el aniquilamiento material en el genocidio perpetrado en

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TRABAJO FINAL: “EL ANIQUILAMIENTO MATERIAL EN EL
GENOCIDIO PERPETRADO EN CHILE ENTRE 1973 Y 1980”
ASIGNATURA: “ANALISIS DE LAS PRACTICAS SOCIALES GENOCIDAS”
CATEDRA: FEIERSTEIN
ALUMNO: PABLO MATIAS MESTROVIC
DNI: 26.836.897
PRACTICO: MARTES 15 A 17 HORAS
INTRODUCCION
Los genocidios perpetrados en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional
incluyeron diferentes formas de aniquilamiento de las poblaciones victimizadas de
acuerdo a diversos factores tales como las tradiciones políticas de cada país, el nivel de
legitimidad que obtuvieron los perpetradores y el desarrollo de la “tecnología” (en el
sentido foucaultiano) utilizada.
En el caso de Chile, singularmente, se destaca la limitación de los niveles de
clandestinidad en que se llevó a cabo el proceso de aniquilamiento. La clandestinidad
es, como sostiene Juan Carlos Marín1, un elemento fundamental en la forma de
represión propia de la burguesía financiera, dado que sus acciones represivas no pueden
obtener la legitimidad necesaria. Esta forma de represión tiene como especificidad el
aniquilamiento sistemático de poblaciones, el genocidio.
Como veremos, en el caso chileno la tecnología del aniquilamiento no había
alcanzado el grado de clandestinidad que permite ocultar las acciones que no se pueden
legitimar. Pero, más importante aún, el secreto permite eliminar de la historia a las
víctimas del proceso genocida, de forma tal que no quede ni recuerdo de su desafío al
orden establecido. Como veremos, el régimen pinochetista encontró también
dificultades a la hora de hacer “desaparecer” la memoria de sus víctimas.
1
Marín, Juan Carlos. Los hechos armados. La acumulación primitiva del genocidio. La Rosa Blindada.
Buenos Aires. 1996. P.100, nota al pie 90.
LA METODOLOGIA DEL ANIQUILAMIENTO
La dictadura implantada a partir del golpe de estado del 11 de septiembre de
1973 recurrió a distintos métodos para el aniquilamiento de los grupos políticos que
habían participado en el proceso de movilización iniciado a fines de los ’60 y plasmado
en la Unidad Popular.
Entre ellos los principales fueron la detención seguida de desaparición forzada y
la ejecución legitimada en sentencias de tribunales militares. Ambos métodos se
combinaron en algunos casos ya que sólo se informó a los familiares de las víctimas que
las mismas habían sido condenadas y ejecutadas, sin infórmarseles el lugar donde
habían sido sepultadas.
La siguiente tabla muestra las cifras oficiales de personas ejecutadas en virtud de
sentencias de tribunales militares entre 1973 y 1974. Es de notar la escasez de las
“ejecuciones” reconocidas por el propio régimen2.
Sentencia Causa-Rol
347-73
11-73
1645-73
4-73
1-8
1572-73
A-5
2-74
Total
Número de personas
Fecha
1
6
4
5
2
3
2
2
25
13-X-73
19-X-73
22-X-73
30-X-73
18-XI-73
XI-73
20-XII-73
11-11-74
Lugar geográfico
Antofagasta
Puerto Montt
Concepción
Pisagua
Tejas Verdes
Valdivia
Talcahuano
Pisagua
En otros casos, se informó de la ejecución de un condenado por la justicia
militar, pero no del proceso seguido contra el mismo.
Fecha
12-IX-73
IX-73
22-IX-73
26-IX-73
27-IX-73
3-IX-73
4-X-73
6-X-73
8-X-73
1 1-X-73
16-X-73
18-X-73
2
Número de personas
Lugar geográfico
Antofagasta
Quillota
Antofagasta
Santiago
Talca
Valdivia
Valdivia
Calama
Aysén
1
1
2
3
1
1
11
2
1
Pisagua
La Serena
Copiapó
5
15
3
Las tablas están tomadas de Rojas, María Eugenia. La represión política en Chile. Los hechos. s/l.
IEPALA. 1986. Publicado en formato electrónico en www.derechos.org/nizkor/represión/html.
19-X-73
23-X-73
Antofagasta
Antofagasta
Total de personas
8
1
45
Entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973 desaparecieron 319
personas. En este primer periodo, la ejecución y la desaparición forzada se superponen
por la forma improvisada que toma el proceso de aniquilamiento. Durante 1974
desaparecen 235 personas, de las cuales 206 son de Santiago y 27 de provincias. Como
se ve, las detenciones seguidas de la desaparición de personas decrece, especialmente en
provincias. Una persona detenida en Buenos Aires es trasladada a Santiago; es vista en
Villa Grimaldi y Cuatro Alamos y posteriormente desaparece. En 1974 la dictadura
chilena montó una campaña propagandística para esparcir el rumor de que 119
desaparecidos chilenos estaban en realidad en la Argentina y diversos países
latinoamericanos y europeos y se preparaban para “invadir” Chile. Según las versiones
que daban diversos periódicos extranjeros poco conocidos, “los 119” habrían muerto en
enfrentamientos con fuerzas policiales o habrían sido asesinados por sus compañeros de
militancia. Las indagaciones realizadas por los familiares de “los 119” demostraron que
los cadáveres encontrados no correspondían a las personas buscadas.
Más de dos quintos del total de desaparecidos lo fueron en los primeros ciento
doce días del régimen. Luego el número de víctimas comienza a disminuir, se recrudece
en 1976 y vuelve a caer desde 1977.
Durante 1974, 1975 y 1976, la DINA es el organismo que mayor cantidad de
detenciones efectúa y, por tanto, el responsable de la mayor cantidad de desapariciones.
Durante 1974, 102 personas desaparecidas fueron detenidas por sus agentes. Por otra
parte, como veremos más adelante, la creación de la DINA se corresponde con una
mayor clandestinización de la represión.
Cabe señalar que estas cifras corresponden a las denuncias por desaparición
presentadas ante diversos organismos (particularmente la Vicaría de la Solidaridad,
dependiente de la Iglesia Católica), y que las cifras reales pueden ser mucho mayores.
El politólogo chileno Genaro Arriagada3, ligado a la Democracia Cristiana, da cifras de
entre 1500 y 15000 muertos para los primeros meses posteriores al golpe. El carácter
desorganizado de la represión en este primer periodo explica la imprecisión de las
cifras.
3
Arriagada, Genaro. Por la razón o la fuerza. Chile bajo Pinochet. Sudamericana. Buenos Aires. 1998.
Sin embargo, cabe señalar que las ejecuciones “legales” correspondieron
generalmente a figuras que habían tenido un papel importante en los partidos de
izquierda o en los movimientos populares 4.
La mayor parte de las víctimas tuvieron que sufrir, en cambio, la lógica
concentracionaria en la forma específica que asumió en este genocidio reorganizador.
La siguiente tabla, elaborada por el jurista chileno Andrés Orellana Vargas, da
una indicación de la proporción en que fueron utilizados los distintos métodos en el
proceso de aniquilamiento.
NÚMERO DE PERSONAS AFECTADAS POR TIPO DE VIOLACION
PRINCIPAL
1973-1989
Años
TOTAL
EJECUCIONES Y DD
TORTURAS DETENCIONES EXILIO
1973
106.904
1.799
43.573
50.000
11.532
1974
296.229
340
28.388
215.567
51.934
1975
443.235
129
9.150
321.971
111.985
1976
589.687
136
10.000
438.734
140.817
1977
650.540
142
1.944
509.738
138.716
1978
463.262
132
327
328.895
133.908
1979
378.726
104
1.624
244.222
132.776
1980
323.848
167
626
193.558
129.497
1981
259.564
37
506
137.350
121.671
1982
313.172
24
802
187.108
125.238
1983
349.384
96
1.058
213.539
134.691
1984
340.598
87
1.536
173.894
165.081
1985
206.851
68
1.734
16.942
188.107
1986
410.710
61
2.310
192.882
215.457
1987
261.305
53
2.988
10.738
247.526
1988
262.676
43
5.071
14.099
243.463
4
Alonso, Luciano. “Modos de dominación y regímenes de violencia en las dictaduras iberoamericanas.
Un esbozo de comparación”, en Revista e-l@tina, n°20, Buenos Aires. Julio-Septiembre de 2007.
1989
240.514
35
457
3.985
236.037
Total
5.897.205
3.453
112.094
3.253.222
2.528.436
Del mismo autor tomamos otra tabla que muestra la extensión del proceso
genocida sobre la sociedad chilena, si bien la eliminación física de las víctimas fue
relativamente limitada.
POBLACION Y NÚMERO DE PERSONAS AFECTADAS DIRECTAMENTE
POR LA REPRESION
1973-1989
Años
población total
afectados
porcentaje
1973
10.019.525
106.904
4,87
1974
10.185.781
296.229
2,91
1975
10.350.411
443.235
4,28
1976
10.509.669
589.687
5,61
1977
10.663.112
650.540
6,10
1978
10.816.362
463.262
4,28
1979
10.975.041
378.726
3,45
1980
11.144.769
323.848
2,91
1981
11.327.271
259.564
2,29
1982
11.518.800
313.173
2,72
1983
11.716.769
349.384
2,98
1984
11.918.590
340.598
2,86
1985
12.121.677
206.851
1,71
1986
12.327.030
410.710
3,33
1987
12.536.374
261.305
2,08
1988
12.748.207
262.676
2,06
1989
12.961.032
240.514
1,86
TOTAL
193.840.420
5.897.206
.
PROMEDIOS 11.402.378
346.894
3,04
LA ORGANIZACIÓN DE LA MAQUINARIA GENOCIDA
En los primeros meses posteriores al golpe militar del 11 de septiembre de 1973,
la represión a los partidarios del gobierno depuesto y a las organizaciones populares en
general tomó una forma improvisada. Diversos “consejos de guerra” daban una
apariencia de legalidad a la eliminación física de los opositores. De acuerdo a la
normativa jurídica dictada luego del golpe, que declaraba a Chile en “estado de guerra”,
el juzgamiento de los detenidos por razones políticas, así como de las acciones llevadas
a cabo por las Fuerzas Armadas y Carabineros, correspondía a la justicia militar. De esta
forma, si bien durante este periodo se presentaron frecuentes denuncias de familiares de
detenidos por desaparición o “presunta desgracia” (término utilizado en la jerga jurídica
chilena), todas ellas fueron pasadas a los tribunales castrenses, que sobreseyeron
invariablemente a los acusados.
En este primer periodo, la represión estaba coordinada, hasta cierto punto, por el
SENDET (Servicio Nacional de Detenidos). Hacia 1974, coincidentemente con la
afirmación del poder personal de Pinochet y transformación de la Junta Militar en un
mero órgano consultivo, la organización de las fuerzas represivas comienza a hacerse
más eficaz y centralizada. Se crea así la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional),
conducida por el coronel Manuel Contreras.
Según el decreto de su creación (Decreto-Ley 521), el personal de la DINA debe
pertenecer de preferencia a alguna institución de las Fuerzas Armadas o Carabineros. En
virtud de un decreto supremo del Ministerio de Hacienda, su contingente es
incrementado por civiles, muchos de ellos con antecedentes de delitos o militantes del
movimiento de ultraderecha «Patria y Libertad», que había actuado previamente al
golpe militar para desestabilizar al gobierno de Allende. Asimismo, artículos del
Decreto-Ley 521 no publicados le asignaban la atribución de detener e interrogar
personas siguiendo órdenes de la Junta Militar (en la práctica, de Pinochet).
Los agentes establecen además una relación más o menos informal con personas
que trabajan en diversas reparticiones públicas, servicios, empresas privadas, etc., así
como con estudiantes y profesores de colegios y, universidades. Estas personas
cumplían la función de informar acerca de lo que sucedía en su lugar de trabajo o
estudio, sobre sus compañeros y sus opiniones y sobre las actividades que allí se
desarrollen que puedan tener algún viso de oposición al gobierno. Los agentes contaban
asimismo con informantes en “poblaciones” (villas miseria), barrios, conjuntos
habitacionales, etc.
Este aspecto del accionar de la DINA responde a la necesidad que tiene un
genocidio reorganizador de destruir las relaciones sociales de solidaridad. Desde fines
de los años ’60 había crecido la organización de los sectores populares chilenos, aún de
aquellos históricamente más débiles, como los campesinos y los “pobladores”
(“villeros”). Al fomentar la práctica de la delación, se buscaba suprimir toda posibilidad
de resistencia organizada.
La DINA disponía de una eficaz estructura de información. Tenía divisiones
especializadas en las distintas organizaciones políticas a eliminar (Partido Socialista,
Partido Comunista, MIR). Asimismo, la DINA disponía de un Centro de Procesamiento
de Informaciones en Santiago, dotado de una computadora IBM operada por personal
de esa empresa norteamericana. La organización del exterminio de los opositores a
partir de 1974 se perfeccionó de tal forma que se eligió un periodo de tiempo
determinado para el aniquilamiento de cada una de las organizaciones. En 1974 la
DINA concentró sus esfuerzos en el MIR, en 1975 en el MIR y el Partido Socialista, y
finalmente el año 1976 fue consagrado al aniquilamiento del Partido Comunista.
Las atrocidades cometidas por el régimen de Pinochet generaron una creciente
indignación en la opinión pública internacional. Además, en una operación realizada en
Estados Unidos, la DINA había asesinado al ex canciller del gobierno de la Unidad
Popular, Orlando Letelier, lo cual significó un conflicto diplomático con Washington.
Al propio tiempo, el aniquilamiento de las principales organizaciones de izquierda había
sido llevado a cabo. Por estas razones, Pinochet decidió suprimir la DINA
y
reemplazarla por otro organismo con funciones similares, la Central Nacional de
Investigaciones. Es importante señalar que incluso los decretos de creación de ambas
organizaciones están redactados de forma muy similar.
Pero la CNI se va a diferenciar de la DINA en varios aspectos. Por un lado, a los
pocos meses de su creación el ya impresentable general Contreras es reemplazado por
el almirante Odlanier Mena. Por otro, la CNI comienza a dar una apariencia más “legal”
a sus acciones fraguando enfrentamiento con los militantes asesinados. Otra diferencia
muy importante es que la CNI, en virtud del decreto que la crea (Decreto-Ley 1878), no
depende de la Junta Militar sino del Ministerio del Interior, el cual a su vez está
subordinado al Presidente de la República, es decir, a Pinochet. La CNI es, oficialmente,
una entidad destinada a la obtención de información, sin atribuciones para detener
personas. Sin embargo, el Decreto-Ley inmediatamente anterior al que la crea (DecretoLey 1877), faculta al Presidente de la República a detener a personas por un lapso de
cinco días en sus domicilios o en lugares que no sean cárceles.
Todo este andamiaje jurídico va en sentido de dar una apariencia legal a la
detención y la tortura de opositores. Esta supresión legalizada de las garantías
individuales tiene una notable semejanza con la implantación de la “justicia policial” y
otras normas de excepción durante los primeros años del nacionalsocialismo que
describe Robert Gellatelly5. Un nuevo Decreto-Ley de 1984 autorizó a la CNI a
practicar detenciones, lo que ya venía haciendo desde el primer momento.
Es importante señalar que el poder judicial chileno tendió a reconocer a la CNI
atribuciones para detener en los casos en que se presentaron recursos de amparo por
parte de las víctimas o sus familiares.
Aunque en un primer momento actuaron en forma relativamente independiente,
los servicios de inteligencia de las distintas Fuerzas Armadas y de seguridad estuvieron
posteriormente subordinado a la DINA/CNI, a la que suministraron parte de su
personal. Estos servicios eran el Servicio de Inteligencia Militar(SIM), el Servicio de
Inteligencia Naval (SIN), el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), el
Servicio de Inteligencia de Carabineros (SICAR).6
LA LOGICA CONCENTRACIONARIA7: LOS “SUBSISTEMAS REPRESIVOS”
El término “subsistemas represivos” fue elaborado por el politólogo chileno
Andrés Orellana Vargas8 para definir las diferentes “rutinas” que la dictadura chilena
hacía sufrir a sus víctimas.
El primero de los subsistemas represivos comienza con la detención.
5
Gelatelly, Robert. No sólo Hitler. La dictadura nazi entre la represión y el consenso. Crítica. Barcelona.
2001
6
Rojas, op. cit.
7
El concepto de “lógica concentracionaria” que tomamos de Feierstein, Daniel. Genocidio como práctica
social. Hacia un análisis del aniquilamiento como destructor y reorganizador de relaciones sociales. FCE.
Buenos Aires. 2007, y refiere a la forma particular de operar que tienen los genocidios “reorganizadores”
en la que el campo de concentración cumple la función de “laboratorio” para la destrucción de las
relaciones sociales autónomas y su reestructuración en un sentido heterónomo.
8
Orellana Vargas, Andrés. La represión en Chile 1973-1989. 1992. Inédito. Publicado en formato
electrónico en www.probidadenchile.cl.
En consecuencia, la puerta de entrada principal o forma inicial es la
DETENCION arbitraria, sea ésta masiva, de orden público o especialmente las
detenciones individualizadas, (conforme a la clasificación utilizada por la Comisión
Chilena de Derechos Humanos).
El ALLANAMIENTO es a veces una forma inicial y otras, en cambio, es una
forma intermedia y habitualmente afecta a otras personas, además del detenido o
persona que va a ser detenida.
Las puertas de salida son: la libertad (sin cargos, provisional, condicional, por
pena cumplida), el exilio, la muerte y la desaparición.
Entre estas puertas de entrada y salida están las rutinas represivas, que son como
caminos en un laberinto y que recorrerlos puede tomar unas horas o bien toda la vida.
Una característica común a todas estas rutinas es la impredictibilidad. La víctima
no sabe a ciencia cierta cuál será su destino y tampoco tiene posibilidad de influir en él.
Este aspecto de la lógica concentracionaria es uno de los que más contribuyen a
desquiciar la personalidad de la víctima.
Estas rutinas pueden identificarse por su última etapa, ya que todas tienen la
misma entrada principal, la detención, que es el estado temporal en el que ocurrirán
todas las otras etapas o aplicación de instrumentos.
Las rutinas, en consecuencia pueden agruparse así, según el esquema que
tomamos del autor citado:
R D Rutinas que terminan en la DESAPARICIÓN.
R E Rutinas que terminan en la EJECUCIÓN.
R L Rutinas que terminan en la LIBERTAD.
R X Rutinas que terminan en el EXILIO.
Cada persona que ingresa en el sistema represivo se encuentra frente a las
siguientes rutinas represivas que, a lo menos, son 117 rutinas, como por ejemplo:
R D1: DETENCIÓN-DESAPARICIÓN.
R D2: DETENCIONAMEDRENTAMIENTO-DESAPARICIÓN.
R E31: DETENCIÓN-TORTURA-PRISIÓN POLÍTICA-DESAPARICIÓNEJECUCIÓN.
R L31: DETENCIÓN-TORTURA-PRISIÓN POLÍTICA-CONMUTACIÓNLIBERTAD.
R L32: DETENCIÓN-PRISIÓN POLÍTICA-CONMUTACION-LIBERTAD.
R X21: DETENCIÓN-AMEDRENTAMIENTOS-EXPULSIÓN-EXILIO.
Las rutinas represivas podían seguir el orden mencionado en estos ejemplos o
cambiarlos, incluso repitiendose alguno de los dispositivos represivos. Algunos de estos
dispositivos podían ser formalmente “legales”, como la detención, pero contribuían al
quiebre de la personalidad del detenido y, en ese sentido, eran funcionales a la lógica
concentracionaria en combinación con la tortura y otras prácticas no permitidas
explicitamente por la ley.
La tortura para obtener información de los detenidos se efectuaba en forma
organizada y científica, con asesoramiento médico. El “ablandamiento” mediante la
tortura se combinaba con la privación de alimentos y agua. El siguiente testimonio
corresponde a un detenido alojado en el centro de interrogatorios de “Villa Grimaldi”:
“Existen tres edificaciones: las casas «Corvi», las casas «Chile» y la «Torre».
Las casas «Corvi» son habitaciones de 80 por 80 centímetros donde se mantiene durante
un tiempo a los detenidos con el propósito de «ablandarlos». La sala de interrogatorios
está cerca de estos cubículos. Allí el detenido es insultado y golpeado; si no responde,
es desnudado y puesto en la parrilla, amarrado y amordazado. Es frecuente que funcione
una radio al máximo de su volumen para sofocar los gritos de la víctima. La aplicación
de tortura, tanto física como psicológica, puede prolongarse por varios días; esto
depende de la actitud asumida por el detenido y de la urgencia con que los agentes
requieran la información que les interesa. Una vez que se considera finalizada la etapa
de tortura salvaje, el detenido es llevado a las casas «Chile», que tienen dos metros por
uno, cada una de las cuales es ocupada por cinco personas.La torre tiene unos seis
metros de altura y había sido acondicionada con nichos cuyas puertas miden unos 60
centímetros. En ellos es encerrado en aislamiento absoluto el prisionero que se niega a
entregar información y a colaborar”9.
Al propio tiempo, en las formas más sofisticadas de tortura utilizadas, se daba
lugar a la invisibilización de la víctima (fenómeno que señala Baumann10 en relación
con el Holocausto), debida a la falta de contacto visual o auditivo entre torturador y
torturado, fuera del indispensable para el interrogatorio. Así, por ejemplo: “Al parecer,
en Colonia Dignidad existe un centro de torturas en un lugar subterráneo especialmente
equipado y con pequeñas celdas a prueba de ruidos, herméticamente cerradas. A los
detenidos se les cubre la cabeza con capuchones de cuero que son pegados al rostro con
sustancias supuestamente químicas. En estas celdas se efectúan interrogatorios a través
9
Tomado de Rojas, op. cit. Capítulo I.
Baumann, Zygmunt. Modernidad y Holocausto. Ediciones Sequitur. Barcelona. 1998. Pp. 31-34.
10
de un equipo electrónico con parlantes y micrófonos, mientras los detenidos
permanecen desnudos y atados a rejillas metálicas, recibiendo electroshocks”.11
Este “subsistema represivo”, aún cuando termine con la libertad o el exilio,
cumple la función de quebrar las relaciones sociales de autonomía que los prisioneros
habían intentado construir a través de su militancia, de esa forma los devuelve (al menos
es esa la intención) a la sociedad convertidos en sujetos desestructurados y ejemplos
vivientes de lo que puede ocurrirle a quienes desafíen al orden social vigente.
PERSONAS DETENIDAS SUJETAS A TORTURAS
1973-1989
B Detenciones individuales
C Detenciones por Ley
D Torturas (tercera
(estimacion)
Seguridad Estado
estimacion)
1973
50.000
6.427
43.573
1974
40.000
11.612
28.388
1975
14.000
4.850
9.150
1976
10.000
.
10.000
1977
2.000
56
1.944
1978
390
63
327
1979
2.247
623
1.624
1980
962
336
626
1981
771
265
506
1982
1.349
547
802
1983
2.803
1.745
1.058
1984
2.485
949
1.536
1985
2.982
1.248
1.734
1986
3.780
1.470
2.310
1987
3.007
19
2.988
1988
5.087
16
5.071
1989
466
9
457
A Años
11
Tomado de Rojas, op. cit. , capítulo citado.
TOTAL
142.329
7.346
114.000
El segundo subsistema no tiene una etapa inicial común y cada persona ingresa y
sale del subsistema represivo en cualquier nivel. La condición lógica esencial para
definir este subsistema es que el acto represivo se da en la libertad del ser humano.
Por esta razón no pueden presentarse torturas, desapariciones, tratos crueles,
procesos en cárceles, condenas, etc, porque no son concebibles en libertad.
Este subsistema aparece compuesto de etapas o procesos aislados, pero en
algunas oportunidades se conectan y el amedrentamiento puede seguir con
allanamientos y finalmente con ejecuciones o bien hay amedrentamientos y después
viene la ejecución, pasando a ser el amedrentamiento la etapa inicial y la ejecución al
final.
Dos de estos procesos represivos requieren sine qua non del anonimato de los
autores: los amedrentamientos y las ejecuciones. Sólo de esta manera se anticipa y
asegura la impunidad de los hechores.
Las
formas
que
revisten
los
AMEDRENTAMIENTOS
se
analizan
detalladamente más adelante; aquí baste señalar que las ejecuciones asumen la forma de
ejecuciones en supuestos enfrentamientos, en manifestaciones, por homicidios
premeditados, etc. En todas ellas no ha habido detención previa.
Finalmente, el tercer subsistema represivo es el de las aprehensiones, que
consisten fundamentalmente en las detenciones por sospecha, que son completamente
arbitrarias, pues no existe ninguna base fundada para tales sospechas, ya que se trata de
detenciones que afectan fundamentalmente a jóvenes, que por su apariencia pueden
parecer sospechosos a los policías, por el mero hecho de estar en la calle. Esta
aprehensión social la definimos como aquella ocurrida por sobre las aprehensiones
regulares de carácter represivo en contra de la delincuencia y que se pueden identificar y
cuantificar especialmente en el período 1974-1984 y que tienen una finalidad de
disciplinamiento social.. El "grupo de la esquina" (institución informal juvenil, típica de
las poblaciones es la más afectada por esta represión). En este instrumento represivo la
característica es la pérdida transitoria de la libertad.
Como podemos ver, el disciplinamiento social llevado a cabo por medio del
genocidio en Chile no abarcó exclusiva y ni siquiera principalmente a los detenidos-
desaparecidos alojados en los distintos campos de concentración, sino que transformó al
territorio nacional entero en un campo de concentración en que las fuerzas armadas y de
seguridad (“de orden” como se las conoce de forma muy sugerente en Chile) imponían
un control total sobre la vida cotidiana de los sectores populares y la juventud.
El subsistema represivo que se desarrolla en el marco de la libertad nos permite
pensar la acción de la dictadura chilena desde el análisis de O’Donnell12 sobre el
disciplinamiento impuesto a las clases populares en su vida cotidiana (lo que el autor
llama la “represión protopolítica”).
LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA CONCENTRACIONARIO
Para el alojamiento de los detenidos-desaparecidos se utilizaron diversas
instalaciones. Además de las comisarías de Carabineros, diversas unidades militares
fueron utilizadas como lugares de detención (Regimiento Tacna, Academia de Guerra
Aérea) y, sobre todo, se instalaron campos de concentración en edificios no ligados a las
Fuerzas Armadas y de seguridad. Generalmente son conocidos los Estadios Chile y
Nacional de Santiago, pero a medida que la represión se organizó bajo el mando de la
DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) y posteriormente de la CNI (Central
Nacional de Investigaciones), estos organismos comenzaron a disponer de lugares de
detención especialmente acondicionados.
En este sentido, debemos hacer una distinción entre lugares de interrogatorio y
campos de prisioneros. Aunque algunos emplazamientos compartían ambas
condiciones, generalmente los lugares de interrogatorio servían para torturar a los
detenidos a fin de obtener información y luego trasladarlos a campos de prisioneros,
asesinarlos o, en algunos casos, ponerlos en libertad.
Los campos de prisioneros estaban ubicados preferentemente en regiones
inhóspitas (Tierra del Fuego, Desierto de Atacama) y cumplían una función de
alojamiento de detenidos en virtud de diversas normas jurídicas dictadas por el propio
régimen. Su función era similar a la de los “campos de concentración” durante el primer
periodo del régimen nacionalsocialista. Los prisioneros eran sometidos a trabajos
forzados, mala alimentación y malos tratos de parte de los guardianes. En los campos de
12
O’Donnell, Guillermo. “Y a mí qué mierda me importa. Notas sobre sociabilidad y política en la
Argentina y Brasil”, en Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización, Paidós.
Buenos Aires. 1997.
prisioneros se llevaban a cabo frecuentemente las ejecuciones en virtud de las condenas
dictadas por tribunales militares.
En los meses posteriores al golpe, los lugares más frecuentes utilizados por
los Servicios de Inteligencia para interrogar a los detenidos fueron los siguientes13:
Antofagasta
•
Base Aérea Cerro Moreno
•
Primera Comisaría de Carabineros
•
Cuartel de Investigaciones
Santiago:
•
Bases Aéreas de Colina y El Bosque
•
Academia de Guerra Aérea
•
Regimientos Tacna, Buin, Ferrocarriles de Puente Alto, Infantería de
San Bernardo, Ingenieros Militares de Tejas Verdes.Escuela Militar
•
Hospital Militar
•
Subterráneo del Ministerio de Defensa Nacional
•
Recinto Naval de Quinta Normal
•
Cuartel General de Investigaciones
•
Estadio Nacional
•
Campamento de Tejas Verdes, a cargo del Regimiento de Ingenieros
Militares
•
Recinto militar de Cerro Chena, a cargo del Regimiento de Infantería de
San Bernardo
Valparaíso:
13
Esta lista, así como la de campos de prisioneros, está tomada de Rojas, op. cit. capítulo citado.
•
Buques «Lebu», «Maipo» y el escuela «Esmeralda»
•
Academia de Guerra Naval
•
Cuartel Silva Palma
•
Base Aérea de Quintero
Concepción:
•
Base Naval de Talcahuano
•
Fuerte Borgoño
•
Estadio de Concepción
•
Cuarteles de Investigaciones de Talcahuano y Concepción
•
Isla Quiriquina
Osorno:
•
Tercera Comisaría de Carabineros
•
Centro de Instrucción Militar de Canal Bajo
•
Estadio Español
Temuco:
•
Base Aérea Maquehua
•
Regimiento Lautaro
•
Punta Arenas
•
Antiguo Hospital Naval
•
Regimiento Pudeto
•
Base Aérea Bahía Catalina
•
Regimiento de Infantería de Marina, Cochrane
Varios de estos recintos dejan de funcionar en los primeros meses del año 1974.
Antofagasta: A mediados de 1974 los lugares listados son sustituidos por la
construcción abandonada de la antigua iglesia «La Providencia», en calle Matta,
a media manzana de la avenida Argentina.
Santiago: En noviembre de 1973 se deja de utilizar el Estadio Nacional. En
marzo de 1974 se cierran los campamentos de Tejas Verdes y Cerro Chena.
Permanecen: AGA, Regimiento Tacna, Buin y Ferrocarriles de Puente Alto,
además de los centros secretos implementados por la DINA.
En el primer semestre de 1974 y durante todo 1975 la DINA usa el
inmueble de la calle Santa Lucía 162, conocido como Clínica Santa Lucía A
comienzos de 1974 se abre la casa de Londres, número 38. En agosto es
reemplazada por dos inmuebles ubicados en avenida José Domingo Cañas,
esquina a la calle República de Israel. En noviembre entra a funcionar una
parcela denominada Villa Grimaldi.
Desde 1973 el SICAR utiliza, además de las diversas Comisarías, la Brigada de
Servicios Especiales, en la calle San Isidro, Y el subterráneo de la plaza de la
Constitución.
En 1975 se cierra la AGA (Academia de Guerra Aérea). Los detenidos son
trasladados a la calle Maruri, número 650, y, a la avenida Apoquindo, número
3.182.
Además, son utilizados los dos locales del ex diario «Clarín», ubicado en calle
Dieciocho y, Gálvez con Alonso Ovalle.
En diversos testimonios se comienza a mencionar la casa ubicada en calle Irán
con Los Plátanos (conocido como “Venda Sexi”, debido a que las detenidas eran
abusadas sexualmente mientras tenían los ojos vendados)
Igualmente se menciona una parcela en Walker Martínez, comuna de La Florida,
adonde llevan a los detenidos de Cuatro Alamos.
Valparaíso: Durante 1974 sigue funcionando, contiguo a la Academia de Guerra
Naval, el Cuartel Silva Palma, que es el principal centro de interrogatorios de los
Servicios de Inteligencia de la zona.
En Concepción funcionan hasta los primeros meses de 1975 la Base Naval de
Talcahuano y el Fuerte Borgoño (que se encuentra en su interior).
En Osorno continúa en funcionamiento hasta fines de 1975 el recinto de Canal
Bajo.
En Punta Arenas la mayoría de los recintos señalados anteriormente dejan de
funcionar en el primer semestre de 1974.
Otros lugares
Casa ubicada en el balneario El Quisco, avenida Costanera, loteo Angamos, sitio
1, manzana E, La Puntilla. A cargo aparentemente de un alto oficial del Ejército
que trabaja en la DINA.
Las Cabañas, lugar cercano a Bucalemu, al sur de las Rocas de Santo Domingo,
Departamento de San Antonio, provincia de Santiago.
Dique de Constitución, en las obras cosieras de Constitución, en el dique «El
Submarino» (provincia de Matile), habrían habido 70 personas detenidas en
1975.
En cambio, los principales campos de prisioneros fueron:
Pisagua: Ubicado en la provincia de Tarapacá, en la costa entre Iquique y Arica.
Había sido usado en diversas ocasiones
como campamento de prisioneros
(1948, gobierno de Gabriel González Videla, durante este periodo el campo
había sido comandado por el propio Pinochet; 1952, gobierno de Carlos Ibáñez
del Campo), y últimamente, 1982, 27 relegados en el periodo 1984-1985,
relegados provenientes de allanamientos y detención en las poblaciones de
Santiago, según el gobierno con ficha delictual.
Después del 11 de septiembre se organiza un campamento militar para albergar a
los políticos, especialmente de la zona norte, bajo la dependencia de la Sexta
División del Ejército.
Durante su funcionamiento estuvieron prohibidas las visitas de familiares y de
funcionarios de organismos de derechos humanos.
En este campamento fueron ejecutadas 19 personas: siete en virtud de sentencias
pronunciadas por consejos de guerra, cinco por sentencia de muerte en consejos
de guerra cuyo texto se desconoce y siete por la aplicación de la denominada
Ley de Fuga.
Chacabuco: Ubicado aproximadamente a 110 kilómetros de Antofagasta y 1500
de Santiago, se encuentra en el desierto de Atacama. Es un pueblo abandonado
desde el tiempo de la crisis de las salitreras.
Abierto como campo de prisioneros en los primeros días de noviembre de 1973,
albergó entre 600 y 1.000 prisioneros políticos bajo la jurisdicción de la Primera
División del Ejército, con asiento en Antofagasta.
Durante los seis primeros meses de 1974 los detenidos fueron siendo
paulatinamente liberados. A partir de julio el campamento comenzó a vaciarse,
siendo los restantes prisioneros trasladados a los recintos de Tres Alamos,
Ritoque y Puchuncaví, en la zona central.
Tres Alamos: Ubicado en la ciudad de Santiago, en la calle Canadá, número 53,
próximo a Vicuña Mackenna y Departamental, es abierto en junio de 1974 como
«lugar de tránsito para hombres y mujeres», sustituyendo así al Estadio de Chile
en estas funciones.
Este recinto albergó permanentemente un total aproximado de 300 detenidos:
unos 250 “en libre plática” (no incomunicados) y alrededor de 150 mujeres. Se
mantenía en incomunicación a los detenidos en un pabellón denominado
«Cuatro Alamos»,
Los detenidos llegan a este recinto en calidad de arrestados en virtud de la Ley
de Estado de Sitio, después de haber sido interrogados (y haber permanecido
desaparecidos durante algún tiempo) por los Servicios de Inteligencia. Llegaban
primeramente a Cuatro Alamos, desde donde solían sacarlos para someterlos a
nuevos interrogatorios. La DINA utilizaba para tal efecto una villa ubicada a
escasa distancia de este recinto, en la calle Walker Martínez.
En Cuatro Alamos los detenidos se recuperaban de las torturas. El tiempo de
permanencia en este pabellón era variable (quince a veinte días). En 1976 y 1977
pasa a ser utilizado como centro de interrogatorio y tortura.
El campo estuvo a cargo de carabineros. El trato a los detenidos era variable,
según el carácter del oficial que lo dirigiera. Los detenidos, que presenciaban el
ingreso de personas en deplorables condiciones físicas, que provenían de
recintos secretos de tortura, vivían bajo la constante amenaza de ser puestos
nuevamente a disposición de los servicios de seguridad.
Puchuncaví (Melinka): Ubicado en el pueblo de Puchuncaví, en la provincia de
Valparaíso, había pertenecido a la Central Unica de Trabajadores, que lo
utilizaba como lugar de veraneo.
Es abierto en julio de 1974, con 58 detenidos provenientes del Estadio Chile. En
octubre son trasladados desde Chacabuco otros prisioneros, completando
alrededor de 250 detenidos.
Estaban a cargo de la Armada y lo custodiaban infantes de Marina.
Además del trabajo forzoso, los detenidos eran sometidos a diversos castigos
cuando, según los guardias, transgredían las reglas impuestas. Estos castigos
incluían amenazas, vejaciones, golpes, ejercicios extenuantes, prohibición de
visita de los familiares, simulacros de fusilamiento y otros maltratos. Entre estos
últimos destacaban el «plantón», que consiste en obligar al detenido a
permanecer por varías horas en pie; el «picadero», en que el prisionero,
escoltado por guardias, debe obedecer órdenes y contraórdenes, recibiendo
maltrato a discreción, habiéndose incluso utilizado perros policías para obligar a
las víctimas a realizar estos ejercicios; incomunicación absoluta y prolongada
del detenido.
Ritoque: Ubicado en la provincia de Valparaíso, cercano a un pueblo del mismo
nombre a la orilla del mar, había sido, igual que Puchuncaví, un balneario
popular, perteneciente a la CUT.
En junio de 1974 fueron trasladados allí desde la isla Dawson los principales
integrantes del gobierno de la Unidad Popular, a quienes se les mantuvo
separados de los demás prisioneros que pocos meses después llegaron
provenientes de Chacabuco, y de Tres Alamos.
El campo dependía de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), Base de Quintetos; sin
embargo, en custodia de los prisioneros los efectivos de esta institución se
turnaban con carabineros.
Frecuentemente eran allanadas las barracas y cuartos de los detenidos,
requisándoseles
diversos
objetos
de
uso
diario.
Como
método
de
amedrentamiento se disparaban ráfagas de ametralladora, especialmente de
noche.
Cuando se estimaba que habían desobedecido las reglas impuestas los detenidos
eran sometidos a castigos como suspensión de visitas, «plantón», formaciones
con listas cada dos horas, jornadas intensivas de aseo del campo, cortes de pelo
y barba, requisa de aparatos de radio y televisión y de material de lectura.
Varios detenidos fueron castigados en febrero de 1975, acusados de haber
llegado tarde a la formación. Se les obligo a correr perseguidos por perros
policías, siendo atacados y mordidos por éstos.
Los familiares eran allanados (incluso los niños), fichados y tratados en forma
violenta y vejatoria cuando visitaban a sus presos.
Isla Dawson: Ubicada en el extremo sur de Chile, en la provincia de
Magallanes, servía de base para un campamento de ingenieros de la Armada.
El 16 de septiembre, cinco días después del golpe de Estado, se abre allí un
campo de prisioneros, en el que son recluidos los principales integrantes del
Gobierno de Allende.
Los detenidos son sometidos a trabajos forzados. Algunos de ellos deben
extender alambradas y postes telefónicos. Trabajan también en un pantano
sacando fango y vegetales en descomposición. Otros trabajos consisten en cargar
camiones con piedras grandes, limpiar caminos, abrir zanjas y canales, acarrear
ripio en sacos al hombro y al trote.
Además de integrantes del Gobierno de la Unidad Popular, son enviados a
Dawson alrededor de 300 prisioneros de la provincia de Magallanes.
Este campo estaba bajo la jurisdicción de la División del Ejército con asiento en
Punta Arenas. La custodia del campo estaba a cargo de infantes de Marina y
efectivos del Ejército alternándose.
No se permitían visitas de familiares, y la correspondencia era censurada en
forma rigurosa, lo mismo que las encomiendas.
A los detenidos se les obligaba a marchar y a ejecutar diversos tipos de
formación militar y calistenias.
Se efectuaban simulacros de fusilamientos y grandes despliegues de fuerza,
como si la isla fuese a ser atacada desde el exterior.
Los principales políticos del Gobierno de Allende fueron trasladados a Santiago
a comienzos de junio de 1974. Los demás prisioneros son trasladados a la cárcel
de Punta Arenas y algunos puestos en libertad. El campo se cierra en octubre de
1974.
Base Naval de Talcahuano: Funcionó como lugar de interrogatorio desde los
primeros meses después del golpe hasta comienzos de 1975.
El número de detenidos fluctuaba entre 20 y 45 personas, las que eran
custodiadas por infantes de Marina. Recibían escasa alimentación. Por las
mañanas debían formar y correr largo tiempo; comúnmente varios caían al suelo,
dada su debilidad. Sufrían vejaciones y humillaciones constantes. Durante los
interrogatorios eran incomunicados por diversos lapsos. Los torturas consistían
en golpes y aplicación de electricidad.
Fuerte Borgoño: Ubicado en el interior de la Base Naval de Talcahuano,
albergaba usualmente a unos 40 a 50 detenidos, en grupos de a ocho, en
calabozos. Debían dormir sin abrigo sobre el suelo de cernento. La comida era
escasa y mala. El tiempo de permanencia variaba entre uno a diez días, durante
los cuales eran sometidos a brutales torturas.
Desde el Fuerte Borgoño eran conducidos al gimnasio de la Base, donde se les
obligaba a firmar una declaración e que no habían recibido malos tratos. Luego
eran liberados o se les trasladaba a la isla Quiriquina.
Isla Quiriquina: Este recinto estaba ubicado en la isla del mismo nombre,
emplazada en el océano Pacífico, frente a la bahía de Talcahuano, en la
provincia de Concepción. La isla tiene unos cuatro kilómetros de extensión y
unos 500 metros de anchura. Sirve de base a la Escuela de Grumetes, provista de
casino, gimnasio, casa de residencia de los instructores, etc.
Durante los primeros meses posteriores al golpe militar los detenidos no
incomunicados eran mantenidos en el gimnasio, y los incomunicados en unos
pabellones cercanos. Llegó a tener cerca del millar de detenidos políticos de uno
v otro sexo.
Durante estos meses los detenidos son obligados a construir el actual recinto,
llamado Fuerte Rondizzoní, extenso pabellón que comprende dormitorios,
comedores, baños y una pequeña enfermería y, otras habitaciones para el
personal de guardia.
Al comienzo los detenidos son sometidos a frecuentes castigos. Se les permite,
sin embargo, intercambiar encomiendas y cartas dos veces por semana con sus
familiares.
En el primer trimestre de 1975 el campo de prisioneros deja de funcionar, siendo
trasladados sus ocupantes a la cárcel de Concepción o a Tres Alamos.
Punta Arenas: «El Palacio de las Sonrisas»: Este centro de tortura comenzó a
funcionar desde el mismo día 11 de septiembre de 1973, en el recinto del
antiguo hospital naval de Punta Arenas, situado en la calle Colón, contiguo a la
Compañía de Teléfonos.
Las personas interrogadas regresaban con huellas de haber sido bárbaramente
torturadas (fracturas en brazos y costillas), pero no se les prestaba atención
médica o se las atendía sólo tiempo después.
Base Babía Catalina, de la FACH:- En este recinto los detenidos eran
mantenidos en «containers» de material de guerra hacinados en grupos de hasta
30 personas. Con los ojos vendados, los prisioneros eran sometidos a golpes de
palo, laques, puños, hierros, látigos. También eran amarrados con una soga al
cuello y tirados al estrecho de Magallanes, arrastrándolos luego fuera del agua.
Regimiento Cochrane: En este recinto se hacía a los prisioneros correr desnudos
por la noche, con temperaturas bajísimas, por campos con obstáculos; luego se
les arrojaba a las letrinas de los conscriptos y se les obligaba a comer y beber
excrementos. Siempre desnudos, eran arrastrados con cuerdas sobre matas de
calafate (planta de la zona que tiene espinas más grandes que las rosas), por lo
que quedaban con el cuerpo convertido en llaga viva. Otras veces les amarraban
los testículos con cuerdas, obligándoles a correr y propinándoles golpes en el
resto del cuerpo.
Los incomunicados eran mantenidos en tiendas pequeñísimas, a la intemperie,
privados de alimentos durante varios días, forzándoseles a ingerir sus propios
excrementos y orines. Se realizaban frecuentes simulacros de fusilamiento. Los
prisioneros eran arrojados al estrecho, cuyas aguas son gélidas.
El resto de los detenidos eran hacinados en un cobertizo inmundo, en el que
penetraba la nieve desde el exterior. De allí la gente era sacada para ser
torturada, traída y luego de vuelta para que se recuperara.
LAS VICTIMAS DEL GENOCIDIO
Si bien el tema de este trabajo es la etapa del aniquilamiento material del
genocidio perpetrado por la dictadura chilena, nos parece importante señalar algunos
aspectos relacionados con su realización simbólica. Como señalábamos en la
Introducción, la dictadura pinochetista tuvo serias dificultades para ocultar no sólo el
proceso de aniquilamiento material, sino la identidad político-social de sus víctimas.
Ya durante la propia dictadura, los familiares de los detenidos-desaparecidos se
atrevían a mencionar la militancia política de los mismos. Asimismo, la ocupación o
profesión de los detenidos-desaparecidos daba un cuadro muy claro de la fracción social
que la dictadura había tomado como blanco.
Las siguientes tablas fueron elaboradas en 1986 por la activista de derechos
humanos chileno María Eugenia Rojas14. La primera indica la ocupación o profesión de
767 detenidos-desaparecidos. La segunda indica la militancia político-partidaria de una
parte de las víctimas (279).
Porcentaje aproximado
Estudiantes
Profesionales universitarios
Técnicos
Artistas-artesanos
Obreros
Obreros especializados
Pequeños agricultores-obreros agrícolas campesinos
Empleados
Comerciantes
Dueñas de casa
Jubilados
Fuerzas Armadas
Sin datos
Total
149
88
26
23
105
80
94
99
48
4
4
6
41
767
19,4
11,4
3,4
3,0
13.7
10,4
12,3
13,0
6,3
0,5
0,5
0,7
5,4
100.0
Porcentaje aproximado
Partido Comunista
Partido Socialista
Movimiento Izquierda Revolucionaria MIR
Movimiento de Acción Popular Unitaria MAPU
MAPU Obrero Campesino
Izquierda Cristiana
Partido Radical
Partido Izquierda Radical
Partido Demócrata Cristiano
Total
14
Rojas, op. cit. Epílogo.
116
52
95
5
3
2
4
1
1
279
41,6
18,6
34,0
1,8
1,1
0,7
1,4
0,4
0,4
100,0
Como se ve, el 36,4% está conformado por obreros y campesinos y el 19,4% por
estudiantes. En lo que respecta a la militancia política, las fuerzas más representadas son
el Partido Comunista y Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Luego del final de la dictadura, las cifras de desaparecidos comenzaron a hacerse
más confiables. Cabe señalar en tal sentido que las suministradas por la Comisión Rettig
son dudosas (nada menos que 600 casos son rotulados como “sin convicción”, es decir,
no se sabe si la víctima está muerta, viva o desaparecida) y, por otra parte, la Comisión
incluyó en la misma lista a los muertos de las fuerzas de seguridad y militares a manos
de grupos armados opositores a la dictadura (víctimas de “violencia política”) con el
claro objetivo de igualar a víctimas y victimarios (una versión chilena de la “teoría de
los dos demonios”).
Por estas razones preferimos atenernos a la cifra dada en 1995 por la Asociación
de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (AFDD), sobre la que se basan las siguientes
tablas referidas a la ocupación o profesión y militancia política de los detenidosdesaparecidos15.
Víctimas según profesión u ocupación
Profesionales, administradores y altos funcionarios
Empleados
Obreros y campesinos
Trabajadores independientes
Estudiantes
Fuerzas Armadas y Servicios de Seguridad
Jubilados y otras actividades
Sin datos
Total
137
135
411
203
227
12
34
34
11,48%
11,31%
34,45%
17,01%
19,02%
1,00%
2,84%
2,84%
100,00
1.193
%
Cuadro 6 – Víctimas según militancia política
PC
PS
MIR
MAPU
PR
PDC
FPMR
15
245
226
272
20
12
6
5
Ambas tablas están tomadas de Orellana Vargas, op. cit. Capítulo 4.
20,53%
18,94%
22,79%
1,67%
1,00%
0,50%
0,41%
IC
Otros partidos
Sin datos
Total
3
35
369
1.193
0,25%
2,93%
30,93%
100,00%
Como vemos, se confirma la pertenencia obrero-campesina y estudiantil como
hegemónica dentro del conjunto de los detenidos-desaparecidos. En este sentido
debemos señalar el carácter de “guerra de clases”, tomando la expresión de Luciano
Alonso16, que tomó el accionar de la dictadura chilena. Asimismo, la pertenencia
político-partidaria de los detenidos-desaparecidos de los que se conoce la misma sigue
siendo hegemónicamente comunista y mirista. En esta tabla hay una novedad. En
efecto, aparece una agrupación político-militar, el Frente Patriótico Manuel Rodriguez
(FPMR), brazo militar del Partido Comunista que surgió como una forma de resistencia
a la dictadura y se escindió posteriormente del mismo.
16
Alonso, op. cit.
CONCLUSION
El proceso genocida llevado a efecto por la dictadura de Pinochet dejó efectos
disciplinadores muy evidentes en la sociedad chilena. En la actualidad, Chile suele ser
para la derecha latinoamericana el modelo de “orden” y “modernización”. La
destrucción del movimiento obrero, campesino y estudiantil, el debilitamiento de los
partidos de izquierda tradicionalmente fuertes como el PC, o su derechización, en el
caso del PS, son muestras claras del éxito del proyecto pinochetista.
Al propio tiempo, el modelo de acumulación implantado mediante el genocidio
no ha sido modificado en lo sustancial, por lo cual la estructura social chilena sigue
siendo una de las más desiguales de América Latina. Creemos, sin embargo, que el
aniquilamiento no alcanzó la eficacia que quedaría de manifiesto en el caso argentino,
dado que: a) no pudo instalar una maquinaria de exterminio al margen de toda
formalidad legal, que es en última instancia la condición para el exterminio de
poblaciones17, lo que sí se logró como tristemente sabemos, en el caso argentino y b)no
pudo ocultar el carácter político y de clase del proceso genocida. A pesar del
surgimiento de versiones locales de la “teoría de los demonios” que igualan a quienes
resistieron al proceso genocida (FPMR, MIR) con sus perpetradores, la sociedad chilena
no ha podido “enterrar” del todo lo que el genocidio pinochetista pretendió suprimir, el
proyecto de transformar radicalmente la sociedad capitalista, con la particularidad de
que esa transformación se intentó hacer por medios pacíficos.
17
En la modernidad, el Estado sólo puede matar legalmente a individuos (pena de muerte).
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