* Visión actual "de lo siniestro" "El hombre de la arena", de Hoffmann, y la teoría psicoanalítica de "lo siniestro" •• Néstor Carlos Propato "Nada es más fantástico y más loco que la vida real [... ;] el poeta se limita a recoger de ella Wl reflejo confuso como en Wl espejo mal pulido." E. T. A. Hoffmann, "El hombre de la arena" Me ha parecido de singular interés retomar hoy. 1987. la interpretación psicoanalítica del apasionante cuento de Hoffmann, originariamente emprendida por Freud en "Lo ominoso". Trataré de tomar esta historia como si fuera la de un paciente. considerando la trama central que la vertebra. las asociaciones del protagonista. Nataniel. --que realzan la referencia a episodios de su niñez-s-, y sus propias referencias a las impresiones que su acontecer provoca en su novia y en sus amigos. Intentaré dejar flotar mi atenci6n para "escuchar" las "asociaciones libres" de Nataniel. Sé que no cuento (nada menos) con la transferencia en acto, tal como se da en la sesi6n psicoanalítica. Pero también sé que el urdidor de ficciones tiene, a través de la creación literaria, el coraje de hurguetear en ese Inconsciente que, por singular paradoja, siendo • Leída y discutida en el Se~nario "Interpretación y Narciso-Construcción y Edipo", dictado por Norberto escar Bucur6, con la colaboración de Alcira M. Alizade Y Fermín Rodríguez, A.P.A., 2° cuatrimestre de 1987. •• Dirección: Bulnes 19S9, 7° "C", (142S) Capital Federal, R. Argentina. BB4 Néstor Carlos Propaso estricta y sustancialmente individual, precede al individuo, para sucederIo a su muerte. Y circula, por tanto, en las creaciones artísticas del hombre. Desde ya que la principal referencia es el cuento mismo, pero para facilitar la lectura de esta monografía, me parece útil incluir un resumen de dicha narración." Resumen del cuento Nataniel, estudiante en Goettinge, escribe una carta a su casa, dirigida a Lotario, amigo entrañable y hermano de Clara, su prometida. (Lotario y clara, hijos de un pariente lejano fallecido, habían sido recogidos por la madre de Nataniel poco después de que el padre de Nataniel muriese.) El espíritu de Nataniel está turbado por haber tenido una visión para él espantosa, a raíz de un vendedor de barómetros que entró en su habitación y le ofreció sus instrumentos. Sólo el relato de algunos episodios de su niñez --dice Nataniel- podrá explicar la horripilancia de su vivencia. Cuando Nataniel y sus hermanos eran pequeños, la familia solía reunirse por las noches en tomo al padre, en su gabinete de trabajo. A veces la madre mandaba a sus hijos a la cama diciéndoles que tenían que ir a dormir porque llegaba "el hombre de la arena", luego de lo cual Nataniel escuchaba "pesados pasos crujiendo en la escalera". Cuando le preguntaron por él, la madre desmintió la existencia del personaje, pero una vieja criada dio la siguiente versión: "un hombre malo que va a buscar a los niños cuando no quieren acostarse y les echa arena en los ojos hasta hacerlos llorar sangre. Después los mete en una bolsa y se los lleva a la luna para que jueguen sus hijitos que tienen picos torcidos como los búhos y que les pican los ojos hasta que los matan". Nataniel crece obsesionado por la imagen amenazadora de ese visitante misterioso. A los diez anos, se oculta en el gabinete de su padre, impulsado por el deseo de verlo. El hombre de la arena resulta ser el viejo abogado Coppelius, individuo horrible y repulsivo que solía ir a comer a la casa familiar. Nataniel alcanza a observar cómo Coppelius y su padre se dedican a extrañas prácticas con un hornillo de carbones ardientes; oye a Coppelius exclamar: "¡Ojos, ojosl, yel horror se apodera de él. Descubierto, es cruelmente maltratado por Coppelius, quien lo amenaza con arrancarle los ojos arrojándole al rostro un puñado de carbón encendido -lo que no hace por intercesión del padre de Nataniely finalmente le retuerce las manos y los pies, como si se los hiciera girar. En la siguiente visita de Coppelius, un anos después, se oye un violento estruendo en el gabinete, luego del cual el padre de Nataniel aparece muerto. Coppelius desaparece de la ciudad sin dejar rastros. En la • Si bien Freud presenta en "Lo ominoso" un bello y excelente resumen (pp. 22730), el mismo presenta algunas diferencias con la versión del cuento a mi alcance, e incluye además ciertas interpretaciones, que yo he preferido posponer en mi trabajo. Visión actual "de lo siniestro" 885 carta del comienzo. Nataniel da cuenta de haber creído reconocer a Coppelius en el vendedor de barómetros (que dice llamarse Coppola), de ahí su espanto y su turbación. Más adelante. Nataniel comienza un curso de física con un profesor Spalanzani, quien conoce a Coppola. A través de un vidrio advierte a su hija. Olimpia, a la que misteriosamente Spalanzani mantiene oculta. De vacaciones en su casa. Nataniel ofende a Clara porque ésta descalifica su convicción de estar poseído por un enemigo demoníaco. Coppelius. Lotario, indignado por el maltrato a su hermana, lo reta a duelo, y sólo la decidida intervención de Clara logra impedir que se batan. Nataniel vuelve a Goettinge, encontrándose con que se había incendiado todo el edificio donde él residía; el fuego había comenzado en el laboratorio de su profesor. el químico Spalanzani. Sus amigos habían conseguido salvarle sus pertenencias y le habían alquilado una habitación en otra casa, justo frente a lo de Spalanzani. Podía entonces contemplar a Olimpia, cuya inmovilidad llamaba su atención. Es nuevamente visitado por Coppola; él cree que quiere venderle "ojos" y se pone fuera de sí, pero Coppola dice que se trata de anteojos. Nataniel termina comprándole un par de prismáticos, con los que se dedica a observar mejor a Olimpia, cuya imagen va ocupando cada vez más su pensamiento, pese a los esfuerzos de un compañero, Segismundo, por volverlo a la realidad. Spalanzani da una fiesta en su casa para presentar a Olimpia en sociedad. Olimpia resulta ser una autómata, pero Nataniel se trastorna de amor por ella y empieza a visitarla asiduamente. Un día encuentra a Spalanzani forcejando con Coppola, por la posesión de Olimpia; el óptico huye con la muñeca de madera, sin ojos. Spalanzani le revela a Nataniel que Coppelius ~e él se trataba- le había robado a su mejor autómata: él había creado el mecanismo y la palabra de Olimpia; los ojos, aportados por Coppelius, se los había robado éste a Nataniel, quien "vio entonces en el suelo un par de ojos ensangrentados que lo miraban fijamente". Fuera de sí, Nataniel intenta estrangular a Spalanzani, lo que determina su posterior remisión a un manicomio. Tiempo después, Nataniel aparece recuperado en su casa, asistido por su madre, por Clara, por Lotario y por Segismundo. Un día en que pasea con Clara por la ciudad Nataniel enloquece de nuevo e intenta arrojar a la que pronto será su esposa desde la torre del Ayuntamiento, tras mirarla compulsivamente con los prismáticos de Coppola y al grito de "Gira. linda muñequita" (como había gritado en el episodio anterior con Spalanzani). Lotario le impide cumplir con su propósito, logrando salvar a su hermana. Entre la multitud que observa el penoso espectáculo, Coppelius sobresale "por su altura extraordinaria". Alguien propone subir a la torre para capturar a Nataniel, pero Coppelius, sonriendo. dice: "Esperad un poco; ya bajará solo". Nataniel mira hacia abajo, ve a Coppelius, y exclamando "¡Hermosos ojos! ¡Bellos ojos!", se arroja al vacío. Cuando queda "tendido sobre el pavimento, con la cabeza rota", Coppelius desaparece. 886 Néstor Carlos Propalo Psicoanálisis de "El hombre de la arena" (Un ensayo de psicoanálisis aplicado) La narración empieza con un "aserto de certidumbre anticipada"lO: Nataniel declara "sombríos presentimientos de un porvenir cruel y amenazador". Podríase también pensar que la sombra de algún objeto cae sobre su y06. ya que esos "sombríos presentimientos" se extienden sobre su cabeza "como negras nubes impenetrables a los alegres rayos del sol". Lo que le ocurre a Nataniel es del orden de 10 terrible. es decir. se da en una dimensión especial: ha tenido una "horrible visión". horrible sólo para él. Un vendedor de barómetros penetró en su habitación y le ofreció sus instrumentos. Pero este "simple" vendedor de barómetros es un mecánico que se llama Coppola. Mecánico y Coppola. Dejemos por ahora al mecánico. Coppola es "el miserable" Coppelius, y Coppelius es el hombre de la arena. que arranca los ojos de los niños •... que quieren ver las secretas y extrañas prácticas ígneas que ocurren en . la noche. Desplazamiento por la cadena significante. Pero también. al ser Coppelius, es el socio (sosías) del padre de Nataniel en tales prácticas. y a la vez el asesino C'¡Coppelius, monstruo infame. has asesinado a mi padre!". había exclamado Nataniel al ver muerto a éste). Significaciones además consagradas por el significante "Coppola" en sus derivaciones itálicas "coppella?" y "coppo" [la cuenca del ojo]1 (nota 5. p. 230). Las cadenas significantes divergen y confluyen. Las distorsionadas alusiones a una escena primaria ferozamente prohibida de ver no sólo se vehiculizan a través de las prácticas nocturnas secretas y flamígeras; los picos torcidos de los hijitos del hombre de la arena que pican los ojos de los niños que no quieren irse a dormir recuerdan la fantasía fálica del recuerdo infantil de Leonardo". Y la alusión reiterada al fuego. fuente de pasión y de vida, pero también de destrucción y de muerte (los carbones encendidos del deseo hacen saltar los ojos de las órbitas). y he aquí que la fantasía pierde su nivel simbólico para devenir "realidad", pero "realidad" de "lo real". Lo que para Nataniel estaba destinado a permanecer en la oscuridad, "ha salido a la luz" (p. 225). Lo "heimlich" se le vuelve "un-heimlich", es decir, siniestro, a través de una compleja trama de duplicaciones. Su madre, introductora de la amenaza castratoria, intenta luego desmentirla y tomarla simbólica ("No existe el hombre de la arena [... ]. Cuando digo que viene. quiero significar solamente que necesitas dormir y que tus párpados se cierran involuntariamente. como si te hubieran echado arena a los ojos"). Pero se duplica en el discurso terrorífico de la vieja criada, que da al hombre de la arena toda su dimensión siniestra. La expresión "honrada y lea}" de la fisonomía del padre puede satánicamente transformase en la del "horrible y repulsivo" Coppelius, "repugnante y enemigo". Y éste. '" En castellano. "copela": "vaso de figura de cono truncado, hecho con cenizas de huesos calcinados, y donde se ensayan o purifican los minerales de oro o plata". (Diacionario de la Real Academia Española, 191 edición, Madrid, 1970.) Visión actual "de lo siniestro" 887 "asesino" del padre, ¿no está acaso duplicándolo a Nataniel, Edipo en. acto presa del horror de ser invadido por 10 real. vivencia sustentadora de la sensación de "siniestro"? Un Nataniel des-amparado por esos padres dulces y tiernos de las cálidas veladas hogareñas, súbitamente cambiados en introductores del viejo abogado repelente que goza contaminando los dulces ofrecidos a los niños, para privarlos de ellos. De esos niños nombrados como "animalitos", pequeños seres dominados por la pulsión, que deben ser efectiva -ya que no simbólicamentecastrados. y este Nataniel, asesino sin haber matado. y des-amparado. cae en la trágica conjura de Hamlet: "Estoy resuelto. suceda lo que' suceda," a vengar la muerte de mi padre", profiere. Y así es como termina, "tendido sobre el pavimento, con la cabeza rota", de acuerdo a la similitud preanunciada por su díscurso." ... el instante más horrible de mi infancia ... " "v., sobre el pavimento estaba tendido mi padre, muerto, con el rostro desencajado ... "; ". ..una nube sombría se ha extendido delante de mí sobre todos los objetos, y sólo la muerte podrá disiparla". Otra vez, sombra del objeto cayendo inexorable sobre el y06, sin que una madre pueda intermediar arrojando un poco de luz entre Nataniel y su padre. ("No hables a mi madre de este encuentro cruel", dice Nataniel a su amigo Lotario.) Tan hondo ha calado en él la oscuridad, que la alternativa claridad de Clara no puede atravesar el velo de sus sombras. Por más que ella intente dar cuenta con una "sabia" construccións (pp. 74 Y 75) del trauma infantil de Nataniel, éste, Narciso redivivo, no podrá escuchar sus ecos. Otro sería el idioma en el que habría que hablarle ... ; otra, la escucha con la que habría que escucharlo ... Pero volvamos al texto, para rencontrar su discurso. Un nuevo (¿nuevo?) personaje, Spalanzani, aparece en la escena, precipitando la culminación del drama. Teatro fantasmático del psiquismo del pobre Nataniel. Infernal juego de espejos deforman tes, nuevas duplicaciones se animan: Spalanzani, mentor notable, rencarnación del padre de Nataniel, es también el retrato del brujo Cagliostro, "un poder enemigo, que obra de una manera funesta sobre nuestro ser". "potencia tenebrosa a que nos entregamos", y que "crea a veces en nosotros imágenes tan atractivas, que nosotros mismos somos los que producimos el principio devorador que nos consume". y mientras el drama se precipita, un último intento de triangulación para tratar de acceder a lo simbólico: Nataniel está por batirse a duelo (intenta hacer su duelo imposible) con su amigo-hermano Lotario, por haber "ofendido" a su novia-hermana Clara, a su vez hermana-novia de Lotario, a raíz de Coppelius C' ... el principio perverso que se había unido a él desde el momento en que se ocultó detrás de la cortina para observarlo ... "). Clara se interpone entre Nataniel y Lotario para que no se llegue al crimen edípico, para que todo quede en el como sí; al menos por-allma'H l...a....ofensa a Clara ("Lejos •••Las bastardillas son mías, salvo aclaración en contrario. 888 Néstor Carlos Propalo ,de mí. estúpida autómata") es la reacción de Nataniel ante el rechazo de Clara a su fantasía: "i..en el momento en que ambos se encontraban ante el altar en el que iban a verse unidos para siempre. el horrible Coppelius aparecía y tocaba los encantadores ojos de Clara que se clavaban al pecho de Nataniel, con el ardor de dos brasas ardientes. Coppelius se apoderaba de él y lo lanzaba dentro de un círculo de fuego que giraba con la rapidez de la tempestad. y lo arrastraba entre sordos y potentes ruidos [... ]. Del fondo de aquellos gemidos. de aquellos gritos. de aquellos salvajes rumores. se alzaba la voz de Clara: -¿No puedes mirarme?- decía. Coppelius te ha engañado: no eran mis ojos los que ardían en tu pecho. eran las gotas hirvientes de tu propia sangre tomada al corazón. ¡Yo no he perdido los ojos. míramel De pronto el círculo de fuego cesó de girar. los mugidos se apaciguaron. Nataniel vio a su prometida; pero era la muerte descarnada que lo miraba con aire amistoso por los ojos de Clara". En efecto. Nataniel no puede mirar a Clara. mera duplicación de sí mismo. "estúpido autómata" compulsado a repetir ciegamente hasta la muerte. hundido en un abisal vacío que sólo esa muerte "descarnada" puede llenar. Y es por eso que Nataniel intenta. llenarlo enamorándose de Olimpia, grotesca parodia de la vida. muñeca de madera. mecanismo -retomemos ahora al mecánico del mecánico Coppola-. socio-sosfas de Spalanzani para reeditar. repitiendo hasta el infinito. o sea. hasta la muerte. la dupla padre de Nataniel-Coppelius. Sádico padre castrador que le había arrancado los ojos para ponerlos en Olimpia, imagen de Nataniel girando en el círculo de fuego de su narcisismo. del que no se puede salir vivo (como Coppelius le había hecho girar las manos y los pies durante el episodio con su padre). Olimpia, espejo de Narciso ("¡Alma clara y profunda en la que se mira todo mi ser!. ..", dice Nataniel). ¡Y qué mejor alegoría que el círculo. espacio delimitado por una línea que no empieza ni termina. ni se quiebra. una línea que no va a ninguna parte. serpiente que se muerde su propia cola. Imposibilitado para cualquier ruptura consistente de ese círculo. Nataniel rompe. en cambio, con el mundo de los objetos. repudiando a Clara, a su madre, a Lotario, para sellar su pacto con el diablo ¿no es extraño que la idea de haber pagado demasiado caros los prismáticos de Coppola haya provocado en rnf un sentimiento de verdadero espanto?") Con esos prismáticos. comprados a Coppola-Coppelius. mira a Clara para ver sólo en ella la imagen de Olírnpia-sf mismo. Presa del horror a su propio vacío. intenta destruir su propia visión (lo repudiado retoma desde lo real bajo la forma de una alucinación, diría Lacan), para darse cuenta de que sólo pued~ hacerlo,destruyéndose él. Ese propio vacío lo atrae irresistiblemente con la fuerza de la fascinación, y termina entregándose a la muerte. goce supremo. r·... Visián actual "de lo siniestro" 889 Coppelius, sobresaliente entre todos "por su altura extraordinaria", mensajero de la muerte, pronuncia la sentencia inexorable: "Esperad un poco; ya bajará solo". Y Nataniel se precipita en el vacío, con el sonido en sus labios que consagra el significante fálico que paradójicamente no pudo hacer palabra, con la pérdida que no pudo simbolizar, puro real: "{Hermosos ojos! ¡Bellos ojos!" Podemos ya correr el telón. "El todo es una alegoría, una metáfora continuada. ¿Comprendéis?", dice Hoffmann por la boca de "el profesor de poesía y elocuencia". Rastreo bibliográfico del concepto de "lo siniestro" Freud inaugura el concepto de "lo siniestro" en psicoanálisis, reuniendo sus observaciones singulares acerca de situaciones en las que tal vivencia se despierta para luego corroborarlas con el sentido de la evolución lingüística del término alemán "heimlich" y de su derivado "unheimlich" [siniestro u ominoso], cuyos significados presentan toda una variedad de matices, hasta el punto en que terminan coincidiendo en su significación. En efecto, Freud puntualiza que la palabra "heimlich" no es unívoca, sino que corresponde a "dos círculos de representaciones que, sin ser opuestos, son ajenos entre sí: el de los familiar y agradable, y el de lo clandestino, lo que se mantiene oculto.[ ... ] 'Unheimlich' es usual como opuesto del primer significado únicamente, no del segundo*. [O sea que] heimlicñ es una palabra que ha desarrollado su significado siguiendo una ambivalencia hasta coincidir al fin con su opuesto, unhemilich. De algún modo. unheimlicb es una variedad de heimlicñ [... I". Freud corona este desarrollo con la definición de F. Schelling: "runheimlich: es todo lo que estando destinado a permanecer en secreto, en lo oculto, ha salido a la luz" (pp. 224 Y 225). En el análisis de las vivencias particulares de "lo siniestro", y en referencia a "El hombre de la arena", Freud significa la angustia ante la ceguera como un sustituto de la angustia ante la castración, relacionándola con la muerte del padre. terrible padre castrador que se encama precisamente en el hombre de la arena. En una nota al pie (p. 232) realiza un brillante análisis del cuento y concluye en que la fijación al padre por el complejo infantil de castración impide el amor heterosexual adulto. Introduce luego el tema de "el doble", vinculándolo con "la identificación con otra persona hasta el punto de equivocarse sobre el propio • Por Strachey? (p. 225, nota 2) nos enteramos de que una ambigüedad similar posee la palabra inglesa "canny", 10 que sin duda refuerza la significación inconsciente de tal ambigüedad. 890 Néstor Carlos Propato yo o situar el yo ajeno en el lugar del propio --o sea. duplicación. división. permutación del yo". y también con "el permanente retomo de lo igual" (p. 234). Cita despúes a Otto Rank, para esclarecer la historia genética de esta creación de la cultura: el doble fue en su origen una seguridad contra el sepultamiento del yo. una 'enérgica desmentida del poder de la muerte' ". Menciona más tarde la fantasía de el alma "inmortal" como primer doble del cuerpo. concepto desarrollado en Tátem y tabú (cap. In). Fundado en el protonarcisismo originario. el doble cambia de signo algebraico cuando reaparece más allá de esta fase, para devenir "siniestro mensajero de la muerte". alojado en la "conciencia moral". instancia autocrítica, observadora del yo y por ello. precisamente. desdoblamiento del mismo que puede tomarlo como objeto. Instancia que puede encamar además, a esta altura de la teoría freudiana, los ideales incumplidos del yo. El factor de repetición de lo igual (de aquello que tendría que estar superado) es fuente primordial de la ominosidad del doble. en cuanto vivencia una "compulsión interior de repetición" tan poderosa como para doblegar al principio de placer. lo que le otorga un carácter demoníaco (pp. 234-8)·. La vivencia de "lo siniestro" es también despertada cuando algo es capaz de evocar y estimular la manifestación de los restos inextinguidos en todo ser humano de la fase de protonarcisismo originario. en la que la defensa contra los apremios de la realidad echa mano. como lo hacen en otro plano los pueblos primitivos. del pensamiento mágicoanimista, caracterizado "por llenar el universo con espíritus humanos. por la sobrestimación narcisista de los propios procesos anímicos. la omnipotencia del pensamiento y la técnica de la magia basada en ella. la atribución de virtudes ensalmadoras --dentro de una gradación cuidadosamente establecida- a personas ajenas y cosas" (p. 240). Los trastornos yoicos implicados en el sentimiento de "lo siniestro" consisten en una regresión a la época del sujeto en que el yo aún no se había delimitado en forma neta ni en relación con el mundo exterior ni en relación con el prójimo. La angustiante vivencia de "lo siniestro". en general. no tiene que ver con algo nuevo. o ajeno al yo. sino con algo que le fue familiar [heimlich] y que. según Freud, sólo se le tomó extraño por el proceso de la represión. O sea. tiene que ver con el horror ante el retomo de 10 reprimido. retomo sentido como "un-heimlich", "El prefijo 'un' de la palabra unheimlich" --dice Freud-- "es la marca de la represión" (p. 244). Más adelante discutiremos esta idea. En síntesis. lo siniestro "se produce cuando unos complejos infantiles reprimidos [complejo de castración. fantasía de seno materno. etc.] son reanimados por una impresión, o cuando parecen ser refirmadas unas convicciones primitivas [de la prehistoria individual y de la época • Como es sabido. Freud desarrollará este concepto en Más allá del principio de placer. donde considera a la compulsión repetitiva como manifestación de la pulsión de muerte. Visión actual "de lo siniestro" 891 primordial de la humanidad] superadas" (p. 248). (Las bastardillas son de Freud.) Es decir que Freud diferencia, para luego relacionar, "lo siniestro" reprimido y "lo siniestro" superado. En lo siniestro proveniente de lo reprimido, se trata del retomo de un contenido que fue desalojado de la conciencia por la represión; la realidad material es remplazada por la realidad psiquica. En lo siniestro originado en lo superado, se trata del retorno de una creencia en la realidad (material) de ese contenido. Pero la diferencia no aparece mayormente significativa, pues, como Freud mismo afirma, "las convicciones primitivas se relacionan de la manera más íntima con los complejos infantiles y, en verdad, tienen su raíz en ellos" (p. 248). ha señalado que la sensación de lo siniestro es provocada por "la percepción brusca de las posibles consecuencias del incesto y de la castración". Pichon-Riviére José Bleger, en el capítulo IX de Simbiosis y ambigüedad vincula lo siniestro a lo que él llama "la ambigüedad" y "el sincretismo". Señala tres condiciones para la ocurrencia de lo siniestro: que lo familiar (o sea, lo conocido y discriminado) se tome "ambiguo" (es decir, indiscriminado o incierto); que este cambio sea brusco, insólito e inesperado, y que se esté en presencia de un yo "ambiguo" (indiferenciado en buena parte de su estructura, no demasiado maduro ni bien integrado). Lo siniestro aparece cuando "lo ambiguo" experimentado es capaz de movilizar los niveles más regresivos e indiscriminados del yo, niveles que "tienden a mantenerse como fijos y desconocidos, ocultos detrás de lo conocido, o sea, del yo más integrado"2 (p. 298). Vale decir que lo siniestro puede aparecer en un yo "ambiguo", o también en un yo integrado, pero "capaz de regresión" (las bastardillas son de Bleger). Observaciones citadas por este autor en pacientes con daño cerebral dan cuenta de la aparición de sentimientos de lo siniestro cuando" .. .las capacidades de organización de un organismo resultan inadecuadas para comprender lo que ocurre" (p. 298, nota 2). Se me ocurre como muy probable que este tipo de vivencias se produzcan "normalmente" (en el sentido de la norma estadística), en algún grado, al comienzo de la vida, y que tal vez puedan quedar como "matrices", susceptibles de ser reactivadas por ciertos avatares del acontecer vital del individuo. Afirma luego Bleger: "dentro de lo discriminado, en que nos movemos en forma familiar o conocida, existen siempre aspectos o partes ambiguos no conocidos que tienen que permanecer ocultos o secretos para que el suceso siga siendo familiar" (p. 299), apoyándose en una psicoanalíticamente jugosa cita de Hegel: "Lo conocido, en términos generales, precisamente por ser conocido, no es reconocido" (bastardillas de Bleger). Pienso aquí en las posibilidades de enriquecimiento yoico como efecto del análisis, en la medida en que permita a una persona tomar contacto con lo que Bleger llama "lo ambiguo". Al considerar la evolución lingUísticaexpuesta por Freud del término "heimüch", destaca que los dos grupos de ideas que aparecen conjunta- 892 Néstor Carlos Propalo mente en la diacronía de tal evolución (familiar y agradable, y oculto o disimulado), no son contradictorios, sino más bien diferentes, hecho que marcaría la "ambigüedad" implícita en el fenómeno lingüístico. En resumen, para Bleger la vivencia de lo siniestro no es un simple retomo de lo reprimido, sino "una irrupción de la 'ambigüedad', una desestructuración del yo hacia niveles de una organización más primitiva". Lo siniestro no es algo familiar o habitual que la represión ha tornado extraño -<omo quiere Freud-, sino el rencuentro con "10 clivado de la personalidad y de la realidad, que se tiende a mantener clivado por su carácter indiferenciado o sincrético" (p. 303). Aparece cuando se desvanecen los límites entre la fantasía y la realidad, cuando el símbolo ocupa el lugar de 10 simbolizado. David Maldavsky hacer jugar al "doble" para esquematizar así una teoría freudiana sobre la constitución de 10 siniestro: frente a una herida narcisista (sentimiento de aniquilación del yo), se genera una imagen de doble omnipotente protector, que funciona 'como enérgico mentís' (cita de O. Rank) a ese sentimiento de aniquilación yoica; luego, el doble protector cambia de signo algebraico y se vuelve hostil, "un siniestro mensajero de la muerte". El doble produciría efecto de siniestro en tanto representación del yo ubicada fuera de sí, como extraña. En relación con la cuestión de la identidad, dice Maldavsky que el doble protector "otorga el ser" mediante la ilusión de fusión (identificación primaria defensiva), mientras que el doble omnipotente hostil, también por fusión, "sustrae el ser". Lo siniestro corresponde al derrumbe del aparato psíquico ante una percepción inelaborable. La ruptura que ocurre en el momento de la herida narcisista resurge en el doble omnipotente hostil como efecto de una representación (rencontrada como una percepción). Se produce así la repetición del trauma, en base al predominio del principio de Nirvana -más arcaico que el de placer=-, que desorganiza al aparato y especialmente al yo, llevándolo a un estado inicial, inespecífico, en el que no es posible la cualificación. En la generación del doble como defensa frente al sentimiento de aniquilación, sigue diciendo Maldavsky, no se da la posibilidad de que éste se transforme en ideal del yo debido a que, por estar originada en un trauma, esta representación narcisista del yo se toma irreductible al lenguaje y a la cultura. Y también porque se constituye en un momento previo a la adquisición de sentido psíquico por parte del registro de la diferencia de los sexos (como podría ser, por ejemplo, el caso de la identificación primaria con una madre idealizada). El poder irresistible para el yo de la representación siniestra se explicaría por su origen en una representación del mismo yo vuelta hostil, en la fase fálica y en la declinación del complejo de Edipo, cuando se articula con la fantasía de castración. La representación siniestra, derivada de la idealización defensiva del yo, difiere de las representaciones de cosa, que también son inconscientes e inaccesibles al lenguaje, pero que son susceptibles de manifestarse como retomo de lo reprimido en Visión actual "de lo siniestro" 893 un síntoma, o en una parapraxia. Lo siniestro seria a la libido narcisista como el retomo de lo reprimido a la libido objetal. Pero además de tratar lo siniestro como derivado de la representación del yo. Maldavsky se ocupa también de 10 siniestro como derivado de la identificación del yo, hallando su origen en "una ruptura en la identificación primaria defensiva con un doble idealizado, garante del ser, que se transforma por esa ruptura en la función opuesta, la de 'mensajero de la muerte'" 11. Lo siniestro funciona como un yo residual, del lado de lo reprobado por la crítica yoica, junto con lo inconsciente. En referencia a la función paterna, Maldavsky sostiene que así como es tarea de la madre hallar el modo más adecuado de apertura de las zonas erógenas en el niño, es necesaria una creatividad correlativa del padre en el ejercicio necesario de la hostilidad, "para prohibir de modo tal que su mensaje quede inscrito en el aparato psíquico del hijo en términos de normas, en el superyó, y no como aniquilación de su ser en lo siniestro". Norberto Marucco vincula el fenómeno de "lo siniestro" con la teoría freudiana de la escisión del yo. Plantea el "doble" como un yo no reprimido, sino escindido, "generado por la 'enérgica desmentida' frente a un trauma provocado por estímulos exteriores", que pueden consistir en deseos o anhelos del otro, inscribiéndose los deseos en la trama edípica, y los anhelos "como carga previa y coexistente en relación al narcisismo parental en la constitución del yo"12 (pp. 235 Y 236). El yo de realidad inicial se escindiría en un "yo narcisista real" o "propio" y un "yo ideal seudonarcisísta", producto de una identificación primaria pasiva, conformado por el investimiento "narcisista" parental (narcisismo "tanático" o "ajeno"). El "yo narcisista real" evolucionaría hacia el "ideal del yo", estructura que a través de la represión ingresará en el campo de la palabra y en el orden simbólico. El "yo ideal seudonarcisista" evolucionarla al "yo ideal", estructura narcisista cuyo mecanismo seria la renegación de la castración, y que se expresaría en el lenguaje del fetiche, de 10 siniestro y de la compulsión repetitiva (p. 237). Lo siniestro y la compulsión a la repetición aparecerán cada vez que se cuestione este "yo ideal". El sujeto intentará re-crear los anhelos narcisistas parentales frente al temor a la pérdida del ser, a la 'aniquilación' (omnipotencia de la muerte). Lo hará a través de la recreación del "doble". El lugar del "yo ideal" seria el de renegar la castración (mortalidad) parental. El "doble" dejará de ser protector y pasará a ser hostil y persecutorio cuando el sujeto progresa en su desarrollo yoico hacia la constitución del "yo real definitivo", El "doble", representante del "yo ideal", quedará conteniendo el narcisismo primario, la identificación primaria pasiva, la compulsión repetitiva y 10 siniestro. Este "yo ideal" se toma tanático cuando se intenta abandonarlo, es decir, cuando se intenta "no abandonar el ser propio por el ser del otro" (pp. 238-40), cuando el "sujeto-haciéndose" trata de ser para él y no para obturar la incompletud parental. En el momento eri que esto ocurre, el "yo ideal" muestra el odio de "la función materna" (para la cual el niño es el falo) 894 Néstor Carlos Propalo y obliga al sujeto, bajo la amenaza de otra situación traumática, a una nueva desmentida de "la castración del otro", a la creación de un nuevo "doble protector" (p. 240). Marucco señala finalmente que "el doble", pese a estructurarse a través de la identificación primaria pasiva y carecer de representantes verbales que lo denoten, puede llegar a ser accesible a través del análisis de lo siniestro y de las compulsiones repetitivas por medio de construcciones, ya que esta parte del yo que "el doble" representa, escindida, sin palabras, no es accesible a la interpretación. Pero sí puede recuperarse "reconstruyendo", o sea, historiando aquella identificación primaria pasiva que se constituyó en un núcleo del yo (p. 241). Mauricio Abadi subraya la vinculación de lo siniestro con el lenguaje y la castración. Lo siniestro aludiría a la castración "como figuración de muerte, de nada, de ausencia sin remisión, de irremediable carencia". Abadi! (p. 750) vincula lo siniestro con lo inefable, en el sentido de una des-estructura, una ausencia (una falta, diríamos) que "ninguna organización lingüística puede aprehender". (De allí "la plurivocidad e indeterminación semánica de 'heimlich' y sus versiones a otros idiomas.") Por un mecanismo defensivo del tipo de la negación, lo "unheimlich" es lo "heimlich" [lo oculto familiar] des-ocultado y repudiado a la vez como si fuera extraño, no familiar. En lo que respecta a la compulsión a la repetición, Abadi considera que la percepción de la misma es siniestra en cuanto reduce el libre albedrío del sujeto a una mera ilusión, concepto prefigurado por Freud en "Lo ominoso". ' La ominosidad de la vivencia de lo siniestro estaría determinada por el descubrimiento, por la desocultación de una parte del sujeto que le es propia [heimlich1, pero que se comporta como ajena [unheimlich1, sometiéndolo y determinándolo desde dentro "con la amenaza continua de enajenamiento del yo por un deseo que apunta a un objeto que una normatividad cultural prohíbe". "Habría en lo siniestro, en consecuencia, una vivencia de imposibilidad de ser, un 'no ser' que haría sentir al sujeto como un autómata, manejado por un mecanismo que le es ajeno" (pp. 753 y 754). La palabra coloca una etiqueta sobre esa ausencia de ser, continúa Abadi, etiqueta "que aparentemente designa, pero de verdad sustituye, con una presencia ficticia, una realidad ausente" (p. 754). En las despersonalizaciones "autopsíquícas", lo siniestro se hace evidente a través de la ruptura del sentimiento de identidad. Lo siniestro produce "un miedo que no se puede controlar' (p. 756, bastardillas de Abadi). un miedo del que la razón no puede dar cuenta o sea, "que no se puede pensar o referir en palabras". Por tanto "la vivencia de lo siniestro es una experiencia intransferiblemente subjetiva". Carlos Pérez destaca el paralelismo establecido por Freud entre la vicisitud del narcisismo implicada en la superación de la fase de narcisismo primario (con la consiguiente pérdida de la sensación de totalidad) Visión actual "de lo siniestro" 895 por un lado, y la castración por otro. Considera que "si bien ambas alternativas interesan a momentos estructurales diferentes, afectan a una misma dinámica". Los múltiples aconteceres con los ojos en "El hombre de la arena", por ejemplo, muestran una imbricación de la estructura narcisista con la estructura de la castración, en tanto lo visual refiere al carácter especular de la relación dual madre-hijo antes del establecimiento de una cabal distinción sujeto-objeto, mientras que la castración está simbólicamente expresada en las alusiones a la ceguera. Serían aspectos esenciales de la dinámica pulsional en la configuración de lo siniestro la ruptura narcisista, la articulación con la castración y la compulsión repetitiva, y su vector directriz "la omnipotencia de los deseos", "propia de la concepción animista del mundo debida a la sobrestimación narcisista de los procesos psíquicos"13 (pp. 759 Y 760). Carlos Pérez se refiere luego a la vinculación que establece Freud entre el retorno de lo reprimido, la angustia y el sentimiento de lo siniestro, para discriminar la angustia como del lado del complejo de castración y centrada en el Edipo, y el sentimiento de "lo siniestro" del lado del narcisismo. Habría una relación dialéctica entre ambos términos que, en caso de perderse, determinaría la neurosis, por parte de la angustia de castración, y la psicosis, por la inmersión en lo siniestro. El borramiento entre fantasía y realidad al que se refiere Freud en p. 244 de "Lo ominoso" es un desvanecimiento por el que la fantasía cede lugar a "10 real", es decir, a la realidad psiquica, a lo que se hace "real" para el sujeto y que, como Freud dice, "no debe confundirse con la realidad material". "La apelación a lo real realiza" -apunta Carlos Pérez- "el hecho inconsciente hasta que cobra el dramático peso de lo siniestro en la amenaza de indiscriminación entre el símbolo y lo simbolizado". En el instante de emergencia de lo siniestro, no sólo ha fracasado la represión sino que se anula la función de transcripción de la representación inconsciente -representación cosa-- en representación palabra, adecuada al código preconsciente, desvaneciéndose por tanto el límite entre dichos sistemas. Si interviniera la represión en este proceso, se trataría en todo caso de la represión primordial o constitutiva, dice Carlos Pérez (pp. 760 Y 761). El "representante narcisista" se desliza por la brecha correspodiente a ese borramiento entre fantasía y realidad, hasta situarse como "10 reat' . La especificidad de lo siniestro radicaría entonces en dos parámetros: "la trascendente participación de lo visual, que connota el encuentro con lo real, y su relación bipolar con el narcisismo y el complejo de castración" (p. 761). Emiliano del Campo considera que en "Lo ominoso" Freud plantea la problemática del narcisismo pero en una dimensión más allá de la propia fase narcisista: en el autoerotismo, en lo real, en el goce. Así como el placer sería "la sustancia del narcisismo" (bastardilas de del Campo), el goce estaría "más allá del placer": residiría en el masoquismo. Esta problemática provocaría, por ende, una resistencia diferente de la del narcisism03 (pp. 166 Y 167). 896 Néstor Carlos Propaso En relación al tema de "el doble" plantea, partiendo de la fase del espejo de Lacan, que frente a su imagen, el sujeto "queda siempre a merced de que esa imagen huya y se lleve consigo aquello con lo cual el sujeto adquiere una unidad [... ]: Porque esta imagen con la cual el sujeto se identifica siempre es una imagen vacilante". Mis conclusiones Freud concibe su trabajo acerca de lo siniestro en 1913, es decir hacia la época en que estaba por introducir de lleno el narcisismo en la teoría psicoanalítica. Pero lo archiva en un cajón y sólo lo exhuma para publicarlo en 1919, cuando terminaba de germinar en su mente la tercera teoría pulsional, con la consecuente introducción de los conceptos de compulsión repetitiva y pulsián de muerte. (De paso, ¡qué siniestro destino freudiano éste del manuscrito de "Lo ominoso" de permanecer oculto seis anos en un cajón, receptáculo significante a la vez del ocultamiento y de la muerte!) Aún no había terminado de delimitar la teoría estructural del aparato psíquico para establecer la segunda tópica (lo que haría en 1923, en El yo y el ello); se manejaba todavía solamente con el concepto de "angustia automática" -la "angustia señal", segunda teoría de la angustia, recién aparecería en el ano 1926, con Inhibición. sintoma y angustia=-, y no había por supuesto desarrollado aún su teoría de la escisión del yo en el proceso de defensa ("Fetichismo", 1927), a la que Norberto Marucco (p. 233) sugiere como una posible "tercera tópica" freudiana. Es por todo ello que se aprecia en "Lo ominoso" la aparición de las concepciones de narcisismo, compulsión repetitiva y pulsián de muerte -y aun de la de escisión del yo--, pero se extraña una cierta mayor profundización de las consecuencias de tales conceptos teóricos (dicho esto con todo respeto por la genialidad de la creación freudiana, en tomo de la cual tanto se ha escrito luego). Considero que el sentimiento de 10 siniestro es una dimensión especial de la angustia, relacionada más con el retomo de lo repudiado o de lo renegado que --como afirma Freud- con el retomo de lo reprimido (a menos que, como dice Carlos Pérez, se trate de la represión primordial, en cuyo caso estamos siempre en el campo de lo que no se puede simbolizar, de lo inaccesible a la función de la palabra). Si introducimos la dimensión temporal, el horror de la vivencia está determinado --como señala el propio Freud y desarrolla Bleger- por el rencuentro con una época del psiquismo en la que el yo no se hallaba aún suficientemente diferenciado del mundo exterior y del prójimo, vale decir, una época en la que no era posible que funcionara la represión, por lo menos en el sentido de "represión secundaria" con el que habitualmente nos manejamos. En sintesis, la vivencia de 10 siniestro no es una vivencia del orden de lo neurótico si bien, como múltiples ejemplos clínicos, de la creación artística y de la vida cotidiana lo muestran, es un Visión actual de lo siniestro" 11 897 fenómeno universal, presente con variables frecuencia y características --desde el delirio de referencia a la alucinosis fugaz- en todos los individuos. Y esto se comprende también pensando en el modo de su generación (¿quién no reniega?, ¿quién no repudia algo alguna vez?) y en el momento de instalación de sus matrices (todos fuimos "glíschrocáricos" al principio). Está sin duda animada esta vivencia por el horror al Edipo y a la castración, pero desde la vertiente inefable del narcisismo y aun, como señala del Campo, desde lo más previo y fundante del mismo. Más allá del principio de placer, del lado del goce tanático, la experiencia de "lo siniestro" hace saltar las señales de la angustia "señal" para dejar al sujeto invadido por la "automática", mudo de horror, fuera del campo del símbolo y de la palabra en el que transcurren "los otros", pero a la vez testigo del espanto ya que, cruelmente, ésta es una experiencia sensorial. Experiencia del encuentro con el propio doble, prudentemente archivado --como el manuscrito de Freud- en la renegación o en el repudio. Encuentro con lo real que, como dice Lacan, es lo imposible, ya que ningún sujeto tolera que su realidad psíquica como tal devenga para él realidad material. Por tanto, considero que con la introducción del concepto de "lo siniestro" en la teoría psicoanalítica, Freud se atreve con una dimensión más profunda del psiquismo, y que es imprescindible la toma de contacto con las manifestaciones de esa dimensión (compulsión repetitiva. fetiche, doble o .alucinación) si es que se quiere llegar a un verdadero fin de análisis, a un "asravesamiento del fansasmafundamental", Blbllografta 1. Abadi, Mauricio: "Claves sueltas para W1 descifre de 10 siniestro", Re ••.de psicoanálisis, XXXV, 4, 1978. 2. Bleger, José: Simbiosis y ambigiiedad, Paid6s, Buenos Aires, 1972, Cap. IX. "Ambigüedad Ysincretismo en 'Lo siniestro', de Freud". 3. del Campo, Emiliano: Su participación en la mesa redonda "Narcisismo", Re v, tk pS/cOQllállsls, XLI, 1, 1984. 4. Freud, Sigmund (1910): Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, A. E., XI. 5. - (1912-1913): Tótem y tabú, A. E., XIII. 6. - (1915): "Duelo y melancolía", A. E., XIV. 7. - (1919): "Lo ominoso", A.E., XVII. 8. - (1920): Más allá del principio de placer, A. E., XVIII. 9. Hoffmann, E. T. A.: El hombre M la arena, Noé, Buenos Aires, 1973, colección "Textos paralelos". 10. Lacan, Jacques: Escritos, Siglo XXI, México, 1984, décimo segunda edición castellana. 11. Maldavsky, David: "Organización del aparato psíquico en inhibiciones o neurosis femeninas. Aportes al análisis de lo siniestro", Actualidad psicológica, V, 46,1979. Néstor Carlos Propalo 898 12. Marucco, Norbeno Carlos: "Introducción de [lo siniestro] en el yo", R~". ti. pslcOlUl4Usb, XXXVII, 2, 1980. 13. Pérez, Carlos: '"Lo siniestro o la palabra ciega", pslc00ll6llsú, XXXIX, 5,1982. 14. Picbon-Riviére, Enrique: "Lo siniestro en la vida y en la obra del conde de Lautréamont", en Del psicoanálisis a la psicologta social, Galerna, Buenos Aires, 1971, tomo 11. [R~"." pskOlUl4Usis, IV, 4,1946-1947.] R~"."