«Nunca se aprende nada y el día que lo has aprendido, mala cosa»

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ENTREVISTA 15
TRIBUNA COMPL
UTENSE
COMPLUTENSE
7 de junio de 2005
Ángeles Caso, escritora
«Nunca se aprende nada y el día
que lo has aprendido, mala cosa»
«L
e debo muchas
cosas al periodismo, pero
nunca tuve vocación y no
me satisfizo lo suficiente»
Nació en Gijón en 1959. Es licenciada en Historia del Arte y su rostro y su voz son conocidos, sobre todo,
por la etapa que pasó como periodista en Televisión Española, Cadena Ser, Radio Nacional de España y
varios periódicos nacionales. Dejó su trabajo para centrarse en su carrera literaria y en el año 1994
consiguió quedar finalista del Premio Planeta con El peso de las sombras. Su última novela, hasta la
fecha, es Un largo silencio, editada en el año 2000. En mayo de 2005 ha publicado la traducción de la
novela Buen criollo del autor brasileño Adolfo Caminha y ha venido al Foro Complutense para hablar
sobre literatura con sus colegas Ana María Matute y Antonio Soler.
«M
e lancé a escribir
en serio y a publicar cuando
un día me di cuenta de que si
no lo hacía me iba a morir»
me viva intelectualmente, sino
para mantenerme viva. Me lancé a escribir en serio y a publicar
cuando un día me di cuenta de
que si no lo hacía me iba a morir. Lo había abandonado por razones de trabajo, era cuando estaba trabajando como periodista, y no me quedaba tiempo para
escribir y me ahogaba realmente. Lo necesitaba para sentirme
viva, así que frené la actividad
periodística y comencé a dedicarme a la literatura. Y con respecto a leer, es que no concibo la
vida sin leer.
– Supongo entonces que no
echa de menos la inmediatez
del periodismo.
– Nada, porque además no me
sentí yo nunca identificada con
esa sensación de inmediatez, de
rapidez. Soy una persona más
reflexiva y necesito un cierto distanciamiento, tener muchos datos... y el periodismo me mataba todo eso. Realmente le debo
muchísimas cosas al periodismo
y soy absolutamente consciente de
ello, pero nunca tuve vocación y
nunca me satisfizo lo suficiente.
– Entre las cosas que le debe al
periodismo ¿está el estilo de sus
libros de historia que son una
especie de largos reportajes?
– Algo tienen de reportaje, de
hecho es uno de los géneros del
periodismo que más me gustan,
quizás porque no son tan acelerados como la noticia del día o
el artículo de opinión que escri-
J. DE MIGUEL
JAIME FERNÁNDEZ
– Cada escritor tiene su propio
estilo de trabajo. ¿El suyo es
muy cuadriculado?
– Depende del libro que esté escribiendo. Yo, que suelo mezclar
novela, biografía o ensayo histórico tengo sistemas de trabajo
distintos. Cuando escribo una
novela suelo trabajar con una
especie de columna vertebral
que tengo en mi cabeza y a partir de ahí construyo todo el cuerpo de la novela. Para mí el proceso de invención de la novela
tiene algo mágico, es un momento de inspiración en el que de
pronto ves una idea clara en la
cabeza y normalmente yo lo que
veo es un tema sobre el que
quiero reflexionar, una historia
que me sirve para reflexionar y
unos personajes que son los que
van a vivir esa historia y guiarme
a mí en esa reflexión.
– ¿Esa estructura tiene ya todos
los elementos de la novela?
– Una vez que se construyen las
tres puntas del proceso de revelación, viene el trabajo, trabajo y
trabajo. Quizás en la primera y
segunda novelas sí hice eso de
apuntarme muchas cosas, pero
luego me di cuenta de que no me
servía para nada, porque lo que
pensaba y luego se me olvidaba
era porque no tenía ningún interés. Entonces decidí que era mejor fiarme de la intuición.
– ¿Le dedica muchas horas a la
tarea de escribir?
– También depende. Como dice
Ana María Matute, cada libro es
una historia completamente diferente, que te pilla en un momento vital distinto, con más o
menos cosas que hacer, con más
o menos intensidad en tus relaciones personales... De todos
modos, intento dedicarle todo el
tiempo que puedo, pero es un
proceso agotador, con lo cual a
veces no puedes trabajar más de
cuatro o cinco horas. Te agota
intelectual y físicamente. Por lo
menos a mí.
– El director del Instituto
Cervantes confiesa que siente
la necesidad de escribir y leer
para mantenerse vivo intelectualmente. ¿Tiene usted una
motivación similar?
– Yo no lo hago para mantener-
«Escribo por impulsos, cuando lo necesito»
bes un día sobre algo de lo que
te acabas de enterar. La ventaja
del ensayo histórico es que la
historia te permite manejar fuentes muy distintas que ya no están manejadas por el filtro del
interés y de la manipulación por
el que siempre pasan los datos de
la actualidad. Creo que el mundo,
y lo que está ocurriendo sólo se
puede entender cuando pasa bastante tiempo. A partir de los cincuenta años es cuando realmente
se puede empezar a tener una vi-
sión real de lo que ocurre. Cuando se viven los hechos, hay un
montón de intereses que los filtran de una determinada manera y es muy difícil ver el espectro amplio y objetivo, en la medida en la que exista la objetividad, que es algo que dudo.
– ¿En esa capacidad de analizar es donde encajaría el guión
que escribió para la película
Deseo, de Gerardo Vera?
– Me gusta mucho variar, hacer
cosas nuevas y que cada cosa
El fracaso de Internet y la vuelta del género epistolar
Ángeles Caso considera que
Internet no ha funcionado muy bien,
hasta ahora, como soporte para difundir obras literarias. Según ella a los
autores que lo han intentado «no les
ha salido muy bien el experimento,
porque hoy por hoy todavía tenemos
la costumbre de leer sobre papel y nos
gusta el libro como objeto y tirarte
debajo de un manzano o en el sofá,
que es algo que no se puede hacer con
el ordenador».
A pesar de eso, Caso sí concede a
Internet el haber sido capaz de relanzar
el género epistolar. Al contrario de lo que
muchos piensan sobre que en realidad
es un subgénero, la escritora considera
que es extraordinaria la capacidad de
comunicarse a través de los correos
electrónicos, sobre todo con la inmedia-
tez con la que cuenta la red. Considera
que ha recuperado la vieja tradición de
contar intimidades a través de la carta,
porque se había llegado a un momento
en el que el correo sólo se utilizaba para
formalidades. Reconoce que se escribe
con un cierto descuido en el lenguaje
porque se sabe que va a ser borrado o
por otras causas, pero es una ferviente
admiradora de los correos electrónicos.
«L
a película Deseo
tenía un conjunto de
calidad por encima de la
media del cine español»
que hago suponga un reto para
mí. Yo no serviría para ser una
escritora de género porque me
aburriría muchísimo. Lo que me
interesa de la literatura como
creadora es que cada libro al que
me enfrento significa empezar de
cero. Tengo la sensación de que
no he aprendido nada, de que no
sé nada. Creo que nunca aprendes nada y el día que lo has
aprendido, mala cosa. Me interesa y me gusta mucho el cine y
me parecía que podía ser un nuevo campo a abordar.
– ¿Cuando vio el guión en imágenes, le chocó demasiado?
– A mí me gustó mucho la película. Por supuesto el director
hizo algunos cambios que yo no
habría hecho, pero me gustó
muchísimo a pesar de que no
funcionó bien. Creo que la película tenía un conjunto de calidad
bastante alto, creo que por encima de la media del cine español
en cuanto a factura, no me refiero al guión, sino a la imagen, la
música, los actores, la fotografía, la luz, el vestuario... Sobre
todo los actores, no me podía
imaginar a nadie mejor que Leonor Watling en el papel de Elvira.
– Aparte de ese guión, ¿cuándo veremos un nuevo libro
suyo?, porque parece que el título de su última novela del
año 2000, Un largo silencio o
es premonitorio o es una buena campaña de marketing para
que nos preguntemos cuándo
se va a romper ese silencio.
– No me lo había preguntado
nadie, pero está bien. Es verdad
que llevo unos cuantos años sin
publicar, pero tampoco soy escritora de un libro al año. Escribo por impulsos, cuando lo necesito y no soy capaz de organizarme vital e intelectualmente
para escribir porque sí.
– ¿No tiene ningún compromiso que le obligue a escribir?
– Bueno, los tengo y los incumplo.
Mi editorial es muy paciente y
aguanta lo que le echen.
– A pesar de eso, ¿se puede vivir de la literatura?
– Más que de la literatura y los
libros en sí, vives de cosas complementarias como conferencias
y colaboraciones en medios de
comunicación.
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