Historias que contar ____________________________________ El sacrificio de los Hermanos Serdán por la Revolución Cuando en 1908 el entonces presidente Porfirio Díaz declaró en una entrevista que México estaba listo para la Democracia y que veía con agrado la creación de partidos de oposición en el país; los hombres y mujeres que buscaban un cambio vieron en esas palabras los primeros indicios del “cercano progreso”. Aquiles Serdán, el menor de tres hermanos, fue uno de los hombres con espíritu antirreeleccionista que apoyó, desde el inicio, a Francisco I. Madero; en Puebla, Serdán fundó el club político: Luz y Progreso el que editó el semanario La No Reelección y cuyo tiraje fue muy corto debido a la falta de fondos de los miembros del club. Es en este semanario en el que las primeras ideas revolucionarias comenzaron a difundirse, sus páginas presentaban la afirmación que aseguraba que la República sería salvada, no por los hombres acostumbrados a gobernarla en forma despótica, sino “Por los hombres que no hayan manchado sus conciencias cometiendo atentados contra la Ley”. Ante estas publicaciones e ideas, Díaz comenzó a vigilar a los hermanos Serdán, en especial a Aquiles. Durante los siguientes meses Aquiles Serdán fue capturado y enviado, con frecuencia, a prisión. Su trabajo con Francisco I. Madero permitió la fundación del Partido Antirreeleccionista Local. Fue durante esta época cuando los planes revolucionarios comenzaron a tomar forma y Serdán viajó a la ciudad de México por armamento, el que adquirió de Arsenio Combaluzier, amigo y compadre de Porfirio Díaz. Es en la ciudad de Puebla donde Aquiles Serdán fue comisionado para levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910, pero el 17 de ese mes el gobernador fue alertado del levantamiento de Madero, y después de un cateo en el que el nombre de Serdán aparecía como el propietario de las armas, el gobernador envió a la policía para registrar todo el lugar. El 18 de noviembre, con armas en mano, después de haber sido alertado del posible cateo, Aquiles Serdán reunió a sus compañeros ya preparados para iniciar la Revolución Mexicana. Fue ahí, en un pequeño lapso de horas, cuando los hermanos Serdán brillaron en la historia. Máximo Serdán, hermano menor, fue de los primeros revolucionarios que lucharon en una notoria desventaja contra los casi mil soldados que el gobernador envió para terminar con los rebeldes. Carmen Serdán, hermana mayor de Aquiles, fue de las pocas sobrevivientes de ese conflicto; ella subió armada al techo de su casa para incitar a los vecinos a unirse a la lucha, fue herida por una bala y, después del enfrentamiento, encarcelada junto con su madre en la cárcel de la Merced. La lucha fue la primer batalla revolucionaria en la que Aquiles Serdán se levantó como el primer mártir de la Revolución. Serdán murió horas después de que el enfrentamiento terminara, cuando todos sus compañeros habían perecido y él logró refugiarse en un hueco en el que escondía armas; allí, a las dos de la mañana, con la casa llena de soldados buscando el cuerpo del autor intelectual del conflicto armado, un ataque de tos delató a Aquiles; fue herido de muerte y, además, recibió el tiro de gracia. Su cuerpo fue exhibido públicamente para alejar de toda idea revolucionaria a quien viera el cuerpo de uno de los primeros antirreeleccionistas. Pero su causa no fue en vano, Aquiles Serdán fue nombrado Benemérito de la Patria por el presidente Abelardo L. Rodríguez, mediante decreto del 11 de noviembre de 1932; desde entonces su nombre está grabado con letras de oro en los muros de la Cámara de Diputados: Aquiles Serdán (1876-1910). Casa de los hermanos Serdán tiroteada por la policía porfiristas de Puebla. ___________________________________________________________________________ Historias que contar HEROICA DEFENSA DEL CASTILLO DE CHAPULTEPEC El día 13 de Septiembre de 1847 tuvo lugar el asalto al Castillo de Chapultepec por varias divisiones norteamericanas comandadas por los generales Pillow, Worth, Quitman Smith y Clarke. El Castillo estaba defendido por 832 soldados y un pequeño grupo de Cadetes del Colegio Militar. El general en jefe del puesto fue el general Nicolás Bravo secundado por el general José Mariano Monterde, Director del Colegio Militar. Los lamentables resultados son de sobra conocidos: la muerte de seis jóvenes cadetes, del coronel Xicoténcatl y de numerosos jefes, oficiales, soldados que ofrecieron sus vidas en defensa de la Patria Mexicana. Al amanecer del día 12 de Septiembre comenzó el cañoneo norteamericano. Era el principio del fin. Desgraciadamente, la concentración de soldados en la parte superior del cerro de Chapultepec, dio por resultado que muchos perecieran sin haber tenido siquiera la oportunidad de combatir. Un cañón yanqui, colocado en Tacubaya se dedicó a ocasionar daños considerables. Al mediodía el entonces presidente Adolfo Lopez de Santa Ana (en la época actual considerado como traidor a la Patria, debido a que por su ineficaz capacidad de gobernar, México tuvo que ceder y perdió mucho territorio que mayoritariamente le fue robado, perdió México lo que actualmente son estados de la unión americana como: California, Arizona, Nuevo México y Texas, y todo debido a las guerras provocadas por la ambición yanqui) fue personalmente a Chapultepec. Santa Ana se retiró y siguió el acoso de la artillería cuyo fuego no se detuvo sino hasta bien entrada la noche, los daños eran incalculables, en todos sentidos, las habitaciones del castillo estaban convertidas en hospital. Cayó la noche y la mente permaneció alerta, los norteamericanos atacarían nuevamente al día siguiente. TOMA DEL CASTILLO POR LAS FUERZAS INVASORAS AMERICANAS Al amanecer del día 13 de septiembre, la artillería volvió a atacar, la infantería yanqui avanzaba en contra de Chapultepec, que quedó atenido a sus propias fuerzas, ya que Santa Ana ordenó que solo se cuidara la calzada de Anzures y de la Condesa. Los generales Pillow, Quitman y Worth avanzaron desde el Molino del Rey, desencadenando la estrategia defensiva; arrollando a los tiradores mexicanos que estaban tendidos en las cercanías, obligándolos a replegarse hasta el cerro. El batallón de San Blas, dirigido por el Coronel Xicoténcatl fue aniquilado por los yanquis al pié de Chapultepec. Los norteamericanos tuvieron algunas pérdidas en la Tíaxpana; pero ante la fuerza norteamericana formada por el regimiento de Nueva York, el resto de la tropa y los alumnos del Colegio Militar lucharon valientemente en defensa del pabellón mexicano. Algunos cadetes murieron, otros resultaron heridos y otros fueron hechos prisioneros. Cuando el ejército americano comandado por el general Winfield Scott iniciaba el ataque al Castillo de Chapultepec el 13 de Septiembre de l847 el general Monterde, Director del Colegio Militar ordenó a los Cadetes que abandonaran el Castillo, sede del Colegio, y que se reintegraran al seno de sus familias. Los Cadetes reusaron abandonar su escuela, totalmente conscientes de que su determinación implicaba el sacrificar sus vidas y, se unieron junto con la muerte que avanzaba, para escribir una de las páginas más gloriosas de nuestra historia, tan rica en actos heroicos. Enfatizar un hecho importante: Aunque solamente mencionemos entre los héroes a los Cadetes que hicieron el gesto magnifico con el sacrificio de sus vidas la verdad es que merecen cabalmente el calificativo de héroes a cuantos estuvieron allí presentes, hayan resultado muertos, heridos o ilesos. Aunque es esta ocasión mencionemos a los más significativos nombres de aquella batalla en contra del imperialismo yanqui. En estas breves líneas mencionaremos con el mismo honor a los héroes vivos, quienes juntos con el Director de la Escuela, general Monterde, cayeron prisioneros: Francisco Molina, Mariano Covarrubias, Bartolomé Díaz, Ignacio Molina, Laurent, Antonio Sierra, Justina Garza, Lorenzo Pérez Castro, Agustín Camarena, Ignacio Ortiz, Esteban Zamora. Manuel Rosas, Ramón Rodríguez Arrangoitia, Carlos Bejarano, Isidro Hernández, Santiago Hernández, Ignacio Burgos, Joaquín Moreno, Ignacio Valle, Francisco Lazo, Sebastián Trejo, Luis Delgado, Ruperto Pérez de León, Cástulo Carcia, Feliciano Contreras, Francisco Morelos, Gabino Montes, Miguel Miramón. Luciano Becerra, Adolfo Unda, Manuel Díaz, Francisco Morel, Vicente Herrera, entre otros, a los cuales recordamos su valor y coraje, que los llevo a escribir con letras de oro sus nombres en las páginas de la historia de la Nación Mexicana, que agradecida, los recuerda. Nosotros, los mexicanos, cantamos en las estrofas del Himno Nacional: * "Para ti. las guirnaldas de oliva, un recuerdo para ellos de gloria; un laurel para ti de victoria, un sepulcro para ellos de honor EL CADETE JUAN ESCUTIA Nació en Tepic, Nayarit, el único que aún no era alumno del Colegio Militar, ya que por su edad y por la situación que prevalecía no se le había aceptado formalmente Esperando que pasara la rebelión, con una ocupación asignada por el General Monterde, Director del Colegio. Estando de guardia, fue sorprendido por un rápido ataque de las tropas invasoras norteamericanas que iban avanzando por las rampas de acceso al Castillo de Chapultepec. Hizo fuego con sus armas, pero ante la desigualdad numérica tuvo que retirarse, pero antes recogió una bandera mexicana y cuando se dio cuenta que su resistencia era inútil, saltó al vacío envuelto en la bandera, encontrando la muerte. Para así evitar que el ejército invasor tomara la bandera de su Patria. En 1952 se le rindió un homenaje nacional junto con los demás Niños Héroes en Palacio Nacional. Sus restos reposan dentro de una cama de plata y cristal. Sin duda, la batalla librada con el ejército norteamericano tuvo que haber sido muy desigual, tanto por la preparación técnica como la falta de efectivo económico que padecía el Gobierno Mexicano. Fue el clero quien hizo diversos préstamos en efectivo para poder sostener parte de esta guerra, donde no debemos de olvidar se perdió la mitad del territorio nacional. No se resta valor a las estrategias de los militares mexicanos; la toma de Churubusco debió haber sido triste al honor militar, pero por otra parte fácil para el ejército norteamericano, ya que había muy poco material bélico para poder defender la plaza. A pesar de que México perdió la mitad de su territorio a manos del imperialismo estadounidense, hombres de esta nación, mostraron valentía y en ningún momento se atemorizaron ante el poderío militar de los Estados Unidos. _________________________________________________________________________________ Historias Historiasque quecontar contar EL NIGROMANTE Fue hijo de José Lino Ramírez y de Ana María Guadalupe Sinforosa Calzada. Su padre fue un insurgente durante la Guerra de Independencia de México. Inició sus estudios en Querétaro, ciudad natal de su padre, y en 1835 fue llevado al Colegio de San Gregorio, en la Ciudad de México, donde estudió artes. En 1841 comenzó estudios en jurisprudencia y en 1845 obtuvo el grado de abogado en la Universidad Pontificia de México. Ingresó a los 19 años en la Academia Literaria de San Juan de Letrán, integrada por los hombres más ilustrados de la época. Es célebre en los anales literarios de México la presentación de Ramírez en dicha Academia, donde leyó un discurso sobre un tema tan controversial que entonces hizo el efecto de una explosión de dinamita. Ahí expresó: No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos. Fue aceptado no obstante las protestas que causó su tesis tan revolucionaria y el discurso que petrificó de estupor a la asamblea. Sin embargo, sería exaltado como el primer orador y más tarde como el mejor escritor de su tiempo. Inicio de su carrera. Se inició en el periodismo en 1845, al fundar, con Guillermo Prieto y Vicente Segura, la publicación periódica Don Simplicio, firmando sus artículos con el seudónimo El Nigromante. Sus colaboraciones se distinguieron por ser encendidos artículos y agudos versos satíricos en donde hacía una terrible censura a los actos del gobierno conservador, abogando por la reforma del país en lo económico, religioso y político, lo que provocó que el periódico fuera suprimido y Ramírez, encarcelado. También fundó el periódico Themis y Deucalión, donde publicó un artículo titulado "A los indios", que defendía a los indígenas y pugnaba por su libertad a rebelarse contra la explotación a que eran sometidos; ello lo llevó a juicio, pero resultó absuelto gracias a sus artículos editados en El Demócrata, en los cuales defendía su causa. Junto a Ignacio Altamirano, Guillermo Prieto y otros liberales, en septiembre de 1867 fundó El Correo de México, financiado por Porfirio Díaz. Vida política En 1846 fundó el Club Popular, donde divulgó sus ideas liberales avanzadas en materia de reforma política, económica y religiosa, por lo que estuvo en prisión. En 1853 se fue a radicar por un tiempo a la ciudad de México; ejerció como profesor en el Colegio Políglota. Criticó fuertemente a Antonio López de Santa Anna, lo que motivó que lo encerraran once meses en prisión, la mayor parte de ese tiempo encadenado. Ramírez y la Constitución Regresó a Sinaloa como juez civil, pero volvió a la capital del país como diputado por el estado de México al Congreso Constituyente de 1856-1857, donde fue el más notable orador y una de las más grandes figuras del ala izquierda jacobina; fue además miembro de la Comisión de Revisión de Credenciales; su suplente fue don Ramón Isaac Alcaraz, reconocido literato y liberal. Los otros dos diputados propietarios que representaron al estado de Sinaloa fueron los licenciados Antonio Martínez de Castro y Mariano Yáñez. Cabe mencionar que, según la Historia del Congreso Constituyente, obra de don Francisco Zarco, el licenciado Ignacio Ramírez ocupó un altísimo lugar como orador parlamentario y líder del radicalismo. Ramírez y la Reforma El Nigromante también participó en la elaboración de las Leyes de Reforma, y fue uno de los liberales más puros. Al ser derrotados los conservadores, el presidente Benito Juárez lo nombró Secretario de Justicia e Instrucción Pública. Durante su gestión creó la Biblioteca Nacional y unificó la educación primaria en el Distrito Federal y en los territorios federales. Del 19 de marzo al 3 de abril de 1861 ocupó la Secretaría de Fomento. Asumió la responsabilidad de la exclaustración de las monjas; reformó la ley de hipotecas; hizo efectiva la independencia del Estado de la Iglesia; reformó el plan general de estudios; dotó con equipo los gabinetes del Colegio de Minería; seleccionó un excelente cuadro de profesores de la Academia de San Carlos; salvó cuadros de pintura que existían en los conventos. La honradez de Ramírez fue acrisolada, pues cuando fue ministro pasaron por sus manos millones de pesos y nadie osó decir que se hubiera apropiado lo más mínimo de los tesoros que manejó. No tomó jamás ni un solo libro de los millares de volúmenes sacados de las bibliotecas de los conventos, ni una pieza de los centenares de cuadros extraídos de los claustros. No insinuó ni aceptó la menor recompensa por sus persecuciones y miserias que pasó por largos años, ni se adjudicó la más pequeña propiedad para pasar holgadamente el resto de sus días. En Puebla, trabajó en la desamortización de los bienes del clero y en septiembre de 1861 fue electo presidente del Ayuntamiento de la Ciudad de México. Ramírez durante la intervención francesa Durante la guerra de intervención, combatió a los franceses en Mazatlán. Mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central Su ateísmo fue causa de escándalo cuando el muralista Diego Rivera pintó un mural en el hotel Del Prado con Ignacio Ramírez sosteniendo un letrero diciendo "Dios no existe". Rivera se rehusó a eliminar la frase por lo que el mural estuvo oculto por 9 años - cubierto hasta que el pintor lo cambió por "Academia de Letrán 1836", en alusión al sitio donde el Nigromante pronunció la provocativa frase, luego de que Rivera acordara eliminarlo. El afirmó: "Para decir que Dios no existe, no tengo que esconderme detrás de don Ignacio Ramírez; soy un ateo y considero la religión una forma de neurosis colectiva. No soy enemigo de los católicos, así como no soy enemigo de los tuberculosos, los miopes o los paralíticos; uno no puede ser enemigo de alguien enfermo, sólo su buen amigo para ayudarlos a curarse". ___________________________________________________________________________ Historias que contar FRANCISCO ZARCO Francisco Zarco nace en la ciudad de Durango el 3 de diciembre de 1829. Su nombre completo es Joaquín Francisco Zarco Mateos. Fue hijo de Joaquín Zarco, coronel del ejército de Morelos y de María Mateos Medina. Tuvo dos hermanos, Ana, nacida en 1842 y Joaquín Gregorio, nacido en 1851. Estudió idiomas en el Colegio de Minas, Derecho, Teología y Ciencias Sociales, pero su formación fue principalmente autodidacta. En 1844 entró a trabajar como meritorio en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Cuando el gobierno mexicano debió marchar a Querétaro, tras la invasión estadounidense, Luis de la Rosa, Ministro Universal, lo nombró Oficial Mayor de las cuatro secretarías que componían el gabinete de Manuel de la Peña y Peña. El Presidente Pedro María Anaya lo designó Oficial Mayor interino de la Secretaría de Relaciones Exteriores (noviembre de 1847 a junio de 1848). En 1849 colaboró en El Álbum Mexicano y en 1850 redactó y publicó "El Demócrata", del que aparecieron 103 números. Encarcelado por sus críticas a Mariano Arista. En 1851 presidió el Liceo Hidalgo, publicó "La Ilustración Mexicana", redactó "El Presente Amistoso Dedicado a las Señoritas Mexicanas" y fue elegido diputado suplente por Yucatán. El 1 de enero de 1852 empezó a escribir en "El Siglo XIX" bajo el pseudónimo de Fortún. Entre mayo y junio fue uno de los redactores del periódico "Las Cosquillas" y Arista, ya presidente, pretendió enjuiciarlo pese al fuero de diputado, lo que obligó a Zarco a ocultarse hasta diciembre, cuando el Congreso emitió un segundo dictamen absolutorio. El 30 de abril de 1853 se convirtió en editor responsable de "El Siglo XIX", cargo que ocuparía hasta su muerte. Durante la dictadura del último periodo santanista se le impusieron varias multas, fue obligado a no publicar editoriales y para preservar la vida del periódico lo limitó a la mera reproducción de partes del gobierno y noticias generales. A la caída de su Alteza Serenísima insertó en el diario el Plan de Ayutla, cuando la guarnición capitalina todavía no decidía apoyar la revolución encabezada por Juan Álvarez. Se opuso a que se tomaran represalias contra los órganos conservadores y defendió su derecho a la libre expresión. En 1856 fue elegido diputado pro Durango al Congreso Constituyente, donde ocupa 150 veces la tribuna y es, simultáneamente el cronista más puntual de esta asamblea, en la que defendió su derecho a elaborar una nueva Norma Fundamental y no simplemente a reformar alguna de las anteriores, logro que se garantizara la gratuidad en la impartición de justicia, que se entendiera la libertad de imprenta como "la más preciosa de las garantías del ciudadano" y evitó, siempre que pudo, que se pusieran taxativas a los derechos individuales. Abogó por la tolerancia en materia de cultos, se opuso a la supresión el Senado, pugnó por el federalismo y, por el voto unánime de sus colegas, redactó y leyó el Manifiesto a la Nación que precedió a la nueva Constitución. Después del golpe de Estado de Comonfort, Zarco decidió no tratar asuntos políticos para proteger a su periódico, pero ante la hostilidad de los conservadores, el 29 de enero dejó de ser editor responsable y perseguido por los golpistas decidió ocultarse y publicar el Boletín Clandestino. Como respuesta a los asesinatos ordenados por Leonardo Márquez el 11 de abril, Zarco publicó, también desde su escondite, el folleto Las matanzas de Tacubaya. En esa rigurosa clandestinidad, sirvió en la capital en diversas misiones al gobierno de Benito Juárez hasta que el 13 de mayo de 1860 fue aprehendido y torturado. Durante siete meses de encarcelamiento estuvo reducido a una pequeña celda donde contrajo la tuberculosis. Con las fuerzas liberales en la capital, salió de prisión el 25 de diciembre de 1860. De inmediato editó un Boletín de Noticias que dejó a Pantaleón Tovar al volver a la dirección del Siglo XIX. El 12 de enero de 1861 fue nombrado Secretario de Relaciones Exteriores del gabinete juarista, puesto que asumió el día 21 y después se encargó del despacho de Gobernación. Instituyó como día de fiesta el 5 de febrero, día de la Constitución; expidió la Ley de Secularización de Hospitales y Establecimientos de Beneficencia y la disposición que impedía al Estado intervenir en la administración de sacramentos; levantó el estado de sitios y expidió una nueva ley de imprenta. El 9 de mayo de 1861 dejó el gabinete. Fue elegido diputado a la segunda Legislatura pero no pudo ocupar su curul. Nuevamente diputado en 1863, salió de la ciudad de México con el gobierno juarista y fundó en San Luis Potosí, el 15 de junio de 1863, "La Independencia Mexicana", en el que llamó a emplear todos los medios para "generalizar la guerra contra el invasor", en Saltillo, a partir del 16 de marzo de 1864, publicó "La Acción". En este periódico aparece una serie de artículos sobre los Tratados de Miramar, que se coleccionan y publican en folleto con ese título, en Colima, al año siguiente. Enfermo se trasladó a Estados Unidos con su familia. En Nueva York continuó su defensa de la causa mexicana en el Herald y en sus colaboraciones para el Mercurio, de Valparaíso, Chile; la Reforma Pacífica, de Montevideo; El Comercio y El Veracruz, Idea Libertad, de Puebla, y El Ferro-Carril, de Orizaba. En Noviembre de 1867 volvió a la ciudad de México, fue nuevamente diputado y reasumió la dirección y ese mismo día la Cámara de Diputados acordó que se inscribiera su nombre en el salón de sesiones. El 22 de diciembre de 1869, una tuberculosis pulmonar lo llevó a la muerte con sólo 40 años de edad. Sus restos reposan en el histórico Panteón de San Fernando, donde también reposa el cuerpo de Benito Juárez, de quien fue colaborador y amigo leal. El carácter y personalidad de este ilustre duranguense hizo posible que el Congreso de la Nación lo declarara Benemérito de la Patria por su lucha incansable de la libertad de expresión, característica fundamental del gobierno republicano. ___________________________________________________________________________ Historias que contar Francisco J. Múgica (1884-1954) Nació el 3 de septiembre de 1884, en Tingüindín, Michoacán, hijo de un maestro de escuela. Como su padre era cambiado con frecuencia de escuela, vivió en Zináparo, la Piedad de Cabadas, Purépero, Chilchota y Sahuayo, en donde concluyó su primaria e ingresó al seminario. Tradujo del latín a Ovidio, Horacio y Cicerón. En 1906 se inició en la política de oposición al régimen porfirista mediante la fundación de periódicos y como corresponsal de "El Diario del Hogar" y "Regeneración". En 1909 se declaró reyista y participó en la campaña de los claveles rojos, por lo que fue encarcelado. Al ser puesto en libertad, publicó "El 1910", periódico que al poco tiempo fue clausurado. Participó en los motines por el linchamiento de Antonio Rodríguez en Texas. En marzo de 1911, fue uno de los firmantes del Plan Político Social; luego, fue a San Antonio, Texas, a entrevistarse con la Junta Revolucionaria que organizaba la lucha maderista. Regresó al país con armas y combatió en Chihuahua; con Pascual Orozco participó en la toma de Ciudad Juárez. Al triunfo de Madero, no encontró trabajo en la ciudad de México. En 1912 Carranza lo nombró director general de Estadística en su gobierno en el estado de Coahuila; luego, lo mandó como observador de los sucesos de la llamada Decena Trágica, (los informes que envió no le sirvieron porque eran muy generales). Participó en la redacción del Plan de Guadalupe, que suscribió a pesar de la negativa de Carranza a su propuesta de incluir demandas campesinas, obreras y otras reivindicaciones sociales, que según el Primer Jefe se dejarían para cuando la revolución triunfara. Sin embargo, Incorporado a las fuerzas de Lucio Blanco como jefe de su estado mayor, en 1913 Múgica participó en la Hacienda de Borregos en el primer reparto agrario efectuado en el norte del país, hecho por el que Carranza lo retiró del mando. A la derrota de Huerta, en 1914 ocupó la Administración de la Aduana de Veracruz. En 1915 fue presidente del tribunal de Justicia Militar y en 1916, Comandante Militar y gobernador de Tabasco. Su gestión la caracterizó su política agraria: repartió las tierras de El Chinal y armó a los campesinos para que defendieran sus tierras; suprimió las jefaturas políticas, fomentó la educación liberal y restituyó su nombre a Villahermosa. Asimismo, ayudó a los revolucionarios guatemaltecos que trataban de derrocar a Estrada Cabrera. En 1917, siendo diputado por Michoacán, integró con Heriberto Jara y Luís G. Monzón, el grupo radical o jacobino que dio el tono de izquierda a la nueva Constitución en sus artículos 3º sobre educación, 27 sobre la tenencia de la tierra y la propiedad nacional del subsuelo, 123 sobre los derechos de los trabajadores y 130 sobre la secularización de los bienes del clero. Escribió Juan de Dios Bojórquez (Crónica del Constituyente): “He aquí al verdadero paladín del Constituyente. Líder de las mayorías y conductor de la primera comisión de reformas, el general Francisco J. Múgica fue, sin lugar a duda, la figura más conspicua del congreso. Sin ser abogado, sabía legislar como ninguno; sin ser orador etiquetado, en la tribuna arrancaba las ovaciones más largas y estruendosas; sin ser higienista, entendía los problemas de la salubridad; sin ser maestro de escuela, podía dar una conferencia sobre sistemas de enseñanza...Nadie trabajó más que él, ninguno estudió tanto como él, nadie rindió mayor labor que la suya, ninguno lo superó en la tribuna defendiendo los más altos valores del pueblo mexicano. Batallador de los más radicales de la izquierda, fue seguido entusiásticamente por las mayorías y respetado por los hombres de la derecha.” Tal fue la admiración que despertó entre los diputados constituyentes que después de la cena de despedida fue llevado en hombros a su residencia entre aclamaciones. Acertadamente se ha dicho de él, que a más de 50 años de su muerte, sigue siendo guía de la izquierda mexicana. Como orador, estaba dotado de una gran inteligencia y de una vasta cultura. Siendo diputado el General Múgica no sólo fue el alma de la primera Comisión de reformas, sino también uno de los oradores más fecundos, batalladores y elocuentes del Congreso. Defendía sus puntos de vista con gran fervor que enseguida se ganaba al auditorio. La defensa de una Educación laica fue uno de los temas más relevantes en su labor como constituyente Esta era la visión de un hombre cuyo nombre está grabado con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Plenos de la H. Cámara de Diputados. "ningún momento de los que la Revolución ha pasado, ha sido tan grande, tan palpitante, tan solemne como el momento en el que el congreso Constituyente, aquí reunido, trata de discutir el artículo 3° de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. ¿Y por qué, señores? Porque en aquellas etapas gloriosas no se trataba más que vencer de una vez por todas al que tenía el poder usurpado en sus manos o de acabar con la reacción, y aquí se trata de nada menos que el porvenir de la patria, del porvenir de nuestra juventud, del porvenir de nuestra niñez, del porvenir de nuestra alma mater, que debe engendrarse en principios netamente nacionales y en principios netamente progresistas [...] La enseñanza es indudablemente el medio más eficaz para que los que la imparten se pongan en contacto con las familias, sobre todo, para que engendren, por así decirlo, las ideas fundamentales en el hombre [...] __________________________________________________________________________ Historias que contar Gral. Francisco Coss Ramos Allá donde termina el bulevar Coss en Coahuila, al poniente de la ciudad, está una estatua. Es un hombre montado a caballo lazando un cañón de artillería. Pocos son los que la observan, muchos menos los que saben que se trata del revolucionario que le da nombre a esa calle y que además fue coahuilense. Se trata de Francisco Coss Ramos, un héroe que aun siendo General tuvo que vender barbacoa para alimentar a su familia. "La anécdota más importante es la de aquel sábado de gloria en que lazó ese cañón que estaba haciendo mella por las tropas federales en la toma de Saltillo, y para repechar la salida de don Venustiano Carranza a la Hacienda de Guadalupe", narra Francisco, su nieto. Lazó un cañón Frente al Palacio de Gobierno de Saltillo se libraba una batalla; la diferencia la hacía un cañón federal que mantenía a raya a los carrancistas. Fue entonces que Francisco Coss montó su caballo y a fuetazo limpio cabalgó a todo galope hacia el cañón, pasándole las balas como mosquitos, dice su nieto. "Con una mano sostuvo las riendas y con la otra elevó una reata al puro estilo norteño, y cual res bravía lazó el cañón y se adueñó de él", comparte. Pero el general Coss no fue sólo aquel valiente de 1.90 de estatura que lazó un cañón en plena Plaza de Armas, o el que peleó primero a las órdenes de Madero, luego con Carranza, y que incluso fue Gobernador de tres estados. Sus nietos recuerdan otras anécdotas: las del padre, las del ser humano sencillo, pero duro de carácter. La capitana "En una ocasión llegó una soldadera que había conocido en Puebla; le decían "La Capitana"; llegó ya siendo una anciana y tocó a las puertas del general Coss, allá en Ramos Arizpe. El General estaba ya acostado, con una embolia. Tenía a un soldado de guardia y le dice: `Oiga General, viene una viejecita que dice que fue soldadera en Puebla, ¿la dejamos pasar?, platica Francisco. Fue entonces que Coss se levantó y preguntó cómo se llamaba la mencionada mujer, y su soldado le reveló un nombre, al que de inmediato el General exclamó: "¡Ah! ¡Es `La Capitana'! Déjenla pasar", agrega su nieto, quien continuó: ¿A qué viene?, le preguntó a `La Capitana', y ella le contestó: `A morir aquí, mi General'. `Pásele, pásele', le dijo Coss. La dejó quedarse meses en un cuarto de su casa, donde finalmente murió". Y es que Coss era de cuna humilde. Oriundo de Ramos Arizpe, nació el 15 de agosto de 1880; desde muy joven trabajó, primero en el campo, luego en las minas. En Las Vacas, Coahuila, lo envolvió el torbellino magonista, allá por 1906, pero al fracasar la rebelión fue perseguido y tuvo que exiliarse a Estados Unidos. "Me comentan mis hermanos mayores que pasó a Estados Unidos por Ciudad Juárez, en una carreta, y gracias a la persona que estaba ahí en la fonda no lo mataron, porque le preguntaron `¿Quién es ese hombre que va ahí?'; `es un campesino que va todo moribundo', y lo dejaron pasar. Eran los federales los que estaban guarneciendo esa frontera", cuenta Francisco, su nieto. Cuando regresaba a México, el General se volvió a topar con aquella mujer que le salvó la vida, de la que sólo recordaba le decían "La Tigrilla"; entonces le agradeció diciéndoles que él era aquel hombre que pasó en la carreta anteriormente, a lo que la mujer le contestó: "Ya lo sabía, mi General". En ese entonces era el año de 1910, y tras el levantamiento maderista se unió a la Revolución, alcanzando el grado de Teniente Coronel y obteniendo la jefatura del grupo de nuevos rurales al llegar Francisco I. Madero a la Presidencia de México. Ya siendo General permaneció fiel al carrancismo, hasta que don Venustiano, siendo presidente, lo designó Gobernador provisional de Puebla, Morelos y Tlaxcala. Vender para vivir Una sola desavenencia tuvo Coss con el jefe constitucionalista, cuando éste último apoyó la candidatura de Gustavo Espinoza Mireles para Gobernador de Coahuila, mientras que el general Coss postulaba a Luis Gutiérrez, hermano de don Eulalio. Sin embargo, no logró su cometido y prefirió volver al exilio. Fue entonces que Carranza fue asesinado y sus seguidores perseguidos, entre ellos Francisco Coss, que tres años después se volvió a aventurar en la rebelión delahuertista contra Obregón, pero fracasó y entonces decidió volverse a exiliar, ahora sí por casi 20 años. Primero vivió cinco años en San Antonio, luego se fue a Corpus Christi, ahí se puso a vender barbacoa y chorizo para mantener a su familia, y cuando hizo amistades, éstas le decían: `¿Onde va General?, si aquí está muy bien; sus hijos pueden andar en el lago entre los patos', y él les dijo; `Es que yo quiero amanecer en mi patria, en México", expresa el entrevistado. Y ese amanecer llegó en 1942, cuando regresó trayendo consigo un camión internacional lleno de chivas y gallinas, y se estableció en la llamada La Casita, su hogar en Ramos Arizpe, donde se hizo de algunas tierras y comenzó de nuevo, como campesino, a cosechar frijol, maíz y trigo. "Murió con su pensión de revolucionario, sin riquezas; su única riqueza era la gente que lo visitaba: ex gobernadores, ex senadores, diputados; toda la gente quería disfrutar de viva voz aquellas hazañas, pues las contaba como las vivió, sin ningún tinte político ni interés material", concluye su nieto. El general Francisco Coss falleció en Saltillo en el año de 1961.