Agrupaciones Marianas ¿Qué es la Iglesia?

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TEMA
UNIDAD 7
¿Qué es la Iglesia?
Miramos la realidad
¿Qué sentido tiene la Iglesia? ¿Por qué simplemente cada uno no busca
a Dios a “su manera”?
Preguntas como éstas escuchamos frecuentemente entre nuestros amigos, profesores, y familiares. Al mismo tiempo escuchamos el clamor
de las personas que desean que el mundo cambie, que no exista el mal.
Pero… ¿Podemos cambiar el mundo con nuestras propias fuerzas?
¿Acaso no es Dios el único que puede obrar la conversión en los
corazones?
El Señor Jesús ha querido permanecer con nosotros, a través de su Iglesia, para que podamos conocer, recibir y vivir cotidianamente el don de
la Reconciliación que nos ha regalado y también para llamar a toda la
humanidad hacia la verdadera felicidad.
“Y yo a mi vez te digo
que tú eres Pedro,
y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y
las puertas del Hades
no prevalecerán contra
ella”1.
¿Sabes qué es la Iglesia y cuál es su misión?
1 Mt 16, 18.
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UNIDAD 7
Iluminamos al mundo con la fe
1. ¿Qué es la Iglesia?
El origen de la
Iglesia está en
Dios mismo,
que desde toda
la eternidad
quiso instituirla
como medio de
salvación.
La palabra “Iglesia” proviene del
griego εκκλεσια (ekklesia) y designa a una reunión de personas que
se juntan con un fin religioso: “en el
lenguaje cristiano, la palabra Iglesia
designa no sólo la asamblea litúrgica, sino también la comunidad local
o toda la comunidad universal de los
creyentes”2.
El origen de la Iglesia está en Dios
mismo, que desde toda la eternidad
quiso instituirla como medio de salvación. “En efecto la Iglesia ha sido
prefigurada ya desde el origen del
mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de
Israel y en la Antigua Alianza”3. Al
llegar la plenitud de los tiempos, El
Señor Jesús instituye la Iglesia, lo que
se da en varias etapas, entre las cuales están:
“En la Iglesia
es donde Cristo
realiza y revela su
propio misterio
como la finalidad
del designio de
Dios: ‘recapitular
todo en Cristo’4”5.
• La Anunciación-Encarnación.
• La predicación del reino, con Pedro como cabeza.
• La elección de los doce apóstoles.
• La institución de la Eucaristía.
La Lumen Gentium, la Constitución
Dogmática sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II, señala que la Iglesia
es un misterio.
Pero ¿Qué significa que la Iglesia sea
un misterio?
La palabra misterio no se entiende
en el lenguaje cristiano como algo
arcano u oculto. Sino que se refiere a
una realidad que en parte podemos
conocer –y debemos hacerlo-, aunque no lo podemos hacer plenamente. La palabra misterio es la misma
palabra que se usa para otra realidad
muy importante: los sacramentos.
Decir que la Iglesia es un misterio
significa entenderla desde Cristo,
donde encuentra su identidad, pues,
hace presente a Cristo en el mundo y
nos da la posibilidad de que a través
de ella podamos acoger el don de la
reconciliación.
a. La Iglesia, misterio de Comunión y Reconciliación
Es en la Iglesia donde desde el Bautismo se da inicio a nuestra vida de fe: “Por
el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios,
llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos
partícipes de su misión”6. Es en la Iglesia donde los hombres y mujeres que
hacemos parte de ella nos reconciliamos con Dios y encontramos que Dios
2
3
4
5
6
2
• La muerte en la Cruz.
• La manifestación de la Iglesia a
todo el mundo en Pentecostés.
nos regala todos los medios necesarios para nuestra salvación.
La reconciliación de la que hablamos, que proviene de la amorosa
misericordia de Dios y que nos ha
sido concedida en y por el Señor Jesús, nos llega a través de la comunidad eclesial. La Iglesia tiene una misión especialmente reconciliadora.
Esta misión atañe al ser humano en
todas sus dimensiones y se abre en
una fraterna proyección a todos los
seres humanos. La “Iglesia, que es
experta en humanidad”7, no lo es por
sí misma, sino porque ha recibido del
Señor Jesús la verdad sobre el hombre, la que conserva en el Depósito
de la Fe, y que transmite y testimonia
bajo la acción del Espíritu Santo.
La misión reconciliadora de la Iglesia
tiene su plenitud en el Señor Jesús,
quien fue enviado al mundo para
reconciliarnos. Este don de la recon-
ciliación o nueva creación es un don
de Amor que habiendo sido obrado
por el Señor Jesús, nos invita a todos
a participar de él, para así ser nuevas
criaturas, configurándonos hasta la
medida del mismo Señor Jesús. Mas
aún, “en efecto, el Verbo de Dios
asumiendo en todo la naturaleza humana menos en el pecado, manifiesta el plan del Padre, de revelar a la
persona humana el modo de llegar a
la plenitud de la propia vocación …
Así, Jesús no sólo reconcilia al hombre con Dios, sino que lo reconcilia
también consigo mismo revelándole
su propia naturaleza”8.
La Iglesia no es ajena a la misión reconciliadora del Señor Jesús, todo
lo contrario, ella participa de ésta,
prolongando la presencia de Cristo
y obrando la reconciliación pues la
Iglesia es depositaria del misterio de
la reconciliación y debe anunciar el
Evangelio de la Reconciliación.
b. Algunas figuras de la Iglesia
Por ser un misterio, podemos recurrir para su descripción a diversas figuras,
imágenes y símbolos que muestran algo de lo que la Iglesia es, enriqueciendo nuestra comprensión de ella.
Existen figuras con las que el Concilio Vaticano II se aproxima a la Iglesia para explicarla mejor. Entre ellas
hay dos que merecen un comentario
especial. Nos referimos a las nociones de Pueblo de Dios y Cuerpo de
Cristo9.
Foto del Concilio Vaticano II, que se realizó
en Roma entre 1962 y 1965.
7 Discurso de clausura del 7 de diciembre de 1965. Y
proclamada ante la Asamblea General de las Naciones Unidas: “La Iglesia es experta en humanidad”
(4 de octubre de 1965).
8 Ecclesia in America, 10.
9 Lumen Gentium, 7, 9.
Catecismo de la Iglesia Católica, 752.
Op. Cit. 759.
Ef 1, 10.
Catecismo de la Iglesia Católica, 772.
Op. Cit. 1213.
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UNIDAD 7
• Que la Iglesia es la realización en
el tiempo de la promesa de salvación del Señor.
• Que la igualdad de todos los
miembros, está dada por el bautismo.
b1. Iglesia Pueblo de Dios
“Nunca estamos
solos, formamos
parte de una
familia de
hermanos que
recorren el mismo
camino: somos
parte de la Iglesia.”
Papa Francisco,
JMJ Rio 2013.
Lo encontramos señalado en la Primera carta de Pedro: “Pero vosotros
sois linaje elegido, sacerdocio real,
nación santa, pueblo adquirido, para
anunciar las alabanzas de Aquel que
os ha llamado de las tinieblas a su
admirable luz. Vosotros que en un
tiempo no erais pueblo y que ahora
sois el nuevo Pueblo de Dios”10.
San Pedro hace referencia al pueblo de Israel, de quien la Iglesia es
realización plena. Y al referirnos a la
Iglesia como Pueblo de Dios, entendemos lo siguiente:
• Que existe una continuidad con
Israel, al mismo tiempo que una
absoluta novedad por ser ahora
Cristo el centro de nuestra fe.
Esta imagen del cuerpo expresa otra importante realidad de la Iglesia. El origen de la misma se encuentra en las cartas de San Pablo11.
“Pues del mismo modo que el cuerpo es
uno, aunque tiene muchos miembros, y
todos los miembros del cuerpo, no obstante
su pluralidad, no forman más que un solo
cuerpo, así también Cristo. Porque en un
solo Espíritu hemos sido todos bautizados,
para no formar más que un cuerpo, judíos
y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos
bebido de un solo Espíritu”12.
• Que se trata de un pueblo universal, porque la Iglesia convoca
a todos los hombres y mujeres
sin importar la raza, cultura o
lengua.
• Que su identidad es la dignidad
y la libertad de los hijos de Dios
en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo.
• Su ley, es el mandamiento nuevo:
amar como el mismo Cristo nos
amó.
• Su misión es ser la sal de la tierra
y la luz del mundo.
• Su destino es el Reino de Dios,
que Cristo mismo comenzó en
este mundo y que ha de ser
extendido hasta que Él mismo lo
lleve también a su perfección.
La Iglesia es la
realización en el
tiempo de la promesa
de salvación del
Señor.
El afirmar que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo implica lo siguiente:
• Se trata de un cuerpo sobrenatural, es decir, místico y visible.
• E
n este cuerpo, Cristo es la cabeza que guía, orienta y vivifica, mientras
que los cristianos somos los miembros del cuerpo.
• Se trata de un cuerpo donde todos tienen diferentes funciones.
• E
n la Iglesia el Espíritu Santo es como su alma porque es el que anima y
santifica a los miembros. Esta figura indica la unidad y al mismo tiempo la
diversidad que hay en la Iglesia.
Así pues, el Espíritu Santo actúa de múltiples maneras en la Iglesia, edificando a todo el cuerpo místico en la caridad de Cristo, por la Palabra de Dios,
por los sacramentos, por las virtudes que nos llevan a obrar bien y por los
carismas13.
2. Características o notas de la Iglesia
El Concilio Vaticano II habla de la “única Iglesia de Cristo que, en el Credo
confesamos como, una, santa, católica y apostólica”14. Estos cuatro atributos,
inseparablemente unidos entre sí, indican rasgos esenciales de la Iglesia y de
su misión15.
10 1Pe 2, 9-10.
4
b2. Iglesia Cuerpo de Cristo
11 Ver 1Cor 12, 27; Col 1, 17-18; 1, 24.
12 1Cor 12, 12-13.
13 “Los carismas son gracias del Espíritu Santo que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial;
los carismas están ordenados a la edificación de la
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Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades
del mundo” Catecismo de la Iglesia Católica, 799.
14 Lumen Gentium, 8.
15 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 811.
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UNIDAD 7
“Te pido que todos ellos estén completamente unidos, que sean una
sola cosa en unión con nosotros, oh Padre así como tú estás en mí y yo
estoy en Ti que estén completamente unidos para que el mundo crea
que Tú me enviaste”16.
a. La Iglesia es una
Esta unidad de la Iglesia puede entenderse de dos maneras. Por un lado, hablamos de una unidad o unicidad externa que significa que no existe más que
una única Iglesia, que es la que Cristo fundó y que históricamente continúa
hasta nosotros, esa Iglesia es la Católica; por otro lado, hablamos también de
una unidad interna. La Iglesia se mantiene siempre una, no obstante, su gran
diversidad que procede a la vez de la variedad de los dones de Dios y de la
multiplicidad de las personas que los reciben, de las limitaciones y defectos
humanos17.
Además, la Iglesia es una por lo siguiente:
• P
or su origen o fundador, porque el que la ha fundado es único, Cristo
quien le da el Espíritu Santo, para que se mantenga unida.
• P
orque posee los medios que le permiten mantenerse unida. Estos medios son de tres tipos: la fe, ya que creemos exactamente lo mismo; la
celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos.
El Papa, Vicario
de Cristo, es
signo de unidad
de la Iglesia
Católica.
• Por la sucesión apostólica que se realiza a través del sacramento del
orden sagrado.
b. La Iglesia es santa
“Ustedes son linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo
adquirido para anunciar alabanzas...”18.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “La Iglesia es santa porque
está unida a Cristo, está santificada por Él; por Él y con Él. Ella también ha sido
hecha santificadora ‘Todas las obras de la Iglesia se esfuerzan en conseguir la
santificación de los hombres en Cristo y la glorificación de Dios’19. En la Iglesia
es en donde está depositada ‘la plenitud total de los medios de salvación’20.
Es en ella donde ‘conseguimos la santidad por la gracia de Dios’21”22.
16 Jn 17, 21.
17 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 814.
18 1Pe 2, 9.
19 Sacrosantum Concilium, 10.
20 Unitatis Redintegratio, 3.
6
21 Lumen Gentium, 48.
22 Catecismo de la Iglesia Católica, 824.
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Hay muchos elementos que santifican a la Iglesia, como luego veremos, pero el más importante siempre es el amor, como nos decía el
Señor Jesús, la señal de los cristianos
será el amor. La caridad es el alma de
la santidad, a la que todos estamos
llamados.
La Iglesia es santa por lo siguiente:
• Por su fundador, porque Dios
la llamó y le dio origen; Cristo,
quien la instituyó, es santo; y el
Espíritu Santo, que la anima, es
santo.
• Porque posee los medios de santificación que son los sacramentos, canales de gracia y santidad.
• Porque posee las estructuras que
permiten una vida de santidad,
como las órdenes religiosas, las
parroquias, movimientos eclesiales, etc.
• Porque en ella destacan algunas
personas que han brillado por su
santidad de vida (santos canonizados / beatificados).
• Todo esto lo tiene la Iglesia por
gracia de Dios, no por ella misma
o sus propios méritos.
Al canonizar a ciertos fieles, es decir,
proclamar solemnemente que han
practicado heroicamente las virtudes
y han vivido en la fidelidad de la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está
en ella, y sostiene la esperanza de los
fieles proponiendo a los santos como
modelos e intercesores23.
La Iglesia es
santa porque
su fundador es
santo.
“La Iglesia es, pues, santa aunque abarque en su seno pecadores; porque ella
no goza de otra vida que de la vida de la gracia; sus miembros, ciertamente,
si se alimentan de esta vida, se santifican; si se apartan de ella, contraen pecados y manchas del alma, que impiden que la santidad de ella se difunda
radiante. Por lo que se aflige y hace penitencia por aquellos pecados, teniendo poder de librar de ellos a sus hijos por la sangre de Cristo y el don del
Espíritu Santo”24.
“Enséñame, Jesús mío, a amar a tu Iglesia.
Ayúdame a amarla como Tú la amas.
Que nunca me olvide que es tu Iglesia
y que es santa por tu santidad,
a pesar de la fragilidad de nosotros, sus miembros.
Dame la luz para siempre estar enamorado de su verdad,
de su belleza, de su misterio.
¡Que mi vida exprese que amo intensamente a tu Iglesia, Señor!”25.
23 Ver Lumen Gentium, 40, 48-51.
24 Solemne Profesión de fe que Pablo VI pronunció
al concluir el Año de la fe, el 30 de junio de 1968,
n. 19.
25 Luis Fernando Figari, Oraciones y Pensamientos,
Vida y Espiritualidad, Lima 2009, n. 15.
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UNIDAD 7
c. La Iglesia es católica
“Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, id pues y haced
discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo”26.
La palabra católica significa universal. Este carácter de universalidad,
que distingue al Pueblo de Dios, es
un don del mismo Señor. Gracias a
este carácter, la Iglesia Católica tiende siempre y eficazmente a reunir a
la humanidad entera con todos sus
valores bajo Cristo como cabeza,
en la unidad del Espíritu. “Todos los
hombres están llamados a formar
parte del nuevo Pueblo de Dios. Por
lo cual, este pueblo, sin dejar de ser
uno y único, debe extenderse a todo
el mundo y en todos los tiempos,
para así cumplir el designio de la voluntad de Dios, quien en un principio
creó una sola naturaleza humana, y a
sus hijos, que estaban dispersos, determinó luego congregarlos”27.
La Iglesia guarda y transmite la Buena Nueva de Jesús comunicada por los
apóstoles con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella: “Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan
y a las oraciones”30.
Esto lo hace porque sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los
apóstoles, gracias a quienes los suceden en su ministerio pastoral: los obispos, “a los que asisten los presbíteros juntamente con el sucesor de Pedro y
Sumo Pastor de la Iglesia”31.
“Porque no abandonas nunca tu rebaño, sino que, por medio de los
santos pastores, los proteges y conservas, y quieres que tengan siempre
por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio
la misión de anunciar el Evangelio”32.
Los Apóstoles de Jesús están autorizados para ser “Ministros de Dios”33, “embajadores de Cristo”34, “servidores de Cristo y administradores de los ministerios de Dios”35.
Los obispos son
los sucesores de
los Apóstoles.
Tienen su misma
misión.
“La misión divina confiada por Cristo a los apóstoles, tiene que durar hasta el
fin del mundo, pues, el Evangelio que tienen que transmitir es el principio de
toda la vida de la Iglesia. Por eso, los Apóstoles se preocuparon de instituir
sucesores”36.
Los obispos son los sucesores de los
Apóstoles. Tienen su misma misión.
Somos “edificados
sobre el cimiento
de los apóstoles
y profetas siendo
la piedra angular
Cristo mismo”29.
Un punto importante a considerar es el hecho de que cada una de las iglesias
particulares son católicas, en tanto que comulgan y se unen a la Iglesia de
Roma, pues, ella es el único fundamento y base de las mismas. “Guardémonos bien de concebir la Iglesia universal como la suma, o si se puede decir,
la federación más o menos anómala de Iglesias particulares esencialmente
diversas. En el pensamiento del Señor es la Iglesia, universal por vocación y
por misión, la que, echando sus raíces en la variedad de terrenos culturales,
sociales, humanos, toma en cada parte del mundo aspectos, expresiones externas diversas”28.
d. La Iglesia es apostólica
La Iglesia es apostólica porque fue edificada por Cristo sobre el fundamento
de los Apóstoles, que fueron los testigos escogidos y enviados en misión por
el mismo Señor Jesús.
26 Mt 28, 18-19.
27 Lumen Gentium, 13.
28 Evangeli Nuntiandi, 62.
29 Ef 2, 20.
8
Nosotros como miembros de la Iglesia estamos llamados a participar
en esta inmensa tarea. Así pues, la
misión apostólica de la Iglesia no
sólo es tarea de los obispos. Toda
la Iglesia es apostólica en cuanto ella
es “enviada” al mundo entero; todos
los miembros de la Iglesia, aunque
de diferentes maneras, tenemos parte en esta hermosa tarea.
Estamos invitados a participar activamente en la misión evangelizadora
de la Iglesia, anunciando a tiempo y a destiempo al Señor Jesús como
Camino, Verdad y Vida37.
30 Hch 2, 42.
31 Ver Decreto Ad Gentes, n. 5, Concilio Vaticano II.
32 Prefacio de la Misa de los Apóstoles.
33 2Cor 6, 4.
34 2Cor 5, 20.
35 1Cor 4, 1.
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Arzobispo de Lima, Cardenal Juan Luis Cipriani.
36 Lumen Gentium, 20.
37 Ver Jn 14, 6-14.
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“Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para
evangelizar. Quienes creemos en el
Señor Jesús afirmamos que Él es el
enviado del Padre. Desde el comienzo de su ministerio, llamó a los que
Él quiso, y vinieron donde Él. Instituyó Doce para que estuvieran con
Él y para enviarlos a predicar. Desde
entonces, serán sus ‘enviados’ (es lo
que significa la palabra griega Apostoloi). En ellos continúa su propia
misión: ‘Como el Padre me envió,
también yo os envío38. Por tanto, su
ministerio es la continuación de la
misión de Cristo. Pero no sólo a los
primeros apóstoles y sus sucesores
compete esta misión: ‘Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella
es ‘enviada’ al mundo entero; todos
los miembros de la Iglesia, aunque
de diferentes maneras, tienen parte
en este envío. La vocación cristiana,
por su misma naturaleza, es también
vocación al apostolado’39. Su misión,
la misión de todos los que somos sus
hijos, es la de evangelizar”40.
munidad”43. Por esto es que la Iglesia, el Pueblo de Dios, está constituida por:
• La Jerarquía de la Iglesia:
- El Papa, los obispos, los presbíteros y los diáconos
• Los fieles laicos
• La vida consagrada
La Iglesia aunque es un misterio, también ha sido organizada y estructurada
como una sociedad estatal. Con el Pacto de Letrán, suscrito entre Italia y la
Santa Sede el 11 de febrero de 1929, Italia le reconoce a esta última plena
propiedad, exclusiva y absoluta potestad y jurisdicción soberana sobre determinado territorio de la ciudad de Roma, que se llama “Estado de la Ciudad
del Vaticano”.
4. Conclusión
3. Organización de la Iglesia
“Jesucristo, Pastor eterno, edificó la santa Iglesia enviando a los
Apóstoles de la misma manera que Él había sido enviado por el Padre41,
y quiso que sus sucesores, que son los obispos, fueran apóstoles de
su Iglesia hasta el fin de los tiempos y, para que el episcopado fuera
uno e indiviso, puso a San Pedro a la cabeza de los otros apóstoles y
estableció en él el fundamento y el principio perpetuo y visible de la
unidad de la fe y de la comunión”42.
“La Iglesia, comunidad sacerdotal, sacramental y profética, fue instituida por
Jesucristo como sociedad estructurada, jerárquica y ministerial, en función
del gobierno pastoral para la formación y el crecimiento continuo de la co-
38 Jn 20, 21.
39 Catecismo de la Iglesia Católica, 863.
40 Camino Hacia Dios, 97.
41 Ver Jn 20, 21.
42 Lumen Gentium, 18.
10
Amar a la Iglesia es Amar a Cristo
mismo. Hemos conocido la fe gracias
a la Iglesia, hemos conocido al Señor
Jesús gracias a la Iglesia. Estamos invitados a amarla como la ama Cristo,
estamos invitados a cooperar activamente en su misión evangelizadora,
buscando llevar la Luz del Señor Jesús a tantos hermanos nuestros que
sufren en la mentira, el frío y la oscuridad. Recordemos el mensaje que
nos dirigió el Santo Padre Benedicto
XVI en la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia: “Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia Él. Una gran alegría no se puede
guardar para uno mismo. Es necesario transmitirla. En numerosas partes
del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marcha igualmente sin Él. Pero al mismo
tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de
todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ¡No es posible que la vida sea
así! Verdaderamente no. Y de este
modo, junto a olvido de Dios existe
como un boom de lo religioso. No
quiero desacreditar todo lo que se
sitúa en este contexto. Puede darse
también la alegría sincera del descubrimiento. Pero exagerando demasiado, la religión se convierte casi en
un producto de consumo. Se escoge
aquello que place, y algunos saben
también sacarle provecho. Pero la
religión buscada a la ‘medida de
cada uno’ a la postre no nos ayuda.
Es cómoda, pero en el momento de
crisis nos abandona a nuestra suerte.
Ayudad a los hombres a descubrir la
verdadera estrella que indica el camino: ¡Jesucristo! Tratemos nosotros
mismos de conocerlo siempre mejor
para poder guiar también, de modo
convincente, a los demás hacia Él”.
“No puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia
como Madre”44.
43 Juan Pablo II, Catequesis sobre el Credo, Tomo IV/1,
Vida y Espiritualidad, Lima 2001, p. 213.
44 San Cipriano de Cartago, Obispo y Mártir.
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UNIDAD 7
Vivamos nuestra fe
“Y yo a mi vez te digo que tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del hades
no prevalecerán contra ella”.
Mt 16,18.
Interiorizamos...
¿Cómo vivo esto?
El Señor Jesús ha venido a la tierra para darnos el don de la Reconciliación.
Este don lo recibimos a través de la Iglesia que ha fundado y a quien le ha
encomendado ser sacramento de comunión entre Dios y nosotros, y entre
nosotros mismos.
Preguntas para el diálogo
• ¿Valoras el don que Dios te ha entregado en la Iglesia?
• ¿Amas a la Iglesia como la ama el Señor Jesús? ¿Qué te falta para amarla
más?
• ¿Has leído algún mensaje, encíclica, etc., que el Santo Padre da a toda
la Iglesia, con los que transmite y actualiza el mensaje de Cristo para el
hombre de hoy?
• Cristo es la cabeza de la Iglesia, y tú eres parte del cuerpo de la Iglesia.
¿Eres consciente que tienes la responsabilidad de hacerla presente en el
medio donde te desempeñas? ¿Qué puedes hacer para colaborar con la
misión apostólica de la Iglesia?
• Responde a las preguntas que están al inicio de este tema: ¿Qué sentido
tiene la Iglesia? ¿Porqué simplemente cada uno no busca a Dios a “su
manera”?
12
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¿Qué haré para cooperar
con la gracia?
Acciones personales
• Reza todos los días pidiéndole al Señor
por la Iglesia y su misión.
• Cuando vayas a la misa dominical esfuérzate por tener una mayor conciencia de tu pertenencia a la Iglesia, sobre
todo, en los momentos de la plegaria
eucarística donde se pide por ella.
• Conoce la página web del Vaticano:
www.vatican.va. Entra a ella e investiga la información que contiene. Ésta te
servirá para tu formación en la fe de la
Iglesia. Empieza por leer la Catequesis
que dio el Santo Padre en el Angelus,
de este miércoles.
• Ingresa también a la página de noticias Aciprensa: www.aciprensa.com,
leyéndolas estarás enterado del último
acontecer de la Iglesia.
encontrarlo también en www.caminohaciadios.com.
Acciones comunitarias
• Participen como grupo en alguna celebración litúrgica de su diócesis, para
acompañar a su obispo.
• Lean la Constitución Dogmática Lumen
Gentium y compartan sus reflexiones
en el grupo. La pueden encontrar en
la página web del Vaticano.
• Realicen una actividad apostólica
como grupo con la conciencia de que
al hacerlo están colaborando activamente en la misión de la Iglesia a la
que somos convocados.
• Vean el video de la vigilia del Papa
Francisco con los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud, Rio 2013.
• Medita en el Camino Hacia Dios n.
182, “Nueva evangelización”, puedes
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UNIDAD 7
Celebramos nuestra fe
Recemos en Comunidad
Monitor:
El Señor Jesús ha querido permanecer entre nosotros a través de su Iglesia, entregándonos el don de la Reconciliación que nos vino a traer. El Santo Padre, sucesor
de Pedro, es quien lo representa, conduciendo a la Iglesia en unidad hacia la vida
eterna. Terminamos nuestra oración cantando “Tú eres Pedro”.
Todos:
1. Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré, edificaré, edificaré mi Iglesia.
Todos:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lector 1:
“Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las
puertas del hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la
tierra quedará desatado en los cielos”45.
BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR. (4v)
2. Y el poder de la muerte no la podrá destruir. (2v)
3. Mensajero de paz, de armonía y amor, ayuda a los hombres a encontrar a Dios.
Todos:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lector 2:
Te pedimos Señor Jesús que nos enseñes y ayudes a amar a tu Iglesia. Rezamos
juntos la oración:
Todos:
“Enséñame, Jesús mío, a amar a tu Iglesia.
Ayúdame a amarla como Tú la amas.
Que nunca me olvide que es tu Iglesia
y que es santa por tu santidad,
a pesar de la fragilidad de nosotros, sus miembros.
Dame la luz para siempre estar enamorado de su verdad,
de su belleza, de su misterio.
¡Que mi vida exprese que amo intensamente a tu Iglesia, Señor!”46
45 Mt 16, 13-20.
46 Luis Fernando Figari, Oraciones y pensamientos, Vida y Espiritualidad, Lima 2009, n. 15.
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