DIVERSOS MODELOS ANTROPOLÓGICOS COMO FUNDAMENTO

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DIVERSOS MODELOS ANTROPOLÓGICOS
COMO FUNDAMENTO DE LA ACCIÓN EDUCATIVA
Y DEL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO.
En la historia del pensamiento occidental
se desarrollaron diferentes concepciones
antropológicas, de las cuales se examinaran las principales atendiendo en particular los tres
modelos antropológicos clásicos B. Hamann
1) La imagen occidental-cristiana del hombre.
2) La imagen dinamicista-biológica: y
3) La imagen del hombre subyacente en el marxismo.
Hamann reseña una serie de aportaciones contemporáneas a la comprensión de lo humano
que revisten interés para la antropología educativa, las cuales han contribuido a la
configuración del pensamiento y la práctica educativa en nuestro entorno cultural.
1. EL =HOMO SAPIENS= DEL OCCIDENTE CRISTIANO
Los ingredientes precristianos y la aportación del mensaje cristiano, dan lugar a una imagen
del hombre que sustancialmente se puede caracterizar como homo sapiens. Sin embargo el
cristianismo ha corregido casi radicalmente la antropología griega. De la cual los
representantes más destacados del pensamiento griego son Platón y Aristóteles, los cuales
tienen mayor influjo en la configuración del pensamiento occidental.
Para el gran pensamiento griego, el hombre es un hibrido de materia y espíritu (cuerpo y
alma) sin embargo en el asunto de la unidad entre cuerpo y alma es vista de manera diferente
en la tradición que inaugura Platón –idealista- y en la tradición realista Aristotélica.
Platon.
Platon piensa que la unión entre materia y espíritu es muy débil, sutilísima, puramente
accidental; esta unidad no esta requerida por la esencia de ninguno de los dos elementos, es
decir, ninguno exige necesariamente –según lo que el es- al otro.
Formula que el cuerpo es la cárcel del alma. Esta esta como prisionera en un cuerpo que la
limita y restringe, que le impide la natural expansión de su ser propio, la que tenia cuando se
hallaba en su situación original, el cuerpo es malo y principio de maldad por que lo genuino y
autentico del hombre, suyo es su espíritu.
El hombre ha de ir poco a poco liberándose del cuerpo, la inteligencia se purifica de la
corporeidad mediante la dialéctica y la voluntad mediante la virtud. El arte de la dialéctica y las
matemáticas son las disciplinas necesarias para que el espíritu encarnado aprenda a
trascender el mundo de las apariencias y a contemplar las autenticas realidades. Como el
mundo de las ideas esta jerarquizado piramidalmente, lo primero que encontramos en ese
tránsito dialectico es la base de la pirámide, donde se ubican las ideas elementales; después
accedemos a las ideas intermedias y a las superiores, que culminan en la belleza o bien. Lo
propio del arte dialectico es facilitar este progresivo ascenso.
Platón imagina que lo humano esta jerarquizado según un orden también topológico: en la
cabeza, el logos; en el pecho el apetito trascible (el deseo de lo arduo), y en el vientre el
apetito concupiscible (deseo de la fácil y agradable). Lo mas importante, lo superior en el
hombre, ha de dominar sobre lo inferior, y el logo sobre todo. (Así también la razón debe
controlar los apetitos)
En resumen mediante la dialéctica y la virtud, las diversas partes del alma van purificándose
de su situación de estar sometidas a la corporeidad. El alma, entonces, ha de liberarse del
cuerpo. Esto implica que su unión con él es accidental, se debe a un accidente eventual. Más
que una unión, casi habría que hablar en Platón de una yuxtaposición.
1.2 Aristoteles
En la tradición aristotélica al contrario que la platónica, la unión entre cuerpo y alma es mas
intensa e intima “sustancial” , queriendo decir q cuerpo y alma forman la misma sustancia, de
modo que afuera de esa unión no hay realmente hombre.
La unión entre cuerpo (materia prima) y alma (forma sustancial) es unión exigida por lo que el
hombre esencialmente es.
Pero como la materia y la forma no son aislables una de otra, su modo de principiar he de ser
co-principiar. Un hombre es necesariamente animal-racional, entendiendo por animal un ser
animado, en el caso del hombre, por el espíritu. El hombre es un cuerpo que contiene un
principio inmanente de actividad propia, de automovimiento, que es su alma, y esta no muere.
Lo que muere –se corrompe- es el compuesto de alma y cuerpo.
Vemos clara así la diferencia con Platón, para este el hombre es su alma, que antes de caer
en la caverna-cuerpo era una idea mas. Por el contrario, para Aristóteles, el alma sola, sin el
cuerpo, no es cabalmente hombre; se exigen mutuamente para construir esa sustancia
primera de modo que la separación entre alma y el cuerpo implica que deja de haber hombre.
Aristóteles está convencido de que el alma humana subsiste a la corrupción del cuerpo.
1.3 El cristianismo
A las tradiciones griegas descritas, el cristianismo se suma en parte. Este confluye con el
pensamiento griego por que encuentra en el una base intelectual muy coherente con su propia
propuesta antropológica. Existen elementos en el lenguaje cristianao que suponen una clara
discontinuidad con el pensamiento griego, especialmente de linaje platónico. Nos referimos a
dos de ellos que tienen una especial relevancia antropológica: el valor positivo de la
corporeidad humana y la enseñanza sobre la creación.
1.3.2 La idea cristiana de corporeo.
Piénsese en lo que implica la encarnación de Cristo, verdad nuclear de su mensaje. Dios
asume íntegramente – y no de modo accidental sino sustancial, hipostático- la naturaleza
humana, sin dejar de ser dios.
Si el cristianismo no tuviera un alto concepto de la corporeidad humana, esto seria
inconcebible. En el cristianismo, sin embargo, no solo es concebible, sino que constituye la
verdad central de su mensaje; y no asume una corporalidad genérica, sino un cuerpo
concreto, el que fue concebido en las entrañas de la virgen y el que sigue teniendo en el cielo
y en el misterio cucarístico.
El dogma cristiano de la resurrección escatológica de la carne supone una verdadera
exaltación del cuerpo humano. El cristianismo enseña que al final de la historia, cuando acabe
el tiempo, todos los difuntos resucitaran como ya lo hizo Cristo realmente.
La resurrección de Cristo es, desde luego, una glorificación radical de la corporeidad, dicha
resurrección es modelo y primicia de lo q les ocurrirá a todos los hombres al final de los
tiempos; los cristianos piensan que todos resucitaremos. En un momento dado, el cuerpo se
reunirá con el alma, en concreto cada cuerpo con su respectiva alma, con aquella a la que ya
estuvo unido. Esto es misterioso, pero es lo que creen los cristianos. Una visión muy positiva
del cuerpo. El hombre no podría estar gozando plenamente en la presencia de dios si le
faltara el cuerpo. Aunque esa situación será fundamentalmente el gozo espiritual de las
potencias superiores del hombre, no podrían ser plena la felicidad escatológica si tampoco
participara de ella el cuerpo, asu moso, pues el hombre es una realidad unitaria.,
Desde luego es falsa la idea, relativamente extendida de que el cristianismo es un
espiritualismo, una especie de concepción del hombre que lo desarraiga del mundo y que lo
proyecta fuera de el. Básicamente, es esta la noción que tiene del cristianismo Nietzsche o
Marx. Marx dice que el cristianismo es el opio del pueblo produce el efecto propio de las
sustancias opiacreas; sacarle a uno de su propia realidad para introducirse en un mundo
nuestro que aclama por la justicia. La religión alienaría al hombre al impedirle concentrarse en
las exigencias de justicia que aquí le apelan.
No solo con palabras sino con hechos, han sido los cristianos quienes realmente mas se han
ocupado de la justicia y la solidaridad con los menos afortunados.
La teología moral cristiana tiene para muchos, equivocadamente la apariencia de ser una
especie de negación del cuerpo y de lo que significa el placer y la satisfacción de los apetitos
de tipo sensible. Una cosa es decir que además de los placeres sensoriales hay otro tipo de
placeres y otra distinta es decir que los placeres sensoriales son malos, o que el placer en
general es algo malo o vitando. Lo que exige es no poner en el placer la norma única o
primaria de la conducta humana, que existen también cosas buenas y que son mejores que el
placer, como por ejemplo, la virtud. A menudo, obrar según la virtud, implica un esfuerzo,
forzarse a uno mismo, hacerse cierta violencia. A su vez cabe pensar en el bien de la utilidad,
la cual además de ser valiosa con frecuencia también es debida.
La virtud, en fin, no consiste en utilidad o placer aunque cuando se hace de manera arraigada,
si produce placer y facilidad en el cumplimiento del deber; facilita hacer las cosas que uno
debe.
1.3.2 La Creación
Poco o nada tiene que ver la noción cristiana de creación con el pensamiento griego.
La creación viene a significar el acto de casualidad aquella en la que se otorga el acto de ser
al efecto.
En la antropología cristiana, la enseñanza sobre la creación tiene una importancia
decisiva para comprender el puesto del hombre en el cosmos. La creación divina pone todo el
ser de la criatura en un acto de otorgamiento radical y gratuito. Cuando dios crea esta, por
decirlo asi, llamado al ser, la creación es una vocación a la existencia.
El personalismo cristiano ha hecho especial hincapié en que el hombre es la única criatura
visible que ha sido querida por dios como un fin en si mismo, no como un medio para nada. Lo
primero, lo más importante, son las personas, y todo lo demás es posterior; pero conviene
destacar ahora que, para el cristianismo, si el hombre es su haber sido llamado por dios al
ser, y en esa vocación ontológica está incluido un plan, contradecir ese plan es contradecir el
propio ser.
Dentro del plan creador, en cuyo menoscabo el pecado consiste, lo primero que ha querido
dios al crear seres libres es que efectivamente lo sean. En el caso de la persona humana.
2. EL MODELO DINAMICISTA-BIOLOGISTA
Si la imagen del hombre que se perfila en el modelo occidental cristiano es la de un
espíritu encarnado, la que surge del modelo que ahora estudiamos es la imagen de un
luchador, de un animal que, sobre todo, ha de enfrentarse con un entorno adverso al que
debe dominar por la fuerza. Este modelo antropológico surge del pensamiento occidental
como una cierta perversión de la imagen cristiana del hombre, cuando la filosofía y la cultura
europea muestran vivamente su vertiente antropocéntrica y prometeica.
Para concretar un poco nos referimos a tres elementos principales que articulan esta nueva
visión de lo humano:
A) Las teorías evolucionistas de Darwin y Lamarck
B) La sociología funcionalista de Durkheim
C) El vitalismo de Nietzsche.
En todos estos se puede rastrear una antropología muy básica, caracterizada por un concepto
materialista y naturalista que ve al hombre bajo la categoría de la fuerza vital.
2.1 el naturalismo evolucionista
La identidad de esta antropología es materialista, entiende que el hombre es pura
materia lo único destacable de el es un cerebro hiperdesarrollado, evolutivamente mas
avanzado que en la mayoría de los animales superiores.
La actividad psíquica superior se constituye por una serie compleja de conexiones neurales
mas abundantes y especializadas en el hombre que en los demás animales; pero no por que
posea algo que los demás no tienen, sino porque tiene lo mismo un poco mas desarrollado.
En definitiva las operaciones superiores, propiamente humanas no serian otra cosa que
actividad nerviosa.
Uno de los aspectos mas relevantes del planteamiento evolucionista, es el concepto de lucha
por la vida, la vida es algo parecido a una selva en la que la supervivencia solo se garantiza al
mas fuerte.
La selección natural constituye una nocion nuclear de toda la teoría evolucionista, la
vida en ultimo termino es una cuestión de fuerza, de capacidad de adaptación al medio. El
hombre es solo un animal mas desarrollado y por eso ha dominado hasta ahora.
Aunque el evolucionismo clásico se vale de observaciones entre el hombre y su entorno
ecológico, las teorías evolucionistas han subrayado la permanencia de las especies depende
de la capacidad de adaptación al entorno ecológico que vayan generando sus individuos.
Persisten los mejor adaptados y los q no logran adecuarse al medio desaparecen.la vida solo
puede comprenderse en términos teleológicos. Un ser vivo es un organismo en el que cada
parte esta en función de las otras y todas ellas en función del conjunto total del organismo,
eso significa que el carácter de órgano consiste en su servir, en su ser para.
La vida también se engloba en las categorías de la mecánica, aquella parte de la física que
estudia los fenómenos de desplazamiento, de movimiento local. En el paradigma mecanicista
la vida ya no se explica teleológicamente. Esto se observa también en la antropología
evolucionista, aunque solo en parte, pues el evolucionismo no prescinde radicalmente de la
categoría de finalidad. Ahora bien esta va siendo sustituida por la de impulso mecánico,
presión eterior.
2.2 El positivismo sociológico.
Estas ideas están presentes a su vez en el nacimiento de la sociológico como ciencia. Comte
y los grandes creadores de la sociología se sitúan en la línea de los planteamientos
mecanicistas.
Comte decía la sociología era una parte de la física mecánica la explicación de la conducta
social del hombre habría de hacerla con esos criterios.
La sociología positivista entiende las relaciones sociales de manera análoga como los
evolucionistas interpretan la vida biológica. Un caso especialmente claro es la teoría
funcionalista de E. Durkheim, centrada en la categoría de adaptación.
El propio Durkheim apunta levemente estas ideas al introducir en sus investigaciones el
concepto de anomia como la situación social y espiritual que sobreviene a la disolución de la
vida en un conjunto de instantes factuales. Durkheim radica en ver este proceso de
desfondamiento vital como una mera función de mecanismos de presión social. El
determinismo de su postura le conduce a una interpretación fisicalista
del arraigo
antropológico, del hombre en el mundo.
En consecuencia, no hay valores morales absolutos sino solo costumbres socialmente
vigentes. Los preceptos morales solamente reflejan la presión que en cada caso con una
dirección diversa la sociedad ejerce sobre el individuo.
2.3 Nietzsche
El vitalismo nietzscheano está centrado en la idea de la fuerza vital. Para Nietzsche, el
hombre autentico es el fuerte, el que domina, no solo sobre las cosas sino también sobre los
otros hombres.
El autentico hombre es el súper hombre, el señor, no el que se deja dominar o avasallar sino
el que domina y avasalla. El describe q la moral cristiana es el obstáculo más imponente para
la realización del hombre, expone q los valores del cristianismo se le antojan profundamente
antihumanos y antivitales.
En su deforme visión del cristianismo, piensa Nietzsche que este ha exigido siempre al
hombre renunciar a lo mas genuino que hay en el la voluntad.
Nietzsche es el primer filosofo en atacar a Sócrates porque la vida de este no es la vida
modelo.
El vitalismo nietzscheano es una reivindicación del sentido trágico de la existencia humana
que expresa la mitología griega.
La seriedad y gravedad del existir humano no está en el atenerse a unos valores recibidos
sino en la capacidad de instaurar valores nuevos. Los hombres que realmente han contribuido
al desarrollo de la cultura son precisamente los que estaban dotados de esta creatividad, de
esa fuerza para vencer la inercia de lo heredado. Ahí se engarza la crítica nietzscheana al
ideal igualitario.
No es la verdad de su pensamiento lo que lo distinguió, sino su capacidad para generara
cultura. Un valor solo se es si se conserva la vida y la realza. La casi totalidad de los valores
del hombre consisten en copias más o menos pálidas de los valores del originador..
Igualitarismo significa conformismo, porque de poder estéril. El igualitarismo se funda en la
razón, la cual niega la creatividad.
El súper hombre debe dispersar los restos de la sandez judeocristiana. Y Una característica
muy suya es que no tiene porque dar explicaciones de nada, su vigor no es la fuerza de sus
argumentos sino el empuje de su creatividad; no debe racionalizar nada, lo que tiene que
hacer es vencer.
3. LA ANTROPOLOGIA MARXISTA.
3.1 El trabajo como pura producción en el marxismo clásico.
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