Memorias segundo Congreso Wileydis1[Final]

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Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín
Decanato de Investigación y Postgrado
Centro de Investigación de Ciencias Administrativas y Gerenciales
Doctorado en Ciencias Gerenciales
RESPONDABILIDAD EN LA GESTIÓN PÚBLICA COMO MECANISMO DE
CONTROL SOCIAL MEDIANTE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Julettvi Paz
jule.paz@hotmail.com
URBE - Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacin
RESUMEN
El presente estudio tiene como objetivo analizar la respondabilidad en la gestión
pública como mecanismo de control social mediante la participación ciudadana,
fundamentado en los preceptos teóricos de Oszlak (2002), Cruz (2008), Machado
(2004), FONDEMI (2007), entre otros. El enfoque metodológico aplicado es el
cualitativo, de tipo descriptivo, mediante la técnica del análisis documental. Las
conclusiones reflejan que, se requiere el control social a través de la participación
ciudadanía por lo que el Estado debe garantizar sus derechos y deberes;
estableciendo mecanismos para evaluar además de fiscalizar la gestión pública,
para que obras sociales respondan a las necesidades reales de la sociedad ; de
igual manera lograr la credibilidad institucional por lo que la respondabilidad es un
factor clave , con la finalidad de velar por que la información presentada en los
informes de gestión refleje la realidad garantizando el acceso, disponibilidad y
transparencia.
Palabras Clave: Respondabilidad, Gestión Pública, Participación Ciudadana y
Control Social.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad la gerencia ha trabajado en aspectos claves como la
rendición de cuentas asociada al control social, para lograr la adopción de una
cultura de respondabilidad en la administración pública, es por ello que el principal
objetivo de presente es tudio es abordar desde una perspectiva amplia, reflexiva y
crítica, la importancia de la participación ciudadana como mecanismo de control
social en la gestión pública respondable.
En este sentido,
las prácticas de un gobierno abierto evidencian la
integración y participación ciudadana para hacer una panorámica que determine el
impacto de la rendición de cuentas en la administración pública, por lo tanto
resulta necesario precisar como es el proceso de la respondabilidad; así como el
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alcance de la gestión pública que se debe ejercer para que verdaderamente se
puedan evidenciar los resultados fundamentados en transparencia y efectividad.
Bajo
el
enfoque
del
accionar
respondable
de
los
organismos
gubernamentales es fundamental destacar la función de la auditoria y balance
social para hacer un seguimiento a la implementación de políticas públicas, obras
y programas sociales, además del cumplimiento del marco legal que regula los
aspectos técnicos de la rendición de cuentas, por lo que resulta pertinente
destacar la función de contraloría ejercida través de la participación ciudadana
quienes son los encargados de velar que los informes de gestión reflejen la
realidad de las inversiones sociales.
RESPONDABILIDAD ASOCIADA AL CONTROL SOCIAL
La credibilidad y confianza se garantiza a través de la transparencia
institucional es por ello que las tendencias gerenciales modernas requieren una
reconfiguración orientada a la rendición de cuentas de la gestión pública, para
fortalecer el compromiso hacia el servicio de la colectividad por lo que el accionar
gerencial de la administración debe fundamentarse en conductas éticas, en la
búsqueda del bien común evitando la burocratización y promoviendo la
descentralización.
En virtud de lo anteriormente expuesto es preciso conocer el alcance del
término “Respondabilidad”, traduce la rendición de cuentas tanto del dinero como
del compromiso moral y legal ante otros, conlleva, acción que busca evitar
excusas para dejar de hacer las tareas correctamente de acuerdo a lo expresado
por Oszlak (2002), la respondabilidad implica el alcance y el impacto que abarca
una rendición de cuenta efectiva donde
la información suministrada sea
transparente, oportuna, veraz, sencilla de interpretación cumpliendo con los
procedimientos de sistematización de la información que garanticen que los
sistemas
de
control,
los
balances,
las
auditorias
estén
orientados
al
comportamiento y a la gestión ética así como, el cumplimiento del marco legal.
Según los planteamientos señalados anteriormente, la incorporación del la
participación ciudadana dentro de una gestión pública respondable resulta
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necesaria, para que esa rendición de cuentas se haga ante quien se debe rendir
cuentas, es decir incorporar a la sociedad civil. Esta perspectiva la conceptualiza
Cruz (2008), refiriendo la importancia que
la respondabilidad o rendición de
cuentas ante la ciudadanía, como mecanismo o instrumento adoptado dentro de
las políticas de desarrollo administrativo para lograr la democratización de la
administración pública, dirigida a consolidar la cultura de la participación social en
la gestión gubernamental, con el fin de facilitar la integración de los ciudadanos,
servidores públicos en el logro de las metas económicas y sociales del país,
construyendo organizaciones que permitan la rendición social de cuentas.
En este sentido, la respondabilidad o la rendición de cuentas es un espacio
de interconexión entre los servidores públicos y la ciudadanía; por lo que se
convierte en un proceso vinculante, mediante la una visión integral de información
transparente que garantice condiciones de confianza entre gobernantes y
ciudadanos a través del ejercicio del control social.
Según Caridad, García y Leal (2010) los objetivos de la respondabilidad
son: a) Fortalecer el sentido de lo público, b) Recuperar la legitimidad para las
Instituciones del Estado, c) Facilitar el ejercicio del control social a la gestión
pública, d) Contribuir al desarrollo de los principios constitucionales de
transparencia, responsabilidad, eficacia, eficiencia e imparcialidad y participación
ciudadana en el manejo de los recursos públicos, e) Constituir un espacio de
interlocución directa entre los servidores públicos y la ciudadanía, trascendiendo el
esquema de que esta es sólo una receptora pasiva de informes de gestión y f)
Servir como insumo para ajustar proyectos y planes de acción de manera que
responda a las necesidades y demandas de la comunidad.
Tomando en consideración los referidos objetivos de la respondabilidad
planteados por los mencionados autores, los cuales determinan el alcance de la
actuación de los servidores públicos, en virtud de ello se debe hacer una
planificación estratégica que establezca las prioridades de las comunidades, lo
que permitirá que los resultados de la gestión pública respondable permitan
satisfacer las necesidades reales de la sociedad, evitando que se produzcan
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desvíos de recursos, en este sentido que
las obras, proyectos e iniciativas
sociales ofrezcan soluciones prácticas a la colectividad y que esto se pueda
evidenciar en los informes de gestión.
Según Cruz (2008), citado en Caridad, García y Leal (2010), la rendición de
cuentas de la administración pública implica la implementación de diversos
mecanismos: audiencias públicas presenciales, interlocución a través de internet
que permita el flujo de información permanente apoyado en medios informáticos y
estrategias de comunicación que faciliten la articulación de las entidades públicas
con organizaciones de la sociedad civil.
De estos planteamientos pudiera inferirse, que el proceso informativo debe
basarse en estrategias bajo la concepción de respondabilidad, en la que los
datos, cifras, hechos, resultados reflejen la realidad. Convirtiéndose entonces en
un factor estratégico que garantizará que los mecanismos de control sean
efectivos, estableciendo que el proceso de gestión pública se encuentre
fundamentado en la respondabilidad fomentando el control social a través de la
participación ciudadana para velar porque la información reflejada en los informes
de gestión se corresponda con lo que se hizo.
En virtud de ello, para que una gestión pública sea considerada
respondable, es necesario el cumplimiento del ordenamiento jurídico que regula el
proceso de rendición de cuentas, una conducta ética así como promo ver y
fomentar el control social a través de la participación ciudadana; además se deben
publicar las metas y resultados de manera clara permitiendo que la ciudadanía
tenga acceso y disponibilidad a la información pública; garantizando así su
derecho. En este sentido se debe crear una cultura de respondabilidad
fundamentada en: honestidad, transparencia, responsabilidad, integridad y
compromiso con el servicio público; por lo que la respondabilidad trasciende lo
financiero, se trata de la interacción de todos estos elementos para así garantizar
su efectividad.
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CONTROL SOCIAL
El control social permite verificar la congruencia entre compromisos y
desempeño en la gestión pública, por lo que sirve para fiscalizar por medio de la
participación
ciudadana
enfocados
en
una
actuación
basada
en
la
respondabilidad con el objetivo de incorporar a la sociedad en el monitoreo de la
distribución del presupuesto público y conocer el funcionamiento de los
mecanismos institucionales a la información pública.
De acuerdo a lo expresado por FONDEMI (2007), el control social es el
conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener el orden
establecido en las sociedades. Además es el conjunto de acciones de control,
vigilancia y evaluación que realizan las personas, de manera organizada o
independientemente, sobre los asuntos vinculados a la localidad donde hace vida
la organización social a la que pertenece, gestión gubernamental local y el manejo
de los recursos públicos se realicen con transparencia, legalidad y honradez.
Desde otro enfoque según Claros (2005), cuando se habla de control social,
se hace referencia al grupo de normas y regulaciones de diferente tipo que son
establecidas explícita o implícitamente por una sociedad para mantener el orden
de los individuos, permitiendo el desarrollo de un nivel de vida organizado y
controlado. De manera que las regulaciones más claramente visibles respecto a la
idea de control social son aquellas que se expresan a través de leyes, estatutos y
regulaciones formales que todos los miembros de una sociedad deben cumplir,
traduciéndose esto en que el ordenamiento jurídico brinda un marco de actuación
consagrando derechos, deberes, garantías y mecanismos para ejercer el referido
control.
Este planteamiento es afianzado por Ramírez (2006), el control social debe
garantizar el cumplimiento del mandato constitucional, a través del ejercicio
consciente, permanente de ciudadanos que se comprometen con el propósito de
hacer seguimiento a la actividad del Estado y sus instituciones para que ellas
cumplan con su misión, haciéndolo desde la interlocución con quienes son sus
usuarios y beneficiarios, reuniendo las siguientes características:
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a. Representatividad. Constituida mediante la más amplia participación de los
ciudadanos y de las organizaciones civiles del sector de residencia, grupo de
barrios, la localidad, entre otros.
b. Democracia. Todos los ciudadanos que ejerzan el control social tienen iguales
derechos y obligaciones.
c. Legalidad. Las acciones de control social se realiza rán de conformidad con los
medios, recursos y procedimientos que ofrecen las leyes, ya sean acciones
emprendidas en forma directa o acciones adelantadas con el concurso de otros
órganos de control.
d. Neutralidad política. El control social es una expresión pluralista de la
comunidad, no un instrumento de movimiento o partido político alguno.
e. Libertad de iniciativa y autonomía. Los grupos de control social se constituyen y
actúan por la libre voluntad de los ciudadanos y gozan de plena autonomía frente
a las instituciones públicas.
f. Objetividad. La acción de control social se guía en su trabajo por criterios de
objetividad que den certeza a sus conclusiones y recomendaciones y las alejen de
toda actitud parcializada o discriminatoria.
g. Transparencia. Los grupos de control social no actúan de forma reservada o
secreta.
h. Responsabilidad. La tarea de control social se ejecuta con la mayor precaución
para no entorpecer la buena marcha de la administración o la ejecución de las
obras.
De acuerdo al criterio del autor se puede inferir que, el proceso de control
social integra nuevas dimensiones e indicadores todos ellos complementarios,
destacando la importancia de la participación ciudadana como mecanismo efectivo
para velar por la gestión pública, hacia la búsqueda de integrar a la colectividad
quienes deben de asumir su responsabilidad ya que son ellos los que conocen
mejor sus necesidades y por lo tanto pueden aportar soluciones, de igual manera
hacer un seguimiento para que los planes se lleven a cabo en el tiempo previsto
para obtener los resultados esperados.
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PRINCIPIOS BÁSICOS DEL CONTROL SOCIAL
El control social se ejerce por parte de la ciudadanía con el propósito de
evitar la excesiva discrecionalidad en los criterios de distribución de las decisiones
respecto al gasto público por lo que se deben conocer los principios que lo rigen
para analizar las implicaciones en cuanto al manejo de recursos, la ejecución de
políticas públicas y proyectos de inversión social preceptos que enmarcan la
actuación de una gestión pública respondable.
Gámez y otros (2007), expone que existen unos principios básicos en el ejercicio
del control social,
Los principios están referidos al respeto y libertad de organización de la
población, sin distinción de clases sociales, políticas, religiosas o de cualquier tipo,
a la participación organizada de la comunidad para asegurar que la inversión se
destine a alcanzar los objetivos, metas previstos en condiciones de economía,
eficiencia y eficacia, corresponsabilidad entre gobierno y sociedad civil, que
requiere ser fortalecida para lograr la solución de los problemas más graves de las
mayorías a su vez propiciar transparencia, honestidad y eficiencia en la
administración de los recursos, humanos, materiales, financieros, tecnológicos y
de tiempo, destinados principalmente a la inversión social.
En concordancia con los referidos principios del control social, para Bresser
Pereira (1997), la finalidad de ejercer este tipo de control
se deriva de la
ampliación de la esfera pública
de
y
del
adelgazamiento
los
límites
Estado/sociedad, subyace a la necesidad de profundizar la democracia, se
encuentra presente inclusive en las diversas dimensiones de la participación
social, en la formulación e implementación de las políticas públicas. Tiene por
finalidad incrementar: La eficiencia de la actividad gubernamental, transparencia y
la publicación de los actos de la administración y la democratización del sistema
político.
Por lo tanto según el autor, el control social puede darse en los siguientes
ámbitos:
información,
consulta,
concertación,
co-decisión,
planeamiento
participativo, control estratégico, control de ejecución, co-administración y
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ejecución. Involucrando a los actores sociales en una relación que incluye, pero
que también supera, la fiscalización de los actos y de los resultados de la
administración pública.
Tomando en consideración las posturas teóricas de los diversos autores, es
necesario establecer la relación entre la respondabilidad de la gestión pública y el
control social a través de la participación ciudadana, para que pueda existir una
estrecha vinculación la cual está sujeta a varios aspectos fundamentales como lo
son el acceso a la información pública, es decir el control solo podrá ser ejercido
en la medida que se suministre información veraz, oportuna, clara y sencilla de
comprensión.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela Vigente, la
participación ciudadana se describe, como derecho fundamental del ciudadano,
además representa un mecanismo que permite activar el control y fiscalización de
los asuntos públicos por parte de la ciudadanía, y de esta forma los gobiernos
regionales municipales se ven en la obligación de apoyar a la ciudadanía en el
ejercicio y desarrollo de los derechos consagrados en la carta magna.
El artículo 62 de la CRBV establece que “todos los ciudadanos y
ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos,
directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas. La
participación del pueblo en la formación, ejecución y el control de la gestión
pública es el medio necesario para lograr
el protagonismo que garantice su
completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y
deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables
para su práctica”.
Art. 70 de la CRBV, Son medios de participación y protagonismo del pueblo
en el ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el
referendo, la consulta popular, la revocación del mandato, las iniciativas
legislativas, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de
ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones de carácter vinculante, entre otros en
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lo social y en lo económico, las instancias de atención ciudadana, la autogestión,
la cogestión y las cooperativas en todas sus formas.
Este criterio se adapta a la visión de Alexis de Tocqueville, citado por Brito
(2002), quien le da una dimensión más operativa cuando afirma que la
participación en los asuntos públicos locales es la mejor escuela de democracia y
el mejor medio para construir ciudadanía porque a través de ella el individuo
comprende prácticamente sus derechos y responsabilidades, es decir que la
participación ciudadana como mecanismo de control social se convierte en el
instrumento idóneo para ejercer la ciudadanía activa así como el monitoreo,
control y seguimiento de las políticas públicas evidenciando que es una derecho y
un deber.
Por lo que la participación ciudadana funciona bajo el principio de
corresponsabilidad entre el Estado y la ciudadanía, en este sentido se debe
garantizar existan escenarios propicios para ejercer esta labor de control social ,
brindando todas las condiciones necesarias para que exista una gestión
respondable y trasparente de manera que no solo se garantice el acceso a la
información sino que esta sea fidedigna; se le permita verificar a la sociedad el
destino de las políticas y presupuestos públicos en el ejercicio de su ciudadanía
activa.
De acuerdo a los planteamientos expuestos previamente la participación
ciudadana se constituye en un mecanismo de control social en la rendición de
cuentas de la administración pública que permite operacionalizar los derechos,
deberes, garantías y principios establecidos constitucional y legalmente;
implicando a la sociedad como sujeto activo además de actor principal en el
monitoreo, fiscalización y contraloría de la gestión así como en lo relacionado a los
presupuestos públicos; reafirmando su incorporación de igual manera su
participación protagónica en la verificación de la implementación, ejecución,
seguimiento de políticas públicas, obras, proyectos, programas e iniciativas
sociales.
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EMPODERAMIENTO DE LA CIUDADANIA
El facultar a la ciudadanía, preparar en función de ejercer los derechos y
deberes de la colectividad requiere que no existan limitaciones en cuanto al
acceso a la información del presupuesto asignado y el seguimiento a la
distribución del gasto público, la aprobación de recursos adicionales todo ello
requiere de una capacitación ciudadana para asumir la responsabilidad contralora
en cuanto al desempeño de la administración pública.
De acuerdo a Caridad y Pelekais (2011), una comunidad educada en
valores, con conocimiento, es útil al ser consulta da; la sociedad civil organizada
ayuda a construir en relación a aquellos asuntos locales que le preocupan, surge
así la importancia de establecer la participación ciudadana como un principio en el
que se pueda instituir el conjunto de mecanismos e instanc ias que tienen los
diferentes actores para involucrarse en la toma de decisiones, en la formulación,
control, seguimiento de la política pública.
Desde otro enfoque Morales (2007), considera que la participación de los
ciudadanos en la vigilancia de los servicios públicos ha sido calificada como
utilitarista, en el sentido de que se utiliza a los usuarios para hacer un trabajo de
supervisión que la autoridad debería garantizar. En ese sentido, primero debe
quedar claro que los procesos sociales de vigilancia no sustituyen a los formales,
sino que los activan, los complementan, funcionan como estrategias preventivas e
incluso de presión para los propios vigilantes estatales. Pero, además, la
participación en los programas de gobierno debe servir como un entrenamiento en
el que los ciudadanos desarrollen capacidades para incidir y vigilar lo público en
otros ámbitos, e incluso en su vida personal.
Por lo que según la concepción del referido autor, la participación ciudadana
debe orientarse hacia la evaluación y vigilancia de los servicios públicos; lo que
indica que sus preceptos teóricos representa un valor agregado que permite
construir criterios de evaluación de desempeño de la administración pública,
estableciendo énfasis en que el ciudadano debe prepararse para asumir la
responsabilidad de conocer si la gestión fue efectiva o deficiente.
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De los planteamientos expuestos, cabe resaltar que es necesario realizar
actividades y crear espacios públicos donde se discuta el retorno que debe recibir
la ciudadanía por el pago de impuestos, en virtud de mejorar el nivel de calidad de
vida analizando cómo ha sido la gestión, la rendición de cuentas mediante el
control social a través de la participación ciudadana. Haciendo énfasis en el
empoderamiento del colectivo, porque en la gestión publica los ciudadanos tienen
el deber y el derecho de ejercer la contraloría social.
BALANCE SOCIAL
El balance social es la interpretación que inserta estudios analíticos,
información social y económica de la empresa desarrollada en la comunidad.
Tal como lo señala, Vidal (2003), el balance social pretende ser un documento que
refleje el grado de responsabilidad social de la empresa frente a la sociedad. Un
instrumento que permita conocer, que esperan los multistakeholders de la
empresa, publicar los objetivos éticos, reforzar la lealtad y el compromiso para con
terceros (trabajadores, accionistas, clientes, proveedores, socios, administración
pública, comunidades, entre otros) facilitar la toma de decisiones.
Por lo que el balance social se constituye en una herramienta para
monitorear los presupuestos y las políticas públicas, permite evidenciar la
congruencia entre promesas con los resultados, de manera de que si existen
inconsistencias o irregularidades se pueda objetar o replicar de ser pertinente en
los casos de distribución de recursos o en cuanto a solicitar aclaratorias por la
rendición de cuentas.
En este sentido, Machado (2004), afirma que el balance social constituye
una metodología construida con el propósito de conocer de manera sistemática las
acciones de responsabilidad social, medir cualitativa y cuantitativamente su
actuación, promueve evaluar permanente y sistemáticamente su acción,
identificar aquellos programas de mayor utilidad para la comunidad, corregir su
desempeño y planificar nuevas metas de responsabilidad social e informar a
diversas audiencias sobre el desempeño social.
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Por lo que el balance social, surge como el instrumento que permite mostrar
los resultados de las inversiones sociales con la finalidad de informar a todos los
actores tanto internos como externos de la empresa, sobre las acciones realizadas
en la comunidad, permite evidenciar la congruencia entre promesas y resultados,
sirviendo para monitorear los presupuestos así como las políticas públicas de
manera que los recursos verdaderamente sean destinados a cubrir las
necesidades de la sociedad; es por ello que la ciudadanía requiere de formación
para asumir la responsabilidad de velar porque los balances sociales reflejen la
realidad, el Estado debe diseñar y ejecutar políticas públicas que respondan a las
exigencias y problemas de las comunidades enmarcados en el bien común.
Lo que implica que estas políticas públicas estatales deberían estar
incorporadas en los balances sociales, traduciéndose éstas en acciones concretas
orientadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, midiendo el desempeño
de la gestión pública
mediante la participación ciudadana
quienes tienen el
derecho y el deber de conocer si el referido balance cubre sus necesidades,
además de cumplir con los procedimientos requeridos, así como el cumplimiento
de la normativa legal para la elaboración de estos instrumentos que permiten
ejercer el control social por parte de la colectividad.
AUDITORÍA SOCIAL
La auditoria social se convierte en una herramienta efectiva para el
seguimiento de las políticas públicas especialmente las de índole presupuestaria
en este sentido es necesario que se publiquen las metas y resultados de manera
clara a través de auditorias periódicas lo que permitirá que la ciudadanía tenga
conocimiento y entienda todo lo relacionado con gestión brindándole seguridad;
esto para evitar desvíos, garantizando tanto el acceso como la veracidad de la
información reflejada en los balances sociales, a su vez permitiendo objetar sobre
cualquier irregularidad si se aplicara en el caso de la distribución de recursos.
De manera que este proceso permite verificar el cumplimiento de la
normativa legal que lo regula así como los aspectos técnicos del proceso de
rendición de cuentas; de igual manera evidencia la acción contralora revestida por
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transparencia y confiabilidad en el cumplimiento de los procedimientos necesarios
y que se hagan de manera correcta.
La auditoría social para Machado (2004), es un proceso que permite a la
organización evaluar su eficiencia social y su comportamiento ético, basada en
sus objetivos para mejorar los resultados sociales y dar cuenta de ellos a todas las
personas comprometidas con su actividad. Asimismo, la auditoría es una práctica
de trascendental importancia social y económica, permite entablar relaciones
diversas, es un trabajo que deposita confianza y requiere de la responsabilidad del
auditor, pues, la auditoría llega a convertirse en ventaja competitiva para la
organización.
Por su parte, la auditoría social está basada en una sociedad civil con la
confianza en las normas y organizaciones sociales, que interactúan en la
comunidad para la generación de una vida de calidad de sus habitantes; en otras
palabras, la sociedad civil forma redes que se materializan en cooperativas
estrechando la confianza entre sus integrantes, es decir, la ciudadanía trabaja
mancomunadamente por el desarrollo local en beneficio común.
De ahí que, la auditoría social según el referido autor, es una técnica de
revisión que permite tener argumentos y generar opinión relacionada con la
actividad realizada para la comunidad. En tal sentido, surge la siguiente
interrogante ¿Quién hace la auditoría social? Toda aquella persona que tenga los
conocimientos para hacerlo, por supuesto, debe ser integrante de la comunidad,
también, debe haber participado en la realización del proyecto social que va en
beneficio de todos los ciudadanos y la función principal es supervisar que los
objetivos y el proyecto respondan a las necesidades sentidas de la localidad. La
auditoría social es el componente clave que permite evaluar, medir y controlar la
gestión social con fines de mejoramiento progresivo con la aplicación de políticas
así como prácticas de la comunidad orientadas a participar, ejerciendo la
ciudadanía activa en el proceso, velando por que se cumplan los compromisos y
responsabilidades asumidos por una gestión pública que se adapte a los objetivos
de la respondabilidad.
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REFLEXIONES FINALES
Se requiere el control social a través de la participación ciudadanía por lo
que el Estado debe garantizar sus derechos y deberes; estableciendo
mecanismos para evaluar y fiscalizar la gestión pública, para que obras sociales
respondan a las necesidades reales de la sociedad; de igual manera lograr la
credibilidad institucional por lo que la respondabilidad es un factor clave, con la
finalidad de velar por que la información presentada en los informes de gestión
refleje la realidad garantizando el acceso, disponibilidad y transparencia así como
evidenciar la congruencia entre los resultados con
las promesas de los
gobernantes y que los recursos sean destinados para las obras que beneficien a la
sociedad.
En
este
sentido,
resulta
necesario
establecer
una
cultura
de
respondabilidad en la gestión pública que fomente la participación ciudadana,
brindándole los mecanismos para asumir el control social mediante las auditorias
y balances sociales, es por ello que el Estado debería procurar la formación de la
comunidad para el ejercicio de sus derechos de igual manera sus deberes,
promoviendo una conciencia colectiva dirigida a la acción social, es por ello que la
nueva gestión pública debería orientase hacia
la humanización tomando en
consideración los intereses así como responder necesidades de la colectividad,
por lo tanto las políticas y programas sociales deben destinarse a resolver
problemas de la comunidad efectivamente. Por lo que la nueva gestión pública
debe promover la participación, el diálogo, la sinergia, el trabajo colaborativo, para
vincular a la ciudadanía activa alcanzar el bien común.
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