20 NEGOCIOS LATERCERA Domingo 5 de octubre de 2014 EMPRESAS RR La danesa Maersk busca convertirse en operador portuario en Chile. Maersk, con la mira en la costa central de Chile E l martes pasado, una comitiva del grupo danés Maersk, encabezada por su máximo ejecutivo a nivel global, Nils Andersen, llegó a La Moneda para reunirse con la Presidenta Michelle Bachelet. El motivo principal de la visita era manifestar al gobierno el interés de la multinacional por convertirse en operador portuario en Chile. Aunque, no de cualquier terminal. La aspiración de la compañía europea es operar el Puerto de Gran Escala (PGE) o megapuerto, que el Ejecutivo planea licitar en la zona central. “Queremos entrar al sector portuario en Chile. Tenemos mucho interés en el nuevo puerto que se va a construir cerca de Santiago, es una oportunidad interesante”, comenta Nils Andersen, CEO del Grupo Maersk. El ejecutivo explica las razones del interés. “Chile tiene un comercio exterior muy dinámico y necesita ampliar su infraestructura portuaria para seguir creciendo. Nosotros estamos bien preparados para aportar, tenemos la tecnología y el conocimiento, y nos gustaría ser un partner del gobierno”. Al día siguiente de la reunión que sostuvieron con la Mandataria, el grupo tuvo encuentros con los ministros de Transportes y de Obras Públicas, cuenta Andersen. “Ellos nos han dicho que están interesados en tener un operador nuevo en el sector portuario, un actor global con nuevas ideas”, indica el ejecutivo. Hace dos años, el Ministerio de Transportes comenzó a explorar la factibilidad de construir un puerto de gran escala en la zona central. Con la llegada del nuevo gobierno, la idea de un megapuerto en la macrozona central resurgió. El 21 de mayo, en la cuenta pública, la Presidenta Bachelet anunció que se acelerarían los estudios técnicos para concretar el proyecto PGE. Dicha iniciativa también se incorporó a la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, que luego lanzó el Ministerio de Economía. La cartera de Transportes está trabajando con el objetivo de tener esta infraestructura habilitada durante la primera mitad de la década del 2020. “Estamos conscientes de que es un proyecto de más de US$ 1.000 millones de inversión, que se puede poner en marcha el 2022 ó 2023. Somos pacientes y creemos que tenemos una buena posibilidad”, asegura Andersen. Con cinco unidades de negocios, el Grupo Maersk opera en 130 países. Tiene una flota que supera los 500 buques, controla la empresa de transporte marítimo de contenedores más grande del mundo, y es uno de los mayores operadores de puertos en el orbe. En el negocio portuario, opera en la región el Terminal Norte del Callao, en Perú, y el de Santos, en Brasil. En la actualidad está construyendo un puerto en México y otro terminal en Costa Rica. En Chile, Maersk está presente con otros negocios. Posee un 14% del mercado de transporte naviero, el tercer actor de la industria. Y hace INTERÉS POR CHILE “Queremos entrar al sector portuario en Chile. Tenemos mucho interés en el nuevo puerto que se va a construir cerca de Santiago”. Nils Andersen CEO Grupo Maersk. La multinacional danesa está interesada en operar el megapuerto que licitará el gobierno en la zona central. Esta semana, el máximo ejecutivo del grupo se reunió con la Presidenta Bachelet para darle a conocer sus pretensiones. Texto: JESSICA MARTICORENA Fotografía: BLOOMBERG adelanta Andersen. El plan del grupo danés es participar solos, aunque no descartan hacerlo en sociedad con players locales. “Siempre estamos abiertos a participar de consorcios. Lo podemos hacer solos, pero si encontramos un partner local que pueda contribuir y tenga interés, es posible hacerlo en conjunto”, afirma el CEO. La multinacional también mira con buenos ojos la decisión del gobierno de ir adelante con el proyecto de ley que levantará las restricciones que hoy enfrentan los barcos extranjeros para hacer cabotaje; esto es, para movilizar carga y pasajeros entre puertos nacionales. “Nosotros estamos siempre a favor de un comercio libre, pero es una decisión que toma el país y nosotros vamos a ajustarnos a las reglas locales”, señala el ejecutivo. En busca de una alianza un par de años, invirtió unos US$ 170 millones en San Antonio para levantar una fábrica de contenedores refrigerados, la primera en su tipo de América Latina. Hoy, la instalación se encuentra en período de marcha blanca y la compañía tiene previsto iniciar su producción comercial la primera mitad de 2015. Mientras se cumple ese hito, el grupo danés busca acelerar su ingreso al rubro portuario. “Hemos ofrecido al gobierno ponernos a disposición para participar incluso en la fase de planificación del megapuerto, sin costos para el gobierno. Vamos a ponernos en contacto con los responsables del proyecto para intercambiar ideas”, En los últimos tres a cuatro años, las aguas no han estado tranquilas para la industria naviera global. La sobreoferta de buques, el alto precio del petróleo y la desaceleración económica mundial han obligado a las empresas del rubro a adoptar decisiones para bajar costos. Entre ellas, navegar más lento para ahorrar combustible, crear alianzas y eliminar rutas. “Hoy estamos navegando a una velocidad de 15 nudos náuticos, versus los 21 con que lo hacíamos previo a la crisis. Con esta y otras medidas hemos logrado reducir, en promedio, un 30% el costo por contenedor transportado”, detalla Andersen. Maersk posee el 15% del mercado de transporte ma- rítimo de contenedores. La mirada futura de la danesa no es optimista. “Va a seguir siendo un sector difícil. La tendencia será que las tarifas de los fletes van a seguir cayendo. Podrán estabilizarse algunos meses o incluso un año, pero será algo puntual”, prevé. Por lo mismo, añade, el principal desafío que enfrenta la industria apunta a ajustar la oferta con la demanda. Este año, menciona, el único mercado que está creciendo a un ritmo interesante es Estados Unidos. Para eficientar su operación, la compañía está buscando aliarse con la suiza Mediterranean Shipping Company (MSC). “Esperamos que esta alianza esté operativa a comienzos de 2015 y con ella estimamos que podríamos lograr ahorros por US$ 350 millones anuales”, explica el timonel de Maersk. La alianza implicará que ambas firmas operarán en conjunto algunas rutas. En 2015, el sector enfrentará una dificultad adicional. En las zonas costeras de Estados Unidos y los países nórdicos entrará en vigencia una “zona de exclusión”, que establece que los barcos deberán usar un combustible bajo en contenido de azufre. Esa medida implicará para las navieras asumir un mayor costo, que se estima en 50% superior al valor que pagan hoy. El tema no es menor, considerando que el combustible representa el 50% de los gastos variables de las navieras. “Estos mayores costos necesariamente los vamos a tener que traspasar a los clientes, lo que es complicado en una industria que no crece”, dicen en Maersk.N