Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm. 293/2005. Ponente: Ilmo. Sr. D. Víctor Cubero Romeo VACACIONES: retribución: conceptos computables: alcance: principio de equivalencia retributiva: interpretación; inclusiones: plus de nocturnidad: procedencia; legislación aplicable: art. 7 del Convenio núm. 132 de la OIT. SALARIOS: absorción y compensación: desestimación: conceptos no homogéneos: supuestos. El TSJ desestima el recurso interpuesto por la empresa demandada contra la Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 2 de Navarra, dictada en autos promovidos en reclamación de conflicto colectivo, en base a lo reseñado en la fundamentación jurídica. En la Ciudad de Pamplona/Iruña, a nueve de septiembre de dos mil cinco. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, compuesta por los Ilmos. Sres. citados al margen y EN NOMBRE DEL REY ha dictado la siguiente SENTENCIA En el Recurso de suplicación interpuesto por Don Ignacio Javier Marcelino Santamaria, en nombre y representación de Metalcomponentes Mb Navarra, SA, frente a la Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 2 de Pamplona/Iruña sobre CONFLICTO COLECTIVO; ha sido Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado Don Victor Cubero Romeo, quien expresa el parecer de la Sala. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO Ante el Juzgado de lo Social núm. DOS de los de Navarra, se presentó demanda por Federacion de Asociaciones Obreras Sindicales-Langile Abertzaleen Batzordeak (LAB), en la que tras exponer los hechos y fundamentos de derecho que estimó de aplicación, terminaba suplicando se dicte sentencia por la que se declare que la retribución correspondiente a las vacaciones anuales en la empresa demandada debe interpretarse y aplicarse en el sentido de incluir el plus nocturno devengado por los trabajadores que realicen su jornada, en todo o en parte, en el turno de noche y conforme al promedio obtenido en los tres meses anteriores al período vacacional, procediendo su abono a dichos trabajadores y con efectos desde la retribución vacacional relativa al año 2004, condenando a las demandadas a estar y pasar por las anteriores declaraciones. SEGUNDO Admitida a trámite la demanda, se celebró el acto del juicio oral en el que la parte actora se ratificó en la misma, oponiéndose la demandada según consta en el acta extendida a tal efecto por el Sr. Secretario. Recibido el juicio a prueba se practicaron las propuestas y declaradas pertinentes. TERCERO Por el Juzgado de instancia se dictó sentencia, cuya parte dispositiva dice: «Que estimando la demanda interpuesta por la Federacion de Asociaciones Obreras Sindicales Langile Abertzaleen Batzordeak (LAB) frente a la empresa MEtalcomponentes Mb Navarra, SA, la Union General de Trabajadores (UGT), y Comisiones Obreras (CCOO), debo declarar y declaro que la retribución correspondiente a las vacaciones anuales en la empresa demandada debe incluir el plus nocturno devengado por los trabajadores que realicen su jornada en todo o en parte en turno de noche y conforme al promedio obtenido en los tres meses anteriores al período vacacional, procediendo su abono a dichos trabajadores y con efectos desde la retribución vacacional relativa al año 2004, condenando a los demandados a estar y pasar por este pronunciamiento». CUARTO En la anterior sentencia se declararon probados: «I.- El Comité de Empresa de la empresa Metalcomponentes Mb Navarra, SA, se encuentra conformado por integrantes de las candidaturas de los sindicatos UGT, CCOO, y LAB.- El Sindicato LAB tiene en el Comité de Empresa un representante, alcanzando el número de tres los representantes pertenecientes a Sindicato Comisiones Obreras y a cinco el número de representantes de el Sindicato UGT.II.- Las relaciones laborales en el ámbito empresarial se regulan mediante las disposiciones contenidas en el convenio colectivo de trabajo para la industria siderometalúrgica de Navarra, siendo el último convenio el publicado en el Boletín Oficial de Navarra de 5 de julio del año 2004 con vigencia para los años 2004 a 2007 ( LNA 2004, 241) .- Con carácter complementario al convenio colectivo mencionado y en relación a determinadas materias, las representaciones de la empresa y de los trabajadores, han alcanzado pactos o acuerdos colectivos concretos.- El 24 de marzo de 1999 se suscribió entre las representaciones de la empresa y de los trabajadores un acuerdo para los años 1999, 2000 y 2001 en donde se contenían acuerdos sobre categorías, sobre rendimientos, sobre absentismo y sobre empleo. Este acuerdo fue complementado el 10 de mayo del año 2000 mediante un nuevo acuerdo en donde se regulaban diversos incrementos salariales a determinadas categorías. El contenido completo de este complemento de acuerdo, obra a los folios 120 a 124 de las actuaciones, dándose por reproducidos.- El 6 de marzo del año 2002, la representación de la empresa y el comité de MB Navarra, SA, alcanzaron un nuevo acuerdo para los años 2002, 2003, 2004 y 2005, en donde se regulaban determinados aspectos como eran la jornada laboral, los salarios, la clasificación profesional, la formación, el anticipo de determinadas cantidades, la incapacidad temporal, aspectos relativos a la salud laboral, a los trabajos en fin de semana, a las temperaturas en la prestación de servicio, a las inversiones y planes de empleo, al abono del plus de kilometraje, al plan de jubilación, al alquiler de vehículos para viajes de empresa, o al seguro colectivo de accidentes individuales. El contenido completo de este acuerdo obra a los folios 125 a 130 de las actuaciones, dándose por reproducido. II.- Según consta en los archivos de administración de nóminas de la empresa MB Navarra, SA, el período de vacaciones, ha sido abonado a los trabajadores con la retribución de los conceptos salariales siguientes: Salario base, plus carencia incentivos, salario garantizado, plus convenio, asistencia puntualidad, y retribución voluntaria.- En la retribución de vacaciones, nunca se ha incluido el plus nocturno ni tampoco ha sido solicitado su pago por los trabajadores.III.- La parte demandante estima que el plus nocturno en el promedio obtenido en los tres meses inmediatamente anteriores a los períodos de vacaciones, debe abonarse igualmente en la retribución vacacional. IV.- El salario mínimo garantizado según el convenio colectivo para la industria siderometalúrgica de la Comunidad Foral, asciende a 15.749,68 euros anuales y el salario mínimo garantizado a los trabajadores de MB Navarra, asciende a 20.649 Euros.- La cuantía del plus de nocturnidad en vacaciones entre la media de todos los trabajadores, asciende a 128,27 Euros. V.- El día 8 de abril del año 2005 se celebró el preceptivo acto de conciliación, sin que en él se alcanzara acuerdo alguno». QUINTO Anunciado recurso de Suplicación por la representación letrada de la Empresa demandada, se formalizó mediante escrito en el que se consignan dos motivos, el primero al amparo del artículo 191.b) de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , para revisar los hechos declarados probados, a la vista de las pruebas practicadas, y el segundo amparado en el artículo 191.c) del mismo Texto Legal, para examinar las infracciones de normas sustantivas o de la jurisprudencia, denunciando infracción del artículo 29.d) del Convenio Colectivo para la Industria Siderometalúrgica de Navarra para los años 2004 a 2007 ( LNA 2004, 241) , en relación con el artículo 46 de dicho Convenio y con los artículos 38 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) y artículo 7 del Convenio 132 de la O.I.T ( RCL 1974, 1356) . SEXTO Evacuado traslado del recurso fue impugnado por la parte demandante. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO La sentencia de instancia, estimatoria de la pretensión deducida en demanda de Conflicto Colectivo, frente a la empresa Metal Componentes Mb de Navarra, SA, es recurrida en Suplicación por la misma mediante la alegación de tres motivos; el primero de ellos, con adecuada cobertura procesal del artículo 191 b) de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , solicita la revisión del párrafo segundo del hecho probado cuarto de la sentencia, a fin de sustituir la cantidad de 128,27 euros, relativa a la cuantía del plus de nocturnidad en vacaciones, por la de 118,27 euros, al desprenderse ésta del certificado obrante al folio 140 de los autos, no impugnado de adverso, de forma que el párrafo segundo del ordinal Cuarto quedaría redactado en los siguientes términos: «La cuantía del plus de nocturnidad en vacaciones entre la media de todos los trabajadores, asciende a 118,27€». De los artículos 191, b) y 194, 3 de la vigente Ley Procesal Laboral y de la que viene siendo su interpretación jurisprudencial pacífica, deriva la siguiente doctrina general, respecto al motivo de Suplicación consistente en la revisión de los hechos tenidos como probados en la Sentencia de instancia recurrida: 1) Que se debe señalar en el motivo, con una absoluta claridad, cual sea el concreto hecho o hechos probados de los que se pretende obtener su modificación, con detalle en su caso del particular párrafo que se quiere hacer objeto de la misma. Y si lo postulado es su eliminación o su sustitución por otro texto alternativo, debe entonces ser ofrecido en su redacción literal, al igual que si lo que se pretende es adicionar al relato de hechos probados un determinado texto nuevo y particular, o añadir un completo hecho probado. 2) Debe igualmente indicarse con detalle, el concreto documento obrante en los autos, o bien la pericia practicada contradictoriamente en el acto de juicio oral, que, en opinión de la parte recurrente, sirvan de soporte a la revisión fáctica pretendida en el motivo, al ser estos los únicos medios de prueba que permite el artículo 191, b) de la Ley de Procedimiento Laboral citada que pueden ser empleados para apoyar, en este particular trámite, una pretensión de revisión fáctica. De tal modo que, por ejemplo, no cabe una invocación genérica o inespecífica de la documental obrante en los autos ( STS de 11-7-96 [ RJ 1996, 5773] ). Y no siendo tampoco válida, a efectos de este recurso, la prueba de interrogatorio de parte, ni tampoco la prueba testifical; con independencia ello del eventual valor probatorio que, en ejercicio razonado de la función que le atribuye el artículo 97, 2 de la norma procesal citada, le pueda conferir el juzgador de instancia. 3) Se tiene que tener en cuenta, en concreto respecto a la cita de documentos, lo siguiente: a) Que deben de tener realmente tal cualidad los que sean señalados, de tal modo que no cabe basarse en el contenido de la prueba testifical o en el interrogatorio de partes (artículo 299, 1, 1º LECiv [ RCL 2000, 34, 962 y RCL 2001, 1892] , respecto a este último medio probatorio), pues pese a que se encuentre resumen suficiente de las mismas en el acta de juicio [como obliga el artículo 89, 1, c), 1º de la Ley Procesal Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) ], no pierden por ello su concreta cualidad probatoria ( STS de 16-5-90 [ RJ 1990, 4337] ), no transformándose por lo tanto en prueba documental; b) Que tampoco cabe acogerse a meras fotocopias que no estén adveradas con su original, que carecen, a estos efectos de Suplicación, de esa naturaleza de documento (así, SSTS de 19-12-89 [ RJ 1989, 9250] , 2-11-90 [ RJ 1990, 8543] , 25-2-91 [ RJ 1991, 869] o 25-1-01 [ RJ 2001, 2065] , entre otras); c) Además, el soporte documental que sirva de base al motivo, debe ostentar, inexcusablemente, una literosuficiencia probatoria, de tal modo que se desprenda ineluctablemente la modificación pretendida del mismo, sin que exista necesidad de tener que acudir a conjeturas, razonamientos añadidos, deducciones o elucubraciones ( SSTS de 19-7-85 [ RJ 1985, 3819] o de 14-7-95 [ RJ 1995, 6259] ). 4) Dado el carácter de recurso extraordinario de la Suplicación, distinto de la Apelación ( STC 18-10-93 [ RTC 1993, 294] ), no se puede pretender que se realice una nueva lectura, por parte de la Sala, de todo el material probatorio obrante, al no ser esa su función, que le viene normativamente atribuida al órgano judicial de instancia por el artículo 97, 2 de la Ley de Procedimiento Laboral citada; ni por tanto, tampoco cabe que sea este órgano judicial el que construya el recurso a la parte recurrente, pues ello iría en contra de su obligación esencial de imparcialidad, y vulneraría tanto el derecho a la defensa como a la contradicción de las demás partes personadas, con infracción del artículo 24, 1 del Texto Constitucional ( RCL 1978, 2836) ( STS de 28-9-93 [ RJ 1993, 8339] ). 5) Debe derivar claramente la modificación pretendida, sea de sustitución, de adición, o de eliminación, del apoyo útil alegado, sin necesidad de tener que acudir para ello a deducciones, elucubraciones o argumentaciones añadidas. De tal modo que se desprenda de ese apoyo probatorio señalado, de modo contundente e ineluctable, tanto la nueva situación fáctica propuesta, como la pertinente y paralela equivocación del órgano judicial de instancia al alcanzar su propia convicción, que se pretende revisar. 6) Por último, se requiere que la modificación que se pide sea relevante a los efectos de la resolución de la causa, acreditando error, omisión o arbitraria interpretación de las pruebas por parte del Juzgador, de manera que lo pretendido no quede desvirtuado por otras probanzas que hayan podido ser consideradas por el juzgador de instancia, de las que quepa deducir una interpretación distinta a aquella que obtiene la parte, pues ante posibles contradicciones debe prevalecer el criterio del órgano jurisdiccional, que actúa en el pleito de manera imparcial y objetiva frente a la parte; a su vez, no basta con aportar con la modificación una puntualización o matización, al ser preciso, como ya decíamos, que la revisión sea trascendente y de entidad suficiente para variar los hechos de la sentencia recurrida. Pues bien, en el presente caso, la modificación pretendida debe prosperar, dado que, gozando de la trascendencia necesaria -al cuantificar el promedio del importe de plus de nocturnidad entre todos los trabajadores de la empresa-, la cifra señalada por la recurrente se desprende claramente del certificado del Jefe de Recursos Humanos de la empresa, obrante al folio 140 de los autos, que fija el citado promedio en 118,27 euros, y no 128,27, como con buena técnica procesal del Recurso de Suplicación expone el Sr. Letrado, por lo que el motivo debe ser estimado, procediendo la sustitución del párrafo segundo del Hecho Probado Cuarto, por el propuesto por la parte recurrente. SEGUNDO El segundo motivo, correctamente formulado al amparo de lo dispuesto en el artículo 191 c) de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , denuncia infracción del artículo 29.d) del Convenio Colectivo para la Industria Siderometalúrgica de Navarra para los años 2004 a 2007 ( LNA 2004, 241) , en relación con el artículo 46 de dicho Convenio, y con los artículos 38 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) , y 7 del Convenio 132 de la OIT ( RCL 1974, 1356) . Considera la parte accionante que el artículo 29 del Convenio Colectivo aplicable, es claro, concreto y cerrado, no debiendo ser interpretado en el sentido de la sentencia de instancia, existiendo además una regulación específica del plus nocturno en el artículo 46 del citado acuerdo, por lo que no hay que buscar la integración de lo que el convenio ha regulado por separado. Añade igualmente que el Tribunal Supremo especifica que cuando el plus está regulado en el Convenio, su no inclusión en la paga de vacaciones debe ser respetada. La cuestión que aquí se plantea, ha sido ya resuelta por esta Sala en Sentencias de fechas 16-7-2004 ( JUR 2004, 243763) , 19-11-2004 ( AS 2004, 3717) , 28-2-2005 ( AS 2005, 703) , en cuya fundamentación se recuerda que el artículo 40.2 de la Constitución Española ( RCL 1978, 2836) , señala que los poderes públicos garantizarán el descanso necesario, mediante, entre otros medios, las vacaciones periódicas retribuidas. A este derecho le resulta de plena aplicación el canon hermenéutico del artículo 10.2 de la Constitución Española al decir que las normas relativas a los derechos fundamentales y las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos ( LEG 1948, 1) y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España. No se olvide que el carácter de este no-trabajo (vacaciones) se inserta entre los «principios rectores de la política social y económica», ubicado dentro del Título I, Capítulo 3º de la Constitución Española, precisados de ulterior desarrollo normativo si han de ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria, sin perjuicio de que mientras informen la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos (artículo 53.3 de la Constitución Española). Repárese que el Texto Constitucional ha preferido la referencia a la periodicidad (género) por encima de su concreción anual (especie). Un elemental principio de honestidad intelectual obliga a mencionar a los Profesores Antonio V. Sempere Navarro y Pilar Charro Baena, autores de la completa monografía «Las Vacaciones Laborales» y a quienes se sigue en esta exposición. Es también dato a destacar que las vacaciones se configuran implícitamente como un período intercalado en el normal de actividad, al suponer precisamente una cesura en el mismo. Cuando se afirma que la vacación tiene que garantizar el descanso necesario se quiere decir que no puede haber vacaciones sin previo trabajo o, por lo menos, sin actividad correlativa. Al decir que las vacaciones han de proporcionar un «descanso necesario» debe hacerse referencia a las propias previsiones constitucionales, entre las que destaca, «la adecuada utilización del ocio» (artículo 43.3 Constitución Española). De entre las normas internacionales que se refieren a esta institución de las vacaciones, debe destacarse la Declaración Universal de Derechos del Hombre de 10 de diciembre de 1948, cuyo artículo 23 menciona el derecho de toda persona a «vacaciones periódicas pagadas» así como al «disfrute del tiempo libre» (artículo 24). Como toda Declaración procedente de Naciones Unidas, no constituyen normas de aplicación directa sino que tienen carácter programático. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 16 de diciembre de 1966 ( RCL 1977, 894) constituye junto al Pacto Universal de Derechos Civiles y Políticos de ese mismo año ( RCL 1977, 893) los instrumentos con los que Naciones Unidas intentaron otorgar fuerza jurídica plena a la protección de los derechos humanos enunciados en la Declaración de Derechos del Hombre. Y esencialmente deben mencionarse los Convenios núms. 132 de la OIT, sobre vacaciones pagadas, de 24 de junio de 1970 ( RCL 1974, 1356) ; 101, sobre vacaciones pagadas en la agricultura, de 26 de junio de 1952 ( RCL 1972, 946) y 146, sobre vacaciones pagadas de la gente del mar, de 29 de octubre de 1976 ( RCL 1980, 651) . Estos Convenios de la OIT, una vez ratificados forman parte del ordenamiento jurídico español, tal y como prescriben los artículos 96.2 y 51.1 de la Constitución. Por último, debe hacerse también mención a la Directiva 93/104/CE, de 23 de noviembre de 1993 ( LCEur 1993, 4042) , al establecer que los estados miembros deberán adoptar las medidas necesarias para que todos los trabajadores dispongan de un período de al menos cuatro semanas de vacaciones anuales retribuidas, de conformidad con las condiciones de obtención y concesión establecidas en el ordenamiento jurídico interno de cada país (artículo 7.1). La Sentencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea de 26 de junio de 2001 ( TJCE 2001, 179) , ha interpretado el alcance del mentado artículo 7 manifestando que «el derecho de cada trabajador a vacaciones anuales retribuidas debe considerarse un principio del Derecho Social comunitario de especial importancia», respecto del cual no pueden establecerse excepciones y cuya aplicación por parte de las autoridades nacionales competentes únicamente pueden efectuarse respetando los límites establecidos en la propia Directiva 93/104 ( LCEur 1993, 4042) o «un derecho otorgado directamente por dicha Directiva a cada trabajador como disposición mínima necesaria para garantizar la protección de su seguridad y salud». El Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) contempla el tema de las vacaciones en el artículo 38 que se remite, en cuanto a su contenido, a lo pactado en convenio colectivo o contrato individual, sin que en ningún caso su duración pueda ser inferior a treinta días naturales. Este derecho a las vacaciones ha sido calificado como de derecho unitario pero de contenido complejo, de manera que engloba la interrupción periódica de la prestación laboral y el mantenimiento del crédito salarial; y así el extinto Tribunal Central de Trabajo en su sentencia de 19 de diciembre de 1984 declaró que el concepto legal de vacaciones no puede dividirse en sus dos componentes esenciales, descanso y retribución, para excluir uno de ellos, porque si se da retribución sin descanso se tratará de la compensación económica, y si se da descanso sin retribución, será un permiso sin sueldo. Con esto se quiere expresar que es consustancial a la institución de las vacaciones el que sean retribuidas, así lo menciona el artículo 40.2 de la Constitución Española ( RCL 1978, 2836) al aludir a que los poderes públicos garantizarán el descanso necesario mediante las vacaciones periódicas retribuidas, e insiste en dicho carácter el artículo 38.1 del Estatuto Laboral, en su condición de cumplimiento garantista de la norma fundamental. Como este precepto laboral no facilita los conceptos incluidos y excluidos de su cómputo económico, se hace necesario acudir al artículo 7 del Convenio 132 ( RCL 1974, 1356) que dispone: «Toda persona que tome vacaciones de conformidad con las disposiciones del presente Convenio percibirá, por el período entero de esas vacaciones, por lo menos, su remuneración normal o media (incluido el equivalente en efectivo de cualquier parte de esa remuneración que se pague en especie, salvo si se trata de prestaciones permanentes de que disfrute el interesado independientemente de las vacaciones pagadas), calculada en la forma que determine en cada país la autoridad competente o el Organismo apropiado». Como manifiestan los Profesores, antes citados, Antonio V. Sempere Navarro y Pilar Charro Baena, a la vista del contenido de este precepto puede afirmarse que la retribución vacacional se encuentra presidida por el principio de equivalencia o, lo que es lo mismo, de omnivalencia entre el período de actividad y el vacacional: lo que se busca es la máxima similitud con las percepciones normales que recibe el trabajador en activo. En aplicación de dicho principio habría que inferir el abono de todas las cantidades que hubiera percibido el trabajador desarrollando su jornada habitual, como si efectivamente hubiere prestado él servicio, porque en el período de disfrute de las mismas las atenciones del sustento y de la satisfacción de las necesidades del trabajador y de su familia no son inferiores a las de cualquier otro período ( Sentencia Tribunal Central de Trabajo de 3 de julio de 1981). Intuitivamente se comprende, pues, que el nivel retributivo de las vacaciones ha de ser semejante al habitual, a fin de poder permitir realmente el disfrute de una vacación con un nivel de vida similar al que se tiene durante el período de actividad. Tal como lo tiene declarado la doctrina judicial al decir que «el trabajador deberá percibir lo que correspondería por actividad normal en un mes de trabajo» ( Sentencia Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 29 de marzo de 1994 [ AS 1994, 1299] ); «la totalidad de los conceptos salariales que se abonan en época de actividad» ( Sentencia Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 17 marzo de 1994 [ AS 1994, 913] ; «sin merma alguna de sus emolumentos» ( Sentencia Tribunal Superior de Justicia de Canarias/Las Palmas de 5 de mayo de 2000 [ AS 2000, 4088] ); «sin que el disfrute del descanso deba ocasionar pérdida alguna de sus retribuciones» ( Sentencia Tribunal Superior de Justicia de Navarra de 25 de abril de 2001 [ AS 2001, 2236] ). Ahora bien, no se desconoce que existe en esta cuestión una doctrina jurisprudencial y judicial que reputa válidas las cláusulas de los convenios colectivos que establecen una retribución vacacional, omitiendo alguno de los elementos integrantes del salario en jornada ordinaria, como puede ser el denominado plus de nocturnidad, objeto del presente enjuiciamiento. ( Sentencias Tribunal Supremo de 22 de septiembre de 1995 [ RJ 1995, 6789] ; 29 octubre de 1996 [ RJ 1996, 8181] ; 9 noviembre de 1996 [ RJ 1996, 8414] y 30 de marzo de 1999 [ RJ 1999, 3776] ). Sin embargo, también se ha sostenido el carácter autosuficiente de aquella norma internacional, en el sentido de que el Convenio 132 de la OIT es suficiente para colmar la laguna en materia de retribución de las vacaciones, en aquellos casos en los que el convenio colectivo guarda silencio sobre la materia. «Acreditada la percepción del plus controvertido, por parte de los trabajadores mes a mes en sus nóminas, no puede constituir óbice para su devengo en las nóminas correspondientes a los respectivos períodos vacacionales, el hecho de que en la norma convencional no se contemple el referido plus» ( Sentencia Tribunal Supremo 21 [ RJ 1992, 10351] y 29 diciembre de 1992 [ RJ 1992, 10373] ; Sentencia Tribunal Superior de Justicia de Galicia 3 mayo de 2002 [ AS 2002, 2341] ; Sentencia Tribunal Superior de Justicia de Cataluña 13 abril 2000 [ AS 2000, 1063] ). Consiguientemente, esta Sala entiende que, de acuerdo con los Profesores Antonio V. Sempere Navarro y Pilar Charro Baena, el artículo 7 del Convenio 132 de la OIT contiene el principio de equivalencia retributiva, que debe ser de obligado cumplimiento y no puede ser objeto de interpretación restrictiva, de manera que la regla general sobre los conceptos retributivos computables durante el período de vacaciones debe ser la normal o media; que el convenio colectivo tiene como función típica en esta materia de retribución de vacaciones la precisión o especificación de los factores de cálculo, complementando la regla general de la remuneración normal o media; y dicha norma convencional no puede apartarse de esa regla general de remuneración siempre y cuando se respeten en cómputo anual los mínimos indisponibles de derecho necesario. TERCERO En el presente supuesto, la entidad demandada, se rige por el Convenio Colectivo para la Industria Siderometalúrgica de Navarra ( LNA 2004, 241) , cuyo artículo 29 d) establece: «Las vacaciones se abonarán computándose los mismos conceptos salariales que hubiesen sido tenidos en cuenta para pagar las del año anterior, con el valor económico que tengan en el año de que se trate y los días que, dentro del período de vacaciones, tengan la condición de laborales se incrementarán con el promedio de la Prima; Incentivo o plus de Carencia de Incentivo, en su caso, que el trabajador hubiera obtenido en los tres meses anteriores a su disfrute, contándose únicamente los días de presencia en el trabajo durante los tres meses citados». Reiteradamente tiene declarado el Tribunal Supremo -entre otras, en Sentencias de 24 de diciembre 1964, 27 febrero y 7 de marzo de 1967, 4 diciembre 1971, 5 julio de 1973, 18 febrero 1974, 13 junio de 1978, 6 mayo y 5 de noviembre 1982 ( RJ 1982, 6496) y 9 diciembre de 1983 ( RJ 1983, 6240) -, que el Convenio Colectivo crea derechos y deberes entre las partes que lo conciertan y tiene eficacia normativa -artículos 37.1 de la Constitución Española ( RCL 1978, 2836) y 3.1, b) y 82 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) -con atribución incluso de una extraordinaria eficacia «erga omnes», y con un contenido dual como resultado de la negociación desarrollada por los representantes de los trabajadores y los empresarios y de su carácter de fuente de la relación laboral, de cuya naturaleza jurídica especial-«híbrido con alma de Ley y cuerpo de contrato», en la clásica síntesis doctrinal de Carnelutti- con el doble efecto normativo y obligacional, en cuanto que funde en un todo unitario la fuente del derecho y la fuente de la obligación, han de obtenerse las lógicas consecuencias de la necesidad de velar por la observancia de sus mandatos e interpretarlos de análoga manera a como se hace con las Leyes por un lado artículo 3 del Código Civil ( LEG 1889, 27) - y por otro, las reglas propias de la interpretación de los contratos, que primordialmente se recogen en los artículos 1281 y siguientes del Código Civil. Así el artículo 1281 del Código Civil ( LEG 1889, 27) dispone que «si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la intención de los contratantes se estará al sentido literal de sus cláusulas. Si las palabras parecieren contrarias a la intención evidente de los contratantes, prevalecerá ésta sobre aquéllas». Las reglas básicas de interpretación literal y sistemática son similares para la Ley y para el contrato, aquélla ha de ser interpretada «según el sentido literal de sus palabras» -artículo 3 del Código Civil-, como en éste ha de estarse «al sentido literal de sus cláusulas», si éste es claro en cuanto a la intención de los contratantes -el ya transcrito artículo 1281 del Código Civil-; y tanto el precepto legal como las cláusulas contractuales deben interpretarse «en relación con el contexto» el primero, y «las unas por las otras, atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del cómputo de todas» las segundas artículo 1285 del Código Civil-. La doctrina científica viene distinguiendo dos tipos de interpretación de los contratos: La «subjetiva», que pretende la averiguación de la voluntad real o intención (interna) común de los contratantes, y la «objetiva», que atribuye a las declaraciones de intención (externa) de las partes un sentido y alcance objetivo, incluso con independencia de la intención subjetiva o voluntad interna de los contratantes. El Código Civil mantiene en los artículos 1281 a 1283 una interpretación «subjetiva», mientras que en los artículos 1284 a 1289 se inclina por una interpretación «objetiva», de donde se deduce que la interpretación subjetiva tiene carácter prioritario, y que la objetiva se aplicará cuando no sea posible averiguar la intención común o ésta no se haya producido verdaderamente. Además de esas pautas hermenéuticas, no debe olvidarse el canon interpretativo, como antes de dijo, del artículo 10. 2 de la Constitución Española. De toda esta contextualidad de las directrices interpretativas, resulta que en el caso ahora sometido a enjuiciamiento, el artículo 29 d) del Convenio Provincial para la Industria Siderometalúrgica de la Comunidad Foral de Navarra para los años 2004-2007 ( LNA 2004, 241) , al regular el contenido retributivo del período vacacional, no excluye expresamente el litigioso Plus de Nocturnidad, por lo que no existe violencia interpretativa ni intelectual, -sino al contrario, es más acorde con lo anteriormente razonado-, para incluir dicho Plus en el cálculo retributivo correspondiente al tiempo de disfrute de las vacaciones anuales, calculándose con el promedio de las horas nocturnas realizadas en los tres meses inmediatamente anteriores. CUARTO Con carácter subsidiario al anterior motivo de derecho, y con correcto amparo en el artículo 191.c) de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) , la empresa recurrente denuncia infracción del artículo 26.5 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) y del artículo 6 del Convenio Provincial para la Industria Siderometalúrgica de la Comunidad Foral de Navarra ( LNA 2004, 241) , al entender que se debe aplicar el instituto de la compensación y absorción de dicho plus de nocturnidad, con las mejoras salariales que disfrutan los trabajadores de la empresa con respecto a los salarios del citado Convenio. El artículo 26.5 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) establece que «operará la compensación y absorción cuando los salarios realmente abonados en su conjunto y cómputo anual sean más favorables para los trabajadores que los fijados en el orden normativo o convencional de referencia». La doctrina de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo ha señalado con reiteración, entre otras en Sentencia de 6-7-2004 ( RJ 2004, 6960) , que la institución de la compensación y absorción que en el precepto citado se recoge tiene por objeto evitar la superposición de mejoras salariales que tengan su origen en diferentes fuentes reguladoras, de forma que el incremento de un concepto salarial contenido en una fuente normativa o convencional quede neutralizado por cualquier otro incremento con origen en fuente distinta ( sentencias de 10 de noviembre de 1998 [ RJ 1998, 9548] , 9 de julio de 2001 [ RJ 2001, 7437] , 18 de septiembre de 2001 [ RJ 2001, 8447] y 2 de diciembre de 2002 [ RJ 2003, 515] ). Ello implica que, en principio, la compensación tenga que producirse necesariamente en el marco de retribuciones que presenten la necesaria homogeneidad ( sentencias de 15 de octubre de 1992 [ RJ 1992, 7641] y 10 de junio de 1994 [ RJ 1994, 5419] ), al menos en el orden de la función retributiva. Por su parte la Sentencia de la misma Sala de 26-3-2004 ( RJ 2004, 2715) , añade que la doctrina jurisprudencial, y anteriormente el Tribunal Central de Trabajo, ha llevado una amplia tarea interpretativa del fenómeno de la absorción y compensación a lo largo de un nutrido número de resoluciones, en las que cabe considerar, en primer término, que normalmente la solución del caso que se resuelve en cada una de ellas, es objeto de un análisis muy concreto, ajustado a cada situación de hecho, y no siempre es fácil extraer una doctrina universal en esta materia con la que puedan resolverse todos los supuestos. No obstante, sí se puede decir que la compensación y absorción, como se afirma en la Sentencia del Tribunal Supremo de 10 de noviembre de 1998 ( Recurso 4629/97 [ RJ 1998, 9548] ) «... ha tenido como objeto evitar la superposición de las mejoras salariales que tuvieran su origen en diversas fuentes reguladoras del mismo, de forma que el incremento de un concepto salarial contenido en una fuente normativa o convencional quedaba neutralizado por cualquier otro incremento con origen en fuente distinta; así, el incremento del salario mínimo interprofesional es absorbido, y por lo tanto no acrece, el salario superior que percibiera ya un trabajador en base a lo previsto en el convenio o pacto regulador de sus condiciones de trabajo, y, por lo mismo, el incremento salarial previsto en un convenio colectivo es absorbido y queda neutralizado por el salario mayor que ya percibiera el trabajador afectado como consecuencia de gozar de un acuerdo particular entre él y su empresario». Como ya dijo la Sala del Alto Tribunal en sentencia de 26-12-1989 ( RJ 1989, 9276) , la absorción y compensación de salarios juegan, en principio, siempre que se establece un nuevo cuadro de retribuciones, en virtud de un acto normativo o convencional, pues para poder operar necesita, en cualquier caso la existencia de dos situaciones que permitan la comparación y, en su caso, la compensación o absorción de los incrementos, cual se desprende de la propia literalidad del apartado 5 del artículo 26 de referencia. Pues bien, de la doctrina anterior se desprende con claridad que el instituto de la absorción y compensación no puede ser aplicado al supuesto ahora enjuiciado, no sólo por carecer los conceptos cuya compensación se pretende, de la necesaria homogeneidad, dado que no nos hallamos ante «dos situaciones que permitan comparación», sino principalmente porque tal pretensión se opone frontalmente a las anteriores consideraciones acerca de los principios de equivalencia y omnivalencia entre los períodos de actividad y de vacaciones, que en todo caso deberán presidir la retribución de las mismas. Y al haberlo entendido así la sentencia recurrida procede su confirmación previa desestimación de los motivos de derecho interpuestos frente a la misma. FALLAMOS Que debemos desestimar y desestimamos el Recurso de Suplicación, en cuanto al fondo de la cuestión planteada, interpuesto frente a la Sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. Dos de los de Navarra en autos seguidos a instancia de la Federación de Asociaciones Obreras Sindicales- Langile Abertzaleen Batzordeak- contra Metalcomponentes Mb Navarra, SA, Union General de Trabajadores y Comisiones Obreras, sobre Conflicto Colectivo, y en su consecuencia debemos confirmar y confirmamos dicha sentencia respecto al reconocimiento del plus de nocturnidad reclamado excepto la cuantificación del mismo cuyo promedio debe ascender a 118,27 €, estimando en este extremo el Recurso de Suplicación. Notifíquese a las partes y al Ministerio Fiscal la Sentencia dictada, con la advertencia que contra la misma, puede interponerse Recurso de Casación para la unificación de doctrina ante la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, anunciándolo a través de esta Sala por escrito, dentro de los DIEZ DIAS hábiles siguientes a su notificación debiendo, la parte condenada si recurre y no tuviese reconocido el beneficio de justicia gratuita, constituir un depósito de 300,51€. en la cuenta corriente que a nombre de la Presidencia de la Sala IV del Tribunal Supremo figura abierta en la oficina del Banco Español de Crédito (Banesto), calle Barquillo, núm. 49 de Madrid, bajo el núm. 2410 debiendo hacer entrega del resguardo acreditativo en la Secretaría de la Sala al tiempo de personarse en élla. Firme que sea esta resolución, devuélvanse los autos al Juzgado de lo Social de procedencia con certificación de la misma, dejándose otra certificación en el rollo a archivar por esta Sala. Así, por nuestra Sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.