Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía Opiniones sobre este artículo escribanos a: semanariovirtual@viva.org.co www.viva.org.co La reelección de Uribe Fernando Dorado Activista social Los resultados electorales del 25 de mayo/2014 trastocaron todo. El triunfo inesperado de las fuerzas uribistas 44% (Zuluaga, 29% + Ramírez, 15%) cambian drásticamente la situación política del país. La amenaza fascista se torna realidad y se prenden las alarmas. La debilidad del presidente Santos refleja la precariedad de la democracia colombiana. La abstención se acercó al 60%, el voto en blanco obtuvo un 6% y la izquierda logró un 15% de la votación. El escepticismo, la apatía y la falta de credibilidad en la clase política contrastan con la inconformidad creciente que no es canalizada plenamente por ninguna corriente política. Todo el mundo sabe que Zuluaga es el candidato de Uribe y que el expresidente va a ser el verdadero gobernante. Eso no lo duda nadie. Incluso la fuerza de esa candidatura se fundaba en esa certidumbre. Ellos nunca lo ocultaron. Sus contradictores creían que iban a ridiculizar y debilitar a Zuluaga acusándolo de ser títere o marioneta de Uribe. Ocurrió todo lo contrario. Es que en la práctica el pueblo que votó a Zuluaga estaba reeligiendo a Uribe. ¿Para qué quiere el gobierno Uribe? Tiene varios objetivos: 1. Consolidar su poder; 2. Eternizarse en el gobierno; 3. Auto-absolverse; 4. Sabotear los diálogos de Paz y azuzar la guerra; 5. Cerrar la democracia y exterminar la oposición; y 6. Desestabilizar la región. 1. Consolidar su poder: Desde que Uribe diseñó su proyecto político en 1994 de “la refundación de la Nación”, su objetivo no sólo era derrotar a la guerrilla sino instaurar un “Estado Comunitario Corporativo”, basado en el totalitarismo, manejado por el “príncipe”, sin intermediarios pero apoyado en una corte de mandaderos dispuestos a cooptar todas las instancias del Estado. Así, su objetivo inmediato al llegar nuevamente al gobierno será reforzar al debilitado Procurador, apoderarse totalmente de los órganos de la Justicia y de Control, reorganizar sus fuerzas en el Ejército y Policía, recrear y ordenar los grupos paramilitares existentes, y fortalecer sus relaciones internacionales con la derecha estadounidense, latinoamericana y mundial para conseguir un apoyo consistente para detener el “proyecto castro-chavista”. 2. Eternizarse en el gobierno: El plan de Uribe al llegar al gobierno en 2002 fue proyectado hasta el 2025. El referendo de 2003 era su primer paso pero fue derrotado por las fuerzas democráticas. Después no dudó en violar la legalidad para aprobar la reelección y estuvo a punto de conseguir su continuidad hacia un tercer mandato. En esa dirección actuará de inmediato. La reelección indefinida es su meta y ya en el poder va a tratar de convocar una Asamblea Constituyente o Constitucional para conseguir ese objetivo. Es capaz de buscar el apoyo popular para revocar el actual Congreso, ya que está en minoría. Eso lo hará si no consigue hacer mayorías recurriendo a la “mermelada”, la coerción o el chantaje. Ya ha demostrado que es capaz de todo. 3. Auto-absolverse: Desde antes de ser un reconocido político Álvaro Uribe Vélez ha estado involucrado en actividades ilegales. Así lo indican todos los prontuarios en que está comprometido. Importantes cabecillas paramilitares han reconocido que Uribe era su principal jefe o comandante. El problema es que sabe tanto y tiene tal cantidad de pruebas contra sus cómplices cercanos y no tan cercanos, que ha logrado salir airoso frente a una débil justicia que respeta la inmunidad de que goza el ex-presidente y además, no tiene – por ahora – ni la voluntad ni las herramientas para juzgarlo. Uribe pretende limpiar cualquier tipo de pruebas de los crímenes y delitos que se realizaron durante su gobierno. Para ello tendrá que hacer cosas más graves e ilegales que las que ya realizó en sus 8 años de gobierno o durante su estadía en la gobernación de Antioquia. No va a dudar un instante porque su principal preocupación es la Corte Penal Internacional. Eso es lo que lo trasnocha y va a torcer las normas y los hechos para auto-exculparse. 4. Sabotear los diálogos de paz y azuzar la guerra: Uribe siempre ha soñado con el exterminio de la guerrilla a sangre y fuego. En los primeros 4 años de su gobierno creyó haber logrado la derrota de la insurgencia en el plano militar con la ayuda de los grupos paramilitares. El triunfo final quería hacerlo con las fuerzas militares oficiales para convertirse en el “César colombiano”. En los siguientes años lo iba logrando con golpes contundentes a las FARC que se mantenía en la guerra de posiciones, pero a partir de 2006 la guerrilla cambió la estrategia y regresó a la guerra de guerrillas, asimilando los golpes. Ahora pretende que con toda la inteligencia, información, logística e infiltración que ha desarrollado el ejército y la policía, va a poder concretar sus sueños. Si es necesario, no va a dudar en implementar la estrategia exitosa que utilizó Fujimori contra Sendero Luminoso. Son las “rondas campesinas” aprovechando el cansancio existente entre la población de amplias zonas rurales. En muchas regiones la gente está fastidiada con el régimen impuesto por las FARC, su autoritarismo, la aplicación de impuestos, las normas inconsultas, las presiones y el reclutamiento forzado. Además, Uribe pretende aprovechar el estado de ánimo derrotista que puede surgir entre los combatientes después de que se rompan los diálogos y promover la deserción. 5. Cerrar la democracia y exterminar la oposición: El “Estado Comunitario Corporativo” de Uribe es una especie de “democracia directa” pero controlada desde arriba. Es la utilización extrema de una aparente “participación comunitaria” planificada desde los organismos empresariales corporativos, limitada exclusivamente a aspectos logísticos y operativos de carácter local. La eficiencia y efectividad del fascismo pensadas para una república tropical que según la visión uribista-paisa-clerical, lo que necesita es disciplina y orden. Para hacerlo necesita liquidar la oposición. Si acusó a Juan Manuel Santos de ser un agente del “castro-chavismo”… ¿qué se puede esperar del tratamiento que va dar a los verdaderos izquierdistas? De un régimen uribista cebado de venganza y odio hasta los tuétanos no se puede esperar nada bueno. Uribe está motivado por el desquite y su cuenta de cobro es de sangre y horror. Las fuerzas de extrema-derecha están al acecho, son del tipo del “hacker Sepúlveda”, se consideran héroes y su tarea inmediata es desaparecer a los opositores. Por eso, la indecisión de los dirigentes del Polo y Verdes no tiene más explicación que estar asentada en una enorme ingenuidad y falta de visión política. 6. Desestabilizar la región: Está claro que tanto el imperio como la mayoría de la Gran Burguesía transnacionalizada están comprometidas con una “paz a su medida”. Pero ellos no se complican. Si las condiciones políticas internas del país le dan el gobierno al uribismo, no van a dudar un instante en reforzar ese poder y utilizarlo a fondo. Así ha actuado el imperialismo siempre. A veces intervienen en una dirección u otra, pero si no lo consiguen, rápidamente se acomodan y apoyan al triunfador para defender y consolidar sus intereses. Lo han hecho en Egipto, Túnez y muchos países de África en donde juegan a tres bandas. Si tienen que seguir instrumentalizando a su favor el conflicto armado, lo van a hacer con gusto y con toda la infraestructura disponible. Uribe está comprometido a fondo con la ultraderecha fascista de Venezuela apoyada por grandes empresarios y centros de pensamiento estratégico de Miami, Madrid, y otras capitales latinoamericanas. Va a utilizar al gobierno colombiano para desestabilizar las relaciones con los países vecinos donde avanzan reformas democráticas con ciertos devaneos socialistas. Está dispuesto y decidido a ponerse al servicio de un plan intervencionista estadounidense que ante los fracasos que ha tenido en Siria y Ucrania, vuelve los ojos sobre la región que siempre ha considerado su “patio trasero”. Conclusión Por ello llamamos a “votar por Santos contra Uribe”. Esta decisión se fundamenta en que no le creemos nada a Santos pero sí le creemos todo a Uribe. Apoyamos a Santos para detener y derrotar a Uribe. Votamos por Santos para poder hacerle una oposición en el marco de la Constitución Política. Rechazamos a Uribe (Zuluaga) porque ya lo conocemos y sabemos cuáles son sus alcances. Zuluaga parece emular a Uribe cuando ha demostrado que es capaz de infiltrar al ejército, interceptar las comunicaciones del gobierno y de sus contradictores, y mentir descaradamente cuando ha sido pillado en flagrancia. Votamos por Santos, pero no nos hacemos ninguna ilusión. La terminación del conflicto armado y la verdadera Paz sólo podrá ser conseguida si derrotamos la amenaza inmediata del uribismo fascista. Sólo lo lograremos si construimos la más amplia unidad entre las fuerzas independientes, alternativas, progresistas, de izquierda, liberales y conservadores demócratas, para defender la precaria democracia existente y poder ampliarla con nuestra acción consciente y organizada. La debilidad de Santos refleja la precariedad de la democracia colombiana. El zorro y el lobo uribista están al acecho para cazarla y destruirla. Los pastores y canes amaestrados debemos estar alerta, organizados y preparados para defenderla. La Nación espera que los dirigentes más conscientes prioricen la defensa de la democracia para poder “salir de las FARC” por la vía de la concertación y construir las condiciones de la verdadera Paz, que pasan por las grandes transformaciones económicas, sociales y políticas que requiere el pueblo y el país. Estas dos semanas que quedan son determinantes para el pueblo y la Nación. Si las fuerzas democráticas de tipo popular actúan con diligencia, unidad y claridad, quedarán en condiciones de avanzar en el inmediato futuro. Corren también el riesgo de dejarse cooptar por acuerdos y promesas. Pero hoy, es el riesgo menor. La amenaza uribista es más letal. Edición N° 00401 – Semana del 30 de Mayo al 5 de Junio – 2014