IGLESIA DE SAN PABLO HORARIOS DE MISAS en VERANO: Del 1 de julio al 1 de septiembre. Festivos: Mañana: 9:30, 12:30 y 13:30. Tarde: 19:30 y 20:30. Sábados y víspera de festivos: Mañana: 8:00 y 13:15. Tarde: 19:30 y 20:30. PP. dominicos. Tel. 983 351 748. Valladolid http://sanpabloysangregorio.es HORARIO DE MISAS EN VERANO Diarios: Mañana: 8:00 y 13:15 ROSARIO: 20:00 Tarde: 20:30 Festivos: Mañana: 9:30, 12:30 y 13:30 Tarde: 19:30 y 20:30 26 de junio, 2011. Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor SIN EUCARISTÍA NO PODEMOS TENER VIDA Diarios: Mañana: 8:00 y 13:15.- Tarde: -------- 20:30. DURANTE EL VERANO SE SUPRIMEN la oración de LAUDES, previa a la misa concelebrada, Y LAS VÍSPERAS COMUNITARIAS de cada día. ENTRADA Alrededor de tu mesa / venimos a recordar que tu palabra es camino / tu cuerpo fraternidad. Hemos venido a tu mesa / a recordar el misterio / de tu amor, con nuestras manos manchadas / arrepentidos buscamos / tu perdón. COMUNIÓN * En la fracción del pan nos das, Señor, tu salvación; nos das tu vida –Cuerpo y Sangre- fruto de tu amor. * Jesús tomando el pan nos dio su Cuerpo en manjar; su Cuerpo entregado por nosotros en la cruz. * Tomando el cáliz, nos lo dio: “Bebed todos de él; mi sangre derramada para vuestra redención”. * Los desvalidos comerán y el hambre saciarán; alaben al Señor los que le buscan en la fe. * Yo soy el Pan de vida; el que crea vivirá; y yo le resucitaré para la eternidad. SALIDA Cristo ayer y Cristo hoy, Cristo siempre será el Señor. Tú eres Dios y eres amor, me has llamado aquí estoy. ____________________________________________ Es importante que escuchemos con atención las afirmaciones del Señor sobre la Eucaristía y que nos las creamos. Cristo nos dice hoy: “Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”. Repitamos esta última afirmación: Para nosotros, la Eucaristía no es opcional, ¡es vital! ¿Lo creemos? Sin la Eucaristía no puedo tener Vida; sin el Cuerpo de Cristo la vida se torna gris, se debilita, no tiene vigor, sucumbe. Es cierto que sin la Eucaristía continuamos con vida biológica, y que sin ir a misa puedo tener una vida larga. Ahora bien, el cristiano recibe de Dios una vida nueva que vivifica, rejuvenece y cura la vida humana ordinaria. El cristiano es ungido con una vida nueva, vida que viene del cielo ya que le hace participar de la vida de las tres personas divinas. Como dice Jesús: “el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. Cada Eucaristía supone incrementar esta vida nueva. Cada Eucaristía nos comunica más y más la energía que viene del cielo para que podamos vivir nuestra vida ordinaria de una forma nueva, con una luz diferente. Por eso la Eucaristía es verdadera comida, porque nos comunica verdadera vida. Sin la Eucaristía la vida nueva de Cristo se va debilitando hasta extinguirse. De ahí la fidelidad a la Eucaristía dominical, algo imprescindible para mi vida. ¿Cómo mantener el amor en la familia, la ilusión por hacer felices a los demás, querer perder la vida cada uno por los otros, amándolos fielmente y siempre? La Eucaristía es alimento necesario para la estabilidad matrimonial; “Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” sin ella el amor se seca. El poder vivificante de Cristo en la Eucaristía no se detiene en los individuos aislados, sino que se extiende a todas las capas de la vida humana: la economía, la cultura, el ocio, adquiriendo incluso una dimensión cósmica. La Eucaristía es capaz de transformar las sociedades; las fermenta desde dentro para que le ayuden a crecer para erradicar toda clase de egoísmo, aquello que genere división, o sea indigno del hombre. Es el signo por excelencia del amor entregado por la salvación de todos: “Un solo pan partido para todos, para que nos convirtamos en lo que comemos: el cuerpo de Cristo” (San Agustín) (Misa dominical, 26 junio 2011) terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua; que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres”. Palabra de Dios. Ha puesto paz en sus fronteras, te sacia con flor de harina; él envía su mensaje a la tierra y su palabra corre veloz. Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así ni les dio a conocer sus mandatos. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come este pan vivirá para siempre”. Palabra del Señor. Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17. Hermanos: El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con en el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Palabra de Dios. SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y DE LA SANGRE DEL SEÑOR Santo evangelio según san Juan 6, 51-59. Libro del Deuteronomio 8, 2-3. 14-16 Moisés habló al pueblo diciendo: “Recuerda el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió haciéndote pasar hambre y después te alimentó con el maná que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no solo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN Viernes día 1 de julio Salmo responsorial 147, 11-20. R/. Glorifica al Señor, Jerusalén. Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión, que ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Disputaban entonces los judíos entre sí: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo: “Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. SOLEMNIDAD DE LOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO. Día 29 de junio