TIPOLOGÍA DE CONFLICTOS ESCOLARES Hasta ahora no existe un acuerdo en los estudios relativos al manejo de conflictos, para el uso de los distintos términos, ya que coexisten definiciones diversas para denominar los mismos fenómenos, en función del origen disciplinario del investigador. Por ejemplo, desde el campo de la psicología y de la criminología se suele utilizar el término el término comportamiento antisocial, mientras que en pedagogía es más habitual usar el término problemas de disciplina o de convivencia. Es necesario realizar una reflexión previa a la presentación de los principales tipos de conflictos que podemos encontrar en las instituciones educativas con el propósito de sentar bases para un diálogo proactivo. El conflicto es una tensión que surge cuando aspiraciones, metas, valores, opiniones, intenciones, etc. de dos o más personas o grupos, se contraponen o excluyen entre sí. El conflicto, aunque nos haga sufrir, es algo natural que no necesariamente desemboca en una respuesta violenta, en muchas ocasiones éstos se resuelven pacíficamente sin que aparezca la violencia. Cuando los conflictos se expresan a través de la violencia es necesario establecer mecanismos para reconducirlos y transformarlos desde una óptica de paz y justicia. Siguiendo la definición del Seminario de Educación para la Paz (1994), la violencia se entiende como: (…) una actitud o comportamiento que constituye una violación o un arrebato al ser humano de algo que le es esencial como persona (integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades), la violencia puede ser visible o invisible, puede proceder de personas o instituciones y puede realizarse activa o pasivamente. Además de la violencia directa, existe otra violencia estructural, de la que tal voz, es más difícil tomar consciencia pero que es más cotidiana en nuestra sociedad. En cualquiera de los casos, la violencia escolar será aquella que afecta a la comunidad educativa y que tiene lugar en contextos educativos. Y por supuesto, desde un punto de vista educativo y moral es claramente reprobable en todas sus manifestaciones, exigiéndose a la escuela construir un discurso propio para hacer frente a la misma Los principales fenómenos a los que nos vamos a referir cuando utilicemos el término conflictos de convivencia son: - Violencia general, psicológica, física y estructural. La violencia psicológica puede expresarse en conductas como: faltas de respeto, maltrato, exclusión, motes, intimidación, maltrato permanente entre iguales. Mientras que la violencia física a las personas se manifiesta como agresiones o peleas, la violencia física contra uno puede observarse en laceraciones o cutting, entre otras cosas. Podemos añadir la violencia estructural que el propio sistema escolar ocasiona a las personas que habitan en ella y, de modo más específico, la que una deficiente organización del centro y - - - del currículo que se ofrece puede ocasionar a las personas que conviven en la escuela, ya que se puede estar favoreciendo un proceso de exclusión. Disrupción en las aulas. Es un conglomerado de conductas inapropiadas que se producen en el aula y que impiden el normal desarrollo de la actividad educativa (boicot, ruido permanente, interrupciones, etc) Representa un problema ya que implica una enorme pérdida de tiempo, se interpreta como falta de disciplina y produce mayor índice de fracaso escolar, individual y grupal, y finalmente, distancia emocionalmente a los alumnos y profesores, dificultando las relaciones interpersonales en el aula. Vandalismo. Supone un acto de violencia física contra el centro y sus instalaciones. Problemas de disciplina. Implica la trasgresión de normas de convivencia del aula o del centro y suelen provocar conflictos interpersonales (daños a materiales, incumplimiento de horarios, consumo de tabaco o de otras sustancias, indumentaria inadecuada y otros aspectos recogidos en los reglamentos escolares) Bullying o acoso escolar. Hace mención a un maltrato reiterado y permanente dirigido a un compañero que es incapaz de defenderse, o que cuando lo hace no logra eficacia. Supone un comportamiento reiterativo que puede realizarse oculto a la visión de los adultos del centro, normalmente practicado en grupo (intimidación directa o indirecta a través de internet o de teléfonos móviles, - - - exclusión social, poner motes, vejaciones, esconder cosas, deteriorar propiedades de las personas, etc.) Acoso y abuso sexual. Supone un atentado dirigido a la dignidad y libertad sexual de las personas. Puede ser considerado una manifestación de comportamiento antisocial oculto y sobre la que los datos son todavía escasos y heterogéneos. El abuso sexual infantil se refiere a contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente el mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de edad cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre el otro. Absentismo y deserción escolar. No ejercer las tareas como estudiante o como profesor. Fraude-corrupción. Supone un conglomerado de conductas relativas a la trasgresión de los comportamientos socialmente reconocidos y aceptados en la vida escolar (copiar, plagio, tráfico de influencias, etc.) Problemas de seguridad en el centro escolar. Hace mención a una situación en la que el clima escolar se caracteriza por la percepción general de miedo a sufrir daños de diverso tipo. Estos daños pueden ser ocasionados por conductas de cualquier miembro de la comunidad educativa, o incluso fuera de ella, como es el caso de las bandas que pueden estar conectadas a alumnos del centro. Algunos de los comportamientos a los que se alude pueden ser delictivos o criminales, y pueden exigir la intervención de agentes policiales o judiciales (robos, asaltos con armas, secuestros, etc) Estos conflictos de convivencia no son todos igualmente visibles, siendo percibidos de distinto modo según quienes sean los diferentes protagonistas en cada caso. Mientras que a los profesores, por su carácter cotidiano les preocupa y les afecta de manera especial la disrupción y la indisciplina, a los padres, a las autoridades y a la opinión pública les preocupan mucho los episodios –supuestamente aislados- de violencia física (sobre todo de alumno a profesor) y de vandalismo; los alumnos por su parte, probablemente estén más preocupados y sin duda más afectados por el bullying, la extorsión o el acoso sexual. No es apropiado entender estos fenómenos como compartimentos estancos ya que existe una conexión entre ellos, ni tampoco pensar en respuestas aisladas y parciales. Cada vez más, se exige un planteamiento coordinado de todos los miembros de la comunidad educativa en consonancia con un compromiso ciudadano que ha de producirse en el contexto social donde se sitúa la escuela, tratando de favorecer planes de intervención donde estén implicados padres, profesores y alumnos, así como personal no docente y recursos e instituciones del entorno social cercano (trabajadores sociales, servicios y autoridades municipales, programas sociales, etc). En la base de todas estas situaciones se produce un choque, una confrontación entre las trayectorias de vida de las personas y de los grupos, con sus deseos, aspiraciones y objetivos propios. Aunque es probable que se haya elegido un esquema de actuación perverso y violento, para afrontar los conflictos, la intención educativa es proponer líneas de actuación más saludables y cívicas, tales como la negociación, la mediación, o la intervención. Negociar es una actividad en la cual dos o más partes, mutuamente dependientes, desde posiciones diferentes y con intereses en parte conflictivos y en parte comunes, tratan de llegar a un acuerdo favorable. La mediación es una forma de resolver conflictos entre dos o más personas, con la ayuda de una tercera persona imparcial, el mediador. La mediación puede resolver conflictos relacionados con la transgresión de las normas de convivencia, amistades que se han deteriorado, situaciones que desagraden o parezcan injustas, malos tratos o cualquier tipo de problemas entre miembros de la comunidad educativa. Los mediadores pueden ser alumnos, profesores, padres. No son jueces ni árbitros, no imponen soluciones ni opinan sobre quién tiene la verdad, lo que buscan es satisfacer las necesidades de las partes en disputa, regulando el proceso de comunicación y conduciéndolo por medio de unos sencillos pasos en los que, si las partes colaboran, es posible llegar a una solución en la que todos ganen o, al menos, queden satisfechos. La mediación es VOLUNTARIA, es CONFIDENCIAL, y está basada en el DIÁLOGO. La intervención educativa es la acción intencional para la realización de acciones que conducen al logro del desarrollo integral del educando. Tiene carácter teleológico, es decir: Existe un sujeto agente (educando-educador), un lenguaje propositivo (se realiza una acción para lograr algo), se actúa en orden a lograr un acontecimiento futuro (la meta) y los acontecimientos se vinculan intencionalmente. La intervención educativa se realiza mediante procesos de autoeducación y heteroeducación, ya sean estos formales, no formales o informales, respetando siempre la condición de agente en el educando. La acción (cambio de estado que un sujeto hace que acaezca) del educador debe dar lugar a una acción del educando (que no tiene que ser intencionalmente educativa) y no sólo a un acontecimiento (cambios de estado que acaecen a un sujeto en una ocasión). La intervención pedagógica es la acción intencional que desarrollamos en la tarea educativa en orden a realizar con, por y para el educando los fines y medios que se justifican con fundamento en el conocimiento de la educación y del funcionamiento del sistema educativo (Touriñán, 1987a). La intencionalidad reside en la conducta; y ver una conducta como intencional es comprenderla como un conjunto de actuaciones implicadas, por lo que el propio agente cree, en la consecución de algo (Wright, 1979). El proceso de intervención pedagógica podría esquematizarse del siguiente modo: “A” (agente educador) hace “X” (lo que el conocimiento de la educación explica y justifica) para conseguir el resultado “R” (que “B” –agente educando- efectúe las conductas “Y” -explicitadas en la intervención pedagógica de “A”- y alcance el objetivo “Z” -destreza, hábito, actitud o conocimiento educativo. (Touriñán, 2010a). Intervención educativa e intervención pedagógica no se identifican necesariamente, aunque en toda intervención educativa haya un componente de intervención pedagógica. Bibliografía y fuentes de consulta Grudman, Gesa y Joachim, Stal. (2014). Como la sal en la sopa, Manual didáctico, disponible en: file:///C:/Users/malena/Desktop/como_la_sal_en_la_sopa_3-2.pdf Torrego, Juan Carlos (coord), (2007), Modelo integrado de mejora de la convivencia. Estrategias de mediación y tratamiento de conflictos. Edit Grao – Colofón. México. Págs. 18-23 Touriñán López, José Manuel, Intervención Educativa, Intervención Pedagógica y Educación: La Mirada Pedagógica, (2014) disponible en: file:///C:/Users/malena/Desktop/intervenci%C3%B3n%20pedag%C3 %B3gica.pdf