Un botín nuclear de 1.000 millones Un botín nuclear de 1.000 millones Muchos municipios optarán al emplazamiento de un almacén de residuos altamente radiactivos para salir de la crisis. La reticencia decisoria de la clase política ante situaciones delicadas podría sucumbir al encanto de la construcción de un centro tecnológico de investigación, un parque empresarial, diversas áreas de interés, ocio, servicios de suministro y hostelería, y la creación de más de trescientos puestos de trabajo. Todo, de manera gratuita. Un dulce apetitoso para cualquier municipio de España, con la única objeción de tener que albergar en su territorio las veinte hectáreas que conformarán el futuro Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos altamente radiactivos. Un mal menor que sin duda se verá disipado ante el botín de 1.000 millones de euros que recaerá en manos de la localidad que resulte elegida. Así, y pese al rechazo sistemático que la palabra nuclear provoca en no pocos municipios españoles, se espera que sean muchos los ayuntamientos que presenten sus candidaturas para acoger el almacén de residuos una vez abierta la convocatoria al finalizar el verano, tal y como anunciaba hace algunos días el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián. Comienza una pelea por dar cobijo al emplazamiento nuclear que tiene su motivación en la crisis. En efecto, la coyuntura económica actual provocará que muchos municipios llamen a la puerta del ATC, cuando anteriormente la disposición a acoger un almacén nuclear de estas características era nula, tanto por parte de municipios populares como socialistas. Quienes seguro no presentarán su candidatura son los 67 municipios repartidos entre las provincias de Burgos, Cáceres, Guadalajara, Tarragona y Valencia que conforman la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares (AMAC) por considerar que ?a día de hoy no existen garantías de que se cumplan las condiciones de desarrollo económico de las zonas nucleares, así como de una financiación suficiente para la implantación definitiva de los Planes de Emergencia?, al tiempo que reclaman ?un mayor compromiso del Estado con los municipios del entorno de las centrales nucleares?. Pese a esta renuncia, el Ejecutivo espera que fructifique alguna de las candidaturas que opten a la instalación de un emplazamiento concebido como un proyecto industrial al uso, no condicionado por requerimientos demasiado concretos. De hecho, se considera accesible para prácticamente todo municipio de la Península. Decidir la ubicación más idónea de este tipo de emplazamiento sería ya el cometido de los técnicos. Antes de 2011 Aunar en el territorio español un almacén de estas características antes del 1 de enero de 2011 es un imperativo forzoso. Después de esa fecha, Francia devolverá a España todos los residuos vitrificados de combustible gastado que el país de Sarkozy lleva acumulados desde 1989, cuando se produjo el cierre de la central tarraconense de Vandellós I. De incumplir el plazo pactado, España sería penalizada con 60.000 euros al día. Una cláusula a la que, viendo la poca premura que el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio se está tomando a menos de año y medio de cumplirse el plazo, deberá acogerse Francia, salvo milagro. El plazo estimado para el diseño y la ejecución de una infraestructura de este tipo oscila entre los 36 y 42 meses. Un período de tiempo que supera con creces los 17 meses en que vence el margen dado por Francia, y que se traduciría en una multa de 80 millones de euros. Lucía Santiago 1/2 Un botín nuclear de 1.000 millones La Gaceta © CCOO SERVICIOS 2015 Logos y marcas propiedad de sus respectivos autores Se permite la reproducción total o parcial de todos los contenidos siempre que se cite la fuente y se enlace con el original 2/2