CARTA DE DESPEDIDA Muchas veces pasa, que al esperar algo con tanta fuerza, te acaba gustando esa intriga que te mantiene alerta. Y cuando llega, hasta tienes miedo de luego sentirte vacío. Después de estos 13 años que comenzaron con Paquita, siguieron en primaria y terminan con Toño y Rosa. Después de los festivales de infantil que tanta ilusión nos hacían, de esa granja escuela que fueron los primeros días fuera de casa o el viaje en barco de Aldeadávila. Después de Navarra, pensando que éramos los mayores del cole y sin darnos cuenta, al año siguiente volvimos a ser los pequeños. Después del parque de atracciones, el viaje de vuelta de Mérida... y pese al buen recuerdo que tenemos de ello, no fue ni la mitad que el Camino de Santiago de este año, que significó un antes y un después para muchos, tanto en las relaciones con los demás como con nosotros mismos. Conociéndonos mejor y siendo capaces de superarnos. Pero no todo han sido excursiones y buenos ratos, también ha habido malos momentos, especialmente este último curso, por los que nos gustaría pedir perdón a los compañeros, pero sobre todo a los profesores. Un perdón sincero que esperamos, no lo entendáis como algo superficial, ya que somos conscientes de que, en muchas ocasiones, no os lo hemos puesto fácil y aún así, habéis seguido confiando en nosotros y dándonos oportunidades. Por ello, os queríamos dar las gracias, al igual que por vuestra cercanía y esa confianza que siempre nos habéis dado, porque muchas veces nos habéis hecho olvidar esa barrera que, inevitablemente, nos separa. Gracias por todos los valores que hemos recibido, por formarnos como personas; porque al final, poco importan las matemáticas, la literatura o la biología, sino cómo seamos, y una parte de nuestra personalidad, de lo que somos, siempre estará vinculado al Kostka. Y bueno, luego estáis todos vosotros. Cuesta hacerse a la idea de que el año que viene nos referiremos a otro grupo como “mi clase” y no todos seremos parte de la misma. Esas caras de sueño que día tras día nos decían un “buenos días” que a lo mejor luego no resultaban tan buenos, los recreos, las risas, los enfados, las lecciones, las discusiones, los nervios... todo eso que hemos vivido juntos. Todo eso de lo que al final solo quedará lo bueno, porque, aunque ahora nos duelan cosas: amigos que creíamos más amigos de lo que en realidad son, malas contestaciones, enfados, ... dentro de un tiempo pensaremos en ellos como los amigos de nuestra infancia, algunos de los cuales seguirán para toda la vida y de los que otros solo quedará un vago recuerdo. En cualquier caso, personas que fueron algo más que compañeros. Esos con los que tantas veces sugeriste a Sigi que se presentase a Pasapalabra o con los que cantabas y dabas voces antes de las clases de José Carlos haciéndole enfadar, pese a su constante buen humor. Esos con los que no hacía falta más que escuchar las llaves de Juan por el pasillo para saber que ya venía a sus clases de Naturales o con los que corrías cuando Ángel o Dani te castigaban. Esos "arrivé monsieur" de Don Daniel que terminaban con un aplauso a quien decía la respuesta correcta. Esos con los cuales te reías de los "de quí aquí" de Rosa, los "be quiet" de Pilar, los vaciles de Toño, o con todos los demás profesores.. Gracias por todo esto, por todo lo vivido, por haber conseguido solucionar algunos problemas todos juntos. Aunque costara un poco, nos ha servido para conocernos mejor, aprender y crecer. GRACIAS POR DEJAR HUELLA.