EL VALOR FINANCIERO EN ECONOMÍA Dr. Alfonso Rodríguez Rodríguez 1. Breves apuntes históricos sobre la Teoría del Valor Aristóteles (s.IV a.c.) distinguió entre el valor de uso (subjetivo) y el valor de cambio (objetivo). Puede considerarse inicio de la Teoría Económica del Valor en Economía. Los escolásticos (Tomás de Aquino y J.D. Scot, s.XIII) contraponen el valor que es frente al que debe ser (conceptos positivo y normativo). En el s.XVII los mercantilistas (J.B. Colbert) introducen el concepto de utilidad. La filosofía deductiva cartesiana (W.Petty), abandona la teoría subjetiva del valor indagando como concepto objetivo el valor natural resultante de los factores de producción (tierra y trabajo), frente al valor actual del mercado. J. Law lo basa en la oferta y la demanda, mientras que Locke lo fundamenta en la demanda. Con F. Galiani se introduce el concepto de utilidad marginal. Para el pensamiento clásico (s.XVIII y XIX) el valor se funda en el coste de producción. Para A. Smith, trabajo, tierra y capital. D. Ricardo añade el factor escasez. K. Marx: lo deduce de la explotación del capitalismo. Para J.S. Mill deviene el valor de la demanda debido a su oferta. El pensamiento neoclásico (W. Jevons y C. Menger, s.XIX) utiliza el análisis marginal sobre el concepto de utilidad. L. Walras introduce el equilibrio de la oferta y la demanda. A. Marshall considera el coste de la producción y la utilidad. La escuela austriaca considera el conocimiento subjetivo. F. Hayek:.El mercado moviliza socialmente el conocimiento individual. Con J. Shumpeter se introduce una concepción dinámica del conocimiento, como creador de un nuevo conocimiento (método histórico). En la nueva economía del conocimiento y la globalización (Paul Romer, David Skyme y Kevin Kelly) la escasez tradicional, causa de valor, es sustituida por la 1 abundancia, riqueza en la información y en los conocimientos. Los bienes pueden ser limitados, pero no la información y el conocimiento que crecen con su aplicación. En ninguna de todas estas concepciones evolucionadas de la Teoría del Valor se introduce, explícitamente al menos explícitamente, como factor independiente y determinante económico del valor, el factor tiempo.. Su consideración la vamos a bordar aquí y nos conducirá a un nuevo concepto del valor en Economía, al valor financiero. 2. “Tiempo histórico” y “tiempo espera”: dos conceptos distintos Para la introducción del tiempo en el análisis económico es conveniente diferenciar con rigor, entre las múltiples acepciones del concepto tiempo, las que podemos definir como tiempo histórico y tiempo de espera. El tiempo histórico asigna a cada suceso un punto (un momento) en el vector lineal temporal, donde el origen es otro punto o momento predeterminado (opinático) para todos los sucesos descritos en el tiempo histórico. Simbolizando t la magnitud escalar que formalice el tiempo histórico, la representación formal asigna a cada suceso el carácter ordinal del número escalar que mide su coordenada respecto al origen. Así, si la coordenada es t, S t formaliza un suceso acaecido en t, St 0 • t t El tiempo histórico tiene carácter locacional. Otorga al suceso las circunstancias propias del momento en el que se produce. Es más descriptivo o enriquecedor que conceptual o abstracto. Numéricamente introduce una relación ordinal, que permite comparar varios sucesos y responder a las cuestiones entonces, antes y después. Como expresa su propia denominación, habilita la descripción científica de los sucesos mediante los métodos histórico-estadísticos. 2 El tiempo de espera relaciona dos sucesos mediante un intervalo temporal (el diferimiento entre ellos). Simbolizando por T la magnitud escalar que lo formaliza, el diferimiento entre dos sucesos S’t’ y S t, extensión del intervalo (t, t’), resulta medido por el número T= t’-t , en su carácter cardinal, St 0 • T S’ t’ • t t’ t El tiempo de espera tiene un carácter conceptual abstracto. Prescinde de las riqueza histórica derivada de los momentos que integran el intervalo para reflejar tan sólo la distancia temporal entre los sucesos. La naturaleza de su magnitud es extensiva, y tiene numéricamente carácter cardinal. Por ello, habilita la descripción científica de los sucesos mediante los métodos formales abstractos. 3. La medida monetaria La valoración de un elemento patrimonial (activo o pasivo económico para el sujeto), material o inmaterial, en su acepción económica más amplia y general (medio, factor, derecho, obligación, conocimiento, información, etc.), con mayor o menor dificultad y precisión, en una economía monetaria es cuantificado en la unidad que es signo monetario del país (euro, dólar, etc.). Determinados elementos patrimoniales tienen definido externamente su valor monetario, sea facialmente o cotizado por el mercado (los activos y pasivos financieros entre ellos). Otros elementos precisan de una valoración monetaria interna, que puede ser históricocontable, funcional, de mercado, fiscal, etc. Pero, en todos, la reducción monetaria del valor económico del elemento patrimonial. la valoración monetaria, consigue une homogeneización que permite la agregación y la comparación entre ellos, así como el análisis de los equilibrios y desequilibrios monetarios en sus transacciones. Formalizando mediante la magnitud extensiva C el valor monetario, C representa la cuantía monetaria que es medida monetaria de un elemento patrimonial (activo o pasivo para el sujeto), mediante un número real positivo, es decir, C ∈ R+ 3 4. La liquidez: su medida No es suficiente la medida monetaria de un elemento patrimonial para reflejar su valor económico. La posesión de un bien en el tiempo histórico o momento t, de cuantía monetaria C, representable C t, tiene diferente valor económico para el sujeto –físico o jurídico- según cual sea su disponibilidad monetaria. En general, su valor económico es mayor cuanto más inmediata sea la disponibilidad, o bien, cuanto mayor sea su grado de liquidez. La liquidez se manifiesta en el tiempo de espera, hasta su disponibilidad plena (en ciertos activos o pasivos financieros, hasta el vencimiento). Por ello, es la magnitud T (tiempo de espera) la que representa la liquidez del elemento patrimonial, siendo su medida la del intervalo temporal o diferimiento hasta su plena disponibilidad monetaria. Si es t’ el momento en el que se produce para un elemento de cuantía monetaria C t , el diferimiento T= t’-t es la medida de la liquidez del elemento patrimonial, siendo T ∈ R+ Cabría pensar que la consideración de la liquidez, como factor valorativo de un elemento patrimonial, afecta sólo (al menos más intensamente) a los elementos de naturaleza financiera, y no tanto a los materiales o funcionales, sean parte del inmovilizado o del circulante. Ello supone ignorar el proceso de liquidación que la amortización del inmovilizado, y la realización del circulante, imprimen en el circuito financiero de la empresa. Si nos referimos al sujeto del consumo, el valor de la liquidez resulta justificado por la preferencia por la liquidez, o también, por la preferencia por la demora en la exigibilidad, como un principio económico reconocido. 5. El valor financiero La concurrencia de ambos factores, la cuantía monetaria y el grado de liquidez, determina el valor financiero del elemento patrimonial. El valor financiero es una 4 magnitud compleja binaria, cuya representación formal (C,T) denominamos capital financiero. Siendo (C,T) un capital financiero, de cuantía monetaria C y diferimiento T, la representación cartesiana es C • 0 (C,T) T y, en un eje temporal de diferimientos, 0 C • T T 6. La agregación financiera Los patrimonios, tanto empresariales como particulares, están integrados por conjuntos agregados de elementos. El valor financiero del patrimonio reclama un álgebra muy particular (álgebra financiera), por cuanto la suma financiera del conjunto debe contemplar la agregación de elementos complejos binarios (capitales financieros), no resuelta por el álgebra convencional numérica. Siendo la suma una operación de composición interna en el conjunto, el resultado (valor financiero del patrimonio) ha de ser un capital financiero con sus dos componentes, monetaria y temporal, (C,T). La primera (cuantía monetaria de la suma) se define como la suma aritmética de todas las que integran el conjunto patrimonial, con un preciso sentido contable para el agregado. La definición de la segunda componente (diferimiento de la suma) se enfrenta a una inevitable dispersión consecuencia de los distintos diferimientos o grados de liquidez de los elementos patrimoniales agregados. Esta dificultad, para la definición del diferimiento suma, es la que, más o menos conscientemente, incita a 5 soslayar la determinación del valor financiero del conjunto de capitales, y del patrimonio que representa, reduciendo su valoración al contable. Ilustrémoslo con un Balance empresarial, muy sintético, PASIVO ACTIVO INMOVILIZADO .. 2.000.000 CAPITAL .............. 1.500.000 CIRCULANTE ..... 500.000 ACREEDORES L/P 1.000.000 DEUDORES ....... 150.000 ACREEDORES C/P 175.000 TESORERÍA ....... 50.000 ACCTAS. POR DIV. 25.000 SUMA 2.700.000 SUMA 2.700.000 Tal balance refleja un equilibrio contable en las cuantías monetarias suma de los elementos que integran el Activo y el Pasivo. Aquí se ha prescindido del grado de liquidez de las diferentes masas patrimoniales, evidentemente diversa. Ello implica una total ausencia de homogeneidad financiera en las partidas que se agregan. Los análisis financieros resuelven la disparidad señalada, en ocasiones, mediante la actualización financiera. Definida una ley financiera que permita la determinación de los valores actuales de los elementos con diferente vencimiento, su suma aritmética conduce al valor actual de su agregado. Se trata de una cuantía monetaria con diferimiento cero, de liquidez absoluta, que financieramente es equivalente y sustituye a la suma financiera. Aparte su dudoso realismo –pues presupone una liquidación inmediata e inexistente de todos los elementos financieros agregados- consideremos seguidamente la conversión implícita que la actualización financiera entraña. La ley financiera define una relación de sustitución entre las magnitudes que son componentes del valor financiero (capital financiero), C y T. Otro capital financiero con menor cuantía y menor liquidez, puede ser financieramente equivalente (según la ley financiera asumida) al capital inicial. Ello es similar al tradicional ejemplo de la Teoría económica del consumidor, en el que una provisión carne-pescado es sustituida por otra, con mayor (menor) carne y menor (mayor) pescado, con indiferencia en la utilidad del consumidor. 6 Tal sustitución financieramente equivalente permite definir el valor financiero del agregado mediante la suma de capitales equivalentes equidiferidos, obviándose de este modo la principal dificultad de la definición de la liquidez del agregado. Cuando el equidiferimiento se produce con diferimiento cero, se determina el llamado valor financiero actual. La actualización financiera no determina la suma financiera del agregado. Por el contrario la elude, sustituyendo la primera componente, suma aritmética de las cuantías monetarias de los elementos agregados, por la suma aritmética de las cuantías de los valores actuales equivalentes. Distorsiona así el valor contable del agregado, por lo que sólo, para muy determinados fines, resulta aceptable. La cuantía monetaria del agregado no depende de la ley financiera de valoración. No obstante, la actualización financiera la hace fluctuar con ella. La actualización financiera sólo permite una representación equivalente del valor financiero del agregado, pero no su suma financiera. Renunciando a ella, se da fin a un análisis financiero posterior que permita una descripción más profunda y trascendente, análisis que es posible, mediante la reducción financiera. 7. La “reducción financiera”: el diferimiento medio Resuelta la determinación de la primera componente, la cuantía monetaria de la suma financiera, mediante su valor contable, suma aritmética de las cuantías de los elementos agregados, resta por determinar la segunda componente, el diferimiento del agregado, medida financiera de su liquidez. Los diferimientos de los diversos elementos agregados constituyen una distribución dispersa, hábil para ser descrita mediante los métodos estadísticos y la reducción estadística (momentos ordinarios, centrales, etc.). Pero la reducción que ahora proponemos no está fundada en frecuencias ni probabilidades, sino en las equivalencias financieras que ofrecen los mercados de esta naturaleza, formalmente definidas por leyes financieras. Pretende la reducción financiera lograr un 7 diferimiento financiero medio para el agregado, descriptivo, con este carácter, como momento central de la dispersión de diferimientos que integran los elementos agregados. La propiedad financiera que debe acompañar y determinar tal diferimiento medio es la equivalencia financiera de la suma con el conjunto agregado, es decir, la suma financiera debe reflejar el valor financiero del conjunto agregado. Formalmente, siendo el conjunto de capitales financieros a sumar {(Cr,Tr)}; r=1,2,..n y definida la ley financiera del mercado por el factor financiero f(T,T’), el diferimiento financiero medio, simbolizado T0 ,debe cumplir la ecuación Σ Cr.f(Tr.T0) = ΣCr que justifica la equivalencia financiera {(Cr,Tr)} ∼ (ΣCr,T0) resultando demostrada la existencia y la unicidad de la solución T0. Es la suma financiera del conjunto, entonces, Σ{(Cr,Tr)}=(ΣCr,T0) De este modo, la reducción financiera, respetando en todo momento el valor contable del agregado, y su independencia de la ley financiera del mercado, le otorga un grado de liquidez media financiera del que corresponde a los elementos patrimoniales que integran el agregado. Regresando de nuevo al balance contable antes expuesto, que muestra en su Activo y Pasivo los agregados de sus respectivas masas patrimoniales, siendo los diferimientos medios de las sumas del Activo y del Pasivo, T0 ≠ T’0, observamos que es (ΣCr,T0) ≠ (ΣC’r,T0) 8 resultado de desviación entre los diferimientos medios del Activo y el Pasivo, siendo el plazo financiero medio, t = T0 -T’0, la medida del desequilibrio financiero existente en el balance en relación con su liquidez. 8. Las operaciones: el “plazo financiero medio” Toda transacción económica onerosa supone un intercambio de bienes (inputoutput) con determinado valor financiero. Si ambos valores del input y del output coinciden, la operación respeta el equilibrio financiero del mercado. En otro caso, el diferencial entre ellos supone un rendimiento para una de las partes, resultado de su desequilibrio financiero. Tal análisis financiero permite considerar las transacciones como operaciones financieras (OF) en un sentido muy amplio, cualquiera que sea la naturaleza de los bienes intercambiados. En su análisis financiero, si las OF respetan el equilibrio del mercado, careciendo por tanto de un rendimiento diferencial, las calificamos como operaciones de financiación (OFF) (en un amplio sentido) u operaciones de mercado. Si, por el contrario, muestran desequilibrio financiero, las denominamos operaciones de inversión (OFI), siendo entonces oportuna la descripción y estudio de su rendimiento financiero. Las OF son simples cuando el input y el output son elementales, es decir, cuando en ellos participa tan sólo un elemento patrimonial, Input: (C,T) output: (C’,T’) Son OF complejas cuando en alguno de ellos, input o output, participan una pluralidad de elementos. Input: {(Cr,Tr)}; r=1,2,..n output: {(C’s,T’s)}; s=1,2,..m 9 Tanto en unas como en otras, no siendo los capitales que muestran el valor financiero del input y del output equidiferidos, es decir, no siendo las operaciones ni al contado, ni sobre futuros, las cuantías monetarias respectivas no coinciden, tampoco sus diferimientos. La diferencia entre cuantías es el interés si se trata de una OFF, y es el rendimiento bruto si es una OFI. La desviación entre los diferimientos es el plazo de la operación en todo caso. En las operaciones simples el plazo está bien definido por los diferimientos de los elementos objeto de las transacciones. t = T’-T No así en las operaciones complejas, en las que las transacciones suponen una pluralidad de entregas (outputs) en diferentes momentos Tr, unidas a otra pluralidad de ingresos, también en otros distintos momentos Ts (distribuciones temporales de los diferimientos). Es nuevamente la reducción financiera del input y del output la que permite salvar tan difícil escollo (límite final del análisis financiero y causa de la TIR). En efecto, sustituidos los conjuntos de capitales input y output por sus sumas, financieramente equivalentes, se produce la reducción financiera de la operación compleja en otra simple, financieramente equivalente, Input: (Cr,T0) output: (C’s,T’0) en la que resulta inmediato definir su plazo , como un plazo financiero medio, t 0= T’0 –T0 Este permite proseguir el interrumpido hasta ahora análisis financiero completo de la operación compleja (determinar sus tasas de rendimiento, sin necesidad de recurrir a la defectuosa TIR, descubrir la operación a través de sus valores críticos, etc.). Barcelona, 18 de febrero de 2005. 10