CERCA DE LA CRUZ, PERO LEJOS DE CRISTO. Juan 19:23-24 Había algunos jugadores de dados que estaban al pie de la cruz. Imaginen esta escena. Los soldados están sentados en un círculo, los ojos miraban hacia abajo. El criminal allí arriba sobre ellos es olvidado. Juegan por algunos vestidos usados, la túnica, el manto, las sandalias, todo eso es para apropiarse. Cada soldado echa su suerte en la dura tierra, esperando aumentar su guardarropa a expensas de un carpintero muerto en la cruz. Me he preguntado quién podrá haber visto esa escena con Jesús. ¿Qué pensaba mientras miraba hacia abajo, hacia sus ensangrentados pies en el círculo de los jugadores? ¿Qué emociones sentía? Debe haber estado, sorprendido. Aquí están esos soldados comunes, contemplando el evento más extraordinario del mundo y ellos no lo saben. Hasta donde se dan cuenta, esta es otra mañana de viernes, y Él es nada menos que otro criminal. « ¡Ve, apresúrate; es mi turno! «Muy bien, muy bien. Este tiro va por las sandalias». Lanzando suertes por las posesiones de Cristo. Las cabezas inclinadas. Los ojos hacia abajo. La cruz olvidada. I. EL ENGAÑO DE LO QUE CREEMOS IMORTANTE Esto me hace pensar en nosotros. Los religiosos, aquellos que reclamamos la herencia de la cruz. Estoy pensando en todos nosotros, en todos los creyentes en la tierra. Los que no les importa los perdidos, sino su doctrina o su legalismo o su teología, Aquellos que vemos en nuestros tiempos y los identificamos como los estrictos, los simples, La iglesia más grande, la iglesia más pequeña, los «llenos del espíritu», los Milenialistas, los evangélicos, los de la obra social, los Místicos, los alegóricos, los literales, los Cínicos, los que usan mantos, los que usan Collares, los antiguo testamentarios, los del Nuevo Testamento, los que usan trajes de tres piezas, los “Nacidos de nuevo”, los usuarios de amenes, estoy pensando en nosotros. Por ejemplo: Hay quienes crecen espiritualmente en una Iglesia Pentecostal, Arminiana, dispensacionalista, premilenialista. Con esta predisposición o convicción a priori, al leer la Biblia, la dividen en dispensaciones casi sin notarlo, subrayan los textos premilenialistas, los textos que les hacen pensar que la salvación puede perderse o no, y hasta se atreven a decir que uno podía tener a Cristo en el corazón y no tener todavía el Espíritu Santo. Para ellos existe un Dios Arminiano, dispensacionalista, premilenialista y Pentecostal para defender. Estoy pensando que no somos tan diferentes de aquellos soldados. (Que pena tenerlo que decir así). Nosotros también jugamos dados al pie de la cruz. Competimos por miembros, tratando de convencerlos que mi iglesia es mejor, jugamos por el estatus, impartimos juicios y condenas a priori o intencionalmente, afectamos a los demás con nuestras actuaciones con egoístas, luchamos por ganancias personales; Todo está allí, no nos gusta lo que el otro hizo, porque no está conmigo, así que tomamos la sandalia que ganamos y nos alejamos en un santiamén. II. TAN CERCA DEL MADERO, SIN EMBARGO, TAN LEJOS DE LA SANGRE. Estamos tan cerca del mayor acontecimiento ocurrido en el mundo, pero lo ignoramos permaneciendo con nuestra mirada clavada en el piso para tirar los dados, actuamos como comunes jugadores de juegos de azar, amontonados en grupos que altercan y pelean por las cosas que son materiales y sin importancia. ¿Cuántas horas de púlpito han sido desperdiciadas predicando lo trivial? ¿Cuántas iglesias han caído en la agonía de lo insignificante y lo minúsculo? ¿Cuántos líderes no han podido controlar su ego, su enojo, su egoísmo y se han hecho llamar apóstoles o profetas, solo por tener poder ante los demás, han sacado sus espadas de amargura y se han lanzado en batalla contra los hermanos por asunto que no vale la pena discutir? III. TAN CERCA DE LA CRUZ PERO TAN LEJOS DE CRISTO Nos especializarnos en competencias de «yo soy bueno» tu no. Escribimos libros sobre lo que los otros hacen mal y lo que nosotros “hacemos bien”. Somos especialistas en encontrar chismes y llegamos a ser expertos en descubrir las debilidades de los demás. Lo partimos en pequeños montoncitos y luego, Dios prohíbe…, lo partimos otra vez y otro nombre, otra doctrina, otro «error» otra denominación, otra “verdad”, otro juego de póker. Nuestro Señor debe estar sorprendido. Vemos aquellos soldados egoístas y sonreímos sarcásticamente con nuestros pulgares en la solapa y declaramos con orgullo, “estaban tan cerca de la cruz y sin embargo tan lejos de Cristo” Y ¿somos diferentes? Nuestras divisiones son tan numerosas que no podemos ser catalogados. ¡Hay tantas ramas que aun ellas tienen otras ramas! Y ahora... realmente ¿qué viene? ¿Son nuestras diferencias ese divisor? ¿Son nuestras opiniones las que entorpecen la obra del Señor? ¿Son nuestras paredes anchas las que nos separan de los demás? ¿Es imposible encontrar una causa común? “Que sean uno, oró Jesús”. Uno, no uno en grupos de cien, quinientos o mil, sino uno en una Iglesia, una fe, un Señor, un bautismo. El Señor no quiere la división de bautistas, metodistas, adventistas, pentecostales, iglesias independientes; Él quiere sólo cristianos. No denominaciones, no jerarquías, no tradiciones; Él quiere iglesias que sólo amen, prediquen y presenten a Cristo ante el mundo. ¿Demasiado idealista el deseo del Señor? ¿Imposible de alcanzarlo? No lo creo. Cosas más difíciles han sido hechas, como ustedes saben. Por ejemplo, una vez, sobre un madero, un Creador dio su vida por su creación. Tal vez todo lo que necesitamos son unos pocos corazones que quieran seguir el deseo y la súplica del Señor. ¿Cuál es nuestro caso? ¿Puede usted construir un puente? ¿Tender una cuerda? ¿Cruzar un abismo? ¿Orar por unidad? ¿Puede usted ser el soldado que se golpea sus sienes, salta sobre sus pies, y nos recuerda al resto de nosotros?: « ¡Hey! ¡Ese es Dios en la cruz!» La similitud entre el juego del soldado y el juego nuestro es algo que asusta. ¿Qué pensó Jesús? ¿Qué piensa ahora? Todavía hay un jugador continuando con su juego,... y está al pie de la cruz; levanta tu mirada y contempla la belleza de la salvación por la persona de Cristo. Enero 19 de 2014