El Observatorio, 30 de noviembre de 2011. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (C.E.M.I), Universidad de La Habana L a nueva Babel: la dimensión lingüística de la migración internacional. Dra. Ileana Sorolla Fernández isorolla@rect.uh.cu Profesora e Investigadora Titular Directora Centro de Estudios de Migraciones Internacionales Universidad de la Habana. Las experiencias migratorias internacionales se relacionan habitualmente con el cruce de las demarcaciones político-administrativas que, apegadas a espacios territoriales, identifican las fronteras nacionales. Mas esa es apenas la conclusión de una primera etapa, pues a la vez es el punto de partida hacia otras vivencias por las que transita el migrante internacional. Aún deberá enfrentar el cruce de otras fronteras menos tangibles, que descubrirá paulatinamente durante la inserción en la sociedad receptora y que se le revelarán a través de múltiples experiencias, que distinguen a nativos y extranjeros como “propios” y “ajenos”. La Lengua es una de ellas. La migración ha generado en los principales países receptores escenarios interculturales, en los que convergen e interactúan segmentos de población hablante de lenguas distintas, en las que expresan sus aspiraciones, manifiestan sus diferencias culturales, religiosas, socioeconómicas y políticas, y significan sus particulares trayectorias y experiencias migratorias. Las interinfluencias entre las migraciones humanas y los fenómenos del lenguaje, se derivan de los procesos que acompañan la movilidad de la población y de diversidad que aun hoy caracteriza la geografía lingüística mundial, factores que conforman un panorama migratorio internacional no solo multicausal y pluriespacial, sino también plurilingüe. La realidad lingüística que acompaña la migración internacional contemporánea sugiere así una nueva Babel. El origen de la relación entre la lengua y la migración internacional está sellado de modo peculiar desde los tiempos bíblicos, cuando Adán y Eva -de quienes descendemos, según las religiones judaica, islámica y cristianafueron expulsados del Jardín del Edén por anteponer sus deseos a la voluntad divina, convirtiéndose en lo que podríamos llamar “los protomigrantes”. Luego, el relato bíblico refiere que en su emigración hacia el Oriente, los hombres, que compartían una misma lengua, decidieron construir una ciudad con una torre que llegara hasta el cielo y los hiciera famosos. Según el Génesis 11 del Antiguo Testamento, la ira de Dios castigó tal pretensión confundiendo su lenguaje, de modo que no se entendieran los unos con los otros, haciéndolos hablar lenguas diferentes y dispersándolos por la faz de la tierra. Desde las ciencias del lenguaje y del hombre, la relación entre la lengua y la migración internacional se descubre en la propia ontogénesis del lenguaje como fenómeno social, en la medida en que los desplazamientos humanos abren nuevos espacios a la actividad social conjunta y a la comunicación en nuevas circunstancias y realidades. En ese proceso milenario, el lenguaje mismo, como principal instrumento de 1 El Observatorio, 30 de noviembre de 2011. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (C.E.M.I), Universidad de La Habana aprehensión de esa nueva realidad, se transforma y enriquece con nuevos signos, impregnando las lenguas con la huella de las migraciones humanas. El impacto lingüístico de la migración internacional se manifiesta entonces en cambios semánticos, sintácticos y pragmáticos del lenguaje, que se extienden al propio sistema de las lenguas que entran en contacto (por ejemplo en la variación de la Lengua Inglesa en una situación de contacto con la Lengua Española, y a la inversa), expresados en sus unidades y estructuras fonético-fonológicas, léxico-semánticas o morfo-sintácticas. Así la historia de las migraciones humanas resulta una especie de bitácora para la reconstrucción de la historia de las lenguas modernas. La lengua se convierte, al mismo tiempo, en un eje de inclusión y exclusión del individuo en los nuevos contextos sociales; sus unidades y estructuras adoptan giros metafóricos para adjetivar la historia y la condición migratoria de la persona y funcionan como instrumentos valorativos del emigrado o del recién llegado, según las opiniones y estereotipos sobre los migrantes, que se construyen en las sociedades emisoras y receptoras. El panorama inmigratorio plurilingüe que caracteriza a las principales sociedades receptoras contemporáneas, adiciona a los problemas propios de la inserción sociocultural, el de las competencias lingüísticas del inmigrante y las condiciones para su preservación en las generaciones descendientes, cuando pertenecen a una comunidad lingüística diferente a la predominante. En este sentido, su impacto en la vida económica y social del inmigrante depende del prestigio social y valor pragmático que posea la lengua, y su traspaso como herencia cultural a las generaciones subsiguientes se relaciona también con factores pragmáticos, sociolingüísticos e interculturales. Entre ellos, se destacan las presiones sociales que operan sobre el lenguaje y la cultura del grupo, asociados a los estereotipos que existan sobre los diferentes grupos inmigrantes, la vida social de la comunidad en que ocurren los cambios lingüísticos, derivados del contacto entre lenguas, y las propias actitudes lingüísticas del grupo inmigrante. La lealtad lingüística es un concepto que explica los esfuerzos de los inmigrantes por preservar la lengua de sus antepasados. Es una manifestación de las actitudes sociales, que entrelazan lo verbal con lo sociopolítico y lo económico, y difieren tanto en el individuo, como a nivel de grupo, según sea su origen e historia migratoria y familiar, las experiencias de inserción en la sociedad receptora, su posición socioeconómica. Estados Unidos ha sido desde el pasado siglo el principal país receptor de la emigración cubana. El informe “La Población Hispana: 2010”, publicado por el Buró del Censo de los Estados Unidos en mayo 2011, ofrece resultados preliminares del último Censo de Población de ese país, que esbozan rasgos demográficos del contexto sociolingüístico y dialectológico en el cual se inserta la inmigración cubana1. El Informe da a conocer que la población clasificada como hispana en Estados Unidos alcanza los 50.4 millones. Las personas que se autodefinen como cubanos aparecen registradas con una cifra de 1,785,547, con la que representan el 3.5% de toda la población hispana del país. Por su cantidad, ocupan una tercera posición después de los mexicanos (31.7 millones) y los boricuas (4.6 millones), 2 El Observatorio, 30 de noviembre de 2011. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (C.E.M.I), Universidad de La Habana y van seguidos en número por los salvadoreños (1.4 millones) y los dominicanos (1.4 millones). Así los cubanos resultan insertados en una realidad lingüística, que proporciona cohesión en torno a su lengua materna. La mayor oportunidad que estimula el mantenimiento de la Lengua Española en los inmigrantes y descendientes, está en la larga historia y tradición de inmigración latinoamericana, nutrida con los constantes influjos de nuevos inmigrantes, que conforman un amplio y abigarrado universo de hispanohablantes, a pesar de los manejos políticos y legales de las actitudes hacia la inmigración en función de los intereses y necesidades de los ciclos económicos y políticos internos. Desde otro ángulo, el Español es en ese país la lengua extranjera más estudiada, pues según datos del Instituto Cervantes, el 60% de los estudiantes la eligen como segunda lengua. Cuenta con una Academia Norteamericana de la Lengua Española, creada en 1973 en Nueva York, que pertenece a la Asociación de Academias de la Lengua Española, y existen varias sedes del Instituto Cervantes para la promoción de la Lengua Española en diferentes ciudades, entre ellas Nueva York, Washington, Boston, Houston, Los Ángeles, Chicago, Alburquerque y Seattle.2 Otro factor que favorece la preservación del idioma en los cubanos residentes en Estados Unidos es su alta concentración territorial en estados como California, Nueva Jersey, Nueva York y Texas. Sin embargo, se calcula que el 77 % de ellos vive en el sur del país, y cerca de dos tercios, un 68 %, en la Florida, donde constituyen el mayor grupo hispano y representan el 6.5% de la población total. En el caso del condado Miami-Dade, donde los hispanos representan el 65% de la población, los cubanos son el 34.3 %, superando a las otras dos nacionalidades que los aventajan en número a nivel nacional, los mexicanos (2.1) y puertorriqueños (3.7).3 Al mismo tiempo, la lealtad lingüística es una actitud que subyace en el esfuerzo por conservar o reclamar una identidad cultural 4. La lengua en la que el hablante se expresa habitualmente, atesora en sus unidades una inagotable capacidad de síntesis emocional, que evoca con los significados y sentidos de sus palabras, frases y entonaciones, la sustancia con la que se forjaron las relaciones materno-filiales, las amistades de la infancia, las conquistas amorosas de la adolescencia y con la que se piensa y reconstruye en la memoria la imagen del lugar de origen. Ella no es pues, sólo un elemento de comunicación y socialización en los nuevos contextos inmigratorios, sino la vía fundamental de preservación y transmisión de la cultura originaria de una generación a otra. En el caso de parejas inmigrantes o interétnicas, los procesos interculturales de la convivencia y el contacto entre dos lenguas se producen dentro de la misma familia, por lo que el proceso de preservación de la lengua en los descendientes pasa por la relación entre la lengua hablada en el hogar y la lengua materna. De ese modo, la influencia lingüística y educativa que los padres inmigrantes ejerzan en sus hijos, junto a las posibilidades de proveerles de una educación bilingüe, son de gran importancia, tanto en el sentido pragmático de un apoyo a la inserción social, como en el aspecto sociolingüístico y cultural-identitario, en tanto influye en las actitudes lingüísticas y socioculturales que 3 El Observatorio, 30 de noviembre de 2011. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (C.E.M.I), Universidad de La Habana desarrollarán los descendientes y se preservarán en el grupo. Al pensar en esas variables sociales que subyacen bajo las prácticas lingüísticas de los migrantes en escenarios interculturales, se descubre entonces otra dimensión del impacto lingüístico que ha generado la constante y masiva migración internacional: la lengua se ha configurado como fuente de reproducción cultural e ideológica fuera de su espacio territorial, y ha desbordado su función de instrumento de comunicación y aprensión de la realidad, al apoyar al inmigrante en la inserción en una nueva realidad lingüística, mediante el sostenimiento de los lazos sentimentales y materiales que lo mantienen vinculado con su lugar de procedencia. Es así que el impacto lingüístico de la migración internacional no solo se expresa en los rasgos y procesos que caracterizan el plurilingüismo del panorama migratorio internacional, sino que se extiende por generaciones subsiguientes, en función del papel que desempeñan las competencias lingüísticas en las experiencias migratorias y de inserción de los inmigrantes y en la preservación de una identidad cultural. En el caso de los cubanos residentes en Estados Unidos, el American Community Survey (ACS), sondeo realizado en 2009 por el Buró del Censo de Estados Unidos, arrojó que el 5,4% de las personas adultas de origen cubano compartía el hogar con los nietos y que un 18,5% de ellos los mantenía bajo su responsabilidad. Los datos en el estado de Florida son similares: 5,7% y 15,9%.5 De esta manera, el haber nacido en la Florida, particularmente bajo la influencia socializadora del enclave étnico-cultural, socio-económico y político de Miami, haber sido educados junto a abuelos cubanos y haber tenido la oportunidad de estudiar español en las escuelas, son factores que arrojan de conjunto una notable lealtad lingüística entre los descendientes de inmigrantes cubanos, que pudieron no haber desarrollado desde niños, o haber perdido parte de sus habilidades en español. Como resultado, los datos muestran que el 90.9 % de los cubanos en la Florida se considera bilingüe: apenas el 9.1% reconoce hablar sólo inglés, mientras que el 48.4 % admite que no habla inglés “muy bien”. A nivel nacional, no aparecen diferencias estadísticas sustanciales: el 17,7% reconoce hablar solo inglés.6 Estudios recientes refieren7, que la preservación de la lengua entre los cubanos y descendientes se asocia en el plano personal y familiar a un valor de la herencia cubana de sus antepasados, como un lazo espiritual que los vincula con sus familiares, mientras en el ámbito público prevalecen razones pragmáticas, asociadas a las ventajas instrumentales que proporciona su dominio en una sociedad multiétnica, en la que el acceso al mercado de inmigrantes, visitantes y turistas hispanohablantes y la dinámica del mundo hispano, es un recurso de competitividad dentro de los resortes que mueven el poder económico, político y social en ese país. No obstante, la Enciclopedia del Español en los Estados Unidos, importante estudio publicado en 2009 por el Instituto Cervantes bajo la coordinación del Académico de origen cubano Dr. Humberto López Morales, apunta que “el patrón general del español de Estados Unidos es, 4 El Observatorio, 30 de noviembre de 2011. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (C.E.M.I), Universidad de La Habana tristemente, el de una lengua con muy pocos nietos.”8 Y es que para la comunicación eficaz en un idioma no es suficiente la conveniencia práctica y el aprendizaje del sistema lingüístico, sino que es necesario desarrollar otras competencias socioculturales, como el conocimiento de la información pragmática, sociolingüística y semántica, además de los sistemas de comunicación no verbal, que conforman el patrimonio lingüístico de una cultura. Este patrimonio se conforma en un proceso históricocultural, en el cual el lenguaje, con sus recursos verbales y no verbales, no solamente es el mediador en la conformación de una identidad, sino que él mismo desarrolla, en el ambiente en que se interactúa en la actividad social conjunta y la comunicación, características identitarias propias. Hoy la migración cubana es altamente heterogénea, tanto en su composición, como en su distribución geográfica. Los cubanos están presentes en todos los continentes, en más de cien países diferentes, y por tanto, están insertados en contextos socioculturales que presuponen una gran diversidad de expresiones lingüísticas de las experiencias migratorias. En cualquier circunstancia, tienen ante sí la alternativa de promover en sus hijos los conocimientos sobre Cuba y los sentimientos a favor de la Patria de sus padres, a través de los valores de la cultura cubana. Para ello, la primigenia herramienta es su lengua materna. El fomento de su aprendizaje y preservación es más que desarrollar habilidades para que se inserten exitosamente en el panorama inmigratorio plurilingüe de su entorno, para que avancen en el mundo competitivo y globalizado de hoy, es también sembrar en ellos los valores de la herencia cultural cubana. 1 U.S. Census Bureau (2011). Newsroom: 2010 Census, 2010 Census Shows Nation’s Hispanic Population Grew Four Times Faster than Total U.S. Population, comunicado de prensa (26 de mayo de 2011), http://factfinder.census.gov/home/saff/aff_transi tion.html ; Sharon R. Ennis, Merarys RíosVargas y Nora G. Albert (2010). The Hispanic Population: 2010. Census Briefs (mayo de 2011), http://www.census.gov/prod/cen2010/briefs/c20 10br-04.pdf Pew Hispanic Center (2008). Hispanics of Cuban Origin in the United States, Fact Sheet, 22 de abril de 2010. http://pewhispanic.org/files/factsheets/60.pdf 2 López Morales, H. (2008). Enciclopedia del español en los Estados Unidos. Humberto López Morales (coord.) Santillana-Instituto Cervantes, Madrid. 3 U.S. Census Bureau (2011). 4 Solé, C. (1979). Selección idiomática entre la nueva generación de cubanoamericanos. The bilingual review / La revista bilingüe, No.6, 110. 5 Buró del Censo de EUA (2010). Selected Population Profiles: 2009. http://2010.census.gov/2010census/ACS_2009_ 1YR_G00_CP2_1' 6 Ibídem. 7 López Morales, H. (2000). El español en la Florida: Los cubanos de Miami. http://cvc.cervantes.es/obref/anuario/anuario_00 /; Gutiérrez-Rivas, C. (2006). Perfil sociolingüístico de un bilingüe: Actitudes, uso y patrones lingüísticos. LL, Vol. I No. 1 2006. Universidad de Florida; López Morales, H. (2008). 8 López Morales, H. (2008). Enciclopedia del español en los Estados Unidos. Humberto López Morales (coord.) Santillana-Instituto Cervantes, Madrid, p.224. 5