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Año XIII
Número 13
JuNIo 2013
Memoria de piedra y agua
Santa Orosia
en Sobrepuerto
Fablo, regreso
al pasado
Yebra hace
300 años
O Zoque
a s o c i a c i ó n
Junio 2013 • número 13
c u l t u r a l
2
Sumario
Editorial..................................................................................................... 3
Fablo, regreso al pasado
Adolfo Castán Sarasa................................................................................... 4
Yebra de Basa. Proyecto y realidad de "nuevas-viejas" carreteras
Jesús Castiella Hernández.......................................................................... 10
Edita:
Piedras Sagradas
José Miguel Navarro López........................................................................ 14
Y a los de Yebra... En torno a la etimología de la voz "Gabacho"
José Ángel Gracia Pardo............................................................................ 16
Memoria de piedra y agua. La pila de agua bendita del Puerto de
Santa Orosia y Cosme Damián Villacampa
Alejandro Gurría González........................................................................ 19
Pastorada Santa Orosia 2013................................................................... 30
Colabora:
En recuerdo a Don Celestino, cestero de Osán
José Garcés Romeo / Enrique Satué Oliván............................................... 34
Postales
Jesús Castiella Hernández.......................................................................... 36
Nuevos datos sobre Santa Orosia y Yebra
Alberto Gómez García............................................................................... 37
Santa Orosia en Sobrepuerto
José María Satué Sanromán....................................................................... 44
La restauración de retablos. Retablo de Santa Orosia, ermita de San Roque.
Calamocha, Teruel
María Silvestre Adivinación....................................................................... 47
La sección femenina de Falange Española visita Ballibasa
Óscar Latas Alegre..................................................................................... 51
Datos e imágenes nuevas de historias viejas: Santa Orosia en
la Catedral de Tarragona
Ricardo Mur Saura.................................................................................... 53
Yebra hace 300 años
Graciano Lacasta Estaún............................................................................ 55
Noticia de una tabla de Santa Orosia en la Catedral de Tarragona
Mariano Pujalá Torralba............................................................................ 60
Noticias de O Zoque.................................................................................. 62
Reseñas bibliográficas................................................................................ 63
O Zoque
Asociación Cultural Ballibasa y Sobrepuerto
C./Las Roseras, s/n • 22610 Yebra de Basa (Huesca)
e-mail: ozoque@yahoo.es
© O Zoque, Yebra de Basa (Huesca) 2013. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, ninguna forma ni por ningún medio
sin el permiso previo por escrito de la Asociación Cultural Ballibasa y Sobrepuerto O Zoque.
O Zoque no se identifica necesariamente con las opiniones expresadas por sus colaboradores.
D.L.: HU-506-2000
Diseño: UTM Desarrollos
Foto de portada: Ermita de la Cruz (Yebra de Basa), tras la restauración realizada por los vecinos
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La voluntad de la gente por delante
l editorial de este año podría ser el mismo del pasado.
Pocas cosas han cambiado y seguimos teniendo los
mismos problemas a los que desde instancias superiores no
han sabido encontrar solución y, en el peor de los casos,
muchos de ellos se han visto agravados. Cada vez somos
menos gente activa por la propia estructura poblacional del
territorio envejecido y desarticulado, y las necesidades que
requieren de nuestra atención vemos como van creciendo
día a día. Sobrepuerto sigue abandonado en la altura y
sigue sin aprobarse el Paisaje Protegido, que por lo menos
amortiguaría un poco su caída.
a voluntad de la gente va por delante de la dotación económica, así pues O Zoque junto con la
Real Cofradía de Santa Orosia de Jaca estamos manteniendo una colaboración para el acondicionamiento
del “Camino del Pastor”, que según la tradición fue
recorrido por Guillén de Guasillo entre el Puerto de
Santa Orosia y Jaca, y hemos sido los promotores de un
acuerdo entre los ayuntamientos de Jaca, Sabiñánigo y
Yebra de Basa, y las comarcas del Alto Gállego y Jacetania, para el encargo de la redacción del proyecto de la
vía verde y su posterior materialización.
stas necesidades deberían ser contempladas por la
administración, que en algunos casos parece desentenderse con la excusa de la atención a otras prioridades.
Algunas de ellas las compartimos, como las sociales y económicas, sin embargo, también es lícito preguntarse si se
están atendiendo correctamente y si con esa excusa no se
están dejando caer otros campos como el cultural, en el que
parece no apreciarse un rendimiento económico inmediato
y por ello queda relegado a un segundo plano.
tro de estos ejemplos de voluntad personal por
delante de la administración nos lo ofreció
Angelines Villacampa, que hasta sus últimos momentos intentó levantar a Susín de su ruina pese a todo y
contra todo. Ella sola abrió su casa y su pueblo a todo
aquél que quisiera ayudar a construir. Y aunque ella no
está ya físicamente, sí está en la memoria de todos los
voluntarios que van los últimos sábados de cada mes
a trabajar a Susín para mantener de alguna manera su
legado.
a excusa para muchas administraciones sería fácil y
quitarse de encima el lastre de la ayuda a asociaciones como la nuestra se vería incluso entendible por algunos
sectores de la sociedad, por eso este editorial quiere servir
de agradecimiento a las instituciones que siguen apoyando
a entidades como O Zoque, que no buscamos el lucro económico personal, pero que sí alimentamos nuestro orgullo
con los logros culturales y la conservación medioambiental.
or ello queremos hacer una mención especial a la
Diputación Provincial de Huesca, que nos mantiene
su soporte económico incluso en estos momentos de precariedad, y también al área de cultura de la Comarca Alto
Gállego, que subvenciona la realización de esta revista,
que este año ha batido su marca en número de artículos
y extensión. Solo podemos decir que agradecemos su confianza y que esperamos responder a sus expectativas, como
hemos venido haciendo hasta ahora con todas nuestras
actuaciones. Con su soporte, estas administraciones están
escuchando a la gente de este territorio, que en muchas
ocasiones camina por delante gracias a su inconformismo,
al aporte personal de horas de su trabajo, su conocimiento
y su solidaridad. En los peores momentos es donde se
redoblan los esfuerzos, se ponen más objetivos en común y
saben mejor los logros que se obtienen.
l último ejemplo de solidaridad que no podemos
olvidar es el que encarnan los vecinos de Yebra,
que no se conforman con la inacción de la administración (tanto política como eclesiástica), denunciando el
estado de su iglesia, cuyas grietas en la torre y en los
graneros son evidentes y la situación comienza a ser
crítica. El pasado año, gracias al esfuerzo de voluntarios, se arreglaron las goteras del tejado, la sacristía y
la lonja de la portada norte. Y este año, quizá el más
duro de la crisis, se ha realizado una cuestación popular para la continuidad de las obras. Con esta aportación económica, durante todas las tardes del invierno,
los hombres y mujeres de la población han restaurado
el mobiliario de la iglesia y aún han restado fuerzas
esta primavera para el acondicionado de la Ermita de
la Cruz, antesala de la población en donde se ofrece
el recibimiento a los romeros del Campo de Jaca el
Domingo de la Trinidad. Ahora se pretende continuar
con las obras en la lonja sur de la iglesia, los graneros
y la torre, y solo será posible gracias al inconformismo
y la solidaridad entre los vecinos que no aceptan resignados la inacción institucional. Otro motivo más para
sentirnos orgullosos de lo que somos.
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Fablo: regreso al pasado
Adolfo Castán Sarasa
Eras y bordas
en 1980
ugar despoblado integrado en el municipio de
Sabiñánigo. Su término sigue siendo propiedad
de los antiguos vecinos que con profundo
dolor y sin billete de retorno no tuvieron más opción
que ponerse en camino. A los que se fueron en verano
el sol les daba frío y los que dieron la espalda a su
hogar en el último invierno sintieron que los copos del
cielo quemaban la piel, pero en aquellos momentos
el futuro eran las ciudades donde la vida parecía más
llevadera y servicios básicos como la sanidad y educación estaban a la vuelta de la esquina.
Chimenea tradicional
desaparecida.
Fotografía año 1980
Dos alternativas se ofrecen al viajero que conscientemente desea perderse entre los despojos de
otro naufragio rural acontecido en los años mediales
del siglo XX. La primera arranca en las cercanías de
Sabiñánigo y sigue palmo a palmo las aguas mansas
del río Basa. A la entrada de Orús se toma una pista,
está en bastante mal estado y solo es transitable para
todoterreno, que pasa por encima de la localidad de
Espín, cuello de Fablo y continúa hasta Gillué. Desde
el collado de Fablo caminaremos por un sendero que
en diez minutos -200 m.- nos deja entre sus ruinas.
Habremos pasado por un desmotivado crucero con
caña de piedra e inclinada cruz de hierro.
La segunda opción implica recorrer la carretera del
Guarga para acceder a Gillué y a continuación rodar la
pista que cruza el barranco de Gillué por un sugestivo
puente. Enseguida veremos una caseta con jardincillo
triangular y encima la pista transversal procedente de
Espín y valle del río Basa. Seguiremos esta en dirección oeste durante unos 400 m. para coger a mano
derecha el antiguo camino de herradura que zigzaguea
por la vertiente solana del cerro elegido por gentes del
medievo profundo para construir unas casas y aclimatarse a una tierra recelosa, pobre y aislada que lentamente se transformó en aliada y después amiga.
Los datos históricos
on escasísimos y hablan poco. La primera
mención es del S. XIII, informándonos de que su
iglesia parroquial ostentaba el rango de rectoría.1 En la
montaña es impensable una fundación de esa centuria,
pues la conquista de Huesca provocó el vaciado de
numerosas poblaciones a lo largo del S. XII. De aquí
emigraron los habitantes que alzaron la ermita románica de Fragén, a un paso de Fablo, y los que vivieron
junto a la ermita de Urbán, en el monte de Gillué, pero
desconocemos el nombre de ambos asentamientos
porque aparentemente jamás se documentaron. En
Urbán, nada menos que a 1.500 m. de altura, resisten
los despojos de varias casas y detectamos algunos fragmentos de cerámica clara atribuibles a los Ss. X/XI.
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En Fragén la tierra y el pasado se esconden bajo la
hierba que lo tapa todo pero la ladera desforestada y
aterrazada tardará en disimular su humanización. Un
grumo de escoria ferruginosa superficial le pone en la
onda de los despoblados medievales sobrarbenses.
Fablo fue desde el comienzo un pueblo pequeño
con censos que varían entre 4/13 hogares en el S.
XVII, 6 fuegos y 50 almas según Madoz,³ 98 habitantes en 1857, 91 habitantes en 1900 y 33 vecinos
en el año 1950.
Es un pueblo suelto, un hábitat de altura
-1.216 m.- alineado sobre el espinazo de una delgada
loma orientada en sentido noroeste. El centro de este
pedestal se llenó de casas y en los extremos se arreglaron eras y bellísimas bordas. Hacia el norte una
suave vaguada era la güega del bosque y a mediodía
el terraplén caía tan deprisa que solamente permitió
el culebreo de la senda que buscaba el puente del
Mesón.
Desde este privilegiado balcón miraba con respeto
a la colosal barrera septentrional de Canciás, cercana
pero poco accesible, que con sus cambios de humor
controlaba el ritmo de las estaciones. Al este se
hundía la grieta profunda de la barranquera de Las
Tratus que arrastraba agua a los huertos del Mesón y
al sur un valle hondo y arbolado con buenos campos
de tierra fértil que además canalizaba el gran camino
histórico entre la Jacetania y Sobrarbe.
Toda su arquitectura era de piedra, apoyada sobre
cimientos naturales de arenisca y según modelo habitual en la depresión intramontana, bloques rectangulares de tres plantas con las piedras al aire o bien
enfoscadas, algunos vanos de calidad y soberbias
chimeneas tradicionales como signo de vida e invitación a la esperanza. Unas casas se colocaron en la
cresta y otras se incrustaron como pudieron en el
primer peldaño solano, a continuación de la iglesia.
Fachadas al calor
del mediodía en
el invierno de
2013
No queda nada, solo edificios rotos enmarcados
por una espesa pantalla de espinos que casi impide el
tránsito por unas vías que nunca fueron calles. Pero
son ruinas que retienen recuerdos y el viajero paciente
y observador puede llegar a captar sentimientos e ilusiones consumidas por el tiempo. Inscripciones, fechas,
marcas son indicadores de formas sociales, de sueños y
deseos, de vida compartida en el seno de la casa.
La portada de mayor antigüedad y refinamiento llevaba fecha de 1700 y seguramente era un reaprovechamiento de otro inmueble pues las dovelas mostraban
roturas, deficiente ensamblaje con las jambas y groseramente trabada con la fachada. Desplegaba arco de
medio punto con la arista biselada y arquillo conopial
esculpido en el centro. Sobre el pico del arquillo, escudito rehundido con cruz patriarcal. Sobre el escudo, las
iniciales M P S.
Otra portada interesante y bastante repetida en la
guarguera era la de casa Oncins, con pesado dintel monolítico delicadamente ornamentado y arista atiborrada de
molduras. En el cabecero, tallos con rosetas de seis pétalos en las puntas y medallón acorazonado con inscripción piadosa: "Ave María Purísima. Año D 1849". Estas
entradas han desaparecido. Perduran un par de dinteles
con fechas del S. XIX -1861/1877- que coinciden con la
época de mayor censo, otro cabecero con una cruz y una
puerta de madera con garras de tejón clavadas, tal vez
para impedir el paso de las malas intenciones.
Detalle de una
portada de 1700
que ha desaparecido.
Fotografía año 1980
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bóveda de medio cañón. El ábside recto fue realzado
con una arcada semicircular embebida en el muro que
acogía el altar mayor. La puerta de ingreso estaba al este
de la nave, al fondo del atrio techado con bóveda de
medio cañón. Si algo queda de ella está sepultado por el
desplome de la torre. El atrio abría únicamente al frente
este, con arcada semicircular de buena cantería apoyada
en capitel imposta.
Patas de tejón
clavadas en una
puerta. Año 2013
Lo mejor conservado son las bordas, varias inclusive
mantienen el techo de losa. Las hay con fachadas lisas,
con los paños laterales sobrepasando el paramento de
la puerta que implica alero de gran vuelo, entradas en
arco de medio punto o con cabezales de madera, trapas
o vanos a ras de suelo para echar la paja desde la era
directamente al piso inferior, ventanas de aireación en
el piso superior. En uno de estos edificios auxiliares una
placa recuerda que: "Me izo acer don Jorje Billacampa el
año 1862". En otras bordas: "Año de 1856" y "1877".
La iglesia parroquial
ue engastada en una terracita de la punta
occidental del pueblo, al pie de la era
donde Jorge Villacampa mandó construir
una magnífica borda. Se ha desmoronado el
campanario, el techo de la nave, el cielo de
la sacristía y los escombros rellenan pórtico
y nave.
Es obra de baja calidad y ejecución tardía,
levantada con mampostería y cantoneras de
sillería, mayores y mejor tratadas en la torre.
La componía una sala rectangular con la cabecera plana orientada a poniente y campanario en los pies montado sobre el atrio.
Iglesia.
Croquis aproximado
de su planta
La torre porticada, de planta cuadrada, se adosó en
los pies del templo, era de un cuerpo y en los años 1980
mantenía dos vanos con arco de medio punto para campana en el paño oriental. La dividían tres pisos soportados por rollizos de madera y en el paramento que mira a
naciente mantiene dos vanos, un óculo de arista biselada
perforado enteramente en un bloque de piedra a la altura del segundo piso y una ventana incompleta en la
primera planta con tosquísimo arco interior de lajas sin
desbastar.
La iglesia es producción popular del S. XVIII. La
torre probablemente de mediado el S. XIX pues en
una placa grabada en el muro este se lee: "AÑO 1855".
También por estas fechas se arrimó la sacristía al frente
absidal -oeste-, comunicada con la primera capilla del
lado del evangelio mediante una puerta adintelada.
No es la iglesia originaria del Fablo medieval, tampoco un monumento de mediano interés pero es importante conservarla al menos en la memoria de unas cuantas fotografías para cuando no quede ni un solo bloque
en su sitio y la envuelvan las zarzas. Por sus piedras res-
La nave tenía tres capillas/altar de escaso
fondo a cada lado cobijadas entre contrafuertes interiores, separadas por arcos transversales y techadas con bóveda de medio cañón.
Los dos tramos de la nave próximos a los pies
se cubrieron con bóveda de lunetos armada
con piedra tosca. Bajo los lunetos, al menos
en el paramento del evangelio, se dispusieron
amplias ventanas de iluminación tocadas con
arco muy rebajado -casi plano- al interior, y
con dintel enterizo de piedra por fuera. Los
arcos fajones que separaban los intervalos de
la nave eran semicirculares, apeados en pilastras que despegan del pavimento.
Las capillas del tramo inmediato a la cabecera hacen de crucero bajo, cubriéndolo todo
Torre de la iglesia en 2013
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balaron lloros de bautizados, cantos del último adiós,
silenciosos gritos de ayuda para seguir viviendo. Ahora
las piedras se han caído pero tal vez guarden un pellizco
de ilusión, esperanza, tristeza o dolor de las gentes que a
lo largo de un milenio les tocó vivir aquí.
Ermita de Fragén
vista por el sur.
Año 1980
La ermita de Fragén
ara ir a la ermita de Fragén, tenemos en la entrada
de Fablo -oeste- una senda que sale hacia el norte.
Como referencia pasaremos enseguida junto a un
abrevadero, continuamos en dirección este y después
noreste. En algún tramo el camino es difuso pero con
el encanto del paisaje poco tocado. El recorrido cuesta
poco más de media hora.
También se puede llegar por la pista que arranca de
la caseta con jardincillo reseñada en los accesos a la población. Esta mala pista sube paralela al barranco de
Las Tratus y lleva hacia la ermita tras unos 2 km. de
recorrido, pero es necesario tener sentido de la orientación y conocer la posición exacta porque en la aproximación se pierde de vista.
No es una ermita convencional como las erigidas
entre los Ss. XVI/XVIII en numerosas localidades oscenses, Fragén fue iglesia parroquial de un pueblo medieval desconocido que tenía actividad en el S. X. En
nuestra visita observamos restos de fundición de hierro, necesario para fabricar utensilios agrarios, armas,
clavos... Son iguales a los que afloran en Almazorre,
Castellar de San Juan -Matidero-, Surta, Sarsa de Surta, Silves, Morcat y San Chil -Rodellar-.
Es templo característico del románico rural que debió de alzarse en el S. XII según pauta habitual: alargada
nave rectangular, seguida de breve presbiterio señalado
con retranqueos al interior y exterior y terminada con
ábside semicircular. La nave se cubría con tejadillo de
madera a dos vertientes, el presbiterio tal vez se abovedó
y la cabecera se techó con el típico cuarto de esfera.
Su fábrica está muy reformada pero mantiene la
esencia originaria en cuanto a la forma general y dimensiones de la planta. Las hiladas inferiores de los
paramentos son las primigenias y el cilindro absidal
parece bastante completo.
Ábside de la
ermita de Fragén
Los muros románicos se armaron con sillarejo
variado trabajado a maza y apilado por tongadas que
buscan la homogeneidad pero no siempre se consigue
pues hay piezas de gran longitud, atizonamientos,
algunos sillares cuadrados o rectangulares, lajas de
enrase. El resultado no es brillante pero tampoco de
baja calidad, percibiéndose el uso de puntero de tanto
en tanto. Algunas manchas de empaste revelan que los
muros fueron enfoscados con argamasa por dentro y
por fuera.
El ábside carece de ventana, seguramente porque ese
trozo de cabecera está renovado, y podría ser de la época
la ventanita oriental abierta en el paño de la epístola.
Es adintelada y con leve derrame de las jambas hacia el
interior. Otra ventana cercana a los pies y en el mismo
paramento es fruto de la reconstrucción efectuada entre
los Ss. XVII-XVIII, al igual que la puerta, adintelada
y sobresaliendo un poquito del horizonte de la pared.
Decorativamente es de absoluta sobriedad con el
único detalle de una rudimentaria imposta de perfil
rectangular recorriendo presbiterio y ábside.
Puente del mesón de Fablo
e le conoce como puente del Mesón porque
hubo uno de estos hogares de tránsito colocado
estratégicamente al servicio de los habitantes de
poblaciones del norte que bajaban hacia el somontano
en busca de vino y aceite o a la capital de la provincia
por motivos de administración. Estaba en la orilla
occidental del camino de Gillué y se arruinó antes de
la guerra civil. En el lugar quedó una caseta y cuadra.
En los años 1980 al otro lado del camino se construyó
una nave ganadera.
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Fablo. Puente del
Mesón (visto desde
aguas abajo)
La pista que une Gillué con el valle de Basa pasa por
el lomo del puente cuando cruza el riachuelo. Ante la
embocadura norte del paso confluyen las torrenteras
de Las Tratus y Bosque de Cabas. A partir del puente,
ya unidas ambas corrientes, el avenamiento pasa a denominarse barranco de Gillué, subsidiario del Guarga.
El puente del Mesón fue importante para las comunicaciones transversales de las comarcas pirenaicas,
pues enlazaba con El Puente de Sabiñánigo poniendo
en contacto el Campo de Jaca y ribera del Gállego con
el territorio sobrarbense, a través del pasillo creado por
las aguas del río Basa. Era un magnífico camino natural
que desde El Puente de Sabiñánigo conducía a Gillué,
Matidero, Pardina de San Juan y Boltaña. En las cartas
geográficas del S. XVII aparece reiteradamente el paso
del río Gállego por El Puente de Sabiñánigo, encaminando siempre la salida hacia el valle del río Basa.
También confluían en el puente del Mesón los caminos de herradura que procedentes de la ribera de
Fiscal y Bergua se unían en la pardina Fenés, pasando
después por la población de Fablo. Este sendero se dibujó en algunos mapas de los Ss. XVII-XVIII.
El cauce del barranco de Gillué es discreto y bastó
un arco asentado sobre flancos de conglomerado para
dominarlo. No suele llevar mucha corriente, pues nace
cerca, en los aledaños del peñasco de Canciás -1.929
m.-. Para dar mayor seguridad y porque la topografía
era propicia, los estribos se plantaron entre 1,90/2,50
m. por encima del lecho, esquivando así los empujes
violentos de las posibles avenidas.
El arco, de trayectoria muy abierta, es marcadamente apuntado. Posee 9,30 m. de luz, sus menudas dovelas se mueven entre 10/20 cm. de grosor y 40/50 cm.
de longitud y por lo que se puede observar, el trasdós
de la rosca sigue una línea bastante regular. La cimbra
de madera se armó a 1,70 m. de la base del estribo en
la orilla derecha y a 1 m. en la izquierda, por tanto los
aros de las cantoneras despegan en altura. Son testimonio dos series de mechinales rectangulares simétricos
muy rudimentarios en ambos paños de la bóveda, alguno con fragmentos de madera residual no eliminada
en el descimbrado.
El sector bajo de los estribos se aparejó con sillarejo,
alguna pieza de mayor tamaño, posado en hiladas de
altura equilibrada. Cuando fue preciso, los albañiles
colocaron calces para mantener el nivel de las tongadas
y retajos entre las piezas. Estos materiales se escuadraron y quizá fue esmerado el tratamiento de las caras
externas, pero la erosión las ha castigado intensamente. En el tramo medio del tímpano el sillarejo es más
homogéneo, hasta contactar con módulos alargados y
estrechos que parecen consecuencia de obra diferente,
siempre cohesionada con argamasa de cal.
Cronología
omo de costumbre las aportaciones de rasgos en
el diseño son lo único que puede orientar para
intentar datar estas construcciones tan semejantes en
lo esencial pero a veces distantes en el tiempo.
Nuestra impresión es que el puente del Mesón de
Fablo concentra dos etapas constructivas, una antigua
que pudo ser efectiva en el S. XIV, conectando Sobrarbe y Jacetania a través de El Puente de Sabiñánigo que
se documenta en esta centuria, y otra acontecida en el
S. XVI que supuso la ampliación del tablero.
A la fase originaria le correspondería todo lo descrito en las líneas anteriores, es decir, los estribos, arcada
apuntada y zona baja de los tímpanos. En la cuenca del
Gállego no hay arcos apuntados como éste del Mesón.
Lo incluyen el puente del Paco, en Sallent de Gálle-
Detalle de la rosca
y recrecimiento del
tablero apoyado en
ménsulas salientes
Puente de Fablo en 1980
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go, que fue levantado en 1696, y una de las roscas del
puente de Lasieso –Biescas-, alzado en 1544. En los
dos casos el apuntamiento es tan tímido que casi no se
nota, pero en El Mesón se quiso hacer así y por tanto
conlleva otro concepto.
Otro apunte que suma es la fuerte erosión que ha
castigado las juntas, redondeando las aristas del sillarejo y enmascarando la separación entre las dovelas de
la rosca que en algunos tramos parecen fundidas. Este
tremendo desgaste, sin parangón en las fábricas que
venimos estudiando, significa que las piedras llevan allí
mucho tiempo.
Un tercer detalle que creemos trascendental es que
el puente del Mesón fue ampliado en el S. XVI. Todavía no hemos comentado que la anchura originaria del
puente, medida en los estribos, era de 2,23 m. Observando el aparejo del machón derecho parece evidente que algo más de la mitad del tramo bajo es de una
mano y el resto recrecido. Este estiramiento, efectuado con piedra alargada y poco gruesa, tiene las hiladas
inclinadas solidariamente con el tablero y culmina con
toscas ménsulas que permitieron sacar la vertical del
muro para dar más anchura al paso. Algunas ménsulas
son simples pedruscos casi sin retocar, otras en cambio presentan perfil abocelado. Son más pequeñas en
dirección a las embocaduras y mucho más voluminosas
conforme se acercan al espinazo del arco, propiciando
que el vuelo de los pretiles sea mayor en el centro del
tablero.
El ensanchamiento viario fue sustancial, pasando de
2,23 m. en los estribos, a medir 3,05 m. en el eje central que marca el inicio de la doble caída.
La solución para agrandar la vía es tan extraordinaria
que no se va a repetir en ningún otro puente de la provincia, pero tiene paralelos en algunas torres señoriales
del S. XVI y en campanarios defensivos de la ribera del
Ara. En Asín de Broto hay una casa fuerte –S. XVI- que
las utiliza, lo mismo que los campanarios de las parroquiales de Asín de Broto –S. XVI-, Borrastre –S. XVIy Broto -1578-.⁴ En estos casos, la función de las mensulitas alineadas es sacar la pared ligeramente, creando
un pequeño vuelo del paño cerca del apeo del tejado,
es posible que buscando un efecto más decorativo que
de aumento superficial. Pero el recurso, decorativo o
funcional, es característico del S. XVI.
Bibliografía
(1) Durán Gudiol, Antonio: Geografía medieval de los
obispados de Jaca y Huesca. Revista Argensola del Instituto
de Estudios Oscenses, nº 45/46, Huesca, 1961, pág. 89.
(2) Ubieto Arteta, Antonio: Historia de Aragón, Los pueblos y
los despoblados, II. Zaragoza, 1985, p. 538.
En la terminación de los paramentos laterales y
antepechos se utilizó mampostería variada, quedando
la calzada con doble pendiente, pero retoques postreros
modernos modificaron la inclinación del tablero,
dejándolo plano. En el año 1984 fueron sustituidos
parcialmente los pretiles por bloques prefabricados de
cemento, se tendió un emparrillado de hierro sobre
el trasdós de la bóveda y encima se echó una capa de
hormigón.
La longitud total del puente es de 17,85 m. y la
distancia entre el vértice de los antepechos y el fondo
del cauce es de 9,50 m.
Cuando lo visitamos en el año 1992, el estado de
conservación era precario, diríamos que alarmante por
la trascendencia de su arquitectura. Nada pudimos
observar del costado norte del puente, oculto por
vegetación espesa, y casi nada del estribo izquierdo,
tapado por árboles, hiedra y zarzas.
Era general la degradación de las juntas por
disgregación de la argamasa y lo más grave, una grieta
vertical en el frente y bóveda del estribo izquierdo que
amenazaba la integridad de la rosca meridional. Lo
demás era casi normal: filtraciones, abombamientos
en los pretiles, pérdida de alguna pieza, penetración de
vegetación por las juntas, enraizamiento de arbustos en
los muros... Treinta años después nada se ha reparado
y la situación es más grave, especialmente en el tramo
medio de la rosca oriental que en cualquier momento
puede reventar.
(3) Madoz, Pascual: Diccionario Geográfico Estadístico Histórico
de Aragón, Huesca. Edición facsímil, Ámbito Ediciones S.
A., Valladolid, 1986, pág. 160.
(4) Castán, Adolfo: Torres y castillos de Altoaragón.
Publicaciones y Ediciones del Alto Aragón, S. A., Huesca,
2004.
Puente de Fablo
visto desde aguas
abajo. Invierno de
2013
O Zoque
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Yebra de Basa. Proyecto y realidad de
"nuevas-viejas" carreteras
Jesús Castiella Hernández
as hemerotecas son fuente inagotable de
memoria donde se custodia aquello que
en cierto momento se dijo de un lugar o
se interpretó de una idea. Con el paso del tiempo
algunos protagonistas que renegaron de lo afirmado,
por haber quedado su propuesta en fiasco, al releerlo
quedan en evidencia. Ahí radica su verdadero valor:
ser espejo fiel para sacar a la luz las miserias del
protagonista. Ejemplos salen a nuestro paso cada día.
La intención del presente artículo es, acudiendo a
la hemeroteca y archivos oficiales, recordar propuestas
de carreteras que se plantearon a finales del siglo XIX
y comienzos del XX en los valles que circundan Yebra
de Basa: Guarga, Ara, Basa y Gállego. El que suscribe
ya refirió en esta misma publicación, bajo el título
de Yebra de Basa y la carretera que le une al mundo
(O Zoque, 8), todo lo relacionado con la HU-321,
que hemos transitado durante años y hoy felizmente
integrada en la N-260 como “Eje Pirenaico”. Las
siguientes líneas pretenden ser, pues, un homenaje
a alguna de aquellas propuestas “utópicas” que
quedaron varadas en el tiempo, como nave a la deriva
en medio de una tormenta.
Se dice que el papel lo soporta todo. Las páginas
del periódico oscense EL DIARIO DE HUESCA,
custodiado en el Instituto de Estudios Altoaragoneses,
se han convertido en fuente inagotable de consulta
por el valor que atesora; a él debe acudir todo el que
se precie en rastrear el tiempo oscense que abarcó
su periplo existencial. Hechas las observaciones,
recuperemos las referencias que aparecieron en
sus páginas y cuyo motivo central eran proponer
soluciones técnicas para comunicar la zona norte
con la parte baja provincial. En las líneas siguientes
trataremos de propuestas y realidades, pues aunque
algún proyecto se llevó a cabo, otros quedaron en idea
y nunca más se supo.
Una de las primeras referencias corresponde a una
carta firmada por J. V. (quizá el diputado provincial
José Villacampa), publicada el 6 de noviembre de
1879 y remitida desde Laguarta decía:
Un asunto de grande interés, común a mas de cien
pueblos de que se componen los valles de Serrablo, Nocito,
Broto, Basa, Sobrepuerto, Vio, Solana, Rivera de Fiscal
y Rivera de Guarga, dándole cuenta de una reunión
habida en Boltaña el día 19 del actual octubre, con
motivo de la feria de aquella villa, (…) tuvo por objeto
tratar de gestionar cerca de la Diputación Provincial
la construcción de un camino vecinal, proyectado,
aprobado y estudiado por la misma corporación
hace once años, (…) el cual partiendo desde el Estrecho
de Quinto y pasando por entre los pueblos de Castilsabás
y Santa Eulalia, siguiendo la corriente del Guatizalema
hasta Nocito, evitándose en ello desde aquel punto
atravesar la sierra de Santa Eulalia, como hoy sucede con
el actual camino, economizándose quince kilómetros.
(…) estos montañeses verían con gusto que por esa
redacción se estimulara a la superioridad a fin de que se
concediera lo que tan justamente se pide.
Hace unos cuarenta años que los vecinos de estos valles,
en unión con los de los pueblos del Abadiado y parte de
los del Somontano de Huesca, concibieron esa idea de
construir un camino de herradura, (…). Si el terreno
se hubiera presentado fácil para su construcción, se
hubiera hecho por medio de prestaciones vecinales,
pero se tropezó con la dificultad de que en la
garganta o cortadura que divide la montaña de
San Cosme y Santa Eulalia hay un trozo como de
cinco kilómetros, imponente por lo accidentado de
aquel terreno, (…) pero poco a poco se abandonó su
iniciativa por tropezar con dificultades económicas.
En 1869, siendo diputado provincial José Villacampa,
en unión de su compañero Antonio Valles, aquel hizo
presente a la corporación la importancia de abrir la
indicada vía, por ser la mas directa desde los pueblos
de todos estos valles a la capital. La Diputación tomó
en consideración aquella proposición, acordando la
construcción de aquel camino, y que desde luego y con
preferencia a otros entrara a formar parte en el plan de
caminos vecinales, ordenando al mismo tiempo, que por
el arquitecto provincial, señor Beil, acompañado de los
ayudantes Bernal y Villanúa, se procediese a practicar sus
estudios. Después nadie ha pensado más en esta obra, (…)
(…) Aquí, donde se vive con toda clase de privaciones,
donde las gentes carecen hasta de lo mas indispensable
para la vida, se contentarían con que se subviniera a
la necesidad pública de la apertura del camino de que
me ocupo, en el que podrá darse trabajo a multitud de
montañeses, que tendrán que emigrar muy pronto a la
hospitalaria vecina República, (…)
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Su antecedente fue una cita en el DIARIO DE
AVISOS de Zaragoza dos meses antes, de la cual se
hizo eco el diario oscense el 17 de septiembre. En
ella se daban cifras y se aludía a connivencias de la
Diputación con poblaciones relevantes, diciendo:
(…) el asunto que más preocupa a los vecinos de
estos valles es el proyectado camino que, partiendo de
Boltaña, atraviese la sierra de Guara por el barranco de
Nocito y facilite la comunicación con el otro lado de la
montaña y con la capital (…) ¿cree Vd., amigo mío, que
la Diputación ha hecho entrar el proyecto en perspectiva
de ejecución? Pues nada de eso.
(…) los pueblos de esta comarca se conformarían,
según tengo entendido, con la insignificante suma de
15.000 pesetas, cantidad indispensable para llevar a cabo
la cortada de Nocito, comprometiéndose a realizar por sí
propios las restantes obras, entre tanto la Diputación, que
se excusa en la falta de recursos, consiente a la ciudad de
Fraga, cuyo partido lo cruzan una carretera general y otros
caminos provinciales, que adeude a los fondos comunes de
la provincia la suma de 58.439 pts, y al partido 10.329
pts, es decir, lo necesario para seis caminos como el que
este distrito judicial necesita. (…) tolera a la ciudad de
Barbastro —ciudad próspera y floreciente, que cruza sus
término una carretera general, un ramal de vía férrea a
punto de terminarse y otros caminos de importancia—,
que adeude por el mismo concepto 56.258 pts, y envía
comisiones al distrito de Boltaña, que en junto adeuda,
según los últimos datos oficiales que se han hecho públicos,
6.000 pts. (…)
(…) esos descubiertos, que ascienden en toda la
provincia a millón y medio, que obrando en justicia
debieran estar ingresos en las arcas provinciales, no
pudieran ser parte a dar impulso a la red de caminos
tantos años hace en proyecto. Siquiera para premiar de
algún modo la religiosidad con que estos montañeses
cumplen sus deberes y satisfacen sus cargas provinciales;
(…) bien merece el caso que la Diputación tome en
cuenta y auxilie a los injustamente olvidados montañeses.
Hubo que esperar hasta el 20 de junio de 1887 (también se hizo eco el diario jacetano El Pirineo Aragonés
de 25 de junio), cuando bajo el epígrafe de “Iniciativas plausibles” dio cuenta del toque de atención dado
al Gobierno por dos diputados oscenses, Juan Alvarado del Saz (por Sariñena) y Manuel Gavín Estaún
(por Jaca), en defensa de una proposición de ley que
incluyera en el Plan General de Carreteras las siguientes: de Gésera al monasterio de San Juan de la Peña, de
San Julián de Bara a la carretera de Jaca a Panticosa,
y de la carretera de Zaragoza a Francia a Castiello de
Jaca. Gavín hizo uso de la palabra en el hemiciclo en el
siguiente tono, utilizando argumentos economicistas:
«(…), la proposición de ley cuya lectura acabáis de
oír, tiende a favorecer las tres zonas del distrito que tengo
el honor de representar (…). En los largos inviernos, que
duran ocho y nueve meses en aquellas zonas, es imposible
transitar, y por otra parte los pocos cereales que aquellos
pueblos producen al ser trasportados a lomo a la capital
ocasionan un gasto de 6 y 8 pts. cahíz, (…); al paso que
los pueblos que se hallan situados en la carretera general
de Francia por Jaca, el transporte desde esta ciudad cuya
distancia es mayor, no cuesta más que 2 ó 3 pts.; de suerte,
que por esta sola razón hay una diferencia por lo menos
de 6 pts. el cahíz. Además, (…), he de llamar la atención
del Congreso sobre la penuria que están pasando, y que
llega al punto de que aquellos habitantes tendrán que
emigrar por completo, pues ya en el día hay pueblos de
los nombrados que lo menos las tres cuartas partes de sus
habitantes están ausentes del país, (…). (…) el cuadro
es tan triste que hago punto, porque los delegados del
Gobierno están en el deber de enterarle de la situación de
sus administrados.
Hay una carretera, la de Ansó, donde hace más de
treinta años que comenzaron las obras; y otra hace
trece años, que aunque más adelantada, faltan pocos
kilómetros y para acabarlos todos son obstáculos.
Cuarenta y siete pueblos están situados entre las
carreteras, que propongo, en las mismas líneas y a una
distancia de 200 a 2.000 metros, y hasta 100 pueblos
próximamente de 2.000 a 5.000 metros (…)»
Al día siguiente el diario recogió la proposición
como ley:
«Artículo 1° - Se incluyen en el Plan General de Carreteras
del Estado, entre las de tercer orden, las siguientes:
1) Una que partiendo desde el pueblo de Gésera por el
Monte de Arraso, bajando por la derecha al pueblo
de Lanabe, dejando a uno y otro lado a los pueblos
de Solanilla, Lasaosa, San Esteban, Grasa, Yespola,
Belarra, Alavés, Arraso, Arruaba, Artosilla, Sandiás,
Villovas, Castiello y Ordovés, continuando desde
Lanabe a las inmediaciones del Molino de Ipiés,
Javarrella, Lerés, al puente de Caldarenas, quedando
además a derecha e izquierda de los pueblos citados
los de Lasieso, Abenilla, Atós, Ipiés, Layes, Escusagua,
Serué, San Vicente, Aquilué y Caldarenas, cruza el
río Gallego, siguiendo por el monte del pueblo de
Latre y por el pueblo de Javierrelatre a Riomoro,
Monte de Bataragua, y cruzando la carretera de
Zaragoza a Francia, por Altasobre entre los pueblos
de Centenero y Osia por el de Ena, Barranco de
Miguel de Ena, Cerzun por cerca del pueblo de
Botaya, termine en el histórico y antiguo monasterio
de San Juan de la Peña.
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2)Otra desde el pueblo de San Julián de Basa, pasando
por la villa de Yebra y por las inmediaciones de los
pueblos de Sardas, Osan y Latas, a las pilas del antiguo
puente sobre el río Gallego, al poste 21 de la carretera
de Jaca a Panticosa, Francia y el Grado. Se hallan en
la distancia de uno a dos kilómetros de este proyecto,
los pueblos de Orús, Fanlillo, Sobás, San Román, Isún,
Allué, Javierre del Obispo, Larrede, Casbás, Susín,
Oliván, Senegué y Sorripas y otros.
3)Otra desde la carretera de Zaragoza a Francia a un
kilómetro del pueblo de Castiello de Jaca, cruzando el
río Aragón al pueblo de Acín, pasando por el de Bescós,
y dejando a poca distancia a los pueblos de Bergosa,
Yosa, Villanovilla y Larrosa.
Art. 2° - Para la ejecución de esta ley se tendrá en cuenta lo
establecido en el Real Decreto de 3 de Diciembre de 1886
dictando reglas para la construcción de obras públicas.
Palacio del Congreso 4 de Junio de 1887 - Manuel Gavín.
La proposición dio lugar a un dictamen fechado el
25 de junio de 1887, firmado por Santiago de Ángulo
(presidente), Manuel Gavín (secretario), y Lorenzo
Álvarez Capra, Joaquín Gil Berges, José Moncasi,
Tomás Castellano y Juan José Gasca como diputados.
El 8 de mayo de 1888 la GACETA DE MADRID
recogió la proposición como Ley, incluyéndolas; con
ello se renovó la esperanza entre los habitantes de estos
valles, aunque su aparición no certificaba la certeza de
llevarse a cabo, y menos en su totalidad.
Todo lo dicho se solapó en 1893 con los
planteamientos de un posible ferrocarril de vía estrecha
por el Valle del Basa, que fue motivo de un artículo
del que suscribe en esta publicación en 2011 bajo el
título de Yebra de Basa y el ferrocarril. Ese mismo año,
el 23 de agosto, se decía, aludiendo a la compañía
explotadora de la nueva vía que planteaba el Canfranc,
que debía considerarse la construcción de un trozo de
carretera que partiendo de la Estación de Sabiñánigo,
atravesando el Gállego, y subiendo por Yebra y todo
el valle de Basa y Fenés, terminara en Fiscal, que sí
fue estudiada topográficamente con profundidad en
1912 por el ingeniero Emilio Monterde y construida
parcialmente como Itinerario 61, cuya liquidación fue
efectuada por el ingeniero Alberto Méndez Romero el
20 de agosto de 1929.
El diario volvió a referirse el 16 de abril de 1901 a
que habían comenzado estudios de campo para redactar
el proyecto de carretera de la E. F. de Orna a Jánovas
por Laguarta, bajo la dirección del ingeniero José Sans
Soler. El 29 de agosto de 1902 se mencionaba que,
por Real Orden de 22 de agosto, se había aprobado
técnicamente por el Ministerio de Agricultura y Obras
Públicas el proyecto de la sección de Orna a Laguarta
de la carretera de Orna a Jánovas, con un presupuesto
de 1.931.767,33 pesetas. Años después, el 11 de
junio de 1915, aún se aludía a una red de carreteras
trazada por la Sección transpirenaica de la provincia
de Huesca, donde se seguían incluyendo, entre otras:
una de la estación de Sabiñánigo a Fiscal, por Yebra y
el Puerto de Fenés y otra desde la estación de Orna a
Jánovas, por Secorún. Pero, no paró ahí la cosa, pues
el 2 de marzo de 1929, refiriéndose a una carretera de
“gran interés para la provincia”, se decía:
Entre los decretos del Ministerio de Fomento, firmados
hoy por el Monarca, figura el siguiente, de gran interés
para la provincia de Huesca. Incluyendo en el Plan
General de Carreteras, con carácter urgente, la carretera
de Sabiñánigo a Fiscal, modificando la denominación
que será de Sabíñánigo por Yebra y Collado de Fablo
a empalmar con la de Orna a Jánovas por Secorún y
Laguarta.
No acabarían hay las propuestas, pues el 1 de marzo
de 1933 se reivindica, bajo el título de Ecos de la
Montaña, la voz de unos pueblos que quedaban aislados
del centro de las comunicaciones, esperando redimirse
con una carretera; los pueblos citados eran Cortillas,
Cillas, Sasa, Bergua, Basarán, Escartín y Otal, así como
la ribera del Ara. En esa fecha ya se menciona que
hacia 1928 una Real Orden del Ministerio de Fomento
cambió el itinerario desde Yebra, Orús, Collado de
Fablo a Laguarta, lo que hizo perder la esperanza de ver
plasmado su anhelo.
Dejemos por un momento la prensa y volvamos
nuestra mirada a los archivos oficiales custodiados en
la Subdirección Provincial de Carreteras en Huesca. En
ellos se encuentran legajos de proyectos y liquidaciones
con motivo de la construcción del itinerario 68,
carretera de tercer orden de Orna a Jánovas, actual
A-1604 “de la Guarguera”, que fue la única que vio la
luz. Tenía por objeto unir los valles del Gállego, Cinca
y Ara, realizándose su construcción de forma parcial
y “con explanaciones incompletas debido a escasez de
crédito”, lo que motivó que su trazado se completara
en dos secciones, con más de cuarenta años de demora:
Orna a Laguarta y Laguarta a Jánovas.
De la primera sección, Orna a Laguarta, casi veinte
años después, en mayo de 1920 se liquidó el 1º trozo,
E.F. de Orna al Barranco de Atos, siendo contratista
adjudicatario Antonio Trell Ladrid y el ingeniero
encargado de liquidarla Joaquín Cajal Lasala. En enero
de 1927 fue el turno del 2º trozo, hasta el Molino de
Villobas, siendo el contratista adjudicatario Mariano
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Palaín Jaime, que se comprometió a realizarla en un
plazo de cinco años, siendo encargado de liquidarla
el mismo ingeniero anterior, Cajal Lasala. En marzo
de 1930, se hará la recepción provisional del 3º
trozo, hasta Secorún, ante los ingenieros Sebastián
Gómez de Velasco, como Jefe de Obras Públicas
de Huesca, Enrique de las Cuevas, como jefe del
Distrito Forestal, y Alberto Méndez, como ingeniero
encargado de la dirección de obra, siendo contratista
Heliodoro Sánchez Álvarez. La liquidación del 4º
trozo, del barranco de Gillué a Laguarta, se realizó en
septiembre de 1933 ante el mismo contratista anterior
y los ingenieros Ramón Martínez de Velasco, como
Jefe de Obras Públicas de Huesca, Ignacio Claver,
como jefe del Distrito Forestal, José García López,
como ingeniero encargado de la dirección de obra y
Enrique Alarcón y López Casero, como Ayudante.
Hasta 1946 se fueron practicando liquidaciones de
modificados, debidas en gran parte a las afecciones
ocasionadas por el río Guarga, siendo una de las
más graves la que hizo desaparecer parte del terreno
previsto por el proyecto.
La segunda sección, de Laguarta a Jánovas, se
realizó en tres trozos, siendo contratista de ellos
Antonio Barbany Borell, cuyas liquidaciones
correspondieron: El trozo 1º, de Laguarta al Barranco
de Fartué, en enero de 1936, ante Sebastián Gómez
de Velasco, como ingeniero jefe, y León García
Merino como autor, además de Albero Méndez
Méndez Romero y Antonio Lacasa Lalueza, como
ingenieros de vigilancia y ayudante de la misma,
con un plazo de ejecución de veintisiete meses, sin
prórrogas; el trozo 2º, hasta Campodarve, en mayo
de 1942 ante Diego Tejera López, como ingeniero
jefe, y Mariano Aisa Dea, como ingeniero autor,
con un plazo de ejecución de veintisiete meses,
concediéndosele una prórroga; el trozo 3º, hasta el
cruce de Boltaña, en enero de 1944 por los mismos
protagonistas que el anterior, disponiéndose un plazo
de ejecución de catorce meses y concediéndose cinco
prórrogas, adicional de veintiséis meses más. Hay
que referir que este último trozo, debido a informes
emitidos por una comisión formada por ingenieros
civiles y militares del Ramo de Guerra, varió su final;
así, mediante Real Orden de Fomento de 26 de junio
de 1920, en lugar de finalizar en Jánovas, éste se situó
en el cruce próximo a Boltaña con la de Jaca a El
Grado, km 21, desistiéndose del objetivo inicial.
Con lo antedicho hemos podido comprobar como
el papel soporta todo, y los planes diseñados en él
no siempre se convierten en realidad, sino que sirven
sólo como asidero de socorro para calmar ánimos
exaltados de potenciales reclamantes, y como recurso
maquiavélico para “ganar tiempo” ante el electorado.
Desgraciadamente aún funciona el mismo criterio;
en estas montañas, sus habitantes sabemos
demasiado de maquinaciones… Zonas denominadas
eufemísticamente como de “alto interés turístico
estratégico” reciben fondos a espuertas, mientras
otras son condenadas a la emigración desde el más
absoluto abandono y ostracismo. En esta segunda
clasificación pueden incluirse las zonas tratadas,
comprobando como hace más de un siglo quedaron
alejadas de parámetros que las hicieran susceptibles
de ser consideradas aceptables, para poder entrar en
planes rentables a corto plazo; y ahí seguimos…
Detalle del plano
de situación del
itinerario 68,
Guarguera, donde se
reflejan dos secciones
del trazado, la
1ª con proyecto
aprobado y la 2ª
sólo en proyecto.
Memoria de un
proyecto de 1917
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Piedras Sagradas
José Miguel Navarro López
ualquiera que haya leído los numerosos trabajos
que se han publicado en estas últimas décadas
sobre antropología y etnología en el Pirineo, se
habrá dado cuenta de la importancia de los elementos
naturales dentro de las creencias, modos de vida e
incluso la religiosidad popular de los habitantes de hace
apenas una generación de nuestros valles y montañas.
De esos elementos, tres son los fundamentales;
las rocas, el agua y la vegetación. Mircea Eliade,
en su Tratado de Historia de las Religiones, habla de
ellos como “La trilogía hierofánica”, es decir, los
tres elementos por los que, juntos o por separado,
el hombre toma consciencia de la existencia de lo
sagrado, fundamentalmente y en nuestro territorio, en
el ámbito de las religiones precristianas.
Ejemplos hay más que notables, muy cerca de
nosotros, de lugares donde estos elementos se enlazan
hasta dotarle de una importante carga hierofánica.
Solo hay que pensar en el camino de Yebra al Puerto,
especialmente en el entorno de las cuevas, o la Iglesieta
de los Moros en Bergua. En estos lugares se conjugan
a la perfección los tres elementos aludidos hasta crear
un espacio evocador, sacralizado hace cientos, quizá
Ermita d`as
Arrodillas
miles de años y que el cristianismo vino a hacer suyos
mediante procesos sincréticos que durarían muchas
generaciones.
Hoy, sin embargo, me centraré en un elemento
aislado de esa trilogía y de ese camino. Me refiero a la
conocida como Piedra de las Arrodillas.
Para algún caminante ajeno al fenómeno
antropológico de Sta. Orosia, se trata simple y
llanamente de un bolo de arenisca donde podemos ver
dos concavidades talladas entre unas profundas estrías
longitudinales y una cruz en el centro.
Cubriéndolo parcialmente se construyó una
diminuta capilla con una hornacina en la que, durante
muchos años, hubo una figurita de Sta. Orosia de
madera. Hace unos años, la figurita fue sustraída.
Posteriormente, se repuso una copia en arcilla que ya
está rota.
A poco que indague, le contarán la leyenda,
sabida por todos los que alguna vez hemos subido
por ese camino que, Santa Orosia, huyendo de sus
perseguidores y sabedora de su inminente martirio,
hincó sus rodillas en esa roca mientras rezaba por su
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Foto izquierda:
Cazoletas en Castillo
de Bayuela, Toledo
Foto derecha:
Hornacina con la
talla y la zarza
alma y la de sus acompañantes. Al rato, el reyezuelo
moro que los perseguía, viendo las marcas de sus
rodillas en la piedra y frustrado por no alcanzarles
golpeó la roca con su alfanje dejando las estrías que
se ven.
También le contarán que era sabido la que de la
pequeña hornacina nacía una zarza que siempre estaba
igual, ni crecía ni moría. Esta zarza, en la actualidad,
ha desaparecido.
Un geólogo le explicará que es un gran bloque de
arenisca calcárea del eoceno (40 millones de años día
arriba, día abajo) desgajado de los estratos situados
ladera arriba pero un antropólogo o un arqueólogo
el dirán que esa piedra es mucho más que un bloque
lítico trabajado por la mano del hombre a orillas de un
camino.
Cuando alguien, probablemente hace milenios,
talló esas oquedades, esa piedra, desde la mentalidad
humana, dejó de ser tal para entrar en otra esfera. Es
lo que se conoce como litolatría o culto a las piedras.
Parafraseando nuevamente a Mircea Eliade, no todas
las piedras son objeto de culto, si no que las piedras
sagradas son veneradas tan solo en la medida en que
ya no son simples piedras si no hierofanías, es decir
algo distinto de su condición normal de objetos
inanimados.
Lo curioso del caso es que, a esas concavidades, los
arqueólogos les dan el nombre de “cazoletas”, y son uno
de los elementos más recurrentes en grabados rupestres
pudiéndolas encontrar en multitud de ubicaciones,
algunas tan dispares como megalitos de Ibiza,
petroglifos gallegos y portugueses, piedras exentas en
el piedemonte de los Alpes, tanto en Italia como en
Suiza… incluso en yacimientos ahora sumergidos por
el aumento del nivel del mar en Israel.
Su datación abarca un dilatado periodo. Algunos
hablan desde el Paleolítico Medio (150.000-35.000
a. C.) hasta la Edad del Hierro (1100 a.C.).
No se sabe, a ciencia cierta, su funcionalidad.
Mientras que para unos se trataría de meros recipientes
de ofrendas o receptáculos para sacrificios, para otros
son símbolos sexuales femeninos encaminados a
propiciar la fecundidad. No falta quien ha visto en ellas
mapas celestes (cada cazoleta representaría una estrella
y el diámetro vendría dado por la magnitud del brillo
al igual que los conjuntos de crómlech pirenaicos) o
indicadores de espacios sagrados, caminos migratorios
y lugares de alto valor mágico o propiciatorio.
Sea como fuere, esa piedra no es una piedra
corriente. Se trata de una piedra sagrada mucho antes
de la Edad Media cuando, casi con seguridad, surge la
leyenda y la figura de Sta. Orosia.
Una vez perdido y olvidado el uso primigenio, el
cristianismo vincula esa roca y las marcas allí talladas,
como no podía ser de otra forma, a Sta. Orosia de forma
que, como bien dice E. Satué en su libro Religiosidad
Popular y Romerías en el Pirineo, vienen a constituir
lo que él llama “huellas de santos”, una prolongación
del Santuario motivado tanto por el sentimiento de
propiedad del santo o mártir en cuestión por parte de
los montañeses, como por la necesidad, por parte de la
Iglesia, de crear un mecanismo pedagógico para que la
mentalidad popular cobrase motivación ante algo tan
vivo, directo y tangible como la huella, en este caso de
la mártir bohemia.
Nada más, y nada menos. Quizá nunca sepa el
caminante el verdadero origen y la intencionalidad de
esas concavidades talladas en arenisca pero, la próxima
vez que suba al puerto, pase la mano por ellas y se
santigüe, ritual visto y aprendido durante generaciones,
debería pensar en el extraordinario legado del que todos
somos depositarios. Legado que, por otra parte debería
ser divulgado y protegido. Lo primero está garantizado
mientras haya asociaciones como O Zoque, lo segundo,
debido a la incultura, la ignorancia, la avaricia y la mala
fe de unos pocos, desgraciadamente no.
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Y a los de Yebra...
En torno a la etimología de la voz "Gabacho"
José Ángel Gracia Pardo
decir, de 300 habitantes aproximadamente, entorno a
60 eran gabachos. Pero no sólo los habitantes de Yebra
son conocidos como gabachos. Bailo, Biniés, Rasal,
Lascuarre, Adahuesca y Fuencalderas, entre otros,
también son conocidos con este apodo, poblaciones
que en tiempos pasados contaron también con una
importante afluencia de inmigrantes franceses.
Diccionario de
Covarrubias
a voz Gabacho se utiliza frecuentemente para
denominar a una persona con bajas cualidades
morales, falso, miedoso, cobarde, falto de
espíritu, que no sabe afrontar los problemas con gallardía
y entereza. De igual manera se conoce por gabachos
a los nativos de Francia en general, aunque en estos
pagos se refiere más a nuestros vecinos bearneses, bien
por ser tierra de acogida para multitud de compatriotas
en tiempos pretéritos, bien por ser zona de partida
de gentes hacia nuestro territorio. Una vez expuestas
las dos acepciones de la palabra debemos aclarar que,
cuando menos para la gente del país, no es insulto tan
calumnioso como algún autor veremos que ha querido
insinuar, estando más cerca del apelativo cariñoso que
del insulto ofensivo.
En mi opinión el apelativo gabacho con el que se
conoce tradicionalmente a los habitantes de Yebra, se
debe a la fuerte inmigración de franceses (bearneses
mayoritariamente), que dicha localidad soportó durante
los siglos XVI y XVII. En los momentos de mayor
presencia llegó a suponer el 20% de la población, es
Según José Damián Dieste Arbués en Revista
Serrablo nº 125, los habitantes de Yebra de Basa
tienen el sobrenombre de gabachos como altamente
infamante. La explicación que los propios vecinos de
Yebra daban para justificar el apelativo era que “en
tiempos el vecindario cometió una gabachada, o lo que
es lo mismo que actuaron con poca gallardía. Dicen que
venían las reliquias de San Lorenzo desde tierras francas
hasta Huesca capital y que hicieron noche los que las
trasladaban en la localidad de Yebra, traicioneramente,
se quedaron con un dedo de las reliquias, en lugar de
reclamar sus derechos con franqueza”. La explicación
resume a la perfección el significado del apelativo.
Veamos a continuación la explicación etimológica que
han dado los principales autores a lo largo de la historia.
Según Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de
la lengua castellana, primer diccionario en español
publicado en 1610, nos dice lo siguiente en relación
con la palabra gabacho:
“Ay unos Pueblos en Francia que confinan con la
provincia de Narbona. Strabon y Plinio los llaman
Gabales, Caesar Gabalos. A estos llama Belteforestio
Gabachus y nosotros Gabachos… Esta tierra debe ser
mísera, porque muchos destos gavachos se vienen a España,
y se ocupan en servicios baxos, y viles, y se afrentan cuando
los llamen gavachos. Con todo esso vuelven a su tierra con
muchos dineros, y para ellos son buenas Indias los Reynos
de España.”
Según Covarrubias se trata de una comunidad de
gente habitante cerca de la provincia de Narbona, en
el departamento de Aude, en la región del LanguedocRousillon. Según el mismo autor también se les llamó
Cagots¹.
(1) En castellano Agotes. Grupo social marginado que vivió desde la Edad Media hasta el siglo XX en Navarra, montañas de Jaca y sur de
Francia. Su origen incierto, la endogamia y las actividades a las que se dedicaron dieron pie a una brutal marginación. Fueron segregados de
una sociedad inculta y supersticiosa que aborrecía todo lo que sonase a diferente, extraño y extranjero, haciéndolos responsables de cuantas
desgracias asolaban a sus desdichadas existencias. Eran objeto también de mofas y escarnios, atestiguando a menudo cosas tan absurdas como
que poseían un elegante rabo, que mantenían relaciones con el diablo y que eran portadores de terribles enfermedades.
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Para Mª del Carmen Aguirre Delclaux en Agotes, el
final de una maldición, la palabra gafo,² de la que gaffet
o gahet no son más que variedades, es la contracción de
gabacho. Sin embargo, la palabra gafo existía muchos
años antes, la hemos visto citada en los fueros más
antiguos de España. El femenino gavassa significa
mujer pública. "Voz corrompida de Cavasa, quiere
decir casuchas en las que vivían éstos, fuera de los
muros de la ciudad”. Como curiosidad señalaremos
que los gavots son en Francia el sobrenombre por el
que se conocen a los "Compañeros Carpinteros del
Deber de la Libertad", una hermandad corporativa a
la que pertenecieron muchos cátaros inculpados por
la Inquisición³.
Según el Diccionario crítico etimológico castellano e
hispánico de J. Corominas y J.A. Pascual, gabacho es
un término despectivo que se aplica a los franceses.
Proviene del occitano gavach, "montañés rústico",
"persona que procede de una región septentrional y
que habla mal el lenguaje del país". El sentido propio
del vocablo es "buche de ave" (siglo XIII) y "bocio",
aplicado a los montañeses de las zonas occitanas
septentrionales, por la frecuencia de esa enfermedad
entre los mismos. Las aguas de los pirenaicos son
purísimas, sin sales, sobre todo sin yodo. Y ésta es
la causa de que el bocio haya sido endémico en estas
regiones desde tiempo inmemorial.
El abultamiento de la garganta causado por este
mal, ocasionó que el término prerromano gaba
(garganta, buche de ave) derivara en la despectiva
voz gavag, para referirse a ellos. La expresión sería,
en realidad, patognomónica: cuando los bearneses
dejaban las montañas y bajaban a los pueblos vecinos
se distinguían del resto de la gente de tal manera que
se les conocía como gavaches. Y lo que llamaba la
atención en ellos era que la mayoría tenía un bulto
llamativo en el cuello: tenían bocio.
Otra posibilidad es que derive de Gave, nombre que
se da a los cursos de agua en Bearn y Bigorre. La Gave de
Pau, también llamada Gran Gave, las recoge casi todas
y es el principal afluente del Adur. La Enciclopedia
de Diderot y d'Alembert da la siguiente definición:
"Gave, (Le) Géog. Su nombre es común en multitud de
ríos de Béarn, que todos ellos nacen en los Pirineos, en
los confines de Aragón: éstos son la gave d'Aspe, la gave
d'Ossau, la gave d'Oloron y la gave de Pau. La rapidez
de estas gaves provoca
que no sean aptas para
la navegación; pero son
abundantes en peces".
Según Le Petit
Larousse, escrito por
Claude Augé en
1905, esta palabra,
gave, buche de ave,
derivaría del nódulo
similar al bocio que
desarrollan las ocas
y patos cuando se
los empapuza para la
producción del foie
gras (por gavage). Pero
la historia nos dice
que la cultura del foie
gras se desarrolla en
Francia a partir del siglo XVI, fecha bastante posterior
a la de los tiempos primitivos (prerromanos) en los que
los arroyos pirenaicos ya eran deficitarios en yodo.
Según la Real Academia de la Lengua Española la
palabra proviene de gavach. En el año 1825 Cerdaña
estaba dividida entre Francia y España. En el mes de
julio aldeanos de ambas nacionalidades se concentraron
en Puigcerdá para celebrar festejos, en un día que acabó
en una matanza provocada por los españoles, que
apalearon a los franceses mientras gritaban "¡mateu los
gavach, han governado España demasiado tiempo!"
(En catalán "matad a los gabachos"). La palabra
gabatxo significaba extranjero en catalán y era utilizado
de manera peyorativa en Cerdeña, especialmente en
contra de los franceses.
A su vez gabacho proviene, según algunos
estudiosos, de Gévaudan llamada Gabaña en latín,
y Gabalum Pagus en la Edad Media, región histórica
francesa actual Lozére que aportó muchos inmigrantes
a España a comienzos de la Edad Moderna, aunque
hay opiniones encontradas al respecto.
Para Francisque Michel en Historie des races maudites
de la France et de l’Espagne y más tarde Florencio Idoate,
opinan que los gabachos son los antiguos colonos de
Saintonge⁴, provenientes de Poitou y Angoumois, que
Enrique II de Navarra, rey de la dinastía de los Albret
residente en Pau, llamó para poblar las márgenes
(2) Uno de los muchos nombres con los que fueron conocidos los Agotes. Fueron acusados de transmitir la lepra, en aquella época llamada
“gafedad”. De allí el nombre de Gafos, del que deriva la palabra “gafe”, el que trae mala suerte.
(3) Según recientes investigaciones, los agotes son descendientes de los últimos cátaros, supervivientes de la quema de Montsegur, que lograron
escapar y refugiarse en las montañas a ambos lados de la frontera.
(4) Pequeña región en la costa Atalántica de Francia en el departamento de Charente-Marítime, en la región administrativa de Poitou-Charentes.
Departamento de
Lozére, antiguo
Gevaudan
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del Drot (pequeño afluente
del Garona, más debajo de
La Reole), cuya población
quedó diezmada por la peste
en 1524-25. Conservaron su
lenguaje, el “patoise”, y sus
costumbres, empezando a
darles sus vecinos el nombre de
gabachos. Aún hoy se hablan
estas variantes del gascón: el
saintogeois y angoumoisien.
En España, y sobre todo en
el Pirineo, gabacho ha sido un
término siempre despectivo
para referirse a los franceses,
y, hablar en gabacho vale por
“hablar en francés”. En Poesías
completas que Fernández de
Moratín escribió en 1778 se
lee:
Región de Saintonge
Admiróse un portugués
de ver que, en su tierna infancia,
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
Arte diabólico es
-dijo torciendo el mostachoque para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal,
llega a viejo y lo habla mal,
y aquí lo parla un muchacho.
Según un documento desempolvado por
Florencio Idoate en Agotes y grupos afines en
Navarra, existe un proceso fechado en 1610,
encausado por Graciana de Labayen, contra Isac
Estandau, francés. El origen fue las injurias que
recibió de boca del dicho Isac. «Si él soltó lo suyo,
ella no debió quedarse atrás, llamándole gabacho.
Con tal motivo, el testigo Pedro de Lazcano declaró
que nunca había tenido por gabacho al acusado,
sino por hidalgo francés. Y agrega: “porque los
gabachos son mucho más abatidos que los agotes
y villanos en aquella tierra”...» Los piropos fueron
pues mutuos; si el uno era “gabacho”, la otra era
“borracha y puerca”. Queda claro que en siglos
anteriores y fuera de nuestra zona, gabacho sí era
un insulto grave, pues hacía referencia a un grupo
social tratado como auténticos parias, en el último
escalafón de la jerarquía social.
En la misma línea de discriminación atroz,
escribe en 1818 Juan Antonio de Zamacola en
Historia de las naciones vascas:
«…Piensa hoy todavía con equivocación el vulgo
del Bearne y del valle de Baztán, que son imbéciles,
barbilampiños y de raza degenerada, de aquí resultó
que los vascos del pirineo y los españoles de la otra
parte mirasen con desprecio a los franceses que pasaban,
creyendo fuesen todos de la raza de los agotes, y con este
motivo empezaron a llamarlos gabachos, que quiere
decir “hombrecillos de los Gaves”»
Para finalizar y para afianzarnos en la idea de
que aquí la acepción fue distinta a la de otras partes
del Pirineo, veamos lo que dicen dos personas
que conocieron muy bien la realidad del mundo
tradicional, que trataron y a la vez estudiaron las
palabras que emanaban de la boca de nuestros
ancestros, aquí, en Serrablo. Uno es Alfonso de
Urquijo y Landecho, escritor que recorrió nuestra
geografía al acabar la contienda civil y que recogió
gran cantidad de palabras usadas por la gente del
país. Decía en su libro El Pirineo y los sarrios (1967),
en relación a la voz gabacho: “El adjetivo de gabachos
con que por aquí se designa a los franceses no es
despectivo, sino sencillamente un apodo, siendo
costumbre corriente entre las gentes pirenaicas la
utilización de motes colectivos. Así, por ejemplo,
en el valle de Tena llaman bufarrios a los de Hoz de
Jaca, lapayones a los del Pueyo, capezutos a los de
Lanuza, pelaires a los de Biescas y partacueses a los
de varios pueblecillos que forman una comunidad
de pastos. La misma costumbre existe en otros
valles”.
Por último y a modo de conclusión, pues
creemos que es la idea más aproximada que
tradicionalmente se ha tenido entorno al vocablo,
veamos lo que dice Mosen José Pardo Asso, cura
nacido en Santa Cilia de Jaca en 1880 y que recorrió
nuestra geografía en el cumplimiento de su oficio.
Realizó en la década de los años 30 un completo
diccionario de voces aragonesas, escribiendo a
propósito de la palabra gabacho: “Falso, cobarde.
El significado que se le da en el Diccionario de
la Academia, como natural de algunos pueblos
de las faldas de los Pirineos, o pertenecientes a
estos pueblos, no tiene fundamento en la realidad
pues únicamente se usa como apodo de algún
pueblo nada más. Generalmente en las montañas
pirenaicas, a casi todos los pueblos se les denomina
con un sobrenombre, significando lo especial de
él o algo peculiar que le distingue de los demás
en su manera de ser, en lo que produce, etc.” En
entrevistas mantenidas con gente del país a la hora
de escribir el presente artículo, este ha sido el sentir
general, claro y conciso.
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Memoria de piedra y agua.
La pila de agua bendita del
Puerto de Santa Orosia y Cosme Damián Villacampa
Alejandro Gurría González
Mi agradecimiento a Isabel y Gabi, actuales moradores de Casa El Señor de Laguarta
La pila de la iglesia del Puerto
odavía está muy presente en la memoria de
una sociedad tradicional como la pirenaica la
profunda cicatriz producida por la abominable guerra
civil española del siglo XX, que supuso un punto de
inflexión en aquella sociedad que comenzaría a quebrar
sus viejas estructuras a partir de aquel momento. En
la mayoría de los lugares de Aragón se narra algún
episodio que poco tiene que ver con lo heroico, más
bien la mayoría de historias tienen como denominador
común el odio y la irracionalidad.
Una de las nefastas consecuencias de la guerra fue
la destrucción de un importantísimo patrimonio
artístico. En el caso de Yebra, las principales pérdidas
se concentraron en las obras que ornamentaban
las ermitas de las Cuevas y la iglesia del Puerto, que
quedaron despojadas de todo el arte mueble y reliquias
depositadas allí durante siglos gracias a la fe y el
esfuerzo de los montañeses, y su deseo de tener un
templo acorde a la importancia de su patrona. Todo
fue quemado y asolado por la brutal incultura.
Solo los edificios sobrevivieron porque tuvieron uso
militar durante la guerra y, por fortuna, una pequeña
joya que a menudo pasa desapercibida: la pila de agua
bendita, situada junto a la portada meridional, a los pies
de la nave principal. El único bien mueble que resistió
a los vándalos destructores, que solo consiguieron
partirla y hacer que desapareciera una parte.
Desde luego, la pila no pasó desapercibida para
los mayores estudiosos del fenómeno orosiano:
Enrique Satué le dedica un espacio en su magna
obra Las Romerías de Santa Orosia1 y especialmente
Graciano Lacasta, quien hasta la fecha ha realizado la
aproximación más extensa y acertada sobre esta pieza
artística en El Camino de las Ermitas.2
La pieza se compone de cuatro cuerpos diferenciados
de forma fundamentalmente prismática, labrados en
piedra a excepción del superior, que no corresponde
(1) Satué Oliván, Enrique: Las romerías de Santa Orosia, Ed.
Diputación General de Aragón, p. 132, 1988.
(2) Lacasta Estaún, Graciano: El camino de las ermitas.
Aproximación a la historia y simbolismo de las ermitas de
Santa Orosia, Ed. O Zoque, p. 126, 2008.
al original y fue repuesto en la década de
los sesenta en cemento. Los dos prismas
inferiores tienen las aristas achaflanadas
y hacen de base de la pila; el tercero sirve
de pilar que sostiene el prisma superior,
que es el recipiente que contiene
el agua bendita. En el intento de
destrucción de la pila, ésta fue partida
por su parte débil, el pilar, y en la
citada restauración se unieron las
partes quebradas, siendo imposible
recuperar el recipiente.
Esta pila poco tendría de particular si
no fuera por la extensa inscripción epigrafiada
en todas sus caras y aristas, que nos proporciona una
información fundamental para el conocimiento de
la iglesia: sus fechas de construcción, su modo de
financiación y sus patrocinadores.
La inscripción del pilar: memoria de agua
omenzaremos la lectura de la inscripción de la pila
por el pilar que sujeta el recipiente superior. Vemos
como en sus partes extremas se pasa del cuadrado al
octógono suavizado por la representación de unas
figuras que ornamentan la obra, unos querubines en
las esquinas superiores y una especie de puntas de lanza
en las inferiores. Pese a que es la parte más deteriorada
todavía son legibles los grabados de todas las caras
excepto en una, iniciándose de arriba hacia abajo con
ORATE // PRO NO//BIS (Orad por nosotros) (la doble
barra indica el cambio de cara). A continuación en
las caras laterales aparecen en vertical SÂTA OROSIA //
SÂ CORNELIO // SÂ ACISCLO // SÂ LORENÇO. Éstos
son todos los santos venerados en Yebra de los que
se conservaban reliquias. Las de Santa Orosia y San
Lorenzo se custodian en la parroquial, mientras que las
de los santos familiares de Orosia se mantuvieron en la
ermita de San Cornelio, que ejercía como cripta de la
iglesia de las Cuevas, hasta que fueron profanadas en la
Guerra Civil.
En las caras achaflanadas de las esquinas aparecen
los cuatro evangelistas: SÂ MARCO // SÂ MATHEO //
S(â Luc)AS // SÂ IVAN (la cara de San Lucas es la más
deteriorada siendo ilegible su nombre en la parte
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central). Los nombres de los evangelistas han
de ponerse en relación con el tetramorfos
representado toscamente en las esquinas
del basamento, aunque en realidad no
corresponde la disposición de las cabezas de
animales con la de los evangelistas. En Yebra la
relación es la siguiente:
Toro – San Juan
Águila – San Marcos
León – San Mateo
Ángel – San Lucas
Sin embargo debería ser:
Toro – San Lucas
Águila – San Juan
León – San Marcos
Ángel – San Mateo
Se puede observar que la correspondencia está
movida en una cara correlativamente, lo cual nos lleva
a pensar que se produjo un error al montar las piezas de
la pila en la restauración de la década de los sesenta del
siglo XX y el criterio seguido para la actual disposición
fue el de colocar las caras en mejor estado más visibles,
ya que la de San Lucas queda oculta en buena parte por
las escaleras de acceso al coro.
Completando la lectura de la inscripción del pilar,
en las cuatro caras del cuadrado inferior se puede
leer VIDI AQV//AM EGRE//DIENTEM // DE TEMPLO
haciendo referencia al canto litúrgico de pascua
Vidi Aquam cuya letra y traducción transcribimos a
continuación:
Vidi aquam egredientem de templo, a latere dextro, alleluia.
Et omnes, ad quos pervenit aqua ista, salvi facti sunt, et dicent,
/alleluia, alleluia.
Confitemini Domino quoniam bonus quoniam in sæculum misericordia eius.
Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto, sicut erat in principio,
et nunc, et semper, et in sæcula sæculorum. Amen.
Yo vi un agua que salía del templo, del lado derecho, aleluya.
Y todos aquellos a quienes alcanzó esta agua, se han salvado, y exclaman:
/aleluya, aleluya.
Alabad al Señor, porque es bueno porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
La entonación de esta antífona se reserva para el
tiempo pascual y está relacionada con la aspersión del
agua bendita realizada sobre los fieles al comienzo de
las ceremonias litúrgicas, rememorando el bautismo.
Este canto litúrgico está basado en el Libro de Ezequiel,
en donde el profeta hace una descripción del templo
de la Jerusalén Celeste. En el capítulo 47 se dice que
debajo del templo, hacia su derecha brotan las aguas
de un río que fluye en dirección sur, a mediodía del
altar, y que quien se sumerja en ellas obtendrá la
salvación.
Casi desde la posición donde está ubicada la pila,
si dirigimos nuestra mirada desde la portada del
templo de Santa Orosia hacia la derecha, la visión
que tendremos es la que describe el Libro de Ezequiel:
la del agua que brota bajo la misma iglesia a su lado
derecho y que discurre hacia el sur. Además no
olvidemos que la orientación de la iglesia del Puerto
no es la canónica y se orienta hacia el norte, por tanto
las aguas discurrirían hacia mediodía del altar.
Esta interpretación no deja de ser una curiosidad
que con toda seguridad no fue tenida en cuenta por
quien encargó y quien realizó esta pila, sin embargo
no deja de ser muy sugerente y una razón más para
valorar la interrelación entre la fuente de Santa Orosia,
su templo y la montaña.3
(3) Medrano Marqués, Manuel María: Santa Orosia en Yebra de
Basa: Reflexiones sobre un culto con raíces precristianas. Revista
Salduie, 2, p. 283, 2001-2002.
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La inscripción del basamento: memoria de piedra
a parte principal del texto la encontramos en los
dos prismas inferiores que hacen de basamento de
la pila. Su lectura se iniciaría en la arista achaflanada de
la basa superior, en la cara que confronta a la portada
de la iglesia, desde allí continuaría descendiendo por
las caras laterales. La transcribimos a continuación:
ESTA,YGLESIA,SE,PRINCI//PIO,A 3,DE,JVNIO,DE,I665
// EL,DE,I669,A I0,DE,SÊBRE,SE // BÊDIZIO, I SE DIXO,
LA.I.MISA
En el lateral de la basa media aparece:
HIZOLA,DE,LIMOSNA,LA,VILLA // DE,YEBRA,Y
OTROS,LVGARES // I PERSONAS,PARTICVLARES SVS
COMARCANOS COSTO.III5.LAS
En la arista achaflanada de la basa inferior: SIENDO RECTOR EL D. MIGVEL TH//OLOSANA
En la superficie de la basa superior: EN.AGVATA.FECIT.// D.C.D.V.S.D.F.//A.C.Y P.DE P.A SV
// COSTA.I67I.
Las fechas de construcción
sí pues, siguiendo el orden propuesto, la primera
inscripción indica las fechas de construcción
del templo entre el 3 de junio de 1665 y el 10 de
septiembre de 1669. Sabemos por el libro de cuentas
de la parroquia de Yebra que los encargados de las
obras fueron unos hermanos de procedencia francesa
apellidados Jordán, que estuvieron cobrando censos
por los trabajos realizados hasta 1680.4
Parecían superados los odios a todo lo francés
producidos principalmente por motivaciones políticas,
con una guerra que había durado tres décadas, y Yebra
se convierte a lo largo del siglo XVII en un lugar de
atracción de emigrantes del otro lado del Pirineo,5
(4) Lacasta Estaún, Graciano: El camino de las ermitas. Aproximación a la historia y simbolismo de las ermitas de Santa Orosia,
Ed. O Zoque, p. 119, 2008.
(5) Lacasta Estaún, Graciano: Emigración francesa a Yebra en el
siglo XVII. Revista O Zoque, 4, p. 19, 2004.
superando los cierres de fronteras provocados por las
guerras e incluso las trabas interpuestas por las Cortes
aragonesas de 1646, que prohibían a franceses y sus
descendientes, aunque hubieran nacido en el reino,
“obtener beneficios, dignidades ni otros empleos de
Justicia, y de Gobierno”. Esto lo constata el ilustrado
Ignacio Jordán de Asso en su Historia de la economía
política de Aragón, continuaba diciendo que “...
esta lei, dictada más por el odio que por la razón,
contribuyó, no poco en la experiencia de treinta años
a la despoblación, estorvando, que muchos Franceses
hiciesen casas, y establecimientos en este Reino, por lo
que fue derogada en las Cortes de 1678.”6
Además de la datación para la finalización de las
obras se informa de que el día 10 de septiembre de
1669 se bendijo la iglesia y se dijo la primera misa,
que como indica Enrique Satué7 se hizo coincidir con
la culminación de una gran sequía y plaga de langosta
que afectó especialmente a las localidades de Isún y
Sardas. Esa es la razón por la que anualmente ambos
lugares conmemoran esa fecha renovando su voto a
Santa Orosia, haciendo una peregrinación hasta esta
iglesia y celebrando allí una misa.
El piadoso modo de financiación
n la segunda línea de la inscripción se cuenta
cómo se financia la obra a base de limosnas por
parte de los habitantes de la villa de Yebra, otros lugares
y personas particulares de la comarca. En este sentido
es necesario reseñar el artículo de Graciano Lacasta8
donde se detallan algunas de las abundantes limosnas
consignadas en el Libro de la Primicia desde 1664.
Sabemos que la característica general del siglo XVII
es la época continuada de crisis producida por las
mismas estructuras arcaicas apegadas a la tierra, de un
reino más cercano al feudalismo medieval que a la Edad
Moderna, cerrado por completo a las nuevas corrientes
mercantiles y preindustriales que estaban poniéndose
en práctica en otros países europeos.
A esta crisis contribuyeron en gran medida las
guerras que desangraron la corona hispánica de los
Austrias y a los súbditos de los distintos reinos que
debían mantener económicamente a los ejércitos,
llegando a provocar varias bancarrotas a lo largo del
siglo (las más cercanas se producen en 1662 y 1666,
pese a que ya se había firmado la Paz de los Pirineos).
(6) Asso y del Río, Ignacio Jordán de: Historia de la
economía política de Aragón, p. 340, 1798.
(7) Satué Oliván, Enrique: Las romerías de Santa Orosia, Ed.
Diputación General de Aragón, p. 132, 1988.
(8) Lacasta Estaún, Graciano: La limosna a Santa Orosia,
Revista O Zoque, 12, p.12, 2012.
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Además hay que tener en cuenta las hambrunas
cíclicas producidas por la pérdida de cosechas en
un periodo en el que ni siquiera el clima ayudaba,
conocido como la Pequeña Edad de Hielo. Sirvan
para ejemplificar gráficamente esta etapa de frío las
inscripciones en la portada de la iglesia de San Pedro
de Alforque, localidad de la Ribera Baja del Ebro,
en donde se indica que el río llegó a helarse en los
inviernos de 1658 y 1694.
Para culminar la etapa de terror hay que citar la
llegada de la peste que se ceba en el Pirineo en 1652,
permaneciendo durante dos años más. Yebra no es ajena
a esta epidemia y en el “Libro de los muertos” de la
parroquia se contabilizan un total de 35 fallecidos por
esta causa en una población de unos 270 habitantes;9
sin embargo, pese a la gravedad de la cifra, no es
comparable a la mortandad en ciudades como Jaca,
donde desaparecieron más del 40% de sus habitantes.
Según el estudio de Jesús Maiso,10 en conjunto, Aragón
debió de perder de una cuarta a una quinta parte de su
población.
Por eso no es de extrañar que en esta etapa de grandes
dificultades, en la que la supervivencia resultaba tan
frágil, sometida a todo tipo de vaivenes incontrolables
por el común de los hombres, éstos se aferrasen a una
profunda religiosidad, sacrificando su propio sustento
terrenal a cambio de asegurárselo en la otra vida.
Así pues se darán las condiciones idóneas para
una explosión piadosa canalizada perfectamente
por el estamento religioso. Y es aquí donde hay que
enmarcar la extensión del fenómeno orosiano y, como
consecuencia, la construcción y embellecimiento
de buena parte de sus templos principales a base de
limosnas.
En la misma línea de la inscripción no puede pasar
desapercibido el lugar preeminente en el que se coloca
a la villa de Yebra en esta concesión de limosnas para
la construcción del templo, destacada sobre los otros
lugares y personas particulares de la comarca que no
se detallan. La razón es clara, ya que sus habitantes son
los primeros beneficiados por la llegada abundante de
comitivas procedentes de lejanos lugares buscando la
intercesión de la santa ante los excesivos males del siglo.
Esos beneficios se trasladan incluso a la misma
condición jurídica de la población que es declarada
como villa de realengo a inicios del siglo XVII, o por
(9) Lacasta Estaún, Graciano: Últimas noticias. Ballibasa hace
400 años. Revista O Zoque, 1, p.7, 2001.
(10) Maiso González, Jesús: La peste aragonesa de 1648 a 1654,
Departamento de Historia Moderna. Universidad de Zaragoza,
1982.
lo menos en una fecha anterior a agosto de 1617, en
la que aparece por primera vez esta mención de villa
con la llegada de Pedro de Orante, visitador de la
diócesis de Jaca.11 Este trasiego de gente contribuirá a
que Yebra se convierta en centro proveedor de servicios
para las poblaciones más cercanas con oficios diversos
como notarios, cirujanos, ferreros, sastres, tejedores,
barberos, zapateros o pelaires. Esta vitalidad en la villa
también es consecuencia de la mayor libertad personal
de sus habitantes por la pertenencia a un señorío de
realengo, con una menor presión general al encontrarse
bajo el dominio temporal de los reyes de Aragón, con
un estatuto jurídico, administrativo y económico
distinto del de los otros señoríos seglares o laicos. Ese
menoscabo de las libertades de los habitantes de estos
últimos señoríos se recoge en los Fueros de Aragón
cuando dice: "Según la costumbre del Reino, los nobles
de Aragón y las otras personas señores de lugares que
no pertenezcan a la Iglesia, pueden tratar bien o mal
a sus vasallos, según su libre voluntad, y quitarles sus
bienes, sin que éstos puedan apelar en forma alguna,
y el señor Rey no puede entrometerse en ninguna de
estas cosas."12
Un ejemplo valiosísimo de los poderes que le eran
otorgados a un señor temporal sobre sus vasallos,
en contraposición a la mayor libertad que tenían
los habitantes de una villa de realengo, nos lo ofrece
Manuel Gómez de Valenzuela en su artículo Dos temas
de posesión del señorío de Arruaba, en el Serrablo (1630
y 1658),13 donde describe la toma de posesión de este
pequeño señorío por parte en primer lugar de D. Pedro
Pérez, rector de la parroquia de Yebra, y una vez fallecido
éste, por D. Martín López de Fanlo, marido de Orosia
Pérez y heredera del citado mosen Pedro. En la toma de
posesión de este señorío se describen simbólicamente
todos los poderes que les son otorgados a estos señores,
convertidos en beneficiarios de absolutamente todo lo
que se encuentre dentro del señorío, con la facultad
de impartir justicia y nombrar cargos, e incluso de
disponer de las vidas de sus vasallos.
El coste de la obra
ara acabar las consideraciones de esta segunda
línea de la inscripción se informa de que la obra
del templo costó 1115 libras. Para que nos hagamos
mejor una idea de la cantidad, una libra equivalía a
(11) Lacasta Estaún, Graciano: Últimas noticias. Ballibasa hace
400 años, Revista O Zoque, 1, p. 6, 2001.
(12) Savall P. y Penén S.: Fueros, Observancias y Actos de Cortes
del Reino de Aragón, Zaragoza, tomo II, p. 68, 1866.
(13) Gómez de Valenzuela, Manuel: Dos temas de posesión
del señorío de Arruaba, en el Serrablo (1630 y 1658), Revista
Argensola, 99, p. 17, 1985.
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Aunque hoy parece un vulgarismo la posición inicial
del artículo, en realidad no lo era entonces, ya que
antecede a la abreviatura de Domine (Señor), así que
está citando a “el Señor Miguel Tolosana”, quien fue
rector de la parroquia de Yebra entre 1658 y 1675.
veinte sueldos y, grosso modo, el jornal diario de un
profesional (albañil, carpintero, herrero) suponía entre
6 y 7 sueldos, mientras que el de un peón, entre 3 y 5.14
También nos podemos hacer una idea de la justicia
de lo pagado consultando el contrato firmado el 14
de noviembre de 1642 por el cual el rector, jurados
y primiciero, representantes de la villa de Yebra,
concertaban con el cantero jacetano Antonio Tornes la
edificación de la nueva iglesia parroquial con columnas
y bóvedas de crucería, conservando la torre edificada en
1571. Los de Yebra se comprometían a pagar 38.000
sueldos jaqueses (1.900 libras) y proporcionarle casa
para él y sus criados en la villa. Este contrato venía a
sustituir a otro firmado el mes de marzo del mismo año,
por el que simplemente se pretendía ampliar la iglesia
anterior con una nave más a cambio de 600 escudos
jaqueses (los escudos equivalían a la libra). A pesar de
quedar inacabados, Tornes cobró 3.000 sueldos (150
libras) por los trabajos realizados del primer contrato,
que vendrían a sumarse a lo pactado en el nuevo y
definitivo contrato pactado el mes de noviembre.15,16
Así pues, se debieron pagar un total de 2.050 libras por
la factura de la nueva parroquial, a lo que habría que
sumar los 10.300 sueldos (515 libras) en que fue tasada
la torre de 1571. Por tanto si comparamos el precio de
la parroquial con las 1.115 libras que costó la iglesia del
puerto no parece caro en absoluto, aunque su calidad
artística sea muy inferior.
El impulsor del templo
ambiando de línea de inscripción, en la arista
achaflanada de la basa inferior se lee: SIENDO
RECTOR EL D. MIGVEL TH//OLOSANA.
(14) Lacasta Estaún, Graciano: Rogativas y veneraciones a
Santa Orosia en Yebra de Basa: siglos XVII y XVIII, Revista
O Zoque, 8, p. 27, 2008.
(15) Gómez de Valenzuela, Manuel: Arte y trabajo en el Alto
Aragón (1434-1750), Institución Fernando el Católico, p. 391,
2006.
(16) Ortego Capapé, Luis Miguel: El camino de las ermitas.
Evolución arquitectónica en la iglesia parroquial de Yebra de Basa,
Ed. O Zoque, p.11, 2008.
Éste es un personaje fundamental para la extensión
del culto orosiano, una de las personas más notables
y mejor consideradas entre sus contemporáneos por
su actividad y generosidad. Debió ser fundamental su
capacidad de movilización para la gente de la villa y de
la comarca, consiguiéndolos embarcar en el ambicioso
proyecto de la construcción de la iglesia del puerto.
Por eso tiene su lugar destacado en esta inscripción,
obteniendo el reconocimiento al ser la única persona
destacada en la pila, sin que se citen a los jurados u otros
cargos civiles, ni siquiera al capellán de Santa Orosia,
que en aquel momento era Mosen Thomás Cañardo.17
El capellán tenía como función asistir al rector de la
parroquia de Yebra en las labores de atención a los
frecuentes colectivos de devotos que acuden a venerar la
reliquia de la santa en distintas rogativas, veneraciones,
votos, romerías o vigilias, siendo además el encargado
de la celebración de misas por los difuntos tanto en
las dos iglesias del Puerto como en la capilla de Santa
Orosia de Yebra.
Este reconocimiento a la actividad de Tolosana parece
corroborarlo el Visitador General de la Diócesis cuando
en 1673 informa de que además de la promoción de
las obras del Puerto, amplió la antigua abadía de Yebra
a su propia costa; por eso, en agradecimiento, tras su
muerte se ordena que los rectores que le sucedan en el
cargo deberán decir una misa mensual en su memoria
por la salvación de su alma.18
Las enigmáticas iniciales
ara acabar con la inscripción del basamento
volvemos la mirada hacia la superficie horizontal de
la piedra, en donde se lee el fragmento más enigmático
y dificultoso en cuanto a su correcta interpretación:
EN.AGVATA.FECIT.// D.C.D.V.S.D.F.//A.C.Y P.DE P.A SV
// COSTA.I67I..
Se trata de una serie de abreviaturas e iniciales
que hasta ahora permanecían sin descifrar. Se había
conjeturado que EN AGVATA debían ser las iniciales y
el apellido del maestro de la obra, ya que seguidamente
encontramos la forma latina FECIT (hizo), usada bien
por el encargante o bien por el artífice, mientras que
(17) Lacasta Estaún, Graciano: El camino de las ermitas.
Aproximación a la historia y simbolismo de las ermitas de Santa
Orosia, Ed. O Zoque, p.134, 2008.
(18) Lacasta Estaún, Graciano: El camino de las ermitas. Ed. O
Zoque, p.118, 2008.
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las demás iniciales podían ser de otros operarios. Una
fórmula similar la encontramos en la corona de Santa
Orosia realizada pocos años antes, en la que puede
leerse Pedro Panzano fezit 1655.19 Sin embargo esta
hipótesis no concordaba con los censos abonados a
los Jordanes por la realización de las obras. Así pues,
había que mirar hacia otro lado. ¿Y por qué no volver
la vista hacia un lugar cercano, en el que abundan unas
inscripciones similares a las que encontramos en la pila
de la iglesia del Puerto? ¿Por qué no hacerlo hacia un
lugar de nombre parecido al que se lee en la inscripción?
Ese lugar es Laguarta y así cobraría sentido el inicio
de la inscripción, ya que en la documentación de la
época la encontramos citada como Aguarta, en su
forma aragonesa. La omisión de la r se debería a un
error ortográfico del grabador. Un error venial que
apenas sería tenido en cuenta por sus contemporáneos,
mayoritariamente analfabetos.
Casa El Señor, de Laguarta
su casa a lo largo del siglo XVII, así como el de la
reedificación de la iglesia, que servirá de panteón para
los miembros de esta familia.
Esta ampliación del casal se inicia en 1616
finalizando antes de 1658, fecha inscrita en las
dovelas del arco de la portada que está presidida por
las armas de los Villacampa, un escudo de gules,
orlado de plata, y en su campo un castillo almenado
de plata con dos torres a los lados y en la puerta
un guerrero con la rodela embrazada y en la mano
derecha una espada desenvainada. Originalmente
tenía muralla en el centro de la que sube una
escalerilla que lleva a las aguas de una laguna sobre
la que campea el castillo, sin embargo en Laguarta
la laguna se sustituyó por un ángel alado. En la
orla y con letras de oro va el lema IN DEO MEO
TRANSGREDIAR MVRVM, que aparece en el Libro
de los Salmos y se traduce por: “Con mi Dios
traspasaré la muralla”.
n Laguarta encontramos la Casa El Señor, solar de
los Villacampa, un linaje perteneciente a la Baja
Nobleza aragonesa del cual tenemos conocimiento
desde el siglo XI. Este linaje fue expandiéndose en sus
distintas ramas familiares desde el lugar que da nombre
a su apellido por todo el Serrablo, en los valles anexos
a la cabecera del Guarga, llegando a Laguarta a finales
del siglo XV con D. Beltrán Villacampa.
La mayoría de datos para el estudio de este linaje y
su casa los extraigo de los trabajos realizados por García
Ciprés en la revista Linajes de Aragón20 y por Gómez
de Valenzuela en Argensola.21 Es muy recomendable
su lectura para conocer el devenir de esta familia y
su situación en su mayor momento de esplendor,
coincidente con la ampliación y embellecimiento de
(19) Satué Oliván, Enrique: Las romerías de Santa Orosia, Ed.
Diputación General de Aragón, p.127, 1988.
(20) García Ciprés, Gregorio: Los Villacampa. Revista Linajes de
Aragón, 3, pp. 169-177; 197-217 y 237-239, 1912.
(21) Gómez de Valenzuela, Manuel: La casa solariega de
Villacampa en Laguarta (Valle del Serrablo). Revista Argensola,
96, p. 337, 1983.
Este blasón se llega a representar hasta en
seis ocasiones a lo largo de la fachada de la casa,
mostrando así sus moradores el orgullo que tenían
por su linaje, que había conseguido la ejecutoria de
infanzonía en 1595, siendo confirmada en 1629.
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Además de los escudos de armas, se representan
un buen número de inscripciones parecidas a las de
la pila de agua bendita de Yebra, con el mismo estilo
abigarrado en el que destaca el uso de abreviaturas. No
obstante hay que decir que este estilo es consecuencia
de la dificultad técnica de grabar en la piedra y de
las limitaciones de espacio por el material usado
como soporte, caro ya de por sí. Para acabar con las
conexiones estilísticas encontramos un pequeño detalle
decorativo vegetal muy estilizado presente en algunas
inscripciones de Laguarta y usado para separar palabras
o frases, de la misma manera que lo encontramos en
la pila.
Hay dos etapas para la realización de las inscripciones
de Casa El Señor de Laguarta. En la primera las
encontramos fechadas entre 1658 y 1680, y tienen
a un personaje como denominador común: Cosme
Damián Villacampa, hermano de Pedro, el heredero
de la casa que obtuvo la confirmación de infanzonía
de 1629. La última etapa de inscripciones se dará entre
1685 y 1694, y el protagonista es Jerónimo Villacampa
y Maza de Lizana, quien amplió considerablemente el
patrimonio de la casa.
Las inscripciones que nos interesan para la redacción
del artículo son las de la primera etapa, con Cosme
Damián Villacampa como personaje destacado. Entre
todas ellas destaca una en la fachada principal, en
torno a los distintos escudos con los que entroncó por
enlaces matrimoniales la casa de los Villacampa, ya que
aparecen todos los personajes principales de la rama de
Laguarta durante el siglo XVII. Se citan por orden de
antigüedad a Pedro y Gerónima Villacampa, primeros
señores de Artosilla, que fueron quienes iniciaron la
ampliación de la casa en 1616, siendo acabada por su
hijo primogénito Pedro. Éste es hermano de Gerónimo
Villacampa, rector de Aineto y Comisario del Santo
Oficio, por eso se representa también el escudo de
la Inquisición. Además se sitúa en lugar preferente a
Cosme Damián intitulado como señor de Fanlillo,
Ardiles, Caxigossa y Puerto de Planas, apareciendo
como el artífice de la inscripción en 1675. Finalmente
el último personaje citado es Úrbez Villacampa, hijo
de Pedro y heredero de la casa tras su muerte, y de los
señoríos de Artosilla, Borrastre, San Juste y Ligüerre.
En esta interesantísima inscripción se están
estableciendo los lazos familiares que han hecho grande
a la casa. Se honra a los padres Pedro y Gerónima
como iniciadores de las obras de ampliación, y
además se nombran a los tres hermanos tenidos por
este matrimonio con sus funciones arquetípicas como
miembros pertenecientes a una casa de la baja nobleza
pirenaica: el primer hijo varón (Pedro) como el heredero
de la casa y transmisor de su herencia, mientras que de
los otros dos, uno quedará soltero (Cosme Damián)
para ayudar a conservar e incrementar el patrimonio
de la casa y el otro se entrega al orden sacerdotal
(Gerónimo). Además, como continuador de la saga
familiar asegurando la supervivencia del linaje, se cita a
Úrbez que además mediante lazos matrimoniales pudo
ampliar sus heredades en el valle del Ara.
Bajo esta inscripción, la más espectacular de toda la
casa por su variedad, encontramos un pequeño óculo
flanqueado por las iniciales CDVF – 1675 (Cosme
Damián Villacampa fecit - 1675), corroborando la
autoría del patronazgo del relieve escultórico.
No es éste el único conjunto de epigrafías en las
que aparece Cosme Damián como mecenas. También
encontramos otro fundamental para este estudio
en el dintel del portón que daba al jardín de la casa,
donde se lee una lacónica inscripción realizada por
alguien que cree enfrentarse a los últimos años de su
vida, justificando sus actitudes y quizá mostrando
cierto arrepentimiento: QVANTO EN MI VIDA OBRE
NVNCA ME VINO A FALTAR EL DESEO DE ACERTAR.
C.D.V.S.D.F.F. 1668. Las iniciales han de interpretarse
por “Cosme Damián Villacampa, Señor de Fanlillo
fecit. 1668”.
Estas iniciales nos han de dar la pista definitiva para
la correcta interpretación de la pila de agua bendita
de Yebra, ya que después de EN AGVATA FECIT se lee
D.C.D.V.S.D.F.A.C.Y P.DE P.A SV COSTA I67I. Vemos
que las iniciales en negrita son coincidentes con las
de la inscripción del dintel de Laguarta, mientras que
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las iniciales que siguen se ajustan a su vez a los demás
títulos de Cosme Damián, detallados anteriormente.
Así pues, el significado de las iniciales de la basa de
la pila deberá interpretarse como “En Laguarta hizo
Don Cosme Damián Villacampa, Señor De Fanlillo,
Ardiles, Caxigossa Y Puerto DE Planas. A su costa
1671”. Con esto queda claro quién es el personaje que
costea la pila de agua bendita y la fecha en que se labra.
Cosme Damián Villacampa
ero ¿qué lleva a este hombre a sufragar el gasto de
esta obra artística? Para responder a esta pregunta
hay que considerar previamente que la tradición
familiar, por la cercanía de sus señoríos y casales,
hacía que sus actos piadosos y devocionales fueran
encaminados a buscar la protección de San Úrbez
de Nocito y el engrandecimiento de su patrimonio,
muy por encima del de Santa Orosia. Así aparecen
citados en 1632 Francisco Villacampa, Lugarteniente
de Justicia de las Valles de Serrablo y Basa; Pedro
Villacampa (hermano de Cosme Damián), Infanzón y
Señor del lugar de Artosilla, ambos síndicos y vecinos
del lugar de Laguarta; y Pedro Villacampa, Señor de
Fanlillo y vecino de Villacampa. Todos ellos firman
como testigos en la recepción de un arca donada por
la ciudad de Huesca para depositar los restos de San
Úrbez.22
Conozcamos algún dato sobre esta familia y el
papel de Cosme Damián dentro de ella para poder
desentrañar las motivaciones de este patrocinio.
Según el árbol genealógico elaborado por García
Ciprés, del matrimonio formado por Pedro Villacampa
y Maza, primer señor de Artosilla, y Jerónima
Villacampa, natural de Gillué, donde otra rama de
la familia poseía una torre fortaleza, nacieron cuatro
hijos: Pedro, Cosme Damián, Jerónimo y Jerónima. Ya
hemos dicho de aquel matrimonio que fueron los que
iniciaron la ampliación de la casa, siendo finalizada por
sus hijos en 1658. Esto nos habla de la buena situación
económica de la familia cuya riqueza les provenía de
su pasado militar, de sus exenciones fiscales por su
condición de infanzones y de las rentas producidas
por su patrimonio, que comenzaba a ampliarse con la
adquisición del señorío de Artosilla.
Según José María Establés23 la principal fuente de
riqueza de los infanzones del Pirineo a partir del siglo
XVI no les provendrá de “los menguados rebaños y
(22) Broto Aparicio, Santiago: Huesca: donación de un arca para
San Úrbez. Revista Serrablo, 126, p.20, 2002.
(23) Establés Elduque, José María: Mil años de historia de los
valles de Serrablo y Fanlo (958-1958). Revista Serrablo, 112,
1999.
las pobres tierras de los lugares de señorío”, sino del
préstamo de dinero a los habitantes y concejos de
estos valles acuciados por la necesidad. Y aún añade:
“mostrando para ello una manifiesta habilidad, y en
muchas ocasiones una absoluta falta de escrúpulos
morales”, ya que la devolución de los préstamos se
debía hacer mediante censos pagados año a año y
habitualmente era a perpetuidad, siendo transmisible
por herencia (tanto para los deudores como para los
censalistas). En estas condiciones solo era posible la
cancelación de la deuda mediante una amortización
con unos ventajosos intereses pactados en una carta de
gracia o mediante la donación de todo el patrimonio,
de la tierra e incluso de las personas que la habitaban,
perdiendo su libertad personal para pasar formar parte
de un nuevo señorío bajo el dominio del prestamista
reconvertido en un nuevo señor.24
El negocio resultaba perfecto, ya que el censalista
se aseguraba una cantidad económica fija anual o en
caso de que no pudiera ser devuelta, se aseguraba el
acceso a las rentas del patrimonio de su nuevo señorío,
que además daba lustre a su consideración social por la
obtención de un título.
Éstas debían ser las principales ocupaciones de estos
Villacampa, infanzones de Laguarta. ¿Pero cuál es el
papel desarrollado por Cosme Damián en la casa? Ya
hemos dicho anteriormente al hablar de las relaciones
de parentesco en una de las inscripciones que Pedro,
como hijo mayor, es el heredero y transmisor íntegro
del patrimonio en Laguarta y sus señoríos. Pero muy
cerca de él permanece Cosme Damián, el segundo
hijo que debía quedar soltero para ayudar a la
supervivencia de la casa; el tión que debía sacrificarse
para ayudar a conservar e incrementar en la medida
de lo posible el patrimonio familiar. Según Satué25 “el
tión, aun en un contexto jerárquico, podía desarrollar
cierta autonomía y en muchos casos mostraba por
la hacienda igual o mayor interés que su hermano
heredero, consciente de la necesidad del sistema
establecido por sus antepasados”.
Éste parece ser el caso de Cosme Damián,
preocupado por el progreso y el embellecimiento de
su casa (aunque la haya heredado su hermano) con
la talla de los escudos de armas con los que había
entroncado su linaje y con multitud de inscripciones
firmadas por él mismo. Y pese a que es consciente del
papel dominante del primogénito en la casa, aparece
en algunas de ellas de igual a igual: Pedro Villacampa,
(24) Lacarra de Miguel, José María: Aragón en el pasado. Ed.
Espasa-Calpe, Col. Austral, 1435, p.164, 1972.
(25) Satué Oliván, Enrique: Relaciones humanas y modelo social
en el Serrablo tradicional. Revista Serrablo, 96, p. 17, 1995.
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señor de Artosilla, y Cosme Damián Villacampa,
hermanos. Año 1659. Parece aceptar satisfecho el papel
que le ha tocado desempeñar en su casa y, en especial,
demuestra su orgullo por la posición de su linaje.
Según estas inscripciones, también parece
tener un papel fundamental como nexo de unión
intergeneracional y elemento cohesionador familiar
con sus sobrinos, nuevos señores del solar de los
Villacampa de Laguarta. Así pues Cosme Damián
aparece firmando inscripciones y escudos de armas
junto a su sobrino Úrbez, que heredará la casa de
Laguarta y el señorío de Artosilla tras la muerte de
su padre, y por vía matrimonial será también señor
de Borrastre, San Juste y Ligüerre. Pero no es ésta la
última generación que Cosme Damián logra ver en
vida, ya que en las últimas inscripciones con su nombre
aparecerá también junto a Gerónimo, hijo de Úrbez,
en dos pilas para almacenar líquidos (probablemente
de aceite) situadas una en el interior de la casa y
otra anexa a la iglesia, en donde se lee “ESTA P(ila)
HIZIERON HAZER COSME DA(mián) VILLACAMPA
Y URBEZ VILLACAMPA S(eñor) DE ARTOSILLA Y
G(eronimo) V(illacampa) S(eñor) D(e) B(illobas). 1680”.
Con Gerónimo está asegurada la supervivencia del
linaje, pero no sólo eso, ya que continuará la labor
epigráfica en la casa iniciada por su tío abuelo Cosme
Damián y, por encima de todo, es la persona con
quien se llegará a la máxima extensión en cuanto a
dominios señoriales. Según consta en su panteón,
Jerónimo Villacampa y Maza de Lizana llego a ser
señor de Artosilla, Villobas, Borrastre, San Juste,
Yéspola y Ligüerre, además de distintas pardinas como
las de Fraya, Villanab(?), Bailans, Espatiella, Gavarre,
Latarruas, Larras, Labella, Torrellola, Las Irualas y
Yardo, así como de los puertos de Canciás y Galardón,
y también Mayez, La Fraguala, Salillas, La Esperilla y
las Siete Villas.
El señorío de Fanlillo
n relación al grado de autonomía que obtuvo
Cosme Damián con respecto a su casa hay
que considerar especialmente la adquisición del
Señorío de Fanlillo, Ardiles, Caxigossa y Puerto de
Planas. Este señorío ya estaba adscrito a la rama
de parientes que procedía del lugar de Villacampa
cuando se les concede la ejecutoria de infanzonía
de 1595, y a mediados de siglo XVII se encontraba
bajo el dominio del infanzón Pedro Villacampa,
residente en Villacampa, detentando la jurisdicción
civil y criminal, mero y mixto imperio con todos
los derechos y emolumentos como correspondía
a señores de vasallos y derechos de dominicatura
pertenecientes a los señores temporales sobre su
señorío.26
En cuanto a la ubicación de los lugares que
componían el señorío: Fanlillo confronta con términos
del lugar de Sobás, Orús y Espín; la Pardina de Ardiles
confronta con el lugar de Fanlillo, Sobás, la Pardina
de Arbisa y con el Puerto de Planas; y éste último
establece sus límites con el puerto de Fenés, Sobás,
Pardina de Arbisa y la citada Pardina de Ardiles. No
se conocía con seguridad la situación de Caxigossa,
sin embargo consultando la Toponimia en Ballibasa27
encontramos registrado el topónimo Cagicosa en el
término de Fanlillo.
(26) Fuertes Casaus, Pilar: Fanlillo y sus Señores. Revista
Serrablo, 144, 2007.
(27) González, J. A. y Navarro, J. M.: Toponimia en Ballibasa.
Ed. Comarca Alto Gállego, Col. Yalliq, 7, p.58, 2005.
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El devenir del siglo
fue complicado para
este señorío. La crisis
económica no entendía
de
estamentos
y
consideraciones sociales,
y el infanzón Pedro
Villacampa se vio obligado
a pedir distintos censos en
reiteradas ocasiones a otro
infanzón, Pedro Rodrigo,
que aunque residía en
Bierge, era señor de
los lugares de Bescós,
Rapún, y el mencionado
lugar de Villacampa. Al
no poder hacer frente
a las deudas contraídas
tuvo que desprenderse
de la mitad del señorío,
que pasó a manos del
citado Pedro Rodrigo.
Así pues se producirá un
extraño caso, puesto que
el señorío tendrá dos
señores al mismo tiempo
por una sentencia firmada
en 1649, quedando así
condonada la deuda
que había ascendido ya
a 36.300 sueldos. La
situación continuó igual
hasta los inicios de la década
de los sesenta, cuando un
nuevo personaje entra en
escena: Cosme Damián
Villacampa, que sustituye
a Pedro Rodrigo en este
extraño duunvirato de los
señores de Fanlillo.
No he tenido acceso al documento de adquisición
del señorío, así que de momento no es posible saber
por cuanto se hace con él. Sin embargo sabemos
según la documentación que Cosme Damián ya
firma como Señor de Fanlillo y “de sus habientes” por
lo menos desde 1664, momento en que cancela un
censal contraído con la catedral de Jaca.28 También lo
corroboran algunas inscripciones en piedra de Laguarta
tanto en la casa como en la iglesia, destacando la que
firma en la basa de la Virgen del Pilar, copia de la que
(28) Gualtier-Martí Jiménez, Ricardo: El Señorío de Fanlillo, en
el siglo XVII. Revista Raíces del Alto Aragón, vol.1, p. 239, 2005.
hubo en su día en el arco ciego de la torre, además de la
que hoy traemos a colación de la pila de agua bendita de
Yebra, así como un escudo de armas de los Villacampa
hallado en un lugar indeterminado de Fanlillo, junto a
una inscripción incompleta de lo que podría ser quizá
una cruz de término. En la inscripción se lee (est)A
CRUZ HIZO D. COSME DAMIÂ VILLACAMPA, S(eñor)
D(e) (Fa)NLILLO. A SU CO(sta). (?) AGUARTA.
Una explicación para el mecenazgo de la pila de
Yebra
o sabemos la fecha de la talla de Fanlillo pero es
evidente quien la costea y una cosa parece clara:
igual que en su casa, Cosme Damián quería dejar su
huella y constancia de su paso por este señorío. Y lo iba
a hacer con su labor de mecenazgo de obras artísticas
tanto dentro de él como en el centro de atracción
religioso más cercano y que en aquel momento se
encontraba en plena ebullición, el templo del puerto
de Santa Orosia. Un lugar al que acudía gente de
muchas procedencias y que a partir de entonces
tendrían conocimiento de que los piadosos Villacampa
de Laguarta habían colaborado en el embellecimiento
de la nueva iglesia.
¿Pero cómo iban a saber los que viesen aquella pila
quién había sido su patrocinador? La mayoría de ellos
no sabían leer y quizá los que sí supieran no podrían
entender aquellas iniciales. Desde luego que no sería
por la supuesta modestia de Cosme Damián el que
no figurase meridianamente claro su nombre como
mecenas en aquella obra. Entonces ¿cómo se conseguía
que todo el mundo reconociese quién la había
pagado? La respuesta está en el uso de la heráldica y
la representación de las armas de los Villacampa, de
sobras conocidas por todos sus contemporáneos.
El problema es que no ha llegado a nosotros tal
escudo de armas en la pila, que debía estar en la parte
superior que ejercía de recipiente y que desapareció en
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la Guerra Civil. Para hacernos una idea de cómo podría
ser nos dirigimos a la iglesia parroquial de Laguarta,
que también se estaba reedificando en aquellos años
para servir de digno panteón de los Villacampa. Allí
encontramos también una pila de agua bendita pero
sin el basamento ni el pilar. Podría decirse que es la
pieza complementaria que le falta a la pila de Yebra,
ya que en Laguarta solo se conserva el recipiente para
el agua, que se halla encastrado en la pared. Su forma
es de media esfera y allí se representa un querubín, a
cuyos lados se encuentran las armas de los Villacampa.
En la parte adosada a la pared es imposible saber qué
fue esculpido (supuestamente otro querubín), así
como el significado de la inscripción que circundaba
la pila y en la que hoy solo se identifica la palabra
GENITRIX, que quizá hace referencia al Virgo Dei
genitrix, himno dedicado a la Virgen María.
Así pues, parece claro que el nexo de unión entre
Cosme Damián Villacampa y el nuevo templo del
Puerto dedicado a Santa Orosia es por la adquisición
de su señorío en Fanlillo pocos años antes. Sin
embargo posiblemente no fue éste el único lazo, ya
que también debió tener gran peso en la decisión
del patronazgo de la pila Miguel Tolosana, el
rector parroquial de Yebra, explicándose así el lugar
destacado que ocupa su nombre en ella, que es el
único grabado, como se ha dicho anteriormente.
Los dos personajes se conocían y es probable que
entre ellos existiera una relación de amistad, ya que
ambos aparecen como influyentes miembros en la
cofradía de Nuestra Señora Blanca.29 Ésta era una
cofradía de las llamadas clasistas o específicas, en la que
sus miembros solo podían pertenecer exclusivamente
a los estamentos clerical y nobiliar. La cofradía estaba
“instituyda en las valles de Serrablo y Bassa y valle de
Nocito” y su motivación principal era corporativa,
celebrando anualmente el día de la de la cofradía
en un lugar distinto de las tres zonas geográficas
señaladas. Allí acudían los señores, infanzones y los
rectores parroquiales para estrechar sus vínculos ante
una frugal comida, celebrar sus juntas y gestionar las
finanzas.
Los últimos años de Cosme Damián y su señorío
eniendo en cuenta que la pila de Yebra
se fecha en 1671, pocos años mantuvo
Cosme Damián su señorío de Fanlillo junto a
Pedro Villacampa. No debía resultar un negocio
excesivamente provechoso y en 1675 optan por
desprenderse de él vendiéndolo a Juan de Ascaso
(29) Satué Oliván, Enrique: Cofradías específicas o clasistas.
Revista Serrablo, 126, p.29, 2002.
Lasaosa, infanzón procedente de Arguis y con sus
principales posesiones en el castillo de Otura en el
somontano oscense.30
Cabe la posibilidad de la necesidad económica
inmediata de los Villacampa, ya que en aquel
momento se estaba reedificando la iglesia de Laguarta,
sin embargo hay que reseñar que la inscripción más
ostentosa de la casa se hace en 1675 y aún se intitula
a Cosme Damián como Señor de Fanlillo, por tanto
queda invalidada esta premisa. Quizá sea más probable
que Cosme Damián se sintiera ya cansado dada su
avanzada edad y simplemente quisiera retirarse a su
casal de Laguarta a pasar sus últimos años. Hay que
recordar que su padre Pedro Villacampa, fallece en
1616, el mismo año que inicia la ampliación de su
casa, así que cuando Cosme Damián vende el señorío
tiene alguno más de sesenta años y ya no viven
ninguno de sus hermanos.
El negocio que hacen con la venta del señorío
puede decirse que es ventajoso, ya que existen dos
documentos. En el primero de los cuales Juan de Ascaso
lo adquiere por 80.000 sueldos con una cláusula en
la que los antiguos señores podían recomprarlo. Sin
embargo unos meses más tarde, en marzo de 1675, se
reconoce una deuda de Ascaso con éstos de 120.000
sueldos, aumentando por tanto el precio de venta por
razones que no alcanzamos a conocer.
Decimos que es un negocio ventajoso porque pocos
años más tarde los Ascaso también se desprenderán
del señorío por un precio muy inferior al que lo
adquirieron, pasando a manos de Joseph de Cascaro
y Ferriz por 40.000 sueldos, tres veces menos, aunque
también debe hacerse cargo de las deudas (entre ellas,
una contraída a medias con el concejo y universidad
de Sobás de 320 sueldos anuales), por eso quizá es un
precio tan bajo.
Cosme Damián fallecerá después de 1680, fecha que
aparece inscrita en las dos pilas citadas anteriormente.
Lamentablemente no conocemos exactamente el año,
ya que en el epitafio de su panteón no puede leerse, al
estar partida e incompleta su lápida.
Con él acaba la relación del Señorío de Fanlillo y
los Villacampa de Laguarta, además de sus vínculos
con la iglesia del Puerto de Santa Orosia. Sirvan
estas líneas para rendir homenaje al protagonista de
esta pequeña historia, Cosme Damián Villacampa,
un personaje orgulloso de su linaje y trabajador
incansable en pro de su casa, ejerciendo de mecenas y
erigiendo a Laguarta como un foco difusor artístico.
(30) Gualtier-Martí Jiménez, Ricardo: El Señorío de Fanlillo, en
el siglo XVII. Revista Raíces del Alto Aragón, vol.1, p. 239, 2005.
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Pastorada de Santa Orosia 2013
Mayoral
Cantas
1. Si yo tenese parabras
pa espresar o que astí siento!
Tanta chen d’a redolada
que eis puyau enta iste Puerto!
12. ¡Ixe beso que se dan
cruzes, palos y banderas
ye un beso d’amistá
entre as chens d’a nuestra tierra!
2. Fiels ta ista tradición
que os nuestros pais nos amostrón.
Astí semos otra añada
n’ista Montaña Sagrada.
13. ¡A nuestra Santa rodiamos
con o millor que tenemos,
chuflo, salterio, lanzantes,
cruzes, banderas, romeros!
3. Oi astí femos memoria
d’as muitas chenerazions,
qu’en tantos sieglos d’istoria
n’ista fiesta s’achuntón.
Repatán
4. Combocaus por Santa Orosia
ande o martirio sufrió,
tornándose dende antonzes
d’istas tierras protezión.
5. Con qué fe nos alcompañan
as cruzes d’a Ballibasa,
igual que as de Sobrepuerto
y redolanza d’Auturía!.
6. Qué alegría de bier a os romeros
que de tantos lugars eis plegau
con o ropón y o palo
como tantos antepasaus!.
14. ¡Cómo canta ista zagala!
que pai una cardelina
¡Tenebaz que ascuitar-me a yo!
que canto igual que una gralla.
15. Que yo no canto, esberreco.
Me bierán chilar desaforau
cuan dondío por iste Puerto
con as mías güellas y crabas
de tanta felizidá que siento.
16. Por estar zerca de Santa Orosia,
o mío corazón y aliento,
por respirar o aire más puro
y fer o que yo más quiero!
7. Qué zereños banderistas
presidindo a nuestra fiesta!
Por o buestro almirable esfuerzo
o nuestro agradezimiento.
17. Alcompañau d’o can mío
fustiando cañablas y chiflos,
comiendo migas y queso,
y bella bez un trago e bino.
(Bebe)
8. Os lanzantes azerrinos
que no paran en to ro día,
chiflo, salterio y musico
d’a nuestra fiesta, alegría
18.Ta iste mon no ha plegau a crisis.
T’aquí no’n bienen de banqueros,
no se azercan por ista demba
porque no’n queda ni una perra.
9. Os portadors d’a peaina
os que abandían as campanas
mosens, cantors y debotos
amantes d’a nuestra fiesta!
19. Aquí ya no’n hai desauzios
porque en Sobrepuerto ya fa añadas
espachón a ra chen de as casas
y agora están espaldadas.
10. A toz busotros saludo
con ixe beso de paz
que debán d’armita d’o Zoque
as nuestras cruzes se dan.
20. Entrampaus asta as orellas
ya lebamos barias añadas
que la economía ye en mingua
y no se adube en casa nuestra!
11. Ixe beso de concordia
d’os romeros y as banderas,
siñal de unión y amistá
entre as chens d’a nuestra tierra.
¡Punto!
21. Ya ni sisquiera s’encuba,
ni os árbols s’escamalan,
ni nos curtamos as uñas
y muito menos a tufa
parando cuenta d’a luna.
22. A luna no quiere mober
y se ha quedau contino en mingua.
A politicos y banqueros
cal echar-les as culpas
por to ro que nos furtan.
23. Y si no los engarcholan
les podébamos cambear
a corbata por un cuartizo,
que en a falsa de casa mía
en hai uno bien gran.
¡Punto!
Mayoral
24.Comparo a os politicos
con una capaza e manzanas.
Ixo rai que sían reinetas,
u d’ixas berdas u coloradas.
25. Si paras un poco e cuenta
os mitades están tacadas
y os otros mitades,
macadas y esustanziadas.
26. Y si te las miras millor
en tendrás pro de cucadas
y en zagueras toas pudridas
y ya puez tirar a capaza.
27. Y no’n demandes dimisions
Aquí a denguno espachan.
Y o unico que marcha
ye ro santismo Papa.
28. No sé cuala ye a razón
para un zese tan importante…
Pero igual tiene que bier
que no le fizon miaja e caso
pa que tornasen enta Aragón
os biens de ra Francha.
29. Tanto amor les teneban
os catalans a ixos biens
que les ne lebón ta casa suya
y aun siguen con o catén.
30. Se han acarrazau t’as costodias
igual como una caparra
y no las quien soltar
ni anque les ne mande o mesmo Papa,
u les malle l’obispo e Balbastro
con o baculo en o tozuelo.
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31. ¿No las querrán bender
como ferralla ta a quincallería
igual que fizon os mindans
que nos furtón os filos de cobre
de ro alumbrau d’a dentrada o lugar?
32. Si se quié salir d’a crisis
ixas no son as trazas
que copien o que femos en Yebra
que toz chuntos a bezinal
sacamos t’adebán as fainas.
33. Ombres y mullers toas as tardes
embede coscar-se en a siesta
han marchau ent’as Escuelas
a apañar o mobiliario d’a ilesia.
34. ¡Cómo brilan ixos bancos
sin quera en a madera!
¡Qué gusto dan ixas cadieras
que agora cuasi esluzernan!
35. Tamién ye d’agradezer
a boluntá perén-perén
d’os bezinos de ra billa
que ejón bien escoscada
a lonja e San Martín
con a piedra toa bistera.
36. ¡Que bondá a de toz busotros
os que ez dau bella perra
pa que continen as obras
de restaurazión d’a ilesia!
¡Punto!
Repatán
37. Cuan charras de perras
y no te miras ta yo…
Mal asunto, repatán!
38. Se dize que sobre gustos
no se pue escribir cosa.
O malo ye que agora
Nomas s’escriben que de isgustos.
39. No charremos d’as esgrazias
que faremos plorar a ra concurrenzia
y nos mandarán a escaparrar,
que alguno ya se espazenzia.
Charra-me de cosas güenas
¿En hai algo millor que as fiestas?
40.Yo tos contaré en un rato
d’as que femos en o lugar
a lo largo de to’l año
que a ra chen fan alegrar.
41. Una bez que aigaz baxau
de ro Puerto enta Yebra
encara podrez bailar
si aun tos quedan fuerzas.
51. Pocos días dimpués
en a fiesta Santa Agueda
tienen o mando as mullers,
como de cutiano en casa mía.
42. Pa Santa Orosieta antes más
se diziba atra bez a pastorada
mañana si quiers alcontrar a o mayoral
ya puez ir a uscar-lo enta a cama.
52. En plegaus ta carnabal
to o lugar se mascaraba.
Pero ixo yera antes más
y aun con os zebils cosirando
más de uno s’esbarraba..
43.Que por lo que he bisto…
cuan puyaba ta Puerto
traíba a bota farteta
y cuan baxe enta Yebra
me pai que plegará laseta!
44.Plegamos a agosto ascape
con os trigos cosechaus
y lo zilebramos en San Lorenzo
con to o lugar acaramullau.
45. Saldrá en prozesión o danze
chusto n’a meyodiada
Malas oras pa bel lanzante
que estió de borina de mañanada
Poco truco con os palos
y masiaus en o tozuelo.
46.Poquetes días dispués
en a fiesta e Santa María
ta o cobalto d’o lugar
puyamos en romería
47. Pero o día d’antes
güena chenta n’o lugar
y anque’n aiga crisis
nos llegará p’a sopambina
que izen que no emborracha,
pero alegra a ra mesacha
¡Punto!
Mayoral
48.Nomas piensas que en lifaras
Si tendrás poca sustanzia?
Empezipias a charrar de fiestas
y aun te’n ejas unas cuantas.
49.Se pasa o cabo d’año
y nos calentamos en una chera
o día de San Fabián
ambute de chulla y panzeta.
50. Iste año que imos pasau
con a sincusa d’a niebe
nos quedemos sin colazión.
Ya mincharemos l’año que biene!
53. Oi no se zilebra tanto
porque biendo como ba to
pai que ye carnabal to l’año.
54. Pasada Semana Santa
ye o tiempo de as romerías:
puyamos ta as Escoronillas
y o Domingo d’a Trenidá
bienen os romeros de Chaca.
55. Antonzes ya no queda cosa
pa que llegue Santa Orosia.
Pa yo no’n hai día más gran
ni fiesta más preziosa.
¡Punto!
Canta
56. En do Aragón besa o zielo
se alza Yebra, ye mi pueblo.
Qué argüello estar pirinenca!
y lo canto en l’alto o Puerto.
Mayoral
57. Y pa poder rematar
a chanzoneta y os dichos
yo tos encargo y suplico:
si algo tos ha molestau,
que lo ejéis en l’olbido
58. ¡Pos yo en nombre de toz,
Orosia, lizenzia tos pido
pa poder esplicar
con tu grazia y con tu ausilio,
59. a iste auditorio que está
asabelo qué atento y benigno,
con conzieto d’ascuitar
a tuya bida y prodigios!
¡Punto!
MARTIRIO DE SANTA OROSIA
1er. LANZANTE:
Yo tos charraré d’a benida d’Orosia
dende Bohemia enta istas montañas:
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60. ¡De Bohemia yera Orosia
y d’Igipto natural,
pa onra d’ist’Alto Aragón,
ta Yebra se’n bino a coronar!
70. Con l’animo acongojau
por ista persecuzión,
Orosia s’iba amagau
en l’ondo d’un cobachón.
81. Mas n’iste Puerto tan gran
nomas un pastor abeba.
D’o zielo se’n bino un ánchel
pa rezibir aquella alma.
61. Llegó t’o monte de Yebra
y bido á un mesache sembrar:
- ¡Labrador, güen labrador!
¿me dirá qué ye o que sembra?
- ¡Trigo sembro, mi señora,
pos ye o propio d’ista demba!
71. ¡Asta as mesmismas arañas
á efendé-la se’n binon!
¡Pa qu’Orosia s’ocultase
un gran enrejau le fizon!
80. L’anchel le ijo á o pastor:
-¡Abrás de baxar ta Yebra,
dimpués te’n irás ta Chaca!
mas o pastor s’escusaba:
3er. LANZANTE
82. -¡Ya fa un rabaño e diyas
qu’o mío ganau no s’abreba,
astí no’n hay gota d’agua!
-¡Yo t’abrebaré o ganau,
y á tú no te faltará cosa!
62. Antonzes contesta Orosia,
biyendo benir o martirio:
-¡Mañana á punto e día
podrá usté segar o trigo!
63. O mesache se’n fue ta casa
y d’ixo no’n fizo miaja e caso.
¡Ya marchón n’a mañanada
os pastors con os ganaus!
64.¡Ya ascape astí s’alcontrón
con que o trigo d’ixa demba
yera un sementero granau,
perfeuto pa ser segau!
65. ¡Escopetiau se’n golbió un pastor
y ascape le’n dijo á l’amo!
¡Deseguida buscón peons!
¡Ascape subión a segar-lo!
2º LANZANTE:
Yo tos charraré d’a persecuzión qu’os
moros le fizon á ra debina Orosia:
66. ¡Ya a pionada s’enzamarraba,
ya bidon pasar cozcoz
muita chen qu’en son de guerra
por Orosia preguntón!
67. -¿Por bel casual ha pasau
bella siñora puyando,
con donzellas y criaus
que l’iban acompañando?
68. -O diya que sembré ista demba
me pai que po astí pasón.
O rei moro enzenegau,
á esgrituziar emprendió:
69. -¡Empentaremos ta l’alto,
feremos güen resacau,
qu’ascape l’alcontraremos
t’andequiera aiga pegau!
Yo tos charraré d’o martirio d’Orosia
y d’os suyos acompañantes:
72. Mandó o rei formar as tropas,
comenzipión a escalada.
En llegaus ta Cruz d’a Gualda,
luego bidon ande estaba.
73. ¡O rei moro con a espata
esfilorchó as telarainas,
salió a joya guapisma,
d’espanto quedó chelada!
83. -¡Alza ixa losa, pastor!
Y astí no salió cosa.
-¡Alza ixa losa, pastor!
Y brotó una fuen de sangre.
-¡Alza ixa losa, pastor!
Y brincó una fuen d’agua.
74. O monarca fue escarau,
qu’asinas l’entró a charrar:
- ¡A muerte yo te perdono,
si con yo te quiés casar!
5º LANZANTE:
75. Orosia con boz zereña
ascape le respondeba:
-¡Zien mil bezes yo quió ser,
zien mil bezes egollada,
antes que con bel rei moro
aiga de ser yo casada!
84.Os Restos de Santa Orosia
Los guardó n’a suya mochila.
-¡A Capeza ejá-la en Yebra
y porta ro Cuerpo ta Chaca!
¡Enfilas o camín d’O Puente,
drecho por a Bal Estrecha,
asta llegar enta Guasa!
76. Antonzes aquel salbache,
con muita rasmia y angluzia,
á l’umilde Santa Orosia
lastimosos golpes daba.
77. Le matón á os suyos ermanos,
San Cornelio y San Azisclo,
pa bier si s’acotolaba,
y asinas palabra daba.
78. Dimpués le cortón os pechos
con ixa espantosa espata.
Ya le cortan a capeza,
por tres bezes espadata.
4º LANZANTE:
Yo tos charraré de cómo o pastor alcontró
os restos de Santa Orosia:
80. O Cuerpo d’Orosia esbrusau
y os d’os suyos acompañantes
astí quedón n’iste mon,
pa qu’as fieras los minchasen.
Yo tos charraré d’o traslau d’os Restos
d’Orosia enta Yebra y enta Chaca:
85. ¡As campanas d’as ilesias
d’os lugars por ande pasaba,
en biyendo tan gran miragro,
por sí solas s’abandiaban!
86. Elante O Portal d’as Monjas,
cantando as suyas grandezas,
o Cabildo y o Conzello
á nuestra Santa aguardaban.
87. Dende astí ent’a Catedral
marchón toz en prozesión
y en a izquierda d’o Sagrario
o Cuerpo d’Orosia ejón.
88. O bentizinco e chunio
Se zelebra a suya fiesta,
s’enseñan as suyas reliquias
y Orosia a suya palabra da,
con os anchels. ¡Amen!
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CULMINAZION D’OS ELOGIOS
Mayoral
89. ¡Qué tos pai, oyentes míos,
qué bida tan miragrosa,
qué inozenzia, qué birtús,
y qué muerte tan dichosa!
90. ¡Ánchels se’n bajón d’o zielo
que le trajon a corona,
y en a palma la subión
ellos mesmos enta a Gloria!
91. ¡A Suprema Trenidá,
por a suya gran fortaleza,
le otorgó muitas grazias
y muchismas preferenzias!
92. ¡En ixas tronadas fieras
nos efiende de ra piedra,
d’ixas brutas abenidas,
d’os rayos y d’as zentellas!
93. ¡En os partos perigrosos
ye asaber qué medianera,
y por ella merezemos
o benefizio de l’agua!
94.¡Ella cura endemoniaus,
ella á ros enfermos sana,
ella asiste á ro afligido
y á ro que con ferbor la clama!
ROMEROS
Galliguera:
Casa Satué de Arto
Arasilla
Arto
El Puente
Estallo
Fanlo
Ibort
Jabarrella
Lasieso
Latrás
Latre
Orna
Puente Sardas
Rapún
Senegüé/Sorripas
Guarguera:
Casa Blasco de Sandiás
Abenilla
Alabés
Arraso
Artosilla
Belarra
Bescós
Ceresola
Fenillosa
Gésera
Lanave
Lasaosa
Ordovés
San Esteban
Villacampa
Villobas
Yéspola
Cantas
95. Te conozié n’iste Puerto
me prendé de tú y d’a Santa
dende antonzes siempre biengo
porque si no, algo me falta.
96. Asinas yo tos espido
plantar fuerte y no reblar,
que otra añada n’ista fiesta
nos golbamos a alcontrar.
Mayoral
96. Prenzipiaré á espedir-me
por ixe Templo sagrau,
ixa fuen tan eliziosa
y por iste florido prau!
97. ¡Adiós á Cueba d’Orosia,
lugar d’o suyo martirio,
adiós á ixa Ilesia que fue
d’as suyas reliquias sagrario!
98. ¡Adiós á o siñor Retor,
mui querido Mosen José,
y á o siñor Pedricador,
con clero y autoridades!
Valle Mangueta:
San Vicente
La Sotonera:
Alerre
Bohemia
Bergua
Cortillas
99. ¡Pa rematar, Santa mía,
recordanza imos de fer
de toz os debotos tuyos
qu’en ista zaguer añada
ta la otro mundo se’n fuen!
100.¡Asinas tamién quisiera
grazias dar á tanta chen,
que con tan grandisma fe
partizipó n’ista Fiesta!
101.¡Orosia, Santa mía!
¡Mira-te ta tanta chen,
que de tan lejos binon,
agradeze-les a suya fe
y o gran esfuerzo que fizon!
102.Os que escribimos y charramos
podébamos fer-lo millor
pero no tos quede a duda
que se fa con güena intenzión.
103.¡Grazias por a buestra atenzión,
de toz busotros yo m’espido!
¡Dios nos dé a Gloria Eterna
por os siglos de ros siglos!.
CRUCES
Espín
Orús
Fandiello
San julián
Yebra
Sobás
San Román
Isún
Sardas
Allué
Osán
Satué
Latas
Jabierre
Larrede
Olibán
Susín
Casbas
Bergusa
Ainielle
Otal
Bergua
Cortillas
Gavín
Yésero
Biescas
Puente Sardas
Sabiñánigo
Ceresola
Estallo
Lasieso
Fiscal
Chimillas
BANDERAS
Cortillas, Cillas y Sasa
Sobás
San Julián
El Puente
Escartín
Gavín
Bergua
Yebra (grande, pequeña y de
los niños)
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En recuerdo a Don Celestino, cestero de Osán
José Garcés Romeo / Enrique Satué Oliván
reinta años después de la aparición de
Artesanía de Serrablo, se reedita esta obra
por iniciativa del Museo etnológico de
Sabiñánigo y, de modo especial, de su actual director,
Javier Lacasta.
Se trata de una obra cargada de ilusión y ganas
de saber. Surgió a la par de la creación del museo
etnológico y pretendía dotar de contenido teórico a
éste. Fueron sus autores Julio Gavín (dibujos) y José
Garcés y Enrique Satué (textos).
En aquellos tiempos no sólo se recogían piezas sino
que se entraba en contacto con artesanos de la zona y
estudiosos de un lado y otro del Pirineo.
El museo se inauguró en el año 1979 y, con el
tiempo, el dance de Yebra, en honor a Santa Orosia,
también quedó representado en él.
De aquel tiempo y de las andanzas de los autores
del libro por Valle Basa queda una fotografía tomada
en la abadía de Yebra junto al párroco José Luis Bueno
Cortés, aquel mosen que se empeñó en arreglar las
ermitas de la romería de Santa Orosia. En ella
podemos ver al tristemente fallecido Julio Gavín, a los
otros dos autores y al párroco, José Luis.
El libro contiene varios apartados. Los principales
se ocupan de la madera, la cestería, la cerámica, el
cuero y el metal.
Curiosamente, las primeras investigaciones sobre la
cestería las inició el trío en Osán, de la mano del señor
don Celestino Tesa, conocido popularmente por el
“cestero de Osán”.
Recordemos un entrecomillado de notas
relacionadas con su quehacer y observemos una
imagen tomada en la plaza del pueblo, en la que el
cestero inicia el fondo de un capazo, con casa Capablo
y Santa Orosia a sus espaldas.
“Raro era el pueblo pirenaico que no tenía un
cestero o, en su defecto, alguno entendido en la
materia. Y, de modo complementario, allí estaban los
gitanos que, con su constante trasiego, ofrecían sus
piezas por los pueblos que atravesaban.
Hoy resulta difícil encontrar un cestero auténtico,
de toda la vida. En Osán de Basa, pueblo cercano a
Sabiñánigo, todavía trabaja don Celestino Tesa, de
setenta y nueve años de edad. Según dice, a él le enseñó
su padre, pero su hijo ya no ha aprendido el oficio...
Como en tantos otros casos, el eslabón se rompe: dos
sociedades opuestas chocan. Don Celestino se lamenta de que la mecanización del campo ha dejado de
lado toda una serie de piezas que antes se necesitaban
para el trabajo agrícola: capazos, cestas, escárceles,
roscaderos, etc. Ahora se limita a hacer algún trabajo
de encargo: alguna que otra caracolera, forrar garrafas
y poco más. Incluso hace de colchonero, con lo que
establece una actividad complementaria de la otra
(…).
La producción de cestería realizada por estos
artesanos rurales tenía como mercado a los agricultores
de los pueblos del contorno. Los cesteros iban a
trabajar por diferentes lugares, haciendo un recorrido
similar todos los años. Permanecían en un pueblo
mientras tenían trabajo. Los mimbres, también
denominados verdiascos o verducos, los tenían en las
mismas casas donde trabajaban. En la mayoría de
los casos, esta actividad del cestero era suplementaria
del trabajo en el campo, ya que lo que sacaban de la
tierra no les era suficiente para vivir porque contaban
con muy poca superficie para cultivar. En el invierno,
muchos tiones aprovechaban el tiempo para hacer
algún cesto, siempre y cuando no requiriera mucha
habilidad, pues si ello era así había que buscar al
cestero de profesión.
Los gitanos han trabajado siempre en la cestería.
Generalmente, eran las mujeres las que hacían las piezas, mientras que los hombres se limitaban a cortar
los mimbres (salceras) en las gleras de los ríos. Marcel Mauss nos señala, al respecto, que en Francia «los
más acreditados artesanos en esta materia son precisamente los gitanos». Pero, en boca de los cesteros, los
gitanos trabajan «muy flojo». Y, a decir verdad, tienen
algo de razón pues realizaban el trabajo muy deprisa y
no ponían los suficientes mimbres para hacer la pieza
más resistente. Aunque lo que perdían en consistencia
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lo ganaban en lo decorativo donde lograban bonitos
entrelazos o trenzados.
Como regla general, los cesteros trabajaban casi
siempre con el mimbre sin pelar. Por el contrario, los
gitanos casi siempre lo pelaban. Lógicamente, hay que
tener en cuenta que las piezas que hacían unos y otros
tenían diferente finalidad. Los primeros se dedicaban
a hacer piezas para labores agrícolas que requieren que
estén hechas «a conciencia». Los segundos hacían una
variedad de piezas para usos domésticos.
Los materiales que encontramos en la cestería de
nuestro Pirineo son: la paja complementada con corteza de zarza, la caña y, sobre todo, el mimbre. Este
último ofrece varias matizaciones de colores según esté
pelado o no, y también por la calidad del mimbre.
Podemos apreciar desde un negro, pasando por una
rica gama de marrones, hasta los colores blanquecinos
y amarillos del mimbre pelado. Además, el mimbre y la
caña se nos pueden presentar enteros o partidos, según
la técnica utilizada o el fin que se le quiera dar a la
pieza.
La recolección del mimbre se lleva a cabo durante
el mes de febrero. Una vez se han cortado, se ponen
a retiro para proceder a su secado. Cuando el mimbre
se ha secado, puede estar sin ser utilizado meses, años;
por eso no se estropea. Cuando se quiere trabajar con
ellos, entonces hay que ponerlos en agua por espacio
de treinta días seguidos. El lugar adecuado para ponerlos a remojo será una balsa, pero igualmente pueden
ponerse en un barranco o río lo suficientemente amarrados para que la corriente no se los pueda llevar.
El pelado del mimbre se lleva a cabo en el mes de
agosto, y más concretamente hasta el día 24, festividad
de San Bartolomé. Los cesteros aseguran que «en que
la madera deja de sudar ya no se puede seguir pelando».
Los mimbres se plantan en sitios húmedos, tal como
en las márgenes de los huertos, junto a los manantiales, etc. Esto es, desde luego, indispensable, ya que el
mimbre requiere humedad en abundancia. La época
de su plantación es también el mes de febrero, inmediatamente después de la recolección. Del mismo corte
se pueden sacar los tallos para plantar. Hay que tener
la precaución de podarlos cada año. Si esto no se hace,
el mimbre llega a hacerse excesivamente grueso y ya
no sirve. Cuanto más grosor adquiere menos flexibilidad tiene para trabajarlo. Para un óptimo rendimiento
interesa que la mimbrera de cultivo no se desarrolle en
forma de árbol, sino que permanezca baja a modo de
cepa.
como salz o salcera y es el que utilizan los gitanos. El
mimbre de huerto se «quera» (se estropea, se resquebraja) antes que el de río debido a que la madera de este
último es más amarga.
Junto a este mimbre «de huerto» que acabamos de
ver, tenemos el mimbre «de río» que nace espontáneamente en las gleras de los ríos. Es el mimbre conocido
Pero lo que más cuenta en todo el proceso de realización de la pieza de cestería son las manos del artífice,
que tiene que tener una enorme habilidad. El cestero
La caña aparece abundante en lugares húmedos,
junto a manantiales. Una vez cortada hay que dejarla
secar para después pelarla. Se utiliza mezclada con
el mimbre por resultar así la pieza más económica.
Inconscientemente, se logra una decoración sencilla.
Lógicamente, la caña se pone en la parte de la pieza
donde no va a tener que resistir mucha fuerza.
La paja se obtiene cuando se hace la recolección del
cereal. Su utilización es mucho más reducida que el
mimbre y la caña. Desde hace un tiempo el centeno ha
ido retrocediendo debido a la introducción de mejoras
del suelo y de trigos más resistentes. Por ello el trabajo
artesanal de la paja se ha perdido antes que el del mimbre y la caña.
Una vez vistos los materiales utilizados, conviene
pasar a analizar las técnicas de realización de la pieza
de cestería. Marcel Mauss cita tres tipos de técnicas: en
espiral, por entrecruzamiento y por torsión. Las tres las
encontramos desarrolladas en el Pirineo; sobre todo,
las dos últimas (…)
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Edición de 1983 del
libro Artesanía de
Serrablo.
no necesita hacer una composición de cómo va a llevar
a cabo tal o cual pieza. Va trabajando con sus manos
intuitivamente según le va «dictando» su cerebro. A la
habilidad de sus manos, el cestero agrega unos pequeños utensilios que le facilitan un poco su labor. Son
una navaja y una pieza de madera de «bucho» (boj) que
le sirve para «apretar» los mimbres. Tiene unos 30 cm.
de largo por 5 cm. de grosor en su base que va disminuyendo hasta acabar en punta en el otro extremo. —
Otra pieza, también de madera de bucho, un poco más
pequeña que utiliza para «pasar los cordones». Viene a
ser como la aguja de coser, en tanto a su finalidad.
Además, para cortar los mimbres tienen una tijera.
Para pelarlos, los cesteros utilizan un palo de salcera
al que llaman mordaza. Lo doblan por la mitad y lo
sujetan con la mano.
El tiempo de realización de una pieza varía según el
tamaño que ésta tenga, pues, obviamente, no costará
lo mismo hacer un roscadero, pongamos por caso, que
una pequeña cesta. Por ejemplo, un capazo para fiemo
(estiércol) le cuesta a un cestero una hora el hacerlo.
El trabajo lo empieza por el fondo, que lo forma con
dos cruces de mimbres (cada brazo está compuesto por
siete u ocho mimbres) sobre las cuales entrecruza los
demás. Todo este trabajo del fondo lo tiene que hacer
sujetando todos los mimbres con los pies sobre el suelo.
Luego pasa a hacer el lado (o cuerpo) que está unido
al fondo por medio de una trena o cordón. De los brazos de las cruces ha dejado dos o tres mimbres más
alargados que los demás que van a formar el esqueleto
del cuerpo del capazo. Este cuerpo lo remata con un
«cordón» del que hace desprender las dos asas.
Casi todas las piezas tienen el mismo proceso de realización: se hace el fondo y luego el cuerpo, dándole la
forma que se quiera. El fondo del cesto es, desde luego,
la parte más difícil. Lo más emocionante del trabajo
del cestero es verle empezar y acabar la pieza. Hace falta
una destreza poco común”.
Efectivamente, teníamos razón. Hoy recordamos a
don Celestino en aquella “milagrosa” labor.
Postales
Jesús Castiella Hernández
Iglesia parroquial de San Julián de Escartín. Origen
Románico con modificaciones posteriores
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Nuevos datos sobre Santa Orosia y Yebra
Alberto Gómez García
Con motivo de la reciente publicación del libro “Santa Orosia, reliquias y mantos”, que analiza la historia de la
Patrona de la Montaña y diferentes aspectos del culto a ella tributado, traemos a estas páginas una compilación de
ciertos datos extraídos de él (y de otros inéditos), que aportan informaciones novedosas o poco conocidas al respecto,
en el entorno de Yebra. Frente a los datos que ofrecen las obras de Alavés (1702) y del Padre Huesca (1802), más
estudiados y divulgados, incidimos aquí en los obtenidos de otras publicaciones más antiguas y apenas analizadas
hasta hoy, pertenecientes a autores como Basurto (1542), Blasco de Lanuza (1622) y fray Pedro de Santiago
(1627), que muchas veces fueron copiados o sirvieron de inspiración a los primeros.
SOBRE SU VIDA
os muy escasos –y muy escuetos- textos
medievales que hablan sobre la vida de
Orosia, relatan que era una mujer hispana,
nacida y criada en la Montaña; que, contrariando el
deseo paterno, profesó como “virgen consagrada” (lo
que en aquella época y contexto, hay que traducir
necesariamente como “eremita rupestre” solitaria).
Y que padeció martirio en una cueva del Pirineo
(de las que integraron el eremitorio de la montaña
sagrada de Yebra), muriendo por su fe a manos
musulmanas e incluyéndose entre las muchas
víctimas de la brutalidad bélica de su época.
Hacia 1499, su biografía fue reinventada,
otorgándole una cuna regia y bohemia. Desde
entonces y hasta hoy, una legión de autores fue
engrosando una nueva leyenda, que en nada
se parecía a la aceptada en los siglos anteriores.
La corrigieron y aumentaron de forma tan
extrema que resultó históricamente insostenible
y canónicamente inaceptable. Tanto, que Roma
rechazó oficializar su culto varias veces, hasta 1902,
por las graves dudas que provocaba su ingente y
fabulosa historia.
Como ya se demostró en el siglo XVII y
ampliamos en nuestro trabajo, Sª Orosia ni fue
princesa, ni fue bohemia, ni aquitana, ni extranjera
de ningún lugar. El relato primigenio apunta a su
cuna lugareña, no lejana al eremitorio de Yebra
donde se retiró y donde finalmente halló la muerte.
Y todo lo demás son fantasiosas tesis basadas en
documentos falsificados muy burda y tardíamente
(800 años después de su martirio). Pese a todo, ello
no resta ningún valor al gran acervo de leyendas
populares y eruditas que se entretejieron con la
historia de Orosia. Por el contrario, son parte muy
valiosa y relevante del patrimonio histórico, oral y
escrito, legado por nuestros antepasados.
Tal sería el caso de las relacionadas con Acisclo,
Cornelio y sus acompañantes. Su parentesco con
la santa serrablesa no se inventó hasta 1542, añadido
por el glosador orosiano Fernando de Basurto,
soldado jaqués y poeta. Sus respectivas historias se
entretejieron de tal forma que los primeros fueron
reconvertidos en cortesanos de Bohemia, que
integraban el séquito de la princesa para proteger -y
certificar- su virtud, durante el peligroso largo viaje.
De lo anterior se deduce que aquellos personajes
formaban parte de una leyenda independiente de
la orosiana, originaria también de Yebra y tomada
como préstamo legendario en época muy tardía.
Un breviario de 1523 señala que en Yebra “creían”
que eran nueve los anónimos integrantes de este
grupo. Dato muy creíble, porque les sería fácil contar
los esqueletos del depósito de reliquias custodiado
en el santuario de las cuevas. Entre ellos, los de los
santos Acisclo y Cornelio, cuyos restos mezclados
no podían diferenciarse de los otros siete mártires.
Y no sería extraño que, como sucede en leyendas e
La eremita rupestre
Sª María Egipciaca
recibiendo un manto
de san Zósimo
(Giotto, h. 1320,
frescos de la basílica
inferior de Asís)
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Sin embargo, en la visita pastoral a la Diócesis de
1499, tan sólo se documenta en Sabiñánigo, donde
luego habría sido sustituido por el homónimo San
Acisclo, mártir cordobés, a falta de una canonización
oficial del santo rupestre. Y en Bagüés, entre 10751096, se incluyó un huesecillo de uno de ellos en su
lipsanoteca fundacional, que atribuimos al Acisclo
serrablés por la coincidencia de la fecha con la del
traslado a Jaca del cuerpo de Sª Orosia.
SOBRE LOS ESCENARIOS OROSIANOS
Los ángeles dando
sepultura al cuerpo de
Sª Orosia, uno de los
añadidos legendarios
modernos (fresco,
capilla de Sª Orosia
de la catedral de Jaca,
h. 1694; foto: Miguel
Ángel Muñoz)
historias antiguas, el paso de los siglos deformara sus
nombres o incluso otorgara dos nombres ficticios a
unos personajes o mártires anónimos.
En suma, todo ello obliga a retomar la leyenda
de un grupo de mozárabes huidos de Huesca con
valiosas reliquias (Santo Grial y pie de San Lorenzo),
encabezados por un obispo cuyo nombre no tuvo
por qué ser Acisclo (que no aparece en la nómina
del episcopologio oscense). Refugiados en unas
cuevas pirenaicas, acabarían hallando el martirio,
tiempo antes o después que Sª Orosia. Aquellos y
ésta comenzarían a ser venerados por los eremitas
diseminados por su montaña y por los vecinos del
valle, a causa de su ostensible martirio por la fe de
Cristo.
Los Bolandistas (sabios jesuitas dedicados al
análisis crítico de la vida de los santos) ya acertaron
a separar las dos leyendas, planteando que se trataría
de un grupo de mozárabes, comitiva de un obispo
oscense, refugiados y martirizados en el mismo
entorno rupestre. Y sin más relación con nuestra
santa. Así lo entendieron también otros autores
posteriores, apoyados en la noticia documentada de
que muchos obispos huyeron con sus reliquias de
sus sedes mozárabes, refugiándose en las montañas
cántabras y pirenaicas. Y en el pie calcinado de San
Lorenzo que se veneraba en la parroquial de Yebra.
Novedosamente, Vicente Blasco de Lanuza
(1622, 314), canónigo de la catedral de Jaca, cita el
culto a los santos Acisclo y Cornelio, afirmando
que tienen iglesias y capillas dedicadas en algunos
pueblos de la diócesis de Jaca; y que celebran su fiesta
el 25 ó 26 de junio, con oficio principal de patrones.
a enorme variedad de historias y leyendas
orosianas generadas en los últimos 500 años
hace que los escenarios y datos sobre su vida, el
lugar exacto del martirio y otros detalles sean
igualmente dispares. Por lo que siempre podemos
encontrar versiones para apoyar cualquier hipótesis
por la que nos inclinemos. En cualquier caso, parece
más razonable que la mártir hallara la muerte en
algún lugar del entorno de las Cuevas (residencia
de eremitas y refugio de guerra habitual) y que,
posteriormente, la leyenda trasladara la ejecución
a la Fuente milagrosa para sacralizar este elemento,
claramente vinculado con la religiosidad popular
precristiana. Al igual que se constataría en ciertos
santuarios milenarios de Jaca y de la balconada
prepirenaica sobre la llanada de Huesca, nuestros
ancestros protohistóricos ibero-celtas acudirían
a venerar los nacimientos de sus ríos y barrancos,
para asegurarse la provisión de aguas y para ejecutar
las primigenias rogativas en tiempos de sequía.
Así nacerían muchos de los centros religiosos más
relevantes de estas comarcas, reconvertidos en época
altomedieval en eremitorios rupestres y santuarios
montaraces. De hecho, junto a la fuente y santuario
portuario de Sª Orosia nace el barranco homónimo
que irriga los campos y surte la villa de Yebra.
Población que los textos medievales denominan
Ebora, lo que puede ponerse en relación con la huella
de la presencia en la zona de las gentes denominadas
Eburones, uno de los grupos celtas instalados en la
Península.
Y algo parecido diremos de la santa momia
decapitada. Desestimando que pudiera permanecer
a la intemperie durante los siglos trascurridos hasta
su traslado o incluso su entierro por ángeles en el
puerto, lo más razonable es que su consideración
de mártir por los eremitas lugareños la hubiera
llevado a ser venerada y conservada en el interior del
santuario rupestre del que es titular. Y allí habría
permanecido hasta el traslado de sus restos a Jaca
y a Yebra. La cascada que salta junto al templo
pertenece al mismo curso cuyo manantial portuario
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Cabecera del
santuario rupestre
de Santa Orosia. Al
otro lado del altar y
engastado en la roca,
el habitáculo con
ventanuco que hubo
de contener reliquias
(foto: David Usieto).
recibiría la ancestral devoción prerromana. Lo que,
sumado a la presencia de las propias cuevas, haría de
este lugar otro santuario natural desde tiempos muy
antiguos, conservando fosilizada hasta la Alta Edad
Media y la actualidad su jerarquía sobre las demás
ermitas de esta montaña sacra.
Orosia, siguiendo ciertos paralelos paleocristianos.
En este sentido y entre las dispares versiones sobre
su “tumba primigenia”, los Breviarios tarraconense
y oscense (1523 y 1547) refieren que el hallazgo de
las reliquias por el pastor se produjo en la cueva de
Yebra, frente a otras que lo ubican en el puerto.
Seguramente
en
época
tardomedieval,
consolidado el culto diocesano y las peregrinaciones
a Yebra y Jaca, debió de construirse el Adoratorio
del puerto o capilla de las Veneraciones (destruida
en 1936), junto a la fuente ya cristianizada, a fin
de dignificar la veneración de las reliquias en su
festividad. Graciano Lacasta (2008, 117-132)
documenta en 1665-1669 la construcción de la
actual Iglesia del puerto y, en 1568, una primera
cita que parece atribuible a aquel Adoratorio. Por su
parte, la fuente milagrosa habría sido desplazada a su
actual emplazamiento en 1860.
Por fin, en 1622, Blasco de Lanuza describe el
santuario de las Cuevas, con su depósito de reliquias,
y la ermita del puerto, que identificamos con el
desaparecido Adoratorio, junto a la fuente antigua,
que era “muy grande”:
En efecto, varias noticias novedosas adelantan la
fecha de algunas primeras citas. Sabemos que el rezo
medieval de la santa, la General Estoria de Alfonso X
el Sabio (h. 1284) y el Martirologio de Auch (siglos
XIII-XV) ya aludían a la cueva del martirio. Y un texto
jaqués de 1460 ofrece la más antigua mención, hasta
hoy hallada, nombrándola como templo (la hermita
de Yevra) y como santuario orosiano principal;
mantenido con limosnas llegadas de todo su entorno
territorial y siendo así desde tiempo inmemorial. De
hecho, planteamos que el habitáculo con ventanuco
situado junto al altar de la cueva principal, hubo de
servir de depósito primitivo para la momia de Sª
“El monte de Santa Eurosia (…) tiene en la cumbre
el lugar, heremitorio y fuente donde fue martirizada la
santa virgen y, antes de llegar a la cumbre, baxo una
peña, otra iglesia harto capaz y grande donde están las
sepulturas de San Acisclo y Cornelio con las de los de
su compañía indistinctas, sin que jamás se aya tenido
noticia quales son de los unos o quales de los otros”.
Además, el autor, observando la presencia de
fósiles en su entorno y desconociendo su verdadero
origen, interpreta –desde la lógica de la época- que
es otro signo de la sacralidad de la montaña, que
contagia sus prodigios al medio natural. Entiende
que la Naturaleza reserva espacios exclusivos,
sin vegetación, donde “críanse estas piedras” por
generación espontánea, produciendo de forma
portentosa una amplia tipología de formas. Por lo
que allí “hizo la naturaleza y produce cada día (por
mostrar su poder y raro artificio) unas prodigiosas
piedras en la materia toscas pero en las labores extrañas”.
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Antigua fotografía
del desaparecido
Adoratorio del Puerto
o Capilla de las
Veneraciones
Pocos años después, en 1624-1626, el agustino
jaqués fray Pedro de Santiago acometió su
concienzudo estudio sobre la vida y culto de Sª
Orosia, publicado bajo el seudónimo de fray Martín
de la Cruz (1627). Y se conserva la correspondencia
habida con el Concejo de Jaca –que patrocinó
su obra- sobre la necesidad de inspeccionar las
reliquias, sitiales y escenarios principales de su culto,
incluyendo las “quebas de Iebra”, en busca de nueva
información. En esta tesitura, en marzo de 1625, los
Jurados jaqueses escriben a los de Yebra rogándoles
que faciliten a los portadores de su carta (fray Pedro,
un delegado municipal y el secretario de la ciudad)
los trabajos que se están haciendo para concluir
tal estudio. En concreto, que les informen de sus
milagros y grandezas; y les enseñen la Cabeza, su
sitial y su capilla; la capilla y “donde están los huesos
de los mártires”; y las memorias escritas que pudiera
haber al respecto.
Los datos recabados aparecen plasmados a lo
largo de su libro, en varios pasajes. En cuanto a los
escenarios de su pasión y culto, dice que la fuente se
halla “al lado de una hermita, que la devoción de los
fieles fabricó, en el lugar donde padeció el martirio”.
Sobre la fuente de la santa, relata que se producen
tres milagros. El primero es que sus aguas cristalinas
nunca se enturbian. El segundo, que al entrar la
primavera suele secarse y que, invariablemente
cada año, uno o dos días antes del 25 de junio,
reaparece su caudal. Y, el tercero, que cayendo sus
aguas en cascada desde lo alto de la peña donde está
el templo rupestre, en vez de destruirlo, le hace de
bellísimo pabellón entoldado donde el sol refleja
mil destellos. Además, habla de “la parte de la cueva
a donde la santa estuvo escondida y martiriçaron a su
hermano, tío y compañeros, en la qual ay agora una
Iglesia con las reliquias de todos”.
También nombra, por vez primera, la ermita de
las Arrodillas, con las huellas de la santa sobre la
piedra, imitando la milagrosa estampación de los
pies de Jesucristo sobre una roca del Monte de los
Olivos, en la Ascensión:
“(...) una piedra que enseñan a la subida del monte
de Yebra, en la qual con ser duríssima, están señaladas
dos rudillas harto socavadas: y dizen los naturales, que
las dexó estampadas la gloriosa Santa Orosia; la qual
rudillándose ahí se enterneció la piedra, y ablandó su
dureza”.
SOBRE SUS RELIQUIAS
asurto (1542) fue el primero en publicar el
famoso milagro del obispo Juan de Aragón (14841526), hijo del Príncipe de Viana. En su visita a Yebra,
quiso llevarse un fragmento de la Cabeza, cortando
un poco de cuero cabelludo. Y empapó en algodones
la sangre fresca brotada de forma prodigiosa. Pero,
en su camino de vuelta, una brutal granizada que no
afectaba a los campos del entorno, estuvo a punto
de acabar con su comitiva, lo que le hizo reflexionar
y devolver las reliquias sisadas. Tiempo después,
sucedió un milagro subsidiario: la sangre recogida
había multiplicado su cantidad.
Los detalles que aquí nos interesan son bien
creíbles, por el escaso tiempo transcurrido y por
hallarlo el autor junto al testimonio oral de un notario
presente. En concreto, señala que la testa estaba
dotada de rubios cabellos y que la halló envuelta en
“paños de oro”. Desconocemos si pudo producirse
una decoloración del cabello achacable al proceso de
momificación o si, realmente, correspondería a su
tono natural. Pero el segundo dato es muy interesante.
Blasco de Lanuza insiste en este tema, confirmando
lo que hace sospechar el texto de Basurto: que, antes
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de obrarse el casco-relicario (1617-1622), la reliquia
se envolvía con varias telas nobles (paños de oro, es
decir, valiosas sedas labradas en oro y plata). Como los
precedentes de los mantos orosianos de Jaca, seguirían
la pauta de otras reliquias, dignificadas con estos
ricos exvotos, periódicamente sustituidos y revertidos
a ciertos devotos como reliquias contactadas. De
hecho, sabemos que lo primero que hicieron los de
Jaca al recibir el Cuerpo de la santa (siglo XI), fue
envolverlo en riquísimos “paños de oro”, costumbre
que se perpetuó y acabó generando los actuales
mantos intercambiables. Y que muchos elementos
litúrgicos del culto en Yebra calcaban los usados en
Jaca, siguiendo las instrucciones de las periódicas
visitas pastorales. Por ello, lo más probable es que
esta costumbre de envolver la Cabeza con las sedas
más exóticas y valiosas fuera mucho más antigua,
reduciéndose en número al obrarse el busto-relicario
(de capacidad limitada); y, por fin, al obrarse el casco
de plata, limitándose a un único tejido envolvente,
como el que hoy se usa (saco de brocado de seda roja
bordado de oro).
Siguiendo con el tema de las reliquias por contacto
(que adquirían tal carácter por envolver o tocar una
reliquia principal), Pedro de Santiago declaró que el
motivo para ofrecer su obra como exvoto a la santa
fue su curación, con sólo ponerse un bonete sanador
“que avía estado en su santa Cabeza” y que tenían en
Yebra. Este gorro, de raso carmesí, corresponde sin
duda a la pauta antigua, repetida con muchos otros
santos, de usar reliquias contactadas en el propio
santuario o en los pueblos de su entorno devocional
(portada por los colectores de limosnas) para que los
enfermos pudieran tocarlas o ponérselas, buscando la
intercesión y el milagro curativo. Al igual que se hacía
con los paños de oro y mantos de Jaca, y se repetiría
con los paños de oro de Yebra.
También ofrece la primera descripción del casco
de plata, del busto relicario y del sitial de la santa
en la parroquial de Yebra, que no reproducimos por
coincidir con el actual y con sus detalles. Tan sólo
hallamos como novedad la cita de un tafetán (tejido
de seda muy tupido) que, como cortinilla exterior o
entoldado, ennoblecía el armario-relicario. Y de las
cinco llaves que protegían celosamente la reliquia:
tres en su casco y busto, y otras dos en su armario.
Además, entre los muchos autores que relatan el
milagro del obispo Juan y el posterior traslado (1576)
de parte de esas reliquias a Burbáguena (Teruel),
es el único que detalla los fragmentos extraídos.
Puesto que los de Jaca y Yebra, celosos de su tesoro,
denegaban las contantes peticiones de reliquias
hechas por personajes y poblaciones devotas, los
de Burbágena usarían todo su dinero y poder para
llegar al rey Felipe II. Y éste obtuvo un breve papal
de Gregorio XIII, que había visitado el cuerpo de Sª
Orosia siendo cardenal. El obispo de Jaca, obligado
así a darles algún fragmento, conocía la costumbre del
pueblo jaqués de amotinarse cada vez que intuía una
nueva merma de su reliquia. Y, entre la espada y la
pared, resolvió enviarlos a Yebra, donde la oposición
vecinal era más manejable y donde aún conservaban
los fragmentos que separó el obispo Juan. De este
modo, los delegados turolenses obtuvieron:
La reliquia de la
Cabeza de Sª Orosia,
protegida por un saco
de brocado en seda
roja y oro, y bordada
en oro (foto: Javier
Lacasta, 2012)
“dos pedazillos de huesos de la nariz, y otros dos del
cuero [cabelludo] y carne que tenía la cabeza, y una
Los mártires de Yebra
representados en los
murales de la capilla
de Sª Orosia de la
catedral de Jaca (h.
1694)
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parte de los algodones en que se recogió la sangre de la
reliquia; y otros dos huesezitos, el uno de San Cornelio,
hermano de la santa, y otro de San Acisclo obispo, tío
suyo”, que trasladaron hasta su villa, acompañados
un trecho del camino por los vecinos de Yebra en
procesión.
Y todavía quedó en Yebra algún otro resto
(seguramente algodones impregnados y alguna otra
astilla craneal o más huesos de los santos mártires),
puestos en un cofrecillo de plata que se conservaba
en el armario relicario de la santa. Ricardo Mur, que
nos acaba de notificar la localización del extraviado
relicario orosiano de Burbáguena, averiguó que en
él sólo había huesos de la nariz, a los que hay que
sumar los algodones con sangre y cabellos enviados
a Las Cuerlas y Calamocha. Así, a la espera de que
se confirme su contenido, parece ser que varios
fragmentos salidos de Yebra no llegaron a su destino.
Sin duda, la afanosa intervención de Felipe II,
movilizando a su embajador en Roma y al mismo
Pontífice, tuviera otro motivo: proveer de reliquias
de los tres santos pirenaicos su descomunal colección
(7.000 ejemplares), que dotó a la obra de El Escorial,
buscando la protección de su linaje y su panteón
familiar.
Otro ejemplo bien documentado de estas
extracciones, que se sucedieron a lo largo de los
siglos, es la muela de Sádaba. Como relata el Padre
Huesca (1802, 249), fray Malaquías de Asso, obispo
de Jaca (1595-1606), anhelaba poseer una reliquia
orosiana, así que aprovechó la inspección de la
Cabeza durante una visita pastoral para extraerla,
consintiéndolo el párroco de Yebra. El resto de sus
días, la portó siempre en una bolsita colgada al pecho
con la inscripción: “Esta muela es de Santa Eurosia”.
Y, a su muerte, la legó a un clérigo de Jaca amigo
suyo, quien la donó a los de Sádaba en 1614, por la
gran devoción que tenían, a condición de custodiarla
en su convento carmelita.
SOBRE SU CULTO
n texto del Archivo Municipal de Jaca, de
1460, describe por vez primera la tradicional
estructuración de los territorios en los que los
colectores de limosnas para el mantenimiento de los
santuarios orosianos de Yebra y Jaca podían ejercer
su función, teniendo como límite el río Gállego.
Y, además, se cita como costumbre que ya era
inmemorial. Así se conservó hasta mediados del siglo
XX, portando estos cuestadores, en su recorrido pueblo
por pueblo, alguna reliquia de la santa (huesecillo,
medallón relicario) o reliquia contactada (mantos,
paños de oro, ¿bonete?), para que los donantes
de limosnas pudieran beneficiarse de sus influjos
curativos. Otro documento catedralicio más antiguo,
datado en 1337, ya habla de los colectores de limosnas
para mantener su culto en Jaca, llevando el vestido
o “paño que la beata Orosia portaba en el tiempo del
martirio y con el que muchos enfermos sanaban”. Y
documenta esta primigenia reliquia por contacto y
su uso como objeto curativo en los pueblos devotos
sometidos a las periódicas colectas. Este texto es una
credencial para que los cuestadores pudieran recorrer
todos los pueblos de la diócesis de Jaca-Huesca sin
los impedimentos que solían producirse por colisión
de intereses entre santuarios. Y nos hace dudar si
todavía no se había regulado la citada estructuración,
comenzando a darse los primeros pasos; o si era una
cuestación extraordinaria, sobrepuesta a la de Yebra,
que no aparece citada.
Otra aportación relevante, a cargo de fray Martín de
la Cruz, es una nueva relación de los pueblos y cruces
que acuden a la festividad de Sª Orosia en Yebra, y
que se suma a las rescatadas por Lacasta (2008)
para los años 1596 (26 cruces) y 1681 (34 cruces).
En ese año de 1627, concurrían a la veneración
cruceros de 117 lugares de la comarca: 78 cruces a
Jaca (donde comienzan a citarse en 1445, como uso
antiguo) y unas 39 cruces a Yebra, incluyendo las de
las anexas (iglesias de menor entidad dependientes de
una parroquial vecina). Estas anexas, que el autor no
especifica y que añadimos entre corchetes, constan por
la documentación coetánea (Durán Gudiol, 1961).
Valle del Basa: Yebra, Osán, Allué, Isún, San
Román, Sobás, San Julián, Orús y su anexa [Fanlillo],
y Espín.
Sobrepuerto y Ribera de Fiscal: Cortillas y sus
anexas [¿Cillas, Sasa, Cuerlas?], Escartín, Besarán y
su anexa [¿...?], Bergua y sus anexas [¿San Jaime?].
Tierra de Biescas: Casbas y su anexa [¿Susín?],
Berbusa y su anexa [¿Ainielle?], Larrede con su anexa
[¿Ipe, Busa?], Barbenuta y su anexa [¿Espierre?].
Valle de Gavín: Gavin y sus anexas [¿Astés, San
Pelai, San Bartolomé?], y Yesero.
Campo de Sabiñánigo: Sardas, Latas, Satué y
Javierre del Obispo.
Galleguera: Ipiés con sus anexas [¿Hostal, Lanave,
Layés, Castillo de Lerés?], y Lasieso.
Guarguera: ninguna.
Otro aspecto muy relevante del culto orosiano es el
de las espiritadas. Y, aunque mucho se ha escrito sobre
él, hemos creído obligado afinar la interpretación del
fenómeno, atávico y antaño generalizado, todavía
salpicado por lecturas reduccionistas. El Padre Faci,
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Representación del
milagro acaecido al
obispo Juan de Aragón
y de Navarra (14841536), al cortar
el trozo de cuero
cabelludo, manando
sangre (izda.); y
cuando la tormenta y
el granizo atenazan a
la comitiva episcopal
(dcha.) (capilla de
Sª Orosia, catedral
de Jaca, 1694; foto:
Miguel Ángel Muñoz)
en 1739, es el primero en nombrar su presencia en
Yebra, incluyéndolo en la nómina de centros de
peregrinación de la provincia donde se practicaban
exorcismos colectivos desde antiguo. Y más detalles
sobre ellos obtenemos de autores como Clemente
Salazar (1900), Gonzalo de Quirós (1908), Silvio
Kossti (1910) o Viu y Solanés (1923).
Y ALGÚN NUEVO MILAGRO
as publicaciones orosianas modernas han
ofrecido las compilaciones de milagros hechas
por los autores más estudiados: Alavés (1702) y el
Padre Huesca (1802). Pero hay que analizar textos
más antiguos, que ellos mismos copiaron, para hallar
las versiones más cercanas o coetáneas a los hechos y,
por tanto, con detalles más fiables y desprovistas de
aportaciones añadidas.
En este sentido, Martín de la Cruz, copia los
milagros inventariados por el rezo litúrgico y por
Basurto, y aporta su actualización de los sucedidos
entre la publicación de éste y la suya (1542-1627).
BIBLIOGRAFÍA
BASURTO, Fernando: Vida y milagros de Santa Orosia, virgen
y mártir, patrona de la ciudad de Jaca y de las montañas de
Aragón. Zaragoza, 1542.
BLASCO DE LANUZA, Vicente: Historias eclesiásticas y
seculares de Aragón…, tomo 1. Imprenta de Juan de Lanaja.
Zaragoza, 1622.
BOLANDUS, P. Ioannes: Acta Sanctorum. Tomo V (“De Sancta
Orosia, virgine et martyre Jacce in Hispania Tarraconensi, Sylloge
Historica”). 1709, 88-91.
CRUZ, fray Martín de la [seudónimo de fray Pedro de
SANTIAGO]: España restaurada en Aragón por el valor de las
mugeres de Jaca y sangre de Santa Orosia. Imprenta de Pedro
Cabarte. Zaragoza, 1627.
Aunque han sido publicados en las versiones dadas
por autores posteriores, es importante rescatarlos,
por ser de primera mano y coetáneos. Los prodigios
obrados en Yebra incluyen el acaecido durante la
invasión hugonote del valle de Tena (1592) y la
ocultación de la cabeza de Sª Orosia en una de sus
cuevas, con la testa iluminando el camino a su refugio,
en la noche oscura. Así como la atribuida frustración
de dicha invasión luterana. O el escarmiento a la
negligencia devocional de sus feligreses (1616), con
unos prodigiosos cabezazos en el armario-relicario,
reprendiendo la desidia a la que se había entregado
su antigua cofradía.
Por último, Blasco de Lanuza relata el milagro
ocurrido en 1606 a Diego de Monreal, obispo de
Huesca (1594-1607) y, antes, de Jaca (1592-1594).
Curó de una grave enfermedad urinaria tras encargar
una rogativa en Yebra, en la que participó todo el
vecindario. Tras su inmediata sanación, publicitó
el milagro y lo agradeció con un cáliz de plata
sobredorada, un terno, etc.
DURÁN GUDIOL, A.: “Geografía medieval de los Obispados
de Jaca y Huesca”, en “Argensola”, núm.45-46 (tomo XII,
Huesca, 1961), 1-103.
LACASTA, Graciano; y otros: El Camino de las Ermitas. (De
Yebra de Basa al Puerto de Santa Orosia). Ed. “O Zoque”, Yebra
de Basa, 2008.
Y para las referencias documentales, las demás referencias
bibliográficas y el desarrollo de lo expuesto en este artículo,
nos remitimos al libro aquí extractado:
GÓMEZ GARCÍA, ALBERTO: Santa Orosia, reliquias y
mantos. Ed. Cofradía de Sª Orosia de Jaca. Zaragoza, 2012.
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Santa Orosia en Sobrepuerto
José María Satué Sanromán
n el Sobrepuerto ancestral había tres fechas
en el año con un hondo significado sociológico, además de religioso, y sus gentes las tenían bien grabadas en su mente. La más importante
de todas era el día de Santa Orosia, 25 de junio, de
la que trataremos a continuación. La segunda era el
3 de mayo, día de Santa Cruz: en todos los lugares
se bendecían los términos, una ceremonia religiosa
para implorar la protección de los espíritus ante posibles circunstancias adversas, que abría la esperanza de
buenas cosechas, auspiciadas por un tiempo favorable. Y la tercera sería el día de San Miguel, fecha en la
que se resolvían los contratos de los criados (personas
que trabajaban en casa ajena a cambio de un salario).
El principal exponente de la celebración era
la romería a la ermita, a la que debía asistir al
menos un miembro de cada familia. Los caminos
de Sobrepuerto se convertían por un día en un
hervidero de personas, agrupados por pueblos,
todos con su Cruz parroquial, algunos con su
bandera, andando hacia el Puerto. La llamada
Cruz de Cortillas1 (Cruz de Galindo para los
de la localidad), peirón o barrón cilíndrico poco
trabajado, situado en un lugar estratégico del
trayecto, era el punto de confluencia de todos
ellos, que ya les conducía por un camino común
hasta el santuario.
Tradicionalmente el día de Santa Orosia era
la fiesta más grande en todos los pueblos de
Sobrepuerto, un fiel reflejo de la religiosidad popular,
a la que se honraba como protectora de sus gentes y
de sus cosechas. Era una fecha muy significativa en el
calendario, que no pasaba desapercibida para nadie.
Atrás quedaba el letargo invernal (la primavera era
inapreciable) y comenzaba el período estival, con la
máxima actividad en la montaña, con la siega (de la
hierba y de los cereales) y la trilla.
Era una fiesta religiosa, con un fuerte
componente social, se mezclaban las plegarias con
los actos profanos, igual se recitaba el romance de
la Santa, que se inciaba un noviazgo, se acordaba
una boda, se pactaban unos ajustes (capitulaciones)
o se contrataba un criado. Era, sobre todo, un
día de convivencia, de encuentro entre parientes,
vecinos y paisanos, de ilusiones para los jóvenes
(mozos y mozas), de esperanzas y proyectos para
estas tierras.
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En todos los pueblos se festejaba con actos
similares, si bien las ceremonias religiosas tenían
más incidencia donde había cura residente,
como Cortillas, Bergua y Escartín (hasta 1918).
A modo de ejemplo vamos a comentar la forma
en que celebraba el día de Santa Orosia en
Escartín.
El 24 de junio, día de San Juan, se preparaban
todos los elementos necesarios para partir a la
mañana siguiente en dirección al Puerto. Los
hombres se encargaban de limpiar los machos
con las almazas (cepillos metálicos), recortar sus
crines y preparar las monturas, sacando brillo a
los adornos claveteados de aparejos y cabezanas.
Las mujeres preparaban una suculenta merienda
y las decorativas alforjas de lana. El menú consistía
generalmente en carne asada, conejo o pollo
guisados, ensalada de huevos duros, longaniza,
salchichón, crespillos, vino rancio y café.
También se sacaba a ventilar la manta ‘colorada’
que cubría a las caballerías. Se acordaba la hora
de salida para partir todos juntos. Uno de los
vecinos, a redolín (por turno), se encargaría de
portar la cruz parroquial al hombro (no se podía
llevar en caballería) y los mozos llevaban el asta
de la bandera. Al atardecer los mozos bandeaban
las campanas, aunciando la festividad a todos los
vecinos.
Al amanecer del día 25 (sobre las 5:30 horas),
se salía en procesión, encabezada por la cruz y la
bandera, desde la iglesia hasta la Cruceta2 (peirón
situado en la parte baja del pueblo). Allí se organizaba
la marcha en grupo hacia el Puerto, lo mismo que
al regreso. Unos doscientos metros antes de llegar a
la ermita, en el fondo de la pradera, se agrupaban
todos los romeros de Sobrepuerto (por lo menos
uno de cada casa) y se realizaba una procesión
común con las cruces y banderas, presidida por el
cura de Bergua o de Cortillas, hasta la ermita, donde
se cantaba una salve. A continuación se almorzaba
en las proximidades, alrededor de las matas de boj.
Seguidamente marchaban hacia la ermita de la
Cruz o del Zoque, donde se concentraban los fieles
llegados de todos los pueblos. Los de Yebra subían
con la peana que portaba el cráneo de la Santa,
acompañados de los danzantes. Una vez reunidos
todos en la explanada de la Cruz, los de Yebra
colocaban su cruz y su bandera en lugar destacado:
ante ellas rendían pleitesía todas las de los demás
pueblos (besacruces). Posteriormente se agrupaban
en dos hileras y todos pasaban a venerar los restos
de la Santa. Enseguida se formaba la procesión:
primero iban las banderas (en cabeza la de Yebra),
seguían las cruces en dos hileras, la peana de Santa
Orosia a hombros, los danzantes y, detrás, todos los
asistentes.
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Al llegar a la ermita, depositaban a la Santa en
el altar mayor, escoltada por todas las cruces, y las
banderas apoyadas en el coro. Se celebraba una misa
concelebrada por todos los curas de los pueblos. Al
final se trasladaban los restos de la Santa a un altar
situado en la explanada, donde eran venerados por
todo el vecindario. Los mozos bandeaban las banderas
sobre la gente, haciendo alarde de su fuerza y maestría.
Terminadas estas ceremonias, todos se disponían a
comer. Tradicionalmente cada pueblo tenía un lugar
fijo para ello, junto a una mata de boj. Uno de los
vecinos cuidaba las viandas desde por la mañana,
por turno anual. Mientras las mujeres preparaban
la comida, los hombres iban a darles un pienso a los
machos. Allí se saciaba cumplidamente el apetito, en
medio del jolgorio popular.
Después de comer, se situaban los danzantes en
el pequeño plano, sobre la fuente, y toda la gente
alrededor. Se iniciaban los dances con sus típicos
brindis (la célebre Pastorada). Para animar a los
presentes, dedicaban los primeros a los de Yebra (al
alcalde, al cura, etc.). El mayoral recogía los brindis,
apuntaba los nombres y recibía las propinas (antes
de la guerra, de dos a cinco pesetas). El brindis era
de la forma siguiente: “Ésta va en favor de fulano de
tal, cura de Yebra, y viva muchos años” “Ésta va en
favor de fulano y su prometida, soltero y natural del
pueblo de Escartín, banderista de esta santa y solemne
fiesta y viva muchos años”. Los mozos y mozas de los
pueblos iban de picadillo y daban a escondidas sus
dedicatorias al mayoral. En cierta ocasión se oyó la
siguiente: “Si no por a sericueta, o requesón, y o preto,
no’n habría chent viva en tot lo Sobrepuerto”. Un tión
de una casa de Sobrepuerto les contestó: “A pesar d’os
de Yebra y tot lo Vallibasa, anque vienga un anyo malo,
entavía tenemos trigo en casa y deixaremos pasiar a Pedro
por tot lo Vallibasa”.
Más tarde se hacían unas ceremonias de despedida
en la iglesia y cada cual regresaba a su pueblo de
residencia. Lo mismo que a la ida, volvían todos
juntos por aquellos serpenteantes caminos. Los que
no habían ido al Puerto esperaban a los romeros a la
entrada del pueblo, en la Cruceta. Allí se organizaba
una procesión, acompañados por el volteo general de
campanas, hasta la iglesia, donde se rezaba el rosario
en honor de Santa Orosia.
A la noche, ya cada cual en su casa, los que no
habían ido a la romería preguntaban cómo había
transcurrido el día, con quiénes se habían encontrado,
si habían ‘descubierto’ algún noviazgo, en fin, detalles
de todo tipo, que les permitía compartir ese día de
fiesta. Los niños estábamos muy ilusionados pensando
en cualquier recuerdo que nos pudiesen traer, como
un simple silbato, una navalleta (navaja) o el famoso
tringolín, regalo indeterminado que nunca supimos lo
que era…
Hasta la década de los treinta (siglo XX), la fiesta se
hallaba en todo su auge: la gente estaba animada con
esta celebración, acudían desde los lugares más alejados
y era un espectáculo impresionante, multicolor, por
aquellas praderas del Puerto. Se mezclaba el espíritu
religioso con la convivencia espontánea y hasta
interesada entre vecinos de distintos pueblos: allí cabía
desde una petición a la Santa, una acción de gracias o
un contrato de criados, hasta acordar un noviazgo...
La guerra civil supuso un cambio motivado por las
circunstancias y, aunque se rehízo, fue decayendo a
consecuencia de la emigración y despoblación de
muchos pueblos.
Hoy ya no llega nadie desde Sobrepuerto, porque
hace más de cuarenta años que los lugares están
deshabitados, en silencio, y los caminos desiertos. Pero
para los antiguos vecinos sigue vigente la festividad,
unos la celebran en la distancia, otros acuden por
la pista de Yebra. Y todos alimentan la nostalgia de
tiempos pasados con otros vecinos, mezclados con los
descendientes y simpatizantes, que siguen asistiendo
desde otros lares. En la actualidad la festividad de Santa
Orosia pervive como una fiesta religiosa, turística y de
añoranza para los supervivientes y descendientes de
los romeros de antaño.
Notas
(1) La Cruz de Cortillas fue rehabilitada hace dos años por la Asociación Cultural Ballibasa y Sobrepuerto “O Zoque”.
Lamentablemente, poco después, apareció partida a un tercio de su base, habiendo sido sustraído el trozo desprendido.
(2) La Cruceta de Escartín era un crucero cuadrangular con las aristas rebajadas, bien trabajado, con las bolas jaquesas en su base,
colocado sobre un bloque cúbico de piedra. En 1980 fue literalmente arrasado por una pala excavadora de la empresa que
realizaba las prospecciones de gas por la zona. ¡No había más espacio en Escartín para trazar la pista! El cubo está unos m. más
abajo, pero del crucero no quedó rastro alguno. Suponemos que fue expoliado por las mismas personas que sustrajeron la pila
bautismal. Debido a la dispersión de los vecinos no formulamos la denuncia a su tiempo, pero a quien lo hiciese tendría que
remorderle la conciencia. Han manchado la memoria de los vecinos, impidiendo la contemplación de estas valiosas piezas a
todos.
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La restauración de retablos. Retablo de Santa Orosia,
ermita de San Roque. Calamocha, Teruel
María Silvestre Adivinación I
esde su creación en 1996 la Fundación
Santa María de Albarracín se ha dedicado a
la restauración, conservación y gestión del
patrimonio cultural, dinamizando y dando proyección
al legado cultural e histórico.
Surge la necesidad de crear un espacio en el que
poder tratar todas las obras que el paso del tiempo ha
ido deteriorando, se inaugura el Centro de Restauración
de la Fundación Santa María situado en Albarracín. En
él se tratan todo tipo de piezas; metales arqueológicos,
lienzos, tallas, textiles, retablos, cerámicas, etc.
El Centro esta dotado de espacio para la restauración
de obras de gran tamaño como es el caso de los retablos,
cuenta con instrumental especializado y con una gran
variedad de productos específicos para los diferentes
tratamientos de restauración.
Desde aquí el equipo de restauradores titulados en
Restauración y Conservación de Bienes Culturales
trabajan en la conservación y restauración del
patrimonio, intentando devolver a las obras, en la
medida de lo posible, a su estado original.
Fundación Santa María de Albarracín
En el Centro de Restauración se han tratado gran
cantidad de retablos, entre ellos el dedicado a Santa
Orosia, procedente de la ermita de San Roque de
Calamocha.
La palabra retablo procede de retro: detrás y tabula:
mesa.
El retablo es un conjunto o colección de obras
(pinturas, tablas o lienzos, relieves, esculturas, etc.)
que representan la serie de una historia o suceso
siempre de carácter religioso. Son obras hechas
en piedra, madera u otra materia. Y compone la
decoración de un altar, generalmente situados detrás
de éste.
La labor de catequesis, desarrollada mediante un
conjunto de ilustraciones, había tenido a lo largo de
la historia de la Iglesia otros soportes físicos, como
es el caso de las pinturas murales en las paredes de
los templos. El uso del retablo permitió agrupar
ordenadamente los hechos en un lugar, para poder
centrar la atención del espectador.
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Además de servir para la enseñanza de la fe,
el retablo puede tener también varias funciones
litúrgicas, básicamente asociadas a la de contener el
sagrario, reliquias, etc.
Los primeros altares cristianos fueron aras con una
tapa de mármol o también un sepulcro rematado con
un cimborrio o tosco baldaquino; encima de estas
aras se colocaban arquetas con reliquias, candelabros,
cruces, etc. Se presupone que esto dio origen al
retablo que tuvo su aparición como tal en el siglo X.
Poco a poco los retablos van aumentando de
tamaño.
En cuanto a la construcción, la mayoría de las
estructuras estaban hechas de madera, con sus partes
machihembradas y encoladas, que posteriormente
eran doradas y pintadas.
Desarrollada brevemente la historia del retablo nos
centramos ahora en la labor de restauración que se
llevó a cabo para la recuperación del retablo dedicado
a Santa Orosia.
Antes de toda restauración, se hace necesaria una
mínima familiarización con la obra que se trata de
intervenir. Sólo desde el conocimiento de la pieza es
posible comprender y valorar las necesidades de su
restauración.
La restauración es una disciplina que depende de
la meticulosa pericia técnica de los restauradores para
lograr un resultado de calidad, pero cuya eficacia
viene determinada por el nivel y características de la
intervención. Determinar cuales son las necesidades
de la obra, atendiendo tanto a la conservación de los
materiales de constitución como a los métodos más
idóneos para la restauración de sus acabados, constituye
el proceso inicial con el que comienza el trabajo de los
restauradores.
Así que el primer paso fue la visita al emplazamiento
actual de la obra para la realización de una primera toma
de datos. Se tomaron fotografías, medidas y se realizó
un breve informe del estado de conservación actual
del retablo. Con esos datos se preparó un proyecto
de restauración en el que se recogía; una memoria
descriptiva de la obra, el estado de conservación, las
causas de alteración, los criterios de restauración a
seguir, los tratamientos de restauración más adecuados
para este tipo de obra y las recomendaciones de
conservación.
La principal problemática del retablo era su avanzado
deterioro. No solo el paso del tiempo y el deterioro natural de los materiales que componen el retablo fueron
las causas del estado en el que se encontraba la obra.
Sino también la mala conservación, los daños sufridos
durante el desmontaje, los cambios de temperatura, la
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humedad, el movimiento y el almacenado. Todo esto hizo
que el propio proceso de deterioro y envejecimiento de la
obra se acelerara ocasionando grandes daños.
El mayor deterioro del soporte nos lo desvela el examen de la madera, nos muestra que sufre un ataque de
xilófagos grave que ha hecho que se debilite la estructura
interna considerablemente. Se trataba de carcoma común
(Anobium Punctatum).
En las capas de policromía aparecían cambios y síntomas de vejez, que han sido condicionados por el soporte,
la preparación, los aglutinantes, los pigmentos, grosor y
disposición de las capas de policromía y, por los barnices y
repintes aplicados en épocas sucesivas.
Analizados los principales deterioros que sufría el retablo se desarrollaron los criterios en los que se basaría el
tratamiento. Este punto del proceso de la restauración es
uno de los más importantes ya que la intervención directa
sobre la obra implica una gran responsabilidad, se deben
respetar tanto los valores materiales como culturales del
objeto. Asimismo, renunciar a toda participación creadora, con el consiguiente respeto a lo que el autor ejecutó y
quiso transmitir, y al paso de la historia.
Los criterios que se consideraron más adecuados para
este tipo de obra fueron; una intervención mínima y respetuosa con la pieza original, garantizar la conservación
del original por encima de otras consideraciones estéticas
o funcionales, realizar la reconstrucción o reintegración
de los elementos perdidos con materiales de reconocida
calidad, reversibilidad y reconocimiento como no pertenecientes a la integridad original de la obra, armonizando
con lo original, y por último, todos los tratamientos de
restauración se deberán llevar a cabo con medios y procedimientos inocuos y reversibles.
Durante toda la intervención se efectuó una completa
documentación fotográfica de la obra, desde sus aspectos
formales y estilísticos, así como de la restauración y procesos que se llevan a cabo, de tal forma que queden perfectamente documentados.
Una vez realizado el estudio de la pieza y determinados
los criterios a seguir comenzamos con los tratamientos de
restauración. Aprovechando que el retablo se había desmontado durante las actuaciones de rehabilitación de la
ermita se trasladaron todas las piezas al Centro de Restauración.
En primer lugar se realizó una limpieza superficial para
la eliminación de suciedad poco fijada a la superficie. Esta
limpieza previa nos permitió que la suciedad no se adhiriera a la policromía original durante el tratamiento de
consolidación. En algunas zonas en las que la policromía
sufría daños se realizó una consolidación puntual, para
asegurar la adhesión de estratos al soporte.
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Tras la limpieza superficial y la consolidación se aplicó
un tratamiento curativo y preventivo anti xilófagos por
toda la superficie de la obra.
Para que la policromía perdure en el tiempo y se conserve con sus características originales es necesario que el
soporte siga cumpliendo su función sustentante. Por ello
se le realizó un tratamiento de consolidación mediante
varias aplicaciones de resina acrílica.
El ataque de insectos xilófagos, el desmontaje y los movimientos ejercidos en el retablo debilitaron gravemente
su estructura. Fue necesario realizar un refuerzo por el
anverso del retablo de todas las piezas. Este refuerzo se
llevó a cabo mediante piezas de madera, espigas y pletinas
de acero inoxidable.
Fortalecida la estructura del retablo nos centramos en
la limpieza de la policromía. Se realizan varias pruebas de
limpieza con diferentes métodos hasta encontrar el que
mejor se adapte a este tipo de obra y suciedad.
Se sellaron todas las grietas y fisuras de la estructura
devolviendo así la consistencia estructural a la pieza, evitando que estas grietas y fisuras sigan abriéndose y debilitando la obra. También evitaremos la acumulación de
suciedad en las grietas y por ello la aparición y el ataque
de insectos xilófagos.
Las diferentes piezas que conforman el retablo fueron
reintegradas cromáticamente. La reintegración cromática
consiste en completar las pérdidas de color de la capa pictórica o lagunas consiguiendo integrar estéticamente la
obra. Siguiendo los criterios de restauración planteados
anteriormente, la reintegración se limitó exclusivamente
a los faltantes existentes en la pieza, realizándose con un
material inocuo, reversible y reconocible con el original.
Para finalizar el proceso de restauración se llevó a cabo
el montaje del retablo en una de las capillas laterales
de la ermita. Se construyó una nueva mesa de altar en
madera de pino teñida y tratada. La antigua mesa de
altar era de obra y fue eliminada de la capilla durante
las obras de rehabilitación de la ermita. El montaje del
retablo se realizó mediante escuadras y piezas metálicas
de acero inoxidable para su correcta sujeción al muro. Se
volvieron a encajar todas las piezas con su sistema original
de cajas y espigas colocando el retablo separado del muro
unos centímetros para evitar problemas de humedad y
desprendimientos.
Una vez concluido el trabajo se realizó un informe en
el que quedan reflejados todos los tratamientos de restauración realizados en la obra, se incluye la documentación
fotográfica, el estudio histórico, la evaluación de los deterioros y sus causas, los criterios que se han seguido en
la intervención y las recomendaciones de conservación.
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La sección femenina de Falange Española
visita Ballibasa
Óscar Latas Alegre
a Sección Femenina de Huesca es la
responsable de que en 1956 comenzara
a operar en dicha provincia una “Cátedra
Ambulante”, cuyo precedente fueron las
denominadas “Cátedras Ambulantes Francisco
Franco”, de las que hay noticias desde 1942, pero
de las que no se ha documentado su realización
hasta 1946. Eran éstas unas escuelas itinerantes
rurales, formadas por un equipo fijo de unas cinco
personas especializadas en diversas enseñanzas,
que se orientaban hacia la formación cultural y
práctica de los habitantes de los pueblos, y a la
asistencia social de menos habitantes, con el fin
de capacitar personas, especialmente mujeres, que
pudieran dar continuidad a la labor regeneradora
del régimen franquista, como comenta Sescún
Marías en su estudio Por España y por el campo.
La Sección Femenina en el medio rural oscense
(1939-1977), (Huesca, 2011, Instituto de
Estudios Altoaragoneses). Precisamente la Cátedra
Ambulante de la Sección Femenina de Huesca fue
a Yebra de Basa a impartir sus cursos durante casi
tres meses, desde el 1 de diciembre de 1974 al 28
de febrero de 1975.
En el Archivo Histórico Provincial de Huesca,
inventariados bajo la signatura AHPHU/S.F./M-13,
se hallan unos documentos (un cuestionario y un
informe), redactados en Yebra de Basa por la Jefe
de la Cátedra de la Sección Femenina en Huesca,
Carmen Ciprián, y que fueron enviados en abril de
1975 a la Directora del Departamento Nacional
de Promoción en Madrid, como memoria de dicha
Cátedra y en los que se remitía información sobre
los cursos celebrados en este municipio.
En el informe enviado consta que se llevó a cabo
la Cátedra en cinco pueblos del municipio de Yebra
de Basa: Yebra de Basa, Orús, Fanlillo, Sobás y San
Julián de Basa. Comienza con una descripción del
municipio, cuya población entonces era de 200
habitantes en Yebra y no llegaba a 50 en el resto
de pueblos:
“Sus gentes han emigrado por falta de recursos
económicos y por el cambio del trabajo agrícola
por el industrial […]. Al tener medios de
producción a su alcance, todavía permanecen en
ellos aquellas familias que compaginan el trabajo
agrícola y el industrial, aumentando de esta forma
sus ingresos […]. Las tierras de esta comarca
se encuentran divididas en minifundio […]. El
monte es propiedad de los vecinos y del municipio.
Por tal motivo estos municipios tienen mayores
posibilidades económicas que otros y hacen posible
cualquier mejora local”.
Se destaca en dicho Informe en el apartado
cultural el alto grado de alfabetización de la
población y el interés de ésta por la conservación
de las tradiciones:
“Culturalmente la población es alta. No
se encuentra ningún analfabeto. Los mayores
conservan su espíritu de superación y la juventud
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está influenciada por movimientos culturales de la
Jacetania […]. Como tradición todavía conserva
este pueblo la danza típica de Yebra de Basa con
sus danzantes, populares en la provincia. Festejan
a su patrona Santa Orosia en el día de la fiesta.
Estas danzas las van transmitiendo de padres a
hijos. Encontramos poca población infantil. Existe
una escuela unitaria pudiendo cursar sus estudios
hasta 4.º de EGB. El resto tienen que salir a
completarlos”.
sobre “Iniciación al teatro”, “Religión actual”,
“Primeros auxilios” y “Seguridad social agraria”.
Asimismo, se señala que realizaron el Servicio
Social seis jóvenes y que se consiguieron nuevas
suscripciones a la revista Hogar.
Entre los logros conseguidos por esta Cátedra
de Yebra de Basa, el cuestionario destacaba la
impartición de un curso del P.P.O. (Promoción
Profesional Obrera), en la modalidad de electricidad
y el proyecto de una carretera hasta el puerto.
Aunque se colaboró con Ordenación Rural y se
dieron charlas sobre la “Concentración Parcelaria”,
no se llegó a un acuerdo sobre este tema.
El diario oscense Nueva España, de fecha 23 de
febrero de 1975, se hacía eco de la clausura de la
Cátedra en un artículo que, bajo el título “En Yebra
de Basa. Clausura de una Cátedra de la Sección
Femenina”, aludía a los intervinientes y a la buena
acogida que había tenido:
“En la noche del viernes, se celebró en la villa de
Yebra de Basa la clausura de la cátedra de la Sección
Femenina. Desde Huesca se trasladaron para presidir
los actos el subjefe provincial del Movimiento,
don Gorgonio Tobar Pardo; delegada de la Sección
Femenina, doña Pilar Fatás; secretario del Consejo
Provincial, don Santiago Broto, y otros mandos de la
Sección Femenina.
En el cuestionario realizado también se insiste
en la idea de la transmisión generacional de la
tradición, en especial, del dance: “la danza típica
de Yebra de Basa se trasmite de generación en
generación, la bailan todos los jóvenes del pueblo,
han tomado parte en algunos festivales. Se quedó
un grupo de danzas con los niños del pueblo”.
Volviendo al informe, a continuación, expone los
contenidos desarrollados por la Cátedra, que tuvo
una doble finalidad, formativa y social. La labor
formativa se dirigió principalmente a las mujeres,
cuya asistencia media a las clases fue de veinticinco,
a los jóvenes, entre los que se pretendió fomentar el
sentimiento de unión, cultura y compañerismo, y
a los niños, a los que se formó en educación física,
bailes regionales o teatro infantil. En cuanto a la
labor social, se indica que se llevaron a cabo charlas
En el pueblo, fueron recibidos por el alcalde, don
Vicente Avellana, y el secretario de la Corporación,
don Tomás Pascual. En un aula del grupo escolar,
tuvo lugar el acto de clausura de la cátedra, que ha
sido financiada por el IRYDA. La jefe de la cátedra,
María del Carmen Ciprián, expuso los motivos
y realizaciones que a lo largo de dos meses les ha
llevado a convivir con las gentes de la localidad, por
medio de esta cátedra.
Tras sus palabras, se escenificó un cuento de los
hermanos Grimm, actuó un cuadro de jota y, a
continuación, se procedió a la entrega de certificados
de aplicación, distintas materias de convivencia
humana. Autoridades y vecindario recorrieron una
exposición de trabajos manuales”.
Termina la crónica periodística con la referencia a
la actuación de los danzantes de Santa Orosia en dicha
clausura: “al final, en el patio de recreo, actuaron los
danzantes de Yebra, tantas veces galardonados en
concursos provinciales y de ámbito nacional”.
Quede, al menos, para el recuerdo el paso de
esta Cátedra formativa de la Sección Femenina por
Ballibasa.
Junio 2013 • número 13
O Zoque
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53
Datos e imágenes nuevas de historias viejas: Santa
Orosia en Calamocha
Ricardo Mur Saura
En 2008 dimos a conocer, desde estas mismas líneas, lo que fue de la ermita de Santa Orosia de Calamocha, así
como el nuevo monumento erigido en honor a la santa en la rotonda situada junto al antiguo solar de la misma.
La verdad es que, desde aquel año, la devoción a la Santa Orosia, que estuvo a punto de desaparecer en aquel lugar,
no sólo se ha recuperado sino que se ha revitalizado con una fuerza digna de encomio. Ofrecemos en este trabajo,
no sólo los nuevos datos que hemos podido recabar acerca de la antigua ermita, sino una serie de fotografías de
la misma, así como del nuevo peirón de la santa, que vieron la luz el pasado 2012 en una exposición al efecto,
organizada en Calamocha. Agradezco personalmente a la familia Baratech-Ibáñez (especialmente a Mari Carmen)
todas las informaciones y materiales gráficos aportados para la elaboración y publicación de este trabajo-.
Llegada y avatares de Santa Orosia en Calamocha
omo es sabido, y en su día narramos, tras la
pertinente petición cursada en 1806 por el Clero
y Ayuntamiento de Calamocha, el 7 de febrero de
1807, del relicario de Santa Orosia que poseía la
parroquia de Burbáguena se desgajaron algunas
reliquias en beneficio de los solicitantes, eso sí, con
la condición de que fuesen depositadas en la iglesia
parroquial.
Como líneas abajo referimos, el 23 de marzo
de 1807, el escribano Diego José Beltrán, dejó
constancia escrita de la entrega de las reliquias, al
toque de campanas, en procesión hasta el altar mayor,
cantando la Salve y la veneración de la feligresía hasta
su depósito en la sacristía del templo.
A la par, se erigía canónicamente en Calamocha
la Hermandad o Cofradía de Santa Orosia, fundada
por D. Agustín Valero en la ermita levantada por
él en la Huerta de san Antonio en 1801. También
publicamos en su día sus Ordinaciones o Estatutos.
Tras la Francesada, hubo que reconstruir la ermita,
siendo de nuevo bendecida, por mosen Miguel
Esteban en 1813.
En 1907 y en 1914, sus entonces propietarios,
la familia Fuertes de Gilbert, acometieron obras de
restauración. Y, aunque en 1974 fuese trasladado su
culto a un oratorio privado junto a casa de los Fuertes,
en 1981, tras la cesión de la Huerta de San Antonio
al Ayuntamiento de Calamocha para equipamiento
escolar y deportivo, la ermita fue derribada en 1990.
En 2008, como ya publicamos, siendo alcalde de
Calamocha don Joaquín Peribáñez, fue erigido un
peirón coronado con el busto de la Cabeza de Santa
Orosia, en la rotonda situada junto a la antigua Huerta
de San Antonio, frente al Instituto de Secundaria y
Bachillerato y a la salida de Luco de Jiloca.
También hemos sabido que en la iglesia del
Convento franciscano de San Roque, hasta tiempos
relativamente recientes, hubo una imagen de Santa
Orosia en el lado de la epístola, junto a la puerta
de la sacristía, sobre el altar de la Madre del Amor
Hermoso.
Acta de la entrega de la reliquia de Santa Orosia a
Calamocha
“Diego Joseph Beltrán, escribano del Rey Nuestro
Señor, Público y Real por sus dominios, vecino del lugar
de Calamocha, del Partido de Daroca, certifico:
Como en este día de la fecha he salido del sobredicho
pueblo, de mi domicilio, en compañía de D. Francisco
Mainar, Presbítero Beneficiado de la Iglesia parroquial
del mismo y de D. Manuel Vicente de Espexo, Diputado
del Común de la dicha vecindad, y transferidos al
lugar de Burbáguena, en cuya Iglesia Parroquial y su
sacristía nos habemos constituido, acompañados de D.
Joseph Navarro, Presbítero, Racionero decano de dicha
parroquial Iglesia, de D. Valero Berbegal, Alcalde
Primero del Sobredicho pueblo de Burbáguena y de
otros sus individuos de justicia, a donde se congregaron
el licenciado D. Joseph Moreno, Presbítero Vicario de
la misma iglesia, con todos los demás sus capitulares,
y así congregados en dicha sacristía el expresado D.
Joseph Moreno cogió por su propia mano un relicario
que, con otros diferentes, existía en un armario dentro
de la misma sacristía, el cual abrió a presencia de mí, el
Escribano y de todos los congregados, y extrajo de aquel
una porcioncita de algodones teñidos con la misma
sangre de la Gloriosa Virgen y Mártir Santa Orosia,
cuya porcioncita de reliquia la pasó y colocó el citado D.
Joseph Moreno en otro relicario, que para dicho efecto
llevaba consigo el mencionado D. Francisco Mainar, a
quien lo entregó D. Joseph Mainar.
Y practicado así, lo condujo el relacionado D.
Francisco Mainar en mi compañía y la del expresado
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José Marco llamando
a misa en las Fiestas
de Santa Orosia, en la
ermita antigua
Fiestas de Santa
Orosia en la ermita
antigua
D. Manuel Vicente de Espexo al sebredicho pueblo de
Calamocha, en cuya iglesia, y para el recibo de tan
apreciable tesoro, se hallaba el licenciado D. Manuel
Gil de Aznar, cura párroco de la misma, vestido de capa
con los demás capitulares de dicha parroquial Iglesia,
y un sin número de almas que habían concurrido;
cuyo relicario con su reliquia introdujo el citado D.
Francisco Mainar en mi compañía y la del mencionado
D. Manuel Vicente de Espexo, Diputado, en la referida
Iglesia a toque de las campanas de la misma, y las de
las comunidades de Religiosos y Religiosas del sobredicho
pueblo, y la entregó al expresado D. Miguel Gil de Aznar,
vicario, quien después de hechas aquellas ceremonias
correspondientes por dicho vicario y capitulares en la
entrada de dicha Iglesia, lugar de su recibo, la condujo
en procesión al altar mayor a donde se cantó la salve
con la solemnidad debida, y concluida ésta, el mimo D.
Miguel Gil Aznar, vicario, por su propia mano, diera
a adorar dicha Reliquia a todos los concurrentes, y la
introdujo a la Sacristía de dicha Iglesia, y puso y colocó
en el armario de la misma con las demás que existían en
él para exponerla al culto público de los fieles en su día.
Y para que así conste, doy el presente testimonio, que
signo y firmo en Calamocha a veinte y tres días del mes
de marzo el año de mil ochocientos y siete. En testimonio
de verdad, Diego Joseph Beltrán. Rubricado."
Altar antiguo de
la ermita de Santa
Orosia
Calamocha: Detalle de la Cabeza de Santa Orosia
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Yebra hace 300 años
Graciano Lacasta Estaún
En memoria y agradecimiento a cuantos nos han precedido.
Ellos desbrozaron el sendero por donde hoy nosotros caminamos.
l propósito de estas líneas es ofrecer unas
pinceladas que nos acerquen a lo que pudo ser
la realidad de nuestro pueblo hace tres siglos.
Entrelazando los datos aquí recogidos, el lector podrá
reconstruir una aproximación al cuadro real. Revestirá
de carne y vida lo que aquí son meros números y
frías cifras. Abrir una ventana hacia nuestro pasado
nos ayuda a iluminar el presente y nos interpela sobre
nuestra responsabilidad hacia el futuro: ¿cuál es nuestra
aportación, nuestro legado a las generaciones futuras?
Lo que aquí se descubre sobre un pueblo concreto, bien
podría ser válido también para otros muchos lugares
de nuestro entorno. El período analizado abarca los 25
años comprendidos entre 1700 y 1725. Así el horizonte
se hace más amplio y fiable. La información proviene de
documentos parroquiales y escrituras particulares. Para
facilitar la lectura, prescindimos de dar en cada caso la
cita exacta. El material extraído de los documentos se
transcribe en cursiva.
1. Estadística de población por quinquenios:
AÑO
Nº casas
Adultos
Adolescentes
Párvulos
Total
1700
40
162
19
56
237
1705
42
167
21
59
247
1710
38
167
29
41
237
1715
37
173
20
59
252
1720
37
172
12
55
239
1725
42
187
19
58
264
Se entiende por 'adultos' a los 'confesados y
comulgados', es decir, los mayores de 15 años.
'Adolescentes': los 'De sola confesión', con edades entre
10 y 15 años. La 1ª comunión se hacía más tarde que en
nuestros días. ´Párvulos': los menores de 10 años.
2. Natalidad, matrimonios e índice de mortalidad
Nacimientos entre 1700 y 1725 = 265
1700
1701
2
1
1709
1710
14
4
1718
1719
17
19
1702
1703
1704
1705
1706
1707
1708
8
3
5
3
7
14
11
1711
1712
1713
1714
1715
1716
1717
10
7
8
5
4
4
4
1720
1721
1722
1723
1724
1725
6
6
9
7
10
7
Vista general del
pueblo de Yebra en la
actualidad
La parroquia era la única instancia que registraba los
nacidos, casados y fallecidos. De los 70 matrimonios
consignados como padres de recién nacidos, 20 de ellos
tienen entre 7 y 14 hijos cada uno. Las bodas celebradas
en la parroquia durante este período son 52, de las que
31 corresponden a parejas que van a residir en el pueblo.
Llama la atención que 22 de los contrayentes sean viudos,
prueba de la elevada mortalidad también entre adultos.
La mayoría de los 104 contrayentes proceden del pueblo,
solo 26 son foráneos. En caso de enviudar, la pérdida se
suele rehacer pronto con un nuevo matrimonio. Urge
asegurar una descendencia abundante. Así, el médico
don Domingo Lapuente contrae nuevo matrimonio
a solo cuatro meses de quedar viudo. De su primera
esposa nacen seis hijos, de la segunda, cuatro.
Fallecimientos entre 1700 y 1725 = 195
1700
1701
2
1
1709
1710
14
4
1718
1719
17
19
1702
1703
1704
1705
1706
1707
1708
8
3
5
3
7
14
11
1711
1712
1713
1714
1715
1716
1717
10
7
8
5
4
4
4
1720
1721
1722
1723
1724
1725
6
6
9
7
10
7
De los 195 fallecidos, 77 son párvulos o menores de
edad, es decir casi el 40%. Los años de mayor mortalidad
coinciden con epidemias infantiles: solo en 1718 y 1719
fallecen 27 niños. Entre las causas de muerte aducidas
para los adultos se citan: accidente impensado; hallarlo
muerto en el monte; Pascual y Joaquín Ladomega ahogados
en el Rio Gállego; hallemos camino de San Julián un
hombre muerto que se llamaba Pedro Aznar del lugar
de Yossa del Valle de Broto; Jusepe Jordán, Lucas Pérez
y Miguel Espierre murieron a 7 de enero de 1707 en el
choque (bélico) del Puente de Sabiñánigo...
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El rito funerario queda fijado en la mayoría de los
casos por la expresión: a uso y costumbre de la Parroquia
de Yebra, consistente en: que a su entierro y cabo de año
le fueran llamados cada vez ocho sacerdotes y se diera a
cada uno a real, bela o antorcha y de comer, Novena (de
misas) y añal (aniversario). Hay casos excepcionales en
los que: no dio de comer por ser pobre la casa; se enterró
como pobre de solemnidad. O todo lo contrario: Juan de
Saras (Casa Arilla) murió a 2 de octubre de 1708, dispuso
fueran llamados bente sacerdotes... y que durante el año le
fuera celebrado un aniversario de quatro sacerdotes cada
mes, y mas le fueran celebradas mil misas...
El lugar de enterramiento más frecuente era el interior
de la iglesia, donde la mayoría de las familias disponía de
una o varias sepulturas.
3. Habitantes de origen francés
n el nº 4 de esta revista se analizó la intensa
inmigración ultrapirenaica a Yebra en el siglo
XVII. Recogemos a continuación testimonios del
mismo fenómeno a comienzos del siglo siguiente: Jaime
Brunet, hijo de Francia, último en la lista de confirmados
en 1697, sin anotar el nombre de sus padres, como era
preceptivo. Marco Supervía, françes del Valle de Ossau
murió á 21 de Marzo de 1702. Juan Barrera Frances,
reside en casa Juan d'Allué (1706). Bernat, criado
del albañil Marco Supervía. Esteban Frances, vive en
casa Pérez (1706). Pedro e Hilario Escat, sirvientes del
cirujano Juan de Lorau. María Escat, criada del herrero
Felipe Grasa (1709). Luis Francés, sirviente del boticario
Manuel Laplana (1723). Recordemos que para estas
fechas ya eran varias las familias del pueblo con miembros
provenientes de Francia: 1. La de Lorenço de la Finestra,
frances, çapatero, fundador de casa Mariamaza. 2. La
de Juan de Lorau, françes, que funda casa del Boticario
Viejo (casa Lardiés). 3. La de Marco Supervía del lugar de
Sabiñac, del Principado de Bearne, que habita en casa el
Hojalatero. 4. Años más tarde, en 1769, Pedro Bergeras,
natural del lugar de Meirac, obispado de Olorón, Provincia
de Biarne en el Reyno de Francia, fundará casa Pascual.
Puerta de casa del
Boticario Viejo,
(hoy llamada casa
Lardiés), fundada
por Juan de Lorau,
originario de Francia.
Vista general y detalle
en la piedra clave
del arco
4. Estructura urbana en relación con una época más
reciente (1975)
CASAS
Año 1975
Nombre
1. Pérez
Año 1700
Año 1726
Matrimonio
Matrimonio
Agustín Pérez ∞ Gracia
Pedro José Pérez ∞
López
Bárbara Oliván (13)
2. Campo (1703) Jusepe Campo ∞ Anastasia Agustín de Campo ∞
Viscasillas
Gerónima Sánchez (7)
3. Carrera
Miguel Periel ∞ María
Felipe Laplana ∞ Teresa
Carrera
Bargas (3)
4. Valentín
Mathias Gil ∞ Ysabel Sesse Mathias Gil ∞ Ysabel
Sesse (6)
5. Isá (1709)
Pedro Isaac Lafragüeta ∞ Pedro M. Lafragüeta ∞
María Pérez
Mª Theresa Jordán (6)
6. Juan d'Allué
Juan de Allué ∞ María
Juan Antº. Allué ∞ Ana
Castán
Orosia Villacampa (8)
7. Lacasa
Juan de Lacasa ∞ Orosia Juan de Lacasa ∞ Orosia
Espierre
Espierre (5)
8. Eusebio
Batholomé Escuer ∞ Ana Mª Eusebio Escuer ∞ María
Casbas
Escartín (9)
9. Antón
Martín Sanromán ∞ Águeda Pedro J. Carrera / María
de Allué
Blasco (8)
10. Jalle(1)
Felipe Grassa ∞ Orosia LópezFelipe Grassa ∞ Damiana
Grassa (6)
Jalle(2)
Pedro Isaac Lafragüeta ∞
María Pérez
11. Polita
12. Balera
13. Laplaza(¿)
Pedro Ferrer ∞ Ana de
Casbas (8)
14. Majo
Pedro Escuer ∞ María
Pedro Miguel Escuer ∞
Bergua
Orosia Otin (6)
15 Arilla
Juan de Saras ∞ Mª Orosia Ambrosio Arilla ∞ Isabel
de Allué
de Saras (11)
16. Chaqués
17. Pascual
18. Baldomero Juan Jordán ∞ Felipa Sorbet Miguel de Fanlo ∞ Ana
Orosia Jordán (9)
19. Pepa
Domingo Ferrer ∞ Lena
Miguel Ferrer ∞ Isabel
Jordán
Blasco (8)
20. Leal
21. Gerardo
22. Lafuerza
Juan Escartín ∞ Josefa
Pedro M. Jordán ∞ Mª
Villacampa
Orosia Escartín (8)
23. Benita
24. Mariamaza(1) Pasqual Fenestra ∞ María
Pascual Fenestra ∞
Maza
Petronila Blasco (6)
Mariamaza(2)
Martín Fenestra
Mosen Hermenegildo
'Ermitaño'(?)
Escuer (2)
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25. Maestro/Nati
26. Escagüés
27. Escuela
28. Pabla
Casas del Pueblo
(Ayuntamiento)
Mathías Jordán ∞ Ana Mª
Lacasta
Casas del Pueblo
(Ayuntamiento)
Mathías Jordán ∞ Ana
Mª Lacasta (6)
29. Anglada
30. General
31. Pujalá
32. Cuartel/Sastre Juan F. Fanlo ∞ Francisca Pascual Abadías ∞ Mª
Alto:
Escuer
Francisca Fanlo (12)
33. Señor
Domingo de Allué ∞ María Cosme de Allué ∞ Josefa
Piedrafita
López (7)
Señor(2)
Pedro Lardiés ∞ María de
Josef Sánchez ∞
Casbas
Magdalena Lardiés (6)
34. Capellán(1) Marco Casbas ∞ Mª Elena Agustín de Casbas ∞ Mª
de Saras
Ana Grasa (9)
Capellán(2)
Domingo Lapuente ∞ Ana Domingo Lapuente ∞
Mª Olibán
Ana Mª Cavero (7)
35. Arnalda
Lorenzo Arnalda ∞
Juan Miguel López ∞
Gerónima Espiérrez
Francisca Saras (8)
36. Morel
Thomás Morel ∞ Ana
Thomás Morel ∞ Ana
Abadías
Abadías (6)
37. Malón
Jusepe Jordán ∞ Orosia de Jusepe Jordán y Latas ∞
Latas
Mª Fenestra (6)
38. Matón (?)
Miguel Oncins ∞ María Francisco Arnalda ∞ Ana
Cañardo
Mª Allué(5)
39. Lafragüeta
40. Hojalatero Marco Supervia ∞ Mariana Marco Supervía ∞ Mª
Jordán
Josefa Pérez (8)
41. Lardiés
Manuel Laplana ∞ María
Francisco Laplana ∞
Lorau
Lucía González (10)
42. Correo
Miguel Espierre ∞ Bárbara Pedro Bandrés ∞ Benita
Arnal
Pérez (9)
43. Polonia (?)
Miguel Fanlo ∞ Polonia Orosia Oncins / Orosia de
Clavería
Fanlo (2)
44. Herrero
Baltasar Fenestra ∞ Petronila Martín Baleta ∞ Teresa
Oncins
Oncins (4)
45. Madrileño
Domingo Jordán ∞ Orosia Juan Francisco Sánchez ∞
Olibán
Mª Ana Jordán (9)
46. Boticario
47. Pelaire
Pedro Cañardo ∞ Teresa
Pedro Cañardo ∞ Mª
Pérez
Josefa Javierre (13)
48. Rosa
49. Casona
50. Sacristán
51. Carpintero
Juan Baleta ∞ Ana de
Pascual Baleta ∞ María
Casbas
Especiello (7)
52. Albeita
Silvestre Laguardat ∞
Jossef Malo ∞ María
Ventura Lorau
Laguardat (9)
53. Abadía
Mossen Orencio Bergua
Dr. Mosen Antonio de
Hena (4)
5. Aclaraciones al cuadro anterior
- Para el orden de las casas nos regimos por el más
utilizado en las listas de confesión y comunión,
elaboradas cada año por los párrocos, aunque siempre
hay variaciones que dificultan la precisión.
- Cuando no hay seguridad sobre la casa exacta en
la que reside una familia, se señala con un signo de
interrogación (?).
- Tomamos como segunda referencia temporal el año
1726 porque éste nos aporta el número de residentes
en cada casa, dato que en el cuadro se indica entre
paréntesis detrás de cada
matrimonio.
- Las casas con los números (1)
y (2) significan que lo que hoy
es un único edificio, entonces
constituían
dos
viviendas
separadas, más tarde unificadas.
- Subrayamos los nombres o
apellidos de la época estudiada
que dieron origen a nombres de
casas que perduran hasta hoy.
Otros nombres tienen origen
más antiguo: Pérez, Carrera, Juan d'Allué...
- En ciertas viviendas no habitaba siempre una misma
familia, sino que a veces están vacías u ocupadas
temporalmente por diferentes familias. Otras han
desaparecido, como la situada entre las casas Arilla
y Majo, donde en 1726 residían moss. Juan López,
Moss. Josef López y Ana Mª López. Las dimensiones de
los edificios serían, en general, más reducidas que en
la actualidad.
6. Casas que toman su nombre en esta época
Casa Campo: La actual familia Campo figura por vez
primera en el registro parroquial el año 1703, procede
del Mesón de Gillué. Compran casa y huerto al escultor
francés, Juan de Campo.
Casa Isá: Pedro Lafragüeta e Isac Lafragüeta se nombran
por primera vez, como residentes en Yebra, en 1695. Es
probable que ambos ampliaran la actual casa Isá, donde
comienzan a vivir en 1709. Allí nacerá un año después
Juan Thomas Isac Lafragüeta.
Casa Eusebio: El año 1719, en pleno Concello se dió
entrada a Eusebio Escuer, Regidor de dicho lugar de Yebra.
Hasta 1767 se le menciona con frecuencia como Eusebio
Escuer Alcalde del lugar. La casa existía desde mucho
antes, pero fue este Eusebio, quien por su valía le dio el
nombre actual.
Casa Arilla: En 1724 entró el apellido Arilla en esta
casa, al casar Isabel Saras con Ambrosio Arilla, del lugar
de Secorún.
Casa Mariamaza: María Maza, esposa de Pedro Fenestra,
quedó viuda y contrajo segundas nupcias con Pascual
Fenestra. Tuvo ocho hijos y falleció el 7 de octubre de
1719.
Casa Capellán: El origen de su nombre proviene de
haber sido residencia del Capellán de Santa Orosia,
Mosen Francisco Lapuente, durante 58 años, desde
1726 hasta 1784.
Casa Arnalda: Lorenzo Arnalda, originario de Abenilla,
introduce este apellido en la casa, hoy desescombrada,
que durante más de tres siglos llevó este nombre.
Casa Polonia (solar junto a Casa Pabla): Allí reside en
1700 Polonia Clavería.
Ventana perteneciente
a la parte porterior
(Torre) de casa
Capellán que en otro
tiempo constituyó una
vivienda separada
O Zoque
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7. Profesiones y oficios
esistimos de dar los nombres de los numerosos
profesionales que residen en el pueblo por esta
época. Nombramos tan solo las profesiones u oficios
que acompañan al nombre de ciertas personas:
estudiante, maestro, notario, médico, boticario,
cirujano, barbero, albeitar, organista,
labrador, herrero, pelaire, fustero,
piquero, mercader, zapatero, tejedor,
batanero, fabricante de lanas, sastre,
molinero, soldado, sirviente, calderero,
criada, partera, arriero, pastor,
cedacero, sacristán, escolano, casera,
ermitaño, capellán, licenciado, rector...
Tan elevado número de profesionales
y artesanos muestra el alto grado de
autonomía que por entonces tuvo el
pueblo.
Triple asiento
del Altar Mayor
restaurado en 2012
Puerta antigua de
Casa Arilla
8. Clérigos
a llamativa presencia de clérigos en la Villa de
Yebra obliga a dar más detalles de esta profesión.
En 1715 son ocho los sacerdotes que residen en
distintas casas. Unos viven solos, como mosen Juan
López o mosen Pedro Lacasa. Otros alojados en su casa
nativa, como mosen Miguel Casbas (casa Capellán),
mosen Francisco Saras (casa Arnalda), mosen Juan
Lorau (casa el Boticario Viejo), mosen Pascual
Cañardo y mosen Josef Cañardo (casa Cañardo). El
párroco, Rector Mosen Juan Grassa, nacido en casa
Jalle, reside en la Abadía. Así se entiende que: Al
entierro de Juan de Bergua acuden siete sacerdotes, sin
darles vela ni de comer, porque todos eran del lugar.
Poco después se suma a los anteriores
Fray Juan Especiello, que en 1717 y
1723/24 ejerce de Hermitaño.
Los cuatro párrocos de este período
son: mossen Orencio Bergua (16941709), el Licenciado Don Juan José
Bergossa (1709-1714), mossen Juan
Grasa (1714-1724) y el Doctor Don
Antonio de Hena (1725-1739). Hay
capellanes de Santa Orosia, de la Virgen
del Pilar, de San Lorenzo y de la Virgen
del Rosario. Son numerosos también
los clérigos originarios de Yebra que
prestan su ministerio en otros lugares.
Mencionamos tan solo los nacidos en
casa Eusebio: Josef Escuer, vicario de
Fablo (1707) y Retor de Allué (1717),
Pasqual Escuer, Retor de Xillué (1712),
Juan Escuer, Retor de Guassa y Domingo
Escuer, vicario de Abenilla (1722).
9. Cargos públicos - Concejo General de la Villa de
Yebra - Derecho de vecindad
os cargos públicos más repetidos son: Teniente de
Bassa y Sarrablo (con funciones militares), Justicia
del Valle de Basa (administrador de justicia en Ballibasa),
Infanzón, Justicia de Yebra, Notario Real, Regidor (mayor
y menor)/Alcalde, Jurados, Primiciero (responsable junto
al párroco de los bienes de la Primicia), Meseguero
(guarda), bedalero (alguacil).
Como órgano colegiado principal a la hora de
tomar decisiones importantes está el Concejo General
de la Villa de Yebra. Es el que, por ejemplo, constituido
por 23 vecinos, otorga 'derecho de vecindad' a Josef de
Campo, mercader y fabricante de lanas, previo pago de
60 libras jaquesas y cerciorados de su cristiandad y loables
costumbres... Este derecho, adquirido mediante escritura
pública, y fundado en escrituras antiguas, y práctica
inmemorial... de admitir vecinos a los merecedores, por lo
que importa a las Regalías del Rey su aumento de vasallos...,
faculta al nuevo vecino a: aguar y leñar en los montes
comunes de dicho lugar, a tener tres cabalgaduras como
las de los demás vecinos... a que pueda tener los lechones
y gallinas que hubiere menester sin pagar cosa alguna
de erbaje. Con condición de que hubiese de asistir a los
jornales de Caminos, Pozo, Molino y Yglesia. Teniendo en
cuenta que en el pueblo residían unas 40 familias, parece
que no todas ellas participaban en dicho estamento. Este
mismo Consexo General, integrado por los dos Regidores
y 14 vecinos decidirá en 1717 la venta del Batán de
Yebra, hasta entonces propiedad del pueblo, a cuatro de
sus vecinos por precio de 200 sueldos jaqueses.
10. La Guerra de Sucesión (1707-1714) y su
repercusión en Yebra
odos los historiadores coinciden en que el
reino de Aragón se vio obligado, a partir de
1707 y hasta 1714, a pagar un fuerte tributo de
carácter militar que terminó esquilmando al Reino.
Tal afirmación se hizo tristemente realidad también
en nuestro pueblo. Sin entrar en detalles de lo que en
dicha guerra estaba en juego, lo que sí es un hecho,
generalmente no citado en los libros de Historia, es
que las tropas de su Magestad establecieron en Yebra
El Cuartel General de Ybierno de este presente año de
1714. La presencia del ejército regular en un pueblo
exigía que sus vecinos tuvieran que correr con los
gastos de su alojamiento y manutención, debiendo
pagar tributos en especie (mayormente, cereal). A ello
se añadían los desórdenes y saqueos que tal situación
provocaba. Veámos algunos testimonios que reflejan
el ambiente bélico en que vivió el pueblo:
- El 6 y 7 de Enero de 1707 murieron Úrbez Gil, Jusepe
Jordán, Lucas Pérez y Miguel Espierre en el choque
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(bélico) del Puente de Sabiñánigo ... la confusión y
congoxa de este lamentable suceso...
Jusepe de Campo y toda su familia están en Xillue y uno
en campaña. Son 6
María Orosia de Fanlo, hija de Miguel y Orosia
Oncins, que por ocasión de las guerras nació en Fablo
en el mes de Marzo de 1707.
El 13 de Enero de 1708: El lugar debe 1 cahiz y 12
cuartales de cebada a la Primicia que tomó para los
soldados.
El 27 de Abril de 1708 murió el Soldado San Germán.
El 8 de Junio de 1711 murió un soldado en Yebra de un
carabinazo.
1713: Se ha de advertir que han hurtado de la Torre
de la Yglesia de los granos de la Primicia: mestura 4
cuartales; cebada 1 cahiz, 3 cuartales, 2 almudes.
En 28 de Febrero y 15 de Marzo de 1714 la Primicia
ha vendido al Lugar para pagar la Contribución: trigo
4 cahices 12 cuartales a 60 sueldos: 27 libras.
11. El pueblo obligado a pedir un préstamo,
empeñando todos sus bienes y personas
os vecinos de Yebra, incapaces de sufragar los
gastos originados por la presencia en el pueblo del
Cuartel General de Ybierno de las tropas de su Magestad, se
reunen el 18 de enero de 1714, en presencia del Notario
Josef Sauseras y deciden solicitar un préstamo de 4.400
sueldos jaqueses, avalado por todas sus propiedades y
sus propias personas. (Recordemos que el jornal diario
de un artesano era de 6/7 sueldos). En el Concejo
General, convocado por el vedalero Domingo de Allué,
nos hallamos presentes los siguientes: Primeramente Juan
Francisco de Fanlo y Francisco Carrera, Regidores, Agustín
Pérez, Agustín de Campo, Juan de Allué, Juan de Lacasa,
Bartholomé Escuer, Phelipe Grassa, Martín Sanromán,
Pedro Escuer, Juan de Saras, Juan Jordán, Pedro Miguel
Jordán, Pascual Fenestra, Domingo Lapuente, médico,
Lorenzo Arnalda, Thomás Morel, Jusepe Jordán, Marco
Supervía, Juan de Lorau, Juan Pérez, Mathias Jordán,
Pedro Cañardo, Silvestre Laguardad y Pascual Valeta...
Attendientes tener y que tenemos una urgente y precisa
necesidad para pagar a las tropas de su Magestad El Cuartel
General de Ybierno de este presente año de 1714 y no
haber hallado otro medio que el otorgamiento del presente
Censal (préstamo)... Conceden el préstamo los pueblos
de Latas y Javierre, actuando de mediador su Párroco,
Moss. Juan Francisco Grasa, originario de Yebra.
Deberá ser devuelto a razón de 220 sueldos anuales.
Los presentes, en nombre suyo y de todos los vecinos
del pueblo, obligamos nuestras personas y todos nuestros
bienes..., el dicho lugar de Yebra con todas sus Cassas,
Campos, Guertos, Yerbas, Ganados, gruesos y menudos,
Montes, Leñas, Aguas, Pastos... Y aun más: hipotecamos
para la paga de dicha anua pensión de 220 sueldos El
Molino Arinero que nosotros tenemos y poseemos... Y
queremos se proceda a la detención de nuestras personas,
y presos nos lleven a la carzel, en donde estemos detenidos
hasta que cumplamos lo contenido de parte de arriba...
Hay datos suficientes que muestran lo difícil que
le resultó al pueblo cancelar esta deuda. Durante
años la Primicia registra el pago anual del Censal de
Latas y Javierre. Pero esto suponía contraer nuevas
deudas con la Primicia. Deudas que, por fin, fueron
saldadas en 1725 de la forma siguiente: Las deudas
que tiene contraídas el lugar de Yebra con la Primicia
quedan saldadas con 40 jornales y 30 cargas de leña para
la fábrica de las campanas y con dos hornos de cal de 700
cahíces para cubrir las bóvedas de la iglesia del Puerto,
hacer la Sala de la Cueva y la lonja de la Puerta (sur)
del Cementerio de la iglesia parroquial y con los muchos
jornales que serán menester para la maniobra de dichas
fábricas. Y así quedan descargadas dichas entiquísimas
deudas. Otra consecuencia fue perder la propiedad del
Molino harinero que dejó de pertenecer al pueblo por
estar hipotecado.
Reconocimiento final
uedarían por tratar otros aspectos importantes
de nuestra Historia en esa época, como el
continuo incremento del culto a Santa Orosia, el
funcionamiento de la Primicia, y otras noticias
curiosas, pero ello desbordaría los límites de este
artículo. Para concluir, queremos dedicar un
modesto homenaje de gratitud a quienes con sus
donativos, su entusiasmo y el arduo trabajo de sus
manos nos están ofreciendo un ejemplo admirable
de generosidad, colaborando en las labores de la tan
necesaria restauración de nuestro templo parroquial.
Estimulados por su entrega y amor hacia la herencia
recibida, enumeramos algunos de los objetos y
elementos de nuestra iglesia que también tienen su
origen hace 300 años. Recordemos que las obras del
templo que hoy contemplamos se habían concluido
poco antes, y se vivía en pleno proceso de decoración y
adquisición de nuevo mobiliario. Entre 1700 y 1725
se adquiere: El atril del Coro y sus cadieras, la veleta
de la torre, los dos Confesionarios, una Cruz grande de
madera, el triple asiento del Presbiterio, un terno de
damasco, un 'templador' pone a punto el Órgano, se
hace y dora un marco para el Altar Mayor y otro para
el de Sta. Orosia, fundición de dos nuevas campanas, se
traen de Zaragoza las claraboyas para las ventanas, se
abren nuevas sepulturas dentro de la iglesia... Y de esta
época data (año 1711) la fundación de la Cofradía de
la Purificación, conservada hasta nuestros días, que
toma parte activa en el Lavatorio de Pies durante la
liturgia de Jueves Santo.
1ª página del Libro
de los Estatutos de
la Cofradía de la
Purificación fundada
el año 1711
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Noticia de una tabla de Santa Orosia en la Catedral
de Tarragona
Mariano Pujalá Torralba
Claustro de la
Catedral de
Tarragona
Figura 1. Atribuido
a Francesc Olives.
Santa Eurosia
(Catedral de
Tarragona)
ntre las más hermosas representaciones
de Santa Orosia se encuentra una tabla
custodiada en el Museo Diocesano de la
Catedral de Tarragona, atribuida a Francesc Olives
y que da testimonio de un tiempo en el que su culto
se extendía también por algunas zonas de Cataluña
(figura 1). En el caso de Tarragona, como en el de
tantos sitios alrededor del mundo, fue un montañés
quien llevó consigo la devoción por su patrona:
Juan Ximénez de Aragüés.
Este doctor en Derecho, natural de Jaca, fue
nombrado Canónigo Prior el año 1525, poco
después de la edición del Breviario Tarraconense
(1523), que contiene el oficio de Santa Orosia con
algunas variantes sobre el Jaqués. Probablemente
con intención de dedicar un altar encargó el cuadro
que nos ocupa, en el que aparece arrodillado junto a
la santa en actitud de oración (figura 2). La voluntad
de dar el adecuado realce a su fundación la confirma
el hecho de que tras su muerte en 1535 sus albaceas
testamentarios solicitaron una reliquia a la catedral
de Jaca, solicitud que fue denegada.1
Con todo, la festividad de Santa Orosia quedó
fijada por aquellos años, como se recoge en el
Directorium Festorum de la catedral, calendario
de las fiestas allí solemnizadas. La referencia a la
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santa de la montaña (Festum sancte eurosie virginis
et martiris in quo datur distributio singulis horis
ultra quotidianam et fit processio ad capellam sancti
Augustini in utrisque vesperis ex institutione domini
Ioannis ximenez canonici et prioris huius ecclesie) se
añadió con posterioridad a la redacción original de
Juan Mingarro, en 1506.2
Según Angulo,3 el artista que recibió el encargo
de Ximénez de Aragüés pudo ser Francesc Olives,
pintor nacido en Reus en el año 1502 y activo todavía
en 1577. Olives fue el pintor más importante de
Tarragona a principios del siglo XVI y determinante
en la asimilación de los nuevos lenguajes pictóricos
del Renacimiento italiano. La obra, uno de los
primeros encargos del pintor, es también interesante
por ser una de las más antiguas que se conserva.
Habría que datarla en torno al nombramiento del
comitente como prior, es decir, 1525.
obra,5 todavía no se había producido la “plasmación
visual de la tesis bohemia”, a pesar de que en los
Breviarios Jaqués (1499-1504) y Oscense (1505) se
la declara “bohema de nación, hija de ínclito rey”.
También en tierras tarraconenses tenemos
noticia de otra representación de nuestra patrona,
desgraciadamente no conservada. El retablo de
la Visitación de la Madre de Dios, en la catedral
de Tortosa, encargado a los pintores Godofredo
d´Esteminola y Joan Desi en 1559, contenía en su
parte central una tabla de Santa Orosia, a la derecha
de la obra principal de la Visitación.
Por las similitudes iconográficas es interesante
compararla con la tabla gótica de la iglesia de San
Nicolás de Bari, en Puendeluna, la representación
de Santa Orosia más antigua conocida, fechable
entre mediados y finales del siglo XV (figura 3).
Ambas tablas se ajustan a la iconografía inicial en
que la Santa todavía no se representaba con los
atributos de la realeza, ni aparece el verdugo con
la cimitarra en el momento del martirio. Tampoco
se hace referencia a ningún milagro en particular.
En una postura hierática, Santa Orosia porta la
palma del martirio en una mano, y en la otra un
cuchillo en referencia al instrumento de su muerte
(figura 4). En el caso de Puendeluna, reposa la
mano izquierda sobre un libro, elemento que no
aparece en el cuadro de Olives. En cambio, en éste
aparece el donante y en segundo plano una ciudad
idealizada (seguramente Jaca) y un paisaje lejano,
recursos pictóricos arcaizantes en contraposición al
acercamiento a las nuevas corrientes renacentistas
que revela el tratamiento de los rostros.4 Más allá
de lo puramente formal, en cuanto a la iconografía,
como señala Alberto Gómez García en su reciente
1. MATA DE LA CRUZ, Sofía: La pintura del cinc-cents a la Diòcesi de Tarragona (1495-1620), Diputació de Tarragona,
Tarragona, 2005
2. RAMÓN VINYES, Salvador: El Directorium Festorum de la Catedral de Tarragona, en Quaderns d´Historia Tarraconense,
1977, págs. 113-128
3. ANGULO, Diego: Pintura del siglo XVI (Ars Hispaniae XII), Plus Ultra, Madrid, 1954
4. MATA DE LA CRUZ, Sofía: op. cit.
5. GÓMEZ GARCÍA, Alberto: Santa Orosia, reliquias y mantos, Real Cofradía de Santa Orosia, Jaca, 2012
6. MUÑOZ I SEBASTIÀ, Joan-Hilari: Godofred d´Esteminola, un pintor flamenco a la Tortosa del Renaixement, en Recerca,
nº 8, 2005
Figura 2 (izquierda).
Juan Ximénez de
Aragüés
Figura 3
(derecha) Santa
Orosia. Retablo gótico
de Puendeluna
Figura 4
Santa Eurosia.
Detalle
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Noticias de O Zoque
Nueva bandera del cuerpo de bomberos de Zaragoza
El cuerpo de bomberos de Zaragoza, con motivo de
la celebración de su 150 Aniversario: 1863-2013, y
aprovechando los lazos que nos unen al contar con
miembros del cuerpo de bomberos como socios de
la asociación, nos solicitaron apoyo para confeccionar
una bandera en conmemoración de este aniversario.
Ni que decir tiene que gustosamente se colaboró
con ellos y pudimos ver la bandera en el desfile de
celebración del Patrón de Bomberos en Zaragoza.
Esta bandera, se guardará en el museo del fuego de
Zaragoza.
Firma del convenio para El Camino del Pastor
A lo largo de este mes de junio se hará efectiva la firma
del convenio de colaboración entre la Asociación O
Zoque, la Real Cofradía de Santa Orosia de Jaca y
los Ayuntamientos de Jaca, Sabiñánigo y Yebra
de basa, así como las Comarcas del Alto Gállego
y de la Jacetania por la que estas instituciones se
comprometen a colaborar económicamente en
la redacción de un proyecto que recoja las obras
necesarias para recuperar el Camino del Pastor desde
Jaca hasta Yebra de Basa pasando por El Puente de
Sabiñánigo y a iniciar las actuaciones de señalización
del mismo.
Este año, miembros de la asociación y de la Real
Cofradía realizaron los primeros trabajos de limpieza
en varios tramos del camino.
Restauración de muebles de la iglesia de Yebra y de la ermita de la Cuz
Durante todo el invierno varios vecinos de Yebra han
estado haciendo un curso de restauración a través de
la Comarca Alto Gállego y la empresa JOBEL para
restaurar los bancos y diversos muebles de la iglesia
de Yebra de Basa.
También se ha restaurado la ermita de la Cruz, que
ahora, después de repicar todas las paredes, colocar
una cubierta de loza y pintarla por dentro, presenta
un aspecto completamente nuevo.
Desde la Asociación, nos gustaría agradecer a todos los
vecinos que han pasado muchas de sus tardes lijando,
fregando, barnizando… GRACIAS A TODOS.
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O Zoque
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I Encuentro Amigos de Sobrepuerto
El pasado día 4 de mayo se organizó el I encuentro
de Amigos de Sobrepuerto en el Puerto de Santa
Orosia. Las actividades realizadas consistieron en una
caminata por la mañana amenizada por las anécdotas
de José María Satué, una comida de alforja en la tasca
del puerto y, por la tarde, tras regresar a Yebra de
Basa, Satué impartió una charla sobre el patrimonio
pasado y actual que todavía podemos disfrutar en
Sobrepuerto.
Paisaje protegido de Santa Orosia y Sobrepuerto
El pasado mes de abril, las Cortes de Aragón
volvieron a solicitar al Gobierno de Aragón la
Declaración del Paisaje Protegido de Santa Orosia
y Sobrepuerto y que se haga efectivo este presente
año 2013. Una gran noticia si realmente se realiza
la declaración.
Este acontecimiento ha pasado de ocupar la editorial
y artículos relevantes de esta revista, a ser citado
en las noticias breves. Y no es porque nos parezca
ahora menos importante que en años anteriores,
simplemente es que no tenemos toda la certeza
de que haya voluntad política de sacar el proyecto
adelante y ya estamos escarmentados de que se
quieran aprovechar políticamente del trabajo de
todos sin hacer nada a cambio por el territorio.
Ojalá nos equivoquemos pero si se confirmase
nuestra percepción, tened la seguridad de que esta
Asociación, seguirá trabajando para que el Paisaje
Protegido de Santa Orosia y Sobrepuerto sea una
realidad cuanto antes.
Reseñas bibliográficas
Alberto Gómez García
Santa Orosia, reliquias
y mantos.
Ed. Real Cofradía de
Santa Orosia de Jaca
2012
Ricardo Mur Saura
Nuebo Testamén
n`aragonés.
Ed. Sociedad Bíblica.
2013
Óscar Latas Alegre
Chuegos florals.
Repuis d’asperanza
y malinconía.
Gobierno de
Aragón. 2012
Javier Arruga Oleaga
Primavera en la
Guarguera.
Ed. Mira editores
Col. Sueños de tinta, 28
2012
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