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INTERNACIONALES
OCTUBRE 2016 > miércoles 19
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Carter y sus directivas presidenciales
sobre Cuba
Elier Ramírez Cañedo
La administración del demócrata James Carter (19771981) fue realmente singular en cuanto a la manera de conformar e implementar la política hacia la Mayor de las Antillas.
Antes del actual inquilino de la Casa Blanca, Carter había sido
el único presidente estadounidense que por escrito —aunque
en un documento secreto—, a través de una directiva presidencial, había fijado su intención de iniciar un proceso que
podía culminar en la «normalización» de las relaciones con
Cuba. A diferencia de Obama, Carter lo hizo solo a unos meses
de iniciado su mandato y en un contexto mucho menos favorable para dicho curso de acción que el que encontró Obama
al llegar a la presidencia.
En la Directiva presidencial/NSC-6 Carter escribió: «he llegado a la conclusión de que deberíamos intentar lograr la normalización de nuestras relaciones con Cuba». Más adelante
señalaría en el propio documento: «nuestro objetivo es poner
en marcha un proceso que conduzca al restablecimiento de las
relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba…».
A su modo de ver, en las conversaciones exploratorias, los
Estados Unidos debían buscar la promoción de los siguientes
intereses: lucha contra el terrorismo; derechos humanos; contener la intervención foránea de Cuba; compensación por las
propiedades estadounidenses expropiadas; y reducción de las
relaciones (políticas y militares) de Cuba con la Unión
Soviética.
Para esto, Carter determinó la siguiente agenda de conversaciones: fronteras marítimas y pesqueras; acuerdo contra
secuestros; situación de los derechos humanos en Cuba
(incluida la excarcelación de ciudadanos estadounidenses,
derechos de visita, y derechos de emigración); actividades
externas de Cuba en Angola y otras partes; actividades de
Cuba respecto a Puerto Rico; intercambios deportivos, culturales y científico-técnicos; compensación por las propiedades
estadounidenses expropiadas por el Gobierno de Cuba; posibilidad de establecer relaciones comerciales; y establecimiento de una Oficina de Intereses de los Estados Unidos en la
embajada de Suiza en La Habana. Luego de una ronda exploratoria de conversaciones, el Consejo de Seguridad Nacional
debía presentar a Carter las recomendaciones sobre la forma
en que los Estados Unidos debían proceder.
Carter dio otro paso importante para las relaciones entre los
Estados Unidos y Cuba, que rompía de hecho con lo que había
sido la política de su país hacia Cuba desde 1959, cuando señaló en la propia directiva: «El Fiscal General deberá tomar todas
las providencias necesarias permitidas por la ley para impedir
actividades terroristas o toda actividad ilegal iniciada desde el
territorio de los Estados Unidos contra Cuba y contra ciudadanos estadounidenses, y apresar y enjuiciar a los autores de esas
actividades».
Sin embargo, a pesar de que la Directiva era positiva y marcaba un punto de inflexión en la política de Estados Unidos
hacia Cuba, la agenda y los objetivos diseñados para establecer las negociaciones con Cuba y avanzar hacia la normalización de las relaciones era equívoca desde su formulación, pues
se mezclaban los asuntos bilaterales con los multilaterales y
hacía evidente —como se comprobó después— la aspiración
del gobierno de Estados Unidos de que Cuba cediera terreno
soberano en materia de política exterior.
En 1977 se negociaron los problemas menos candentes en
las relaciones bilaterales, pero a partir de 1978 el proceso de
Directiva del presidente Carter año 1977.
Directiva del presidente Carter año 1979.
«normalización» de las relaciones empezaría a congelarse e
incluso a retroceder, pues los temas más espinosos de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos no serían resueltos, al
tiempo que se fue imponiendo en el seno de la administración
demócrata la idea de condicionar el avance del proceso de normalización de las relaciones a la «moderación» del activismo
internacional de Cuba, allí donde se afectaran los intereses de
los Estados Unidos en el marco del conflicto Este-Oeste, criterio defendido por el asesor para Asuntos de Seguridad Nacional, Zbinew Brzezinski.
No obstante, pese a que se observó un congelamiento del
proceso de «normalización» por parte de la Administración
demócrata, el diálogo y la cooperación en determinadas áreas
continuó hasta fines de 1980. Asimismo, continuarían los intercambios culturales, académicos, científicos y deportivos. Por su
parte, las conversaciones secretas más extensas y continuadas
entre ambos países tuvieron lugar en el año 1978 (New York,
Washington, Atlanta, Cuernavaca y La Habana). En 1979 hubo
un impasseretomándose las discusiones en enero, junio y septiembre de 1980, todas celebradas en La Habana.
Pero ya para 1979 las tensiones en las relaciones bilaterales y en el contexto internacional, marcado por el retorno a
una etapa de mayor confrontación entre la URRS y los
EE.UU, habían provocado que Carter firmara una nueva
directiva presidencial sobre Cuba que sustituía la de marzo
de 1977. Esta sería la Directiva presidencial/NSC-52, elaborada por Brzezinski y firmada por el Presidente el 17 de octubre de 1979. En ella, quedaron delineados cuatro objetivos
específicos: 1. Reducir y a la larga sacar a las fuerzas militares cubanas desplegadas en el extranjero; 2. Socavar la ofensiva cubana en pro del liderazgo en el Tercer Mundo; 3.
Lograr que Cuba se contuviera respecto a la cuestión de
Puerto Rico, y 4. Impedir la intensificación de la presencia
soviética en las fuerzas armadas cubanas. Como se ve era
una directiva totalmente hostil hacia Cuba. Lo interesante es
que a pesar de su existencia, en 1980, en medio de la crisis
migratoria del Mariel, Carter volvió a utilizar la diplomacia
secreta con Cuba y a través de emisarios que viajaron a la Isla
a sostener conversaciones privadas con el Comandante en
Jefe, Fidel Castro, hizo la promesa que si salía reelecto en la
elecciones de noviembre, en los primeros meses de su
segundo mandato avanzaría como nunca antes hacia la normalización de las relaciones. Ya sabemos la historia, Carter
perdió las elecciones frente al republicano Ronald Reagan y
de ahí en adelante ningún otro presidente de los Estados
Unidos, hasta Obama en su segundo periodo presidencial, se
planteó seriamente iniciar un proceso de normalización de
las relaciones con Cuba.
La nueva directiva presidencial de política hacia Cuba
anunciada por la administración Obama, resulta ambigua en
algunas de sus partes, pues al tiempo que plantea que no aspira a cambiar el régimen en Cuba, por otro lado no esconde
tales intenciones al defender la continuidad de los programas
de corte injerencista y subversivo. El discurso aún continúa
distante de la realidad. Sin duda, se trata de un ajuste táctico
profundo, pero sin cambios en los objetivos estratégicos de
siempre. Y es que la actual administración estadounidense
también retoma algunas ideas que, con relación a la normalización de las relaciones con Cuba, se movieron en los círculos
de poder de los Estados Unidos durante los años del mandato
presidencial de Carter. «Sentía entonces, como ahora, que la
mejor vía para lograr un cambio en el régimen comunista
cubano era el restablecimiento del comercio, las visitas y las
relaciones diplomáticas», señaló el expresidente en el 2004.
MÉXICO
Asamblea Legislativa del Distrito Federal rechaza el bloqueo
CIUDAD DE MÉXICO.—La Asamblea
Legislativa del Distrito Federal aprobó este
martes por unanimidad un punto de acuerdo para «exhortar a la Cámara de Senadores
inste al Poder Ejecutivo Federal para que instruya a la representación mexicana en la
Asamblea General de las Naciones Unidas a
defender, promover y votar a favor de la
necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los
Estados Unidos de América contra la República de Cuba».
La propuesta presentada por iniciativa de
la diputada Vania Roxana Ávila García, integrante del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano y a la que se sumaron los
Grupos Parlamentarios del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido de
la Revolución Democrática (PRD) señaló que
el bloqueo es un acto de acometida unilateral
contra un Estado soberano, que constituye
una violación a los derechos humanos de los
cubanos y quebranta los derechos de muchos
otros países, entre ellos México, debido al carácter extraterritorial de su aplicación.
México, congruente con sus principios de
política exterior, ha votado mayoritariamente
en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas a favor de la necesidad de poner fin
al bloqueo económico, comercial y financiero
impuesto por Estados Unidos a Cuba desde
hace más de 50 años y el 2016 no puede ser la
excepción, agregó la legisladora azteca.
En representación de la Embajada de Cuba
en México estuvieron presentes durante la sesión ordinaria de la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal el Consejero Político, José AlbertoPrieto;elSegundoSecretarioAbelDerivet
y el Tercer Secretario, Dany Tur. (Embajada de
Cuba en México)
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