CURSO ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA 02 CURSO ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA 02 Coordinador: Dra. Rosario Corio Andújar Autores: Dra. Pilar Gadea Vicente Dra. Carmen Matilla Álvarez Actividad avalada por la Comisión Nacional de Validación y Acreditación de SEMERGEN con el nº 29/2007 Actividad acreditada, en base a la encomienda de gestión concedida por los Ministerios de Educación, Cultura y Deporte, y de Sanidad y Consumo, al Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, con 12,3 créditos, equivalentes a 100 horas lectivas. Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias de la Comunidad de Madrid Para obtener la acreditación del Curso es imprescindible responder correctamente al 75% de las preguntas de cada unidad didáctica del test de evaluación y asistir a la sesión presencial. CURSO ÍNDICE GENERAL GENERALIDADES EN ALIMENTACIÓN ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA © Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) ALIMENTACIÓN EN ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES © INSTITUTO TOMÁS PASCUAL SANZ para la nutrición y la salud Coordinación editorial: ALIMENTACIÓN EN SITUACIONES ESPECIALES Alberto Alcocer, 13, 1.º D • 28036 Madrid Tel.: 91 353 33 70 • Fax: 91 353 33 73 imc@imc-sa.es Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo las fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje de información, sin permiso escrito del titular del copyright. ISBN: 978-84-690-8192-1 Dep. Legal: M-41926-2007 CONSEJO ALIMENTARIO 01 02 03 04 05 02 3 CURSO ÍNDICE Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Tema 1. Nutrición durante el embarazo 9 Capítulo A. Generalidades . . . . . . . . . . . 9 Capítulo B. Alimentación y nutrición en el embarazo. . . . . . . . . . . . . 10 Capítulo C. Ingesta recomendada en la gestación . . . . . . . . . . . . . . . 11 Capítulo D. Consumo de tóxicos . . . . . . 16 Tema 2. Nutrición en la lactancia . . . . . 17 Capítulo A. Bases fisiológicas de la lactación . . . . . . . . . . . . . . . 17 Capítulo B. Composición de la leche materna. . . . . . . . . . . . . . . . 18 Capítulo C. Nutrición en la mujer lactante . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Capítulo D. Recomendaciones generales de tipo alimentario. . . . . . . . 22 Capítulo E. Recomendaciones higiénicosanitarias . . . . . . . . . . . . . . . 23 Capítulo F. Medicamentos y lactancia . . 23 Capítulo G. Beneficios de la lactancia materna. . . . . . . . . . . . . . . . 23 Tema 3. Nutrición en la adolescencia . . 24 Capítulo A. Bases fisiológicas de la adolescencia . . . . . . . . 24 Capítulo B. Crecimiento y composición corporal en la adolescencia. . 25 ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA 02 Capítulo C. Características psicológicas del adolescente . . . . . . . . . . 28 Capítulo D. Requerimientos nutricionales en la adolescencia. . . . . . . . . 28 Capítulo E. Dietas saludables para los adolescentes. Recomendaciones . . . . . . . . 33 Capítulo F. Causas de los problemas nutricionales de los adolescentes . . . . . . . . . . . . 35 Capítulo G. Ejercicio físico en la adolescencia . . . . . . . . 37 Tema 4. Nutrición en el anciano . . . . . . 39 Capítulo A. Generalidades . . . . . . . . . . . 39 Capítulo B. Causas del envejecimiento . . 40 Capítulo C. Valoración del estado nutricional . . . . . . . . . . . . . . 40 Capítulo D. Condicionantes del estado nutricional . . . . . . . . . . . . . . 41 Capítulo E. Nutrición en la edad avanzada . . . . . . . . . . . . . . . 42 Capítulo F. Ingesta recomendada (IR) . . . 42 Capítulo G. Recomendaciones para realizar una dieta saludable . 50 Capítulo H. Diseño y programación de dietas en personas mayores . 52 Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 02 5 INTRODUCCIÓN En esta segunda unidad didáctica vamos a desarrollar los aspectos nutricionales en distintas etapas de la vida de la persona en las que se necesitan requerimientos específicos en razón a los grandes cambios que se producen, tanto de desarrollo corporal en el adolescente, como de tipo involutivo en el caso del anciano, asociados además a importantes cambios psicológicos que pueden manifestarse como barreras para la adquisición de hábitos nutricionales saludables. Así mismo, incluimos en esta unidad la nutrición en la mujer embarazada y en período de lactancia, dos etapas en las que las consultas al profesional de Atención Primaria sobre temas de alimentación son muy frecuentes y en las que la mujer se muestra muy receptiva al consejo nutricional. Hemos decidido incorporar solamente estas cuatro etapas para mantener aproximadamente el mismo volumen de información en cada módulo. De la nutrición en una etapa en la que también se producen cambios importantes, como es la menopausia, hablamos en la cuarta unidad, al mismo tiempo que incluimos información sobre un proceso patológico frecuentemente asociado a esta edad como es la osteoporosis. Por último, la alimentación en la infancia tiene un breve apartado en el quinto módulo. Breve porque la extensión de este curso no nos permite profundizar en todos los aspectos nutricionales de una etapa caracterizada por una velocidad de crecimiento rápido, en la que de una alimentación basada en la leche materna se pasa a una dieta variada y que, generalmente, suele ir guiada por el pediatra y la enfermera pediátrica de Atención Primaria. Rosario Corio Andújar Médico de Familia de Cornellá de Llobregat. Coordinadora del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) 01 7 TEMA 1. Capítulo A. Nutrición durante el embarazo DRA. CARMEN MATILLA ÁLVAREZ Centro de Salud Pueblonuevo del Guadiana, Badajoz. Generalidades La gestación es un proceso fisiológico de enorme trascendencia biológica porque permite la perpetuación de la especie. En esta etapa de la vida, la nutrición alcanza gran importancia porque influye en la fertilidad y hace que los procesos de embriogénesis y de desarrollo fetal puedan expresarse con toda su potencialidad genética. Una correcta alimentación desde la niñez va a permitir un correcto desarrollo del esqueleto femenino con la formación de una pelvis redondeada; en cambio, niñas que han sufrido raquitismo presentan una pelvis aplanada que dificulta la gestación. Determinadas deficiencias nutricionales pueden asociarse a infertilidad, aunque la constatación de la explosión demográfica en el mundo pobre y subdesarrollado habla de que no es la fertilidad una función afectada por la desnutrición. Pero la malnutrición en chicas jóvenes retrasa la menarquia y pérdidas de peso por regímenes de adelgazamiento o anorexia nerviosa van asociadas a amenorrea e infertilidad; con IMC de 18 sólo un 15% de mujeres son fértiles. Las hormonas placentarias son las responsables de los cambios fisiológicos que se producen durante la gestación y tienen como finalidad permitir el desarrollo del embrión y del feto y preservar la integridad materna. En la gestación se pueden distinguir dos fases: La primera que comprende los dos primeros trimestres, de carácter anabólico, con un escaso crecimiento fetal y un aumento de 02 9 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Ganancia ponderal Evolución de peso por meses 14 14 12,50 12 12 10 Peso (kg) 10 8 8 6 6 4,85 4 4 3,35 0,65 0,97 0,80 1,25 1,68 0,40 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Meses Figura 1. Ganancia de peso durante el embarazo. los depósitos maternos fundamentalmente de grasa. Este incremento de depósitos se debe a un aumento de la ingesta materna (debido al efecto estrogénico que aumenta el apetito), a una mayor absorción intestinal de nutrientes y a un aumento de la lipogénesis. En una segunda fase, correspondiente al tercer trimestre, de carácter catabólico especialmente del tejido adiposo que se ha formado en la primera fase, el crecimiento del feto es exponencial, por lo que necesitan cambios metabólicos que aseguren su desarrollo. Así, hay aumento de la gluconeogénesis hepática para disponer de glucosa, aumento de la lipólisis de los depósitos maternos y aumento de la disponibilidad de los aminoácidos maternos priorizando la proteosíntesis fetal. 02 4,30 3,40 2 2 10 9,15 Feto Placenta Líquido amiótico Sub. intrauterino Útero Glándula mamaria Sangre Líquido extracelular Sub. extrauterino Total Tejido-grasa Ganancia Figura 2. Ganancia de peso correspondiente a las diversas estructuras maternas y fetales. Capítulo B. Alimentación y nutrición en el embarazo La gestación es por excelencia una etapa en la que se sintetizan gran cantidad de tejidos nuevos, lo que se traduce en un aumento progresivo de peso, que oscila entre 9,5 kg a 12,5 kg. Siendo a las veinte semanas el aumento de 3,5 a 4 kg y a partir de ese momento la ganancia es de 400 g a 500 g por semana (figura 1). El aumento total de peso durante el embarazo se considera que debe ser de 9,5 a 12,5 kg distribuidos aproximadamente de la siguiente forma: — Peso del bebé, 3,250 kg. — Peso de la placenta, 0,500 kg. — — — — — Peso del líquido amniótico 1,000 kg. Peso de tejidos uterinos 1,000 kg. Peso de tejido mamario 1,000 kg. Peso de agua y grasa retenida 3,000 kg. TOTAL 9,750 kg. La mujer gestante debe mantenerse en el rango de pesos normales, puesto que por encima y por debajo aumentan las complicaciones. La ingesta energética excesiva se acompaña de pesos elevados, tanto fetal como materno, siendo las complicaciones más frecuentes: preeclampsia, hidramnios, hipermadurez fetal, aumento de la prematuridad, incremento de la morbilidad y mortalidad perinatales y disminución de la lactancia natural. La ingesta energética insuficiente se acompaña de disminución en el peso fetal (por deba- jo de 2.500 g) y materno, siendo las complicaciones más frecuentes el aumento de la mortalidad perinatal y el incremento de abortos y niños prematuros. Capítulo C. Ingesta recomendada en la gestación Entendemos por requerimientos nutricionales en el embarazo las cantidades de los diferentes nutrientes que se deben suministrar a la mujer durante la gestación para cubrir los requerimientos del ciclo reproductivo. No obstante, no debemos olvidar que el organismo materno dispone de un notable margen de adaptación que se concreta en una modificación de la capacidad de utilización de los nutrientes. 02 11 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria Energía La ingesta para la mujer gestante debe contener la energía necesaria que asegure el mantenimiento de su salud y un desarrollo y crecimiento fetal óptimos. La energía adicional que se estima en una gestante es de 250- 300 kcal/día para el segundo y tercer trimestre, no considerándose necesario el aporte de ninguna cantidad extra en el primer trimestre. Esta cantidad de energía será suficiente para el mantenimiento de la actividad física que requiere un trabajo normal o el del hogar; en caso de disminución de la actividad se deberá restringir también el aporte. Es difícil establecer este aporte energético, ya que grupos de embarazadas de países pobres, con ingestas entre el 50 y el 70% respecto de las recomendadas, mantuvieron una gestación normal. En estas mujeres lo que existió fue una disminución del metabolismo basal, por lo que la mejor referencia es la evolución del peso. Dicha energía debe proceder fundamentalmente de alimentos ricos en hidratos de carbono (cereales, frutas, verduras, hortalizas y legumbres), procurando disminuir el aporte de lípidos (especialmente grasas saturadas y colesterol) y azúcares de absorción rápida. Macronutrientes Proteínas El desarrollo de los tejidos fetales y maternos exige un suplemento proteico en la dieta de la gestante, el cual es difícil de precisar. El crecimiento del útero, la expansión de la masa eritrocitaria y el desarrollo de la placenta producen un incremento de las necesida12 02 des proteicas, especialmente a partir del segundo trimestre. Las proteínas deben suponer del 12 al 15% del total calórico. Las ingesta recomendada indica un aumento de 10 g/día respecto a los de la mujer no gestante (1 g/kg/día), cantidad que normalmente es superada con creces en la dieta occidental. Tan sólo en mujeres con dietas bajas en calorías y baja concentración proteica o en determinadas dietas vegetarianas con proporción de proteínas de baja calidad, se pueden encontrar valores por debajo de los recomendados. Además, como en la gestación existe una excreción reducida de nitrógeno urinario, y una mejor utilización del nitrógeno, con pequeños aumentos en la ingesta se asegura el aporte proteico. ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Hidratos de carbono Deben aportar el 50-60% del total de las calorías, pues suponen la principal fuente de energía para el feto y una ingesta insuficiente puede provocar una movilización de las reservas proteicas maternas para ser utilizadas como fuente de energía. Por otra parte, la excesiva e incompleta combustión de grasa que se dan en estas circunstancias puede llevar a un aumento de la producción de cuerpos cetónicos. Además, hay que aumentar el aporte de fibra, ya que el estreñimiento es muy frecuente en esta etapa de la mujer. En la diabetes gestacional el 35-40% de la ingesta debe proceder de los hidratos de carbono. Micronutrientes Tabla 1. Ingestas diarias de nutrientes recomendadas en el embarazo No embarazada Energía (kcal) Proteínas (g) Calcio (mg) Hierro (mg) Yodo (µg) Cinc (mg) Magnesio (mg) Tiamina (mg) Riboflavina (mg) Eq. de niacina (mg) Vitamina B6 (mg) Ácido fólico (µg) Vitamina B12 (µg) Vitamina C (mg) Vitamina A (µg) Vitamina D (µg) Vitamina E (mg) 2.200 46 800 15 150 12 300 1,1 1,1 14 2,0 200 2,0 60 800 5 15 Embarazada 2.500 57 1.200 30 200 15 450 1,4 1,4 18 2,5 400 3,0 70 870 5 15 Vitaminas (tabla 1) Grasas Las necesidades de ácidos grasos, triglicéridos, colesterol y fosfolípidos se ven incrementadas para la síntesis adecuada de membranas celulares en el feto, pero la embarazada debe cuidar el tipo de grasa que consume evitando la deficiencia de ácidos grasos esenciales. Concretamente, el ácido docosahexaenoico (DHA) es fundamental para la formación del sistema nervioso y la retina del feto, por lo cual la presencia del pescado en la dieta de la embarazada constituye una pauta sencilla para asegurar el aporte de este ácido graso. En cuanto a la posible contaminación del pescado por metilmercurio y el riesgo que esto supone para el desarrollo del cerebro del feto, se debe aconsejar a la embarazada que limite el consumo de los peces que más mercurio absorben, como son los grandes predadores, tales como el pez de espada y el tiburón. En general, durante la gestación existe un aumento de las demandas de los micronutrientes, pero una dieta adecuada cubre estas necesidades, excepto en algunas sustancias que precisan suplementos adicionales. Vitamina A: Es necesaria para el crecimiento, diferenciación celular y normal desarrollo del feto. Las necesidades fetales se cubren incrementando la ingesta en 70 µg. Una cantidad mayor podría ser teratógena (malformaciones congénitas en cara, paladar, pabellones auriculares y corazón, así como anormalidades en tracto urinario y sistema nervioso central). Vitamina D: Se recomienda la misma cantidad que en la mujer no gestante. Vitamina C: Esta vitamina debe aumentarse en 10 mg/día para evitar la depleción de los depósitos maternos y mejorar la absorción del hierro, lo que resulta de especial importancia en las embarazadas fumadoras. Vitamina E: Algunos especialistas relacionan los niveles bajos de esta vitamina durante la gestación con el riesgo de sufrir abortos, malformaciones y muerte fetal. Las mujeres gestantes de más edad y fumadoras tienen mayor riesgo de sufrir deficiencia de esta vitamina. Folatos: Los requerimientos de acido fólico se incrementan como respuesta al elevado crecimiento fetal. Esta vitamina tiene una participación importante en la síntesis de ADN, muy aumentado en esta etapa de la vida por el elevado ritmo de replicación celular. La carencia de ácido fólico puede producir anemia megaloblástica, pero el déficit, sobre todo en las 10 primeras semanas, se asocia a un aumento de malformaciones congénitas fetales (defectos del tubo neural como espina 02 13 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria bífida, problemas cardiacos, urinarios, labio leporino, etc.). Este hecho hace que el aporte resulte de gran importancia desde el momento en que se planifique el embarazo, incluso durante toda la época fértil de la mujer. Además de la ingesta de vegetales de hoja verde, que tienen gran contenido en esta vitamina, se recomienda la suplementación con al menos 400 µg/día desde 3 meses antes de la concepción hasta 12 semanas después de la misma. Minerales (tabla 1) Hierro: Es con el folato y detrás de éste, el nutriente que mayores requerimientos presenta en la gestación, de tal modo que la cantidad recomendada es del 50% superior que la indicada en un período no gestacional. La cantidad de hierro para la gestación en su totalidad es de 800 a 1.000 mg, gran parte de la cual se pierde con las heces. El hierro adicional debe cubrir las necesidades maternas, en especial la formación de células sanguíneas (el volumen eritrocitario en una embarazada aumenta en un 20-30%), de placenta y sobre todo las exigencias fetales. El feto necesita cantidades de hierro importantes, no sólo para la formación de células y del crecimiento general, sino para asegurar un adecuado depósito hepático, que va a ser fundamental en los primeros meses de vida postnatal, para poder movilizarlo en función de las demandas corporales, compensando, así, los menores niveles de hierro en la leche materna. Una deficiencia moderada de hierro durante el embarazo puede ser normal, pero tenemos que distinguir entre la verdadera anemia y el descenso de concentración de hemoglo14 02 bina que se produce por la desproporcionada expansión del volumen eritrocitario en las gestantes. El aporte de hierro depende, en gran medida, del estado de las reservas de la mujer en el momento de la concepción. Si éstas son adecuadas, se puede hacer frente a las necesidades de la gestación, pues aumenta en un 40% la absorción intestinal de hierro. Sin embargo, es relativamente frecuente que las mujeres en edad fértil de los países industrializados presenten una depleción de los depósitos férricos. Por ello, se recurre a la suplementación desde el segundo trimestre del embarazo. La anemia por déficit de hierro constituye una patología nutricional de alta prevalencia en las embarazadas, debido a los importantes requerimientos de hierro durante el embarazo y a dietas pobres en este elemento, especialmente en las dietas promedio de los países en desarrollo. De los aproximadamente 1.000 mg de hierro elemento que se requieren en el embarazo, se estima que 270 mg son transferidos al feto, 90 mg a la placenta, 450 mg utilizados en la expansión eritrocítica materna y 170 mg de pérdida externa. El hierro proporcionado por los alimentos oscila entre 6 a 22 mg, y sólo el 20% es de origen animal. La absorción del hierro de origen vegetal es del 1% y del hierro de origen animal entre 10 y 25%, de ahí que la suplementación con hierro medicamentoso constituya una de las acciones preventivas más relevantes del control prenatal. La suplementación con hierro debe iniciarse precozmente en el primer trimestre si el hematocrito es inferior a 36%; si es superior a ese valor se puede iniciar la suplementación en el segundo trimestre. Si el hematocrito en el primer trimestre es inferior a 28%, debe iniciarse el estudio de la etiología de la anemia para descartar ane- ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA mias megaloblásticas (déficit de ácido fólico y vitamina B12), hemoglobinopatías (talasemias) o anemias hemolíticas adquiridas (autoinmune, neoplasias, infección, etc.). La anemia del embarazo se define en relación a la edad gestacional y al momento del diagnóstico: en el primer trimestre cuando el hematocrito y la hemoglobina son igual o inferior a 33% y 11 g/dl, respectivamente; en el segundo y tercer trimestre, cuando el hematocrito es inferior o igual a 30% y la hemoglobina a 10 g/dl. La suplementación profiláctica se efectúa con preparados que aseguren una cantidad de 60 a 100 mg de hierro elemental, y la suplementación terapéutica en cantidades de 200 mg de hierro elemental (absorción del 10% de la dosis) y el suplemento debe hacerse en forma de sales ferrosas, dada su mejor absorción y menor coste. Se aconseja la administración conjunta con alimentos ricos en vitamina C que favorecen la absorción de hierro y preferentemente antes de las comidas y evitar la ingesta con alimentos ricos en fitatos como el té, que bloquea casi totalmente la absorción enteral. Debemos recordar que la ingesta de hierro puede producir intolerancia gástrica, estado nauseoso, constipación y coloración oscura de las deposiciones. Calcio: Cuando la ingesta materna de calcio es inadecuada, puede favorecerse la desmineralización ósea, si bien al tiempo se ponen en marcha mecanismos compensadores, como un incremento en la absorción intestinal del mineral debido a la vitamina D. También se produce hiperfunción paratiroidea debido al descenso de la calcemia y fosfatemia en los primeros meses del embarazo. Debido a esto, es importante conseguir un elevado aporte de calcio durante el embarazo, y en madres jóve- nes que no han conseguido el pico de masa ósea este aporte resulta aún más vital. Por otro lado, el riesgo de preeclampsia aumenta en aquellas mujeres que toman menos calcio, observándose, en ocasiones, reducción de la tensión arterial al aumentar la ingesta de calcio. Se recomienda, a pesar de los mecanismos fisiológicos compensatorios, una alimentación rica en calcio (leche, quesos, leguminosas, etc.) o suplementaciones con preparados comerciales. Cinc: Aunque las necesidades fetales son más elevadas al final de la gestación, el mineral es esencial desde la primera etapa debido a la organogénesis y, aunque entonces aparece una disminución de la excreción urinaria respecto a la situación pregestacional, es conveniente mantener una recomendación nutricional extra de 3 mg/día. Yodo: Durante la gestación se produce un incremento de las necesidades de yodo porque se precisa más tiroxina, por el paso de ésta y de yodo al feto y por el aumento de las pérdidas renales de éste. La deficiencia de yodo durante la gestación (especialmente durante la primera mitad) puede producir en el feto alteraciones tan importantes como abortos, mortalidad neonatal, anormalidades congénitas, bocio, cretinismo, afectación mental, alteraciones oculares, etc., todo ello debido a la situación hipotiroidea. Pero incluso déficit leve a moderado de yodo se ha asociado a problemas de retraso mental, de adaptación escolar y de hipoacusia o defectos sensoriales en el niño. Las recomendaciones diarias de ingesta de yodo para la mujer embarazada y lactante de la OMS en la actualidad es de 200 µg/d, aun- 02 15 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria que este organismo está a punto de modificar sus recomendaciones a favor de una mayor ingesta de yodo entre 250 y 300 µg/d. El Comité Científico sobre Alimentación de la Comisión Europea ha establecido el «máximo nivel tolerable» (MNT) en 600 µg/d, límite que se hace extensivo a las mujeres embarazadas y lactantes, y aconseja no exceder de 500 µg/d cuando se inicia la yodación en zonas con una larga historia de déficit de yodo. La recomendación alimentaria en nuestro medio sería la de utilizar sal de mesa yodada, en lugar de la mucho más generalizada sal común. Un gramo de sal yodada contiene 60 µg de yodo, por lo que una dieta rica en pescado y con un máximo de 5 g de sal yodada al día aporta las cantidades recomendadas; no obstante, en los casos en que se tenga que recomendar una disminución del consumo de sal o se dude acerca del tipo de sal que usa la mujer, los expertos (SEGO 2007) aconsejan la suplementación con preparados farmacológicos de 100 a 200 µg/d, pues aunque la dieta sea rica en yodo, con suplementos de este tipo difícilmente se alcanzarían los 600 µg/d del MNT. Aunque la complementación vitamínica y mineral es una práctica común en la gestación, lo que puede considerarse como una medida sabia y prudente, la administración de cantidades muy elevadas como de 100 a 1.000 veces las ingestas recomendadas constituyen un riesgo serio para la salud de la gestante, como se ha puesto de manifiesto en casos de vitaminas A, D y C. El peligro descrito se 16 02 hace evidente sobre todo en el primer trimestre de la gestación, cuando pueden llegar a producirse alteraciones y deformaciones en el feto. Capítulo D. Consumo de tóxicos Alcohol. El consumo en exceso produce efectos nocivos en el feto, llegando a producir el síndrome alcohólico fetal. La cantidad de alcohol consumida que puede llegar a producir efectos tóxicos es controvertida, dos tomas al día para unos es inofensiva y para otros puede llegar a producir niños de bajo peso al nacer. Los efectos nocivos del alcohol pueden deberse al déficit nutricional que provoca, al déficit alimentario (cuando se bebe no se come), o al efecto del alcohol sobre la absorción, metabolismo y excreción de algún nutriente. Cafeína. La ingesta de cafeína en animales se asocia con efectos teratogénicos, en estudios de humanos no resultan concluyentes, pero el consumo excesivo sí se ha asociado a prematuridad, bajo peso o mayor tasa de abortos. Tabaco. El consumo de un paquete de cigarrillos diarios produce una serie de efectos nocivos tanto nutricionales como no nutricionales. Destacamos el envejecimiento de la placenta, disminución del peso al nacer, reducción de los niveles de vitamina B12, de folatos y de vitamina C que pueden llevar a producir la rotura prematura de membranas. TEMA 2. Capítulo A. Nutrición en la lactancia DRA. PILAR GADEA VICENTE Centro de Salud Santa Marta de los Barros, Badajoz. Bases fisiológicas de la lactación Preparación de la glándula mamaria Se entiende por fase de lactancia el primer período de la vida que comprende varios meses durante los cuales el recién nacido se alimenta única y exclusivamente de la leche materna, único alimento capaz de aportarle todas las sustancias nutritivas indispensables en la proporción y equilibrio adecuados a su ritmo de crecimiento y maduración. La glándula mamaria se comienza a desarrollar en la pubertad, gracias fundamentalmente a la acción de los estrógenos ováricos. Pero es en el embarazo cuando alcanza un mayor tamaño y se hace secretora, lo cual se debe, sobre todo, a la influencia de estrógenos y progesterona placentarias. Los estrógenos conducen a un incremento del sistema de conductos mamarios, del estroma y de la grasa. La progesterona, a su vez, interviene en el crecimiento de lobulillos, desarrollo de los alveolos y de las características secretoras de las células que los forman. Factores endocrinos en la lactación Lactogénesis. Estrógenos y progesterona son los que culminan el desarrollo de la mama durante el embarazo, como se acaba de indicar, pero, sin embargo, inhiben la secreción de leche. Esta secreción será posible tras el parto cuando desaparezca el efecto inhibidor de aquellas hormonas, pudiendo actuar la hormona hipofisaria prolactina, cuyos niveles son muy elevados en este momento del parto. 02 17 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria A la lactogénesis o inicio de la secreción láctea, sigue la lactopoyesis o mantenimiento de la lactación, que depende del mantenimiento de prolactina, debido al reflejo de succión que se inicia con la estimulación de los receptores sensitivos localizados en el pezón materno cuando el niño lacta, lo cual desencadena una respuesta hipofisaria de secreción de prolactina. La prolactina estimula enzimas específicas relacionadas con la síntesis de proteínas lácteas y lactosa, componentes fundamentales de la leche. Cuando la madre se encuentra en un estado grave de malnutrición, o cuando sus respuestas hormonales se alteran por estrés psicológico, la succión deja de ser el estímulo adecuado para la secreción de prolactina. La erección del pezón en respuesta a la succión por el lactante facilita el amamantamiento. En mujeres con pezones planos o invertidos, se debe estimular el reflejo de erección previo a la succión para conseguir una adecuada lactación materna. Una situación de estrés o la inseguridad de la madre acerca de su capacidad para amamantar, o el dolor que a veces sucede en la lactación, puede impedir el reflejo de eyección. La razón radica en que en esas condiciones de estrés se libera adrenalina, que provoca una vasoconstricción en la zona alveolar, impidiendo que la oxitocina llegue a ese nivel y, por tanto, que ejerza su efecto contráctil. El importante volumen de leche secretado y su riqueza en nutrientes implican un gran esfuerzo metabólico materno que, además, debe poder mantenerse durante varios meses. Capítulo B. Este esfuerzo metabólico exige la implicación de prácticamente todo el sistema endocrino, destacando de manera especial la hormona de crecimiento, el cortisol y la paratohormona, que son necesarias para que la glándula mamaria reciba aminoácidos, ácidos grasos, glucosa, calcio..., necesarios para la formación de leche. Obviamente, el aporte nutricional debe proceder de la dieta evitando los peligros de afectación materna y/o de la cantidad y calidad de la leche producida. La leche materna es una sustancia que contiene macro y micronutrientes en proporciones adecuadas para el crecimiento y desarrollo del recién nacido. Esta situación, que se alarga durante varios meses de vida, obliga a una adecuación en la dieta de la madre para cubrir de forma óptima sus necesidades y las del recién nacido, sin correr riesgo alguno para la salud de ambos. Secreción de leche. El mismo estímulo de la succión desencadena una liberación neurohipofisaria de oxitocina en respuesta a impulsos nerviosos procedentes de los núcleos paraventriculares del hipotálamo, produciendo la contracción de las células mioepiteliales que rodean los alveolos y haciendo que la leche 18 salga al sistema de conductos y finalmente por el pezón (eyección láctea). 02 Composición de la leche materna Introducción La diferente composición en macronutrientes minerales que se observa entre las diferentes leches de mamíferos indica una evidente consideración nutricional, la leche de una especie sólo es completamente válida para su cría. Analizando la composición específica de la leche humana podemos obtener la mejor referencia para conocer los requerimientos del lactante, y, por tanto, de la composición que deben tener las fórmulas adaptadas. ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Aspectos nutricionales La leche humana no puede contemplarse en el momento actual simplemente como soporte nutricional de un nuevo ser, sino que contiene otros muchos componentes con distintas finalidades. En este sentido pueden distinguirse: — Nutrientes, en sentido estricto. El valor calórico de la leche humana es de 70 kcal/100 ml. Destaca una gran riqueza en grasa, lo cual se justifica por los elevados requerimientos energéticos que presenta cualquier recién nacido. La leche humana contiene menor cantidad de proteínas respecto a otras leches de mamíferos, contribuyendo, por tanto, a tan sólo el 5% del aporte energético. La concentración de hidratos de carbono en la leche humana es de 6-7 g/ 100 ml, lo que supone el 40% de la energía total. La lactosa representa el componente mayoritario de los hidratos de carbono (90%). Las únicas vitaminas hidrosolubles más abundantes en la leche humana son la niacina y la vitamina C. Respecto a las vitaminas liposolubles, la leche humana contiene niveles elevados de vitamina A, beta-caroteno y, especialmente, de vitamina E. En relación a la vitamina K, su concentración en la leche calostral y madura es baja, y puede ser insuficiente para la prevención de un síndrome hemorrágico en el recién nacido, por lo que se recomienda su suplementación por vía parenteral a todos los recién nacidos. La baja cantidad de minerales en la leche humana junto al bajo contenido pro- — — — — teico conducen a una carga renal de solutos muy pequeña para el lactante, lo que es una evidente ventaja fisiológica. Una característica muy importante de algunos minerales como calcio, hierro, cinc..., es que son absorbidos en una proporción elevada. Por ejemplo el calcio se absorbe en un 75% y el hierro en un 50-70%. Enzimas de carácter digestivo, que van a colaborar en la utilización digestiva de determinados macronutrientes. Componentes bacteriostáticos, con diversos mecanismos de acción. Factores bifidógenos favorecen la macrobiótica bífida del lactante, la cual, a su vez, puede cumplir diversas acciones, desde la de impedir el desarrollo de una microbiótica patógena, hasta la síntesis de vitaminas importantes para el desarrollo del lactante. Factores de crecimiento y desarrollo, que pueden actuar favoreciendo estos procesos en determinados tejidos. Entre los factores de crecimiento más conocidos que están presentes en la leche humana se encuentran el factor de crecimiento epidérmico (EGF), el factor de crecimiento nervioso y la somatomedina. Capítulo C. Nutrición en la mujer lactante La madre lactante deberá ajustar su dieta a esta situación para compensar las necesidades que supone la producción de leche y evitar deficiencias que pueden perjudicar su estado nutritivo y su salud. Por otra parte, aunque la leche materna sea el alimento ideal para el niño, su composición varía con el estado nutricional de 02 19 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA la madre, por lo que la dieta materna también afecta al estado nutritivo y salud del lactante. durante los primeros seis meses. Normalmente la madre lactante cubre esa mayor parte gracias al aumento fisiológico de la sensación de hambre y sed, que a menudo son particularmente evidentes en aquella situación. Las ingestas recomendadas que deben ser suplementadas en lactación son consecuencia de las demandas generadas por la síntesis de la leche materna, que es el único o principal alimento que va a ingerir el neonato, y que se caracteriza por tener gran cantidad de nutrientes, lo que permite satisfacer los elevados requerimientos que caracterizan el período inicial de la vida. Las cantidades recomendadas para la mujer lactante comparativamente a la no lactante se indican en la tabla 2. Conviene reseñar que con el fin de cubrir a la gran mayoría del colectivo que se encuentra en lactación, aquellas ingestas serán casi siempre superiores a las cantidades reales necesarias de ingerir de la mayoría de las mujeres lactantes. Para el establecimiento de las ingestas recomendadas en la mujer lactante, debe tenerse en cuenta factores como: variaciones razonables en la producción de leche, eficacia metabólica en la formación de macronutrientes o en la incorporación de vitaminas y minerales y el coeficiente de absorción del nutriente. Estos son los aspectos a tener en cuenta a la hora de determinar las cantidades suplementarias de nutrientes que deben ser aconsejadas en la lactación. Si la madre lactante no recibe cantidades adicionales, se comprometen los depósitos maternos, lo cual puede ocasionar un problema en su estado nutritivo y, por tanto, en su salud. Energía La energía adicional que requiere la madre lactante viene condicionada, sobre todo, por el coste energético de la lactación, la cual 20 02 Tabla 2. Incrementos en las ingestas diarias de nutrientes recomendados en mujer lactante Nutrientes Energía (kcal) Proteínas Vitamina A (µg) Vitamina D (µg) Vitamina E (mg) Vitamina C (mg) Niacina (mg) Ác. Fólico (µg) Vitamina B12 (µg) Calcio (mg) Hierro (mg) Cinc (mg) Yodo (µg) Mujer no lactante 2.200 46 800 5 15 60 15 200 2,4 800 15 15 150 Mujer lactante + 500 + 15 + 60 + 2,5 +4 + 25 +3 + 100 + 0,4 + 400 +0 +4 +50 depende de la producción láctea media de 750 ml/ día durante el primer semestre y 600 ml/día durante el segundo. Teniendo en cuenta las producciones antes comentadas de 750 ml/día y 600 ml/día, la cantidad de energía necesaria para producirlas es de 650 kcal/día y 510 kcal/día, y si a su vez se le suman dos desviaciones estándar para asegurar la variabilidad individual, resultan unas cifras de 800 kcal/día y 640 kcal/día. Como la cantidad de ingesta energética recomendada extra es de 500 kcal/día, que es menor que los valores antes mencionados, hay una diferencia que no se va a cubrir con la dieta, sino movilizando los depósitos adiposos aumentados durante la gestación. En el caso de que la ganancia de peso gestacional esté por debajo de la normalidad o el peso a través de la lactación disminuya por debajo del estándar para la altura correspondiente, la cantidad recomendada extra es de 650 kcal/día Macronutrientes Proteínas Existe un incremento de las necesidades de proteínas durante la lactancia y que es proporcional a las pérdidas de las mismas con la leche materna. Las necesidades proteínicas de las madres cuando están lactando aumentan un 30% con respecto a cuando no lo hacen, ya que alrededor de un 70% de la proteína de la dieta se convierta en proteína de la leche. Se sugiere un aporte suplementario de unos 15 gramos/día de proteínas durante los seis primeros meses de lactancia, de 12 gramos/día durante los segundos seis meses para una producción media de 600 ml. Se debe prestar atención a la tendencia cultural a consumir una dieta muy rica en proteínas durante esta etapa, para no adicionarlas en exceso, y tener en cuenta la variedad de sus fuentes de origen vegetal, sin restringirse a las de origen animal. Lípidos El aporte lipídico a partir de la leche materna es muy importante para el neonato. Concretamente, los ácidos grasos esenciales y el ácido docosahexaenoico (DHA) parecen jugar un papel trascendental en la constitución del sistema nervioso y retina. Hidratos de carbono El aporte hidrocarbonato debe ser el 5060% del total de la energía consumida. Micronutrientes Vitaminas Las necesidades de vitaminas aumentan en general, particularmente las de las vitaminas A, E y D, entre las liposolubles, y las de la C entre las hidrosolubles. La ingesta recomendada de vitamina A aumenta un 62% durante este período; es incluso mayor a la del embarazo. Con el fin de mantener las reservas corporales maternas que se estiman en unos 209 mg, y permitir un lógico margen de seguridad, se recomienda una cantidad extra adicional de 60 µg al día durante todo el período de lactación. Para ello, se recomienda consumir vegetales verdes y amarillos, como la acelga y la zanahoria, y otros alimentos de origen animal, como el hígado y la yema de huevo. La ingesta de vitamina D debe aumentarse 50% por encima de las recomendaciones habituales. Las necesidades de vitamina E también aumentan. La ingesta recomendada suplementaria es de 4 mg/día durante el primer y segundo mes de gestación. Para aportar vitamina E se recomienda ingerir: aceites vegetales, frutos secos y pescados en aceite. Los requerimientos de vitaminas hidrosolubles también aumentan, particularmente los de vitamina C, de la que se requieren unos 25 mg por encima de los 60 recomendados en la no lactación, por lo que se deben ingerir alimentos ricos en ella, como los frutos cítricos. Las ingestas de niacina adicionales que se recomiendan en la lactación son de 3 mg equivalentes al día, que deben satisfacer las cantidades secretadas en la leche y las necesidades extras de energía. 02 21 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria Las ingestas recomendadas de folatos durante la lactación deben ser 100 mg superiores a la condición de no lactante. La concentración de algunas vitaminas antioxidantes (como las vitaminas C y E) en la leche materna resulta inferior en mujeres fumadoras respecto a las no fumadoras, lo que puede agravar los problemas de peroxidación en sus neonatos. Este hecho tiene especial relevancia en el caso de niños prematuros, más susceptibles a este tipo de procesos. Minerales Al igual que en el embarazo, durante la lactancia aumentan los requerimientos de calcio y fósforo en unos 400 mg adicionales. La ingestión insuficiente de éstos pudiera desabastecer las reservas de la madre y conducir a una descalcificación ósea y otros trastornos por deficiencia, lo que se incrementa con el número de hijos. La cantidad recomendada de calcio durante la lactancia alcanza los 1.200 mg diarios, por lo que se deben consumir alimentos como la leche y sus derivados para garantizar que ésta sea suficiente. En el caso del hierro, la ingesta recomendada es ligeramente superior a la mujer no lactante e inferior a la indicada en el embarazo, debido a la relativamente poca cantidad de éste en la leche materna y a la ausencia de menstruaciones en este período. Por ello, mantener la misma recomendación de hierro durante el período lactante que cuando no se lacta, representa en términos reales estar proporcionando una cantidad extra. Esta situación le permite a la mujer lactante ir recuperando pérdidas de hierro de los depósitos corporales que pueden haberse producido en la gestación y, asimismo, compensar los debidos a las pérdidas sanguíneas del parto. 22 02 Durante este período están incrementadas las necesidades de cinc (se recomienda ingestas adicionales de 4 mg/día) y selenio. La ingesta adicional de yoduro para la madre lactante es de 50 µg/día, y se basa en las necesidades calculadas para el recién nacido y no en la cantidad secretada en la leche materna. La OMS recomienda en la actualidad la ingesta de yodo de 200 µg/día, aunque está a punto de aumentar sus recomendaciones a 250-300 µg/día. El hecho de que las demandas de algunos micronutrientes estén aumentadas durante la lactación justifica en el caso de muchas madres la administración de complejos vitamínicosminerales. Capítulo D. Recomendaciones generales de tipo alimentario Es aconsejable que, durante la fase de lactación, la mujer ingiera alimentos ricos en vitaminas hidrosolubles (verduras, hortalizas, frutas), ya que su contenido en la leche depende de la toma de alimentos ricos en ellas. Algunos alimentos pueden afectar a las cualidades organolépticas y digestivas de la leche, como alcachofas, coles, rábanos, ajos, cebollas y especias picantes o irritantes que pueden transmitir un sabor fuerte a la leche y ser rechazada por el niño e incluso algunos de éstos pueden desencadenar dolores cólicos. Se recomienda beber aproximadamente un litro de leche al día (por su riqueza en calcio y proteínas) o ingerir derivados lácteos, así como cantidades suficientes de agua y líquidos, aunque un aumento de la ingesta líquida no incrementa el volumen de leche producida; no obstante, los líquidos adicionales son necesarios para garantizar el balance hídrico de la madre. ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA En cuanto a técnicas culinarias, se pueden utilizar todas, aunque se deben usar con moderación las que incorporen muchas grasas, para que las comidas resulten de fácil digestión. La ingestión de alcohol debe estar restringida, además de los efectos dañinos sobre el niño, concentraciones elevadas en sangre inhiben la evacuación de leche. En cuanto al consumo de bebidas excitantes (café, té o refrescos con cafeína), pequeñas cantidades de cafeína pasan a la leche, por lo que ingestas elevadas pueden causar irritabilidad en el lactante. Capítulo E. Recomendaciones higiénicosanitarias La higiene del pezón y la areola debe ser cuidada antes y después de cada toma, deben lavarse con agua y proteger el pezón con una gasa estéril. Respecto al tabaco, se debe aconsejar a las madres que no fumen, ya que la nicotina pasa a la leche y los niveles basales de prolactina disminuyen por efecto de la nicotina, lo que conduce a una menor duración del período de lactación. Además, otros compuestos químicos presentes en el humo son inspirados por el niño por lo que se aconseja evitar fumar cerca de él. Capítulo F. Medicamentos y lactancia Existen una serie de consideraciones que deben tenerse en cuenta antes del uso de un medicamento durante la lactación, como son la dosificación, duración del tratamiento y vías de administración, así como la propia natura- leza del fármaco, ya que dependiendo de estos factores el medicamento puede pasar a través de la leche y ser perjudicial para el niño. La toma ocasional de medicamentos puede ser una contraindicación temporal para la lactación, conociéndose que gran número de medicamentos pasan a la leche materna, aunque pocos lo hacen en concentraciones que puedan afectar negativamente al niño. Sin embargo, el recién nacido puede tener limitada su capacidad de metabolizar o excretar un medicamento determinado, por lo que se debe tener la correspondiente información sobre cualquier medicamento en particular. Numerosos trabajos, así como informes del Comité de Drogas de la Academia Americana de Pediatría, proporcionan listas bastantes completas en relación con la transferencia de medicamentos y de otras sustancias químicas a través de la leche. Capítulo G. Beneficios de la lactancia materna Los beneficios que el lactante obtiene con la lactancia materna se pueden centrar en los siguientes aspectos: — Fácil adaptación de los nutrientes que contiene la leche materna a la fisiología del tracto gastrointestinal. — Profilaxis de las infecciones a través de los componentes inmunológicos de la leche. — Ventajas en el desarrollo psicomotor. — Profilaxis con su empleo frente a las enfermedades alérgicas. — Menor riesgo de sobrealimentación. — Promueve un contacto más cercano entre la madre y el niño. — Facilita un desarrollo mandibular y dental adecuado. 02 23 ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA TEMA 3. Capítulo A. Nutrición en la adolescencia DRA. PILAR GADEA VICENTE Centro de Salud Santa Marta de los Barros, Badajoz. Bases fisiológicas de la adolescencia La adolescencia es la edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo. La pubertad es el proceso de maduración del eje hipotálamo-hipófisis-gónadas que da lugar al crecimiento y desarrollo de órganos genitales y, concomitantemente, a cambios físicos y psicológicos hacia la vida adulta, que conducen a la capacidad de reproducción. Etimológicamente procede del verbo latino adolescere, que significa cambio, crecimiento o maduración. Cronológicamente comprende el período de tiempo entre la infancia y la vida adulta. Este período tan impreciso desde el punto de vista nutricional, se extiende desde los 9 a los 18 años, ambos inclusive. Se puede diferenciar, a su vez, una primera etapa o primera fase de la adolescencia desde los 9 a los 13 años y una segunda fase de la adolescencia de los 14 a los 18 años. Las características fisiológicas que identifican la adolescencia se deben a la secreción de hormonas sexuales masculinas y femeninas, como consecuencia de hacerse funcionales testículos y ovarios bajo la estimulación de las gonadotropinas hipofisarias (LH y FSH), a su vez, reguladas por la correspondiente hormona hipotalámica (Gn Rh). Al llegar a la pubertad los esteroides sexuales incrementan sus niveles gradual y continuamente hasta alcanzar valores de adultos. En los varones estos valores se alcanzan coincidiendo con la terminación del crecimiento, y en las mujeres coincide con la instauración de 24 02 la menarquia, momento en el que ya se ha alcanzado gran parte de la estatura adulta. En el brote de crecimiento, además de los esteroides sexuales, también es fundamental la hormona de crecimiento (GH, del inglés Growth Hormone) o somatotropina, la cual desempeña un papel directo en la estimulación del crecimiento de todos los tejidos en general. Sin embargo, los efectos de la GH sobre el desarrollo óseo y el crecimiento lineal son mediados a través del factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-I) sintetizado en hígado (conocido inicialmente como somatomedina) y en el propio cartílago. Es decir, sobre el crecimiento hay una actuación endocrina y otra autocrina, no estando clara la contribución de cada fracción en la proporción del crecimiento puberal. La acción de la GH sobre el cartílago óseo (órgano diana) es mediada por el factor de crecimiento similar a la insulina (IFG-I) y su proteína transportadora IGF BP-3. Las hormonas sexuales masculinas y femeninas desempeñan una acción más madurativa que estimuladora del crecimiento. Es muy importante la sincronización entre las distintas hormonas, ya que una desincronización puede conducir a un retraso del crecimiento durante el desarrollo puberal. Bajo la influencia de las hormonas citadas se produce un importante fenómeno de crecimiento y maduración, especialmente sexual y óseo y cambios en la composición corporal que son los que van a condicionar la demanda de nutrientes. Los cambios en la composición corporal varían dependiendo del sexo. Así, el patrón típico de composición corporal del sexo femenino se caracteriza por una mayor cantidad de grasa corporal según avanza el grado de maduración sexual, independientemente de la edad cronológica, y por un incremento del cociente perímetro cadera/cintura, así como hombros mas estrechos y piernas más cortas en relación al tronco. A diferencia de lo que ocurre en el sexo femenino, la grasa corporal de los varones disminuye según avanza la pubertad y aumenta el porcentaje de masa magra, los hombros son más anchos y las piernas más largas en relación al tronco. Teniendo en cuenta que la masa libre de grasa o masa magra es un tejido metabólicamente más activo que el adiposo, los cambios en la proporción de dichos tejidos durante la adolescencia tienen una clara repercusión nutricional, sobre todo porque los cambios se producen en un período de tiempo relativamente corto. Otros factores que influyen en el crecimiento son el potencial genético, la actividad física, y la ingesta alimentaria. También pueden influir el abuso de sustancias nocivas, accidentes, traumatismos y diversos tipos de estrés, consecuencia de las conductas de riesgo que caracteriza a la adolescencia. Antes de describir las características de una dieta equilibrada para la población adolescente, resulta importante determinar los cambios en la composición corporal y en la esfera psicosocial que se producen en este período de la vida. Capítulo B. Crecimiento y composición corporal en la adolescencia Altura: Las niñas, generalmente, presentan el brote de crecimiento puberal unos dos años antes que los niños. Para la mayoría de ellas, esta situación biológica comienza a los 10-14 años, 02 25 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA 30 110 90 20 Porcentaje pico Velocidad de crecimiento (cm) 100 10 80 70 60 50 40 30 20 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 5 7 9 Niñas Figura 3. Velocidad de crecimiento puberal. con final hacia los 15 años. Los varones presentan el brote puberal entre los 12 y los 17 años, culminando la adolescencia hacia los 18 años. Como resultado de estas diferencias madurativas, las niñas, a una misma edad, son mayores que los varones, demostrando más rapidez en los cambios de peso y talla. Sin embargo, los varones tienen más tiempo para crecer, con un mayor porcentaje de masa corporal magra. La velocidad máxima de crecimiento puberal varía de unos individuos a otros, siendo su valor promedio de unos 9,5 cm/año en niños y 8,5 cm/año en niñas (figura 3). El aumento de altura durante la pubertad no es regular, sino que tiene lugar una aceleración importante durante el primer año y medio del período puberal y una desaceleración progresiva durante los tres años siguientes. 26 02 13 15 17 Edad ósea (años) Edad (años) Niños 11 CMO Tallas Figura 4. Evolución de talla y maduración ósea. Los varones durante la fase de aceleración ganan de unos 13 a 15 cm, y las mujeres, 11 cm. El resto de la ganancia en altura (1315 cm en varones y 11 cm en mujeres) corresponde al período de desaceleración. En el caso de las chicas, la menarquia se produce frecuentemente al año siguiente del pico de crecimiento máximo, ocurriendo a partir de entonces un crecimiento mínimo. Esta desaceleración del crecimiento se acompaña de aumento de la deposición del tejido adiposo, con una disminución relativa de la masa corporal. Peso: En cuanto al peso, el niño presenta un incremento bastante constante a lo largo de la infancia. Este valor aumenta en la pubertad con un incremento medio diario de 16 y 19 g en chicas y chicos, respectivamente. La edad de desarrollo, valorada según la maduración sexual y/o la edad ósea, es más exacta que la edad cronológica para la estimación de los requerimientos nutricionales y el estudio nutricional de los adolescentes. Según el desarrollo, Tanner describió cinco estadios para determinar el grado de maduración del adolescente. Esta escala puede servir muy bien como base para valorar, a escala individual o colectiva, aspectos relacionados con el ámbito nutricional del adolescente. La aceleración del crecimiento y la maduración característica de la adolescencia, por sí misma va a provocar un aumento del gasto energético. Las necesidades energéticas también se incrementan debido al crecimiento de los tejidos considerados activos metabólicamente (masa libre de grasa). El gasto energético en reposo es el componente más importante cuantitativamente del gasto total diario. El sexo y la maduración sexual son factores que también influyen en la variabilidad del gasto energético; es decir, de los requerimientos nutricionales. Otro de los aspectos en los que se encuentran diferencias según sexos durante la pubertad es la masa ósea. El período de maduración ósea es más prolongado en los hombres que en las mujeres, con mayor aumento del tamaño del hueso y del grosor de la cortical. La ganancia de masa ósea durante la adolescencia puede ser más importante que el crecimiento estatural, por lo que los factores que determinan la deposición ósea serán decisivos para la correcta mineralización ósea. Entre ellos habría que destacar la ingesta de calcio y vitamina D y la actividad física (figura 4). 02 27 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Capítulo C. Capítulo D. Características psicológicas del adolescente Requerimientos nutricionales en la adolescencia lescentes, debiendo prestar una especial atención a los que maduran muy lenta o muy tardíamente. Durante la adolescencia tiene lugar el final de la maduración psicológica, con patrones de conducta individualizados, donde los factores ambientales juegan un papel preponderante. Respecto al comportamiento alimentario, los adolescentes reciben información nutricional suficiente para saber qué tipo de alimentos son los que deben consumir y en qué consiste una dieta saludable. A través de la educación escolar, familiar e incluso en medios de comunicación conocen los beneficios de una buena nutrición. Sin embargo, en su comportamiento alimentario dan más importancia a lo que opinan sus coetáneos. Así, para unos la comida es un mero trámite para pasar a la actividad siguiente, otros confunden dieta «ideal» con una dieta en la que hay abundancia de snack, comida rápida y de alto contenido energético y hay un grupo numeroso muy preocupado porque su imagen corporal concuerde con los ideales actuales y que realizan dietas restrictivas y desequilibradas, sin base nutricional alguna y que aumentan el riesgo de aparición de alteraciones del comportamiento alimentario, frustración y problemas nutricionales por la escasa ingesta de nutrientes. Los planes de prevención nutricional dirigidos a adolescentes, además de enseñar cómo evitar los problemas actuales y futuros asociados con su nutrición, tendrán que despertar su interés, logrando que resulten atractivos para este colectivo respetando el desarrollo de su independencia y su capacidad para hacer elecciones dietéticas adecuadas dentro de unas normas básicas saludables. 28 02 Consideraciones generales Las necesidades nutricionales de los adolescentes vienen marcadas por los procesos de maduración sexual, aumento de talla y aumento de peso, característicos de esta etapa de la vida. Estos procesos requieren una gran cantidad de energía y nutrientes, hay que tener en cuenta que en esta etapa el niño gana aproximadamente el 20% de la talla que va a tener como adulto y el 50% del peso. Estos incrementos se corresponden con aumento de masa muscular y masa ósea. La alimentación debe estar dirigida y diseñada para cubrir el gasto que se origina. Su papel es doble, por un lado proporciona nutrientes necesarios para el suministro de energía y formación de estructuras y, por otro, interactúa con hormonas responsables del crecimiento y maduración (GH y gonadotropinas) que, a su vez, determinan los niveles de IGFI y esteroides gonadales respectivamente. Son muy limitados los estudios de requerimientos nutricionales en adolescentes. El gran problema que presenta el grupo de adolescentes respecto a las ingestas recomendadas es que éstas se indican en función de la edad cronológica, y ésta no coincide en muchos casos con la edad biológica, que es la que realmente interesa. La dificultad de determinar la edad biológica hace que sea usual, en el caso de muchos nutrientes, acudir a las tablas de ingestas recomendadas, las cuales, además de ser fáciles, poseen márgenes lo suficientemente amplios como para cubrir las necesidades individuales de prácticamente todo el colectivo de ado- Observando las tablas de ingestas recomendadas se comprueba que los valores absolutos de ingestas de muchos nutrientes, para el grupo de mayor edad de adolescentes, son iguales que para los adultos, para otros nutrientes son superiores, es el caso del calcio, fósforo y hierro. En cuanto al grupo de menor edad las ingestas recomendadas de estos nutrientes son menores. En general, debido a las tasas de crecimiento y desarrollo típicas de la adolescencia, las necesidades nutricionales son considerablemente superiores a la de los niños y a la de los adultos. Durante esta época de la vida, además del aumento de los requerimientos energéticos, también se producen mayores necesidades de los nutrientes implicados en el crecimiento tisular (nitrógeno, hierro, calcio). Energía Existen numerosas ecuaciones que permiten el cálculo del gasto energético en reposo en niños y adolescentes. En nuestro medio se recomienda el uso de las propuestas por Schofield (que incluyen el peso y la edad) (tabla 3). El mayor componente del gasto energético es el correspondiente al gasto energético en reposo, cuyo principal factor determinante es la masa magra. El gasto energético en reposo es, pues, mayor en el varón. El siguiente componente del gasto energético es la actividad física, habitualmente también mayor en varones. Las ingestas recomendadas de energía son iguales en ambos sexos hasta llegar a la pubertad donde se establecen las correspondientes diferencias en función de la aparición de la pubertad y de los modelos de actividad físi- Tabla 3. Ecuaciones para el cálculo del gasto de energía en reposo Edad (años) Ecuación (kcal/día) Varones 0-3 3-10 11-18 (60,9 x peso) – 54 (22,7 x peso) + 495 (17,5 x peso) + 65 Mujeres 0-3 3-10 11-18 (61,0 x peso) – 51 (22,5 x peso) + 499 (12,2 x peso) + 746 Fuente: OMS, 1985. ca que se van estableciendo. Se puede llevar a cabo un ajuste individual teniendo en cuenta el peso corporal, la actividad física y la velocidad de crecimiento. La distribución calórica a lo largo del día deberá ser la siguiente: — Desayuno: 20%-25% de las calorías totales. — Comida: 30%-35% de las calorías totales. — Merienda: 15%-20% de las calorías totales. — Cena: 25%, ésta debe considerarse una comida de seguridad que aporte los nutrientes que hayan sido deficitarios durante el día. Macronutrientes Grasas Se recomienda una ingesta inferior al 30% de la ingesta energética total. Aunque si la distribución cualitativa es adecuada, con ingestas elevadas de grasas monoinsaturadas, se podría aceptar un porcentaje del 35%. 02 29 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria Proteínas Las ingestas recomendadas se calculan en función de la velocidad de crecimiento y composición corporal, aconsejando unas cifras medias de 45 g/día y 59 g/día para los dos grupos de adolescentes varones y 44 g/día y 46 g/día en el caso de las mujeres. Conviene advertir que, en general, la ingesta proteica real en adolescentes es superior a las ingestas recomendadas, como ocurre en el resto de la población, y tan sólo puede haber problemas en individuos con dietas vegetarianas estrictas o dietas escasas cuando se siguen regímenes alimentarios inadecuados con objeto de perder peso. ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Tabla 4. Ingesta recomendada de vitaminas (DRI) en adolescentes 9-13 años A (µg) D (µg) E (mg) K (µg) C (mg) Tiamina (mg) Riboflavina (mg) Niacina (mg) B6 (mg) Folato (µg) B12 (µg) Pantotenato (mg) Biotina (µg) Varones Mujeres 1.000 5 11 45 45 0,9 0,9 12 1 300 1,8 4 20 800 5 11 45 45 0,9 0,9 12 1 300 1,8 4 20 Hidratos de carbono Se recomienda que, al menos, el 50% de la energía total proceda de los hidratos de carbono, preferentemente en forma de hidratos de carbono complejos que constituyen, a su vez, una importante fuente de fibra. Los hidratos de carbono simples no deben constituir más del 10 al 12% de la ingesta. Micronutrientes Vitaminas 30 Tabla 5. Ingesta recomendada de vitaminas (DRI) en adolescentes 14-18 años A (µg) D (µg) E (mg) K (µg) C (mg) Tiamina (mg) Riboflavina (mg) Niacina (mg) B6 (mg) Folato (µg) B12 (µg) Pantotenato (mg) Biotina (µg) Varones Mujeres 1.000 5 15 65 75 1,2 1,3 16 1,3 400 2,4 5 25 800 5 15 55 65 1 1 14 1,2 400 2,4 5 25 En general no se aprecian carencias vitamínicas graves en la población adolescente occidental, aunque sí pueden presentarse deficiencias moderadas en algunas vitaminas. Éstas no son suficientes para generar una sintomatología clínica, pero pueden causar alteraciones subclínicas sin manifestación evidente, pero que pueden conducir a trastornos como un menor rendimiento intelectual, disminución de la resistencia a infecciones, insomnio, irritabilidad, apatía... tos de tiamina, riboflavina y niacina están también incrementados, ya que intervienen en el metabolismo de los hidratos de carbono. Como consecuencia de tener aumentadas las necesidades de energía, los requerimien- Las demandas de vitamina B12, ácido fólico y vitamina B6, necesarias para la síntesis 02 de ADN, ARN y metabolismo proteico, también están incrementadas. rro y cinc. Cada uno de ellos se relaciona con un aspecto concreto del crecimiento. El rápido crecimiento óseo exige cantidades elevadas de vitamina D y calcio. Calcio: Aproximadamente el 99% del calcio corporal se encuentra en el esqueleto, y el 1% realizando funciones no estructurales. Para mantener la normalidad estructural y funcional de las nuevas células se requieren mayores cantidades de vitaminas C, A y D. Las ingestas recomendadas de vitaminas se presentan en las tablas 4 y 5. Consideración especial tienen algunas vitaminas: Piridoxina (B6): Su papel es clave en el metabolismo proteico y de los aminoácidos; es, por ello, fundamental en períodos de crecimiento rápido. Se han descrito, especialmente en chicas adolescentes, ingestas inferiores a las dos terceras partes de las cantidades recomendadas. Folatos: Su papel es primordial como donador de grupos metilo y, por tanto, en la síntesis de ADN es fundamental en períodos de rápido crecimiento. Las deficiencias de ácido fólico son relativamente corrientes en la población adolescente debido a la disminución de la ingesta de fuentes ricas en la vitamina, como son el hígado y las verduras de hoja. Además, al ser lábil al calor y al almacenaje, previamente a su consumo, los alimentos han perdido parte de esta vitamina. Esta deficiencia cobra gran importancia en el caso de la adolescente embarazada, en la que se ha detectado hasta en un 50% de los casos. Minerales Entre el conjunto de minerales existen tres que son los que más frecuentemente presentan deficiencias los adolescentes, calcio, hie- El pico de tasa máxima de depósito de calcio suele ser en mujeres a los 13 años y en los varones a los 14,5 años. Este dato varía según el estado de maduración sexual y ósea. A partir de ese momento las necesidades se mantienen elevadas hasta el final de la adolescencia. La ingesta recomendada es de 1.300 mg/día, cantidad fácilmente alcanzable con la ingesta de leche y productos lácteos. El lograr una mineralización ósea adecuada es especialmente importante en la mujer, ya que si no se alcanza la misma, existe riesgo potencial evidente de osteoporosis en la etapa postmenopáusica. La actividad física o deportiva intensa puede aumentar las pérdidas urinarias de calcio. Debido a que las ingestas recomendadas se basan en una moderada actividad física, los adolescentes que aumentan mucho ésta constituyen un grupo de riesgo para la descalcificación. Esto se agrava si, además, toman suplementos proteicos o de aminoácidos para aumentar su masa muscular. También durante la adolescencia pueden darse situaciones de osteopenia que en la edad adulta pueden traducirse en osteoporosis. Dichas situaciones pueden ser: — Enfermedades digestivas (fibrosis quística del páncreas o malabsorción). — Reducción en la ingesta de alimentos (anorexia, bulimia, algunos regímenes macrobióticos). — Aumento excesivo de requerimientos nutricionales. 02 31 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria — Endocrinopatías (diabetes, déficit de hormona del crecimiento o hipogonadismo). — Fármacos (corticoterapia prolongada). — Situaciones idiopáticas (displasias esqueléticas, osteoporosis idiopáticas y las inmovilizaciones prolongadas). Hierro: Los adolescentes necesitan una mayor ingesta de hierro debido a la mayor cantidad de hemoglobina originada por la expansión del volumen de sangre, a la mayor cantidad de mioglobina originada por el aumento de la masa muscular y, finalmente, al aumento de otras enzimas, como los citocromos, originado por el incremento del ritmo de crecimiento. A esto se añade, en las mujeres, la instauración de la menstruación. Aunque la prevalencia de anemia subclínica está presente en todas las sociedades desarrolladas, su magnitud no es tan importante como podría deducirse de las ingestas; esto puede explicarse por la elevada ingesta de hierro «hemo», de proteína y vitamina C. No obstante, existe un riesgo de anemia ferropénica, aunque sea subclínica, dado que en muchos casos, sobre todo en chicas, es difícil cubrir los requerimientos con los hábitos alimentarios actuales. El hierro que mejor se absorbe es el procedente de la carne, mientras que el procedente de legumbres, verduras y otros alimentos se absorbe peor. Es frecuente el uso de suplementos de hierro, con la justificación de complementar una dieta pobre, así como por la creencia de que el hierro aumenta la fortaleza física o la virilidad, o simplemente por razones emocionales no definidas claramente. Lo cierto es que raramente hay justificación para el consumo medicinal de hierro, excepto en casos de gestación, adolescencia, traumatismos y enfermedades que impiden la absorción o el metabolismo. 32 02 ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Tabla 6. Ingesta recomendada de minerales y oligoelementos (DRI) en adolescentes 9-13 años Hierro (mg) Cinc (mg) Yodo (µg) Calcio (mg) Flúor (mg) Fósforo (mg) Magnesio (mg) Selenio (µg) Varones Mujeres 12 15 150 1.300 2 1.250 240 40 15 12 150 1.300 2 1.250 240 40 Tabla 7. Ingesta recomendada de minerales y oligoelementos (DRI) en adolescentes 14-18 años Hierro (mg) Cinc (mg) Yodo (µg) Calcio (mg) Flúor (mg) Fósforo (mg) Magnesio (mg) Selenio (µg) Varones Mujeres 12 15 150 1.300 3 1.250 410 55 15 12 150 1.300 3 1.250 360 55 Cinc: Gran número de enzimas implicadas en la expresión genética dependen del cinc. Ello justifica su importancia en los procesos de crecimiento y maduración, y explica también el efecto inmediato de su deficiencia sobre el crecimiento y la reparación tisular. La principal fuente de cinc la constituyen las carnes, pescados y huevos. También los cereales complejos y las legumbres constituyen una fuente importante. La fibra actúa dificultando su absorción. La deficiencia de cinc puede darse como consecuencia de una ingesta insuficiente, o ser secundaria, especialmente a estados hipercatabólicos por politraumatismos u otro tipo de agresiones, tan frecuentes en los adolescentes, donde las conductas de riesgo suelen ser frecuentes. Las ingestas recomendadas de minerales se presentan en las tablas 6 y 7. Capítulo E. Dietas saludables para los adolescentes. Recomendaciones En general, se recomienda comer la mayor variedad posible de alimentos, guardar un equilibrio entre lo que se come y la actividad física, elegir una dieta abundante en cereales, verduras y frutas, pobre en grasa saturada y sal y que proporcione suficiente calcio y hierro para satisfacer los requerimientos de un organismo en crecimiento. La pirámide de los alimentos es una buena guía para promocionar una nutrición saludable en los adolescentes. Desde principios de los años noventa se han descrito multitud de pirámides. En este caso seguiremos el modelo aceptado por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria para la población infantil y adolescente. Los alimentos que están más cerca de la base son los que se deben consumir con mayor frecuencia. Pan, cereales, arroz y pasta Los alimentos de este grupo proporcionan carbohidratos complejos (almidones) y vitaminas, minerales y fibra. Los adolescentes necesitan de 4 a 6 raciones de alimentos de este grupo cada día. En la práctica se debe: a) elegir panes y cereales integrales con objeto de proporcionar fibra; b) comer alimentos pobres en grasa y azúcares; c) evitar añadir calorías y grasa a los alimentos de este grupo, en forma de mantequilla, etc. Frutas Las frutas y sus zumos al 100% proporcionan vitaminas A y C, y potasio. Son también pobres en grasa y en sodio. En la práctica se debe: a) comer frutas frescas y sus zumos al 100% y evitar la fruta enlatada edulcorada; b) comer la fruta entera; c) comer cítricos, melones y bayas, que son ricos en vitamina C. Verduras Las verduras proporcionan vitaminas, incluyendo las vitaminas A y C, y los folatos, minerales, como hierro y magnesio, y fibra. Además, son pobres en grasa. Un adolescente debe ingerir 2-4 porciones cada día. En la práctica se debe: a) comer una variedad de verduras para proporcionar todos los diferentes nutrientes que suministran, incluyendo verduras de hojas verdes, verduras de color amarillo, verduras ricas en almidón (patatas, maíz, guisantes), legumbres y otras verduras (lechuga, tomates, cebollas y judías verdes); b) no añadir mucho aceite a las verduras, y evitar la adición de mantequilla, mayonesa y arreglos para ensalada. Leche, yogur, queso Los productos lácteos proporcionan proteínas, vitaminas y minerales y son excelentes fuentes de calcio. Un adolescente debe consumir de dos a cuatro porciones de lácteos cada día. En la práctica se debe: a) elegir leche descremada y yogur descremado; b) evitar quesos grasos y helados cremosos. Carne, pollo, pescado, legumbres, huevos y frutos secos Los alimentos de este grupo proporcionan proteínas, vitaminas y minerales, incluyendo las vita- 02 33 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA CONSUMO OCASIONAL Dulce, bollería, etc. Carnes grasas y embutidos. 2 RACIONES CONSUMO Carnes magras, DIARIO pescado, huevos, legumbres y frutos secos. 2 - 4 RACIONES Leche, yogur y queso. 3 - 5 RACIONES (Preferentemente aceite de oliva). > 3 RACIONES Verduras, frutas > 5 al día. 2 RACIONES Verduras y hortalizas. 4 - 6 RACIONES Pan, cereales, cer. integrales, arroz, pasta, patatas. Actividad física Agua Figura 5. Pirámide de la alimentación saludable para niños y adolescentes (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria). 34 minas del grupo B, hierro y cinc. Un adolescente debe consumir de dos a tres porciones de alimentos de este grupo cada día, consumiendo el equivalente de 150 a 210 g de carne magra. terol y, por tanto, todos estos alimentos deben comerse con moderación. En la práctica se debe: a) elegir productos con la menor cantidad de grasa posible, como carne magra, pollo sin piel, pescado y legumbres; b) preparar las carnes con poca grasa: a la brasa, a la parrilla, cocidas, mejor que fritas; c) recordar que los frutos secos son ricos en grasa, y la yema de huevo lo es en coles- No más del 30% de la dieta debe proceder de las grasas. Para una dieta de 2.200 kcal, ello equivale a 73 g de grasa cada día y, para una de 2.800 kcal, de 93 g diarios. Es también importante el tipo de grasa. La grasa saturada, que se encuentran en la carne, lácteos, aceite de coco y de palma, aumenta las tasas 02 de colesterol sérico, más que las monoinsaturadas, que se encuentran en el aceite de oliva o de cacahuete, o que las poliinsaturadas del girasol, maíz, soja y algodón. La ingesta de grasas saturadas no debe ser superior al 10% de las calorías diarias. En la práctica se debe: a) utilizar carne magra y lácteos descremados o pobres en grasa; b) utilizar aceites vegetales insaturados y margarinas que tengan un aceite vegetal como principal componente; c) leer los etiquetados de los alimentos para conocer el tipo y cantidad de grasas que contienen; d) limitar los alimentos que contienen grandes cantidades de grasas saturadas; e) limitar los alimentos ricos en azúcares y evitar añadir cantidades extra a los alimentos. Actividad física La actividad física suele disminuir durante la adolescencia, en particular en las chicas. La falta de actividad física se produce por un desconocimiento de los beneficios asociados a la misma, a la falta de motivación, a la falta de tiempo y, en muchos casos, a la falta de instalaciones adecuadas. Sería importante practicar y reforzar aquellas actividades de la vida ordinaria, como caminar habitualmente, subir y bajar escaleras, etc. Capítulo F. Grasas, aceites y dulces Causas de los problemas nutricionales de los adolescentes Las causas de desequilibrio alimentario y nutricional en adolescentes se pueden agrupar básicamente en tres: hábitos alimentarios no convencionales, trastornos del comportamiento alimentario y práctica de deportes de alta competición. Hábitos alimentarios no convencionales Los hábitos de los adolescentes se caracterizan por: a) una tendencia aumentada a saltarse comidas, especialmente el desayuno y, con menos frecuencia, la comida de mediodía; b) realizar comidas fuera de casa; c) consumir snack, especialmente dulces; d) comer en restaurantes de comida rápida, y e) seguir gran variedad de dietas. En algunos casos se puede producir irregularidad en el patrón de las comidas. Lo más frecuente es la ausencia de desayuno o un desayuno nutricionalmente pobre. También se observa con elevada frecuencia la ingesta elevada de comidas preparadas y productos de preparación rápida (fast food), los cuales se suelen caracterizar por un alto contenido en energía, grasa saturada, sodio y bajo en fibra, vitaminas A y C, calcio y hierro. En la adolescencia se produce también con frecuencia la aparición de comportamientos alimentarios que contribuyen al desequilibrio nutricional, como dietas hipocalóricas no adecuadamente planificadas, dietas estrictas, dietas macrobióticas, consumo excesivo de determinados productos, etc. Las dietas vegetarianas, con ausencia de ingesta de huevos, carne y otros alimentos, favorecen la aparición de algunas situaciones carenciales, sobre todo de vitamina D y B12, riboflavina, calcio, hierro, cinc y otros oligoelementos. Cada vez está más extendido un tipo de comida rápida integrada por una serie de alimentos que están sometidos a una determinada preparación culinaria y que se conoce con el nombre de fast food. Este nuevo modo de comer presenta un fuerte componente social. El adolescente suele ser económica- 02 35 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA mente débil y los restaurantes de comida rápida ofrecen la posibilidad de reunirse con los amigos por poco dinero. Por tanto, cuando juzguemos la dieta del adolescente o realicemos educación nutricional, nunca debemos perder de vista el componente social-afectivo que va unido al consumo de este tipo de comidas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo ocasional de este tipo de comidas no supone ningún daño nutricional si el resto de la dieta es equilibrado. Trastornos del comportamiento alimentario Práctica de deportes de alta competición La obesidad nutricional, ligada a un balance energético positivo, por consumo de dietas hipercalóricas y disminución progresiva de la actividad física, se presenta en una proporción importante de los adolescentes. La obesidad constituye a cualquier edad un problema sanitario de primer orden. Su desarrollo durante la adolescencia incluye, además de los aspectos comunes de esta situación a cualquier edad, un impacto negativo en el desarrollo psicosocial. Los adolescentes que practican deportes de alta competición con frecuencia se ven abrumados por las recomendaciones de sus entrenadores en relación con la necesidad de ingerir suplementos dietéticos con el fin de mejorar su rendimiento físico. Los alimentos en los restaurantes de comida rápida suelen contener un exceso de energía y pocos nutrientes. Una comida típica estaría compuesta por una hamburguesa, patatas fritas, un pastel de manzana y un refresco de cola. Esta comida aporta aproximadamente 1.300 kcal, de las que el 44% son de grasa, el 46% de hidratos de carbono y el 10% de proteínas. Esta comida representa la mitad de los requerimientos diarios de energía y el 40% de lo recomendado para calcio y tiamina, 30% de hierro, 20% de vitamina C y 5% de vitamina A. En la última década, se ha producido un hecho social y sanitariamente alarmante y es el elevado consumo de alcohol. Se estima que en los fines de semana se pueden ingerir entre 30 y 90 g/persona/día de alcohol en chicas y chicos (sábado y domingo). Además, hay que tener en cuenta que una ingesta excesiva de alcohol altera la absorción de muchos nutrientes, entre ellos la tiamina, el folato y la vitamina C. Otro hábito preocupante es el de fumar, que presenta un tercio de los adolescentes de quince años, aumentando con la edad, hábito que tiene repercusiones nutricionales, ya que altera el metabolismo de la vitamina C y del folato y aumenta las necesidades de vitamina E. 36 02 Restricciones voluntarias de la ingesta de alimentos pueden conducir, en situaciones extremas, a la anorexia nerviosa, que afecta preferentemente a adolescentes jóvenes, predominando en el sexo femenino en una proporción de 10 a 1 respecto al masculino. Su perfil clínico es bien conocido, permaneciendo inaclarada su etiopatogenia. Los principales signos de alarma son: a) queja constante sobre el peso o el tamaño corporal; b) valoración frecuente del peso o mediciones de determinadas partes de su organismo; c) comparación frecuente de sí mismo con algunas figuras ideales; d) ausencia de la pubertad; e) sentimiento de burla por sus compañeros, y f) cambiar frecuentemente de forma de comer. Se admite que una gran influencia sobre este comportamiento de los adolescentes se debe al rechazo frecuente de la imagen corporal, el cual puede entenderse en tres vertientes distintas: a) percepción del tamaño, creyendo que el cuerpo es más grande de lo que realmente es; b) aspecto subjetivo, satisfacción o preocupación respecto a todo el cuerpo o a parte del mismo, y c) componente conductual, la persona evita situaciones que pueden originarle ansiedad. Probablemente, la actividad física intensa no aumenta los requerimientos de nutrientes específicos, excepto agua y calorías, para compensar el aumento de gasto energético y la pérdida de agua causada por el ejercicio. La cantidad de agua necesaria, en circunstancias normales, es generalmente de 1 ml/kcal de energía consumida. El agua es una prioridad durante el ejercicio. Una pérdida de aproximadamente el 2% del peso corporal altera la homeostasis del volumen intracelular y extracelular en el organismo, provocando un descenso de la funcionalidad celular y de la volemia efectiva. Como consecuencia de esto último, disminuyen la presión arterial media y el gasto cardiaco. Se reduce así la liberación de O2 a los músculos activos, lo que potencia la activación de las rutas glucolíticas anaerobias, con la consiguiente formación de lactato intramuscular y sanguíneo. En consecuencia, los sistemas cardiovascular, termorregulador, metabólico, endocrino o excretor se encuentran mermados, lo que puede afectar a la aparición temprana de fatiga física y mental durante el ejercicio. Cuando la deshidratación alcanza niveles del 7 al 10%, puede provocar un paro cardiaco e incluso la muerte. Los trastornos de la alimentación son más frecuentes en los atletas de ambos sexos que en la población general. Presentan un riesgo especial aquellos deportes en los cuales el aspecto externo es importante y en los que un bajo peso corporal favorece los resultados, como es el caso de la gimnasia y el patinaje artísticos. Se estima que entre el 15 y el 60% de las mujeres atletas presentan alteraciones de la alimentación. Embarazo Esta situación puede provocar graves desordenes nutricionales, ya que los embarazos en las adolescentes comportan mayores necesidades nutricionales (crecimiento del feto y crecimiento de la madre), por lo que es fundamental asegurar las raciones de vitaminas y minerales. Se debe poner especial cuidado en mantener adecuados niveles de cinc, de ácido fólico y de todos los demás nutrientes. Por ese motivo requerirá un especial control y seguimiento estricto por los especialistas. Capítulo G. Ejercicio físico en la adolescencia Al igual que en cualquier época de la vida una adecuada alimentación debe llevar también aparejada la práctica habitual de ejercicio físico, preferiblemente de tipo aeróbico como andar, ciclismo... A los evidentes beneficios de tipo corporal, entre los que se encuentra el mantenimiento de un peso adecuado, una deseada síntesis proteica, una buena formación ósea, etc., se contribuye con la práctica de ejercicio físico en la adolescencia, a establecer relaciones sociales de grupo, establecer patrones adecuados de estilo de vida, y, asimismo, ayuda a la instauración de actitudes mentales positivas de autoestima. 02 37 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria La práctica de actividad física es especialmente aconsejable en adolescentes con sobrepeso, en donde su exceso ponderal es, en gran parte, consecuencia más que de un aumento de la ingesta, de una reducción de ejercicio físico con evidente sedentarismo. En relación a la práctica habitual y adecuada de actividad física existen algunos problemas y riesgos: — Falta de motivación y de tiempo para su práctica y, en muchos casos, de instalaciones. — En ocasiones, ante retraso en el desarrollo constitucional, el adolescente reacciona con la práctica de ejercicio extenuante durante horas (en gimnasio preferentemente), lo cual no es saludable, sino que es generalmente inútil, dado que todavía no hay nivel de testosterona suficiente. — Como se indicó al hablar del calcio, una actividad física muy intensa puede generar un cierto grado de descalcificación. — Otro riesgo ligado a la práctica de ejercicio físico durante la adolescencia radica en el consumo, con cierta frecuencia, de anabolizantes. Esto puede alterar la función sexual y detener el crecimiento si aquella administración ocurre antes de alcanzar la madurez ósea. — Asimismo, la población adolescente que practica actividad física es blanco del consumo de gran número de productos comerciales de escaso o nulo valor nutricional (carnitina, polen de abeja...). TEMA 4. Capítulo A. Nutrición en el anciano DRA. CARMEN MATILLA ÁLVAREZ Centro de Salud Pueblonuevo del Guadiana, Badajoz. Generalidades El progresivo envejecimiento de los países desarrollados ha hecho que en el presente siglo XXI aumente el interés por este grupo de población. En España en el año 2000 las personas de edad avanzada se estima que constituían el 15% de la población total. Tendremos en cuenta que la denominada vejez, ancianidad, tercera edad o edad avanzada constituye un grupo de población muy heterogéneo. La edad de comienzo de esta etapa fisiológica no está claramente delimitada, aunque existe un establecimiento convencional de comienzo de la ancianidad entre los 65 y 70 años, esto es un límite teórico, que no es válido para todos los individuos. Este grupo tan heterogéneo abarca desde personas mayores de 65 años, autónomos muy activos, hasta ancianos con minusvalías importantes que dependen de ayuda externa. Se han diferenciado varios grupos dentro de este colectivo de población: ancianos-jóvenes (65-70 años), ancianos mayores (7480 años) y ancianos viejos (más de 80 años), pero siendo más válida la edad biológica que la edad cronológica. De una manera más fisiológica, se define envejecimiento como aquella situación en la que hay una disminución evidente de la capacidad para mantener la homeostasis del organismo, y se podría hablar de vejez cuando se han producido el 60% de las modificaciones patológicas atribuibles a la edad. 38 02 02 39 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria Capítulo B. Causas del envejecimiento El envejecimiento de cada individuo viene determinado por unos factores genéticos intrínsecos que son el determinante de la expectativa de vida, pero existen una serie de factores extrínsecos, directamente implicados, que pueden llegar a modificar de forma importante esa expectativa de vida. Entre estos factores destaca de forma importante la nutrición, ejercicio físico, agresiones externas… Teorías del envejecimiento Actualmente no están establecidas las causas que nos conducen al envejecimiento de forma concreta, pero existen varias teorías: Teoría basada en estudio de poblaciones: Dentro de ellas destaca la que propone que el período vital de una especie se relaciona con la velocidad metabólica de la misma, de tal modo que la edad y la velocidad metabólica guardan una relación inversa. Teoría basada en los sistemas orgánicos: Para algunos autores la deficiencia de ciertos órganos como el endocrino y el inmunitario determinan el envejecimiento. Otros localizan la causa en el deterioro del sistema nervioso central. Teoría basada en mecanismos celulares. Son varias las teorías propuestas: — El envejecimiento es consecuencia de mutaciones dominantes o recesivas de las células somáticas. — Los radicales libres provocan daños moleculares en el ADN, lípidos, proteínas, etc. que pueden llegar a provocar mutaciones y, por tanto, envejecimiento. 40 02 — Las alteraciones del código genético por afectación de ADN, ARN están relacionadas con el envejecimiento. — Cada día toma más fuerza la teoría mitocondrial del envejecimiento, según la cual los radicales libres afectan a moléculas vitales de la mitocondria, lo que conduce a fallos en la provisión energética, condicionando la aparición del envejecimiento. La alimentación como factor extrínseco En el grupo de edad avanzada, la alimentación condiciona el envejecimiento, debiendo tenerse en cuenta porque: — La expectativa de vida aumenta y se espera que en 2025 este grupo de población suponga el 25% del total, lo que conllevará la aparición de problemas humanos, socioeconómicos... — La malnutrición en esa edad condiciona el aumento de morbilidad y mortalidad que deberán ser objeto de mayor atención. — Se generan más exigencias sociales y de salud pública, con su implícito gasto social y económico. Capítulo C. Valoración del estado nutricional La valoración del estado de salud en los ancianos, como indicador de su estado de salud se utiliza para conocer lo antes posible los estados subclínicos o clínicos de malnutrición. Los parámetros más indicados para valorar el estado nutricional son: — Peso. Varía a lo largo de la vida y en la edad avanzada tiene características ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA especiales. Así, la incidencia de sobrepeso decrece en los hombres ancianos, en tanto que se incrementa en las mujeres hasta muy avanzada edad, en que decrece también. Tanto los hombres como las mujeres experimentan cambios en la distribución del peso corporal, pudiendo aparecer atrofia grasa (en las mejillas que le dan el aspecto caquéctico) y acúmulo en otras zonas del cuerpo. — Altura. Un cambio bien conocido es la disminución de la estatura, tanto en los hombres como en las mujeres. Esta disminución ha sido atribuible al aplastamiento de los discos vertebrales, adelgazamiento de los cuerpos vertebrales y a la pérdida de la masa muscular vertebral que no consigue mantener la postura de erecto. — La medida del pliegue cutáneo plantea dificultades debidas a los cambios que el anciano sufre en la composición corporal. — El IMC no es valorable porque relaciona peso/talla y son dos parámetros que en el anciano se modifican, como ya hemos explicado. — — — — Capítulo D. Condicionantes del estado nutricional El colectivo de personas ancianas está considerado como un grupo muy vulnerable a condicionantes que pueden llegar a desencadenar estados de malnutrición. Entre estos factores destacaremos: — Disminución de la masa magra metabólica activa, causada por la pérdida de masa muscular, que conlleva una dis- — — minución de la movilidad con aumento del riesgo de caídas y modifica negativamente la capacidad funcional. Además, la reducción de la masa magra se acompaña de aumento de la grasa corporal que puede aumentar el riesgo de diabetes. Condicionantes biológicos y fisiológicos: en el proceso de envejecimiento coexisten una serie de factores que pueden favorecer alteraciones en la apetencia por los alimentos y alteraciones en el proceso de la digestión, dificultando la capacidad para nutrirse adecuadamente. Alteraciones sensoriales en el olfato, vista, gusto que alteran las apetencias por la cantidad y calidad de los alimentos (por ej., no identifican olores agradables...). Aparecen alteraciones en la boca (perdida de piezas…), hay una disminución de la secreción de la saliva, que provoca sensación de sequedad de boca con pérdida de apetencia y alteración en la deglución. Aparecen modificaciones, como la disminución del peristaltismo intestinal, hipoclorhidria e hipoquilia, que provocan la disminución de la absorción de los nutrientes. Presencia de enfermedades, la instauración de dietas terapéuticas de manera generalizada y sin atender a los hábitos de cada individuo, puede contribuir a aumentar la inapetencia y el riesgo de malnutrición. Factores psicosociales, económicos y culturales: los ancianos sufren situaciones que favorecen la desnutrición como, pérdida de interés por la comida, disminución de la capacidad para ir a la 02 41 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Mal estado nutricional Dietas desequilibradas Socioeconómicos culturales — Aislamiento. — Soledad. — Pobreza. — Ignorancia. — Falta de ayuda social. — Historia laboral. — Estilo de mercado. Fisiológicos — Sarcopenia. — Insomnio. — Inmovilidad. — Anorexia. — Masticación. — Insalivación. — Absorción. — Hipogeusia. — Hipodipsia. — Ceguera. — Sordera. Estilo de vida — Sedentarismo. — Tabaquismo. — Alcohol. — Dependencia. Psíquicos — Mala función cognitiva. — Ansiedad. — Depresión. — Demencia. — Aflicción. — Manías. — Melancolía. Salud — Pérdida involuntaria de peso. — Fármacos. — Enfermedades crónicas degenerativas. Figura 6. Factores que afectan al estado nutricional. compra, merma de las habilidades para manipular los alimentos, pérdida del poder adquisitivo, tendencia a la depresión por vivir solos, falta de apoyo y de estímulos que le llevan a pérdida de interés por la comida. — Interacción fármaco-nutriente: la mayor incidencia de enfermedades, muchas de ellas de larga duración, que requieren tratamiento farmacológico, conlleva el aumento del riesgo de interacciones fármaco-alimento, fármaco-nutriente y fármaco-estado nutricional. Capítulo E. miento de los procesos metabólicos, hacen que tengan que incorporarse de forma continua nuevos conceptos y criterios que se suman o modifican los ya utilizados en la determinación de los valores de referencia de las ingestas de energía y nutrientes recomendados. Las ingestas recomendadas (IR) son valores que intentan hacer coincidir de forma óptima la ingesta real con los requerimientos del grupo de población elegido. Se usan como referencia para saber si una dieta contiene y aporta diariamente (como media de 15 días) suficiente cantidad de energía y de nutrientes para mantener la salud de determinada población, en nuestro caso la de edad avanzada. Nutrición en la edad avanzada Capítulo F. Los avances científicos de las últimas décadas en relación con los nutrientes y otros componentes de los alimentos, sus funciones y propiedades, así como el mayor o menor conoci42 02 Ingestas recomendadas (IR) Existe una gran variabilidad en las IR de las personas de edad, pues cuanto mayor es la persona más complejos son sus requerimientos y mayores las variaciones en la capacidad de ingerir, digerir, absorber y utilizar nutrientes. En algunas ocasiones las IR se han obtenido por extrapolación de las de los adultos jóvenes, pero no se encuentran bien detalladas las de los distintos colectivos. Energía Las necesidades de energía disminuyen con la edad un 5% por década (unas 300600 kcal). Dos tercios son atribuibles a la menor actividad física, el resto a la menor tasa metabólica basal (TMB) consecuencia de los cambios en la composición corporal, principalmente por la disminución de la masa libre de grasa. Este menor gasto y la consecuente menor ingesta de energía son los factores más importantes que influyen en el estado nutricional. Se han establecido unas IR medias de 30 kcal/kg de peso corporal. La ingesta adecuada de energía diaria debe ser aquella que permita realizar una determinada actividad física y mantener el peso en los límites aconsejados. Macronutrientes Hidratos de carbono Se recomienda, como en otros grupos de edad, que éstos aporten entre el 55 y el 65% de la energía total consumida, principalmente a partir de hidratos de carbono complejos (almidón), presentes en cereales, algunas verduras, hortalizas, frutas y leguminosas. Se recomienda también moderar el uso de mono y disacáridos (sacarosa), ya que pueden desplazar de la dieta a otros alimentos con mayor densidad de nutrientes. Dentro de este 10% no se incluyen los azucares de fruta, verduras y lácteos, por ser vehículo de minerales y vitaminas. Fibra alimentaria Es conocido que en cualquier edad es fundamental aporte de fibra, de modo que su deficiencia es causa de muchos y, a veces, graves trastornos y patologías digestivas y no digestivas. El problema es idéntico en ancianos, pero agravado por la frecuencia de estreñimiento en este colectivo, junto a diverticulosis, cáncer de colón... Se recomienda un consumo de unos 2030 g/día, a partes iguales entre fibras solubles (leguminosas, frutas como peras, manzanas, cítricos, frutos secos) e insolubles (cereales integrales, pan, verduras, piel de frutas.) La necesidad a veces de aumentar la ingesta de fibra no sólo a base de alimentos naturales, sino con preparados comerciales a base de fibra insoluble, como salvado de trigo, debe hacerse, pero teniendo en cuenta diversos problemas que deben plantearse. Así, un régimen rico en fibra debe acompañarse de una cantidad de agua importante, porque de lo contrario se ocasionarían fenómenos suboclusivos. Mayor aporte puede ocasionar malestar digestivo y comprometer la absorción de micronutrientes. Lípidos La grasa de la dieta tiene un importante papel suministrando ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles. La cantidad de grasa, como en la población adulta joven, aporta entre el 30 02 43 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria y el 35% de la energía total. No obstante, lo importante, más que la cantidad de grasa es la calidad de la misma. En este sentido el ácido graso que se debe aportar es el ácido oleico frente al linoleico dada la mayor defensa antioxidativa celular que se consigue con el primero. Esto es importante en la edad avanzada, dada la relación entre la formación de radicales libres y el proceso de envejecimiento. La mayor parte de los programas nutricionales hacen énfasis en la disminución de la ingesta de lípidos, especialmente de grasa saturada. En general, las recomendaciones de grasa deben ser similares a las del resto de la población. Por otra parte, los ácidos grasos omega 3 abundantes en los pescados, de gran trascendencia biológica, deben estar presentes en las dietas de forma similar en el anciano que en el adulto joven. Proteínas Es el macronutriente más controvertido desde el punto de vista de sus requerimientos, no sólo por la falta de estudios, sino porque muchos resultados de la investigación son contradictorios. Las IR se han estimado en 0,8-1,00 g/kg/día. Algunos estudios indican que la ingesta de 1 g/kg podrían favorecer un mejor balance nitrogenado, estimulando la formación de masa muscular. La deficiencia de proteínas puede dar lugar a pérdida de masa muscular, alteraciones en la función inmune y mala cicatrización de las heridas. Las recomendaciones actuales indican que la proteína no debe aportar más del 10-15% de la energía total consumida. Sin embargo, en los ancianos, como la ingesta energética 44 02 suele ser baja, el aporte calórico de la proteína, teniendo en cuenta las IR en términos absolutos, puede ser mayor (12-17%). En el caso de pérdida de peso o estados hipercatabólicos, las IR pueden llegar a 1,5 g/kg/día. Las IR de proteína pueden ser menores en caso de que existan alteraciones hepáticas o renales. Micronutrientes ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Tabla 8. Ingesta recomendada de vitaminas liposolubles Vitamina A Vitamina D Vitamina E Vitamina K 1.000 µg (H) 800 µg (M) 15-10 µg (H) 15-10 µg (M) 12-15 mg (H) 11-15 mg (M) 65 µg (H) 80 µg (M) Fuente + Hígado. Pescados. factor externo Leche. Alimentos Mantequilla. enriquecidos + sol. Vegetales: carotenos. Aceites. Verduras. Cereales. Carnes, leche. Cereales. Verduras, frutas. Deficiencia Está disminuida en: arterioesclerosis, anemias hemolíticas y algunos tipos de cáncer. Hemorragias. Se ha relacionado con menor densidad. ósea. IR/día Vitaminas La visión general que hoy se tiene de las necesidades vitamínicas es que, aun faltando estudios suficientes para establecer las ingestas recomendadas, las personas de edad avanzada pueden presentar requerimientos distintos, mayores o menores, al adulto joven. Los diversos estudios de evaluación del estado nutricional, muestran que pueden existir deficiencias en prácticamente todas las vitaminas, aunque es más frecuente la deficiencia en B1, B6, D3, A y folato. Las causas del posible déficit son diversas: disminución de la ingesta, problemas de absorción (vitamina B12 y folato) o depósito, dificultades en la formación del compuesto activo (vitaminas B1, B6, D3), aumento en la degradación y excreción, etc. No obstante, en la gran mayoría de las veces la causa es una ingesta insuficiente. Así, algunos investigadores sugieren la posibilidad de aumentar las ingestas recomendadas para algunas vitaminas, especialmente para la B2, B6, B12 y D, en las personas de edad avanzada. Es frecuente en algunos países, como Estados Unidos, el consumo de suplementos vitamínicos-minerales, que pueden ser practicados por porcentajes de población del 30 al 35%. Este hecho que tiende a extenderse en el mun- Menor resistencia a infecciones. Trastornos de visión. y alteraciones de piel y mucosas. Osteomalacia. Osteoporosis. Deformaciones óseas. Menor resistencia a infecciones. do occidental, merece algunas consideraciones: en primer lugar la suplementación no siempre consigue la elevación de niveles sanguíneos de determinadas vitaminas y, en segundo lugar, dados los cambios en la composición corporal que sufre el anciano, es posible la aparición de efectos secundarios, o incluso de toxicidad, como ocurre con vitaminas A y D. La situación más clara de suplementación vitamínica, excepto cuando hay evidencia clínica o bioquímica de deficiencia, es cuando la ingesta energética está por debajo de 1.500 kcal, o cuando es manifiesto el desequilibrio de la dieta. Vitamina A Los almacenes de retinol en el hígado son normales incluso en ancianos con ingestas bajas. La actividad vitamínica A se expresa en forma de equivalentes de retinol, incluyendo el retinol y los carotenos; éstos actúan como antioxidantes y anticancerígenos en el organismo, por lo que tienen un papel importante en la prevención de enfermedades crónicas y degenerativas. Las necesidades diarias de vitamina A varían entre 800 y 1.000 µg (tabla 8). Vitamina E Los tocoferoles son potentes antioxidativos que protegen del envejecimiento celular. La IR varía entre 11 y 15 mg por día y un déficit puede ocasionar alteraciones en el sistema inmune (tabla 8). Vitamina D De todas las vitaminas, la vitamina D3, es la que puede aparecer como deficiente. Con la edad, el estado nutricional en vitamina D es más precario como consecuencia de una menor eficacia en la síntesis cutánea de la vitamina (que sólo se mantiene en un 25% de los ancianos), menor capacidad de los riñones para activarla (baja actividad enzimática de la 1-alfahidroxilasa que activa el 25-hidroxicolecalciferol), baja exposición al sol y bajas ingestas. Dado que la vitamina D se encuentra en pocos alimentos (pescados y alimentos fortificados, principalmente), no es sorprendente que un alto porcentaje de ancianos tengan ingestas muy bajas de esta vitamina (consumen pocos alimentos ricos en esta vitamina), que se asocian a una menor absorción de calcio, y una mayor resorción ósea. Todo esto nos lleva a que la IR se haya 02 45 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Tabla 9. Ingesta recomendada de vitaminas hidrosolubles Tabla 10. Ingesta recomendada de minerales IR/día Folato 400 µg Vitamina B12 3 µg Fuentes Verduras, leguminosas, hígado. Lábil a la acción del calor y aire. Origen animal. Vitamina B6 1,4 (H), 1,2 (M) mg (g) > 0,02 B6 (mg)/proteina Vitamina C 100 mg Carnes, pescados, huevos y cereales. Deficiencia Enfermedad Neuropatía periférica, cardiovascular (junto a ataxia o alteraciones cognitivas. menor ingesta de vitaminas B6 y B12 = aumento de homocisteína). Deterioro de pared arterial. Demencia. aumentado hasta 10-15 µg en adultos de 65 años. Para las personas con una limitada exposición al sol y baja ingesta se recomienda, incluso, consumir suplementos. Vitamina B12 Es una vitamina a tener en cuenta, puesto que su absorción se encuentra afectada en el anciano, debido a la presencia de patología digestiva atrófica en el 10-30% de los individuos mayores de 70 años (tabla 9). Alteraciones del metabolismo proteico, función cognitiva e inmune. Frutas y hortalizas, (cítricos, fresas, tomates, pimientos y patatas). Lábil a la acción del oxígeno, luz y calor. Implicada en la síntesis del colágeno, cicatrización, funcionamiento adrenal, absorción del hierro, no hemo, cataratas, algunos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas. este sentido, no sólo se aconseja el consumo de alimentos ricos en folatos, sino que incluso se recomienda el uso de productos enriquecidos, como el pan (tabla 9). Ahora bien, el enriquecimiento de esta vitamina debe hacerse evitando las sobredosificaciones. La ingesta mayor de 1mg/día constituiría un riesgo para individuos con deficiencia subclínica de vitamina B12 con precipitación de síntomas neurológicos relacionados con esa deficiencia. Vitamina C Folatos Actualmente se está prestando especial atención al folato, con vistas a reducir los niveles de homocisteína plasmática, disminuyendo así el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y de trastornos psiquiátricos. En 46 02 Esta vitamina se considera un potente antioxidante, por lo que se debe asegurar su aporte con la dieta. Conviene tener en cuenta que el aporte debe aumentarse en fumadores, individuos sometidos a estrés o en los que sufren enfermedades degenerativas (tabla 9). IR/día Ca 1.200 mg Zn 7-10 mg FE 10 mg Se 55 µg Fuentes Leche y derivados, pescados pequeños comidos enteros, hortalizas, leguminosas, aguas con Ca. Carnes rojas y pescados, leche y leguminosas. Fe hemo: vísceras y carnes. Fe no hemo: leguminosas, frutos secos y verduras. Alimentos de origen animal y verduras y hortalizas. Implicado: mantenimiento del sentido del gusto. Función inmune. Cicatrización. Pérdidas de sangre. Menor absorción de hierro no hemo (hipo o aclorhidria en gastritis atrófica). Enfermedad coronaria. Cáncer. Sistema inmune. Deficiencia Menor absorción. Menor 1,25 dihidroxivitamina D. Desmineralización. Minerales (tabla 10) Aunque los avances en el conocimiento de los minerales, incluido su papel en el envejecimiento, permiten hacer pensar que se establecerán tablas de ingesta de minerales, la importancia de los minerales en el envejecimiento se explica en razón a las siguientes relaciones: Calcio y su relación con la osteoporosis. Las personas de edad avanzada, especialmente mujeres, pierden masa ósea, sufriendo una mayor incidencia de fracturas. Esto está relacionado con el calcio y con la vitamina D3. El balance negativo del calcio puede deberse a una ingesta disminuida, a una disminución de la absorción intestinal y a la existencia de interacciones farmacológicas que interfieren en el metabolismo y absorción del calcio. Gran número de estudios demuestran que la ingesta de calcio está disminuida en el 40-50% de las mujeres. La cantidad recomendada de ingesta de calcio es de 1.200 mg/día, cifra que no representa riesgo de toxicidad. Este suministro se debe hacer fundamentalmente a través de leche y derivados, pero si no fuera posible por intolerancia a la lactosa se pasaría a suministrarlo con productos enriquecidos o como calcio medicinal. Además, como, ya se ha dicho, puede ser conveniente la administración de vitamina D conjuntamente. Hierro. En las personas de edad avanzada los depósitos de hierro aumentan, por lo que la ingesta disminuida en algún momento no tiene por qué aumentar el riesgo de anemia debido a la disponibilidad del mineral desde los depósitos férricos. En cuanto el aporte alimentario, dada la mejor biodisponibilidad del hierro hemo se aconseja la ingestión de carnes y huevos y, entre las vísceras, especialmente el hígado y su derivado el foie gras y para favorecer la absorción de hierro no hemo, se deben tomar frutas cítricas u otras ricas en vitamina C. En cuanto a la suplementación con hierro medicinal, no parece necesario, de hecho algún estudio realizado demostró que no existía diferencia en la evaluación del estado férrico en las personas con o sin suplementos. 02 47 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria Cinc. El cinc es, sin duda, uno de los minerales más estudiados en relación con el envejecimiento por dos razones: 1. La mayoría de los estudios demuestran que las ingestas de este mineral están por debajo de las recomendadas. 2. El cinc está ligado a muchos procesos que se presentan en el envejecimiento, destacando la pérdida de la sensibilidad gustativa, anorexia, impotencia sexual, letargia mental, demencia y de un modo especial su relación con la respuesta inmune. Agua El agua es un componente esencial de los seres vivos, sin la que no es posible la subsistencia. Una persona puede vivir meses sin ingerir alimentos, dependiendo de sus reservas corporales, pero sin el aporte de agua, el período de supervivencia es tan sólo de unos días. Aunque el agua se excluye a menudo de las listas de nutrientes, como componente esencial para el mantenimiento de la vida debe ser aportado por la dieta en cantidades muy superiores a las que produce el metabolismo. El agua puede considerarse como un verdadero nutriente, especialmente para las personas mayores, a cuyo estado de hidratación hay que prestar mucha atención. Parte de los procesos normales de envejecimiento son cambios de los mecanismos homeostáticos con la alteración en el balance hidro-electrolítico que afectan negativamente al individuo y aumentan la morbi-mortalidad, lo que constituye uno de los principales problemas clínicos en las personas mayores. No hay otra sustancia tan ampliamente involucrada en funciones tan diversas como el 48 02 agua. Todas las reacciones químicas del organismo tienen lugar en un medio acuoso; sirve como transportador de nutrientes y vehículo para excretar productos de desecho; lubrica y proporciona soporte estructural a tejidos y articulaciones. Pero quizás una de sus funciones más importantes está relacionada con la termorregulación. La evaporación del agua a través de la sudoración y transpiración constituye un mecanismo termorregulador muy eficiente, evitando variaciones de temperatura que podrían ser fatales. La vida sin agua sería imposible. Como porcentaje de la masa corporal, el contenido de agua es mayor en los hombres que en las mujeres, y tiende a disminuir con la edad en ambos sexos. Un hombre de setenta a ochenta años tiene menos de un 60% de agua y una mujer de la misma edad una cantidad inferior al 50% respecto al adulto joven del mismo sexo. En algunas personas mayores, la causa más importante de la reducción de peso en esta etapa de la vida es la disminución de agua, consecuencia de los cambios que se producen en la composición corporal (pérdida de masa magra e incremento de grasa corporal), que llega a producir alteraciones en la regulación de la temperatura corporal y aumenta la tendencia a la deshidratación. El balance entre la ingesta y la pérdida de líquidos tiene gran importancia y cualquier alteración del mismo pone en peligro la vida del individuo. Es fundamental hacer el seguimiento nutricional de las personas mayores para evitar los riesgos de deshidratación que pueden dar lugar a graves problemas para la salud. Durante el envejecimiento pueden coexistir diversos factores que favorecen, en mayor o menor grado, dichas alteraciones. De entre estos factores cabe destacar: ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA Alteraciones en la ingesta — Disminución de la ingesta de agua, causada por: – Disminución de la sensación de sed, provocada por el envejecimiento. – Disminución de la apetencia por determinados alimentos ricos en agua, por ejemplo la leche. – Disminución de la tolerancia a algunos alimentos, tales como la leche. – Disminución de la accesibilidad al agua, causada por las mermas de la autonomía física y psíquica del individuo. – Disminución de la capacidad de manipulación de algunos platos, por ejemplo cucharadas de sopa. — El temor a beber y a consumir alimentos con agua, por considerar que pueden incrementar el riesgo de incontinencia urinaria, en especial en las horas nocturnas. — Dificultades en la capacidad de deglución, provocadas por el propio envejecimiento, alteraciones en las piezas dentales o la presencia de prótesis, la sequedad de la boca, hemiplejías, efectos secundarios de algunos medicamentos, por ejemplo los hipnóticos o los ansiolíticos, etc. — Un aumento de la diuresis, causada bien por la presencia de algunas enfermedades, como la diabetes descontrolada o por la administración crónica de algunos medicamentos, tales como los diuréticos y broncodilatadores derivados de la teofilina. — Un incremento de la pérdida de agua a través de las heces, provocada por la administración incontrolada de laxantes o una mayor incidencia de procesos diarreicos. — La presencia de poliapnea, frecuente en ancianos con insuficiencia respiratoria, que provoca una mayor pérdida de agua en la respiración. Requerimientos diarios de agua en las personas de edad avanzada Provocadas por: Todos los seres vivos, y por supuesto el hombre, requieren imprescindiblemente un aporte suficiente de agua, aunque también es cierto que la tolerancia a la deshidratación varía en gran medida de unas especies a otras. En el hombre adulto la pérdida de un 10% del agua en el organismo determina trastornos evidentes, y si alcanza el 20% puede causar la muerte. Se calcula que un sujeto normal precisa de un aporte diario de agua de 2 a 2,5 litros. Esta cantidad total puede ser aportada por las bebidas ingeridas (agua, tisanas, infusiones, leche, licores, etc.), por el agua constitutiva de prácticamente todos los alimentos, y también por el agua que se libera en la combustión de éstos en los propios tejidos orgánicos. — Un aumento de la resistencia del túbulo renal a la acción de la hormona antidiurética, durante el proceso de envejecimiento. Este hecho comporta una mayor eliminación de agua a través de la orina. En los ancianos el agua se convierte en una verdadera necesidad a la que hay que prestar atención y en muchos casos incluso es necesario prescribir su consumo como si de un medicamento se tratase. Debe, por tanto, recomendarse: «beber más de ocho vasos de agua al día». Alteraciones de la eliminación 02 49 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria Capítulo G. Recomendaciones para realizar una dieta saludable — Las personas mayores deben prestar especial atención a su alimentación, pues los problemas nutricionales son frecuentes y sus repercusiones mucho más graves que en otras etapas de la vida. Según diversos autores, para que el anciano pueda consumir una dieta saludable deben seguirse las siguientes recomendaciones: — — Educar nutricionalmente para mejorar sus conocimientos dietéticos. — Conocer que una buena alimentación empieza por una correcta elección de los alimentos en el mercado. Es importante cuidar su manipulación y conservación. Evitar guardar la comida mucho tiempo sin consumirla. Informar de que la calidad de los alimentos congelados, precocinados o enlatados puede ser igual que los alimentos frescos, aunque siempre es necesario tomar frutas y verduras frescas. — Se recomienda no recalentar repetidas veces platos ya preparados, pues puede perderse una cantidad apreciable de algunas vitaminas como la C o el folato (las más sensibles). — Disfrutar con las comidas. Es un placer que a nadie se le puede negar y menos a una persona mayor. Recordaremos que nuestro lema debe ser: «el alimento o la dieta que no se come, no nutre y no contribuye a mejorar la salud». — Las dietas deben ser sencillas y fáciles de preparar, pero cuidando la presentación de los platos y haciendo de la comida uno de los momentos más agra50 02 — — — dables. No olvidemos que también se come con los ojos. Evitar la soledad, comer en compañía y aumentar las relaciones sociales siempre que sea posible. Es importante fomentar los aspectos relacionados con el carácter convivencial y lúdico de las comidas. Repartir los alimentos en 4-6 comidas diarias, evitando suprimir el desayuno y haciendo más de una comida caliente al día. Si existe pérdida de apetito, se recomienda repartir más las comidas, comiendo pequeñas cantidades. Consumir una dieta variada con alto contenido de nutrientes. Evitar la monotonía y las dietas muy restrictivas que limitarán el consumo de algunos alimentos. Fomentar el balance adecuado entre los diferentes alimentos. Debe evitarse que el consumo excesivo de uno de ellos, desplace o sustituya a otro también necesario. El consumo energético debe ser adecuado no sólo para mantener el peso correcto, sino también como vehículo de otros nutrientes, pues cuando el contenido calórico de la dieta es bajo y no se han seleccionado adecuadamente los alimentos que la componen, se produce una drástica reducción de algunos nutrientes. En las personas de edad, la densidad nutricional de la dieta es especialmente útil como indicador de la calidad y adecuación de la dieta. Fomentar la moderación para mantener el peso estable y dentro de los límites aconsejados, equilibrando la ingesta de energía con el gasto calórico mediante la realización diaria de ejercicio físico. Evitar tanto el bajo peso como la obesidad. Un ligero sobrepeso puede ser un ALIMENTACIÓN EN DISTINTAS ETAPAS DE LA VIDA factor de protección en los ancianos, al contrario de lo que ocurre en los jóvenes, como lo han puesto de manifiesto diversos estudios. La pérdida involuntaria de peso debe ser una señal de alarma, indicativa de algún proceso patológico. — Mantenerse activo. Realizar diariamente algún tipo de actividad física para aumentar las necesidades de energía y el consumo de alimentos. Además, previene la obesidad, mantiene la masa ósea, la independencia y la movilidad, reduce el riesgo de caídas y favorece la exposición al sol, contribuyendo a un adecuado estado nutricional de vitamina D. — Preservar el comportamiento proteico para evitar una mayor pérdida de masa muscular. Las proteínas de la dieta tienen que ser de alto valor biológico, de alta calidad. — Cuidar el aporte de calcio. No conviene suprimir los lácteos de la dieta, pues son las principales fuentes de calcio, con la alternativa de poder usar los desnatados para aquellas personas que tengan que cuidar la ingesta de grasa, aunque estos últimos tienen el inconveniente de que pierden las vitaminas liposolubles, especialmente la vitamina D. En las personas con intolerancia a la lactosa que tengan molestias tras la ingestión de leche, se recomienda el consumo de yogur y leches fermentadas. El consumo de lácteos en este grupo de edad tiene numerosas ventajas. – Son ricos en proteína, Ca, riboflabona y retinol. – Contienen cantidades apreciables de tiamina, folato, niacina, vitamina B12 y D y de magnesio, cinc y fósforo. – Previene la desmineralización ósea. – Son de fácil uso y conservación. – Muchos de ellos no demandan actividad masticadora. – Pueden contener hasta un 80% de agua. – La leche descremada, excepto por su contenido en algunas vitaminas liposolubles, es uno de los alimentos con mayor densidad de nutrientes. Se pueden utilizar leches enriquecidas. — Se recomienda moderar el consumo de sal y de alimentos salados, si existen otros factores de riesgo, a menos de 2.500 mg de sodio al día (menos de 6 g de sal). La sal es esencial para la vida y los productos frescos contienen la cantidad necesaria. No abusar de la sal al preparar la comida y probarla en la mesa, antes de usar el salero. Puede recurrirse al uso de otros alimentos y especies para sazonar (1 cucharadita de postre = 2g de sodio = 5 g sal). — Vigilar la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación. Tomar aproximadamente dos litros al día. Los ancianos deben saber que tienen que beber agua a intervalos regulares, aunque no tengan sed, deben colocar en sitio visible la cantidad de agua que tienen que tomar diariamente. — Moderar el consumo de bebidas alcohólicas. Si existe consumo de alcohol, beber preferentemente vino o cerveza. Se recomienda no superar los 30 g de etanol/día en el hombre y los 20 g en la mujer. Numerosos estudios epidemiológicos han demostrado que la ingesta de cantidades moderadas de alcohol (de 10 a 30 g de etanol/día) reduce la mortalidad cardio- 02 51 CURSO ActualizaciónenNutriciónparaAtenciónPrimaria vascular, al comparar con los datos obtenidos en los abstemios. Este beneficio parece estar mediado fundamentalmente por su efecto sobre las lipoproteínas plasmáticas, principalmente elevando el colesterol HDL y, en menor medida, reduciendo el colesterol LDL. El otro efecto cardioprotector importante parece ejercerlo disminuyendo la agregabilidad plaquetaria y produciendo cambios en la coagulación y en la fibrinolisis. El posible papel antioxidante de sus diferentes polifenoles sigue siendo controvertido. Hay que ser muy cautos con esta recomendación, pues, cuando se trata de marcar normas generales dirigidas a toda la población, es difícil separar la frontera entre los efectos beneficiosos del «buen beber» y los indeseables del «mal beber», que son muchos. Además, los ancianos son más vulnerables a sus efectos, pues tienen un menor metabolismo gástrico y hepático del alcohol y menor cantidad de agua que repercutirá en un aumento de la alcoholemia ante la misma cantidad de alcohol ingerida. El alcohol puede disminuir el apetito, desplazar a otros alimentos de la dieta y puede interaccionar con diversos nutrientes (vitaminas B1, B2, B6, E...) o con los fármacos. — Cuidar la dentadura y la higiene bucal para poder masticar bien y no tener que suprimir ningún alimento de la dieta. Cuanto mayor sea la degradación de la dentadura y, por tanto, la restricción de alimentos, mayor será el riesgo de desequilibrios o deficiencias nutricionales. — Reducir el tabaquismo, pues aumenta el riesgo cardiovascular y de cáncer, las enfermedades respiratorias y también disminuyen el apetito. 52 02 Capítulo H. Diseño y programación de dietas en personas mayores Glosario Anabolismo: cualquier proceso constructivo mediante el cual sustancias simples se convierten, por acción de celulas vivas, en compuestos más complejos. Calcemia: cantidad de calcio en sangre periférica. Lactogénesis: establecimiento de la secreción de leche en las glándulas mamarias. Lipogénesis: formación de grasas, transformación de materiales alimenticios no grasos en tejido adiposo corporal. La amplia variedad de estados de salud, patología subyacente, grado de autonomía, ejercicio físico y hábitos de consumo alimentario hacen necesario establecer pautas individualizadas. Catabolismo: cualquier proceso destructivo por virtud del cual las células vivas transforman sustancias complejas en compuestos más sencillos. Lipolisis: descomposición, desdoblamiento o destrucción de las grasas. En una dieta para las personas mayores se debe asegurar una buena disponibilidad de nutrientes, unas preparaciones culinarias agradables y un entorno ambiental acogedor. Cortisol: importante glucocorticoide natural secretado por la corteza suprarrenal. Cuerpos cetónicos: productos catabólicos normales del metabolismo de lípidos. Oxitocina: hormona hipotalámica que tiene acción sobre la contracción uterina y sobre la secreción de leche materna. El menú diario se debe basar en un entrante o primer plato (cereales, harinas, verduras, patatas), segundo plato (carne, pescado, huevos) y un postre (frutas, lácteos, dulces) y acompañar con pan. Es aconsejable fraccionar la dieta en 4 ó 5 comidas diarias. Las técnicas culinarias que se recomienda usar con más frecuencia son: la cocción al vapor o al agua, al horno, a la plancha y con menos frecuencia las frituras, rebozados, empanados, guisos, estofados y rehogados. Se deben utilizar condimentos suaves y aromáticos. Evitar los picantes, los muy ácidos y los agrios. Se debe moderar el uso de sal, como grasa de condimento se utilizará el aceite de oliva y como edulcorante los azúcares con moderación. El aspecto del menú debe ser lo más atractivo y apetecible posible, una buena presentación del plato y una adecuada temperatura van a contribuir a la aceptación del menú. Eclampsia: convulsiones y coma que ocurren en mujeres embarazadas. Embriogénesis: proceso de formación del embrión. Estrógeno: nombre genérico para compuestos esteroideos que producen las hormonas sexuales femeninas. Estroma: tejido o matriz de sostén de un órgano. Fosfatemia: cantidad de fosfatos en sangre. Fosfolípidos: cualquier lípido que contiene fósforo. Constituye la forma principal de los lípidos en todas las membranas celulares. Gluconeogénesis: formación de glucosa a partir de moléculas que no son por sí mismas carbohidratos. Hidramnios: exceso de líquido amniótico. Hipoacusia: disminución de la sensibilidad a los sonidos; puede tener carácter conductivo o neurosensorial. Paratiroides: glándula que interviene en el control del metabolismo del calcio. Paratohormona: hormona secretada por la glándula paratiroides. Preeclampsia: estado en gestantes en el que se combinan hipertensión, edema y proteinuria. Progesterona: hormona progestacional cuya función consiste en preparar al útero para la recepción y desarrollo del óvulo fecundado. Prolactina: hormona de la adenohipófisis que estimula y conserva la lactancia. Proteosíntesis: formación de proteínas a partir de aminoácidos. Somatomedina: factor presente en el plasma y mediador de la acción de la hormona de crecimiento sobre el cartílago. Teratogénesis: producción de defectos físicos de la descendencia en el útero. La textura de los alimentos también juega un papel importante, se evitarán platos de difícil masticación, y es desaconsejable la combinación de platos con textura semejante. 02 53 Bibliografía Mataix J, Sánchez M. Gestación. Lactancia. Adolescencia. Edad avanzada. En: Mataix J. Nutrición y alimentación humana. Madrid: Ergon; 2002. p. 804-901. Vila LL. Yodo: ¿Cuanto más, mejor? Endocrinol Nutr 2007; 54 (6): 285-7. Medimecum guía de terapia farmacológica. 2007. Grande Covián F. Necesidades de agua y nutrición. Fundación Española de Nutrición. Serie. Informes, 1993. Sarria A, Moreno LA. Alimentación del adolescente. 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