Bogotá, Abril 30 de 2011 Señores CONSEJO EJECUTIVO NACIONAL COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA CVX – COLOMBIA Ciudad Apreciado amigos/as y hermanos/as en el Señor: Con la presente comunicación me dirijo a Ustedes como el órgano oficial en Colombia de la Comunidad de Vida Cristiana con el fin de comunicarles el deseo de proclamar mi COMPROMISO PERMANENTE en la Comunidad de Vida Cristiana, en ceremonia eucarística que se celebrará el próximo 29 de mayo de 2011 en la ciudad de Bogotá. Camino de seguimiento y vida apostólica …. Desde el año 1989 me vinculé a la Compañía de Jesús para colaborar en el Programa por la Paz, obra institucional cuya misión era responder como Iglesia a la grave situación de violencia que se vivía en el país y que se había recrudecido duramente la década de los años 80. Trabajar por la defensa de la vida, de los derechos humanos, por la protección y atención a los excluidos, perseguidos, pobres y necesitados, por aquellos preferidos por Jesús, fue la experiencia fundante que me llevo a poner la propia vida, mis capacidades, mis carismas, mis energías al servicio de la vida, del amor, de la justicia, de la paz… También fue tiempo para vivir fuertemente la experiencia de COMUNIDAD APOSTÓLICA compartida con los colaboradores laicos que trabajan entonces en el Programa por la Paz, comunidad que se enriquecía por la diversidad de modos de ser, por la diferencia de pensamiento, de género, de formación profesional, y de muchos otros carismas. Nos unía el amor a Jesús de Nazaret, el deseo profundo de servirle a El través de los sufrientes, animados por la espiritualidad ignaciana, por los sueños, por los anhelos de un mejor país para todos donde la justicia, la tolerancia, la equidad, la esperanza y la fe fueran cimientos para la vida, para la cotidianidad. CVX un nuevo modo de seguir a Jesús…. Después de “alabar, hacer reverenciar y servir Dios nuestro Señor…” por más de una década a través de mi trabajo en el Programa por la Paz, de vivir la experiencia de comunidad apostólica, de la relación permanente con el otro y con los otros, de continuar con el deseo ferviente de seguir sirviendo, se hace tan necesario buscar el espacio para dar continuidad a los que se ha venido viviendo. Es aquí donde aparece la CVX, específicamente la Comunidad Kairós. Durante algunos meses tuve el periodo de acogida donde fui conociendo el estilo de vida de CVX, sus Principios y Normas Generales, la historia y modo de proceder de la CVX Colombia, entre otros. Como fruto del encuentro intimo con Dios en la experiencia de retiro con la comunidad Kairós, en agosto de 2003, en Choachí, tomé la decisión de pertenecer a la CVX porque en este estilo particular de vida comunitaria encontraba ampliamente todo lo necesario para vivir mi fe, para compartir el deseo de servicio, para fortalecer mi dimensión de mujer, de esposa, de madre, de compañera de camino, de vida apostólica. No estaba en un espacio diferente a mi experiencia fundante, todo lo contrario, la CVX me daba las mismas posibilidades y mucho más… una gracia del Señor, un regalo más para su hija amada. Mi crecimiento en la CVX…. El camino recorrido durante estos años en la CVX puedo decir con certeza qua ha sido bendecido por la Gracia del Señor. Hay muchos elementos que están revestidos de cariño y gratitud profunda: el cariño por toda la comunidad, por sus miembros, por sus familias; los dones y carismas que el Señor me ha dado y he podido ponerlos para el servicio; la fuente espiritual que tengo en los Ejercicios Espirituales Ignacianos y toda la espiritualidad ignaciana en su conjunto; el hacer propio un estilo de vida que me compromete a buscar, con la ayuda de la comunidad, un continuo crecimiento personal y social en lo espiritual, lo humano y lo apostólico; la confirmación a una vocación laical y el deseo sincero de que mis acciones y operaciones tengan un sentido apostólico. Las misiones a las que he sido enviada por mi comunidad Kairós, por la comunidad nacional y la comunidad latinoamericana me han permitido reforzar y sentir la universalidad de la Comunidad y un sentido de cuerpo apostólico volcado a la misión de construir Reino de Dios. Durante estos años también he vivida cada “SI” que le he dado como respuesta a los llamados e invitaciones que el Señor me hace, a través de las misiones que he realizado para la Comunidad CVX, con gran libertad, han sido experiencias de gran hondura, con rigor, de respuesta al llamado del Señor que me invita cada vez más a seguirlo por este camino. En este momento de mi vida es claro que tanto lo personal, mi relación de pareja, mi familia y el entorno laboral donde me desenvuelvo, esta cruzada por la espiritualidad ignaciana y la experiencia de comunidad. Mi vivencia de fe, de cristiana, de laica comprometida, no se puede dar en un espacio diferente a la Comunidad y al modo de ser CVX. Por esta razón el compromiso permanente es también otro SI que le doy a Dios Padre con la convicción de que a través de este compromiso recibo un don, una gracia totalmente gratuita que me implica un mayor sentido de disponibilidad y responsabilidad para servir en la CVX y a lo que Dios disponga en un futuro para mí. Agradezco a todos, hombres y mujeres, a los miembros de mi Comunidad Kairós, a los jesuitas que han marcado mi historia de vida, porque con su ejemplo, su consejo, su testimonio, sus enseñanzas han aportado a mi formación, al fortalecimiento de mi fe, me han acompañado en los diferentes momentos de mi vida, a la comunidad por su solidaridad, su afecto y cercanía y Dios Padre por hacerme sentir su amor y predilección por esta hija pequeña, frágil, pecadora pero elegida, salvada y amada por El. A la Mayor Gloria de Dios, Flor Alicia Moncaleano Sánchez Comunidad CVX Kairós Regional Bogotá