Cubierta792.ps - 7/26/2007 11:00 AM SEPTIEMBRE DE 2007 AÑO LXVIII NÚMERO 797 Laser Guided Bomb Fragata F100 CN-235 para el programa Deepwater Littoral Combat Ship LAMPS HIMARS La alianza hace la fuerza. • Irán: ¿una guerra inevitable? • Reflexiones sobre la Cultura de Defensa I EJÉRCITO I S-80 septiembre 2007 - año LXVIII - núm 797 I P-3 En un mundo que continúa cambiando a ritmo vertiginoso, los gobiernos buscan alcanzar sus principales objetivos mediante alianzas industriales con empresas tecnológicamente avanzadas de todo el mundo. Lockheed Martin y sus socios en más de 50 países se esfuerzan en satisfacer una amplia gama de necesidades gubernamentales prioritarias: Desde el fortalecimiento de los sistemas de defensa, a la gestión del tráfico aéreo, marítimo y ferroviario. Desde los sistemas de Mando y Control militares y civiles, a la fabricación y lanzamiento de satélites. Porque cuando el objetivo es realmente importante, la alianza hace la fuerza. www.lockheedmartin.com Reunión de Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos de Tierra de la Alianza. ACAST 2007 Índice SEPTIEMBRE DE 2007 AÑO LXVIII NÚMERO 797 • Irán: ¿una guerra inevitable? • Reflexiones sobre la Cultura de Defensa Reunión de Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos de Tierra de la Alianza. ACAST 2007 EDITORIAL EDÍTA Foto: MINISTERIO DE DEFENSA ARTÍCULOS SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA DIRECCIÓN Director General de Brigada José Ángel ARMADA de SARRÍA Subdirector, Jefe de Colaboraciones y Administración Coronel Eduardo ORTIZ de ZUGASTI AZNAR Jefe de Ediciones Coronel Julián BARRIOS BARBERO CONSEJO DE REDACCIÓN Coroneles Meléndez Jiménez, Ramírez Verdún, Arbos Ayuso, Grande Urquijo, Franco Serrano y Dolz del Castellar Alvargonzalez. Tenientes Coroneles García-Mercadal, Urteaga Todó, Dacoba Cerviño, Fuente Cobo y Muñoz Blazquez . Comandantes Cepeda Lucas, Carbonell Navarro, De la Fuente Cagigós, Gonzálvez Vallés y Ariño Astudillo. Suboficial Mayor Illana Miralles. NIPO: 076-07-039-6 (Edición en papel) NIPO: 076-07-038-0 (Edición en línea) Depósito Legal: M. 1.633-1958 ISSN: 1696-7178 Correctora de Estilo: Paloma Prado Caballero. Servicio de Documentación: Emilia Antúnez Monterrubio. Corrector de Pruebas: Teniente José Manuel Riveira Córdoba. Diseño Gráfico y Maquetación: Luis Angelina Higuera, Ignacio Moreno Piqueras y Francisco J. Gallardo Gallardo. Fotocomposición, Fotomecánica e Impresión CENTRO GEOGRÁFICO DEL EJÉRCITO Promotor de Publicidad: VÍA EXCLUSIVAS.SL Viriato, 69 S-C. 28010 Madrid (España) Teléf.: 91 448 76 22 / Fax: 91 446 02 14 Email: viaexclusivas@viaexclusivas.com http: // www.viaexclusivas.com Fotografías: SEPUB, DECET, Agencia EFE, Cusach, Alonso Blanco, Soteras, Garate Córdoba, Navarro Tricio y Gallardo REVISTA EJÉRCITO: C/. Alcalá 18, 4.º 28014 MADRID. Teléf.: 91-522 52 54. Telefax: 91-522 75 53. 4 Irán: ¿una guerra inevitable? ÁNGEL PÉREZ GONZÁLEZ. Licenciado en Derecho. 6 Reflexiones sobre la Cultura de Defensa CARLOS GABARI LEBRÓN. General de División. DEM. 14 La Batalla Aeroterrestre: ¿una revolución en los asuntos militares? GUILLEM COLOM PIELLA. Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas. 22 La Inteligencia Humana en el Combate del Terrorismo Yihadista JUAN ALFONSO MERLOS GARCÍA. Licenciado en Ciencias de la Información. 30 La Próxima Guerra en Oriente Medio JESÚS ALONSO BLANCO. Capitán. Artillería. 38 MINURSO Misión de la ONU para el referéndum del Sahara Occidental ANTONIO JORDÁ PALACIO. Coronel. Artilleria. DEM. 46 FE DE ERRATAS En el artículo «La nueva exposición del Museo del Ejército», publicado en el Documento del Nº 794, correspondiente al mes de mayo, aparece como autor D. José Manuel Guerrero Acosta, Teniente Coronel de Ingenieros y Director del Programa Museográfico, cuando deben figurar también los miembros del Equipo Museográfico: Dña. Carolina Aguado Serrano, Ayudante de Museos, Licenciada en Geografía e Historia; Dña. Mariela Beltrán García-Echániz, Ayudante de Museos, Licenciada en Geografía e Historia; Dña. Concepción Sánchez Llorente, Ayudante de Museos, Licenciada en Geografía e Historia; Dña. Mar García Lerma, Licenciada en Geografía e Historia; Dña. Elisa Porro Niño, Licenciada en Historia del Arte; Dña. Esther Rodríguez López, Licenciada en Geografía e Historia, y Dña. Margarita Sánchez Martín, Licenciada en Geografía e Historia. • SEPTIEMBRE 2007 • AÑO LXVIII. NÚM. 797 SECCIONES ARTÍCULOS ACAST 2007 un paso adelante ANTONIO RUIZ GONZÁLEZ. Capitán. Artilleria. 54 Observatorio Internacional de Conflictos CARLOS ECHEVERRÍA JESÚS. Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED. ALBERTO PÉREZ MORENO. Coronel. Infantería. DEM. 102 Cine Bélico 106 Grandes Autores del Arte Militar: Luis Sáez de Govantes PEDRO RAMÍREZ VERDÚN. Coronel. Infantería. DEM. 108 Hemos Leído 109 Sumario Internacional 113 Oriente Medio: la asignatura pendiente ENRIQUE ÁVILA PÉREZ. Suboficial Mayor. Infantería. 58 Operación Medusa JAVIER MARÍA RUIZ ARÉVALO. Comandante. Infantería. 62 El Batallón Multinacional de Cuartel General del Eurocuerpo RAÚL SUEVOS BARRERO. Teniente Coronel. Infantería. 70 NUESTRAS INSERCIONES La Cooperación Militar ante las Crisis Biólogicas FERNANDO SOTERAS ESCARTÍN. Teniente Coronel. Infantería. DEM. Boletín de Suscripción 76 90 Poema: «... y, cuando todos te falten, estará contigo ESPAÑA » 115 Municiones Termobáricas ALFONSO LAPUENTE GIVAJA. General de Brigada. Artilleria. 82 Ordenanzas y Reglamentos de la Caballería Española (2ª Parte) ELADIO BALDOVÍN RUIZ. Coronel. Caballería. DEM. 91 La Tizona, eje histórico del Mío Cid JOSÉ MARÍA GÁRATE CÓRDOBA. Coronel. Infantería. La Revista Ejército es la publicación profesional militar del Ejército de Tierra. Tiene como finalidad facilitar el intercambio de ideas sobre temas militares y contribuir a la actualización de conocimientos y a la cultura de los cuadros de mando. Está abierta a cuantos compañeros sientan inquietud por los temas profesionales. Los trabajos publicados representan, únicamente, la opinión personal de los autores. Redacción, Administración y Suscripciones: Sección de Publicaciones de la JCISAT. C/. Alcalá 18, 4.º 28014 MADRID. Teléf.: 91-522 52 54. Telefax: 91-522 75 53. Pág. WEB: www.ejercito.mde.es, E-mail: ejercitorevista@ et.mde.es; revistaejercito@telefonica.net. Suscripción anual: España 12,02 euros; Europa:18,03 euros; resto del mundo: 24,04 euros. Precio unidad: 2,4 euros. (IVA y gastos de envío incluidos) LA VIGENCIA DE LOS PRECIOS REFERIDOS SERÁ DURANTE EL AÑO 2007 96 PUBLICIDAD: Santa Bárbara 29, ITT DEFENSE 37, AGPM 53 y Lockheed Martin 116. Guillem Colom Piella. Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas. INTRODUCCIÓN El término revolución en los asuntos militares (RMA) no necesita presentación, pues centró todos los debates que se produjeron en el ámbito de la defensa entre 1991 y 2001, cuando sería sustituido por el concepto transformación. En pocas palabras, una RMA se refiere a un cambio en la forma de hacer la guerra condicionado por la aplicación de nuevas tecnologías, procedimientos y orgánicas. Esta transformación, que convierte en irrelevantes u obsoletas las formas de combate anteriores, proporciona una enorme e inmediata superioridad al primer ejército que explota estas capacidades. Así, sus adversarios deberán alcanzar este nuevo estándar de capacidades, bien sumándose a la revolución o desarrollando una respuesta que acabe con dicha ventaja, a veces en forma de una nueva RMA. Esta es la definición que normalmente se emplea para analizar las RMA que se han producido a lo largo de la Historia. Centrando el interés en la que posiblemente se produjo a finales del siglo pasado con la aplicación de las tecnologías de la información en la esfera militar, esta revolución fue multidimensional al transformar la gue- 22 REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 rra terrestre, naval y aérea a la vez que introdujo dos nuevas dimensiones como el espacio y la información1. Este hecho es insólito, pues el resto de RMA que se ha producido a lo largo de la Historia únicamente ha afectado una esfera concreta de la guerra2. ¿Por qué esta reflexión? Porque existen suficientes indicios para afirmar que la Batalla Aeroterrestre constituye una RMA independiente de la «revolución de la información», pues posee todos sus elementos constitutivos: se planteó para solventar un problema concreto —la erosión de la disuasión nuclear en Europa—; incluye cambios tecnológicos, doctrinales, tácticos y operativos; y su alcance fue estratégico, pues no solo resolvió el gran problema de la OTAN en Europa —su inferioridad numérica frente a las fuerzas del Pacto de Varsovia— sino también suscitó importantes debates en el seno de la URSS sobre el carácter revolucionario de esta nueva forma de operar3. LA BATALLA AEROTERRESTRE Los orígenes de la Batalla Aeroterrestre se sitúan inmediatamente después de la derrota estadounidense en Vietnam, cuando «…el Ejército Seguridad y Defensa Una revolución en los asuntos decidió reinventarse a sí mismo, por lo que inició un periodo de innovación sostenida a gran escala: nuevas doctrinas, tácticas, y un mayor adiestramiento y entrenamiento de mandos y tropa»4. Exacto, dejando de lado que la principal aspiración de la milicia era establecer unos lazos más claros entre los objetivos políticos y los medios militares para que no volviera a repetirse una guerra como Vietnam, se buscaba sustituir el tradicional estilo militar americano basado en la estrategia logística y la atrición, por el modelo de guerra de maniobra. Paralelamente a este cambio en la mentalidad militar estadounidense, en la Unión Soviética se producía una profunda transformación de su arte operacional que sentaría las bases para la formulación de la Batalla Aeroterrestre. En efecto, el mariscal Nicolai Ogarkov, Jefe del Estado Mayor de la Defensa soviético entre 1977 y 1984, promovió una revolución en el pensamiento estratégico ruso gracias al fomento del estudio de los teóricos militares de entreguerras que, como Tukhachevsky o Triandafillov, fueron repudiados por Stalin y olvidados por la teoría militar oficial soviética5. militares se refiere a un cambio en la forma de hacer la guerra condicionado por la aplicación de nuevas tecnologías, procedimientos y orgánicas La revolución Ogarkov se plasmó en el diseño de planes operativos encaminados a permitir la rápida invasión de Europa, evitando así cualquier intento aliado de responder con armamento nuclear ¿Cómo? Mediante ofensivas convencionales a gran escala que, conducidas por grupos de maniobra mecanizados apoyados por unidades de Operaciones Especiales y ataques con misiles tácticos armados con ojivas convencionales, debían penetrar rápida y profundamente en territorio aliado, neutralizando la opción nuclear y consiguiendo una indiscutible victoria estratégica. La OTAN, que desde su creación había descuidado los planes de defensa convencionales a favor de la disuasión nuclear, inevitable dada su inferioridad en fuerzas convencionales, no solo se vio forzada a aparcar la decisión de no ser la E-3A SENTRY REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 23 Paralelamente a este cambio en la —municiones de precisión, sistemas de supresión de defensas y equipos C3I— como multiplicador del poder de sus unidades, compensando así la superioridad cuantitativa que poseían las fuerzas del Pacto de Varsovia y sin tener que recurrir al arma nuclear 7. Esta opción, planteada en 1979 por el secretario de Defensa estadounidense Harold Brown (1977-81), recibiría el nombre de offset strategy o estrategia de compensación. Si bien esta transformación debía realizarse en el contexto de la OTAN, fue el Ejército estadounidense el que llevó más lejos esta voluntad de cambio, abandonando la defensa activa por una doctrina más ofensiva, basada en la maniobra y que integrara el poder terrestre y el aéreo. Basándose en el análisis de los combates desarrollados durante la guerra árabe-israelí del Yom Kippur de 19738, en 1981 el general Donn Starry, director del Mando de Adiestramiento y Doctrina estadounidense, introdujo la idea de campo de batalla extendido, concepto que un año después estaría presente en el Field Manual 100-5 Operations9, el nuevo manual operativo del Ejército norteamericano. Este documento concebía un campo de batalla integrado, extendido y dinámico, en el que las fuerzas terrestres y aéreas colaborarían estrechamente para realizar operaciones en profundidad y a un ritmo trepidante. El objetivo era claro: en caso de invasión debían atacarse y destruirse los objetivos situados en la profundidad del despliegue enemigo con el fin de separar los escalones de ataque de sus apoyos mientras se repelía el primer escalón, que era el que llevaba el peso de la ofensiva. Para ello, se emplearían los modernos equipos y sistemas de armas recién entrados en servicio o todavía en desarrollo como el misil de crucero Tomahawk, los aviones de reconocimiento y adquisición de objetivos JSTARS y AWACS, el lanzacohetes MLRS, el helicóptero de ataque Apache o las nuevas municiones de precisión. Esta nueva doctrina recibiría el nombre de AirLand Battle10. mentalidad militar estadounidense, en la Unión Soviética se producía una profunda transformación de su arte operacional que sentaría las bases para la formulación de la Batalla Aeroterrestre primera en cruzar el umbral nuclear, sino también, y como consecuencia de la presión estadounidense, a preparar una respuesta convencional que le permitiera continuar con la disuasión mientras evitaba una escalada bélica de consecuencias imprevisibles6. En efecto, dada la imposibilidad de dotarse de un volumen de fuerzas similar al soviético, Estados Unidos planteó emplear los modernos sistemas que entonces estaban siendo desarrollados General Bernard Rogers 24 REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 Seguridad y Defensa AH-64 A “Apache” En el mismo año se publicó un nuevo documento que, titulado AirLand Battle 2000, era mucho más futurista que el anterior al asegurar que el impacto de estas nuevas tecnologías sería tal que revolucionarían la guerra terrestre11. Esta doctrina, centrada en operaciones aeroterrestres de altísima intensidad, fue objeto de controversia en los países centroeuropeos pertenecientes a la OTAN —especialmente en la República Federal de Alemania— porque si bien el grueso de las operaciones debería llevarse a cabo en los territorios del Pacto de Varsovia, las primeras acciones se realizarían en suelo alemán. En consecuencia, ni gobiernos ni población civil aceptaron planes de contingencia de este tipo, prefiriendo la disuasión nuclear. Este procedimiento sería adaptado y aplicado, con muchas salvedades, en el seno de la OTAN con la formulación del plan Rogers, un proyecto que tenía por objetivo aumentar y modernizar los medios convencionales aliados para que fuera posible atacar las fuerzas de apoyo del Pacto de Varsovia. Esta doctrina acabaría denominándose FOFA, Follow-On Forces Attack o ataque a las fuerzas del segundo escalón. En conclusión, en palabras de Andrew Bacevich, «…la Batalla Aeroterrestre proporcionó la fórmula para que las fuerzas estadounidenses pudieran repeler un ataque convencional a gran escala del Pacto de Varsovia: mejor tecnología, tácticas y adiestramiento, cualidades que convertirían en irrelevante la superioridad numérica del enemigo. Asimismo, la Batalla Aeroterrestre implicó la adopción de un nuevo estilo de guerra americano que, gracias a las nuevas tecnologías, permite atacar a distancias sin precedentes, de repente y con una fuerza y violencia abrumadoras, cegando y desconcertando al enemigo. Para desarrollar estas nuevas capacidades era necesario transformar la fuerza, objetivo que justificó la adquisición de nuevos equipos y financiar los ejercicios necesarios para ensayar nuevas doctrinas y mejorar las habilidades de los soldados»12. LA RESPUESTA SOVIÉTICA Antes de pasar a discutir las razones por las que puede afirmarse que la Batalla Aeroterrestre constituye una RMA, es preciso comentar brevemente el impacto que tuvo esta nueva doctrina en la Unión Soviética, pues serían sus teóricos militares los que iniciarían el debate sobre la existencia de una revolución —en su caso una revolución técnico-militar— capaz de transformar el arte de la guerra, discusión que en Estados Unidos acabaría desembocando en la elaboración del concepto RMA. Como puede notarse, la estrategia que promulgó Estados Unidos para compensar la superioridad numérica del Pacto de Varsovia en Europa, materializada en la doctrina de la Batalla Aeroterrestre norteamericana y en la FOFA aliada, se fundamentaba en la calidad: calidad tecnológica, táctica, operativa, en adiestramiento y en entrenamiento de mandos y tropa. Por lo tanto, la tecnología —ya fuera en forma de sistemas C3I, nuevas plataformas o municiones de precisión— era un elemento necesario pero no suficiente para conducir estos nuevos planes más ofensivos. Sin embargo, pronto la tecnología adquiriría un papel central cuando los teóricos militares soviéticos forjaron el concepto revolución técnico-militar (RTM) para definir el impacto de estos nuevos planes de operaciones más ofensivos y basados en la superioridad cualitativa aliada en hombres y material13. En efecto, como marxistas ortodoxos defensores del materialismo histórico, tales teóricos eran reticentes en aceptar cualquier superioridad occidental basada en elementos ajenos a la REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 25 tecnología como la iniciativa, la flexibilidad o la calidad de mandos y tropa14. Así, concluyeron que los nuevos complejos de ataque automatizados (nombre empleado por los analistas soviéticos para definir la integración de los sistemas C3I y el armamento de precisión) desarrollados en Occidente eran claramente revolucionarios, pues permitirían que cualquier fuerza que los integrara pudiera enfrentarse a una formación mayor que ella y derrotarla con suma facilidad. El mariscal Ogarkov fue el primero en alertar sobre las graves consecuencias que podía tener esta RTM: en caso de desatarse una guerra en Europa, las fuerzas aliadas podrían derrotar a las del Pacto de Varsovia sin tener que recurrir al armamento nuclear. Esta posibilidad minaba la estrategia soviética de mantener un volumen de fuerzas mayor que el aliado, y con ello desaparecía el precario equilibrio existente entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la región15. Además, constató que la URSS carecía de la preparación técnica, la organización o la infraestructura industriales necesarias para desarrollar estas tecnologías, por lo que no podría competir con Estados Unidos en una carrera de armamento basada en estas tecnologías. En conclusión, obviando el hecho que el detonante del cambio fue la introducción de la Batalla Aeroterrestre en el Ejército estadounidense, la teoría militar soviética asumió que las nuevas tecnologías eran el único elemento de esta revo- Tropas del Pacto de Varsovia 26 REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 lución. Posteriormente, este mismo enfoque tecnocéntrico sería adoptado por Estados Unidos a la hora de definir la RMA. En el caso americano, en un primer momento estas teorías no tuvieron demasiada aceptación, pues ni el Ejército ni el Gobierno estadounidense estaban interesados en aceptar una revolución tecnológica que convirtiera en obsoletos los modernos sistemas de armas que estaban entrando en servicio. No obstante, ciertos analistas como Andrew Marshall —director de la Office of Net Assessment, un pequeño think-tank adscrito al Pentágono— continuaron defendiendo la existencia de una incipiente revolución capaz de transformar la guerra. A mediados de los ochenta, el Departamento de Defensa estadounidense empezó a considerar la posible existencia de una revolución vinculada al desarrollo tecnológico, por lo que inició una serie de estudios destinados a dilucidar si estas innovaciones eran, efectivamente, revolucionarias y cómo se debería proceder para continuar con esta transformación. En 1988 se publicaron las conclusiones de un grupo de trabajo compuesto por analistas tan prestigiosos como Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger, Samuel Huntington, Alfred Iklé o Andrew Marshall, que establecía que tales avances tecnológicos no solo eran revolucionarios sino que también precisaban de nuevas doctrinas y organizaciones para que estos demostraran su alcance real16. No obstante, debería esperarse al espectacular triunfo aliado en la Guerra del Golfo de 1991 para que políticos, militares y académicos de alrededor del mundo consideraran unánimemente la existencia de una revolución en el arte de la guerra17. Dos años después, Andrew Marshall detallaría el concepto RMA que, a diferencia del soviético RTM, no solo abarcaba elementos estrictamente tecnológicos sino también factores doctrinales y organizacionales. Sin embargo, la importancia que tuvo la Batalla Aeroterrestre en la definición de los conceptos RTM y RMA, y como revolución independiente de la que parecía producirse en aquel preciso momento, fue completamente olvidada por los expertos. Seguridad y Defensa CONCLUSIONES En conclusión: ¿Puede considerarse la introducción de la Batalla Aeroterrestre como una RMA independiente de la que posiblemente se produjo a finales del siglo pasado? Indiscutiblemente sí, pues como se ha explicado, se planteó para solucionar un problema concreto como era la erosión de la disuasión nuclear en Europa debida a la introducción, por parte de la Unión Soviética, de planes de contingencia que hicieran inviable el uso de armas nucleares por parte de la OTAN. Además, fue mediante nuevas tecnologías como las municiones de precisión o los sistemas C3I y nuevas doctrinas más ofensivas basadas en ataques combinados en profundidad y a un ritmo trepidante, como Estados Unidos y la OTAN no solo acabaron con el deterioro que había sufrido la disuasión nuclear sino también compensaron su inferioridad numérica frente a las fuerzas del Pacto de Varsovia e incluso suscitaron debates en el seno de la Unión Soviética sobre el carácter revolucionario de este nuevo procedimiento operativo. Por estas razones puede concluirse que la Batalla Aeroterrestre no solo constituye una RMA por sí sola, sino que su importancia para el desarrollo y definición de la revolución posterior —basada en la aplicación de las tecnologías de la información en el ámbito de la defensa y que centró todos los debates que allí se produjeron durante la década de los noventa— está fuera de toda duda. La Batalla Aeroterrestre no solo constituye una RMA por sí sola, sino que su importancia para el desarrollo y definición de la NOTAS 1 Un análisis sobre los enfoques que existen sobre la RMA, entre los que se encuentra la revolución multidimensional, que es la que ha acabado imponiéndose, puede encontrarse en: KREPINEVICH, Andrew y VICKERS, Michael: Perspectives on the Revolution in Military Affairs, Washington DC, CSBA, 1996 4Publications/Archive/B.19960424.Perspectives_On_Th. htm 2 Vid. KREPINEVICH, Andrew: «From Cavalry to Computer: The Pattern of Military Revolutions», en The National Interest, Nº 37 (Otoño 1994), pp. 30-42 o MURRAY, Williamson: «Thinking About Revolutions revolución posterior está fuera de toda duda in Military Affairs», en Joint Forces Quarterly, Nº 16 (Verano 1997), pp. 69-76. 3 Compárese, por ejemplo, con el advenimiento de la Guerra Relámpago, considerada como una RMA en toda regla: a muy grandes rasgos, esta RMA integró una nueva tecnología —el carro de combate—, en una nueva orgánica —la división pánzer— que actuaba según la doctrina de la Blitzkrieg. Estas innovaciones permitieron utilizar independientemente las fuerzas mecanizadas como arma de choque y apoyadas en todo momento por la aviación táctica. Esta RMA, muy efectiva durante las primeras campañas alemanas, sería contrarrestada cuando las fuerzas soviéticas desarrollaron nuevas tácticas y doctrinas como la defensa elástica y en profundidad, el fuego integrado o las armas combinadas. 4 BACEVICH, Andrew: The New American Militarism: How Americans are Seduced by War, Nueva York, Oxford University Press, 2005, p. 37. 5 Para una visión general de la evolución del arte operacional, NAVEH, Shimon: In Pursuit of Military Excellence: The Evolution of Operational Theory, Londres, Frank-Cass Publishers, 1997. 6 En esta coyuntura se desarrolló la fallida Strategic Defense Initiative (SDI), otro de los muchos intentos para escapar de la lógica de la Destrucción Mutua Asegurada en la que el máximo temor estadounidense era verse envuelto en una guerra nuclear como consecuencia de un conflicto en Europa. 7 DeLAUER, Richard: «Emerging Technologies and their Impact on the Conventional Deterrence», en PIERRE, Andrew (ed.): The Conventional Defense of Europe: New Technologies and New Strategies, REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 27 Misil Cruise Nueva York, Council on Foreign Relations, 1986, pp. 63-70. 8 Los analistas del TRADOC asumieron que la victoria israelí —en inferioridad numérica pero luchando desde posiciones fijas— frente a los sirios en los Altos del Golán ratificaba que un enemigo inferior numéricamente podía compensar una desventaja numérica con superioridad tecnológica, procedimientos flexibles y alta movilidad. 9 US Department of the Army: Field Manual 100-5 Operations, Washington DC, General Printing Office, 1982. 10 Para un análisis crítico de esta doctrina, POWELL, Jon: «AirLand Battle: The Wrong Doctrine for the Wrong Reason», en Air University Review Vol. 32 Nº 3 (Mayo-Junio 1985), pp. 15-22. 11 US Department of the Army: AirLand Battle 2000, Fort Monroe, TRADOC, 1982. Compárese con BARNABY, Frank: The Automated Battlefield, Nueva York, The Free Press, 1986, que creía que estas tecnologías permitirían crear un campo de batalla totalmente automatizado en el que el armamento convencional tendría la misma efectividad que el nuclear pero sin sus costes. Por esta razón, los ingenios nucleares, especialmente los tácticos, desaparecerían por su inutilidad. 12 Bacevich, op. cit., p. 45. 13 Según estos expertos, durante el siglo XX se habían desarrollado dos RTM: una durante la Primera Guerra Mundial basada en la aparición del avión, el vehículo a motor y la guerra química; y la otra durante la Segunda Guerra Mundial, coincidiendo con el desa- Lanzador MLRS 28 REVISTA EJÉRCITO • N. 797 SEPTIEMBRE • 2007 rrollo del arma nuclear, los misiles y los primeros ordenadores. No obstante, a tenor de los grandes avances tecnológicos en el campo de la informática y las comunicaciones que se estaban produciendo en los países occidentales, estos mismos analistas identificaron un tercer periodo revolucionario analizado por este artículo. 14 KNOX, MacGregor y MURRAY, Williamson (eds.): The Dynamics of Military Revolution 1300-2050, Cambridge, Cambridge University Press, 2001, pp. 8-11. 15 METZ, Steven y KIEVIT, James: Strategy and the Revolution in Military Affairs, Carlisle Barracks, Strategic Studies Institute - US Army War College, 1995, pp. 2-3. 16 IKLÉ, Alfred y WOHLSTETTER, Albert: Discriminate Deterrence, Washington DC, US Government Printing Office, 1988. 17 Exacto, el Golfo enfrentó a un ejército característico de la década de los setenta como el iraquí contra el estadounidense, más moderno, mejor entrenado, preparado y en una coyuntura histórica inmejorable para que este pudiera poner en práctica las nuevas tácticas, doctrinas y tecnologías desarrolladas después de la derrota de Vietnam. Además, el armamento de precisión —generalmente considerado como el más claro ejemplo de la RMA que estaba gestándose— únicamente representó un pequeño porcentaje del total de proyectiles lanzados por Estados Unidos durante todo el conflicto.