99 á tu risa renace nuestra energía^ y á tu dolor lloramos como los niños. Custodia en los altares de los humanos, carne santificada de religiones, heroína que llegas entre oraciones, dando paz en los ojos, grandes y hermanos* Incensario de plata, todo de aroma, imagen cariñosa, toda de flores, sabia sacerdotisa, que eres de amores, trozo de nuestra carne, que eres paloma. Como un faro que alumbra nuestra jornada, como un rosal que nace sobre el camino, como piadosa fuente que al peregrino le brindas con tus labios de enamorada, Y así cuando marchamos por la vereda las brisas de tus cantos en nuestro oído, hacen dulces recuerdos lo padecido, y hacen dulces ensueños lo que nos queda» Mujer que de mí patria vas en figura ahuyentando las penas y padeceres, mientras vivan tus risas, habrá quereres, mientras brillen tus ojos, habrá hermosura. Incensario de plata, todo de aroma; imágen cariñosa, toda de flores, sabia sacerdotisa, que eres de amores, trozo de nuestra carne, que eres paloma,,. 100 LA C A S C A R A D A Esta mañana por mí puerta la mascarada vi pasar, y he conocido á más de uno por la torpeza de su andar. Tú ibas alegre y divertida entre las notas de un cantar, y era la risa de tu boca la falsa risa del pesar* Pobre mujer, que tus dolores en vano tratas de ocultar, ¡mientras tu llanto causa risa, tu risa siempre hace llorarl Hace unos días que á la vida te vi furiosa maldecir, como protesta á ese calvario que poco á poco has de subir* Y hoy te engalanas con cintajos, ambicionando ya vivir, entre unas gentes que han de verte — ÍOÍ— palidecer hasta morírt Fuiste ayer buena, y eres mala, (tu pundonor no quiero herir) ¡pero hubo risas en tus llantos, y encierra llantos tu reirL.. 102 LOS H É R O E S No son los héroes aquellos que al final de la jornada, ciñen sus frentes con hojas de laurel, y hasta sus plantas rueda como un holocausto la humanidad que Ies canta, ¡Son más héroes los que caen en silencio en la batalla! Los que luchan rudamente con nobleza, y la esperanza les sostiene y les alienta y sus brios agiganta, la esperanza de hacer vida bellos sueños, que en sus almas viven siempre, son más héroes los que luchan, los que callan. Todos los pueblos tuvieron héroes á quien nadie ensalza, carne que barrió con furia la crueldad de la metralla, errores que se borraron o - J03 — con charcos de sangre hermanat y corazones guerreros que latieron por la patria. Tras el triunfo y el desastret las vanidades mundanas premiaron en unos cuerpos el dolor de muchas almast y pasaron al olvido los vencidos, los que callan bajo la tierra que hollaron por vez primera sus plantas. Ni un recuerdo. De la madre los suspiros y las lágrimas, del amigo, el sentimiento, de la novia, la plegaría, y de aquellos que lanzaron su nobleza á la emboscada, ni un recuerdo,.,, ^quién comparte el dolor de los que pasan?... ¡Son más héroes los que caen en silencio en la batalla! 104 PATRIA La patria es todo, es madre y es hermanat rayo de luz que en el amor se enciende^ esperanza que nace, y que se extiende bajo un palio sagrado, de oro y grana. La patria es una madre bendecida que ostenta su hidalguía y su linaje, por el amor de aquellos, que el ultraje borraron, ofrendándola su vida. Todo buen hijo por su honor sucumba, que es gloría descender hasta la tumba defendiendo á la madre, sonriente, puesta el alma en la enseña prodigiosa, ¡cuanto más alta, mucho más hermosa, mucho más noble, cuanto más valíentel 105 rSALVE, AMERICA! ¡América! reina de todo mi anhelo, ¡América! virgen que miras al cielo, ¡América! hermana de risas en flor, recibe mí estrofa que es palio sagrado» por tí canto al viento» de tí enamorado te rindo este grato tributo de amor* Me alegran tus soles que son alegrías, me alegran tus trinos que son armonías, América hermana, tu risa es caudal de dulces ensueños, de viejas victorias, canción de quereres, de orgullos, de glorias, que en tí se entretejen cual regio cendal. Te canto, te admiro, mi lira es de oro si canta á tu iniágen que ensaco y adoro, tu sangre es mi sangre, si el mar te hace ausente mis ojos contemplan tus vivos colores, mis ojos conocen tus brisas, tus flores, mis ojos, hermana, te tienen presente. Tu hablar me fascina, me enciende, me reta. en tí no hay un hijo que no sea poeta, tas hembras, por nobles, no encuentran rivales, y son olas santas de paz y de vida, que traen á la madre que llora abatida alivio á sus cruentas heridas mortales. Venid á nosotros, poetas, hermanos, alzad hacia España los labios, las manos, salvad á la patria que rueda al abismo, forjad un supremo y audaz pensamiento, haced entre todos un gran sentimiento que siendo el de todos, encierre uno mismo* Venid á nosotros los fíeles guerreros, venid bondadosos, marciales, severos, salvad á la patria de recios embates, pagadnos la deuda con nuestros mayores, ¡sed ahora vosotros los conquistadores! ¡sed recios caudillos de cien mil combatesL^ El mundo testigo será de esa hazaña, ¡Américal extiende tus brazos á España que en ti puso siempre sus dulces cariños, sus timbres honrosos, sus galas, sus nombres, já tí te ofrendaron risueños sus hombres, haz tú que hoy la canten, y adoren tus niñosL,, 107 GEORGINA Miradla^ ahora cruza la bella Georgína que es una adorable gentil figulina, que es una muñeca con ojos azules, y lleva una extraña cadencia amorosa en su andar de niña mimada y hermosa envuelta en sus gasas, y envuelta en sus tules. La bella Georgína tiene ojos de ensueño, quisiera, inocente, vivir en un sueño de amables promesas, de lindos colores, lejos del eterno dolor de la vida, ^qué tiene esta bella muñeca afligida que gime entre risas y llora entre flores? Nació bajo un cielo sin luz ni alegría y su alma de niña voló al Mediodía buscando afanosa la paz de un cariño, aquí halló pesares, su risa temprana pasó; y Georgína la pálida hermana hoy llora en la sombra lo mismo que un niño* Sus joyas de limpios y claros brillantes no brillan lo mismo que brillaban antes, sus ojos rasgados é inmensos, abiertos. son luces muy tenues y casi apagadas» sus ñores, tan bellas, están deshojadas, ¡también tienen luces y flores los muertos»»! Y al par que esos ojos el llanto los ciega aun busca su alma lo que nunca llega para esta arrogante muñeca sin suerte, callad, que ahora pasa la bella Georgína que es una adorable gentil figulina, ¡callad, que del sueño jamás ya despierte..*! 109 ANDALUCÍA Mujer de los ojos negros, que se clavan cual puñales que penetran en el pecho, para herir al corazón, yo te vi bailar un día sobre un suelo de claveles, y tu imágen en mi alma, para siempre se grabó. Mujer de los ojos negros, era tu danza de encantos un tesoro de prodigios en quien nadie reparó, tus píes ágiles marcaban como un trémolo vibrante que era un eco soberano de alegría y de pasión. Tus brazos se levantaban entre el ritmo, dibujando mil caprichos en el aire, que eran luz y eran color, y tu cuerpo de contornos magistrales, destacaba la belleza esplendorosa que un pincel jamás pintó. Brotaron de la guitarra como un diluvio de notas y arrogante el cuerpo esbelto sin temblar las esperó, y quedaron convertidas en compases que corrieron como lluvia de sonidos, por los flecos del mantón. Las cuerdas (le la guitarra tuvieron de verte envidia mujer de los ojos negros que un pincel jamás pintó, sobre un suelo de claveles yo te vi bailar gozosa, ¡madre Andalucía, madre de la risa y el amor! — no— Llegaron hasta tus playas los que nobles ofrendaron á la Patria mancillada, con su sangre y su valor» y allí estabas tú radiante, mujer de los ojos negros, para estrechar en tus brazos al que á España defendió* Allí estabas cariñosa, poniendo sobre sus frentes, un beso tejido en flores, para calmar el dolor, allí estabas tú piadosa con una amable promesa, con una dulce esperanza nacida del corazón* Tú viste llorar los hombres que eran niños al mirarte como madre bondadosa que á sus hijos esperó, y durmieron al arrullo de tus cantos que acarician bajo el cielo deslumbrante de belleza y de color» Tú curaste sus heridas, y en tus ojos aprendieron que la Patria no es ingrata para el hijo que luchó defendiendo la bandera, venerable y bendecida, ¡madre Andalucía* madre de la risa y el amor! CAPRICHO .íDónde vi yo tus ojos, lo recuerdas?—Sin duda* Fué entre la bulliciosa y ráuda algarabía de un Carnaval en Nizat tu andar era un encanto, y tu lenguaje, acento conmovedor tenía* Un traje de Locura llevabas, aumentando con el traje, el prodigio de tu grata hermosura, y desde entonces tuve el cruel presentimiento, de que amarte era un rasgo de insensata locura. Deshojando tus dedos las rosas, resbalaban de tu falda á la alfombra de vivido color, entonaba la orquesta, — U2~un vals, y sonreías escuchando el acorde como un salmo de amor* Resbalaban las rosast y tu chapín de raso bruscamente pisábanlas con nerviosa crueldad» y mis ojos entonces á los tuyos pidieron, para aquellas, y para mi corazón piedad* Y fué inútil reias locamente, reias insensible á la súplica é insensible al perdón, ¡Oh noche bulliciosa de un Carnaval de Niza, pobres rosas tempranas y pobre corazón*.* 113 EL RUBÍ Sólo tu conoces de mí amor el hondo y eterno misterio, mujer adorada, pues te lo dijeron mis ojos, en una secreta y piadosa comunión de almas. Yo puse en el borde de tu vaso el loco deseo que en fuego mí sangre trocaba, y tú sonreías entre el juramento de no abandonarme nunca en la batalla. De mis horas íntimas recuerdo una sola que evoco en mis ratos de dulce nostalgia, y escomo una errante visión de tu imagen... testamos tan cerca, y á tanta distancia! Fué en noche de fiestas; llevabas un traje muy rojo, cubierto de flores muy blancas, y un rubí sangriento, con sus bellas luces, entre aquellos dedos de mí amor brillaba. Hice el juramento de no abandonarte y así lo he cumplido — Dijiste en voz baja:— Tu amor, y esta piedra tan roja que adoro han hecho en mi vida la santa alianza. Mientras yo sonría vivirá conmigo. ^ U 4 — mientras yo no muera te tendré en el almaf. Y yo te creía ^qué quieres? la vida á veces enseña y á veces engaña* AI salir del templo, sobre el velo blanco el rubí sangriento sus luces mostraba, te miré de frente, mis ojos hablaron,.* Estabas más triste, llorosa, más pálida. Mis ojos dijeron ¿Para que mentías?— -—¿para qué sufrías?—¿para qué llorabas? sí después rendiste tus armas sin lucha poniendo traiciones tras de la jornada*— Todo esto dijeron mis ojos, y nunca mis labios se abrieron, corté mis palabras, jamás he querido burlar tu pobreza, ¡hay pobres de oro, y hay pobres de almal Aun luce el sangriento rubí entre tus manos, lo he visto al mirarte; yo río, tú pasas». Y recuerdo siempre la noche de fiestas, tu traje muy rojo, las flores tan blancas... 115 MONOTONIA Pasan las horas lentas, y los días cruzan lo mismo, graves y pesados, idéntico el dolor, y atormentados casi lloramos con las alegrías. Ambientes sin color, monotonías, la lacha igual, igual los derrotados, ¡oh vida de martirios, azotados siempre de tus crueldades y falsías! Sigue la bacanal de tus placeres, siguen tus desengaños de mujeres, las zozobras, las dudas, los cariños, la eterna doctrina de tus consejos, y tus niños que lloran por ser viejos., y tus viejos que lloran por ser niños... TRÍPTICO Alza tu cuerpo su genial belleza cual torre de marfil pulimentado de un alcázar de nievet que ha guardado el mágico poder de una realeza. Es tu busto de altiva gentileza un poema de amor, jamás cantado, cual rosal que aún no ha sido profanado y es alarde de gala y de nobleza. Tu carne tiene el bello colorido de un querer muy lejano, que ha vivido como un sueño ideal en mi memoria... y al volver á encontrárselo, despierto, mi pobre corazón que aún no está muerto siente allá en su interior, tocar á gloria. Tus ojos son dos simas procelosas enmedio de un camino, y tus miradas tienen ráudos fulgores, cual espadas que hieren en la niebla, silenciosas. La luz de tus pupilas misteriosas que contemplo cobarde en mí clavadas, parece que me cercan, y asombradas las mías te contemplan temblorosas. Conocí tu poder, pero creía que pasaste, y hoy vuelves como el día que me hiciste ante tí, rodar de hinojos. Hoy lo mismo que ayer, siempre lo mismo, un paso más, y caigo en el abismo, ¡en el abismo negro de tus ojos! De tus labios el regio poderío yo pude adivinar con embeleso, en la caricia tenue de aquel beso que tú me consagrabas, amor mío. En mi humano y constante desvarío aún me figuro entre tus labios preso, pero ya la ilusión rindióse al peso de este dolor nacido en tu desvío. Aún hoy, perdonaría lo que siento contra quienes labraron el tormento de esta vida que arrastro, cruel y loca. Aún hoy perdonaría, y yo dejara un hálito de amor que me quedara, ¡en el girón sangriento de tu boca! OR IERRAS CASTELLANAS Í21 CERVANTESCA Bajo la parra del mesón» tirada sobre el banco de toscos azulejos Maritornes reposat y á lo lejos entre el polvo se pierde la mirada. Solanesco el camino, la manada descansa en el aprisco, los vencejos revuelan en los robles, y los viejos perros dormitan con la piel tostada. Todo reposa bajo el sol ardiente, no turba nada la quietud, y siente el alma la nostalgia del pasado. Se me figura ver sobre el camino, al Caballero Hidalgo peregrino, y á Sancho triste, sobre Rucio echado. 122 TORNEO ^Porqué tienen tus ojos el fuego de tus campos dít noble castellana, amable y sonriente? esbelta, cual la palma que nace en el desierto, hermosa, como un rayo de sol en el Oriente. ^Porqué tienen tus labios, coralinos y rojos, una dulce promesa de amores preparada? ¡oh quien será el dichoso que la ostente triunfante, orgulloso de hacerte llamar su enamorada! ^Porqué tejen tus manos, de azucenas y rosas, una linda guirnalda radiante y colorida? ¡quién será aquel guerrero que en su frente la luzca el feliz caballero de tu alma y tu vidal Hermosa castellana, esperanza de amores, mira los paladines que á la liza han llegado; lanza tú la corona que tejes con tus flores, que he de hacer mí mortaja de sus vivos colores, ¡ó para tí, mi dueña, la he de haber conquístadol 123 DE LA VIEJA ESPAÑA (En el epistolario amoroso de don Pedro de Bustamante á su señora la Duquesa de Medina.) D«quesat tenéis los labios, aún más rojos qte la fresa, el alma de aquel que os mira lleváis en los ojos presa, sois bonita, y sois galante, ¡y os amo tanto.» Duquesa! Hais de saber, mi señora, que el que os habla, gime y llora de sentimiento y dolor, el de Flandes aguerrido, á vos todo se ha rendido esclavo de vuestro amor. Que conoce la calleja donde existe cierta reja que no cesó de rondar, y al cinto la toledana — Í24 — no víó el sol de la mañana por no poderos mirar* Que corre en bocas, y es fama, que el que á vuestra puerta llama nunca triste se alejó, y es tan vil la suerte mía, que soñando en que abriría, para mí nunca se abrió. Que á despecho y dolorido, todo el mundo he recorrido entregándome al placer, y he notado que hoy más quiero y por eso triste muero al peso de mi querer. Duquesa, tenéis los labios aún más rojos que la fresa, el alma de aquel que os mira lleváis en los ojos presa, sois bonita, y sois galante jy os amo tanto.** Duquesa! Señora, tenéis por dueña, una vieja que á la greña anda siempre de rosarios, que sueña con oraciones, con novenas y sermones, y misas, y escapularios* Yo ofenderla no quisiera pero á veces, sí pudiera, como broma la colgara, porque es la vieja tan fina, que á una bolsa la ladina, suele hacerle alegre cara. Y he sabido con disgusto que procura darle gusto á un galán, que noche y día pretende á solas hablaros, y si llegara á rondaros yo una cita le daría. Y es muy cierto que la vieja hace cara al que os corteja, da esperanzas á rivales, y procura con su lengua que ande vuestro nombre, en mengua de sus noblezas ducales. Un favor voy á pediros que no me atrevo á deciros; ser quisiera defensor de vuestra grata hermosura, y con gala y donosura demostraros mi valor. Que es más grande todavía desde el venturoso día que risueña os encontré. J26~paseando de mañana por la Fuente Castellana, y en vuestras redes quedé. Donde conocí á la dueña que entre vueltas y á la greña, anda siempre de rosarios, que sueña con oraciones con novenas, y sermones, y misas, y escapularios. Duquesa, tenéis los labios aun más rojos que la fresa, el alma de aquel que os mira, lleváis en los ojos presa, sois bonita, y sois galante, ¡y os amo tanto,,. Duquesa! 127 LOS CHARROS Dando aí aire los vistosos colorínes de sus faIdas^ con una copla en los labios, y á la grupa de la jaca» del galán que la corteja» á las ferias va la c¡iarra> cruzando las arideces de la estepa castellana* Con la chaquetilla corta» hasta el borde de la faja» con sus onzas de colgantes y la botina ajustada» conduce el charro arrogante con orgullo á sus espaldas» la moza mejor compuesta de tierras de Salamanca* Nada turba el admirable regocijo de su charla que una promesa de amores es del majo una palabra» — 128 — y ella escacha sonríentet clavando en él la mirada de sus grandes ojos negros, que al mirar llegan al alma. La copla nace, la copla que en el pecho brota y salta» la copla que lleva risas, lo mismo que lleva lágrimas: **E1 rey moro tié caudales, el rey moro tié sultanas, teniéndote á tí, morena, por el rey no me cambiara.,. Flotan al aire aún las notas postreras de la tonada, y las cortan las que nacen de otros labios, que ella canta. ^Yo no quieo pa ná los reinos, que con mirarte me basta, que los reinos tos me sobran siendo reina de tu alma.,, Al canto sigue otro canto, vuelve la risa y la charla, los zarzales son jardines, fresca brisa, el sol que mata, y así entre flores y cantos á la feria va la charra y la moza mejor compuesta de tierras de Salamanca, 129 D E L CA/A1NO LA NORIA Los cangilones soben lentamente y lentamente bajan; al compás del madero que recruje el peonero canta* Sonnoííenta canción, que brota llena de armonías lejanas, entre los secos labios ardorosos por la cruda solana. Hostigando á la bestia, por los aires, los tabanillos danzan, y en los trigales rabíos como el oro parlean las cigarras. La amapola parece un punto rojo en la tierra abrasada; brota del pozo, en la negrura, el vivo chapotear del agua. Todo es silencio, bajo el sol que arde nada turba la calma, parece el arroytielo, allá á lo lejos, tina cinta de plata* Sestean los pastores, á la sombra de la espesa enramada; ¡los cangilones suben lentamente, y lentamente bajanl LA FUENTE Fuente de los caminos, madre del agua clara y rumorosa, tu eres vida, eres goce, y eres dicha del que busca tu sombra. Solitaria te yergues como una pecadora lujuriosa, ofreciendo tus yertos labios fríos á las humanas bocas. Por tu lado cruzaron carreteros, mendigos y busconas, todos en tí pensaron y tú siempre calmaste su zozobra. ^131 — Tú eres la bendecida del caminante á qden la sed agobia, porque calmas, alegre y sonriente, so fiebre abrasadora. Cuántas veces sentiste el charloteo de zagalas gozosas, que á tu lado contaron sus promesas en la paz de tu sombra. Fuente de los caminos, madre del agua pura y rumorosa, ¡habrás visto llorar á quien hoy ríe, y habrás visto reir á quien hoy lloral GALANTEOS Ruy Ñuño de Guevara, bajó el embozo de la capa de Bejar que le envolvíat ante el Cristo pendiente de alto retablo al final de la calle triste y sombría. Una mano al chambergo llevó anhelante, y murmuró en silencio las oraciones que á la imagen rezara cuando muy niño le inspiraron respetos sus tradiciones. Trae Ruy Ñuño gorguera blanca y rizada sobre el negro justillo de terciopelo, aun más negro que el tinte de sus ideas por que le arranca el alma, mortal desvelo. Caballero orgulloso de su conquista paseando la calle triste y callada esperaba la cita que le ofreciera á la oración, la dueña de su adorada. De repente una puerta sonó en sigilo temerosa sin duda de un indiscreto, y dió paso en las sombras á un embozado que recataba el rostro con gran secreto. Turbó la calle el ruido de las pisadas. ía sombra de Ruy Ñuño cortó la huídat sonó una voz que dijo —"{Camino francoI„ — sonó otra voz que dijo—"¡Sobre mi vidala— —"Esa casa la guardo constantemente, para mí son sus rejas, besos y flores, porque dentro se encuentra la noble dama, que es la dueña y señora de mis amores.,, —"Quien habla no la guarda, por que es en vano, que ella sola lo hace, siendo mt amada; el que quiera las llaves venga por ellas, que las llevo sujetas aquí en mí espada.,. El rumor del acero turbó el coloquio, por que es Ruy Ñuño en riñas muy esforzado, hasta que de un mondoble brusco y seguro, al rival en la esquina dejó clavado. Viendo en aquella sangre las manos rojas, entre angustias ardientes sintió su alma, y por eso á la imagen viene á pedirle, el perdón que á su pecho traiga la calma. Fué el honor el origen de la contienda, y Ruy Ñuño ha escuchado de sus mayores, que el honor mancillado pasa de insulto á ser el más amargo de los dolores. —"Perdón á mí arrebato. Señor, te imploro por que un punto juguéme toda mí historia, que si el culpable encuentra franco el camino, mancillara mi nombre su vanagloria.,. Hasta que al fíiu sereno* marcha sin penas, dando al aire el talante de su figura, la de Bejar sostiene con una mano, y acariciando la otra la empuñadura.» 135 REYERTAS Que hubo mientes como puños, y hubo puños como mientes, granizo de sombrerazos y diluvio de cachetes. (D. Francisco de Quevedo) Pregttntáíst doña Leonor, motivos del accidente, aseguro que los hubo, y aún conozco quien los viere* Fué el encuentro por las gradas de San Felipe, y en viernes, cruzada de espadachines, y de niñas con afeites, y de viejas trapisondas buscones, y mozalbetes; gradas que al ser tierra enredos, enterradas ya estuvieren. Pasó arrogante Flechilla, con coleto de ante fuerte, espadas de gavilanes. 0— Í3é —5 de seda las calzas verdes, tm cuello que á puros chirlos un entendido que fuere, no dijera si era Almagro ó eran flecos de manteles* Llamáronle los del grupo donde estaba Alonso Puente, platicando de conquistas y cortándose laureles* Sonó el nombre de una dama, saltó el Flechilla muy fuerte: —•"jSeor Bachiller del diablo, miente quien eso dijerel que esa dama á más de bella, por todos sabido, tiene, decencia, que á vos os falta, y acero, que la defiende*,. Fuese el Alonso de manos viendo que el otro arremete, relucieron las tizonas entre dimes y diretes, y espadachines de fama, y dueñas, y mozalbetes, que cercaban el corrillo rondando curiosamente, más presto bajaron juntos, que baja el agua si llueve. o~ 137 — dejando las gradas Iímpíast más limpias que el sol naciente* Se armaron las cuchilladas, acudieron los corchetes, dieron paz en el negocio aunque sin mucho meterse, y hubo quien perdió valones, y hubo quien perdió los dientes, y alguien que al creerse muerto metido en tantos belenes, dió de bruces en el suelo gritando con voz doliente: —¡Favor para un alma en pena!— dando pena, sólo el verle* Hasta que pasó el chubasco, y volvieron mozalbetes y espadachines de fama con títulos de valientes, comentando lo ocurrido, é indagando antecedentes, mientras que Alonso y Flechilla cayeron entre corchetes. Ved, doña Leonor, el lance, que en el Mentidero el viernes, turbó la paz de corrillos, dando que hablar á las gentes, "Que hubo mientes como puños. y httbo puños como mientes» granizo de sombrerazos y diluvio de cachetes. 139 VENCIDO Noble dama: á las puertas de tu regio castillo Que circundan los fosos y proteje un rastrillot Dolorido y cansado mi caballo llegó, AI mirar tus ventanas de ojivales hechuras, Contemplé estremecido todas tus donosuras Y un profundo suspiro, de mi pecho salió. — Castellana divina -murmuré tembloroso,-Soy un pobre vencido que buscando reposo A mis cruentos pesares, el camino perdí. Yo os suplico, mi dueña, que admitáis mis querellas. Que me abráis vuestras puertas, que guardada por ellas. Lo seréis aún, señora, más guardada por mí. —Caballero abatido de calada cimera. Vuestra herida distingo por la rota pechera. De mi casa las puertas para vos se abrirán. Yo sabré vuestra sangre restañar cuidadosa. Yo sabré vuestras cuitas consolar amorosa. Disponed de mis lanzas, disponed de mí pan. —;0h, mujer bondadosa que sanaste mi herida! Para tí mi memoria vivirá agradecida. Í40 Yo te elevo este canto que arrulló mí pasión» Sí á tus tierras lejanas arribara algún día Fuera el gusto de verte mi suprema alegría. Fuera el gusto de hablarte mi postrera ilusión. Castellana arrogante, que aún conservas hermosa De tus viejas abuelas la mirada piadosa. La cristiana nobleza, la sencilla bondad. Su figura ya casi por los siglos borrada. Resplandece de nuevo para siempre alumbrada, jPor el sol explendente de tu gran caridadl Í4I EN LOS TRIGALES Ven chiquilla á verme junto á los trigales donde las cigarras marcan su canción» ven, que quiero verte sonreir ufana con tu grata risa, bajo el rudo soL Echa atrás el ancho sombrero de palmas para ver de cerca tu regio explendor, quien te dijo que eras fuente de hermosuras acertado estuvo, no se equivocó* Fuente eres de vida; con tus alegrías das y quitas penas por supremo don; deja al caminante triste y abatido beba en tus mejillas el agua de amor. ^Dices que no quieres?—sé caritativa y oye de mis súplicas el ardiente son, ^si eres tú la fuente que está en mi camino qué tiene de extraño qee bebiera yo? Bella segadora, flor de los trigales donde las cigarras marcan su canción, ven, que quiero verte sonreir ufana con tu grata risa, bajo el rudo sol. 142 LA VUELTA DEL FEUDAL Las ventanas se han abierto desde el foso á las almenas, del rastrillo las cadenas han sonado al levantar por el puente levadizo van guerreros y criados, que el señor de sus Estados, victorioso va á llegar. Luce el cielo sin celajes sus matices y esplendores cual cambiante de colores donde hay risas y hay amor, y un murmullo se percibe como un hálito de gloria, cual tributo á la victoria del noble conquistador* Desde el gran balcón de piedra que domina la llanura, una dama de hermosura y de porte sin igual, el galope sigue atenta ^143 — del tropel ya no lejano, saludando con stt mano las banderas del feudal* Vénse al frente de la tropa las insignias del guerrero, el pendón que lisonjero sobre el campo tremoló, y tras él viene orgulloso, paladín de la jornada, á ofrendar á su adorada con laureles que él cortó* Le llevó á la ruda lucha, el tesón de los infieles ¡buenos fueron sus corceles que vengaron á la cruzl á la cruz que triunfadora hoy la ostenta en su estandarte, que será su baluarte, que sera su eterna luz» Bajo el sol, las armaduras son destellos de oro y plata, con las plumas escarlata de los cascos, al marchar, el tropel tiene el aspecto de un relámpago que errante cruza un punto, deslumbrante, sobre el limpio azul del mar* ¡Gloría al alma de Castilla! que en la sangre nazarena forjó el odio á la cadena, forjó el odio al invasor, que dió paz á los cautivos, que dió hierro á los traidores, para las damas.., amores, para los hombres... valor. Por la rampa tortuosa que al castillo avanza en vuelta, la ancha fila desenvuelta lleva al frente á su feudal, produciendo con sus largas carcajadas de alegría, la estruendosa algarabía de un estrépito infernal. **Ya señora he conseguido "vuestro honor dejar cumplido "tras la ofensa del infiel, "siempre fuiste en mi memoria, "y hoy te brindo con mi gloria, "¡esta rama de laurell,. GIRONES 147 DE LA BATALLA En la lucha siniestra, perdonado nadie será por obra de indulgencia, la batalla es mortal, y la clemencia es en el rudo ataque, don soñado. Caiga el que caiga, si os hacéis un lado con tesón, con bravura, y con paciencia guardadle, pues os dice la experiencia que se puede perder lo conquistado. En un punto de arrojo, está la suerte, en un punto de duda, está la muerte, adelante y sucumba el que sucumba, que al final de la lucha, iréis unidos todos, los vencedores y vencidos, ¡á los brazos abiertos de la tumbal Í48 CREPÚSCULO Es la hora del crepúsculo, bendita hora de paz y amor, hora de calma. Allá en el horizonte, tenuamente extínguese el rumor de una campana que pide una oración por los que fueron. En el silencio de la tarde santa y el campo sin color, tiende el misterio poco á poco el plumaje de sus alas tejidas en las nieblas, y acercándose una luz invisible, nos presagia el reinado de sombras de la noche que pesa como un sueño sobre el alma. En estas horas apacibles, tengo de tu amor peregrino la nostalgia, eternamente quise convencerme de que todo acabó, pero quedaba sin contestar mi corazón cobarde que en silencio me ha dicho que te ama. Y ya ves, de mi espíritu altanero freno y sostén, creía que guardaba para tí ese rencor que siempre tuvo el que herido cayót para el que mata. He visto que la imagen de un cariño puede más que el placer de una venganza. Cobarde corazón, y el tuyo en cambio ni aun se estremece si de mí te hablan, ni aun en tus labios vive una pregunta por el que ausente está, sin esperanza... ^que importa que yo quiera, si no quieres? ^que importa que yo hable, si no hablas? Por nuestro amor que fué, también solloza en la paz de la tarde la campana... Í50 LOS OJOS BELLOS Tus bellos ojos azules soñadores» como el agua de esos lagos que se encuentran en los cuentos de las hadas» tienen el grato secreto de dar consuelo á las almas* A las almas doloridas del combate que anonada al espíritu que lucha, que lo cerca, y que lo mata, ¡tus bellos ojos azules dan alivio en la batallal Yo he pensado muchas veces en lo que tus ojos hablan, hablan de una pena oculta, de un pesar que te maltrata, ellos son testigos siempre de un sacrificio que callas. Yo los he visto al pasar ante la alegre ventana, y entre las flores suspiran tus bellos ojos, y pasan los qtte nunca comprendieron el gran dolor de tu alma. Tus ojos son mis amigos, y algunas tardes entablan con los míos un diálogo rápido en que nadie habla, ¡que grato es tener amigos qué mitiguen nuestras ansias! Tus bellos ojos azules, viven en mentida calma, sólo al mirarte, he sabido el gran secreto que callas, es una historia muy triste de inmensas dichas lejanas... ¡Oh bellos ojos azules siempre cubiertos de lágrimas...! 152 /MARGARITA Margarita blancat blanca Margarita que de mis amores fuiste favorita que alegró mis negras horas de dolor, que alejó del alma mí fatal quebranto, adorada imágen á quien quise tanto, escucha el acento de tu trovador. Escucha el lamento que altera la calma de mi amor, que mudo soñaba en tu alma con la maravilla de tus alegrías, con tu santa risa que yo veneraba, con tus rojos labios que siempre besaba tras el juramento de que me querías. Ya no puedo hablarte, ya no puedo verte, nuestro dulce idilio destruyó la muerte, la negra viajera macabra y maldita; ya no puedo verte, ya no puedo hablarte, ya sólo me queda consuelo al rezarte Margarita blanca, blanca Margarita. Estaba muy pálida tu frente hechicera, estaban cerrados tus labios de cera. Í53 estaban tus manos benditas, cruzadas, me acerqué, llevaba mí ofrenda de flores que eran como un símbolo de nuestros amores, compañeras tuyas, flores adoradas* Estabas muy pálida, blanca Margarita, besé sollozante tu frente marchita tempranera víctima de mundana guerra, y cuando te hundieron en la fosa fría, noté que mi alma contigo se hundía envuelta en ua negro puñado de tierra. Í54 NOCHE DE REYES En mis tristes brazos durmió aquella noche la más dolorosa de toda mí vida» y cuando el cadáver en hombros sacaron murmuró en silencio, con voz dolorida: —pila que despierte! ¡Mamá está dormidal Y yo tembloroso, pálido y convulso, la besé en la linda boca purpurina; rayaba la aurora, y entre los visillos una luz vagaba triste y mortecina* —Déjala que vuelva, bien mío, y en tanto miraré tu blanca frente nacarina, son los Reyes Magos que vienen por ella para que te traiga juguetes, monina— Y siguió un momento la voz suplicante entre mis caricias ya casi extinguida: —¡Quiero yo que vengal—¡Que me traiga dulces! ¡Dila que despierte!—¡Mamá está dormida! 155 DEL DOLOR HUMANO ESCLAVITUD La ancha estepa solitaria reflejaba la blancura de la nieve, la blancura de su cíelo sin color, y á través de aquel paisaje tenebroso, solitario, avanzó la caravana del pesar y del dolor. Avanzó el compacto grupo que escoltaban los cosacos, la naga il{a preparada, pronto el golpe á descargar en las carnes ateridas de los pobres prisioneros, que quisieron con su sangre libertades conquistar. Van ancianos venerables que al ocaso de su vida empezaron un calvario de sufrir y padecer, y van jóvenes caudillos que partieron sus cadenas y ahora pagan el delito del que libre quiere ser. La ancha fila deportada, por los yermos siberianos va á la muerte, va á la muerte salmodiando una canción, que ahora surge trepidante de los labios temblorosos, y á su acorde más se agita, más palpita el corazón. "La encina irá sola cayendo á la tierra Í56 "bajando hacía el suelo su altiva cerviz "seguid animosos la lucha, seguidla» "seguid atacando la enorme raíz* "La encina irá sola cayendo á la tierra» "hermanos, la sangre perdida vengad, "la sangre vertida por la honra de Rusia, "que es madre que todos debemos honrar* Los cosacos de la escolta, sobre el grupo, latigazos con los plomos de las fustas, ya sacuden sin dolor, indignados ante el gesto de desprecio con que entona el tropel de deportados su metódica canción. Sobre el manto que la nieve va tendiendo en la llanura, caen las gotas de la sangre bajo el látigo brutal, y redoblan los cosacos su energía de verdugos, y se aumentan las escalas del fatídico cantar* "La encina ira sola cayendo á la tierra, "bajando hacia el suelo su altiva cerviz, "seguid animosos la lucha, seguidla, "seguid atacando la enorme raíz*** Y allá van los deportados que caminan á la muerte, hombres viejos, hombres jóvenes sentenciados al azar, bajo el yunque que forjaron los tíranos de un imperio que se agota, que se hunde, que se extingue, que se va*.* Í57 SOMBRAS ¡Que no sepa nadie que yo á tí te quiero!*** que reposen juntos nuestros dos cariños» y que los envuelva la paz del misterio, ¡Tiene tanto encanto querer en secretol vivir en la sombra, besar tu mirada, la dulce mirada de tus ojos negros.» ¡Que no sepa nadie que yo á tí te quíerol Después de la ausencia volviste, y el duelo borróse en mi alma, murieron mis penas, y acabó el calvario de mis sufrimientos. Yo soy un cobarde lo sé, lo comprendo, ¡pero es tan hermoso besar tu mirada, la dulce mirada de tus ojos negros!..* Más bajo... bajito... _ 158 — aqtíí en el silencio no evoques visiones del pasado» calla**, que la medicina del alma es el tiempo. Que no quiero oírte, no quiero, no quiero.*, como sí yo nunca lo hubiera sabido, como sí yo hubiera soñado despierto. Yo soy un cobarde lo sé, lo comprendo, |pero es tan hermoso besar tu mirada, la dulce mirada de tus ojos negros!... * * * * * * * ¡Que no sepa nadie que yo á tí te quiero! t * * * * 159 E L ENCUENTRO Apoyado en el quicio de la vieja ventana, he mirado á la luna que riela en las aguas del lago su blancura de plata. He mirado la sombra donde vive la calma, y he querido soñar á lo lejos con tu negra figura, que llamándome avanza. He juntado mis fuerzas sin volverte la cara y te he dicho: — ^Por qué, peregrina, en mi reja te quedas, y una ruta me marcas? Y tu voz misteriosa murmuró estas palabras: ¡Ha llegado la noche, con su velo de sombras, que ha matado el eterno coloquio de tu alma! Vamos ya, viajera, mí dolor acompaña. — íéO — no me dejes perdido y sin rumbo en la lóbrega senda, donde el llanto me aguarda. Me produces espanto con tu horrible guadaña, con tu manto sombrío que flota, erigido en bandera, de una danza macabra. De tus órbitas secas la infernal llamarada, y el crujir esquelético y duro de tos huesos que suenan, y que gimen ó cantan. Dime tú, pasajera, dime tu, visionaria, si miraste su bello semblante donde nunca la huella, de una pena habitara. Tú también fuiste guía de la estrella adorada, tú también la marcaste el camino, besaré yo estas tierras, que fijaron sus plantas. Dime tú si la historia de mi amor te contara, sentiré la alegría infinita de escuchar en tus labios, sus divinas palabras. El espectro paróse, salmodió una campana, y muy quedo al oído me dijo: "Soy aquella á quien busca, con angustias tu alma.,, Resonó una profunda é infernal carcajada. Yo sentí que en mis venas la sangre agolpándose rápida, poco á poco se helaba. Como ttn aro de hierro hacía sí me llevara, y sentí el asqueroso contacto de unas manos sin carnes, en mis carnes clavadas. Unos labios marmóreos en mis ojos besaban, y la voz á mi oído decía: Soy aquella á quien busca, entre angustias, tu alma, —¡Mientes! ¡mientes!—la dije, era bella, era santa, era un rayo de sol su cabeza, y los blancos jazmines, en sus carnes brotaban. Déjame, pasajera, déjame, visionaria, que eres toda de negras mentiras, ¡y ella nunca mintiera, por que fué bella y santa! Y entre el aro de hierro de sus manos clavadas en mis carnes, me dijo al oido: ¡Soy aquella á quien busca, entre angustias, tu alma! Í62 SACRIFICIO Cantó en un suspiro el órgano una canción de esperanza, que circuló tenuemente por la iglesia solitaria. Brillaron sobre sus notas lentos raudales de lágrimas, y el aroma del incienso acompañó la plegaría* Un rayo de sol poniente por los vitrales pasaba, y en los dorados retablos sus reflejos fueron galas* Subieron de los cantores las voces lentas, pausadas, como un murmullo de pena que en el ambiente arrullaba. Y seguida del cortejo, llegó trémula á las gradas. alzó los ojos al delot y besó la cruz de plata* Monótonos, largos cantos, arrullo de voces santas, majestad que en el silencio eres pesar y nostalgia* Martirios que nos producen felicidades pasadas al evocar un recuerdo que envuelto en nieblas se marcha. Cruel invierno es el invierno que lleva nieves al alma, el que mata en los rosales las bellas rosas tempranas Cuando el triste manto negro resbaló por sus espaldas, cuando calló bajo el corte su cabellera dorada, cuando las lindas megillas se quedaron yertas, blancas, rompió en un sollozo el órgano... la voz del cantor lloraba, de los soberbios vitrales el sol retiró sus galas. ^164 — y en la sombra se perdieron juventud, belleza, calma, y quedó la negra noche, como una vieja adorada, que ocultó entre sus misterios la flor que se marchitaba. ¡Ojos que nunca lloraron también entonces lloraban, triste es buscar á la muerte con traje de desposada!... Giraron bajo cerrojos las férreas puertas pesadas, por los claustros del convento el cortejo desfilaba, y en los labios de la virgen se tejió un beso de lágrimas que se estampó en las megillas de la pobre madre anciana. Beso santo fué aquel suyo, la sangre lo consagraba, se erigió como una ofrenda sobre el altar de su alma Y marcharon silenciosas las negras filas... rezaban... hundióse el sol, poco á poco, ¡y doblaron las campanas!... 165 AL PASAR. Entre los olmos altos que bordean la blanca carretera con su sombra, yérguese el caserío, como una bandada de palomas* Junto al portón abierto, para el coche, cesa un punto su marcha tan monótona, descansan los caballos de la lenta jornada fatigosa* Yo dirijo mis ojos á la puerta, y entre los altos olmos, á la sombra, contemplo tu figura, que es á un tiempo gentil y soñadora. Admiro tus megillas encendidas en una llamarada temblorosa y tu esbeltez sublime, te apareces á mis ojos cual diosa que al caminante presta el cariñoso saludo de llegada, no eres diosa pero eres un milagro de dulzura y el hada bienhechora, que surge para dar al peregrino valor en la jornada fatigosa, bajo los altos olmos, yo contemplo como un clavel de púrpura tu boca. * * * * * * * * * * * * * ¿Quién recuerda el pequeño caserío donde paró aquel coche breves horas, para admirar un punto de esos labios la risa bondadosa? Yo recuerdo tu imagen, quizá el único de los que te miraron á la sombra de los árboles altos, tu mirada profunda y amorosa, nunca la he de olvidar, y la armonía de tu rostro apacible, como diosa que al peregrino llevas el consuelo de la marcha azarosa* Quizá ya nunca pase por tu puerta, quizá ya no te admire tan hermosa, pero si así ocurriera, ten presente que en mi existencia loca, tu fuiste la más grata y bendecida caridad que gocé, ninguna otra díó consuelo á mi alma, yo aún recuerdo ¡cómo un clavel de púrpura, tu bocal... i 61 LA ESCLAVA Eras tú muy pobre» yo te vi una tarde» eran tus megíllas llamas de color» y en tus frescos labios, palpitantes» rojos» vagaba una dulce sonrisa de amor. Eras tú muy pobre, ligera y sencilla trinabas al aire tu alegre cantar» y al verte» mis ojos besaron tu hechizo» mis ojos nublados de tanto lloran Tú eras golondrina de países lejanos» tú eras paz bendita de trágica guerra» y fuiste la sombra de un ángel piadoso que veló mis pasos de azar en la tierra. Eras tú muy pobre» pero eras muy santa» pudiste en mi pecho desterrar la pena» yo te quise tanto*» ¡cómo quiere un niñol eras tu muy pobre» pero eras muy buena* Ayer te he mirado cubierta de encajes» cubierta de joyas en un cupé azul» Í68 y miré tus ojos, que yo venerabat y vi que de lágrimas llevaban un tuL Me viste,*, ¿Lo niegas?,,* me viste abatido, me falta ta alegre y amable cantar, me viste tan pobre, que no te atreviste como en otro tiempo, mi cara mirar. Pasaste entre rasos, como una sultana, no vi en tus megillas llamas de color, estabas muy pálida, muy blanca, tan triste, que casi me hiciste llorar de dolor. Ya no podrás nunca reir amorosa, tu cárcel de oro, no se abre jamás, ¡sí vieras cubierta de tantas riquezas la pena, la lástima que al verte me das! Í69 CEMENTERIO DE ALDEA ^No habéis visto vosotros en la paz del crepúsculo, de una aldea el pequeño y humilde cementerio? Cuando las sombras bajan y envuelven á la tierra, se advierte en el, la inmensa majestad del misterio* Tiene el paisaje un tinte de infinita tristeza, de una profunda y larga mortal melancolía, ¡Oh si en algún crepúsculo vierais un cementerio de una aldea, de humana é inmensa poesía! Tantos como se hundieron en la tierra, señalan las negras cruces puestas al borde de las fosas, y cuentan vuestros labios una, dos, tres.*, se pierde la mirada entre cruces lejanas y borrosas. Para aquellos, fué mundo la reducida aldea, sus ojos no encontraron más cíelo que su cíelo, allí se aislaron siempre sus odios, sus cariños, la pena, la desgracia, la dicha y el consuelo. Y así vivieron siempre y así llegaron, tristes, á la paz infinita del pobre cementerio, para entrar en las sombras de la tierra, que cantan 170 —3 ía majestad inmensa y eterna del misterio. Almas que no pasaron por la vida que es grata sin horizontes^ vida de encanto y de alegría, ¡perdón Señor para estas almas que no supieron, que el corazón redama, un amor cada día!**. Í7Í DESPUÉS... Cuando por mis labios ya no crucen risas» estas risas mías que tanto te alegran, cuando ya no encuentres calor en mi pecho, cuando no te hable, cuundo yo me muera»** Pon sobre mis ojos que tanto te adoran tus labios queridos, tus labios de fresa, derrama unas lágrimas sobre mis megilías que estarán muy blancas, muy frías, muy yertas* Con eso me sobra, después ya no quiero que vayas á verme, que subas la cuesta de ese camposanto tan viejo, tan triste, sería egoísta si yo te dijera que esperaba siempre tu grata visita, ^para qué has de hallarte pesarosa y trémula? yo quiero que vivas como tu mereces, entre una sonrisa, sin una tristeza* Lejos de mi eterna soledad sombría que arroja á las almas su velo de nieblas, no subas la cuesta de ese camposanto para que en tu pecho no aniden las penas* Después.** dulce amada, si tanto me quieres ^172 — como tu asegttrast conserva las huellas de mí amor errante, yo á tí te he querido como no es posible que nadie te quiera* Yo en tí puse siempre la fé de mi vida, mi vida que ha sido querer y querella... ^para que he de hablarte del pasado? quiero, como ya te he dicho que cuando me muera, ¡pongas en mi rostro calor de tus lágrimas, y en mis ojos pongas tus labios de fresa!... 173 A/AANECER Aun lo recuerda con dolor mí alma, caminaba sin rumbo, tristemente, por la desierta capital silente, era el amanecer, hora de calma* Pensaba en tí, con sin igual quebranto pensaba en tí, llevaba en mi conciencia la fatídica garra de tu ausencia, más dolorosa, por quererte tanto. De pronto en la penumbra me llamaron, —oye.,, - y Cual si el rayo hubiese herido mí frente, volví el rostro dolorido, y nuestras dos miradas se encontraron. Tus cábelos con flores adornabas y pintada la faz, me parecías una visión de crápulas y orgías, me diste compasión, y me asustabas... Quise gritar, no pude, tu corriste trémula y vergonzosa de mí lado, pudo más que el presente, aquel pasado, ¡oh pobre corazón, como sufrístel Y yo seguí el camino sollozante. ^174 — como el qtte encuentra á su ideal, perdido, ¡ilusión de mi vidat como has sido deshecha por la suerte en un instante! Quise llorar, no pude, y en la calma de aquel amanecer, mi fé moría, ¡como llegué á encontrarte, vida mía! ¡aun lo recuerda con dolor mi alma! Í75 FLOR DE ENSUEÑO Tuvo ttt querer, el rojo frescor de las amapolas, flores que nacen al beso tempranero de la aurora, y van cayendo, cayendo para hundirse entre las sombras de la noche, que es refugio de las almas cuando lloran, ¡Tuvo tu querer el rojo frescor de las amapolas! De tu amor sólo me queda la promesa dolorosa, de no hundirme en el olvido, de llevarme en tu memoria, y en las horas de quebranto consultarme, cuantas otras en mis labios encontraste el alivio á tus zozobras. También yo te llevo siempre n6 sobre el alma, pesarosa de no hablarte, de no verte dulce amada, soñadora, y la vida es «n quebranto sin tu ímágen amorosa que no viene, ¿quien se acuerda de las almas cuando lloran?.» ¡Tuvo tu querer, el rojo frescor de las amapolas! 177 LOS VIOLINES ZINGAROS ^Qtié encerráis en las cajas, oh viejos víolínes zíngaros, de amorosa é intensa melodía? Cuando el arco resbala por vuestras cuerdas, flota en el aire una extraña cadenciosa armonía. Una dulce nostalgia de las cosas pasadas al oir vuestro acorde* brevemente sentimos, y evocamos la dulce felicidad perdida, y evocamos el hondo dolor que padecimos. No hay alma al escucharos, insensible al encanto de vuestro melodioso concierto sin igual, ¡viejos violines zíngaros, en vuestras cuerdas saltan las notas, cual suspiros y risas de cristal! Es música de gratos y lejanos recuerdos que envuelven las promesas, y dicen la traición, y al oiría, lo mismo reimos que lloramos conteniendo el extraño latir del corazón. No sé que hay en vosotros, oh viejos violines; no sé que hay en vosotros de íntima poesía, lo mismo dais canciones de nuestra alegre España, que evocáis una trova sentimental de Hungría... Í78 CRISTO Ante la grandiosa pompa cortesana» ante aquel gran Cesar rey de las crueldades, la voz del maestro, sublime y humana, se alzó como un símbolo de razas y edades. Ante el egoísmo de aquellos colosos y en los lupanares de Roma perdida, los niños supieron crecer bondadosos, los hombres lograron amar á la vida. Como un misterioso respeto profundo, como un sol radiante de vivos colores, brotó de sus labios, flotó sobre el mundo, vivió por los aires é irguióse en las flores* Y así aquel puñado de fieles guerreros de burdos sayales y humilde pobreza, hicieron su ejército, sin brillos ni aceros, sin carros triunfales de enorme riqueza. Ejército humano, de espíritus sabios, sin cotas de mallas, desnudos los pechos, libróse la noble batalla, en los labios. ^179 — cantaron la santa victoria» los hechos. • * * 4 • • * • 4 4 4 4 4 4 Y cuando del mártir la voz apagóse y en nieblas de llantos y muerte perdióse, avanzaron ellos» de amor peregrinos, vinieron brindando la paz de la vida, vinieron brindando la fé ya perdida, vinieron de flores marcando caminos. Al cuerpo del hombre trajeron la calma, pusieron un rayo de luz en su alma, á llantos y risas el pecho le abrieron, y hallaron apóstatas, que luego adoraron, y labios que nunca besaran, besaron, y aquellos que nunca quisieran, quisieron * Cruzaron los burdos sayales las tierras dejando las paces, donde hubo antes guerras, secaron los ojos que siempre lloraban, la boca que ungieran, no más maldecía, abrieron sus brazos, á aquel que sufría, y al más enemigo, con más fé le amaban. Y ante esta doctrina de amor y nobleza, la imágen de Cesar, perdió su grandeza, cayeron las vendas, tembló el legionario, y como una sombra, pasó por su mente aquel Nazareno, que fué sonriente trayendo las almas al pie del Calvario. 4 4 « 4 . 4 4 4 4 4 4 4 4 4 Si alzáis en los pechos altar de creencia 180 tenedle en vosotros, que es grande su ciencia, amadle, que es deuda que está contraída, besadle, que os hizo las leyes de hermanos, honradle, que os pudo librar de tíranos, ¡cantadle, que haciéndolo, cantáis á la vida! Í8Í LA CIUDAD DUERME». La dudad duermet reposa en la niebla silenciosa de la noche» ya no río» abatido voyt sin calma, siempre sólo» y á mi alma siento ya llegar el frío* Camino errante, doliente, meditando tristemente cruzo la ciudad desierta, solo escucho mis pisadas, ¡oh cuantas puertas cerradas y ninguna puerta abiertal Ninguna, la solitaria ciudad vieja, legendaria, duerme en paz, todo reposa, á veces, la silueta de un perro, que vaga escueta desaparece medrosa. En el silencio, la pena crece más, y me condena á sufrirla resignado. ^-182 — en la jomada sombría» que sola va el alma mía, como alma de condenado* Entre la niebla, cobarde me siento, mí sangre arde y mí fiebre se agiganta, á la escasa luz, mi sombra me causa pavor, me asombra y me estremece, y me espanta* Voy por la ciudad desierta con mí alma joven, ya muerta en fuerza de desengaños, ¡oh triste ilusión perdida, hizo en mi pecho, la vida, lo que no hicieran los añosl La ciudad duerme*** reposa en la niebla silenciosa de la noche, ya no rio, voy abatido, sin calma, siempre sólo, y á mí alma siento ya llegar el frío*** 183 EN LA PENUMBRA Cuando el sol declinaba^ tu subías por la amplía carretera, sonriente, una risa en los labios purpurinos y una flor en el pelo, por tu frente pasaban de la luz, ya moribunda tenues reflejos de blancor suave, y tus risas se oían, y flotaban como el lejano gorjear de un ave. Era el anochecer* Tu suspirabas en mí oído el acento encantador, ]oh visión del pasado, en la penumbra fué mi primera confesión de amorl Fué mi primer ensueño placentero nacido entre las nieblas, y en la calma de la tarde al morir, por vez primera murmuraron mis labios—En mi alma»*. Tu escuchaste asombrada aquel extraño y entrecortado hablar con frenesí, en la penumbra de la tarde, vino por vez primera á mis oídos -Sí,*, Todo era idealidad, yo placentero. tu feliz» sonriente y amorosa, ¿quién no tuvo en su vida de locuras» la visión de un ensueño color rosa? Y pasaste, y pasaron otras muchas, Y seguí mi jornada, peregrino, y en el atardecer de mi alma, hoy siento tu risa en la penumbra del camino.** Í85 DEL AMOR PASADO El amor que te tuve mujer, ya se ha perdido, se ha perdido en la obscura sombra de mi aflicción, y entre mis esperanzas muertas cuando nacieron, también murió tu amor. Como la flor que un día muestra su gentileza, dulcemente besada por un rayo de sol, y en la paz del crepúsculo se inclina lentamente, así vivió tu amor* Como la fresca risa que de los labios brota y se extingue en silencio, como lejana voz, como ilusión que pasa. ^ I8é — como la dicha errantet así pasó ttt amor* Así, como un recuerdo que se aleja y no vuelve, como visión eterna de otro tiempo mejor. Ya no rien tus ojos como fieles amigos, que vuelven tras la ausencia que cruel, los separó. Y es que ya el desengaño por mi puerta ha pasado, la experiencia en la tuya muchas veces llamó, y en el alma no existe ya aquel santo cariño, que cruzó por mi vida como un rayo de soL Es inútil, ya solo queda el viejo recuerdo, el hastío supremo nos iguala á los dos, y así cuando me encuentras procuras no mirarme, lo mismo que procuro ya, no mirarte yo„. 187 LA SONRISA DE MIMI Mímí tuvo una sonrisa bella y grata, como risa de un naeiente y puro amor, alivio de los quebrantos, de las penas, y los llantos, del pesar, y del dolor. Risa de dulce armonía mensagera de alegría, ¡oh sonrisa de Mímíl ^recuerdas cuando besaba tus manos, y te adoraba los ojos fijos en tí? ¿Recuerdas, cuando amorosa gentil, amada, graciosa, me jurabas tu pasión? Después de haberte querido, sufrió mucho con tu olvido este esclavo corazón. Corazón que tú adoraste _ J88 — y que luego abandonaste porque la vida es asít como una eterna mentira, yo te dije siempre.».—mirat tu sonrisa es de Mimí.— Y tú ufana sonreías» y halagadas te creias como la amante inmortal de la bohemia doíorosa» Mími fué flor deliciosa, y tu fuiste, flor del mal. Aquella, cruzó la vida, buena humilde y bendecida, visión de paz y de amor, tu, artera, falsa y cobarde, con odioso y cruel alarde fuiste sembrando el dolor, Y al final de tu inhumano proceder, la misma mano llegó á hacer justicia en tí... no gozaste una alegría, ¡cuanto más que tu, valía la sonrisa de Mími!... 189 LOS OJOS DE LAS ESFINGES ^Cómo veis pasar los siglos? - Como errantes peregrinos» cual caballos fustigados por la loca humanidad» cual tropel vertiginoso» que desborda en los caminos la ironía de su risa, que es blasfemia y que es piedad, Grandes ojos sepulcrales» siempre inmóviles y abiertos en la máscara de piedra» sin matiz y sin color» centinelas impasibles que os halláis siempre despiertos y miráis indiferentes la alegría y el dolor. Sobre el torso gigantesco que hace gala á la figura» el sol lanza los destellos de su luz meridional» y los rayos que resbalan de la piedra en la blancura» son los mismos que os señalan la visión de lo inmortal» ^Hasta cuándo seréis fuertes» vencedores de la guerra? ^hasta dónde» grandes ojos» pretendéis llegar á ver? quizá crucen los humanos sobre el ancho de la tierra» y esperéis en el silencio los instantes de caer* Quizá el fondo tenebroso de la nada ya os despierte» cuando no se escuche el trino de algún pájaro cantor» cuando en todo el universo surja el reino de la muerte» 190 cuando el sol no dé §us luces, ni la tierra dé una flor. Quizá, entonces, descendiendo de los anchos pedestales, emprendáis vuestra jornada, y empecéis así á vivir, cuando ya bajo la tierra reposemos los mortales, es posible que esos labios rompan todos á reír. Una extraña risa loca, con asomos de delirio, que en los pechos de granito haga el gozo palpitar, una risa que celebre los finales del martirio, la alegría del que nunca ha podido y puede hablar. Y así á pasos mesurados, las marmóreas comitivas se derramen por el mundo sin que brote otra canción de las bocas colosales, antes muertas y ahora vivas, de los pechos misteriosos que ahora tienen corazón. Ojos grandes sepulcrales, quizá entonces, indiscretos, en las tumbas solitarias empecéis á descubrir las pasiones de los hombres, sus orgullos, sus secretos, y entre envidias y rencores, la miseria de vivir. El telón de falsedades rodará para enseñaros las intrigas de estas luchas que carecen de ideal, y al mirarlas solamente tendréis siempre que nublaros, porque en ellas predominan los espíritus del mal. Si vivís tras los humanos, no haced luz en las tinieblas, si juzgáis nuestro pasado, tened siempre compasión, no turbéis nuestro descanso bajo el sueño de las nieblas y seguid vuestros caminos, con la irónica canción. Llegareis á los confines, tocareis en lo infinito. I9Í caminando siempre á solas, ni aún pudiendo contemplar «na luz que os marque un rumbot y en los pechos de granito» es posible que se extienda la nostalgia de llorar. Será un llanto al sol bendito que os bañó con sus raudales, á la vida explendorosa que os brindaba su placer, será un llanto á lo perdido, será un llanto á los mortales que supieron demostraros la alegría de querer, Y en la sombra os hundiréis derrotados y abatidos, altos bustos de colosos, que ignoráis lo que es amor, y en las máscaras de piedra habrá gestos afligidos, y en los labios que rieron habrá gestos de dolor. Ojos grandes, sepulcrales, sin pasión y sin anhelos, que miráis indiferentes de los siglos á través, ¡quizá estéis tan silenciosos, explorando allá en los cielos, la señal de que la tierra se desplome á vuestros pies!,,,,.