. 13 de Mayo de 2015 Academia Nacional de Medicina Palabras de la egresada de la carrera de Medicina y medalla de oro ANAHI ETHEL MORLÁN en representación de todos los egresados de grado DISCURSO ACTO DE COLACIÓN 2015 Señor Presidente de la Academia de Medicina, Académico Roberto Pradier Señores Académicos Señor Presidente del CEMIC, Académico Roberto Arana Señor Rector del Instituto Universitario CEMIC, Dr. Mario Turín Señores colegas Docentes Graduados Familias y amigos presentes Cuando me dijeron que tenía que preparar un discurso para el día de hoy, tuve la sensación de hundirme en una enorme pileta de agua helada, pues no soy de esas personas que disfruten de hablar particularmente, y mucho menos delante de tanta gente. Después, me di cuenta que era otro empujoncito de nuestro querido IUC para ayudarme a crecer. Porque en definitiva eso fue lo que hicimos durante todos estos años, crecimos. CEMIC nos vio llegar a muchos de nosotros como unos adolescentes rebeldes recién salidos del colegio, llenos de miedos e ilusiones, y hoy, después de un gran proceso de formación, que excede ampliamente a lo meramente académico y a las toneladas de contenido teórico que debimos aprender… Hoy, CEMIC nos ve transformados en profesionales, excelentes profesionales me atrevería a decir, llenos de valores, ideales, virtudes y metas, que estoy segura harán de todos ustedes grandes médicos, cualquiera sea el camino que hayan decidido seguir de ahora en adelante. Senderos de lo más diversos nos esperan a cada uno de nosotros a partir de ahora. Particularmente en este grupo de graduados hay de todo un poco. Mis felicitaciones a todos aquellos que a pesar de que la vida les hizo la carrera cuesta arriba, la pelearon como unas fieras ANAHI ETHEL MORLÁN . 13 de Mayo de 2015 Academia Nacional de Medicina y hoy están acá. Y sobre todo, mi profundo respeto y admiración a todos aquellos que tuvieron el valor de tomar decisiones arriesgadas a pesar de lo que los demás pudieran opinar. Ser médicos hoy no es tarea fácil. No sé si alguna vez lo fue, yo sólo puedo hablar de lo que veo y conozco. Los cambios políticos, sociales, económicos y laborales que se pusieron en práctica durante las últimas décadas, han tenido como consecuencia que en todos los establecimientos de salud, el trabajo médico se efectúe en condiciones paupérrimas y con limitaciones que hacen inviable una atención de calidad. Muchas veces, cuando un médico se encuentra de pie frente a la problemática de su paciente, probablemente en su cabeza también estén dando vuelta ideas como “la sala está llena”, “debo atender rápido”, o “¿qué hacemos con la inseguridad en el hospital?”, “¿cuántas guardias debo hacer esta semana para llegar a fin de mes?”… Corriendo el riesgo, en el medio de esta batalla interna, de cometer errores y ser demandados, pues hoy tenemos delante un paciente diferente, más informado y más involucrado en las decisiones sobre su salud, más exigente y crítico, con mayor conciencia de la importancia de la prevención, de la oportunidad y del riesgo. Sin embargo, trabajar para “cubrirnos” no debería ser más importante que generar una buena relación con el paciente, ser francos y permitir que confíe en nosotros. Asimismo, durante los últimos años, gran parte de los profesionales de la medicina, han perdido, progresivamente, la imagen humanista que supo identificar al modelo hipocrático durante milenios, para ser considerados como simples técnicos, ávidos de reconocimiento económico y profesional, adheridos al modelo racional cientificista y divorciado de la sensibilidad humana. Por su lado, la gran mayoría de los médicos han adherido a la tecnología de punta y han abandonado su esencia humanista, en desmedro de su identidad profesional. Todo esto y mucho más, hace que el reto para nosotros y las futuras generaciones de médicos sea mayor, y es aquí donde es muy importante no perder los valores humanos y éticos que caracterizaron, durante tantos años, el ejercicio de la medicina. Valores con los que tanto nos insistieron hasta el cansancio en esta institución y que fueron el sello que quisieron dejarnos impregnado en nuestras almas. Todos los pacientes tienen derecho a un buen doctor, ese para quien su paciente sea una prioridad. Pero, ¿qué es ser buenos médicos? Sin bien ser un buen médico parte de una sólida formación científica, va mucho más allá de la excelencia académica. Ser un buen medico implica bondad, respeto, compasión, lealtad y honestidad; prevenir y curar la enfermedad; es conocer las limitaciones de la ciencia; acompañar en la muerte digna. Ser un buen médico es ANAHI ETHEL MORLÁN . 13 de Mayo de 2015 Academia Nacional de Medicina hacer uso racional y adecuado de los recursos, es conocer el sistema dentro del cual se ejerce. Ser un buen médico es una responsabilidad y un deber, es sentirse comprometido con el paciente, entregarle lo mejor de nuestras capacidades, conocimientos y valores. Ser un buen médico significa construir un país y un futuro, aportar para fortalecer las bondades de nuestro sistema y trabajar para mejorar y corregir sus deficiencias. Es también ser maestro y lograr que las nuevas generaciones de médicos sean cada vez mejores. Es importante lograr rescatar el papel del médico más allá de un acto puramente técnico, científico o investigativo. Los sentimientos altruistas, de entrega, generosidad, sacrificio y amor por el paciente deben fortalecerse y prevalecer. Volvamos a ser ese médico cálido y entregado, consejero permanente, compañero del paciente, amigo y apoyo de la familia. Cada paciente es un mundo en si mismo, y debemos entender su salud como la integridad de todos los aspectos de su persona. Valoremos la riqueza de los vínculos, de generar una buena relación médicopaciente, basada en el respeto mutuo. Debemos volver a humanizar la medicina, garantizar el respeto por la vida, el derecho a la salud, y rescatar la confianza en los médicos, dentro de un sistema complejo con bondades y defectos, de modo de seguir ejerciendo una medicina de alta calidad y sensibilidad social. Intuyo que todos, o al menos la mayoría de nosotros se estará preguntando en este momento ¿qué nos espera afuera ahora? ¿Qué es lo que se viene por delante? El miedo de sentir que, a partir de ahora, debemos seguir solos, ¿a quién le voy a preguntar cuando tenga dudas? Aunque no todos lo digan, todos estamos igual. Ahora nos toca seguir formándonos por nuestra cuenta, la carrera a partir de aquí la hace cada uno. Tendremos que mantenernos actualizados, tanto en lo científico como en lo social, ya que no dejamos de ser seres inmersos en una sociedad. Y no se olviden que el conocimiento no les pertenece en lo absoluto. Habiendo crecido en una institución donde uno de sus fundamentos es la docencia, no olviden compartir todo su saber con quien tengan a su lado. Creo que a partir de ahora nuestro objetivo debería ser “empujar fronteras”, y con esto no me refiero solo a generar una nueva vacuna, a inventar un nuevo fármaco que salve la vida de millones, ni crear nuevas teorías. Ojala que así fuera, ¿por qué no? Que nuestras investigaciones pasaran a ser pilares en la historia de la medicina sería algo fenomenal. No obstante, lo que intento decirles es que tratemos de hacer de nuestro lugar de trabajo un lugar mejor, donde podamos desarrollarnos en armonía, cómodos, con gusto y satisfacción. Quisiera recordarles la ANAHI ETHEL MORLÁN . 13 de Mayo de 2015 Academia Nacional de Medicina importancia de trabajar con alegría a pesar de que, en la profesión que elegimos, la mayoría de las veces se trabaja desde el dolor y la enfermedad; de obrar amando lo que hacemos, sobre todo porque trabajamos con sujetos, que son cuerpo y espíritu. Que nuestra labor no se base únicamente en seguir órdenes, sino en pensar realmente qué necesita esa persona que tengo adelante. Generen empuje y sean el motor del lugar al que lleguen. En el área que elijamos o en el lugar que estemos seamos inquietos y molestos. Quedarse en lo que está, aceptar la norma y estancarse es fácil y cómodo. Lo difícil es hacer de lo aparentemente simple y cotidiano, algo fuera de serie. Que la pauta sea el trabajo a conciencia y bien hecho. A lo largo de estos años, hemos adquirido muchos conocimientos, eso es verdad, pero ahora lo que más valoramos es el esfuerzo realizado, las personas con las que lo hemos compartido y las experiencias, tanto buenas como malas, de las que tanto hemos aprendido. Ser estudiante de medicina no es fácil, imagino que estudiar cualquier carrera no es fácil. Requiere un enorme esfuerzo de cada uno, y un inmenso apoyo de quienes nos rodean. Por eso, gracias infinitas a todos esos amigos que nos tuvieron paciencia cada vez que tuvieron que escuchar nuestras raras conversaciones con términos médicos que no entendían ni medio, o que tuvieron que aceptar muchos mas “NO” de los que nosotros hubiéramos querido cada vez que nos invitaban a salir. Gracias a ustedes logramos no perder la cabeza durante estos seis años. Gracias a nuestras familias, ya que por ellos tuvimos la bendición de estudiar lo que quisimos, donde quisimos, siempre acompañados. Un agradecimiento especial a nuestros padres, por el amor y el apoyo incondicional, por brindarnos esas palabras que necesitábamos y que nos incentivaron a seguir adelante cuando nos sentíamos abrumados y queríamos abandonarlo todo. No quisiera olvidarme de las familias de mis compañeros, que durante estos años se convirtieron también en mi familia, acogiéndome en sus casas durante asados, fiestas y largas temporadas de estudio. Gracias al IUC. Este, imagino, es también un momento especial para todos los docentes, autoridades, administrativos y demás personas que fueron parte fundamental en la formación de este grupo de profesionales. Significa el cumplimiento de un compromiso no solo con nosotros, sino también nuestras familias, con la sociedad, y con nuestros futuros pacientes. Gracias por habernos ANAHI ETHEL MORLÁN . 13 de Mayo de 2015 Academia Nacional de Medicina proporcionado las mejores oportunidades y los mejores escenarios para nuestra formación, de habernos trasmitido los valores y el profesionalismo que creemos tener. Por último, pero, sin dudas, no menos importante, me queda agradecerles a todos ustedes, compañeros y amigos míos, que hicieron que venir a la facultad todos los días durante los últimos seis años haya sido algo realmente placentero y que disfruté al máximo. Sin duda, lo mejor que me llevo de estos años de universidad es la dicha de tener a este extraordinario grupo de personas como amigos. Voy a extrañarlos profundamente porque lograron convertir momentos de caótica odisea en un divertido paseo por el parque. Ojala en el futuro podamos seguir reuniéndonos para festejar nuestros pequeños o grandes logros, en nuestras carreras y en nuestras vidas. Que continúen los paseos, las reuniones y las fiestas. ¡Con tanto esfuerzo creo que nos lo merecemos! Hoy nos toca despedirnos de todo lo que nos es familiar, de todo lo que nos es cómodo. Avanzamos. Damos vuelta la página y volvemos a empezar. Con nuestros miedos e incertidumbres. De corazón, deseo que todos ustedes, elijan el camino que elijan, lo hagan con mucha pasión, amor, alegría, dedicación y absoluta vocación. Que disfruten cada momento, con la satisfacción de haber entregado lo mejor de ustedes, y que sean muy felices. No perdamos la sensibilidad de ver las cosas que pasan a nuestro alrededor, no nos hagamos los distraídos ante el sufrimiento ajeno. Anímense a soñar en grande y esfuércense por lograr todo aquello que anhelan. Equivóquense, cáiganse una y otra vez, y siempre vuelvan a levantarse… Como el ave fénix, renazcan de las cenizas y vuelvan a empezar. Queridos amigos, ¡lo logramos! ¡Al fin somos médicos! Que Dios nos acompañe y nos guíe en ese gran reto que asumimos a partir de hoy: ser buenos médicos. Muchas gracias. ANAHI ETHEL MORLÁN