Artículo de opinión Identificar y caracterizar brevemente la idea central del artículo. Desarrollar argumentos que apoyen y que contradigan la idea central. Pueden ejemplificar Exponerlos brevemente en clase Expresar sintéticamente las conclusiones del grupo en el foro antes de la clase 3. Indicar en el mensaje los integrantes (sólo uno de los integrantes escribirá las conclusiones en el foro) Aulas 1 a 1: la inevitable gradualidad jueves 27 de enero de 2011 Juan Carlos Asinsten En toda América Latina (y en otras latitudes también) avanzan los proyectos que originalmente se denominaron OLPC (One Laptop per Children) y que hoy denominamos, por lo menos en nuestro país, de aulas 1 a 1. Denominación que nos gusta más, porque pasa el eje de la descripción del hecho de que cada niño (o adolescente, o joven) sea "propietario" de una computadora, al hecho, mucho más trascendente para el análisis, de que las aulas estarán saturadas de computadoras (y otros accesorios digitales). En la Argentina, después de varios años de idas y vueltas con el proyecto OLPC, impulsado desde el portal Educ.ar, este año se pusieron en marcha varios proyectos (ahora convergentes) bajo la denominación Conectar Igualdad. Son muchos los aspectos a considerar, y seguramente en los próximos meses crecerá la polémica, hoy todavía larvada. En esta nota nos detendremos en el tema de los ritmos, de la velocidad de los cambios esperados (y/o esperables). Pero antes de continuar quiero expresar especialmente mi total acuerdo con estos proyectos (desde el principio), independientemente de objeciones parciales a modos de implementación y decisiones administrativas que, en el mediano plazo (plazo de referencia obligado para cualquier proyecto educativo) serán apenas anécdotas que sólo los estudiosos recordarán. Reforma o revolución El proyecto original de Negroponte contenía un elemento provocador y revulsivo (intencionalmente revulsivo). Negroponte proponía equipar a los niños con laptops sin ninguna preparación institucional previa, lo que consideraba produciría una revolución sin precedente en los sistemas educativos obligando a la escuela a adaptarse a los nuevos (y mejores) tiempos digitales. Explicitaba el caos como fuerza liberadora de las potencias reprimidas por los sistemas educativos Esta idea, de la que se han apropiado muchos seguidores de Negroponte, se formula, en general, desde afuera de los sistemas educativos, y desde afuera de la experiencia de aula (desde cátedras universitarias) e incluye varios presupuestos erróneos: En primer lugar, ignora la tendencia de los sistemas a la estabilidad, a mantener el status quo. Y, sobre todo, que la resistencia al cambio es directamente proporcional a la violencia con que se pretenda imponer el mismo. La segunda cuestión es creer posible imponer a los sistemas educativos programas que requieren de su aprobación previa, anunciándoles "venimos a crear el caos", aunque se prometa que ese caos producirá cambios profundos y positivos (basados en promesas verbales, sin hechos que lo validen). En tercer lugar, creer que esa revolución realmente se producirá, en el caso de implementarse el programa OLPC. El sentido común, y lo que está sucediendo, muestra que no. Las cosas van por un camino mucho más tortuoso, zigzagueante, y sobre todo lento. Llevará tiempo, hasta que los docentes aprendan a trabajar en un aula con cada alumno con una computadora sobre el pupitre. No se trata de aprendizajes tecnológicos (sólo tecnológicos) sino pedagógicos. Pasar de un modelo de enseñanza transmisiva-memorística (que predomina en las aulas de la educación media) a otro basado en la actividad de los alumnos es un cambio de paradigma difícil. Y eso es lo principal que da sentido a las aulas 1 a 1: trabajar de otro modo, produciendo, creando, investigando, compartiendo. ¿Eso puede hacerse sin computadoras? Creo que sí. Convendría releer "La escuela rural unitaria", del maestro Luis F. Iglesias, para ver que el trabajo grupal, sobre proyectos, con un grado alto de autogestión, no depende de computadoras ni de sistemas operativos. Pero las computadoras e Internet ponen en manos de alumnos y docentes herramientas que hace pocos años ni soñábamos. La escuela activa con la que soñaron Dewey, Montessori y tantos otros, es más fácil y posible con computadoras que sin ellas. Y también los alumnos deberán aprender (incluso tecnología). El presupuesto de que todos los adolescentes son expertos informáticos es un mito (nos referiremos al mismo en una próxima nota). Pero sobre todo deberán aprender a producir, a crear, a compartir, a negociar significados. Que no es lo mismo que googlear un tema y copiar el primero o segundo de los resultados de la búsqueda, ni subir fotos a Facebook o videos crudos a You Tube. Estos aprendizajes, de docentes, alumnos y colectivos áulicos, demandarán tiempo. Es predecible que al principio las computadoras en el aula estén más tiempo apagadas que encendidas. Se irán incorporando paulatinamente a las actividades regulares, de manera gradual, no en todas las aulas al mismo ritmo Y seguramente, al principio, se utilizarán para hacer lo mismo que hoy se hace sin computadoras. Eso es natural y lógico, y no lo resolverá ninguna capacitación en esta etapa. Es previsible también que a medida que vayan llegando las netbooks a las aulas, crezcan los reclamos de sectores docentes, planteando que no se los consultó y que no se realizó la indispensable capacitación previa. Seguramente amplificadas por quienes alientan el discurso "está todo mal". Creo que las decisiones de este tipo no pueden plesbicitarse. Es un tema complejo y dejo sólo la formulación. Y con respecto a la capacitación previa (preventiva), no creo en ella (auque la haya sostenido en otro momento), por dos cuestiones fundamentales: primero, porque nadie puede aprender las respuestas a preguntas que todavía no tiene. Y porque todavía nadie sabe realmente qué necesitarán aprender los docentes, ya que la experiencia está recién comenzando en todo el mundo. Y lo que tenemos son apenas suposiciones. Muchas de las cuales (de las que circulan) se basan en fantasías, comenzando en el poder mágico de las máquinas para producir aprendizajes o suponiendo una avidez por aprender de los adolescentes, que la escuela está enchalecando, y que se liberará cuando los docentes dejen de interponerse. No planteo que no deban hacerse ahora capacitaciones. No sólo porque algo siempre queda en términos de mejora de las competencias en TIC, sino, sobre todo, porque ayudará a mejorar la autoconfianza de los docentes, necesaria para encarar las nuevas situaciones en las aulas 1 a 1. Por ahora nos queda continuar avanzando, paso a paso, reflexionando mucho sobre lo que podemos ir observando, ayudando a construir las nuevas estrategias. Las aulas 1 a 1 han llegado para quedarse. Y esa es una muy buena noticia. © Copyright 2011, Síntesis Educativa. Juan Carlos Asinsten es docente de las materias 'Comunicación visual didáctica', 'Introducción al diseño de materiales didácticos digitales' y 'Diseño didáctico de contenidos educativos', en el posgrado 'Formación de formadores en entornos virtuales de aprendizaje', que dicta la Universidad Nacional 3 de Febrero (UNTREF) en Argentina. Actualmente coordina el Posgrado 'Especialista en Entornos Virtuales de Aprendizaje' de Virtual Educa/OEI.