094 MINISTERIO DE DESARROLLO AGROPECUARIO Y REFORMA AGRARIA MTDIHRA LA' REVOLUCION SAKDINTSTA: 'DEMOCRATICA, POPULAR Y AMT IMPERIALISTA 1980 CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS DE I.A REFORMA AGRARIA CIERA P o n e n c ia nr c a n t a o s :c' í -^añerc OP.lfthpG t ¿ r F ¿ SOTO, en repre ° La Lucha t/of ^ c ió n d e l F 5 U . -: i I- '• r i c *entroa^C nice v f'a de Acosté cit Deuiocrac ia “ . CeSojíaClo en lé x ic o uuranto los cí as »?0-?5 ... T Tp'” La historia de los pueblos Latinoamericanos durante el presente siglo, ha sido la historia de una guerra a muerte entre los movimier tos de liberación nacional y el imperialismo norteamericano, en don­ de los primeros luchan por la democracia popular y el segundo pox el mantenimiento de un régimen de explotación y dominación en todo el continente» Las burguesías Latinooméricanusf reformistas en lo económico y represivas en lo político, han sido incapaces de mediar entre los ir. tereses del capital en su conjunto y sus propios intereses, mucho me nos en relación a los intereses de las grandes mayorías. Las con­ tradicciones al interior del capital les ha impedido realizar las ta roas que alimentarían su legitimidad dentro de sus propias socieda— des, lo que ha dado pie para cue las clases populares cuestionen con razón objetiva y pasión suficiente el orden establecido- Imperiali- zadas desde su nacimientc, tuvieron que hacer fronte a la subordina­ ción a las clases imperialistas y a la subversión de los sectores po pulares de sus respectivos países- • Esta doble contradicción que las desgarra día a día, las ha cbli gado a delegar cada vez ir.Ss el, poder político en manos de una buró— cracia cívico-militarr garante del orden capitalista en su totalidad. La democracia sigue teniendo un puesto vacío en las sociedades-Lati-~ noamericanas, las elecciones terminan en .golpes de Estado y los go— tiernos son presididos por generales. Las reformas económicas son incapaces de paliar las ccntradiccio nes de la explotación, y la represión se vuelve impotente para purgar las rebeliones populares. Se abre de r.uevo;en al espacio y en el - tiempo, una época de revoluciones» La periferia, condición y resultado de la expansión del sistema capitalista en los centros hegemónicos del capital, sigue siendo el lugar donde anidan las revoluciones que debilitan el corazón del im­ perio; Asia, Africa y ibíiSrica Latina, los últimos trofeos alcanzados por el capital en los lugares más recónditos, son a la vez los sitios *•*J 096 donde primero empiezan a perderlos. La polarización alimenta la lucha y viceversa, entre sectores burgueses y aburguesados por un lado, y sectores proletarios y pro­ letarizados por el otro. En Centroamérica, la lucha popular se ha mantenido incesante, con sus altos y bajos, desde el primer dia de la presencia imperia­ lista; sin embargo sobresalen tres momentos de auge y enriquecimien to de los movimientos de liberación nacional: a) 1930 con las luchas de Sandino en Nicaragua y de FarabundoMartl en el Salvador, b) . 1960 con el triunfo de la Revolución Cubana, fin de una épo ca y comienzo de otra, c) 1980 a partir del triunfo de la Revolución Sandinista. i La región de Cer.Uroamérica y del Caribe se convierte en ur¡ espa ció económico y social de enfrentamientos inevitables, donde le re­ presión mós despiadada se combina con las ansias libertarias más de cididns, y en donde Revolución y Contrarrevolución protagonizan núes tro actual proceso histórico. El sujeto histórico del cambio social ha sido el pueblo, es decir, la alianza de los sectores explotados y dominados de la sociedad; la alianza de todos los sectores proletarizados, obreros, campesinos y pequeña burguesía radicalizada; la alianza de todos los sectores de­ mocráticos y revolucionarios de la nación. En suma, la unidad de las fuerzas sociales (las clases) y de las fuerzas políticas (las clases y sectores contestatarios del orden). ' Todos los valores enarbolados por una burguesía que no pude cum­ plirlos, pero que ha contribuido a inculcarlos; todas las necesidades prometidas y reinvindicaoas por los partidos del orden; todas las ta­ reas del progreso y del desarrollo amputadas por un sistema desigualy dependiente. Todo ello, simbolizado en la democracia y conocido a­ penas por el fracaso y la demagogia de la democracia liberal (burgue­ sa y parlamentaria), ha sido la bandera de lucha de los movimientos de liberación popular. El enemigo de lucha ha sido la intervención política, militar, e­ conómica y cultural del imperialismo norteamericano, la represión ins titucionalizada de las dictaduras m:.1 itares, los sectores que se C ’ ponen a la independencia nacional y que aparecen como responsables de la explotación y de la dominación del pueblo. En esta lucha, la contradicción entre el capital y el trabajo, constituye el fundamento de todas las contradicciones, pero es a - través * de todas esas otras contradicciones como aquella se manifies“ ta y a la cual so llega tarde o temprano en una sociedad capitalis­ ta imperiatizada como la nuestra. Contradicciones sociales en las que se percibe apenas su fuerza política* pero es a través de lo pq U t i c o que se alcanzan las otras dimensiones de la transformación socio-económica. Nos referimos a esas contradicciones alimentadas por lo nacional, lo racial, lo étnico o lo indígena, lo'femenino o juvenil, lo religioso o lo estudiantil. La composición social y las tareas no realizadas por la burgue­ sía local, le confieren el carácter y la necesidad democrática a és tos movimientos; y la fuerza política enfrentada al aparato militar le confieren su carácter revolucionario, es decir, la organización popular decidida a destruir por las armas el aparato represivo de la sociedad capitalista. Jimbas fuerzas articuladas por ol nivel más al to de conciencia histórica de estos movimientosr a saber, la organi­ zación de vanguardia. Estos movimientos son criticados antes y después de la toma del poder* tanto por la derecha reaccionaria como por la ultraizquierda impaciente y teoricista; los primeros tildándola de comunista y los segundos tildándolas de democrática. La derecha, impotente para rea lizar la democracia pregonada* niega también la posibilidad de que otros sectores la puedan llevar a cabo; la ultra!zquierda impaciente y teoricista, impotente para iniciar cualquier revolución pregonan la más radical de las revoluciones. Ambos compartiendo ur.a posición ahistórica frente a la realidad social ce nuestros países, oponiendo se y desconociendo las leyes de la transcición en su -manifestación concreta. . * También se ha criticado.el carácter popular de estos movimientos, la derecha afirmando gue no tiene carácter popular y la ultraizquierda señalando que lo popular no tiene un carácter de clase proletario; .. ./ osa los unos identificando al pueblo con los mercenarios militarizados y los otros sólo reconociendo la fuerza proletaria en las relaciones obrero-patronales al interior ce las fábricas, ámbos aspirando a se, parar la fuerza social del proletariado y del campesinado de la fuer za política del pueblo en su conjunto. El antimperialismc ha sido igualmente cuestionado, la derecha por que identifica el carácter nacional de nuestras sociedades en una re­ lación de dependencia con los Estados, Unidos, la ultraizquierda pre­ cisamente por no reconocer al imperialismo al interior de nuestras so d e d a d a s capitalistas. taimente contra Esta última piensa que luchar política y mili el aparato de poder de la burguesía no significa - cuestionar todo el orden en su conjunto, se les olvidó que destruir la vieja máquina del Estado y ampararse del poder, constituye para - los revolucionarios el primer momento de la liberación definitiva. Pero la historia no so detiene por lo que piensen de ella, los rr.o virolentos de liberación nacional, se conforman poco a poco como revo­ luciones democráticas, populares y antimperialistas, sentando las ba­ ses políticas y económicas para transformar el mundo imperialisado - del continente Latinoamericano. 2 La Revolución Sandinista ha sido definida en la teoría y en la - práctica como una revolución democrática, popular y antimperialista;inserta históricamente dentro ce las crisis económica y política del capitalismo y del imperialismo, pero infeerta también en una época cereflujo de los movimientos revolucionarios del continente, después ce Santo Domingo y de Chile, después de los golpes contra los Montone— ros y Tupamaros, después del desgaste de muchos otros movimientos gue rrilleros, después del enfriamiento de los movimientos sociales de Fe rú y Panamá; en momentos en que las dictaduras militares Latinoameri­ canas se amparan de los gobiernos civiles e' instauran la época de ma­ yor represión que haya conocido el continente contra sus propios pue­ Pero este enfrentamiento, aparentemente desfavorable a los scc ih- blos. tores populares, comienza a tener la recompensa, que la lucha inclauc cable depara a los revolucionarios. - El 19 de Julio de 1979, nuestra vanguardia, el FSLN, después de un ■*.f 5- übb proceso de unificación interna, después de un proceso de unificación de los sectores populares aglutinados en el Movimiento Pueblo Uniao(MPU), y conformando un Frente Patriótico Nacional (FPN), se lanzan ' a una insurrección, donde se combina la lucha guerrillera en el cam­ po, los movimientos de masa y la insurrección en los pueblos y ciuda des, los paros-huelgas generales-huelgas insurreccionales, la guerra regular, así como un movimiento de solidaridad internacional que pu­ do aislar al régimen de los sectores democráticos y progresistas del mundo entero. Con ello se destruye la vieja maquinaria de Estado y el Frente Sandinlsta de Liberación Nacional, se ampara del poder. - La concepción era correcta: una forma de lucha radical y un progra­ ma amplio que aglutinara a todo el pueblo y a toda la nación. día las paredes se llenaron de una consigna más: Ese - Pueblo, .Ejército, Unidad, Garantía de la Victoria. 1 Entonces comienzan las medidas de gobierno que la burguesía ven­ de-patria nunca pudo llevar a cabo y que la ultra!zquierda pretendía que se llevaran a cabe antes de la tema del poder político. Se confiscan todas las riquezas de Somo2 a y de los somocistas con ello se consiguen dos cosas: y mutilar a la burguesía como clase y conformar si Area de Propiedad del Pueblo,' se nacionaliza la banca y el comercio exterior; se limita la renta de la tierra y la renta urbana; se conforma un plan económico que enfrenta la economía de mer cado en defensa del pueblo; se consolida un ejército popular y se ins tauran las Miliciasr-populares^Sandinistas; se institucionaliza el Po­ der popular a través de la Organizaciones de masa; se emprende la Cru zada Nacional de Alfabetización; se fortalece la Unidad nacional se fortalece la Hegemonía Popular al interior de la. Unidad Nacional y se fortalece la alianza obrero-campesina al interior del bloque popular, alcanzando la clase obrera y las juventudes proletarizadas un gran ni­ vel de conciencia, organización y participación a favor de las trans— formaciones de nuestra sociedad; se implementan los mecanismos que ga­ rantizan y desarrollan la democracia popular, desde los Comités de Fá­ brica hasta el Consejo de Estado, amén de un sinnúmero de instancias que enriquecen día a día la representatividad de las grandes mayorías y confieren democraticidac a la libertad de prensa, de culto; de orga­ nización, de participación, no sólo a obraros, campesinos, sectores me dios, sectores democráticos de la burguesía, sino también a todoc aque 100 líos sectores marginados como son los indios, los negros, los pueblos de la Costa Atlántica, las mujetes, los jóvenes, los niños, etc. 3 Pero esta Revolución, como toda revolución verdadera, alberga una serie de contradicciones que se sintetizan en la contrarrevolución. Por ser una revolución contra la dictadura somocista, afecta a todas las dictaduras del continente, con lo que se grancea el resentimiento de los sectores reaccionarios aledaños, que apoyan a bandas armadas de ex-guardias somocistas para sembrar el terror en nuestro pueblo - que reconstruye su patria despedazada. Por ser una Revolución contra la burguesía vende-patria, recibe el embate de bandas armadas apoyadas por ese sector. Por ser una re­ volución contra los sectores reaccionarios de la sociedad nicaragüense, es acusada por dichos sectores por atentar contra la religión, contra la familia, contra la propiedad, contra la sociedad occidental, centra la libertad. Pero todas estas acusaciones las hacen aquellos cuyo único - culto ha sido el culto de la explotación, explotación que tuvo sumido en la miseria a la mayoría de las familias nicaragüenses, familias que nunca tuvieron propiedad, porque los grandes propietarios les habían a ­ rrebatado sus pertenencias al 95% de la sociedad; y todas estas acusa­ ciones las pregonan en una Prensa que sale todos los dias y en una radie que chilla todo el día. r Por ser una Revolución contra las ganancias que impiden la redistri­ bución de la riqueza para las grandes mayorías que son los que producen tales riquezas, recibe de parte de los sectores gananciosos una actitud de boicot, de descapítallzacíón, de populismo contrarrevolucionario en­ tre los obreros a favor de aumentos salariales cuya contra-partida in— flacionaria disminuiría los salarios reales de los trabajadores. Por ser una Revolución contra los comerciantes especuladores, se en frenta a estos sectores que mantienen una posición de acaparamiento de los bienes básicos del pueblo, para luego negociar ventajosamente con las necesidades de este pueblo.. Por ser una Revolución antiimperialista, enfrenta las agresiones iro.../ 101 '• nerialistas, que nos acusa de ser amigos de un pueblo-hermano como el Cubano, de no aceptar las leyes del imperio en materia militar, ecor.ó mica y cultural, de defender la soberanía nacional, de estar a favor de las mayorías y en contra de las minorías que oprimen a las mayorías, de ser solidarios de todos los pueblos del mundo que luchan por su li­ beración . El objetivo fundamental de la reacción y de la contrarrevolución, tanto interna como regional, es la de desestabilizar a la Revolución Sandinista, impedir que se consolide y desarrolle; si no pudieron de­ fender la dictadura militar somocista contra el cuestionamiento de su pueblo, si no pudieron impedir la toma del poder por el FSLN, ahora pretenden demostrar la incapacidad del pueblo organizado para gobernar se a si mismo- 4 La Revolución Sandinista ha demostrado una vez más en la historia de las sociedades, la posibilidad de que un pueblo pueda derrotar a u­ na tiranía que lo explota y oprime, y esta posibilidad espanta a to­ das aquellas dictaduras militares que a diario asesinan a los sectores populares por el delito de querer una patria libre. El miedo a la Revolución Sandinista y la guerra contra ella decla­ rada, es el miedo a la Revolución en el Salvador y en Guatemala, y el resto de los países Centroamericanos y del Caribe. en Es el miedo a la formación de un bloque antiimperialista en esta región que pueda de­ fenderse contra la guerra que el imperialismo ha declarado contra núes tros propios pueblos. , . Pero a la conciencia reaccionaria nosotros oponemos una conciencia libertaria, a la organización contrarrevolucionaria una organización revolucionaria y a los pactos imperialistas una solidaridad internado nalista. Sabemos que el destino de nuestra Revolución depende también del destino de todas las revoluciones del mundo y que nuestra revolu­ ción es un aporte a la lucha de los Movimientos dé Liberación Nacional. Por ello protestamos por los crímenes cometidos contra el hermano XU & 8. pueblo Salvadoreño, y por eso también vemos con agrado el desarrollo de la lucha de ese pueblo con quien nos une una histórica hermandad antimperialista. La lucha de Sandino por los años 30 y la lucha de Farabundo Mar­ ti en la misma época, la represión contra los Sandinistas y la xepre SlÓn contra los campesinos salvadoreños en aquella década, conformar, una memoria colectiva de dos pueblos que hoy también se enfrentan los mismos enemigos y luchan por los mismos ideales. a El avanzar de la historia no reconoce la geografía impuesta por tantos siglos de explotación, de colonización y de imperíalización, "la historia se repite, pero hoy somos más maduros'* decía el Che, en una carta a Fi­ del, cuando partía para Bolivia. 1.a lucha del pueblo Salvadoreño nos recuerda.nuestra propia lucha, ellos también han emprendido el camino de la unidad revolucionaria, conformando la Coordinadora Revolucionaria Político-Militar y poste— riorroente la Dirección Revolucionaria Unificada (DRÜ), la Coordinado­ ra Revolucionaria de Masas {CRMl y el Frente Democrático Revoluciona­ rio (FDR). Ellos también cuentan con una base social amplia que garantiza la fuerza necesaria para enfrentar un enemigo tan desproporcionado como es el ejército represivo, y que confiere una gran legitimidad a la Vanguar dia Revolucionaria, tanto al interior del país ccmo .fuera del país. - También existe ahí un pueblo decidido a dar hasta la ültima gota de - sangro por conquistar su libertad. La crisis económica y política, así como el nivel de represión al­ canzado por las clases dominantes y el imperialismo en el Salvador, - tienen su contrapartida en la combatividad de ese pueblo que ha demos­ trado en los paros, huelgas y levantamientos armados, un cuestionarios que empantana día a día el equilibrio de un orden desmoralizado y caó­ tico. ' ’ . La marcha hacia la Victoria de nuestros pueblos no se detiene y - las amenazas de invasión por parte del imperialismo o la realidad de las mismas sólo acelerarán el triunfo definitivo de todo un continente que sabrá levantarse de nuevo como lo'hizo en las guerras de indepen— dencia contra la corona española en el siglo pasado. La lucha por la democracia y el cambio social en nuestra patria, / 103 9. Xa lucha por la democracia y el cambio social en la patria grande. PATRIA LIBRE O MORIR -Nicaragua Libre* Agosto 1980.