de antropofagia, creemos conveniente hacer una reconstrucción de los hechos. Para ello, hemos agregado una crónica de nuestra autoría, para tener una narración de los acontecimientos centrales del caso. La razón por la cual tomamos esta decisión se debe a que consideramos que, a pesar de ser una historia famosa a nivel mundial, muchos de los lectores de esta tesis pueden no estar familiarizados con ella. Por otro lado, la crónica ampliará los conocimientos de quienes conozcan el caso es a través de la película Viven! , dado que, a nuestro criterio, ésta deja de lado hechos importantes de la tragedia sufrida por los jóvenes uruguayos. Por ello, creemos necesario que la reconstrucción cubra de manera acabada los aspectos centrales de esta historia y que garantice a los lectores la posibilidad de ver qué hechos ocurrieron realmente y cuáles constituyen parte de la mitología que se fue tejiendo en relación al caso, a lo largo de los años. Para lograr esto, la crónica se nutrirá de varios libros que presentan un gran trabajo de investigación y recopilación testimonial. La lista de los mismos es la siguiente: 36 -Viven!, de Piers Paul Read: ésta es la primera novela publicada acerca del caso y está fundamentada en los testimonios de los 16 sobrevivientes y sus familiares, recogidos en 1974. -La sociedad de la nieve, de Pablo Vierci: otra novela testimonial que recopila, treinta años después del accidente, las experiencias de los 16 protagonistas. Fue publicada en 2008. - Mis 72 días en la Montaña y Mi Largo Regreso a Casa: Milagro de los Andes, de Fernando Parrado. Libro escrito por uno de los sobrevivientes, quien narra sus vivencias en la montaña, destacando que el deseo incólume de volver a ver a su padre fue el gran motor de su propia salvación. En los últimos capítulos se encarga de rebatir ciertas conclusiones que Piers Paul Read expresó en su novela ya citada. Fue publicado en 2006. - Después del día diez, de Carlitos Páez. Otra narración de la historia por parte de uno de los sobrevivientes. En este libro, el autor hace hincapié en el décimo día, porque fue cuando se decidieron a recurrir a la antropofagia para sobrevivir. Fue publicado en 2004. Además, introduciremos nuevos testimonios del sobreviviente Roberto Canessa, tomados durante dos conferencias que éste dictó en la Argentina: la primera en 2010, en el hotel Sheraton de Buenos Aires, y la segunda, en 2013, cuando visitó el colegio San Luis de La Plata. 37 También se incluirán partes de las entrevistas que le realizamos al propio Canessa y al también sobreviviente, Javier Methol, en Montevideo. Ambas serán adjuntadas de manera completa en el anexo del presente trabajo. Elegimos el formato de la crónica porque queremos integrar el estilo del género periodístico con la retórica académica propia de una tesis ya que, si bien ésta se encuentra dirigida en primer lugar a profesionales de la Comunicación Social, tenemos el profundo deseo de que también pueda ser leída por cualquier persona que, al igual que nosotros, se haya fascinado con el caso. 38 El regalo de la vida: Recuerdos de El Milagro de los Andes Cuando Pancho Delgado se sentó frente al auditorio del colegio Stella Maris, tenía perfectamente en claro qué iba a decir. Cientos de periodistas se habían ubicado en las butacas acomodadas a lo largo del salón y aguardaban con expectativa las palabras de alguno de los sobrevivientes. También lo hacían los familiares de los fallecidos en la montaña. Delgado sabía que, en realidad, el mundo entero ansiaba escucharlo. Los relatos acerca de cómo habían tenido que recurrir a la carne de sus amigos muertos se había extendido muy rápido y habían eclipsado, incluso, a la repercusión de su milagrosa supervivencia. Y, a raíz de ello, versiones desfiguradas y monstruosas habían llenado las páginas de los periódicos. Por eso él, que tan poco había podido ayudar en la montaña, sentía la profunda obligación de lograr que el mundo escuchase su verdad del asunto. Más que eso: debía lograr que los entendieran. Que entendieran el inmenso dolor, la desesperación de ver cómo los amigos morían día a día junto a ellos, mientras que sus propios cuerpos se debilitaban y la muerte se hacía cada vez más segura. Que entendieran que se sabían abandonados, solos en esa inmensidad que es la Cordillera de los Andes. Sin esperanza. O casi. 39 Porque sólo la voluntad de algunos de ellos, jóvenes de apenas veinte años, logró que no se dejasen morir. Y, por sobre todas las cosas: ¿entenderían que la carne de sus compañeros muertos significaba para ellos la muestra máxima de amistad que haya existido en ese hermoso infierno de nieve? Sus amigos les habían regalado la vida. Por ellos, Pancho Delgado tenía la posibilidad de dirigirse al mundo, desde el auditorio del colegio Stella Maris. Iba a honrar ese regalo. Se acomodó en la silla, ajustó el micrófono y comenzó a hablar. Los motivos Uruguay es un país futbolero. Cuna de equipos campeones del mundo, no es extraño que sus jóvenes se vuelquen masivamente a jugar a la pelota en todas las calles y callejones del país. Entonces, ¿por qué los muchachos que volaban en el Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea iban a disputar un partido de rugby a Chile, acompañados por familiares y amigos? Los jugadores provenían de familias católicas, acomodadas y conservadoras, las cuales habían confiado su formación los Hermanos Cristianos irlandeses. En este grupo primaba la disciplina por sobre todas las cosas. Sin embargo, tuvieron que dejar de lado el castigo corporal a pedido de los padres. En cambio, decidieron enseñarles el rugby: 40 un deporte duro a partir del cual le inculcarían a los muchachos los principios de “sufrir en silencio y trabajar en equipo”7. El rugby caló tan hondo en los jóvenes que, luego de que la primera promoción terminase los estudios, un grupo de egresados decidió fundar una asociación deportiva en 1965. Ésta fue llamada Club Old Christians, cuyo equipo se coronó campeón nacional en 1968 y 1970. En 1971, tras haber disputado algunos amistosos con equipos argentinos que “eran mucho más poderosos”, según nos explicó Roberto Canessa en una entrevista, decidieron ir a probar suerte a Chile. Para achicar los gastos, rentaron un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya y vendieron los asientos sobrantes a familiares y amigos, quienes aprovechaban para pasarse unas vacaciones en el extranjero. “El éxito fue tal que en cuanto llegaron a Montevideo, empezaron a planear otro viaje para el año siguiente”8. Ese viaje sería el de la tragedia. Pero la tragedia no sería absoluta, ya que a pesar de la muerte y el dolor, las cosas que quedaron fueron otras: el amor, el deseo de regresar y la entrega hacia el prójimo, como máxima forma de amistad. La partida Para octubre de 1972, el Old Christians estaba ultimando los detalles del viaje a Chile. Con alguna dificultad, lograron vender las cuarenta plazas del Fairchild tentando 7 Read, Piers Paul. Viven! El triunfo del espíritu humano. Punto de lectura, Buenos Aires, 2007, pág. 20 8 Ibíd. Pág21 41 a los amigos, con el argumento de que allí podrían vivir bien con poco dinero- y a lo “accesibles” que eran las jóvenes chilenas- y prepararon la partida para el día 12. El avión despegó del aeropuerto de Carrasco a las 8.05 de la mañana con dirección a Santiago. Además de los cuarenta pasajeros, viajaban en él cinco tripulantes. Entre ellos, el comandante del avión Coronel Julio César Ferradas y su copiloto, el teniente Dante Héctor Lagurara. “El ambiente es de jolgorio, nos pasamos la pelota de rugby de un asiento a otro, hacemos chistes, nos gastamos bromas entre nosotros”9, narró, en tiempo presente, el sobreviviente Carlitos Páez, como si tratara de revivir la experiencia. Era, para él y para sus compañeros, “el viaje del destete”, ya que suponía su primera oportunidad para hacer “cosas de mayores”. Luego de sobrevolar territorio argentino durante algo más de dos horas, el auxiliar de vuelo, Sargento Ovidio Ramírez, abandonó la cabina y anunció que deberían descender en el aeropuerto de Mendoza. Las malas condiciones climáticas hacían que el cruce de la Cordillera de los Andes fuera extremadamente peligroso. La noticia fue una gran decepción, ya que los pasajeros no querían desperdiciar uno de los cinco días de su viaje en la Argentina, donde el cambio del dólar no era tan favorable como en Chile. Por ello, presionaron a Ferradas y Lagurara para partir lo antes posible. Sin embargo, los pilotos tenían mayores preocupaciones. 9 Páez, Carlitos. Después del día diez. Editorial Linardi Risso, Montevideo, 2008 42 Mientras que el paso de Juncal estaba cerrado, los informes meteorológicos indicaban que el de Planchón se despejaría recién hacia el mediodía del día siguiente. Eso implicaba tener que partir en un horario donde sobrevolar los Andes era una empresa de alto riesgo. La otra opción era retornar a Montevideo, dado que las leyes argentinas prohibían que un avión militar extranjero permaneciese en su territorio nacional durante más de veinticuatro horas. De ser así, deberían reembolsar el dinero de los pasajeros. De pronto, aterrizó en el aeropuerto de Mendoza un viejo y destartalado avión de carga, proveniente de Santiago. Los jóvenes empezaron a protestar enérgicamente, quejándose de la excesiva cautela de los militares uruguayos. –Si éste pasó en esa “cafetera”, ¿cómo no vamos a pasar nosotros? – preguntó el estudiante de medicina Roberto Canessa –. ¿Es que ustedes son cobardes? Ferradas se acercó al piloto para preguntarle por las condiciones del cruce. Aquél le respondió que había fuertes turbulencias pero que no supondrían gran problema para el modernísimo Fairchild. Durante el día siguiente, el piloto del carguero se enteró que el avión uruguayo había desaparecido en las montañas. El accidente El Fairchild despegó del aeropuerto de Mendoza a las 14:18 horas, con los cuarenta pasajeros y sus cinco tripulantes. A las 15:32, Lagurara le comunicó al control de tránsito aéreo que divisaba Curicó. La torre tomó como correcta dicha afirmación y 43 autorizó el descenso a 3.500 metros, para que la aeronave se alineara con el aeropuerto de Pudahuel. En el descenso, el Fairchild atravesó una nube y empezó a vibrar por una serie de bolsas de aire. El ayudante de vuelo Ramírez encendió el cartel luminoso para que los pasajeros se abrocharan los cinturones de seguridad y dijo a través del alto parlante: –Hay mal tiempo afuera y el avión va a bailar un poco, pero no se preocupen. Ya estamos en contacto con Santiago y aterrizaremos enseguida.10 Pero ninguno de los jóvenes se lo tomó en serio. Con los sucesivos pozos de aire, los que estaban más cerca de la cabina empezaron a gritar “Ole, Ole, Ole”, como en las canchas de futbol cuando los jugadores de un equipo logran eludir a sus rivales. Por su parte, los que estaban más al fondo, entonaron el coro de una conga y Canessa tomó un balón de rugby y lo arrojó a la cabina como para infundir valor. Sin embargo, cuando salieron de la nube, vieron a través de las ventanillas del avión que el último pozo de aire los había hecho descender tan solo a diez metros de la cordillera y que estaban volando peligrosamente entre picos filosos. Algunos se pusieron a rezar. Otros, ya resignados, se encogieron y esperaron el choque. De pronto, los pasajeros que estaban más cerca de la cabina oyeron el grito desesperado de uno de los pilotos: –¡Dame potencia, dame potencia! 10 Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 39 44 El avión comenzó a vibrar furiosamente, mientras trataba de recuperar altura. Pero los intentos de los pilotos fueron en vano. De pronto, el ala derecha chocó con uno de los picos, partiéndose a la mitad. Los restos que se desprendieron arrancaron la cola y fueron despedidos dos miembros de la tripulación y tres de los jóvenes, con sus respectivos asientos. Luego, se quebró el ala izquierda. La muerte parecía segura y ya varios de los pasajeros habían encomendado su alma a Dios. Otro habrá esperado el milagro. Y el milagro se dio. En contra de todas las posibilidades, lo que quedaba del avión aterrizó sobre su vientre y fue desacelerando su marcha por la fricción de la nieve hasta que, finalmente, se detuvo en un valle entre las montañas. Pablo Vierci retrató en La sociedad de la nieve cómo José Luis “Coche” Inciarte vivió dicha colisión: “La aeronave ascendió bruscamente y Coche sintió cómo la espalda se le pegaba al respaldo del asiento, en el preciso momento en que el aparato comenzó a caer hasta que escuchó una explosión, seguida de un silbido estremecedor. Inmediatamente percibió una abrupta diferencia en el ambiente: del clima templado de hacía instantes, se pasó a un frío gélido, sacudido por chiflones de aire que no consiguió identificar de dónde venían, mientras diversos objetos le pegaban en el cuerpo. Como no escuchaba el rugido de los motores creyó que el avión estaba volando sin hélices, hasta que sintió otro golpe, el pedazo de avión comenzó a deslizarse y ahora ya no era el viento y el 45 aire helado sino que lo que le pegaba en el cuerpo era nieve, si, nieve. Coche bajó la cabeza y cerró los ojos para morirse”. Pero Coche sobrevivió. Cuando logró recuperarse, vio el desastre a su alrededor y escuchó los gritos de auxilio y los sollozos del resto de sus compañeros. Por su parte, Carlitos Páez continuaba rezando maquinalmente el Ave María. Los asientos habían sido arrancados de cuajo cuando el avión desaceleró abruptamente y se habían abalanzado violentamente hacia adelante, aprisionando a los pasajeros. Varios de ellos se habían quebrado las piernas. Los que se encontraban ilesos, comenzaron a liberar al resto. Mientras tanto, Gustavo Zerbino y Roberto Canessa, ambos estudiantes de medicina, trataban de auxiliar a los heridos. Sin embargo, era poco lo que podían hacer: por un lado, porque su experiencia era muy escasa y, por otro, porque no contaban con ningún tipo de insumo médico. Jirones de ropa y agua de colonia se transformarían luego en los malos suplentes de las vendas y el alcohol. En el fuselaje, encontraron a seis pasajeros muertos, entre ellos Eugenia Parrado. Su hijo, Fernando, yacía ensangrentado en la parte delantera del avión. Canessa lo revisó y, si bien descubrió que todavía estaba vivo, se convenció de que moriría muy pronto. Se había golpeado la cabeza y el coágulo de sangre había hecho que su rostro fuera una masa irreconocible. “Ya está muerto”, pensó Canessa. La historia terminó contradiciéndolo y Parrado recorrió a su lado la Cordillera. Por su parte, Ramón “Moncho” Sabella había salido del fuselaje. Construyó un camino con algunos almohadones para no hundirse en la nieve y se dirigió hacia la 46 parte delantera del avión, cuya trompa estaba aplastada por el choque. Dentro de la cabina, encontró a los pilotos. Ferradas había muerto. Lagurara vivía, pero tenía los instrumentos del avión incrustados en el pecho. Sabella intentó ayudarlo, pero no pudo. Tampoco pudo hacer funcionar el radio. Entonces, decidió ir a buscar a Canessa y Zerbino. Estos llegaron a la cabina y también fracasaron cuando trataron de mover a Lagurara. –“Habíamos pasado Curicó, habíamos pasado Curicó”, repetía nuestro piloto –relató Canessa en una conferencia para médicos que dictó en el hotel Sheraton de Buenos Aires en el año 2010. Los tesistas nos habíamos metido de colados, con carteles identificatorios falsos-. Después, cuando se dio cuenta de que nada podíamos hacer por él, nos pidió que le alcanzáramos su cartera. Ahí tenía un revolver. En efecto, la cartera contenía un Smith y Wesson calibre .38. Los muchachos se negaron a dárselo: eran católicos y no concebían el suicidio. Lagurara siguió pidiéndolo. –¡Qué desastre! ¡Qué desastre que hice! –se lamentó, mientras la sangre le caía profusamente de la nariz. Los improvisados doctores supieron que le quedaba poca vida. Volvieron al fuselaje. Debían acondicionar el lugar: ya oscurecía y era difícil que el rescate llegase ese día. Esperaban que fuese una noche difícil. No se imaginaron que sería la peor de sus vidas. 47 Histeria helada Roberto Canessa y Gustavo Zerbino habían acomodado a los heridos de acuerdo a la gravedad de su estado: los más leves próximos a la cabina, los intermedios en el centro del fuselaje y los más graves cerca de la salida. Era poco lo que se podía hacer por los últimos y tampoco convenía arriesgar la vida del resto. Además, así sería más fácil sacar los cuerpos. El capitán del equipo, Marcelo Pérez, había tratado de construir una barrera, junto con Roy Harley, valiéndose de los asientos y las valijas. Para frustración de ambos, el viento la tiraba constantemente. Mientras tanto, Canessa había repartido la tapicería de nylon de los almohadones para que los sobrevivientes pudieran combatir el frío. Pero, según cuenta Piers Paul Read en Viven! , “bastante peor que el frío fue el ambiente de pánico e histeria que reinó entre los restos del Fairchild”. Los quejidos de los heridos eran constantes y varios experimentaban episodios delirantes. Desde la cabina, Lagurara seguía gritando que habían pasado Curicó y exigía que le llevasen el arma. Todavía tenía los instrumentos clavados en el pecho. Alfredo “Pancho” Delgado se levantó, anunciando que iba a comprar una Coca Cola. Otros pisaban a los heridos cuando iban a buscar nieve para saciar la sed. Los pisados los insultaban a los gritos. Sin embargo, todos intentaban mantenerse lo más cerca posible. El calor corporal era prácticamente un lujo en el clima bajo cero del fuselaje. 48 La señora Graciela Mariani, no contaba con ningún conocido. No tenía nada en común con el equipo, ya que había sido parte del vuelo por mera casualidad. Su hija iba a celebrar su boda con un exiliado uruguayo en Chile y el pasaje barato del Fairchild había sido una oferta demasiado tentadora como para rechazarla. Luego del choque, fue arrastrada por los asientos arrancados, quedando aprisionada debajo de ellos. Moncho Sabella y Rafael Echevarren trataron de ayudarla, pero moverla resultó imposible. -¡Basta, por favor! – les había suplicado a los muchacho que intentaban liberarla–. ¡Van a matarme! Durante aquella gélida noche, la mujer sollozó sin parar, exasperando a algunos de los muchachos. Carlitos Páez se dirigió a ella con la suavidad de una maza paraguaya: –Cállese, o iré a partirle la cara. Al día siguiente, cuando encontraron a la señora Mariani muerta, Carlitos escondió la cara entre sus manos por la vergüenza. Una vergüenza que le dura aún hoy, cuarenta años después. La sociedad de la nieve Además de la señora Mariani, fallecieron otras dos personas. Francisco Panchito Abal, amigo entrañable de Nando Parrado, apareció muerto tratando de cubrir del frío a la hermana de aquél. Durante la madrugada, había implorado por una ayuda que nadie 49 podía darle. El otro deceso fue el del teniente Lagurara, cuyo cuerpo permanecería atado a la silla del piloto durante varios días. Susana Parrado sobrevivió la noche y tenía breves períodos de semi conciencia, en los cuales pedía por su madre. Nadie se animó a decirle que aquella había muerto en el choque. Por su parte, Nando seguía vivo e inconsciente. Fue una verdadera sorpresa para Zerbino y Canessa, quienes habían considerado que la lesión en su cabeza suponía una muerte inevitable. Sin embargo, la hinchazón encefálica había disminuido considerablemente y parecía bastante recuperado. En aquel entonces no lo sabían, pero cuando lo pusieron cerca de la salida, junto con los heridos graves, lo sometieron a un tratamiento de criogenia que le salvó la vida. Si lo hubieran recostado en una zona más cálida del avión, jamás habría despertado. Mientras tanto, el resto se preguntaba por el rescate, que todavía no llegaba. Marcelo Pérez, capitán del equipo, era optimista pero también precavido. Sabía que los helicópteros y aviones podían tener dificultades para hallarlos en el medio de la Cordillera. Era necesario organizarse. “Gran parte del mérito de haber sobrevivido en esos primeros días cruciales debe atribuirse a Marcelo Pérez, cuyo decisivo liderazgo salvó muchas vidas”, contó el propio Nando Parrado en su libro Mis 72 días en la Montaña y Mi Largo Regreso a Casa: Milagro de los Andes. En ese momento, no estaba consciente como para notarlo, pero cuando analizó la situación al despertar, notó que si no hubiera sido por el liderazgo de su capitán, habrían sucumbido al pánico absoluto. 50 Pérez estableció un sistema de racionamiento para hacer durar las pocas provisiones que tenían: chocolate, galletas, mermelada, tres botellas de vino que habían comprado los pilotos en Mendoza, una de whisky y otras de licor. Además, a sus órdenes, se limpió el fuselaje para hacer lugar y se construyó una barrera más estable para que los protegiese del helado viento nocturno. Adolfo Strauch, otro de los sobrevivientes, inventó un método para derretir la nieve, de manera que el abastecimiento de agua alcanzase para todos. Hasta ese momento, los sobrevivientes habían saciado su sed comiendo la nieve directamente y se les habían quemado las encías. El procedimiento de fusión consistía en tomar un rectángulo de aluminio obtenido del respaldo de los asientos, doblarlo de manera en que formase una bandeja combada y hacerle un orificio en el centro. El sol derretía la nieve y el agua caía a través del agujero hacia una botella. Al ser una tarea que requería poca energía, se la encargaron a los heridos que no podían moverse. De esa forma, se los hacía sentir útiles. Mientras tanto, los sobrevivientes que estaban en buen estado se encargaban del acondicionamiento del fuselaje y de la barrera protectora. Así, los muchachos se mancomunaron en una única idea: sobrevivir. Todos trabajaban por el bien común y ninguno tenía permitido rendirse. Habían formado una sociedad. Una sociedad de lucha, cuyas características fueron definidas por Carlitos Páez. La posibilidad de suicidarse no existía. Había que enfrentar aquel infierno helado que resultó ser la Cordillera de los Andes. El arma de Lagurara, que le había sido 51 negada a su propio dueño, había desaparecido y, según Carlitos, de dicha desaparición surgió la unidad y la meta en común: “El revólver lo tiene uno y las balas las tengo yo. No hay más revólver. Les dijeron a todos, no busquen el revólver porque no está disponible. No hay balas para matarse. Acá la única opción es la vida, pelear por la vida ignorando el resultado. Con esa afirmación y ese gesto comienza la Sociedad de la nieve”11 Secreto a voces Durante esos días, el racionamiento estuvo supervisado por Marcelo Pérez. Cada uno recibía en mano un poco de mermelada y una tapa de desodorante llenada con vino. Por las noches, les daban una tableta de chocolate. El resto protestaba, pero el capitán era inflexible: la comida debía durar hasta que los rescatasen. Sin embargo, el domingo 15 de octubre un hecho dividió al grupo y menoscabó el liderazgo de Marcelo Pérez. Hacia el mediodía de aquel tercer día, un avión sobrevoló la zona del choque. Los sobrevivientes comenzaron a gritar y a hacer señas para llamar la atención de los pilotos. Horas más tarde, una nave de hélices también pasó por la zona, a una altura mucho menor que el anterior. Esto hizo suponer a varios de los pasajeros que el primer avión había logrado divisarlos y que el segundo había sido enviado para confirmar la posición. Además, el 11 Paéz, Carlitos. Ob. Cit. Pág.40. 52 sargento Carlos Roque Gonzáles, mecánico del Fairchild –único sobreviviente de la tripulación-, aseguró que la nave de hélices volaba a una altura propicia para el contacto visual. Otros, más escépticos, argumentaron que el segundo avión, en caso de haberlos visto, hubiera descrito círculos en la zona para hacerles entender que los habían localizado. La discusión se paralizó cuando oyeron a un tercer aeroplano, volando más bajo que el segundo. A partir de entonces, la creencia general de que el rescate era inminente hizo que menguaran las precauciones. Roberto Canessa tomó una botella de vino para festejar, mientras que otros sobrevivientes hurtaron comida de la reserva. Marcelo Pérez enfureció al darse cuenta de la sustracción. Acusó a los ladrones de atentar contra la supervivencia de todo el grupo y casi se abalanza sobre Canessa. Pero se contuvo. Tenía que reafirmar la confianza. –Nos van a rescatar, pero tenemos que guardar la comida porque pueden llegar a tardar hasta mañana. Sin embargo, su optimismo se estrelló contra la realidad de los hechos. Ningún rescate llegó al día siguiente y los sobrevivientes se inquietaron aún más. Nando Parrado había despertado el domingo, para enterarse de que su madre había muerto y que su hermana agonizaba. Cuando estuvo en condiciones de moverse, empezó a barajar la idea de bajar la cordillera por sí mismo. 53 Pensaba en su padre; en el profundo dolor que debería estar sintiendo por la pérdida de su mujer y dos de sus hijos. Nando no podía permitir eso. Debía ir hacia él y decirle que no había perdido todo. Sí, bajaría la montaña como fuera. –Morirás de hambre, Nando –le contestó Carlitos Páez. –Entonces cortaré pedazos de carne de uno de los pilotos –sentenció Parrado–. Después de todo, ellos son los que nos han metido en este asunto. Carlitos no respondió. Se aprontó a reunirse con Roberto Canessa, Numa Turcatti y Adolfo “Fito” Strauch, ya que los cuatro integrarían una misión para hallar la cola del avión donde, según Roque, se encontraban las baterías para hacer funcionar la radio. La expedición fue un rotundo fracaso. La falta de comida nutritiva los había debilitado demasiado y una pequeña ascensión por la montaña les resultó una tarea imposible. Cuando empezaron a volver, Carlitos recordó lo que le había dicho Nando. Tal vez fuera la única manera. El día 10 El día diez cambió todo. No sólo significó una transformación sustancial de la vida en la montaña, sino que también modificó la propia existencia de los sobrevivientes. No es extraño que Carlitos Páez haya nombrado así a su libro. También fue el factor que hizo que se volcaran ríos de tinta en los periódicos del mundo. En algunos, la tinta fue más amarilla que en otros. 54 La mañana de aquel 22 de octubre encontró a los jóvenes bastante abatidos. Susana Parrado había muerto el día anterior y, a pesar de ello, Nando no se permitió llorar. Según él mismo, sabía que “las lágrimas malgastan sal”12 y que necesitaría toda su energía para salir de la montaña por sus propios medios. Pero preservar la sal del cuerpo no era suficiente ni por asomo. Los sobrevivientes estaban en pésimas condiciones físicas. “Sufrían mareos al levantarse y les era difícil mantenerse en pie. Tenían frío incluso cuando el sol estaba alto y calentaba, y la piel se les empezaba a arrugar como a los ancianos” 13 Varios lo habían pensado y algunos lo habían comentado entre ellos. Las provisiones que quedaban eran exiguas y no había rastro de los helicópteros de rescate. Roy Harley había encontrado un pequeño radiotransmisor marca Sharp y, como estudiante de ingeniería, se había encargado de manufacturar una antena con los circuitos del avión y, así, sintonizar algunas estaciones chilenas. Pero ningún programa radial había hablado de rescate alguno. Fue Roberto Canessa quien se animó a exponer abiertamente su opinión acerca del tema. En cada una de sus conferencias cuenta cómo él, en tanto estudiante de medicina, había analizado la posibilidad desde un punto de vista absolutamente científico. Así expone su idea en La Sociedad de la Nieve: 12 Parrado, Nando. Mis 72 días en la Montaña y Mi Largo Regreso a Casa: Milagro de los Andes. Editorial Planeta, Buenos Aires, 2006. 13 Read, Piers Paulpág. Ob. Cit. Pág. 99. 55 “[Yo] conocía el ciclo de Krebs, sabía que la proteína se puede transformar en azúcar y la grasa se puede convertir en proteína, y que podíamos sobrevivir con una dieta única a base de carne sin caer en la inanición. Y ahí estaban las proteínas de los cuerpos de los amigos, pero yo no tenía el permiso de tocarlos, con la desesperación agregada que no les podía pedir autorización porque yo no les podía pedir autorización porque estaban muertos”. Les explicó que era absolutamente necesario y que, si no lo hacían pronto, no tendrían fuerzas ni para cortar la carne que tenían enfrente. Pero el resto seguía reticente. La idea era demasiado horrible. –Es carne y nada más que carne – insistió Canessa. Tal vez, ayudándolos a superar el tapujo religioso podría convencerlos–. Sus almas ya han abandonado los cuerpos y están con Dios en el cielo. Lo que queda de ellos no es más que la envoltura del alma y, por lo tanto, ya no son seres humanos. Es como la carne de ternera que comemos en casa14. A pesar de haber presentado tan buenos argumentos, el resto no terminaba de convencerse. Tal como lo planteó Canessa muchos años después, no sentían tener el permiso de sus amigos muertos para comer de su carne. Fue Gustavo Zerbino quien dio por tierra con esa idea: –Yo pienso que si mi cuerpo muerto pudiera contribuir a mantenerlos vivos, quisiera que lo utilizaran sin vacilar. Y aún es más, y si me muriese y ustedes no me comieran, 14 Ibíd. Pág. 101 56 regresaría de desde donde quiera que me encontrase y le daría una patada en el culo a cada uno”15. La generosidad de sus palabras convenció al resto y todos acordaron que, si alguno moría, donaría su cuerpo para la supervivencia del grupo. A partir de ello, la opinión de alimentarse de los muertos fue apoyada incluso por los que aseguraron que no tendrían la fuerza de voluntad para hacerlo. De esta forma, Roberto Canessa salió del fuselaje dispuesto a romper el tabú. Se acercó a los cuerpos, que estaban acomodados a unos metros del fuselaje, mientras rezaba para sus adentros. Dios, ayudame. La nieve cubría casi la totalidad de los cadáveres y apenas si se divisaba su ropa. Canessa tenía un pedazo de cristal roto en su mano. Estaba decidido. Se arrodilló al lado de un cuerpo que estaba de espalda y clavó el vidrio en una de las nalgas. La carne congelada era durísima, pero con mucha fuerza de voluntad cortó cerca de veinte tiras. Ante la mirada de los que se habían animado a salir a ver la escena, se acercó al fuselaje y puso las tiras sobre el techo, para que el sol las descongelara. Regresó al interior del Fairchild y se quedó un rato en silencio. Nadie atinó a decir nada. Al rato, Canessa habló en voz alta. –La carne está en el techo secándose al sol. El que quiera puede ir y servirse. Siguió sin haber respuestas. Entonces, Canessa supo que no podría librarse del asunto. Debía ser él quien diera el primer paso. Empezó a salir. Dios, ayudame. 15 Ibíd. Pág. 102 57 Ya afuera, tomó uno de los pedazos pero no se le animó. Se quedó inmóvil, vacilando con la tira de carne en la mano. Pero no podía fallarles a sus amigos. No había otra manera. Dios, ayudame. Se metió el pedazo en la boca y aguantó el profundo asco que le vino de pronto. Luego, tomó un puñado de nieve para ayudarse a tragar. Más tarde, muchos otros lo imitarían. Habían dado el gran paso, marcando su vida para siempre. También marcaron un punto clave del viaje, porque gracias a la carne de sus amigos muertos, algunos lograron bajar con vida de la montaña. Muchos diarios harían carroña de aquel hecho, pero para esos muchachos famélicos y desesperados, el día diez supuso robarle tiempo a la muerte y darle una posibilidad a la esperanza. Ni siquiera pensaron en la tinta amarilla. Para el momento en que tuvieron que enfrentar al mundo, poco significaban un par de primeras planas escandalosas. Habían sobrevivido, por el regalo de sus amigos. Solos El fracaso de la segunda expedición fue aún más duro para los sobrevivientes. El grupo expedicionario había partido durante las primeras horas del día doce, aprovechando que la nieve era más dura. Tenían la misión de hallar la cola y, si bien suponían que iban a hallarla siguiendo el rastro del avión, no sabían a ciencia cierta su 58 ubicación. Cuando cayó la noche, con un frío tan brutal como siempre, el resto de los muchachos los dieron por muertos. Sin embargo, al día siguiente vieron a tres figuras bajar de una de las cumbres, utilizando almohadones como trineos. Cuando abandonaron el fuselaje para salir a su encuentro, los hallaron destruidos. Gustavo Zerbino, uno de los de la partida, había vuelto prácticamente ciego y se le habían aflojado los dientes. Sus compañeros Numa Turcatti y Daniel Maspons, un poco menos maltrechos, narraron la experiencia. La idea era hallar la cola, pero lo único que encontraron fueron valijas y los cuerpos de seis de los siete pasajeros desaparecidos. Además, una noche a la intemperie les había demostrado que no sólo la comida era necesaria para sobrevivir en las montañas. El frío nocturno, que rondó cerca de los treinta grados bajo cero, casi los mata. Habían logrado soportarlo dándose golpes el uno al otro para que la sangre no se les congelase en las venas. Zerbino, el único que no había llevado anteojos, se había lastimado las córneas por el reflejo del sol en la nieve y había tenido que ser guiado por los otros dos. Sí, la expedición había sido un completo desastre. Pero había un hecho que profundizaba la sensación de absoluta derrota. Hacia el amanecer del día anterior, Marcelo Pérez y Roy Harley trataban de sintonizar algo con la Sharp cuando escucharon la peor noticia: habían suspendido la búsqueda. 59 Ninguno de los dos se atrevió a entrar al fuselaje a notificar al resto. Gustavo Nicolich, quien salía del avión cuando Pérez y Harley comenzaron a llorar, se hizo cargo de tan pesada tarea. –¡Eh, muchachos! –les gritó–. Buenas noticias. Las acabamos de oír por radio. Han suspendido la búsqueda. –¿Por qué demonios son buenas noticias? –Porque eso significa que tendremos que salir por nuestros propios medios.16 Con el fracaso de la expedición, supieron que no sería tan fácil bajar por sus propios medios. Sin embargo, muchos estaban decididos. Entre ellos Nando Parrado. Y si bien deberían enfrentarse a más desgracias, las palabras de Gustavo Nicolich supieron infundirles el valor para capear lo que vendría. Aún incluso, la muerte de varios compañeros. Aún incluso, la del propio Nicolich. El alud Marcelo Pérez murió en una avalancha que destruyó la improvisada barrera de valijas y asientos, el domingo 29 de octubre. Luego de la noticia de la suspensión de la búsqueda, había abandonado su rol de líder y se preocupó por ayudar a convencer a aquellos que todavía no se habían alimentado de la carne de los muertos. 16 Diálogo extraído de Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 109 60 Había escuchado a Pedro Algorta explicar que comerse a los muertos era como comulgar. Que Cristo había entregado su cuerpo y su sangre por los hombres y que ahora Él les daba esos alimentos para sobrevivir. No debían rechazar aquel regalo divino. Pérez se apropió rápidamente de esa argumentación. –Es como la Comunión–insistía, sobre todo al matrimonio de Liliana y Javier Methol, los más reticentes a comer–. Él quiere que nos salvemos. Paulatinamente, todos se alimentaron. Liliana fue la última. Su marido logró hacerle entender que si quería volver a ver a sus cuatro hijos, no tenía otra opción que la vida, y la vida estaba en los muertos. “Dios desea que sobrevivamos”, le dijo Javier ayudándola a comer el primer bocado. La lógica de Algorta, ampliamente difundida por Pérez, había cumplido su objetivo. Para la noche del día diecisiete, ya habían decidido que otro grupo intentaría una expedición. Los seleccionados saldrían de entre los más fuertes. Pero las circunstancias cambiarían las cosas y varios candidatos serían descartados por la muerte. Hacia las cinco de la tarde, los sobrevivientes decidieron meterse al fuselaje para intentar dormir. La noche ya había caído y, además del extremo frío cotidiano, el viento soplaba con bastante fuerza. Para dormir lo más cómodamente posible, habían establecido que cada uno se ubicaría a la inversa de su inmediato consecutivo: es decir, que la altura de la cabeza de cada uno coincidiría con la de los pies del que se encontrase a su lado. Por la 61 posición en la que habían quedado los restos del avión, esto significaba que algunos deberían reposar en un ángulo descendente. Aquellos que tenían las piernas quebradas, dormían en unas improvisadas literas que se construyeron en el espacio para colocar el equipaje. A pesar de ser un lugar en el que se podía estar más cómodo que en el fuselaje, quedar apartado del resto implicaba perder un elemento fundamental para la supervivencia: el calor corporal. Ni siquiera el refuerzo de ropas y mantas podían sustituirlo. Sin embargo, aquél día les salvó la vida. Antonio “Tín Tín” Vizintín no tenía las piernas quebradas, pero esa noche le había tocado ocupar una de las literas. Cuando la nieve irrumpió abruptamente en el fuselaje, fue el primero en ayudar a los que quedaron enterrados. Todo sucedió de repente. El desprendimiento en una de las áreas superiores al valle arrastró hacia los restos del avión una cantidad masiva de nieve, la cual destruyó con facilidad la barrera protectora. El avión vibró cuando el alud se acercaba y puso en alerta a los sobrevivientes. Sin embargo, no les dio tiempo para reaccionar. En cuestión de segundos, se encontraron cubiertos. Algunos, lograron taparse los rostros con ropa o con las mantas, capturando un poco más de oxígeno. Tal vez les regalase un poco más tiempo… –Cuando me di cuenta que estaba tapado por la nieve, me sentí contento y tranquilo – contó Roberto Canessa en una conferencia que dio en el Colegio San Luis de La Plata en el año 2013. Cerca de quinientas personas lo escuchaban en silencio–. Ya podía descansar e irme de ese infierno hermoso que era la Cordillera. El aire se me iba 62 acabando y yo sentí que me dormía. Y entonces una maravillosa sensación de calor me colmó el cuerpo, haciéndome sentir bien por primera vez desde el accidente. Me había orinado. Pero la temporada de Canessa en aquel infierno blanco no había terminado. Cuando ya se estaba dejando ir, unas manos irrumpieron en la nieve y le destaparon el rostro. El oxígeno helado del fuselaje lastimó su garganta, sacándolo de su estupor. Salió del todo con el grito de Roy Harley. –¡Vamos, “Músculo”! Hay otros enterrados. De pronto, Canessa recordó que su amigo Daniel Maspons había estado durmiendo a su lado. Liberó sus brazos y comenzó a cavar con todas sus energías, hasta que lo encontró. Estaba muerto pero, a pesar de todo, Canessa pudo reconocer en su rostro aquella tranquilidad que él mismo había sentido unos segundos antes. –Daniel ya no sufría– explicó en el San Luis–. Éramos nosotros quiénes debíamos hacerlo. Sobre todo los días siguientes, que fueron los más difíciles. Javier Methol había levantado una de sus manos cuando el alud destruyó la barrera, así que tenía una cuota importante de aire. Desesperado, les gritaba a los muchachos que salvaran a su esposa, que había quedado completamente sepultada. Lo desesperaba aún más el hecho de que podía tocarla con sus piernas, pero nada podía hacer por ella. Cuando fue liberado por Zerbino, se apresuró a ir hacia el lugar donde suponía que se encontraba la cabeza de Liliana y comenzó a cavar. Cuando la halló, ya estaba 63 muerta. Éste fue uno de los golpes más duros, no sólo para su esposo, sino para el resto de los sobrevivientes, quienes habían encontrado una madre sustituta en la señora Methol. El panorama era terrible. Además de la “mamá de todos”, había muerto Marcelo Pérez, que había sido su líder; Carlos Roque, el último miembro de la tripulación; y Gustavo Nícolich, quien había infundido coraje y esperanza cuando se enteraron que habían suspendido la búsqueda. También Juan Carlos Menéndez, Diego Storm y el ya mencionado Daniel Maspons. Por otro lado, los sobrevivientes tenían las ropas empapadas y estaban atrapados. Otro alud había pasado por sobre el fuselaje, enterrándolo completamente. Además, la tormenta continuaba. Supieron de inmediato que estarían allí un par de días. Fueron siete, durante los cuales festejaron los cumpleaños de Numa Turcatti y de Carlitos Páez. Este último fomentó mucho la oración y hasta los más escépticos lo acompañaron en el Ave María. Quería levantarles el ánimo, ya que durante ese tiempo tuvieron que comer la carne de los cuerpos de sus amigos que habían muerto a su lado durante el alud. Varios se debilitaron mucho por negarse a hacerlo. –Tan pronto como podamos salir, me voy –anunció Nando Parrado–. Prefiero morir caminando que aquí. Los demás lo escucharon, con la plena conciencia de que lo decía en serio. Parrado saldría caminando. Pero para que su voluntad sirviera de algo, habría que 64 convencerlo para que esperara hasta que el tiempo mejorase. Si no, moriría inevitablemente y en vano. Todo eso debería ser resuelto cuando salieran del fuselaje, siete días después. Muy fuerte para Disney – ¡Pensábamos que estábamos mal entonces, pero aquello era un lujo comparado con esto!17 –dijeron varios de los nuevos sobrevivientes cuando tuvieron que reacondicionar el fuselaje después del alud. Habían tenido que quitar la nieve que los mantuvo enterrados durante una semana y trasladar los cadáveres de sus amigos muertos, cosa que conllevó un gran desgaste físico y anímico. Además, la sociedad de la nieve tuvo que reorganizarse. La unidad de los tres primos Eduardo y Fito Strauch y Daniel Fernández Strauch les había otorgado una capacidad ejecutiva que rápidamente los acomodó como líderes del grupo. Mientras tanto, se estaba terminando de resolver quiénes serían los expedicionarios que intentarían llegar a Chile para pedir ayuda. Nando Parrado era una fija: su estado era bueno y el deseo de volver a ver a su padre alimentaba una voluntad de hierro. Roberto Canessa se mostraba dubitativo, pero era uno de los más fuertes, tanto física como mentalmente. Además, según el 17 Ibíd Pág.165 65 propio Parrado, era el que tenía “más imaginación”18. Sí, Canessa era el otro que debía ser expedicionario. El resto de los candidatos estaba integrado por Roy Harley, Carlitos Paéz, Numa Turcatti, Antonio Vizintín y Fito Strauch. Pronto se planificó una expedición para el 5 de noviembre, durante la cual se probarían la resistencia y capacidad de los participantes. Debía durar dos días y de ella se seleccionaría a aquél que acompañaría a Canessa y Parrado en la caminata final. Los posibles expedicionarios gozaban de algunas ventajas. Como iban a tener que afrontar un gran esfuerzo físico, les tocaba una porción mayor de alimento para mantenerse fuertes. El tema de la comida en “El Milagro de los Andes” es el que más interesa al público en general y a algunos periodistas en particular. Cada vez que alguno de los sobrevivientes aparece en los medios de comunicación, la pregunta sobre la alimentación surge enseguida. Mucha gente se ha quedado con la imagen de la película Viven! , donde el actor que interpreta a Canessa corta un trozo del músculo de las nalgas y lo come con asco frente al resto. En consecuencia, se suele creer que sólo se alimentaron de esa parte de los muertos. La realidad fue otra. –La película fue muy Disney– nos contó Laura Surraco, esposa de Roberto Canessa en el lobby del hotel Sheraton de Buenos Aires, luego de que su marido 18 Parrado, Nando. Ob. Cit 66 hubiera terminado de dar la conferencia para médicos–. Para nosotros (sic) fue bueno, porque cuando se estrenó estábamos con los familiares de los muchachos que se quedaron en la montaña y teníamos miedo de que las imágenes fueran muy fuertes. Además, en esa época nuestros hijos eran muy chicos y, por suerte, Disney cuidó mucho las cosas que iba a mostrar. Efectivamente, Disney había producido la película y muchas cosas fueron atenuadas para no generar un impacto negativo en el público. Pero, ¿hay algo más fuerte que un humano cortando carne de la nalga de otro y comerla? Las tareas con respecto al reparto comenzaban con los Strauch, que hacían el trabajo más desagradable: cortar los trozos grandes directamente de los cuerpos. Por eso, se dice que sólo los primos saben a quiénes se comieron. Luego, esos trozos grandes eran segmentados en pedazos más chicos que eran descongelados al sol y repartidos para el consumo. Siempre se esperaba a terminar con un cuerpo para empezar con otro. Además, no sólo se comían los músculos. Todo, salvo los pulmones, los genitales y la piel, era fuente de alimento. Incluso el cerebro era cortado después de que se destrozara el cráneo de los muertos con un hacha. Imágenes muy fuertes para Disney. Sin embargo, los sobrevivientes sólo querían escapar de la montaña y no tenían ni la más remota idea que sus actos trascenderían hasta llegar a las grandes pantallas cinematográficas. Durante la expedición, Páez, Harley y Vizintín lograron encontrar la parte trasera del Fairchild. También hallaron las baterías. 67 –Si las llevamos al avión, podremos hacer andar la radio y salir de aquí sin cruzar las montañas–dijo uno de los muchachos que llegó a la cola. Pero las baterías eran muy pesadas, así que decidieron que sería mejor volver al Fairchild, sacar el aparato transmisor del panel del avión y regresar a la cola junto a Roy Harley, el estudiante de ingeniería. Lamentablemente, la radio nunca funcionaría y la responsabilidad volvería a recaer en los expedicionarios, muchos de los cuales no estaban del todo convencidos. Salvo por Nando Parrado. Mientras tanto, los heridos seguían muriendo en el Fairchild. Contraflor al resto “Doce de diciembre del ‘72, a las seis y media de la mañana. Todos salimos afuera del fuselaje a despedir a Nando, Roberto y a Tín Tín, y empezaba la contraflor al resto, no había retorno”.19 Contraflor al resto, hora de jugarse el todo por el todo. Eso es lo que pensaba Coche Inciarte cuando vio partir a los expedicionarios en lo que sería la caminata final. Flor es un canto del juego del Truco, cuando uno de los participantes consigue tres cartas del mismo palo. Si dos jugadores rivales obtienen una en la misma mano, pueden competir para ver quién se queda con los puntos. Si alguno canta Contraflor al resto, está indicando que quiere jugarse el partido entero. O dicho de otra forma, se juega el todo por el todo. 19 Coche Inciarte, en declaraciones para el documental Stranded 68 Para Coche Inciarte, la partida de Parrado, Canessa y Vizintín era una verdadera apuesta final y absoluta. Pero no había sido fácil poder cantar Flor, porque las tres cartas que tenían tardaron en ponerse de acuerdo con el palo. Mientras Nando Parrado insistía con partir lo antes posible, Canessa quería esperar a que entrasen más en el mes de diciembre, de manera que los días fueran más largos y las noches menos frías. Antonio Vizintín ya había sido seleccionado para ser el tercer expedicionario, pero no quería influir en la decisión. Haría lo que decidiera el resto. –Tenemos que salir cuanto antes, Roberto. Cuanto más esperemos, más débiles vamos a estar. –Mirá, Nando. Si tú quieres, salir, andá. El resto los contemplaba sin intervenir. –No, yo voy a salir cuando tú digas. Yo quiero salir contigo– contestó simplemente Parrado. Uno de los factores que inclinaba la balanza hacia la partida inmediata surgió de un descubrimiento de Vizintín. Durante la expedición de prueba a la cola, había hallado aislante térmico entre las paredes de la parte trasera de la aeronave y había tratado de componer un chaleco para combatir el frío. Al verlo, Canessa tuvo la idea de hacer una bolsa de dormir para soportar las noches en la montaña. Una vez que aquella estuvo terminada, las negativas del propio Canessa perdían solidez. Pero aun así, no se decidía. Mientras tanto, el resto se impacientaba. 69 Incluso, durante esos días de duda, Fito Strauch se había acercado a Nando Parrado para asegurarle que él mismo lo acompañaría si las cosas no se determinaban pronto. La definición llegó, de la mano de la tragedia. Durante el mes de noviembre, habían muerto Arturo Nogueira y Rafael Echevarren, a causa del engangrenamiento de sus piernas quebradas. A pesar de la tristeza, sin embargo, ésas eran muertes esperables. La de Numa Turcatti, no. Él se había mostrado como uno de los sobrevivientes más vigoroso y se había ofrecido de voluntario para participar en varias de las expediciones. A pesar de ello, a principio de diciembre, sus compañeros lo encontraron extremadamente débil. Se notaba que le quedaba poca vida. Hacia el 11 de aquel mes, Zerbino se acercó a Canessa y le dijo: –Mirá, Roberto, que si no te vas, Numa no vive más de tres días. Miralo. Turcatti murió esa misma noche. –Roberto…–comenzó a decirle Zerbino a la mañana siguiente. –Sí, ya sé…ya sé –contestó Roberto alzando el brazo e inclinando la cabeza–. Mañana nos vamos. De esta manera tan trágica, los sobrevivientes consiguieron su Flor. La situación estaba muy difícil y las probabilidades peores, pero la partida de los expedicionarios era la única posibilidad que les quedaba. Si no, cada uno de los heridos del fuselaje moriría 70 día a día, al igual que lo había hecho Numa Turcatti. En esos tres muchachos estaba toda su esperanza. Se jugaban el todo por el todo. –Contraflor al resto– repitió Coche, mientras veía como los expedicionarios subían trabajosamente por la ladera de la montaña. “Prefiero andar hacia la muerte que esperar a que venga por mí” Luego de dos días y medio de ascensión, Parrado, Vizintín y Canessa estaban a menos de cien metros de la cima de la montaña. Parrado esperaba que desde allí pudieran verse las verdes praderas chilenas. Canessa era más escéptico, debido a que varias veces habían estado a punto de perder la vida por los desprendimientos de rocas y de nieve. Además, la ascensión se hacía cada vez más vertical. Por otro lado, él había llegado a divisar una línea en otra montaña, hacia el este, e insistía en que debían volver para buscarla. –Es un camino– les dijo a los otros dos. –Eso es imposible, Roberto– le respondió Parrado–. Eso es el este y Chile queda hacia el oeste. Tenemos que seguir. –Puede ser un camino minero. Hay minas de cobre por aquí. Es una locura seguir, Nando. Yo mañana me vuelvo. –Y yo sigo –sentenció Parrado. 71 La bolsa de dormir resultó muy útil y sobrellevaron bien las noches. Hacia la mañana del tercer día, Canessa, que todavía no se había resuelto a regresar a los restos del avión, les dijo a los otros dos que dejasen los bolsos con él y que intentasen llegar a la cima. La voluntad de Parrado hizo que rápidamente dejase atrás a Vizintín. “Mientras escalaba, pensó: ‘Me encontraré con un valle, un río y hierba verde, y árboles’.” 20 Finalmente, llegó a la cima pero el panorama que encontró no guardaba ninguna similitud con el que él esperaba. Vizintín, unos metros más abajo, trataba de seguir ascendiendo, cuando Parrado le gritó: –Alcancé la cumbre. Volvé y traé a Roberto. Decile que venga, que no lo va a poder creer. Así lo hizo. Canessa empezó a subir a regañadientes, dejando que Vizintín descansase junto a los bolsos. Mientras tanto, Parrado escribió “Seler” con un lápiz de labio en una bolsa de supermercado y la puso debajo de una piedra. “Logré escalar esta montaña”, pensó. “Por ello, voy a darle el nombre de mi padre en honor a él”. Cuando Canessa llegó a la cima, se le heló el alma. Ni valles verdes, ni ríos ni árboles. Sólo veía una sucesión de altos picos nevados que se perdían en el horizonte. –Estamos perdidos– dijo. –No, Roberto. ¿Ves aquellas montañas gemelas? No tienen nieve. 20 Read, Piers Paul Ob. Cit. Pág. 286 72 –Pero aun así, Nando. Están a muchísimos kilómetros. Tardaremos cincuenta días. No tenemos comida suficiente. Parrado continuó observando el valle y pensó durante unos segundos. –Si le decimos a Tín Tín que vuelva, tendremos suficiente para veinte días. Canessa lo miró con seriedad y repuso: –No lo sé, Nando. Tal vez deberíamos volver al avión y buscar el camino que vi antes. –Escuchá, Roberto. – Nando puso una mano en el hombro de su amigo y lo apretó cariñosamente. – Si volvemos y ese camino no es un camino, no vamos a tener ni la fuerza ni la comida suficiente para intentar otra expedición. Moriremos en el fuselaje. Y yo prefiero andar hacia la muerte que esperar a que venga por mí21. Bajaron para comunicarle a Vizintín que él debía dejarles su comida y volverse. Además, le pidieron que avisase al resto que no los olvidaran si algún avión de rescate llegaba a ubicarlos antes de que ellos llegasen a Chile. Tres cuartos de hora después, Vizintín había llegado al fuselaje del cual había partido tres días antes. El fin de la nieve Canessa tenía una diarrea impresionante. El terreno era de por sí muy difícil y se tornaba aún más porque aquél debía detener la marcha a cada rato, para ir a hacer sus necesidades. Además, su afección lo debilitaba bastante. 21 Parrado, Nando. Ob. Cit. Pág. 208 73 –Los expedicionarios, conjuntamente con la porción más grande de comida, teníamos otra ventaja– contaba Canessa desde su silla ubicada sobre el escenario del Colegio San Luis–. Nos daban un pedacito de pasta de dientes a modo de postre. ¡Era riquísima! El problema es que estaba hecho de leche de magnesio y al tiempo yo andaba con una diarrea galopante que apenas si me dejaba caminar. Parrado se encontraba físicamente bien, pero el trayecto no se le había hecho mucho más fácil. Como las subidas consumían mucho tiempo y esfuerzo, trataban de que las bajadas fuesen menos agotadoras. Por eso, cada vez que empezaban el descenso, se sentaban sobre unos almohadones que habían llevado y se deslizaban por la nieve, valiéndose de un fierro para usar de freno. Sin embargo, a pesar de las ventajas de esta metodología, una de las experiencias casi termina trágicamente. Mientras Canessa veía a Parrado deslizarse hacia la base de la montaña, se dio cuenta de que el cuerpo de su amigo adquiría velocidad en vez de desacelerar. De pronto, lo oyó gritar, justo antes de estrellarse contra una montaña de nieve. “Si debajo de la nieve había rocas, Nando se reventó”, pensó Canessa mientras contenía el aliento. Pasaron unos segundos hasta que notó algún movimiento. Pero entonces, Parrado se levantó riéndose a carcajadas. –Boludo, casi te matás –le gritó. Parrado siguió riendo. 74 A pesar de todos esos inconvenientes, los dos muchachos lograron continuar y aquel horizonte interminable de montañas que habían visto desde la cima del Monte Seler llegó a su fin. Cuando se cruzaron con un río, temieron que el paso estuviera cerrado. Eso hubiera significado el fin, tanto de ellos dos como el del resto de sus amigos en el fuselaje. Pero sí había paso y después del río, comenzaba un valle: un valle sin hielo. Entonces, Parrado se puso de rodillas agradeciéndole al cielo con una sonrisa en los labios y lágrimas cayéndole por el rostro. Después de tanta agonía, tenía por fin la certeza de que no moriría en la nieve. A partir de entonces, miraron maravillados cosas de lo más cotidianas: las flores, la tierra y los yuyos. Ese estado se extendió incluso a una montaña de bosta. – ¡Mirá, Nando! ¡Bosta! – ¿Y qué tiene? – ¡Qué hay vacas! O algún animal, pero creo que son vacas. En efecto, se encontraron con una vaca a unos pocos kilómetros. Pronto, ambos muchachos entraron en una discusión acerca de cómo se mataba uno de esos inmensos animales. Canessa contestó con un silencio cuando Parrado le explicaba que se subiría a un árbol con una pesada piedra y la dejaría caer sobre la cabeza de una de ellas. La charla terminó cuando llegaron a la conclusión de que el dueño se enfadaría mucho si hallaba muerta a una de sus vacas. Si les negaban la ayuda, toda la expedición no habría tenido sentido. 75 Caminaron un poco más y encontraron otro objeto que desató el debate. Era una lata oxidada de sopa marca Maggi. Canessa no pudo contener la emoción. –Nando, por aquí pasó gente. ¡Mirá, una lata de sopa! Parrado miró la lata, pero no se inmutó. No quería esperanzarse vanamente. –Pudo haber caído de un avión. –¡Cómo se va a caer de un avión si no se pueden abrir las ventanas de los aviones! Parrado seguía dudando, así que Canessa decidió arriesgarse: –Te aseguro que mañana estaremos durmiendo en una cama. Estaba equivocado. Aún deberían esperar dos días más, hasta poder estar frente a frente con el arriero Sergio Catalán. Vengo de un avión que cayó en las montañas Sergio Catalán era un hombre delgado pero macizo, con la piel cobriza y un fino bigote negro. Tenía la calma propia de un hombre que arrea vacas, tarea a la que se había dedicado desde muy chico. Para el 21 de diciembre de 1972, el día en que vio a dos hombres haciéndole señas desesperadas desde la ribera opuesta de un río, tenía 44 años. Esa mañana, Canessa se había levantado más débil que nunca. Apenas si podía caminar. Parrado le había infundido ánimos para que no se rindiera. Habían llegado muy lejos, no era el momento de detenerse. Continuaron camino cuando Parrado gritó: –¡Creo que veo un hombre a caballo! 76 Canessa, que tenía mejor vista que su amigo, miró en la misma dirección pero no vio nada. En cambio, se sentó en el suelo y hundió su cara entre las manos. Sintió que no podía caminar un paso más. Sin embargo, de repente oyeron un grito. Parrado salió corriendo y se topó con un río, y del otro lado, tres hombres montados a caballo. Segundos después, lo alcanzó Canessa. Ambos empezaron a hacer ampulosos gestos y a gritar por auxilio. Sergio Catalán, uno de los tres jinetes que se encontraban arriando vacas en la ribera opuesta, miró con asombro a esas dos personas tan exaltadas. Por un momento, pensó que se trataría de turistas jugándole una broma. Pero cuando aquellos insistieron con las señas, mandó a uno de sus compañeros a que les griten que volverían al día siguiente para encontrarlos. Ese día debían continuar con el arreo. Canessa ya no podía caminar y Parrado estaba extenuado. Sin embargo el contacto con otros seres humanos, aunque a distancia, había renovado sus ímpetus. Se sabían más próximos a la salvación que nunca. Al día siguiente, durante la mañana del décimo día de caminata, Parrado volvió al río y, nuevamente, se encontró que del otro lado estaba Sergio Catalán. El arriero se apeó de su caballo, en busca de una piedra. Sacó un papel de su bolsillo y escribió algo. Luego usó el papel para envolver la piedra, la cual Parrado vio caer cerca suyo. Cuando la tomó, descubrió que el arriero le había mandado una nota. Ésta decía: He enviado a un hombre que llegará ahí dentro de un rato. Dígame qué desea. 77 Parrado no tenía con qué escribir, así que le hizo señas a Catalán para que le tirase también la lapicera. El arriero así lo hizo. Entonces, el muchacho escribió un pedido de auxilio que quedaría inmortalizado en las crónicas venideras: Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos? Sergio Catalán leyó dos veces el mensaje. Sabía algo del caso porque el famoso pintor Carlos Páez Vilaró -padre de Carlitos Páez- había visitado su pueblo buscando ayuda para encontrar un avión uruguayo que había desaparecido en la Cordillera. Tomó algo de pan y lo revoleó hacia el otro lado. Mientras esperaban la llegada del hombre que había enviado el arriero, Parrado le entregó un pan a Canessa, quien lo devoró rápidamente. –Fue como saborear lo más rico del mundo– aseguró Canessa a la concurrencia del Sheraton en el 2010. Muchos años después, cuando habíamos traído a Sergio (Catalán) a Uruguay para hacerle una operación de cadera, le comenté “todavía me acuerdo lo rico que estaban los dos pedazos de pan que nos tiraste a Nando y a mí”. Entonces él me miró y me contestó: “¿Cómo dos, po? Si yo tiré 8”. Nando comió su pieza de pan, luego de haber engullido las otras seis a espaldas de Canessa, con sensaciones encontradas. Sí, ellos dos habían sobrevivido la 78 caminata. Él volvería a ver a su padre. Pero, ¿y el resto de sus amigos que habían quedado en el fuselaje? ¿Quedaría alguno vivo para rescatar? “Sí, sí que lo están”, pensó. Apretó el puño con seguridad. Ya pronto los rescatarían. Los encontrarían débiles, por supuesto. Pero estarían vivos. –Aguanten, que ya llegaremos–murmuró. Seguía pensando en ellos cuando vio al hombre del arriero. Llegaba por fin la ayuda de Sergio Catalán. La ayuda que significó la salvación. –Le debemos mucho a Sergio–afirmó Canessa cuarentaiún años después, en el colegio San Luis de La Plata–. Nuestra gratitud es infinita. El rescate –Caballeros, tengo el vivo presentimiento de que los expedicionarios lo han conseguido. Nos rescatarán mañana o pasado mañana 22 –afirmó Daniel Fernández apenas terminaron de rezar el rosario hacia el día número setenta en la montaña. Carlitos Páez y algunos más sentían lo mismo. A pesar de ello, los muchachos fueron mesurados con la celebración, porque sabían que no tenían certezas. Sí las tuvieron al día siguiente, cuando Eduardo Strauch y Daniel Fernández sintonizaron varias emisoras y en todas escucharon lo mismo: habían hallado a dos sobrevivientes del avión uruguayo, desaparecido en la Cordillera de los Andes durante el mes de octubre. La alegría fue inmensa. 22 Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 385 79 El rescate llegó cerca de la una de la tarde. Eran dos helicópteros de la Fuerza Aérea chilena, en uno de los cuales viajaba Nando Parrado. Setenta y un días habían pasado desde el accidente. Durante la jornada anterior, cuando el arriero Sergio Catalán llevó a los expedicionarios rescatados a su casa en Los Maitenes, aquellos procuraron hacer dos cosas: comer hasta quedar pasmados y mandar a llamar a los carabineros, cuya guarnición estaba en Puente Negro. Unas horas después, llegó un capitán de ese cuerpo y les dijo que le indicaran dónde estaba el avión. –Bueno–dijo Canessa terminándose una taza de café–. Camine por la abertura de ese valle unos ocho días y después doble al llegar a la base de la montaña. Dé la vuelta y encontrará el avión. El capitán lo miró fijamente durante unos segundos para ver si le estaba tomando el pelo. Cuanto entendió que no era así, mandó a un carabinero a que diera aviso en Puente Negro para que pidieran helicópteros a Santiago. A la mañana siguiente, se les presentaron los comandantes García y Massa de la Fuerza Aérea Chilena. Aquellos se encargaron de hacer muchas preguntas para definir qué ruta debían seguir para encontrar el avión. Había mucha niebla y la Cordillera era muy grande. No querían nada librado al azar. –Va a estar difícil –comentó García. 80 Parrado supo entonces que, a pesar del miedo que le generaba la mera idea de volver a volar, tendría que subirse al helicóptero para guiarlos. Se lo debía a sus amigos. –Si me lo permite iré con usted y le enseñaré el camino– le dijo a García. Los dos helicópteros tuvieron que luchar contra las furiosas corrientes de aire, mientras trataban de seguir las indicaciones de Parrado. El comandante García creía que el muchacho desvariaba. –Es imposible que hayan podido bajar por esa montaña– le espetó cuando el sobreviviente le indicó que detrás de una altísima montaña se encontraba el Fairchild. –¡Sí, es ahí! ¡Siga que están ahí abajo!- gritaba Parrado desesperado. Le costaba mucho controlar el miedo. De pronto, reconoció un pico y, más allá, los restos del avión. –¡Ahí, ahí! –No veo nada–contestó García. El helicóptero volaba con más dificultad que nunca y el comandante luchaba con los instrumentos. Pero entonces, los vio. –Es cierto. Ahí están. –¡Sí, sí! Le digo que están ahí abajo –seguía gritando Parrado. –No me hable más –le dijo García empujando la palanca del helicóptero con todas sus fuerzas–. Prepárense para bajar. 81 Los sobrevivientes que estaban en el Fairchild oyeron el ruido de los aparatos y, aquellos que podían caminar, salieron corriendo a recibirlos. Con mucha dificultad, luego de varios intentos fallidos, los helicópteros lograron aterrizar. Un grupo de andinistas bajó para ayudar a subir a los muchachos que se encontraban en peor estado y se dispusieron a montar un campamento. Sólo seis de los sobrevivientes se fueron en los helicópteros: la ventisca era muy fuerte. Volverían al día siguiente para rescatar al resto. Al ver restos humanos esparcidos por la nieve, uno de los andinistas preguntó: –¿Los buitres se comieron los cuerpos? –No, –contestó Zerbino. No se animó a mirarlo a los ojos–. Fuimos nosotros. Esa noche, los sobrevivientes disfrutaron de calefacción y de comida caliente que habían llevado consigo los rescatistas. Éstos los trataban con mucha amabilidad, pero se los notaba incómodos. Aún con su presencia ahí, algunos de los muchachos habían escondido carne humana instintivamente y el olor de sus ropas mugrientas era perceptible incluso con las bajas temperatura. Cuando los andinistas se despidieron para irse a dormir a la carpa que habían montado, los sobrevivientes pidieron que alguno se quedase en el fuselaje para pasar la noche con ellos. Eligieron a Sergio Díaz, porque cumpliría años el día siguiente. A pesar de su incomodidad, éste no se quejó en ningún momento. –Sergio Díaz era un fuera de serie –contó Methol en una entrevista que le realizamos en la casa de Roberto Canessa en el año 2012–. Único. Cuando los demás se fueron a 82 dormir en las carpas, era lógico. Nosotros no nos dábamos cuenta, no entendíamos. Llegar allí, ver aquel espectáculo, el olor que había allí, porque yo no me cambié la ropa nunca desde el momento del accidente hasta que nos fuimos de la montaña. Cuando volví la tuve que quemar porque no servía ni para lavarla. Yo siempre digo que la comparación es como si a ti te dicen: “Mira, hoy tienes que ir a cuidar a los chanchos porque hay un lobo que se los quiere comer”. Pero para poder matar al lobo, tenés que dormir con los chanchos; tú tienes que ir al chiquero y dormir con los chanchos. Eso fue lo que hizo Sergio: se quedó con nosotros allí, nos aguantó, nos dijo, nos elevó el espíritu, nos contaba cuentos, cantaba y nos hablaba con optimismo. Nos levantó el ánimo que era lo que más necesitábamos. Díaz narró, también, varias anécdotas de su profesión. Luego, según consta en el libro citado de Piers Paul Read, los muchachos le revelaron detalles de su propia odisea. En consecuencia, el rescatista les dijo que se prepararan porque sus acciones ocasionarían un gran impacto en el mundo. –Pero, ¿lo comprenderá la gente? –le preguntaron los chicos. –Naturalmente –les contestó–. Cuando sepan los detalles, todos comprenderán que hicieron lo que tenían que hacer.23 Al día siguiente, volvieron los helicópteros y todos fueron recogidos. Era el 23 de diciembre. Pasarían Navidad con sus familiares y serían tratados como héroes en la capital chilena. Por lo menos por un rato, porque el 26 del mismo mes, la foto de un pie 23 Diálogo extraído de Read, Piers Paul. Ob. Cit. Pág. 414 83 humano se filtraría en los diarios y se desataría un juicio mediático en varias partes del mundo. A partir de entonces, el acecho periodístico se intensificó y, mientras algunos hacían hincapié en la adversidad de las circunstancias que habían llevado a los sobrevivientes a recurrir a la antropofagia, otros buscaban hacer que la historia se volviera más sensacional de lo que era. Así, por ejemplo, el diario chileno La Segunda publicaría un titular que decía: “Que Dios los perdone”. Otros, incluso, empezaron a deslizar graves acusaciones, como un periodista argentino que insinuó que nunca había habido un alud y que, en realidad, los más fuertes habían matado a los más débiles para comérselos. Los sobrevivientes se congregaron con sus familias para definir qué iban a hacer al respecto. Decidieron que debían contar toda la verdad del asunto. Lo harían a través de una conferencia de prensa, que se desarrollaría Uruguay. Más precisamente en el colegio Stella Maris, el 28 de ese mismo mes. Muchos estaban nerviosos y deprimidos. Se sentían igual de atrapados que cuando estaban en los restos del Fairchild. El rescatista Sergio Díaz les había dicho que todos entenderían que hicieron lo que tenían que hacer. Pero, ¿lo harían realmente? Pancho Delgado intentaría que así fuera. 84 Cuentas al mundo Pancho Delgado sabía que la única forma de superar la terrible situación en la que se encontraban era contar su verdad. No dejaría que extraños enturbiaran el recuerdo de sus amigos, a los que tanto les debían. Esa sería su forma de agradecer el regalo. Se acomodó en la silla, ajustó el micrófono y comenzó a hablar. –Cuando uno se despierta por la mañana en medio del silencio de las montañas y ve a su alrededor los picos cubiertos de nieve, algo majestuoso, sensacional, que asusta, uno se siente solo, solo, solo en el mundo excepto por la presencia de Dios. Porque les puedo asegurar que Dios está allí. Todos lo sentimos en nuestro interior, y no porque seamos jóvenes piadosos que se pasan el día rezando, aunque tenemos una educación religiosa. De ninguna manera. Pero allí uno siente la presencia de Dios. Uno siente, por encima de todo, lo que se llama la mano de Dios, y se permite a sí mismo que esa mano lo guíe. Y cuando llegó el momento en que no nos quedaron más alimentos ni nada parecido, pensamos en que Jesús en su última cena compartió su carne y su sangre con los apóstoles, y aquello fue como una señal de que deberíamos hacer lo mismo: tomar la carne y la sangre como una comunión íntima entre nosotros. Esto fue lo que nos ayudó a sobrevivir, y ahora no queremos que esto, que para nosotros fue algo íntimo, extraordinariamente íntimo, sea mirado o analizado o cualquier cosa así. Intentamos explicar la cuestión a un país extranjero de forma tan espiritual como nos fue posible, y ahora les decimos a ustedes, nuestros compatriotas, tal como sucedió. El micrófono quedó zumbando durante unos segundos. 85 –¿Ninguna pregunta más? -dijo el director del colegio mirando a los periodistas. Ninguno contestó y la conferencia concluyó con un estruendoso aplauso. Pancho Delgado se abrazó con sus compañeros. Los padres se acercaron a saludarlo. Había cerrado con elocuencia el examen público y ahora él y el resto de los sobrevivientes podrían continuar sus vidas. Vidas que le debían enteramente a la esperanza, al esfuerzo grupal y al íntimo regalo de sus amigos muertos. Porque la explicación a los periodistas habían sido sólo para eso: para desmentir las versiones que manchaban el sacrificio de sus amigos. Ése había sido el regalo más puro que jamás hubieran recibido y nadie tenía derecho a contaminarlo. Supieron honrar ese regalo. 86 Capítulo III Contextos 87 Introducción En este capítulo, se analizarán los campos en los que se inserta el hecho, junto con varios conceptos claves que lo atravesaron y que fueron claves a la hora de la cobertura mediática. De esta forma, el apartado se iniciará con los contextos históricos de Uruguay, Chile y Argentina. En los tres casos, analizaremos los procesos constitutivos de cada uno hasta llegar a la época contemporánea al Milagro de los Andes. Esto servirá para comprender las lógicas propias de dichos países y el momento histórico particular que enfrentaban hacia principio de los años ’70. Específicamente, el contexto uruguayo servirá para comprender el país de origen de los protagonistas de la historia, la clase social a la que correspondían y el momento político en el que se vivía. Por su parte, el chileno enmarcará los procesos fundacionales del país cuyo ejército se encargó del rescate, mientras que sus medios obtuvieron la primicia del descubrimiento de la antropofagia. Posteriormente, en el contexto de argentina se verán las lógicas propias del lugar de origen de los diarios Clarín y La Nación, los cuales serán sometidos al análisis discursivo en capítulos posteriores. A continuación, haremos foco en varios de los puntos tangenciales que son de fundamental importancia para entender ciertos aspectos del hecho. En primer lugar, nos detendremos a analizar el porqué del tabú de la antropofagia, dado que el grupo de 88 sobrevivientes uruguayo quedó sujeto a un juzgamiento mediático y social a partir de su quebrantamiento. Luego, veremos cómo la religiosidad fue un eje fundamental para la supervivencia de estos jóvenes. Aquél fue un factor que no pasó desapercibido por Clarín y La Nación y, por lo tanto, también será sometido al análisis. También, incluiremos la historia de ambos diarios para entender su visión de mundo y el tipo de público al que apuntaban dirigir su producción discursiva hacia el año 1972. A continuación, analizaremos las distintas teorías que existen para explicar cómo es que los uruguayos pudieron sobrevivir al accidente aéreo. Para ello, utilizaremos varios de los testimonios brindados por Javier Methol durante la entrevista que le realizamos en el año 2010. Finalmente, analizaremos la importancia de las familias de los sobrevivientes durante el período de búsqueda y, posteriormente, el apoyo que éstos les brindaron a los jóvenes uruguayos, luego de los cuestionamientos mediáticos de la antropofagia. 89 Contexto de Uruguay Uruguay es un país de Sudamérica que limita al noroeste con Brasil y el oeste con Argentina. Posee una superficie de 176 mil kilómetros cuadrados, siendo el segundo país más pequeño de este continente. Además, cuenta con una población de 3.286.314 de habitantes24. El relieve es de poca altura, excepto por dos ondulaciones de cerros que se extienden hacia el sur desde el límite con Brasil. El clima es húmedo y templado, con abundantes lluvias a lo largo de todo el año. La vegetación nativa es en gran parte pastizales que generalmente están acompañados de unas pocas flores y arbustos. Sus habitantes originarios fueron los charrúas, pioneros en combatir a los exploradores españoles a quienes pudieron expulsar en el siglo XVI. Sin embargo, los primeros colonos fueron portugueses, provenientes del norte, quienes se establecieron hacia 1680. En 1726, los españoles fundaron Montevideo y avanzaron hacia el norte para expulsar a los portugueses, proceso en el que los nativos fueron exterminados. Independencia 24 Estadísticas del último censo en el 2011 brindadas por el Instituto Nacional de Estadísticas de la República Oriental del Uruguay 90 Con respecto a la independencia de Uruguay, durante muchos años existió una pequeña controversia en cuanto a la fecha exacta. Todo esto se produjo por causa de tres hechos significativos para la Banda Oriental. a- Artigas declaró la independencia de la Liga Federal en 1815. b- Se proclamó la independencia de la Banda Oriental del Imperio de Brasil el 25 de agosto de 1825. c- 18 de julio de 1830 se proclamó una Constitución.25 Aunque la ciudad de Montevideo se mantuvo fiel a las autoridades coloniales, las ciudades del interior y de las zonas rurales apoyaban las medidas revolucionarias. A partir de ese momento consolidó la figura de José Gervasio de Artigas, a quien su compañero de colegio, el Gral. Nicolás de Vedia, lo recorría como: “un muchacho travieso e inquieto, dispuesto a sólo usar de su voluntad…26 Durante su breve período como líder y gobernante de la Banda Oriental, Artigas promovió la implementación de un avanzado programa de desarrollo social que incluía una reforma de las estructuras agrarias que establecían un reparto de tierras con el fin de que “los más infelices sean los más privilegiados”. Este proceso llegó a su fin con la invasión de los portugueses. 25 Actualmente, los libros de historia toman como fecha oficial el 25 de agosto. 26 Washington, Reyes Abadíe. Artigas y el Federalismo en el Rio de la Plata. Montevideo ,Ediciones la Banda Oriental, 1991 91 La Guerra con Brasil Históricamente, Uruguay fue utilizado para apaciguar los conflictos que había entre las dos potencias con las que limitaba: el Imperio del Brasil y Buenos Aíres, la más poderosa de las Provincias Unidas del Río de la Plata, recientemente emancipadas de España. Había en aquella época (antes de la invención), dos clases de orientales: los provincianos de una de las Provincias Unidas del Rio de La Plata y los cisplatinos que eran provincianos del Brasil. Los que eran estancieros, peones, soldados chacareros, caudillos y artesanos creían que el Río servía para unir. Los cisplatinos que eran comerciantes del puerto y doctores de Montevideo, creían lo opuesto.27 En el Brasil se consideraba brasileños a los cisplatinos, unánimemente, porque en el Brasil no había unitarios, lo que daba unidad nacional. En Buenos Aires había quienes consideraban cisplatinos a los orientales. Eran los unitarios, porque los unitarios, como su nombre lo indica, son partidarios de la unión, como las viudas, que les dicen a los hijitos después del entierro: "Ahora que somos menos vamos a estar más unidos". Y enseguida se ponen a buscarles un padrastro.28 Portugal siempre ambicionó con tener dentro de sus dominios a la Banda Oriental. Así lo había manifestado a mediados de 1816 y principios de 1817. Los portugueses tenían dos motivos por los que deseaban dominar estos territorios. 27 Jauretche, Arturo. Manual de Zonceras Argentinas 28 Ibíd. 92 En primer lugar, si el Río de la Plata se transformaba en un río limítrofe, la navegación por el mismo sería libre. Esto permitiría alcanzar las zonas alejadas del océano, a través de un tráfico mucho más fluido con su colonia sin la necesidad de pasar por el interior del conteniente. En segundo lugar, por la riqueza rural, ya que el ganado cimarrón oriental podría ser una fuente barata de alimentación para la población brasileña, especialmente para sus esclavos. Artigas fue perdiendo el apoyo de sus seguidores por las constantes peleas internas, sumado a los frecuentes incidentes fronterizos en la región brasileña de Río Grande. Estos fueron motivos suficientes para que el rey Juan VI enviara desde Portugal a diez mil hombres a las órdenes del general Carlos Federico Licor, barón de Laguna, con el propósito de ocupar la Banda Oriental y, si las circunstancias lo favorecían, también la Mesopotamia argentina. Artigas, fue derrotado en la batalla de Tacuarembó. A pesar de todo su esfuerzo por liberar a su país, fue exiliado en Paraguay, donde quedó prisionero, y ya nunca más volvió a ver su Patria. Siglos más tarde el poeta uruguayo, Mario Benedetti retrataría la vida del caudillo en una obra titulada “Artigas”: Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron medio siglo después de su muerte creó una justicia natural para negros zambos indios y criollos pobres 93 tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once varas y cojones como para no echarle la culpa a los otros así y todo pudo articularnos un destino inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío tres años antes que naciera Marx y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la convirtieran en otro expediente demorado borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el homenaje catastral lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra extraña por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme no fue tosco como Lavalleja ni despótico como Oribe ni astuto como Rivera fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías pero se amargó profundamente con ellas acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes 94 inauguraban el paisito esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la disculpa del coraje y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos estos conductores sin conducta estos proxenetas del recelo estos tapones de la historia y si decidió quedarse en Curuguaty no fue por terco o por necio o resentido sino como una forma penitente e insomne de instalarse en su bien ganado desconsuelo.29 Al no tener oposición, la victoria del Rey Juan VI fue sólo cuestión de tiempo. Por eso decidió darle alguna forma legal a la ocupación, designando gobernador a Carlos Federico Lecor, quien organizó un Congreso Cisplatino para que decidiera si ese territorio debería ser devuelto a las Provincias Unidas del Río de la Plata, incorporarse al Brasil – opción que no era de la preferencia del rey – u obtener la independencia. El gobernador Lecor digitó las elecciones hasta obtener un Congreso formado por sus seguidores y aliados; este Congreso declaró la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, con el nombre de Provincia Cisplatina. Pasarían cinco años más para lograr expulsar a los portugueses, debido a que en 1825 y gracias al apoyo del gobierno argentino y de otras provincias conocidas como 29 Benedetti, Mario. Cuentos Completos. Madrid, Alianza, 1986. 95 los Treinta y Tres Orientales, ingresó un ejército liderado por Juan Antonio Lavalleja para desalojar a los ocupantes. El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de Florida, declaró la independencia y su unificación con las demás que conformaban las Provincias Unidas del Río de la Plata. Sin embargo, la batalla que definiría la historia sería la Batalla de Ituzaingó, en donde la Banda Oriental venció al imperio del Brasil el 20 de febrero de 1827. En este enfrentamiento, participaron los insurrectos orientales y el Ejército Argentino contra las tropas del Imperio del Brasil. La victoria táctica de los primeros dio nacimiento a la convención preliminar de la paz de 1828, celebrada en Rio de Janeiro. La Independencia Por aquel entonces, John Ponsonby, ministro plenipotenciario del Reino Unido, envió el siguiente mensaje a George Canning, representante del gobierno británico, que se encontraba en Sudamérica para las negociaciones: Parece ser que el único remedio para los males presentes es colocar una barrera entre las partes contendientes, y la idea sugerida en sus instrucciones, esto, es la independencia de la Banda Oriental, parece ser la más oportuna; yo creo que la única de posible andamiento; para hacer efectiva esta fórmula será necesario que Inglaterra garanta a los beligerantes la libre navegación del Río de la Plata y también al tercero: el nuevo Estado a crear. 96 La propuesta inglesa tenía como finalidad restablecer la paz en el Plata, consolidar el comercio inglés e impedir que Brasil y Argentina fueran los dos grandes estados que dominaran la desembocadura del rio. Esta concepción fue conocida a través de una metáfora: “el algodón entre dos cristales”. El diplomático convenció a las partes de negociar la paz en Río de Janeiro entre el 11 y el 27 de agosto de1828. Allí, se firmó la Convención Preliminar de Paz, por la que se acordó la independencia del actual Uruguay respecto de los actuales Brasil y Argentina. Ésta quedaría definitivamente sellada el 4 de octubre del mismo año cuando, en Montevideo, las naciones firmantes canjearon las ratificaciones del tratado. Arturo Jauretche reflejaría la verdadera intención del gobierno británico y la poca habilidad de negociación de las autoridades de las Provincias del Río de La Plata, en su Manual de Zonzeras Argentinas: “…No sé si ustedes habrán visto la “mosqueta: una timba fácil de instalar (y de levantar si viene la policía). El ‘gentleman30’ tiene tres cáscaras de nuez y un porotito y pone, o aparenta poner éste debajo de una de las cáscaras. Los ‘puntos’, que creen saber dónde está el porotito, se juegan enteros a su cáscara respectiva, y cuando el ‘gentleman’ la levanta resulta estar bajo una de las que no jugaron. Si el banquero es realmente un ‘gentleman’ les regala las cáscaras y el porotito a los perdidosos. Sólo se queda con las apuestas. Lord Ponsomby era un ‘gentleman’. 30 Caballero en Inglés 97 Y regaló una zoncera. Ésta del algodón Y ‘tutti Contenti’. ” Colorados y Blancos Dentro del período colonial, nacieron los dos partidos políticos más importantes de Uruguay. Por un lado los partidarios del presidente Manuel Oribe (Partido Blanco) y el grupo que apoyaba a Fructuoso Rivera (Partido Colorado). En sus orígenes, el Partido Colorado se vinculó al Partido Unitario argentino y a los brasileños separatistas creadores de la República Riograndense. El unitarismo derivaba del centralismo de tiempos de la independencia y del modelo de estado centralizado. Los unitarios fueron un grupo integrado en su mayoría por la élite, miembros de la clase alta, intelectuales y militares. Los colorados, en el aspecto económico, defendían el liberalismo, el libre comercio, la libre navegación de los ríos, la modernización del sistema financiero mediante la creación de un banco emisor de papel moneda y la contratación de préstamos para la ejecución de obras Mientras que el Partido Blanco, mejor conocido como Partido Nacional, se caracterizaba por ser de un pensamiento liberal, surgido en el siglo XIX como una reacción al estatismo y a la intervención de los gobiernos de Montevideo en el mercado. Ya en el siglo XX, continuó como una reacción contra el proyecto reformista y 98 benefactor, con base en la oposición al centralismo y el desarrollo del interior del Uruguay. Además, los blancos eran vinculados con lo rural, lo "criollo", con la ganadería y con la tierra. En consecuencia, la base de su popularidad nació en los pueblos rurales, localizados en el interior del país. En la actualidad, aquellos que son miembros del partido Blanco se autodefinen como liberales, nacionalistas, panamericanistas y humanistas. Uruguay del Siglo XX Durante mucho tiempo, el país estuvo dividido por guerras y conflictos sociales, hasta que se impuso la dictadura militar de Lorenzo Latorre, que duró desde 1876 a 1880. Años más tarde, en 1903, el país el país y sus habitantes volvieron a unirse por el reformador social José Batlle y Ordóñez, dándole al país un período de prosperidad económica que se detuvo con la caída de la bolsa de Nueva York el martes 29 de octubre de 1929. Esto derivó en un serio colapso económico que condujo a la breve dictadura de Gabriel Terra, que comenzó en 1933 y tuvo fin en marzo de 1938, cuando se llamó a elecciones nacionales. En ellas se impuso Alfredo Baldomir con la mayoría de los votos. Durante la Segunda Guerra Mundial, bajo un gobierno de corte liberal, se inició un período de auge económico, que se vio obstaculizado por el deterioro del nivel de vida en las zonas rurales, el de los trabajadores y el de las clases medias urbanas. Esto llevó al país a tener crecientes problemas comerciales. Para modificar esta situación, Uruguay firmó varios acuerdos con diferentes países con la firme intención de cambiar el panorama. Sin embargo, dichas medidas no cumplieron con las expectativas. 99 Uruguay en la época de El Milagro de los Andes En las elecciones presidenciales de 1967, ganaron los colorados, asumiendo la presidencia un antiguo general de la Fuerza Aérea, Óscar Gestido. Tras su fallecimiento, fue sucedido por el vicepresidente, Jorge Pacheco, quien sería enfrentado por un grupo guerrillero conocido como los Tupamaros. Éstos habían decidido utilizar el conflicto armado como herramienta revolucionaria. Dicha metodología fue rechazada tanto por los colorados como por los blancos. En consecuencia, los Tupamaros pasaron a la ilegalidad y fueron perseguidos. Desde junio de 1968 hasta marzo de 1969, Uruguay se mantuvo bajo una forma modificada de ley marcial (las denominadas “Medidas Prontas de Seguridad”). En las elecciones del 28 de noviembre de 1971, el candidato colorado Juan María Bordaberry, y su contrincante blanco obtuvieron casi los mismos votos, pero en febrero de 1972 la Junta Electoral proclamó presidente a Bordaberry. En abril del 72, el Congreso declaró el estado de guerra interno y suspendió las garantías constitucionales, mientras que una fuerza de 35.000 policías y soldados fue lanzada a la busca y captura de la guerrilla. Ante esta situación Bordaberry manifestó: Afirmo hoy, una vez más y en circunstancias trascendentes para la vida del país, nuestra profunda vocación democrática y nuestra adhesión sin reticencias al sistema de organización política y social que rige la convivencia de los uruguayos. Y va con ellos entonces el rechazo a toda ideología de origen marxista que intente aprovechar de la generosidad de nuestra democracia, para presentarse como doctrina salvadora y terminar como instrumento de opresión totalitaria. Este paso que hemos tenido que dar 100 no conduce y no va a limitar las libertades ni los derechos de la persona humana. Para ello y para su vigilancia estamos nosotros mismos; para eso además hemos cometido esas funciones al Consejo de Estado y más allá, aún por encima de todo ello, está el pueblo uruguayo que nunca dejó de avasallar sus libertades (...).31 Ese mismo año, el Fairchild Hiller de la Fuerza Aérea que había sido contratado por el equipo de rugby Old Christians desapareció sobre la Cordillera de los Andes y una de las primeras hipótesis que se barajó fue que éste había sido destruido o secuestrado por los Tupamaros. La historia sería otra. La conflictividad social siguió en aumento y, finalmente, Bordaberry fue destituido. Luego, se impondría una dictadura militar que azotaría al país desde el año 1973 hasta 1985. Familias acomodadas Los jóvenes uruguayos que viajaban en el Fairchild pertenecían a familias acomodadas. Todos provenían del barrio de Carrasco, famoso por ser la zona de residencia de la clase alta de Montevideo y se dedicaban al rugby, un deporte reservado para unos pocos. Este hecho no pasó desapercibido por los medios de comunicación y la desaparición de su avión fue considerado fue destacado como un duro golpe, pues en él se encontraba “parte del futuro del país”. El diario La Nación de Argentina, ligado a 31 Conferencia de Prensa dictada por Bordaberry el 27 de junio de 1973. 101 las clases altas de su país y a las del propio Uruguay, haría eco de esos lamentos. Pero continuaremos con este punto más adelante. Entre los pasajeros, se encontraban los familiares de importantes figuras del país. La gran mayoría eran hijos de hombres de negocios y hacendados. También había parientes de personas de mucho renombre. Entre ellos, se hallaba Carlitos Páez, hijo del pintor Carlos Páez Vilaró. Además, había dos sobrinos del presidente Juan María Bordaberry: el sobreviviente Daniel Fernández y Daniel Shaw, quien moriría durante un alud en la Cordillera de los Andes. 102 Contexto de Chile La colonización española dejó gruesas cicatrices en el territorio que hoy es Chile, al igual que lo hizo en la mayoría de los otros regiones americanas que estuvieron bajo su dominio. A tal punto, que la mayor parte de su población autóctona murió a causa de las enfermedades que llegaron con los conquistadores desde Europa. Posteriormente, los colonizadores se entrecruzaron con los nativos sobrevivientes, desarrollándose así una población mestiza y homogénea, “aunque pocos de los habitantes deseaban admitir el hecho de que sus antepasados se hubieran mezclado con los indios”32. Hacia 1541, los españoles establecieron en esos territorios la Capitanía General de Chile. Cuando las tropas napoleónicas invadieron España en 1808 y José Bonaparte tomó posesión del trono removiendo a Fernando VII, las cuestiones acerca de la legitimidad de las representantes de la metrópoli en las colonias pasó a ser un tema central. Procesos similares se vivían en el Virreinato del Perú, con el cual limitaba hacia el norte y con el Virreinato del Río de La Plata, con el cual lo hacía hacia el este. El 18 de septiembre de 1810 se estableció la Primera Junta de Gobierno, integrado por importantes aristócratas criollos. Al igual que la Junta de Buenos Aires, ésta no declaraba su independencia de España, sino que decía representar un gobierno 32 Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Historia Contemporánea de América Latina. México, Ed. Crítica, 1996. Pág. 127 103 provisional autónomo que buscaba romper con el gobierno del usurpador José Bonaparte, hasta la restitución de Fernando VII. Un año después, se creó un Congreso Nacional, también fiel al monarca depuesto, encargado de administrar el territorio mientras durase su encierro. A este período se lo conoció como Patria Vieja, en el cual se empezó a difundir entre la aristocracia criolla los ideales independentistas. De la Independencia a la consolidación del Estado El gobierno ilegítimo de José Bonaparte fue derrocado por el ejército inglés comandado por Sir Arthur Wellesley33 en 1813 y tuvo que exiliarse en Francia. El mismo Wellesley dirigiría una coalición de soldados ingleses, holandeses y alemanes34 que pondrían fin al imperio de Napoleón en la batalla de Waterloo, en 1814. Con la liberación y vuelta al trono de Fernando VII, la metrópoli envió sus tropas a las colonias para recuperar el control. De esta forma, los realistas arribaron a Chile, retomando la posesión luego de la batalla de Rancagua (1814), a partir de la cual las fuerzas independentistas tuvieron que replegarse hacia Mendoza. Allí, se unieron con el Ejército de los Andes liderado por el General José de San Martín. Éste dirigió sus fuerzas libertadoras desde Mendoza hasta Santiago, con el patriota chileno Bernardo 33 Mejor conocido como el Duque de Wellington, título que se le otorgó luego de su triunfo final sobre las fuerzas napoleónicas. 34 Los soldados alemanes provenían de los estados independientes de Prusia, Hannover, Nassau y Brunswick. La unificación del Imperio Alemán se daría recién en 1871, luego de la guerra Franco- Prusiana. Para profundizar en el tema, véase: Villani,P. La Edad Contemporánea: 1800-1914. Barcelona, Ariel Historia, 1996. Cap. VII. 104 O’Higgins bajo su mando, en lo que fue conocido como el Cruce de los Andes. El resultado fue la Independencia de Chile en 1818. O’Higgins fue designado como Director Supremo, puesto desde el cual inició importantes reformas, como la sanción de una Constitución Nacional y promovió la educación. “Sin embargo, el Congreso Constitucional que había prometido fue manipulado y en 1823 la aristocracia descontenta lo obligó a dimitir”35. La renuncia de O’Higgins fue seguida por una puja de poder entre liberales y conservadores, que concluyó con el triunfo de los últimos en 1830. Tres años después, se estableció una nueva constitución, ésta de carácter conservador, que estructuró un gobierno central fuerte que dejaba el poder económico a los grandes terratenientes. A partir de ella, se dio un proceso de estabilidad duradero que la diferenció del resto de las nuevas naciones de América del Sur, que para entonces se debatían en cruentas guerras internas. Una guerra entre latinoamericanos. Mientras, el imperialismo se quedaba con los minerales chilenos Hacia 1861, volvió al poder el partido liberal. Sus dirigentes lograron que se enmiende la constitución para evitar que los presidentes tuvieran acceso a más de un mandato y, además, se sancionó el voto universal (para los varones mayores de 25 años que supieran leer). También se aplicaron políticas para atenuar el poder 35 Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Ob. cit. Pág. 127 105 eclesiástico. Este período fue denominado como “República Liberal”, un proceso que se extendería hasta 1891. Por otro lado, los dirigentes liberales introdujeron varias reformas para fomentar el ingreso de capitales, de manera que prosperase la explotación del salitre. Distintas compañías ya estaban asentadas en el norte del país, extendiéndose a la provincia de boliviana de Antofagasta. Cuando el gobierno de Bolivia pretendió proteger su patrimonio al aumentar los impuestos a la explotación de ese mineral, los ejércitos chilenos invadieron el país por el sur, desencadenando la Guerra del Pacífico, que duraría desde 1879 hasta 1883. Eventualmente, Chile se impuso a la alianza peruano-boliviana haciéndose con grandes territorios de ambos. Perú perdió importantes zonas salitreras y Bolivia fue despojada de Antofagasta, en la cual se descubriría, diez años después, la mayor mina de cobre del mundo. A pesar de estas ventajas aparentes, Chile sucumbió al imperialismo económico inglés (como la mayoría de los países sudamericanos). El periodista e historiador Eduardo Galeano, citando al también historiador Hernán Ramírez Necochea, explicó en su fenomenal obra Las Venas Abiertas de América Latina como, hacia el final de la Guerra del Pacífico, “las inversiones inglesas en Chile se triplicaron con creces: la región del salitre se convirtió en una factoría británica”36. 36 Cita de Hernán Ramirez Necochea en Galeano, Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Buenos Aires, Catálogos, 2007. Pág. 184 106 Otro tanto ocurrió con la actividad minera, pero en ese caso, fueron los norteamericanos quienes coparon el sector con sus capitales. Hacia mediados y finales del siglo XIX, se observó un aumento impresionante de la producción minera, proceso que se acentuó aún más hacia 1900, cuando un nuevo sistema de fundido propició una revolución tecnológica en la forma de explotación. A partir de entonces, la industria del cobre pasó a estar concentrada en manos de empresas norteamericanas, que tomaban las abundantes ganancias y se las llevaban a las sedes centrales de las compañías para destinarlas a otros negocios. Por ello, la producción de cobre “pasó a constituir un enclave extranjero, que proporcionaría un estímulo relativamente pequeño al resto de la economía”37. La actividad minera se convirtió, sin embargo, en el sector comercial más pujante. Los partidos políticos y sus dirigentes empezaron a discutir acerca de la nacionalización del sector, pero Inglaterra y Estados Unidos no estaban dispuestos a perder sus negocios sin pelear. Y fueron muchos más que dos presidentes de la República los que pagarían con su vida por esa afrenta. Balmaceda: desde las políticas de integración hasta su Testamento Político En 1887 surgió el Partido Demócrata, que englobó a la clase media, a pequeños comerciantes y obreros especializados, quienes se oponían a la suba de los aranceles a la carne argentina ya que supondría un aumento de precios para el consumo interno. 37 Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Ob. cit. Pág. 132 107 Estos apoyaron al presidente José Manuel Balmaceda, candidato del Partido Liberal que había sido electo el año anterior. Éste aplicó una serie de políticas de desarrollo para las industrias, conjuntamente con un programa que apuntaba a mejorar las condiciones económicas de los sectores medios y bajos. También dedicó un gran esfuerzo estatal para realizar importantes obras públicas, como la construcción de hospitales, cloacas, caminos, cárceles y escuelas. Además, estableció la educación gratuita y obligatoria en todo el territorio chileno. Una de sus propuestas más ambiciosas fue la de romper el monopolio británico en los ferrocarriles, para lo cual “contrató con Alemania el primer y único empréstito que Chile no recibió de Inglaterra (…)”38 en todo el siglo XIX. Sin embargo, el crecimiento de la intervención del Estado en los asuntos económicos chocó con una férrea oposición de los conservadores del Congreso. Fue en 1888 cuando se enfrentó definitivamente con el imperialismo inglés, asegurando que para el desarrollo del país era necesaria la nacionalización de los distritos del salitre. En función de ello, fomentó la formación de empresas nacionales y suspendió la venta de tierras estatales de dichas regiones a los capitales extranjeros. Los conflictos con los sectores parlamentarios fueron aumentando, al punto que Balmaceda tuvo que cambiar doce veces de gabinete. Mientras tanto, los medios ingleses construían una imagen tiránica de Balmaceda, tildándolo de dictador, antisemita y asesino. 38 Galeano, Eduardo. Ob. Cit. Pág. 185 108 Finalmente, la tensión entre los dos poderes estalló en una guerra civil. En el norte chileno, los propietarios de las minas apoyaron a las fuerzas destituyentes, suspendiendo los ingresos tributarios por exportaciones. También aportaron tropas. Los capitalistas británicos tampoco tuvieron tapujos en promocionar y financiar a los enemigos del presidente y la Armada Real bloqueó las costas del país. Las tropas de Balmaceda fueron derrotadas tras violentas batallas y éste tuvo que refugiarse en la embajada argentina. Permaneció allí hasta el 19 de diciembre de 1891, justo un día después de que concluyera su mandato. La mañana de ese día, depositó sobre una mesa su “Testamento Político”, un documento donde criticaba al sistema parlamentario chileno y dejaba su esperanza de que los luchadores del futuro pudieran establecer una República que fuera verdaderamente representativa del pueblo. Estos son los últimos párrafos de dicho testamento: "Si nuestra bandera, encarnación del gobierno del pueblo verdaderamente republicano, ha caído plegada y ensangrentada en los campos de batalla, será levantada de nuevo en tiempo no lejano, y con defensores numerosos y más afortunados que nosotros, flameará un día para honra de las instituciones chilenas y para dicha de mi Patria, a la cual he amado sobre todas las cosas de la vida. Cuando ustedes y los amigos me recuerden, crean que mi espíritu, con todos sus más delicados afectos, estará en medio de ustedes.” 109 Luego, escribió varias cartas a su familia y afectos y se recostó en su cama, donde se pegó un tiro con un revolver. Ochenta y dos años después, otro presidente siguió el mismo camino. Aunque haya preferido un fusil de asalto. El ascenso de Alessandri y el primer golpe de estado Tras la caída de Balmaceda, el poder fue ejercido por las elites más ligadas a la producción agrícola. A principios del siglo XX, Chile vio el nacimiento de una clase obrera organizada. Varias protestas fueron fuertemente reprimidas por las fuerzas del orden entre 1900 y 1907, pero eso no redujo la combatividad de los trabajadores. Las clases gobernantes optaron entonces por promover varias leyes de bienestar social, que comprendían indemnizaciones y otras mejoras en las condiciones de trabajo, que limitaron considerablemente la actividad huelguística y el poder de los sindicatos. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial supuso un gran aumento de las exportaciones de salitre, ya que éste era un químico muy importante para la fabricación de explosivos. Así, el movimiento obrero aprovechó el favorable clivaje en la economía para recuperar su poder de negociación y reclamar contra la inflación, que horadaba el valor real de sus salarios. Aunque no eran reconocidos por la ley, eran varios los sindicatos que se habían formado. Las distintas ideologías, entre las que destacaban el comunismo, el anarquismo y el anarcosindicalismo, habían sido traídas por inmigrantes europeos luego de que éstos abandonaran su continente en busca de mejores condiciones de vida. 110 Este hecho no pasó desapercibido para las clases dirigentes. Para combatir dichas ideologías, se sancionó una Ley de Residencia por la cual el estado se arrogaba la potestad de deportar a los extranjeros que atentaran contra el orden público, política que rápidamente aplicaron contra los dirigentes sindicales que consideraban como agitadores. De todas formas, el movimiento obrero demostró tener una gran pujanza en la vida pública del país. Para las elecciones de 1920, el abogado y político Arturo Alessandri dirigió su campaña apuntando a la población urbana y a los obreros. “Representaba las ideas de un sector medio ‘ilustrado’ que aceptaba la participación de la clase obrera, a la vez que esperaba canalizarla a líneas de acción controlables”39. El apoyo obrero dio sus frutos y Alessandri ganó las elecciones, aunque por escasa diferencia. Ya en el poder, el presidente impulsó una reforma en el código liberal que preveía mejorar las condiciones de bienestar social de las clases trabajadoras. Sin embargo, la oposición conservadora del parlamento se opuso sistemáticamente a cualquier legislación social propuesta por el primer mandatario, por lo que la tensión entre ambos poderes fue in crescendo. De todas formas, Alessandri aprovechó el apoyo liberal y de las masas populares para modificar la constitución. La reforma apuntaba a cambiar el modelo pseudoparlamentario –que tanto había criticado Balmaceda- por otro de carácter presidencialista. Pero los conflictos entre Alessandri y la oposición se hicieron más graves y los militares decidieron intervenir, terminando anticipadamente el mandato del presidente 39 Skidmore, Thomas y Smith, Peter. Ob. cit. Pág. 137 111 en 1924. La nueva Constitución vio aplazada su aplicación, la cual recién se daría en 1925. Ascenso de Allende Hacia principios de los años 60, se estableció un sistema político conocido como “Los tres tercios”, debido a que el poder fue dividido en tres corrientes distintas: la derecha conservadora, la democracia cristiana y la Unidad Popular, que representaba a la izquierda. Se había comenzado una reforma agraria y volvía a discutirse la nacionalización de las minas de cobre. Los capitales extranjeros dedicados a la explotación de dicho mineral estaban intranquilos ante las ideas de la Unión Popular y las de su líder, Salvador Allende. Su posición izquierdista hacía temer la posibilidad de una expropiación generalizada o una confiscación, así que pusieron en marcha sus influencias para que la derecha se volcase hacia el postulante demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, en detrimento de su propio candidato. De esta forma, Frei se impuso en las elecciones de 1964. Durante su gobierno, aplicó políticas progresistas que incluyeron una ampliación de la reforma agraria y la Ley de Sindicalización Agraria. Además, en el marco de la Guerra Fría, los Estados Unidos pusieron gran atención en su gobierno, en vistas de que suponía una opción distinta al capitalismo de derecha y al socialismo, encarnado en la figura de Allende. A pesar de la oposición de los intereses foráneos en la explotación del cobre, Frei logró la aplicación de dos importantes políticas: la “Chilenización”, en 1965, y la “Nacionalización Pactada”, cuatro años después. A través de ellas, el estado chileno 112 obtuvo la concesión de importantes participaciones en la producción del cobre, cuya explotación se duplicó. Además, se creó la Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco) por medio de la cual el país se arrogaba el control de la comercialización de dicho mineral. Pero a pesar de esta legislación progresista, hacia el final de su mandato, en 1969, Frei sufriría una intentona de golpe de estado, cuando un grupo militar al mando del general Roberto Viaux se acuarteló en un regimiento de la capital, en busca de mejorar la condición salarial y profesional del Ejército de Chile. Gobierno de Allende: de la esperanza inicial al triste desenlace Las elecciones presidenciales de 1970 tenían como máximos candidatos a Jorge Alessandri -quien había ejercido la primera magistratura entre 1958 y 1964 y era el hijo del también presidente Arturo Alessandri- por parte de la derecha conservadora y Salvador Allende, por la Unión Popular. Los Estados Unidos no utilizaron a la CIA para presionar a los sectores políticos chilenos, porque estaban seguros de la victoria de Alessandri. Sin embargo, los rumores sobre la senilidad del candidato conservador, quien para aquel entonces contaba con 74 años, comenzaron a horadar su figura. De acuerdo con la Constitución, si alguna de las fórmulas no obtenía la mayoría absoluta, correspondía al Congreso Pleno definir si el partido ganador podía acceder al poder. Sin embargo, muchos sectores de la derecha esperaban que el ejército interviniese en el caso de que la Unión Popular triunfase por un escaso margen. Sus 113 expectativas fueron dadas por tierra cuando el Jefe del Estado Mayor del Ejército dijo que las Fuerzas Armadas acatarían la decisión parlamentaria. El 4 de septiembre de 1970, Allende se impuso por un 36,6% frente al 34,9% de Alessandri. El Congreso Pleno legitimó la elección con 153 votos a favor del primero, frente a los 35 que recibió el segundo. Allende asumió la presidencia el 4 de noviembre de ese año. De manera inmediata, el mandatario dispuso un plan a través del cual se desarrollaría una transición del capitalismo al socialismo, pero “a la chilena”. Así, se estatizaron las áreas claves de la economía, incluyendo la nacionalización de la Gran Minería de Cobre. También, se aceleró la reforma agraria. Por otro lado, se dispuso un aumento salarial general y el congelamiento de los precios. Consecuentemente con esta serie de transformaciones económicas, se impulsó una reforma Constitucional que propiciaba el paso a un poder legislativo unicameral. En vistas de estos cambios, el presidente de los Estados Unidos Richard Nixon estimuló un boicot en connivencia con los sectores conservadores del país. La oposición política tejió entonces una alianza con un conglomerado mediático que no mezquinó acusaciones para menoscabar la imagen del gobierno. Éste estaba integrado por los diarios El Mercurio, La Segunda, La Tercera de la Hora, Las Últimas Noticias, La Prensa, La Tarde y Tribuna. En nuestro viaje a Chile, varias fuentes consultadas nos comentaron que nunca se vio un clima en el que los medios tomasen partido de una manera tan “abierta e inescrupulosa” como en aquel entonces. Para entender esto, analicemos una nota publicada por La Segunda el 29 de febrero de 1972: 114 Nos tiene absolutamente aburridos QUE SE VAYA EL VIEJO Para que andemos con hipocresías ni con gases atajados, como decía el inventor vasco, mientras trataba de destapar un balón de gas licuado con los dientes. La verdad es que el viejo nos tiene aburridos con tanta necedad. Todo es cuestión de hace una pequeña lista mental desabastece cimientos, sectoriza, persecusiones, tomas, usurpaciones, violaciones, en fin. Hasta violaciones, y eso que se trata del viejo pero así es la cosa. Nunca se habían cometido más violaciones que con el viejo. QUE CIERRE LA PUERTA POR AFUERA Hay que hacer fuerza entre todos Creemos que si todos hacemos fuerza mental lo podemos echar con viento fresco pero sin achicarse, claro está porque siempre hay unos chilenos que andan con vacilaciones. Por ejemplo, el hermano Bernardo que dice estar siempre dispuesto al dialogo. Detrás él le pida que el viejo se quede porque de este señor se puede esperar cualquier cosa LE DAMOS 48HS de plazo a partir de hoy. Y después que se vaya. Porque el viejo nos tiene castigados y no se lo mandamos a decir con nadie. Que se vaya el viejo. El viejo año 72 y que le deje paso al mero año 73. Como puede verse, en la nota se hace una comparación irónica entre el año 1972, o sea el año viejo que estaba por terminar, y Allende, quien era apodado de esa 115 manera. Punto por punto, se le achacan varias problemáticas económicas y sociales de la época. Además, puede encontrarse otro indicio político en la oración que dice “el hermano Bernardo que dice estar siempre dispuesto al diálogo”. La persona aludida era Bernardo Leighton, un diputado de la social democracia que instaba a que se mantuviera el orden jurídico institucional y que Allende terminase su mandato. Esa idea parece no ser compartida por el diario, el cual llama a “hacer fuerza entre todos” y a “no andar con vacilaciones”. Este mismo diario había titulado “Canibalismo Justificado: Qué Dios los perdone”, el 26 de diciembre de ese mismo año, cuando se descubrió que los sobrevivientes uruguayos habían tenido que recurrir a la antropofagia. Pero volveremos sobre este punto en capítulos posteriores. Todos los puntos negativos achacados al gobierno de Allende eran consecuencia de un decrecimiento de la economía y un boicot interno, fogoneado por intereses foráneos. La expansión del sector público, el aumento de salarios y un sistema de tributación que no preveía la inflación reinante en el país, propiciaron un déficit muy grande. Además, la fijación de precios conjuntamente con un “lockout”, que incluía a los camioneros, generó una escasez generalizada de productos básicos y el surgimiento de un mercado negro. El gobierno tildó de “enemigos del pueblo” a estos grupos que sembraban una discordia económica, por la cual la población se veía cada vez más perjudicada. 116 Las clases medias prontamente se pusieron en contra del gobierno y aparecieron “caceroleras”, un grupo de mujeres que golpeaban sus ollas vacías a modo de protesta, conglomeradas en importantes centros urbanos. La falta de alimentos sería utilizada por algunos medios de comunicación para tratar de dar explicación a la cuestión alimenticia de los sobrevivientes uruguayos, de los cuales se dijo que llevaban provisiones sabiendo “la escasez que había en Chile”. En función de la crisis económico-social, devino una institucional. El 22 de agosto de 1973, el Congreso aprobó el “Acuerdo sobre el grave quebrantamiento del orden institucional y legal de la República”. A raíz de esto, se entendía que el gobierno había avasallado las bases constitucionales y se indicaba que el país se dirigía a un régimen totalitario. A continuación, llamaron a los ministros militares para que interrumpieran el mandato de Allende. Ante este escenario, el presidente le pidió a la alta cúpula de las Fuerzas Armadas que le reafirmaran su fidelidad. Como la gran mayoría no lo hizo, Allende renunció a su cargo como Comandante en Jefe y recomendó a Augusto Pinochet, un general condecorado que, hasta el momento, había mostrado una actitud apolítica. Sin embargo, al cabo de unos pocos días éste se sumó a un grupo de militares sublevados. El 11 de septiembre de 1973, los jefes supremos de las Fuerzas Armadas a saber Pinochet, Leigh, Merino y Mendoza-, emitieron un comunicado por el cual exigían a Allende que renunciase. Mientras tanto, todos los medios afines al mandatario fueron silenciados. Salvo la emisora de radio Magallanes, desde la cual el presidente daría su último discurso. Éste quedaría marcado a fuego en la memoria del pueblo chileno: 117 Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973, 9:10 hora local. Amigos míos: Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros. Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes,. quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que 118 hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará. Seguramente Radio Magallanes será callada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan 119 ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición. Luego de este mensaje, se refugió en el Palacio de La Moneda, junto a un conjunto de fieles, conocidos como Grupo de Amigos Personales (GAP). Aviones de la Fuerza Aérea y la Marina empezaron a bombardear intensamente la casa de gobierno. Horas más tarde, se le ordenó a un comando táctico que tirasen abajo las puertas y penetrasen en las instalaciones. Fue entonces que Allende decidió rendirse. Pidió a los miembros del GAP que se entregasen y, justo antes de ser capturado, tomó el rifle AK-47 que le había regalado su amigo Fidel Castro, se lo apoyó en la barbilla y se pegó un tiro. Tal como lo había hecho Balmaceda, 82 años antes. Pinochet asumiría el gobierno y a partir de entonces se estableció una fisura en la sociedad chilena que persiste aún hoy: los que consideran la muerte de Salvador Allende como un crimen y los que creen que Pinochet salvó al país de caer en el socialismo. A pesar de los miles de muertos que vendrían. 120 Testigos de la Fisura La primera mañana que pasamos en Chile en 2012, fuimos testigos de una fisura. Estábamos en la Plaza de La Moneda mirando los monumentos de los distintos próceres, cuando descubrimos que alrededor del de Salvador Allende había una congregación de unas cien personas. Era el 26 de junio. Una anciana delgada y pequeña hablaba con nostalgia del gran Allende, en ocasión por su centésimo cuarto aniversario. La concurrencia escuchaba en silencio. Nos llamó la atención que fuesen tan pocos. También nos extrañaba que no hubiese una multitud de jóvenes entusiastas apoyando la conmemoración de un hombre que había muerto heroicamente por su pueblo. No, había pocos. La mayoría era gente de mediana edad, que habían vivido aquella época y recordaban los terribles hechos que antecedieron a la muerte de Allende. Y de repente, un grito. Una discusión y un pequeño tumulto. –¡Dejen ya de joder con ese comunista! El que había gritado era un hombre de unos sesenta años, con el pelo largo y unos profundos ojos celestes. Usaba una boina de cuero negra y tenía la cara contorsionada. Un hombre gordo se le acercó despacio, levantando una pierna con cuidado para no pisar las flores que habían sido puestas al pie del monumento a Allende. Nosotros trasladamos mentalmente la escena a la Argentina y supusimos que aquel viejo recibiría una golpiza. La última dictadura militar dejó profundas heridas en la memoria de nuestro país. En consecuencia, sus partidarios no son bien recibidos en la 121 actualidad por el resto de la sociedad. Sin embargo, nada pasó. El gordo le apoyó una mano en el brazo y lo guió fuera de la multitud. La mujer que encabezaba el homenaje se mantuvo en silencio hasta que los gritos del hombre se apagaron. Luego, continuó como si nada hubiese ocurrido. Entendimos, entonces, que a diferencia de lo que ocurre en nuestro país, los chilenos se encuentran aún divididos entre los que reivindican las políticas sociales de Allende y aquellos que continúan todavía con las nociones, construidas hacia los años ‘70, que decían que aquel presidente llevaba al país a un totalitarismo socialista. Estos últimos, como el viejo que se había acercado a insultar a Allende en su homenaje, habían temido y odiado a su gobierno. Un gobierno que fue derrocado para instaurar otro. El del terror, dirigido por Augusto Pinochet. Pero a pesar de los miles de muertos y la persecución política, muchos siguen pensando en el general como un héroe y en Allende como un tirano. Ahí está la fisura. Una fisura que nosotros presenciamos en carne propia en aquella Plaza de la Moneda, a 39 años de la muerte de Allende. Una fisura que esperamos que se retire, como aquel viejo de boina que había insultado, en el mismo homenaje hacia el presidente muerto. 122 Contexto Argentino Nuestro país nació como consecuencia de la dicotomía entre dos prejuicios que fueron creados para intentar tapar la brutalidad de las potencias europeas imperiales y justificaron la matanza de los pueblos originarios que estaban haciendo en América Latina. La frase que define esta situación fue y es, Civilización y Barbarie; una construcción de la época que Domingo Faustino Sarmiento se encargó de plasmar en su obra Facundo, en la cual realizó una descripción de la vida social y política del país que tiene alcances históricos, porque ofrece una explicación sociológica del país fundada en el conflicto entre la «civilización» y la «barbarie», personificadas respectivamente entre aquello se encontraba a favor y lo que se oponía a la institución de la sociedad a europea. Casi cien años más tarde, Arturo Jauretche usaría la misma oración para criticar a todos los conceptos históricos que fueron inmortalizados por ciertos políticos argentinos inmortalizados como próceres, según la historia mitrista, y que terminaron perjudicando el progreso de lo nacional. “Esta zoncera madre es Civilización y barbarie. Su padre fue Domingo Faustino Sarmiento, que la trae en las primeras páginas de Facundo, pero ya tenía vigencia antes del bautismo en que la reconoció como suya. 123 La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo lo indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no según América. La incomprensión de lo nuestro preexistente como hecho cultural o mejor dicho, el entenderlo como hecho anticultural, llevó al inevitable dilema: Todo hecho propio, por serlo, era bárbaro, y todo hecho ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar —si Nación y realidad son inseparables—." Pero antes de conocer el porqué de este prejuicio, es necesario comprender las causas que llevaron a la emancipación de la Corona y qué consecuencias tuvieron con el nuevo Estado en formación. Antecedentes a la Revolución de Mayo Durante el siglo XVIII, las ideas de libertad se extendieron rápidamente por el mundo. El absolutismo, que había coincidido con la conquista y colonización de América, estaba en franca retirada. Para entonces, el pensamiento político social tenía su epicentro en la obra de Jean Jacques Rousseau y de los enciclopedistas, que definía a la Libertad como elemento constitutivo del ser humano, de modo que no se la puede enajenar sin perder lo que inherente al hombre. 124 En 1776, las colonias inglesas de América del Norte se independizaban de su metrópoli y dictaron una constitución que establecía expresamente el reconocimiento de los derechos individuales. En 1789 los franceses se rebelaron también contra su monarca absoluto. La idea de libertad fue proclamada durante la Revolución Francesa en un célebre manifiesto que lleva el nombre de Derechos del Hombre y del Ciudadano. En marzo de 1808, un motín que estalló en Aranjuez obligó a Carlos IV, al frente de un gobierno débil y corrompido, a abdicar en favor de su hijo, el príncipe Fernando. Las colonias americanas habían jurado fidelidad al nuevo monarca, que había asumido con el nombre de Fernando VII. Sin embargo, poco después el poderoso ejército francés enviado por Napoleón invadió España. Mientras el gobierno español se debatía en la impotencia, abatido por la invasión francesa, en sus posesiones americanas los acontecimientos también se precipitaban. En Buenos Aires, en Perú, en Chile, en Ecuador, Colombia, Venezuela y México reinaba la misma inquietud. La independencia había dejado de ser un sueño para pasar a estar en el imaginario de los más revolucionarios que se oponían a quienes querían proteger el sistema colonial. Revolución de mayo El miedo de los criollos por la emancipación era más que entendible. El sábado 19 de mayo de 1810, Saavedra y Belgrano entrevistaron al alcalde de primer voto, Juan José Lezica, pidiendo el apoyo del Cabildo para gestionar la convocatoria a una asamblea abierta, con la prevención de que, en caso de no accederse, el pueblo lo 125 haría por sí solo. El día 20, el virrey Císneros recibió la notificación del Cabildo Abierto. Ante ello, respondió con desazón: “Señores, cuanto siento los males que van a venir sobre este pueblo de resultas de este paso; pero puesto que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran”40 Al oír esta frase, el pueblo se alzó. Císneros estalló en cólera. ¡Qué atrevimiento! ¿Cómo osaban atropellar a la persona del rey, representada por él? Sin embargo, tuvo que aceptar que la asamblea era inevitable. Así, el 22 de mayo el cabildo abrió sus puertas y en su galería tomaron asiento el obispo, los oidores y otros funcionarios. Luego de las quince horas que duró el acto, el consejo ordinario resolvió dejar sin efecto la continuación de la asamblea y practicar con el más prolijo esmero el escrutinio de los votos emitidos el día anterior. Allí, se resolvió conforme a la voluntad de la mayoría, la separación de Císneros del cargo de virrey y designaron por su propia autoridad una Junta de Gobierno, de carácter interino, mientras se congregan los diputados provinciales que habían de establecer la forma de gobierno. El 25 de mayo En un amanecer frío y lluvioso, reducidos grupos se reunieron en diversos lugares de la Plaza Mayor, al grito de “el pueblo quiere saber de qué se trata” 41 . Luego de 40 Pigna, Felipe. La Revolución de Mayo. Los mitos de la historia Argentina. Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2007 . 41 Ibíd. 126 recibir la renuncia del virrey, los capitulares salieron al balcón. Pero la cantidad de gente en la plaza había disminuido por las condiciones climáticas y porque las deliberaciones se habían extendido hasta muy tarde. Uno de los fieles al virrey señaló ese hecho para ridiculizar la pretensión de la diputación de hablar en nombre del pueblo. Esto colmó la paciencia de los pocos que se hallaban en la plaza bajo la llovizna. A partir de ese momento, ocurrieron los siguientes acontecimientos, según constan en el acta del Cabildo: “...se oyen entre aquellos las voces de que si hasta entonces se había procedido con prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, sería ya preciso echar mano a los medios de violencia; que las gentes, por ser hora inoportuna, se habían retirado a sus casas; que se tocase la campana de Cabildo, y que el pueblo se congregase en aquel lugar para satisfacción del Ayuntamiento; y que si por falta del badajo no se hacía uso de la campana, mandarían ellos tocar generala, y que se abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufriría la ciudad lo que hasta entonces se había procurado evitar42 El badajo de la campana del cabildo había sido mandado a retirar por el virrey Santiago de Liniers tras la asonada de Álzaga de 1809. Ante la perspectiva de violencias mayores, el petitorio fue leído en voz alta y ratificado por los asistentes. El reglamento que regiría a la Junta fue, a grandes rasgos, el mismo que se había propuesto para la Junta del 24, añadiendo que el Cabildo controlaría la actividad de los 42 Ibíd. 127 vocales y que la Junta nombraría reemplazantes en caso de producirse vacantes. La Primera Junta estaba compuesta por grandes referentes políticos de la época como, Saavedra, Castelli, Belgrano, Paso y Moreno entre otros. La Lucha por la Libertad y la Independencia En los años siguientes, aquellos políticos que afincaban la idea de liberarse definitivamente de España fueron externalizándola cada vez más. Finalmente, la independencia era la voluntad general de todos. Sin embargo, la metrópoli no estaría dispuesta a perder sus colonias tan fácilmente. Una vez derrotado Napoleón, España se preparó para la guerra. Desde Buenos Aires se habían organizado expediciones militares a diferentes partes del territorio para extender la revolución. Para sostener estas expediciones fue necesario pedir la ayuda de la población. Muchas personas de las ciudades y del campo colaboraron con ganado, alimentos y dinero para la lucha contra los españoles. Como la gran mayoría no tenía preparación militar, se formaron las milicias. El primer gran comandante fue Manuel Belgrano, quien no tenía formación militar y tuvo que aprender rápidamente los oficios de la guerra. Luego de algunas derrotas, cedió el mando al General José de San Martín un militar de carrera que demostraría ser un estratega brillante. 128 San Martín sabía que para vencer a los españoles era necesario derrotarlos en el centro de su resistencia, en Perú. Por este motivo, decidió cruzar la Cordillera de los Andes para dirigirse a Chile, y desde allí hacia el norte. De esta manera, aseguró la independencia de nuestro país y contribuyó con la de ambos países vecinos. Gracias a las batallas ganadas por San Martín, nuestro país alcanzó la independencia Tucumán, el 9 de julio de 1816. Como símbolo de la nueva situación, el Congreso aprobó el uso de la bandera creada en 1812 por Belgrano. La larga espera hacia el Estado Luego de la independencia, la inestabilidad política resultó ser la característica más generalizada del período 1810-1870 en América Latina. Esta inestabilidad se nutría de una cuestión fundamental: la no construcción del Estado nacional. El problema que surgió luego de la emancipación fue la falla de los sistemas políticos para consolidar una autoridad efectiva y duradera, tal como lo había hecho el gobierno español en la etapa colonial; pero ¿quién ocuparía ese vacío de poder que había dejado la ruptura del pacto de dominación? Durante los años siguientes, los de conflictos políticos tenían como tema central la organización del Estado nacional. Los inicios de la disputa, tuvieron sus inicios en la Primera Junta cuando Saavedra, que era partidario de la integración de los diputados del interior, y la de Moreno, que quería un gobierno centralizado en Buenos Aires, dividió los pensamientos de los miembros. 129 Con la muerte de Moreno en altamar, se disolvió la Primera Junta y se formó el Primer Triunvirato que luego fue sustituido por el Segundo Triunvirato. Éste convocó a una Asamblea General Constituyente, gracias a la cual se abolieron los servicios de trabajo indígena y los privilegios de los nobles. En 1829, Juan Manuel de Rosas asumió la gobernación de Buenos Aires con facultades extraordinarias. Además, se hacía cargo de la representación de internacional del resto de las Provincias. Éste fue apoyado por hacendados, comerciantes, ricos y sectores populares. Su refrán más conocido fue: "¡Odio eterno a los tumultos! ¡Amor al orden! ¡Obediencia a las autoridades constituidas!"43 Durante este período, Juan Manuel de Rosas se negó a dictar una constitución. Además, mantuvo el control del puerto de Buenos Aires para administrar toda la recaudación tributaria generada por la entrada y salida de productos. Los detractores del régimen rosista eran perseguidos. La gran mayoría de ellos se habían exiliado en Montevideo. Mientras tanto, la Banda Oriental se debatía en una cruenta guerra civil entre los caudillos Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. Rosas envió armamento y tropas al primero, quien rápidamente atacó a las fuerzas rivales y sitió Montevideo. Por su parte, la flota del gobernador bonaerense se encargó de bloquear el puerto de dicha ciudad. 43 Cosmelli, Ibanez José. Historia 5: Instituciones políticas y Social desde 1810. Buenos Aires, ed. Troquel, 1982. 130 Francia e Inglaterra, que abogaban por la libre navegación de los ríos internos de las Provincias Unidas y por el principio de autodeterminación de la Banda Oriental, instaron a Rosas para que retire el bloqueo naval, pero éste se negó. Entonces, las armadas combinadas de ambas potencias europeas atacaron a la flota rosista. A partir de ello, se originó la Batalla de la Vuelta de Obligado. Las fuerzas de defensa bonaerenses habían atado gruesas cadenas y embarcaciones a lo largo de una cuenca del Río Paraná y establecieron baterías de cañones desde las cuales atacaron a las naves invasoras. Inglaterra y Francia lograron imponerse, continuando su marcha río arriba. Tenían la intención de declarar la libre navegabilidad de los causes internos. Sin embargo, la victoria en la Vuelta de Obligado fue pírrica y los intentos comerciales que intentaron fueron infructíferos. Así, tras tres meses de haber llegado, tuvieron que volverse a Montevideo hambrientos, diezmados y enfermos. El poder de Rosas parecía inagotable. Sin embargo, otro caudillo, el gobernador de la provincia de Entre Ríos, Justo José Urquiza, se alió con Corrientes, Brasil y Uruguay y promovió un ataque contra Buenos Aires. Rosas fue derrotado finalmente el 3 de febrero de 1852 en la batalla de Caseros. Luego de la batalla, Urquiza convocó a los representantes de las provincias a una reunión en San Nicolás de los Arroyos. Allí, el 31 de mayo de 1852, firmaron el acuerdo de San Nicolás, el cual nombró a Urquiza como Director Provisional de la Confederación Argentina y convocó a un congreso Constituyente en Santa Fe. Éste tendría como objetivo establecer la forma del gobierno del país. 131 Los representantes de Buenos Aires no aceptaron las condiciones del acuerdo, debido a que se negaban a compartir los ingresos de su aduana con el resto del país y exigían tener más representantes que las otras provincias en el Congreso Constituyente. Frente a esta situación, Urquiza ocupó militarmente la provincia y asumió su gobierno. La intervención de Urquiza fue rechaza y Buenos Aires se separó de las demás. Finalmente, a partir de noviembre de 1852, el Congreso Constituyente sesionó en Santa Fe sin la presencia de representantes de Buenos Aires. Luego de varios meses de deliberaciones, el 1 de mayo de 1853 se sancionó la Constitución de la Confederación Argentina. Mientras tanto Buenos Aires, que se encontraba emancipada de las demás provincias, tenía sus propias batallas internas entre dos grupos con visiones antagónicas respecto a la relación que debía mantenerse con la Confederación. Por un lado, se encontraba los nacionalistas, conducidos por Bartolomé Mitre, quienes querían que Buenos Aires se reincorporara a la Confederación y que asumiera el control sobre el resto de las provincias. Por el otro, estaban los autonomistas, liderados por Valentín Alsina, quienes se oponían por completo a la incorporación de Buenos Aires. 132 Consolidación del Estado argentino Las diferencias que existían entre Buenos Aires y la Confederación culminaron en un enfrentamiento armado. El primero se produjo en 1859, cuando el ejército de la Confederación, conducido por Urquiza venció al otro bando, liderado por Mitre, en la Batalla de Cepeda. Con la victoria de Urquiza, los representantes de Buenos Aires se incorporaron a la Confederación. Sin embargo las tensiones continuaron durante la presidencia de Santiago Derqui en 1860. Las ejércitos de Urquiza y Mitre volvieron a encontrarse en los márgenes del río Pavón. Sin embargo, luego de las primeras acciones, Urquiza dio a sus dirigidos la orden de retirada. Ésta es una de las acciones más controvertidas de la historia argentina, principalmente porque los historiadores se vuelcan mayoritariamente a la idea de que las fuerzas del entrerriano eran superiores. Pero a pesar de ello, Mitre fue el vencedor y Derqui debió renunciar. A partir de entonces, el país fue unificado. Poco tiempo después Mitre, fue electo presidente. Durante su gobierno y los de sus sucesores, Sarmiento y Avellaneda, se tomaron una serie de políticas, jurídicas y militares para fortalecer el gobierno central, de manera que la autoridad del presidente se extendiera de manera efectiva sobre todo el territorio nacional. Dentro de estas medidas se encuentra la consolidación de los poderes de gobierno, se organizaron los tres poderes de gobierno. El ejecutivo aumentó notablemente su número de funcionarios y empleados. Por su parte el poder Legislativo sancionó leyes necesarias para el funcionamiento del país y la consolidación de la 133 Corte Suprema de Justicia. Además, se creó el Ejército Nacional para defender el territorio de ataques externos y asegurar el orden interno. Por otro lado, Sarmiento reveló, luego del censo de 1889, que sólo el 29% de los argentinos sabían leer y escribir. Esto significaba que la mayoría de la población no podía realizar tareas que requirieran especialización ni participar como ciudadanos. En consecuencia, Sarmiento aplicó una serie de iniciativas para solucionar el problema: incentivó escuelas primarias, bibliotecas y promovió la formación de docentes. Los resultados se reflejaron al final del mandato, con el triple de alumnos primarios que al inicio de su gestión. En el año 1880, el presidente Avellaneda propuso que la ciudad de Buenos Aires fue declarada Capital de la República Argentina. La propuesta del jefe de Estado fue rechazada por los sectores más poderosos de la provincia y, el entonces gobernador, Carlos Tejedor, encabezó una rebelión contra el gobierno nacional. Después de duros combates, el Ejército Nacional derrotó a las tropas de Tejedor. Finalmente, en septiembre de 1880 se establece instauración de la ciudad de Buenos Aires como Capital Federal de la República Argentina y se le puso fin a un largo proceso de constitución del Estado. Argentina en la época de ¡Viven! Para comprender mejor la situación de Argentina en 1972, año de la caída del Fairchild, es necesario remontarse a los últimos días de la segunda guerra mundial. En 134 este contexto, se consolidó la figura del Coronel Juan Domingo Perón quien fue designado vicepresidente por Edelmiro J. Farrel, el 7 de junio de 1944. Además, Perón ejercía los cargos de Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión Social. Él mismo había creado dicha Secretaría. Las presiones de la oposición, la inquietud reinante en el ejército y el descontento por el auge de la figura de Perón, precipitaron una serie de acontecimientos. En octubre de 1945, una noticia sacudió al país: Perón había sido obligado a renunciar a todos sus cargos y, poco después, había sido arrestado y recluido en la Isla Martín García. Aunque la CGT había convocado para el 18 de ese mes una huelga en defensa de las conquistas sociales obtenidas a instancias de aquél, la movilización popular no respetó los plazos. El 17, Eva Perón se reunió con varios dirigentes sindicales y organizaron la marcha que reclamaba la libertad del coronel; esa misma noche Perón fue liberado y desde los balcones de la Casa Rosada, pronunció un discurso a la multitud. Dicho momento puede considerarse como el nacimiento del movimiento peronista. Mientras tanto en Europa, Alemania se encontraba en la agonía luego del ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial por el bombardeo a Pearl Harbo. Además las fuerzas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) habían inclinado la balanza en el frente oriental. La Argentina, que se había mantenido neutral durante la Primera Guerra Mundial, se vio obligada a ingresar en la Segunda, luego de que el país del norte presionara al gobierno al remover a su embajador. 135 Por su parte, Argentina se encontraba en pleno período electoral, convocado para el 24 de febrero de 1946. Los participantes eran la formula Perón-Quijano, por el Partido Laborista, y Tamborini-Mosca por la Unión Democrática, una coalición de radicales, conservadores, socialistas y comunistas, que además representaba a los intereses norteamericanos. La fórmula de Perón se impuso con el 55% de los votos. Este hecho marcaría un antes y un después en la política Argentina. El nuevo gobierno puso en marcha una serie de medidas para favorecer la industria orientada hacia el mercado interno, la redistribución del ingreso por medio del aumento de los salarios y el pleno empleo. La novedad residió en el Estado como protagonista de la comercialización de las cosechas que antes habían estado en manos de las grandes compañías. Aprovechando una situación externa favorable – el país había logrado acumular divisas durante la guerra- el gobierno logró la nacionalización de servicios estratégicos, como los ferrocarriles y teléfonos. Estos objetivos se sistematizaron en el primer plan Quinquenal que desarrollaría Perón (1946-1949). Los riesgos de esta política expansiva se materializaron cuando los precios internacionales de los productos agropecuarios fueron a la baja. Sin embargo, hacia 1952, se lanzó el segundo plan Quinquenal, que implicó un cambio de rumbo en la economía. Por otra parte la muerte de Eva Perón provocó grandes cambios en la correlación de poder dentro del mismo gobierno. Perón asumió la jefatura del Partido Peronista Femenino y de la Fundación Eva Perón. En el ámbito gremial, en el cual Eva había sido 136 el puente entre los sindicatos y el Estado, el secretario general de la CGT, José Espejo, fue destituido de su cargo. Con la doctrina justicialista elevada a la categoría de doctrina nacional, se convirtió en materia obligatoria en los colegios al igual que la autobiografía de Eva Perón: La razón de mi vida. A partir de ello, se buscaba erradicar la oposición al ejército y lograr la lealtad general. Sin embargo los resultados no fueron los deseados. Mientras tanto el antiperonismo reunía argumentos en contra del gobierno. La iglesia, se había sumado abiertamente al coro opositor. Hacia 1954, la anulación de la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas, la legalización del divorcio y la despenalización de la prostitución precipitaron a la ruptura. El 16 de junio de 1955, La Marina intentó dar un golpe de estado al bombardear la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno. El secretario general de la CGT llamó a defender al Presidente. En agosto de ese año, Perón hizo pública su intención de dejar el gobierno para garantizar la pacificación del país. La CGT y el Partido Peronista se movilizaron en su apoyo y ocuparon la Plaza de Mayo, al grito de “la vida por Perón”. Cuando el presidente salió al balcón se dirigiría a las masas con una frase, que la oposición no perdonaría: “Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellos”44 La estrategia había cambiado: Perón admitía que había un enfrentamiento abierto entre partidarios y enemigos. Pero un mes más tarde, el Presidente tuvo que renunciar 44 Frase dicha por el Presidente el 18 de septiembre de 1955 137 y la CGT fue intervenida. Perón partiría a un exilio que lo tendría alejado del país durante 18 años. El peronismo fue proscripto por el gobierno militar instaurado por los insurrectos, que se autoproclamaron “La Revolución Libertadora”. A partir de entonces, se produjeron cambios drásticos en el país: los sindicatos fueron desmantelados, estaba prohibido el uso de palabras o símbolos que hicieran alusión al régimen depuesto y, en 1956, fueron fusiladas decenas de personas por haber participado en una intentona contrarrevolucionaria. En su obra Operación Masacre, Rodolfo Walsh narra las ilegalidades en las que se incurrieron para apresar a los rebeldes y demostró, incluso, que algunos de los fusilados no estaban implicados en los planes en contra de “La Libertadora”. Sin embargo, Perón digitaba una resistencia desde España. Por medio de pactos, reuniones y alianzas les brindó a sus fieles seguidores las herramientas necesarias para hacer notar a los militares que, aunque Perón no estaba en la Argentina, el peronismo estaba vigente. A lo largo de esos años, el General aplicó una estrategia brillante a partir de la cual logró aunar tanto al peronismo de derecha con el de izquierda, logrando que la presión social forzara una reapertura política y, con ella, el retorno triunfal del peronismo. El encargado del gobierno era el general Alejandro Lanusse, quien luego de varias negociaciones, determinó la apertura a elecciones generales para el año 1972. Empero, había establecido una cláusula que permitía el reingreso del peronismo a la vida política 138 pero que prohibía la participación de Perón. Pero como dice el dicho: hecha la ley, hecha la trampa… Como Perón no pudo presentarse en los comicios de marzo de 1973 designó a su hombre fiel: Héctor Cámpora. Vicente Solano Lima sería su compañero de fórmula. El 25 de mayo de ese mismo año, Cámpora asumió el gobierno. Esa misma noche, se concedió un indulto presidencial a los presos políticos. Cámpora encabezó una comitiva que viajó a Madrid para el regreso definitivo de Perón a la Argentina. El General regresó a la Argentina el 20 de junio de 1973. A pesar de la alegría de que el pueblo recuperara su caudillo, ese día estaría marcado por la tragedia: grupos del peronismo de derecha se enfrentaron con células del movimiento guerrillero peronista conocido como Montoneros. El combate dejó un total de 13 muertos y más de 365 heridos45. A este hecho se lo conoce como la Masacre de Ezeiza. Al día siguiente de los sucesos, Perón declararía: “Llego casi descarnado, retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la de servir lealmente a la Patria”. El 13 de julio y con sólo 49 días de gobierno, Cámpora renunció a la presidencia y convocó a elecciones. En ellas se impondría la fórmula Juan Domingo Perón- María Estela (conocida popularmente como “Isabel”) Martínez de Perón. Sin embargo el General murió en julio de 1974, dejando al país en un ambiente de duelo y confusión. Isabel Perón asumió el gobierno y se encolumnó con los sectores 45 Ezeiza, Horacio Verbitsky, Editorial Contrapunto, 1985, Tucumán, Argentina 139 más de derecha del peronismo. Pare ese entonces, tomó protagonismo el Comisario José López Rega, quien empezó a manejar tras bambalinas todos los asuntos de gobierno, en busca de alcanzar más poder. Los resultados de éste período fueron la hiperinflación, el déficit público, la crisis externa de pagos, la recesión interna y una brutal conflictividad social. Fue entonces que los militares recuperaron la iniciativa política y se hicieron con el poder en el golpe de estado de 1976, el cual que daría paso al período más oscuro de nuestra historia. 140 Antropofagia La Base Marambio es una estación de la Fuerza Aérea Argentina ubicada en la Antártida, que lleva a cabo investigaciones científicas en el Polo Sur. También garantiza la presencia de ciudadanos argentinos en el continente para cuando se establezca el diálogo por la soberanía territorial46. Las condiciones de vida allí son muy duras. Para soportar temperaturas que llegan hasta los cuarenta grados negativos, los habitantes de la Base deben seguir una dieta de más de 5.000 calorías diarias. Además, todo el personal, tanto civil como militar, se recambia completamente de año a año. Durante la primera noche de los sobrevivientes en la Cordillera de los Andes, la temperatura alcanzó los 30 grados bajo cero. Es claro que si los trabajadores de la estación Marambio necesitan un régimen hipercalórico para sobrellevar la vida en un establecimiento completamente equipado y acondicionado, un pequeño cuadrado de chocolate y una tapa de vino diarios no podían ser suficientes para enfrentar un estado de semi intemperie cordillerana. 46 Siete países miembros consultivos del Tratado Antártico (Argentina, Australia, Chile, Francia, Gran Bretaña, Noruega y Nueva Zelanda) tienen reclamos de soberanía de los territorios de dicho continente, pero el mismo tratado les impide realizar actividades militares que no estén relacionadas con el ámbito científico. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas no reconoce ninguna de dichas reclamaciones. 141 Las esperanzas estaban puestas en el avión de rescate, pero con el correr de los días la posibilidad de ser hallados se hacía cada vez más difícil. Entonces empezaron los íntimos y vergonzosos pensamientos y luego el cuchicheo y luego el secreto a voces y luego la insinuación. Y luego alguien lo dijo: - Hay que comer carne de los cuerpos, si no nos morimos. Era lo más lógico; el único alimento del que disponían estaba a unos pocos metros del fuselaje. Pero, entonces, ¿por qué tardaron tanto en decidirse? El antropólogo estadounidense Marvin Harris publicó un libro llamado Bueno para comer (1985), en el cual analizó distintos hábitos alimenticios de los seres humanos y, entre ellos, la antropofagia. Harris no tomó en cuenta los casos extremos donde se haya consumido carne humana por falta de cualquier otro tipo de comida, como en la tragedia de los Andes. Su análisis se enfocaba, exclusivamente, en aquellos lugares donde la antropofagia se realiza a pesar de disponer de otros alimentos. Sin embargo, esto no lo vuelve incompatible con nuestro cuerpo de análisis, ya que, como se verá, nos ayudará a entender cómo cada grupo humano establece sus lógicas de mundo a partir de configuraciones simbólicas inherentes al propio desarrollo. De acuerdo a Harris, existen dos maneras de consumir carne humana: la primera consiste en las prácticas de ciertos grupos de hombres que se dedican a cazar y a matar a seres de su misma especie y, la segunda, se basa en el acto pacífico y ritual de devorar los cuerpos de los parientes muertos por motivos ajenos a la acción de otro 142 hombre. A partir de estas dos modalidades, se pueden analizar los tipos de sociedades que realizaron una u otra y rastrear las lógicas constitutivas de sus idearios. Así, las sociedades caníbales que emplearon la violencia para conseguir alimento han sido aquellas que no lograron desarrollar una ganadería eficiente para satisfacer las necesidades de la totalidad del grupo. Distinto es el caso de los grupos humanos que comían la médula de los huesos pulverizados o la carne calcinada de cadáveres de parientes y allegados (que formaban parte de su propia sociedad) como sagrado rito funerario. En ellos, la antropofagia no se realizaba con fines nutritivos, sino que se había construido un entramado de creencias en función de las cuales los devoradores obtenían las virtudes del muerto y éste, a su vez, seguía viviendo a través de ellos. Las sociedades occidentales, por su parte, a pesar de sus ánimos expansionistas sobre otros pueblos y sus características guerreras, descartaron rápidamente la idea de comerse a los vencidos porque encontraron mucho más redituable explotarlos o transformarlos en esclavos. Posteriormente, se naturalizó la antropofagia como tabú y se transformó en una cuestión moral lo que en sus inicios fue un asunto de beneficios económicos comparativos. Con ese tabú se toparon los sobrevivientes de la tragedia de los Andes durante el octavo día sobre la cordillera. Sabían que continuar negándose a comer podía ser fatal, pero aun así las dudas continuaban. 143 Entonces retornamos a la cuestión inicial. Dejando de lado la antropofagia por asesinato, vemos cómo dos tipos de sociedades tienen una visión diametralmente opuesta respecto al consumo de carne humana. Como rito sagrado, unos; como prohibición, los otros. El filósofo sueco-alemán Ernst Cassirer analizó en su obra Antropología Filosófica la diferencia fundamental entre las reacciones orgánicas animales y las respuestas humanas, la cual está basada en la capacidad de abstracción simbólica del hombre. En relación a eso, explicó cómo “en el caso primero, una respuesta directa e inmediata sigue al estímulo externo, en el segundo, la respuesta es demorada, es interrumpida y retardada por un proceso lento y complicado de pensamiento”47. Así, Cassirer observó cómo la realidad física retrocede en relación a los conceptos que el hombre internaliza desde su infancia y que constituyen el entramado con el que entiende el mundo. Por ello, en vez de tratar con las cosas mismas, éste realiza previamente un proceso relacional en que mide lo real a partir de su configuración simbólica. “En cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo” 48, explicó el autor. En función de esto, pretendió corregir y ampliar la definición clásica del hombre, ya que consideró que la acepción de “animal racional”, no coincidía con una realidad concreta (dado que los racionalistas nunca trataron de proporcionar nociones empíricas de la naturaleza humana sino un imperativo ético fundamental). 47 Cassirer, Ernst. La Antropología filosófica. Madrid, FCE, 1983. Pág.26. 48 Ibid. 144 “La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas son formas simbólicas. Por lo tanto, en lugar de definir al hombre como un animal racional, lo definiremos como un animal simbólico”.49 Si el hombre fuese un animal puramente racional, los sobrevivientes hubiesen comido la carne de sus compañeros muertos, porque era lo más lógico. Sin embargo, la sociedad de la que formaban parte había configurado directrices simbólicas que eran propias a su desarrollo histórico y que hacían de la antropofagia un tabú. Incluso, una vez que ya lo habían roto, buscaron justificación en su propio nicho de creencias, más precisamente la religión católica: si Cristo dio su sangre y su cuerpo para el perdón de los pecados, los muertos –y ellos mismos, si morían- darían los suyos para salvar a sus amigos. (Las creencias religiosas de los sobrevivientes serán ampliadas más adelante en esta tesis). De esta forma, queda clara la fuerte raigambre simbólica que los hombres tienen con sus culturas y, también, que no existe una moral universal inherente a todos los seres humanos, sino que cada grupo la forma en su propio recorrido. -Nosotros no comimos carne humana – nos dijo una vez Javier Methol-, sino que nos alimentamos con el único alimento que teníamos en kilómetros a la redonda. 49 Ibíd. Pág.27 145 Y de la misma manera que no podemos juzgar a los uruguayos por haber decidido sobrevivir, tampoco podemos hacer juicios de valor sobre los rituales funerarios de otras sociedades. Después de todo, todos somos animales simbólicos. 146 Cuestión de Fe La historia de los uruguayos que sobrevivieron al accidente siempre plantea la duda entre llamarla milagro o tragedia. Para este grupo integrado por jóvenes de clase alta, formados en una escuela católica, no existe lugar a dudas: fue un milagro. Y a tal punto que cada vez que se escucha algún testimonio de los protagonistas, la palabra religión, Dios o “ser superior” vienen a la narración. El diccionario de la Real Academia Española define a la religión como el conjunto de creencias o dogmas que relacionan al hombre con la divinidad. Esta historia tuvo muchos elementos “divinos”, que ayudaron a los sobrevivientes a soportar la situación tan desfavorable que vivieron en la montaña y les permitió mantener la esperanza de salir con vida de allí. Pero, además, también sus familiares, amigos y seres queridos sintieron que, por diferentes casualidades, había indicios que para pensar que los jóvenes aún estaban vivos. Un grupo de familiares llamó a Holanda para comunicarse con el parapsicólogo Gerard Croisset, un famoso vidente de la época. Éste se hizo cargo del caso y les dijo: “Es un avión blanco que nunca lo van a poder ver desde arriba, quedó como un gusano en la nieve, perdió las alas y por último, hay vida y hay muerte. Por hoy no les puedo decir más”50 50 Documental Stranded, Náufragos Vengo de un avión que cayó en las montañas. 147 Hay otra historia rodeada de misticismo que muchos no saben; una historia poco conocida, incluso para los estudiosos del caso: la de la Virgen de Landabal. Según contó la madre de Carlitos Paéz, ella se encontraba rezando en la Capilla del Colegio Stella Maris cuando halló la imagen de esa virgen en uno de sus hombros. Al voltearse para ver quién se la había dejado, descubrió que la iglesia estaba vacía. Por su parte, la abuela de Roy Harley retornó de los Estados Unidos y les contó al resto de los familiares que un desconocido se le había acercado en una capilla para obsequiarle una medalla. La mujer la aceptó, a pesar de no conocer a la Virgen grabada en ella. Cuando se la mostró a la madre de Páez, ésta le contestó que se trataba de la misma que habían dejado sobre su hombro en el oratorio del Colegio Stella Maris. La mayoría de los videntes y médiums que fueron visitados por los familiares ofrecieron profecías o adivinaciones erróneas. Sin embargo, una predijo la intervención de la Virgen de Garabandal y su precisión es aún un tema de debate y asombro entre los propios sobrevivientes. La profecía decía: Después del Aviso, viene un gran Milagro. Será anunciado ocho días antes por mandato de la Virgen. Viene directamente de Dios. Será un jueves, coincidirá con un gran acontecimiento de la Iglesia, se verá en todos los sitios desde donde se puede ver el pueblo de Garabandal. El jueves 21 de diciembre de 1972, Parrado y Canessa fueron encontrados por el arriero chileno Sergio Catalán y pudieron dar aviso a las autoridades para que rescatasen a los 14 sobrevivientes que permanecían en los restos del avión. Las tareas de la Fuerza Aérea Chilena 148 terminaron el 23 del mismo mes, cosa que permitió que los muchachos pudieran pasar Navidad con sus familias. Para entonces, todo el mundo sabía del milagro. Dos días después, trascendería la noticia de la antropofagia. La Fe en la montaña Mientras buscaban la forma de conocer si los jóvenes habían sobrevivido al accidente, la fe tomó en la montaña el mismo rol que tiene el pilar en el rugby: sostener la estructura del grupo para defenderlos del equipo contrario. En este caso, los rivales eran la montaña y sus adversidades. Pero en los ojos de los sobrevivientes siempre estuvo presente incluso al momento de contar su historia al mundo en el gimnasio del colegio Stella Maris en Uruguay: “Llegó un momento en el que no teníamos ningún alimento u otra cosa por el estilo y nosotros pensamos si Jesús en la última cena repartió su cuerpo y sangre a todos sus apóstoles ahí nos estaba dando a entender que nosotros debíamos hacer lo mismo, tomar su cuerpo y sangre que se había encarnado y eso que fue una comunión intima entre todos nosotros fue lo que nos ayudó a subsistir y fue una entrega de cada uno. Nosotros no queremos que esto, que es para nosotros una cosa íntima sea manoseada ni tocada, pero debe ser tomado en su real dimensión y tienen que pensar en lo grande que fueron esos muchachos”51 51 Primer Conferencia de prensa oficial de los sobrevivientes el 26 de diciembre de 1972 149 Durante los 72 días de la odisea, la Fe aumentó a pesar de que la muerte era moneda común. El rezo del rosario formaba parte de su rutina al igual que la repartición de tareas. Los sobrevivientes aseguran que cuando uno piensa que no se tiene nada que perder, se despoja de todo lo material, de lo vulgar y sus distracciones; y que entonces uno se encuentra con Dios. Pero no hablan del ser majestuosamente presentado en las imágenes de la iglesia, sino como la prueba de que todo sucede por una razón. Según los sobrevivientes, ellos simplemente formaban parte del plan de Dios. Además gracias al apoyo que recibieron del Papa de la época, Pablo VI, quien declaró que habían obrado como buenos cristianos por haber defendido la vida, ante cualquier adversidad, sirvió para fundamentar la actitud que estos jóvenes debieron tomar. También fue la fe quien los ayudó a superar el tabú de la antropofagia. Cuando Roberto Canessa explicó desde un punto de vista médico que debían alimentarse de los muertos, muchos temieron la ira de Dios. Sin embargo, Pedro Algorta, uno de los que moriría en la montaña, trazó un paralelismo entre el sacrificio de sus amigos y el del propio Jesús: Cristo había entregado su cuerpo y su sangre por los hombres; en la montaña había hecho lo mismo dándoles a los sobrevivientes los alimentos para que se salvasen. Por último, queremos resaltar un dato interesante que nos reveló Javier Methol en su entrevista. Los jóvenes que escucharon la noticia de que habían encontrado a dos personas que bajaron los Andes, nunca escucharon el nombre de Canessa o Parrado, 150 pero los reconocieron por medio de una señal: antes de la transmisión de la noticia, sonó el Ave María, la misma oración que muchos habían rezado al momento del accidente. 151 Medios Gráficos Clarín y La Nación Diario Clarín En 1945, Roberto Jorge Noble inició la publicación de Clarín con una infraestructura mínima y con un capital más bien modesto, obtenido de la venta de una estancia de su fundador, el acierto de Clarín consistió en apuntar a ese nuevo público de una Argentina que poco a poco abandonaba la economía agrícola-ganadera por la del tipo industrial. La presencia de del afamado periodista Juan Carlos Petrone en su equipo inicial dio como resultado un equilibrio entre la ideología desarrollista de su editor y las necesidades de un público muy amplio, interesado en la importancia que la publicación concedió además a las secciones de deportes y espectáculos, muchas veces desatendidas por los medios tradicionales. El crecimiento de Clarín fue paulatino e incesante. De los 60.000 ejemplares de la década de 1950 pasó a más de 300.000 en la siguiente y, en la década del ’90, al medio millón de ejemplares, cifra sólo acercada por Crítica en 1930 y por Crónica en la década de 1960. Desde 1980, Clarín es dirigido por Ernestina Herrera de Noble, quien logró no sólo consolidar al medio gráfico como el primer diario argentino sino que también es el líder de un monopolio de la información que aún hoy continua vigente. 152 Durante el contexto del accidente de los Andes, estos medios gráficos respetaban sus lineamientos históricos, ya que por un lado La Nación era un medio netamente de la cultura alta que tenía cierto nivel de vida, mientras que Clarín se perfilaba como el diario de la clase media profesional. Por este motivo, se entiende claramente las formas de escritura y la complejidad de cada medio. Por otra parte hay que destacar que ambos medios ya se comercializaban en Uruguay lo que también permite entender que las noticias que fueron escritas sobre el accidente y los sobrevivientes se escribieron teniendo en cuenta el público al que estaba referido. Diario La Nación La Nación Argentina fue fundado en 1862 por Juan María Gutiérrez con el propósito declarado de apoyar la obra del gobierno del Presidente Bartolomé Mitre. Aunque dejo de ser publicado en 1870, Mitre retomó el proyecto bajo el nombre de La Nación. Cuando le preguntaron al ex presidente qué objetivo tenía para el matutino, respondió que, si la primera etapa del diario había sido de lucha, la segunda sería de propaganda. A lo largo del Siglo XX, La Nación se mantuvo en manos de la familia Mitre. Con un promedio cercano al cuarto de millón de ejemplares diarios, es el segundo diario más comercializado junto a Clarín. La tendencia de este diario es y ha sido conservadora siendo la vía de expresión de sectores tales como la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas y los grandes productores agropecuarios de la Argentina. 153 El accidente: causas, teorías y conjeturas sobre un milagro Una de las preguntas más recurrentes al momento de hablar de esta historia se centra en el interrogante sobre cómo fue el accidente. Con el transcurso de los años y gracias al testimonio de quienes pudieron contarlo, se desarrollaron distintas teorías que permitieron construir y determinar de qué manera se dieron los hechos. Los sobrevivientes en su mayoría tenían entre 18 y 22 años, una edad en la que los jóvenes buscan la independencia de sus padres. Por eso, un viaje de tres días a otro país sin su presencia sonaba como unas mini vacaciones en pleno septiembre, con amigos y el deporte que amaban. Roberto Canessa dice que quizás todo haya sido la obra de una mano maldita que decidió hacer un experimento macabro, colocando a los sobrevivientes de una tragedia aérea en un infierno helado, para ver cómo reaccionaban y qué hacían para superar la adversidad. Durante la entrevista con Javier Methol en Uruguay, surgió la siguiente pregunta: ¿Cómo es vivir un accidente aéreo? Con la sonrisa pícara de alguien que recuerda una travesura, comenzó su relato: -El momento anterior al accidente era un avión lleno de jóvenes. Era todo alegría, era todo diversión; entonces cuando tú tienes el espíritu ese, el mal no se ve, no te lo imaginas. Para los chicos en el avión, era tal la alegría que tenían que tomaban todo como un juguete. Estábamos en plena tormenta; el avión temblaba, agarrábamos pozos 154 de aire y los chicos decían ¡ole, ole! Y se reían; tiraban la pelota de rugby para un lado, jamás pensábamos que algo pudiera ocurrir y yo también estaba dentro de ese clima.52 En ese momento se detuvo, aclaró su garganta y se le borró la sonrisa. “En un momento agarramos un pozo de aire en que el avión caía, caía, caía y de repente salimos del pozo de aíre y cuando salimos, también salimos de las nubes, para darnos cuenta que volábamos a dos metros sobre las rocas. Ahí entró una mezcla de desesperación con esperanza. Con Liliana nos agarramos de las manos y rezamos… cerró los ojos, hizo una pausa y recordó el momento-. Un golpe, otro, un ruido… y el avión se detuvo, -en ese momento abrió los ojos- no sabíamos qué había pasado, dónde estábamos, no sabíamos nada. Pero estábamos vivos (aún cuarenta años después del accidente, todavía no cree poder decirlo), lo primero fue gracias señor ahí empezaron los gritos de dolor, los llantos, más gritos, la desesperación. Fueron instantes que parecieron siglos.”53 Por su parte, Carlitos Paéz, otro de los sobrevivientes, comenta en su libro Después del día diez que al momento del accidente, comenzó a rezar el Ave María y que si alguien alguna vez se pregunta cuánto tarda un avión en caer desde las alturas hasta el suelo, la duración es la misma que la de aquella oración. 52 Entrevista Javier Methol, Carrasco Uruguay marzo 2012, ver anexo 53 Ídem 155 Características del Avión El Fairchild FH227 de origen norteamericano era, en 1972, uno de los modelos de vanguardia. El objetivo básico de la empresa Fairchild Hiller era lograr un avión que fuera económicamente rentable, fiable y de fácil operación para las aerolíneas regionales. Los estudios de mercado le dieron la razón, porque luego de su vuelo inaugural, el primero de julio de1966, el libro de pedidos registraba 46 compras por las fuerzas armadas, navales y marina de México, Perú, Colombia y Uruguay. Sobre la composición técnica del avión, se trataba de un aparato militar y comercial estilo chárter, con capacidad para tripulación para piloto y copiloto mientras que en cabina entraban entre 48 y 52 personas. El accidente En primer lugar, hay que aclarar que el choque se produce por un error humano compartido por dos partes: el piloto y por los miembros de la torre de control de Santiago de Chile. El Coronel Julio César Ferradas, junto al teniente coronel Dante Lagurara, quien creía haber cruzado el territorio chileno, se comunicó con la torre del control informando que acababan de pasar Curicó por este motivo iniciaría el descenso. Lagurara era quien piloteaba el aparato. Ante ellos, se encontraba un panorama blanco de nubes que, dada su experiencia, no debía suponer un gran problema. Sin embargo, no tuvieron en cuenta que los fuertes 156 vientos en contra habían desacelerado el avión y, consiguientemente, había aumentado el tiempo necesario para completar el trayecto (se presume que la velocidad de la aeronave descendió de 210 a 180 nudos). Los pilotos estimaron en base al tiempo habitual empleado para cruzar el Paso del Planchón (ruta internacional aérea que conecta Argentina con Chile). A las 15:21, Lagurara informó a los controladores aéreos de Santiago de Chile que sobrevolaban el Paso del Planchón y que calculaba que alcanzarían Curicó a las 15:32. Unos tres minutos más tarde, el Fairchild se comunicó de nuevo con Santiago informando que divisaban Curicó. El avión tomó entonces rumbo norte. La torre de control de Santiago dio por buena la posición comunicada por Lagurara, autorizándole a descender a los 3.500 msnm54 dando por hecho que se dirigía hacia el aeropuerto de Pudahuel, al oeste de Santiago de Chile, cuando en realidad se adentraban en la Cordillera, aproximándose a las inmediaciones del volcán Tinguiririca , en la provincia chilena de San Fernando. El Fairchild comenzó su descenso a través de la niebla valiéndose de sus instrumentos, mientras todavía se encontraba sobre las montañas. A esa altura la aeronave entró en una nube y comenzó a dar sacudidas, que generaron que el aparato descendiera un total de 1.500 metros. Esta serie de caídas dejaron ver que ya no volaban sobre la montaña sino entre las mismas. En ese momento, comenzó el terror y el miedo en los jóvenes. El choque era inevitable. 54 Metros Sobre el Nivel del Mar 157 Sin embargo, gracias al esfuerzo de Lagurara y Ferradas lograron evitar la colisión frontal contra la montaña, que hubiera matado a todos los pasajeros, y consiguen elevar la trompa del avión pero no la cola, la cual impactó a la altura del farallón contra la montaña posteriormente conocida como Cerro Seler (en homenaje al padre de Fernando Parrado). Este choque inclina el avión a menos 25 grados permitiendo una posición para descender a lo largo de montaña en línea recta, evitando la posibilidad de giros o tumbos que hubieran aniquilado a sus pasajeros. Luego del primer impacto que destruyó la última parte de la cola del avión, sucedió un segundo impacto sobre un risco a 4.200 metros sobre el nivel del mar, haciendo perder el ala derecha. El impacto fue tan brutal que arrancó las filas de los asientos 45 a 52, - o sea las últimas dos ventanillas-. Al golpear por tercera vez, el avión perdió el ala izquierda, quedando en vuelo únicamente su fuselaje, a manera de proyectil. Éste, aún con bastante velocidad, golpeó tangencialmente el terreno nevado y resbaló por una amplia ladera nevada y empinada de más de 4 km de largo hasta detenerse en un banco de nieve. Dos pasajeros más, atados aún a sus asientos, salieron despedidos de la parte trasera del fuselaje. El sitio donde quedó el avión es una pendiente de los Andes que mira al este, a 3.500 metros sobre el nivel del mar, en el valle de las Lágrimas –bautizado así por los sobrevivientes-, en la alta cuenca del río Atuel, Mendoza en el centro-oeste de Argentina. 158 El golpe de la nariz del avión contra el banco de nieve resultó fatal para los tripulantes de cabina. La fuerza del impacto hizo que el tren de aterrizaje delantero, aplastara fuertemente la cabina del avión hacia atrás, atrapando a sus ocupantes contra el panel de mando. Lagurara quedó con su cabeza fuera de la ventanilla y con los instrumentos incrustados en su pecho. Falleció tras agonizar toda la noche, al amanecer del día siguiente. Ferradas había muerto en el acto. 159 Actitud de las familias: Los padres en el Milagro de Los Andes. La historia del Milagro de los Andes tuvo varios protagonistas y varios nódulos narrativos destacados, como los medios de comunicación, la alimentación y la religión. Pero también tuvieron una gran importancia los padres, quienes estuvieron buscándolos durante los 72 días que duró la odisea ya que creían firmemente que éstos estaban con vida. En este sentido, podemos destacar las tareas de Carlos Páez Vilaró. El famoso pintor uruguayo viajó a Chile a los pocos días de que el Fairchild hubiera desaparecido y fue de pueblo en pueblo para averiguar si alguien había escuchado algún estruendo por la zona en la cordillera. Este recorrido lo llevó a Los Maitenes, donde vivía el arriero Sergio Catalán, quien se encontraba de ronda en el campo y no llegó a conocerlo en aquella oportunidad. Sin embargo, esa visita sirvió para que el arriero supiera quiénes eran esos muchachos desnutridos cuando leyó el mensaje de Parrado, pues un vecino le refirió la historia del pintor uruguayo que buscaba el avión caído en el que viajaba su hijo. Por otra parte, también hay que resaltar la labor del Dr. Juan Carlos Canessa, padre de Roberto, quien logró juntar el dinero necesario poder alquilar algún helicóptero, de manera que pudieran recorrer la zona del accidente en un momento donde falta de combustible generaba que muchos chilenos debieran caminar semanas para trasladarse de un punto a otro de su país. 160 Pero sin duda, la historia más destacada del médico corresponde al 21 de diciembre de ese año, cuando desanimado y resignado emprendía su regreso a Uruguay. Se había trasladado desde Mendoza a Buenos Aires, donde se embarcaría en el ferry con destino a su país. Durante su vuelo, se hizo pública la noticia que informaba que un arriero había hallado a dos jóvenes que decían provenir de un avión caído en la cordillera. En el aeropuerto de Ezeiza, el Doctor Canessa se tomó un taxi para que lo llevasen hasta el puerto. En el camino, el taxista le comentó: -¿Se enteró de los sobrevivientes? -¿Qué sobrevivientes? - Aparecieron dos uruguayos que dicen que son de un avión que se cayó hace dos meses. En ese momento, desde la radio se escuchó a un periodista confirmando el nombre de los dos expedicionarios: Fernando Parrado y Roberto Canessa. El médico rompió en llanto y se abrazó con el taxista. En ambos casos, podemos ver que antes, durante y después del accidente, los padres de estos jóvenes estuvieron presentes. Mucho más cuando las noticias de antropofagia comenzaban a rondar por los medios. Por eso, no podemos dejar de lado su rol, que si bien no fue estelar, supo ser el engranaje que les dio impulso a sus hijos para volver de Los Andes, así como también el apoyo que les brindaron a esto para soportar las acusaciones de algunos medios. 161 162 Capítulo IV Marco Teórico Metodológico 163 Marco Teórico Para comprender en mayor profundidad nuestra investigación, es necesario dejar en claro ciertos conceptos que usaremos a la hora de realizar el análisis discursivo. De acuerdo a los postulados de Eliseo Verón, los discursos son textos, es decir “conjuntos presentes en la sociedad que se componen de diversas materias significantes”, y para abordarlos hay que remitirse a aspectos extra textuales. Cada uno de ellos posee condiciones productivas, que dan cuenta tanto de las restricciones presentes al momento de su generación, como también de las determinaciones que definen su recepción La noción de discurso, corresponde a un cierto enfoque teórico en relación con un conjunto significante dado. Leer un texto significa entenderlo en relación con otros discursos, implica describirlo como un sistema de operaciones discursivas. No se puede analizar un discurso “en general” ni “en si mismo”, sino siempre en relación con un determinado punto de vista o nivel de pertinencia, ninguna gramática será “la” gramática de un cierto discurso; ninguna podría ser exhaustiva. En relación a la idea precedente, al momento de comparar las notas centrales con las columnas o las editoriales, se tomará como referencia a Eliseo Verón y su exposición teórica acerca del “principio de la diferencia”, del cual debe partirse para analizar un texto. Éste explica que “algo es por lo que no es. Solo por comparación se puede establecer características de un objeto”. A su vez plantea que “no se puede analizar un texto, que analizar un texto es imposible. Esto significa que lo mínimo que 164 se puede analizar son dos textos y, en general, más de dos. El único principio metodológico capaz de resolver esta pregunta de la multidimensionalidad, es el principio de la diferencia. No se puede decir gran cosa de un texto, justamente porque puedo decir demasiadas. Lo que sí puedo decir es que es diferente de otro, y puedo describir esa diferencia”. Además, consideramos pertinente analizar qué tipo de construcción de los hechos le brindan los periodistas al público lector. Para efectuar este proceso, nuestra idea fue apelar al concepto “contrato de lectura” de Verón, el cual implica la relación entre el discurso de un soporte mediático, por un lado, y sus lectores, por el otro. Este contrato está compuesto por un conjunto de estructuras enunciativas. Ellas son las dos “partes”, entre las cuales se establece un nexo, el de la lectura. Un mismo contenido puede ser tomado a cargo por estructuras enunciativas muy diferentes: en cada una de ellas, el que habla (el enunciador) construye un “lugar” para sí mismo, y “posiciona” de una manera al destinatario. Realizar un estudio del Contrato de lectura implica abarcar cada aspecto de un soporte de prensa, en nuestro caso los matutinos Clarín y La Nación, en la medida que se construye el nexo con el lector: coberturas, relaciones texto/imagen, modo de la clasificación material presentado, formas de titulación, modalidades de construcción de las imágenes que ilustran los acontecimientos, y demás dimensiones que contribuyan a definir específicamente los modos en que el medio se vincula con su lector. 165 En el párrafo anterior se mencionó, en más de una oportunidad, el vocabulario en construcción, término relevante en lo que refiere el desarrollo de la Tesis ya que nuestro trabajo consiste en analizar discursos construidos por los periodistas de Clarín y La Nación sobre los 16 sobrevivientes del accidente de los Andes de 1972. Aclaramos que cuando hablamos de construcción del hecho, lo hacemos posicionándonos desde los lineamientos propuestos por Verón en “Construir el acontecimiento”. El autor explica que los acontecimientos sociales no son objetos que se encuentran hechos en alguna parte de la realidad y nos son dadas a conocer por los medios, con mayor o menor fidelidad. Por el contrario, sólo existen en la medida en que esos medios los construyen. En términos generales Verón establece que los medios de comunicación deben atenerse a su ideología de la presentación, cuyo eje es la “objetividad”. Al desbordar la multiplicidad de los modos de construcción, la eficacia de las invariables del discurso termina por producir una unificación imaginaria y valiéndose del poder de su designación, el acontecimiento se impone en la intersubjetividad de los agentes sociales. Los medios informativos son el lugar en donde las sociedades industriales producen nuestra realidad. De acuerdo a lo explicada por Verón, la lógica de los medios tiene una estructura temporal a la que se le agregan exigencias de producción, que pueden derivar de normas sociales e ideológicas. Porque los factores en juego en el funcionamiento de las comunicaciones masivas van más allá de la voluntad de los individuos que participan en 166 su producción. Este autor considera que la prensa escrita es el espacio de una multiplicidad de modos en construcción. Para analizar los discursos que Clarín y La Nación construyen en sus notas centrales y secundarias durante el período seleccionado, se procederá a la búsqueda de categorías que contribuyan a identificar el asunto o tema tratado, la configuración y organización de elementos que conforman cada pieza, y la situación comunicacional que construye cada texto, donde se prefigura un enunciador y un enunciatario. Estos rasgos que son denominados por Oscar Steimberg en su trabajo “Semiótica de los medios masivos. El pasaje a los medios de los géneros populares” como retóricos, temáticos y enunciativos, merecen una definición en profundidad de acuerdo a la importancia que tendrán la investigación. Se entiende retórica “no como un ornamento del discurso, sino como una dimensión esencial a todo acto de significación, abarcativa de todos los mecanismos de configuración de un texto que devienen en la combinatoria de rasgos que permite diferenciarlos de otros”. En otras palabras se considera a lo retórico como el orden de las partes del texto. Por su parte, lo enunciativo o la enunciación se definen como el sentido de los procesos de semiotización por los que, en un texto, se construye en una situación comunicacional, a través de dispositivos que podrán ser o no de índole lingüístico. Nuestro objeto de estudio es el discurso expuesto en las notas de los matutinos Clarín y La Nación, ya que consideramos tangible y como tal factible de análisis. 167 Otra palabra que debemos definir, es Polifonía. El término fue empleado por el teórico ruso Mijail Bajtín para referirse a lo que él consideraba la principal característica de la novela de Fiódor Dostoyevski. Ésta consistía en que cada personaje manifestaba al interior de la novela su forma de ver el mundo, lo que producía que el lector conociera tantas perspectivas vitales como personajes principales había en los textos. En nuestro análisis discursivo utilizaremos este concepto para remarcar aquellas veces en que alguno de los dos diarios apele a los testimonios o declaraciones de los sobrevivientes, sus familiares o autoridades consultadas. Cabe remarcar que se entenderá por polifonía a todas las voces introducidas en cualquiera de ambos diarios, pero no siempre se explicará el uso del recurso para evitar la repetición excesiva. 168 Metodología del análisis El referente temporal analizado en la presente tesis abarcó las ediciones de Clarín y La Nación desde el 23 de diciembre de 1972, momento en que descubren a los sobrevivientes del avión uruguayo, hasta el 29 del mismo mes, cuando luego de las fuertes versiones deslizadas en algunos medios, los jóvenes decidieron dar una conferencia de prensa en el colegio Stella Maris. El descubrimiento de sobrevivientes de la tragedia aérea en la cordillera de Los Andes será tomado como fecha inicial de nuestro análisis ya que este hecho derivó en una cobertura periodística a gran escala, donde cada uno medios hizo una construcción simbólica particular. Clarín y La Nación hicieron lo propio. La fecha de cierre, por su parte, responde a que la mayoría de los autores especializados en este caso toman a la conferencia de prensa como el último nódulo de la historia. Piers Paul Read, da cuenta de ello en su obra ya citada: “(…) Al concluir la conferencia de prensa, finalizó el examen público de los supervivientes, que siguiera de modo tan inmediato a su reflexión privada, y por fin pudieron volver a sus hogares y a sus familias, aquello que tanto desearon cuando estaban atrapados en los Andes”. Se seleccionó como corpus a todos los artículos publicados por ambos diarios. De esta forma, entraron en el análisis notas centrales, crónicas, entrevistas y recuadros. Será tenida en cuenta la jerarquización que cada diario haya dispuesto, de modo que se señalará si una noticia viene de tapa o si esta ocupa un lugar secundario o contextual. 169 Cabe aclarar que el análisis saltará del 24 de diciembre hasta el 26 del mismo mes, ya que no hubo publicaciones durante el día de Navidad. En la actualidad, tampoco hay tirada los 25 de diciembre. Con el objetivo de delimitar el análisis, hemos establecido nueve categorías en base a los temas más recurrentes en cada una de las notas. Esto permitió que el trabajo se desarrollase de manera más prolija y que pueda verse con claridad la construcción final de Clarín y La Nación. 1-Situación adversa: esta categoría comprenderá a todas las referencias que aludan a la dura situación que enfrentaron los sobrevivientes de la tragedia aérea durante su estadía en la montaña. 2-Milagro: aquí se tomarán en cuenta todos los relatos que destaquen lo singular que fue el proceso de supervivencia y las referencias que indiquen que ésta fue propiciada por una intervención divina. 3-Heroicidad: esta palabra clave comprenderá las narraciones que exalten los esfuerzos realizados por los uruguayos luego del siniestro aéreo, conjuntamente con todas las alusiones que equiparen a la supervivencia con hechos míticos o heroicos. 4- Alimentación: en esta categoría se incluirá toda referencia acerca de cómo hicieron los sobrevivientes para alimentarse. Reconoceremos tres líneas generales: la comida que llevaban consigo en el avión, las especulaciones acerca de qué alimentos pudieron conseguir en la montaña y el descubrimiento de antropofagia. 170 5-Actitud de las familias: analizaremos aquí aquellos pasajes donde se mencionen declaraciones, hechos u observaciones de los familiares de los jóvenes uruguayos. 6-Condición de los sobrevivientes: esta categoría tendrá en cuenta las referencias que Clarín y La Nación hicieron acerca de las características de los sobrevivientes. Destacaremos tres condiciones: la de deportistas, la de estudiantes y la de clase social acomodada. 7-Religiosidad: aquí describiremos todas las actitudes religiosas de los sobrevivientes, tanto durante su estadía en la montaña como las que practicaron luego de su rescate. 8-Repercusiones mediática: teniendo en cuenta que la presente tesis analiza la construcción discursiva de Clarín y La Nación, veremos también la observancia que estos diarios hacen respecto a las publicaciones de otros medios. En función de ordenar cronológicamente el análisis, hemos decidido separarlo en dos apartados que titulamos: “Los héroes del Milagro de Los Andes” y “Antropofagia: la construcción de la absolución”. El primero abarca las publicaciones comprendidas entre el 23 y 24 de diciembre, etapa que comprende el rescate de los sobrevivientes y los primeros relatos de su experiencia. El segundo está conformado por las ediciones del 26, 27, 28 y 29 de diciembre, fechas en las cuales se descubre que los sobrevivientes habían tenido que recurrir a la 171 antropofagia y se profundiza en la reconstrucción de los acontecimientos. Durante este período tendrán gran relevancia las declaraciones del encargado de negocios uruguayos en el exterior, César Charlone, y el de algunos familiares. Si bien el segundo apartado engloba más publicaciones que el primero, es oportuno destacar que la trascendencia del rescate para el día 23 de diciembre devino en una copiosa producción mediática. Consecuentemente, el número de notas analizadas en cada uno es similar. Con respecto al análisis en sí, disgregaremos cada apartado por día y cada diario será analizado individualmente. Ambas partes presentarán conclusiones parciales, donde se hará un análisis comparativo entre los dos medios. Para evitar caer en la repetición de palabras, emplearemos en cada una de ellas las frases “el diario de la familia Noble”, para referirnos a Clarín, y “el diario mitrista”, para aludir a La Nación. Finalmente, incluiremos una conclusión final que marcará el epílogo de esta tesis. 172 Capítulo V Análisis Discursivo 173 Primer apartado Los héroes del Milagro de los Andes 23 de diciembre de 1972 Clarín Publicación en la primera página: Título: Dramático rescate en la Cordillera Bajada: Una resurrección sin precedentes en la historia de las tragedias aéreas. Después de las penurias de 71 días en plena Cordillera –heridos y sin víveres- 16 de los pasajeros del avión uruguayo accidentado el 13 de octubre último, cuando volaba hacia Santiago de Chile, lograron tomar contacto con la civilización. Helicópteros de la Fuerza Aérea Chilena –en un gigantesco operativo- rescataron ayer a 8 de ellos, mientras que el resto se quedó a la espera de un mejoramiento en las condiciones del tiempo para que lleguen hasta ellos sus salvadores. Foto: Un imagen de Roberto Canessa vestido en harapos, acompañado por miembros del equipo de rescate. En el epígrafe lo confunden con Fernando Parrado, cuyo apellido está mal escrito (“Parrada”). Nota central: 174 Título: Milagro de Navidad en la Cordillera Bajada: En un hecho único en toda la historia de los accidentes de aviación, aparecieron con vida –luego de 71 días desde el momento en que la máquina cayó en el corazón de la cordillera de los Andes-, 16 de los 45 ocupantes del avión militar uruguayo que se perdió el 13 de octubre cuando trasladaba a Chile a una delegación deportiva. Este episodio, que se llama “el milagro de navidad”, alcanza ribetes sensacionales y fue conocido a través de la presentación de dos arrieros chilenos que hallaron a dos jóvenes del avión siniestrado que venían caminando en busca de auxilio desde hace 10 días. Nota secundaria: Volanta: Ante el inesperado vuelco de la tragedia Título: Júbilo Indescriptible se Vivió Ayer en la República del Uruguay Recuadro Título: Los 16 sobrevivientes Es una mera transcripción de los nombres de los sobrevivientes. No presenta ninguna de las categorías de análisis La categoría de análisis Milagro se introduce desde el título de la nota central. A continuación, la bajada se encarga de explicar que el rescate constituye un “hecho único en toda la historia de los accidentes de aviación”, además de resaltar que el 175 grupo uruguayo sobrevivió durante 71 días en la cordillera y que recién fueron rescatados luego de que dos de ellos caminasen durante diez días a través de las montañas. Aprovechando la proximidad del día de la conmemoración por el nacimiento de Cristo, nombraron al acontecimiento como “Milagro de Navidad”. Ya antes, en la bajada de la primera plana, había designado al descubrimiento de sobrevivientes como una “resurrección”, entendida esta como una milagrosa vuelta a la vida. Este hecho es famoso por ser uno de los actos divinos realizados por Cristo. Para reforzar la idea, Clarín especifica la terrible condición en la que quedó el avión después del choque y explica cómo el derruido fuselaje fue fundamental para la salvación de los uruguayos: “La máquina tenía destrozadas las alas y la parte del Milagro comprende también que conservó intacta la cabina que hizo de casa a los sobrevivientes mitigando las consecuencias del rigor de las temperaturas”. La nota secundaria, por su parte, aborda a la categoría desde un principio a través del recurso de la polifonía, citando algunas frases que pudieron haber sido dichas por los ciudadanos uruguayos a raíz de la noticia: “Todo desde el “no puede ser, es imposible” hasta el emocionado “gracias a Dios”, se dijo ayer en el Uruguay al conocerse la noticia de la aparición de sobrevivientes del avión de la Fuerza Aérea perdido en la cordillera”. Inmediatamente después, se argumenta cómo la noticia del “sensacional” hallazgo “acusó un fuerte impacto” en la sociedad que, emocionada, agotó rápidamente las 176 ediciones de los diarios. A partir de esto, se desprende que en el país oriental no había una gran esperanza de hallar con vida a los pasajeros del avión siniestrado y que el descubrimiento de sobrevivientes fue tomado por un acto del que había que agradecer a Dios. También en esa nota se hace un contraste entre el júbilo de aquellos familiares y amigos de los jóvenes rescatados milagrosamente y “aquellos que pierden ahora (luego de dada a conocer la lista de decesos) el último resto de esperanza sobre la reaparición de sus seres queridos”. Por parte de los afortunados cuyos parientes sobrevivieron, se vuelve a apelar al recurso polifónico, utilizando una cita directa de la emocionada madre de Roberto Canessa: “Agradezco a Dios y a la virgen que hayan salvado a mi hijo. Esto es obra de Dios y nada más…” declaró con voz entrecortada por el llanto la señora Mercedes Urta de Canessa, madre del otro (antes se había aludido a Parrado) sobreviviente. Como se ve, la mujer adjudica a la supervivencia a un acto absolutamente divino, ya que lo considera a una “obra de Dios y nada más…”. Ambos textos tienen un fuerte contenido emotivo y transmiten el júbilo de los familiares y de la sociedad ante el milagroso descubrimiento de sobrevivientes del Fairchild siniestrado en las montañas. La categoría Situación Adversa es tratada únicamente en la nota central. Para que los lectores puedan entender las condiciones a las que tuvieron que enfrentarse los 177 sobrevivientes, Clarín las desprende de las condiciones que hacen tan especial a este caso: “El avión se accidentó en un paraje de 4.400 metros de altura que ahonda en las características milagrosas del episodio. No sólo por el accidente en sí sino, además que sobrevienen a los problemas de la puna, un frío intensísimo, vientos y nieve permanente”. Luego de esta introducción, el diario empieza a reconstruir los pormenores del hecho, que siguieron al coque del Fairchild: “También se pudo saber que 15 ocupantes de la maquina habrían muerto días después de la catástrofe al caer un alud sobre una caverna que les servía de abrigo. Cuatro murieron más tarde a consecuencias de las heridas recibidas al estrellarse el aparato y los restantes por las privaciones y el frío que debieron soportar”. Ante la hostilidad del clima, Clarín explica cómo los sobrevivientes tuvieron que paliar la terrible situación con elementos precarios: “Los forros de los asientos fueron convertidos en las frazadas y los propios asientos en colchones para los heridos. Todo lo utilizable fue empleado para tapar los agujeros del fuselaje y resguardárselos del intenso frío”. Para transmitir imágenes vívidas y lograr que los lectores puedan sentir en carne propia los sufrimientos de los uruguayos, se introducen varios elementos polifónicos. En primer lugar, se utiliza la cita de autoridad del Doctor César Fernández, director del Hospital de San Fernando, donde estaban siendo atendidos los sobrevivientes. 178 Según el diario, el médico expresó que los muchachos están “afectados por la conjuntivitis por el tiempo que han permanecido expuestos a la luminosidad de la nieve y a los rigores del viento” y agrega que “también hay varios con quemaduras por el intenso frío”. En segundo lugar, se introduce un testimonio directo del propio Canessa, donde éste narra su experiencia durante el alud: “Quedé sepultado bajo la nieve. Ahí también creí morir. No podría respirar. Alguien empezó a escarbar y me rescató”. La última cita introducida al respecto de esta cuestión, es la del arriero Sergio Catalán, quien cuenta el mensaje que le arrojó Parrado (a quien Clarín confunde con Canessa) cuando se vieron cara a cara, en las orillas opuestas del río: “Traía un mensaje escrito redactado por el joven Canessa diciendo que ‘necesitaban auxilio urgente pues no podrían seguir y que en el avión había 14 personas más que estaban vivas’.” La categoría Heroicidad está centrada en Fernando Parrado y Roberto Canessa, los sobrevivientes que bajaron de la montaña para pedir ayuda. Al haber sido los primeros en brindar sus testimonios, la mayor parte de las notas están sustentadas en sus dichos. Como se verá, serán recurrentes los términos “odisea” y “epopeya”. Por eso creemos conveniente definirlos. El primero deviene del famoso poema épico “La Odisea”, en el cual se relatan las aventuras del héroe Odiseo (o Ulises, en su 179 adaptación al latín) en su regreso a su hogar en la isla de Ithaca, luego de haber participado en la guerra de Troya. Por su parte, entenderemos por epopeya a la narración de un hecho heroico que ha trascendido en la memoria de un pueblo. De esta forma, la nota central narra que estos dos sobrevivientes habían recorrido los cañadones de la cordillera para pedir auxilio para el resto de sus compañeros. Inmediatamente, agrega que los “dos presentaban un estado de desnutrición evidente y han perdido alrededor de 20 kilos”, remarcando el gran desgaste físico sufrido en la consecución de su misión de salvamento. Esta idea es sostenida más tarde en la nota, aun enfrentándola a aquellos fragmentos de la misma que resaltan el clima de júbilo de la sociedad ante la milagrosa supervivencia. Así, Clarín explica cómo dichos relatos “dejan trunco quizá la parte más dramática: la caminata de diez días en la cordillera desierta de los dos jóvenes que dejaron el avión para buscar auxilio”. Como se ve, el medio apela al subjetivema “dramática” para referirse a la caminata, de manera que define al acto de los dos jóvenes uruguayos como la parte más traumática de toda esta historia. Precisamente, ése fue el hecho por el cual lograron salvar al resto de los sobrevivientes. Luego, se hace un salto cronológico para explicar que la actitud heroica de ambos no se limitó exclusivamente a la caminata final, sino que desde un principio se mostraron predispuestos a auxiliar a sus amigos: “Canessa se refirió que junto con Parrado saltaron del avión y comenzaron a ayudar a los heridos”. 180 Sin embargo, a pesar de utilizarse una cita directa de Canessa, este dato es erróneo, ya que Nando Parrado quedó inconsciente luego del choque y despertaría recién varios días después. Otra equivocación en la que incurre el medio es la de confundir a Canessa con Parrado, respecto a quién acompañó a los rescatistas en los helicópteros. Recordemos que Canessa estaba tan débil cuando lo hallaron que apenas podía caminar. Esta confusión, proviene de un cable erróneo de la agencia de noticias Associated Press (AP, a partir de ahora) que, como se verá, será repetido por el diario La Nación. En el mismo párrafo, vuelve a hacerse hincapié en los 71 días que los jóvenes uruguayos tuvieron que soportar en la Cordillera y en el peso que habían perdido durante ese período. En el caso de Canessa, se especifica que “su peso normal es de 80 y ahora tiene 60”. La nota secundaria también le da un carácter central a las figuras centrales de Parrado y Canessa, “jóvenes y fuertes deportistas”, calificándolos como los protagonistas de una “verdadera epopeya que duró 10 días al marchar en plena cordillera en busca de auxilio para sus compañeros…”. De esta forma, iguala la marcha de los dos jóvenes a una epopeya. Si bien la presencia de Canessa y Parrado en el relato es casi total, también se incluye una historia del sobreviviente Gustavo Zerbino, quien ya había demostrado su heroicidad dos años antes del accidente. Según el diario, el muchacho de 19 años “había ocupado la primera plana de los diarios montevideanos, cuando en una valiente y desesperada acción penetró entre las 181 llamas que destruyeron el Carrasco Bowling Club rescató a una mujer que se encontraba aprisionada entre los escombros”, agregando luego que “el club había sido dinamitado por los terroristas tupamaros y dos de ellos perdieron la vida al no poder escapar de las bombas que antes habían colocado”. De este modo, el medio refuerza el carácter heroico de Zerbino al narrar cómo arriesgó su propia vida para salvar a una mujer de las llamas que consumían al bowling, luego de que un grupo de terroristas hubiese puesto explosivos en el lugar. Al citar este caso, Clarín pretende hacer extensiva la cualidad de héroes a los sobrevivientes en general. Por otro lado, que el diario se refiera a los Tupamaros como agentes del terror y no como guerrilleros se enmarca en la lógica de la época, donde la mayoría de los estados latinoamericanos había establecido planes estratégicos para combatir la subversión interna y cualquier grupo que se resistiese al monopolio represivo institucionalizado era caratulado como terrorista. La Condición de los sobrevivientes es mencionada en ambas notas. La central hace foco en el carácter de deportistas de los uruguayos: “La mayoría de los que lograron salvar su vida integran el equipo de rugby de Old Christians de Montevideo y la edad oscila entre los 18 y 20 años. En cambio perecieron los 5 componentes de la tripulación y las cinco mujeres que viajaban acompañando a la delegación de deportistas”. Clarín establece aquí una comparación entre los rugbiers, a los cuales antes había descripto como “jóvenes y fuertes”, con las mujeres y miembros de la tripulación, que 182 perecieron en su totalidad. De eso se desprende que el diario considera que el grupo de sobrevivientes estaba integrado por los más preparados, mientras que los más débiles habían muerto. En esa misma página, el diario incluye una foto del equipo de rugby Old Christians. Sin embargo, los datos que publica son erróneos. Sólo 5 de los 16 sobrevivientes eran del equipo de rugby. El preconcepto de que habían sobrevivido sólo los más fuertes se extendió rápidamente por los medios de comunicación e, incluso, los propios vecinos de Carrasco lo creyeron, tal como consta en la crónica de Piers Paul Read: “(…) Los zumbidos y chasquidos de las cámaras en torno a ellos, disimularon en parte la tremenda realidad de que entre los que bajaban de los autobuses y ocupaban su lugar en la tribuna, sólo había tres miembros del equipo de rugby que partió hacia Chile: Canessa, Zerbino y Vizintín. Parrado y Harley todavía estaban en Chile. Cuando Daniel Juan y Adolfo Gelsi observaban los demacrados y barbudos rostros, buscaban a sus campeones –Pérez, Platero, Nicolich, Houni, Maspóns, Abal, Magri, Costemalle, Martinez-Lamas, Nogueira y Shaw-, pero ninguno de ellos estaba allí”. La nota secundaria retoma la condición de deportistas cuando se encarga de describir a los dos jóvenes que habían recorrido la cordillera durante diez días para conseguir ayuda. Además, agregan dos características más: la de estudiantes y la de clase social. “Parrado Dolgay, de 23 años, estudiante de ingeniería mecánica, además de jugar al rugby es entusiasta partidario del automovilismo, motociclismo y el surf. Canessa Urta, de 20, cursaba actualmente el tercer año de la carrera de medicina. Es dueño de 183 un físico privilegiado hasta el punto que le valió el apodo “El Musculo” entre sus compañeros de estudio”. Como puede verse, la condición de estudiantes universitarios es mencionada para ambos muchachos. En el caso de Parrado, se destaca, además, su gusto por ciertos deportes que pueden considerarse como de clase alta (eran aún más exclusivos en el año 1972), mientras que por el lado de Canessa vuelve a hacerse hincapié en su fortaleza física y en su sobrenombre que también alude a su fortaleza corporal. La condición de clase social es retomada cuando Clarín remarca que algunos de los sobrevivientes estaban emparentados con figuras prominentes del Uruguay: “En la capital uruguaya, donde cualquier otra noticia pasó a segundo plano, los comentarios giraban en torno a la verdadera hazaña de supervivencia cumplida por los 16 jóvenes pasajeros del F-27. Uno de los rescatados es el hijo del conocido pintor y cineasta Carlos Páez Vilaró. Se trata del hijo de Carlos Páez Rodríguez quien se encuentra ya en Santiago de Chile. Por su parte los hermanos Adolfo y Eduardo Strauch, que integran el equipo de rugby Old Christians y se encuentran en las nóminas de los sobrevivientes son sobrinos del presidente de Uruguay, Juan M. Bordaberry”. Al respecto de esto, el diario incluyó una foto de Carlos Páez Vilaró. La categoría sobre la Alimentación sólo es mencionada en la nota central. En ella, se hace referencia al método de racionamiento propuesto por el capitán del equipo, Marcelo Pérez. Sin embargo, el medio hace énfasis en un detalle más: 184 “Es de hacer notar que el milagro tuvo en este detalle otra arista. Como tenían noticias de que en Chile existían problemas de abastecimiento, casi todos llevaban alimentos envasados para resolver la escasez”. Como se ve, el medio utiliza la frase “es de hacer notar” y luego caracteriza lo extraordinario del hecho que narra a posteriori. De todas formas, esta información es errónea, ya que la escasa comida que pudieron racionar durante los primeros días consistía en golosinas y algunas botellas de contenido alcohólico que habían sido compradas para ser obsequiadas o consumidas en Chile. Podemos aventurar que estos datos fueron tomados de las declaraciones de alguno de los dos primeros rescatados o del encargado de negocios uruguayos, César Charlone, quien había tenido oportunidad de hablar con ellos. La próxima referencia que se hace respecto a la cuestión alimenticia, señala que a pesar de esa arista milagrosa por la cual habían llevado comida de sobra, “se supone [ésta] se terminó hace varios días y que fue remplazada por trozos de nieve con los que se evitó la deshidratación”. Como puede verse, Clarín introduce la frase “se supone”, lo que indica que no quiere ser asertivo en este aspecto ya que no tiene certezas o datos confirmados. La última referencia a este tema es agregada a través del recurso de la polifonía, a través de una cita indirecta de Canessa: 185 “(…) También reveló una vez que se terminaron los alimentos del avión se utilizaron los que llevaban. Por suerte había muchos chocolates que al final se convirtieron en la base alimenticia del grupo” Se introduce de esta forma una voz testimonial para que la gente conozca de primera mano la forma en la que se resolvió el tema alimenticio. Respecto a la Actitud de los familiares, la nota secundaria es mucho más profunda que la central. En esta última, sólo se menciona que el estado chileno iba a brindarles toda clase de facilidades de transporte para llegar al hospital de San Fernando. La secundaria apela a varios recursos más. El primero de ellos, es nuevamente la polifonía, agregándose al texto la voz de Seller Parrado, padre de Nando, cuyo nombre está mal escrito. “Al informarse del rescate, Helder Parrado, padre del joven estudiante sólo atinó a decir: “Soy el hombre más feliz del mundo”… Poco después el señor Parrado viajó hacia la capital chilena”. A través de esta cita, vuelve a apreciarse la emoción de júbilo con la cual está cargada la nota. Otra de las referencias a esta categoría refiere al padre de Canessa, quien se encontraba en Mendoza previo a la noticia del rescate, ya que desde un principio se había unido a las tareas de búsqueda. Fue uno de los primeros en reencontrarse con su hijo. 186 El último recurso utilizado para referirse al rol de los familiares es un contraste establecido entre los parientes de los sobrevivientes y el de los fallecidos: “(…) el júbilo de los familiares y amigos de los rescatados delineaba también la otra realidad, la de aquellos que pierden ahora el último resto de esperanza sobre la reaparición de sus seres queridos” De esta forma, el diario apela a generar en el lector un sentimiento empático respecto a la parte más triste de esta historia. La Religiosidad es referida una sola vez en la nota central, mientras que no aparece en la secundaria. Nuevamente el recurso polifónico aparece a través de la voz de Canessa, quien comenta la importancia de la oración y la creencia de que Dios los ayudaría: “Los que podíamos trabajar lo hacíamos. Los otros rezaban. Nunca se perdió la fe ni aún en el momento que escuchamos la noticia de que se había suspendido la búsqueda. Sabíamos que apenas mejorara el tiempo podríamos bajar y buscar auxilio” En relación a la categoría Cobertura Mediática, cabe destacar que Clarín no hace mención a ninguna característica de la cobertura mediática, pero sí se remarcan los problemas que existieron para conseguir informaciones precisas. Así lo manifiesta en el cierre de la nota central: “Se aguarda con interés el momento en que los sobrevivientes puedan realizar un relato más a fondo y coherente, despejando algunas incógnitas que aún no han podido ser develadas. Principalmente existen dos dudas y contrasentidos en lo que hace a la 187 cantidad de personas que fallecieron en el mismo momento del choque y las muertas en el alud días después del accidente y las que perecieron a consecuencias de las heridas”. De esta manera, el medio expone la necesidad de un relato “más a fondo y coherente” para despejar “incógnitas” que le impedían al diario precisar en ciertos puntos, especialmente la cantidad de muertos a raíz del choque, los correspondientes al alud y aquellos que sucumbieron por heridas. También explica, de esta forma, la razón por la que tuvo que apelar a suposiciones para construir parte del relato, como cuando especuló acerca de cómo habían reemplazado el alimento por trozos de nieve (tal como se citó en la categoría Alimentación). Esto permite suponer que Clarín manejaba ciertas hipótesis acerca de cómo había sido la supervivencia pero que no podía publicarlas hasta encontrar un soporte para hacer oficiales sus sospechas. La Nación Nota central Título: Vívido relato de uno de los sobrevivientes Nota Informativa I Título: Dos meses perdidos en la cordillera 188 Nota Informativa II Título: Dramáticas horas vivieron familiares de las víctimas Nota informativa III Título: Van a Chile familiares y periodistas Nota Informativa IV Título: Frustraciones y esperanzas en el proceso de 69 días Nota Informativa V Título: Buen estado de salud de los sobrevivientes Nota Informativa VI Título: Nómina de los Sobrevivientes Como lo indica su título, esta nota repite los nombres de los pasajeros que lograron sobrevivir. No posee ninguna de las categorías de análisis Nota Informativa VII Título: Los rescatados Nueva transcripción de la nómina de los sobrevivientes. No se incluye ninguna de las categorías del análisis. Crónica 189 Título: La inesperada noticia conmovió a Montevideo, Por Héctor López Robledo (Corresponsal de La Nación en Montevideo) Entrevista (al Dr. Canessa, padre de Roberto) Título: Cómo se efectuó la búsqueda del avión uruguayo perdido La categoría Milagro es desarrollada principalmente en la crónica de López Robledo. En la nota central, aparece sólo una vez, siendo introducida a través una cita de Canessa donde aquél narra cómo sobrevivieron a la colisión: “Sentí el choque y esperé la muerte. Pero no vino la muerte. Sentí fortísimos sacudones y luego el avión se deslizó y se deslizó muchos metros en medio del estruendo y el griterío de la gente. Fue algo terrible. De pronto la máquina se detuvo”. El recurso polifónico es usado aquí para poner en palabras de un sobreviviente la explicación acerca de cómo, a pesar del “terrible” impacto, la aeronave no se destrozó contra la montaña, sino que logró deslizarse sobre ella hasta detenerse. Para sorpresa de todos ellos, “no vino la muerte”. En su crónica, López Robledo pretende reflejar el júbilo del pueblo uruguayo ante la noticia de que habían hallado con vida a varios de los pasajeros del Fairchild siniestrado. Para hacerlo, utiliza recurrentemente la palabra “milagro”. La primera mención proviene de una cita del embajador de Chile en Uruguay, Raúl Elgueta, quien le había comentado al propio autor de la crónica que “sólo un 190 milagro podría haber operado el feliz hallazgo de señales siquiera de vida en esa zona de la cordillera”. A continuación, el propio López Robledo se encarga de otorgarle el mismo calificativo: “El diplomático chileno se disponía a partir hacia su país y desde la tarde de ayer no había logrado noticias oficiales y concretas sobre el proceso –milagroso en verdadque arrancaba a partir de la ubicación de los sobrevivientes Roberto Canessa Urta y Fernando Parrado Dolgay” Al introducir la frase “milagroso de verdad” entre guiones, indica que esa es una apreciación que el narrador agrega respecto de lo que está contando y en la cual vuelca su sentir. Luego, el texto hace narra cómo se vivió la noticia en la casa del sobreviviente Fernando Parrado, donde su padre Seller y varios amigos de la familia se habían juntado, a la espera de más noticias. Según la crónica, aquellos eran “participantes del milagroso regalo de una vida recuperada a los más adversos designios”. En base a esto, aparece una cita del propio Seller quien dice ser un “hombre feliz” cuando “se apresta a salir por vía aérea hacia Chile –como tantos más- a buscar a su hijo, pero también a su esposa y a su hija porque este milagro le ha dado más esperanzas y lo ha estimulado para aferrarse a la posibilidad que estuvo concibiendo a lo largo de 70 días de angustiosa espera y otras tantas noches pobladas de silencio, de soledad y de llanto”. 191 En esta última parte, pude verse que el autor establece un contraste entre la situación de suma tristeza de Seller Parrado cuando desconocía el destino de su familia, frente a las esperanzas que “este milagro le ha dado”. Lamentablemente, el resto de sus familiares en el avión habían perecido. Más adelante, se encarga de analizar el mensaje que Fernando Parrado le arrojó a Sergio Catalán. “Este documento de patética llaneza fue revelador de la realidad que prácticamente nadie creía porque la Cordillera no devuelve a las víctimas pero que todos estamos dispuestos a admitir y a disfrutar todo lo que permitiera el balance definitivo”. Como puede verse, el autor tilda al mensaje de ser patéticamente llano. Allí, no hay un uso peyorativo de la palabra patético, sino que se utiliza para designar algo “que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afecto vehementes, y con particularidad dolor, tristeza y melancolía”, de acuerdo a la definición de la Real Academia Española. Además de ello, el texto de Parrado era muy revelador ya que demostraba que había sobrevivientes de una tragedia aérea en las montañas cuando la creencia general indicaba que de que “la cordillera no devuelve a las víctimas”. Los muchachos uruguayos eran los primeros. Dentro de esa misma lógica, López Robledo narra cómo se vivió el rescate en su país: 192 “El anuncio de éste milagroso rescate de vidas humanas, aunque parcial y por tanto doloroso, comenzó ayer a eso de las 19 del Uruguay y se prolongaba angustiosamente en todo el país, pendiente del desenlace estremecedor y a 24 horas de aquel primer anuncio el milagro quedó confirmado; pero también quedó confirmada la tragedia, entonces más desgarradora que nunca a menos que se tenga reservas espirituales de dimensiones desusadas…”. Aquí el autor juega con la tensión del relato de acuerdo a los distintos trascendidos y la reacción del pueblo uruguayo frente a ellos. Tras destacar dos veces en el mismo párrafo la cualidad de milagroso del rescate, traza un contraste con la parte trágica, ya que en el momento en que se conoció la lista de sobrevivientes, tácitamente se reveló la lista de los muertos. La cuarta nota informativa aborda la categoría a través del recurso polifónico, citando algunas apreciaciones de Seller Parrado, padre de Fernando, cuyo nombre aparece mal escrito: “Enrique Parrada, (…) estuvo 20 minutos con su hijo ‘que regresó de la muerte’.” De esta forma Seller Parrado enuncia una nueva comparación de la supervivencia de su hijo con un caso de resurrección. Esta categoría no es incluida por ninguna de las otras notas informativas ni por la entrevista. En tanto, la Situación Adversa se desarrolla fundamentalmente en la nota central y en la primera nota informativa. En el texto principal, vuelve a apelarse a los 193 testimonios de los protagonistas del accidente para que sean estos quienes narren los sucesos. El primer citado es Roberto Canessa (vuelve a ser nombrado erróneamente como “Fernando Canessa”), quien brinda “dramáticas revelaciones”: “Volamos casi a ciegas, de pronto vi los picos a escasos metros del ala. Me dije ‘vamos a chocar’. Sentí el choque y esperé la muerte”. Como puede verse, la nota central vuelve traer a colación los detalles del vuelo que derivaron en el choque del avión y la sensación de los pasajeros respecto de una muerte inminente. Luego, tras haber remarcado la supervivencia, el foco pasa al desarrollo de la permanencia en la montaña durante 71 días, durante los cuales, según el texto, los jóvenes sobrevivieron “sacando agua de la nieve y durmiendo entumecidos en el fuselaje semidestruido”. Más tarde, el testimonio de Canessa es utilizado para la recreación del alud: “(…) De pronto sentí ruidos como balazos e inmediatamente una avalancha de nieve que nos sepultó. Yo quedé atrapado entero. No podía respirar; desfallecía. De nuevo recibí la muerte… sólo pude sacar las manos… pero de pronto alguien me destapó la cara. Los que me salvaron no veían mi cuerpo cubierto de nieve de manera que me pisaban y eso era muy desagradable, pero yo que me había creído morir me sentía fenómeno”. Así, nuevamente a través del recurso polifónico, se vuelve a hacer hincapié en las adversidades que los jóvenes uruguayos tuvieron que enfrentar y en la sensación de que los acechaba una muerte inminente. 194 La primera nota informativa, por su parte, recupera las citas de Fernando Parrado, el otro expedicionario. Así, en un principio, el texto se centra en el relato indirecto del joven acerca de cómo había perdido a dos miembros de su familia y en la forma en que el casó lo impactó personalmente: “Fernando Parrada, uno de los dieciséis sobrevivientes del accidentado avión militar uruguayo, contó que había visto morir a su madre y su hermana sin poder hacer nada para ayudarlas, y que hasta el fin de su vida se negará a subir ‘a cualquier cosa que vuele’. Esta última idea, por la cual Parrado afirma que no volverá a subirse a ninguna cosa que vuele, sería repetida por varios de los sobrevivientes y recogida en las ediciones posteriores de Clarín y La Nación. Otra cita indirecta del muchacho uruguayo es introducida para mostrar el alud desde otra perspectiva: “Pero días después (del accidente del avión), durante la noche, un alud los sorprendió, matando a siete. Parrada, a quien el profundo abatimiento lo llevó a evitar precisiones, agregó que otros dos compañeros de viaje murieron pocos días más tarde Por fin, él y Canessa decidieron abandonar la zona en busca de ayuda, desesperados ya por los dos meses exactos de penuria que soportaban”. De esta manera, el texto remarca dos cosas: en primer lugar, el gran pesar que sufría Parrado al rememorar los hechos; y, en segundo, cómo la sucesión de hechos desafortunados generaron una “desesperación por tres meses de penurias” que los obligó a salir para buscar auxilio. 195 La siguiente referencia es el famoso mensaje que Parrado le arrojó a Sergio Catalán. A diferencia del diario Clarín, La Nación publica su transcripción: “El mensaje decía: ‘vengo desde el avión que cayó en la montaña. Soy uruguayo, hace diez días que venimos caminando. Tengo un amigo herido. En el avión quedaron catorce personas heridas. Tenemos que salir rápido porque no tenemos qué comer. No podemos caminar’.” A través de este mensaje, se vuelve a utilizar el recurso polifónico, ya que éste supone una cita directa de Parrado, quien relata varias de las adversidades sufridas, como el choque del avión, los amigos heridos que aguardaban en el fuselaje, su estado de desnutrición y el agotamiento físico producto de la caminata de diez días. En el subtítulo “El arriero” de la entrevista, se vuelve sobre este punto con una cita indirecta de Sergio Catalán quien, según el texto, “hizo un patético relato del encuentro con los jóvenes Canessa y Parrada, en el que narra las condiciones en las que hallaron a los muchachos”. Aquí, vuelve a utilizarse la acepción de patético, como algo que manifiesta una gran carga de sentimientos. De esta forma, se remarca que Sergio Catalán estaba muy conmovido por el aspecto que tenían los sobrevivientes. El resto de las notas informativas y la crónica no abordan la Situación Adversa. La categoría Heroicidad es la que mayor protagonismo tiene en la jornada, siendo incluida en todos los textos menos en las notas informativas II y IV. En este diario, 196 también se utilizan los términos “odisea”, “epopeya” e “increíble acontecimiento” de manera comparativa para destacar la condición heroica del hecho. Al igual que en la categoría anterior, la nota central utiliza la polifonía en forma recurrente, con el objetivo de expresar la valentía con la que los sobrevivientes enfrentaron las distintas adversidades. Para explicar la expedición final, se introduce una cita de Canessa: “(Él) caminó diez días desde el sitio del avión ‘siempre hacia el Oeste, hacia Chile’. Donde anoche fue ubicado por un arriero y dio comienzo al salvamento que culminó parcialmente hoy”. La duración del viaje y la consigna de seguir siempre hacia el este, acentúan la férrea voluntad de los expedicionarios por conseguir ayuda para rescatar a sus compañeros que quedaron en el fuselaje. Por otro lado, se agrega un testimonio directo del mismo sobreviviente para narrar los momentos posteriores al choque del avión: “Los primeros minutos fueron terribles. Cuatro o cinco de nosotros pudimos salir y comenzamos a rescatar a los compañeros, algunos sanos, otros heridos. Algunos ya no respiraban. Trabajamos desesperados y en la noche caímos rendimos…”. A través del testimonio de Canessa, se destaca el rol de un grupo de sobrevivientes que se hicieron cargo de atender a los heridos, en el caótico marco que sucedió a la colisión. 197 Además, a continuación de agrega una reflexión de aquél en relación a que Parrado, su compañero durante la expedición final, “estuvo tres días desmayado” luego del accidente. De esta manera, su figura es exaltada, ya que a pesar de haber sufrido heridas graves, logró cruzar la cordillera para pedir ayuda. La crónica de López Robledo, por su parte, también se ocupa de la caminata final de los sobrevivientes. Luego de destacar que, según “un informante”, la zona recorrida por ellos era “inhóspita”, asevera que la expedición “no tiene precedentes en el mundo y seguramente no los tiene la cordillera andina”. A partir de esto, el autor deja sentado que la expedición final fue una hazaña única. Dentro de la misma línea narrativa, resalta la figura de Canessa a quien destaca como “uno de los dos elegidos por el grupo para emprender la misión heroica de encontrar el mundo y hacerle creer que su salvación era cierta que la de los otros (por sus compañeros) era accesible”. Por otro lado, también recalca la labor heroica del piloto, quien, según López Robledo, “había realizado un esfuerzo de alta pericia para salvar un saldo valioso de vidas a costa de su propia suerte”. La entrevista refiere repetidas veces a esta categoría, a través de citas directas del Dr. Canessa. Desde el comienzo, se acentúa el profundo orgullo que éste sentía por su hijo: “Diez kilómetros caminó el Botija para avisar que había sobrevivientes en su avión”. Estas palabras fueron dichas a bordo del ciudad de Buenos Aires, de Aerolíneas 198 Argentinas, por el doctor Juan Carlos Canessa, padre de uno de los sobrevivientes. Aquí su voz se quebró, pero se advirtió en su rostro emoción y orgullo”. Como puede verse, el Dr. Canessa nombra a su hijo como “Botija”, que en dialecto lunfardo quiere decir “pibe” o “chiquilín”. De esta forma, destaca la juventud del muchacho, que para ese entonces tenía 19 años, quien había atravesado la cordillera en busca de ayuda para sus amigos. Cabe remarcar, de todas formas, que el médico comete un error al indicar que su hijo había recorrido “10 kilómetros”, cuando en realidad habían sido diez días de caminata. Más tarde, el artículo introduce una descripción que el médico hace de Roberto: “¿Cómo es mi hijo? Mi hijo –lo dice en tono de cariño y admiración- tiene 19 años, mide un metro ochenta y pesaba de 84 a 85 kilos. Es todo músculo, parece de piedra”. En la última oración, se exalta el poderío físico del joven. A continuación, el Dr. Canessa explica que su hijo siempre había disfrutado esquiar y andar por la montaña y que ahora temía que le haya sentado “muy mal la cordillera”. Sin embargo, inmediatamente después vuelve a repetir la frase con la que se abrió la nota: “Pero el botija se caminó la montaña para salvar a sus amigos…” A través de este último dicho del médico, el artículo vuelve a reforzar el arrojo de Roberto Canessa. En el subtítulo “El arriero” de la entrevista, vuelve a exaltarse la condición heroica de los dos expedicionarios quienes, según el propio Catalán, pidieron “ayuda para los que habían quedado en el avión”, apenas lograron ponerse en contacto. 199 La heroicidad del arriero también es resaltada conjuntamente con su humildad: “Don Catalán Martínez es un hombre de sencillas costumbres, de porte altivo y trato firme. Cuando habla, no titubea. Y además no recurre al tono espectacular: él estima que no ha hecho nada fuera de lo común”. El hecho de que él niegue haber realizado algo extraordinario es utilizado por el texto para enaltecer su imagen de héroe. La primera nota informativa, por su parte, destaca que Parrado y Canessa decidieron iniciar “una marcha a pie” que duraría diez días, cuando las sucesivas muertes de sus amigos los sumergieron en una situación desesperante. La segunda, por otro lado, narra que “Roberto Canessa montaba en uno de los helicópteros del Servicio Aéreo de Rescate que llegaron hasta la zona del siniestro para traer a otros seis sobrevivientes”, subrayando que el muchacho había decidido subirse al aparato para salvar a sus compañeros, aun habiendo sufrido una tragedia aérea. De todas formas, debe destacarse que el texto incurre en un error, ya que fue Parrado el que participó del rescate. La tercera nota informativa vuelve a apelar al término “odisea”, para referirse a los relatos acerca de los sobrevivientes que llegaban a Montevideo a través de informes radiales y cables noticiosos. La quinta aborda la categoría refiriendo nuevamente a la expedición final, la duración de la misma y su objetivo: 200 “Parrada (sic) junto a Roberto Canessa fueron los que abandonaron el avión destruido y lograron entrar en contacto con un arriero después de diez días de vagar por las montañas, permitiendo así la salvación del grupo”. El recurso polifónico es empleado a continuación, para reforzar la heroicidad de Parrado. La cita directa utilizada pertenece a su padre: “’No me preguntó nada, ni yo le pregunté nada. De 95 kg que pesaba, ahora no pesa más de 45. Pero así y todo me levantó en vilo para demostrarme que aún tiene fuerzas’, expresó a los periodistas”. De esta forma, el testimonio de Seller Parrado destaca como, a pesar del importante desgaste físico producto de la travesía por la cordillera, su hijo demostró que todavía tiene fuerzas. La Condición de los sobrevivientes como categoría de análisis está presente fundamentalmente en la crónica de López Robledo. Éste hace múltiples alusiones a que los sobrevivientes y sus familias provenían del “barrio Residencial de Carrasco”. Dentro de esta misma línea discursiva, el texto introduce una descripción de la casa de la familia Parrado, donde un grupo de vecinos se habían acercado para brindar su apoyo: “Viajaban hacia Carrasco desde el centro de la ciudad en la zona pintoresca de Punta Gorda, una casa confortable y arquitectónicamente integrada al paisaje de la calle Mar Ártico se había convertido esta madrugada en otro centro menos concurrido, pero en igual medida participante del milagroso regalo de una vida”. 201 Como puede verse, los adjetivos empleados indican que se trataba de la residencia de una familia adinerada. Pero la referencia más saliente en la crónica responde a una consideración personal que López Robledo expresa de manera directa y asertiva: “Las reuniones prosiguen en las calles y en los hogares de Carrasco y seguirán hasta tarde en la noche, mientras se sigue aguardándolo con la sensación de que serán muchos todavía los episodios a conocer cabalmente de esta historia increíble que se inició en la concentración de un partido de rugby que comprometía a la flor de la juventud uruguaya en una simple empresa de alegre e inocente confraternidad juvenil y deportiva”. Como puede verse, el autor considera que los jóvenes muchachos que integraban la escuadra del Old Christians eran lo mejor de la juventud uruguaya y, por ende, el grupo más auspicioso para el futuro de su país. En las conclusiones de esta primera parte, veremos cómo López Robledo venía deslizando esta idea en el diario La Nación desde octubre de ese año, cuando trascendió la desaparición del Fairchild que los trasladaba a Chile. El otro texto que aborda la teoría es la tercer nota informativa. En ella vuelve a incurrirse en el error de destacar que la mayoría de los sobrevivientes integraban el equipo de rugby y que habían asistido al colegio Stella Maris. Por otro lado, se repite un dato que ya habíamos visto en Clarín: 202 “Entre los fallecidos se cuentan la totalidad de las mujeres –madres y hermanas de los deportistas- y los tripulantes de la aeronave”. Esto parecería indicar que ambos diarios se nutrieron del mismo cable para escribir sus notas. Sin embargo, La Nación se refirió de manera puntual a los muertos y no hizo hincapié en que algunos sobrevivientes eran rugbiers, como sí lo había hecho Clarín. Finalmente, se destaca el parentesco de algunos de los jóvenes con personajes importantes del Uruguay: “Figuran entre los sobrevivientes un hijo del conocido pintor Carlos Páez Vilaró y dos sobrinos del presidente de la República, Juan María Bordaberry”. Esta noción fue mencionada en varias ediciones del diario del mes de octubre. La categoría Alimentación es mencionada brevemente por la nota central y por la cuarta nota informativa. El texto principal la introduce a partir de una cita indirecta de Canessa, según la cual éste “dijo que chocolate y otros alimentos que llevaban en los equipajes fueron la base de subsistencia”. Por su parte, el artículo informativo refiere que, “desde Santiago se ha revelado (…) que el estado sanitario de los jóvenes rescatados es muy bueno y que han podido sobrevivir por más de dos meses debido a las reservas alimenticias y vitaminas que poseían”. La Actitud de las familias ocupa el segundo lugar de importancia como nódulo de análisis en esta jornada. Ésta se desarrolla principalmente en la crónica y es mencionada por en las notas informativas III, IV y V y en la entrevista. 203 El texto de López Robledo se encarga de describir la mezcla de sentimientos que se sucedieron en Carrasco luego de que trascendiera la noticia acerca de la supervivencia de catorce de los cuarentaicinco pasajeros. De esta forma, la primera referencia destaca el nerviosismo reinante en aquel barrio residencial donde “la mayoría de las familias (estaban) afectadas por la dolorosa incertidumbre en un movimiento de péndulo que lógicamente se fija entre la vida y la muerte”. Esto se debía a que todavía no se había dado la lista de sobrevivientes. Esta línea discursiva es reforzada al introducir una contradicción: “Anoche, a la alegría, compartida con unanimidad se oponía el contraste de que sólo dos de los viajeros estaban realmente a salvo en tanto de catorce más se sabía que estaban bien, hace de esto diez días, cuando comenzó el peregrinaje de Canessa y Parrado en busca de auxilio” Como puede verse, López Robledo destaca el contraste entre la felicidad por la noticia de que había catorce sobrevivientes con la incertidumbre de las familias por saber, ya conociéndose los nombres de los expedicionarios, quiénes eran los catorce restantes. Una nueva descripción de los sentimientos de los vecinos de Carrasco acentúa la contradictoria situación: “Había en todos una emoción que temblaba en las palabras, que humedecía los ojos, que se estremecía en los abrazos apretados y repetidos, pero no podía definirse dentro de cada cual en qué proporción se mezclaban el dolor y la alegría, hecha la 204 excepción de algunos que mantenían en medio de este ambiente enrarecido de emociones cierta serenidad de espíritu”. Aquella solidaridad de los vecinos es trasladada luego a toda la sociedad uruguaya ya que la crónica narra cómo eso “que se vivía en Carrasco se repetía luego en el centro de la ciudad, en todos los lugares de reunión y en definitiva en todo el país, que se puso decididamente al fin a participar del dolor hermano y el nervioso suspenso común”. Por otro lado, López Robledo utiliza el recurso polifónico, para que sean los propios familiares quienes expliquen de qué forma estaban viviendo la noticia del rescate de los jóvenes. Así, aparecen los testimonios de la madre de Canessa y del padre de Parrado, los muchachos que realizaron la expedición final y quienes fueron los primeros en ser rescatados. “‘Pobre mi hijo querido y pobres los otros muchachos’, transcribe la emoción en un momento de serenidad de la señora Mercedes Urta de Canessa, madre de Roberto Canessa. “El padre, Seler Parrado, quien se considera el hombre más feliz del mundo por la noticia de la aparición de su hijo, tiene pendiente todavía a esa hora y lo dijo, una cuenta con la fe, porque, como se sabe, en el avión viajaban también su esposa Xenia Dolgay y su hija Susana”. Otros padres a los que hace referencia el texto son Carlos Páez Vilaró, de quien destaca “su tesón incomparable” en la búsqueda de su hijo, y el Dr. Jorge Zerbino, 205 “campeón continental de basquetbol en su juventud, abogado y cabañero actualmente”, quien había viajado a Santiago junto a su esposa. De este último se recoge una cita directa, en la que explica cómo había recibido la noticia: “Estamos contento pero no estamos en ánimo de celebrarlo y nos concretamos a aceptar las expresiones de simpatía. Tenemos el ánimo contento pero demasiado dolorido”. La tercera nota informativa retoma la repercusión que la noticia tuvo en Montevideo, resaltando que “los uruguayos hicieron a un lado hoy sus preparativos para celebrar la Navidad y se pegaron a los receptores de radio para conocer minuto a minuto las alternativas del dramático rescate de 16 compatriotas”. De esta forma, puede verse que el texto remarca que para los habitantes del país oriental estaban más entusiasmados por el salvataje de los jóvenes que en los festejos navideños, que tendrían lugar al día siguiente. Dentro de la misma idea, también se destaca que muchos familiares se habían “congregado en la residencia de un radioaficionado que mantenía enlace con Santiago, estallaron en incontenibles pero contradictorias expresiones de alegría y dolor”, volviendo a destacarse así el contradictorio ánimo general que oscilaba entre las dos sensaciones. En el mismo texto, se reconstruyen, a su vez, el conjunto de acciones llevadas a cabo por los familiares durante los dos meses en que sus jóvenes parientes estuvieron desaparecidos en la montaña: 206 “Dos operativos de búsqueda organizados por familiares y la consulta telefónica a un famoso parapsicólogo holandés quien alentó sus esperanzas al afirmar que había vida a bordo, pautaron su indeclinable actitud a lo largo de los 70 días vividos desde el 13 de octubre cuando ocurrió el accidente”. Por otro lado, vuelve a introducir las citas del padre de Parrado, a quien nombra de manera incorrecta, y de la madre de Canessa, las cuales son muy similares a las de la crónica: “‘Es un milagro, es el premio de nuestra fe. Es el mejor regalo en mi aniversario de boda. ¡Pobre mi hijo querido! ¡Pobre de los otros muchachos!’, dijo sollozando la señora Mercedes Urta de Canessa, al enterarse que su hijo está vivo. ‘Soy pese a todo feliz’ dijo Selder Cerrados, padre del sobreviviente Fernando, cuando aún alentaba la esperanza de encontrar también con vida a su esposa e hija, quienes perecieron en el aparato accidentado”. La quinta nota, por su parte, tiene información más reciente que la anterior, dado que en ella Seler Parrado ya estaba en conocimiento de los decesos de Eugenia Dolgay, su cónyuge, y de Susana Parrado, su hija. Así, después de destacar que estaba profundamente feliz por recuperar a su hijo “que había vuelto de la muerte”, el diario agrega lo siguiente: “Y luego prorrumpió en sollozos al recordar que “por allá en la cumbre, quedaron los cadáveres de mi esposa y mi hija”. 207 De esta forma, a través de la cita directa de Seler Parrado, vuelve a hacerse alusión a los sentimientos encontrados que experimentaban los familiares; esta vez aunados en la sola persona de este hombre, quien estaba feliz por la supervivencia de su hijo y triste por el fallecimiento de su mujer y su hija. Finalmente, la entrevista hace alusión al tema a través de una respuesta del Dr. Canessa, donde el médico se refiere a la participación y a la persistencia de algunos familiares en los sucesivos operativos de búsqueda: “En Chile. Había siempre un grupo de padres o de madres. Recibimos también el apoyo de la Fuerza Aérea Uruguaya ofreciéndonos un avión. Con ese avión salimos desde Montevideo el 11 de este mes. Con gran asombro de los chilenos por nuestra perseverancia y porque todo indicaba que no tendríamos éxito”. La Religiosidad sólo está incluida en la crónica, en relación a los rezos de la madre de Roberto Canessa y de Seller Parrado, quienes aún mantenían la fe de encontrar con vida a la esposa de aquél y a su hija. La Cobertura Mediática como categoría de análisis se desarrolla en la crónica y en la tercera nota informativa. Por el lado del texto de López Robledo, resaltaba que periodistas de todos los medios uruguayos iban “presurosos” camino al aeropuerto, mientras “las redacciones se instalaban por teléfono en El Mercurio y los principales diarios de Santiago para avanzar hacia la verdad todavía no conocida cabalmente, pero prometedora esta vez sin sospecha de especulación”. De esta forma, enfatiza la gran movilización periodística que había en el Uruguay y cómo muchos de estos se trasladaban hacia Chile para conseguir informaciones de 208 primera mano que les ayudase a echar luz a los pormenores del caso, buscando conseguir una verdad “sin sospecha de especulación”. Entre los periodistas movilizados, López Robledo destaca a su hijo mayor quien apareció de pronto en casa a una hora que debía estar trabajando en ese mismo contagioso oficio del periodismo y luego de hacer una pausa apenas afectuosa corría al aeropuerto para llegar a la cordillera lo antes posible”. Como se ve, el primogénito del periodista apenas si se despidió de su padre ya que, apurado por los tiempos del “contagioso oficio” que había copiado de aquél, debía tomarse un avión a Chile lo antes posible. La tercera nota informativa también hace hincapié en la búsqueda mediática por informaciones concretas y corroboradas, pero esta vez en referencia a la prensa del país trasandino. Así, indica que, desde el conocimiento de la aparición de los dos expedicionarios, los órganos de prensa y las estaciones de radio locales, se lanzaron a la búsqueda de contactos y autoridades chilenas en procura de confirmar la información que momentos antes paralizaba el país”. Luego, el texto transcribe los titulares de otros diarios, para destacar la relevancia que el caso tenía en la prensa en general, a la vez que remarcaba que muchos de ellos “enviaron periodistas hacia la zona del hallazgo dedicaron hoy sus espacios preferenciales para informar sobre el suceso”. “‘El milagro se hizo: hay 16 sobrevivientes en el avión’, dijo hoy con grandes titulares en su primera plana el matutino La Mañana. 209 El Día tituló por su parte ‘Dos ya rescatados, otros catorce en el avión y refugiados en cuevas’. ‘Confirmado: Dos ya están a salvo’ dijo a su vez El País encabezando una larga crónica de su primera página”. 24 de diciembre de 1972 Clarín Primera página: el hecho vuelve a tener jerarquía de tapa, pero ya no es la noticia más importante de la jornada. Título: Completaron el rescate de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes Bajada: La radiofoto de AP ha documentado uno de los episodios más emocionantes producido ayer en San Fernando, pequeña ciudad chilena donde son asistidos los 16 uruguayos que salvaron sus vidas luego del accidente del avión. Aquí se los ve en la iglesia, junto a familiares y amigos, donde asistieron a una misa celebrada en acción de gracias. Nota central Título: Noche buena en Santiago para los 16 Robinsones 210 Bajada: Helicópteros chilenos trasladaron a los últimos 8 sobrevivientes del avión uruguayo. Nota secundaria Volanta: La más difícil explicación Título: Cómo Pudieron Sobrevivir Recuadro Título: Ansiedad en Uruguay por el Regreso de los Rescatados La edición de Clarín del 24 contiene la categoría Milagro en sus dos notas y el recuadro. A diferencia de la publicación anterior, el hecho no es la noticia más importante del día y el tono de los distintos textos es mucho más informativo. Se pierde así la expresividad jubilosa de la jornada del 23. La nota central contiene sólo una mención a dicha categoría. Sin embargo, ésta es de mucho peso ya que contiene una aseveración del propio texto, por la cual se explicita que la supervivencia fue un acto milagroso. Además, vuelve a ser asociado con la Navidad: “Se cree que los protagonistas del resonante episodio que será recordado como el milagro de Navidad en la cordillera, pasaran estas fiestas en Santiago, donde ya se han reunido con sus familiares”. 211 La nota secundaria aborda a la categoría apelando a una cita de Parrado, respecto de su travesía por las montañas: “Y avanzamos. Y llegamos, gracias a Dios...” De esta forma, el diario asienta que para uno de los protagonistas principales considera que deben su salvación a un ser superior. Esta idea es reforzada hacia el cierre de la nota, cuando augura que los “valientes” que sobrevivieron tendrán que contar su historia un millón de veces y “otras tantas dar gracias a Dios”. El recuadro, por su parte, retoma la noción de “resurrección”, que tanto peso tuvo el día anterior. El foco está puesto en cómo la sociedad uruguaya vivía el acontecimiento. Así, se destaca que el descubrimiento con vida de algunos de los 16 pasajeros del Fairchild supuso “un gran golpe emocional”, ya que fue tomada como una verdadera “resurrección” En el mismo párrafo, se afirma que en Montevideo “nadie titubea en calificar de milagroso” al hecho. La categoría Situación Adversa también es incluida en todos los textos de esta edición. La nota central hace foco en el desgaste físico de los sobrevivientes y los tratamientos que los médicos del Hospital de San Fernando tuvieron que administrarles luego del rescate. Así, el primer dato introducido tiene que ver con la importante pérdida de peso: “El estado de salud es bueno en general, aun cuando presentan un cuadro de desnutrición muy grande y han perdido un promedio de 20 kilos cada uno”. 212 Con respecto a la atención médica posterior, se utiliza el recurso polifónico al introducir la cita de autoridad del doctor Raúl Zapata, a quien presenta como director del hospital de San Fernando, a pesar de haber publicado en la jornada anterior que ese rol era ejercido por el doctor César Fernández. Según el artículo, Zapata dijo: “No queremos que por exceso de confianza, vaya a ocurrirles aquí, en plena civilización, lo que no les sucedió allí, en pésimas condiciones. A través de las palabras del doctor, se refuerza la idea acerca de las adversidades que los sobrevivientes tuvieron que enfrentar en la cordillera, contrastándolas con los cuidados que irían a recibir en el hospital o, en términos del propio Zapata, en “la civilización”. La última referencia a esta categoría en la noticia central remarca que ante la “carencia de medios y elementos” que el grupo de jóvenes uruguayos tuvo que enfrentar, fue fundamental “la inventiva desplegada para suplir lo que no tenían”. La nota secundaria, por otro lado, comienza resaltando que muchos de los sobrevivientes se sintieron “condenados a un destino peor que el fallecer en el impacto del avión contra la montaña” y que sólo lograron superar esta depresión por el apoyo de sus compañeros. Luego, plantea una dimensión de la tragedia a la que califica de “insólita”. Ésta es una referencia a los 71 días de supervivencia en la cordillera, los cuales constituyen un record. Un record que, según el texto, rompieron “en medio de las condiciones geográficas y climáticas más adversas”. 213 También se hace referencia a la avalancha y a sus consecuencias: “Conscientes de que la clave para conservar sus vidas con éxito la organización que, a la postre, daría resultado. No fue fácil, ni tampoco –según se desprende del relato de los jóvenes rescatados- faltaron los momentos de desesperación. La reiteración de la desgracia cuando un alud de nieve sepultó a ocho de sus compañeros, fue un serio golpe” La expresión “reiteración de la desgracia” refuerza el concepto de que la estadía de los jóvenes uruguayos en la cordillera estuvo plagada por sucesivas adversidades. Otro hecho destacado como infortunio fue “el conocimiento que tomaron (los sobrevivientes) a través de la radio de que apenas transcurrida una semana el accidente decaían ya las tareas de búsqueda oficial”. Ante este problema, el diario reflexiona que el grupo de sobrevivientes “debía adoptar alguna resolución ante la falta de rescate del ‘mundo exterior’ que ya pesaban sobre ellos como una auténtica condena”. La expresión “auténtica condena” implicaba que, al haberse suspendido la búsqueda, los muchachos uruguayos habían sido abandonados en la montaña, cosa que era equivalente a un castigo mortal. Finalmente, el recuadro hace una única mención, apelando también a la polifonía: Especialmente luego de escucharse las declaraciones formuladas a una radio por uno de los jóvenes rescatados, quien dijo textualmente: “No volveremos en avión a Uruguay. Todos hemos prometido no pisar jamás un avión en el futuro…” 214 Podemos deducir de esta declaración que los sobrevivientes habían tenido una experiencia aérea tan tortuosa, que juraron no volverse a subir a un avión. En la categoría Heroicidad vuelven a utilizarse palabras como “epopeya” y “odisea”, pero en esta edición se introduce, además, un nuevo factor: el de llamar “Robinsones” a los sobrevivientes y “naufragio” al accidente en sí. La designación de los jóvenes uruguayos proviene de un paralelismo que Clarín traza con la famosa obra Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, en la cual se narra la historia de un náufrago británico que quedó varado en una isla durante veintiocho años, durante los cuales tuvo que enfrentar un sinfín de peripecias hasta su rescate. Esta idea ya es recogida en el título de la nota central y es retomada luego en la nota secundaria. Volveremos sobre este en breve. El artículo principal hace referencia a la heroicidad en su bajada, utilizando la expresión “protagonistas de una epopeya sin precedentes” para referirse a los 16 sobrevivientes uruguayos que soportaron 71 días en plena cordillera. Luego, emplea el término “odisea” para describir el aspecto que tenían estos jóvenes cuando fueron trasladados a la capital chilena: “Los sobrevivientes de la tragedia andina llegaron a Santiago con las huellas aún frescas en sus rostros de la odisea que les tocó vivir durante casi dos meses y medio en plena cordillera”. La última referencia a la heroicidad en este texto viene de la cita directa de un sobreviviente, cuyo nombre no es especificado, durante la cual exalta cómo la 215 tranquilidad y la perseverancia de los hombres son de fundamentales para sobrellevar las adversidades: “Aprendimos –dijo uno- que cuando el hombre padece necesidades, su inventiva es capaz de sacarlo a flote en cualquier emergencia. Siempre que no pierda la cabeza…” Como ya se dijo, la nota secundaria hace foco en el paralelismo entre los jóvenes uruguayos y la novela acerca del famoso náufrago, Robinson Crusoe. La primera alusión a ello está incluida en la cabeza del texto, donde se vuelve a remarcar la idea de que los sobrevivientes consiguieron su salvación por sus propios medios: “…Es posible reconstruir cuál fue el programa de salvación material al que se aplicaron estos náufragos de la cordillera para aprovechar al máximo sus escasas posibilidades de supervivencia”. La referencia vuelve a repetirse en relación al incansable deseo de los uruguayos por sobrevivir: “El inevitable desgranar de las vidas de aquellos que sobrevivían con gravísimas heridas se fue convirtiendo más que en desgaste en un temple para la voluntad de seguir en pie de los náufragos”. Se desprende de este último párrafo que el texto indica que, incluso ante estas gravísimas adversidades, los sobrevivientes capitalizaron el desgaste convirtiéndolo en temple. La nota refuerza esta idea al agregar que “nada peor podría ocurrirles y en todo caso, la recompensa por la lucha era la vida”. 216 La misma línea discursiva se repite párrafos después, cuando el diario remarca que la lucha por continuar con vida se convirtió en un hábito que aprendieron a controlar: “Como modernos ‘robinsones’, liberados a sus propias fuerzas, llegaron a dominar la rutina de la supervivencia”. Por otra parte, la nota se encarga de narrar el proceso por el cual Parrado y Canessa se decidieron a cruzar la cordillera en busca de ayuda. A pesar de que estos iban a arriesgar la vida y, como sabemos, Canessa se mostró particularmente reticente a emprender el viaje, el texto asevera que la decisión se tomó con “naturalidad”. De esta forma, se exalta el valor de los expedicionarios quienes, a pesar de jugarse la propia existencia, tomaron su rol como algo natural y necesario para lograr la salvación de todos. Esta idea es reforzada por una cita indirecta de Fernando Parrado. En este recurso polifónico, la nota asegura que las frases del muchacho son reveladoras, ya que “describen el auténtico estado de ánimo del hombre amenazado por el peligro, cuando calcula con serenidad sus posibilidades. Que no fue una decisión equivocada, hay ahora un millón de razones para demostrarlo”. A modo de cierre, el autor de la nota se toma una licencia estilística en la que vuelve a destacar el heroísmo de los muchachos: “El sol brilla entre las montañas. Los valientes que viven tendrán que explicar esta historia un millón de veces”. 217 Cabe destacar que esta frase es continuada por una oración que fue citada en la categoría Milagro, en la cual se destaca que esos “valientes” deberán contar su historia un millón de veces, “y otras tantas dar gracias a Dios”. Por su parte, el recuadro no incluye ninguna referencia con respecto a la Heroicidad. Con respecto a la Condición de los sobrevivientes, esta edición de Clarín vuelve a incurrir en el error de afirmar, en su nota central, que todos los rescatados eran integrantes de la escuadra del Old Christians. En relación a ello, transcribe una cita del director del hospital de San Fernando: “Aludiendo al hecho de que todos los sobrevivientes son miembros del equipo de rugby ‘Old Christians’, el doctor Zapata dijo a los periodistas, después de haber examinado al primer grupo de ocho jóvenes: ‘Se encuentran como si hubieran jugado un partido de rugby durante dos días seguidos…’.” También comprende alusiones a la clase social y a su condición de estudiantes universitarios. Respecto a la primera, remarca que todos los sobrevivientes “pertenecen a conocidas familias de Montevideo”. En cuanto a la segunda, explica el modo en que se organizaron las actividades en función de la carrera de cada uno de ellos: “Mientras los que sabían medicina atendían a sus compañeros heridos, los arquitectos, técnicos, e ingenieros resolvían los demás problemas de la supervivencia”. La nota secundaria, ahonda en esta última cuestión: 218 “Dueños de cultura e instrucción suficiente, cada cual aprovechó su especialidad en beneficio de la comunidad que las circunstancias forzaron de modo tan brillante de su vida de hacer práctica general”. Respecto a la condición deportiva, ésta contradice a la nota central ya que pasa a referir que no todos, sino que sólo “una mayoría” de los sobrevivientes eran integrantes del equipo de rugby: “…es lógico suponer que en esta comunidad, cuya gestación fue favorecida por el hecho de que la mayoría de los jóvenes, por pertenecer a la misma institución – el Old Christians, de Montevideo- tenían previamente sólidos los vínculos de amistad entre sí”. De todas formas, este dato también es erróneo ya que sólo una minoría formaba parte de la escuadra de rugby. El recuadro, por su parte, también contradice a la nota central al afirmar que “en su mayoría, los pasajeros eran miembros del equipo de rugby del colegio Old Christians Brothers”. Por otro lado, repite que los sobrevivientes “pertenecen a conocidas familias de Montevideo supervivencia” La categoría Alimentación sólo es mencionada en la nota secundaria: “Mientras un joven agrónomo obtuvo un resonante éxito entre sus compañeros en reconocer bajo el manto níveo la presencia de arbustos y yuyos con los cuales preparar reconfortantes infusiones. Yerba de burro, jarilla, y otras plantas conocidas por los arrieros cordilleranos por sus propiedades curativas y estimulantes, se incorporaron así a la magra dieta de la comunidad”. 219 El “joven agrónomo” era Coche Inciarte. Podemos suponer que esta versión provino de las declaraciones del encargado de negocios uruguayo, César Charlone, quien tuvo oportunidad de hablar con los sobrevivientes. Al explicar que dichas plantas eran conocidas por los arrieros cordilleranos, parecería que el texto pretende otorgarle verosimilitud a la posibilidad de que hubiesen encontrado esos componentes de la dieta en la alta montaña. De todas formas, la nota califica de “magra” a dicho régimen alimenticio. La Actitud de los familiares es tratada exclusivamente en el recuadro. Este texto narra la expectativa de los parientes y amigos en relación con el inminente regreso de los sobrevivientes. En relación a ello, el texto informa que se produjo “un verdadero éxodo de familias rumbo a Santiago”. La noción de unidad de los parientes es contante durante todo el texto e incluso se la traslada a todo el pueblo uruguayo, llegándose a afirmar que “pareciera que hasta las tribulaciones políticas y laborales que soporta el país se hubieran olvido ante la magnitud del hecho que monopoliza todos los comentarios”. Luego, se resalta la empatía de los sobrevivientes y su familia respecto de aquellos que perecieron en la montaña: “Mientras tanto, para el resto de los uruguayos la imagen predominante era una mezcla de alegría, llantos y abrazos, con mucha emoción y un compadecido recuerdo por los que no tuvieron la misma suerte”. 220 También se utiliza el recurso polifónico para introducir en el texto las voces de los hermanos de Roy Harley, uno de los sobrevivientes: “Nuestros padres están en San Fernando y ya hablamos con ellos por teléfonodijo Eduardo-. No vemos la hora de poder hacer otro tanto con Roy, pero tendremos que esperar porque nos dijeron que los helicópteros lo llevaron directamente a Santiago. Su hermana (Moira) acotó: “Esto ha sido tan maravilloso. No sé cómo vamos a recibirlo cuando llegue…”. Puede verse en esta selección una mezcla de felicidad y asombro ante la noticia de la supervivencia. La Religiosidad es mencionada en los tres textos. En la nota central, se introduce a través del recurso polifónico, citando que los sobrevivientes “afirmaron que sólo su espíritu de equipo y una indeclinable fe en Dios les habían permitido sobrellevar las vicisitudes de su verdadero naufragio en los Andes”. La nota secundaria retoma esta idea al asegurar que “la fe en Dios contagiada al resto de sus compañeros por un grupo de los sobrevivientes, mantuvo viva la llama de la esperanza”. Según este texto, la oración también supuso un paliativo al terrible sufrimiento que estaban vivenciando, siendo éste “el único consuelo espiritual”. Para reforzar esta idea, la nota utiliza una cita directa de Parrado: 221 “Rezamos mucho todos los días. Por las noches nos congregábamos todos a rezar el santo rosario. La fe en Dios nunca la perdimos. Tal vez fueron la fe y las ganas de vivir lo que nos salvó…”. El recuadro, a su vez, también emplea el recurso polifónico, pero esta vez para exponer la religiosidad de algunos de los familiares. Así, cita a Mario Zerbino, hermano de Gustavo: “Nosotros estuvimos en paz –dice- .Aceptamos la voluntad de Dios. Y éste es un momento raro. Estamos felices por nosotros y sufrimos por los amigos del alma, que no pueden tener ninguna felicidad hoy…” Este testimonio vuelve a remarcar la religiosidad, tanto de los sobrevivientes como la de sus familias, y también el sentimiento de cariño y tristeza por los amigos muertos. La Cobertura Mediática sólo es mencionada en el recuadro. La primera referencia apunta a cómo los medios locales le dedicaron ediciones enteras a esta noticia que “Montevideo lleva ya dos días celebrando”. La segunda apunta a describir los distintos tipos de coberturas que se llevaron a cabo en la capital uruguaya: “Los medios de difusión locales realizaron innumerables entrevistas a familiares y amigos de los jóvenes sobrevivientes, luego de que la lista oficial de sus nombres se confirmó en la víspera”. 222 La Nación Nota central Título: Se hallan en Santiago los sobrevivientes Son mantenidos bajo observación médica aunque su estado físico es satisfactorio; emocionante reencuentro con familiares Nota informativa I Título: Victoria de la fe Nota informativa II Título: Espíritu de Equipo Nota informativa III Título: Una aventura comparable a la de Robinson Crusoe (de un enviado especial) En esta segunda edición de La Nación, el hecho vuelve a tener una gran relevancia y tanto la nota central como la primera nota informativa tienen jerarquía de tapa. Sin embargo, la cobertura es bastante menor que la del día anterior. Por su parte, el artículo principal utiliza algunas citas e informaciones que publicó Clarín ese mismo día, principalmente en lo referente a las adversidades enfrentadas. 223 La Religiosidad tiene un rol preponderante en esta jornada, ya que es mencionada por todos los textos -con excepción de la nota central- y profundizada particularmente por la primera nota informativa. La categoría Milagro pierde importancia con respecto a su tratamiento durante el 23 y es apenas mencionada por las notas informativas I y III. En el texto primer texto, la referencia viene aparejada con los relatos de algunos de los familiares de los jóvenes uruguayos, quienes aseguraban que la Virgen María y la Virgen de Labandal fueron las que “hicieron el milagro” que permitió la supervivencia de sus parientes. La tercera nota informativa, en tanto, destaca que el padre Iván Caviele, párroco de una localidad cercana al lugar del accidente y andinista aficionada, describió el trayecto realizado por los expedicionarios como “una zona sumamente escarpada, de difícil tránsito y, por eso dijo que consideraba que la supervivencia de los jóvenes uruguayos era algo extraordinario, sobrenatural”. De esta manera, la nota resalta la cualidad milagrosa a través del testimonio de un montañista aficionado que, a su vez, era sacerdote. La Situación adversa como categoría de análisis es abordada por todos los textos. La nota central, vuelve a presentar las declaraciones del Doctor Raúl Zapata –a quien también indica como director del Hospital de San Fernando- para exponer el estado en el que se encontraban los sobrevivientes: “No queremos que por exceso de confianza vaya a ocurrirles aquí, en plena civilización, lo que no les sucedió allá, en pésimas condiciones”, declaró el doctor Raúl Zapata, director de ese nosocomio. 224 Como puede verse, la cita es exactamente la misma que fue publicada por el diario Clarín de ese mismo día. La primera nota informativa, por su parte, utiliza una cita de Sara Urioste de Strauch, madre de uno de los sobrevivientes, para describir la angustia que aquél había experimentado: “Mi hijo – refirió- lloró al verme. Sufrió tanto por ver morir a sus dos íntimos amigos –uno de ellos era socio de su estudio de arquitectura- y a sus compañeros”. La segunda nota también emplea el recurso polifónico. En este caso, son los testimonios de los propios sobrevivientes los que relatan los pesares enfrentados durante los 71 días en la montaña. “‘Lo peor era el frío’, comenta de pronto Carlos Páez. ‘También fue terrible cuando pasábamos días enteros sin luz, con el avión totalmente cubierto de nieve y apenas con espacio para movernos’, acota Daniel Fernández, quien bromeó con sus compañeros”. Más tarde, se cita el testimonio de Fernando Parrado para describir lo desgastante y peligrosa que fue la expedición final: “‘Ese fue un momento realmente bravo’, dice Parrado. Con larga barba, expresa que el intenso frío en las noches, durante la caminata que les permitió salvarse, fue algo “realmente duro y difícil”. Además, se resaltan las peripecias personales de dicho expedicionario, al señalar que “perdió a su madre y a una hermana en el accidente”. 225 La tercera nota informativa, en tanto, introduce los testimonios del otro expedicionario para retratar la falta de elementos para capear la situación posterior al accidente y el cambio de mentalidad que los jóvenes uruguayos tuvieron que efectuar: “Canessa afirma que sus conocimientos de medicina eran escasos y que no sabía cómo proceder en algunos casos. Aprendió, ‘como aprendieron todos mis compañeros – sostuvo- a vivir una nueva vida: la de sobrevivientes’.” De acuerdo a la última parte de este testimonio, esa nueva vida de sobreviviente implicaba entender que enfrentaban una situación que no podían controlar. Finalmente, el texto indica que el fuselaje había caído en una zona de difícil acceso, en la cual era casi imposible que los equipos de rescate los hallasen. Para resaltar esto, se explica que uno los integrantes de la Fuerza Aérea Chilena “no querían creerle que allí hubiese un avión”. La Heroicidad como categoría de análisis aparece en todos los textos menos en la primera nota informativa. El término “odisea” es repetido varias veces a lo largo de los artículos, particularmente en el principal. Al igual que el diario Clarín de la misma fecha, la tercera nota informativa emplea el término “Robinsones” en su título, haciendo alusión a la obra mencionada de Daniel Defoe. Para ello, utiliza una cita indirecta de uno de los médicos del hospital de San Fernando, quien “los comparó con Robinson Crusoe, que también vivió en lo que se llamó la isla de Juan Fernández y que ahora lleva el nombre del personaje de Daniel Defoe”. 226 Más tarde en esa misma nota, se introduce otra comparación para justificar las inconsistencias en los testimonios de los sobrevivientes: “Hay muchas lagunas en los relatos de los jóvenes uruguayos, pero son comprensibles: han vivido una aventura digna de Edgar Allan Poe”. De esta forma, establece un paralelismo entre el caso y la obra de este autor, conocido como uno de los padres del terror gótico, resaltando que los sobrevivientes lograron superar una situación verdaderamente espantosa. Por otro lado, la segunda nota informativa retoma las declaraciones de los dos expedicionarios para explicar cuáles fueron las causas por las que lograron sobrevivir. La primera referencia pertenece a Canessa, quien explica cómo hicieron para paliar la falta de recursos: “‘Pero la mayor parte de nuestros recursos salieron de la inventiva, producto del instinto de supervivencia y, del deseo de vivir y luchar’, explicó Roberto Canessa, uno de los primeros en ser rescatados”. Además, los testimonios de este expedicionario son empleados para describir los jóvenes uruguayos desarrollaron “un espíritu de equipo profundo y sin renuencias”, el cual constituyó “el esquema del funcionamiento de la comunidad de sobrevivientes en la alta cordillera”. La última mención a esta categoría en este texto proviene del relato de Fernando Parrado, a partir del cual se refuerza el arrojo desinteresado de los expedicionarios por ayudar a sus amigos: 227 “Fernando Parrado, uno de los dos que caminaron diez días para buscar ayuda, dice que ‘la necesidad de salvar a los compañeros y, además, la conciencia de que si no caminábamos moríamos’, fue lo que les dio fuerzas para realizar la asombrosa y heroica caminata”. Como puede verse, hacia el final de esta última frase, el texto afirma abiertamente que la expedición fue una tarea “asombrosa y heroica”, extendiéndoles dichas atribuciones a los jóvenes que la realizaron para salvar a sus compañeros. La Condición de los sobrevivientes es aludida en las notas informativas II y III. En la segunda nota informativa vuelve a destacarse las carreras universitarias seguidas por algunos de los jóvenes uruguayos y la aplicación de esos conocimientos en la tragedia: “Los estudiantes de medicina atendieron a sus compañeros heridos, mientras los de arquitectura organizaban el sistema de vivienda con los precarios medios disponibles”. Más tarde, el texto vuelve a señalar que uno de los sobrevivientes es “hijo del pintor uruguayo Juan Carlos Páez Vilaró”. La tercera nota informativa, por su parte, hace una única mención a esta categoría, empleando una cita indirecta de algunos de los sobrevivientes quienes “atribuyeron el éxito al hecho de formar parte de un mismo equipo de rugby, amén de la formación que recibieron en el Stella Maris College de Montevideo, que está a cargo de los Christian Brothers”. 228 La Alimentación aparece brevemente en todos los textos menos en la primera nota informativa. Todas las referencias están ligadas a que Coche Inciarte, estudiante de agronomía, había hallado raíces y líquenes debajo de la nieve. Mientas que la nota central remarca que ese hallazgo constituyó “un factor vital para la alimentación del grupo”, los otros dos textos utilizan citas del propio Inciarte quien comenta las distintas fuentes de comida que, supuestamente, encontró en la alta montaña. En la segunda nota informativa, la polifonía de ese sobreviviente indica que preparaban una infusión con los líquenes, llamada “té de burro”. La tercera, por su parte, introduce una cita directa: “Lo que más me llamó la atención –dijo- fue hallar a 4.800 metros de altura moscas y abejas, aunque a decir verdad nunca encontramos ningún panal”. Respecto de esta última declaración, cabe destacar que ninguno de los famosos libros que reconstruyeron la historia de El Milagro de los Andes mencionados en la presente tesis menciona que hubiese ese tipo de insectos en la cordillera. La Actitud de las familias como categoría de análisis sólo aparece en la tercera nota informativa. Allí, la primera referencia destaca la reacción de alegría de Páez Vilaró cuando se enteró de la supervivencia de su hijo: “Lo cierto es que el pintor uruguayo Carlos Páez Vilaró les había pedido que le informaran si su hijo se hallaba entre los sobrevivientes. Cuando por la radio el jefe de la expedición informó al regimiento de Colchagua, el coronel Enrique Morel Donoso, le 229 dio la noticia. Y Páez Vilaró comenzó a saltar de alegría y a besar las paredes del regimiento y el busto del fundador de esa unidad militar”. Además, a continuación se introduce una cita textual del pintor, quien se muestra arrepentido por haber tratado con negligencia al jefe de la expedición cuando éste fue a visitarlo a su estudio y promete regalarle uno de sus trabajos a modo de compensación y agradecimiento: “Y pensar Morel Donoso que pasaste por mi estudio y te traté tan a la ligera. Si no hubiera sido por vos, quién sabe si hallo a mi hijo. Perdón: particularizo y no debe ser así. A nuestros muchachos los hallamos por tu decisión y porque alguien te dijo que allí había sobrevivientes. Actuaste como si Dios mismo te hubiera iluminado. Estoy ansioso por volver a mi casa y mandarte una de mis obras”. Finalmente, el texto destaca que “padres e hijos uruguayos” se quedarían “celebrando la Navidad en la residencia del embajador de su país” y volverían luego por vía aérea. De esta forma, este texto contradice a la edición del día anterior, la cual aseguraba que los jóvenes habían prometido no volver a subirse a un avión. Esta última idea será repetida en las publicaciones posteriores. Como ya se dijo, la categoría Religiosidad tiene un rol central en la jornada, a pesar de no estar incluida en la nota central. El primer texto informativo, por su parte, emplea algunas citas de Sara Urioste de Strauch, quien expresa su devoción por la Virgen María y por la Virgen de Labandal de Santander, a quienes les agradecen el milagro de la supervivencia de su hijo. 230 “Este ha sido un regalo de la Virgen Madre a las madres y por eso nosotras, las madres de los dieciséis sobrevivientes de la cordillera, vamos a hacer oficiar una misa de acción de gracias, aquí en San Fernando, luego otra en la catedral de Santiago y otra en la de Montevideo. La Virgen María nos ha devuelto a nuestros hijos para que los veamos en el preciso momento en que se recuerda la Navidad”. La señora Sara Urioste de Strauch, madre de uno de los sobrevivientes del accidente registrado en esta región cordillerana reveló después de estas palabras que una señora que también había perdido a su hijo, orando en Montevideo le había pedido a la Virgen de Labandal de Santander, España que le dijera algo sobre la suerte que habían corrido él y sus compañeros de viaje”. Más tarde, esta idea es reforzada inmediatamente cuando el texto indica que la mujer que le había entregado a la Sra. Urioste la figura de aquella Virgen tomó luego la Biblia y leyó un pasaje al azar en el cual encontró un texto que hablaba de una tribu judía, cuya historia presentaba grandes semejanzas con la de los jóvenes uruguayos. Así lo narraba Sara Urioste de Strauch: “Afirmó que la señora oyó una voz interior que le dijo: ‘Ve y lee mis palabras’. La señora de Strauch relató entonces: ‘La señora me dijo que fue y tomó la Biblia. Abrió en una página cualquiera y leyó lo que Dios les dijo a las tribus: que marchen hacia la tierra prometida. Pero se detuvo asombrada al ver que decía también: <<Esta tribu va a hacer campamento>>, y que va a vivir en una especie de chizas, pidiendo frutos al cielo porque tendrá hambre. Los judíos conmemoran el triunfo de esta tribu, justo del 15 al 25 de octubre, precisamente en el momento en que los chicos nuestros estaban organizando para sobrevivir. Vea, hemos tenido una cantidad de cosas tan evidentes y 231 tan emocionantes de Dios, que nuestra fe nunca se desvanecía. Sí, Dios y la Virgen nos han enviado de vuelta a nuestros hijos’”. Con respecto a su hijo, la nota vuelve a apelar al testimonio de la señora Urioste para remarcar que la religiosidad era compartida por los sobrevivientes: “Ya sereno me dijo: ‘Mamá, teníamos la seguridad de que ustedes, las madres estaban orando con nosotros’. Y era cierto. Finalmente, el texto destaca que una madre, cuyo nombre no especifica, les pidió a los periodistas que dijesen que “de la montaña no han bajado dieciséis sobrevivientes, sino dieciséis apóstoles que dirán al mundo de su fe en Dios”. Ésta es una de las declaraciones más fuertes, ya que equipara a los jóvenes uruguayos con los hombres escogidos por Jesús para pregonar la palabra divina. La segunda nota informativa, por su parte, aborda a la categoría a través del recurso polifónico, ya que incluye citas de Carlos Páez Vilaró y de Fernando Parrado. Con respecto al famoso pintor, el texto señala que aquél les había enseñado un rosario con cuentas de hueso a algunos periodistas, comentando que rezaba todas las noches por el bienestar de su hijo. Por el otro lado, se utiliza una cita directa de Parrado para explicar el cambio espiritual que experimentó a raíz de su traumática experiencia: “Antes de esto yo había perdido un poco la fe, pero ahora la he recuperado profundamente”. 232 Finalmente, la tercera nota informativa recopila varios testimonios de los sobrevivientes, en los cuales éstos narran cómo la fe en Dios les ayudó a sobrellevar las distintas adversidades. La primera referencia, proviene de una cita indirecta de Parrado, quien contó que “rezábamos todas las noches”. Luego, aparece una declaración de Canessa, quien remarca su creencia acerca de que la oración les valió una protección divina: “A veces nos asustaba el viento que corría con una fuerza descomunal. Temíamos que sacara el avión de su posición y nos lanzara al vacío. Rezábamos tres padrenuestros y el viento cesaba”. Para reforzar esta idea, se introduce el testimonio del padre Iván Caviele, quien comenta que los jóvenes le habían contado que ellos siempre confiaron en Dios, pero que sabían que “el Señor también exigía” que pusieran todo lo que estaba de su parte. Finalmente, la nota alude a un breve diálogo que se dio entre Carlitos Páez y un periodista, donde este último se muestra sorprendido ante tantas declaraciones referentes a la religiosidad: “Entonces (el periodista) reflexionó ‘Qué raro en estos tiempos’. El joven, con firmeza, le respondió: ‘Eso es lo que usted cree’. Con esta frase final de Páez, se destaca que el amor a Dios estaba tan vigente en aquella época como en cualquier otra. La categoría Cobertura Mediática no aparece en esta jornada. 233 Conclusiones parciales –Primer Apartado En esta parte, haremos una comparación sobre cómo cada medio abordó las distintas categorías. Éstas serán analizadas individualmente para estructurar el orden jerárquico establecido por los diarios analizados durante los días 23 y 24 de diciembre de 1972. A pesar de que las ediciones de La Nación presentan varias notas informativas más y sus textos son más extensos, podemos observar una gran similitud con la construcción de los nódulos analíticos centrales realizada por Clarín, aunque mantienen algunas divergencias respecto a la profundidad en ciertos puntos. La categoría más preponderante de estas primeras dos jornadas es la Heroicidad, la cual aparece en casi todas las notas analizadas. Los dos diarios utilizan en reiteradas oportunidades los términos “odisea” y “epopeya” para referirse al caso y la denominación “robinsones” para referirse a los sobrevivientes, en alusión a la obra citada de Daniel Defoe. También coinciden en destacar la figura de los expedicionarios. Clarín, por su parte, indica que la caminata de diez días a través de la Cordillera supuso la parte más dramática de todo el hecho y que Parrado y Canessa adoptaron naturalmente su rol, sabiéndolo esencial para la salvación del grupo. Así, la heroicidad de ambos es exaltada por partida doble: primero, porque realizaron la acción más difícil de todas y, segundo, porque asumieron sin ninguna queja aquella responsabilidad, a pesar de jugarse en ella su propia vida. 234 La intención de destacar el rol de los expedicionarios durante los 60 días que ellos dos pasaron en la alta montaña junto a sus compañeros lleva a que el diario comenta un error en uno de sus textos. Éste consiste en la afirmación acerca de que Canessa y Parrado saltaron del fuselaje después de la colisión y comenzaron a ayudar a los heridos. Recordemos que luego del choque, Parrado permaneció tres días inconsciente. Por su parte, La Nación también resalta en la crónica de López Robledo que la expedición final fue una hazaña única, ya que no tenía precedentes en el mundo. De la misma manera, se remarca el arrojo de ambos muchachos que atravesaron la cordillera en busca de ayuda para sus compañeros. A diferencia de Clarín, los artículos del diario mitrista puntualizan las historias individuales de los dos expedicionarios. Por el lado de Canessa, se destaca su gran fuerza física y su capacidad para enfrentar a la adversidad. Su labor como médico improvisado también es recurrente en los distintos textos de La Nación. Con respecto a Parrado, éste último medio tiene en cuenta el joven había perdido el conocimiento después del choque y utiliza este hecho para hacer aún más loable que hubiese terminado bajando de la cordillera, tras diez días de caminata. Además, el medio resalta que él mismo aseguró que la necesidad de salvar a sus compañeros, conjuntamente con la plena conciencia de que si dejaban de caminar morirían, les dio fuerzas para seguir adelante. Por otro lado, ambos medios remarcan la unidad del grupo de sobrevivientes y sus esfuerzos denodados para enfrentar la angustiante situación. Clarín señala que los 235 jóvenes capitalizaron el desgaste convirtiéndolo en temple, entendiendo que la recompensa por la lucha era la vida. La Nación, en tanto, indica que fue la inventiva, producto del instinto de supervivencia, la que sustituyó la falta de recursos. Este último diario también destaca que el espíritu de equipo, profundo y sin renuencias, fue la clave para hacerle frente a la sucesión de desgracias. Los dos diarios subrayan que un grupo de sobrevivientes se hizo cargo de ayudar a los heridos, luego de la colisión aérea. De manera más marginal, Clarín refuerza el carácter heroico de Zerbino al narrar cómo arriesgó su propia vida para salvar a una mujer de un bowling incendiado luego de un atentado con bombas. A través de esto, pretende extender la cualidad de héroes al resto de los jóvenes uruguayos. De esta forma, podemos concluir que ambos diarios construyeron una imagen heroica de los sobrevivientes en general y, particularmente, la de los dos expedicionarios. El segundo lugar de importancia dentro de esta primera parte, le corresponde al Milagro. Si bien está presente en todas las publicaciones analizadas, la cobertura de la primera jornada es más extensa. Además, las narraciones publicadas el 23 presentan una narrativa que trasluce el júbilo de las familias de los sobrevivientes y de la sociedad uruguaya en general. Las ediciones del 24 abandonan esos relatos emotivos, adoptando un rol eminentemente informativo. Los dos diarios asociaron al descubrimiento de los sobrevivientes con una resurrección. En ambos, se introducen los testimonios de familiares de los jóvenes 236 uruguayos quienes destacan que sus parientes volvieron de la muerte, estableciendo un paralelismo con el regreso a la vida de Jesús. Por su parte, Clarín aprovecha la proximidad del 25 de diciembre, día de la conmemoración por el nacimiento de Cristo, para designar al acontecimiento como “Milagro de Navidad”. La Nación, por otro lado, utiliza el testimonio del padre Iván Caviele, sacerdote y montañista aficionado, quien conocía la zona recorrida por los expedicionarios, y que atribuyó la supervivencia a un acto sobrenatural y extraordinario. Finalmente, ambos medios explican que el milagro tuvo una contraparte trágica: la de los que no volvieron de la montaña. En relación a ello, se especifica que, a pesar de que el júbilo por el milagroso hallazgo era muy grande, también se tenía un gran respeto y empatía por las familias de los fallecidos. En base a esto, podemos determinar que tanto Clarín como La Nación atribuyeron la supervivencia a un hecho extraordinario y que los dos trazaron un paralelismo entre el rescate de los sobrevivientes y una resurrección. De este modo, se estableció la idea de que el hecho fue un verdadero milagro. La siguiente categoría en orden de importancia dentro de esta primera etapa, es la Situación Adversa. Ambos diarios utilizan las descripciones de los propios sobrevivientes para brindarle al lector una imagen mucho más cercana y real, para que éstos comprendan la magnitud y las consecuencias de la tragedia. 237 Dentro de los temas más recurrentes en los dos medios, resaltan la situación posterior a la colisión aérea, la atención a los heridos con escasos recursos y con una preparación médica incompleta y la inclemencia del frío a más de 4000 metros sobre la cordillera. Ambos diarios remarcan también el espíritu de equipo de los sobrevivientes, haciendo hincapié en cómo esta unidad les sirvió para superar las adversidades. Clarín, por su parte, incurre en el error de afirmar que la desesperación cundió en los jóvenes uruguayos cuando se vieron solos y desprovistos en el medio de la alta montaña, cuando en realidad el mismo grupo, liderado por Marcelo Pérez primero y por los primos Strauch más tarde, funcionó de manera tal que los sobrevivientes se tranquilizasen entre sí. Sin embargo, luego destaca que los propios muchachos uruguayos tuvieron el temple para entender que debían adoptar una resolución ante la falta de rescate del mundo exterior que ya pesaba sobre ellos como “una auténtica condena”. Los dos diarios recurren a los testimonios de los expedicionarios para describir algunas de las adversidades sufridas durante su estadía en el fuselaje y la caminata final hacia Chile. La Nación se apoya en las citas de Roberto Canessa para enfatizar lo duro que resultó para el grupo el alud y para determinar, en la crónica de López Robledo, que la expedición a través de la cordillera supuso una hazaña sin precedentes, debido a las dificultades que se les presentaron en el camino recorrido. 238 Con respecto a Parrado, ambos diarios relatan que el profundo dolor que resultó para él perder a su madre y a su hermana. Empero, los dos destacan que esta pérdida fue capitalizada para lograr recorrer la cordillera a pie, usando zapatos de rugby. Por último, podemos observar que tanto Clarín como La Nación citan el mensaje que Parrado le había enviado al arriero, para darle al lector la oportunidad de conocer en “puño y letra de los sobrevivientes” la forma en la que éstos sintieron las adversidades. Para ello, el expedicionario decidió ser breve y escribir simplemente unas pocas líneas: “… vengo desde el avión que cayó en la montaña. Soy uruguayo, hace diez días que venimos caminando. Tengo un amigo herido. En el avión quedaron catorce personas heridas. Tenemos que salir rápido porque no tenemos qué comer. No podemos caminar’.” La Condición de los sobrevivientes ocupa el cuarto lugar de importancia en la cobertura. Ambos diarios abordan la cuestión deportiva y la clase social de los sobrevivientes, pero mientras Clarín hace un mayor hincapié en la primera, La Nación lo hace en la segunda. Respecto a la condición de rugbiers, los dos medios incurren reiteradas veces en el error de remarcar que todos los sobrevivientes eran miembros del equipo del Old Christians. Sin embargo, en tanto el diario mitrista sólo se queda con el dato cuantitativo, el de la familia Noble establece una comparación entre los que se habían salvado, descriptos como “jóvenes y fuertes” deportistas, con las mujeres y los miembros de la 239 tripulación, quienes habían fallecido. Así, Clarín indica que el grupo de sobrevivientes estaba integrado por los más preparados, mientras que los más débiles habían muerto. Los dos medios gráficos coincidieron también en remarcar la fortaleza física de Roberto Canessa, destacando particularmente su apodo “Músculo”. Cabe destacar, empero, que ese apelativo le había sido colocado por su personalidad explosiva y no por su contextura corporal. Por otro lado, La Nación hace un énfasis permanente en la condición de clase de los jóvenes uruguayos y sus familias. Esto responde a una lógica desplegada desde la desaparición del avión, en octubre de 1972. Para entender esta idea, observemos el párrafo final de una nota de un corresponsal en el Uruguay, publicada el 14 de dicho mes: “(…) dentro de la nómina se encontraban los sobrinos del presidente Juan María Bordaberry al igual que el corresponsal local del diario londinense Gastón Costemalle. Además del Doctor Nicola junto a su esposa. Por otra parte vale destacar que en listado figuran el hijo del pintor Carlos Páez Vilaró, Javier Methol y su mujer Liliana. Quienes son miembros de la alta sociedad uruguaya”. Como puede verse, este fragmento de la nota resalta a varias figuras prominentes del Uruguay –o parientes de las mismas- y explicita su pertenencia a los estratos más altos de la sociedad. En las ediciones del 23 y 24 de diciembre, La Nación redunda en estas ideas. En varias oportunidades se menciona que entre los sobrevivientes se encontraban los sobrinos del presidente Juan María Bordaberry y el hijo del famoso pintor Carlos Páez 240 Vilaró, así como también que los jóvenes rescatados pertenecían a conocidas familias de Montevideo (otra variante empleada, es que provenían de “familias acomodadas”). Pero la referencia más importante en el diario mitrista se encuentra en la crónica de López Robledo quien, habiendo hecho mención de la procedencia de los sobrevivientes y su condición de deportistas, afirma que ellos eran “la flor de la juventud uruguaya”. De esta forma, da a entender que los muchachos eran el grupo más auspicioso para el futuro de su país. Con respecto a la condición social de los sobrevivientes, Clarín también destaca que entre los sobrevivientes se encontraban los sobrinos del presidente Bordaberry y el hijo de Carlos Páez Vilaró y que los jóvenes pertenecían a familias acomodadas. Sin embargo, no profundiza en tanto en este punto como sí lo había hecho La Nación. Si bien la Cobertura Mediática ocupa la quinta posición dentro de la jerarquía de los primeros días de análisis, ésta presenta una gran importancia discursiva. Esto se debe a que el caso se encontraba en la agenda de todos los medios, porque los ojos del mundo se habían centraron en el Chile, cuya prensa había tenido la primicia. La Nación destaca que los periodistas de distintas partes del globo viajaban al país trasandino poder realizar la cobertura correspondiente. Entre los corresponsales movilizados, López Robledo relata en su crónica que su hijo mayor había aparecido de pronto en casa su casa a buscar su equipaje, pues él también era practicante del “contagioso oficio del periodismo” y debía trasladarse a Santiago cuanto antes. 241 Por otro lado, el diario mitrista transcribe varios títulos de otros medios gráficos para indicar cómo había sido tomado el descubrimiento de sobrevivientes en distintas partes del mundo. Las apreciaciones de Clarín, en relación a esta categoría, son mucho más exiguas. Cabe destacar que, durante la primera jornada, el medio afirma que los relatos de los sobrevivientes necesitaban más profundidad y coherencia para despejar varias incógnitas. Esto permite suponer que Clarín manejaba algunas hipótesis acerca de cómo había sido la supervivencia pero que no podía publicarlas hasta encontrar datos concretos para hacer oficiales sus sospechas. La Religiosidad ocupa el sexto lugar de importancia en esta primera parte del análisis. En relación a esta categoría, Clarín sólo transcribe algunas citas de los sobrevivientes, quienes destacaban la oración como único consuelo espiritual en la montaña y la creencia absoluta de que Dios los ayudaría. Por su parte, La Nación hace una cobertura mucho más extensa. Al igual que el diario de la familia Noble, este diario también emplea varios testimonios para resaltar la profunda religiosidad de los sobrevivientes y sus familias. Sin embargo, las declaraciones en este caso son más profundas y extensas. Entre ellas, cabe destacar las de la Señora Sara Urioste de Strauch, la cual atribuía la salvación de los jóvenes a un milagro realizado por la Virgen María y la Virgen de Landabal. La misma mujer compara el rescate con un pasaje bíblico, el cual refería a la supervivencia de una tribu judía, dando a entender que la de los muchachos uruguayos formaba parte del plan de Dios. 242 La cita final –y tal vez una de las más fuertes con respecto a esta categoríacorresponde a una madre, cuyo nombre no se transcribe, quien afirma que los dieciséis sobrevivientes eran en realidad apóstoles que le contarían al mundo acerca de su fe en Dios. De este modo, equipara a los jóvenes con los hombres escogidos por Dios para pregonar la palabra divina. La séptima categoría en orden de importancia dentro de este apartado de análisis es la Actitud de las familias, respecto de la cual, ambos diarios hacen una cobertura similar. Los dos medios resaltan el júbilo entre los familiares y amigos ante la noticia del rescate, a través de descripciones del clima en Montevideo y de declaraciones de los propios parientes. Sin embargo, también señalan que dicha alegría tenía una contracara: la de las familias de los fallecidos. De esta forma, tanto Clarín como La Nación construyen un fuerte contraste, para generar en el lector un sentimiento empático respecto a la parte más triste de esta historia. Por otro lado, ambos destacan también que varios familiares estaban ultimando detalles para partir hacia Chile, donde se reencontrarían con los jóvenes. Los padres de Canessa y Parrado son nombrados repetidas veces, así como también Carlos Páez Vilaró. La última categoría de importancia en esta jornada es la Alimentación. Respecto a ella, tanto Clarín como La Nación reproducen algunos intentos de explicación 243 brindados por los sobrevivientes, pero en todos puede observarse una falta de fuentes informativas. De esta manera, el diario de la familia Noble establece la idea de que sobrevivieron gracias a una gran cantidad de alimentos que habían llevado a Chile, a sabiendas del desabastecimiento que había en Santiago. Este dato proviene de una declaración de Álvaro Mangino. La Nación, por otro lado, remarca que la dieta de los sobrevivientes estuvo basada en el descubrimiento de raíces y líquenes bajo las rocas, por parte de Coche Inciarte, un estudiante de ingeniería agrónoma. Esta idea es bastante poco plausible ya que no hay ninguna vegetación que crezca a más de 4.000 metros de altura y en una temperatura que promedia entre los diez y los cuarenta grados bajo cero. Por todo esto, podemos concluir que el tema de la alimentación se vio soslayado por la importancia dada a la aparición con vida del grupo, a la heroicidad demostrada por los sobrevivientes y a la falta de informaciones concretas acerca de la dieta de supervivencia. 244 Segundo apartado Antropofagia: la construcción de la absolución 26 de diciembre de 1972 Clarín Nota informativa I Título: Sólo tres de los sobrevivientes retornaron en avión a Montevideo Bajada: los otros 13 volverán en ómnibus o tren Imagen: se ve a los sobrevivientes sonrientes en el hall del hotel Sheraton de Chile, en ocasión del brindis de Nochebuena. Nota informativa II Título: Conjeturas sobre la supervivencia de los 16 ocupantes del avión Uruguayo Bajada: toman estado público informes de dos organismos que actuaron en el rescate 245 En esta edición, el diario le da al hecho una cobertura mucho menor que en las jornadas anteriores y ya no le otorga jerarquía de tapa. Por su parte, las noticias son mucho más breves que las publicadas el 23 y 24 del mismo mes. Para ese entonces, ya habían trascendido las versiones acerca de que los uruguayos habían tenido que recurrir a la carne de los muertos para sobrevivir. Ambas notas informativas hacen referencia a la serie de adversidades que los jóvenes tuvieron que soportar, pero sólo la segunda aborda directamente el tema de la antropofagia. Como la Alimentación está muy ligada a la Situación Adversa, ambas categorías serán analizadas conjuntamente. El Milagro sólo es mencionado en la primera nota informativa, a través del recurso polifónico, en base a una cita del doctor Shaw, padre de uno de los jóvenes fallecidos: “(Éste) se mostró compungido, expresando, no obstante que ‘pese a que ha muerto mis esperanzas, estoy contento ante este milagro que permitió salvar la vida de estos grandes amigos de mi hijo’.” La cualidad milagrosa de la supervivencia es exacerbada a través de este testimonio, ya que es el padre de uno de los muertos quien la designa de esa manera. Con respecto a la Situación Adversa, la primera nota informativa continúa con la retórica de remarcar que la experiencia de los sobrevivientes fue tan traumática que todos aseguraron que no volverían a pisar un avión. La segunda, por su parte, la relaciona directamente con la Alimentación, explicando las terribles circunstancias que los llevaron a recurrir a la antropofagia. El 246 título anuncia la presencia de “conjeturas sobre la supervivencia”, las cuales estaban fundadas en los informes de los organismos de rescate. La cabeza del texto se encarga de detallar los hechos: “Nuevas conjeturas se tejieron en las últimas horas cerca de la forma en que los 16 ocupantes del avión uruguayo caído en la cordillera lograron mantenerse con vida tras 71 días de total aislamiento a más de 4.000 metros de altura a partir de algunos informes conocidos en la capital de Chile. Un cable de EFE consigna datos de un informe confidencial del Servicio Aéreo de Rescate de la Aeronáutica Chilena, según el cual la dramática situación por la que atravesaron los sobrevivientes uruguayos obligó a consumir proteínas de cuerpos humanos, tras agotarse las provisiones que tenían a bordo del avión”. En estos dos párrafos, podemos ver cómo la noticia va entretejiendo una lógica de justificación, dado que señala que fue una sucesión de hechos adversos la que empujó a los sobrevivientes a recurrir a la carne de los muertos. Así, la nota parte explicando que la situación de “total aislamiento a más de 4.000 metros de altura” y la “dramática situación que atravesaron” los jóvenes uruguayos, los “obligó a consumir las proteínas de los cuerpos humanos”. El verbo “obligó” es de fundamental importancia dentro de esta línea discursiva, ya que implica que los hechos se produjeron más allá de la voluntad de los sobrevivientes, quienes no tuvieron más opción que violar el tabú de la antropofagia. 247 La gravedad de la situación es subrayada más adelante, cuando se establece una comparación con una misión llevada a cabo por profesionales andinistas de las Fuerzas Armadas chilenas, quienes debían averiguar cuánto tiempo se podía resistir en la cordillera con nulas provisiones. La nota dice: “El récord logrado por los chilenos sin recursos habría sido de 27 días, en tanto que los jóvenes uruguayos sobrevivieron 71, lo que según esas fuentes, se explicaría por el hecho de haber ingerido proteínas” De este párrafo se desprende que, mientras que los profesionales chilenos soportaron sólo 27 días, los sobrevivientes -que no contaban con la posibilidad de ser rescatados- lograron sobrellevar las 71 jornadas, únicamente por el consumo de las proteínas de los muertos. Sin ellas, hubieran muerto indefectiblemente. Luego, la nota introduce un interrogante: “¿pudieron –los sobrevivientes- salvarse antes?”. Para responder esta pregunta, se cita la opinión de “los miembros del socorro andino chileno y otros montañeses expertos” que estudiaron el caso. Según éstos, los dos expedicionarios que llegaron a Chile habrían podido salir un mes antes, acortando el “cautiverio”. Sin embargo, el texto da su propia apreciación al respecto: “(…) La explicación parece ser una sola. Que no tenían la menor idea de dónde se encontraban ignoraban hacia dónde buscar auxilio. Su salida fue un acto desesperado. Con sorprendente final”. 248 De esta forma, la referencia indica que los sobrevivientes pudieron haberse salvado antes, pero que “no tenían la menor idea de dónde buscar auxilio” y que la salida final fue “un acto desesperado” cuando se agotaron las opciones. Finalmente, se introduce una cita de Fernando Parrado quien, según el texto, prefiere no precisar “acerca de los detalles que posibilitaron su manutención sobre las heladas laderas de las montañas cordilleranas”. Allí, el sobreviviente explica: “Hay que estar en esas circunstancias para darse cuenta a lo que tuvimos que recurrir”. Este testimonio, incluido en la nota, apunta a despertar empatía en los lectores, de manera que éstos comprendan la gravedad de la situación que llevó a los jóvenes uruguayos a recurrir a la carne de los muertos. Las otras referencias a la Alimentación retoman algunas ideas erróneas de los días anteriores. La primera nota –en la cual no se contempla la antropofagia- cuenta que los pasajeros del Fairchild “ llevaban alimentos en exceso ante la presunción de que podría haber problemas de abastecimiento en Chile, por el anuncio de una huelga general”. Esta información proviene de las declaraciones brindadas por César Charlone en los días anteriores. En tanto, la segunda narra cómo los sobrevivientes utilizaron nieve fundida para hacer improvisadas “infusiones de yuyos y hasta algunas sopas de líquenes y hongos silvestres”. Esta información equívoca había sido introducida el 24 de diciembre. 249 La categoría Heroicidad tiene una única mención en el texto titulado “Conjeturas sobre la supervivencia de los 16 ocupantes del avión Uruguayo”. Allí, se continúa con la lógica de la edición anterior, a partir de la cual se trazaba un paralelismo entre el accidente y la novela Robinson Crusoe. Si bien aquí no hay referencias directas a dicha obra, la idea acerca del “naufragio” vuelve a hacerse presente: “Los náufragos aéreos no tuvieron mayores inconvenientes –salvo el frío- durante los primeros días después del accidente”. La Actitud de los familiares como categoría analítica se circunscribe sólo a la primera nota informativa. En ella, se destaca que las familias explicaron que los sobrevivientes no darían más declaraciones porque “se les quería evitar un nuevo shock emocional”. Por otro lado, y si bien no se habla directamente de familiares, también se recalca que los tres sobrevivientes que se animaron a volver a su país recibieron “cálidas demostraciones de afecto en sus escalas”. De esta manera, el texto muestra el apoyo de la sociedad hacia los jóvenes uruguayos. La categoría Religiosidad también es mencionada únicamente en la primera nota. En ella se incluye una cita directa de Roberto “Bobby” François quien declaró que “los 71 días que pasamos en la cordillera no me afectaron anímicamente, sino que me fortalecieron espiritualmente”, en relación a la cercanía con Dios que los jóvenes sintieron en la montaña. 250 Finalmente, la Cobertura Mediática aparece brevemente en la misma nota que las categorías anteriores. En ella, se cita un cable de la agencia de noticias AP, el cual informaba que “los sobrevivientes eludieron al periodismo, al ser trasladados fuera de Montevideo”. La categoría Condición de los sobrevivientes no se encuentra en esta jornada. La Nación Nota central Título: Comenzó el regreso de los sobrevivientes a su patria Nota Informativa I Título: Felicitación de Allende por el rescate Nota Informativa II Título: Una versión sobre la supervivencia Al igual que en el caso de Clarín, esta edición de La Nación le da una cobertura mucho menor al caso, aunque el hecho todavía mantiene jerarquía en tapa y el título de la nota central está acompañada por una foto del sobreviviente Daniel Fernández Strauch rodeado por una decena de familiares. 251 El primer artículo informativo transcribe parte de un comunicado del Presidente chileno Salvador Allende, quien felicita a los miembros de la Fuerza Aérea que participaron en el rescate. Ésta sólo presenta referencias a la categoría Heroicidad, por lo que no será tenida en cuenta para el resto de los cuerpos analíticos. El segundo texto, por otro lado, introduce por primera vez las versiones según las cuales los sobrevivientes habrían tenido que recurrir a la antropofagia para asegurar la supervivencia y una desmentida por parte de la Policía Chilena. El Milagro como categoría de análisis aparece mencionado brevemente en la nota central, aludiendo a que los sobrevivientes de la “catástrofe del aparato militar” celebraron su supervivencia durante “la Nochebuena con llantos, cantos, brindis, abrazos, un mensaje del Presidente Juan M. Bordaberry y el recuerdo de la patria distante”. De esta forma, se resalta el clima de emoción y la alegría con la que los jóvenes uruguayos celebraron el haber vuelto con vida de un viaje signado por catástrofes y adversidades. La idea es retomada en un párrafo posterior, donde se describen los festejos: “La celebración de anoche según se dijo, fue altamente emotiva. Hubo llantos y cantos, brindis y abrazos. Gritos de “Viva Chile…Viva Uruguay”. Muchos hicieron emocionados recuerdos de la patria distante, expresando sus deseos de esperar allí la llegada del Año Nuevo. Alrededor de la una de la madrugada, los muchachos se retiraron a descansar”. 252 La categoría Situación Adversa se desarrolla exclusivamente en la nota central y presenta una presencia constante de la figura del encargado de negocios uruguayos en el exterior, César Charlone Ortega. Éste se había entrevistado con varios de los sobrevivientes en una reunión que duró poco menos de dos horas, por lo que manejaba bastante información. Sin embargo, puede deducirse que muchas de las inconsistencias presentes en las publicaciones derivan de datos erróneos que el diplomático pudo haber dado involuntariamente. De esta forma, la primera cita directa de Charlone que es introducida en el texto, corresponde a una idea que será repetida en las ediciones posteriores: que los sobrevivientes habían adoptado la decisión de “no subir nunca más a un avión” ya que la “catástrofe aérea había dejado marcas imborrables en su memoria”. Esta frase aparece dos veces en la nota. Empero, el artículo agrega luego una reflexión del diplomático, donde aquél manifestaba su voluntad de convencer a los sobrevivientes para que retornen al Uruguay por vía aérea: “No pasará del miércoles para el regreso de los muchachos, cuya resistencia para viajar de nuevo por avión estamos tratando de superar con los familiares que aquí (Santiago) se encuentran aún y celebraron anoche una feliz Navidad”. Dentro de la misma línea discursiva, la nota subraya a posteriori que Charlone expresó por vía telefónica que se pretendía “vencer dicha resistencia”, para lo cual 253 habría que ayudarlos a superar el trauma sufrido durante los “71 días que pasaron en la montaña”. De todas formas, el texto indica que el diplomático comprendía que el temor de los jóvenes a volver a volar, por lo que había dispuesto una logística para contratar “autobuses especiales” que los transportaran desde Mendoza a la capital uruguaya, ya que los sobrevivientes querían “viajar todos juntos” y con sus familiares. La Heroicidad, en tanto, es referida sólo dos veces en el artículo central a través del término “odisea”, mientras que atraviesa toda la primera nota informativa. En ella, se destacan las felicitaciones del presidente Salvador Allende a los pilotos de los helicópteros que “rescataron a ocho de los dieciséis sobrevivientes del avión uruguayos que cayó en los Andes”. De esta manera, se resalta el rol heroico de los comandantes de las naves. A continuación, dicha idea es reforzada a través del recurso polifónico, con la inclusión de una cita directa del encargado de la misión y piloto de uno de los aparatos, Jorge Massa: “‘Estoy seguro de interpretar a Chile entero al enviarle mis calurosas felicitaciones por la brillante labor’, dijo (el antes mencionado), quien en varias ocasiones condujo al jefe del Estado en recorridos por el país”. El texto destaca que el propio Presidente le había encargado a Massa “que extendiera las felicitaciones al comandante del otro helicóptero, Carlos García”, de modo que también se remarca la heroicidad del otro piloto. 254 Por su parte, no hay ninguna referencia a esta categoría en el segundo artículo informativo. La categoría Condición de los Sobrevivientes aparece también en la nota central, pero no tan claramente como en las ediciones anteriores. Aquí, la referencia está determinada por la repetición, en párrafos consecutivos, respecto a un mensaje de apoyo enviado a los jóvenes por el presidente Juan María Bordaberry. Cabe recordar, que el diario había mencionado en la publicación del 23 de diciembre -así como también en otra del mes de octubre- que el primer mandatario uruguayo era el tío de dos de los sobrevivientes. La Alimentación posee el tratamiento analítico más extenso de la jornada y es abordada en su totalidad por la segunda nota informativa. El texto hace referencia a la categoría desde su título, donde remarca la existencia de “una versión de la supervivencia” novedosa, dado que algunos de los sobrevivientes habrían explicado que “tuvieron que recurrir a los cuerpos de sus compañeros muertos para subsistir”. Que la nota indique que estas informaciones constituyen una “versión” y que luego agregue un subtítulo que remarque una “Desmentida”, revela que el artículo intenta menoscabar la veracidad de los trascendidos. Dicha “versión” estaba fundada en las declaraciones de los miembros del equipo de rescate, los cuales pernoctaron con los ocho sobrevivientes que aguardaron un día más en la cordillera, ante quienes los jóvenes dieron “abiertamente” una explicación. 255 Más adelante, la nota remarca que los rescatistas dijeron que los uruguayos “manifestaron su deseo de no hablar sobre ciertos temas, aunque privadamente algunos de ellos dijeron que ‘allá arriba’ habían ocurrido cosas incontables”. La última idea es reforzada en el párrafo siguiente, cuando se introduce una cita indirecta de la novia de uno de los sobrevivientes, quien “afirmó que su novio le había narrado ‘cosas horribles’”. A través de otro testimonio, se presenta la imagen más fuerte de la categoría: “Uno de los miembros de la patrulla de rescate narró en ésta que cuando llegó al semi destruido fuselaje del avión uruguayo que sirvió de refugio a los sobrevivientes, halló en su interior restos humanos colgados”. En base a la polifonía, el texto indica de manera efectiva que esta última información corresponde a una versión, proporcionada por uno de los rescatistas. Por otro lado, bajo el subtítulo “Desmentida”, se destaca que la Policía chilena negó que los sobrevivientes hubiesen “practicado el canibalismo”, en tanto que sí confirmaban “las declaraciones de los sobrevivientes (respecto a) que se alimentaron durante más de dos meses con raíces que encontraron bajo la nieve”. De esta forma, la “desmentida” reafirma la información del día 23 donde se explicaba que Coche Inciarte, estudiante de agronomía, había hallado dichos vegetales, los cuales constituyeron la base de su supervivencia. Esta última parte, supone otra versión, que se contrapone a la que confirmaba la antropofagia. 256 La categoría Actitud de las familias aparece solamente en la nota central. La primera referencia señala que la ubicación de varios de los sobrevivientes iba a ser mantenida en secreto “por decisión de sus familiares, que desean impedir que el descanso de los tres jóvenes se vea perturbado por la curiosidad periodística” Por otro lado, la segunda introduce una cita indirecta de algunos parientes de Daniel Fernández y de Bobby François, quienes “manifestaron que (los sobrevivientes mencionados) ‘están bien y contentos de haberse reunido con sus familiares para Navidad’”. La Religiosidad como categoría analítica es aludida una sola vez en la nota central, donde se indica que “los 13 jóvenes y sus familiares asistieron esta mañana a una misa en la Universidad Católica local, como acción de gracias, celebración navideña, y réquiem por sus compañeros que murieron en la tragedia”. No hay referencias a la Cobertura Mediática en esta jornada. 27 de diciembre Clarín Nota informativa I Título: regresan los 13 uruguayos Nota informativa II 257 Título: Justifican la actitud de los sobrevivientes La edición de esta jornada vuelve a estar integrada por dos notas informativas en el cuerpo del diario, de las cuales ninguna tiene jerarquía en tapa. La primera hace hincapié en la heroicidad de los sobrevivientes, mientras que la segunda desarrolla una lógica de justificación respecto de la antropofagia, en base a las declaraciones de autoridad de un sacerdote y un psiquiatra. La categoría Situación Adversa aparece brevemente en ambos textos. La referencia en la primera nota vuelve a traer a colación el miedo de los jóvenes uruguayos con respecto a viajar nuevamente en un avión. De esta forma, la información plantea que “se apeló a la disertación de algunos psiquiatras que señalaron la necesidad de ‘romper el shock’ para lo cual era menester el uso del avión”. Dentro de la misma línea discursiva, se explica que los profesionales indicaron, a aquellos que “mantenían aún la negativa”, que era peor para la mente “ver la cordillera desde abajo (donde estuvieron durante 71 días)” que desde el aire. La segunda nota, por su parte, se refiere a la “dramática decisión” de recurrir a la antropofagia que, según los sumarios oficiales, “fue adoptada colectivamente y luego de varios días de conciencia en el nivel religioso y psíquico”. De esto se desprende que la medida de consumir la carne de los muertos fue tomada luego de un importante proceso de reflexión, a partir del cual los jóvenes 258 uruguayos determinaron que ésa era la única vía de salvación posible. Por otro lado, la aseveración acerca de que habían llegado a una “conciencia en el nivel religioso y psíquico” no es casual en una nota donde se citan las opiniones calificadas de un sacerdote y un psiquiatra. Éstas serán analizadas en la categoría Alimentación. La Heroicidad aparece en ambas notas, aunque la primera la trata con mayor profundidad. En ella, el tema es aludido a través del recurso polifónico, por medio de la cita directa de uno de los sobrevivientes en relación al miedo a volver a subirse a un avión. “Uno de los participantes de la reunión –el joven Eduardo Strauch- declaró enfáticamente: ‘Si no superamos este miedo ahora no lo superamos jamás’.” De esta forma, se remarca la intención de dejar atrás los temores generados luego del accidente aéreo. A continuación, el texto agrega que los sobrevivientes trajeron del lugar del accidente “los documentos de todos los fallecidos así como los 80 dólares que se encontraban desparramados por la nieve luego del choque y que serán donados a una entidad benéfica de Chile”. Así, se realiza una nueva exaltación de la actitud generosa de los jóvenes uruguayos para con sus amigos muertos, conjuntamente con el gesto de donar dinero a una asociación caritativa de Chile. 259 La nota vuelve a mencionar el término “odisea” al explicar que ésta sería relatada “sin omitir ni el más mínimo detalle” en un libro que se editaría en Montevideo, una vez que los jóvenes uruguayos volviesen a su hogar. De igual manera, se destaca el rol heroico del arriero Sergio Catalán quien “será invitado a Uruguay, donde se le entregará una medalla y mil dólares, en recuerdo de su actitud que permitiera el rescate en medio de la cordillera”. La segunda nota hace foco en el rol de los sobrevivientes en relación al cuidado de los heridos. Según este texto, el grupo “luchó” para mantenerlos con vida. La selección de este verbo denota el gran esfuerzo que empeñaron en ayudar a sus amigos. Esta idea es reforzada con la narración de los auxilios que los sobrevivientes les prestaron a aquellos que se asfixiaron a causa de la avalancha de nieve: “El día que el alud alcanzó a ocho de los sobrevivientes, el resto se turnó en hacer respiración boca a boca a una tare que se prolongó más de 10 horas”. Finalmente, vuelve a emplearse el término “odisea”, en relación a un “pacto solemne” hecho por los sobrevivientes por el cual aguardarían a llegar a Montevideo para narrar de manera completa los hechos heroicos que se prolongaron durante “71 días en el corazón nevado de la cordillera de los Andes”. La Alimentación como categoría de análisis posee el rol más destacado en la segunda nota informativa. Desde su título, el texto desarrolla una idea de justificación respecto a la antropofagia. 260 Ya en el cuerpo, se citan las opiniones del sacerdote salesiano Tomás González y del psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz quienes, según la propia nota, “justificaron la actitud de los 16 sobrevivientes del avión militar uruguayo de haber recurrido a los cuerpos de quienes perecieron en el accidente para subsistir”. El recurso polifónico de emplear sus testimonios de manera directa e individual refuerza esta lógica desde un punto de vista teológico y otro científico. Según el texto, el sacerdote opinó: “El cuerpo debe tener un lugar digno y, en el caso de los muertos del avión uruguayo, ese lugar era el servir de alimento de los sobrevivientes”. De esta idea se desprende que González considera que los cuerpos de los fallecidos encontrarían sagrada sepultura al brindarles alimento a sus amigos. Por su parte, el psiquiatra Sepúlveda Díaz aseveró abiertamente que “en este caso la antropofagia está justificada”, a la vez que explica cómo será el proceso psíquico que atravesarán los sobrevivientes: “Llegará el día en que no sólo se absolverán a sí mismos de cualquier sentimiento de culpa sino también que serán exonerados por la opinión pública”. Cabe resaltar que Sepúlveda Díaz considera, aparentemente, que la sociedad puede mostrarse recelosa respecto a estos hechos, ya que en sus dichos incluye la idea de que la “opinión pública” debe exonerar a los sobrevivientes. De esa forma, reconoce indirectamente la existencia de un pecado. 261 Otro recurso polifónico utilizado en relación a esta categoría proviene de la cita indirecta de un comunicado del Cuerpo de Socorro Andino que participó del rescate de los uruguayos, según el cual “los sobrevivientes, con los que aquellos pernoctaron durante la prolongación del rescate, les confirmaron que habían recurrido a los cadáveres de sus compañeros para subsistir” De este modo, el texto vuelve a remarcar que la antropofagia fue realizada para que los jóvenes uruguayos garantizasen su subsistencia. La Condición de los sobrevivientes es mencionada sólo en la segunda nota informativa. Ahí vuelven a destacarse los estudios en medicina de Roberto Canessa y su rol como doctor improvisado, luego del accidente aéreo. “En un caso, y utilizando, una hoja de afeitar el estudiante de medicina, Canessa, intervino quirúrgicamente a uno de los pasajeros del avión que tenía un hierro clavado en el estómago. Con ello logró mantener con vida tres días, usando como desinfectante agua colonia, lo único que tenían”. El texto parecería indicar que el pasajero herido murió tres días después de la intervención de Canessa. Sin embargo, la redacción deja lugar a dudas. De todas formas, cabe destacar que aquel joven era Enrique Platero, quien logró reponerse de sus lesiones y trabajó a la par del resto, hasta su muerte en el alud. La categoría de análisis Actitud de las familias aparece únicamente en la primera nota informativa, con respecto a la decisión de que el retorno a Uruguay sería en avión. De acuerdo con el artículo, esto fue definido luego de “la reunión de varias horas con el encargado de negocios de Uruguay, César Charlone, y de la que 262 participaron todos los sobrevivientes y el grupo de familiares que se encuentran en Santiago”. La Cobertura Mediática como categoría de análisis es desarrollada solamente en la primera nota informativa. Allí se informa que los testimonios de Sepúlveda Díaz y de González fueron recogidos por la prensa chilena “que comenzó a ocuparse abiertamente del delicado tema”. Finalmente, el texto hace referencia a que, a raíz de un “acuerdo tácito”, el periodismo de Chile había “eludido” tratar la cuestión, pero que “hoy se rompió (dicho) acuerdo abruptamente y la prensa dedica gran espacio a este episodio”. Las expresiones del diario chileno La Segunda serán introducidas en las conclusiones de este segundo apartado para contrastarlas con la producción noticiosa de los medios gráficos analizados en la presente tesis. Las categorías Milagro y Religiosidad no están mencionadas en esta jornada. La Nación Nota central Título: Los sobrevivientes regresarían mañana Nota Informativa I Título: Reacción de familiares de los sobrevivientes 263 Nota Informativa II Título: Causas del desastre en la cordillera Crónica Título: Relato de un viaje trágico y un retorno inverosímil En esta edición de La Nación, el hecho continúa teniendo jerarquía de tapa y se le otorga una cobertura más extensa que en la jornada anterior, ya que se incluye una crónica que narra los momentos más importantes de la supervivencia de los jóvenes uruguayos. Este texto y la nota central tratan en profundidad la cuestión alimenticia en relación con las adversidades que tuvieron que enfrentar los sobrevivientes. Por eso, las categorías Alimentación y Situación Adversa serán analizadas de manera conjunta, tal como se hizo con la edición del 26 de diciembre de Clarín. También tiene gran relevancia en esta jornada la Cobertura Mediática, dado que varios de ellos habían hecho referencia a la práctica de antropofagia. A raíz de esto, el gobierno chileno emitió un comunicado instando a que el tema fuera tratado con “el mayor de los respetos” y sin recaer en “sensacionalismos”. La nota central transcribe dicha declaración oficial. El Milagro es abordado en la crónica y mencionado brevemente en la segunda nota informativa. En la crónica, la primera referencia proviene de una descripción del 264 fuselaje, el cual se había convertido en “el frío y estrecho refugio de los sobrevivientes durante los 69 días en que lucharon por sus vidas”. En base a esto, el texto utiliza un apelativo para denominar al caso: “Era el comienzo del ‘milagro de los Andes’, una lucha por la vida quizá sin parangón en la historia de la aviación”. Varios medios jugaron en aquel entonces con la designación “el milagro de los Andes”. Con el tiempo, se volvió uno de los nombres más típicos a través de los cuales se conoce al hecho. Otra mención a la categoría es introducida a través de una cita directa del encargado de negocios uruguayos, César Charlone, quien vuelve a ser mencionado en esta edición, en relación al sorpresivo encuentro entre los expedicionarios y el arriero Sergio Catalán: “Parece increíble, y si es verdad, es definitivamente un milagro”, afirmó entonces. Con respecto al rescate, el texto vuelve a hacer uso del recurso polifónico para exponer, a través del testimonio de uno de los sobrevivientes, el clima de alegría que se despertó en el grupo al ver la tan ansiada llegada de los helicópteros: “Cuando llegaron –cuenta Inciarte- hubo una explosión de alegría. Nos tirábamos al suelo y nos abrazábamos. Nos pusimos agua de colonia y fumamos cigarros habanos. Incluso, nos lavamos los dientes con pasta. Hasta entonces la usábamos como postre, un centímetro por persona”. 265 Finalmente, la crónica vuelve a repetir la frase de Seler Parrado donde éste equiparaba el regreso de su hijo con una “vuelta a la vida”, o dicho de otro modo, con una resurrección. La única referencia en la segunda nota informativa, es una cita directa de Eduardo Strauch, quien hace un balance del accidente y atribuye su salvación a un hecho divino: “Nosotros pudimos comprobar en la cabina que desde el avión ya se había pedido pista a Santiago, y fue un milagro que nos salváramos”. En la nota central, la categoría Alimentación se encuentra muy ligada a la Situación Adversa. Bajo dos subtítulos distintos, el texto explica dos alternativas respecto a la posibilidad de que los sobrevivientes se hubiesen alimentado con la carne de sus amigos muertos. El primero lleva el nombre de “Desmentida”. Allí, aparece transcripto el comunicado de la Secretaria de Gobierno de Chile, a partir del cual las autoridades negaban los trascendidos de los días anteriores. Por otro lado, el segundo, denominado “Afirmación previa”, recopila todas aquellas informaciones anteriores que efectivamente indicaban que los jóvenes habían practicado la antropofagia para sobrevivir. El primer subtítulo, en tanto cita una extensa declaración oficial del gobierno chileno, emplea el recurso polifónico. La referencia más clara a la adversidad se corresponde con una de las razones que el comunicado esgrime para evitar que se siguiese difundiendo dicha idea: aquella por la cual se pide respeto por esos jóvenes dada la “aflictiva situación por la que han atravesado”. 266 Con respecto al segundo subtítulo, el texto vuelve a tratar los trascendidos como una “versión”: Al ser consultado sobre la insistente versión de que los sobrevivientes debieron comer restos de sus compañeros fallecidos en el accidente para sobrevivir a 70 días de hambre, frío, soledad y desesperanza, el encargado de negocios uruguayo, César Charlone, declaró que los jóvenes decidieron hacer ‘un pacto solemne’ para no decir una palabra al respecto mientras permanecieran en Chile”. La figura del diplomático es empleada aquí para explicar por qué los sobrevivientes no estaban brindando precisiones respecto al cuestionamiento que se había presentado en relación con la cuestión alimenticia. Según el texto, aquél “dijo que la dramática decisión fue adoptada por los jóvenes en forma colectiva, con un acuerdo general”. El adjetivo “dramática” resalta la difícil situación que aquellos estaban atravesando, a causa de los cuestionamientos periodísticos. Luego, en otro subtítulo denominado “Justificación”, se recogen los testimonios que el psiquiatra Dr. Jorge Sepúlveda Díaz y el sacerdote salesiano Tomás González habían brindado al diario chileno La Tercera de la Hora. Dichas declaraciones también habían sido publicadas en la segunda nota informativa de Clarín de ese mismo día. Como puede verse, el recorte en ambos diarios es casi el mismo: “‘El cuerpo debe tener un lugar digno y en el caso de los muertos del avión uruguayo, ese lugar era el servir de alimento a los sobrevivientes’, dijo el presbítero González al matutino La Tercera de la Hora. 267 El mismo diario recogió declaraciones del psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz, Según el cual la antropofagia en este caso está plenamente justificada y ‘llegará el día en que no sólo se absolverán sentimientos de culpa, sino que también serán exonerados por la opinión pública’.” Así, al igual que en la nota de la edición de Clarín de la misma jornada, este texto utiliza el recurso polifónico de ambas figuras de autoridad para justificar de manera directa que los sobrevivientes hubiesen recurrido a la antropofagia. La justificación tiene más peso, además, por provenir de dos campos diametralmente distintos: la ciencia médica y la religión. La crónica, por su parte, mantiene los testimonios originales de los sobrevivientes, afirmando que la alimentación de los jóvenes había consistido en raíces que encontraron debajo de la nieve y “chocolates, caramelos y otros dulces” que habían adquirido en Mendoza. Al tratarse de un texto eminentemente descriptivo, recorre los puntos más importantes del hecho, destacando las distintas adversidades que enfrentaron en cada uno de ellos. Respecto al choque aéreo, vuelve a repetirse la cita de Canessa, donde aquél dijo “esperé la muerte”, y se agrega el relato de las consecuencias que la colisión tuvo para con el otro expedicionario: “Parrado quedó inconsciente durante dos días. Su amigo Fernando Abal, que volaba sentado junto a él, se mató, lo mismo que su madre y su hermana”. 268 Para ilustrar los días posteriores, la crónica apela a una cita de dicho sobreviviente quien dijo que “fue poco lo que pudimos hacer” por los heridos. Luego, el testimonio de Coche Inciarte es empleado para introducir otro revés: “Al octavo día escuchamos que la búsqueda había sido suspendida”, dice José Luis Inciarte (…). “Muchos lloraron, pero luego nos repusimos”. Finalmente, el texto describe el alud y narra las funestas consecuencias posteriores: “Ocho murieron aplastados por la nieve, incluyendo al capitán del equipo de Rugby, Marcelo Púrez, y el ingeniero de vuelo del avión (…). Quedaban 19 con vida, pero otros morirían aún.”. La segunda nota informativa, por su parte, hace referencia a ambas categorías a través de la polifonía del sobreviviente Álvaro Mangino. Con respecto a la Situación Adversa, se utiliza una cita directa de aquél, donde expresaba que “la experiencia vivida fue de lo más dramática e inolvidable”. Por el otro lado, la Alimentación es aludida a través del discurso indirecto de Mangino, por medio de la cual aseguraba que “pudieron sobrevivir por tan largo período porque habían obtenido víveres en la ciudad fronteriza argentina de Mendoza, donde se les habían anunciado dificultades internas chilenas. La Heroicidad como categoría de análisis aparece en todos los textos, con excepción de la primera nota informativa. La crónica hace múltiples referencias a ésta, resaltando las actitudes de los sobrevivientes ante determinadas situaciones. Así, se destaca el coraje grupal e individual. Veamos un ejemplo del primero: 269 “Con espíritu de grupo, los jóvenes unieron fuerzas contra las temperaturas bajo cero, el viento que azotaba, y la nieve. Acondicionaron el fuselaje, derritieron nieve con los rayos del sol reflejados en las latas brillantes para obtener agua, rompieron los asientos para hacer frazadas con sus forros, y reunieron todo el alimento disponible para establecer un severo racionamiento”. Como puede observarse, aquí el texto destaca la unión de los sobrevivientes para enfrentarse a severas adversidades y cómo utilizaron su ingenio para paliar la falta de insumos necesarios para la subsistencia. La misma idea es expresada cuando se indica que los improvisados doctores y sus ayudantes realizaron “verdaderas proezas al operar con hojas de afeitar, agua de colonia e hilo de coser rudimentario”. Respecto al heroísmo individual, las figuras más destacadas son las de los dos expedicionarios, en especial la de Fernando Parrado. En este punto se utiliza varias veces el recurso polifónico para introducir las apreciaciones del resto de los sobrevivientes con respecto a los dos jóvenes que realizaron la caminata final. De este modo, la crónica indica que, tras la muerte de Numa Turcatti, Canessa y Parrado decidieron salir, “resueltos esta vez a encontrar ayuda o morir”. En base a esto, podemos ver que el texto destaca que ambos jóvenes estaban dispuestos a jugarse la vida con tal de conseguir auxilio para sus amigos. Dentro de la misma lógica, se cita una frase de Daniel Fernández Strauch quien analiza por qué fueron ellos dos y no otros quienes emprendieron tan peligrosa misión que, según él mismo, los “sacó del infierno blanco” y les “devolvió la vida”: 270 “Fueron ellos, porque si no los elegíamos se iban solos, sobre todo Fernando, que tenía una fortaleza descomunal”. A continuación, el testimonio de Fernández vuelve a utilizarse para resaltar que los expedicionarios “realizaron una travesía increíble”, al tiempo que corre el foco definitivamente hacia Parrado. Según el texto, Fernández aseguró que aquél “salió llevando 30 kilos sobre los hombros y terminó el viaje de 120 kilómetros (hasta que se encontró con el arriero chileno) llevando también los bártulos de Canessa”. De igual forma, se introduce un testimonio del propio Parrado, donde éste narra todos los obstáculos que él y su compañero tuvieron que enfrentar durante la caminata y donde queda establecida su incansable voluntad de rescatar al resto de los sobrevivientes: “Tuvimos que escalar cinco días y cinco noches, y hacía mucho frío. Habíamos usado las cubiertas plásticas de la calefacción del avión para hacer sacos de dormir para Canessa y para mí. Era difícil respirar debido a la altura. Dábamos dos pasos y teníamos que parar. Al octavo día, Canessa no podía seguir. Se tendió en la nieve. No me pidió que me quedara. No hablamos. Comprendimos. No podía quedarme y morir con él, y dejar morir a los otros 14 también”. La crónica destaca también la heroicidad de los pilotos de los helicópteros quienes “enfrentaron la turbulencia” y realizaron “endiablados vuelos” para poder rescatar a los sobrevivientes. 271 Por su parte, la nota central introduce una cita de Charlone, donde éste resaltaba que, luego del accidente aéreo, “los muchachos lucharon con todas sus fuerzas por mantener con vida a sus compañeros heridos (y) hasta hicieron intervenciones quirúrgicas”. Finalmente, la primera nota informativa hace referencia al mismo tema, apelando al testimonio de Canessa, quien era uno de los improvisados médicos que trataba de auxiliar a sus amigos: “‘Cuatro o cinco de nosotros pudimos salir de los restos del avión, y comenzar el rescate de nuestros amigos’, dice. ‘Algunos estaban bien, otros estaban heridos. Otros ya no respiraban, trabajamos desesperadamente hasta que nos desmayamos exhaustos”. La categoría Condición de los Sobrevivientes aparece muy escuetamente en la jornada, cuando la crónica destaca que Coche Inciarte y Eduardo Strauch eran estudiantes de agronomía y que Canessa y Zerbino lo eran de medicina. La Actitud de las familias está condensada en la primera nota informativa. Desde el título, se indica que los familiares de los sobrevivientes tomaron con “sorpresa” las “informaciones procedentes de Chile”, frente a las cuales dieron “muestras de indignación”. El texto desarrolla esta idea a partir de los testimonios de la madre de Bobby François, Sara Álvarez: “‘Es una mentira’, dijo. ‘Me parece criminal que se esté difundiendo eso’.” 272 De esta forma, queda expresado el disgusto de la mujer frente a los trascendidos. Para reforzar esa idea, la nota agrega que aquella “deploró que ‘lo que parecía un milagro del Cielo se está tratando de ensuciar con una noticia semejante’”. Los familiares de Álvaro Mangino también son mencionados en esta nota, con respecto a que “manifestaron que preferían no hablar del tema” hasta que se completase “la recuperación de Álvaro”. La categoría Religiosidad aparece principalmente en la nota central y de manera breve en la crónica. La primera referencia en el texto principal exalta la devoción cristiana de los sobrevivientes, dado que señala que todos ellos asistieron “a una misa en la Universidad Católica de Santiago” durante el día de Navidad. En el mismo párrafo se destaca que el sacerdote que ofició la ceremonia era compatriota de los jóvenes uruguayos. Por otro lado, la nota central hace referencia a un anuncio divulgado por Charlone, a través del cual las familias manifestaban su voluntad para que se le diese “cristiana sepultura a las víctimas en la cumbre nevada”. La crónica, por su parte, también hace mención a este último punto, ya que relata las características del rito mortuorio practicado en la montaña: “Eran días aciagos, Parrado e Inciarte cuentan cómo los muertos eran sepultados. Una tumba, cubrir los cuerpos con la nieve y una oración”. La Cobertura Mediática como categoría de análisis es uno de los elementos más preponderantes de la jornada, a pesar de presentarse solamente en la nota 273 central. Allí, es introducida a través de un comunicado oficial de la Secretaría General de Gobierno de Chile que había sido emitido como consecuencia de “las numerosas informaciones entregadas por diversos medios de comunicación en relación con el supuesto caso de antropofagia practicada por sobrevivientes del avión de la Fuerza Aérea Uruguaya”. A fines de hacer más práctico el análisis, transcribamos la declaración completa, tal y como aparece en el texto: “(…) esta Secretaría General de Gobierno viene en declarar lo siguiente: 1.-Lamenta profundamente estas informaciones que no tienen fundamento serio, y entrañan la mayor gravedad. 2.-Deplora, asimismo, el sensacionalismo desplegado, toda vez que afecta a un grupo de ciudadanos de un país amigo que en razón de la aflictiva situación por la que han atravesado, son merecedoras del mayor respeto y consideración, además que dañan el espíritu cordial y solidario que el pueblo y el gobierno de Chile han mantenido y demostrado hacia ellos. 3.-Esta Secretaría General de Gobierno hace un llamado a todos los medios informativos nacionales a objeto de que se abstengan de mayores especulaciones sobre este caso”. La publicación de este comunicado es un recurso polifónico. A través de él, se señala que todas las informaciones publicadas en referencia a la antropofagia por varios medios de comunicación “no tienen un fundamento serio”, que “entrañan la 274 mayor gravedad” y que sólo constituyen “especulaciones”, que han derivado en un “sensacionalismo desplegado” que afectaba al grupo de sobrevivientes. Dentro de la misma línea discursiva, se vuelve a remarcar en el subtítulo “Afirmación Previa” que los trascendidos correspondían sólo a “versiones no oficiales”: “Versiones no oficiales anteriores citaban un supuesto informe entregado a las autoridades chilenas por miembros de la patrulla de rescate que entre el viernes y el sábado último recogió a los 16 sobrevivientes del fuselaje semidestruido del avión Fairchild de la Fuerza Aérea uruguaya, en el que permanecieron 70 días a más de 4000 metros de altura”. Como puede verse, el texto menoscaba la credibilidad de estos trascendidos, ya que resalta que se trata de informaciones sin ningún aval oficial, a diferencia del comunicado del gobierno chileno publicado en el subtítulo anterior. También se pone en duda el origen de dichos datos al deslizar que provienen de un “supuesto” informe, indicando tácitamente que este podría o no existir. La última alusión a la categoría aparece en una cita indirecta de Charlone, en la cual el diplomático anuncia la voluntad de los sobrevivientes de no formular declaraciones hasta llegar a su país. 28 de diciembre Clarín 275 Nota informativa Título: Aguardan hoy en Montevideo a los sobrevivientes Uruguayos Bajada: Airada reacción de familiares ante los informes de Antropofagia Esta edición del diario Clarín es la que menor cobertura otorga al hecho, limitándose a una sola nota informativa. En ella, el rol de la prensa ocupa el lugar más relevante de la jornada. La categoría Milagro aparece una única vez en el texto, a través del recurso polifónico. Allí, podemos ver una cita directa de Domitilia Rodríguez de Paéz, madre del sobreviviente Carlitos Páez, en la cual protesta contra los trascendidos acerca de la antropofagia. “Es la canallada más grande que he visto en mi vida. Quieren ensuciar el milagro mayor de la historia”. Como puede verse, la mujer no duda en exaltar el hecho divino a su máxima dimensión, al calificarlo como el “mayor de la historia”. Con respecto a la Situación Adversa, la nota vuelve sobre la idea de que varios de los sobrevivientes no habían “superado el trauma” del accidente aéreo y que, por lo tanto, preferían “viajar por tierra”. En relación a ello, se señala que aún no existía “una determinación final”, a pesar de que en la edición anterior se aseguraba que la decisión de volar había sido determinada en una reunión de la que participaron los sobrevivientes, sus familiares y el encargado de negocios uruguayos, César Charlone. 276 En la categoría Heroicidad vuelve a aparecer el término “odisea”: “El gobierno chileno y familiares de los sobrevivientes del avión uruguayo reaccionaron aireadamente a las versiones sobre antropofagia de los jóvenes durante los 70 días que duró la odisea” De esta forma, la nota resalta la reacción negativa de las autoridades chilenas y de los parientes de los jóvenes uruguayos frente a los trascendidos que afirmaban que estos últimos habían tenido que comer la carne de los muertos para sobrevivir. Por otro lado, se insiste en nombrar la cantidad de días que aquellos estuvieron en la montaña, para volver a dimensionar la duración de las adversidades que debieron enfrentar. Con respecto a la Alimentación, además de varias menciones acerca de la antropofagia en relación a las otras categorías, se apela a la polifonía para introducir una cita del secretario latinoamericano de la Compañía de Jesús, García del Cerro: “La antropofagia no es correcta ni aún en los casos extremos. Hay un principio moral y ético que dice que no juzguemos a los demás. El alimentarse de los cadáveres de sus compañeros de viaje, vuelvo a repetirlo, moralmente no está permitido. Ahora bien, hay que tener en cuenta los momentos tan trágicos y difíciles que han pasado”. Como puede verse, el religioso opina que la antropofagia no está permitida “ni aún en los casos extremos”. Sin embargo, inmediatamente advierte que hay un “principio moral y ético” por el cual los hombres no deben juzgar a sus semejantes, de lo que se desprende que García del Cerro pide a la sociedad que no condene a los 277 sobrevivientes por sus acciones. Además, y a pesar de haber dicho que la antropofagia no era correcta en ninguna forma, remarca que debían tenerse en cuenta todas las adversidades que estos habían enfrentado. La Actitud de las familias como categoría de análisis refiere a los preparativos que los parientes de los jóvenes uruguayos dispusieron para el regreso de éstos a su país. También se destaca que entre todos había determinado que no se brindarían más declaraciones hasta que los sobrevivientes llegasen a Montevideo, donde se darían “respuestas a todas las preguntas”. Como ya se mencionó, la Cobertura Mediática ocupa el primer lugar de orden en esta edición. La mayoría de las referencias que se traen a colación tienen que ver con el tratamiento que se le ha dado al tema de la antropofagia. La primera mención apunta a una fotografía de la agencia AP que mostraba “restos humanos disecados junto al avión”. Luego, se comenta cómo ha obrado la prensa uruguaya respecto a un tema tan sensible acerca de sus compatriotas: “Por su parte, en Montevideo esta clase de noticia fue ignorada por la mayoría de los diarios salvo ‘El Popular’, que reproduce cables de agentes internacionales”. En contraposición a las publicaciones mencionadas, se cita un comunicado oficial de la Subsecretaría General de Gobierno chilena, en el cual se pedía a los medios informativos nacionales que “se abstengan de tocar este tema”, dado que las informaciones divulgadas por algunos de ellos “no tienen fundamento serio y entrañan la mayor gravedad”. 278 Las categorías Condición de los sobrevivientes y la Religiosidad no están incluidas en esta jornada. La Nación Nota central Título: Regresan al Uruguay casi todos los sobrevivientes Nota secundaria Título: Conmovedora carta de una de las víctimas En esta edición de La Nación, la cobertura vuelve a menguar y la publicación sólo incluye dos artículos. La categoría Situación Adversa tiene una gran relevancia en esta jornada y está íntimamente relacionada con la Alimentación, la cual, sin embargo, aparece de manera tácita. La nota central cita varios pasajes de un artículo del diario El Mercurio de Chile, en donde se critica fuertemente a otros medios chilenos por no respetar las adversidades enfrentadas por los sobrevivientes. A partir de esto, se establece una lógica de justificación. 279 En todos los extractos, se resalta que el contexto enfrentado por los jóvenes uruguayos derivó en una situación de lo más urgente que los llevó a tomar la difícil decisión. Como ya se dijo, en ningún momento se nombra de manera explícita a la antropofagia. Veamos algunos de ellos: “Nadie sin embargo podría tener a su respecto otro juicio que el que deriva de las especiales circunstancias a que se vieron sometidos, las que sortearon con implacable resolución después de haber estado asomados al borde de la muerte”. En este párrafo, el foco está puesto en las “especiales circunstancias” que supieron sobrellevar a pesar de “haber estado asomados al borde de la muerte”. Por ello, cualquiera que juzgase la situación debería sopesar dicha situación. La siguiente cita de El Mercurio ahonda en los detalles de la actitud de los jóvenes frente a la adversidad: “Ante la dura urgencia de sobrevivir, los pasajeros del avión uruguayo actuaron con energía y valor. Sometidos a extrema necesidad, no se les presentó otra conducta lícita posible que la que siguieron. Quedan pues, plenamente justificados y lograron con su sacrificio afirmar una vez más el derecho a la vida”. Aquí, la polifonía destaca la “extrema necesidad” padecida por los uruguayos y la imposibilidad de apelar a “otra conducta lícita”. Inmediatamente después, se hace una justificación explícita al resaltar que, a través de ese acto, los jóvenes sólo afirmaron su “derecho a la vida”. Esta idea es reforzada por el párrafo siguiente: 280 “Corresponde ahora que la opinión pública internacional y que el juicio de quienes los rodean cooperen a que se reintegren a su existencia habitual, eliminando toda secuela negativa de su participación en la tragedia”. De esta forma, el texto citado por el artículo de La Nación subraya que ante la adversidad de la situación y teniendo en cuenta que la tácita antropofagia había sido la única salida, debía borrarse “toda secuela negativa” que pesase sobre ellos. Por su parte, la nota secundaria centra esta categoría en una carta escrita por Gustavo Nicolich, uno de los jóvenes fallecidos en la cordillera. A través de ella, el texto describe el duro contexto empleando las citas directas del propio Nicolich. De este modo, el artículo inicia con una frase que el difunto les dedicaba a sus seres queridos: “Los extraño mucho... y constantemente pido a Dios que si me quiere llevar hacia el infinito por lo menos me deje verlos un día más”. Luego, una cita indirecta hace referencia a “los fracasos de algunos intentos de abandonar el lugar del desastre”, mientras que también “da cuenta de rudimentarias tareas médicas llevadas a efecto por algunos de sus compañeros, que eran estudiantes de medicina, como es el caso de Roberto (Canessa)”. La Heroicidad como categoría de análisis aparece únicamente en la nota central. La primera mención está ligada a la figura de los expedicionarios: 281 “Parrado y Canessa son los dos que, después de una caminata desesperada por las montañas nevadas durante diez días, tomaron contacto finalmente con el arriero que en definitiva puso en marcha su salvación”. La condición heroica se remarca a partir destacar que la “desesperada” travesía duró diez días y que ésta determinó su salvación y la de sus compañeros. Luego, el texto cita al diario El Mercurio, el cual exaltaba la valentía, la entereza y la determinación de los jóvenes uruguayos: “‘El observador no sabe si elogiar más la extraordinaria resistencia física de los sobrevivientes o el coraje, la decisión y el método con que ellos supieron organizarse para afrontar la terrible prueba’, dice el diario santiaguino”. A continuación, una nueva transcripción del diario chileno refuerza lo anterior al recalcar que la supervivencia fue prodigiosa y repite que, en tanto sus actos estaban completamente justificados, no debían ser aprovechados por medios sensacionalistas: “Los que no han sufrido peligros y ansiedades semejantes se afanan ahora en especular sobre el modo como los jóvenes uruguayos sobrevivieron prodigiosamente y en hacer todo ellos materia de comentario y de explotación morbosa”. La categoría Condición de los sobrevivientes aparece una sola vez en la nota secundaria. En ella, se cita un pasaje de la carta de Nicolich, donde aquél explicaba que, luego de la colisión, Gustavo Zerbino y Roberto Canessa auspiciaron de médicos, con la colaboración de Diego Storm, otro estudiante de medicina, y que él en cambio, a pesar de ser estudiante de veterinaria, “operaba poco en esos casos”. 282 La Actitud de las familias es abordada por la nota central. En ella, se destaca que luego del vuelo de regreso de los sobrevivientes, se produjo un violento altercado de insultos”, cuando Estela Ferreira de Pérez del Castillo, madre de Marcelo Pérez, “se le acercó y tuvo violentas expresiones” contra el encargado de negocios uruguayos en Chile, César Charlone. Según el texto, “otro familiar de Pérez del Castillo explicó que cuando viajaron a Chile para hacer posible la recuperación de los restos, Charlone habría dicho que él ‘no podía hacer nada y que esperaban el deshielo’, tras lo cual el familiar criticó cáusticamente ‘cómo (aquél) se portó con nosotros’”. La Religiosidad es mencionada sólo en la nota secundaria, a través de un extracto de la carta de Nicolich, conjuntamente con una explicación posterior, la cual apunta a la formación religiosa de los sobrevivientes: “Nuestra fe en Dios es increíble”, dice la carta en otro de sus párrafos, refirmando la fe religiosa exteriorizada en muchas oportunidades por los jóvenes del grupo, todos ellos educados en un colegio católico, antes de ingresar en la universidad”. La Cobertura Mediática es tratada por los dos artículos. La nota central lo aborda a partir de la ya mencionada transcripción de varios párrafos de El Mercurio, el cual “condena en su principal editorial lo que califica de historias morbosas escritas en tono de 16 jóvenes uruguayos que se salvaron de un accidente aéreo ocurrido el 13 de octubre en la cordillera de los Andes”. Como ya hemos visto en la categoría Situación Adversa, toda la lógica discursiva del diario chileno exigía que se tuviese en cuenta las terribles contingencias 283 enfrentadas por los sobrevivientes y que se entendiese que la decisión adoptada constituía el único camino para lograr la salvación. Dentro de la misma lógica, la nota refiere que “el periódico reclama también para los jóvenes un trato más comprensivo para que puedan reintegrarse a su existencia habitual”. Por su parte, la nota secundaria hace una única mención a esta categoría, al explicar que la carta de Gustavo Nicolich había sido llevada a Montevideo por los sobrevivientes y publicada por el periódico El País. La categoría Milagro no aparece en esta jornada. 29 de diciembre Clarín Nota informativa Título: Sobrevivientes Uruguayos: Admiten haber tenido que recurrir a la antropofagia Bajada: la revelación fue hecha tras el arribo a Montevideo Esta última edición de Clarín se centra en la conferencia de prensa brindada por los sobrevivientes en el auditorio del colegio Stella Maris, donde hablaron por primera vez y de manera abierta al tema de la antropofagia. 284 El encargado de dialogar con la prensa fue Francisco Delgado Salaverry. La nota informativa de esta jornada se encarga de recoger todas las referencias que este sobreviviente hizo respecto a las situaciones que los llevaron a consumir la carne de sus amigos muertos. En tanto el texto depende fundamentalmente de citas directas, podemos afirmar que la polifonía es el recurso más utilizado. Las categorías Situación Adversa y Alimentación están estrechamente vinculadas en esta edición y, por ende, serán analizadas de manera conjunta. La primera referencia describe la apertura de la conferencia de prensa: “Ante centenares de periodistas y fotógrafos uruguayos y del extranjero, Francisco Delgado Salaverry que ofició de vocero del grupo, confirmó que ‘debido a la difícil situación en que llegaron a encontrarse no tuvieron otra alternativa que llegar a la antropofagia’.” De esta forma, la nota sienta desde un principio que las circunstancias enfrentadas resultaron ser tan adversas que los sobrevivientes tuvieron que recurrir necesariamente a la carne de los muertos. Una nueva cita de Delgado refuerza esa idea: Y agregó “Nosotros debimos llegar a eso para poder sobrevivir”. El verbo “debimos” acentúa lo imperiosa que era la situación. Luego, la nota profundiza en los pormenores del accidente, explicando que los jóvenes uruguayos se enfrentaron a “la única situación de consumir parte de los cuerpos” luego de que se hubiera agotado “todo lo que llevaban en el avión”. De esta 285 manera, vuelve a subrayarse que la antropofagia fue el recurso extremo, cuando ya no quedaban otras opciones. La nota vuelve a citar a Delgado para que explique por qué aguardaron a llegar al Uruguay para explicar lo sucedido: “’Aquí, en nuestro país, queremos decir cómo ocurrió todo, cuál fue la única salvación que tuvimos y por qué actuamos como lo hicimos’, acotó” Como puede observarse, el sobreviviente vuelve a resaltar que la antropofagia fue “la única salvación” posible en esas circunstancias. Esto es reafirmado por otra declaración de Delgado, donde afirmaba que “era una cuestión de vida o muerte”. La última referencia a esta categoría proviene de una nueva polifonía. Esta vez, el citado es Pedro Algorta, quien había sido el primer sobreviviente en reconocer la antropofagia. Según el joven, el grupo recurrió a la carne de los cuerpos cuando “ya se tenía la certeza que se había suspendido la búsqueda”. Además, se agrega su opinión acerca del mal manejo informativo al respecto del tema y que hubiese sido más apropiado tratarlo con “naturalidad y dignidad, pues “fue algo natural y toda la gente normal lo entiende, no así las mentes extraviadas”. De esta forma, Algorta remarca que no cometieron pecado alguno, sino que actuaron acorde a la situación que estaban atravesando. La Condición de los sobrevivientes vuelve a recalcar que todos los sobrevivientes eran jugadores de rugby y que la mayoría de ellos se había educado en el colegio Stella Maris, el establecimiento ubicado “en el elegante barrio residencial”. 286 Como ya se mencionó, sólo una minoría de los jóvenes uruguayos integraba el equipo del Old Christians. La referencia acerca de la locación de la escuela en un sector residencial destaca su condición de clase. La categoría Actitud de las familias es mencionada sólo una vez, en relación a la conferencia de prensa brindada por Delgado, ya que a ella habían asistido los parientes de los sobrevivientes, así como también las familias de los fallecidos. Según el texto “la confesión del joven fue recibida con una cerrada ovación por parte de la muchedumbre que colmó las instalaciones del colegio”. La Religiosidad es introducida a partir de una cita de Delgado, en la cual equipara el consumo de carne humana con el sacramento de la comunión: “Cristo brindó su cuerpo y su sangre en la última cena por la salvación del prójimo. (…)Para nosotros (la antropofagia) – enfatizó- fue una comunión”. La Cobertura Mediática como categoría de análisis resalta que las versiones de los días anteriores “habían causado una verdadera sensación en todo el mundo” y que éstas “habían sido corroboradas por los propios protagonistas”. Además, se vuelve a destacar el pacto de silencio entre los sobrevivientes para no hablar de la antropofagia en el extranjero. A raíz de ello, el texto introduce una cita indirecta de Delgado quien confirmó la existencia de dicho convenio y “pidió a los hombres de prensa que trataran de no hacer erróneas especulaciones en torno del caso” 287 En esta última edición de Clarín no hay referencias de las categorías Milagro y Heroicidad. La Nación Nota informativa I Título: Acusación de Charlone Ortega Nota informativa II Título: Confirman la versión acerca de la odisea Nota informativa III Título: Comprensiva Reacción para los sobrevivientes Nota informativa IV Título: Arribaron a Montevideo diez de los sobrevivientes Esta nota no posee ninguna de las categorías analíticas. Esta última edición de La Nación le otorga una cobertura un poco mayor que la del día anterior, ya que incluye dos notas informativas más. La Alimentación es la categoría más destacada de la jornada. Ésta es desarrollada por las notas informativas II y III, a través de las declaraciones de Pancho Delgado en la conferencia de prensa que brindó 288 en el colegio Stella Maris y en algunos dichos del Doctor Hellios Valleta, padre de uno de los muchachos fallecidos en la cordillera. La categoría Situación Adversa tiene una única mención en la tercera nota informativa, cuando se introduce una narración de Pancho Delgado, acerca de la sucesión de reveces que experimentaron en la montaña: “Y llegó el momento en que todas las provisiones y las cosas que teníamos a mano, después que nos habíamos recuperado anímicamente para salir de expedición… a los seis días viene el alud y nos mata a nuestros mejores compañeros”. La Heroicidad es aludida en las notas informativas I y III. En la primera, vuelve a mencionarse el término “odisea”, a través de una cita de Charlone donde éste afirma que “nada puede empequeñecer, de ninguna manera, lo que significa que reintegremos al Uruguay a estos 16 muchachos que son protagonistas de las cosas más grandes del mundo”. La tercera nota informativa, en tanto, rescata un testimonio del Doctor Valleta, quien destacó el coraje de todos los amigos de su hijo que habían logrado sobrevivir, y especialmente el de Delgado, por haber hablado afrontado la difícil tarea de hablarle al mundo a través de los periodistas: “El valor que demostraron venciendo a la muerte hoy quedó empequeñecido, por el valor y la hidalguía de todos ellos, fundamentalmente de Delgado, que enfrentaron esa conferencia de prensa para contarlo todo, absolutamente todo; realmente me emocionó. La hermosa frase que este chico empleó para decirlo fue el mejor homenaje”. 289 La Condición de los sobrevivientes es abordada en la tercera nota informativa, donde se vuelve a destacar erróneamente que todos los sobrevivientes eran jugadores del equipo de rugby Old Christians y que la mayoría de ellos se había educado en el colegio Stella Maris, “ubicado en el elegante barrio residencial de Carrasco, y por tal motivo fue elegido para dar la conferencia de prensa conjunta”. La categoría Alimentación posee el rol más destacado de la jornada y es abordada en por los textos informativas II y III. La segunda nota hace referencia a la conferencia de prensa brindada por Pancho Delgado en el colegio Stella Maris. Según ella, el joven “confirmó que hubo casos de antropofagia durante la dramática lucha del grupo por sobrevivir durante los 70 días que permanecieron aislados en la cordillera”. La mención de la cantidad de días en los que se encontraron solos y sin ayuda en la alta montaña, responde a una lógica de justificación que será reforzada en el artículo siguiente. En la misma nota II se indica también que luego de la confirmación, Delgado “dijo ante centenares de periodistas, fotógrafos y camarógrafos uruguayos y extranjeros que se había tratado de ‘un acto íntimo’ y expresó el deseo de que no fuera interpretado en forma indebida”. El tercer texto informativo retoma la recepción de la noticia por parte del pueblo uruguayo: 290 “El Uruguay acogió comprensivamente la explicación brindada por los sobrevivientes rescatados de la cordillera de los Andes, quienes admitieron públicamente haber recurrido a los cuerpos de sus compañeros durante su aislamiento de 72 días en la montaña” Como puede verse, aquí vuelve a repetirse la cantidad de días que pasaron en la cordillera –si bien hay una diferencia de dos días- y también que se habían encontrado en una situación de “aislamiento”. A continuación, se introduce la explicación de por qué tuvieron que practicar la antropofagia: “La creciente expectativa desatada poco después que se recibieron de Santiago las primeras noticias sobre la existencia de 16 sobrevivientes del desastre, en el que perdieron la vida 29 personas, y los medios a que debieron apelar cuando se agotaron los alimentos”. Al destacarse que la decisión fue tomada luego de que se acabara la comida se complementa con los datos anteriores que referían al aislamiento de más de 70 días, reforzándose así la justificación. La nota agrega, además, una cita textual de Delgado en donde aquél explica la forma en que los sobrevivientes veían a la antropofagia: “Pero llegó ese momento en el que no teníamos más alimentos. Y nosotros pensamos que si Jesús en la última cena repartió su cuerpo y sangre a todos sus apóstoles, nos estaba dando a entender que nosotros teníamos que hacer lo mismo, 291 tomar su cuerpo y sangre que se vería encarnado. Y eso fue una comunión íntima entre todos nosotros. Fue lo que nos ayudó a subsistir” De esta forma, se utiliza la polifonía para que sea uno de los jóvenes quien explique que ellos justificaron la práctica de antropofagia al asociarla con el sacramento de la comunión; y, en la última oración, se da a entender que no habrían subsistido si no lo hubieran hecho. Las últimas dos alusiones provienen de las declaraciones del ya mencionado Doctor Helios Valleta y del monseñor Andrés Rubio, obispo auxiliar de Montevideo. Ambos contribuyen a la lógica de justificación. El primero, si bien admitía que no podía arrogarse el derecho de ser portavoz del resto de los padres, remarcaba que él sabía “positivamente que todos estamos completamente de acuerdo con lo que hicieron los muchachos”. Con respecto al segundo, éste manifestaba que “no se puede condenar a un ser desesperado que hace lo que puede para salvarse”, resaltado así que la antropofagia había sido la única forma que tuvieron los jóvenes para preservar su vida. Inmediatamente después, el texto utiliza otra cita del religioso para subrayar que la actitud de los sobrevivientes no debía ser juzgada: “‘¿Qué haríamos nosotros en una situación semejante?’, se preguntó luego. ‘Es fácil juzgar en frío y dejarse llevar por los estereotipos de la repugnancia. Es absolutamente necesario saber comprender. La iglesia no puede condenar una situación como esa: sólo puede comprenderla. Juzgarlo de otra manera sería inmoral’”. 292 La Religiosidad aparece en las notas II y III. Todas las referencias a ella provienen de las declaraciones de Pancho Delgado en la conferencia de prensa. En la segunda nota informativa, la cita del joven establece una comparación entre la antropofagia y el sacramento de la Comunión: “Así como Cristo brindó su cuerpo y su sangre por la salvación del prójimo, así también algunos compañeros nuestros lo entendieron para poder sobrevivir”. El tercer texto informativo, por su parte, emplea la polifonía de Delgado para resaltar que los sobrevivientes sentían la presencia de Dios en la cordillera: “Uno se siente sólo solo frente al mundo y les puedo asegurar que Dios está ahí. Todos experimentamos esa sensación dentro de nosotros, dijo luego de describir el escenario en que se encontraban”. Finalmente, el artículo agrega otra cita en la que el sobreviviente mencionado señala que los jóvenes que fallecieron en la montaña habían sido llevados por Cristo, dado que eran los mejores: “Los compañeros que han muerto, todos, creemos nosotros en que Dios los llevó porque eran mejores. Porque cada uno en su momento, cuando murió nos dejó a todos una enseñanza, un ejemplo de valor, de abnegación”. La Cobertura Mediática es aludida brevemente por las notas informativas I y II. En el primer texto, aparece a través de una cita de César Charlone, quien acusó a la prensa chilena de desplegar “sensacionalismo barato” con respecto al descubrimiento de casos de antropofagia en la cordillera de los Andes. 293 La segunda nota informativa, por su parte, indica que luego de la conferencia, Delgado pidió a los periodistas que “trataran de no hacer erróneas especulaciones en torno al caso”. A raíz de esto, el artículo señala que “estas expresiones determinaron que ningún periodista formulara preguntas al joven”. No hay referencias a las categorías Milagro y Actitud de las familias en esta última jornada. 294 Conclusiones parciales – Segundo apartado En esta segunda parte, analizaremos de manera comparativa la construcción discursiva de los diarios Clarín y La Nación durante el período comprendido entre el 26 y el 29 de diciembre de 1972. Durante el 25 de dicho mes se habían producido los primeros trascendidos en relación a que los jóvenes uruguayos habían tenido que recurrir a la carne de los muertos para sobrevivir. Debido al feriado de Navidad, ambos diarios debieron esperar un día para hacer sus primeras publicaciones al respecto. Sin embargo, el tema de la antropofagia fue tratado con mucha cautela durante los días 26 y 27, generalmente utilizando lenguaje condicional y destacando que dichas informaciones respondían a versiones sobre el asunto. Para organizar el análisis, las distintas categorías serán separadas individualmente, en base al orden jerárquico determinado por Clarín y La Nación, salvo por la Situación Adversa y la Alimentación, ya que éstas se encuentran íntimamente ligadas en varias de las ediciones, para establecer una lógica de justificación respecto a que los jóvenes habían tenido que recurrir a la carne de los muertos. Esta conjunción de categorías es la más importante dentro de la jerarquía de esta segunda etapa. Durante los primeros dos días, ambos diarios subrayan que dichos datos configuran “conjeturas” y “versiones”. Sin embargo, Clarín empieza a introducir 295 desde un primer momento que, en caso de haber sucedido, la antropofagia había sido determinada como consecuencia del sinfín de adversidades enfrentadas. Así, el diario de la familia Noble explica que la situación de “total aislamiento a más de 4.000 metros de altura” y la “dramática situación que atravesaron” los jóvenes uruguayos los “obligó a consumir las proteínas de los cuerpos humanos”. Como ya se explicó, el verbo “obligó” es de fundamental importancia dentro de esta línea discursiva, ya que implica que los hechos se produjeron más allá de la voluntad de los sobrevivientes, quienes no tuvieron más opción que violar el tabú de la antropofagia. Esta idea de obligatoriedad es reforzada cuando el diario establece una comparación con un grupo de andinistas enviados por las Fuerzas Armadas chilenas para comprobar cuánto tiempo podían soportar sin provisiones. Estos profesionales sólo lograron aguantar 27 días. De esta forma, se da a entender que los jóvenes pudieron sobrevivir los 71 días a través del consumo de la carne de los muertos. En una de las ediciones posteriores, el diario de la familia Noble señala que la decisión de recurrir a la antropofagia “fue adoptada colectivamente y luego de varios días de conciencia en el nivel religioso y psíquico”. En concordancia con esta última aseveración, Clarín introduce las citas calificadas del sacerdote Tomás González y del psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz. El cura había explicado que “el cuerpo debe tener un lugar digno y, en el caso de los muertos del avión uruguayo, ese lugar era el servir de alimento de los 296 sobrevivientes”, dando a entender que los fallecidos encontrarían sagrada sepultura al brindarles alimento a sus amigos. Por su parte, en la cita de Sepúlveda Díaz, éste aseveraba abiertamente que “en este caso la antropofagia está justificada”, a la vez que explica cómo será el proceso psíquico que atravesarán los sobrevivientes: “Llegará el día en que no sólo se absolverán a sí mismos de cualquier sentimiento de culpa sino también que serán exonerados por la opinión pública”. Como puede verse, Sepúlveda Díaz consideraba que la sociedad podía mostrarse recelosa respecto a estos hechos, ya que en sus dichos incluye la idea de que la “opinión pública” debe exonerar a los sobrevivientes. De esta forma, también reconocía indirectamente la existencia de un pecado. Clarín también cita la opinión del secretario latinoamericano de la compañía de Jesús, García del Cerro quien afirmaba que la antropofagia no estaba permitida ni en los casos más extremos, pero inmediatamente remarcaba que debían tenerse en cuenta todas las adversidades que habían enfrentado. Además, destacaba que hay un principio moral y ético por el cual los hombres no deben juzgar a sus semejantes, a través del cual pedía a la sociedad que no condenase las acciones de los sobrevivientes. La Nación, por su parte, enfatizó durante los primeros dos días de la cobertura que los trascendidos acerca de la antropofagia constituían “versiones no oficiales”, ante las cuales interpone sucesivas notas para desmentirlas. Entre ellas, apoya las declaraciones de los sobrevivientes donde estos explicaban que habían sobrevivido dos 297 meses comiendo raíces que encontraron bajo la nieve. Clarín también había esgrimido estos testimonios en su publicación del 26 de diciembre, en detrimento de las hipótesis que referían a un caso de antropofagia. Con el correr de los días, La Nación le da más entidad a los trascendidos, si bien continúa tratándolos como versiones. La primera cobertura en profundidad viene a través de la transcripción de varios pasajes del diario El Mercurio de Chile, donde se explica que la terrible situación había forzado la ingesta de carne humana. Empero, en ningún momento de la nota se nombra el término antropofagia o alguna alusión similar. Así, La Nación justifica, a través del medio gráfico chileno mencionado, que las circunstancias de “extrema necesidad” y el “haber estado asomados al borde de la muerte” fueron los hechos que llevaron a los sobrevivientes a apelar al recurso extremo. Las opiniones del Dr. Sepúlveda Díaz y del padre González también son citadas para darle a dicho acto un aval religioso y científico. Finalmente, ambos diarios utilizaron la conferencia de prensa de Delgado para anunciar abiertamente que la antropofagia había tenido lugar, pero destacando también todos los argumentos paliativos a partir de los cuales el sobreviviente justificaba su accionar. Así, los dos medios gráficos citaron las declaraciones del joven donde éste explicaba que la antropofagia había sido “la única salvación” posible, una vez que se hubiera agotado todo lo que llevaban en el avión. Por ello, la decisión se había tratado de una cuestión de vida o muerte. Otro relato de mucho peso que es recogido por ambos medios proviene de una narración del mismo joven, quien explicaba que ellos 298 habían consumido la carne de los muertos como si se tratase del sacramento de la comunión. De esta forma, podemos concluir que, tanto Clarín como La Nación, protegieron a los sobrevivientes en relación a la práctica de la antropofagia. Esta defensa se basó en dos puntos: en primer lugar, menoscabando la credibilidad de los trascendidos ya mencionados, al tildarlos de “versiones”; y en segundo lugar, justificando la antropofagia, al remarcar que fue la terrible situación adversa la que los empujó al consumo de la carne de sus amigos muertos. La Cobertura Mediática ocupa el siguiente lugar en la jerarquía estructurada por los medios analizados en esta segunda parte. Desde un principio, ambos destacan que los trascendidos sobre la antropofagia en algunos medios chilenos eran versiones no oficiales. Clarín explica que todo el periodismo del país trasandino había eludido tratar la cuestión pues había un “acuerdo tácito” que fue roto el 26 de diciembre. A partir de esto, la prensa le había dado una gran cobertura. Luego de que dichos trascendidos se hubieran divulgado, La Nación transcribe un comunicado de la Secretaría de Gobierno Chileno por el cual se le pedía mesura a los distintos medios ya que varios de ellos habían publicado datos que no tenían “un fundamento serio”, que entrañaban “la mayor gravedad” y que sólo constituían “especulaciones, que habían derivado en un “sensacionalismo desplegado”. Clarín haría mención a este documento, pero de manera más periférica. 299 El mismo comunicado oficial tildaba a dichas versiones de “morbosas”. Pero, ¿a qué medios se refería? Luego de nuestra visita a la hemeroteca de Santiago y tras haber analizado la mayoría de los diarios importantes de aquella época, podemos afirmar que el documento de la Secretaría de Gobierno Chilena se refería a las publicaciones de La Segunda. Este medio gráfico tituló en su primera plana “¡Qué Dios los perdone! Canibalismo Justificado” e introdujo varias descripciones explícitas sobre los restos de los muertos en la cordillera. Sin embargo, varias de ellas parecen exageradas, teatrales o erróneas. “El jefe de la patrulla, Claudio Lucero, pisó una mano de mujer que sobresalía de la nieve con las uñas pintadas y que tenía arrancada parte de la palma y del antebrazo. Vio diseminados trozos de cráneos, restos de piernas y otros miembros de cuerpos humanos.” Como puede verse, esta fuerte descripción abunda en detalles, como el de la mano femenina con las uñas pintadas, que hacen más truculento el relato. A esta idea, se le suma una en la que el propio Lucero aparece representado casi como un personaje shakespeariano: “Mientras se dirigían hacia el fuselaje del avión que habían habilitado como eventual vivienda, cogió un cráneo y mostrándoselo le preguntó: ¿De quién es? El jefe del grupo de sobrevivientes le respondió que correspondía al piloto del avión.” Más allá de lo inverosímil que suena que el jefe de patrulla andina hubiese tomado una calavera sin ningún tipo de asco o pudor, podemos afirmar que este dato no se 300 transcribe en ninguna de las crónicas que abordan el caso ni tampoco en el resto de los diarios de la capital chilena. Además, cabe señalar un error publicado por La Segunda: “Solamente quedaron sin ser tocados seis cadáveres: tres de mujeres y tres de varones. Entre las primeras, la azafata.” La equivocación subyace en que no había ninguna azafata en el Fairchild siniestrado. A través de la publicación del comunicado, Clarín y La Nación buscan separarse de dichas hipótesis, resaltando que se tratan de informaciones sin aval oficial. Más tarde, cuando la antropofagia fue confirmada por Pancho Delgado en la conferencia de prensa, ambos diarios se encargan de extraer las expresiones donde éste afirma que fue la imperiosa situación la que obligó a los jóvenes uruguayos a recurrir a los cuerpos de los muertos. Además, ambos transcriben que Delgado “pidió a los hombres de prensa que trataran de no hacer erróneas especulaciones en torno del caso”. La Nación profundiza más en esta última idea y asegura que, “estas expresiones determinaron que ningún periodista formulara preguntas al joven”. De esta forma, podemos concluir que ambos diarios pretendieron despegarse de las versiones morbosas que habían trascendido en La Segunda a través de dos lógicas que variaron con el correr de los días: primero, quitándole entidad a los trascendidos por medio de tildarlos como “versiones no oficiales”; y segundo, justificando la 301 antropofagia al determinar que aquella había sido la única manera de salvación frente a la situación adversa. Exactamente la misma construcción desplegada en las categorías Alimentación y Situación Adversa. La categoría Heroicidad ocupa el cuarto lugar en importancia dentro del presente apartado. Tanto Clarín como La Nación vuelven a emplear el término “odisea” para referirse al hecho y la designación “robinsones” para aludir a los sobrevivientes. A diferencia de la cobertura durante la primera parte, en ésta los diarios le otorgan una igual jerarquía al coraje grupal y al de los dos expedicionarios. En relación al grupo, ambos medios remarcan la unión de los sobrevivientes para enfrentar las adversidades y el empleo de su ingenio para sustituir la falta de recursos, en especial para el cuidado de los heridos. Respecto a este último punto, Clarín exalta que ellos lucharon para mantener a sus compañeros con vida, dando a entender que tuvieron que hacerle frente a la terrible situación para tratar de ayudar a sus amigos. En una lógica similar, La Nación resalta cómo los jóvenes sobrevivientes realizaron verdaderas proezas con el fin de socorrer a los lastimados, empleando hojas de afeitar como bisturíes, agua de colonia como esterilizante e hilo de coser rudimentario como sutura quirúrgica. Muchas de las citas empleadas para exaltar el rol heroico de los jóvenes provienen de las declaraciones del encargado de negocios uruguayos en el exterior, César Charlone, quien no mezquinó elogios para sus compatriotas. Por otro lado, 302 desestimó las versiones de antropofagia y pidió que éstas no enturbiasen la “verdadera proeza” que habían logrado. Con respecto al coraje individual, ambos diarios vuelven a remarcar la duración de la expedición de Canessa y Parrado a través de la cordillera y la voluntad inamovible de ambos por lograr arribar a Chile lo antes posible, para conseguir ayuda para sus amigos. Finalmente, cabe destacar que tanto Clarín como La Nación señalaron la heroicidad de algunas personas que participaron en el proceso de rescate de los sobrevivientes. Los aludidos fueron el arriero Sergio Catalán, los miembros del equipo de salvamento andino y los oficiales de la Fuerza Aérea chilena. El quinto lugar de importancia en el análisis de este apartado corresponde a la Religiosidad. La cobertura de Clarín es bastante escueta y sólo el testimonio de dos de los jóvenes rescatados presenta una verdadera trascendencia analítica. El primero de ellos pertenece a Bobby François, quien explicaba que la experiencia en la montaña lo había fortalecido espiritualmente. El segundo, es un extracto de la conferencia de prensa brindada por Pancho Delgado donde aquél equiparaba a la antropofagia con el sacramento de la comunión. La Nación, por su parte, hace hincapié en la fuerte impronta que los sobrevivientes, sus familiares y sus amigos tenían respecto de la fe cristiana. En primera medida, se recalca que todos ellos habían asistido a una misa realizada como homenaje a los jóvenes que habían regresado de la montaña, como celebración navideña y como réquiem para los compañeros que habían muerto. 303 Por otro lado, también se subraya los ritos religiosos practicados por los sobrevivientes en la cordillera. Así, se narra como el grupo rezaba todos los días el rosario, dado que los jóvenes consideraban que ese momento íntimo con Dios les permitía sortear las grandes dificultades que se encontraban en Los Andes. En base a esto, podemos indicar que La Nación da a entender que la religión jugó un papel central en la supervivencia. Finalmente, este diario también transcribe la parte de la conferencia de prensa donde Delgado traza la comparación entre la antropofagia y el sacramento de la comunión, conjuntamente con la apreciación de éste acerca de que sus amigos muertos habían sido llevados por Dios, dado que eran los mejores entre todos ellos. La Actitud de las familias ocupa el sexto lugar de importancia en el análisis, ya que está se conecta profundamente con los temas principales de nuestro análisis. En un primer momento, cuando hallaron a los jóvenes uruguayos, ambos medios gráficos utilizan a las familias en forma recurrente para resaltar júbilo indescriptible por saber que sus hijos habían regresado de la muerte. Sin embargo, una vez comenzadas las conjeturas sobre la alimentación, los parientes adoptan un nuevo papel: el de la protección de los sobrevivientes. Así, se convierten en sus oradores, su palabra autorizada, dado que las familias decidieron que los jóvenes uruguayos no harían más declaraciones a la prensa hasta volver al Uruguay. Por otro lado, tanto Clarín como La Nación resaltan la indignación que los padres manifestaron cuando la antropofagia era tema común en varios medios. Por este 304 motivo, los familiares decidieron resguardar a los sobrevivientes y le informaron a la prensa que solamente declararían una vez llegados a Montevideo. Finalmente, los dos medios gráficos analizados indican que los parientes adoptaron un rol comprensivo luego de la conferencia de prensa brindada por Delgado. De esta manera, puede verse que, si bien esta categoría no tiene un protagonismo principal, sirve para demostrar el apoyo incondicional recibido por los jóvenes uruguayos al momento de enfrentar al mundo con respecto a las prácticas de antropofagia. La anteúltima categoría en este apartado es el Milagro, cuya importancia en la construcción discursiva cae de forma muy importante en relación a su papel en la primera parte. El dato más relevante aparece en La Nación, cuando uno de sus textos se refiere al caso como “Milagro de los Andes”. Este apelativo, introducido aquí por primera vez, se volvió, eventualmente, en uno de los nombres más reconocidos con los que se conoce a esta historia. Por otro lado, este diario vuelve a equiparar el rescate de los sobrevivientes con una resurrección. Por su parte, la mención más importante en Clarín destaca que la madre de Carlitos Páez había enfurecido ante los trascendidos sobre la antropofagia, pues estos querían “ensuciar el milagro mayor de la historia”. La última categoría de análisis es la Condición de los sobrevivientes, la cual también experimentó una importante caída con respecto a su jerarquía discursiva. En esta segunda parte, los dos diarios vuelven a destacar el carácter universitario y 305 deportivo de los jóvenes uruguayos, así como también que pertenecían a la clase alta de Montevideo. La única diferencia sustancial entre ambos subyace en que, mientras Clarín hace varias alusiones acerca de la pertenencia de los sobrevivientes al equipo del Old Christians, La Nación vuelve a remarcar la filiación de dos de ellos con el presidente uruguayo, Juan María Bordaberry. 306 Conclusiones finales Comenzamos esta tesis partiendo de la idea que los medios en general habían construido el acontecimiento remarcando el pecado intrínseco cometido por los sobrevivientes al romper el tabú de la antropofagia. Sin embargo, cuando nos tocó analizar las publicaciones de Clarín y La Nación, caímos en la cuenta de que su cobertura había tratado de forma tangencial -y con respeto- la cuestión alimenticia. Más aún: al profundizar la investigación, pudimos reconocer una intencionalidad absolutoria o de justificación por parte de los diarios analizados en el presente trabajo. Esto generó incertidumbre entre nosotros, ya que habíamos planteado como punto de partida y título para nuestra tesis “La construcción del pecado en el Milagro de los Andes”. Y, entonces, nos dimos cuenta de algo: al justificar o absolver a los sobrevivientes, Clarín y La Nación estaban reconociendo la existencia de un pecado preexistente. La existencia de la absolución se justifica únicamente en un pecado previo: nadie perdona a quien no ha pecado. Pero, ¿por qué decidieron no hablar abiertamente de ello? Como primera respuesta a este interrogante, podemos indicar la cobertura inicial otorgada al caso, tratada en esta tesis en el primer apartado de análisis, el cual abarca las publicaciones de los días 23 y 24 de diciembre. Durante este período, las categorías más destacadas fueron Heroicidad, Milagro, Situación Adversa y Condición de los Sobrevivientes. 307 Allí, ambos diarios destacaron el coraje de estos jóvenes que se habían salvado milagrosamente de un accidente aéreo y enfrentaron 72 días de privaciones en la alta montaña, a 4000 metros de altura, con temperaturas que rondaban los 30 grados bajo cero y que, ante la falta de ayuda del mundo exterior, se vieron forzados a realizar una marcha de diez días a través de la Cordillera de los Andes para buscar ayuda. Por otro lado, los dos medios subrayaron repetidas veces la condición social, deportiva y académica de los estudiantes. En relación a esto, cabe destacar que Clarín le dio más trascendencia a que eran universitarios y deportistas, mientras que La Nación lo hizo en relación a su estatus social. El diario mitrista, además, profundizó en la religiosidad de jóvenes uruguayos y sus familias. También, ambos resaltan la filiación de algunos sobrevivientes con reconocidas personalidades de su país. De esta forma, los dos diarios remarcaban las cualidades de los sobrevivientes que más se asemejaban con las de los lectores a los cuales cada uno apuntaba: sectores instruidos, por el lado del diario de la familia Noble, y los estratos sociales altos, por el de La Nación. Hasta esa parte, las únicas referencias a la alimentación aludían a que habían encontrado raíces bajo la nieve y a que habían llevado consigo grandes provisiones debido a que sabían del desabastecimiento que sufría Chile en esa época. Hay que resaltar que Clarín protestó por la falta de informaciones concisas en las declaraciones de los sobrevivientes, tal vez sospechando que esas versiones eran inverosímiles. Sin embargo, probablemente no contasen con las suficientes pruebas para aseverar que sus dudas respecto a dichos testimonios . 308 Entonces, durante el 25 de diciembre de 1972, hubo una serie de trascendidos que indicaban que los jóvenes uruguayos habían tenido que recurrir a la carne de los muertos para sobrevivir. Como el día de Navidad no hay publicaciones, todas las informaciones debieron ser guardadas para el día siguiente. Durante este segundo apartado, el cual comprendió los ejemplares publicados entre el 26 y el 29 de diciembre, las categorías más importantes son Situación Adversa/Heroicidad, Cobertura Mediática y Heroicidad. Luego de esta primera etapa, en la cual habían destacado el milagro logrado por estos jóvenes héroes, ambos diarios trataron los datos acerca de la antropofagia como “versiones”. La Nación, incluso, los puso en contraste con documentos oficiales en un subtítulo que introducía una desmentida. A pesar de esta retórica de negación, Clarín empezó el mismo 26 de diciembre a establecer una lógica justificatoria. En ella, asoció íntimamente la decisión de los sobrevivientes de recurrir a la antropofagia con la situación adversa atravesada, que los obligó a obrar de dicha manera. La Nación, por su parte, comenzaría a recorrer el mismo trayecto el día 27, aunque no dejó de mencionar que estas informaciones correspondían a versiones no oficiales. Durante esta jornada, ambos diarios citaron al sacerdote salesiano Tomás González y al psiquiatra Jorge Sepúlveda Díaz quienes justificaron la actitud de los jóvenes uruguayos desde sus respectivas disciplinas; o sea, la religión y la ciencia médica. 309 Cabe resaltar que en la publicación de ese día Clarín había remarcado, previo a la transcripción de estos testimonios, que la decisión de consumir carne humana había sido adoptada por todo el grupo, luego de varios días de conciencia en el nivel religioso y psíquico, cosa que sería reafirmada a posteriori por el propio medio, en base a las declaraciones de los especialistas ya citados. De esta forma, ambos diarios buscaron separarse de otras lógicas discursivas que habían tenido características sensacionalistas o morbosas, centrándose en cambio en que los jóvenes habían hecho lo necesario para sobrevivir. Finalmente, a través de la conferencia de prensa de Alfredo Delgado, tanto Clarín como La Nación, resaltaron los motivos que llevaron a los jóvenes a consumir carne humana empleando los propios testimonios de los sobrevivientes, quienes siguieron siendo mostrados como los héroes que habían sobrellevado un sinfín de adversidades. Retomando los lineamientos planteados en nuestra primera hipótesis, en relación a “La construcción del pecado en el Milagro de los Andes”, podemos concluir que ambos medios aseveran y reconocen de forma tácita que éste ha existido al desarrollar una profunda construcción absolutoria. De esta manera, si bien Clarín y La Nación tomaron partido justificando el accionar de los sobrevivientes, los dos reafirmaron el pecado al otorgarle a los hechos un manto de perdón. En definitiva, la construcción discursiva del pecado fue inherente a la propia cobertura de los dos diarios analizados. Aun con los esfuerzos propios de la redacción para no hacerlo tan abiertamente, el posterior armado de un discurso justificatorio o absolutorio reafirma esa idea presente del pecado: como quedó dicho, se absuelve a 310 quien se equivocó, no hay perdón sin ofensa anterior, no existe una justificación si no hay previamente algo que lo amerite. Así, el pecado de los sobrevivientes (haber comido del cuerpo de sus compañeros y/o amigos) se justifica en la extrema necesidad que tuvieron para poder seguir viviendo. Se cierra así un círculo que los diarios La Nación y Clarín, por todo lo descripto, no se animaron a plantear en términos de pecado, pero terminaron consolidando con la imagen final de la absolución. 311 Anexo 312 Entrevista a Roberto Canessa Bueno, Roberto, la primera pregunta sería: ¿cómo viviste el accidente y los momentos posteriores? Muy mal, muy mal, porque en un momento estás en una situación de diversión y, de repente, te estás muriendo. Los momentos posteriores de tratamos de organizarnos, ¿no? ¿Ahí asumiste el rol de médico? Cada cual asumió lo que pudo, alguno no podían asumir nada, pero bueno. La siguiente pregunta, ¿cómo te cayó la noticia que no los buscaban más? No me cayó tan mal, porque era un poquito obvio qué estaba pasando. Nos habían decretado como muertos, el tren de la vida seguía y es raro que te den por muerto cuando estás vivo. ¿Cómo creían que serían recibidos por la sociedad cuando volviesen? Nosotros sabíamos que cuando volviéramos al mundo real, iba a ser difícil de explicar. Me acuerdo claramente que mi idea era ir a conversar con los padres de mis amigos y decirles lo que había pasado, que tuvieran ellos la primera versión. No nos preocupaba si iban a entender o no, pero me parecía que era lo que correspondía: que les dijéramos toda la verdad. 313 Vos explicás eso en “La sociedad de la nieve”. Sin embargo la información se filtró y empezaron a salir las noticias sensacionalistas. ¿Cómo viviste la cobertura mediática de todo lo que habías vivido? Lo que pasa es que nosotros pensábamos que íbamos a volver e iba a estar todo tranquilo, que no iba a tener trascendencia. Era una historia para contarles a nuestros nietos y cuando llegamos a Los Maitenes pensando cómo íbamos a hacer para conseguir un boleto de tren, había un camara de la BBC. Yo le pregunté: ¿qué haces acá? Y me contestó esto: es una noticia mundial. Me costó mucho tiempo darme cuenta que un hecho público no pertenece a nadie, le pertenece al público y ahora estoy muy contento con eso, porque la historia de Los Andes es una leyenda que va aparte de mi vida. Antes me ocupaba de aclarar esto, y lo otro. Ahora que vaya por su lado. Yo tengo que levantarme, ir al hospital, trabajar. Entonces, la leyenda tienes sus propias piernas y camina sola por el mundo y la gente opina. Antes me preocupaba si el libro (por “Viven!) estaba bien o estaba mal. No me preocupa nada que diga la prensa, porque yo creo que la historia ya se sabe. Había que darle un buen relato. Costó mucho hacer el libro, porque había personas que no estaban de acuerdo, pero era necesario que hubiera un documento oficial; como lo es “Viven!”. Además, es considerado la biblia, tal así que a veces dos sobrevivientes discuten de cómo fueron los hechos y se fijan en el libro qué es lo que pasó. Es un poco gracioso, porque en realidad el libro es una interpretación de lo que sintió la gente. Sin embargo ustedes hace unos años sacaron “La Sociedad de la Nieve”. “Viven!” tiene el relato cronológico de los hechos… 314 (Canessa interrumpe)…la narrativa, vos podés hablar mal del libro viven, pero todos los libros que se hicieron después se basaron en “Viven!”. La pregunta apuntaba a que “La Sociedad” está enriquecida, porque allí ustedes cuentan cosas que no aparecen en “Viven”! O de repente no la sabíamos, o no las habíamos vivido, somos personas diferentes 30 años después ¿Hay alguna noticia que vos recuerdes? No me acuerdo de eso. Yo creo que lo que me preocupaba era la familia de mis amigos. A mí no me iba a impresionar nada de lo que dijeran ello. Si nosotros lo habíamos vivido. Solamente esa nota que salió en Brasil, en una revista que se llamaba 7 días o no sé qué, que había dicho que el alud no había existido y que nosotros habíamos matado a todas esas personas para que nos alcanzara la comida. Fue la única cosa que me pudo haber molestado. Como te decía la tesis apunta a eso: creemos que algunos periodistas chilenos hicieron una cobertura sensacionalista del hecho. Ahora, con esta entrevista, queremos saber cómo fue la relación de los sobrevivientes con ellos. Yo creo que los chilenos trataron con seriedad lo que pasó. Ellos fueron los que tuvieron la primicia y la gente se peleaba. Incluso, algunos padres de los sobrevivientes querían ir a pegarles a los periodistas y nosotros le decíamos que no, que todo eso era verdad. ¿Qué buscaron con la conferencia que brindaron en el Colegio Stella Maris? 315 Lo que pasa es que el mundo nos había decretado muertos, por eso en varios diarios titulan resucitados. Es decir, lo que el mundo creía, se tomo como verdad. Entonces cuando tú ves que el 90% piensan algo y después se equivocan, se preguntan ¿qué paso? Eso fue lo que llevo a la conferencia de prensa, porque era imposible que dos meses después del accidente hubiese sobrevivientes. Eso es la llave para entender por qué la historia recorrió el mundo. En esa conferencia, Panchito Delgado dice: “llegó un momento en que no teníamos más alimento, no teníamos qué comer y pensamos que si Jesús había muerto por sus amigos en la eucaristía nuestros amigos habían hecho lo mismo”. ¿Qué hubieras dicho vos en ese momento? Yo creo que pancho estuvo brillante. Realmente nadie podría haberlo hecho mejor que él y fue en el momento justo. Y también fue un momento histórico. Porque las primeras impresiones fueron: “es imposible que haya sobrevivientes”, “están todos muertos”. Luego las preguntas: “pero, ¿cómo sobrevivieron?”, “¿y qué comían?” y “¿cómo hicieron para salir?”. Entonces, la gente se engancha con la historia y quiere saber, y saber; y es esa relación de hechos la que estaba faltando. Y Pancho, bueno, puso el eslabón que estaba faltando en el momento justo y después Daniel Juan, el presidente del club -que dirigía la conferencia de prensa- dijo: “creo que está todo dicho, no más preguntas”, y ahí se terminó y salieron todos los periodistas corriendo a dar su historia y su versión de todas las cosas que el público quería saber. Así, empezaron a aparecer relatos que la gente iba siguiendo y se iba enterando. Incluso el audio de la conferencia termina con una ovación del gimnasio… 316 Bueno, porque ahí estaban los amigos. Tenés que entender que el mundo se preguntaba cómo hicieron. Es la primera pregunta que te hacen en Los Maitenes… Claro, claro. Pero para la gente que estaba vinculada a los afectos, era “qué suerte verlos de vuelta, los queremos abrazar y queremos estar con ustedes y qué lindo verlos”. Entonces, de todo ese público que se moría de ganas por abrazarnos surge la emoción de la ovación. ¿Qué sentiste cuando estando arriba del caballo, vino el periodista de la BBC y te preguntó? No, yo dije “pucha, esto va a ser famoso en todo el mundo y voy a terminar como Marilyn Monroe, cuando se veía vieja y tomaba pastillas, sintiendo que vivía de la historia y ya no era quien supor ser. Yo tengo que salir de esto y tener un presente, tengo que volver a mi vida, porque si cuando estaba en la cordillera me moría por volver a mi casa, ahora porque sea famoso no me voy a dedicar a ser famoso”. Había que luchar contra eso, ¿no? ¿Algún periodista les pidió disculpas públicas? No, porque la gente tiene sentido común y sabe lo que está bien y está mal. Lo que sí fue muy importante, fue un telegrama del Papa Pablo VI, que en cierta manera refrendó lo de Los Andes y dijo que habíamos cumplido con nuestro deber de conservar la vida, que eso legítimo desde el punto de vista de la religión. Yo quiero agregar una cosa: es que el tema de la comida, era un tema que al principio era inabordable porque 317 el mundo era diferente. Yo creo que con el paso del tiempo, cuando aparecieron los trasplantes de órganos, el mundo cambió: se destapó. Y también las familias de los que no volvieron pudieron aceptar todo lo terrible que había pasado. Otra cosa que quiero destacar, es el apoyo de las familias que no volvieron. Eso nos ayudó mucho. Su apoyo y la grandeza que tuvieron al decir públicamente “dejen a los chicos tranquilos, les costó mucho sobrevivir”. Las familias Nicolich, Nogueira… tuvieron esa grandeza que también cortó con el sensacionalismo, porque los sobrevivientes siempre dijimos la verdad y la historia nunca tuvo recovecos. En vistas que se cumplen 40 años desde el accidente, ¿piensan hacer una conmemoración particular? Yo creo que hay que celebrar, de poder salir de los andes y de la ayuda que Dios nos dio y que eso tiene que quedar para las nuevas generaciones como un legado de los mensajes de la vida. Yo creo que mucha gente que la está pasando mal encuentra nuevas fuerzas y esperanzas en nuestra historia. Es importante que eso se sepa en el mundo, habiendo tanta porquería Incluso, ustedes citan a una mujer que, dando marcha atrás, atropelló a su hijo. Ella se acercó a una conferencia tuya y de Parrado y los abrazó llorando, para decirles que la historia de Los Andes le servía para sobrellevar el dolor. Y yo creo que más allá de todo el sensacionalismo que se pudo ver en los medios, lo que queda de la historia. Lo que hace que ésta perdure es la amistad, el valor y ese es el ejemplo que dan ustedes a través de su historia. Por eso, nuestra tesis, quieras o no, es como un homenaje a ustedes. 318 Yo creo que la tesis periodística, y perdona que me meta en lo tuyo, es un poco la evolución de la historia. Porque está bueno ver también cómo la historia fue cambiando de raíz; la forma en la que un hecho histórico, tiene un encare más humano. El Titanic sucedió hace 100 años. Prácticamente no quedan sobrevivientes, pero sigue siendo un hecho histórico y lo periodístico es para analizar desde la película, desde los libros. Es decir, el encare periodístico de este hecho también tiene un cambio, porque tiene 40 años de evolución. Entonces, ustedes tienen que englobar todo. Tanto las cosas malas del periodismo, como las cosas buenas, porque también tuvo cosas buenísimas: logró que la historia se difundiera en el mundo, logró que le llegara la información, logró ser un medio constructivo para la gente. Yo creo que no te podés quedar solamente en el sensacionalismo. Ahora que hablaste con nosotros, vas a ver un montón de cosas que antes no veías, porque tiene 40 años la historia, ¿no? 319 Entrevista a Javier Methol ¿Cómo viviste el accidente y los momentos posteriores? El momento anterior al accidente era un avión lleno de jóvenes. Era todo alegría, era todo diversión. Entonces, cuando tú tienes el espíritu, no ves ese mal, no te lo imaginas. Los chicos en el avión…era tal la alegría que tenían, que tomaban todo como un juguete (Sonríe). Estábamos en plena tormenta, el avión temblaba, agarrábamos pozos de aire y los chicos decían “¡ole, ole!”. Y se reían. Tiraban la pelota de rugby para un lado y para el otro… Jamás pensábamos que algo pudiera ocurrir. Y yo también estaba dentro de ese clima. De repente agarramos un pozo de aire y el avión caía, caía, caía y, de repente, salimos del pozo de aíre y cuando salimos del pozo de aíre, también salimos de las nubes, para darnos cuenta que volábamos a dos metros sobre las rocas. Ahí entró mezcla de desesperación con esperanza. Con Liliana nos agarramos de las manos y rezamos… (Cierra los ojos y hace una pausa). Un golpe, otro, un ruido… y el avión se detuvo. (En ese momento abre los ojos) no sabíamos qué había pasado, ni dónde estábamos. No sabíamos nada. Pero estábamos vivos. Lo primero fue “gracias, Señor” y ahí empezaron los halles de dolor, los llantos, los gritos, la desesperación. Fueron instantes que parecieron siglos.” ¿Recién al salir se dieron cuenta dónde estaban? 320 No salimos al primer momento. Salimos al día siguiente y vimos con Liliana que estábamos en un valle de nieve. Era una desolación total, un desierto de nieve. No había nada, no se veía ningún tipo de vida alrededor. Liliana ahí me preguntó: ¿te parece que saldremos de esta? Y yo mire la huella que había dejado el avión, que nacía de la cima de la montaña y llegaba hasta donde estábamos nosotros y eso era increíble. ¡Habíamos aterrizado en el medio de lo imposible! Entonces le dije: “Liliana explícate dónde estamos y vivos. Si nosotros estamos acá, es porque tenemos una misión”. ¿Cómo veías el rol de madre de Liliana en la montaña? “Liliana era una madre perfecta. Tenía cuatro hijos y no sólo que se ocupaba de ellos, sino que en cualquier lugar donde se pudiera ayudar, ahí estaba Liliana. Y allá en la montaña, esa madre perfecta que era con sus hijos, fue la madre de todos esos chicos jóvenes que extrañaban a su madre más que nadie, porque todavía estaban colgados de la pollera de la mama (Ríe). Vos siempre decías que intentabas ayudar de lado del humor, ¿qué era lo que hacías? En un momento trágico, en un momento que sólo hay tristeza, una risa o algo de alegría, es algo así como estás muy sucio, muy sucio y te bañas; te refrescaste. Entonces se hacían broma para causar risa, que eran como un rayo de sol… ¿Por qué empezaste a dar conferencias ahora” 321 Nunca tuve ningún problema en hablar de nada desde el accidente. No tenía ningún dolor de la cordillera. De la montaña bajé todo el amor, la amistad, todo lo bueno que compartimos y aquello malo, quedó enterrado allí. Porque tengo la idea que uno no se olvida nada de las cosas que le pasaron en la vida, de nada; pero tienes dos formas de recordarlo: hay gente que vive recordando todo lo malo y son infelices y yo vivo recordando todo lo bueno y me considero una de las personas más felices del mundo. Porque aprendí a ver las cosas buenas que tienen las cosas malas y aferrándome a eso, pude cambiar lo malo en bueno. ¿Cómo te cayó la noticia de que se abonaba la búsqueda? Evidentemente fue un shock. Pero el que nos informó fue el Coco Nicolich, quien nos dijo: “traigo una mala noticia y una buena noticia”. Para nosotros, todos los días las noticias eran buenas: que nos estaban buscando, que apareció una cosa del avión, que tal otra, que las fuerzas aéreas chilenas o argentinas estaban trabajando en nuestra búsqueda. Siempre eran buenas. Entonces entró Coco y nos dijo “suspendieron la búsqueda” y fue como que nos tiraban un balde de agua fría. Pero antes de que el agua nos tocara, Nicolich dijo “también es una buena noticia, porque ahora no dependemos de nadie para salir de acá y también sabemos que nosotros podemos salir con la nuestra”… Lo dijo con tal fuerza que nosotros comprendimos que estaba diciendo la verdad y ahí mismo nos pusimos a planear cómo salir. Ya éramos optimistas, pero de lo nuestro, de lo que nosotros podíamos hacer pasa salir de ahí. ¿Pensaron acerca de las reacciones que iban a tener la sociedad? 322 En la montaña, sabíamos que estábamos vivos y éramos los únicos que sabíamos eso. Para ellos, estábamos muertos. Jamás pensamos que nos iban a recibir como nos recibieron. ¡Si nosotros teníamos pensado que cuando llegáramos a Chile íbamos a ir en ómnibus hasta encontrar un teléfono para llamar a Montevideo y avisar que estábamos vivos! Después, que nos íbamos a ir hasta Buenos Aires para cruza en el vapor a Colonia y después en ómnibus a Carrasco. Jamás pensamos que nos iban a recibir como seres extraterrestres, poco menos. ¿Pensaron que su historia no iba a tener trascendencia? Por supuesto que no. Nosotros estábamos muertos. ¿Cómo nos iban a recibir, si teníamos que dejar plata guardada para la llegada a la civilización? Todo lo que nos ocurrió después, en ningún momento se nos pasó por la cabeza (Ríe). Hay una cita en el libro viven que dice así: “los ocho muchachos se sintieron ofendidos cuando los andinistas rechazaron su invitación a pasar la noche en el fuselaje, aunque algunos suponían que el avión no olía igual para los sobrevivientes que para los rescastistas”. Díaz celebró su cumpleaños con ustedes dentro del fuselaje y escuchó atentamente su historia y les dijo que su testimonio causaría un alto impacto en el mundo. Sin embargo, les aseguró que debían quedarse tranquilos ya que la gente lo iba saber entender. ¿Qué sensación tuviste en esa última noche en la montaña, cuando escuchabas a Díaz? Sergio Díaz era un fuera de serie. Único. Por eso, cuando los demás se fueron a dormir en las carpas, era lo lógico. Pero nosotros no nos dábamos cuenta, no entendíamos. Pero llegar allí, ver aquel espectáculo, el olor que había allí… porque yo 323 no me cambié la ropa nunca. Desde el momento del accidente hasta que nos fuimos de la montaña estuve con la misma ropa. Cuando volví, la tuve que quemar porque no servía ni para lavarla. Yo siempre digo que la comparación es como si a ti te dicen “mira, hoy tienes que ir a cuidar a los chanchos porque hay un lobo que se los quiere comer”. Pero para poder matar al lobo, tenés que dormir con los chanchos. Tú tienes que ir al chiquero y dormir con los chanchos. Eso fue lo que hizo Sergio: se quedó con nosotros allí, nos aguantó, nos elevó el espíritu, nos contaba cuentos, cantaba y nos hablaba con optimismo. Nos levantó el ánimo que era lo que más necesitábamos. Esa noche, ¿de qué se hablaba con los rescatistas? Charlábamos de todo: anécdotas, cuentos, historias. Sergio nos trajo cosas lindas. No hubo charla de lo nuestro, prácticamente nada. Fue muy delicado porque no nos preguntó de las cosas malas que habían pasado. ¿Qué sentiste vos, cuando descubriste que los diarios habían cubierto la historia de manera sensacionalista? ¿Hubo alguna noticia que te dolió más? Mirá, sentí bronca, pero bronca momentánea, porque lamentablemente el periodismo es así. No es culpa del periodismo, sino que es culpa de los que escuchan y los que leen. Porque el periodista no hace otra cosa que hacer lo que el público pide y el público es sensacionalista. De lo nuestro, lo que más chocaba fue nuestra alimentación. ¿De qué nos alimentamos? No era noticia que estábamos vivos, había que darle un sensacionalismo. Te doy un ejemplo: si tú ves la misma noticia en dos diarios, una que dice se cayó un ómnibus y cinco niños murieron aplastados entre los fierros; que tuvieron que venir con máquinas para poder sacar los cuerpos mutilados de 324 los niños. Mientras tanto, el otro titula que se desbarrancó un micro y 35 niños sobrevivieron, ¿cuál compras? Eso es lo que pide el público. El sensacionalismo de nuestra noticia lo daba la alimentación y eso fue lo que hicieron los periodistas. Entonces había que respetarlo, entendimos que estaba mal. Después se corrigieron y así fue. ¿Cómo que entendieron “que estaba mal”? Que estaba mal, no lo que hicimos nosotros, sino que la prensa obraba mal y es lo que vemos todos los días en las noticias. Porque las noticias malas son las que venden. Si los diarios dijeran todos los días: hay sol, las flores salen, todos los pajaritos cantan, las mariposas vuelan; ese diario no vendería ni un solo ejemplar. Pero con su historia siempre hay dos títulos: uno habla de tragedia y el otro de milagro. Parece más producente decir que fue un milagro… Tú prendé la televisión, el noticiario de las siete de la mañana y verás que en el de las once de la noche, se repiten todas las noticias malas. ¿Hay alguna noticia que vos recuerdes? Vos sabes que tengo una virtud: tengo mala memoria. Entonces las cosas malas, no las guardo. Sé que hubo, pero no me digas cuál… Es una buena filosofía. Y cuando volviste ¿cómo fue el reencuentro con tus hijos? Nosotros estuvimos muertos para todo el mundo y, un día, a mis hijos les dijeron “papa está vivo”. La primera impresión fue: ¿cómo puede ser?, ¿resucitó?, ¿de dónde 325 salió? ¿Y mamá? La única que me preguntó fue la más chiquita. Yo le hubiera contestado a cada uno, pero ya eso está en “La Sociedad de la Nieve”, cuando le digo mamá está con Dios. Para cerrar, te quería decir que nosotros no comimos carne humana, nosotros nos alimentamos con el único elemento que teníamos en kilómetros a la redonda y que, además, teníamos objetivos muy fuertes para vivir. Sabíamos que teníamos que vivir y la única manera de vivir era alimentarnos con el alimento que teníamos. 326 Breves relatos de la historia Valentía, según Methol Yo te digo la verdad: el acto de mayor valentía fue el momento en que se dio el primer bocado. Yo no hubiera sido el primero. Es más, si hubiera estado solo, no hubiera sido valiente; no hubiera tomado esa determinación. Por supuesto que lo comprendí y nunca lo condené. Admito que me pareció una locura, pero no lo condené. Después me di cuenta que no era tan así. Liliana no se animaba. No quería comer. Nosotros habíamos dicho el primer día, cuando salimos del fuselaje, que el verdadero milagro había sido sobrevivir a tamaño accidente. Liliana me dijo: “Javier ¿saldremos de esta?” Y le contesté: “mirá dónde estamos y, encima, con vida. Si nosotros estamos con vida acá, es que Dios tiene una misión para nosotros”. Ahí, nos comprometimos a tener un hijo más. Sentimiento a la distancia Matías Stelmak acababa de devolverle un mate a Methol, cuando se le ocurrió preguntarle por la parte espiritual del viaje y acerca de cómo muchas madres sentían que sus hijos continuaban con vida. Entonces, Methol se acordó de la madre del capitán del equipo, Marcelo Pérez. –La madre de Marcelo, luego del accidente, le insistía a su familia que su hijo estaba vivo. “¡Está vivo, está vivo”, repetía, e iba infundiéndole esperanza al resto. 327 Hasta que, después de la noche del alud, estaba sentada a la mesa con su familia y dijo: “no lo busquemos más, Marcelo se murió”. Y tenía razón. Humildad Matías Sztelmak:- La humildad que ustedes tienen, es sorprendente. Su historia es muy grande: tienen 16 libros, dos películas, más de cien charlas en total, documentales de National Geograpic, History Chanel. Hasta el día de hoy muchos andinistas se preguntan cómo hicieron…Yo lo hablaba con mi mama y con Agustín. Me sorprendió mucho la sencillez con la que me contestaste el mail, Javier. Me levantó todos los días a las 7 de la mañana y miró los mails en el celular. Un día arranqué y vi tu mail. Estuve todo el día con una sonrisa; no lo podía creer. Javier Methol:- No nos buscaban más. A mí me dijo el jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, que estuvo trabajando en nuestra fundación hace algunos años, que ellos estuvieron estudiando y mirando nuestro caso desde todos lados y, todavía, no pueden encontrarle una explicación. ¿Por qué? Porque un avión que va más de 300km/h no puede aterrizar en una montaña y menos cuando no hay lugar para hacerlo. Nadie se salva. Hasta para la Fuerza Aérea fue un milagro. Un milagro es cuando algo bueno ocurre y no hay ninguna explicación razonable humana. Y me dijo: mirá, si el avión se hubiera partido unos poquitos metros antes o unos poquitos metros después no se salvaba nadie. El avión se partió en el momento justo. ¿Cómo no voy a ser humilde? Música para los oídos Cuando Nando y Roberto se fueron, depositamos todas nuestras esperanzas en ellos. Pero la espera era insoportable. Además, ya estábamos acostumbrados a creer 328 que venían y al final no pasaba nada. Porque cuando se estrelló el avión, todos sabíamos que nos iban a buscar y, sin embargo, nadie vino. Entonces, nos convencíamos de que llegarían el día siguiente. Pero a medida que pasaban los días, la preocupación subía y Marcelo Pérez nos daba ánimo y nos decía que el avión que había sobrevolado la zona había sacado fotos para ampliarlas y, así, podrían ubicarnos en el mapa. El rescate vendría con esquiadores y equipos de supervivencia. Nos hacíamos el bocho de que nos estaban buscando y que nos iban a rescatar, pero después las ilusiones se derrumbaron. Más aún cuando nos enteramos que no nos buscaban más. Entonces, luego de la partida de los expedicionarios, tratamos de no hacernos ilusiones. Cuando empezamos a sentir el ruido de los helicópteros, fue como música para los oídos. Salimos del fuselaje y, al verlos que llegar, sentimos una sensación brutal. Por eso, cada vez que veo en algún documental la escena de la llegada de los helicópteros, todavía hoy, me corre una cosa por la espalda. La conferencia de prensa, desde las gradas Mientras Pancho Delgado hablaba al mundo desde el escenario montado en el auditorio del colegio Stella Maris, el “Lagarto” Milborne, primo del fallecido Coco Nicolich, lo observaba en silencio desde las gradas. En aquel entonces, era amigo de muchos de los jóvenes sobrevivientes y, al igual que el resto del mundo, esperaba con ansias el relato de lo sucedido. Cuarenta años después, aún mantiene intacta su amistad con ellos. Casualmente, cuando Matías 329 Sztelmak fue a entrevistar a Methol y a Canessa, él se encontraba en la casa de este último y pidió dar su opinión con respecto a la importancia de la conferencia: “Yo quiero destacar que tengo el recuerdo de cuando Daniel Juan (presidente del equipo) dijo “alguien quiere hacer más preguntas”. El respeto que yo sentí de la prensa, fue impresionante. Primero, porque era el gimnasio del colegio, y todo lo que eso significa para todos nosotros. Y la prensa hizo silencio…la prensa quedó muda. Fue una devolución del respeto, y nadie pregunto más nada. 330 Bibliografía Bajtín, Mijail. Problemas de la poética de Dostoievski. México, FCE, 1986. Benedetti, Mario. Cuentos Completos. Madrid, Alianza, 1986. Cosmelli, Ibanez José. Historia 5: Instituciones políticas y Social desde 1810. Buenos Aires, ed. Troquel, 1982. De Fontuberna, Mar. La noticia. Pistas para percibir el mundo. Paidós, Buenos Aires, 1993. Echenbaum, M. y Alaolla, P. Intervención en el Taller sobre Comunicación del Tercer Foro Social Mundial. Porto Alegre, Enero 2003 Galeano, Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Buenos Aires, Catálogos, 2007. Jauretche, Arturo. Manual de Zonceras Argentinas. Buenos Aires, Corregidor, 2011. Manual de Estilo y Ética Periodística de La Nación. Buenos Aires, Espasa Calpe, 1999 Martín-Barbero, Jesús . De los medios a las mediaciones. 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