Hannah New Actriz. Interpreta a Rosalinda Powel Fox en El tiempo entre costuras EL TIEMPO ENTRE LUCES Y CÁMARAS “¡Darling, thank you so much!”. Hannah New intenta hablar español con confianza en El tiempo entre costuras. Pero Rosalinda Powell Fox, el personaje al que da vida en la exitosa serie de televisión, no dominaba bien el idioma. Por eso, de vez en cuando suelta alguna que otra muletilla en inglés porque así lo requiere el guión, “my dear”. En sus diálogos mezcla “trocitos de idiomas, pequeños relámpagos de Rosalinda en su idioma materno”. PAULA SENDÍN Hannah New también es inglesa, como su personaje. Vivió en España durante cuatro años y se licenció en filología hispánica por la Universidad de Leeds. Estaba terminando su máster en la prestigiosa Central School of Speech and Drama cuando le llegó el papel de Rosalinda Fox. Desde pequeña, Ms. New ha tenido dos sueños: ser actriz y hablar otro idioma. Es actriz y habla otro idioma (el español, casi a la perfección). Es, en definitiva, un sueño hecho realidad. O dos. Pero, ¿quién es Hannah New? “Soy una persona muy determinada, bastante cabeza dura a veces, pero con la creencia de que si tienes la actitud correcta y la motivación alta puedes lograr lo que quieres”. Por eso, prefiere pasar el tiempo entre luces y cámaras. Para ella, el cine es magia, “todo el arte lo es, de hecho”. Eso sí, admite que las “costuras -el vestuario- es un elemento esencial”. En El tiempo entre costuras, basada en la novela de María Dueñas, cobra vida propia porque es el reflejo de dos mujeres independientes. “Sira y Rosalinda se desenvuelven por su cuenta y no tienen a nadie que les dicte qué pueden hacer, ni dónde, ni cuándo. Ambas disponen de modelos modernos que les permiten hacer lo que quieren de manera cómoda y al mismo tiempo sentirse glamurosas”. Después de aquel tiempo entre costuras, Hannah New es una new Hannah. - Así es, soy una persona nueva. Siempre estoy evolucionando y encontrando cosas nuevas que llevar conmigo. Todos necesitamos equipaje para enfrentarnos a la próxima fase de nuestra existencia. En ese sentido, El Tiempo Entre Costuras ha sido para mí un momento de gran aprendizaje y una experiencia que siempre será un hito en mi vida. - Pero su aprendizaje comenzó antes, en la prestigiosa Central School of Speech and Drama. ¿Se ve un futuro con una carrera como la de Dame Judi Dench, por ejemplo? - ¡Ya me gustaría! Leí el otro día que Judi Dench no piensa jubilarse porque siente que aún tiene mucho que dar. Me parece una filosofía muy bonita hacia el trabajo y la vida. Por mi parte, siento que aún tengo mucho que aprender, y en eso estoy. Sigo en contacto con mis profesores de las escuelas de interpretación, Frank Feys del Actor’s Workshop en Barcelona, y Amanda Brennan, de Central School of Speech and Drama. Siempre me encuentro con preguntas nuevas, nuevas sensaciones y nuevos retos, así que les pido consejo. ¡Son como mis gurús de la interpretación! Hannah New quería encontrar la “esencia” de Rosalinda Fox. “Y tuve suerte”, confiesa. No sólo por tener la descripción “detallada” en el libro de Maria Dueñas, sino también porque sus memorias se encuentran archivadas en The British Library. > Hannah New, caracterizada como Rosalinda Powel Fox. < En realidad, Rosalinda Fox nunca fue una espía oficial, “sino una persona en una situación única que pudo ayudar en un momento”. Y aunque no se cuenta en la serie, “fue detenida y acusada de espionaje más de una vez, tanto por las autoridades españoles como por las inglesas”, aclara New. Fuera o no una espía, para muchos, pasará a la historia por haber influido en el rumbo, o el cambio de rumbo, de España durante la Segunda Guerra Mundial. Para ello, esta aristócrata inglesa, nacida en la India a principios del XX, utilizó “su inteligencia y determinación”. “Tenía un sentido muy fuerte de la moral y se entregaba totalmente a una causa con el fin de cambiar las cosas para bien. También era divertida, a veces frívola, pero ante todo era una persona leal que gozaba de las cosas bonitas de la vida con afán de compartirlas con aquellos a los que quería”. - ¿Cómo es interpretar a un personaje real? - Es un tema que me interesa mucho. Los actores solemos decir que interpretar a una persona real lleva muchos retos y una gran sensación de responsabilidad. Sin embargo, cuando empecé a investigar sobre Rosalinda me di cuenta de la joya de personaje que tenía en mis manos. Me sentí liberada de muchas de las obligaciones que conlleva interpretar una mujer real por el hecho de que Rosalinda no fue un personaje públicamente reconocible. No tuve que intentar ningún tipo de imitación de gestos o apariencia. De esta manera estaba libre, pero al mismo tiempo sentía una responsabilidad hacia ella misma y su memoria. Gracias a su autobiografía [The Grass and the Asphalt] pude adquirir su ritmo, sus pensamientos, su sentido del humor, y comenzar a trabajar el personaje desde el interior. La forma en que describe los eventos de su existencia está llena de color y pasión. Su sentido de humor es muy inglés: ingenioso, un poco sarcástico, e incluso a veces llega a parecer tonto. Me ilusioné al recibir los guiones, porque me parecieron muy leales al libro. El único detalle realmente distinto del personaje real fue su dicción, porque Rosalinda no dominaba bien el español. - Quien no tenía problemas con los idiomas era su amante, Juan Luis Beigbeder (hablaba, además del español, inglés, francés, alemán y árabe). En cambio, la mayoría de los políticos de hoy en día, no tienen este dominio... - La tecnología actual ha echado abajo las barreras del lenguaje y, como pasa siempre que alguien hace nuestro trabajo, nos volvemos perezosos… Pero bueno, si eres político y no dominas idiomas, siempre puedes disponer de un software que te auxilie; de modo que adelante, úsalo. Pero cuidado: los malentendidos en directo son una vergüenza terrible para todos, incluidos para los ciudadanos a quienes representas. Juan Luis Beigbeder era la representación máxima de Francisco Franco en el norte de África durante la Guerra Civil Española. Era el Alto Comisario en Marruecos, donde se enamoró de la aristócrata aventurera. Más tarde pasaría a ser el ministro de Exteriores en el gobierno de Franco. - Rosalinda Fox y Juan Luis Beigbeder, una historia que conquistó a María Dueñas y que está conquistando al público. ¿Qué resalta de estos dos personajes? “ Hannah New, en una imagen promocional. “Al interpretar a Rosalinda me sentí liberada porque no fue un personaje públicamente reconocido” “Cuando un Estado espía al canciller federal de su vecino, hay algo que no funciona” “De ninguna manera quiero ser miembro de un estado Orwelliano” “Los malentendidos [de los políticos] en directo son una VERGÜENZA terrible para los ciudadanos” “Ojalá la cruz que llevamos a cuestas sirva para algo” - Creo que es una historia de amor que va más allá de un romance convencional. Son dos personas muy distintas por cultura, por edad, por afiliación política. Pero, a pesar de estas diferencias, mantienen una conexión emocional e intelectual que crea un amor duradero. Ese tipo de amor en que cada uno abre mundos nuevos para el otro, en que cada día aprendes más y cada cosa que capta tu imaginación es capaz de abrir un mundo también para tu pareja. Eso es algo que no pasa muy a menudo. Rosalinda y Juan Luis eran conscientes del tesoro que compartían. Sabían que, pese a todas las cosas que tenían en contra, su amor destacaba por encima de todo lo demás. - Rosalinda arriesga mucho, hasta poner su vida en peligro. ¿Hasta dónde se arriesga usted en la vida real? - Si me viera en un escenario así de nefasto supongo que tendría la capacidad de actuar como lo hizo ella. Claro que, en su caso, se entregó en cuerpo y alma para limitar el daño potencial. Además, se empeñaba en ayudar a su gente sin cuestionarse si podía dañar su reputación. Esta virtud de anteponer el bienestar ajeno antes que el suyo propio va más allá del altruismo, es un rasgo muy bonito de Rosalinda. Aspiro a comportarme así en la vida. Creo que el miedo es algo muy natural, inherente a cada persona. John Wayne dijo: “Courage is being scared to death - and saddling up anyway”. En los momentos que tengo más miedo, es cuando más ganas tengo de buscar el coraje y superarlo. Aun teniendo ese courage, a Hannah New no le gustaría ser una espía. Aunque parezca glamuroso y emocionante, no es tan cómodo ni tiene el glamour de una modista, como Sira, o del círculo que la rodea. Solamente si se diera un contexto extraordinario, de amenaza continua, como el que vivió Rosalinda, “creo que me sentiría obligada moralmente a ayudar a mi país. En tiempos de guerra es un trabajo necesario”. Sin duda, corrían otros tiempos, distintos (y no tan distintos) a los de ahora. También hay cámaras fuera del escenario. - El espionaje está más presente que nunca… - Sí, pero creo que los métodos de espionaje son muy distintos hoy en día. Con las nuevas tecnologías hay mil maneras de conseguir información a escalas inmensas. Necesariamente, el empleo de estas tecnologías debe estar regido por leyes internacionales. De no cumplir estas normas, se acaba por alimentar conflictos, en vez de minimizarlos. -¿Cuáles son los conflictos del presente? - La vida es cambio; de hecho, aunque suene un poco zen, creo que es lo único que ocurre con certeza. Lamentablemente, para que se materialicen se precisa antes un choque, lo que ahora llamamos crisis. Ojalá la cruz que llevamos a cuestas sirva para algo; para que se rompan las fronteras entre ricos y pobres, por ejemplo. La tecnología nos puede unir, o bien separar, quién sabe. Por otra parte, nos encontramos en un momento clave para tener conciencia de cómo gastamos los recursos naturales que nos quedan. Vivimos en un mundo donde los conflictos son más complicados y latentes que los de antes, así que los métodos para superarlos tendrán que ser diferentes. - ¿El enemigo puede ser cualquiera? - No creo que sea bueno vivir en un estado de paranoia. Y, de ninguna manera, quiero ser miembro de un estado Orwellia- no. Cuando un estado espía al canciller federal de su vecino, aliado suyo, hay algo que funciona mal. Un gobierno es responsable de la seguridad de su nación, pero debe cumplir sus obligaciones de forma justificable. -Después de la segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría… ¿Las relaciones internacionales, la diplomacia, no han servido de nada? - Indudablemente, no. Quizá frenen los hechos un poco, pero el ser humano es un depredador tribal, lo lleva en los genes. La voluntad de controlar al otro forma parte de la condición humana desde los tiempos de las cavernas. Hoy ese control es, además de una necesidad, un modo de vida, como el de un espía del MI6. Muchos analistas han detectado paralelismos de la sociedad actual con la de 1984, de George Orwell. Y si es cierto que la actual sociedad de la información nos lleva a un estado permanente de vigilancia, la vigilancia de hace décadas cobraba un sentido distinto, o al menos, un modo de vida distinto. En la actualidad, cualquier “Gran Hermano” Orwelliano podría saber dónde se encuentra ahora Hannah New y en qué trabaja. -Ahora mismo estoy en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) rodando una serie americana que se llama Black Sails, que trata de piratas del siglo XVII. Interpreto a una mujer de negocios que compra el botín a los piratas para vendérselo a los barcos mercantiles. ¡Es una mujer muy fuerte, como Rosalinda! Pero con un genio bastante feroz y no tan bien educada. La serie saldrá en enero de 2014 y espero que se emita en España también. - Y si echáramos un vistazo a su pasaporte, ¿veríamos uno muy parecido al de la auténtica Rosalinda, lleno de sellos? - Sí. Acabo de pedir un pasaporte nuevo porque el que tenía ya estaba lleno. En Sudáfrica se requieren cuatro páginas libres. Tengo mucha suerte de haber viajado tanto. En inglés tenemos un refrán para definir una persona que nunca para quieta y siempre anda en busca de la próxima aventura: Le pican los pies. Pero cuando viajo no sólo quiero ver lugares bonitos -eso lo dejo para los turistas-, sino conocer gente. Tuve la suerte de trabajar como voluntaria cuando tenía 18 años en un hogar de niños de Santa Cruz, en Bolivia. Aquel fue su primer gran viaje. Durante tres meses, dio clases de inglés a los niños, jugaba con ellos y les ayudaba con los deberes. Ya era una trotamundos, como la mismísima Rosalinda Fox. “La sensación que tuve durante aquel primer despegue en avión es algo que nunca olvidaré. Mi momento de liberación absoluta, el primer paso de adulta en el mundo real. No paraba de anticiparme a lo mucho que nos esperaba en cuanto aterrizáramos”. Aquella experiencia despertó en Hannah las ganas de meterse en algo que le enseñara cómo es la vida real de los países. Ms. New sigue viajando, aterriza en diferentes puntos del mundo. Las cámaras, los focos, el escenario, pueden estar en cualquier lugar. Su trabajo le permite conocer nuevos rincones, entre cámaras y luces. O después de que se apaguen y alguien diga: ¡Corten!