Sánchez Los Beatles y la ciencia

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EL ESPECTADOR / DOMINGO 5 DE ABRIL DE 2 01 5
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EL ESPECTADOR / DOMINGO 5 DE ABRIL DE 2 01 5
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Los animales, el ser humano y la ironía al servicio de la narración de Sánchez Juliao
» “Cucarachita Martínez”
» “Gatica Viloria” se va a
» En “¿Quién fue primero, el
» “Las noches de Lechuza
» En “El niño y la mariposa” nos
» “¿Cuándo se ha visto que los
asume una enseñanza muy
actualizada: la de la gente que
se dedica a vivir del crédito y
que luego, lógico, cae en la
deuda y la desesperación.
Estados Unidos buscando
mejoría y pompa para, al
regreso, contar su historia de
discriminación y pordebajeo:
“latin cat, go home”.
huevo o la gallina?”, la moraleja
está clara: busca lo
fundamental y no te confundas
discutiendo pendejadas.
Martínez” es la adquisición
dolorosa de la claridad: la
condición humana,
sencillamente, da pesar.
damos cuenta de que ha pasado el
tiempo, de que de la expresión
romántica se ha pasado a la
circunstancia atrabiliaria. Qué
tiempos aquellos, los de 1906,
cuando don Rafael Pombo
cantaba: “Mariposa /vagarosa /rica
en tintes y /en donaire /¿qué haces
tú de /rosa en rosa? /¿de qué vives
en /el aire?”
pájaros les tiren a las
escopetas?” es una joya que
enseña a derribar los mitos. No
importa que terminen en
muertos, heridos y en
desbandada: algún día los
pájaros tenían que tirarles a las
escopetas.
Música y evolución
“Considerar a los Beatles desde la
perspectiva de la ciencia es descubrir que
estamos frente a una encarnación
moderna de algo muy antiguo. El ritmo, el
canto, el baile, las emociones y pensar
acerca del mundo parecen cosas tan
inevitables para los seres humanos como
el latido del corazón, la respiración y las
sensaciones que despierta una brisa sobre
nuestra piel. Me gusta creer que el pasado
remoto, nuestra esencia, se comunica con
nosotros a través de la música y también
de la ciencia”, Ernesto Blanco, epílogo de
“Los Beatles y la ciencia”, de cómo la
música, John, Paul, George y Ringo nos
ayudan a entender la ciencia.
Ernesto Blanco. / Cortesía Siglo Veintiuno Editores
Ensayo
Gente
El libro es pionero en recopilar los acercamientos
científicos a la banda.
/ Cortesía Siglo Veintiuno Editores
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¶ El escritor de Lorica se
ganó un lugar en la historia
colombiana al demostrar
que la literatura es
divertimento. Aquí
verán por qué.
JOSÉ LUIS GARCÉS GONZÁLEZ *
ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR
S
in duda hay una oralidad fría. Que
comunica pero no emociona. Que
transmite una información, pero
que no conmueve. Que puede vencer, pero
que le es difícil convencer. En el caso del
escritor David Sánchez Juliao, que acaba
de cumplir cuatro años de muerto, su oralidad era caliente, reverberante y vertiginosa. Oralidad para convencer.
David poseía un enorme anecdotario; de
allí surgían sus historias. Era buen oído.
Buen preguntón. Atendía bien. Tenía buena memoria. Recordaba las anécdotas. Y
las que no recordaba las inventaba, que es
una forma válida de recordar. Y lo de él no
era sólo costumbrismo sinuano o caribe,
era indagación y expresión de una cosmogonía, de un modo de ver, de ser, de manifestar y de manifestarse ante el mundo.
Esa oralidad caliente lo condujo a ser un
formidable expositor. Embrujaba a cualquier audiencia. Tenía tono de voz, recursos fónicos, capacidad para evocar o para
relacionar un hecho con otro u otros. Para
establecer fácilmente la cadena seductora
de la oralidad. Y fue por esa oralidad caliente que incursionó en la denominada
“literatura casete”, lo cual le dio a esa fase
de su creación un tinte de vanguardia. Él
afirmaba que para llegar a los pueblos de
cultura iletrada se debía y podía echar mano de los avances tecnológicos, sin cometer ningún pecado. Y lo hizo.
Inicialmente en casetes para grabadoras, que el campesino podía llevar al monte
y oírlos mientras trabajaba con el machete,
o podía escuchar en su rancho de palma
descansando en una hamaca de fibra de
plátano. Muchos de sus cuentos fueron
grabados por él y se consiguen como CD.
Allí está consignada para el resto de los
tiempos su oralidad formidable. Inclusive,
David utilizó más la voz y dejó grabados
más textos propios que el maestro Jorge
Zalamea, quien abrió la trocha en ese ámbito con El sueño de las escalinatas.
Acogidos al concepto de oralidad caliente, un vistazo a la cuentística de Sánchez Juliao nos hace inferir la sucesión de
tres etapas literarias. La primera, signada
por el testimonio social; la segunda, por la
fábula y el humor crítico, y la tercera, por la
riqueza lingüística e identitaria del Caribe
colombiano.
* Catedrático universitario. Coordinador de El
Túnel, de Montería, Colombia. Cuentos suyos
han sido traducidos al francés, al alemán, al
eslovaco y al inglés. Su novela más reciente es
Fuga de caballos. E. mail: jlgarces2@yahoo.es
De izquierda a derecha: Ringo Starr, John Lennon y Paul McCartney, junto a George Harrison. La banda se separó en 1970. / EFE
Otra mirada al emblemático grupo de rock
Los Beatles y la ciencia
¶ El físico uruguayo Ernesto Blanco habla de cómo la música de la mítica banda de
Liverpool ha despertado el interés de investigadores de diversas ramas del conocimiento.
STEVEN
NAVARRETE
CARDONA
Homenaje a los cuatro años de su muerte
La oralidad
caliente de
Sánchez
Juliao
David Sánchez Juliao (1945-2011). / Archivo – El Espectador
snavarrete@elespectador.com
@stevenavcardona
“En la noche en que Donald C. Johanson y sus colaboradores encontraron en El Hadar, Triángulo de
Afar, Etiopía, uno de los fósiles más
completos que se conocen de homínidos prehistóricos, en su campamento no paraba de sonar Lucy
in the sky with diamonds, de los
Beatles. Así fue como el equipo decidió nombrar simplemente ‘Lucy’
a la chica prehistórica que desenterraron y que por muchos científicos es considerada la abuela de la
humanidad”, anota emocionado
en diálogo con El Espectador el físico uruguayo Ernesto Blanco, autor del libro Los Beatles y la ciencia,
que acaba de salir publicado en Ar-
gentina por la editorial Siglo XXI
Editores como parte de la exitosa
serie Ciencia que ladra…, que busca,
con un lenguaje coloquial, acercar
al público de a pie a los avances
científicos mundiales.
Blanco conoció las melodías de
los Beatles cuando tenía 14 años, y
aunque cursó una maestría en física de partículas y posteriormente
un doctorado en temas de biomecánica en la Facultad de Ciencias
de la Universidad de la República
(Udelar), donde actualmente ejerce como docente e investigador,
nunca dejó de interesarse en la
banda hasta el punto de que en los
últimos años ha desarrollado un
proyecto destinado a los jóvenes
llamado “Beatlemania científica”,
donde usando canciones del grupo
ilustran conceptos de la física y la
química.
El caso de “Lucy” es tan sólo
uno de los múltiples episodios en
que la ciencia ha estado relaciona-
da con la banda formada por John
Lennon, Paul McCartney, George
Harrison y Ringo Starr, en Liverpool (Inglaterra), 1960, ya sea directa o indirectamente. Así es como Blanco reconstruye las investigaciones en neurociencia en torno al origen de una de las canciones más exitosas del grupo, Yesterday, compuesta por Paul McCartney luego de haber soñado
con su melodía, como afirman algunos de sus biógrafos, lo que ha
despertado una gran curiosidad
científica.
El autor también trae a cuento
los estudios desarrollados por el
musicólogo Tuomas Eerola y el
psicólogo Adrian North sobre la
relación entre la complejidad y la
difusión de las canciones, para lo
cual fue usado un programa de
computadora con el que descubrieron que “las canciones de los
cuatro de Liverpool se volvieron
más complejas con el tiempo, pero
las más exitosas fueron las más
simples”, señaló Blanco.
El físico uruguayo también aborda la estrecha relación entre los
fondos extras que obtuvo el sello
discográfico EMI con la venta de
los discos de los Beatles y su relación con la invención de la tomografía computarizada, algo que parecería un hecho aislado.
No podía faltar un apartado del
libro dedicado al impacto que ge-
‘‘
La extrema
imaginación que
se despliega en la
película ‘Yellow
Submarine’ está
muy emparentada
con las extrañezas
que la física de
principios del siglo
XX trajo consigo”.
neró la aparición de la película animada Yellow Submarineen el mundo de la física, en tanto recoge la
percepción de algunos científicos
frente a sus escenas. “La extrema
imaginación que allí se despliega
está muy emparentada con las extrañezas que la física de principios
del siglo XX trajo consigo”.
“Además el guión se basó en varios elementos de las canciones
de los Beatles, como el grupo de
Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club
Band; los extraños agujeros de Fixing a Hole y A Day in the Life; el
submarino de Yellow Submarine;
la idea de que nada es real de Strawberry Fields Forever, y el hombre de Nowhere Man, que aparece
caracterizado como una especie
de científico o tecnólogo”, señala
Blanco.
Otro de los apartados que resulta
interesante del libro es la contextualización del debate y las búsquedas científicas que suscitó el
acorde inicial de A Hard Day’s Night, canción que encabeza el disco y
la película, ya que muchos intentaron reproducir su sonido exacto
por años sin tener éxito, hasta que
Jason Brown, del Departamento
de Matemáticas y Estadística de la
Universidad de Dalhousie, aplicó
la técnica matemática del análisis
de Fourier, lo que permitió saber
cuál era la estructura del acorde.
Son muchos los ejemplos en los
que el físico Ernesto Blanco evidencia la relación entre una de las
bandas emblemáticas de la década
del sesenta y la ciencia, resultando
en una apuesta de divulgación del
conocimiento científico sumamente importante, ya que sirve como un espacio de reflexión sobre el
papel de la música en la sociedad y
el cerebro. “ Los Beatles, su música
y el fenómeno social que despertaron sus integrantes se convirtió en
un objeto analizado por la ciencia,
sin duda no eran científicos y tampoco tenían una inclinación particular hacia la ciencia, más allá de
algunas cuestiones que comento
en el libro, como el caso de Paul
McCartney y su vocación por el estudio de las aves cuando era joven,
así como las lecturas que hizo del
matemático Lewis Carroll, pero
más allá de esto no eran particularmente científicos a la hora de componer; sin embargo, se puede ver
un paralelo con los científicos en su
actitud creativa y de búsqueda, que
ellos iniciaron desde muy jóvenes
por la música, que es paralela a la
pasión por el descubrimiento que
puede tener un científico”, señaló
Ernesto Blanco en entrevista con
El Espectador.
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