problema, todo funcionaba como si fuera de carne y hueso y no me ocasionaba más inconveniente que el del aseo. Tras la ducha debía redibujarme con un lapicero las partes que se diluían con el jabón. Si no lo hacía y las dejaba con el aspecto informe que los trazos irregulares restantes le conferían, mis extremidades no funcionaban como tal y mis piernas no eran capaces de sujetar mi cuerpo, ni mis manos de dibujar, por eso tenía buen cuidado de proteger siempre la mano derecha del agua y del jabón y de no dejarla participar en mi aseo. Posteriormente con una toalla mojada me ocupaba de su limpieza poniendo especial cuidado en no tocar las líneas de lapicero que la configuraban. Cuando la mutación que estaba sufriendo llegó a las manos, las tuve que cubrir con guantes para disimular su aspecto y argumentar una extraña dermatitis ante el resto del mundo para justificarlos. Sin embargo, el día que me desperté con la cabeza como un personaje de cómic supe que había que tomar una decisión. Desnudo ante el espejo, contemplé mi aspecto y reconocí que siendo un todo homogéneo estaba mucho más armonioso que cuando se mezclaban en mi fisonomía las partes dibujadas con las reales. Pensé que, si ésta iba a ser mi apariencia a partir de ahora, tendría que hacer algunas modificaciones sustanciales, así que fui al despacho y cogí un rotulador indeleble para que el agua y el jabón no me borraran nunca más. Luego, con todo el cuidado del mundo empecé el repaso de mi silueta para que quedara perfectamente definida y aproveché para hacerme unos retoques que creí que me beneficiarían: me pinté algo más de pelo y me cambié el peinado dándome un aire más juvenil. Como vi que el resultado era bueno dibujé sobre mi cuerpo músculos que no tenía y modifiqué mi altura alargándome las piernas. Emocionado por las posibilidades que me brindaba mi nuevo aspecto de personaje de cómic, borré mi tripa y la dibujé de nuevo, lisa y musculosa. Cada vez me gustaba más mi apariencia y empezaba a encontrar ventajas en mi nueva condición. Cuando efectué todos los cambios que me apetecieron y me encontré atractivo y atlético, recuperé del trastero un baúl con ropa que se me había ido quedando pequeña y me la probé. Descubrí la apropiada y me vestí con ella. No podía creerme el buen aspecto que tenía. Mientras terminaba de repasar mi nuevo contorno con el rotulador y de suavizar con un borrador el color anaranjado para no parecer una mascota de fútbol, me di cuenta de que estaba destinado a cometidos más importantes que el de realizar apuntes contables –como había hecho hasta ahora- en una multinacional americana. Llamé a la oficina y les comuniqué mi baja inmediata. Luego localicé en Internet la dirección de los mejores estudios de cine de animación y organicé sin vacilar una entrevista con ellos. ********** Han pasado siete años desde mi transformación. Cambiar de vida me resultó mucho más fácil de lo que se podría pensar. He ahorrado a los estudios de animación miles de horas de trabajo diseñando dibujos en movimiento. A mí nadie me tiene que dibujar. Siguiendo las indicaciones de los directores he interpretado ya a un montón de personajes de cómic, entre ellos, Batman y Superman. Soy una gran estrella. Los mejores realizadores se mueren por trabajar conmigo. Las más bellas actrices mendigan un papel a mi lado. Tengo una estrella con mi nombre en el Paseo de la Fama de Hollywood Bulevard, al lado de la de Al Pacino. Hace dos años conseguí mi primer Óscar y este año estoy nominado de nuevo para el mayor premio de cine internacional. En Cannes me reciben como a un ídolo. En fin, si alguna vez se despiertan y advierten que alguna parte de su cuerpo se ha convertido en un dibujo animado, no se rebelen, alégrense por el privilegio del que van a disfrutar y, háganme caso, déjense seducir sin resistencia por el mágico proceso de la Metamorcómic. por Raquel GIL ESPEJO A quella mañana el sol lucía diferente. Sus rayos ahogaban el descompasado corazón de Ramón. En su mano derecha portaba una pequeña carpeta en la que había almacenado gran parte de sus recuerdos. Caminaba cabizbajo, meditabundo, arropado únicamente por sus pensamientos. Unos pensamientos que no hacían sino adolecer aún más a su ya de por sí deteriorada alma. Pero todo era distinto cuando sus ojos la miraban a ella. A Paquita, su entrañable Paquita. Entonces, y sólo entonces, sus penas desaparecían, tornándose en el más entregado de los amores. Aquel mismo amor que le había acompañado durante sus ya cincuenta y seis años de casados. Ramón nació a caballo entre el final de la Guerra Civil Española y el inicio de la posguerra. El panorama que se presentaba en su familia era de todo, menos halagüeño. Su padre había sido uno de los tantos soldados que habían perdido la vida en la contienda. Su madre se vio sola, con cuatro hijos a los que criar, incluido el pequeño Ramón, que por ese entonces no era nada más que un indefenso recién nacido. Podría decirse que nadie apostaba nada por su supervivencia. Fueron muchas las vecinas que aconsejaron a la viuda que lo abandonara a las puertas de un orfanato o que, simplemente, lo dejara morir. Aquello nunca ocurrió. El pequeño fue creciendo, hasta convertirse en un joven afable, educado; pero, por encima de todo, pronto destacó por su tenacidad, por su inquebrantable confianza en sí mismo, y por su espíritu de superación. Con dieciocho años se trasladó desde su Córdoba natal a Madrid donde, con el dinero que había ido ahorrando a cambio de pasar jornadas casi maratonianas trabajando de sol a sol en el campo, se hizo con un pequeño local en una de las zonas más emblemáticas de la capital, en el barrio de Malasaña. Tres meses más tarde, la panadería “El Sur”, en honor a su tierra y a su madre, quien le había enseñado cuanto sabía acerca de ese oficio, y a la que había ayudado en el mismo siempre que le había sido posible, abría sus puertas; y, apenas una semana después, Paquita se presentaba ante él por primera vez. Podría decirse que lo suyo fue un amor a primera vista. Ella era todo cuanto un hombre podía desear. Alta, de cabello dorado y con unos enormes ojos verdes que bien podrían robarle el corazón al más impasible de los mortales. Pero, por encima de su físico, que era de reseñar, él se dejó enamorar por su intelecto, por su saber estar, por su elegancia. En ella confluían las dos cualidades que Ramón siempre había buscado en una mujer: inteligencia y belleza, y por ese orden. Por su parte, Paquita siempre le recordaba que fue su dulce mirada, acompañada por los dos hoyuelos que se dibujaban en la comisura de sus labios cada vez que sonreía, los que dictaron sentencia. Por ese entonces, ella aún era menor de edad. Llevaron su noviazgo en secreto. Tan sólo se atrevían a darse la mano por debajo del mostrador y, de vez en cuanto, muy de vez en cuando, se deleitaban con algún que otro beso furtivo, temerosos de que alguien pudiera entrar en el establecimiento y descubrirlos. El mismo día en que Paquita cumplió los dieciocho años –por ese entonces Ramón contaba veinte– y sin poder aguantar más, contrajeron matrimonio, también encubierto. Sólo ellos dos, y el amor que se profesaban. Los padres de ella no recibieron con agrado la noticia. La joven procedía de una familia bien acomodada. Ramón nunca les pareció un buen partido para su única hija. No, definitivamente un panadero de barrio no era lo mejor para una chica bien. Intentaron por todos los medios que ella lo abandonara, hecho que provocó el distanciamiento de Paquita con sus progenitores, llegándose, con el paso de los años, a la ruptura total. Ella le amaba, y aquello era algo que jamás cambiaría. La reacción en el seno de la familia de Ramón fue bien dispar. Su madre se sintió dichosa al saber que su hijo había encontrado una buena mujer con la que compartir el resto de sus días. Su pena, tenerle tan lejos. Paquita dedicó toda su vida a la enseñanza. Fue precisamente en ella donde volcó toda su frustración que había ido acumulando con el transcurrir de los años, al negársele el don de la maternidad, que tanto había ansiado. –Nos tenemos el uno al otro. Somos felices. ¿Qué más podemos pedir, cariño? –le respondía Ramón, sonrisa en boca, tratando de animarla, cada vez que contemplaba un atisbo de tristeza en su mirada. Podría decirse que durante sus primeros casi cincuenta años de casados fueron felices, muy felices. A pesar del tiempo transcurrido, y de las marcadas líneas de expresión que adornaban la faz de Paquita, él continuaba viéndola como la más hermosa de las mujeres, la más lúcida, la más irresistible. Ella siempre reconoció en Ramón al hombre del que se había enamorado. Pero todo su mundo pareció quererse resquebrajar bajo sus pies de un modo demasiado desconsiderado. Era algo así como un inevitable peaje que pagar por tantos días de plenitud. Una semana después de que Ramón echara el cierre a su querida panadería, que tantos y tantos días de alegría le había reportado, vio cómo perdía los ahorros de toda una vida. Los suyos, y los de su esposa. Una mala praxis por parte de aquéllos que debían salvaguardar su futuro, le habían llevado a perder la recompensa a tantos años de trabajo. Bien era cierto que no habían amasado una gran fortuna, ya que un significativo tanto por ciento de sus ahorros lo fueron destinando mes a mes a diferentes causas benéficas; pero era su dinero, les pertenecía. Fue gracias a la honrosa paga con que contaba Paquita, sustancialmente más elevada que la de Ramón, por la que sus vidas pudieron seguir su curso, sin sobresaltos. Nunca se sintieron presos del lujo. Podían vivir con lo imprescindible. Sin pasar necesidad, pero sin excesos. Al poco de haberse acostumbrado a su nueva situación, un duro revés, el más duro de todos, les aguardaba tras la siguiente esquina, agazapado, acechante, inflexible, deseando dar la cara, propinándoles una devastadora bofetada. Paquita no sólo destacó por su envidiable inteligencia, ni por su desbordante belleza, Ramón siempre decía que su mujer había sido bendecida con el grandioso don de la memoria. –Toda la que me hace falta a mí, te sobra a ti –solía bromear. Pero era cierto. No había nada exagerado en sus palabras. Paquita podía rememorar cualquier pasaje de su vida sin temor a equivocarse, o recordar dónde había dejado cualquier trasto que hubiera pasado por sus manos, aunque datase de meses atrás. Sin embargo, desde hacía un tiempo, no sólo sus recuerdos parecían atropellarse. Lo que nunca supuso problema alguno para ella, algo tan simple como recapitular la lista de la compra que había almacenado en algún lugar de su mente la noche anterior, o recordar dónde había dejado su caja de costura, comenzaba a hacérsele un mundo. Sus manos ya no poseían esa firmeza de antaño, se habían vuelto temblorosas. El punto de inflexión en sus vidas se produjo la mañana en que Ramón regresó a casa, tras echar su partida de ajedrez en el hogar del pensionista que tenía a tan sólo dos calles, y no encontrar a su Paquita sentada en su sillón. Éste fue presa del pánico. Recorrió dos manzanas, sin éxito alguno. Nadie parecía haberla visto. Era como si a su mujer se la hubiera tragado la tierra. Pero no desfalleció. Siguió buscando hasta encontrarla. Y allí estaba ella, sentada en el banco más remoto de uno de los muchos parques que adornaban la ciudad. Al acercarse, ésta le rechazó. –No me hagas daño –le gritó a viva voz. –Jamás podría hacértelo, mi vida –intentó calmarla su marido. –¿Ves estos dos hoyuelos? No es posible que te hayas olvidado de ellos, ¿verdad que no? Las manos de Paquita buscaron el rostro de Ramón. Con las yemas de sus dedos, fue acariciando sus mejillas. Entonces, rompió a llorar. –¿Qué me está ocurriendo, Ramón? ¿Acaso me estoy olvidando de ti, de nosotros? Éste la abrazó, intentando no sólo tranquilizarla a ella, sino darse consuelo a sí mismo. Más tarde, la tomó de la mano y juntos regresaron a su hogar. Al día siguiente, el matrimonio fue a visitar a su médico de cabecera. El diagnóstico no fue el que Ramón esperaba. Éste creyó, o quiso creer, que su esposa tan sólo había sufrido un cuadro de amnesia temporal. Cuando apareció la palabra alzheimer, éste la rechazó de lleno. No, no era posible. Su Paquita no podía estar aquejada de una enfermedad tan inmisericorde, tan dolorosa, tan injusta. Durante las dos semanas siguientes, pasaron por la consulta de varios doctores más. El último de ellos, una eminencia en el área de las enfermedades metales. Tras someter a Paquita a varias pruebas, se llegó a la misma conclusión: aquella firme mujer comenzaba a sufrir un cuadro de demencia, incurable, degenerativo, terminal. Ramón no podía aceptar la infame idea de verla deteriorarse día tras días, pero sabía que su lugar estaba a su lado. “En la salud y en la enfermedad…” Nunca olvidaría sus votos. Su mujer necesitaba ponerse en manos de los mejores especialistas. Aunque Ramón quería pensar que el amor que le profesaba podía convertirse en su mejor medicina, éste sabía que no era suficiente. Nada lo era. Ya no. Tuvo que aceptar la idea de sacarla de casa y llevarla a un centro. El coste económico era muy elevado, pero cualquier esfuerzo se le antojaba una miseria cuando era la vida de su Paquita la que estaba en juego. Ramón iba a visitarla todos los días, mañana y tarde. Jamás faltó a su cita. Se pasaban horas hablando. Él le repetía una y otra vez incluso los detalles más insignificantes de su vida en común, en un intento desesperado porque ella no lo olvidara. Seis años más tarde, la situación para Ramón comenzaba a hacerse insostenible. Llevaba meses sin pagar la hipoteca que contrajeron hacía tanto tiempo que ni siquiera podía recordar. La amenaza de un inminente desahucio comenzaba a tomar fuerza. Lo peor de todo era que no podía hacer nada para evitarlo. La mensualidad a la que había de hacer frente en el centro donde Paquita estaba internada había sufrido un considerable incremento, a la par que el avance de su enfermedad, que progresaba a pasos agigantados. Cada vez necesitaba más cuidados, y para él, ella era su prioridad. Siempre lo fue. Tras consultar a un buen abogado, aquel cansado hombre del sur tomó dos decisiones cruciales. Abandonaría su casa, el hogar que había compartido con Paquita, y en el que se había sentido tan vivo. En verdad, hacía tiempo que aquel lugar no era el mismo. Desde que ella no estaba, lo sentía vacío, como vacío se sentía él entre aquellas cuatro paredes. Por todo ello, se iría sin hacer ruido, en silencio, sin tener que volver a rememorar su desconsuelo una y otra vez tras la pantalla de un televisor. Pero, antes de salir por aquella puerta, había algo aún más importante que hacer. Su esposa y él volverían a estar juntos. Ambos se trasladarían a una residencia de ancianos, donde Paquita pasaría dignamente el tiempo que la vida le regalase, y él no se separaría de ella nunca más. Aquel primero de julio, Ramón terminó de recoger las fotografías con que habían ido decorando las paredes de su ya perdida casa, y salió, dándole la espalda, sin volver la vista atrás. Con la cabeza gacha, pero con paso firme, no dejó que el calor hiciera mella en su espíritu, a pesar de la enorme carga que éste sostenía. No se detuvo hasta hallarse a las puertas de su nuevo hogar. Saludó con cariño a los cuidadores que se fue encontrando en su camino. Todos allí eran conocedores de su historia. Nadie pudo quedarse indiferente ante tal derroche de sacrificio, ante tal muestra de amor. Antes de acceder a la habitación de su esposa, que estaba ubicada junto a la suya, se aseguró de que ésta estuviera serena. Consultó a una de las enfermeras. Ésta le dijo que esa mañana, y sin razón aparente, se veía espléndida. Habían sido muchas las ocasiones en que no le había reconocido. Ese día necesita sentir su afecto, saber que aún no la había perdido. No soportaría su rechazo. Ese día no. Fotografías en mano, accedió a la estancia. La encontró sentada en una silla, junto a la ventana, contemplando el infinito azul del cielo. –¿Puedo? –preguntó, a la vez que acercaba una butaca a la de ella y se acomodaba. Paquita no respondió. Se limitó a asentir. Ramón le fue enseñando una instantánea tras otra, detallándole cada momento. Ella sonreía. Sus ojos tenían un brillo especial. De repente, buscó la mirada de su marido y, sin previo aviso, se abrazó a él. –Perdóname –le dijo. –Yo no quería esto para ti, ni para mí. Pase lo que pase, prométeme algo. –Cualquier cosa, cariño –le respondió un entregado Ramón. –Prométeme que me amarás por siempre jamás; porque yo siempre lo haré. Incluso en esos días en los que las tinieblas nublen mi corazón, habrá un pedacito para ti dentro de él. No lo olvides. Nunca me olvides. Ramón se apretó más fuerte contra ella. Dejó que el calor de sus brazos y las lágrimas de sus enrojecidos ojos hablaran por él. A pesar de todo, estaba agradecido a la vida por haberle permitido pasar tantos y tantos años al lado de la mujer a la que siempre había amado. Sabía que el día de la despedida estaba cercano en el tiempo, así se lo habían hecho saber. También sabía que su ausencia sería imposible de reemplazar, pero aprendería a vivir con su recuerdo. Al fin y al cabo, no sería un adiós, sino un hasta luego. Un anciano se estaba muriendo en su lecho y olió de pronto el aroma de sus rosquillas las de anís. Reunió sus escasas fuerzas, se dejó caer de la cama y, poquito a poco, apoyándose en la pared, salió de la habitación. Redoblados sus esfuerzos, alcanzó, jadeante, la cocina. Si no hubiera sido por su delicada situación, le habría parecido llegar al cielo: en la mesa había una montaña de rosquillas de anís. ¿Sería un detalle final de su abnegada esposa para que él dejara feliz este mundo? Con un esfuerzo supremo, se acercó a las rosquillas, alargó su mano temblorosa, y ya estaba a punto de comerse una, cuando apareció su mujer por la puerta y le sujetó el brazo diciendo. ¡Fuera de aquí, que son para el funeral!. A ntes que nada, quisiera aprovechar estas líneas para desearos a todos unos felices días de feria. La frase que da título a esta reseña fue popularizada por Chiquito de la Calzada, el gran humorista de Barbate; aunque también suele emplearse en el ámbito taurino o deportivo. Incluso hay quien la atribuye al propio Curro Romero, el polémico torero de Camas, que acostumbraba a emplearla para justificar escuetamente aquellas tardes taurinas en las que su arte no estaba a la altura de las circunstancias. Suele usarse para hacer notar que a pesar de que una persona sea enormemente hábil o eficaz en su trabajo; en cualquier momento puede tener un mal día y cometer un error que empañe una brillante carrera. Esto fue lo que le sucedió al Dr. Robert Liston, que ostenta dos notables récords; fue el cirujano más rápido de su época y al mismo tiempo el más letal, después de realizar una intervención que se saldó con una mortalidad del 300%, probablemente la operación más letal de la historia. Robert Liston fue un cirujano escocés nacido en Ecclesmachan, una pequeña ciudad del concejo de West Lothian en 1794. Hijo de Henry Liston, ministro de la Iglesia anglicana e inventor, recibió su educación en la Universidad de Edimburgo y se graduó en Cirugía en el Royal Infirmary de la misma ciudad, el hospital más antiguo de Escocia. los tiempos heroicos de la cirugía. Las medidas básicas de higiene y asepsia eran prácticamente desconocidas. La cirugía era patrimonio de hombres audaces y sin escrúpulos. Los cirujanos operaban ataviados con rígidas levitas teñidas con la sangre seca de decenas de intervenciones. Cuanto más sucia y envarada se veía la levita, mayor era el prestigio del cirujano, y la limpieza era considerada un signo de mojigatería y afectación. No sería hasta 1847 (el año de la muerte de Liston) cuando el Dr. Semmelweis, en el Hospital General de Viena, empleó por primera vez el lavado de manos sistemático antes de cada intervención, logrando salvar las vidas de cientos de parturientas que de otro modo habrían fallecido víctimas de la temida fiebre puerperal. La anestesia, recién descubierta en Estados Unidos, aún no había cruzado el Atlántico y era desconocida en Europa. Fue el propio Liston, un auténtico pionero, quien realizó la primera intervención mayor bajo anestesia general en Europa, el 21 de Diciembre de 1846. Hasta ese momento, las alternativas eran escasas. Morder fuertemente un trapo, o embriagarse con opio o con ron. Eran tiempos de recursos y soluciones desesperadas, en los que la duración de una operación se convertía en asunto de crucial importancia. A mayor rapidez, menor dolor y menor mortalidad... Al menos en teoría. Robert Liston era un cirujano excepcionalmente diestro. Era un hombre imponente de casi dos metros de alto, de modales ásperos, obstinado y engreído, que sin embargo solía mostrarse caritativo con los pobres y afectuoso con los enfermos. Su altanería le hizo ser muy impopular entre sus colegas cirujanos del Royal Infirmary pues operaba con éxito a pacientes a los que ellos mismos habían rechazado por considerarlos incurables. La enemistad de sus colegas y las conspiraciones en su contra le indujeron a marcharse a Londres en 1816, donde trabajó primero en el London Hospital bajo la dirección de Sir William Blizzard y posteriormente con Mr. Abernethy en el Hospital de St. Bartholomew. Ese mismo año fue admitido en el Royal College of Surgeons londinense llegando a ser profesor de cirugía del prestigioso University College Hospital. En poco tiempo alcanzó una posición acomodada que le permitió afincarse en Clifford Street, en el elegante barrio de Mayfair, llegando a convertirse, según el historiador Richard Gordon, en el cirujano más rápido del West End londinense. Su destreza con el escalpelo era tal que era capaz de amputar una pierna en dos minutos y medio. Liston dejó un importante legado a la historia de la Cirugía. Además de ser pionero en el uso de la anestesia, introdujo en el ámbito de la medicina la gelatina de pescado, una especie de cola natural, que se obtenía de la vejiga natatoria del esturión y se empleaba para cerrar y proteger heridas. También diseñó unas pinzas tipo “bulldog” para clampar arterias y una férula para estabilizar fracturas femorales que aún sigue empleándose hoy día. a manar abundantemente del cuello del desdichado rapaz que se desplomó inconsciente. El chico falleció de inmediato, sin embargo, la peculiar malformación de su arteria carótida aún se conserva en el Museo de Patología del University College Hospital con el número de espécimen 1256. Como podemos comprobar, no todo fueron éxitos en la carrera de Liston. En cierta ocasión, se disponía a realizar una exhibición de su rapidez con el bisturí con motivo de la amputación de una pierna. Ante la expectante mirada de alumnos y colegas, Liston comenzó la intervención a toda velocidad, consiguiendo finalizar la misma en el tiempo récord de dos minutos y medio. Tal entusiasmo puso en superar su marca que junto con la pierna extirpó también uno de los testículos del paciente. Pero sin lugar a dudas, el caso más desgraciado de su carrera, fue el que le hizo pasar a la posteridad como el cirujano más letal. Imaginemos la escena. Uno de los primeros casos en lanzarle a la fama como cirujano raudo e infalible consistió en la extirpación de un enorme tumor testicular de alrededor de 20 kilos de peso del escroto de un pobre diablo, quien debido a ello se veía condenado a vagar por las calles de Londres portando sus descomunales testículos en una carretilla. Liston finalizó la intervención en menos de cuatro minutos, liberando así al parroquiano de su pesada carga. Prueba de la altanería del cirujano escocés fue otro famoso caso que le enfrentó con uno de sus ayudantes. Se trataba de un niño de corta edad que había consultado con motivo de una tumoración roja y pulsátil, en el cuello. El asistente planteaba el diagnóstico diferencial entre un absceso cutáneo agudo y un aneurisma de la arteria carótida. Liston, de forma vehemente y un tanto despectiva, exclamó: “Indudablemente se trata de un absceso. Nadie ha oído hablar nunca de un aneurisma en un paciente tan joven”. En un abrir y cerrar de ojos, extrajo un bisturí del bolsillo de su levita seccionando la tumoración. Al instante, la sangre arterial comenzó El anfiteatro del University College Hospital está atestado. Decenas de estudiantes ocupan los asientos de madera de las filas más altas. Profesores y cirujanos se sitúan en las plazas más cercanas a la vetusta mesa de operaciones de madera de roble. La expectación crece cuando Robert Liston, el famoso cirujano aparece por la estrecha puerta de la sala de operaciones. Es tan alto que debe agachar ligeramente la cabeza al entrar en la sala. Se dispone a realizar una nueva demostración, la enésima ya, de su habilidad quirúrgica. Liston se desprende de su levita de paño verde, y levanta los brazos mientras que su ayudante, el cirujano asistente Ransome, le ajusta el delantal. Los camilleros han colocado ya al paciente. Con gesto ceremonioso y estudiada lentitud, el cirujano abre su maletín de instrumentos y extrae un cuchillo de amputación. En el mango se aprecian una serie de muescas que corresponden a las veces que ha sido usado. El asistente coloca la sierra y las pinzas hemostáticas en una silla cercana y prepara cuidadosamente las ligaduras, enhebrando varios trozos de hilo de cáñamo encerado. Liston, plenamente concentrado, comprueba el filo del bisturí en la uña de su dedo pulgar. La tensión aumenta. El silencio es tal que podría oírse el roce del cuchillo en el dedo del cirujano. El asistente sostiene con firmeza el miembro del paciente. Liston respira profundamente, dirige una última mirada a la audiencia expectante y exclama con profunda voz de barítono: “Ahora, caballeros, tengan la bondad de medirme el tiempo”. Su enorme mano izquierda sujeta fuertemente el muslo del enfermo. Sin apenas dar tiempo a los estudiantes a percibir sus movimientos, realiza un extenso corte. Para acelerar al máximo la intervención y liberar sus manos, Liston sujeta el ensangrentado bisturí entre sus dientes mientras coge la sierra. Un par de amplios golpes con ella y completa el colgajo superior de la piel que recubrirá el muñón. Otra serie de rápidos movimientos con el serrucho, y el miembro amputado cae al cubo relleno de serrín. “¡28 segundos!” - anuncia en voz alta William Squires, otro de los asistentes de Liston. Con asombrosa destreza, Liston anuda dos fuertes ligaduras sobre la arteria femoral, coloca una tira de tela húmeda entre los dos colgajos de piel, y completa el muñón. La intervención ha durado dos minutos y veintisiete segundos. Sin embargo, el resultado dista mucho de ser un éxito. El paciente falleció poco tiempo después debido a una gangrena, infección muy común antes de la instauración de la asepsia quirúrgica. Pero no quedó ahí la cosa. La fatalidad se cebó aquel día con el gran cirujano escocés, quien en su afán por rebajar su récord, había amputado de forma involuntaria los dedos de la mano de su joven ayudante, que desdichadamente falleció unos días después también como consecuencia de la temida gangrena. Para empeorar aún más las cosas, durante la exhibición Liston fue tan vehemente con el serrucho, que seccionó los faldones del chaleco de uno de los espectadores más cercanos. El pobre hombre, al sentir la sierra y contemplar su destrozado chaleco teñido de rojo por la sangre del paciente, pensó que Liston había seccionado para siempre su masculinidad, y cayó al suelo redondo víctima de un infarto agudo. Una intervención, tres muertos. Dos minutos y veintisiete segundos. Robert Liston había culminado en un tiempo récord la única intervención de la historia con un 300% de mortalidad. Pese a ello y por méritos propios, Liston ha pasado a la historia de la Cirugía como el cirujano más importante de su época. Son notables sus contribuciones a dos de los libros clásicos de la cirugía victoriana, Practical Surgery (London, Churchill & Renshaw 1837) y Elements of Surgery (London Green & Longman 1840). Tras su fallecimiento, un comité formado por pacientes, amigos y admiradores, resolvió homenajearle con una estatua de mármol, y con la creación de la medalla de oro “Robert Liston”, premio concedido anualmente por el consejo del University College. A buen seguro que Liston, cuando se tumbó en la cama aquella noche después de haber finalizado tan catastrófica sesión quirúrgica, se consolase de la misma forma que el gran torero sevillano, pensando: “Una mala tarde la tiene cualquiera”. Bibliografía: - (2009). Robert Liston: Surgery’s Hero. Edinburgh: Royal College of Surgeons of Edinburgh. - Magee Reynald (2000). Surgery in the preanaesthetic era: the life and work of Robert Liston. Health and History 1: 121-133 E n más de una ocasión la mayoría hemos oído hablar de la cultura de las tres “R” y del orden en el qué deben aplicarse estas tres acciones para un desarrollo sostenible: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Esto es aplicable en toda su extensión a los recursos materiales no renovables (o potencialmente renovables) que utilizamos a diario. Y este es el caso del agua. El agua es un recurso potencialmente renovable en el sentido de que será renovable si su uso está por debajo de su regeneración. Y para ayudar al agua a ser un recurso renovable, debemos llevar a cabo las acciones anteriormente citadas. Todo sabemos las medidas que a diario y cada uno de nosotros puede llevar a cabo para reducir el consumo de agua así como para reutilizar parte del agua que empleamos en determinadas tareas. Pero, ¿se puede reciclar el agua cuando se ha deteriorado su calidad por el uso y emplearla de nuevo posteriormente? Es esto lo que se hace en las EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales). La generación de aguas residuales es una consecuencia inevitable de las actividades humanas. El vertido de aguas residuales sin depurar ocasiona daños al medio ambiente y riesgos para la salud humana, por lo que es preciso el tratamiento de estas aguas antes de su devolución al medio natural o su reutilización (pero nunca como agua potable). En el tratamiento de las aguas residuales éstas se someten a una serie de procesos físicos, químicos y biológicos, con objeto de reducir las concentraciones de los contaminantes presentes y poder verter los efluentes depurados cumpliendo la legislación vigente. El ORIGEN Y CARGA CONTAMINANTE de estos tipos de aguas residuales urbanas son los siguientes: - Aguas residuales domésticas: aguas de cocina: sólidos, materia orgánica, grasas, sales,…; aguas de lavadoras: sustancias tensioactivas, nutrientes,...; aguas de baño: sustancias tensioactivas, contaminantes prioritarios, etc.; aguas negras (fecales), procedentes del metabolismo humano: sólidos, materia orgánica, nutrientes, sales, organismos patógenos, etc. - Aguas residuales industriales: resultantes de actividades industriales que descargan sus vertidos a la red de alcantarillado municipal. Estas aguas presentan una composición muy variable dependiendo de cada tipo de industria. - Aguas de escorrentía pluvial: en la mayoría de las ocasiones (sistemas de alcantarillados unitarios), las aguas de lluvia son recogidas por el mismo sistema de alcantarillado que se emplea para la recogida y conducción de las aguas residuales domésticas e industriales. El VERTIDO de aguas residuales urbanas SIN DEPURAR ejerce sobre los cauces receptores toda una serie de EFECTOS NEGATIVOS: - Aparición de fangos y flotantes: la fracción sedimentable de los sólidos en suspensión presentes en las aguas residuales origina sedimentos en el fondo de los cauces, mientras que, la fracción flotante da lugar a la acumulación de grandes cantidades de sólidos en la superficie y/o en las orillas de los cauces receptores. - Agotamiento del contenido de oxígeno presente en las aguas: los componentes de las aguas residuales fácilmente oxidables comenzarán a ser degradados vía aerobia por la flora bacteriana presente en las aguas del cauce, con el consiguiente consumo de parte del oxígeno disuelto en la masa líquida. Si este consumo es excesivo, el contenido en oxígeno disuelto descenderá por debajo de los valores mínimos necesarios para el desarrollo de la vida acuática. Consumido el oxígeno disponible, los procesos de degradación vía anaerobia generarán olores desagradables, al liberarse gases que son los causantes de estos olores. los efluentes tratados cumplan los límites legales existentes y puedan ser asimilados de forma natural por los cauces receptores. - Aportes excesivos de nutrientes: las aguas residuales contienen nutrientes (N y P principalmente), causantes del crecimiento descontrolado de algas y otras plantas en los cauces receptores (eutrofización). Este crecimiento excesivo de biomasa puede llegar a impedir el empleo de estas aguas para usos domésticos e industriales. En las depuradoras convencionales de aguas residuales se distinguen dos líneas de tratamiento: - Línea de agua: incluye los procesos o tratamientos que permiten reducir los contaminantes presentes en las aguas residuales. - Daños a la salud pública: los vertidos a cauces públicos de las aguas residuales sin tratar pueden fomentar la propagación de organismos patógenos para el ser humano (virus, bacterias, protozoos y helmintos). Entre las enfermedades que pueden propagarse a través de las aguas contaminadas por los vertidos de aguas residuales urbanas, destacan: el tifus, el cólera, la disentería y la hepatitis A. Las ESTACIONES DEPURADORAS DE AGUAS RESIDUALES (EDAR) van a eliminar una elevada proporción de los contaminantes presentes en las aguas residuales, vertiendo efluentes depurados, que puedan ser asimilados de forma natural por los cauces receptores. Línea de lodos: en ella se tratan la mayor parte de los subproductos que se originan en la línea de agua. Las INSTALACIONES CONVENCIONALES para el tratamiento de las aguas residuales urbanas constan de tres elementos principales: - La recogida y conducción de las aguas residuales desde donde se generan hasta la estación depuradora se realiza a través de una compleja red de tuberías (alcantarillado, colectores). Dependiendo de la topografía, las aguas discurrirán por gravedad o será necesario recurrir a su bombeo. Habitualmente, los sistemas de recogida son unitarios, es decir, la red de saneamiento recoge tanto las aguas residuales como las de lluvia. En ocasiones, los colectores que llegan a la estación de tratamiento transportan tan sólo aguas residuales, mientras que las aguas de lluvia se recogen en colectores independientes (sistemas separativos). - El tratamiento de las aguas residuales consta de un conjunto de operaciones físicas, biológicas y químicas, que persiguen eliminar la mayor cantidad posible de contaminantes antes de su vertido, de forma que los niveles de contaminación que quedenen - Evacuación de los productos resultantes del tratamiento: efluentes depurados y lodos. Estos lodos correctamente tratados da origen a lo que se conoce con el nombre de compost que es un extraordinario abono orgánico. Ahora que conocemos mejor el destino y tratamiento de nuestras aguas residuales, también deberíamos ser más sensibles con los contaminantes que eliminamos por el desagüe de forma incorrecta (aceites y disolventes, colillas, paños higiénicos, medicamentos,…). Felices Fiestas Patronales a todos y en especial a los que, por diferentes motivos, nos visitan exclusivamente en estos días. 81 Hace unos días, vinieron unos periodistas de la edición digital del periódico de tirada nacional El País, a hacer una entrevista a unos pocos noriegos con una sola condición, ser pelirrojo y conocer su historia. Están haciendo una serie de artículosdocumentales sobre curiosidades de los pueblos de España, como el pueblo con los más altos o el que tiene mayor número de gemelos. El día anterior a su visita a Añora, venían de Coria del Río, en Sevilla, el pueblo con más personas con el apellido Japón. El video-documental lo veremos posiblemente el jueves de feria, dentro de la sección España Mutante (puede verse en: verne.elpais.com). Añora según ellos es el pueblo de España con mayor número de gente pelirroja por habitante. ¿No os parece curioso? Nosotros pod e mo s v e r l o n o r ma l p o rq ue afortunadamente estamos rodeados de ellos pero genéticamente es muy difícil tener un hijo pelirrojo. Tan solo dos de cada cinco personas son portadoras del gen. Actualmente, cerca del 2% de la población mundial es de cabello rojo natural, pero en Escocia, por ejemplo, son el 13% de la población o en Irlanda un 10%. Buscando curiosidades e información sobre los pueblos con más pelirrojos de España dieron con un artículo por internet publicado sobre los pelirrojos y su origen incierto en el blog Solienses de nuestro paisano Antonio Merino. Se pusieron en contacto con él y éste con Marisa Bejarano, nuestra concejala pelirroja, que congregó a unos pocos noriegos para que contaran su ascendencia y su historia. A raíz de esto, decidí que mi artículo de la revista de feria sería sobre los pelirrojos, siempre con un nivel más o menos básico para que todos los lectores puedan entenderlo. Un poco de genética Científicos de la Universidad del País Vasco, han demostrado que uno de los genes que llevan asociado el cabello pelirrojo, el V60L, apareció hace aproximadamente unos 50.000 años, cuando los seres humanos dejaron el cálido clima del continente africano y se trasladaron al norte de Europa, donde tuvieron que adaptarse para absorber suficiente vitamina D debido al descenso de la cantidad de luz solar que recibían. Así que el gen mutó, cambió su estructura y por eso ahora, este gen es prácticamente exclusivo del continente europeo. Actualmente sabemos que la mayoría de los pelirrojos provienen de la mutación en el gen receptor de la melanocortina 1 (MC1R) responsable del fenotipo de pelo rojo. Consultadas varias fuentes y distintos estudios como los realizados por la Universidad de Granada, se sabe que hay doce genes diferentes implicados en el color del pelo. Y en esos 12 genes hay un total de 45 variaciones diferentes que controlan el color. Así que de un padre y de una madre se hereda un total de 45 variaciones genéticas que provocan que tengamos uno de los 7 tipos de pelos y sus matices. Del conjunto de genes y sus variaciones (alelos) que provocan que un humano sea pelirrojo, los tres más importantes son: - Cromosoma 16, gen MC1R (lo tienen entre el 60% y el 64% de pelirrojos. Otros estudios señalan hasta un 75 %) - Gen V60L (lo tienen el 15% de los pelirrojos). - Y el más curioso de todos. El gen 537InsC que es dominante (hasta un 4 % de los pelirrojos) Además hay 22 variaciones que se sabe que también influyen en el color del pelo, pero que no se conoce aún exactamente como lo hacen. Algunos le dan el color, otros el brillo, otros la tonalidad, otros lo hacen más oscuro o más claro, etc. Según el laboratorio Alpha Biolaboratory Inc (especializado en genética de este tipo de cabello y piel), afirma que biológicamente existen 5 tipos básicos de pelirrojos: castaño rojizo, cobre, tiziano, rubio fresa y jengibre o naranja. Aunque dependiendo de otros genes, el color pelirrojo puede ser más oscuro o más claro, por eso hay tanta confusión a la hora de clasificarlos. Al ser genes recesivos, de dos padres morenos portadores y cumpliéndose exactamente la genética de Mendel (un gen - un carácter) habría una probabilidad de un 25 % de tener un hijo pelirrojo. Sin embargo, al tener en cuenta la cantidad de variaciones y genes que influyen, se podría decir que la probabilidad baja hasta un 15 o un 10% o incluso menos, pero eso sí, echa por tierra todas las teorías de que los pelirrojos se extinguirán. Puede bajar la probabilidad pero el gen está ahí y el azar genético siempre hará que de dos padres portadores pueda haber un hijo pelirrojo, aunque no lo tengan generaciones anteriores conocidas, pues está demostrado que los genes pueden aparecer hasta en seis generaciones posteriores. Hay incluso casos de niños morenos que tanto su madre como su padre eran pelirrojos. Pelirrojos en Añora Dicho esto, es muy difícil tener el pelo pelirrojo, por tanto, ¿Cómo se explica que en nuestro pueblo haya tantos? El día de la entrevista con ciertos datos en la mesa se llegó a comentar que la población noriega pelirroja podría estar entre un 5 y un 10 %, ya que en casi todas las familias hay al menos uno de ellos, aunque actualmente no resida en el pueblo. Una posible explicación es el endemismo y encaste entre familias de Añora, ya que como hemos indicado antes, casi todas las familias tienen un miembro pelirrojo, por lo que es muy probable que la mayoría de noriegos tengamos al menos un gen que determine este color de pelo. Por tanto en cruzamientos genéticos entre noriegos aumenta la probabilidad de que nazcan hijos pelirrojos, ya que al ser un gen recesivo, los dos padres tienen que ser portadores del mismo gen, y esto es más fácil si los dos progenitores son de aquí. En nuestro pueblo hay familias como la de los Carabinas en la que de diez hijos, cinco eran morenos y cinco pelirrojos o las seis hijas de Leoncio, tres pelirrojas y tres morenas. Estos dos casos igual que otros, son genéticamente muy poco probables. Actualmente hay menos pelirrojos porque muchos noriegos, entre los que me incluyo (mi padre era pelirrojo por lo que soy portador) , tenemos pareja forastera como decimos aquí, y en mi caso no puedo afirmar que la madre de mi hijo sea portadora del algún gen anteriormente mencionado (no conoce ningún ascendiente pelirrojo pero puede estar como ya he dicho antes hasta en seis generaciones anteriores a la actual), por lo que la probabilidad de que yo tenga un hijo con pelo rojo es más baja que si la madre fuera oriunda de Añora. Curiosidades genéticas - Poseen un sistema inmune más fuerte y huesos más firmes. Ello se debe a que su piel tan clara, les ayuda a absorber más vitamina D, fortaleciendo su inmunidad y creando huesos más resistentes. Sus posibilidades de padecer enfermedades como la osteoporosis, son menores que las del resto de la población. - Suelen tener piel más blanca de lo normal, con muchas pecas y con mayor probabilidad de padecer melanoma, la forma más mortífera de cáncer de piel, debido sobre todo a la despigmentación de la piel que suele acompañar al color rojizo del cabello. - Tardan más en tener canas porque sus cabellos primero se vuelven de tonos más claros, no blancos y no se les suele caer el pelo. - Está estudiado que son más sensibles al dolor, al frío y al calor. - También se ha demostrado científicamente que tienen reacciones diferentes a muchos medicamentos, especialmente los relacionados con los analgésicos y anestesias. Algunos de ellos prácticamente no les hacen efecto y otros medicamentos, les hacen tanto efecto que necesitan dosis mucho más bajas. - Un estudio del 2009 en investigó los casos de más de 130.000 personas durante 16 años reveló que aquellos con color de cabello claro tenían un mayor riesgo de sufrir de la enfermedad de Parkinson (casi el doble) comparado con aquellos de pelo negro. - Debido a la falta de eumelanina, cuando están expuestos al sol su cuerpo tienen más tendencia a perder algunas vitaminas (fotodegradación) como ocurre con las vitaminas B2, A, E, B9 y B12. Todo esto siempre desde un punto de vista general pues la genética como toda la ciencia no es perfecta ni exacta y siempre tiene excepciones. Supuesto origen El supuesto origen de los pelirrojos en nuestro pueblo es incierto, ya que como todos sabemos pueden ser de un asentamiento teutón en la repoblación de Sierra Morena llevada a cabo por Carlos III, por los noriegos con apellido Bermejo (significa rojo) que había en el año 1300 aproximadamente o por el famoso cura que para llegar al nivel de pelirrojos actuales creo que tuvo que dar muchas misas extras. De todos modos, esto del origen ya lo vemos en otra ocasión ahora sólo nos quedamos con la parte científica. A l igual que los amores pasajeros veraniegos constituyen a veces un rescate emocional después de vivir las demás estaciones del año en modo aburrido en el aspecto sentimental hay novelas que ayudan a plasmar dicho estado enamoradizo. Estos también llamados “romances de verano” aparecen en grandes novelas como “El gran Gastby” de F. Scott Fitzgerald donde el protagonista, Jay Gastby, trata de revivir una historia de amor estival imposible. Gastby tiene como único objetivo en la vida tratar de conseguir el amor de la señorita Daisy y para ello lo logra todo para aparecer digno ante ella. Es la perfecta plasmación del sueño americano en Gastby que partiendo de la nada alcanza el éxito social y profesional. El autor describe un verano lleno de lujo y de fiesta que parece a veces conducir a un vacío existencial. Sin embargo, es el amor quien con su fuerza hace que ese Gastby materialista y rico se convierta en alguien muy humano con un objetivo por el que luchar. Ese objetivo es Daisy Buchanan que aparece bella en un mundo acomodado con un marido rico y con una hija bien educada. Ella queda prendada de Gastby que representa ese nuevo rico que deslumbra con sus nuevos trajes, sus coches, sus fiestas llenas de champán, sus flores,… Los felices años veinte y Nueva York son el marco idóneo donde Gastby trata de recuperar lo que él cree que fue su amor años antes para tener la esperanza de un futuro feliz. Esta obra está considerada como La Gran Novela Americana que simboliza el triunfo, la eterna juventud y los pasajeros placeres que acaba en tragedia y depresión. Este verano lujoso y romántico acabará de forma trágica y a ti, lector, te recomiendo la tarea de descubrirlo leyendo esta novela. Es también el final triste de muchos amores de verano. La literatura española también trata estos amores veraniegos en una gran novela: “El camino de los ingleses” de Antonio Soler. Este autor malagueño nos cuenta como un grupo de amigos cuentan sus experiencias, sueños y obsesiones. Esta pandilla va sufriendo el paso de la adolescencia a la edad adulta donde los sueños se van perdiendo y la vida tranquila se va tiñendo de un futuro incierto. Todos estos amigos viven el último verano juntos antes de que sus vidas tomen rumbos diferentes. Cada personaje tiene su propia historia y sueños que muchas veces chocan con la dura realidad. Antonio Soler penetra de forma magistral en la psicología de los chicos para que rememoremos esa historia sobre la pandilla perdida en la juventud que nos gustaría volver a contar. Esta novela se sitúa en la Andalucía de 1978 donde también se respiraba un ambiente de cambio similar al que se va produciendo en los adolescentes protagonistas. Es un cambio ilusionante pero lleno de incertidumbre. Por eso los chicos a veces se resisten a este cambio refugiándose en los amigos y las experiencias amorosas para evitar así la conversión hacía la madurez. En realidad desean vivir en un verano sin fin sin más compromisos que experimentar las emociones y situaciones que la vida les va regalando. Además de estas obras literarias, la amistad y los amores estivales aparecen en el cine en muchas películas como “Grease”, “Dirty dancing” o “Verano del 42”. ¿Quién no recuerda esa pandilla de la serie “Verano azul” con sus aventuras y sueños de adolescente? Tanto la literatura como el cine nos han mostrado estos amores de verano como algo que se vive en presente porque el futuro es incierto. Unos calarán y formarán parte de nuestras vidas pero muchos serán pasajeros porque quizás no eran verdaderos. De todos modos, siempre quedarán algún paseo al atardecer por la playa impregnado de romanticismo o alguna aventura de una adolescencia libre y entregada al sentimiento que puedan ser reflejados en un poema, una novela o una película. Disfrutad de los amores y sensaciones estivales porque aunque pasajeros siempre nos dejan un halo de melancolía que hace que siempre queramos permanecer en un eterno verano. R esumen de lo publicado: San Martín de Tours nació hacia el año 316 en Sabaria, ciudad de la actual Hungría. Su padre, un oficial del ejército romano, lo obligó a prestar juramento en el ejército a la edad de quince años, aunque el muchacho había manifestado su rechazo. Durante una de sus rondas de vigilancia nocturna en pleno invierno, Martín dividió en dos su propia capa militar para entregar la mitad a un menesteroso. Tras su abandono de la milicia, entró al servicio de la Iglesia, donde es nombrado sacerdote en el 360, aunque Martín prefería la vida. Enseguida comienzan a atribuírsele los primeros milagros. En el 371 fue proclamado obispo de Tours y en el 375 fundó en Marmoutier un monasterio que se convirtió en el primer centro de formación clerical de la Galia. Su autoridad moral le permitió enfrentarse a los personajes más ricos y poderosos de su tiempo. a la Iglesia fuese considerado crimen y juzgado en un tribunal civil, con el riesgo de la pena de muerte: multiplicó sus intervenciones, protestó contra el procedimiento seguido en una causa de herejía e intentó acabar con el juicio para salvar la vida del acusado, apelando directamente al emperador, de quien obtuvo la promesa de que los acusados no serían condenados a muerte bajo ningún pretexto. Pero cuando Martín marchó de la ciudad Máximo olvidó las promesas hechas al santo y los priscilianistas fueron condenados y decapitados, acusados fundamentalmente de maleficio, magia y conciliábulos nocturnos. Cuando Martín supo que, a pesar de la promesa imperial, los herejes habían sido ejecutados y que Máximo, con el consentimiento de los obispos reunidos en Tréveris, había mandado también acabar con los Capítulo V. Muerte de priscilianistas que San Martín. Muerte de San Martín. Fresco de la Iglesia de San Francisco de Asís quedaron en España, en (Italia). 1321.. En el año 384 tiene lugar lo que parecía ser un juicio en Burdeos un sínodo para contra cualquier tipo de instruir un proceso contra los discípulos del asceta vida ascética, regresó de nuevo a esta ciudad (según español Prisciliano, obispo de Ávila desde el 380, Menéndez Pelayo, "produciendo en todos espanto cuya doctrina gnóstica y maniquea y sus prácticas y terror con la sola noticia de su venida") para exageradamente ascéticas se consideraban cargadas conseguir del emperador que al menos aquellos de herejías. Prisciliano, sin embargo, rechazó fueran perdonados. Para conseguir la salvación de comparecer ante el sínodo y apeló al emperador los priscilianistas españoles, Martín accedió a Máximo, con lo que la causa pasó del tribunal comulgar con los obispos perseguidores, eclesiástico al civil. Martín acudió enseguida a comportamiento que él mismo se reprocharía luego Tréveris, porque no admitía que un asunto relativo durante el resto de su vida. Al día siguiente huyó de la ciudad, avergonzado de su primera flaqueza, e internándose en un espeso bosque comenzó a llorar amargamente. Allí, según Sulpicio Severo, oyó de boca de un ángel estas palabras: "Con razón te compunges, ¡oh Martín!, pero no pudiste vencer de otra manera; recobra tu virtud y constancia y no vuelvas a poner en peligro la salvación, sino la vida". Y dicen que en los dieciséis años que vivió después no asistió San Martín a ningún concilio ni reunión de obispos. Desde hacía veintiséis años Martín era obispo de Tours, había trabajado intensamente predicando el evangelio, había luchado contra las injusticias, había superado ya el octogésimo año de su vida cuando, a finales del otoño del 397, se retiró a la parroquia rural de Candes para poner paz entre los clérigos en lucha entre ellos. Al partir, Martín se sintió cansado y habló de su próximo final. Habiendo permanecido durante algún tiempo en aquella aldea, empezó a sentir que le flaqueaban las fuerzas del cuerpo y, habiendo convocado a sus discípulos, les declaró que estaba a punto de morir. Hizo que lo colocaran sobre un lecho de cilicio y cenizas, como era costumbre entre los ascetas de su tiempo, y, atacado por una altísima fiebre, pasaba todo el tiempo orando. Así cuenta Sulpicio Severo el momento de su muerte: "Como se le rogara por los ancianos, que entonces le rodeaban, que aliviara un tanto su cuerpo desfallecido, recostándose hacia un lado, repuso: "Dejadme, hermanos, dejadme que más bien mire al cielo que a la tierra, para que el espíritu se dirija al Señor por su camino". Al decir esto, vio al diablo que se le acercaba, a quien increpa con potente voz: "¿A qué vienes, cruentísima bestia?. Nada, oh malvado, hallarás en mí. Yo estoy bien seguro que he de ser recibido en el seno de Abraham". Fatigado por el esfuerzo de esta voz, su espíritu purificado voló al cielo. Y nos han asegurado los que allí estuvieron presentes que vieron en aquel cuerpo, ya sin vida, señales patentes de hombre glorificado. Su rostro resplandecía más claro que la luz, mientras que a los demás miembros no empañaba la más leve sombra de mancha alguna". Era el 8 de noviembre del año 397. Su cuerpo fue conducido navegando por el Loira hasta Tours. Las exequias tuvieron lugar el 11 de noviembre, entre un inmenso concurso de gente venida de todas las ciudades vecinas. A la cabeza del cortejo iban dos mil monjes y religiosos; todos acompañaron al obispo muerto hasta un cementerio público en las afueras de la ciudad, donde fue depositado en una humilde tumba, como él habría deseado y donde pronto se levantaría una basílica. En la actualidad, solo en Francia se cuentan más de tres mil quinientas parroquias dedicadas a San Martín. I was at a dinner in London given in honor of one of the most celebrated English military men of his time. I do not want to tell you his real name and titles. I will just call him Lieutenant General Lord Arthur Scoresby. I can not describe my excitement when I saw this great and famous man. There he sat. The man himself, in person, all covered with medals. I could not take my eyes off him. He seemed to show the true mark of greatness. His fame had no effect on him. The hundreds of eyes watching him, the worship of so many people did not seem to make any difference to him. Next to me sat a clergyman, who was an old friend of mine. He was not always a clergyman. During the first half of his life, he was a teacher in the military school at Woolwich. There was a strange look in his eye as he leaned toward me and whispered, "Privately – he is a complete fool." He meant, of course, the hero of our dinner. This came as a shock to me. I looked hard at my friend. I could not have been more surprised if he had said the same thing about Napoleon, or Socrates, or Solomon. But I was sure of two things about the clergyman. He always spoke the truth. And his judgement of men was good. Therefore, I wanted to find out more about our hero as soon as I could. Some days later I got a chance to talk with the clergyman and he told me more. These are his exact words: "About forty years ago, I was an instructor in the military academy at Woolwich, when young Scoresby was given his first examination. I felt extremely sorry for him. Everybody answered the questions well, intelligently, while he – why, dear me – he did not know anything, so to speak. He was a nice, pleasant young man. It was painful to see him stand there and give answers that were miracles of stupidity. "I knew of course that when examined again he would fail and be thrown out. So, I said to myself, it would be a simple, harmless act to help him, as much as I could. "I took him aside and found he knew a little about Julius Caesar's history. But he did not know anything else. So I went to work and tested him and worked him like a slave. I made him work, over and over again, on a few questions about Caesar which I knew he would be asked. "If you will believe me, he came through very well on the day of the examination. He got high praise, too, while others who knew a thousand times more than he were sharply criticized. By some strange, lucky accident, he was asked no questions but those I made him study. Such an accident does not happen more than once in a hundred years. "Well, all through his studies, I stood by him, with the feeling a mother has for a disabled child. And he always saved himself, by some miracle. "I thought that what in the end would destroy him would be the mathematics examination. I decided to make his end as painless as possible. So, I pushed facts into his stupid head for hours. Finally, I let him go to the examination to experience what I was sure would be his dismissal from school. Well, sir, try to imagine the result. I was shocked out of my mind. He took first prize! And he got the highest praise. "I felt guilty day and night – what I was doing was not right. But I only wanted to make his dismissal a little less painful for him. I never dreamed it would lead to such strange,laughable results. "I thought that sooner or later one thing was sure to happen: The first real test once he was through school would ruin him. "Then, the Crimean War broke out. I felt that sad for him that there had to be a war. Peace would have given this donkey a chance to escape from ever being found out as being so stupid. Nervously, I waited for the worst to happen. It did. He was appointed an officer. A captain, of all things! Who could have dreamed that they would place such a responsibility on such weak shoulders as his. "I said to myself that I was responsible to the country for this. I must go with him and protect the nation against him as far as I could. So, I joined up with him. And away we went to the field. "And there – oh, dear, it was terrible. Mistakes, fearful mistakes – why, he never did anything that was right – nothing but mistakes. But, you see, nobody knew the secret of how stupid he really was. Everybody misunderstood his actions. They saw his stupid mistakes as works of great intelligence. They did, honestly! His smallest mistakes made a man in his right mind cry – and shout and scream, too – to himself, of course. And what kept me in a continual fear was the fact that every mistake he made increased his glory and fame. "I kept saying to myself that when at last they find out about him, it will be like the sun falling out of the sky. "He continued to climb up, over the dead bodies of his superiors. Then, in the hottest moment of one battle down went our colonel. My heart jumped into my mouth, for Scoresby was the next in line to take his place. Now, we are in for it, I said. "The battle grew hotter. The English and their allies were steadily retreating all over the field. Our regiment occupied a position that was extremely important. One mistake now would bring total disaster. And what did Scoresby do this time? He just mistook his left hand for his right hand…that was all. An order came for him to fall back and support our right. Instead, he moved forward and went over the hill to the left. We were over the hill before this insane movement could be discovered and stopped. And what did we find? A large and unsuspecting Russian army waiting! And what happened? Were we all killed? That is exactly what would have happened in ninety-nine cases out of a hundred. But no – those surprised Russians thought that no one regiment by itself would come around there at such a time. "It must be the whole British army, they thought. They turned tail. Away they went over the hill and down into the field in wild disorder, and we after them. In no time, there was the greatest turn-around you ever saw. The allies turned defeat into a sweeping and shining victory. "The allied commander looked on, his head spinning with wonder, surprise and joy. He sent right off for Scoresby, and put his arms around him and hugged him on the field in front of all the armies. "Scoresby became famous that day as a great military leader, honored throughout the world. That honor will never disappear while history books last. "He is just as nice and pleasant as ever, but he still does not know enough to come in, out of the rain. He is the stupidest man in the universe. "Until now, nobody knew it but Scoresby and myself. He has been followed, day by day, year by year, by a strange luck. He has been a shining soldier in all our wars for years. He has filled his whole military life with mistakes. Every one of them brought him another honorary title. "Look at his chest, flooded with British and foreign medals. Well, sir, every one of them is the record of some great stupidity or other. They are proof that the best thing that can happen to a man is to be born lucky. I say again, as I did at the dinner, Scoresby's a complete fool." Vocabulary take one's eyes off somebody: dejar de mirar a alguien worship: adoración clergyman: clérigo lean: inclinarse whisper: susurrar painful: doloroso fail: fallar be thrown out: ser echado harmless: inofensivo slave: esclavo praise: elogios painless: indoloro dismissal: despido out of my mind: loco guilty: culpable laughable: irrisorio sooner or later: tarde o temprano ruin: arruinar break out: estallar donkey: burro be appointed: ser nombrado weak: débil misunderstand: malinterpretar colonel: coronel steadily: gradualmente retreat: retirarse fall back: replegarse unsuspecting: desprevenido army: ejército turn tail: huir wild: desenfrenado defeat: derrota sweeping: amplio look on: mirar spin: dar vueltas wonder: asombro hug: abrazar flooded: inundado, lleno proof: prueba be born: nacer 108 PUBLICIDAD Feria y Fiestas en Honor a Ntra. Sra. de la Peña 109 111 E l casco urbano del municipio de Añora, responde al típico de los municipios de los Pedroches que generalmente presentan desde su origen un solo núcleo de población, en el que se asienta y asentaba de forma estable la mayor parte de la población, existiendo en todo caso pequeños núcleos secundarios en cortijadas agrícolas. En época medieval, y por diversas causas generalmente relacionadas con la cercanía a los recursos de producción y abastecimiento naturales, uno de estos núcleos secundarios cobraban cierta importancia apoyándose entorno a un eje generador, que en sus orígenes fue camino de unión de municipios de cierta importancia a nivel local, comarcal e incluso regional o nacional. Cuando las circunstancias socioeconómicas y políticas lo permitían, en este eje primigenio se concentraría la incipiente actividad urbana, y mediante él se accedería a la Plaza, en la que se situarían los edificios representativos del nuevo asentamiento, el Ayuntamiento y la Iglesia, que en sus orígenes, con casi total seguridad sería ermita. Este eje sería cruzado por nuevos caminos que unirían el nuevo núcleo con municipios vecinos de menor importancia y que junto al anterior configurarían la columna vertebral de la trama urbana, sobre la que se irán apoyando sucesivamente las diversas actividades humanas, y desde los que a través de viales secundarios se accederá mediante callejones secundarios a las distintas propiedades, todavía de origen y función agrícolas y que acabarán por definir las diversas manzanas urbanas. Sobre estas parcelas agrícolas, apoyándose en su perímetro, se irán produciendo procesos de segregación, generalmente relacionados con los procesos de reparto de propiedades entre los diversos miembros de una familia, dando lugar a nuevas unidades de explotación familiares que paulatinamente al levantar las edificaciones destinadas a uso de vivienda en sus lindes a los viales de circulación configurarán las manzanas tal como las conocemos actualmente. Dependiendo del tamaño de la manzana se apreciará como las más grandes se dividían en partes por una serie de callejones de servidumbre interior, al que presentan fachada los corralones y huertos de las casa produciéndose una jerarquización de calles, que viene determinada por el frente de manzana donde se ubican las viviendas y los callejones por donde se accede a los huertos y corrales. En esta trama así surgida la tipología edificatoria que se da mayoritariamente en todos los pueblos de la Comarca del Valle de Los Pedroches es la vivienda unifamiliar entre medianeras en dos plantas de altura, tipología que presenta una edificación principal alineada en el frente de manzana, unas edificaciones complementarias diseminadas en su interior, y unos espacios exteriores que generalmente tenían un uso agrícola y ganadero, y estaba ocupada por una familia. En la vivienda popular de la Comarca de los Pedroches en general y de Añora en particular, se aprecia la influencia de algunas comarcas vecinas de Extremadura y Ciudad Real. En estas, durante varios siglos, el tipo de vivienda refleja una austeridad, una sencillez en las formas y elementos que las caracterizan, manteniéndose muy impermeables a las corrientes culturales y tipologías que han ido surgiendo a lo largo de la historia. La constante más característica que se aprecia en todas las viviendas de la zona es que presentan una estructura modular, que no siempre es estricta ni idéntica, sino que se va adaptando a la forma de la parcela, definiendo el frente de parcela, y por simple repetición de módulos las dimensiones de la vivienda, pudiendo presentar en fachada uno, dos, o tres módulos o "cuerpos", que en las casa señoriales, de mayor tamaño, pueden duplicarse presentando de esta forma hasta cinco módulos, o más. Por otro lado, la repetición de módulos perpendiculares a fachada va determinando las crujías, o cuerpos de casa, separados por arcadas paralelas a fachada y entre si. Articulando unos y otros, perpendicular a la entrada principal en fachada el "paso de casa" o "cuerpo de casa", dividido o segmentado por arcos en tantos espacios como crujías y a través del cual se accede a las distintas estancias de la vivienda. Las dimensiones de estos módulos venían marcadas por el empleo de la unidad de medida de la época: la vara. La vara, en este caso la castellana, es un listón de madera que media 83,54 centímetros, y a la que se le hacían unas señales para poder medir diversas fracciones de vara: la media vara, los 3/4, 1/4 y 1/8. Dimensiones a las que responden los anchos y profundidad de la edificación principal y de sus elementos constructivos. El numero de módulos que presenta en fachada una vivienda concreta se repiten de modo casi constante en las viviendas colindantes y en casi todas las que van a conformar el frente de manzana, y en los demás frentes de la misma manzana. Con una profundidad de la edificación constante del edificio principal de la casa. El resto de edificaciones, cuadras, pajares, hornos, etc, que componen la casa se ubican con mayor libertad sobre la parcela. Esta "igualdad" se refleja igualmente en sus aspecto exterior, en la altura de su fachada, presentando dos plantas de altura, o mejor dicho planta y media, pudiendo apreciarse. En numerosos ejemplos como en un frente de manzana la altura de las casas se iguala en el alero del tejado aun cuando no han sido fruto de un proceso de construcción unitario. Las fachadas de estas casas suelen ser lisas y como ya hemos dicho de poca altura, con composición de huecos simétrica respecto al eje de la puerta, y realizada con materiales sin labrar que provocan la necesidad de enfocarlas y encalarlas. En este sentido en Añora, podemos encontrar un bello ejemplo distintivo respecto del resto de municipios de la comarca, las fachadas de tirillas, en las que la piedra de granito presenta un labrado incipiente que permite realizar una fabrica ligeramente concertada con rejuntado y pintado de sus llagas, que presentan un indudable valor estético fundamentalmente por agregación de un número relativamente importante de varias de ellas. En cuanto a su programa funcional, la planta baja de la casa se usa como vivienda ubicándose en su edificación principal las distintas estancias, como el hogar o estar, las alcobas o dormitorios familiares, la bodega o despensa y la escalera de acceso a la planta superior. Fuera de esta edificación principal y con acceso desde el patio o corral, rodeando el mismo se sitúan; la cuadra, el lavadero, el pozo, en algunas ocasiones el horno y el pajar. En la mayoría de las casas la edificación de la cuadra y pajar separa el patio del huerto, en el que se puede encontrar el gallinero, la cochinera o zahurda y el estercolero. En las casas que dan a dos calles, normalmente en la calle de menor importancia, considerada como calle de servidumbre, se abre un segundo acceso a la casa, por el que entran los carros y carruajes, este suele ser de mayores dimensiones que la puerta principal, y se le suele llamar cocherón si esta cubierto por una edificación, portones, o "puerta falsa", en le caso de no estarlo. En el edificio principal de la casa, la planta superior llamada cámara, caráma o doblado, es usada como almacén de productos agrícolas, normalmente trigo y cebada, como trastero y como secadero durante el invierno y primavera de algunos productos cárnicos procedentes de "la matanza" del cerdo; jamones y tocinos. En sucesivas ampliaciones de la vivienda detrás de los dos o tres cuerpos de casa en planta baja se construía el "portal", un cobertizo abierto al patio donde normalmente se ubica la escalera que subía a la cámara. En las viviendas más antiguas en el "portal" hay una cocina de verano y actualmente este espacio se utiliza como estar, como zona donde se realizan la mayoría de las labores domesticas y culinarias. El espacio que puede llamar más la atención de estas casas es el hogar; suele ser el que cuenta con más elementos decorativos, definido por uno de los muros medianeros, al que se arrima el fuego, por dos paredes laterales, casi siempre con vanos en arco, y un arco rebajado, que separa el hogar del "paso de casa", este arco suele estar decorado con molduras. El sitio donde se prendía el fuego estaba definido por un rectángulo de piedra o ladrillo y una gran losa adosada a la pared de fondo de un metro de altura aproximadamente. Sobre esta piedra y en esta pared de fondo se pinta de negro una zona trapezoidal con su base pequeña partiendo de la piedra y la base mayor enlazando con el borde del humero o chimenea. A esta figura negra sobre fondo blanco se le llama "la monja". Y al margen de su función como recurso decorativo pretendía disimular la mancha que producía el humo del hogar, que se usaba normalmente en invierno para calentar la casa, empleándose la cocina construida en el portal o en el patio para cocinar durante todo el año. Gran parte del techo, en planta baja, del modulo del hogar lo ocupa la campana de la chimenea, en la que se colocaban una serie de palos, empotrados en el muro de fondo o medianero, sobre los que se colgaban los productos de la matanza para su curado. También de uno de estos palos se colgaban las "llares" o cadena de hierro para sostener los calderos sobre el fuego. Frente al hogar, en el lado opuesto del "paso de casa", se ubicaba la cantarera o "vasar", este estaba formado por unas estanterías de obra en forma de nichos. El vasar era el elemento donde se manifestaban los gustos decorativos personales de los propietarios de la casa. También en el "vasar" se exponía a la vista del visitante de la vivienda la vajilla, jarrones y recuerdos de familia, de esta manera se podía dar a entender cual es el estatus económico de la familia que vive en la casa. Pechuga de gallo, aceite de oliva virgen, tomates maduros y sal. - Lavamos y rallamos unos tomates. - La pechuga, troceada en trozos grandes y con sal, la freímos en aceite muy caliente para que se dore por fuera y quede blanda y jugosa por dentro. - Si observamos que tiene mucho aceite, le quitamos un poco. En la misma sartén con el aceite que le hemos dejado y la pechuga ya frita, le añadimos el tomate rallado. Lo dejamos freír y ponemos a punto de sal y acidez. Es importante dejar la pechuga jugosa al freírla, porque después se cuece al freír el tomate y se impregna de su sabor por dentro. Al tomate se le quita acidez añadiéndole azúcar o sacarina. Vino blanco (1 vaso de 1/3 litro), aceite de oliva virgen (1 vaso de 1/3 litro), huevo, harina, matalahúva, canela molida y azúcar. - Se pone al fuego la matalahúva con el vaso de aceite, en frío a reguisar, teniendo cuidado de no quemarla. La dejamos enfriar. - Echamos en un lebrillo el aceite y la matalahúva, le añadimos el vino y lo movemos bien; le incorporamos la harina, espolvoreada y poco a poco. Trabajamos la masa hasta que quede fina y teniendo cuidado de que no esté dura. La masa se trabaja amasándola con las dos manos sobre la mesa. - Una vez bien amasada le añadimos el huevo y mezclamos bien. - Con la masa hacemos unos rulos largos que luego cortamos en trozos de unos ocho o diez cm. Extendemos los trozos con el rodillo hasta dejarlos muy finos y los vamos colocando sobre un paño hasta la hora de freírlos. - Se pone a calentar una sartén grande con aceite. La temperatura del aceite tiene que estar en su punto, ni demasiado fuerte para que no se arrebaten ni demasiado flojo para que no se pongan aceitosos. Antes de echar el borrachuelo en la sartén doblamos dos de los lados y le damos la vuelta. Los vamos sacando y escurriendo. - Todavía tibios los borrachuelos los emborrizamos en azúcar y canela molida. Antiguamente, una vez extendidos, había personas que los liaban en un canuto de caña y se freían enrollados; de ahí el nombre de canutos en lugar de borrachuelos. Hola a todos, noriegos y visitantes que estos días de feria llenan en nuestro pueblo. Saludos y felices fiestas. A 1. A porrata: A medias, a cada uno lo que le toque. Ir a porrata, es ir a medias en algo. 2. Abarrancao: Que no se puede levantar. 3. Abrochao: Persona apretada, algo bruta. 4. Aburao: Persona poco animosa, aburrida. 5. Aburrir: Aborrecer a los huevos o a las crías en el sentido más ornitológico de la palabra. Como diría Félix Rodríguez De La Fuente, queridos amigos en los albores de la primavera cuando las hembras de los pajarillos ponen sus huevos en los nidos, si se ven amenazadas por la presencia humana, aburren el nido y no vuelven dejándolo abandonado. Cuando Francisco Pilar y su charpa eran pequeños y encontraban un nido solían decir: ¡No lo toques que si no lo van a aburrir! Tristemente hoy seguimos viendo aburrimientos de nidos. 6. Acacirvar: Emborracharse 7. Acarear: Buscar algo y traerlo. 8. Acarajotao: Persona bobalicona o como se suele decir "con mucha torta" 9. Acea: Leche mala. Por ej, cuando la leche de vaca se ha puesto mala, se dice que está acea. 10. Acerillo: Cojincito pequeño y rectangular con un bolsillo donde se ponían los alfileres y agujas y se usaba de empleo para coser, “para subir la labor”. Está aceptado el término acerico, pero en Añora, siempre es acerillo. 11. Achular o achurar: Pillar o reservar un sitio. No tiene nada que ver con la palabra chulo o chuleta de barrio. 12. Adentros: Órganos interiores de los animales. 13. Agilibú: Falta de forma y espíritu en hacer algo. “¡Qué poco agilibú tiene pá …!” 14. Agitao: Atracón de comer. “Con ese agitao que á metió va a reventar seguro” 15. Ajoguiná: Falta de aire. Disnea. 16. Ajonguillá: Persona floja de ánimo, casi inútil. Persona mal trazá. 17. Albañar o albañal: Término referente al desagüe del agua o alcantarillas de los patios, corrales o calles de nuestro pueblo. También se refiere al chorrero en el suelo malhecho para la salida de agua de lluvias. 18. Alcubilla: Esta palabra es sinónima de la anterior. 19. Algotros: Abreviatura mal dicha de la expresión: Algunos de otros. 20. Alicantrinas: Dicharachero en exceso. 21. Alicantiñas: Venir con enredos a alguien. 22. Almorzá: Puñao. 23. Almuerzo: En Añora, al almuerzo se le conoce como la comida de media mañana, no la del mediodía que es como se conoce fuera de aquí. 24. Ansia: Nausea. 25. Antiés/ Antesdeantiés: Antes de ayer/ El día anterior de antes de ayer, es decir, hace 3 días. 26. Alusar: Peinar ligeramente o cepillar el cabello. 27. A m a r c i g u e r o : S e m i l l e r o . P e q u e ñ o invernadero. 28. Apañar: Hacer el amor. En los animales, se usan las expresiones: Primero se están tomando (están en calor) y después se apañan. 29. Apaño: Algo pensado pero que no está bien hecho. 30. Aparcería: Momento mejor del día que se hace al mediodía en los bares noriegos con los amigos y en buena compañía. Este término se extiende también a otras poblaciones de la comarca. Fuera de ella, se conoce como tapeo, liga o mediodía simplemente. También se llama así al negocio que llevan en sociedad unos hermanos, cuñados, parientes o amigos. 31. Aparramá: Estar muy cansada, aplomá. 32. Apolargar: Prolongar en el tiempo. 33. Aporijao: Adoptado. 34. Apostema: Especie de tumor o bulto. También se les dice a las mujeres embarazadas “se les apostema la leche en el pecho”, se les queda cuajada. 35. Aquietante: Abreviatura de: A cada instante. 36. Arco torreznero: Arco de la bodega a media altura, ancho y derecho donde se colocaba comida para guardar durante un tiempo, como podían ser los torreznos y de ahí su nombre. 37. Armatoste: Trasto grande. 38. Arrapiñar: Robar. 39. Arrebañaeras: Ganchos para limpiar los pozos, de tres y cuatro puntas. 40. Arrecío: Muerto de frío, pasmado. 41. Arremontón perrilla: Todos juntos, mucha gente, apelotonaos. 42. Arremolinao: Hecho un montón sin orden. “Estaban todos arremolinaos en la candela” 43. Arrepochingao: Sentado cómodamente y sin muchas ganas de levantarse. Se usa cuando uno no está trabajando, por ej. En una obra. 44. A r r e s c u ñ a r : A r a ñ a r . R a s p a r a l g o . “Arrescúñale al culo de la olla pá que se le vaya el quemao de la leche”. 45. Asaúras: Pulmones del cochino. 46. Aspear: Estar escocido. “Estoy aspeao en esta pierna del roce de los pantalones” 47. Atajarrar: Se usa el gerundio “ir atajarrando”, que es llevar o portar algo innecesariamente a lo que no se le da uso. “Estuvo toda la noche para arriba y para abajo atajarrando con la guitarra y no tocó nada”. 48. Atentebonete: Estar lleno a rebosar, hasta los topes. Que algo está tupío. 49. Atolondrao: Atontao, atontolinao. Aturdido. 50. Atontolinao: Atolondrado. Es sinónimo de la anterior. 51. Atortillar: Dícese de la acción de aplastar un cuerpo a otro de menor tamaño. “La cochina ha atortillao dos lechones esta noche”. 52. Atrancogío: Acorralado. 53. Atrochar: Acortar un camino, coger un atajo. 54. Atrochis mochis: Andar por el campo sin ningún camino concreto. 55. Aviar: Hacer de comer. 56. Avolunto: Antojo. 57. Azafate: Recipiente de cocina parecido a un plato hondo o a un bol, pero más grande y donde come toda la familia. 58. Azorbar: Atrancar. B 59. Balda: Losa grande de piedra que se ponía en la parte de arriba de una pared. 60. Balumba: Carga poco pesada y muy voluminosa que puede hacer volcar un carro o remolque, como por ejemplo, lleno de paja. 61. Bambo: Especie de camisola o camisón, normalmente de tela fina utilizada en época estival. 62. Barbear: Asomar el hocico por encima de las baldas de la pared para saltar y escaparse en el caso de los animales. 63. Basilisco: Nervioso, inquieto. 64. Batua: Mucho trabajo, mucha faena, cuando hay agobio. 65. Berrinche: Sofocón, disgusto. Ej. “Ha cogido un berrinche por cuatro jigos pelotos” 66. Berrinchoncha: Hinchada, regordeta, fofa. “¡Qué espinilla más berrinchoncha tienes!. 67. Berrionda: Palabra mal sonante, referente a la calentura interna de un mujer. También se dice de personas con sobrepeso o gordas. “Juan se ha puesto berriondo”. 68. Besana: Línea. Por donde va el corte. 69. Bierga: Deformación noriega de bielda que es un instrumento agrícola que sirve para recoger, cargar y encerrar la paja, y que solo se diferencia del bieldo en tener seis o siete puntas y dos palos atravesados, que con las puntas o dientes forman como una rejilla. En Añora la bierga no tiene tantas puntas, normalmente, tres o cuatro. 70. Bodoco: Agujero pequeño. Por ej. “qué bodoquitos más redonditos y bien remataos tiene esta baberola”. 71. Bregar: Moverse sin parar. “Como no va estar molío, si está tol día bregando en la cama”. 72. Brotar: Estar en celo. “Esta vaca está brotá”. 73. Bufaera: Bufanda o bragas para abrigar el cuello. 74. Bujío: Sitio pequeño, oscuro y sucio. "Vivía en un bujio de casa" 75. Bujo: Se dice de persona muy introvertida, tímida y poco habladora. "El Juan Madrid, el que escribe el diccionario noriego, es un bujo" C 76. Cabalito: Palabra muy usada en Añora no como algo que se ajusta perfectamente, sino como un sinónimo de “que te lo has creído”. Por ej. “Mamá que quiero que me compres ese juguete” y le contesta la madre: “¡Cabalito!”. 77. Cachipurriano: Zoquete, gaznápiro. 78. Cachivache: Cacharro, trasto, chirimico. 79. Cachundar: Pegar, calentar, agredir a alguien. 80. Cacilba: Entre inocente y tonto. 81. Café bebido: Expresión utilizada cuando queremos tomarnos un café rápido. “Oyes, párate un momento, te tomas un café bebido y te vas” 82. Calcañar: Parte trasera del pie, o lo que es lo mismo, el talón. 83. Caldereta: Palabra muy noriega referente a un cubo, por ej de agua. 84. Calzones: Pantalones. 85. Camastrón: Perro, tranquilo. “Cómo no va a estar gordo, si está hecho un buen camastrón” 86. Cámbara: Cámara. Piso de arriba de las casas de nuestro pueblo. 87. Camisón: En Añora se usa este término como sinónimo de camisa. Aparte de la prenda para dormir, generalmente de mujer. 88. Campana: Parte baja y ancha de la chimenea donde se coloca la matanza para ser cerrado. 89. Cancamusa: Pesao, tanto que llega a molestar. “El Antonio Luis del Molderete está hecho un buen cancamusa” 90. Cancho: Canto o borde blanco de la sandía. También se utiliza para otras hortalizas. 91. Cantarera: Lugar alto donde se ponen los cántaros de agua en una casa para que estén frescos. 92. Capirote: Trozo de tierra alrededor de una lastra o árbol que se deja sin regar o sembrar por ser de difícil acceso. 93. Cárabo: Pájaro. 94. Carajo: Lugar a donde mandaban a alguien por no mandarlo más lejos, de paseo. 95. Cascaor: Que habla mucho y sin demasiado sentido. 96. Cascaporro: Sol del mediodía en pleno verano que te atiza en el morrillo si no llevas sombrero. 97. Cascarillas del Tio Lucas: Cosas sin importancia. 98. Cascarrias: Pelotillas de heces que se quedan pegadas en la piel o en los pelos cercanos al ano. 99. Castillejo: Tacatá. Andador metálico o de madera con asiento de lona y ruedecillas en las patas para que los niños aprendan a andar sin caerse. 100. Catalinita: Pequeña ampolla producida por el roce. “Al terminar las Olimpiadas Rurales me salieron unas catalinitas en los pies por el roce de las chanclas” 101. Caterva: Muchedumbre. Grupo de gente chica. 102. Catre: Triángulo dibujado en el suelo en el que se ponían monedas o bolos para jugar a los bolos o a las canicas. 103. Cavaón: Alcaudón (tipo de pájaro). 104. Cenacho: Tonto. “So cenacho” es “so tonto”. 105. Cendal: Enreo o trasto viejo muy recurrío en época de carnaval. También es una ocurrencia o invento. 106. Chafarrá: Desgarre producido por los colmillos de un verraco o cochino. También se entiende como el pedazo que falta. “Menudas chafarrás le hizo el verraco al Bartolomé de cá Juanito Madrid, que casi lo mata” 107. C h a m b e r g o : A b r i g o t i p o a n o r a k . 108. Chambuerca: Inestable. Sinónimo de changüenga. “Esta mesa está chambuerca” 109. Changao: Estar pachucho. 110. Changuengo: Inestable. “Ten cuidado esta mesa está changuenga” 111. Chamera: Persona muy cariñosa, alegre, besucona, abierta,… “Éste qué chamero es” 112. Chapeletera: Muchacha viva de carácter y un poco jurguillas. 113. Charpa: Grupo de gente. Sinónimo de caterva. 114. Chasca: Hablar. Es muy utilizada la expresión “Menos chasca y más trabajar” 115. Chicharra: Pequeña pinza metálica para ondular el pelo, muy utilizado por las peluqueras. 116. Chichinabo: Minuencia, cosa sin importancia. 117. Chichiví: Pajarillo pequeño. También se usa para referirte a algo que es muy pequeño. “Este niño está tan chico que parece un chichiví” 118. Chinchar: Sinónimo noriego de lo que se conoce popularmente como joder al compañero de turno o molestar o importunar en el resto del territorio español que habla más fino. 119. Chinero: Alacenas laterales por debajo del vasero que están normalmente en el cuerpo del medio de la casa, enfrente de la cocina y debajo de la bóveda del medio. Su nombre proviene de que ahí se guardaban los enseres de porcelana o de china que se querían preservar durante cierto tiempo. 120. Chiquirritusino: Minúsculo. 121. Chirimico: Objeto pequeño. 122. Chirriflíos: Chillidos, gritos. Ej. No des esos chirriflíos que vas a despertar a alguien. 123. Chochona: Gansa. 124. Chocolatera: Recipiente metálico de culo ancho y liso con asa que se utiliza para calentar agua en la candela. 125. Chol: Agujero hecho en el suelo para jugar a los bolos. 126. Cholas: Criadillas. También existe como sinónimo la palabra turmas. 127. Cholecito: Juego de canicas. 128. Chupón: Parte alta y estrecha de la chimenea por donde sale el humo que antes ha pasado por la campana (Ver definición) 129. Churrete: Sucio en personas o en ropas. 130. Churrumascar: Quemar. 131. Cicapatrera: Supuesta herramienta que estaba compuesta de un pesado saco lleno de hierros, que muchos niños de los 60 y 70 llevaban de la fragua al taller y viceversa. 132. Cimborrio: Algo grande. “Peazo cimborrio que has traído que no entra ni por la puerta”. 133. Cipote: Sinónimo de pene. Además, son muy utilizadas las expresiones “ Y un cipote”, “¡Uy que tonto del cipote!” 134. Coal: Piedra grande que cuando se hace una pared se pone a media altura y ocupa todo el ancho de la pared. 135. Cojombros: Son muy usadas las expresiones “¡Uy cojombros! O ¡Qué cojombros! como sinónimos de expresiones de todo tipo de estados de ánimo, ya sean de alegría, sorpresa, indignación, … 136. Coleto: Estómago del cochino, del cerdo. 137. Colorín: Jilguero (un tipo de pájaro) 138. Collera: Lubio para una sola mula, no para dos. 139. Combear: Cuando se hace una vaga o curva en algo. En realidad, es combar, no combear como si dice en Añora. 140. Comicalla: Babero de los niños pequeños para que no se manchen cuando están comiendo y que sirve para limpiarle la boca en caso de ensuciarse. Suele ser de tela y en muchos casos con algún motivo bordado. 141. Como el azogue: Muy nervioso. 142. Concursilla: Quiere decir conclusilla (proviene de conclusión). Hace referencia la final o conclusión de la columna. 143. Corcha: Gansura, pavo típico de los adolescentes. 144. Corvejones: Parte de atrás de las piernas. Gemelos. 145. Crujir el coleto: Es una amenaza popular fuerte : "Como vengas por aquí te voy a hacer crujir el coleto" o una frase para expresar dureza. "Me hizo trabajar hasta crujir el coleto". 146. Coscurriente: Crujiente. “Qué torreznos más coscurrientes me pusieron de tapa” 147. Cubertor: Manta gorda de invierno, cobertor. 148. Cubichera: Chabola, chozo, casa destartalá. Refugio, madriguera. 149. Cuca: Intranquilidad que en los primeros días de calor de la primavera producen las moscas en las vacas que hacen que salgan corriendo con el jopo empinado (ver def.). Se dice entonces “que están cucando”. En Añora, hay un paraje conocido como el “Cerro del cucaero” 150. Cuchitrí o cutrichí: Sitio pequeño del patio o de una casa, favorito de uno, que en muchos casos es como si fuera de propiedad. “Está metía en tol cuchitrí como si no tuviera casa”. 151. Culumbrillos: Hombros, subir a hombros. 152. Curiana o coriana: Cucaracha pequeña. D 153. Dar capote: Llegar tarde a comer. Normalmente suele ir acompañado de una riña por parte del que espera, en mi caso suele ser mi madre que es la que hace la comida. 154. Dar jiga: Dar envidia. 155. Dar o meter castopa: Meterse con alguien o tirarle los trastos a otra persona. Ver también las definiciones de chinchar y meter juncia. 156. Dar un flete: Limpieza a fondo, usada para la limpieza corporal y para la limpieza de las casas. 157. Dar un sosquín: Dar un leve golpe, normalmente en la cabeza. Muchas veces se usa como una llamada de atención. 158. Darse pisto: Echarse flores continuamente uno mismo. 159. Darse una mitra: Dar una guantá a alguien o darse un porrazo, tener una caída. También se utiliza mucho la expresión darse un porretazo, que da la impresión de ser más que un porrazo. 160. De repateta: De memoria, de rechupete. 161. Deíles: Cáscaras de bellotas colocadas en los dedos para coger aceituna. También los hay de metal hechos en la fragua, aunque duren más estos, son más aconsejables los de bellota, porque entre otras cosas pesaban menos. 162. Demontre: Expresión utilizada para cuando ocurre algo que no te lo esperas. “Uy qué demontre”. 163. Dequeíto: Despacito, con sigilo. Ej: “Ve dequeíto para que no se despierte” 164. Desbarajuste: Lío, desorden, entropía máxima. 165. Descuajaringao: Muy roto, muy estropeado. 166. Desfabazar: Deshacerse. 167. Desguarramillao: Deslomao. Solemos decir “esguarramillao” y no tiene nada que ver con el Río Guadarramilla. 168. Destartalao: Sinónimo de descuajaringao. 169. Desfabazar: Deshacerse. 170. Dioseque: Al parecer. 171. Disfarear: Enloquecer, decir tonterías. 172. Disponeor: Que todo lo quiere disponer, aunque no le incumba. 173. Dolorío: Inútil e infeliz. 174. D.K.V.: Modelo de coche de la marca Mercedes. En Añora, una DKV, es un taxi y viene porque el taxista tenía un coche así con el que llevar a las personas del pueblo, tanto que se les conocía como el Antonio de la DKV y Juan el de la DKV. E 175. Embazuscar: Embadurnar, untar. “Lo embazuscó de mantequilla”. 176. Emborrizar: Rebozar. “Qué bueno está el bacalao emborrizao que hace mi madre” 177. Embuar: Embudar. Pasar por la máquina de embutir la masa para hacer los chorizos o la morcilla y que sale por un embudo donde se coloca la tripa para ser llenada. 178. Empalar: Muy usado en la brisca (juego de cartas) para cuando echamos cartas del mismo palo y superiores a una carta anterior. 179. Empendolar (o su reflexivo Empendolarse): Acelerarse la oxidación del carbono, es decir acelerarse la combustión, avivarse el fuego. Decimos en la Fiesta de la Candelaria "El candelorio ya se ha empendolao, ya no hay quien lo apague". "Esto se ha empendolao y no lo apaga ni Jose Mª El Loco, con su camión de los bomberos" 180. Empleita: Correa de esparto con la que se envuelve la masa de la que se hace el queso. Su nombre aprobado por la RAE es pleita.1 181. Encarruchar: Encarrilar algo, ponerlo recto o empezar a hacerlo bien. 182. Enchambuercar: Echar una ronda de bebida a los aparceros del momento. “Enchambuércanos otra vez”. 183. Enchillao: Artesonado de una casa. 184. Enchoclar: Quedarte o adjudicarte algo sin merecérselo. Ganar. 185. Endirgar: Orientar geográficamente a alguien que se encuentra perdido. Indicar una dirección o lugar a quien no sabe. 186. Enforruscao o enfurruscao: Enfadado. 187. Engatusar: Convencer, entretener, camelar,… 188. Engüerar: Dar calor al huevo hasta que salga el pollito, por parte de un ave. 189. Engurrutao: Retorcido e inmóvil. 190. Enjoto: Capricho. “Qué enjoto tienes con …” Significa qué encaprichado estás con ello o cuántas ganas tienes de tenerlo, pero de una forma un poco obcecada. 191. Enjuto: Seco, delgado. 192. Enrratonarse: Enclaustrarse, no salir para casi nada. “Cómo estará su cuerpo después de salir anoche, que lleva todo el día enratonao en su habitación”. 193. Enrramá: Parte trasera de las casas donde se ponía la leña y también, terreno techado donde se meten vacas, ganado, paja o enseres. 194. Ensangraúra: Ingle de la mujer. 195. Entenguelerengue o entenguerengue: Se refiere a cuando algo está a punto de caerse de un sitio o poyete y no se cae, se mantiene en equilibrio. 196. Entremiso: Mesa alargada de madera, con una ligera pendiente, que termina en punta y con bordes para hacer el queso. 197. Entresijo: Parte comestible del cerdo muy grasienta que une las tripas entre sí. 198. Entrucharse: Que se le va la “pinza o la olla” y se pone cabezón. Que está de morros. “Éste hoy está entruchao”. 199. Envainarse: Mandar de paseo a alguien o que se va todo al carajo. “Anda y que te envainen”. 200. Envinculá: Persona inválida, impedida. 201. Es mester perejiles: Expresión equivalente a “manda huevos” 202. Esatentao o desatentao: Asustado, que viene con los ojos como platos. 203. Esatinao: Muy contento. 204. Esbozo: Parte de la sábana que se dobla en la cabecera y envuelve la manta. Hasta hace unos años y continúa en algunas casas, es la parte más utilizada para bordarla en las sábanas del ajuar. 205. Escamujar: Quemar un poquito y podar levemente un árbol. 206. Escandilazo: Rayo de sol a primera hora del día nublado y gris de invierno que anuncia abundantes lluvias. Hace que se vea el arco iris al oeste, cosa atípica pues el arco iris siempre se ve por el este y después de la lluvia, de ahí el dicho: “El arco iris por poniente, suelta la yunta y vente” 207. Escuclar: Separar las cosas que me gustan de las que no, por ejemplo en un plato de comida. 208. Escurrinderas: Tobogán. 209. E s f a r a t a r o F a r a t a r : D e s t r o z a r o descomponer algo, por ej. “cuando al principio de la cruz a las mujeres cruceras no le gustan lo que han puesto faratan la cruz”. 210. Esfrasío o desfrasío: Trozo de tela deshilachado por un lado. 211. Espejuelo: Sinónimo de azulejo. Es un término especialmente noriego y endémico, pues sólo se utiliza en Añora. 212. Estercolero: Espacio que había en cada casa donde se tiraba toda la basura de personas o animales. F 213. Fanfurria: Restos de suciedad. “Límpiate la fanfurria” 214. Filosera: Aspecto físico desaliñao. “Este bar tiene una filosera…”. Proviene de filoxera, (Dactylosphaera vitifoliae) que es un insecto emparentado con los pulgones y un parásito de la vid, que la seca y le produce la enfermedad que lleva su nombre. 215. Figurar: Suponer. “Me lo he figurao” significa “Me lo he supuesto” 216. Fondinga: Mala suerte. También hace referencia a tener mal aspecto, un poco desaliñao, malas pintas. “Anda que éste no tiene mala fondinga” 217. Frangollo: Que hace las cosas a la carrera y mal hechas. 218. Furciao: Roto, estropeao. “Este cachivache sá furciao de nuevo” (Se ha vuelto a romper). G 219. Ganita que briegue: Es una tontería que luche por conseguirlo. 220. Gargoritas: Burbujas que salen del jabón. 221. Garinbolos: Garbanzas. 222. Gata paría o burra peyonda: El que tiene o hace cosas que sorprenden por su ineficacia. “Este niño hace cosas de la gata paría”. 223. Golismero: Alcahuete. Cotilla. Proviene del verbo “goler” que es oler mal dicho. 224. Golpe: Lugar donde se siembra algo. “Voy a poner dos tomateras de nuevo porque se han perdido dos golpes” 225. Grijero: Grillo. 226. Guarrazo o guajarrazo: Caída inesperada, golpetazo. 227. Gurrumino: Agarrao, tacaño, de la hermandad del puño cerrado. Que tiene familia en Cataluña. 228. Gustosón: Niño pequeño y a veces grande que está pasado de gusto, que se le consiente todo lo que pide. “Niños como zapatos, criaos con las abuelas, pos así están, pasaítos de gusto” H 229. Hablarse: Ser novios, ennoviarse. “El chico de cá … se habla con la grande de cá …” 230. Hacer la mascurria: Masticar mucho un alimento que no te gusta. Darle vueltas al bolo en la boca. 231. Hacer un pie aguas: Venir de perilla, venir bien. “ Esto me ha hecho un pie aguas” 232. Haza o jaza: Pequeño trozo de tierra estrecho y largo procedente de una herencia o partición. 233. Histalache: Local pequeño y de mala forma, hecho como de un modo provisional. 234. Hortera: Fiambrera. El diccionario de la RAE, la define como una cazuela de palo, sin embargo, en Añora, se usa como sinónimo de fiambrera, tanto metálica como de plástico y se utiliza para meter el fiambre de la matanza y llevarlo al campo. 235. Huevo: Chichón. I 236. Irse de candaina o gandainas: Irse de fiesta. J 237. Jamacuco: Síncope. 238. Jandosca: Oveja que pare por segunda vez. 239. Jaragán: Holgazán. 240. Jaragüey: Pajita del campo que se te clava en los calcetines y molesta un montón. 241. Jarapillao: Persona mal vestida. “Viene del tó jarapillao”. 242. Jarapillas: Parte baja de la camisa que sale por fuera del pantalón. “Tener las jarapillas fuera”. 243. Jarrear manteca: Sinónimo de meter juncia. 244. Jarreñal: Pequeño trozo de tierra en las afueras del pueblo. 245. Jato: Comida o ropa que los trabajadores llevaban al campo cuando iban a pasar una temporada de trabajos. También se usa para el día a día. 246. Java: Pie grande. “Menúa java tiene” 247. Jervío: Estar llenísimo, a rebosar. Sinónimo de atentebonete. “En las cruces, se pone el pueblo jerviíto de gente” 248. Jesa: Dehesa. “El puente la Jesa” 249. Jícaras: Cada una de las partes en que se divide una tableta de chocolate. 250. Jigoncio: Persona floja e inútil. 251. Jipio (Hipios de Hipo): Suspiros, sobre todo después de llorar. Ej: “Estaba dando unos jipios que se trasponia” 252. Jitera: Harta o en el argot noriego, jarta. 253. Jociquear o jocicar o jocinar: Caerse de boca. 254. Joeca: Expresión de sorpresa y enfado. Eufemismo de joder. 255. Joguina: Asma. 256. Jondear: Echar fuera. Tirar algo. 257. Jopo: Rabo. “Salió con el jopo pá arriba”. También se utiliza como sinónimo de la expresión: ¡Fuera de aquí! 258. Juanlanas: Persona trocha, poco capacitada para hacer algo. 259. Julepe: Dar un repaso a algo o alguien. “Menudo julepe le están dando”. 260. Jundición: Roto o estropeado al máximo, no tiene arreglo. “Lo dejao solo un momento solo y qué jundición má echo” 261. Jurguetear: Hurgar, toquetear algo sin mucho conocimiento de lo que se hace. “Ha roto el video porque le estuvo jurgueteando” 262. Jurguillas: Dícese de la persona que le gusta meterse en todo y chinchar a los demás. 263. Justillo: Sujetador o similar. 264. Jute: Se utiliza en infinidad de ocasiones y en multitud de contextos, pero una de las expresiones más conocidas, es la de “jute de aquí”, que significa echar fuera, irse. L 265. La olla Dios sin cobertera: Demasiado, muchísimo, sin límite. “Esto está rebosandito, como la olla Dios sin cobertera”. 266. Lamparón: Mancha grande en la ropa. “Uy qué lamparón te has hecho en la falda”. 267. Largol: Lo que mide una cosa a lo largo, la largura que tiene. “Anda Sabino, dime el largol del hierro ése de la portería”. 268. Lavao y puesto: Expresión utilizada para cuando te pones algo de ropa de un modo continuo durante varios días, “estos pantalones son lavaos y puestos”. Se usa cuando tienes prisa por ponértelos y se te han ensuciado. 269. Lejío: Ejido. “La cruz del lejío San Martín” 270. Lince: Espabilado. 271. Liñuelo: Tornillo. Por ej. se usa mucho “Te falta un liñuelo” 272. Lo único o lo uniquito: Lo que ocurre… o lo que pasa … . “lo único es que no puedo ir” significa “lo que pasa es que no puedo ir” 273. Losa: Enorme piedra de granito cuadrangular sobre la que se echa candela en la cocina. En otros sitios, se llama piedra de quemar. También es la piedra de la acera delante del umbral. LL 274. Llueca: Gallina que engüera. Proviene de clueca que derivó en llueca M 275. Macholejo/a: Chica que se juntaba mucho con los chicos y que hace cosas más comunes del seco masculino. 276. Madres: Útero de la hembra animal. 277. Mandar a las canas: Mandar algo muy lejos, por ejemplo en el pingané. 278. Mantas: Grasa del cerdo de la cavidad abdominal que se usa para hacer la morcilla. 279. Mantesa: Salvaje, malo/a. 280. Maquea: Insistencia obsesiva. “Siempre está maqueando la misma historia” 281. Maranga: Bicho monstruoso que habita en los pozos noriegos y que es el terror de los niños que se asoman a él. Es un cuento que los padres le cuentan a los niños para que no se asomen a los pozos. “Ten cuidado a ver si viene la maranga” 282. Marrano: Piedra grande y larga que atraviesa diametralmente un pozo. 283. Marrarse: Equivocarse, “mé marrao al contarte esto”. También usado con el significado de esquivar obstáculos, por ej. “marra bien esa piedra pá que no te caigas”. 284. Martingala: Retahíla de cosas. 285. Mascurria: Mandíbula del cochino. 286. Matalotajes: Especias de la matanza. 287. Material: Cuero que se emplea para fabricar zapatos, bolsos o cinturones. Suele dar calidad al producto. “Estos zapatos son de material” (son más buenos de lo normal). 288. Matraca: Aparato ruidos compuesto por una tabla de madera con unas bisagras y tiradores que al moverla hace un ruido muy escandaloso. Salía una vez al año, el Viernes santo, ya que ese día las campanas de la iglesia no se tocan y por eso se dice “eres más perro que la matraca que sale una vez al año y porque la sacan”, o sea, que trabaja menos que los Reyes Magos. Es una palabra muy usada en todo el territorio nacional. 289. Medras: Espinillas. Acné juvenil. 290. Melindroso: Es una versión vallesana del noriego picajoso que es un delicado pá comer. 291. Merendilla: Es la merienda en Añora. Son los dulcecitos de media tarde o lo más típico hace años, pan con chocolate. 292. Merienda: En Añora, la merienda es la comida equivalente al almuerzo fuera de aquí. 293. Meter juncia: Expresión sinónima de chinchar (ver definición) o picar a alguien. 294. Miliquinientas: Que lo tiene todo al completo. “Algo que viene con todas sus miliquinientas”. 295. Mistos: Cerillos de fósforo. 296. Mojete: Picadillo típico noriego de la época estival compuesto por distintos tipos de verduras de la huerta desde cardillos, tomates o habichuelillas. Puede añadírsele también atún, huevo cocido… 297. Momio: Limpio, sin coste o gasto alguno. Cuando no tienes gastos extras, se suele decir “lo que gana es todo momio”. 298. Momios: Intestino delgado del cochino. 299. Mondongo: Intestino grueso y ano del cochino. 300. Monsergas: Palabra sinónimoa a la expresión “cuentos chinos” o explicaciones superfluas para conseguir algo. "No me vengas con monsergas que no te creo" 301. Moquero: Trozo de tela o papel también llamado pañuelo. Actualmente se utiliza un término más moderno y forastero que es clínex (kleenex). 302. Moromurcio: Serio, abstraído, callado, sin gracia. 303. Mosca cojonera: Persona pesada con demasía. 304. Mosico: Coscurro de pan. 305. Murilla: Piedra de granito en forma de trapecio invertido incrustada en la pared de la cocina sobre la losa donde se echa la candela. N 306. Natura: Vagina de los animales. 307. Navegar: Trabajar. “No para, siempre está navegando en su casa” 308. Názura: Parecido al requesón o natillas, que resultan de mezclar leche con el suero hervido de la elaboración del queso. 309. Ni pajarera: Ni la más remota idea de algo. 310. Niales: Nidos de las gallinas. También se utiliza para cuando nos encontramos algo que pensábamos que estaba perdido. Por ejemplo, un nial de dinero 311. No estar muy católico: Expresión utilizada cuando no se tiene ganas de trabaja hacer algo un día, o cuando uno no se levanta muy bien de salud o estado de ánimo. “Hoy no mé levantao yo mú católico”. 312. Nochebueno o arrimaízo: Leño de grandes dimensiones que se pone en la candela, para que dure mucho tiempo encendido, como por ejemplo en la noche de la cruz. 0 313. Ogaño: Este año. Proviene del castellano antiguo. 314. Ovas: Algas que salen en las albercas. P 315. Pachucho: Poco enfermo. 316. Pajarilla: Bazo del cochino. 317. Pajizo: Color de piel entre blancucino y moreno. “Este verano estoy pajizo, no he tomado mucho el sol” 318. Palo jumero: Palos que atraviesan la chimenea de un lado a otro para colgar en ellos los palos del embutido de la matanza. Están negros del humo y de ahí, jumero. “Esto está más negro que el palo jumero”. 319. Palo morcillero: Cada uno de los palos donde se colocan las morcillas y los chorizos que a su vez son colocados en los palos jumeros para la curación del embutido. 320. Pamplinas: Cosas sin importancia. “Eso que te pasa son pamplinas”. También a las personas enreosas se les llama pamplinas o pamplinosos. “Estás hecho un buen pamplinas” 321. Pandereto: Mozo un año menor que el quinto y que ese año coge la pandereta para que luego sea medido al año siguiente. 322. Panduerco: Lelo, bobo, tonto 323. Paparo: Despectivo. 324. Papeles: Muy usado en la brisca (juego de cartas) para cuando echamos cartas que no puntúan. 325. Papelero: Pelotillero. 326. Para siempre: Patatús sin remedio. Infarto. 327. ¿Parece que …? : En noriego se utiliza para preguntar. Es un sinónimo de ¿por qué? 328. Parramplón: Tranquilón, muy parado. 329. Pasguate: Lelo, bobo, tonto. Ej. “Está como un pasguate ahí mirando”. 330. Pataleo: Berrinche de un niño pequeño de forma expresiva. 331. Patatúm: Patatús, shock. 332. Patuleta: Persona torpe en movimiento y en hacer cosas. 333. Pelaje: Aspecto físico. Sinónimo de filosera. “Vaya pelaje que tiene el perro”. 334. Pelfa: Paliza. “Madre mía, la pelfa que má metío jugando a la brisca”. 335. Peloto: Inmaduro para el caso de la fruta o de las hortalizas. “Este tomate está peloto”, para referirse a un tomate verde. 336. Pejiguera: Persona algo pesadita que jarta mucho, algunas veces insoportable. 337. Percal: Idea. “Se le ha visto el percal = Se le ha visto la idea” 338. Percudío: Sucio, viejo por el uso. “Esa camisa está muy percudía”. 339. Perder el hilván: Es perder el hilo de algo, por ejemplo, cuando estás en una conversación, charla, conferencia … 340. Pericotales: Alcahueteos. 341. Perigallo: Similar a una honda para lanzar piedras hecha de esparto o de pita (guita). Existe como tal en la RAE, aunque no se utiliza mucho actualmente en Añora. 342. Perilla: Llave o interruptor de la luz suelto, sin estar fijo a la pared. Suele estar enganchado solo al cable y tiene un pulsador que es el que hace de interruptor. 343. Periloto: Muy ignorante, medio tonto. 344. Periquito: Aspersor de agua. “Este bar ha puesto periquitos para la feria”. 345. Pestoso: Que está de malhumor y todo le sienta mal. También se le dice a los niños pequeños que lloran por todo. “Hoy está de pestoso”. No tiene nada que ver con el mal olor de alguien. 346. Petera: Idea obsesiva. 347. Pez barrigón: Renacuajo. 348. Picajoso: Delicado en exceso, normalmente delicado para comer. “A este niño no le gusta ná, ¡qué picajoso que es!” 349. Pichaque: Raigón en la dentadura. 350. Pichote: No sabemos exactamente quién fue, pero tuvo que ser mú tonto, porque se utiliza muchísimo la expresión “más tonto que pichote”. 351. Pintar: Sembrar garbanzos, coles, patatas … 352. Pipenda: Persona muy graciosas y e x t r o v e r t i d a , s i m i l a r a dicharachera. "María está hecha una buena pipenda" 353. Pipiricoja: Ir a pata coja. Dar saltos con una sola pierna. 354. Piyiyi: Pinza del pelo para sujetar el rulo. 355. Pochincha: “Jartita” de comer. 356. Ponzoña: Morrería. “Está con la ponzoña de que vaya a su casa” 357. Por matas y por rozás: Deformación de “con matas y por rozar”. 358. Porraúra: Herida hecha con un golpe. 359. Potosí: Palabra referente a la riqueza que alguien posee y se refiere a la mina del Potosí (Bolivia). Ej. “Le ha costado un Potosí”. 360. Poyete: Pequeño trozo de pared o de estantería usado para colocar algo encima. “Pon esto en lo alto del poyete”. 361. Prenda lerenda: Persona demasiado viva, tirando a sinvergüenza. 362. Primala: Oveja que pare por primera vez. También vale para otro tipo de animales como cochinas. 363. Presto: Pronto. Antiguamente se usaba mucho en el pueblo. Proviene del latino tardío, praestus. 364. Pugiede: En permanente malhumor. 365. Puñetero: Sinvergüenza. 366. Puño: Comer de puño: Expresión utilizada para cuando se come de fiambre, salchichón, queso, jamón … Q 367. Que pa qué: Coletilla utilizada al final de una frase y que significa mucho, en demasía, un follón. 368. Quinto: Mozo que se va a incorporar a filas. R 369. Rabaílla: El culete de la canaílla. Referente al cóccix. 370. Randa: Carrera de una media o panty de las piernas. 371. Raspajilando: Corriendo, que va deprisa. 372. Rebullir: No puedes ni rebullirte, no puedes ni moverte. Suele pasar después de un atracón de comida. 373. Rechistar: Responder, replicar. “Vete a la cama sin rechistar” 374. Rechoncha: Niña con un poco de grasa de más. 375. Recoveco: Rincón o lugar poco visible. Ej: Esta casa está llena de recovecos. 376. Recuacarse: Arrepentirse, retractarse, echarse para atrás, por ej. en un trato. 377. Recular: Echar pá tras el culo al estar sentado. 378. Relleno: Morcilla de color amarillo que se hace en ciertas fiestas a base de jamón, pollo, huevo, azafrán … 379. Remate: Fiesta que tiene lugar al final de la temporada de recogida de la cosecha, por ejemplo de la aceituna. 380. Renquear: Andar o moverse como renco, oscilando a un lado y a otro a trompicones. En Añora, sin embargo, renquear significa cojear. Por ej. “Fue renqueando hasta la silla”. 681. Reolla o rejolla: Cañada. 682. Repampinfla: Se dice cuando a algo no se le da importancia. "Eso me la repampinfla". 383. Repanocha: Personas o actos algo excéntricos o fuera de lo común, fuera de lo normal, tanto bueno como malo. “Juan es la repanocha”. Un sinónimo también recogido en la RAE es “ser la monda” 384. Reparandera: Que quiere arreglar lo que no le incumbe, entrometida. 385. Repiciata: Mozuela contestona, respondona, republicana. “Es más chica que un zapato y lo repiciata que nos ha salido”. También en masculino es muy utilizado “qué repiciato se pone en las olimpiadas” 386. Repílfora: Mujer de vida alegre. 387. Resencio: Rocío de la mañana. 388. Resnear: Rozarse con algo por estar desinquieto. “Deja ya de resnear en la silla y vete a dormir”. 389. Retortullúo/a: Apretao, gordito, lustroso. “¡Ajai que muslos tiene la niña!, ¡ay que retortullúa está!” 390. Reventar como un ciquitraque: Expresión muy utilizada para situaciones en las cuales uno ha comido más de la cuenta, más de lo que le pertenecía y está “jartito” de comer. “Madre mía, cuánto has comido hoy, que vas a reventar como un ciquitraque” 391. Rifirrafe: Tener una pequeña riña o desacuerdo con alguien. "He tenido un poco rifirrafe con Juan”. 392. Ripios: Sobras, desperdicios. 393. Ristra: Pequeño grupo de cosas, por ejemplo de ajos. También se utiliza mucho la expresión “te voy a dar una ristra de palos” cuando se le va a pegar o castigar a un niño. 394. Rochera: Persona que sale y trasnocha mucho. 395. Ropón: Abrigo o chaquetón largo. S 396. Sajuciar: Dar a luz. “Por lo visto qui que la de cá … está sajuciando ahora mismito” 397. Salao: Salazón que realizaban los pastores con carne de oveja vieja que se dejaba secar al sol recubierta de sal, al estilo del bacalao. Antes de que se inventara el frigorífico se aprovechaba así la carne de la oveja vieja puesto que los corderos eran todos destinados a la venta. 398. Salir jopeando: Proviene de jopo (rabo) y significa salir pitando de un lugar con el rabo entre las patas. 399. San salío las madres: Expresión referente a cuando se le sale la matriz a una cochina o guarra de cría. 400. Sapear: Proviene de apear. Salirse por la tangente. También se utiliza como sinónimo de la expresión “bajarse de algún lugar”. 401. Saquito: Jersey fino, no muy gordo, de manga larga. 402. Sardina: Geranio. 403. Sares: Cadena que cuelga en la chimenea en la que se coloca la caldereta con agua sobre la candela de la cocina para tener siempre agua caliente. 404. Sarpullío: Reacción alergica en la piel. 405. Saturdir: Quitarse el bulto o algo de encima. Algo que no se va. “Tiene una borrachera que no se saturde” 406. Saure: Autobús. Esta palabra es de la primera mitad de siglo, y ahora está en desuso. “Ha cogido el saure para ir a Pozoblanco”. 407. Sejar: Echar pa`tras. Retroceder. 408. Sénico: Nervioso, hiperactivo. “Este niño está sénico perdío”. 409. Ser más tonto que Abundio o Ser más tonto que Pichote: Ser muy tonto. 410. Ser más trocho que Apolo: Ser muy Torpe. 411. Serresina: Lo que queda de un sitio después de haber pasado una auténtica revolución demoledora, por ejemplo, lo que queda de un huerto después de pastar unas vacas escapadas. 412. Sobrasar: Menear con la paleta de hierro el brasero de picón. 413. Sobrino de bragueta: El marido de una sobrina carnal. 414. Socarrinas: Persona irónica en exceso. “El de la Justa de cá David está hecho un buen socarrinas” 415. Socolar: Quitar con tijeras las cascarrias a la oveja en primavera. Este trabajo lo realizaban los pastores para que las ovejas tuvieran sus partes traseras limpias y el carnero las pudiera “apañar” sin complicaciones. 416. Soliviantar: Inquietarse, estar nervioso. 417. Songo (o jongo): Ganso gansísimo. También, se usa cuando uno está pachucho, un poco enfermo. 418. Soponcio: Acaloramiento o mareo. 419. Sostenes: Sujetadores. La diferencia con el resto del territorio español, es que en Añora y en el valle, se usa en plural, además de sostén, se usa más sostenes. 420. Suerte: Pequeño trozo de tierra, cercado normalmente por una pared, procedente de una herencia. T 421. Tajaíllas: Carne picada y adobada con especias que es la masa de la que se hace el chorizo. Se fríen antes de “embuarlas” para ver si han cogido el saber adecuado. 422. Támaras: Partes de las ramas de los árboles, normalmente de las encinas, que es el árbol noriego por excelencia, que no son pequeños pero tampoco de mucha envergadura a las que ya se les han caído las hojas. 423. Tantos: Son la sota, el caballo y el rey en el juego de la brisca. 424. Tara: Hueso de la pata de un cordero que tiene cuatro caras y que da nombre a un juego ya en desuso. El juego constaba de un pinche (guijarro) y de cuatro taras (huesecillos de cordero). El objetivo es conseguir el máximo de puntos. Los puntos se consiguen poniendo las taras en vertical apoyándose en una de sus cuatro caras que tienen distinta forma y que se solían pintar de diferentes colores. El juego consta de tirar el pinche para arriba y antes de que caiga al suelo, hay que mover las taras y ponerlas sobre una de sus caras. Normalmente las caras que más puntuaban eran las laterales porque son más difíciles de mover y por tanto de dejar en la posición indicada. 425. Tarretear: Alborotar en demasía. 426. Teco: Zurdo. 427. Techao: Porche trasero de las casas o cualquier techo abierto al aire, que se suele utilizar como cochera. 428. Telerillo: Tela mosquitera. 429. Temer más que a una esparnúa: Derivación noriega de “temer más que a una espada desnuda. Se utiliza mucho cuando se le tiene miedo a alguien. “Te temo más que a una esparnúa”. 430. Tenderse un rato: Acostarse o tumbarse un rato, no tiene nada que ver con tender la ropa. 431. Tener buena encarnaúra: Cicatrizar bien. 432. Tener un perro cogío: Dolor agudo en un punto concreto. 433. Tener pelusa: Tener celos de alguien o de algo. 434. Tener torrija: Tener torta, pavo: “¡Qué torrija tienes hijo mío! 435. Tenguerengue o tenguelerengue: Algo que está a punto de caerse y mantiene el equilibrio difícilmente. Es sinónimo de “tente mientras cobro”. Por ej. “Ten cuidado con eso que está en tenguerengue y se va a caer de un momento a otro”. 436. Tente mientras cobro: Expresión referente a cuando algo está al borde de caerse, por ej. en un poyete. 437. Tentemozo: Palo de madera que sujeta un carro para que se quede recto cuando está parado. Se llama así porque es sirve para mantener algo tieso (tente tieso y tente mozo). Esta palabra existe como tal en la RAE, pero la ponemos aquí porque está en desuso, como los carros. 438. Terno: En Añora y en el valle, esta palabra se usa como sinónimo de muda. “Me he echado un terno de ropa pá pasar el fin de semana de las cruces”. Terno viene de tres, que son las partes que lo componen, pantalón, chaleco y chaqueta, u otra prenda semejante, hecha de la misma tela. 439. Tiquismiquis: Persona meticulosa y detallista. 440. Tiraor: Tirachinas compuesto de una estaquilla (de madera de olivo), gomas (de recámara de bicicleta y según estudios de D. Fco. Pilar Ruiz en los 70 y los 80 a una muestra de 300 recámaras, eran mejores las rojas que las negras) y correílla (hecha de material (cuero) de un cinturón o zapato viejo donde se coloca el chinato). 441. Tollina: Paliza, zurra, una manta de palos. 442. Tomizas: Cada uno de los trozos en los que se divide una cuerda o soga. 443. Tongá: Ronda, tanda. Por ejemplo, al freír el lechón, “vamos a freír la segunda tongá de lechón”. 444. Toril: Pequeño superficie de tierra cercada por una pared de piedra donde se metían los toros u otros animales. 445. Torreznero: Escurridor de grasa de los torreznos. 446. Trajinar: Trabajar mucho sin que te cunda. Querer avanzar y no poder. También se refiere de un modo más rural a hacer el amor. 447. Tranfullería: Sinónimo de trampa en el noriego parlante. 448. Tranquilla o trancailla: Se usa mucho la expresión “echar la tranquilla” para cuando queremos cerrar la puerta o cerrar el paso a algo o a alguien. 449. Trápala: Chapuzas. 450. Trascamundarse: Perderse. “Me he trascamundao al contar los puntos del encaje” 451. Traspuntá: Cortá o cortada. Se utiliza mucho para la leche. “Esta leche está traspuntá” (cuando se ha cortado). 452. Trasto o traste: Trozo de regaliz. 453. Trastolero/a: Desinquieto. “Uy, qué niña más trastolera está hecha” 454. Trechereta: Voltereta o vuelta a la campana, tanto palante como patrás. “La Maribel la peluquera se ha lesionado al dar la trechereta en las Olimpiadas”. 455. Tripa del cagalán: Hemorroide del cochino, normalmente a los lechones, se le sale la tripa del cagalán las noches de mucho frío. “Ha hecho esta noche un frío que pa qué, se lá salío la tripa del cagalán a tres lechones”. 456. Trócola: Polea. En Añora, también se le llama así al utensilio para tensar los alambres. 457. Trocho: Torpe, torpísimo 458. Troja: Cuadrado a media altura hechos de adobe, que servían para delimitar distintas dependencias en la cámara de la casa que se usaban como granero, saladero de los tocinos… 459. Trompicar: Tiene dos vertientes, una la sinónima de tropezar “sá trompicao y por poco jocina” y la otra sinónima de beber, “trompicarse el vino”. 460. Tronchastiles: Persona bruta, casi un arrollapastos. 461. Tronchar el pescuezo: Torcer el cuello. “Má dao un abrazo con tanto ímpetu que má tronchao el pescuezo” 462. Tube o tuve: Fuera de aquí. Expresión muy utilizada para echar fuera de un sitio a los perros u otro tipo de animales, e incluso a personas en ciertos contextos. 463. Tunda: Paliza, dar una jartá de palos. 464. Turmas: Sinónimo de cholas, testículos o criadillas de los cochinos. Se usa mucho las turmas en esta zona como término más culto para referirnos a las cholas. 471. Vijarro: Deformación noriega de guijarro. Pequeño canto rodado. 472. Violín: Mosquito que en verano cuando estás dormido, te pasa por la oreja molestando continuamente. Es muy conocido el dicho, “Por el día, dormir, dormir y por la noche, violín, violín” Y 473. Yisque o grisque: Cierre de la puerta. Es muy utilizada la expresión “echar el yisque” cuando nos referimos a cerrar la puerta de los coches o de la casa. Z 474. Zabarra: Ser pesado, dar la paliza psicológica por algo. 75. Zafarrancho: Limpieza a fondo. Término usado también para referirse a un “jartón” de comer. 476. Zalagarda: Jacienda, jundición. 477. Zamplar: Dar algo a alguien. También se usa como sinónimo de comer. 478. Zampullazo: Golpetazo, pero de los grandes. 479. Zangarriano: Inestable, medio roto, a punto de descuajaringarse. 480. Zaragata: Jaleo excesivo. 481. Zaragutear: Investigar con fines alcahuetes. 482. Zoleja: Pequeño propietario rural hecho a sí mismo. 483. Zopa: Que no tiene punta, que es redonda. 484. Zoquete: Torpe. 485. Zorrera: Mucho humo. Ej: “De fumar tenéis liá una zorrera que pa qué”. 486. Zorruno: Guarrete, sucio. 487. Zurrapa: Suciedad. “Esa zurrapa no se le va ni a la de tres”. 488. Zurrar la badana: Pegar a alguien, lo mismo que zurrear. 489. Zurrear: Dar golpes, pegar a alguien. 490. Zurritonto: Más que tonto, tonto muy tonto. V 465. Vagar: Tener tiempo para hacer algo. “Cuando me vague, voy un rato a vestir la cruz” 466. Vasero: Lugar encima de los chineros donde se colocaban los vasos y copas de vidrio. 467. Vecero: Cliente habitual, “de ir muchas veces a un sitio”. “Éste es vecero de la taberna”. 468. Ventrón: Estómago del cochino, que se usa para hacer los callos. 469. Verahílo: Vocablo noriega referente a cuando has visto o encontrado algo. En realidad proviene de “verlo ahí” 470. Vericotales: Lugares perdidos, vericuetos. DESDE ESTAS LÍNEAS OS VUELVO A DAR LAS GRACIAS A TODOS LOS QUE ME APORTÁIS PALABRAS, TANTO EN PERSONA, EN PAPEL, POR TELÉFONO O POR CORREO ELECTRÓNICO Y OS DESEO LO MEJOR PARA ESTA FERIA Y SIEMPRE.