BOLETÍN 2097-08 I DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO REFERENCIA : Modifica el artículo 7º de la ley Nº 18.097, Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras, con el propósito de proteger a las instalaciones turísticas ante las actividades mineras INICIATIVA : Moción del senador Sr. Horvath MINISTERIO : De Minería ORIGEN : Senado INGRESO : 30 de septiembre de 1997 CALIFICACIÓN : Sin urgencia ARTICULADO : Artículo único OBJETO, SEGÚN LA INICIATIVA Exigir la autorización del dueño -la que no puede suplirse por una autorización judicial1- para catar y cavar (buscando minerales) en terrenos que contengan "instalaciones turísticas"2. 1 Existen casos en que frente a la negativa del dueño puede otorgar la autorización el juez, en juicio sumario. En el caso a que se refiere el proyecto, no se podría recurrir a la justicia. 2 Con ello, los terrenos que contengan instalaciones turísticas quedarían en la misma situación que los que contienen arbolados o viñedos, como asimismo, las casas y sus dependencias. LIBERTAD Y DESARROLLO 31 de octubre de 1997 13 FUNDAMENTO, SEGÚN LA INICIATIVA Las limitaciones que establece la ley vigente resultan poco adecuadas o insuficientes para proteger la actividad económica del turismo (hosterías, instalaciones para pesca deportiva, centros de esquí y termas). II COMENTARIOS IMPLICANCIAS CONSTITUCIONALES 1.Materia de ley. Ley 18.097 orgánica constitucional sobre concesiones mineras3 ha sido dictada por mandato del artículo 19 Nº24, inciso séptimo, de la Constitución Política. Dicha ley establece los derechos y obligaciones del concesionario minero. A su vez, el Tribunal Constitucional, por fallo de 22 de diciembre de 1981 declaró 3 14 que todos los artículos permanentes de dicha ley eran de rango orgánico constitucional. La modificación propuesta afecta al artículo 7º permanente y, en consecuencia, requeriría para su aprobación, del quórum de 4/7 de diputados y senadores en ejercicio (artículo 63, inciso segundo, de la Constitución). Diario Oficial de 21 de enero de 1982. LIBERTAD Y DESARROLLO COMENTARIOS DE MÉRITO 2.Sistematización de las normas sobre la facultad de catar y cavar. La facultad de catar y cavar se encuentra establecida, en nuestro ordenamiento jurídico, en normas de distinto rango jerárquico. Por una parte, se refiere a ella el artículo 7º de la ley orgánica constitucional sobre concesiones mineras (que es el único precepto que el proyecto propone modificar), y por otra, también la establece y regula el párrafo 2º del Título I del Código de Minería4 (a cuyo respecto nada señala el proyecto en informe). La norma orgánica constitucional establece la facultad de catar y cavar en favor del titular de una concesión minera (pues sobre ésta versa la competencia que la Constitución le fijó a dicha ley), mientras que el Código de Minería de 1983, siguiendo la concepción de códigos anteriores, confiere esta facultad a "toda persona", sea concesionaria o no. Como se sabe, las normas del Código son, en principio, de rango común u ordinario. Nos encontramos, entonces, con dos derechos, de casi idéntico contenido5, uno regulado por una norma de rango superior en favor del concesionario minero y otra de rango 4 5 Artículos 14 a 19. La única diferencia, en cuanto al derecho de catar y cavar en los casos en que sólo puede autorizar el dueño, consiste en que en la norma orgánica constitucional se protege a los terrenos "arbolados" (cualquiera sea la clase o especie de árbol, incluyendo entonces a frutales, forestales, etc.), mientras que el Código protege sólo a los terrenos plantados de "árboles frutales". inferior, que favorece a cualquier persona que desee catar y cavar, tenga o no la calidad de concesionario minero. Tal formulación legislativa merece algunas consideraciones o reparos. Desde luego, salta a la vista que la norma orgánica constitucional puede estimarse superflua, pues nada agrega a los derechos que emanan de la concesión de exploración y de la concesión de explotación reguladas por la referida ley 18.097. En efecto, esta ley versa sobre concesiones mineras, que son, como se dijo, de dos clases: de exploración y de explotación. En el primer caso, el concesionario puede hacer libremente calicatas y todas las labores de exploración minera (artículo 10 de la ley 187.097); en el segundo, le está expresamente permitido explorar, además de explotar (artículo 11 de la misma ley). En consecuencia, en ambos casos el concesionario podrá catar y cavar con arreglo a un antiguo aforismo jurídico -de sentido común- según el cual "quien puede lo más, puede lo menos". Si puede explotar, puede también explorar; y si puede explorar, puede también catar y cavar (esto es, buscar minerales superficiales y mediante excavaciones poco profundas para alumbrarlos). Sólo entediendo que es superflua la norma orgánica constitucional, tiene sentido que una ley común u ordinaria (como la del Código), regule la facultad de catar y cavar respecto de cualquier persona, independientemente de que tenga o no LIBERTAD Y DESARROLLO 15 la calidad de concesionario. Precisamente, interesa para este propósito, que se trate de quien no es concesionario y por lo tanto no está revestido de los derechos que emanan de la respectiva ley orgánica constitucional. Lo que en la antigua lógica del Código se pretende, es que se pueda catar y cavar libremente, toda vez que el interés general exige proteger la actividad destinada a descubrir yacimientos mineros, que generan prosperidad económica, contratación de mano de obra, ingresos fiscales, etc. Así resulta que, al margen de los derechos del concesionario, regulados en la citada ley orgánica constitucional, cualquier persona pueda buscar minerales: 1º) libremente, en terrenos abiertos que estén sin cultivar; 2º) en terrenos cerrados o cultivados, con permiso del dueño (y si el dueño lo niega, con autorización judicial en subsidio), y 3º) en casas (construcciones destinadas a la habitación) y sus dependencias (patios, jardines, instalaciones anexas para la práctica de deportes, etc.), o en terrenos con frutales o viñedos, sólo con permiso del dueño y sin posibilidad de que la justicia lo permita contra la voluntad de aquél. ¿Existe contradicción entre la norma orgánica constitucional y la simplemente legal, contenida en el Código? Formalmente pareciera existir una contradicción derivada de una inconsistencia técnica legislativa: la ausencia de una necesidad jurídica para establecer expresamente, en la ley orgánica constitucional, una facultad que ya está implícita tanto en la 16 concesión de exploración como en la de explotación. En síntesis, en nuestro ordenamiento jurídico se requiere ser concesionario minero para explorar minerales y para explotarlos; no para buscarlos. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre obtener una concesión de exploración, y ejercer el derecho de catar y cavar (que no requiere concesión)? La diferencia relevante (puede haber otras diferencias puntuales o menores) consiste en que el titular de una concesión de exploración puede oponerse a que dentro de sus límites ejerza su derecho un cateador; mientras que un cateador no puede oponerse y debe tolerar las labores de cateo que efectúe cualquier otra persona. La concesión se otorga sobre una superficie determinada; el derecho de catar y cavar se ejerce, en principio, sobre un territorio indeterminado6. Además, el titular de una concesión de exploración tiene un derecho preferente para constituir la concesión de explotación. En este entendido, las normas del Código sobre el derecho de catar y cavar no son contradictorias con las de la ley orgánica constitucional referidas a la misma materia (artículo 7º); sólo se hace más visible que en esta última ley no corresponde regular el derecho de catar y cavar en favor de los titulares de una concesión minera. 6 Obviamente, cuando este derecho se ejerce previa autorización judicial dictada contra el dueño, queda afecto a limitaciones de territorio (el del dueño contra el cual se ejerce), a plazo, que fija la resolución judicial, etc. LIBERTAD Y DESARROLLO Finalmente, cabe destacar que el proyecto sólo modifica la norma orgánica constitucional, y olvida las regulaciones de rango común u ordinario que se han explicado. Esa sola circunstancia hace inadecuado el proyecto, sin perjuicio de otras consideraciones de mérito que se expondrán a continuación. 3.Contexto jurídico de la modificación. Los conflictos de intereses entre el minero y el dueño de los terrenos superficiales dan lugar a diversas regulaciones tanto en la ley orgánica constitucional sobre concesiones mineras como en el Código de Minería. Parte de este último Código se dedica a prescribir la forma de conciliar el interés del que busca, explora o explota minerales y el dueño de terrenos superficiales afectados por esa búsqueda, exploración o explotación (normas sobre facultad de catar y cavar, autorizaciones, derechos y obligaciones de los concesionarios, servidumbres, etc.). En el caso de la facultad de catar y cavar, se distinguen legalmente tres situaciones: el cateo libre, que se puede efectuar sin restricciones y sin necesidad de obtener permiso previo (por ej. en terrenos abiertos y no cultivados); el cateo reglamentado, que requiere permiso previo del dueño del lugar donde se efectúa el examen del terreno, pero si el dueño se niega, es posible obtener una autorización judicial (por ej. en terrenos que estén cerrados o cultivados); y el cateo prohibido7, que requiere permiso del 7 Esta denominación, utilizada por los manuales, no corresponde exactamente al concepto. dueño, pero si éste lo niega, no puede el juez disponer lo contrario. Adicionalmente, para ejecutar labores mineras, se requieren permisos especiales de diversas autoridades, dependiendo del lugar en que ellas se desarrollan (por ej. del gobernador, en ciudad, población o cementerio; del intendente, si se realiza en parques nacionales, reservas nacionales o monumentos naturales, etc., todo según el artículo 17 del Código de Minería). Incluso es posible sostener que para catar y cavar no se requeriría, en caso alguno, permiso especial de las autoridades del artículo 17, pues ese permiso se exige para "labores mineras" lo que supone algo más que "catar", o sea examinar, y "cavar" (que no es excavar ni socavar, que suponen obras de mayor profundidad). La pareja de términos "catar y cavar" se usa en el vocabulario minero como una sola expresión, en la cual el significado de cada término se explica y determina por el del otro elemento de esta expresión8. El alcance del concepto de catar y cavar no ha de confundirse con el de explorar un terreno para encontrar minerales. En este último caso se comprenden perforaciones más o menos profundas, prospecciones, etc. Catar y cavar aluden a una acción preferentemente superficial. En este entendido se trata de una actividad 8 Catar proviene, etimológicamente, del latín "captare" (tratar de coger o tratar de percibir por los sentidos); catear es un derivado de catar y significa catar frecuentemente; a su vez, "cavar" proviene del latín "cavare" (ahuecar, cavar), lo que supone una labor más superficial o menos profunda que sus compuestos excavar (sacar desde), socavar (de sub y cavare, donde el prefijo intensifica el significado de la acción), o su sinónimo perforar (donde el prefijo latino "per" indica la idea de movimiento completo hasta su extremo, atravesar). LIBERTAD Y DESARROLLO 17 libre, cuyas únicas limitaciones provienen del dueño del lugar en que se realiza, en los casos en que la ley exige su autorización, o del tribunal, cuando la otorga en subsidio de aquél. Dependiendo de lo que en la práctica signifique la expresión "catar y cavar" se requerirá o no la autorización conforme al artículo 17 (del gobernador, del intendente, etc.). Parece razonable sostener que si la acción del cateador será intensa en perforaciones, se debería constituir una concesión de exploración y obtener las autorizaciones del artículo 17, en su caso, pues se tratará de "labores mineras"; si es sólo una actividad superficial, o con un discreto examen de la capa de terreno superficial, no se requeriría una concesión de exploración ni permiso de autoridad alguna (solamente del dueño del terreno, cuando corresponda según la ley)9. Ahora bien, cualquiera sea la forma de ejercer la facultad de catar y cavar según el Código de Minería, y cualquiera fuere el alcance de esta expresión, el cateador está obligado a indemnizar los perjuicios que se causen con motivo del ejercicio de esta facultad (artículo 14, inciso segundo). 9 En todo caso, corresponde tener presente que el artículo 17 sobre autorizaciones especiales que deben solicitarse en ciertos casos, está contenido en el Título I, párrafo 2º, del Código de Minería, denominado "De la facultad de catar y cavar"; pero su texto se circunscribe sólo al desarrollo de "labores mineras", expresión que no comprendería la facultad de catar y cavar, que tiene efectos mucho más limitados (véase: Ossa Bulnes, Juan Luis: "Derecho de Minería", 2a. ed., Editorial Jurídica, Santiago, 1992, pág. 50 y nota 35 al Capítulo Primero). 18 Estas son las normas más elementales que regulan la facultad de catar y cavar en el código minero. 4.Mérito de la proposición. Sobre la base de los antecedentes que se han ido enunciando, la proposición de modificar el artículo 7º de la Ley Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras con el objeto de exigir una autorización -insustituible- del dueño para realizar labores de cateo en terrenos que contengan instalaciones turísticas, presenta los siguientes inconvenientes: a) La expresión "instalaciones turísticas" es imprecisa y por lo mismo, insuficiente para ser utilizada en esa forma en el contexto de una norma legal. Una formulación legislativa de ese tenor genera el peligro de que la aplicación de la norma presente problemas de interpretación y termine por aplicarse extensivamente a situaciones a las cuales no se intentó originalmente aplicarla, o respecto de las cuales no existe un fundamento para establecer una restricción. ¿Qué son las instalaciones turísticas? Pueden ser hoteles, residenciales, lugares de picnic o camping, y varios otros. Las instalaciones de pesca, que menciona la moción, por vía ejemplar, constituyen una expresión aún más imprecisa. Como se comprende, una norma jurídica no puede nacer sobre la base de que -previsiblementegenerará problemas de aplicación o de LIBERTAD Y DESARROLLO interpretación. Si éstos en definitiva se producen, no ha de ser por voluntad positiva del legislador. b) La proposición, además de imprecisa, es en muchos casos innecesaria. En efecto, muchas de las cosas que podrían considerarse instalaciones turísticas, ya tienen un régimen adecuado de protección. Un hotel o residencial quedan comprendidos en el concepto de casa a que se refiere la norma vigente10: construcción destinada a la habitación. Si la actividad turística se desarrolla en un parque nacional, ya sabemos que las labores mineras que se efectúan en ellos requieren autorización del respectivo intendente regional. En otros casos, como la expresión "instalaciones turísticas" es imprecisa, no resulta posible determinar hasta qué punto lo que interesa proteger al autor de la moción ya está considerado en la normativa vigente. c) No todas las actividades económicas pueden ser protegidas en términos estrictos en perjuicio de la actividad minera. Ya se señaló que el Código tiende a conciliar, razonablemente, los intereses mineros con los de otras áreas de la economía y del quehacer de las personas. Para alterar este equilibrio, supuesto que se hubiera demostrado que el sistema actual es imperfecto, sería necesario demostrar la necesidad de dictar una norma legal como la propuesta. Esa demostración, intentada en los antecedentes de la moción, no resulta concluyente. Desde luego, cabría preguntarse por qué razón el turismo y no otras actividades económicas deberían recibir una protección mayor ante el desarrollo de actividades mineras. A tal efecto nada se encuentra entre los fundamentos de la moción. 5.Conclusión. La formulación legislativa propuesta es imperfecta en lo formal, pues no se hace cargo de todas las normas sobre la materia, sino solamente de las de rango orgánico constitucional. Además, es peligrosa, en la medida que la expresión que utiliza no permite acotar razonablemente el contenido de la norma, y en muchos casos, resultará innecesaria o superflua, pues muchas de las instalaciones que podrían considerarse turísticas, ya están en alguna forma, protegidas en la ley vigente, frente a las actividades mineras. 10 Puede verse la primera acepción del término "casa" en el Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española. LIBERTAD Y DESARROLLO 19