£*ali7.a ¡SS. Mmlriil \':> (hi üicicmlire liii ISí'í. S*^ «;uui-t<»8. hmBMwmmm D !?£:a20DlC0 SOllTXCO y DE TRUESIO. ^líii^tíe)!! m mmMK'im^ No hay que decir que el Tio Carnorra no es homlire de principios porque levantando constantenieiUe su varapalo contra las personas se cebe en ellas, esclusivameute en ellas, sin perdonar lo físico, lo moral, lo político, y todo cuanto tenga relación con ellas. Es cierto que el Tio Camorra la ha tomado con las personas; pero no por eso puede deducirse (\ne no sea liomlire de principios, antes al contrario, el Tio Crtmorra cuando esgrime su tremendo garroie contra las personas, lo hace mas principalmente contra sus principio», porque está hien convencido de que todas las faltas de los hombres públicos tieniio su origen en los malos principios. Hablemos de principios y por princi[)ios. ¿Cuides son los principios de los boudircs que uiatulan en el dia 2/tí y los (le los ¡¡ue aspiran a mandar nn lo lüturo? Tan difícil os contestar á esta pregunta como esplicarse la razón por qué al Señor Montemayor se le ha negado la protección que pedia para llevar adelanto su proyecto de navegación aercostática. ¿Cuál ha podido ser esta razón? ¿Será lo absurdo del pensamientof No lo comprende así el Tio Camorra, porque mientras no se haga la prueba es difícil que pueda calificársela idea del Señor Monteinayor. ¿Será la falta de metálico' Aun es esto mas inverosimil; porque donde tantos miles de duros se han invertido en bailes y comilonas, donde se han dado seiscientos mil reales al señor Ros de Olano para que haga un viage do Madrid á Lisboa, no es posible que falto dinero para proteger un descubrimiento que agradecería la ciencia y halagaría legítimamente nuestro orgullo nacional. ¿Será que siempre los talentos españoles han de vivir condenados á sufrir los desdenes de su gobierno? Esto es lo mas cierto, y por eso el Tio Camorra se abstendrá de hacercom.cntarios, bien persuadido de que los hombres del poder tendrán siempre á mano la contestación que acostumbran á dar á todo el que sermonea: Mi madre me predica y yo la digo; predicar en desierto sermón perdido. Y esto no es precisamente hijo del carácter de las personas que ocupan el poder, sino de sus principios, con lo cual volvemos á la cuestión primitiva. Mas para poder penetraren ella necesitamos ant(! todo escudriñar el origen de los principios de gobierno que profesan los lioml)res (¡ue mandan hoy y los do los que aspiran á mandar en lo futuro, que Dios me mate si se diferencian en algo, si no son unos mismos perros con diferentes collares. El partido absolutista dice: «los reyes son de derecho divino» y bajo este supuesto no reconocen mas poder ni mas leyes que la voluntad incontestable del monarca. líl [lartido demócrata dice: «La soberanía reside esclusívamenle en el pueblo» y por lo tanto , aun•[ue temporalmente lenga que ])restar obediencia á una fuerza (pie no puede repeler, niega su sanción á todo acjuello (|ue no emana lógicamente de la soberanía del pueblo legal y csplícilaniente manifestada. Los que mandan y los que aspiran al mando, ci'cen en el derecho divino y en la soberanía nacional, ó por mejor decir, no creen nada, y han querido evitar cuestiones casando al derecho diviiiü con la soberanía del 'pueblo , en lo cual todos están conformes y solo hay oposición por la gente (¡ue ha manejado el negocio, pues en vez de INarvaez hubiei'an algunos (¡uerido que fuera Olózaga el que echara las bendiciones, y ijue en lugar de los (¡ue asistieron a la boda hubieran ido otros, ó cuando menos mitad por mitad, ])aia que los dulces se re|)arlieran de un modo e(|uitat¡vo. l'or lo demás, ese enlace de perros y gatos que tan moiistruo.«o parece á los que dicen con Hoileau : ríen es e.tt beau (¡ue te vriii, no tiene! nada ih; pariicular á los ojüs de los moderados y progresislas , ó por mejor decir, de los moderados y de los <iiic osadamente se abrogan el derecho de dirigir al partido progresista sin conocer las exigencias , las condiciones ni las tendencias iüieraies de este gran partido. ¿Qué son los progresistas? Son los individnos de una comunión política, que solo s(! diferencian de los demócratas puros en la cuestión do oportunidad. Son demócratas puros, que |)in' temor á las consecuencias de una revolución radical, transijen por ahora con una institución apoyada por el prestigio de la tradición y por los manojos de la diplomacia. Demuéstrese la posibilidad de verificar la reforma en un solo dia sin riesgo de caer en el abismo de la contra-revolución, y la inmensa mayoría del partido progresista vendrá con el TÍO Camorra á proclamar en toda su latitud la aplicación inmediata de la soberanía nacional sin cortapisas ni farándulas. Pero aun cuando no le sea dado al pobre |)alelo vencer los escrúpulos injustificables del partido progresista, pregínilese á todos los individuos de este partido cuál es su modo de pensar, y apuesto lo (¡uese quiera á que son mu y pocos los (¡ue están de acuerdo con el articulo que bajo el epígrafe de «El progreso» inserta en su número l(ií)7 mi apreciable colega el Clamor Pilhlico. ¡Oiié láslima do sangría vertida en los campos de Navarra, (<at:dinla y Valencia en defensa de la libertad! ¡Qué triste es haber vivido cuatro nñoi siendo el juguete de la mas escandalosa ¿irania! ¡Qui' desgracia ipic tantos hí'roes españoles hayan perecido en un cadalso por reiliiuir á su ])atria del terrible cautiverio, para (|ne después de tantos esfuerzos pei'didos, de tanl.a sangre derramada inútilioente , de tantas lágrsnas venidas en el panteón de los nsártires de la libertad , viuiga un i'epi'esentante de las ¡deas progresistas á jactarse ífe íinhcr formuílo d t:íiilii/o do 1 iS.lT cu vi'.z (h ri'stabicccr inlcijru lu Cunslit!u;um ilc 1812; (pie jo/.j^a necesarín la nistíhicion del Senado, (¡ue no quiere td restablecimiento do Lis municipalidades de \'A'17t. y manifestando esealofrios y ataques de nervios ante la imagen del sufiagio universal! l'ues todo (!Slo se encuentra <;u el artículo del Clamor á (¡ue se reliere el Tin Camorra, artículo por otra parle escrito con esa facilidad y elegancia que tanto distiugiui á sus dignísimos redactores; pero que por lo mismo qui^ revela tálenlo en el ([ue lo ha escrito, por lo mismo que diclios señores raaniiiesiau una organización cerebral que ba(;en honor al partido en que militan , es sensible que incurran en los errores y anaci'onisnios (jue ha echado de ver el paladín do la reforma, el centinela avanzado de la libin'tad, (d primer soldado de la vanguardia del ejército [jrogresisla , el infatigal)le (laleto de Torreiodones. Vanios á cnenias. [.os moderados de ¡847 no se parecen en nada á los de 1844, 4.5 y 4fi. Aquellos egercian la dictadura por puro capricho, aunque velada sienspre con lú colorido de la eoiiviMuencia pública, y siempre qu(! nrcesiíaban ajxílará la fner/.a bruta para satisfacer sus instintos de terror echaban mano de esta fórmula, (¡UÍÍ es el Í2M comodin de los doctrinarios ; «Cuando el trono, la nación i ias inatitijciones peligren, el gobienio adojjtará todas las medidas para castigar á los revoltosos y restablecer el orden.» IJOS moderados del dia poco menos que con la rodilla en tierra y dándose fuertes golpes de pecho, juran que tratan de seguir una marclia de estricta legalidad. En qué se parecen los moderados de ogaño á los de antaño ? En lo que se diferencian los moderados do hoy á los progresistas del dia, en nada. Los moderados (|uieren lo institución del Senado; los progresistas también . los moderados creen indispensable el veto para gobernar; los progresistas idem : los moderailos rechazan las municipalidades democráticas de '¡8í¿5 ; los progresistas hacen otro tanto : los moderados quieren negar el derecho electoral á los ciudadanos que carecen de fortuna; los progresist-as lo mismo. Dígaseme ahora en qué se diferencian los progresistas y los moderados de 1847. En lo que se parecen los 'moderados de ogaño á los de antaño; en naila. Y en tal caso , por qui'; los progresistas liacen la guerra á los moderados? Porque les da la gana. l*or (pié los moderados hacen la guerra á los progresistas.?' Porque los unos se llaman |)rogresislas y los otros moderados. Qué inconveniente pueden tener los moderados en entregar el poder á los progresistas? No hay mas que uno, el repartimiento del turrón. Qué ganarla la causa de la libertad con la subida de los progresistas ? Según y conforme ; si los progresistas son de los que pinta el Clamor Púldico, maldit.a la cosa ; si los progresistas que concibe el Tio Camorní, mucho, mnchisimo ; porque los progresistas, los verdaderos progresistas en el conc(>pto del paleto de Torrelodones, pr(dierenrta Constitución de 1857 á la de 1855, y la de 1812 á la de 18"7; quieren las municipalidades de 182o ; entienden^ como decia Mirabeaii, (¡ue no dei¡e haber en b» nación ningún ciiuladano que no sea oledor ó elegihh;, re|)reseiitantií ó representado ; desean otra cosa , sobre la cual se atreve el Tio Cmnnrra a pedir esplicacioiies á su apreciable colega el Clamor, y es el restablecimiento do la Milicia Nacional sin restricciones ni ¡)asteles, y en una palabra, quieren andar en diligencia el camino ([U(! los redactores del Clamor tratan de andar en carromato, y (¡ue el Tio Camorra (¡uisiera correr en vapor; apetecen (|ue llegue esa hora, (|ue el Tio Camorra cree haber llegado ya, ó que (uiede llegar adelantando algunos minutos el reloj de la vida |)oiitica sin detrimento de la máquina. Estos progresistas sí (¡ue se diferencian de los que i'etrata el Clamor, como se diferencian de ios moderados de todos los tiempos. Decia antes el Tío Camorra que era una calamidad ver aciertos progresistas retrogradar en la senda do la libertad , después de haber visto perecer en el cadalso á lautos de nuestros hermanos , victimas de la saña'reaecionaria. Esto no lo comprende el Tio Camorra, que es hombre á quien las peivsecuciones [ircstan nuevos brios en vez de enervar su espíritu como sucede á ciertos hombres. Pero es cosa bien rara, sin embargo, el observar cómo algunos liberales han templado sus ideas en los rincones de un calabozo ó en el desierto de 'Mr. ia proscripción, cii^iiíio sus padí-ciinieiUos del)iaii inspirarles mus odio, y por coiisigiiiciile mas dcsüo de nparhirse de sus verdugos. El ciudadano d(! Ciiudira era un t;rande lionibre , dijo uiuchas cosas l)uenas, y sobre lodo esplicó las dudas del Tia Camorra ou estas inagniticas lineas del (íonlralo Social : <dos esclavos lo ]i¡i'rdeii todo eii las cad(;nas, hasta el deseo d(! salii' de ellas; aman su esclavitud como los eoHiparieros de Ulises auiahan su ciid)rutee,iniieuLo,» El ciudadano de Ginebra , auiujuc con mas tálenlo y nuis erudición, podía andar de bi'acero cou el ciinladaiio de Torrelodones. yfl>c,<r<S/^/< Si yo lílcís digo , i l o i c i I^^iiiMigiila, 4|]i<; SíioM ios cria y f i l o » >(» jiiiilaia- Cierto nianc'.ibo de buena injundia, <|ue andar solia siempre en ayunas, de.esta manera contra la turba de charlatanes lanzaba pullas: "Muchas palabras: ol)ra, ninf^iina : no be visto pueblo que tanto sufra. Ya del realisnu» la enseña luzcan pidiendo hogueras contra la chusma; ya del progreso se llagan reclutas y con sus voces al mundo aturdan; en nuestra ruina, lio cabe duda, todos ¡)arece ((ue so conjuran. Y de esto iníiero, Doña Facunda, (|ue Dios los cria y ellos se lunlau. 25(5 Merece elo^ids sin thida aljjuiia del tal manceho la travesura. Pero es el caso (jue €011 astucia quiso á muy poco tentar fortuna ; y con alegre sorpresa suya, gran mayoría tuvo en las urnas, 'iodos j)ensal)au, cosa nuiy justa, ([ue á los ministros, y á sus liecliiiras, lanzara dardos en la tribuna, y aun los colgara de una ganzúa; poro no quiere nuestra ventura que tales votos el cieio cnm¡)la, porque es el caso, doña Facunda, que Dios los cria Y ellos se juntan. Asi anda todo por nuestra cudla, y asi andaremos liasta la tiimlia. J^os moderados todos reculan hacia los tiem[)OR de Motezuma; los del progreso siguen su ruta. ])ero es al paso de la tortuga, lil pueblo siempre comiendo alubias ponjue no tiene pan ui merluza. Mientras su sangre •.:(in donosura 21/ se van cbiipaiidd cuali'o graiuijas i|uc iit) debieíaii libiaise nunca de andar cargados con una cuba; y es cosa clara, <loiia Facunda, ([ue Dios los cria y ellos su juntan. Dicen (juc proul-.i vendrá la ludia y barenios todos guerra muy cruda Que ha d(!ser niuclio si en la trifulca se libra el hombre de la peluca : i(uo |)roclaniaudo la causa justa van á pegarse terrible tunda los Eleogábaloh, los Gargantúas, y los Narvaez, y los Vilunjas ; pues hasta piensan, tal es su furia, echarse perros y media luua. ('ero yo digo, doña Facunda, que Dios los cria y ellos se juntan Al fin y al cabo veréis si buscan para entenderse la coyuntura. Todas son chanzas . todas son burlas, y si unos votan, y si otros juran, no hay quehacer caso por mas que rujan esas personas 2--ÍS CII;H)(.I(I se acusan <li! estaciuiHirías, (» furihundas, ('»puritanas, ó imri-lunas; que aunque snsirüS •le punto suban en la presente legislatura, yo solo esj)ero que se sacudan con liulifanas de Cataluña ; porque es notot'ii», doña Facunda, que Dios los cria y ellos se juntan ODA A ARGUELLES. Poríinlia concluido una de las obras mas colosales que se I¡abian emprendido en España desde el tiempo de los moros; al íin llegó el momento de [)oder escribir á nuestros numerosos amigos la Íilausible noticia de haberse acabado el revoque de la fachada del Juen Suceso; lo que tiene en el dia suspensos á los españoles es otra obra mas larga que la eternidad, mas eterna que el mundo; hablo del premio ofrecido á la mejor composición poética que se luciera en honor del patriarca de la libertad española I). Agustín Arguelles. Esa sí que es obra de moros capaz de desesperar á los cristianos, y todo consiste sin duda en la ley de compensación que preside constantemente ;1 las operaciones del borabi-e. La Providencia quería que se prolongara el fallo un tiom|)o dac'o, una docena de años por ejemplo, y si los poetas hubieran tardado eu presentar sus odas once años y once meses, el resultado no se haría esperar arriba de treinta días; pero como los ¡loetas caminando á cíegas, sin ver mas allá del diccionario de la rima que lo tenían a la punta de las narices, se apresuraron á presentar sus odas en menos de los treinta días, lié aquí la necesidad de que los jueces se tomen los once años y once meses para [)ronunciar su fallo, á fin de no ínfrínjir la ley de compensación marcada por la irrecusable voluntad de Dios. Por eso no es de cstrañar (jue al cabo de días y mas días, met!es y mas meses, solamente tres de los cinco jueces que componen el tribunal hayan leido los versos, y que los dos restantes, que según noticias son los señores Escosura y Vega, no se tomen el trabajo de 249 examinar unas obras que pueden aguardar legalraente algunos años Uidavia. Yo no sé si os verdad que las menoionadas composiciones se hallan en poder del Señor Escosura, como dicen poralií, añadiendo que liace cerca de un mes que las tiene y que el señor 1). Ventura de la Vega espera recibirlas para dtíspacharlas en menos de veinticuatro horas. Si esto es cierto, el Tio Camorra, que conoce la actividad y rectitud del scíior Escosura, le rueg:», le suplica, aunque en mala prosa, tenga la bondad de darse un mal rato á fin de contentar á los que merezcan el premio, desvanecer las locas ilusiones de los que no lo merezcan, y sobre todo sacar de esa incertidumbre á los españoles que esperan la resolución del tribunal da los cinco coa mas ansiedad que los judíos la venida del Mesías. Pero si el Señor Escosura no quiere hacer ca.so de lo que el Tio Camorra le dice eu prosa, es tal el deseo (]ue tiene el paleto de Torrelodoncs de que el asunto se resuelva cuanto antes, que en caso necesario será capaz de hacer un memorial al señor Rscosura, aunque sea en un soneto de catorce versos endecasílabos, v. gr. A DON PATRICIO DE LA ESCOSTJRA. Si es la pereza á tu organismo agena, y si en actividad nadie te iguala, priieba contra el rumor que se propala que en li no lale un coi'azon de hiena. Tuviera el Tio Camorra mucha pena que por hacer de tu indolencia gala, algún prójimo pase noche-mala en la (jue llama el mundo noclie-huena. Que no te alcance de haragán la nota ; huye del abandono, que es mal vicio; lee, compara, mediía y después vota. De la razón la voz oye propicio; no pierdas el apodo de Patriota ya que llevas el nombre de Patricio. Y esto que dice el Tio Camorra do oír la voz de la razón, se dirige a lodos los jueces á quienes tal vez tenga que ajuslar las cuentas si no obran con la imparcialidad y justicia que todos apetecemos. Dígolo porque sé algunas cosíllas que estoy dispuesto á revelar sin consideración ninguna á las relaciones de amistad que me unan con las personas. Los jueces van á leer las odas y á fallar sin saber quién las ha escrito, y si lo saben, por(|ue algunos autores han ahusado de este vedado resorte para prevenir el'.ánimo de los jueces á su favor, estos deben olvidarse de las personas y fallar como si no las conocieran, ya que hayan tenido la debilidad de olvidar su posición hasta el punto de oir leer las composiciones á los mismos interesados, en lo cual no se sabe quién es mas digno de censura, si el poda que esgrime anuas de mala ley para üiuiífar en ia c<¡!ii|)e" tencia ó el oyente qiK! (lesceiidieiKio al terreno de las aleeiiuiics personales se ¡Icspuja del enráeleí- y de la antoridad de juez. (Jnando el 'fio Camorra pueda ealilicar el resultado del certamen hablará mas claro: cada cosa en su tiempo y los nabos en adviento. ABUSOS Y A V I S O S , Vista-liermosa lleva viso;según sus antiguos usos de no evitar los abusos á pesar de inis avisos. Ello parece broma ; pero nadie que tenga dos dedos de fn'nte puede desconocer la trascendencia de la misión del Tio Ca¡norra j ia necesidad de apreciar sus observaciones si se ([uieren alejar ios ])eligros. En la paliza. 13 dijo el Tío Caraorra que el alcaide 1). (lalisto Zolio no cumplia con su obligación, lo cual cíjuivalia á decir. q u e ü . Caüsto Zoilo no servia para desempeñar la plaza de alcaide, lo que traducido al lenguaje vulgar quería decir que D. Caliste Zolio debia ser inmediatamente separado de su destino. El señor Vistahermosa oyó lo que decia el Tio Camorra como quien oye llover, y la inmediata consecuencia de esto fué el escaparse, seis dias después, quince presos, habiéndose capturado solamente cuatro, de modo, que la sociedad tiene ya contra si once facinerosos mas, gracias al empeño de la autoridad en conservar á 1). Caliste Zoilo, que por lo visto es el alcaide preciso, el alcaide obligado , la persona sin<; tjua non de la cárcel del Saladero. Pero si el Tío Camorra puede llegar á concebir cómo se desprecian los saludables avisos que dá de los abusos que llegan á su imticia, no alcanza á comprender cómo don Calisto Zofio no haya sido inmediatamente reducido á prisión hasia que pueda justificarse, y sobre todo, cómo después de tan horrendo escalamiento sigue el señor Zofio ocupando el destino de alcaide de la cárcel del Saladero. Me parece que la influencia de Narvaez, la influencia de la duquesa de Ilianzares y la influencia de Luis Felipe, no valen en el dia un comino en comparación de la influencia de ü , Calisto Zofio, y si no á la prueba me remito. En tiempo do D. Isidro González, alcaide que fué do la cárcel de Corte, se trasladó á la de Villa el preso N, Gimeno; el portero que le conduela habia ya firmado la partida, y por lo tanto, aunque el preso se fugase ninguna responsabilidad podia racionalmente exigirse al alcaide. Sin embargo, el preso tomó las de Villadiego, y no solamente fué destituido el alcaide, sino que se le metió en un encierro y se le formó causa por descuidado, sustituyéndole en su destino el vigilante D. Calisto Zofio, el mismo que tien« hoy a sn ciugí) la iilcaidia de la cárcel ele \illa, y se pasea como uii sefior (les¡)nes .'e babor dejaíU) escapar hi friolera de (]Viince presos. El (lia !> de mayo, siendo alcaide del Saladero D. .loan San/,, se verilieó un escalo; pero albrtunadaniente solo se escaparon dos presos, de los cuales uno fuéc-o^ido en el aclo y otro á los dos ó tres dias, gracias á las buenas diligencias del mencionado Sanz , y sin embargo, el dia 10 luc esl(! destituido de su empleo, sustituyéndole el que lo es aliora 1). Calisto Zoiio, ([ue paiece el hombre destinado á sustituir á todos los alcaides (pu^ tii'iieu mas ó menos inmediatamente la desgracia de dejar escapar algmi preso, asegurado de incendios aunque se le escapen á él lodos los (puMíslen á su cuidado y masque vengan, lo cual prueba (¡ne 1). Calisto Zotio tiene en el dia mas influencia que Narvae/, mas (¡ue la duquesa de Ilianzares y muchísimo mas que Luis Felipe. \h eslo se infiere que I). Calisto Zotio será inamovible suceda lo (|ue suceda, que r.i la autoridad civil ni la autoridad judicial pueden hincarle el diente ; en una palabra , ([ue la justicia es impotente para castigar los descuidos del impermeable, del iucond)ustlbl(í, del su¡)r(nno señor Don Calisto Zülio. Aqui viene como de molde una iiUerpclacion a! s(u"ior Cele político, conile de Visla-liermosa. ¿Tan necesario, tan indisiiensable cree V. E, á D. Calisto Zofio para el cargo de alcaide, que uo baya entre tantos hombres (jne cuentan algunos años de servicios en sus respectivas carreras capaces do desempeñarlo nuijor, y (|ue están hoy d u r miendo á la luiu» de Valencia en recom¡)ensa de sus méritos? Desengáñese V. E., señor conde de Vista-hermosa, para hacer lo que hace Ü. Calisto Zoíio, muchos alcaides encontrara V. K. ([ne lo hagan, pues lo que cuesta trabajo, es hallar un alcaide que ci.mpla con su deber, porque hallar un alcaide que tenga el talento de (bqar escapar á los presos, no tiene maldita la gracia, y si en esto estriba todo el meollo que suponen á I). Calisto Zoilo, no merece gran importancia, y cualquiera puede hacer otro tanto. Está visto (lue todo marcha por un mismo carril. Para ser presidente del consejo de ministros hasta que no se sepa ser ministro; para ser GetV, polítií'o basta despreciar los avisos de la prensa; [)ara ser alcaide no hay cosa nn;jor que dejar escapar á los presos. iMai/nifieo; eslo marclia'. Yeamos por dónde se disculpa el señor Zolio y (¡ué fundamento merecen sus evasivas, Dicen (pie el escalo se ha ÍKÍCIIO por la parte de afuera, y el Tio Camorra, indulgente con todo el mundo, quiere suponer que esto sea verdad; pero aun concediendo la su[)osicion va á tomarse la licencia de hacer algunas observaciones. Si la pared que se taladró se pudo romper |)oi' fuera, no pudo hacerse lo mismo con la parle del patio por donde los presos bajaron al calabozo que llaman de S. Dimas ó cosa parecida; luego el señor Zofio no tuvo m u cha vigilancia cuando no pudo evitar (jue salieran ([niñee hombres; luego no es apto para el destino (¡iic ocupa; luego no debiera el s e ñor Vista-hermosa haberle dispensado un solo momento d(ís[)m!s de 25'J verificado un suceso tan grave y que prueba mas que nada la nulidad del señor Zofio. Aun hay quien dice, aunque yo no respondo de la verdad, que el día ante-! del escalamiento salieron de la cárcel algunos efectos pertenecientes á los presos que dehian fugarse , citando entre otros la ropa de uno que llaman Pepe el A'ene. Pero aunque esto no sea exacto, el Tio Camorra no puede concebir cómo un suceso tan lastimoso pase desapercibido y permanezca en su destino el alcaide. Esto es sentar un funesto precedente, y aunque el Tio Camorra no puede creer que el señor Zoilo sea cómplice de los individuos fugados, la tolerancia de la autoridad en esta ocasión vale tanto como decir á los alcaides que haya en lo sucesivo: «Allí tenéis tantos presos; si queréis ponerlos er. libertad siu (|ue se os exija responsabilidad alguna; no tenéis que liacer mas que valeres de un amigo de confianza que taladre las paredes por fuera, con lo cual ellos Tivirán agradecidos y vosotros no seréis perjudicados, ü. Isidro González y D. Juan Sanz fueron suspendidos por descuidos ágenos, y ü . Galisto Zoilo continúa impávido en sa puesto después de lo ocurrido el día 5 del actual, y no asi como quiera, sino con mas fuero que antes, pues solo por un capricho suyo ha sido trasladado á la cárcel de corle un joven sin haberlo solicitado. Ahora bien : el señor Zofio denuncióla paliza del Tio Camorra porque hablaba de ciertos pormenores ijue contenia una esposicion elevada al señor Gefe político, y eso que solo se refería á lo que d e cía la esposicion. Hoy habla de hechos positivos; de hechos probados; ¿qué partido tomará D. Calisto Zofio? La ley le autoriza para perseguir á los calumniadores ¿Qué partido lomará el Tio Camorra? El mismo de siempre: * Sin temer los compromisos, con voz que llegue á los rusos , dirá en términos concisos que no hay alcaides precisos ; basta que queden confusos los que escuchan indecisos mis saludables avisos denunciando los abusos. Varios electores del partido de Iliafio , provincia de L e ó n , han dirigido al Tio Camorra el siguiente COMUiMCADO. Señor redactor del periódico titulado «El Tio Camorra. Los electores del distrito de Iliaño desean se conteste por la comisión de actas úla siguiente pregunta. ¿Cuando lograremos la fortuna de te- 25a ncr un diputado que nos represente cu las cortes? Esperamos del celo y patriotismo de V. se servirá dar cabida á estas líneas en su aprecíable periódico, y se lo agradecerán iiitinito S, S. Q. S. M. B. = Siguen las ürmas. El TÍO Camorra no puede menos de decir lo que sepa sobre un asunto de tanta importancia. Sabe el Tio dunorra que la comisión anterior acordó (j\ie se annlasim las actas de Riaüo y que se nombrase una comisión de la audiencia territorial para instruir sumario; por cuya m\U!stra de justicíalos electores trataron de dar las gracias á la comisión por su celo en detendcr la ley, sin la cual es una farsa el gobierno representativo, pero no pudo tener efecto lo uno ni lo otro ¡lor la suspensión de las corte?. Esos mismos electores creían con fundamento que la nueva comisión mas estraña á las afecciones de partido se adbiricse en un todo al anterior acuerdo, máxime cuando ba tcniílo lugar en ella el señor Calvez Cañero, representante de las ideas progresistas; pero ni por esas. Hace veintitantos dias que las actas de IViaño fueron i manos de la comisión, y basta la p r e sento se ha oido á los interesados y nada mas, de suerte que los electores de Riaño, con barto sentimiento suyo y con perjuicio de sus intereses morales y materiales llevan trazas do no tener nunca representante en el Congreso, para que se vea la razón con (¡ue dice el 2'io Camorra: que en tiempos tan desdichados „ unos nacen con estrella y otros nacen estrellados. No falta quien dice (]Utí el señor de Cachero cuenta con la poderosa inüneiu;ia del señor 1). Alejandro Man, jiresidente del Congreso, y aunque el presidente del Congre-o n'^ílebe ser parcial en tales asuntos, todo será (¡ue se empeñe en iiiilüiren el ánimo de la comisión, y (|ue la comisión se empeñe en obseíiuiar á Mon ahora que llega la temporada del turrón, en cuyo caso puede darse por diputado al señor Cachero, por mas |usticia que asista á su antagonista Acebedo, con lo cual acabará el Tio Camorra diciendo: que con razón ó sin ella unos nacen estrellados y otros nacen con estrella. CASOS DE REELECCIÓNQue no pueda Camorra hacerse el sueco; que se irriten la l'rensa y el Clamor; (¡ue eche á rodar los bártulos el Ero; que truene el furibundo h'speclador. Nada oiilendrán de la q\u'. justa fama goza (lo injusta y arbilraria íírey, la que ofniCfi por uiofa cu su programa gobernar á la España con la ley. ¿Qué dispone la lej? Qnn el diputado cuando caza una barra de turrón el carácter de tal ha renunciado y debe sujetarse á reelección. Mas la hermosa cuadrilla moderada, aunque alguno turrón coma por mil, no se anda con i'cpulgos de empanada y no hay mas ¡carlucliera en el fusil! Por eso al que se mete á turronero uo le importa un pepino la nación, pues si el gobierno dice «yo lo ((uiero» claro está ¡cartuchera en el canon! Y por eso se atracan como bueyes los que quieren comer al buen tun tun; que allá van leyes donde quieren reyes; lo demás es muy tonto y muy común. En verdad lo que pasa en el Congreso merece el nombre bien de atrocidad; ¿pero (|ue hacen los iioini)res del progreso sin condenar tamaña atrocidad? ¡Qué ha do hacer el progreso en minoria! ver cual rueda la bola sin cesar, pues si el ijobierno dice «no hay tu tia» no hay mas mcdróSue oír, ver y callar. Ademas, caifa-|^o (-(ui su tema, quizá no todo á'Ia™virlii(l cedió, que hay quien solo so lleva este sistema "(jnitale tú para ponernus yo.» Por lo cual con la nota do seneilb.s qni/.á están meditando mas ile ties cu su día zampar á dos carrülos sin í-ujeturse á rtíolcccioii des^iues. Aun cuando yo no pueda hacermtí ni sucu iUinque bramen la Prensa y el Clamor, y eche á rodar los bártulos el /ico y truene el íuribundo Especlador. CARTA DE LA GOTOñP.^. íiarcclona K de d¡ciond)re de 1857.—Mi ajíreciable Tio Camorra: He llegado a esta con la mayor lélicidad, si-s mas ík'snracia que ha- bcr volcado tres vccos á causa dn los maioscftminos qiio están intransitablea á jiesar del ora que se estrao de los pm-hlos. A )ni llegada tuve noticias de mi auiiqo el l'ollo de la botica llamada de S. M., y mo alegro mucho do saber (¡ue trata de contraer matrimonio, cosa <|ue tiene alborotadas á todas las gallinas de esta comarca. |)ues d i cen (¡ue es un íenóinono ([ue no tiene ejemplo , y va á entrar en un aíollo que no le saque un (^'\balle si intenta casarse el pollo antes de llegar á gallo. lie sabido también y le lelicito á V. por tan feliz noticia, que en la í:eccion de ciencias exactas del Porvenir han sido elegidos los señores siguientes: Presidente, señor I), N. íli(|uelmi. Vice-presidente, FA Tío Camorra. Secretario 1.", señor Satorres. Secretario 2.", señor Pouce. Esta candidatura lia sorprendido agradablemente á la gente del bronco de esta ciudad, que es democrática, |)orque conoce mas que el resto de España sus verdaderos intereses, y se alegra de ver á un paleto nada menos que de vice-presidente de la sección de ciencias exactas; porque dice que ya es llegada la hora de (¡ue los hombres de chaqueta alternen y merezcan distinción entre los fraques y levitas. También han merecido buena acogida los nombres do los señores Iliquelmi, sugeto respetable por susjürofuiido'^ conocimientos; Satorres, joven apreciabilisinu) por -ii gra^^ÉLéalQ j servicios pi'cstados á la causa de la libíírtad, que le hacei^ftre' ' ' ' '••itinciou que ha merecido; y j>or último, el si ñ<u' i ' o i ^ . j i . estamos seguros no defraudará las esperanzas de su paii,..,, selo V. á todos ellos, y dígales asimi^^mo que me couqilace mucm ver el nombre de mi querido Tio Cainorra entre tan escelentes cindailanos. Voy á otro punto de no pequeño interés, como podrá V. ver si no se ha iiuedado ciego. Sabrá V. (|ue el Síu'iur Direclor de Luleiias lia mandado al)onar un premio do 400 rs. ((ue no ciuistaba en las listas, y de resultas de esto me par(!ce ([ue se va á armar uii z¡|)izape, lie cinco mil demonios. Es el caso que (d Director, ó si^a (d señor (¡ea, que no le falta mas que ser también iíermu:iez para llamarse Cea JierniiKlez, supo que un empleado de loterías no liabia podido asistir á la oficina el dia del sor¡eo, asistiendo en su lugar olio empleado del mismo rajuo. Este sustiiiito pad(u;i(i la e(|uivocaeion garrafal de poner un numero iliiplieado, lo que echado de ver por el tocayo de (lea-üennudez, puso reine'lio suspendiendo al (¡no no pudo asistir á la olicina, (¡ue nada tenia (jiie ver con la eípiívücacion, y dejando como se líslalni ;ú ípi!', ia coinei.io . nli'ecidad semejante a las de i>. Anionio Cü y Záralc. que ¡iarcofi b;i üiaudailo pagar á ¡as clases (tue peiXiiiieu su<>iil,; ;);M' ;'1 rniue de íii'-!rueci(>ii '>ÍÍ- blica el mes de noviembre, dejando á octubre en blanco , como si el año 1847 no tuviera mes de octubre; lo cual solo puede suceder en el calendario de Gil y Zarate, si es que Gil y Zarate tiene calendario, cosa que ofrece muchas dudas á los que le lian visto salir á las doce de la noche á observar un eclipse parcial de sol visible. Volviendo al señor Cea, digo que casligo al que no habia cometido la equivocación, y ])ara corregir el error en lo posible, mandó que se abonara un premio al primero que le dio la gana , y sé todo esto porque precisamente es una de las administraciones de Barcelona la que ha tenido que abonar el premio concedido por obra y gracia del señor Cea. Ahora falta lo mejor, y es, que la sección de contabilidad quiera pasar por ello, cosa (jue no me parece fácil, aunque tengo entendido que han mediado ya conversaciones de las que se infiere que dicha sección de contabilidad no querrá prohijar un desatino del señor Cea, bien convencida de que si tal hiciera era escusado verilicar en adelante el sorteo, pues la impunidad daría licencia á los directores para regalar ó repartir los premios entre sus parientes y amigos, quedándose los jugadores con la boca abierta. Nada, nada, el que hace el pecado que sufra la penitencia; el que no sirva para casado (aviso ai Pollo) que no engaño á la muger, y si el señor director ha querido hacer un obsequio, la justicia que no hay ningún antecedente, es decir, que no hay ningún inconveniente, con tal que este señorío pague de su bolsillo. Aquí lo mismo que en Madrid, han dado los señores aristócratas en la gracia de de¿UjH! crecer las uñas, y aunque por su porte ridiculamente aj¡gijp£M|^|: les conoce á cien leguas, si es que les faltaba ' ' ''>''3^P^ crea de la situación, tienen mas que su. H .'•^pfi.is largas y las manos puercas. ]JO que han , • .ufeo por aijili, es (|ue no hable V. mucho de las sesiones ,! •• corles; peruyu he eouleslado porV. que las tales sesiones eslan tan frias y tan insípidas, que no merecen mención en un periódico de tan elevado chapin como el nuestro. Y no canso mas; dé V espresiones á D. Juan de la Pilindrica y á todos los amigos que se reúnen con V. en el Café Español, donde toman aquellos ponches tan bien trabajados que ellos solos bastarían ádar fama á dicho café si no la gozara ya por el chocolate que allí se sirve, que es tan bueno como el ponche, y por los ricos bollos tan esquisitos como el chocolate. Disponga V. de su afectisima=í/a Cotorra. P. D. Diga V. á D. Miguel Pollo, ((ue haré por estar en Madrid cuando se case, pues no dudo que tendrá la atención de convidarnos ala boda. Editor responsablí!, D. FRANCISCO SALKS DE FUENTES. Impienta de Jiisé María Duca/.cai. -Pasadizi) (lo San (jincs , núin. 3.