MUSSANO, Gilda – “Arte, vida, pensamiento, una ética de la

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Arte, vida, pensamiento. Una ética de la resistencia
Lic Gilda Mussano (USAL)
gmussano@fibertel.com.ar
gildaruibal@hotmail.com
Si escribir -como señalaba Deleuze-1 no es imponer una forma de expresión a
una materia vivida sino un asunto de devenir/res, de liberar la vida de todo lo
que la aprisiona, intentaremos mostrar en este escrito ese proceso –esos
devenires- a partir de la articulación de la noción de diferencia a dos ámbitos
muy estrechamente ligados: una ética (no una moral) y una estética (entendida
a partir del paradigma de la creatividad, teoría de la sensibilidad que liga la
noción de modulación y expresión)
La noción de diferencia puede ser abordada desde múltiples ángulos. Aquí la
enunciamos a partir de la idea deleuziana de diferencia de diferencias
2
. Se
trata de diferencias que no remiten a ningún idéntico, a ningún centro, y de
repeticiones que no remiten a ningún origen. Se tratará entonces de hacer
diferencias más que de ser diferentes. Diferencias que en su accionar, mas que
fijar
alteridades
generen
intensidades
diferenciales.
Diferencias
de
intensidades, grados de intensidades, se definirá entonces por el grado de
potencia y no por “género y diferencia específica”.3 Entonces se tratará de
pensar y actuar devenires más que reproducciones o copias imposibles,
siempre faltantes del modelo o esencia. Y entonces diferencia y multiplicidad.
Desde
la noción de multiplicidad, en tanto don de lo diverso – que
indefectiblemente nos refiere a Nietzsche en cuanto que lo primero que se
afirma es lo múltiple y no lo uno- se abre un nuevo modo de pensar y de actuar
diferente: no se trata de negar identidades o totalizaciones sino pensar
totalizaciones siempre parciales que no subsuman las partes. 4
1
Cfr .Deleuze, G. Crítica y Clínica, Anagrama, 1996, p. 11 y ss
Cfr Deleuze, G. Différence et Repetition, PUF, 1976 p.311
3
Cfr Deleuze, G. Mil Mesetas: Capitalismo y esquizofrenia, Pre-Textos, 1997, p. 261
4
Cfr ibid
2
2
Y el primer abordaje que nos compete aquí es intentar descifrar esa unidad que
bien Nietzsche supo ver entre arte, vida y pensamiento. El arte concebido como
experimentación (Versuch diría Nietzsche), performance actualizada que
realiza lo que la filosofía tarda en efectuar: una crítica de la representación.
Aquí el arte comprendido, a partir del concepto de modulación, como
capturador de fuerzas. Y entonces la modulación
5
que permite escapar de
la filosofía de la semejanza platónica, y pensar que entre el material del arte y
la sensación se forma una relación heterogénea que se temporaliza. Así
Deleuze ensaya pensar el arte en relación con la expresión, descartando la
semejanza platónica, o la analogía estructural que harían del arte la copia de
un modelo sensible o la captación de una estructura inteligible. Aquí más bien
la teoría del simulacro que "atrapa una disparidad constituyente"6 permite
explicar, contra la semejanza (del efecto a la causa, de la cosa a la esencia) la
repetición como diferencia (al nivel de lo vivo, del concepto, como del arte). Es
lo dispar, "la diferencia en sí [...] que pone en relación las series
heterogéneas o dispares"7 , que hace aparecer la sensibilidad y el pensar como
"resolución de una diferencia de potencial"8, como
diferencia intensiva. El
concepto de modulación abre un nuevo camino para comprender el arte.
Contra la hermenéutica que pega la obra sobre el sujeto, contra la
interpretación estructural o sociológica, que señala en la obra la efectividad de
estructuras objetivas, la modulación es "otra cosa". Conserva del moldeado la
heterogeneidad de fuerzas en presencia, pero extrae una "nueva potencia".
Pone en contacto fuerzas heterogéneas que producen por disparidad una
singularidad irreductible: la obra produce su efecto en el campo problemático
que asocia creador y receptor en un devenir real, que da cuenta al mismo
tiempo de la mutación de culturas. Por esto la modulación, dice Deleuze, es "la
operación de lo Real", y permite definir al arte por la operación de "hacer
sensibles fuerzas que no lo son".
Pero entonces una teoría de las artes y de las técnicas reclamará una teoría
global de la cultura que no separe el umbral técnico, el gusto estético del tipo
5
Cfr. Simondon, G L´individu et sa gènese psycho-biologique, l´individuation à la lumière des notions de formes et
d´information. PUF, 1964
6
Deleuze, G Différence et Répétition, PUF, 1976 , p. 92
7
ibid, p. 157
8
ibid, pp. 188-9
3
político de poder, que definen conjuntamente el modo de individuación de tal
sociedad. Arte y técnicas son captados en su dimensión social, distribuyen
sujetos sociales en un proceso de individuación que no aplica una forma
externa (lo social) a una materia inerte (el individuo) sino que modula fuerzas
humanas, materiales y sociales, produciendo una forma social singular, que es
esto que de alguna manera llamamos nuestra "actualidad"9
y no el poder
captado -Foucault- por las formas de saber. Deleuze distingue -al hablar de
Foucault lo presente de lo actual: lo actual no es lo que somos sino más bien lo
que devenimos, lo que estamos deviniendo, nuestro devenir-otro; lo presente
por el contrario es lo que somos, y, por ello mismo, lo que estamos ya dejando
de ser. Esa “actualidad” que Nietzsche llamaba lo inactual, lo intempestivo, es
lo que es in actu, y entonces la filosofía como acto del pensamiento10. En este
caso el pensamiento como estrategia que conserva la informalidad de las
fuerzas. Un pensamiento como "procesos de subjetivación" - dirá el último
Foucault-, que consisten en la constante constitución de modos de existencia, o
como decía Nietzsche - al referirse al estilo-, en la invención de nuevas
posibilidades de vida: así la existencia como obra de arte.
Y este último
estadio es el pensamiento-artista 11.
Entonces, la subjetivación es una individuación particular o colectiva que
caracteriza un acontecimiento (una hora del día, un viento, una vida... dirá
Deleuze), es un modo intensivo, y no un sujeto identitario. Es una dimensión
sin la cual no se podría ni superar el saber ni resistir al poder.12
Y fiel a su método, lo que le interesará al último Foucault no es el tan mentado
retorno a los griegos, sino nosotros hoy en día, nuestros modos de existencia,
nuestras posibilidades de vida ¿tendremos con ellas las maneras de
constituirnos ya no como sujetos sino como "sí mismos", lo suficientemente
"artistas" como diría Nietzsche, más allá del saber y del poder? Potenciar la
producción de una nueva manera de pensar mas libre: el pensamiento como
modo de experiencia
pensar
9
in-cómodo,
13
que supone pensar en el límite de lo que se sabe: un
des-disciplinario
que
construye
Cfr. Deleuze, G Pourparlers , Les Editions de Minuit, p. 119
Cfr. Ibid, p. 130
11
Cfr ibid, p.127
12
Cfr. Ibid, p. 135 infra
13
Cfr. Morey, M La experiencia Foucault, Coloquio Internacional M.Foucault, UNAM, 2004
10
y
reconstruye
4
permanentemente, que se despliega en los bordes de lo que ignora y que se
sostiene en las voluntades colectivas de producción de libertades. Y entonces
una política entendida como modos de resistencia afirmativa donde la
subjetividad es capaz de descubrir la potencia de transformación y de impulsar
una intencionalidad crítica y expresiva.
En los modos de existencia, en los estilos de vida, hay una estética de la vida
que hemos llamado la vida como obra de arte. Pero es también una ética para
Foucault, por oposición a la moral. Tanto Deleuze –siguiendo la línea de
pensamiento de Spinoza y Nietzsche- 14 como Foucault supieron mostrar la
diferencia entre una ética y una moral. La moral es un conjunto de reglas
coercitivas que juzgan acciones e intenciones refiriéndolas a valores
trascendentes (El Bien, el Mal; está bien, está mal...), la moral es siempre el
sistema del juicio: de doble juicio: Ud. juzga por sí mismo y a la vez es siempre
juzgado. Y juzgar implica siempre una instancia superior al ser, un algo
superior a la ontología, un más que el ser: el Bien que hace ser y hace actuar,
el Bien superior al ser, lo Uno. La ética es algo totalmente distinto: usted ya no
juzga. Alguien dice o hace algo, usted ya no relaciona eso con los valores.
El punto de vista de una ética más bien expresa esto: ¿de qué eres capaz?
¿Qué es lo que puedes? Y esto nos recuerda esa especie de grito de Spinoza:
¿qué es lo que puede un cuerpo? 15 Y de entrada nunca sabemos qué es lo
que puede un cuerpo, cómo están envueltos los modos de existencia en
alguien.
Spinoza explicará muy bien que tal o cual cuerpo nunca es un cuerpo
cualquiera, es lo que tú puedes. Y entonces la ética se presenta como un
conjunto de reglas facultativas que evalúan lo que hacemos, lo que decimos,
según el modo de existencia que esto implica. Se dice esto, se hace aquello:
pero ¿cuál es el modo de existencia que esto implica? Hay cosas que sólo
pueden hacerse o decirse por una bajeza de alma, por una vida de odio o de
venganza contra la vida. A veces un gesto o una palabra alcanzan para revelar
lo bajo y lo elevado, lo vil y lo noble. Estos son los estilos de vida que nos
constituyen estética y éticamente. Esta es la idea de "modo" en Spinoza, y de
14
Cfr Deleuze, G. Clase sobre Spinoza: Ontología y Etica, 21-12-1980
Cfr. Spinoza, Etica demostrada según el orden geométrico, FCE, 1985 , III Parte, Proposición 2, escolio y el
excelente análisis que realiza Deleuze en Spinoza Philosophie Practique, Ed de Minuit, p. 28 y ss
15
5
"estilo" en Nietzsche: el estilo en un gran escritor es siempre también un estilo
de vida, la invención de una posibilidad de vida, de un "modo" de existencia.
Y volvemos al comienzo... Después de Blanchot, Deleuze retomó esta terrible
pregunta: ¿qué es escribir?: liberar la vida de todo lo que la aprisiona. "La
literatura
(el arte) se presenta entonces como una iniciativa de salud”16 , la
Gran Salud, señalará Nietzsche, la alegría como “afección primera” dirá
Spinoza. Afinidad fundamental entre obra de arte y acto de resistencia también
señalará Deleuze
17
porque si algo tiene que ver el arte o la obra de arte con
“comunicar algo” es sólo a título de resistencia. Y el acto de resistencia de
último es resistir a la muerte, sea bajo la forma de obra de arte, o sea bajo la
forma de una lucha entre los hombres Y ¿Qué relación hay entre la lucha de
los hombres y la obra de arte? La relación más estrecha y misteriosa, nos dirá
Deleuze, eso que Paul Klee lo expresó señalando “el pueblo falta”-. El pueblo
falta y al mismo tiempo no falta. El pueblo falta, quiere decir que (no es claro y
nunca lo será) esa afinidad fundamental entre la obra de arte y un pueblo que
todavía no existe, no es ni será clara jamás. No hay obra de arte que no haga
un llamado a un pueblo que todavía no es” 18
Arte y resistencia, arte de vivir contrario a todas las formas de fascismo
imperante en lo social y en nosotros. Por esto es que queremos concluir este
escrito, retomando los siete preceptos muy precisos que Foucault sintetizara
en aquel texto homenaje a ese gran libro de ética que para él constituye el
Antiedipo (Deleuze y Guattari). Modos para la acción en la vida cotidiana:
“1) Libere la acción política de la vida de toda forma de paranoia unitaria y totalizante.
2) Haga crecer la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y
disyunción, más que por subdivisión y jerarquización piramidal.
3) Libérese usted de viejas categorías de lo negativo (la ley, el límite, la castración, la
privación, la interrupción) que el pensamiento occidental tanto tiempo mantuvo como
formas sagradas de poder y como modos de acceso a la realidad. Prefiera lo que es
positivo y múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, las
disposiciones móviles a los sistemas. Considere que aquello que es productivo no es
sedentario sino nómada.
4) No se imagine que hay que estar triste para ser militante, aún sabiendo que la cosa
16
Deleuze, G. Crítica y Clínica, Barcelona, Anagrama, 1996, pp.14-15
Deleuze, G. Deux Régimes de fous, Les Editions de Minuit, p. 291 y ss.
18
Ibid, p.302.
17
6
que se combate es abominable. Es el enlace del deseo y la realidad (y no su huida en
las formas de la represión) lo que posee una fuerza revolucionaria.
5) No utilice el pensamiento para dar a una práctica política un valor de verdad; ni la
acción política para desacreditar un pensamiento, como si éste no fuera más que pura
especulación. Utilice la práctica política como un intensificador del pensamiento, y
el análisis como un multiplicador de formas y dominios de intervención de la
acción política.
6) No exija que la política restablezca los “derechos” del individuo tal como la filosofía
los definió. El individuo es el producto del poder. Lo que se necesita es
“desindividualizar” por medio de la multiplicación y el desplazamiento, la disposición de
combinaciones diferentes. El grupo no debe ser el enlace orgánico que une a
individuos jerarquizados, sino un constante generador de “desindividualización”.
Finalmente…
7) No se vuelva amante del poder.” 19
19
M Foucault, Dits et Ecrits, T. III- (1976-1979), Ed Gallimard, 1994 p. 135
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