LA O B J E C I ~ NDE CONCIENCIA María Dolores Colmenero García Concepto, configuración y finalidad Contenido Fundamento Límites La objeción de conciencia al servico militar La prestación social sustitutoria Situación actual de la objeción de conciencia al servicio militar y la prestación social sustitutoria VIII. Bibliografía 1. 11. 111. IV. V. VI. VII. La objeción de conciencia ha sido objeto de estudio por muchos autores dando al tema una gran complejidad doctrinal. Así mismo el Tribunal Constitucional ha dictado varias sentencias sobre este tema, con una doctrina no unánime, como veremos después, y en cada una de las sentencias, además, hay vocales del mismo alto Tribunal que, mediante votos particulares, discrepan de la opinión mayoritaria contribuyendo todo lo anterior a la dificultad de establecer conclusiones definitivas. Se puede definir objeción de conciencia en un sentido amplio como el quebrantamiento del mandato contenido en la norma jurídica por motivos de conciencia. La objeción de conciencia pretende proteger al máximo las convicciones del individuo frente a los conflictos que puedan surgir entre los dictados de la recta razón y la norma jurídica, otorgando prevalencia a aquéllos. Considerando que la ley no consigue ser siempre expresión de la voluntad colectiva, es natural que ésta entre en contradicción con las creencias que posee el individuo, las cuales justifican el quebrantamiento de dicha ley por el mismo, alegando motivos de conciencia. Mediante la objeción de conciencia se protege lo más íntimo del ser humano (sus creencias) que forman parte de su identidad y que constituyen su dignidadí. Al protegerse las convicciones del individuo se está protegiendo su dignidad y fomentándose el libre desarrollo de su personalidad. Se produce por tanto un choque, un conflicto entre el principio de comunidad que demanda la eficacia de las normas impuestas por el ordenamiento jurídico para que éste pueda realizar su fin de seguridad, libertad e igualdad, y el principio de personalidad que demanda el respeto a la conciencia del individuo, en cuya virtud la objeción de conciencia hace prevalecer este último2 ya que, de lo contrario, el individuo estaría traicionándose a sí mismo. En este sentido se pronuncia el Profesor Martínez Blanco que sitúa el fundamento de la objeción de conciencia en un ámbito extrajurídico consistente en la «convicción moral de la prevalencia del orden de este signo sobre el orden jurídico establecido cuando se da un conflicto entre norma y moral3». La configuración de la objeción de conciencia queda más clara si la relacionamos con desobediencia civil, ya que ambas constituyen dos formas de desobedecer al derecho, y bien desde el punto de vista jurídico son conductas diferenciadas y separables, lo cierto es que en la realidad operarán unidas, se darán conjuntamente4. La doctrina coincide en señalar como elemento común a ambas conductas el quebrantamiento del derecho pero no es unánime en señalar sus elementos diferenciadores. Para unos5, mientras que la desobediencia civil pretende generar en los demás el sentimiento de que la norma que se incumple es injusta para la consecución de un objetivo (cambiar la norma injusta por otra justa), la objeción de conciencia se caracteriza por ser un acto privado que no persigue operar la transformación de la norma objeto de incumplimiento, sino que pretende resolver el conflicto existente entre su conciencia y la norma jurídica. Para otrosh, sin embargo, al definir la objeción de conciencia destacan que tiene como finalidad transformar, cambiar la norma que se incumple. 1 Dionisio Llamazares. Derecho de la Libertad de Conciencia. 1. Libertad de Conciencia y Laicidad. Cívitas. Madrid 1997. Pág. 11. 2 Ordenamiento jurídico de la objeción de conciencia. M" Justicia. Madrid 1998. Pág. 9. 3 Antonio Martínez Blanco. La Objeción de Conciencia en la Legislación y Jurisprudencia Española. En La Objeción de Conciencia en el Derecho Español e Italiano. Jornadas en Murcia, 12-14 abril 1989. 4 Gregorio Cámara Villlar. La Objcción de Conciencia al Servicio Militar. Las dimensiones constitucionales del problema. Cívitas. Madrid 1991. Pág. 27. 5 Gregorio Cámara Villar. Op. cit. Pág. 23. 6 Raimundo Rincón Orduíia. La Objeción de Conciencia en Ámbitos Profesionales. En La Objeción de Conciencia en el Derecho Español e Italiano. Jornadas de Murcia. Antonio Martínez Blanco. Op. Cit. Pág. 111. 11. CONTENIDO Respecto del contenido y amplitud de la libertad de conciencia, el T. Constitucional7 lo fija en lo siguiente: 1) Libertad para tener unas determinadas creencias, ideas, opiniones y convicciones. Es la denominada libertad interior y constituye la manifestación más plena de la intimidad y dignidad del ser humano. Esta libertad implica el derecho a formar la propia conciencia del individuo, la cual, aunque es algo interno, es fruto no sólo de la percepción que el individuo tiene de su propia identidad, sino también de la percepción que él tiene de la realidad social. De esta forma, el sujeto no forma su conciencia aisladamente, sino que hace una valoración ética de la realidad social8. En esta libertad tiene su base el derecho a la educación y a la información. 2) Libertad del individuo para transmitir, comunicar las convicciones ya forjadas o para guardarlas en secreto. Es lo que constituye la libertad de expresión. 3) Libertad del individuo para comportarse en las diversas manifestaciones de la vida de una manera coherente con sus convicciones y no obligarle a comportarse contrariamente a ellas, de ahí que ante la existencia de un conflicto entre norma y deber moral haya de darse prioridad a este último, ya que en caso contrario el individuo se estaría traicionando y siendo infiel a sí mismo, puesto que las convicciones de la persona forman parte de su más estricta intimidad. 111. FUNDAMENTO Esta es la denominada libertad exterior y en ella radica el fundamento último, la razón de ser de la objeción de conciencia. Si bien, como apunta Dionisio Llamazaresy, existe un amplio e importante sector de la doctrina que relaciona objeción de conciencia con libertad de conciencia, entendiendo que aquélla forma parte del contenido de la libertad de conciencia al ser una manifestación o concreción de ésta; con carácter general no existe una solución clara acerca de la relación entre ambas realidadeslo, así como tampoco existe por parte del Tribunal Constitucional una posición clara e inequívoca sobre la relación que existe entre libertad de conciencia, libertad ideológica y libertad de pensamiento. 7 Auto TC 1227188. F. Jco. 2" Párrafo lo. STC 19-7-90. F. Jco. 8". STC 27-7-90. F. Jco. S", párrafo 10. STC 20190 STC 18-10-93. F. Jco. S". D. Llamazares. Op. Cit. Pág. 14. 8 J. Ramón Salcedo. Revista Jca. Región de Murcia. No 16, 1993 9 D. Llamazares. Op. Cit. Pág. 161. 10 D. Llamazares. Op. Cit. Pág. 161. Respecto de este último punto, LlamazaresIi entiende que las tres libertades mencionadas pueden utilizarse indistintamente, ya que constituyen manifestaciones de una misma realidad. Volviendo al problema anteriormente planteado de cuál sea la relación entre objeción de conciencia y libertad de conciencia, esto es, de si la objeción de conciencia tiene su fundamento en la libertad de conciencia del art. 16 de la Constitucióni2,éste no se encuentra resuelto de una manera uniforme por el T. Constitucional, que adopta al respecto una postura fluctuante17. En la doctrina del T. Constitucional sobre el asunto podemos distinguir dos etapas: la primera de ellas estaría integrada por la STC 15/82 y por la STC 53/85 (al hilo, ésta, de la objeción de conciencia al aborto), y la segunda etapa se vería reflejada en las STC 160 y 161 de 27 de octubre de 198714. Frente a la doctrina sentada con las sentencias de la primera etapa, en las que se conecta objeción de conciencia y libertad de conciencia, situando el fundamento de aquélla en la libertad ideológica del art. 16 CE, en las de la segunda etapa se mantiene una postura ambigua, ya que si bien no manifiestan expresamente la ruptura con la posición mantenida anteriormente, de su lectura se deduce claramente que el TC no considera como fundamento de la objeción de conciencia la libertad ideológica del art. 16, sino que lo sitúa en el reconocimiento expreso que del derecho a la objeción de conciencia al servicio militar se hace en el art. 30.2 de la Constit~ción'~. En base a la STC 15/1982i6bastará alegar el art. 16 CE para la efectividad de toda objeción de conciencia, siendo este artículo directamente aplicable sin necesidad de esperar a que toda manifestación de objeción de conciencia sea expresamente reconocida en la constitución o en una ley ordinaria. Según se deduce de la STC 5311985 y en la misma línea que la anterior, se establece un derecho general a la objeción de conciencia sin límite algunoI7. 11 Amparándose en el principio de personalismo, que constituye el fundamento de los valores superiores del ordenamiento jurídico, y en los derechos fundamentales. Llamazares. Op. Cit. Pág. 232. 12 Ya nos hemos referido anteriormente a la posibilidad de utilizar indistintamente los términos libertad de conciencia, libertad ideológica y libertad de pensamiento. 13 Miguel Carmona Ruano. La Objeción de conciencia al Servicio Militar y la prestación Social Sustitutoria. La respuesta penal. En Libertad Ideológica y derecho a no ser Discriminado. CGPJ. 1996. Págs. 109 y SS. 14 En ellas se resolvieron un recurso y varias cuestiones de inconstitucionalidad sobre la objeción de conciencia al servicio militar. 15 STC 160187. F. Jco. 3" «Se trata pues de un derecho ... pero cuya relación con el art. 16 no autoriza ni permite calificarlo de fundamental*. STC 161187. F. Jco. 3" «Se trata ciertamente ... de un derecho que supone la concreción de la libertad ideológiccr del art. 16 de la Norma Suprema. Pero de ello no puede deducirse que nos encontremos ante una pura y simple aplicación de dicha libertad». 16 STC 15/87. F. Jco. 6" «...Y puesto que la libertad de conciencia es una concreción de la libertad ideológica...» STC 53/85. F. Jco. 14. 17 Alfonso Ruiz Miguel. Libertad Ideológica y Derecho a no ser Discriminado. CGPJ. Madrid 1996. Pág. 20. Las otras dos sentencia a las que anteriormente nos hemos referido, inician, por tanto, una línea que pretende independizar ambas realidades. Tanto una como otra sientan determinadas conclusiones muy relacionadas entre sí que hay que tener en cuenta? 1. No existe un derecho general de objeción de conciencia que permita al individuo eximirse del cumplimiento de deberes constitucionales o subconstitucionales por motivos de conciencia, sino que para que sea admitida cualquier manifestación de la objeción de conciencia, ésta ha de quedar reconocida expresamente en la Constitución o en una ley ordinariary. El reconocimiento de un derecho general a la objeción de conciencia implicaría negar la idea de Estado20. 2. La objeción de conciencia al servicio militar se puede ejercitar (es legítima y legal) porque se reconoce expresamente en el art. 30.2 de CE. La doctrina sentada por estas dos sentencia fue corroborada por la STC 32111994 de 28 de noviembre, que insiste en la idea de que para que una forma de objeción de conciencia pueda hacerse valer ha de estar expresamente reconocida en el ordenamiento jurídico, sin que sea suficiente para ello alegar el art. 16 de la Constitución. El Tribunal Supremo2', al hilo de la objeción de conciencia a formar parte de una mesa electoral, sigue la línea de las primeras sentencias del TC, al situar el fundamento de la objeción de conciencia en la libertad ideológica y religiosa del art. 16 CE, en el art. 9 del Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, y en el art. 18.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Califica a la objeción de conciencia como derecho fundamental, prevaleciendo éste frente a lo establecido en la Ley E l e ~ t o r a l ~ ~ . También se refiere al fundamento de la objeción de conciencia el Derecho Internacional, que establece una clara conexión entre objeción de conciencia y libertad de conciencia. Así, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (R1989159, de 8-3-89) fijó el fundamento de la objeción de conciencia en las libertades enunciadas en el art. 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el mismo artículo del pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticosz1, entendiendo que aquélla constituía una manifestación de ésta. La Asamblea Consultiva del Consejo de Europa (R. 3331 1967) entiende que el derecho a ser dispensado del servicio militar obligatorio por razones de conciencia (religiosa, ética, moral, humanitaria o de análoga naturaleza) encuentra su fundamento en los derechos del art. 9 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (libertad de conciencia entre ellos) estableciendo como límites los que según la ley constituyen medidas necesarias para la seguridad 18 Alfonio Ruiz Miguel Op Cit Pags 20-21 19 Antonio Millán Garrido Objeción de Conciencia Tecnos Madrid 1990 Pag 147 20 STC 161187 F Jco 3" 21 STC 23 y 30-12-92,30-3-93 y 21-9-93 22 Miguel Carmona Ruano Op Dit Pág 117 23 Art 18 Declaración Universal de los derechos Humanos «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religion >> Art 18 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de concrencia y de religion » pública, la protección del orden, de la salud o de la moral pública o la protección de los derechos o libertades de los demás. De los hasta ahora visto podemos concluir que salvo el T. Constitucional que mantiene una posición fluctuante y cambiante y por lo tanto no uniforme en la conexión entre objeción de conciencia y libertad ideológica, tanto el T.S. como el Derecho Internacional establecen claramente la conexión entre ambos, entendiendo que el fundamento de la objeción de conciencia está en la libertad ideológica, al formar parte de su contenido. También la doctrina está dividida. Un importante sector de la misma defiende la conexión entre objeción de conciencia y libertad ideológica, siendo la primera una manifestación o concreción de la segunda. En resumen, unos autoresx ubican el fundamento de la objeción de conciencia en el respeto a la libertad de conciencia, a la autonomía individual o personal y al pluralismo, principios todos ellos que fomentan el libre desarrollo de la personalidad. Frente a los anteriormente citados, otro sector de la doctrina25 (Kant, Rousseau, Claude Lang1ade.-Demogen), basándose en una función civilizadora del Estado (el Estado es imprescindible para garantizar el derecho, la vida humana y los derechos naturales) niegan toda forma de objeción de conciencia, ya que ésta pondría en peligro los valores protegidos por el Estado (bien común, orden y seguridad). Pero parece que predominan los que defienden la primera postura indicada, y entre ellos podemos citar a Cámara Villar, que entiende que la objeción de conciencia es una manifestación de la libertad ideológica del art. 16 CE en la que encuentra su fundamento, siendo un instrumento a través del cual se hace compatible el principio de libertad e igualada con el carácter general de la norma2" Y Carmona Ruano, al hilo de la respuesta que el derecho penal da a la objeción de conciencia al servicio militar, dice que ésta, en sentido jurídico constituye una manifestación de la libertad de conciencia de la que forma parte2'. Y otra vez Cámara Villar2xdefiende que a través de la objeción de conciencia queda protegida, respetada la conciencia individual, la autonomía ética de la persona cuando ésta entra en contradicción con las obligaciones procedentes de deberes constitucionales que son concreción de bienes jurídicamente protegidos de la comunidad nacional. ~ ~ , que Si bien no existe un númerus clausus de supuestos de objeción de c ~ n c i e n c i a sino han de admitirse tantos corno manifestaciones de la conciencia existen, y si bien la objeción de conciencia contribuye a la humanización del Derecho3", en cuanto que la misma consti- 24 José Luis Gordillo. Ida Objeción de Conciencia. Ejército, individuo y responsabilidad moral Paidós. Barcelona 1993. Pág. 98, cita a varios autorcs encuadrados cn esta postura doctrinal. 25 José Luis Gordillo. Op. Cit. Pág. 101. 26 Gregorio Camara Villar. Op. Cit. Pág. 25 1. 27 Miguel Carmona Ruano. Op. Cit. Pág. 1 1 0 . 28 Gregorio Camara Villar. Op. Cit. Pag. 256. 29 Gregorio Camara Villar. Op. Cit. Pág. 30. 30 Víctor y A. Reina. Lecciones de Derecho Eclesiistico. Págs. 41 5-416. tuye una excepción al cumplimiento de un deber general e igual para todos3, ha de quedar sometida a unos límites ya que de lo contrario llevaría a la anarquía. Estos límites son fijados por el art. 9" del Convenio Europeo de Derechos Human0s3~ y por el artículo 16.1 de la CE en relación con el art. 3.1 de la LOLR, como ha puesto de manifiesto reiteradamente la doctrina. Se ha de partir de un reconocimiento amplio de la objeción de conciencia siempre y cuando ésta no afecte a los bienes esenciales de la sociedad y del estado, ni a los derechos fundamentales del objetor o de terceros que no puedan ceder ante la libertad de conciencia. Prieto Sanchís3 parte de la base de la obviedad de que toda norma va a entrar siempre en contradicción con las convicciones de algún sector de la sociedad, siendo necesario el establecimiento de límites a la objeción de conciencia. Este autor admite el reconocimiento de ésta en caso de obligaciones de carácter personal siempre que su incumplimiento respete los bienes jurídicos fundamentales de los demás individuos (la vida y la libertad). Ramón Soriano, por su parte sitúa el limite en que la objeción de conciencia no cause daños irreparables en los derechos fundamentales de los demás ciudadanos. Otros34entienden que la objeción de conciencia quebrará ante la posibilidad de que ésta pueda impedir la consecución del objetivo que se pretenda alcanzar con la norma democrática. Generalmente, cuando hablamos de objeción de conciencia nos estamos refiriendo a una concreta manifestación de la misma: la objeción de conciencia ala servicio militar, que constituye el único supuesto de objeción de conciencia expresamente reconocido en nuestro ordenamiento jurídico. (Dejando al margen la cláusula de conciencia del art. 20. D.) CE.) Fue objeto de una regulación tardía15 en relación con otros países de nuestro entorno3h, pese a que no faltaron intentos para su reconocimiento antes del año 1978". 3 1 Gregorio Camara Villar. Op. cit. Pág. 30. 32 Art. 9.2 Convenio Europeo para la Protección de los Derechos humanos y Libertades Públicas. De 4-1 11950: «La libertad de manifestar su religión o sus convicciones no puede ser objeto de más restricciones que las que, previstas por la ley, constituyen medidas necesarias, en una sociedad democrática, ...» 33 Prieto Sanchís, citado por J.L. Gordillo. Op. cit. Pág. 109. 34 Peter Singer Democracia y desobediencia. Pág. 111 y SS. 35 «La situación política española no era la adecuada, así como tampoco se moswaron a favor la opinión pública ni los sectores intelectuales» Martínez Blanco. Op. cit. Págs. 122-123. 36 Gregorio Camara Villar. Op. cit. Págs. 78-93, se refiere entre otros, a Austria (art. 9 Ley Constitucional 10-6-l975), Holanda (art. 196 Constitución 1922), Portugal (art. 41 Constitución 1976), Alemania (art. 4 Ley Fundamental de Ronn. 1949). 37 A. Martínez Blanco. Op. cit. Pág. 122, menciona la R. 237 de 26-1-67 de la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa y la R. De 22-1- 1971 del Consejo de Europa. Esta forma de objeción de conciencia no se halla expresamente recogida en el derecho Internacional ya que se entendió que era un tema que debía ser regulado particularmente por cada Estado, lo que no significó una ausencia de interés por el mismo38. Partiendo de una definición general de objeción de conciencia como «quebrantamiento de una norma por motivos de conciencia», podemos definir la objeción de conciencia al servicio militar como «el quebrantamiento de la norma que establece la obligación de prestar el servicio militar obligatorio por cualquiera de los motivos del art. 1,2 LOC1984, aceptando la prestación de un servicio social sustitutorio~. Su regulación, desarrollo del art. 30.2 CE, está contenida en Ley 4811984 de 26 de diciembre Reguladora de la Objeción de Conciencia y de la Prestación Social Sustitutoria; Ley Orgánica 811984, de 26 de diciembre sobre Régimen de Recursos en caso de Objeción de Conciencia, su Régimen Penal, y normas de rango reglamentario. Por lo que a su naturaleza se refiere, siguiendo a Antonio Millán Garrido39diremos que se caracteriza por ser un derecho autónomo, constitucional pero no fundamental: - Derecho autónomo, porque se halla expresamente reconocido en nuestro ordenamiento jurídico (art. 30.2 CE). Esta nota de autonomía fue subrayada por el TC en su Sentencia 161/8740 - Derecho constitucional, porque está regulado en la Constitución (art. 30.2); idea que viene reforzada por su mención también en el art. 53.2 in fine al establecer que el recurso de amparo será aplicable a la objeción de conciencia reconocida en el art. 30.2. - Derecho no fundamental, característica admitida por un amplio sector de la doctrina (Martín Retortillo, Alfonso Bozzo) y por el TC en su Sentencia 160/874'. Pero no podemos dejar de resaltar que existe un nutrido grupo de autores que son contrarios a esta postura, y lo consideran un derecho fundamental (Carlos de la Vega Benayas, Martínez Blanco, Carmona Ruano, Cámara Villar, e t ~ . ) ~ ~ Los motivos que justifican la objeción de conciencia al servicio militar están recogidos de una manera amplia en el art. 1.2 de LOC, y solamente podrán ser alegados con anterioridad a la incorporación al servicio militar obligatorio. Esto nos lleva a estudiar la cuestión de la objeción de conciencia sobrevenida (declaración de objeción de conciencia una vez que el sujeto se ha incorporado a filas). 38 La Asamblea de las Naciones Unidas mostró interés por el tema. Por otra parte, la Res. 5-3-1987 de la Comisión de derechos Humanos del Consejo Económico y Social animó a los estados miembros a eximir del cumplimiento del servicio militar por motivos de conciencia. Cámara Villar. Op. cit. Págs. 66-68. 39 Antonio Millán Garrido. Op. cit. Pág. 143 y SS. 40 STC 161187. F. Jco 3". «Debe pues, considerarse el derecho a la objecion de conciencia a la prestacion del servicio militar obligatorio como un derecho autonomo, cuya conexión con la libertad ideologica no impidio al constituyente configurarlo en la forma que estimo oportuna». 41 STC 160787 F. Jco. 3". «Se tratas de ...pero cuya relación con el art. 16 no autoriza ni permite calificarlo de fundamental». 42 Carlos de la Vega Benayas. Voto particular a la STC 160187. Martínez Blanco. Op. cit. Pág. 126. Carmona Ruano. Op. cit. Pag. 110. Cámara Villar. Op. cit. Págs. 257-260. Si el TC4?no acepta la objeción sobrevenida sobre la base de que se desorganiza, altera o trastoca la composición del aparato militar, entendiendo que esta medida es proporcionada a los fines que con ella se persiguen, la mayoría de la doctrina44manifiesta que con dicha medida no se respeta el contenido esencial del derecho de objeción de conciencia, sino que se desnaturaliza al excluirlo completamente durante un cierto periodo de tiempo. La STC 15/8245exige la necesidad de un procedimiento regulador de la objeción de conciencia al servicio militar. Se trata de un procedimiento sencillo y flexible en el que el Consejo Nacional de Objeción de Conciencia (CNOC) comprobará la sinceridad del objetor, esto es, si hay coincidencia entre los motivos alegados por el objetor y su conducta. Este procedimiento por el que se declara la objeción de conciencia comenzará con un escrito dirigido al CNOC a partir del último trimestre del año en que se cumplan 17 años de edad y hasta el momento de la incorporación a filas. La resolución se adoptará por el CNOC en el plazo máximo de 6 meses a contar desde el depósito del escrito de solicitud, y tendrá carácter declarativo (declaración de si ha lugar o no al reconocimiento de la situación de objetor)46. Se exige motivación para la resolución denegatoria, que en cualquier caso ha de ser notificada al interesado y basada en las causas determinadas por la ley. Contra dicha resolución cabe la interposición de recursos jurisdiccionales por vía del procedimiento acelerado de protección de los derechos fundamentales a los que se refiere el art. 1LOOC. Al escrito de solicitud se acompañará una exposición detallada de los motivos de conciencia (religiosos, éticos, morales, humanitarios, filosóficos, etc.) que fundamenten la solicitud. Y cabe la posibilidad de pedir ampliación de esos razonamientos bien directamente por el objetor, bien por terceras personas distintas del objetor, requeridas por el CNOC. Esto implica que aunque la objeción de conciencia sea considerada como un acto privado, aunque las creencias pertenezcan a la esfera más íntima del individuo, habida cuenta de la consecuencia tan importante que dicho reconocimiento produce, es necesario que dichos motivos se exterioricen y se den a conocer a la autoridad competente4". El problema radica en establecer límites que hagan que la necesaria publicidad de los motivos de conciencia de la que acabamos de hablar no vulnere los arts. 16.2 y 18.1 de la CE. El TC48entiende que la declaración de los motivos de conciencia es constitucional, va íntimamente unida al derecho de objeción de conciencia, por lo que el objetor habrá de valorar entre mantener su intimidad personal u obtener la declaración de reconocimiento de objetor. 43 STC 160 y 161187. F. Jco. 4" y So. 44 De la Vega Benayas, Millán Garrido, Cámara Villar. 45 STC 15/82, F. Jco. 7", párrafo 2" «la objeción de conciencia exige para su realización la delimitación de su contenido y la existencia de un procedimiento reglado por el legislador». 46 A. Martínez Blanco. Op. cit. Pág. 134. 47 STC 160187 F. Jco 5". «SE trata de un derecho no incondicionado, necesitado de su expresión, constatación y reconocimiento dada la excepcionalidad que supone. Es un derecho que no se satisface con la mera existencia del dato de conciencia». También la STC 160187 F. Jco 4" dispone que para que el derecho del objetor sea efectivo este ha de colaborar, colaboración que empieza por renunciar a mantener su derecho en la intimidad personal. 48 STC 160187 E Jsco So. Entiende además que en el caso de información complementaria sobre los motivos de conciencia aportada por el objetor no hay límites, prevaleciendo dicha declaración sobre los derechos fundamentales de los arts. 16.2 y 18.1 CE. ~ ~el límite en la información complementaria aportada por el De la Vega B e n a y a ~fija propio objetor, entendiendo que más allá de la misma se produce una auténtica violación de la intimidad personal, ya que los terceros hacen un juicio ajeno acerca del objetor y de sus convicciones personales. El principio de igualdad del art. 14 CE exige que aquellos sujetos que han sido declarados exentos del cumplimiento del servicio militar, estén obligados a defender a España mediante el cumplimiento de un servicio social en sustitución de aquél, y denominado prestación social sustitutoria. Por lo que a su naturaleza jurídica se refiere, podemos configurarla con las notas50 de obligatoriedad, pues es de necesario cumplimiento en el caso de ser declarado exento del cumplimiento del servicio militar, sin que pueda existir la posibilidad de ser declarado exento de toda prestación a la comunidad. Sustitutoriedad, ya que opera con carácter subsidiario en relación con el servicio militar, y unitariedad, porque nuestro derecho no permite un servicio militar sin armas. En cuanto al contenido de dicha prestación, consistirá en la realización de actividades de utilidad pública que no requieran el empleo de armas ni supongan dependencia orgánica de instituciones militares, se desarrollarán en los ámbitos determinados por el Consejo de Ministros, en entidades dependientes de las Administraciones Públicas y en las entidades de carácter privado siempre que estas últimas reúnan determinadas condiciones5'. El objetor podrá dilatar la incorporación a la p.s.s. mediante la solicitud de aplazamiento que lo calificarán de «excluido temporal» por razones de atención a la familia, estudios, tener hermano en filas, etc. El principio de igualdad al que antes hemos hecho referencia exige también que la p.s.s. se desarrolle en las mismas condiciones básicas que el servicio militar obligatorio, eliminando toda discriminación entre quienes cumplen el servicio militar y los declarados objetores al mismo. La fase de actividad de este servicio sustitutorio está fijada en 18 meses, muy superior a la duración del s. militar. Algunos autoress2 entienden que esta mayor duración no constituye una infracción al principio de igualdad, siempre y cuando lo requiera la naturaleza del servicio en que consista la prestación, pasando a ser contraria al principio de igualdad cuando dicha mayor duración se establezca con carácter obligatorio. 49 Voto particular a la STC 160187. 50 Millán Garrido. Op. cit. Págs. 209-210. 51 Ausencia de fines lucrativos, perseguir fines de interés general de la sociedad, no vinculación con opción ideológica o religiosa concreta. Art. 7 LOC. 52 Cámara Villar. Op. cit. Pág. 308. El TC español5?,a diferencia del italiano54que entendió que servicio militar y prestación social sustitutoria son dos aspectos de un mismo deber (defender a la patria) y cuya mayor duración no puede fundamentarse en la mayor onerosidad del servicio militar, ya que no responde a la realidad, entendió que prestación social sustitutoria y servicio militar eran dos cosas distintas, que no podían ser comparadas, lo que justificaba un distinto tratamiento y una distinta duración. A juicio del profesor López Alarcón, con esta mayor duración no se está compensando la supuesta mayor onerosidad del s. militar ni garantizando la sinceridad en la declaración de los motivos, sino que se ha establecido con una finalidad disuasoria, que constituye un verdadero obstáculo al ejercicio del derecho de objeción de conciencia. En cuanto al régimen penal de la prestación social sustitutoria, estaba constituido por la existencia de tres delitos: la ausencia arbitraria, la falta de incorporación y la negativa a cumplir la p.s.s. Eran tres delitos paralelos a los regulados para el servicio militar, y se pretendió establecer un régimen similar para ambos. Pero más bien hay una gran disparidad entre ellos55,y durante varios años, las modificaciones introducidas en esta materia respecto del s. militar no han tenido reflejo paralelo para la p.s.s. Un concienzudo estudio sobre la materia realiza Manuel Alenda Salinas en su obra El Régimen Penal de la prestación Social de los Objetores de Conciencia. VII. S I T U A C I ~ NACTUAL DEL SERVICIO MILITAR Y DE LA PRESTACI~N SOCIAL SUSTITUTORIA NO PODEMOS TERMINAR ESTA EXPOSICIÓN SIN PONER DE MANIFIESTO LA SITUACIÓN ACTUAL: EL WDTO 247101, DE 9 DE MARZO SUSPENDIÓ EL SERVICIO MILITAR, Y EL WDRO 342101, DE 4 DE ABRIL SUSPENDIÓ LA PRESTACI~NSOCIAL SUSTITUTORIA, AL HABERSE ESTABLECIDO UN SISTEMA DE PROFESIONALIZACI~NDE LAS FUERZAS ARMADAS. COMO CONSECUENCIA DE LO ANTERIOR, LA L.O. 312002 DE 22 DE MAYO, HA DEJADO SIN CONTENIDO LOS ARTÍCULOS DEL C. PENAL QUE TIPIFICAN LOS DELITOS CONTRA LOS DEBERES DE LA P.S.S. POR SER DE IMPOSIBLE COMISIÓN. EN RESUMEN, HOY NO HAY SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO NI PRESTACI~N SOCIAL SUSTITUTORTA, POR LO QUE LA O B J E C I ~ N DE CONCIENCIA AL SERVICIO MILITAR QUEDA MÁS EN EL ÁMBITO DE LO TEÓRICAMENTE POSIBLE QUE DE LO REAL. AAVV: «La objeción de conciencia en el derecho español e italiano». Jornadas celebradas en Murcia del 12 al 14 de abril de 1989. Universidad de Murcia. 1990. 53 54 cumplir Murcia. 55 STC 160187 F. Jco. S", c.) STC italiano no 470, de 31-7-89, comentada por López Alarcón en «La duración del servicio civil quc debe el objetor de conciencia». En «La Objeción de Conciencia en el derecho español e ilaliano~.Jornadas de Millán Garr~do.Op. cit. Pág. 15. ALENDA SALINAS, MANUEL: «El régimen penal de la prestación social de la objeción de conciencia» (estudio analítico-sistemático de Jurisprudencia) Tirant lo Blanc. Valencia 1996. CÁMARA VILLAR, G.: «La objeción de conciencia al servicio militar» (las dimensiones constitucionales del problema) Cívitas, Madrid, 1991. GORDILLO, J.L.: «La objeción de conciencia. Ejército, individuo y responsabilidad moral.» Ed. Paidós. Barcelona 1993. LLAMAZARES, D.: «Derecho de la libertad de conciencial. Libertad de conciencia y laicidad». Cívitas. Madrid 1997. 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