Aborto voluntario y actividad laboral. Reflexiones para el debate

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Rev. salud pública. 14 sup (1): 112-121, 2012
Aborto voluntario y actividad laboral.
Reflexiones para el debate
Induced abortion and labor activity. Reflections for discussion
María E. Orjuela-Ramírez
Departamento de Salud de Colectivos. Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá. meorjuelar@unal.edu.co
Recibido 8 Mayo 2010/Enviado para Modificación 5 Noviembre 2010/Aceptado 4 Abril 2011
RESUMEN
El aborto voluntario es un fenómeno global que según distintos autores responde
a patrones de comportamientos construidos socialmente y donde influyen las
realidades sociales particulares de cada país. Este fenómeno requiere la información
necesaria para comprender el complejo proceso que conduce a la decisión de la
mujer para optar por la interrupción del embarazo y saber entender las circunstancias
sociales, económicas y sanitarias que pueden explicar esta determinación. Con
este propósito se presenta para el debate, algunas consideraciones sobre el aborto
voluntario y la actividad laboral de las mujeres que optan por esta práctica, con
especial mención la situación en España. Los argumentos están sustentados en el
análisis de las estadísticas de interrupción Voluntaria del embarazo (IVE) reportadas
por el Ministerio de Sanidad y Política Social, la participación de la mujer en el
mercado laboral en España obtenidas del Instituto Nacional de Estadística (INE), los
resultados de investigación sobre la asociación entre la situación laboral de la mujer
y la Interrupción Voluntaria del embarazo y la revisión exhaustiva de las literatura
científica sobre las distintas perspectivas del abordaje del aborto voluntario. Merece
especial importancia el análisis de la actividad laboral de la mujer, como un posible
determinante en la decisión de la mujer para interrumpir su embarazo, variable que
ha sido identificada en la mayoría de las investigaciones como una de las condiciones
socioeconómicas en las mujeres que optan por esa alternativa, al considerar que el
embarazo interfiere con el empleo de las mujeres o, bien, les impide emplearse.
Palabras Clave: Aborto inducido, trabajo de mujeres (fuente: DeCS, BIREME).
ABSTRACT
The induced abortion is a global phenomenon that according to various authors respond
to socially constructed patterns of behavior and where they influence social realities
of each country. This phenomenon requires the information necessary to understand
the complex process leading to the decision of women to opt for abortion and able
to understand the social, economic and health that can explain this requirement.
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For this purpose is presented for discussion, some considerations on voluntary
abortion and labor activity of women who opt for this practice, with special mention
of the situation in Spain. The arguments are supported by statistical analysis of the
voluntary interruption of pregnancy (IVE) reported by the Ministry of Health and Social
Policy, participation of women in the labor market in Spain obtained from the National
Statistics Institute (INE), the research results on the association between employment
status of women and voluntary termination of pregnancy and comprehensive review of
scientific literature on the different perspectives of the approach of voluntary abortion.
Analysis deserves special importance of women’s work activity as a possible factor
in the decision of women to terminate their pregnancies, a variable that has been
identified in most of the investigations as a socioeconomic condition for women who
choose for that alternative, considering that pregnancy interferes with the employment
of women or, rather, prevents them from use.
Key Words: Induced abortion, employment status (fuente: Mesh, NLM).
E
l aborto voluntario se define como la terminación deliberada del
desarrollo del feto durante el embarazo, antes de que haya alcanzado
las 20 semanas de gestación. En este caso, también denominado
interrupción voluntaria del embarazo, puede ser clandestino o legal,
según el marco jurídico vigente en cada país. El aborto inducido puede
ser terapéutico o médico, cuando se realiza para evitar riesgos en la vida o
la salud de la mujer. Según el diccionario de la Real Academia Española
(RAE), abortar es la interrupción del embarazo por causas naturales
o deliberadamente provocadas. Desde la ética científica, aborto es la
interrupción de la vida del ser humano, en forma natural o provocada, en
cualquiera de las etapas de cigoto, embrión o feto (1,2).
En España, las estadísticas del Ministerio de Sanidad y Política Social
indican que de las 41 910 interrupciones voluntarias del embarazo realizadas
en 1991, se ha pasado a 91 664 en el 2005. La tasa de interrupción voluntaria
del embarazo en el año 2005 se situó en 9,60 por cada 1 000 mujeres en edad
fértil (15-44 años), frente al 4,79 del año 1991. Es decir, que en los últimos
15 años se ha duplicado la tasa de incidencia1. Este hecho se presenta
también en el conjunto de los países de la Unión Europea, en los que la
tasa de interrupciones voluntarias del embarazo por mil nacidos vivos ha
pasado de 199,8 en 1991 a 227,6 en el año 2003. En los últimos 10 años
(1993 al 2003) se han incrementado de 781 837 a 850 212 interrupciones
del embarazo, lo que representa un aumento aproximado del 9 % (3).
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Una de las razones de ese incremento puede ser la tendencia creciente
en los últimos años de participación de la mujer en el mercado laboral en la
mayoría de los países de la Unión Europea y, sobre todo, en España. Dado que
las mujeres que se deciden por la IVE señalan como uno de los motivos de esa
práctica el hecho de evitar dificultades en el empleo, ese aumento podría estar
relacionado con el incremento en la tasas de actividad laboral
Es evidente, la tendencia creciente de la participación de la mujer en el
mercado laboral en la mayoría de los países de la Unión Europea y, sobre
todo, en España, donde el porcentaje de participación de la mujer entre los
15 y 49 años de edad han pasando de 46,6 % en 1991 al 58,4 % en 2005
(4). Este incremento podría estar relacionado con el aumento en las tasas de
la interrupción voluntaria del embarazo observadas, ya que esa evolución
muestra una tendencia casi paralela con la tasa de participación laboral durante
el mismo período.
Otro hecho de especial relevancia es la importante aportación de la
inmigración femenina al mercado de trabajo en España, que de acuerdo con
algunos investigadores se debe a la llegada de población inmigrante. De hecho,
la tasa de ocupación femenina, en el caso de las mujeres extranjeras, ha pasado
del 53,6 % en 2001 al 60,5 % en 2005. Dado que algunos estudios sugieren
que la frecuencia de la interrupción voluntaria del embarazo en la población
inmigrante es mucho más alta que en la población autóctona española, una parte
del incremento en los índices del aborto voluntario en la última década podría
ser atribuido al contexto social, laboral y demográfico que la inmigración ha
conformado en España (5).
El aborto voluntario es una práctica que ha estado presente de diferentes
maneras y con distintas características en la historia de las sociedades humanas.
Es por lo tanto un fenómeno global, si bien los motivos para abortar no son
universales ni comunes a todas las mujeres. Así por ejemplo, el aborto voluntario
se ha utilizado como práctica anticonceptiva para espaciar, limitar o posponer
los embarazos no planeados. Los diversos motivos pueden variar según la
calidad de los servicios de información, educación, programas de planificación
familiar. Dependen en muchos casos del significado de la maternidad, así como
de la aceptación social de embarazos fuera de las uniones legales socialmente
establecidas. Esta situación puede ser agudizada en sectores y grupos de
población de adolescentes y jóvenes, residentes en áreas rurales e indígenas,
por las mayores barreras de índole muy variada que enfrentan.
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Distintos motivos, apuntan a las carencias materiales, sociales,
culturales y afectivas del entorno social y familiar de la mujer para asumir
la crianza de los hijos y que la llevan a recurrir al aborto voluntario. La
escasez de los medios económicos suficientes para asegurar el cuidado de
la familia o no poseer el apoyo familiar o del Estado para el cuidado de los
hijos, sobre todo para quienes tienen un trabajo de tiempo completo o doble
jornada, son circunstancias frecuentes para las adolescentes y para mujeres
que no cuentan con autonomía financiera o recursos propios. También, las
relaciones no estables o de conflicto con la pareja, la presión de los padres,
la estigmatización y rechazo social y moral por un embarazo fuera del
matrimonio, son causas importantes para recurrir al aborto.
Algunas razones tienen que ver directamente con el desarrollo personal
y las propias expectativas y proyectos de vida de las mujeres, como la
imposibilidad de seguir los estudios a causa del embarazo, por lo cual, se
puede optar por el aborto para continuar su educación o consolidar una
carrera laboral. Otros factores que repercuten en una mayor incidencia del
aborto, se asocian con el mejoramiento del nivel educativo de las mujeres
y su creciente participación en el mercado de trabajo.
Son muy pocos los estudios, que han analizado el fenómeno. En
España, se puede destacar, el estudio realizado por la demógrafa Margarita
Delgado, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC), en el que analiza los determinantes de la interrupción voluntaria
del embarazo (IVE, entre los años 1991 y 2001, en mujeres en edad fértil
(15 a 49 años) residentes en España (6). Determina en su estudio, el perfil
de las mujeres que recurren al aborto a partir de diferentes variables como
la situación laboral, número de hijos, estado civil, nivel de instrucción,
tamaño del lugar de residencia. Entre los principales determinantes de
la interrupción voluntaria del embarazo, la autora destaca sobre todo la
situación laboral. Las mujeres que trabajan fuera del hogar, y en particular
las que lo hacen por cuenta ajena, son las que muestran una incidencia más
alta del aborto voluntario. La cifra absoluta de mujeres trabajadoras que
optaron por el aborto inducido, casi se duplicó en el decenio estudiado. El
factor laboral está además íntimamente relacionado con el número de hijos.
Se establece que a mayor actividad laboral, tiende a ser menor el número
de hijos, en parte, según muestra el estudio, por ser mayor entre las mujeres
que trabajan fuera del hogar las que en más alto porcentaje recurren al IVE.
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Destacan las autoras que se observa una mayor tendencia a la opción del
Aborto voluntario en mujeres con menor número de hijos, con mayor nivel
de instrucción, lo que se vincula con los cambios sociales acontecidos en el
transcurso de los últimos años.
De otra parte, un informe del Ministerio de Sanidad y Política Social,
señala que en el 2005, aumentó el porcentaje de asalariadas y disminuyó
el de mujeres sin empleo que recurren al aborto voluntario. Persiste el
aumento del aborto voluntario entre mujeres con menor nivel educativo,
apreciándose disminuciones significativas entre quienes tienen mayor nivel
de estudios (7).
La inmigración es una situación íntimamente ligada con el aborto
voluntario, ya que la información disponible de estudios sociológicos
realizados en mujeres, ha demostrado que factores socioeconómicos tales
como nivel de estudios, el idioma, el empleo, el estado civil, el contexto
cultural, la educación sexual y reproductiva, el acceso a servicios de salud
y métodos de planificación familiar, contribuyen a determinar el número de
embarazos y abortos indeseados en una sociedad (8,9).
De acuerdo con el estudio “Análisis del impacto económico de la
inmigración femenina latinoamericana en la economía española” (10),
realizado por el Instituto de la mujer, el fuerte incremento de la oferta
de trabajo extranjera se corresponde con la alta demanda que presenta el
mercado laboral español. La población inmigrante en edad de trabajar que
ha venido a engrosar la población potencialmente activa del mercado de
trabajo, ha experimentado un incremento firme y sostenido desde mediados
de la década pasada, cuando se ha pasado de un total de 400 000 personas
en el año 1996, hasta alcanzar la cifra de 3 324 000 en el año 2005. De los
más de 4,3 millones de empleos creados en España durante el periodo 19992005, el 38,8 % han sido ocupados por población extranjera proveniente de
países en desarrollo o subdesarrollados.
El efecto más relevante derivado del claro predominio de población
extranjera en edad laboral es, sin lugar a dudas, el incremento notable
de población activa. Resulta evidente, que los inmigrantes que eligen
España como destino lo hacen en su amplia mayoría, por razones de
índole económica y, en ese sentido, tienen como objetivo prioritario su
incorporación formal o informal al mercado de trabajo nacional. Los
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sectores donde predominantemente se concentra la población inmigrante
femenina, es el sector servicios (el 89,5 %). El detalle de ocupaciones
muestra que la mayoría de las mujeres inmigrantes se encuentran empleadas
como trabajadoras no cualificadas en el sector servicios (46,5 %) y también
como trabajadoras de los servicios de restauración (26,8 %) o dependientes
de comercio (5,6 %). Cabe destacar que a pesar de que la población
extranjera ocupa principalmente empleos de baja cualificación, el nivel de
educación que presentan las mujeres extranjeras, no es precario, aunque sí
inferior al de las mujeres españolas. Así, al analizar el nivel de formación
que presenta la población ocupada femenina, un 79,9 % ha concluido por
lo menos algún nivel de secundaria y un 17 % tiene estudios universitarios
de grado medio o superior.
La ocupación de inmigrantes en las tareas de servicio doméstico,
cuidado de niños y ancianos en España, es un fenómeno que se explica,
por una mayor demanda de este tipo de trabajadoras en el marco de la
evolución económica y social de la población española. Este tipo de tareas,
que en otros países desarrollados son asumidas por un mejor reparto de
tareas en las familias y gracias a la ayuda del Estado de Bienestar, están
realizándose en el país, gracias al empleo de mano de obra de bajo costo.
Merece la pena destacar, que aproximadamente un tercio de los hogares
donde se contrata inmigrantes como personal domestico, el ama de casa, se
puede incorporar al mercado laboral, es decir, cambia su situación laboral
de inactividad a actividad laboral.
En nuestras sociedades, el empleo es la principal vía de acceso a los
recursos monetarios para alcanzar unos estándares de vida dignos y por
lo tanto asegurar la independencia económica, que a su vez, representa
para las mujeres un cauce de participación social. El aumento de la
proporción de mujeres en la fuerza de trabajo y la reducción de la brecha
en las tasas de participación femenina y masculina ha sido una de las
tendencias más relevantes detectadas en los mercados laborales en los
últimos años. El incremento de participación de la mujer en la fuerza
de trabajo ha comportado además, importantes transformaciones en los
roles y responsabilidades de hombres y mujeres en la esfera familiar y el
trabajo remunerado, en un contexto donde la actividad definidora de lo
femenino, asigna a la mujer las tareas domésticas privadas y al varón las
tareas productivas públicas. El trabajo se considera una relación social que
varía de significado dependiendo del contexto y características del mismo.
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Así por ejemplo, cuando este se desarrolla en el interior de un grupo social
primario, como la familia, se trata de tareas incluidas en el ámbito privado,
que está supeditado a las relaciones interpersonales que se Desde este punto
de vista, la participación femenina en el mercado laboral, ha significado
para la mujer una forma importante de participar en la vida pública a través
de instituciones u organizaciones de más amplio carácter. Lo cual ha sido
un factor clave de integración social y connotada de prestigio (posición
social) en las posibilidades de desarrollar la autoestima, la autorrealización
individual y condicionar relaciones de confianza y sociabilidad para la
mujer. En un sentido más amplio, representa una actividad productiva
remunerada y generadora de derechos propios frente a los derivados que le
produce el rol de ama de casa. Además de proporcionar la ampliación de
elecciones de estilos de vida e incluso la construcción de un sentido de la
propia existencia.
Desde otro punto de vista, las decisiones de participación laboral
femenina son motivadas, en parte, por las características de ocupaciones
que se caracterizan por una menor necesidad de uso de la fuerza física, con
horarios y jornadas más flexibles, condiciones factibles de incorporación
femenina al mundo del trabajo. Aunque también constituye una expresión
de la proliferación de estrategias generadoras de ingreso, mediante las
cuales las mujeres contribuyen a sostener el nivel de vida de sus familias.
El aumento en las tasas de participación económica de las mujeres ha
significado el incremento en el mercado laboral de mujeres en edad adulta y
la pérdida de la relación entre estado civil y participación laboral. De igual
manera, el crecimiento del empleo terciario, se relaciona con el incremento
observado en la participación laboral de las mujeres en la medida que ha
ampliado oportunidades laborales y especialmente porque ha facilitado la
compatibilización de la vida familiar y profesional (11).
A pesar de las transformaciones productivas y tecnológicas, de la igualdad
jurídica entre hombres y mujeres, las políticas de ordenamiento laboral,
la mujer suele estar representadas en el empleo flexible, probablemente
porque se sigue considerando que su responsabilidad primera sigue siendo
ocuparse del bienestar de la familia.
En su gran mayoría las mujeres que se encuentran insertas en el mercado
laboral continúan siendo las responsables del trabajo que se realiza en los
hogares, el que conforma la denominada “economía del cuidado”, expresión
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que alude al conjunto de bienes y servicios no remunerados que prestan las
mujeres de todas las edades al interior de las familias. Se les asocia menos
con contratos de trabajo estándar a tiempo completo a partir del cual se han
construido la consideración social del mercado de trabajo (12).
De acuerdo con los resultados un estudio reciente, “Asociación entre la
situación laboral de la mujer. España 1991-2005” (13) se ha descrito que las
tasas de aborto voluntario según situación laboral de la mujer, evidencian
el crecimiento de estas cifras tanto en mujeres activas como en inactivas.
Concretamente, la tasa por mil mujeres, en activas ha crecido de 5,73 en
1991 a 9,39 en el año 2005, en comparación las tasas en inactivas eran 3,08
en 1991 y 5,72 en 2005. Los autores del estudio, refieren que el aumento
en la tasa de abortos voluntarios, puede estar relacionada con la presencia
cada vez mayor de la población femenina en el mercado de trabajo y el
incremento notable de mujeres jóvenes (20-29 años) en la población en
edad de trabajar. Ello ha generado un crecimiento de la población activa
entre las mujeres sin estudios universitarios, como resultado del proceso
de desarrollo económico y social que ha venido experimentando España en
las últimas décadas.
En consecuencia, diversas publicaciones señalan 50-51 que la decisión
de participación de la mujer en el mercado laboral y las determinaciones
concernientes a su fecundidad y, más concretamente, a la interrupción del
embarazo en mujeres activas o inactivas están estrechamente ligadas. Sin
embargo, las decisiones de la mujer en cuanto al cuidado de los hijos y
la participación en el mercado laboral pueden resultar hasta cierto punto
incompatibles, porque las dos actividades compiten por su tiempo de
dedicación. Además, implica decidir no sólo cuántos hijos tener a lo largo
de la vida biológica fértil, sino el momento del ciclo vital cuando deba
tenerlos. En este sentido, en la medida que transcurre el tiempo en cada
etapa de su vida y se modifica el conjunto de información que la mujer
condiciona a sus decisiones, esta puede ir modificando sus determinaciones
futuras de participar en el mercado laboral o de tener el número de hijos
deseados.
Estudios referenciados en la literatura científica (14,15) sugieren que
el creciente aumento de las tasas de actividad laboral femenina no ha
implicado una reorganización sustantiva de las tareas domésticas dirigida
a lograr un reparto más equilibrado de éstas entre hombres y mujeres.
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Así, un alto número de mujeres siguen siendo quienes se ocupan de las
tareas domésticas y responsabilidades familiares, bien como actividad
exclusiva, bien como prolongación de la jornada laboral. Por consiguiente,
la conciliación de la vida laboral y familiar genera un conflicto, por tener
que hacer frente a las obligaciones que comporta tener una familia, sin
la pérdida de oportunidades en la vida laboral o el menoscabo del rol
profesional. Pero dado la coincidencia del tiempo en momentos decisivos
para la formación de la familia y la consolidación de la situación laboral,
es posible que las mujeres estén optando por permanecer en el mercado de
trabajo, antes que dedicarse a la crianza de los hijos.
Los dilemas que rodean al aborto inducido requieren la búsqueda de
mayor evidencia científica para comprender los factores determinantes
que inducen a la mujer para optar por este procedimiento y saber entender
la influencia de las circunstancias sociales, económicas y sanitarias que
pueden explicar las razones que inducen a las mujeres a optar por el aborto
Voluntario.
En este contexto, la conciliación de la vida laboral y familiar genera un
conflicto en la mujer por la coincidencia de las oportunidades determinantes
para la formación de la familia y la crianza de los hijos y paralelamente
para la consolidación de la carrera profesional. En estas circunstancias se
puede optar por abandonar el mercado de trabajo para dedicarse a la familia
o priorizar la mejora y consolidación de la situación profesional o laboral.
Por lo anterior, es decisivo el papel del Estado en la regulación de este
conflicto entre el trabajo y la familia. Buscar la protección de la maternidad
implica el doble objetivo de proteger la salud y garantizar los derechos que
se derivan del empleo. Es necesario que la contratación en función de una
maternidad potencial o actual no suponga una práctica discriminatoria que
interfieran en la decisión de interrumpir el embarazo 
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