EL SISTEMA DE PRETILES DE SAN ANTONIO JUÁREZ, PUEBLA

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XI IRCSA CONFERENCE -- PROCEEDINGS
EL SISTEMA DE PRETILES DE SAN ANTONIO
JUÁREZ, PUEBLA:
UN DISEÑO PARA LA FORMACIÓN Y LA
UTILIZACIÓN DE SUELOS Y EL MANEJO DEL AGUA.
MC Efraín Inzunza Inzunza 1
Dr. Fernando Manzo Ramos 2
1. Introducción
El propósito de este trabajo es describir los elementos del medio físico y los detalles
técnicos, que sustentan la realización de una práctica que se realiza en terrenos de la
comunidad de San Antonio Juárez, Puebla; ésta, en un primer contacto, podría definirse
como una práctica mecánica de conservación de suelo y agua, y que localmente denominan
pretiles (bardas de lajas de tepetate, construidas siguiendo curvas a nivel, que con el
transcurrir del tiempo permiten la formación de terrazas). Conceptualmente,
y desde el
punto de vista práctico de los habitantes de esta comunidad, los pretiles son bardas que les
brindan la posibilidad de disponer de una pequeña área de terreno con un suelo de espesor
mínimo para realizar la actividad agrícola, mediante la cual pueden cosechar maíz, fríjol y
trigo, que son granos básicos en su alimentación. Es decir, para ellos no es una práctica
cuya finalidad es conservar suelo por el sólo hecho de conservarlo sino que los pretiles son
mucho más que eso. También es objetivo del presente trabajo revisar las condiciones
culturales, sociales y económicas que conforman el marco referencial dentro del cual se
realiza esta práctica.
2. Antecedentes
En visitas a comunidades rurales de la región de La Cordillera del Tentzo, perteneciente al
estado de Puebla (figura 1), como parte de una investigación realizada con el fin de
identificar la percepción y las actitudes de los productores agrícolas hacia la erosión y las
prácticas de conservación de suelos y agua, se descubrió una obra magna en la comunidad
de San Antonio Juárez constituida por miles de metros lineales de pretiles, los cuales son
producto de miles de horas de trabajo y materializan el deseo de sus ejecutores de disponer
1
Estudiante de Doctorado del Programa en Edafología. Colegio de Postgraduados. inzunza56@yahoo.com.mx
Profesor Investigador Asociado, CP-Programa en Estudios del Desarrollo Rural. Carretera México-Texcoco
Km. 35.5, Montecillo, Texcoco, Edo. de México CP 56230, México. e-mail: fmanzo@colpos.mx
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una superficie de terreno agrícola para cultivar y cosechar alguna cantidad de granos que se
utiliza en la alimentación familiar.
Figura 1. Mapa de ubicación del área de estudio.
Figura 2. Vista panorámica del área de estudio.
Iniciarse en el conocimiento de los pretiles fue posible mediante algunas de las preguntas de
un cuestionario aplicado a nueve personas de la comunidad antes mencionada, en la
investigación referida en el anterior párrafo. Posteriormente, se realizaron otras visitas a esta
comunidad con el único propósito de ampliar el conocimiento que se iba logrando con
relación a los pretiles y se entrevistaron a más personas con la finalidad de ampliar la
información obtenida en relación con esta práctica. En los recorridos por toda el área donde
hay pretiles siempre se contó con el apoyo de alguna persona de la comunidad, realizando
la función de guía y explicador de los principios que rigen la construcción de los pretiles.
Durante dichos recorridos fue posible plantear muchas preguntas a la persona guía, en las
cuales se le preguntaba el porqué se realizaba algún detalle de los pretiles y el porqué no se
realizaba de otra forma. Todas esas preguntas formuladas para el guía surgían al momento
de los recorridos o en la reflexión que se hacía al revisar la información que se iba
obteniendo en el tiempo que existía entre una y otra visita a San Antonio Juárez. También en
estos recorridos se obtenía información sobre los pretiles mediante la observación.
Particularmente muy ilustrativa fue la explicación que se recibió en relación con el inicio de la
construcción de pretiles en un terreno que precisamente estaba en esa etapa de
construcción. Allí se explicó en forma completa el concepto práctico y teórico de lo que son y
lo que se busca con los pretiles por los habitantes de esta comunidad.
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Otro punto que es importante señalar aquí es el hecho de que de alrededor de 35
comunidades que integran la región de La Cordillera del Tentzo (constituida ésta a su vez
por toda el área de los municipios de Tecali y Tzicatlacoyan, y una fracción significativa de
los municipios de Cuautinchán y Puebla) sólo en San Antonio Juárez se construyen los
pretiles, a pesar de que en todo el municipio de Tecali y parte de los municipios de
Tzicatlacoyan y Cuautinchán existe la material para su construcción (lajas de tepetate). Esto
es así porque tal vez no se cumplen otras condiciones, entre las cuales podrían estar las
siguientes: la escasez de terrenos con suelo de suficiente espesor que permita llevar a cabo
la agricultura, combinada con la existencia de terrenos con pendientes de un elevado ángulo
de inclinación, factible de incorporarse al cultivo agrícola, entre otras condiciones.
San Antonio Juárez se ubica a aproximadamente a 40 km de la ciudad de Puebla. Para
llegar a esta comunidad se toma la carretera Puebla-Tecali de Herrera, y de esta última
ciudad está separada por 14 km (figura 1), de los cuales la mitad es carretera pavimentada y
la otra mitad es de terracería en buen estado para transitar por ella durante todo el año.
3. Características técnicas de los pretiles
Estructuralmente hablando, los pretiles son construcciones hechas con lajas de tepetate
(material mineral solidificado por cementantes) o rocas, siguiendo ciertos criterios técnicos.
El pretil así construido, crea una pared perpendicular a la pendiente principal del terreno, que
tiene la finalidad de reducir la velocidad y el volumen de los escurrimientos, capturar esos
escurrimientos y con ello favorecer el incremento del espesor del suelo aguas arriba del
pretil.
Para los habitantes de San Antonio Juárez existe diferencia entre lo que es un pretil y una
barda, aunque ambos sean construidos con el mismo material y siguiendo casi la misma
técnica. El pretil tiene bien alineadas las lajas de tepetate y rocas en su cara o lado aguas
abajo, con una ligera inclinación hacia aguas arriba, es decir, no es una cara vertical
completamente respecto al punto del piso del terreno donde se asienta. El lado o cara del
pretil aguas arriba se cubre con material rocoso de menor tamaño (que el que se utiliza para
hacer el pretil), se coloca sin arreglo junto al pretil; a este material localmente se le denomina
teloyote (figura 3).
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Por su parte, la barda es una pared de lajas de tepetate o rocas acomodadas de tal forma
que ambos lados son verticales, a aplomo. Generalmente su finalidad es la de marcar límites
territoriales, es decir, sirve como lindero entre dos terrenos o entre un terreno y un camino o
calle. A diferencia del pretil, las bardas pueden ser construidas en la misma dirección de la
pendiente principal del terreno (figura 4).
Suelo
acumulado
Lajas
acomodadas
Teloyote
Figura 3. Vista lateral de un pretil construido con lajas Figura 4. Vista lateral de una pared construida con lajas
y de sus principales estructuras.
de piedra.
3.1 Funciones de los pretiles
De acuerdo con la información proporcionada por los agricultores, los pretiles cumplen varias
funciones, entre las que sobresalen: a) Disminuir la velocidad y el volumen de los
escurrimientos superficiales de agua (la escorrentía), b) Favorecer la acumulación de
material sólido (mineral y orgánico) a lo largo de una franja de terreno y con ello incrementar
el espesor de suelo, c) Obtener el espesor del suelo mínimo necesario para cultivar maíz,
fríjol y trigo (habitantes de esta comunidad indican que con un máximo de 70 cm de espesor,
el terreno es apropiado para cultivar estas especies vegetales) y d) Favorecer la
concentración de humedad y nutrimentos en el suelo acumulado a lo largo de los pretiles,
para un mejor desarrollo de los cultivos.
3.2 Construcción de los pretiles
En la construcción de los pretiles se pueden diferenciar claramente al menos los siguientes
cuatro pasos: a) Trazo de la línea guía, b) Obtención del material (lajas de tepetate o rocas),
c) Excavación de los cimientos y d) Colocación de las lajas de tepetate o rocas para levantar
el pretil. De aquí en adelante, la descripción y análisis de los pretiles se apoyará en los
comentarios testimoniales ofrecidos por algunas de las personas entrevistadas. Esto se
justifica plenamente si consideramos que los habitantes de esta comunidad son los
generadores y dueños de los conocimientos referidos a los pretiles y, por consiguiente, debe
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quedar expresada en letras su voz, sus conceptos, sus concepciones, sus percepciones, etc.
acerca de esta práctica.
Trazo de la línea guía
El trazo de esta línea tiene como propósito marcar en el terreno la dirección longitudinal,
contra la pendiente principal, sobre la cual se construirá el pretil. Para hacer esto, las
personas que construyen un pretil utilizan el conocimiento que tienen del relieve de su
terreno (cuando el constructor del pretil es al mismo tiempo el dueño del terreno) o se basan
en la experiencia obtenida en una larga trayectoria como constructores de pretiles (cuando el
constructor es una persona que ofrece sus servicios, por un salario o en trabajo solidario,
para levantar un pretil). Recorriendo el terreno a pie y a puro ojo marcan una línea imaginaria
colocando piedras a cada dos o tres metros, procurando que todos los puntos de esta línea
se ubiquen al mismo nivel. Con esto aseguran en lo posible el que una vez terminado el
pretil, éste no presente un desnivel en algunos puntos a lo largo de su extensión, por arriba o
por abajo del nivel que debe tener.
Esto último, el señor Florencio Meneses lo expresa en los siguientes términos “…hay que
tratar, al igual que el surcado, que no vaya a quedar colgada [desnivelada] una punta del
pretil para un lado, porque a la hora de que se surca el terreno, por allí agarra el agüita. Hay
que ponerlos más o menos que queden bien, que el agua quede anivelada, como lo pide el
terreno, si lo deja uno bajado de una punta, lógicamente por allí tiene que salir el agua, hay
que tratarlos de ponerlos más o menos bien para que ahí se mantenga el agua”. Reforzando
lo antes indicado, Fabián Meneses menciona que: “…cuando traza uno el pretil, se fija uno
que no quede colgado para un lado o que quede colgado para el otro, más o menos que
esté casi anivelado.”
Obtención del material de construcción del pretil
La historia geológica de esta región determinó la presencia abundante de un material
mineral compactado en placas (tepetate) que es la materia prima para la construcción de los
pretiles. Las personas que construyen un pretil extraen o levantan estas lajas de tepetate
con ayuda de un pico o una barreta. Generalmente estas lajas se encuentran prácticamente
en la superficie del terreno. El sitio mismo donde se va a levantar el pretil es la primer fuente
de lajas de tepetate, especialmente la sección de aguas arriba. Después, transportándolas
en una carretilla, se acercan y se amontonan a un lado de la línea guía, tratando de hacer
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montones de piedras seleccionadas por su tamaño. Ildefonso Meneses lo explica así “…de
ahí mismo va saliendo la laja, de los tepetates, hay que rascarle, va saliendo piedra,
teyolote, piedrita chiquita y grande, y la grande se va acomodando y la chiquita nomás se va
recargando.”
La excavación de los cimientos
Para que el pretil quede firmemente asentado sobre el terreno, a manera de cimentación se
excava sobre la línea guía en una franja de 50 a 60 cm de ancho. El suelo de esta franja se
retira hasta llegar al tepetate y, a partir de allí, se inicia la colocación del material para
construir el pretil. Esto se hace con la finalidad de que la laja de tepetate o piedra que
formará el pretil, se asiente lo mejor posible sobre el piso firme que ofrece el tepetate.
Ildefonso Meneses así lo explica “…nomás se rasca el cimiento, se encuentra el tepetate y
ahí se pone el hilo. Para poner las lajas hay que rascar bien toda la tierra, que quede
limpiecito el tepetate”. El material excavado va a formar parte del primer suelo del pretil “…el
cimiento algunos lo hacen bajito [poco profundo]. Yo, me gusta sacar el cimiento ancho
porque toda esa tierra la subo para arriba, pero requiere de mucho tiempo, mucho trabajo.”
(Julián Meza).
Figura 3. Acomodo de las lajas en un pretil.
Figura 4. Vista lateral de un pretil recién construido.
Colocación de las lajas de tepetate o rocas para formar el pretil
Este paso, que es el inicio de la construcción del pretil mediante el acomodo de la laja de
tepetate o rocas, se basa en detalles o principios importantes para lograr un pretil fuerte.
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Primero es importante señalar que en la unión entre lajas de tepetate o rocas no se usa
ninguna mezcla cementante. Por esta razón, es importante acomodar las lajas de tal forma
que se logre su amarre sólo con dicho acomodo. Para ello el constructor del pretil debe
encontrar la mejor posición de cada laja de tepetate o roca, de acuerdo a su tamaño, forma y
peso. En cuanto a la forma, la cara más plana del espesor de la laja va a formar la pared
exterior del pretil por consiguiente las otras del espesor de la laja de tepetate se pondrán
contra otras caras similares para que así solas se amarren las lajas entre si. Como el tamaño
hace a la laja pesada o ligera, las lajas se van acomodando de acuerdo con su tamaño. Por
esto, las más grandes se colocan en la base del pretil y las mas pequeñas en la parte media.
El peso de las lajas y la correspondencia de las caras poligonales hace que el pretil sea
estable y pueda llegar a medir hasta dos metros de altura.
Sobre este punto Ildefonso Meneses señala “…eso tiene su chiste, hay que irlas amarrando
bien para que no se caigan.” También Florencio Meneses indicó “…los pretiles no están
pegados con nada, con la pura piedra, por eso para construirse los pretiles hay que tener
mucho cuidado, hay que saber. Hay muy pocas personas que saben acomodar la piedra.
Hay unos que nada más llegan y ponen la piedra; queda bailando. No pos’ en unos dos
años, tres años ya se brotó el pretil, ya se fue.”
El segundo detalle importante en la construcción de un pretil es que éste se va levantando
de tal forma que tenga un ligero ángulo de inclinación hacia atrás, es decir, la cara del pretil
no forma una línea vertical aplomo como la pared de una casa. Esto responde a la
preocupación del constructor de darle la mayor resistencia al pretil para soportar la carga del
suelo y del agua acumulada sobre él, así como a la presión del paso de maquinaria agrícola
cuando se hace la preparación del terreno para el cultivo. Otros también señalaron que la
ligera inclinación de la pared del pretil y la superficie plana que tiene el conjunto de lajas en
el lado expuesto hacia aguas abajo, hace que los animales de trabajo que constituyen la
yunta, no se lastimen cuando realizan las labores muy cerca del pretil y que, por lo tanto, el
pretil no sea dañado tampoco. Sobre este punto Florencio Meneses comenta: “…no le hace
que no tenga lujo adelante —,que la piedra no esté respingada, que esté canteada para
atrás— ya que si está respingada para adelante pos’ [la laja] se chispa, se brota, el mismo
peso las empuja y ahí va pa’ bajo.”
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El tercer detalle o principio importante que se debe tomar en cuenta en la construcción del
pretil, consiste en que para formar la primer capa de material ya colocado, se usa las lajas
de tepetate o rocas de mayor tamaño, acuñándolas con fragmentos pequeños del mismo
material para que queden bien asentadas, sin posibilidad de movimiento. Las siguientes dos
o tres capas del pretil son
formadas con lajas de tepetate o rocas de menor tamaño,
posteriormente la siguiente capa de nuevo es formada con material de mayor tamaño y así,
sucesivamente, hasta llegar a la última capa. La última capa de lajas es la tapadera del
pretil. Al construirla, el constructor procura que esté formada con lajas de mayor tamaño, que
al ser pesadas le darán solidez y estabilidad a la parte mas expuesta del pretil. La función de
la tapadera es servir de protección al pretil ante el paso de personas, animales e, inclusive,
el paso de maquinaria. Este aspecto es fundamental para asegurar que el pretil tenga una
larga vida útil y requiera de un mínimo mantenimiento. Los agricultores identifican pretiles
que tienen más de 70 años de construidos. Un productor entrevistado demuestra la
importancia del amarre de las lajas de esta manera: “...hay unos que nada más llegan y
ponen la piedra, queda bailando. [la ponen] quede como quede, no pos’ entre unos dos
años, tres años ya se brotó el pretil, ya se fue, y hay unos que los dejan bien asentaditos, la
acomodan bien la piedra, pos’ dura mucho tiempo, dura años. No es que tenga lujo la barda,
sino que la piedra no esté respingada para delante, sino hacia atrás. Hay unos pretiles
altísimos, como de dos metros, dos metros y medio; ya tienen años.”
En cuanto al trabajo invertido en la construcción de los pretiles, se puede señalar que éste
varía y depende de diversas condiciones. El jornal de trabajo se mide en metros de pretil
construido y su rendimiento depende de varios hechos: de si el acomodador cuenta
ayudantes que le acerquen las lajas, de si éstas se pueden obtener fácilmente y no está
lejos el material de construcción o de si el constructor es diestro, entre otras. Así, Ildefonso
Meneses indica “…el que sabe hacerlo se hace unos 10 metros al día, de un metro de altura,
pero habiendo material. ‘Ora bien, si se agarra por destajo, [a] ése no le interesa que [él]
entre desde temprano y salga ya muy tarde.” Sobre esto mismo, Julián Meza comenta “…yo
no trabajo mucho, pero si me hago 6 o 7 metros de largo por un metro de alto; pero que
alguien me arrime la piedra. Pero yo solito sería la mitad, porque hay que ir a traerla.”
Es raro que una persona por si sola construya un pretil. Generalmente, los agricultores se
ayudan mutuamente en la construcción de pretiles o en su muda. Como la ayuda es una
práctica común, los agricultores se encuentran con que han desarrollado un sistema de
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ayuda mutua en el cual alguien le debe unas tareas de trabajo a otro más y así siempre hay
varias personas dispuestas a ayudar a levantar o mudar un pretil. Las personas que se
ofrecen a ayudar se presentan al sitio llevando sus herramientas de trabajo (barretas, picos o
carretillas) y generalmente se encargan de sacar las lajas y acarrearlas al dueño del pretil,
quién se responsabiliza de acomodarlas. Este esfuerzo colectivo explica la enorme cantidad
de kilómetros de pretiles construidos y de hectáreas beneficiadas.
Finalmente, en lo que se refiere al cómo se construyen los pretiles, también es necesario
explicar algunos aspectos relacionados con el lugar de construcción. Un terreno, por su
extensión o pendiente, puede requerir de la construcción de un sistema de pretiles. Pero
debido a la disponibilidad de tiempo, mano de obra o dinero, los pretiles que se requiere no
se construyen en un período corto de tiempo, sino que se hace gradualmente. Así que una
decisión fundamental es la ubicación del primer pretil en un terreno. Este primer pretil se
construye ubicándolo en el punto más bajo del terreno. Esta forma de iniciar la construcción
del sistema de pretiles de un terreno genera los beneficios siguientes:
•
El esfuerzo para acercar el material de construcción al lugar donde se levantará el
pretil será menor, ya que sólo se bajará las lajas de tepetate o rocas de la parte alta
del terreno.
•
Por estar en la parte baja del terreno, el pretil retiene los sedimentos transportados
por la escorrentía, impidiendo así que éstos salgan del terreno —ya sea que se pasen
a otro terreno colindante y alguien mas los aproveche o se viertan a una barranca y se
pierdan.
•
Este pretil, además de funcionar como pretil, será la barda que marque uno de los
linderos del terreno propiedad de una persona.
3.3 Mantenimiento de los pretiles
Como toda obra de construcción, un sistema de pretiles requiere de trabajo de
mantenimiento para alargar lo posible su vida útil. Como ya se mencionó anteriormente, la
vida útil de un pretil es bastante larga, lo cual sin duda se debe al mantenimiento que
reciben. El Sr. Florencio Meneses contesto a la pregunta ¿Cuánto duran pretiles bien
hechos? de la siguiente manera: “ uuu, hasta que se muere uno, y ahí están. Ahí están unas
bardas que dejó el abuelito y ahí están, pero ya está gruesísimo de tierra”. El padre de
Florencio tenía al momento de la entrevista 84 años y se refería a su abuelo. [Los pretiles
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duran bastante] aunque no estén amarrados con algún material. No, no, nomás asina, con el
acomodo de la piedra, pero no todos le saben… algunos le hacen la lucha pues, pero no le
salen. Yo si le entiendo, como no. No le hace que no tenga lujo adelante, que la piedra no
este respingada [para adelante], que esté canteada pa´trás… [Si está respingada para
delante] pos’ se chispa, se brota. El mismo peso las empuja, y ahi va pa’bajo”.
Hay dos causas de deterioro de los pretiles. La primera son los túneles o madrigueras que
algunos mamíferos pequeños (ardillas y conejos, principalmente) excavan dentro del pretil.
Julián Meza dice al respecto: “...junto a las casas no, pero los terrenos que están donde ya
no hay casas, aquí hay un animal que se llama ardilla. Entonces, como ya están muchas
piedras, muy grande el pretil, hace sus casas, salen, se meten, salen, comen la mazorca y
se mete allí”. Los agricultores buscan en los pretiles los túneles o madrigueras y los vuelven
a tapar con piedras, reforzando así los pretiles.
La otra causa de deterioro está originada por el crecimiento de arbustos y árboles junto a los
pretiles. Esta causa es mucho mas seria que el daño por animales, además de que afecta
también el desarrollo de los cultivos. Florencio Meneses lo explica de este modo: “…[a los
pretiles hay que] desmontarlos, quitarle monte. A veces en las orillas crece mucho monte, [y
esto] si le afecta. No se porqué, pero toda la siembra que llega cerquita de los árboles, será
que los árboles son muy resecos acá. Quién sabe. Cuando en los pretiles crecen árboles
muy grandes, y como no están pegados con nada [los pretiles], con la pura piedra, con la
raíz que crece eso brota [desarregla] los pretiles.”
Independientemente de la causa, el deterioro del pretil daña su estabilidad. Si la estabilidad
de un segmento de pretil se ve afectada, la integridad total de la estructura estará
comprometida: al aflojarse las lajas de tepetate o rocas que forman un segmento, como
consecuencia, esa sección del pretil terminará eventualmente por ser derrumbada. El
derrumbe permitirá que por esa parte puedan fluir libremente los escurrimientos de agua y,
consecuentemente, el suelo agrícola acumulado en el pretil. Fabián Meneses indica en
relación al trabajo de mantenimiento de los pretiles: “...pos’ hay portillos. Nosotros le decimos
así cuando ya se cayó un tanto de barda. Digamos, que de unos 100 metros ya se cayeron
cinco. Hay que ir inmediatamente, hay que levantarla para que no se pase la tierra.”
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Generalmente el trabajo de mantenimiento de los pretiles se hace durante el estiaje, más
específicamente, en el mes de marzo, cuando los productores están esperando a que inicie
el temporal y las actividades relacionadas con el cultivo del maíz aun no inician.
Figura 5. Pretil dañado por deficiente mantenimiento.
Figura 6. Pretil con cimientos expuestos pero con
adecuado mantenimiento.
3.4 Mudanza o traslado de los pretiles a otro sitio
Al visitar San Antonio Juárez y observar la gran cantidad y extensión de pretiles, no
podemos dejar de admirar y sorprendernos con esas obras, sobretodo si consideramos la
enorme cantidad de energía y tiempo invertidos en su construcción. Pues bien, parece ser
que para los habitantes de esta comunidad todo ese enorme gasto de energía y tiempo no
fue suficiente, ya que transcurridos unos años un pretil puede ser mudado del sitio en el cual
originalmente lo construyeron a otro sitio ubicado aguas abajo, es decir, bajan el pretil a una
línea de terreno paralela a la línea donde de levantó inicialmente. La separación entre esas
líneas puede ser de uno a cinco metros.
La razón principal que motiva la mudanza de los pretiles, según testimonio de los
agricultores, es que una vez que se han construido estas obras en un terreno, al paso del
tiempo el suelo en la sección de terreno que existe entre dos pretiles se ha acumulado en el
pretil ubicado aguas abajo y por consiguiente su espesor se ha incrementado
significativamente. En contraparte, abajo del pretil ubicado aguas arriba se va perdiendo
suelo dejando al descubierto el tepetate.
Todo esto tiene como resultado que en esa sección de terreno, ubicado entre dos pretiles, la
parte alta pierda surcos de siembra porque quedó al descubierto la superficie de tepetate y
que en la parte baja el terreno muestre un incremento en el espesor del suelo. Ante esta
situación y basándose en su conocimientos empíricos, que les indica que para el cultivo de
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maíz, fríjol, calabaza y trigo es suficiente un espesor de suelo de 70 cm como máximo. Los
productores agrícolas de esta comunidad hacen la mudanza del pretil que ya tiene suelo
acumulado, para recorrerlo unos metros hacia abajo facilitando que se desparrame el suelo
ahí acumulado y con esto “recuperar los surcos que se perdieron arriba.”
Al respecto, Florencio Meneses señaló lo siguiente “…yo también, casi tengo puras laderitas,
tengo unos tramos como de 20 metros de ancho para surcar, lo demás es tepetate.
Anteriormente estaban más anchas pero por causa del deslave se van reduciendo, como la
tierra se va, baja y baja, pa´bajo, baja y baja, o sea a la barda ya arriba va quedando, se va
perdiendo surcos, pero se va haciendo más grueso [el suelo de la parte baja]. Pero si
tuviéramos una máquina que esa tierra se regara más para arriba, o sea, volverla a poner
donde estaba antes para que lo grueso de esa tierra que está abajo se cultive, que no esté
almacenada allí. La agricultura no quiere tan grueso de tierra, máximo unos 70 centímetros
ya se puede cultivar el maíz.” Esta persona continúa señalando lo siguiente: “yo en mi tierra,
hay partes que tienen como metro y medio, hay partes que tienen como un metro. Mi apá
tiene unas tierras por allí arriba, tienen cerca de un metro de gruesura de tierra pero esa
tierra es por demás mantenerla allí, porque está abajo, ya no produce, está hasta abajo.”
Fabián Meneses señala en relación a la razón para mudar los pretiles que “cuando se
levanta una barda [pretil] y el terreno tiene 10 metros de ancho, al cabo de algunos años ya
no tiene ese tanto de ancho, ya no tiene los 10 metros, ya tiene 6 metros, 8 metros; ya
bajaron, ya se fue la tierra, ya bajó pa´bajo, ahí está el banco de tierra pero pos ya ese no lo
podemos regresar para arriba porque pos es mucho trabajo; entonces lo que hacemos aquí
nosotros es de mudar la barda [pretil], digamos ya se llenó, la bajamos un poquito más abajo
para que aprovechemos la tierra buena, la misma piedra hay que bajarla un poquito, un
metro, si hay terreno pues, para que se produzca en la tierra que se quedó nueva, la que
estaba junto al pretil, la que ya se tapó ya se perdió, o sea, el arado pos entrará unos 20 o
30 centímetros, ya no alcanza más abajo [más profundidad], esa tierrita ya queda nueva, y
se baja solita y se hace más ancha la melga.”
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Figura 7. Pretil recién mudado.
Figura 8. Vista lateral de pretil recién mudado.
Finalmente, Julián Meza dijo acerca de la finalidad de la mudanza de los pretiles lo siguiente:
“pues si hay más terreno para abajo, [las personas de aquí] dicen: voy a bajar este pretil, allí
está bien bueno ahorita, se da bien, ¿porqué?, porque ya toda esa tierra junto ahí no se
cultiva nada, donde está la piedra [el pretil] , entonces se baja hasta allá, se puede decir tres
o cuatro metros o dos metros, o un metro de donde estaba, y queda un bordo pero se
empareja y ya se hace más grande la tierra, y esa tierra al cabo de lo años ya se emparejó.”
Esta misma persona continúa señalando lo siguiente: “se aprovecha para que se hagan
otros surquitos y está bueno porque allí junto al teloyote, esa es piedra chiquita que se
arrima para que allí no se pase la lama, toda esa lama es buena, entonces si lo bajan [el
pretil] más abajo, le quitas toda esa piedra y haces otros surcos y se dio bien allí, ¿porqué?,
porque está descansado y llegó todo el abono, allí se quedó, está bueno.”
4. Medio ambiente físico y natural, condicionante de la construcción de los pretiles
La comunidad de San Antonio Juárez se ubica sobre los lomeríos de las estribaciones de la
Cordillera del Tentzo, en su extremo oriente, donde se encuentran los cerros de mayor
altitud de esta cordillera, que alcanza los 2560 msnm en el cerro más alto. La Cordillera o
Sierra del Tentzo “es una pequeña cordillera de cerros escabrosos, calizos y áridos, que se
levanta en la altiplanicie, cruzando parte de los municipios de Tecali, Tzicatlacoyan,
Huatlatlauca, Molcaxac y Tepexi. Sobre su ladera oriental se levanta una eminencia
escarpada que tiene la figura de una cara humana con luenga barba de donde toma su
nombre (tentzon: barba). El cerro más alto tiene una altitud de 2,658 msnm. Al pie de esta
sierra se abre una depresión, cuyo fondo sirve de cauce al río Atoyac, formando al oriente de
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ella una curva pronunciada para seguir su curso hacia el suroeste del Estado” (Fuentes,
1972: 18-19).
4.1. Geología
De la historia geológica de la región la parte más relevante es aquélla relacionada con la Era
Mesozoica, particularmente el período cretácico está bastante desarrollado. Fuentes (1972:
26-28) señala que las formaciones cretácicas encontradas consisten esencialmente de
calizas compactas, con fósiles poco abundantes, y esquistos calcáreos y calcáreosarcillosos, sin fósiles, que alternan con conglomerados también desprovistos de fósiles. En
particular, continúa señalando, las formaciones de la serie mesocretácica consisten en
calizas compactas, generalmente de color blanquecino sucio, gris ceniciento, azulado o
negruzco, comúnmente dispuesto en bancos gruesos, a veces acompañadas de nódulos de
pedernal distribuidos paralelamente a las capas. La sierra del Tentzo, al igual que las sierras
de Zacapoaxtla, Amozoc y Soltepec, está compuesta casi exclusivamente de rocas
pertenecientes a esta división. Todas estas elevaciones están constituidas por calizas,
compactas y resistentes, que forman a veces series muy poderosas, hasta de 600 m de
espesor, como las de la sierra del Tentzo.
De esta manera, es fácil deducir la gran influencia que la historia geológica de los terrenos
de San Antonio Juárez tuvo para el desarrollo de los sistemas de pretiles locales, al proveer
a los habitantes de esta comunidad con material calcáreo, compacto y resistente, en forma
de lajas. Este material es tan abundante que su uso es variado y aplicado a diversos
aspectos de la vida cotidiana. Los habitantes han desarrollado el conocimiento local
apropiado que les permite utilizar las lajas de tepetate en la construcción de los pretiles,
baños de temazcal, casas (figuras 9 y 10), corrales para el resguardo de animales, linderos
limítrofes, graneros, obras de infraestructura hidráulica, etc.
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Figura 9. Las lajas de tepetate son un material usado
comúnmente en la construcción de obras.
Figura 10. El medio ambiente suple abundantemente de
lajas de tepetate requeridas en la
construcción.
4.2. El relieve
San Antonio Juárez se ubica sobre terrenos de lomerío de la Cordillera del Tentzo, esto se
puede constatar si se visita esta comunidad o si se revisa la carta topográfica Tepeaca
E14B54 (escala 1:50 000) editada por el INEGI, donde puede verse (en la esquina inferior
izquierda de dicha carta) que el caserío que constituye a esta comunidad se ubica sobre
lomeríos y barrancas de las estribaciones de la Cordillera del Tentzo. También puede verse
en esa carta topográfica que no existe otra comunidad sobre la cordillera.
Los límites de la superficie territorial que pertenece a San Antonio Juárez son al norte el río
Atoyac y al sur la cúspide de la Cordillera del Tentzo. Esos límites tienen una altitud de 1800
y 2560 msnm, respectivamente; y la distancia en línea recta entre esos linderos es de 7000
m. Esto significa que entre dichos puntos existe un desnivel de 760 m, lo que nos indica que
el porcentaje de inclinación promedio de la pendiente es de 11%; pero si tomamos la
distancia y las cotas entre los puntos que marcan la mayor inclinación de los terrenos (que
coincide con el área donde están construidos la mayor cantidad de pretiles), entonces el
grado de inclinación promedio de la pendiente es del 20%.
Este último porcentaje de inclinación promedio de por sí ya es elevado, pero en terrenos
específicos (donde se midió el grado de inclinación) se encontró que era del 30 al 60%, en
su pendiente original (antes de levantar los pretiles). Esta condición física de los terrenos de
San Antonio Juárez lleva a señalamientos de parte de los habitantes de esta comunidad
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como el siguiente: “si no hubiera pretiles no estaríamos aquí, ya que no tendríamos terreno
para cultivar el maíz y fríjol, todo esto sería puro tepetatera.”
De acuerdo con la literatura, en el proceso de la formación de los suelos, los principales
factores participantes son la naturaleza del material parental, el clima, el relieve, los
organismos vivientes y el tiempo. En San Antonio Juárez, como en cualquier superficie
continental de nuestro planeta, el proceso de formación de suelos se ha desarrollado, se
desarrolla y seguirá desarrollándose a través del tiempo, pero es fácil concluir que aquí en
esta comunidad, bajo condiciones naturales la acumulación del material sólido que forma los
suelos, se ve afectado negativamente por el relieve predominante; es decir, que todo
material mineral fragmentado de las rocas y la materia orgánica derivada de la vegetación y
de los animales, (cuando no interviene el ser humano) es arrastrado por la escorrentía hacia
el lecho de las barrancas y de ahí al río Atoyac. Esta sería la historia de todos los años.
4.3. El clima
En esta comunidad no existe estación climatológica, por consiguiente se tomó la información
sobre lluvia y temperatura de la estación más cercana Esta se ubica en Ahuatepec, Pue., a
menos de 10 km en línea recta. Con base en dicha información se puede deducir que la
precipitación promedio anual en San Antonio Juárez se oscilaría entre los 600 y 700 mm y la
temperatura media mensual alrededor de los 14° C, siendo junio el mes de mayor
temperatura promedio.
En cuanto a la lluvia, el mes más lluvioso también es junio. Si consideramos los valores de
precipitación del período comprendido entre junio y septiembre, resulta que alrededor del
66.7% de la lluvia anual se precipita en sólo cuatro meses. Si relacionamos este dato con el
relieve y el grado de inclinación dominantes en los terrenos de San Antonio Juárez, podemos
deducir el elevado grado de erosión hídrica que ocurriría aquí si el terreno estuviera sin
cubierta vegetal y sin barreras físicas que afectaran el movimiento de la escorrentía (erosión
potencial).
4.4. Suelos
Los suelos en esta comunidad se clasifican como Litosol y Xerosol cálcico (Plan Puebla,
1991). El suelo Litosol proviene de rocas calcáreas creáticas, con una textura que va de
migajón a arcillosa limosa por el elevado contenido de carbonatos, con una profundidad
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menor de 10 cm, limitada por rocas duras. Este suelo se caracteriza por una captación de
humedad limitada, pendiente fuerte y muy alto riesgo de erosión, siendo imposible su uso
agrícola. El suelo Xerosol cálcico se caracteriza por tener un horizonte cálcico en los
primeros 125 cm de profundidad, textura limosa a migajón arenosa y pedregosidad.
Estas clases de suelos, en forma natural no son aptas para la actividad agrícola, pero con la
intervención del ser humano mediante obras mecánicas y la aplicación de abonos orgánicos
es posible incorporarlos a la agricultura, tal como sucede en esta comunidad.
4.5. Red natural de drenaje superficial
Debido a que San Antonio Juárez se ubica sobre la Cordillera del Tentzo, como ya se
describió en un párrafo anterior, existe un número significativo de barrancas que se originan
a lo largo de todo el declive de la montaña; esas barrancas se bifurcan o se unen a otras en
su recorrido hasta el río Atoyac. Entre las principales barrancas están las siguientes:
Barranca Tonalaque, Barranca El Aguacate y Barranca La Fábrica. Cabe señalar que
reciben estos nombres al llegar al río pero ellas son producto de dos o más barrancas que se
unieron aguas arriba.
Figura 10. El sistema de pretiles ha modificado el
paisaje original de barrancas de la región.
Figura 11. Paisaje original de la zona de estudio.
La mayoría de las barrancas que se ubican en los terrenos de esta comunidad han sido
alteradas en su cauce, afectando así el volumen de los escurrimientos que conducen, todo
ello dentro del sistema de pretiles. Testimonios de habitantes de la comunidad, indican que
los pretiles construidos en el cauce de las barrancas logran suelo de mayor espesor en
menos tiempo y presentan mayor contenido de humedad durante el ciclo de lluvias.
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4.6. Relación medio ambiente-alimentación humana
La cultura alimenticia y la exposición cotidiana al cultivo de maíz y fríjol, de todas las
generaciones de esta comunidad, han sido determinantes para que se sigan cultivando esas
especies vegetales a pesar de que no existen las condiciones medioambientales óptimas
para el mejor desarrollo de esas plantas; pero persiste en los habitantes de esta comunidad,
la esperanza de producir ellos mismos la cantidad de maíz y fríjol que requieren de estos
granos en la alimentación familiar; pero en San Antonio Juárez es necesario “darle una mano
a la naturaleza” para que se forme y se acumule suficiente suelo sobre el terreno que será
cultivado posteriormente, y esto se hace mediante la construcción de pretiles.
Ahora bien, en pocos años o en pocas familias se cumple el objetivo de producir la cantidad
de maíz y fríjol que cubra las necesidades familiares de estos granos, esto se demuestra al
observar que en las tiendas de la comunidad se vende maíz para el consumo humano y por
testimonios de habitantes de esta comunidad que señalan que desde épocas pasadas
tenían y tienen que acudir a las plazas comerciales (días de tianguis en Tepeaca y
Atoyatempan) a comprar el maíz y fríjol que cubra sus necesidades.
Figura 13. El sistema de pretiles permite realizar
actividades agropecuarias.
Figura 14. El sistema de pretiles permite elevar la
productividad de los cultivos básicos.
5. La agricultura en San Antonio Juárez, el cultivo múltiple maíz-fríjol
Como el maíz es el principal cultivo, a continuación se describirán las principales
características de su sistema de producción. El maíz se cultiva asociado con fríjol de guía,
fríjol de mata o calabaza durante el ciclo de primavera-verano. También se siembra haba y
trigo, aunque estas especies vegetales se cultivan durante el ciclo otoño-invierno.
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Los terrenos agrícolas se barbechan (aran), regularmente en el mes de mayo, con tractor en
aquellos terrenos en donde el tractor puede llegar, o con yunta en terrenos en donde el
tractor no puede entrar “…depende del terreno como esté, porque hay lugares muy feos, no
entra el tractor.” Las yuntas no son de bueyes, sino de burros: “Es que la yunta de toros sale
muy cara, de que come mucho, y la pastura pues aquí nosotros no tenemos, por eso
usamos la yunta de burritos, porque pues esos con poco comen y les damos maíz y con eso
se van manteniendo.”
La siembra se realiza ya bien establecida la época de lluvias, entre el 13 y el 30 de junio,
“Aquí nosotros nos afecta mucho el aire del oriente, las lluvias son escasas, y enseguida,
pos a veces no hay jugos, ¿con qué sembramos?, las tierras son bastante resecas, entonces
buscamos que dios nos socorra con agua, para que ya entonces echemos semilla. Si se
siembra en junio, algo de cosecha.”
Para trazar los surcos se utiliza la yunta de burros “…para surcar, para promediar, para
todo”. El origen de la semilla de maíz que siembran es de germoplasma criollo, al cual los
productores llaman “…triguillo, maíz delgado, blanco.” La distancia entre matas y entre
surcos es de 50 cm, aunque ésta varia dependiendo de si el productor quiere obtener más
grano o más rastrojo de maíz “…según cada quien tiene su costumbre. Porque hay algunos
que tienen la costumbre de decir: ¡no!, vamos a echar el paso grande, y otros dicen: ¡no!,
queremos pastura y echan más tupidito.”
Transcurrido un mes de que se sembró, se realiza la labor que localmente se denomina la
labor o pormedio. La primera labor recibe este último nombre porque el arado se pasa en
medio de las hileras de plantas y consiste en dos pasadas del arado entre dos hileras de
plantas “…aquí la costumbre la tenemos de que nosotros decimos que es de dos vueltas,
una va pegado el arado a la raíz del surco de arriba, a la otra vuelta va pegado al surco de
abajo.” Después de esta práctica se realiza la segunda labor, esta se lleva a cabo al mes de
haber realizado el pormedio y, según los productores, requiere menos tiempo por unidad de
superficie para ejecutarse que el pormedio, porque “…ya los animales como que tienen un
poquito de más fuerza, porque entonces como que ya tiraron la pelusa, entonces están un
poquito fuertes.”
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El implemento básico usado por los productores es el arado de palo, similar al egipcio, pero
de timón corto. La fertilización se realiza aplicando estiércol de ganado caprino y bovino,
pues el fertilizante químico es un insumo que hay que comprar y, por lo tanto, otra inversión
a considerar en la toma de decisiones “…fertilizantes por acá no tenemos porque pos en
primera estamos escasos de recursos, además, acá los terrenos son muy resecos. Pos no
nos conviene eso, porque se pierde peor. Entonces tenemos que pagar el fertilizante y
tenemos que perder más.” El control de arvenses se hace manualmente, arrancándolas
antes de hacer la labor o pormedio. Aunque esta labor ocupa muchas horas de trabajo y
mano de obra, facilita el pormedio y el trabajo que posteriormente se tiene que hacer con la
yunta.
La cosecha del maíz comprende la cosecha de forraje y la de la mazorca. Una vez que el
grano de maíz ha madurado hasta el estado masoso, se realiza el despunte de la plantas de
maíz (el corte de la punta de la planta desde el entrenudo superior a la mazorca), entre
septiembre y octubre. También se cortan las plantas de arvenses que se desarrollaron
después, o a pesar, de las labores de cultivo. Las puntas se amarran en manojos y las
arvenses se amogotan, para después ofrecerse como alimento a los animales en la época
de estiaje.. La cosecha de las mazorcas realizan entre noviembre y diciembre “…pos son los
meses cuando, pos ya está dado, hay [ahí] vamos despacio, eso lo puede hacer uno solo,
eso ya no tiene que urgir.”
6. Marco social y económico del municipal y comunitario
Para entender las condiciones bajo las cuales se desarrolla el sistema de pretiles, es
necesario considerar el contexto demográfico, social y económico regional. Como un medio
para resaltar las principales características del contexto dentro del cual se inscribe la
comunidad de San Antonio Juárez, a continuación se señalarán algunos aspectos del
municipio de Tzicatlacoyan, al cual pertenece la comunidad de San Antonio Juárez.
El municipio de Tzicatlacoyan (del náhuatl tzicatl, hormiga brava, tlahco, medio o mitad, y
yan, lugar: en medio de las hormigas bravas) tiene una superficie territorial de 174.77 km2 y
dentro de él están asentadas 10 comunidades, con un numero total de habitantes de 5,943
(INEGI, 1996). El número de habitantes por comunidades va de los 1557 a los 120, siendo
San Antonio Juárez la comunidad mas poblada (con 1557 habitantes), y representando poco
mas del 26% del total de habitantes del municipio. Para el 2000, el número total de
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habitantes de este municipio era de 6,185 personas, de acuerdo con la información del XII
Censo General de Población y Vivienda del 2000, superior en sólo 242 personas al dato
reportado cinco años antes (INEGI, 2001). Esto indica la importancia que tienen los
fenómeno migratorio en la dinámica social de esta región.
6.1. Servicios Públicos
De 1,275 hogares del municipio de Tzicatlacoyan en el año 2000, 1,227 (96.2%) disponían
del servicio de energía eléctrica, sólo 741 hogares disponían de agua potable (58.1%). Este
dato contrasta con la cifra estatal, en donde el 84% de los hogares de todo el estado de
Puebla dispone de este servicio. En cuanto a drenaje, sólo 133 hogares (10.4%) disponen
de este servicio, proporción que está muy lejos del 65.6% de hogares que en todo el estado
de Puebla dispone de dicho servicio (INEGI, 2001). Estos datos, referidos a los servicios con
que cuenta el municipio revelan el grado marginación en el que se encuentran los habitantes
del municipio de Tzicatlacoyan, a pesar de compartir límites con el municipio de Puebla,
donde se encuentra la capital del estado.
Otro dato significativo del nivel de desarrollo municipal es el hecho de que sólo el 21.2% de
los hogares del municipio de Tzicatlacoyan utiliza gas como combustible para cocinar
(INEGI, 2001). Esto significa que leña como combustible todavía tiene un uso generalizado
en la mayoría de los hogares. Esto tiene implicaciones importantes en la organización de las
actividades familiares y la disponibilidad de mano de obra disponible, pues para la
recolección de leña se requiere personas, animales y tiempo. Esto también significa una
fuerte presión sobre la vegetación arbórea silvestre de este municipio.
6.2. Población Económicamente Activa
En el municipio de Tzicatlacoyan existen 1,789 personas ocupadas, de un total de 1,814
personas económicamente activas, que son aquellas personas de 12 años o más de edad
(INEGI, 2001). El cuadro 1 señala su distribución por sector de la economía y la compara
con las cifras respectivas para el estado de Puebla es el siguiente (INEGI, 2001).
Cuadro 1. Distribución porcentual de la Población Económicamente Activa (PEA)
del Municipio de Tzicatlacoyan (por sector de la economía),
comparada con la distribución de la PEA del Estado de Puebla.
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Sector
Municipio de Tzicatlacoyan
Estado de Puebla
Primario
54.0 % (966 personas)
27.9 %
Secundario
30.7 % (549 personas)
28.7 %
Terciario
14.0 % (251 personas)
41.4 %
Fuente: INEGI, 2001.
Es notorio que en el municipio de Tzicatlacoyan un poco más de la mitad de la población
económicamente activa realiza actividades del sector primario, como la agricultura y la
ganadería. Esto se debe a que por un lado se dispone de terrenos agrícolas (muchos de
ellos de origen ejidal) y deben cultivarlos con la esperanza de producir el maíz y fríjol que
necesitan en su alimentación, y por otro lado porque no hay suficiente oferta de empleos en
los otros sectores de la economía dentro del municipio.
Otra información importante, que revela la situación socioeconómica de los habitantes de
este municipio, y por consiguiente de San Antonio Juárez, es la que se refiere a los salarios
que reciben sus habitantes. Esto se presenta en el siguiente cuadro.
Cuadro 2.
Ingreso per cápita promedio mensual de los habitantes del Municipio de
Tzicatlacoyan comparado con el ingreso promedio en el Estado de Puebla
(salarios mínimos).
Puebla
Tzicatlacoyan
Ingreso por persona
Número
Porcentaje
Porcentaje
No reciben salario mínimo
869
48.6
14.2
Uno o menos
400
22.4
18.7
Más de 1 y hasta 2
310
17.3
30.9
Más de 2 y menos de 3
115
6.4
12.5
De 3 a 5
37
2.1
11.1
Más de 5
11
0.6
7.7
Fuente: INEGI (2001).
La información de este cuadro nos manifiesta la situación de marginación y pobreza de la
población de este municipio ya que aproximadamente la mitad de la población
económicamente activa que está ocupada no recibe salario mínimo, esto seguramente se
asocia a la población que se dedica a la agricultura y la ganadería (por lo tanto no tiene
prestaciones laborales de salud, vivienda, aguinaldo, pensión por jubilación, etc.). Si
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tomamos la información de las personas que si reciben salario podemos observar que
aproximadamente el 40% de ellas reciben entre uno y dos salarios mínimos, es decir, entre
40 y 80 pesos por día (entre 4 y 8 dólares por día).
7. Conclusiones
El medio físico en San Antonio Juárez, aunque se observa restrictivo en un primer contacto
con él, presenta elementos que son aprovechados plenamente por sus habitantes con el fin
de tener las condiciones mínimas necesarias para realizar una agricultura basada en el
cultivo de maíz, fríjol y trigo.
Las características del entorno social, cultural y económico de los habitantes de esta
comunidad determinan en gran medida el manejo que hacen actualmente (y lo han realizado
así por muchas generaciones) de su medio físico.
El sistema de pretiles diseñado por habitantes de San Antonio Juárez muestra que los
principales elementos que sustentan esta práctica tienen que ver con sus condiciones
económicas, sociales, culturales, y las características físicas del medio ambiente. La práctica
también manifiesta la adaptación que el grupo humano que vive en dicha comunidad ha
desarrollado al medio físico y biótico en el que vive.
Los habitantes de esta comunidad han desarrollado conocimientos acerca del manejo de los
escurrimientos de agua y la pendiente de los terrenos, expresados en la práctica de
construcción de pretiles. Estos conocimientos les permiten no sólo modificar su entorno
físico, sino también disminuir los efectos negativos de la erosión, por medio del control de la
velocidad e intensidad con que ésta ocurre. Así, es posible hablar de un proceso de
domesticación de la erosión, que los agricultores han diseñado y validado a través de años
de su experiencia.
La información que hasta aquí se presenta, acerca de la práctica de los pretiles, sugiere
varios problemas de investigación que requieren de información específica para poder ser
resueltos. Son de particular importancia aquellos relacionados con la efectividad de los
pretiles para manejar los escurrimientos totales que se generan en los terrenos que tienen
pretiles, para controlar su volumen y velocidad, el contenido nutrimental y de humedad del
suelo acumulado en los pretiles, entre otros puntos.
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Bibliografía
INEGI. (1996). Conteo de Población y Vivienda. Estado de Puebla. Tomo III. Resultados
Definitivos. Tabulados Básicos. México, DF: Instituto Nacional de Geografía,
Estadística e Informática.
INEGI. (2001). Síntesis de Resultados de Puebla (derivada del XII Censo General de
Población y Vivienda 2000). México, DF: Instituto Nacional de Geografía, Estadística
e Informática.
Fuentes Aguilar, Luis. (1972). Regiones Naturales de Puebla. Instituto de Geografía.
Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F.
Plan Puebla. (1991). Proyecto Coordinado para el Desarrollo Agrícola de la Cordillera del
Tentzo. Plan Puebla –Unidad Puebla. CEICADAR, Colegio de Postgraduados,
Puebla, Puebla.
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