TRABAJO FINAL: “EL ANIQUILAMIENTO MATERIAL EN EL GENOCIDIO PERPETRADO EN CHILE ENTRE 1973 Y 1980” ASIGNATURA: “ANALISIS DE LAS PRACTICAS SOCIALES GENOCIDAS” CATEDRA: FEIERSTEIN ALUMNO: PABLO MATIAS MESTROVIC DNI: 26.836.897 PRACTICO: MARTES 15 A 17 HORAS INTRODUCCION Los genocidios perpetrados en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional incluyeron diferentes formas de aniquilamiento de las poblaciones victimizadas de acuerdo a diversos factores tales como las tradiciones políticas de cada país, el nivel de legitimidad que obtuvieron los perpetradores y el desarrollo de la “tecnología” (en el sentido foucaultiano) utilizada. En el caso de Chile, singularmente, se destaca la limitación de los niveles de clandestinidad en que se llevó a cabo el proceso de aniquilamiento. La clandestinidad es, como sostiene Juan Carlos Marín1, un elemento fundamental en la forma de represión propia de la burguesía financiera, dado que sus acciones represivas no pueden obtener la legitimidad necesaria. Esta forma de represión tiene como especificidad el aniquilamiento sistemático de poblaciones, el genocidio. Como veremos, en el caso chileno la tecnología del aniquilamiento no había alcanzado el grado de clandestinidad que permite ocultar las acciones que no se pueden legitimar. Pero, más importante aún, el secreto permite eliminar de la historia a las víctimas del proceso genocida, de forma tal que no quede ni recuerdo de su desafío al orden establecido. Como veremos, el régimen pinochetista encontró también dificultades a la hora de hacer “desaparecer” la memoria de sus víctimas. 1 Marín, Juan Carlos. Los hechos armados. La acumulación primitiva del genocidio. La Rosa Blindada. Buenos Aires. 1996. P.100, nota al pie 90. LA METODOLOGIA DEL ANIQUILAMIENTO La dictadura implantada a partir del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 recurrió a distintos métodos para el aniquilamiento de los grupos políticos que habían participado en el proceso de movilización iniciado a fines de los ’60 y plasmado en la Unidad Popular. Entre ellos los principales fueron la detención seguida de desaparición forzada y la ejecución legitimada en sentencias de tribunales militares. Ambos métodos se combinaron en algunos casos ya que sólo se informó a los familiares de las víctimas que las mismas habían sido condenadas y ejecutadas, sin infórmarseles el lugar donde habían sido sepultadas. La siguiente tabla muestra las cifras oficiales de personas ejecutadas en virtud de sentencias de tribunales militares entre 1973 y 1974. Es de notar la escasez de las “ejecuciones” reconocidas por el propio régimen2. Sentencia Causa-Rol 347-73 11-73 1645-73 4-73 1-8 1572-73 A-5 2-74 Total Número de personas Fecha 1 6 4 5 2 3 2 2 25 13-X-73 19-X-73 22-X-73 30-X-73 18-XI-73 XI-73 20-XII-73 11-11-74 Lugar geográfico Antofagasta Puerto Montt Concepción Pisagua Tejas Verdes Valdivia Talcahuano Pisagua En otros casos, se informó de la ejecución de un condenado por la justicia militar, pero no del proceso seguido contra el mismo. Fecha 12-IX-73 IX-73 22-IX-73 26-IX-73 27-IX-73 3-IX-73 4-X-73 6-X-73 8-X-73 1 1-X-73 16-X-73 18-X-73 2 Número de personas Lugar geográfico Antofagasta Quillota Antofagasta Santiago Talca Valdivia Valdivia Calama Aysén 1 1 2 3 1 1 11 2 1 Pisagua La Serena Copiapó 5 15 3 Las tablas están tomadas de Rojas, María Eugenia. La represión política en Chile. Los hechos. s/l. IEPALA. 1986. Publicado en formato electrónico en www.derechos.org/nizkor/represión/html. 19-X-73 23-X-73 Antofagasta Antofagasta Total de personas 8 1 45 Entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973 desaparecieron 319 personas. En este primer periodo, la ejecución y la desaparición forzada se superponen por la forma improvisada que toma el proceso de aniquilamiento. Durante 1974 desaparecen 235 personas, de las cuales 206 son de Santiago y 27 de provincias. Como se ve, las detenciones seguidas de la desaparición de personas decrece, especialmente en provincias. Una persona detenida en Buenos Aires es trasladada a Santiago; es vista en Villa Grimaldi y Cuatro Alamos y posteriormente desaparece. En 1974 la dictadura chilena montó una campaña propagandística para esparcir el rumor de que 119 desaparecidos chilenos estaban en realidad en la Argentina y diversos países latinoamericanos y europeos y se preparaban para “invadir” Chile. Según las versiones que daban diversos periódicos extranjeros poco conocidos, “los 119” habrían muerto en enfrentamientos con fuerzas policiales o habrían sido asesinados por sus compañeros de militancia. Las indagaciones realizadas por los familiares de “los 119” demostraron que los cadáveres encontrados no correspondían a las personas buscadas. Más de dos quintos del total de desaparecidos lo fueron en los primeros ciento doce días del régimen. Luego el número de víctimas comienza a disminuir, se recrudece en 1976 y vuelve a caer desde 1977. Durante 1974, 1975 y 1976, la DINA es el organismo que mayor cantidad de detenciones efectúa y, por tanto, el responsable de la mayor cantidad de desapariciones. Durante 1974, 102 personas desaparecidas fueron detenidas por sus agentes. Por otra parte, como veremos más adelante, la creación de la DINA se corresponde con una mayor clandestinización de la represión. Cabe señalar que estas cifras corresponden a las denuncias por desaparición presentadas ante diversos organismos (particularmente la Vicaría de la Solidaridad, dependiente de la Iglesia Católica), y que las cifras reales pueden ser mucho mayores. El politólogo chileno Genaro Arriagada3, ligado a la Democracia Cristiana, da cifras de entre 1500 y 15000 muertos para los primeros meses posteriores al golpe. El carácter desorganizado de la represión en este primer periodo explica la imprecisión de las cifras. 3 Arriagada, Genaro. Por la razón o la fuerza. Chile bajo Pinochet. Sudamericana. Buenos Aires. 1998. Sin embargo, cabe señalar que las ejecuciones “legales” correspondieron generalmente a figuras que habían tenido un papel importante en los partidos de izquierda o en los movimientos populares 4. La mayor parte de las víctimas tuvieron que sufrir, en cambio, la lógica concentracionaria en la forma específica que asumió en este genocidio reorganizador. La siguiente tabla, elaborada por el jurista chileno Andrés Orellana Vargas, da una indicación de la proporción en que fueron utilizados los distintos métodos en el proceso de aniquilamiento. NÚMERO DE PERSONAS AFECTADAS POR TIPO DE VIOLACION PRINCIPAL 1973-1989 Años TOTAL EJECUCIONES Y DD TORTURAS DETENCIONES EXILIO 1973 106.904 1.799 43.573 50.000 11.532 1974 296.229 340 28.388 215.567 51.934 1975 443.235 129 9.150 321.971 111.985 1976 589.687 136 10.000 438.734 140.817 1977 650.540 142 1.944 509.738 138.716 1978 463.262 132 327 328.895 133.908 1979 378.726 104 1.624 244.222 132.776 1980 323.848 167 626 193.558 129.497 1981 259.564 37 506 137.350 121.671 1982 313.172 24 802 187.108 125.238 1983 349.384 96 1.058 213.539 134.691 1984 340.598 87 1.536 173.894 165.081 1985 206.851 68 1.734 16.942 188.107 1986 410.710 61 2.310 192.882 215.457 1987 261.305 53 2.988 10.738 247.526 1988 262.676 43 5.071 14.099 243.463 4 Alonso, Luciano. “Modos de dominación y regímenes de violencia en las dictaduras iberoamericanas. Un esbozo de comparación”, en Revista e-l@tina, n°20, Buenos Aires. Julio-Septiembre de 2007. 1989 240.514 35 457 3.985 236.037 Total 5.897.205 3.453 112.094 3.253.222 2.528.436 Del mismo autor tomamos otra tabla que muestra la extensión del proceso genocida sobre la sociedad chilena, si bien la eliminación física de las víctimas fue relativamente limitada. POBLACION Y NÚMERO DE PERSONAS AFECTADAS DIRECTAMENTE POR LA REPRESION 1973-1989 Años población total afectados porcentaje 1973 10.019.525 106.904 4,87 1974 10.185.781 296.229 2,91 1975 10.350.411 443.235 4,28 1976 10.509.669 589.687 5,61 1977 10.663.112 650.540 6,10 1978 10.816.362 463.262 4,28 1979 10.975.041 378.726 3,45 1980 11.144.769 323.848 2,91 1981 11.327.271 259.564 2,29 1982 11.518.800 313.173 2,72 1983 11.716.769 349.384 2,98 1984 11.918.590 340.598 2,86 1985 12.121.677 206.851 1,71 1986 12.327.030 410.710 3,33 1987 12.536.374 261.305 2,08 1988 12.748.207 262.676 2,06 1989 12.961.032 240.514 1,86 TOTAL 193.840.420 5.897.206 . PROMEDIOS 11.402.378 346.894 3,04 LA ORGANIZACIÓN DE LA MAQUINARIA GENOCIDA En los primeros meses posteriores al golpe militar del 11 de septiembre de 1973, la represión a los partidarios del gobierno depuesto y a las organizaciones populares en general tomó una forma improvisada. Diversos “consejos de guerra” daban una apariencia de legalidad a la eliminación física de los opositores. De acuerdo a la normativa jurídica dictada luego del golpe, que declaraba a Chile en “estado de guerra”, el juzgamiento de los detenidos por razones políticas, así como de las acciones llevadas a cabo por las Fuerzas Armadas y Carabineros, correspondía a la justicia militar. De esta forma, si bien durante este periodo se presentaron frecuentes denuncias de familiares de detenidos por desaparición o “presunta desgracia” (término utilizado en la jerga jurídica chilena), todas ellas fueron pasadas a los tribunales castrenses, que sobreseyeron invariablemente a los acusados. En este primer periodo, la represión estaba coordinada, hasta cierto punto, por el SENDET (Servicio Nacional de Detenidos). Hacia 1974, coincidentemente con la afirmación del poder personal de Pinochet y transformación de la Junta Militar en un mero órgano consultivo, la organización de las fuerzas represivas comienza a hacerse más eficaz y centralizada. Se crea así la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), conducida por el coronel Manuel Contreras. Según el decreto de su creación (Decreto-Ley 521), el personal de la DINA debe pertenecer de preferencia a alguna institución de las Fuerzas Armadas o Carabineros. En virtud de un decreto supremo del Ministerio de Hacienda, su contingente es incrementado por civiles, muchos de ellos con antecedentes de delitos o militantes del movimiento de ultraderecha «Patria y Libertad», que había actuado previamente al golpe militar para desestabilizar al gobierno de Allende. Asimismo, artículos del Decreto-Ley 521 no publicados le asignaban la atribución de detener e interrogar personas siguiendo órdenes de la Junta Militar (en la práctica, de Pinochet). Los agentes establecen además una relación más o menos informal con personas que trabajan en diversas reparticiones públicas, servicios, empresas privadas, etc., así como con estudiantes y profesores de colegios y, universidades. Estas personas cumplían la función de informar acerca de lo que sucedía en su lugar de trabajo o estudio, sobre sus compañeros y sus opiniones y sobre las actividades que allí se desarrollen que puedan tener algún viso de oposición al gobierno. Los agentes contaban asimismo con informantes en “poblaciones” (villas miseria), barrios, conjuntos habitacionales, etc. Este aspecto del accionar de la DINA responde a la necesidad que tiene un genocidio reorganizador de destruir las relaciones sociales de solidaridad. Desde fines de los años ’60 había crecido la organización de los sectores populares chilenos, aún de aquellos históricamente más débiles, como los campesinos y los “pobladores” (“villeros”). Al fomentar la práctica de la delación, se buscaba suprimir toda posibilidad de resistencia organizada. La DINA disponía de una eficaz estructura de información. Tenía divisiones especializadas en las distintas organizaciones políticas a eliminar (Partido Socialista, Partido Comunista, MIR). Asimismo, la DINA disponía de un Centro de Procesamiento de Informaciones en Santiago, dotado de una computadora IBM operada por personal de esa empresa norteamericana. La organización del exterminio de los opositores a partir de 1974 se perfeccionó de tal forma que se eligió un periodo de tiempo determinado para el aniquilamiento de cada una de las organizaciones. En 1974 la DINA concentró sus esfuerzos en el MIR, en 1975 en el MIR y el Partido Socialista, y finalmente el año 1976 fue consagrado al aniquilamiento del Partido Comunista. Las atrocidades cometidas por el régimen de Pinochet generaron una creciente indignación en la opinión pública internacional. Además, en una operación realizada en Estados Unidos, la DINA había asesinado al ex canciller del gobierno de la Unidad Popular, Orlando Letelier, lo cual significó un conflicto diplomático con Washington. Al propio tiempo, el aniquilamiento de las principales organizaciones de izquierda había sido llevado a cabo. Por estas razones, Pinochet decidió suprimir la DINA y reemplazarla por otro organismo con funciones similares, la Central Nacional de Investigaciones. Es importante señalar que incluso los decretos de creación de ambas organizaciones están redactados de forma muy similar. Pero la CNI se va a diferenciar de la DINA en varios aspectos. Por un lado, a los pocos meses de su creación el ya impresentable general Contreras es reemplazado por el almirante Odlanier Mena. Por otro, la CNI comienza a dar una apariencia más “legal” a sus acciones fraguando enfrentamiento con los militantes asesinados. Otra diferencia muy importante es que la CNI, en virtud del decreto que la crea (Decreto-Ley 1878), no depende de la Junta Militar sino del Ministerio del Interior, el cual a su vez está subordinado al Presidente de la República, es decir, a Pinochet. La CNI es, oficialmente, una entidad destinada a la obtención de información, sin atribuciones para detener personas. Sin embargo, el Decreto-Ley inmediatamente anterior al que la crea (DecretoLey 1877), faculta al Presidente de la República a detener a personas por un lapso de cinco días en sus domicilios o en lugares que no sean cárceles. Todo este andamiaje jurídico va en sentido de dar una apariencia legal a la detención y la tortura de opositores. Esta supresión legalizada de las garantías individuales tiene una notable semejanza con la implantación de la “justicia policial” y otras normas de excepción durante los primeros años del nacionalsocialismo que describe Robert Gellatelly5. Un nuevo Decreto-Ley de 1984 autorizó a la CNI a practicar detenciones, lo que ya venía haciendo desde el primer momento. Es importante señalar que el poder judicial chileno tendió a reconocer a la CNI atribuciones para detener en los casos en que se presentaron recursos de amparo por parte de las víctimas o sus familiares. Aunque en un primer momento actuaron en forma relativamente independiente, los servicios de inteligencia de las distintas Fuerzas Armadas y de seguridad estuvieron posteriormente subordinado a la DINA/CNI, a la que suministraron parte de su personal. Estos servicios eran el Servicio de Inteligencia Militar(SIM), el Servicio de Inteligencia Naval (SIN), el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), el Servicio de Inteligencia de Carabineros (SICAR).6 LA LOGICA CONCENTRACIONARIA7: LOS “SUBSISTEMAS REPRESIVOS” El término “subsistemas represivos” fue elaborado por el politólogo chileno Andrés Orellana Vargas8 para definir las diferentes “rutinas” que la dictadura chilena hacía sufrir a sus víctimas. El primero de los subsistemas represivos comienza con la detención. 5 Gelatelly, Robert. No sólo Hitler. La dictadura nazi entre la represión y el consenso. Crítica. Barcelona. 2001 6 Rojas, op. cit. 7 El concepto de “lógica concentracionaria” que tomamos de Feierstein, Daniel. Genocidio como práctica social. Hacia un análisis del aniquilamiento como destructor y reorganizador de relaciones sociales. FCE. Buenos Aires. 2007, y refiere a la forma particular de operar que tienen los genocidios “reorganizadores” en la que el campo de concentración cumple la función de “laboratorio” para la destrucción de las relaciones sociales autónomas y su reestructuración en un sentido heterónomo. 8 Orellana Vargas, Andrés. La represión en Chile 1973-1989. 1992. Inédito. Publicado en formato electrónico en www.probidadenchile.cl. En consecuencia, la puerta de entrada principal o forma inicial es la DETENCION arbitraria, sea ésta masiva, de orden público o especialmente las detenciones individualizadas, (conforme a la clasificación utilizada por la Comisión Chilena de Derechos Humanos). El ALLANAMIENTO es a veces una forma inicial y otras, en cambio, es una forma intermedia y habitualmente afecta a otras personas, además del detenido o persona que va a ser detenida. Las puertas de salida son: la libertad (sin cargos, provisional, condicional, por pena cumplida), el exilio, la muerte y la desaparición. Entre estas puertas de entrada y salida están las rutinas represivas, que son como caminos en un laberinto y que recorrerlos puede tomar unas horas o bien toda la vida. Una característica común a todas estas rutinas es la impredictibilidad. La víctima no sabe a ciencia cierta cuál será su destino y tampoco tiene posibilidad de influir en él. Este aspecto de la lógica concentracionaria es uno de los que más contribuyen a desquiciar la personalidad de la víctima. Estas rutinas pueden identificarse por su última etapa, ya que todas tienen la misma entrada principal, la detención, que es el estado temporal en el que ocurrirán todas las otras etapas o aplicación de instrumentos. Las rutinas, en consecuencia pueden agruparse así, según el esquema que tomamos del autor citado: R D Rutinas que terminan en la DESAPARICIÓN. R E Rutinas que terminan en la EJECUCIÓN. R L Rutinas que terminan en la LIBERTAD. R X Rutinas que terminan en el EXILIO. Cada persona que ingresa en el sistema represivo se encuentra frente a las siguientes rutinas represivas que, a lo menos, son 117 rutinas, como por ejemplo: R D1: DETENCIÓN-DESAPARICIÓN. R D2: DETENCIONAMEDRENTAMIENTO-DESAPARICIÓN. R E31: DETENCIÓN-TORTURA-PRISIÓN POLÍTICA-DESAPARICIÓNEJECUCIÓN. R L31: DETENCIÓN-TORTURA-PRISIÓN POLÍTICA-CONMUTACIÓNLIBERTAD. R L32: DETENCIÓN-PRISIÓN POLÍTICA-CONMUTACION-LIBERTAD. R X21: DETENCIÓN-AMEDRENTAMIENTOS-EXPULSIÓN-EXILIO. Las rutinas represivas podían seguir el orden mencionado en estos ejemplos o cambiarlos, incluso repitiendose alguno de los dispositivos represivos. Algunos de estos dispositivos podían ser formalmente “legales”, como la detención, pero contribuían al quiebre de la personalidad del detenido y, en ese sentido, eran funcionales a la lógica concentracionaria en combinación con la tortura y otras prácticas no permitidas explicitamente por la ley. La tortura para obtener información de los detenidos se efectuaba en forma organizada y científica, con asesoramiento médico. El “ablandamiento” mediante la tortura se combinaba con la privación de alimentos y agua. El siguiente testimonio corresponde a un detenido alojado en el centro de interrogatorios de “Villa Grimaldi”: “Existen tres edificaciones: las casas «Corvi», las casas «Chile» y la «Torre». Las casas «Corvi» son habitaciones de 80 por 80 centímetros donde se mantiene durante un tiempo a los detenidos con el propósito de «ablandarlos». La sala de interrogatorios está cerca de estos cubículos. Allí el detenido es insultado y golpeado; si no responde, es desnudado y puesto en la parrilla, amarrado y amordazado. Es frecuente que funcione una radio al máximo de su volumen para sofocar los gritos de la víctima. La aplicación de tortura, tanto física como psicológica, puede prolongarse por varios días; esto depende de la actitud asumida por el detenido y de la urgencia con que los agentes requieran la información que les interesa. Una vez que se considera finalizada la etapa de tortura salvaje, el detenido es llevado a las casas «Chile», que tienen dos metros por uno, cada una de las cuales es ocupada por cinco personas.La torre tiene unos seis metros de altura y había sido acondicionada con nichos cuyas puertas miden unos 60 centímetros. En ellos es encerrado en aislamiento absoluto el prisionero que se niega a entregar información y a colaborar”9. Al propio tiempo, en las formas más sofisticadas de tortura utilizadas, se daba lugar a la invisibilización de la víctima (fenómeno que señala Baumann10 en relación con el Holocausto), debida a la falta de contacto visual o auditivo entre torturador y torturado, fuera del indispensable para el interrogatorio. Así, por ejemplo: “Al parecer, en Colonia Dignidad existe un centro de torturas en un lugar subterráneo especialmente equipado y con pequeñas celdas a prueba de ruidos, herméticamente cerradas. A los detenidos se les cubre la cabeza con capuchones de cuero que son pegados al rostro con sustancias supuestamente químicas. En estas celdas se efectúan interrogatorios a través 9 Tomado de Rojas, op. cit. Capítulo I. Baumann, Zygmunt. Modernidad y Holocausto. Ediciones Sequitur. Barcelona. 1998. Pp. 31-34. 10 de un equipo electrónico con parlantes y micrófonos, mientras los detenidos permanecen desnudos y atados a rejillas metálicas, recibiendo electroshocks”.11 Este “subsistema represivo”, aún cuando termine con la libertad o el exilio, cumple la función de quebrar las relaciones sociales de autonomía que los prisioneros habían intentado construir a través de su militancia, de esa forma los devuelve (al menos es esa la intención) a la sociedad convertidos en sujetos desestructurados y ejemplos vivientes de lo que puede ocurrirle a quienes desafíen al orden social vigente. PERSONAS DETENIDAS SUJETAS A TORTURAS 1973-1989 B Detenciones individuales C Detenciones por Ley D Torturas (tercera (estimacion) Seguridad Estado estimacion) 1973 50.000 6.427 43.573 1974 40.000 11.612 28.388 1975 14.000 4.850 9.150 1976 10.000 . 10.000 1977 2.000 56 1.944 1978 390 63 327 1979 2.247 623 1.624 1980 962 336 626 1981 771 265 506 1982 1.349 547 802 1983 2.803 1.745 1.058 1984 2.485 949 1.536 1985 2.982 1.248 1.734 1986 3.780 1.470 2.310 1987 3.007 19 2.988 1988 5.087 16 5.071 1989 466 9 457 A Años 11 Tomado de Rojas, op. cit. , capítulo citado. TOTAL 142.329 7.346 114.000 El segundo subsistema no tiene una etapa inicial común y cada persona ingresa y sale del subsistema represivo en cualquier nivel. La condición lógica esencial para definir este subsistema es que el acto represivo se da en la libertad del ser humano. Por esta razón no pueden presentarse torturas, desapariciones, tratos crueles, procesos en cárceles, condenas, etc, porque no son concebibles en libertad. Este subsistema aparece compuesto de etapas o procesos aislados, pero en algunas oportunidades se conectan y el amedrentamiento puede seguir con allanamientos y finalmente con ejecuciones o bien hay amedrentamientos y después viene la ejecución, pasando a ser el amedrentamiento la etapa inicial y la ejecución al final. Dos de estos procesos represivos requieren sine qua non del anonimato de los autores: los amedrentamientos y las ejecuciones. Sólo de esta manera se anticipa y asegura la impunidad de los hechores. Las formas que revisten los AMEDRENTAMIENTOS se analizan detalladamente más adelante; aquí baste señalar que las ejecuciones asumen la forma de ejecuciones en supuestos enfrentamientos, en manifestaciones, por homicidios premeditados, etc. En todas ellas no ha habido detención previa. Finalmente, el tercer subsistema represivo es el de las aprehensiones, que consisten fundamentalmente en las detenciones por sospecha, que son completamente arbitrarias, pues no existe ninguna base fundada para tales sospechas, ya que se trata de detenciones que afectan fundamentalmente a jóvenes, que por su apariencia pueden parecer sospechosos a los policías, por el mero hecho de estar en la calle. Esta aprehensión social la definimos como aquella ocurrida por sobre las aprehensiones regulares de carácter represivo en contra de la delincuencia y que se pueden identificar y cuantificar especialmente en el período 1974-1984 y que tienen una finalidad de disciplinamiento social.. El "grupo de la esquina" (institución informal juvenil, típica de las poblaciones es la más afectada por esta represión). En este instrumento represivo la característica es la pérdida transitoria de la libertad. Como podemos ver, el disciplinamiento social llevado a cabo por medio del genocidio en Chile no abarcó exclusiva y ni siquiera principalmente a los detenidos- desaparecidos alojados en los distintos campos de concentración, sino que transformó al territorio nacional entero en un campo de concentración en que las fuerzas armadas y de seguridad (“de orden” como se las conoce de forma muy sugerente en Chile) imponían un control total sobre la vida cotidiana de los sectores populares y la juventud. El subsistema represivo que se desarrolla en el marco de la libertad nos permite pensar la acción de la dictadura chilena desde el análisis de O’Donnell12 sobre el disciplinamiento impuesto a las clases populares en su vida cotidiana (lo que el autor llama la “represión protopolítica”). LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA CONCENTRACIONARIO Para el alojamiento de los detenidos-desaparecidos se utilizaron diversas instalaciones. Además de las comisarías de Carabineros, diversas unidades militares fueron utilizadas como lugares de detención (Regimiento Tacna, Academia de Guerra Aérea) y, sobre todo, se instalaron campos de concentración en edificios no ligados a las Fuerzas Armadas y de seguridad. Generalmente son conocidos los Estadios Chile y Nacional de Santiago, pero a medida que la represión se organizó bajo el mando de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) y posteriormente de la CNI (Central Nacional de Investigaciones), estos organismos comenzaron a disponer de lugares de detención especialmente acondicionados. En este sentido, debemos hacer una distinción entre lugares de interrogatorio y campos de prisioneros. Aunque algunos emplazamientos compartían ambas condiciones, generalmente los lugares de interrogatorio servían para torturar a los detenidos a fin de obtener información y luego trasladarlos a campos de prisioneros, asesinarlos o, en algunos casos, ponerlos en libertad. Los campos de prisioneros estaban ubicados preferentemente en regiones inhóspitas (Tierra del Fuego, Desierto de Atacama) y cumplían una función de alojamiento de detenidos en virtud de diversas normas jurídicas dictadas por el propio régimen. Su función era similar a la de los “campos de concentración” durante el primer periodo del régimen nacionalsocialista. Los prisioneros eran sometidos a trabajos forzados, mala alimentación y malos tratos de parte de los guardianes. En los campos de 12 O’Donnell, Guillermo. “Y a mí qué mierda me importa. Notas sobre sociabilidad y política en la Argentina y Brasil”, en Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización, Paidós. Buenos Aires. 1997. prisioneros se llevaban a cabo frecuentemente las ejecuciones en virtud de las condenas dictadas por tribunales militares. En los meses posteriores al golpe, los lugares más frecuentes utilizados por los Servicios de Inteligencia para interrogar a los detenidos fueron los siguientes13: Antofagasta • Base Aérea Cerro Moreno • Primera Comisaría de Carabineros • Cuartel de Investigaciones Santiago: • Bases Aéreas de Colina y El Bosque • Academia de Guerra Aérea • Regimientos Tacna, Buin, Ferrocarriles de Puente Alto, Infantería de San Bernardo, Ingenieros Militares de Tejas Verdes.Escuela Militar • Hospital Militar • Subterráneo del Ministerio de Defensa Nacional • Recinto Naval de Quinta Normal • Cuartel General de Investigaciones • Estadio Nacional • Campamento de Tejas Verdes, a cargo del Regimiento de Ingenieros Militares • Recinto militar de Cerro Chena, a cargo del Regimiento de Infantería de San Bernardo Valparaíso: 13 Esta lista, así como la de campos de prisioneros, está tomada de Rojas, op. cit. capítulo citado. • Buques «Lebu», «Maipo» y el escuela «Esmeralda» • Academia de Guerra Naval • Cuartel Silva Palma • Base Aérea de Quintero Concepción: • Base Naval de Talcahuano • Fuerte Borgoño • Estadio de Concepción • Cuarteles de Investigaciones de Talcahuano y Concepción • Isla Quiriquina Osorno: • Tercera Comisaría de Carabineros • Centro de Instrucción Militar de Canal Bajo • Estadio Español Temuco: • Base Aérea Maquehua • Regimiento Lautaro • Punta Arenas • Antiguo Hospital Naval • Regimiento Pudeto • Base Aérea Bahía Catalina • Regimiento de Infantería de Marina, Cochrane Varios de estos recintos dejan de funcionar en los primeros meses del año 1974. Antofagasta: A mediados de 1974 los lugares listados son sustituidos por la construcción abandonada de la antigua iglesia «La Providencia», en calle Matta, a media manzana de la avenida Argentina. Santiago: En noviembre de 1973 se deja de utilizar el Estadio Nacional. En marzo de 1974 se cierran los campamentos de Tejas Verdes y Cerro Chena. Permanecen: AGA, Regimiento Tacna, Buin y Ferrocarriles de Puente Alto, además de los centros secretos implementados por la DINA. En el primer semestre de 1974 y durante todo 1975 la DINA usa el inmueble de la calle Santa Lucía 162, conocido como Clínica Santa Lucía A comienzos de 1974 se abre la casa de Londres, número 38. En agosto es reemplazada por dos inmuebles ubicados en avenida José Domingo Cañas, esquina a la calle República de Israel. En noviembre entra a funcionar una parcela denominada Villa Grimaldi. Desde 1973 el SICAR utiliza, además de las diversas Comisarías, la Brigada de Servicios Especiales, en la calle San Isidro, Y el subterráneo de la plaza de la Constitución. En 1975 se cierra la AGA (Academia de Guerra Aérea). Los detenidos son trasladados a la calle Maruri, número 650, y, a la avenida Apoquindo, número 3.182. Además, son utilizados los dos locales del ex diario «Clarín», ubicado en calle Dieciocho y, Gálvez con Alonso Ovalle. En diversos testimonios se comienza a mencionar la casa ubicada en calle Irán con Los Plátanos (conocido como “Venda Sexi”, debido a que las detenidas eran abusadas sexualmente mientras tenían los ojos vendados) Igualmente se menciona una parcela en Walker Martínez, comuna de La Florida, adonde llevan a los detenidos de Cuatro Alamos. Valparaíso: Durante 1974 sigue funcionando, contiguo a la Academia de Guerra Naval, el Cuartel Silva Palma, que es el principal centro de interrogatorios de los Servicios de Inteligencia de la zona. En Concepción funcionan hasta los primeros meses de 1975 la Base Naval de Talcahuano y el Fuerte Borgoño (que se encuentra en su interior). En Osorno continúa en funcionamiento hasta fines de 1975 el recinto de Canal Bajo. En Punta Arenas la mayoría de los recintos señalados anteriormente dejan de funcionar en el primer semestre de 1974. Otros lugares Casa ubicada en el balneario El Quisco, avenida Costanera, loteo Angamos, sitio 1, manzana E, La Puntilla. A cargo aparentemente de un alto oficial del Ejército que trabaja en la DINA. Las Cabañas, lugar cercano a Bucalemu, al sur de las Rocas de Santo Domingo, Departamento de San Antonio, provincia de Santiago. Dique de Constitución, en las obras cosieras de Constitución, en el dique «El Submarino» (provincia de Matile), habrían habido 70 personas detenidas en 1975. En cambio, los principales campos de prisioneros fueron: Pisagua: Ubicado en la provincia de Tarapacá, en la costa entre Iquique y Arica. Había sido usado en diversas ocasiones como campamento de prisioneros (1948, gobierno de Gabriel González Videla, durante este periodo el campo había sido comandado por el propio Pinochet; 1952, gobierno de Carlos Ibáñez del Campo), y últimamente, 1982, 27 relegados en el periodo 1984-1985, relegados provenientes de allanamientos y detención en las poblaciones de Santiago, según el gobierno con ficha delictual. Después del 11 de septiembre se organiza un campamento militar para albergar a los políticos, especialmente de la zona norte, bajo la dependencia de la Sexta División del Ejército. Durante su funcionamiento estuvieron prohibidas las visitas de familiares y de funcionarios de organismos de derechos humanos. En este campamento fueron ejecutadas 19 personas: siete en virtud de sentencias pronunciadas por consejos de guerra, cinco por sentencia de muerte en consejos de guerra cuyo texto se desconoce y siete por la aplicación de la denominada Ley de Fuga. Chacabuco: Ubicado aproximadamente a 110 kilómetros de Antofagasta y 1500 de Santiago, se encuentra en el desierto de Atacama. Es un pueblo abandonado desde el tiempo de la crisis de las salitreras. Abierto como campo de prisioneros en los primeros días de noviembre de 1973, albergó entre 600 y 1.000 prisioneros políticos bajo la jurisdicción de la Primera División del Ejército, con asiento en Antofagasta. Durante los seis primeros meses de 1974 los detenidos fueron siendo paulatinamente liberados. A partir de julio el campamento comenzó a vaciarse, siendo los restantes prisioneros trasladados a los recintos de Tres Alamos, Ritoque y Puchuncaví, en la zona central. Tres Alamos: Ubicado en la ciudad de Santiago, en la calle Canadá, número 53, próximo a Vicuña Mackenna y Departamental, es abierto en junio de 1974 como «lugar de tránsito para hombres y mujeres», sustituyendo así al Estadio de Chile en estas funciones. Este recinto albergó permanentemente un total aproximado de 300 detenidos: unos 250 “en libre plática” (no incomunicados) y alrededor de 150 mujeres. Se mantenía en incomunicación a los detenidos en un pabellón denominado «Cuatro Alamos», Los detenidos llegan a este recinto en calidad de arrestados en virtud de la Ley de Estado de Sitio, después de haber sido interrogados (y haber permanecido desaparecidos durante algún tiempo) por los Servicios de Inteligencia. Llegaban primeramente a Cuatro Alamos, desde donde solían sacarlos para someterlos a nuevos interrogatorios. La DINA utilizaba para tal efecto una villa ubicada a escasa distancia de este recinto, en la calle Walker Martínez. En Cuatro Alamos los detenidos se recuperaban de las torturas. El tiempo de permanencia en este pabellón era variable (quince a veinte días). En 1976 y 1977 pasa a ser utilizado como centro de interrogatorio y tortura. El campo estuvo a cargo de carabineros. El trato a los detenidos era variable, según el carácter del oficial que lo dirigiera. Los detenidos, que presenciaban el ingreso de personas en deplorables condiciones físicas, que provenían de recintos secretos de tortura, vivían bajo la constante amenaza de ser puestos nuevamente a disposición de los servicios de seguridad. Puchuncaví (Melinka): Ubicado en el pueblo de Puchuncaví, en la provincia de Valparaíso, había pertenecido a la Central Unica de Trabajadores, que lo utilizaba como lugar de veraneo. Es abierto en julio de 1974, con 58 detenidos provenientes del Estadio Chile. En octubre son trasladados desde Chacabuco otros prisioneros, completando alrededor de 250 detenidos. Estaban a cargo de la Armada y lo custodiaban infantes de Marina. Además del trabajo forzoso, los detenidos eran sometidos a diversos castigos cuando, según los guardias, transgredían las reglas impuestas. Estos castigos incluían amenazas, vejaciones, golpes, ejercicios extenuantes, prohibición de visita de los familiares, simulacros de fusilamiento y otros maltratos. Entre estos últimos destacaban el «plantón», que consiste en obligar al detenido a permanecer por varías horas en pie; el «picadero», en que el prisionero, escoltado por guardias, debe obedecer órdenes y contraórdenes, recibiendo maltrato a discreción, habiéndose incluso utilizado perros policías para obligar a las víctimas a realizar estos ejercicios; incomunicación absoluta y prolongada del detenido. Ritoque: Ubicado en la provincia de Valparaíso, cercano a un pueblo del mismo nombre a la orilla del mar, había sido, igual que Puchuncaví, un balneario popular, perteneciente a la CUT. En junio de 1974 fueron trasladados allí desde la isla Dawson los principales integrantes del gobierno de la Unidad Popular, a quienes se les mantuvo separados de los demás prisioneros que pocos meses después llegaron provenientes de Chacabuco, y de Tres Alamos. El campo dependía de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), Base de Quintetos; sin embargo, en custodia de los prisioneros los efectivos de esta institución se turnaban con carabineros. Frecuentemente eran allanadas las barracas y cuartos de los detenidos, requisándoseles diversos objetos de uso diario. Como método de amedrentamiento se disparaban ráfagas de ametralladora, especialmente de noche. Cuando se estimaba que habían desobedecido las reglas impuestas los detenidos eran sometidos a castigos como suspensión de visitas, «plantón», formaciones con listas cada dos horas, jornadas intensivas de aseo del campo, cortes de pelo y barba, requisa de aparatos de radio y televisión y de material de lectura. Varios detenidos fueron castigados en febrero de 1975, acusados de haber llegado tarde a la formación. Se les obligo a correr perseguidos por perros policías, siendo atacados y mordidos por éstos. Los familiares eran allanados (incluso los niños), fichados y tratados en forma violenta y vejatoria cuando visitaban a sus presos. Isla Dawson: Ubicada en el extremo sur de Chile, en la provincia de Magallanes, servía de base para un campamento de ingenieros de la Armada. El 16 de septiembre, cinco días después del golpe de Estado, se abre allí un campo de prisioneros, en el que son recluidos los principales integrantes del Gobierno de Allende. Los detenidos son sometidos a trabajos forzados. Algunos de ellos deben extender alambradas y postes telefónicos. Trabajan también en un pantano sacando fango y vegetales en descomposición. Otros trabajos consisten en cargar camiones con piedras grandes, limpiar caminos, abrir zanjas y canales, acarrear ripio en sacos al hombro y al trote. Además de integrantes del Gobierno de la Unidad Popular, son enviados a Dawson alrededor de 300 prisioneros de la provincia de Magallanes. Este campo estaba bajo la jurisdicción de la División del Ejército con asiento en Punta Arenas. La custodia del campo estaba a cargo de infantes de Marina y efectivos del Ejército alternándose. No se permitían visitas de familiares, y la correspondencia era censurada en forma rigurosa, lo mismo que las encomiendas. A los detenidos se les obligaba a marchar y a ejecutar diversos tipos de formación militar y calistenias. Se efectuaban simulacros de fusilamientos y grandes despliegues de fuerza, como si la isla fuese a ser atacada desde el exterior. Los principales políticos del Gobierno de Allende fueron trasladados a Santiago a comienzos de junio de 1974. Los demás prisioneros son trasladados a la cárcel de Punta Arenas y algunos puestos en libertad. El campo se cierra en octubre de 1974. Base Naval de Talcahuano: Funcionó como lugar de interrogatorio desde los primeros meses después del golpe hasta comienzos de 1975. El número de detenidos fluctuaba entre 20 y 45 personas, las que eran custodiadas por infantes de Marina. Recibían escasa alimentación. Por las mañanas debían formar y correr largo tiempo; comúnmente varios caían al suelo, dada su debilidad. Sufrían vejaciones y humillaciones constantes. Durante los interrogatorios eran incomunicados por diversos lapsos. Los torturas consistían en golpes y aplicación de electricidad. Fuerte Borgoño: Ubicado en el interior de la Base Naval de Talcahuano, albergaba usualmente a unos 40 a 50 detenidos, en grupos de a ocho, en calabozos. Debían dormir sin abrigo sobre el suelo de cernento. La comida era escasa y mala. El tiempo de permanencia variaba entre uno a diez días, durante los cuales eran sometidos a brutales torturas. Desde el Fuerte Borgoño eran conducidos al gimnasio de la Base, donde se les obligaba a firmar una declaración e que no habían recibido malos tratos. Luego eran liberados o se les trasladaba a la isla Quiriquina. Isla Quiriquina: Este recinto estaba ubicado en la isla del mismo nombre, emplazada en el océano Pacífico, frente a la bahía de Talcahuano, en la provincia de Concepción. La isla tiene unos cuatro kilómetros de extensión y unos 500 metros de anchura. Sirve de base a la Escuela de Grumetes, provista de casino, gimnasio, casa de residencia de los instructores, etc. Durante los primeros meses posteriores al golpe militar los detenidos no incomunicados eran mantenidos en el gimnasio, y los incomunicados en unos pabellones cercanos. Llegó a tener cerca del millar de detenidos políticos de uno v otro sexo. Durante estos meses los detenidos son obligados a construir el actual recinto, llamado Fuerte Rondizzoní, extenso pabellón que comprende dormitorios, comedores, baños y una pequeña enfermería y, otras habitaciones para el personal de guardia. Al comienzo los detenidos son sometidos a frecuentes castigos. Se les permite, sin embargo, intercambiar encomiendas y cartas dos veces por semana con sus familiares. En el primer trimestre de 1975 el campo de prisioneros deja de funcionar, siendo trasladados sus ocupantes a la cárcel de Concepción o a Tres Alamos. Punta Arenas: «El Palacio de las Sonrisas»: Este centro de tortura comenzó a funcionar desde el mismo día 11 de septiembre de 1973, en el recinto del antiguo hospital naval de Punta Arenas, situado en la calle Colón, contiguo a la Compañía de Teléfonos. Las personas interrogadas regresaban con huellas de haber sido bárbaramente torturadas (fracturas en brazos y costillas), pero no se les prestaba atención médica o se las atendía sólo tiempo después. Base Babía Catalina, de la FACH:- En este recinto los detenidos eran mantenidos en «containers» de material de guerra hacinados en grupos de hasta 30 personas. Con los ojos vendados, los prisioneros eran sometidos a golpes de palo, laques, puños, hierros, látigos. También eran amarrados con una soga al cuello y tirados al estrecho de Magallanes, arrastrándolos luego fuera del agua. Regimiento Cochrane: En este recinto se hacía a los prisioneros correr desnudos por la noche, con temperaturas bajísimas, por campos con obstáculos; luego se les arrojaba a las letrinas de los conscriptos y se les obligaba a comer y beber excrementos. Siempre desnudos, eran arrastrados con cuerdas sobre matas de calafate (planta de la zona que tiene espinas más grandes que las rosas), por lo que quedaban con el cuerpo convertido en llaga viva. Otras veces les amarraban los testículos con cuerdas, obligándoles a correr y propinándoles golpes en el resto del cuerpo. Los incomunicados eran mantenidos en tiendas pequeñísimas, a la intemperie, privados de alimentos durante varios días, forzándoseles a ingerir sus propios excrementos y orines. Se realizaban frecuentes simulacros de fusilamiento. Los prisioneros eran arrojados al estrecho, cuyas aguas son gélidas. El resto de los detenidos eran hacinados en un cobertizo inmundo, en el que penetraba la nieve desde el exterior. De allí la gente era sacada para ser torturada, traída y luego de vuelta para que se recuperara. LAS VICTIMAS DEL GENOCIDIO Si bien el tema de este trabajo es la etapa del aniquilamiento material del genocidio perpetrado por la dictadura chilena, nos parece importante señalar algunos aspectos relacionados con su realización simbólica. Como señalábamos en la Introducción, la dictadura pinochetista tuvo serias dificultades para ocultar no sólo el proceso de aniquilamiento material, sino la identidad político-social de sus víctimas. Ya durante la propia dictadura, los familiares de los detenidos-desaparecidos se atrevían a mencionar la militancia política de los mismos. Asimismo, la ocupación o profesión de los detenidos-desaparecidos daba un cuadro muy claro de la fracción social que la dictadura había tomado como blanco. Las siguientes tablas fueron elaboradas en 1986 por la activista de derechos humanos chileno María Eugenia Rojas14. La primera indica la ocupación o profesión de 767 detenidos-desaparecidos. La segunda indica la militancia político-partidaria de una parte de las víctimas (279). Porcentaje aproximado Estudiantes Profesionales universitarios Técnicos Artistas-artesanos Obreros Obreros especializados Pequeños agricultores-obreros agrícolas campesinos Empleados Comerciantes Dueñas de casa Jubilados Fuerzas Armadas Sin datos Total 149 88 26 23 105 80 94 99 48 4 4 6 41 767 19,4 11,4 3,4 3,0 13.7 10,4 12,3 13,0 6,3 0,5 0,5 0,7 5,4 100.0 Porcentaje aproximado Partido Comunista Partido Socialista Movimiento Izquierda Revolucionaria MIR Movimiento de Acción Popular Unitaria MAPU MAPU Obrero Campesino Izquierda Cristiana Partido Radical Partido Izquierda Radical Partido Demócrata Cristiano Total 14 Rojas, op. cit. Epílogo. 116 52 95 5 3 2 4 1 1 279 41,6 18,6 34,0 1,8 1,1 0,7 1,4 0,4 0,4 100,0 Como se ve, el 36,4% está conformado por obreros y campesinos y el 19,4% por estudiantes. En lo que respecta a la militancia política, las fuerzas más representadas son el Partido Comunista y Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Luego del final de la dictadura, las cifras de desaparecidos comenzaron a hacerse más confiables. Cabe señalar en tal sentido que las suministradas por la Comisión Rettig son dudosas (nada menos que 600 casos son rotulados como “sin convicción”, es decir, no se sabe si la víctima está muerta, viva o desaparecida) y, por otra parte, la Comisión incluyó en la misma lista a los muertos de las fuerzas de seguridad y militares a manos de grupos armados opositores a la dictadura (víctimas de “violencia política”) con el claro objetivo de igualar a víctimas y victimarios (una versión chilena de la “teoría de los dos demonios”). Por estas razones preferimos atenernos a la cifra dada en 1995 por la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (AFDD), sobre la que se basan las siguientes tablas referidas a la ocupación o profesión y militancia política de los detenidosdesaparecidos15. Víctimas según profesión u ocupación Profesionales, administradores y altos funcionarios Empleados Obreros y campesinos Trabajadores independientes Estudiantes Fuerzas Armadas y Servicios de Seguridad Jubilados y otras actividades Sin datos Total 137 135 411 203 227 12 34 34 11,48% 11,31% 34,45% 17,01% 19,02% 1,00% 2,84% 2,84% 100,00 1.193 % Cuadro 6 – Víctimas según militancia política PC PS MIR MAPU PR PDC FPMR 15 245 226 272 20 12 6 5 Ambas tablas están tomadas de Orellana Vargas, op. cit. Capítulo 4. 20,53% 18,94% 22,79% 1,67% 1,00% 0,50% 0,41% IC Otros partidos Sin datos Total 3 35 369 1.193 0,25% 2,93% 30,93% 100,00% Como vemos, se confirma la pertenencia obrero-campesina y estudiantil como hegemónica dentro del conjunto de los detenidos-desaparecidos. En este sentido debemos señalar el carácter de “guerra de clases”, tomando la expresión de Luciano Alonso16, que tomó el accionar de la dictadura chilena. Asimismo, la pertenencia político-partidaria de los detenidos-desaparecidos de los que se conoce la misma sigue siendo hegemónicamente comunista y mirista. En esta tabla hay una novedad. En efecto, aparece una agrupación político-militar, el Frente Patriótico Manuel Rodriguez (FPMR), brazo militar del Partido Comunista que surgió como una forma de resistencia a la dictadura y se escindió posteriormente del mismo. 16 Alonso, op. cit. CONCLUSION El proceso genocida llevado a efecto por la dictadura de Pinochet dejó efectos disciplinadores muy evidentes en la sociedad chilena. En la actualidad, Chile suele ser para la derecha latinoamericana el modelo de “orden” y “modernización”. La destrucción del movimiento obrero, campesino y estudiantil, el debilitamiento de los partidos de izquierda tradicionalmente fuertes como el PC, o su derechización, en el caso del PS, son muestras claras del éxito del proyecto pinochetista. Al propio tiempo, el modelo de acumulación implantado mediante el genocidio no ha sido modificado en lo sustancial, por lo cual la estructura social chilena sigue siendo una de las más desiguales de América Latina. Creemos, sin embargo, que el aniquilamiento no alcanzó la eficacia que quedaría de manifiesto en el caso argentino, dado que: a) no pudo instalar una maquinaria de exterminio al margen de toda formalidad legal, que es en última instancia la condición para el exterminio de poblaciones17, lo que sí se logró como tristemente sabemos, en el caso argentino y b)no pudo ocultar el carácter político y de clase del proceso genocida. A pesar del surgimiento de versiones locales de la “teoría de los demonios” que igualan a quienes resistieron al proceso genocida (FPMR, MIR) con sus perpetradores, la sociedad chilena no ha podido “enterrar” del todo lo que el genocidio pinochetista pretendió suprimir, el proyecto de transformar radicalmente la sociedad capitalista, con la particularidad de que esa transformación se intentó hacer por medios pacíficos. 17 En la modernidad, el Estado sólo puede matar legalmente a individuos (pena de muerte).